Derecho Concursal Chileno Tomo 1

  • Uploaded by: leo davidovich
  • 0
  • 0
  • January 2021
  • PDF

This document was uploaded by user and they confirmed that they have the permission to share it. If you are author or own the copyright of this book, please report to us by using this DMCA report form. Report DMCA


Overview

Download & View Derecho Concursal Chileno Tomo 1 as PDF for free.

More details

  • Words: 589,869
  • Pages: 938
Loading documents preview...
TIRO

RETIRO

TIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

DERECHO CONCURSAL CHILENO PROCEDIMIENTO DE LIQUIDACIÓN Y REESTRUCTURACIÓN PATRIMONIAL LA QUIEBRA Y LOS CONVENIOS ANÁLISIS DE LA REFORMA PROYECTADA TOMO I

TOMO I PROCEDIMIENTO DE LIQUIDACIÓN Y REESTRUCTURACIÓN PATRIMONIAL LA QUIEBRA Y LOS CONVENIOS ANÁLISIS DE LA REFORMA PROYECTADA

DERECHO CONCURSAL CHILENO GONZALO BAEZA OVALLE

RETIRO

La Ley Nº 17.336 sobre Propiedad Intelectual prohíbe el uso no exceptuado de obras protegidas sin la autorización expresa de los titulares de los derechos de autor. El fotocopiado o reproducción por cualquier otro medio o procedimiento, de la presente publicación, queda expresamente prohibido. Usos infractores pueden constituir delito. ADVERTENCIA © GONZALO BAEZA OVALLE 2013 Legal Publishing Chile • Miraflores 383, piso 10, Santiago, Chile • Teléfono: 25105000 • www.legalpublishing.cl I.S.B.N. Obra Completa 978 - 956 - 346 - 368 - 2 Registro de Propiedad Intelectual Nº 229.972 • I.S.B.N. 978 - 956 - 346 - 369 - 9 1ª edición julio 2013 Legal Publishing Chile Tiraje: 500 ejemplares Impresores: CyC Impresores - San Francisco 1434, Santiago IMPRESO EN CHILE / PRINTED IN CHILE

DERECHO CONCURSAL CHILENO - TOMO I DERECHO CONCURSAL CHILENO - TOMO I © GONZALO BAEZA OVALLE 2013 Legal Publishing Chile • Miraflores 383, piso 10, Santiago, Chile • Teléfono: 25105000 • www.legalpublishing.cl I.S.B.N. Obra Completa 978 - 956 - 346 - 368 - 2 Registro de Propiedad Intelectual Nº 229.972 • I.S.B.N. 978 - 956 - 346 - 369 - 9 1ª edición julio 2013 Legal Publishing Chile Tiraje: 500 ejemplares Impresores: CyC Impresores - San Francisco 1434, Santiago IMPRESO EN CHILE / PRINTED IN CHILE

ADVERTENCIA La Ley Nº 17.336 sobre Propiedad Intelectual prohíbe el uso no exceptuado de obras protegidas sin la autorización expresa de los titulares de los derechos de autor. El fotocopiado o reproducción por cualquier otro medio o procedimiento, de la presente publicación, queda expresamente prohibido. Usos infractores pueden constituir delito.

TIRO

“Dedico este libro a mi socia y colega, Bernardita Brito Fuentealba, en quien tuve la fortuna de encontrar a la madre de dos de mis cinco hijos, Bernardita Sofía Baeza Brito y Olga Elena Baeza Brito. "Prácticamente todos los juicios citados en este libro son fruto de nuestra práctica profesional conjunta de muchos años a los que han servido su enorme eficiencia y aporte intelectual. También se ha constituido, además de un apoyo incansable e incondicional, en una compañía a veces sorprendente, pero siempre interesante, enriquecedora y plena, en todo instante de nuestro devenir, transformando esta marcha conjunta en un continuo motivo de realización, descubriendo en ella una fuente de optimismo, anhelos y esperanzas comunes jamás frustradas”.

"Prácticamente todos los juicios citados en este libro son fruto de nuestra práctica profesional conjunta de muchos años a los que han servido su enorme eficiencia y aporte intelectual. También se ha constituido, además de un apoyo incansable e incondicional, en una compañía a veces sorprendente, pero siempre interesante, enriquecedora y plena, en todo instante de nuestro devenir, transformando esta marcha conjunta en un continuo motivo de realización, descubriendo en ella una fuente de optimismo, anhelos y esperanzas comunes jamás frustradas”. “Dedico este libro a mi socia y colega, Bernardita Brito Fuentealba, en quien tuve la fortuna de encontrar a la madre de dos de mis cinco hijos, Bernardita Sofía Baeza Brito y Olga Elena Baeza Brito.

RETIRO

TIRO

ÍNDICE TOMO I

1. IDEAS GENERALES ......................................................................... 2. ASPECTOS DE INTERÉS EN EL DERECHO ROMANO ............................ 3. EVOLUCIÓN DE LA QUIEBRA EN EL DERECHO ROMANO ................... 3.1. Aspectos generales ............................................................. 3.2. Sistema de la ley de las XII Tablas ....................................

37 39 44 44 45

CAPÍTULO II ANTECEDENTES HISTÓRICOS Página

PRIMERA PARTE DERECHO CONCURSAL CHILENO. PROCEDIMIENTOS DE LIQUIDACIÓN Y REESTRUCTURACIÓN PATRIMONIAL. LA QUIEBRA Y LOS CONVENIOS CAPÍTULO I 1. SENTIDO GENERAL DE LA NORMATIVA CONCURSAL ......................... 2. L OS CONCURSOS , UN MECANISMO DE ESTABILIZACIÓN ECONÓMICA ................................................................................... 3. NATURALEZA ECONÓMICA DE LOS CONCURSOS............................... 4. DETERMINACIÓN TÉCNICA DE LA INSOLVENCIA .............................. 5. CUESTIONARIO ..............................................................................

3 17 18 29 35

1. SENTIDO GENERAL DE LA NORMATIVA CONCURSAL ......................... 2. L OS CONCURSOS , UN MECANISMO DE ESTABILIZACIÓN ECONÓMICA ................................................................................... 3. NATURALEZA ECONÓMICA DE LOS CONCURSOS............................... 4. DETERMINACIÓN TÉCNICA DE LA INSOLVENCIA .............................. 5. CUESTIONARIO ..............................................................................

17 18 29 35 3

CAPÍTULO I PRIMERA PARTE DERECHO CONCURSAL CHILENO. PROCEDIMIENTOS DE LIQUIDACIÓN Y REESTRUCTURACIÓN PATRIMONIAL. LA QUIEBRA Y LOS CONVENIOS Página

CAPÍTULO II ANTECEDENTES HISTÓRICOS 1. IDEAS GENERALES ......................................................................... 2. ASPECTOS DE INTERÉS EN EL DERECHO ROMANO ............................ 3. EVOLUCIÓN DE LA QUIEBRA EN EL DERECHO ROMANO ................... 3.1. Aspectos generales ............................................................. 3.2. Sistema de la ley de las XII Tablas ....................................

37 39 44 44 45

ÍNDICE TOMO I

RETIRO

Página II

ÍNDICE

85 88 95 101 109 109 114

46 49 51 52 55

79 81 83 84

57 60 61 62

72 75 75

66 69 70

66 69 70

4.

57 60 61 62

72 75 75

5. 6. 7. 8.

46 49 51 52 55

79 81 83 84

4.

3.2.1.Manus injectio........................................................... 3.2.2. Nexum y addictio ..................................................... 3.3. La lex Poetelia ................................................................... 3.4. La Pignoris Capio .............................................................. 3.5. La missio in possessionem ................................................. 3.6. La bonorum venditio. Origen de la liquidación concursal ............................................................................ 3.7. La cessio bonorum ............................................................. 3.8. El “Pignus in Causa Judicati Captum” .............................. 3.9. La “Bonorum distractio” .................................................... 3.10. Actio Pauliana. Interdictum Fraudatorium. Restitutio in Integrum ................................................................ 3.11. La “Par condictio Omnium Creditorum” ........................... 3.12. La ejecución por equivalencia: singular y colectiva .......... 3.13. Medios preventivos de la quiebra en el derecho romano ............................................................................... EL DERECHO CONCURSAL EN LA EDAD MEDIA............................... 4.1. Aspectos generales ............................................................. 4.2. Organización administrativa del Imperio y los bárbaros .............................................................................. 4.3. El apremio en la época feudal ............................................ 4.4. Cesación de pago e insolvencia en la Edad Media ............ 4.5. Las Siete Partidas de Alfonso El Sabio y la quiebra .......... 4.6. El Concordato obligatorio de mayoría en el derecho estatutario ........................................................................... EL DERECHO FRANCÉSY ESPAÑOL EN MATERIA CONCURSAL ............ EL DERECHO CONCURSAL EN INGLATERRA ..................................... EL DERECHO CONCURSAL EN ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA ......... EL DERECHO CONCURSAL EN ALEMANIA ........................................ 8.1. Aspectos generales ............................................................. 8.2. Efectos de la apertura del procedimiento de insolvencia ...

5. 6. 7. 8.

Página

85 88 95 101 109 109 114

ÍNDICE

3.2.1.Manus injectio........................................................... 3.2.2. Nexum y addictio ..................................................... 3.3. La lex Poetelia ................................................................... 3.4. La Pignoris Capio .............................................................. 3.5. La missio in possessionem ................................................. 3.6. La bonorum venditio. Origen de la liquidación concursal ............................................................................ 3.7. La cessio bonorum ............................................................. 3.8. El “Pignus in Causa Judicati Captum” .............................. 3.9. La “Bonorum distractio” .................................................... 3.10. Actio Pauliana. Interdictum Fraudatorium. Restitutio in Integrum ................................................................ 3.11. La “Par condictio Omnium Creditorum” ........................... 3.12. La ejecución por equivalencia: singular y colectiva .......... 3.13. Medios preventivos de la quiebra en el derecho romano ............................................................................... EL DERECHO CONCURSAL EN LA EDAD MEDIA............................... 4.1. Aspectos generales ............................................................. 4.2. Organización administrativa del Imperio y los bárbaros .............................................................................. 4.3. El apremio en la época feudal ............................................ 4.4. Cesación de pago e insolvencia en la Edad Media ............ 4.5. Las Siete Partidas de Alfonso El Sabio y la quiebra .......... 4.6. El Concordato obligatorio de mayoría en el derecho estatutario ........................................................................... EL DERECHO FRANCÉSY ESPAÑOL EN MATERIA CONCURSAL ............ EL DERECHO CONCURSAL EN INGLATERRA ..................................... EL DERECHO CONCURSAL EN ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA ......... EL DERECHO CONCURSAL EN ALEMANIA ........................................ 8.1. Aspectos generales ............................................................. 8.2. Efectos de la apertura del procedimiento de insolvencia ...

II

TIRO

ÍNDICE

III

Página

8.3. 8.4. 8.5. 8.6.

Normas reguladoras de los créditos ................................... Acciones concursales revocatorias .................................... Comunicación o verificación de crédito ............................ Procedimiento de reorganización o reestructuración del fallido ........................................................................... 8.7. Procedimiento de realización ............................................. 8.8. Clausura del procedimiento de insolvencia ....................... 9. LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES EN LA COMUNIDAD ECONÓMICA EUROPEA EN GENERAL ............................................... 10. DERIVACIONES DEL ESTUDIO HISTÓRICO Y COMPARADO ..................

115 116 118 120 121 122 123 126

CAPÍTULO III PRECISIONES CONCEPTUALES NECESARIA

1. DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA ........................................................ 2. ANTECEDENTES DOCTRINARIOS...................................................... 3. ELEMENTOS COMUNES EN LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES Y CONCEPTO ........................................................................ 4. CUESTIONARIO ..............................................................................

167 170 153 159

DE PROCEDIMIENTO CONCURSAL

CAPÍTULO IV ACERCAMIENTO A UN CONCEPTO 1. DEL CONCEPTO DE OBLIGACIÓN ..................................................... 2. NECESIDAD DE REPLANTEAR CONCEPTUALMENTE LA OBLIGACIÓN ......................................................................................... 3. FUENTE EFECTIVA DE LAS OBLIGACIONES ....................................... 4. IMPORTANCIA DEL CONCEPTODE OBLIGACIÓN EN LOS CONCURSOS ......................................................................................... 5. CUESTIONARIO ..............................................................................

AL ESTUDIO DEL DERECHO CONCURSAL

1. DEL CONCEPTO DE OBLIGACIÓN ..................................................... 2. NECESIDAD DE REPLANTEAR CONCEPTUALMENTE LA OBLIGACIÓN ......................................................................................... 3. FUENTE EFECTIVA DE LAS OBLIGACIONES ....................................... 4. IMPORTANCIA DEL CONCEPTODE OBLIGACIÓN EN LOS CONCURSOS ......................................................................................... 5. CUESTIONARIO ..............................................................................

133 140 146 150 151

CAPÍTULO IV ACERCAMIENTO A UN CONCEPTO DE PROCEDIMIENTO CONCURSAL

1. DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA ........................................................ 2. ANTECEDENTES DOCTRINARIOS...................................................... 3. ELEMENTOS COMUNES EN LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES Y CONCEPTO ........................................................................ 4. CUESTIONARIO ..............................................................................

153 159 167 170

150 151 140 146 133

AL ESTUDIO DEL DERECHO CONCURSAL

CAPÍTULO III PRECISIONES CONCEPTUALES NECESARIA 8.3. Normas reguladoras de los créditos ................................... 8.4. Acciones concursales revocatorias .................................... 8.5. Comunicación o verificación de crédito ............................ 8.6. Procedimiento de reorganización o reestructuración del fallido ........................................................................... 8.7. Procedimiento de realización ............................................. 8.8. Clausura del procedimiento de insolvencia ....................... 9. LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES EN LA COMUNIDAD ECONÓMICA EUROPEA EN GENERAL ............................................... 10. DERIVACIONES DEL ESTUDIO HISTÓRICO Y COMPARADO ..................

123 126 120 121 122 115 116 118 Página

ÍNDICE

III

RETIRO

189 191 191 179 179 179 180 180 180 183 184 186

CAPÍTULO VI ORDENAMIENTO DE LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES 189 191 191

Página ÍNDICE

192 192 193

CAPÍTULO V PROCEDIMIENTOS CONCURSALES Y TUTELAS

1. ASPECTOS INTRODUCTORIOS .......................................................... 2. CLASIFICACIÓNDE LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES ................. 2.1. Aspectos introductorios ..................................................... 2.2. Clasificación del procedimiento concursal de liquidación o quiebra ......................................................... 2.2.1. En función de su origen ........................................... 2.2.2. En función a la actividad del deudor .......................

IV

171 175 178 178 178 178

171 175 178 178 178 178

APROXIMACIONES CONCEPTUALES.............................................................................. 2. TUTELAS, CESACIÓN DE PAGOS E INSOLVENCIA ............................... 3. APLICACIÓN A LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES ...................... 3.1. Aspectos introductorios ..................................................... 3.2. Clasificaciones doctrinarias de las tutelas. ........................ 3.2.1. En función del bien jurídico que cautelan ............... 3.2.1.1. Instituciones que miran al resguardo de la constatación ............................... 3.2.1.2. Instituciones que protegen la certeza en las relaciones jurídicas ........................ 3.2.1.3. Tutelas que miran al resguardo de la actuación .............................................. 3.2.2. En función de los intereses involucrados ................ 3.2.2.1. Tutelas individuales ................................. 3.2.2.1.1. Tutelas individuales preventivas ............. 3.2.1.1.2. Tutelas individuales reparativas .............. 3.2.3. Tutelas colectivas .................................................... 4. CUESTIONARIO ..............................................................................

179

INDIVIDUALES Y COLECTIVAS.

179

1. TUTELAS

179 180 180 180 183 184 186

PROCEDIMIENTOS CONCURSALES Y TUTELAS

CAPÍTULO VI ORDENAMIENTO DE LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES

CAPÍTULO V

1. TUTELAS INDIVIDUALES Y COLECTIVAS. APROXIMACIONES CONCEPTUALES.............................................................................. 2. TUTELAS, CESACIÓN DE PAGOS E INSOLVENCIA ............................... 3. APLICACIÓN A LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES ...................... 3.1. Aspectos introductorios ..................................................... 3.2. Clasificaciones doctrinarias de las tutelas. ........................ 3.2.1. En función del bien jurídico que cautelan ............... 3.2.1.1. Instituciones que miran al resguardo de la constatación ............................... 3.2.1.2. Instituciones que protegen la certeza en las relaciones jurídicas ........................ 3.2.1.3. Tutelas que miran al resguardo de la actuación .............................................. 3.2.2. En función de los intereses involucrados ................ 3.2.2.1. Tutelas individuales ................................. 3.2.2.1.1. Tutelas individuales preventivas ............. 3.2.1.1.2. Tutelas individuales reparativas .............. 3.2.3. Tutelas colectivas .................................................... 4. CUESTIONARIO ..............................................................................

Página

192 192 193

ÍNDICE

1. ASPECTOS INTRODUCTORIOS .......................................................... 2. CLASIFICACIÓNDE LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES ................. 2.1. Aspectos introductorios ..................................................... 2.2. Clasificación del procedimiento concursal de liquidación o quiebra ......................................................... 2.2.1. En función de su origen ........................................... 2.2.2. En función a la actividad del deudor .......................

IV

TIRO

ÍNDICE

V

Página

2.2.3. En función del número de acreedores concurrentes ...................................................................... 2.2.4. En función de los bienes afectos a liquidación o concursables ......................................................... 2.2.5. En función de la responsabilidad del deudor en el concurso .......................................................... 2.2.6. En función de si es aplicable o no a todo deudor ...................................................................... 2.3. Clasificación del procedimiento concursal denominado “convenio” ............................................................ 2.3.1. Atendiendo a la intervención de la autoridad .......... 2.3.2. Atendiendo al objeto del convenio .......................... 2.3.3. Atendiendo a la naturaleza de las normas aplicables al convenio.............................................. 2.3.3.1. Prevenciones introductorias. Los convenios no son una transacción ........... 2.3.3.2. Concursos de orden administrativo ......... 2.3.3.3. Concursos de orden judicial o jurisdiccional ...........................................

193 193 193 194 195 195 197 198 198 200 201

CAPÍTULO VII

PRESUPUESTOS DE APERTURA DE LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES 1. ANTECEDENTES ............................................................................. 2. CESACIÓN DE PAGOS, INSOLVENCIA, APERTURA DE CONCURSOS Y PROCEDIMIENTOS CONCURSALES, EN GENERAL ............................ 2.1. Aspectos generales y acotaciones conceptuales ................ 2.2. Principales corrientes doctrinarias sobre la cesación de pagos e insolvencia ....................................................... 2.2.1. Atribuyen a la cesación de pagos un sentido restringido o materialista, siendo su principal exponente, Leone Bolaffio................................. 2.2.2. La teoría mixta o intermedia .................................... 2.2.3. La interpretación amplia ..........................................

215 217 217 223

224 226 226

1. ANTECEDENTES ............................................................................. 2. CESACIÓN DE PAGOS, INSOLVENCIA, APERTURA DE CONCURSOS Y PROCEDIMIENTOS CONCURSALES, EN GENERAL ............................ 2.1. Aspectos generales y acotaciones conceptuales ................ 2.2. Principales corrientes doctrinarias sobre la cesación de pagos e insolvencia ....................................................... 2.2.1. Atribuyen a la cesación de pagos un sentido restringido o materialista, siendo su principal exponente, Leone Bolaffio................................. 2.2.2. La teoría mixta o intermedia .................................... 2.2.3. La interpretación amplia ..........................................

224 226 226 223 217 217 215

CAPÍTULO VII PRESUPUESTOS DE APERTURA DE LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES 2.2.3. En función del número de acreedores concurrentes ...................................................................... 2.2.4. En función de los bienes afectos a liquidación o concursables ......................................................... 2.2.5. En función de la responsabilidad del deudor en el concurso .......................................................... 2.2.6. En función de si es aplicable o no a todo deudor ...................................................................... 2.3. Clasificación del procedimiento concursal denominado “convenio” ............................................................ 2.3.1. Atendiendo a la intervención de la autoridad .......... 2.3.2. Atendiendo al objeto del convenio .......................... 2.3.3. Atendiendo a la naturaleza de las normas aplicables al convenio.............................................. 2.3.3.1. Prevenciones introductorias. Los convenios no son una transacción ........... 2.3.3.2. Concursos de orden administrativo ......... 2.3.3.3. Concursos de orden judicial o jurisdiccional ...........................................

201 198 200 198 195 195 197 194 193 193 193 Página

ÍNDICE

V

RETIRO

253 259

Página

227 249 250 251

228 228

248 229 230 232 232

240 247

233

240

240

233

240 247

229 230 232 232

247

247 248

228 228

249 250 251

227

CAPÍTULO VIII NATURALEZA JURÍDICA DE LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES

Página ÍNDICE

253 259

VI

1. ASPECTOS INTRODUCTORIOS .......................................................... 2. DELIMITACIÓN DEL PROBLEMA ......................................................

CAPÍTULO VIII NATURALEZA JURÍDICA DE LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES

3. ORIENTACIÓN DE LA LEGISLACIÓN CONCURSAL CHILENA ................ 3.1. Primera situación. Existencia de una causal como presupuesto necesario para la apertura del concurso ............................................................................. 3.1.1. Causales derivadas de su operación comercial ..................................................................... 3.1.2. Causales derivadas del uso o instauración inadecuada de los mecanismos concursales .................................................................... 3.2. Segunda situación. Decisión del deudor ............................ 3.3. Tercera situación. Quiebra propia indirecta ....................... 3.4. Cuarta situación. Quiebra refleja ....................................... 4. LA INSOLVENCIA COMO PRESUPUESTO DE LA QUIEBRA EN NUESTRA LEGISLACIÓN .................................................................. 5. I US PARIS CONDITIONIS CREDITORUM O PAR CONDITIO OMNIUM CREDITORUM ................................................................... 5.1. Reflexiones generales y normas de la legislación chilena ................................................................................ 5.2. Ius paris condictio omnium creditorum y la quiebra ......... 5.2.1. Ius paris condictio ominium creditorum, causa y fin del concurso .......................................... 5.2.2. Ius paris condictio ominium creditorum, un efecto del concurso ............................................. 5.2.3. Ius paris condictio ominium creditorum, un sistema concursal ................................................ 5.3. Observaciones finales ........................................................... 6. CUESTIONARIO ..............................................................................

3. ORIENTACIÓN DE LA LEGISLACIÓN CONCURSAL CHILENA ................ 3.1. Primera situación. Existencia de una causal como presupuesto necesario para la apertura del concurso ............................................................................. 3.1.1. Causales derivadas de su operación comercial ..................................................................... 3.1.2. Causales derivadas del uso o instauración inadecuada de los mecanismos concursales .................................................................... 3.2. Segunda situación. Decisión del deudor ............................ 3.3. Tercera situación. Quiebra propia indirecta ....................... 3.4. Cuarta situación. Quiebra refleja ....................................... 4. LA INSOLVENCIA COMO PRESUPUESTO DE LA QUIEBRA EN NUESTRA LEGISLACIÓN .................................................................. 5. I US PARIS CONDITIONIS CREDITORUM O PAR CONDITIO OMNIUM CREDITORUM ................................................................... 5.1. Reflexiones generales y normas de la legislación chilena ................................................................................ 5.2. Ius paris condictio omnium creditorum y la quiebra ......... 5.2.1. Ius paris condictio ominium creditorum, causa y fin del concurso .......................................... 5.2.2. Ius paris condictio ominium creditorum, un efecto del concurso ............................................. 5.2.3. Ius paris condictio ominium creditorum, un sistema concursal ................................................ 5.3. Observaciones finales ........................................................... 6. CUESTIONARIO ..............................................................................

ÍNDICE

1. ASPECTOS INTRODUCTORIOS .......................................................... 2. DELIMITACIÓN DEL PROBLEMA ......................................................

VI

TIRO

ÍNDICE

VII

Página

3. 4. 5. 6.

PROCESO JUDICIAL, NO UN JUICIO ................................................... 8. NUESTRA VISIÓN EN ARAS DE APORTAR A RESOLVER EL PROBLEMA EN EL ÁMBITO DEL SISTEMA JURÍDICO CON CURSAL VIGENTE ........................................................................... 8.1. Fase de apertura ................................................................. 8.1.1. Período de apertura iniciada por el deudor .............. 8.1.2. Fase de apertura iniciada ex officio ......................... 8.1.3. Fase de apertura iniciada por uno o más acreedores ................................................................ 8.2. Apertura del procedimiento concursal ............................... 8.2.1. Aclaraciones introductorias ..................................... 8.2.2. Naturaleza jurídica del procedimiento concursal a partir de su apertura .................................... 8.2.2.1. Aspectos centrales ................................... 8.2.2.2. Situaciones dudosas ................................. 8.2.2.2.1. Recurso especial de reposición o apelación ............................................... CIÓN DE BIENES DEL DEUDOR SON UN PROCEDIMIENTO

7.

2.1. Los procedimientos concursales armonizan intereses comunes no litigios que, por marginales, son excluidos de la tramitación principal ................................. 2.2. La declaración de quiebra o apertura de un procedimiento de liquidación forzada afecta al deudor y a todos sus acreedores .............................................. 2.3. Interés del acreedor en provocar la declaración de quiebra ........................................................................... POSICIONES DOCTRINARIAS VERTIDAS SOBRE LA MATERIA .............. LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES COMO VOLUNTARIOS ............. OTRAS REFLEXIONES EN TORNO A LA NATURALEZA JURÍDICA DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL .......................................... L AS REGULACIONES LEGALES RELATIVASA LA QUIEBRA SERÍAN PROCESALES ...................................................................... T RÁMITES QUE ANTECEDEN A LA QUIEBRA O LIQUIDA CIÓN DE BIENES DEL DEUDOR SON UN PROCEDIMIENTO

267 269 273 280 285 288

O

PROCESO JUDICIAL, NO UN JUICIO ...................................................

8. NUESTRA

259

293

VISIÓN EN ARAS DE APORTAR A RESOLVER EL

PROBLEMA EN EL ÁMBITO DEL SISTEMA JURÍDICO CON CURSAL VIGENTE ...........................................................................

8.1. Fase de apertura ................................................................. 8.1.1. Período de apertura iniciada por el deudor .............. 8.1.2. Fase de apertura iniciada ex officio ......................... 8.1.3. Fase de apertura iniciada por uno o más acreedores ................................................................ 8.2. Apertura del procedimiento concursal ............................... 8.2.1. Aclaraciones introductorias ..................................... 8.2.2. Naturaleza jurídica del procedimiento concursal a partir de su apertura .................................... 8.2.2.1. Aspectos centrales ................................... 8.2.2.2. Situaciones dudosas ................................. 8.2.2.2.1. Recurso especial de reposición o apelación ...............................................

299 300 301 302 303 306 306 310 310 313 313

7. T RÁMITES

310 310 313 303 306 306 299 300 301 302 293

O

QUE ANTECEDEN A LA QUIEBRA O LIQUIDA -

SERÍAN PROCESALES ......................................................................

6. L AS

313 288

REGULACIONES LEGALES RELATIVASA LA QUIEBRA

DICA DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL ..........................................

2.1. Los procedimientos concursales armonizan intereses comunes no litigios que, por marginales, son excluidos de la tramitación principal ................................. 2.2. La declaración de quiebra o apertura de un procedimiento de liquidación forzada afecta al deudor y a todos sus acreedores .............................................. 2.3. Interés del acreedor en provocar la declaración de quiebra ........................................................................... 3. POSICIONES DOCTRINARIAS VERTIDAS SOBRE LA MATERIA .............. 4. LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES COMO VOLUNTARIOS ............. 5. OTRAS REFLEXIONES EN TORNO A LA NATURALEZA JURÍ-

285 269 273 280 267 259 Página

ÍNDICE

VII

RETIRO

314 319

CAPÍTULO X ELEMENTOS NECESARIOS PARA LA APERTURA DE LOS 335 335 334

CAPÍTULO IX CARACTERES DE LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES 325 329 329 331

325 329 329 331

333

CAPÍTULO IX CARACTERES DE LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES

334

ELEMENTOS NECESARIOS PARA LA APERTURA DE LOS 314 319 337 337 346

ÍNDICE

1. LOS INTERESADOSEN EL PROCEDIMIENTO CONCURSAL .................... 1.1. Cuestiones conceptuales introductorias ............................. 1.2. El peticionario de la quiebra no puede ser calificado como sujeto activo .............................................................

Página

PROCEDIMIENTOS CONCURSALES

VIII

CAPÍTULO X

320 321 321 322

335 335

8.2.2.2.2. Procedimiento de verificación ................. 8.2.2.2.2. Juntas de acreedores ................................ 8.2.2.2.4. Fijación de la fecha de cesación de pagos ........................................................ 8.2.2.2.5. Clausura de la quiebra ............................. 9. COSA JUZGADA Y SENTENCIA DE QUIEBRA ..................................... 10. CUESTIONARIO ..............................................................................

UNIVERSALIDAD Y UNIDAD ............................................................ PARTICIPA DE ASPECTOS JUDICIALES Y ADMINISTRATIVOS ............... RESPONDE A UNA NATURALEZA MERCANTIL ................................... NO ES CONTENCIOSO ..................................................................... P RODUCE UN ESTADO INDIVISIBLE PARA EL FALLIDO Y ACREEDORES .............................................................................. 6. INTERVENCIÓN DEL JUEZ, SÍNDICOS Y SUPERINTENDENCIA DE QUIEBRAS ................................................................................ 7. L OS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES SON APLICABLES A TODA PERSONA ........................................................................... 8. CUESTIONARIO ..............................................................................

333

1. 2. 3. 4. 5.

1. UNIVERSALIDAD Y UNIDAD ............................................................ 2. PARTICIPA DE ASPECTOS JUDICIALES Y ADMINISTRATIVOS ............... 3. RESPONDE A UNA NATURALEZA MERCANTIL ................................... 4. NO ES CONTENCIOSO ..................................................................... 5. P RODUCE UN ESTADO INDIVISIBLE PARA EL FALLIDO Y ACREEDORES .............................................................................. 6. INTERVENCIÓN DEL JUEZ, SÍNDICOS Y SUPERINTENDENCIA DE QUIEBRAS ................................................................................ 7. L OS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES SON APLICABLES A TODA PERSONA ........................................................................... 8. CUESTIONARIO ..............................................................................

320 321 321 322

PROCEDIMIENTOS CONCURSALES

8.2.2.2.2. Procedimiento de verificación ................. 8.2.2.2.2. Juntas de acreedores ................................ 8.2.2.2.4. Fijación de la fecha de cesación de pagos ........................................................ 8.2.2.2.5. Clausura de la quiebra ............................. 9. COSA JUZGADA Y SENTENCIA DE QUIEBRA ..................................... 10. CUESTIONARIO ..............................................................................

337 337

Página

346

ÍNDICE

1. LOS INTERESADOSEN EL PROCEDIMIENTO CONCURSAL .................... 1.1. Cuestiones conceptuales introductorias ............................. 1.2. El peticionario de la quiebra no puede ser calificado como sujeto activo .............................................................

VIII

TIRO

ÍNDICE

IX

Página

2. AFECTADOS A UN PROCEDIMIENTO CONCURSAL .............................. 2.1. Importancia ........................................................................ 2.2. Deudor calificado y deudor común .................................... 2.3. Quiebra del deudor encubierto. Extensión de la quiebra ... 2.4. Regulaciones especiales para algunos deudores ................ 2.4.1. Mujer casada............................................................ 2.4.2. Menor adulto ........................................................... 2.4.3. Otros incapaces........................................................ 2.4.4. Ex comerciante, industrial agricultor o minero ....... 2.4.5. Sucesión del deudor................................................. 2.4.6. Personas jurídicas .................................................... 2.4.6.1. Personas jurídicas con fines de lucro ......................................................... 2.4.6.1.1. Sociedades colectivas civiles y comerciales .............................................. 2.4.6.1.2. Sociedades de hecho ................................ 2.4.6.1.3. Sociedades anónimas y sociedades por acciones (SPA) .................................. 2.4.6.1.4. Sociedad disuelta ..................................... 2.4.6.1.5. Sociedades financieras y de seguros ........................................................ 2.4.6.1.6. Administradora de Fondos de Pensiones ....................................................... 2.4.6.1.7. Instituciones de garantía recíproca ........................................................ 2.4.6.1.8. Empresa individual de responsabilidad limitada ........................................ 2.4.6.2. Personas jurídicas de derecho público..... 2.4.6.3. Personas jurídicas sin fines de lucro y cooperativas .......................................... 3. CAUSALES DE QUIEBRA .................................................................

354 354 358 360 378 378 384 385 386 387 394 395 395 401 405 407 410 413 414 416 422 425 426

2. AFECTADOS A UN PROCEDIMIENTO CONCURSAL .............................. 2.1. Importancia ........................................................................ 2.2. Deudor calificado y deudor común .................................... 2.3. Quiebra del deudor encubierto. Extensión de la quiebra ... 2.4. Regulaciones especiales para algunos deudores ................ 2.4.1. Mujer casada............................................................ 2.4.2. Menor adulto ........................................................... 2.4.3. Otros incapaces........................................................ 2.4.4. Ex comerciante, industrial agricultor o minero ....... 2.4.5. Sucesión del deudor................................................. 2.4.6. Personas jurídicas .................................................... 2.4.6.1. Personas jurídicas con fines de lucro ......................................................... 2.4.6.1.1. Sociedades colectivas civiles y comerciales .............................................. 2.4.6.1.2. Sociedades de hecho ................................ 2.4.6.1.3. Sociedades anónimas y sociedades por acciones (SPA) .................................. 2.4.6.1.4. Sociedad disuelta ..................................... 2.4.6.1.5. Sociedades financieras y de seguros ........................................................ 2.4.6.1.6. Administradora de Fondos de Pensiones ....................................................... 2.4.6.1.7. Instituciones de garantía recíproca ........................................................ 2.4.6.1.8. Empresa individual de responsabilidad limitada ........................................ 2.4.6.2. Personas jurídicas de derecho público..... 2.4.6.3. Personas jurídicas sin fines de lucro y cooperativas .......................................... 3. CAUSALES DE QUIEBRA .................................................................

425 426 416 422 414 413 410 405 407 395 401 395 354 354 358 360 378 378 384 385 386 387 394 Página

ÍNDICE

IX

RETIRO

458 460

458 457 435 441 447 452 454

CAPÍTULO XI EL SÍNDICO DE QUIEBRAS

461 462 462 464 465 465

469 431 Página ÍNDICE

472 473 474 474 474

X

457

4. CUESTIONARIO ..............................................................................

435 441 447 452 454

460

LA PERSONA DEL SÍNDICO ............................................................. EL SÍNDICO DE LA QUIEBRA ........................................................... FUNCIONES Y OBLIGACIONES DEL SÍNDICO ..................................... EL SÍNDICO COMO REPRESENTANTE DE LOS ACREEDORES................ EL SÍNDICO COMO REPRESENTANTE DEL FALLIDO ........................... 5.1. Representación del síndico en transacciones y compromisos ................................................................... 5.2. Representación del síndico en sociedades y comunidades ............................................................................... 5.3. Representación del síndico respecto de los cheques girados y notificación de protesto ...................................... 5.4. Representación del síndico respecto de la absolución de posiciones; citación a reconocer firma y confesar deuda ....................................................... 6. TÉRMINO DE FUNCIONES DEL SÍNDICO ............................................ 6.1. Exclusión de la nómina de síndicos ................................... 6.2. Término de las funciones de síndico en la quiebra ............ 6.2.1. Por decisión del tribunal .......................................... 6.2.1.1. Aspectos generales .................................. 6.2.1.2. Facultades de la Superintendencia de Quiebras en relación a la remoción del síndico de la quiebra .......................... 6.2.1.3. A petición de un interesado concurrente en el procedimiento ....................... 6.2.1.4. De oficio .................................................. 6.2.2. Por decisión de la junta de acreedores ..................... 7. RESPONSABILIDAD DEL SÍNDICO..................................................... 7.1. Antecedentes ......................................................................

469

1. 2. 3. 4. 5.

1. 2. 3. 4. 5.

CAPÍTULO XI EL SÍNDICO DE QUIEBRAS

6.

431

461 462 462 464 465 465

4. CUESTIONARIO ..............................................................................

7.

Página

472 473 474 474 474

ÍNDICE

LA PERSONA DEL SÍNDICO ............................................................. EL SÍNDICO DE LA QUIEBRA ........................................................... FUNCIONES Y OBLIGACIONES DEL SÍNDICO ..................................... EL SÍNDICO COMO REPRESENTANTE DE LOS ACREEDORES................ EL SÍNDICO COMO REPRESENTANTE DEL FALLIDO ........................... 5.1. Representación del síndico en transacciones y compromisos ................................................................... 5.2. Representación del síndico en sociedades y comunidades ............................................................................... 5.3. Representación del síndico respecto de los cheques girados y notificación de protesto ...................................... 5.4. Representación del síndico respecto de la absolución de posiciones; citación a reconocer firma y confesar deuda ....................................................... TÉRMINO DE FUNCIONES DEL SÍNDICO ............................................ 6.1. Exclusión de la nómina de síndicos ................................... 6.2. Término de las funciones de síndico en la quiebra ............ 6.2.1. Por decisión del tribunal .......................................... 6.2.1.1. Aspectos generales .................................. 6.2.1.2. Facultades de la Superintendencia de Quiebras en relación a la remoción del síndico de la quiebra .......................... 6.2.1.3. A petición de un interesado concurrente en el procedimiento ....................... 6.2.1.4. De oficio .................................................. 6.2.2. Por decisión de la junta de acreedores ..................... RESPONSABILIDAD DEL SÍNDICO..................................................... 7.1. Antecedentes ......................................................................

X

TIRO

ÍNDICE

XI

Página

7.2. Responsabilidad civil ......................................................... 7.3. Responsabilidad administrativa ......................................... 7.4. Responsabilidad penal ....................................................... 8. CUESTIONARIO ..............................................................................

475 477 478 479

CAPÍTULO XII TRIBUNAL COMPETENTE Y PROCEDIMIENTO 1. COMPETENCIA ............................................................................... 1.1. En cuanto a jerarquía y territorio.......................................... 1.2. En relación a las personas .................................................... 2. DEL PROCEDIMIENTO ..................................................................... 2.1. Aspectos introductorios ........................................................ 2.2. Reglas generales de procedimiento en la ley de quiebras ......................................................................... 3. CUESTIONARIO ..............................................................................

483 483 485 487 487 490 494

CAPÍTULO XIII ESTUDIO PARTICULAR DE LAS CAUSALES DE QUIEBRA 1. INTRODUCCIÓN .............................................................................. 2. SOLUCIONES DEL DERECHO ESPAÑOL ............................................. 3. ESTUDIO DE LAS CAUSALES DE QUIEBRA ........................................ 3.1. Normas legales aplicables .................................................... 3.2. Aclaraciones previas ............................................................. 3.3. Clasificación de las causales ................................................ 4. ESTUDIO PARTICULAR DE LAS CAUSALES ........................................ 4.1. Petición del propio deudor ................................................. 4.2. Deudor del artículo 41. Causal 1ª del art. 43 ..................... 4.2.1. Oportunidad en que debe tener la calidad indicada por el art. 41 .............................................. 4.2.2. Permanencia en la actividad del art. 41 ...................

497 505 508 508 515 520 521 523 529 531 533

4. 1. 2. 3.

INTRODUCCIÓN .............................................................................. SOLUCIONES DEL DERECHO ESPAÑOL ............................................. ESTUDIO DE LAS CAUSALES DE QUIEBRA ........................................ 3.1. Normas legales aplicables .................................................... 3.2. Aclaraciones previas ............................................................. 3.3. Clasificación de las causales ................................................ ESTUDIO PARTICULAR DE LAS CAUSALES ........................................ 4.1. Petición del propio deudor ................................................. 4.2. Deudor del artículo 41. Causal 1ª del art. 43 ..................... 4.2.1. Oportunidad en que debe tener la calidad indicada por el art. 41 .............................................. 4.2.2. Permanencia en la actividad del art. 41 ...................

531 533 497 505 508 508 515 520 521 523 529

CAPÍTULO XIII ESTUDIO PARTICULAR DE LAS CAUSALES DE QUIEBRA 1. COMPETENCIA ............................................................................... 1.1. En cuanto a jerarquía y territorio.......................................... 1.2. En relación a las personas .................................................... 2. DEL PROCEDIMIENTO ..................................................................... 2.1. Aspectos introductorios ........................................................ 2.2. Reglas generales de procedimiento en la ley de quiebras ......................................................................... 3. CUESTIONARIO ..............................................................................

490 494 483 483 485 487 487

CAPÍTULO XII TRIBUNAL COMPETENTE Y PROCEDIMIENTO 7.2. Responsabilidad civil ......................................................... 7.3. Responsabilidad administrativa ......................................... 7.4. Responsabilidad penal ....................................................... 8. CUESTIONARIO ..............................................................................

475 477 478 479 Página

ÍNDICE

XI

RETIRO

PROVOCACIÓN DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA CAPÍTULO XIV FASE DE APERTURA DE PROCEDIMIENTOS CONCURSALES ÍNDICE

574 574 578 578

XII

572

Página

570

534 536

567

538 542 549 555 556 557

564

558 559

561

4.2.3. Alcance de conceptos .............................................. 4.2.4. Título fundante ........................................................ 4.2.5. Bancos y financieras, excepciones al principio ......................................................................... 4.3. Causal 2ª del art. 43. Aplicable a todo deudor ................... 4.4. Causal 3ª del art. 43. Aplicable a todo deudor ................... 4.5. Artículo 214. Aplicable a todo deudor ............................... 4.6. Artículo 209. Rechazo del convenio .................................. 4.7. Art. 177 ter, inciso tercero ................................................. 4.8. Art. 251. Excluye a deudores art. 41 del Libro IV del Co. de Comercio ..................................................... 5. CUESTIONARIO ..............................................................................

CAPÍTULO XIV FASE DE APERTURA DE PROCEDIMIENTOS CONCURSALES PROVOCACIÓN DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA 1. ESQUEMA GENERAL ....................................................................... Modelo 1: Quiebra propia. Art. 41, Libro IV Co. de Comercio ................................................................................ Modelo 2: Petición del acreedor con arreglo al artículo 43 del Libro IV del C. de C. ........................................... Modelo 2.2. Causal: Art. 43 Nº 2, Libro IV del Co. de Comercio ................................................................................ Modelo 2.3. Causal: Art. 43 Nº 3, Libro IV del Co. de Comercio. ............................................................................... 2. ACTITUD DEL TRIBUNAL ANTE LA SOLICITUD PARA PROVOCAR LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA............................................ 2.1. Iniciativa del deudor .......................................................... 2.2. Solicitud de uno o más acreedores ..................................... 2.2.1. Requisitos generales ................................................

561

558 559

564

538 542 549 555 556 557

567

534 536

570

4.2.3. Alcance de conceptos .............................................. 4.2.4. Título fundante ........................................................ 4.2.5. Bancos y financieras, excepciones al principio ......................................................................... 4.3. Causal 2ª del art. 43. Aplicable a todo deudor ................... 4.4. Causal 3ª del art. 43. Aplicable a todo deudor ................... 4.5. Artículo 214. Aplicable a todo deudor ............................... 4.6. Artículo 209. Rechazo del convenio .................................. 4.7. Art. 177 ter, inciso tercero ................................................. 4.8. Art. 251. Excluye a deudores art. 41 del Libro IV del Co. de Comercio ..................................................... 5. CUESTIONARIO ..............................................................................

572

Página

574 574 578 578

ÍNDICE

1. ESQUEMA GENERAL ....................................................................... Modelo 1: Quiebra propia. Art. 41, Libro IV Co. de Comercio ................................................................................ Modelo 2: Petición del acreedor con arreglo al artículo 43 del Libro IV del C. de C. ........................................... Modelo 2.2. Causal: Art. 43 Nº 2, Libro IV del Co. de Comercio ................................................................................ Modelo 2.3. Causal: Art. 43 Nº 3, Libro IV del Co. de Comercio. ............................................................................... 2. ACTITUD DEL TRIBUNAL ANTE LA SOLICITUD PARA PROVOCAR LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA............................................ 2.1. Iniciativa del deudor .......................................................... 2.2. Solicitud de uno o más acreedores ..................................... 2.2.1. Requisitos generales ................................................

XII

TIRO

ÍNDICE

XIII

Página

2.2.2. Tramitación de la petición para provocar la declaración de quiebra ............................................. 2.2.3. Responsabilidad del peticionario............................. 3. CUESTIONARIO ..............................................................................

584 595 599

CAPÍTULO XV LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA 1. SENTENCIA DECLARATORIA DE QUIEBRA ........................................ 1.1. Naturaleza jurídica de la resolución................................... 1.2. Menciones de la sentencia declaratoria de quiebra ............ 2. NOTIFICACIÓN DE LA SENTENCIA DECLARATORIA DE QUIEBRA........... 2.1. Aspectos generales ............................................................. 2.2. Comunicación especial de la sentencia de quiebra ............ 3. LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA ES UNA SENTENCIA DEFINITIVA ....... 4. RECURSOS CONTRA LA SENTENCIA QUE DECLARA LA QUIEBRA ....... 4.1. Sentencia que declara la quiebra a petición del propio deudor o uno o más de sus acreedores o ex officio, salvo el caso que trataremos en el punto siguiente...................... 4.1.1. Aspectos generales del tema.................................... 4.1.2. Recurso especial de reposición................................ 4.1.3. Actividad del síndico y recurso especial de reposición............................................................ 4.1.3.1. Si ha sido efectuada la incautación ....................................................... 4.1.3.2. Si no ha sido efectuada la incautación ....................................................... 4.2. La que declara la quiebra por haber sido rechazada la cesión de bienes ............................................................. 5. RECURSO CONTRA LA SENTENCIA QUE RECHAZA DECLARAR LA QUIEBRA................................................................................... 6. CUESTIONARIO ..............................................................................

601 601 603 614 614 616 617 619

619 619 620 627 628 629 629 630 630

1. SENTENCIA DECLARATORIA DE QUIEBRA ........................................ 1.1. Naturaleza jurídica de la resolución................................... 1.2. Menciones de la sentencia declaratoria de quiebra ............ 2. NOTIFICACIÓN DE LA SENTENCIA DECLARATORIA DE QUIEBRA........... 2.1. Aspectos generales ............................................................. 2.2. Comunicación especial de la sentencia de quiebra ............ 3. LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA ES UNA SENTENCIA DEFINITIVA ....... 4. RECURSOS CONTRA LA SENTENCIA QUE DECLARA LA QUIEBRA ....... 4.1. Sentencia que declara la quiebra a petición del propio deudor o uno o más de sus acreedores o ex officio, salvo el caso que trataremos en el punto siguiente...................... 4.1.1. Aspectos generales del tema.................................... 4.1.2. Recurso especial de reposición................................ 4.1.3. Actividad del síndico y recurso especial de reposición............................................................ 4.1.3.1. Si ha sido efectuada la incautación ....................................................... 4.1.3.2. Si no ha sido efectuada la incautación ....................................................... 4.2. La que declara la quiebra por haber sido rechazada la cesión de bienes ............................................................. 5. RECURSO CONTRA LA SENTENCIA QUE RECHAZA DECLARAR LA QUIEBRA................................................................................... 6. CUESTIONARIO ..............................................................................

630 630 629 629 628 627 619 619 620 601 601 603 614 614 616 617 619

CAPÍTULO XV LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA 2.2.2. Tramitación de la petición para provocar la declaración de quiebra ............................................. 2.2.3. Responsabilidad del peticionario............................. 3. CUESTIONARIO ..............................................................................

584 595 599 Página

ÍNDICE

XIII

RETIRO

Página

683 683 687 687 690

633 635

657 668 670

683 683 687 687 690

ÍNDICE

657 668 670

XIV

652 654 655 656 656

Página

637 637 640 640 643 643 649 651 651

CAPÍTULO XVI EFECTOS DE LA DECLARATORIA DE QUIEBRA

1. ASPECTOS INTRODUCTORIOS .......................................................... 2. CLASIFICACIÓN DE LOS EFECTOS .................................................... 3. ESTUDIO PARTICULAR DE LOS EFECTOS DE LA DECLARATORIA DE QUIEBRA ........................................................................ 3.1. Derecho a pedir alimentos ................................................. 3.2. Desasimiento ...................................................................... 3.2.1. Aspectos conceptuales ............................................. 3.2.2. Elementos principales.............................................. 3.2.2.1. Extensión o aspecto jurídico.................... 3.2.2.2. Vigencia ................................................... 3.2.2.3. Administrador .......................................... 3.2.2.4. Aspecto material ...................................... 3.2.3. Bienes comprendidos en el desasimiento y, por ende, incautables ............................................... 3.2.4. Bienes excluidos del desasimiento .......................... 3.2.5. Diferencias entre embargo y desasimiento .............. 3.3. Invariabilidad de los créditos ............................................. 3.3.1. Aspectos generales .................................................. 3.3.2. Invariabilidad de los créditos e inciso 5º del art. 162 del Co. del Trabajo. Una aplicación particular .................................................................. 3.3.3. Normas que regulan su aplicación........................... 3.3.4. Desarrollo y análisis de las normas trascritas .......... 3.4. Unificación de procedimientos judiciales contra el deudor ............................................................................ 3.4.1. Consideraciones generales....................................... 3.4.2. Juicios iniciados....................................................... 3.4.3. Tramitación ante el tribunal de la quiebra ............... 3.4.4. Tramitación en otros tribunales ...............................

633 635

EFECTOS DE LA DECLARATORIA DE QUIEBRA

637 637 640 640 643 643 649 651 651

CAPÍTULO XVI

652 654 655 656 656

ÍNDICE

1. ASPECTOS INTRODUCTORIOS .......................................................... 2. CLASIFICACIÓN DE LOS EFECTOS .................................................... 3. ESTUDIO PARTICULAR DE LOS EFECTOS DE LA DECLARATORIA DE QUIEBRA ........................................................................ 3.1. Derecho a pedir alimentos ................................................. 3.2. Desasimiento ...................................................................... 3.2.1. Aspectos conceptuales ............................................. 3.2.2. Elementos principales.............................................. 3.2.2.1. Extensión o aspecto jurídico.................... 3.2.2.2. Vigencia ................................................... 3.2.2.3. Administrador .......................................... 3.2.2.4. Aspecto material ...................................... 3.2.3. Bienes comprendidos en el desasimiento y, por ende, incautables ............................................... 3.2.4. Bienes excluidos del desasimiento .......................... 3.2.5. Diferencias entre embargo y desasimiento .............. 3.3. Invariabilidad de los créditos ............................................. 3.3.1. Aspectos generales .................................................. 3.3.2. Invariabilidad de los créditos e inciso 5º del art. 162 del Co. del Trabajo. Una aplicación particular .................................................................. 3.3.3. Normas que regulan su aplicación........................... 3.3.4. Desarrollo y análisis de las normas trascritas .......... 3.4. Unificación de procedimientos judiciales contra el deudor ............................................................................ 3.4.1. Consideraciones generales....................................... 3.4.2. Juicios iniciados....................................................... 3.4.3. Tramitación ante el tribunal de la quiebra ............... 3.4.4. Tramitación en otros tribunales ...............................

XIV

TIRO

727

ACREEDORES .................................................................................

721 723

1. MASA DE ACREEDORES, PLANTEAMIENTO DEL TEMA ...................... 2. NATURALEZA JURÍDICA DE LA MASA DE ACREEDORES .................... 3. ASPECTOS INTRODUCTORIOS EN RELACIÓN A LA JUNTA DE

ÍNDICE

XV

Página

3.4.5. Juicios de acreedores retencionarios ....................... 3.4.6. Juicios de acreedores hipotecarios y prendarios ...... 4. INHABILIDADES DERIVADAS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA ....... 5. CUESTIONARIO ..............................................................................

691 693 694 695

CAPÍTULO XVIII MASA Y JUNTA DE ACREEDORES

CAPÍTULO XVII FORMACIÓN DE LA MASA 1. ACLARACIONES INTRODUCTORIAS .................................................. 2. MASA DE LA QUIEBRA ................................................................... 3. DE LA INCAUTACIÓN...................................................................... 3.1. Aclaraciones conceptuales ................................................. 3.2. Procedimiento de incautación ............................................ 3.3. Bienes afectos a incautación .............................................. 3.3.1. Aspectos generales .................................................. 3.3.2. Una situación particular. Bienes afectos a Warrants ................................................................... 4. CUESTIONARIO .............................................................................. Modelo de Acta de incautación y facción de inventario ............. Modelo de Acta de Inexistencia de bienes de la fallida .............. Modelo de solicitud de sobreseimiento temporal por inexistencia de bienes .................................................................. Modelo de oposición al sobreseimiento temporal por falta de bienes ..............................................................................

699 699 700 700 707 710 710 710 711 713 716 718 719

CAPÍTULO XVIII MASA Y JUNTA DE ACREEDORES 1. MASA DE ACREEDORES, PLANTEAMIENTO DEL TEMA ...................... 2. NATURALEZA JURÍDICA DE LA MASA DE ACREEDORES .................... 3. ASPECTOS INTRODUCTORIOS EN RELACIÓN A LA JUNTA DE ACREEDORES .................................................................................

721 723 727

4. 1. 2. 3.

ACLARACIONES INTRODUCTORIAS .................................................. MASA DE LA QUIEBRA ................................................................... DE LA INCAUTACIÓN...................................................................... 3.1. Aclaraciones conceptuales ................................................. 3.2. Procedimiento de incautación ............................................ 3.3. Bienes afectos a incautación .............................................. 3.3.1. Aspectos generales .................................................. 3.3.2. Una situación particular. Bienes afectos a Warrants ................................................................... CUESTIONARIO .............................................................................. Modelo de Acta de incautación y facción de inventario ............. Modelo de Acta de Inexistencia de bienes de la fallida .............. Modelo de solicitud de sobreseimiento temporal por inexistencia de bienes .................................................................. Modelo de oposición al sobreseimiento temporal por falta de bienes ..............................................................................

719 718 710 711 713 716 699 699 700 700 707 710 710

CAPÍTULO XVII FORMACIÓN DE LA MASA 3.4.5. Juicios de acreedores retencionarios ....................... 3.4.6. Juicios de acreedores hipotecarios y prendarios ...... 4. INHABILIDADES DERIVADAS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA ....... 5. CUESTIONARIO ..............................................................................

691 693 694 695 Página

ÍNDICE

XV

RETIRO

XVI

ÍNDICE

788

Página

785

730 731 734 736

776

CLASIFICACIÓN DE LAS JUNTAS ..................................................... PRIMERA JUNTA DE ACREEDORES .................................................. JUNTAS ORDINARIAS Y EXTRAORDINARIAS DE ACREEDORES .......... CUESTIONARIO ..............................................................................

771

4. 5. 6. 7.

764

CAPÍTULO XIX EFECTOS RETROACTIVOS DE LA QUIEBRA

737 739 739 747 748 748 757 758 760 762 762 762 764 764

737 739 739 747 748 748 757 758 760 762 762 762 764 764

1. ASPECTOS GENERALES ................................................................... 2. FECHA DE CESACIÓN DE PAGOS Y PERÍODO SOSPECHOSO................. 2.1. Determinación de la fecha de cesación de pago ................ 2.2. Período sospechoso. ........................................................... 3. ACCIONES DE INTEGRACIÓNO RECUPERACIÓN DE LA MASA ............. 3.1. Explicaciones introductorias .............................................. 3.2. Clasificación general de estas acciones ............................. 3.2.1. Acciones indirectas, oblicuas o subrogatorias ......... 3.2.2. Acciones revocatorias o paulianas........................... 3.3. Estudio particular de las acciones ...................................... 3.3.1. Acción revocatoria ordinaria o pauliana civil ......... 3.3.1.1. Antecedentes de origen ........................... 3.3.1.2. Situación de la acción pauliana ............... 3.3.1.2.1. Requisitos ................................................ 3.3.1.2.2. Requisitos, antecedenes y situación actual ....................................................... 3.3.2. Acción revocatoria concursal para actos de todo deudor .............................................................. 3.3.3. Acción revocatoria concursal para deudores del artículo 41 ................................................ 4. E JERCICIO DE LAS ACCIONES DE INOPONIBILIDAD CON CURSAL ......................................................................................... 5. E FECTO DE LAS ACCIONES DE INOPONIBILIDAD CON CURSAL .........................................................................................

764

CAPÍTULO XIX EFECTOS RETROACTIVOS DE LA QUIEBRA

771

730 731 734 736

776

CLASIFICACIÓN DE LAS JUNTAS ..................................................... PRIMERA JUNTA DE ACREEDORES .................................................. JUNTAS ORDINARIAS Y EXTRAORDINARIAS DE ACREEDORES .......... CUESTIONARIO ..............................................................................

785

4. 5. 6. 7.

1. ASPECTOS GENERALES ................................................................... 2. FECHA DE CESACIÓN DE PAGOS Y PERÍODO SOSPECHOSO................. 2.1. Determinación de la fecha de cesación de pago ................ 2.2. Período sospechoso. ........................................................... 3. ACCIONES DE INTEGRACIÓNO RECUPERACIÓN DE LA MASA ............. 3.1. Explicaciones introductorias .............................................. 3.2. Clasificación general de estas acciones ............................. 3.2.1. Acciones indirectas, oblicuas o subrogatorias ......... 3.2.2. Acciones revocatorias o paulianas........................... 3.3. Estudio particular de las acciones ...................................... 3.3.1. Acción revocatoria ordinaria o pauliana civil ......... 3.3.1.1. Antecedentes de origen ........................... 3.3.1.2. Situación de la acción pauliana ............... 3.3.1.2.1. Requisitos ................................................ 3.3.1.2.2. Requisitos, antecedenes y situación actual ....................................................... 3.3.2. Acción revocatoria concursal para actos de todo deudor .............................................................. 3.3.3. Acción revocatoria concursal para deudores del artículo 41 ................................................ 4. E JERCICIO DE LAS ACCIONES DE INOPONIBILIDAD CON CURSAL ......................................................................................... 5. E FECTO DE LAS ACCIONES DE INOPONIBILIDAD CON -

Página

788

ÍNDICE

CURSAL .........................................................................................

XVI

TIRO

ÍNDICE

XVII

Página

6. DERECHO DE LOS TERCEROS CONTRA LA MASA .............................. 7. O TRAS ACCIONES QUE PUEDEN SER INTERPUESTAS EN LA QUIEBRA................................................................................... 7.1. Acción reivindicatoria........................................................ 7.1.1. Acción del art. 82. Reivindicación de títulos de crédito ................................................................. 7.1.2. Acción del artículo 83. Reivindicación de mercaderías .............................................................. 7.1.3. Norma común a los artículos 82 y 83. Derecho de retención ............................................................. 7.1.4. Tramitación de la acción reivindicatoria ................. 8. TERCERÍAS DE DOMINIO EN LA QUIEBRA ........................................ 9. TERCERÍAS DE POSESIÓN EN LA QUIEBRA ....................................... 10. ACCIÓN RESOLUTORIA ................................................................... 10.1. Consideraciones generales ................................................. 10.2. Aspectos particulares ......................................................... 10.3. Situación especial de derecho legal de retención............... 11. CUESTIONARIO .............................................................................. Formularios de utilidad práctica .................................................. Proposición de fecha de cesación de pagos para deudor no calificado ................................................................................ Objeción a la propuesta de fecha de cesación de pagos .............. Fijación de fecha de cesación de pagos .......................................

789 790 791 791 794 795 796 797 799 800 800 800 803 804 807 809 810 811

CAPÍTULO XX EFECTO DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

1. 2. 3. 4.

ASPECTOS INTRODUCTORIOS .......................................................... OBLIGACIONES CONCURSALES Y EXTRACONCURSALES.................... CUENTA CORRIENTE MERCANTIL .................................................... CONTRATOS DE TRABAJO ...............................................................

813 815 817 819

CAPÍTULO XX EFECTO DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA SOBRE ACTOS Y CONTRATOS 11. 8. 9. 10. 6. 7.

SOBRE ACTOS Y CONTRATOS

1. 2. 3. 4.

ASPECTOS INTRODUCTORIOS .......................................................... OBLIGACIONES CONCURSALES Y EXTRACONCURSALES.................... CUENTA CORRIENTE MERCANTIL .................................................... CONTRATOS DE TRABAJO ...............................................................

813 815 817 819

DERECHO DE LOS TERCEROS CONTRA LA MASA .............................. O TRAS ACCIONES QUE PUEDEN SER INTERPUESTAS EN LA QUIEBRA................................................................................... 7.1. Acción reivindicatoria........................................................ 7.1.1. Acción del art. 82. Reivindicación de títulos de crédito ................................................................. 7.1.2. Acción del artículo 83. Reivindicación de mercaderías .............................................................. 7.1.3. Norma común a los artículos 82 y 83. Derecho de retención ............................................................. 7.1.4. Tramitación de la acción reivindicatoria ................. TERCERÍAS DE DOMINIO EN LA QUIEBRA ........................................ TERCERÍAS DE POSESIÓN EN LA QUIEBRA ....................................... ACCIÓN RESOLUTORIA ................................................................... 10.1. Consideraciones generales ................................................. 10.2. Aspectos particulares ......................................................... 10.3. Situación especial de derecho legal de retención............... CUESTIONARIO .............................................................................. Formularios de utilidad práctica .................................................. Proposición de fecha de cesación de pagos para deudor no calificado ................................................................................ Objeción a la propuesta de fecha de cesación de pagos .............. Fijación de fecha de cesación de pagos .......................................

809 810 811 795 796 797 799 800 800 800 803 804 807 794 791 790 791 789 Página

ÍNDICE

XVII

RETIRO

832 833 835 836 824 824 827 829 829 Página

XVIII

ÍNDICE

870

5. CONTRATOS DE SUMINISTRO Y APROVISIONAMIENTO ...................... 5.1. Apreciaciones introductorias ............................................. 5.2. Regulaciones específicas ................................................... 6. CONTRATO DE ARRENDAMIENTO .................................................... 6.1. Contrato de arrendamiento simple ....................................... 6.2. Contrato de arrendamiento con opción de compra o leasing ............................................................................. 7. CONTRATOS FINANCIEROS .............................................................. 8. ALCANCES FINALES ....................................................................... 9. CUESTIONARIO ..............................................................................

839 849 854 854 858 861 861 863 865 865 866 867 869 869 870

CAPÍTULO XXI LIQUIDACIÓN DEL PASIVO DE LA QUIEBRA

1. DE LA VERIFICACIÓN. GENERALIDADES Y CONCEPTO ..................... 2. PERSONAS AFECTAS A LA CARGA DE LA VERIFICACIÓN ................... 3. PERÍODO DE VERIFICACIÓN ............................................................ 3.1. Aspectos generales y clasificación .................................... 3.2. Formalidades de la verificación ......................................... 4. IMPUGNACIÓN DE CRÉDITOS Y PREFERENCIAS................................. 4.1. Concepto y reglas generales .............................................. 4.2. Tramitación de las impugnaciones..................................... 5. RECONOCIMIENTO DE CRÉDITOS Y PREFERENCIAS ........................... 5.1. Conceptos generales .......................................................... 5.2. Nómina de créditos reconocidos ........................................ 6. CUESTIONARIO .............................................................................. Modelos de escritos de verificación usuales ............................... Minuta de verificación ................................................................ Verificación ordinaria de crédito valista...................................... Fundado en letras de cambio (puede ser cualquier otro documento) ..................................................................................

1. 2. 3.

CAPÍTULO XXI LIQUIDACIÓN DEL PASIVO DE LA QUIEBRA

4.

832 833 835 836

5.

824 824 827 829 829

6.

5. CONTRATOS DE SUMINISTRO Y APROVISIONAMIENTO ...................... 5.1. Apreciaciones introductorias ............................................. 5.2. Regulaciones específicas ................................................... 6. CONTRATO DE ARRENDAMIENTO .................................................... 6.1. Contrato de arrendamiento simple ....................................... 6.2. Contrato de arrendamiento con opción de compra o leasing ............................................................................. 7. CONTRATOS FINANCIEROS .............................................................. 8. ALCANCES FINALES ....................................................................... 9. CUESTIONARIO ..............................................................................

839 849 854 854 858 861 861 863 865 865 866 867 869 869 870

Página

870

ÍNDICE

DE LA VERIFICACIÓN. GENERALIDADES Y CONCEPTO ..................... PERSONAS AFECTAS A LA CARGA DE LA VERIFICACIÓN ................... PERÍODO DE VERIFICACIÓN ............................................................ 3.1. Aspectos generales y clasificación .................................... 3.2. Formalidades de la verificación ......................................... IMPUGNACIÓN DE CRÉDITOS Y PREFERENCIAS................................. 4.1. Concepto y reglas generales .............................................. 4.2. Tramitación de las impugnaciones..................................... RECONOCIMIENTO DE CRÉDITOS Y PREFERENCIAS ........................... 5.1. Conceptos generales .......................................................... 5.2. Nómina de créditos reconocidos ........................................ CUESTIONARIO .............................................................................. Modelos de escritos de verificación usuales ............................... Minuta de verificación ................................................................ Verificación ordinaria de crédito valista...................................... Fundado en letras de cambio (puede ser cualquier otro documento) ..................................................................................

XVIII

TIRO

ÍNDICE

XIX

Página

Verificación ordinaria de crédito valista invocando derecho a devolución del Impuesto al Valor Agregado............................. Verificación ordinaria de crédito preferente ................................ Solicitud de cierre del período ordinario de verificación para acreedores residentes en Chile............................................. Nómina de créditos reconocidos ................................................. Presentación de nómina de créditos reconocidos ........................ Verificación extraordinaria de crédito valista.............................. Verificación extraordinaria de crédito preferente ........................ Solicitud de cierre del período ordinario de verificación para acreedores residentes en el extranjero .................................

872 875 877 878 880 881 883 885

1. CONTINUACIÓN DE GIRO ................................................................ 1.1. Antecedentes sobre la continuación de giro ...................... 1.2. Especies de continuación de giro ....................................... 1.3. Comparación entre la continuación provisoria y efectiva.. 1.4. Continuación provisional del giro...................................... 1.5. Continuación efectiva del giro ........................................... 2. R EALIZACIÓN O LIQUIDACIÓN DEL ACTIVO O MASA DE LA QUIEBRA................................................................................... 2.1. Realización sumaria ........................................................... 2.2. Realización ordinaria ......................................................... 2.3. Realización extraordinaria ................................................. 2.3.1. Aspectos generales .................................................. 2.3.2. Enajenación como unidad económica ..................... 2.4. Duración de la realización de bienes ................................. 3. CUESTIONARIO ..............................................................................

TOMO II

894 894 895 901 901 902 906 907 887 887 888 890 891 892

CAPÍTULO XXII CONTINUACIÓN DE GIRO Y REALIZACIÓN DEL ACTIVO O MASA DE LA QUIEBRA

CAPÍTULO XXII CONTINUACIÓN DE GIRO Y REALIZACIÓN DEL ACTIVO O MASA DE LA QUIEBRA

1. CONTINUACIÓN DE GIRO ................................................................ 1.1. Antecedentes sobre la continuación de giro ...................... 1.2. Especies de continuación de giro ....................................... 1.3. Comparación entre la continuación provisoria y efectiva.. 1.4. Continuación provisional del giro...................................... 1.5. Continuación efectiva del giro ........................................... 2. R EALIZACIÓN O LIQUIDACIÓN DEL ACTIVO O MASA DE LA QUIEBRA................................................................................... 2.1. Realización sumaria ........................................................... 2.2. Realización ordinaria ......................................................... 2.3. Realización extraordinaria ................................................. 2.3.1. Aspectos generales .................................................. 2.3.2. Enajenación como unidad económica ..................... 2.4. Duración de la realización de bienes ................................. 3. CUESTIONARIO ..............................................................................

887 887 888 890 891 892 894 894 895 901 901 902 906 907

TOMO II Verificación ordinaria de crédito valista invocando derecho a devolución del Impuesto al Valor Agregado............................. Verificación ordinaria de crédito preferente ................................ Solicitud de cierre del período ordinario de verificación para acreedores residentes en Chile............................................. Nómina de créditos reconocidos ................................................. Presentación de nómina de créditos reconocidos ........................ Verificación extraordinaria de crédito valista.............................. Verificación extraordinaria de crédito preferente ........................ Solicitud de cierre del período ordinario de verificación para acreedores residentes en el extranjero .................................

885 877 878 880 881 883 872 875 Página

ÍNDICE

XIX

RETIRO

921

CAPÍTULO XXIII PAGO DEL PASIVO EN LA QUIEBRA

911 912 912 915 916 916 916 916 917 917 917 918 918 919 919 921

911 912 912 915 916 916 916 916 917 917 917 918 918 919 919 921

921 922 923

908 909 Página ÍNDICE

924

XX

1. ASPECTOS GENERALES .................................................................. 2. CARACTERÍSTICAS DE LAS PREFERENCIAS ...................................... 2.1. Conforman una garantía para los acreedores ..................... 2.2. Reconocen un carácter excepcional ................................... 2.3. Tienen origen legal............................................................. 2.4. Renunciables ...................................................................... 2.5. De derecho estricto ............................................................ 2.6. Acceden al crédito ............................................................. 2.7. Indivisibles ......................................................................... 3. CLASIFICACIÓN DE LAS PREFERENCIAS ........................................... 3.1. En clases y grados .............................................................. 3.2. Por el objeto gravado ......................................................... 4. REGLA GENERAL EN MATERIA DE PAGOS ........................................ 5. PAGO DE CRÉDITOS DE PRIMERA CLASE .......................................... 5.1. Aspectos generales ............................................................. 5.2. Análisis particular de los créditos de primera clase ........... 5.2.1. Las costas judiciales causadas en interés general de los acreedores ......................................... 5.2.2. Las expensas funerarias necesarias del deudor difunto...................................................................... 5.2.3. Los gastos de enfermedad del deudor ..................... 5.2.4. Los gastos para poner a disposición de la masa los bienes del fallido, los gastos de administración de la quiebra, de realización del activo y los préstamos contratados por el síndico para los efectos mencionados ..........................

4. ESQUEMA APLICABLES A LA CONTINUACIÓN DE GIRO ..................... Modelo para solicitar continuación de giro efectivo ...................

CAPÍTULO XXIII PAGO DEL PASIVO EN LA QUIEBRA

1. 2.

908 909

922 923

4. ESQUEMA APLICABLES A LA CONTINUACIÓN DE GIRO ..................... Modelo para solicitar continuación de giro efectivo ...................

3.

Página

4. 5.

924

ÍNDICE

ASPECTOS GENERALES .................................................................. CARACTERÍSTICAS DE LAS PREFERENCIAS ...................................... 2.1. Conforman una garantía para los acreedores ..................... 2.2. Reconocen un carácter excepcional ................................... 2.3. Tienen origen legal............................................................. 2.4. Renunciables ...................................................................... 2.5. De derecho estricto ............................................................ 2.6. Acceden al crédito ............................................................. 2.7. Indivisibles ......................................................................... CLASIFICACIÓN DE LAS PREFERENCIAS ........................................... 3.1. En clases y grados .............................................................. 3.2. Por el objeto gravado ......................................................... REGLA GENERAL EN MATERIA DE PAGOS ........................................ PAGO DE CRÉDITOS DE PRIMERA CLASE .......................................... 5.1. Aspectos generales ............................................................. 5.2. Análisis particular de los créditos de primera clase ........... 5.2.1. Las costas judiciales causadas en interés general de los acreedores ......................................... 5.2.2. Las expensas funerarias necesarias del deudor difunto...................................................................... 5.2.3. Los gastos de enfermedad del deudor ..................... 5.2.4. Los gastos para poner a disposición de la masa los bienes del fallido, los gastos de administración de la quiebra, de realización del activo y los préstamos contratados por el síndico para los efectos mencionados ..........................

XX

TIRO

ÍNDICE

XXI

Página

5.2.5. Las remuneraciones de los trabajadores y las asignaciones familiares............................................ 5.2.6. Las cotizaciones adeudadas a organismos de Seguridad Social o que se recauden por su intermedio, para ser destinadas a ese fin, como asimismo, los créditos del fisco en contra de las entidades administradoras de fondos de pensiones por los aportes que aquél hubiere efectuado de acuerdo con el inciso tercero del artículo 42 del Decreto Ley Nº 3.500, de 1980 ......................... 5.2.7. Artículos necesarios de subsistencia suministrados al deudor y familia en los últimos tres meses................................................................. 5.2.8. Las indemnizaciones legales y convencionales de origen laboral que les correspondan a los trabajadores, que estén devengadas a la fecha en que se hagan valer y hasta un límite de tres ingresos mínimos mensuales por cada año de servicio y fracción superior a seis meses por cada trabajador con un límite de diez años. Por el exceso, si lo hubiere, se considerarán valistas ................................. 5.2.9. Los créditos del fisco por impuestos de retención y recargo .................................................. 6. CRÉDITOS ASIMILADOS A LA PRIMERA CLASE ................................. 7. CRÉDITOS DE SEGUNDA CLASE ....................................................... 7.1. Regulaciones ordinarias ..................................................... 7.2. Situaciones consideradas especiales .................................. 7.2.1. Prenda Ley Nº 4.702................................................ 7.2.2. Prenda Ley Nº 18.690.............................................. 7.2.3. Prenda Ley Nº 5.687................................................ 7.2.4. Prenda Ley Nº 4.448................................................ 7.2.5. Otras prendas ........................................................... 8. CRÉDITOS DE TERCERA CLASE .......................................................

924

925

926

926 929 929 930 930 931 931 932 933 934 934 935

5.2.5. Las remuneraciones de los trabajadores y las asignaciones familiares............................................ 5.2.6. Las cotizaciones adeudadas a organismos de Seguridad Social o que se recauden por su intermedio, para ser destinadas a ese fin, como asimismo, los créditos del fisco en contra de las entidades administradoras de fondos de pensiones por los aportes que aquél hubiere efectuado de acuerdo con el inciso tercero del artículo 42 del Decreto Ley Nº 3.500, de 1980 ......................... 5.2.7. Artículos necesarios de subsistencia suministrados al deudor y familia en los últimos tres meses................................................................. 5.2.8. Las indemnizaciones legales y convencionales de origen laboral que les correspondan a los trabajadores, que estén devengadas a la fecha en que se hagan valer y hasta un límite de tres ingresos mínimos mensuales por cada año de servicio y fracción superior a seis meses por cada trabajador con un límite de diez años. Por el exceso, si lo hubiere, se considerarán valistas ................................. 5.2.9. Los créditos del fisco por impuestos de retención y recargo .................................................. 6. CRÉDITOS ASIMILADOS A LA PRIMERA CLASE ................................. 7. CRÉDITOS DE SEGUNDA CLASE ....................................................... 7.1. Regulaciones ordinarias ..................................................... 7.2. Situaciones consideradas especiales .................................. 7.2.1. Prenda Ley Nº 4.702................................................ 7.2.2. Prenda Ley Nº 18.690.............................................. 7.2.3. Prenda Ley Nº 5.687................................................ 7.2.4. Prenda Ley Nº 4.448................................................ 7.2.5. Otras prendas ........................................................... 8. CRÉDITOS DE TERCERA CLASE .......................................................

929 929 930 930 931 931 932 933 934 934 935 926 926 925 924 Página

ÍNDICE

XXI

RETIRO

955 955 956 956 957 957

ÍNDICE

953

XXII

949 950 951

Página

943 943 946 946 946 946 947 948

936 937 937 939

941

CRÉDITOS DE CUARTA CLASE ......................................................... ACREEDORES VALISTAS O QUIROGRAFARIOS ................................... SUPERPREFERENCIAS ..................................................................... CUESTIONARIO ..............................................................................

1. ASPECTOS GENERALES ................................................................... 2. SOBRESEIMIENTO TEMPORAL O SUSPENSIÓN DEL ESTADO DE QUIEBRA................................................................................... 2.1. Concepto ............................................................................ 2.2. Tramitación del sobreseimiento temporal .......................... 2.2.1. Quiebra sin bienes ................................................... 2.2.1.1. Aspectos generales .................................. 2.2.1.2. Tramitación.............................................. 2.2.1.3. Notificaciones .......................................... 2.2.1.4. Derecho de oposición y tramitación ........ 2.2.1.5. Naturaleza jurídica de la resolución de sobreseimiento temporal ......................................................... 2.2.2. Quiebra con bienes insuficientes ............................. 2.3. Efectos del sobreseimiento temporal ................................ 2.4. Término del sobreseimiento temporal o reapertura del estado de quiebra .................................................. 3. C LAUSURA O TERMINACIÓN DEL ESTADO DE QUIEBRA . SOBRESEIMIENTO DEFINITIVO......................................................... 3.1. Aspectos introductorios ..................................................... 3.2. Formas de clausura ............................................................ 3.2.1. Aspectos introductorios ........................................... 3.2.2. Sobreseimiento definitivo ....................................... 3.2.2.1. Causales ...................................................

9. 10. 11. 12.

SUSPENSIÓN Y TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

CAPÍTULO XXIV SUSPENSIÓN Y TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

CAPÍTULO XXIV

941

936 937 937 939

943 943 946 946 946 946 947 948

CRÉDITOS DE CUARTA CLASE ......................................................... ACREEDORES VALISTAS O QUIROGRAFARIOS ................................... SUPERPREFERENCIAS ..................................................................... CUESTIONARIO ..............................................................................

949 950 951

9. 10. 11. 12.

953

Página

955 955 956 956 957 957

ÍNDICE

1. ASPECTOS GENERALES ................................................................... 2. SOBRESEIMIENTO TEMPORAL O SUSPENSIÓN DEL ESTADO DE QUIEBRA................................................................................... 2.1. Concepto ............................................................................ 2.2. Tramitación del sobreseimiento temporal .......................... 2.2.1. Quiebra sin bienes ................................................... 2.2.1.1. Aspectos generales .................................. 2.2.1.2. Tramitación.............................................. 2.2.1.3. Notificaciones .......................................... 2.2.1.4. Derecho de oposición y tramitación ........ 2.2.1.5. Naturaleza jurídica de la resolución de sobreseimiento temporal ......................................................... 2.2.2. Quiebra con bienes insuficientes ............................. 2.3. Efectos del sobreseimiento temporal ................................ 2.4. Término del sobreseimiento temporal o reapertura del estado de quiebra .................................................. 3. C LAUSURA O TERMINACIÓN DEL ESTADO DE QUIEBRA . SOBRESEIMIENTO DEFINITIVO......................................................... 3.1. Aspectos introductorios ..................................................... 3.2. Formas de clausura ............................................................ 3.2.1. Aspectos introductorios ........................................... 3.2.2. Sobreseimiento definitivo ....................................... 3.2.2.1. Causales ...................................................

XXII

TIRO

ÍNDICE

XXIII

Página

3.2.2.2. Clasificación de las causales ................... 3.2.2.3. Estudio particular de las causales ............ 3.2.2.3.1. Desistimiento de los acreedores .............. 3.2.2.3.2. Por consignación de fondos ..................... 3.2.2.3.3. Por la solución del pasivo ........................ 3.2.2.3.4. Por el transcurso del tiempo y buena fe .. 3.2.2.4. Tramitación del sobreseimiento definitivo ................................................. 3.2.2.5. Consecuencias del sobreseimiento definitivo ................................................. 4. CUESTIONARIO .............................................................................. Modelo de solicitud de sobreseimiento definitivo Causal 1ª del art. 164 del Libro IV del Código de Comercio ...... Modelo de solicitud de sobreseimiento definitivo Causal 2ª del art. 164 del Libro IV del Código de Comercio ...... Modelo de solicitud de sobreseimiento definitivo Causal 3ª del art. 164 del Libro IV del Código de Comercio ...... Modelo de solicitud de sobreseimiento definitivo Causal del art. 165 del Libro V del Código de Comercio ........... Modelo de oposición al sobreseimiento definitivo .....................

958 959 959 961 961 962 964 964 965 968 969 970 971 972

CAPÍTULO XXV REHABILITACIÓN DEL FALLIDO 1. INTRODUCCIÓN .............................................................................. 2. REGULACIONES CHILENAS ............................................................. 2.1. Rehabilitación legal ........................................................... 2.2. Rehabilitación judicial ....................................................... 2.2.1. Deudor calificado .................................................... 2.2.1.1. Requisitos de procedencia ....................... 2.2.1.2. Tramitación.............................................. 2.2.2. Deudor común .........................................................

973 973 974 975 975 975 976 977

1. INTRODUCCIÓN .............................................................................. 2. REGULACIONES CHILENAS ............................................................. 2.1. Rehabilitación legal ........................................................... 2.2. Rehabilitación judicial ....................................................... 2.2.1. Deudor calificado .................................................... 2.2.1.1. Requisitos de procedencia ....................... 2.2.1.2. Tramitación.............................................. 2.2.2. Deudor común .........................................................

973 973 974 975 975 975 976 977

CAPÍTULO XXV REHABILITACIÓN DEL FALLIDO 3.2.2.2. Clasificación de las causales ................... 3.2.2.3. Estudio particular de las causales ............ 3.2.2.3.1. Desistimiento de los acreedores .............. 3.2.2.3.2. Por consignación de fondos ..................... 3.2.2.3.3. Por la solución del pasivo ........................ 3.2.2.3.4. Por el transcurso del tiempo y buena fe .. 3.2.2.4. Tramitación del sobreseimiento definitivo ................................................. 3.2.2.5. Consecuencias del sobreseimiento definitivo ................................................. 4. CUESTIONARIO .............................................................................. Modelo de solicitud de sobreseimiento definitivo Causal 1ª del art. 164 del Libro IV del Código de Comercio ...... Modelo de solicitud de sobreseimiento definitivo Causal 2ª del art. 164 del Libro IV del Código de Comercio ...... Modelo de solicitud de sobreseimiento definitivo Causal 3ª del art. 164 del Libro IV del Código de Comercio ...... Modelo de solicitud de sobreseimiento definitivo Causal del art. 165 del Libro V del Código de Comercio ........... Modelo de oposición al sobreseimiento definitivo .....................

971 972 970 969 968 964 965 964 958 959 959 961 961 962 Página

ÍNDICE

XXIII

RETIRO

977 978 979 980

982

CAPÍTULO XXVI

UNA SOLUCIÓN DISTINTA A LA LIQUIDACION

DIAGRAMAS PRÁCTICOS PARA ENTENDER

CAPÍTULO XXVII LOS CONCORDATOS O CONVENIOS,

CAPÍTULO XXVII

985 989 990

985 989 990

EL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

LOS CONCORDATOS O CONVENIOS,

CAPÍTULO XXVI DIAGRAMAS PRÁCTICOS PARA ENTENDER 982 980 977 978 979 Página XXIV

ÍNDICE

995 996 999 999 1000 1001 1001 1002 1002 1002 1003 1003

2.2.2.1. Requisitos de procedencia ....................... 2.2.2.2. Tramitación.............................................. 3. CUESTIONARIO .............................................................................. Modelo de solicitud de rehabilitación. Deudor calificado ........................................................................ Modelo de solicitud de rehabilitación. Deudor común o no comprendido en el artículo 41 del Libro IV del Código de Comercio ...............................................

UNA SOLUCIÓN DISTINTA A LA LIQUIDACION

1. INTRODUCCIÓN .............................................................................. 2. NATURALEZA JURÍDICA Y CONCEPTO .............................................. 3. ASPECTOS GENERALES PRINCIPALES DEL CONVENIO........................ 3.1. Deudor y acreedores .......................................................... 3.2. Objeto del convenio ........................................................... 3.3. Solemnidades ..................................................................... 3.3. Extensión del convenio ...................................................... 4. CLASIFICACIÓN DE LOS CONVENIOS ............................................... 4.1. Dependiendo de si intervienen los tribunales .................... 4.1.1. Extrajudiciales ......................................................... 4.1.2. Judiciales ................................................................. 4.1.2.1. Judicial preventivo ..................................

1. INTRODUCCIÓN .............................................................................. 2. ESQUEMA DEL CUADERNO PRINCIPAL O DE QUIEBRA....................... 3. ESQUEMAS DEL CUADERNO DE ADMINISTRACIÓN ..........................

EL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

1. INTRODUCCIÓN .............................................................................. 2. ESQUEMA DEL CUADERNO PRINCIPAL O DE QUIEBRA....................... 3. ESQUEMAS DEL CUADERNO DE ADMINISTRACIÓN ..........................

1. 2. 3.

2.2.2.1. Requisitos de procedencia ....................... 2.2.2.2. Tramitación.............................................. 3. CUESTIONARIO .............................................................................. Modelo de solicitud de rehabilitación. Deudor calificado ........................................................................ Modelo de solicitud de rehabilitación. Deudor común o no comprendido en el artículo 41 del Libro IV del Código de Comercio ...............................................

4.

Página

995 996 999 999 1000 1001 1001 1002 1002 1002 1003 1003

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN .............................................................................. NATURALEZA JURÍDICA Y CONCEPTO .............................................. ASPECTOS GENERALES PRINCIPALES DEL CONVENIO........................ 3.1. Deudor y acreedores .......................................................... 3.2. Objeto del convenio ........................................................... 3.3. Solemnidades ..................................................................... 3.3. Extensión del convenio ...................................................... CLASIFICACIÓN DE LOS CONVENIOS ............................................... 4.1. Dependiendo de si intervienen los tribunales .................... 4.1.1. Extrajudiciales ......................................................... 4.1.2. Judiciales ................................................................. 4.1.2.1. Judicial preventivo ..................................

XXIV

TIRO

ÍNDICE

XXV

Página

4.1.2.2.

Judicial solución, también denominado simplemente judicial ....................... 4.2. En función de su objeto específico .................................... 4.2.1. De reprogramación .................................................. 4.2.2. De capitalización de créditos ................................... 4.2.3. De dación en pago, posposición o abandono........... 4.2.4. De objetos alternativos ............................................ 4.2.5. Otras formas de ordenamiento de los convenios ..... 5. CONVENIOS JUDICIALES ................................................................. 5.1. Aspectos generales ............................................................. 5.2. Formación del convenio..................................................... 5.2.1. Proposiciones de convenio ...................................... 5.2.2. Proponente ............................................................... 5.2.3. Antecedentes que deben ser acompañados .............. 5.2.4. Capacidad del proponente ....................................... 5.2.5. Propósitos perseguidos por el convenio .................. 5.2.6. Convenio de abandono total o parcial del activo..... 5.2.7. Cláusula compromisoria o arbitraje......................... 5.3. Tramitación de proposiciones de convenio preventivo...... 5.3.1. Designación del síndico........................................... 5.3.2. Desarrollo de la tramitación .................................... 5.3.2.1. Asunción del cargo por el síndico y primeras gestiones ................................... 5.3.2.2. Verificación de crédito en las proposiciones de convenio ............................ 5.3.2.3. Sociedades fiscalizadas por la Superintendencia de Valores y Seguros .................................................... 5.4. Efecto de las proposiciones de convenio preventivo y su naturaleza ................................................................... 5.5. Opciones alternativas. Experto facilitador .........................

1003 1003 1004 1005 1005 1005 1006 1006 1006 1007 1007 1008 1009 1011 1012 1014 1014 1016 1016 1018 1018 1023

1024 1027 1032

4.1.2.2. Judicial solución, también denominado simplemente judicial ....................... 4.2. En función de su objeto específico .................................... 4.2.1. De reprogramación .................................................. 4.2.2. De capitalización de créditos ................................... 4.2.3. De dación en pago, posposición o abandono........... 4.2.4. De objetos alternativos ............................................ 4.2.5. Otras formas de ordenamiento de los convenios ..... 5. CONVENIOS JUDICIALES ................................................................. 5.1. Aspectos generales ............................................................. 5.2. Formación del convenio..................................................... 5.2.1. Proposiciones de convenio ...................................... 5.2.2. Proponente ............................................................... 5.2.3. Antecedentes que deben ser acompañados .............. 5.2.4. Capacidad del proponente ....................................... 5.2.5. Propósitos perseguidos por el convenio .................. 5.2.6. Convenio de abandono total o parcial del activo..... 5.2.7. Cláusula compromisoria o arbitraje......................... 5.3. Tramitación de proposiciones de convenio preventivo...... 5.3.1. Designación del síndico........................................... 5.3.2. Desarrollo de la tramitación .................................... 5.3.2.1. Asunción del cargo por el síndico y primeras gestiones ................................... 5.3.2.2. Verificación de crédito en las proposiciones de convenio ............................ 5.3.2.3. Sociedades fiscalizadas por la Superintendencia de Valores y Seguros .................................................... 5.4. Efecto de las proposiciones de convenio preventivo y su naturaleza ................................................................... 5.5. Opciones alternativas. Experto facilitador .........................

1027 1032 1024 1023 1018 1003 1003 1004 1005 1005 1005 1006 1006 1006 1007 1007 1008 1009 1011 1012 1014 1014 1016 1016 1018 Página

ÍNDICE

XXV

RETIRO

ÍNDICE

1061

XXVI

1060

Página

1060

1037 1039 1039 1041 1041 1046 1046 1047 1048 1051

1059

1053

1058

1054 1056 1057

1054 1056 1057

1058

1053

1059

1037 1039 1039 1041 1041 1046 1046 1047 1048 1051

1060

5.6. Proposición de convenio preventivo calificada ................. 6. CONVENIO SIMPLEMENTE JUDICIAL ................................................ 6.1. Regulaciones legales .......................................................... 6.2. Efectos de su presentación ................................................. 6.3. Aprobación de los convenios judiciales............................. 6.4. Impugnación del convenio ................................................. 6.4.1. Tramitación .............................................................. 6.4.2. Normas legales aplicables ....................................... 6.4.3. Naturaleza jurídica de la impugnación .................... 6.4.4. Legitimación en causa activa de la impugnación .... 6.4.5. Legitimación en causa pasiva de la impugnación ...................................................................... 6.4.6. Plazo para incoarla acción de impugnación y efectos ................................................................... 6.4.7. En cuanto a los efectos de su interposición ............. 6.4.8. Fundamentos o causales de impugnación................ 6.4.8.1. Defectos en la forma de convocación y celebración de la junta, o error al computar las mayorías legales ...................................................... 6.4.8.2. Falsedad o exageración del crédito o incapacidad para votar de alguno de los acreedores que determinaron la mayoría .......................................... 6.4.8.3. Inteligencia fraudulenta entre uno o más acreedores y el deudor para votar a favor del convenio o abstenerse de concurrir .................................... 6.4.8.4. Error u omisión sustancial en listas de bienes o acreedores .................... 6.4.8.5. Actuaciones fraudulentas, dolosas o contrarias a los principios que informan los convenios ...........................

1060

Página

1061

ÍNDICE

5.6. Proposición de convenio preventivo calificada ................. 6. CONVENIO SIMPLEMENTE JUDICIAL ................................................ 6.1. Regulaciones legales .......................................................... 6.2. Efectos de su presentación ................................................. 6.3. Aprobación de los convenios judiciales............................. 6.4. Impugnación del convenio ................................................. 6.4.1. Tramitación .............................................................. 6.4.2. Normas legales aplicables ....................................... 6.4.3. Naturaleza jurídica de la impugnación .................... 6.4.4. Legitimación en causa activa de la impugnación .... 6.4.5. Legitimación en causa pasiva de la impugnación ...................................................................... 6.4.6. Plazo para incoarla acción de impugnación y efectos ................................................................... 6.4.7. En cuanto a los efectos de su interposición ............. 6.4.8. Fundamentos o causales de impugnación................ 6.4.8.1. Defectos en la forma de convocación y celebración de la junta, o error al computar las mayorías legales ...................................................... 6.4.8.2. Falsedad o exageración del crédito o incapacidad para votar de alguno de los acreedores que determinaron la mayoría .......................................... 6.4.8.3. Inteligencia fraudulenta entre uno o más acreedores y el deudor para votar a favor del convenio o abstenerse de concurrir .................................... 6.4.8.4. Error u omisión sustancial en listas de bienes o acreedores .................... 6.4.8.5. Actuaciones fraudulentas, dolosas o contrarias a los principios que informan los convenios ...........................

XXVI

TIRO

ÍNDICE

XXVII

Página

6.4.9. Sentencia y recursos ................................................ 6.4.10. Sentencia que rechaza la impugnación .................. 6.4.11. Vigencia del convenio ............................................ 6.4.12. Efectos del convenio .............................................. 6.4.12.1. Normas legales aplicables ....................... 6.4.12.2. Síntesis de las regulaciones legales transcritas................................................. 6.4.13. Rechazo del convenio .............................. 6.4.14. Nulidad e incumplimiento del convenio .................................................. 6.4.14.1. Regulaciones legales principales aplicables ................................................. 6.4.14.2. Síntesis de la normativa jurídica aplicable................................................... 6.4.14.2.1. Aspectos generales de la acción de nulidad ................................................ 6.4.14.2.2. Aspectos generales de la acción de incumplimiento ................................... 6.4.14.2.3. Normas comunes a las acciones de nulidad e incumplimiento ........................

1062 1062 1063 1064 1064 1069 1071 1073 1073 1075 1075 1076 1076

1. EXPLICACIONES INTRODUCTORIAS DE CONTEXTO ........................... 2. NOTAS SOBRE LAS FUENTES DEL CÓDIGO DE COMERCIO CHILENO ........................................................................................ 3. ANTECEDENTES LEGALES DE LA LEGISLACIÓN CONCURSAL CHILENA ........................................................................................ 4. P RIMERAS DUDAS SOBRE LA NATURALEZA JURÍDICA DE LA NORMATIVA CONCURSAL ...........................................................

1101 1087 1085 1081

CAPÍTULO I NOTICIAS SOBRE LA EVOLUCIÓN DEL SISTEMA CONCURSAL SEGUNDA PARTE LA REFORMA AL SISTEMA CONCURSAL CHILENO 6.4.9. Sentencia y recursos ................................................ 6.4.10. Sentencia que rechaza la impugnación .................. 6.4.11. Vigencia del convenio ............................................ 6.4.12. Efectos del convenio .............................................. 6.4.12.1. Normas legales aplicables ....................... 6.4.12.2. Síntesis de las regulaciones legales transcritas................................................. 6.4.13. Rechazo del convenio .............................. 6.4.14. Nulidad e incumplimiento del convenio .................................................. 6.4.14.1. Regulaciones legales principales aplicables ................................................. 6.4.14.2. Síntesis de la normativa jurídica aplicable................................................... 6.4.14.2.1. Aspectos generales de la acción de nulidad ................................................ 6.4.14.2.2. Aspectos generales de la acción de incumplimiento ................................... 6.4.14.2.3. Normas comunes a las acciones de nulidad e incumplimiento ........................

SEGUNDA PARTE LA REFORMA AL SISTEMA CONCURSAL CHILENO CAPÍTULO I NOTICIAS SOBRE LA EVOLUCIÓN DEL SISTEMA CONCURSAL 1. EXPLICACIONES INTRODUCTORIAS DE CONTEXTO ........................... 2. NOTAS SOBRE LAS FUENTES DEL CÓDIGO DE COMERCIO CHILENO ........................................................................................ 3. ANTECEDENTES LEGALES DE LA LEGISLACIÓN CONCURSAL CHILENA ........................................................................................ 4. P RIMERAS DUDAS SOBRE LA NATURALEZA JURÍDICA DE LA NORMATIVA CONCURSAL ...........................................................

1081 1085 1087 1101

1076 1076 1075 1075 1073 1073 1069 1071 1062 1062 1063 1064 1064 Página

ÍNDICE

XXVII

RETIRO

CÓDIGO DE COMERCIO DE 1865 ........................................................................................ 5.1. Aspectos conceptuales expuestos en el Código ................. 5.2. Causales de quiebra ........................................................... 5.3. Sujetos principales de la quiebra ....................................... 5.4. Forma en que era provocada la declaración de quiebra ..... 5.5. La declaración de quiebra .................................................. 5.6. Efectos de la declaración de quiebra.................................. 5.6.1. La quiebra es un estado a partir de su declaración... 5.6.2. Puede privarlo de derechos civiles........................... 5.6.3. Fija los derechos de los acreedores .......................... 5.6.4. Establece el desasimiento ........................................ 5.6.5. Contempla la unidad de la liquidación .................... 5.6.6. Caducidad de los plazos ........................................... 5.6.7. Impide la compensación .......................................... 5.7. De la cesación de pagos ..................................................... 5.7.1. Forma de establecerla y período sospechoso........... 5.7.2. Recursos contra la resolución que fija la fecha de cesación de pagos ............................................... 5.7.3. Efectos de la cesación de pagos............................... 5.7.3.1. Períodos sospechosos ................................. 5.7.3.1. Presume la mala fe y da lugar a la “nulidad” ................................................. 5.7.3.1.1. Nulidades de derecho .............................. 5.7.3.1.1.1. Generalidades ....................................... 5.7.3.1.1.2. Características de las nulidades de derecho .................................................... 5.7.3.1.1.3. Diferencias de las nulidades de derecho con la acción pauliana ......................................................... 5.7.3.1.2. Nulidades facultativas ............................. 5.7.3.1.2.1. Aspectos generales................................ DERECHO CONCURSAL EN EL

ÍNDICE

1141 1142 1142

Página

1140

1106 1106 1111 1113 1116 1120 1123 1124 1124 1124 1125 1126 1128 1128 1129 1129

1133 1133 1133

1131 1132 1132

1131 1132 1132

1133 1133 1133

1106 1106 1111 1113 1116 1120 1123 1124 1124 1124 1125 1126 1128 1128 1129 1129

1140

5. EL

XXVIII

Página

1141 1142 1142

ÍNDICE

5. EL DERECHO CONCURSAL EN EL CÓDIGO DE COMERCIO DE 1865 ........................................................................................ 5.1. Aspectos conceptuales expuestos en el Código ................. 5.2. Causales de quiebra ........................................................... 5.3. Sujetos principales de la quiebra ....................................... 5.4. Forma en que era provocada la declaración de quiebra ..... 5.5. La declaración de quiebra .................................................. 5.6. Efectos de la declaración de quiebra.................................. 5.6.1. La quiebra es un estado a partir de su declaración... 5.6.2. Puede privarlo de derechos civiles........................... 5.6.3. Fija los derechos de los acreedores .......................... 5.6.4. Establece el desasimiento ........................................ 5.6.5. Contempla la unidad de la liquidación .................... 5.6.6. Caducidad de los plazos ........................................... 5.6.7. Impide la compensación .......................................... 5.7. De la cesación de pagos ..................................................... 5.7.1. Forma de establecerla y período sospechoso........... 5.7.2. Recursos contra la resolución que fija la fecha de cesación de pagos ............................................... 5.7.3. Efectos de la cesación de pagos............................... 5.7.3.1. Períodos sospechosos ................................. 5.7.3.1. Presume la mala fe y da lugar a la “nulidad” ................................................. 5.7.3.1.1. Nulidades de derecho .............................. 5.7.3.1.1.1. Generalidades ....................................... 5.7.3.1.1.2. Características de las nulidades de derecho .................................................... 5.7.3.1.1.3. Diferencias de las nulidades de derecho con la acción pauliana ......................................................... 5.7.3.1.2. Nulidades facultativas ............................. 5.7.3.1.2.1. Aspectos generales................................

XXVIII

TIRO

ÍNDICE

XXIX

Página

1. PROPÓSITOS DEL PODER EJECUTIVOA LA LUZ DEL MENSAJE .......... 1.1. El título .............................................................................. 1.2. Antecedentes que trae a colación el Mensaje .................... 1.2.1. Garantías constitucionales comprometidas ............. 1.2.2. El fracaso empresarial y el proyecto ....................... 2. SITUACIÓN ACTUAL, SEGÚN EL MENSAJE .......................................

1191 1191 1193 1193 1194 1208

CAPÍTULO I EL MENSAJE PRESIDENCIAL TERCERA PARTE REFORMA PROPUESTA AL 15 DE MAYO DE 2012 BOLETÍN 8324-03 ANÁLISIS

5.8. 5.9. 5.10.

5.11. 5.12.

5.7.3.1.2.2. Diferencia de las nulidades facultativas con la acción pauliana ............. 5.7.3.1.3. Nulidades facultativas ............................. 5.7.3.2. Nulidades que precisaban acreditar la mala fe concursal ................................. 5.7.3.3. Inscripción de hipotecas ............................. 5.7.3.4. Compensación ............................................ Recursos contra la denegatoria o declaratoria de quiebra ........................................................................... Diligencias que seguían a la declaración de quiebra ......... De los síndicos ................................................................... 5.10.1. Síndico de la quiebra.............................................. 5.10.2. Inhabilidades especiales para ser síndico............... Formación del pasivo ......................................................... Del convenio ...................................................................... 5.12.1. Proponentes y formación del convenio .................. 5.12.2. Efectos del convenio .............................................. 5.12.3. Anulación y rescisión del convenio .......................

1143 1144 1146 1147 1148 1151 1152 1156 1156 1160 1161 1164 1167 1176 1177

TERCERA PARTE REFORMA PROPUESTA AL 15 DE MAYO DE 2012 BOLETÍN 8324-03 ANÁLISIS

5.11. 5.12. 5.9. 5.10. 5.8.

CAPÍTULO I EL MENSAJE PRESIDENCIAL 1. PROPÓSITOS DEL PODER EJECUTIVOA LA LUZ DEL MENSAJE .......... 1.1. El título .............................................................................. 1.2. Antecedentes que trae a colación el Mensaje .................... 1.2.1. Garantías constitucionales comprometidas ............. 1.2.2. El fracaso empresarial y el proyecto ....................... 2. SITUACIÓN ACTUAL, SEGÚN EL MENSAJE .......................................

1191 1191 1193 1193 1194 1208

5.7.3.1.2.2. Diferencia de las nulidades facultativas con la acción pauliana ............. 5.7.3.1.3. Nulidades facultativas ............................. 5.7.3.2. Nulidades que precisaban acreditar la mala fe concursal ................................. 5.7.3.3. Inscripción de hipotecas ............................. 5.7.3.4. Compensación ............................................ Recursos contra la denegatoria o declaratoria de quiebra ........................................................................... Diligencias que seguían a la declaración de quiebra ......... De los síndicos ................................................................... 5.10.1. Síndico de la quiebra.............................................. 5.10.2. Inhabilidades especiales para ser síndico............... Formación del pasivo ......................................................... Del convenio ...................................................................... 5.12.1. Proponentes y formación del convenio .................. 5.12.2. Efectos del convenio .............................................. 5.12.3. Anulación y rescisión del convenio .......................

1151 1152 1156 1156 1160 1161 1164 1167 1176 1177 1146 1147 1148 1143 1144 Página

ÍNDICE

XXIX

RETIRO

1219 1219 1220 1220 1221 1221

1211

1211 ÍNDICE

1. ASPECTOS INTRODUCTORIOS .......................................................... 1223

Página

EL PROYECTO Y SUS PRINCIPALES DEFINICIONES

1209 1209 1210 1210

CAPÍTULO II

1210

1219 1219 1220 1220 1221 1221

XXX

1214 1216 1216 1217 1217 1218

1211 1211 1212

1211 1211 1212

1214 1216 1216 1217 1217 1218

2.8. 2.9. 3. E L DEBER SER DEL SISTEMA CONCURSAL DE ACUERDO AL MENSAJE.................................................................................. 4. ESTRUCTURA DEL PROYECTO ......................................................... A) Disposiciones generales. .................................................... B) Del Veedor y Liquidador. ................................................... C) Del procedimiento concursal de reorganización. ............... D) Del procedimiento concursal de liquidación. .................... E) Del Procedimiento Concursal Renegociación y del Procedimiento Concursal de Liquidación de la Persona Deudora. ............................................................... F) De las acciones revocatorias concursales. ......................... G) Del arbitraje concursal. ...................................................... H) De la insolvencia transfronteriza. ...................................... I) De la Superintendencia Concursal. .................................... J) Modificaciones en otros cuerpos legales. ..........................

1210

2.1. Chile y la eficiencia de su sistema concursal ..................... 2.2. Privilegia la liquidación por sobre la reorganización ........ 2.3 Débil o inexistente derecho a defensa del deudor.............. 2.4. Aprobación del deudor....................................................... 2.5. La estrechez o inflexibilidad de los convenios judiciales preventivos ............................................................... 2.6. La inexistencia de normativa especial para la persona natural ................................................................................ 2.7. La inadecuación de los tipos penales ligados a la quiebra ............................................................................... 2.8. El tratamiento de la Superintendencia de Quiebras .......... 2.9. Informes internacionales .................................................... 3. E L DEBER SER DEL SISTEMA CONCURSAL DE ACUERDO AL MENSAJE.................................................................................. 4. ESTRUCTURA DEL PROYECTO ......................................................... A) Disposiciones generales. .................................................... B) Del Veedor y Liquidador. ................................................... C) Del procedimiento concursal de reorganización. ............... D) Del procedimiento concursal de liquidación. .................... E) Del Procedimiento Concursal Renegociación y del Procedimiento Concursal de Liquidación de la Persona Deudora. ............................................................... De las acciones revocatorias concursales. ......................... Del arbitraje concursal. ...................................................... De la insolvencia transfronteriza. ...................................... De la Superintendencia Concursal. .................................... Modificaciones en otros cuerpos legales. ..........................

2.7.

1209 1209 1210 1210

F) G) H) I) J)

2.6.

Chile y la eficiencia de su sistema concursal ..................... Privilegia la liquidación por sobre la reorganización ........ Débil o inexistente derecho a defensa del deudor.............. Aprobación del deudor....................................................... La estrechez o inflexibilidad de los convenios judiciales preventivos ............................................................... La inexistencia de normativa especial para la persona natural ................................................................................ La inadecuación de los tipos penales ligados a la quiebra ............................................................................... El tratamiento de la Superintendencia de Quiebras .......... Informes internacionales ....................................................

Página

CAPÍTULO II EL PROYECTO Y SUS PRINCIPALES DEFINICIONES

2.1. 2.2. 2.3 2.4. 2.5.

ÍNDICE

1. ASPECTOS INTRODUCTORIOS .......................................................... 1223

XXX

TIRO

ÍNDICE

XXXI

Página

2. DISPOSICIONES GENERALES. ÁMBITO DE APLICACIÓN ..................... 1231 3. ACUERDO DE REORGANIZACIÓN JUDICIAL ..................................... 1234 4. OTRAS DESCRIPCIONES .................................................................. 1235

CAPÍTULO III

4.

DE LA COMPETENCIA 1. ANTECEDENTES ............................................................................. 1243 2. INFORME DE LA CORTE SUPREMA .................................................. 1244

CAPÍTULO IV DE LOS RECURSOS 1. ANTECEDENTES ............................................................................. 2. ASPECTOS DOCTRINARIOS BÁSICOS ................................................ 3. DEL RECURSO DE REPOSICIÓN ........................................................ 3.1. Juicio de oposición............................................................. 3.2. Reposición con ocasión de la junta de acreedores ............. 3.3. En el ámbito de la realización simplificada o sumaria de bienes ............................................................... 3.4. Con ocasión del término del procedimiento concursal de renegociación y ejecución ............................................. 3.5. Recurso de reposición administrativa y otros mecanismos de impugnación ............................................. 4. DEL RECURSO DE APELACIÓN......................................................... 4.1. Contra la sentencia que falla la impugnación de crédito............................................................................ 4.2. Contra la resolución sobre la objeción a un acuerdo de reorganización ............................................................... 4.3. Terminación e incumplimiento del acuerdo de reorganización judicial ................................................................. 4.4. Contra la resolución que recaiga en la objeción al acuerdo extrajudicial ..........................................................

1249 1250 1251 1251 1254 1257 1259 1261 1263 1264 1266 1266 1269

1. 2. 3.

ANTECEDENTES ............................................................................. ASPECTOS DOCTRINARIOS BÁSICOS ................................................ DEL RECURSO DE REPOSICIÓN ........................................................ 3.1. Juicio de oposición............................................................. 3.2. Reposición con ocasión de la junta de acreedores ............. 3.3. En el ámbito de la realización simplificada o sumaria de bienes ............................................................... 3.4. Con ocasión del término del procedimiento concursal de renegociación y ejecución ............................................. 3.5. Recurso de reposición administrativa y otros mecanismos de impugnación ............................................. DEL RECURSO DE APELACIÓN......................................................... 4.1. Contra la sentencia que falla la impugnación de crédito............................................................................ 4.2. Contra la resolución sobre la objeción a un acuerdo de reorganización ............................................................... 4.3. Terminación e incumplimiento del acuerdo de reorganización judicial ................................................................. 4.4. Contra la resolución que recaiga en la objeción al acuerdo extrajudicial ..........................................................

1269 1266 1266 1264 1261 1263 1259 1257 1249 1250 1251 1251 1254

CAPÍTULO IV DE LOS RECURSOS 1. ANTECEDENTES ............................................................................. 1243 2. INFORME DE LA CORTE SUPREMA .................................................. 1244

CAPÍTULO III DE LA COMPETENCIA 2. DISPOSICIONES GENERALES. ÁMBITO DE APLICACIÓN ..................... 1231 3. ACUERDO DE REORGANIZACIÓN JUDICIAL ..................................... 1234 4. OTRAS DESCRIPCIONES .................................................................. 1235 Página ÍNDICE

XXXI

RETIRO

1270

XXXII

ÍNDICE

1. ANTECEDENTES ............................................................................. 1297 2. EL BOLETÍN CONCURSAL .............................................................. 1297 3. LAS NOTIFICACIONES EN EL PROYECTO .......................................... 1298

Página

CAPÍTULO VI DE LAS NOTIFICACIONES, PLAZOS Y OTRAS DISPOSICIONES

1270

1288 1290 1291 1296

1272 1274

“PERSONA DEUDORA” .............................................................. 5. EN RELACIÓN CON LA QUIEBRA TRANSFRONTERIZA ........................ 6. REMOCIÓN DE UN ENTE FISCALIZADO............................................. 7. OBSERVACIONES GENERALES ......................................................... LA

1275

EN RELACIÓN CON ACUERDOS DE RENEGOCIACIÓN DE

1276

1. ANTECEDENTES ............................................................................. 1285 2. P OSPOSICIÓN DEL CRÉDITO EN CASO DE APERTURA DE PROCEDIMIENTO CONCURSAL DE REORGANIZACIÓN JU DICIAL ........................................................................................... 1286 3. O BJECIÓN AL A CUERDO DE R EORGANIZACIÓN E XTRA JUDICIAL O SIMPLIFICADO .............................................................. 1287 4. O BJECIONES A REPARTO DE FONDOS DEL LIQUIDADOR

1281 1282

CAPÍTULO V DE LOS INCIDENTES

4.5. Contra la resolución de la oposición del deudor ................ 4.6. Resolución que ordena la apertura del procedimiento de liquidación ..................................................................... 4.7. Resolución que falla impugnaciones de crédito ................ 4.8. Resolución que termina el procedimiento de liquidación ......................................................................... 4.9. Sentencia que hace lugar a la demanda revocatoria................................................................................. 4.10. Opinión de la Corte Suprema respecto de la preferencia............................................................................... 5. DEL RECURSO DE CASACIÓN ..........................................................

1281 1282

CAPÍTULO V DE LOS INCIDENTES

1276

EN RELACIÓN CON ACUERDOS DE RENEGOCIACIÓN DE

1275

1. ANTECEDENTES ............................................................................. 1285 2. P OSPOSICIÓN DEL CRÉDITO EN CASO DE APERTURA DE PROCEDIMIENTO CONCURSAL DE REORGANIZACIÓN JU DICIAL ........................................................................................... 1286 3. O BJECIÓN AL A CUERDO DE R EORGANIZACIÓN E XTRA JUDICIAL O SIMPLIFICADO .............................................................. 1287 4. O BJECIONES A REPARTO DE FONDOS DEL LIQUIDADOR

1272 1274

1288 1290 1291 1296

4.5. Contra la resolución de la oposición del deudor ................ 4.6. Resolución que ordena la apertura del procedimiento de liquidación ..................................................................... 4.7. Resolución que falla impugnaciones de crédito ................ 4.8. Resolución que termina el procedimiento de liquidación ......................................................................... 4.9. Sentencia que hace lugar a la demanda revocatoria................................................................................. 4.10. Opinión de la Corte Suprema respecto de la preferencia............................................................................... 5. DEL RECURSO DE CASACIÓN ..........................................................

LA “PERSONA DEUDORA” .............................................................. 5. EN RELACIÓN CON LA QUIEBRA TRANSFRONTERIZA ........................ 6. REMOCIÓN DE UN ENTE FISCALIZADO............................................. 7. OBSERVACIONES GENERALES .........................................................

Página

CAPÍTULO VI DE LAS NOTIFICACIONES, PLAZOS Y OTRAS DISPOSICIONES

ÍNDICE

1. ANTECEDENTES ............................................................................. 1297 2. EL BOLETÍN CONCURSAL .............................................................. 1297 3. LAS NOTIFICACIONES EN EL PROYECTO .......................................... 1298

XXXII

1. ANTECEDENTES ............................................................................. 2. NÓMINA DE LIQUIDADORES ........................................................... 3. A CCESO AL CARGO DE L IQUIDADOR Y DESIGNACIÓN DE LIQUIDADOR ............................................................................ 4. EXIGENCIAS PARA SER LIQUIDADOR...............................................

1326 1327 1325 1325

CAPÍTULO VIII DEL LIQUIDADOR 12. 13. 14. 11. 10. 7. 8. 9. 1. 2. 3. 4. 5. 6.

ANTECEDENTES ............................................................................. NÓMINA DE VEEDORES.................................................................. ACCESO AL CARGO DE VEEDOR ..................................................... DESIGNACIÓN DE LOS VEEDORES ................................................... EXIGENCIAS PARA SER DESIGNADO VEEDOR ................................... A SIGNACIÓN DE RESPONSABILIDAD AL DESEMPEÑO DEL CARGO DE VEEDOR........................................................................ INHABILIDADES PARA SER VEEDOR ................................................ EXCLUSIÓN DE LA NÓMINA DE VEEDORES ...................................... D ESIGNACIÓN DEL V EEDOR EN LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES ............................................................................... FIN DE LA FUNCIÓN DE VEEDOR EN UN PROCEDIMIENTO CONCURSAL DETERMINADO ............................................................ O BLIGACIONES DEL V EEDOR EN EL DESEMPEÑO DE SU CARGO .......................................................................................... DELITO ESPECÍFICO DEL VEEDOR ................................................... RETRIBUCIÓN DEL VEEDOR ........................................................... RENDICIÓN FINAL DE CUENTA ........................................................

1320 1322 1323 1324 1319 1315 1308 1311 1312 1303 1303 1304 1305 1306

CAPÍTULO VII DEL VEEDOR 4. DE LOS PLAZOS Y SU CÓMPUTO...................................................... 1301 5. INSERCIÓN EN EL SISTEMA JURÍDICO .............................................. 1302 Página ÍNDICE

XXXIII

ÍNDICE

XXXIII

Página

4. DE LOS PLAZOS Y SU CÓMPUTO...................................................... 1301 5. INSERCIÓN EN EL SISTEMA JURÍDICO .............................................. 1302

CAPÍTULO VII DEL VEEDOR 1. ANTECEDENTES ............................................................................. 2. NÓMINA DE VEEDORES.................................................................. 3. ACCESO AL CARGO DE VEEDOR ..................................................... 4. DESIGNACIÓN DE LOS VEEDORES ................................................... 5. EXIGENCIAS PARA SER DESIGNADO VEEDOR ................................... 6. A SIGNACIÓN DE RESPONSABILIDAD AL DESEMPEÑO DEL CARGO DE VEEDOR........................................................................ 7. INHABILIDADES PARA SER VEEDOR ................................................ 8. EXCLUSIÓN DE LA NÓMINA DE VEEDORES ...................................... 9. D ESIGNACIÓN DEL V EEDOR EN LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES ............................................................................... 10. FIN DE LA FUNCIÓN DE VEEDOR EN UN PROCEDIMIENTO CONCURSAL DETERMINADO ............................................................ 11. O BLIGACIONES DEL V EEDOR EN EL DESEMPEÑO DE SU CARGO .......................................................................................... 12. DELITO ESPECÍFICO DEL VEEDOR ................................................... 13. RETRIBUCIÓN DEL VEEDOR ........................................................... 14. RENDICIÓN FINAL DE CUENTA ........................................................

1303 1303 1304 1305 1306 1308 1311 1312 1315 1319 1320 1322 1323 1324

CAPÍTULO VIII DEL LIQUIDADOR 1. ANTECEDENTES ............................................................................. 2. NÓMINA DE LIQUIDADORES ........................................................... 3. A CCESO AL CARGO DE L IQUIDADOR Y DESIGNACIÓN DE LIQUIDADOR ............................................................................ 4. EXIGENCIAS PARA SER LIQUIDADOR...............................................

1325 1325 1326 1327

TIRO

RETIRO

1330

1340 1341 1341 1342 1343

CAPÍTULO X PROCEDIMIENTO CONCURSAL DE REORGANIZACIÓN

Página ÍNDICE

1349 1350 1352 1354 1358 1361 1362

1327 1328

DEL

1329

2. 3. 4. 5. 6. 7.

“P ROCEDIMIENTO CONCURSAL DE REOR GANIZACIÓN JUDICIAL” .................................................................. DESIGNACIÓN DEL VEEDOR ........................................................... DOCUMENTOS QUE DEBE ACOMPAÑAR EL DEUDOR ......................... INICIO DE LAS TRAMITACIONES JUDICIALES Y DERIVACIONES .......... SÍNTESIS Y OBSERVACIONES GENERALES AL PROCEDIMIENTO .......... PRÓRROGA DE LA PROTECCIÓN FINANCIERA ................................... NUEVA FECHA PARA LA JUNTA DE ACREEDORES..............................

1330

1. I NICIO

XXXIV

1339

1333 1334

1. INDEPENDENCIA O AUTONOMÍA DE LAS NÓMINAS DE VEEDORES Y LIQUIDADORES ................................................................ 2. P ROHIBICIONES COMUNES PARA V EEDORES Y L IQUI DADORES ....................................................................................... 3. DE LAS CUENTAS PROVISORIAS ...................................................... 3.1. Aspectos generales ............................................................. 3.2. Oportunidad y revisión de cuentas..................................... 3.3. La Cuenta Final de Administración ...................................

CAPÍTULO IX NORMAS COMUNES PARA VEEDORES Y LIQUIDADORES

NORMAS COMUNES PARA VEEDORES Y LIQUIDADORES

1339

CAPÍTULO IX

1340 1341 1341 1342 1343

1333 1334

5. EXCLUSIÓN ESPECIAL PARA LOS LIQUIDADORES ............................. 6. RESPONSABILIDAD DEL LIQUIDADOR ............................................. 7. OBLIGACIONES DEL LIQUIDADOR EN EL DESEMPEÑO DE SU CARGO...................................................................................... 8. DESIGNACIÓN DE LIQUIDADOR PARA UN PROCEDIMIENTO CONCURSAL DETERMINADO ............................................................ 9. FIN DE LA FUNCIÓN DEL LIQUIDADOR EN UN PROCEDIMIENTO CONCURSAL DETERMINADO ............................................... 10. RETRIBUCIÓN DEL LIQUIDADOR .....................................................

1329

1. INDEPENDENCIA O AUTONOMÍA DE LAS NÓMINAS DE VEEDORES Y LIQUIDADORES ................................................................ 2. P ROHIBICIONES COMUNES PARA V EEDORES Y L IQUI DADORES ....................................................................................... 3. DE LAS CUENTAS PROVISORIAS ...................................................... 3.1. Aspectos generales ............................................................. 3.2. Oportunidad y revisión de cuentas..................................... 3.3. La Cuenta Final de Administración ...................................

1327 1328

CAPÍTULO X PROCEDIMIENTO CONCURSAL DE REORGANIZACIÓN

5. EXCLUSIÓN ESPECIAL PARA LOS LIQUIDADORES ............................. 6. RESPONSABILIDAD DEL LIQUIDADOR ............................................. 7. OBLIGACIONES DEL LIQUIDADOR EN EL DESEMPEÑO DE SU CARGO...................................................................................... 8. DESIGNACIÓN DE LIQUIDADOR PARA UN PROCEDIMIENTO CONCURSAL DETERMINADO ............................................................ 9. FIN DE LA FUNCIÓN DEL LIQUIDADOR EN UN PROCEDIMIENTO CONCURSAL DETERMINADO ............................................... 10. RETRIBUCIÓN DEL LIQUIDADOR .....................................................

1349 1350 1352 1354 1358 1361 1362

Página

1. I NICIO DEL “P ROCEDIMIENTO CONCURSAL DE REOR GANIZACIÓN JUDICIAL” .................................................................. DESIGNACIÓN DEL VEEDOR ........................................................... DOCUMENTOS QUE DEBE ACOMPAÑAR EL DEUDOR ......................... INICIO DE LAS TRAMITACIONES JUDICIALES Y DERIVACIONES .......... SÍNTESIS Y OBSERVACIONES GENERALES AL PROCEDIMIENTO .......... PRÓRROGA DE LA PROTECCIÓN FINANCIERA ................................... NUEVA FECHA PARA LA JUNTA DE ACREEDORES..............................

ÍNDICE

2. 3. 4. 5. 6. 7.

XXXIV

TIRO

ÍNDICE

XXXV

19. 20.

Página

8. DEL

CONTENIDO POSIBLE DE LA PROPUESTADE REORGANI-

ZACIÓN Y UNIVERSO AFECTO ..........................................................

18. 17.

9. 16. 15. 10. 14. 11. 12. 13.

12. 13. 11.

14. 10. 15. 16. 9. 17.

18.

8.

DEL CONTENIDO POSIBLE DE LA PROPUESTADE REORGANIZACIÓN Y UNIVERSO AFECTO .......................................................... 8.1. Aspectos generales ............................................................. 8.2. Normas de conducta exigidas al deudor ............................ 8.3. Cláusula compromisoria .................................................... REORGANIZACIÓN POR CLASE O CATEGORÍA DE ACREEDORES Y ALTERNATIVAS ..................................................................... 9.1. Reorganización por clase o categoría de acreedores.......... 9.2. Propuestas alternativas de reorganización judicial ............ SITUACIÓN DE LAS PERSONAS RELACIONADAS, COMO ACREEDORES ........................................................................................... GARANTÍAS EN LOS “ACUERDOS DE REORGANIZACIÓN JUDICIAL” ......................................................................................... INTERVENTOR Y/O COMISIÓN DE ACREEDORES ................................ DETERMINACIÓN DE LOS ACREEDORES DEL DEUDOR....................... 13.1. Explicación del sistema ..................................................... 13.2. Impugnación de créditos .................................................... DEL SUMINISTRO ASEGURADO; DE LA VENTA NECESARIA DE ACTIVOS Y DE LOS NUEVOS RECURSOS ...................................... VENTA DE ACTIVOS Y CELEBRACIÓN DE MUTUOS DURANTE LA PROTECCIÓN FINANCIERA CONCURSAL ..................................... VENTA DE BIENES PIGNOLADOS O HIPOTECADOS DURANTE LA “PROTECCIÓN FINANCIERA CONCURSAL” ................................... TRAMITACIÓN DE LA PROPUESTA DE “ACUERDO DE REORGANIZACIÓN JUDICIAL” .................................................................. 17.1. Irrevocabilidad de la propuesta .......................................... 17.2. Procedimiento aplicable a la propuesta de Acuerdo........... MODIFICABILIDAD DEL ACUERDO DE REORGANIZACIÓN JUDICIAL .............................................................................................. NOTIFICACIÓN DEL ACUERDO DE REORGANIZACIÓN JUDICIAL ......... IMPUGNACIÓN DEL ACUERDO DE REORGANIZACIÓN JUDICIAL ......... 20.1. Antecedentes ......................................................................

1390 1391 1391 1391 1384 1384 1385 1382 1380 1377 1371 1372 1373 1373 1375 1370 1367 1367 1368 1363 1363 1364 1366 Página

19. 20.

1363 8.1. Aspectos generales ............................................................. 1363 8.2. Normas de conducta exigidas al deudor ............................ 1364 8.3. Cláusula compromisoria .................................................... 1366 REORGANIZACIÓN POR CLASE O CATEGORÍA DE ACREEDORES Y ALTERNATIVAS ..................................................................... 1367 9.1. Reorganización por clase o categoría de acreedores.......... 1367 9.2. Propuestas alternativas de reorganización judicial ............ 1368 SITUACIÓN DE LAS PERSONAS RELACIONADAS, COMO ACREEDORES ........................................................................................... 1370 GARANTÍAS EN LOS “ACUERDOS DE REORGANIZACIÓN JUDICIAL” ......................................................................................... 1371 INTERVENTOR Y/O COMISIÓN DE ACREEDORES ................................ 1372 DETERMINACIÓN DE LOS ACREEDORES DEL DEUDOR....................... 1373 13.1. Explicación del sistema ..................................................... 1373 13.2. Impugnación de créditos .................................................... 1375 DEL SUMINISTRO ASEGURADO; DE LA VENTA NECESARIA DE ACTIVOS Y DE LOS NUEVOS RECURSOS ...................................... 1377 VENTA DE ACTIVOS Y CELEBRACIÓN DE MUTUOS DURANTE LA PROTECCIÓN FINANCIERA CONCURSAL ..................................... 1380 VENTA DE BIENES PIGNOLADOS O HIPOTECADOS DURANTE LA “PROTECCIÓN FINANCIERA CONCURSAL” ................................... 1382 TRAMITACIÓN DE LA PROPUESTA DE “ACUERDO DE REORGANIZACIÓN JUDICIAL” .................................................................. 1384 17.1. Irrevocabilidad de la propuesta .......................................... 1384 17.2. Procedimiento aplicable a la propuesta de Acuerdo........... 1385 MODIFICABILIDAD DEL ACUERDO DE REORGANIZACIÓN JUDICIAL .............................................................................................. 1390 NOTIFICACIÓN DEL ACUERDO DE REORGANIZACIÓN JUDICIAL ......... 1391 IMPUGNACIÓN DEL ACUERDO DE REORGANIZACIÓN JUDICIAL ......... 1391 20.1. Antecedentes ...................................................................... 1391

ÍNDICE

XXXV

RETIRO

1416 1399 Página

XXXVI

ÍNDICE

1. NORMAS DEL PROYECTO APLICABLES............................................. 1421 2. DE LAS FORMAS QUE PUEDE ASUMIR LA LIQUIDACIÓN ................... 1430 3. DE LA LIQUIDACIÓN VOLUNTARIA. ARTS. 115 Y 116 ...................... 1430

1393

PROCEDIMIENTO CONCURSAL DE LIQUIDACIÓN

1396

CAPÍTULO XII

21.

1401 1404

1418 1418 1419

22.

1407 1407 1409

1416 1417

23. 24.

1416

1413

20.2. Síntesis y observaciones .................................................... 20.3. Acogida la impugnación ¿puede ser planteada una nueva propuesta de Acuerdo de reorganización judicial? .................................................................. APROBACIÓN Y VIGENCIA DEL ACUERDO DE REORGANIZACIÓN JUDICIAL ........................................................................... CUMPLIMIENTO DE ACUERDO DE REORGANIZACIÓN JUDICIAL Y EFECTOS ............................................................................. RECHAZO DEL ACUERDO DE REORGANIZACIÓN JUDICIAL ................ T ERMINACIÓN E INCUMPLIMIENTO DEL A CUERDO DE REORGANIZACIÓN JUDICIAL............................................................ 24.1. Antecedentes ...................................................................... 24.2. Síntesis y observaciones ....................................................

1. NORMAS DEL PROYECTO APLICABLES............................................. 2. LEGITIMACIÓN, COMPETENCIA Y FORMALIDADES. ARTS. 102 A 104 ..................................................................................... 3. O BJETO , CONTENIDO Y REQUISITOS . A RTS . 105 A 107, 109 Y 110 ..................................................................................... 4. EFECTOS DE LA PRESENTACIÓN DEL ACUERDO. ART. 108 ............... 5. OBJECIONES AL ACUERDO Y APROBACIÓN JUDICIAL. ARTS. 111 Y 112 ..................................................................................... 5.1. Si se presentan objeciones. Art. 111................................... 5.2. Aprobación judicial y sus efectos. Art. 112 y 113 .............

CAPÍTULO XI ACUERDO DE REORGANIZACIÓN EXTRAJUDICIAL O SIMPLIFICADO

ACUERDO DE REORGANIZACIÓN EXTRAJUDICIAL O SIMPLIFICADO

1413

CAPÍTULO XI

1. 2.

1407 1407 1409

3.

1401 1404

1416 1417

23. 24.

1399

1396

4. 5.

22.

1393 1418 1418 1419

21.

20.2. Síntesis y observaciones .................................................... 20.3. Acogida la impugnación ¿puede ser planteada una nueva propuesta de Acuerdo de reorganización judicial? .................................................................. APROBACIÓN Y VIGENCIA DEL ACUERDO DE REORGANIZACIÓN JUDICIAL ........................................................................... CUMPLIMIENTO DE ACUERDO DE REORGANIZACIÓN JUDICIAL Y EFECTOS ............................................................................. RECHAZO DEL ACUERDO DE REORGANIZACIÓN JUDICIAL ................ T ERMINACIÓN E INCUMPLIMIENTO DEL A CUERDO DE REORGANIZACIÓN JUDICIAL............................................................ 24.1. Antecedentes ...................................................................... 24.2. Síntesis y observaciones ....................................................

NORMAS DEL PROYECTO APLICABLES............................................. LEGITIMACIÓN, COMPETENCIA Y FORMALIDADES. ARTS. 102 A 104 ..................................................................................... O BJETO , CONTENIDO Y REQUISITOS . A RTS . 105 A 107, 109 Y 110 ..................................................................................... EFECTOS DE LA PRESENTACIÓN DEL ACUERDO. ART. 108 ............... OBJECIONES AL ACUERDO Y APROBACIÓN JUDICIAL. ARTS. 111 Y 112 ..................................................................................... 5.1. Si se presentan objeciones. Art. 111................................... 5.2. Aprobación judicial y sus efectos. Art. 112 y 113 .............

Página

CAPÍTULO XII PROCEDIMIENTO CONCURSAL DE LIQUIDACIÓN

ÍNDICE

1. NORMAS DEL PROYECTO APLICABLES............................................. 1421 2. DE LAS FORMAS QUE PUEDE ASUMIR LA LIQUIDACIÓN ................... 1430 3. DE LA LIQUIDACIÓN VOLUNTARIA. ARTS. 115 Y 116 ...................... 1430

XXXVI

TIRO

MIENTO

ÍNDICE

XXXVII

1. LA Página

ORDENA LA APERTURA DEL PROCEDICONCURSAL DE LIQUIDACIÓN. ART. 129 ........................... 1457

SENTENCIA QUE

CAPÍTULO XV APERTURA DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL DE LIQUIDACIÓN

CAPÍTULO XIII LIQUIDACIÓN FORZOSA, APLICACIÓN, CAUSALES Y REQUISITOS

ANTECEDENTES DE CONTEXTO E INTRODUCTORIOS......................... LA OPOSICIÓN DEL SUPUESTO DEUDOR. ART. 121........................... R ESTRICCIONES PROBATORIAS AL SUPUESTO DEUDOR . ART. 122 ...................................................................................... R ESOLUCIÓN A LA “ OPOSICIÓN ” Y TRÁMITES PROBA TORIOS. ARTS. 123 Y 124 .............................................................. 4.1. Aspectos previos ................................................................ 4.2. Admisibilidad de la prueba del supuesto deudor. Art.124 ............................................................................... Derecho del acreedor a ofrecer prueba. Art. 124 ............... De los recursos. Art. 125 .................................................... Audiencia de prueba. Art. 126 ........................................... Audiencia de fallo, indemnización al supuesto deudor y sentencia. Arts. 126 a 128 ...............................................

4.3. 4.4. 4.5. 4.6.

1. LEGITIMACIÓN. ART. 117 .............................................................. 2. F ORMALIDADES DE LA PETICIÓN ENDEREZADA PARA PROVOCAR LA APERTURA DEL PROCEDIMIENTO CON CURSAL DE LIQUIDACIÓN DE LA E MPRESA D EUDORA . ART. 118....................................................................................... 3. PRIMERA PROVIDENCIA Y NOTIFICACIÓN. ART. 119 ........................ 4. DE LA AUDIENCIA INICIAL. ART. 120 .............................................

1433

1435 1439 1441

CAPÍTULO XIV

4.

TRAMITACIÓN DEL JUICIO DE OPOSICIÓN 1. ANTECEDENTES DE CONTEXTO E INTRODUCTORIOS......................... 2. LA OPOSICIÓN DEL SUPUESTO DEUDOR. ART. 121........................... 3. R ESTRICCIONES PROBATORIAS AL SUPUESTO DEUDOR . ART. 122 ...................................................................................... 4. R ESOLUCIÓN A LA “ OPOSICIÓN ” Y TRÁMITES PROBA TORIOS. ARTS. 123 Y 124 .............................................................. 4.1. Aspectos previos ................................................................ 4.2. Admisibilidad de la prueba del supuesto deudor. Art.124 ............................................................................... 4.3. Derecho del acreedor a ofrecer prueba. Art. 124 ............... 4.4. De los recursos. Art. 125 .................................................... 4.5. Audiencia de prueba. Art. 126 ........................................... 4.6. Audiencia de fallo, indemnización al supuesto deudor y sentencia. Arts. 126 a 128 ...............................................

1447 1447 1448 1450 1450 1451 1452 1453 1453 1454

1. 2. 3.

1454 1451 1452 1453 1453 1450 1450 1448 1447 1447

CAPÍTULO XIV TRAMITACIÓN DEL JUICIO DE OPOSICIÓN 1. LEGITIMACIÓN. ART. 117 .............................................................. 2. F ORMALIDADES DE LA PETICIÓN ENDEREZADA PARA PROVOCAR LA APERTURA DEL PROCEDIMIENTO CON CURSAL DE LIQUIDACIÓN DE LA E MPRESA D EUDORA . ART. 118....................................................................................... 3. PRIMERA PROVIDENCIA Y NOTIFICACIÓN. ART. 119 ........................ 4. DE LA AUDIENCIA INICIAL. ART. 120 .............................................

1435 1439 1441 1433

CAPÍTULO XIII LIQUIDACIÓN FORZOSA, APLICACIÓN, CAUSALES Y REQUISITOS

CAPÍTULO XV APERTURA DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL DE LIQUIDACIÓN

Página

1. LA

ORDENA LA APERTURA DEL PROCEDICONCURSAL DE LIQUIDACIÓN. ART. 129 ........................... 1457

SENTENCIA QUE

MIENTO

ÍNDICE

XXXVII

RETIRO

DETERMINACIÓN DEL PASIVO Página

XXXVIII

ÍNDICE

1. VERIFICACIÓN DE CRÉDITOS .......................................................... 1481 2. OBJECIÓN E IMPUGNACIÓN DE CRÉDITOS ........................................ 1484 3. VERIFICACIÓN EXTRAORDINARIA ................................................... 1488

2.

1459 1459

CAPÍTULO XVII

3. 4.

1. PROCEDIMIENTO ............................................................................ 1477 2. ACTA DE INCAUTACIÓN E INVENTARIO............................................ 1478 3. DEBER DE COLABORACIÓN DEL DEUDOR ........................................ 1480

1461 1462 1463 1463

DE LA INCAUTACIÓN E INVENTARIO DE BIENES

5. 6. 7. 8.

CAPÍTULO XVI

1464

1465 1467 1469 1471 1472 1473 1475

9.

10. 11. 12. 13. 14. 15.

1464

1465 1467 1469 1471 1472 1473 1475

9.

1461 1462 1463 1463

EFECTOS DE LA RESOLUCIÓN DE APERTURA DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL DE LIQUIDACIÓN ........................................ ADMINISTRACIÓN DE BIENES.......................................................... REEMPLAZO DE LOS INCIDENTES EN LA ADMINISTRACIÓN DE BIENES .......................................................................................... ADMINISTRACIÓN DE BIENES EN CASO DE USUFRUCTO LEGAL ......... SITUACIÓN DE BIENES FUTUROS ..................................................... INMUTABILIDAD DE LOS DERECHOS DE LOS ACREEDORES ................ SUSPENSIÓN DE EJECUCIONES INDIVIDUALES, RETENCIÓN Y ARRIENDOS .................................................................................... EXIGIBILIDAD DE OBLIGACIONES, REAJUSTABILIDAD E INTERESES ........................................................................................ DE LAS COMPENSACIONES ............................................................. ACUMULACIÓN DE JUICIOS CONTRA EL DEUDOR ............................. JUICIOS EN QUE EL DEUDOR ES DEMANDANTE ................................ DE LAS MEDIDAS CAUTELARES ...................................................... LA REIVINDICACIÓN, RESOLUCIÓN Y RETENCIÓN ............................ RAZÓN SOCIAL DEL DEUDOR AFECTO A LIQUIDACIÓN .....................

5. 6. 7. 8.

1459 1459

CAPÍTULO XVI DE LA INCAUTACIÓN E INVENTARIO DE BIENES

3. 4.

RESOLUCIÓN DE APERTURA DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL DE LIQUIDACIÓN ........................................ ADMINISTRACIÓN DE BIENES.......................................................... REEMPLAZO DE LOS INCIDENTES EN LA ADMINISTRACIÓN DE BIENES .......................................................................................... ADMINISTRACIÓN DE BIENES EN CASO DE USUFRUCTO LEGAL ......... SITUACIÓN DE BIENES FUTUROS ..................................................... INMUTABILIDAD DE LOS DERECHOS DE LOS ACREEDORES ................ SUSPENSIÓN DE EJECUCIONES INDIVIDUALES, RETENCIÓN Y ARRIENDOS .................................................................................... EXIGIBILIDAD DE OBLIGACIONES, REAJUSTABILIDAD E INTERESES ........................................................................................ DE LAS COMPENSACIONES ............................................................. ACUMULACIÓN DE JUICIOS CONTRA EL DEUDOR ............................. JUICIOS EN QUE EL DEUDOR ES DEMANDANTE ................................ DE LAS MEDIDAS CAUTELARES ...................................................... LA REIVINDICACIÓN, RESOLUCIÓN Y RETENCIÓN ............................ RAZÓN SOCIAL DEL DEUDOR AFECTO A LIQUIDACIÓN ..................... DE LA

1. PROCEDIMIENTO ............................................................................ 1477 2. ACTA DE INCAUTACIÓN E INVENTARIO............................................ 1478 3. DEBER DE COLABORACIÓN DEL DEUDOR ........................................ 1480

2. EFECTOS

10. 11. 12. 13. 14. 15.

Página

CAPÍTULO XVII DETERMINACIÓN DEL PASIVO

ÍNDICE

1. VERIFICACIÓN DE CRÉDITOS .......................................................... 1481 2. OBJECIÓN E IMPUGNACIÓN DE CRÉDITOS ........................................ 1484 3. VERIFICACIÓN EXTRAORDINARIA ................................................... 1488

XXXVIII

1. 2. 3. 4.

NORMAS GENERALES ..................................................................... DE LAS VENTAS AL MARTILLO........................................................ ACUERDOS DE VENTA AL MARTILLO Y FORMALIDADES .................. RENDICIÓN DE CUENTA ..................................................................

1523 1525 1526 1527

ÍNDICE

XXXIX

Página

CAPÍTULO XVIII JUNTAS DE ACREEDORES EN EL PROCEDIMIENTO CONCURSAL DE LIQUIDACIÓN

CAPÍTULO XX DE LA REALIZACIÓN ORDINARIA DE BIENES 1. DE LA REALIZACIÓN SIMPLIFICADA O SUMARIA .............................. 1.1. Ámbito de aplicación de la realización simplificada o sumaria ............................................................................... 1.2. De la realización simplificada o sumaria propiamente tal ....................................................................................... 2. SÍNTESIS Y OBSERVACIONES ...........................................................

1515 1517 1511 1511

CAPÍTULO XIX DE LA REALIZACIÓN DEL ACTIVO ASPECTOS INTRODUCTORIOS .......................................................... FORMALIDADES PARA CONSTITUIR LAS JUNTAS ............................... FORMALIDADES DE OPERACIÓN DE LAS JUNTAS .............................. DEL DERECHO A VOTO ................................................................... ACREEDORES SIN DERECHO A VOTO ............................................... PRIMERA JUNTA DE ACREEDORES ................................................... DE LAS JUNTAS ORDINARIAS DE ACREEDORES ................................ DE LAS JUNTAS EXTRAORDINARIAS DE ACREEDORES ...................... 8.1. Cuestiones de fondo ............................................................. 8.2. Formalidades de constitución de las juntas extraordinarias ........................................................................... 9. COMISIÓN DE ACREEDORES ............................................................ 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.

1507 1509 1491 1491 1492 1497 1499 1500 1504 1505 1505

1. ASPECTOS INTRODUCTORIOS .......................................................... 2. FORMALIDADES PARA CONSTITUIR LAS JUNTAS ............................... 3. FORMALIDADES DE OPERACIÓN DE LAS JUNTAS .............................. 4. DEL DERECHO A VOTO ................................................................... 5. ACREEDORES SIN DERECHO A VOTO ............................................... 6. PRIMERA JUNTA DE ACREEDORES ................................................... 7. DE LAS JUNTAS ORDINARIAS DE ACREEDORES ................................ 8. DE LAS JUNTAS EXTRAORDINARIAS DE ACREEDORES ...................... 8.1. Cuestiones de fondo ............................................................. 8.2. Formalidades de constitución de las juntas extraordinarias ........................................................................... 9. COMISIÓN DE ACREEDORES ............................................................

1491 1491 1492 1497 1499 1500 1504 1505 1505 1507 1509

CAPÍTULO XIX DE LA REALIZACIÓN DEL ACTIVO 1. DE LA REALIZACIÓN SIMPLIFICADA O SUMARIA .............................. 1.1. Ámbito de aplicación de la realización simplificada o sumaria ............................................................................... 1.2. De la realización simplificada o sumaria propiamente tal ....................................................................................... 2. SÍNTESIS Y OBSERVACIONES ...........................................................

JUNTAS DE ACREEDORES EN EL PROCEDIMIENTO CONCURSAL DE LIQUIDACIÓN

1511 1511 1515 1517

CAPÍTULO XX DE LA REALIZACIÓN ORDINARIA DE BIENES

CAPÍTULO XVIII

Página ÍNDICE

XXXIX

1. 2. 3. 4.

NORMAS GENERALES ..................................................................... DE LAS VENTAS AL MARTILLO........................................................ ACUERDOS DE VENTA AL MARTILLO Y FORMALIDADES .................. RENDICIÓN DE CUENTA ..................................................................

1523 1525 1526 1527

TIRO

RETIRO

Página

CAPÍTULO XXVI DE LA LIQUIDACIÓN DEL PASIVO

CAPÍTULO XXI

CAPÍTULO XXIV REGLAS COMPLEMENTARIAS A LA REALIZACIÓN DE BIENES

1. ANTECEDENTES ............................................................................. 1537 2. SÍNTESIS Y OBSERVACIONES ........................................................... 1538

1. ANTECEDENTES ............................................................................. 1545 2. SÍNTESIS Y OBSERVACIONES ........................................................... 1546

CAPÍTULO XXII OFERTA DE COMPRA DIRECTA

CAPÍTULO XXV DE LA CONTINUACIÓN DE ACTIVIDADES ECONÓMICAS

1. ANTECEDENTES ............................................................................. 1529 2. SÍNTESIS Y OBSERVACIONES ........................................................... 1531

1. ANTECEDENTES ............................................................................. 1547 2. SÍNTESIS Y OBSERVACIONES ........................................................... 1552

DE LA VENTA COMO UNIDAD ECONÓMICA

CAPÍTULO XXIII

CAPÍTULO XXIII DEL LEASING O ARRENDAMIENTO CON OPCIÓN DE COMPRA

1. ANTECEDENTES ............................................................................. 1541 2. SÍNTESIS Y OBSERVACIONES ........................................................... 1542

1. ANTECEDENTES ............................................................................. 1541 2. SÍNTESIS Y OBSERVACIONES ........................................................... 1542

DEL LEASING O ARRENDAMIENTO CON OPCIÓN DE COMPRA

CAPÍTULO XXIV

CAPÍTULO XXI DE LA VENTA COMO UNIDAD ECONÓMICA

1. ANTECEDENTES ............................................................................. 1547 2. SÍNTESIS Y OBSERVACIONES ........................................................... 1552

1. ANTECEDENTES ............................................................................. 1529 2. SÍNTESIS Y OBSERVACIONES ........................................................... 1531

CAPÍTULO XXV DE LA CONTINUACIÓN DE ACTIVIDADES ECONÓMICAS

CAPÍTULO XXII OFERTA DE COMPRA DIRECTA

1. ANTECEDENTES ............................................................................. 1545 2. SÍNTESIS Y OBSERVACIONES ........................................................... 1546

1. ANTECEDENTES ............................................................................. 1537 2. SÍNTESIS Y OBSERVACIONES ........................................................... 1538

REGLAS COMPLEMENTARIAS A LA REALIZACIÓN DE BIENES

CAPÍTULO XXVI

ÍNDICE

1. ASPECTOS INTRODUCTORIOS .......................................................... 1559 2. NORMAS GENERALES ..................................................................... 1559

Página

DE LA LIQUIDACIÓN DEL PASIVO

XL

ÍNDICE

1. ASPECTOS INTRODUCTORIOS .......................................................... 1559 2. NORMAS GENERALES ..................................................................... 1559

XL

TIRO

ÍNDICE

XLI

8. Página

3. DE LOS PAGOS ADMINISTRATIVOS................................................... 1561 4. DE LOS REPARTOS DE FONDOS ........................................................ 1565 5. SÍNTESIS Y OBSERVACIONES ........................................................... 1568

CAPÍTULO XXVII CIERRE DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL DE LIQUIDACIÓN 1. TÉRMINO DEL PROCEDIMIENTO CONCURSALDE LIQUIDACIÓN O , MÁS PROPIAMENTE , CIERRE DEL PROCEDIMIEN TO CONCURSAL DE LIQUIDACIÓN .................................................... 1573 2. SÍNTESIS Y OBSERVACIONES ........................................................... 1574 3. D EL TÉRMINO O CIERRE DEL PROCEDIMIENTO CONCUR-

7. 1. 2. 3. 4. 5. 6.

ASPECTOS INTRODUCTORIOS .......................................................... NORMAS DEL PROYECTOQUE DESCRIBEN SU APLICACIÓN ................ PUESTA EN MARCHA DEL PROCEDIMIENTO ...................................... EXAMEN Y RESOLUCIÓN DE ADMISIBILIDAD ................................... SÍNTESIS Y OBSERVACIONES EN TORNO A LA ADMISIBILIDAD ........... EFECTOS DE LA RESOLUCIÓN DE ADMISIBILIDAD ............................ 6.1. Antecedentes del proyecto .................................................... 6.2. Síntesis y observaciones ....................................................... AUDIENCIA DE DETERMINACIÓN DEL PASIVO .................................. 7.1. Antecedentes del proyecto .................................................... 7.2. Síntesis y observaciones ....................................................... AUDIENCIA DE RENEGOCIACIÓN ..................................................... 8.1. Antecedentes del proyecto ....................................................

1579 1579 1580 1582 1583 1585 1585 1586 1589 1589 1590 1592 1592

CAPÍTULO XXVIII PROCEDIMIENTO CONCURSAL DE RENEGOCIACIÓN Y LIQUIDACIÓN DE LA PERSONA DEUDORA

SAL DE LIQUIDACIÓN POR ACUERDO DE REORGANIZACIÓN JUDICIAL .......................................................................................

1575 4. SÍNTESIS Y OBSERVACIONES ........................................................... 1577

CAPÍTULO XXVIII PROCEDIMIENTO CONCURSAL DE RENEGOCIACIÓN

JUDICIAL ....................................................................................... 1575 4. SÍNTESIS Y OBSERVACIONES ........................................................... 1577 SAL DE LIQUIDACIÓN POR ACUERDO DE REORGANIZACIÓN

Y LIQUIDACIÓN DE LA PERSONA DEUDORA

1. 2. 3. 4. 5. 6.

ASPECTOS INTRODUCTORIOS .......................................................... NORMAS DEL PROYECTOQUE DESCRIBEN SU APLICACIÓN ................ PUESTA EN MARCHA DEL PROCEDIMIENTO ...................................... EXAMEN Y RESOLUCIÓN DE ADMISIBILIDAD ................................... SÍNTESIS Y OBSERVACIONES EN TORNO A LA ADMISIBILIDAD ........... EFECTOS DE LA RESOLUCIÓN DE ADMISIBILIDAD ............................ 6.1. Antecedentes del proyecto .................................................... 6.2. Síntesis y observaciones ....................................................... 7. AUDIENCIA DE DETERMINACIÓN DEL PASIVO .................................. 7.1. Antecedentes del proyecto .................................................... 7.2. Síntesis y observaciones ....................................................... 8. AUDIENCIA DE RENEGOCIACIÓN ..................................................... 8.1. Antecedentes del proyecto ....................................................

1579 1579 1580 1582 1583 1585 1585 1586 1589 1589 1590 1592 1592

1. TÉRMINO DEL PROCEDIMIENTO CONCURSALDE LIQUIDACIÓN O , MÁS PROPIAMENTE , CIERRE DEL PROCEDIMIEN TO CONCURSAL DE LIQUIDACIÓN .................................................... 1573 2. SÍNTESIS Y OBSERVACIONES ........................................................... 1574 3. D EL TÉRMINO O CIERRE DEL PROCEDIMIENTO CONCUR-

CAPÍTULO XXVII CIERRE DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL DE LIQUIDACIÓN 3. DE LOS PAGOS ADMINISTRATIVOS................................................... 1561 4. DE LOS REPARTOS DE FONDOS ........................................................ 1565 5. SÍNTESIS Y OBSERVACIONES ........................................................... 1568 Página ÍNDICE

XLI

RETIRO

9.

Página XLII

ÍNDICE

1609 1609 1609 1610 1610 1610 1611 1611 1611 1613

1593 1594 1594 1596

1. DE LA LIQUIDACIÓN VOLUNTARIA DE LA PERSONA DEUDORA ......... 1.1. Ámbito de aplicación y requisitos ..................................... 1.1.1. Antecedentes del proyecto....................................... 1.1.2. Observaciones.......................................................... 1.2. Tramitación, resolución y efectos ...................................... 1.2.1. Antecedentes del proyecto....................................... 1.2.2. Síntesis y observaciones .......................................... 1.3. Determinación del pasivo y junta de acreedores................ 1.3.1. Antecedentes del proyecto....................................... 1.3.2. Síntesis y observaciones ..........................................

10.

DE LIQUIDACIÓN DE LA PERSONA DEUDORA

11.

CAPÍTULO XXIX PROCEDIMIENTO CONCURSAL

1597 1597 1598 1600 1600

1606 1606 1607

1601

12.

1601

12.

11.

1597 1597 1598 1600 1600

1606 1606 1607

10.

1593 1594 1594 1596

8.2. Síntesis y observaciones ....................................................... AUDIENCIA DE EJECUCIÓN ............................................................. 9.1. Antecedentes del proyecto ................................................. 9.2. Síntesis y observaciones .................................................... TÉRMINO DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL DE RENEGOCIACIÓN Y EJECUCIÓN .................................................................... 10.1 Antecedentes del proyecto ................................................. 10.2. Síntesis y observaciones .................................................... RECURSOS ..................................................................................... 11.1. Relación de la normativa aplicable del proyecto ............... 11.2. Errores legales del proyecto en cuanto a la Superintendencia Concursal ........................................................... BIENES EXCLUIDOS DEL ACUERDO DE EJECUCIÓN E INEXACTITUD EN LA DECLARACIÓN DE BIENES DE LA P ERSONA DEUDORA ...................................................................................... 12.1. Antecedentes del proyecto .................................................. 12.2. Síntesis y observaciones .....................................................

9.

8.2. Síntesis y observaciones ....................................................... AUDIENCIA DE EJECUCIÓN ............................................................. 9.1. Antecedentes del proyecto ................................................. 9.2. Síntesis y observaciones .................................................... TÉRMINO DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL DE RENEGOCIACIÓN Y EJECUCIÓN .................................................................... 10.1 Antecedentes del proyecto ................................................. 10.2. Síntesis y observaciones .................................................... RECURSOS ..................................................................................... 11.1. Relación de la normativa aplicable del proyecto ............... 11.2. Errores legales del proyecto en cuanto a la Superintendencia Concursal ........................................................... BIENES EXCLUIDOS DEL ACUERDO DE EJECUCIÓN E INEXACTITUD EN LA DECLARACIÓN DE BIENES DE LA P ERSONA DEUDORA ...................................................................................... 12.1. Antecedentes del proyecto .................................................. 12.2. Síntesis y observaciones .....................................................

CAPÍTULO XXIX PROCEDIMIENTO CONCURSAL DE LIQUIDACIÓN DE LA PERSONA DEUDORA

Página

1609 1609 1609 1610 1610 1610 1611 1611 1611 1613

ÍNDICE

1. DE LA LIQUIDACIÓN VOLUNTARIA DE LA PERSONA DEUDORA ......... 1.1. Ámbito de aplicación y requisitos ..................................... 1.1.1. Antecedentes del proyecto....................................... 1.1.2. Observaciones.......................................................... 1.2. Tramitación, resolución y efectos ...................................... 1.2.1. Antecedentes del proyecto....................................... 1.2.2. Síntesis y observaciones .......................................... 1.3. Determinación del pasivo y junta de acreedores................ 1.3.1. Antecedentes del proyecto....................................... 1.3.2. Síntesis y observaciones ..........................................

XLII

TIRO

ÍNDICE

XLIII

Página

1.4. Realización del activo, liquidación del pasivo, cuenta final y término .................................................................... 1.4.1. Antecedentes del proyecto ....................................... 1.4.2. Síntesis y observaciones ......................................... 2. DE LA LIQUIDACIÓN FORZOSA DE LA PERSONA DEUDORA ............. 2.1. Causal de apertura del procedimiento de liquidación ........ 2.1.1. Antecedentes del proyecto....................................... 2.1.2. Síntesis y observaciones .......................................... 2.2. Requisitos de procedencia ................................................. 2.2.1. Antecedentes del proyecto....................................... 2.2.2. Síntesis y observaciones .......................................... 2.3. Tramitación inicial ............................................................. 2.3.1. Antecedentes del proyecto ....................................... 2.3.2. Síntesis y observaciones .......................................... 2.4. Sentencia de apertura y antecedentes que debe remitir la Superintendencia ............................................................ 2.4.1. Antecedentes del proyecto....................................... 2.4.2. Síntesis y observaciones ..........................................

1613 1613 1614 1615 1615 1615 1616 1616 1616 1617 1618 1618 1620 1622 1622 1623

CAPÍTULO XXX DE LAS ACCIONES REVOCATORIAS CONCURSALES 1. REVOCABILIDAD

DE LOS ACTOS EJECUTADOS O CONTRA-

EMPRESAS DEUDORAS .................................... 1625 1.1. Antecedentes del proyecto ................................................. 1625 1.2. Síntesis y observaciones .................................................... 1627 2. REVOCABILIDAD DE LOS ACTOS EJECUTADOS O CONTRATOS CELEBRADOS POR UNA PERSONA DEUDORA ................................... 1630 2.1. Antecedentes del proyecto ................................................. 1630 2.2. Síntesis y observaciones .................................................... 1631 3. D E LAS DISPOSICIONES COMUNES A LOS DOS T ÍTULOS ANTERIORES .................................................................................. 1631 TOS SUSCRITOS POR

1. REVOCABILIDAD DE LOS ACTOS EJECUTADOS O CONTRATOS SUSCRITOS POR EMPRESAS DEUDORAS .................................... 1.1. Antecedentes del proyecto ................................................. 1.2. Síntesis y observaciones .................................................... 2. REVOCABILIDAD DE LOS ACTOS EJECUTADOS O CONTRATOS CELEBRADOS POR UNA PERSONA DEUDORA ................................... 2.1. Antecedentes del proyecto ................................................. 2.2. Síntesis y observaciones .................................................... 3. D E LAS DISPOSICIONES COMUNES A LOS DOS T ÍTULOS ANTERIORES ..................................................................................

1631 1630 1630 1631 1625 1625 1627

CAPÍTULO XXX DE LAS ACCIONES REVOCATORIAS CONCURSALES 1.4. Realización del activo, liquidación del pasivo, cuenta final y término .................................................................... 1.4.1. Antecedentes del proyecto ....................................... 1.4.2. Síntesis y observaciones ......................................... 2. DE LA LIQUIDACIÓN FORZOSA DE LA PERSONA DEUDORA ............. 2.1. Causal de apertura del procedimiento de liquidación ........ 2.1.1. Antecedentes del proyecto....................................... 2.1.2. Síntesis y observaciones .......................................... 2.2. Requisitos de procedencia ................................................. 2.2.1. Antecedentes del proyecto....................................... 2.2.2. Síntesis y observaciones .......................................... 2.3. Tramitación inicial ............................................................. 2.3.1. Antecedentes del proyecto ....................................... 2.3.2. Síntesis y observaciones .......................................... 2.4. Sentencia de apertura y antecedentes que debe remitir la Superintendencia ............................................................ 2.4.1. Antecedentes del proyecto....................................... 2.4.2. Síntesis y observaciones ..........................................

1622 1622 1623 1613 1613 1614 1615 1615 1615 1616 1616 1616 1617 1618 1618 1620 Página

ÍNDICE

XLIII

RETIRO

1. DISPOSICIONES GENERALES............................................................ 1.1. Antecedentes del proyecto .................................................... 1.2. Síntesis y observaciones ....................................................... 2. ÁMBITO DE APLICACIÓN ................................................................ 2.1. Antecedentes del proyecto .................................................... 2.2. Síntesis y observaciones ....................................................... 3. DE LAS DEFINICIONES .................................................................... 3.1. Antecedentes del proyecto .................................................... 3.2. Síntesis y observaciones .......................................................

1645 1645 1646 1647 1647 1647 1648 1648 1650

ÍNDICE

DE LA INSOLVENCIA TRANSFRONTERIZA

XLIV

CAPÍTULO XXXII

Página

1641 1641 1642

1631 1632

1639 1639 1640

1633 1633 1635 1635 1637 1638

1. DE LA CONSTITUCIÓN DEL COMPROMISO ........................................ 1.1. Antecedentes del proyecto ................................................. 1.2. Síntesis y observaciones .................................................... 2. N ATURALEZA DEL ARBITRAJE, INSTALACIÓN, NÓMINA Y FACULTADES DE LOS ÁRBITROS ....................................................... 2.1. Antecedentes del proyecto ................................................. 2.2. Síntesis y observaciones ....................................................

3.1. Antecedentes del proyecto ................................................. 3.2. Síntesis y observaciones .................................................... 4. D E LA SENTENCIA , COSTAS , RECOMPENSAS Y EFECTOS RESPECTO DE TERCEROS ................................................................. 4.1. Antecedentes del proyecto ................................................. 4.2. Síntesis y observaciones .................................................... 4.2.1. En cuanto a la sentencia .......................................... 4.2.2. En cuanto a las costas y recompensas ..................... 4.3. Efecto respecto de terceros ................................................

DEL ARBITRAJE CONCURSAL

CAPÍTULO XXXI DEL ARBITRAJE CONCURSAL

CAPÍTULO XXXI

1639 1639 1640

1633 1633 1635 1635 1637 1638

1641 1641 1642

1631 1632

1. DE LA CONSTITUCIÓN DEL COMPROMISO ........................................ 1.1. Antecedentes del proyecto ................................................. 1.2. Síntesis y observaciones .................................................... 2. N ATURALEZA DEL ARBITRAJE, INSTALACIÓN, NÓMINA Y FACULTADES DE LOS ÁRBITROS ....................................................... 2.1. Antecedentes del proyecto ................................................. 2.2. Síntesis y observaciones ....................................................

3.1. Antecedentes del proyecto ................................................. 3.2. Síntesis y observaciones .................................................... 4. D E LA SENTENCIA , COSTAS , RECOMPENSAS Y EFECTOS RESPECTO DE TERCEROS ................................................................. 4.1. Antecedentes del proyecto ................................................. 4.2. Síntesis y observaciones .................................................... 4.2.1. En cuanto a la sentencia .......................................... 4.2.2. En cuanto a las costas y recompensas ..................... 4.3. Efecto respecto de terceros ................................................

CAPÍTULO XXXII DE LA INSOLVENCIA TRANSFRONTERIZA

Página

1645 1645 1646 1647 1647 1647 1648 1648 1650

ÍNDICE

1. DISPOSICIONES GENERALES............................................................ 1.1. Antecedentes del proyecto .................................................... 1.2. Síntesis y observaciones ....................................................... 2. ÁMBITO DE APLICACIÓN ................................................................ 2.1. Antecedentes del proyecto .................................................... 2.2. Síntesis y observaciones ....................................................... 3. DE LAS DEFINICIONES .................................................................... 3.1. Antecedentes del proyecto .................................................... 3.2. Síntesis y observaciones .......................................................

XLIV

TIRO

ÍNDICE

XLV

Página

4. OBLIGACIONES INTERNACIONALES DEL ESTADO ............................. 4.1. Antecedentes del proyecto ................................................. 4.2. Observaciones .................................................................... 5. DEL TRIBUNAL O AUTORIDAD COMPETENTE ................................... 5.1. Antecedentes del proyecto ................................................. 5.2. Síntesis y observaciones .................................................... 6. AUTORIZACIÓN PARA ACTUAR EN UN ESTADO EXTRANJERO .............. 6.1. Antecedentes de proyecto .................................................. 6.2. Síntesis y observaciones .................................................... 7. EXCEPCIÓN DE ORDEN PÚBLICO, ASISTENCIA ADICIONAL A ALGUNA OTRA NORMA E INTERPRETACIÓN ...................................... 7.1. Antecedentes del proyecto ................................................. 7.2. Observaciones y síntesis .................................................... 8. DERECHO DE ACCESO DIRECTO, JURISDICCIÓN LIMITADA Y

1650 1650 1650 1651 1651 1651 1651 1651 1652 1652 1652 1653

SOLICITUD DE APERTURA DE PROCEDIMIENTO CONCURSAL

............................... 8.1. Antecedentes del proyecto .................................................... 8.2. Síntesis y observaciones ....................................................... 9. RECONOCIMIENTO DE UN PROCEDIMIENTO EXTRANJERO Y MEDIDAS QUE SE PUEDEN ADOPTAR ................................................ 9.1. Antecedentes del proyecto ................................................. 9.2. Síntesis y observaciones .................................................... 10. D E LA COOPERACIÓN CON TRIBUNALES Y REPRESEN TANTES EXTRANJEROS .................................................................... 10.1. Antecedentes del proyecto ................................................. 10.2. Síntesis y observaciones .................................................... 11. DE LOS PROCEDIMIENTOS PARALELOS ............................................. 11.1. Antecedentes del proyecto ................................................. 11.2. Síntesis y observaciones .................................................... BIBLIOGRAFÍA ...................................................................................... POR EXTRANJEROS Y PARTICIPACIÓN EN ELLOS

1654 1654 1656 1657 1657 1663 1666 1666 1668 1668 1668 1671 1673

POR EXTRANJEROS Y PARTICIPACIÓN EN ELLOS ............................... 8.1. Antecedentes del proyecto .................................................... 8.2. Síntesis y observaciones ....................................................... 9. RECONOCIMIENTO DE UN PROCEDIMIENTO EXTRANJERO Y MEDIDAS QUE SE PUEDEN ADOPTAR ................................................ 9.1. Antecedentes del proyecto ................................................. 9.2. Síntesis y observaciones .................................................... 10. D E LA COOPERACIÓN CON TRIBUNALES Y REPRESEN TANTES EXTRANJEROS .................................................................... 10.1. Antecedentes del proyecto ................................................. 10.2. Síntesis y observaciones .................................................... 11. DE LOS PROCEDIMIENTOS PARALELOS ............................................. 11.1. Antecedentes del proyecto ................................................. 11.2. Síntesis y observaciones .................................................... BIBLIOGRAFÍA ......................................................................................

1666 1666 1668 1668 1668 1671 1673 1657 1657 1663 1654 1654 1656

SOLICITUD DE APERTURA DE PROCEDIMIENTO CONCURSAL

4. OBLIGACIONES INTERNACIONALES DEL ESTADO ............................. 4.1. Antecedentes del proyecto ................................................. 4.2. Observaciones .................................................................... 5. DEL TRIBUNAL O AUTORIDAD COMPETENTE ................................... 5.1. Antecedentes del proyecto ................................................. 5.2. Síntesis y observaciones .................................................... 6. AUTORIZACIÓN PARA ACTUAR EN UN ESTADO EXTRANJERO .............. 6.1. Antecedentes de proyecto .................................................. 6.2. Síntesis y observaciones .................................................... 7. EXCEPCIÓN DE ORDEN PÚBLICO, ASISTENCIA ADICIONAL A ALGUNA OTRA NORMA E INTERPRETACIÓN ...................................... 7.1. Antecedentes del proyecto ................................................. 7.2. Observaciones y síntesis .................................................... 8. DERECHO DE ACCESO DIRECTO, JURISDICCIÓN LIMITADA Y

1652 1652 1653 1650 1650 1650 1651 1651 1651 1651 1651 1652 Página

ÍNDICE

XLV

RETIRO

TIRO

PRIMERA PARTE DERECHO CONCURSAL CHILENO PROCEDIMIENTOS DE LIQUIDACIÓN Y REESTRUCTURACIÓN PATRIMONIAL LA QUIEBRA Y LOS CONVENIOS

LA QUIEBRA Y LOS CONVENIOS Y REESTRUCTURACIÓN PATRIMONIAL PROCEDIMIENTOS DE LIQUIDACIÓN

PRIMERA PARTE DERECHO CONCURSAL CHILENO

RETIRO

TIRO

1 BAEZA OVALLE, Gonzalo. Tratado de Derecho Comercial, Editorial LexisNexis, Santiago, 2008 y Derecho Concursal. Procedimiento de Liquidación de Bienes. La Quiebra. Editorial Thomson Reuters, Santiago, 2011

CAPÍTULO I La segunda, por el contrario, lo hacía asumiendo como referente la materia u objeto del comercio, especificado como actos de comercio, aun cuando en las enumeraciones que se han realizado y realizan de ellos La primera determinaba el ámbito de aplicación de dichas regulaciones en función tanto del comerciante como de los instrumentos, actos y contratos generados por éste para el ejercicio de su giro. 1. SENTIDO GENERAL DE LA NORMATIVA CONCURSAL En el desarrollo de las investigaciones que hemos efectuado sobre la materia del título1 y como expusimos en diversas publicaciones que realizamos sobre el tema, podemos concebir o entender que el derecho comercial en general, reconoce como principal centro de atención la regulación de los servicios de intermediación y circulación de bienes corporales e incorporales en el mercado. Describimos el escenario jurídico posible de esta rama del derecho bajo tres prismas tradicionales que han servido de base para establecer el ámbito al cual es posible extender sus regulaciones: la tendencia subjetiva y la objetiva, sin olvidar la intermedia denominada ecléctica.

Describimos el escenario jurídico posible de esta rama del derecho bajo tres prismas tradicionales que han servido de base para establecer el ámbito al cual es posible extender sus regulaciones: la tendencia subjetiva y la objetiva, sin olvidar la intermedia denominada ecléctica. En el desarrollo de las investigaciones que hemos efectuado sobre la materia del título1 y como expusimos en diversas publicaciones que realizamos sobre el tema, podemos concebir o entender que el derecho comercial en general, reconoce como principal centro de atención la regulación de los servicios de intermediación y circulación de bienes corporales e incorporales en el mercado. 1. SENTIDO GENERAL DE LA NORMATIVA CONCURSAL

La primera determinaba el ámbito de aplicación de dichas regulaciones en función tanto del comerciante como de los instrumentos, actos y contratos generados por éste para el ejercicio de su giro. La segunda, por el contrario, lo hacía asumiendo como referente la materia u objeto del comercio, especificado como actos de comercio, aun cuando en las enumeraciones que se han realizado y realizan de ellos

CAPÍTULO I 1

BAEZA OVALLE, Gonzalo. Tratado de Derecho Comercial, Editorial LexisNexis, Santiago, 2008 y Derecho Concursal. Procedimiento de Liquidación de Bienes. La Quiebra. Editorial Thomson Reuters, Santiago, 2011

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Con todo, resulta claro que, sin importar mayormente que adoptemos uno u otro referente regulatorio, siempre descubriremos como preocupación primordial en esta rama del derecho, asegurar, facilitar y, en último término, permitir la circulación fluida de las mercancías o cosas objeto de tráfico comercial, en miras de contribuir al bienestar de las personas, por un lado y, por el otro, los mercaderes, vale decir, quienes hacen posible el tráficio comentado, del mismo modo que en toda labor humana, la asumirán en vista de una retribución.

4

En todo caso, conviene aclarar que no logramos visualizar en esas alternativas la existencia de opciones incompatibles y en la realidad han surgido en el mundo ordenamientos comerciales que mayor o menor énfasis en uno u otro, pero siempre participando de ambos, lo que otorga un sentido más destacado a esta última tendencia.

incluyen “situaciones jurídicas” que no creemos posible inscribir en el concepto de un “acto”.

Igualmente, a partir del análisis de las tendencias referidas, mecanismos intermedios y legislación comparada, llegamos a concluir que nunca hubo ni fue pretendido instaurar un sistema de regulaciones comerciales unívocas, en otras palabras, exclusivamente basado en la tendencia subjetiva u objetiva, respectivamente, lo que da origen al planteamiento de la teoría ecléctica como quedó dicho.

La otra dificultad que exhiben esas enumeraciones es que no permitían identificar otro factor común que no fuera la determinación del legislador de calificarlos como tal.

La tercera tendencia conocida como ecléctica desplazaba su énfasis de una a otra tendencia, sea subjetiva u objetiva, pero guardando un perfil propio de carácter sincrético.

Como una derivación necesaria de esta última dificultad, al intérprete sólo cabía describirlos como aquellos que quedan afectos a las regulaciones comerciales y son considerados actos de comercio porque el legislador así lo estableció, dejando en evidencia el marcado positivismo de ese sistema normativo.

Como una derivación necesaria de esta última dificultad, al intérprete sólo cabía describirlos como aquellos que quedan afectos a las regulaciones comerciales y son considerados actos de comercio porque el legislador así lo estableció, dejando en evidencia el marcado positivismo de ese sistema normativo.

La tercera tendencia conocida como ecléctica desplazaba su énfasis de una a otra tendencia, sea subjetiva u objetiva, pero guardando un perfil propio de carácter sincrético.

La otra dificultad que exhiben esas enumeraciones es que no permitían identificar otro factor común que no fuera la determinación del legislador de calificarlos como tal.

Igualmente, a partir del análisis de las tendencias referidas, mecanismos intermedios y legislación comparada, llegamos a concluir que nunca hubo ni fue pretendido instaurar un sistema de regulaciones comerciales unívocas, en otras palabras, exclusivamente basado en la tendencia subjetiva u objetiva, respectivamente, lo que da origen al planteamiento de la teoría ecléctica como quedó dicho.

incluyen “situaciones jurídicas” que no creemos posible inscribir en el concepto de un “acto”.

En todo caso, conviene aclarar que no logramos visualizar en esas alternativas la existencia de opciones incompatibles y en la realidad han surgido en el mundo ordenamientos comerciales que mayor o menor énfasis en uno u otro, pero siempre participando de ambos, lo que otorga un sentido más destacado a esta última tendencia.

GONZALO BAEZA OVALLE

Con todo, resulta claro que, sin importar mayormente que adoptemos uno u otro referente regulatorio, siempre descubriremos como preocupación primordial en esta rama del derecho, asegurar, facilitar y, en último término, permitir la circulación fluida de las mercancías o cosas objeto de tráfico comercial, en miras de contribuir al bienestar de las personas, por un lado y, por el otro, los mercaderes, vale decir, quienes hacen posible el tráficio comentado, del mismo modo que en toda labor humana, la asumirán en vista de una retribución.

4

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

5

Serán los mercaderes quienes harán posible el tráfico comentado traducido no sólo en la prestación de servicios de intermediación sino con mayor razón y particularmente, creando los instrumentos y escenarios adecuados para que este sea posible, todo ello, como en toda labor humana remunerativa, en vista de obtener una retribución. Nos adentramos en la estructura del Código de Comercio chileno de 1865, sin profundizar exageradamente sobre las razones u origen de la codificación. Enrique Brahm García2 comenta que en el epistolario portaliano son constantes las referencias a que si algo movió al gran Ministro de Prieto y forjador de la República a intervenir en política, fue que hacía falta el orden necesario para dedicarse a los negocios. Del texto de Francisco A. Encina3 deriva una imagen del Ministro don Diego Portales un tanto diversa, ubicándolo en una función de liderazgo de un movimiento sociológico que caracterizó al Chile de los años 1830 a 1891, identificado por un esfuerzo creador, de modernización y de servicio público que no tuvieron parangón en la América hispana. En ese sentido explica que en el hecho, una verdad que estimamos olvidada en nuestros días, evitaba incurrir en la falacia de las leyes sabias. No sólo en la hora presente sino desde hace larga data, los encargados de la conducción política aportan señales equívocas a la población en el sentido que librando leyes que estiman adecuadas, los problemas son solucionados, olvidando que las leyes, por sí solas nada resuelven y la dificultad principal radica en los operadores de la normativa legal vigente. Así comenta que Portales … no sólo era un genio, sino que además era audaz y exhibía una rara fuerza de voluntad –dice Santa María– lo dominaba todo, su voluntad imperaba en todas partes. 2

BRAHM GARCÍA, Enrique. José Gabriel Ocampo y la Codificación Comercial Chilena, Universidad de los Andes, Santiago, Chile, 2000, Tomo I, p. 17.

3 ENCINA, Francisco A., Historia de Chile, Editorial Nascimento, Santiago, Chile, 1948, Tomo X, pp. 452 y sgtes. 2 BRAHM GARCÍA, Enrique. José Gabriel Ocampo y la Codificación Comercial Chilena, Universidad de los Andes, Santiago, Chile, 2000, Tomo I, p. 17.

Así comenta que Portales … no sólo era un genio, sino que además era audaz y exhibía una rara fuerza de voluntad –dice Santa María– lo dominaba todo, su voluntad imperaba en todas partes. No sólo en la hora presente sino desde hace larga data, los encargados de la conducción política aportan señales equívocas a la población en el sentido que librando leyes que estiman adecuadas, los problemas son solucionados, olvidando que las leyes, por sí solas nada resuelven y la dificultad principal radica en los operadores de la normativa legal vigente. En ese sentido explica que en el hecho, una verdad que estimamos olvidada en nuestros días, evitaba incurrir en la falacia de las leyes sabias. Del texto de Francisco A. Encina3 deriva una imagen del Ministro don Diego Portales un tanto diversa, ubicándolo en una función de liderazgo de un movimiento sociológico que caracterizó al Chile de los años 1830 a 1891, identificado por un esfuerzo creador, de modernización y de servicio público que no tuvieron parangón en la América hispana. Enrique Brahm García2 comenta que en el epistolario portaliano son constantes las referencias a que si algo movió al gran Ministro de Prieto y forjador de la República a intervenir en política, fue que hacía falta el orden necesario para dedicarse a los negocios. Nos adentramos en la estructura del Código de Comercio chileno de 1865, sin profundizar exageradamente sobre las razones u origen de la codificación. Serán los mercaderes quienes harán posible el tráfico comentado traducido no sólo en la prestación de servicios de intermediación sino con mayor razón y particularmente, creando los instrumentos y escenarios adecuados para que este sea posible, todo ello, como en toda labor humana remunerativa, en vista de obtener una retribución.

3

ENCINA, Francisco A., Historia de Chile, Editorial Nascimento, Santiago, Chile, 1948, Tomo X, pp. 452 y sgtes.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

5

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

En el desarrollo de los estudios que hemos realizado revisamos lo que en nuestro concepto correspondía comprender por comerciante, haciendo una distinción entre las personas naturales y jurídicas, para el ordenamiento jurídico chileno.

6

Luego de esta disquisición histórica a que nos condujo Enrique Brahm García, cabe colegir que la codificación en Chile surgió como una medida necesaria para alcanzar la modernización y ordenamiento de nuestro sistema jurídico.

Dueño del país, le había impuesto silencio, para entregarse con sosiego y sin bullicio a su organización y arreglo.

Creemos necesario aprender de la historia y no perder de vista las vidas ejemplares de quienes antecedieron en el desarrollo nacional, concordando con Enrique Brahm García, en general, que la época estuvo inspirada en un impulso empresarial importante que, en gran medida impregnó el devenir de la República de esos días, pero no visualizamos en la obra de esos grandes prohombres un interés personal, aún cuando sea indirecto, sino más bien un sentido patriótico ensalzable.

Agrega que aún más honda resulta la impresión que la influencia de Portales en el devenir histórico chileno causó en Isidoro Errázuriz, el cerebro más poderoso entre los que se acercaron a la historia en el siglo XIX y, rebatiendo el concepto de los legistas, que radicaban en la constitución de 1833 el origen del estado en forma decía que atribuir a las leyes escritas una virtud y una influencia que no poseen en sí mismas, o que, por lo menos, no se hacen sentir sino con el largo transcurso de los años y cuando una aplicación regular y paciente les ha permitido echar raíces en la vida y conciencia de las naciones.

En suma, siendo grata la versión del profesor Enrique Brahm, debemos advertir que la visión de don Francisco A. Encina es diferente en el sentido que Diego Portales no vio un interés propio en su obra en beneficio del país, sino un afán de servicio inusual para la América hispana, como también que tanto él como los hombres que analizaron su devenir, tuvieron siempre muy claro que la solución de los problemas no pasa por la dictación de leyes, sino por una aplicación competente, eficiente, desinteresada e imparcial, lo que no encontramos que ocurra con frecuencia en la actualidad.

En suma, siendo grata la versión del profesor Enrique Brahm, debemos advertir que la visión de don Francisco A. Encina es diferente en el sentido que Diego Portales no vio un interés propio en su obra en beneficio del país, sino un afán de servicio inusual para la América hispana, como también que tanto él como los hombres que analizaron su devenir, tuvieron siempre muy claro que la solución de los problemas no pasa por la dictación de leyes, sino por una aplicación competente, eficiente, desinteresada e imparcial, lo que no encontramos que ocurra con frecuencia en la actualidad.

Agrega que aún más honda resulta la impresión que la influencia de Portales en el devenir histórico chileno causó en Isidoro Errázuriz, el cerebro más poderoso entre los que se acercaron a la historia en el siglo XIX y, rebatiendo el concepto de los legistas, que radicaban en la constitución de 1833 el origen del estado en forma decía que atribuir a las leyes escritas una virtud y una influencia que no poseen en sí mismas, o que, por lo menos, no se hacen sentir sino con el largo transcurso de los años y cuando una aplicación regular y paciente les ha permitido echar raíces en la vida y conciencia de las naciones.

Creemos necesario aprender de la historia y no perder de vista las vidas ejemplares de quienes antecedieron en el desarrollo nacional, concordando con Enrique Brahm García, en general, que la época estuvo inspirada en un impulso empresarial importante que, en gran medida impregnó el devenir de la República de esos días, pero no visualizamos en la obra de esos grandes prohombres un interés personal, aún cuando sea indirecto, sino más bien un sentido patriótico ensalzable.

Dueño del país, le había impuesto silencio, para entregarse con sosiego y sin bullicio a su organización y arreglo.

Luego de esta disquisición histórica a que nos condujo Enrique Brahm García, cabe colegir que la codificación en Chile surgió como una medida necesaria para alcanzar la modernización y ordenamiento de nuestro sistema jurídico.

GONZALO BAEZA OVALLE

En el desarrollo de los estudios que hemos realizado revisamos lo que en nuestro concepto correspondía comprender por comerciante, haciendo una distinción entre las personas naturales y jurídicas, para el ordenamiento jurídico chileno.

6

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

7

El fundamento de esa bifurcación radicó en que los elementos considerados, en ese sistema para calificar como comerciante a uno u otro eran diversos e incluso lo son además dentro del mismo tipo de personas, como acontece con las jurídicas. Del modo indicado, los referentes tomados en cuenta para atribuir a una persona jurídica la calidad de comerciante tampoco resultan idénticos para todas, variando los criterios de mercantilización de manera tal que, en algunos casos, el legislador optó por asignar esa condición en función del objeto y en otros tomó en consideración para el mismo propósito la forma bajo la cual estaba estructurada la persona jurídica. Estudiamos los auxiliares del comerciante y actos de comercio, conservando como un patrón importante en ese análisis, el contrato de mandato, a través del cual estimamos posible explicar y entender prácticamente todos sus derechos y obligaciones consecuentes. Tras exponer y detenernos en algunas particularidades de las regulaciones aplicables a las sociedades, en el segundo tomo de la obra en referencia, culminamos en el tercero investigando y describiendo, nuevas formas de personas jurídicas creadas por el legislador como comerciantes, sin que necesariamente sean sociedades, pese a la denominación de tales que les atribuye en algunos casos. En esa oportunidad abordamos además, conceptos nuevos sobre obligaciones que, a nuestro juicio, permitían explicar ese fenómeno para todo el sistema jurídico y no solo en el contexto de los derechos subjetivos, como ocurre hoy en día, cuestión asumida muy antiguamente por autores franceses como Marcel Planiol, entre otros. Igualmente expusimos algunas ideas atingentes a los contratos e instrumentos básicos gestados para permitir y facilitar tanto la celeridad como certeza en el flujo comercial, pasando por los títulos de crédito, circulatorios o valores, para llegar a las principales y más tradicionales formas de garantía utilizadas en el tráfico mercantil. Los comerciantes, obedeciendo al devenir propio de su actividad profesional, continúan discurriendo y gestando nuevos instrumentos, mecanismos y actos jurídicos en miras de atender a ese propósito.

Los comerciantes, obedeciendo al devenir propio de su actividad profesional, continúan discurriendo y gestando nuevos instrumentos, mecanismos y actos jurídicos en miras de atender a ese propósito. Igualmente expusimos algunas ideas atingentes a los contratos e instrumentos básicos gestados para permitir y facilitar tanto la celeridad como certeza en el flujo comercial, pasando por los títulos de crédito, circulatorios o valores, para llegar a las principales y más tradicionales formas de garantía utilizadas en el tráfico mercantil. En esa oportunidad abordamos además, conceptos nuevos sobre obligaciones que, a nuestro juicio, permitían explicar ese fenómeno para todo el sistema jurídico y no solo en el contexto de los derechos subjetivos, como ocurre hoy en día, cuestión asumida muy antiguamente por autores franceses como Marcel Planiol, entre otros. Tras exponer y detenernos en algunas particularidades de las regulaciones aplicables a las sociedades, en el segundo tomo de la obra en referencia, culminamos en el tercero investigando y describiendo, nuevas formas de personas jurídicas creadas por el legislador como comerciantes, sin que necesariamente sean sociedades, pese a la denominación de tales que les atribuye en algunos casos. Estudiamos los auxiliares del comerciante y actos de comercio, conservando como un patrón importante en ese análisis, el contrato de mandato, a través del cual estimamos posible explicar y entender prácticamente todos sus derechos y obligaciones consecuentes. Del modo indicado, los referentes tomados en cuenta para atribuir a una persona jurídica la calidad de comerciante tampoco resultan idénticos para todas, variando los criterios de mercantilización de manera tal que, en algunos casos, el legislador optó por asignar esa condición en función del objeto y en otros tomó en consideración para el mismo propósito la forma bajo la cual estaba estructurada la persona jurídica. El fundamento de esa bifurcación radicó en que los elementos considerados, en ese sistema para calificar como comerciante a uno u otro eran diversos e incluso lo son además dentro del mismo tipo de personas, como acontece con las jurídicas. DERECHO CONCURSAL CHILENO

7

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

En economía denominan como efecto multiplicador de la inversión lo que ocurre con una unidad de valor destinada a la inversión, de la cual deriva un porcentaje para solventar el factor remuneración o trabajo, en general, constituyendo dicho incremento retributivo un elemento que repercute en la demanda y, por ende, normalmente da lugar a la creación de nuevos incentivos para invertir determinado, en un grado no menor, por el juego o distribución de la propensión marginal al consumo y al ahorro,

8

A estas alturas del análisis comprendemos que no reviste particular importancia las causas y eventuales responsabilidades que determinaron o pudieron determinar el o los incumplimientos de que venimos hablando, sino más bien las derivaciones objetivas que pueden provocar en el ámbito micro y macroeconómico, los susodichos incumplimientos.

Ese esfuerzo, mantenido en el tiempo en aras de una mejor y más eficiente realización de su actividad, ha permitido dar margen a la existencia de una variante particular de estudio en esta rama del derecho difundida bajo el título de nuevas formas de contratación comercial.

Ahora bien, ingresando derechamente a la materia de este estudio, habremos de señalar que ese sistema, basado en mecanismos nuevos, no tan nuevos y definitivamente antiguos tambalea, iniciando un camino de crisis y debilidad acelerada y angustiantemente creciente, toda vez que uno o más comerciantes, en quienes ha sido depositada la confianza que cumplirían sus obligaciones, dejan de hacerlo, sin importar la razón que los lleve a adoptar tal línea de comportamiento, que no resulta ser el punto de nuestra atención, por ahora.

La verdad sea dicha que, en múltiples ocasiones, esas formas no son tan nuevas y más bien remiten a reformulaciones de contratos de antigua data, como acontece por ejemplo, con el denominado “joint venture” y también con varios otros, identificados como “factoring”, “leasing”, etcétera.

La bondad que corresponde reconocer a esa labor comercial radica en la aptitud para reflotar o reinventar instrumentos de pretérito origen que, de esa manera, son reformulados en aras de satisfacer necesidades actuales del tráfico mercantil, pero que siempre han estado presentes, con mayor o menor énfasis, en esa actividad.

La bondad que corresponde reconocer a esa labor comercial radica en la aptitud para reflotar o reinventar instrumentos de pretérito origen que, de esa manera, son reformulados en aras de satisfacer necesidades actuales del tráfico mercantil, pero que siempre han estado presentes, con mayor o menor énfasis, en esa actividad.

La verdad sea dicha que, en múltiples ocasiones, esas formas no son tan nuevas y más bien remiten a reformulaciones de contratos de antigua data, como acontece por ejemplo, con el denominado “joint venture” y también con varios otros, identificados como “factoring”, “leasing”, etcétera.

Ahora bien, ingresando derechamente a la materia de este estudio, habremos de señalar que ese sistema, basado en mecanismos nuevos, no tan nuevos y definitivamente antiguos tambalea, iniciando un camino de crisis y debilidad acelerada y angustiantemente creciente, toda vez que uno o más comerciantes, en quienes ha sido depositada la confianza que cumplirían sus obligaciones, dejan de hacerlo, sin importar la razón que los lleve a adoptar tal línea de comportamiento, que no resulta ser el punto de nuestra atención, por ahora.

Ese esfuerzo, mantenido en el tiempo en aras de una mejor y más eficiente realización de su actividad, ha permitido dar margen a la existencia de una variante particular de estudio en esta rama del derecho difundida bajo el título de nuevas formas de contratación comercial.

A estas alturas del análisis comprendemos que no reviste particular importancia las causas y eventuales responsabilidades que determinaron o pudieron determinar el o los incumplimientos de que venimos hablando, sino más bien las derivaciones objetivas que pueden provocar en el ámbito micro y macroeconómico, los susodichos incumplimientos.

GONZALO BAEZA OVALLE

En economía denominan como efecto multiplicador de la inversión lo que ocurre con una unidad de valor destinada a la inversión, de la cual deriva un porcentaje para solventar el factor remuneración o trabajo, en general, constituyendo dicho incremento retributivo un elemento que repercute en la demanda y, por ende, normalmente da lugar a la creación de nuevos incentivos para invertir determinado, en un grado no menor, por el juego o distribución de la propensión marginal al consumo y al ahorro,

8

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

9

respectivamente, lo que varía dependiendo del nivel de ingreso del agente económico y mercado en que se encuentre inserto. Algo parecido ocurre en nuestro universo en observación desde que los eventos que nos ocupan, como cesación de pagos, incumplimientos, insolvencias, constituyen hechos que forman parte de la trama comercial y, por ende, inscriben en el área económica, en general, pudiendo arrastrar a otros agentes que participan en el juego del mercado a un situación difícil similar. Bajo esa perspectiva entonces, tal realidad económica igualmente podemos insertarla y entenderla como un círculo virtuoso, desde que nuestra preocupación central en el contexto descrito pasa por crear más bienes en miras de arribar a un alto grado de satisfacción de las necesidades de las personas y, en último término, generar riquezas, para beneficio de toda la sociedad. El contrapunto natural de esa figura que embelesa está conformado por un círculo vicioso que queda traducido en el resentimiento o paralización del impulso inspirador de la inversión, como un subproducto de los hechos explicados que, bajo estos respectos, obviamente dan lugar al surgimiento de un fenómeno de connotación negativa. Consideramos sencillo concebir, en el esquema descrito, que frente a una paralización productiva de la inversión o capacidad instalada, inexorablemente, el mercado reaccionará mostrando una tendencia creciente hacia una caída en la ocupación y, por ende, un regreso considerable del monto general de las remuneraciones de aquellos que estaban aplicados a ese esfuerzo creador de riqueza, traducido en la producción de bienes y prestación de servicios, ahora detenido, reducido o, al menos, entrabado, de lo cual sobreviene, consecuencialmente, una disminución progresiva de la demanda y, finalmente, un desincentivo para alentar nuevas inversiones, ante la baja perspectiva y seguridad que ofrece el escenario económico. En ese contexto consideramos no sólo adecuado sino obligatorio hablar del afloramiento de un “círculo vicioso” que origina un claro incentivo para no invertir e incluso puede alcanzar los extremos de generar un incentivo para desinvertir, afectando la capacidad productiva instalada, por lo cual

En ese contexto consideramos no sólo adecuado sino obligatorio hablar del afloramiento de un “círculo vicioso” que origina un claro incentivo para no invertir e incluso puede alcanzar los extremos de generar un incentivo para desinvertir, afectando la capacidad productiva instalada, por lo cual Consideramos sencillo concebir, en el esquema descrito, que frente a una paralización productiva de la inversión o capacidad instalada, inexorablemente, el mercado reaccionará mostrando una tendencia creciente hacia una caída en la ocupación y, por ende, un regreso considerable del monto general de las remuneraciones de aquellos que estaban aplicados a ese esfuerzo creador de riqueza, traducido en la producción de bienes y prestación de servicios, ahora detenido, reducido o, al menos, entrabado, de lo cual sobreviene, consecuencialmente, una disminución progresiva de la demanda y, finalmente, un desincentivo para alentar nuevas inversiones, ante la baja perspectiva y seguridad que ofrece el escenario económico. El contrapunto natural de esa figura que embelesa está conformado por un círculo vicioso que queda traducido en el resentimiento o paralización del impulso inspirador de la inversión, como un subproducto de los hechos explicados que, bajo estos respectos, obviamente dan lugar al surgimiento de un fenómeno de connotación negativa. Bajo esa perspectiva entonces, tal realidad económica igualmente podemos insertarla y entenderla como un círculo virtuoso, desde que nuestra preocupación central en el contexto descrito pasa por crear más bienes en miras de arribar a un alto grado de satisfacción de las necesidades de las personas y, en último término, generar riquezas, para beneficio de toda la sociedad. Algo parecido ocurre en nuestro universo en observación desde que los eventos que nos ocupan, como cesación de pagos, incumplimientos, insolvencias, constituyen hechos que forman parte de la trama comercial y, por ende, inscriben en el área económica, en general, pudiendo arrastrar a otros agentes que participan en el juego del mercado a un situación difícil similar. respectivamente, lo que varía dependiendo del nivel de ingreso del agente económico y mercado en que se encuentre inserto. DERECHO CONCURSAL CHILENO

9

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Habitualmente leemos en diarios, periódicos y revistas que, ante tanta noticia infausta, ajena a la vida que la mayoría de las personas comunes

10

Eso no obsta a que podamos observar objetivamente el problema en cuanto deja en evidencia la realidad de nuestra percepción respecto a la cesación de pagos, asumido como un elemento detonante de fenómenos económicos de mayor entidad y extrema gravedad, que pueden desatar, como ocurrió en la especie, una recesión en la economía mundial.

genera una derivación que podemos denominar, con mayor propiedad para nuestra disciplina como “efecto multiplicador del incumplimiento”.

Un análisis tan cercano podría hacernos caer en una falta de objetividad o apresuramiento en los juicios, aún cuando adelantamos diversas aseveraciones, sucumbiendo a la tentación de opinar.

El escenario de inestabilidad resultante de una cadena de incumplimientos como el descrito conduce a los agentes económicos a propender hacia el retiro de su inversión en los mercados que exhiben semejantes inestabilidades optando por alternativas que privilegien la liquidez por sobre la inmovilidad de los activos, en términos que queden en situación de escapar, con la mayor velocidad posible, de ese escenario en el evento de sobrevenir un colapso mayor.

Como enfrentamos un fenómeno relativamente reciente que, incluso, aún estamos viviendo en sus postreras consecuencias pagando el precio correspondiente, no consideramos útil ni prudente explayarnos sobre el tema.

Lo expuesto recibió su aplicación y demostración práctica más dolorosa en la crisis financiera mundial desatada en el año 2008, denominada “subprime” atribuida, en lo inmediato, al incumplimiento de obligaciones asumidas por los deudores hipotecarios en Estados Unidos de América, unido a la que bien podríamos denominar engaño financiero, traducido en la transferencia de esos créditos hipotecarios con una calificación de solvencia de los deudores que no correspondía a la realidad, hecho conocido por los cedentes y acreedores originarios, las instituciones financieras, que estuvieron dispuestas a llevar adelante las operaciones crediticias e incentivados por malas políticas de la autoridad monetaria de ese país del Norte.

Lo expuesto recibió su aplicación y demostración práctica más dolorosa en la crisis financiera mundial desatada en el año 2008, denominada “subprime” atribuida, en lo inmediato, al incumplimiento de obligaciones asumidas por los deudores hipotecarios en Estados Unidos de América, unido a la que bien podríamos denominar engaño financiero, traducido en la transferencia de esos créditos hipotecarios con una calificación de solvencia de los deudores que no correspondía a la realidad, hecho conocido por los cedentes y acreedores originarios, las instituciones financieras, que estuvieron dispuestas a llevar adelante las operaciones crediticias e incentivados por malas políticas de la autoridad monetaria de ese país del Norte.

Como enfrentamos un fenómeno relativamente reciente que, incluso, aún estamos viviendo en sus postreras consecuencias pagando el precio correspondiente, no consideramos útil ni prudente explayarnos sobre el tema.

El escenario de inestabilidad resultante de una cadena de incumplimientos como el descrito conduce a los agentes económicos a propender hacia el retiro de su inversión en los mercados que exhiben semejantes inestabilidades optando por alternativas que privilegien la liquidez por sobre la inmovilidad de los activos, en términos que queden en situación de escapar, con la mayor velocidad posible, de ese escenario en el evento de sobrevenir un colapso mayor.

Un análisis tan cercano podría hacernos caer en una falta de objetividad o apresuramiento en los juicios, aún cuando adelantamos diversas aseveraciones, sucumbiendo a la tentación de opinar.

genera una derivación que podemos denominar, con mayor propiedad para nuestra disciplina como “efecto multiplicador del incumplimiento”.

Eso no obsta a que podamos observar objetivamente el problema en cuanto deja en evidencia la realidad de nuestra percepción respecto a la cesación de pagos, asumido como un elemento detonante de fenómenos económicos de mayor entidad y extrema gravedad, que pueden desatar, como ocurrió en la especie, una recesión en la economía mundial.

GONZALO BAEZA OVALLE

Habitualmente leemos en diarios, periódicos y revistas que, ante tanta noticia infausta, ajena a la vida que la mayoría de las personas comunes

10

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

11

mantienen en la sociedad y que, por tal razón, son poco atractivas periodísticamente al no alimentar el morbo colectivo, vayamos desarrollando una cierta desafectación, abstrayéndonos del hecho cierto que tras cada evento desastroso, como el traído a cuento, hay personas que sufren, las más de las veces, injustificadamente. La crisis económica mundial tampoco constituye un tema frío o lejano que concierna sólo a quienes participan en el comercio. Muy por el contrario, envuelve y conlleva grandes privaciones, angustias y sufrimientos para un importante número de familias que pierden trabajo, bienes, estabilidad, proyección, etcétera, generando una depresión en el ánimo colectivo de la sociedad que incrementa las consecuencias negativas del fenómeno. No descubrimos en el mundo de los especuladores el centro del desastre en el sentido que ellos sean los más afectados pues dado su profesionalismo y conocimientos técnicos de la actividad, la mayor cantidad de veces logran sortear con agilidad esas vicisitudes e incluso su habilidad llega a tales extremos que están capacitados anticiparlas y prevenirlas en su ámbito personal. La cuenta, finalmente, viene a ser saldada en el entorno de la realidad sencilla de los padres de familia que subsisten gracias a un trabajo dependiente. Tras cada número decreciente en el incremento de la producción de los países podemos encontrar un objetivo aumento de la pobreza, lo cual ni con mucho, puede constituir un tema que resulte indiferente. El escenario descrito, parece necesario decirlo, es ciertamente indeseado para la sociedad, por lo cual los sistemas económicos y jurídicos de la mayoría de los países desarrollados, contemplan mecanismos de equilibrio o estabilización destinados a ser utilizados en aquellas situaciones en que surgen los círculos viciosos más allá de una cuestión coyuntural, amenazando instalarse con permanencia en la dinámica del mercado, como ocurrió con el caso comentado. Obviamente, la declaración de quiebra que supone la liquidación de la organización productiva, no deviene en una solución ideal para esas situaciones.

Obviamente, la declaración de quiebra que supone la liquidación de la organización productiva, no deviene en una solución ideal para esas situaciones. El escenario descrito, parece necesario decirlo, es ciertamente indeseado para la sociedad, por lo cual los sistemas económicos y jurídicos de la mayoría de los países desarrollados, contemplan mecanismos de equilibrio o estabilización destinados a ser utilizados en aquellas situaciones en que surgen los círculos viciosos más allá de una cuestión coyuntural, amenazando instalarse con permanencia en la dinámica del mercado, como ocurrió con el caso comentado. Tras cada número decreciente en el incremento de la producción de los países podemos encontrar un objetivo aumento de la pobreza, lo cual ni con mucho, puede constituir un tema que resulte indiferente. La cuenta, finalmente, viene a ser saldada en el entorno de la realidad sencilla de los padres de familia que subsisten gracias a un trabajo dependiente. No descubrimos en el mundo de los especuladores el centro del desastre en el sentido que ellos sean los más afectados pues dado su profesionalismo y conocimientos técnicos de la actividad, la mayor cantidad de veces logran sortear con agilidad esas vicisitudes e incluso su habilidad llega a tales extremos que están capacitados anticiparlas y prevenirlas en su ámbito personal. Muy por el contrario, envuelve y conlleva grandes privaciones, angustias y sufrimientos para un importante número de familias que pierden trabajo, bienes, estabilidad, proyección, etcétera, generando una depresión en el ánimo colectivo de la sociedad que incrementa las consecuencias negativas del fenómeno. La crisis económica mundial tampoco constituye un tema frío o lejano que concierna sólo a quienes participan en el comercio. mantienen en la sociedad y que, por tal razón, son poco atractivas periodísticamente al no alimentar el morbo colectivo, vayamos desarrollando una cierta desafectación, abstrayéndonos del hecho cierto que tras cada evento desastroso, como el traído a cuento, hay personas que sufren, las más de las veces, injustificadamente. DERECHO CONCURSAL CHILENO

11

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Estos últimos pasan a ser obligados y más que eso, compelidos a instar por una solución que permita a dicho conglomerado proseguir en su actividad antes que optar por su colapso, lo que por cierto y en múltiples ocasiones conduce a los ejecutivos y administradores de esas agrupaciones empresariales a utilizar indebidamente lo que, paradójicamente, surge como una posición dominante o de privilegio de éstos frente a sus acreedores bancarios o de cualquier otra índole.

12

Para aplicar el ejemplo a lo que estamos tratando entonces, si un gran conglomerado tambalea, su problema resulta menor comparado con aquel que debe encarar el sistema financiero y acreedores de ese conglomerado.

Mas bien una decisión de esa naturaleza direcciona, precisamente, en sentido inverso pero, bajo determinadas circunstancias, puede ser la menos perjudicial de las opciones disponibles, al permitir el nacimiento de una comunidad de pérdida que evitando el “prior in tempore potior jure” que posibilita a algunas personas más ágiles evitar los daños del colapso quedando en situación ventajosa respecto de otras que no lo fueron tanto. La comunidad de pérdida posibilita la repartición igualitaria del desastre siguiendo el principio de la “par condictio omnium creditorum”.

Sin embargo toda vez que la deuda con el Banco o sistema financiero sea enorme, como ocurrió en ese caso, el problema deja de ser del deudor pasando el Banco o entidad financiera comprometida a quedar en una mayor exposición al daño, desde que está imposibilitada de ejecutarlo a riesgo de asumir la realidad de la pérdida por el no pago del crédito, poniendo en peligro su propia estabilidad y solvencia.

Aceptar la liquidación de grandes conglomerados puede traer encadenada la insolvencia y liquidación de otros agentes del mercado, como ocurrió con el Banco de Inversión Lehman Brother, en Estados Unidos de América y diversos Bancos en el mundo.

Con razón ha sido afirmado en el ámbito de los negocios que si alguien adeuda una pequeña o mediana cantidad a un Banco y deja de pagar, enfrenta un problema: la entidad bancaria lo ejecutará y obtendrá la solución de su crédito realizándole sus bienes.

Con razón ha sido afirmado en el ámbito de los negocios que si alguien adeuda una pequeña o mediana cantidad a un Banco y deja de pagar, enfrenta un problema: la entidad bancaria lo ejecutará y obtendrá la solución de su crédito realizándole sus bienes.

Aceptar la liquidación de grandes conglomerados puede traer encadenada la insolvencia y liquidación de otros agentes del mercado, como ocurrió con el Banco de Inversión Lehman Brother, en Estados Unidos de América y diversos Bancos en el mundo.

Sin embargo toda vez que la deuda con el Banco o sistema financiero sea enorme, como ocurrió en ese caso, el problema deja de ser del deudor pasando el Banco o entidad financiera comprometida a quedar en una mayor exposición al daño, desde que está imposibilitada de ejecutarlo a riesgo de asumir la realidad de la pérdida por el no pago del crédito, poniendo en peligro su propia estabilidad y solvencia.

Mas bien una decisión de esa naturaleza direcciona, precisamente, en sentido inverso pero, bajo determinadas circunstancias, puede ser la menos perjudicial de las opciones disponibles, al permitir el nacimiento de una comunidad de pérdida que evitando el “prior in tempore potior jure” que posibilita a algunas personas más ágiles evitar los daños del colapso quedando en situación ventajosa respecto de otras que no lo fueron tanto. La comunidad de pérdida posibilita la repartición igualitaria del desastre siguiendo el principio de la “par condictio omnium creditorum”.

Para aplicar el ejemplo a lo que estamos tratando entonces, si un gran conglomerado tambalea, su problema resulta menor comparado con aquel que debe encarar el sistema financiero y acreedores de ese conglomerado.

GONZALO BAEZA OVALLE

Estos últimos pasan a ser obligados y más que eso, compelidos a instar por una solución que permita a dicho conglomerado proseguir en su actividad antes que optar por su colapso, lo que por cierto y en múltiples ocasiones conduce a los ejecutivos y administradores de esas agrupaciones empresariales a utilizar indebidamente lo que, paradójicamente, surge como una posición dominante o de privilegio de éstos frente a sus acreedores bancarios o de cualquier otra índole.

12

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

13

Esos colapsos individuales derivados de una declaración de quiebra o “default” que como hemos observado, pueden generar una cadena imparable de incumplimientos, constituyen la razón por la cual han surgido mecanismos diferentes para dar solución a la cesación de pagos que la referida declaración de quiebra en tanto constitutivo de un procedimiento de liquidación de los bienes y organización productiva del deudor. Por algunas connotaciones procesales involucradas en los procedimientos concursales, la Ley Nº 4.558, en Chile, cambió la denominación genérica contemplada en el Código de Comercio de 1865, utilizando la expresión “juicio de quiebra” para identificar la eventual contienda o controversia que podía surgir sobre la procedencia o improcedencia de declarar la apertura de un procedimiento concursal de quiebra que, curiosamente, no terminaba con esa declaración de quiebra sino que, según algunas autoridades tan relevantes como el Tribunal Constitucional chileno, podía continuar con el recurso especial de reposición. De allí que era enseñado en las universidades que se trataría de un juicio al revés, en otras palabras, empezaba con la sentencia definitiva, que era la declaración de quiebra, decantado el tema de asignar esa naturaleza jurídica a la resolución que la dictaba, cuestión que no fue fácil ni tampoco resulta tranquila de aceptar. Sin embargo, como observamos en su oportunidad, todo litigio, controversia o contienda, llega a su término cuando la sentencia definitiva queda a firme, pues lo que sigue en el procedimiento concursal derivado de la declaración de quiebra firme no resulta ser un juicio sino, valga la redundancia, un procedimiento de liquidación cuya cabeza o ejecutor principal sino primordial, es el síndico de la quiebra y junta de acreedores, en algunas oportunidades con acuerdo del deudor, todo ello bajo la atenta o algunas veces no tan atenta mirada del tribunal. Entre esos procedimientos concursales entonces, utilizada tal denominación como una voz genérica, no sólo enfrentaremos la declaración de quiebra o inicio de la liquidación de la organización productiva, que representa o sobreviene como la última opción ante la imposibilidad de discurrir una solución distinta para el deudor y acreedores involucrados, sino igualmente y, era de esperarse que en mayor medida pero no ocurrió así en el hecho, las salidas alternativas.

Entre esos procedimientos concursales entonces, utilizada tal denominación como una voz genérica, no sólo enfrentaremos la declaración de quiebra o inicio de la liquidación de la organización productiva, que representa o sobreviene como la última opción ante la imposibilidad de discurrir una solución distinta para el deudor y acreedores involucrados, sino igualmente y, era de esperarse que en mayor medida pero no ocurrió así en el hecho, las salidas alternativas. Sin embargo, como observamos en su oportunidad, todo litigio, controversia o contienda, llega a su término cuando la sentencia definitiva queda a firme, pues lo que sigue en el procedimiento concursal derivado de la declaración de quiebra firme no resulta ser un juicio sino, valga la redundancia, un procedimiento de liquidación cuya cabeza o ejecutor principal sino primordial, es el síndico de la quiebra y junta de acreedores, en algunas oportunidades con acuerdo del deudor, todo ello bajo la atenta o algunas veces no tan atenta mirada del tribunal. De allí que era enseñado en las universidades que se trataría de un juicio al revés, en otras palabras, empezaba con la sentencia definitiva, que era la declaración de quiebra, decantado el tema de asignar esa naturaleza jurídica a la resolución que la dictaba, cuestión que no fue fácil ni tampoco resulta tranquila de aceptar. Por algunas connotaciones procesales involucradas en los procedimientos concursales, la Ley Nº 4.558, en Chile, cambió la denominación genérica contemplada en el Código de Comercio de 1865, utilizando la expresión “juicio de quiebra” para identificar la eventual contienda o controversia que podía surgir sobre la procedencia o improcedencia de declarar la apertura de un procedimiento concursal de quiebra que, curiosamente, no terminaba con esa declaración de quiebra sino que, según algunas autoridades tan relevantes como el Tribunal Constitucional chileno, podía continuar con el recurso especial de reposición. Esos colapsos individuales derivados de una declaración de quiebra o “default” que como hemos observado, pueden generar una cadena imparable de incumplimientos, constituyen la razón por la cual han surgido mecanismos diferentes para dar solución a la cesación de pagos que la referida declaración de quiebra en tanto constitutivo de un procedimiento de liquidación de los bienes y organización productiva del deudor. DERECHO CONCURSAL CHILENO

13

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Otra solución para esas situaciones que, de la misma manera, pasa por un procedimiento diverso a la liquidación de los bienes del fallido o deudor declarado en quiebra y que también inscribe entre los denominados concursos o concordatos, son los convenios de continuación o continuidad de giro. A través de ellos se propende a evitar la cesación de actividades del

14

Esta última opción o vía de solución reconoce, como principal orientación, llevar adelante un esfuerzo por romper la cadena de causalidad que pueda conducirlos, igualmente, a un estado de imposibilidad de satisfacer las obligaciones con sus respectivos acreedores, desencadenando el círculo vicioso o efecto multiplicador del incumplimiento comercial que a todos interesa evitar.

Estos mecanismos alternativos de solución han sido denominados “convenios” o “concordatos”, que no representan otra cosa que acuerdos del deudor con sus acreedores “valistas”, también denominados “quirografarios”.

Esos convenios, concordatos o acuerdos colectivos responden al propósito de materializar una solución diferente a la mera realización o liquidación de los bienes de la organización productiva del deudor afecta al concurso, que constituye el sentido natural y obvio de la quiebra, como mecanismo para solucionar sus acreencias o, por último, una manera menos gravosa de efectuar esa realización, de forma tal que los acreedores queden en condiciones de soportar la pérdida subsecuente al no pago de sus créditos en mejores términos.

Más adelante estudiaremos que corresponde calificar como acreedores valistas a quienes no detentan “privilegios” que amparen o mejoren la situación de sus créditos, frente a los demás acreedores que exhiben tal beneficio o lo exhiben en algún grado que son denominados preferentes o privilegiados.

Por “privilegio” habremos de entender el derecho para ser pagado antes que otros, o sea, con “preferencia” a los demás acreedores que, como explicamos, no disponen de ese beneficio o exhiben una menor jerarquía.

Por “privilegio” habremos de entender el derecho para ser pagado antes que otros, o sea, con “preferencia” a los demás acreedores que, como explicamos, no disponen de ese beneficio o exhiben una menor jerarquía.

Más adelante estudiaremos que corresponde calificar como acreedores valistas a quienes no detentan “privilegios” que amparen o mejoren la situación de sus créditos, frente a los demás acreedores que exhiben tal beneficio o lo exhiben en algún grado que son denominados preferentes o privilegiados.

Esos convenios, concordatos o acuerdos colectivos responden al propósito de materializar una solución diferente a la mera realización o liquidación de los bienes de la organización productiva del deudor afecta al concurso, que constituye el sentido natural y obvio de la quiebra, como mecanismo para solucionar sus acreencias o, por último, una manera menos gravosa de efectuar esa realización, de forma tal que los acreedores queden en condiciones de soportar la pérdida subsecuente al no pago de sus créditos en mejores términos.

Estos mecanismos alternativos de solución han sido denominados “convenios” o “concordatos”, que no representan otra cosa que acuerdos del deudor con sus acreedores “valistas”, también denominados “quirografarios”.

Esta última opción o vía de solución reconoce, como principal orientación, llevar adelante un esfuerzo por romper la cadena de causalidad que pueda conducirlos, igualmente, a un estado de imposibilidad de satisfacer las obligaciones con sus respectivos acreedores, desencadenando el círculo vicioso o efecto multiplicador del incumplimiento comercial que a todos interesa evitar.

GONZALO BAEZA OVALLE

Otra solución para esas situaciones que, de la misma manera, pasa por un procedimiento diverso a la liquidación de los bienes del fallido o deudor declarado en quiebra y que también inscribe entre los denominados concursos o concordatos, son los convenios de continuación o continuidad de giro. A través de ellos se propende a evitar la cesación de actividades del

14

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

15

agente económico y siguiendo ese camino, arrastrar a otros partícipes de la cadena de producción, al término o serio resentimiento de sus labores productivas. Capítulo aparte amerita la cesión de bienes, que exhibe un claro antecedente romano, que igualmente estudiaremos más adelante y ocupó parte relevante en el Código de Procedimiento Civil coetáneo al Código de Comercio chileno de 1865. En suma: el riesgo del caso particular que origina el comentado círculo vicioso radica en su efecto multiplicador que puede culminar creando un escenario generalizado de incumplimientos en la economía, propendiendo a su paralización o entrabando en medida creciente su normal funcionamiento. Así entonces, la vulnerabilidad o peligro radicará en que, a partir de una situación netamente coyuntural de incumplimiento, empiece a escalar hacia una posición de carácter estructural, desbordando el hacer particular para derramar sus nocivos efectos a través de todo el sistema económico, en el evento que no sean utilizados correcta y oportunamente los mecanismos existentes para corregirla o, al menos, evitar o atenuar ese efecto multiplicador. Trayendo lo expuesto a un ejemplo más gráfico de lo descrito y sin intención de banalizar el asunto, un avión puede descender para estrellarse o aterrizar. En ambos casos el avión llegará a tierra, pero la idea matriz consiste en que lo haga de una forma que le permita reemprender el vuelo. La diferencia consistirá en que si alcanzamos el suelo violentamente, estrellándonos contra él, a parte de concluir en una instancia por demás incómoda, por expresarlo de algún modo que desdramatice el cuadro, no exhibe el beneficio del aterrizaje que posibilita, a posteriori, iniciar un despegue y, por esa vía, reemprender el vuelo continuando con los sobresaltos normales a la navegación que, en términos económicos, los podemos asimilar a los ciclos y coyunturas, pero que son enteramente abordables para pilotos entrenados.

La diferencia consistirá en que si alcanzamos el suelo violentamente, estrellándonos contra él, a parte de concluir en una instancia por demás incómoda, por expresarlo de algún modo que desdramatice el cuadro, no exhibe el beneficio del aterrizaje que posibilita, a posteriori, iniciar un despegue y, por esa vía, reemprender el vuelo continuando con los sobresaltos normales a la navegación que, en términos económicos, los podemos asimilar a los ciclos y coyunturas, pero que son enteramente abordables para pilotos entrenados. En ambos casos el avión llegará a tierra, pero la idea matriz consiste en que lo haga de una forma que le permita reemprender el vuelo. Trayendo lo expuesto a un ejemplo más gráfico de lo descrito y sin intención de banalizar el asunto, un avión puede descender para estrellarse o aterrizar. Así entonces, la vulnerabilidad o peligro radicará en que, a partir de una situación netamente coyuntural de incumplimiento, empiece a escalar hacia una posición de carácter estructural, desbordando el hacer particular para derramar sus nocivos efectos a través de todo el sistema económico, en el evento que no sean utilizados correcta y oportunamente los mecanismos existentes para corregirla o, al menos, evitar o atenuar ese efecto multiplicador. En suma: el riesgo del caso particular que origina el comentado círculo vicioso radica en su efecto multiplicador que puede culminar creando un escenario generalizado de incumplimientos en la economía, propendiendo a su paralización o entrabando en medida creciente su normal funcionamiento. Capítulo aparte amerita la cesión de bienes, que exhibe un claro antecedente romano, que igualmente estudiaremos más adelante y ocupó parte relevante en el Código de Procedimiento Civil coetáneo al Código de Comercio chileno de 1865. agente económico y siguiendo ese camino, arrastrar a otros partícipes de la cadena de producción, al término o serio resentimiento de sus labores productivas. DERECHO CONCURSAL CHILENO

15

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

En la actualidad, una línea de acción que asumiera tal presunción como presupuesto de condena derivaría en una violación de los derechos fundamentales garantizados por la Constitución Política de la República, que inscriben en el título del debido proceso, especialmente, en el ámbito de la responsabilidad penal, comprometiendo severamente la libertad, además de la honorabilidad de las personas.

16

Bajo ninguna circunstancia procede presumir de derecho la culpa o dolo, que conforma una cuestión que conviene aclarar desde luego por la manera en que fueron redactados los artículos que atañen a la calificación de la quiebra y que, en un inicio, si daban lugar a la presunción de derecho de la culpa o dolo, según el caso.

El análisis de la paralización de la inversión productiva, conduce a concluir que ésta puede encontrar su causa, tanto en una decisión voluntaria de los agentes económicos, que responden a señales del mercado que así lo aconsejan o imponen, cuando derivan de malas decisiones macroeconómicas en que no intervienen, como también a las consecuencias de una mala gestión comercial particular.

Esas regulaciones surgen como un instrumento que obedece al propósito de restablecer la normalidad comercial en la circulación de los bienes y, en su caso, perseguir la responsabilidad de los actores que provocaron la situación de desequilibrio siempre y cuando sea factible acreditar la existencia de culpa o dolo en su comportamiento.

Esta última despliega un abanico de conductas que avanza desde el dolo criminal pasando por la mera negligencia para alcanzar un carácter fortuito cuando deriva de contingencias propias del mercado que ni siquiera permiten atribuir culpa o negligencia al agente económico.

En este universo, que cabría denominar como área viciosa o mejor expresado, de alto riesgo de colapso del sistema comercial, queda inscrito el derecho concursal, con todos sus procedimientos de estabilización o, por último, finalización de las actividades particulares de uno o más agentes económicos, que de la misma forma responde a la naturaleza de ser un mecanismo de estabilización, desde que ésta última atiende a la economía, en general y no al problema particular de uno o más comerciantes en dificultades.

En este universo, que cabría denominar como área viciosa o mejor expresado, de alto riesgo de colapso del sistema comercial, queda inscrito el derecho concursal, con todos sus procedimientos de estabilización o, por último, finalización de las actividades particulares de uno o más agentes económicos, que de la misma forma responde a la naturaleza de ser un mecanismo de estabilización, desde que ésta última atiende a la economía, en general y no al problema particular de uno o más comerciantes en dificultades.

Esta última despliega un abanico de conductas que avanza desde el dolo criminal pasando por la mera negligencia para alcanzar un carácter fortuito cuando deriva de contingencias propias del mercado que ni siquiera permiten atribuir culpa o negligencia al agente económico.

Esas regulaciones surgen como un instrumento que obedece al propósito de restablecer la normalidad comercial en la circulación de los bienes y, en su caso, perseguir la responsabilidad de los actores que provocaron la situación de desequilibrio siempre y cuando sea factible acreditar la existencia de culpa o dolo en su comportamiento.

El análisis de la paralización de la inversión productiva, conduce a concluir que ésta puede encontrar su causa, tanto en una decisión voluntaria de los agentes económicos, que responden a señales del mercado que así lo aconsejan o imponen, cuando derivan de malas decisiones macroeconómicas en que no intervienen, como también a las consecuencias de una mala gestión comercial particular.

Bajo ninguna circunstancia procede presumir de derecho la culpa o dolo, que conforma una cuestión que conviene aclarar desde luego por la manera en que fueron redactados los artículos que atañen a la calificación de la quiebra y que, en un inicio, si daban lugar a la presunción de derecho de la culpa o dolo, según el caso.

GONZALO BAEZA OVALLE

En la actualidad, una línea de acción que asumiera tal presunción como presupuesto de condena derivaría en una violación de los derechos fundamentales garantizados por la Constitución Política de la República, que inscriben en el título del debido proceso, especialmente, en el ámbito de la responsabilidad penal, comprometiendo severamente la libertad, además de la honorabilidad de las personas.

16

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

17

La referida propuesta, en nuestro tiempo, aparece como lógica e indiscutible, a la vista de las actuales garantías constitucionales y numerosos tratados internacionales suscritos por Chile sobre derechos humanos, pero no resultaba tan obvia en los orígenes de las regulaciones concursales, como revisaremos al tratar los antecedentes históricos de la instalación de esa normativa, en que incluso presumían el fraude del comerciante por el sólo hecho de ser declarado en quiebra.

Los afectados en razón del señalado incumplimiento, a su vez, ven comprometida su capacidad de pago en relación con sus propios acreedores, pudiendo incurrir, igualmente o incluso en mayor grado, en uno o más incumplimientos. Ahondando un tanto más en las descripciones precedentes, de modo que podamos alcanzar una mejor inteligencia de lo expuesto, postulamos que un deudor que cesó en el pago de una obligación generó un detrimento, temporal o definitivo, dependiendo de la gravedad y permanencia del incumplimiento, en el patrimonio de su o sus acreedores. 2. LOS CONCURSOS, UN MECANISMO DE ESTABILIZACIÓN ECONÓMICA

En ese sentido y comúnmente usaban el aforismo “est decoctor ergo fraudatur”. Es fallido o declarado en quiebra, por consecuencia, un estafador.

Esas garantías individuales surgen como un recíproco natural a la renunciación teórica que la persona hace de su cuota de libertad, en una visión justificada en las enseñanzas impartidas por Jean Jacques Rousseau en torno al compromiso social como acto jurídico colectivo bilateral, de orden constitucional, visión no compartida por muchos otros autores como Frederich Nietzsche, sólo a vía de ejemplo.

Mucho tiempo debió transcurrir y avanzar, tanto la civilización, en general como la comprensión del comportamiento humano, en particular, desde ese entonces, para alcanzar la situación actual que, razonablemente, privilegia la protección de los derechos individuales de las personas a través de garantías básicas que corresponde asignar a cada una, como derecho fundamental inalienable y adecuada retribución a las necesarias renuncias que involucra la vida en sociedad, como fue comentado. Esas garantías individuales surgen como un recíproco natural a la renunciación teórica que la persona hace de su cuota de libertad, en una visión justificada en las enseñanzas impartidas por Jean Jacques Rousseau en torno al compromiso social como acto jurídico colectivo bilateral, de orden constitucional, visión no compartida por muchos otros autores como Frederich Nietzsche, sólo a vía de ejemplo. 2. LOS CONCURSOS, UN MECANISMO DE ESTABILIZACIÓN ECONÓMICA Ahondando un tanto más en las descripciones precedentes, de modo que podamos alcanzar una mejor inteligencia de lo expuesto, postulamos que un deudor que cesó en el pago de una obligación generó un detrimento, temporal o definitivo, dependiendo de la gravedad y permanencia del incumplimiento, en el patrimonio de su o sus acreedores. Los afectados en razón del señalado incumplimiento, a su vez, ven comprometida su capacidad de pago en relación con sus propios acreedores, pudiendo incurrir, igualmente o incluso en mayor grado, en uno o más incumplimientos.

Mucho tiempo debió transcurrir y avanzar, tanto la civilización, en general como la comprensión del comportamiento humano, en particular, desde ese entonces, para alcanzar la situación actual que, razonablemente, privilegia la protección de los derechos individuales de las personas a través de garantías básicas que corresponde asignar a cada una, como derecho fundamental inalienable y adecuada retribución a las necesarias renuncias que involucra la vida en sociedad, como fue comentado. En ese sentido y comúnmente usaban el aforismo “est decoctor ergo fraudatur”. Es fallido o declarado en quiebra, por consecuencia, un estafador. La referida propuesta, en nuestro tiempo, aparece como lógica e indiscutible, a la vista de las actuales garantías constitucionales y numerosos tratados internacionales suscritos por Chile sobre derechos humanos, pero no resultaba tan obvia en los orígenes de las regulaciones concursales, como revisaremos al tratar los antecedentes históricos de la instalación de esa normativa, en que incluso presumían el fraude del comerciante por el sólo hecho de ser declarado en quiebra. DERECHO CONCURSAL CHILENO

17

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Algunos autores postulan que entre las múltiples legislaciones concursales existentes, a cuyo respecto afirman que arrancarían su origen del

18

3. NATURALEZA ECONÓMICA DE LOS CONCURSOS

Si el ordenamiento jurídico económico omitiere contemplar mecanismos o instrumentos idóneos destinados a abortar rápida y eficientemente esta cadena probable de incumplimientos, podríamos enfrentarnos con un efecto parecido al denominado “mariposa”.

Así las cosas entonces, tanto el derecho como los procedimientos concursales, en general, atienden al propósito final de proteger y, en su caso, restablecer la normalidad en la circulación de bienes en el mercado, alterada por uno o más incumplimientos, circunstanciales o no, voluntarios o involuntarios, mediante la interrupción de la cadena causal a que esas cesaciones de pago pueden conducir gestando lo que hemos denominado como “efecto multiplicador del incumplimiento” o, de un modo jurídicamente más adecuado, una “moratoria crecientemente generalizada”, fenómeno enteramente indeseable para el desarrollo y tranquilidad económica de la sociedad, en un área afecta a riesgo de colapso, siendo una proyección probable su propagación incontrolada mucho más allá de la realidad de un país determinado, como de hecho ha ocurrido en varias oportunidades.

La encadenación causal remota, pero ciertamente efectiva, puede derivar en que el comportamiento de una mariposa en Chile ayude a liberar o producir un fenómeno de cualquier especie o entidad en las antípodas, al extremo que un círculo multiplicador de incumplimientos vaya adquiriendo tal grado de velocidad y volumen que empiece a transformarse en un vórtice cada vez más peligroso e incontrolable en tanto mayor masa adquiera, lo que bajo ningún respecto representa un hecho improbable. Muy por el contrario.

Los eventos sociales no escapan a la concatenación antedicha y los económicos inscriben en el ámbito de los primeros.

Naturalmente que la remisión al efecto “mariposa” deviene en una manifiesta extrapolación que siendo por muchos conocida, resulta bastante ilustrativa a la hora de establecer la existencia de una severa vinculación entre los diversos fenómenos que sobrevienen en el mundo.

Naturalmente que la remisión al efecto “mariposa” deviene en una manifiesta extrapolación que siendo por muchos conocida, resulta bastante ilustrativa a la hora de establecer la existencia de una severa vinculación entre los diversos fenómenos que sobrevienen en el mundo.

Los eventos sociales no escapan a la concatenación antedicha y los económicos inscriben en el ámbito de los primeros.

La encadenación causal remota, pero ciertamente efectiva, puede derivar en que el comportamiento de una mariposa en Chile ayude a liberar o producir un fenómeno de cualquier especie o entidad en las antípodas, al extremo que un círculo multiplicador de incumplimientos vaya adquiriendo tal grado de velocidad y volumen que empiece a transformarse en un vórtice cada vez más peligroso e incontrolable en tanto mayor masa adquiera, lo que bajo ningún respecto representa un hecho improbable. Muy por el contrario.

Así las cosas entonces, tanto el derecho como los procedimientos concursales, en general, atienden al propósito final de proteger y, en su caso, restablecer la normalidad en la circulación de bienes en el mercado, alterada por uno o más incumplimientos, circunstanciales o no, voluntarios o involuntarios, mediante la interrupción de la cadena causal a que esas cesaciones de pago pueden conducir gestando lo que hemos denominado como “efecto multiplicador del incumplimiento” o, de un modo jurídicamente más adecuado, una “moratoria crecientemente generalizada”, fenómeno enteramente indeseable para el desarrollo y tranquilidad económica de la sociedad, en un área afecta a riesgo de colapso, siendo una proyección probable su propagación incontrolada mucho más allá de la realidad de un país determinado, como de hecho ha ocurrido en varias oportunidades.

Si el ordenamiento jurídico económico omitiere contemplar mecanismos o instrumentos idóneos destinados a abortar rápida y eficientemente esta cadena probable de incumplimientos, podríamos enfrentarnos con un efecto parecido al denominado “mariposa”.

3. NATURALEZA ECONÓMICA DE LOS CONCURSOS

GONZALO BAEZA OVALLE

Algunos autores postulan que entre las múltiples legislaciones concursales existentes, a cuyo respecto afirman que arrancarían su origen del

18

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

19

derecho estatutario de las repúblicas italianas renacentistas, la enfermedad que pretendería evadir el derecho concursal tradicional ha sido conocida como “cesación de pagos”. Ella constituiría la base material de todo el derecho concursal, su causa dinámica y también estructural, manifiestan. Inmerso en la misma tradición, exponen que los remedios diseñados para salvar la cesación de pagos estarían conformados por el concordato o convenio y la quiebra o más propiamente, procedimiento de liquidación ordenada de los bienes del deudor afectos a concurso, antes que una ejecución que remite a un “juicio ejecutivo”, lo que no condice con la naturaleza jurídica de los procedimientos concursales, según tuvimos oportunidad de explicar. Con todo e incluso bajo esa perspectiva maquillada para lograr una adecuada actualización en los términos empleados, no nos será posible alcanzar un entendimiento o consenso con esa apreciación. La “cesación de pago”, bajo nuestro punto de vista, no constituye “la enfermedad”, sino más bien un síntoma de una perturbación en la salud, como la fiebre lo es a la infección en el ser humano, dado que estamos inmersos en estas figuras metafóricas, uno de los aspectos que conforman el síndrome de “la enfermedad”, cuyo origen e incluso, su naturaleza puede ser micro o macroeconómica o, también, ambas a la vez. Conviene aclarar que en el mundo de la ciencia médica emplean la expresión “síndrome” para identificar el “conjunto de síntomas” que dejan en evidencia la concurrencia o presencia de una enfermedad determinada a través de la reacción del cuerpo humano. Bajo esa perspectiva la “cesación de pago”, en otras palabras, el incumplimiento de una obligación, no constituye por sí misma una enfermedad, sino el resultado, consecuencia o derivado de una posible enfermedad e incluso más, asumiendo el supuesto que exista esa enfermedad, toda vez que un síntoma como el indicado, también podría dar cuenta de un resfrío (algo coyuntural) y no de una pulmonía (fenómeno más profundo, estructural, con mayor compromiso de los órganos).

Bajo esa perspectiva la “cesación de pago”, en otras palabras, el incumplimiento de una obligación, no constituye por sí misma una enfermedad, sino el resultado, consecuencia o derivado de una posible enfermedad e incluso más, asumiendo el supuesto que exista esa enfermedad, toda vez que un síntoma como el indicado, también podría dar cuenta de un resfrío (algo coyuntural) y no de una pulmonía (fenómeno más profundo, estructural, con mayor compromiso de los órganos). Conviene aclarar que en el mundo de la ciencia médica emplean la expresión “síndrome” para identificar el “conjunto de síntomas” que dejan en evidencia la concurrencia o presencia de una enfermedad determinada a través de la reacción del cuerpo humano. La “cesación de pago”, bajo nuestro punto de vista, no constituye “la enfermedad”, sino más bien un síntoma de una perturbación en la salud, como la fiebre lo es a la infección en el ser humano, dado que estamos inmersos en estas figuras metafóricas, uno de los aspectos que conforman el síndrome de “la enfermedad”, cuyo origen e incluso, su naturaleza puede ser micro o macroeconómica o, también, ambas a la vez. Con todo e incluso bajo esa perspectiva maquillada para lograr una adecuada actualización en los términos empleados, no nos será posible alcanzar un entendimiento o consenso con esa apreciación. Inmerso en la misma tradición, exponen que los remedios diseñados para salvar la cesación de pagos estarían conformados por el concordato o convenio y la quiebra o más propiamente, procedimiento de liquidación ordenada de los bienes del deudor afectos a concurso, antes que una ejecución que remite a un “juicio ejecutivo”, lo que no condice con la naturaleza jurídica de los procedimientos concursales, según tuvimos oportunidad de explicar. Ella constituiría la base material de todo el derecho concursal, su causa dinámica y también estructural, manifiestan. derecho estatutario de las repúblicas italianas renacentistas, la enfermedad que pretendería evadir el derecho concursal tradicional ha sido conocida como “cesación de pagos”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

19

RETIRO

http://uscode.house.gov. Su texto original es como sigue: “(32) The term “insolvent” means –(A) with reference to an entity other than a partnership and a municipality, financial condition such that the sum of such entity’s debts is greater than all of such entity’s property at a fair valuation, exclusive of –(i) property transferred, concealed, or removed with intent to hinder, delay, or defraud such entity’s creditors; and (ii) property that may be exempted from property of the estate under section 522 of this title; (B) with reference to a partnership, financial condition such that the sum of such partnership’s debts is greater than the aggregate of, at a fair valuation –(i) all of such partnership’s property, exclusive of property of the kind specified in subparagraph (A)(i) of this paragraph; and (ii) the sum of the excess of the value of each general partner’s nonpartnership property, exclusive of property of the kind specified in subparagraph (A) of this paragraph, over such partner’s nonpartnership debts; and (C) with reference to a municipality, financial condition such that the municipality is– (i) generally not paying its debts as they become due unless such debts are the subject of a bona fide dispute; or (ii) unable to pay its debts as they become due.”

GONZALO BAEZA OVALLE

4

20

En el Bankruptcy Act,4 bajo una traducción libre, dispone lo siguiente: 32) El término “insolvente” significa:

Así las cosas y expresándolo de manera más exacta, no toda cesación de pagos denuncia o evidencia la existencia de una enfermedad que amerite la utilización de mecanismos, instrumentos o procedimientos concursales, como discurrieron los juristas de tiempos tan lejanos que remonta a los romanos.

Conforme a lo anterior, estimamos adecuado describir la insolvencia estructural bajo una perspectiva técnica avalada por la experiencia de años de puesta en práctica, como ocurre con la legislación concursal de Estados Unidos de Norteamérica.

Malamente podríamos, en nuestros días y habiendo evolucionado tanto en el campo del derecho, regresar o involucionar en ese desarrollo socio jurídico al extremo propuesto.

La utilización de los mecanismos concursales exige, en la mayoría de los casos, que junto a la cesación de pago concurra la incapacidad del deudor para responder por el total de sus obligaciones, lo que implica una “insolvencia estructural”, en otros términos, “que los activos de ese deudor no sean suficientes para cubrir sus pasivos”, en cualquier evento, en otros términos, tanto en un escenario de realización normal de ellos, entendiendo por tal aquél que voluntariamente lo escoge y efectúa el deudor y, con mayor razón aún en un contexto de enajenación forzada.

La utilización de los mecanismos concursales exige, en la mayoría de los casos, que junto a la cesación de pago concurra la incapacidad del deudor para responder por el total de sus obligaciones, lo que implica una “insolvencia estructural”, en otros términos, “que los activos de ese deudor no sean suficientes para cubrir sus pasivos”, en cualquier evento, en otros términos, tanto en un escenario de realización normal de ellos, entendiendo por tal aquél que voluntariamente lo escoge y efectúa el deudor y, con mayor razón aún en un contexto de enajenación forzada.

Malamente podríamos, en nuestros días y habiendo evolucionado tanto en el campo del derecho, regresar o involucionar en ese desarrollo socio jurídico al extremo propuesto.

Conforme a lo anterior, estimamos adecuado describir la insolvencia estructural bajo una perspectiva técnica avalada por la experiencia de años de puesta en práctica, como ocurre con la legislación concursal de Estados Unidos de Norteamérica.

Así las cosas y expresándolo de manera más exacta, no toda cesación de pagos denuncia o evidencia la existencia de una enfermedad que amerite la utilización de mecanismos, instrumentos o procedimientos concursales, como discurrieron los juristas de tiempos tan lejanos que remonta a los romanos.

En el Bankruptcy Act,4 bajo una traducción libre, dispone lo siguiente: 32) El término “insolvente” significa:

GONZALO BAEZA OVALLE

4 http://uscode.house.gov. Su texto original es como sigue: “(32) The term “insolvent” means –(A) with reference to an entity other than a partnership and a municipality, financial condition such that the sum of such entity’s debts is greater than all of such entity’s property at a fair valuation, exclusive of –(i) property transferred, concealed, or removed with intent to hinder, delay, or defraud such entity’s creditors; and (ii) property that may be exempted from property of the estate under section 522 of this title; (B) with reference to a partnership, financial condition such that the sum of such partnership’s debts is greater than the aggregate of, at a fair valuation –(i) all of such partnership’s property, exclusive of property of the kind specified in subparagraph (A)(i) of this paragraph; and (ii) the sum of the excess of the value of each general partner’s nonpartnership property, exclusive of property of the kind specified in subparagraph (A) of this paragraph, over such partner’s nonpartnership debts; and (C) with reference to a municipality, financial condition such that the municipality is– (i) generally not paying its debts as they become due unless such debts are the subject of a bona fide dispute; or (ii) unable to pay its debts as they become due.”

20

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

21

– (A) Referida a una entidad distinta de una sociedad y un municipio, condición financiera tal que la suma de tales deudas de la entidad es mayor que toda la propiedad de dicha entidad, a un precio justo, con exclusión de: (I) los bienes transferidos, ocultados o removidos con la intención de obstaculizar, retrasar o defraudar a los acreedores de dichas entidades, y (II) los bienes que pueden quedar excluidos de los afectos al concurso en virtud del artículo 522 de este título; (B) Remitiendo a una asociación, tal condición financiera implica que la suma de las deudas de asociación tal es mayor que la sumatoria de valores, a un precio justo de los siguientes bienes: (I) Los de dicha sociedad que respondan a las característica de la clase especificada en el párrafo (A) (i) de este párrafo; (II) La suma del exceso del valor de cada general socio de la propiedad de nonpartnership (entiéndase como accionista ordinario) exclusivo de la propiedad del tipo especificado en el subpárrafo (A) del presente párrafo, sobre las deudas nonpartnership socios y (C) Aplicado a un municipio, su situación financiera de manera que ese municipio: (I) Por lo general no pague sus deudas a su vencimiento a menos que tales deudas sean objeto de una disputa de buena fe o (II) No pueda pagar sus deudas a su vencimiento. De esta manera, entonces, esa normativa introduce un concepto adicional al que habitualmente hemos consignado en nuestros escritos respecto al alcance del concepto “insolvencia”. En ese sentido no lo asimila sólo a una insuficiencia de los activos para cubrir los pasivos, si el valor o precio justo de una empresa, entendiendo por aquel el técnicamente periciado, es inferior a dichos pasivos.

En ese sentido no lo asimila sólo a una insuficiencia de los activos para cubrir los pasivos, si el valor o precio justo de una empresa, entendiendo por aquel el técnicamente periciado, es inferior a dichos pasivos. De esta manera, entonces, esa normativa introduce un concepto adicional al que habitualmente hemos consignado en nuestros escritos respecto al alcance del concepto “insolvencia”. (I) Por lo general no pague sus deudas a su vencimiento a menos que tales deudas sean objeto de una disputa de buena fe o (II) No pueda pagar sus deudas a su vencimiento. (C) Aplicado a un municipio, su situación financiera de manera que ese municipio: (II) La suma del exceso del valor de cada general socio de la propiedad de nonpartnership (entiéndase como accionista ordinario) exclusivo de la propiedad del tipo especificado en el subpárrafo (A) del presente párrafo, sobre las deudas nonpartnership socios y (I) Los de dicha sociedad que respondan a las característica de la clase especificada en el párrafo (A) (i) de este párrafo; (B) Remitiendo a una asociación, tal condición financiera implica que la suma de las deudas de asociación tal es mayor que la sumatoria de valores, a un precio justo de los siguientes bienes: (II) los bienes que pueden quedar excluidos de los afectos al concurso en virtud del artículo 522 de este título; (I) los bienes transferidos, ocultados o removidos con la intención de obstaculizar, retrasar o defraudar a los acreedores de dichas entidades, y – (A) Referida a una entidad distinta de una sociedad y un municipio, condición financiera tal que la suma de tales deudas de la entidad es mayor que toda la propiedad de dicha entidad, a un precio justo, con exclusión de: DERECHO CONCURSAL CHILENO

21

RETIRO

La falta transitoria de medios de pago no justifica la utilización de esta institución, pues “los comerciantes suelen sufrir estas crisis y las resuelven acudiendo al crédito o intensificando el rendimiento de la empresa, es decir, saneándola por diversos procedimientos. Se puede ser solvente y, sin

Ese valor debe incluir todos los bienes que forman parte del establecimiento, lo que implica colacionar incluso aquellos ocultados por el deudor o extraídos del mismo en forma dolosa.

Joaquín Garrigués5 explicaba lo expuesto señalando que la insolvencia era la situación propia del patrimonio impotente para responder de todas las deudas que lo gravan. Pero la insolvencia que da lugar a la quiebra es una insolvencia permanente o definitiva.

Con todo, también asimila al concepto de insolvencia el estado permanente de cesación de pagos, en otras palabras, cualquiera sea la entidad de los activos, si el deudor en cuestión continuamente deja de pagar sus obligaciones o lo hace en forma tardía, aplicando un aspecto práctico al desarrollo teórico estructurado.

Ahora bien, en la medida que, efectivamente, encaremos una “insolvencia estructural o definitiva”, en los términos precedentemente descritos, consideramos adecuado utilizar mecanismos de estabilización con caracteres universales o colectivos como son los procedimientos concursales.

Siguiendo esas reflexiones podemos insistir en la idea que la insolvencia estructural consiste en la insuficiencia de los activos para cubrir los pasivos, salvo que el precio técnicamente determinado del establecimiento en marcha sea suficiente para cubrir dicho pasivo, al haber sido incorporados en esa valorización los flujos futuros, que es un concepto de administración financiera que no puede ser omitido al analizar la situación económica real del deudor, concordando en que no interesa a la sociedad destruir organizaciones productivas con posibilidades de éxito o reemprendimiento.

Siguiendo esas reflexiones podemos insistir en la idea que la insolvencia estructural consiste en la insuficiencia de los activos para cubrir los pasivos, salvo que el precio técnicamente determinado del establecimiento en marcha sea suficiente para cubrir dicho pasivo, al haber sido incorporados en esa valorización los flujos futuros, que es un concepto de administración financiera que no puede ser omitido al analizar la situación económica real del deudor, concordando en que no interesa a la sociedad destruir organizaciones productivas con posibilidades de éxito o reemprendimiento.

Ahora bien, en la medida que, efectivamente, encaremos una “insolvencia estructural o definitiva”, en los términos precedentemente descritos, consideramos adecuado utilizar mecanismos de estabilización con caracteres universales o colectivos como son los procedimientos concursales.

Con todo, también asimila al concepto de insolvencia el estado permanente de cesación de pagos, en otras palabras, cualquiera sea la entidad de los activos, si el deudor en cuestión continuamente deja de pagar sus obligaciones o lo hace en forma tardía, aplicando un aspecto práctico al desarrollo teórico estructurado.

Joaquín Garrigués5 explicaba lo expuesto señalando que la insolvencia era la situación propia del patrimonio impotente para responder de todas las deudas que lo gravan. Pero la insolvencia que da lugar a la quiebra es una insolvencia permanente o definitiva.

Ese valor debe incluir todos los bienes que forman parte del establecimiento, lo que implica colacionar incluso aquellos ocultados por el deudor o extraídos del mismo en forma dolosa.

La falta transitoria de medios de pago no justifica la utilización de esta institución, pues “los comerciantes suelen sufrir estas crisis y las resuelven acudiendo al crédito o intensificando el rendimiento de la empresa, es decir, saneándola por diversos procedimientos. Se puede ser solvente y, sin

GONZALO BAEZA OVALLE

5 GARRIGUÉS, Joaquín. Curso de Derecho Mercantil, Editorial Temis, Bogotá, Colombia, 1987, Tomo V, p.. 23 y sgtes.

22

5

22

GONZALO BAEZA OVALLE

GARRIGUÉS, Joaquín. Curso de Derecho Mercantil, Editorial Temis, Bogotá, Colombia, 1987, Tomo V, p.. 23 y sgtes.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

23

embargo, no poder atender al pago de las obligaciones en las fechas de sus respectivos vencimientos.” La doctrina mercantilista antigua distinguía entre aquel qui facit in negotio suo panctum ob carentiam prontae pecuniae y aquel otro que es impotents ad satisfaciendum suis creditoribus (Casaregis, Disc. 192, núm. 2). Sólo este último era quebrado, porque solo éste cesaba en los pagos, en el sentido técnico que a esta expresión era atribuida en ese contexto histórico. Obviamente que si el deudor es “solvente”, no podemos encontrar un motivo para abrir un concurso a su respecto, bastando el empleo de los sistemas de composición individual que inscriben doctrinariamente en las denominadas tutelas reparativas individuales, como trataremos detalladamente en los capítulos siguientes. El Mensaje del Co. de Comercio de 1865, con las imperfecciones propias de un texto que exhibe más de un siglo y medio de antigüedad, vislumbraba ese fenómeno al explicar, en el párrafo I del Título I, del Libro IV “de las quiebras”, que era descrita la quiebra sin atender a la descomposición de lo que identifica como un “hecho complejo”, sino mediante la estimación jurídica del hecho material de la “cesación de pagos”, que constituiría el signo característico de la pérdida absoluta del crédito que causa necesariamente la muerte comercial del negociante. Agregaba que la sola definición de la quiebra deja en evidencia que el Proyecto rechaza ese estado medio entre la solvencia e insolvencia que algunos han tratado de introducir en la ley de quiebras bajo el nombre de “suspensión de pagos”. Reflexionaba, asimismo, que “Para resolver el problema de la solvencia o insolvencia de un comerciante, sería indispensable aplicar todos los procedimientos de la quiebra, hasta consumar la venta de todos los objetos que compongan su activo; y para cortar esta penosa investigación, que produciría al fin los mismo resultados que la quiebra, el Proyecto declara que la suspensión de pagos no constituye el estado de quiebra, cuando los acreedores unánimemente otorgan esperas al deudor común.” Clarifica en qué consiste la quiebra, señalando que “es la personificación del conjunto jurídico de los bienes y deudas del comerciante fallido;

Clarifica en qué consiste la quiebra, señalando que “es la personificación del conjunto jurídico de los bienes y deudas del comerciante fallido; Reflexionaba, asimismo, que “Para resolver el problema de la solvencia o insolvencia de un comerciante, sería indispensable aplicar todos los procedimientos de la quiebra, hasta consumar la venta de todos los objetos que compongan su activo; y para cortar esta penosa investigación, que produciría al fin los mismo resultados que la quiebra, el Proyecto declara que la suspensión de pagos no constituye el estado de quiebra, cuando los acreedores unánimemente otorgan esperas al deudor común.” Agregaba que la sola definición de la quiebra deja en evidencia que el Proyecto rechaza ese estado medio entre la solvencia e insolvencia que algunos han tratado de introducir en la ley de quiebras bajo el nombre de “suspensión de pagos”. El Mensaje del Co. de Comercio de 1865, con las imperfecciones propias de un texto que exhibe más de un siglo y medio de antigüedad, vislumbraba ese fenómeno al explicar, en el párrafo I del Título I, del Libro IV “de las quiebras”, que era descrita la quiebra sin atender a la descomposición de lo que identifica como un “hecho complejo”, sino mediante la estimación jurídica del hecho material de la “cesación de pagos”, que constituiría el signo característico de la pérdida absoluta del crédito que causa necesariamente la muerte comercial del negociante. Obviamente que si el deudor es “solvente”, no podemos encontrar un motivo para abrir un concurso a su respecto, bastando el empleo de los sistemas de composición individual que inscriben doctrinariamente en las denominadas tutelas reparativas individuales, como trataremos detalladamente en los capítulos siguientes. La doctrina mercantilista antigua distinguía entre aquel qui facit in negotio suo panctum ob carentiam prontae pecuniae y aquel otro que es impotents ad satisfaciendum suis creditoribus (Casaregis, Disc. 192, núm. 2). Sólo este último era quebrado, porque solo éste cesaba en los pagos, en el sentido técnico que a esta expresión era atribuida en ese contexto histórico. embargo, no poder atender al pago de las obligaciones en las fechas de sus respectivos vencimientos.” DERECHO CONCURSAL CHILENO

23

RETIRO

Lo curioso de todo el mecanismo implementado es que resulta posible declarar en quiebra o someter a liquidación a un deudor a cuyo respecto es acreditada la existencia de una causal de quiebra, aun cuando sea solvente, sin embargo no contempla la posibilidad de declarar en quiebra al deudor respecto al cual se acredita que es insolvente si no concurre una

y comprende por consiguiente todo cuanto compone su activo y todos sus créditos pasivos, sea que éstos provengan de un acto de comercio, sea que nazcan de una causa puramente civil.”

Sobre esta materia existe un artículo de Sergio Baeza Pinto6 en que ratifica nuestro punto de vista en el sentido que la insolvencia, aun cuando sea acreditada, no permite declarar en quiebra a una persona, pero sí sería procedente hacerlo respecto a los Bancos en liquidación voluntaria, instituciones financieras y compañías de seguros.

De este modo, acude a situaciones de hecho que sean reveladoras, aún cuando no entreguen certeza, en relación a la existencia de la insolvencia del deudor, pasando a denominarlas “causales de quiebra”.

Sí posibilita seguir esa línea de acción en relación con aquel deudor que incurre en hechos reveladores de presunciones de insolvencia, aún cuando sea solvente, desde que existiendo las causales de quiebra recae en el deudor acreditar su solvencia pero, como estudiaremos al tratar el actual artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio, procesalmente, carece de esa oportunidad.

Bajo esos respectos, entonces, la legislación no permite declarar en quiebra a un deudor solvente, toda vez que el sistema económico resultaría lesionado, en tanto por esa vía paralizaría injustificadamente una organización productiva viable, con la consiguiente pérdida de una fuente de generación de riqueza y trabajo que contribuye al bienestar social que resulta ser exactamente lo inverso del propósito perseguido con la instauración de los procedimientos concursales.

Bajo esos respectos, entonces, la legislación no permite declarar en quiebra a un deudor solvente, toda vez que el sistema económico resultaría lesionado, en tanto por esa vía paralizaría injustificadamente una organización productiva viable, con la consiguiente pérdida de una fuente de generación de riqueza y trabajo que contribuye al bienestar social que resulta ser exactamente lo inverso del propósito perseguido con la instauración de los procedimientos concursales.

Sí posibilita seguir esa línea de acción en relación con aquel deudor que incurre en hechos reveladores de presunciones de insolvencia, aún cuando sea solvente, desde que existiendo las causales de quiebra recae en el deudor acreditar su solvencia pero, como estudiaremos al tratar el actual artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio, procesalmente, carece de esa oportunidad.

De este modo, acude a situaciones de hecho que sean reveladoras, aún cuando no entreguen certeza, en relación a la existencia de la insolvencia del deudor, pasando a denominarlas “causales de quiebra”.

Sobre esta materia existe un artículo de Sergio Baeza Pinto6 en que ratifica nuestro punto de vista en el sentido que la insolvencia, aun cuando sea acreditada, no permite declarar en quiebra a una persona, pero sí sería procedente hacerlo respecto a los Bancos en liquidación voluntaria, instituciones financieras y compañías de seguros.

y comprende por consiguiente todo cuanto compone su activo y todos sus créditos pasivos, sea que éstos provengan de un acto de comercio, sea que nazcan de una causa puramente civil.”

Lo curioso de todo el mecanismo implementado es que resulta posible declarar en quiebra o someter a liquidación a un deudor a cuyo respecto es acreditada la existencia de una causal de quiebra, aun cuando sea solvente, sin embargo no contempla la posibilidad de declarar en quiebra al deudor respecto al cual se acredita que es insolvente si no concurre una

GONZALO BAEZA OVALLE

6 BAEZA PINTO, Sergio. La insolvencia como presupuesto de la quiebra en nuestra legislación. Revista de Derecho y Jurisprudencia. Edición Bicentenario. Doctrinas esenciales. Derecho Comercial. Thomson Reuters Punto Lex, 2010, pp. 787 y siguientes.

24

6

24

GONZALO BAEZA OVALLE

BAEZA PINTO, Sergio. La insolvencia como presupuesto de la quiebra en nuestra legislación. Revista de Derecho y Jurisprudencia. Edición Bicentenario. Doctrinas esenciales. Derecho Comercial. Thomson Reuters Punto Lex, 2010, pp. 787 y siguientes.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

25

causal de quiebra, pues las causales de quiebra son las presunciones de insolvencia tipificadas pero no la insolvencia en sí. Volviendo al desarrollo de nuestra tema, entonces, el origen de la real enfermedad que procede calificar o identificar como “insolvencia estructural o definitiva”, habremos de buscarla en la administración de la organización productiva, pudiendo consistir en la pérdida de la capacidad de administrar eficientemente una empresa o la imposibilidad de hacerlo, cuando deriva de causas ajenas al agente económico o, también por la administración voluntaria o culpablemente ineficiente, toda vez que sus raíces debamos descubrirlas en factores internos de la organización productiva. Sobre la insolvencia hemos encontrado un interesante informe en derecho de Raúl Varela Varela7, afirmando que el artículo 1325 del Co. de Comercio de 1865, reflejando doctrinas del derecho comparado, definía la quiebra como el estado del comerciante que ha cesado en el pago de sus obligaciones mercantiles, distinguiendo entre el mero incumplimiento y la cesación del deudor en sus pagos, siendo esta última, por su carácter general, un signo de impotencia patrimonial del deudor para hacer frente a sus obligaciones y el consiguiente peligro de perjuicio para la masa de sus acreedores. De este modo dejaba en claro que bajo esa formulación, la insolvencia acreditada daba lugar a un motivo suficiente para declarar en quiebra a un deudor. Reconoce más adelante que ese escenario fue cambiado por la Ley Nº 4.558 que, en vez de ocupar la expresión “cesación de pagos” que, en aquel entonces se hacía sinónimo de insolvencia, estableció una nómina de situaciones que permitían al acreedor solicitar la quiebra de su deudor (artículo 37), aparte de otros casos específicos en que la declaración de quiebra debe hacerse de oficio, dando lugar al absurdo que expusimos en los párrafos anteriores en el sentido que es procedente declarar la quiebra de ser probadas alguna de las presunciones de insolvencia tipificadas, pero no cuando es acreditada la insolvencia.

7 VARELA VARELA, Raúl. De la insolvencia del deudor y de la legitimación del demandante para accionar, como presupuestos ne

Reconoce más adelante que ese escenario fue cambiado por la Ley Nº 4.558 que, en vez de ocupar la expresión “cesación de pagos” que, en aquel entonces se hacía sinónimo de insolvencia, estableció una nómina de situaciones que permitían al acreedor solicitar la quiebra de su deudor (artículo 37), aparte de otros casos específicos en que la declaración de quiebra debe hacerse de oficio, dando lugar al absurdo que expusimos en los párrafos anteriores en el sentido que es procedente declarar la quiebra de ser probadas alguna de las presunciones de insolvencia tipificadas, pero no cuando es acreditada la insolvencia. Sobre la insolvencia hemos encontrado un interesante informe en derecho de Raúl Varela Varela7, afirmando que el artículo 1325 del Co. de Comercio de 1865, reflejando doctrinas del derecho comparado, definía la quiebra como el estado del comerciante que ha cesado en el pago de sus obligaciones mercantiles, distinguiendo entre el mero incumplimiento y la cesación del deudor en sus pagos, siendo esta última, por su carácter general, un signo de impotencia patrimonial del deudor para hacer frente a sus obligaciones y el consiguiente peligro de perjuicio para la masa de sus acreedores. De este modo dejaba en claro que bajo esa formulación, la insolvencia acreditada daba lugar a un motivo suficiente para declarar en quiebra a un deudor. Volviendo al desarrollo de nuestra tema, entonces, el origen de la real enfermedad que procede calificar o identificar como “insolvencia estructural o definitiva”, habremos de buscarla en la administración de la organización productiva, pudiendo consistir en la pérdida de la capacidad de administrar eficientemente una empresa o la imposibilidad de hacerlo, cuando deriva de causas ajenas al agente económico o, también por la administración voluntaria o culpablemente ineficiente, toda vez que sus raíces debamos descubrirlas en factores internos de la organización productiva. causal de quiebra, pues las causales de quiebra son las presunciones de insolvencia tipificadas pero no la insolvencia en sí.

7

VARELA VARELA, Raúl. De la insolvencia del deudor y de la legitimación del demandante para accionar, como presupuestos ne

DERECHO CONCURSAL CHILENO

25

RETIRO

La muestra más evidente del fracaso de esa formulación pasa por la existencia del sobreseimiento definitivo derivada de la causal que consiste, precisamente, en que el deudor pagó todos sus créditos.

Pensamos que deviene en un imposible alcanzar el restablecimiento en la normalidad de los flujos comerciales, con la mera concurrencia de la intención de hacerlo, manifestada en diversas disposiciones reguladoras de la forma en que los acreedores valistas8 acuerdan con su deudor dar cumplimiento a las obligaciones insolutas, entre otras materias posibles de ser acordadas o la manera en que serán realizados los bienes de este último para atender a la satisfacción de los créditos cuya existencia, monto y particularidades hayan sido debidamente establecidas.

Ahora bien, la naturaleza económica de los procedimientos concursales igualmente conlleva que no consideremos apropiado o incluso más, prudente, adoptar una decisión tan relevante como disponer la apertura de un procedimiento de liquidación de la organización productiva del deudor, que pasa por suspender garantías constitucionales tanto de él como de sus acreedores, asumiendo que la insolvencia puede ser predicha con certeza, esto es, sin margen de error, a partir de descripciones legales más o menos afortunadas caracterizadas como hechos típicos indiciarios de una situación de insolvencia, denominadas causales de quiebra.

Por cierto, entonces, que la naturaleza económica del procedimiento concursal pasa a quedar determinada por todas las explicaciones que entregamos en la etapa introductoria, conduciéndonos a concluir que las regulaciones jurídicas, como en la mayoría de los casos, deberían conformar un instrumento que coadyuve al restablecimiento del orden o equilibrio económico alterado o amenazado, dependiendo de cuál sea la situación, que derivando de la insolvencia o apariencia de insolvencia de un deudor, arriesga precipitar o provocar la de otros deudores.

Todo ello en la medida que el legislador pueda entender, adecuadamente, el origen, sentido y manera adecuada de estructurar esos instrumentos.

Todo ello en la medida que el legislador pueda entender, adecuadamente, el origen, sentido y manera adecuada de estructurar esos instrumentos.

Por cierto, entonces, que la naturaleza económica del procedimiento concursal pasa a quedar determinada por todas las explicaciones que entregamos en la etapa introductoria, conduciéndonos a concluir que las regulaciones jurídicas, como en la mayoría de los casos, deberían conformar un instrumento que coadyuve al restablecimiento del orden o equilibrio económico alterado o amenazado, dependiendo de cuál sea la situación, que derivando de la insolvencia o apariencia de insolvencia de un deudor, arriesga precipitar o provocar la de otros deudores.

Ahora bien, la naturaleza económica de los procedimientos concursales igualmente conlleva que no consideremos apropiado o incluso más, prudente, adoptar una decisión tan relevante como disponer la apertura de un procedimiento de liquidación de la organización productiva del deudor, que pasa por suspender garantías constitucionales tanto de él como de sus acreedores, asumiendo que la insolvencia puede ser predicha con certeza, esto es, sin margen de error, a partir de descripciones legales más o menos afortunadas caracterizadas como hechos típicos indiciarios de una situación de insolvencia, denominadas causales de quiebra.

Pensamos que deviene en un imposible alcanzar el restablecimiento en la normalidad de los flujos comerciales, con la mera concurrencia de la intención de hacerlo, manifestada en diversas disposiciones reguladoras de la forma en que los acreedores valistas8 acuerdan con su deudor dar cumplimiento a las obligaciones insolutas, entre otras materias posibles de ser acordadas o la manera en que serán realizados los bienes de este último para atender a la satisfacción de los créditos cuya existencia, monto y particularidades hayan sido debidamente establecidas.

La muestra más evidente del fracaso de esa formulación pasa por la existencia del sobreseimiento definitivo derivada de la causal que consiste, precisamente, en que el deudor pagó todos sus créditos.

GONZALO BAEZA OVALLE

8 Aquellos que no cuentan con preferencia para el pago de sus créditos respecto de otros acreedores, igualmente denominados quirografarios, como explicamos y reiteramos.

26

8

26

GONZALO BAEZA OVALLE

Aquellos que no cuentan con preferencia para el pago de sus créditos respecto de otros acreedores, igualmente denominados quirografarios, como explicamos y reiteramos.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

27

Esa situación acredita más allá de toda controversia que el sistema no predijo certeramente y sin margen de error la insolvencia del deudor y, aún en el peor escenario para este último, como acontece con la liquidación de su organización productiva, el resultado fue suficiente para solventar todas las obligaciones con sus acreedores concurrentes. La pregunta natural que enfrentamos al producirse el evento descrito y que no es respondida por sistema legal alguno, es: ¿Quién responde por el daño causado al deudor en razón al concurso abierto respecto de sus bienes con un manifiesto error de diagnóstico de su situación comercial?

9 En una traducción libre, la disposición citada establece que todo comerciante que cesa en sus pagos se encuentra en estado de fallido o quiebra. La quiebra de un comerciante puede ser declarada después de su muerte, siempre que haya muerte en estado de cesación de pagos.

2. En la quiebra no interesa tanto el deudor que, incluso puede estar muerto, como su patrimonio, pues finalmente encaramos un procedimiento 1. La cesación de pagos es determinante y definitoria de la quiebra. La cita precedente resulta relevante pues fue el origen de las normas reguladoras de la quiebra incluidas en el Libro IV del Código de Comercio chileno de 1865 pero, además de su connotación histórica, también corresponde destacar dos aspectos que reflejan el interés del legislador: “Tout commerçant qui cesse ses paiemmens est en état de faillite.

En nuestro concepto debería ser el Estado por una omisión grave de servicio, al no proteger debidamente la propiedad privada y dignidad del deudor, que vio destruido su esfuerzo productivo por un error del sistema, legalmente establecido, lo que no lo exime de la responsabilidad por las consecuencias.

El artículo 457 del Co. de Comercio francés de 1807, ya modificado por la ley del 28 de mayo de 1938, establecía:

El artículo 457 del Co. de Comercio francés de 1807, ya modificado por la ley del 28 de mayo de 1938, establecía:

En nuestro concepto debería ser el Estado por una omisión grave de servicio, al no proteger debidamente la propiedad privada y dignidad del deudor, que vio destruido su esfuerzo productivo por un error del sistema, legalmente establecido, lo que no lo exime de la responsabilidad por las consecuencias.

“Tout commerçant qui cesse ses paiemmens est en état de faillite. “La faillite d’un commerçant puet être déclarée après son décès, lorsqu’il est mort en état de cessation de paiemmens.”9 La cita precedente resulta relevante pues fue el origen de las normas reguladoras de la quiebra incluidas en el Libro IV del Código de Comercio chileno de 1865 pero, además de su connotación histórica, también corresponde destacar dos aspectos que reflejan el interés del legislador: 1. La cesación de pagos es determinante y definitoria de la quiebra. 2. En la quiebra no interesa tanto el deudor que, incluso puede estar muerto, como su patrimonio, pues finalmente encaramos un procedimiento

“La faillite d’un commerçant puet être déclarée après son décès, lorsqu’il est mort en état de cessation de paiemmens.”9 La pregunta natural que enfrentamos al producirse el evento descrito y que no es respondida por sistema legal alguno, es: ¿Quién responde por el daño causado al deudor en razón al concurso abierto respecto de sus bienes con un manifiesto error de diagnóstico de su situación comercial? Esa situación acredita más allá de toda controversia que el sistema no predijo certeramente y sin margen de error la insolvencia del deudor y, aún en el peor escenario para este último, como acontece con la liquidación de su organización productiva, el resultado fue suficiente para solventar todas las obligaciones con sus acreedores concurrentes.

9

En una traducción libre, la disposición citada establece que todo comerciante que cesa en sus pagos se encuentra en estado de fallido o quiebra. La quiebra de un comerciante puede ser declarada después de su muerte, siempre que haya muerte en estado de cesación de pagos.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

27

RETIRO

“C’est dans ce but que l’article 441 du Code de commerce avait déterminé les caracteres constitutifs de cette cessation. C’était la retraite du débiteur, la clôture de ses magasins, le refus de payer. Mais l’inconvénient de cette classification étai de fait supposer que le législateur n’admettait aucune autre circonstance comme índice de la faillite; de telle sorte que les tribunaux hésitaient à faire résulter la cessatios de paiemens, de fait qui, quoique graves, n’aviente aucune identité avec ceux textuellement prévus par la législateur.”12

Par J. Bédarride10, comentando el artículo citado, explica que “L’instant où commence la cessation de paiemens est celui qui marque le point de départ de la faillite.”11

Pero ya en esa época, estamos hablando de prácticamente dos siglos atrás, era cuestionado el sistema adoptado para lograr cierta cercanía respecto a la existencia efectiva de una insolvencia del deudor, a través de las causales de quiebra, como ese mismo autor lo destaca, al señalar que:

Pero ya en esa época, estamos hablando de prácticamente dos siglos atrás, era cuestionado el sistema adoptado para lograr cierta cercanía respecto a la existencia efectiva de una insolvencia del deudor, a través de las causales de quiebra, como ese mismo autor lo destaca, al señalar que:

Par J. Bédarride10, comentando el artículo citado, explica que “L’instant où commence la cessation de paiemens est celui qui marque le point de départ de la faillite.”11

“C’est dans ce but que l’article 441 du Code de commerce avait déterminé les caracteres constitutifs de cette cessation. C’était la retraite du débiteur, la clôture de ses magasins, le refus de payer. Mais l’inconvénient de cette classification étai de fait supposer que le législateur n’admettait aucune autre circonstance comme índice de la faillite; de telle sorte que les tribunaux hésitaient à faire résulter la cessatios de paiemens, de fait qui, quoique graves, n’aviente aucune identité avec ceux textuellement prévus par la législateur.”12

El legislador, en esas regulaciones, pretende encontrar y adquirir certeza respecto de la insolvencia del deudor, siendo el sobreseimiento de sus obligaciones un síntoma que puede ser interpretado como revelador de ésta pero que no proporciona certeza de la efectividad de ese hecho.

10 BÉDARRIDE, Par J., Traité des Faillites et Banqueroutes, Aubin, Libraire-Éditeur, París, 1853, Tomo I, p. 22

de liquidación, donde los bienes a liquidar conforman el aspecto fundamental del proceso.

11 En una traducción libre, nos dice que el instante en que se inicia la cesación de pagos es aquél que marca el punto de partida de la quiebra.

GONZALO BAEZA OVALLE

12 En una traducción libre, explica “Es en ese sentido que el artículo 441 del Código de Comercio ha determinado los caracteres constitutivos de esa cesación de pagos. Esos son la fuga u ocultamiento del deudor, el cierre de su negocio, tienda o almacén, la negativa de pago. Pero el inconveniente de esa clasificación consiste en hacer suponer que el legislador no admite ninguna otra circunstancia como indiciaria o indicativa de la quiebra, de tal suerte que los tribunales dudan, trepidan o resisten en dar por establecida o resultante una cesación de pagos, por muy graves que sean los hechos expuestos para acreditar el mismo, si no han sido establecidos literalmente y en forma previa por el legislador.

28

10

En una traducción libre, explica “Es en ese sentido que el artículo 441 del Código de Comercio ha determinado los caracteres constitutivos de esa cesación de pagos. Esos son la fuga u ocultamiento del deudor, el cierre de su negocio, tienda o almacén, la negativa de pago. Pero el inconveniente de esa clasificación consiste en hacer suponer que el legislador no admite ninguna otra circunstancia como indiciaria o indicativa de la quiebra, de tal suerte que los tribunales dudan, trepidan o resisten en dar por establecida o resultante una cesación de pagos, por muy graves que sean los hechos expuestos para acreditar el mismo, si no han sido establecidos literalmente y en forma previa por el legislador.

GONZALO BAEZA OVALLE

12

28

En una traducción libre, nos dice que el instante en que se inicia la cesación de pagos es aquél que marca el punto de partida de la quiebra.

de liquidación, donde los bienes a liquidar conforman el aspecto fundamental del proceso.

11

El legislador, en esas regulaciones, pretende encontrar y adquirir certeza respecto de la insolvencia del deudor, siendo el sobreseimiento de sus obligaciones un síntoma que puede ser interpretado como revelador de ésta pero que no proporciona certeza de la efectividad de ese hecho.

BÉDARRIDE, Par J., Traité des Faillites et Banqueroutes, Aubin, Libraire-Éditeur, París, 1853, Tomo I, p. 22

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

29

Ante la dificultad anotada dicho autor comenta, entonces, que la modificación introducida por la ley del año 1838, deviene en un gran avance toda vez que libera al juez de la tiranía de tenor literal de la ley para entregarle soberanía en orden a apreciar y calificar las circunstancias que constituyen una real cesación de pagos. En definitiva, conforma un hecho cierto que desde los tiempos más antiguos, para establecer el escenario idóneo destinado a declarar la apertura de un concurso, siempre existió una duda razonable en torno a que el establecimiento de causales de quiebra, no necesariamente constituía una garantía de éxito a la hora de predecir el estado de insolvencia del deudor y varias veces derivan en un impedimento para hacer operar los mecanismos de estabilización de manera oportuna y para el caso que realmente lo necesita, antes que de una ayuda en la adopción de esa determinación. El tema continúa siendo que la insolvencia da lugar a un fenómeno económico y de administración. No corresponde, en ese escenario, que los abogados efectúen una simplificación de un asunto de suyo complejo, gestando hechos que califican como indiciarios de la insolvencia, lo que implica causales de quiebra, pues los indicios no evitan el desastre social que conlleva abrir un concurso en relación a una persona de la que se dice ser insolvente pero que en realidad es solvente, como un derivado del error de juicio apuntado y, conforme a esa equivocación proceder, incluso compulsivamente a liquidar su organización productiva. 4. DETERMINACIÓN TÉCNICA DE LA INSOLVENCIA Sin duda que la realidad descrita, en otras palabras, la determinación de la insolvencia, ni por lejos ha sido un tema que sólo ha interesado a los abogados para los efectos descritos. Muy por el contrario, ello ha sido objeto de una principal atención de los profesionales especializados en administración y economía, que han abordado múltiples trabajos sobre el tema, con el propósito de llegar a establecer un modelo matemático que posibilite, eficientemente, hacer una predicción certera de la insolvencia del deudor.

Sin duda que la realidad descrita, en otras palabras, la determinación de la insolvencia, ni por lejos ha sido un tema que sólo ha interesado a los abogados para los efectos descritos. Muy por el contrario, ello ha sido objeto de una principal atención de los profesionales especializados en administración y economía, que han abordado múltiples trabajos sobre el tema, con el propósito de llegar a establecer un modelo matemático que posibilite, eficientemente, hacer una predicción certera de la insolvencia del deudor. 4. DETERMINACIÓN TÉCNICA DE LA INSOLVENCIA No corresponde, en ese escenario, que los abogados efectúen una simplificación de un asunto de suyo complejo, gestando hechos que califican como indiciarios de la insolvencia, lo que implica causales de quiebra, pues los indicios no evitan el desastre social que conlleva abrir un concurso en relación a una persona de la que se dice ser insolvente pero que en realidad es solvente, como un derivado del error de juicio apuntado y, conforme a esa equivocación proceder, incluso compulsivamente a liquidar su organización productiva. El tema continúa siendo que la insolvencia da lugar a un fenómeno económico y de administración. En definitiva, conforma un hecho cierto que desde los tiempos más antiguos, para establecer el escenario idóneo destinado a declarar la apertura de un concurso, siempre existió una duda razonable en torno a que el establecimiento de causales de quiebra, no necesariamente constituía una garantía de éxito a la hora de predecir el estado de insolvencia del deudor y varias veces derivan en un impedimento para hacer operar los mecanismos de estabilización de manera oportuna y para el caso que realmente lo necesita, antes que de una ayuda en la adopción de esa determinación. Ante la dificultad anotada dicho autor comenta, entonces, que la modificación introducida por la ley del año 1838, deviene en un gran avance toda vez que libera al juez de la tiranía de tenor literal de la ley para entregarle soberanía en orden a apreciar y calificar las circunstancias que constituyen una real cesación de pagos. DERECHO CONCURSAL CHILENO

29

RETIRO

14

El Algoritmo See5 vs. la metodología Rough Set.: Una aplicación a la predicción de la insolvencia en empresas españolas de seguros no-vida Autores: María Jesús SEGOVIA VARGAS, Zuleyca, DÍAZ MARTÍNEZ, José FERNÁNDEZ MENÉNDEZ. Localización: Cuadernos de Estudios Empresariales, ISSN 1131-6985, Nº 15, 2005, pp. 179-198. Resumen: La predicción de la insolvencia de las empresas aseguradoras se configura como una importante cuestión en el campo de la investigación financiera, debido a la necesidad de proteger al público en general a la vez que minimizar los costes asociados a este problema. En el presente trabajo se pretende examinar la aplicabilidad a la predicción de la insolvencia de empresas españolas de seguros no-vida de un método procedente del campo de la Inteligencia Artificial, el algoritmo See5, tomando como información de partida un conjunto de ratios de carácter financiero. También se comparan los resultados alcanzados con los que se obtienen aplicando la metodología Rough Set. Los métodos que se examinarán caen dentro del área conocida como Aprendizaje Automático y presentan las ventajas de ser fácilmente implementables, proporcionar resultados de interpretación sencilla y salvar algunos inconvenientes de las técnicas estadísticas convencionales.

GONZALO BAEZA OVALLE

Predicción de la insolvencia empresarial: Comparación de la selección de los ratios contables en los modelos contable-financieros. Autores: Antonio SOMOZA LÓPEZ, Josep VALLVERDÚ I CALAFELL. Localización: Revista de Contabilidad y Dirección, ISSN 1887-5696, Nº 5, 2007 (Ejemplar dedicado a: Creación de Empresas), pp. 169-203. Resumen: En los últimos 30 años la proliferación de modelos cuantitativos de predicción de la insolvencia empresarial en la literatura contable y financiera ha despertado un gran interés entre los especialistas e investigadores de la materia. Lo que en un principio fueron unos modelos elaborados con un único objetivo, han derivado en una fuente de investigación constante. En este documento se formula un modelo de predicción de la insolvencia a través de la combinación de diferentes variables cuantitativas extraídas de los estados contables de una muestra de empresas para los años 1994-1997. A través de un procedimiento por etapas se selecciona e interpreta cuáles son las más relevantes en cuanto a aportación de información. Una vez formulado este primer tipo de modelos se busca una alternativa a las variables anteriores a través de la técnica factorial del análisis de componentes principales. Con ella se hace una selección de variables y se aplica, junto con los ratios anteriores, el análisis univariante. Por último, se comparan los modelos obtenidos y se concluye que aunque la literatura previa ofrece mejores porcentajes de clasificación, los modelos obtenidos a través del análisis de componentes principales no deben ser rechazados por la claridad en la explicación de las causas que conducen a una empresa a la insolvencia.

30

13

El éxito de tales acercamientos científicos ha alcanzado un porcentaje cercano al 90%, lo que nos entrega un escenario optimista, dado que el 10% restante pudo ser insolvente y no detectado por el modelo, de forma tal que el grado de acierto resulta ser aún mayor.1314

Nos parece del todo conveniente reproducir un aspecto de los múltiples explicados por los autores a que refiere la última nota al pie para que se tome conciencia que el tema de la insolvencia, en primer lugar, no es sencillo y, su diagnóstico tampoco puede quedar entregada a la imaginación

Nos parece del todo conveniente reproducir un aspecto de los múltiples explicados por los autores a que refiere la última nota al pie para que se tome conciencia que el tema de la insolvencia, en primer lugar, no es sencillo y, su diagnóstico tampoco puede quedar entregada a la imaginación

El éxito de tales acercamientos científicos ha alcanzado un porcentaje cercano al 90%, lo que nos entrega un escenario optimista, dado que el 10% restante pudo ser insolvente y no detectado por el modelo, de forma tal que el grado de acierto resulta ser aún mayor.1314

13 Predicción de la insolvencia empresarial: Comparación de la selección de los ratios contables en los modelos contable-financieros. Autores: Antonio SOMOZA LÓPEZ, Josep VALLVERDÚ I CALAFELL. Localización: Revista de Contabilidad y Dirección, ISSN 1887-5696, Nº 5, 2007 (Ejemplar dedicado a: Creación de Empresas), pp. 169-203. Resumen: En los últimos 30 años la proliferación de modelos cuantitativos de predicción de la insolvencia empresarial en la literatura contable y financiera ha despertado un gran interés entre los especialistas e investigadores de la materia. Lo que en un principio fueron unos modelos elaborados con un único objetivo, han derivado en una fuente de investigación constante. En este documento se formula un modelo de predicción de la insolvencia a través de la combinación de diferentes variables cuantitativas extraídas de los estados contables de una muestra de empresas para los años 1994-1997. A través de un procedimiento por etapas se selecciona e interpreta cuáles son las más relevantes en cuanto a aportación de información. Una vez formulado este primer tipo de modelos se busca una alternativa a las variables anteriores a través de la técnica factorial del análisis de componentes principales. Con ella se hace una selección de variables y se aplica, junto con los ratios anteriores, el análisis univariante. Por último, se comparan los modelos obtenidos y se concluye que aunque la literatura previa ofrece mejores porcentajes de clasificación, los modelos obtenidos a través del análisis de componentes principales no deben ser rechazados por la claridad en la explicación de las causas que conducen a una empresa a la insolvencia.

GONZALO BAEZA OVALLE

14 El Algoritmo See5 vs. la metodología Rough Set.: Una aplicación a la predicción de la insolvencia en empresas españolas de seguros no-vida Autores: María Jesús SEGOVIA VARGAS, Zuleyca, DÍAZ MARTÍNEZ, José FERNÁNDEZ MENÉNDEZ. Localización: Cuadernos de Estudios Empresariales, ISSN 1131-6985, Nº 15, 2005, pp. 179-198. Resumen: La predicción de la insolvencia de las empresas aseguradoras se configura como una importante cuestión en el campo de la investigación financiera, debido a la necesidad de proteger al público en general a la vez que minimizar los costes asociados a este problema. En el presente trabajo se pretende examinar la aplicabilidad a la predicción de la insolvencia de empresas españolas de seguros no-vida de un método procedente del campo de la Inteligencia Artificial, el algoritmo See5, tomando como información de partida un conjunto de ratios de carácter financiero. También se comparan los resultados alcanzados con los que se obtienen aplicando la metodología Rough Set. Los métodos que se examinarán caen dentro del área conocida como Aprendizaje Automático y presentan las ventajas de ser fácilmente implementables, proporcionar resultados de interpretación sencilla y salvar algunos inconvenientes de las técnicas estadísticas convencionales.

30

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

31

de abogados más o menos eruditos pero que de administración de empresas e ingeniería saben poco, pues ello conlleva, como explicamos al final del punto anterior, un riesgo extremo de dañar innecesariamente, el patrimonio del deudor. El texto es el siguiente: “Las investigaciones de tipo empírico acerca del fenómeno del fracaso empresarial se han llevado a cabo tradicionalmente a través de la aplicación de técnicas estadísticas de carácter paramétrico, como el Análisis Discriminante o la Regresión Logística, que utilizan ratios financieros como variables explicativas. Dadas las peculiaridades del sector asegurador, la mayoría de dichas investigaciones se centran en otros sectores de la economía. No obstante, en el sector de seguros español, cabe destacar los trabajos realizados por López Herrera, Moreno Rojas y Rodríguez Rodríguez (1994), Mora Enguídanos (1994), Martín Peña, Leguey Galán y Sánchez López (1999) y Sanchís Arellano, Gil y Heras Martínez (2003), donde se pone de manifiesto la utilidad de estos métodos para valorar la situación financiera de este tipo de empresas. (180 Cuadernos de Estudios Empresariales 2005, núm. 15 179-198 Z. Díaz, J. Fernández, M.a J. Segovia El Algoritmo See5 versus...). “Sin embargo, aunque los resultados obtenidos en los trabajos mencionados han sido satisfactorios, todas estas técnicas presentan el inconveniente de que parten de hipótesis más o menos restrictivas acerca de las propiedades distribucionales de las variables explicativas que, especialmente en el caso de la información contable, no se suelen cumplir. Además, dada su complejidad, puede resultar difícil extraer conclusiones de sus resultados para un usuario poco familiarizado con la técnica. “Por contra, las técnicas procedentes del campo de la Inteligencia Artificial, de carácter no paramétrico, no precisan de hipótesis preestablecidas sobre las variables de partida. Dentro de este tipo de técnicas, para el problema que nos ocupa son de gran utilidad las que se encuadran en el área del Machine Learning (Aprendizaje Automático). Un representante típico de esta categoría son las redes neuronales, de las que se han desarrollado un buen número de aplicaciones en los más variados campos. En cuanto a su aplicación a la predicción de crisis en el sector de seguros español, Martínez de Lejarza Esparducer (1999) obtiene en su trabajo resultados

“Por contra, las técnicas procedentes del campo de la Inteligencia Artificial, de carácter no paramétrico, no precisan de hipótesis preestablecidas sobre las variables de partida. Dentro de este tipo de técnicas, para el problema que nos ocupa son de gran utilidad las que se encuadran en el área del Machine Learning (Aprendizaje Automático). Un representante típico de esta categoría son las redes neuronales, de las que se han desarrollado un buen número de aplicaciones en los más variados campos. En cuanto a su aplicación a la predicción de crisis en el sector de seguros español, Martínez de Lejarza Esparducer (1999) obtiene en su trabajo resultados “Sin embargo, aunque los resultados obtenidos en los trabajos mencionados han sido satisfactorios, todas estas técnicas presentan el inconveniente de que parten de hipótesis más o menos restrictivas acerca de las propiedades distribucionales de las variables explicativas que, especialmente en el caso de la información contable, no se suelen cumplir. Además, dada su complejidad, puede resultar difícil extraer conclusiones de sus resultados para un usuario poco familiarizado con la técnica. (180 Cuadernos de Estudios Empresariales 2005, núm. 15 179-198 Z. Díaz, J. Fernández, M.a J. Segovia El Algoritmo See5 versus...). El texto es el siguiente: “Las investigaciones de tipo empírico acerca del fenómeno del fracaso empresarial se han llevado a cabo tradicionalmente a través de la aplicación de técnicas estadísticas de carácter paramétrico, como el Análisis Discriminante o la Regresión Logística, que utilizan ratios financieros como variables explicativas. Dadas las peculiaridades del sector asegurador, la mayoría de dichas investigaciones se centran en otros sectores de la economía. No obstante, en el sector de seguros español, cabe destacar los trabajos realizados por López Herrera, Moreno Rojas y Rodríguez Rodríguez (1994), Mora Enguídanos (1994), Martín Peña, Leguey Galán y Sánchez López (1999) y Sanchís Arellano, Gil y Heras Martínez (2003), donde se pone de manifiesto la utilidad de estos métodos para valorar la situación financiera de este tipo de empresas. de abogados más o menos eruditos pero que de administración de empresas e ingeniería saben poco, pues ello conlleva, como explicamos al final del punto anterior, un riesgo extremo de dañar innecesariamente, el patrimonio del deudor. DERECHO CONCURSAL CHILENO

31

RETIRO

muy superiores a los del Análisis Discriminante. También el enfoque de los Conjuntos Aproximados –“Rough Sets” en terminología anglosajon– pertenece a esta categoría. Una aplicación al sector de seguros español de la Teoría Rough Set (Pawlak, 1991) la podemos encontrar en el trabajo de Segovia Vargas (2003), donde se alcanzan resultados muy satisfactorios y similares a los del Análisis Discriminante, pero evitando con la aplicación del Rough Set los inconvenientes derivados del incumplimiento de las hipótesis requeridas por el Análisis Discriminante sobre las variables de partida.

Para acreditar que el tema en cuestión ha constituido una preocupación preferente en la ciencia administrativa, agrego a pie de página, en forma de nota, algunas tesis doctorales, además de las ya citadas o monografías sobre el asunto.15

GONZALO BAEZA OVALLE

15 Una comparación de la selección de los ratios contables en los modelos de predicción de la insolvencia empresarial. Autores: Antonio SOMOZA LÓPEZ, Josep VALLVERDÚ I CALAFELL. Localización: Economía industrial, ISSN 0422-2784, Nº 373, 2009 (Ejemplar dedicado a: Productividad, eficiencia y resultados empresariales en la industria) , pp. 153-168. La consideración de factores cualitativos, macraoeconómicos y sectoriales en los modelos de predicción de la insolvencia empresarial: Su aplicación al sector textil y confección de Barcelona (1994-1997) Autores: Antonio Somoza López. Localización: Papeles de economía

32

“Un importante conjunto de procedimientos de Aprendizaje Automático es el formado por los distintos sistemas de inducción de árboles de decisión. Dentro de los estudios realizados siguiendo este enfoque, destaca el trabajo, con una orientación marcadamente estadística, de Friedman (1977), que sirvió como base para la construcción del sistema CART (Classification and Regression Trees), descrito en Breiman, Friedman, Olshen y Stone (1984).

“Más inspirados directamente en el campo de la Inteligencia Artificial son los algoritmos de inducción de árboles de decisión ID3, C4.5 y See5 desarrollados por Quinlan (1979, 1983, 1986, 1988, 1993 y 1997), que han alcanzado una notable repercusión. Algunos estudios que implementan este tipo de metodología para la predicción de crisis empresariales son los de, entre otros, McKee (1995) y González Pérez, Correa Rodríguez y Blázquez Múrez (1999), realizados a partir de una muestra de sociedades cotizadas en bolsa y una muestra de PYMES, respectivamente.”

“Más inspirados directamente en el campo de la Inteligencia Artificial son los algoritmos de inducción de árboles de decisión ID3, C4.5 y See5 desarrollados por Quinlan (1979, 1983, 1986, 1988, 1993 y 1997), que han alcanzado una notable repercusión. Algunos estudios que implementan este tipo de metodología para la predicción de crisis empresariales son los de, entre otros, McKee (1995) y González Pérez, Correa Rodríguez y Blázquez Múrez (1999), realizados a partir de una muestra de sociedades cotizadas en bolsa y una muestra de PYMES, respectivamente.”

“Un importante conjunto de procedimientos de Aprendizaje Automático es el formado por los distintos sistemas de inducción de árboles de decisión. Dentro de los estudios realizados siguiendo este enfoque, destaca el trabajo, con una orientación marcadamente estadística, de Friedman (1977), que sirvió como base para la construcción del sistema CART (Classification and Regression Trees), descrito en Breiman, Friedman, Olshen y Stone (1984). GONZALO BAEZA OVALLE

Una comparación de la selección de los ratios contables en los modelos de predicción de la insolvencia empresarial. Autores: Antonio SOMOZA LÓPEZ, Josep VALLVERDÚ I CALAFELL. Localización: Economía industrial, ISSN 0422-2784, Nº 373, 2009 (Ejemplar dedicado a: Productividad, eficiencia y resultados empresariales en la industria) , pp. 153-168. La consideración de factores cualitativos, macraoeconómicos y sectoriales en los modelos de predicción de la insolvencia empresarial: Su aplicación al sector textil y confección de Barcelona (1994-1997) Autores: Antonio Somoza López. Localización: Papeles de economía

32

15

muy superiores a los del Análisis Discriminante. También el enfoque de los Conjuntos Aproximados –“Rough Sets” en terminología anglosajon– pertenece a esta categoría. Una aplicación al sector de seguros español de la Teoría Rough Set (Pawlak, 1991) la podemos encontrar en el trabajo de Segovia Vargas (2003), donde se alcanzan resultados muy satisfactorios y similares a los del Análisis Discriminante, pero evitando con la aplicación del Rough Set los inconvenientes derivados del incumplimiento de las hipótesis requeridas por el Análisis Discriminante sobre las variables de partida.

Para acreditar que el tema en cuestión ha constituido una preocupación preferente en la ciencia administrativa, agrego a pie de página, en forma de nota, algunas tesis doctorales, además de las ya citadas o monografías sobre el asunto.15

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

33

Carentes del ánimo de agobiar con exceso de información en relación con el mismo tema, sólo hemos acudido a fuentes españolas, haciendo presente que las de origen anglosajón son todavía mas abundantes, dejando en evidencia la disociación que existe entre el medio jurídico, realidad social y avance tecnológico. El proyecto de reforma a la legislación concursal chilena ingresado en mayo de 2012 al H. Congreso y que ocupará nuestra atención luego de tratar la evolución de la legislación concursal chilena, en rasgos generales, conforma un avance en la senda orientada a aplicar modelos extranjeros que han tenido, en mayor o menor medida, un desarrollo exitoso, pero la

española, ISSN 0210-9107, Nº 89-90, 2001 (Ejemplar dedicado a: Las Pymes ante nuevo entorno económico) , pp. 402-426. Un modelo de predicción de la insolvencia empresarial basado en variables financieras: su aplicación al caso textil catalán (1994-1997) Antonio SOMOZA LÓPEZ, Josep VALLVERDÚ I CALAFELL Revista de Contabilidad, ISSN 1138-4891, Vol. 6, Nº 11, 2003, pp. 173-191. La consideración de factores cualitativos, macraoeconómicos y sectoriales en los modelos de predicción de la insolvencia empresarial: Su aplicación al sector textil y confección de Barcelona (1994-1997) Autores: Antonio Somoza López. Localización: Papeles de economía española, ISSN 0210-9107, Nº 89-90, 2001 (Ejemplar dedicado a: Las Pymes ante nuevo entorno económico), pp. 402-426. Un modelo de predicción de la insolvencia empresarial basado en variables financieras: su aplicación al caso textil catalán (1994-1997) Antonio Somoza López, Josep Vallverdú i Calafell Revista de Contabilidad, ISSN 1138-4891, Vol. 6, Nº 11, 2003, pp. 173-191. El pronóstico de la insolvencia empresarial mediante técnicas de inteligencia artificial: algunas propuestas innovadoras Javier de Andrés Suárez. Cuadernos Aragoneses de Economía, ISSN 0211-0865, Vol. 15, Nº 2, 2005, pp. 275-300. Técnicas de inteligencia artificial aplicadas al análisis de la solvencia empresarial. Autores: Javier de Andrés Suárez. Localización: Documentos de trabajo ( Universidad de Oviedo. Facultad de Ciencias Económicas ), Nº 206, 2000 , 31 pp. Resumen: En este trabajo se realiza una revisión de las principales aplicaciones para el análisis de la solvencia de las diferentes técnicas procedentes del campo de la Inteligencia Artificial. Dentro de éstas, los sistemas expertos son la más tradicional y extendida, con gran número de aplicaciones en servicio, principalmente en instituciones financieras que los utilizan para la evaluación del riesgo de crédito. Las redes neuronales son un instrumento de más reciente aparición, si bien en los últimos años han recibido considerable atención por parte del mundo académico y profesional, y ya empiezan a implantarse en diversas organizaciones modelos de análisis de la solvencia basados en la computación neuronal. Además se revisan ciertas técnicas de aparición muy reciente, como los sistemas de inducción de reglas y árboles de decisión o los algoritmos genéticos que, a pesar de que actualmente tienen poca trascendencia fuera del ámbito académico, es previsible que en un futuro próximo alcancen un mayor grado de difusión.

española, ISSN 0210-9107, Nº 89-90, 2001 (Ejemplar dedicado a: Las Pymes ante nuevo entorno económico) , pp. 402-426. Un modelo de predicción de la insolvencia empresarial basado en variables financieras: su aplicación al caso textil catalán (1994-1997) Antonio SOMOZA LÓPEZ, Josep VALLVERDÚ I CALAFELL Revista de Contabilidad, ISSN 1138-4891, Vol. 6, Nº 11, 2003, pp. 173-191. La consideración de factores cualitativos, macraoeconómicos y sectoriales en los modelos de predicción de la insolvencia empresarial: Su aplicación al sector textil y confección de Barcelona (1994-1997) Autores: Antonio Somoza López. Localización: Papeles de economía española, ISSN 0210-9107, Nº 89-90, 2001 (Ejemplar dedicado a: Las Pymes ante nuevo entorno económico), pp. 402-426. Un modelo de predicción de la insolvencia empresarial basado en variables financieras: su aplicación al caso textil catalán (1994-1997) Antonio Somoza López, Josep Vallverdú i Calafell Revista de Contabilidad, ISSN 1138-4891, Vol. 6, Nº 11, 2003, pp. 173-191. El pronóstico de la insolvencia empresarial mediante técnicas de inteligencia artificial: algunas propuestas innovadoras Javier de Andrés Suárez. Cuadernos Aragoneses de Economía, ISSN 0211-0865, Vol. 15, Nº 2, 2005, pp. 275-300. Técnicas de inteligencia artificial aplicadas al análisis de la solvencia empresarial. Autores: Javier de Andrés Suárez. Localización: Documentos de trabajo ( Universidad de Oviedo. Facultad de Ciencias Económicas ), Nº 206, 2000 , 31 pp. Resumen: En este trabajo se realiza una revisión de las principales aplicaciones para el análisis de la solvencia de las diferentes técnicas procedentes del campo de la Inteligencia Artificial. Dentro de éstas, los sistemas expertos son la más tradicional y extendida, con gran número de aplicaciones en servicio, principalmente en instituciones financieras que los utilizan para la evaluación del riesgo de crédito. Las redes neuronales son un instrumento de más reciente aparición, si bien en los últimos años han recibido considerable atención por parte del mundo académico y profesional, y ya empiezan a implantarse en diversas organizaciones modelos de análisis de la solvencia basados en la computación neuronal. Además se revisan ciertas técnicas de aparición muy reciente, como los sistemas de inducción de reglas y árboles de decisión o los algoritmos genéticos que, a pesar de que actualmente tienen poca trascendencia fuera del ámbito académico, es previsible que en un futuro próximo alcancen un mayor grado de difusión.

El proyecto de reforma a la legislación concursal chilena ingresado en mayo de 2012 al H. Congreso y que ocupará nuestra atención luego de tratar la evolución de la legislación concursal chilena, en rasgos generales, conforma un avance en la senda orientada a aplicar modelos extranjeros que han tenido, en mayor o menor medida, un desarrollo exitoso, pero la Carentes del ánimo de agobiar con exceso de información en relación con el mismo tema, sólo hemos acudido a fuentes españolas, haciendo presente que las de origen anglosajón son todavía mas abundantes, dejando en evidencia la disociación que existe entre el medio jurídico, realidad social y avance tecnológico. DERECHO CONCURSAL CHILENO

33

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Ojalá fuera posible emplear una formulación algorítmica como aquellas a que estamos acostumbrados en las regulaciones concursales nacionales y que aparentemente, por el tenor del proyecto de reforma, no cambia en su formulación abstracta, pero llamamos la atención sobre el hecho que en materia de insolvencia empresarial resulta difícil estructurar un conjunto predeterminado de instrucciones o reglas definidas, ordenadas y finitas que permita alcanzar un pronóstico certero sobre la insolvencia a vía de conclusión formal.

34

Lo expuesto conduce, inexorablemente bajo nuestro punto de vista, a concluir que al no existir un modelo infalible en la predicción y, dada la importancia de la determinación de someter a liquidación a una organización productiva, al comprometer seriamente garantías constitucionales relevantes para la estructuración social, como quedó dicho, el único sistema que estrechará el margen de error pasa por el estudio particular de cada empresa efectuado por peritos, constreñidos en sus conclusiones por la lex artis de su oficio y no por precisiones jurídicas de carácter abstracto, que los induzcan al error.

implementación que se desea hacer de ella amerita un análisis muy cuidadoso al exhibir algunas situaciones que nos parecen complejas en función de la inspiración que dice tener, según el Mensaje.

En el ámbito científico no ha podido ser elaborado un modelo que asegure totalmente la exactitud del pronóstico, de manera que con o sin las causales de quiebra, al adoptar un modelo, sea de corte netamente jurídico como estas últimas, o uno de naturaleza ingenieril, aún enfrentaremos el problema de la equivocación del pronóstico donde ésta es inadmisible por afectar garantías constitucionales.

Con todo, esos modelos continúan siendo implementados por letrados que evidencian no estar suficientemente imbuidos de los avances, investigaciones y estudios realizados en el campo de la ciencia de la administración de empresas, lo que enturbia las expectativas de una operación eficiente, cuestión que no constituye un escollo insalvable.

La multiplicidad de trabajos citados y el mayor número de aquellos que no hemos traído a colación, también demuestra un punto preocupante.

La multiplicidad de trabajos citados y el mayor número de aquellos que no hemos traído a colación, también demuestra un punto preocupante.

Con todo, esos modelos continúan siendo implementados por letrados que evidencian no estar suficientemente imbuidos de los avances, investigaciones y estudios realizados en el campo de la ciencia de la administración de empresas, lo que enturbia las expectativas de una operación eficiente, cuestión que no constituye un escollo insalvable.

En el ámbito científico no ha podido ser elaborado un modelo que asegure totalmente la exactitud del pronóstico, de manera que con o sin las causales de quiebra, al adoptar un modelo, sea de corte netamente jurídico como estas últimas, o uno de naturaleza ingenieril, aún enfrentaremos el problema de la equivocación del pronóstico donde ésta es inadmisible por afectar garantías constitucionales.

implementación que se desea hacer de ella amerita un análisis muy cuidadoso al exhibir algunas situaciones que nos parecen complejas en función de la inspiración que dice tener, según el Mensaje.

Lo expuesto conduce, inexorablemente bajo nuestro punto de vista, a concluir que al no existir un modelo infalible en la predicción y, dada la importancia de la determinación de someter a liquidación a una organización productiva, al comprometer seriamente garantías constitucionales relevantes para la estructuración social, como quedó dicho, el único sistema que estrechará el margen de error pasa por el estudio particular de cada empresa efectuado por peritos, constreñidos en sus conclusiones por la lex artis de su oficio y no por precisiones jurídicas de carácter abstracto, que los induzcan al error.

GONZALO BAEZA OVALLE

Ojalá fuera posible emplear una formulación algorítmica como aquellas a que estamos acostumbrados en las regulaciones concursales nacionales y que aparentemente, por el tenor del proyecto de reforma, no cambia en su formulación abstracta, pero llamamos la atención sobre el hecho que en materia de insolvencia empresarial resulta difícil estructurar un conjunto predeterminado de instrucciones o reglas definidas, ordenadas y finitas que permita alcanzar un pronóstico certero sobre la insolvencia a vía de conclusión formal.

34

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

35

De todos modos, la principal carencia que evidencian las causales de quiebra, caracterizadas como hechos indiciarios de insolvencia, pasa por radicar esta última en una situación, aislado o no, que de todas maneras es puntual. La insolvencia, como acertadamente queda consignado en el Capítulo 11 de la Banckrupty Act de Estados Unidos de América, no deriva de una mera comparación entre activos y pasivos para concluir en la imposibilidad de cubrir las obligaciones presentes y futuras. Es necesario internalizar un concepto que en administración y economía resulta claro e incluso antiguo: Las empresas no valen sólo por lo que tienen, sino principalmente por sus flujos presente y futuros. De esta manera entonces, esa legislación deriva hacia la determinación técnica del precio de la compañía o empresa en función de las obligaciones pendientes de pago, que resulta un criterio más adecuado, en cuanto se conforma de mejor manera con criterios científicos de valoración de las organizaciones productivas. Con estas prevenciones y aspectos introductorios de carácter conceptual, nos adentraremos en los antecedentes históricos de las regulaciones concursales, para de allí, luego de algunas precisiones adicionales, derivaremos hacia la evolución del derecho concursal chileno hasta alcanzar el escenario que enfrenta el proyecto de reforma al derecho concursal ingresando a un análisis lo más detallado que sea posible, ponderando virtudes, que las exhibe en abundancia, como defectos, perfectibles en el tiempo. 4. CUESTIONARIO 1. Explique, sintéticamente, el espíritu que anima la instauración de los procedimientos concursales. 2. ¿En qué consiste el “efecto multiplicador del incumplimiento comercial”? 3. ¿Cuáles son los principales mecanismos de estabilización que forman parte de los procedimientos concursales?

3. ¿Cuáles son los principales mecanismos de estabilización que forman parte de los procedimientos concursales? 2. ¿En qué consiste el “efecto multiplicador del incumplimiento comercial”? 1. Explique, sintéticamente, el espíritu que anima la instauración de los procedimientos concursales. 4. CUESTIONARIO Con estas prevenciones y aspectos introductorios de carácter conceptual, nos adentraremos en los antecedentes históricos de las regulaciones concursales, para de allí, luego de algunas precisiones adicionales, derivaremos hacia la evolución del derecho concursal chileno hasta alcanzar el escenario que enfrenta el proyecto de reforma al derecho concursal ingresando a un análisis lo más detallado que sea posible, ponderando virtudes, que las exhibe en abundancia, como defectos, perfectibles en el tiempo. De esta manera entonces, esa legislación deriva hacia la determinación técnica del precio de la compañía o empresa en función de las obligaciones pendientes de pago, que resulta un criterio más adecuado, en cuanto se conforma de mejor manera con criterios científicos de valoración de las organizaciones productivas. La insolvencia, como acertadamente queda consignado en el Capítulo 11 de la Banckrupty Act de Estados Unidos de América, no deriva de una mera comparación entre activos y pasivos para concluir en la imposibilidad de cubrir las obligaciones presentes y futuras. Es necesario internalizar un concepto que en administración y economía resulta claro e incluso antiguo: Las empresas no valen sólo por lo que tienen, sino principalmente por sus flujos presente y futuros. De todos modos, la principal carencia que evidencian las causales de quiebra, caracterizadas como hechos indiciarios de insolvencia, pasa por radicar esta última en una situación, aislado o no, que de todas maneras es puntual. DERECHO CONCURSAL CHILENO

35

RETIRO

36

GONZALO BAEZA OVALLE

4. ¿En qué se funda la supuesta naturaleza económica del proceso concursal? 5. ¿Qué es la insolvencia? 6. ¿Cuál es el concepto moderno de insolvencia? 7. ¿Qué diferencia existe entre insolvencia y cesación de pagos? 8. ¿Es lo mismo cesación de pagos que incumplimiento. 9. ¿Qué es un convenio?

9. ¿Qué es un convenio? 8. ¿Es lo mismo cesación de pagos que incumplimiento. 7. ¿Qué diferencia existe entre insolvencia y cesación de pagos? 6. ¿Cuál es el concepto moderno de insolvencia? 5. ¿Qué es la insolvencia? 4. ¿En qué se funda la supuesta naturaleza económica del proceso concursal? 36

GONZALO BAEZA OVALLE

TIRO

17 PUELMA ACCORSI, Álvaro. Curso de Derecho de Quiebras. Editorial Jurídica de Chile, 1985, p. 2. 16 VERDÚ CAÑETE, María José. Notas sobre el nuevo derecho concursal. Revistas.um.es/ analesderecho. Universidad de Murcia, número 22,(2004) pp. 391-410.

CAPÍTULO II ANTECEDENTES HISTÓRICOS

Álvaro Puelma Accorsi17 como lo hicieron habitualmente los autores nacionales, radicaba en Roma el origen de la quiebra como sistema, explicando que en los inicios del derecho romano, la infracción al contrato o ley civil, en sus efectos equivalía a un ilícito penal. 1. IDEAS GENERALES María José Verdú Cañete16, como muchos autores, radica el origen de los institutos concursales actuales en el derecho estatutario de la Baja Edad Media. Bajo ese prisma sería la recopilación de las normas consuetudinarias de las corporaciones de mercaderes lo que daría lugar al nacimiento del derecho mercantil y también del derecho concursal. No obstante, reconoce que algunos autores sostienen que ya existían, en el derecho romano, procedimientos de ejecución personal que podrían constituir el origen del Derecho concursal, pues permitían a los acreedores apropiarse de los bienes del deudor para destruirlos, siendo posible también la transmisión del patrimonio del deudor a los acreedores para su venta en bloque, acudiendo a Rojo, A/ Beltrán, E., Lecciones de Derecho Mercantil, Madrid (Civitas), 2004, p. 846, para dar fundamento a su ponencia.

No obstante, reconoce que algunos autores sostienen que ya existían, en el derecho romano, procedimientos de ejecución personal que podrían constituir el origen del Derecho concursal, pues permitían a los acreedores apropiarse de los bienes del deudor para destruirlos, siendo posible también la transmisión del patrimonio del deudor a los acreedores para su venta en bloque, acudiendo a Rojo, A/ Beltrán, E., Lecciones de Derecho Mercantil, Madrid (Civitas), 2004, p. 846, para dar fundamento a su ponencia. María José Verdú Cañete16, como muchos autores, radica el origen de los institutos concursales actuales en el derecho estatutario de la Baja Edad Media. Bajo ese prisma sería la recopilación de las normas consuetudinarias de las corporaciones de mercaderes lo que daría lugar al nacimiento del derecho mercantil y también del derecho concursal. 1. IDEAS GENERALES

Álvaro Puelma Accorsi17 como lo hicieron habitualmente los autores nacionales, radicaba en Roma el origen de la quiebra como sistema, explicando que en los inicios del derecho romano, la infracción al contrato o ley civil, en sus efectos equivalía a un ilícito penal.

16

VERDÚ CAÑETE, María José. Notas sobre el nuevo derecho concursal. Revistas.um.es/ analesderecho. Universidad de Murcia, número 22,(2004) pp. 391-410. 17

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Curso de Derecho de Quiebras. Editorial Jurídica de Chile, 1985, p. 2.

CAPÍTULO II ANTECEDENTES HISTÓRICOS

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

18 CUZZERI, Manuel y CICU, Antonio. De la Quiebra. Ediar, Soc. Anon., Editores, Buenos Aires, 1954, p. 3.

38

El deudor en quiebra pasaba a ser considerado un delincuente. Agreguemos a su propuesta que de allí surge el aforismo latino “est decoctor ergo fraudatur”, como adelantamos en la introducción.

Esa raigambre latina, naturalmente, la podemos descubrir en el derecho romano, particularmente en cuanto atañe a las obligaciones y forma de

Para ese ordenamiento jurídico detentar la calidad de fallido o declarado en quiebra transformaba al deudor en desgracia, inmediatamente, en un consumado estafador.

No obstante, pensamos que los procesos concursales y explicación de su estructura no pueden ser adecuadamente abordados si no remontamos a las regulaciones que forman la raíz de la normativa latina, que permitirá discriminar entre “cesación de pagos” e “insolvencia”, aspecto adelantado por el Mensaje del Código de Comercio. Agreguemos a su propuesta que de allí surge el aforismo latino “est decoctor ergo fraudatur”, como adelantamos en la introducción.

Esa raigambre latina, naturalmente, la podemos descubrir en el derecho romano, particularmente en cuanto atañe a las obligaciones y forma de

Para ese ordenamiento jurídico detentar la calidad de fallido o declarado en quiebra transformaba al deudor en desgracia, inmediatamente, en un consumado estafador.

No obstante, pensamos que los procesos concursales y explicación de su estructura no pueden ser adecuadamente abordados si no remontamos a las regulaciones que forman la raíz de la normativa latina, que permitirá discriminar entre “cesación de pagos” e “insolvencia”, aspecto adelantado por el Mensaje del Código de Comercio.

No todos los autores adoptaron el mismo camino en su afán por explicar los acontecimientos y estructuración actual de la legislación concursal y ese aforismo precisa más de una explicación.

En esa línea de interpretación navegan, por ejemplo, Manuel Cuzzeri y Antonio Cicu18, al postular que los principios fundamentales que, bajo su óptica, inspirarían las legislaciones modernas en lo referente a la quiebra fueron, originariamente, adoptados por los estatutos medievales de las ciudades italianas, como Génova, Florencia, Milán y Venecia, que hacían consistir en la cesación de pagos las raíces de los concursos, sancionando con la nulidad algunos actos realizados por el fallido en un período próximo a ese hecho, como también que la quiebra hacía exigibles todas las deudas del fallido y varios otros de la misma naturaleza.

Varios piensan que ese origen más bien corresponde pesquisarlo en la Edad Media.

Varios piensan que ese origen más bien corresponde pesquisarlo en la Edad Media.

En esa línea de interpretación navegan, por ejemplo, Manuel Cuzzeri y Antonio Cicu18, al postular que los principios fundamentales que, bajo su óptica, inspirarían las legislaciones modernas en lo referente a la quiebra fueron, originariamente, adoptados por los estatutos medievales de las ciudades italianas, como Génova, Florencia, Milán y Venecia, que hacían consistir en la cesación de pagos las raíces de los concursos, sancionando con la nulidad algunos actos realizados por el fallido en un período próximo a ese hecho, como también que la quiebra hacía exigibles todas las deudas del fallido y varios otros de la misma naturaleza.

No todos los autores adoptaron el mismo camino en su afán por explicar los acontecimientos y estructuración actual de la legislación concursal y ese aforismo precisa más de una explicación.

El deudor en quiebra pasaba a ser considerado un delincuente. 18

38

GONZALO BAEZA OVALLE

CUZZERI, Manuel y CICU, Antonio. De la Quiebra. Ediar, Soc. Anon., Editores, Buenos Aires, 1954, p. 3.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

39

concebirlas, por lo cual seguiremos ese camino, como anunciamos, a partir del punto siguiente. En otras palabras, encaramos una situación parecida a la que revisábamos al estudiar el origen del derecho comercial, en general, haciendo la diferencia que, en esta ocasión, no revisaremos las distintas proyecciones legales habidas en el tiempo para dar solución a lo que era estimado una cuestión puntual. Más bien interesa estudiar los procedimientos concursales a partir de las bases directas para estructurarlos, como un todo orgánico, en suma, un cuerpo normativo.

Posiblemente ese antecedente doctrinario pudo haber parecido muy consistente a la sombra de las regulaciones del derecho romano, que rodeaban de sacramentalidades, aspectos religiosos y formulismos algunas situaciones jurídicas para que fuera factible el reconocimiento de una acción o fuerza compulsiva que, en la práctica, permitiera hacer del derecho algo efectivo, real, como es dable constatar en la ley de las XII Tablas y, concretamente, en las legis actionis. Adicionalmente a las obligaciones que remiten a estos últimos, funciona un universo de obligaciones, por cierto mucho mayor, que devendría como carente de una adecuada o satisfactoria explicación, de continuar sin concesiones la conexión indisoluble que efectúan connotados autores entre la obligación, considerada como concepto general y, la exigencia particular que exista “un vínculo”, como esencial a toda obligación.

2. ASPECTOS DE INTERÉS EN EL DERECHO ROMANO Después de la importancia que fue adquiriendo la creación del dinero en el desenvolvimiento del hacer comercial, quizás uno de los avances más significativos haya sido concebir la abstracción consistente en que, para cierto tipo de obligaciones, surgía un vínculo jurídico, lo que concretamente radicaban en aquellas de las cuales derivan los derechos subjetivos. Eso, naturalmente, no parecería útil para elaborar una explicación de la totalidad del fenómeno jurídico-social que encontramos comprometido en el campo atingente a las obligaciones, pero sí en todo lo concerniente a aquellas interactuantes con los indicados derechos subjetivos.

Eso, naturalmente, no parecería útil para elaborar una explicación de la totalidad del fenómeno jurídico-social que encontramos comprometido en el campo atingente a las obligaciones, pero sí en todo lo concerniente a aquellas interactuantes con los indicados derechos subjetivos. Después de la importancia que fue adquiriendo la creación del dinero en el desenvolvimiento del hacer comercial, quizás uno de los avances más significativos haya sido concebir la abstracción consistente en que, para cierto tipo de obligaciones, surgía un vínculo jurídico, lo que concretamente radicaban en aquellas de las cuales derivan los derechos subjetivos. 2. ASPECTOS DE INTERÉS EN EL DERECHO ROMANO

Adicionalmente a las obligaciones que remiten a estos últimos, funciona un universo de obligaciones, por cierto mucho mayor, que devendría como carente de una adecuada o satisfactoria explicación, de continuar sin concesiones la conexión indisoluble que efectúan connotados autores entre la obligación, considerada como concepto general y, la exigencia particular que exista “un vínculo”, como esencial a toda obligación. Posiblemente ese antecedente doctrinario pudo haber parecido muy consistente a la sombra de las regulaciones del derecho romano, que rodeaban de sacramentalidades, aspectos religiosos y formulismos algunas situaciones jurídicas para que fuera factible el reconocimiento de una acción o fuerza compulsiva que, en la práctica, permitiera hacer del derecho algo efectivo, real, como es dable constatar en la ley de las XII Tablas y, concretamente, en las legis actionis.

En otras palabras, encaramos una situación parecida a la que revisábamos al estudiar el origen del derecho comercial, en general, haciendo la diferencia que, en esta ocasión, no revisaremos las distintas proyecciones legales habidas en el tiempo para dar solución a lo que era estimado una cuestión puntual. Más bien interesa estudiar los procedimientos concursales a partir de las bases directas para estructurarlos, como un todo orgánico, en suma, un cuerpo normativo. concebirlas, por lo cual seguiremos ese camino, como anunciamos, a partir del punto siguiente. DERECHO CONCURSAL CHILENO

39

RETIRO

FERNÁNDEZ AGUIRRE, Guillermo. La Stipulatio, Memoria de la Universidad de Chile, Dirección General de Prisiones, Santiago de Chile, 1936, p. 15. 21

El autor en referencia explica que para griegos y romanos, una tablilla mágica estaba constituida por una tableta de cera en la que grababan con un punzón de punta cuadrada, fórmulas religiosas a las que atribuían influencia sobre los designios de los dioses, que denominaban defixiones tabellae, dirae, imprecationes, devociones.

GONZALO BAEZA OVALLE

20

40

Marcos 2,23-28. Un sábado en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar. Entonces los fariseos le dijeron: “¡Mira! ¿Por qué hacen en sábado lo que no está permitido?”. Él les respondió: “¿Ustedes no han leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus compañeros se vieron obligados por el hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en el tiempo del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió y dio a sus compañeros los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes?”. Y agregó: “El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. De manera que el Hijo del hombre es dueño también del sábado”. Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

En múltiples ocasiones las dificultades que podemos encontrar hoy en día al analizar la doctrina, deriva de esos formulismos sacramentales de origen religioso que nuestra doctrina arrastra por su raíz romana.

19

De este modo, el derecho pasa a quedar dotado de una rigidez prácticamente sacramental y los conceptos, de esa manera concebidos, son presentados como verdades reveladas, desatendiendo la necesidad de construir una elaboración pragmática al servicio del hombre que aporte soluciones a sus problemas y no los aumente con una carga tanto innecesaria como infundada o, si se quiere, injustificada en nuestros días, cuestión que no fue ajena, ni siquiera a la estructuración evangélica,19 justificadamente acotada.

En ese sentido, Guillermo Fernández Aguirre20, remite a la publicación efectuada en 1863, por el jurisconsulto alemán Kurt Wachsmuth, de una colección de tablillas mágicas griegas en la “Revista Rheinisches Museum”, con el título Inschriften aus Korkyra (inscripciones de Korkyra)21.

Por cierto que en el contexto y nivel evolutivo de la antigua Roma no podría resultar extraño que asomara como una cuestión de difícil comprensión la naturaleza, entidad y extensión de ese vínculo, que no solo ligaba a la persona del deudor bajo una luz jurídica sino, además y de manera muy importante, estaba imbuido de un carácter religioso e, incluso más, podríamos afirmar que, precisamente, por estar compenetrado de un significado religioso alcanzaba a ostentar una condición jurídica.

Por cierto que en el contexto y nivel evolutivo de la antigua Roma no podría resultar extraño que asomara como una cuestión de difícil comprensión la naturaleza, entidad y extensión de ese vínculo, que no solo ligaba a la persona del deudor bajo una luz jurídica sino, además y de manera muy importante, estaba imbuido de un carácter religioso e, incluso más, podríamos afirmar que, precisamente, por estar compenetrado de un significado religioso alcanzaba a ostentar una condición jurídica.

En ese sentido, Guillermo Fernández Aguirre20, remite a la publicación efectuada en 1863, por el jurisconsulto alemán Kurt Wachsmuth, de una colección de tablillas mágicas griegas en la “Revista Rheinisches Museum”, con el título Inschriften aus Korkyra (inscripciones de Korkyra)21.

De este modo, el derecho pasa a quedar dotado de una rigidez prácticamente sacramental y los conceptos, de esa manera concebidos, son presentados como verdades reveladas, desatendiendo la necesidad de construir una elaboración pragmática al servicio del hombre que aporte soluciones a sus problemas y no los aumente con una carga tanto innecesaria como infundada o, si se quiere, injustificada en nuestros días, cuestión que no fue ajena, ni siquiera a la estructuración evangélica,19 justificadamente acotada.

19 Marcos 2,23-28. Un sábado en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar. Entonces los fariseos le dijeron: “¡Mira! ¿Por qué hacen en sábado lo que no está permitido?”. Él les respondió: “¿Ustedes no han leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus compañeros se vieron obligados por el hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en el tiempo del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió y dio a sus compañeros los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes?”. Y agregó: “El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. De manera que el Hijo del hombre es dueño también del sábado”. Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

En múltiples ocasiones las dificultades que podemos encontrar hoy en día al analizar la doctrina, deriva de esos formulismos sacramentales de origen religioso que nuestra doctrina arrastra por su raíz romana.

20 FERNÁNDEZ AGUIRRE, Guillermo. La Stipulatio, Memoria de la Universidad de Chile, Dirección General de Prisiones, Santiago de Chile, 1936, p. 15.

GONZALO BAEZA OVALLE

21 El autor en referencia explica que para griegos y romanos, una tablilla mágica estaba constituida por una tableta de cera en la que grababan con un punzón de punta cuadrada, fórmulas religiosas a las que atribuían influencia sobre los designios de los dioses, que denominaban defixiones tabellae, dirae, imprecationes, devociones.

40

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

41

El origen religioso del concepto de obligación en las culturas griega y romana descubre su basamento en la confusión entre lo humano y sobrenatural, existiendo una suerte de interpretación “karmánica” en la mentalidad romana, en tanto determinaba la cantidad de bienes y males que recaerían sobre la persona en su vida, incluso antes de nacer, al extremo que sólo podían cambiar los factores y su interrelación, pero no el destino final. Al término de sus días, la sumatoria de bienes y males, siempre vendría a ser la misma, siguiendo la máxima aritmética aplicable a las multiplicaciones, que el orden de los factores no altera el producto. En ese escenario, el incumplimiento de las obligaciones surgía como un atentado religioso. Quien ha quitado a otro parte de aquello que le correspondió en la distribución original de bienes y males carga con la obligación del restablecimiento del equilibrio, en beneficio del perjudicado. A los ojos del “fas” –derecho religioso–, el incumplidor era deudor de esa compensación, quedando expuesto a la venganza de la diosa Némesis para el evento de no dar lugar a ella. Esta modalidad de concebir el “pecado” conlleva que la “penalidad” para el incumplimiento de la obligación fuera sancionada, en un principio, a través de la venganza privada, conservando una justa proporcionalidad entre la reparación y el delito, siendo asimismo, fuente de la consecuencia no penal del incumplimiento de la obligación, en otros términos, quedaba siempre imbuida de la idea de compensación, traducidos en la actuación de los dioses romanos responsables de mantener el equilibrio entre los elementos positivos y negativos en la existencia humana, denominados “numina”. Discurriendo por esta senda interpretativa de profundo contenido karmánico religioso en la civilización romana, el incumplidor, además pasaba a estar sometido al tormento psicológico, de ser víctima de la ira de los dioses que podía desencadenarse a través de la celebración de determinados ritos religiosos o mágicos cuando éstos resultaban muy indiferentes con la situación o renuentes en dar curso a la compensación. Como en la antigüedad, el derecho recibió su principal respaldo coercitivo, en el temor a la intervención divina, éste también pasa a conformar un asunto individual de carácter personalísimo.

Como en la antigüedad, el derecho recibió su principal respaldo coercitivo, en el temor a la intervención divina, éste también pasa a conformar un asunto individual de carácter personalísimo. Discurriendo por esta senda interpretativa de profundo contenido karmánico religioso en la civilización romana, el incumplidor, además pasaba a estar sometido al tormento psicológico, de ser víctima de la ira de los dioses que podía desencadenarse a través de la celebración de determinados ritos religiosos o mágicos cuando éstos resultaban muy indiferentes con la situación o renuentes en dar curso a la compensación. Esta modalidad de concebir el “pecado” conlleva que la “penalidad” para el incumplimiento de la obligación fuera sancionada, en un principio, a través de la venganza privada, conservando una justa proporcionalidad entre la reparación y el delito, siendo asimismo, fuente de la consecuencia no penal del incumplimiento de la obligación, en otros términos, quedaba siempre imbuida de la idea de compensación, traducidos en la actuación de los dioses romanos responsables de mantener el equilibrio entre los elementos positivos y negativos en la existencia humana, denominados “numina”. A los ojos del “fas” –derecho religioso–, el incumplidor era deudor de esa compensación, quedando expuesto a la venganza de la diosa Némesis para el evento de no dar lugar a ella. En ese escenario, el incumplimiento de las obligaciones surgía como un atentado religioso. Quien ha quitado a otro parte de aquello que le correspondió en la distribución original de bienes y males carga con la obligación del restablecimiento del equilibrio, en beneficio del perjudicado. Al término de sus días, la sumatoria de bienes y males, siempre vendría a ser la misma, siguiendo la máxima aritmética aplicable a las multiplicaciones, que el orden de los factores no altera el producto. El origen religioso del concepto de obligación en las culturas griega y romana descubre su basamento en la confusión entre lo humano y sobrenatural, existiendo una suerte de interpretación “karmánica” en la mentalidad romana, en tanto determinaba la cantidad de bienes y males que recaerían sobre la persona en su vida, incluso antes de nacer, al extremo que sólo podían cambiar los factores y su interrelación, pero no el destino final. DERECHO CONCURSAL CHILENO

41

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

De hecho, en Roma, los derechos sólo existían en la medida que fueran declarados por un tribunal.

42

De la manera expresada, surgió y fue reconocida una vinculación indisoluble entre la persona y la obligación, en la medida que, a través de fórmulas como la devotio, estas últimas adquirían una connotación nominal que excedía la humanidad, pasando al contexto sobrenatural y, por ende, no manipulable por el hombre, lo que alcanzaba no sólo a la persona del deudor sino al contenido mismo de la obligación.

Esto último nos parece de suyo determinante, pues lo que siempre descubrimos como un hecho cierto recurrente radica en que los derechos no existen si no van acompañados de la concesión u otorgamiento al acreedor de una facultad o instrumento idóneo amparado por el Estado o autoridad central, destinada a exigir su cumplimiento, en otras palabras, la mencionada “acción”.

Por consecuencia, la idea de abstraer de la persona del deudor la obligación, dado que su incumplimiento lo ligaba a una cuestión primordialmente religiosa y de naturaleza moral, no constituyó una cuestión de fácil solución en el pensamiento y modo de vida de la sociedad romana.

Eso resultó posible, a nuestro modo de ver, sólo en tanto surgiera otro acto jurídico paralelo de aquel que servía de fuente a la obligación, consistente en la decisión del Estado de entregar su reconocimiento a ese vínculo, más allá de las fórmulas y ritos religiosos, proporcionando una “acción” al acreedor que representaba la manifestación de ese reconocimiento y que quedaba traducida en el derecho de este último a exigir ser auxiliado con medidas compulsivas orientadas a lograr el cumplimiento de la obligación por el deudor. 42

GONZALO BAEZA OVALLE

De hecho, en Roma, los derechos sólo existían en la medida que fueran declarados por un tribunal.

De la manera expresada, surgió y fue reconocida una vinculación indisoluble entre la persona y la obligación, en la medida que, a través de fórmulas como la devotio, estas últimas adquirían una connotación nominal que excedía la humanidad, pasando al contexto sobrenatural y, por ende, no manipulable por el hombre, lo que alcanzaba no sólo a la persona del deudor sino al contenido mismo de la obligación.

Esto último nos parece de suyo determinante, pues lo que siempre descubrimos como un hecho cierto recurrente radica en que los derechos no existen si no van acompañados de la concesión u otorgamiento al acreedor de una facultad o instrumento idóneo amparado por el Estado o autoridad central, destinada a exigir su cumplimiento, en otras palabras, la mencionada “acción”.

Por consecuencia, la idea de abstraer de la persona del deudor la obligación, dado que su incumplimiento lo ligaba a una cuestión primordialmente religiosa y de naturaleza moral, no constituyó una cuestión de fácil solución en el pensamiento y modo de vida de la sociedad romana.

Eso resultó posible, a nuestro modo de ver, sólo en tanto surgiera otro acto jurídico paralelo de aquel que servía de fuente a la obligación, consistente en la decisión del Estado de entregar su reconocimiento a ese vínculo, más allá de las fórmulas y ritos religiosos, proporcionando una “acción” al acreedor que representaba la manifestación de ese reconocimiento y que quedaba traducida en el derecho de este último a exigir ser auxiliado con medidas compulsivas orientadas a lograr el cumplimiento de la obligación por el deudor.

Esta vía de interpretación religiosa de la obligación y su incumplimiento empezó a ser cristalizada gradualmente en las regulaciones jurídicas, desencadenando una frondosa y, por cierto, extremadamente inclemente normativa, pero que devenía como explicable a la vista de la connotación religiosa esbozada, para luego empezar a discernir en la transferencia del cumplimiento de la obligación desde la persona o cuerpo del deudor hacia su patrimonio, concebido en su expresión material, esto es, el conjunto de bienes representativo de éste.

Esta vía de interpretación religiosa de la obligación y su incumplimiento empezó a ser cristalizada gradualmente en las regulaciones jurídicas, desencadenando una frondosa y, por cierto, extremadamente inclemente normativa, pero que devenía como explicable a la vista de la connotación religiosa esbozada, para luego empezar a discernir en la transferencia del cumplimiento de la obligación desde la persona o cuerpo del deudor hacia su patrimonio, concebido en su expresión material, esto es, el conjunto de bienes representativo de éste.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

43

22

GARCÍA MARTÍNEZ, Francisco. Ob. cit., p. 1.

Ese aspecto lo vemos concretado en la legis actio per manun iniectionem, que conformaba una suerte de liquidación universal y la legis actio per pignoris capionem, que era un principio de ejecución.

Explicado de otro modo, para alcanzar el efecto o consecuencia esperada de esa “acción”, en el ámbito meramente civil, era necesario que fuera respaldada por la autoridad pública, en sus derivaciones, de modo que pudiera hacerse efectiva, incluso compulsivamente, contra la voluntad del deudor, en el evento de incumplimiento.

En el primitivo derecho romano no encontramos una sanción exclusivamente patrimonial para el caso de incumplimiento y la obligación pasaba a constituir un hecho físico que permitía al acreedor disponer, como anticipamos, de la persona del deudor, a través de la “manus injectio” sin relación a sus bienes, dado que el dominio de ellos no podía ser perdido o transferido contra su voluntad.

Francisco García Martínez22 postula que, sólo cuando hubo plena conciencia de la naturaleza y objeto del vínculo que unía recíprocamente al deudor y acreedor, la relación jurídica entre ambos adquiere fisonomía patrimonial y entonces pudo ser sancionada con la acción correspondiente, trayendo a colación a diversos autores que incursionan en las instituciones del derecho romano, como R. Sohm, P. Bonfante y J. Declareuil.

Antes de Justiniano la obligación no había sido definida y las Institutas la concebían como “Obligatio es juris vinculum quo necessitate adstringimur alicujus solvendae rei secundum nostrae civitatis jura”. Digesto, XLIV, 7º, 3.

Más adelante revisaremos las formas en que, bajo nuestro punto de vista, corresponde interpretar o analizar ese ingenio jurídico. Por el momento, volveremos a las narraciones históricas sobre el tema, para investigar las raíces de ese fenómeno.

Por el momento, volveremos a las narraciones históricas sobre el tema, para investigar las raíces de ese fenómeno. Más adelante revisaremos las formas en que, bajo nuestro punto de vista, corresponde interpretar o analizar ese ingenio jurídico.

Antes de Justiniano la obligación no había sido definida y las Institutas la concebían como “Obligatio es juris vinculum quo necessitate adstringimur alicujus solvendae rei secundum nostrae civitatis jura”. Digesto, XLIV, 7º, 3.

Francisco García Martínez22 postula que, sólo cuando hubo plena conciencia de la naturaleza y objeto del vínculo que unía recíprocamente al deudor y acreedor, la relación jurídica entre ambos adquiere fisonomía patrimonial y entonces pudo ser sancionada con la acción correspondiente, trayendo a colación a diversos autores que incursionan en las instituciones del derecho romano, como R. Sohm, P. Bonfante y J. Declareuil.

En el primitivo derecho romano no encontramos una sanción exclusivamente patrimonial para el caso de incumplimiento y la obligación pasaba a constituir un hecho físico que permitía al acreedor disponer, como anticipamos, de la persona del deudor, a través de la “manus injectio” sin relación a sus bienes, dado que el dominio de ellos no podía ser perdido o transferido contra su voluntad.

Explicado de otro modo, para alcanzar el efecto o consecuencia esperada de esa “acción”, en el ámbito meramente civil, era necesario que fuera respaldada por la autoridad pública, en sus derivaciones, de modo que pudiera hacerse efectiva, incluso compulsivamente, contra la voluntad del deudor, en el evento de incumplimiento.

Ese aspecto lo vemos concretado en la legis actio per manun iniectionem, que conformaba una suerte de liquidación universal y la legis actio per pignoris capionem, que era un principio de ejecución.

22

GARCÍA MARTÍNEZ, Francisco. Ob. cit., p. 1.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

43

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

El crédito representa, sin lugar a dudas, un hecho de la mayor antigüedad, pero sus explicaciones y regulaciones jurídicas no vemos que lo fueran tanto e incluso, en los tiempos actuales surgen diversas opiniones en materias que, a simple vista, parecerían de la mayor obviedad, como ocurre con los títulos de crédito y, entre otros, el concepto de “obligación”, elemento inseparable del crédito, como veníamos comentando pero que no reconoce en él su único origen ni correlato.

44

Previo a la dictación de la ley de las XII Tablas, otros pueblos más antiguos elaboraron y pusieron en aplicación diversas normas legales para regular las relaciones entre deudores y acreedores, pero sin la estructuración orgánica que culminó adoptando el derecho romano.

El cumplimiento de las obligaciones contraídas derivaba, entonces, en una cuestión de honor, religioso y moral de manera que su incumplimiento, o sea el deshonor y falta moral que eso involucraba, correspondía ser sancionado corporal y psíquicamente, pero no necesariamente de manera patrimonial, para conservar la equidad en la contraprestación.

3.1. Aspectos generales

Con idéntica inspiración y orientación, el primitivo derecho romano tampoco reconoció el derecho general de prenda que en nuestros días es atribuido al acreedor, como titular, reconociendo como objeto, la totalidad de los bienes de su deudor, pues ello habría derivado, en la mentalidad romana, en una exacción forzada de los bienes de este último, comportamiento que no estaba permitido asumir y no decía relación con la naturaleza de la obligación que, como quedó dicho, era un supuesto personal, antes que patrimonial.

EN EL DERECHO ROMANO

El acreedor había “creído” en el deudor y éste había frustrado o defraudado ese acto de fe, de confianza, por eso constituía una situación ajena al patrimonio, además y principalmente, religiosa, al perjudicar al acreedor con la pérdida potencial o efectiva de parte de sus bienes, comprometiendo su realización espiritual.

3. EVOLUCIÓN DE LA QUIEBRA

EN EL DERECHO ROMANO

El acreedor había “creído” en el deudor y éste había frustrado o defraudado ese acto de fe, de confianza, por eso constituía una situación ajena al patrimonio, además y principalmente, religiosa, al perjudicar al acreedor con la pérdida potencial o efectiva de parte de sus bienes, comprometiendo su realización espiritual.

3. EVOLUCIÓN DE LA QUIEBRA

Con idéntica inspiración y orientación, el primitivo derecho romano tampoco reconoció el derecho general de prenda que en nuestros días es atribuido al acreedor, como titular, reconociendo como objeto, la totalidad de los bienes de su deudor, pues ello habría derivado, en la mentalidad romana, en una exacción forzada de los bienes de este último, comportamiento que no estaba permitido asumir y no decía relación con la naturaleza de la obligación que, como quedó dicho, era un supuesto personal, antes que patrimonial.

3.1. Aspectos generales

El cumplimiento de las obligaciones contraídas derivaba, entonces, en una cuestión de honor, religioso y moral de manera que su incumplimiento, o sea el deshonor y falta moral que eso involucraba, correspondía ser sancionado corporal y psíquicamente, pero no necesariamente de manera patrimonial, para conservar la equidad en la contraprestación.

Previo a la dictación de la ley de las XII Tablas, otros pueblos más antiguos elaboraron y pusieron en aplicación diversas normas legales para regular las relaciones entre deudores y acreedores, pero sin la estructuración orgánica que culminó adoptando el derecho romano.

GONZALO BAEZA OVALLE

El crédito representa, sin lugar a dudas, un hecho de la mayor antigüedad, pero sus explicaciones y regulaciones jurídicas no vemos que lo fueran tanto e incluso, en los tiempos actuales surgen diversas opiniones en materias que, a simple vista, parecerían de la mayor obviedad, como ocurre con los títulos de crédito y, entre otros, el concepto de “obligación”, elemento inseparable del crédito, como veníamos comentando pero que no reconoce en él su único origen ni correlato.

44

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

45

Existiendo crédito también emerge el riesgo del no pago o incumplimiento de la obligación recíproca, como un elemento complementario inevitable, de modo que, igualmente, encararemos la necesidad de proporcionar a los acreedores instrumentos idóneos en miras de obtener la ejecución forzada de la obligación, pero no siempre será preciso utilizar procedimientos concursales o colectivos de liquidación de bienes. En el pensamiento expuesto por Francisco García Martínez, a partir de las XII Tablas hasta alcanzar el derecho de los pretores, las instituciones atingentes a las ejecuciones singulares o, en su caso, aquellas de las liquidaciones colectivas, no conformaban realidades o fenómenos del todo ajenos a los procedimientos concursales, en general y a la quiebra, como parte de ellos, en particular. Bajo su atenta e ilustrada mirada, la historia del derecho concursal pasaba a quedar confundida con la de aquellas normas reguladoras de la realización de la obligación, pero haciendo claras distinciones entre el deudor solvente del insolvente; representando un factor determinante para la utilización de mecanismos de liquidación colectiva como fueron atinadamente entendidos los concursales. 3.2. Sistema de la ley de las XII Tablas La primera época de las regulaciones jurídicas en Roma, que abarca los seis primeros siglos de su existencia, es conocida como el de las “legis actiones”23, siguiéndola el período “formulario” para culminar en el “extraordinario”. Por “legis actiones” o “acciones de la ley” se entienden “ciertos procedimientos, compuestos de palabras y de gestos rigurosamente determinados que debían ser realizados por el magistrado, bien fuera para llegar a la solución de un pleito, o bien como vías de ejecución.”24

23

CARRASCO VÁSQUEZ, Jorge. Evolución del Derecho de Quiebras en Chile. Editorial Jurídica de Chile, 1963, p. 34.

24 ARIAS RAMOS, J., “Derecho Romano”, Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid, 1954, Sexta Edición, Tomo I, p. 172. 23 CARRASCO VÁSQUEZ, Jorge. Evolución del Derecho de Quiebras en Chile. Editorial Jurídica de Chile, 1963, p. 34.

Por “legis actiones” o “acciones de la ley” se entienden “ciertos procedimientos, compuestos de palabras y de gestos rigurosamente determinados que debían ser realizados por el magistrado, bien fuera para llegar a la solución de un pleito, o bien como vías de ejecución.”24 La primera época de las regulaciones jurídicas en Roma, que abarca los seis primeros siglos de su existencia, es conocida como el de las “legis actiones”23, siguiéndola el período “formulario” para culminar en el “extraordinario”. 3.2. Sistema de la ley de las XII Tablas Bajo su atenta e ilustrada mirada, la historia del derecho concursal pasaba a quedar confundida con la de aquellas normas reguladoras de la realización de la obligación, pero haciendo claras distinciones entre el deudor solvente del insolvente; representando un factor determinante para la utilización de mecanismos de liquidación colectiva como fueron atinadamente entendidos los concursales. En el pensamiento expuesto por Francisco García Martínez, a partir de las XII Tablas hasta alcanzar el derecho de los pretores, las instituciones atingentes a las ejecuciones singulares o, en su caso, aquellas de las liquidaciones colectivas, no conformaban realidades o fenómenos del todo ajenos a los procedimientos concursales, en general y a la quiebra, como parte de ellos, en particular. Existiendo crédito también emerge el riesgo del no pago o incumplimiento de la obligación recíproca, como un elemento complementario inevitable, de modo que, igualmente, encararemos la necesidad de proporcionar a los acreedores instrumentos idóneos en miras de obtener la ejecución forzada de la obligación, pero no siempre será preciso utilizar procedimientos concursales o colectivos de liquidación de bienes.

24

ARIAS RAMOS, J., “Derecho Romano”, Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid, 1954, Sexta Edición, Tomo I, p. 172.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

45

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

El fracaso determinaba un escalamiento de las sanciones, en tanto vencido que fuera ese plazo sin alcanzar un acuerdo o solución de la deuda, el acreedor transportaba a su deudor al mercado por el lapso de tres días, pregonándose su deuda, lo que no resulta posible entender si no en el contexto descrito al inicio: el incumplimiento del deudor antes que un tema de bienes, constituía una cuestión de honor, religiosa y, por ende, la

46

En el ínterin, los parientes e interesados en aliviar o resolver la situación del deudor, efectuaban los esfuerzos necesarios para arribar a algún arreglo.

3.2.1. Manus injectio

Si aún así el deudor no satisfacía la prestación ni presentaba un “vindex” o fiador que asumiera su defensa, el acreedor quedaba dotado de la facultad de conducir al deudor consigo y, para su deshonor, además de un medio de apremio, mantenerlo cautivo por 60 días.

Para que esta acción fuera procedente era necesario que el acreedor detentara un crédito que hubiera sido reconocido. Era aplicado entonces al demandado que había sido condenado, judicatus o damnatus y al confessus in jure, es decir, al que personado in jure aceptaba la demanda.

El vencimiento del término indicado determinaba que para el acreedor surgiera el derecho a ejecutar la “manus injectio” o “manus iniecto”, llevando al deudor ante el magistrado, con la finalidad de poner una mano sobre ese deudor y pronunciar la fórmula sacramental y religiosa eficiente para desatar la consecuencia deseada.

El procedimiento ejecutivo de las “manus injecto”, participaba de un carácter privado, desde que radicaba en los propios acreedores el peso o carga de ejercer la coacción y castigo del deudor disponiendo de su persona, con el propósito de lograr la reparación de la ofensa o injuria que importaba su incumplimiento, sin perjuicio del pago de la deuda.

La ley reconocía al deudor o, más bien, concedía un plazo de 30 días desde la sentencia o confesión en que aceptaba la existencia de la deuda y sus particularidades, para solucionarla.

La ley reconocía al deudor o, más bien, concedía un plazo de 30 días desde la sentencia o confesión en que aceptaba la existencia de la deuda y sus particularidades, para solucionarla.

El procedimiento ejecutivo de las “manus injecto”, participaba de un carácter privado, desde que radicaba en los propios acreedores el peso o carga de ejercer la coacción y castigo del deudor disponiendo de su persona, con el propósito de lograr la reparación de la ofensa o injuria que importaba su incumplimiento, sin perjuicio del pago de la deuda.

El vencimiento del término indicado determinaba que para el acreedor surgiera el derecho a ejecutar la “manus injectio” o “manus iniecto”, llevando al deudor ante el magistrado, con la finalidad de poner una mano sobre ese deudor y pronunciar la fórmula sacramental y religiosa eficiente para desatar la consecuencia deseada.

Para que esta acción fuera procedente era necesario que el acreedor detentara un crédito que hubiera sido reconocido. Era aplicado entonces al demandado que había sido condenado, judicatus o damnatus y al confessus in jure, es decir, al que personado in jure aceptaba la demanda.

Si aún así el deudor no satisfacía la prestación ni presentaba un “vindex” o fiador que asumiera su defensa, el acreedor quedaba dotado de la facultad de conducir al deudor consigo y, para su deshonor, además de un medio de apremio, mantenerlo cautivo por 60 días.

3.2.1. Manus injectio

En el ínterin, los parientes e interesados en aliviar o resolver la situación del deudor, efectuaban los esfuerzos necesarios para arribar a algún arreglo.

GONZALO BAEZA OVALLE

El fracaso determinaba un escalamiento de las sanciones, en tanto vencido que fuera ese plazo sin alcanzar un acuerdo o solución de la deuda, el acreedor transportaba a su deudor al mercado por el lapso de tres días, pregonándose su deuda, lo que no resulta posible entender si no en el contexto descrito al inicio: el incumplimiento del deudor antes que un tema de bienes, constituía una cuestión de honor, religiosa y, por ende, la

46

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

47

Resulta evidente, en el contexto descrito, que los sistemas explicados importaban la utilización de mecanismos de auto defensa, de modo que la No obstante, corresponde que insistamos en el hecho que, en sus inicios, la responsabilidad derivada del incumplimiento de la obligación fue visualizada en el ámbito extracontractual bajo el principio “est decoctor ergo fraudatus” que, según expusimos, importaba asimilar el no pago de una obligación a la existencia de un fraude, engaño o traición a la fe o confianza entregada por el acreedor al proporcionar un crédito al deudor y, por ende, la responsabilidad derivada para este último era extracontractual, lo que implica, del orden criminal o penal.

sanción era proporcionada al deshonor en que había incurrido al incumplir exhibiendo públicamente su situación de falta.

El reconocimiento del derecho de los acreedores para concurrir en igualdad de condiciones a la ejecución del deudor, consagrada en la frase “partis secanto, si plus minusve secuerunt se fraude esto” podemos encontrar las bases del principio de la “par conditio ominium creditorum”, que inspira los procedimientos concursales actuales.

La multiplicidad de los acreedores daba origen a un concurso, desde que todos podían participar de esos apremios contra el deudor para alcanzar el extremo de repartir entre ellos el cuerpo del infeliz, sin preguntarse, en ese entonces, si éste disponía de bienes suficientes para cubrir la totalidad de las deudas ya que no consideraban que ese aspecto fuera el más relevante en ese instante.

Si, a pesar de todos esos apremios el acreedor no conseguía doblegar la voluntad del deudor para que accediera a dar satisfacción de su crédito, este quedaba premunido del derecho a vender como esclavo trans Tiberiim a su deudor o ultimarlo más allá del Tíber, lo que implicaba para la cultura romana, en el extranjero.

El procedimiento descrito e instituido en la Tabla III, no sólo estaba destinado a presionar al deudor sino, en mayor medida, a toda persona que, por una u otra razón, tuviere vinculaciones con éste en términos de interesarle su libertad y lastimando sus afectividades, en tanto el honor camina parejo a estas últimas, como medio eficiente de coacción o compulsión. El reconocimiento del derecho de los acreedores para concurrir en igualdad de condiciones a la ejecución del deudor, consagrada en la frase “partis secanto, si plus minusve secuerunt se fraude esto” podemos encontrar las bases del principio de la “par conditio ominium creditorum”, que inspira los procedimientos concursales actuales. No obstante, corresponde que insistamos en el hecho que, en sus inicios, la responsabilidad derivada del incumplimiento de la obligación fue visualizada en el ámbito extracontractual bajo el principio “est decoctor ergo fraudatus” que, según expusimos, importaba asimilar el no pago de una obligación a la existencia de un fraude, engaño o traición a la fe o confianza entregada por el acreedor al proporcionar un crédito al deudor y, por ende, la responsabilidad derivada para este último era extracontractual, lo que implica, del orden criminal o penal. Resulta evidente, en el contexto descrito, que los sistemas explicados importaban la utilización de mecanismos de auto defensa, de modo que la

El procedimiento descrito e instituido en la Tabla III, no sólo estaba destinado a presionar al deudor sino, en mayor medida, a toda persona que, por una u otra razón, tuviere vinculaciones con éste en términos de interesarle su libertad y lastimando sus afectividades, en tanto el honor camina parejo a estas últimas, como medio eficiente de coacción o compulsión. La multiplicidad de los acreedores daba origen a un concurso, desde que todos podían participar de esos apremios contra el deudor para alcanzar el extremo de repartir entre ellos el cuerpo del infeliz, sin preguntarse, en ese entonces, si éste disponía de bienes suficientes para cubrir la totalidad de las deudas ya que no consideraban que ese aspecto fuera el más relevante en ese instante. Si, a pesar de todos esos apremios el acreedor no conseguía doblegar la voluntad del deudor para que accediera a dar satisfacción de su crédito, este quedaba premunido del derecho a vender como esclavo trans Tiberiim a su deudor o ultimarlo más allá del Tíber, lo que implicaba para la cultura romana, en el extranjero. sanción era proporcionada al deshonor en que había incurrido al incumplir exhibiendo públicamente su situación de falta. DERECHO CONCURSAL CHILENO

47

RETIRO

GARCÍA MARTÍNEZ, Francisco. Ob. cit., p. 6.

GONZALO BAEZA OVALLE

Por tal razón, representó un progreso notable para las relaciones sociales romanas y posteriores, la modificación de ese sistema, evolucionando hacia lo que hoy en día conocemos como “cumplimiento de las obligaciones por equivalencia”.

Francisco García Martínez26 comenta que tal línea conductual fue posible al sobrevenir un cambio en el primitivo concepto de la obligación como vínculo jurídico, lo que sólo surgió como alternativa desde que fueron implantadas otras modificaciones, como las relativas a la forma de propiedad y transformación de la estructura de la sociedad romana, abandonando su

Esto último implicaba entonces e implica en la actualidad también, asignar un contenido mayormente patrimonial antes que personal a las obligaciones y su cumplimiento, iniciando la línea de separación entre los aspectos jurídicos propiamente dichos y los religiosos con contenido trascendente.

Conviene aclarar que el patrimonio y su entidad, en la sociedad romana, representaba parte de la honorabilidad de las personas, de manera tal que, al postular que existía un desplazamiento en la responsabilidad corporal del deudor por el incumplimiento hacia el patrimonio, más bien los autores y, nosotros con ellos, aludimos a los bienes que componen el patrimonio y no a este como atributo de la personalidad que, como bien es sabido, constituye una abstracción, aspecto que consideramos importante no perder de vista, por lo cual, lo reiteramos, que incluye todos los derechos de las personas, sin ninguna excepción, no importando si son fácil o difícilmente avaluables, ya que todos, finalmente, admiten avaluación25.

Conviene aclarar que el patrimonio y su entidad, en la sociedad romana, representaba parte de la honorabilidad de las personas, de manera tal que, al postular que existía un desplazamiento en la responsabilidad corporal del deudor por el incumplimiento hacia el patrimonio, más bien los autores y, nosotros con ellos, aludimos a los bienes que componen el patrimonio y no a este como atributo de la personalidad que, como bien es sabido, constituye una abstracción, aspecto que consideramos importante no perder de vista, por lo cual, lo reiteramos, que incluye todos los derechos de las personas, sin ninguna excepción, no importando si son fácil o difícilmente avaluables, ya que todos, finalmente, admiten avaluación25.

Esto último implicaba entonces e implica en la actualidad también, asignar un contenido mayormente patrimonial antes que personal a las obligaciones y su cumplimiento, iniciando la línea de separación entre los aspectos jurídicos propiamente dichos y los religiosos con contenido trascendente.

Francisco García Martínez26 comenta que tal línea conductual fue posible al sobrevenir un cambio en el primitivo concepto de la obligación como vínculo jurídico, lo que sólo surgió como alternativa desde que fueron implantadas otras modificaciones, como las relativas a la forma de propiedad y transformación de la estructura de la sociedad romana, abandonando su

Por tal razón, representó un progreso notable para las relaciones sociales romanas y posteriores, la modificación de ese sistema, evolucionando hacia lo que hoy en día conocemos como “cumplimiento de las obligaciones por equivalencia”.

25 Este es un tema más largo que dice relación con la extensión moral del patrimonio que conduce a la conclusión que no existen derechos de las personas fuera del patrimonio ni tampoco es condicionante de ello que puedan ser avaluados, aún cuando estimamos que todos los derechos lo son, aún en su expresión de pretium doloris adoptada por la jurisprudencia como solución indemnizatoria para el daño moral.

autoridad era requerida únicamente para formalizar las diversas etapas del proceso pero no para imponer su cumplimiento.

26

48

25

GONZALO BAEZA OVALLE

GARCÍA MARTÍNEZ, Francisco. Ob. cit., p. 6.

48

26

autoridad era requerida únicamente para formalizar las diversas etapas del proceso pero no para imponer su cumplimiento.

Este es un tema más largo que dice relación con la extensión moral del patrimonio que conduce a la conclusión que no existen derechos de las personas fuera del patrimonio ni tampoco es condicionante de ello que puedan ser avaluados, aún cuando estimamos que todos los derechos lo son, aún en su expresión de pretium doloris adoptada por la jurisprudencia como solución indemnizatoria para el daño moral.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

49

impronta patriarcal y agropecuaria, como también la reserva de los derechos únicamente a los “cives” (ciudadanos) romanos. Eso no nos explica, satisfactoriamente, el momento desde el cual entendieron los romanos que el incumplimiento de una obligación no representaba un tema moral ni religioso, remitiendo a un aspecto netamente pecuniario, pero sí ayuda a comprender el sentido de la evolución anotada. Lo expuesto devino entonces, en concepto del autor en comento, como el producto de una larga y paulatina evolución que aparece originada en la “lex poetelia” que enuncia, todavía en términos vagos, el principio de ejecución patrimonial: “Lex Poetelia ut bona debitoris non corpus obnoxium esset”. Recién a partir de ese instante, la sociedad romana pudo disfrutar y apreciar las derivaciones de ese cambio, que imprimió una mayor flexibilidad en las relaciones comerciales, principalmente, entre acreedores y deudores directos, que no ponían en riesgo su integridad personal para el evento del eventual incumplimiento. 3.2.2. Nexum y addictio En el primitivo derecho romano predominaban dos formas de negocios jurídicos bilaterales: la mancipatio y el nexum. La expresión “nexum” comprendería ambos conceptos de manera que la primera, en ocasiones, también fue conocida bajo este último término. “Nexum” pasa a ser todo negocio jurídico vinculatorio y formal. Para que produjera ese efecto resultaba preciso celebrar la ritualidad del cobre y la balanza, per aes et libram, ceremonia realizada con la intervención del librepens y cinco testigos cives romani. En la doctrina mayoritaria, el nexum representa una de las instituciones más antiguas del derecho quiritario sobre compulsión por deudas, estimándose su existencia en épocas anteriores a la dictación de la Ley de las XII Tablas.

En la doctrina mayoritaria, el nexum representa una de las instituciones más antiguas del derecho quiritario sobre compulsión por deudas, estimándose su existencia en épocas anteriores a la dictación de la Ley de las XII Tablas. Para que produjera ese efecto resultaba preciso celebrar la ritualidad del cobre y la balanza, per aes et libram, ceremonia realizada con la intervención del librepens y cinco testigos cives romani. “Nexum” pasa a ser todo negocio jurídico vinculatorio y formal. La expresión “nexum” comprendería ambos conceptos de manera que la primera, en ocasiones, también fue conocida bajo este último término. En el primitivo derecho romano predominaban dos formas de negocios jurídicos bilaterales: la mancipatio y el nexum. 3.2.2. Nexum y addictio Recién a partir de ese instante, la sociedad romana pudo disfrutar y apreciar las derivaciones de ese cambio, que imprimió una mayor flexibilidad en las relaciones comerciales, principalmente, entre acreedores y deudores directos, que no ponían en riesgo su integridad personal para el evento del eventual incumplimiento. Lo expuesto devino entonces, en concepto del autor en comento, como el producto de una larga y paulatina evolución que aparece originada en la “lex poetelia” que enuncia, todavía en términos vagos, el principio de ejecución patrimonial: “Lex Poetelia ut bona debitoris non corpus obnoxium esset”. Eso no nos explica, satisfactoriamente, el momento desde el cual entendieron los romanos que el incumplimiento de una obligación no representaba un tema moral ni religioso, remitiendo a un aspecto netamente pecuniario, pero sí ayuda a comprender el sentido de la evolución anotada. impronta patriarcal y agropecuaria, como también la reserva de los derechos únicamente a los “cives” (ciudadanos) romanos. DERECHO CONCURSAL CHILENO

49

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Esta modalidad jurídica, si la analizamos de manera descontextualizada de las costumbres romanas, obviamente parece desproporcionada en el servicio de la deuda, a la vez que inhumana, lo que también se hizo sentir en esa sociedad, determinado por la incorporación gradual pero aceleradamente a ella, de personas que no participaban de esos valores de vida, conllevando en gran medida, la mayoría de las protestas o efervescencia social en la cultura romana.

50

El deudor podía ser subrogado en su papel y lugar en la vinculación jurídica por un “filius familiae”, con su honorabilidad impoluta y, por ende, digno de “fe”, de “crédito” por el acreedor.

Constituyendo el contrato formal o sacramental más antiguo de la sociedad romana, fue posible y razonable, bajo esa lógica de comportamiento, que el hombre se constituyera en prenda “ad libitum”, como garantía de cumplimiento de una prestación, “pignori se dari passi sunt”.

De ese modo, el deudor padecía una suerte de “capitis diminutio”, en tanto quedaba reducido en sus posibilidades y capacidades, al extremo que no podía disponer del fruto de su trabajo hasta el cumplimiento de la obligación lo que, insistimos, representaba una sanción razonable toda vez que la situación en que el deudor se había comprometido o inmerso, tampoco lo hacía digno de fe o de usar su honorabilidad para lograr la confianza ajena.

Esta situación de “cosa pignorada” adoptada por el deudor, no lo hacía perder su libertad, pero frente a su acreedor quedaba en condiciones de “servitium” o “in servitium”, lo que resultaba explicable a la vista de la connotación atribuida en ese medio social, al otorgamiento de un crédito que, como su nombre lo denuncia, conformaba una apuesta o exposición de fe en la honorabilidad, lo que implicaba la persona del deudor o debitor.

En el escenario descrito, el “nexum” derivaba y proporcionaba fundamento a la implementación de un constreñimiento corporal del obligado, hasta la satisfacción de la prestación caucionada, en otros términos, conminarlo a que hiciera honor a la palabra empeñada cumpliendo la obligación en los términos convenidos y restableciera el equilibrio alterado por su incumplimiento.

En el escenario descrito, el “nexum” derivaba y proporcionaba fundamento a la implementación de un constreñimiento corporal del obligado, hasta la satisfacción de la prestación caucionada, en otros términos, conminarlo a que hiciera honor a la palabra empeñada cumpliendo la obligación en los términos convenidos y restableciera el equilibrio alterado por su incumplimiento.

Esta situación de “cosa pignorada” adoptada por el deudor, no lo hacía perder su libertad, pero frente a su acreedor quedaba en condiciones de “servitium” o “in servitium”, lo que resultaba explicable a la vista de la connotación atribuida en ese medio social, al otorgamiento de un crédito que, como su nombre lo denuncia, conformaba una apuesta o exposición de fe en la honorabilidad, lo que implicaba la persona del deudor o debitor.

De ese modo, el deudor padecía una suerte de “capitis diminutio”, en tanto quedaba reducido en sus posibilidades y capacidades, al extremo que no podía disponer del fruto de su trabajo hasta el cumplimiento de la obligación lo que, insistimos, representaba una sanción razonable toda vez que la situación en que el deudor se había comprometido o inmerso, tampoco lo hacía digno de fe o de usar su honorabilidad para lograr la confianza ajena.

Constituyendo el contrato formal o sacramental más antiguo de la sociedad romana, fue posible y razonable, bajo esa lógica de comportamiento, que el hombre se constituyera en prenda “ad libitum”, como garantía de cumplimiento de una prestación, “pignori se dari passi sunt”.

El deudor podía ser subrogado en su papel y lugar en la vinculación jurídica por un “filius familiae”, con su honorabilidad impoluta y, por ende, digno de “fe”, de “crédito” por el acreedor.

GONZALO BAEZA OVALLE

Esta modalidad jurídica, si la analizamos de manera descontextualizada de las costumbres romanas, obviamente parece desproporcionada en el servicio de la deuda, a la vez que inhumana, lo que también se hizo sentir en esa sociedad, determinado por la incorporación gradual pero aceleradamente a ella, de personas que no participaban de esos valores de vida, conllevando en gran medida, la mayoría de las protestas o efervescencia social en la cultura romana.

50

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

51

Por su lado, el “addictio” implicaba la prisión por deudas, pero esta vez, decretada por un tribunal. En la senda descrita, el incumplimiento de la obligación, siempre y cuando no hubiere sido concertado el “nexum”, involucraba una especie de delito constituido por la violación de la fe jurada por el deudor y entregada a este por su acreedor, que en la cultura romana, derivaba en la pérdida del honor, bienes, libertad e incluso, la vida, como explicamos y reiteramos. De consiguiente, si bien ha sido sostenido que la persona no representaba una materia de enajenación en Roma, como tampoco su estado o libertad, en el hecho acontecía de otra manera, al extremo que por las razones y, con los fundamentos anotados, principalmente del ámbito religioso, no sólo fue admisible sino justificado que pudiera darse en prenda, constituyendo, como toda caución de esa especie, un derecho real a favor del acreedor pero, a diferencia de las que conocemos en nuestros días, ésta recaía en los servicios del deudor e incluso, en la persona, toda vez que el origen de la sanción pasaba a constituir una cuestión personal, pero no atingente a sus bienes, que devenía como un asunto marginal. Bajo el mecanismo descrito, este último, aparentemente conservaba su libertad, pero en el hecho la perdía. La prisión decretada judicialmente en razón de la obligación incumplida radicaba al deudor, solvens, en el dominio quiritario del acreedor o accipiens. 3.3. La lex Poetelia La “manus injectio” representaba la demostración práctica de una suerte de autotutela. Ante la falta de resguardo de los derechos de los acreedores por parte del Estado, éstos asumían por sí mismos la defensa de sus bienes dando lugar a un escenario más vengativo que reparativo pero que resultaba explicable en el contexto de constituir una ofensa personal más que una cuestión de bienes.

Ante la falta de resguardo de los derechos de los acreedores por parte del Estado, éstos asumían por sí mismos la defensa de sus bienes dando lugar a un escenario más vengativo que reparativo pero que resultaba explicable en el contexto de constituir una ofensa personal más que una cuestión de bienes. La “manus injectio” representaba la demostración práctica de una suerte de autotutela. 3.3. La lex Poetelia La prisión decretada judicialmente en razón de la obligación incumplida radicaba al deudor, solvens, en el dominio quiritario del acreedor o accipiens. Bajo el mecanismo descrito, este último, aparentemente conservaba su libertad, pero en el hecho la perdía. De consiguiente, si bien ha sido sostenido que la persona no representaba una materia de enajenación en Roma, como tampoco su estado o libertad, en el hecho acontecía de otra manera, al extremo que por las razones y, con los fundamentos anotados, principalmente del ámbito religioso, no sólo fue admisible sino justificado que pudiera darse en prenda, constituyendo, como toda caución de esa especie, un derecho real a favor del acreedor pero, a diferencia de las que conocemos en nuestros días, ésta recaía en los servicios del deudor e incluso, en la persona, toda vez que el origen de la sanción pasaba a constituir una cuestión personal, pero no atingente a sus bienes, que devenía como un asunto marginal. En la senda descrita, el incumplimiento de la obligación, siempre y cuando no hubiere sido concertado el “nexum”, involucraba una especie de delito constituido por la violación de la fe jurada por el deudor y entregada a este por su acreedor, que en la cultura romana, derivaba en la pérdida del honor, bienes, libertad e incluso, la vida, como explicamos y reiteramos. Por su lado, el “addictio” implicaba la prisión por deudas, pero esta vez, decretada por un tribunal. DERECHO CONCURSAL CHILENO

51

RETIRO

No obstante lo cual, no dejó sin efecto el “nexum”, aún cuando lo reformuló en términos de exigir la intervención de los tribunales para hacerlo efectivo y, especialmente, dar curso a la “mancipación” del deudor.

No obstante lo cual, no dejó sin efecto el “nexum”, aún cuando lo reformuló en términos de exigir la intervención de los tribunales para hacerlo efectivo y, especialmente, dar curso a la “mancipación” del deudor.

El propósito de esa ley consistió, principalmente, en lograr el fortalecimiento de la autoridad del Estado, a través de la limitación del carácter privado de las ejecuciones, suprimiendo la naturaleza penal atribuida a la “manus injectio”.

La mayor evolución que exhibe la Lex Poetelia consistió en radicar, primordialmente en el ámbito pecuniario o patrimonial entendido, insistimos, como el conjunto de bienes que conforman la expresión material visible del patrimonio, el cumplimiento de las obligaciones, eliminando el carácter penal atribuido a los incumplimientos.

No obstante, Tito Livio postula que, en realidad, su autor sería el Cónsul C. Poetelius, en el año 448 de Roma, siendo la versión más aceptada respecto a su origen, de donde derivaría en una impropiedad calificarla como “Papiria”.

3.4. La Pignoris Capio

La Lex Poetelia Papiria es atribuida al dictador C. Poetelius, conocido también como Libo Visolus, en el año 441 de Roma, según los Fastos.

Este instrumento surge a partir de una de las acciones civiles instauradas por los pretores, utilizado contra los deudores reincidentes y reacios a cumplir sus obligaciones.

La presión social, derivada de los múltiples excesos que ocurrían a la luz de la aplicación de la “manus injectio” a través del “nexum”, fue la que determinó la promulgación de la Lex Poetelia Papiria que, sin abrogar el “nexum” como contrato, sujetó el ejercicio de sus facultades a la vía judicial.

Esta acción exhibía una doble excepcionalidad pues sólo procedía en casos calificados por la ley o la costumbre y, además, no se verifica en presencia del magistrado.

GONZALO BAEZA OVALLE

El empleo de ese mecanismo permite iniciar una ejecución personal establecida con el propósito de compelerlos al pago de las deudas que motivan el procedimiento.

52

La mayor evolución que exhibe la Lex Poetelia consistió en radicar, primordialmente en el ámbito pecuniario o patrimonial entendido, insistimos, como el conjunto de bienes que conforman la expresión material visible del patrimonio, el cumplimiento de las obligaciones, eliminando el carácter penal atribuido a los incumplimientos.

El propósito de esa ley consistió, principalmente, en lograr el fortalecimiento de la autoridad del Estado, a través de la limitación del carácter privado de las ejecuciones, suprimiendo la naturaleza penal atribuida a la “manus injectio”.

3.4. La Pignoris Capio

No obstante, Tito Livio postula que, en realidad, su autor sería el Cónsul C. Poetelius, en el año 448 de Roma, siendo la versión más aceptada respecto a su origen, de donde derivaría en una impropiedad calificarla como “Papiria”. 52

GONZALO BAEZA OVALLE

El empleo de ese mecanismo permite iniciar una ejecución personal establecida con el propósito de compelerlos al pago de las deudas que motivan el procedimiento.

La presión social, derivada de los múltiples excesos que ocurrían a la luz de la aplicación de la “manus injectio” a través del “nexum”, fue la que determinó la promulgación de la Lex Poetelia Papiria que, sin abrogar el “nexum” como contrato, sujetó el ejercicio de sus facultades a la vía judicial.

Esta acción exhibía una doble excepcionalidad pues sólo procedía en casos calificados por la ley o la costumbre y, además, no se verifica en presencia del magistrado.

La Lex Poetelia Papiria es atribuida al dictador C. Poetelius, conocido también como Libo Visolus, en el año 441 de Roma, según los Fastos.

Este instrumento surge a partir de una de las acciones civiles instauradas por los pretores, utilizado contra los deudores reincidentes y reacios a cumplir sus obligaciones.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

53

No olvidemos que los pretores, con su formación y atribuciones integrales, se estatuían como verdaderos legisladores al momento de resolver las dificultades surgidas entre las personas, reconociéndose en ello la fuente creadora de una línea de jurisprudencia bastante armónica y concordante, que exhibía un carácter vinculante. De allí, consideramos adecuadamente fundado derivar que esta forma de interpretar las normas del jus civile, prácticamente constituía casi la estructuración de leyes hermenéuticas. Así, frente a la “legis actio” consubstancial al jus civile, surgirá “el proceso formulario”, dirigido por el pretor que, en un principio, no reconoció un carácter legal ni validez civil, quedando estructurado sobre la base de la facultad de imperio del magistrado, dando lugar a un judicium imperio contiens, bastando para lograr el tan anhelado amparo jurídico, que se tratara de actos jurídicos bona fides. Al momento en que surgió la “pignoris capio”, no existía una acción directa sobre el patrimonio del obligado, entendiendo como tal para este propósito, solamente el conjunto de bienes del deudor. De esta manera, ella permitió a un grupo de acreedores, que por esta vía adquieren una suerte de privilegio, acceder a la posesión de bienes de sus deudores, sin necesidad de un juicio previo. El acreedor, conforme al procedimiento descrito, tomaba las cosas del debitore para vencer su contumacia y constreñirlo al cumplimiento de la obligación insoluta. El derecho concedido al creditore era asumir la posesión de los bienes del debitore, retenerlos e incluso destruirlos, sin embargo no le fue permitido venderlos para solucionar con su producido el monto de la acreencia que motivó la acción. El procedimiento establecido exigía, para la eficacia de ese instrumento, que el acreedor diera cumplimiento a la formalidad de pronunciar determinadas palabras a su celebración (certa verba).

El procedimiento establecido exigía, para la eficacia de ese instrumento, que el acreedor diera cumplimiento a la formalidad de pronunciar determinadas palabras a su celebración (certa verba). El derecho concedido al creditore era asumir la posesión de los bienes del debitore, retenerlos e incluso destruirlos, sin embargo no le fue permitido venderlos para solucionar con su producido el monto de la acreencia que motivó la acción. El acreedor, conforme al procedimiento descrito, tomaba las cosas del debitore para vencer su contumacia y constreñirlo al cumplimiento de la obligación insoluta. De esta manera, ella permitió a un grupo de acreedores, que por esta vía adquieren una suerte de privilegio, acceder a la posesión de bienes de sus deudores, sin necesidad de un juicio previo. Al momento en que surgió la “pignoris capio”, no existía una acción directa sobre el patrimonio del obligado, entendiendo como tal para este propósito, solamente el conjunto de bienes del deudor. Así, frente a la “legis actio” consubstancial al jus civile, surgirá “el proceso formulario”, dirigido por el pretor que, en un principio, no reconoció un carácter legal ni validez civil, quedando estructurado sobre la base de la facultad de imperio del magistrado, dando lugar a un judicium imperio contiens, bastando para lograr el tan anhelado amparo jurídico, que se tratara de actos jurídicos bona fides. De allí, consideramos adecuadamente fundado derivar que esta forma de interpretar las normas del jus civile, prácticamente constituía casi la estructuración de leyes hermenéuticas. No olvidemos que los pretores, con su formación y atribuciones integrales, se estatuían como verdaderos legisladores al momento de resolver las dificultades surgidas entre las personas, reconociéndose en ello la fuente creadora de una línea de jurisprudencia bastante armónica y concordante, que exhibía un carácter vinculante. DERECHO CONCURSAL CHILENO

53

RETIRO

Por obra de esa sacramentalidad o formalidad, gestaba una suerte de embargo de determinados bienes del deudor, a quien era reconocido el derecho para rescatarlos o liberarlos en un período de tiempo, bajo apercibimiento de radicar su dominio en el patrimonio del acreedor pero sólo con el propósito de ser destruidos. Ese procedimiento deja en evidencia que, en la mentalidad romana, el problema nunca fue de los bienes involucrados en la obligación, sino una cuestión de profundo contenido religioso y, principalmente, la defraudación del crédito concedido al deudor, el deshonor que esto involucraba para este último, lo que no constituía un motivo de enriquecimiento ni compensación monetaria para el acreedor.

En mayor o menor medida y con ciertas atenuaciones, finalmente, esos mecanismos no escapaban absolutamente de la auto tutela.

GONZALO BAEZA OVALLE

La prisión por deuda no quedó abolida en su integridad, exhibiendo un camino oscilante en la historia, de modo que abrogándose en un principio, fue restablecida por Tarquino y no resultó extraña su utilización durante la Edad Media, al extremo que en Francia e, incluso, solamente en la Ordenanza de 1256, dictada por el rey Luis, quedó consagrado el principio que nadie puede ser aprehendido ni encarcelado por deudas, respaldando nuestra postura que, en múltiples ocasiones, el legislador pierde de vista la función social de su cometido, sucumbiendo a la repetición de formulaciones históricas como si fueran cuestiones sacramentales e inmutables, propia de verdades reveladas y no fruto del entendimiento humano para alcanzar una mejor vida en sociedad, realización individual y colectiva de las personas.

54

El mecanismo descrito no era de aplicación general, siendo extraña su utilización en los créditos privados, desde que estos no fueron considerados entre los casos en que resultaba permitida usar esta formulación, reservada a tributos y contribuciones.

En caso de surgir alguna controversia sobre la materia, la pignoris capio daba curso a la legis actio per capionem, que habilitaba para obtener la concurrencia de un magistrado llamado a resolver la controversia mediante un judicium.

En caso de surgir alguna controversia sobre la materia, la pignoris capio daba curso a la legis actio per capionem, que habilitaba para obtener la concurrencia de un magistrado llamado a resolver la controversia mediante un judicium.

El mecanismo descrito no era de aplicación general, siendo extraña su utilización en los créditos privados, desde que estos no fueron considerados entre los casos en que resultaba permitida usar esta formulación, reservada a tributos y contribuciones.

En mayor o menor medida y con ciertas atenuaciones, finalmente, esos mecanismos no escapaban absolutamente de la auto tutela.

Ese procedimiento deja en evidencia que, en la mentalidad romana, el problema nunca fue de los bienes involucrados en la obligación, sino una cuestión de profundo contenido religioso y, principalmente, la defraudación del crédito concedido al deudor, el deshonor que esto involucraba para este último, lo que no constituía un motivo de enriquecimiento ni compensación monetaria para el acreedor. Por obra de esa sacramentalidad o formalidad, gestaba una suerte de embargo de determinados bienes del deudor, a quien era reconocido el derecho para rescatarlos o liberarlos en un período de tiempo, bajo apercibimiento de radicar su dominio en el patrimonio del acreedor pero sólo con el propósito de ser destruidos. 54

GONZALO BAEZA OVALLE

La prisión por deuda no quedó abolida en su integridad, exhibiendo un camino oscilante en la historia, de modo que abrogándose en un principio, fue restablecida por Tarquino y no resultó extraña su utilización durante la Edad Media, al extremo que en Francia e, incluso, solamente en la Ordenanza de 1256, dictada por el rey Luis, quedó consagrado el principio que nadie puede ser aprehendido ni encarcelado por deudas, respaldando nuestra postura que, en múltiples ocasiones, el legislador pierde de vista la función social de su cometido, sucumbiendo a la repetición de formulaciones históricas como si fueran cuestiones sacramentales e inmutables, propia de verdades reveladas y no fruto del entendimiento humano para alcanzar una mejor vida en sociedad, realización individual y colectiva de las personas.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

55

Pese a esa buena orientación, no pasaron muchos años, en términos históricos, para que la Ordenanza francesa de 1303 la reimplantara, lo que fue mantenido hasta la segunda mitad del siglo XIX, oportunidad en que la ley dictada el 22 de julio de 1867, definitivamente la suprime, salvo para los casos de bancarrota que no debemos olvidar que importa un aspecto penal de los concursos. 3.5. La missio in possessionem A través de este instrumento, el pretor, utilizando su facultad de imperio, posibilitaba a los acreedores que accedieran a la posesión de los bienes del “debitor” de modo que, para evitar los perjuicios que tal procedimiento traía aparejado, este último optara por dar cumplimiento a la obligación. En tanto ese mecanismo requería que las partes comparecieran ante el magistrado, no fue procedente llevarlo adelante contra el deudor inconcurrente o rebelde, derivando de ello que el ocultamiento o fuga imponía un entorpecimiento que, a esa época, resultaba insubsanable, para beneficio del deudor. La solución fue proporcionada por el pretor, que concedió la “missio in bona”27 contra el deudor “qui fraudationis causa latitat”, lo que importaba una suerte de garantía, “la missio in bona debitoris”, toda vez que el debitor se ocultara o dolosamente hiciera cesión de sus bienes. Esa herramienta compulsiva que era aplicada a los deudores del Estado, finalmente fue extendida a los deudores “confessi o judicati”. Conforme a este sistema, los bienes quedaban afectos a una prenda judicial, a través de la incautación, sólo como un medio compulsivo destinado a torcer la voluntad del deudor para que se allanara a dar cumplimiento a la obligación. Ese mecanismo permitía el concurso de acreedores, lo que en otras palabras involucra que otros acreedores estuvieren facultados para adherir

27 También denominada missio in possesionem o in bona debitoria o missio in bona, simplemente.

Ese mecanismo permitía el concurso de acreedores, lo que en otras palabras involucra que otros acreedores estuvieren facultados para adherir Conforme a este sistema, los bienes quedaban afectos a una prenda judicial, a través de la incautación, sólo como un medio compulsivo destinado a torcer la voluntad del deudor para que se allanara a dar cumplimiento a la obligación. Esa herramienta compulsiva que era aplicada a los deudores del Estado, finalmente fue extendida a los deudores “confessi o judicati”. La solución fue proporcionada por el pretor, que concedió la “missio in bona”27 contra el deudor “qui fraudationis causa latitat”, lo que importaba una suerte de garantía, “la missio in bona debitoris”, toda vez que el debitor se ocultara o dolosamente hiciera cesión de sus bienes. En tanto ese mecanismo requería que las partes comparecieran ante el magistrado, no fue procedente llevarlo adelante contra el deudor inconcurrente o rebelde, derivando de ello que el ocultamiento o fuga imponía un entorpecimiento que, a esa época, resultaba insubsanable, para beneficio del deudor. A través de este instrumento, el pretor, utilizando su facultad de imperio, posibilitaba a los acreedores que accedieran a la posesión de los bienes del “debitor” de modo que, para evitar los perjuicios que tal procedimiento traía aparejado, este último optara por dar cumplimiento a la obligación. 3.5. La missio in possessionem Pese a esa buena orientación, no pasaron muchos años, en términos históricos, para que la Ordenanza francesa de 1303 la reimplantara, lo que fue mantenido hasta la segunda mitad del siglo XIX, oportunidad en que la ley dictada el 22 de julio de 1867, definitivamente la suprime, salvo para los casos de bancarrota que no debemos olvidar que importa un aspecto penal de los concursos.

27

También denominada missio in possesionem o in bona debitoria o missio in bona, simplemente.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

55

RETIRO

Bajo esa modalidad entonces, empiezan a surgir las raíces de lo que actualmente conocemos como derecho concursal. Desencadenado el concurso a través de la declaratoria de quiebra ejecutoriada, los acreedores, por un lado quedan liberados de iniciar juicios de cobro de sus acreencias. Esa liberación también es una obligación, desde que se les impide ejecutar al fallido. La apertura del concurso permite y obliga, además, a todos los acreedores del fallido a hacer consta la existencia de su acreencia y fundamentos, colectivamente, a través de un solo canal judicial no contencioso, desde que a partir de la susodicha declaración de quiebra sólo es abierto un camino de liquidación de los bienes del deudor.

La persona investida de la posesión en razón del decreto librado por el pretor, adquiría un derecho de custodia, administración y copropiedad sobre esos bienes, en interés de todos los acreedores, par condictio creditorum, no obstante lo cual, el propietario no dejaba de serlo por virtud de la situación descrita.

o acceder al procedimiento de apremio contra el debitor, para hacer valer sus derechos.

El desapoderamiento y la acción pauliana representaban una garantía suficiente para la masa, en orden a que llevarían adelante la realización y liquidación de los bienes afectos a esta medida, con la finalidad que su producto fuera distribuido en proporción a sus acreencias, respetando sus privilegios o preferencias.

GONZALO BAEZA OVALLE

Sin que los romanos hubieran elaborado una teoría, propiamente tal, para explicar y fundar la relación jurídica entre deudor y acreedor, el jurisconsulto Juliano estructuró una descripción y fundamentación del fenómeno desde un punto de analogía existente entre la “missio in bona lagatorum servandorum causa”, establecida con un fin de garantía y, el “juris pignoris”, en que la

56

Esa senda permite a los acreedores seguir una sola línea o una línea común de tramitación, en relación con el deudor fallido en miras del logro de un propósito del cual participan todos ellos y también este último, la solución de sus créditos a través de la realización o liquidación de los bienes del fallido, en un procedimiento ordenado que cautele íntegramente los intereses en juego y que no son contrapuestos, con las restricciones que estamos analizando.

Esa senda permite a los acreedores seguir una sola línea o una línea común de tramitación, en relación con el deudor fallido en miras del logro de un propósito del cual participan todos ellos y también este último, la solución de sus créditos a través de la realización o liquidación de los bienes del fallido, en un procedimiento ordenado que cautele íntegramente los intereses en juego y que no son contrapuestos, con las restricciones que estamos analizando.

La persona investida de la posesión en razón del decreto librado por el pretor, adquiría un derecho de custodia, administración y copropiedad sobre esos bienes, en interés de todos los acreedores, par condictio creditorum, no obstante lo cual, el propietario no dejaba de serlo por virtud de la situación descrita.

Desencadenado el concurso a través de la declaratoria de quiebra ejecutoriada, los acreedores, por un lado quedan liberados de iniciar juicios de cobro de sus acreencias. Esa liberación también es una obligación, desde que se les impide ejecutar al fallido. La apertura del concurso permite y obliga, además, a todos los acreedores del fallido a hacer consta la existencia de su acreencia y fundamentos, colectivamente, a través de un solo canal judicial no contencioso, desde que a partir de la susodicha declaración de quiebra sólo es abierto un camino de liquidación de los bienes del deudor. o acceder al procedimiento de apremio contra el debitor, para hacer valer sus derechos. 56

GONZALO BAEZA OVALLE

Sin que los romanos hubieran elaborado una teoría, propiamente tal, para explicar y fundar la relación jurídica entre deudor y acreedor, el jurisconsulto Juliano estructuró una descripción y fundamentación del fenómeno desde un punto de analogía existente entre la “missio in bona lagatorum servandorum causa”, establecida con un fin de garantía y, el “juris pignoris”, en que la

Bajo esa modalidad entonces, empiezan a surgir las raíces de lo que actualmente conocemos como derecho concursal.

El desapoderamiento y la acción pauliana representaban una garantía suficiente para la masa, en orden a que llevarían adelante la realización y liquidación de los bienes afectos a esta medida, con la finalidad que su producto fuera distribuido en proporción a sus acreencias, respetando sus privilegios o preferencias.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

57

idea o concepto de la prenda aparecía en múltiples oportunidades como la figura más cercana a aquella surgida a partir de la “missio in possessionem”, clasificada directamente por Papiniano como “praetorium pignus”. Si bien no surgían como construcciones idénticas, sólo pretendían aportar una explicación coherente respecto a las diversas realidades utilizando el sistema hermenéutico de la analogía y, en particular, para estructurar y cimentar las bases para el establecimiento de una fuerza parecida al derecho real de prenda, en abono del crédito personal. 3.6. La bonorum venditio. Origen de la liquidación concursal La “Bonorum venditio” desplazó la aprehensión corporal del deudor como un medio válido para compelerlo al cumplimiento de la obligación, radicando el apremio en los bienes incorporados en el patrimonio de éste. Esta representa una institución que igualmente encuentra su raíz en el derecho pretoriano, dando lugar al concurso, avanzado el año 628 de Roma, siendo determinado por la particularidad que la acción era dirigida contra el conjunto de bienes del deudor, considerados como universalidad. Así las cosas y sin importar la cuantía de lo disputado, la acción alcanzaba la totalidad de los bienes del debitor. Los casos en que pasaba a ser procedente tomar posesión de los bienes que figuraban a nombre del deudor, podemos sintetizarlos en los siguientes: 1. Cuando era condenado por sentencia (judicatus) 2. Si reconocía la deuda ante el magistrado (confessus) 3. En caso de latitatio o fuga 4. En su ausencia o indefensio El procedimiento de la missio in bona para el evento que el deudor incurriera en fraude contra sus acreedores (qui fraudationibus causa latitat), como expusimos y reiteramos, se hizo aplicable a toda clase de

El procedimiento de la missio in bona para el evento que el deudor incurriera en fraude contra sus acreedores (qui fraudationibus causa latitat), como expusimos y reiteramos, se hizo aplicable a toda clase de 4. En su ausencia o indefensio 3. En caso de latitatio o fuga 2. Si reconocía la deuda ante el magistrado (confessus) 1. Cuando era condenado por sentencia (judicatus) Los casos en que pasaba a ser procedente tomar posesión de los bienes que figuraban a nombre del deudor, podemos sintetizarlos en los siguientes: Así las cosas y sin importar la cuantía de lo disputado, la acción alcanzaba la totalidad de los bienes del debitor. Esta representa una institución que igualmente encuentra su raíz en el derecho pretoriano, dando lugar al concurso, avanzado el año 628 de Roma, siendo determinado por la particularidad que la acción era dirigida contra el conjunto de bienes del deudor, considerados como universalidad. La “Bonorum venditio” desplazó la aprehensión corporal del deudor como un medio válido para compelerlo al cumplimiento de la obligación, radicando el apremio en los bienes incorporados en el patrimonio de éste. 3.6. La bonorum venditio. Origen de la liquidación concursal Si bien no surgían como construcciones idénticas, sólo pretendían aportar una explicación coherente respecto a las diversas realidades utilizando el sistema hermenéutico de la analogía y, en particular, para estructurar y cimentar las bases para el establecimiento de una fuerza parecida al derecho real de prenda, en abono del crédito personal. idea o concepto de la prenda aparecía en múltiples oportunidades como la figura más cercana a aquella surgida a partir de la “missio in possessionem”, clasificada directamente por Papiniano como “praetorium pignus”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

57

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

3. La sucesión ficta cursada bajo estas circunstancias, imprimía un sello de infamia sobre la persona del deudor y, de no alcanzar el producido de la

58

2. Esa adjudicación o sucesión no podía ser onerosa, dado que el sucesor sólo respondía ante los acreedores, con el valor de los bienes, renunciando estos últimos al derecho de perseguir el cobro de aquella parte de la acreencia que no resultare cubierta con el producto de las resultas de la realización, distribuida proporcionalmente entre todos los acreedores.

deudores luego del vencimiento del plazo que les era concedido para el cumplimiento.

1. El deudor quedaba privado de los bienes y los acreedores designaban, simultáneamente, un magíster encargado de adjudicar el patrimonio al acreedor, bonorum emptor, en las condiciones establecidas al ser efectuada la adjudicación.

Ese término debía ser adecuadamente publicitado a través de avisos fijados en el forum.

El mecanismo utilizado para llevar a cabo lo expuesto estimamos posible sintetizarlo de la siguiente manera:

Originalmente, dicho procedimiento, como relatamos, sólo beneficiaba al Estado en orden a hacer efectivo el cumplimiento de las obligaciones derivadas de impuestos o contribuciones.

Para servir a ese propósito, el debitor era considerado fallecido y se abría una especie de sucesión hereditaria, en otras palabras, una successio in universum jus.

El secuestro de los bienes constituía una consecuencia inmediata, adoptando la forma de un embargo para beneficio de todos los acreedores.

Esa ficción constituía la única forma que la sociedad romana vio posible de suplir la voluntad del deudor que, obviamente, se negaba a la enajenación.

La venta de los bienes en conjunto, bonorum venditio, (o sea la mejor o venta más conveniente) era realizada a través de una ficción.

La venta de los bienes en conjunto, bonorum venditio, (o sea la mejor o venta más conveniente) era realizada a través de una ficción.

Esa ficción constituía la única forma que la sociedad romana vio posible de suplir la voluntad del deudor que, obviamente, se negaba a la enajenación.

El secuestro de los bienes constituía una consecuencia inmediata, adoptando la forma de un embargo para beneficio de todos los acreedores.

Para servir a ese propósito, el debitor era considerado fallecido y se abría una especie de sucesión hereditaria, en otras palabras, una successio in universum jus.

Originalmente, dicho procedimiento, como relatamos, sólo beneficiaba al Estado en orden a hacer efectivo el cumplimiento de las obligaciones derivadas de impuestos o contribuciones.

El mecanismo utilizado para llevar a cabo lo expuesto estimamos posible sintetizarlo de la siguiente manera:

Ese término debía ser adecuadamente publicitado a través de avisos fijados en el forum.

1. El deudor quedaba privado de los bienes y los acreedores designaban, simultáneamente, un magíster encargado de adjudicar el patrimonio al acreedor, bonorum emptor, en las condiciones establecidas al ser efectuada la adjudicación.

deudores luego del vencimiento del plazo que les era concedido para el cumplimiento.

2. Esa adjudicación o sucesión no podía ser onerosa, dado que el sucesor sólo respondía ante los acreedores, con el valor de los bienes, renunciando estos últimos al derecho de perseguir el cobro de aquella parte de la acreencia que no resultare cubierta con el producto de las resultas de la realización, distribuida proporcionalmente entre todos los acreedores.

GONZALO BAEZA OVALLE

3. La sucesión ficta cursada bajo estas circunstancias, imprimía un sello de infamia sobre la persona del deudor y, de no alcanzar el producido de la

58

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

59

realización de sus bienes para cubrir las acreencias, escalaban en los apremios haciendo procedente la prisión por las deudas remanentes, considerándose la existencia de un delito que reclamaba la imposición de la máxima pena en el evento de quedar acreditada su mala fe y ánimo de defraudar. Bajo esta figura, resultó factible sustentar la explicación que la obligación representaba un vínculo únicamente personal entre acreedor y deudor, lo que implicaba que podían exigirlo directamente, sin la necesidad e incluso contra la voluntad del deudor. Lo que torna al instituto en estudio en la situación más cercana que hemos podido descubrir en la legislación antigua del procedimiento de liquidación concursal, radica en que el comprador (emptor bonorum) adquiría íntegramente el patrimonio del deudor, al igual que los herederos acceden al dominio del que correspondía al causante, justificando esta licencia adoptada por los romanos, que vieron en ello una situación demasiado semejante a aquella que pretendían solucionar. La bonorum venditio exhibía caracteres del todo similares a los que presenta el procedimiento de liquidación concursal en la legislación moderna, al extremo de hacer regir los principios de la venta en beneficio de todos los acreedores, la igualdad entre ellos, el desasimiento o desapoderamiento del deudor y muchos otros. Este instituto reconocía la particularidad de extinguir todas las obligaciones del deudor. No obstante, de la misma manera, también agotaba su patrimonio en tanto las obligaciones estaban vinculadas indisolublemente a éste y era aplicado a todo tipo de deudores, implicando con ello que recaía tanto en los solventes como en los insolventes, no siendo éste, por consecuencia, un criterio de discriminación o que permitiera dar curso al uso del señalado mecanismo de liquidación colectiva. Sólo con posterioridad fue aplicado únicamente a los deudores que presentaban características de evidente insolvencia, acusando un notable progreso para resolver este problema socio económico, con la agregación de la bonorum venditio a la missio in possessionem.

Sólo con posterioridad fue aplicado únicamente a los deudores que presentaban características de evidente insolvencia, acusando un notable progreso para resolver este problema socio económico, con la agregación de la bonorum venditio a la missio in possessionem. No obstante, de la misma manera, también agotaba su patrimonio en tanto las obligaciones estaban vinculadas indisolublemente a éste y era aplicado a todo tipo de deudores, implicando con ello que recaía tanto en los solventes como en los insolventes, no siendo éste, por consecuencia, un criterio de discriminación o que permitiera dar curso al uso del señalado mecanismo de liquidación colectiva. Este instituto reconocía la particularidad de extinguir todas las obligaciones del deudor. La bonorum venditio exhibía caracteres del todo similares a los que presenta el procedimiento de liquidación concursal en la legislación moderna, al extremo de hacer regir los principios de la venta en beneficio de todos los acreedores, la igualdad entre ellos, el desasimiento o desapoderamiento del deudor y muchos otros. Lo que torna al instituto en estudio en la situación más cercana que hemos podido descubrir en la legislación antigua del procedimiento de liquidación concursal, radica en que el comprador (emptor bonorum) adquiría íntegramente el patrimonio del deudor, al igual que los herederos acceden al dominio del que correspondía al causante, justificando esta licencia adoptada por los romanos, que vieron en ello una situación demasiado semejante a aquella que pretendían solucionar. Bajo esta figura, resultó factible sustentar la explicación que la obligación representaba un vínculo únicamente personal entre acreedor y deudor, lo que implicaba que podían exigirlo directamente, sin la necesidad e incluso contra la voluntad del deudor. realización de sus bienes para cubrir las acreencias, escalaban en los apremios haciendo procedente la prisión por las deudas remanentes, considerándose la existencia de un delito que reclamaba la imposición de la máxima pena en el evento de quedar acreditada su mala fe y ánimo de defraudar. DERECHO CONCURSAL CHILENO

59

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Por consecuencia, en la cessio bonorum lo que en realidad efectuaba el deudor consistía en entregar la facultad de disposición de sus bienes a

60

Ahora bien, igual que en los casos anteriores, los acreedores no se hacían dueño de los bienes, limitándose a dar lugar a la possessio custodiae causa, sólo después de la venta los acreedores disfrutaban del beneficio de la cesión de bienes, en tanto podían repartirse, proporcionalmente a sus créditos, las resultas de la enajenación.

A través de estos mecanismos jurisdiccionales fue logrado el establecimiento de un verdadero sistema o procedimiento de realización patrimonial, sin alcanzar el nivel de una ejecución directa del acreedor sobre los bienes del deudor, contra o con prescindencia de su voluntad.

La utilidad de esta propuesta determinó que evolucionara al extremo que la cesión fuere válida, incluso a través de una manifestación de voluntad extrajudicial, poniendo públicamente los bienes a disposición de los acreedores.

Fue la ley Julia la que levantó las sanciones de infamia y penales, toda vez que el deudor se allanara a ceder sus bienes a los acreedores, dando lugar a la “bonorum cessio ex leges Julia”, que abordaremos en el punto siguiente, pero a esas alturas el Imperio romano estaba largamente infiltrado por otras culturas de la época, particularmente, la de los bárbaros, entendidos estos como una denominación genérica para los extranjeros.

Encuentran el origen de esta institución en una ley Julia de tiempos de César o Augusto y consistía en el abandono de todos sus bienes a favor de sus acreedores, lo cual precisaba de una manifestación solemne ante el magistrado, dejando constancia de la voluntad del debitor en el sentido indicado.

3.7. La cessio bonorum

El propósito de este instituto jurídico estaba orientado, en su aspecto más substancial, a proteger a los deudores de buena fe, a fin de evitar su captura, en tanto, como quedó dicho, se allanaran a ceder voluntariamente sus bienes a los acreedores.

El propósito de este instituto jurídico estaba orientado, en su aspecto más substancial, a proteger a los deudores de buena fe, a fin de evitar su captura, en tanto, como quedó dicho, se allanaran a ceder voluntariamente sus bienes a los acreedores.

3.7. La cessio bonorum

Encuentran el origen de esta institución en una ley Julia de tiempos de César o Augusto y consistía en el abandono de todos sus bienes a favor de sus acreedores, lo cual precisaba de una manifestación solemne ante el magistrado, dejando constancia de la voluntad del debitor en el sentido indicado.

Fue la ley Julia la que levantó las sanciones de infamia y penales, toda vez que el deudor se allanara a ceder sus bienes a los acreedores, dando lugar a la “bonorum cessio ex leges Julia”, que abordaremos en el punto siguiente, pero a esas alturas el Imperio romano estaba largamente infiltrado por otras culturas de la época, particularmente, la de los bárbaros, entendidos estos como una denominación genérica para los extranjeros.

La utilidad de esta propuesta determinó que evolucionara al extremo que la cesión fuere válida, incluso a través de una manifestación de voluntad extrajudicial, poniendo públicamente los bienes a disposición de los acreedores.

A través de estos mecanismos jurisdiccionales fue logrado el establecimiento de un verdadero sistema o procedimiento de realización patrimonial, sin alcanzar el nivel de una ejecución directa del acreedor sobre los bienes del deudor, contra o con prescindencia de su voluntad.

Ahora bien, igual que en los casos anteriores, los acreedores no se hacían dueño de los bienes, limitándose a dar lugar a la possessio custodiae causa, sólo después de la venta los acreedores disfrutaban del beneficio de la cesión de bienes, en tanto podían repartirse, proporcionalmente a sus créditos, las resultas de la enajenación.

GONZALO BAEZA OVALLE

Por consecuencia, en la cessio bonorum lo que en realidad efectuaba el deudor consistía en entregar la facultad de disposición de sus bienes a

60

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

61

los acreedores con el propósito que fueran enajenados para los fines indicados. En el intertanto, el debitor continuaba siendo dueños de las cosas involucradas en la cesión. Para el debitor, este procedimiento exhibía varias ventajas: Primero, evitaba la infamia que llevaba aparejada la utilización de los otros mecanismos. Segundo, no quedaba afecto a sanción penal, liberando su responsabilidad corporal y, Tercero, extinguía todas las obligaciones que no alcanzaran a ser cubiertas con el producido de la venta de los bienes cedidos. 3.8. El “Pignus in Causa Judicati Captum” A través de este sistema, por primera vez, el derecho romano reconoció y concedió al acreedor un instrumento que lo habilitara para dirigirse en forma directa contra los bienes del deudor, no importando el tipo de obligación ni su objeto. Resultaba aplicable el susodicho procedimiento tanto para obligaciones de dar, como de hacer o no hacer. Queda instituido en el derecho romano, entonces, la posibilidad respaldada legalmente, de exigir el cumplimiento de la obligación por equivalencia, eliminando el requisito de hacer concurrir al deudor para que expresara su voluntad en orden a realizar el pago al acreedor. Por esta vía queda formalizada una liquidación puramente judicial, que incluía el derecho de venta de los bienes del deudor como también el de prelación a favor del acreedor embargante para obtener la solución de su acreencia. La particularidad de esta situación y notorio avance que representa en la evolución del derecho radica en que, a través de la missio in bona lograban estructurar una senda muy eficaz, como la liquidación general y universal,

La particularidad de esta situación y notorio avance que representa en la evolución del derecho radica en que, a través de la missio in bona lograban estructurar una senda muy eficaz, como la liquidación general y universal, Por esta vía queda formalizada una liquidación puramente judicial, que incluía el derecho de venta de los bienes del deudor como también el de prelación a favor del acreedor embargante para obtener la solución de su acreencia. Queda instituido en el derecho romano, entonces, la posibilidad respaldada legalmente, de exigir el cumplimiento de la obligación por equivalencia, eliminando el requisito de hacer concurrir al deudor para que expresara su voluntad en orden a realizar el pago al acreedor. Resultaba aplicable el susodicho procedimiento tanto para obligaciones de dar, como de hacer o no hacer. A través de este sistema, por primera vez, el derecho romano reconoció y concedió al acreedor un instrumento que lo habilitara para dirigirse en forma directa contra los bienes del deudor, no importando el tipo de obligación ni su objeto. 3.8. El “Pignus in Causa Judicati Captum” Tercero, extinguía todas las obligaciones que no alcanzaran a ser cubiertas con el producido de la venta de los bienes cedidos. Segundo, no quedaba afecto a sanción penal, liberando su responsabilidad corporal y, Primero, evitaba la infamia que llevaba aparejada la utilización de los otros mecanismos. Para el debitor, este procedimiento exhibía varias ventajas: los acreedores con el propósito que fueran enajenados para los fines indicados. En el intertanto, el debitor continuaba siendo dueños de las cosas involucradas en la cesión. DERECHO CONCURSAL CHILENO

61

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Como enfrentaban un procedimiento de liquidación universal propio de un sistema concursal no contencioso, quedó establecido un plazo para

62

Con todo, la venta de los bienes debía ser autorizada por el magistrado y era llevada a cabo por el curator bonorum, designado a propuesta de la mayoría de los acreedores, una vez concluido el término de verificación de sus créditos.

destinada a resguardar los derechos de los acreedores siempre que el deudor estuviere en insolvencia y sin forma de juicio.

La bonorum distractio fue generalizándose en su aplicación de modo que, a la par que caían en desuso la bonorum venditio, esta adquiría mayor importancia y extensión, llegando a los extremos de regir para todos los deudores, independientemente de si estaban o no afectos a un fuero.

Pero si no lo encontrábamos en esa situación deficitaria, la inconveniencia en la utilización de ese procedimiento, incluso para los romanos resultaba manifiesta, dado que su fuerza excesiva y medios desproporcionados hacían inevitable la ruina económica del obligado que nunca ha sido un fin deseado para la sociedad.

Este procedimiento resultó aplicable sólo para los deudores que estuvieran investidos del fuero que, atribuido por su dignidad senatorial, permitía la venta en detalle de los bienes del deudor, para que los acreedores concurrieran al pago de sus acreencias, proporcionalmente al monto de esos créditos.

La importancia adquirida por este medio orientado a lograr la solución de los créditos adeudados queda aún más de manifiesto en el hecho que pasó a ocupar un lugar destacado en el Corpus Juris Civiles de Justiniano.

3.9. La “Bonorum distractio”

Un rescripto de Antonio Pío establecía que el pignus, antes de proceder a la venta del bien embargado, debía retenerlo durante dos meses y si transcurrido ese período el debitor aún no solucionaba el crédito, quedaba habilitado para venderlo y solucionar la obligación del acreedor con las resultas de la enajenación.

Un rescripto de Antonio Pío establecía que el pignus, antes de proceder a la venta del bien embargado, debía retenerlo durante dos meses y si transcurrido ese período el debitor aún no solucionaba el crédito, quedaba habilitado para venderlo y solucionar la obligación del acreedor con las resultas de la enajenación.

3.9. La “Bonorum distractio”

La importancia adquirida por este medio orientado a lograr la solución de los créditos adeudados queda aún más de manifiesto en el hecho que pasó a ocupar un lugar destacado en el Corpus Juris Civiles de Justiniano.

Este procedimiento resultó aplicable sólo para los deudores que estuvieran investidos del fuero que, atribuido por su dignidad senatorial, permitía la venta en detalle de los bienes del deudor, para que los acreedores concurrieran al pago de sus acreencias, proporcionalmente al monto de esos créditos.

Pero si no lo encontrábamos en esa situación deficitaria, la inconveniencia en la utilización de ese procedimiento, incluso para los romanos resultaba manifiesta, dado que su fuerza excesiva y medios desproporcionados hacían inevitable la ruina económica del obligado que nunca ha sido un fin deseado para la sociedad.

La bonorum distractio fue generalizándose en su aplicación de modo que, a la par que caían en desuso la bonorum venditio, esta adquiría mayor importancia y extensión, llegando a los extremos de regir para todos los deudores, independientemente de si estaban o no afectos a un fuero.

destinada a resguardar los derechos de los acreedores siempre que el deudor estuviere en insolvencia y sin forma de juicio.

Con todo, la venta de los bienes debía ser autorizada por el magistrado y era llevada a cabo por el curator bonorum, designado a propuesta de la mayoría de los acreedores, una vez concluido el término de verificación de sus créditos.

GONZALO BAEZA OVALLE

Como enfrentaban un procedimiento de liquidación universal propio de un sistema concursal no contencioso, quedó establecido un plazo para

62

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

63

verificar o hacer presente la existencia de sus créditos respaldados por los antecedentes fundantes, el que se extendía por dos años, respecto de los acreedores que tuvieran domicilio en la provincia de la sede del magistrado y por cuatro años para los demás. De la amplitud del término concedido para los fines de la verificación también derivó la necesidad de designar un tercero, el curator bonorum, destinado a ejercer el oficio de administración y conservación, a través del juez, quedando abandonado, en miras del mejor interés de los acreedores e incluso del deudor, el sistema de designación directa de esa persona por los acreedores. Por la intervención del magistrado en el nombramiento era logrado otorgar seriedad y garantía a todos los partícipes de la buena calidad de la persona designada para servir esa función y, más que ello, el respaldo de la autoridad. Curiosamente, nuestra legislación “avanza” en sentido contrario, en términos tales que, cada vez más, son los acreedores en quienes el legislador ha ido entregando una mayor participación en esa designación del síndico de la quiebra relegando la intervención de los tribunales a una suerte de formalidad habilitante, asimilando, obviamente, al síndico actual con el curator bonorum, identidad que, atendidas sus funciones, consideramos procedente realizar.28 La venta también debía ser autorizada por el magistrado, dejando a un lado el procedimiento utilizado en la bonorum venditio, que importaba la enajenación de los bienes como un todo, una universalidad, para pasar a 28

Todo ello derivó del hecho que los tribunales no respondieron a la necesaria objetividad y primacía del interés público por sobre las influencias y manejos internos que era de esperar de ellos, al extremo que los síndicos que tenían “mejor llegada” a los jueces en quienes recaía la responsabilidad de cautelar el interés social y proteger tanto a los acreedores como al deudor, empezaron a designar, con demasiada frecuencia a los mismos síndicos, con lo cual, un grupo reducido de ellos fue beneficiario con un alto porcentaje de los concursos abiertos frustrando el propósito o inspiración del sistema concursal instaurado. No necesariamente, tal línea de comportamiento importa una señal de corrupción del sistema, ya que resulta comprensible que una persona desee designar a alguien que conoce para desempeñar un cargo de confianza que a un perfecto desconocido, sin que por ello corresponda asumir alguna retribución, lo que resultaría una imputación injusta además de infundada.

28 Todo ello derivó del hecho que los tribunales no respondieron a la necesaria objetividad y primacía del interés público por sobre las influencias y manejos internos que era de esperar de ellos, al extremo que los síndicos que tenían “mejor llegada” a los jueces en quienes recaía la responsabilidad de cautelar el interés social y proteger tanto a los acreedores como al deudor, empezaron a designar, con demasiada frecuencia a los mismos síndicos, con lo cual, un grupo reducido de ellos fue beneficiario con un alto porcentaje de los concursos abiertos frustrando el propósito o inspiración del sistema concursal instaurado. No necesariamente, tal línea de comportamiento importa una señal de corrupción del sistema, ya que resulta comprensible que una persona desee designar a alguien que conoce para desempeñar un cargo de confianza que a un perfecto desconocido, sin que por ello corresponda asumir alguna retribución, lo que resultaría una imputación injusta además de infundada.

La venta también debía ser autorizada por el magistrado, dejando a un lado el procedimiento utilizado en la bonorum venditio, que importaba la enajenación de los bienes como un todo, una universalidad, para pasar a Curiosamente, nuestra legislación “avanza” en sentido contrario, en términos tales que, cada vez más, son los acreedores en quienes el legislador ha ido entregando una mayor participación en esa designación del síndico de la quiebra relegando la intervención de los tribunales a una suerte de formalidad habilitante, asimilando, obviamente, al síndico actual con el curator bonorum, identidad que, atendidas sus funciones, consideramos procedente realizar.28 Por la intervención del magistrado en el nombramiento era logrado otorgar seriedad y garantía a todos los partícipes de la buena calidad de la persona designada para servir esa función y, más que ello, el respaldo de la autoridad. De la amplitud del término concedido para los fines de la verificación también derivó la necesidad de designar un tercero, el curator bonorum, destinado a ejercer el oficio de administración y conservación, a través del juez, quedando abandonado, en miras del mejor interés de los acreedores e incluso del deudor, el sistema de designación directa de esa persona por los acreedores. verificar o hacer presente la existencia de sus créditos respaldados por los antecedentes fundantes, el que se extendía por dos años, respecto de los acreedores que tuvieran domicilio en la provincia de la sede del magistrado y por cuatro años para los demás. DERECHO CONCURSAL CHILENO

63

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

La particularidad y asombrosa evolución de la denominada bonorum distractio, adecuadamente enfatizada por Francisco García Martínez,

64

Distinta devenía la situación del pignus in causa judicati captum, que daba lugar a un procedimiento de ejecución singular, siendo aplicable siempre y cuando el deudor fuera solvente, de modo que no derivaba de ello un riesgo o daño para el resto de los acreedores que igualmente quedaban afectos a este sistema, en condiciones o situación de iniciar las ejecuciones individuales del deudor dirigida contra el resto de sus bienes para obtener la satisfacción de sus acreencias.

realizarlos al detalle, en subasta pública, bajo la vigilancia de los acreedores y sujeto a la fe de juramento en orden a haber procedido honestamente durante la posesión, administración y venta de los bienes.

Este sistema, a diferencia de los anteriores y, particularmente, de la bonorum venditio, no liberaba al deudor en el evento que lo obtenido en la subasta no hubiere sido suficiente para cubrir la totalidad de la acreencia, de manera que el deudor continuaba afecto al servicio de los créditos por el remanente insoluto.

El producto de la subasta estaba destinado a ser entregado por el juez a los acreedores, en proporción a sus acreencias, respetando las preferencias según derivara de sus respectivas verificaciones.

El procedimiento descrito hasta ahora, insistimos, sólo resultaba aplicable al deudor insolvente y toda vez que fuera necesario dar curso a una liquidación universal en miras de resguardar el respeto del principio de la par conditio omnium creditorum por sobre la ejecución individual inspirada en un principio muy diverso, cristalizado en el aforismo “prior in tempore potior jure”.

El remanente de los bienes, luego de pagados los créditos en la forma indicada, quedaba depositado in cimeliarchio sanctae ecclesiae para satisfacer a los acreedores que concurrieran con posterioridad al reparto.

Los derechos reales existentes podían hacerse efectivos a través de la actio reivindicatio contra el curator bonorum antes de la venta y contra el comprador, después de ella.

Los derechos reales existentes podían hacerse efectivos a través de la actio reivindicatio contra el curator bonorum antes de la venta y contra el comprador, después de ella.

El remanente de los bienes, luego de pagados los créditos en la forma indicada, quedaba depositado in cimeliarchio sanctae ecclesiae para satisfacer a los acreedores que concurrieran con posterioridad al reparto.

El procedimiento descrito hasta ahora, insistimos, sólo resultaba aplicable al deudor insolvente y toda vez que fuera necesario dar curso a una liquidación universal en miras de resguardar el respeto del principio de la par conditio omnium creditorum por sobre la ejecución individual inspirada en un principio muy diverso, cristalizado en el aforismo “prior in tempore potior jure”.

El producto de la subasta estaba destinado a ser entregado por el juez a los acreedores, en proporción a sus acreencias, respetando las preferencias según derivara de sus respectivas verificaciones.

Este sistema, a diferencia de los anteriores y, particularmente, de la bonorum venditio, no liberaba al deudor en el evento que lo obtenido en la subasta no hubiere sido suficiente para cubrir la totalidad de la acreencia, de manera que el deudor continuaba afecto al servicio de los créditos por el remanente insoluto.

realizarlos al detalle, en subasta pública, bajo la vigilancia de los acreedores y sujeto a la fe de juramento en orden a haber procedido honestamente durante la posesión, administración y venta de los bienes.

Distinta devenía la situación del pignus in causa judicati captum, que daba lugar a un procedimiento de ejecución singular, siendo aplicable siempre y cuando el deudor fuera solvente, de modo que no derivaba de ello un riesgo o daño para el resto de los acreedores que igualmente quedaban afectos a este sistema, en condiciones o situación de iniciar las ejecuciones individuales del deudor dirigida contra el resto de sus bienes para obtener la satisfacción de sus acreencias.

GONZALO BAEZA OVALLE

La particularidad y asombrosa evolución de la denominada bonorum distractio, adecuadamente enfatizada por Francisco García Martínez,

64

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

65

29

Causa Rol Ad-2064-2009, Pleno de la I. Corte de Apelaciones de Santiago.

No obstante y al menos en un caso específico, esas garantías no fueron aplicadas por la Corte de Apelaciones de Santiago y Corte Suprema chilena.29

consistía en la distinción entre “insolvencia” y mero incumplimiento o “cesación de pago”, llegando a considerar que la quiebra en sí, no daba lugar a un ilícito penal, a menos que fuera acompañada de actos dolosos o fraudulentos que demostraran mala fe del deudor.

Esto último ha pasado a ser reconocido en prácticamente la totalidad de las constituciones políticas de los países y tratados internacionales a los cuales ha adherido Chile.

Por cierto sorprende que aquello solucionado en la sociedad romana, aun sea un tema de discusión y controversia para algunos autores en la actualidad.

Tal cosa derivó de la tremenda labor adaptativa efectuada por el pretor romano, que humanizó enormemente la administración de justicia bajo la inspiración y presión de otras culturas que no hacían del “crédito”, pese a su nombre, una cuestión de fe y, por ende, de honorabilidad reconociendo de paso, los derechos y garantías más fundamentales del hombre, como su presunción de inocencia y debido proceso.

Eso sólo podemos entenderlo en el contexto de la involución que sufrieron las regulaciones romanas como consecuencia de las invasiones barbáricas que afectaron al Imperio y que determinaron su caída, influencia barbárica que, lamentablemente, permanece hasta nuestro días en la mente de algunos autores, que han demostrado ser más bárbaros que juiciosos y, de allí, expandida a jueces poco estudiosos o con escasez de tiempo o, incluso, interés para ser reflexivos. En fin, lo expuesto no difiere en gran medida de la normativa legal vigente, salvo en la confusión anotada, dado que un simple accidente económico, un caso fortuito no hace suponer, a priori, mala fe en el fallido. Tal cosa derivó de la tremenda labor adaptativa efectuada por el pretor romano, que humanizó enormemente la administración de justicia bajo la inspiración y presión de otras culturas que no hacían del “crédito”, pese a su nombre, una cuestión de fe y, por ende, de honorabilidad reconociendo de paso, los derechos y garantías más fundamentales del hombre, como su presunción de inocencia y debido proceso.

En fin, lo expuesto no difiere en gran medida de la normativa legal vigente, salvo en la confusión anotada, dado que un simple accidente económico, un caso fortuito no hace suponer, a priori, mala fe en el fallido. Eso sólo podemos entenderlo en el contexto de la involución que sufrieron las regulaciones romanas como consecuencia de las invasiones barbáricas que afectaron al Imperio y que determinaron su caída, influencia barbárica que, lamentablemente, permanece hasta nuestro días en la mente de algunos autores, que han demostrado ser más bárbaros que juiciosos y, de allí, expandida a jueces poco estudiosos o con escasez de tiempo o, incluso, interés para ser reflexivos. Por cierto sorprende que aquello solucionado en la sociedad romana, aun sea un tema de discusión y controversia para algunos autores en la actualidad.

Esto último ha pasado a ser reconocido en prácticamente la totalidad de las constituciones políticas de los países y tratados internacionales a los cuales ha adherido Chile.

consistía en la distinción entre “insolvencia” y mero incumplimiento o “cesación de pago”, llegando a considerar que la quiebra en sí, no daba lugar a un ilícito penal, a menos que fuera acompañada de actos dolosos o fraudulentos que demostraran mala fe del deudor.

No obstante y al menos en un caso específico, esas garantías no fueron aplicadas por la Corte de Apelaciones de Santiago y Corte Suprema chilena.29

29

Causa Rol Ad-2064-2009, Pleno de la I. Corte de Apelaciones de Santiago.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

65

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Por este camino hermenéutico y conforme a esas regulaciones, la venta debía traer como consecuencia una reducción del activo del deudor, en

66

En relación con el primero, era suficiente el conocimiento o conciencia del deudor respecto a su propia insolvencia, al momento de celebrar el acto o contrato impugnado y, en cuanto al segundo, bastaba con acreditar la venta del o de los bienes.

Por cierto que hablamos de un caso en particular que, por tal calidad no lo mencionaremos pero sería muy injusto con esos tribunales aducir que conforma la impronta o su característica no respetar las garantías constitucionales. Muy por el contrario y, precisamente por esa razón es que nos llama a escándalo que, en determinadas situaciones, no mantengan una conducta armónica con su comportamiento tradicional.

El ejercicio de esa acción exigía que concurrieran dos requisitos fundamentales que también operan en la mayor cantidad de casos de la legislación moderna: el consilium fraudis y el eventus damni o damni fraudatur.

3.10. Actio Pauliana. Interdictum Fraudatorium.Restitutio in Integrum

A través de esa acción era perseguido que los bienes que habían salido fraudulentamente del patrimonio del fallido, alienatio in fraudem creditorum o fraus debitorum, volvieran a integrarlo en lo que hoy en día conoceremos, precisamente, como acciones de recuperación o integración del patrimonio del fallido.

Entre los diversos instrumentos que amparaban a los acreedores en el evento de quiebra del deudor para dejar sin efecto los actos fraudulentos de éste en perjuicio de aquellos, adquiere particular importancia los indicados en el título.

La acción que era ejercitada para perseguirlo respondía a la denominación de Actio Pauliana, concedida por el pretor al curador.

El Curator bonorum, como representante y administrador de la masa afecta a concurso, estaba facultado para impugnar los actos de disposición efectuados por el deudor in fraudem creditorum.

El Curator bonorum, como representante y administrador de la masa afecta a concurso, estaba facultado para impugnar los actos de disposición efectuados por el deudor in fraudem creditorum.

La acción que era ejercitada para perseguirlo respondía a la denominación de Actio Pauliana, concedida por el pretor al curador.

Entre los diversos instrumentos que amparaban a los acreedores en el evento de quiebra del deudor para dejar sin efecto los actos fraudulentos de éste en perjuicio de aquellos, adquiere particular importancia los indicados en el título.

A través de esa acción era perseguido que los bienes que habían salido fraudulentamente del patrimonio del fallido, alienatio in fraudem creditorum o fraus debitorum, volvieran a integrarlo en lo que hoy en día conoceremos, precisamente, como acciones de recuperación o integración del patrimonio del fallido.

3.10. Actio Pauliana. Interdictum Fraudatorium.Restitutio in Integrum

El ejercicio de esa acción exigía que concurrieran dos requisitos fundamentales que también operan en la mayor cantidad de casos de la legislación moderna: el consilium fraudis y el eventus damni o damni fraudatur.

Por cierto que hablamos de un caso en particular que, por tal calidad no lo mencionaremos pero sería muy injusto con esos tribunales aducir que conforma la impronta o su característica no respetar las garantías constitucionales. Muy por el contrario y, precisamente por esa razón es que nos llama a escándalo que, en determinadas situaciones, no mantengan una conducta armónica con su comportamiento tradicional.

En relación con el primero, era suficiente el conocimiento o conciencia del deudor respecto a su propia insolvencia, al momento de celebrar el acto o contrato impugnado y, en cuanto al segundo, bastaba con acreditar la venta del o de los bienes.

GONZALO BAEZA OVALLE

Por este camino hermenéutico y conforme a esas regulaciones, la venta debía traer como consecuencia una reducción del activo del deudor, en

66

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

67

términos que el pasivo o conjunto de deudas, vieran disminuidas sus posibilidades de respaldo en esos bienes. Así las cosas, la actio pauliana surge en el derecho romano de la época de Justiniano, como la fusión de dos acciones, la actio pauliana propiamente tal y el interdictum fraudatorium. Una vez abierto el concurso, no resultaba necesaria la impugnación de las enajenaciones posteriores, dado que el decreto de apertura traía aparejada la prohibición pretoria de enajenar las cosas afectas al concurso o incluidas en la masa, en procedimientos ajenos a los descritos en los párrafos anteriores. El interdictum fraudatorium surgía como un complemento indispensable de la missio, teniendo como propósito el indicado retorno o reintegro de aquellas cosas fraudulentamente extraídas de la masa concursable. Este derecho y, por consiguiente, la acción respectiva, pasaba a quedar reconocida en beneficio de cada acreedor, siendo sujeto pasivo o legitimado en causa pasiva, quien participaba del acto fraudulento, en otras palabras, uno de los fraudatur, dado que el otro era, precisamente, el deudor fallido. Afirman que la fraus creditorum, originalmente, fue considerada un verdadero delito. Pero con posterioridad y por ese instrumento, quedó concebido como rei restituendae gratia, no poena nomine, en otras palabras, con el propósito principal de lograr la restitución o solución civil de la obligación, en la medida que todos los antecedentes recogidos a su respecto devienen como más asimilables a la actio restitutio in integrum que a una acción penal en la medida que es privada de una pena. En síntesis: las principales armas entregadas por el pretor contra los actos fraudulentos del deudor, sin perjuicio de su responsabilidad penal que ameritaba otros escenarios, fueron el interdictum fraudatorium y la restitutio in integrum, remontando la primera a tiempos muy anteriores a esta última, aplicable a toda especie de detrimento patrimonial del deudor concursado.

En síntesis: las principales armas entregadas por el pretor contra los actos fraudulentos del deudor, sin perjuicio de su responsabilidad penal que ameritaba otros escenarios, fueron el interdictum fraudatorium y la restitutio in integrum, remontando la primera a tiempos muy anteriores a esta última, aplicable a toda especie de detrimento patrimonial del deudor concursado. Pero con posterioridad y por ese instrumento, quedó concebido como rei restituendae gratia, no poena nomine, en otras palabras, con el propósito principal de lograr la restitución o solución civil de la obligación, en la medida que todos los antecedentes recogidos a su respecto devienen como más asimilables a la actio restitutio in integrum que a una acción penal en la medida que es privada de una pena. Afirman que la fraus creditorum, originalmente, fue considerada un verdadero delito. Este derecho y, por consiguiente, la acción respectiva, pasaba a quedar reconocida en beneficio de cada acreedor, siendo sujeto pasivo o legitimado en causa pasiva, quien participaba del acto fraudulento, en otras palabras, uno de los fraudatur, dado que el otro era, precisamente, el deudor fallido. El interdictum fraudatorium surgía como un complemento indispensable de la missio, teniendo como propósito el indicado retorno o reintegro de aquellas cosas fraudulentamente extraídas de la masa concursable. Una vez abierto el concurso, no resultaba necesaria la impugnación de las enajenaciones posteriores, dado que el decreto de apertura traía aparejada la prohibición pretoria de enajenar las cosas afectas al concurso o incluidas en la masa, en procedimientos ajenos a los descritos en los párrafos anteriores. Así las cosas, la actio pauliana surge en el derecho romano de la época de Justiniano, como la fusión de dos acciones, la actio pauliana propiamente tal y el interdictum fraudatorium. términos que el pasivo o conjunto de deudas, vieran disminuidas sus posibilidades de respaldo en esos bienes. DERECHO CONCURSAL CHILENO

67

RETIRO

A ese componente objetivo correspondía añadir otro de carácter esencialmente subjetivo, el consilium fraudis, lo que suponía la voluntad en el debitor y tercero, en orden a producir la disminución patrimonial en perjuicio de los acreedores en conocimiento de la insolvencia del deudor.

En derecho privado romano los interdictos fueron concedidos, principalmente, para cautelar la posesión.

Ambos mecanismos precisaban del establecimiento de un elemento de hecho común, la disminución del patrimonio del debitor, aspecto enteramente objetivo, añadido el daño subsecuente que tal reducción traía aparejada para los acreedores, denominado eventus damni.

Cuando ese interdicto aparecía revestido de fundamento plausible, para utilizar términos actuales, el pretor podía solicitar al juez que otorgara lo reclamado por el peticionario pero, los litigantes asumían la obligación de pagar una suma determinada de dinero que, en el caso del demandado la denominaban “stipulatio” o “sponsio poenalis” y en el del actor “restipulatio”.

GONZALO BAEZA OVALLE

Esa modalidad pasó a quedar en desuso terminando con todas las diferencias que existían entre interdictos y acciones.

68

No obstante que ellos nos conduciría a concluir que estaba legitimado para utilizar esas acciones todo acreedor perjudicado la cuestión no era tan clara.

El interdicto constituía una orden emanada del magistrado como respuesta al recurso impetrado por el perjudicado.

Para eso resultaba necesario distinguir entre el interdictum fraudatorium que, efectivamente, era reconocido a todo acreedor afectado, de la in integrum restitutio, acción sólo reconocida al curator bonorum.

El tercero participante en el fraude quedaba legitimado en causa pasiva en el interdicto, más no ocurría así en la actio in integrum restitutio, ya que siendo por regla general el destinatario del emprendimiento procesal, cuando la cosa quedaba en poder del deudor, también asumía esa calidad el fraudatur. 68

GONZALO BAEZA OVALLE

Esa modalidad pasó a quedar en desuso terminando con todas las diferencias que existían entre interdictos y acciones.

Ambos mecanismos precisaban del establecimiento de un elemento de hecho común, la disminución del patrimonio del debitor, aspecto enteramente objetivo, añadido el daño subsecuente que tal reducción traía aparejada para los acreedores, denominado eventus damni.

Cuando ese interdicto aparecía revestido de fundamento plausible, para utilizar términos actuales, el pretor podía solicitar al juez que otorgara lo reclamado por el peticionario pero, los litigantes asumían la obligación de pagar una suma determinada de dinero que, en el caso del demandado la denominaban “stipulatio” o “sponsio poenalis” y en el del actor “restipulatio”.

A ese componente objetivo correspondía añadir otro de carácter esencialmente subjetivo, el consilium fraudis, lo que suponía la voluntad en el debitor y tercero, en orden a producir la disminución patrimonial en perjuicio de los acreedores en conocimiento de la insolvencia del deudor.

En derecho privado romano los interdictos fueron concedidos, principalmente, para cautelar la posesión.

No obstante que ellos nos conduciría a concluir que estaba legitimado para utilizar esas acciones todo acreedor perjudicado la cuestión no era tan clara.

El interdicto constituía una orden emanada del magistrado como respuesta al recurso impetrado por el perjudicado.

Para eso resultaba necesario distinguir entre el interdictum fraudatorium que, efectivamente, era reconocido a todo acreedor afectado, de la in integrum restitutio, acción sólo reconocida al curator bonorum.

El tercero participante en el fraude quedaba legitimado en causa pasiva en el interdicto, más no ocurría así en la actio in integrum restitutio, ya que siendo por regla general el destinatario del emprendimiento procesal, cuando la cosa quedaba en poder del deudor, también asumía esa calidad el fraudatur.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

69

3.11. La “Par condictio Omnium Creditorum” En el derecho romano vigente a la época en que ocurrió la invasión barbárica, no descubrimos una gran diferencia con lo que es entendido en las legislaciones modernas bajo ese principio. Como explicamos en los puntos precedentes, en ese ordenamiento encontramos tanto la apertura del procedimiento por resolución judicial, como el desapoderamiento o desasimiento actual, el secuestro o incautación de los bienes del fallido, la designación de un síndico, en aquél entonces denominado curator bonorum, la verificación de los créditos junto a la formación de la masa de acreedores y venta de los bienes en detalle, bajo la modalidad estudiada del bonorum distractio, el reparto del producto de las enajenaciones entre los acreedores, la protección del insolvente de buena fe, etcétera, en otras palabras, todo aquello que hace del procedimiento concursal una liquidación ordenada de bienes supervigilada y respaldada por la autoridad. El principio de la “par condictio omnium creditorum” lo podemos descubrir ya en la ley de las XII Tablas. En el procedimiento de la legis actio per manus injectionem, las deudas dinerarias habilitaban al acreedor, tan pronto quedaran dotadas de fuerza ejecutiva, para adoptar las medidas necesarias destinadas a lograr el reconocimiento, por sí mismo, de sus derechos. De ese modo, el deudor pasaba a quedar bajo el poder del deudor, como expusimos, afecto a una suerte de capitis diminutio que, incluso, podía llegar a los extremos de concluir en su esclavitud, siguiendo el procedimiento explicado. Si había varios acreedores, todos concurrían con los mismos derechos a solucionar sus créditos en el cuerpo del infeliz incumplidor, dando margen para sostener con propiedad que el principio de la par condictio ominium creditorum reconoce en ese mecanismo sus primeros antecedentes legales. Por consiguiente, el principio comentado queda lejos, bajo nuestra perspectiva, de ser una creación moderna, desde que representó una preocupación permanente para el legislador romano mantener y adoptar las

Por consiguiente, el principio comentado queda lejos, bajo nuestra perspectiva, de ser una creación moderna, desde que representó una preocupación permanente para el legislador romano mantener y adoptar las Si había varios acreedores, todos concurrían con los mismos derechos a solucionar sus créditos en el cuerpo del infeliz incumplidor, dando margen para sostener con propiedad que el principio de la par condictio ominium creditorum reconoce en ese mecanismo sus primeros antecedentes legales. De ese modo, el deudor pasaba a quedar bajo el poder del deudor, como expusimos, afecto a una suerte de capitis diminutio que, incluso, podía llegar a los extremos de concluir en su esclavitud, siguiendo el procedimiento explicado. En el procedimiento de la legis actio per manus injectionem, las deudas dinerarias habilitaban al acreedor, tan pronto quedaran dotadas de fuerza ejecutiva, para adoptar las medidas necesarias destinadas a lograr el reconocimiento, por sí mismo, de sus derechos. El principio de la “par condictio omnium creditorum” lo podemos descubrir ya en la ley de las XII Tablas. Como explicamos en los puntos precedentes, en ese ordenamiento encontramos tanto la apertura del procedimiento por resolución judicial, como el desapoderamiento o desasimiento actual, el secuestro o incautación de los bienes del fallido, la designación de un síndico, en aquél entonces denominado curator bonorum, la verificación de los créditos junto a la formación de la masa de acreedores y venta de los bienes en detalle, bajo la modalidad estudiada del bonorum distractio, el reparto del producto de las enajenaciones entre los acreedores, la protección del insolvente de buena fe, etcétera, en otras palabras, todo aquello que hace del procedimiento concursal una liquidación ordenada de bienes supervigilada y respaldada por la autoridad. En el derecho romano vigente a la época en que ocurrió la invasión barbárica, no descubrimos una gran diferencia con lo que es entendido en las legislaciones modernas bajo ese principio. 3.11. La “Par condictio Omnium Creditorum” DERECHO CONCURSAL CHILENO

69

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Ese espacio pasó a ser ocupado por la institución conocida como pignus in causa judicati captum.

70

Por tal razón y en el escenario descrito aún restaba crear la pignus especial, lo que implica obtener que una resolución judicial permitiera acceder a la posesión de cosas determinadas del patrimonio del debitor, habilitando para trabar embargo sobre ellas, venderlas individualmente y solucionar sus acreencias con el producido.

medidas imprescindibles en orden a garantizar la concurrencia igualitaria de los acreedores a la liquidación regular de los bienes del deudor, cautelado por la autoridad, en pro del beneficio o satisfacción de sus créditos, como quiera que sea interpretada esa satisfacción.

Decimos “impropio” pues esa formulación reconocía la dificultad, no menor por cierto, que no podía radicarla en especies determinadas de ese patrimonio al momento en que el acreedor pretendiera hacerla efectiva, sino en la universalidad como un todo indisoluble e indivisible.

La implantación de mecanismos posteriores a la manus injectio conserva el espíritu general de esa legislación cambiando o, si se quiere, trasladando únicamente el objeto del procedimiento de realización como medio para solucionar las acreencias, desde el cuerpo del deudor a los bienes que integran su patrimonio.

La missio in possessionem recaía sobre la generalidad del referido patrimonio, dando lugar a un pignus general, que en términos actuales aún cuando todavía un tanto impropio, podríamos entender como una prenda general o el derecho general de prenda, a favor de los acreedores.

3.12. La ejecución por equivalencia: singular y colectiva

En las explicaciones sobre el derecho romano que nos encontramos sintetizando, comentando y analizando, sin perder de vista la legislación vigente en Chile, queda postulado que con la bonorum venditio, la bonorum distractio y la bonorum cessio, fue trasladado el pignus, que antes recaía en el cuerpo del debitor, a su patrimonio considerado como una universalidad, aún cuando este último haya sido solvente.

En las explicaciones sobre el derecho romano que nos encontramos sintetizando, comentando y analizando, sin perder de vista la legislación vigente en Chile, queda postulado que con la bonorum venditio, la bonorum distractio y la bonorum cessio, fue trasladado el pignus, que antes recaía en el cuerpo del debitor, a su patrimonio considerado como una universalidad, aún cuando este último haya sido solvente.

3.12. La ejecución por equivalencia: singular y colectiva

La missio in possessionem recaía sobre la generalidad del referido patrimonio, dando lugar a un pignus general, que en términos actuales aún cuando todavía un tanto impropio, podríamos entender como una prenda general o el derecho general de prenda, a favor de los acreedores.

La implantación de mecanismos posteriores a la manus injectio conserva el espíritu general de esa legislación cambiando o, si se quiere, trasladando únicamente el objeto del procedimiento de realización como medio para solucionar las acreencias, desde el cuerpo del deudor a los bienes que integran su patrimonio.

Decimos “impropio” pues esa formulación reconocía la dificultad, no menor por cierto, que no podía radicarla en especies determinadas de ese patrimonio al momento en que el acreedor pretendiera hacerla efectiva, sino en la universalidad como un todo indisoluble e indivisible.

medidas imprescindibles en orden a garantizar la concurrencia igualitaria de los acreedores a la liquidación regular de los bienes del deudor, cautelado por la autoridad, en pro del beneficio o satisfacción de sus créditos, como quiera que sea interpretada esa satisfacción.

Por tal razón y en el escenario descrito aún restaba crear la pignus especial, lo que implica obtener que una resolución judicial permitiera acceder a la posesión de cosas determinadas del patrimonio del debitor, habilitando para trabar embargo sobre ellas, venderlas individualmente y solucionar sus acreencias con el producido.

GONZALO BAEZA OVALLE

Ese espacio pasó a ser ocupado por la institución conocida como pignus in causa judicati captum.

70

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

71

En esta vía, el imperium del juez sustituye la esquiva voluntad del debitor para cumplir la obligación reclamada, quedando claramente establecido que todos los bienes del deudor caucionan el cumplimiento de la obligación del acreedor. Históricamente fueron reconocidos dos sistemas: a) La coacción personal y cumplimiento en especie de la prestación, o sea, exactamente lo debido; b) La ejecución por equivalencia en dinero de curso legal. Analizamos la primera formulación, que empezaba con el sistema de la manus injectio basada en el nexum, pudiendo alcanzar los extremos de la capitis diminutio máxima, en otras palabras, la esclavización del deudor, para llegar, a través de esta evolución de las normas jurídicas romanas, al segundo sistema que resultó a tal extremo afortunado en su propuesta que rige hasta nuestros días: la prenda general sobre los bienes del deudor para caucionar el cumplimiento de la obligación del acreedor pero con la posibilidad de radicar la ejecución en especies, sin la ficción de la muerte del deudor y consecuente sucesión universal aparente de éste, abriendo paso al cumplimiento de las obligaciones por equivalencia, en otras palabras, que el acreedor puede ser pagado con algo distinto a lo debido, especialmente, en su equivalencia en dinero. Desde entonces, sin importar el objeto de la obligación, el acreedor siempre quedará dotado del derecho a reclamar una cantidad de dinero que compense, reparativamente, lo que el deudor no ha dado, hecho o abstenido de hacer, según sea la situación. También conviene reflexionar en que ese derecho reconocido al acreedor surge junto con la obligación, sin constituir una necesidad para su existencia, de cumplimiento de formalidades o ritualidades sacramentales validantes y condicionantes para su ejercicio en la oportunidad que sea preciso hacerlo. A vía de síntesis reiteremos una vez más que, en sus orígenes, las sanciones romanas destinadas a tutelar o amparar los derechos de los acreedores

A vía de síntesis reiteremos una vez más que, en sus orígenes, las sanciones romanas destinadas a tutelar o amparar los derechos de los acreedores También conviene reflexionar en que ese derecho reconocido al acreedor surge junto con la obligación, sin constituir una necesidad para su existencia, de cumplimiento de formalidades o ritualidades sacramentales validantes y condicionantes para su ejercicio en la oportunidad que sea preciso hacerlo. Desde entonces, sin importar el objeto de la obligación, el acreedor siempre quedará dotado del derecho a reclamar una cantidad de dinero que compense, reparativamente, lo que el deudor no ha dado, hecho o abstenido de hacer, según sea la situación. Analizamos la primera formulación, que empezaba con el sistema de la manus injectio basada en el nexum, pudiendo alcanzar los extremos de la capitis diminutio máxima, en otras palabras, la esclavización del deudor, para llegar, a través de esta evolución de las normas jurídicas romanas, al segundo sistema que resultó a tal extremo afortunado en su propuesta que rige hasta nuestros días: la prenda general sobre los bienes del deudor para caucionar el cumplimiento de la obligación del acreedor pero con la posibilidad de radicar la ejecución en especies, sin la ficción de la muerte del deudor y consecuente sucesión universal aparente de éste, abriendo paso al cumplimiento de las obligaciones por equivalencia, en otras palabras, que el acreedor puede ser pagado con algo distinto a lo debido, especialmente, en su equivalencia en dinero. b) La ejecución por equivalencia en dinero de curso legal. a) La coacción personal y cumplimiento en especie de la prestación, o sea, exactamente lo debido; Históricamente fueron reconocidos dos sistemas: En esta vía, el imperium del juez sustituye la esquiva voluntad del debitor para cumplir la obligación reclamada, quedando claramente establecido que todos los bienes del deudor caucionan el cumplimiento de la obligación del acreedor. DERECHO CONCURSAL CHILENO

71

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Para conceder este beneficio constituía un requisito esencial que fuera un deudor de buena fe.

frente al incumplimiento del deudor, regularmente obedecían al propósito de generar una presión conminativa contra el deudor (manus injectio), que recaía en su persona, dejando de lado su peculio, que para estos efectos no aparecía tan importante, dado el carácter religioso implícito.

El pactum ut minus solvatur podían celebrarlo los acreedores de una herencia siempre que las deudas excedieran los bienes afectos a la sucesión o, como diríamos hoy, la masa hereditaria, dando lugar a, lo que calificaban como hereditas damnosa.

La Lex Poetelia elimina el carácter penal de las sanciones, derivando hacia una presión pecuniaria, antes que personal, siendo la Lex Julia (año 737 de Roma), la que habilita al deudor condenado, judicatus causa o confessus in jure, discurrir hacia la cesión de todos sus bienes a los acreedores, que adquirían el derecho para promover su venta a fin de solucionar sus acreencias con las resultas, culminando en el derecho justinianeo, que utilizando los mecanismos de la bonorum distractio y la cessio bonorum, allana la vía para la ejecución pecuniaria del debitor, con la recientemente comentada, pignus in causa judicati captum, posibilitando la venta de bienes determinados del deudor para dar curso al pago de la obligación adeudada.

Esa institución fue el “pactum ut minus solvatur” que, con el devenir de los siglos, constituyó la base utilizada por las ciudades comerciales italianas medievales para estructurar sus regulaciones atingentes al concordato de mayoría. Sin embargo, en la cultura romana fue ideada una institución jurídica destinada a prevenir la quiebra del debitor insolvente y con ello, la liquidación de su peculio con las sanciones subsecuentes, por demás equivalente a los mentados convenios.

72

3.13. Medios preventivos de la quiebra en el derecho romano

Pensábamos, antes de estudiar y reflexionar en torno a los aspectos de la quiebra abordados en el derecho romano, que la institución de los convenios o concordatos asomaba como una creación novedosa.

Pensábamos, antes de estudiar y reflexionar en torno a los aspectos de la quiebra abordados en el derecho romano, que la institución de los convenios o concordatos asomaba como una creación novedosa.

3.13. Medios preventivos de la quiebra en el derecho romano

Esa institución fue el “pactum ut minus solvatur” que, con el devenir de los siglos, constituyó la base utilizada por las ciudades comerciales italianas medievales para estructurar sus regulaciones atingentes al concordato de mayoría.

La Lex Poetelia elimina el carácter penal de las sanciones, derivando hacia una presión pecuniaria, antes que personal, siendo la Lex Julia (año 737 de Roma), la que habilita al deudor condenado, judicatus causa o confessus in jure, discurrir hacia la cesión de todos sus bienes a los acreedores, que adquirían el derecho para promover su venta a fin de solucionar sus acreencias con las resultas, culminando en el derecho justinianeo, que utilizando los mecanismos de la bonorum distractio y la cessio bonorum, allana la vía para la ejecución pecuniaria del debitor, con la recientemente comentada, pignus in causa judicati captum, posibilitando la venta de bienes determinados del deudor para dar curso al pago de la obligación adeudada.

El pactum ut minus solvatur podían celebrarlo los acreedores de una herencia siempre que las deudas excedieran los bienes afectos a la sucesión o, como diríamos hoy, la masa hereditaria, dando lugar a, lo que calificaban como hereditas damnosa.

frente al incumplimiento del deudor, regularmente obedecían al propósito de generar una presión conminativa contra el deudor (manus injectio), que recaía en su persona, dejando de lado su peculio, que para estos efectos no aparecía tan importante, dado el carácter religioso implícito.

Para conceder este beneficio constituía un requisito esencial que fuera un deudor de buena fe.

72

GONZALO BAEZA OVALLE

Sin embargo, en la cultura romana fue ideada una institución jurídica destinada a prevenir la quiebra del debitor insolvente y con ello, la liquidación de su peculio con las sanciones subsecuentes, por demás equivalente a los mentados convenios.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

73

Bajo la estructura mental romana, lo bueno y lo justo debían coincidir, lo que expresaban en la formulación “jus est ars boni et aequi” y de allí derivaban el derecho a gozar de las moratorias: literaes respirationis, dilatoria excepcio y pactum ut minus solvatur. En el evento que las soluciones preventivas fueran denegadas al deudor, provocándose su consecuente declaración de quiebra, las sanciones seguían siendo muy drásticas, al extremo de llegar a la muerte en el evento de quedar acreditada la existencia de un fraude. Por el pactum ut minus solvatur el heredero podía convenir con los acreedores del causante, la reducción de sus créditos como condición para aceptar la herencia. De este modo, la successio per universitatem constituía el hecho único en el cual un sujeto quedaba situado en el lugar de otro asumiendo el conjunto de derechos y obligaciones que conformaban la expresión tangible del ejercicio patrimonial efectuado por el causante, en vida. Bajo esa figura el heredero asumía la totalidad de los derechos y bienes del causante, adquiriendo por transmisión incluso los que reconocían la calidad de personalísimos, como aquellos consistentes en el uso de sepulcros y fundo total, que no estaban en el comercio humano. Igualmente fueron parte de los pactos a que arribaban con motivo de la celebración del pactum ut minus solvatur, si el heredero, aún aceptando la herencia, podía hacer uso del beneficium abstinendi, el equivalente actual al beneficio de separación o, bajo otro punto de vista, la aceptación bajo beneficio de inventario, que también enraíza en el derecho pretoriano. En virtud del beneficium abstinendi, el heres suus, en otras palabras, el heredero, se abstenía de actuar sobre los bienes hereditarios y, confundir los propios con éstos. Por esa vía, lograba excusar su responsabilidad personal y pecuniario respecto al cumplimiento de las obligaciones hereditarias o del causante. Cabe considerar que en derecho romano, la herencia no constituía un simple traspaso pecuniario mas bien su aspecto principal pasaba por la adquisición de un título personal, necesario para acceder al dominio, no

Cabe considerar que en derecho romano, la herencia no constituía un simple traspaso pecuniario mas bien su aspecto principal pasaba por la adquisición de un título personal, necesario para acceder al dominio, no En virtud del beneficium abstinendi, el heres suus, en otras palabras, el heredero, se abstenía de actuar sobre los bienes hereditarios y, confundir los propios con éstos. Por esa vía, lograba excusar su responsabilidad personal y pecuniario respecto al cumplimiento de las obligaciones hereditarias o del causante. Igualmente fueron parte de los pactos a que arribaban con motivo de la celebración del pactum ut minus solvatur, si el heredero, aún aceptando la herencia, podía hacer uso del beneficium abstinendi, el equivalente actual al beneficio de separación o, bajo otro punto de vista, la aceptación bajo beneficio de inventario, que también enraíza en el derecho pretoriano. Bajo esa figura el heredero asumía la totalidad de los derechos y bienes del causante, adquiriendo por transmisión incluso los que reconocían la calidad de personalísimos, como aquellos consistentes en el uso de sepulcros y fundo total, que no estaban en el comercio humano. De este modo, la successio per universitatem constituía el hecho único en el cual un sujeto quedaba situado en el lugar de otro asumiendo el conjunto de derechos y obligaciones que conformaban la expresión tangible del ejercicio patrimonial efectuado por el causante, en vida. Por el pactum ut minus solvatur el heredero podía convenir con los acreedores del causante, la reducción de sus créditos como condición para aceptar la herencia. En el evento que las soluciones preventivas fueran denegadas al deudor, provocándose su consecuente declaración de quiebra, las sanciones seguían siendo muy drásticas, al extremo de llegar a la muerte en el evento de quedar acreditada la existencia de un fraude. Bajo la estructura mental romana, lo bueno y lo justo debían coincidir, lo que expresaban en la formulación “jus est ars boni et aequi” y de allí derivaban el derecho a gozar de las moratorias: literaes respirationis, dilatoria excepcio y pactum ut minus solvatur. DERECHO CONCURSAL CHILENO

73

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

La diferencia entre “moratoria” y “concordato preventivo” radicó, primordialmente, en que la primera conforma un fin y, el segundo, sólo un instrumento o medio.

74

La “moratoria” encuentra su origen en la expresión latina de idéntica formulación que representa la terminación femenina de “moratorius”, cuyo verdadero significado es “dilatorio”.

sólo de los bienes del causante, sino del patrimonio como atributo de la personalidad y en ese orden, tomar el lugar jurídico de este último.

Debido a la extensa aplicación y utilidad de este mecanismo de prevención determinó que fuera materia de un rescrito del emperador Marco Aurelio que reglamentó la obligatoriedad del pactum ut minus solvatur para aquellos acreedores que no hubiesen concurrido al acuerdo, sin importar mayormente, la razón que determinó su inconcurrencia, que pudo ser su ausencia o, incluso, su disidencia respecto a sus términos.

Así, la herencia representaba, en esencia, un successio in jus y, conforme a ello, traía aparejada la responsabilidad de cumplir las deudas del referido causante.

La obligatoriedad reconocía por fundamento, único y exclusivo, el decreto del pretor, que en este ámbito actuaba como intermediario y árbitro para adecuar la legislación vigente a las necesidades que presentaba la sociedad.

La obligación de reducir las deudas asumida por los acreedores a partir del pactum ut minus solvatur importaba, principalmente, la causa inmediata de la obligación del heres suus, en orden a aceptar la herencia, siempre y cuando esa aceptación fuere voluntaria, vale decir, un heres voluntarius o, en la medida que el heres suus no ejerciere el beneficium separationis.

Ese pacto incluso fue impuesto obligatoriamente para los no adherentes y acreedores ausentes, dejando claras muestras del alcance universal que era atribuido al acuerdo.

De no alcanzar dichos acuerdos, los bienes que integraban la masa hereditaria eran vendidos a nombre del causante y este quedaba marcado con la infamia inherente a la aplicación de la bonorum venditio.

De no alcanzar dichos acuerdos, los bienes que integraban la masa hereditaria eran vendidos a nombre del causante y este quedaba marcado con la infamia inherente a la aplicación de la bonorum venditio.

Ese pacto incluso fue impuesto obligatoriamente para los no adherentes y acreedores ausentes, dejando claras muestras del alcance universal que era atribuido al acuerdo.

La obligación de reducir las deudas asumida por los acreedores a partir del pactum ut minus solvatur importaba, principalmente, la causa inmediata de la obligación del heres suus, en orden a aceptar la herencia, siempre y cuando esa aceptación fuere voluntaria, vale decir, un heres voluntarius o, en la medida que el heres suus no ejerciere el beneficium separationis.

La obligatoriedad reconocía por fundamento, único y exclusivo, el decreto del pretor, que en este ámbito actuaba como intermediario y árbitro para adecuar la legislación vigente a las necesidades que presentaba la sociedad.

Así, la herencia representaba, en esencia, un successio in jus y, conforme a ello, traía aparejada la responsabilidad de cumplir las deudas del referido causante.

Debido a la extensa aplicación y utilidad de este mecanismo de prevención determinó que fuera materia de un rescrito del emperador Marco Aurelio que reglamentó la obligatoriedad del pactum ut minus solvatur para aquellos acreedores que no hubiesen concurrido al acuerdo, sin importar mayormente, la razón que determinó su inconcurrencia, que pudo ser su ausencia o, incluso, su disidencia respecto a sus términos.

sólo de los bienes del causante, sino del patrimonio como atributo de la personalidad y en ese orden, tomar el lugar jurídico de este último.

La “moratoria” encuentra su origen en la expresión latina de idéntica formulación que representa la terminación femenina de “moratorius”, cuyo verdadero significado es “dilatorio”.

GONZALO BAEZA OVALLE

La diferencia entre “moratoria” y “concordato preventivo” radicó, primordialmente, en que la primera conforma un fin y, el segundo, sólo un instrumento o medio.

74

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

75

Así concebidas las cosas, la “moratoria” facultaba al debitor para retardar el cumplimiento de la obligación hasta el vencimiento del plazo otorgado por la autoridad e incluso contra la voluntad del acreedor, constituyendo, en buenas cuentas, una efectiva excepción para hacer valer la falta de exigibilidad de la obligación originada en la disposición de un tercero. La “moratoria” así impuesta a los acreedores por la autoridad imperial, libra a los deudores de los apremios que la ley reconocía a favor de los primeros y, una vez concedida, habilitaba al debitor para oponer a los demandantes la dilatoria exceptio o moratoria exceptio que, en tiempos justinianeos quedó legislada como la exceptio moratoria rescriptii moratori induciae quinquenales. Este mecanismo también lo adoptaron las ciudades comerciales italianas del medievo, siendo concedidas por la autoridad con prescindencia de la voluntad de los acreedores. En Francia fueron conocidas bajo la denominación de “letras de respiro” y “letras de defensa generales”, otorgándolas la autoridad real o el parlamento, igualmente, sin considerar la voluntad del acreedor. En España, por su lado, fue el rey o Consejo Supremo, con arreglo a lo prevenido en las Partidas de Alfonso X, quien las otorgaba en situaciones de guerra, enfermedad, malas cosechas u otras situaciones semejantes, sin distinguir entre deudores civiles y comerciales. De la misma manera, en las Ordenanzas de Bilbao, encontramos contempladas las moratorias, estableciendo el procedimiento que debía ser utilizado para que los deudores estuvieran en condiciones de obtenerlas mediante convenio con los acreedores, sirviendo de base a las regulaciones comerciales hispanoamericanas. 4. EL DERECHO CONCURSAL EN LA EDAD MEDIA 4.1. Aspectos generales Los inicios de este período de la historia occidental, dado que la oriental deviene por otros rumbos, están radicados en la caída del Imperio Romano

Los inicios de este período de la historia occidental, dado que la oriental deviene por otros rumbos, están radicados en la caída del Imperio Romano 4.1. Aspectos generales 4. EL DERECHO CONCURSAL EN LA EDAD MEDIA De la misma manera, en las Ordenanzas de Bilbao, encontramos contempladas las moratorias, estableciendo el procedimiento que debía ser utilizado para que los deudores estuvieran en condiciones de obtenerlas mediante convenio con los acreedores, sirviendo de base a las regulaciones comerciales hispanoamericanas. En España, por su lado, fue el rey o Consejo Supremo, con arreglo a lo prevenido en las Partidas de Alfonso X, quien las otorgaba en situaciones de guerra, enfermedad, malas cosechas u otras situaciones semejantes, sin distinguir entre deudores civiles y comerciales. En Francia fueron conocidas bajo la denominación de “letras de respiro” y “letras de defensa generales”, otorgándolas la autoridad real o el parlamento, igualmente, sin considerar la voluntad del acreedor. Este mecanismo también lo adoptaron las ciudades comerciales italianas del medievo, siendo concedidas por la autoridad con prescindencia de la voluntad de los acreedores. La “moratoria” así impuesta a los acreedores por la autoridad imperial, libra a los deudores de los apremios que la ley reconocía a favor de los primeros y, una vez concedida, habilitaba al debitor para oponer a los demandantes la dilatoria exceptio o moratoria exceptio que, en tiempos justinianeos quedó legislada como la exceptio moratoria rescriptii moratori induciae quinquenales. Así concebidas las cosas, la “moratoria” facultaba al debitor para retardar el cumplimiento de la obligación hasta el vencimiento del plazo otorgado por la autoridad e incluso contra la voluntad del acreedor, constituyendo, en buenas cuentas, una efectiva excepción para hacer valer la falta de exigibilidad de la obligación originada en la disposición de un tercero. DERECHO CONCURSAL CHILENO

75

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Empero los cambios relatados afectaron, principalmente, el ordenamiento público, dejando prácticamente incólume el derecho privado, incluyendo en él, las normas de procedimiento atingentes tanto a la ejecución singular como a la liquidación colectiva de bienes.

76

Este hecho histórico –la caída del imperio romano–, lo radican en el siglo V de la era cristiana, trayendo consigo graves transformaciones en el orden jurídico que regía la sociedad romana hasta ese entonces.

que, si bien fue atribuido a la invasión de los bárbaros germánicos, en realidad no constituyó un movimiento militar propiamente tal el causante de ese evento, sino por el contrario, esa actuación militar logra la conquista, pero sólo de los restos del Imperio Romano que había sido largamente horadado en razón a décadas de infiltración barbáricas, tomando por tales no sólo a aquellos que en la actualidad calificamos como “bárbaros”, sino a todo extranjero que ingresaba al Imperio, que constituye la visión romana del asunto.

Decisiones como esas son las que marcan el inicio de los desastres sociales, al extremo de distorsionar la relación familiar al extremo de inscribir en ellas la vinculación transitoria que existe entre el pasajero y el dueño de un hostal, por ejemplo.

Eso fue ayudado eficientemente por la anarquía y descomposición política, además de moral del pueblo romano que, en sus inicios, constituía su principal apoyo y fuente de su solidez monolítica.

Eso es aplicable en la sociedad chilena de igual forma, ya que de hacer un pomposo pronunciamiento constitucional en cuanto a que la familias conforman el núcleo fundamental de la sociedad, luego surgen la Corte de Apelaciones y Corte Suprema afirmando que desconocen un sentido unívoco del término o, en suma, no saben lo que en su sentido natural y obvio constituye la familia para el sistema jurídico chileno.

En nuestro concepto, las grandes culturas o imperios caen, las más de las veces, al perder su horizonte y entereza moral que constituyó la fuerza inspiradora de su instauración.

En nuestro concepto, las grandes culturas o imperios caen, las más de las veces, al perder su horizonte y entereza moral que constituyó la fuerza inspiradora de su instauración.

Eso es aplicable en la sociedad chilena de igual forma, ya que de hacer un pomposo pronunciamiento constitucional en cuanto a que la familias conforman el núcleo fundamental de la sociedad, luego surgen la Corte de Apelaciones y Corte Suprema afirmando que desconocen un sentido unívoco del término o, en suma, no saben lo que en su sentido natural y obvio constituye la familia para el sistema jurídico chileno.

Eso fue ayudado eficientemente por la anarquía y descomposición política, además de moral del pueblo romano que, en sus inicios, constituía su principal apoyo y fuente de su solidez monolítica.

Decisiones como esas son las que marcan el inicio de los desastres sociales, al extremo de distorsionar la relación familiar al extremo de inscribir en ellas la vinculación transitoria que existe entre el pasajero y el dueño de un hostal, por ejemplo.

que, si bien fue atribuido a la invasión de los bárbaros germánicos, en realidad no constituyó un movimiento militar propiamente tal el causante de ese evento, sino por el contrario, esa actuación militar logra la conquista, pero sólo de los restos del Imperio Romano que había sido largamente horadado en razón a décadas de infiltración barbáricas, tomando por tales no sólo a aquellos que en la actualidad calificamos como “bárbaros”, sino a todo extranjero que ingresaba al Imperio, que constituye la visión romana del asunto.

Este hecho histórico –la caída del imperio romano–, lo radican en el siglo V de la era cristiana, trayendo consigo graves transformaciones en el orden jurídico que regía la sociedad romana hasta ese entonces.

GONZALO BAEZA OVALLE

Empero los cambios relatados afectaron, principalmente, el ordenamiento público, dejando prácticamente incólume el derecho privado, incluyendo en él, las normas de procedimiento atingentes tanto a la ejecución singular como a la liquidación colectiva de bienes.

76

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

77

En el escenario descrito, continuaron siendo aplicadas las regulaciones atingentes a la “missio in bona” y “bonorum distractio”, cuando los deudores reconocían la calidad de insolventes. Así, el “Corpus Juris Civiles” quedó transformado, gradualmente, en la ley común para todos los pueblos latinos y germánicos, pasando los umbrales del renacimiento en su vigencia. No obstante, algunos cambios o modificaciones fueron introducidos en las regulaciones concursales, quedando claras las siguientes características finales: a) La ejecución reconoce un contenido pecuniario, abandonando el concepto romano predominante por siglos, en orden a que la obligación conformaba un vínculo personalísimo con una raíz religiosa y, por ende, que la realización era solo posible con el concurso de la voluntad del debitor o de un sucesor universal de éste. b) Para los bárbaros la obligación era considerada como algo que grava y pesa sobre el peculio del deudor, implicando con ello que no responde a una naturaleza vincular ni personal. Aún más, por constituir un concepto de orden netamente pecuniario, también devenía consubstancial a ella la prenda general de los bienes que integran ese patrimonio como igualmente la posibilidad de efectuar embargos y realizaciones individuales. c) Si bien lo anterior resultaba posible afirmarlo respecto del deudor solvente, no acontecía lo mismo con el insolvente, entendiendo por tal, como la mayoría así lo considera, no sólo quien ha dejado de pagar una deuda o cesado en el pago de una obligación, sino aquél que se encuentra en imposibilidad de pagarla dado que su activo no resulta suficiente para cubrir íntegramente el pasivo. En tal eventualidad, ese deudor quedaba obligado a comparecer ante el juez para declarar bajo fe de juramento, tanto las deudas que tenía contraídas como las respectivas fechas de vencimiento y nombre de sus acreedores. Los bienes del insolvente eran vendidos en pública subasta y el producto entregado, proporcionalmente, a los acreedores que hubieren verificado sus acreencias.

Los bienes del insolvente eran vendidos en pública subasta y el producto entregado, proporcionalmente, a los acreedores que hubieren verificado sus acreencias. En tal eventualidad, ese deudor quedaba obligado a comparecer ante el juez para declarar bajo fe de juramento, tanto las deudas que tenía contraídas como las respectivas fechas de vencimiento y nombre de sus acreedores. c) Si bien lo anterior resultaba posible afirmarlo respecto del deudor solvente, no acontecía lo mismo con el insolvente, entendiendo por tal, como la mayoría así lo considera, no sólo quien ha dejado de pagar una deuda o cesado en el pago de una obligación, sino aquél que se encuentra en imposibilidad de pagarla dado que su activo no resulta suficiente para cubrir íntegramente el pasivo. b) Para los bárbaros la obligación era considerada como algo que grava y pesa sobre el peculio del deudor, implicando con ello que no responde a una naturaleza vincular ni personal. Aún más, por constituir un concepto de orden netamente pecuniario, también devenía consubstancial a ella la prenda general de los bienes que integran ese patrimonio como igualmente la posibilidad de efectuar embargos y realizaciones individuales. a) La ejecución reconoce un contenido pecuniario, abandonando el concepto romano predominante por siglos, en orden a que la obligación conformaba un vínculo personalísimo con una raíz religiosa y, por ende, que la realización era solo posible con el concurso de la voluntad del debitor o de un sucesor universal de éste. No obstante, algunos cambios o modificaciones fueron introducidos en las regulaciones concursales, quedando claras las siguientes características finales: Así, el “Corpus Juris Civiles” quedó transformado, gradualmente, en la ley común para todos los pueblos latinos y germánicos, pasando los umbrales del renacimiento en su vigencia. En el escenario descrito, continuaron siendo aplicadas las regulaciones atingentes a la “missio in bona” y “bonorum distractio”, cuando los deudores reconocían la calidad de insolventes. DERECHO CONCURSAL CHILENO

77

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Así encontramos, entonces, que en la Edad Media fue conocida y aplicada la ejecución individual y la liquidación colectiva, una vez que el acreedor probara sumariamente la verdad de su crédito, incluso siendo aceptado como suficiente, bajo determinadas circunstancias, que prestara el juramentum calumniae.

78

Esta dación en pago perseguía un doble objetivo: compeler al deudor al cumplimiento de la obligación o dejar en evidencia su estado patrimonial y, habilitar a los acreedores para vender esos bienes con la finalidad de solucionar proporcionalmente sus acreencias con las resultas, en tanto lograran acreditar la veracidad y condición de sus créditos.

Si el deudor no alcanzaba a cubrir sus créditos con el resultado de la realización de sus bienes, operaba el mismo sistema antiguo romano de la manus injectio, de modo que si no disponía de un fiador o vindex, caía en servidumbre de la que sólo podía librarse por manumisión, en la forma en que procedía para liberar a los esclavos. Los siervos eran adscritos a la gleba o tierra, al extremo de ser permitida su venta o donación como parte de ella si no recibían el beneficio de la manumisión.

Una vez verificados los créditos, hacía entrega de los bienes a quienes fueran reconocidos como acreedores en este procedimiento, en forma de una datio in solutum per judicem (dación en pago por autoridad judicial o forzada), llevada a cabo por el juez, que reemplazaba la voluntad del deudor ausente.

d) Tampoco abandonaron el instituto romano del cessio bonorum, o cesión de bienes a favor de los acreedores, consintiéndolo estos últimos.

En esta última eventualidad y siempre que hubiere sido acreditada la fuga, el tribunal, a requerimiento de los acreedores, desapoderaba jurídicamente de sus bienes al deudor, tomando posesión de ellos a través del oficial de justicia.

Podía ocurrir que, no obstante que el deudor hubiere jurado ante el juez entregar sus bienes a los acreedores, finalmente no hiciere honor a su palabra, fugándose para evitar que la cesión quedara materializada, entrabando la continuación del procedimiento judicial.

Podía ocurrir que, no obstante que el deudor hubiere jurado ante el juez entregar sus bienes a los acreedores, finalmente no hiciere honor a su palabra, fugándose para evitar que la cesión quedara materializada, entrabando la continuación del procedimiento judicial.

En esta última eventualidad y siempre que hubiere sido acreditada la fuga, el tribunal, a requerimiento de los acreedores, desapoderaba jurídicamente de sus bienes al deudor, tomando posesión de ellos a través del oficial de justicia.

d) Tampoco abandonaron el instituto romano del cessio bonorum, o cesión de bienes a favor de los acreedores, consintiéndolo estos últimos.

Una vez verificados los créditos, hacía entrega de los bienes a quienes fueran reconocidos como acreedores en este procedimiento, en forma de una datio in solutum per judicem (dación en pago por autoridad judicial o forzada), llevada a cabo por el juez, que reemplazaba la voluntad del deudor ausente.

Si el deudor no alcanzaba a cubrir sus créditos con el resultado de la realización de sus bienes, operaba el mismo sistema antiguo romano de la manus injectio, de modo que si no disponía de un fiador o vindex, caía en servidumbre de la que sólo podía librarse por manumisión, en la forma en que procedía para liberar a los esclavos. Los siervos eran adscritos a la gleba o tierra, al extremo de ser permitida su venta o donación como parte de ella si no recibían el beneficio de la manumisión.

Esta dación en pago perseguía un doble objetivo: compeler al deudor al cumplimiento de la obligación o dejar en evidencia su estado patrimonial y, habilitar a los acreedores para vender esos bienes con la finalidad de solucionar proporcionalmente sus acreencias con las resultas, en tanto lograran acreditar la veracidad y condición de sus créditos.

GONZALO BAEZA OVALLE

Así encontramos, entonces, que en la Edad Media fue conocida y aplicada la ejecución individual y la liquidación colectiva, una vez que el acreedor probara sumariamente la verdad de su crédito, incluso siendo aceptado como suficiente, bajo determinadas circunstancias, que prestara el juramentum calumniae.

78

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

79

Con el primer decreto librado en este procedimiento ejecutivo, el acreedor obtenía la custodia et defensio rerum, idest judiciale vel praertorium pignus (posesión por orden judicial) y, si eran varios los acreedores, todos concurrían a la ejecución. Esta situación procesal otorgaba al deudor un plazo para rescatar sus bienes, bajo apercibimiento de dar curso, a solicitud de los acreedores, a un segundo decreto judicial por el cual eran entregados en pago a dichos acreedores los bienes del deudor, siempre que éstos lo aceptaran, dando lugar a la comentada datio in solutum per judicem o, era autorizada su venta, previa citación al deudor que, de fracasar por su inconcurrencia, obligaba a publicar edictos para convocar a todos los acreedores a defender sus derechos en la ejecución. 4.2. Organización administrativa del Imperio y los bárbaros La división territorial más importante consistía en las provincias senatoriales e imperiales, creada por el estatuto de 13 de enero del año 27 antes de Cristo. Las senatoriales quedaban regidas por gobernadores designados por el Senado que utilizaban el título de procónsules, durante un año, prorrogable, en su cargo y contaban con facultades jurisdiccionales de primera instancia, por lo cual, sus decisiones y procedimientos eran apelables ante el emperador. Las imperiales quedaban bajo la autoridad directa del emperador, en razón de su imperium superior, valiéndose de delegados personales, denominados gobernadores imperiales, “legati pro praetore”, siendo esencialmente revocables o revocables “ad libitum”, en otras palabras, bajo su sola voluntad. En el ámbito judicial, exhibían competencia mixta (civil y criminal), con una eventual apelación ante el emperador. La principal característica de la organización judicial romana era la división de la instancia o distinción entre el “Jus” y el “Judicium”, según lo explica Sebastián Aninat De Viale Rigo30.

30 ANINAT DE VIALE RIGO, Sebastián. Nociones generales sobre la organización judicial. Memoria para optar al grado de Licenciado, Universidad de Chile, 1945, (no consta editor), p. 14.

La principal característica de la organización judicial romana era la división de la instancia o distinción entre el “Jus” y el “Judicium”, según lo explica Sebastián Aninat De Viale Rigo30. Las imperiales quedaban bajo la autoridad directa del emperador, en razón de su imperium superior, valiéndose de delegados personales, denominados gobernadores imperiales, “legati pro praetore”, siendo esencialmente revocables o revocables “ad libitum”, en otras palabras, bajo su sola voluntad. En el ámbito judicial, exhibían competencia mixta (civil y criminal), con una eventual apelación ante el emperador. Las senatoriales quedaban regidas por gobernadores designados por el Senado que utilizaban el título de procónsules, durante un año, prorrogable, en su cargo y contaban con facultades jurisdiccionales de primera instancia, por lo cual, sus decisiones y procedimientos eran apelables ante el emperador. La división territorial más importante consistía en las provincias senatoriales e imperiales, creada por el estatuto de 13 de enero del año 27 antes de Cristo. 4.2. Organización administrativa del Imperio y los bárbaros Esta situación procesal otorgaba al deudor un plazo para rescatar sus bienes, bajo apercibimiento de dar curso, a solicitud de los acreedores, a un segundo decreto judicial por el cual eran entregados en pago a dichos acreedores los bienes del deudor, siempre que éstos lo aceptaran, dando lugar a la comentada datio in solutum per judicem o, era autorizada su venta, previa citación al deudor que, de fracasar por su inconcurrencia, obligaba a publicar edictos para convocar a todos los acreedores a defender sus derechos en la ejecución. Con el primer decreto librado en este procedimiento ejecutivo, el acreedor obtenía la custodia et defensio rerum, idest judiciale vel praertorium pignus (posesión por orden judicial) y, si eran varios los acreedores, todos concurrían a la ejecución.

30

ANINAT DE VIALE RIGO, Sebastián. Nociones generales sobre la organización judicial. Memoria para optar al grado de Licenciado, Universidad de Chile, 1945, (no consta editor), p. 14.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

79

RETIRO

Los bárbaros hicieron recopilaciones del derecho romano, quedando reconocido como el más importante, al decir de Felipe Serafini31, la Lex ro-

En la justicia romana fue dividido el procedimiento entre el magistrado (magistratus), representante del poder público, que tenía a su cargo llevar el proceso adelante hasta dejarlo en estado de fallo, etapa en que lo asumía el juez (judex) que, a diferencia del anterior, era un particular, nombrado por el magistrado para fallar el litigio.

En los territorios conquistados por los bárbaros o, más adecuadamente expresado, los extranjeros desde el punto de vista romano, lo más común fue que rigieren dos sistemas jurídicos, el barbárico, para los conquistadores y el románico para el pueblo romano.

De este modo, entonces, al magistrado o magistratus remite la jurisdicción (jurisdictio), declaración o manifestación del derecho y, al juez o judex, la labor de dictar la sentencia.

En ambos procedimientos rigió la irrevocabilidad de los juicios o, lo que conocemos hoy en día como “cosa juzgada”, que también contemplaba una suerte de recurso de revisión, toda vez que la sentencia fuera dictada en un juicio nulo o inicuo, al haber estado basada en hechos totalmente ajenos a la realidad o, por último, siempre que el fallo adoleciera de algún vicio sustancial.

Al primero corresponde “addicere”, atribuir la propiedad exponiendo el derecho, diciéndose a su respecto “addictio”; al otro, “adjudicare”, adjudicar o atribuir la propiedad juzgando, por lo cual es identificado como “adjudicatio”.

La distribución de la facultad jurisdiccional del modo indicado recibió el apelativo entre los romanos de “ordo judiciorum privatorum”, en otras palabras, la organización judicial privada y fue mantenida hasta Dioclesiano, cediendo su lugar al sistema extraordinario que rigió hasta el Bajo Imperio.

La distribución de la facultad jurisdiccional del modo indicado recibió el apelativo entre los romanos de “ordo judiciorum privatorum”, en otras palabras, la organización judicial privada y fue mantenida hasta Dioclesiano, cediendo su lugar al sistema extraordinario que rigió hasta el Bajo Imperio.

Al primero corresponde “addicere”, atribuir la propiedad exponiendo el derecho, diciéndose a su respecto “addictio”; al otro, “adjudicare”, adjudicar o atribuir la propiedad juzgando, por lo cual es identificado como “adjudicatio”.

En ambos procedimientos rigió la irrevocabilidad de los juicios o, lo que conocemos hoy en día como “cosa juzgada”, que también contemplaba una suerte de recurso de revisión, toda vez que la sentencia fuera dictada en un juicio nulo o inicuo, al haber estado basada en hechos totalmente ajenos a la realidad o, por último, siempre que el fallo adoleciera de algún vicio sustancial.

De este modo, entonces, al magistrado o magistratus remite la jurisdicción (jurisdictio), declaración o manifestación del derecho y, al juez o judex, la labor de dictar la sentencia.

En los territorios conquistados por los bárbaros o, más adecuadamente expresado, los extranjeros desde el punto de vista romano, lo más común fue que rigieren dos sistemas jurídicos, el barbárico, para los conquistadores y el románico para el pueblo romano.

En la justicia romana fue dividido el procedimiento entre el magistrado (magistratus), representante del poder público, que tenía a su cargo llevar el proceso adelante hasta dejarlo en estado de fallo, etapa en que lo asumía el juez (judex) que, a diferencia del anterior, era un particular, nombrado por el magistrado para fallar el litigio.

Los bárbaros hicieron recopilaciones del derecho romano, quedando reconocido como el más importante, al decir de Felipe Serafini31, la Lex ro-

GONZALO BAEZA OVALLE

31 SERAFÍN, Felipe. Instituciones de Derecho Romano, 9ª Edición italiana ordenada por el Dr. Hércules Giammichele y traducida por los Drs. Juan de Dios Trías y José María Trías de Bes, Barcelona, Hijos de J. Espasa, Editores, sin fecha de impresión, p. 58.

80

31

80

GONZALO BAEZA OVALLE

SERAFÍN, Felipe. Instituciones de Derecho Romano, 9ª Edición italiana ordenada por el Dr. Hércules Giammichele y traducida por los Drs. Juan de Dios Trías y José María Trías de Bes, Barcelona, Hijos de J. Espasa, Editores, sin fecha de impresión, p. 58.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

81

mana Visigothorum, conocida también como el Breviario de Alarico, rey que ordenó la recopilación, cuya acta de publicación es del año 506, para evitar las dificultades e incertidumbres del derecho romano, reuniendo en un solo texto los escritos de los jurisconsultos (ius) y las leyes imperiales (leges). Este Breviario, con todas sus imperfecciones de transcripción e interpretación fue difundido, incluso, fuera del reino de los visigodos, siendo superada en importancia por la compilación justinianea que, bajo el influjo de la escuela de Bolonia, quedó convertida en ley universal en Occidente. Hubo otras recopilaciones barbáricas, como la Lex romana Burgundionum y el Edictum Theodorici, que no alcanzaron la relevancia de la primera, con la salvedad que este último regía para vencedores y vencidos. 4.3. El apremio en la época feudal Este período, en su mayor apogeo, logró su completo desarrollo entre los siglos IX a XII, tiempo en el cual la soberanía quedó confundida con la propiedad, disolviendo la autoridad central o estatal, dando lugar a la generación de la denominada alta nobleza europea que, aprovechó su condición para asumir el poder, en beneficio propio, lo que no difiere en gran medida del comportamiento de la mayor parte de las autoridades políticas en nuestros días. De ese modo, para proteger sus intereses han creado verdaderas castas que les permitan para acceder y profitar del poder político, excluyendo a la ciudadanía de toda participación en el gobierno de sus destinos y transformando el servicio público en un servicio del público para quienes detentan el poder, todo lo cual ha dado fundamento mayoritario a las protestas sociales poco escuchadas por la institucionalidad32. Bajo este sistema, en que los derechos personales regresaron a una situación primitiva, la que había sido abandonada en las postrimerías del 32

Obviamente la mayoría de los ciudadanos en Chile aspira que eso cambie pero más bien corresponde a una suerte de fronda “aristocrática” que genera “redes de influencia”, tremendamente arraigadas en el hacer nacional y origen de la mayor corrupción pública: la del tráfico de influencias.

32 Obviamente la mayoría de los ciudadanos en Chile aspira que eso cambie pero más bien corresponde a una suerte de fronda “aristocrática” que genera “redes de influencia”, tremendamente arraigadas en el hacer nacional y origen de la mayor corrupción pública: la del tráfico de influencias.

Bajo este sistema, en que los derechos personales regresaron a una situación primitiva, la que había sido abandonada en las postrimerías del De ese modo, para proteger sus intereses han creado verdaderas castas que les permitan para acceder y profitar del poder político, excluyendo a la ciudadanía de toda participación en el gobierno de sus destinos y transformando el servicio público en un servicio del público para quienes detentan el poder, todo lo cual ha dado fundamento mayoritario a las protestas sociales poco escuchadas por la institucionalidad32. Este período, en su mayor apogeo, logró su completo desarrollo entre los siglos IX a XII, tiempo en el cual la soberanía quedó confundida con la propiedad, disolviendo la autoridad central o estatal, dando lugar a la generación de la denominada alta nobleza europea que, aprovechó su condición para asumir el poder, en beneficio propio, lo que no difiere en gran medida del comportamiento de la mayor parte de las autoridades políticas en nuestros días. 4.3. El apremio en la época feudal Hubo otras recopilaciones barbáricas, como la Lex romana Burgundionum y el Edictum Theodorici, que no alcanzaron la relevancia de la primera, con la salvedad que este último regía para vencedores y vencidos. Este Breviario, con todas sus imperfecciones de transcripción e interpretación fue difundido, incluso, fuera del reino de los visigodos, siendo superada en importancia por la compilación justinianea que, bajo el influjo de la escuela de Bolonia, quedó convertida en ley universal en Occidente. mana Visigothorum, conocida también como el Breviario de Alarico, rey que ordenó la recopilación, cuya acta de publicación es del año 506, para evitar las dificultades e incertidumbres del derecho romano, reuniendo en un solo texto los escritos de los jurisconsultos (ius) y las leyes imperiales (leges). DERECHO CONCURSAL CHILENO

81

RETIRO

Sólo el 17 de abril de 1832, cediendo a la presión social y de escritos de Grivelli, Coffiniéres, Lucas, Loubrens, Bourgon, Leblanc, Touchart, Lafosse, mitigó su rigor hasta que la Revolución la abrogó, definitivamente, el 9 de agosto de 1848, con un pequeño intervalo irrelevante para los propósitos de esta exposición.

imperio romano, fue restablecida la vinculación entre el derecho del acreedor y la persona del deudor, con la distinción entre deudores de buena fe y fraudulentos, dando curso, una vez más, a la prisión por deudas.

No obstante, como explica Jorge Giorgi33, en Francia la contrainte par corps, instituida con la Ordenanza de 1667 fue abolida el 9 de marzo de 1793 y restablecida posteriormente, recibió acogida en el Código napoleónico y en el Código de Comercio.

Pero esa situación de reversión del progreso jurídico social no paró allí, pues tal involución alcanzó los extremos de permitir el uso, a vía de apremio, del tormento, sea para que el deudor cumpliera las obligaciones, sea para que confesara el lugar donde había ocultado los bienes muebles, haciendo responsables solidarios a sus familias.

Sólo con las ordenanzas dictadas en los años 1254 y 1260, por el rey Luis de Francia, queda abolida la prisión por deudas, manteniéndola únicamente en beneficio del Fisco y autoridad eclesiástica, lo que representa por cierto, un gran consentido, especialmente respecto a esta última en tanto el indicado comportamiento no era muy demostrativo del ejercicio de la virtud de la caridad ni menos de la prudencia, demostrando una mayor preocupación por los aspectos materiales de la vida que los espirituales, cuestión que en nuestros días no ha cambiado mucho.

En materia concursal quedaron reinstauradas las instituciones romanas como la missio in possessionem, la bonorum distractio y la cessio bonorum, pero sin dejar de aplicar los apremios corporales sobre las persona del deudor.

En materia concursal quedaron reinstauradas las instituciones romanas como la missio in possessionem, la bonorum distractio y la cessio bonorum, pero sin dejar de aplicar los apremios corporales sobre las persona del deudor.

Sólo con las ordenanzas dictadas en los años 1254 y 1260, por el rey Luis de Francia, queda abolida la prisión por deudas, manteniéndola únicamente en beneficio del Fisco y autoridad eclesiástica, lo que representa por cierto, un gran consentido, especialmente respecto a esta última en tanto el indicado comportamiento no era muy demostrativo del ejercicio de la virtud de la caridad ni menos de la prudencia, demostrando una mayor preocupación por los aspectos materiales de la vida que los espirituales, cuestión que en nuestros días no ha cambiado mucho.

Pero esa situación de reversión del progreso jurídico social no paró allí, pues tal involución alcanzó los extremos de permitir el uso, a vía de apremio, del tormento, sea para que el deudor cumpliera las obligaciones, sea para que confesara el lugar donde había ocultado los bienes muebles, haciendo responsables solidarios a sus familias.

No obstante, como explica Jorge Giorgi33, en Francia la contrainte par corps, instituida con la Ordenanza de 1667 fue abolida el 9 de marzo de 1793 y restablecida posteriormente, recibió acogida en el Código napoleónico y en el Código de Comercio.

imperio romano, fue restablecida la vinculación entre el derecho del acreedor y la persona del deudor, con la distinción entre deudores de buena fe y fraudulentos, dando curso, una vez más, a la prisión por deudas.

Sólo el 17 de abril de 1832, cediendo a la presión social y de escritos de Grivelli, Coffiniéres, Lucas, Loubrens, Bourgon, Leblanc, Touchart, Lafosse, mitigó su rigor hasta que la Revolución la abrogó, definitivamente, el 9 de agosto de 1848, con un pequeño intervalo irrelevante para los propósitos de esta exposición.

GONZALO BAEZA OVALLE

33 GIORGI, Jorge. Teoría de las Obligaciones en el Derecho Moderno. Editorial Reus S.A., Madrid, 1928, Volumen II, p. 218.

82

33

82

GONZALO BAEZA OVALLE

GIORGI, Jorge. Teoría de las Obligaciones en el Derecho Moderno. Editorial Reus S.A., Madrid, 1928, Volumen II, p. 218.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

83

En Italia la evolución de la legislación en esta materia fue, incluso más lenta.

Esos “hechos reveladores de insolvencia” fueron previstos en los Estatutos que rigieron en las ciudades de Venecia, Florencia y Génova, calificando de fraudulenta toda quiebra y, por consecuencia, el fallido pasaba a ser considerado, al igual que en la antigua Roma, un delincuente desde que la quiebra, por sí misma, para esas regulaciones jurídicas, representaba un delito que, en la terminología actual, sería de responsabilidad objetiva.

4.4. Cesación de pago e insolvencia en la Edad Media Tanto en la bonorum venditio, que daba lugar al procedimiento de ejecución colectiva, como en la bonorum distractio, no fue el desequilibrio patrimonial, entre activo y pasivo o insolvencia del deudor el presupuesto necesario para la apertura de la ejecución colectiva o universal. Bastaba para proceder a declarar la quiebra la mera cesación de pago o incumplimiento de una o más obligaciones, sin atender al origen de esa cesación, en otras palabras, si obedecía a una imposibilidad de pagar por insolvencia o una cuestión coyuntural o circunstancial. Ese criterio jurisprudencial romano inicial fue quedando, gradualmente, abandonado en las postrimerías de su existencia, como observamos y esta última vía de aplicación de los procedimiento concursales empezó a regir en la Edad Media, especialmente, en las repúblicas comerciales y marítimas italianas, en que sus statuti establecieron que el incumplimiento o cesación de pagos en sí, no determinaba la apertura del concurso, sino la insolvencia, sin importar la calidad del deudor, civil o comercial. La situación descrita evolucionaría en los siglos XIV y XV cediendo a la influencia de la cada vez más poderosa clase de los mercaderes citadinos, pasando a ser la quiebra un procedimiento sólo aplicable a los comerciantes, no interrumpiendo la idea que ella estaba determinada por la insolvencia y asumiendo, que la cesación de pago o incumplimiento de una obligación o, en su caso, la fuga, ocultamiento, la notoriedad pública, etcétera, eran circunstancias o hechos reveladores de esa situación de desequilibrio patrimonial que daban adecuado fundamento a la apertura del concurso.

La situación descrita evolucionaría en los siglos XIV y XV cediendo a la influencia de la cada vez más poderosa clase de los mercaderes citadinos, pasando a ser la quiebra un procedimiento sólo aplicable a los comerciantes, no interrumpiendo la idea que ella estaba determinada por la insolvencia y asumiendo, que la cesación de pago o incumplimiento de una obligación o, en su caso, la fuga, ocultamiento, la notoriedad pública, etcétera, eran circunstancias o hechos reveladores de esa situación de desequilibrio patrimonial que daban adecuado fundamento a la apertura del concurso. Ese criterio jurisprudencial romano inicial fue quedando, gradualmente, abandonado en las postrimerías de su existencia, como observamos y esta última vía de aplicación de los procedimiento concursales empezó a regir en la Edad Media, especialmente, en las repúblicas comerciales y marítimas italianas, en que sus statuti establecieron que el incumplimiento o cesación de pagos en sí, no determinaba la apertura del concurso, sino la insolvencia, sin importar la calidad del deudor, civil o comercial. Bastaba para proceder a declarar la quiebra la mera cesación de pago o incumplimiento de una o más obligaciones, sin atender al origen de esa cesación, en otras palabras, si obedecía a una imposibilidad de pagar por insolvencia o una cuestión coyuntural o circunstancial. Tanto en la bonorum venditio, que daba lugar al procedimiento de ejecución colectiva, como en la bonorum distractio, no fue el desequilibrio patrimonial, entre activo y pasivo o insolvencia del deudor el presupuesto necesario para la apertura de la ejecución colectiva o universal. 4.4. Cesación de pago e insolvencia en la Edad Media

Esos “hechos reveladores de insolvencia” fueron previstos en los Estatutos que rigieron en las ciudades de Venecia, Florencia y Génova, calificando de fraudulenta toda quiebra y, por consecuencia, el fallido pasaba a ser considerado, al igual que en la antigua Roma, un delincuente desde que la quiebra, por sí misma, para esas regulaciones jurídicas, representaba un delito que, en la terminología actual, sería de responsabilidad objetiva.

En Italia la evolución de la legislación en esta materia fue, incluso más lenta. DERECHO CONCURSAL CHILENO

83

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

No obstante, esas sanciones no llegaban a los extremos de la esclavitud ni tampoco para transformar al deudor en siervo de la gleba, como han sostenido algunos autores que, al no aportar útilmente al estudio de esta

84

De la misma manera sancionaba al deudor toda vez que optara por la fuga como un sistema destinado a evadir el cumplimiento de sus obligaciones.

Bajo esta manera de apreciar las cosas y, como lo expusimos al inicio, el insolvente fue denominado “decoctor” y a la insolvencia revelada “decoctio”, de donde deriva el aforismo latino común “est decoctor ergo fraudatur”, como quedo explicado y reiteramos en estas líneas.

Igualmente ese cuerpo orgánico de disposiciones legales contenía severas sanciones para el deudor, en el evento que incurriera en actos fraudulentos, entendiendo que correspondía asumir por tales aquellos cuyo propósito consistía en burlar los derechos de los acreedores.

4.5. Las Siete Partidas de Alfonso El Sabio y la quiebra

Entre sus disposiciones considera el concepto de insolvencia como determinante para la apertura de un estado concursal; alude al principio de la par condictio omnium creditorum; a la necesidad de verificación de los créditos, su graduación y prelación, como también a la liquidación del patrimonio del fallido, la administración de ese patrimonio; la revocatoria concursal, la cesión de bienes, el arreglo extrajudicial, abandono del activo, etcétera.

Es aseverado que el Codex Wisigothorum o Libro de los Jueces o Fuero Juzgo, aparecido en las postrimerías del imperio visigótico, vertido del latín al castellano por orden de Fernando III, que lo instituyó como fuero para la ciudad de Córdoba, contenía en el Libro V, de las Siete Partidas, las regulaciones atingentes a las quiebras, aún cuando no las sometiera a esa denominación.

El título XV de la Partida V remite a la quiebra, sin diferenciar entre deudores comerciantes y aquellos que no responden a esa calidad, haciendo suya la normativa romana.

El título XV de la Partida V remite a la quiebra, sin diferenciar entre deudores comerciantes y aquellos que no responden a esa calidad, haciendo suya la normativa romana.

Es aseverado que el Codex Wisigothorum o Libro de los Jueces o Fuero Juzgo, aparecido en las postrimerías del imperio visigótico, vertido del latín al castellano por orden de Fernando III, que lo instituyó como fuero para la ciudad de Córdoba, contenía en el Libro V, de las Siete Partidas, las regulaciones atingentes a las quiebras, aún cuando no las sometiera a esa denominación.

Entre sus disposiciones considera el concepto de insolvencia como determinante para la apertura de un estado concursal; alude al principio de la par condictio omnium creditorum; a la necesidad de verificación de los créditos, su graduación y prelación, como también a la liquidación del patrimonio del fallido, la administración de ese patrimonio; la revocatoria concursal, la cesión de bienes, el arreglo extrajudicial, abandono del activo, etcétera.

4.5. Las Siete Partidas de Alfonso El Sabio y la quiebra

Igualmente ese cuerpo orgánico de disposiciones legales contenía severas sanciones para el deudor, en el evento que incurriera en actos fraudulentos, entendiendo que correspondía asumir por tales aquellos cuyo propósito consistía en burlar los derechos de los acreedores.

Bajo esta manera de apreciar las cosas y, como lo expusimos al inicio, el insolvente fue denominado “decoctor” y a la insolvencia revelada “decoctio”, de donde deriva el aforismo latino común “est decoctor ergo fraudatur”, como quedo explicado y reiteramos en estas líneas.

De la misma manera sancionaba al deudor toda vez que optara por la fuga como un sistema destinado a evadir el cumplimiento de sus obligaciones.

GONZALO BAEZA OVALLE

No obstante, esas sanciones no llegaban a los extremos de la esclavitud ni tampoco para transformar al deudor en siervo de la gleba, como han sostenido algunos autores que, al no aportar útilmente al estudio de esta

84

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

85

materia no conviene citar. Al menos en lo que concierne a los reinos de Castilla y León. 4.6. El Concordato obligatorio de mayoría en el derecho estatutario A mediados del siglo XIII fue surgiendo una institución destinada a prevenir la quiebra de los insolventes o terminarla para el evento que hubiere sido declarada, lo que hoy entenderíamos como acuerdos preventivos o extintivos, consistentes en arreglos amistosos o acuerdos entre el deudor insolvente y sus acreedores. El propósito final de esos acuerdos que hemos descrito en el párrafo anterior, lo alcanzaban a través de la intención de la mayoría de la masa de acreedores en orden a otorgar quitas o esperas o ambas a la vez al deudor, traducido en un convenio que fuere de beneficio para la generalidad de ellos y no de alguno en particular, uti singuli. En un inicio esas iniciativas recibieron la oposición o resistencia de algunos acreedores pero el devenir del tiempo pudo convencerlos respecto a la utilidad del mecanismo, en términos que respetaron los acuerdos de mayoría y, por ende, estos produjeron los efectos esperados destinados a prevenir la declaración de quiebra por medio de acuerdos extrajudiciales. Esta vía de solución permitía al insolvente de buena fe que veía en el infortunio el origen de su situación financiera deficitaria, que liquidara ordenadamente sus negocios y, de paso, brindaba la oportunidad para recuperar su normalidad económica, haciendo desaparecer el estigma infamante inherente a la condición de decoctor. Ese sistema de solucionar la insolvencia del deudor adquirió una gradual importancia en el tiempo y, a la vez, hizo declinar la que exhibía hasta entonces la cessio bonorum. El éxito de esa formulación junto a constituir un remedio eficaz para evitar la fuga del deudor que, hasta entonces, aparecía amenazado de infamia e, incluso, en su integridad personal, determinó la presión social para que fueran incorporadas regulaciones jurídicas específicas en los statuti de las ciudades italianas.

El éxito de esa formulación junto a constituir un remedio eficaz para evitar la fuga del deudor que, hasta entonces, aparecía amenazado de infamia e, incluso, en su integridad personal, determinó la presión social para que fueran incorporadas regulaciones jurídicas específicas en los statuti de las ciudades italianas. Ese sistema de solucionar la insolvencia del deudor adquirió una gradual importancia en el tiempo y, a la vez, hizo declinar la que exhibía hasta entonces la cessio bonorum. Esta vía de solución permitía al insolvente de buena fe que veía en el infortunio el origen de su situación financiera deficitaria, que liquidara ordenadamente sus negocios y, de paso, brindaba la oportunidad para recuperar su normalidad económica, haciendo desaparecer el estigma infamante inherente a la condición de decoctor. En un inicio esas iniciativas recibieron la oposición o resistencia de algunos acreedores pero el devenir del tiempo pudo convencerlos respecto a la utilidad del mecanismo, en términos que respetaron los acuerdos de mayoría y, por ende, estos produjeron los efectos esperados destinados a prevenir la declaración de quiebra por medio de acuerdos extrajudiciales. El propósito final de esos acuerdos que hemos descrito en el párrafo anterior, lo alcanzaban a través de la intención de la mayoría de la masa de acreedores en orden a otorgar quitas o esperas o ambas a la vez al deudor, traducido en un convenio que fuere de beneficio para la generalidad de ellos y no de alguno en particular, uti singuli. A mediados del siglo XIII fue surgiendo una institución destinada a prevenir la quiebra de los insolventes o terminarla para el evento que hubiere sido declarada, lo que hoy entenderíamos como acuerdos preventivos o extintivos, consistentes en arreglos amistosos o acuerdos entre el deudor insolvente y sus acreedores. 4.6. El Concordato obligatorio de mayoría en el derecho estatutario materia no conviene citar. Al menos en lo que concierne a los reinos de Castilla y León. DERECHO CONCURSAL CHILENO

85

RETIRO

Tratado de Derecho Comercial, edición 2008, del mismo autor.

GONZALO BAEZA OVALLE

34

86

La incorporación gradual de esa normativa a los estatutos comunales conllevó a que, en el siglo XVI prácticamente ningún estatuto de importancia dejara de contemplara esas regulaciones.

a) El deudor debía acreditar su buena fe, elemento que permitía y favorecía la celebración del concordato, de manera que, para perfeccionar ese acuerdo eran concedidos salvoconductos a los deudores destinados a

El medio de difusión de ese sistema jurídico de solución de la insolvencia fueron, precisamente, los gremios imperantes en la época, como organización social de mercaderes.

Podemos sintetizar las regulaciones existentes en los estatutos italianos de la siguiente forma: Recordemos que ellos fueron conocidos como universitates mercatorum, en las cuales iban siendo estructuradas las consuetudines, consignadas en sus respectivos libros de registro y, que como estudiamos en una obra anterior34, conforman recopilaciones de las decisiones jurisdiccionales emitidas en el seno de las indicadas organizaciones para resolver los conflictos o controversias surgidas entre comerciantes adscritos al gremio.

A partir de estos dos sistemas va evolucionando el concepto actual de los convenios o concordatos.

Aparentemente, la regulación más completa que existe sobre el tema, la podemos encontrar en el Statuto dei Mercanti di Lucca, que remonta al año 1610.

Esta forma de resolver la situación de insolvencia fue conocida como “concordato-contrato” para diferenciarla de aquél que regía en España y Alemania, principalmente, el “concordato-sentencia”, que no da lugar a un acuerdo libremente adoptado entre la mayoría de los acreedores y el deudor, sino más bien a un acto de autoridad impuesto a todos los acreedores fundado en la fuerza emanada de una sentencia judicial al que es asimilado.

Esta forma de resolver la situación de insolvencia fue conocida como “concordato-contrato” para diferenciarla de aquél que regía en España y Alemania, principalmente, el “concordato-sentencia”, que no da lugar a un acuerdo libremente adoptado entre la mayoría de los acreedores y el deudor, sino más bien a un acto de autoridad impuesto a todos los acreedores fundado en la fuerza emanada de una sentencia judicial al que es asimilado.

Aparentemente, la regulación más completa que existe sobre el tema, la podemos encontrar en el Statuto dei Mercanti di Lucca, que remonta al año 1610.

A partir de estos dos sistemas va evolucionando el concepto actual de los convenios o concordatos.

Recordemos que ellos fueron conocidos como universitates mercatorum, en las cuales iban siendo estructuradas las consuetudines, consignadas en sus respectivos libros de registro y, que como estudiamos en una obra anterior34, conforman recopilaciones de las decisiones jurisdiccionales emitidas en el seno de las indicadas organizaciones para resolver los conflictos o controversias surgidas entre comerciantes adscritos al gremio.

Podemos sintetizar las regulaciones existentes en los estatutos italianos de la siguiente forma:

El medio de difusión de ese sistema jurídico de solución de la insolvencia fueron, precisamente, los gremios imperantes en la época, como organización social de mercaderes.

a) El deudor debía acreditar su buena fe, elemento que permitía y favorecía la celebración del concordato, de manera que, para perfeccionar ese acuerdo eran concedidos salvoconductos a los deudores destinados a

La incorporación gradual de esa normativa a los estatutos comunales conllevó a que, en el siglo XVI prácticamente ningún estatuto de importancia dejara de contemplara esas regulaciones. GONZALO BAEZA OVALLE

Tratado de Derecho Comercial, edición 2008, del mismo autor.

86

34

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

87

posibilitar su regreso al lugar en que mantenían sus establecimientos, devolviéndole sus bienes afectos a secuestro si llegaba a ser perfeccionado el concordato, estableciéndose un límite de tiempo para tramitar los arreglos y ser homologado o aprobado por el tribunal respectivo. b) El conocimiento y resolución de los concordatos quedaba reservado a un tribunal con competencia específica que debía convocar a todos los interesados a una audiencia y de no poder ser realizada, los acreedores debían votar por la aprobación o rechazo del acuerdo ante la autoridad encargada de conocer de los respectivos procedimientos concursales. c) El perfeccionamiento del concordato sólo exigía la concurrencia de la mayoría de los acreedores valistas o quirografarios, que obligaba a todos los acreedores, concurrentes y ausentes, estuvieren o no de acuerdo en los términos del concordato. Por consecuencia, no eran parte del concordato los acreedores privilegiados o preferentes, como los hipotecarios y prendarios. La consecuencia de la falta de aceptación del concordato era la misma que rige en la legislación actual, expresado de otra manera, la declaración de quiebra de oficio por el tribunal que está conociendo del asunto, sin más trámite. Conviene reiterar, en cuanto a los procedimientos concursales contemplados en los statuti de las ciudades italianas que todos contemplaban, como requisito esencial para la apertura del procedimiento, la insolvencia o cesación absoluta de pago del deudor y no un simple incumplimiento o cesación de pago. Igualmente consideraban el principio de la igualdad de los acreedores, tan pronto había sido declarada la quiebra, conservando la par conditio omnium creditorum en todas sus instancias. Protegían la integridad del patrimonio del fallido a través de la represión de los actos fraudulentos realizados por éste en perjuicio de los acreedores. Muchos statuti previeron el período sospechoso, introduciendo la acción revocatoria concursal, de mayor eficacia que la acción pauliana que era considerada en el derecho romano.

Muchos statuti previeron el período sospechoso, introduciendo la acción revocatoria concursal, de mayor eficacia que la acción pauliana que era considerada en el derecho romano. Igualmente consideraban el principio de la igualdad de los acreedores, tan pronto había sido declarada la quiebra, conservando la par conditio omnium creditorum en todas sus instancias. Protegían la integridad del patrimonio del fallido a través de la represión de los actos fraudulentos realizados por éste en perjuicio de los acreedores. Conviene reiterar, en cuanto a los procedimientos concursales contemplados en los statuti de las ciudades italianas que todos contemplaban, como requisito esencial para la apertura del procedimiento, la insolvencia o cesación absoluta de pago del deudor y no un simple incumplimiento o cesación de pago. La consecuencia de la falta de aceptación del concordato era la misma que rige en la legislación actual, expresado de otra manera, la declaración de quiebra de oficio por el tribunal que está conociendo del asunto, sin más trámite. c) El perfeccionamiento del concordato sólo exigía la concurrencia de la mayoría de los acreedores valistas o quirografarios, que obligaba a todos los acreedores, concurrentes y ausentes, estuvieren o no de acuerdo en los términos del concordato. Por consecuencia, no eran parte del concordato los acreedores privilegiados o preferentes, como los hipotecarios y prendarios. b) El conocimiento y resolución de los concordatos quedaba reservado a un tribunal con competencia específica que debía convocar a todos los interesados a una audiencia y de no poder ser realizada, los acreedores debían votar por la aprobación o rechazo del acuerdo ante la autoridad encargada de conocer de los respectivos procedimientos concursales. posibilitar su regreso al lugar en que mantenían sus establecimientos, devolviéndole sus bienes afectos a secuestro si llegaba a ser perfeccionado el concordato, estableciéndose un límite de tiempo para tramitar los arreglos y ser homologado o aprobado por el tribunal respectivo. DERECHO CONCURSAL CHILENO

87

RETIRO

GARCÍA MARTÍNEZ, Francisco. Ob. cit., p. 73.

GONZALO BAEZA OVALLE

GONZALO BAEZA OVALLE

GARCÍA MARTÍNEZ, Francisco. Ob. cit., p. 73.

88

35

El concordato, como quedó dicho, tanto el preventivo como el resolutivo o mejor expresado, extintivo, era asumido como celebrado en beneficio del deudor de buena fe, en la medida que el mal estado de sus negocios obedeciera a hechos imprevisibles e inevitables, en otras palabras, a caso fortuito.

La Ordenanza de Lyon contemplaba el castigo corporal en contra de quienes fueren declarados en quiebra y hubieren tenido un compor-

La mayoría de ellos no efectuaba una diferenciación entre comerciantes y quienes no respondían a esa calidad, para aplicar el procedimiento concursal.

También bajo estas regulaciones jurídicas, finalmente, prevaleció el criterio que era preciso distinguir entre los deudores de buena fe y aquellos que habrían obrado con culpa o dolo, dejando de aplicar la máxima jurídica de origen latino “est decoctor ergo fraudatur”, pero la buena fe no la presumía, asumiendo que todo deudor intentaría simular una situación de caso fortuito como origen del mal estado de sus negocios.

A juicio de Francisco García Martínez35, quienes no investían la calidad de comerciantes sólo excepcionalmente quedaban sometidos a esas regulaciones y eso acontecía cuando realizaban “actos de comercio”.

Aparentemente, el derecho concursal francés habría recibido alguna influencia de los statuti italianos, lo que quedaría en evidencia a partir de las Ordenanzas de Lyon, del rey Francisco I, en 1536 y la de Comercio, del rey Luis XIV, en 1673, redactada por Savary.

Obviamente, no podemos concordar con semejante hipótesis, dado que este último concepto surge con posterioridad a la Revolución Francesa lo que implica que, históricamente, deviene como un hecho muy posterior a los statuti que todavía hacían primar el derecho comercial como una regulación jurídica de clase o profesional.

5. EL DERECHO FRANCÉS Y ESPAÑOL EN MATERIA CONCURSAL

5. EL DERECHO FRANCÉS Y ESPAÑOL EN MATERIA CONCURSAL

Obviamente, no podemos concordar con semejante hipótesis, dado que este último concepto surge con posterioridad a la Revolución Francesa lo que implica que, históricamente, deviene como un hecho muy posterior a los statuti que todavía hacían primar el derecho comercial como una regulación jurídica de clase o profesional.

Aparentemente, el derecho concursal francés habría recibido alguna influencia de los statuti italianos, lo que quedaría en evidencia a partir de las Ordenanzas de Lyon, del rey Francisco I, en 1536 y la de Comercio, del rey Luis XIV, en 1673, redactada por Savary.

A juicio de Francisco García Martínez35, quienes no investían la calidad de comerciantes sólo excepcionalmente quedaban sometidos a esas regulaciones y eso acontecía cuando realizaban “actos de comercio”.

También bajo estas regulaciones jurídicas, finalmente, prevaleció el criterio que era preciso distinguir entre los deudores de buena fe y aquellos que habrían obrado con culpa o dolo, dejando de aplicar la máxima jurídica de origen latino “est decoctor ergo fraudatur”, pero la buena fe no la presumía, asumiendo que todo deudor intentaría simular una situación de caso fortuito como origen del mal estado de sus negocios.

La mayoría de ellos no efectuaba una diferenciación entre comerciantes y quienes no respondían a esa calidad, para aplicar el procedimiento concursal.

La Ordenanza de Lyon contemplaba el castigo corporal en contra de quienes fueren declarados en quiebra y hubieren tenido un compor-

El concordato, como quedó dicho, tanto el preventivo como el resolutivo o mejor expresado, extintivo, era asumido como celebrado en beneficio del deudor de buena fe, en la medida que el mal estado de sus negocios obedeciera a hechos imprevisibles e inevitables, en otras palabras, a caso fortuito.

35

88

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

89

tamiento fraudulento. Tales banqueroutiers quedaban expuestos a la fijación de la argolla y picota, que era un lugar situado en el acceso de los pueblos donde se exponía a los reos a la vergüenza y a la mofa de sus conciudadanos. Adicionalmente, el deudor que hacía cesión de sus bienes a los acreedores debía llevar puesto un gorro verde, para pregonar permanentemente la infamia en que había caído. La Ordenanza de 1560, dictada por Carlos IX para los Estados de Orleáns contemplaba la pena de muerte para los deudores convictos de ocultamiento de bienes para defraudar a sus acreedores. El mandamiento del rey Enrique III, del año 1582, establecía lo siguiente: “Hay quiebras dignas de conmiseración, como aquellas que sobrevienen por daño o quebrantos derivados de calamidades públicas, o cuando son debidas a naufragios u otros infortunios semejantes; y hay quiebras que deben ser castigadas ejemplarmente, como en los casos en que el fallido ha obrado dolosamente, ocultando bienes con el solo fin de defraudar a sus acreedores.” Por su lado, el edicto de Enrique IV asimilaba a los fallidos a ladrones peligrosos, condenándolos a la pena de muerte. El Código de Michaud, de 1629, también imponía la pena de muerte a los fallidos, pero liberó a los cedentes de bienes a los acreedores, de la carga de sufrir la ignominia de llevar signos o distintivos infamantes, como el mencionado gorro verde. A la Ordenanza librada en el año 1560 por Carlos IX es atribuida la introducción en Francia del mercantilismo y ella contempla la prisión por deuda siempre que derivaran de contratos de carácter mercantil o actos de comercio. En 1566 sería dictada la Ordenanza de Moulins que exige la previa resolución judicial para detener a un deudor y en la medida que hubiere transcurrido un término no inferior a cuatro meses desde la fecha en que fue librada la sentencia condenatoria.

En 1566 sería dictada la Ordenanza de Moulins que exige la previa resolución judicial para detener a un deudor y en la medida que hubiere transcurrido un término no inferior a cuatro meses desde la fecha en que fue librada la sentencia condenatoria. A la Ordenanza librada en el año 1560 por Carlos IX es atribuida la introducción en Francia del mercantilismo y ella contempla la prisión por deuda siempre que derivaran de contratos de carácter mercantil o actos de comercio. El Código de Michaud, de 1629, también imponía la pena de muerte a los fallidos, pero liberó a los cedentes de bienes a los acreedores, de la carga de sufrir la ignominia de llevar signos o distintivos infamantes, como el mencionado gorro verde. Por su lado, el edicto de Enrique IV asimilaba a los fallidos a ladrones peligrosos, condenándolos a la pena de muerte. El mandamiento del rey Enrique III, del año 1582, establecía lo siguiente: “Hay quiebras dignas de conmiseración, como aquellas que sobrevienen por daño o quebrantos derivados de calamidades públicas, o cuando son debidas a naufragios u otros infortunios semejantes; y hay quiebras que deben ser castigadas ejemplarmente, como en los casos en que el fallido ha obrado dolosamente, ocultando bienes con el solo fin de defraudar a sus acreedores.” La Ordenanza de 1560, dictada por Carlos IX para los Estados de Orleáns contemplaba la pena de muerte para los deudores convictos de ocultamiento de bienes para defraudar a sus acreedores. Adicionalmente, el deudor que hacía cesión de sus bienes a los acreedores debía llevar puesto un gorro verde, para pregonar permanentemente la infamia en que había caído. tamiento fraudulento. Tales banqueroutiers quedaban expuestos a la fijación de la argolla y picota, que era un lugar situado en el acceso de los pueblos donde se exponía a los reos a la vergüenza y a la mofa de sus conciudadanos. DERECHO CONCURSAL CHILENO

89

RETIRO

Esa detención quedaba inmediatamente sin efecto, en el evento que el deudor accediera a ceder sus bienes o abandonarlos en beneficio de sus acreedores.

g) Por dineros reales f) Por letras de cambio y hechos de comercio.

De este modo, la cesión de bienes, adaptada en las regulaciones jurídicas francesas a partir de la cessio bonorum romana, permitía a los deudores insolventes pero de buena fe, sin distinguir entre comerciantes de quienes no exhibían esa calidad, librarse de las severas sanciones que recaían sobre los fallidos o banqueroutiers.

GONZALO BAEZA OVALLE

h) En razón de privilegios concedidos a ciudades, ferias, puertos, etapas y mercados.

Esa detención quedaba inmediatamente sin efecto, en el evento que el deudor accediera a ceder sus bienes o abandonarlos en beneficio de sus acreedores.

g) Por dineros reales

De este modo, la cesión de bienes, adaptada en las regulaciones jurídicas francesas a partir de la cessio bonorum romana, permitía a los deudores insolventes pero de buena fe, sin distinguir entre comerciantes de quienes no exhibían esa calidad, librarse de las severas sanciones que recaían sobre los fallidos o banqueroutiers.

f) Por letras de cambio y hechos de comercio.

El reglamento de la Plaza de Cambios de Lyon constituyó un buen ejemplo de la implementación de los procedimientos concursales y forma parte de las obras de Luis XIV.

e) Por depósito forzoso o judicial.

Desde su vigencia fueron abrogadas todas las normas que contemplaban la prisión por deudas originadas en convenios privados estableciendo, taxativamente, los casos en que procedía la detención, exigiendo que fuera decretada por un tribunal, cuando el juez, conforme a su prudencia, lo considerara procedente.

d) Contra los autores de estelionato.

Esos casos eran los siguientes:

c) Por reintegración de patrimonio.

a) Gastos, restitución de frutos, daños y perjuicios superiores a 200 francos.

b) Contra los tutores y curadores, derivadas de saldos de cuentas liquidadas judicialmente.

b) Contra los tutores y curadores, derivadas de saldos de cuentas liquidadas judicialmente.

a) Gastos, restitución de frutos, daños y perjuicios superiores a 200 francos.

c) Por reintegración de patrimonio.

Esos casos eran los siguientes:

d) Contra los autores de estelionato.

Desde su vigencia fueron abrogadas todas las normas que contemplaban la prisión por deudas originadas en convenios privados estableciendo, taxativamente, los casos en que procedía la detención, exigiendo que fuera decretada por un tribunal, cuando el juez, conforme a su prudencia, lo considerara procedente.

e) Por depósito forzoso o judicial.

El reglamento de la Plaza de Cambios de Lyon constituyó un buen ejemplo de la implementación de los procedimientos concursales y forma parte de las obras de Luis XIV.

90

GONZALO BAEZA OVALLE

h) En razón de privilegios concedidos a ciudades, ferias, puertos, etapas y mercados.

90

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

91

Uno de los propósitos perseguidos por ese reglamento fue tutelar debidamente la eficacia del crédito en general y, en particular el mercantil, estableciendo la forma de discernir si correspondía calificar esos hechos como comerciales, especialmente, en el caso de las letras de cambio y papeles de comercio a la orden. La Ordenanza General Francesa de 1673, librada por el rey Luis XIV a instancias de su ministro Juan Bautista Colbert, ampliada con la declaración del 2 de diciembre de 1699, rigió los procedimientos concursales hasta la promulgación del Código de Comercio de 1807 que reconoció en Savary su principal redactor. El Título IX contempla las defensas y cartas de espera o prórroga que eran otorgada por el rey, disponiendo la suspensión de la persecución iniciada contra el deudor, por el lapso de seis meses, debiendo notificar lo acordado en su favor a los acreedores que, por mayoría de las tres cuartas partes de las acreencias, incluso podían conceder una espera más larga o una quita o ambas a la vez. Si lo rechazaban, el caso podía ser llevado ante el juez, quien estaba facultado para ampliar el plazo hasta el máximo de cinco años; el X, la cesión de bienes; el XI, las quiebras y bancarrotas. A partir de entonces, los procedimientos concursales sólo serán aplicados a los comerciantes, aún cuando no aparecía eso con claridad de los textos jurídicos. Para los efectos de dilucidar cuáles eran los hechos o actos que debían ser considerados mercantiles, a fin de aplicar la prisión por deudas, el artículo 3º del edicto de noviembre de 1563 determinando la jurisdicción consular en París, señala que esta remite a los juicios y diferencias surgidas entre comerciantes y referente, únicamente, a sus operaciones sobre mercaderías. Las disposiciones relativas a los concursos, contenidas en la Ordenanza en estudio, fueron evaluadas como inferiores a las del reglamento de 1667, citando como ejemplo la reducción a las protecciones brindadas a los acreedores respecto de los actos dolosos y fraudulentos del deudor, dado que sólo les reconoce la acción pauliana en vez de la revocatoria concursal que existía con anterioridad.

Las disposiciones relativas a los concursos, contenidas en la Ordenanza en estudio, fueron evaluadas como inferiores a las del reglamento de 1667, citando como ejemplo la reducción a las protecciones brindadas a los acreedores respecto de los actos dolosos y fraudulentos del deudor, dado que sólo les reconoce la acción pauliana en vez de la revocatoria concursal que existía con anterioridad. Para los efectos de dilucidar cuáles eran los hechos o actos que debían ser considerados mercantiles, a fin de aplicar la prisión por deudas, el artículo 3º del edicto de noviembre de 1563 determinando la jurisdicción consular en París, señala que esta remite a los juicios y diferencias surgidas entre comerciantes y referente, únicamente, a sus operaciones sobre mercaderías. A partir de entonces, los procedimientos concursales sólo serán aplicados a los comerciantes, aún cuando no aparecía eso con claridad de los textos jurídicos. El Título IX contempla las defensas y cartas de espera o prórroga que eran otorgada por el rey, disponiendo la suspensión de la persecución iniciada contra el deudor, por el lapso de seis meses, debiendo notificar lo acordado en su favor a los acreedores que, por mayoría de las tres cuartas partes de las acreencias, incluso podían conceder una espera más larga o una quita o ambas a la vez. Si lo rechazaban, el caso podía ser llevado ante el juez, quien estaba facultado para ampliar el plazo hasta el máximo de cinco años; el X, la cesión de bienes; el XI, las quiebras y bancarrotas. La Ordenanza General Francesa de 1673, librada por el rey Luis XIV a instancias de su ministro Juan Bautista Colbert, ampliada con la declaración del 2 de diciembre de 1699, rigió los procedimientos concursales hasta la promulgación del Código de Comercio de 1807 que reconoció en Savary su principal redactor. Uno de los propósitos perseguidos por ese reglamento fue tutelar debidamente la eficacia del crédito en general y, en particular el mercantil, estableciendo la forma de discernir si correspondía calificar esos hechos como comerciales, especialmente, en el caso de las letras de cambio y papeles de comercio a la orden. DERECHO CONCURSAL CHILENO

91

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Pero en último término y, en cuanto interesa a este estudio, no contiene elementos novedosos en sus regulaciones, siendo de destacar que no con-

92

También desapareció el período de sospecha, contenido en el artículo 13 del Reglamento de Lyon y que fue necesario restablecer mediante una declaración real de 1702.

En la Sección IV contempla el período sospechoso que no podía exceder de los 18 meses que antecedían a la declaración de quiebra y las inoponibilidades de determinados actos del deudor a la masa.

La Ordenanza General de 1673 extendió a toda Francia la competencia de los tribunales en materias concursales que era establecida únicamente para Paris, por el edicto de 1563, pero existía un grado de confusión importante al respecto.

La continuidad de giro aparece prevista en la Sección III de dicho Capítulo, no se podía extender a un lapso mayor de tres meses, pudiendo ser prorrogado por un período mas largo pero, en tal evento precisaba de la autorización del tribunal de comercio.

En la actualidad, los procedimientos concursales ocupan el Libro Tercero del Código de Comercio francés e impone la obligación a toda persona de solicitar su propia quiebra dentro de los 15 días siguientes a su cesación de pagos en un sistema que ha sido copiado por el chileno pero reduciéndolo sólo a los deudores que el artículo 41 del Libro IV del Código de Comercio identifica como “calificados”.

En definitiva, el procedimiento concursal francés continúa con la intervención de los tribunales, particularmente de un juez especial además de uno a tres síndicos, para la liquidación de los bienes del fallido pero, como deriva del Capítulo II de ese Libro, también es posible contemplar el concordato, denominado “règlement judiciarie” que determina la inmediata intervención del síndico en la administración del negocio que continúa a cargo del fallido, debiendo adoptar todas las medidas necesarias para la protección de los acreedores e incluso del deudor, en cuanto a los bienes dice relación, que están descritas detalladamente en la Sección II de ese Capítulo. En la actualidad, los procedimientos concursales ocupan el Libro Tercero del Código de Comercio francés e impone la obligación a toda persona de solicitar su propia quiebra dentro de los 15 días siguientes a su cesación de pagos en un sistema que ha sido copiado por el chileno pero reduciéndolo sólo a los deudores que el artículo 41 del Libro IV del Código de Comercio identifica como “calificados”.

En definitiva, el procedimiento concursal francés continúa con la intervención de los tribunales, particularmente de un juez especial además de uno a tres síndicos, para la liquidación de los bienes del fallido pero, como deriva del Capítulo II de ese Libro, también es posible contemplar el concordato, denominado “règlement judiciarie” que determina la inmediata intervención del síndico en la administración del negocio que continúa a cargo del fallido, debiendo adoptar todas las medidas necesarias para la protección de los acreedores e incluso del deudor, en cuanto a los bienes dice relación, que están descritas detalladamente en la Sección II de ese Capítulo. La continuidad de giro aparece prevista en la Sección III de dicho Capítulo, no se podía extender a un lapso mayor de tres meses, pudiendo ser prorrogado por un período mas largo pero, en tal evento precisaba de la autorización del tribunal de comercio.

La Ordenanza General de 1673 extendió a toda Francia la competencia de los tribunales en materias concursales que era establecida únicamente para Paris, por el edicto de 1563, pero existía un grado de confusión importante al respecto.

En la Sección IV contempla el período sospechoso que no podía exceder de los 18 meses que antecedían a la declaración de quiebra y las inoponibilidades de determinados actos del deudor a la masa.

También desapareció el período de sospecha, contenido en el artículo 13 del Reglamento de Lyon y que fue necesario restablecer mediante una declaración real de 1702. 92

GONZALO BAEZA OVALLE

Pero en último término y, en cuanto interesa a este estudio, no contiene elementos novedosos en sus regulaciones, siendo de destacar que no con-

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

93

sidera causales específicas de quiebra sino una general como es la cesación de pagos, situación que también cabe observar en el artículo 683 del Código de Comercio argentino, mantenido, en el artículo 1º de la Ley Nº 19.551, de 1972 y también en la legislación peruana.

Francisco Salgado de Somoza concluye que ha de ser considerado contrario a los intereses de la masa el sistema privatístico de los statuti Por consecuencia, en los concursos no existe sólo un tema de carácter privado, desde que aparecen comprometidos intereses sociales superiores a las partes en conflicto, dejando de manifiesto que las connotaciones privadas de los concursos pugnan con una cuestión de orden público, traducido en el respeto del principio de la par condictio omnium creditorum. Este autor definió y desarrolló la doctrina que los concursos constituían un fenómeno de interés público, demostrando acabadamente que ésta, desde el punto de vista económico, exhibe una importancia relevante para el Estado.

La ley francesa igualmente posibilita al deudor, con acuerdo de los acreedores y autorización del tribunal, reemprender o, si se quiere, no interrumpir su actividad, a través de la continuación de giro, dejando en evidencia que en la mayor parte de las regulaciones concursales, ocupa un lugar destacado entregar al deudor la posibilidad de no caer en liquidación de su organización productiva.

Gallego de origen, como los más ilustres y connotados españoles que han visto en Galicia el inicio de sus días, hizo de las ciencias jurídicas, como forma de servir al prójimo, un propósito de su existencia, estudiando la realidad y vida comercial, para de allí derivar sus propuestas, siguiendo estrictamente el patrón de elaboración normativo que corresponde a toda ciencia social.

En España, las principales regulaciones jurídicas propias en materia de concursos reconocen su principal impulso en el siglo XVII, a partir del texto del jurista español, Francisco Salgado de Somoza, conocido como Labyrinthus creditorum concurrentium ad litem per debitorum inter illos causatam.

En España, las principales regulaciones jurídicas propias en materia de concursos reconocen su principal impulso en el siglo XVII, a partir del texto del jurista español, Francisco Salgado de Somoza, conocido como Labyrinthus creditorum concurrentium ad litem per debitorum inter illos causatam.

Gallego de origen, como los más ilustres y connotados españoles que han visto en Galicia el inicio de sus días, hizo de las ciencias jurídicas, como forma de servir al prójimo, un propósito de su existencia, estudiando la realidad y vida comercial, para de allí derivar sus propuestas, siguiendo estrictamente el patrón de elaboración normativo que corresponde a toda ciencia social.

La ley francesa igualmente posibilita al deudor, con acuerdo de los acreedores y autorización del tribunal, reemprender o, si se quiere, no interrumpir su actividad, a través de la continuación de giro, dejando en evidencia que en la mayor parte de las regulaciones concursales, ocupa un lugar destacado entregar al deudor la posibilidad de no caer en liquidación de su organización productiva.

Este autor definió y desarrolló la doctrina que los concursos constituían un fenómeno de interés público, demostrando acabadamente que ésta, desde el punto de vista económico, exhibe una importancia relevante para el Estado. Por consecuencia, en los concursos no existe sólo un tema de carácter privado, desde que aparecen comprometidos intereses sociales superiores a las partes en conflicto, dejando de manifiesto que las connotaciones privadas de los concursos pugnan con una cuestión de orden público, traducido en el respeto del principio de la par condictio omnium creditorum. Francisco Salgado de Somoza concluye que ha de ser considerado contrario a los intereses de la masa el sistema privatístico de los statuti

sidera causales específicas de quiebra sino una general como es la cesación de pagos, situación que también cabe observar en el artículo 683 del Código de Comercio argentino, mantenido, en el artículo 1º de la Ley Nº 19.551, de 1972 y también en la legislación peruana. DERECHO CONCURSAL CHILENO

93

RETIRO

italianos, al estimar que la insolvencia no constituía una cuestión de interés público sino meramente privado.

La misma corriente doctrinaria ha sido seguida por Debelow, Savigny, Despagnet, Fiore, Glasson, Store, Mattirolo, De Rossi y Bonelli.

GONZALO BAEZA OVALLE

También sostuvo la teoría objetiva del secuestro, conocida en nuestros días como el desasimiento, que no priva al deudor fallido del dominio sobre los bienes comprometidos en el concurso, sino sólo de su facultad de administración y disposición.

94

Como consecuencia de ello concluye que ha de ser el juez del concurso el llamado a dirigir el procedimiento, controlar los funcionarios del juicio y hacer cumplir, estrictamente, las normas jurídicas aplicables, evitando las maniobras o conciertos que pudieran sobrevenir entre acreedores y deudores fallidos, con mayorías a veces ficticias, destinadas a causar perturbaciones y daños al crédito y economía, que deben ser cauteladas o tuteladas únicamente por el Estado.

Otro de los principios desarrollados por Francisco Salgado de Somoza fue la indivisibilidad de los concursos en el ámbito internacional, para el caso que el fallido mantuviere bienes dentro y fuera del territorio del Estado que lo hubiere declarado en falencia, asumiendo la extraterritorialidad de los efectos de la resolución de apertura del concurso.

Francisco Salgado de Somoza estima que la insolvencia, entendida como la impotencia patrimonial del deudor, (criterio sustentado igualmente por los banqueros florentinos) debía ser el necesario fundamento de los procedimientos concursales, resultando imprescindible adoptar un sistema diferente a la bonorum venditio o la bonorum distractio que rigió en el imperio romano.

Con esa forma de analizar el problema, dicho jurista radicaba en la insolvencia el presupuesto necesario para dictar el decreto de apertura del concurso que, como estudiamos, ha sido la doctrina seguida por la legislación francesa, hasta nuestros días, pasando a representar la directriz principal en todas las legislaciones de los países que forman la Comunidad Económica Europea y también en los sistemas anglosajones.

Con esa forma de analizar el problema, dicho jurista radicaba en la insolvencia el presupuesto necesario para dictar el decreto de apertura del concurso que, como estudiamos, ha sido la doctrina seguida por la legislación francesa, hasta nuestros días, pasando a representar la directriz principal en todas las legislaciones de los países que forman la Comunidad Económica Europea y también en los sistemas anglosajones.

Francisco Salgado de Somoza estima que la insolvencia, entendida como la impotencia patrimonial del deudor, (criterio sustentado igualmente por los banqueros florentinos) debía ser el necesario fundamento de los procedimientos concursales, resultando imprescindible adoptar un sistema diferente a la bonorum venditio o la bonorum distractio que rigió en el imperio romano.

Otro de los principios desarrollados por Francisco Salgado de Somoza fue la indivisibilidad de los concursos en el ámbito internacional, para el caso que el fallido mantuviere bienes dentro y fuera del territorio del Estado que lo hubiere declarado en falencia, asumiendo la extraterritorialidad de los efectos de la resolución de apertura del concurso.

Como consecuencia de ello concluye que ha de ser el juez del concurso el llamado a dirigir el procedimiento, controlar los funcionarios del juicio y hacer cumplir, estrictamente, las normas jurídicas aplicables, evitando las maniobras o conciertos que pudieran sobrevenir entre acreedores y deudores fallidos, con mayorías a veces ficticias, destinadas a causar perturbaciones y daños al crédito y economía, que deben ser cauteladas o tuteladas únicamente por el Estado. 94

GONZALO BAEZA OVALLE

También sostuvo la teoría objetiva del secuestro, conocida en nuestros días como el desasimiento, que no priva al deudor fallido del dominio sobre los bienes comprometidos en el concurso, sino sólo de su facultad de administración y disposición.

italianos, al estimar que la insolvencia no constituía una cuestión de interés público sino meramente privado.

La misma corriente doctrinaria ha sido seguida por Debelow, Savigny, Despagnet, Fiore, Glasson, Store, Mattirolo, De Rossi y Bonelli.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

95

En definitiva, la teoría sobre concursos expuesta por Salgado de Somoza, adquiere carácter oficial en la medida que llegó a ser incorporada en el denominado Codex Bavaricus Judiciarius de 1753, que fue puesto en aplicación en Alemania, hasta el momento en que ese país adoptado el sistema franco itálico a través de la denominada Preussische Konjursordnung de 1855. Las Ordenanzas de la Ilustre Universidad y Casa de Contratación de la Muy Noble y Muy leal Villa de Bilbao, sancionadas por el rey Felipe V, en el año 1737, constituye una especie de Código de Comercio, que rigió en España hasta 1829, cuando fue dictado el Código de Sainz de Andino. Junto con regular el comercio terrestre y marítimo, la organización y funcionamiento del Consulado, los actos de comercio, el régimen de los contratos comerciales y libros de mercantiles, los corretajes y comisiones, las compañías mercantiles, los papeles de comercio y otros asuntos de indudable importancia en la actividad mercantil, también regula en particular los procedimientos concursales. En materia de concursos establecía, expresamente, a diferencia de las regulaciones jurídicas francesas e italianas, que eran aplicables a quienes desarrollaban labores comerciales. En su Capítulo XVII regulaba la insolvencia bajo el título “De los atrasos, fallidos, quebrados o alzados, sus clases y modos de proceder en sus quiebras.” 6. EL DERECHO CONCURSAL EN INGLATERRA Aparentemente Inglaterra no habría creado un derecho concursal autónomo al extremo que al dar inicio al período de los statute law para la bankruptcy, asumió los statuti de las ciudades comerciales italianas. No obstante, corresponde destacar que, al contrario del sistema usual que rige en ese país, basado en la costumbre y precedentes judiciales para zanjar las controversias, a partir del siglo XVI, en materia concursal, optó por implementar por escrito las normas jurídicas regulatorias de los concursos aceptando, implícitamente, que este asunto no conformaba sólo un

No obstante, corresponde destacar que, al contrario del sistema usual que rige en ese país, basado en la costumbre y precedentes judiciales para zanjar las controversias, a partir del siglo XVI, en materia concursal, optó por implementar por escrito las normas jurídicas regulatorias de los concursos aceptando, implícitamente, que este asunto no conformaba sólo un Aparentemente Inglaterra no habría creado un derecho concursal autónomo al extremo que al dar inicio al período de los statute law para la bankruptcy, asumió los statuti de las ciudades comerciales italianas. 6. EL DERECHO CONCURSAL EN INGLATERRA En su Capítulo XVII regulaba la insolvencia bajo el título “De los atrasos, fallidos, quebrados o alzados, sus clases y modos de proceder en sus quiebras.” En materia de concursos establecía, expresamente, a diferencia de las regulaciones jurídicas francesas e italianas, que eran aplicables a quienes desarrollaban labores comerciales. Junto con regular el comercio terrestre y marítimo, la organización y funcionamiento del Consulado, los actos de comercio, el régimen de los contratos comerciales y libros de mercantiles, los corretajes y comisiones, las compañías mercantiles, los papeles de comercio y otros asuntos de indudable importancia en la actividad mercantil, también regula en particular los procedimientos concursales. Las Ordenanzas de la Ilustre Universidad y Casa de Contratación de la Muy Noble y Muy leal Villa de Bilbao, sancionadas por el rey Felipe V, en el año 1737, constituye una especie de Código de Comercio, que rigió en España hasta 1829, cuando fue dictado el Código de Sainz de Andino. En definitiva, la teoría sobre concursos expuesta por Salgado de Somoza, adquiere carácter oficial en la medida que llegó a ser incorporada en el denominado Codex Bavaricus Judiciarius de 1753, que fue puesto en aplicación en Alemania, hasta el momento en que ese país adoptado el sistema franco itálico a través de la denominada Preussische Konjursordnung de 1855. DERECHO CONCURSAL CHILENO

95

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

En el año 1706 es privatizado el sistema, regresando a los acreedores la facultad para designar el antiguo curator bonorum o actual síndico,

96

Bajo esta modalidad, el deudor cedente era liberado de toda reclamación posterior si como resultas de la realización de los bienes cedidos no era posible cubrir la totalidad de las acreencias, quedando extinguidos los saldos en la medida que las obligaciones concurrentes fueran anteriores a la cesión y los acreedores hubieran consentido en la liberación.

conflicto entre particulares, involucrando el interés público en la medida que comprometía o amenazaba el normal funcionamiento de la economía.

En el año 1715 fue establecido un sistema de liquidación patrimonial para los comerciantes muy similares a la cessio bonorum que instauraron los romanos, en tanto facultaba a estos deudores para ceder todos sus bienes a los acreedores.

En el año 1542, bajo el reinado de Enrique VIII, fue abandonado el common law como sistema regulatorio de los concursos, al ser dictada la primera ley, aplicable a todos los deudores.

De acuerdo con lo anterior, entonces, existieron dos regímenes concursales, uno para los comerciantes y otro para quienes no respondían a esa calidad.

En el año 1571, en el reinado de Isabel I, fue reformada esa normativa, con el propósito de restringir el ámbito de la normativa concursal, sólo a los comerciantes, pero adoptando la denominada tendencia española, en el sentido que los temas concursales involucraban el interés público de modo que era imprescindible la intervención de la autoridad central en ese procedimiento.

Como derivación de ello, los deudores civiles estuvieron sometidos al procedimiento de ejecución singular, hasta el año 1813, en que fue establecido el sistema de la “insolvency”, que quedó inscrito en la competencia de los jueces ordinarios y reiterando el concepto que el presupuesto necesario para la quiebra radicaba en la “insolvencia” y no en la cesación de pago ocasional de una obligación.

Como derivación de ello, los deudores civiles estuvieron sometidos al procedimiento de ejecución singular, hasta el año 1813, en que fue establecido el sistema de la “insolvency”, que quedó inscrito en la competencia de los jueces ordinarios y reiterando el concepto que el presupuesto necesario para la quiebra radicaba en la “insolvencia” y no en la cesación de pago ocasional de una obligación.

En el año 1571, en el reinado de Isabel I, fue reformada esa normativa, con el propósito de restringir el ámbito de la normativa concursal, sólo a los comerciantes, pero adoptando la denominada tendencia española, en el sentido que los temas concursales involucraban el interés público de modo que era imprescindible la intervención de la autoridad central en ese procedimiento.

De acuerdo con lo anterior, entonces, existieron dos regímenes concursales, uno para los comerciantes y otro para quienes no respondían a esa calidad.

En el año 1542, bajo el reinado de Enrique VIII, fue abandonado el common law como sistema regulatorio de los concursos, al ser dictada la primera ley, aplicable a todos los deudores.

En el año 1715 fue establecido un sistema de liquidación patrimonial para los comerciantes muy similares a la cessio bonorum que instauraron los romanos, en tanto facultaba a estos deudores para ceder todos sus bienes a los acreedores.

conflicto entre particulares, involucrando el interés público en la medida que comprometía o amenazaba el normal funcionamiento de la economía.

Bajo esta modalidad, el deudor cedente era liberado de toda reclamación posterior si como resultas de la realización de los bienes cedidos no era posible cubrir la totalidad de las acreencias, quedando extinguidos los saldos en la medida que las obligaciones concurrentes fueran anteriores a la cesión y los acreedores hubieran consentido en la liberación.

GONZALO BAEZA OVALLE

En el año 1706 es privatizado el sistema, regresando a los acreedores la facultad para designar el antiguo curator bonorum o actual síndico,

96

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

97

encargado de la administración y venta de los bienes afectos a concurso, como también de la postrer repartición entre los acreedores de las resultas de esa realización, en proporción a sus acreencias y respetando el principio de la par condictio omnium creditorum, sin supervigilancia de la autoridad pública. Como era de esperar, este procedimiento terminó conduciendo a un desastre, como ha ocurrido generalmente en todos aquellos lugares en que la administración, conservación y venta de los bienes del deudor fallido quedan entregada a la discrecionalidad de los acreedores concurrentes que privilegian su interés particular a los del fallido y de la sociedad. La dualidad de procedimientos existentes, para deudores comerciantes y para quienes no calificaban en esa categoría, definitivamente desapareció en el año 1861 y, con ello, la Court for the relief of insolvent debtors in England.36 En 1825 fue dictada la ley sobre “deeds of arrangement”37, estableciendo un procedimiento para los convenios preventivos que obligaba a los acreedores pero habilitaba a los disidentes para continuar con las ejecuciones individuales sobre los bienes del deudor. El sistema privado fue definitivamente abandonado al ser dictada la ley de Lord Brougham, en 1831, oficializando el procedimiento concursal de los comerciantes, creando el cargo de oficial receivers, que equivalía a una síndico público encargado de fiscalizar los actos de los síndicos particulares designados por los acreedores lo que entregó excelentes resultados en la operación del sistema. En 1843 fue suprimido el consentimiento de todos los acreedores como requisito para liberal al deudor de la responsabilidad por los saldos insolutos de los créditos una vez realizado los bienes afectos al concurso, en el caso de la cesión de bienes. 36

En una traducción un tanto literal, corresponde a la Corte o Tribunal para el socorro, auxilio o ayuda de deudores insolventes en Inglaterra.

37 También en una traducción algo literal equivale a procedimiento o forma de realizar los convenios. 36 En una traducción un tanto literal, corresponde a la Corte o Tribunal para el socorro, auxilio o ayuda de deudores insolventes en Inglaterra.

En 1843 fue suprimido el consentimiento de todos los acreedores como requisito para liberal al deudor de la responsabilidad por los saldos insolutos de los créditos una vez realizado los bienes afectos al concurso, en el caso de la cesión de bienes. El sistema privado fue definitivamente abandonado al ser dictada la ley de Lord Brougham, en 1831, oficializando el procedimiento concursal de los comerciantes, creando el cargo de oficial receivers, que equivalía a una síndico público encargado de fiscalizar los actos de los síndicos particulares designados por los acreedores lo que entregó excelentes resultados en la operación del sistema. En 1825 fue dictada la ley sobre “deeds of arrangement”37, estableciendo un procedimiento para los convenios preventivos que obligaba a los acreedores pero habilitaba a los disidentes para continuar con las ejecuciones individuales sobre los bienes del deudor. La dualidad de procedimientos existentes, para deudores comerciantes y para quienes no calificaban en esa categoría, definitivamente desapareció en el año 1861 y, con ello, la Court for the relief of insolvent debtors in England.36 Como era de esperar, este procedimiento terminó conduciendo a un desastre, como ha ocurrido generalmente en todos aquellos lugares en que la administración, conservación y venta de los bienes del deudor fallido quedan entregada a la discrecionalidad de los acreedores concurrentes que privilegian su interés particular a los del fallido y de la sociedad. encargado de la administración y venta de los bienes afectos a concurso, como también de la postrer repartición entre los acreedores de las resultas de esa realización, en proporción a sus acreencias y respetando el principio de la par condictio omnium creditorum, sin supervigilancia de la autoridad pública.

37

También en una traducción algo literal equivale a procedimiento o forma de realizar los convenios.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

97

RETIRO

98

GONZALO BAEZA OVALLE

Enmienda o modificación.

En 1861, el sistema de la insolvency extendiendo la aplicación del procedimiento de la Bankruptcy Act que recibió su texto definitivo en el año 1869, a todos los deudores, tanto comerciantes como a quienes no inscribieran en esa calidad, en la medida que su estado de insolvencia fuere exteriorizado.

Oficina, Cámara o Junta de Comercio.

39

En 1883, fue aprobada como ley el proyecto patrocinado por Lord Chamberlain, dando lugar a la Bankruptcy Act de 1883, que regresó desde el sistema privado que, como expusimos entregó malos resultados, al de la fiscalización pública del procedimiento, dejada a cargo del Board of Trade y no de la autoridad judicial.

38

De este modo, Inglaterra decidió adoptar un mecanismo que recibe una importante influencia del texto de Francisco Salgado de Somoza, el Labirinthus Creditorum, para abreviar.

Sintetizando los principios más relevantes en el sistema inglés, podemos señalar los siguientes:

La Board of Trade38, dispone de funcionarios especializados, denominados Oficial Receivers, encargados de fiscalizar las operaciones de los síndicos, conocidos como Trastees in bankruptcy que tienen a su cargo la administración y liquidación de los bienes del fallido en interés de la masa de acreedores, quedando obligados a depositar las resultas de la realización de esos bienes en el Banco de Inglaterra.

En 1926 fue modificada esa ley, dando paso a la denominada Bankruptcy Amendment39 Act, siendo pertinente destacar que en Inglaterra, una vez “clausurada la quiebra” (terminado el proceso concursal), fue dictada la Order of discharge, consagrando la rehabilitación del fallido.

Las sucesivas modificaciones de ese texto legal determinaron la necesidad de generar un cuerpo refundido, dando lugar a la ley de 1914 y, en el mismo año fue aprobada la ley sobre concordatos preventivos.

Las sucesivas modificaciones de ese texto legal determinaron la necesidad de generar un cuerpo refundido, dando lugar a la ley de 1914 y, en el mismo año fue aprobada la ley sobre concordatos preventivos.

En 1926 fue modificada esa ley, dando paso a la denominada Bankruptcy Amendment39 Act, siendo pertinente destacar que en Inglaterra, una vez “clausurada la quiebra” (terminado el proceso concursal), fue dictada la Order of discharge, consagrando la rehabilitación del fallido.

La Board of Trade38, dispone de funcionarios especializados, denominados Oficial Receivers, encargados de fiscalizar las operaciones de los síndicos, conocidos como Trastees in bankruptcy que tienen a su cargo la administración y liquidación de los bienes del fallido en interés de la masa de acreedores, quedando obligados a depositar las resultas de la realización de esos bienes en el Banco de Inglaterra.

Sintetizando los principios más relevantes en el sistema inglés, podemos señalar los siguientes:

De este modo, Inglaterra decidió adoptar un mecanismo que recibe una importante influencia del texto de Francisco Salgado de Somoza, el Labirinthus Creditorum, para abreviar.

Oficina, Cámara o Junta de Comercio.

En 1883, fue aprobada como ley el proyecto patrocinado por Lord Chamberlain, dando lugar a la Bankruptcy Act de 1883, que regresó desde el sistema privado que, como expusimos entregó malos resultados, al de la fiscalización pública del procedimiento, dejada a cargo del Board of Trade y no de la autoridad judicial.

38

En 1861, el sistema de la insolvency extendiendo la aplicación del procedimiento de la Bankruptcy Act que recibió su texto definitivo en el año 1869, a todos los deudores, tanto comerciantes como a quienes no inscribieran en esa calidad, en la medida que su estado de insolvencia fuere exteriorizado.

Enmienda o modificación.

GONZALO BAEZA OVALLE

39

98

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

99

1. Los concursos son aplicables a todos los deudores insolventes. 2. Determina, específicamente, las causales de quiebra sin considerar una formulación general como la insolvencia para dar curso a la apertura del procedimiento. 3. Contempla la intervención de la autoridad pública a través de un ente de la administración, pero no judicial, asumiendo que los concursos comprometen el interés público. 4. La quiebra no es infamante para el deudor, sin perjuicio de su responsabilidad penal, en el evento que hubiere cometido algún delito. 5. El sistema está inspirado en la conciencia que la declaración en quiebra perjudica a todos, por lo cual, adopta un procedimiento destinado a resolver si esa declaración es o no más conveniente que una liquidación concordada, para los acreedores y el deudor. 6. La quiebra surge como una instancia determinada por la falta de acuerdo respecto a una solución preventiva y es continuada hasta la liquidación de los bienes del deudor y la distribución de su producido entre los acreedores, en proporción a sus acreencias. 7. Contempla un procedimiento de realización sumaria para los deudores con un patrimonio reducido que puede llegar al extremo que, en caso de ser muy reducido ese patrimonio, la Corte del Condado conceda una espera o quita razonable para posibilitar al deudor la solución de sus acreencias. 8. No aplica el procedimiento concursal a las sociedades, asociaciones y corporaciones. 9. Si bien la quiebra no es infamante, sí contempla inhabilidades para el fallido que puede obtener su rehabilitación a través de la order of discharge que, a su vez, puede ser absoluta o condicionada. Para hacer cesar las inhabilidades políticas, la Corte debe absolver de responsabilidad al fallido en el concurso y, de no ser así, en todo caso cesan transcurridos que sean 5 años.

9. Si bien la quiebra no es infamante, sí contempla inhabilidades para el fallido que puede obtener su rehabilitación a través de la order of discharge que, a su vez, puede ser absoluta o condicionada. Para hacer cesar las inhabilidades políticas, la Corte debe absolver de responsabilidad al fallido en el concurso y, de no ser así, en todo caso cesan transcurridos que sean 5 años. 8. No aplica el procedimiento concursal a las sociedades, asociaciones y corporaciones. 7. Contempla un procedimiento de realización sumaria para los deudores con un patrimonio reducido que puede llegar al extremo que, en caso de ser muy reducido ese patrimonio, la Corte del Condado conceda una espera o quita razonable para posibilitar al deudor la solución de sus acreencias. 6. La quiebra surge como una instancia determinada por la falta de acuerdo respecto a una solución preventiva y es continuada hasta la liquidación de los bienes del deudor y la distribución de su producido entre los acreedores, en proporción a sus acreencias. 5. El sistema está inspirado en la conciencia que la declaración en quiebra perjudica a todos, por lo cual, adopta un procedimiento destinado a resolver si esa declaración es o no más conveniente que una liquidación concordada, para los acreedores y el deudor. 4. La quiebra no es infamante para el deudor, sin perjuicio de su responsabilidad penal, en el evento que hubiere cometido algún delito. 3. Contempla la intervención de la autoridad pública a través de un ente de la administración, pero no judicial, asumiendo que los concursos comprometen el interés público. 2. Determina, específicamente, las causales de quiebra sin considerar una formulación general como la insolvencia para dar curso a la apertura del procedimiento. 1. Los concursos son aplicables a todos los deudores insolventes. DERECHO CONCURSAL CHILENO

99

RETIRO

10. Para los convenios extrajudiciales, deeds of arrangement, considera diversos requisitos de procedimiento cuya infracción determina la nulidad del acuerdo. En ese sentido debe ser registrado el proyecto de acuerdo en el plazo de los 7 días siguientes a la firma del deudor y un acreedor cualquiera, en el evento de haber sido suscrito en Inglaterra. De contrario, ese plazo empezará a correr a partir del día en que ese documento ingresa a ese país, por vía postal regular.

Con todo, esa obra es bastante antigua y, por ejemplo, en el caso inglés ahora rige la Bankruptcy Amendment Act de 1986, modificada y refundida por la Bankruptcy Amendment Act de 2000, hasta donde tenemos conocimiento.

GONZALO BAEZA OVALLE

Analizar ese documento nos llevaría muy lejos del propósito docente perseguido por esta obra que, en estos aspectos sólo intenta describir las raíces del sistema concursal chileno y las principales tendencias adoptadas en el mundo sobre el tema, sin aspirar a profundizar sobre ello pero adquiriendo cada vez una mayor claridad, en el sentido que el patrón

100

Si, transcurridos 20 días desde ese registro y sus respectivas prórrogas no logra convocar el consentimiento de la mayoría de los acreedores, queda sin efecto.

Ahora bien, la mayoría de lo relatado en torno a la legislación inglesa y francesa concursal, como quedó explicado al inicio, ha sido extraído del texto de Francisco García Martínez que hemos considerado el más completo sobre la materia.

El deudor proponente debe adjuntar la nómina de sus acreedores, especificando el monto de sus acreencias y domicilios, designando una persona para administrar provisionalmente sus bienes, denominada trustee.

El trustee debe depositar esa aceptación en el registro de los bills of sale (cuentas en liquidación). El acreedor puede manifestar su consentimiento, sea firmando directamente el documento o haciendo llegar al trustee, por escrito esa aceptación, con su firma ante un testigo.

El acreedor puede manifestar su consentimiento, sea firmando directamente el documento o haciendo llegar al trustee, por escrito esa aceptación, con su firma ante un testigo. El trustee debe depositar esa aceptación en el registro de los bills of sale (cuentas en liquidación).

El deudor proponente debe adjuntar la nómina de sus acreedores, especificando el monto de sus acreencias y domicilios, designando una persona para administrar provisionalmente sus bienes, denominada trustee.

Ahora bien, la mayoría de lo relatado en torno a la legislación inglesa y francesa concursal, como quedó explicado al inicio, ha sido extraído del texto de Francisco García Martínez que hemos considerado el más completo sobre la materia.

Si, transcurridos 20 días desde ese registro y sus respectivas prórrogas no logra convocar el consentimiento de la mayoría de los acreedores, queda sin efecto. 10. Para los convenios extrajudiciales, deeds of arrangement, considera diversos requisitos de procedimiento cuya infracción determina la nulidad del acuerdo. En ese sentido debe ser registrado el proyecto de acuerdo en el plazo de los 7 días siguientes a la firma del deudor y un acreedor cualquiera, en el evento de haber sido suscrito en Inglaterra. 100

GONZALO BAEZA OVALLE

Analizar ese documento nos llevaría muy lejos del propósito docente perseguido por esta obra que, en estos aspectos sólo intenta describir las raíces del sistema concursal chileno y las principales tendencias adoptadas en el mundo sobre el tema, sin aspirar a profundizar sobre ello pero adquiriendo cada vez una mayor claridad, en el sentido que el patrón

De contrario, ese plazo empezará a correr a partir del día en que ese documento ingresa a ese país, por vía postal regular.

Con todo, esa obra es bastante antigua y, por ejemplo, en el caso inglés ahora rige la Bankruptcy Amendment Act de 1986, modificada y refundida por la Bankruptcy Amendment Act de 2000, hasta donde tenemos conocimiento.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

101

común de los sistemas concursales, antes que causales determinadas para la apertura de un concurso, adopta el criterio de escoger un fundamento único y principal para abrir el procedimiento de liquidación: la insolvencia del deudor. 7. EL DERECHO CONCURSAL EN ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA La principal regulación que rige en Estados Unidos de América, al igual que Inglaterra, tampoco la dejaron entregada al sistema consuetudinario, librándose una norma escrita denominada Bankruptcy Code de los Estados Unidos de 1978, con lo cual queda claro que también en el contexto de ese país, el tema concursal no lo consideran inscrito en un ámbito únicamente privado aún cuando revela una privatización creciente.40-41

40 41

http://uscode.house.gov/download/title_11.shtml

Las leyes de bancarrota fueron revisadas en general, y promulgada como Título 11, de Quiebras, por el pub. L. 95-598, 6 de noviembre de 1978, 92 Stat. 2549. Las leyes de quiebra anteriores incluyen los siguientes actos: 04 de abril 1800, cap. 19, 2 Stat. 19, derogado el 19 de diciembre 1803, cap. 6, 2 Stat. 248. 19 de agosto 1841, cap. 9, 5 Stat. 440, derogado el 03 de marzo 1843, cap. 82, 5 Stat. 614. 02 de marzo 1867, cap. 176, 14 Stat. 517, cuyas disposiciones se incorporaron en Rev. Stat. Título LXI, Secs. 4972 a 5132, se han modificado sustancialmente 22 de junio 1874, cap. 390, 18 Stat. 178 y se derogaron 07 de junio 1878, cap. 160, 20 Stat. 99. La Ley Concursal el 1 de julio de 1898, cap. 541, 30 Stat. 544, como modificado, a veces llamada la Ley de Nelson, derogado por el pub. L. 95-598. La Ley de Chandler de 22 de julio de 1938, cap. 575, 52 Stat. 883, la cual se revisó la Ley de Quiebras general y material modificar las disposiciones relativas a la reorganización de sociedades, derogado por el pub. L. 95-598. REVISIÓN DE LA COMISIÓN NACIONAL DE LA QUIEBRA Pub. L. 103-394, Título VI, 22 de octubre de 1994, 108 Stat. 4147, estableció la Comisión Nacional de Revisión de Bancarrota (1) investigar y estudiar las cuestiones y problemas relacionados con el título 11, Código de Estados Unidos, (2) evaluar la conveniencia de las propuestas y acuerdos en vigor con respecto a esas cuestiones y problemas, (3) recabar las opiniones divergentes de todas las partes interesadas con la operación del sistema concursal, y (4) preparar y presentar a la Congreso, el Presidente del Tribunal Supremo, y el Presidente un informe no más tarde de 2 años después de la fecha de su primera reunión, y prevé terminación de la Comisión 30 días después de la presentación de la informe que fue presentado el 20 de octubre de 1997. COMISIÓN DE LAS LEYES DE BANCARROTA DE LOS ESTADOS UNIDOS Pub. L. 91-354, Secs. 1-6, 24 de julio de 1970, 84 Stat. 468, como modificado por el pub. L. 92-251, 17 de marzo de 1972, 86 Stat. 63, Pub. L. 93 –56, sec. 1, 1 de julio de 1973, 87 Stat. 140, estableció la Comisión en las Leyes de Bancarrota de los Estados Unidos, para estudiar y recomendar cambios en este título, que dejaron de existir 30 días después de la fecha de la presentación de su informe final que se requiere antes de julio 31, 1973.

41 Las leyes de bancarrota fueron revisadas en general, y promulgada como Título 11, de Quiebras, por el pub. L. 95-598, 6 de noviembre de 1978, 92 Stat. 2549. Las leyes de quiebra anteriores incluyen los siguientes actos: 04 de abril 1800, cap. 19, 2 Stat. 19, derogado el 19 de diciembre 1803, cap. 6, 2 Stat. 248. 19 de agosto 1841, cap. 9, 5 Stat. 440, derogado el 03 de marzo 1843, cap. 82, 5 Stat. 614. 02 de marzo 1867, cap. 176, 14 Stat. 517, cuyas disposiciones se incorporaron en Rev. Stat. Título LXI, Secs. 4972 a 5132, se han modificado sustancialmente 22 de junio 1874, cap. 390, 18 Stat. 178 y se derogaron 07 de junio 1878, cap. 160, 20 Stat. 99. La Ley Concursal el 1 de julio de 1898, cap. 541, 30 Stat. 544, como modificado, a veces llamada la Ley de Nelson, derogado por el pub. L. 95-598. La Ley de Chandler de 22 de julio de 1938, cap. 575, 52 Stat. 883, la cual se revisó la Ley de Quiebras general y material modificar las disposiciones relativas a la reorganización de sociedades, derogado por el pub. L. 95-598. REVISIÓN DE LA COMISIÓN NACIONAL DE LA QUIEBRA Pub. L. 103-394, Título VI, 22 de octubre de 1994, 108 Stat. 4147, estableció la Comisión Nacional de Revisión de Bancarrota (1) investigar y estudiar las cuestiones y problemas relacionados con el título 11, Código de Estados Unidos, (2) evaluar la conveniencia de las propuestas y acuerdos en vigor con respecto a esas cuestiones y problemas, (3) recabar las opiniones divergentes de todas las partes interesadas con la operación del sistema concursal, y (4) preparar y presentar a la Congreso, el Presidente del Tribunal Supremo, y el Presidente un informe no más tarde de 2 años después de la fecha de su primera reunión, y prevé terminación de la Comisión 30 días después de la presentación de la informe que fue presentado el 20 de octubre de 1997. COMISIÓN DE LAS LEYES DE BANCARROTA DE LOS ESTADOS UNIDOS Pub. L. 91-354, Secs. 1-6, 24 de julio de 1970, 84 Stat. 468, como modificado por el pub. L. 92-251, 17 de marzo de 1972, 86 Stat. 63, Pub. L. 93 –56, sec. 1, 1 de julio de 1973, 87 Stat. 140, estableció la Comisión en las Leyes de Bancarrota de los Estados Unidos, para estudiar y recomendar cambios en este título, que dejaron de existir 30 días después de la fecha de la presentación de su informe final que se requiere antes de julio 31, 1973. 40

http://uscode.house.gov/download/title_11.shtml

La principal regulación que rige en Estados Unidos de América, al igual que Inglaterra, tampoco la dejaron entregada al sistema consuetudinario, librándose una norma escrita denominada Bankruptcy Code de los Estados Unidos de 1978, con lo cual queda claro que también en el contexto de ese país, el tema concursal no lo consideran inscrito en un ámbito únicamente privado aún cuando revela una privatización creciente.40-41 7. EL DERECHO CONCURSAL EN ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA común de los sistemas concursales, antes que causales determinadas para la apertura de un concurso, adopta el criterio de escoger un fundamento único y principal para abrir el procedimiento de liquidación: la insolvencia del deudor. DERECHO CONCURSAL CHILENO

101

RETIRO

(C) con referencia a un municipio, la situación financiera del municipio que incurra en la siguiente conducta:

Un aspecto importante en este sistema regulatorio es la precisión que efectúa sobre el concepto de “insolvencia”, en tanto abarca una realidad mucho más amplia que la mera sumatoria de los valores del activo vinculados a las obligaciones que el deudor debe cumplir.

(II) la suma del exceso de valor de cada general socio de la propiedad de nonpartnership, exclusivo de la propiedad de del tipo especificado en el subpárrafo (A) del presente párrafo, sobre las deudas nonpartnership socios de dicha, y

En ese sentido efectúa las siguientes precisiones para aplicar la ley concursal, en una traducción libre42:

(I) todos los bienes de dicha sociedad, reducidos exclusivamente a los que inscriben en la clase especificada en el párrafo (A) (i) de este párrafo;

“(32) El término “insolvente” significa:

(B) con referencia a una asociación, tal condición financiera que la suma de las deudas de asociación tal es mayor que el precio justo agregados los siguientes:

(A) con referencia a una entidad distinta de una sociedad y un municipio, condición financiera tal que la suma de tales las deudas de la entidad es mayor que toda la propiedad de dicha entidad, a un precio justo, con exclusión de:

(II) los bienes que pueden quedar exentos de la propiedad en virtud del artículo 522 de este título;

(I) los bienes transferidos, ocultos, o removidos con la intención de obstaculizar, retrasar, o defraudar a los acreedores de dichas entidades, y

(I) los bienes transferidos, ocultos, o removidos con la intención de obstaculizar, retrasar, o defraudar a los acreedores de dichas entidades, y

(II) los bienes que pueden quedar exentos de la propiedad en virtud del artículo 522 de este título;

(A) con referencia a una entidad distinta de una sociedad y un municipio, condición financiera tal que la suma de tales las deudas de la entidad es mayor que toda la propiedad de dicha entidad, a un precio justo, con exclusión de:

(B) con referencia a una asociación, tal condición financiera que la suma de las deudas de asociación tal es mayor que el precio justo agregados los siguientes:

“(32) El término “insolvente” significa:

(I) todos los bienes de dicha sociedad, reducidos exclusivamente a los que inscriben en la clase especificada en el párrafo (A) (i) de este párrafo;

En ese sentido efectúa las siguientes precisiones para aplicar la ley concursal, en una traducción libre42:

(II) la suma del exceso de valor de cada general socio de la propiedad de nonpartnership, exclusivo de la propiedad de del tipo especificado en el subpárrafo (A) del presente párrafo, sobre las deudas nonpartnership socios de dicha, y

Un aspecto importante en este sistema regulatorio es la precisión que efectúa sobre el concepto de “insolvencia”, en tanto abarca una realidad mucho más amplia que la mera sumatoria de los valores del activo vinculados a las obligaciones que el deudor debe cumplir.

(C) con referencia a un municipio, la situación financiera del municipio que incurra en la siguiente conducta:

GONZALO BAEZA OVALLE

42 CITE-11 USC Capítulo 1 –DISPOSICIONES GENERALES 01/03/2012 (112-90) -EXPCITE– TÍTULO 11 –QUIEBRA CAPÍTULO 1 –DISPOSICIONES GENERALES.

102

42

102

GONZALO BAEZA OVALLE

CITE-11 USC Capítulo 1 –DISPOSICIONES GENERALES 01/03/2012 (112-90) -EXPCITE– TÍTULO 11 –QUIEBRA CAPÍTULO 1 –DISPOSICIONES GENERALES.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

103

(I) por lo general no pague sus deudas a su vencimiento a menos que tales deudas sean objeto de una disputa de buena fe (un litigio real), o (II) no pueda pagar sus deudas a su vencimiento. Más adelante aclara que ese concepto comprende lo siguiente: “Un entidad es insolvente si sus deudas son mayores que sus activos, en un valoración justa, incluyendo los bienes exentos o transferidos de manera fraudulenta.” (traducción libre) En Estados Unidos son reconocidos dos sistemas concursales principales aplicables a las empresas. Aquél regulado en el Chapter 7 y el tratado en el Chapter 11. En el primero, es prevista la designación de un administrador (trustee) por el tribunal para supervisar la liquidación, lo que implica que inevitablemente la empresa debe ser cerrada antes de la venta y los bienes subastados. En el segundo, esto el Chapter 11, posibilita la continuación de giro, en tanto los acreedores elaboran un plan de reorganización, en el cual debe participar el deudor. Para dar curso a lo expuesto, los directores de la empresa permanecen en sus cargos a fin de continuar ejerciendo los aspectos fundamentales atingentes a su administración. De esta manera, ellos tendrán un mayor incentivo para reflotar a la compañía y posibilitar una venta como entidad en marcha, siendo muy pocos los casos en que la gerencia es reemplazada por un administrador designado por el tribunal, lo que ocurre sólo en términos transitorios, para los efectos de designar directores o gerentes definitivos. Las fórmulas más frecuentes de solucionar la insolvencia pasa por la capitalización de deuda o convenios de quitas, esperas y reducción de intereses. Esta modalidad ha demostrado ser menos onerosa en términos privados y sociales, que la tradicional liquidación que envuelve la apertura del proceso concursal latino.

Esta modalidad ha demostrado ser menos onerosa en términos privados y sociales, que la tradicional liquidación que envuelve la apertura del proceso concursal latino. Las fórmulas más frecuentes de solucionar la insolvencia pasa por la capitalización de deuda o convenios de quitas, esperas y reducción de intereses. De esta manera, ellos tendrán un mayor incentivo para reflotar a la compañía y posibilitar una venta como entidad en marcha, siendo muy pocos los casos en que la gerencia es reemplazada por un administrador designado por el tribunal, lo que ocurre sólo en términos transitorios, para los efectos de designar directores o gerentes definitivos. Para dar curso a lo expuesto, los directores de la empresa permanecen en sus cargos a fin de continuar ejerciendo los aspectos fundamentales atingentes a su administración. En el segundo, esto el Chapter 11, posibilita la continuación de giro, en tanto los acreedores elaboran un plan de reorganización, en el cual debe participar el deudor. En el primero, es prevista la designación de un administrador (trustee) por el tribunal para supervisar la liquidación, lo que implica que inevitablemente la empresa debe ser cerrada antes de la venta y los bienes subastados. En Estados Unidos son reconocidos dos sistemas concursales principales aplicables a las empresas. Aquél regulado en el Chapter 7 y el tratado en el Chapter 11. “Un entidad es insolvente si sus deudas son mayores que sus activos, en un valoración justa, incluyendo los bienes exentos o transferidos de manera fraudulenta.” (traducción libre) Más adelante aclara que ese concepto comprende lo siguiente: (II) no pueda pagar sus deudas a su vencimiento. (I) por lo general no pague sus deudas a su vencimiento a menos que tales deudas sean objeto de una disputa de buena fe (un litigio real), o DERECHO CONCURSAL CHILENO

103

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Ese tribunal exhibe amplias facultades para ejercer sus labores jurisdiccionales y dispone de una gran cantidad de medios, equipos técnicos y

104

1. Un tribunal especial denominado Bankruptcy Court (Corte de quiebras). Recordemos que el sistema judicial en ese país está basado en el funcionamiento de Cortes Estatales y Cortes Federales. Los casos de quiebra fueron radicados en la competencia de estas últimas, especializadas en procesos concursales.

De esta manera, la legislación norteamericana reconoce como orientación primordial de sus regulaciones, la necesidad social de resolver la insolvencia del deudor, en aras de cuyo propósito hace primar dos principios: la rehabilitación del fallido, entendida como la posibilidad que este reorganice su negocio para evitar la discontinuidad de su proceso productivo y la par condictio omnium creditorum.

El sistema concursal norteamericano está estructurado, primordialmente, sobre la base de la existencia de los siguientes órganos:

Distingue entre personas naturales y jurídicas e incluso muchos tipos de esta última, favoreciendo al primero en la medida que sea acreditada su buena fe, entregando oportunidades y herramientas para salir del estado de insolvencia, dejándolo en condiciones de disponer libremente de sus ingresos futuros, lo que califica como fresh start (literalmente, partida fresca pero, en su sentido lógico, un nuevo inicio o reinicio).

Ese mecanismo ha merecido críticas por estimar que permite a algunos deudores abusar de la tramitación del default, distorsionando la intencionalidad o propósito de su establecimiento, al generar un escenario extremadamente favorable para ellos y, por ende, rompiendo la igualdad de competencia con otras compañías del mismo rubro.

Respecto de las personas jurídicas, el Chapter 11 del Bankruptcy Code acusa, igualmente, una particular preocupación para reflotar la compañía, como adelantábamos.

De este modo, impulsa a los acreedores a poner mayor énfasis en los ingresos futuros, en otras palabras, los flujos esperados, antes que en la composición del activo, al dar inicio al procedimiento concursal.

De este modo, impulsa a los acreedores a poner mayor énfasis en los ingresos futuros, en otras palabras, los flujos esperados, antes que en la composición del activo, al dar inicio al procedimiento concursal.

Respecto de las personas jurídicas, el Chapter 11 del Bankruptcy Code acusa, igualmente, una particular preocupación para reflotar la compañía, como adelantábamos.

Ese mecanismo ha merecido críticas por estimar que permite a algunos deudores abusar de la tramitación del default, distorsionando la intencionalidad o propósito de su establecimiento, al generar un escenario extremadamente favorable para ellos y, por ende, rompiendo la igualdad de competencia con otras compañías del mismo rubro.

Distingue entre personas naturales y jurídicas e incluso muchos tipos de esta última, favoreciendo al primero en la medida que sea acreditada su buena fe, entregando oportunidades y herramientas para salir del estado de insolvencia, dejándolo en condiciones de disponer libremente de sus ingresos futuros, lo que califica como fresh start (literalmente, partida fresca pero, en su sentido lógico, un nuevo inicio o reinicio).

El sistema concursal norteamericano está estructurado, primordialmente, sobre la base de la existencia de los siguientes órganos:

De esta manera, la legislación norteamericana reconoce como orientación primordial de sus regulaciones, la necesidad social de resolver la insolvencia del deudor, en aras de cuyo propósito hace primar dos principios: la rehabilitación del fallido, entendida como la posibilidad que este reorganice su negocio para evitar la discontinuidad de su proceso productivo y la par condictio omnium creditorum.

1. Un tribunal especial denominado Bankruptcy Court (Corte de quiebras). Recordemos que el sistema judicial en ese país está basado en el funcionamiento de Cortes Estatales y Cortes Federales. Los casos de quiebra fueron radicados en la competencia de estas últimas, especializadas en procesos concursales.

GONZALO BAEZA OVALLE

Ese tribunal exhibe amplias facultades para ejercer sus labores jurisdiccionales y dispone de una gran cantidad de medios, equipos técnicos y

104

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

105

profesionales que lo habilitan para supervisar acuciosamente los procesos de reorganización que motivan el principal centro de preocupación de la legislación en estudio. Usualmente, conserva la administración de la empresa en manos del deudor y entrega a los comités de acreedores la carga o responsabilidad de acudir al tribunal toda vez que estimen necesario revisar algunas materias. El juez de la quiebra, Bankruptcy Judge, de acuerdo al § 105 del Bankruptcy Code (1978) cuenta con facultades para emitir las órdenes que considere necesarias para lograr la completa substanciación del proceso concursal. 2. Trustee (Síndico): En cada caso de liquidación (capitulo 7) y en algunos de reorganización (capítulo 11) además del juez de quiebra también concurrirá este funcionario, que siendo de origen privado queda bajo la fiscalización del US. Trustee. Sus atribuciones sufrirán variaciones, dependiendo de la situación. En todo caso, si enfrenta un proceso de liquidación, ha de cumplir las siguientes obligaciones: 1) Recolectar los bienes que conforman el activo del deudor y, por consecuencia, afectos al proceso concursal; 2) Adoptar las medidas adecuadas para propender recuperar los bienes del deudor que hubieren sido fraudulentamente transferidos antes de la petición de quiebra y con posterioridad a ella; 3) Vender los bienes del deudor que forman parte de la quiebra y repartir proporcionalmente el producto de esa liquidación o realización entre los acreedores. Por el contrario, si se trata de la reorganización, resultará poco frecuente que sea designado un trustee salvo que el juez, en interés de la masa de acreedores o accionistas de la sociedad, lo considere conveniente y así lo resuelva.

Por el contrario, si se trata de la reorganización, resultará poco frecuente que sea designado un trustee salvo que el juez, en interés de la masa de acreedores o accionistas de la sociedad, lo considere conveniente y así lo resuelva. 3) Vender los bienes del deudor que forman parte de la quiebra y repartir proporcionalmente el producto de esa liquidación o realización entre los acreedores. 2) Adoptar las medidas adecuadas para propender recuperar los bienes del deudor que hubieren sido fraudulentamente transferidos antes de la petición de quiebra y con posterioridad a ella; 1) Recolectar los bienes que conforman el activo del deudor y, por consecuencia, afectos al proceso concursal; En todo caso, si enfrenta un proceso de liquidación, ha de cumplir las siguientes obligaciones: Sus atribuciones sufrirán variaciones, dependiendo de la situación. 2. Trustee (Síndico): En cada caso de liquidación (capitulo 7) y en algunos de reorganización (capítulo 11) además del juez de quiebra también concurrirá este funcionario, que siendo de origen privado queda bajo la fiscalización del US. Trustee. El juez de la quiebra, Bankruptcy Judge, de acuerdo al § 105 del Bankruptcy Code (1978) cuenta con facultades para emitir las órdenes que considere necesarias para lograr la completa substanciación del proceso concursal. Usualmente, conserva la administración de la empresa en manos del deudor y entrega a los comités de acreedores la carga o responsabilidad de acudir al tribunal toda vez que estimen necesario revisar algunas materias. profesionales que lo habilitan para supervisar acuciosamente los procesos de reorganización que motivan el principal centro de preocupación de la legislación en estudio. DERECHO CONCURSAL CHILENO

105

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

b) Investigar, tanto las actuaciones del deudor como su efectiva situación financiera.

106

a) Consultar con el trustee o el deudor en posesión, todos los temas atingentes a la administración del caso.

Como en esa situación la compañía continúa con sus operaciones, las funciones del trustee radicarán, de manera primordial, en su intervención en la administración.

Entre las funciones que son reconocidas a ese comité, principalmente figuran las siguientes:

Este sistema de síndicos privados, unido a los altísimos costos de los abogados, determina que, en último término, los costos legales consuman aquella parte de la masa de bienes concursable que habría correspondido a los “general creditors” o acreedores valistas.

Atendido ese escenario y para solucionar tal inconveniente operativo el §1102 ordena al United Status trustee designar un comité de acreedores generales, luego de otorgada la orden de alivio o respiro, sugiriendo que esté conformado por los 7 mayores acreedores.

3. U.S. Trustee: Constituye un funcionario del gobierno, designado y dependiente del Attorney General, que es quien lo designa, encargado de la fiscalización y control de los procesos de quiebra, obrando en el interés público y en miras de promover la eficiencia e integridad del sistema concursal.

4. Comité de Acreedores: En múltiples casos de reorganización bajo el Capítulo 11, los deudores cuentan con cientos e incluso miles de acreedores. Bajo esa realidad queda transformado en un imposible negociar individualmente con cada uno de ellos.

Sirviendo ese propósito, dicha autoridad queda encargada de controlar la conducta de las partes, como también y, principalmente, asegurar el correcto cumplimiento de las leyes y procedimientos, identificando e investiga los fraudes y abusos que puedan ser cometidos.

Sirviendo ese propósito, dicha autoridad queda encargada de controlar la conducta de las partes, como también y, principalmente, asegurar el correcto cumplimiento de las leyes y procedimientos, identificando e investiga los fraudes y abusos que puedan ser cometidos.

4. Comité de Acreedores: En múltiples casos de reorganización bajo el Capítulo 11, los deudores cuentan con cientos e incluso miles de acreedores. Bajo esa realidad queda transformado en un imposible negociar individualmente con cada uno de ellos.

3. U.S. Trustee: Constituye un funcionario del gobierno, designado y dependiente del Attorney General, que es quien lo designa, encargado de la fiscalización y control de los procesos de quiebra, obrando en el interés público y en miras de promover la eficiencia e integridad del sistema concursal.

Atendido ese escenario y para solucionar tal inconveniente operativo el §1102 ordena al United Status trustee designar un comité de acreedores generales, luego de otorgada la orden de alivio o respiro, sugiriendo que esté conformado por los 7 mayores acreedores.

Este sistema de síndicos privados, unido a los altísimos costos de los abogados, determina que, en último término, los costos legales consuman aquella parte de la masa de bienes concursable que habría correspondido a los “general creditors” o acreedores valistas.

Entre las funciones que son reconocidas a ese comité, principalmente figuran las siguientes:

Como en esa situación la compañía continúa con sus operaciones, las funciones del trustee radicarán, de manera primordial, en su intervención en la administración.

a) Consultar con el trustee o el deudor en posesión, todos los temas atingentes a la administración del caso.

GONZALO BAEZA OVALLE

b) Investigar, tanto las actuaciones del deudor como su efectiva situación financiera.

106

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

107

c) Participar en la formulación de un plan de reorganización de la empresa. d) Solicitar la designación de un trustee o síndico. e) Ejecutar otros servicios especiales que competan a sus representados. f) Participar en las audiencias relativas al caso, como una parte interesada. Los miembros del comité soportan un deber fiduciario, en otras palabras, de confianza, respecto de todos los acreedores generales o general creditors que representan. De existir diversas clases de acreedores, es posible constituir diversos comités de manera que cada uno de ellos represente una determinada especie de acreedores, como acontece con los hipotecarios, prendarios, etcétera. La legislación en estudio fomenta la iniciación voluntaria de los procedimientos concursales, a través del otorgamiento de importantes alivios o respiros financieros que son obligatorios para los acreedores, al amparo del capítulo 11, como la concesión de un plazo para negociar e intentar un acuerdo con estos últimos. La petición enderezada siguiendo ese procedimiento, al amparo del capítulo 11, genera como consecuencia inmediata la suspensión de las acciones dirigidas contra el deudor. Casos Voluntarios: § 301 del Bankruptcy Code trata los casos de inicio voluntario del procedimiento, estableciendo que cualquier deudor está habilitado para promover una petición de quiebra o de reorganización, bajo el capítulo 7 u 11. La quiebra puede solicitarla un tercero, lo que regula el § 303 del Bankruptcy Code bajo el título de Casos Involuntarios, pero lo habitual será que el propio deudor sea quien acuda en pro de obtener la protección del capítulo 11, bajo el § 301 de un Caso Voluntario.

La quiebra puede solicitarla un tercero, lo que regula el § 303 del Bankruptcy Code bajo el título de Casos Involuntarios, pero lo habitual será que el propio deudor sea quien acuda en pro de obtener la protección del capítulo 11, bajo el § 301 de un Caso Voluntario. Casos Voluntarios: § 301 del Bankruptcy Code trata los casos de inicio voluntario del procedimiento, estableciendo que cualquier deudor está habilitado para promover una petición de quiebra o de reorganización, bajo el capítulo 7 u 11. La petición enderezada siguiendo ese procedimiento, al amparo del capítulo 11, genera como consecuencia inmediata la suspensión de las acciones dirigidas contra el deudor. La legislación en estudio fomenta la iniciación voluntaria de los procedimientos concursales, a través del otorgamiento de importantes alivios o respiros financieros que son obligatorios para los acreedores, al amparo del capítulo 11, como la concesión de un plazo para negociar e intentar un acuerdo con estos últimos. De existir diversas clases de acreedores, es posible constituir diversos comités de manera que cada uno de ellos represente una determinada especie de acreedores, como acontece con los hipotecarios, prendarios, etcétera. Los miembros del comité soportan un deber fiduciario, en otras palabras, de confianza, respecto de todos los acreedores generales o general creditors que representan. f) Participar en las audiencias relativas al caso, como una parte interesada. e) Ejecutar otros servicios especiales que competan a sus representados. d) Solicitar la designación de un trustee o síndico. c) Participar en la formulación de un plan de reorganización de la empresa. DERECHO CONCURSAL CHILENO

107

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

El § 303 del código protege a los deudores de las peticiones infundadas de quiebra, por el perjuicio que ello trae aparejado para el requerido, de

108

En ese sistema, que atiende principalmente a la reorganización y nueva partida de la organización productiva en dificultades, la insolvencia no aparece exigida como un supuesto necesario para que el deudor pueda acogerse al capítulo 11.

Esa tramitación determinará el transcurso de un lapso de varias semanas antes que sea concedido al deudor el alivio financiero.

Casos involuntarios: Los encontramos regulados en el § 303 del Bankruptcy Code, en término que habilita a los acreedores para exigir la liquidación o reorganización sólo en aquellos casos del capítulo 7 u 11 (quedando fuera los previstos en el capítulo 9, 12 y 13, constituidos por las municipalidades, agricultores e individuos con un ingreso regular, a los cuales ha sido asignado un tratamiento especial en el código).

En ese procedimiento, el deudor queda facultado para presentar una respuesta y, a diferencia de los voluntarios, no concede un inmediato alivio financiero. Para que tal cosa ocurra es preciso que el juez resuelva que el deudor está efectivamente incumpliendo generalizadamente con sus obligaciones, en otras palabras, una cesación de pago habitual, evidentemente reveladora de insolvencia.

También exime de ese procedimiento a las compañías de seguro, bancos, agricultores e instituciones de caridad, que reconocen regulaciones particulares.

No obstante, si el deudor exhibe menos de doce acreedores carentes de garantía, bastará un acreedor con crédito no garantizado superior a esa cifra.

Para aceptar a tramitación la petición de quiebra ella debe ser presentada por al menos tres acreedores, sin garantía, esto es, los general creditors, con acreencias superiores a los US$ 11,625.

Para aceptar a tramitación la petición de quiebra ella debe ser presentada por al menos tres acreedores, sin garantía, esto es, los general creditors, con acreencias superiores a los US$ 11,625.

No obstante, si el deudor exhibe menos de doce acreedores carentes de garantía, bastará un acreedor con crédito no garantizado superior a esa cifra.

También exime de ese procedimiento a las compañías de seguro, bancos, agricultores e instituciones de caridad, que reconocen regulaciones particulares.

En ese procedimiento, el deudor queda facultado para presentar una respuesta y, a diferencia de los voluntarios, no concede un inmediato alivio financiero. Para que tal cosa ocurra es preciso que el juez resuelva que el deudor está efectivamente incumpliendo generalizadamente con sus obligaciones, en otras palabras, una cesación de pago habitual, evidentemente reveladora de insolvencia.

Casos involuntarios: Los encontramos regulados en el § 303 del Bankruptcy Code, en término que habilita a los acreedores para exigir la liquidación o reorganización sólo en aquellos casos del capítulo 7 u 11 (quedando fuera los previstos en el capítulo 9, 12 y 13, constituidos por las municipalidades, agricultores e individuos con un ingreso regular, a los cuales ha sido asignado un tratamiento especial en el código).

Esa tramitación determinará el transcurso de un lapso de varias semanas antes que sea concedido al deudor el alivio financiero.

En ese sistema, que atiende principalmente a la reorganización y nueva partida de la organización productiva en dificultades, la insolvencia no aparece exigida como un supuesto necesario para que el deudor pueda acogerse al capítulo 11. 108

GONZALO BAEZA OVALLE

El § 303 del código protege a los deudores de las peticiones infundadas de quiebra, por el perjuicio que ello trae aparejado para el requerido, de

En ese lapso, el juez puede designar un trustee interino.

En ese lapso, el juez puede designar un trustee interino.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

109

manera que el acreedor corre el riesgo de ser condenado al pago de los costos y honorarios que se hayan generado para el deudor. Si la petición es considerada de mala fe, el acreedor puede ser condenado a pagar todos los daños y perjuicios que directa o indirectamente se produjeren como consecuencia de la petición e incluso aplicar daños punitivos contra el acreedor. 8. EL DERECHO CONCURSAL EN ALEMANIA43

43 Habitualmente en los trabajos de esta naturaleza, hacemos un ejercicio de análisis de la legislación comparada, pero dando prioridad a las originarias o que sirven de fuente a nuestro sistema jurídico, como son las latinas, léanse francesas y españolas. También son estudiados aquellas que marchan paralelas a nuestro desarrollo jurídico, como los sistemas anglosajones. Este es el ejercicio que hemos hecho hasta ahora. Sin embargo, habiendo reflexionado un tanto sobre el tema, apreciamos que resultaría útil para la debida evaluación y análisis de las materias a tratar en este trabajo, hacer una somera revisión de la legislación alemana que, en algunos casos, como la reforma al procedimiento penal chileno, fue tenida en consideración para ese propósito. La información ha sido obtenida básicamente a través de Internet, en portales abiertos que no permiten identificar autores, lo que resulta lamentable ya que, por esa vía privamos de una referencia idónea a la fuente en perjuicio de quienes deseen ahondar en este estudio. En todo caso, es un aporte el Primer Informe evacuado por el profesor Raúl Núñez Ojeda por encargo de la Superintendencia de Quiebras, que también aparece como de libre acceso en Internet, entre muchos otros.

8.1. Aspectos generales Las regulaciones concursales están contenidas en un cuerpo orgánico de leyes denominado “Código de Insolvencia”, que entró a regir el 1º de enero de 1999. Este Código, a diferencia de las doctrinas tradicionales, incluye un concepto novedoso para dar curso a la apertura de un concurso, denominado “amenaza de iliquidez” (drohende Sahulunsunfähikeit) lo que permite al deudor afecto a ese procedimiento, acceder a los mecanismos de ayuda contemplados en ese Código. Ese Código brinda al deudor la posibilidad de administrar directamente la masa afecta a concurso, supervisado por un síndico, lo que resulta

Ese Código brinda al deudor la posibilidad de administrar directamente la masa afecta a concurso, supervisado por un síndico, lo que resulta Este Código, a diferencia de las doctrinas tradicionales, incluye un concepto novedoso para dar curso a la apertura de un concurso, denominado “amenaza de iliquidez” (drohende Sahulunsunfähikeit) lo que permite al deudor afecto a ese procedimiento, acceder a los mecanismos de ayuda contemplados en ese Código. Las regulaciones concursales están contenidas en un cuerpo orgánico de leyes denominado “Código de Insolvencia”, que entró a regir el 1º de enero de 1999. 8.1. Aspectos generales

43

Habitualmente en los trabajos de esta naturaleza, hacemos un ejercicio de análisis de la legislación comparada, pero dando prioridad a las originarias o que sirven de fuente a nuestro sistema jurídico, como son las latinas, léanse francesas y españolas. También son estudiados aquellas que marchan paralelas a nuestro desarrollo jurídico, como los sistemas anglosajones. Este es el ejercicio que hemos hecho hasta ahora. Sin embargo, habiendo reflexionado un tanto sobre el tema, apreciamos que resultaría útil para la debida evaluación y análisis de las materias a tratar en este trabajo, hacer una somera revisión de la legislación alemana que, en algunos casos, como la reforma al procedimiento penal chileno, fue tenida en consideración para ese propósito. La información ha sido obtenida básicamente a través de Internet, en portales abiertos que no permiten identificar autores, lo que resulta lamentable ya que, por esa vía privamos de una referencia idónea a la fuente en perjuicio de quienes deseen ahondar en este estudio. En todo caso, es un aporte el Primer Informe evacuado por el profesor Raúl Núñez Ojeda por encargo de la Superintendencia de Quiebras, que también aparece como de libre acceso en Internet, entre muchos otros.

8. EL DERECHO CONCURSAL EN ALEMANIA43 Si la petición es considerada de mala fe, el acreedor puede ser condenado a pagar todos los daños y perjuicios que directa o indirectamente se produjeren como consecuencia de la petición e incluso aplicar daños punitivos contra el acreedor. manera que el acreedor corre el riesgo de ser condenado al pago de los costos y honorarios que se hayan generado para el deudor. DERECHO CONCURSAL CHILENO

109

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Las causales previstas para pedir la apertura del procedimiento podemos sintetizarlas bajo un referente común conformado por la imposibilidad de pago del deudor o sobre endeudamiento, que equivale a la insolvencia, conceptualizando esto último como la insuficiencia de los bienes del deudor para cubrir las obligaciones (artículo 17, apartado 2, InsO y artículo 18,

110

Si es una sociedad anónima la afectada por la insolvencia, es obligatorio solicitar la apertura del concurso bajo apercibimiento que los acreedores puedan reclamar indemnizaciones y el deudor incurrir en una figura delictiva.

semejante a las normas estudiadas relativas a la legislación inglesa y norteamericana.

De ese modo, quedan legitimados para solicitarla tanto el deudor como el acreedor, pero no las entidades públicas.

Es postulado a su respecto que restringiría la excesiva libertad de los acreedores e, incluso, facultaría al tribunal para dejar sin efecto algunos actos de éstos si conspiran contra el bien común y propósito económico perseguido por los concursos.

La apertura del procedimiento concursal puede ser dispuesta respecto de cualquier persona, aún cuando no sea comerciante.

La legislación concursal alemana, de este modo, contempla un procedimiento único para tratar la insolvencia inspirado en la idea de satisfacer a los acreedores de la forma más equitativa posible, como lo denuncia la primera frase del apartado 1 de la ley concursal alemana (Insolvenzordnung).

El necesario saneamiento para el fallido está posibilitado en esas regulaciones por la condonación de los saldos no pagados al concluir el procedimiento de insolvencia (Restschuldbefreiung).

Ese procedimiento aparece regulado, principalmente, por las normas legislativas aplicables a la administración, determinación y distribución de la masa de la quiebra (Regelinsolvenzverfahren, procedimiento de insolvencia ordinario), lo que no obsta a que los interesados puedan acordar un manera distinta de llevar a cabo esa labor, como la continuación del giro.

Ese procedimiento aparece regulado, principalmente, por las normas legislativas aplicables a la administración, determinación y distribución de la masa de la quiebra (Regelinsolvenzverfahren, procedimiento de insolvencia ordinario), lo que no obsta a que los interesados puedan acordar un manera distinta de llevar a cabo esa labor, como la continuación del giro.

El necesario saneamiento para el fallido está posibilitado en esas regulaciones por la condonación de los saldos no pagados al concluir el procedimiento de insolvencia (Restschuldbefreiung).

La legislación concursal alemana, de este modo, contempla un procedimiento único para tratar la insolvencia inspirado en la idea de satisfacer a los acreedores de la forma más equitativa posible, como lo denuncia la primera frase del apartado 1 de la ley concursal alemana (Insolvenzordnung).

La apertura del procedimiento concursal puede ser dispuesta respecto de cualquier persona, aún cuando no sea comerciante.

Es postulado a su respecto que restringiría la excesiva libertad de los acreedores e, incluso, facultaría al tribunal para dejar sin efecto algunos actos de éstos si conspiran contra el bien común y propósito económico perseguido por los concursos.

De ese modo, quedan legitimados para solicitarla tanto el deudor como el acreedor, pero no las entidades públicas.

semejante a las normas estudiadas relativas a la legislación inglesa y norteamericana.

Si es una sociedad anónima la afectada por la insolvencia, es obligatorio solicitar la apertura del concurso bajo apercibimiento que los acreedores puedan reclamar indemnizaciones y el deudor incurrir en una figura delictiva.

GONZALO BAEZA OVALLE

Las causales previstas para pedir la apertura del procedimiento podemos sintetizarlas bajo un referente común conformado por la imposibilidad de pago del deudor o sobre endeudamiento, que equivale a la insolvencia, conceptualizando esto último como la insuficiencia de los bienes del deudor para cubrir las obligaciones (artículo 17, apartado 2, InsO y artículo 18,

110

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

111

apartado 2, InsO). Para este efecto, los bienes deben ser valorizados considerando la empresa en marcha cuando esta alternativa aparece viable. El abuso del derecho a solicitar la apertura de concurso respecto a determinadas personas, es restringido sobre la base de exigir al acreedor peticionario, que junto a su solicitud acompañe antecedentes razonables para acreditar que existe la insolvencia del deudor como también que justifique debidamente su calidad de acreedor. Constituye un motivo para desestimar la pretensión de apertura del procedimiento de insolvencia, la inexistencia de bienes suficientes para cubrir los gastos (artículo 26, apartado 1, InsO). De ser cumplidas esas exigencias, el tribunal librará un auto de declaración de apertura de concurso que publicitará a través de Internet o del órgano jurisdiccional dedicada a comunicaciones públicas. Una propuesta o proyecto de ley prevé que, en el futuro, las comunicaciones serán efectuadas exclusivamente en Internet. La misión del tribunal competente en materia de quiebra consiste en dar curso al procedimiento y controlar su legalidad. También cae en la esfera de su competencia ejercer funciones de mediación y conciliación en las negociaciones que surjan en aras de alcanzar un acuerdo para terminar el procedimiento de insolvencia. Las decisiones principales del procedimiento de insolvencia (determinación de los bienes, liquidación, convenio y plan de la quiebra) son tomadas por los acreedores. No obstante, el juez asume una participación determinante para resolver sobre la iniciación o apertura del procedimiento concursal, lo mismo acontece en la legislación chilena y, como fue dicho, todo ello sin perjuicio de controlar la legalidad de ese procedimiento, que es el núcleo de su participación. En ese campo no sólo resuelve la apertura del procedimiento de insolvencia, sino igualmente puede decretar medidas cautelares provisionales, nombrar al administrador concursal y fiscalizar el cumplimiento de sus

En ese campo no sólo resuelve la apertura del procedimiento de insolvencia, sino igualmente puede decretar medidas cautelares provisionales, nombrar al administrador concursal y fiscalizar el cumplimiento de sus No obstante, el juez asume una participación determinante para resolver sobre la iniciación o apertura del procedimiento concursal, lo mismo acontece en la legislación chilena y, como fue dicho, todo ello sin perjuicio de controlar la legalidad de ese procedimiento, que es el núcleo de su participación. Las decisiones principales del procedimiento de insolvencia (determinación de los bienes, liquidación, convenio y plan de la quiebra) son tomadas por los acreedores. También cae en la esfera de su competencia ejercer funciones de mediación y conciliación en las negociaciones que surjan en aras de alcanzar un acuerdo para terminar el procedimiento de insolvencia. La misión del tribunal competente en materia de quiebra consiste en dar curso al procedimiento y controlar su legalidad. De ser cumplidas esas exigencias, el tribunal librará un auto de declaración de apertura de concurso que publicitará a través de Internet o del órgano jurisdiccional dedicada a comunicaciones públicas. Una propuesta o proyecto de ley prevé que, en el futuro, las comunicaciones serán efectuadas exclusivamente en Internet. Constituye un motivo para desestimar la pretensión de apertura del procedimiento de insolvencia, la inexistencia de bienes suficientes para cubrir los gastos (artículo 26, apartado 1, InsO). El abuso del derecho a solicitar la apertura de concurso respecto a determinadas personas, es restringido sobre la base de exigir al acreedor peticionario, que junto a su solicitud acompañe antecedentes razonables para acreditar que existe la insolvencia del deudor como también que justifique debidamente su calidad de acreedor. apartado 2, InsO). Para este efecto, los bienes deben ser valorizados considerando la empresa en marcha cuando esta alternativa aparece viable. DERECHO CONCURSAL CHILENO

111

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

– Pagar los créditos con el resultado de la enajenación de los activos (artículo 187, InsO).

112

– Realizar los bienes comprendidos en la masa de la quiebra (artículo 159, InsO).

funciones en cuanto a la legalidad de su actuación, no en su propósito final tampoco está autorizado para impartirle instrucciones.

– La facción del inventario de los bienes afectos al concurso (artículo 153, apartado. 1 p. 1 InsO).

El procedimiento de insolvencia gira en torno a la figura del administrador concursal, cargo que, habitualmente, es ocupado por abogados, hombres de negocios, auditores de cuentas o asesores fiscales.

– Resolver sobre la continuidad o término de los contratos pendientes (artículo 103, InsO).

Abierto que sea el procedimiento de insolvencia es conferido al administrador concursal la facultad y obligación relativa a la gestión y disposición de los bienes afectos a concurso, de una manera muy semejante al desasimiento chileno.

– Cumplir con las obligaciones laborales.

Su labor primordial radica en identificar los bienes del deudor afecto a concurso de aquellos que no lo son, por corresponder a terceros.

Otras funciones del administrador concursal son:

En el fondo, está afecto a las mismas obligaciones que recaen sobre los síndicos en el sistema jurídico chileno y que, no siempre cumplen, en el sentido de hacer coincidir la masa concursal de hecho con la masa concursal de derecho, a que nos referiremos más adelante en este trabajo.

La masa resultante es denominada “masa de la quiebra” (artículo 35, InsO), con la que se deberá satisfacer a los acreedores.

La masa resultante es denominada “masa de la quiebra” (artículo 35, InsO), con la que se deberá satisfacer a los acreedores.

En el fondo, está afecto a las mismas obligaciones que recaen sobre los síndicos en el sistema jurídico chileno y que, no siempre cumplen, en el sentido de hacer coincidir la masa concursal de hecho con la masa concursal de derecho, a que nos referiremos más adelante en este trabajo.

Otras funciones del administrador concursal son:

Su labor primordial radica en identificar los bienes del deudor afecto a concurso de aquellos que no lo son, por corresponder a terceros.

– Cumplir con las obligaciones laborales.

Abierto que sea el procedimiento de insolvencia es conferido al administrador concursal la facultad y obligación relativa a la gestión y disposición de los bienes afectos a concurso, de una manera muy semejante al desasimiento chileno.

– Resolver sobre la continuidad o término de los contratos pendientes (artículo 103, InsO).

El procedimiento de insolvencia gira en torno a la figura del administrador concursal, cargo que, habitualmente, es ocupado por abogados, hombres de negocios, auditores de cuentas o asesores fiscales.

– La facción del inventario de los bienes afectos al concurso (artículo 153, apartado. 1 p. 1 InsO).

funciones en cuanto a la legalidad de su actuación, no en su propósito final tampoco está autorizado para impartirle instrucciones.

– Realizar los bienes comprendidos en la masa de la quiebra (artículo 159, InsO).

GONZALO BAEZA OVALLE

– Pagar los créditos con el resultado de la enajenación de los activos (artículo 187, InsO).

112

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

113

La ley concursal alemana (Insolvenzordnung) permite a los acreedores ejercer una influencia considerable en el procedimiento de insolvencia. En todos los casos está prevista la Gläubigerversammlung (junta de acreedores) y además existe la posibilidad de establecer una Gläubigerausschuss (comité de acreedores). La junta de acreedores es el órgano principal de administración de los acreedores y el comité constituye el órgano central de control con función semejante a la de un Directorio de sociedad anónima. El tribunal de la quiebra convoca (artículo 74, apartado 1, primera frase, InsO) y dirige (artículo 76, apartado 1, InsO) la junta de acreedores. Tienen derecho a asistir a la junta todos los acreedores a los que se reconozca este derecho, el administrador concursal y el deudor (artículo 74, apartado 1, InsO). El quórum para adoptar acuerdos en la junta de acreedores es superior a la mitad del pasivo concurrente a la votación (Summenmehrheit). La junta de acreedores decide la composición del comité de acreedores (artículo 68, InsO). Si el tribunal competente en materia de quiebra designa al comité de acreedores antes de la primera junta de acreedores, la composición del comité deberá ajustarse a lo dispuesto en el artículo 67, apartado 2, InsO. La junta de acreedores tiene derecho a disolver el comité de acreedores designado provisionalmente de esta manera. La junta de acreedores decide la continuación del procedimiento de insolvencia y la forma de realizar los activos, debiendo cumplir con las siguientes obligaciones: – Elegir el administrador concursal (artículo 57, p. 1 InsO). – Supervisar al administrador concursal (artículos 66, 79, 197 apartado 1, Nº 1, InsO). – Aprobar los actos jurídicos especialmente importantes del administrador concursal (artículo 160, apartado 1, InsO).

– Aprobar los actos jurídicos especialmente importantes del administrador concursal (artículo 160, apartado 1, InsO). – Supervisar al administrador concursal (artículos 66, 79, 197 apartado 1, Nº 1, InsO). – Elegir el administrador concursal (artículo 57, p. 1 InsO). La junta de acreedores decide la continuación del procedimiento de insolvencia y la forma de realizar los activos, debiendo cumplir con las siguientes obligaciones: La junta de acreedores decide la composición del comité de acreedores (artículo 68, InsO). Si el tribunal competente en materia de quiebra designa al comité de acreedores antes de la primera junta de acreedores, la composición del comité deberá ajustarse a lo dispuesto en el artículo 67, apartado 2, InsO. La junta de acreedores tiene derecho a disolver el comité de acreedores designado provisionalmente de esta manera. El quórum para adoptar acuerdos en la junta de acreedores es superior a la mitad del pasivo concurrente a la votación (Summenmehrheit). Tienen derecho a asistir a la junta todos los acreedores a los que se reconozca este derecho, el administrador concursal y el deudor (artículo 74, apartado 1, InsO). El tribunal de la quiebra convoca (artículo 74, apartado 1, primera frase, InsO) y dirige (artículo 76, apartado 1, InsO) la junta de acreedores. La junta de acreedores es el órgano principal de administración de los acreedores y el comité constituye el órgano central de control con función semejante a la de un Directorio de sociedad anónima. En todos los casos está prevista la Gläubigerversammlung (junta de acreedores) y además existe la posibilidad de establecer una Gläubigerausschuss (comité de acreedores). La ley concursal alemana (Insolvenzordnung) permite a los acreedores ejercer una influencia considerable en el procedimiento de insolvencia. DERECHO CONCURSAL CHILENO

113

RETIRO

El fallido no pierde el dominio de sus bienes, luego de resuelta la apertura del procedimiento de insolvencia. Pero también opera el desasimiento comentado, de manera que la administración y disposición de los bienes afectos al concurso pasa al administrador concursal (excepción: la administración directa prevista en el artículo 270 ss., InsO).

El recurso se presentará por escrito o se entregará personalmente para su registro en la secretaría del tribunal y no tiene efecto suspensivo, sin perjuicio que el tribunal de apelación o el tribunal competente en materia de quiebras pueden ordenar la suspensión temporal de la ejecución.

– Participar en la preparación y ejecución del convenio (Insolvenzplan) (artículo 218, apartado 2, artículo 231, apartado 2, artículo 232, apartado 1, Nº 1, artículo 233, segunda frase, artículo 248, apartado 2, artículo 258, apartado 2, tercera frase, artículo 261, apartado 2, segunda frase, artículo 262, InsO).

8.2. Efectos de la apertura del procedimiento de insolvencia

GONZALO BAEZA OVALLE

De la misma manera que en el sistema chileno, reiteramos, sobreviene el desasimiento, de modo que el derecho del deudor a administrar y disponer de los bienes que constituyen la masa de la quiebra pasa al administrador concursal (artículo 80, apartado 1, InsO). Esto se aplica no sólo a aquellos bienes que le pertenecen al iniciarse el procedimiento, sino también a los que pueda adquirir durante el procedimiento. No se incluyen los bienes muebles que el deudor necesita para su vida cotidiana. Los ingresos proce-

114

El procedimiento de insolvencia, una vez iniciado, le impone deberes de información y colaboración, sin perder su derecho a participar en el proceso.

Para agilizar el procedimiento de insolvencia, las resoluciones del tribunal de la quiebra sólo son susceptibles de recurrirse en los supuestos en que la ley prevé el recurso inmediato (sofortige Beschwerde, artículo 6, apartado 1, InsO) ante el mismo tribunal o en el tribunal de apelación (tribunal regional superior al tribunal competente en materia de quiebra).

Para agilizar el procedimiento de insolvencia, las resoluciones del tribunal de la quiebra sólo son susceptibles de recurrirse en los supuestos en que la ley prevé el recurso inmediato (sofortige Beschwerde, artículo 6, apartado 1, InsO) ante el mismo tribunal o en el tribunal de apelación (tribunal regional superior al tribunal competente en materia de quiebra).

El procedimiento de insolvencia, una vez iniciado, le impone deberes de información y colaboración, sin perder su derecho a participar en el proceso. – Participar en la preparación y ejecución del convenio (Insolvenzplan) (artículo 218, apartado 2, artículo 231, apartado 2, artículo 232, apartado 1, Nº 1, artículo 233, segunda frase, artículo 248, apartado 2, artículo 258, apartado 2, tercera frase, artículo 261, apartado 2, segunda frase, artículo 262, InsO). 114

GONZALO BAEZA OVALLE

De la misma manera que en el sistema chileno, reiteramos, sobreviene el desasimiento, de modo que el derecho del deudor a administrar y disponer de los bienes que constituyen la masa de la quiebra pasa al administrador concursal (artículo 80, apartado 1, InsO). Esto se aplica no sólo a aquellos bienes que le pertenecen al iniciarse el procedimiento, sino también a los que pueda adquirir durante el procedimiento. No se incluyen los bienes muebles que el deudor necesita para su vida cotidiana. Los ingresos proce-

El fallido no pierde el dominio de sus bienes, luego de resuelta la apertura del procedimiento de insolvencia.

8.2. Efectos de la apertura del procedimiento de insolvencia

Pero también opera el desasimiento comentado, de manera que la administración y disposición de los bienes afectos al concurso pasa al administrador concursal (excepción: la administración directa prevista en el artículo 270 ss., InsO).

El recurso se presentará por escrito o se entregará personalmente para su registro en la secretaría del tribunal y no tiene efecto suspensivo, sin perjuicio que el tribunal de apelación o el tribunal competente en materia de quiebras pueden ordenar la suspensión temporal de la ejecución.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

115

dentes de una actividad laboral forman parte de la masa sólo en la medida en que superen el nivel mínimo de subsistencia del deudor. Para proteger la masa de la quiebra de, por ejemplo, intromisiones tanto del deudor como de los acreedores, el administrador concursal debe asumir de inmediato la tenencia de los bienes y si el deudor no accede, está facultado para forzarlo (Zwangsvollstreckung). De la misma manera que en Chile, el auto de apertura del procedimiento de insolvencia es suficiente título para ello. El administrador debe elaborar un inventario de los bienes que refleje la situación financiera de los activos y pasivos del deudor (artículo 153, InsO) y una lista de acreedores que incluya los créditos y distinga entre acreedores privilegiados y acreedores subordinados (artículo 152, InsO), dejando en claro que este trámite es de orden administrativo y no judicial, salvo que surge una controversia respecto a la existencia, entidad o preferencia del crédito, en cuyo casó si aparece justificado requerir la intervención judicial. Como la finalidad del procedimiento de insolvencia reconoce como propósito primordial satisfacer por igual a todos los acreedores, su apertura trae aparejada la prohibición de la ejecución forzosa individual por parte de los acreedores. Esto implica que, mientras dura el procedimiento de insolvencia los acreedores no pueden entablar acciones de ejecución forzosa sobre los bienes de la masa ni sobre los bienes que forman el patrimonio del deudor. 8.3. Normas reguladoras de los créditos Es reconocida la preferencia de los denominados acreedores de la masa (artículo 53, InsO) para ser pagados con las resultas de la realización de los bienes, teniendo tal calidad aquellos que hayan sido reconocidos por el administrador concursal en el marco del procedimiento de insolvencia (por ejemplo, reclamaciones salariales de los que siguen empleados en la empresa, o créditos de un abogado encargado por el administrador concursal para defender por vía judicial derechos contra el concursado). El fundamento de esta prioridad subyace en el hecho que el administrador concursal pueda llevar a cabo el procedimiento de insolvencia

El fundamento de esta prioridad subyace en el hecho que el administrador concursal pueda llevar a cabo el procedimiento de insolvencia Es reconocida la preferencia de los denominados acreedores de la masa (artículo 53, InsO) para ser pagados con las resultas de la realización de los bienes, teniendo tal calidad aquellos que hayan sido reconocidos por el administrador concursal en el marco del procedimiento de insolvencia (por ejemplo, reclamaciones salariales de los que siguen empleados en la empresa, o créditos de un abogado encargado por el administrador concursal para defender por vía judicial derechos contra el concursado). 8.3. Normas reguladoras de los créditos Como la finalidad del procedimiento de insolvencia reconoce como propósito primordial satisfacer por igual a todos los acreedores, su apertura trae aparejada la prohibición de la ejecución forzosa individual por parte de los acreedores. Esto implica que, mientras dura el procedimiento de insolvencia los acreedores no pueden entablar acciones de ejecución forzosa sobre los bienes de la masa ni sobre los bienes que forman el patrimonio del deudor. El administrador debe elaborar un inventario de los bienes que refleje la situación financiera de los activos y pasivos del deudor (artículo 153, InsO) y una lista de acreedores que incluya los créditos y distinga entre acreedores privilegiados y acreedores subordinados (artículo 152, InsO), dejando en claro que este trámite es de orden administrativo y no judicial, salvo que surge una controversia respecto a la existencia, entidad o preferencia del crédito, en cuyo casó si aparece justificado requerir la intervención judicial. De la misma manera que en Chile, el auto de apertura del procedimiento de insolvencia es suficiente título para ello. Para proteger la masa de la quiebra de, por ejemplo, intromisiones tanto del deudor como de los acreedores, el administrador concursal debe asumir de inmediato la tenencia de los bienes y si el deudor no accede, está facultado para forzarlo (Zwangsvollstreckung). dentes de una actividad laboral forman parte de la masa sólo en la medida en que superen el nivel mínimo de subsistencia del deudor. DERECHO CONCURSAL CHILENO

115

RETIRO

Este derecho de preferencia puede estar cimentado, entre otras cosas, en derechos hipotecarios, gravámenes y garantías sobre bienes inmuebles (artículos 50 y 51, InsO).

Ese tercero, al margen del procedimiento de insolvencia, puede actuar contra el administrador concursal para obtener la restitución del bien.

Los acreedores que hayan recibido en garantía bienes pertenecientes a la masa de la quiebra, tienen preferencia para obtener satisfacción de la liquidación de estos bienes. Los ingresos obtenidos de la venta de esos bienes se entregarán al acreedor beneficiario de la garantía hasta el montante del crédito garantizado. Todo excedente será incorporado a la masa de la quiebra para beneficio de los demás acreedores.

La separación de créditos puede fundamentarse en la propiedad, la mera reserva de propiedad, e incluso en derechos contractuales de restitución (Rückgewähranspruch) (por ejemplo, el derecho del arrendador respecto del arrendatario).

contrayendo nuevas obligaciones, siempre que disponga de medios para cumplirlas.

8.4. Acciones concursales revocatorias

GONZALO BAEZA OVALLE

Ellas las encontramos contempladas en los artículos 129 y siguientes de la InsO y reconocen como finalidad evitar que el deudor sustraiga los bienes incautados o que los acreedores individuales obtengan ventajas especiales inmediatamente antes de la incoación del procedimiento de insolvencia.

116

Los acreedores preferentes son separados de los valistas o quirografarios (artículo 47, InsO).

El tercero afectado, sea con un derecho real o personal, podrá hacer valer su derecho, a través del denominado (“derecho de separación de créditos”).

El desasimiento no alcanza a los bienes de terceros que el deudor tenga en su poder al momento de ser abierto el procedimiento de insolvencia.

El desasimiento no alcanza a los bienes de terceros que el deudor tenga en su poder al momento de ser abierto el procedimiento de insolvencia.

El tercero afectado, sea con un derecho real o personal, podrá hacer valer su derecho, a través del denominado (“derecho de separación de créditos”).

Los acreedores preferentes son separados de los valistas o quirografarios (artículo 47, InsO). 116

GONZALO BAEZA OVALLE

Ellas las encontramos contempladas en los artículos 129 y siguientes de la InsO y reconocen como finalidad evitar que el deudor sustraiga los bienes incautados o que los acreedores individuales obtengan ventajas especiales inmediatamente antes de la incoación del procedimiento de insolvencia.

contrayendo nuevas obligaciones, siempre que disponga de medios para cumplirlas.

8.4. Acciones concursales revocatorias

Los acreedores que hayan recibido en garantía bienes pertenecientes a la masa de la quiebra, tienen preferencia para obtener satisfacción de la liquidación de estos bienes. Los ingresos obtenidos de la venta de esos bienes se entregarán al acreedor beneficiario de la garantía hasta el montante del crédito garantizado. Todo excedente será incorporado a la masa de la quiebra para beneficio de los demás acreedores.

La separación de créditos puede fundamentarse en la propiedad, la mera reserva de propiedad, e incluso en derechos contractuales de restitución (Rückgewähranspruch) (por ejemplo, el derecho del arrendador respecto del arrendatario).

Este derecho de preferencia puede estar cimentado, entre otras cosas, en derechos hipotecarios, gravámenes y garantías sobre bienes inmuebles (artículos 50 y 51, InsO).

Ese tercero, al margen del procedimiento de insolvencia, puede actuar contra el administrador concursal para obtener la restitución del bien.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

117

Un punto por demás importante en esta legislación consiste en la facultad otorgada al administrador concursal para declarar la revocación, con lo cual evita la innecesaria burocratización que pesa en el sistema chileno que, en definitiva queda traducido en que las acciones revocatorias en la práctica no son ejercidas, pues resultan ser muy poco efectivas, especialmente por la cantidad de requisitos exigidos para que puedan ser acogidas junto alllargo trámite que ha de ser seguido para lograr el éxito. De este modo, declarada que sea la revocación por el administrador concursal, el beneficiario del acto revocado queda obligado a restituir todo lo sustraído del patrimonio del deudor con arreglo al acto legal revocado. Si esa restitución no fuera posible, por la naturaleza de los bienes involucrados en el acto revocado, el beneficiario deberá pagar una indemnización. No obstante, el beneficiario podrá proponer otras deducciones, en la medida en que haya restituido lo que adquirió por el acto anulado (artículo 144 InsO). Para realizar la revocación, es necesario que los acreedores hayan sufrido un perjuicio por un acto jurídico anterior a la incoación del procedimiento de insolvencia (artículo 129, InsO) y que concurra uno de los motivos de revocación establecidos en los artículos 136 de la InsO. Son causas de revocación, en particular: – los actos a título gratuito del deudor realizados en los cuatro años anteriores a la solicitud de concurso (artículo 134, InsO); – los actos que el deudor haya realizado en los diez años anteriores a la solicitud de concurso, con la intención de perjudicar a sus acreedores, si la parte beneficiaria conocía la intención del deudor (artículo 133, InsO); – los negocios jurídicos realizados por el deudor en los tres meses anteriores a la solicitud de concurso, si ya era insolvente y la otra parte lo sabía (artículo 132 apartado 1, Nº 1, InsO); – los actos jurídicos que otorgan a un acreedor una garantía a la que no tenía derecho, realizados en el mes anterior a la solicitud de concurso (artículo 131, apartado 1, Nº 1, InsO).

– los actos jurídicos que otorgan a un acreedor una garantía a la que no tenía derecho, realizados en el mes anterior a la solicitud de concurso (artículo 131, apartado 1, Nº 1, InsO). – los negocios jurídicos realizados por el deudor en los tres meses anteriores a la solicitud de concurso, si ya era insolvente y la otra parte lo sabía (artículo 132 apartado 1, Nº 1, InsO); – los actos que el deudor haya realizado en los diez años anteriores a la solicitud de concurso, con la intención de perjudicar a sus acreedores, si la parte beneficiaria conocía la intención del deudor (artículo 133, InsO); – los actos a título gratuito del deudor realizados en los cuatro años anteriores a la solicitud de concurso (artículo 134, InsO); Para realizar la revocación, es necesario que los acreedores hayan sufrido un perjuicio por un acto jurídico anterior a la incoación del procedimiento de insolvencia (artículo 129, InsO) y que concurra uno de los motivos de revocación establecidos en los artículos 136 de la InsO. Son causas de revocación, en particular: No obstante, el beneficiario podrá proponer otras deducciones, en la medida en que haya restituido lo que adquirió por el acto anulado (artículo 144 InsO). Si esa restitución no fuera posible, por la naturaleza de los bienes involucrados en el acto revocado, el beneficiario deberá pagar una indemnización. De este modo, declarada que sea la revocación por el administrador concursal, el beneficiario del acto revocado queda obligado a restituir todo lo sustraído del patrimonio del deudor con arreglo al acto legal revocado. Un punto por demás importante en esta legislación consiste en la facultad otorgada al administrador concursal para declarar la revocación, con lo cual evita la innecesaria burocratización que pesa en el sistema chileno que, en definitiva queda traducido en que las acciones revocatorias en la práctica no son ejercidas, pues resultan ser muy poco efectivas, especialmente por la cantidad de requisitos exigidos para que puedan ser acogidas junto alllargo trámite que ha de ser seguido para lograr el éxito. DERECHO CONCURSAL CHILENO

117

RETIRO

8.5. Comunicación o verificación de crédito Como quedó dicho, en este sistema al igual que en los anglosajones, es el “trustee” o, en este caso “el administrador concursal”, el llamado a recibir las “comunicaciones de crédito” por parte de los acreedores y sólo se abre litigio respecto de aquellos créditos que el administrador concursal no reconozca, para usar nuestros términos.

Los créditos reconocidos judicialmente (titulierte Forderungen) también corresponde que sean declarados por escrito.

A estos supuestos hay que añadir la responsabilidad penal del deudor y del acreedor beneficiario (artículos 283-283d del Código Penal alemán).

Al presentarlo hay que hacer constar el fundamento del crédito, es decir, los hechos que le sirven de base, especialmente si con ello se pretende suspender el curso de una prescripción, debiendo adjuntar todos los documentos justificativos del crédito (artículo 174, apartado 1, InsO) como, por ejemplo, contratos y facturas.

GONZALO BAEZA OVALLE

El administrador concursal incluye los créditos declarados en la lista de acreedores (Insolvenztabelle) (artículo175, apartado 1, p. 1 InsO) que, al finalizar el plazo de comunicación, deposita en el tribunal competente para ser examinada por las partes.

118

Los créditos no son reconocidos de oficio sino sólo y en la medida que el acreedor haga valer su derecho presentando el escrito de solicitud de declaración de concurso o apertura del procedimiento de insolvencia.

Ese plazo no es fatal dado que también resulta posible presentar la reclamación de créditos tras la expiración del mismo (artículo 177 apartado1, primera frase, InsO).

En el auto de declaración de apertura del concurso, el tribunal competente en materia de quiebra debe pedir a los acreedores que presenten sus reclamaciones de créditos al administrador concursal, en un plazo de entre dos semanas como mínimo y tres meses como máximo (frases primera y segunda del artículo 28, apartado 1, InsO).

En el auto de declaración de apertura del concurso, el tribunal competente en materia de quiebra debe pedir a los acreedores que presenten sus reclamaciones de créditos al administrador concursal, en un plazo de entre dos semanas como mínimo y tres meses como máximo (frases primera y segunda del artículo 28, apartado 1, InsO).

Ese plazo no es fatal dado que también resulta posible presentar la reclamación de créditos tras la expiración del mismo (artículo 177 apartado1, primera frase, InsO).

Los créditos no son reconocidos de oficio sino sólo y en la medida que el acreedor haga valer su derecho presentando el escrito de solicitud de declaración de concurso o apertura del procedimiento de insolvencia.

Los créditos reconocidos judicialmente (titulierte Forderungen) también corresponde que sean declarados por escrito.

Como quedó dicho, en este sistema al igual que en los anglosajones, es el “trustee” o, en este caso “el administrador concursal”, el llamado a recibir las “comunicaciones de crédito” por parte de los acreedores y sólo se abre litigio respecto de aquellos créditos que el administrador concursal no reconozca, para usar nuestros términos. A estos supuestos hay que añadir la responsabilidad penal del deudor y del acreedor beneficiario (artículos 283-283d del Código Penal alemán). 118

GONZALO BAEZA OVALLE

El administrador concursal incluye los créditos declarados en la lista de acreedores (Insolvenztabelle) (artículo175, apartado 1, p. 1 InsO) que, al finalizar el plazo de comunicación, deposita en el tribunal competente para ser examinada por las partes.

8.5. Comunicación o verificación de crédito

Al presentarlo hay que hacer constar el fundamento del crédito, es decir, los hechos que le sirven de base, especialmente si con ello se pretende suspender el curso de una prescripción, debiendo adjuntar todos los documentos justificativos del crédito (artículo 174, apartado 1, InsO) como, por ejemplo, contratos y facturas.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

119

En la denominada audiencia de control (Prüfungstermin), el tribunal examina, de manera puramente formal, los créditos comunicados. La fecha de esa audiencia es fijada al ser declarada la apertura del procedimiento de insolvencia y son convocados a ella los acreedores que han comunicado créditos, al administrador concursal y al deudor. El tribunal no examina el fundamento de los créditos, sólo comprueba si su existencia ha sido cuestionada por el administrador concursal, el deudor o alguno de los acreedores. Del resultado de este examen se deja constancia en la lista de acreedores (artículo 178, apartado 2, InsO). Un crédito es considerado reconocido, toda vez que su existencia no haya sido cuestionada, en el sistema legal chileno hablaríamos de impugnada, por el administrador concursal ni por ningún acreedor. En ese evento será incluido, sin necesidad de ninguna otra diligencia, en la distribución de las resultas de la realización de la masa de la quiebra. La inclusión de un crédito reconocido en la lista de acreedores durante el procedimiento de insolvencia surte los mismos efectos que una sentencia judicial firme (artículo 178, apartado 3, InsO). En caso de impugnación o cuestionamiento del crédito, corresponderá al acreedor demostrar la existencia del crédito mediante una acción declarativa. Si lo consigue, deberá solicitar al tribunal competente que rectifique la lista de acreedores (artículo 183, apartado 2, InsO). Si al acreedor ya le ha sido reconocido un derecho contra el deudor antes de la incoación del procedimiento de insolvencia, la impugnación no surte, en principio, ningún efecto. El deudor no puede oponerse a los créditos comunicados durante el procedimiento de insolvencia. No obstante, si el deudor no ha impugnado crédito, el acreedor, basándose en la lista de acreedores, puede emprender una acción individual de ejecución forzosa contra el deudor, una vez concluido el procedimiento de insolvencia (artículo 201, apartado 2, InsO). Si el deudor se opone a esta acción, el acreedor se remitirá al procedimiento anterior.

Si el deudor se opone a esta acción, el acreedor se remitirá al procedimiento anterior. El deudor no puede oponerse a los créditos comunicados durante el procedimiento de insolvencia. No obstante, si el deudor no ha impugnado crédito, el acreedor, basándose en la lista de acreedores, puede emprender una acción individual de ejecución forzosa contra el deudor, una vez concluido el procedimiento de insolvencia (artículo 201, apartado 2, InsO). En caso de impugnación o cuestionamiento del crédito, corresponderá al acreedor demostrar la existencia del crédito mediante una acción declarativa. Si lo consigue, deberá solicitar al tribunal competente que rectifique la lista de acreedores (artículo 183, apartado 2, InsO). Si al acreedor ya le ha sido reconocido un derecho contra el deudor antes de la incoación del procedimiento de insolvencia, la impugnación no surte, en principio, ningún efecto. La inclusión de un crédito reconocido en la lista de acreedores durante el procedimiento de insolvencia surte los mismos efectos que una sentencia judicial firme (artículo 178, apartado 3, InsO). En ese evento será incluido, sin necesidad de ninguna otra diligencia, en la distribución de las resultas de la realización de la masa de la quiebra. Un crédito es considerado reconocido, toda vez que su existencia no haya sido cuestionada, en el sistema legal chileno hablaríamos de impugnada, por el administrador concursal ni por ningún acreedor. El tribunal no examina el fundamento de los créditos, sólo comprueba si su existencia ha sido cuestionada por el administrador concursal, el deudor o alguno de los acreedores. Del resultado de este examen se deja constancia en la lista de acreedores (artículo 178, apartado 2, InsO). La fecha de esa audiencia es fijada al ser declarada la apertura del procedimiento de insolvencia y son convocados a ella los acreedores que han comunicado créditos, al administrador concursal y al deudor. En la denominada audiencia de control (Prüfungstermin), el tribunal examina, de manera puramente formal, los créditos comunicados. DERECHO CONCURSAL CHILENO

119

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

En la audiencia, las partes presentes podrán expresar su opinión acerca del convenio y, por último, se procederá a la votación (artículos 243 a 246, InsO).

120

La fecha de la audiencia se hará pública, y en ella se convocará especialmente a los acreedores que hayan comunicado sus créditos, los acreedores prioritarios, al administrador concursal, al deudor y al comité de empresa (artículo 235, apartado 3, InsO).

8.6. Procedimiento de reorganización o reestructuración del fallido

Si es aprobado, el tribunal presenta el convenio al comité de acreedores (Gläubigerausschuss), al deudor, al administrador concursal como también al comité de empresa, fijando un plazo para que formulen sus comentarios (artículo 232, InsO). Por último, fija las fechas de la audiencia de debate y la votación.

La junta de acreedores (Gläubigerversammlung) determina la forma como transcurrirá el procedimiento; decidirá si la empresa del deudor debe cerrar o seguir en funcionamiento. Puede encargar al administrador concursal la preparación de un convenio (Insolvenzplan) y fijarle el objetivo del mismo (artículo 218, apartado 2, InsO). El deudor y el administrador concursal también tienen derecho a presentar un convenio de insolvencia (artículo 218, apartado 1, InsO). En este convenio se pueden establecer reglas que difieran de las normas legales, especialmente con objeto de mantener la empresa.

La junta de acreedores (Gläubigerversammlung) está facultada para encargar al administrador concursal la elaboración del convenio, que tras su presentación es examinado por el tribunal competente en materia de quiebra (artículo 231, InsO), para controlar la legalidad del mismo y evitar que su inviabilidad formal retrase el procedimiento de insolvencia.

El convenio consta de una parte descriptiva y otra normativa. La primera reconoce como objeto informar a los interesados y describir las medidas adoptadas desde la incoación del procedimiento, como las que serán adoptadas en adelante (artículo 220, InsO).

La segunda, esto es, la normativa expone la forma en que el convenio puede afectar los derechos de los interesados (artículo 221, InsO).

La segunda, esto es, la normativa expone la forma en que el convenio puede afectar los derechos de los interesados (artículo 221, InsO).

El convenio consta de una parte descriptiva y otra normativa. La primera reconoce como objeto informar a los interesados y describir las medidas adoptadas desde la incoación del procedimiento, como las que serán adoptadas en adelante (artículo 220, InsO).

La junta de acreedores (Gläubigerversammlung) está facultada para encargar al administrador concursal la elaboración del convenio, que tras su presentación es examinado por el tribunal competente en materia de quiebra (artículo 231, InsO), para controlar la legalidad del mismo y evitar que su inviabilidad formal retrase el procedimiento de insolvencia.

La junta de acreedores (Gläubigerversammlung) determina la forma como transcurrirá el procedimiento; decidirá si la empresa del deudor debe cerrar o seguir en funcionamiento. Puede encargar al administrador concursal la preparación de un convenio (Insolvenzplan) y fijarle el objetivo del mismo (artículo 218, apartado 2, InsO). El deudor y el administrador concursal también tienen derecho a presentar un convenio de insolvencia (artículo 218, apartado 1, InsO). En este convenio se pueden establecer reglas que difieran de las normas legales, especialmente con objeto de mantener la empresa.

Si es aprobado, el tribunal presenta el convenio al comité de acreedores (Gläubigerausschuss), al deudor, al administrador concursal como también al comité de empresa, fijando un plazo para que formulen sus comentarios (artículo 232, InsO). Por último, fija las fechas de la audiencia de debate y la votación.

8.6. Procedimiento de reorganización o reestructuración del fallido

La fecha de la audiencia se hará pública, y en ella se convocará especialmente a los acreedores que hayan comunicado sus créditos, los acreedores prioritarios, al administrador concursal, al deudor y al comité de empresa (artículo 235, apartado 3, InsO).

GONZALO BAEZA OVALLE

En la audiencia, las partes presentes podrán expresar su opinión acerca del convenio y, por último, se procederá a la votación (artículos 243 a 246, InsO).

120

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

121

En principio, el deudor debe aceptar el convenio; su rechazo del convenio es irrelevante si la situación resultante del convenio no es peor que la que tendría si el convenio no existiera, y si ninguno de los acreedores recibe un pago superior al total de su crédito (artículo 247, apartado 2, InsO). Si la mayoría de los acreedores acepta el convenio, éste será confirmado por el tribunal competente (artículo 248, apartado 1, InsO).

El administrador concursal reparte los ingresos obtenidos por la venta en función de una lista de reparto que deberá elaborar a partir de la lista de acreedores (artículo 175, InsO). El acreedor concursal decide la forma concreta de liquidación de los bienes, a fin de obtener el máximo resultado posible, o sea que el procedimiento logre la mayor eficiencia. En miras de lo anterior, podrá optar por la venta de la empresa o del conjunto de las propiedades particulares del deudor o bien, por la división de la empresa y la venta por separado de los bienes individuales que forman parte del patrimonio del deudor. Si no es propuesto convenio alguno, el administrador concursal procede a la venta de los bienes de la masa para obtener los fondos que serán entregados a los acreedores.

Todos los efectos previstos en la parte normativa del convenio concursal, ya sean favorables o contrarios a los intereses de las partes, tendrán fuerza de cosa juzgada (artículo 254, apartado 1, InsO).

8.7. Procedimiento de realización

El tribunal decide poner fin al procedimiento de insolvencia (artículo 258, apartado 1, InsO). Con ello cesan el administrador concursal y los miembros de la junta de acreedores, y el deudor recobra el derecho a disponer libremente de la masa (artículo 259, apartado 1, InsO). Tras la conclusión del procedimiento de insolvencia, el antiguo deudor tiene la obligación de satisfacer los créditos regulados en el convenio concursal. No obstante, la parte dispositiva del convenio también puede prever que la satisfacción de los créditos será controlada por el administrador concursal (artículo 261, apartado 1, InsO). 8.7. Procedimiento de realización

Tras la conclusión del procedimiento de insolvencia, el antiguo deudor tiene la obligación de satisfacer los créditos regulados en el convenio concursal. No obstante, la parte dispositiva del convenio también puede prever que la satisfacción de los créditos será controlada por el administrador concursal (artículo 261, apartado 1, InsO). El tribunal decide poner fin al procedimiento de insolvencia (artículo 258, apartado 1, InsO). Con ello cesan el administrador concursal y los miembros de la junta de acreedores, y el deudor recobra el derecho a disponer libremente de la masa (artículo 259, apartado 1, InsO). Todos los efectos previstos en la parte normativa del convenio concursal, ya sean favorables o contrarios a los intereses de las partes, tendrán fuerza de cosa juzgada (artículo 254, apartado 1, InsO).

Si no es propuesto convenio alguno, el administrador concursal procede a la venta de los bienes de la masa para obtener los fondos que serán entregados a los acreedores.

Si la mayoría de los acreedores acepta el convenio, éste será confirmado por el tribunal competente (artículo 248, apartado 1, InsO).

El acreedor concursal decide la forma concreta de liquidación de los bienes, a fin de obtener el máximo resultado posible, o sea que el procedimiento logre la mayor eficiencia. En miras de lo anterior, podrá optar por la venta de la empresa o del conjunto de las propiedades particulares del deudor o bien, por la división de la empresa y la venta por separado de los bienes individuales que forman parte del patrimonio del deudor. El administrador concursal reparte los ingresos obtenidos por la venta en función de una lista de reparto que deberá elaborar a partir de la lista de acreedores (artículo 175, InsO).

En principio, el deudor debe aceptar el convenio; su rechazo del convenio es irrelevante si la situación resultante del convenio no es peor que la que tendría si el convenio no existiera, y si ninguno de los acreedores recibe un pago superior al total de su crédito (artículo 247, apartado 2, InsO). DERECHO CONCURSAL CHILENO

121

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Con la terminación del procedimiento de insolvencia, el deudor recupera el derecho de administrar y disponer de los bienes que hasta entonces formaban parte de la masa.

122

En caso que sea concedida, los acreedores no podrán reclamar los pagos al deudor (con la excepción de los créditos enumerados en el artículo 302, InsO).

En dicha lista son recogidos todos los créditos que deberán considerarse para los efectos del reparto.

Otra cosa ocurre cuando el deudor es una persona natural y solicito la quita de la deuda pendiente.

Los resultados obtenidos por la venta son distribuidos entre los acreedores, en proporción al nivel de sus créditos.

La decisión de terminación se hace pública y los acreedores pueden reclamar al deudor el pago de los créditos restantes.

Por regla general, el reparto no comienza al concluir la venta de los bienes de la masa, ya que antes se producen los llamados pagos parciales de la deuda, que son efectuados en cuanto dispongan de suficiente liquidez (artículo 187, apartado 2, primera frase, 1 InsO).

Una vez finalizado el reparto, el procedimiento de insolvencia concluye de oficio.

El reparto final ha de ser efectuado tras la conclusión de la venta de la masa (artículo 188, primera frase 1, InsO), para lo cual es requerida la autorización del tribunal competente (artículo 196, apartado 2, InsO).

8.8. Clausura del procedimiento de insolvencia

Si resulta posible satisfacer completamente los créditos, el administrador concursal entrega al deudor la suma restante (artículo 199, primera frase, InsO).

Si resulta posible satisfacer completamente los créditos, el administrador concursal entrega al deudor la suma restante (artículo 199, primera frase, InsO).

8.8. Clausura del procedimiento de insolvencia

El reparto final ha de ser efectuado tras la conclusión de la venta de la masa (artículo 188, primera frase 1, InsO), para lo cual es requerida la autorización del tribunal competente (artículo 196, apartado 2, InsO).

Una vez finalizado el reparto, el procedimiento de insolvencia concluye de oficio.

Por regla general, el reparto no comienza al concluir la venta de los bienes de la masa, ya que antes se producen los llamados pagos parciales de la deuda, que son efectuados en cuanto dispongan de suficiente liquidez (artículo 187, apartado 2, primera frase, 1 InsO).

La decisión de terminación se hace pública y los acreedores pueden reclamar al deudor el pago de los créditos restantes.

Los resultados obtenidos por la venta son distribuidos entre los acreedores, en proporción al nivel de sus créditos.

Otra cosa ocurre cuando el deudor es una persona natural y solicito la quita de la deuda pendiente.

En dicha lista son recogidos todos los créditos que deberán considerarse para los efectos del reparto.

En caso que sea concedida, los acreedores no podrán reclamar los pagos al deudor (con la excepción de los créditos enumerados en el artículo 302, InsO).

GONZALO BAEZA OVALLE

Con la terminación del procedimiento de insolvencia, el deudor recupera el derecho de administrar y disponer de los bienes que hasta entonces formaban parte de la masa.

122

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

123

En lo que respecta al convenio, el procedimiento de insolvencia finaliza tan pronto como es aprobado definitivamente el convenio (artículo 258 I, apartado 2, InsO).

EN LA

9. LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES COMUNIDAD ECONÓMICA EUROPEA EN GENERAL

Para armonizar los diferentes sistemas jurídicos de los países miembros, la Comunidad Económica Europea vio la necesidad de dictar un Reglamento General sobre la materia. Así surgió el Reglamento (CE) Nº 1346/2000 del Consejo, de 29 de mayo de 2000, sobre procedimientos de insolvencia, a iniciativa de la República Federal Alemania y de la República de Finlandia. Ese Reglamento ha sido materia de algunas modificaciones siendo la última aquella adoptada en el Reglamento de Ejecución44 (UE) Nº 210/2010 del Consejo, de 25 de febrero de 2010, que incide en las listas de procedimientos de insolvencia, desterrando el concepto de juicio del lenguaje atingente a esta materia en todos los países miembros, procedimiento de liquidación y síndicos. Entre los considerandos del Reglamento Nº 1346/2000, para justificar la emisión de un texto unificado, toma principal importancia la indicada en el punto (3) “Las actividades empresariales tienen cada vez más repercusiones transfronterizas por lo que cada vez con mayor frecuencia están siendo reguladas por la legislación comunitaria. Comoquiera que la insolvencia de dichas empresas afecta el buen funcionamiento del mercado interior, es necesario un acto comunitario que exija la coordinación de las medidas que deberán adoptarse respecto del activo del deudor insolvente.” Otro aspecto relevante de esos considerandos los encontramos en el (10) “Los procedimientos de insolvencia no implican necesariamente la interven44

El concepto “ejecución” utilizado en este documento no es una calificación de los procedimientos concursales sino que alude a la puesta en práctica de un Reglamento previamente aprobado, como acontece con el atingente a los procedimientos de insolvencia que venimos tratando.

44 El concepto “ejecución” utilizado en este documento no es una calificación de los procedimientos concursales sino que alude a la puesta en práctica de un Reglamento previamente aprobado, como acontece con el atingente a los procedimientos de insolvencia que venimos tratando.

Otro aspecto relevante de esos considerandos los encontramos en el (10) “Los procedimientos de insolvencia no implican necesariamente la intervenEntre los considerandos del Reglamento Nº 1346/2000, para justificar la emisión de un texto unificado, toma principal importancia la indicada en el punto (3) “Las actividades empresariales tienen cada vez más repercusiones transfronterizas por lo que cada vez con mayor frecuencia están siendo reguladas por la legislación comunitaria. Comoquiera que la insolvencia de dichas empresas afecta el buen funcionamiento del mercado interior, es necesario un acto comunitario que exija la coordinación de las medidas que deberán adoptarse respecto del activo del deudor insolvente.” Ese Reglamento ha sido materia de algunas modificaciones siendo la última aquella adoptada en el Reglamento de Ejecución44 (UE) Nº 210/2010 del Consejo, de 25 de febrero de 2010, que incide en las listas de procedimientos de insolvencia, desterrando el concepto de juicio del lenguaje atingente a esta materia en todos los países miembros, procedimiento de liquidación y síndicos. Así surgió el Reglamento (CE) Nº 1346/2000 del Consejo, de 29 de mayo de 2000, sobre procedimientos de insolvencia, a iniciativa de la República Federal Alemania y de la República de Finlandia. Para armonizar los diferentes sistemas jurídicos de los países miembros, la Comunidad Económica Europea vio la necesidad de dictar un Reglamento General sobre la materia. EN LA

9. LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES COMUNIDAD ECONÓMICA EUROPEA EN GENERAL

En lo que respecta al convenio, el procedimiento de insolvencia finaliza tan pronto como es aprobado definitivamente el convenio (artículo 258 I, apartado 2, InsO). DERECHO CONCURSAL CHILENO

123

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

En la letra a) del artículo 2º retira del léxico jurídico la “quiebra” para dar lugar a una fórmula más genérica y adecuada a la realidad de las operaciones comerciales envueltas en este fenómeno que denomina “procedimiento de insolvencia” que caracteriza como uno de los procedimientos colectivos

124

A la hora de describir el ámbito de aplicación del Reglamento, en el número 1 del artículo 1º establece que regula “los procedimientos colectivos fundados en la insolvencia del deudor que impliquen el desapoderamiento parcial o total de este último y el nombramiento de un síndico.”

ción de una autoridad judicial; el concepto de “tribunal” en el presente Reglamento debe entenderse en un sentido amplio y abarcar a la persona u órgano al que la Ley nacional confiera competencias para abrir procedimientos de insolvencia. Para la aplicación del presente Reglamento, los procedimientos (que abarcan actos y formalidades estipulados por ley) también deben estar reconocidos oficialmente y ser legalmente eficaces en el Estado miembro en el que se abra el procedimiento de insolvencia y debería ser un procedimiento colectivo de insolvencia que lleve consigo el desapoderamiento total o parcial del deudor y el nombramiento de un liquidador.”

A continuación pasa a explicar las medidas que estima indispensable adoptar con ese propósito.

Con ese considerando deja en evidencia el concepto que los procedimientos concursales, denominados de “insolvencia” en la Comunidad, no envuelven una cuestión o contingencia entre partes sino, básicamente, un sistema de liquidación de los bienes del deudor que se encuentra en la imposibilidad de cumplir sus obligaciones y en el cual, la intervención de un tribunal no imprescindible, si lo es el de una autoridad para legitimar el proceso y, esencialmente, los trámites están a cargo de un síndico que ese Reglamento lo hace sinónimo de liquidador.

Aludiendo a la posibilidad de varios concursos por existir negocios en distintos países, concreta el lineamiento indicado en el considerando (20), estableciendo: “el procedimiento principal y los procedimientos secundarios de insolvencia sólo podrán contribuir a una liquidación eficiente de la masa de insolvencia si los procedimientos paralelos pendientes están coordinados”

Aludiendo a la posibilidad de varios concursos por existir negocios en distintos países, concreta el lineamiento indicado en el considerando (20), estableciendo: “el procedimiento principal y los procedimientos secundarios de insolvencia sólo podrán contribuir a una liquidación eficiente de la masa de insolvencia si los procedimientos paralelos pendientes están coordinados”

Con ese considerando deja en evidencia el concepto que los procedimientos concursales, denominados de “insolvencia” en la Comunidad, no envuelven una cuestión o contingencia entre partes sino, básicamente, un sistema de liquidación de los bienes del deudor que se encuentra en la imposibilidad de cumplir sus obligaciones y en el cual, la intervención de un tribunal no imprescindible, si lo es el de una autoridad para legitimar el proceso y, esencialmente, los trámites están a cargo de un síndico que ese Reglamento lo hace sinónimo de liquidador.

A continuación pasa a explicar las medidas que estima indispensable adoptar con ese propósito.

ción de una autoridad judicial; el concepto de “tribunal” en el presente Reglamento debe entenderse en un sentido amplio y abarcar a la persona u órgano al que la Ley nacional confiera competencias para abrir procedimientos de insolvencia. Para la aplicación del presente Reglamento, los procedimientos (que abarcan actos y formalidades estipulados por ley) también deben estar reconocidos oficialmente y ser legalmente eficaces en el Estado miembro en el que se abra el procedimiento de insolvencia y debería ser un procedimiento colectivo de insolvencia que lleve consigo el desapoderamiento total o parcial del deudor y el nombramiento de un liquidador.”

A la hora de describir el ámbito de aplicación del Reglamento, en el número 1 del artículo 1º establece que regula “los procedimientos colectivos fundados en la insolvencia del deudor que impliquen el desapoderamiento parcial o total de este último y el nombramiento de un síndico.”

GONZALO BAEZA OVALLE

En la letra a) del artículo 2º retira del léxico jurídico la “quiebra” para dar lugar a una fórmula más genérica y adecuada a la realidad de las operaciones comerciales envueltas en este fenómeno que denomina “procedimiento de insolvencia” que caracteriza como uno de los procedimientos colectivos

124

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

125

contemplados en el precepto antes trascrito, haciendo ver que la lista de esos procedimientos se encuentra en el Anexo A. En ese Anexo que, como explicamos, fue modificado por el Reglamento de Ejecución (UE) Nº 210/210, para incorporar los conceptos utilizados por todos los países miembros, siendo factible identificar entre los más destacados de esos procedimientos, los siguientes: En el Reino Unido: – Winding-up by or subject to the supervision of the court. – Creditor’s voluntary winding-up (with confirmation by the court). – Administration, including appointments madi by filing prescribed documents with the court. – Voluntary arrangements under insolvency legislation. – Bankruptcy or sequestration. En España sólo se habla de “Concurso” En Francia son utilizados: – Sauvergarde. – Redressement judiciarie. – Liquidation judiciare. En suma, en la uniformidad de los países, es asimilado el antiguo concepto de “quiebra” que en Francia era denominado banqueroute y para los anglo parlantes banckruptcy, a la liquidación de los bienes del deudor efectuada con la participación de un tribunal, sólo para los efectos de garantizar los aspectos formales de esa liquidación. La intervención de los tribunales en los procedimientos de insolvencia, como es posible rescatar en el Capítulo II del Reglamento 1346/2010, apa-

La intervención de los tribunales en los procedimientos de insolvencia, como es posible rescatar en el Capítulo II del Reglamento 1346/2010, apaEn suma, en la uniformidad de los países, es asimilado el antiguo concepto de “quiebra” que en Francia era denominado banqueroute y para los anglo parlantes banckruptcy, a la liquidación de los bienes del deudor efectuada con la participación de un tribunal, sólo para los efectos de garantizar los aspectos formales de esa liquidación. – Liquidation judiciare. – Redressement judiciarie. – Sauvergarde. En Francia son utilizados: En España sólo se habla de “Concurso” – Bankruptcy or sequestration. – Voluntary arrangements under insolvency legislation. – Administration, including appointments madi by filing prescribed documents with the court. – Creditor’s voluntary winding-up (with confirmation by the court). – Winding-up by or subject to the supervision of the court. En el Reino Unido: En ese Anexo que, como explicamos, fue modificado por el Reglamento de Ejecución (UE) Nº 210/210, para incorporar los conceptos utilizados por todos los países miembros, siendo factible identificar entre los más destacados de esos procedimientos, los siguientes: contemplados en el precepto antes trascrito, haciendo ver que la lista de esos procedimientos se encuentra en el Anexo A. DERECHO CONCURSAL CHILENO

125

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Tampoco puede escapar de la atención de cualquier autoridad sobre la cual recaiga el peso de estructurar una legislación concursal, el costo privado y social que lleva aparejado el procedimiento concursal cuando desencadena en la liquidación o terminación de la organización productiva.

126

Hay diversos aspectos a considerar al formular una legislación concursal, el primero y prioritario, pasa por favorecer los procedimientos que permiten mantener en funciones aquellas empresas que, en marcha, exhiben un mayor valor para los acreedores que sometidas al proceso de liquidación y, además, que ofrezcan una marginación operacional positiva, en otras palabras, con excedentes convincentes en torno a la rentabilidad del negocio.

rece constreñida al título del mismo “Reconocimiento del procedimiento de insolvencia”, lo que implica que el tribunal debe verificar la concurrencia de las circunstancias de hecho que hacen presumir o dejan en evidencia la insolvencia del deudor, para autorizar la “apertura” de un procedimiento de insolvencia.

En relación con la legislación norteamericana, adicionalmente a las críticas indicadas, ha sido postulado que exacerba la “privatización de los procedimientos concursales”, desviando sus propósitos sociales, que cubren el interés del deudor y de la economía en general, a los particulares de determinados acreedores.

10. DERIVACIONES DEL ESTUDIO HISTÓRICO Y COMPARADO

Tanto la legislación concursal inglesa como la alemana han sido objeto de importantes críticas, siendo la más relevante que, el favorecimiento del control del proceso concursal por un tipo particular de acreedores, como los preferentes o privilegiados, ha llevado a terminar negocios antes de tiempo, por ser más favorable a sus intereses enajenarlos como empresa en marcha.

De la sucinta revisión de la evolución histórica de los principales ordenamientos jurídicos del mundo occidental, consideramos posible derivar algunas reflexiones particulares, que servirán de ayuda para entender la normativa vigente y, también, la necesidad de su reforma.

De la sucinta revisión de la evolución histórica de los principales ordenamientos jurídicos del mundo occidental, consideramos posible derivar algunas reflexiones particulares, que servirán de ayuda para entender la normativa vigente y, también, la necesidad de su reforma.

Tanto la legislación concursal inglesa como la alemana han sido objeto de importantes críticas, siendo la más relevante que, el favorecimiento del control del proceso concursal por un tipo particular de acreedores, como los preferentes o privilegiados, ha llevado a terminar negocios antes de tiempo, por ser más favorable a sus intereses enajenarlos como empresa en marcha.

10. DERIVACIONES DEL ESTUDIO HISTÓRICO Y COMPARADO

En relación con la legislación norteamericana, adicionalmente a las críticas indicadas, ha sido postulado que exacerba la “privatización de los procedimientos concursales”, desviando sus propósitos sociales, que cubren el interés del deudor y de la economía en general, a los particulares de determinados acreedores.

rece constreñida al título del mismo “Reconocimiento del procedimiento de insolvencia”, lo que implica que el tribunal debe verificar la concurrencia de las circunstancias de hecho que hacen presumir o dejan en evidencia la insolvencia del deudor, para autorizar la “apertura” de un procedimiento de insolvencia.

Hay diversos aspectos a considerar al formular una legislación concursal, el primero y prioritario, pasa por favorecer los procedimientos que permiten mantener en funciones aquellas empresas que, en marcha, exhiben un mayor valor para los acreedores que sometidas al proceso de liquidación y, además, que ofrezcan una marginación operacional positiva, en otras palabras, con excedentes convincentes en torno a la rentabilidad del negocio.

GONZALO BAEZA OVALLE

Tampoco puede escapar de la atención de cualquier autoridad sobre la cual recaiga el peso de estructurar una legislación concursal, el costo privado y social que lleva aparejado el procedimiento concursal cuando desencadena en la liquidación o terminación de la organización productiva.

126

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

127

Ni siquiera un criterio técnico o científico, sino que basta el buen sentido para concluir que los procedimientos concursales han de ser concebido en forma tal de minimizar ese factor de impacto socioeconómico en la mayor medida que sea posible. Igualmente, conspira contra la equidad social que debe amparar todo procedimiento concursal, el favorecimiento injustificado de algunos acreedores, especialmente si su crédito goza de preferencia, a un extremo tal que genere una interpretación que, finalmente, de existir ese crédito, ningún otro acreedor podrá ser pagado, al no reconocer límite en su generación. Eso altera el principio esencial de todo sistema concursal: la invariabilidad de los créditos a la época de apertura del concurso. Eso ocurre con la interpretación sustentada respecto a la aplicación del artículo 162 del Co. del Trabajo en los procedimientos concursales. La Corte Suprema terminó acogiendo un recurso de unificación de jurisprudencia, que concluyó estableciendo que esa artículo no podía ser aplicado más allá de la declaración de quiebra pues, precisamente, esa prolongación en su aplicación violaba la fijación irrevocable de los derechos de los acreedores a la fecha de apertura del concurso que, a nuestro modo de ver, es la doctrina correcta. El recurso de unificación de jurisprudencia lo encontramos regulado en el Libro V del Co. del Trabajo, concretamente, en los artículos 483, 483-A, 483-B y 483 C., modificados en la forma en que hoy aparecen, por la ley 20.260 del 29 de marzo de 200845, siendo muy difícil que sea acogido por la extrema rigurosidad en los requisitos legales exigidos para que prospere. 45

Santiago, veintiocho de enero de dos mil diez. Vistos: En estos autos RUC Nº 0940009681-0 y RIT Nº O-21-2009 del Juzgado de Letras del Trabajo de Punta Arenas, don Luis Alvarado Leiva y otros cinco trabajadores que se individualizan, deducen demanda en contra de su empleador don Osvaldo Vásquez Rubilar; de la Municipalidad de Punta Arenas, representada por don Vladimiro Mimica Cárcamo; y en contra del Servicio de Vivienda y urbanismo Magallanes, representado por don Miguel García Caro, ambas entidades en calidad de solidariamente responsables, a fin que se declare la nulidad de sus despidos y se condene a las entidades emplazadas al pago de las remuneraciones y cotizaciones de seguridad social a contar de la fecha de las exoneraciones hasta la de convalidación de las mismas, así como de las demás prestaciones que indican, más reajustes, intereses y costas. Evacuando el traslado conferido, la demandada principal si bien reconoce el vínculo laboral con los actores y las acreencias de éstos, esgrime encontrarse impedida de hacer pago alguno por haberse declarado su quiebra y ser el proceso concursal pertinente la única sede de cobro

45 Santiago, veintiocho de enero de dos mil diez. Vistos: En estos autos RUC Nº 0940009681-0 y RIT Nº O-21-2009 del Juzgado de Letras del Trabajo de Punta Arenas, don Luis Alvarado Leiva y otros cinco trabajadores que se individualizan, deducen demanda en contra de su empleador don Osvaldo Vásquez Rubilar; de la Municipalidad de Punta Arenas, representada por don Vladimiro Mimica Cárcamo; y en contra del Servicio de Vivienda y urbanismo Magallanes, representado por don Miguel García Caro, ambas entidades en calidad de solidariamente responsables, a fin que se declare la nulidad de sus despidos y se condene a las entidades emplazadas al pago de las remuneraciones y cotizaciones de seguridad social a contar de la fecha de las exoneraciones hasta la de convalidación de las mismas, así como de las demás prestaciones que indican, más reajustes, intereses y costas. Evacuando el traslado conferido, la demandada principal si bien reconoce el vínculo laboral con los actores y las acreencias de éstos, esgrime encontrarse impedida de hacer pago alguno por haberse declarado su quiebra y ser el proceso concursal pertinente la única sede de cobro

El recurso de unificación de jurisprudencia lo encontramos regulado en el Libro V del Co. del Trabajo, concretamente, en los artículos 483, 483-A, 483-B y 483 C., modificados en la forma en que hoy aparecen, por la ley 20.260 del 29 de marzo de 200845, siendo muy difícil que sea acogido por la extrema rigurosidad en los requisitos legales exigidos para que prospere. Eso ocurre con la interpretación sustentada respecto a la aplicación del artículo 162 del Co. del Trabajo en los procedimientos concursales. La Corte Suprema terminó acogiendo un recurso de unificación de jurisprudencia, que concluyó estableciendo que esa artículo no podía ser aplicado más allá de la declaración de quiebra pues, precisamente, esa prolongación en su aplicación violaba la fijación irrevocable de los derechos de los acreedores a la fecha de apertura del concurso que, a nuestro modo de ver, es la doctrina correcta. Igualmente, conspira contra la equidad social que debe amparar todo procedimiento concursal, el favorecimiento injustificado de algunos acreedores, especialmente si su crédito goza de preferencia, a un extremo tal que genere una interpretación que, finalmente, de existir ese crédito, ningún otro acreedor podrá ser pagado, al no reconocer límite en su generación. Eso altera el principio esencial de todo sistema concursal: la invariabilidad de los créditos a la época de apertura del concurso. Ni siquiera un criterio técnico o científico, sino que basta el buen sentido para concluir que los procedimientos concursales han de ser concebido en forma tal de minimizar ese factor de impacto socioeconómico en la mayor medida que sea posible. DERECHO CONCURSAL CHILENO

127

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

pertinente. El Servicio demandado, por su parte, pidió el rechazo de la acción impetrada en su contra por no concurrir en la especie los presupuestos de la responsabilidad solidaria invocada por los trabajadores. En la sentencia definitiva, de cinco de junio de dos mil nueve, el tribunal declaró la nulidad de los despidos de cuatro actores, ordenando a la empleadora el pago de las cotizaciones y remuneraciones devengadas entre la fecha de las exoneraciones hasta la convalidación de las mismas, de acuerdo a las datas que reseña; así como el entero de las cotizaciones previsionales pendientes por algunos de los demandantes trabajadores y la solución de las indemnizaciones sustitutiva del aviso previo y por años de servicios, feriados legales y proporcionales correspondientes, con reajustes, intereses y costas. Condena también al Servicio emplazado a responder subsidiariamente de algunos conceptos declarados a favor de los dependientes, rechazando la demanda en lo demás, sin costas. Contra el referido fallo, ambas partes principales interpusieron recursos de nulidad, el de la empleadora, fundado en la causal del artículo 477 del Código del Trabajo, sosteniendo que se infringieron los artículos 27, 64, 66 y 131 de la Ley Nº18.175; 19 D.L. Nº 3.500 y 2472 del Código Civil. El de los actores, por la vulneración de las normas reguladoras de la prueba y la causal específica contenida en el artículo 478 letra b) del primer cuerpo legal citado. La Corte de Apelaciones de Punta Arenas, por resolución de tres de septiembre de dos mil nueve, rechazó ambas nulidades impetradas considerando que no concurren en la especie ninguna de las infracciones de ley denunciadas, reforzando los razonamientos en virtud de los cuales la juez de la instancia decidió los aspectos discutidos y que en lo tocante a la aplicación de la sanción contenida en el artículo 162 del Código del Trabajo, aluden a la especialidad de éste precepto por sobre la norma del artículo 66 de la Ley de Quiebras y la indemnidad de los derechos de los trabajadores ante el riesgo empresarial. En contra de la decisión que antecede, la Municipalidad de Punta Arenas deduce recurso de unificación de jurisprudencia solicitando que esta Corte lo acoja, deje sin efecto la sentencia recurrida y dicte una de reemplazo en unificación de jurisprudencia, con costas. Se ordenó traer estos autos en relación. Considerando: Primero: Que en conformidad a lo dispuesto en el artículo 483 A del Código del Trabajo, el recurso de unificación de jurisprudencia debe contener fundamentos, una relación precisa y circunstanciada de las distintas interpretaciones respecto de la materia de derecho de que se trate, sostenidas en diversos fallos emanados de tribunales superiores de justicia y que haya sido objeto de la sentencia contra la que se recurre y, por último, se debe acompañar la copia del o de los fallos que se invocan como fundamento, requisitos a los cuales se da cumplimiento en la especie. Segundo: Que la recurrente sustenta su recurso en que la interpretación efectuada por los sentenciadores respecto de las normas contenidas en el actual libro IV del Código de Comercio es errada y se aparta de lo resuelto reiteradamente por la Corte de Apelaciones de Santiago y esta Corte Suprema, en especial en lo que se refiere a la primacía del artículo 66 del mencionado cuerpo legal por sobre el artículo 162 del Código del Trabajo. Ello por cuanto su parte se sujeta al procedimiento de quiebra en el que participan todos los acreedores y se ven afectados todos sus bienes, cuyo carácter es universal e indivisible. Del texto del mencionado artículo 66, arguye la empleadora, se extrae que la declaración de quiebra en determinada fecha, fija irrevocablemente los derechos de los acreedores y los

128

GONZALO BAEZA OVALLE

pertinente. El Servicio demandado, por su parte, pidió el rechazo de la acción impetrada en su contra por no concurrir en la especie los presupuestos de la responsabilidad solidaria invocada por los trabajadores. En la sentencia definitiva, de cinco de junio de dos mil nueve, el tribunal declaró la nulidad de los despidos de cuatro actores, ordenando a la empleadora el pago de las cotizaciones y remuneraciones devengadas entre la fecha de las exoneraciones hasta la convalidación de las mismas, de acuerdo a las datas que reseña; así como el entero de las cotizaciones previsionales pendientes por algunos de los demandantes trabajadores y la solución de las indemnizaciones sustitutiva del aviso previo y por años de servicios, feriados legales y proporcionales correspondientes, con reajustes, intereses y costas. Condena también al Servicio emplazado a responder subsidiariamente de algunos conceptos declarados a favor de los dependientes, rechazando la demanda en lo demás, sin costas. Contra el referido fallo, ambas partes principales interpusieron recursos de nulidad, el de la empleadora, fundado en la causal del artículo 477 del Código del Trabajo, sosteniendo que se infringieron los artículos 27, 64, 66 y 131 de la Ley Nº18.175; 19 D.L. Nº 3.500 y 2472 del Código Civil. El de los actores, por la vulneración de las normas reguladoras de la prueba y la causal específica contenida en el artículo 478 letra b) del primer cuerpo legal citado. La Corte de Apelaciones de Punta Arenas, por resolución de tres de septiembre de dos mil nueve, rechazó ambas nulidades impetradas considerando que no concurren en la especie ninguna de las infracciones de ley denunciadas, reforzando los razonamientos en virtud de los cuales la juez de la instancia decidió los aspectos discutidos y que en lo tocante a la aplicación de la sanción contenida en el artículo 162 del Código del Trabajo, aluden a la especialidad de éste precepto por sobre la norma del artículo 66 de la Ley de Quiebras y la indemnidad de los derechos de los trabajadores ante el riesgo empresarial. En contra de la decisión que antecede, la Municipalidad de Punta Arenas deduce recurso de unificación de jurisprudencia solicitando que esta Corte lo acoja, deje sin efecto la sentencia recurrida y dicte una de reemplazo en unificación de jurisprudencia, con costas. Se ordenó traer estos autos en relación. Considerando: Primero: Que en conformidad a lo dispuesto en el artículo 483 A del Código del Trabajo, el recurso de unificación de jurisprudencia debe contener fundamentos, una relación precisa y circunstanciada de las distintas interpretaciones respecto de la materia de derecho de que se trate, sostenidas en diversos fallos emanados de tribunales superiores de justicia y que haya sido objeto de la sentencia contra la que se recurre y, por último, se debe acompañar la copia del o de los fallos que se invocan como fundamento, requisitos a los cuales se da cumplimiento en la especie. Segundo: Que la recurrente sustenta su recurso en que la interpretación efectuada por los sentenciadores respecto de las normas contenidas en el actual libro IV del Código de Comercio es errada y se aparta de lo resuelto reiteradamente por la Corte de Apelaciones de Santiago y esta Corte Suprema, en especial en lo que se refiere a la primacía del artículo 66 del mencionado cuerpo legal por sobre el artículo 162 del Código del Trabajo. Ello por cuanto su parte se sujeta al procedimiento de quiebra en el que participan todos los acreedores y se ven afectados todos sus bienes, cuyo carácter es universal e indivisible. Del texto del mencionado artículo 66, arguye la empleadora, se extrae que la declaración de quiebra en determinada fecha, fija irrevocablemente los derechos de los acreedores y los

128

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

129

créditos deben pagarse en el orden y forma preestablecidos para ello por ley, por ende, a partir de esa instancia, el síndico respectivo no puede realizar ningún pago a ciertos acreedores en perjuicio de otros, aún cuando la ley le imponga al fallido dicha obligación. En conclusión, existe un impedimento legal para el síndico de solucionar deudas sin sujetarse a las disposiciones relativas a la prelación de los créditos. La orden de pago contenida en la sentencia genera una desigualdad entre los acreedores de la masa, ilegal. Cita para efectos de la unificación de jurisprudencia que solicita, los fallos de esta Corte Ingreso Nº 611-09 y Nº 2777-2001, en los que se desarrollan argumentos como los expuestos en orden a sustentar la imposibilidad que se aplique el artículo 162 del Código Laboral, una vez declarada la quiebra de la empresa, línea interpretativa de la normativa aplicable que en el caso ha sido desatendida por el tribunal. Pide la demandada principal, que se acoja el recurso, dictando la consecuente sentencia de reemplazo en que se unifique la jurisprudencia en lo tocante a la inaplicabilidad de la disposición referida en circunstancias como las de autos, haciendo lugar, a su vez, al recurso de nulidad interpuesto por su parte contra el fallo de instancia y rechazando la pretensión de pago de remuneraciones y cotizaciones con posterioridad al día 7 de abril de 2009. Tercero: Que en la sentencia que resolvió el recurso de nulidad interpuesto por la demandada principal, se decidió su rechazo, en el aspecto analizado, en atención a que el artículo 162 del Código del Trabajo contiene una norma especial que debe primar sobre las reglas de la Ley de Quiebras, por lo que no estando pagadas las imposiciones previsionales al momento del despido, éstas siguen devengándose de conformidad con la ley. Los sentenciadores agregaron como fundamento para su decisión que la declaración de quiebra de la sociedad Osvaldo Vásquez Rubilar constituye un riesgo extremo a que está sujeto el que asume una actividad comercial o empresarial, y sus consecuencias deben recaer exclusivamente en el empleador y no en los trabajadores, los que no han tenido parte en la gestión ni administración de ella, razón por la cual sus derechos deben ser respetados íntegramente. Cuarto: Que de lo expuesto queda de manifiesto la existencia de distintas interpretaciones sobre una misma materia de derecho, a saber, la procedencia de aplicar lo dispuesto en los incisos 5º y siguientes del artículo 162 del Código del Trabajo cuando la empleadora ha sido declarada en quiebra y sus obligaciones están sometidas al procedimiento concursal pertinente. Por estas consideraciones y en conformidad, además, con lo dispuesto en los artículos 483 y siguientes del Código del Trabajo, se acoge el recurso de unificación de jurisprudencia interpuesto por la parte demandada principal, en relación con la sentencia de tres de septiembre de dos mil nueve, dictada por la Corte de Punta Arenas, la que, en consecuencia, se reemplaza por la que se dicta a continuación, sin nueva vista y separadamente. Redacción a cargo del Abogado Integrante señor Patricio Figueroa Serrano. Regístrese. Nº 7076-09. Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señor Patricio Valdés A., señoras Gabriela Pérez P., Rosa María Maggi D., Rosa del Carmen Egnem S., y el Abogado Integrante señor Patricio Figueroa S. Santiago, 28 de enero de 2010. Autoriza la Secretaria Subrogante de la Corte Suprema, señora Carola Herrera Brümmer. En Santiago, a veintiocho de enero de dos mil diez, notifiqué en Secretaria por el Estado Diario la resolución precedente.

créditos deben pagarse en el orden y forma preestablecidos para ello por ley, por ende, a partir de esa instancia, el síndico respectivo no puede realizar ningún pago a ciertos acreedores en perjuicio de otros, aún cuando la ley le imponga al fallido dicha obligación. En conclusión, existe un impedimento legal para el síndico de solucionar deudas sin sujetarse a las disposiciones relativas a la prelación de los créditos. La orden de pago contenida en la sentencia genera una desigualdad entre los acreedores de la masa, ilegal. Cita para efectos de la unificación de jurisprudencia que solicita, los fallos de esta Corte Ingreso Nº 611-09 y Nº 2777-2001, en los que se desarrollan argumentos como los expuestos en orden a sustentar la imposibilidad que se aplique el artículo 162 del Código Laboral, una vez declarada la quiebra de la empresa, línea interpretativa de la normativa aplicable que en el caso ha sido desatendida por el tribunal. Pide la demandada principal, que se acoja el recurso, dictando la consecuente sentencia de reemplazo en que se unifique la jurisprudencia en lo tocante a la inaplicabilidad de la disposición referida en circunstancias como las de autos, haciendo lugar, a su vez, al recurso de nulidad interpuesto por su parte contra el fallo de instancia y rechazando la pretensión de pago de remuneraciones y cotizaciones con posterioridad al día 7 de abril de 2009. Tercero: Que en la sentencia que resolvió el recurso de nulidad interpuesto por la demandada principal, se decidió su rechazo, en el aspecto analizado, en atención a que el artículo 162 del Código del Trabajo contiene una norma especial que debe primar sobre las reglas de la Ley de Quiebras, por lo que no estando pagadas las imposiciones previsionales al momento del despido, éstas siguen devengándose de conformidad con la ley. Los sentenciadores agregaron como fundamento para su decisión que la declaración de quiebra de la sociedad Osvaldo Vásquez Rubilar constituye un riesgo extremo a que está sujeto el que asume una actividad comercial o empresarial, y sus consecuencias deben recaer exclusivamente en el empleador y no en los trabajadores, los que no han tenido parte en la gestión ni administración de ella, razón por la cual sus derechos deben ser respetados íntegramente. Cuarto: Que de lo expuesto queda de manifiesto la existencia de distintas interpretaciones sobre una misma materia de derecho, a saber, la procedencia de aplicar lo dispuesto en los incisos 5º y siguientes del artículo 162 del Código del Trabajo cuando la empleadora ha sido declarada en quiebra y sus obligaciones están sometidas al procedimiento concursal pertinente. Por estas consideraciones y en conformidad, además, con lo dispuesto en los artículos 483 y siguientes del Código del Trabajo, se acoge el recurso de unificación de jurisprudencia interpuesto por la parte demandada principal, en relación con la sentencia de tres de septiembre de dos mil nueve, dictada por la Corte de Punta Arenas, la que, en consecuencia, se reemplaza por la que se dicta a continuación, sin nueva vista y separadamente. Redacción a cargo del Abogado Integrante señor Patricio Figueroa Serrano. Regístrese. Nº 7076-09. Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señor Patricio Valdés A., señoras Gabriela Pérez P., Rosa María Maggi D., Rosa del Carmen Egnem S., y el Abogado Integrante señor Patricio Figueroa S. Santiago, 28 de enero de 2010. Autoriza la Secretaria Subrogante de la Corte Suprema, señora Carola Herrera Brümmer. En Santiago, a veintiocho de enero de dos mil diez, notifiqué en Secretaria por el Estado Diario la resolución precedente. DERECHO CONCURSAL CHILENO

129

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Santiago, veintiocho de enero de dos mil diez. Dando cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 483 C, inciso segundo, del Código del Trabajo, se dicta la sentencia de reemplazo que sigue en unificación de jurisprudencia. Vistos: Se reproducen la parte expositiva y los fundamentos primero y cuarto a séptimo de la sentencia de nulidad de tres de septiembre de dos mil nueve, dictada por la Corte de Apelaciones de Punta Arenas, los que no se modifican con la decisión que se emite a continuación. Y teniendo presente: Primero: Que para la resolución de la nulidad impetrada por la empleadora, cabe considerar que el derecho invocado por los trabajadores y en relación a cuya procedencia se plantean los errores en la aplicación de la normativa referente a la quiebra, surge a partir de la obligación impuesta al empleador en el inciso 5º del artículo 162 del Código Laboral, por cuanto, para proceder al despido de un trabajador por alguna de las causales contempladas en el artículo 160 ó los numerales 4, 5 o 6 del artículo 159, todos del cuerpo legal ya citado, debe informarle por escrito el estado de pago de las cotizaciones previsionales devengadas hasta el último día del mes anterior al del despido, adjuntando los comprobantes que lo justifiquen, de tal manera que si no hubiere efectuado el integro de aquéllas a la fecha del cese de los servicios, éste no producirá el efecto de poner término al contrato de trabajo. Una vez concretada la exoneración con transgresión de la carga aludida –y sin perjuicio que el inciso 6º de la misma disposición prevé la posibilidad de convalidarla mediante el pago de las imposiciones morosas del dependiente y la comunicación al mismo de dicho hecho a través de una carta certificada acompañada de la documentación en que conste la recepción de dicho pago–, el inciso 7º obliga al empleador a pagar al trabajador las remuneraciones y demás prestaciones consignadas en el pacto laboral durante el período comprendido entre la fecha de la desvinculación y la de envío o entrega de la referida comunicación al trabajador. Segundo: Que a partir del tenor del precepto transcrito, esta Corte ha entendido que la establecida en él obedece a una sanción cuyo efecto procura la observancia de la normativa previsional, por cuanto encarece el despido que se verifica fuera de las condiciones legales para ello en lo que al pago de las cotizaciones previsionales se refiere, constriñendo a la parte patronal a mantener el pago de las remuneraciones y demás prestaciones consignadas en el contrato, en tanto no se regularice la situación previsional del dependiente y ello le sea comunicado. En efecto, el aludido castigo ha sido previsto para el empleador que ha efectuado la retención correspondiente de las remuneraciones del dependiente y no enteró los fondos en el organismo respectivo, es decir, no ha cumplido su rol de agente intermediario y ha distraído dineros que no le pertenecen, en finalidades distintas a aquéllas para las cuales fueron retenidos. Naturaleza de la carga en estudio que se ve reafirmada por la historia fidedigna del establecimiento de la ley. Tercero: Que por otra parte, la sola ficción que importa la suspensión de los efectos del cese de los servicios, únicamente en relación al deber del empleador de remunerar hasta el entero de las imposiciones pendientes, no alcanza a desnaturalizar los pagos que como consecuencia de la misma efectúa el contratante respectivo en el tiempo intermedio, pues al no encontrarse vigente el pacto laboral en ningún otro aspecto, especialmente los relativos a los deberes del trabajador, no obedecen aquellos desembolsos a contraprestaciones por servicio alguno. Ello por cuanto la referida, es la característica esencial que determina y diferencia la remuneración de otros pagos con ocasión del pacto laboral. Cuarto: Que es menester, además, tener presente algunas de las disposiciones de la Ley Nº 18.175, denominada Ley de Quiebras, como lo son los artículos 1º, 2º y 64, relativos al objeto

130

GONZALO BAEZA OVALLE

Santiago, veintiocho de enero de dos mil diez. Dando cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 483 C, inciso segundo, del Código del Trabajo, se dicta la sentencia de reemplazo que sigue en unificación de jurisprudencia. Vistos: Se reproducen la parte expositiva y los fundamentos primero y cuarto a séptimo de la sentencia de nulidad de tres de septiembre de dos mil nueve, dictada por la Corte de Apelaciones de Punta Arenas, los que no se modifican con la decisión que se emite a continuación. Y teniendo presente: Primero: Que para la resolución de la nulidad impetrada por la empleadora, cabe considerar que el derecho invocado por los trabajadores y en relación a cuya procedencia se plantean los errores en la aplicación de la normativa referente a la quiebra, surge a partir de la obligación impuesta al empleador en el inciso 5º del artículo 162 del Código Laboral, por cuanto, para proceder al despido de un trabajador por alguna de las causales contempladas en el artículo 160 ó los numerales 4, 5 o 6 del artículo 159, todos del cuerpo legal ya citado, debe informarle por escrito el estado de pago de las cotizaciones previsionales devengadas hasta el último día del mes anterior al del despido, adjuntando los comprobantes que lo justifiquen, de tal manera que si no hubiere efectuado el integro de aquéllas a la fecha del cese de los servicios, éste no producirá el efecto de poner término al contrato de trabajo. Una vez concretada la exoneración con transgresión de la carga aludida –y sin perjuicio que el inciso 6º de la misma disposición prevé la posibilidad de convalidarla mediante el pago de las imposiciones morosas del dependiente y la comunicación al mismo de dicho hecho a través de una carta certificada acompañada de la documentación en que conste la recepción de dicho pago–, el inciso 7º obliga al empleador a pagar al trabajador las remuneraciones y demás prestaciones consignadas en el pacto laboral durante el período comprendido entre la fecha de la desvinculación y la de envío o entrega de la referida comunicación al trabajador. Segundo: Que a partir del tenor del precepto transcrito, esta Corte ha entendido que la establecida en él obedece a una sanción cuyo efecto procura la observancia de la normativa previsional, por cuanto encarece el despido que se verifica fuera de las condiciones legales para ello en lo que al pago de las cotizaciones previsionales se refiere, constriñendo a la parte patronal a mantener el pago de las remuneraciones y demás prestaciones consignadas en el contrato, en tanto no se regularice la situación previsional del dependiente y ello le sea comunicado. En efecto, el aludido castigo ha sido previsto para el empleador que ha efectuado la retención correspondiente de las remuneraciones del dependiente y no enteró los fondos en el organismo respectivo, es decir, no ha cumplido su rol de agente intermediario y ha distraído dineros que no le pertenecen, en finalidades distintas a aquéllas para las cuales fueron retenidos. Naturaleza de la carga en estudio que se ve reafirmada por la historia fidedigna del establecimiento de la ley. Tercero: Que por otra parte, la sola ficción que importa la suspensión de los efectos del cese de los servicios, únicamente en relación al deber del empleador de remunerar hasta el entero de las imposiciones pendientes, no alcanza a desnaturalizar los pagos que como consecuencia de la misma efectúa el contratante respectivo en el tiempo intermedio, pues al no encontrarse vigente el pacto laboral en ningún otro aspecto, especialmente los relativos a los deberes del trabajador, no obedecen aquellos desembolsos a contraprestaciones por servicio alguno. Ello por cuanto la referida, es la característica esencial que determina y diferencia la remuneración de otros pagos con ocasión del pacto laboral. Cuarto: Que es menester, además, tener presente algunas de las disposiciones de la Ley Nº 18.175, denominada Ley de Quiebras, como lo son los artículos 1º, 2º y 64, relativos al objeto

130

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

131

del juicio de quiebra y los efectos de la declaratoria de quiebra; los artículos 147 y siguientes, referentes a la graduación de los créditos y su pago; y artículos 2471 y 2472 del Código Civil, conforme a cuyo contexto, es posible concluir que, ciertamente, en el caso de la quiebra no puede tener aplicación el artículo 162 del Código del Trabajo en lo concerniente a mantener vigente el vinculo contractual laboral de la empresa fallida y sus dependientes, mientras no se comunique a estos trabajadores su situación previsional y, más aún, estar al día en el pago de las cotizaciones. Quinto: Que dicha tesis se sustenta, en primer lugar, en consideración a que el Código del Trabajo, en su capítulo VI del Libro I, contiene una serie de normas destinadas a proteger las remuneraciones, así, el artículo 58, impone, entre otras, la siguiente obligación: “...El empleador deberá deducir de las remuneraciones los impuestos que las graven, las cotizaciones de seguridad social...”, es decir, como se puede advertir, la cotización previsional es un gravamen que pesa sobre las remuneraciones de los trabajadores, que forman parte de ellas el cual es descontado por el empleador con la finalidad de ser enterado ante el órgano previsional al cual se encuentren afiliados sus dependientes, dentro del plazo que la ley fija. Sexto: Que de conformidad con lo analizado, la deuda previsional que mantenga una empresa con sus trabajadores y la entidad previsional o de salud, debe tener un tratamiento diferente según si continua funcionando normalmente o si ha caído en quiebra, ya que en esta última situación rigen las normas que le son propias al procedimiento concursal pues los acreedores deben ser pagados en la forma y orden de preferencia que la ley establece. Séptimo: Que como ya esta Corte lo ha decidido, sostener lo contrario, importaría desconocer desde un principio los efectos propios de la quiebra, cual es realizar en un solo procedimiento los bienes de una persona natural o jurídica, a fin de proveer al pago de sus deudas, en los casos y en la forma determinados por la ley, hipótesis que concurre en la especie desde el momento mismo que los créditos que emanan de deudas previsionales o de salud, gozan del privilegio de primera clase. Así, dentro de la compleja regulación a ludida, entender que puede mantenerse vigente la obligación de remunerar a los trabajadores hasta que el Sindico ?actuando por la empleadora–cumpla con los deberes arriba descritos, conduce a gravar la masa con mayores créditos, generar una desigualdad entre los acreedores y sus preferencias y, a la vez, desconocer lo previsto en el artículo 66 de la Ley de Quiebras, en cuanto la sentencia que declara el estado de que se trata fija irrevocablemente los derechos de aquéllos en las condiciones del día de su pronunciamiento. Octavo: Que a lo anterior cabe agregar, según ya se ha dicho, que el inciso 7º del artículo 162 del Código del ramo, claramente dispone la vigencia del deber de remuneración a modo de castigo, sin que exista la contraprestación de servicios correlativa, por lo que su reconocimiento en ningún caso puede conducir a la creación de un superprivilegio que derogue las normas concursales que priman en la materia. Noveno: Que, en consecuencia, se unifica la jurisprudencia en el sentido que la norma del artículo 66 y siguientes de a Ley de Quiebras prima por sobre la sanción de nulidad de despido establecida en el artículo 162, en tanto, una vez declarada a quiebra de la empleadora, no es posible gravar la masa con mayores obligaciones que las que quedaron fijadas a dicha fecha, límite al cual debe entonces ceñirse el deber de pago de las remuneraciones y cotizaciones que se devenguen por efecto de no haber enterado aquella la totalidad de las imposiciones correspondientes a los períodos laborados por los trabajadores demandantes del caso. Décimo: Que por consiguiente, al decidirse en la sentencia impugnada en sentido diverso al que se ha venido razonando, se han infringido los artículos 1º, 2º, 64 66 y 131 de la Ley

del juicio de quiebra y los efectos de la declaratoria de quiebra; los artículos 147 y siguientes, referentes a la graduación de los créditos y su pago; y artículos 2471 y 2472 del Código Civil, conforme a cuyo contexto, es posible concluir que, ciertamente, en el caso de la quiebra no puede tener aplicación el artículo 162 del Código del Trabajo en lo concerniente a mantener vigente el vinculo contractual laboral de la empresa fallida y sus dependientes, mientras no se comunique a estos trabajadores su situación previsional y, más aún, estar al día en el pago de las cotizaciones. Quinto: Que dicha tesis se sustenta, en primer lugar, en consideración a que el Código del Trabajo, en su capítulo VI del Libro I, contiene una serie de normas destinadas a proteger las remuneraciones, así, el artículo 58, impone, entre otras, la siguiente obligación: “...El empleador deberá deducir de las remuneraciones los impuestos que las graven, las cotizaciones de seguridad social...”, es decir, como se puede advertir, la cotización previsional es un gravamen que pesa sobre las remuneraciones de los trabajadores, que forman parte de ellas el cual es descontado por el empleador con la finalidad de ser enterado ante el órgano previsional al cual se encuentren afiliados sus dependientes, dentro del plazo que la ley fija. Sexto: Que de conformidad con lo analizado, la deuda previsional que mantenga una empresa con sus trabajadores y la entidad previsional o de salud, debe tener un tratamiento diferente según si continua funcionando normalmente o si ha caído en quiebra, ya que en esta última situación rigen las normas que le son propias al procedimiento concursal pues los acreedores deben ser pagados en la forma y orden de preferencia que la ley establece. Séptimo: Que como ya esta Corte lo ha decidido, sostener lo contrario, importaría desconocer desde un principio los efectos propios de la quiebra, cual es realizar en un solo procedimiento los bienes de una persona natural o jurídica, a fin de proveer al pago de sus deudas, en los casos y en la forma determinados por la ley, hipótesis que concurre en la especie desde el momento mismo que los créditos que emanan de deudas previsionales o de salud, gozan del privilegio de primera clase. Así, dentro de la compleja regulación a ludida, entender que puede mantenerse vigente la obligación de remunerar a los trabajadores hasta que el Sindico ?actuando por la empleadora–cumpla con los deberes arriba descritos, conduce a gravar la masa con mayores créditos, generar una desigualdad entre los acreedores y sus preferencias y, a la vez, desconocer lo previsto en el artículo 66 de la Ley de Quiebras, en cuanto la sentencia que declara el estado de que se trata fija irrevocablemente los derechos de aquéllos en las condiciones del día de su pronunciamiento. Octavo: Que a lo anterior cabe agregar, según ya se ha dicho, que el inciso 7º del artículo 162 del Código del ramo, claramente dispone la vigencia del deber de remuneración a modo de castigo, sin que exista la contraprestación de servicios correlativa, por lo que su reconocimiento en ningún caso puede conducir a la creación de un superprivilegio que derogue las normas concursales que priman en la materia. Noveno: Que, en consecuencia, se unifica la jurisprudencia en el sentido que la norma del artículo 66 y siguientes de a Ley de Quiebras prima por sobre la sanción de nulidad de despido establecida en el artículo 162, en tanto, una vez declarada a quiebra de la empleadora, no es posible gravar la masa con mayores obligaciones que las que quedaron fijadas a dicha fecha, límite al cual debe entonces ceñirse el deber de pago de las remuneraciones y cotizaciones que se devenguen por efecto de no haber enterado aquella la totalidad de las imposiciones correspondientes a los períodos laborados por los trabajadores demandantes del caso. Décimo: Que por consiguiente, al decidirse en la sentencia impugnada en sentido diverso al que se ha venido razonando, se han infringido los artículos 1º, 2º, 64 66 y 131 de la Ley DERECHO CONCURSAL CHILENO

131

RETIRO

132

GONZALO BAEZA OVALLE

de Quiebras; 2472 del Código Civil y 162 del Código del Trabajo, por errada interpretación, infracción de ley que influyó sustancialmente en lo dispositivo del fallo, en la medida en que condujo a acoger una prestación improcedente. Undécimo: Que de acuerdo a lo razonado, fuerza acoger la nulidad sustantiva planteada por la empleadora por el error de derecho anotado, manteniéndose la decisión que desechaba las causales esgrimidas por los actores. Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en los artículos 474, 477, 479, 481 y 482 del Código del Trabajo, se acoge, sin costas, el recurso de nulidad deducido por la demandada principal y se mantiene el rechazo del interpuesto por los actores, contra la sentencia de cinco de junio de dos mil nueve, dictada por el Juzgado de Letras del Trabajo de Punta Arenas, la que, en consecuencia, se invalida y se sustituye por la que se dicta a continuación, sin nueva vista y en forma separada a objeto de la coherencia y entendimiento necesarios al efecto. Redacción a cargo del Abogado Integrante señor Patricio Figueroa Serrano. Regístrese. Nº 7076-09. Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señor Patricio Valdés A., señoras Gabriela Pérez P., Rosa María Maggi D., Rosa del Carmen Egnem S., y el Abogado Integrante señor Patricio Figueroa S. Santiago, 28 de enero de 2010. Autoriza la Secretaria Subrogante de la Corte Suprema, señora Carola Herrera Brümmer.

de Quiebras; 2472 del Código Civil y 162 del Código del Trabajo, por errada interpretación, infracción de ley que influyó sustancialmente en lo dispositivo del fallo, en la medida en que condujo a acoger una prestación improcedente. Undécimo: Que de acuerdo a lo razonado, fuerza acoger la nulidad sustantiva planteada por la empleadora por el error de derecho anotado, manteniéndose la decisión que desechaba las causales esgrimidas por los actores. Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en los artículos 474, 477, 479, 481 y 482 del Código del Trabajo, se acoge, sin costas, el recurso de nulidad deducido por la demandada principal y se mantiene el rechazo del interpuesto por los actores, contra la sentencia de cinco de junio de dos mil nueve, dictada por el Juzgado de Letras del Trabajo de Punta Arenas, la que, en consecuencia, se invalida y se sustituye por la que se dicta a continuación, sin nueva vista y en forma separada a objeto de la coherencia y entendimiento necesarios al efecto. Redacción a cargo del Abogado Integrante señor Patricio Figueroa Serrano. Regístrese. Nº 7076-09. Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señor Patricio Valdés A., señoras Gabriela Pérez P., Rosa María Maggi D., Rosa del Carmen Egnem S., y el Abogado Integrante señor Patricio Figueroa S. Santiago, 28 de enero de 2010. Autoriza la Secretaria Subrogante de la Corte Suprema, señora Carola Herrera Brümmer. 132

GONZALO BAEZA OVALLE

TIRO

CAPÍTULO III PRECISIONES CONCEPTUALES NECESARIA AL ESTUDIO DEL DERECHO CONCURSAL

De hecho, la aprensión de los bienes del deudor no era efectuada con un ánimo de reparación del peculio del acreedor, sino, en mayor medida, para castigar al deudor en términos tales que esos bienes reconocían como destino su destrucción. Si podemos entender de esta manera la mentalidad romana, no puede aparecer desproporcionada la reacción de los acreedores, legitimada por la autoridad, de dirigirse contra el incumplidor en aras de una vindicta personal mucho más allá del marco patrimonial. La persona que incumplía una obligación impedía, de una u otra forma, que fueran realizados a plenitud los designios de los dioses y, por esta vía, perjudicaba al acreedor más allá de su patrimonio. El daño era sobrenatural.

1. DEL CONCEPTO DE OBLIGACIÓN A partir de los elementos entregados en los capítulos anteriores nos adentraremos en el estudio del tema del título, para afinar un marco que, bajo nuestro punto de vista, sea adecuado. En el ámbito de la civilización romana la obligación constituyó un fenómeno jurídico de difícil elaboración abstracta y estructuración conceptual, quedando ligada intrínsecamente al ámbito religioso y moral. El incumplimiento no sólo daba origen a un tema de naturaleza patrimonial sino más bien, marginalmente, adquiría dicha connotación pues, antes que nada involucraba una cuestión religiosa.

El incumplimiento no sólo daba origen a un tema de naturaleza patrimonial sino más bien, marginalmente, adquiría dicha connotación pues, antes que nada involucraba una cuestión religiosa. En el ámbito de la civilización romana la obligación constituyó un fenómeno jurídico de difícil elaboración abstracta y estructuración conceptual, quedando ligada intrínsecamente al ámbito religioso y moral. A partir de los elementos entregados en los capítulos anteriores nos adentraremos en el estudio del tema del título, para afinar un marco que, bajo nuestro punto de vista, sea adecuado. 1. DEL CONCEPTO DE OBLIGACIÓN

La persona que incumplía una obligación impedía, de una u otra forma, que fueran realizados a plenitud los designios de los dioses y, por esta vía, perjudicaba al acreedor más allá de su patrimonio. El daño era sobrenatural. Si podemos entender de esta manera la mentalidad romana, no puede aparecer desproporcionada la reacción de los acreedores, legitimada por la autoridad, de dirigirse contra el incumplidor en aras de una vindicta personal mucho más allá del marco patrimonial. De hecho, la aprensión de los bienes del deudor no era efectuada con un ánimo de reparación del peculio del acreedor, sino, en mayor medida, para castigar al deudor en términos tales que esos bienes reconocían como destino su destrucción.

AL ESTUDIO DEL DERECHO CONCURSAL

CAPÍTULO III PRECISIONES CONCEPTUALES NECESARIA

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

No obstante lo anterior, casi en forma sacramental, los autores civilistas tradicionales, hasta nuestros días, continúan atados a una concepción vin-

134

Así, en el tiempo, se ha ido tomando conciencia que el incumplimiento de las obligaciones no constituye un tema personal, en la medida que no medie la perpetración de un delito, sino una cuestión de índole pecuniaria y que, por consecuencia, amerita un tratamiento de idéntica especie, vale decir, exclusivamente material y no personal.

Así concebidas las cosas, no puede resultar extraño o sorprender que la explicación de la naturaleza de la obligación surgiera bajo una premisa vincular indisoluble de la persona.

El concepto de obligación entonces, perdió su esencia vincular con la persona del deudor, para radicar sus efectos en los bienes de éste, dando fundamento, entre otras razones por cierto, para que las regulaciones jurídicas de los diversos países que conforman el mundo occidental, fueran gradualmente abandonando la denominada “prisión por deudas” como un efecto del incumplimiento de las obligaciones, sin perjuicio del mayor progreso en la apreciación de los derechos de las personas y respeto a su dignidad, de lo cual también la sociedad ha ido, gradualmente, adquiriendo mayor importancia.

La gradual pérdida de los valores religiosos y sociales que inspiraron tanto el establecimiento como la organización de la sociedad romana, conllevó a que el tema de los incumplimientos pudiera ser desplazado desde el ámbito de la moralidad hacia la más trivial, de la materialidad, radicándose en el peculio del deudor y haciendo posible el cumplimiento de las obligaciones por equivalencia.

De ese modo, como ya fue estudiado, el nexum y su consecuencia, la manus injectio, darían paso a la cessio bonorum, a la bonorum distractio y a la aparición del curator bonorum que culminó, en último término, con que los acreedores tuvieran derecho a ejecutar sus acreencias en bienes singulares que integraban el patrimonio del deudor y, cuando éste era insolvente pero había obrado de buena fe, surgía la posibilidad de liberarlo de responsabilidad a través de lo que hoy en día denominaríamos concordatos, convenios, cesión de bienes, siendo la última opción, la declaración de quiebra.

De ese modo, como ya fue estudiado, el nexum y su consecuencia, la manus injectio, darían paso a la cessio bonorum, a la bonorum distractio y a la aparición del curator bonorum que culminó, en último término, con que los acreedores tuvieran derecho a ejecutar sus acreencias en bienes singulares que integraban el patrimonio del deudor y, cuando éste era insolvente pero había obrado de buena fe, surgía la posibilidad de liberarlo de responsabilidad a través de lo que hoy en día denominaríamos concordatos, convenios, cesión de bienes, siendo la última opción, la declaración de quiebra.

La gradual pérdida de los valores religiosos y sociales que inspiraron tanto el establecimiento como la organización de la sociedad romana, conllevó a que el tema de los incumplimientos pudiera ser desplazado desde el ámbito de la moralidad hacia la más trivial, de la materialidad, radicándose en el peculio del deudor y haciendo posible el cumplimiento de las obligaciones por equivalencia.

El concepto de obligación entonces, perdió su esencia vincular con la persona del deudor, para radicar sus efectos en los bienes de éste, dando fundamento, entre otras razones por cierto, para que las regulaciones jurídicas de los diversos países que conforman el mundo occidental, fueran gradualmente abandonando la denominada “prisión por deudas” como un efecto del incumplimiento de las obligaciones, sin perjuicio del mayor progreso en la apreciación de los derechos de las personas y respeto a su dignidad, de lo cual también la sociedad ha ido, gradualmente, adquiriendo mayor importancia.

Así concebidas las cosas, no puede resultar extraño o sorprender que la explicación de la naturaleza de la obligación surgiera bajo una premisa vincular indisoluble de la persona.

Así, en el tiempo, se ha ido tomando conciencia que el incumplimiento de las obligaciones no constituye un tema personal, en la medida que no medie la perpetración de un delito, sino una cuestión de índole pecuniaria y que, por consecuencia, amerita un tratamiento de idéntica especie, vale decir, exclusivamente material y no personal.

GONZALO BAEZA OVALLE

No obstante lo anterior, casi en forma sacramental, los autores civilistas tradicionales, hasta nuestros días, continúan atados a una concepción vin-

134

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

135

cular de obligación en términos que la describen como “un vínculo entre acreedor y deudor”, de carácter personal, abandonando todo esfuerzo por explicar, razonablemente a nuestro juicio, el resto de las obligaciones que no reconocen su razón de existencia en los derechos subjetivos, entendidos estos como la facultad que le es reconocida una persona en relación con otra determinada, fundado en un título que legitima su pretensión. En el derecho moderno, la explicación de la teoría de las obligaciones no pasa por sustentar una tesis vincular. Como en toda ciencia, los principios deben ser aplicables y útiles para describir satisfactoriamente las realidades a las cuales se atribuye, sin excepciones. Al no acontecer de ese modo, necesariamente quedamos forzados a preguntarnos en torno a la certeza y efectividad de ese principio. Atendido lo anterior, se ha abierto camino la tesis que a las obligaciones corresponde atribuir la explicación, más bien de una carga social aún cuando no todas las obligaciones responden a ese referente, lo que analizamos en otra ocasión y reiteraremos en esta oportunidad, para mayor claridad y facilidad en el estudio de la materia46.

46 BAEZA OVALLE, Gonzalo. Tratado de Derecho Comercial, Editorial LexisNexis, 2008, Tomo III, pp. 1503 y siguientes.

A partir de allí cabía derivar que, donde existe un derecho, necesariamente habremos de encontrar una obligación, pero en forma de un recíproco natural, aun cuando esa obligación sea tan general que sólo quede Nos han enseñado y hemos transmitido a nuestros alumnos como igualmente en la práctica profesional, que ambas realidades representan una distinta cara, pero de la misma moneda, lo que parece un ejemplo bastante acertado para explicar su diversa naturaleza. La primera prevención, obvia pero necesaria, consiste en que no debemos confundir derecho con obligación. Atendido lo anterior, se ha abierto camino la tesis que a las obligaciones corresponde atribuir la explicación, más bien de una carga social aún cuando no todas las obligaciones responden a ese referente, lo que analizamos en otra ocasión y reiteraremos en esta oportunidad, para mayor claridad y facilidad en el estudio de la materia46. Al no acontecer de ese modo, necesariamente quedamos forzados a preguntarnos en torno a la certeza y efectividad de ese principio. Como en toda ciencia, los principios deben ser aplicables y útiles para describir satisfactoriamente las realidades a las cuales se atribuye, sin excepciones.

La primera prevención, obvia pero necesaria, consiste en que no debemos confundir derecho con obligación.

En el derecho moderno, la explicación de la teoría de las obligaciones no pasa por sustentar una tesis vincular.

Nos han enseñado y hemos transmitido a nuestros alumnos como igualmente en la práctica profesional, que ambas realidades representan una distinta cara, pero de la misma moneda, lo que parece un ejemplo bastante acertado para explicar su diversa naturaleza. A partir de allí cabía derivar que, donde existe un derecho, necesariamente habremos de encontrar una obligación, pero en forma de un recíproco natural, aun cuando esa obligación sea tan general que sólo quede

cular de obligación en términos que la describen como “un vínculo entre acreedor y deudor”, de carácter personal, abandonando todo esfuerzo por explicar, razonablemente a nuestro juicio, el resto de las obligaciones que no reconocen su razón de existencia en los derechos subjetivos, entendidos estos como la facultad que le es reconocida una persona en relación con otra determinada, fundado en un título que legitima su pretensión.

46

BAEZA OVALLE, Gonzalo. Tratado de Derecho Comercial, Editorial LexisNexis, 2008, Tomo III, pp. 1503 y siguientes.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

135

RETIRO

47

ALESSANDRI RODRÍGUEZ, Arturo. Teoría de las Obligaciones, Librería y Editorial Zamorano y Caperán, Santiago de Chile, 1934, p. 6.

constreñida al respeto de la situación jurídica generada por el derecho de referencia o remisión.

“Derechos personales son los que sólo pueden reclamarse de ciertas personas, que por un hecho suyo o la sola disposición de la ley, han contraído las obligaciones correlativas;...”.

En la explicación tradicional proporcionada en relación con las obligaciones, Arturo Alessandri Rodríguez47 enseñaba lo siguiente: “Podemos entonces, definir la obligación en la siguiente forma: La obligación es un vínculo jurídico que coloca a una persona determinada en la necesidad de dar, hacer o no hacer alguna cosa, respecto de otra, también determinada”.

Para concluir lo que expusieron para alcanzar la formulación descrita, han de haber tenido a la vista lo prevenido en el artículo 578 del Código Civil, que dispone:

Ese concepto igualmente lo encontramos, aún cuando ligeramente modificado, en el texto posterior que reconoce su origen en los apuntes tomados en las clases impartidas por Arturo Alessandri Rodríguez, redactado por Manuel Somarriva Undurraga48, que expresaba: “Obligación es un vínculo jurídico establecido entre dos o más personas, por virtud del cual una de ellas –el deudor, debitor– se encuentra en la necesidad de realizar en provecho de la otra –el acreedor, creditor– una prestación”.

Esos autores además agregaron que: “Derecho personal y obligación son, pues, conceptos correlativos. Pueden compararse con la cara y el sello de una moneda: la existencia de aquél implica necesariamente la de ésta”.

La principal objeción a esta última descripción es haber deteriorado la atribuida a Arturo Alessandri Rodríguez, al no incluir la obligación de “no hacer” u obligación por omisión, que no está incorporada en el concepto “prestación”.

La principal objeción a esta última descripción es haber deteriorado la atribuida a Arturo Alessandri Rodríguez, al no incluir la obligación de “no hacer” u obligación por omisión, que no está incorporada en el concepto “prestación”.

Esos autores además agregaron que: “Derecho personal y obligación son, pues, conceptos correlativos. Pueden compararse con la cara y el sello de una moneda: la existencia de aquél implica necesariamente la de ésta”.

Ese concepto igualmente lo encontramos, aún cuando ligeramente modificado, en el texto posterior que reconoce su origen en los apuntes tomados en las clases impartidas por Arturo Alessandri Rodríguez, redactado por Manuel Somarriva Undurraga48, que expresaba: “Obligación es un vínculo jurídico establecido entre dos o más personas, por virtud del cual una de ellas –el deudor, debitor– se encuentra en la necesidad de realizar en provecho de la otra –el acreedor, creditor– una prestación”.

Para concluir lo que expusieron para alcanzar la formulación descrita, han de haber tenido a la vista lo prevenido en el artículo 578 del Código Civil, que dispone:

En la explicación tradicional proporcionada en relación con las obligaciones, Arturo Alessandri Rodríguez47 enseñaba lo siguiente: “Podemos entonces, definir la obligación en la siguiente forma: La obligación es un vínculo jurídico que coloca a una persona determinada en la necesidad de dar, hacer o no hacer alguna cosa, respecto de otra, también determinada”.

“Derechos personales son los que sólo pueden reclamarse de ciertas personas, que por un hecho suyo o la sola disposición de la ley, han contraído las obligaciones correlativas;...”.

constreñida al respeto de la situación jurídica generada por el derecho de referencia o remisión.

47 ALESSANDRI RODRÍGUEZ, Arturo. Teoría de las Obligaciones, Librería y Editorial Zamorano y Caperán, Santiago de Chile, 1934, p. 6.

GONZALO BAEZA OVALLE

48 ALESSANDRI RODRÍGUEZ, Arturo y Somarriva Undurraga, Manuel. Curso de Derecho Civil. Editorial Nascimento. Santiago de Chile, 1941, p.7.

136

48

136

GONZALO BAEZA OVALLE

ALESSANDRI RODRÍGUEZ, Arturo y Somarriva Undurraga, Manuel. Curso de Derecho Civil. Editorial Nascimento. Santiago de Chile, 1941, p.7.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

137

Jorge Giorgi49 comentaba sobre esta materia que “Los derechos patrimoniales, según la diversa especie de bienes sobre que recaen, pueden subdividirse en dos especies diversas. Hay una clase de bienes consistentes en las cosas consideradas como útiles en sí, es decir, en su actitud para servir por sí solas a ciertas necesidades nuestras. Y hay otra clase de bienes, los cuales consisten, por el contrario, en los actos de otras personas; es decir, en las prestaciones ajenas en cuanto nos pueden proporcionar alguna utilidad susceptible de ser valuada en dinero. Si los derechos patrimoniales tienen por objeto bienes de la primera especie, he aquí la propiedad o las modificaciones de ella (inútil recordar que unos llaman derechos reales, otros derechos fraccionarios del dominio, lo que el legislador italiano denomina modificaciones de la propiedad); si bienes de la segunda especie, entonces nacen y tienen lugar las obligaciones”. Louis Josserand50 enseñaba que “La obligación, o derecho personal, es una relación jurídica que asigna, a una o a varias personas, la posición de deudores frente a otra u otras, que desempeñan el papel de acreedores y respecto de las cuales están obligadas a una prestación, ya positiva (obligación de dar o de hacer), ya negativa (obligación de no hacer); considerada desde el lado del acreedor, la obligación es un crédito; considerada desde el lado del deudor, es una deuda”. Finalmente, Georges Ripert y Jean Boulanger51 expusieron que: “La obligación es el vínculo de derecho por el cual una persona debe satisfacer una prestación en favor de otra. Esta definición está tomada de las Institutas de Justiniano: “Obligatio est juris vinculum quo necessitate adstringimur alicujus solvendae rei” (Nota: El texto agrega “secundum nostrae civitatis jura”, para señalar el carácter nacional de la institución. Hoy en día adoptamos una idea más general del derecho)...”. Si volvemos a recordar el principio pedagógico que nos sirvió como “leit motiv” en orden a que las obligaciones constituyen el reverso de la medalla 49

GIORGI, Jorge. Teoría de las Obligaciones. Editorial Reus S.A., España, 1928, p. 2.

50

JOSSERAND, Louis. Derecho Civil. Ediciones Jurídicas Europa-América Bosch y Cía. Editores, Buenos Aires, 1950, T. II, Vol. I, p. 2.

51 RIPERT, George y BOULANGER, Jean. Tratado de Derecho Civil. Editorial La ley, Buenos Aires, 1988, T. IV, Las Obligaciones, Vol. I, p. 11. 50 JOSSERAND, Louis. Derecho Civil. Ediciones Jurídicas Europa-América Bosch y Cía. Editores, Buenos Aires, 1950, T. II, Vol. I, p. 2. 49

GIORGI, Jorge. Teoría de las Obligaciones. Editorial Reus S.A., España, 1928, p. 2.

Si volvemos a recordar el principio pedagógico que nos sirvió como “leit motiv” en orden a que las obligaciones constituyen el reverso de la medalla Finalmente, Georges Ripert y Jean Boulanger51 expusieron que: “La obligación es el vínculo de derecho por el cual una persona debe satisfacer una prestación en favor de otra. Esta definición está tomada de las Institutas de Justiniano: “Obligatio est juris vinculum quo necessitate adstringimur alicujus solvendae rei” (Nota: El texto agrega “secundum nostrae civitatis jura”, para señalar el carácter nacional de la institución. Hoy en día adoptamos una idea más general del derecho)...”. Louis Josserand50 enseñaba que “La obligación, o derecho personal, es una relación jurídica que asigna, a una o a varias personas, la posición de deudores frente a otra u otras, que desempeñan el papel de acreedores y respecto de las cuales están obligadas a una prestación, ya positiva (obligación de dar o de hacer), ya negativa (obligación de no hacer); considerada desde el lado del acreedor, la obligación es un crédito; considerada desde el lado del deudor, es una deuda”. Jorge Giorgi49 comentaba sobre esta materia que “Los derechos patrimoniales, según la diversa especie de bienes sobre que recaen, pueden subdividirse en dos especies diversas. Hay una clase de bienes consistentes en las cosas consideradas como útiles en sí, es decir, en su actitud para servir por sí solas a ciertas necesidades nuestras. Y hay otra clase de bienes, los cuales consisten, por el contrario, en los actos de otras personas; es decir, en las prestaciones ajenas en cuanto nos pueden proporcionar alguna utilidad susceptible de ser valuada en dinero. Si los derechos patrimoniales tienen por objeto bienes de la primera especie, he aquí la propiedad o las modificaciones de ella (inútil recordar que unos llaman derechos reales, otros derechos fraccionarios del dominio, lo que el legislador italiano denomina modificaciones de la propiedad); si bienes de la segunda especie, entonces nacen y tienen lugar las obligaciones”.

51

RIPERT, George y BOULANGER, Jean. Tratado de Derecho Civil. Editorial La ley, Buenos Aires, 1988, T. IV, Las Obligaciones, Vol. I, p. 11.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

137

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Estas diferencias se ponen netamente de relieve por la terminología usual: la obligación (ob ligare) es un vínculo de derecho (vinculum juris);

138

2º Mientras que el titular de un derecho real puede utilizarlo directamente, sin tener que pasar por la mediación de otra persona, el acreedor no puede obtener satisfacción si no es dirigiéndose a su deudor, el cual se interpone necesariamente entre el sujeto activo de la obligación y la ejecución de ésta. No puede hacerse justicia a sí mismo, apoderándose, por ejemplo, de la suma de dinero que se le debe; le falta el imperio, que es patrimonio del titular de un derecho real, por lo menos de un derecho real principal, por ejemplo, el de un propietario de un usufructuario, del titular de una servidumbre: a diferencia de la obligación, el derecho real implica, para quien está investido de él, cierta posición jurídica con relación a una cosa determinada.

de los derechos, también deberíamos concluir que no todos los derechos ameritan un reverso de la medalla, desde que sólo consienten en reconocer como tal, aquellas enraizadas u originadas en los derechos personales, más no así con los derechos reales.

1º La obligación no pone en relación más que a dos o varias personas; no intervienen ni se realiza más que en un círculo limitado, mientras que el derecho real, que es absoluto, existe y produce sus efectos, llegando al momento, erga omnes (derecho de preferencia y derecho de persecución), sus posibilidades de alcance, su virtualidad, son ilimitadas.

Las definiciones de obligación precedentemente trascritas, marchan por el mismo derrotero, lo que no constituye un producto inadvertido. Es recorrido a plena conciencia del curso seguido.

Louis Josserand explicaba: “Como se deduce de esta definición y de estos ejemplos, y de acuerdo con lo que precedentemente expusimos (T. I., Nº 106), la obligación, derecho personal, se contrapone al derecho real. Equivocadamente se ha tratado de asimilar esta última noción a la primera, viendo en el derecho real una relación obligatoria de gran envergadura, pese a los esfuerzos realizados por lograr semejante reducción paradójica, lo cierto es que esenciales diferencias separan a ambas categorías de relaciones jurídicas:

Louis Josserand explicaba: “Como se deduce de esta definición y de estos ejemplos, y de acuerdo con lo que precedentemente expusimos (T. I., Nº 106), la obligación, derecho personal, se contrapone al derecho real. Equivocadamente se ha tratado de asimilar esta última noción a la primera, viendo en el derecho real una relación obligatoria de gran envergadura, pese a los esfuerzos realizados por lograr semejante reducción paradójica, lo cierto es que esenciales diferencias separan a ambas categorías de relaciones jurídicas:

Las definiciones de obligación precedentemente trascritas, marchan por el mismo derrotero, lo que no constituye un producto inadvertido. Es recorrido a plena conciencia del curso seguido.

1º La obligación no pone en relación más que a dos o varias personas; no intervienen ni se realiza más que en un círculo limitado, mientras que el derecho real, que es absoluto, existe y produce sus efectos, llegando al momento, erga omnes (derecho de preferencia y derecho de persecución), sus posibilidades de alcance, su virtualidad, son ilimitadas.

de los derechos, también deberíamos concluir que no todos los derechos ameritan un reverso de la medalla, desde que sólo consienten en reconocer como tal, aquellas enraizadas u originadas en los derechos personales, más no así con los derechos reales.

2º Mientras que el titular de un derecho real puede utilizarlo directamente, sin tener que pasar por la mediación de otra persona, el acreedor no puede obtener satisfacción si no es dirigiéndose a su deudor, el cual se interpone necesariamente entre el sujeto activo de la obligación y la ejecución de ésta. No puede hacerse justicia a sí mismo, apoderándose, por ejemplo, de la suma de dinero que se le debe; le falta el imperio, que es patrimonio del titular de un derecho real, por lo menos de un derecho real principal, por ejemplo, el de un propietario de un usufructuario, del titular de una servidumbre: a diferencia de la obligación, el derecho real implica, para quien está investido de él, cierta posición jurídica con relación a una cosa determinada.

GONZALO BAEZA OVALLE

Estas diferencias se ponen netamente de relieve por la terminología usual: la obligación (ob ligare) es un vínculo de derecho (vinculum juris);

138

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

139

el derecho real es un poder jurídico sobre un bien, que se ejerce abstracción hecha de toda sujeción particular de una persona respecto de otra”. Igual concepto encontramos en Francesco Messineo52 al señalar que “Por obligación, o relación obligatoria, debe entenderse, en efecto, una relación entre dos sujetos (al menos), en virtud de la cual uno de ellos (deudor: llamado, a veces, “promitente”) queda “obligado”, esto es, sometido a un deber, o “comprometido” frente al otro (acreedor: llamado, a veces, “estipulante”) a cumplir una prestación (arg. arts. 1174 y 1218), o sea, a desarrollar una actividad determinada (comportamiento) patrimonialmente valorable; y se atribuye al acreedor un correspondiente poder, que consiste en la pretensión a la prestación.”

MESSINEO, Francesco. Ob. cit., pp. 8 y 9.

54

MESSINEO, Francesco. Ob. cit. p. 6.

53

52 MESSINEO, Francesco. “Manual de Derecho Civil y Comercial”. Ediciones Jurídicas Europa-América. Buenos Aires, Argentina, 1955, Tomo IV, pp. 3 y sgtes.

En ese sentido concluye que “Bajo un ulterior punto de vista, derecho de crédito y derecho real a veces pueden asimilarse” para luego retrucar afirmando que “No obstante, a estas y a otras similares objeciones, debe replicarse que –salvo que se quiera renunciar a distinguir entre la obligación y el derecho real– aquellos caracteres conservan un cierto grado de atendibilidad y que, no por casos singulares, los mismos resulten desconocidos, se los debe abandonar como inútiles.”54 Luego pasa a describir algunas diferencias entre obligación (según el concepto entregado) y derecho real para concluir más adelante que hay casos en que el concepto de obligación que proporcionó y de derecho real, no satisface la necesaria explicación que ha de dar de los diferentes fenómenos jurídicos.

Asumida esa descripción de obligación, dicho autor expresa más adelante53 que “El hecho de que, tanto de la obligación como del derecho real, deriven deberes no puede conducir a la asimilación entre la una y la otra figura.”

Asumida esa descripción de obligación, dicho autor expresa más adelante53 que “El hecho de que, tanto de la obligación como del derecho real, deriven deberes no puede conducir a la asimilación entre la una y la otra figura.”

Luego pasa a describir algunas diferencias entre obligación (según el concepto entregado) y derecho real para concluir más adelante que hay casos en que el concepto de obligación que proporcionó y de derecho real, no satisface la necesaria explicación que ha de dar de los diferentes fenómenos jurídicos. En ese sentido concluye que “Bajo un ulterior punto de vista, derecho de crédito y derecho real a veces pueden asimilarse” para luego retrucar afirmando que “No obstante, a estas y a otras similares objeciones, debe replicarse que –salvo que se quiera renunciar a distinguir entre la obligación y el derecho real– aquellos caracteres conservan un cierto grado de atendibilidad y que, no por casos singulares, los mismos resulten desconocidos, se los debe abandonar como inútiles.”54

52

MESSINEO, Francesco. “Manual de Derecho Civil y Comercial”. Ediciones Jurídicas Europa-América. Buenos Aires, Argentina, 1955, Tomo IV, pp. 3 y sgtes. 53

MESSINEO, Francesco. Ob. cit. p. 6.

54

MESSINEO, Francesco. Ob. cit., pp. 8 y 9.

Igual concepto encontramos en Francesco Messineo52 al señalar que “Por obligación, o relación obligatoria, debe entenderse, en efecto, una relación entre dos sujetos (al menos), en virtud de la cual uno de ellos (deudor: llamado, a veces, “promitente”) queda “obligado”, esto es, sometido a un deber, o “comprometido” frente al otro (acreedor: llamado, a veces, “estipulante”) a cumplir una prestación (arg. arts. 1174 y 1218), o sea, a desarrollar una actividad determinada (comportamiento) patrimonialmente valorable; y se atribuye al acreedor un correspondiente poder, que consiste en la pretensión a la prestación.” el derecho real es un poder jurídico sobre un bien, que se ejerce abstracción hecha de toda sujeción particular de una persona respecto de otra”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

139

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Adicionalmente, lleva implícita una obligación que encuentra su inmediato fundamento en un principio de orden público orientado a conservar la paz y armonía: no transgredir la ley o el derecho ajeno.

140

De esta definición podemos derivar que no resultaría viable su existencia si los integrantes de la sociedad, que no detentan la calidad de titulares del mismo, no estuvieran dispuestos a auto excluirse del uso, goce y disposición de la cosa sobre la cual recae el derecho, a un grado tal que facultan a las autoridades creadas por ellos, para sancionar a las personas que no respeten tal exclusión.

2. NECESIDAD DE REPLANTEAR

“El dominio (llamado también propiedad) es el derecho real en una cosa corporal, para gozar y disponer de ella arbitrariamente; no siendo contra la ley o contra derecho ajeno”.

CONCEPTUALMENTE LA OBLIGACIÓN

El artículo 582 del Código Civil preceptúa que:

Desprendiéndonos de la carga formalista y sacramental impuesta por el derecho romano a nuestra cultura jurídica, como entendemos haber demostrado en las numerosas citas que ocuparon el número precedente, podemos asumir a plenitud el concepto o, si se quiere, el alcance de la obligación en términos de aceptarla y entenderla como una carga que pesa sobre toda persona por el hecho de vivir en sociedad, propuesta que explicaremos en las líneas que siguen y que, en ningún caso conforma una originalidad de nuestra parte, pues ya fue planteada muchos años antes por Marcel Planiol.

Lo que conforma un hecho cierto y, por ende, resulta posible dar margen a una conceptualización universalmente válida, radica en que los derechos existen en la medida que haya una obligación de respetarlos o, lo que viene a ser lo mismo, la carga social de aceptar el estatuto o situación jurídica creada por su instauración.

Esa carga puede ser nominal, en el sentido que exista una o más personas determinadas que pueden exhibir o no esa especificación, sin que por ello sea permitido sostener la inexistencia de una obligación.

Esa carga puede ser nominal, en el sentido que exista una o más personas determinadas que pueden exhibir o no esa especificación, sin que por ello sea permitido sostener la inexistencia de una obligación.

Lo que conforma un hecho cierto y, por ende, resulta posible dar margen a una conceptualización universalmente válida, radica en que los derechos existen en la medida que haya una obligación de respetarlos o, lo que viene a ser lo mismo, la carga social de aceptar el estatuto o situación jurídica creada por su instauración.

Desprendiéndonos de la carga formalista y sacramental impuesta por el derecho romano a nuestra cultura jurídica, como entendemos haber demostrado en las numerosas citas que ocuparon el número precedente, podemos asumir a plenitud el concepto o, si se quiere, el alcance de la obligación en términos de aceptarla y entenderla como una carga que pesa sobre toda persona por el hecho de vivir en sociedad, propuesta que explicaremos en las líneas que siguen y que, en ningún caso conforma una originalidad de nuestra parte, pues ya fue planteada muchos años antes por Marcel Planiol.

El artículo 582 del Código Civil preceptúa que:

CONCEPTUALMENTE LA OBLIGACIÓN

“El dominio (llamado también propiedad) es el derecho real en una cosa corporal, para gozar y disponer de ella arbitrariamente; no siendo contra la ley o contra derecho ajeno”.

2. NECESIDAD DE REPLANTEAR

De esta definición podemos derivar que no resultaría viable su existencia si los integrantes de la sociedad, que no detentan la calidad de titulares del mismo, no estuvieran dispuestos a auto excluirse del uso, goce y disposición de la cosa sobre la cual recae el derecho, a un grado tal que facultan a las autoridades creadas por ellos, para sancionar a las personas que no respeten tal exclusión.

GONZALO BAEZA OVALLE

Adicionalmente, lleva implícita una obligación que encuentra su inmediato fundamento en un principio de orden público orientado a conservar la paz y armonía: no transgredir la ley o el derecho ajeno.

140

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

141

Por este camino hermenéutico encontraremos desde figuras penales, como el hurto, robo y distintos tipos de estafa, entre otros, hasta los mecanismos de composición social meramente civiles, como la reivindicación e indemnización de perjuicios, entre otros. Bajo ese prisma procede sostener con certeza, como lo han hecho otros autores, que existe una obligación social de exclusión u omisión que, no necesariamente involucra una prohibición sino más bien “la vista y paciencia” que usa Andrés Bello para referirse al comodato, en orden a que el propietario o titular del dominio pueda usar, gozar y disponer de la cosa con “exclusión” del resto de la sociedad. En este escenario, que estimamos más ajustado a la realidad, el resto de la sociedad, entonces, sólo queda reducida a mirar y soportar el referido uso, goce y disposición pero no interviene si no es en función de garantizar a esa persona que efectivamente pueda ejercer a plenitud esos atributos del dominio. No resulta armónico con la verdad que nos proporciona la vida cotidiana afirmar que la situación descrita no conlleva el establecimiento de una obligación que es, precisamente, la contrapartida de un derecho. Tal obligación de vista, paciencia y establecimiento, para así describirlo de mejor manera, constituye la contrapartida razonable, además de lógica, de la facultad o derecho de dominio. Incluso más, por el contrario de lo que apuntan algunos de los autores citados, pensamos que incurren en apresuramiento y falta de rigurosidad científica al postular que los derechos reales exhiben un carácter absoluto, lo que describen como “sin respecto a determinada persona”, en la medida que esa es una palabra con indudables significados analógicos y, por ende, de interpretación o alcances no muy claros. Siendo verdad que atribuyen tal descripción al hecho de no requerir la intervención de un tercero para su ejercicio, el término “absoluto” conforma una figura que consideramos inadecuada para describir lo que invariablemente da lugar a una “vinculación directa entre titular y cosa”.

Siendo verdad que atribuyen tal descripción al hecho de no requerir la intervención de un tercero para su ejercicio, el término “absoluto” conforma una figura que consideramos inadecuada para describir lo que invariablemente da lugar a una “vinculación directa entre titular y cosa”. Incluso más, por el contrario de lo que apuntan algunos de los autores citados, pensamos que incurren en apresuramiento y falta de rigurosidad científica al postular que los derechos reales exhiben un carácter absoluto, lo que describen como “sin respecto a determinada persona”, en la medida que esa es una palabra con indudables significados analógicos y, por ende, de interpretación o alcances no muy claros. Tal obligación de vista, paciencia y establecimiento, para así describirlo de mejor manera, constituye la contrapartida razonable, además de lógica, de la facultad o derecho de dominio. No resulta armónico con la verdad que nos proporciona la vida cotidiana afirmar que la situación descrita no conlleva el establecimiento de una obligación que es, precisamente, la contrapartida de un derecho. En este escenario, que estimamos más ajustado a la realidad, el resto de la sociedad, entonces, sólo queda reducida a mirar y soportar el referido uso, goce y disposición pero no interviene si no es en función de garantizar a esa persona que efectivamente pueda ejercer a plenitud esos atributos del dominio. Bajo ese prisma procede sostener con certeza, como lo han hecho otros autores, que existe una obligación social de exclusión u omisión que, no necesariamente involucra una prohibición sino más bien “la vista y paciencia” que usa Andrés Bello para referirse al comodato, en orden a que el propietario o titular del dominio pueda usar, gozar y disponer de la cosa con “exclusión” del resto de la sociedad. Por este camino hermenéutico encontraremos desde figuras penales, como el hurto, robo y distintos tipos de estafa, entre otros, hasta los mecanismos de composición social meramente civiles, como la reivindicación e indemnización de perjuicios, entre otros. DERECHO CONCURSAL CHILENO

141

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Lo anterior involucra que no todas las obligaciones responden al mismo estatuto sino, precisamente, descubrimos lo contrario. El derecho que sirve como contrapartida será el que determinará aquél estatuto jurídico aplicable a cada una de dichas obligaciones.

142

De esta manera, si “la obligación” tradicionalmente definida a la luz del concepto que el artículo 578 del Co. Civil proporciona respecto a los derechos personales o créditos, como el vínculo jurídico generado entre dos o más personas que por un hecho suyo o la sola disposición de la ley, han contraído las obligaciones correlativas, siendo acreedor el titular del derecho y deudor, quien debe dar, hacer o no hacer algo; “la obligación” que remite a otro tipo de derechos, también deberá responder a la realidad o verdad constatable de esos derechos.

El “absoluto” siempre remitirá a la idea de no afecto a límite y, nada hay más ajeno a la sociedad que la carencia de restricciones en cuanto a los derechos entregados a sus partícipes o integrantes.

Una materia diferente consiste en que las características de esa obligación quedarán íntimamente vinculadas y determinadas por el estatuto jurídico de aquellos derechos que dan vida a su legítimo respaldo.

Incluso más, el mismo artículo 582 del Co. Civil, establece con claridad el marco dentro del cual opera a plenitud el derecho de propiedad “no siendo contra la ley o contra derecho ajeno”, lo que conduce inevitablemente a la generación de una obligación, “respetar el derecho ajeno”.

Por consecuencia, la lógica conduce a través de un derrotero diferente al descrito por esos autores. La obligación constituye una realidad que atribuye, como contrapartida, a todo derecho, sin ninguna reserva. Indefectiblemente, el derecho siempre reconoce como recíproco una obligación pues en caso contrario no es derecho.

No hablemos de la obligación de respetar la ley ya que ello resulta de tanta obviedad que sustentar la necesidad que exista un vínculo para que haya un obligación, en ese contexto, al menos aparece como desarraigado de la realidad social que pretende explicar.

No hablemos de la obligación de respetar la ley ya que ello resulta de tanta obviedad que sustentar la necesidad que exista un vínculo para que haya un obligación, en ese contexto, al menos aparece como desarraigado de la realidad social que pretende explicar.

Por consecuencia, la lógica conduce a través de un derrotero diferente al descrito por esos autores. La obligación constituye una realidad que atribuye, como contrapartida, a todo derecho, sin ninguna reserva. Indefectiblemente, el derecho siempre reconoce como recíproco una obligación pues en caso contrario no es derecho.

Incluso más, el mismo artículo 582 del Co. Civil, establece con claridad el marco dentro del cual opera a plenitud el derecho de propiedad “no siendo contra la ley o contra derecho ajeno”, lo que conduce inevitablemente a la generación de una obligación, “respetar el derecho ajeno”.

Una materia diferente consiste en que las características de esa obligación quedarán íntimamente vinculadas y determinadas por el estatuto jurídico de aquellos derechos que dan vida a su legítimo respaldo.

El “absoluto” siempre remitirá a la idea de no afecto a límite y, nada hay más ajeno a la sociedad que la carencia de restricciones en cuanto a los derechos entregados a sus partícipes o integrantes.

De esta manera, si “la obligación” tradicionalmente definida a la luz del concepto que el artículo 578 del Co. Civil proporciona respecto a los derechos personales o créditos, como el vínculo jurídico generado entre dos o más personas que por un hecho suyo o la sola disposición de la ley, han contraído las obligaciones correlativas, siendo acreedor el titular del derecho y deudor, quien debe dar, hacer o no hacer algo; “la obligación” que remite a otro tipo de derechos, también deberá responder a la realidad o verdad constatable de esos derechos.

GONZALO BAEZA OVALLE

Lo anterior involucra que no todas las obligaciones responden al mismo estatuto sino, precisamente, descubrimos lo contrario. El derecho que sirve como contrapartida será el que determinará aquél estatuto jurídico aplicable a cada una de dichas obligaciones.

142

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

143

Los conceptos entregados precedentemente responden a una versión tradicional de la obligación y, como bien lo expresa Joaquín Garrigués, la evolución conceptual de la obligación ha atravesado varias fases que, arrancando de la dureza del primitivo concepto romano de la manus injectio, llega a los extremos del cumplimiento por equivalencia y, por ende, la pérdida razonable de la ligazón con la persona del deudor. La evolución del concepto de obligación reconocida en los párrafos anteriores, también fue asumida muy anteriormente, por Marcel Planiol que la expone con bastante mayor claridad al señalar: “On répète à l’envi que les obligations représentent la partie immuable du droit; el semble que leurs règles principales soient des vérités universelles et éternelles, comme celles de la géométrie et de l’arithmétique. C’est une illusion. Sans doute cette matière es moins soumise que les autres aux contre-coups des révolutions politiques; elles n’y échappe cependant pas entièrement, bien que se transformations sointe plus lentes”. Siguiendo la misma inspiración de Marcel Planiol, no podemos asumir las obligaciones como una parte inmutable del derecho y que sus principales reglas conforman una verdad universal, eterna como aquellas de la geometría o aritmética (en nuestros días ni siquiera estas últimas son inmutables). Sin duda que postula que esas materias son menos susceptibles que otras a cambios radicales como consecuencia de revoluciones políticas, pero no escapan enteramente, sin embargo, a los cambios, aun cuando esas transformaciones sean lentas. Bajo nuestra perspectiva estimamos, adicionalmente, que describir la obligación como esencialmente “vincular”, en la medida que retornamos a la raíz de la palabra “ob ligare”, no representa un argumento determinante para concluir que esa relación sólo puede existir entre personas También podemos encontrar vínculos con los bienes, criterio que no sería compartido por Marcel Planiol55, que sostendría que una relación de orden jurídico no puede existir entre una persona y una cosa. Según él, por 55

PLANIOL, Marcel. Traité Élémentaire de Droit Civil, t. 2, 2ª edición, París, 1902, p. 52.

55

PLANIOL, Marcel. Traité Élémentaire de Droit Civil, t. 2, 2ª edición, París, 1902, p. 52.

También podemos encontrar vínculos con los bienes, criterio que no sería compartido por Marcel Planiol55, que sostendría que una relación de orden jurídico no puede existir entre una persona y una cosa. Según él, por Bajo nuestra perspectiva estimamos, adicionalmente, que describir la obligación como esencialmente “vincular”, en la medida que retornamos a la raíz de la palabra “ob ligare”, no representa un argumento determinante para concluir que esa relación sólo puede existir entre personas Sin duda que postula que esas materias son menos susceptibles que otras a cambios radicales como consecuencia de revoluciones políticas, pero no escapan enteramente, sin embargo, a los cambios, aun cuando esas transformaciones sean lentas. Siguiendo la misma inspiración de Marcel Planiol, no podemos asumir las obligaciones como una parte inmutable del derecho y que sus principales reglas conforman una verdad universal, eterna como aquellas de la geometría o aritmética (en nuestros días ni siquiera estas últimas son inmutables). “On répète à l’envi que les obligations représentent la partie immuable du droit; el semble que leurs règles principales soient des vérités universelles et éternelles, comme celles de la géométrie et de l’arithmétique. C’est une illusion. Sans doute cette matière es moins soumise que les autres aux contre-coups des révolutions politiques; elles n’y échappe cependant pas entièrement, bien que se transformations sointe plus lentes”. La evolución del concepto de obligación reconocida en los párrafos anteriores, también fue asumida muy anteriormente, por Marcel Planiol que la expone con bastante mayor claridad al señalar: Los conceptos entregados precedentemente responden a una versión tradicional de la obligación y, como bien lo expresa Joaquín Garrigués, la evolución conceptual de la obligación ha atravesado varias fases que, arrancando de la dureza del primitivo concepto romano de la manus injectio, llega a los extremos del cumplimiento por equivalencia y, por ende, la pérdida razonable de la ligazón con la persona del deudor. DERECHO CONCURSAL CHILENO

143

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Quien resiste el peso (deudor), que puede consistir en dar, hacer o no hacer algo, no importando en este evento si es individual o colectivo, porque en ambas situaciones la naturaleza de lo que debe ser sostenido básicamente no cambia, variando sólo el sujeto pasivo, toda vez que lo hace en beneficio de alguien (acreedor).

144

Esa carga puede ser soportada (volvamos a reiterar la idea, para mayor claridad) en forma individual o colectiva.

definición, todo derecho es una relación entre personas y el derecho real, como todos los otros, exhiben un sujeto activo, uno pasivo y un objeto. Para Marcel Planiol el sujeto pasivo del derecho real sería “todo el mundo” excepto el titular, y su obligación (deuda) consistiría en abstenerse de todo lo que podría perturbar el ejercicio de ese derecho.

Esta última responderá siempre y esencialmente a la realidad de una “carga”.

Esos vínculos son a tal grado extremos que permiten ser ejercidos directamente sobre ellos, sin respecto a determinada persona, como ocurre con los derechos reales.

De esta manera, es la razón y la lógica la que nos inclina por destruir el vínculo como elemento esencial a la obligación.

Con ello deseamos dejar de manifiesto que la constatación que el origen de la palabra obligación trae implícito un “vínculo” no remite necesariamente a que todo vínculo jurídico sea constitutivo de una obligación respaldada por un derecho personal o que ésta necesite de ese vínculo para existir.

La obligación, al tenor de ese acercamiento conceptual, queda traducido en sinónimo de deuda, que puede ser personal, para el caso de los créditos o, general, para los derechos reales.

En efecto, los derechos personales son definidos igualmente como vínculos jurídicos y no cabe confundir, como lo acotábamos al inicio, derecho con obligación, que fue la razón por la cual, precisamente, lo estampamos como advertencia de inicio.

En efecto, los derechos personales son definidos igualmente como vínculos jurídicos y no cabe confundir, como lo acotábamos al inicio, derecho con obligación, que fue la razón por la cual, precisamente, lo estampamos como advertencia de inicio.

La obligación, al tenor de ese acercamiento conceptual, queda traducido en sinónimo de deuda, que puede ser personal, para el caso de los créditos o, general, para los derechos reales.

Con ello deseamos dejar de manifiesto que la constatación que el origen de la palabra obligación trae implícito un “vínculo” no remite necesariamente a que todo vínculo jurídico sea constitutivo de una obligación respaldada por un derecho personal o que ésta necesite de ese vínculo para existir.

De esta manera, es la razón y la lógica la que nos inclina por destruir el vínculo como elemento esencial a la obligación.

Esos vínculos son a tal grado extremos que permiten ser ejercidos directamente sobre ellos, sin respecto a determinada persona, como ocurre con los derechos reales.

Esta última responderá siempre y esencialmente a la realidad de una “carga”.

definición, todo derecho es una relación entre personas y el derecho real, como todos los otros, exhiben un sujeto activo, uno pasivo y un objeto. Para Marcel Planiol el sujeto pasivo del derecho real sería “todo el mundo” excepto el titular, y su obligación (deuda) consistiría en abstenerse de todo lo que podría perturbar el ejercicio de ese derecho.

Esa carga puede ser soportada (volvamos a reiterar la idea, para mayor claridad) en forma individual o colectiva.

GONZALO BAEZA OVALLE

Quien resiste el peso (deudor), que puede consistir en dar, hacer o no hacer algo, no importando en este evento si es individual o colectivo, porque en ambas situaciones la naturaleza de lo que debe ser sostenido básicamente no cambia, variando sólo el sujeto pasivo, toda vez que lo hace en beneficio de alguien (acreedor).

144

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

145

El beneficiario del sacrificio ajeno, queda dotado de una facultad latente o inmanente o de valor vencido, si se quiere. En otras palabras, cabe la posibilidad de ejercer tal potestad de inmediato y respecto a determinada o determinadas personas la exigencia de cumplimiento o no ocurrir de esa manera. Será latente o inmanente, cuando estamos frente a un derecho de carácter real, en que la carga recae en los hombros de todos los integrantes de la sociedad (respetar el estatuto jurídico creado por ese derecho, en otras palabras, una carga mixta, de hacer y no hacer). Tendrá la calidad de vencido, cuando ese derecho genera un “vínculo” o “relación” personal y, pudiendo reclamarlo de una o más personas determinadas. Con lo expuesto precedentemente, sólo tenemos la intención de motivar la curiosidad científica orientada al análisis y reestudio del tema de las obligaciones bajo una visión un tanto más abierta, sin que por ello involucremos que aquello elaborado en torno a las obligaciones en los libros de texto y en la ley no sea válido. Por el contrario, lo es y mucho, respecto de aquellas obligaciones que conceptualizamos como contrapartida de los derechos personales. Las explicaciones y debida fundamentación del derecho concursal exigen un concepto tan amplio de obligación como el que hemos traducido en los lineamientos precedentes. Reconociendo, por cierto, que incurriremos en una simplificación radical en aras de facilitar la lectura de este texto, por “derecho subjetivo” es entendida la facultad de exigir una determinada prestación protegida jurídicamente.56 Jaime Williams Benavente afirma que existen distintos derechos subjetivos: 1) Para exigir el cumplimiento de la conducta ajena; 2) Para exigir el cumplimiento de mi propio deber.

56 WILLIAMS BENAVENTE, Jaime. Lecciones de introducción al derecho. Ediciones Fundación de Ciencias Humanas, Santiago, Chile, 2003, pp. 115 y siguientes.

Jaime Williams Benavente afirma que existen distintos derechos subjetivos: 1) Para exigir el cumplimiento de la conducta ajena; 2) Para exigir el cumplimiento de mi propio deber. Reconociendo, por cierto, que incurriremos en una simplificación radical en aras de facilitar la lectura de este texto, por “derecho subjetivo” es entendida la facultad de exigir una determinada prestación protegida jurídicamente.56 Las explicaciones y debida fundamentación del derecho concursal exigen un concepto tan amplio de obligación como el que hemos traducido en los lineamientos precedentes. Con lo expuesto precedentemente, sólo tenemos la intención de motivar la curiosidad científica orientada al análisis y reestudio del tema de las obligaciones bajo una visión un tanto más abierta, sin que por ello involucremos que aquello elaborado en torno a las obligaciones en los libros de texto y en la ley no sea válido. Por el contrario, lo es y mucho, respecto de aquellas obligaciones que conceptualizamos como contrapartida de los derechos personales. Será latente o inmanente, cuando estamos frente a un derecho de carácter real, en que la carga recae en los hombros de todos los integrantes de la sociedad (respetar el estatuto jurídico creado por ese derecho, en otras palabras, una carga mixta, de hacer y no hacer). Tendrá la calidad de vencido, cuando ese derecho genera un “vínculo” o “relación” personal y, pudiendo reclamarlo de una o más personas determinadas. En otras palabras, cabe la posibilidad de ejercer tal potestad de inmediato y respecto a determinada o determinadas personas la exigencia de cumplimiento o no ocurrir de esa manera. El beneficiario del sacrificio ajeno, queda dotado de una facultad latente o inmanente o de valor vencido, si se quiere.

56

WILLIAMS BENAVENTE, Jaime. Lecciones de introducción al derecho. Ediciones Fundación de Ciencias Humanas, Santiago, Chile, 2003, pp. 115 y siguientes.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

145

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

“Las obligaciones nacen, ya del concurso real de las voluntades de dos o más personas, como en los contratos o convenciones; ya de un hecho voluntario de la persona que se obliga, como en la aceptación de una herencia o legado y en todos los cuasicontratos; ya a consecuencia de un

146

El artículo 1437 del C. Civil dispone:

Ahora bien, en relación a la naturaleza del derecho subjetivo describe diversas teorías, como la de la Voluntad, sustentada por Windscheid, Savigny; la del interés, propiciada por Ihering y, finalmente, la teoría ecléctica de Jellineck.

3. FUENTE EFECTIVA DE LAS OBLIGACIONES

También explica que existe la corriente de Kelsen, Duguit, que propician la inutilidad de mantener el dualismo entre derecho objetivo y subjetivo, afirmando que hay un solo derecho, el positivo. En concepto de estos, el derecho subjetivo es la misma norma jurídica, sólo que mirada desde el punto de vista del sujeto.

Habiendo efectuado esta reserva doctrinaria en la materia, para llamar la atención en torno a la naturaleza del derecho como ciencia, que exige un permanente esfuerzo por asumir la realidad del entorno social al cual sirve y que responde a una fenomenología dinámica que los juristas han de estar prestos a captar, como signo de los tiempos, volveremos a nuestra especialidad, el Derecho Comercial, para ocuparnos de aquellos aspectos particulares atinentes a las obligaciones que, bajo estas prevenciones, serán aquellas que refieren a los derechos personales.

Por eso, al abordar el tema de las obligaciones y su nueva o no tan nueva conceptualización, hemos preferido reducir el dilema sólo a los derechos personales en contraposición con los reales, para afirmar que en ambos existe un mismo tipo de obligación aún cuando su referente, entendido como el estatuto jurídico que las rige, sea diverso.

Siguiendo este lineamiento, entonces, el trabajo pendiente pasa por ordenar aquellas obligaciones que remiten, respaldan o reconocen como inverso o recíproco los derechos reales.

Siguiendo este lineamiento, entonces, el trabajo pendiente pasa por ordenar aquellas obligaciones que remiten, respaldan o reconocen como inverso o recíproco los derechos reales.

Por eso, al abordar el tema de las obligaciones y su nueva o no tan nueva conceptualización, hemos preferido reducir el dilema sólo a los derechos personales en contraposición con los reales, para afirmar que en ambos existe un mismo tipo de obligación aún cuando su referente, entendido como el estatuto jurídico que las rige, sea diverso.

Habiendo efectuado esta reserva doctrinaria en la materia, para llamar la atención en torno a la naturaleza del derecho como ciencia, que exige un permanente esfuerzo por asumir la realidad del entorno social al cual sirve y que responde a una fenomenología dinámica que los juristas han de estar prestos a captar, como signo de los tiempos, volveremos a nuestra especialidad, el Derecho Comercial, para ocuparnos de aquellos aspectos particulares atinentes a las obligaciones que, bajo estas prevenciones, serán aquellas que refieren a los derechos personales.

También explica que existe la corriente de Kelsen, Duguit, que propician la inutilidad de mantener el dualismo entre derecho objetivo y subjetivo, afirmando que hay un solo derecho, el positivo. En concepto de estos, el derecho subjetivo es la misma norma jurídica, sólo que mirada desde el punto de vista del sujeto.

3. FUENTE EFECTIVA DE LAS OBLIGACIONES

Ahora bien, en relación a la naturaleza del derecho subjetivo describe diversas teorías, como la de la Voluntad, sustentada por Windscheid, Savigny; la del interés, propiciada por Ihering y, finalmente, la teoría ecléctica de Jellineck.

El artículo 1437 del C. Civil dispone:

GONZALO BAEZA OVALLE

“Las obligaciones nacen, ya del concurso real de las voluntades de dos o más personas, como en los contratos o convenciones; ya de un hecho voluntario de la persona que se obliga, como en la aceptación de una herencia o legado y en todos los cuasicontratos; ya a consecuencia de un

146

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

147

hecho que ha inferido injuria o daño a otra persona, como en los delitos y cuasidelitos; ya por disposición de la ley, como entre los padres y los hijos sujetos a patria potestad”. A la luz del precepto reproducido, tradicionalmente son identificadas como fuente de obligaciones los contratos, cuasicontratos, delitos, cuasidelitos y la ley.

57 MARCHANT MONTALVA, Javier. Sinopsis de los Contratos y de las Obligaciones Extracontractuales en el Derecho Civil. Imprenta Pobrete. 1950, Memoria U. de Chile, p. 9.

De este modo, los “actos jurídicos” inscriben en “los hechos jurídicos voluntarios”. Los “hechos jurídicos” son clasificados en “hechos jurídicos propiamente tales”, que son los originados en la naturaleza que producen efectos jurídicos (nacimiento y muerte) y “hechos jurídicos voluntarios”, que son aquellos de nuestro particular interés en la medida que están conformados por los realizados por el hombre. Para comprender de mejor manera el concepto que nos ocupa agreguemos, a la luz del mismo autor, que “hecho jurídico” “es todo suceso de la naturaleza o del hombre que produce efectos jurídicos, pero que no han sido ejecutados con la mira de producirlos”.

Siendo efectivo lo anterior no resulta ni con mucho exacto, por lo cual, preferimos ascender un par de grados en la jerarquía lógica y reconocer en los “actos jurídicos”, que inscriben en los “hechos jurídicos voluntarios” el género de alguna de esas fuentes de las obligaciones, para que podamos entender desde una adecuada perspectiva la naturaleza de las mencionadas fuentes.

En ese orden de ideas, recordemos que “acto jurídico”, siguiendo el concepto entregado por Javier Marchant Montalva57: “es la declaración unilateral o bilateral de voluntad, ejecutada con arreglo a la ley, y destinada a producir efectos jurídicos que pueden consistir en la creación, conservación, modificación, transferencia, transmisión o extinción de un derecho”.

En ese orden de ideas, recordemos que “acto jurídico”, siguiendo el concepto entregado por Javier Marchant Montalva57: “es la declaración unilateral o bilateral de voluntad, ejecutada con arreglo a la ley, y destinada a producir efectos jurídicos que pueden consistir en la creación, conservación, modificación, transferencia, transmisión o extinción de un derecho”.

Siendo efectivo lo anterior no resulta ni con mucho exacto, por lo cual, preferimos ascender un par de grados en la jerarquía lógica y reconocer en los “actos jurídicos”, que inscriben en los “hechos jurídicos voluntarios” el género de alguna de esas fuentes de las obligaciones, para que podamos entender desde una adecuada perspectiva la naturaleza de las mencionadas fuentes.

Para comprender de mejor manera el concepto que nos ocupa agreguemos, a la luz del mismo autor, que “hecho jurídico” “es todo suceso de la naturaleza o del hombre que produce efectos jurídicos, pero que no han sido ejecutados con la mira de producirlos”. Los “hechos jurídicos” son clasificados en “hechos jurídicos propiamente tales”, que son los originados en la naturaleza que producen efectos jurídicos (nacimiento y muerte) y “hechos jurídicos voluntarios”, que son aquellos de nuestro particular interés en la medida que están conformados por los realizados por el hombre. De este modo, los “actos jurídicos” inscriben en “los hechos jurídicos voluntarios”.

A la luz del precepto reproducido, tradicionalmente son identificadas como fuente de obligaciones los contratos, cuasicontratos, delitos, cuasidelitos y la ley. hecho que ha inferido injuria o daño a otra persona, como en los delitos y cuasidelitos; ya por disposición de la ley, como entre los padres y los hijos sujetos a patria potestad”.

57

MARCHANT MONTALVA, Javier. Sinopsis de los Contratos y de las Obligaciones Extracontractuales en el Derecho Civil. Imprenta Pobrete. 1950, Memoria U. de Chile, p. 9.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

147

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

En el acto jurídico unilateral sólo hay una voluntad, una sola parte o centro de interés, aun cuando sea preciso la concurrencia de numerosas personas para que esa voluntad surja como acontece, por ejemplo, con la expresión de la voluntad de las sociedades anónimas, que requieren de la concurrencia de varios accionistas constituidos en junta.

148

De esta manera ese tipo de acto jurídico queda descrito como “aquel que requiere el concurso de voluntades de dos o más personas” para nacer a la vida del derecho.

La clasificación más comúnmente efectuada en relación con los primeros entrega la noción que el acto jurídico admite ser agrupado en aquellos de carácter unilateral y los bilaterales.

A la luz de lo expuesto el concepto de “Acto jurídico bilateral” deviene en una formulación, prácticamente a contrario sensu de la precedente.

Inscriben entre los primeros aquellos que para su generación resulta bastante la concurrencia de la voluntad de una sola persona, como ocurre con el testamento.

Bajo esta óptica consideramos definitivamente pertinente aclarar que, junto al mencionado autor, no visualizamos una contradicción clara al señalar que un acto jurídico unilateral puede ser colectivo desde el instante que, para dar curso a esa suerte de clasificación, ha sido tenida en consideración, solamente la cantidad de personas necesarias para generarlo pero no el número de partes que intervienen en él, en la medida que la unilateralidad está dada por el centro de interés que ellas representan.

Estos “actos jurídicos unilaterales”, por su lado, admiten la clasificación entre “simples” o “colectivos”, entendiendo que remiten a la acepción de “simples” aquellos en que interviene una sola persona y, por su lado, cabe calificar como “colectivos” toda vez que sean varias las personas necesarias para gestarlo, como acontece, por ejemplo, con la necesaria concurrencia de un número determinado de accionistas, bajo condiciones particulares, para que sea considerada legal y válidamente manifestada la voluntad de una sociedad anónima, acordando un reparto de dividendos.

Estos “actos jurídicos unilaterales”, por su lado, admiten la clasificación entre “simples” o “colectivos”, entendiendo que remiten a la acepción de “simples” aquellos en que interviene una sola persona y, por su lado, cabe calificar como “colectivos” toda vez que sean varias las personas necesarias para gestarlo, como acontece, por ejemplo, con la necesaria concurrencia de un número determinado de accionistas, bajo condiciones particulares, para que sea considerada legal y válidamente manifestada la voluntad de una sociedad anónima, acordando un reparto de dividendos.

Bajo esta óptica consideramos definitivamente pertinente aclarar que, junto al mencionado autor, no visualizamos una contradicción clara al señalar que un acto jurídico unilateral puede ser colectivo desde el instante que, para dar curso a esa suerte de clasificación, ha sido tenida en consideración, solamente la cantidad de personas necesarias para generarlo pero no el número de partes que intervienen en él, en la medida que la unilateralidad está dada por el centro de interés que ellas representan.

Inscriben entre los primeros aquellos que para su generación resulta bastante la concurrencia de la voluntad de una sola persona, como ocurre con el testamento.

A la luz de lo expuesto el concepto de “Acto jurídico bilateral” deviene en una formulación, prácticamente a contrario sensu de la precedente.

La clasificación más comúnmente efectuada en relación con los primeros entrega la noción que el acto jurídico admite ser agrupado en aquellos de carácter unilateral y los bilaterales.

De esta manera ese tipo de acto jurídico queda descrito como “aquel que requiere el concurso de voluntades de dos o más personas” para nacer a la vida del derecho.

GONZALO BAEZA OVALLE

En el acto jurídico unilateral sólo hay una voluntad, una sola parte o centro de interés, aun cuando sea preciso la concurrencia de numerosas personas para que esa voluntad surja como acontece, por ejemplo, con la expresión de la voluntad de las sociedades anónimas, que requieren de la concurrencia de varios accionistas constituidos en junta.

148

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

149

Por las razones expuestas, entonces, un elemento esencial a la existencia de un “hecho jurídico voluntario”, en el cual inscribe el “acto jurídico”, lo constituye la voluntad que, para el caso de los “actos jurídicos bilaterales”, tomará el nombre de consentimiento. Entre los actos jurídicos bilaterales está incluida la “convención” que, en los términos de Georges Ripert y Jean Boulanger58 “es el acuerdo entre dos o más personas con el fin de crear, modificar o extinguir una obligación”. Agregan que: “El contrato es una especie particular de convención cuyo carácter propio es el de ser productor de obligaciones. Las dos expresiones son, por otra parte, empleadas con frecuencia la una en lugar de la otra y no hay ningún error en hacerlo (artículos 1108, 1127, 1138). Las obligaciones nacidas de los contratos son llamadas obligaciones convencionales, así como obligaciones contractuales”.

58

RIPERT, George y BOULANGER, Jean. Ob. Cit., T. IV, p. 35.

En síntesis, para generar una explicación que permita entender todas las obligaciones bajo un solo principio, habremos de convenir que ellas constituyen, como un género, la carga que la persona acepta asumir por el hecho de vivir en sociedad y relacionarse con sus semejantes. Bajo esa forma de entender el tema, a nuestro juicio resulta fundado entonces, como última disquisición sobre el asunto, la preocupación que hemos demostrado por no adscribir a la definición tradicional de obligación, toda vez que esta queda reducida al inverso de los derechos personales, en tanto existen obligaciones que no responden a la calidad de ser el recíproco de derechos personales, al reconocer un origen o respaldo diferente, con lo cual fracasa la definición tradicional de este fenómeno jurídico al no lograr explicar la naturaleza de todas las obligaciones que forman parte de nuestro sistema jurídico. En sentido inverso estimamos posible postular que existen obligaciones no convencionales o contractuales como acontece, por ejemplo, con aquellas cuya fuente generadora la descubrimos en la voluntad del legislador.

En sentido inverso estimamos posible postular que existen obligaciones no convencionales o contractuales como acontece, por ejemplo, con aquellas cuya fuente generadora la descubrimos en la voluntad del legislador.

Agregan que: “El contrato es una especie particular de convención cuyo carácter propio es el de ser productor de obligaciones. Las dos expresiones son, por otra parte, empleadas con frecuencia la una en lugar de la otra y no hay ningún error en hacerlo (artículos 1108, 1127, 1138). Las obligaciones nacidas de los contratos son llamadas obligaciones convencionales, así como obligaciones contractuales”.

Bajo esa forma de entender el tema, a nuestro juicio resulta fundado entonces, como última disquisición sobre el asunto, la preocupación que hemos demostrado por no adscribir a la definición tradicional de obligación, toda vez que esta queda reducida al inverso de los derechos personales, en tanto existen obligaciones que no responden a la calidad de ser el recíproco de derechos personales, al reconocer un origen o respaldo diferente, con lo cual fracasa la definición tradicional de este fenómeno jurídico al no lograr explicar la naturaleza de todas las obligaciones que forman parte de nuestro sistema jurídico. En síntesis, para generar una explicación que permita entender todas las obligaciones bajo un solo principio, habremos de convenir que ellas constituyen, como un género, la carga que la persona acepta asumir por el hecho de vivir en sociedad y relacionarse con sus semejantes.

58

RIPERT, George y BOULANGER, Jean. Ob. Cit., T. IV, p. 35.

Entre los actos jurídicos bilaterales está incluida la “convención” que, en los términos de Georges Ripert y Jean Boulanger58 “es el acuerdo entre dos o más personas con el fin de crear, modificar o extinguir una obligación”. Por las razones expuestas, entonces, un elemento esencial a la existencia de un “hecho jurídico voluntario”, en el cual inscribe el “acto jurídico”, lo constituye la voluntad que, para el caso de los “actos jurídicos bilaterales”, tomará el nombre de consentimiento. DERECHO CONCURSAL CHILENO

149

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Tal predicamento no pudo constituir una posición más desafortunada habida consideración a que, como estimamos haber demostrado, en el ámbito civil los autores se han limitado a generar un concepto que ni siquiera resulta útil para explicar todas las obligaciones tratadas en esa especiali-

150

Tradicionalmente, los mercantilistas han dejado la responsabilidad de esa descripción y estudio al derecho civil.

Ahora bien, esa carga cambiará sus características dependiendo de su origen y las circunstancias de la persona que sea comprometida por ella.

Más de alguno acusará sorpresa, a estas alturas, en la medida que no resulta frecuente que al estudiar las regulaciones que conforman el derecho concursal, sean efectuadas tantas reflexiones particulares en torno a lo que corresponde, en nuestra opinión, entender como obligación.

De este modo, un delito generará dos tipos de obligaciones, una que recaerá sobre la persona del delincuente, que será compelido, en la mayoría de los casos, a servir una condena corporal y, otra, patrimonial, lo que implica que aumentará sus pasivos gravando sus activos, por aplicación del derecho general de prenda.

4. IMPORTANCIA DEL CONCEPTO DE OBLIGACIÓN EN LOS CONCURSOS

Pero también tenemos las obligaciones que la persona debe asumir por el sólo hecho de vivir en sociedad, que están representadas en las descripciones legales trascritas, en el seno de lo que describe como propiedad pero aplicable a todo el comportamiento humano en sociedad, en el sentido que su obrar no debe ser contra la ley o el derecho ajeno.

Además, nos encontraremos con aquellas obligaciones que derivan de actos voluntarios destinados a crearlas, de las cuales pueden surgir derechos reales o personales, con las derivaciones que son propias a cada uno de esos derechos. Tal estatuto jurídico de la obligación está determinado por aquel aplicable al derecho que conforme su recíproco, cuando concurre.

Su infracción está sancionada, sea en forma corporal, patrimonial o ambas a la vez, como expusimos.

Su infracción está sancionada, sea en forma corporal, patrimonial o ambas a la vez, como expusimos.

Además, nos encontraremos con aquellas obligaciones que derivan de actos voluntarios destinados a crearlas, de las cuales pueden surgir derechos reales o personales, con las derivaciones que son propias a cada uno de esos derechos. Tal estatuto jurídico de la obligación está determinado por aquel aplicable al derecho que conforme su recíproco, cuando concurre.

Pero también tenemos las obligaciones que la persona debe asumir por el sólo hecho de vivir en sociedad, que están representadas en las descripciones legales trascritas, en el seno de lo que describe como propiedad pero aplicable a todo el comportamiento humano en sociedad, en el sentido que su obrar no debe ser contra la ley o el derecho ajeno.

4. IMPORTANCIA DEL CONCEPTO DE OBLIGACIÓN EN LOS CONCURSOS

De este modo, un delito generará dos tipos de obligaciones, una que recaerá sobre la persona del delincuente, que será compelido, en la mayoría de los casos, a servir una condena corporal y, otra, patrimonial, lo que implica que aumentará sus pasivos gravando sus activos, por aplicación del derecho general de prenda.

Más de alguno acusará sorpresa, a estas alturas, en la medida que no resulta frecuente que al estudiar las regulaciones que conforman el derecho concursal, sean efectuadas tantas reflexiones particulares en torno a lo que corresponde, en nuestra opinión, entender como obligación.

Ahora bien, esa carga cambiará sus características dependiendo de su origen y las circunstancias de la persona que sea comprometida por ella.

Tradicionalmente, los mercantilistas han dejado la responsabilidad de esa descripción y estudio al derecho civil.

GONZALO BAEZA OVALLE

Tal predicamento no pudo constituir una posición más desafortunada habida consideración a que, como estimamos haber demostrado, en el ámbito civil los autores se han limitado a generar un concepto que ni siquiera resulta útil para explicar todas las obligaciones tratadas en esa especiali-

150

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

151

dad, en la medida que pierden de vista al derecho como herramienta para solucionar necesidades humanas, transformándolo en una suerte de verdad revelada inmutable, cualquiera sean los defectos que a las regulaciones civiles sean atribuidas. De esta manera, cuando enfrentamos diversas tendencias para estructurar las regulaciones del derecho concursal, encontramos que las de mayor preponderancia entre las legislaciones del mundo occidental son aquellas que tiende a basar en el cese del pago de una obligación, no sólo la apertura del concurso que, en nuestra opinión da lugar a la peor alternativa entre las posibles en esta área sino, principalmente, para utilizar algunos de los mecanismos creados en este marco jurídico para solucionar la insolvencia y evitar la relación de causalidad multiplicada en el cumplimiento de las obligaciones, todo lo cual amerita una revisión. Deriva, entonces, en una petición de principios sobre lo que debemos entender por obligación idónea para desatar la aplicación de los mecanismos concursales. En suma, ¿qué obligación incumplida impone al deudor la necesidad legal de acudir al sistema concursal como instrumento idóneo para resolver su posible o riesgo de insolvencia? Y una última pregunta ¿Es la declaración de quiebra o liquidación forzosa una solución satisfactoria para la sociedad, acreedores y deudor? La respuesta a esas preguntas ocupará nuestro análisis positivo de la legislación concursal chilena a partir de 1865 hasta enfrentar el proyecto de reforma del derecho concursal. 5. CUESTIONARIO 1. ¿Cuál es el concepto de obligación en la doctrina tradicional? 2. Explique el origen o fundamento histórico del concepto tradicional de obligación 3. ¿Qué críticas amerita la descripción de la obligación entregada en la doctrina tradicional para el entendimiento de los fenómenos jurídicos?

3. ¿Qué críticas amerita la descripción de la obligación entregada en la doctrina tradicional para el entendimiento de los fenómenos jurídicos? 2. Explique el origen o fundamento histórico del concepto tradicional de obligación 1. ¿Cuál es el concepto de obligación en la doctrina tradicional? 5. CUESTIONARIO La respuesta a esas preguntas ocupará nuestro análisis positivo de la legislación concursal chilena a partir de 1865 hasta enfrentar el proyecto de reforma del derecho concursal. En suma, ¿qué obligación incumplida impone al deudor la necesidad legal de acudir al sistema concursal como instrumento idóneo para resolver su posible o riesgo de insolvencia? Y una última pregunta ¿Es la declaración de quiebra o liquidación forzosa una solución satisfactoria para la sociedad, acreedores y deudor? Deriva, entonces, en una petición de principios sobre lo que debemos entender por obligación idónea para desatar la aplicación de los mecanismos concursales. De esta manera, cuando enfrentamos diversas tendencias para estructurar las regulaciones del derecho concursal, encontramos que las de mayor preponderancia entre las legislaciones del mundo occidental son aquellas que tiende a basar en el cese del pago de una obligación, no sólo la apertura del concurso que, en nuestra opinión da lugar a la peor alternativa entre las posibles en esta área sino, principalmente, para utilizar algunos de los mecanismos creados en este marco jurídico para solucionar la insolvencia y evitar la relación de causalidad multiplicada en el cumplimiento de las obligaciones, todo lo cual amerita una revisión. dad, en la medida que pierden de vista al derecho como herramienta para solucionar necesidades humanas, transformándolo en una suerte de verdad revelada inmutable, cualquiera sean los defectos que a las regulaciones civiles sean atribuidas. DERECHO CONCURSAL CHILENO

151

RETIRO

152

GONZALO BAEZA OVALLE

4. Concepto de obligación entregada en este texto. 5. Explique los fundamentos expuestos en esta obra para gestar un nuevo concepto de las obligaciones. 6. ¿Qué dificultades de interpretación y entendimiento jurídico soluciona ese nuevo concepto de las obligaciones? 7. ¿Cuáles son las fuentes de las obligaciones siguiendo la nueva perspectiva conceptual entregada? 8. ¿Qué importancia reviste el entregar un nuevo concepto de obligación para entender los concursos y procedimientos concursales, en general?

8. ¿Qué importancia reviste el entregar un nuevo concepto de obligación para entender los concursos y procedimientos concursales, en general? 7. ¿Cuáles son las fuentes de las obligaciones siguiendo la nueva perspectiva conceptual entregada? 6. ¿Qué dificultades de interpretación y entendimiento jurídico soluciona ese nuevo concepto de las obligaciones? 5. Explique los fundamentos expuestos en esta obra para gestar un nuevo concepto de las obligaciones. 4. Concepto de obligación entregada en este texto. 152

GONZALO BAEZA OVALLE

TIRO

CAPÍTULO IV ACERCAMIENTO A UN CONCEPTO DE PROCEDIMIENTO CONCURSAL

1. DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA Para lograr una aproximación en torno a la naturaleza y contenido de los procedimientos concursales, estimamos preciso abordar la revisión de los hitos más relevantes en el desarrollo histórico de los diversos elementos que consideramos incluidos en tales procedimientos, cuestión ya tratada en los capítulos anteriores. En ese contexto fue posible apreciar la progresiva evolución que afectaron a los sistemas de cumplimiento forzado de las obligaciones otorgados a los acreedores, hasta asumir la liquidación colectiva como un medio idóneo para alcanzar el propósito social de detener la marcha inexorable de un cadena de incumplimientos, surgiendo igualmente, la posibilidad de celebrar convenios o concordatos, en otras palabras, acuerdos entre el deudor y sus acreedores valistas, para evitar la paralización de sus operaciones o lograr una realización ordenada y más conveniente para todos los interesados en el proceso, de los bienes involucrados en el concurso. Un idea matriz o “fuerza”, que dio adecuado fundamento a esa evolución la constituyó la toma de conciencia que la insolvencia del deudor, en la mayoría de los casos, no responde a comportamientos delictuales, de tal modo que resultaba injustificado asumir que por el sólo hecho de ser declarada la quiebra de una persona, ésta debía ser presumida como autor de un delito o delincuente, dejando de lado el aforismo vigente en esa época: “est decoctor ergo fraudatur”.

Un idea matriz o “fuerza”, que dio adecuado fundamento a esa evolución la constituyó la toma de conciencia que la insolvencia del deudor, en la mayoría de los casos, no responde a comportamientos delictuales, de tal modo que resultaba injustificado asumir que por el sólo hecho de ser declarada la quiebra de una persona, ésta debía ser presumida como autor de un delito o delincuente, dejando de lado el aforismo vigente en esa época: “est decoctor ergo fraudatur”. En ese contexto fue posible apreciar la progresiva evolución que afectaron a los sistemas de cumplimiento forzado de las obligaciones otorgados a los acreedores, hasta asumir la liquidación colectiva como un medio idóneo para alcanzar el propósito social de detener la marcha inexorable de un cadena de incumplimientos, surgiendo igualmente, la posibilidad de celebrar convenios o concordatos, en otras palabras, acuerdos entre el deudor y sus acreedores valistas, para evitar la paralización de sus operaciones o lograr una realización ordenada y más conveniente para todos los interesados en el proceso, de los bienes involucrados en el concurso. Para lograr una aproximación en torno a la naturaleza y contenido de los procedimientos concursales, estimamos preciso abordar la revisión de los hitos más relevantes en el desarrollo histórico de los diversos elementos que consideramos incluidos en tales procedimientos, cuestión ya tratada en los capítulos anteriores. 1. DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA

CAPÍTULO IV ACERCAMIENTO A UN CONCEPTO DE PROCEDIMIENTO CONCURSAL

RETIRO

En último término ha sido concluido que la cesación de pago como hecho demostrativo de la insolvencia del deudor, representa una contingencia económica consubstancial a la actividad empresarial y no necesariamente, el derivado de una negligencia o actuación dolosa, que también puede concurrir pero sin que ese comportamiento sea común a los procedimientos concursales ni una consecuencia lógica de ellos. En el Mensaje que introdujo el Código de Comercio chileno de 1865, eran adelantadas las bases de los conceptos que ocuparon las líneas precedentes59, en cuanto a que en los procedimientos concursales, en ese entonces se hablaba sólo de “quiebras”, quedan comprometidos una triple línea de intereses: los de la sociedad, los de los acreedores y los del deudor. Incluso este último es protegido, no sólo en su patrimonio, sino también en el evento que el concurso lo arroje a un estado de necesidad, consagrando en su favor, el derecho de alimentos.60

En el Mensaje que introdujo el Código de Comercio chileno de 1865, eran adelantadas las bases de los conceptos que ocuparon las líneas precedentes59, en cuanto a que en los procedimientos concursales, en ese entonces se hablaba sólo de “quiebras”, quedan comprometidos una triple línea de intereses: los de la sociedad, los de los acreedores y los del deudor. Incluso este último es protegido, no sólo en su patrimonio, sino también en el evento que el concurso lo arroje a un estado de necesidad, consagrando en su favor, el derecho de alimentos.60

Con esa nueva percepción del problema, gradualmente fueron desapareciendo de los distintos ordenamientos, todos aquellos mecanismos y regulaciones que, en definitiva, no reconocían como finalidad lograr solucionar el inconveniente derivado de la cesación de pago del deudor, sino atentar contra su persona y honorabilidad a vía de castigo.

59 En el sentido indicado el Mensaje explicaba que las quiebras constituían las materias más difíciles, graves e importantes de cuantas abrazaba la legislación mercantil, no obstante lo cual, había sido descuidada existiendo una dispersión de textos regulatorios contenidos en la ley civil y comercial a la vez, de 8 de febrero de 1837, en el capítulo 17 de la Ordenanza de Bilbao, en el Título 32, Libro 11 de la Novísima Recopilación y en otras leyes que contenían los antiguos códigos. Así todo, afirma, que el conocimiento más superficial de todas esas disposiciones bastaba para “convencerse profundamente de su absoluta insuficiencia para proteger eficazmente a los acreedores y al comercio en general contra los daños materiales y las graves perturbaciones que producen las quiebras, satisfacer a la sociedad entera, y asegurar al deudor, en los casos de desgracia, todos los miramientos conciliables con los diversos intereses que aquéllas comprometen.”

GONZALO BAEZA OVALLE

60 Siguiendo esa directriz el Mensaje aclaraba que ese estado de cosas reclamaba urgentemente abandonar una legislación compuesta de elementos heterogéneos, introduciendo una nueva que fuera capaz de dar sólidas garantías al comerciante de buena fe, prevenir el fraude y “asegurar la persecución y castigo de los que, abusando de la confianza del comercio, buscan la riqueza en el despojo de los que se la han dispensado imprudentemente.” Más adelante hace una expresión de confianza en el buen funcionamiento de la ley francesa de 8 de junio de 1838, que ya exhibía más de 30 años de aplicación, esperando que su

154

59

154

GONZALO BAEZA OVALLE

Siguiendo esa directriz el Mensaje aclaraba que ese estado de cosas reclamaba urgentemente abandonar una legislación compuesta de elementos heterogéneos, introduciendo una nueva que fuera capaz de dar sólidas garantías al comerciante de buena fe, prevenir el fraude y “asegurar la persecución y castigo de los que, abusando de la confianza del comercio, buscan la riqueza en el despojo de los que se la han dispensado imprudentemente.” Más adelante hace una expresión de confianza en el buen funcionamiento de la ley francesa de 8 de junio de 1838, que ya exhibía más de 30 años de aplicación, esperando que su

Con esa nueva percepción del problema, gradualmente fueron desapareciendo de los distintos ordenamientos, todos aquellos mecanismos y regulaciones que, en definitiva, no reconocían como finalidad lograr solucionar el inconveniente derivado de la cesación de pago del deudor, sino atentar contra su persona y honorabilidad a vía de castigo.

60

En último término ha sido concluido que la cesación de pago como hecho demostrativo de la insolvencia del deudor, representa una contingencia económica consubstancial a la actividad empresarial y no necesariamente, el derivado de una negligencia o actuación dolosa, que también puede concurrir pero sin que ese comportamiento sea común a los procedimientos concursales ni una consecuencia lógica de ellos.

En el sentido indicado el Mensaje explicaba que las quiebras constituían las materias más difíciles, graves e importantes de cuantas abrazaba la legislación mercantil, no obstante lo cual, había sido descuidada existiendo una dispersión de textos regulatorios contenidos en la ley civil y comercial a la vez, de 8 de febrero de 1837, en el capítulo 17 de la Ordenanza de Bilbao, en el Título 32, Libro 11 de la Novísima Recopilación y en otras leyes que contenían los antiguos códigos. Así todo, afirma, que el conocimiento más superficial de todas esas disposiciones bastaba para “convencerse profundamente de su absoluta insuficiencia para proteger eficazmente a los acreedores y al comercio en general contra los daños materiales y las graves perturbaciones que producen las quiebras, satisfacer a la sociedad entera, y asegurar al deudor, en los casos de desgracia, todos los miramientos conciliables con los diversos intereses que aquéllas comprometen.”

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

155

Podemos interpretar con bastante fundamento que ni siquiera en 1865 fue asumida la quiebra como una sanción, sino como un mecanismo de estabilización del orden social que interesaba por igual a la sociedad, acreedores y al deudor. Pero no solo asume esos respectos los acercamientos conceptuales del Mensaje.

implementación lograra disminuir “el número de quiebras, dificultando el buen éxito de las maquinaciones dolosas que, a la aproximación del momento fatal, sugiere la perspectiva de la miseria, o el punible deseo de enriquecerse con la fortuna ajena”.

Esos conceptos remiten a los artículos 1325 del Código de Comercio (1865) en cuanto disponía que la: “Quiebra es el estado del comerciante que cesa en el pago de sus obligaciones mercantiles.” El criterio práctico de Gabriel Ocampo al abordar los concursos queda en evidencia al señalar que carece de utilidad crear un estado medio entre solvencia e insolvencia denominada “suspensión de pago” (léase nuestra actual “cesación de pago”, concepto recogido y derivado del Code de Commerce de 1830) ya que para determinar si el deudor es efectivamente insolvente sería necesario consumar la venta de todos los objetos que integran su activo, lo que produciría los mismos resultados que la quiebra, por lo cual concluye que basta la cesación de pagos para proceder a la apertura del concurso a menos que los acreedores, por unanimidad, otorguen esperas al deudor común, dejando claro que no lo aplica al comerciante.

También incursiona en los alcances de la definición entregada de la quiebra señalando que no fue construida sobre la base de la descomposición de los elementos de este “hecho complejo, sino mediante la estimación jurídica del hecho material de la cesación de pagos, signo característico de la pérdida absoluta del crédito que causa necesariamente la muerte comercial del negociante; y de este modo se precave el peligro de extraviar la conciencia del juez de comercio, sometiendo a su apreciación meros síntomas o circunstancias sobre cuyo alcance e importancia pudiera equivocarse fácilmente.”

También incursiona en los alcances de la definición entregada de la quiebra señalando que no fue construida sobre la base de la descomposición de los elementos de este “hecho complejo, sino mediante la estimación jurídica del hecho material de la cesación de pagos, signo característico de la pérdida absoluta del crédito que causa necesariamente la muerte comercial del negociante; y de este modo se precave el peligro de extraviar la conciencia del juez de comercio, sometiendo a su apreciación meros síntomas o circunstancias sobre cuyo alcance e importancia pudiera equivocarse fácilmente.”

El criterio práctico de Gabriel Ocampo al abordar los concursos queda en evidencia al señalar que carece de utilidad crear un estado medio entre solvencia e insolvencia denominada “suspensión de pago” (léase nuestra actual “cesación de pago”, concepto recogido y derivado del Code de Commerce de 1830) ya que para determinar si el deudor es efectivamente insolvente sería necesario consumar la venta de todos los objetos que integran su activo, lo que produciría los mismos resultados que la quiebra, por lo cual concluye que basta la cesación de pagos para proceder a la apertura del concurso a menos que los acreedores, por unanimidad, otorguen esperas al deudor común, dejando claro que no lo aplica al comerciante. Esos conceptos remiten a los artículos 1325 del Código de Comercio (1865) en cuanto disponía que la: “Quiebra es el estado del comerciante que cesa en el pago de sus obligaciones mercantiles.”

implementación lograra disminuir “el número de quiebras, dificultando el buen éxito de las maquinaciones dolosas que, a la aproximación del momento fatal, sugiere la perspectiva de la miseria, o el punible deseo de enriquecerse con la fortuna ajena”.

Pero no solo asume esos respectos los acercamientos conceptuales del Mensaje. Podemos interpretar con bastante fundamento que ni siquiera en 1865 fue asumida la quiebra como una sanción, sino como un mecanismo de estabilización del orden social que interesaba por igual a la sociedad, acreedores y al deudor. DERECHO CONCURSAL CHILENO

155

RETIRO

BRAHM GARCÍA, Enrique. José Gabriel Ocampo y la codificación comercial chilena. Ediciones Universidad de los Andes. Santiago, Chile, año 2000, Tomo I, pp. 30 y siguientes, cita como fuentes indiscutibles del trabajo de codificación de Gabriel Ocampo, dadas las notas que éste dejó en sus borradores, el Código de Comercio español de 1829, el Código de Comercio portugués de 1833, el Wetboek van Koophandel, Código de Comercio holandés de 1838; el proyecto de Código de Comercio para el reino de Württemberg; las Ordenanzas de Bilbao; el Allgemeine Landrecht prusiano de 1794; el proyecto de Código de Comercio de Buenos Aires. Este autor afirma que una probable fuente que permitió a Gabriel Ocampo acceder a todos esos cuerpos orgánicos de leyes fue que en 1844 apareció publicado en París la obra de Fortuné Antoine de Saint-John, titulada “Concordance entre les Codes de Commerce Etraingers et le Code de Commerce Francais”, donde recoge en forma comparativa el contenido de todos los principales códigos, y hasta proyectos de códigos comerciales, elaborados hasta ese momento en Europa.

GONZALO BAEZA OVALLE

61

156

De esta forma previene en el artículo 1328 del Código de Comercio (1865) que “La quiebra es un estado indivisible; i por consiguiente, abraza la universalidad de los bienes i deudas del fallido.”

En el Code de Commerce francés de 1830 que sin duda tuvo a la vista Gabriel Ocampo para redactar el chileno pero que ni remotamente fue el único,61 con las modificaciones de 1838 a que hace alusión, las regulaciones concursales ocupan el Libro Tercero y en el artículo 660, también utiliza la expresión “estado de quiebra” para indicar la situación en que queda un comerciante al “cesar en el pago” de una obligación, dado que la simetría entre ambos textos resulta más que evidente.

La universalidad propia del concurso la describe señalando que “La quiebra es la personificación del conjunto jurídico de los bienes y deudas del comerciante fallido; y comprende por consiguiente todo cuanto compone su activo y todos sus créditos pasivos, sea que éstos provengan de un acto de comercio, sea que nazca de una causa puramente civil.”

El artículo 1325 era complementado por el 1326 del Código de Comercio (1865) al preceptuar que “La mera suspensión de pagos no constituye el estado de quiebra cuando todos los acreedores unánimemente otorgan esperas al deudor común.”

Aclara, finalmente, en el artículo 1327 del Código de Comercio (1865) que “Para constituir el estado de quiebra no es menester que la cesación de pagos sea general.”

Aclara, finalmente, en el artículo 1327 del Código de Comercio (1865) que “Para constituir el estado de quiebra no es menester que la cesación de pagos sea general.”

El artículo 1325 era complementado por el 1326 del Código de Comercio (1865) al preceptuar que “La mera suspensión de pagos no constituye el estado de quiebra cuando todos los acreedores unánimemente otorgan esperas al deudor común.”

La universalidad propia del concurso la describe señalando que “La quiebra es la personificación del conjunto jurídico de los bienes y deudas del comerciante fallido; y comprende por consiguiente todo cuanto compone su activo y todos sus créditos pasivos, sea que éstos provengan de un acto de comercio, sea que nazca de una causa puramente civil.”

En el Code de Commerce francés de 1830 que sin duda tuvo a la vista Gabriel Ocampo para redactar el chileno pero que ni remotamente fue el único,61 con las modificaciones de 1838 a que hace alusión, las regulaciones concursales ocupan el Libro Tercero y en el artículo 660, también utiliza la expresión “estado de quiebra” para indicar la situación en que queda un comerciante al “cesar en el pago” de una obligación, dado que la simetría entre ambos textos resulta más que evidente.

De esta forma previene en el artículo 1328 del Código de Comercio (1865) que “La quiebra es un estado indivisible; i por consiguiente, abraza la universalidad de los bienes i deudas del fallido.”

GONZALO BAEZA OVALLE

61 BRAHM GARCÍA, Enrique. José Gabriel Ocampo y la codificación comercial chilena. Ediciones Universidad de los Andes. Santiago, Chile, año 2000, Tomo I, pp. 30 y siguientes, cita como fuentes indiscutibles del trabajo de codificación de Gabriel Ocampo, dadas las notas que éste dejó en sus borradores, el Código de Comercio español de 1829, el Código de Comercio portugués de 1833, el Wetboek van Koophandel, Código de Comercio holandés de 1838; el proyecto de Código de Comercio para el reino de Württemberg; las Ordenanzas de Bilbao; el Allgemeine Landrecht prusiano de 1794; el proyecto de Código de Comercio de Buenos Aires. Este autor afirma que una probable fuente que permitió a Gabriel Ocampo acceder a todos esos cuerpos orgánicos de leyes fue que en 1844 apareció publicado en París la obra de Fortuné Antoine de Saint-John, titulada “Concordance entre les Codes de Commerce Etraingers et le Code de Commerce Francais”, donde recoge en forma comparativa el contenido de todos los principales códigos, y hasta proyectos de códigos comerciales, elaborados hasta ese momento en Europa.

156

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

157

Ahora bien, los problemas surgen a partir de la modificación introducida por la Ley Nº 4.558 al Código de Comercio chileno al cambiar la expresión “estado de quiebra” por “juicio de quiebra”, pretendiendo asignarle un carácter más procesal a las regulaciones concursales, pero utilizando mal e inoportunamente los términos, lo que no constituye una innovación en el tema, pues ya en Código de Procedimiento Civil de 1902 que fue antecedido por la ley de enjuiciamiento de 1837, las concursos eran tratados como un tipo de juicio especial. Concretamente esa ley dispuso: “Artículo 1º El juicio de quiebra tiene por objeto realizar en un solo procedimiento los bienes de una persona natural o jurídica, sea o no comerciante, a fin de proveer al pago de sus deudas en los casos y en la forma determinados por la ley.” Obviamente, la quiebra, como lo expresa el Code de Commerce de 1807, es un “estado” no un juicio. Lamentablemente los problemas de los ordenamientos jurídicos concursales chilenos surgen desde el momento que intenta separar aguas con su fuente, el Code de Commerce francés, al extremo que en una evolución mucho más atendible que la nacional sufrida por este último, el Libro Tercero del Code centra su atención en dos vías y no sólo en la posibilidad de liquidar los bienes del deudor fallido. De esta manera y ya más cercano a nuestros días, en las modificaciones introducidas por la Ley Nº 67-563 de 13 de julio de 196762, al Libro Tercero del Code de Commerce, todavía queda más claro que solicitar la apertura del concurso constituía una obligación impuesta a quien cesara en el cumplimiento de sus obligaciones y, a partir del artículo 1º la extiende tanto a comerciantes como a los que no responden a esa calidad, sean personas naturales o jurídicas.

62

Más adelante revisaremos el Code de Commerce actual, que fue modificado en los años 2004 y 2006, para adecuarlo a la Directriz Europea sobre Concursos, dejando en evidencia un desarrollo acusado de la apreciación y connotación que amerita la actividad empresarial y comercial, como fuente de riqueza y de trabajo, cuestión que no se divisa, ni remotamente, en la legislación concursal chilena vigente.

62 Más adelante revisaremos el Code de Commerce actual, que fue modificado en los años 2004 y 2006, para adecuarlo a la Directriz Europea sobre Concursos, dejando en evidencia un desarrollo acusado de la apreciación y connotación que amerita la actividad empresarial y comercial, como fuente de riqueza y de trabajo, cuestión que no se divisa, ni remotamente, en la legislación concursal chilena vigente.

De esta manera y ya más cercano a nuestros días, en las modificaciones introducidas por la Ley Nº 67-563 de 13 de julio de 196762, al Libro Tercero del Code de Commerce, todavía queda más claro que solicitar la apertura del concurso constituía una obligación impuesta a quien cesara en el cumplimiento de sus obligaciones y, a partir del artículo 1º la extiende tanto a comerciantes como a los que no responden a esa calidad, sean personas naturales o jurídicas. Lamentablemente los problemas de los ordenamientos jurídicos concursales chilenos surgen desde el momento que intenta separar aguas con su fuente, el Code de Commerce francés, al extremo que en una evolución mucho más atendible que la nacional sufrida por este último, el Libro Tercero del Code centra su atención en dos vías y no sólo en la posibilidad de liquidar los bienes del deudor fallido. Obviamente, la quiebra, como lo expresa el Code de Commerce de 1807, es un “estado” no un juicio. Concretamente esa ley dispuso: “Artículo 1º El juicio de quiebra tiene por objeto realizar en un solo procedimiento los bienes de una persona natural o jurídica, sea o no comerciante, a fin de proveer al pago de sus deudas en los casos y en la forma determinados por la ley.” Ahora bien, los problemas surgen a partir de la modificación introducida por la Ley Nº 4.558 al Código de Comercio chileno al cambiar la expresión “estado de quiebra” por “juicio de quiebra”, pretendiendo asignarle un carácter más procesal a las regulaciones concursales, pero utilizando mal e inoportunamente los términos, lo que no constituye una innovación en el tema, pues ya en Código de Procedimiento Civil de 1902 que fue antecedido por la ley de enjuiciamiento de 1837, las concursos eran tratados como un tipo de juicio especial. DERECHO CONCURSAL CHILENO

157

RETIRO

Denominación que recibe el deudor declarado en quiebra.

GONZALO BAEZA OVALLE

Denominación que recibe el deudor declarado en quiebra.

GONZALO BAEZA OVALLE

64

158

El artículo 1º establece exactamente lo siguiente: “Tout commerçant, toute personne morale de droite privé, même non commeçant, qui cesse ses paiements, doit, dans les quinze jours, en faire la déclaration en vue de l’overture d’un procédure de règlement judiciarie ou de liquidation de biens”.

La expresión utilizada por ese cuerpo legal para detonar esa obligación es, específicamente, la “cesación en el pago de sus obligaciones”.63

63

El concurso, entonces, es abierto con dos propósitos alternativos: le “règlement judiciaire” o la “liquidations de biens”.

La inadecuación de los términos empleados exhibe una antigua data, pues ya en las primeras normas procesales nacionales del año 1837, continuadas en el Código de Procedimiento Civil de 1902, los concursos (falencias aplicables a deudores no comerciantes) son encasillados entre los juicios especiales y la Ley Nº 4.558, del 4 de febrero de 1929, como tendremos oportunidad de revisar más adelante, refunde las normas procesales comentadas con el sistema del Código de Comercio del Libro IV, de modo que todos los concursos (para comerciantes y no comerciantes) quedaron inscritos en un concepto general de “juicio”, obedeciendo al sentido de aludir o remitir al procedimiento puesto en marcha en aras de provocar la apertura del concurso, esto es, incluso antes de la declaratoria de quiebra o iniciación de la liquidación forzada de la organización productiva del fallido64.

El artículo 2º del Libro Tercero del Code de Commerce también aclaraba que el concurso podía ser abierto, de igual manera, a petición de un acreedor e incluso el tribunal puede declararlo de oficio para, finalmente, contemplar en el artículo 3º de ese Libro, la posibilidad de abrir el concurso respecto de un comerciante que ha fallecido en cesación de pagos en el curso del año siguiente a su deceso, sea por la declaración de un heredero o respondiendo a la solicitud de un acreedor, aún cuando no encontramos la facultad para hacerlo de oficio, como sí lo contemplaba el Código de Comercio de 1865.

Bajo ningún punto de vista el Code de Commerce califica de “juicio” al procedimiento para declarar la quiebra o, más propiamente dicho, decretar la apertura del concurso conducente a la liquidación de la organización productiva del deudor.

Bajo ningún punto de vista el Code de Commerce califica de “juicio” al procedimiento para declarar la quiebra o, más propiamente dicho, decretar la apertura del concurso conducente a la liquidación de la organización productiva del deudor.

El artículo 2º del Libro Tercero del Code de Commerce también aclaraba que el concurso podía ser abierto, de igual manera, a petición de un acreedor e incluso el tribunal puede declararlo de oficio para, finalmente, contemplar en el artículo 3º de ese Libro, la posibilidad de abrir el concurso respecto de un comerciante que ha fallecido en cesación de pagos en el curso del año siguiente a su deceso, sea por la declaración de un heredero o respondiendo a la solicitud de un acreedor, aún cuando no encontramos la facultad para hacerlo de oficio, como sí lo contemplaba el Código de Comercio de 1865.

La inadecuación de los términos empleados exhibe una antigua data, pues ya en las primeras normas procesales nacionales del año 1837, continuadas en el Código de Procedimiento Civil de 1902, los concursos (falencias aplicables a deudores no comerciantes) son encasillados entre los juicios especiales y la Ley Nº 4.558, del 4 de febrero de 1929, como tendremos oportunidad de revisar más adelante, refunde las normas procesales comentadas con el sistema del Código de Comercio del Libro IV, de modo que todos los concursos (para comerciantes y no comerciantes) quedaron inscritos en un concepto general de “juicio”, obedeciendo al sentido de aludir o remitir al procedimiento puesto en marcha en aras de provocar la apertura del concurso, esto es, incluso antes de la declaratoria de quiebra o iniciación de la liquidación forzada de la organización productiva del fallido64.

El concurso, entonces, es abierto con dos propósitos alternativos: le “règlement judiciaire” o la “liquidations de biens”.

63 El artículo 1º establece exactamente lo siguiente: “Tout commerçant, toute personne morale de droite privé, même non commeçant, qui cesse ses paiements, doit, dans les quinze jours, en faire la déclaration en vue de l’overture d’un procédure de règlement judiciarie ou de liquidation de biens”.

La expresión utilizada por ese cuerpo legal para detonar esa obligación es, específicamente, la “cesación en el pago de sus obligaciones”.63

64

158

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

159

Esto ha traído aparejadas consecuencias lamentables en la debida inteligencia de esas regulaciones legales, desde que bajo todo punto de vista, devienen como extrañas a su efectiva naturaleza. La expresión referida fue mantenida en la Ley Nº 18.175 y luego, esta ley fue incorporada en bloque sin siquiera modificar la numeración de su articulado al Co. de Comercio actual, como Libro IV, prolongando la citada inexactitud para concluir enfrentándonos al proyecto de reforma que maneja otros conceptos y derroteros mucho más cercanos a aquellos que entregamos en publicaciones que hemos efectuado sobre la materia. 2. ANTECEDENTES DOCTRINARIOS Carlos Concha Gutiérrez explica que el derecho concursal está constituido por un conjunto de normas jurídicas que crean, organizan y desarrollan un sistema de procedimientos, de naturaleza convencional, administrativa y jurisdiccional, cuya finalidad genérica es la de erradicar la insolvencia de la vida de las transacciones.” Rafael Azerrad65, siguiendo a Garriguez, asimila “derecho concursal” a “derecho de quiebras”. En ese sentido enseña que “el derecho de quiebras es el conjunto de normas que regulan el procedimiento colectivo de ejecución, basado en los principios de universalidad de juicio y de comunidad de pérdidas.” Francisco García Martínez66 postula que la quiebra, desde el punto de vista jurídico, es el conjunto de normas legales que regulan el fenómeno económico de la insolvencia patrimonial. Con lo cual alcanza un concepto mucho más amplio y, no obstante, exacto en cuanto al propósito de estas regulaciones y los mecanismos ideados para 65

AZERRAD, Rafael. Extensión de la quiebra, p. 10. Edit. Editorial Astrea, de Alfredo y Ricardo Depalma, Buenos Aires, 1979.

66 GARCÍA MARTÍNEZ, Francisco. Ob. cit., Tomo I, p. 180, Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1967. 65 AZERRAD, Rafael. Extensión de la quiebra, p. 10. Edit. Editorial Astrea, de Alfredo y Ricardo Depalma, Buenos Aires, 1979.

Con lo cual alcanza un concepto mucho más amplio y, no obstante, exacto en cuanto al propósito de estas regulaciones y los mecanismos ideados para Francisco García Martínez66 postula que la quiebra, desde el punto de vista jurídico, es el conjunto de normas legales que regulan el fenómeno económico de la insolvencia patrimonial. En ese sentido enseña que “el derecho de quiebras es el conjunto de normas que regulan el procedimiento colectivo de ejecución, basado en los principios de universalidad de juicio y de comunidad de pérdidas.” Rafael Azerrad65, siguiendo a Garriguez, asimila “derecho concursal” a “derecho de quiebras”. Carlos Concha Gutiérrez explica que el derecho concursal está constituido por un conjunto de normas jurídicas que crean, organizan y desarrollan un sistema de procedimientos, de naturaleza convencional, administrativa y jurisdiccional, cuya finalidad genérica es la de erradicar la insolvencia de la vida de las transacciones.” 2. ANTECEDENTES DOCTRINARIOS La expresión referida fue mantenida en la Ley Nº 18.175 y luego, esta ley fue incorporada en bloque sin siquiera modificar la numeración de su articulado al Co. de Comercio actual, como Libro IV, prolongando la citada inexactitud para concluir enfrentándonos al proyecto de reforma que maneja otros conceptos y derroteros mucho más cercanos a aquellos que entregamos en publicaciones que hemos efectuado sobre la materia. Esto ha traído aparejadas consecuencias lamentables en la debida inteligencia de esas regulaciones legales, desde que bajo todo punto de vista, devienen como extrañas a su efectiva naturaleza.

66

GARCÍA MARTÍNEZ, Francisco. Ob. cit., Tomo I, p. 180, Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1967.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

159

RETIRO

FARSI C., Santiago y GEBHARDT, Marcelo. Ob. cit., p. 184.

GONZALO BAEZA OVALLE

69

FARSI C., Santiago y GEBHARDT, Marcelo. Ob. cit., p. 184.

GONZALO BAEZA OVALLE

ARGERI, Saúl A. La quiebra y demás procesos concursales, T. II, p. 184. Editorial Platense, La Plata, 1974.

160

68

alcanzarlo, explicando a continuación que “esta institución se organiza en miras al propio interés del deudor, acreedores y generales de la sociedad”, dejando en claro el múltiple destino de este procedimiento.

FARSI, Santiago C. y GEBHARDT, Marcelo. Concursos, p. 1. Editorial Astrea de Alfredo y Ricardo Desalma, Buenos Aires, 1987.

En nuestra opinión, el sentido preciso de esta normativa, vistas así las cosas, pasa por proteger a todos los interesados en la liquidación o continuación de giro.

67

Su finalidad primordial radica entonces, en la organización general y colectiva de los acreedores, a efectos de integrar el patrimonio del insolvente, liquidarlo y repartirlo según el principio fundamental de la par condictio omnium creditorum, salvo causa legítima de prelación.

Igualmente, Santiago C. Farsi y Marcelo Gebhardt69 acotan que la experiencia demostró que era posible llegar al mismo resultado, solucionar las

Por su lado, Santiago C. Farsi y Marcelo Gebhardt67 citan a Salvatore Satta (Instituciones del derecho de quiebra, p. 5, Nº 2) para señalar que la concursabilidad de un procedimiento implica que la consecuencia de la crisis de la empresa, vale decir, la insatisfacción de los acreedores, sea reparada mediante una regulación de todas las relaciones, y no solamente esto, sino con una regulación igual para todas las relaciones (par conditio omnium creditorum) salvo naturalmente las causas legítimas de prelación, es decir, que las relaciones se presenten ya al concurso como desiguales. Desde el punto de vista del deudor, la concursabilidad comporta que la regulación se produzca con todos sus bienes, porque de todos sus bienes el deudor debe extraer los medios para librarse de las deudas.

Junto a esa apreciación, Saúl Argeri68 apunta, con razón, que por ello dentro de la sistemática legal argentina, como de otras legislaciones análogas, el proceso concursal se caracteriza por su unidad, es decir por su universalidad, y tiene sostén en el trato con que deben ser medidos los acreedores.

Junto a esa apreciación, Saúl Argeri68 apunta, con razón, que por ello dentro de la sistemática legal argentina, como de otras legislaciones análogas, el proceso concursal se caracteriza por su unidad, es decir por su universalidad, y tiene sostén en el trato con que deben ser medidos los acreedores.

Por su lado, Santiago C. Farsi y Marcelo Gebhardt67 citan a Salvatore Satta (Instituciones del derecho de quiebra, p. 5, Nº 2) para señalar que la concursabilidad de un procedimiento implica que la consecuencia de la crisis de la empresa, vale decir, la insatisfacción de los acreedores, sea reparada mediante una regulación de todas las relaciones, y no solamente esto, sino con una regulación igual para todas las relaciones (par conditio omnium creditorum) salvo naturalmente las causas legítimas de prelación, es decir, que las relaciones se presenten ya al concurso como desiguales. Desde el punto de vista del deudor, la concursabilidad comporta que la regulación se produzca con todos sus bienes, porque de todos sus bienes el deudor debe extraer los medios para librarse de las deudas.

Igualmente, Santiago C. Farsi y Marcelo Gebhardt69 acotan que la experiencia demostró que era posible llegar al mismo resultado, solucionar las

Su finalidad primordial radica entonces, en la organización general y colectiva de los acreedores, a efectos de integrar el patrimonio del insolvente, liquidarlo y repartirlo según el principio fundamental de la par condictio omnium creditorum, salvo causa legítima de prelación.

67 FARSI, Santiago C. y GEBHARDT, Marcelo. Concursos, p. 1. Editorial Astrea de Alfredo y Ricardo Desalma, Buenos Aires, 1987.

En nuestra opinión, el sentido preciso de esta normativa, vistas así las cosas, pasa por proteger a todos los interesados en la liquidación o continuación de giro.

68 ARGERI, Saúl A. La quiebra y demás procesos concursales, T. II, p. 184. Editorial Platense, La Plata, 1974.

alcanzarlo, explicando a continuación que “esta institución se organiza en miras al propio interés del deudor, acreedores y generales de la sociedad”, dejando en claro el múltiple destino de este procedimiento.

69

160

TIRO

72 GUYENOT, Jean. Curso de Derecho Comercial. Volumen II, p. 141, traducción de Manual Ossorio Florit y Concepción Osorio de Cetrángolo. Ediciones Jurídicas Europa-América, Buenos Aires, 1975.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

71 RIPERT, Georges. Tratado Elemental de Derecho Comercial. Tomo IV, p. 199, traducción de Felipe de Solá Cañizares, con la colaboración de Pedro G. San Martín. Librairie General de Droit e de Jurisprudente, Paris. Tipografía Editora Argentina, Buenos Aires, 1954.

acreencias del deudor, sin la quiebra de este último, si podía concertarse con éste y los acreedores un acuerdo o concordato por el cual se difiriera la fecha de los pagos o se establecieran quitas.

161

Esa solución no podía ser condenada al fracaso por la oposición de una minoría e incluso, un solo acreedor, por lo cual surgió el convenio preventivo que determinó los recaudos por los cuales se podía llegar a la solución indicada. David Supino70, profesor ordinario de la Real Universidad de Pisa, en los años 40, vierte ideas muy aclaratorias al respecto, al enseñar que por la seguridad de las transacciones en general, y en particular por el interés del comercio, las leyes de los varios estados dictan reglas especiales para el caso en que el deudor comerciante se encuentre en la imposibilidad de hacer frente a sus propias obligaciones. Estas reglas tienden a conservar a los acreedores sus derechos sobre el patrimonio del deudor, y a repartir equitativamente entre ellos el mismo, mediante un procedimiento colectivo que se llama procedimiento de quiebra (fallimento, del latín fallere), o de concurso. En Georges Ripert71 no encontramos una descripción de los procedimientos concursales, sino sólo de la quiebra, aclarando que es “la situación legal” de un comerciante que ha cesado sus pagos. Jean Guyenot72, profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Económicas de la Universidad de París, dada la realidad del sistema legal francés, alude a los mecanismos que forman parte de los procesos concursales, sin describir estos últimos, sino de manera indirecta, aduciendo que el arreglo judicial y la liquidación de bienes son procedimientos que importan

70

SUPINO, David. Derecho Mercantil, p. 533. Editorial La España Moderna, Madrid, Traducción de Lorenzo Benito. Cuarta edición. 71

RIPERT, Georges. Tratado Elemental de Derecho Comercial. Tomo IV, p. 199, traducción de Felipe de Solá Cañizares, con la colaboración de Pedro G. San Martín. Librairie General de Droit e de Jurisprudente, Paris. Tipografía Editora Argentina, Buenos Aires, 1954.

70 SUPINO, David. Derecho Mercantil, p. 533. Editorial La España Moderna, Madrid, Traducción de Lorenzo Benito. Cuarta edición.

Jean Guyenot72, profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Económicas de la Universidad de París, dada la realidad del sistema legal francés, alude a los mecanismos que forman parte de los procesos concursales, sin describir estos últimos, sino de manera indirecta, aduciendo que el arreglo judicial y la liquidación de bienes son procedimientos que importan En Georges Ripert71 no encontramos una descripción de los procedimientos concursales, sino sólo de la quiebra, aclarando que es “la situación legal” de un comerciante que ha cesado sus pagos. David Supino70, profesor ordinario de la Real Universidad de Pisa, en los años 40, vierte ideas muy aclaratorias al respecto, al enseñar que por la seguridad de las transacciones en general, y en particular por el interés del comercio, las leyes de los varios estados dictan reglas especiales para el caso en que el deudor comerciante se encuentre en la imposibilidad de hacer frente a sus propias obligaciones. Estas reglas tienden a conservar a los acreedores sus derechos sobre el patrimonio del deudor, y a repartir equitativamente entre ellos el mismo, mediante un procedimiento colectivo que se llama procedimiento de quiebra (fallimento, del latín fallere), o de concurso. Esa solución no podía ser condenada al fracaso por la oposición de una minoría e incluso, un solo acreedor, por lo cual surgió el convenio preventivo que determinó los recaudos por los cuales se podía llegar a la solución indicada. acreencias del deudor, sin la quiebra de este último, si podía concertarse con éste y los acreedores un acuerdo o concordato por el cual se difiriera la fecha de los pagos o se establecieran quitas.

72

GUYENOT, Jean. Curso de Derecho Comercial. Volumen II, p. 141, traducción de Manual Ossorio Florit y Concepción Osorio de Cetrángolo. Ediciones Jurídicas Europa-América, Buenos Aires, 1975.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

161

RETIRO

73

GARRIGUÉS, Joaquín. Curso de Derecho Mercantil. Tomo V, p. 5. Editorial Temis, Bogotá, Colombia, 1987. Reimpresión de la séptima edición.

esencialmente a los intereses pecuniarios de los acreedores de un deudor, cuya cesación de pagos ha provocado la intervención de un tribunal. Las condiciones de iniciación de los procedimientos, así como los órganos designados por el tribunal, con los mismos en caso de arreglo judicial o de liquidación de bienes. Igualmente sucede con los efectos de la comprobación de la cesación de pagos por parte del tribunal, sobre el patrimonio del deudor y los derechos de los acreedores.

Para J. M. Pardessus74, en el contexto de enseñanza entregadas en el siglo antepasado, sólo reduce sus explicaciones a señalar los fundamentos o causales por las cuales un deudor, que debe responder a la calidad de comerciante, puede ser declarado en quiebra pero, razonablemente bajo la visión tradicional, no asume un ámbito más general, como los procedimientos concursales que nos ocupan.

Joaquín Garrigués73 utiliza la expresión “derecho de quiebras”, en una formulación más tradicional y, siguiendo tal derrotero explica que está constituido por el conjunto de las normas legales que regulan las consecuencias jurídicas del hecho económico de la quiebra. En sentido económico, quiebra significa la situación en que se encuentra un patrimonio que no puede satisfacer las deudas que sobre él pesan y aclara en seguida que “estar en quiebra” implica no poder pagar íntegramente a todos los que tienen derecho a ser pagados: es un estado de desequilibrio entre los valores realizables y los créditos por pagar.

Más adelante señala que la nota esencial del derecho de quiebras consiste en que regula un procedimiento de ejecución colectiva o universal que descansa en el principio de la comunidad de pérdidas, de lo cual hace derivar el carácter predominantemente procesal de la institución, de modo que el examen y calificación del derecho material de los acreedores, en su concepto, constituye sólo un antecedente lógico de su ejecución sobre el patrimonio del deudor común, que resultaría ser la finalidad típica del ordenamiento legal de la quiebra.

Más adelante señala que la nota esencial del derecho de quiebras consiste en que regula un procedimiento de ejecución colectiva o universal que descansa en el principio de la comunidad de pérdidas, de lo cual hace derivar el carácter predominantemente procesal de la institución, de modo que el examen y calificación del derecho material de los acreedores, en su concepto, constituye sólo un antecedente lógico de su ejecución sobre el patrimonio del deudor común, que resultaría ser la finalidad típica del ordenamiento legal de la quiebra.

Joaquín Garrigués73 utiliza la expresión “derecho de quiebras”, en una formulación más tradicional y, siguiendo tal derrotero explica que está constituido por el conjunto de las normas legales que regulan las consecuencias jurídicas del hecho económico de la quiebra. En sentido económico, quiebra significa la situación en que se encuentra un patrimonio que no puede satisfacer las deudas que sobre él pesan y aclara en seguida que “estar en quiebra” implica no poder pagar íntegramente a todos los que tienen derecho a ser pagados: es un estado de desequilibrio entre los valores realizables y los créditos por pagar.

Para J. M. Pardessus74, en el contexto de enseñanza entregadas en el siglo antepasado, sólo reduce sus explicaciones a señalar los fundamentos o causales por las cuales un deudor, que debe responder a la calidad de comerciante, puede ser declarado en quiebra pero, razonablemente bajo la visión tradicional, no asume un ámbito más general, como los procedimientos concursales que nos ocupan.

esencialmente a los intereses pecuniarios de los acreedores de un deudor, cuya cesación de pagos ha provocado la intervención de un tribunal. Las condiciones de iniciación de los procedimientos, así como los órganos designados por el tribunal, con los mismos en caso de arreglo judicial o de liquidación de bienes. Igualmente sucede con los efectos de la comprobación de la cesación de pagos por parte del tribunal, sobre el patrimonio del deudor y los derechos de los acreedores.

73 GARRIGUÉS, Joaquín. Curso de Derecho Mercantil. Tomo V, p. 5. Editorial Temis, Bogotá, Colombia, 1987. Reimpresión de la séptima edición.

GONZALO BAEZA OVALLE

74 PARDESSUS, Par J. M. Cours de Droit Comercial, Tomo V, p. 4. Nève, Libraire de la Cour de Cassation. 1841.

162

74

162

GONZALO BAEZA OVALLE

PARDESSUS, Par J. M. Cours de Droit Comercial, Tomo V, p. 4. Nève, Libraire de la Cour de Cassation. 1841.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

163

La idea de la insuficiencia patrimonial del deudor para hacer frente al cumplimiento de sus obligaciones, también resulta determinante para abrir el concurso a través de la declaración de quiebra, según lo explica Fernando Sánchez Calero75, profesor de Derecho Mercantil en la Universidad Complutense de Madrid, al señalar que no resultando útil la ejecución individual para lograr el cumplimiento de la obligación si el patrimonio del deudor es insuficiente, surge el procedimiento de quiebra, “que tiene por finalidad el evitar que con las ejecuciones individuales cobren únicamente los acreedores más diligentes, los más audaces o los que están más cerca del deudor, mientras los restantes corren el riesgo de no cobrar sus créditos.” Agrega que la quiebra aparece como un procedimiento de ejecución (entendido como liquidación) universal del patrimonio de un empresario insolvente y, que por medio de ella se “intenta buscar una comunidad de pérdidas y un trato de igualdad dentro de los acreedores, entendiendo en su versión contextualizada por ejecución universal una liquidación colectiva, no un juicio universal o colectivo que sería a todas luces insostenible. En la doctrina nacional Ricardo Sandoval López76 explica, bajo el título de “Naturaleza jurídica de la quiebra” que la jurisprudencia de los tribunales chilenos habrían fijado la siguiente doctrina “el juicio de quiebra implica una especie de asociación virtual de todos los acreedores del fallido, destinada a mantener la igualdad entre todos los interesados (salvo las causas legítima de preferencia) y a facilitar la realización del patrimonio del deudor y la repartición proporcional del producto entre todos ellos, bajo la dirección de los funcionarios judiciales y de la justicia”77, agregando que “Entendemos que la expresión “asociación virtual” significa unión de intereses del fallido y de los acreedores en torno a una finalidad común, cual es la realización de los bienes y la administración de los mismos. Tal “asociación virtual” se produce por el hecho de la quiebra y es propia del

75

SÁNCHEZ CALERO, Fernando. Instituciones de Derecho Mercantil, Tomo II, p. 419. Mc. Graw Hill, Madrid, 1999. 76

SANDOVAL LÓPEZ, Ricardo. Derecho Comercial. La insolvencia de la empresa. Derecho concursal: quiebras, convenios y cesiones de bienes. Editorial Jurídica de Chile, 2007. Tomo IV, pp. 16 y 17. 77

Revista de Derecho y Jurisprudencia, t. XXXII, 2ª Parte, secc. 1ª, p 489.

77

Revista de Derecho y Jurisprudencia, t. XXXII, 2ª Parte, secc. 1ª, p 489.

76 SANDOVAL LÓPEZ, Ricardo. Derecho Comercial. La insolvencia de la empresa. Derecho concursal: quiebras, convenios y cesiones de bienes. Editorial Jurídica de Chile, 2007. Tomo IV, pp. 16 y 17. 75 SÁNCHEZ CALERO, Fernando. Instituciones de Derecho Mercantil, Tomo II, p. 419. Mc. Graw Hill, Madrid, 1999.

En la doctrina nacional Ricardo Sandoval López76 explica, bajo el título de “Naturaleza jurídica de la quiebra” que la jurisprudencia de los tribunales chilenos habrían fijado la siguiente doctrina “el juicio de quiebra implica una especie de asociación virtual de todos los acreedores del fallido, destinada a mantener la igualdad entre todos los interesados (salvo las causas legítima de preferencia) y a facilitar la realización del patrimonio del deudor y la repartición proporcional del producto entre todos ellos, bajo la dirección de los funcionarios judiciales y de la justicia”77, agregando que “Entendemos que la expresión “asociación virtual” significa unión de intereses del fallido y de los acreedores en torno a una finalidad común, cual es la realización de los bienes y la administración de los mismos. Tal “asociación virtual” se produce por el hecho de la quiebra y es propia del Agrega que la quiebra aparece como un procedimiento de ejecución (entendido como liquidación) universal del patrimonio de un empresario insolvente y, que por medio de ella se “intenta buscar una comunidad de pérdidas y un trato de igualdad dentro de los acreedores, entendiendo en su versión contextualizada por ejecución universal una liquidación colectiva, no un juicio universal o colectivo que sería a todas luces insostenible. La idea de la insuficiencia patrimonial del deudor para hacer frente al cumplimiento de sus obligaciones, también resulta determinante para abrir el concurso a través de la declaración de quiebra, según lo explica Fernando Sánchez Calero75, profesor de Derecho Mercantil en la Universidad Complutense de Madrid, al señalar que no resultando útil la ejecución individual para lograr el cumplimiento de la obligación si el patrimonio del deudor es insuficiente, surge el procedimiento de quiebra, “que tiene por finalidad el evitar que con las ejecuciones individuales cobren únicamente los acreedores más diligentes, los más audaces o los que están más cerca del deudor, mientras los restantes corren el riesgo de no cobrar sus créditos.” DERECHO CONCURSAL CHILENO

163

RETIRO

p. 19.

GONZALO BAEZA OVALLE

79 PUELMA ACCORSI, Álvaro. Curso de Derecho de Quiebras. Editorial Jurídica de Chile, 1985, p. 9.

164

derecho concursal, de donde resulta difícil encontrarla en otras instituciones del derecho privado común.”

CONTRERAS STRAUCH, Osvaldo. Insolvencia y quiebra. Editorial Jurídica de Chile, 2010,

Con esos conceptos, en general, podemos estar de acuerdo, salvo respecto de su última afirmación, pues la misma asociación virtual la podemos descubrir en todas las formas o procedimientos de liquidación de bienes, como estimamos posible constatarlo, en la liquidación de sociedades comerciales contempladas en el Código de Comercio.

Agreguemos, como lo reiteraremos más adelante, que Álvaro Puelma Accorsi79 aclara, aludiendo el artículo 1º del Libro IV del Código de Comercio, que “en las quiebras no existe un solo procedimiento, sino muchos, y, de otro lado, por “juicio” se entiende una controversia entre partes que debe ser resuelta por un tribunal, lo que no ocurre, exactamente, en las quiebras, en que puede haber muchas controversias que deban ser resueltas por un tribunal, o sea, muchos juicios, o puede no haber controversia alguna. Es por ello que hemos preferido, en vez de hablar de “juicio de quiebra”, el término “procedimiento de quiebra”, dejando No resulta muy diferente la opinión de Osvaldo Contreras Strauch78 al hacer suya la descripción efectuada por Álvaro Puelma Accorsi, que conceptualiza la “quiebra (o bancarrota)” diciendo que “constituye un estado excepcional en el orden jurídico, originado en una resolución judicial, que se produce por la falta o imposibilidad del deudor, de dar cumplimiento igualitario de todas sus obligaciones. La expresión también alude al procedimiento judicial que se sustancia conforme a la ley, a partir de la referida resolución. Esta definición ha sido utilizada frecuentemente por nuestros tribunales” y al efecto, hace referencia al fallo que habría emitido la Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago (sin indicar rol), el 4 de noviembre de 1998, que fija la siguiente doctrina: “La quiebra es un estado excepcional en el orden jurídico de una persona, producido por la falta o imposibilidad de cumplimiento igualitario de todas sus obligaciones, declarado judicialmente.” Con esos conceptos, en general, podemos estar de acuerdo, salvo respecto de su última afirmación, pues la misma asociación virtual la podemos descubrir en todas las formas o procedimientos de liquidación de bienes, como estimamos posible constatarlo, en la liquidación de sociedades comerciales contempladas en el Código de Comercio.

Agreguemos, como lo reiteraremos más adelante, que Álvaro Puelma Accorsi79 aclara, aludiendo el artículo 1º del Libro IV del Código de Comercio, que “en las quiebras no existe un solo procedimiento, sino muchos, y, de otro lado, por “juicio” se entiende una controversia entre partes que debe ser resuelta por un tribunal, lo que no ocurre, exactamente, en las quiebras, en que puede haber muchas controversias que deban ser resueltas por un tribunal, o sea, muchos juicios, o puede no haber controversia alguna. Es por ello que hemos preferido, en vez de hablar de “juicio de quiebra”, el término “procedimiento de quiebra”, dejando

78

No resulta muy diferente la opinión de Osvaldo Contreras Strauch78 al hacer suya la descripción efectuada por Álvaro Puelma Accorsi, que conceptualiza la “quiebra (o bancarrota)” diciendo que “constituye un estado excepcional en el orden jurídico, originado en una resolución judicial, que se produce por la falta o imposibilidad del deudor, de dar cumplimiento igualitario de todas sus obligaciones. La expresión también alude al procedimiento judicial que se sustancia conforme a la ley, a partir de la referida resolución. Esta definición ha sido utilizada frecuentemente por nuestros tribunales” y al efecto, hace referencia al fallo que habría emitido la Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago (sin indicar rol), el 4 de noviembre de 1998, que fija la siguiente doctrina: “La quiebra es un estado excepcional en el orden jurídico de una persona, producido por la falta o imposibilidad de cumplimiento igualitario de todas sus obligaciones, declarado judicialmente.”

CONTRERAS STRAUCH, Osvaldo. Insolvencia y quiebra. Editorial Jurídica de Chile, 2010,

derecho concursal, de donde resulta difícil encontrarla en otras instituciones del derecho privado común.”

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Curso de Derecho de Quiebras. Editorial Jurídica de Chile, 1985, p. 9.

164

78

p. 19. 79

GONZALO BAEZA OVALLE

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

165

a un lado, por inaplicable a los procedimientos concursales como él bien lo dice, la expresión “juicio” que ya nadie que reconozca algún grado de especialidad en el tema, utiliza. Juan Esteban Puga Vial80, haciendo un paralelo entre insolvencia e infracción de las obligaciones, comenta que “el incumplimiento de una obligación legitima a su acreedor para obtener su pago compulsivamente, mediante el juicio ejecutivo individual, el acreedor sólo puede instar porque se le satisfaga su crédito a prorrata de lo obtenido con lo producido por la liquidación del haber del deudor; vale decir, sólo está legitimado para poner en marcha alguno de los concursos alternativos, estándole vedado el intento de la recuperación íntegra de su acreencia, al extremo de que puede ser sancionado penalmente si así lo hiciere.” Esto deja claro que incluso para ese autor, el procedimiento concursal estaba muy lejos de responder a la naturaleza jurídica de un juicio, no obstante que se contradice más adelante en su texto. Obviamente no podemos pasar por alto la última afirmación de ese párrafo en el sentido que el acreedor no podría aspirar al pago total de su crédito en un concurso porque arriesgaría la prisión por ello. Eso es un error. Si los bienes del fallido son suficientes, no existe ningún impedimento en que el acreedor obtenga el pago total de su crédito y, de hecho, esa situación, vale decir, el pago total de los créditos conforma un motivo de clausura de la quiebra, dando lugar al sobreseimiento definitivo. Rafael Gómez Balmaceda y Gonzalo Eyzaguirre Smart81 explican que pueden advertir tres significados de la quiebra: “la acepción material o empírica, la acepción económica y la acepción de derecho. La primera denota simplemente un estado de crisis del patrimonio de su titular. La segunda representa un estado de manifiesto desarreglo económico que ha de provocar una declaratoria de quiebra. La última constituye la constatación del estado de esta situación, judicialmente declarado y que se caracteriza 80

PUGA VIAL, Juan Esteban. Derecho Concursal. El Juicio de quiebras. Editorial Jurídica de Chile, 1989, Tomo I, p. 34.

81 GÓMEZ BALMACEDA, Rafael y EYZAGUIRRE SMART, Gonzalo. El derecho de Quiebras. Editorial Jurídica de Chile, 2009. P. 24. 80 PUGA VIAL, Juan Esteban. Derecho Concursal. El Juicio de quiebras. Editorial Jurídica de Chile, 1989, Tomo I, p. 34.

Rafael Gómez Balmaceda y Gonzalo Eyzaguirre Smart81 explican que pueden advertir tres significados de la quiebra: “la acepción material o empírica, la acepción económica y la acepción de derecho. La primera denota simplemente un estado de crisis del patrimonio de su titular. La segunda representa un estado de manifiesto desarreglo económico que ha de provocar una declaratoria de quiebra. La última constituye la constatación del estado de esta situación, judicialmente declarado y que se caracteriza Obviamente no podemos pasar por alto la última afirmación de ese párrafo en el sentido que el acreedor no podría aspirar al pago total de su crédito en un concurso porque arriesgaría la prisión por ello. Eso es un error. Si los bienes del fallido son suficientes, no existe ningún impedimento en que el acreedor obtenga el pago total de su crédito y, de hecho, esa situación, vale decir, el pago total de los créditos conforma un motivo de clausura de la quiebra, dando lugar al sobreseimiento definitivo. Esto deja claro que incluso para ese autor, el procedimiento concursal estaba muy lejos de responder a la naturaleza jurídica de un juicio, no obstante que se contradice más adelante en su texto. Juan Esteban Puga Vial80, haciendo un paralelo entre insolvencia e infracción de las obligaciones, comenta que “el incumplimiento de una obligación legitima a su acreedor para obtener su pago compulsivamente, mediante el juicio ejecutivo individual, el acreedor sólo puede instar porque se le satisfaga su crédito a prorrata de lo obtenido con lo producido por la liquidación del haber del deudor; vale decir, sólo está legitimado para poner en marcha alguno de los concursos alternativos, estándole vedado el intento de la recuperación íntegra de su acreencia, al extremo de que puede ser sancionado penalmente si así lo hiciere.” a un lado, por inaplicable a los procedimientos concursales como él bien lo dice, la expresión “juicio” que ya nadie que reconozca algún grado de especialidad en el tema, utiliza.

81

GÓMEZ BALMACEDA, Rafael y EYZAGUIRRE SMART, Gonzalo. El derecho de Quiebras. Editorial Jurídica de Chile, 2009. P. 24.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

165

RETIRO

Sin embargo, agrega que no todo comerciante se encuentra en posibilidad de predecir su imposibilidad de pago futura, pues ella puede responder a cuestiones fortuitas, como acontecería con el hundimiento de un barco o, agreguemos nosotros, una modificación en la normativa cambiaria o una actuación ilícita o ilegal de una institución bancaria. Para ese escenario dice, fue establecido el artículo 871 del referido Código de Comercio que permite al comerciante presentar en estado de suspensión de pagos dentro

por la sujeción del patrimonio de su titular a un procedimiento concursal a que se convoca a todos sus acreedores”, dejando también de lado la idea que la quiebra importaría la existencia de un juicio, en términos de entenderlo como una controversia entre partes sometida al conocimiento y decisión de un tribunal.

De este modo relata que realmente está en suspensión de pago aquel que indica el art. 870 del Código de Comercio de la época al decir: el que poseyendo bienes suficientes para cubrir todas sus deudas prevea la imposibilidad de efectuarlo a la fecha de sus respectivos vencimientos, y el que carezca de recursos para satisfacerlas en su integridad.

Ahora bien, nos parece útil acudir a Pedro Estasén82 quien parte por hacer una referencia a la exposición de motivos que precede al Código de Comercio español de la época, en el sentido que “No debe olvidarse que la legislación de quiebras tiene por principal objeto impedir que los comerciantes abusen del crédito, que es el alma del comercio.”

Enseguida explica que la suspensión de pagos y la quiebra son dos estados enteramente distintivos que no pueden coexistir, que son de todo punto incompatibles, “claro es que no puede ser declarado en quiebra el que esté en verdadera situación de suspensión, y viceversa, no puede sostenerse en esta situación el que real y efectivamente se hallase en quiebra. Y se halla en quiebra el que se ve en la imposibilidad de pagar sus obligaciones vencidas, siquiera sea una sola, como expresan bien claramente las palabras de la exposición de motivos que precedieron al proyecto del Código de Comercio hoy vigente.”

Enseguida explica que la suspensión de pagos y la quiebra son dos estados enteramente distintivos que no pueden coexistir, que son de todo punto incompatibles, “claro es que no puede ser declarado en quiebra el que esté en verdadera situación de suspensión, y viceversa, no puede sostenerse en esta situación el que real y efectivamente se hallase en quiebra. Y se halla en quiebra el que se ve en la imposibilidad de pagar sus obligaciones vencidas, siquiera sea una sola, como expresan bien claramente las palabras de la exposición de motivos que precedieron al proyecto del Código de Comercio hoy vigente.”

Ahora bien, nos parece útil acudir a Pedro Estasén82 quien parte por hacer una referencia a la exposición de motivos que precede al Código de Comercio español de la época, en el sentido que “No debe olvidarse que la legislación de quiebras tiene por principal objeto impedir que los comerciantes abusen del crédito, que es el alma del comercio.”

De este modo relata que realmente está en suspensión de pago aquel que indica el art. 870 del Código de Comercio de la época al decir: el que poseyendo bienes suficientes para cubrir todas sus deudas prevea la imposibilidad de efectuarlo a la fecha de sus respectivos vencimientos, y el que carezca de recursos para satisfacerlas en su integridad.

por la sujeción del patrimonio de su titular a un procedimiento concursal a que se convoca a todos sus acreedores”, dejando también de lado la idea que la quiebra importaría la existencia de un juicio, en términos de entenderlo como una controversia entre partes sometida al conocimiento y decisión de un tribunal.

Sin embargo, agrega que no todo comerciante se encuentra en posibilidad de predecir su imposibilidad de pago futura, pues ella puede responder a cuestiones fortuitas, como acontecería con el hundimiento de un barco o, agreguemos nosotros, una modificación en la normativa cambiaria o una actuación ilícita o ilegal de una institución bancaria. Para ese escenario dice, fue establecido el artículo 871 del referido Código de Comercio que permite al comerciante presentar en estado de suspensión de pagos dentro

GONZALO BAEZA OVALLE

82 ESTASÉN, Pedro. Instituciones de Derecho Mercantil. Hijos de Reus, editores, Madrid, España, 1911, tomo V, pp. 87 y siguientes.

166

82

166

GONZALO BAEZA OVALLE

ESTASÉN, Pedro. Instituciones de Derecho Mercantil. Hijos de Reus, editores, Madrid, España, 1911, tomo V, pp. 87 y siguientes.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

167

de las cuarenta y ocho horas siguientes al vencimiento de una obligación que no haya satisfecho. Si transcurre ese término sin hacer uso de esa facultad, es obligado a presentarse al día siguiente en estado de quiebra ante el Juez o Tribunal de su domicilio. La interpretación adoptada por ese autor a la vista del Código de Comercio español de la época fue ratificada por diversos fallos del tribunal supremo de ese país, que trajo a colación. 3. ELEMENTOS COMUNES EN LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES Y CONCEPTO

A partir de las reflexiones sobre la naturaleza económica de los procedimientos concursales, su evolución histórica, legislación vigente y descripciones efectuadas por los autores citados además de varios otros, consideramos posible concluir que los elementos esenciales a tomar en cuenta en la estructuración de un concepto sobre esos procedimientos, pasan a ser los siguientes: a) Para que un procedimiento amerite el calificativo de concursal, necesariamente ha de estar amparado o fundado en un conjunto de regulaciones que le atribuya un efecto universal además de fuerza o compulsión, para su cumplimiento. Entendemos por universal aquel que obliga al deudor y a todos sus acreedores, de una misma especie o calidad crediticia, a someterse a un procedimiento preestablecido o típico para hacer valer sus derechos. b) El propósito de los procedimientos concursales discurre esencialmente por “restablecer la alteración del flujo o circulación normal de bienes corporales e incorporales” y, en aras de esa finalidad, ofrece soluciones o, mejor dicho, mecanismos de solución atingentes a la causa de esas alteraciones. c) Visualizamos, junto con casi la unanimidad de la doctrina y legislaciones concursales vigentes, que el origen de las alteraciones económicas indicadas radica, básicamente, en la cesación de pagos o incumplimiento de obligaciones, sea que esté o no acompañada por la insolvencia del deudor.

c) Visualizamos, junto con casi la unanimidad de la doctrina y legislaciones concursales vigentes, que el origen de las alteraciones económicas indicadas radica, básicamente, en la cesación de pagos o incumplimiento de obligaciones, sea que esté o no acompañada por la insolvencia del deudor. b) El propósito de los procedimientos concursales discurre esencialmente por “restablecer la alteración del flujo o circulación normal de bienes corporales e incorporales” y, en aras de esa finalidad, ofrece soluciones o, mejor dicho, mecanismos de solución atingentes a la causa de esas alteraciones. Entendemos por universal aquel que obliga al deudor y a todos sus acreedores, de una misma especie o calidad crediticia, a someterse a un procedimiento preestablecido o típico para hacer valer sus derechos. a) Para que un procedimiento amerite el calificativo de concursal, necesariamente ha de estar amparado o fundado en un conjunto de regulaciones que le atribuya un efecto universal además de fuerza o compulsión, para su cumplimiento. A partir de las reflexiones sobre la naturaleza económica de los procedimientos concursales, su evolución histórica, legislación vigente y descripciones efectuadas por los autores citados además de varios otros, consideramos posible concluir que los elementos esenciales a tomar en cuenta en la estructuración de un concepto sobre esos procedimientos, pasan a ser los siguientes: EN LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES Y CONCEPTO

3. ELEMENTOS COMUNES La interpretación adoptada por ese autor a la vista del Código de Comercio español de la época fue ratificada por diversos fallos del tribunal supremo de ese país, que trajo a colación. de las cuarenta y ocho horas siguientes al vencimiento de una obligación que no haya satisfecho. Si transcurre ese término sin hacer uso de esa facultad, es obligado a presentarse al día siguiente en estado de quiebra ante el Juez o Tribunal de su domicilio. DERECHO CONCURSAL CHILENO

167

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

El procedimiento que conduce a la apertura de un concurso y eventual declaración de quiebras no inscribe bajo concepto alguno en la realidad de un juicio, de manera que difícilmente podrá ser concluido que el sentido de los acuerdos, concordatos o convenios pasa por terminar un juicio, prevenir o precaver uno eventual.

168

Las reflexiones precedentes resultan bastantes, a nuestro juicio, para evitar que sea calificado tal acuerdo de voluntades como un contrato de transacción, en tanto no responde a lo uno ni a lo otro, siendo una inexactitud jurídica llegarla a calificar de transacción un convenio o concordato.

La concurrencia de esta última determinará la mayor o menor gravedad del problema que se intenta resolver, por lo cual, los mecanismos descritos exhiben como propósito de instalación atacar la cesación de pagos comprendida como el incumplimiento de una o más obligaciones a fin de evitar que colapse el negocio del deudor y, de no ser viable lo anterior, provocar una liquidación ordenada de los bienes subordinados al cumplimiento de la obligación insoluta en términos y de una manera tal que los acreedores soporten, igualitariamente la desgracia de dicho incumplimiento, en un grado que evite un perjuicio tan extremo en sus respectivos patrimonios que desate la temida cadena de incumplimientos.

Por consecuencia, esos acuerdos corresponden a convenciones de pago y, este último, exhibe como destino final extinguir obligaciones, no crearlas, de manera que de los convenios o concordatos no surgen contratos sino, como su nombre lo expresa, convenios o acuerdos colectivos o multilaterales si se quiere.

d) La naturaleza jurídica de esos acuerdos corresponde más bien a convenciones que contratos, como lo veremos con posterioridad, al no crear derechos ni obligaciones, sino con mayor propiedad modificar las existentes subordinándolas a, su propósito de gestación, lo que obedece a una filosofía e intencionalidad diferente a la contractual.

En esencia, entonces, nos encontramos con una convención destinada a extinguir las obligaciones del deudor, sea en un mayor tiempo al originalmente convenido o mediante la renuncia al cobro de una determinada parte de uno o más créditos u otra semejante o, finalmente, la combinación de esas alternativas.

En esencia, entonces, nos encontramos con una convención destinada a extinguir las obligaciones del deudor, sea en un mayor tiempo al originalmente convenido o mediante la renuncia al cobro de una determinada parte de uno o más créditos u otra semejante o, finalmente, la combinación de esas alternativas.

d) La naturaleza jurídica de esos acuerdos corresponde más bien a convenciones que contratos, como lo veremos con posterioridad, al no crear derechos ni obligaciones, sino con mayor propiedad modificar las existentes subordinándolas a, su propósito de gestación, lo que obedece a una filosofía e intencionalidad diferente a la contractual.

Por consecuencia, esos acuerdos corresponden a convenciones de pago y, este último, exhibe como destino final extinguir obligaciones, no crearlas, de manera que de los convenios o concordatos no surgen contratos sino, como su nombre lo expresa, convenios o acuerdos colectivos o multilaterales si se quiere.

La concurrencia de esta última determinará la mayor o menor gravedad del problema que se intenta resolver, por lo cual, los mecanismos descritos exhiben como propósito de instalación atacar la cesación de pagos comprendida como el incumplimiento de una o más obligaciones a fin de evitar que colapse el negocio del deudor y, de no ser viable lo anterior, provocar una liquidación ordenada de los bienes subordinados al cumplimiento de la obligación insoluta en términos y de una manera tal que los acreedores soporten, igualitariamente la desgracia de dicho incumplimiento, en un grado que evite un perjuicio tan extremo en sus respectivos patrimonios que desate la temida cadena de incumplimientos.

Las reflexiones precedentes resultan bastantes, a nuestro juicio, para evitar que sea calificado tal acuerdo de voluntades como un contrato de transacción, en tanto no responde a lo uno ni a lo otro, siendo una inexactitud jurídica llegarla a calificar de transacción un convenio o concordato.

GONZALO BAEZA OVALLE

El procedimiento que conduce a la apertura de un concurso y eventual declaración de quiebras no inscribe bajo concepto alguno en la realidad de un juicio, de manera que difícilmente podrá ser concluido que el sentido de los acuerdos, concordatos o convenios pasa por terminar un juicio, prevenir o precaver uno eventual.

168

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

169

Si eso no fuera bastante en el contexto anotado, los concordatos o convenios no exigen renunciaciones recíprocas, pues bien puede ocurrir que las haya pero ni remotamente tales renunciaciones conforman el motivo de su celebración o un elemento de su esencia, como acontece con las transacciones. Sabido es que son dos los requisitos, doctrinariamente, considerados esenciales para calificar a un contrato como transacción: el primero, que ponga término a un juicio o prevenga uno eventual y, el segundo, que contenga renunciaciones recíprocas. Esos requisitos han sido recogidos por la legislación chilena, según podemos corroborar en los artículos 2446 y 2460 del Código Civil, este último en cuanto otorga fuerza de cosa juzgada a ese contrato y no logramos divisar cuál sería la controversia en un procedimiento que sólo exhibe como objeto constatar la efectividad de los hechos que determinan la existencia de la causal de quiebra invocada para declararla y luego, arbitrar las medidas para liquidar los bienes del fallido en miras de distribuir su producido entre los acreedores concurrentes, con arreglo a la ley. Tal propuesta, por lo demás, deriva del texto expreso del artículo 1º del Libro IV del Código de Comercio que, pese a iniciar su disposición calificando de “juicio” a la quiebra, en definitiva aclara que este procedimiento, a diferencia de un juicio, que dice relación con una controversia que debe ser resuelta por el tribunal, “tiene por objeto realizar en un solo procedimiento los bienes de una persona natural o jurídica, a fin de proveer al pago de sus deudas, en los casos en la forma determinados por la ley” lo que implica, como expusimos, que estamos frente a un procedimiento de liquidación de los bienes de una persona y no ante un juicio. e) También queda incluido entre los mecanismos contemplados en los procedimientos concursales, la denominada “calificación de la quiebra”, ventilada ante la jurisdicción penal y cuyo propósito consiste en investigar si la quiebra declarada tuvo un origen fortuito, culposo o fraudulento. Toda vez que la justicia penal igualmente resulta ser un mecanismo de composición social que, incluso, puede derivar en el reconocimiento para los acreedores del derecho a recibir indemnización por los daños patrimoniales sufridos, difícilmente podemos excluir este aspecto de los procedimientos concursales.

Toda vez que la justicia penal igualmente resulta ser un mecanismo de composición social que, incluso, puede derivar en el reconocimiento para los acreedores del derecho a recibir indemnización por los daños patrimoniales sufridos, difícilmente podemos excluir este aspecto de los procedimientos concursales. e) También queda incluido entre los mecanismos contemplados en los procedimientos concursales, la denominada “calificación de la quiebra”, ventilada ante la jurisdicción penal y cuyo propósito consiste en investigar si la quiebra declarada tuvo un origen fortuito, culposo o fraudulento. Tal propuesta, por lo demás, deriva del texto expreso del artículo 1º del Libro IV del Código de Comercio que, pese a iniciar su disposición calificando de “juicio” a la quiebra, en definitiva aclara que este procedimiento, a diferencia de un juicio, que dice relación con una controversia que debe ser resuelta por el tribunal, “tiene por objeto realizar en un solo procedimiento los bienes de una persona natural o jurídica, a fin de proveer al pago de sus deudas, en los casos en la forma determinados por la ley” lo que implica, como expusimos, que estamos frente a un procedimiento de liquidación de los bienes de una persona y no ante un juicio. Esos requisitos han sido recogidos por la legislación chilena, según podemos corroborar en los artículos 2446 y 2460 del Código Civil, este último en cuanto otorga fuerza de cosa juzgada a ese contrato y no logramos divisar cuál sería la controversia en un procedimiento que sólo exhibe como objeto constatar la efectividad de los hechos que determinan la existencia de la causal de quiebra invocada para declararla y luego, arbitrar las medidas para liquidar los bienes del fallido en miras de distribuir su producido entre los acreedores concurrentes, con arreglo a la ley. Sabido es que son dos los requisitos, doctrinariamente, considerados esenciales para calificar a un contrato como transacción: el primero, que ponga término a un juicio o prevenga uno eventual y, el segundo, que contenga renunciaciones recíprocas. Si eso no fuera bastante en el contexto anotado, los concordatos o convenios no exigen renunciaciones recíprocas, pues bien puede ocurrir que las haya pero ni remotamente tales renunciaciones conforman el motivo de su celebración o un elemento de su esencia, como acontece con las transacciones. DERECHO CONCURSAL CHILENO

169

RETIRO

Curiosamente, bajo estos respectos en el procedimiento penal igualmente sirve al sistema general de solución de la cesación de pago del deudor fallido o declarado en quiebra, al lograr una reparación para los acreedores.

5. ¿Por qué es erróneo calificar el procedimiento concursal como un juicio? Fundamente.

GONZALO BAEZA OVALLE

6. Describa los procedimientos concursales al tenor de las explicaciones entregadas en este capítulo.

170

No obstante y, como una derivación de lo explicado hasta ahora, estimamos procedente concluir o sintetizar lo dicho, de la siguiente forma:

4. ¿Cuál es el objeto primordial de un procedimiento para que sea calificado de concursal?

Los procedimientos concursales, quedan integrados por las regulaciones tendientes a restablecer o proteger la circulación normal de bienes alterada o amenazada de alteración por la cesación de pagos de un deudor, mediante un acuerdo con los acreedores valistas para el pago de sus créditos o, a través de la realización de los bienes afectos al concurso, repartiendo el producido entre los diversos acreedores reconocidos, para que soporten igualitariamente las pérdidas, en función tanto de la proporcionalidad de sus acreencias como de la calidad de sus derechos, investigando y estableciendo las responsabilidades penales que pueden derivar en razón al origen de la cesación de pago.

3. ¿Cuáles son los elementos comunes en los procedimientos concursales? Proporcione su concepto. 2. ¿Qué principio inspira a los procedimientos concursales y por qué razón es instaurado como un denominador común en sus regulaciones? 1. ¿Cuáles son los elementos más recurrentes en los conceptos doctrinarios entregados respecto a los procedimientos concursales? 4. CUESTIONARIO

3. ¿Cuáles son los elementos comunes en los procedimientos concursales? Proporcione su concepto.

Los procedimientos concursales, quedan integrados por las regulaciones tendientes a restablecer o proteger la circulación normal de bienes alterada o amenazada de alteración por la cesación de pagos de un deudor, mediante un acuerdo con los acreedores valistas para el pago de sus créditos o, a través de la realización de los bienes afectos al concurso, repartiendo el producido entre los diversos acreedores reconocidos, para que soporten igualitariamente las pérdidas, en función tanto de la proporcionalidad de sus acreencias como de la calidad de sus derechos, investigando y estableciendo las responsabilidades penales que pueden derivar en razón al origen de la cesación de pago.

4. ¿Cuál es el objeto primordial de un procedimiento para que sea calificado de concursal?

No obstante y, como una derivación de lo explicado hasta ahora, estimamos procedente concluir o sintetizar lo dicho, de la siguiente forma:

5. ¿Por qué es erróneo calificar el procedimiento concursal como un juicio? Fundamente.

Curiosamente, bajo estos respectos en el procedimiento penal igualmente sirve al sistema general de solución de la cesación de pago del deudor fallido o declarado en quiebra, al lograr una reparación para los acreedores.

2. ¿Qué principio inspira a los procedimientos concursales y por qué razón es instaurado como un denominador común en sus regulaciones?

6. Describa los procedimientos concursales al tenor de las explicaciones entregadas en este capítulo.

GONZALO BAEZA OVALLE

1. ¿Cuáles son los elementos más recurrentes en los conceptos doctrinarios entregados respecto a los procedimientos concursales?

170

4. CUESTIONARIO

TIRO

83 GÓMEZ BALMACEDA, Rafael y EYZAGUIRRE SMART, Gonzalo. El Derecho de Quiebras. Editorial Jurídica de Chile, año 2011, Tomo I, p. 31.

CAPÍTULO V

Así lo expresan Rafael Gómez Balmaceda y Gonzalo Eyzaguirre Smart83 al señalar que al derecho concursal moderno le interesa fundamentalmente cautelar la marcha de las empresas viables, cuya actividad ha de

PROCEDIMIENTOS CONCURSALES Y TUTELAS

Constituye una opinión unánime en la doctrina que, en el terreno de la actividad mercantil, la falta de cumplimiento de las obligaciones trasciende la esfera de los intereses particulares atingentes a la persona del deudor y del acreedor, cuando adquiere visos de permanencia. 1. TUTELAS INDIVIDUALES Y COLECTIVAS. APROXIMACIONES CONCEPTUALES Planteamos al inicio y, reiteramos ahora, bajo el punto de vista económico, lo que implica la actividad productiva organizada a nivel de agente o sujeto económico, en términos de riesgo y consecuencias derivadas del término de sus operaciones para la normal circulación de bienes y servicios. Cabe insistir en el hecho que, en algún momento de su existencia, al sujeto económico le puede sobrevenir una situación de crisis, de desequilibrio patrimonial, un desajuste entre valores realizables y pasivos exigibles, que lleve a comprometer no sólo el futuro de la organización productiva sino que, en mayor medida, la economía en general, lo que además trae aparejadas indiscutibles repercusiones para las personas ligadas a la empresa.

Cabe insistir en el hecho que, en algún momento de su existencia, al sujeto económico le puede sobrevenir una situación de crisis, de desequilibrio patrimonial, un desajuste entre valores realizables y pasivos exigibles, que lleve a comprometer no sólo el futuro de la organización productiva sino que, en mayor medida, la economía en general, lo que además trae aparejadas indiscutibles repercusiones para las personas ligadas a la empresa. Planteamos al inicio y, reiteramos ahora, bajo el punto de vista económico, lo que implica la actividad productiva organizada a nivel de agente o sujeto económico, en términos de riesgo y consecuencias derivadas del término de sus operaciones para la normal circulación de bienes y servicios. 1. TUTELAS INDIVIDUALES Y COLECTIVAS. APROXIMACIONES CONCEPTUALES

Constituye una opinión unánime en la doctrina que, en el terreno de la actividad mercantil, la falta de cumplimiento de las obligaciones trasciende la esfera de los intereses particulares atingentes a la persona del deudor y del acreedor, cuando adquiere visos de permanencia. Así lo expresan Rafael Gómez Balmaceda y Gonzalo Eyzaguirre Smart83 al señalar que al derecho concursal moderno le interesa fundamentalmente cautelar la marcha de las empresas viables, cuya actividad ha de 83

GÓMEZ BALMACEDA, Rafael y EYZAGUIRRE SMART, Gonzalo. El Derecho de Quiebras. Editorial Jurídica de Chile, año 2011, Tomo I, p. 31.

CAPÍTULO V PROCEDIMIENTOS CONCURSALES Y TUTELAS

RETIRO

La tutela o defensa, explica, es todo medio que el derecho dispone para asegurar el efectivo cumplimiento de la orden contenida en la norma y llamado a actuar en el caso que sea infringida.

desenvolverse en el ámbito económico, sin sobresaltos que conculquen el orden público. Arriesgando un poco los juicios y desplazándose hacia la corriente italiana, expresan que el derecho comercial ha desplazado el eje central de atención desde el comerciante al lugar que tiene ahora la empresa mercantil.

En este último grupo inscriben las defensas de los derechos subjetivos, reales o personales, e incluso los que podríamos denominar objetivos por contraposición con los primeros, no obstante lo cual, reserva esa expresión sólo para aquellas que protegen los derechos personales o subjetivos.

En la actividad comercial el crédito y riesgo consubstancial al mismo, es distribuido entre todas las personas que ejercen este tipo de actividad. Ellas habrán de hacer un esfuerzo en miras de cumplir con sus obligaciones, soportando las cargas correspondientes.

Conforme a ese criterio, las instituciones jurídicas pueden mirar al resguardo de la constatación (formalidades, publicidades, prueba), de la certeza (caducidad, prescripción) o de la actuación.

El incumplimiento produce consecuencias encadenadas entre sí que traen aparejadas, finalmente, el surgimiento de un entorpecimiento en las relaciones y flujos de bienes y servicios, como también en la circulación de medios de pago.

José F. Zalaquett Daher84 explica que ha pasado a ser corriente entre los civilistas contemporáneos, en particular los italianos, estudiar las instituciones de Derecho Privado común agrupándolas según su particular carácter tutelar, entendido este término como la protección que tiene en vista el establecimiento de determinadas regulaciones.

José F. Zalaquett Daher84 explica que ha pasado a ser corriente entre los civilistas contemporáneos, en particular los italianos, estudiar las instituciones de Derecho Privado común agrupándolas según su particular carácter tutelar, entendido este término como la protección que tiene en vista el establecimiento de determinadas regulaciones.

El incumplimiento produce consecuencias encadenadas entre sí que traen aparejadas, finalmente, el surgimiento de un entorpecimiento en las relaciones y flujos de bienes y servicios, como también en la circulación de medios de pago.

Conforme a ese criterio, las instituciones jurídicas pueden mirar al resguardo de la constatación (formalidades, publicidades, prueba), de la certeza (caducidad, prescripción) o de la actuación.

En la actividad comercial el crédito y riesgo consubstancial al mismo, es distribuido entre todas las personas que ejercen este tipo de actividad. Ellas habrán de hacer un esfuerzo en miras de cumplir con sus obligaciones, soportando las cargas correspondientes.

En este último grupo inscriben las defensas de los derechos subjetivos, reales o personales, e incluso los que podríamos denominar objetivos por contraposición con los primeros, no obstante lo cual, reserva esa expresión sólo para aquellas que protegen los derechos personales o subjetivos.

desenvolverse en el ámbito económico, sin sobresaltos que conculquen el orden público. Arriesgando un poco los juicios y desplazándose hacia la corriente italiana, expresan que el derecho comercial ha desplazado el eje central de atención desde el comerciante al lugar que tiene ahora la empresa mercantil.

La tutela o defensa, explica, es todo medio que el derecho dispone para asegurar el efectivo cumplimiento de la orden contenida en la norma y llamado a actuar en el caso que sea infringida.

GONZALO BAEZA OVALLE

84 ZALAQUETT DAHER, José F. La Causa de Declaratoria de Quiebra, p. 17, Editorial Jurídica de Chile, 1968.

172

84

172

GONZALO BAEZA OVALLE

ZALAQUETT DAHER, José F. La Causa de Declaratoria de Quiebra, p. 17, Editorial Jurídica de Chile, 1968.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

173

Consideramos más adecuado afirmar que representa un medio contemplado por las regulaciones jurídicas, establecido con el propósito de asegurar el cumplimiento de las prestaciones o incluso omisiones, sea que encuentren un origen legal o contractual, por lo cual, están llamadas a operar de sobrevenir la condición que determinó su existencia.

En ese orden de cosas, podemos entregar los siguientes acercamientos conceptuales, haciendo la distinción entre tutelas preventivas y reparativas. Tutelas preventivas son aquellas cuyo propósito consiste en precaver la violación de un derecho o asegurar con antelación la eficacia de la defensa reparativa eventual. Las principales tutelas preventivas individuales las conocemos o identificamos como los denominados “derechos auxiliares del acreedor”. Forman también parte de este grupo las garantías reales (hipoteca y prenda), en cuanto el acreedor, en este caso, hipotecario o prendario, se ve favorecido con ellas al aumentar sus posibilidades de éxito para el ejercicio de una defensa reparativa. Por su lado las garantías personales (fianza, aval), amplían el campo de acción de la tutela reparativa, que puede ser dirigida contra un patrimonio adicional al del deudor principal, constituido por el del fiador o avalista. Los privilegios como las prelaciones concedidas por la ley a determinados créditos, que en razón de su origen, de su naturaleza u otros motivos permiten obtener el pago con preferencia, constituyen asimismo tutelas establecidas por el legislador. Tutelas reparativas son aquellas cuya finalidad consiste en remediar el mal causado por el hecho o situación antijurídica. Estas tutelas, en la medida que sean individuales, las habremos de concebir como integrada a la relación o dependiente de la relación surgida entre acreedor y deudor, que no siempre encontrará un antecedente contractual como base de surgimiento, siendo también posible que derive de

Estas tutelas, en la medida que sean individuales, las habremos de concebir como integrada a la relación o dependiente de la relación surgida entre acreedor y deudor, que no siempre encontrará un antecedente contractual como base de surgimiento, siendo también posible que derive de Tutelas reparativas son aquellas cuya finalidad consiste en remediar el mal causado por el hecho o situación antijurídica. Los privilegios como las prelaciones concedidas por la ley a determinados créditos, que en razón de su origen, de su naturaleza u otros motivos permiten obtener el pago con preferencia, constituyen asimismo tutelas establecidas por el legislador. Por su lado las garantías personales (fianza, aval), amplían el campo de acción de la tutela reparativa, que puede ser dirigida contra un patrimonio adicional al del deudor principal, constituido por el del fiador o avalista. Forman también parte de este grupo las garantías reales (hipoteca y prenda), en cuanto el acreedor, en este caso, hipotecario o prendario, se ve favorecido con ellas al aumentar sus posibilidades de éxito para el ejercicio de una defensa reparativa. Las principales tutelas preventivas individuales las conocemos o identificamos como los denominados “derechos auxiliares del acreedor”. Tutelas preventivas son aquellas cuyo propósito consiste en precaver la violación de un derecho o asegurar con antelación la eficacia de la defensa reparativa eventual. En ese orden de cosas, podemos entregar los siguientes acercamientos conceptuales, haciendo la distinción entre tutelas preventivas y reparativas. Consideramos más adecuado afirmar que representa un medio contemplado por las regulaciones jurídicas, establecido con el propósito de asegurar el cumplimiento de las prestaciones o incluso omisiones, sea que encuentren un origen legal o contractual, por lo cual, están llamadas a operar de sobrevenir la condición que determinó su existencia. DERECHO CONCURSAL CHILENO

173

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Puede acontecer, no obstante, que el deudor, además de exhibir una pluralidad de acreedores, igualmente quede afectado por la circunstancia que muchas veces los bienes que integran su patrimonio y afectos al cumplimiento de sus obligaciones no resultan suficientes para dar plena satisfacción a los compromisos contraídos, haciéndolo derivar hacia un cuadro de insolvencia, como ella era tradicionalmente entendida, vale decir, la imposibilidad actual de cumplir sus obligaciones vencidas y por vencer.

174

Esa situación de hecho derivada de la mayor agilidad de un acreedor respecto de otro más lerdo en su actuación, da lugar al conocido y reiterado principio latino “prior in tempore potior juris”, al cual ya hemos hecho alusión.

la norma jurídica que contempla el derecho infringido, inscribiendo en el ámbito extracontractual.

En el desarrollo o implementación de la tutela reparativa, el acreedor diligente logrará la satisfacción de su crédito con premura o anticipación respecto de aquellos que demuestran una mayor lentitud o parsimonia en su reacción, aún cuando no necesariamente pueda serles atribuida negligencia.

El primero, frente al incumplimiento, puede hacer valer el derecho de prenda general, que conforma una tutela preventiva (garantía o caución), utilizando los procedimientos de ejecución sobre sus bienes, que constituye una tutela reparativa.

En definitiva, toda obligación del deudor, cualquiera sea su origen, queda beneficiada por la tutela preventiva consistente en la prenda general reconocida sobre los bienes del deudor.

Ese procedimiento ejecutivo parece una justa reacción y reconocimiento entregado por la ley en amparo de la eficacia de su crédito, sin embargo, el segundo, no es impedido de acceder a la misma garantía de prenda general en razón al derecho surgido de una responsabilidad extracontractual.

La aclaración precedente deviene por demás pertinente para evitar confundir la prenda general que pesa sobre todo deudor, con un atributo o derivación necesaria de algún derecho subjetivo del acreedor.

La aclaración precedente deviene por demás pertinente para evitar confundir la prenda general que pesa sobre todo deudor, con un atributo o derivación necesaria de algún derecho subjetivo del acreedor.

Ese procedimiento ejecutivo parece una justa reacción y reconocimiento entregado por la ley en amparo de la eficacia de su crédito, sin embargo, el segundo, no es impedido de acceder a la misma garantía de prenda general en razón al derecho surgido de una responsabilidad extracontractual.

En definitiva, toda obligación del deudor, cualquiera sea su origen, queda beneficiada por la tutela preventiva consistente en la prenda general reconocida sobre los bienes del deudor.

El primero, frente al incumplimiento, puede hacer valer el derecho de prenda general, que conforma una tutela preventiva (garantía o caución), utilizando los procedimientos de ejecución sobre sus bienes, que constituye una tutela reparativa.

En el desarrollo o implementación de la tutela reparativa, el acreedor diligente logrará la satisfacción de su crédito con premura o anticipación respecto de aquellos que demuestran una mayor lentitud o parsimonia en su reacción, aún cuando no necesariamente pueda serles atribuida negligencia.

la norma jurídica que contempla el derecho infringido, inscribiendo en el ámbito extracontractual.

Esa situación de hecho derivada de la mayor agilidad de un acreedor respecto de otro más lerdo en su actuación, da lugar al conocido y reiterado principio latino “prior in tempore potior juris”, al cual ya hemos hecho alusión.

GONZALO BAEZA OVALLE

Puede acontecer, no obstante, que el deudor, además de exhibir una pluralidad de acreedores, igualmente quede afectado por la circunstancia que muchas veces los bienes que integran su patrimonio y afectos al cumplimiento de sus obligaciones no resultan suficientes para dar plena satisfacción a los compromisos contraídos, haciéndolo derivar hacia un cuadro de insolvencia, como ella era tradicionalmente entendida, vale decir, la imposibilidad actual de cumplir sus obligaciones vencidas y por vencer.

174

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

175

Dejemos claro que esa idea de insolvencia ha sido dejada atrás por estudios más avanzados de administración y cuya implementación legal podemos encontrarla en la Bankruptcy Act, de Estados Unidos de América, a la cual ya hemos efectuado reiteradas referencias, en el sentido que la insolvencia determinante de un concurso no pasa por la insuficiencia indicada, sino por la valorización de la empresa en función de sus flujos futuros, para establecer si, efectivamente, esa organización productiva, bien administrada, puede satisfacer sus acreencias o puede ser enajenada en términos que el producto de ésta sea bastante para satisfacer a sus acreedores. De esta manera y bajo estos respectos, frente al mecanismo de ejecución individual del acreedor a su deudor, que puede provocar grandes distancias y diferencias entre la satisfacción que logra un acreedor respecto de su obligación en relación con la de otro, surgió la necesidad de crear un procedimiento de realización colectiva de los bienes del deudor, que sin ser un juicio, dado que conforme una instancia de liquidación, supera las dificultades derivadas de obligar a los acreedores a iniciar juicios individuales contra el deudor. Esta última forma de acción puede redundar, reiteramos, en que sólo el acreedor diligente obtenga el pago de su crédito y los remolones o menos eficaces en el ejercicio de sus derechos queden preteridos en el proceso o reciban una cantidad substancialmente menor que aquella a la cual podrían haber tenido acceso de haber asumido una fórmula de liquidación general de los bienes del deudor, no contenciosa, básicamente de naturaleza administrativa como el procedimiento concursal, generando una inequidad gravosa para los intereses sociales en juego. 2. TUTELAS, CESACIÓN DE PAGOS E INSOLVENCIA Para el caso en que el deudor encare a varios acreedores, existen diversos intereses comprometidos, no sólo el de los acreedores. Ellos son: 1) Los del deudor; 2) Los de los acreedores y, 3) Los generales o sociales.

3) Los generales o sociales. 2) Los de los acreedores y, 1) Los del deudor; Para el caso en que el deudor encare a varios acreedores, existen diversos intereses comprometidos, no sólo el de los acreedores. Ellos son: 2. TUTELAS, CESACIÓN DE PAGOS E INSOLVENCIA Esta última forma de acción puede redundar, reiteramos, en que sólo el acreedor diligente obtenga el pago de su crédito y los remolones o menos eficaces en el ejercicio de sus derechos queden preteridos en el proceso o reciban una cantidad substancialmente menor que aquella a la cual podrían haber tenido acceso de haber asumido una fórmula de liquidación general de los bienes del deudor, no contenciosa, básicamente de naturaleza administrativa como el procedimiento concursal, generando una inequidad gravosa para los intereses sociales en juego. De esta manera y bajo estos respectos, frente al mecanismo de ejecución individual del acreedor a su deudor, que puede provocar grandes distancias y diferencias entre la satisfacción que logra un acreedor respecto de su obligación en relación con la de otro, surgió la necesidad de crear un procedimiento de realización colectiva de los bienes del deudor, que sin ser un juicio, dado que conforme una instancia de liquidación, supera las dificultades derivadas de obligar a los acreedores a iniciar juicios individuales contra el deudor. Dejemos claro que esa idea de insolvencia ha sido dejada atrás por estudios más avanzados de administración y cuya implementación legal podemos encontrarla en la Bankruptcy Act, de Estados Unidos de América, a la cual ya hemos efectuado reiteradas referencias, en el sentido que la insolvencia determinante de un concurso no pasa por la insuficiencia indicada, sino por la valorización de la empresa en función de sus flujos futuros, para establecer si, efectivamente, esa organización productiva, bien administrada, puede satisfacer sus acreencias o puede ser enajenada en términos que el producto de ésta sea bastante para satisfacer a sus acreedores. DERECHO CONCURSAL CHILENO

175

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Siendo el incumplimiento un hecho antijurídico que corresponde a la violación de un patrimonio preciso y la ejecución individual el procedi-

176

En el escenario descrito, en otras palabras, aquel deudor que exhibe multiplicidad de acreedores y cuyos bienes aparecen como insuficientes para enfrentar competentemente el cumplimiento de todas y cada una de sus obligaciones, algunos autores estiman que nos encontraríamos ante una situación de cesación de pagos que reconoce un trasfondo de mayor profundidad, pero más propiamente estamos discurriendo hacia una realidad diferente: la insolvencia.

Por ello, esta última situación, dado su carácter irrevocable, conlleva un perjuicio o amenaza grave de daño patrimonial, no sólo en el ámbito del interés individual del deudor y del o de los acreedores involucrados, sino principalmente, respecto del interés general que inspira la mantención del orden público económico y seguridad en el flujo de los bienes, servicios y valores a la vista o adeudados.

La cesación de pago puede obedecer a un contexto accidental o circunstancial o, alcanzar los extremos de adquirir ribetes de permanencia e irrevocabilidad, como ya explicamos.

En el contexto descrito es factible que los activos alcancen teóricamente, para cubrir los pasivos, pero eso no sea posible en el corto plazo y menos aún en un escenario de realización forzada de los bienes afectos a servir el cumplimiento de las obligaciones.

El primer caso, que da lugar propiamente a una cesación de pagos asimilándola a incumplimiento de una obligación, lo podemos encontrar en un contexto de desajuste de caja o pérdida coyuntural de liquidez. En esta situación, si comparamos los activos y pasivos del deudor, los primeros son suficientes para cubrir los segundos en un plazo relativamente breve, pero no en lo inmediato.

No ocurre de esa manera con la cesación de pagos estructural o definitiva que, a nuestro juicio, corresponde a la única que, propiamente podemos calificar como insolvencia siempre que, además, la valorización de la empresa, técnicamente efectuada, en otras palabras, considerando sus flujos futuros, permita concluir que no es posible cubrir los pasivos exigibles.

No ocurre de esa manera con la cesación de pagos estructural o definitiva que, a nuestro juicio, corresponde a la única que, propiamente podemos calificar como insolvencia siempre que, además, la valorización de la empresa, técnicamente efectuada, en otras palabras, considerando sus flujos futuros, permita concluir que no es posible cubrir los pasivos exigibles.

El primer caso, que da lugar propiamente a una cesación de pagos asimilándola a incumplimiento de una obligación, lo podemos encontrar en un contexto de desajuste de caja o pérdida coyuntural de liquidez. En esta situación, si comparamos los activos y pasivos del deudor, los primeros son suficientes para cubrir los segundos en un plazo relativamente breve, pero no en lo inmediato.

En el contexto descrito es factible que los activos alcancen teóricamente, para cubrir los pasivos, pero eso no sea posible en el corto plazo y menos aún en un escenario de realización forzada de los bienes afectos a servir el cumplimiento de las obligaciones.

La cesación de pago puede obedecer a un contexto accidental o circunstancial o, alcanzar los extremos de adquirir ribetes de permanencia e irrevocabilidad, como ya explicamos.

Por ello, esta última situación, dado su carácter irrevocable, conlleva un perjuicio o amenaza grave de daño patrimonial, no sólo en el ámbito del interés individual del deudor y del o de los acreedores involucrados, sino principalmente, respecto del interés general que inspira la mantención del orden público económico y seguridad en el flujo de los bienes, servicios y valores a la vista o adeudados.

En el escenario descrito, en otras palabras, aquel deudor que exhibe multiplicidad de acreedores y cuyos bienes aparecen como insuficientes para enfrentar competentemente el cumplimiento de todas y cada una de sus obligaciones, algunos autores estiman que nos encontraríamos ante una situación de cesación de pagos que reconoce un trasfondo de mayor profundidad, pero más propiamente estamos discurriendo hacia una realidad diferente: la insolvencia. 176

GONZALO BAEZA OVALLE

Siendo el incumplimiento un hecho antijurídico que corresponde a la violación de un patrimonio preciso y la ejecución individual el procedi-

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

177

miento para restablecer la situación al estado anterior al incumplimiento, los diversos procedimientos concursales surgen como una necesidad social y, de alguna forma, un mal menor cuando ese incumplimiento adquiere caracteres múltiples. La insolvencia, por sí misma, no da lugar a una situación antijurídica, pero indudablemente que la genera cuando a partir de ella queda construida una cesación de pagos permanente, irreversible y creciente que, por tal virtud, no corresponde que sea resuelta a través de la aplicación multiplicada de las defensas o tutelas individuales, porque de seguir ese camino, además de no alcanzar para lograr la satisfacción de las acreencias, son generados tales desequilibrios que, en último término, derivan en consecuencias más graves que aquella que se pretenden evitar, al involucrar a toda la sociedad, en general y a los acreedores en especial, además de destruir el patrimonio del deudor, lo que tampoco deviene en una situación que sea socialmente deseada o deseable. La insolvencia, además, puede ser antijurídica cuando resulta determinante de la conducta, ciertamente ilícita del deudor, de evitar la cesación de pagos a través de medios ruinosos, dado que eso trae aparejada la destrucción del patrimonio del deudor y, con ello, un daño grave al patrimonio de los acreedores, lo que sin duda, es antijurídico o ilícito. Corresponde al derecho ofrecer soluciones tutelares destinadas a cautelar la integridad de los intereses en juego (protección del crédito, preservación de la empresa, de la relación laboral), pero la solución habrá de ser distinta a la ofrecida por la legislación común, como el Derecho Civil inspirado en concepciones patrimoniales individualistas y en un concepto de juicio o conflicto de intereses, que está distante de los procedimientos concursales en que, claramente, existe unificación de todos los intereses, lo que implica acreedores, deudor y sociedad, en función de disminuir en la mayor medida posible la pérdida que involucra para todos, la desgracia que enfrenta el deudor. De allí que sea legítimo, en todo momento, sustentar que los procedimientos concursales sirven al propósito de la comunidad de pérdidas estructurada entre todas las personas indicadas.

De allí que sea legítimo, en todo momento, sustentar que los procedimientos concursales sirven al propósito de la comunidad de pérdidas estructurada entre todas las personas indicadas. Corresponde al derecho ofrecer soluciones tutelares destinadas a cautelar la integridad de los intereses en juego (protección del crédito, preservación de la empresa, de la relación laboral), pero la solución habrá de ser distinta a la ofrecida por la legislación común, como el Derecho Civil inspirado en concepciones patrimoniales individualistas y en un concepto de juicio o conflicto de intereses, que está distante de los procedimientos concursales en que, claramente, existe unificación de todos los intereses, lo que implica acreedores, deudor y sociedad, en función de disminuir en la mayor medida posible la pérdida que involucra para todos, la desgracia que enfrenta el deudor. La insolvencia, además, puede ser antijurídica cuando resulta determinante de la conducta, ciertamente ilícita del deudor, de evitar la cesación de pagos a través de medios ruinosos, dado que eso trae aparejada la destrucción del patrimonio del deudor y, con ello, un daño grave al patrimonio de los acreedores, lo que sin duda, es antijurídico o ilícito. La insolvencia, por sí misma, no da lugar a una situación antijurídica, pero indudablemente que la genera cuando a partir de ella queda construida una cesación de pagos permanente, irreversible y creciente que, por tal virtud, no corresponde que sea resuelta a través de la aplicación multiplicada de las defensas o tutelas individuales, porque de seguir ese camino, además de no alcanzar para lograr la satisfacción de las acreencias, son generados tales desequilibrios que, en último término, derivan en consecuencias más graves que aquella que se pretenden evitar, al involucrar a toda la sociedad, en general y a los acreedores en especial, además de destruir el patrimonio del deudor, lo que tampoco deviene en una situación que sea socialmente deseada o deseable. miento para restablecer la situación al estado anterior al incumplimiento, los diversos procedimientos concursales surgen como una necesidad social y, de alguna forma, un mal menor cuando ese incumplimiento adquiere caracteres múltiples. DERECHO CONCURSAL CHILENO

177

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Las tutelas revisadas precedentemente y de modo muy global, la doctrina las ordena de la siguiente forma:

178

3. APLICACIÓN A LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES

3.2.1. En función del bien jurídico que cautelan

3.1. Aspectos introductorios

3.2. Clasificaciones doctrinarias de las tutelas.

Habiendo revisado conceptualmente las diversas tutelas existentes, corresponde realizar un enfoque de las instituciones generadas en la aplicación del derecho para establecer cuál o cuáles pueden ser calificadas como la mejor tutela para un deudor que ha quedado imposibilitado para hacer frente a sus compromisos y que reconoce una multiplicidad de acreedores.

Para abordar el punto de cuál tutela es más conveniente para el deudor insolvente con deudores múltiples reiteraremos los principales conceptos vertidos en el número anterior, a fin de poder radicar cada tutela en el contexto de los procedimientos concursales, que constituye el universo que en este instante nos ocupa. Tradicionalmente en los procedimientos concursales es incluida la quiebra o liquidación no obstante que exista un solo deudor. No obstante que esa norma se arrastra en la legislación francesa y también en la nuestra desde hace mucho tiempo, consideramos que no debe darse lugar a un procedimiento concursal si sólo existe un solo acreedor. El problema de ello deriva en que el deudor puede tener muchos acreedores, pero en el procedimiento de quiebra o de liquidación, concurrir uno sólo de ellos. En tal evento tampoco procede hacer uso de la quiebra o liquidación forzada?

La respuesta, por cierto, resulta difícil, ya que tal situación es una cuestión de hecho que puede surgir con posterioridad a la apertura del procedimiento concursal que corresponda y la solución pasaría por hacer derivar el procedimiento hacia una tutela individual.

La respuesta, por cierto, resulta difícil, ya que tal situación es una cuestión de hecho que puede surgir con posterioridad a la apertura del procedimiento concursal que corresponda y la solución pasaría por hacer derivar el procedimiento hacia una tutela individual.

Tradicionalmente en los procedimientos concursales es incluida la quiebra o liquidación no obstante que exista un solo deudor. No obstante que esa norma se arrastra en la legislación francesa y también en la nuestra desde hace mucho tiempo, consideramos que no debe darse lugar a un procedimiento concursal si sólo existe un solo acreedor. El problema de ello deriva en que el deudor puede tener muchos acreedores, pero en el procedimiento de quiebra o de liquidación, concurrir uno sólo de ellos. En tal evento tampoco procede hacer uso de la quiebra o liquidación forzada?

Para abordar el punto de cuál tutela es más conveniente para el deudor insolvente con deudores múltiples reiteraremos los principales conceptos vertidos en el número anterior, a fin de poder radicar cada tutela en el contexto de los procedimientos concursales, que constituye el universo que en este instante nos ocupa.

Habiendo revisado conceptualmente las diversas tutelas existentes, corresponde realizar un enfoque de las instituciones generadas en la aplicación del derecho para establecer cuál o cuáles pueden ser calificadas como la mejor tutela para un deudor que ha quedado imposibilitado para hacer frente a sus compromisos y que reconoce una multiplicidad de acreedores.

3.2. Clasificaciones doctrinarias de las tutelas.

3.1. Aspectos introductorios

3.2.1. En función del bien jurídico que cautelan

3. APLICACIÓN A LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES 178

GONZALO BAEZA OVALLE

Las tutelas revisadas precedentemente y de modo muy global, la doctrina las ordena de la siguiente forma:

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

179

3.2.1.1. Instituciones que miran al resguardo de la constatación Estas corresponde a aquellas denominadas formalidades y entre ellas destacan las: 1. Formalidades por vía de solemnidad o ad solemnitatis, sin las cuales el acto no existe o degenera en otro diferente. 2. Formalidades por vía de publicidad o ad publicitatis. 3. Formalidades por vía de prueba o ad probationem. 3.2.1.2. Instituciones que protegen la certeza en las relaciones jurídicas Inscriben en tal denominación la: 1. Prescripción y, 2. Caducidades. Tanto la prescripción como la caducidad representan medios estructurados para proporcionar fijeza y, más que ello, certeza, a las relaciones jurídicas tras haber transcurrido cierto lapso de tiempo, cumpliendo determinados requisitos, como acontece con la caducidad del cheque, por vía de ejemplo. Estas instituciones: prescripción y caducidad, han ido acortando cada vez más el espacio temporal para que los derechos adquieran la referida certeza, en razón a que los medios de información que imperan en el mundo actual progresivamente van adquiriendo mayores condiciones de agilidad y confiabilidad. 3.2.1.3. Tutelas que miran al resguardo de la actuación En general responden a esa denominación o naturaleza todas aquellas cuyo propósito principal pasa por la defensa del obrar jurídico. Las hay de muy diferente especie y origen, al extremo que incluso podemos encontrar su fundamento más inmediato en la misma Constitución

Las hay de muy diferente especie y origen, al extremo que incluso podemos encontrar su fundamento más inmediato en la misma Constitución En general responden a esa denominación o naturaleza todas aquellas cuyo propósito principal pasa por la defensa del obrar jurídico. 3.2.1.3. Tutelas que miran al resguardo de la actuación Estas instituciones: prescripción y caducidad, han ido acortando cada vez más el espacio temporal para que los derechos adquieran la referida certeza, en razón a que los medios de información que imperan en el mundo actual progresivamente van adquiriendo mayores condiciones de agilidad y confiabilidad. Tanto la prescripción como la caducidad representan medios estructurados para proporcionar fijeza y, más que ello, certeza, a las relaciones jurídicas tras haber transcurrido cierto lapso de tiempo, cumpliendo determinados requisitos, como acontece con la caducidad del cheque, por vía de ejemplo. 2. Caducidades. 1. Prescripción y, Inscriben en tal denominación la: 3.2.1.2. Instituciones que protegen la certeza en las relaciones jurídicas 3. Formalidades por vía de prueba o ad probationem. 2. Formalidades por vía de publicidad o ad publicitatis. 1. Formalidades por vía de solemnidad o ad solemnitatis, sin las cuales el acto no existe o degenera en otro diferente. Estas corresponde a aquellas denominadas formalidades y entre ellas destacan las: 3.2.1.1. Instituciones que miran al resguardo de la constatación DERECHO CONCURSAL CHILENO

179

RETIRO

ZALAQUETT DAHER, José F. Ob. cit., p. 18.

GONZALO BAEZA OVALLE

3.2.2.1.1. Tutelas individuales preventivas

De este modo y, sólo en función de considerar a los acreedores de manera singular o universal, como un solo todo, pueden ser clasificadas en:

Las principales tutelas preventivas individuales son las garantías, los privilegios y los denominados derechos auxiliares del acreedor.

Como anticipamos, todo ordenamiento jurídico exhibe distintas tutelas para cautelar el derecho patrimonial de la colectividad, en general y de las personas, en particular.

Como tuvimos oportunidad de anticipar, en este contexto corresponde inscribir a las garantías reales como la prenda e hipoteca.

3.2.2. En función de los intereses involucrados

Ellas conforman una defensa preventiva individual toda vez que el acreedor ve fortalecida la posibilidad de hacer efectiva su acreencia singularizando el bien que responderá de su cumplimiento y, de paso, excluye a los demás acreedores de la posibilidad de ejecutar o pretender el pago de

Política de la República, como acontece, a vía de ejemplo, con la garantía del debido proceso, para traer a cuento un tema de indiscutible relevancia.

85

180

a) Tutelas individuales.

3.2.2.1. Tutelas individuales

3.2.2.1. Tutelas individuales

Podemos considerar incluidas en ellas las que precaven la violación del derecho o aseguran con antelación la eficacia de la defensa reparativa eventual85. A su vez estas formas tutelares aceptan ser subclasificadas en preventivas o reparativas.

b) Tutelas colectivas.

Podemos considerar incluidas en ellas las que precaven la violación del derecho o aseguran con antelación la eficacia de la defensa reparativa eventual85. A su vez estas formas tutelares aceptan ser subclasificadas en preventivas o reparativas.

b) Tutelas colectivas. a) Tutelas individuales. GONZALO BAEZA OVALLE

ZALAQUETT DAHER, José F. Ob. cit., p. 18.

180

85

Política de la República, como acontece, a vía de ejemplo, con la garantía del debido proceso, para traer a cuento un tema de indiscutible relevancia.

Ellas conforman una defensa preventiva individual toda vez que el acreedor ve fortalecida la posibilidad de hacer efectiva su acreencia singularizando el bien que responderá de su cumplimiento y, de paso, excluye a los demás acreedores de la posibilidad de ejecutar o pretender el pago de

3.2.2. En función de los intereses involucrados

Como tuvimos oportunidad de anticipar, en este contexto corresponde inscribir a las garantías reales como la prenda e hipoteca.

Como anticipamos, todo ordenamiento jurídico exhibe distintas tutelas para cautelar el derecho patrimonial de la colectividad, en general y de las personas, en particular.

Las principales tutelas preventivas individuales son las garantías, los privilegios y los denominados derechos auxiliares del acreedor.

De este modo y, sólo en función de considerar a los acreedores de manera singular o universal, como un solo todo, pueden ser clasificadas en:

3.2.2.1.1. Tutelas individuales preventivas

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

181

su acreencia sobre la cosa en que recae la caución antes que el prendario o hipotecario, según cual sea la garantía que grave esa especie. Lo anterior no obsta a que por el remanente o saldo no cubierto con la realización de la prenda o hipoteca, el acreedor quede en situación de concurrir, junto a los demás acreedores, para perseguir la solución de su crédito en el resto de los bienes, haciendo efectivo su derecho general de prenda, que es común a todos los acreedores valistas o quirografarios, en otras palabras, aquellos que no gozan de preferencias. Las garantías personales, como las fianzas o avales y, de cierto modo, la solidaridad, también importan una expresión dable de calificar como tutela, desde que su derivación natural y sentido está orientado a servir el propósito de aumentar el ámbito de bienes llamados a responder por el cumplimiento de la obligación en cuestión, más allá de la prenda general sobre los bienes del deudor originalmente obligado. Los privilegios, son las prelaciones o preferencias concedidas por la ley a determinados créditos en razón de su origen, naturaleza u otros motivos que, en concepto del legislador, aconsejen tal beneficio por sobre el derecho general de prenda que asiste al común de los acreedores. Esta modalidad conformaría una tutela preventiva que obra por el solo ministerio de la ley. Los derechos auxiliares del acreedor, en último término, agrupan una serie de instituciones de tutela cuyo fin pasa por impedir que el patrimonio del deudor sufra menoscabos o lograr que se incremente, para reforzar la eficacia de la acción ejecutiva. Inscriben en esta modalidad de tutelas, tanto la acción pauliana, como la subrogatoria, las medidas conservativas, las inoponibilidades y el beneficio de separación de patrimonios. Acción pauliana o revocatoria, es aquella reconocida a los acreedores para dejar sin efecto los actos del deudor ejecutados fraudulentamente86

86

Alude al fraude civil, naturalmente.

86

Alude al fraude civil, naturalmente.

Acción pauliana o revocatoria, es aquella reconocida a los acreedores para dejar sin efecto los actos del deudor ejecutados fraudulentamente86 Inscriben en esta modalidad de tutelas, tanto la acción pauliana, como la subrogatoria, las medidas conservativas, las inoponibilidades y el beneficio de separación de patrimonios. Los derechos auxiliares del acreedor, en último término, agrupan una serie de instituciones de tutela cuyo fin pasa por impedir que el patrimonio del deudor sufra menoscabos o lograr que se incremente, para reforzar la eficacia de la acción ejecutiva. Esta modalidad conformaría una tutela preventiva que obra por el solo ministerio de la ley. Los privilegios, son las prelaciones o preferencias concedidas por la ley a determinados créditos en razón de su origen, naturaleza u otros motivos que, en concepto del legislador, aconsejen tal beneficio por sobre el derecho general de prenda que asiste al común de los acreedores. Las garantías personales, como las fianzas o avales y, de cierto modo, la solidaridad, también importan una expresión dable de calificar como tutela, desde que su derivación natural y sentido está orientado a servir el propósito de aumentar el ámbito de bienes llamados a responder por el cumplimiento de la obligación en cuestión, más allá de la prenda general sobre los bienes del deudor originalmente obligado. Lo anterior no obsta a que por el remanente o saldo no cubierto con la realización de la prenda o hipoteca, el acreedor quede en situación de concurrir, junto a los demás acreedores, para perseguir la solución de su crédito en el resto de los bienes, haciendo efectivo su derecho general de prenda, que es común a todos los acreedores valistas o quirografarios, en otras palabras, aquellos que no gozan de preferencias. su acreencia sobre la cosa en que recae la caución antes que el prendario o hipotecario, según cual sea la garantía que grave esa especie. DERECHO CONCURSAL CHILENO

181

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

y en perjuicio de los derechos de aquellos, por lo cual su propósito está orientado a recomponer los bienes que componían el patrimonio indebidamente menguado del deudor.

Igualmente corresponde calificar como medidas conservativas el embargo; el derecho legal de retención; las providencias que pueda impetrar el fideicomisario, asignatario y acreedor condicional (arts. 761, 1078 y 1492 del C. Civil); la facultad del acreedor hereditario y fideicomisario para concurrir a la facción de inventario de los bienes del deudor difunto o

182

Acción subrogatoria u oblicua, es aquella que permite a los acreedores sustituir al deudor en el ejercicio de los derechos y acciones que éste es remiso en hacer valer, poniendo en riesgo o deteriorando su patrimonio. Como consecuencia de ello, entonces, también es posible reconstituir o, al menos, conservar los bienes que conformaban o conforman el patrimonio del deudor.

Inscriben en esta agrupación las medidas precautorias de secuestro de la cosa objeto de la demanda; nombramiento de interventores; retención de bienes determinados; prohibición de celebrar actos jurídicos sobre bienes específicos, todas las cuales están contempladas en el artículo 290 del Co. de Procedimiento Civil, sin perjuicio que el juez de la causa pueda adoptar otras medidas conservativas que no aparezcan expresamente indicadas en ese cuerpo orgánico de leyes.

La inoponibilidad como excepción y también como acción, permite a los acreedores excluirse de los efectos de determinados actos jurídicos celebrados por el deudor o cualquiera a su nombre, toda vez que hayan sido realizados en contravención a las normas que regulan los concursos y administración de los bienes afectos a ellos, o durante el período sospechoso, si lo han sido a título gratuito.

Las medidas conservativas obedecen al propósito general, derivado de su propia denominación, de impedir que los bienes del deudor se destruyan. Abrazando todo tipo de destrucción, desde que ésta puede ser material, que resulta la más obvia o jurídica, modalidad más sutil que consiste en hacer salir los bienes del patrimonio del deudor, las más de las veces, en forma simulada.

Las medidas conservativas obedecen al propósito general, derivado de su propia denominación, de impedir que los bienes del deudor se destruyan. Abrazando todo tipo de destrucción, desde que ésta puede ser material, que resulta la más obvia o jurídica, modalidad más sutil que consiste en hacer salir los bienes del patrimonio del deudor, las más de las veces, en forma simulada.

La inoponibilidad como excepción y también como acción, permite a los acreedores excluirse de los efectos de determinados actos jurídicos celebrados por el deudor o cualquiera a su nombre, toda vez que hayan sido realizados en contravención a las normas que regulan los concursos y administración de los bienes afectos a ellos, o durante el período sospechoso, si lo han sido a título gratuito.

Inscriben en esta agrupación las medidas precautorias de secuestro de la cosa objeto de la demanda; nombramiento de interventores; retención de bienes determinados; prohibición de celebrar actos jurídicos sobre bienes específicos, todas las cuales están contempladas en el artículo 290 del Co. de Procedimiento Civil, sin perjuicio que el juez de la causa pueda adoptar otras medidas conservativas que no aparezcan expresamente indicadas en ese cuerpo orgánico de leyes.

Acción subrogatoria u oblicua, es aquella que permite a los acreedores sustituir al deudor en el ejercicio de los derechos y acciones que éste es remiso en hacer valer, poniendo en riesgo o deteriorando su patrimonio. Como consecuencia de ello, entonces, también es posible reconstituir o, al menos, conservar los bienes que conformaban o conforman el patrimonio del deudor. y en perjuicio de los derechos de aquellos, por lo cual su propósito está orientado a recomponer los bienes que componían el patrimonio indebidamente menguado del deudor. 182

GONZALO BAEZA OVALLE

Igualmente corresponde calificar como medidas conservativas el embargo; el derecho legal de retención; las providencias que pueda impetrar el fideicomisario, asignatario y acreedor condicional (arts. 761, 1078 y 1492 del C. Civil); la facultad del acreedor hereditario y fideicomisario para concurrir a la facción de inventario de los bienes del deudor difunto o

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

183

causante (art. 1255 del C. Civil); el beneficio de separación de patrimonios, por el cual los acreedores del deudor difunto o causante impiden que su patrimonio sea confundido con el de el o de los herederos, manteniendo el derecho para ser pagados con prioridad a los acreedores de estos últimos (art. 1378 C. Civil). 3.2.1.1.2. Tutelas individuales reparativas Comprenden todas aquellas cuyo propósito de instauración, consisten en lograr un remedio adecuado y equitativo a un mal causado por un hecho o situación antijurídica. Corresponde considerar bajo esa descripción la posibilidad legal y constitucional que concierne al acreedor, para requerir de los tribunales competentes, que adopten las medidas necesarias a fin de obtener el pago de su acreencia, a través del ejercicio de las acciones pertinentes y siguiendo el procedimiento adecuado. Así entonces, si enfrentamos el incumplimiento de una obligación surgida de un acto jurídico unilateral, el acreedor queda facultado para perseguir judicialmente el cumplimiento forzado de la prestación y, por el contrario, si es bilateral o sinalagmático, el acreedor puede optar entre demandar el cumplimiento o resolución del contrato, en ambos eventos con indemnización de perjuicios, a la luz de lo dispuesto por el artículo 1489 del Co. Civil o ejercer remedios equivalentes contemplados en otras disposiciones legales, como ocurre con el Co. de Comercio. Hay casos en que el acreedor queda facultado para perseguir la resolución por incumplimiento de contratos unilaterales, como acontece en el contrato de comodato, según lo contempla el artículo 2177 del Co. Civil y también en el contrato de prenda, al ser autorizado de ese modo por el artículo 2396 del Co. Civil. El propósito final perseguido por ambos emprendimientos jurisdiccionales discurre hacia el restablecimiento de la normalidad patrimonial, en proporción y justicia, toda vez que fue quebrantada por el incumplimiento fundante de la acción.

El propósito final perseguido por ambos emprendimientos jurisdiccionales discurre hacia el restablecimiento de la normalidad patrimonial, en proporción y justicia, toda vez que fue quebrantada por el incumplimiento fundante de la acción. Hay casos en que el acreedor queda facultado para perseguir la resolución por incumplimiento de contratos unilaterales, como acontece en el contrato de comodato, según lo contempla el artículo 2177 del Co. Civil y también en el contrato de prenda, al ser autorizado de ese modo por el artículo 2396 del Co. Civil. Así entonces, si enfrentamos el incumplimiento de una obligación surgida de un acto jurídico unilateral, el acreedor queda facultado para perseguir judicialmente el cumplimiento forzado de la prestación y, por el contrario, si es bilateral o sinalagmático, el acreedor puede optar entre demandar el cumplimiento o resolución del contrato, en ambos eventos con indemnización de perjuicios, a la luz de lo dispuesto por el artículo 1489 del Co. Civil o ejercer remedios equivalentes contemplados en otras disposiciones legales, como ocurre con el Co. de Comercio. Corresponde considerar bajo esa descripción la posibilidad legal y constitucional que concierne al acreedor, para requerir de los tribunales competentes, que adopten las medidas necesarias a fin de obtener el pago de su acreencia, a través del ejercicio de las acciones pertinentes y siguiendo el procedimiento adecuado. Comprenden todas aquellas cuyo propósito de instauración, consisten en lograr un remedio adecuado y equitativo a un mal causado por un hecho o situación antijurídica. 3.2.1.1.2. Tutelas individuales reparativas causante (art. 1255 del C. Civil); el beneficio de separación de patrimonios, por el cual los acreedores del deudor difunto o causante impiden que su patrimonio sea confundido con el de el o de los herederos, manteniendo el derecho para ser pagados con prioridad a los acreedores de estos últimos (art. 1378 C. Civil). DERECHO CONCURSAL CHILENO

183

RETIRO

Habiendo agotado la sintética explicación introductoria sobre los aspectos generales de las tutelas como la descripción de las tutelas individuales, nos corresponde incursionar en las tutelas colectivas que forman parte de los procedimientos concursales, sin que con ello queramos expresar que, en el contexto de los procedimientos concursales no sea admisible la alegación o invocación de tutelas singulares.

Las tutelas colectivas presentan un carácter coercitivo de mayor gravedad e intensidad que las individuales, habida cuenta que el bien jurídico protegido es de mayor importancia que en el último caso.

3.2.3. Tutelas colectivas

Conforme a lo anterior, podemos señalar que las tutelas colectivas consideran las relaciones jurídicas patrimoniales como un todo, como un proceso económico en el cual encontramos inmersos múltiples intereses que resulta necesario proteger, sin necesidad que consideremos a dichos intereses como contrapuestos pues nunca ocurre así en el procedimiento general.

GONZALO BAEZA OVALLE

87 Entendida como el conjunto de los acreedores concurrentes, en otras palabras, aquellos que comparecen a hacer valer sus derechos en la quiebra o liquidación forzada.

184

Ciertamente que el tema resulta diverso, la insuficiencia de las defensas preventivas y reparativas individuales o la inconveniencia social que sean ejercidas indiscriminadamente, determina el surgimiento de la necesidad de gestar tutelas colectivas destinadas a organizar los intereses de los acreedores, resguardar aquellos del deudor y que, en último término, impidan la consumación de daños mayores como los que visualizábamos al inicio.

Las tutelas colectivas actúan tanto frente a una situación consumada, de manera reparativa, como también ante la posibilidad de que ocurran siniestros, adoptando una modalidad preventiva.

La organización de los acreedores en una “masa”87 permite adquirir un conocimiento global de la real situación que enfrenta el deudor y facilita la adopción de una acción más enérgica contra los actos de carácter fraudulento destinados a menoscabar los bienes afectos a concurso.

La organización de los acreedores en una “masa”87 permite adquirir un conocimiento global de la real situación que enfrenta el deudor y facilita la adopción de una acción más enérgica contra los actos de carácter fraudulento destinados a menoscabar los bienes afectos a concurso.

Las tutelas colectivas actúan tanto frente a una situación consumada, de manera reparativa, como también ante la posibilidad de que ocurran siniestros, adoptando una modalidad preventiva.

Ciertamente que el tema resulta diverso, la insuficiencia de las defensas preventivas y reparativas individuales o la inconveniencia social que sean ejercidas indiscriminadamente, determina el surgimiento de la necesidad de gestar tutelas colectivas destinadas a organizar los intereses de los acreedores, resguardar aquellos del deudor y que, en último término, impidan la consumación de daños mayores como los que visualizábamos al inicio. 3.2.3. Tutelas colectivas

Conforme a lo anterior, podemos señalar que las tutelas colectivas consideran las relaciones jurídicas patrimoniales como un todo, como un proceso económico en el cual encontramos inmersos múltiples intereses que resulta necesario proteger, sin necesidad que consideremos a dichos intereses como contrapuestos pues nunca ocurre así en el procedimiento general.

Habiendo agotado la sintética explicación introductoria sobre los aspectos generales de las tutelas como la descripción de las tutelas individuales, nos corresponde incursionar en las tutelas colectivas que forman parte de los procedimientos concursales, sin que con ello queramos expresar que, en el contexto de los procedimientos concursales no sea admisible la alegación o invocación de tutelas singulares.

Las tutelas colectivas presentan un carácter coercitivo de mayor gravedad e intensidad que las individuales, habida cuenta que el bien jurídico protegido es de mayor importancia que en el último caso.

87

184

GONZALO BAEZA OVALLE

Entendida como el conjunto de los acreedores concurrentes, en otras palabras, aquellos que comparecen a hacer valer sus derechos en la quiebra o liquidación forzada.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

185

Las tutelas colectivas, de la misma manera que las individuales, doctrinariamente han sido clasificadas como: 1. Preventivas 2. Reparativas Las tutelas individuales sean preventivas o reparativas se revelan como insuficientes para los efectos de cumplir con las finalidades del derecho clásico de quiebras o concursal, que consiste en la preservación del patrimonio del deudor y de los acreedores, como también, el reparto igualitario de la expresión material del primero, entre todos los acreedores, de no existir otra solución menos perjudicial para los involucrados en el problema: la sociedad, el deudor y los acreedores, precisamente, en ese orden. Cuando la situación del deudor pasa a ser crítica y, de alguna forma, su cesación de pago adquiere caracteres estructurales, resulta necesario que el derecho organice otro tipo de tutelas, que cautele los distintos intereses que están en juego y no presente el riesgo de agravar la situación del deudor porque ello perjudica a sus acreedores y también a la sociedad. Sucede en la práctica que un deudor acosado por las tutelas individuales, por los distintos acreedores, suele mal vender sus bienes, pedir préstamos con intereses usureros, favorecer a ciertos acreedores, y todo ello redunda en una situación más crítica. Con ese propósito el sistema jurídico exhibe defensas colectivas que no sólo aparecen como eficaces frente a una situación consumada, para actuar en forma reparativa, sino también resulta factible que lo hagan en forma preventiva toda vez que sea constatado que el deudor ha entrado en una situación patrimonial crítica. Son llamadas colectivas, porque toman en consideración los distintos intereses en juego. Presentan como característica principal que están dotadas de un efecto coercitivo más intenso y extensivo que las individuales, por ello su aplicación sólo aparece justificada a modo subsidiario de las tutelas individua-

Presentan como característica principal que están dotadas de un efecto coercitivo más intenso y extensivo que las individuales, por ello su aplicación sólo aparece justificada a modo subsidiario de las tutelas individuaSon llamadas colectivas, porque toman en consideración los distintos intereses en juego. Con ese propósito el sistema jurídico exhibe defensas colectivas que no sólo aparecen como eficaces frente a una situación consumada, para actuar en forma reparativa, sino también resulta factible que lo hagan en forma preventiva toda vez que sea constatado que el deudor ha entrado en una situación patrimonial crítica. Sucede en la práctica que un deudor acosado por las tutelas individuales, por los distintos acreedores, suele mal vender sus bienes, pedir préstamos con intereses usureros, favorecer a ciertos acreedores, y todo ello redunda en una situación más crítica. Cuando la situación del deudor pasa a ser crítica y, de alguna forma, su cesación de pago adquiere caracteres estructurales, resulta necesario que el derecho organice otro tipo de tutelas, que cautele los distintos intereses que están en juego y no presente el riesgo de agravar la situación del deudor porque ello perjudica a sus acreedores y también a la sociedad. Las tutelas individuales sean preventivas o reparativas se revelan como insuficientes para los efectos de cumplir con las finalidades del derecho clásico de quiebras o concursal, que consiste en la preservación del patrimonio del deudor y de los acreedores, como también, el reparto igualitario de la expresión material del primero, entre todos los acreedores, de no existir otra solución menos perjudicial para los involucrados en el problema: la sociedad, el deudor y los acreedores, precisamente, en ese orden. 2. Reparativas 1. Preventivas Las tutelas colectivas, de la misma manera que las individuales, doctrinariamente han sido clasificadas como: DERECHO CONCURSAL CHILENO

185

RETIRO

2. ¿Cómo pueden ser clasificadas las tutelas?

GONZALO BAEZA OVALLE

1. Explique lo que son las tutelas.

les, en otras palabras, siempre y cuando la situación patrimonial aflictiva del deudor no resulte factible resolverla por medio de la operación de las tutelas individuales.

GONZALO BAEZA OVALLE

2. ¿Cómo pueden ser clasificadas las tutelas?

les, en otras palabras, siempre y cuando la situación patrimonial aflictiva del deudor no resulte factible resolverla por medio de la operación de las tutelas individuales.

1. Explique lo que son las tutelas.

Sólo en este último escenario, entonces, corresponderá implementar las defensas colectivas, habida cuenta que sus derivaciones naturales resultan más drásticas, amplias y, de alguna forma, irrevocables.

4. CUESTIONARIO

Por ello comúnmente, ha sido afirmado por los autores que la aplicación de las defensas colectivas son subsidiarias a las individuales, postulado al cual hemos adherido parcialmente, en tanto la extrapolación de ese aserto entrega la idea de cierta incompatibilidad entre la operación de la tutela individual y la colectiva, lo que suele ocurrir pero no con todas.

Nada impide la debida operación de esas tutelas en el ámbito de la tramitación de los procedimientos concursales, siempre que sean respetados los derechos que de la existencia de estos procedimientos derivan, verbi gratia, cautelar el interés de los créditos de mejor derecho antes de hacer pago a los acreedores que gozan de esas garantías reales.

Explicando el postulado precedente podemos decir que un deudor declarado en quiebra no procede que sea ejecutado ni sus bienes realizados si no a través y conforme a las regulaciones jurídicas aplicables a la quiebra o liquidación forzosa, de modo que resulta claro que la apertura de un procedimiento concursal pasa a ser incompatible con la tutela reparativa individual de ejecutar al deudor.

No obstante, muchas otras tutelas individuales siguen operando pero, adecuadas a la realidad de haber sido abierto un procedimiento concursal, como acontece con las garantías, que otorgan una preferencia de pago al acreedor, igual cosa ocurre con el transcurso del tiempo que provoca la prescripción o caducidad; también vemos en operación las de constatación.

No obstante, muchas otras tutelas individuales siguen operando pero, adecuadas a la realidad de haber sido abierto un procedimiento concursal, como acontece con las garantías, que otorgan una preferencia de pago al acreedor, igual cosa ocurre con el transcurso del tiempo que provoca la prescripción o caducidad; también vemos en operación las de constatación.

Explicando el postulado precedente podemos decir que un deudor declarado en quiebra no procede que sea ejecutado ni sus bienes realizados si no a través y conforme a las regulaciones jurídicas aplicables a la quiebra o liquidación forzosa, de modo que resulta claro que la apertura de un procedimiento concursal pasa a ser incompatible con la tutela reparativa individual de ejecutar al deudor.

Nada impide la debida operación de esas tutelas en el ámbito de la tramitación de los procedimientos concursales, siempre que sean respetados los derechos que de la existencia de estos procedimientos derivan, verbi gratia, cautelar el interés de los créditos de mejor derecho antes de hacer pago a los acreedores que gozan de esas garantías reales.

Por ello comúnmente, ha sido afirmado por los autores que la aplicación de las defensas colectivas son subsidiarias a las individuales, postulado al cual hemos adherido parcialmente, en tanto la extrapolación de ese aserto entrega la idea de cierta incompatibilidad entre la operación de la tutela individual y la colectiva, lo que suele ocurrir pero no con todas.

4. CUESTIONARIO

Sólo en este último escenario, entonces, corresponderá implementar las defensas colectivas, habida cuenta que sus derivaciones naturales resultan más drásticas, amplias y, de alguna forma, irrevocables.

186

186

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

187

3. Explique qué son las tutelas preventivas y los mecanismos legales que pueden ser considerados como tales. 4. Explique en qué consisten las tutelas reparativas y los mecanismos legales a los cuales puede atribuir esa denominación. 5. Explique la relación existente entre tutelas, cesación de pagos e insolvencia. 6. Explique la relación existente entre tutelas colectivas y procedimientos concursales.

6. Explique la relación existente entre tutelas colectivas y procedimientos concursales. 5. Explique la relación existente entre tutelas, cesación de pagos e insolvencia. 4. Explique en qué consisten las tutelas reparativas y los mecanismos legales a los cuales puede atribuir esa denominación. 3. Explique qué son las tutelas preventivas y los mecanismos legales que pueden ser considerados como tales. DERECHO CONCURSAL CHILENO

187

RETIRO

TIRO

Con todo ello queremos destacar que es el incumplimiento el que constituye un hecho antijurídico pero, incluso ese incumplimiento puede no ser

CAPÍTULO VI ORDENAMIENTO DE LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES

1. ASPECTOS INTRODUCTORIOS

Afirmamos que el concurso puede no ser antijurídico, cuando es producto de la insolvencia derivada de causas exógenas o inimputables al deudor que, además, adopta un mecanismo concursal que no discurra por incumplir las obligaciones, como puede acontecer, por ejemplo, con un convenio preventivo e, incluso, con la cesión de bienes antes que surja algún incumplimiento. El concurso, en cambio, más bien hace surgir una defensa frente al estado patrimonial del deudor en imposibilidad de pagar, que puede no ser antijurídico, pero que pone en riesgo el patrimonio de sus acreedores, la economía, la organización productiva como empresa y los trabajadores que reconocen su fuente de trabajo en ella. El incumplimiento de una obligación da lugar a un hecho antijurídico que afecta fundamentalmente al acreedor quien, por tal motivo, es dotado por el sistema jurídico del derecho a ejercer las defensas individuales que la ley franquea. Pero también afecta al deudor que ha incumplido.

La clasificación de las instituciones jurídicas atendiendo a los fines cautelares que representan permite establecer la diferencia entre el concurso y el mero incumplimiento.

La clasificación de las instituciones jurídicas atendiendo a los fines cautelares que representan permite establecer la diferencia entre el concurso y el mero incumplimiento.

El incumplimiento de una obligación da lugar a un hecho antijurídico que afecta fundamentalmente al acreedor quien, por tal motivo, es dotado por el sistema jurídico del derecho a ejercer las defensas individuales que la ley franquea. Pero también afecta al deudor que ha incumplido. El concurso, en cambio, más bien hace surgir una defensa frente al estado patrimonial del deudor en imposibilidad de pagar, que puede no ser antijurídico, pero que pone en riesgo el patrimonio de sus acreedores, la economía, la organización productiva como empresa y los trabajadores que reconocen su fuente de trabajo en ella. Afirmamos que el concurso puede no ser antijurídico, cuando es producto de la insolvencia derivada de causas exógenas o inimputables al deudor que, además, adopta un mecanismo concursal que no discurra por incumplir las obligaciones, como puede acontecer, por ejemplo, con un convenio preventivo e, incluso, con la cesión de bienes antes que surja algún incumplimiento. Con todo ello queremos destacar que es el incumplimiento el que constituye un hecho antijurídico pero, incluso ese incumplimiento puede no ser

1. ASPECTOS INTRODUCTORIOS

CAPÍTULO VI ORDENAMIENTO DE LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

La misma situación la podemos descubrir toda vez que el concurso sea abierto a través de la declaración de quiebra solicitada por el propio deudor,

190

El procedimiento de quiebra, activado a través del mecanismo de los concursos o concordatos, usualmente reconoce su principal enraizamiento en los principios esenciales de la liquidación de la sociedad colectiva inscrita en el párrafo 6º del Título VII del Libro II del Código de Comercio, sin revestir, bajo ningún respecto, carácter de juicio o ejecución forzada.

antijurídico si constituye el resultado de un caso fortuito o fuerza mayor que libere o exima al deudor de responsabilidad.

Los concordatos o convenios están sustentados en los principios ordenadores de la autonomía de la voluntad y en la teoría de los actos jurídicos, aún cuando, lo denuncia su propia denominación, no sean contratos sino convenios o convenciones.

Creemos importante destacar, de este modo, que el concurso no constituye una defensa “contra el deudor” sino en relación con el problema “del deudor”, que afecta a él, a sus acreedores y a la sociedad, en general.

Así, la inspiración orientadora de las figuras penales contempladas en la ex ley de quiebras, hoy incorporada al Código de Comercio, deviene en una realidad jurídica muy cercana a las defraudaciones que ocupa los párrafos 7 y 8, en el Título IX del Libro II del Código Penal, pero con una mayor especialidad, requiriendo un estudio particular que también responde a patrones únicos.

Bajo ese prisma, resulta difícil concebir la quiebra o liquidación forzada como una sanción al deudor, en la medida que ello está muy lejos, en la actualidad, de la inspiración del legislador para establecerla que, más bien pasa, como lo hemos explicado, por un esfuerzo importante destinado a reparar o evitar el daño al orden público económico.

Ahora bien, las regulaciones concursales no conforman una rama autónoma o autárquica. Están íntimamente enraizadas en el ordenamiento jurídico global, recogiendo sus conceptos y calificaciones, a partir del derecho tradicional.

Ahora bien, las regulaciones concursales no conforman una rama autónoma o autárquica. Están íntimamente enraizadas en el ordenamiento jurídico global, recogiendo sus conceptos y calificaciones, a partir del derecho tradicional.

Bajo ese prisma, resulta difícil concebir la quiebra o liquidación forzada como una sanción al deudor, en la medida que ello está muy lejos, en la actualidad, de la inspiración del legislador para establecerla que, más bien pasa, como lo hemos explicado, por un esfuerzo importante destinado a reparar o evitar el daño al orden público económico.

Así, la inspiración orientadora de las figuras penales contempladas en la ex ley de quiebras, hoy incorporada al Código de Comercio, deviene en una realidad jurídica muy cercana a las defraudaciones que ocupa los párrafos 7 y 8, en el Título IX del Libro II del Código Penal, pero con una mayor especialidad, requiriendo un estudio particular que también responde a patrones únicos.

Creemos importante destacar, de este modo, que el concurso no constituye una defensa “contra el deudor” sino en relación con el problema “del deudor”, que afecta a él, a sus acreedores y a la sociedad, en general.

Los concordatos o convenios están sustentados en los principios ordenadores de la autonomía de la voluntad y en la teoría de los actos jurídicos, aún cuando, lo denuncia su propia denominación, no sean contratos sino convenios o convenciones.

antijurídico si constituye el resultado de un caso fortuito o fuerza mayor que libere o exima al deudor de responsabilidad.

El procedimiento de quiebra, activado a través del mecanismo de los concursos o concordatos, usualmente reconoce su principal enraizamiento en los principios esenciales de la liquidación de la sociedad colectiva inscrita en el párrafo 6º del Título VII del Libro II del Código de Comercio, sin revestir, bajo ningún respecto, carácter de juicio o ejecución forzada.

GONZALO BAEZA OVALLE

La misma situación la podemos descubrir toda vez que el concurso sea abierto a través de la declaración de quiebra solicitada por el propio deudor,

190

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

191

evento en el cual no resulta posible divisar ni remotamente la supuesta ejecución forzada. ¿Cómo podría ser una ejecución forzada si es el propio deudor quien solicita llevarla a cabo? ¿Qué tiene de forzada esa situación? Incluso, el fundamento de su decisión al efecto puede ser ajena al caso previsto en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio.

Tal como aparece descrito en el artículo 1º del Libro IV del Co. de Comercio chileno, los procedimientos concursales no están conformados únicamente por la quiebra o instancia de liquidación de los bienes del deudor. 2.1. Aspectos introductorios DE LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES

2. CLASIFICACIÓN Por su lado, la cesión de bienes la encontramos normada en los artículos 1614 y siguientes del Co. Civil. Un capítulo destacado ameritan las regulaciones atingentes a la “Prelación de Créditos”, contempladas en el Título XLI del Co. Civil, a partir del artículo 2465. A nivel conceptual conviene destacar que un procedimiento puede ser considerado concursal siempre que tutele, en un pie de igualdad, la integridad de las relaciones jurídicas referidas a un patrimonio determinado incorporando todos los bienes que lo componen. La quiebra, como sistema de liquidación de bienes en el cual concurren, armónicamente, el deudor y acreedores a través del síndico, bajo la tutoría del tribunal, conforma el procedimiento concursal por antonomasia. Los restantes procedimientos concursales existentes quedan íntimamente vinculados a ese sistema, sea porque detentan como objeto principal impedir que sobrevenga la declaración de quiebra o, en todo caso, constituyen una variante diferente a la solución que importa la quiebra, adecuada a las particularidades de un determinado deudor.

Los restantes procedimientos concursales existentes quedan íntimamente vinculados a ese sistema, sea porque detentan como objeto principal impedir que sobrevenga la declaración de quiebra o, en todo caso, constituyen una variante diferente a la solución que importa la quiebra, adecuada a las particularidades de un determinado deudor. La quiebra, como sistema de liquidación de bienes en el cual concurren, armónicamente, el deudor y acreedores a través del síndico, bajo la tutoría del tribunal, conforma el procedimiento concursal por antonomasia. A nivel conceptual conviene destacar que un procedimiento puede ser considerado concursal siempre que tutele, en un pie de igualdad, la integridad de las relaciones jurídicas referidas a un patrimonio determinado incorporando todos los bienes que lo componen. Un capítulo destacado ameritan las regulaciones atingentes a la “Prelación de Créditos”, contempladas en el Título XLI del Co. Civil, a partir del artículo 2465. Por su lado, la cesión de bienes la encontramos normada en los artículos 1614 y siguientes del Co. Civil.

2. CLASIFICACIÓN DE LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES

2.1. Aspectos introductorios Tal como aparece descrito en el artículo 1º del Libro IV del Co. de Comercio chileno, los procedimientos concursales no están conformados únicamente por la quiebra o instancia de liquidación de los bienes del deudor.

evento en el cual no resulta posible divisar ni remotamente la supuesta ejecución forzada. ¿Cómo podría ser una ejecución forzada si es el propio deudor quien solicita llevarla a cabo? ¿Qué tiene de forzada esa situación? Incluso, el fundamento de su decisión al efecto puede ser ajena al caso previsto en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio. DERECHO CONCURSAL CHILENO

191

RETIRO

“La presente ley trata de los siguientes concursos: la quiebra; los convenios regulados en el Título XII; y las cesiones de bienes del Título XV.”

Lamentablemente olvidó mencionar el Título XIII, que trata de los delitos relacionados con las quiebras.

2.2. Clasificación del procedimiento concursal de liquidación o quiebra

En efecto, al describir el ámbito de aplicación de las regulaciones contempladas en ese Libro, dispone:

2.2.1. En función de su origen

GONZALO BAEZA OVALLE

En atención a que todos estos aspectos los abordaremos con detalle en el curso de nuestro estudio, más adelante, limitémonos a señalar que la declaración de quiebra puede ser provocada a instancias del propio deudor, de uno o más de sus acreedores o ex officio, por el tribunal.

192

4. El procedimiento de calificación. En ese Título podemos encontrar la denominada doctrinariamente, “calificación de la quiebra”, que igualmente constituye un procedimiento concursal que no siendo parte de ninguno de los anteriores adquiere singular relevancia como mecanismo de composición y reparación social e inscribe en el ámbito de la jurisdicción de los tribunales con competencia en materia penal, actualmente, los tribunales de garantía, en un inicio.

Por consecuencia, los procedimientos concursales pueden agruparse en los siguientes: En ese Título podemos encontrar la denominada doctrinariamente, “calificación de la quiebra”, que igualmente constituye un procedimiento concursal que no siendo parte de ninguno de los anteriores adquiere singular relevancia como mecanismo de composición y reparación social e inscribe en el ámbito de la jurisdicción de los tribunales con competencia en materia penal, actualmente, los tribunales de garantía, en un inicio.

3. Las cesiones de bienes

1. Procedimiento de liquidación o quiebra.

2. Los convenios

2. Los convenios

1. Procedimiento de liquidación o quiebra.

3. Las cesiones de bienes

Por consecuencia, los procedimientos concursales pueden agruparse en los siguientes:

4. El procedimiento de calificación.

En efecto, al describir el ámbito de aplicación de las regulaciones contempladas en ese Libro, dispone: 192

GONZALO BAEZA OVALLE

En atención a que todos estos aspectos los abordaremos con detalle en el curso de nuestro estudio, más adelante, limitémonos a señalar que la declaración de quiebra puede ser provocada a instancias del propio deudor, de uno o más de sus acreedores o ex officio, por el tribunal.

“La presente ley trata de los siguientes concursos: la quiebra; los convenios regulados en el Título XII; y las cesiones de bienes del Título XV.”

2.2.1. En función de su origen

Lamentablemente olvidó mencionar el Título XIII, que trata de los delitos relacionados con las quiebras.

2.2. Clasificación del procedimiento concursal de liquidación o quiebra

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

193

2.2.2. En función a la actividad del deudor Bajo este acápite podemos agrupar la quiebra del deudor calificado, vale decir aquél que ejerce una o más de las actividades indicadas en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio y la del deudor común. 2.2.3. En función del número de acreedores concurrentes El artículo 40 del Libro IV del Co. de Comercio establece que el deudor podrá ser declarado en quiebra aunque tenga un solo acreedor, siempre que concurran los demás requisitos legales.

Derivado del procedimiento penal que ha de ser seguido como consecuencia de haber sido abierto una instancia de liquidación de los bienes del deudor o, incluso un convenio, puede ser concluido que el estado de cesación de pagos que determina la existencia de la apertura de estos procedimientos, responde a un caso fortuito, a una actuación culpable o dolosa. De allí la 2.2.5. En función de la responsabilidad del deudor en el concurso No es extraño encontrarse con quiebras sin bienes o en que los bienes comprometidos en el concurso son de escasa monto, lo que determinará un procedimiento diverso. Por tal razón es pertinente clasificar a las quiebras en aquellas sin bienes, entre las cuales incluimos las que ostentan bienes exiguos y quiebras con bienes. 2.2.4. En función de los bienes afectos a liquidación o concursables

Por consecuencia, habremos de distinguir entre quiebras o liquidaciones forzadas con un solo acreedor o con más de uno.

La existencia de un concurso con un solo acreedor, para el sistema jurídico vigente y desde hace larga data, no cambia su carácter concursal ni deja de ser una tutela colectiva, pues a través de ella es protegido el interés del deudor, de ese único acreedor y de la sociedad, aún cuando asumimos que, en ese caso, correspondería emplear una tutela individual de carácter reparativo.

La existencia de un concurso con un solo acreedor, para el sistema jurídico vigente y desde hace larga data, no cambia su carácter concursal ni deja de ser una tutela colectiva, pues a través de ella es protegido el interés del deudor, de ese único acreedor y de la sociedad, aún cuando asumimos que, en ese caso, correspondería emplear una tutela individual de carácter reparativo.

Por consecuencia, habremos de distinguir entre quiebras o liquidaciones forzadas con un solo acreedor o con más de uno.

2.2.4. En función de los bienes afectos a liquidación o concursables No es extraño encontrarse con quiebras sin bienes o en que los bienes comprometidos en el concurso son de escasa monto, lo que determinará un procedimiento diverso. Por tal razón es pertinente clasificar a las quiebras en aquellas sin bienes, entre las cuales incluimos las que ostentan bienes exiguos y quiebras con bienes. 2.2.5. En función de la responsabilidad del deudor en el concurso Derivado del procedimiento penal que ha de ser seguido como consecuencia de haber sido abierto una instancia de liquidación de los bienes del deudor o, incluso un convenio, puede ser concluido que el estado de cesación de pagos que determina la existencia de la apertura de estos procedimientos, responde a un caso fortuito, a una actuación culpable o dolosa. De allí la

El artículo 40 del Libro IV del Co. de Comercio establece que el deudor podrá ser declarado en quiebra aunque tenga un solo acreedor, siempre que concurran los demás requisitos legales. 2.2.3. En función del número de acreedores concurrentes Bajo este acápite podemos agrupar la quiebra del deudor calificado, vale decir aquél que ejerce una o más de las actividades indicadas en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio y la del deudor común. 2.2.2. En función a la actividad del deudor DERECHO CONCURSAL CHILENO

193

RETIRO

Ese era el criterio, por lo demás, seguido por el artículo 1331 del Co. de Comercio de 1865, al disponer: “La quiebra es fortuita, culpable o fraudulenta.” Lo grave de ese ordenamiento es que a renglón seguido, concretamente, en los artículos 1332 a 1335 establecía “presunciones de derecho” de quiebra culpable o, en su caso, fraudulenta, lo que claramente es inconstitucional, en los tiempos que corren, mas no así en esa época.

Si bien resulta cierto que antes de la Ley Nº 4.558 existían procedimientos diferentes para el deudor comerciante que para el deudor civil, con posterioridad fueron refundidos, conservando sólo algunas diferencias, especialmente, en materia de calificación.

“quiebra”, en realidad deberíamos decir el procedimiento concursal abierto, es calificado como fortuito, culpable o fraudulento.

De hecho, el artículo 1325 del Co. de Comercio anterior a esa reforma disponía lo siguiente: “Quiebra es el estado del comerciante que cesa en el pago de sus obligaciones mercantiles”, dejando claro que, en ese entonces, la quiebra era una cuestión que afectaba a los comerciantes.

GONZALO BAEZA OVALLE

El Libro IV del Código de Comercio eliminó la severidad que la hacía radicar únicamente en el comerciante, pero generó una entidad a la que

194

2.2.6. En función de si es aplicable o no a todo deudor

Sobre esta materia también corresponde hacer algunas precisiones de orden histórico, pudiendo clasificar, igualmente, a los procedimientos concursales en civiles y mercantiles.

Bajo este aspecto estimamos posible agrupar a los procedimientos concursales entre aquellos aplicables a todo deudor, como ocurre con el mecanismo concursal de liquidación de bienes seguido a través de la quiebra y aquél que sólo corresponde al deudor civil, como acontece con el mecanismo concursal de cesión de bienes que, en último término, también es de liquidación, dependiendo de la forma como sea efectuada pero que, en general, desemboca en una dación en pago.

Bajo este aspecto estimamos posible agrupar a los procedimientos concursales entre aquellos aplicables a todo deudor, como ocurre con el mecanismo concursal de liquidación de bienes seguido a través de la quiebra y aquél que sólo corresponde al deudor civil, como acontece con el mecanismo concursal de cesión de bienes que, en último término, también es de liquidación, dependiendo de la forma como sea efectuada pero que, en general, desemboca en una dación en pago.

Sobre esta materia también corresponde hacer algunas precisiones de orden histórico, pudiendo clasificar, igualmente, a los procedimientos concursales en civiles y mercantiles.

2.2.6. En función de si es aplicable o no a todo deudor “quiebra”, en realidad deberíamos decir el procedimiento concursal abierto, es calificado como fortuito, culpable o fraudulento. 194

GONZALO BAEZA OVALLE

El Libro IV del Código de Comercio eliminó la severidad que la hacía radicar únicamente en el comerciante, pero generó una entidad a la que

Ese era el criterio, por lo demás, seguido por el artículo 1331 del Co. de Comercio de 1865, al disponer: “La quiebra es fortuita, culpable o fraudulenta.”

De hecho, el artículo 1325 del Co. de Comercio anterior a esa reforma disponía lo siguiente: “Quiebra es el estado del comerciante que cesa en el pago de sus obligaciones mercantiles”, dejando claro que, en ese entonces, la quiebra era una cuestión que afectaba a los comerciantes.

Lo grave de ese ordenamiento es que a renglón seguido, concretamente, en los artículos 1332 a 1335 establecía “presunciones de derecho” de quiebra culpable o, en su caso, fraudulenta, lo que claramente es inconstitucional, en los tiempos que corren, mas no así en esa época.

Si bien resulta cierto que antes de la Ley Nº 4.558 existían procedimientos diferentes para el deudor comerciante que para el deudor civil, con posterioridad fueron refundidos, conservando sólo algunas diferencias, especialmente, en materia de calificación.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

195

remite el procedimiento concursal más amplio, como viene a ser el descrito en el artículo 41, considerando como tal al deudor que ejerce una actividad comercial, industrial, minera o agrícola.

89 Diario Oficial Nº 38.320 del 24 de noviembre de 2005., modificatoria del Libro IV del C. de Comercio. 88 Diario Oficial Nº 38.324 del 29 de noviembre de 2005, modificatoria del Libro IV del C. de Comercio.

El nuevo artículo 171 establece que “El convenio judicial preventivo es aquél que el deudor propone, con anterioridad a la declaración de quiebra y en conformidad a las disposiciones de este Párrafo. Comprende todas sus obligaciones existentes a la fecha de las resoluciones a que se refieren

2.3. Clasificación del procedimiento concursal denominado “convenio” 2.3.1. Atendiendo a la intervención de la autoridad Siguiendo los lineamientos entregados por la Ley Nº 20.07388, modificatoria de la ex ley de quiebras, que pasó a ser parte del Co. de Comercio, como Libro IV, por disponerlo así la Ley Nº 20.08089, pueden existir “acuerdos extrajudiciales” que, en doctrina igualmente son llamados “convenios”, entre los acreedores y deudores, pero a los cuales la ley en comento niega la calidad de tal para evitar confusiones con otros acuerdos a los que sí reconoce la calidad de convenio. Pues bien, estos “acuerdos extrajudiciales” siempre serán preventivos pero no cabe considerarlos parte de los procedimientos concursales en la legislación chilena, en razón a que las modificaciones indicadas le restaron el carácter universal y obligatorio para todos los acreedores valistas, que es esencial en todo procedimiento concursal: la universalidad y unidad. Los acuerdos entre acreedores y deudor en que intervienen los tribunales son denominados “Convenios Judiciales” que a su vez pueden ser “preventivos” y estos, además, originados en una propuesta del deudor o compelido por los acreedores y “simplemente judicial”. El nuevo artículo 171 establece que “El convenio judicial preventivo es aquél que el deudor propone, con anterioridad a la declaración de quiebra y en conformidad a las disposiciones de este Párrafo. Comprende todas sus obligaciones existentes a la fecha de las resoluciones a que se refieren

88

Diario Oficial Nº 38.324 del 29 de noviembre de 2005, modificatoria del Libro IV del C. de Comercio.

Los acuerdos entre acreedores y deudor en que intervienen los tribunales son denominados “Convenios Judiciales” que a su vez pueden ser “preventivos” y estos, además, originados en una propuesta del deudor o compelido por los acreedores y “simplemente judicial”. Pues bien, estos “acuerdos extrajudiciales” siempre serán preventivos pero no cabe considerarlos parte de los procedimientos concursales en la legislación chilena, en razón a que las modificaciones indicadas le restaron el carácter universal y obligatorio para todos los acreedores valistas, que es esencial en todo procedimiento concursal: la universalidad y unidad. Siguiendo los lineamientos entregados por la Ley Nº 20.07388, modificatoria de la ex ley de quiebras, que pasó a ser parte del Co. de Comercio, como Libro IV, por disponerlo así la Ley Nº 20.08089, pueden existir “acuerdos extrajudiciales” que, en doctrina igualmente son llamados “convenios”, entre los acreedores y deudores, pero a los cuales la ley en comento niega la calidad de tal para evitar confusiones con otros acuerdos a los que sí reconoce la calidad de convenio. 2.3.1. Atendiendo a la intervención de la autoridad 2.3. Clasificación del procedimiento concursal denominado “convenio” remite el procedimiento concursal más amplio, como viene a ser el descrito en el artículo 41, considerando como tal al deudor que ejerce una actividad comercial, industrial, minera o agrícola.

89

Diario Oficial Nº 38.320 del 24 de noviembre de 2005., modificatoria del Libro IV del C. de Comercio.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

195

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Reiteramos, para evitar toda posibilidad de confusión, esa convención no constituye en modo alguno una institución de tutela colectiva ni un procedimiento concursal, pues está basado en la aceptación unánime de los acreedores valistas y aquél que fuere omitido puede obrar como si el convenio no existiese.

196

El acuerdo extrajudicial preventivo fue desprovisto de la calidad de convenio por obra de la norma citada, para enfatizar su carácter privado con un alcance relativo, como todos los actos jurídicos privados, sólo afecta a quienes concurrieron a su celebración, pero ni siquiera en esa eventualidad resulta admisible considerar tales acuerdos como contratos de transacción, en atención a que no concurren en ellos los elementos esenciales de poner término o precaver un juicio eventual, dado que la quiebra no da lugar a un juicio, bajo ninguna circunstancia y, además, carece de concesiones recíprocas o, al menos, estos no son de su esencia.

las letra a) y b) del artículo 200, aún cuando no sean de plazo vencido, salvo las que la ley expresamente exceptúe.” (Obliga a todos los acreedores salvo los preferentes que no hayan votado. Art. 191)

Por medio del convenio o concordato preventivo es perseguido impedir la quiebra o apertura del concurso del deudor, entregando la oportunidad de superar su situación crítica sin que pierda la administración de sus bienes, mediante la concesión de quitas, esperas o ambas.

De este modo, entre los procedimientos que responden a un fin esencialmente preventivo encontramos, precisamente, el acuerdo extrajudicial, el convenio preventivo y la administración controlada.

No obstante lo explicado, podrán ser considerados concursales toda vez que, como acontece en otras legislaciones, den debida satisfacción o cumplan los requisitos indicados consistentes en la universalidad, unidad y respaldo jurídico que otorgue imperio.

Insistimos que, el primero de ellos, no podemos considerarlo parte de los procedimientos concursales por no ser vinculante para todos los acreedores valistas y el último, no está implementado en Chile, salvo para los bancos e instituciones financieras, básicamente.

Insistimos que, el primero de ellos, no podemos considerarlo parte de los procedimientos concursales por no ser vinculante para todos los acreedores valistas y el último, no está implementado en Chile, salvo para los bancos e instituciones financieras, básicamente.

No obstante lo explicado, podrán ser considerados concursales toda vez que, como acontece en otras legislaciones, den debida satisfacción o cumplan los requisitos indicados consistentes en la universalidad, unidad y respaldo jurídico que otorgue imperio.

De este modo, entre los procedimientos que responden a un fin esencialmente preventivo encontramos, precisamente, el acuerdo extrajudicial, el convenio preventivo y la administración controlada.

Por medio del convenio o concordato preventivo es perseguido impedir la quiebra o apertura del concurso del deudor, entregando la oportunidad de superar su situación crítica sin que pierda la administración de sus bienes, mediante la concesión de quitas, esperas o ambas.

las letra a) y b) del artículo 200, aún cuando no sean de plazo vencido, salvo las que la ley expresamente exceptúe.” (Obliga a todos los acreedores salvo los preferentes que no hayan votado. Art. 191)

El acuerdo extrajudicial preventivo fue desprovisto de la calidad de convenio por obra de la norma citada, para enfatizar su carácter privado con un alcance relativo, como todos los actos jurídicos privados, sólo afecta a quienes concurrieron a su celebración, pero ni siquiera en esa eventualidad resulta admisible considerar tales acuerdos como contratos de transacción, en atención a que no concurren en ellos los elementos esenciales de poner término o precaver un juicio eventual, dado que la quiebra no da lugar a un juicio, bajo ninguna circunstancia y, además, carece de concesiones recíprocas o, al menos, estos no son de su esencia.

GONZALO BAEZA OVALLE

Reiteramos, para evitar toda posibilidad de confusión, esa convención no constituye en modo alguno una institución de tutela colectiva ni un procedimiento concursal, pues está basado en la aceptación unánime de los acreedores valistas y aquél que fuere omitido puede obrar como si el convenio no existiese.

196

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

197

De hecho, la modificación introducida a la Ley Nº 18.175 no hizo más que hacer regresar la legislación al sistema imperante en el Código de Comercio de 1865 y, en particular a las regulaciones contempladas en el Título VI del Libro IV de ese Código, a partir de los artículos 1454 y siguientes. El artículo 169 introducido a la ex ley de quiebras, ahora Libro IV del Co. de Comercio, por la Ley Nº 20.073 aclara en mayor medida el efecto relativo de esas convenciones al disponer: “Cualquier acuerdo extrajudicial celebrado entre el deudor, antes de su declaración de quiebra, y uno o más de sus acreedores relativo al pago de sus obligaciones o a la administración de sus bienes, sólo obliga a quienes lo suscriban, aun cuando se le denomine convenio.”

Tales regulaciones las recogían los artículos 138 y 141 de la Ley Nº 4.558 y, actualmente aparecen destacadas en los artículos 169 y 170 de la ex Ley Nº 18.175. Actualmente, los “acuerdos extrajudiciales”, dado su carácter de convención particular entre los acreedores concurrentes y el deudor, no son normados en el Código de Comercio. Antes existía una suerte de sanción de inoponibilidad que podían hacer valer los acreedores no concurrentes. Hoy en día, al haber sido aclarado legalmente que conforma una convención privada entre quienes lo celebran, no resulta necesario alegar la existencia de una sanción como la indicada, en tanto ella deriva del expreso mandato legal contemplado en el artículo 169 del Libro IV del Código de Comercio, rigiendo de esta forma, a plenitud, el efecto relativo de las convenciones. 2.3.2. Atendiendo al objeto del convenio Entre aquellos que reconocen un fin primordialmente preventiva de los que responden a una orientación más bien meramente reparativa. Tal distinción surge como una cuestión muy importante en Italia, que ideó e implementó un instituto denominado “administración controlada”

Tal distinción surge como una cuestión muy importante en Italia, que ideó e implementó un instituto denominado “administración controlada” Entre aquellos que reconocen un fin primordialmente preventiva de los que responden a una orientación más bien meramente reparativa. 2.3.2. Atendiendo al objeto del convenio Hoy en día, al haber sido aclarado legalmente que conforma una convención privada entre quienes lo celebran, no resulta necesario alegar la existencia de una sanción como la indicada, en tanto ella deriva del expreso mandato legal contemplado en el artículo 169 del Libro IV del Código de Comercio, rigiendo de esta forma, a plenitud, el efecto relativo de las convenciones. Antes existía una suerte de sanción de inoponibilidad que podían hacer valer los acreedores no concurrentes. Actualmente, los “acuerdos extrajudiciales”, dado su carácter de convención particular entre los acreedores concurrentes y el deudor, no son normados en el Código de Comercio. Tales regulaciones las recogían los artículos 138 y 141 de la Ley Nº 4.558 y, actualmente aparecen destacadas en los artículos 169 y 170 de la ex Ley Nº 18.175. “Cualquier acuerdo extrajudicial celebrado entre el deudor, antes de su declaración de quiebra, y uno o más de sus acreedores relativo al pago de sus obligaciones o a la administración de sus bienes, sólo obliga a quienes lo suscriban, aun cuando se le denomine convenio.”

El artículo 169 introducido a la ex ley de quiebras, ahora Libro IV del Co. de Comercio, por la Ley Nº 20.073 aclara en mayor medida el efecto relativo de esas convenciones al disponer: De hecho, la modificación introducida a la Ley Nº 18.175 no hizo más que hacer regresar la legislación al sistema imperante en el Código de Comercio de 1865 y, en particular a las regulaciones contempladas en el Título VI del Libro IV de ese Código, a partir de los artículos 1454 y siguientes. DERECHO CONCURSAL CHILENO

197

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

90 La reforma en tramitación en el H. Congreso permite que existan más alternativas de administración controlada y revisaremos el tema más adelante.

198

(D. 267, de 1942, Título IV, arts. 187 al 193) que habilita al empresario inscrito en un registro y que reúne particulares condiciones de honorabilidad para requerir del tribunal la designación de un contralor de la gestión de la empresa y administración de sus bienes, en tutela de los intereses de los acreedores por un lapso no superior a un año (art. 187).

Para Juan Esteban Puga Vial, sin una mayor exposición de sus fundamentos, los convenios o concordatos responderían a la naturaleza jurídica de un contrato entre el deudor y sus acreedores que, celebrado con las formalidades legales, reconocería como propósito establecer formas

En Chile hay dos instancias concursales que obedecen a un propósito cautelar, una general y otra especial.90

2.3.3.1. Prevenciones introductorias. Los convenios no son una transacción La primera queda representada por los acuerdos extrajudiciales conformado por un concierto del deudor con los acreedores destinado a otorgar garantías a estos últimos en orden a que la administración de su patrimonio sólo adolece de una dificultad transitoria y que, por expresa disposición legal, en la legislación chilena, no son considerados propiamente convenios.

Estos pueden ser catalogados entre Administrativos y de carácter jurisdiccional o judicial, lo que pasaremos a explicar en los puntos siguientes.

La otra la encontramos representada por las facultades otorgadas a las Superintendencias de Bancos y de Valores y Seguros para adoptar medidas destinadas a asegurar la continuidad en el funcionamiento de los entes bajo su fiscalización, en tanto corresponda a una crisis transitoria que, como tal, no involucre una insolvencia estructural y, por ende, irreversible.

2.3.3. Atendiendo a la naturaleza de las normas aplicables al convenio

2.3.3. Atendiendo a la naturaleza de las normas aplicables al convenio

La otra la encontramos representada por las facultades otorgadas a las Superintendencias de Bancos y de Valores y Seguros para adoptar medidas destinadas a asegurar la continuidad en el funcionamiento de los entes bajo su fiscalización, en tanto corresponda a una crisis transitoria que, como tal, no involucre una insolvencia estructural y, por ende, irreversible.

Estos pueden ser catalogados entre Administrativos y de carácter jurisdiccional o judicial, lo que pasaremos a explicar en los puntos siguientes.

La primera queda representada por los acuerdos extrajudiciales conformado por un concierto del deudor con los acreedores destinado a otorgar garantías a estos últimos en orden a que la administración de su patrimonio sólo adolece de una dificultad transitoria y que, por expresa disposición legal, en la legislación chilena, no son considerados propiamente convenios.

2.3.3.1. Prevenciones introductorias. Los convenios no son una transacción

En Chile hay dos instancias concursales que obedecen a un propósito cautelar, una general y otra especial.90

Para Juan Esteban Puga Vial, sin una mayor exposición de sus fundamentos, los convenios o concordatos responderían a la naturaleza jurídica de un contrato entre el deudor y sus acreedores que, celebrado con las formalidades legales, reconocería como propósito establecer formas

(D. 267, de 1942, Título IV, arts. 187 al 193) que habilita al empresario inscrito en un registro y que reúne particulares condiciones de honorabilidad para requerir del tribunal la designación de un contralor de la gestión de la empresa y administración de sus bienes, en tutela de los intereses de los acreedores por un lapso no superior a un año (art. 187).

90

198

GONZALO BAEZA OVALLE

La reforma en tramitación en el H. Congreso permite que existan más alternativas de administración controlada y revisaremos el tema más adelante.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

199

o sistemas de pago del pasivo de éste en miras de impedir o concluir el estado de quiebra. No estamos de acuerdo con esa apreciación. En nuestra opinión, han de ser aceptados como convenciones, porque jurídicamente lo son, pero bajo ningún concepto admiten tipificarlos como una especie de contrato y menos de transacción.

91 BAEZA OVALLE, José Gonzalo. Derecho Concursal Procedimiento de Liquidación de Bienes. La quiebra. Editorial Thomson Reuters, año 2011.

El procedimiento generado como derivación de una declaración de quiebra o procedimiento de liquidación de bienes del deudor que cesó en el pago de sus obligaciones, o incluso antes que eso ocurra, no es un juicio entendido como una controversia entre partes que ha de ser resuelta por un tribunal, como el mismo artículo 1º del Libro IV del Co. de Comercio se encarga de establecerlo explícitamente en su inciso segundo, al dejar claro que su propósito es muy diferente, se trata de un procedimiento de liquidación, de modo que ya perdemos un elemento esencial para calificar ese acuerdo como un contrato de transacción. Mas afortunada nos parece la nomenclatura utilizada por el proyecto de reforma que se encuentra en actual tramitación en el H. Congreso al asumir la expresión que utilizamos en una obra anterior sobre la materia91, asimilando la “quiebra” a una “liquidación de bienes”.

En efecto, atendiendo a que por contrato habremos de entender, asumiendo los lineamientos establecidos en el artículo 1438 del Código Civil, el acto por el cual una parte se obliga para con otra a dar, hacer o no hacer alguna cosa y, que la doctrina civilista uniforme a descrito, de manera más breve y exacta, como la convención generadora de derechos y obligaciones, sólo nos cabe concluir que los acuerdos referidos no responden a esas características esenciales.

En apoyo de su opinión Puga Vial sostiene que estaríamos frente a un contrato de transacción, cargando como referente para esa conceptualización, que los señalados acuerdos tendrían por destino terminar el “juicio de quiebra” o precaver un eventual “juicio de quiebra”.

En apoyo de su opinión Puga Vial sostiene que estaríamos frente a un contrato de transacción, cargando como referente para esa conceptualización, que los señalados acuerdos tendrían por destino terminar el “juicio de quiebra” o precaver un eventual “juicio de quiebra”.

En efecto, atendiendo a que por contrato habremos de entender, asumiendo los lineamientos establecidos en el artículo 1438 del Código Civil, el acto por el cual una parte se obliga para con otra a dar, hacer o no hacer alguna cosa y, que la doctrina civilista uniforme a descrito, de manera más breve y exacta, como la convención generadora de derechos y obligaciones, sólo nos cabe concluir que los acuerdos referidos no responden a esas características esenciales.

Mas afortunada nos parece la nomenclatura utilizada por el proyecto de reforma que se encuentra en actual tramitación en el H. Congreso al asumir la expresión que utilizamos en una obra anterior sobre la materia91, asimilando la “quiebra” a una “liquidación de bienes”. El procedimiento generado como derivación de una declaración de quiebra o procedimiento de liquidación de bienes del deudor que cesó en el pago de sus obligaciones, o incluso antes que eso ocurra, no es un juicio entendido como una controversia entre partes que ha de ser resuelta por un tribunal, como el mismo artículo 1º del Libro IV del Co. de Comercio se encarga de establecerlo explícitamente en su inciso segundo, al dejar claro que su propósito es muy diferente, se trata de un procedimiento de liquidación, de modo que ya perdemos un elemento esencial para calificar ese acuerdo como un contrato de transacción.

No estamos de acuerdo con esa apreciación. En nuestra opinión, han de ser aceptados como convenciones, porque jurídicamente lo son, pero bajo ningún concepto admiten tipificarlos como una especie de contrato y menos de transacción. o sistemas de pago del pasivo de éste en miras de impedir o concluir el estado de quiebra.

91

BAEZA OVALLE, José Gonzalo. Derecho Concursal Procedimiento de Liquidación de Bienes. La quiebra. Editorial Thomson Reuters, año 2011.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

199

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Para este caso, pese a la introducción, consideramos que en el criterio de ordenamiento ha primado mayormente el origen de la regulación.

200

2.3.3.2. Concursos de orden administrativo

Pero no sólo eso, según lo establece la doctrina, la ley y la jurisprudencia de los tribunales chilenos, que resultaría largo e inoficioso traer a colación por ser de sobra conocida, para que exista transacción resulta imprescindible que contenga renunciaciones recíprocas.

Así las cosas entonces, los acuerdos referidos serán concursales, sólo en la medida que sean judiciales, lo que implica, celebrado al amparo, bajo un procedimiento y aprobado por un tribunal.

Los acuerdos a que nos estamos refiriendo sólo reconocen como propósito esencial, establecer modalidades de pago de obligaciones existentes y de las que puedan sobrevenir con terceros como consecuencia del esfuerzo para realizar ese pago.

En todo caso, en el ámbito de las convenciones y no de los contratos corresponde inscribir a los acuerdos extrajudiciales a que remite el artículo 169 del Libro IV del Co. de Comercio, insistiendo que dejaron de ser procedimientos concursales, en razón a que el legislador los privó de la universalidad, unidad, indivisibilidad, entre otros, que deben concurrir, como elementos esenciales en todo procedimiento, instrumento o mecanismo, cualquiera sea la categorización escogida, para tipificarlo como de naturaleza concursal.

De este modo, la finalidad última de los señalados acuerdos pasa por extinguir obligaciones, no crearlas y, en tal virtud, el acto jurídico que reconoce ese propósito, inscribe entre aquellos calificados como convenciones de pago, no contratos.

Por la naturaleza jurídica denunciada, una convención, obviamente, el principio dominante será la autonomía de la voluntad, sin embargo, como concurren intereses sociales comprometidos, encontraremos diversas restricciones para su perfeccionamiento, que estudiaremos en su oportunidad.

Por la naturaleza jurídica denunciada, una convención, obviamente, el principio dominante será la autonomía de la voluntad, sin embargo, como concurren intereses sociales comprometidos, encontraremos diversas restricciones para su perfeccionamiento, que estudiaremos en su oportunidad.

De este modo, la finalidad última de los señalados acuerdos pasa por extinguir obligaciones, no crearlas y, en tal virtud, el acto jurídico que reconoce ese propósito, inscribe entre aquellos calificados como convenciones de pago, no contratos.

En todo caso, en el ámbito de las convenciones y no de los contratos corresponde inscribir a los acuerdos extrajudiciales a que remite el artículo 169 del Libro IV del Co. de Comercio, insistiendo que dejaron de ser procedimientos concursales, en razón a que el legislador los privó de la universalidad, unidad, indivisibilidad, entre otros, que deben concurrir, como elementos esenciales en todo procedimiento, instrumento o mecanismo, cualquiera sea la categorización escogida, para tipificarlo como de naturaleza concursal.

Los acuerdos a que nos estamos refiriendo sólo reconocen como propósito esencial, establecer modalidades de pago de obligaciones existentes y de las que puedan sobrevenir con terceros como consecuencia del esfuerzo para realizar ese pago.

Así las cosas entonces, los acuerdos referidos serán concursales, sólo en la medida que sean judiciales, lo que implica, celebrado al amparo, bajo un procedimiento y aprobado por un tribunal.

Pero no sólo eso, según lo establece la doctrina, la ley y la jurisprudencia de los tribunales chilenos, que resultaría largo e inoficioso traer a colación por ser de sobra conocida, para que exista transacción resulta imprescindible que contenga renunciaciones recíprocas.

2.3.3.2. Concursos de orden administrativo

GONZALO BAEZA OVALLE

Para este caso, pese a la introducción, consideramos que en el criterio de ordenamiento ha primado mayormente el origen de la regulación.

200

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

201

En definitiva, la operación de esta modalidad de concursos depende de la discrecionalidad de diversos órganos administrativos que, como tales, han de obrar inspirados en principios de legalidad y persiguen el propósito, común a todos estos acuerdos, de poner término al estado de cesación de pagos. Los deudores incluidos en las convenciones señaladas son aquellos que exhiben una especial significación para la estabilidad o confiabilidad del sistema bancario, financiero y económico, en general, ameritando un trato especial, no por ellos, sino por los dañinos efectos que repercutiría en el orden social el término no planificado de sus actividades. Uno de estos casos lo podemos encontrar en la liquidación forzosa de un Banco o institución financiera. 2.3.3.3. Concursos de orden judicial o jurisdiccional La intervención de los tribunales exigida por las regulaciones jurídicas, para el adecuado perfeccionamiento de estos concursos, igualmente destinados a concluir la cesación de pagos deviene como el elemento determinante para considerarlo como de orden judicial o jurisdiccional. La forma en que participan los órganos que ejercen jurisdicción en la celebración de estos convenios está contemplada en un procedimiento o proceso predefinido por la ley. Hay diversos casos de concursos judiciales o jurisdiccionales, que podemos describir de la siguiente manera: – La cesión de bienes. Pese a que por derivar de un acto voluntario podríamos considerarlo como convencional, la doctrina lo estima jurisdiccional por razones que veremos al tratar en particular el instituto más adelante, aún cuando, la intervención de los tribunales no priva a un acto jurídico de su naturaleza de tal y su carácter convencional. – La quiebra como un procedimiento concursal. Básicamente nos encontramos ante un emprendimiento procesal de diversas aristas, que nos ocupará parte importante del desarrollo futuro de este trabajo.

– La quiebra como un procedimiento concursal. Básicamente nos encontramos ante un emprendimiento procesal de diversas aristas, que nos ocupará parte importante del desarrollo futuro de este trabajo. – La cesión de bienes. Pese a que por derivar de un acto voluntario podríamos considerarlo como convencional, la doctrina lo estima jurisdiccional por razones que veremos al tratar en particular el instituto más adelante, aún cuando, la intervención de los tribunales no priva a un acto jurídico de su naturaleza de tal y su carácter convencional. Hay diversos casos de concursos judiciales o jurisdiccionales, que podemos describir de la siguiente manera: La forma en que participan los órganos que ejercen jurisdicción en la celebración de estos convenios está contemplada en un procedimiento o proceso predefinido por la ley. La intervención de los tribunales exigida por las regulaciones jurídicas, para el adecuado perfeccionamiento de estos concursos, igualmente destinados a concluir la cesación de pagos deviene como el elemento determinante para considerarlo como de orden judicial o jurisdiccional. 2.3.3.3. Concursos de orden judicial o jurisdiccional Uno de estos casos lo podemos encontrar en la liquidación forzosa de un Banco o institución financiera. Los deudores incluidos en las convenciones señaladas son aquellos que exhiben una especial significación para la estabilidad o confiabilidad del sistema bancario, financiero y económico, en general, ameritando un trato especial, no por ellos, sino por los dañinos efectos que repercutiría en el orden social el término no planificado de sus actividades. En definitiva, la operación de esta modalidad de concursos depende de la discrecionalidad de diversos órganos administrativos que, como tales, han de obrar inspirados en principios de legalidad y persiguen el propósito, común a todos estos acuerdos, de poner término al estado de cesación de pagos. DERECHO CONCURSAL CHILENO

201

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Conviene tener presente que la formulación del artículo 45 precedentemente trascrito, no constituye una novedad en el ámbito de los procedimientos concursales chilenos, pero no es de uniforme aceptación en el derecho comparado. De este modo, en la República Federal Argentina, en tanto regía la Ley Nº 19.551, contemplaba un sistema controversial al disponer en el artículo 91 que “Acreditados dichos extremos (al acreedor corresponde probar los hechos reveladores de la cesación de pagos y que el deudor está comprendido en el art. 2), el juez debe emplazar al deudor

202

La segunda está orientada hacia la determinación del activo, su conservación, liquidación, distribución entre los acreedores reconocidos conforme a la calidad de sus derechos o preferencia y, finalmente, la restitución al fallido del remanente, si lo hubiera.

El procedimiento concursal traducido en la declaración de quiebra desencadena, en su aspecto de tramitación judicial, en varias direcciones:

“El juzgado se pronunciará sobre la solicitud de quiebra a la brevedad posible, con audiencia del deudor, y deberá cerciorarse, por todos los medios a su alcance, de la efectividad de las causales invocadas. “La audiencia del deudor sólo tendrá carácter informativo, no dará lugar a incidente, y en ella éste podrá consignar fondos suficientes para el pago de los créditos que hubieren servido de base a la solicitud de quiebra y las costas correspondientes, en cuyo caso no procederá la declaración de quiebra…”.

La primera consiste en la discusión respecto a la procedencia o improcedencia de la quiebra, en otra palabras, si corresponde o no decretar la apertura del concurso y, la determinación del pasivo que afecta al fallido. Por consecuencia, existirá realmente un procedimiento concursal de quiebra, a partir del instante en que la quiebra sea declarada.

Así lo ha dispuesto, expresamente, el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio:

Las discusiones anteriores, podemos calificarlas como de preparación para despejar las incógnitas fácticas que exige la ley para abrir el procedimiento concursal, aún cuando, el propio legislador se encarga de establecer que, ni siquiera en esa etapa puede surgir una controversia, desde que no admite que las discusiones que puedan sobrevenir a instancias del deudor, puedan alcanzar la naturaleza jurídica o dar lugar a la formación de un incidente.

Las discusiones anteriores, podemos calificarlas como de preparación para despejar las incógnitas fácticas que exige la ley para abrir el procedimiento concursal, aún cuando, el propio legislador se encarga de establecer que, ni siquiera en esa etapa puede surgir una controversia, desde que no admite que las discusiones que puedan sobrevenir a instancias del deudor, puedan alcanzar la naturaleza jurídica o dar lugar a la formación de un incidente.

Así lo ha dispuesto, expresamente, el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio:

La primera consiste en la discusión respecto a la procedencia o improcedencia de la quiebra, en otra palabras, si corresponde o no decretar la apertura del concurso y, la determinación del pasivo que afecta al fallido. Por consecuencia, existirá realmente un procedimiento concursal de quiebra, a partir del instante en que la quiebra sea declarada.

“El juzgado se pronunciará sobre la solicitud de quiebra a la brevedad posible, con audiencia del deudor, y deberá cerciorarse, por todos los medios a su alcance, de la efectividad de las causales invocadas. “La audiencia del deudor sólo tendrá carácter informativo, no dará lugar a incidente, y en ella éste podrá consignar fondos suficientes para el pago de los créditos que hubieren servido de base a la solicitud de quiebra y las costas correspondientes, en cuyo caso no procederá la declaración de quiebra…”.

El procedimiento concursal traducido en la declaración de quiebra desencadena, en su aspecto de tramitación judicial, en varias direcciones:

La segunda está orientada hacia la determinación del activo, su conservación, liquidación, distribución entre los acreedores reconocidos conforme a la calidad de sus derechos o preferencia y, finalmente, la restitución al fallido del remanente, si lo hubiera.

GONZALO BAEZA OVALLE

Conviene tener presente que la formulación del artículo 45 precedentemente trascrito, no constituye una novedad en el ámbito de los procedimientos concursales chilenos, pero no es de uniforme aceptación en el derecho comparado. De este modo, en la República Federal Argentina, en tanto regía la Ley Nº 19.551, contemplaba un sistema controversial al disponer en el artículo 91 que “Acreditados dichos extremos (al acreedor corresponde probar los hechos reveladores de la cesación de pagos y que el deudor está comprendido en el art. 2), el juez debe emplazar al deudor

202

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

203

para que dentro del quinto día de notificado invoque y pruebe cuanto estime conveniente a su derecho. “Vencido el plazo y oído el acreedor, el juez resuelve sin más trámite, admitiendo o rechazando el pedido de quiebra”. Sin embargo, introduce un inciso final por demás aclaratorio respecto al efectivo espíritu de esa normativa al señalar que la audiencia concedida al deudor no da lugar a un juicio, al disponer: “No existe juicio de antequiebra”. Lamentablemente, el proyecto de reforma del sistema concursal chileno que estudiaremos más adelante, introduce el concepto de juicio de antequiebra, que trastoca la naturaleza jurídica de los procedimientos concursales. Por su lado, la ley procesal de Quiebras de la República del Perú (Ley Nº 7.566, del 2 de agosto de 1932) establecía un procedimiento muy semejante al chileno, al preceptuar en su artículo 15 “El Juzgado se pronunciará sobre la solicitud de quiebra dentro de tres días, oyendo previamente al deudor si lo estimare necesario, e inquirirá por todos los medios a su alcance, la efectividad de las causales invocadas”. Naturalmente que esta forma de dejar en situación al tribunal competente de resolver si abre o no el concurso, en otras palabras, si declara o no la quiebra solicitada, ha gestado controversias de orden constitucional que, por el buen fundamento y lógica utilizada por el Tribunal Constitucional, estimamos oportuno abusar de la paciencia de nuestros lectores e insertar los dos fallos que nos parecieron más importantes, aún cuando sí, lo hemos hecho a pie de página, desde que desplazarnos a un anexo incomoda su manejo.92

92

Santiago, veintidós de enero de dos mil nueve. VISTOS: Con fecha treinta de septiembre de dos mil ocho, los abogados María Victoria Valencia Mercaido y Leopoldo Carrasco Jashes, en representación de la sociedad Agrícola Lago Dial Limitada, han formulado una acción de inaplicabilidad por inconstitucionalidad respecto del artículo 45, incisos primero y segundo, de la Ley de Quiebras, en la causa Rol Nº 61.308-2008, seguida ante el 30º Juzgado Civil de Santiago, caratulada “Agromas S.A. con Agrícola Lago Dial Limitada”.

92 Santiago, veintidós de enero de dos mil nueve. VISTOS: Con fecha treinta de septiembre de dos mil ocho, los abogados María Victoria Valencia Mercaido y Leopoldo Carrasco Jashes, en representación de la sociedad Agrícola Lago Dial Limitada, han formulado una acción de inaplicabilidad por inconstitucionalidad respecto del artículo 45, incisos primero y segundo, de la Ley de Quiebras, en la causa Rol Nº 61.308-2008, seguida ante el 30º Juzgado Civil de Santiago, caratulada “Agromas S.A. con Agrícola Lago Dial Limitada”.

Naturalmente que esta forma de dejar en situación al tribunal competente de resolver si abre o no el concurso, en otras palabras, si declara o no la quiebra solicitada, ha gestado controversias de orden constitucional que, por el buen fundamento y lógica utilizada por el Tribunal Constitucional, estimamos oportuno abusar de la paciencia de nuestros lectores e insertar los dos fallos que nos parecieron más importantes, aún cuando sí, lo hemos hecho a pie de página, desde que desplazarnos a un anexo incomoda su manejo.92 Por su lado, la ley procesal de Quiebras de la República del Perú (Ley Nº 7.566, del 2 de agosto de 1932) establecía un procedimiento muy semejante al chileno, al preceptuar en su artículo 15 “El Juzgado se pronunciará sobre la solicitud de quiebra dentro de tres días, oyendo previamente al deudor si lo estimare necesario, e inquirirá por todos los medios a su alcance, la efectividad de las causales invocadas”. Lamentablemente, el proyecto de reforma del sistema concursal chileno que estudiaremos más adelante, introduce el concepto de juicio de antequiebra, que trastoca la naturaleza jurídica de los procedimientos concursales. Sin embargo, introduce un inciso final por demás aclaratorio respecto al efectivo espíritu de esa normativa al señalar que la audiencia concedida al deudor no da lugar a un juicio, al disponer: “No existe juicio de antequiebra”. “Vencido el plazo y oído el acreedor, el juez resuelve sin más trámite, admitiendo o rechazando el pedido de quiebra”. para que dentro del quinto día de notificado invoque y pruebe cuanto estime conveniente a su derecho. DERECHO CONCURSAL CHILENO

203

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Señala la requirente que la Sociedad Agromás S.A. presentó solicitud de Declaración de Quiebra de la Sociedad Agrícola Lago Dial Ltda., invocando la causal contemplada en el artículo 43 Nº 1 de la Ley de Quiebras. El Tribunal confirió traslado para los efectos del artículo 45 de la citada ley. Esta solicitud de quiebra no ha sido fallada. La Norma Impugnada Dispone: “Articulo 45. El Juzgado se pronunciará sobre la solicitud de quiebra a la brevedad posible, con audiencia del deudor, y deberá cerciorarse, por todos los medios a su alcance, de la efectividad de las causales invocadas. La audiencia del deudor sólo tendrá carácter informativo, no dará lugar a incidente, y en ella éste podrá consignar fondos suficientes para el pago de los créditos que hubieren servido de base a la solicitud de quiebra y las costas correspondientes, en cuyo caso no procederá la declaración de quiebra. Si la solicitud fuere desechada en definitiva, el deudor podrá demandar indemnización de perjuicios al acreedor, si probare que éste ha procedido culpable o dolosamente. Para los efectos indicados en el inciso primero de este artículo se notificará al deudor personalmente o en la forma prevista en el artículo 44 del Código de Procedimiento Civil, aun cuando no se encuentre en el lugar del juicio”. Con fecha 30 de septiembre de 2008, la Segunda Sala de esta magistratura declaró su admisibilidad, suspendiendo el procedimiento y pasando los antecedentes al pleno para su sustanciación. Con fecha 10 de noviembre de 2008, los abogados Juan Pablo Domínguez Balmaceda y José Pedro Silva Prado, en representación de la Sociedad Agromás S.A., formulan sus observaciones al requerimiento, señalando que la acción de quiebra en contra de Agrícola Lago Dial Limitada se funda en la existencia de un crédito que se adeuda, el que consta en un instrumento mercantil con mérito ejecutivo por la suma de 15.060,416 Unidades de fomento, que la requirente se obligó a pagar en 7 cuotas, de las cuales sólo canceló las primeras cuatro, y la última en sucesivos abonos. Debido a la notoria insolvencia de la deudora y concurriendo las causales del Nº 1 del artículo 43 de la Ley de Quiebras, se solicitó la declaración de su quiebra. Además, exponen que al momento de la cesación de pagos se tomó conocimiento de la enajenación de varios predios de la deudora, por lo que el proceso concursal es absolutamente necesario para recomponer el patrimonio del deudor. El tribunal confirió traslado para que la demandada hiciera sus descargos en el término de emplazamiento. La deudora solicitó al tribunal que de oficio requiriera la inaplicabilidad de la norma impugnada, empleando los mismos argumentos del requerimiento y, en subsidio, evacuó el traslado conferido invocando como defensa que el título esgrimido (pagaré) carecería de fuerza ejecutiva por no haberse acreditado el pago del Impuesto de Timbres y Estampillas establecido en el D.L. Nº 3.475, de 1980. Afirman los abogados de Agromás que la requirente funda su presentación en la supuesta indefensión procesal en que la norma impugnada la dejaría. Sin embargo, los antecedentes del proceso de quiebra indican que la sociedad deudora se defendió en la audiencia haciendo alegaciones concretas respecto de la deficiencia del título ejecutivo, limitando su defensa sólo a ese punto, sin aportar nuevas alegaciones o excepciones, pudiendo hacerlo. Por lo tanto, la norma impugnada carece de toda significación y trascendencia en su aplicación al caso concreto, ya que el derecho a la defensa fue ejercido limitándolo a un solo aspecto, por lo que no tiene fundamento la causa de pedir del requerimiento. De esta forma, la pretendida indefensión procesal en el caso concreto no resulta imputable al precepto impugnado respecto de alegaciones o defensas que voluntariamente no se ejercieron en la forma y plazo previstos al efecto.

204

GONZALO BAEZA OVALLE

Señala la requirente que la Sociedad Agromás S.A. presentó solicitud de Declaración de Quiebra de la Sociedad Agrícola Lago Dial Ltda., invocando la causal contemplada en el artículo 43 Nº 1 de la Ley de Quiebras. El Tribunal confirió traslado para los efectos del artículo 45 de la citada ley. Esta solicitud de quiebra no ha sido fallada. La Norma Impugnada Dispone: “Articulo 45. El Juzgado se pronunciará sobre la solicitud de quiebra a la brevedad posible, con audiencia del deudor, y deberá cerciorarse, por todos los medios a su alcance, de la efectividad de las causales invocadas. La audiencia del deudor sólo tendrá carácter informativo, no dará lugar a incidente, y en ella éste podrá consignar fondos suficientes para el pago de los créditos que hubieren servido de base a la solicitud de quiebra y las costas correspondientes, en cuyo caso no procederá la declaración de quiebra. Si la solicitud fuere desechada en definitiva, el deudor podrá demandar indemnización de perjuicios al acreedor, si probare que éste ha procedido culpable o dolosamente. Para los efectos indicados en el inciso primero de este artículo se notificará al deudor personalmente o en la forma prevista en el artículo 44 del Código de Procedimiento Civil, aun cuando no se encuentre en el lugar del juicio”. Con fecha 30 de septiembre de 2008, la Segunda Sala de esta magistratura declaró su admisibilidad, suspendiendo el procedimiento y pasando los antecedentes al pleno para su sustanciación. Con fecha 10 de noviembre de 2008, los abogados Juan Pablo Domínguez Balmaceda y José Pedro Silva Prado, en representación de la Sociedad Agromás S.A., formulan sus observaciones al requerimiento, señalando que la acción de quiebra en contra de Agrícola Lago Dial Limitada se funda en la existencia de un crédito que se adeuda, el que consta en un instrumento mercantil con mérito ejecutivo por la suma de 15.060,416 Unidades de fomento, que la requirente se obligó a pagar en 7 cuotas, de las cuales sólo canceló las primeras cuatro, y la última en sucesivos abonos. Debido a la notoria insolvencia de la deudora y concurriendo las causales del Nº 1 del artículo 43 de la Ley de Quiebras, se solicitó la declaración de su quiebra. Además, exponen que al momento de la cesación de pagos se tomó conocimiento de la enajenación de varios predios de la deudora, por lo que el proceso concursal es absolutamente necesario para recomponer el patrimonio del deudor. El tribunal confirió traslado para que la demandada hiciera sus descargos en el término de emplazamiento. La deudora solicitó al tribunal que de oficio requiriera la inaplicabilidad de la norma impugnada, empleando los mismos argumentos del requerimiento y, en subsidio, evacuó el traslado conferido invocando como defensa que el título esgrimido (pagaré) carecería de fuerza ejecutiva por no haberse acreditado el pago del Impuesto de Timbres y Estampillas establecido en el D.L. Nº 3.475, de 1980. Afirman los abogados de Agromás que la requirente funda su presentación en la supuesta indefensión procesal en que la norma impugnada la dejaría. Sin embargo, los antecedentes del proceso de quiebra indican que la sociedad deudora se defendió en la audiencia haciendo alegaciones concretas respecto de la deficiencia del título ejecutivo, limitando su defensa sólo a ese punto, sin aportar nuevas alegaciones o excepciones, pudiendo hacerlo. Por lo tanto, la norma impugnada carece de toda significación y trascendencia en su aplicación al caso concreto, ya que el derecho a la defensa fue ejercido limitándolo a un solo aspecto, por lo que no tiene fundamento la causa de pedir del requerimiento. De esta forma, la pretendida indefensión procesal en el caso concreto no resulta imputable al precepto impugnado respecto de alegaciones o defensas que voluntariamente no se ejercieron en la forma y plazo previstos al efecto.

204

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

205

De esta manera, sostienen los representantes de Agromás S.A., el precepto legal impugnado no ha podido causar perjuicio alguno al reclamante, de modo que carece de poder decisivo en la resolución del asunto, ya que si se declarara su inaplicabilidad, la indefensión alegada respondería a una exclusión voluntaria. Añaden que, además, la inaplicabilidad importaría la desnaturalización del procedimiento de quiebra, otorgando a la deudora requirente un nuevo término de emplazamiento para hacer las alegaciones que omitió inicialmente, lo que, sin reparar el efecto inconstitucional, le otorgaría al deudor un privilegio procesal desmedido e inarmónico respecto de los demás deudores insolventes. Los capítulos de inaplicabilidad formulados en el requerimiento son los siguientes: A. Vulneración del artículo 19 Nº 3, inciso quinto, de la Constitución. La requirente expone que esta disposición consagra el debido proceso, cuyo contenido complejo se resume en las exigencias mínimas para que exista un racional y justo procedimiento: notificación de las partes y suficiente tiempo para exponer sus alegaciones, defensas y probanzas. A su vez, la sentencia requiere la existencia de un proceso previo, tramitado conforme a la ley. La norma impugnada atenta contra el debido proceso por cuanto establece que la audiencia del deudor tendrá sólo carácter informativo y no dará lugar a incidentes. La Ley Nº 18.175 define la quiebra como un juicio, que comienza con una sentencia, la que surte sus efectos no sólo entre las partes sino que erga omnes, produciendo consecuencias inmediatas en el deudor, que no podrían ser subsanadas a posteriori si fuera dejada sin efecto, y el deudor no tiene ninguna posibilidad de defenderse antes de ser declarado en quiebra. Es decir, primero se dicta la sentencia definitiva, con perjuicios para el fallido, y recién después se abre el período de discusión. La peticionaria indica que la declaración de quiebra produce efectos perjudiciales para el deudor, ya que pierde de pleno derecho la administración de sus bienes, que pasa al Síndico; fija irrevocablemente el derecho de los acreedores en el estado que tenían al día de su pronunciamiento; quedan vencidas y exigibles todas sus obligaciones pasivas. Al impedírsele al deudor cualquier tipo de defensa antes de la declaratoria, se le niega el derecho a defensa oportuna, ya que una vez pronunciada la quiebra, el deudor queda en la indefensión total. Así, el artículo 45 no satisface las exigencias mínimas de un racional y justo procedimiento, puesto que no permite al deudor ejercitar ante el tribunal otro medio de defensa que el pago de la obligación que fundamenta la petición de quiebra. Añade que, en definitiva, la norma impugnada infringe el debido proceso al impedir al deudor efectuar alegaciones, interponer defensas, ofrecer pruebas tendientes a acreditar la inexistencia de la causal de quiebra invocada, como también se le impide objetar la prueba acompañada por el solicitante y formular incidencias, violentándose de ese modo el principio de bilateralidad de la audiencia al ser condenado sin ser oído previamente. Sobre este capítulo de inaplicabilidad, los abogados de Agromás exponen que los conceptos de racionalidad y justicia exigidos por la Constitución son predicables en este caso, debiendo ser mirados desde un punto de vista unitario del proceso y no respecto de cada acto jurídico procesal en particular. El proceso es una unidad dialéctica que apunta a un fin determinado y así debe ser juzgado. De esta forma, que la ley haya establecido un modelo de declarar la quiebra sobre la base de una audiencia meramente informativa y postergando el verdadero contradictorio para una etapa posterior, no hace inconstitucional la norma, ni siquiera en el caso particular, ya que la posibilidad global de defensa del fallido está plenamente garantizada. Lo contrario a la Constitución sería privar al deudor de todos sus derechos a la defensa, pero ello no ocurre

De esta manera, sostienen los representantes de Agromás S.A., el precepto legal impugnado no ha podido causar perjuicio alguno al reclamante, de modo que carece de poder decisivo en la resolución del asunto, ya que si se declarara su inaplicabilidad, la indefensión alegada respondería a una exclusión voluntaria. Añaden que, además, la inaplicabilidad importaría la desnaturalización del procedimiento de quiebra, otorgando a la deudora requirente un nuevo término de emplazamiento para hacer las alegaciones que omitió inicialmente, lo que, sin reparar el efecto inconstitucional, le otorgaría al deudor un privilegio procesal desmedido e inarmónico respecto de los demás deudores insolventes. Los capítulos de inaplicabilidad formulados en el requerimiento son los siguientes: A. Vulneración del artículo 19 Nº 3, inciso quinto, de la Constitución. La requirente expone que esta disposición consagra el debido proceso, cuyo contenido complejo se resume en las exigencias mínimas para que exista un racional y justo procedimiento: notificación de las partes y suficiente tiempo para exponer sus alegaciones, defensas y probanzas. A su vez, la sentencia requiere la existencia de un proceso previo, tramitado conforme a la ley. La norma impugnada atenta contra el debido proceso por cuanto establece que la audiencia del deudor tendrá sólo carácter informativo y no dará lugar a incidentes. La Ley Nº 18.175 define la quiebra como un juicio, que comienza con una sentencia, la que surte sus efectos no sólo entre las partes sino que erga omnes, produciendo consecuencias inmediatas en el deudor, que no podrían ser subsanadas a posteriori si fuera dejada sin efecto, y el deudor no tiene ninguna posibilidad de defenderse antes de ser declarado en quiebra. Es decir, primero se dicta la sentencia definitiva, con perjuicios para el fallido, y recién después se abre el período de discusión. La peticionaria indica que la declaración de quiebra produce efectos perjudiciales para el deudor, ya que pierde de pleno derecho la administración de sus bienes, que pasa al Síndico; fija irrevocablemente el derecho de los acreedores en el estado que tenían al día de su pronunciamiento; quedan vencidas y exigibles todas sus obligaciones pasivas. Al impedírsele al deudor cualquier tipo de defensa antes de la declaratoria, se le niega el derecho a defensa oportuna, ya que una vez pronunciada la quiebra, el deudor queda en la indefensión total. Así, el artículo 45 no satisface las exigencias mínimas de un racional y justo procedimiento, puesto que no permite al deudor ejercitar ante el tribunal otro medio de defensa que el pago de la obligación que fundamenta la petición de quiebra. Añade que, en definitiva, la norma impugnada infringe el debido proceso al impedir al deudor efectuar alegaciones, interponer defensas, ofrecer pruebas tendientes a acreditar la inexistencia de la causal de quiebra invocada, como también se le impide objetar la prueba acompañada por el solicitante y formular incidencias, violentándose de ese modo el principio de bilateralidad de la audiencia al ser condenado sin ser oído previamente. Sobre este capítulo de inaplicabilidad, los abogados de Agromás exponen que los conceptos de racionalidad y justicia exigidos por la Constitución son predicables en este caso, debiendo ser mirados desde un punto de vista unitario del proceso y no respecto de cada acto jurídico procesal en particular. El proceso es una unidad dialéctica que apunta a un fin determinado y así debe ser juzgado. De esta forma, que la ley haya establecido un modelo de declarar la quiebra sobre la base de una audiencia meramente informativa y postergando el verdadero contradictorio para una etapa posterior, no hace inconstitucional la norma, ni siquiera en el caso particular, ya que la posibilidad global de defensa del fallido está plenamente garantizada. Lo contrario a la Constitución sería privar al deudor de todos sus derechos a la defensa, pero ello no ocurre DERECHO CONCURSAL CHILENO

205

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

en el proceso de quiebra, que mantiene, aunque postergadas en el tiempo, todas las garantías procesales de defensa, por lo que solamente se difiere el ejercicio del derecho a rendir prueba, pero en caso alguno se le cercena el derecho mismo. Señalan en sus observaciones que el requerimiento, más que un reproche de constitucionalidad de la norma impugnada, reclama, en verdad, de los efectos que la propia quiebra provoca. El derecho a defensa aparece satisfecho, pero lo impugnado son los efectos de una decisión jurisdiccional decretada con el mérito de la audiencia preliminar. Los efectos de la quiebra decretada previa audiencia informativa, forman parte de la esfera de autonomía del legislador para apreciar en un momento determinado el mérito o razones de la norma regulatoria, lo que escapa del control por el Tribunal Constitucional. La quiebra se declara con el mérito de lo expuesto por el solicitante y de lo dicho por el deudor en la audiencia respectiva, por lo que ella no se pronuncia con el solo mérito de los antecedentes aportados por el solicitante. La ley obliga al juez a pronunciarse previa constatación de la efectividad de la causal invocada y para ello dispone de todos los medios a su alcance. Se agrega que, asimismo, en el artículo 57 de la Ley de Quiebras se establece el recurso especial de reposición de la sentencia declaratoria de quiebra, con tramitación incidental según los artículos 89, 90 y 91 del Código de Procedimiento Civil, en la cual el fallido puede ejercer su derecho a defensa, desvirtuando la presunción de insolvencia de la causal esgrimida. Al interponerlo, permite al juez suspender la tramitación del juicio concursal, regulándose los efectos de la suspensión y evitando la intervención innecesaria en el patrimonio del deudor mientras se falla. B. Vulneración del artículo 19 Nº 2 de la Constitución. La requirente además expone que la norma impugnada vulnera la igualdad ante la ley, puesto que contempla un tratamiento distinto al que tiene un deudor demandado en juicio ejecutivo, con posibilidades de defenderse antes de su ejecución. Sobre este capítulo, los abogados de Agromás S.A. señalan que en relación al deudor demandado en juicio ejecutivo y su comparación con las condiciones de la declaración de quiebra, no hay argumentación en el requerimiento, añadiendo que la diferencia es más aparente que real. En efecto, tanto el deudor del juicio ejecutivo como el fallido tienen posibilidad de que la defensa paralice el procedimiento, por lo que la distinción no es tal. La diferencia está en el efecto de la suspensión del procedimiento de apremio en el juicio ejecutivo, que se produce como efecto legal y natural de la oposición de excepciones; en cambio, en la quiebra puede producirse por resolución del juez que conoce del proceso. Pero esa diferencia no es arbitraria, sino que obedece a la racionalidad de la existencia de un mero incumplimiento obligacional en el primer caso, y de un estado de insolvencia como elemento constitutivo, en el otro. C. Infracción al artículo 19 Nº 26 de la Constitución. La requirente expone que la norma impugnada contempla restricciones que se expresan en la eliminación del derecho a defensa, prohibición de oponer excepciones y rendir probanzas, las que no están razonablemente justificadas, ya que no persiguen un fin lícito ni pueden estimarse proporcionales. Todo ello afecta la esencia del debido proceso, privándolo de sus elementos básicos y esenciales, con lo que resulta desproporcionado al fin. Sobre este punto de inaplicabilidad, la requerida señala que en esta parte se asume como verdadera la existencia de una limitación al derecho a la defensa, pero en el procedimiento de quiebra el debido proceso aparece ampliamente satisfecho para el deudor fallido, desde

206

GONZALO BAEZA OVALLE

en el proceso de quiebra, que mantiene, aunque postergadas en el tiempo, todas las garantías procesales de defensa, por lo que solamente se difiere el ejercicio del derecho a rendir prueba, pero en caso alguno se le cercena el derecho mismo. Señalan en sus observaciones que el requerimiento, más que un reproche de constitucionalidad de la norma impugnada, reclama, en verdad, de los efectos que la propia quiebra provoca. El derecho a defensa aparece satisfecho, pero lo impugnado son los efectos de una decisión jurisdiccional decretada con el mérito de la audiencia preliminar. Los efectos de la quiebra decretada previa audiencia informativa, forman parte de la esfera de autonomía del legislador para apreciar en un momento determinado el mérito o razones de la norma regulatoria, lo que escapa del control por el Tribunal Constitucional. La quiebra se declara con el mérito de lo expuesto por el solicitante y de lo dicho por el deudor en la audiencia respectiva, por lo que ella no se pronuncia con el solo mérito de los antecedentes aportados por el solicitante. La ley obliga al juez a pronunciarse previa constatación de la efectividad de la causal invocada y para ello dispone de todos los medios a su alcance. Se agrega que, asimismo, en el artículo 57 de la Ley de Quiebras se establece el recurso especial de reposición de la sentencia declaratoria de quiebra, con tramitación incidental según los artículos 89, 90 y 91 del Código de Procedimiento Civil, en la cual el fallido puede ejercer su derecho a defensa, desvirtuando la presunción de insolvencia de la causal esgrimida. Al interponerlo, permite al juez suspender la tramitación del juicio concursal, regulándose los efectos de la suspensión y evitando la intervención innecesaria en el patrimonio del deudor mientras se falla. B. Vulneración del artículo 19 Nº 2 de la Constitución. La requirente además expone que la norma impugnada vulnera la igualdad ante la ley, puesto que contempla un tratamiento distinto al que tiene un deudor demandado en juicio ejecutivo, con posibilidades de defenderse antes de su ejecución. Sobre este capítulo, los abogados de Agromás S.A. señalan que en relación al deudor demandado en juicio ejecutivo y su comparación con las condiciones de la declaración de quiebra, no hay argumentación en el requerimiento, añadiendo que la diferencia es más aparente que real. En efecto, tanto el deudor del juicio ejecutivo como el fallido tienen posibilidad de que la defensa paralice el procedimiento, por lo que la distinción no es tal. La diferencia está en el efecto de la suspensión del procedimiento de apremio en el juicio ejecutivo, que se produce como efecto legal y natural de la oposición de excepciones; en cambio, en la quiebra puede producirse por resolución del juez que conoce del proceso. Pero esa diferencia no es arbitraria, sino que obedece a la racionalidad de la existencia de un mero incumplimiento obligacional en el primer caso, y de un estado de insolvencia como elemento constitutivo, en el otro. C. Infracción al artículo 19 Nº 26 de la Constitución. La requirente expone que la norma impugnada contempla restricciones que se expresan en la eliminación del derecho a defensa, prohibición de oponer excepciones y rendir probanzas, las que no están razonablemente justificadas, ya que no persiguen un fin lícito ni pueden estimarse proporcionales. Todo ello afecta la esencia del debido proceso, privándolo de sus elementos básicos y esenciales, con lo que resulta desproporcionado al fin. Sobre este punto de inaplicabilidad, la requerida señala que en esta parte se asume como verdadera la existencia de una limitación al derecho a la defensa, pero en el procedimiento de quiebra el debido proceso aparece ampliamente satisfecho para el deudor fallido, desde

206

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

207

una perspectiva del análisis global de las posibilidades de defensa que el proceso concursal acarrea. Reconociendo que la audiencia informativa que no da lugar a incidente, constituye una limitación al derecho a la defensa ya que no permite abrir término probatorio, dicha restricción en caso alguno podría llegar a constituir una de aquellas que afectan dicho derecho en su esencia, ni carece de racionalidad o justificación, puesto que un elemento esencial del derecho a la defensa es la bilateralidad de la audiencia, lo que se respeta en la audiencia informativa, ya que importa la posibilidad de obtener el rechazo de la quiebra si la causal invocada no se configura. Además, aunque la posibilidad de rendir prueba es parte básica del debido proceso, resulta plenamente aceptable que en el juicio de quiebra se traslade dicha actividad a una etapa procesal posterior al pronunciamiento de la declaratoria, atendida la naturaleza cautelar y ejecutiva de este proceso, lo que además queda compensado con la actividad oficiosa del juez. Se ordenó traer los autos en relación y con fecha 2 de diciembre de 2008 se oyeron alegatos de los abogados Paulo Figueroa Veloso, en representación de la requirente, Sociedad Agrícola Lago Dial Limitada, y Juan Pablo Domínguez Balmaceda, en representación de la Sociedad Agromás S.A. Considerando: Primero: que, en conformidad a lo dispuesto en el artículo 93, inciso primero, Nº 6 de la Constitución Política, es atribución de este tribunal “resolver, por la mayoría de sus miembros en ejercicio, la inaplicabilidad de un precepto legal cuya aplicación en cualquier gestión que se siga ante un tribunal ordinario o especial, resulte contraria a la Constitución”; Segundo: que el artículo 93, inciso decimoprimero, de la Carta Fundamental establece que, en tal caso, “la cuestión podrá ser planteada por cualquiera de las partes o por el juez que conoce del asunto”, agregando que “corresponderá a cualquiera de las salas del tribunal declarar, sin ulterior recurso, la admisibilidad de la cuestión siempre que verifique la existencia de una gestión pendiente ante el tribunal ordinario o especial, que la aplicación del precepto legal impugnado pueda resultar decisivo en la resolución de un asunto, que la impugnación esté fundada razonablemente y se cumplan los demás requisitos que establezca la ley”; Tercero: que el presente conflicto se plantea por los efectos contrarios a la Constitución, en el juicio de quiebras sublite, que el requirente atribuye a la aplicación del artículo 45, en sus incisos primero y segundo, de la Ley de Quiebras, precepto que impediría al deudor ejercer plenamente su derecho de defensa y violentaría, asimismo, el principio de igualdad ante la ley, vulnerando las disposiciones de los números 2º, 3º y 26 del artículo 19 de la Carta Fundamental; Cuarto: que, para una adecuada dilucidación del problema debatido, resulta indispensable caracterizar la relación jurídica procesal en que incide. Se trata de una solicitud de quiebra formulada en contra de un deudor calificado, que se sustenta en el incumplimiento del pago de un instrumento mercantil (pagaré), la que fue notificada al deudor y de la que se le dio traslado por el término de emplazamiento, dentro del cual éste alegó exclusivamente la falta de fuerza ejecutiva del título por no haberse acreditado el pago del Impuesto de Timbres y Estampillas, establecido en el Decreto Ley Nº 3.475, de 1980. Dicha solicitud no ha sido resuelta aún; Quinto: que entre las bases del debido proceso, aludidas por el constituyente como las garantías de un procedimiento y una investigación racionales y justos, se cita generalmente el principio de contradicción o bilateralidad de la audiencia, comprensivo del conocimiento oportuno de la acción, el derecho a formular las defensas y de rendir y controvertir las pruebas.

una perspectiva del análisis global de las posibilidades de defensa que el proceso concursal acarrea. Reconociendo que la audiencia informativa que no da lugar a incidente, constituye una limitación al derecho a la defensa ya que no permite abrir término probatorio, dicha restricción en caso alguno podría llegar a constituir una de aquellas que afectan dicho derecho en su esencia, ni carece de racionalidad o justificación, puesto que un elemento esencial del derecho a la defensa es la bilateralidad de la audiencia, lo que se respeta en la audiencia informativa, ya que importa la posibilidad de obtener el rechazo de la quiebra si la causal invocada no se configura. Además, aunque la posibilidad de rendir prueba es parte básica del debido proceso, resulta plenamente aceptable que en el juicio de quiebra se traslade dicha actividad a una etapa procesal posterior al pronunciamiento de la declaratoria, atendida la naturaleza cautelar y ejecutiva de este proceso, lo que además queda compensado con la actividad oficiosa del juez. Se ordenó traer los autos en relación y con fecha 2 de diciembre de 2008 se oyeron alegatos de los abogados Paulo Figueroa Veloso, en representación de la requirente, Sociedad Agrícola Lago Dial Limitada, y Juan Pablo Domínguez Balmaceda, en representación de la Sociedad Agromás S.A. Considerando: Primero: que, en conformidad a lo dispuesto en el artículo 93, inciso primero, Nº 6 de la Constitución Política, es atribución de este tribunal “resolver, por la mayoría de sus miembros en ejercicio, la inaplicabilidad de un precepto legal cuya aplicación en cualquier gestión que se siga ante un tribunal ordinario o especial, resulte contraria a la Constitución”; Segundo: que el artículo 93, inciso decimoprimero, de la Carta Fundamental establece que, en tal caso, “la cuestión podrá ser planteada por cualquiera de las partes o por el juez que conoce del asunto”, agregando que “corresponderá a cualquiera de las salas del tribunal declarar, sin ulterior recurso, la admisibilidad de la cuestión siempre que verifique la existencia de una gestión pendiente ante el tribunal ordinario o especial, que la aplicación del precepto legal impugnado pueda resultar decisivo en la resolución de un asunto, que la impugnación esté fundada razonablemente y se cumplan los demás requisitos que establezca la ley”; Tercero: que el presente conflicto se plantea por los efectos contrarios a la Constitución, en el juicio de quiebras sublite, que el requirente atribuye a la aplicación del artículo 45, en sus incisos primero y segundo, de la Ley de Quiebras, precepto que impediría al deudor ejercer plenamente su derecho de defensa y violentaría, asimismo, el principio de igualdad ante la ley, vulnerando las disposiciones de los números 2º, 3º y 26 del artículo 19 de la Carta Fundamental; Cuarto: que, para una adecuada dilucidación del problema debatido, resulta indispensable caracterizar la relación jurídica procesal en que incide. Se trata de una solicitud de quiebra formulada en contra de un deudor calificado, que se sustenta en el incumplimiento del pago de un instrumento mercantil (pagaré), la que fue notificada al deudor y de la que se le dio traslado por el término de emplazamiento, dentro del cual éste alegó exclusivamente la falta de fuerza ejecutiva del título por no haberse acreditado el pago del Impuesto de Timbres y Estampillas, establecido en el Decreto Ley Nº 3.475, de 1980. Dicha solicitud no ha sido resuelta aún; Quinto: que entre las bases del debido proceso, aludidas por el constituyente como las garantías de un procedimiento y una investigación racionales y justos, se cita generalmente el principio de contradicción o bilateralidad de la audiencia, comprensivo del conocimiento oportuno de la acción, el derecho a formular las defensas y de rendir y controvertir las pruebas. DERECHO CONCURSAL CHILENO

207

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Doctrinariamente se acepta que la contradicción tiene distintos grados, según la naturaleza de la acción ejercitada, y que no se identifica necesariamente con un momento determinado del proceso. Su intensidad no es la misma en un juicio de lato conocimiento que en uno ejecutivo y su expresión aparece postergada en las acciones propiamente cautelares. Así, un autor sostiene que “en términos generales, en todo proceso debe operar el principio de la bilateralidad … no obstante, en casos excepcionales y por razones de conveniencia procesal el legislador puede aplicar el principio de unilateralidad, lo que realiza con frecuencia en los procedimientos monitorios cautelares… en tal caso la unilateralidad queda compensada por la racionalidad que debe tener el procedimiento y con la preparación del juez ante el cual se tramita el proceso” (Colombo Campbell, Juan, “El debido proceso constitucional”, Cuadernos del Tribunal Constitucional Nº 32, año 2006, p. 92); Sexto: que, según un insigne procesalista, el régimen de la bilateralidad supone que “todos los actos de procedimiento deben ejecutarse con intervención de la parte contraria. Ello importa la contradicción, o sea el derecho a oponerse a la ejecución del acto, y el contralor, o sea el derecho a verificar su regularidad… La bilateralidad no quiere decir que necesariamente deban intervenir las dos partes para que el acto tenga validez, sino que se les haya dado la oportunidad de intervenir… La jurisprudencia permite que, excepcionalmente, se ejecute una providencia antes de ser notificada a la parte a quien afecte (inaudita parte) cuando en caso contrario podría ponerse en peligro un derecho, pero sin que ello impida la oposición posterior. Tal ocurre con las medidas precautorias y entre ellas principalmente el embargo de bienes” (Hugo Alsina, Fundamentos de Derecho Procesal, volumen 4, p. 175, Editorial jurídica universitaria); Séptimo: que el juicio de quiebras es de carácter ejecutivo, reconociendo el derecho concursal como valores jurídicos protegidos, entre otros, la seguridad del crédito público y la igualdad jurídica de los acreedores. La declaración de quiebra se fundamenta en la cesación de pagos del deudor, traducida en un estado patrimonial (insolvencia) que le impide el cumplimiento íntegro y oportuno de sus obligaciones; Octavo: que, para asegurar la vigencia de los bienes tutelados, el procedimiento concursal posterga el ejercicio pleno del derecho de defensa y prueba a una etapa procesal inmediatamente posterior a la declaratoria, cual es la tramitación –en vía incidental del recurso de reposición. De modo análogo, en el procedimiento ejecutivo por obligaciones de dar, la ley prevé que, primero, se despache el mandamiento de ejecución y embargo del deudor y, luego, se abre el período de discusión –mediante la oposición de las excepciones– y prueba; Noveno: que si bien incumbe a los jueces de la instancia, al resolver el asunto sometido a su conocimiento, interpretar los preceptos que lo regulan, la magistratura constitucional no puede prescindir –para calificar los efectos constitucionales de su aplicación– de la estimación de su sentido y alcance, máxime si de la supremacía constitucional deriva la preferencia, entre las posibles que se contradigan, de una interpretación de la norma legal que se ajuste a la ley fundamental; Décimo: que el precepto impugnado no violenta, en abstracto, la Constitución Política, según se aprecia de su tenor y finalidad. Parece irreprochable el mandato que impone al juez el deber de pronunciarse sobre la solicitud de quiebra a la brevedad posible, “con audiencia del deudor”, debiendo “cerciorarse, por todos los medios a su alcance, de la efectividad de la causal invocada”.

208

GONZALO BAEZA OVALLE

Doctrinariamente se acepta que la contradicción tiene distintos grados, según la naturaleza de la acción ejercitada, y que no se identifica necesariamente con un momento determinado del proceso. Su intensidad no es la misma en un juicio de lato conocimiento que en uno ejecutivo y su expresión aparece postergada en las acciones propiamente cautelares. Así, un autor sostiene que “en términos generales, en todo proceso debe operar el principio de la bilateralidad … no obstante, en casos excepcionales y por razones de conveniencia procesal el legislador puede aplicar el principio de unilateralidad, lo que realiza con frecuencia en los procedimientos monitorios cautelares… en tal caso la unilateralidad queda compensada por la racionalidad que debe tener el procedimiento y con la preparación del juez ante el cual se tramita el proceso” (Colombo Campbell, Juan, “El debido proceso constitucional”, Cuadernos del Tribunal Constitucional Nº 32, año 2006, p. 92); Sexto: que, según un insigne procesalista, el régimen de la bilateralidad supone que “todos los actos de procedimiento deben ejecutarse con intervención de la parte contraria. Ello importa la contradicción, o sea el derecho a oponerse a la ejecución del acto, y el contralor, o sea el derecho a verificar su regularidad… La bilateralidad no quiere decir que necesariamente deban intervenir las dos partes para que el acto tenga validez, sino que se les haya dado la oportunidad de intervenir… La jurisprudencia permite que, excepcionalmente, se ejecute una providencia antes de ser notificada a la parte a quien afecte (inaudita parte) cuando en caso contrario podría ponerse en peligro un derecho, pero sin que ello impida la oposición posterior. Tal ocurre con las medidas precautorias y entre ellas principalmente el embargo de bienes” (Hugo Alsina, Fundamentos de Derecho Procesal, volumen 4, p. 175, Editorial jurídica universitaria); Séptimo: que el juicio de quiebras es de carácter ejecutivo, reconociendo el derecho concursal como valores jurídicos protegidos, entre otros, la seguridad del crédito público y la igualdad jurídica de los acreedores. La declaración de quiebra se fundamenta en la cesación de pagos del deudor, traducida en un estado patrimonial (insolvencia) que le impide el cumplimiento íntegro y oportuno de sus obligaciones; Octavo: que, para asegurar la vigencia de los bienes tutelados, el procedimiento concursal posterga el ejercicio pleno del derecho de defensa y prueba a una etapa procesal inmediatamente posterior a la declaratoria, cual es la tramitación –en vía incidental del recurso de reposición. De modo análogo, en el procedimiento ejecutivo por obligaciones de dar, la ley prevé que, primero, se despache el mandamiento de ejecución y embargo del deudor y, luego, se abre el período de discusión –mediante la oposición de las excepciones– y prueba; Noveno: que si bien incumbe a los jueces de la instancia, al resolver el asunto sometido a su conocimiento, interpretar los preceptos que lo regulan, la magistratura constitucional no puede prescindir –para calificar los efectos constitucionales de su aplicación– de la estimación de su sentido y alcance, máxime si de la supremacía constitucional deriva la preferencia, entre las posibles que se contradigan, de una interpretación de la norma legal que se ajuste a la ley fundamental; Décimo: que el precepto impugnado no violenta, en abstracto, la Constitución Política, según se aprecia de su tenor y finalidad. Parece irreprochable el mandato que impone al juez el deber de pronunciarse sobre la solicitud de quiebra a la brevedad posible, “con audiencia del deudor”, debiendo “cerciorarse, por todos los medios a su alcance, de la efectividad de la causal invocada”.

208

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

209

Resulta innecesaria una mayor argumentación para demostrar que la consagración expresa de la audiencia del deudor y la actividad probatoria confiada al juez son medios perfectamente congruentes con las bases del debido proceso en una gestión como la descrita; Decimoprimero: que, descartado todo asomo de inconstitucionalidad del referido precepto, la esencia del reproche constitucional queda confinada a los efectos del enunciado que atribuye a la audiencia del deudor sólo carácter informativo y la priva de dar lugar a incidente, cuestión que se examinará en seguida; Decimosegundo: que incidente, como se entiende universalmente y lo dice nuestra legislación procesal común, es toda cuestión accesoria de un juicio que requiere pronunciamiento especial del juez. Distínguese en su configuración, si la naturaleza de la cuestión incidental lo admite, un período de discusión y otro de prueba; Decimotercero: que, como resulta obvio, la solicitud de quiebra no es un incidente, porque no es una cuestión accesoria del pleito sino el fundamento esencial del mismo, el ejercicio propio de la acción de que se trata. Otra cosa es que su tramitación pueda ajustarse a la prevista para un incidente, según lo disponga el legislador. En este caso la ley ha dispuesto una tramitación singular, que no se equipara a la de un incidente y, para no dejar lugar a dudas, se expresa que la audiencia del deudor no dará lugar a incidente. Es decir, no se aplican las reglas previstas para ese instituto en cuanto a la forma y plazos de la rendición de pruebas; Decimocuarto: que el carácter informativo de la audiencia, en conjunción con la interdicción incidental (introducidos en la “comisión legislativa conjunta”, formada especialmente para el estudio de la Ley de Quiebras, cuyas actas e informes no registran razones específicas), no quiere decir que no se escuche al demandado –para ese fin es la audiencia– ni que éste no pueda acreditar sus alegaciones o controvertir los antecedentes contrarios. Trátase de una declaración indicativa de los límites de la actuación, inserta en la estructura de un juicio ejecutivo universal. En concreto, el efecto procesal consiste en excluir el término probatorio –en los procedimientos concentrados tampoco lo hay– e inhibir alguna prueba que, como la testimonial, en esa fase resulta inconciliable con los requerimientos de urgencia en la tramitación. Con todo, tampoco esta última es un medio de prueba absoluto, como ejemplarmente consta en el propio Código Civil, que no lo admite respecto de una obligación que haya de consignarse por escrito; Decimoquinto: que, en consecuencia, el precepto impugnado no impide el derecho de defensa y prueba del deudor, sino que lo limita temporalmente en el último aspecto. La audiencia le permite formular todas las alegaciones que le resulten apropiadas, incluidas las que versen sobre la existencia de la obligación, la eficacia del título o la insolvencia. La plena actividad probatoria de las partes está restringida por la ausencia de un término dentro del cual rendirla, que es sustituida por la obligación del juez de cerciorarse, por todos los medios a su alcance, de la efectividad de la causal invocada, lo que permite al deudor proporcionar los antecedentes que, de manera auténtica e irrefutable, en esta fase habiliten al tribunal para formarse la convicción de que es improcedente la declaratoria de quiebra; Decimosexto: que, por otra parte, el principio de contradicción se plasma con toda nitidez en un momento procesal posterior a la declaratoria de quiebra, a través del ejercicio del recurso especial de reposición que consagran los artículos 57 y siguientes de la Ley Nº 18.175, que se tramita como incidente, en que son partes el fallido, el que hubiera solicitado la quiebra y el Síndico, y durante cuya tramitación se puede decretar la suspensión del procedimiento u orden de no innovar.

Resulta innecesaria una mayor argumentación para demostrar que la consagración expresa de la audiencia del deudor y la actividad probatoria confiada al juez son medios perfectamente congruentes con las bases del debido proceso en una gestión como la descrita; Decimoprimero: que, descartado todo asomo de inconstitucionalidad del referido precepto, la esencia del reproche constitucional queda confinada a los efectos del enunciado que atribuye a la audiencia del deudor sólo carácter informativo y la priva de dar lugar a incidente, cuestión que se examinará en seguida; Decimosegundo: que incidente, como se entiende universalmente y lo dice nuestra legislación procesal común, es toda cuestión accesoria de un juicio que requiere pronunciamiento especial del juez. Distínguese en su configuración, si la naturaleza de la cuestión incidental lo admite, un período de discusión y otro de prueba; Decimotercero: que, como resulta obvio, la solicitud de quiebra no es un incidente, porque no es una cuestión accesoria del pleito sino el fundamento esencial del mismo, el ejercicio propio de la acción de que se trata. Otra cosa es que su tramitación pueda ajustarse a la prevista para un incidente, según lo disponga el legislador. En este caso la ley ha dispuesto una tramitación singular, que no se equipara a la de un incidente y, para no dejar lugar a dudas, se expresa que la audiencia del deudor no dará lugar a incidente. Es decir, no se aplican las reglas previstas para ese instituto en cuanto a la forma y plazos de la rendición de pruebas; Decimocuarto: que el carácter informativo de la audiencia, en conjunción con la interdicción incidental (introducidos en la “comisión legislativa conjunta”, formada especialmente para el estudio de la Ley de Quiebras, cuyas actas e informes no registran razones específicas), no quiere decir que no se escuche al demandado –para ese fin es la audiencia– ni que éste no pueda acreditar sus alegaciones o controvertir los antecedentes contrarios. Trátase de una declaración indicativa de los límites de la actuación, inserta en la estructura de un juicio ejecutivo universal. En concreto, el efecto procesal consiste en excluir el término probatorio –en los procedimientos concentrados tampoco lo hay– e inhibir alguna prueba que, como la testimonial, en esa fase resulta inconciliable con los requerimientos de urgencia en la tramitación. Con todo, tampoco esta última es un medio de prueba absoluto, como ejemplarmente consta en el propio Código Civil, que no lo admite respecto de una obligación que haya de consignarse por escrito; Decimoquinto: que, en consecuencia, el precepto impugnado no impide el derecho de defensa y prueba del deudor, sino que lo limita temporalmente en el último aspecto. La audiencia le permite formular todas las alegaciones que le resulten apropiadas, incluidas las que versen sobre la existencia de la obligación, la eficacia del título o la insolvencia. La plena actividad probatoria de las partes está restringida por la ausencia de un término dentro del cual rendirla, que es sustituida por la obligación del juez de cerciorarse, por todos los medios a su alcance, de la efectividad de la causal invocada, lo que permite al deudor proporcionar los antecedentes que, de manera auténtica e irrefutable, en esta fase habiliten al tribunal para formarse la convicción de que es improcedente la declaratoria de quiebra; Decimosexto: que, por otra parte, el principio de contradicción se plasma con toda nitidez en un momento procesal posterior a la declaratoria de quiebra, a través del ejercicio del recurso especial de reposición que consagran los artículos 57 y siguientes de la Ley Nº 18.175, que se tramita como incidente, en que son partes el fallido, el que hubiera solicitado la quiebra y el Síndico, y durante cuya tramitación se puede decretar la suspensión del procedimiento u orden de no innovar. DERECHO CONCURSAL CHILENO

209

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Asimismo, entre otros derechos asisten al fallido los de impugnar los créditos y objetar la fecha de la cesación de pagos; Decimoséptimo: que, en relación a los efectos constitucionales que produce la aplicación del precepto cuestionado en la causa sublite, es menester recordar que el requirente, dentro del término de emplazamiento, compareció formulando una sola alegación o defensa –vinculada al eventual incumplimiento tributario en la emisión del título–, sin controvertir la existencia de la obligación, su naturaleza ni el estado de insolvencia. Como el requerimiento se sustenta en la indefensión del deudor provocada por la infracción de las reglas del debido proceso, es menester concluir que dicha desprotección no se produce por aplicación del precepto tachado, pues el deudor tuvo la oportunidad procesal para formular todas las alegaciones que estimare pertinentes y redujo su defensa a una de carácter formal, que se ha citado, sin que se advierta la vinculación que existiría entre la aplicación de la norma y su eventual indefensión. Los derechos del requirente se ejercitaron y si alguno no fue invocado, quien debe soportar las consecuencias de su omisión o inactividad es el interesado y no atribuirse las mismas a la aplicación de una norma legal determinada, que no lo privó de defensa alguna; Decimoctavo: que el requirente representa, asimismo, la constitucionalidad del precepto por oponerse a la igualdad ante la ley, sosteniendo que el fallido tiene un tratamiento distinto al que tiene un deudor de sus mismas características y condiciones –el demandado en un juicio ejecutivo–, al cual, antes de seguirse adelante con su ejecución, se le otorga la posibilidad de defenderse; Decimonoveno: que, como se aseveró antes, tanto en el procedimiento ejecutivo por obligaciones de dar como en el juicio de quiebras, el período de discusión y prueba se posterga: en un caso, después de la intimación del mandamiento de ejecución y embargo; en el otro, con posterioridad a la declaración de quiebra. En ambos puede suspenderse el apremio del deudor, sea por la oposición de excepciones (en el juicio ejecutivo) o por resolución del tribunal conociendo del recurso especial de reposición (en el juicio de quiebras). La distinción recae en el carácter automático de la suspensión, en el primer caso, respecto del facultativo en el segundo. Esta diferencia no puede estimarse arbitraria ni carente de fundamento racional, si se advierte la especial naturaleza de la quiebra, juicio ejecutivo universal, basado en la insolvencia y no en un simple incumplimiento, que tutela un interés público comprometido; Vigésimo: que dicho criterio aplica la doctrina establecida por esta magistratura (considerandos vigésimo primero, vigésimo segundo y vigésimo tercero de la sentencia rol Nº 811-07, de 31 de enero de 2008), en cuanto expresa: “Que la existencia de un trato diferente para una cierta categoría de demandados no es suficiente para concluir que ello es contrario a la Carta Fundamental, pues ésta no prohíbe establecer diferencias, sino que hacerlo arbitrariamente; esto es, careciendo de fundamento razonable que pueda justificarlas; Que, desde luego, la diferencia se ha establecido en razón de criterios objetivos, que tienen relación con la naturaleza de la deuda que se cobra y con el título ejecutivo que se invoca. Que el precepto impugnado no constituye una desigualdad calificable como una discriminación arbitraria efectuada por el legislador, ya que sólo demuestra que éste, al establecerlo, ha creado un procedimiento distinto para situaciones distintas que se generan en el ámbito del derecho, partiendo de la base que un juicio ejecutivo de cobro de un mutuo hipotecario bancario no es similar a un juicio ejecutivo ordinario”; Vigesimoprimero: que, por último, tampoco puede aceptarse que el precepto reprochado afecte en su esencia determinados derechos constitucionales o imponga condiciones o requi-

210

GONZALO BAEZA OVALLE

Asimismo, entre otros derechos asisten al fallido los de impugnar los créditos y objetar la fecha de la cesación de pagos; Decimoséptimo: que, en relación a los efectos constitucionales que produce la aplicación del precepto cuestionado en la causa sublite, es menester recordar que el requirente, dentro del término de emplazamiento, compareció formulando una sola alegación o defensa –vinculada al eventual incumplimiento tributario en la emisión del título–, sin controvertir la existencia de la obligación, su naturaleza ni el estado de insolvencia. Como el requerimiento se sustenta en la indefensión del deudor provocada por la infracción de las reglas del debido proceso, es menester concluir que dicha desprotección no se produce por aplicación del precepto tachado, pues el deudor tuvo la oportunidad procesal para formular todas las alegaciones que estimare pertinentes y redujo su defensa a una de carácter formal, que se ha citado, sin que se advierta la vinculación que existiría entre la aplicación de la norma y su eventual indefensión. Los derechos del requirente se ejercitaron y si alguno no fue invocado, quien debe soportar las consecuencias de su omisión o inactividad es el interesado y no atribuirse las mismas a la aplicación de una norma legal determinada, que no lo privó de defensa alguna; Decimoctavo: que el requirente representa, asimismo, la constitucionalidad del precepto por oponerse a la igualdad ante la ley, sosteniendo que el fallido tiene un tratamiento distinto al que tiene un deudor de sus mismas características y condiciones –el demandado en un juicio ejecutivo–, al cual, antes de seguirse adelante con su ejecución, se le otorga la posibilidad de defenderse; Decimonoveno: que, como se aseveró antes, tanto en el procedimiento ejecutivo por obligaciones de dar como en el juicio de quiebras, el período de discusión y prueba se posterga: en un caso, después de la intimación del mandamiento de ejecución y embargo; en el otro, con posterioridad a la declaración de quiebra. En ambos puede suspenderse el apremio del deudor, sea por la oposición de excepciones (en el juicio ejecutivo) o por resolución del tribunal conociendo del recurso especial de reposición (en el juicio de quiebras). La distinción recae en el carácter automático de la suspensión, en el primer caso, respecto del facultativo en el segundo. Esta diferencia no puede estimarse arbitraria ni carente de fundamento racional, si se advierte la especial naturaleza de la quiebra, juicio ejecutivo universal, basado en la insolvencia y no en un simple incumplimiento, que tutela un interés público comprometido; Vigésimo: que dicho criterio aplica la doctrina establecida por esta magistratura (considerandos vigésimo primero, vigésimo segundo y vigésimo tercero de la sentencia rol Nº 811-07, de 31 de enero de 2008), en cuanto expresa: “Que la existencia de un trato diferente para una cierta categoría de demandados no es suficiente para concluir que ello es contrario a la Carta Fundamental, pues ésta no prohíbe establecer diferencias, sino que hacerlo arbitrariamente; esto es, careciendo de fundamento razonable que pueda justificarlas; Que, desde luego, la diferencia se ha establecido en razón de criterios objetivos, que tienen relación con la naturaleza de la deuda que se cobra y con el título ejecutivo que se invoca. Que el precepto impugnado no constituye una desigualdad calificable como una discriminación arbitraria efectuada por el legislador, ya que sólo demuestra que éste, al establecerlo, ha creado un procedimiento distinto para situaciones distintas que se generan en el ámbito del derecho, partiendo de la base que un juicio ejecutivo de cobro de un mutuo hipotecario bancario no es similar a un juicio ejecutivo ordinario”; Vigesimoprimero: que, por último, tampoco puede aceptarse que el precepto reprochado afecte en su esencia determinados derechos constitucionales o imponga condiciones o requi-

210

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

211

sitos que impidan su libre ejercicio, toda vez que –según se ha razonado extensamente– la prohibición de formar incidente en la audiencia del deudor constituye una mera limitación circunstancial del derecho a producir prueba, que se posterga para su ejercicio en plenitud a una segunda fase en el proceso. Semejante limitación aparece como racional en cuanto es coherente con los fines cautelares de un proceso universal y con el interés público y el de los acreedores envueltos en la quiebra; Vigesimosegundo: que, por las motivaciones consignadas precedentemente, esta magistratura no hará lugar a la cuestión de inaplicabilidad propuesta. Y visto: Lo dispuesto en los artículos 19, Nºs. 2º, 3º y 26, y 93, inciso primero, Nº 6, e inciso decimoprimero, de la constitución política de la república, así como en las disposiciones pertinentes de la Ley Nº 17.997, Orgánica constitucional de este tribunal constitucional, Se declara que se rechaza el requerimiento interpuesto a fojas uno. Déjese sin efecto la suspensión decretada. El ministro señor Mario Fernández Baeza previene que concurre al fallo sin compartir los considerandos decimoprimero al decimoquinto ambos inclusive, pues a su juicio el carácter informativo que la norma impugnada asigna a la audiencia del deudor no se concilia mínimamente con los estándares exigidos por el debido proceso según la breve y genéricamente redactada fórmula con que el inciso quinto del numeral 3º del artículo 19 de la carta fundamental lo consagra. En efecto, no puede trasladarse al juez las calidades de racional y justo que la constitución le asigna a la investigación y al procedimiento. En verdad, fluye del inciso segundo del artículo 45 impugnado, que el único propósito de la comparecencia del deudor sería la eventual consignación de fondos suficientes para las obligaciones que sirven de base a la solicitud de quiebra y no una ocurrencia ante el magistrado para recibir justicia con la plena disposición de los medios que todo orden jurídico de un estado de derecho franquea, especialmente los derechos a defensa y prueba. Acudir a la urgencia de la tramitación derivada de la naturaleza de la quiebra para justificar el citado carácter informativo de la audiencia, no hace sino agravar la disconformidad de tal procedimiento frente a las exigencias del debido proceso. Notifíquese, regístrese y archívese. Redactó la sentencia el ministro señor Hernán Vodanovíc Schnake y la prevención, su autor. Rol Nº 1.239-08. Se certifica que el ministro señor José Luis Cea Egaña concurrió a la vista y al acuerdo del fallo, pero no firma por encontrarse haciendo uso de su feriado legal. Pronunciada por el excmo. Tribunal constitucional, integrado por su presidente, don Juan Colombo Campbell, y los ministros señores José Luis Cea Egaña, Raúl Bertelsen Repetto, Hernán Vodanovic Schnake, Mario Fernández Baeza, Jorge Correa Sutil, Marcelo Venegas Palacios, señora Marisol Peña Torres y señores Enrique Navarro Beltrán y Francisco Fernández Fredes. Autoriza el secretario del tribunal constitucional, don Rafael Larraín Cruz. Santiago, dieciocho de diciembre de dos mil ocho. Vistos y considerando: 1º. Que, con fecha uno de diciembre de dos mil ocho, los abogados señores Rolando Palacios y Zenón García, actuando en representación de don Humberto Piemonte Miani, han deducido un requerimiento de inaplicabilidad por inconstitucionalidad del artículo 45, incisos primero y segundo, de la ley de quiebras, contenidos en el libro IV del código de comercio, en el pro-

sitos que impidan su libre ejercicio, toda vez que –según se ha razonado extensamente– la prohibición de formar incidente en la audiencia del deudor constituye una mera limitación circunstancial del derecho a producir prueba, que se posterga para su ejercicio en plenitud a una segunda fase en el proceso. Semejante limitación aparece como racional en cuanto es coherente con los fines cautelares de un proceso universal y con el interés público y el de los acreedores envueltos en la quiebra; Vigesimosegundo: que, por las motivaciones consignadas precedentemente, esta magistratura no hará lugar a la cuestión de inaplicabilidad propuesta. Y visto: Lo dispuesto en los artículos 19, Nºs. 2º, 3º y 26, y 93, inciso primero, Nº 6, e inciso decimoprimero, de la constitución política de la república, así como en las disposiciones pertinentes de la Ley Nº 17.997, Orgánica constitucional de este tribunal constitucional, Se declara que se rechaza el requerimiento interpuesto a fojas uno. Déjese sin efecto la suspensión decretada. El ministro señor Mario Fernández Baeza previene que concurre al fallo sin compartir los considerandos decimoprimero al decimoquinto ambos inclusive, pues a su juicio el carácter informativo que la norma impugnada asigna a la audiencia del deudor no se concilia mínimamente con los estándares exigidos por el debido proceso según la breve y genéricamente redactada fórmula con que el inciso quinto del numeral 3º del artículo 19 de la carta fundamental lo consagra. En efecto, no puede trasladarse al juez las calidades de racional y justo que la constitución le asigna a la investigación y al procedimiento. En verdad, fluye del inciso segundo del artículo 45 impugnado, que el único propósito de la comparecencia del deudor sería la eventual consignación de fondos suficientes para las obligaciones que sirven de base a la solicitud de quiebra y no una ocurrencia ante el magistrado para recibir justicia con la plena disposición de los medios que todo orden jurídico de un estado de derecho franquea, especialmente los derechos a defensa y prueba. Acudir a la urgencia de la tramitación derivada de la naturaleza de la quiebra para justificar el citado carácter informativo de la audiencia, no hace sino agravar la disconformidad de tal procedimiento frente a las exigencias del debido proceso. Notifíquese, regístrese y archívese. Redactó la sentencia el ministro señor Hernán Vodanovíc Schnake y la prevención, su autor. Rol Nº 1.239-08. Se certifica que el ministro señor José Luis Cea Egaña concurrió a la vista y al acuerdo del fallo, pero no firma por encontrarse haciendo uso de su feriado legal. Pronunciada por el excmo. Tribunal constitucional, integrado por su presidente, don Juan Colombo Campbell, y los ministros señores José Luis Cea Egaña, Raúl Bertelsen Repetto, Hernán Vodanovic Schnake, Mario Fernández Baeza, Jorge Correa Sutil, Marcelo Venegas Palacios, señora Marisol Peña Torres y señores Enrique Navarro Beltrán y Francisco Fernández Fredes. Autoriza el secretario del tribunal constitucional, don Rafael Larraín Cruz. Santiago, dieciocho de diciembre de dos mil ocho. Vistos y considerando: 1º. Que, con fecha uno de diciembre de dos mil ocho, los abogados señores Rolando Palacios y Zenón García, actuando en representación de don Humberto Piemonte Miani, han deducido un requerimiento de inaplicabilidad por inconstitucionalidad del artículo 45, incisos primero y segundo, de la ley de quiebras, contenidos en el libro IV del código de comercio, en el proDERECHO CONCURSAL CHILENO

211

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

ceso de quiebra rol Nº 7974-2007, ante el 15º juzgado civil de Santiago, caratulado “Sociedad Comercial Birkner y Cía. Ltda. con inmobiliaria Los Jazmines S.A.”; 2º. Que, en conformidad con lo dispuesto en el artículo 93, inciso primero, Nº 6, de la constitución política, es atribución de este tribunal “resolver, por la mayoría de sus miembros en ejercicio, la inaplicabilidad de un precepto legal cuya aplicación en cualquier gestión que se siga ante un tribunal ordinario o especial, resulte contraria a la constitución”. A su vez, el inciso decimoprimero del mismo precepto constitucional citado señala: “en el caso del Nº 6º, la cuestión podrá ser planteada por cualquiera de las partes o por el juez que conoce del asunto. Corresponderá a cualquiera de las salas del tribunal declarar, sin ulterior recurso, la admisibilidad de la cuestión siempre que verifique la existencia de una gestión pendiente ante el tribunal ordinario o especial, que la aplicación del precepto legal impugnado pueda resultar decisivo en la resolución de un asunto, que la impugnación esté fundada razonablemente y se cumplan los demás requisitos que establezca la ley. A esta misma sala le corresponderá resolver la suspensión del procedimiento en que se ha originado la acción de inaplicabilidad por inconstitucionalidad”; 3º. Que el presidente del tribunal ordenó que se diera cuenta del requerimiento deducido en la segunda sala de esta magistratura para que se pronunciara sobre su admisibilidad; 4º. Que las normas impugnadas por el requirente disponen: “Artículo 45º el juzgado se pronunciará sobre la solicitud de quiebra a la brevedad posible, con audiencia del deudor, y deberá cerciorarse, por todos los medios a su alcance, de la efectividad de las causales invocadas. La audiencia del deudor sólo tendrá carácter informativo, no dará lugar a incidente, y en ella éste podrá consignar fondos suficientes para el pago de los créditos que hubieren servido de base a la solicitud de quiebra y las costas correspondientes, en cuyo caso no procederá la declaración de quiebra.”; 5º. Que el requirente solicita a este tribunal “que se declaren inaplicables, por inconstitucionales (…) las normas de los incisos 1º y 2º del artículo 45 del libro IV del código de comercio, en cuanto otorgan sólo carácter informativo a la audiencia que se debe dar al deudor en relación a la solicitud de quiebra y privan a éste de su derecho a defensa, al impedirle hacer alegaciones y promover ningún incidente” [p. 9]; 6º. Que, la gestión pendiente invocada por el requirente es “un incidente de nulidad de derecho público, en cuya virtud, por ser una circunstancia esencial para la ritualidad o marcha del juicio, pidió se anulara lo obrado a partir de la sentencia de 18/06/2007, que declaró su quiebra, porque su pronunciamiento infringió los incs. 1º de los artículos 6º y 7º de la constitución política, al haber aplicado, en dicho acto, normas contrarias a la carta fundamental, como son las de los incs. 1º y 2º del art. 45º del libro IV del código de comercio, lo que hace procedente la sanción del inciso final de dicho artículo 7º, máxime, si los tribunales ordinarios están facultados para declarar esta clase de nulidad y, en su virtud, dejar sin efecto los actos y actuaciones en que tal vicio incide.” [P. 1]. 7º. Que, como ha señalado esta magistratura reiteradamente, el requerimiento de inaplicabilidad por inconstitucionalidad tiene por objeto examinar si la aplicación de un precepto legal en una gestión pendiente ante un tribunal ordinario o especial resulta contraria a la constitución. En consecuencia, se trata de una acción dirigida en contra de normas precisas de jerarquía legal, concernidas en una gestión jurisdiccional y que eventualmente puedan violentar alguna norma constitucional; 8º. Que en este caso concreto, es claro que el libelo está dirigido en contra de la resolución del décimo quinto juzgado civil que declaró improcedente la solicitud de nulidad de todo lo

212

GONZALO BAEZA OVALLE

ceso de quiebra rol Nº 7974-2007, ante el 15º juzgado civil de Santiago, caratulado “Sociedad Comercial Birkner y Cía. Ltda. con inmobiliaria Los Jazmines S.A.”; 2º. Que, en conformidad con lo dispuesto en el artículo 93, inciso primero, Nº 6, de la constitución política, es atribución de este tribunal “resolver, por la mayoría de sus miembros en ejercicio, la inaplicabilidad de un precepto legal cuya aplicación en cualquier gestión que se siga ante un tribunal ordinario o especial, resulte contraria a la constitución”. A su vez, el inciso decimoprimero del mismo precepto constitucional citado señala: “en el caso del Nº 6º, la cuestión podrá ser planteada por cualquiera de las partes o por el juez que conoce del asunto. Corresponderá a cualquiera de las salas del tribunal declarar, sin ulterior recurso, la admisibilidad de la cuestión siempre que verifique la existencia de una gestión pendiente ante el tribunal ordinario o especial, que la aplicación del precepto legal impugnado pueda resultar decisivo en la resolución de un asunto, que la impugnación esté fundada razonablemente y se cumplan los demás requisitos que establezca la ley. A esta misma sala le corresponderá resolver la suspensión del procedimiento en que se ha originado la acción de inaplicabilidad por inconstitucionalidad”; 3º. Que el presidente del tribunal ordenó que se diera cuenta del requerimiento deducido en la segunda sala de esta magistratura para que se pronunciara sobre su admisibilidad; 4º. Que las normas impugnadas por el requirente disponen: “Artículo 45º el juzgado se pronunciará sobre la solicitud de quiebra a la brevedad posible, con audiencia del deudor, y deberá cerciorarse, por todos los medios a su alcance, de la efectividad de las causales invocadas. La audiencia del deudor sólo tendrá carácter informativo, no dará lugar a incidente, y en ella éste podrá consignar fondos suficientes para el pago de los créditos que hubieren servido de base a la solicitud de quiebra y las costas correspondientes, en cuyo caso no procederá la declaración de quiebra.”; 5º. Que el requirente solicita a este tribunal “que se declaren inaplicables, por inconstitucionales (…) las normas de los incisos 1º y 2º del artículo 45 del libro IV del código de comercio, en cuanto otorgan sólo carácter informativo a la audiencia que se debe dar al deudor en relación a la solicitud de quiebra y privan a éste de su derecho a defensa, al impedirle hacer alegaciones y promover ningún incidente” [p. 9]; 6º. Que, la gestión pendiente invocada por el requirente es “un incidente de nulidad de derecho público, en cuya virtud, por ser una circunstancia esencial para la ritualidad o marcha del juicio, pidió se anulara lo obrado a partir de la sentencia de 18/06/2007, que declaró su quiebra, porque su pronunciamiento infringió los incs. 1º de los artículos 6º y 7º de la constitución política, al haber aplicado, en dicho acto, normas contrarias a la carta fundamental, como son las de los incs. 1º y 2º del art. 45º del libro IV del código de comercio, lo que hace procedente la sanción del inciso final de dicho artículo 7º, máxime, si los tribunales ordinarios están facultados para declarar esta clase de nulidad y, en su virtud, dejar sin efecto los actos y actuaciones en que tal vicio incide.” [P. 1]. 7º. Que, como ha señalado esta magistratura reiteradamente, el requerimiento de inaplicabilidad por inconstitucionalidad tiene por objeto examinar si la aplicación de un precepto legal en una gestión pendiente ante un tribunal ordinario o especial resulta contraria a la constitución. En consecuencia, se trata de una acción dirigida en contra de normas precisas de jerarquía legal, concernidas en una gestión jurisdiccional y que eventualmente puedan violentar alguna norma constitucional; 8º. Que en este caso concreto, es claro que el libelo está dirigido en contra de la resolución del décimo quinto juzgado civil que declaró improcedente la solicitud de nulidad de todo lo

212

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

213

obrado por vicio de nulidad de derecho público, por lo que no corresponde a lo que la carta fundamental ha definido como la cuestión de inaplicabilidad por inconstitucionalidad, por lo que el libelo de autos no cumple, desde luego, con la exigencia de estar razonablemente fundado; 9º. Que, además, de los antecedentes acompañados se concluye que en la gestión pendiente en que se funda el requerimiento, la disposición impugnada, esto es, el artículo 45, incisos primero y segundo, de la ley de quiebras, no puede resultar decisiva, ya que lo que lo que el requirente solicitó en la causa sub lite al décimo quinto juzgado civil fue la “declaración de nulidad de todo lo obrado por vicio de nulidad de derecho público”, a lo cual el tribunal resolvió “que contra la sentencia que declare la quiebra sólo podrá establecerse recurso especial de reposición (…), por consiguiente el incidente de nulidad es improcedente (…)”, materia en la cual el precepto impugnado no tiene incidencia y, por ende, tampoco tiene aptitud de producir un efecto contrario a la constitución política en los términos que lo exige su artículo 93 Nº 6 e inciso undécimo; 10º. Que, como consta en el proceso incoado por la misma requirente ante esta sede, Rol Nº 1.235-08, declarado inadmisible con fecha 13 de octubre de 2008, el precepto legal impugnado recibió aplicación en el proceso concursal en el que incide el actual requerimiento, en el marco del cual la requirente planteó la incidencia de nulidad, lo que significa en la práctica intentar una reposición de la anterior declaración de inadmisibilidad, lo que está vedado legal y constitucionalmente; 11º. Que, atendido lo expuesto, y en los términos exigidos por el artículo 93, numeral 6º e inciso undécimo de la carta fundamental, el precepto impugnado no puede resultar una norma de aplicación decisiva en la resolución de la gestión pendiente; 12º. Que, este tribunal decidirá que no concurre en la especie los presupuestos constitucionales consistentes en que “la aplicación del precepto legal impugnado pueda resultar decisivo” y que “la impugnación esté fundada razonablemente”. Y Teniendo Presente, lo dispuesto en el artículo 93, inciso primero, Nº 6º, e inciso undécimo, de la Constitución Política, Se declara inadmisible el requerimiento de fojas uno. Notifíquese por carta certificada al requirente. Archívese. Rol Nº 1.280-2008-INA. Pronunciada por la segunda sala del tribunal constitucional, integrada por su presidente señor Juan Colombo Campbell y los ministros señores Hernán Vodanovic Schnake y Enrique Navarro Beltrán. Además, integraron la sala los ministros señores Mario Fernández Baeza y Marcelo Venegas Palacios. Autoriza el Secretario del Tribunal Constitucional, don Rafael Larrraín Cruz.

obrado por vicio de nulidad de derecho público, por lo que no corresponde a lo que la carta fundamental ha definido como la cuestión de inaplicabilidad por inconstitucionalidad, por lo que el libelo de autos no cumple, desde luego, con la exigencia de estar razonablemente fundado; 9º. Que, además, de los antecedentes acompañados se concluye que en la gestión pendiente en que se funda el requerimiento, la disposición impugnada, esto es, el artículo 45, incisos primero y segundo, de la ley de quiebras, no puede resultar decisiva, ya que lo que lo que el requirente solicitó en la causa sub lite al décimo quinto juzgado civil fue la “declaración de nulidad de todo lo obrado por vicio de nulidad de derecho público”, a lo cual el tribunal resolvió “que contra la sentencia que declare la quiebra sólo podrá establecerse recurso especial de reposición (…), por consiguiente el incidente de nulidad es improcedente (…)”, materia en la cual el precepto impugnado no tiene incidencia y, por ende, tampoco tiene aptitud de producir un efecto contrario a la constitución política en los términos que lo exige su artículo 93 Nº 6 e inciso undécimo; 10º. Que, como consta en el proceso incoado por la misma requirente ante esta sede, Rol Nº 1.235-08, declarado inadmisible con fecha 13 de octubre de 2008, el precepto legal impugnado recibió aplicación en el proceso concursal en el que incide el actual requerimiento, en el marco del cual la requirente planteó la incidencia de nulidad, lo que significa en la práctica intentar una reposición de la anterior declaración de inadmisibilidad, lo que está vedado legal y constitucionalmente; 11º. Que, atendido lo expuesto, y en los términos exigidos por el artículo 93, numeral 6º e inciso undécimo de la carta fundamental, el precepto impugnado no puede resultar una norma de aplicación decisiva en la resolución de la gestión pendiente; 12º. Que, este tribunal decidirá que no concurre en la especie los presupuestos constitucionales consistentes en que “la aplicación del precepto legal impugnado pueda resultar decisivo” y que “la impugnación esté fundada razonablemente”. Y Teniendo Presente, lo dispuesto en el artículo 93, inciso primero, Nº 6º, e inciso undécimo, de la Constitución Política, Se declara inadmisible el requerimiento de fojas uno. Notifíquese por carta certificada al requirente. Archívese. Rol Nº 1.280-2008-INA. Pronunciada por la segunda sala del tribunal constitucional, integrada por su presidente señor Juan Colombo Campbell y los ministros señores Hernán Vodanovic Schnake y Enrique Navarro Beltrán. Además, integraron la sala los ministros señores Mario Fernández Baeza y Marcelo Venegas Palacios. Autoriza el Secretario del Tribunal Constitucional, don Rafael Larrraín Cruz. DERECHO CONCURSAL CHILENO

213

RETIRO

TIRO

CAPÍTULO VII PRESUPUESTOS DE APERTURA DE LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES Para el primer caso y, conforme al sistema jurídico chileno vigente, estimamos posible esquematizar, de manera muy genérica, lo que implica prescindir de los detalles concerniente a las causales, cuando resulta necesario invocarlas, las vías que pueden conducir o provocar la apertura del concurso, bajo la modalidad denominada quiebra o procedimiento de liquidación forzada de los bienes del deudor afectos al concurso, en el tribunal competente, de la siguiente forma: 1. ANTECEDENTES Al hablar de “presupuestos de apertura” de procedimientos concursales, la doctrina trae a colación aquellas situaciones de hecho y de derecho que determinan la necesidad de que la autoridad, requerida por el propio deudor, por uno o más acreedores o ex officio, en otras palabras, por el tribunal competente de motu proprio, ponga en funcionamiento los diversos mecanismos concursales con el propósito de restablecer o proteger la circulación normal de bienes alterada o amenazada de alteración por la cesación de pagos de un deudor, para lo cual es preciso que el concurso sea, formalmente “abierto” o “inicie”, en pro de solucionar el inconveniente surgido sea con una liquidación forzada o en busca de un acuerdo con los acreedores.

Al hablar de “presupuestos de apertura” de procedimientos concursales, la doctrina trae a colación aquellas situaciones de hecho y de derecho que determinan la necesidad de que la autoridad, requerida por el propio deudor, por uno o más acreedores o ex officio, en otras palabras, por el tribunal competente de motu proprio, ponga en funcionamiento los diversos mecanismos concursales con el propósito de restablecer o proteger la circulación normal de bienes alterada o amenazada de alteración por la cesación de pagos de un deudor, para lo cual es preciso que el concurso sea, formalmente “abierto” o “inicie”, en pro de solucionar el inconveniente surgido sea con una liquidación forzada o en busca de un acuerdo con los acreedores. 1. ANTECEDENTES

Para el primer caso y, conforme al sistema jurídico chileno vigente, estimamos posible esquematizar, de manera muy genérica, lo que implica prescindir de los detalles concerniente a las causales, cuando resulta necesario invocarlas, las vías que pueden conducir o provocar la apertura del concurso, bajo la modalidad denominada quiebra o procedimiento de liquidación forzada de los bienes del deudor afectos al concurso, en el tribunal competente, de la siguiente forma:

CAPÍTULO VII PRESUPUESTOS DE APERTURA DE LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES

RETIRO

Petición deudor. Arts. 41 y 42 L. IV C. de C.

Petición acreedor. Arts. 43 a 45 L. IV C. de C.

Declaración de quiebra

Ex officio, el tribunal

La evolución de las costumbres y valores han determinado que, finalmente, que esas situaciones fueran decantando hasta alcanzar un sistema que considerara las dificultades económicas habituales de una persona como una cuestión de índole patrimonial aún cuando más propiamente deberían hablar de pecuniaria, dada la mayor extensión conceptual que implica la expresión “patrimonio”, en tanto atributo de la personalidad y no mera conjunción de bienes y deudas.

GONZALO BAEZA OVALLE

Adicionalmente, asumieron que manifestándose las complicaciones señaladas en términos de poner en entredicho la continuidad de la operación futura de un deudor, estas no daban lugar a un tema que fuera de importancia únicamente privada, sino primordial y principalmente de interés público en la medida que conlleva un riesgo latente no obstante real, de comprometer

216

Lo anterior no implica adentramos aún, en el estudio de los requisitos de fondo que debe satisfacer la petición destinada a provocar la declaración de quiebra de un deudor (persona o ente afecto a ese procedimiento de liquidación forzada), abordando un escenario más amplio, en tanto la referida declaración no aparece como una solución ideal para el deudor insolvente.

Conviene considerar que las situaciones que hacen factible la apertura de los procedimientos concursales no han sido del todo claras en el tiempo.

Más bien podríamos calificar la quiebra como la última instancia, toda vez que no exista otra alternativa para resolver el problema de la insolvencia, lo que supone adoptar un mecanismo que no conduzca a error en la determinación de este estado. En el sistema jurídico vigente, la posibilidad de error en esa materia no sólo está presente sino que, además, prevista como una alternativa por parte del legislador, sin asumir las consecuencias nefastas que para el deudor tuvo ese equivocado diagnóstico o pronóstico, como lo veremos en su oportunidad.

Más bien podríamos calificar la quiebra como la última instancia, toda vez que no exista otra alternativa para resolver el problema de la insolvencia, lo que supone adoptar un mecanismo que no conduzca a error en la determinación de este estado. En el sistema jurídico vigente, la posibilidad de error en esa materia no sólo está presente sino que, además, prevista como una alternativa por parte del legislador, sin asumir las consecuencias nefastas que para el deudor tuvo ese equivocado diagnóstico o pronóstico, como lo veremos en su oportunidad.

Conviene considerar que las situaciones que hacen factible la apertura de los procedimientos concursales no han sido del todo claras en el tiempo.

Lo anterior no implica adentramos aún, en el estudio de los requisitos de fondo que debe satisfacer la petición destinada a provocar la declaración de quiebra de un deudor (persona o ente afecto a ese procedimiento de liquidación forzada), abordando un escenario más amplio, en tanto la referida declaración no aparece como una solución ideal para el deudor insolvente. Declaración de quiebra Petición deudor. Arts. 41 y 42 L. IV C. de C.

216

Petición acreedor. Arts. 43 a 45 L. IV C. de C.

GONZALO BAEZA OVALLE

Adicionalmente, asumieron que manifestándose las complicaciones señaladas en términos de poner en entredicho la continuidad de la operación futura de un deudor, estas no daban lugar a un tema que fuera de importancia únicamente privada, sino primordial y principalmente de interés público en la medida que conlleva un riesgo latente no obstante real, de comprometer

Ex officio, el tribunal

La evolución de las costumbres y valores han determinado que, finalmente, que esas situaciones fueran decantando hasta alcanzar un sistema que considerara las dificultades económicas habituales de una persona como una cuestión de índole patrimonial aún cuando más propiamente deberían hablar de pecuniaria, dada la mayor extensión conceptual que implica la expresión “patrimonio”, en tanto atributo de la personalidad y no mera conjunción de bienes y deudas.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

217

la estabilidad del sistema económico, debido a la eventualidad de desatar una cadena de incumplimientos. A vía de síntesis y efectuadas las prevenciones indicadas, el estudio de los presupuestos de la apertura de los concursos conllevará la descripción y análisis de los principales elementos que deben concurrir, en un momento determinado, respecto a un deudor en particular, para dar lugar a la señalada apertura, sea de un procedimiento de liquidación forzosa o quiebra o, una instancia de conciliación entre el deudor y sus acreedores. El estudio de esos presupuestos será la materia que abordaremos en los puntos siguientes de este capítulo, en general, sin perjuicio que habremos de abordarlos, una vez más, al tratar de las regulaciones legales concursales vigentes en Chile. Para evitar confusiones con otros textos, los presupuestos de todo procedimiento concursal son los siguientes: 1. La existencia de un deudor. 2. El concurso de, al menos, un acreedor. 3. Tribunal competente. 4. La existencia de causales de apertura, en otras palabras, hechos reveladores o que acreditan la insolvencia, según el caso. Iniciaremos este estudio analizando algunos conceptos doctrinarios necesarios para entender los referidos presupuestos, como también para insertar los procedimientos concursales en el sistema general del derecho. 2. CESACIÓN DE PAGOS, INSOLVENCIA, APERTURA DE CONCURSOS Y PROCEDIMIENTOS CONCURSALES, EN GENERAL 2.1. Aspectos generales y acotaciones conceptuales Los criterios empleados para desencadenar la apertura y utilización de los mecanismos concursales discurren, primordialmente, por la cesación de pago.

Los criterios empleados para desencadenar la apertura y utilización de los mecanismos concursales discurren, primordialmente, por la cesación de pago. 2.1. Aspectos generales y acotaciones conceptuales 2. CESACIÓN DE PAGOS, INSOLVENCIA, APERTURA DE CONCURSOS Y PROCEDIMIENTOS CONCURSALES, EN GENERAL Iniciaremos este estudio analizando algunos conceptos doctrinarios necesarios para entender los referidos presupuestos, como también para insertar los procedimientos concursales en el sistema general del derecho. 4. La existencia de causales de apertura, en otras palabras, hechos reveladores o que acreditan la insolvencia, según el caso. 3. Tribunal competente. 2. El concurso de, al menos, un acreedor. 1. La existencia de un deudor. Para evitar confusiones con otros textos, los presupuestos de todo procedimiento concursal son los siguientes: El estudio de esos presupuestos será la materia que abordaremos en los puntos siguientes de este capítulo, en general, sin perjuicio que habremos de abordarlos, una vez más, al tratar de las regulaciones legales concursales vigentes en Chile. A vía de síntesis y efectuadas las prevenciones indicadas, el estudio de los presupuestos de la apertura de los concursos conllevará la descripción y análisis de los principales elementos que deben concurrir, en un momento determinado, respecto a un deudor en particular, para dar lugar a la señalada apertura, sea de un procedimiento de liquidación forzosa o quiebra o, una instancia de conciliación entre el deudor y sus acreedores. la estabilidad del sistema económico, debido a la eventualidad de desatar una cadena de incumplimientos. DERECHO CONCURSAL CHILENO

217

RETIRO

Para desarrollar esta etapa, consideramos que adquiría relevancia entender o acotar, primae facie, el concepto de obligación, siguiendo un sistema de análisis que parece más científico que el tradicional y, en segundo lugar, comprender que para los propósitos concursales las obligaciones relevantes son, únicamente, aquellas que dicen relación con el giro del deudor y, por ende, exigibles primordialmente sobre los bienes comprometidos en el realización de su emprendimiento.

Con todo, resulta sin duda probable que los acreedores no dirigirán sus emprendimientos de cobro contra todos los bienes del deudor, sino contra aquellos que estén subordinados a la realización de su giro y que los acreedores tienen a la vista y conocen con mayor certeza.

La cesación de pagos es entendida, en el sentido natural del término, sólo como el incumplimiento de una obligación por el deudor aún cuando, con posterioridad, sea confundida con la absoluta cesación de pago al extremo de hacer un solo concepto de esa expresión y de la insolvencia, lo que ciertamente constituye un error de juicio y predicción.

A la realidad descrita corresponde agregar la derivación inevitable que el incumplimiento, asumiendo las actuaciones de cobro del acreedor y su publicidad, provocará restricciones en el crédito del deudor que entrabarán el financiamiento de sus operaciones futuras agravando su situación.

GONZALO BAEZA OVALLE

Atendiendo lo anterior, razonablemente podremos concluir que las aprensiones públicas, en el sentido que su cesación de pagos o incumplimiento, probablemente derive hacia un incumplimiento generalizado de su obligaciones, con el consecuente colapso en sus actividades y posible inicio de una cadena de incumplimientos llegue a ser más que una mera eventualidad, una hecho enteramente predecible, sin importar que su pri-

218

Salvo casos específicos contemplados en la ley, como la situación de sociedades en que es aceptada la limitación de la responsabilidad de los socios respecto de las obligaciones asumidas por la sociedad, no encontramos una norma que restrinja el derecho de ejecución de los acreedores a los bienes comprometidos en su giro, pues su crédito está amparado por el derecho general de prenda que cubre todos los que aparezcan a su nombre con excepción de los inembargables.

Salvo casos específicos contemplados en la ley, como la situación de sociedades en que es aceptada la limitación de la responsabilidad de los socios respecto de las obligaciones asumidas por la sociedad, no encontramos una norma que restrinja el derecho de ejecución de los acreedores a los bienes comprometidos en su giro, pues su crédito está amparado por el derecho general de prenda que cubre todos los que aparezcan a su nombre con excepción de los inembargables.

Con todo, resulta sin duda probable que los acreedores no dirigirán sus emprendimientos de cobro contra todos los bienes del deudor, sino contra aquellos que estén subordinados a la realización de su giro y que los acreedores tienen a la vista y conocen con mayor certeza.

Para desarrollar esta etapa, consideramos que adquiría relevancia entender o acotar, primae facie, el concepto de obligación, siguiendo un sistema de análisis que parece más científico que el tradicional y, en segundo lugar, comprender que para los propósitos concursales las obligaciones relevantes son, únicamente, aquellas que dicen relación con el giro del deudor y, por ende, exigibles primordialmente sobre los bienes comprometidos en el realización de su emprendimiento. 218

GONZALO BAEZA OVALLE

Atendiendo lo anterior, razonablemente podremos concluir que las aprensiones públicas, en el sentido que su cesación de pagos o incumplimiento, probablemente derive hacia un incumplimiento generalizado de su obligaciones, con el consecuente colapso en sus actividades y posible inicio de una cadena de incumplimientos llegue a ser más que una mera eventualidad, una hecho enteramente predecible, sin importar que su pri-

La cesación de pagos es entendida, en el sentido natural del término, sólo como el incumplimiento de una obligación por el deudor aún cuando, con posterioridad, sea confundida con la absoluta cesación de pago al extremo de hacer un solo concepto de esa expresión y de la insolvencia, lo que ciertamente constituye un error de juicio y predicción.

A la realidad descrita corresponde agregar la derivación inevitable que el incumplimiento, asumiendo las actuaciones de cobro del acreedor y su publicidad, provocará restricciones en el crédito del deudor que entrabarán el financiamiento de sus operaciones futuras agravando su situación.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

219

mer incumplimiento o cesación de pago responda o no a una situación de orden coyuntural. De tal manera que no enfrentamos una certeza en los incumplimientos futuros del deudor, mas bien nos encontramos con un riesgo altamente probable que eso suceda. Ante tal escenario, existe un indudable compromiso o si se quiere, amenaza para el normal funcionamiento del flujo comercial y, eventualmente, al orden público económico. Así las cosas, no siempre que exista una insolvencia, entendida como un exceso de pasivo de corto plazo sobre los activos realizables, que sitúe al deudor en la imposibilidad de cumplir sus obligaciones más que al incumplimiento voluntario de ellas, desencadenará un colapso en su actividad, siendo usual que algunos modalidades de negocios operen, frecuente y naturalmente con ese desequilibrio patrimonial, pero sin afectar su liquidez, lo que implica mantener su capacidad de pagar las obligaciones con vencimiento inmediato o mediato reservando una cantidad prudente de activos realizables para enfrentar esa alternativa. De hecho, las instituciones financieras, en general, operan con esa estructura de negocios, en la medida que sus activos realizables siempre vendrán a ser bastante inferiores a sus pasivos exigibles. Asumiendo esa realidad el sistema legal las cubre de una eventual “corrida bancaria”, con la tasa de encaje y el respaldo del Banco Central. La comúnmente conocida como “corrida bancaria” quedó traducida en que todos o la gran mayoría de los cuenta correntistas, ahorrista o inversionistas, acudieran a retirar su dinero de los bancos o instituciones financieras, por una crisis de confianza. Ese comportamiento, que no necesariamente cabe calificarlo como irracional, trajo aparejada la cesación de pagos definitiva de esas entidades, como aconteció en las crisis de los años 1920 y 1930. Motivados en esa trágica experiencia, surgieron mecanismos y entidades regulatorias para evitar situaciones extremas de crisis de confianza como las anotadas o, de haberlas, arbitrar los medios adecuados para evitar que deriven en las consecuencias señaladas.

Motivados en esa trágica experiencia, surgieron mecanismos y entidades regulatorias para evitar situaciones extremas de crisis de confianza como las anotadas o, de haberlas, arbitrar los medios adecuados para evitar que deriven en las consecuencias señaladas. Ese comportamiento, que no necesariamente cabe calificarlo como irracional, trajo aparejada la cesación de pagos definitiva de esas entidades, como aconteció en las crisis de los años 1920 y 1930. La comúnmente conocida como “corrida bancaria” quedó traducida en que todos o la gran mayoría de los cuenta correntistas, ahorrista o inversionistas, acudieran a retirar su dinero de los bancos o instituciones financieras, por una crisis de confianza. De hecho, las instituciones financieras, en general, operan con esa estructura de negocios, en la medida que sus activos realizables siempre vendrán a ser bastante inferiores a sus pasivos exigibles. Asumiendo esa realidad el sistema legal las cubre de una eventual “corrida bancaria”, con la tasa de encaje y el respaldo del Banco Central. Así las cosas, no siempre que exista una insolvencia, entendida como un exceso de pasivo de corto plazo sobre los activos realizables, que sitúe al deudor en la imposibilidad de cumplir sus obligaciones más que al incumplimiento voluntario de ellas, desencadenará un colapso en su actividad, siendo usual que algunos modalidades de negocios operen, frecuente y naturalmente con ese desequilibrio patrimonial, pero sin afectar su liquidez, lo que implica mantener su capacidad de pagar las obligaciones con vencimiento inmediato o mediato reservando una cantidad prudente de activos realizables para enfrentar esa alternativa. De tal manera que no enfrentamos una certeza en los incumplimientos futuros del deudor, mas bien nos encontramos con un riesgo altamente probable que eso suceda. Ante tal escenario, existe un indudable compromiso o si se quiere, amenaza para el normal funcionamiento del flujo comercial y, eventualmente, al orden público económico. mer incumplimiento o cesación de pago responda o no a una situación de orden coyuntural. DERECHO CONCURSAL CHILENO

219

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

La utilización de ese mecanismo exige que el procedimiento concursal ya esté abierto, de manera que constituye uno más de sus instrumentos

220

Este período corresponde a la etapa en que los actos y contratos realizados por el deudor declarado en quiebra o a cuyo respecto se abrió un procedimiento de liquidación forzada y que por tal circunstancia pasa a ser denominado fallido, pueden ser revisados. Así, en ese lapso de tiempo, de concurrir las exigencias prevista por la ley para ello, hace surgir el derecho de los acreedores y del síndico para recabar del tribunal que los declare inoponibles a la masa, los revoque o anule, según sea la situación y siguiendo el procedimiento pertinente.

Ahora bien, lo relevante de lo expuesto, para los efectos de este estudio, radica en destacar que la mayoría de las legislaciones concursales en el mundo occidental, en último término, adscribieron a los lineamientos impartidos por el jurista gallego, Francisco Salgado de Somoza, contenido en su obra Labyrinthus creditorum concurrentium ad litem per debitorum inter illos causatam, como resulta posible observar en la legislación española, italiana, francesa, inglesa y norteamericana que analizamos sintéticamente, en el sentido que la cesación de pagos, como presupuesto de apertura del proceso concursal, adquiere una identidad bastante relevante con la insolvencia, en la medida que sea entendida como la incapacidad estructural del deudor de cumplir sus obligaciones.

En efecto, bajo ese esquema inscribe, por ejemplo, la cesación de pagos que es considerada para determinar el inicio del denominado “período sospechoso”, en nuestro ordenamiento legal o, “período de sospecha”, en otras legislaciones.

En todo caso, la primera vez que fue utilizada oficialmente la expresión “cesación de pago” la descubrimos en el “Constituto de Siena” en el año 1262 y, desde entonces, es empleada para identificar al deudor insolvente, históricamente denominado “decoctus”.

Eso no obsta a la posibilidad de aplicar el término para remitir a otros propósitos que no determinan la apertura oficial del sistema concursal, sino para elaborar un escenario propicio al análisis del comportamiento del deudor.

Eso no obsta a la posibilidad de aplicar el término para remitir a otros propósitos que no determinan la apertura oficial del sistema concursal, sino para elaborar un escenario propicio al análisis del comportamiento del deudor.

En todo caso, la primera vez que fue utilizada oficialmente la expresión “cesación de pago” la descubrimos en el “Constituto de Siena” en el año 1262 y, desde entonces, es empleada para identificar al deudor insolvente, históricamente denominado “decoctus”.

En efecto, bajo ese esquema inscribe, por ejemplo, la cesación de pagos que es considerada para determinar el inicio del denominado “período sospechoso”, en nuestro ordenamiento legal o, “período de sospecha”, en otras legislaciones.

Ahora bien, lo relevante de lo expuesto, para los efectos de este estudio, radica en destacar que la mayoría de las legislaciones concursales en el mundo occidental, en último término, adscribieron a los lineamientos impartidos por el jurista gallego, Francisco Salgado de Somoza, contenido en su obra Labyrinthus creditorum concurrentium ad litem per debitorum inter illos causatam, como resulta posible observar en la legislación española, italiana, francesa, inglesa y norteamericana que analizamos sintéticamente, en el sentido que la cesación de pagos, como presupuesto de apertura del proceso concursal, adquiere una identidad bastante relevante con la insolvencia, en la medida que sea entendida como la incapacidad estructural del deudor de cumplir sus obligaciones.

Este período corresponde a la etapa en que los actos y contratos realizados por el deudor declarado en quiebra o a cuyo respecto se abrió un procedimiento de liquidación forzada y que por tal circunstancia pasa a ser denominado fallido, pueden ser revisados. Así, en ese lapso de tiempo, de concurrir las exigencias prevista por la ley para ello, hace surgir el derecho de los acreedores y del síndico para recabar del tribunal que los declare inoponibles a la masa, los revoque o anule, según sea la situación y siguiendo el procedimiento pertinente.

GONZALO BAEZA OVALLE

La utilización de ese mecanismo exige que el procedimiento concursal ya esté abierto, de manera que constituye uno más de sus instrumentos

220

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

221

propios y esenciales para establecer la pertinencia de ejercer las acciones de protección, reintegración o recuperación del patrimonio (léase bienes) del deudor, que son parte del dispositivo indicado. Con esa finalidad, entonces, el legislador contempla un sistema particular que faculta al juez del concurso para fijar una “fecha de cesación de pagos”. Ese evento quedará determinado, como resulta lógico colegir, sólo por la ocurrencia del primer incumplimiento del deudor declarado en quiebra y que, a esa fecha, mantenga esa situación de impago independientemente de si, en ese instante, el fallido, esto es la persona declarada en quiebra, haya sido o no insolvente, para el caso de los deudores no comerciantes. Si por el contrario, se trata de estos últimos o de algunos deudores particulares que el artículo 41 del Libro IV del Código de Comercio describe y son identificados en doctrina como “calificados”, esa fecha puede remontar más atrás aún, como explicaremos más adelante, determinado por la manifestación de desequilibrios financieros que no necesariamente pasen por un incumplimiento, como mayor razón si lo hay, cualquiera sea su entidad. En definitiva y, reiterémoslo por la importancia que reviste el asunto, el período sospechoso marcará un lapso de tiempo en el cual resulta lícito además de razonable para toda persona afectada por la apertura del concurso, obviando naturalmente al deudor fallido, analizar la actividad realizada por este último, al existir fundadas presunciones en orden a que puede haber sido efectuada en condiciones o términos que generen un detrimento para su peculio en aras de salvar su organización productiva o, eludir el cumplimiento de obligaciones futuras y bajo esas circunstancias, dañando en ambos escenarios tanto el interés de sus acreedores como de la sociedad en general, al reducir ilícitamente dicho peculio o expresión material de su patrimonio. El incumplimiento tomado en consideración para fijar la fecha de cesación de pagos revela dificultades o anormalidades en su comportamiento económico que ameritan revisar su conducta posterior, en los términos explicados, a partir de entonces, derivando en las consecuencias que esta-

El incumplimiento tomado en consideración para fijar la fecha de cesación de pagos revela dificultades o anormalidades en su comportamiento económico que ameritan revisar su conducta posterior, en los términos explicados, a partir de entonces, derivando en las consecuencias que estaEn definitiva y, reiterémoslo por la importancia que reviste el asunto, el período sospechoso marcará un lapso de tiempo en el cual resulta lícito además de razonable para toda persona afectada por la apertura del concurso, obviando naturalmente al deudor fallido, analizar la actividad realizada por este último, al existir fundadas presunciones en orden a que puede haber sido efectuada en condiciones o términos que generen un detrimento para su peculio en aras de salvar su organización productiva o, eludir el cumplimiento de obligaciones futuras y bajo esas circunstancias, dañando en ambos escenarios tanto el interés de sus acreedores como de la sociedad en general, al reducir ilícitamente dicho peculio o expresión material de su patrimonio. Si por el contrario, se trata de estos últimos o de algunos deudores particulares que el artículo 41 del Libro IV del Código de Comercio describe y son identificados en doctrina como “calificados”, esa fecha puede remontar más atrás aún, como explicaremos más adelante, determinado por la manifestación de desequilibrios financieros que no necesariamente pasen por un incumplimiento, como mayor razón si lo hay, cualquiera sea su entidad. Ese evento quedará determinado, como resulta lógico colegir, sólo por la ocurrencia del primer incumplimiento del deudor declarado en quiebra y que, a esa fecha, mantenga esa situación de impago independientemente de si, en ese instante, el fallido, esto es la persona declarada en quiebra, haya sido o no insolvente, para el caso de los deudores no comerciantes. Con esa finalidad, entonces, el legislador contempla un sistema particular que faculta al juez del concurso para fijar una “fecha de cesación de pagos”. propios y esenciales para establecer la pertinencia de ejercer las acciones de protección, reintegración o recuperación del patrimonio (léase bienes) del deudor, que son parte del dispositivo indicado. DERECHO CONCURSAL CHILENO

221

RETIRO

Esto último sólo estará determinado por el primer incumplimiento en caso de los deudores no comerciantes, pero sí será posible llevar esa fecha más atrás si se trata de deudores comerciantes, como expusimos, dado que resulta factible y más que ello, verosímil, que hayan efectuado cualquier

blece la ley para la oponibilidad, validez o existencia de los actos que haya celebrado en ese lapso de tiempo.

En resumen, la mayoría de las legislaciones adopta la insolvencia demostrada por la cesación de pagos, como un hecho determinante para proceder a la apertura del concurso o liquidación forzada de los bienes del deudor afectos a concurso, pero no ocurre lo mismo con la fijación de la fecha de cesación de pago, para los efectos de fijar el comienzo del período sospechoso.

En ese sentido Cesare Vivante sostenía: “Cuando en el patrimonio del comerciante el equilibrio entre pasivo y activo está quebrantado, y los negocios que éste sigue haciendo ya no le ayudan a salir de su mala situación, sino que andan de mal en peor, ocurre a menudo que con el fin de evitar o alejar la ruina inminente, él trata de hacer frente a los vencimientos actuales, contrayendo nuevas deudas y recurriendo a otros expedientes ruinosos. En estos casos, los acreedores que están enterados de la verdadera situación financiera de su deudor, y no tienen confianza en un mejoramiento de sus negocios, tendrían, muy a menudo, interés en provocar inmediatamente su quiebra, con el propósito de evitar una ulterior disminución del patrimonio de aquél, que como se sabe, constituye la garantía de sus créditos. La ley, sin embargo, no les concede esta facultad. Sólo cuando el desarreglo económico del deudor se exterioriza mediante un indicio fijado por la ley misma, la cesación de pagos, es decir, la falta de cumplimiento de una o más deudas vencidas, es manifiesta y puede declararse la quiebra. Por el contrario, cualquier cesación de pagos determina la declaración de quiebra, aún cuando su causa sea un desarreglo momentáneo y el activo del patrimonio del comerciante supere notablemente el pasivo. Sólo el rechazo de pago debido a excepciones opuestas de buena fe por el comerciante, no constituye esa cesación de pagos que puede determinar la declaración de quiebra.”93

En ese sentido Cesare Vivante sostenía: “Cuando en el patrimonio del comerciante el equilibrio entre pasivo y activo está quebrantado, y los negocios que éste sigue haciendo ya no le ayudan a salir de su mala situación, sino que andan de mal en peor, ocurre a menudo que con el fin de evitar o alejar la ruina inminente, él trata de hacer frente a los vencimientos actuales, contrayendo nuevas deudas y recurriendo a otros expedientes ruinosos. En estos casos, los acreedores que están enterados de la verdadera situación financiera de su deudor, y no tienen confianza en un mejoramiento de sus negocios, tendrían, muy a menudo, interés en provocar inmediatamente su quiebra, con el propósito de evitar una ulterior disminución del patrimonio de aquél, que como se sabe, constituye la garantía de sus créditos. La ley, sin embargo, no les concede esta facultad. Sólo cuando el desarreglo económico del deudor se exterioriza mediante un indicio fijado por la ley misma, la cesación de pagos, es decir, la falta de cumplimiento de una o más deudas vencidas, es manifiesta y puede declararse la quiebra. Por el contrario, cualquier cesación de pagos determina la declaración de quiebra, aún cuando su causa sea un desarreglo momentáneo y el activo del patrimonio del comerciante supere notablemente el pasivo. Sólo el rechazo de pago debido a excepciones opuestas de buena fe por el comerciante, no constituye esa cesación de pagos que puede determinar la declaración de quiebra.”93

En resumen, la mayoría de las legislaciones adopta la insolvencia demostrada por la cesación de pagos, como un hecho determinante para proceder a la apertura del concurso o liquidación forzada de los bienes del deudor afectos a concurso, pero no ocurre lo mismo con la fijación de la fecha de cesación de pago, para los efectos de fijar el comienzo del período sospechoso.

blece la ley para la oponibilidad, validez o existencia de los actos que haya celebrado en ese lapso de tiempo.

Esto último sólo estará determinado por el primer incumplimiento en caso de los deudores no comerciantes, pero sí será posible llevar esa fecha más atrás si se trata de deudores comerciantes, como expusimos, dado que resulta factible y más que ello, verosímil, que hayan efectuado cualquier

GONZALO BAEZA OVALLE

93 VIVANTE, Cesare. Istituzioni di diritto comérciale, 46ª edición. Trascrito por Francisco García Martínez, ob cit., Vol. I, p. 215.

222

93

222

GONZALO BAEZA OVALLE

VIVANTE, Cesare. Istituzioni di diritto comérciale, 46ª edición. Trascrito por Francisco García Martínez, ob cit., Vol. I, p. 215.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

223

esfuerzo, malos negocios o actuaciones inaceptablemente gravosas para sus bienes, a fin de evitar incurrir en tales incumplimientos, de manera que es adoptado el criterio de inestabilidad patrimonial que puede anteceder con mucho a la fecha del primer incumplimiento como criterio cierto para fijar la referida fecha de cesación de pago. Ahora bien, el procedimiento concursal en su aspecto denominado “quiebra” propiamente tal, entendido como el desarrollo de la liquidación forzada de los bienes del deudor afectos a concurso para hacer pago de sus obligaciones, es iniciado, precisamente, con la declaración de quiebra o, en su caso, con la resolución que declara abierto el procedimiento de liquidación forzada, que es el mecanismo incluido en la propuesta de reforma al sistema concursal chileno que analizaremos más adelante. No obstante, no debemos perder de vista que existen mecanismos, igualmente denominados concursales, que pueden ser utilizados por los deudores con anticipación a la cesación de pagos, pese a esta o antes de la declaración de quiebra, como medida preventiva, en otras palabras, para evitar que sea abierto el procedimiento concursal de liquidación de bienes, como también y otros, como acontece con algunas formas o especies de convenios o concordatos de carácter paliativo o reparatario, pues están llamados a ser utilizados una vez abierto el concurso a través de la declaración de quiebra, precisamente para alzar esa declaración. 2.2. Principales corrientes doctrinarias sobre la cesación de pagos e insolvencia Este aspecto lo consideramos relevante porque de alguna forma determina o aporta sentido a la regulación concursal que finalmente sea implementada. Constituye un hecho cierto que para los sistemas legales concursales la cesación de pagos de un deudor importa un aviso relevante a la hora de adoptar decisiones preventivas de males mayores derivados de esa situación de hecho con implicancias jurídicas. Bajo el indicado predicamento adopta un lugar destacado en el estudio e implementación del sistema concursal si la cesación de pagos, por sí misma,

Bajo el indicado predicamento adopta un lugar destacado en el estudio e implementación del sistema concursal si la cesación de pagos, por sí misma, Constituye un hecho cierto que para los sistemas legales concursales la cesación de pagos de un deudor importa un aviso relevante a la hora de adoptar decisiones preventivas de males mayores derivados de esa situación de hecho con implicancias jurídicas. Este aspecto lo consideramos relevante porque de alguna forma determina o aporta sentido a la regulación concursal que finalmente sea implementada. 2.2. Principales corrientes doctrinarias sobre la cesación de pagos e insolvencia No obstante, no debemos perder de vista que existen mecanismos, igualmente denominados concursales, que pueden ser utilizados por los deudores con anticipación a la cesación de pagos, pese a esta o antes de la declaración de quiebra, como medida preventiva, en otras palabras, para evitar que sea abierto el procedimiento concursal de liquidación de bienes, como también y otros, como acontece con algunas formas o especies de convenios o concordatos de carácter paliativo o reparatario, pues están llamados a ser utilizados una vez abierto el concurso a través de la declaración de quiebra, precisamente para alzar esa declaración. Ahora bien, el procedimiento concursal en su aspecto denominado “quiebra” propiamente tal, entendido como el desarrollo de la liquidación forzada de los bienes del deudor afectos a concurso para hacer pago de sus obligaciones, es iniciado, precisamente, con la declaración de quiebra o, en su caso, con la resolución que declara abierto el procedimiento de liquidación forzada, que es el mecanismo incluido en la propuesta de reforma al sistema concursal chileno que analizaremos más adelante. esfuerzo, malos negocios o actuaciones inaceptablemente gravosas para sus bienes, a fin de evitar incurrir en tales incumplimientos, de manera que es adoptado el criterio de inestabilidad patrimonial que puede anteceder con mucho a la fecha del primer incumplimiento como criterio cierto para fijar la referida fecha de cesación de pago. DERECHO CONCURSAL CHILENO

223

RETIRO

conforma un problema que merece atención o lo es ese hecho cuando va unido a la insolvencia del deudor. Para resolver ese incordio necesariamente habremos de pasar por la precisión de conceptos y también resultará indispensable resolver si puede ser determinada la existencia de una insolvencia del deudor de manera previa a su declaración en quiebra y como prerrequisito de ésta. Los lineamientos o sistemas estructurados en función de la cesación de pagos e insolvencia, podemos ordenarlos, principalmente, en tres grupos, que serán tratados en los números siguientes.

La gravedad de la interpretación seguida por la corriente en estudio radica en que no concurriendo tales incumplimientos, aún cuando el deudor utilice medios ruinosos para satisfacer sus obligaciones, no corresponderá dar lugar a la apertura de los procedimientos concursales a través de la declaración de quiebra, lo que genera un incentivo perverso.

GONZALO BAEZA OVALLE

Al realizar el recuento histórico de las regulaciones concursales, tuvimos ocasión de apreciar que, incluso bajo el Imperio romano, no resultaba admisible abrir concurso respecto de un deudor, si no había sido acreditada su insolvencia.

224

2.2.1. Atribuyen a la cesación de pagos un sentido restringido o materialista, siendo su principal exponente, Leone Bolaffio

En suma, para quienes respaldan esta tesis, quien no paga ni opone excepciones al ser citado por el juez, en los términos utilizados por la legislación argentina, se entiende que ha cesado en sus pagos y, por consecuencia, incurre en insolvencia, no quedando el acreedor obligado a acreditar esa insuficiencia patrimonial ni tampoco revierte la decisión el evento que no sea cierto que exista tal insolvencia.

Los seguidores de esta corriente postulan que existe cesación de pagos toda vez que el deudor incurra en incumplimiento de una sola obligación, de suerte tal que la imposibilidad (in) de solucionar (solvere) o pagar es inmediata manifestación de insolvencia y obliga al tribunal a declarar la quiebra, no quedando facultado para indagar si el deudor, efectivamente, sufre o no de insolvencia.

Los seguidores de esta corriente postulan que existe cesación de pagos toda vez que el deudor incurra en incumplimiento de una sola obligación, de suerte tal que la imposibilidad (in) de solucionar (solvere) o pagar es inmediata manifestación de insolvencia y obliga al tribunal a declarar la quiebra, no quedando facultado para indagar si el deudor, efectivamente, sufre o no de insolvencia.

En suma, para quienes respaldan esta tesis, quien no paga ni opone excepciones al ser citado por el juez, en los términos utilizados por la legislación argentina, se entiende que ha cesado en sus pagos y, por consecuencia, incurre en insolvencia, no quedando el acreedor obligado a acreditar esa insuficiencia patrimonial ni tampoco revierte la decisión el evento que no sea cierto que exista tal insolvencia.

2.2.1. Atribuyen a la cesación de pagos un sentido restringido o materialista, siendo su principal exponente, Leone Bolaffio Para resolver ese incordio necesariamente habremos de pasar por la precisión de conceptos y también resultará indispensable resolver si puede ser determinada la existencia de una insolvencia del deudor de manera previa a su declaración en quiebra y como prerrequisito de ésta. conforma un problema que merece atención o lo es ese hecho cuando va unido a la insolvencia del deudor. 224

GONZALO BAEZA OVALLE

Al realizar el recuento histórico de las regulaciones concursales, tuvimos ocasión de apreciar que, incluso bajo el Imperio romano, no resultaba admisible abrir concurso respecto de un deudor, si no había sido acreditada su insolvencia.

Los lineamientos o sistemas estructurados en función de la cesación de pagos e insolvencia, podemos ordenarlos, principalmente, en tres grupos, que serán tratados en los números siguientes.

La gravedad de la interpretación seguida por la corriente en estudio radica en que no concurriendo tales incumplimientos, aún cuando el deudor utilice medios ruinosos para satisfacer sus obligaciones, no corresponderá dar lugar a la apertura de los procedimientos concursales a través de la declaración de quiebra, lo que genera un incentivo perverso.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

225

Tal como fue observado entonces y reiteramos ahora, la declaración de quiebra determina males irreparables para el deudor y, particularmente, su actividad productiva que, de dar curso a la apertura del concurso pasa a quedar irreversiblemente concluida o, al menos, dañada a un grado por demás extremo. De allí entonces, que el legislador romano optó por reservar sólo a los deudores insolventes, la declaración de quiebra asumiendo que la ejecución individual constituía una tutela suficiente para el derecho de los acreedores, respecto de los deudores solventes. Así las cosas, la teoría que nos ocupa obliga a regresar muchos siglos en la evolución jurídico concursal de modo que, siendo cualquier incumplimiento motivo bastante para declarar la quiebra, en último término el procedimiento queda desvirtuado en sus propósitos, como ocurrió en el pasado en Chile, transformando un mecanismo extremo destinado a conformar una comunidad de pérdidas o asociación virtual entre el deudor y sus acreedores, en un sistema más ágil de cobranza y, por ende, del todo ajeno a su sentido de instauración. El deudor afectado por una petición de quiebra a quien, además, no es permitido provocar una controversia respecto a si procede o no abrir el concurso a través de la declaración de quiebra, como deriva del artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio, está compelido a cumplir la obligación a la brevedad o, al menos, en el plazo que, dependiendo de cada tribunal, es asignado para que exponga aquello que estime de mejor conveniencia para sus intereses. La adopción del procedimiento indicado trajo aparejado el surgimiento de las denominadas “quiebra cobranza”. La línea de comportamiento del acreedor no respondía a la real intención de declarar en quiebra al deudor, sólo pretendía gestar una compulsión a un grado tan extremo contra este último que hiciera innecesario acudir a la ejecución individual para obtener el pago de la obligación insoluta. Ese deudor, ante el riesgo de ver concluido o irreversiblemente dañado su negocio a instancias de la petición y eventual apertura del procedimiento

Ese deudor, ante el riesgo de ver concluido o irreversiblemente dañado su negocio a instancias de la petición y eventual apertura del procedimiento La línea de comportamiento del acreedor no respondía a la real intención de declarar en quiebra al deudor, sólo pretendía gestar una compulsión a un grado tan extremo contra este último que hiciera innecesario acudir a la ejecución individual para obtener el pago de la obligación insoluta. La adopción del procedimiento indicado trajo aparejado el surgimiento de las denominadas “quiebra cobranza”. El deudor afectado por una petición de quiebra a quien, además, no es permitido provocar una controversia respecto a si procede o no abrir el concurso a través de la declaración de quiebra, como deriva del artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio, está compelido a cumplir la obligación a la brevedad o, al menos, en el plazo que, dependiendo de cada tribunal, es asignado para que exponga aquello que estime de mejor conveniencia para sus intereses. Así las cosas, la teoría que nos ocupa obliga a regresar muchos siglos en la evolución jurídico concursal de modo que, siendo cualquier incumplimiento motivo bastante para declarar la quiebra, en último término el procedimiento queda desvirtuado en sus propósitos, como ocurrió en el pasado en Chile, transformando un mecanismo extremo destinado a conformar una comunidad de pérdidas o asociación virtual entre el deudor y sus acreedores, en un sistema más ágil de cobranza y, por ende, del todo ajeno a su sentido de instauración. De allí entonces, que el legislador romano optó por reservar sólo a los deudores insolventes, la declaración de quiebra asumiendo que la ejecución individual constituía una tutela suficiente para el derecho de los acreedores, respecto de los deudores solventes. Tal como fue observado entonces y reiteramos ahora, la declaración de quiebra determina males irreparables para el deudor y, particularmente, su actividad productiva que, de dar curso a la apertura del concurso pasa a quedar irreversiblemente concluida o, al menos, dañada a un grado por demás extremo. DERECHO CONCURSAL CHILENO

225

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

A la luz de esta tendencia quienes la propician alegan que la quiebra puede ser declarada en la medida que haya sido acreditada la insolvencia, caracterizada por un estado pecuniario tan deficitario del deudor que

226

2.2.3. La interpretación amplia

concursal, rápidamente optaba por solucionar la acreencia aún cuando el peticionario careciera de un pleno derecho o de un título inobjetable para obtener el cobro del crédito fundante de su pretensión.

Esta última realidad ha determinado, en gran medida, las críticas levantadas contra esta tendencia, habida cuenta que, teniendo la quiebra un carácter tutelar de la integridad de los patrimonios comprometidos, en otras palabras, el de los acreedores y también el del deudor, todo ello en aras de un bien jurídico mayor como es la estabilidad del sistema económico, no parece razonable entrabar la intervención judicial si existen otros medios, que no consistan en el incumplimiento de alguna obligación, para establecer que el deudor adolece de una insuficiencia pecuniaria respecto a la cuantía de sus compromisos que, en realidad, le impide cumplirlos.

No olvidemos que en el comercio es usual que en los contratos financieros sea incluida una cláusula de caducidad de los plazos otorgados por el sólo hecho de ser presentada una solicitud destinada a provocar la quiebra del deudor, de manera que esas peticiones producen efectos negativos irreversibles para el deudor.

La nota dominante en esta tesis radica en que antes que el deudor cese en el pago de una obligación, no resulta posible declarar la quiebra aún cuando, como en la situación anterior, utilice medios ruinosos para cumplir sus obligaciones.

2.2.2. La teoría mixta o intermedia

En este grupo los autores postulan que habrá cesación de pagos para los efectos concursales, en otros términos, habilitante para declarar la quiebra, toda vez que el incumplimiento de obligaciones constituya una consecuencia de la insuficiencia patrimonial para hacer frente al pago de las obligaciones.

En este grupo los autores postulan que habrá cesación de pagos para los efectos concursales, en otros términos, habilitante para declarar la quiebra, toda vez que el incumplimiento de obligaciones constituya una consecuencia de la insuficiencia patrimonial para hacer frente al pago de las obligaciones.

2.2.2. La teoría mixta o intermedia

La nota dominante en esta tesis radica en que antes que el deudor cese en el pago de una obligación, no resulta posible declarar la quiebra aún cuando, como en la situación anterior, utilice medios ruinosos para cumplir sus obligaciones.

No olvidemos que en el comercio es usual que en los contratos financieros sea incluida una cláusula de caducidad de los plazos otorgados por el sólo hecho de ser presentada una solicitud destinada a provocar la quiebra del deudor, de manera que esas peticiones producen efectos negativos irreversibles para el deudor.

Esta última realidad ha determinado, en gran medida, las críticas levantadas contra esta tendencia, habida cuenta que, teniendo la quiebra un carácter tutelar de la integridad de los patrimonios comprometidos, en otras palabras, el de los acreedores y también el del deudor, todo ello en aras de un bien jurídico mayor como es la estabilidad del sistema económico, no parece razonable entrabar la intervención judicial si existen otros medios, que no consistan en el incumplimiento de alguna obligación, para establecer que el deudor adolece de una insuficiencia pecuniaria respecto a la cuantía de sus compromisos que, en realidad, le impide cumplirlos.

concursal, rápidamente optaba por solucionar la acreencia aún cuando el peticionario careciera de un pleno derecho o de un título inobjetable para obtener el cobro del crédito fundante de su pretensión.

2.2.3. La interpretación amplia

GONZALO BAEZA OVALLE

A la luz de esta tendencia quienes la propician alegan que la quiebra puede ser declarada en la medida que haya sido acreditada la insolvencia, caracterizada por un estado pecuniario tan deficitario del deudor que

226

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

227

entregue la certeza que no podrá satisfacer a sus acreedores con ribetes irreversibles. De este modo, la cesación de pagos considerada como incumplimiento de alguna obligación, no basta para estimar acreditada la insolvencia que constituye el presupuesto que consideran necesario para declarar la apertura del concurso, esto es, la quiebra. Siguiendo este lineamiento, sus defensores hacen recaer en él o en los acreedores peticionarios de la quiebra y, en último término, en el tribunal, acreditar que existe la insolvencia, dejando en claro que ella puede quedar manifestada de muchas maneras, no sólo a través del incumplimiento de una o más obligaciones, aún cuando esto último da lugar a una presunción fundada o, un hecho revelador de la eventual insolvencia del deudor. Debemos reconocer que esta última tendencia encuentra sus más profundas raíces en la evolución de las regulaciones concursales romanas, en la cual esos procedimientos sólo correspondía aplicarlos toda vez que el deudor fuera insolvente, como hemos venido sosteniendo. Ese criterio ha sido acogido en la mayoría de las legislaciones del ramo que rigen en el mundo y, finalmente, deja entregado a la convicción del juez la procedencia de abrir el procedimiento concursal a través de la declaración de quiebra, dado que es el tribunal a quien corresponde llegar al convencimiento que el deudor se encuentra en un estado de insolvencia. 3. ORIENTACIÓN DE LA LEGISLACIÓN CONCURSAL CHILENA Procede preguntarnos, a estas alturas, ¿cuál teoría es aplicada en nuestra legislación? Eso lo analizaremos al estudiar, en particular, las causales de quiebra en Chile pero, en general, podemos afirmar que se ha optado por una mezcla de todas ellas, siguiendo un criterio práctico bastante atendible, lo que revisaremos sucintamente en los puntos siguientes, pero no por tal circunstancia exitoso. Como tendremos oportunidad de revisarlo, las causales de quiebra no entregan certeza respecto de la insolvencia del deudor y el sistema contempla el error, con el sobreseimiento definitivo por el pago total del pasivo exigible, sin contemplar retribución alguna para el deudor fallido que vio destruida su organización productiva por un mecanismo de

Procede preguntarnos, a estas alturas, ¿cuál teoría es aplicada en nuestra legislación? Eso lo analizaremos al estudiar, en particular, las causales de quiebra en Chile pero, en general, podemos afirmar que se ha optado por una mezcla de todas ellas, siguiendo un criterio práctico bastante atendible, lo que revisaremos sucintamente en los puntos siguientes, pero no por tal circunstancia exitoso. Como tendremos oportunidad de revisarlo, las causales de quiebra no entregan certeza respecto de la insolvencia del deudor y el sistema contempla el error, con el sobreseimiento definitivo por el pago total del pasivo exigible, sin contemplar retribución alguna para el deudor fallido que vio destruida su organización productiva por un mecanismo de 3. ORIENTACIÓN DE LA LEGISLACIÓN CONCURSAL CHILENA Ese criterio ha sido acogido en la mayoría de las legislaciones del ramo que rigen en el mundo y, finalmente, deja entregado a la convicción del juez la procedencia de abrir el procedimiento concursal a través de la declaración de quiebra, dado que es el tribunal a quien corresponde llegar al convencimiento que el deudor se encuentra en un estado de insolvencia. Debemos reconocer que esta última tendencia encuentra sus más profundas raíces en la evolución de las regulaciones concursales romanas, en la cual esos procedimientos sólo correspondía aplicarlos toda vez que el deudor fuera insolvente, como hemos venido sosteniendo. Siguiendo este lineamiento, sus defensores hacen recaer en él o en los acreedores peticionarios de la quiebra y, en último término, en el tribunal, acreditar que existe la insolvencia, dejando en claro que ella puede quedar manifestada de muchas maneras, no sólo a través del incumplimiento de una o más obligaciones, aún cuando esto último da lugar a una presunción fundada o, un hecho revelador de la eventual insolvencia del deudor. De este modo, la cesación de pagos considerada como incumplimiento de alguna obligación, no basta para estimar acreditada la insolvencia que constituye el presupuesto que consideran necesario para declarar la apertura del concurso, esto es, la quiebra. entregue la certeza que no podrá satisfacer a sus acreedores con ribetes irreversibles. DERECHO CONCURSAL CHILENO

227

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Lamentablemente, en la práctica de muchos años, no es común que un tribunal, de oficio, adopte medidas probatorias para establecer la causal invocada, pero aún cuando lo hiciere, tal cosa devendría como irrelevante,

228

El legislador ha manifestado tener clara conciencia de la importancia y gravedad de la decisión de abrir un concurso respecto de un deudor por lo cual, ha saltado los principios que informan la actividad de los tribunales ordinarios civiles en orden a su pasividad, para imponerles la obligación de indagar por todos los medios a su alcance respecto a la efectividad de los hechos que dan fundamento a la causal invocada, como deriva del artículo 45 de ese Libro.

diagnóstico o predictivo equivocado impuesto por la sociedad y que está por sobre sus posibilidades resistir.

En Chile, siendo la insolvencia un fundamento para declarar la quiebra, aún cuando no esté expresamente establecido como requisito en la legislación positiva, no correspondería efectuar tal declaración si no concurre y es justificado por los medios legales respectivos, que existe una o más de las causales que específica y taxativamente contempla el Libro IV del Co. de Comercio, aún cuando el deudor, efectivamente sea insolvente o, por el contrario, lo que resulta más grave, si es acreditada la causal debe ser declarada pese a que no exhiba la condición de insolvente, lo que constituye, por cierto, un contrasentido.

3.1. Primera situación. Existencia de una causal como presupuesto necesario para la apertura del concurso

3.1.1. Causales derivadas de su operación comercial

Esto va a ocurrir toda vez que no sea el deudor quien pretenda provocar la apertura del procedimiento concursal a través de la declaración de quiebra o liquidación forzosa, pues siendo una cuestión esencial a la iniciación y operación de estos procedimientos la insolvencia del deudor, es concluido por la mayoría de la doctrina que nadie mejor que éste sabe de la real situación de sus negocios. Esa premisa puede ser aceptada en general, por no siempre corresponde a la realidad. Muchas veces el deudor carece de claridad o, mejor, a perdido la capacidad de ver la situación real de su negocio.

Esto va a ocurrir toda vez que no sea el deudor quien pretenda provocar la apertura del procedimiento concursal a través de la declaración de quiebra o liquidación forzosa, pues siendo una cuestión esencial a la iniciación y operación de estos procedimientos la insolvencia del deudor, es concluido por la mayoría de la doctrina que nadie mejor que éste sabe de la real situación de sus negocios. Esa premisa puede ser aceptada en general, por no siempre corresponde a la realidad. Muchas veces el deudor carece de claridad o, mejor, a perdido la capacidad de ver la situación real de su negocio.

3.1.1. Causales derivadas de su operación comercial

3.1. Primera situación. Existencia de una causal como presupuesto necesario para la apertura del concurso

En Chile, siendo la insolvencia un fundamento para declarar la quiebra, aún cuando no esté expresamente establecido como requisito en la legislación positiva, no correspondería efectuar tal declaración si no concurre y es justificado por los medios legales respectivos, que existe una o más de las causales que específica y taxativamente contempla el Libro IV del Co. de Comercio, aún cuando el deudor, efectivamente sea insolvente o, por el contrario, lo que resulta más grave, si es acreditada la causal debe ser declarada pese a que no exhiba la condición de insolvente, lo que constituye, por cierto, un contrasentido.

diagnóstico o predictivo equivocado impuesto por la sociedad y que está por sobre sus posibilidades resistir.

El legislador ha manifestado tener clara conciencia de la importancia y gravedad de la decisión de abrir un concurso respecto de un deudor por lo cual, ha saltado los principios que informan la actividad de los tribunales ordinarios civiles en orden a su pasividad, para imponerles la obligación de indagar por todos los medios a su alcance respecto a la efectividad de los hechos que dan fundamento a la causal invocada, como deriva del artículo 45 de ese Libro.

GONZALO BAEZA OVALLE

Lamentablemente, en la práctica de muchos años, no es común que un tribunal, de oficio, adopte medidas probatorias para establecer la causal invocada, pero aún cuando lo hiciere, tal cosa devendría como irrelevante,

228

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

229

desde que la existencia de la causal sólo entrega indicios o presunciones de insolvencia pero no la certeza que ella exista, siendo en realidad y como va dicho, el único hecho que podría servir de fundamento para declarar la quiebra o abrir un procedimiento de liquidación forzosa contra un deudor. 3.1.2. Causales derivadas del uso o instauración inadecuada de los mecanismos concursales Esta situación la podemos descubrir íntimamente vinculada a la existencia de los convenios y sus procedimientos. En este evento, sin importar la calidad o naturaleza del deudor, en caso que deje de cumplir las obligaciones que asumió a partir de un convenio con uno o más acreedores, arrastra como derivación necesaria, aún cuando no estamos claros que sea justificado, que el o los afectados por ese incumplimiento puedan solicitar al tribunal de la quiebra o que aprobó el convenio, que resulta ser el competente, que sobre la base de constatar el referido incumplimiento y declarándolo de esa manera en su sentencia, proceda a sentenciar de inmediato y sin trámites adicionales, la quiebra del deudor. Como es posible apreciar, en esta situación el legislador no utiliza la apertura del procedimiento de quiebra contra un deudor como un mecanismo de estabilización, sino más bien como una sanción contra éste, lo que distorsiona el instrumento, toda vez que la quiebra o liquidación del negocio del deudor no puede ser concebida como sanción, responde a otros fines. Tan claro resulta ser que la quiebra es utilizada como sanción que en el caso descrito precedentemente, no resulta imprescindible, aún más, ni siquiera relevante que el deudor sea insolvente, transformando la apertura del concurso a través de la declaración de quiebra en un castigo, desvirtuando el propósito de instalación del mecanismo que, bajo esos respectos, deja de ser un instrumentos de restablecimiento de la normalidad económica amagada o violentada en razón de uno o más incumplimientos. A igual predicamento podemos arribar en la legislación concursal chilena, cuando queda establecido un comportamiento malicioso o una instauración inadecuada de un mecanismo concursal como el convenio.

A igual predicamento podemos arribar en la legislación concursal chilena, cuando queda establecido un comportamiento malicioso o una instauración inadecuada de un mecanismo concursal como el convenio. Tan claro resulta ser que la quiebra es utilizada como sanción que en el caso descrito precedentemente, no resulta imprescindible, aún más, ni siquiera relevante que el deudor sea insolvente, transformando la apertura del concurso a través de la declaración de quiebra en un castigo, desvirtuando el propósito de instalación del mecanismo que, bajo esos respectos, deja de ser un instrumentos de restablecimiento de la normalidad económica amagada o violentada en razón de uno o más incumplimientos. Como es posible apreciar, en esta situación el legislador no utiliza la apertura del procedimiento de quiebra contra un deudor como un mecanismo de estabilización, sino más bien como una sanción contra éste, lo que distorsiona el instrumento, toda vez que la quiebra o liquidación del negocio del deudor no puede ser concebida como sanción, responde a otros fines. En este evento, sin importar la calidad o naturaleza del deudor, en caso que deje de cumplir las obligaciones que asumió a partir de un convenio con uno o más acreedores, arrastra como derivación necesaria, aún cuando no estamos claros que sea justificado, que el o los afectados por ese incumplimiento puedan solicitar al tribunal de la quiebra o que aprobó el convenio, que resulta ser el competente, que sobre la base de constatar el referido incumplimiento y declarándolo de esa manera en su sentencia, proceda a sentenciar de inmediato y sin trámites adicionales, la quiebra del deudor. Esta situación la podemos descubrir íntimamente vinculada a la existencia de los convenios y sus procedimientos. 3.1.2. Causales derivadas del uso o instauración inadecuada de los mecanismos concursales desde que la existencia de la causal sólo entrega indicios o presunciones de insolvencia pero no la certeza que ella exista, siendo en realidad y como va dicho, el único hecho que podría servir de fundamento para declarar la quiebra o abrir un procedimiento de liquidación forzosa contra un deudor. DERECHO CONCURSAL CHILENO

229

RETIRO

Sin embargo, lo habitual es que la resolución judicial que declara la nulidad del convenio esté fundada en variadas circunstancias que, en último término, determinan que el deudor haya faltado gravemente a la verdad en la declaración de su activo, pasivo o incumpliera las formas para lograr la aprobación del convenio. 3.2. Segunda situación. Decisión del deudor

No obstante, si bien esa nulidad pudo derivar, como adelantamos de su malicia, dolo también puede responder simplemente, a defectos formales en su aprobación, de manera que en este escenario entendemos como la instauración inadecuada del mecanismo de la quiebra o liquidación forzosa de la organización productiva del deudor. Eso acontece cuando un tribunal declara su nulidad, escenario en el cual también este último provoca de inmediato y en el mismo fallo, la quiebra del deudor. GONZALO BAEZA OVALLE

En apoyo de esta forma de entender ese mecanismo ha sido sostenido, con razón en nuestra opinión, que nadie mejor que el propio deudor se encuentra en una situación mas privilegiada de conocer el real estado de sus negocios, a lo cual podemos agregar, que tampoco corresponde objetar la libre disposición de sus bienes y, sin duda, representa una especie o forma de disposición de estos, someterlos a los mecanismos concursales, aún cuando el estado de sus negocios no sea de insolvencia.

Sin embargo, lo habitual es que la resolución judicial que declara la nulidad del convenio esté fundada en variadas circunstancias que, en último término, determinan que el deudor haya faltado gravemente a la verdad en la declaración de su activo, pasivo o incumpliera las formas para lograr la aprobación del convenio.

La petición de quiebra levantada por el propio deudor no necesita estar basada en una causal de quiebra como también comentamos y, en sí, no ha sido considerada como una causal particular, pese a lo cual y bajo nuestro punto de vista, el tribunal queda obligado a declararla sin constituir óbice a ello que, incluso, el deudor no cumpla a cabalidad las exigencias legales para que sea abierto el concurso.

3.2. Segunda situación. Decisión del deudor

El predicamento descrito en el punto anterior, que hace depender la apertura de los procedimientos concursales a la existencia de hechos reveladores de insolvencia o causales de quiebra o, incluyendo la quiebra sanción que ocupó el punto 3.1.2., no puede ser aplicado sin excepciones.

230

No obstante, si bien esa nulidad pudo derivar, como adelantamos de su malicia, dolo también puede responder simplemente, a defectos formales en su aprobación, de manera que en este escenario entendemos como la instauración inadecuada del mecanismo de la quiebra o liquidación forzosa de la organización productiva del deudor.

El predicamento descrito en el punto anterior, que hace depender la apertura de los procedimientos concursales a la existencia de hechos reveladores de insolvencia o causales de quiebra o, incluyendo la quiebra sanción que ocupó el punto 3.1.2., no puede ser aplicado sin excepciones.

Eso acontece cuando un tribunal declara su nulidad, escenario en el cual también este último provoca de inmediato y en el mismo fallo, la quiebra del deudor.

La petición de quiebra levantada por el propio deudor no necesita estar basada en una causal de quiebra como también comentamos y, en sí, no ha sido considerada como una causal particular, pese a lo cual y bajo nuestro punto de vista, el tribunal queda obligado a declararla sin constituir óbice a ello que, incluso, el deudor no cumpla a cabalidad las exigencias legales para que sea abierto el concurso.

GONZALO BAEZA OVALLE

En apoyo de esta forma de entender ese mecanismo ha sido sostenido, con razón en nuestra opinión, que nadie mejor que el propio deudor se encuentra en una situación mas privilegiada de conocer el real estado de sus negocios, a lo cual podemos agregar, que tampoco corresponde objetar la libre disposición de sus bienes y, sin duda, representa una especie o forma de disposición de estos, someterlos a los mecanismos concursales, aún cuando el estado de sus negocios no sea de insolvencia.

230

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

231

Este último constituye un asunto de resorte exclusivo del deudor en que al tribunal ni siquiera el legislador le otorga facultades de investigar, a diferencia del caso en que la apertura se intenta provocar por algún acreedor.

95 Art. 41 del Libro IV del Co. de Comercio: “El deudor que ejerza una actividad comercial, industrial, minera o agrícola, deberá solicitar la declaración de su quiebra antes de que transcurran quince días contados desde la fecha en que haya cesado en el pago de una obligación mercantil”. 94 Art. 219 del Libro IV del Co. de Comercio: “La quiebra se presume culpable en los siguientes casos: …4. ..si la manifestación que hiciere no reuniese las condiciones que prescribe el artículo 42”.

Incluso más, en la situación indicada, a nuestro juicio queda expuesto a que sea levantada en su contra una presunción legal de quiebra culpable, en el evento que no cumpla a cabalidad con las exigencias del referido artículo 4294 como adelantamos.

Bajo estas circunstancias, entonces, podemos encontrarnos con un hecho por demás particular o singular, pero razonable, que no exista causal de quiebra propiamente tal ni tampoco insolvencia, sin embargo, el tribunal quede obligado a declarar la quiebra en razón a que el deudor cumplió con todos los requisitos formales exigidos por la ley para que sea abierto el concurso, como deriva del artículo 42 del Libro IV del Co. de Comercio, o no lo hizo, pero por el sólo hecho de pedirlo el deudor, toda vez que el incumplimiento de esa norma tiene otras sanciones y no la negativa a declarar la apertura del concurso.

Esta decisión inscribe, específicamente, en el ámbito del derecho privado, representando una alternativa que, autónomamente, corresponde al deudor adoptar como un camino para culminar o poner término a sus negocios, no siendo razonable asumir que va a desear, voluntariamente, perjudicarse si en realidad no le asisten motivos poderosos para escoger este senda dispositiva de sus bienes como adelantamos.

Esta decisión inscribe, específicamente, en el ámbito del derecho privado, representando una alternativa que, autónomamente, corresponde al deudor adoptar como un camino para culminar o poner término a sus negocios, no siendo razonable asumir que va a desear, voluntariamente, perjudicarse si en realidad no le asisten motivos poderosos para escoger este senda dispositiva de sus bienes como adelantamos.

Bajo estas circunstancias, entonces, podemos encontrarnos con un hecho por demás particular o singular, pero razonable, que no exista causal de quiebra propiamente tal ni tampoco insolvencia, sin embargo, el tribunal quede obligado a declarar la quiebra en razón a que el deudor cumplió con todos los requisitos formales exigidos por la ley para que sea abierto el concurso, como deriva del artículo 42 del Libro IV del Co. de Comercio, o no lo hizo, pero por el sólo hecho de pedirlo el deudor, toda vez que el incumplimiento de esa norma tiene otras sanciones y no la negativa a declarar la apertura del concurso.

Incluso más, en la situación indicada, a nuestro juicio queda expuesto a que sea levantada en su contra una presunción legal de quiebra culpable, en el evento que no cumpla a cabalidad con las exigencias del referido artículo 4294 como adelantamos. Nos estamos refiriendo, bajo las circunstancias indicadas, a los deudores calificados que son aquellos descritos en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio95, en la medida que este último precepto les impone la

94

Art. 219 del Libro IV del Co. de Comercio: “La quiebra se presume culpable en los siguientes casos: …4. ..si la manifestación que hiciere no reuniese las condiciones que prescribe el artículo 42”. 95

Art. 41 del Libro IV del Co. de Comercio: “El deudor que ejerza una actividad comercial, industrial, minera o agrícola, deberá solicitar la declaración de su quiebra antes de que transcurran quince días contados desde la fecha en que haya cesado en el pago de una obligación mercantil”.

Nos estamos refiriendo, bajo las circunstancias indicadas, a los deudores calificados que son aquellos descritos en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio95, en la medida que este último precepto les impone la Este último constituye un asunto de resorte exclusivo del deudor en que al tribunal ni siquiera el legislador le otorga facultades de investigar, a diferencia del caso en que la apertura se intenta provocar por algún acreedor. DERECHO CONCURSAL CHILENO

231

RETIRO

Este último caso resulta ser el más extraño de todos, pues se abre concurso en relación con una o más personas en función de un elemento

obligación de pedir la declaración de su propia quiebra bajo sanción de presumir, legalmente, que su quiebra es culpable96.

3.4. Cuarta situación. Quiebra refleja

Así, siendo la declaración de quiebra en Chile normalmente, un subproducto de la insolvencia, sólo puede ser provocada por situaciones que no entregan la certidumbre pero sí conforman hechos que razonablemente llevan a la conclusión que el deudor se encuentra en esa condición aún cuando, como expusimos, esa conclusión no sea inequívoca, como ocurre con el caso en que exista un solo incumplimiento de una obligación mercantil que consta en un título ejecutivo, para el evento de una sociedad de inversión, por ejemplo, toda vez que nos encontremos con una gran cantidad de activos inmovilizados o fijos pero escasa liquidez.

Resulta claro que bajo esos respectos el deudor, voluntariamente, sometió sus bienes a un mecanismo concursal, como es la cesión de bienes, sin embargo, por diversas circunstancias, esa cesión no pudo ser aplicada, por lo cual el legislador subentiende que el deudor optó por el pago a sus acreedores mediante liquidación ordenada de sus bienes, que corresponde a un derivado del procedimiento de quiebra, de modo que ante el rechazo de la cesión de bienes o, en su caso, el convenio, el tribunal, abre de oficio y de inmediato el concurso, declarando su quiebra.

3.3. Tercera situación. Quiebra propia indirecta

También no encontramos con otra situación que, incluso, como estudiamos, exhibe rasgos históricos, según acontece con el rechazo de la cesión de bienes ofrecida por el deudor civil o el convenio, lo que no implica, necesariamente, que ese deudor esté en insolvencia, atendido que las circunstancias descritas para dar lugar a dicha declaración, constituyen una causal objetiva.

También no encontramos con otra situación que, incluso, como estudiamos, exhibe rasgos históricos, según acontece con el rechazo de la cesión de bienes ofrecida por el deudor civil o el convenio, lo que no implica, necesariamente, que ese deudor esté en insolvencia, atendido que las circunstancias descritas para dar lugar a dicha declaración, constituyen una causal objetiva.

3.3. Tercera situación. Quiebra propia indirecta

Resulta claro que bajo esos respectos el deudor, voluntariamente, sometió sus bienes a un mecanismo concursal, como es la cesión de bienes, sin embargo, por diversas circunstancias, esa cesión no pudo ser aplicada, por lo cual el legislador subentiende que el deudor optó por el pago a sus acreedores mediante liquidación ordenada de sus bienes, que corresponde a un derivado del procedimiento de quiebra, de modo que ante el rechazo de la cesión de bienes o, en su caso, el convenio, el tribunal, abre de oficio y de inmediato el concurso, declarando su quiebra.

Así, siendo la declaración de quiebra en Chile normalmente, un subproducto de la insolvencia, sólo puede ser provocada por situaciones que no entregan la certidumbre pero sí conforman hechos que razonablemente llevan a la conclusión que el deudor se encuentra en esa condición aún cuando, como expusimos, esa conclusión no sea inequívoca, como ocurre con el caso en que exista un solo incumplimiento de una obligación mercantil que consta en un título ejecutivo, para el evento de una sociedad de inversión, por ejemplo, toda vez que nos encontremos con una gran cantidad de activos inmovilizados o fijos pero escasa liquidez.

3.4. Cuarta situación. Quiebra refleja

obligación de pedir la declaración de su propia quiebra bajo sanción de presumir, legalmente, que su quiebra es culpable96.

Este último caso resulta ser el más extraño de todos, pues se abre concurso en relación con una o más personas en función de un elemento

GONZALO BAEZA OVALLE

96 Art. 219 del Libro IV del Co. de Comercio: “La quiebra se presume culpable en los siguientes casos: …4. Si el deudor no hubiere solicitado su quiebra, en el caso del artículo 41, o si la manifestación que hiciere no reuniese las condiciones que prescribe el artículo 42”.

232

96

232

GONZALO BAEZA OVALLE

Art. 219 del Libro IV del Co. de Comercio: “La quiebra se presume culpable en los siguientes casos: …4. Si el deudor no hubiere solicitado su quiebra, en el caso del artículo 41, o si la manifestación que hiciere no reuniese las condiciones que prescribe el artículo 42”.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

233

totalmente ajeno a su situación patrimonial inmediata, como acontece con los socios de la sociedad colectiva comercial y los socios gestores de la encomandita comercial. La doctrina ha denominado a esta forma de concurso la quiebra refleja. Hemos visto que un supuesto necesario para provocar la quiebra de un deudor o someterlo a un procedimiento de liquidación forzada de su organización productiva pasa por la existencia de su insolvencia. En la situación en comento, el hecho que precipita la quiebra de esos socios, es la quiebra de la sociedad comercial en la cual participan como socios colectivos o gestores, sin atender a su situación patrimonial. No creemos que, en este caso, el legislador implementó, una vez más, la quiebra o liquidación forzosa como una sanción. Más bien nos inclinamos por asumir que si esas personas son responsables solidarios de las obligaciones contraídas por la sociedad fallida, el legislador presume que también se encuentran en situación de insolvencia si no han concurrido a satisfacer el cumplimiento de las obligaciones de su codeudor solidario, permitiendo que éste sea declarado en quiebra. Esa derivación no deja de ser otra cosa que una simple presunción, sin otro fundamento que su propio postulado que, a primera vista parece convincente pero, en el hecho, carece de toda certeza en su diagnóstico o pronóstico. La quiebra refleja que sufren como derivación esas personas, que sin lugar a dudas les ocasionará un perjuicio enorme no responde a la correcta utilización del concurso, quiebra o liquidación forzada como instrumentos de estabilización, sino todo lo contrario. 4. LA INSOLVENCIA COMO PRESUPUESTO DE LA QUIEBRA EN NUESTRA LEGISLACIÓN

A la luz de las explicaciones entregadas, no queda claro que el sistema jurídico chileno considere la insolvencia como presupuesto de la quiebra,

A la luz de las explicaciones entregadas, no queda claro que el sistema jurídico chileno considere la insolvencia como presupuesto de la quiebra, DE LA QUIEBRA EN NUESTRA LEGISLACIÓN

4. LA INSOLVENCIA COMO PRESUPUESTO La quiebra refleja que sufren como derivación esas personas, que sin lugar a dudas les ocasionará un perjuicio enorme no responde a la correcta utilización del concurso, quiebra o liquidación forzada como instrumentos de estabilización, sino todo lo contrario. Esa derivación no deja de ser otra cosa que una simple presunción, sin otro fundamento que su propio postulado que, a primera vista parece convincente pero, en el hecho, carece de toda certeza en su diagnóstico o pronóstico. Más bien nos inclinamos por asumir que si esas personas son responsables solidarios de las obligaciones contraídas por la sociedad fallida, el legislador presume que también se encuentran en situación de insolvencia si no han concurrido a satisfacer el cumplimiento de las obligaciones de su codeudor solidario, permitiendo que éste sea declarado en quiebra. No creemos que, en este caso, el legislador implementó, una vez más, la quiebra o liquidación forzosa como una sanción. En la situación en comento, el hecho que precipita la quiebra de esos socios, es la quiebra de la sociedad comercial en la cual participan como socios colectivos o gestores, sin atender a su situación patrimonial. Hemos visto que un supuesto necesario para provocar la quiebra de un deudor o someterlo a un procedimiento de liquidación forzada de su organización productiva pasa por la existencia de su insolvencia. La doctrina ha denominado a esta forma de concurso la quiebra refleja. totalmente ajeno a su situación patrimonial inmediata, como acontece con los socios de la sociedad colectiva comercial y los socios gestores de la encomandita comercial. DERECHO CONCURSAL CHILENO

233

RETIRO

Ese autor no considera la “insolvencia” como un presupuesto de la apertura de un procedimiento de quiebra o liquidación.

apertura de concurso o de liquidación de los bienes del deudor concursados.

Luego concluye que a la época en que publicó su libro (1968), estando vigente la Ley Nº 4.558, la quiebra era aplicada por los tribunales con “alarmante licencia”.

Lo determinante a la hora de decidir en torno a si procede abrir un concurso o liquidación de los bienes del deudor es la existencia de un hecho indiciario de la insolvencia, comúnmente denominado como “causal de quiebra”, salvo que sea el propio deudor quien solicita la apertura, evento en el cual no precisa acreditar la existencia de ninguna causal.

Por la gravedad que atribuye a la quiebra, aduce que es necesario que sea concebida legalmente y aplicada en la práctica sólo en resguardo de bienes jurídicos de una importancia tal que justifiquen tan extrema tutela reparativa. Si no es así –agrega– corre el riesgo de desvirtuar su cometido y volverse ineficaz.

José F. Zalaquett Daher97 disiente de nuestras expresiones en el sentido que la quiebra o liquidación de los bienes del deudor, no puede ser considerada una sanción, sino un mecanismo de estabilización, explica más profundamente su postura señalando que la quiebra contiene diversas clases de sanción: unas patrimoniales, otras administrativas e, incluso, unas terceras penales.

Acotemos de inmediato que no existen sanciones penales por la quiebra en sí. Lo que ocurre es que hay delitos que precisan de la existencia de la quiebra como un elemento del tipo, como acontece con la quiebra, calificada, sea de culpable o fraudulenta pero, insistimos, la quiebra por sí misma no constituye un delito.

Acotemos de inmediato que no existen sanciones penales por la quiebra en sí. Lo que ocurre es que hay delitos que precisan de la existencia de la quiebra como un elemento del tipo, como acontece con la quiebra, calificada, sea de culpable o fraudulenta pero, insistimos, la quiebra por sí misma no constituye un delito.

José F. Zalaquett Daher97 disiente de nuestras expresiones en el sentido que la quiebra o liquidación de los bienes del deudor, no puede ser considerada una sanción, sino un mecanismo de estabilización, explica más profundamente su postura señalando que la quiebra contiene diversas clases de sanción: unas patrimoniales, otras administrativas e, incluso, unas terceras penales.

Por la gravedad que atribuye a la quiebra, aduce que es necesario que sea concebida legalmente y aplicada en la práctica sólo en resguardo de bienes jurídicos de una importancia tal que justifiquen tan extrema tutela reparativa. Si no es así –agrega– corre el riesgo de desvirtuar su cometido y volverse ineficaz.

Lo determinante a la hora de decidir en torno a si procede abrir un concurso o liquidación de los bienes del deudor es la existencia de un hecho indiciario de la insolvencia, comúnmente denominado como “causal de quiebra”, salvo que sea el propio deudor quien solicita la apertura, evento en el cual no precisa acreditar la existencia de ninguna causal.

Luego concluye que a la época en que publicó su libro (1968), estando vigente la Ley Nº 4.558, la quiebra era aplicada por los tribunales con “alarmante licencia”.

apertura de concurso o de liquidación de los bienes del deudor concursados.

Ese autor no considera la “insolvencia” como un presupuesto de la apertura de un procedimiento de quiebra o liquidación.

GONZALO BAEZA OVALLE

97 ZALAQUETT DAHER, José F., La causa de declaratoria de quiebra. Editorial Jurídica de Chile, 1968, pp. 7 y siguientes.

234

97

234

GONZALO BAEZA OVALLE

ZALAQUETT DAHER, José F., La causa de declaratoria de quiebra. Editorial Jurídica de Chile, 1968, pp. 7 y siguientes.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

235

De esta manera radica la posibilidad de provocar la quiebra sólo en la existencia de una “causa”, que consistirá en un ataque contra lo tutelado. No obstante, al tratar específicamente esa “causa”98 llega a la conclusión que es la insolvencia la “causa” de la quiebra al decir:

99 BAEZA PINTO, Sergio. La insolvencia como presupuesto de la quiebra en nuestra legislación. Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LXV, Nº 3, pp. 64 a 73. Doctrinas Esenciales. Derecho Comercial. Revista de Derecho y Jurisprudencia. Edición Bicentenario. Thomson Reuters Puntolex. Argentina, 2010, pp. 787 y siguientes. 98

ZALAQUETT DAHER, José F., Ob. cit., pp. 103 y siguientes.

Resume explicando que “La insolvencia resulta, entonces, de una comparación negativa entre bienes y recursos disponibles y deudas exigibles. La cesación de pagos es un problema de caja.” Sergio Baeza Pinto99 explica que la insolvencia es la incapacidad de pagar una deuda debiendo entenderse que se trata de una inhabilidad real y absoluta y no de la falta de posibilidad dimanante de una situación transitoria. En términos más simples, hay insolvencia –dice–cuando la suma de los bienes y recursos es inferior al monto de las deudas, distinguiéndola de la simple cesación de pagos, que radica en el hecho de faltar dinero para realizarlos, aunque haya bienes disponibles que cubran el pasivo.

“La situación que comporta un ataque a la seguridad en el cumplimiento íntegro y oportuno de las relaciones patrimoniales, es únicamente el estado patrimonial caracterizado por la imposibilidad objetiva de afrontar los compromisos que lo gravan (supra Nº 64 y ss.). En consecuencia, cada vez que se compruebe este estado, debe declararse la quiebra al deudor que lo sufra, salvos los medios legítimos de excusar la quiebra, como es el convenio preventivo (infra Nº 124 y ss.), y siempre que se demuestre que un deudor puesto en tela de juicio conserva su capacidad objetiva de afrontar sus compromisos, debe denegarse la quiebra. La imposibilidad de pagar es, en consecuencia la CAUSA DE LA QUIEBRA.”

Explica más adelante que “Existe estado patrimonial de imposibilidad de pagar (o de insolvencia o de cesación de pagos) cuando el conjunto de los recursos regulares con que cuenta el deudor para afrontar las deudas a medida que vencen, adolece de permanente insuficiencia (supra Nº 67 y 68).”

Explica más adelante que “Existe estado patrimonial de imposibilidad de pagar (o de insolvencia o de cesación de pagos) cuando el conjunto de los recursos regulares con que cuenta el deudor para afrontar las deudas a medida que vencen, adolece de permanente insuficiencia (supra Nº 67 y 68).”

“La situación que comporta un ataque a la seguridad en el cumplimiento íntegro y oportuno de las relaciones patrimoniales, es únicamente el estado patrimonial caracterizado por la imposibilidad objetiva de afrontar los compromisos que lo gravan (supra Nº 64 y ss.). En consecuencia, cada vez que se compruebe este estado, debe declararse la quiebra al deudor que lo sufra, salvos los medios legítimos de excusar la quiebra, como es el convenio preventivo (infra Nº 124 y ss.), y siempre que se demuestre que un deudor puesto en tela de juicio conserva su capacidad objetiva de afrontar sus compromisos, debe denegarse la quiebra. La imposibilidad de pagar es, en consecuencia la CAUSA DE LA QUIEBRA.”

Sergio Baeza Pinto99 explica que la insolvencia es la incapacidad de pagar una deuda debiendo entenderse que se trata de una inhabilidad real y absoluta y no de la falta de posibilidad dimanante de una situación transitoria. En términos más simples, hay insolvencia –dice–cuando la suma de los bienes y recursos es inferior al monto de las deudas, distinguiéndola de la simple cesación de pagos, que radica en el hecho de faltar dinero para realizarlos, aunque haya bienes disponibles que cubran el pasivo. Resume explicando que “La insolvencia resulta, entonces, de una comparación negativa entre bienes y recursos disponibles y deudas exigibles. La cesación de pagos es un problema de caja.” 98 99

ZALAQUETT DAHER, José F., Ob. cit., pp. 103 y siguientes.

BAEZA PINTO, Sergio. La insolvencia como presupuesto de la quiebra en nuestra legislación. Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LXV, Nº 3, pp. 64 a 73. Doctrinas Esenciales. Derecho Comercial. Revista de Derecho y Jurisprudencia. Edición Bicentenario. Thomson Reuters Puntolex. Argentina, 2010, pp. 787 y siguientes.

De esta manera radica la posibilidad de provocar la quiebra sólo en la existencia de una “causa”, que consistirá en un ataque contra lo tutelado. No obstante, al tratar específicamente esa “causa”98 llega a la conclusión que es la insolvencia la “causa” de la quiebra al decir: DERECHO CONCURSAL CHILENO

235

RETIRO

El destacado en negrilla en esta cita y la anterior, es nuestro.

GONZALO BAEZA OVALLE

GONZALO BAEZA OVALLE

El destacado en negrilla en esta cita y la anterior, es nuestro.

236

100

Así agrega que “Nuestra ley sólo habla de insolvencia para ocuparse de la quiebra de los bancos, sociedades anónimas y compañías de seguros. Es decir, sólo en estos casos el presupuesto de la quiebra es la insolvencia.”100

Así indica que su artículo 35 obligaba al deudor comerciante a solicitar su quiebra antes que transcurran 15 días contados desde la fecha en que cesó en el pago de una obligación mercantil y, en relación con ese precepto, el número 3º del artículo 189 presumía culpable la quiebra del comerciante que no hubiere procedido de esa forma.

Destaca que la insolvencia es una cuestión de hecho y que, por consecuencia, puede ser establecida por cualquiera de los medios probatorios, salvo que la declaración de insolvencia esté entregada por ley a los organismos regulatorios, como ocurre con los bancos, sociedades anónimas y compañías de seguros.

Sergio Baeza Pinto afirma en el artículo en cuestión que no estaba contemplada en la Ley Nº 4.558, la insolvencia como presupuesto de la declaración de quiebra y tampoco lo está hoy en día, sin embargo, asume que es posible encontrar en ella el fundamento de algunas de las causales previstas en esa ley.

Las disposiciones legales que ese autor trae a colación están derogadas, pero en la actual legislación es mantenido el criterio, según es posible verificar en los artículos 120 y siguientes del D.F.L. de Hacienda Nº 3, de 1997, que fijó el texto de la Ley General de Bancos y otros cuerpos legales.

Así es posible verificarlo en el artículo 121 que contempla el caso en que un banco cese en el pago de una obligación, situación en la cual el gerente debe avisar inmediatamente al Superintendente para que éste determine si la solvencia de la institución subsiste y, en caso contrario, adoptar las medidas que establece esa ley para regularizar la situación o proceder a la liquidación del Banco.

Así es posible verificarlo en el artículo 121 que contempla el caso en que un banco cese en el pago de una obligación, situación en la cual el gerente debe avisar inmediatamente al Superintendente para que éste determine si la solvencia de la institución subsiste y, en caso contrario, adoptar las medidas que establece esa ley para regularizar la situación o proceder a la liquidación del Banco.

Las disposiciones legales que ese autor trae a colación están derogadas, pero en la actual legislación es mantenido el criterio, según es posible verificar en los artículos 120 y siguientes del D.F.L. de Hacienda Nº 3, de 1997, que fijó el texto de la Ley General de Bancos y otros cuerpos legales.

Sergio Baeza Pinto afirma en el artículo en cuestión que no estaba contemplada en la Ley Nº 4.558, la insolvencia como presupuesto de la declaración de quiebra y tampoco lo está hoy en día, sin embargo, asume que es posible encontrar en ella el fundamento de algunas de las causales previstas en esa ley.

Destaca que la insolvencia es una cuestión de hecho y que, por consecuencia, puede ser establecida por cualquiera de los medios probatorios, salvo que la declaración de insolvencia esté entregada por ley a los organismos regulatorios, como ocurre con los bancos, sociedades anónimas y compañías de seguros.

Así indica que su artículo 35 obligaba al deudor comerciante a solicitar su quiebra antes que transcurran 15 días contados desde la fecha en que cesó en el pago de una obligación mercantil y, en relación con ese precepto, el número 3º del artículo 189 presumía culpable la quiebra del comerciante que no hubiere procedido de esa forma.

Así agrega que “Nuestra ley sólo habla de insolvencia para ocuparse de la quiebra de los bancos, sociedades anónimas y compañías de seguros. Es decir, sólo en estos casos el presupuesto de la quiebra es la insolvencia.”100

100

236

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

237

Esas regulaciones se mantuvieron en la Ley Nº 18.175 y, luego en el actual Libro IV del Co. de Comercio, como es posible verificar en sus artículos 41 y número 4 del artículo 219. Ahora bien, siendo el centro de su artículo las regulaciones aplicables a bancos, sociedades anónimas y compañías de seguro, hace ver que ese conjunto de regulaciones no son aplicables a estas entidades, especialmente, porque en ellas predomina la cesación de pagos antes que la insolvencia y, un buen ejemplo de ello queda traducido en la posibilidad de enervar la petición pagando la deuda fundante de la solicitud de quiebra, situación que no es posible aplicar al caso de quiebra de esas sociedades por la causal de insolvencia, ya que el pago de una o más obligaciones no importa otra cosa que el término de la cesación de pago, pero no el fin del estado de insolvencia. En su concepto “Sólo podría significar la recuperación de la solvencia si el pago se efectuare con fondos donados por terceros y redundara en una disminución del pasivo que restableciera una relación positiva entre él y el activo. Es decir como norma general no es lo mismo pago de un obligación que restablecimiento de la solvencia.” Una reflexión parecida hace en relación con los artículos 71 a 76 de la Ley Nº 4.558, que contemplaban los efectos retroactivos de la declaración de quiebra, ya que todo el sistema revocatorio previsto en esos preceptos discurren sobre la base de la cesación de pagos, lo que parece enteramente inadecuado para una situación de insolvencia. Bajo esos conceptos concluye en que “No cabe duda alguna de que la noción de insolvencia necesita de una sistematización legal y que su actual inserción en nuestro derecho es asintótica con respecto al resto de la legislación sobre quiebras. “Una reforma de esta legislación debería, por consiguiente y con relación a la quiebra por insolvencia, comprender los siguientes aspectos: a) una definición del concepto de insolvencia; b) una reglamentación sobre la manera de establecerla; c) su inclusión explícita entre los presupuestos de la quiebra de determinadas empresas;

c) su inclusión explícita entre los presupuestos de la quiebra de determinadas empresas; b) una reglamentación sobre la manera de establecerla; a) una definición del concepto de insolvencia; “Una reforma de esta legislación debería, por consiguiente y con relación a la quiebra por insolvencia, comprender los siguientes aspectos: Bajo esos conceptos concluye en que “No cabe duda alguna de que la noción de insolvencia necesita de una sistematización legal y que su actual inserción en nuestro derecho es asintótica con respecto al resto de la legislación sobre quiebras. Una reflexión parecida hace en relación con los artículos 71 a 76 de la Ley Nº 4.558, que contemplaban los efectos retroactivos de la declaración de quiebra, ya que todo el sistema revocatorio previsto en esos preceptos discurren sobre la base de la cesación de pagos, lo que parece enteramente inadecuado para una situación de insolvencia. Ahora bien, siendo el centro de su artículo las regulaciones aplicables a bancos, sociedades anónimas y compañías de seguro, hace ver que ese conjunto de regulaciones no son aplicables a estas entidades, especialmente, porque en ellas predomina la cesación de pagos antes que la insolvencia y, un buen ejemplo de ello queda traducido en la posibilidad de enervar la petición pagando la deuda fundante de la solicitud de quiebra, situación que no es posible aplicar al caso de quiebra de esas sociedades por la causal de insolvencia, ya que el pago de una o más obligaciones no importa otra cosa que el término de la cesación de pago, pero no el fin del estado de insolvencia. En su concepto “Sólo podría significar la recuperación de la solvencia si el pago se efectuare con fondos donados por terceros y redundara en una disminución del pasivo que restableciera una relación positiva entre él y el activo. Es decir como norma general no es lo mismo pago de un obligación que restablecimiento de la solvencia.” Esas regulaciones se mantuvieron en la Ley Nº 18.175 y, luego en el actual Libro IV del Co. de Comercio, como es posible verificar en sus artículos 41 y número 4 del artículo 219. DERECHO CONCURSAL CHILENO

237

RETIRO

“Quiebra es el estado del comerciante que cesa en el pago de sus obligaciones mercantiles”. 103

“Tout commerçant qui cesse ses paimens est en état de faillite.” Todo comerciante que cesa en sus pagos se encuentra en estado de quiebra, por lo cual, a contrario sensu y teniendo a la vista las explicaciones de Isidore Alauzet, en su texto “Commentaire du Code de commerce et de la législation commerciale”. Paris, 1856-1857, según anotación efectuada por don Gabriel Ocampo al margen de su borrador de Código de Comercio, según estudio de Enrique Brahm García, sobre José Gabriel Ocampo y la Codificación Comercial chilena, ya citado. Tomo II, p. 396.

GONZALO BAEZA OVALLE

102

238

VARELA VARELA, Raúl. De la insolvencia del deudor y de la legitimación del demandante para accionar, como presupuestos necesarios de la declaración de quiebra. Informe en derecho publicado en la Revista de Derecho y Jurisprudencia chilena, Tomo LXVI, Nº 6, pp. 149 a 158. Doctrinas esenciales. Derecho Comercial. Revista de Derecho y Jurisprudencia. Edición Bicentenario. Thomson Reuters Puntolex. Argentina, 2010, pp. 775 a 785.

d) una reestructuración del concepto de período sospechoso, teniendo en cuenta la situación de insolvencia;

101

e) una aclaración completa sobre la intervención de la autoridad fiscalizadora de determinadas empresas en la investigación y establecimiento de la insolvencia;

Una explicación semejante a la de los autores citados la entrega Raúl Varela Varela101 quien, remitiendo a la definición de quiebra que contemplaba el artículo 1325 del Co. de Comercio de 1865102 que es un derivado del artículo 437103 del Code de Commerce de 1807, afirmaba que respondía a la doctrina de derecho comparado que, por una parte, excluía del institu-

f) una coordinación y adecuación cuidadosas del actual sistema establecido por la Ley de Quiebras con las situaciones complejas a que da lugar la inclusión de la insolvencia como presupuesto o causal de quiebra.”

La dictación de la Ley Nº 18.175 que fue incorporada como Libro IV al Co. de Comercio, no cambió en lo medular los problemas denunciados por Sergio Baeza Pinto, por lo cual sólo cabe adherir a ellos en la hora presente y recordar que en las palabras de José F. Zalaquett Daher, también era preciso contemplar en la legislación una descripción de la insolvencia y considerar a esta como una causal genérica para provocar la apertura de la quiebra o liquidación de los bienes del deudor.

La dictación de la Ley Nº 18.175 que fue incorporada como Libro IV al Co. de Comercio, no cambió en lo medular los problemas denunciados por Sergio Baeza Pinto, por lo cual sólo cabe adherir a ellos en la hora presente y recordar que en las palabras de José F. Zalaquett Daher, también era preciso contemplar en la legislación una descripción de la insolvencia y considerar a esta como una causal genérica para provocar la apertura de la quiebra o liquidación de los bienes del deudor.

f) una coordinación y adecuación cuidadosas del actual sistema establecido por la Ley de Quiebras con las situaciones complejas a que da lugar la inclusión de la insolvencia como presupuesto o causal de quiebra.”

Una explicación semejante a la de los autores citados la entrega Raúl Varela Varela101 quien, remitiendo a la definición de quiebra que contemplaba el artículo 1325 del Co. de Comercio de 1865102 que es un derivado del artículo 437103 del Code de Commerce de 1807, afirmaba que respondía a la doctrina de derecho comparado que, por una parte, excluía del institu-

e) una aclaración completa sobre la intervención de la autoridad fiscalizadora de determinadas empresas en la investigación y establecimiento de la insolvencia;

101 VARELA VARELA, Raúl. De la insolvencia del deudor y de la legitimación del demandante para accionar, como presupuestos necesarios de la declaración de quiebra. Informe en derecho publicado en la Revista de Derecho y Jurisprudencia chilena, Tomo LXVI, Nº 6, pp. 149 a 158. Doctrinas esenciales. Derecho Comercial. Revista de Derecho y Jurisprudencia. Edición Bicentenario. Thomson Reuters Puntolex. Argentina, 2010, pp. 775 a 785.

d) una reestructuración del concepto de período sospechoso, teniendo en cuenta la situación de insolvencia;

102 “Quiebra es el estado del comerciante que cesa en el pago de sus obligaciones mercantiles”.

GONZALO BAEZA OVALLE

103 “Tout commerçant qui cesse ses paimens est en état de faillite.” Todo comerciante que cesa en sus pagos se encuentra en estado de quiebra, por lo cual, a contrario sensu y teniendo a la vista las explicaciones de Isidore Alauzet, en su texto “Commentaire du Code de commerce et de la législation commerciale”. Paris, 1856-1857, según anotación efectuada por don Gabriel Ocampo al margen de su borrador de Código de Comercio, según estudio de Enrique Brahm García, sobre José Gabriel Ocampo y la Codificación Comercial chilena, ya citado. Tomo II, p. 396.

238

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

239

to de la quiebra a los deudores no comerciantes104 y por otra, cuidaba de destacar la diferencia entre el mero incumplimiento de una obligación y la cesación del deudor en sus pagos. “Esta última, por su carácter general, importaba un signo de impotencia patrimonial del deudor para hacer frente a sus obligaciones y el consiguiente peligro de perjuicio para la masa de sus acreedores. Mientras sólo se trata de algún incumplimiento, que únicamente afecta al acreedor impago, el camino de la ejecución individual es suficiente para tutelar a ese acreedor; pero, cuando tales límites se exceden y se comprueba un estado general de suspensión de pagos, se hace indispensable crear un procedimiento que opere en interés de todos los acreedores y que sustituya a las ejecuciones individuales”. La argumentación expuesta, en su parte conclusiva, no concuerda con el tenor literal del Co. de Comercio de 1865 ni el Code de Commerce de 1807, pues Raúl Varela Varela excluye la quiebra o liquidación de los bienes del deudor, para el evento que sea un solo acreedor el afectado. Subrayamos sus palabras que así lo indican. Ambos cuerpos orgánicos de leyes expresamente disponen que la quiebra es aplicable aún cuando el deudor tenga un solo acreedor, de manera que la multiplicidad de acreedores respecto a los cuales existan incumplimientos no constituye un elemento determinante para esos legisladores, al momento de resolver en torno a la apertura de los procedimientos concursales. No obstante, estimamos que Raúl Varela Varela no se estaba refiriendo, en esta sección, al aspecto positivo del derecho, en otras palabras a la legislación vigente, sino que al deber ser del sistema jurídico, lo que es un punto de vista por demás razonable. Pues bien, en todo caso, esas concepciones han sido superadas en el tiempo, más no así por la legislación y, para los efectos teórico práctico, lo único que conviene tener presente pasa por considerar que el concepto de 104

Afirmación que nos parece bastante exacta, particularmente a la vista de lo prevenido en el artículo 1352 del Código de Comercio de 1865, en tanto disponía que “Los acreedores civiles no pueden solicitar la declaración de quiebra, sino a condición de justificar la cesación de pagos de deudas comerciales.”, de manera que los deudores civiles y las obligaciones civiles quedaban totalmente marginados de este instituto, al extremo que ni siquiera podían provocar la quiebra si no era basado en el incumplimiento de obligaciones comerciales.

104 Afirmación que nos parece bastante exacta, particularmente a la vista de lo prevenido en el artículo 1352 del Código de Comercio de 1865, en tanto disponía que “Los acreedores civiles no pueden solicitar la declaración de quiebra, sino a condición de justificar la cesación de pagos de deudas comerciales.”, de manera que los deudores civiles y las obligaciones civiles quedaban totalmente marginados de este instituto, al extremo que ni siquiera podían provocar la quiebra si no era basado en el incumplimiento de obligaciones comerciales.

Pues bien, en todo caso, esas concepciones han sido superadas en el tiempo, más no así por la legislación y, para los efectos teórico práctico, lo único que conviene tener presente pasa por considerar que el concepto de No obstante, estimamos que Raúl Varela Varela no se estaba refiriendo, en esta sección, al aspecto positivo del derecho, en otras palabras a la legislación vigente, sino que al deber ser del sistema jurídico, lo que es un punto de vista por demás razonable. Ambos cuerpos orgánicos de leyes expresamente disponen que la quiebra es aplicable aún cuando el deudor tenga un solo acreedor, de manera que la multiplicidad de acreedores respecto a los cuales existan incumplimientos no constituye un elemento determinante para esos legisladores, al momento de resolver en torno a la apertura de los procedimientos concursales. La argumentación expuesta, en su parte conclusiva, no concuerda con el tenor literal del Co. de Comercio de 1865 ni el Code de Commerce de 1807, pues Raúl Varela Varela excluye la quiebra o liquidación de los bienes del deudor, para el evento que sea un solo acreedor el afectado. Subrayamos sus palabras que así lo indican. to de la quiebra a los deudores no comerciantes104 y por otra, cuidaba de destacar la diferencia entre el mero incumplimiento de una obligación y la cesación del deudor en sus pagos. “Esta última, por su carácter general, importaba un signo de impotencia patrimonial del deudor para hacer frente a sus obligaciones y el consiguiente peligro de perjuicio para la masa de sus acreedores. Mientras sólo se trata de algún incumplimiento, que únicamente afecta al acreedor impago, el camino de la ejecución individual es suficiente para tutelar a ese acreedor; pero, cuando tales límites se exceden y se comprueba un estado general de suspensión de pagos, se hace indispensable crear un procedimiento que opere en interés de todos los acreedores y que sustituya a las ejecuciones individuales”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

239

RETIRO

Recordemos que ese aspecto ya tuvimos oportunidad de revisarlo en los inicios de este trabajo y remitimos a lo allí expresado (supra Nº 4, Capítulo I).

Existe un principio básico que inspira toda esta normativa conocido como la “par conditio omnium creditorum”, que también ha sido denominado como “ius paris conditionis creditorum”.

Es tan importante el concepto de insolvencia para los procedimientos concursales que, en derecho comparado es usado, cada día con mayor frecuencia, quiebra como sinónimo de insolvencia.

Según tuvimos ocasión de revisar, esa formulación ideológica reconoce no sólo su origen sino también el más completo desarrollo, bajo las regulaciones jurídicas surgidas durante el Imperio romano.

“insolvencia” que toman en cuenta los autores citados, ya no corresponde a una realidad técnicamente aceptada, habiendo sido consagrado desde hace años en los sistemas legislativos extranjeros la concepción del valor de la empresa como un elemento gravitante para establecer la existencia de insolvencia, con lo cual incorporan los flujos futuros y proyección de la organización productiva en el mercado al diagnóstico y pronóstico de la insolvencia de una empresa.

Ambas denominaciones apuntan a una idéntica realidad y, más que ello, a una necesaria justicia distributiva traducida en la igualdad que debe primar entre los acreedores para concurrir a solucionar sus créditos en el producto de la realización de los bienes del deudor afectos al concurso, quiebra o liquidación forzada de sus bienes, una vez deducidos los gastos que de ese proceso pueda derivar.

GONZALO BAEZA OVALLE

También rige ese principio si el concurso, quiebra o liquidación no es forzada, sino resultante de la iniciativa del propio deudor.

240

5.1. Reflexiones generales y normas de la legislación chilena 5. IUS PARIS CONDITIONIS CREDITORUM O PAR CONDITIO OMNIUM CREDITORUM

O PAR CONDITIO OMNIUM CREDITORUM

5. IUS PARIS CONDITIONIS CREDITORUM 5.1. Reflexiones generales y normas de la legislación chilena

240

GONZALO BAEZA OVALLE

También rige ese principio si el concurso, quiebra o liquidación no es forzada, sino resultante de la iniciativa del propio deudor.

“insolvencia” que toman en cuenta los autores citados, ya no corresponde a una realidad técnicamente aceptada, habiendo sido consagrado desde hace años en los sistemas legislativos extranjeros la concepción del valor de la empresa como un elemento gravitante para establecer la existencia de insolvencia, con lo cual incorporan los flujos futuros y proyección de la organización productiva en el mercado al diagnóstico y pronóstico de la insolvencia de una empresa.

Ambas denominaciones apuntan a una idéntica realidad y, más que ello, a una necesaria justicia distributiva traducida en la igualdad que debe primar entre los acreedores para concurrir a solucionar sus créditos en el producto de la realización de los bienes del deudor afectos al concurso, quiebra o liquidación forzada de sus bienes, una vez deducidos los gastos que de ese proceso pueda derivar.

Es tan importante el concepto de insolvencia para los procedimientos concursales que, en derecho comparado es usado, cada día con mayor frecuencia, quiebra como sinónimo de insolvencia.

Según tuvimos ocasión de revisar, esa formulación ideológica reconoce no sólo su origen sino también el más completo desarrollo, bajo las regulaciones jurídicas surgidas durante el Imperio romano.

Recordemos que ese aspecto ya tuvimos oportunidad de revisarlo en los inicios de este trabajo y remitimos a lo allí expresado (supra Nº 4, Capítulo I).

Existe un principio básico que inspira toda esta normativa conocido como la “par conditio omnium creditorum”, que también ha sido denominado como “ius paris conditionis creditorum”.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

241

Nuestro derecho positivo recoge esa inspiración, directa o indirectamente, en diversas disposiciones:

105 Toda vez que hacemos una referencia genérica a “algunos autores”, sin mayor precisión, en muchos casos obedece a que los tenidos en vista no entregan una fundamentación suficiente en sus propuestas como para ameritar apuntarlos en términos que sus dichos puedan ser materia de estudio para cualquiera que tenga interés en el tema, dado que consideramos que no exhiben aportes relevantes a este trabajo pero cumplimos con hacer remisión a la existencia de la opinión como un mero referente expositivo.

Artículo 2469 del Co. Civil contempla el denominado derecho general de prenda en los siguientes términos: “Los acreedores, con las excepciones indicadas en el artículo 1618, podrán exigir que se vendan todos los bienes del deudor hasta concurrencia de sus créditos, inclusos los intereses y los costos de la cobranza, para que con el producto se les satisfaga íntegramente si fueren suficientes los bienes, y en caso de no serlo, a prorrata, cuando no haya causas especiales para preferir ciertos créditos, según la clasificación que sigue.”

Recordemos que el artículo 1618 del Co. Civil alude a los bienes que el legislador considera inembargables que, por consideraciones humanitarias, son marginados del derecho general de prenda que asiste a todo acreedor sobre los bienes de su deudor. Para un debido análisis de la normativa traída a colación, corresponde tomar en cuenta además que, en general, todos los artículos que forman parte del Título XLI del libro IV del Co. Civil, apuntan en la dirección de conservar la igualdad entre los acreedores, sea a través de declarar viciados determinados actos o contratos realizados por el deudor en perjuicio de los demás acreedores, sea por medio de hacer respetar la concurrencia paritaria, incluso entre los mismos acreedores preferentes. Ha sido afirmado por algunos autores105 que los artículos que indicaremos a continuación, también revelarían la instrumentalización del principio analizado.

Ha sido afirmado por algunos autores105 que los artículos que indicaremos a continuación, también revelarían la instrumentalización del principio analizado. Para un debido análisis de la normativa traída a colación, corresponde tomar en cuenta además que, en general, todos los artículos que forman parte del Título XLI del libro IV del Co. Civil, apuntan en la dirección de conservar la igualdad entre los acreedores, sea a través de declarar viciados determinados actos o contratos realizados por el deudor en perjuicio de los demás acreedores, sea por medio de hacer respetar la concurrencia paritaria, incluso entre los mismos acreedores preferentes. Recordemos que el artículo 1618 del Co. Civil alude a los bienes que el legislador considera inembargables que, por consideraciones humanitarias, son marginados del derecho general de prenda que asiste a todo acreedor sobre los bienes de su deudor. “Los acreedores, con las excepciones indicadas en el artículo 1618, podrán exigir que se vendan todos los bienes del deudor hasta concurrencia de sus créditos, inclusos los intereses y los costos de la cobranza, para que con el producto se les satisfaga íntegramente si fueren suficientes los bienes, y en caso de no serlo, a prorrata, cuando no haya causas especiales para preferir ciertos créditos, según la clasificación que sigue.”

Artículo 2469 del Co. Civil contempla el denominado derecho general de prenda en los siguientes términos: 105

Toda vez que hacemos una referencia genérica a “algunos autores”, sin mayor precisión, en muchos casos obedece a que los tenidos en vista no entregan una fundamentación suficiente en sus propuestas como para ameritar apuntarlos en términos que sus dichos puedan ser materia de estudio para cualquiera que tenga interés en el tema, dado que consideramos que no exhiben aportes relevantes a este trabajo pero cumplimos con hacer remisión a la existencia de la opinión como un mero referente expositivo.

Nuestro derecho positivo recoge esa inspiración, directa o indirectamente, en diversas disposiciones: DERECHO CONCURSAL CHILENO

241

RETIRO

GÓMEZ BALMACEDA, Rafael y EYZAGUIRRE SMART, Gonzalo. El Derecho de Quiebras, Editorial Jurídica de Chile, 2009. Estos autores citan correctamente a un indiscutido procesalista para acotar la naturaleza jurídica del procedimiento concursal, “Carnelutti, Francisco. Sistemas de Derecho Procesal Civil, 4 vols., Adiciones de Nieto Alcalá Zamora y Castillo, Editorial Uthea, Buenos Aires, 1944, en cuanto explica: “También se señala que el procedimiento de quiebra no es un proceso contencioso, porque en el juicio ejecutivo concursal el deudor tiene y no quiere pagar, en cambio en el juicio concursal el deudor no tiene y quiere pagar. (usando la expresión acuñada por Carlos Concha Gutiérrez, lamentablemente, sin citarlo). La protección de los acreedores y el resguardo del régimen económico público, son, pues, en definitiva, los factores que “determinan la entrada de la quiebra, como entidad económica y jurídica, en el ámbito del Derecho Procesal”, acudiendo en este último caso a Ramírez, José Antonio, La quiebra, 3 volúmenes, Editorial Bosch, Barcelona, 1959”.

GONZALO BAEZA OVALLE

Modificado por la Ley Nº 20.073. D. Oficial del 29 de noviembre de 2005.

242

107

Artículo 1º del Libro IV del Co. de Comercio106 “La presente ley trata de los siguientes concursos: la quiebra, los convenios regulados en el Título XII; y las cesiones de bienes del Título XV. “El juicio de quiebra tiene por objeto realizar en un solo procedimiento los bienes de una persona natural o jurídica, a fin de proveer al pago de sus deudas, en los casos y en la forma determinados por la ley.”

106

Artículo 2º del Libro IV del Co. de Comercio. “La quiebra produce para el fallido y todos sus acreedores un estado indivisible. Comprenderá, en consecuencia, todos los bienes de aquél y todas sus obligaciones aún cuando no sean de plazo vencido, salvo aquellos bienes y obligaciones que la ley expresamente exceptúe.”

En efecto, el primero describe en el inciso primero, circunstanciadamente, el ámbito de aplicación del Libro IV del Co. de Comercio, siguiendo el lineamiento impuesto por el artículo 1º del Libro I de ese Código y, el inciso segundo, aclara el propósito al cual sirve el mal denominado “juicio de quiebra”, para dejar en claro que no existe una controversia ni contienda entre partes en ese procedimiento, sino un proceso de liquidación o realización forzada o voluntaria de los bienes para solucionar sus acreencias107, cuestión muy ajena a la que demanda la naturaleza de un juicio y, el segundo, remite a los efectos de la quiebra, atendiendo a su extensión, tanto

No divisamos, claramente, en los preceptos citados una aplicación exacta o fuera de todo margen de dudas del principio comentado.

No divisamos, claramente, en los preceptos citados una aplicación exacta o fuera de todo margen de dudas del principio comentado.

En efecto, el primero describe en el inciso primero, circunstanciadamente, el ámbito de aplicación del Libro IV del Co. de Comercio, siguiendo el lineamiento impuesto por el artículo 1º del Libro I de ese Código y, el inciso segundo, aclara el propósito al cual sirve el mal denominado “juicio de quiebra”, para dejar en claro que no existe una controversia ni contienda entre partes en ese procedimiento, sino un proceso de liquidación o realización forzada o voluntaria de los bienes para solucionar sus acreencias107, cuestión muy ajena a la que demanda la naturaleza de un juicio y, el segundo, remite a los efectos de la quiebra, atendiendo a su extensión, tanto

Artículo 2º del Libro IV del Co. de Comercio. “La quiebra produce para el fallido y todos sus acreedores un estado indivisible. Comprenderá, en consecuencia, todos los bienes de aquél y todas sus obligaciones aún cuando no sean de plazo vencido, salvo aquellos bienes y obligaciones que la ley expresamente exceptúe.”

Modificado por la Ley Nº 20.073. D. Oficial del 29 de noviembre de 2005.

Artículo 1º del Libro IV del Co. de Comercio106 “La presente ley trata de los siguientes concursos: la quiebra, los convenios regulados en el Título XII; y las cesiones de bienes del Título XV. “El juicio de quiebra tiene por objeto realizar en un solo procedimiento los bienes de una persona natural o jurídica, a fin de proveer al pago de sus deudas, en los casos y en la forma determinados por la ley.”

106

GONZALO BAEZA OVALLE

107 GÓMEZ BALMACEDA, Rafael y EYZAGUIRRE SMART, Gonzalo. El Derecho de Quiebras, Editorial Jurídica de Chile, 2009. Estos autores citan correctamente a un indiscutido procesalista para acotar la naturaleza jurídica del procedimiento concursal, “Carnelutti, Francisco. Sistemas de Derecho Procesal Civil, 4 vols., Adiciones de Nieto Alcalá Zamora y Castillo, Editorial Uthea, Buenos Aires, 1944, en cuanto explica: “También se señala que el procedimiento de quiebra no es un proceso contencioso, porque en el juicio ejecutivo concursal el deudor tiene y no quiere pagar, en cambio en el juicio concursal el deudor no tiene y quiere pagar. (usando la expresión acuñada por Carlos Concha Gutiérrez, lamentablemente, sin citarlo). La protección de los acreedores y el resguardo del régimen económico público, son, pues, en definitiva, los factores que “determinan la entrada de la quiebra, como entidad económica y jurídica, en el ámbito del Derecho Procesal”, acudiendo en este último caso a Ramírez, José Antonio, La quiebra, 3 volúmenes, Editorial Bosch, Barcelona, 1959”.

242

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

243

en el orden ideológico (créditos y derechos) como material (los bienes incluidos en el concurso). Aclaremos que la quiebra constituye una forma de liquidación de la organización productiva del deudor que no siempre corresponde calificarla como forzada, pues ésta última puede constituir un producto de la propia y voluntaria iniciativa del deudor, evento en el cual nos parece incorrecto atribuir a esa liquidación la condición de forzada.

108 Afirmamos que ese precepto acusa una impropiedad de lenguaje técnico desde el momento en que usa indebidamente los conceptos. De ese modo habla de “todas sus deudas pasivas”, refiriéndose al fallido. No existen “deudas activas”, por lo cual la calificación efectuada es impropia e inductiva a error.

Esta expresión no pensamos que haya sido por demás afortunada desde que remite igualmente a otra realidad jurídica conformada por la rentabiTal prevención la contempla como una solución imprescindible para que los acreedores, en función de sus créditos, sean comparables entre sí y queden en situación de participar de los “dividendos”. En ese orden de ideas, el mencionado artículo 67 describe, con bastante impropiedad de lenguaje, a nuestro modo de entender esta materia, el efecto de la declaración de quiebra respecto de todos los créditos del fallido (persona declarada en quiebra), en relación con sus vencimientos y valorización.108

La igualdad o paridad entre los acreedores, bajo nuestro prisma, empezamos a verla aparecer con mayor nitidez en esas regulaciones jurídicas sólo a partir del artículo 67 del Libro IV del Co. de Comercio, momento desde el cual el legislador acusa su principal preocupación en el sentido que todos los acreedores ameritan y, no sólo eso, sino que deben ser tratados, precisamente, en condiciones igualitarias.

Una lectura atenta de esas regulaciones permitirá alcanzar la conclusión que su atención principal queda centrada en la necesidad operativa de contemplar un marco único que resulte conocido por la integridad de los acreedores.

Una lectura atenta de esas regulaciones permitirá alcanzar la conclusión que su atención principal queda centrada en la necesidad operativa de contemplar un marco único que resulte conocido por la integridad de los acreedores.

La igualdad o paridad entre los acreedores, bajo nuestro prisma, empezamos a verla aparecer con mayor nitidez en esas regulaciones jurídicas sólo a partir del artículo 67 del Libro IV del Co. de Comercio, momento desde el cual el legislador acusa su principal preocupación en el sentido que todos los acreedores ameritan y, no sólo eso, sino que deben ser tratados, precisamente, en condiciones igualitarias.

En ese orden de ideas, el mencionado artículo 67 describe, con bastante impropiedad de lenguaje, a nuestro modo de entender esta materia, el efecto de la declaración de quiebra respecto de todos los créditos del fallido (persona declarada en quiebra), en relación con sus vencimientos y valorización.108 Tal prevención la contempla como una solución imprescindible para que los acreedores, en función de sus créditos, sean comparables entre sí y queden en situación de participar de los “dividendos”. Esta expresión no pensamos que haya sido por demás afortunada desde que remite igualmente a otra realidad jurídica conformada por la rentabi-

108

Afirmamos que ese precepto acusa una impropiedad de lenguaje técnico desde el momento en que usa indebidamente los conceptos. De ese modo habla de “todas sus deudas pasivas”, refiriéndose al fallido. No existen “deudas activas”, por lo cual la calificación efectuada es impropia e inductiva a error.

Aclaremos que la quiebra constituye una forma de liquidación de la organización productiva del deudor que no siempre corresponde calificarla como forzada, pues ésta última puede constituir un producto de la propia y voluntaria iniciativa del deudor, evento en el cual nos parece incorrecto atribuir a esa liquidación la condición de forzada. en el orden ideológico (créditos y derechos) como material (los bienes incluidos en el concurso). DERECHO CONCURSAL CHILENO

243

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Si dos personas son acreedoras y deudoras entre sí, no resulta conveniente para el Estado ni práctico para sus respectivos intereses que ambas estén obligadas a demandar o reclamar sus pagos, recíprocamente.

244

En estos casos, como hemos venido analizando, efectivamente descubrimos mecanismos concretos ideados por el legislador para evitar que uno o más acreedores obtengan un beneficio de prelación de pago sin un fundamento legal destinado, específicamente, a generar esa preferencia, sino por obra de una coyuntura particular, contemplada en la ley, pero para otro propósito, como la economía procesal, por proporcionar sólo un ejemplo.

lidad a distribuir derivada de las operaciones de sociedades anónimas o por acciones y a que tienen derecho las participaciones accionarias que concurran a la misma, según sus estatutos sociales.

Si el legislador dejara obrar la compensación libremente en los procedimientos concursales, aquellos acreedores que, a su vez, fueran deudores del fallido, resultarían privilegiados, en la medida que al quedar extinguida su obligación hasta la concurrencia de aquella del fallido, obtendrían el pago de sus acreencias con anticipación a los demás acreedores de igual clase o preferencia que la suya.

En este caso el legislador considera “dividendos” la parte que corresponde a cada acreedor, atendiendo el monto de sus acreencias y grado de preferencia, en las resultas de la liquidación de los bienes del fallido, afectos al concurso, no habiendo sido de gran dificultad escoger otra denominación para esa participación en la liquidación evitando el sentido analógico y, por ende, inductivo a error, de esa expresión.

El artículo 69 de ese marco regulador, por su lado, protege al resto de los acreedores frente a situaciones jurídicas que, en circunstancias normales, vale decir, ajenas al procedimiento de quiebra, liquidación forzada o voluntaria, según el caso, operan de pleno derecho como acontece, por ejemplo, con la compensación.

Lo mismo acontece con el artículo 68 del Libro IV del Co. de Comercio, en tanto establece las normas aplicables a los reajustes e intereses a que tuvieren derecho los créditos.

Lo mismo acontece con el artículo 68 del Libro IV del Co. de Comercio, en tanto establece las normas aplicables a los reajustes e intereses a que tuvieren derecho los créditos.

El artículo 69 de ese marco regulador, por su lado, protege al resto de los acreedores frente a situaciones jurídicas que, en circunstancias normales, vale decir, ajenas al procedimiento de quiebra, liquidación forzada o voluntaria, según el caso, operan de pleno derecho como acontece, por ejemplo, con la compensación.

En este caso el legislador considera “dividendos” la parte que corresponde a cada acreedor, atendiendo el monto de sus acreencias y grado de preferencia, en las resultas de la liquidación de los bienes del fallido, afectos al concurso, no habiendo sido de gran dificultad escoger otra denominación para esa participación en la liquidación evitando el sentido analógico y, por ende, inductivo a error, de esa expresión.

Si el legislador dejara obrar la compensación libremente en los procedimientos concursales, aquellos acreedores que, a su vez, fueran deudores del fallido, resultarían privilegiados, en la medida que al quedar extinguida su obligación hasta la concurrencia de aquella del fallido, obtendrían el pago de sus acreencias con anticipación a los demás acreedores de igual clase o preferencia que la suya.

lidad a distribuir derivada de las operaciones de sociedades anónimas o por acciones y a que tienen derecho las participaciones accionarias que concurran a la misma, según sus estatutos sociales.

En estos casos, como hemos venido analizando, efectivamente descubrimos mecanismos concretos ideados por el legislador para evitar que uno o más acreedores obtengan un beneficio de prelación de pago sin un fundamento legal destinado, específicamente, a generar esa preferencia, sino por obra de una coyuntura particular, contemplada en la ley, pero para otro propósito, como la economía procesal, por proporcionar sólo un ejemplo.

GONZALO BAEZA OVALLE

Si dos personas son acreedoras y deudoras entre sí, no resulta conveniente para el Estado ni práctico para sus respectivos intereses que ambas estén obligadas a demandar o reclamar sus pagos, recíprocamente.

244

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

245

En esa eventualidad, la conveniencia social apunta hacia otro camino de solución, discurriendo por aquello que los contadores denominan, un “neteo técnico”109, limitando el problema sólo al remanente no cubierto por el crédito de su contraparte o el propio. Idéntico espíritu anima el artículo 70 del Libro IV del Co. de Comercio, al disponer que todos los juicios pendientes contra el fallido ante otros tribunales de cualquier jurisdicción que puedan afectar sus bienes habrán de ser acumulados al procedimiento de quiebra. Con la prevención indicada evita que sea implementado el principio más práctico que jurídico descrito como “prior in tempore, potior iure”, que en castellano involucra considerar que contaría con un mejor derecho quien anticipadamente actúa en la ejecución de los bienes del deudor respecto de aquél que no obra con una rapidez equivalente o mayor. El aforismo llamado “par condictio creditorum” o “ius paris condictionis creditorum”, además de su componente democrático destinado a concretar la igualdad de las personas ante los derechos, facultades o potencialidades, también exhibe una carga traducida en que esa igualdad extiende a la necesidad de soportar de la misma forma el peso del siniestro consistente en el incumplimiento, lo que traducido en otra palabras implica asumir con equivalencia y equitativamente las pérdidas resultantes del fenómeno en estudio. La extensión de la masa de personas que, finalmente, habrá de cargar con las pérdidas derivadas del incumplimiento acotado, exhibe el efecto benéfico para los acreedores en particular y, sociedad, en general, de hacer más factible que los acreedores logren sobrevivir al percance, reponiéndose o disminuyendo el daño. Una protección de igual naturaleza aún cuando de diversa forma en su implementación podemos encontrarla en las compañías de seguros, lo que materializan por medio de los contratos de reaseguro, que permiten descargar parte de la responsabilidad por los siniestros asumidos en su giro, en otras compañías del rubro especializadas o no en esos avatares. 109

Una suerte de compensación.

109

Una suerte de compensación.

Una protección de igual naturaleza aún cuando de diversa forma en su implementación podemos encontrarla en las compañías de seguros, lo que materializan por medio de los contratos de reaseguro, que permiten descargar parte de la responsabilidad por los siniestros asumidos en su giro, en otras compañías del rubro especializadas o no en esos avatares. La extensión de la masa de personas que, finalmente, habrá de cargar con las pérdidas derivadas del incumplimiento acotado, exhibe el efecto benéfico para los acreedores en particular y, sociedad, en general, de hacer más factible que los acreedores logren sobrevivir al percance, reponiéndose o disminuyendo el daño. El aforismo llamado “par condictio creditorum” o “ius paris condictionis creditorum”, además de su componente democrático destinado a concretar la igualdad de las personas ante los derechos, facultades o potencialidades, también exhibe una carga traducida en que esa igualdad extiende a la necesidad de soportar de la misma forma el peso del siniestro consistente en el incumplimiento, lo que traducido en otra palabras implica asumir con equivalencia y equitativamente las pérdidas resultantes del fenómeno en estudio. Con la prevención indicada evita que sea implementado el principio más práctico que jurídico descrito como “prior in tempore, potior iure”, que en castellano involucra considerar que contaría con un mejor derecho quien anticipadamente actúa en la ejecución de los bienes del deudor respecto de aquél que no obra con una rapidez equivalente o mayor. Idéntico espíritu anima el artículo 70 del Libro IV del Co. de Comercio, al disponer que todos los juicios pendientes contra el fallido ante otros tribunales de cualquier jurisdicción que puedan afectar sus bienes habrán de ser acumulados al procedimiento de quiebra. En esa eventualidad, la conveniencia social apunta hacia otro camino de solución, discurriendo por aquello que los contadores denominan, un “neteo técnico”109, limitando el problema sólo al remanente no cubierto por el crédito de su contraparte o el propio. DERECHO CONCURSAL CHILENO

245

RETIRO

De esta manera, ese principio corresponde aplicarlo cuando surge el fenómeno ius económico que hemos convenido en denominar como insolvencia estructural y que debería ser el único hecho que puede determinar la apertura de un procedimiento de liquidación forzada de sus bienes.

En ese orden de ideas ha sido afirmado que en derecho civil, en especial y el privado, de manera más general, admitirían la aplicación del aforismo “prior in tempore, potior iure” que aceptaría, como anticipábamos y reiteramos, la siguiente interpretación: quien primero concurre al cobro exhibe o detenta un mejor derecho que aquél que lo hace con posterioridad.

A pesar de lo expuesto, conviene reparar en que el principio comentado sólo reconoce un interés efectivo, precisamente, cuando los bienes del deudor resultan insuficientes para cubrir la integridad de sus obligaciones, desde que en otro escenario, todos los acreedores serán pagados con los bienes del deudor sin importar el orden en el que concurran.

Esta premisa sólo la estiman válida toda vez que los bienes del deudor resulten suficientes para responder de todas sus obligaciones, consideradas individualmente, atendiendo a su respectivos vencimientos.

Tal predicado marca la apertura del debate respecto de un tema complejo sobre el cual parece poco viable consentir de buenas a primeras, sin un previo análisis que, en todo caso, no lo haremos en esta oportunidad, pero advirtiendo del peligro que bajo ese escenario queda latente.

Ello conformaría un derivado de diversas herramientas contempladas en el derecho civil ante una crisis en la capacidad de cumplimiento de sus obligaciones por parte del deudor, traducidas o implementadas, si se quiere, en los artículos 2469, 1496 número 1, 1578 número 3, 1614, 2465, 2467 (antecedente del desasimiento que consiste en el efecto inmediato que produce la sentencia que declara la quiebra de una persona, por la cual quedan suspendidas sus facultades de administración y disposición de los bienes afectos al concurso pero no su propiedad, a favor del síndico y sus acreedores concurrentes110), 2468 y 2470, todos del Co. Civil.

Ello conformaría un derivado de diversas herramientas contempladas en el derecho civil ante una crisis en la capacidad de cumplimiento de sus obligaciones por parte del deudor, traducidas o implementadas, si se quiere, en los artículos 2469, 1496 número 1, 1578 número 3, 1614, 2465, 2467 (antecedente del desasimiento que consiste en el efecto inmediato que produce la sentencia que declara la quiebra de una persona, por la cual quedan suspendidas sus facultades de administración y disposición de los bienes afectos al concurso pero no su propiedad, a favor del síndico y sus acreedores concurrentes110), 2468 y 2470, todos del Co. Civil.

Tal predicado marca la apertura del debate respecto de un tema complejo sobre el cual parece poco viable consentir de buenas a primeras, sin un previo análisis que, en todo caso, no lo haremos en esta oportunidad, pero advirtiendo del peligro que bajo ese escenario queda latente.

Esta premisa sólo la estiman válida toda vez que los bienes del deudor resulten suficientes para responder de todas sus obligaciones, consideradas individualmente, atendiendo a su respectivos vencimientos.

A pesar de lo expuesto, conviene reparar en que el principio comentado sólo reconoce un interés efectivo, precisamente, cuando los bienes del deudor resultan insuficientes para cubrir la integridad de sus obligaciones, desde que en otro escenario, todos los acreedores serán pagados con los bienes del deudor sin importar el orden en el que concurran.

En ese orden de ideas ha sido afirmado que en derecho civil, en especial y el privado, de manera más general, admitirían la aplicación del aforismo “prior in tempore, potior iure” que aceptaría, como anticipábamos y reiteramos, la siguiente interpretación: quien primero concurre al cobro exhibe o detenta un mejor derecho que aquél que lo hace con posterioridad.

De esta manera, ese principio corresponde aplicarlo cuando surge el fenómeno ius económico que hemos convenido en denominar como insolvencia estructural y que debería ser el único hecho que puede determinar la apertura de un procedimiento de liquidación forzada de sus bienes.

GONZALO BAEZA OVALLE

110 Acreedores concurrentes son aquellos que efectivamente han comparecido al procedimiento concursal haciendo presente sus derechos a través de la respectiva verificación, para que sean considerados en los aspectos políticos y económicos envueltos en esta modalidad procedimental.

246

110

246

GONZALO BAEZA OVALLE

Acreedores concurrentes son aquellos que efectivamente han comparecido al procedimiento concursal haciendo presente sus derechos a través de la respectiva verificación, para que sean considerados en los aspectos políticos y económicos envueltos en esta modalidad procedimental.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

247

En ese evento surgirá la cuestión de que quien demostró mayor agilidad y eficiencia para ejecutar el cobro de la obligación incumplida y, por consecuencia, logra un resultado satisfactorio al obtener tempranamente el pago, gestó en el hecho, una preferencia particular, en tanto queda liberado del riesgo de no obtener la solución de su acreencia que, si los bienes del deudor son insuficientes, constituirá una certeza para aquellos acreedores que fueron lentos o remolones en tomar una iniciativa de cobro o, llevarla a cabo. En ese contexto, los primeros acreedores no resultan obligados a devolver lo que obtuvieron del deudor por vía de ejecución gracias, precisamente, a su celeridad judicial y, de allí que sea factible afirmar que, respecto de esos acreedores, la prontitud de su obrar, efectivamente, importó en el hecho un mejor derecho, aún cuando surja como un contrasentido, dando lugar al conocido y reiterado prior in tempore potior jure. 5.2. Ius paris condictio omnium creditorum y la quiebra Siendo este principio inspirador de todos los procedimientos concursales, tanto en la forma de concurrencia de los acreedores en miras de la solución de sus créditos a través de la realización de los bienes del deudor como igualmente en aras de la necesidad de soportar igualitaria y proporcionalmente el peso de la pérdida derivada de la cesación de pago, hemos visto aparecer, básicamente, tres posiciones que pretenden explicar la relación efectiva de los procedimientos concursales con el postulado comentado, más allá de lo narrado precedentemente. 5.2.1. Ius paris condictio ominium creditorum, causa y fin del concurso Los partidarios de esta corriente aducen que el indicado principio conforma la causa y fin de la quiebra. De ese modo señalan que el Estado, a través de la declaratoria de quiebra, tutela o garantiza el derecho de los acreedores a la distribución igual y proporcional del patrimonio del deudor. En ese sentido, entonces, el fundamento o razón de ser de la existencia de la quiebra y procedimientos concursales, en general, como mecanismo

En ese sentido, entonces, el fundamento o razón de ser de la existencia de la quiebra y procedimientos concursales, en general, como mecanismo De ese modo señalan que el Estado, a través de la declaratoria de quiebra, tutela o garantiza el derecho de los acreedores a la distribución igual y proporcional del patrimonio del deudor. Los partidarios de esta corriente aducen que el indicado principio conforma la causa y fin de la quiebra. 5.2.1. Ius paris condictio ominium creditorum, causa y fin del concurso Siendo este principio inspirador de todos los procedimientos concursales, tanto en la forma de concurrencia de los acreedores en miras de la solución de sus créditos a través de la realización de los bienes del deudor como igualmente en aras de la necesidad de soportar igualitaria y proporcionalmente el peso de la pérdida derivada de la cesación de pago, hemos visto aparecer, básicamente, tres posiciones que pretenden explicar la relación efectiva de los procedimientos concursales con el postulado comentado, más allá de lo narrado precedentemente. 5.2. Ius paris condictio omnium creditorum y la quiebra En ese contexto, los primeros acreedores no resultan obligados a devolver lo que obtuvieron del deudor por vía de ejecución gracias, precisamente, a su celeridad judicial y, de allí que sea factible afirmar que, respecto de esos acreedores, la prontitud de su obrar, efectivamente, importó en el hecho un mejor derecho, aún cuando surja como un contrasentido, dando lugar al conocido y reiterado prior in tempore potior jure. En ese evento surgirá la cuestión de que quien demostró mayor agilidad y eficiencia para ejecutar el cobro de la obligación incumplida y, por consecuencia, logra un resultado satisfactorio al obtener tempranamente el pago, gestó en el hecho, una preferencia particular, en tanto queda liberado del riesgo de no obtener la solución de su acreencia que, si los bienes del deudor son insuficientes, constituirá una certeza para aquellos acreedores que fueron lentos o remolones en tomar una iniciativa de cobro o, llevarla a cabo. DERECHO CONCURSAL CHILENO

247

RETIRO

Siguiendo tal derrotero, sostienen que la empresa, más propiamente, los bienes afectos a concurso, no son liquidados para satisfacer a los acreedores sino, con mas propiedad, pasan a ser repartidos entre estos últimos porque resulta necesario liquidarlos, dando lugar a un juego de palabras que no

de composición social consistiría en prevenir la eventual violación del derecho de igualdad de los acreedores, evitando que algunos de ellos predominen sobre otros por su mayor celeridad o eficacia en el ejercicio de sus derechos, logrando, finalmente, una participación igualitaria.

Esta mira el principio de la par condictio omnium creditorum o ius paris condictionis creditorum, como un mero efecto de la quiebra.

Bajo esta tendencia podemos inscribir a Álvaro Puelma Accorsi111, en cuanto sostiene que el procedimiento de quiebra reconoce como propósito de instauración mantener la “par condictio”.

5.2.2. Ius paris condictio ominium creditorum, un efecto del concurso

Así expresa que uno de los objetivos del Derecho Concursal consiste en proteger, en caso de cesación de pagos, los intereses legítimos del deudor, acreedores y sociedad, llegando incluso a castigar los comportamientos que atenten contra ellos, de haber dolo o culpa.

Entiende que ese aspecto, al que atribuye representar una característica del denominado procedimiento de quiebra, reconoce importancia como criterio de interpretación de la ley, siguiendo lo dispuesto en el artículo 24 del Código Civil, ya que desde su punto de vista, informaría el espíritu general de la legislación a la cual debe responder la normativa concursal.

De este modo, explica, los intereses comunes a todos los acreedores, ante la eventualidad de enfrentar una cesación de pagos, consisten en que todos los créditos sean pagados en igual forma, proporción y plazo, salvo las preferencias legales, evitando que sea favorecido algún acreedor en perjuicio de la masa de ellos.

De este modo, explica, los intereses comunes a todos los acreedores, ante la eventualidad de enfrentar una cesación de pagos, consisten en que todos los créditos sean pagados en igual forma, proporción y plazo, salvo las preferencias legales, evitando que sea favorecido algún acreedor en perjuicio de la masa de ellos.

Entiende que ese aspecto, al que atribuye representar una característica del denominado procedimiento de quiebra, reconoce importancia como criterio de interpretación de la ley, siguiendo lo dispuesto en el artículo 24 del Código Civil, ya que desde su punto de vista, informaría el espíritu general de la legislación a la cual debe responder la normativa concursal.

Así expresa que uno de los objetivos del Derecho Concursal consiste en proteger, en caso de cesación de pagos, los intereses legítimos del deudor, acreedores y sociedad, llegando incluso a castigar los comportamientos que atenten contra ellos, de haber dolo o culpa.

5.2.2. Ius paris condictio ominium creditorum, un efecto del concurso

Bajo esta tendencia podemos inscribir a Álvaro Puelma Accorsi111, en cuanto sostiene que el procedimiento de quiebra reconoce como propósito de instauración mantener la “par condictio”.

Esta mira el principio de la par condictio omnium creditorum o ius paris condictionis creditorum, como un mero efecto de la quiebra.

de composición social consistiría en prevenir la eventual violación del derecho de igualdad de los acreedores, evitando que algunos de ellos predominen sobre otros por su mayor celeridad o eficacia en el ejercicio de sus derechos, logrando, finalmente, una participación igualitaria.

Siguiendo tal derrotero, sostienen que la empresa, más propiamente, los bienes afectos a concurso, no son liquidados para satisfacer a los acreedores sino, con mas propiedad, pasan a ser repartidos entre estos últimos porque resulta necesario liquidarlos, dando lugar a un juego de palabras que no

GONZALO BAEZA OVALLE

111 PUELMA ACCORSI, Álvaro. Curso de Derecho de Quiebras, pp. 12 y 13, Editorial Jurídica de Chile, 1985.

248

111

248

GONZALO BAEZA OVALLE

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Curso de Derecho de Quiebras, pp. 12 y 13, Editorial Jurídica de Chile, 1985.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

249

aparece de tanta claridad como habría sido de desear ni mucho menos incontestable. En la situación descrita, más bien nos encontramos o encaramos con una razón tautológica, la cual debemos enfrentar con extremo cuidado. De esta manera y, bajo ese particular punto de vista, los acreedores carecen de todo derecho para obtener el pago de sus créditos en forma igualitaria con anterioridad a la declaración de quiebra que amerite ser protegido por el Estado. Al contrario, postulan, la igualdad entre acreedores frente a la ejecución del deudor fallido surge como una consecuencia necesaria de la declaración de quiebra. Bajo esa óptica, entonces, asumen la siguiente pregunta: ¿Cómo podría ser un fin de la quiebra la ius paris condictionis creditorum, si éste no existe con anterioridad a ella sino como un derivado de la misma? El Estado, para los sostenedores de esta tendencia, sólo debe fijar su atención en el proceso de liquidación de las empresas insolventes que, bajo esas circunstancias, conforman un peligro para la economía, criterio con el cual no es difícil concordar pero no en la extensión que atribuyen a esa declaración de principios. 5.2.3. Ius paris condictio ominium creditorum, un sistema concursal Para quienes detentan esta posición, la par condictio omnium creditorum o ius paris condictionis creditorum, representa un medio, un método o sistema, pero no un fin. Los que sustentan esta línea de pensamiento alegan que este postulado conlleva una modalidad particular de materializar la liquidación de los bienes de las personas insolventes, toda vez que sea material o absolutamente imposible la continuación de sus respectivos emprendimientos empresariales. En definitiva, dan lugar a la conformación de una comunidad de pérdidas que exige, en función de la equidad, la igual repartición del castigo

En definitiva, dan lugar a la conformación de una comunidad de pérdidas que exige, en función de la equidad, la igual repartición del castigo Los que sustentan esta línea de pensamiento alegan que este postulado conlleva una modalidad particular de materializar la liquidación de los bienes de las personas insolventes, toda vez que sea material o absolutamente imposible la continuación de sus respectivos emprendimientos empresariales. Para quienes detentan esta posición, la par condictio omnium creditorum o ius paris condictionis creditorum, representa un medio, un método o sistema, pero no un fin. 5.2.3. Ius paris condictio ominium creditorum, un sistema concursal El Estado, para los sostenedores de esta tendencia, sólo debe fijar su atención en el proceso de liquidación de las empresas insolventes que, bajo esas circunstancias, conforman un peligro para la economía, criterio con el cual no es difícil concordar pero no en la extensión que atribuyen a esa declaración de principios. Bajo esa óptica, entonces, asumen la siguiente pregunta: ¿Cómo podría ser un fin de la quiebra la ius paris condictionis creditorum, si éste no existe con anterioridad a ella sino como un derivado de la misma? Al contrario, postulan, la igualdad entre acreedores frente a la ejecución del deudor fallido surge como una consecuencia necesaria de la declaración de quiebra. De esta manera y, bajo ese particular punto de vista, los acreedores carecen de todo derecho para obtener el pago de sus créditos en forma igualitaria con anterioridad a la declaración de quiebra que amerite ser protegido por el Estado. En la situación descrita, más bien nos encontramos o encaramos con una razón tautológica, la cual debemos enfrentar con extremo cuidado. aparece de tanta claridad como habría sido de desear ni mucho menos incontestable. DERECHO CONCURSAL CHILENO

249

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Una forma de llevar adelante ese orden distributivo pasa por la necesidad de conservar la igualdad entre los acreedores que exhiben un mismo nivel o naturaleza de créditos, en otras palabras, una preferencia equivalente además de considerar la cuantía de sus acreencias, como un elemento

250

Tal pauta inspiradora estimamos factible alcanzarla ordenando el procedimiento de realización de bienes en aras de respetar el derecho y, en determinados casos, el mejor derecho de cada acreedor concurrente, descartando situaciones de facto o derivadas de la mayor agilidad de unos acreedores en relación con otros más lentos en sus respuestas o respecto de acuerdos impropios adoptados con el deudor, entendiendo por tales aquellos que perjudican su patrimonio y/o el de los acreedores.

en razón a la naturaleza y cuantía de sus créditos, entre los acreedores y también el deudor.

Por el contrario la estimamos realmente interesante, a la hora de comprender el sentido u orientación de las regulaciones atingentes a los procedimientos concursales o, mejor aún, los principios que inspiran la substanciación de esos procedimientos, desde que instala en primer plano que esa estructura legislativa atiende, como propósito fundamental, la necesidad de generar mecanismos destinados a evitar el perjuicio del patrimonio, tanto de los acreedores como del deudor, en la medida que, de aceptar esos perjuicios, podrían desatar una cadena causal que afecta negativamente al flujo comercial en general, como explicamos y reiteraremos todas las veces que eso sea preciso.

5.3. Observaciones finales

Con todo, no sustentamos que ese intercambio de ideas resulte fútil o carezca de toda utilidad.

Exponemos esta discusión, para continuar con nuestra manera de introducir el estudio de las materias y atendida la evidencia que goza de una amplia extensión entre los tratadistas que se solazan en el debate.

No obstante, atendiendo al ámbito práctico del ejercicio profesional y, más que ello, la aplicación de los procedimientos concursales consideramos que no reviste la importancia que le atribuyen.

No obstante, atendiendo al ámbito práctico del ejercicio profesional y, más que ello, la aplicación de los procedimientos concursales consideramos que no reviste la importancia que le atribuyen.

Exponemos esta discusión, para continuar con nuestra manera de introducir el estudio de las materias y atendida la evidencia que goza de una amplia extensión entre los tratadistas que se solazan en el debate.

Con todo, no sustentamos que ese intercambio de ideas resulte fútil o carezca de toda utilidad.

5.3. Observaciones finales

Por el contrario la estimamos realmente interesante, a la hora de comprender el sentido u orientación de las regulaciones atingentes a los procedimientos concursales o, mejor aún, los principios que inspiran la substanciación de esos procedimientos, desde que instala en primer plano que esa estructura legislativa atiende, como propósito fundamental, la necesidad de generar mecanismos destinados a evitar el perjuicio del patrimonio, tanto de los acreedores como del deudor, en la medida que, de aceptar esos perjuicios, podrían desatar una cadena causal que afecta negativamente al flujo comercial en general, como explicamos y reiteraremos todas las veces que eso sea preciso.

en razón a la naturaleza y cuantía de sus créditos, entre los acreedores y también el deudor.

Tal pauta inspiradora estimamos factible alcanzarla ordenando el procedimiento de realización de bienes en aras de respetar el derecho y, en determinados casos, el mejor derecho de cada acreedor concurrente, descartando situaciones de facto o derivadas de la mayor agilidad de unos acreedores en relación con otros más lentos en sus respuestas o respecto de acuerdos impropios adoptados con el deudor, entendiendo por tales aquellos que perjudican su patrimonio y/o el de los acreedores.

GONZALO BAEZA OVALLE

Una forma de llevar adelante ese orden distributivo pasa por la necesidad de conservar la igualdad entre los acreedores que exhiben un mismo nivel o naturaleza de créditos, en otras palabras, una preferencia equivalente además de considerar la cuantía de sus acreencias, como un elemento

250

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

251

también determinante a la hora de adoptar decisiones en el marco de los procedimientos concursales. De este modo, el principio de la par condictio omnium creditorum o ius paris condictionis creditorum no lo podemos concebir como un fin de la quiebra, sino más bien un medio para arribar al efectivo propósito de los procedimientos concursales que, en términos de autores ya citados, en definitiva concluye en la construcción de una comunidad de pérdidas, toda vez que el deudor, efectivamente, se encuentre en insolvencia, la que obviamente adquiere visos de mayor dramatismo y profundidad, cuando su organización productiva es desarticulada para su enajenación forzada. Recordemos que, en términos generales, ese propósito consiste en evitar, en la mayor medida posible, los daños particulares y sociales que derivan de una declaración de quiebra que ponga fin a las actividades de una organización productiva. La conclusión de esa organización queda traducido, no sólo en el perjuicio específico a cada acreedor, sino en general, el ocasionado a la economía y sociedad, en tanto hace surgir un riesgo real de pasar desde una situación coyuntural de insolvencia e incumplimiento, lo que de alguna forma puede obedecer a un patrón circunstancial, a un escenario en extremo complejo que puede derivar o crear un escenario en que se de curso libre a la implementación de una cadena estructural de paralización del flujo comercial, difícilmente controlable y de alcances, las más de las veces, impredecible, por el denominado “efecto multiplicador del incumplimiento comercial”. Nadie puede saber o predecir, a ciencia cierta, cuándo termina el tráfago de acontecimientos funestos que trae aparejada la paralización o resentimiento del flujo comercial que, en la mayor cantidad de oportunidades, deja de constituir un problema técnico económico, para instalarse en el inconciente social que pierde confianza en el sistema y, por ende, trata de no participar en él, en tanto le sea posible de un modo, incluso irracional. 6. CUESTIONARIO 1. Explique las diversas formas que existen en la legislación chilena para provocar la declaración de quiebra o abrir el procedimiento de liquidación de los bienes del deudor.

1. Explique las diversas formas que existen en la legislación chilena para provocar la declaración de quiebra o abrir el procedimiento de liquidación de los bienes del deudor. 6. CUESTIONARIO Nadie puede saber o predecir, a ciencia cierta, cuándo termina el tráfago de acontecimientos funestos que trae aparejada la paralización o resentimiento del flujo comercial que, en la mayor cantidad de oportunidades, deja de constituir un problema técnico económico, para instalarse en el inconciente social que pierde confianza en el sistema y, por ende, trata de no participar en él, en tanto le sea posible de un modo, incluso irracional. La conclusión de esa organización queda traducido, no sólo en el perjuicio específico a cada acreedor, sino en general, el ocasionado a la economía y sociedad, en tanto hace surgir un riesgo real de pasar desde una situación coyuntural de insolvencia e incumplimiento, lo que de alguna forma puede obedecer a un patrón circunstancial, a un escenario en extremo complejo que puede derivar o crear un escenario en que se de curso libre a la implementación de una cadena estructural de paralización del flujo comercial, difícilmente controlable y de alcances, las más de las veces, impredecible, por el denominado “efecto multiplicador del incumplimiento comercial”. Recordemos que, en términos generales, ese propósito consiste en evitar, en la mayor medida posible, los daños particulares y sociales que derivan de una declaración de quiebra que ponga fin a las actividades de una organización productiva. De este modo, el principio de la par condictio omnium creditorum o ius paris condictionis creditorum no lo podemos concebir como un fin de la quiebra, sino más bien un medio para arribar al efectivo propósito de los procedimientos concursales que, en términos de autores ya citados, en definitiva concluye en la construcción de una comunidad de pérdidas, toda vez que el deudor, efectivamente, se encuentre en insolvencia, la que obviamente adquiere visos de mayor dramatismo y profundidad, cuando su organización productiva es desarticulada para su enajenación forzada. también determinante a la hora de adoptar decisiones en el marco de los procedimientos concursales. DERECHO CONCURSAL CHILENO

251

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

252

GONZALO BAEZA OVALLE

12. ¿Cuál es la conclusión que hemos entregado en torno a la aplicación del principio ius paris conditionis omnium creditorum en la quiebra?

2. ¿Alguna de las vías para obtener que sea dictada la sentencia de quiebra puede ser calificada de un juicio? Fundamente.

11. Explique la relación existente entre el principio ius paris conditionis omnium creditorum y la quiebra.

3. Explique las razones por las cuales la quiebra solicitada por el propio deudor no es un asunto contencioso ni da lugar a un juicio.

10. Identifique las normas de la legislación concursal chilena en que aparece aplicado el principio ius paris conditionis omnium creditorum.

4. Explique las razones por las cuales la quiebra dictada de oficio por el tribunal no es un asunto contencioso ni da lugar a un juicio.

9. ¿Qué orientación exhibe la legislación concursal chilena en relación a la cesación de pagos e insolvencia?

5. Explique las razones por las cuales la quiebra solicitada por el acreedor no es un asunto contencioso ni da lugar a un juicio. Fundamente.

8. Explique los lineamientos doctrinarios estructurados en relación a la cesación de pagos e insolvencia.

6. Explique la relación existente entre cesación de pagos, insolvencia y apertura de procedimientos concursales.

7. ¿Qué contribución cabe reconocer al jurista gallego don Francisco Salgado de Somoza en el establecimiento de las regulaciones concursales en las legislaciones que se dictaron después de su obra Laberynthus Creditorum concurrentium ad litem per debitorum inter illos causatam?

7. ¿Qué contribución cabe reconocer al jurista gallego don Francisco Salgado de Somoza en el establecimiento de las regulaciones concursales en las legislaciones que se dictaron después de su obra Laberynthus Creditorum concurrentium ad litem per debitorum inter illos causatam?

6. Explique la relación existente entre cesación de pagos, insolvencia y apertura de procedimientos concursales.

8. Explique los lineamientos doctrinarios estructurados en relación a la cesación de pagos e insolvencia.

5. Explique las razones por las cuales la quiebra solicitada por el acreedor no es un asunto contencioso ni da lugar a un juicio. Fundamente.

9. ¿Qué orientación exhibe la legislación concursal chilena en relación a la cesación de pagos e insolvencia?

4. Explique las razones por las cuales la quiebra dictada de oficio por el tribunal no es un asunto contencioso ni da lugar a un juicio.

10. Identifique las normas de la legislación concursal chilena en que aparece aplicado el principio ius paris conditionis omnium creditorum.

3. Explique las razones por las cuales la quiebra solicitada por el propio deudor no es un asunto contencioso ni da lugar a un juicio.

11. Explique la relación existente entre el principio ius paris conditionis omnium creditorum y la quiebra.

2. ¿Alguna de las vías para obtener que sea dictada la sentencia de quiebra puede ser calificada de un juicio? Fundamente.

12. ¿Cuál es la conclusión que hemos entregado en torno a la aplicación del principio ius paris conditionis omnium creditorum en la quiebra?

252

TIRO

112

ZALAQUETT DAHER, José F. Ob. cit., pág. 31.

José F. Zalaquett Daher112 destaca el carácter analógico de la expresión “quiebra”, para demostrar lo cual señala que responde a las siguientes acepciones:

CAPÍTULO VIII NATURALEZA JURÍDICA DE LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES

Muy diversas razones son las que dan fundamento a esta propuesta, destacando entre las más relevantes la carencia de simetrías del procedimiento, natural a todo juicio contencioso, como la inexistencia de un demandante propiamente dicho, vale decir, que responda a las características de tal en pretensión y comportamiento, entre otros aspectos, para terminar con el carácter universal de la “sentencia” de quiebra que afecta a personas que no han participado en el procedimiento y, además, no resuelve ninguna controversia sino que declara la existencia de un estado: en quiebra o liquidación forzosa.

1. ASPECTOS INTRODUCTORIOS

Parte importante de esas características únicas de dichos procedimientos las hemos estado anticipando a lo largo de este trabajo, abundando en aquello ya explicado en torno a que su naturaleza no inscribe en el contexto de los juicios o asuntos contenciosos.

Al igual que la mayoría de la doctrina seria sobre el tema para comprender con exactitud la operación y naturaleza de estos emprendimientos, estimamos necesario abordar el estudio de algunas singularidades que exhiben los procedimientos concursales.

Al igual que la mayoría de la doctrina seria sobre el tema para comprender con exactitud la operación y naturaleza de estos emprendimientos, estimamos necesario abordar el estudio de algunas singularidades que exhiben los procedimientos concursales.

Parte importante de esas características únicas de dichos procedimientos las hemos estado anticipando a lo largo de este trabajo, abundando en aquello ya explicado en torno a que su naturaleza no inscribe en el contexto de los juicios o asuntos contenciosos.

1. ASPECTOS INTRODUCTORIOS

Muy diversas razones son las que dan fundamento a esta propuesta, destacando entre las más relevantes la carencia de simetrías del procedimiento, natural a todo juicio contencioso, como la inexistencia de un demandante propiamente dicho, vale decir, que responda a las características de tal en pretensión y comportamiento, entre otros aspectos, para terminar con el carácter universal de la “sentencia” de quiebra que afecta a personas que no han participado en el procedimiento y, además, no resuelve ninguna controversia sino que declara la existencia de un estado: en quiebra o liquidación forzosa. José F. Zalaquett Daher112 destaca el carácter analógico de la expresión “quiebra”, para demostrar lo cual señala que responde a las siguientes acepciones: 112

ZALAQUETT DAHER, José F. Ob. cit., pág. 31.

CAPÍTULO VIII NATURALEZA JURÍDICA DE LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES

RETIRO

MARTÍNEZ GARCÍA, Francisco. Ob. cit., tomo I, p. 186.

GONZALO BAEZA OVALLE

Por su lado, Francisco García Martínez114 explica que el proceso de quiebra comprende un conjunto de actos diversos mediante los cuales es organizada la masa de acreedores con el fin de conseguir, a través de los

b) En un sentido figurado es empleada para designar el estado crítico o derrumbe de una situación, o cosa inmaterial;

113 FUSARO, Bertelio. Concursos. Teoría y práctica de la Ley Nº 19.551. Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1988, p. 353

a) En su sentido estricto material significa rotura, hendidura, pérdida o menoscabo de una cosa.

114

254

d) Finalmente concluye que para el derecho la quiebra es un estado que nace mediante una declaración jurisdiccional y que se caracteriza por la sujeción de un patrimonio y su titular a un procedimiento concursal de rasgos típicos.

Conforme a esas reflexiones concluye que “la “quiebra” configura el estado de cesación de pagos pero elevado a una categoría productora de efectos especiales, y el “procedimiento” es la regulación de conductas del juez, del síndico, del coadministrador del deudor, de los acreedores y de todos los que de un modo u otro se hallan relacionados con el estado de cesación de pagos o con el proceso legal, con el cual se procura obtener su saneamiento.”

Bertelio Fusaro113 explica que por quiebra corresponde entender el “estado de cesación de pagos” –base de la quiebra–que deviene como consecuencia de un desequilibrio patrimonial que no permite –al menos momentáneamente–pagar las deudas cuyos plazos van venciendo, porque se carece de medios idóneos. En ese caso hay una quiebra o “rotura” en el patrimonio desequilibrado, que se oficializará con el decreto judicial de quiebra. Antes de ese decreto hay una quiebra en sentido material; para que ella sea formal se necesita ese decreto judicial.

Bertelio Fusaro113 explica que por quiebra corresponde entender el “estado de cesación de pagos” –base de la quiebra–que deviene como consecuencia de un desequilibrio patrimonial que no permite –al menos momentáneamente–pagar las deudas cuyos plazos van venciendo, porque se carece de medios idóneos. En ese caso hay una quiebra o “rotura” en el patrimonio desequilibrado, que se oficializará con el decreto judicial de quiebra. Antes de ese decreto hay una quiebra en sentido material; para que ella sea formal se necesita ese decreto judicial.

Conforme a esas reflexiones concluye que “la “quiebra” configura el estado de cesación de pagos pero elevado a una categoría productora de efectos especiales, y el “procedimiento” es la regulación de conductas del juez, del síndico, del coadministrador del deudor, de los acreedores y de todos los que de un modo u otro se hallan relacionados con el estado de cesación de pagos o con el proceso legal, con el cual se procura obtener su saneamiento.”

d) Finalmente concluye que para el derecho la quiebra es un estado que nace mediante una declaración jurisdiccional y que se caracteriza por la sujeción de un patrimonio y su titular a un procedimiento concursal de rasgos típicos.

MARTÍNEZ GARCÍA, Francisco. Ob. cit., tomo I, p. 186.

GONZALO BAEZA OVALLE

114

254

FUSARO, Bertelio. Concursos. Teoría y práctica de la Ley Nº 19.551. Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1988, p. 353

a) En su sentido estricto material significa rotura, hendidura, pérdida o menoscabo de una cosa.

113

b) En un sentido figurado es empleada para designar el estado crítico o derrumbe de una situación, o cosa inmaterial;

Por su lado, Francisco García Martínez114 explica que el proceso de quiebra comprende un conjunto de actos diversos mediante los cuales es organizada la masa de acreedores con el fin de conseguir, a través de los

c) En una acepción económica, conlleva la idea de un estado de desarreglo económico que conduce a la declaratoria de quiebra;

c) En una acepción económica, conlleva la idea de un estado de desarreglo económico que conduce a la declaratoria de quiebra;

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

255

órganos judiciales competentes, la liquidación de los bienes del fallido, para repartir el producto de éstos siguiendo el principio de la par conditio omnium creditorum. Agrega más adelante que “La institución jurídica que nos ocupa no es asimilable, repetimos, al procedimiento de ejecución individual.” Esa visión es, prácticamente, unánime en el ámbito doctrinario, en el sentido que el procedimiento de quiebra, tradicional y mal denominado “juicio de quiebra”, no genera un asunto contencioso ni una controversia que pueda ser calificado como un “juicio”. Cuando Francesco Carnelutti aludió a la quiebra como una gestión no contenciosa, remitía al proceso previa que provoca la declaración de quiebra y lo estimaba no contenciosa pues la acción corresponde al deudor y, si éste no la ejercer, el legislador permite a uno o más acreedores hacerlo por él, vale decir, subrogarse en su acción, de concurrir los demás supuestos legales, denominadas causales de quiebra, en tanto hacen presumir un estado de insolvencia. En el medio nacional, Juan Pablo Román Rodríguez115, aludiendo a la “sentencia de quiebra” y sus consecuencias, expresa que “ella es mucho más que la apertura de un concurso para realizar en forma colectiva los bienes del deudor insolvente o fallido, sino que es el inicio de un complejo procedimiento de gestión, mantención y ejecución de bienes, a veces con caracteres más publicísticos o más privatísticos, pero que en suma tiende a entregar en manos de terceros la gestión del patrimonio del fallido, para intentar salvar la empresa cuyo patrimonio responde de las deudas contraídas, en beneficio de los acreedores y con una importante intervención de los trabajadores de la misma empresa, dados lo privilegios con los cuales se han revestido sus acreencias.” La verdad sea dicha, para entender a cabalidad el exacto sentido de la expresión en el campo del derecho siempre parece conveniente recurrir al origen histórico más brutal, consistente en el acto material realizado por el

115 ROMÁN RODRÍGUEZ, Juan Pablo. Instituciones de Derecho Concursal. LegalPublishing Chile, 2011, pp. 276 y sgtes.

La verdad sea dicha, para entender a cabalidad el exacto sentido de la expresión en el campo del derecho siempre parece conveniente recurrir al origen histórico más brutal, consistente en el acto material realizado por el En el medio nacional, Juan Pablo Román Rodríguez115, aludiendo a la “sentencia de quiebra” y sus consecuencias, expresa que “ella es mucho más que la apertura de un concurso para realizar en forma colectiva los bienes del deudor insolvente o fallido, sino que es el inicio de un complejo procedimiento de gestión, mantención y ejecución de bienes, a veces con caracteres más publicísticos o más privatísticos, pero que en suma tiende a entregar en manos de terceros la gestión del patrimonio del fallido, para intentar salvar la empresa cuyo patrimonio responde de las deudas contraídas, en beneficio de los acreedores y con una importante intervención de los trabajadores de la misma empresa, dados lo privilegios con los cuales se han revestido sus acreencias.” Cuando Francesco Carnelutti aludió a la quiebra como una gestión no contenciosa, remitía al proceso previa que provoca la declaración de quiebra y lo estimaba no contenciosa pues la acción corresponde al deudor y, si éste no la ejercer, el legislador permite a uno o más acreedores hacerlo por él, vale decir, subrogarse en su acción, de concurrir los demás supuestos legales, denominadas causales de quiebra, en tanto hacen presumir un estado de insolvencia. Esa visión es, prácticamente, unánime en el ámbito doctrinario, en el sentido que el procedimiento de quiebra, tradicional y mal denominado “juicio de quiebra”, no genera un asunto contencioso ni una controversia que pueda ser calificado como un “juicio”. Agrega más adelante que “La institución jurídica que nos ocupa no es asimilable, repetimos, al procedimiento de ejecución individual.” órganos judiciales competentes, la liquidación de los bienes del fallido, para repartir el producto de éstos siguiendo el principio de la par conditio omnium creditorum.

115

ROMÁN RODRÍGUEZ, Juan Pablo. Instituciones de Derecho Concursal. LegalPublishing Chile, 2011, pp. 276 y sgtes.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

255

RETIRO

comerciante, en la antigüedad, para dejar constancia pública de su imposibilidad de seguir operando en su giro al, literalmente, quebrar la banca sobre la cual ejercía su actividad, con tremenda teatralidad y dramatismo, además de enojo por su situación, que lo afectaba a él, a sus acreedores y a su credibilidad comercial futura.

Antes de esa sentencia existe un conjunto de procedimientos, sea que los inicie directamente el deudor, o los acreedores subrogándose en la acción del deudor o, del mismo modo, los tribunales ex officio en resguardo del interés público comprometido, destinados a obtener el pronunciamiento del Estado a través, hoy en día, de los tribunales de justicia que, una vez establecidos los hechos de la presunta insolvencia del deudor, inicia el procedimiento de liquidación de sus bienes con la sentencia o resolución que la declara.

Si esa narración anecdótica, que las más de las veces escuchamos y repetimos en el aula, exhibe visos de realidad o no, no pensamos que sea importante pero sí resulta ilustrativo para los efectos de lo que deseamos exponer.

La quiebra sólo existe como tal a partir de la sentencia o resolución judicial, sea cual fuere su naturaleza jurídica, que la declara y, a partir de ella, tal como lo enseñaba Álvaro Puelma Accorsi, se genera un estado, el de quiebra.

Por ello no cabe sorpresa alguna al encontrarnos que, ante un mismo fenómeno que presenta principalmente características económicas con derivaciones jurídicas, la denominación recibida en ordenamientos legales tan dispares como son los de origen latino y sajón, enfrentemos un idéntico apelativo: bancarrota o quiebra; bankruptcy.

Lo cierto es que la insolvencia, que no es sinónimo de quiebra aún cuando en derecho comparado esas expresiones suelen ser usadas así. Ella consiste en un fenómeno económico que, por sus repercusiones sociales e implicancias en la circulación de bienes y servicios, ha impuesto la necesidad de elaborar regulaciones jurídicas para equilibrar y proteger los diversos intereses en juego, derivando en la quiebra que no es más que un procedimiento para liquidar los bienes del deudor.

256

GONZALO BAEZA OVALLE

Lo cierto es que la insolvencia, que no es sinónimo de quiebra aún cuando en derecho comparado esas expresiones suelen ser usadas así. Ella consiste en un fenómeno económico que, por sus repercusiones sociales e implicancias en la circulación de bienes y servicios, ha impuesto la necesidad de elaborar regulaciones jurídicas para equilibrar y proteger los diversos intereses en juego, derivando en la quiebra que no es más que un procedimiento para liquidar los bienes del deudor.

Por ello no cabe sorpresa alguna al encontrarnos que, ante un mismo fenómeno que presenta principalmente características económicas con derivaciones jurídicas, la denominación recibida en ordenamientos legales tan dispares como son los de origen latino y sajón, enfrentemos un idéntico apelativo: bancarrota o quiebra; bankruptcy.

La quiebra sólo existe como tal a partir de la sentencia o resolución judicial, sea cual fuere su naturaleza jurídica, que la declara y, a partir de ella, tal como lo enseñaba Álvaro Puelma Accorsi, se genera un estado, el de quiebra.

Si esa narración anecdótica, que las más de las veces escuchamos y repetimos en el aula, exhibe visos de realidad o no, no pensamos que sea importante pero sí resulta ilustrativo para los efectos de lo que deseamos exponer.

Antes de esa sentencia existe un conjunto de procedimientos, sea que los inicie directamente el deudor, o los acreedores subrogándose en la acción del deudor o, del mismo modo, los tribunales ex officio en resguardo del interés público comprometido, destinados a obtener el pronunciamiento del Estado a través, hoy en día, de los tribunales de justicia que, una vez establecidos los hechos de la presunta insolvencia del deudor, inicia el procedimiento de liquidación de sus bienes con la sentencia o resolución que la declara.

comerciante, en la antigüedad, para dejar constancia pública de su imposibilidad de seguir operando en su giro al, literalmente, quebrar la banca sobre la cual ejercía su actividad, con tremenda teatralidad y dramatismo, además de enojo por su situación, que lo afectaba a él, a sus acreedores y a su credibilidad comercial futura. 256

GONZALO BAEZA OVALLE

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

257

Es acertada la observación efectuada por Juan Pablo Román Rodríguez, respecto a que desde la quiebra, pasan un conjunto de actividades al síndico y sus acreedores, que corresponden a la gestión y conservación del patrimonio, léase masa de bienes, afecto al concurso, pero ello no cambia la naturaleza de una liquidación de los bienes del deudor, pues en toda liquidación116 existe la obligación de gestionar y conservar que destaca ese autor, pues son de la esencia de la obligación de todo mandatario y el liquidador, de cautelar debidamente los bienes que le han sido entregados para ser vendidos, en este caso, liquidados. Por una cuestión, tanto de economía procesal como de protección del patrimonio del fallido y acreedores, entendemos que la ley chilena prefirió que todos los conflictos atingentes a las dificultades surgidas a propósito de la petición de quiebra, en particular, pero no en ella117, como los bienes del fallido y pago de sus obligaciones, en especial, quedaran instalados en su conocimiento y resolución en un solo tribunal, gestando una regla especial de competencia que algunos han dado en llamar “fuero de atracción” pero más bien corresponde a una norma de “radicación”. Cada emprendimiento judicial de esa especie conserva su propia tramitación y sólo exhiben como elementos comunes con el procedimiento concursal: 1) el tribunal que conoce de ellos y, 2) el deudor afectado por ese litigio. En el procedimiento concursal el legislador tuvo a buen recaudo no contaminarlo con controversias, de forma tal que tanto en la tramitación del

116

Es interesante a este respecto ver las facultades que el artículo 413 del Código de Comercio entrega al liquidador en la liquidación de las sociedades colectivas comerciales, además de todas las otras normas atingentes a esa liquidación, para llegar a la conclusión que son procedimientos idénticos. En toda liquidación, el liquidador, como mandatario que es, tiene la obligación de conservar las cosas en que recae su encargo y gestionarlas para lograr el mejor resultado en el desempeño de su encargo. 117

Las controversias que surgen, sea contra el fallido, en diversos tipos de procedimiento o, que deriven de actos como la incautación, como ocurre con la objeción del inventario o, en relación a la existencia de créditos y/o preferencias, como acontece con las impugnaciones, son apartadas del procedimiento de quiebra que es, en esencia, sólo una liquidación de bienes, para ser tramitadas en cuerda separada y regresar al proceso de liquidación cuando la controversia haya sido dilucidada.

117 Las controversias que surgen, sea contra el fallido, en diversos tipos de procedimiento o, que deriven de actos como la incautación, como ocurre con la objeción del inventario o, en relación a la existencia de créditos y/o preferencias, como acontece con las impugnaciones, son apartadas del procedimiento de quiebra que es, en esencia, sólo una liquidación de bienes, para ser tramitadas en cuerda separada y regresar al proceso de liquidación cuando la controversia haya sido dilucidada. 116 Es interesante a este respecto ver las facultades que el artículo 413 del Código de Comercio entrega al liquidador en la liquidación de las sociedades colectivas comerciales, además de todas las otras normas atingentes a esa liquidación, para llegar a la conclusión que son procedimientos idénticos. En toda liquidación, el liquidador, como mandatario que es, tiene la obligación de conservar las cosas en que recae su encargo y gestionarlas para lograr el mejor resultado en el desempeño de su encargo.

En el procedimiento concursal el legislador tuvo a buen recaudo no contaminarlo con controversias, de forma tal que tanto en la tramitación del Cada emprendimiento judicial de esa especie conserva su propia tramitación y sólo exhiben como elementos comunes con el procedimiento concursal: 1) el tribunal que conoce de ellos y, 2) el deudor afectado por ese litigio. Por una cuestión, tanto de economía procesal como de protección del patrimonio del fallido y acreedores, entendemos que la ley chilena prefirió que todos los conflictos atingentes a las dificultades surgidas a propósito de la petición de quiebra, en particular, pero no en ella117, como los bienes del fallido y pago de sus obligaciones, en especial, quedaran instalados en su conocimiento y resolución en un solo tribunal, gestando una regla especial de competencia que algunos han dado en llamar “fuero de atracción” pero más bien corresponde a una norma de “radicación”. Es acertada la observación efectuada por Juan Pablo Román Rodríguez, respecto a que desde la quiebra, pasan un conjunto de actividades al síndico y sus acreedores, que corresponden a la gestión y conservación del patrimonio, léase masa de bienes, afecto al concurso, pero ello no cambia la naturaleza de una liquidación de los bienes del deudor, pues en toda liquidación116 existe la obligación de gestionar y conservar que destaca ese autor, pues son de la esencia de la obligación de todo mandatario y el liquidador, de cautelar debidamente los bienes que le han sido entregados para ser vendidos, en este caso, liquidados. DERECHO CONCURSAL CHILENO

257

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Toda liquidación comprende no sólo la realización de los bienes, sea en forma singular o de otro modo que los interesados consideren más conveniente para la masa, (unidad económica, continuación provisional de giro, etcétera), sino también el pago de los créditos concurrentes conforme a la prelación establecida por la ley.

258

La quiebra surge sólo a partir de su declaración por un tribunal competente y no es más que un procedimiento severamente reglado de liquidación de los bienes del deudor, incluso cuando éste ha dejado de existir físicamente, como acontece toda vez que sea abierto un concurso o declarada la quiebra de un deudor fallecido, lo que afecta a los bienes que forman la comunidad hereditaria, pero no a sus herederos.

Cuaderno de Quiebra como en el del Cuaderno de Administración, carecen de cabida los juicios y sólo son reservados esos procedimientos para llevar adelante en buena forma la liquidación que, tal como visualizamos en el artículo 1º del Libro IV del Co. de Comercio, conforma la preocupación central del legislador.

En suma, todos los procedimientos anteriores a la declaración de quiebra tienen carácter no contencioso, en la medida que no existe un conflicto o controversia entre partes, sino una petición enderezada al Estado por el propio deudor, o bien, por sus acreedores en ejercicio de una acción subrogatoria que el legislador les concede al amparo de las causales de quiebra que hacen presumir la insolvencia y demás requisitos legales, ante la negligencia del deudor de no provocar la apertura de su concurso o, por último, por el mismo Estado, ex officio, a través del tribunal competente, toda vez que enfrenta determinadas situaciones a las cuales la ley les atribuye la calidad de ser demostrativas, indefectiblemente, de la insolvencia del deudor.

Ese criterio ha sido seguido, igualmente, por las regulaciones legales extranjeras que hemos tenido oportunidad de revisar, sea directamente o, a través de las explicaciones entregadas por otros autores, concluyendo en la conveniencia, no sólo que un tribunal sea el que conozca de esas materias sino que incluso, han constituido juzgados especiales para servir ese propósito, rescatando y reconociendo la importancia que reviste para la organización y estabilidad del sistema productivo de toda sociedad.

Ese criterio ha sido seguido, igualmente, por las regulaciones legales extranjeras que hemos tenido oportunidad de revisar, sea directamente o, a través de las explicaciones entregadas por otros autores, concluyendo en la conveniencia, no sólo que un tribunal sea el que conozca de esas materias sino que incluso, han constituido juzgados especiales para servir ese propósito, rescatando y reconociendo la importancia que reviste para la organización y estabilidad del sistema productivo de toda sociedad.

En suma, todos los procedimientos anteriores a la declaración de quiebra tienen carácter no contencioso, en la medida que no existe un conflicto o controversia entre partes, sino una petición enderezada al Estado por el propio deudor, o bien, por sus acreedores en ejercicio de una acción subrogatoria que el legislador les concede al amparo de las causales de quiebra que hacen presumir la insolvencia y demás requisitos legales, ante la negligencia del deudor de no provocar la apertura de su concurso o, por último, por el mismo Estado, ex officio, a través del tribunal competente, toda vez que enfrenta determinadas situaciones a las cuales la ley les atribuye la calidad de ser demostrativas, indefectiblemente, de la insolvencia del deudor.

Cuaderno de Quiebra como en el del Cuaderno de Administración, carecen de cabida los juicios y sólo son reservados esos procedimientos para llevar adelante en buena forma la liquidación que, tal como visualizamos en el artículo 1º del Libro IV del Co. de Comercio, conforma la preocupación central del legislador.

La quiebra surge sólo a partir de su declaración por un tribunal competente y no es más que un procedimiento severamente reglado de liquidación de los bienes del deudor, incluso cuando éste ha dejado de existir físicamente, como acontece toda vez que sea abierto un concurso o declarada la quiebra de un deudor fallecido, lo que afecta a los bienes que forman la comunidad hereditaria, pero no a sus herederos.

GONZALO BAEZA OVALLE

Toda liquidación comprende no sólo la realización de los bienes, sea en forma singular o de otro modo que los interesados consideren más conveniente para la masa, (unidad económica, continuación provisional de giro, etcétera), sino también el pago de los créditos concurrentes conforme a la prelación establecida por la ley.

258

TIRO

Quedamos en el aire cuando la quiebra o liquidación forzosa surge de una declaración ex officio del tribunal.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

Esa propuesta es, al menos, compleja de entender y más de explicar conforme a las normas más elementales de procedimiento.

Para dar mayor firmeza al postulado descrito en la líneas precedentes, procederemos a hacer un análisis general pero no por ello menos circunstanciado a fin de establecer la inexistencia de instancias de controversia o litigación en el proceso de quiebra o liquidación.

259

2. DELIMITACIÓN DEL PROBLEMA 2.1. Los procedimientos concursales armonizan intereses comunes no litigios que, por marginales, son excluidos de la tramitación principal Cuando autores como Ricardo Sandoval López y Juan Esteban Puga Vial tratan al deudor como “sujeto pasivo”, caemos en cuenta que existen dificultades de orden conceptual que enturbian las explicaciones, por lo cual, acudiremos a los tratadistas más tradicionales e indiscutido para destrabar el entendimiento de esos procedimientos y poder continuar con lo que debe ocupar la atención del derecho concursal. La postura de Ricardo Sandoval López, que asume a los procedimientos concursales iniciados a través de la provocación de la declaración de quiebra, como asociaciones virtuales, haciendo suyo conceptos acuñados por la jurisprudencia de los tribunales chilenos, resulta contradictoria, desde que no se entiende identificar “un juicio” como una “asociación virtual”. Resulta contrario al sentido común y al espíritu que inspira una asociación asumir que los asociados están reunidos para litigar entre sí. Cuando ese autor califica al deudor como sujeto pasivo, lo que hace es suponerlo demandado y, eventualmente, a los acreedores peticionarios como sujeto activo, vale decir, demandantes. Lleva a tal extremo su propuesta que en el evento que la quiebra sea solicitada por el propio deudor, afirma que adquiere la calidad de sujeto activo, demandante, sin dejar de ser sujeto pasivo, demandado. Esa propuesta es, al menos, compleja de entender y más de explicar conforme a las normas más elementales de procedimiento. Quedamos en el aire cuando la quiebra o liquidación forzosa surge de una declaración ex officio del tribunal.

Lleva a tal extremo su propuesta que en el evento que la quiebra sea solicitada por el propio deudor, afirma que adquiere la calidad de sujeto activo, demandante, sin dejar de ser sujeto pasivo, demandado. Cuando ese autor califica al deudor como sujeto pasivo, lo que hace es suponerlo demandado y, eventualmente, a los acreedores peticionarios como sujeto activo, vale decir, demandantes. Resulta contrario al sentido común y al espíritu que inspira una asociación asumir que los asociados están reunidos para litigar entre sí. La postura de Ricardo Sandoval López, que asume a los procedimientos concursales iniciados a través de la provocación de la declaración de quiebra, como asociaciones virtuales, haciendo suyo conceptos acuñados por la jurisprudencia de los tribunales chilenos, resulta contradictoria, desde que no se entiende identificar “un juicio” como una “asociación virtual”. Cuando autores como Ricardo Sandoval López y Juan Esteban Puga Vial tratan al deudor como “sujeto pasivo”, caemos en cuenta que existen dificultades de orden conceptual que enturbian las explicaciones, por lo cual, acudiremos a los tratadistas más tradicionales e indiscutido para destrabar el entendimiento de esos procedimientos y poder continuar con lo que debe ocupar la atención del derecho concursal. 2.1. Los procedimientos concursales armonizan intereses comunes no litigios que, por marginales, son excluidos de la tramitación principal 2. DELIMITACIÓN DEL PROBLEMA Para dar mayor firmeza al postulado descrito en la líneas precedentes, procederemos a hacer un análisis general pero no por ello menos circunstanciado a fin de establecer la inexistencia de instancias de controversia o litigación en el proceso de quiebra o liquidación. DERECHO CONCURSAL CHILENO

259

RETIRO

CONTRERAS STRAUCH, Osvaldo. Ob. cit., p. 65.

GONZALO BAEZA OVALLE

GONZALO BAEZA OVALLE

CONTRERAS STRAUCH, Osvaldo. Ob. cit., p. 65.

260

118

¿En ese evento sería el tribunal quien demandaría?

De esta manera, este tema llega a tales extremos de confusión y desinteligencia que Ricardo Sandoval López afirma, como explicábamos, que el deudor que provoca su propia quiebra o apertura del proceso de liquidación de su organización productiva adopta el carácter de sujeto activo y, luego sostiene que el deudor es siempre sujeto pasivo, por lo cual tendríamos el absurdo que en un sólo procedimiento, una persona es sujeto activo y

Obviamente eso exhibe una respuesta que procesalmente se torna en un imposible.

De hecho la única sentencia definitiva que podemos descubrir en el Cuaderno de Quiebras es la que declara la quiebra y sólo porque es calificada así en el artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio pues tal naturaleza jurídica ha sido largamente discutida y, el mero hecho que la ley, por cuestiones de orden práctica, zanje el tema, no involucra que, científicamente esa calificación sea correcta.

Osvaldo Contreras Strauch,118 también adopta la línea de los autores precedentemente citados alcanzando ribetes de contradicción igualmente memorables.

No agrega otros fundamentos y sus apreciaciones sobre la materia son de orden general que están muy lejos de demostrar que en el procedimiento central de la quiebra o liquidación forzosa exista una controversia que amerite ser resuelta por un tribunal con una sentencia definitiva.

Así afirma que el deudor puede intervenir como “actor” o peticionario, cuando es el mismo quien solicita su propia quiebra, planteándose en la doctrina la discusión sobre si, en este caso, el juicio de quiebras es contencioso o no, alcanzando la insólita conclusión que en ese evento también es contencioso, dando lugar a una suerte de personalidad psicopática en el deudor que lucha consigo mismo, asumiendo el papel de demandante y de demandado, simultáneamente.

Así afirma que el deudor puede intervenir como “actor” o peticionario, cuando es el mismo quien solicita su propia quiebra, planteándose en la doctrina la discusión sobre si, en este caso, el juicio de quiebras es contencioso o no, alcanzando la insólita conclusión que en ese evento también es contencioso, dando lugar a una suerte de personalidad psicopática en el deudor que lucha consigo mismo, asumiendo el papel de demandante y de demandado, simultáneamente.

No agrega otros fundamentos y sus apreciaciones sobre la materia son de orden general que están muy lejos de demostrar que en el procedimiento central de la quiebra o liquidación forzosa exista una controversia que amerite ser resuelta por un tribunal con una sentencia definitiva.

Osvaldo Contreras Strauch,118 también adopta la línea de los autores precedentemente citados alcanzando ribetes de contradicción igualmente memorables.

De hecho la única sentencia definitiva que podemos descubrir en el Cuaderno de Quiebras es la que declara la quiebra y sólo porque es calificada así en el artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio pues tal naturaleza jurídica ha sido largamente discutida y, el mero hecho que la ley, por cuestiones de orden práctica, zanje el tema, no involucra que, científicamente esa calificación sea correcta.

Obviamente eso exhibe una respuesta que procesalmente se torna en un imposible.

De esta manera, este tema llega a tales extremos de confusión y desinteligencia que Ricardo Sandoval López afirma, como explicábamos, que el deudor que provoca su propia quiebra o apertura del proceso de liquidación de su organización productiva adopta el carácter de sujeto activo y, luego sostiene que el deudor es siempre sujeto pasivo, por lo cual tendríamos el absurdo que en un sólo procedimiento, una persona es sujeto activo y

¿En ese evento sería el tribunal quien demandaría?

118

260

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

261

pasivo a la vez lo que, como expusimos, es seguido por Osvaldo Contreras Strauch, sin reflexiones adicionales. Para visualizar adecuadamente la inconsistencia lógica del planteamiento, el sujeto activo es conceptualizado como la persona que interpone una demanda y por sujeto pasivo la persona contra la cual es dirigida esa demanda. De esta manera, para Sandoval López, el deudor que solicita su propia quiebra es demandante y demandado a la vez que, como expusimos, es una propuesta procesalmente compleja. Esas posiciones no soportan un análisis jurídico mayor de la manera en que aparecen expuestas, por lo cual, un mínimo de prudencia aconseja investigar, con un poco más de detención, lo que en realidad acontece en torno a los procedimientos concursales y la necesidad social que están llamados a satisfacer, a la vista o bajo la luz de nuestras ideas expuestas al inicio. En ese sentido vislumbramos que tras las opiniones de esos autores, que son todos inteligentes y versados en la especialidad, calidad no está afecta a controversia ni cuestionamiento de ninguna especie, existe la intención de asimilar los procedimientos concursales, en alguna suerte de tramitación judicial ordinaria, lo que no puede ocurrir. Consideramos que de allí deriva el inicio de un camino incorrecto ya que importa forzar la naturaleza de ese emprendimiento para adecuarla a una relación procesal conocida pero esencialmente diferente y que responde a una realidad y necesidades distintas, como es un juicio entre partes, sin importar la especie de juicio. Otra visión sobre el problema nos entrega la reciente posición de Juan Pablo Román Rodríguez119, no menos versado e inteligente que los anteriores, al explicar que: “… a nuestro juicio, resulta enteramente insatisfactoria la definición que el juicio de quiebra es un juicio de ejecución universal colectivo principalmente o únicamente, sino que constituye un punto de partida en el cual una vez declarada la quiebra, o bien se puede perseguir la ejecución universal y colectiva o bien se puede llevar a cabo un pro119

ROMÁN RODRÍGUEZ, Juan Pablo. Ob. cit. p. 273.

119

ROMÁN RODRÍGUEZ, Juan Pablo. Ob. cit. p. 273.

Otra visión sobre el problema nos entrega la reciente posición de Juan Pablo Román Rodríguez119, no menos versado e inteligente que los anteriores, al explicar que: “… a nuestro juicio, resulta enteramente insatisfactoria la definición que el juicio de quiebra es un juicio de ejecución universal colectivo principalmente o únicamente, sino que constituye un punto de partida en el cual una vez declarada la quiebra, o bien se puede perseguir la ejecución universal y colectiva o bien se puede llevar a cabo un proConsideramos que de allí deriva el inicio de un camino incorrecto ya que importa forzar la naturaleza de ese emprendimiento para adecuarla a una relación procesal conocida pero esencialmente diferente y que responde a una realidad y necesidades distintas, como es un juicio entre partes, sin importar la especie de juicio. En ese sentido vislumbramos que tras las opiniones de esos autores, que son todos inteligentes y versados en la especialidad, calidad no está afecta a controversia ni cuestionamiento de ninguna especie, existe la intención de asimilar los procedimientos concursales, en alguna suerte de tramitación judicial ordinaria, lo que no puede ocurrir. Esas posiciones no soportan un análisis jurídico mayor de la manera en que aparecen expuestas, por lo cual, un mínimo de prudencia aconseja investigar, con un poco más de detención, lo que en realidad acontece en torno a los procedimientos concursales y la necesidad social que están llamados a satisfacer, a la vista o bajo la luz de nuestras ideas expuestas al inicio. Para visualizar adecuadamente la inconsistencia lógica del planteamiento, el sujeto activo es conceptualizado como la persona que interpone una demanda y por sujeto pasivo la persona contra la cual es dirigida esa demanda. De esta manera, para Sandoval López, el deudor que solicita su propia quiebra es demandante y demandado a la vez que, como expusimos, es una propuesta procesalmente compleja. pasivo a la vez lo que, como expusimos, es seguido por Osvaldo Contreras Strauch, sin reflexiones adicionales. DERECHO CONCURSAL CHILENO

261

RETIRO

A esto corresponde el deber de hacer todo lo que sea necesario en el caso concreto para llegar a un pronunciamiento (oír a las partes, practicar las pruebas, etc.), es decir, para acoger o rechazar en el fondo, la demanda,

cedimiento de reconversión de la empresa en falencia, abriéndose a raíz de la sentencia de quiebra la facultad de los acreedores para decidir sobre tales materias. …”

Ahora bien, la relación procesal conforma una materia que remite al derecho público y, en ese sentido, Giusseppe Chiovenda120 explica que el deber fundamental, que forma el esqueleto de toda relación procesal, es el deber del juez, u otro órgano jurisdiccional, de tomar medidas respecto a las peticiones de las partes.

“Aún más, a partir de la introducción de los procedimientos de continuidad de giro de la empresa, sea en forma provisoria o definitiva, la ejecución con carácter liquidatorio queda enteramente pospuesta y el propósito es el de mantener el giro de la empresa con miras a superar la situación de crisis o enajenarla sea en un solo todo o por parcialidades, precisamente en dicho estado de “continuidad de giro”. La ejecución como unidad económica debe someterse a una serie de requisitos complejos, en los cuales debe participar la masa de acreedores y considerar a aquellos que tienen privilegios, ejecución que en el caso de considerarse como tal, se encuentra muy lejos del concepto de un juicio ejecutivo.”

También expresa que si bien no considera al procedimiento concursal como contencioso o un juicio, tampoco lo estima no contencioso, lo que apoya nuestra opción por establecer que la quiebra, en sí, sólo es una liquidación forzosa y, como tal, es improcedente calificarla como contenciosa o no contenciosa. Incluso más, la continuidad de giro importa la suspensión del procedimiento de liquidación y si ella tiene por propósito la venta de la unidad económico, entonces, el procedimiento de liquidación forzosa ni siquiera ha sido suspendido. Estimamos que constituye un tema que debe ser revisado en cada situación.

También expresa que si bien no considera al procedimiento concursal como contencioso o un juicio, tampoco lo estima no contencioso, lo que apoya nuestra opción por establecer que la quiebra, en sí, sólo es una liquidación forzosa y, como tal, es improcedente calificarla como contenciosa o no contenciosa. Incluso más, la continuidad de giro importa la suspensión del procedimiento de liquidación y si ella tiene por propósito la venta de la unidad económico, entonces, el procedimiento de liquidación forzosa ni siquiera ha sido suspendido. Estimamos que constituye un tema que debe ser revisado en cada situación.

“Aún más, a partir de la introducción de los procedimientos de continuidad de giro de la empresa, sea en forma provisoria o definitiva, la ejecución con carácter liquidatorio queda enteramente pospuesta y el propósito es el de mantener el giro de la empresa con miras a superar la situación de crisis o enajenarla sea en un solo todo o por parcialidades, precisamente en dicho estado de “continuidad de giro”. La ejecución como unidad económica debe someterse a una serie de requisitos complejos, en los cuales debe participar la masa de acreedores y considerar a aquellos que tienen privilegios, ejecución que en el caso de considerarse como tal, se encuentra muy lejos del concepto de un juicio ejecutivo.”

Ahora bien, la relación procesal conforma una materia que remite al derecho público y, en ese sentido, Giusseppe Chiovenda120 explica que el deber fundamental, que forma el esqueleto de toda relación procesal, es el deber del juez, u otro órgano jurisdiccional, de tomar medidas respecto a las peticiones de las partes.

cedimiento de reconversión de la empresa en falencia, abriéndose a raíz de la sentencia de quiebra la facultad de los acreedores para decidir sobre tales materias. …”

A esto corresponde el deber de hacer todo lo que sea necesario en el caso concreto para llegar a un pronunciamiento (oír a las partes, practicar las pruebas, etc.), es decir, para acoger o rechazar en el fondo, la demanda,

GONZALO BAEZA OVALLE

120 CHIOVENDA, Giusseppe. Serie Clásicos del Derecho Procesal Civil. Vol 3, Instituciones de Derecho Procesal Civil, Editorial Jurídica Universitaria, 2002, pp. 34 y siguientes.

262

120

262

GONZALO BAEZA OVALLE

CHIOVENDA, Giusseppe. Serie Clásicos del Derecho Procesal Civil. Vol 3, Instituciones de Derecho Procesal Civil, Editorial Jurídica Universitaria, 2002, pp. 34 y siguientes.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

263

suponiendo que es una posición contrapuesta a la del demandado pero no la misma. Agrega que ese deber forma parte del oficio del juez y queda garantizado por la responsabilidad civil y penal del juez que rehúsa, omite o retrasa su pronunciamiento. La relación procesal, así expuesta reconoce tres sujetos: de un lado, el órgano jurisdiccional y, del otro, las partes (actor y demandado), pero también puede darse una relación “con una multiplicidad de sujetos o, al menos, de intereses.” Para que exista una relación procesal válida, siguiendo las mismas enseñanzas de ese autor, “no sólo deben existir los tres sujetos, o sea un órgano revestido de jurisdicción ordinaria (según las normas que regulan la jurisdicción y la organización judicial) y dos partes reconocidas por el derecho, o sujetos de derecho (capacidad para ser parte); sino que éstos, además, deben tener ciertos requisitos de capacidad (competencia de los órganos jurisdiccionales, capacidad procesal de las partes, capacidad de representar a otro y, en algunos casos, el poder de pedir en nombre propio la actuación de una voluntad de la ley que garantice un bien a otro, lo cual se llama sustitución procesal). Concluye, tras narrar otras situaciones previas que “Faltando una de estas condiciones, no nace la obligación del juez de resolver en cuanto al fondo. Sin embargo, también en este caso el juez tiene una obligación, y es la de declarar la razón por la cual no resuelve; existe, pues, también en este caso una relación jurídica. (CPrC, art. 493). Esta relación procesal más restringida no requiere como presupuesto sino la existencia de un órgano jurisdiccional: sin éste, no es ni siquiera concebible una sentencia que declare no haber lugar a proceder acerca de las peticiones de la demanda.” Este tema nos obliga a tomar el camino de regreso hacia cuestiones tan antiguas como aquellas analizadas por Rafael Fernández Concha121, con el objeto de retomar los elementos esenciales, en otras palabras, que no pueden

121 FERNÁNDEZ CONCHA, Rafael. Filosofía del Derecho o Derecho Natural. Tipográfica Católica, 1888, Barcelona. Tomo II, p. 349.

Este tema nos obliga a tomar el camino de regreso hacia cuestiones tan antiguas como aquellas analizadas por Rafael Fernández Concha121, con el objeto de retomar los elementos esenciales, en otras palabras, que no pueden Concluye, tras narrar otras situaciones previas que “Faltando una de estas condiciones, no nace la obligación del juez de resolver en cuanto al fondo. Sin embargo, también en este caso el juez tiene una obligación, y es la de declarar la razón por la cual no resuelve; existe, pues, también en este caso una relación jurídica. (CPrC, art. 493). Esta relación procesal más restringida no requiere como presupuesto sino la existencia de un órgano jurisdiccional: sin éste, no es ni siquiera concebible una sentencia que declare no haber lugar a proceder acerca de las peticiones de la demanda.” Para que exista una relación procesal válida, siguiendo las mismas enseñanzas de ese autor, “no sólo deben existir los tres sujetos, o sea un órgano revestido de jurisdicción ordinaria (según las normas que regulan la jurisdicción y la organización judicial) y dos partes reconocidas por el derecho, o sujetos de derecho (capacidad para ser parte); sino que éstos, además, deben tener ciertos requisitos de capacidad (competencia de los órganos jurisdiccionales, capacidad procesal de las partes, capacidad de representar a otro y, en algunos casos, el poder de pedir en nombre propio la actuación de una voluntad de la ley que garantice un bien a otro, lo cual se llama sustitución procesal). La relación procesal, así expuesta reconoce tres sujetos: de un lado, el órgano jurisdiccional y, del otro, las partes (actor y demandado), pero también puede darse una relación “con una multiplicidad de sujetos o, al menos, de intereses.” Agrega que ese deber forma parte del oficio del juez y queda garantizado por la responsabilidad civil y penal del juez que rehúsa, omite o retrasa su pronunciamiento. suponiendo que es una posición contrapuesta a la del demandado pero no la misma.

121

FERNÁNDEZ CONCHA, Rafael. Filosofía del Derecho o Derecho Natural. Tipográfica Católica, 1888, Barcelona. Tomo II, p. 349.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

263

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Aquellos intereses contrapuestos que suscitan controversias como ocurre, por ejemplo, con las impugnaciones, son retirados de la tramitación central del procedimiento concursal para no enturbiar la necesaria armonía que debe inspirar la tramitación central, obligando a los litigantes a ventilar su controversia por separado y, se les llama a regresar al procedimiento principal una vez zanjadas sus diferencias.

264

Eso no acontece en el procedimiento concursal bajo circunstancia alguna desde que como anticipamos en el título, estos procedimientos generan escenarios de armonización de intereses comunes.

dejar de concurrir en todo “juicio forense” y en ese sentido enseñaba que revisten ese carácter los siguientes:

En síntesis, toda vez que hablamos, procesalmente, de una relación procesal o un litis consorcio, necesariamente remitimos a una controversia entre partes, o sea una cuestión contenciosa que existirá en la medida que podamos constatar posiciones contrapuestas, que precisa de una sentencia definitiva que, precisamente, resuelva la controversia en los términos descritos por Rafael Fernández Concha.

a) Que alguna persona pida al magistrado “la pronunciación acerca de lo que debe dársele á ella, ó de la pena que debe aplicarse á otra. Dicha persona recibe el nombre de actor o demandante.”

“Resumamos. El juicio supone tres personas: actor, reo y juez: el primero pide algo contra el segundo; éste resiste á aquél; y el tercero resuelve entre el uno y el otro la materia de la cuestión es alguna cosa que se debe ó pretende deberse en derecho. La resolución se expide oyendo las razones y pruebas de ambas partes.”

b) “Que haya alguna persona contra quien el actor pida el bien ó la pena; a la cual se llama demandado en lo civil …

c) “Que la declaración ó determinación de lo que en derecho se debe, se pronuncie previa disceptación de la causa. Esta condición exige que el actor dé las razones y pruebas de lo que pide, y el reo tenga facultad de contestar y defenderse.”

c) “Que la declaración ó determinación de lo que en derecho se debe, se pronuncie previa disceptación de la causa. Esta condición exige que el actor dé las razones y pruebas de lo que pide, y el reo tenga facultad de contestar y defenderse.”

b) “Que haya alguna persona contra quien el actor pida el bien ó la pena; a la cual se llama demandado en lo civil …

“Resumamos. El juicio supone tres personas: actor, reo y juez: el primero pide algo contra el segundo; éste resiste á aquél; y el tercero resuelve entre el uno y el otro la materia de la cuestión es alguna cosa que se debe ó pretende deberse en derecho. La resolución se expide oyendo las razones y pruebas de ambas partes.”

a) Que alguna persona pida al magistrado “la pronunciación acerca de lo que debe dársele á ella, ó de la pena que debe aplicarse á otra. Dicha persona recibe el nombre de actor o demandante.”

En síntesis, toda vez que hablamos, procesalmente, de una relación procesal o un litis consorcio, necesariamente remitimos a una controversia entre partes, o sea una cuestión contenciosa que existirá en la medida que podamos constatar posiciones contrapuestas, que precisa de una sentencia definitiva que, precisamente, resuelva la controversia en los términos descritos por Rafael Fernández Concha.

dejar de concurrir en todo “juicio forense” y en ese sentido enseñaba que revisten ese carácter los siguientes:

Eso no acontece en el procedimiento concursal bajo circunstancia alguna desde que como anticipamos en el título, estos procedimientos generan escenarios de armonización de intereses comunes.

GONZALO BAEZA OVALLE

Aquellos intereses contrapuestos que suscitan controversias como ocurre, por ejemplo, con las impugnaciones, son retirados de la tramitación central del procedimiento concursal para no enturbiar la necesaria armonía que debe inspirar la tramitación central, obligando a los litigantes a ventilar su controversia por separado y, se les llama a regresar al procedimiento principal una vez zanjadas sus diferencias.

264

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

265

122

Art. 52 del Libro IV del Co. de Comercio.

Para estos efectos, esa constituiría la instancia y, lo que sobreviene en seguida, luego de quedar a firme la sentencia que declara la quiebra, viene a ser la iniciación del proceso de liquidación de los bienes del deudor o, más propiamente, afectos a concurso, pues puede no exhibir la calidad de un “deudor” el declarado en quiebra. En ninguno de las hipótesis concursales existen intereses contrapuestos sino coincidentes, desde que el deudor pretende pagar sus créditos en la mejor forma posible y el acreedor evidencia la misma motivación pero en orden a que sean cubiertas sus acreencias.

Sea que la apertura del concurso la provoque el deudor o uno o más acreedores, todos serán afectados por la decisión judicial que haga lugar a dicha apertura. A qué decir cuando la apertura constituye el resultado de una actuación ex officio del tribunal.

Aún más, considerando que la sentencia definitiva es aquella que pone fin a la instancia, ésta sólo podemos concebirla en relación con la incertidumbre eventual respecto a la procedencia o improcedencia de declarar la apertura de la quiebra o liquidación forzosa, cuestión reclamada del Estado en razón a que ella determina la suspensión o término de determinadas garantías constitucionales tanto del deudor como de sus acreedores, en función de proteger el orden público económico.

Incluso puede ser librada para liquidar los bienes de una entidad que, jurídicamente, no sea una persona, como acontece verbi gratia, con la sucesión del deudor.

Esa resolución constituye una sentencia definitiva, porque lo dispone la ley122, lo que no siempre devino en una lectura tranquila, dado que esa decisión judicial puede ser dictada por un tribunal ex officio.

En ninguno de estos casos existe demandante, demandado ni controversia, de manera que estimamos difícil, que en ese contexto y, en general, en todos los escenarios posibles de concebir, podamos asumirla como una real sentencia definitiva, especialmente si tenemos a la vista que el artículo 158 del Código de Procedimiento Civil la define como “la que pone fin a la instancia resolviendo la cuestión o asunto que ha sido objeto del juicio.” Aún más, considerando que la sentencia definitiva es aquella que pone fin a la instancia, ésta sólo podemos concebirla en relación con la incertidumbre eventual respecto a la procedencia o improcedencia de declarar la apertura de la quiebra o liquidación forzosa, cuestión reclamada del Estado en razón a que ella determina la suspensión o término de determinadas garantías constitucionales tanto del deudor como de sus acreedores, en función de proteger el orden público económico. Para estos efectos, esa constituiría la instancia y, lo que sobreviene en seguida, luego de quedar a firme la sentencia que declara la quiebra, viene a ser la iniciación del proceso de liquidación de los bienes del deudor o, más propiamente, afectos a concurso, pues puede no exhibir la calidad de un “deudor” el declarado en quiebra. En ninguno de las hipótesis concursales existen intereses contrapuestos sino coincidentes, desde que el deudor pretende pagar sus créditos en la mejor forma posible y el acreedor evidencia la misma motivación pero en orden a que sean cubiertas sus acreencias. 122

Art. 52 del Libro IV del Co. de Comercio.

En ninguno de estos casos existe demandante, demandado ni controversia, de manera que estimamos difícil, que en ese contexto y, en general, en todos los escenarios posibles de concebir, podamos asumirla como una real sentencia definitiva, especialmente si tenemos a la vista que el artículo 158 del Código de Procedimiento Civil la define como “la que pone fin a la instancia resolviendo la cuestión o asunto que ha sido objeto del juicio.” Incluso puede ser librada para liquidar los bienes de una entidad que, jurídicamente, no sea una persona, como acontece verbi gratia, con la sucesión del deudor. Esa resolución constituye una sentencia definitiva, porque lo dispone la ley122, lo que no siempre devino en una lectura tranquila, dado que esa decisión judicial puede ser dictada por un tribunal ex officio. Sea que la apertura del concurso la provoque el deudor o uno o más acreedores, todos serán afectados por la decisión judicial que haga lugar a dicha apertura. A qué decir cuando la apertura constituye el resultado de una actuación ex officio del tribunal. DERECHO CONCURSAL CHILENO

265

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Por último, igualmente lo vemos como improcedente tal calificación si la declaración de quiebra surge a partir de una actuación ex officio del tribunal, dado que en ese contexto difícilmente podríamos calificar al tribunal como sujeto activo o demandante. Resulta imposible hacer coincidir el sujeto activo con el órgano jurisdiccional y al deudor o, en su caso, sucesión o también persona, como sujeto pasivo.

266

Tampoco cabe predicar tal naturaleza respecto al deudor aún siendo una persona, toda vez que el efecto propio de la apertura del concurso no pasa por afectar sólo su patrimonio sino, también el del acreedor y carece de lógica, como vimos, que una persona deduzca una demanda contra sí misma y,

Por consiguiente, consideramos que no está ajustado a la realidad que en materia concursal:

No obstante, consideramos plenamente ajustado a derecho que sea declarada la quiebra de ese conjunto de bienes si la quiebra es entendida, como lo hemos hecho nosotros, bajo la perspectiva que se trata sólo de una liquidación de bienes y, toda vez que éstos existan y puedan ser identificados, es procedente dar curso a esa liquidación. Eso estándar que el Libro IV del Co. de Comercio no acepta verificaciones extraordinarias, sino Ley Bienes.

Primero, se hable de sujeto pasivo o activo, luego de declarada la quiebra, en tanto consiste en un procedimiento de liquidación en que los intereses del deudor y acreedores son armónicos, a tal extremo que la jurisprudencia seguida por Ricardo Sandoval López llega a los extremos de hablar de una asociación virtual;

Para asumir la calidad de sujeto pasivo es preciso que inscriba en la calidad de demandado y, un conjunto de bienes como la universalidad que se forma a partir de la muerte del deudor, carece de capacidad.

Segundo, tampoco creemos posible utilizar dicha terminología antes que sea abierto el procedimiento de liquidación de la organización productiva del deudor a través de la declaración quiebra por lo siguiente:

Si es provocada por un acreedor, no podría ser sujeto pasivo el deudor cuando esa petición persigue provocar la quiebra de la sucesión del deudor, que no es una persona.

Si es provocada por un acreedor, no podría ser sujeto pasivo el deudor cuando esa petición persigue provocar la quiebra de la sucesión del deudor, que no es una persona.

Segundo, tampoco creemos posible utilizar dicha terminología antes que sea abierto el procedimiento de liquidación de la organización productiva del deudor a través de la declaración quiebra por lo siguiente:

Para asumir la calidad de sujeto pasivo es preciso que inscriba en la calidad de demandado y, un conjunto de bienes como la universalidad que se forma a partir de la muerte del deudor, carece de capacidad.

Primero, se hable de sujeto pasivo o activo, luego de declarada la quiebra, en tanto consiste en un procedimiento de liquidación en que los intereses del deudor y acreedores son armónicos, a tal extremo que la jurisprudencia seguida por Ricardo Sandoval López llega a los extremos de hablar de una asociación virtual;

No obstante, consideramos plenamente ajustado a derecho que sea declarada la quiebra de ese conjunto de bienes si la quiebra es entendida, como lo hemos hecho nosotros, bajo la perspectiva que se trata sólo de una liquidación de bienes y, toda vez que éstos existan y puedan ser identificados, es procedente dar curso a esa liquidación. Eso estándar que el Libro IV del Co. de Comercio no acepta verificaciones extraordinarias, sino Ley Bienes.

Por consiguiente, consideramos que no está ajustado a la realidad que en materia concursal:

Tampoco cabe predicar tal naturaleza respecto al deudor aún siendo una persona, toda vez que el efecto propio de la apertura del concurso no pasa por afectar sólo su patrimonio sino, también el del acreedor y carece de lógica, como vimos, que una persona deduzca una demanda contra sí misma y,

GONZALO BAEZA OVALLE

Por último, igualmente lo vemos como improcedente tal calificación si la declaración de quiebra surge a partir de una actuación ex officio del tribunal, dado que en ese contexto difícilmente podríamos calificar al tribunal como sujeto activo o demandante. Resulta imposible hacer coincidir el sujeto activo con el órgano jurisdiccional y al deudor o, en su caso, sucesión o también persona, como sujeto pasivo.

266

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

267

Si el procedimiento concursal va a ser definido como la concurrencia de un sujeto activo, demandante, que libra una pretensión contra otra, que toma el papel de sujeto pasivo, demandado, para generar una controversia, cuestión contenciosa, que deba ser resuelta por un tribunal, todas y cada una de esas características o si se quiere, elementos deben concurrir siempre en los procedimientos concursales lo que esperamos haber demostrado que no acontece de esa manera. Aún más, al tenor del análisis efectuado esos elementos jamás concurren en los procedimientos concursales. No es que falte uno u otro, sino que faltan cada uno de ellos y en todas las formas que adoptan los procedimientos concursales. En el escenario descrito, entendemos como una equivocación que revela una falsa apreciación de los propósitos perseguidos en los procedimientos concursales, hablar de sujeto pasivo o activo en la quiebra, correspondiendo hablar de la entidad a que remite la quiebra. 2.2. La declaración de quiebra o apertura de un procedimiento de liquidación forzada afecta al deudor y a todos sus acreedores Explicamos que tanto los acreedores como el deudor son afectados de manera importante en su patrimonio y garantías constitucionales por la declaración de quiebra o apertura del procedimiento de liquidación. Consideramos que ahora resulta conveniente y más que eso necesario precisar y concretar ese postulado, cuestión que abordaremos a continuación. Los derechos del acreedor derivados del incumplimiento de la obligación de que es titular son tratados, primordialmente, como efectos de las obligaciones y clasificados en tres grupos:123 a) Un derecho principal: exigir el cumplimiento o ejecución forzada de la obligación en naturaleza.

123

CONCHA GUTIÉRREZ, Carlos. Ob. cit., p. 9.

123

CONCHA GUTIÉRREZ, Carlos. Ob. cit., p. 9.

a) Un derecho principal: exigir el cumplimiento o ejecución forzada de la obligación en naturaleza. Los derechos del acreedor derivados del incumplimiento de la obligación de que es titular son tratados, primordialmente, como efectos de las obligaciones y clasificados en tres grupos:123 Consideramos que ahora resulta conveniente y más que eso necesario precisar y concretar ese postulado, cuestión que abordaremos a continuación. Explicamos que tanto los acreedores como el deudor son afectados de manera importante en su patrimonio y garantías constitucionales por la declaración de quiebra o apertura del procedimiento de liquidación. 2.2. La declaración de quiebra o apertura de un procedimiento de liquidación forzada afecta al deudor y a todos sus acreedores En el escenario descrito, entendemos como una equivocación que revela una falsa apreciación de los propósitos perseguidos en los procedimientos concursales, hablar de sujeto pasivo o activo en la quiebra, correspondiendo hablar de la entidad a que remite la quiebra. Aún más, al tenor del análisis efectuado esos elementos jamás concurren en los procedimientos concursales. No es que falte uno u otro, sino que faltan cada uno de ellos y en todas las formas que adoptan los procedimientos concursales. Si el procedimiento concursal va a ser definido como la concurrencia de un sujeto activo, demandante, que libra una pretensión contra otra, que toma el papel de sujeto pasivo, demandado, para generar una controversia, cuestión contenciosa, que deba ser resuelta por un tribunal, todas y cada una de esas características o si se quiere, elementos deben concurrir siempre en los procedimientos concursales lo que esperamos haber demostrado que no acontece de esa manera. DERECHO CONCURSAL CHILENO

267

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Aún mas, nos podemos encontrar con la extraña situación pero no imposible, que el acreedor peticionario no verifique su crédito y, en definitiva,

268

En efecto, al acreedor peticionario que, como bien analizaba Francesco Carnelutti, ejerce una acción, derecho y obligación del deudor por vía subrogatoria, no queda exento de la carga de verificar su pretendida acreencia en su oportunidad legal al igual que los demás acreedores y, eventualmente, puede ser impugnado e incluso la impugnación acogida.

b) Un derecho secundario: obtener el cumplimiento por equivalencia.

Aún más, el acreedor que obtiene la apertura del procedimiento concursal derivada de su petición, ni siquiera logra como beneficio, aún cuando sea marginal, que esa decisión judicial otorgue estabilidad o certeza a su crédito fundante.

c) Ciertos derecho auxiliares destinados a garantizar el cumplimiento de la obligación gravando bienes determinados del deudor. Por ejemplo, las medidas conservativas (artículos 761, 1078, 1222, 1225, 1492 y 1766 del C. Civil); derecho legal de retención (artículos 1492, 2162 y 2193 del C. Civil y 592 del C. de Procedimiento Civil); las precautorias del Código de Procedimiento Civil; el beneficio de separación (artículo 1097 del C. Civil), la acción oblicua o subrogatoria y acción pauliana o revocatoria.

Sin duda, entonces, que el acreedor en virtud del procedimiento concursal ve conculcada o más propiamente postergada en su ejercicio una garantía constitucional fundamental y estructural del orden social: el derecho de propiedad garantizado en el número 24 del artículo 19 de la Constitución Política de la República de Chile.

Pues bien, el efecto propio e inmediato de la quiebra o apertura del procedimiento de liquidación de la organización productiva del deudor, en general, discurre por suspender el ejercicio de todos y cada uno de los derechos auxiliares de los acreedores, para someterlos al sistema concursal que puede involucrar no sólo la postergación de su derecho al pago de sus respectivas acreencias, sino que incluso se vea expuesto a no recibir todo lo adeudado y, bajo determinadas circunstancias, todavía más, debe aceptar dar por pagada o, mejor expresado, extinguida la obligación no obstante que el pago no ocurrió en su integridad.

Pues bien, el efecto propio e inmediato de la quiebra o apertura del procedimiento de liquidación de la organización productiva del deudor, en general, discurre por suspender el ejercicio de todos y cada uno de los derechos auxiliares de los acreedores, para someterlos al sistema concursal que puede involucrar no sólo la postergación de su derecho al pago de sus respectivas acreencias, sino que incluso se vea expuesto a no recibir todo lo adeudado y, bajo determinadas circunstancias, todavía más, debe aceptar dar por pagada o, mejor expresado, extinguida la obligación no obstante que el pago no ocurrió en su integridad.

Sin duda, entonces, que el acreedor en virtud del procedimiento concursal ve conculcada o más propiamente postergada en su ejercicio una garantía constitucional fundamental y estructural del orden social: el derecho de propiedad garantizado en el número 24 del artículo 19 de la Constitución Política de la República de Chile.

c) Ciertos derecho auxiliares destinados a garantizar el cumplimiento de la obligación gravando bienes determinados del deudor. Por ejemplo, las medidas conservativas (artículos 761, 1078, 1222, 1225, 1492 y 1766 del C. Civil); derecho legal de retención (artículos 1492, 2162 y 2193 del C. Civil y 592 del C. de Procedimiento Civil); las precautorias del Código de Procedimiento Civil; el beneficio de separación (artículo 1097 del C. Civil), la acción oblicua o subrogatoria y acción pauliana o revocatoria.

Aún más, el acreedor que obtiene la apertura del procedimiento concursal derivada de su petición, ni siquiera logra como beneficio, aún cuando sea marginal, que esa decisión judicial otorgue estabilidad o certeza a su crédito fundante.

b) Un derecho secundario: obtener el cumplimiento por equivalencia.

En efecto, al acreedor peticionario que, como bien analizaba Francesco Carnelutti, ejerce una acción, derecho y obligación del deudor por vía subrogatoria, no queda exento de la carga de verificar su pretendida acreencia en su oportunidad legal al igual que los demás acreedores y, eventualmente, puede ser impugnado e incluso la impugnación acogida.

GONZALO BAEZA OVALLE

Aún mas, nos podemos encontrar con la extraña situación pero no imposible, que el acreedor peticionario no verifique su crédito y, en definitiva,

268

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

269

no sea considerado en parte alguna de la quiebra o liquidación de los bienes del deudor, precisamente, a consecuencia de su inacción. Por su lado, el deudor, al ser acogida positivamente la acción destinada a provocar su quiebra o abrir un procedimiento de liquidación de su organización productiva, por virtud del desasimiento que opera inmediatamente de dictado el auto de quiebra, ve suspendido su derecho de propiedad y los atributos que de ese derecho deriva, como son el de usar, gozar y disponer de las cosas afectas a concurso, que ceden en beneficio de la masa de acreedores; también sufre diversas inhabilidades o restricciones en sus capacidad civiles, como comparecer en calidad de demandante o demandado en juicio, etcétera. Así, ninguno de los dos interesados inmediatos en la petición de apertura de concurso iniciada por un acreedor, en otras palabras, este último y el deudor, recibe un beneficio, sino muy por el contrario, un evidente detrimento de su patrimonio, en lo inmediato. 2.3. Interés del acreedor en provocar la declaración de quiebra Lo explicado lleva a tratar de desentrañar la razón objetiva que puede mover al acreedor, bajo estas circunstancias, para instar por la apertura de un concurso ante los tribunales. La solicitud del acreedor para que sea abierto un concurso respecto a un deudor determinado, no dice relación sólo con este último. También deviene en una cuestión de interés social en que no sólo compromete, sino que aún más surge como obligatorio que el Estado intervenga para evitar males mayores que afectarían o podrían afectar a todo el sistema económico como explicamos al inicio. De allí, entonces, que resulta explicable que el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio no focalice la solicitud de apertura del concurso de un acreedor, como una “demanda” contra el deudor, sino como el ejercicio, por vía subrogatoria, de una acción que corresponde a este último. De este modo, lo que en realidad acontece radica en el ejercicio de una petición enderezada por un particular al Estado, a través del tribunal com-

De este modo, lo que en realidad acontece radica en el ejercicio de una petición enderezada por un particular al Estado, a través del tribunal comDe allí, entonces, que resulta explicable que el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio no focalice la solicitud de apertura del concurso de un acreedor, como una “demanda” contra el deudor, sino como el ejercicio, por vía subrogatoria, de una acción que corresponde a este último. La solicitud del acreedor para que sea abierto un concurso respecto a un deudor determinado, no dice relación sólo con este último. También deviene en una cuestión de interés social en que no sólo compromete, sino que aún más surge como obligatorio que el Estado intervenga para evitar males mayores que afectarían o podrían afectar a todo el sistema económico como explicamos al inicio. Lo explicado lleva a tratar de desentrañar la razón objetiva que puede mover al acreedor, bajo estas circunstancias, para instar por la apertura de un concurso ante los tribunales. 2.3. Interés del acreedor en provocar la declaración de quiebra Así, ninguno de los dos interesados inmediatos en la petición de apertura de concurso iniciada por un acreedor, en otras palabras, este último y el deudor, recibe un beneficio, sino muy por el contrario, un evidente detrimento de su patrimonio, en lo inmediato. Por su lado, el deudor, al ser acogida positivamente la acción destinada a provocar su quiebra o abrir un procedimiento de liquidación de su organización productiva, por virtud del desasimiento que opera inmediatamente de dictado el auto de quiebra, ve suspendido su derecho de propiedad y los atributos que de ese derecho deriva, como son el de usar, gozar y disponer de las cosas afectas a concurso, que ceden en beneficio de la masa de acreedores; también sufre diversas inhabilidades o restricciones en sus capacidad civiles, como comparecer en calidad de demandante o demandado en juicio, etcétera. no sea considerado en parte alguna de la quiebra o liquidación de los bienes del deudor, precisamente, a consecuencia de su inacción. DERECHO CONCURSAL CHILENO

269

RETIRO

Véase al Estado como el Cuerpo de Bomberos. Esta figura era utilizada frecuentemente en la Sindicatura de Quiebras para explicar la necesidad de su existencia que, por instante, podía aparecer como demasiado grande, al tener instalaciones a lo largo de todo el país, pero era imprescindible bajo la idea anotada.

GONZALO BAEZA OVALLE

124

270

En la realidad, la integridad de los participantes en el llamado de Bomberos, estos últimos y los demás que concurrieron al siniestro, formaron una comunidad de pérdida ante un hecho desastroso como el comentado incendio, no en miras del interés particular de cada cual, sino social, evitar

petente, para que, concurriendo presunciones fundadas sobre la insolvencia del deudor (causales de quiebra) evite que ese nefasto fenómeno cunda y utilice los mecanismos de estabilización o prevención contemplados en los procedimientos concursales.

El transeúnte, que debe distraer su tiempo para llamar a los bomberos; el propietario de la casa siniestrada por razones que no precisan mayores explicaciones y la autoridad pública que deber desplegar un conjunto de recursos para evitar que el incendio se propague.

En esa etapa el deudor debe ser oído pero no es compelido a contestar, pues en estricto derecho y a la luz de las explicaciones de Carnelutti, es él mismo quien, a través de un acreedor que lo subroga, ejerce una acción destinada a provocar la quiebra.

Constituye un hecho cierto que en el evento descrito en el ejemplo que hemos utilizado, aplicable en la especie, todos pierden en el proceso.

Para extrapolar el argumento con un ejemplo extremo, no puede ser afirmado que una persona que va pasando por la calle y ve salir humo de las ventanas de una casa, demande al propietario porque pide a los bomberos que concurran a sofocar el siniestro,124 más bien está ejerciendo una acción que, de poder ser realizada por el propietario, con toda probabilidad lo habría hecho, pero está afecto a un impedimento, el fuego. En el caso del deudor que nos ocupa, posiblemente exista un impedimento psicológico consistente en carecer de la conciencia de encontrarse en insolvencia o, también puede obedecer a su culpa o dolo.

Para extrapolar el argumento con un ejemplo extremo, no puede ser afirmado que una persona que va pasando por la calle y ve salir humo de las ventanas de una casa, demande al propietario porque pide a los bomberos que concurran a sofocar el siniestro,124 más bien está ejerciendo una acción que, de poder ser realizada por el propietario, con toda probabilidad lo habría hecho, pero está afecto a un impedimento, el fuego. En el caso del deudor que nos ocupa, posiblemente exista un impedimento psicológico consistente en carecer de la conciencia de encontrarse en insolvencia o, también puede obedecer a su culpa o dolo.

Constituye un hecho cierto que en el evento descrito en el ejemplo que hemos utilizado, aplicable en la especie, todos pierden en el proceso.

En esa etapa el deudor debe ser oído pero no es compelido a contestar, pues en estricto derecho y a la luz de las explicaciones de Carnelutti, es él mismo quien, a través de un acreedor que lo subroga, ejerce una acción destinada a provocar la quiebra.

El transeúnte, que debe distraer su tiempo para llamar a los bomberos; el propietario de la casa siniestrada por razones que no precisan mayores explicaciones y la autoridad pública que deber desplegar un conjunto de recursos para evitar que el incendio se propague.

petente, para que, concurriendo presunciones fundadas sobre la insolvencia del deudor (causales de quiebra) evite que ese nefasto fenómeno cunda y utilice los mecanismos de estabilización o prevención contemplados en los procedimientos concursales.

En la realidad, la integridad de los participantes en el llamado de Bomberos, estos últimos y los demás que concurrieron al siniestro, formaron una comunidad de pérdida ante un hecho desastroso como el comentado incendio, no en miras del interés particular de cada cual, sino social, evitar

GONZALO BAEZA OVALLE

124 Véase al Estado como el Cuerpo de Bomberos. Esta figura era utilizada frecuentemente en la Sindicatura de Quiebras para explicar la necesidad de su existencia que, por instante, podía aparecer como demasiado grande, al tener instalaciones a lo largo de todo el país, pero era imprescindible bajo la idea anotada.

270

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

271

que un incendio menor o regular, quede transformado en el gran incendio de Londres, origen de la organización de las compañías de Bomberos. Por consiguiente, el legislador, al permitir que un acreedor exija al Estado que, de concurrir determinadas causales de quiebra, hechos demostrativos o indiciarios de la insolvencia de un deudor, intervenga el patrimonio propio, en otros términos, del acreedor peticionario y todos los demás, además de aquél del deudor, lo hace para evitar la propagación encadenada de incumplimientos, tomando los resguardos inquisitivos respectivos ya que lo solicitado es de la mayor gravedad: suspender o terminar garantías constitucionales de todos los intervinientes reales o potenciales en el emprendimiento. El artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio, entonces, faculta al tribunal para que indague por todos los medios a su alcance si, efectivamente existe un (incendio que amerite la intervención de bomberos, para decirlo en forma eufemística) estado de peligro determinado por la cesación de pagos del deudor que amerite suspender parte de sus garantías constitucionales. Esa petición no es contenciosa ni reconoce en el deudor una “contraparte”. La solicitud va dirigida al Estado, a través de los tribunales, para que intervenga a fin de mitigar la amenaza indicada, como explicamos. Si deseamos utilizar el lenguaje procesal tradicional, tanto el acreedor como el deudor son sujetos pasivos, en tanto afectados por el procedimiento, pero no existe demanda y si el criterio para calificar de sujeto pasivo fuera el ser afectado, como expusimos, habrían muchos sujetos pasivos, no sólo el deudor y sus acreedores. La intervención del Estado determinada por la apertura del procedimiento concursal, afectará el patrimonio de todos ellos, incluso de los acreedores que no han solicitado la apertura del concurso. Que la petición enderezada por un acreedor para provocar la declaración de quiebra o apertura del procedimiento de liquidación de la organización productiva del deudor no sea una demanda, propiamente tal, no implica que el deudor carezca de todo derecho para comparecer y exponer lo que juzgue conveniente a sus intereses, para evitar que la pretensión del acreedor prospera si, en el hecho o en el derecho, tal pretensión no satisface

Que la petición enderezada por un acreedor para provocar la declaración de quiebra o apertura del procedimiento de liquidación de la organización productiva del deudor no sea una demanda, propiamente tal, no implica que el deudor carezca de todo derecho para comparecer y exponer lo que juzgue conveniente a sus intereses, para evitar que la pretensión del acreedor prospera si, en el hecho o en el derecho, tal pretensión no satisface La intervención del Estado determinada por la apertura del procedimiento concursal, afectará el patrimonio de todos ellos, incluso de los acreedores que no han solicitado la apertura del concurso. Si deseamos utilizar el lenguaje procesal tradicional, tanto el acreedor como el deudor son sujetos pasivos, en tanto afectados por el procedimiento, pero no existe demanda y si el criterio para calificar de sujeto pasivo fuera el ser afectado, como expusimos, habrían muchos sujetos pasivos, no sólo el deudor y sus acreedores. Esa petición no es contenciosa ni reconoce en el deudor una “contraparte”. La solicitud va dirigida al Estado, a través de los tribunales, para que intervenga a fin de mitigar la amenaza indicada, como explicamos. El artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio, entonces, faculta al tribunal para que indague por todos los medios a su alcance si, efectivamente existe un (incendio que amerite la intervención de bomberos, para decirlo en forma eufemística) estado de peligro determinado por la cesación de pagos del deudor que amerite suspender parte de sus garantías constitucionales. Por consiguiente, el legislador, al permitir que un acreedor exija al Estado que, de concurrir determinadas causales de quiebra, hechos demostrativos o indiciarios de la insolvencia de un deudor, intervenga el patrimonio propio, en otros términos, del acreedor peticionario y todos los demás, además de aquél del deudor, lo hace para evitar la propagación encadenada de incumplimientos, tomando los resguardos inquisitivos respectivos ya que lo solicitado es de la mayor gravedad: suspender o terminar garantías constitucionales de todos los intervinientes reales o potenciales en el emprendimiento. que un incendio menor o regular, quede transformado en el gran incendio de Londres, origen de la organización de las compañías de Bomberos. DERECHO CONCURSAL CHILENO

271

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Pues bien, regresando a la legislación vigente y al análisis de su ratio legis, resulta más claro aún el tema en el sentido que el procedimiento concursal y, en especial, la declaración de quiebra o resolución que decreta la apertura del

272

Ahora bien, como tendremos oportunidad de revisarlo al estudiar en detalle la normativa que contempla ese proyecto, no podemos concordar en que la solución allí propuesta concuerde debidamente con el espíritu y sentido del derecho concursal.

las exigencias legales para que sea acogida o los fundamentos en que está basada no concuerdan con la realidad.

Por cierto que tal juicio de valor importa un cuestionamiento delicado.

Bajo tales respectos e iniciando a partir de ahora nuestras referencias al proyecto de reforma del derecho concursal iniciado el 15 de mayo de 2012, mediante el Mensaje Nº 081-360, que dio lugar al Boletín Nº 832403, en la Cámara de Diputados del H. Congreso Nacional, postule como uno de los fundamentos de la modificación propuesta, la existencia de “puntos de insoslayable necesidad de corregir” iniciándolos con lo que denomina “derecho a defensa del deudor” y, en ese sentido expresa: 1. El derecho a defensa del deudor cuya quiebra se reclama. En la actualidad, la opción del demandado de oponerse a la declaración de quiebra es posterior al pronunciamiento de la sentencia que la declara, lo que es cuestionable desde la perspectiva del debido proceso e incluso desde el sentido común general. No vale demasiado la pena defenderse de una calificación que ya ha tenido lugar y donde el efecto dañoso ya se ha configurado.”

Obviamente que si el Poder Ejecutivo, a través de este proyecto afirma que efectivamente ese precepto atenta contra el debido proceso importa que el Tribunal Constitucional no está cumpliendo con sus funciones.

En alguna medida las afirmaciones que hemos trascrito son acertadas, al extremo de cuestionar abiertamente el fallo del Tribunal Constitucional al que nos hemos referido, por el cual desestimó el recurso de inaplicabilidad deducido para que fuera declarado inconstitucional el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio, precisamente por violar la garantía constitucional del debido proceso.

En alguna medida las afirmaciones que hemos trascrito son acertadas, al extremo de cuestionar abiertamente el fallo del Tribunal Constitucional al que nos hemos referido, por el cual desestimó el recurso de inaplicabilidad deducido para que fuera declarado inconstitucional el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio, precisamente por violar la garantía constitucional del debido proceso.

Obviamente que si el Poder Ejecutivo, a través de este proyecto afirma que efectivamente ese precepto atenta contra el debido proceso importa que el Tribunal Constitucional no está cumpliendo con sus funciones.

Bajo tales respectos e iniciando a partir de ahora nuestras referencias al proyecto de reforma del derecho concursal iniciado el 15 de mayo de 2012, mediante el Mensaje Nº 081-360, que dio lugar al Boletín Nº 832403, en la Cámara de Diputados del H. Congreso Nacional, postule como uno de los fundamentos de la modificación propuesta, la existencia de “puntos de insoslayable necesidad de corregir” iniciándolos con lo que denomina “derecho a defensa del deudor” y, en ese sentido expresa: 1. El derecho a defensa del deudor cuya quiebra se reclama. En la actualidad, la opción del demandado de oponerse a la declaración de quiebra es posterior al pronunciamiento de la sentencia que la declara, lo que es cuestionable desde la perspectiva del debido proceso e incluso desde el sentido común general. No vale demasiado la pena defenderse de una calificación que ya ha tenido lugar y donde el efecto dañoso ya se ha configurado.”

Por cierto que tal juicio de valor importa un cuestionamiento delicado.

las exigencias legales para que sea acogida o los fundamentos en que está basada no concuerdan con la realidad.

Ahora bien, como tendremos oportunidad de revisarlo al estudiar en detalle la normativa que contempla ese proyecto, no podemos concordar en que la solución allí propuesta concuerde debidamente con el espíritu y sentido del derecho concursal.

GONZALO BAEZA OVALLE

Pues bien, regresando a la legislación vigente y al análisis de su ratio legis, resulta más claro aún el tema en el sentido que el procedimiento concursal y, en especial, la declaración de quiebra o resolución que decreta la apertura del

272

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

273

procedimiento de liquidación, cuando la petición ha sido enderezada por el mismo deudor o es producto de una actuación ex officio del tribunal o incide en una comunidad hereditaria (la sucesión del comerciante). Por consecuencia y aún cuando volveremos sobre este asunto bajo diferentes perspectivas, anticipemos que bajo nuestra óptica, los procedimientos concursales nos enfrentan a una gestión que, forzados a inscribirlos en el ámbito judicial, insistimos en que puede ser considerada no contenciosa y que, incluso en la hipótesis que el deudor interponga un recurso especial de reposición contra el auto de quiebra, tal como lo expresa su nombre, ella consiste en una petición al Estado, para que revise la decisión de intervención adoptada y, por tal razón, el deudor enfoca ese trámite con el Estado (tribunal) y no con el acreedor peticionario, mucho más si la impugnación es efectuada a través del recurso de apelación. 3. POSICIONES DOCTRINARIAS VERTIDAS SOBRE LA MATERIA Introduciéndonos de lleno en el núcleo de este tema acotemos y bajo las prevenciones efectuadas, aclaremos todavía que la estructuración conceptual exige seguir, rigurosamente, las aproximaciones lógicas de buscar el género próximo y la diferencia específica que caracterizan a los procedimientos concursales. En la monografía realizada sobre el tema por Carlos Concha Gutiérrez, con el cual no compartimos conclusiones que resultan insólitamente contradictorias con la línea argumentativa que ocupa mayoritariamente su texto, expresa que siendo los procedimientos concursales propios del derecho comercial, la influencia de autores italianos como Francesco Carnelutti, además de juristas alemanes y austríacos (Kleinfeller, Oetker, Menger), impulsó a descubrir en los concursos elementos procesales que llevaron a algunos a afirmar que enfrentábamos una figura del derecho procesal. No otra cosa podemos inferir de la modificación efectuada por la Ley Nº 4.558 al artículo 1325 del Código de Comercio, al cambiar el concepto de quiebra concebida como “el estado del comerciante que cesa en el pago de sus obligaciones comerciales”, siguiendo los lineamientos de Francisco García de Somoza instalados en todos los sistemas latinos, por “el juicio de quiebra”, caracterización que fue mantenida en la Ley Nº 18.175, luego traspasada como Libro IV al Co. de Comercio.

En la monografía realizada sobre el tema por Carlos Concha Gutiérrez, con el cual no compartimos conclusiones que resultan insólitamente contradictorias con la línea argumentativa que ocupa mayoritariamente su texto, expresa que siendo los procedimientos concursales propios del derecho comercial, la influencia de autores italianos como Francesco Carnelutti, además de juristas alemanes y austríacos (Kleinfeller, Oetker, Menger), impulsó a descubrir en los concursos elementos procesales que llevaron a algunos a afirmar que enfrentábamos una figura del derecho procesal. No otra cosa podemos inferir de la modificación efectuada por la Ley Nº 4.558 al artículo 1325 del Código de Comercio, al cambiar el concepto de quiebra concebida como “el estado del comerciante que cesa en el pago de sus obligaciones comerciales”, siguiendo los lineamientos de Francisco García de Somoza instalados en todos los sistemas latinos, por “el juicio de quiebra”, caracterización que fue mantenida en la Ley Nº 18.175, luego traspasada como Libro IV al Co. de Comercio. Introduciéndonos de lleno en el núcleo de este tema acotemos y bajo las prevenciones efectuadas, aclaremos todavía que la estructuración conceptual exige seguir, rigurosamente, las aproximaciones lógicas de buscar el género próximo y la diferencia específica que caracterizan a los procedimientos concursales. 3. POSICIONES DOCTRINARIAS VERTIDAS SOBRE LA MATERIA Por consecuencia y aún cuando volveremos sobre este asunto bajo diferentes perspectivas, anticipemos que bajo nuestra óptica, los procedimientos concursales nos enfrentan a una gestión que, forzados a inscribirlos en el ámbito judicial, insistimos en que puede ser considerada no contenciosa y que, incluso en la hipótesis que el deudor interponga un recurso especial de reposición contra el auto de quiebra, tal como lo expresa su nombre, ella consiste en una petición al Estado, para que revise la decisión de intervención adoptada y, por tal razón, el deudor enfoca ese trámite con el Estado (tribunal) y no con el acreedor peticionario, mucho más si la impugnación es efectuada a través del recurso de apelación. procedimiento de liquidación, cuando la petición ha sido enderezada por el mismo deudor o es producto de una actuación ex officio del tribunal o incide en una comunidad hereditaria (la sucesión del comerciante). DERECHO CONCURSAL CHILENO

273

RETIRO

CONCHA GUTIÉRREZ, Carlos. Ob. cit., p. 6.

GONZALO BAEZA OVALLE

GONZALO BAEZA OVALLE

CONCHA GUTIÉRREZ, Carlos. Ob. cit., p. 6.

274

125

No obstante, la contradicción en los términos aparece en el mismo precepto, al señalar que ese “juicio” no tiene por objeto resolver una contienda entre partes, que conforma un elemento esencial a todo juicio como analizamos, sino “realizar en un solo procedimiento los bienes de una persona natural o jurídica, a fin de proveer al pago de sus deudas, en los casos y en la forma determinados por la ley.”

Agrega que el proceso de quiebras nace regido por un grupo de principios de naturaleza substantivo-procesal: la igualdad, universalidad ob-

Como las cosas en derecho son lo que son, sin obstar a ello el título que les sean asignadas, habremos de concluir que en razón a que este procedimiento reconoce por objeto realizar los bienes del deudor para pagar sus deudas, responde a la naturaleza de un procedimiento de liquidación de bienes.

Asumiendo el propósito de agotar el análisis de la visión entregada por los autores citados, haciendo ver un problema no menor “la relación procesal concursal, atendida la abultada actividad administrativa que en la quiebra se manifiesta, ¿debe calificarse de administrativa o jurisdiccional?, ¿es una relación procesal incipiente que sólo debe considerarse como un conjunto de actos jurídicos pertenecientes al orden de lo no contencioso o voluntario?”125

La derivación precedente resulta no sólo perfectamente concordante con lo descrito en el artículo 413 del Co. de Comercio, sino más bien una conclusión necesaria en función de la similitud de las facultades asignadas al liquidador con aquellas que son otorgadas al síndico, de lo cual cabe inferir que el propósito de su emprendimiento resulta enteramente semejante por no decir idéntico.

Con esa realidad a la vista, Carlos Concha Gutiérrez mantiene su supuesto en orden a que la quiebra sería una cuestión procesal.

Ello obliga a escapar del ámbito judicial que forzadamente ha impuesto la doctrina y jurisprudencia por largo tiempo para adentrarnos en un terreno donde primará el empirismo y, a partir de ello, la razón.

Ello obliga a escapar del ámbito judicial que forzadamente ha impuesto la doctrina y jurisprudencia por largo tiempo para adentrarnos en un terreno donde primará el empirismo y, a partir de ello, la razón.

Con esa realidad a la vista, Carlos Concha Gutiérrez mantiene su supuesto en orden a que la quiebra sería una cuestión procesal.

La derivación precedente resulta no sólo perfectamente concordante con lo descrito en el artículo 413 del Co. de Comercio, sino más bien una conclusión necesaria en función de la similitud de las facultades asignadas al liquidador con aquellas que son otorgadas al síndico, de lo cual cabe inferir que el propósito de su emprendimiento resulta enteramente semejante por no decir idéntico.

Asumiendo el propósito de agotar el análisis de la visión entregada por los autores citados, haciendo ver un problema no menor “la relación procesal concursal, atendida la abultada actividad administrativa que en la quiebra se manifiesta, ¿debe calificarse de administrativa o jurisdiccional?, ¿es una relación procesal incipiente que sólo debe considerarse como un conjunto de actos jurídicos pertenecientes al orden de lo no contencioso o voluntario?”125

Como las cosas en derecho son lo que son, sin obstar a ello el título que les sean asignadas, habremos de concluir que en razón a que este procedimiento reconoce por objeto realizar los bienes del deudor para pagar sus deudas, responde a la naturaleza de un procedimiento de liquidación de bienes.

Agrega que el proceso de quiebras nace regido por un grupo de principios de naturaleza substantivo-procesal: la igualdad, universalidad ob-

No obstante, la contradicción en los términos aparece en el mismo precepto, al señalar que ese “juicio” no tiene por objeto resolver una contienda entre partes, que conforma un elemento esencial a todo juicio como analizamos, sino “realizar en un solo procedimiento los bienes de una persona natural o jurídica, a fin de proveer al pago de sus deudas, en los casos y en la forma determinados por la ley.”

125

274

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

275

jetiva, universalidad subjetiva, la unidad, que infunden a sus instituciones modalidades especiales, que exigen la averiguación de su naturaleza, como el proceso de apertura, desasimiento, declaratoria de quiebra, convenio o concordato, masa de acreedores, etcétera. Luego de analizar los procedimientos concursales como inscritos en los sistemas de defensa de los acreedores, concluye que, en definitiva, no son sólo los intereses de éstos aquellos que corresponde resguardar como también lo derivamos “ab initio” en este trabajo, pero no progresa más allá en su anuncio en el análisis. Haciendo referencia a José Antonio Ramírez (La Quiebra, Editorial Bosch, Barcelona, 1959, Tomo I, p. 60), logra explicar que los procedimientos concursales atienden a la protección de los acreedores, la defensa del deudor, el destierro de la insolvencia, y el resguardo de la economía pública, lo que por el tiempo en que escribió su texto es un avance no menor que corresponde valorar. De ese modo, los descritos serían, en definitiva, los factores determinantes de la entrada de la quiebra, como entidad económica y jurídica, en el ámbito del derecho procesal, aun cuando no vemos la secuencia lógica del ejercicio. En efecto, luego de reconocer que los procedimientos concursales atienden a elementos y objetivos absolutamente ajenos a un mero afán procesal o de tramitación, concluye que inscribe en el derecho procesal. Obviamente la liquidación de una organización productiva no constituye una cuestión procesal. Eso jamás ha sido planteado como un asunto procesal, sino como uno netamente comercial, por lo cual queda regulado, expresamente, en los Códigos de Comercio de Occidente más conocidos y también hace lo suyo el Código de Comercio chileno, al tratar de la liquidación de la sociedad colectiva, aplicable a todas las sociedades, como también en la Ley Nº 18.046, sobre sociedades anónimas, las que son definidas como comerciales en su artículo 1º, ratificando nuestro postulado en el sentido que la liquidación sigue siendo un tema de orden comercial, al extremo que las sociedades civiles no se

Eso jamás ha sido planteado como un asunto procesal, sino como uno netamente comercial, por lo cual queda regulado, expresamente, en los Códigos de Comercio de Occidente más conocidos y también hace lo suyo el Código de Comercio chileno, al tratar de la liquidación de la sociedad colectiva, aplicable a todas las sociedades, como también en la Ley Nº 18.046, sobre sociedades anónimas, las que son definidas como comerciales en su artículo 1º, ratificando nuestro postulado en el sentido que la liquidación sigue siendo un tema de orden comercial, al extremo que las sociedades civiles no se Obviamente la liquidación de una organización productiva no constituye una cuestión procesal. En efecto, luego de reconocer que los procedimientos concursales atienden a elementos y objetivos absolutamente ajenos a un mero afán procesal o de tramitación, concluye que inscribe en el derecho procesal. De ese modo, los descritos serían, en definitiva, los factores determinantes de la entrada de la quiebra, como entidad económica y jurídica, en el ámbito del derecho procesal, aun cuando no vemos la secuencia lógica del ejercicio. Haciendo referencia a José Antonio Ramírez (La Quiebra, Editorial Bosch, Barcelona, 1959, Tomo I, p. 60), logra explicar que los procedimientos concursales atienden a la protección de los acreedores, la defensa del deudor, el destierro de la insolvencia, y el resguardo de la economía pública, lo que por el tiempo en que escribió su texto es un avance no menor que corresponde valorar. Luego de analizar los procedimientos concursales como inscritos en los sistemas de defensa de los acreedores, concluye que, en definitiva, no son sólo los intereses de éstos aquellos que corresponde resguardar como también lo derivamos “ab initio” en este trabajo, pero no progresa más allá en su anuncio en el análisis. jetiva, universalidad subjetiva, la unidad, que infunden a sus instituciones modalidades especiales, que exigen la averiguación de su naturaleza, como el proceso de apertura, desasimiento, declaratoria de quiebra, convenio o concordato, masa de acreedores, etcétera. DERECHO CONCURSAL CHILENO

275

RETIRO

CONCHA GUTIÉRREZ, Carlos. Ob. cit., p. 153.

GONZALO BAEZA OVALLE

GONZALO BAEZA OVALLE

CONCHA GUTIÉRREZ, Carlos. Ob. cit., p. 153.

276

126

liquidan sino que se parten, vale decir, quedan afectas a un juicio de partición a falta de acuerdo entre los interesados. Pese a ello, Carlos Concha Gutiérrez continúa con su ejercicio a partir de esa base, que la estimamos equivocada, para dilucidar si los procedimientos concursales, considerados como parte del derecho procesal, corresponde calificarlos como contenciosos.

No obstante, Carlos Concha Gutiérrez126 define el proceso de quiebra (eso en sí ya es una toma de posición) como “un proceso contencioso de

En ese sentido reflexiona que, para calificar a un procedimiento de contencioso, a más de existir un conflicto jurídico entre sujetos, resulta necesario que ese conflicto sea ventilado en el procedimiento para su resolución mediante un acto de autoridad, puesto que no cabe concebir un procedimiento contencioso en el cual el conflicto jurídico quede excluido.

En todo caso, afirma que en Chile no puede sostenerse que la ley de Quiebras (aludiendo a la Ley Nº 4.558), sea una ley procesal. En su concepto, ella contemplaría tanto normas de derecho procesal, como de carácter sustantivo, administrativo e incluso penal.

No abordaremos el análisis del concordato o convenio ni tampoco la administración controlada, que ocuparán nuestra atención más adelante, sino el procedimiento de quiebra o liquidación de bienes del deudor.

Con todo, estima del caso destacar que Georges Ripert, junto a Fontanarrosa para el derecho argentino postulan que la quiebra conforma una institución mercantil, restándole carácter procesal, lo que a la luz de la evidencia legislativa y práctica comercial en todos los países occidentales más conocidos, a estas alturas resulta casi una obviedad, pero no en el momento en que Carlos Concha Gutiérrez dio a luz su trabajo.

Luego de un somero análisis, Carlos Concha Gutiérrez alcanza la conclusión que el procedimiento de quiebra responde a una naturaleza bifrontal, dado que exhibe aspectos muy importantes de orden substancial, en otras palabras, no procesal y otros, de procedimiento, lo que por sí mismo conforma una contradicción difícilmente reparable en el tiempo.

Luego de un somero análisis, Carlos Concha Gutiérrez alcanza la conclusión que el procedimiento de quiebra responde a una naturaleza bifrontal, dado que exhibe aspectos muy importantes de orden substancial, en otras palabras, no procesal y otros, de procedimiento, lo que por sí mismo conforma una contradicción difícilmente reparable en el tiempo.

Con todo, estima del caso destacar que Georges Ripert, junto a Fontanarrosa para el derecho argentino postulan que la quiebra conforma una institución mercantil, restándole carácter procesal, lo que a la luz de la evidencia legislativa y práctica comercial en todos los países occidentales más conocidos, a estas alturas resulta casi una obviedad, pero no en el momento en que Carlos Concha Gutiérrez dio a luz su trabajo.

No abordaremos el análisis del concordato o convenio ni tampoco la administración controlada, que ocuparán nuestra atención más adelante, sino el procedimiento de quiebra o liquidación de bienes del deudor.

En todo caso, afirma que en Chile no puede sostenerse que la ley de Quiebras (aludiendo a la Ley Nº 4.558), sea una ley procesal. En su concepto, ella contemplaría tanto normas de derecho procesal, como de carácter sustantivo, administrativo e incluso penal.

En ese sentido reflexiona que, para calificar a un procedimiento de contencioso, a más de existir un conflicto jurídico entre sujetos, resulta necesario que ese conflicto sea ventilado en el procedimiento para su resolución mediante un acto de autoridad, puesto que no cabe concebir un procedimiento contencioso en el cual el conflicto jurídico quede excluido.

No obstante, Carlos Concha Gutiérrez126 define el proceso de quiebra (eso en sí ya es una toma de posición) como “un proceso contencioso de

liquidan sino que se parten, vale decir, quedan afectas a un juicio de partición a falta de acuerdo entre los interesados. Pese a ello, Carlos Concha Gutiérrez continúa con su ejercicio a partir de esa base, que la estimamos equivocada, para dilucidar si los procedimientos concursales, considerados como parte del derecho procesal, corresponde calificarlos como contenciosos.

126

276

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

277

ejecución forzada extraordinaria, subsidiaria, distributiva, naturalmente universal, de estructura cuasi-publicista, destinada a la satisfacción de los acreedores con arreglo a la par condictio y a la mantención de la regularidad de las transacciones económico-jurídicas”, calificaciones que no existen en el derecho procesal. Sorprende este concepto a la luz de sus opiniones vertidas en el número anterior, por las cuales aducía que, en el evento de ser provocada la quiebra por el propio deudor, “la acción era dirigida contra el tribunal”, postulado que nos obliga a considerar a este último como demandado en un “proceso contencioso de ejecución forzada”, lo que deviene en una cuestión que, en lógica jurídica y, particularmente procesal, es inaceptable. Por cierto que tal propuesta resulta aventurada por lo demás, especialmente si a ello sigue la afirmación en orden a que la quiebra no reconoce como propósito la liquidación de los bienes del fallido, como finalidad única, cuestión que no compartimos de la manera que lo plantea, dado que también atiende –agrega–a resguardar la igualdad de los acreedores en cada orden de prelación y la normalidad de las transacciones económico-jurídicas. A lo indicado, habremos de añadir que el principio de la par condictio omnium creditorum constituye un instrumento de la liquidación y también conforma una parte de la liquidación, servir al propósito de resguardar el patrimonio del deudor que, de la misma manera, constituye un punto que interesa a toda la sociedad. De esta manera, la liquidación de bienes viene a ser instrumental en función de alcanzar lo demás propósitos indicados en cuanto son fines del proceso de liquidación que, por lo demás, no responde a características judiciales sino del orden comercial, como toda liquidación y, nada tiene de contencioso. Si surgen controversias a propósito o con ocasión de ella, son tramitadas en forma separada pero de ningún modo forman parte de la liquidación. Bajo ese punto de vista afirma que la realización y liquidación de los bienes del fallido no constituyen otra cosa que medios técnicos para servir a los fines indicados, con lo cual habremos de estar de acuerdo, al tenor

Bajo ese punto de vista afirma que la realización y liquidación de los bienes del fallido no constituyen otra cosa que medios técnicos para servir a los fines indicados, con lo cual habremos de estar de acuerdo, al tenor Si surgen controversias a propósito o con ocasión de ella, son tramitadas en forma separada pero de ningún modo forman parte de la liquidación. De esta manera, la liquidación de bienes viene a ser instrumental en función de alcanzar lo demás propósitos indicados en cuanto son fines del proceso de liquidación que, por lo demás, no responde a características judiciales sino del orden comercial, como toda liquidación y, nada tiene de contencioso. A lo indicado, habremos de añadir que el principio de la par condictio omnium creditorum constituye un instrumento de la liquidación y también conforma una parte de la liquidación, servir al propósito de resguardar el patrimonio del deudor que, de la misma manera, constituye un punto que interesa a toda la sociedad. Por cierto que tal propuesta resulta aventurada por lo demás, especialmente si a ello sigue la afirmación en orden a que la quiebra no reconoce como propósito la liquidación de los bienes del fallido, como finalidad única, cuestión que no compartimos de la manera que lo plantea, dado que también atiende –agrega–a resguardar la igualdad de los acreedores en cada orden de prelación y la normalidad de las transacciones económico-jurídicas. Sorprende este concepto a la luz de sus opiniones vertidas en el número anterior, por las cuales aducía que, en el evento de ser provocada la quiebra por el propio deudor, “la acción era dirigida contra el tribunal”, postulado que nos obliga a considerar a este último como demandado en un “proceso contencioso de ejecución forzada”, lo que deviene en una cuestión que, en lógica jurídica y, particularmente procesal, es inaceptable. ejecución forzada extraordinaria, subsidiaria, distributiva, naturalmente universal, de estructura cuasi-publicista, destinada a la satisfacción de los acreedores con arreglo a la par condictio y a la mantención de la regularidad de las transacciones económico-jurídicas”, calificaciones que no existen en el derecho procesal. DERECHO CONCURSAL CHILENO

277

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

2. Hay muchos “estados jurídicos” que para su constitución requieren del proceso y de una resolución judicial.

278

1. El instituto de la quiebra no es sólo el “estado de quiebra”. Igualmente comprende el estudio de todas las normas que son sus presupuestos y consecuencias. Los presupuestos materiales y procesales del estado de quiebra, son anteriores a él, pero forman parte de la institución. Por otro lado, el estado de quiebra desaparece con el convenio, pero el estudio de la resolución y nulidad de éste forma parte de la institución.

de lo que expusimos y tampoco podemos ver en ello que haya envuelta una controversia.

Dos observaciones nos llevan a esa conclusión:

Continuando con su análisis expresa que esos medios logran su desarrollo dentro de un proceso y son movidos por los órganos jurisdiccionales, lo cual les confiere la categoría de medios procesales.

Evidentemente la resolución declaratoria representa una condictio iuris de la quiebra, es constitutiva de tal estado, pero ello no transforma la quiebra en institución procesal, en la medida que esta conforma un resultado de la insolvencia cierta o presunta. La verdad es que siempre debería ser cierta.

Con ese postulado resulta difícil concordar ya que como expusimos, la liquidación de los bienes del fallido no es una o un conjunto de actividades realizadas ante el juez ni con el juez sino, preferentemente, a través del síndico. En otras palabras, como adelantábamos, esa liquidación es efectuada de manera administrativa o, más propiamente comercial, respondiendo a los acuerdos de la junta de acreedores y, en la medida que la ley lo exija, el deudor.

Establecer la naturaleza procesal de la quiebra, mediante al arbitrio de decir que sin declaración de quiebra no hay quiebra, lo entendemos como producto de una lamentable confusión.

Ahora bien, concluye, que si tales mecanismos técnicos son presentados como procesales ello no significa que la quiebra misma constituya una institución procesal, lo que surge como una contradicción importante.

Ahora bien, concluye, que si tales mecanismos técnicos son presentados como procesales ello no significa que la quiebra misma constituya una institución procesal, lo que surge como una contradicción importante.

Establecer la naturaleza procesal de la quiebra, mediante al arbitrio de decir que sin declaración de quiebra no hay quiebra, lo entendemos como producto de una lamentable confusión.

Con ese postulado resulta difícil concordar ya que como expusimos, la liquidación de los bienes del fallido no es una o un conjunto de actividades realizadas ante el juez ni con el juez sino, preferentemente, a través del síndico. En otras palabras, como adelantábamos, esa liquidación es efectuada de manera administrativa o, más propiamente comercial, respondiendo a los acuerdos de la junta de acreedores y, en la medida que la ley lo exija, el deudor.

Evidentemente la resolución declaratoria representa una condictio iuris de la quiebra, es constitutiva de tal estado, pero ello no transforma la quiebra en institución procesal, en la medida que esta conforma un resultado de la insolvencia cierta o presunta. La verdad es que siempre debería ser cierta.

Continuando con su análisis expresa que esos medios logran su desarrollo dentro de un proceso y son movidos por los órganos jurisdiccionales, lo cual les confiere la categoría de medios procesales.

Dos observaciones nos llevan a esa conclusión:

de lo que expusimos y tampoco podemos ver en ello que haya envuelta una controversia.

1. El instituto de la quiebra no es sólo el “estado de quiebra”. Igualmente comprende el estudio de todas las normas que son sus presupuestos y consecuencias. Los presupuestos materiales y procesales del estado de quiebra, son anteriores a él, pero forman parte de la institución. Por otro lado, el estado de quiebra desaparece con el convenio, pero el estudio de la resolución y nulidad de éste forma parte de la institución.

GONZALO BAEZA OVALLE

2. Hay muchos “estados jurídicos” que para su constitución requieren del proceso y de una resolución judicial.

278

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

279

Por ejemplo, el estado de divorciado necesita de un proceso y de una resolución judicial que declare la preexistencia de una de las causales señaladas en los artículos 21 y 22 de la Ley de Matrimonio civil y constituya tal estado. No por ello alguien se ha atrevido a sostener que el divorcio en sí, sea una situación e institución procesal. El fenómeno descrito se produce cada vez que nos encontramos con una sentencia constitutiva. Cualquier argumento en contrario implica atribuir carácter procesal a todas aquellas instituciones para cuyo desarrollo es requerido de un proceso previo lo que, a nuestro modo de ver, deviene en una situación poco lógica. Y, por último, si bien conforma un dato de la causa que el Libro IV del Co. de Comercio, en su artículo 1º intentó una descripción del proceso de quiebras y no de la quiebra-institución, no por ello consideramos legítimos y menos admisible concluir que para el legislador chileno ésta responde a la naturaleza jurídica de un proceso. La sola lectura de las regulaciones contempladas en el Libro IV del Co. de Comercio permiten alcanzar la conclusión que ella constituye un complejo normativo, cuya finalidad se extiende más allá del sólo establecimiento de un instrumento jurisdiccional, para adentrarse en cuestiones materiales de características básicamente comerciales y sustantivas. Analizando las principales orientaciones doctrinarias sobre el tema, cuenta que para Bonelli, Garrigués, Chiovenda y, especialmente, Brunetti, el mal denominado juicio de quiebras es un proceso sui-géneris. Para Bonelli responde a esa calidad al estar regulado por una ley propia, en el cual el tribunal despliega alternativamente una actividad administrativa y judicial, pero más frecuente administrativa que judicial, de naturaleza voluntaria en algunas situaciones y contenciosa en otras, cuya naturaleza es diversa según de quien provenga la iniciativa para la apertura. “En la ley italiana, como en la chilena127 la iniciativa para la apertura del proceso de quiebras puede provenir de uno cualquiera de los acreedores, 127

Ver artículos 33, 34, 35, 37, 46, 175, 162 y 22 de la Ley Nº 4.558.

127

Ver artículos 33, 34, 35, 37, 46, 175, 162 y 22 de la Ley Nº 4.558.

“En la ley italiana, como en la chilena127 la iniciativa para la apertura del proceso de quiebras puede provenir de uno cualquiera de los acreedores, Para Bonelli responde a esa calidad al estar regulado por una ley propia, en el cual el tribunal despliega alternativamente una actividad administrativa y judicial, pero más frecuente administrativa que judicial, de naturaleza voluntaria en algunas situaciones y contenciosa en otras, cuya naturaleza es diversa según de quien provenga la iniciativa para la apertura. Analizando las principales orientaciones doctrinarias sobre el tema, cuenta que para Bonelli, Garrigués, Chiovenda y, especialmente, Brunetti, el mal denominado juicio de quiebras es un proceso sui-géneris. La sola lectura de las regulaciones contempladas en el Libro IV del Co. de Comercio permiten alcanzar la conclusión que ella constituye un complejo normativo, cuya finalidad se extiende más allá del sólo establecimiento de un instrumento jurisdiccional, para adentrarse en cuestiones materiales de características básicamente comerciales y sustantivas. Y, por último, si bien conforma un dato de la causa que el Libro IV del Co. de Comercio, en su artículo 1º intentó una descripción del proceso de quiebras y no de la quiebra-institución, no por ello consideramos legítimos y menos admisible concluir que para el legislador chileno ésta responde a la naturaleza jurídica de un proceso. Cualquier argumento en contrario implica atribuir carácter procesal a todas aquellas instituciones para cuyo desarrollo es requerido de un proceso previo lo que, a nuestro modo de ver, deviene en una situación poco lógica. Por ejemplo, el estado de divorciado necesita de un proceso y de una resolución judicial que declare la preexistencia de una de las causales señaladas en los artículos 21 y 22 de la Ley de Matrimonio civil y constituya tal estado. No por ello alguien se ha atrevido a sostener que el divorcio en sí, sea una situación e institución procesal. El fenómeno descrito se produce cada vez que nos encontramos con una sentencia constitutiva. DERECHO CONCURSAL CHILENO

279

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

De esta manera el conflicto siempre está presente en los procesos, la diferencia estriba en la necesidad de una decisión o represión para salvarlo cuando ese conflicto es actual, a diferencia del potencial en que sólo existen comportamientos preventivos del conflicto.

280

La diferencia entre uno y otro la hace radicar en la existencia de un conflicto actual y uno potencial de intereses.

del propio deudor, del síndico (en Italia el juez delegado) y aún decretarla el juez ex-officio.

Para Francesco Carnelutti el proceso constituye un mecanismo por la composición justa del litigio y puede revestir la modalidad de proceso contencioso y de proceso voluntario.

“De acuerdo con la tesis de Bonelli, si la quiebra es declarada a iniciativa de uno o varios acreedores, tiene la apariencia de un proceso ejecutivo, si lo es a iniciativa del propio deudor, se asemeja a los actos de jurisdicción voluntaria, y si por iniciativa del síndico o de oficio, tiene el carácter de una medida de orden público dependiente de los órganos judiciales del Estado.

Esto corresponde a la tesis expuesta por Francesco Carnelutti que ya fue introducida en este trabajo y, en el mismo sentido que éste también se pronuncian Kleinfeller, Menger y Getker, entre otros.

“Para Joaquín Garrigués lo sui-géneris de este proceso se encuentra en que no pertenecería propiamente a la jurisdicción voluntaria ni a la contenciosa, pues no habrían en él partes litigantes sino en los incidentes surgidos al margen del procedimiento principal, y, porque el juez no desarrolla una labor propiamente judicial, sino más bien directiva y administrativa, que predomina sobre la primera, y con la cual subordina a los acreedores que sólo cooperan con él.”

4. LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES COMO VOLUNTARIOS

De allí que sea particularmente impropio hablar de sujetos activos o pasivos en los procedimientos concursales, donde sólo existen interesados y afectados.

De allí que sea particularmente impropio hablar de sujetos activos o pasivos en los procedimientos concursales, donde sólo existen interesados y afectados.

4. LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES COMO VOLUNTARIOS

“Para Joaquín Garrigués lo sui-géneris de este proceso se encuentra en que no pertenecería propiamente a la jurisdicción voluntaria ni a la contenciosa, pues no habrían en él partes litigantes sino en los incidentes surgidos al margen del procedimiento principal, y, porque el juez no desarrolla una labor propiamente judicial, sino más bien directiva y administrativa, que predomina sobre la primera, y con la cual subordina a los acreedores que sólo cooperan con él.”

Esto corresponde a la tesis expuesta por Francesco Carnelutti que ya fue introducida en este trabajo y, en el mismo sentido que éste también se pronuncian Kleinfeller, Menger y Getker, entre otros.

“De acuerdo con la tesis de Bonelli, si la quiebra es declarada a iniciativa de uno o varios acreedores, tiene la apariencia de un proceso ejecutivo, si lo es a iniciativa del propio deudor, se asemeja a los actos de jurisdicción voluntaria, y si por iniciativa del síndico o de oficio, tiene el carácter de una medida de orden público dependiente de los órganos judiciales del Estado.

Para Francesco Carnelutti el proceso constituye un mecanismo por la composición justa del litigio y puede revestir la modalidad de proceso contencioso y de proceso voluntario.

del propio deudor, del síndico (en Italia el juez delegado) y aún decretarla el juez ex-officio.

La diferencia entre uno y otro la hace radicar en la existencia de un conflicto actual y uno potencial de intereses.

GONZALO BAEZA OVALLE

De esta manera el conflicto siempre está presente en los procesos, la diferencia estriba en la necesidad de una decisión o represión para salvarlo cuando ese conflicto es actual, a diferencia del potencial en que sólo existen comportamientos preventivos del conflicto.

280

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

281

Así las cosas, para ese autor el proceso responde a la naturaleza jurídica de voluntario toda vez que sea desarrollado en aras de prevenir un conflicto potencial de intereses, en tanto el contencioso exhibe un carácter esencialmente represivo, dado que el conflicto ya está en acto y resulta necesario restablecer el orden quebrantado. En ese contexto los procedimientos concursales siempre tendrían carácter preventivo y, por ende, serían voluntarios, toda vez que tendrían por finalidad evitar la ruptura de la par conditio ominium creditorum, lo que en opinión de Carlos Concha Gutiérrez no bastaría para calificarlo de ese modo y acota que “A lo más podría decirse que es un proceso cautelar, tomando esa palabra en sentido vulgar y amplio.”128 En este acápite ese autor contradice su afirmación introductoria de su estudio en el sentido que los procedimientos concursales eran aplicados a quienes querían pagar pero no podían hacerlo para afirmar que “no puede sostenerse que en el proceso de quiebra se liquida solamente a quien no tiene o no puede pagar, pues también se liquida a quien no quiere pagar. Al menos en Chile la tesis de Carnelutti no es aplicable, en esta parte, y en consecuencia, puede afirmarse el carecer represivo de ella. En tal sentido opina también García Valdecasas.” Aceptando el hecho que los procedimientos concursales pueden revestir caracteres represivos acusan la particularidad, que los diferenciaría de los contenciosos, que asume esa calidad en relación con todos los interesados, tanto para el deudor como para los acreedores cuando ha sido abierto y nadie discute que las ejecuciones no son dirigidas contra el ejecutante, de manera que es una naturaleza jurídica que no puede ser atribuida a la quiebra bajo circunstancia alguna. Bajo otro punto de vista, no estimamos que pueda ameritar un mismo tratamiento y calificación jurídica la situación del procedimiento concursal antes de ser declarada la quiebra o abierto el procedimiento de liquidación que después de esa declaración.

128

CONCHA GUTIÉRREZ, Carlos. Ob. cit. p. 73.

128

CONCHA GUTIÉRREZ, Carlos. Ob. cit. p. 73.

Bajo otro punto de vista, no estimamos que pueda ameritar un mismo tratamiento y calificación jurídica la situación del procedimiento concursal antes de ser declarada la quiebra o abierto el procedimiento de liquidación que después de esa declaración. Aceptando el hecho que los procedimientos concursales pueden revestir caracteres represivos acusan la particularidad, que los diferenciaría de los contenciosos, que asume esa calidad en relación con todos los interesados, tanto para el deudor como para los acreedores cuando ha sido abierto y nadie discute que las ejecuciones no son dirigidas contra el ejecutante, de manera que es una naturaleza jurídica que no puede ser atribuida a la quiebra bajo circunstancia alguna. En este acápite ese autor contradice su afirmación introductoria de su estudio en el sentido que los procedimientos concursales eran aplicados a quienes querían pagar pero no podían hacerlo para afirmar que “no puede sostenerse que en el proceso de quiebra se liquida solamente a quien no tiene o no puede pagar, pues también se liquida a quien no quiere pagar. Al menos en Chile la tesis de Carnelutti no es aplicable, en esta parte, y en consecuencia, puede afirmarse el carecer represivo de ella. En tal sentido opina también García Valdecasas.” En ese contexto los procedimientos concursales siempre tendrían carácter preventivo y, por ende, serían voluntarios, toda vez que tendrían por finalidad evitar la ruptura de la par conditio ominium creditorum, lo que en opinión de Carlos Concha Gutiérrez no bastaría para calificarlo de ese modo y acota que “A lo más podría decirse que es un proceso cautelar, tomando esa palabra en sentido vulgar y amplio.”128 Así las cosas, para ese autor el proceso responde a la naturaleza jurídica de voluntario toda vez que sea desarrollado en aras de prevenir un conflicto potencial de intereses, en tanto el contencioso exhibe un carácter esencialmente represivo, dado que el conflicto ya está en acto y resulta necesario restablecer el orden quebrantado. DERECHO CONCURSAL CHILENO

281

RETIRO

Idem., p. 74.

GONZALO BAEZA OVALLE

GONZALO BAEZA OVALLE

Idem., p. 74.

282

129

Con todo y pese a la diferencia de cada una de esas etapas, ellas mantienen una impronta común que consiste en la relación de los interesados, preferentemente, con el Estado o autoridad, antes que con los demás partícipes o concurrentes, respecto de los cuales en vez de existir una contraposición de intereses, más propiamente vemos surgir una coincidencia de caminos, todos ellos destinados a obtener un logro común, el cumplimiento de sus obligaciones en la mejor forma posible, por el lado del deudor y la más amplia solución de sus créditos, respecto de los acreedores.

“2. Si el proceso de quiebras es un proceso de ejecución, y la iniciativa del deudor es una acción, resulta el absurdo que el deudor ejercite acción ejecutiva en contra de sí mismo, que sea sujeto pasivo y activo de su propia acción. En tal sentido se manifiesta Lasalvia: “La naturaleza procesal de la presentación en quiebra del propio deudor solicitando la suya, es la de una instancia destinada a provocar la apertura del juicio. Pero no puede asimilarse a una demanda judicial, porque el juicio de quiebras no admite parangón con las acciones netamente privadas, y porque no se concibe una demanda en que el demandante sería sujeto pasivo (demandado)”

A fin de desentrañar este encordio, volvamos una vez más a Carlos Concha Gutiérrez, quien explica: “Originado en el pasaje de Marciano, atiende para distinguir entre lo no contencioso y lo contencioso a la voluntad de las partes: la jurisdicción contenciosa se ejerce “inter invitos”, es decir, entre personas que no están de acuerdo en sus pretensiones jurídicas, en cambio, la no contenciosos se ejerce “inter volentes”, entre personas que están de acuerdo en sus pretensiones.”129

“1. Si la acción es un poder jurídico para provocar la jurisdicción, la iniciativa no puede ser considerada como tal, puesto que constituye un acto debido.

Varios autores no están de acuerdo con esa postura, pero más detractores tiene aquella que postula que la petición de apertura de concurso efectuada por el propio deudor sería una acción bajo los siguientes argumentos:

Varios autores no están de acuerdo con esa postura, pero más detractores tiene aquella que postula que la petición de apertura de concurso efectuada por el propio deudor sería una acción bajo los siguientes argumentos:

“1. Si la acción es un poder jurídico para provocar la jurisdicción, la iniciativa no puede ser considerada como tal, puesto que constituye un acto debido.

A fin de desentrañar este encordio, volvamos una vez más a Carlos Concha Gutiérrez, quien explica: “Originado en el pasaje de Marciano, atiende para distinguir entre lo no contencioso y lo contencioso a la voluntad de las partes: la jurisdicción contenciosa se ejerce “inter invitos”, es decir, entre personas que no están de acuerdo en sus pretensiones jurídicas, en cambio, la no contenciosos se ejerce “inter volentes”, entre personas que están de acuerdo en sus pretensiones.”129

“2. Si el proceso de quiebras es un proceso de ejecución, y la iniciativa del deudor es una acción, resulta el absurdo que el deudor ejercite acción ejecutiva en contra de sí mismo, que sea sujeto pasivo y activo de su propia acción. En tal sentido se manifiesta Lasalvia: “La naturaleza procesal de la presentación en quiebra del propio deudor solicitando la suya, es la de una instancia destinada a provocar la apertura del juicio. Pero no puede asimilarse a una demanda judicial, porque el juicio de quiebras no admite parangón con las acciones netamente privadas, y porque no se concibe una demanda en que el demandante sería sujeto pasivo (demandado)”

Con todo y pese a la diferencia de cada una de esas etapas, ellas mantienen una impronta común que consiste en la relación de los interesados, preferentemente, con el Estado o autoridad, antes que con los demás partícipes o concurrentes, respecto de los cuales en vez de existir una contraposición de intereses, más propiamente vemos surgir una coincidencia de caminos, todos ellos destinados a obtener un logro común, el cumplimiento de sus obligaciones en la mejor forma posible, por el lado del deudor y la más amplia solución de sus créditos, respecto de los acreedores.

129

282

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

283

Carlos Concha Gutiérrez discrepa de los postulados anteriores aduciendo que la solicitud de quiebra propia constituye una acción, porque dicha petición consiste en un simple poder destinado a provocar el ejercicio de la jurisdicción, lo que hace la diferencia es que esta acción no va dirigida contra el demandado (acreedor o acreedores), sino contra el tribunal, de tal manera que ni el deudor ni los acreedores son sujetos pasivos de ella. Lo que ocurre es que la acción conforma, normalmente, una manera de deducir pretensiones. Eso implica que son declaraciones de voluntad que obedecen al propósito o son iniciadas en miras de subordinar el interés ajeno al propio y es la pretensión la que se ejerce frente al adversario. Bajo ese punto de vista explica: “cuando el deudor solicita su propia declaración de quiebra, ejercita una acción para provocar el ejercicio de la jurisdicción, y deduce una pretensión frente a los acreedores, que debe ser resuelta por el tribunal. ¿Cuál es esa pretensión? Muy simple; el deudor ha cesado en el pago de sus obligaciones, y en tal evento tiene garantizado en la ley su derecho a la ejecución colectiva, evitando que los acreedores sigan ejecutándolo individualmente, y repartiéndose desordenadamente su patrimonio. Solicitando la quiebra ejerce la pretensión de que se suspenda el derecho de ejecución individual de los acreedores, y de pagar bajo las condiciones y formas de la ejecución colectiva, y en consecuencia de obtener finalmente la liberación del saldo insoluto de sus deudas mediante la institución del sobreseimiento definitivo extraordinario del artículo 134 de la Ley de Quiebras, y de obtener el sobrante en caso de resultar solvente; y por otro lado, su interés queda aún más de manifiesto si se considera que el deudor comerciante queda liberado de una presunción de quiebra culpable, y tendrá derecho de solicitar alimentos de la masa (artículo 56)”130 A continuación afirma que como constituye una acción también respondería a la naturaleza jurídica de una demanda. Esta propuesta, en nuestro concepto, constituye un error, pues si la petición de quiebra es una demanda y, en concepto de ese autor, esa de130

CONCHA GUTIÉRREZ, Carlos. Ob. cit., p. 79.

130

CONCHA GUTIÉRREZ, Carlos. Ob. cit., p. 79.

Esta propuesta, en nuestro concepto, constituye un error, pues si la petición de quiebra es una demanda y, en concepto de ese autor, esa deA continuación afirma que como constituye una acción también respondería a la naturaleza jurídica de una demanda. “cuando el deudor solicita su propia declaración de quiebra, ejercita una acción para provocar el ejercicio de la jurisdicción, y deduce una pretensión frente a los acreedores, que debe ser resuelta por el tribunal. ¿Cuál es esa pretensión? Muy simple; el deudor ha cesado en el pago de sus obligaciones, y en tal evento tiene garantizado en la ley su derecho a la ejecución colectiva, evitando que los acreedores sigan ejecutándolo individualmente, y repartiéndose desordenadamente su patrimonio. Solicitando la quiebra ejerce la pretensión de que se suspenda el derecho de ejecución individual de los acreedores, y de pagar bajo las condiciones y formas de la ejecución colectiva, y en consecuencia de obtener finalmente la liberación del saldo insoluto de sus deudas mediante la institución del sobreseimiento definitivo extraordinario del artículo 134 de la Ley de Quiebras, y de obtener el sobrante en caso de resultar solvente; y por otro lado, su interés queda aún más de manifiesto si se considera que el deudor comerciante queda liberado de una presunción de quiebra culpable, y tendrá derecho de solicitar alimentos de la masa (artículo 56)”130 Bajo ese punto de vista explica: Lo que ocurre es que la acción conforma, normalmente, una manera de deducir pretensiones. Eso implica que son declaraciones de voluntad que obedecen al propósito o son iniciadas en miras de subordinar el interés ajeno al propio y es la pretensión la que se ejerce frente al adversario. Carlos Concha Gutiérrez discrepa de los postulados anteriores aduciendo que la solicitud de quiebra propia constituye una acción, porque dicha petición consiste en un simple poder destinado a provocar el ejercicio de la jurisdicción, lo que hace la diferencia es que esta acción no va dirigida contra el demandado (acreedor o acreedores), sino contra el tribunal, de tal manera que ni el deudor ni los acreedores son sujetos pasivos de ella. DERECHO CONCURSAL CHILENO

283

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Ahora bien, junto con descalificar el carácter voluntario que Francesco Carnelutti asignó al procedimiento concursal abierto por iniciativa del deudor, en función de sus fundamentos, Carlos Concha Gutiérrez también

284

Esa situación genera un estado desde que resulta oponible a todas las personas y no sólo a quienes concurren al procedimiento, como acontece en los juicios, por el efecto relativo de los mismos, consagrado en el artículo 3º del Co. Civil.

manda va dirigida contra el tribunal, finalmente transforma al tribunal en demandado, que es la calidad que indiscutiblemente ha de atribuirse a la persona contra la cual es dirigida una demanda.

Lo que a nuestro juicio olvidó Carlos Concha Gutiérrez en el desarrollo de sus argumentos radica en que la solicitud de apertura del procedimiento concursal persigue obtener la constitución de un estado del deudor, consistente en asumirlo como un deudor que cesó en el pago de sus obligaciones al extremo de la insolvencia.

En ningún sistema jurídico ni procedimiento el tribunal puede tomar la calidad de demandado, en otras palabras, litigante de un hipotético pleito que debe resolver, pues pierde un elemento esencial de su actividad, la imparcialidad.

A fin de evitar confusiones, la demanda colectiva no tiene un demandado indeterminado.

En efecto, la demanda exige la presencia de un demandado y siendo cierto que el deudor no puede ser demandante y demandado a la vez, de adoptar el postulado de ese autor, forzosamente habríamos de concluir que el demandado es el tribunal, cuestión que por lo demás afirma expresamente, lo que es inaceptable.

Para establecer otro escenario, la solicitud enderezada por uno o más herederos al tribunal a fin de obtener el auto de posesión efectiva constituye realmente una acción, pero esa acción no corresponde calificarla como una demanda contra el tribunal o de demandado indeterminado, dado que esta última figura no existe en ningún sistema procesal.

Para establecer otro escenario, la solicitud enderezada por uno o más herederos al tribunal a fin de obtener el auto de posesión efectiva constituye realmente una acción, pero esa acción no corresponde calificarla como una demanda contra el tribunal o de demandado indeterminado, dado que esta última figura no existe en ningún sistema procesal.

En efecto, la demanda exige la presencia de un demandado y siendo cierto que el deudor no puede ser demandante y demandado a la vez, de adoptar el postulado de ese autor, forzosamente habríamos de concluir que el demandado es el tribunal, cuestión que por lo demás afirma expresamente, lo que es inaceptable.

A fin de evitar confusiones, la demanda colectiva no tiene un demandado indeterminado.

En ningún sistema jurídico ni procedimiento el tribunal puede tomar la calidad de demandado, en otras palabras, litigante de un hipotético pleito que debe resolver, pues pierde un elemento esencial de su actividad, la imparcialidad.

Lo que a nuestro juicio olvidó Carlos Concha Gutiérrez en el desarrollo de sus argumentos radica en que la solicitud de apertura del procedimiento concursal persigue obtener la constitución de un estado del deudor, consistente en asumirlo como un deudor que cesó en el pago de sus obligaciones al extremo de la insolvencia.

manda va dirigida contra el tribunal, finalmente transforma al tribunal en demandado, que es la calidad que indiscutiblemente ha de atribuirse a la persona contra la cual es dirigida una demanda.

Esa situación genera un estado desde que resulta oponible a todas las personas y no sólo a quienes concurren al procedimiento, como acontece en los juicios, por el efecto relativo de los mismos, consagrado en el artículo 3º del Co. Civil.

GONZALO BAEZA OVALLE

Ahora bien, junto con descalificar el carácter voluntario que Francesco Carnelutti asignó al procedimiento concursal abierto por iniciativa del deudor, en función de sus fundamentos, Carlos Concha Gutiérrez también

284

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

285

descalificó la posibilidad que fuera contencioso aún cuando incurre en contradicción al final de su texto. Con todo, vuelve sobre la voluntariedad que corresponde asignar a los procedimientos concursales a la luz del criterio de la constitución de estados. Esta doctrina sustentada por Wach y Giuseppe Chiovenda, seguida por Alfredo Rocco, Lazcano en Argentina y Mario Casarino Viterbo en Chile, aduce que la jurisdicción voluntaria tiene por propósito la constitución de nuevos estados jurídicos; en cambio, la contenciosa tiende a hacer efectivas, prácticamente, las relaciones existentes en términos, como explicábamos, de subordinar la voluntad del demandado a la del demandante en función de la prestación reclamada. 5. OTRAS REFLEXIONES EN TORNO A LA NATURALEZA JURÍDICA DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

La unidad de procedimiento y competencia en la legislación chilena aparece contemplada en el artículo 1º del Título I, en el Libro IV del Co. de Comercio. Inicialmente describe el ámbito de aplicación de la ley, continuando con la estructuración habitual de los cuerpos orgánicos de regulaciones jurídicas. Así tuvimos oportunidad de apreciarlo en el artículo primero del Co. de Comercio. En ese sentido dispone: “La presente ley trata de los siguientes concursos: la quiebra; los convenios regulados en el Título XII; y las cesiones de bienes del Título XV.”

A continuación, para nuestro desencanto, efectúa un salto lógico y de manera súbita inicia sus regulaciones con la descripción de lo que denominó “quiebra” que, sin haber terminado de escribir el precepto, cambió su denominación para volver al tradicionalmente conocido y tan equívoco “juicio de quiebra”.

A continuación, para nuestro desencanto, efectúa un salto lógico y de manera súbita inicia sus regulaciones con la descripción de lo que denominó “quiebra” que, sin haber terminado de escribir el precepto, cambió su denominación para volver al tradicionalmente conocido y tan equívoco “juicio de quiebra”. “La presente ley trata de los siguientes concursos: la quiebra; los convenios regulados en el Título XII; y las cesiones de bienes del Título XV.”

En ese sentido dispone: Así tuvimos oportunidad de apreciarlo en el artículo primero del Co. de Comercio. Inicialmente describe el ámbito de aplicación de la ley, continuando con la estructuración habitual de los cuerpos orgánicos de regulaciones jurídicas. La unidad de procedimiento y competencia en la legislación chilena aparece contemplada en el artículo 1º del Título I, en el Libro IV del Co. de Comercio. DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

5. OTRAS REFLEXIONES EN TORNO A LA NATURALEZA JURÍDICA Esta doctrina sustentada por Wach y Giuseppe Chiovenda, seguida por Alfredo Rocco, Lazcano en Argentina y Mario Casarino Viterbo en Chile, aduce que la jurisdicción voluntaria tiene por propósito la constitución de nuevos estados jurídicos; en cambio, la contenciosa tiende a hacer efectivas, prácticamente, las relaciones existentes en términos, como explicábamos, de subordinar la voluntad del demandado a la del demandante en función de la prestación reclamada. Con todo, vuelve sobre la voluntariedad que corresponde asignar a los procedimientos concursales a la luz del criterio de la constitución de estados. descalificó la posibilidad que fuera contencioso aún cuando incurre en contradicción al final de su texto. DERECHO CONCURSAL CHILENO

285

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

131 El sentido y razón de ser de los procedimientos concursales consiste, básicamente, en resolver la situación de insolvencia. Así es reconocido en el Mensaje del proyecto de ley para reformar el sistema concursal vigente explicando que “En ese sentido, nuestro Gobierno no sólo respeta la libertad económica, sino que quiere fomentar el emprendimiento como motor de la economía nacional, y como un aporte a la mayor realización de las personas, para lo cual también debe hacerse cargo de las empresas que en algún momento dejan de ser viables, permitiendo que el emprendedor pueda rápidamente iniciar nuevos negocios, sin

286

Ahora debemos efectuar mayores aproximaciones a los términos y pasaremos a tratar la “quiebra” propiamente tal, que en la descripción entregada de “procedimientos concursales” constituye uno de los instrumentos creados por el legislador para resolver la situación de insolvencia de un deudor que, por cierto, representa la más extrema, al involucrar la liquidación de la organización productiva del fallido y su especificación será tema de los puntos siguientes.131

Ese concepto lo describe por su finalidad y, de ello deriva, precisamente, la inconcurrencia de los supuestos necesarios para que sea posible calificarlo como un juicio si, por este último habremos de entender una contienda entre partes afecta a la decisión de un tercero, el tribunal, que no es demandante ni demandado, cuya decisión pone fin a la instancia.

En el Capítulo II efectuamos un acercamiento a lo que podía ser entendido como “procedimientos concursales”.

Nada de eso acontece en los procedimientos concursales.

De esta manera, somos forzados a abordar la naturaleza jurídica de la quiebra, que reconoce la particularidad de quedar radicada en su tramitación en un solo tribunal y respecto de la cual el legislador entrega dos términos, quiebra y juicio de quiebra, además de una descripción que aporta orientaciones pero, en último término, ayuda poco a desentrañar la materia que nos ocupa.

En ese sentido prevé que:

“El juicio de quiebra tiene por objeto realizar en un solo procedimiento los bienes de una persona natural o jurídica, a fin de proveer al pago de sus deudas, en los casos y en la forma determinados por la ley.”

“El juicio de quiebra tiene por objeto realizar en un solo procedimiento los bienes de una persona natural o jurídica, a fin de proveer al pago de sus deudas, en los casos y en la forma determinados por la ley.”

En ese sentido prevé que:

De esta manera, somos forzados a abordar la naturaleza jurídica de la quiebra, que reconoce la particularidad de quedar radicada en su tramitación en un solo tribunal y respecto de la cual el legislador entrega dos términos, quiebra y juicio de quiebra, además de una descripción que aporta orientaciones pero, en último término, ayuda poco a desentrañar la materia que nos ocupa.

Nada de eso acontece en los procedimientos concursales.

En el Capítulo II efectuamos un acercamiento a lo que podía ser entendido como “procedimientos concursales”.

Ese concepto lo describe por su finalidad y, de ello deriva, precisamente, la inconcurrencia de los supuestos necesarios para que sea posible calificarlo como un juicio si, por este último habremos de entender una contienda entre partes afecta a la decisión de un tercero, el tribunal, que no es demandante ni demandado, cuya decisión pone fin a la instancia.

Ahora debemos efectuar mayores aproximaciones a los términos y pasaremos a tratar la “quiebra” propiamente tal, que en la descripción entregada de “procedimientos concursales” constituye uno de los instrumentos creados por el legislador para resolver la situación de insolvencia de un deudor que, por cierto, representa la más extrema, al involucrar la liquidación de la organización productiva del fallido y su especificación será tema de los puntos siguientes.131

GONZALO BAEZA OVALLE

131 El sentido y razón de ser de los procedimientos concursales consiste, básicamente, en resolver la situación de insolvencia. Así es reconocido en el Mensaje del proyecto de ley para reformar el sistema concursal vigente explicando que “En ese sentido, nuestro Gobierno no sólo respeta la libertad económica, sino que quiere fomentar el emprendimiento como motor de la economía nacional, y como un aporte a la mayor realización de las personas, para lo cual también debe hacerse cargo de las empresas que en algún momento dejan de ser viables, permitiendo que el emprendedor pueda rápidamente iniciar nuevos negocios, sin

286

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

287

Obviamente, cuando hablamos de “resolver la situación de insolvencia” y enfrentamos el escenario de una declaración de quiebra, no estamos pensando en el “reflotamiento” del deudor, según el término que utiliza el legislador francés en la materia o el “re start” anglosajón, ya que ello es materia de concordatos o convenios. La quiebra supone que los mecanismos concursales anotados no son idóneos en esta etapa pues la posibilidad de recuperar al deudor como organización productiva resulta inalcanzable y los acreedores enfrentan, lamentablemente, una comunidad de pérdidas. Bajo ese escenario extremo, la solución a la insolvencia del deudor, sólo consiste en que esas pérdidas lleguen a ser lo menor posible a través de una liquidación ordenada y conveniente, asumiendo que, en la generalidad de los casos, esa pérdida se producirá y de allí que sea utilizada la expresión “comunidad de pérdidas”. Decimos que “en la generalidad de los casos”, pues las situaciones excepcionales, vale decir, aquellas en que la quiebra concluye con el pago de todas las acreencias, demuestran el error en el diagnóstico del mecanismo vige y, por ende, el fracaso de los sistemas legislativos creados al efecto, no sólo en perjuicio del deudor, sino de toda la sociedad que, gracias a ese error, vio desaparecer una fuente laboral y de producción de bienes y servicios sin justificación. Finalmente, de ese constituye el propósito de la quiebra, como lo aclara el artículo 1º del Libro IV del Co. de Comercio.

que el proyecto fallido signifique un lastre que le impida volver a ponerse de pie. Además, un procedimiento concursal ágil y eficiente permite utilizar los recursos que quedan desaprovechados en esa empresa fallida en otras actividades, mejorando así la productividad, permitiendo generar nuevos puestos de trabajo y aportando al crecimiento económico del país” …. bueno, esa es la intención. Al analizar el proyecto veremos si técnicamente sirve a ese loable propósito.

que el proyecto fallido signifique un lastre que le impida volver a ponerse de pie. Además, un procedimiento concursal ágil y eficiente permite utilizar los recursos que quedan desaprovechados en esa empresa fallida en otras actividades, mejorando así la productividad, permitiendo generar nuevos puestos de trabajo y aportando al crecimiento económico del país” …. bueno, esa es la intención. Al analizar el proyecto veremos si técnicamente sirve a ese loable propósito.

Finalmente, de ese constituye el propósito de la quiebra, como lo aclara el artículo 1º del Libro IV del Co. de Comercio. Decimos que “en la generalidad de los casos”, pues las situaciones excepcionales, vale decir, aquellas en que la quiebra concluye con el pago de todas las acreencias, demuestran el error en el diagnóstico del mecanismo vige y, por ende, el fracaso de los sistemas legislativos creados al efecto, no sólo en perjuicio del deudor, sino de toda la sociedad que, gracias a ese error, vio desaparecer una fuente laboral y de producción de bienes y servicios sin justificación. Bajo ese escenario extremo, la solución a la insolvencia del deudor, sólo consiste en que esas pérdidas lleguen a ser lo menor posible a través de una liquidación ordenada y conveniente, asumiendo que, en la generalidad de los casos, esa pérdida se producirá y de allí que sea utilizada la expresión “comunidad de pérdidas”. La quiebra supone que los mecanismos concursales anotados no son idóneos en esta etapa pues la posibilidad de recuperar al deudor como organización productiva resulta inalcanzable y los acreedores enfrentan, lamentablemente, una comunidad de pérdidas. Obviamente, cuando hablamos de “resolver la situación de insolvencia” y enfrentamos el escenario de una declaración de quiebra, no estamos pensando en el “reflotamiento” del deudor, según el término que utiliza el legislador francés en la materia o el “re start” anglosajón, ya que ello es materia de concordatos o convenios. DERECHO CONCURSAL CHILENO

287

RETIRO

GÓMEZ BALMACEDA, Rafael y otro. Ob cit., pp. 42 y siguientes. PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit, p. 9.

132

GONZALO BAEZA OVALLE

133

288

6. LAS REGULACIONES LEGALES RELATIVAS A LA QUIEBRA SERÍAN PROCESALES

Álvaro Puelma Accorsi132 sostuvo que la propuesta legislativa, al hablar de “juicio de quiebra” no sería exacta pues en las quiebras no existe un solo procedimiento, sino muchos.

Siguiendo el circuito tradicional de análisis jurídico, a continuación analizó los diversos elementos que consideró necesario incorporar para construir ese concepto.

Ese autor explicaba que el concepto de “juicio” remite más bien a una “controversia” entre partes que precisa de una decisión jurisdiccional, lo que no necesariamente acontece en las quiebras, en tanto pueden surgir múltiples controversias a resolver o incluso la quiebra puede ser un derivado de una actuación de oficio del tribunal, sin previa controversia o, de la discrecionalidad del deudor, cuando pide ser declarado en quiebra. No hay en ello una controversia o contienda entre partes.

Ese forma de abordar el fenómeno jurídico económico de la quiebra lo comparten autores como Rafael Gómez Balmaceda y Gonzalo Eyzaguirre Smart133 quienes citando a Francisco Carnelutti contradice la posición de aquellos que sostienen que conforma un juicio ejecutivo colectivo, en los siguientes términos: “También se señala que el procedimiento de quiebra no es un proceso contencioso, porque en el juicio ejecutivo el deudor tiene y no quiere pagar, en cambio en el juicio concursal el deudor no tiene y quiere pagar”, no obstante, más adelante entregan su opinión en el sentido que la quiebra sí sería un procedimiento judicial que puede ser calificado de juicio.

Álvaro Puelma postulaba que la quiebra es “el estado excepcional, en el orden jurídico, de una persona, producido por la falta o imposibilidad de cumplimiento igualitario de todas sus obligaciones, declarado judicialmente.”

Álvaro Puelma postulaba que la quiebra es “el estado excepcional, en el orden jurídico, de una persona, producido por la falta o imposibilidad de cumplimiento igualitario de todas sus obligaciones, declarado judicialmente.”

Ese forma de abordar el fenómeno jurídico económico de la quiebra lo comparten autores como Rafael Gómez Balmaceda y Gonzalo Eyzaguirre Smart133 quienes citando a Francisco Carnelutti contradice la posición de aquellos que sostienen que conforma un juicio ejecutivo colectivo, en los siguientes términos: “También se señala que el procedimiento de quiebra no es un proceso contencioso, porque en el juicio ejecutivo el deudor tiene y no quiere pagar, en cambio en el juicio concursal el deudor no tiene y quiere pagar”, no obstante, más adelante entregan su opinión en el sentido que la quiebra sí sería un procedimiento judicial que puede ser calificado de juicio.

Ese autor explicaba que el concepto de “juicio” remite más bien a una “controversia” entre partes que precisa de una decisión jurisdiccional, lo que no necesariamente acontece en las quiebras, en tanto pueden surgir múltiples controversias a resolver o incluso la quiebra puede ser un derivado de una actuación de oficio del tribunal, sin previa controversia o, de la discrecionalidad del deudor, cuando pide ser declarado en quiebra. No hay en ello una controversia o contienda entre partes.

Siguiendo el circuito tradicional de análisis jurídico, a continuación analizó los diversos elementos que consideró necesario incorporar para construir ese concepto.

Álvaro Puelma Accorsi132 sostuvo que la propuesta legislativa, al hablar de “juicio de quiebra” no sería exacta pues en las quiebras no existe un solo procedimiento, sino muchos.

A LA QUIEBRA SERÍAN PROCESALES

6. LAS REGULACIONES LEGALES RELATIVAS GÓMEZ BALMACEDA, Rafael y otro. Ob cit., pp. 42 y siguientes.

GONZALO BAEZA OVALLE

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit, p. 9.

133

288

132

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

289

En ese sentido explicaba que la calidad de “estado” que asigna a la quiebra equivalía al de los “estados civiles de las personas naturales”, como casado, soltero o viudo. Agregaba que lo consideraba excepcional pues la normalidad de las personas no pasaba por estar en quiebra y, que sea jurídico implicaba que “producía efectos erga omnes”. Al indicar que es de una persona, afirmó que respondía a que la quiebra resultaba aplicable a todo tipo de deudores, sin hacerse cargo de la quiebra de la sucesión del causante, en que existe quiebra pero no una persona o deudor fallido. Respecto a que la quiebra pueda derivar de la falta o imposibilidad de cumplimiento igualitario de sus obligaciones, postulaba que deviene como la parte más imperfecta de su definición, aduciendo que la diversidad de las causales de quiebra contempladas en la legislación chilena impedían hacer una aproximación más exacta, dado que respecto a algunas de ellas exige sólo la cesación de pagos y, en otras, varios requisitos que presuponen una imposibilidad del deudor de cumplir igualitariamente sus obligaciones. Finalmente, que sea declarada judicialmente implica la necesidad de la intervención judicial para efectuar declaraciones si ellas tienen por finalidad constituir un estado jurídico excepcional de una persona. Tras estas descripciones del autor en comento, conviene acudir a elementos más generales y que, por ende, permitan arribar a conclusiones que reconozcan una validez un tanto más amplia que las referidas apreciaciones. Por de pronto conviene replantear un tema reiterativo, constatado e implementado por Francisco Salgado de Somoza: la quiebra o liquidación forzada no sólo involucra un interés privado sino, además uno público, la seguridad y fluidez del tráfico comercial. Lo anterior no implica levantar una discusión en torno a si los procedimientos concursales son de derecho público o privado como lo afirma Francisco García Martínez134, dado que eso importaría introducir un elemento de confusión definitivamente innecesario además de poco práctico. 134

GARCÍA MARTÍNEZ, Francisco. Ob. cit., Tomo I, p. 180.

134

GARCÍA MARTÍNEZ, Francisco. Ob. cit., Tomo I, p. 180.

Lo anterior no implica levantar una discusión en torno a si los procedimientos concursales son de derecho público o privado como lo afirma Francisco García Martínez134, dado que eso importaría introducir un elemento de confusión definitivamente innecesario además de poco práctico. Por de pronto conviene replantear un tema reiterativo, constatado e implementado por Francisco Salgado de Somoza: la quiebra o liquidación forzada no sólo involucra un interés privado sino, además uno público, la seguridad y fluidez del tráfico comercial. Tras estas descripciones del autor en comento, conviene acudir a elementos más generales y que, por ende, permitan arribar a conclusiones que reconozcan una validez un tanto más amplia que las referidas apreciaciones. Finalmente, que sea declarada judicialmente implica la necesidad de la intervención judicial para efectuar declaraciones si ellas tienen por finalidad constituir un estado jurídico excepcional de una persona. Respecto a que la quiebra pueda derivar de la falta o imposibilidad de cumplimiento igualitario de sus obligaciones, postulaba que deviene como la parte más imperfecta de su definición, aduciendo que la diversidad de las causales de quiebra contempladas en la legislación chilena impedían hacer una aproximación más exacta, dado que respecto a algunas de ellas exige sólo la cesación de pagos y, en otras, varios requisitos que presuponen una imposibilidad del deudor de cumplir igualitariamente sus obligaciones. Al indicar que es de una persona, afirmó que respondía a que la quiebra resultaba aplicable a todo tipo de deudores, sin hacerse cargo de la quiebra de la sucesión del causante, en que existe quiebra pero no una persona o deudor fallido. En ese sentido explicaba que la calidad de “estado” que asigna a la quiebra equivalía al de los “estados civiles de las personas naturales”, como casado, soltero o viudo. Agregaba que lo consideraba excepcional pues la normalidad de las personas no pasaba por estar en quiebra y, que sea jurídico implicaba que “producía efectos erga omnes”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

289

RETIRO

CHIOVENDA, José. Ob. cit. Tomo I, p. 137.

GONZALO BAEZA OVALLE

GONZALO BAEZA OVALLE

CHIOVENDA, José. Ob. cit. Tomo I, p. 137.

290

135

En efecto, en cuanto el procedimiento de quiebra conforma una tramitación regulada por la ley no puede ni siquiera plantearse, con visos de seriedad, que estemos ante una normativa de derecho privado.

La disposición anterior conlleva que ni la declaración de quiebra, ni los procedimientos que la anteceden o suceden, reconocen como propósito constituir derechos a favor de determinadas personas, sean los acreedores o el deudor.

El derecho procesal, en cuanto determina la forma en que actúan los tribunales, autoridad pública, para servir la función pública de impartir justicia, como también el modo en que los particulares pueden acudir a la autoridad pública, representada por los tribunales, precisamente, para obtener el beneficio de la justicia, siempre inscribirá en el ámbito del derecho público, desde que, además, importa el ejercicio de la garantía constitucional del derecho de petición que, envuelve, el de ser respondido.

“La sentencia que declara la quiebra fija irrevocablemente los derechos de todos los acreedores en el estado que tenían el día de su pronunciamiento, sin perjuicio de los casos especialmente previstos por la ley.”

Con algunas particularidades, reafirma esa posición José Chiovenda135 al enseñar que ante la necesidad de encasillar a la ley procesal civil en una de las dos grandes secciones del derecho, puede afirmarse que pertenece al derecho público porque regula más o menos inmediatamente una actividad pública, tal como lo hemos observado.

A través de ellas, el legislador no intenta constituir derechos substantivos, dado que ellos quedan fijados, irrevocablemente, en el mismo instante de la declaración, como lo dispone el artículo 66 del Libro IV del Co. de Comercio.

Como cuestión previa, entonces, dejemos claro que las regulaciones contenidas en el Libro IV del Co. de Comercio, son netamente procesales y, como tales, de derecho público.

Como cuestión previa, entonces, dejemos claro que las regulaciones contenidas en el Libro IV del Co. de Comercio, son netamente procesales y, como tales, de derecho público.

A través de ellas, el legislador no intenta constituir derechos substantivos, dado que ellos quedan fijados, irrevocablemente, en el mismo instante de la declaración, como lo dispone el artículo 66 del Libro IV del Co. de Comercio.

Con algunas particularidades, reafirma esa posición José Chiovenda135 al enseñar que ante la necesidad de encasillar a la ley procesal civil en una de las dos grandes secciones del derecho, puede afirmarse que pertenece al derecho público porque regula más o menos inmediatamente una actividad pública, tal como lo hemos observado.

“La sentencia que declara la quiebra fija irrevocablemente los derechos de todos los acreedores en el estado que tenían el día de su pronunciamiento, sin perjuicio de los casos especialmente previstos por la ley.”

El derecho procesal, en cuanto determina la forma en que actúan los tribunales, autoridad pública, para servir la función pública de impartir justicia, como también el modo en que los particulares pueden acudir a la autoridad pública, representada por los tribunales, precisamente, para obtener el beneficio de la justicia, siempre inscribirá en el ámbito del derecho público, desde que, además, importa el ejercicio de la garantía constitucional del derecho de petición que, envuelve, el de ser respondido.

La disposición anterior conlleva que ni la declaración de quiebra, ni los procedimientos que la anteceden o suceden, reconocen como propósito constituir derechos a favor de determinadas personas, sean los acreedores o el deudor.

En efecto, en cuanto el procedimiento de quiebra conforma una tramitación regulada por la ley no puede ni siquiera plantearse, con visos de seriedad, que estemos ante una normativa de derecho privado.

135

290

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

291

Esos derechos son un mero referente para el libramiento de la declaratoria de quiebra o apertura de la liquidación de sus bienes. Para explicarlo en mejor forma, ellos generan el cuadro que hacen concluir que existe una insolvencia y, por ende, debe asumirse el remedio más radical que existe en nuestra legislación, como es la liquidación de la organización productiva del deudor para hacer pago a sus acreedores. De allí que la reforma al sistema concursal, al menos en la intencionalidad, busca alternativas que no conduzcan necesariamente a la destrucción innecesaria de una fuente productiva de bienes y servicios. En el ámbito meramente procesal, la emisión del auto de quiebra no reconoce, bajo autoridad de cosa juzgada, el derecho del o de los acreedores peticionarios, al extremo que el mismo procedimiento prevé la posibilidad de impugnación del crédito del acreedor que provocó la declaración de quiebra y, será en el juicio de impugnación, ya que éste sí es un juicio, la oportunidad de resolver con autoridad de cosa juzgada si ese derecho existe o no, de la manera y con las modalidades alegadas por el o los acreedores. Podrá ser afirmado, con fundamento a no dudarlo, que los procedimientos concursales establecen acciones que permiten dejar sin efecto o alegar la inoponibilidad de determinados actos o contratos. Siendo eso cierto, tal propuesta no involucra que a través del ejercicio de esas acciones los acreedores o el deudor persigan el reconocimiento de derechos que no detentaban antes de la declaración de quiebra. La verdad discurre en que todas y cada una de esas acciones, sólo reconocen como propósito final, proteger el patrimonio del deudor, en cuanto interesa a los acreedores y el de estos últimos también, de modo que estamos hablando de acciones que exhiben un sentido netamente cautelar pero no constitutivo de derechos. A través de ellas el legislador apunta a conservar incólume los derechos de los acreedores que, gravando todo el patrimonio del deudor, son afectados si éste, por ejemplo, es reducido dolosa o fraudulentamente, por exponer alguna situación ilustrativa.

A través de ellas el legislador apunta a conservar incólume los derechos de los acreedores que, gravando todo el patrimonio del deudor, son afectados si éste, por ejemplo, es reducido dolosa o fraudulentamente, por exponer alguna situación ilustrativa. La verdad discurre en que todas y cada una de esas acciones, sólo reconocen como propósito final, proteger el patrimonio del deudor, en cuanto interesa a los acreedores y el de estos últimos también, de modo que estamos hablando de acciones que exhiben un sentido netamente cautelar pero no constitutivo de derechos. Siendo eso cierto, tal propuesta no involucra que a través del ejercicio de esas acciones los acreedores o el deudor persigan el reconocimiento de derechos que no detentaban antes de la declaración de quiebra. Podrá ser afirmado, con fundamento a no dudarlo, que los procedimientos concursales establecen acciones que permiten dejar sin efecto o alegar la inoponibilidad de determinados actos o contratos. En el ámbito meramente procesal, la emisión del auto de quiebra no reconoce, bajo autoridad de cosa juzgada, el derecho del o de los acreedores peticionarios, al extremo que el mismo procedimiento prevé la posibilidad de impugnación del crédito del acreedor que provocó la declaración de quiebra y, será en el juicio de impugnación, ya que éste sí es un juicio, la oportunidad de resolver con autoridad de cosa juzgada si ese derecho existe o no, de la manera y con las modalidades alegadas por el o los acreedores. De allí que la reforma al sistema concursal, al menos en la intencionalidad, busca alternativas que no conduzcan necesariamente a la destrucción innecesaria de una fuente productiva de bienes y servicios. Esos derechos son un mero referente para el libramiento de la declaratoria de quiebra o apertura de la liquidación de sus bienes. Para explicarlo en mejor forma, ellos generan el cuadro que hacen concluir que existe una insolvencia y, por ende, debe asumirse el remedio más radical que existe en nuestra legislación, como es la liquidación de la organización productiva del deudor para hacer pago a sus acreedores. DERECHO CONCURSAL CHILENO

291

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

En suma, entonces, todos los procedimientos concursales mencionados al inicio, sirven el único y exclusivo propósito de proteger los patrimonios

292

Ello se hace más ostensible con el efecto inmediato de la declaración de quiebra, como lo es el desasimiento, pero el alcance resulta enteramente diferente.

Conviene acotar además, en relación a la aseveración de Álvaro Puelma Accorsi, que cree ver en la declaración de quiebra la constitución de un “estado” de la persona, equivalente a un “estado civil” es que, la verdad sea dicha, tal propuesta, apareciendo originalmente como una extrapolación demasiado grande, con un mejor análisis no deja de ser razonable, aún cuando no en los extremos en que lo plantea.

No obstante, la similitud entre el embargo y los efectos inmediatos de la denominada sentencia definitiva que declara la quiebra o da inicio a la liquidación de los bienes del deudor, es bastante cercana, por expresarlo de alguna forma, pero no iguales.

En efecto, resulta posible sustentar una posición semejante toda vez que como derivado o efecto de la quiebra, surge para el deudor la inhabilidad de continuar administrando y disponiendo de los bienes afectos a concursos e, incluso, sobrevienen ciertas prohibiciones para ejercer algunas actividades comerciales, lo que importa una suerte de capitis diminutio que no puede ser explicada sino en el sentido indicado por ese profesor.

Veremos y hemos visto, coincidiendo con ese autor, que en los procedimientos de quiebra o de apertura de la liquidación de los bienes del deudor no existe un juicio.

Una persona que es demandada ejecutivamente por una deuda cuantiosa pero posible de pagar determina que todos los activos que componen su patrimonio sean embargados. Sin embargo eso no determina en modo alguno un cambio en el demandado, que lo haga adquirir el “estado” de persona con todos los activos de su patrimonio embargado, pero sí habremos de reconocer un “estado” diferente, cuando como consecuencia de la declaración de quiebra cambian sus facultades de administración y disposición de sus bienes, como también para asumir responsabilidades en el comercio.

Una persona que es demandada ejecutivamente por una deuda cuantiosa pero posible de pagar determina que todos los activos que componen su patrimonio sean embargados. Sin embargo eso no determina en modo alguno un cambio en el demandado, que lo haga adquirir el “estado” de persona con todos los activos de su patrimonio embargado, pero sí habremos de reconocer un “estado” diferente, cuando como consecuencia de la declaración de quiebra cambian sus facultades de administración y disposición de sus bienes, como también para asumir responsabilidades en el comercio.

Veremos y hemos visto, coincidiendo con ese autor, que en los procedimientos de quiebra o de apertura de la liquidación de los bienes del deudor no existe un juicio.

En efecto, resulta posible sustentar una posición semejante toda vez que como derivado o efecto de la quiebra, surge para el deudor la inhabilidad de continuar administrando y disponiendo de los bienes afectos a concursos e, incluso, sobrevienen ciertas prohibiciones para ejercer algunas actividades comerciales, lo que importa una suerte de capitis diminutio que no puede ser explicada sino en el sentido indicado por ese profesor.

No obstante, la similitud entre el embargo y los efectos inmediatos de la denominada sentencia definitiva que declara la quiebra o da inicio a la liquidación de los bienes del deudor, es bastante cercana, por expresarlo de alguna forma, pero no iguales.

Conviene acotar además, en relación a la aseveración de Álvaro Puelma Accorsi, que cree ver en la declaración de quiebra la constitución de un “estado” de la persona, equivalente a un “estado civil” es que, la verdad sea dicha, tal propuesta, apareciendo originalmente como una extrapolación demasiado grande, con un mejor análisis no deja de ser razonable, aún cuando no en los extremos en que lo plantea.

Ello se hace más ostensible con el efecto inmediato de la declaración de quiebra, como lo es el desasimiento, pero el alcance resulta enteramente diferente.

GONZALO BAEZA OVALLE

En suma, entonces, todos los procedimientos concursales mencionados al inicio, sirven el único y exclusivo propósito de proteger los patrimonios

292

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

293

involucrados con la finalidad de disminuir, en la medida de lo posible, el daño que, irremediablemente, la declaración de quiebra o apertura del procedimiento de liquidación de los bienes del deudor afectos a concurso trae aparejado tanto para el patrimonio de este último como el de sus acreedores, al constituir una liquidación, cuestión que nadie discute.

136 ANABALÓN SANDERSON, Carlos. Tratado Práctico de Derecho Procesal Civil chileno. Vol. 1º, p. 12. Escuela Tipográfica Salesiana, Segunda Edición, 1970.

Carlos Anabalón Sanderson136 sostiene que las “causas o litigios” también son llamados “juicios” y, acudiendo a una definición entregada por Miguel Luis Valdés, expresa que “Causa es la contienda suscitada entre partes, con motivo de un conflicto actual de intereses derivado del desconocimiento Abundemos entonces en aquello que habíamos introducido aludiendo a la inexistencia o impropiedad de hablar de un “sujeto pasivo” en la quiebra o liquidación de bienes del deudor, para adentrarnos en lo que opinan los procesalistas respecto a una cuestión tan básica como estructural de su disciplina, que dice razón con lo que debe ser entendido por “juicio”.

Afinadas así las cosas, insistimos, no estamos hablando de una controversia atingente a si la legislación concursal pertenece al derecho público o al privado, sólo nos detenemos para reiterar, una vez más, que no resulta discutible para nadie, a estas alturas, que en los procedimientos concursales están envueltos cuestiones tanto de interés privado como de indudable interés público.

Este punto ya lo tratamos en general pero dado que si concordamos en esa materia, todo lo que venga a posteriori será una mera derivación, nos reflota nuevamente la necesidad de su replanteamiento.

7. TRÁMITES QUE ANTECEDEN A LA QUIEBRA O LIQUIDACIÓN DE BIENES DEL DEUDOR SON UN PROCEDIMIENTO O PROCESO JUDICIAL, NO UN JUICIO

Para dilucidar el tema anunciado en el título habremos de estar de acuerdo, previamente, en un concepto básico: ¿Cuándo existe un juicio?

Para dilucidar el tema anunciado en el título habremos de estar de acuerdo, previamente, en un concepto básico: ¿Cuándo existe un juicio? O PROCESO JUDICIAL, NO UN JUICIO

7. TRÁMITES QUE ANTECEDEN A LA QUIEBRA O LIQUIDACIÓN

Este punto ya lo tratamos en general pero dado que si concordamos en esa materia, todo lo que venga a posteriori será una mera derivación, nos reflota nuevamente la necesidad de su replanteamiento.

Afinadas así las cosas, insistimos, no estamos hablando de una controversia atingente a si la legislación concursal pertenece al derecho público o al privado, sólo nos detenemos para reiterar, una vez más, que no resulta discutible para nadie, a estas alturas, que en los procedimientos concursales están envueltos cuestiones tanto de interés privado como de indudable interés público.

Abundemos entonces en aquello que habíamos introducido aludiendo a la inexistencia o impropiedad de hablar de un “sujeto pasivo” en la quiebra o liquidación de bienes del deudor, para adentrarnos en lo que opinan los procesalistas respecto a una cuestión tan básica como estructural de su disciplina, que dice razón con lo que debe ser entendido por “juicio”. Carlos Anabalón Sanderson136 sostiene que las “causas o litigios” también son llamados “juicios” y, acudiendo a una definición entregada por Miguel Luis Valdés, expresa que “Causa es la contienda suscitada entre partes, con motivo de un conflicto actual de intereses derivado del desconocimiento

DE BIENES DEL DEUDOR SON UN PROCEDIMIENTO

involucrados con la finalidad de disminuir, en la medida de lo posible, el daño que, irremediablemente, la declaración de quiebra o apertura del procedimiento de liquidación de los bienes del deudor afectos a concurso trae aparejado tanto para el patrimonio de este último como el de sus acreedores, al constituir una liquidación, cuestión que nadie discute.

136

ANABALÓN SANDERSON, Carlos. Tratado Práctico de Derecho Procesal Civil chileno. Vol. 1º, p. 12. Escuela Tipográfica Salesiana, Segunda Edición, 1970.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

293

RETIRO

Agrega que, del significado de causa o, vulgarmente, juicio, derivado de la definición trascrita, es posible deducir los siguientes elementos esenciales: a) Controversia legítima sobre hechos o circunstancias de carácter jurídico, b) Precepto legal o regla de equidad que la considere y resuelva, de modo directo o indirecto y, c) juez o tribunal ante el cual se exponga y quede legalmente radicada.

Francisco Hoyos Henrechson138 explica: desde que el hombre vive en sociedad surgen contiendas de distintos tipos y, especialmente, de intereses y de opiniones. Las primeras se denominan “conflictos”; las segunda, “controversias”. Ahora bien, continúa, cuando las contiendas de intereses (“conflictos”) son jurídicamente trascendentes, se las denomina “litigios”. Y así, en opinión de Francesco Carnelutti139, el litigio sería “un conflicto de intereses, calificado por la pretensión de uno de los interesados y por la resistencia del otro”.

Mario Casarino Viterbo137 enseñaba que la palabra juicio significa decir o aplicar el derecho. Deriva del latín “judicium” que, a su vez viene del verbo “judicare”, compuesto de “jus” equivalente a derecho, y “dicere”, que implica la idea de decir o aplicar.

Como no todo proceso importa la existencia de un juicio, en la medida que este último requiere de una controversia sobre la declaración de un derecho, pero todo juicio involucra la existencia de un proceso que, en definitiva es una fórmula algorítmica para resolver un problema.

En su concepto, en la legislación chilena, los términos juicio, contienda, pleito o causa son sinónimos, resultando estos ser la especie dentro del género denominado proceso.

En su concepto, en la legislación chilena, los términos juicio, contienda, pleito o causa son sinónimos, resultando estos ser la especie dentro del género denominado proceso.

Como no todo proceso importa la existencia de un juicio, en la medida que este último requiere de una controversia sobre la declaración de un derecho, pero todo juicio involucra la existencia de un proceso que, en definitiva es una fórmula algorítmica para resolver un problema.

Mario Casarino Viterbo137 enseñaba que la palabra juicio significa decir o aplicar el derecho. Deriva del latín “judicium” que, a su vez viene del verbo “judicare”, compuesto de “jus” equivalente a derecho, y “dicere”, que implica la idea de decir o aplicar.

Francisco Hoyos Henrechson138 explica: desde que el hombre vive en sociedad surgen contiendas de distintos tipos y, especialmente, de intereses y de opiniones. Las primeras se denominan “conflictos”; las segunda, “controversias”. Ahora bien, continúa, cuando las contiendas de intereses (“conflictos”) son jurídicamente trascendentes, se las denomina “litigios”. Y así, en opinión de Francesco Carnelutti139, el litigio sería “un conflicto de intereses, calificado por la pretensión de uno de los interesados y por la resistencia del otro”.

Agrega que, del significado de causa o, vulgarmente, juicio, derivado de la definición trascrita, es posible deducir los siguientes elementos esenciales: a) Controversia legítima sobre hechos o circunstancias de carácter jurídico, b) Precepto legal o regla de equidad que la considere y resuelva, de modo directo o indirecto y, c) juez o tribunal ante el cual se exponga y quede legalmente radicada.

137 CASARINO VITERBO, Mario. Manual de Derecho Procesal, Tomo III, p. 35. Editorial Jurídica de Chile, 1967.

de un derecho, sometida a la resolución de un juez o tribunal y que nace del ejercicio de una acción.”

138 HOYOS HENRECHSON, Francisco. Temas Fundamentales de Derecho Procesal, p. 141. Editorial Jurídica de Chile, 1987.

GONZALO BAEZA OVALLE

139 CARNELUTTI, Francesco. Sistema de Derecho Procesal Civil, p. 16. Editorial Uteha, Buenos Aires, 1944.

294

137

138

HOYOS HENRECHSON, Francisco. Temas Fundamentales de Derecho Procesal, p. 141. Editorial Jurídica de Chile, 1987.

de un derecho, sometida a la resolución de un juez o tribunal y que nace del ejercicio de una acción.”

CASARINO VITERBO, Mario. Manual de Derecho Procesal, Tomo III, p. 35. Editorial Jurídica de Chile, 1967.

139

294

GONZALO BAEZA OVALLE

CARNELUTTI, Francesco. Sistema de Derecho Procesal Civil, p. 16. Editorial Uteha, Buenos Aires, 1944.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

295

Fernando Alessandri Rodríguez140 enseñaba que todo juicio suponía la existencia de dos o más partes, de una controversia que ha de ser fallada y, de un tribunal imparcial que ha de fallarla. A partir de la descripción unánime de los autores traídos en referencia la existencia de un juicio, además de las partes, precisa de una contienda entre ellas que deba ser concluida por un tribunal, ejecutando o diciendo (para usar mayormente la raíz del término) el derecho declarado por la ley o los principios de equidad, a falta de ley que permita resolverlo. Si el procedimiento concursal destinado a declarar la quiebra fuere un juicio, siempre habrían de concurrir todos y cada uno de los elementos esenciales descritos. Aún más, si la declaración de quiebra fuere una sentencia definitiva, como lo dispone expresamente el artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio, produciría cosa juzgada. Ese constituye el objeto de las sentencias definitivas. Poner término irrevocable a una situación de conflicto que produce una alteración social. No obstante nos enfrentamos con el hecho fuera de discusión que la declaración de quiebra o apertura de la liquidación puede provenir de una actuación ex officio del tribunal, lo que implica que surge sin que exista un requerimiento de parte. Todavía más profunda resulta ser la diferencia al constatar que en ese escenario deviene como absolutamente impropio hablar que existió una controversia entre partes, pues constituye un hecho incontestable que no la hubo. Eso acontece en muchos escenarios contemplados en la legislación chilena, trayendo a colación situaciones como el rechazo de convenio propuesto, su declaración de nulidad o incumplimiento, el rechazo de la cesión de bienes, la propuesta del experto facilitador o el término del plazo para evacuar su informe sin llevarlo a cabo.

140 ALESSANDRI RODRÍGUEZ, Fernando. Curso de Derecho Procesal. Apuntes de A. Vodanovic H., p. 14. Editorial Nascimento, Santiago, 1936.

Eso acontece en muchos escenarios contemplados en la legislación chilena, trayendo a colación situaciones como el rechazo de convenio propuesto, su declaración de nulidad o incumplimiento, el rechazo de la cesión de bienes, la propuesta del experto facilitador o el término del plazo para evacuar su informe sin llevarlo a cabo. Todavía más profunda resulta ser la diferencia al constatar que en ese escenario deviene como absolutamente impropio hablar que existió una controversia entre partes, pues constituye un hecho incontestable que no la hubo. No obstante nos enfrentamos con el hecho fuera de discusión que la declaración de quiebra o apertura de la liquidación puede provenir de una actuación ex officio del tribunal, lo que implica que surge sin que exista un requerimiento de parte. Ese constituye el objeto de las sentencias definitivas. Poner término irrevocable a una situación de conflicto que produce una alteración social. Aún más, si la declaración de quiebra fuere una sentencia definitiva, como lo dispone expresamente el artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio, produciría cosa juzgada. Si el procedimiento concursal destinado a declarar la quiebra fuere un juicio, siempre habrían de concurrir todos y cada uno de los elementos esenciales descritos. A partir de la descripción unánime de los autores traídos en referencia la existencia de un juicio, además de las partes, precisa de una contienda entre ellas que deba ser concluida por un tribunal, ejecutando o diciendo (para usar mayormente la raíz del término) el derecho declarado por la ley o los principios de equidad, a falta de ley que permita resolverlo. Fernando Alessandri Rodríguez140 enseñaba que todo juicio suponía la existencia de dos o más partes, de una controversia que ha de ser fallada y, de un tribunal imparcial que ha de fallarla.

140

ALESSANDRI RODRÍGUEZ, Fernando. Curso de Derecho Procesal. Apuntes de A. Vodanovic H., p. 14. Editorial Nascimento, Santiago, 1936.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

295

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

En este escenario, sólo resta establecer si la declaración de quiebra derivada de la petición de uno o más acreedores, efectivamente da lugar a un juicio que termina con la indicada declaración.

296

Eso efectivamente acontece con las impugnaciones y tantos otros juicios que pueden y deben ser ventilados ante el tribunal de la quiebra por el denominado fuero de atracción o, mejor expresado, radicación de competencia. Todo ello al alero del procedimiento concursal, sin constituir un elemento o fase procesal del lineamiento central de éste, vale decir, de la liquidación forzada o voluntaria.

Quizás en el caso de la declaración de nulidad o incumplimiento de un convenio pueda sostenerse con fundamento que hay una controversia y que la resolución que la resuelve, sin duda es una sentencia, pero la sentencia declaratoria de quiebra o que abre la liquidación de los bienes del deudor es otra decisión judicial, librada ex officio por el tribunal, luego que se encuentra a firme aquella que declaró la nulidad o el incumplimiento del convenio, para que no nos confundamos de resolución judicial.

Adicionalmente, estimamos imposible asumir que dentro de un juicio resulte posible ventilar múltiples juicios, con diferentes partes y controversias, como bien lo observaba Álvaro Puelma Accorsi.

No hay demandante ni demandado en ninguna de esas situaciones, menos aún si la apertura de la quiebra fue provocada en relación con la sucesión del deudor, que ni siquiera responde a la calidad de ser una persona por lo cual jamás podría asumir como un sujeto procesal.

Igualmente aparece como un despropósito, en nuestro concepto, hablar de partes y controversia toda vez que la declaración de quiebra o apertura de un procedimiento de liquidación forzada de los bienes del deudor, sea una consecuencia de la petición del propio deudor.

Si la quiebra fuera un juicio, como expusimos basado en diversos tratadistas de derecho procesal de valía incuestionable, siempre tendrían que concurrir al menos, las partes y una controversia resuelta a través de la inadecuadamente denominada sentencia definitiva de quiebra que produjera la acción y excepción de cosa juzgada respecto a esa controversia, lo que no acontece.

Si la quiebra fuera un juicio, como expusimos basado en diversos tratadistas de derecho procesal de valía incuestionable, siempre tendrían que concurrir al menos, las partes y una controversia resuelta a través de la inadecuadamente denominada sentencia definitiva de quiebra que produjera la acción y excepción de cosa juzgada respecto a esa controversia, lo que no acontece.

Igualmente aparece como un despropósito, en nuestro concepto, hablar de partes y controversia toda vez que la declaración de quiebra o apertura de un procedimiento de liquidación forzada de los bienes del deudor, sea una consecuencia de la petición del propio deudor.

No hay demandante ni demandado en ninguna de esas situaciones, menos aún si la apertura de la quiebra fue provocada en relación con la sucesión del deudor, que ni siquiera responde a la calidad de ser una persona por lo cual jamás podría asumir como un sujeto procesal.

Adicionalmente, estimamos imposible asumir que dentro de un juicio resulte posible ventilar múltiples juicios, con diferentes partes y controversias, como bien lo observaba Álvaro Puelma Accorsi.

Quizás en el caso de la declaración de nulidad o incumplimiento de un convenio pueda sostenerse con fundamento que hay una controversia y que la resolución que la resuelve, sin duda es una sentencia, pero la sentencia declaratoria de quiebra o que abre la liquidación de los bienes del deudor es otra decisión judicial, librada ex officio por el tribunal, luego que se encuentra a firme aquella que declaró la nulidad o el incumplimiento del convenio, para que no nos confundamos de resolución judicial.

Eso efectivamente acontece con las impugnaciones y tantos otros juicios que pueden y deben ser ventilados ante el tribunal de la quiebra por el denominado fuero de atracción o, mejor expresado, radicación de competencia. Todo ello al alero del procedimiento concursal, sin constituir un elemento o fase procesal del lineamiento central de éste, vale decir, de la liquidación forzada o voluntaria.

GONZALO BAEZA OVALLE

En este escenario, sólo resta establecer si la declaración de quiebra derivada de la petición de uno o más acreedores, efectivamente da lugar a un juicio que termina con la indicada declaración.

296

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

297

El acreedor que inicia el emprendimiento destinado a provocar la declaración de quiebra pretende del tribunal una mera constatación de hecho que ni siquiera determina la existencia de una cosa juzgada, (ya revisaremos ese tema en particular) como es la concurrencia de acreedores premunido de un título eficiente para el propósito perseguido, la existencia de un deudor y la concurrencia de los hechos que tipifican la causal invocada, en otras palabras, los supuestos para la apertura de un procedimiento concursal a través de la declaración de quiebra. Una situación parecida la encontramos con el “auto de posesión efectiva”, como ya lo hacíamos ver. En este último caso el tribunal está llamado a constatar un conjunto de situaciones de hecho que permitirán y, más que eso, traerán como natural consecuencia la apertura de un procedimiento para constituir un estado: el de presunto heredero. La primera situación de hecho involucrada consiste en que efectivamente el causante exista y esté muerto, real o presuntivamente; la segunda consistirá en que quienes aparecen como herederos, exhiban documentos que posibiliten establecer el hecho, con derivaciones jurídicas por cierto, de ser herederos y, por ende, habilitados para reclamar el pronunciamiento del mentado auto de posesión efectiva, que les otorgará un importante número de derechos, pero también obligaciones que antes no tenían. Como afirmamos con anterioridad, la declaratoria de quiebra no produce cosa juzgada respecto a los derechos ni a los títulos esgrimidos por él o los acreedores peticionarios, al extremos que ellos, con posterioridad a la resolución que declara la quiebra, deben verificar sus créditos y, en ese proceso quedan afectos a ser impugnados íntegramente y, en definitiva, incluso que en ese proceso de impugnación que sí es un juicio, decidido por sentencia firme que carecen del derecho que pretenden. Conviene hacernos cargo de la propuesta de Renzo Provinciali141 al señalar que los procedimientos concursales responden a un carácter contencioso.

141 PROVINCIALI, Renzo. Tratado de Derecho de Quiebras, T. I, p. 48. Ediciones Nauta S.A., Barcelona, España, 1958.

Conviene hacernos cargo de la propuesta de Renzo Provinciali141 al señalar que los procedimientos concursales responden a un carácter contencioso. Como afirmamos con anterioridad, la declaratoria de quiebra no produce cosa juzgada respecto a los derechos ni a los títulos esgrimidos por él o los acreedores peticionarios, al extremos que ellos, con posterioridad a la resolución que declara la quiebra, deben verificar sus créditos y, en ese proceso quedan afectos a ser impugnados íntegramente y, en definitiva, incluso que en ese proceso de impugnación que sí es un juicio, decidido por sentencia firme que carecen del derecho que pretenden. La primera situación de hecho involucrada consiste en que efectivamente el causante exista y esté muerto, real o presuntivamente; la segunda consistirá en que quienes aparecen como herederos, exhiban documentos que posibiliten establecer el hecho, con derivaciones jurídicas por cierto, de ser herederos y, por ende, habilitados para reclamar el pronunciamiento del mentado auto de posesión efectiva, que les otorgará un importante número de derechos, pero también obligaciones que antes no tenían. En este último caso el tribunal está llamado a constatar un conjunto de situaciones de hecho que permitirán y, más que eso, traerán como natural consecuencia la apertura de un procedimiento para constituir un estado: el de presunto heredero. Una situación parecida la encontramos con el “auto de posesión efectiva”, como ya lo hacíamos ver. El acreedor que inicia el emprendimiento destinado a provocar la declaración de quiebra pretende del tribunal una mera constatación de hecho que ni siquiera determina la existencia de una cosa juzgada, (ya revisaremos ese tema en particular) como es la concurrencia de acreedores premunido de un título eficiente para el propósito perseguido, la existencia de un deudor y la concurrencia de los hechos que tipifican la causal invocada, en otras palabras, los supuestos para la apertura de un procedimiento concursal a través de la declaración de quiebra.

141

PROVINCIALI, Renzo. Tratado de Derecho de Quiebras, T. I, p. 48. Ediciones Nauta S.A., Barcelona, España, 1958.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

297

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Adicionalmente, reconocido que sean los créditos, no puede ser asumida la mala fe del deudor pretendiendo que su intencionalidad constante pasará

298

Luego de haber resuelto la controversia en torno a la existencia o inexistencia del crédito, monto y preferencia; en el seno del procedimiento de quiebra el deudor carece del derecho a cuestionar el crédito o preferencia del o de los acreedores concurrentes y la tramitación concursal pasa a ser una mera liquidación.

En ese sentido agrega que esta conclusión surge como necesaria a menos que se quiera negar la existencia de un conflicto entre el interés de los acreedores a ser pagados y el interés económico del deudor a (eventualmente) no hacerlo o hacerlo de un modo, medida y tiempo distintos, conflictos para cuya resolución, según su propia naturaleza, el ordenamiento jurídico no permite ningún otro remedio fuera del ejercicio de la acción, siendo las variantes que van haciendo su ejercicio, en comparación con el proceso común y, en particular con la ejecución singular, más que modalidades peculiares y caracteres diferenciales independientes y necesarios para la finalidad colectiva de la tutela de interés público que le es anexo.

Ese naciente litigio es denominado juicio de impugnación y, precisamente, por ser un juicio el legislador lo retira de la tramitación central correspondiente a lo procedimientos concursales que constituyen una mera liquidación forzosa o forzada de los bienes del deudor para pagar a los acreedores conforme a las reglas establecidas para la distribución de fondos en los concursos o, incluso ser una liquidación voluntaria, toda vez que encontremos en el propio deudor la iniciativa para provocar su quiebra o abrir la liquidación.

Nada de aquello que plantea Renzo Provinciali conforma una materia que deba ser resuelta en el cuaderno de quiebras como tampoco en el cuaderno de administración, que forman la estructura base de la substanciación de la quiebra.

De surgir una controversia entre el deudor y uno o más acreedores respecto de la existencia del crédito invocado a través de la respectiva verificación o cualquiera de sus circunstancias accesorias, ello sí será materia de un juicio.

De surgir una controversia entre el deudor y uno o más acreedores respecto de la existencia del crédito invocado a través de la respectiva verificación o cualquiera de sus circunstancias accesorias, ello sí será materia de un juicio.

Nada de aquello que plantea Renzo Provinciali conforma una materia que deba ser resuelta en el cuaderno de quiebras como tampoco en el cuaderno de administración, que forman la estructura base de la substanciación de la quiebra.

Ese naciente litigio es denominado juicio de impugnación y, precisamente, por ser un juicio el legislador lo retira de la tramitación central correspondiente a lo procedimientos concursales que constituyen una mera liquidación forzosa o forzada de los bienes del deudor para pagar a los acreedores conforme a las reglas establecidas para la distribución de fondos en los concursos o, incluso ser una liquidación voluntaria, toda vez que encontremos en el propio deudor la iniciativa para provocar su quiebra o abrir la liquidación.

En ese sentido agrega que esta conclusión surge como necesaria a menos que se quiera negar la existencia de un conflicto entre el interés de los acreedores a ser pagados y el interés económico del deudor a (eventualmente) no hacerlo o hacerlo de un modo, medida y tiempo distintos, conflictos para cuya resolución, según su propia naturaleza, el ordenamiento jurídico no permite ningún otro remedio fuera del ejercicio de la acción, siendo las variantes que van haciendo su ejercicio, en comparación con el proceso común y, en particular con la ejecución singular, más que modalidades peculiares y caracteres diferenciales independientes y necesarios para la finalidad colectiva de la tutela de interés público que le es anexo.

Luego de haber resuelto la controversia en torno a la existencia o inexistencia del crédito, monto y preferencia; en el seno del procedimiento de quiebra el deudor carece del derecho a cuestionar el crédito o preferencia del o de los acreedores concurrentes y la tramitación concursal pasa a ser una mera liquidación.

GONZALO BAEZA OVALLE

Adicionalmente, reconocido que sean los créditos, no puede ser asumida la mala fe del deudor pretendiendo que su intencionalidad constante pasará

298

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

299

por negar el derecho de todos y cada uno de los acreedores, reconocido bajo autoridad de cosa juzgada, sea porque no fue impugnado, sea porque siéndolo, la impugnación fue rechazada por sentencia firme. De todas las explicaciones entregadas derivamos que resulta más apropiado hablar de procedimientos concursales y, llegados a la etapa de la declaración de la quiebra, de procedimiento de quiebra o liquidación que, como expusimos y explicamos en voz de los procesalistas, pero bajo ningún concepto corresponde a un juicio, entendido como una controversia entre partes que deba ser resuelta por un tribunal con autoridad de cosa juzgada. 8. NUESTRA VISIÓN EN ARAS DE APORTAR A RESOLVER EL PROBLEMA EN EL ÁMBITO DEL SISTEMA JURÍDICO CONCURSAL VIGENTE

Pensamos que resulta posible observar, en la totalidad de los análisis efectuados, que las dificultades radican en algo semejante a lo que ocurría con los actos de comercio. En efecto, desde el instante que los autores trataban de alcanzar una definición que, como tal, pudiera integrarlos a todos, pese a que no tenían otra cosa en común que no fuera la decisión del legislador en orden a considerarlos actos de comercio, como establecimos en nuestro primer libro de derecho comercial en el año 1998, la definición estaba condenada al fracaso. Difícilmente, en el contexto descrito, podrían haber alcanzado un género próximo y una diferencia específica, elementos consubstanciales a toda definición. En este caso, los autores, procesalistas en su gran mayoría, adolecen de la dificultad o carga académica de propender a inscribir los procesos o procedimientos concursales en las categorías tradicionales de juicios o procesos voluntarios o contenciosos. Poco se han acercado a lo que nosotros pensamos que corresponde la realidad de los concursos y, tan pronto alcanzan una conclusión que estimamos medianamente exacta respecto de una etapa de ese procedimiento o tramitación, quedan obligados a retrotraer sus conclusiones habida cuenta

Poco se han acercado a lo que nosotros pensamos que corresponde la realidad de los concursos y, tan pronto alcanzan una conclusión que estimamos medianamente exacta respecto de una etapa de ese procedimiento o tramitación, quedan obligados a retrotraer sus conclusiones habida cuenta En este caso, los autores, procesalistas en su gran mayoría, adolecen de la dificultad o carga académica de propender a inscribir los procesos o procedimientos concursales en las categorías tradicionales de juicios o procesos voluntarios o contenciosos. Difícilmente, en el contexto descrito, podrían haber alcanzado un género próximo y una diferencia específica, elementos consubstanciales a toda definición. En efecto, desde el instante que los autores trataban de alcanzar una definición que, como tal, pudiera integrarlos a todos, pese a que no tenían otra cosa en común que no fuera la decisión del legislador en orden a considerarlos actos de comercio, como establecimos en nuestro primer libro de derecho comercial en el año 1998, la definición estaba condenada al fracaso. Pensamos que resulta posible observar, en la totalidad de los análisis efectuados, que las dificultades radican en algo semejante a lo que ocurría con los actos de comercio. EN EL ÁMBITO DEL SISTEMA JURÍDICO CONCURSAL VIGENTE

8. NUESTRA VISIÓN EN ARAS DE APORTAR A RESOLVER EL PROBLEMA De todas las explicaciones entregadas derivamos que resulta más apropiado hablar de procedimientos concursales y, llegados a la etapa de la declaración de la quiebra, de procedimiento de quiebra o liquidación que, como expusimos y explicamos en voz de los procesalistas, pero bajo ningún concepto corresponde a un juicio, entendido como una controversia entre partes que deba ser resuelta por un tribunal con autoridad de cosa juzgada. por negar el derecho de todos y cada uno de los acreedores, reconocido bajo autoridad de cosa juzgada, sea porque no fue impugnado, sea porque siéndolo, la impugnación fue rechazada por sentencia firme. DERECHO CONCURSAL CHILENO

299

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Analizaremos cada una de las opciones de iniciación de esta etapa del procedimiento concursal.

300

que existen otros aspectos que surgen como incompatibles con las primeras conclusiones logradas.

La actitud que esta última debe adoptar o adopte nos permitirá identificar la oportunidad en que concluye esta fase.

Por consiguiente, asumimos que la manera correcta de dilucidar el problema discurre por reconocer que existe una desagregación importante en los procedimientos concursales lo que obliga a analizar el problema por fases y no como si fuera una unidad homogénea, porque no responde a esa estructura ni condición.

En esta etapa, a nuestro modo de ver el tema, corresponde tener presente o a la vista la o las personas que lo inician; si lo hace el propio deudor, es una situación diversa de aquella que enfrentamos en caso que la iniciativa de provocar la quiebra del deudor tenga su origen en uno o más acreedores a través de lo que algunos entienden una petición “contra alguien”, lo que implica pedir que un tribunal ordene alguna prestación u omisión a otro o, en mejores términos, conforma una solicitud a la autoridad o, finalmente, es esta última quien la declara, resultando todos afectados por su decisión.

Con el propósito indicado, en los puntos que siguen, haremos una síntesis de nuestra postura, siguiendo el sistema de análisis anunciado.

No vemos en ello un ejercicio relevante para arribar a una conclusión ni tampoco lo consideramos útil para aportar a resolver el problema que nos ocupa en la práctica.

Los procedimientos concursales conforman una realidad compleja con finalidades propias en cada etapa, ligadas por un destino común.

8.1. Fase de apertura Ni siquiera deseamos emitir opinión en torno a si constituye un proceso o un procedimiento.

Ni siquiera deseamos emitir opinión en torno a si constituye un proceso o un procedimiento.

8.1. Fase de apertura Con el propósito indicado, en los puntos que siguen, haremos una síntesis de nuestra postura, siguiendo el sistema de análisis anunciado.

No vemos en ello un ejercicio relevante para arribar a una conclusión ni tampoco lo consideramos útil para aportar a resolver el problema que nos ocupa en la práctica. En esta etapa, a nuestro modo de ver el tema, corresponde tener presente o a la vista la o las personas que lo inician; si lo hace el propio deudor, es una situación diversa de aquella que enfrentamos en caso que la iniciativa de provocar la quiebra del deudor tenga su origen en uno o más acreedores a través de lo que algunos entienden una petición “contra alguien”, lo que implica pedir que un tribunal ordene alguna prestación u omisión a otro o, en mejores términos, conforma una solicitud a la autoridad o, finalmente, es esta última quien la declara, resultando todos afectados por su decisión.

Por consiguiente, asumimos que la manera correcta de dilucidar el problema discurre por reconocer que existe una desagregación importante en los procedimientos concursales lo que obliga a analizar el problema por fases y no como si fuera una unidad homogénea, porque no responde a esa estructura ni condición.

La actitud que esta última debe adoptar o adopte nos permitirá identificar la oportunidad en que concluye esta fase.

que existen otros aspectos que surgen como incompatibles con las primeras conclusiones logradas.

Los procedimientos concursales conforman una realidad compleja con finalidades propias en cada etapa, ligadas por un destino común. 300

GONZALO BAEZA OVALLE

Analizaremos cada una de las opciones de iniciación de esta etapa del procedimiento concursal.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

301

8.1.1. Período de apertura iniciada por el deudor Desde que el artículo 39 del Libro IV del Co. de Comercio dispone que la quiebra podrá ser declarada a solicitud del deudor o de uno varios de sus acreedores, habremos de concluir que el deudor puede, voluntariamente, solicitar su propia quiebra, como también resulta posible que enfrente una situación que lo obligue a pedirla, como ocurre en el caso previsto por el artículo 41 de ese Libro IV del cuerpo orgánico de leyes citado que dispone: “El deudor que ejerza una actividad comercial, industrial, minera o agrícola, deberá solicitar la declaración de su quiebra antes de que transcurran quince días contados desde la fecha en que haya cesado en el pago de una obligación mercantil.” Esa petición no tiene asignada una tramitación particular como sí la encontramos toda vez que la solicitud haya sido enderezada por uno o más acreedores. En otras palabras, recibiendo esa petición el tribunal, debería proceder a declarar la quiebra, aún cuando el deudor no acompañe todos los antecedentes indicados en el artículo 42 del Libro IV del Co. de Comercio. Entendemos que, en ese escenario, el juez no está facultado para rechazar la solicitud y, por obra de la inexcusabilidad, debe emitir un pronunciamiento aún faltando norma legal que lo resuelva.142 Otra cosa son las sanciones que pueden recaer sobre el deudor para el evento de no cumplir a cabalidad con las exigencias documentarias indicadas. De este modo, la única tramitación admisible del tribunal está conformada por la audiencia de los tres principales acreedores para los efectos 142

Artículo 10 del Co. Orgánico de Tribunales: “Los tribunales no podrán ejercer su ministerio sino a petición de parte, salvo los casos en que la ley los faculte para proceder de oficio. “Reclamada su intervención en forma legal y en negocios de su competencia, no podrán excusarse de ejercer su autoridad ni aun por falta de ley que resuelva la contienda sometida a su decisión”. Ha de entenderse en este caso que la expresión “contienda” no remite a una controversia, sino que está utilizado en términos genéricos para invocar cualquier asunto que sea sometido al tribunal que precise de una decisión.

142 Artículo 10 del Co. Orgánico de Tribunales: “Los tribunales no podrán ejercer su ministerio sino a petición de parte, salvo los casos en que la ley los faculte para proceder de oficio. “Reclamada su intervención en forma legal y en negocios de su competencia, no podrán excusarse de ejercer su autoridad ni aun por falta de ley que resuelva la contienda sometida a su decisión”. Ha de entenderse en este caso que la expresión “contienda” no remite a una controversia, sino que está utilizado en términos genéricos para invocar cualquier asunto que sea sometido al tribunal que precise de una decisión.

De este modo, la única tramitación admisible del tribunal está conformada por la audiencia de los tres principales acreedores para los efectos Otra cosa son las sanciones que pueden recaer sobre el deudor para el evento de no cumplir a cabalidad con las exigencias documentarias indicadas. Entendemos que, en ese escenario, el juez no está facultado para rechazar la solicitud y, por obra de la inexcusabilidad, debe emitir un pronunciamiento aún faltando norma legal que lo resuelva.142 En otras palabras, recibiendo esa petición el tribunal, debería proceder a declarar la quiebra, aún cuando el deudor no acompañe todos los antecedentes indicados en el artículo 42 del Libro IV del Co. de Comercio. Esa petición no tiene asignada una tramitación particular como sí la encontramos toda vez que la solicitud haya sido enderezada por uno o más acreedores. “El deudor que ejerza una actividad comercial, industrial, minera o agrícola, deberá solicitar la declaración de su quiebra antes de que transcurran quince días contados desde la fecha en que haya cesado en el pago de una obligación mercantil.” Desde que el artículo 39 del Libro IV del Co. de Comercio dispone que la quiebra podrá ser declarada a solicitud del deudor o de uno varios de sus acreedores, habremos de concluir que el deudor puede, voluntariamente, solicitar su propia quiebra, como también resulta posible que enfrente una situación que lo obligue a pedirla, como ocurre en el caso previsto por el artículo 41 de ese Libro IV del cuerpo orgánico de leyes citado que dispone: 8.1.1. Período de apertura iniciada por el deudor DERECHO CONCURSAL CHILENO

301

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Este sólo representa a la autoridad que ejerce jurisdicción, sea resolviendo conflictos o estableciendo certezas, en las cuales incluimos todas ellas, particularmente la constitución de estados.

302

Asentado lo anterior, sólo procede concluir que de un tribunal no cabe el predicado de sujeto activo o pasivo.

de designar al síndico titular y suplente que, en calidad de provisionales, han de ser designados en la sentencia que declara la quiebra.

No consideramos razonable pretender inscribir la actuación ex officio del tribunal, en la categoría que sólo corresponde asignar a las partes en un juicio.

Teniendo presente que el artículo 817 del Co. de Procedimiento Civil dispone que “Son actos judiciales no contenciosos aquellos que según la ley requieren la intervención del juez y en que no se promueve contienda alguna entre partes”, resulta inviable asumir que en esta fase los procedimientos o procesos concursales pueden tener un carácter contencioso.

8.1.2. Fase de apertura iniciada ex officio

El propósito de la solicitud de quiebra radica en obtener, aún cuando parezca de perogrullo expresarlo así, la declaración de quiebra, en otras palabras, la apertura o iniciación del procedimiento de liquidación de los bienes y organización productiva del deudor.

Bajo esos términos habremos de concluir que esta fase del procedimiento concursal no cabe calificarla como contenciosa, haciendo presente que los procedimientos de estas características pueden o no ser voluntarios, de manera que no altera esa conclusión que el deudor solicite de mutuo proprio la declaración de su quiebra o, en su caso, adopte ese comportamiento cumpliendo con la obligación impuesta por el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio.

En definitiva, en esta fase, no puede existir contienda entre partes desde que constituye una petición que el deudor endereza a la autoridad y esta última ni siquiera la encontramos dotada de la facultad para negarse a acceder a esa solicitud.

En definitiva, en esta fase, no puede existir contienda entre partes desde que constituye una petición que el deudor endereza a la autoridad y esta última ni siquiera la encontramos dotada de la facultad para negarse a acceder a esa solicitud.

Bajo esos términos habremos de concluir que esta fase del procedimiento concursal no cabe calificarla como contenciosa, haciendo presente que los procedimientos de estas características pueden o no ser voluntarios, de manera que no altera esa conclusión que el deudor solicite de mutuo proprio la declaración de su quiebra o, en su caso, adopte ese comportamiento cumpliendo con la obligación impuesta por el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio.

El propósito de la solicitud de quiebra radica en obtener, aún cuando parezca de perogrullo expresarlo así, la declaración de quiebra, en otras palabras, la apertura o iniciación del procedimiento de liquidación de los bienes y organización productiva del deudor.

8.1.2. Fase de apertura iniciada ex officio

Teniendo presente que el artículo 817 del Co. de Procedimiento Civil dispone que “Son actos judiciales no contenciosos aquellos que según la ley requieren la intervención del juez y en que no se promueve contienda alguna entre partes”, resulta inviable asumir que en esta fase los procedimientos o procesos concursales pueden tener un carácter contencioso.

No consideramos razonable pretender inscribir la actuación ex officio del tribunal, en la categoría que sólo corresponde asignar a las partes en un juicio.

de designar al síndico titular y suplente que, en calidad de provisionales, han de ser designados en la sentencia que declara la quiebra.

Asentado lo anterior, sólo procede concluir que de un tribunal no cabe el predicado de sujeto activo o pasivo.

GONZALO BAEZA OVALLE

Este sólo representa a la autoridad que ejerce jurisdicción, sea resolviendo conflictos o estableciendo certezas, en las cuales incluimos todas ellas, particularmente la constitución de estados.

302

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

303

Bajo esos conceptos y a la luz de lo prevenido por el artículo 817 del Co. de Procedimiento Civil ni siquiera resulta posible calificar de contenciosa o no contenciosa esta fase pues, en último término, no existe la fase en cuestión. El tribunal se salta la etapa de apertura, dado que su intervención la inicia, precisamente, con su decisión de abrir el procedimiento concursal librando la declaración de quiebra, determinada por circunstancias singulares establecidas por la ley pero que no forman una fase de apertura, propiamente tal. Dicho de otra manera, que el deudor comerciante empiece a tener dificultades económicas, no hace surgir una fase de apertura del procedimiento concursal, mas bien implica la construcción de los hechos que, en un futuro mediato o inmediato, podrán servir de fundamento al surgimiento de una causal de quiebra. De igual modo, que el tribunal haya aprobado un convenio que, con posterioridad, deba declarar nulo o incumplido, no responde a las características de ser una fase de apertura del procedimiento concursal sino que constituyen hechos que determinarán que el tribunal declare abierto el procedimiento de liquidación o declaración de quiebra sin más trámite y, como expusimos, ex-officio. Tampoco representa una fase de apertura que el deudor ofrezca una cesión de bienes que, posteriormente resulta rechazada por sus acreedores. Son hechos a los cuales la ley le asigna la virtud de ser indiciarios de una presunta insolvencia del deudor, supuesto legal que, como hemos anotado con anterioridad, la misma ley se encarga de reconocer que puede ser perfectamente erróneo si, como derivado de la liquidación, finalmente, todos los acreedores concurrentes son pagados en sus acreencias dando lugar a la correspondiente clausura de la quiebra mediante el sobreseimiento definitivo. 8.1.3. Fase de apertura iniciada por uno o más acreedores Para que el acreedor pueda hacer uso del derecho que le asigna el artículo 39 del Libro IV del Co. de Comercio, en orden a solicitar la apertura de

Para que el acreedor pueda hacer uso del derecho que le asigna el artículo 39 del Libro IV del Co. de Comercio, en orden a solicitar la apertura de 8.1.3. Fase de apertura iniciada por uno o más acreedores Tampoco representa una fase de apertura que el deudor ofrezca una cesión de bienes que, posteriormente resulta rechazada por sus acreedores. Son hechos a los cuales la ley le asigna la virtud de ser indiciarios de una presunta insolvencia del deudor, supuesto legal que, como hemos anotado con anterioridad, la misma ley se encarga de reconocer que puede ser perfectamente erróneo si, como derivado de la liquidación, finalmente, todos los acreedores concurrentes son pagados en sus acreencias dando lugar a la correspondiente clausura de la quiebra mediante el sobreseimiento definitivo. De igual modo, que el tribunal haya aprobado un convenio que, con posterioridad, deba declarar nulo o incumplido, no responde a las características de ser una fase de apertura del procedimiento concursal sino que constituyen hechos que determinarán que el tribunal declare abierto el procedimiento de liquidación o declaración de quiebra sin más trámite y, como expusimos, ex-officio. Dicho de otra manera, que el deudor comerciante empiece a tener dificultades económicas, no hace surgir una fase de apertura del procedimiento concursal, mas bien implica la construcción de los hechos que, en un futuro mediato o inmediato, podrán servir de fundamento al surgimiento de una causal de quiebra. El tribunal se salta la etapa de apertura, dado que su intervención la inicia, precisamente, con su decisión de abrir el procedimiento concursal librando la declaración de quiebra, determinada por circunstancias singulares establecidas por la ley pero que no forman una fase de apertura, propiamente tal. Bajo esos conceptos y a la luz de lo prevenido por el artículo 817 del Co. de Procedimiento Civil ni siquiera resulta posible calificar de contenciosa o no contenciosa esta fase pues, en último término, no existe la fase en cuestión. DERECHO CONCURSAL CHILENO

303

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Ahora bien, dado que el resultado de acceder a esa petición pasa por la suspensión de algunas garantías constitucionales relevantes, tanto para los acreedores como para el deudor, el legislador impone al tribunal, como

304

Conforma un hecho entonces, que nos encontramos con una petición dirigida al Estado para que éste resuelva si procede o no acceder a ello y lo único que cabe discutir en esta etapa es si el acreedor y procedimiento satisface todas las exigencias para que la petición sea válidamente enderezada y asistida de tal fundamento que conduzca al destino de provocar la quiebra o liquidación de los bienes del deudor.

un procedimiento concursal respecto a un determinado deudor, es preciso que cumpla determinadas exigencias que van desde la consignación, para otorgar seriedad a su petición, hasta el encuadre en una o más causales previstas por la ley como hechos suficientes para dar por acreditadas presunciones fundadas en orden a que el deudor se encuentra en un estado de insolvencia.

Las explicaciones de Francesco Carnelutti ayudan a entender la razón por la cual, ese precepto, nos referimos al artículo 45 antes citado, rechaza la posibilidad que surja tal controversia al impedir al deudor que promueva incidentes y, no sólo para en tal prohibición. Con el objeto de asegurarse que no exista controversia en esa etapa, cambia la pasividad que corresponde asumir a los tribunales en materia civil, para transformar su acción en una labor inquisitiva en pro de indagar en torno a la efectividad de las causales invocadas.

La tramitación que el artículo 45 del Libro IV del Código de Comercio asigna a esta petición, no es la de una contienda entre partes y, como lo hemos anticipado, Francesco Carnelutti le asigna la calidad de una acción subrogatoria u oblicua.

En palabras de ese insigne procesalista, el legislador faculta a los acreedores para ejercer un derecho (cuyo no ejercicio es sancionado por el legislador) que corresponde al deudor (pedir su propia quiebra o liquidación en caso de insolvencia) y cuyo retardo en su ejercicio legitima a sus acreedores para instar por su provocación dado que la inacción del deudor les causa perjuicio por la disgregación de sus bienes y organización productiva.

En palabras de ese insigne procesalista, el legislador faculta a los acreedores para ejercer un derecho (cuyo no ejercicio es sancionado por el legislador) que corresponde al deudor (pedir su propia quiebra o liquidación en caso de insolvencia) y cuyo retardo en su ejercicio legitima a sus acreedores para instar por su provocación dado que la inacción del deudor les causa perjuicio por la disgregación de sus bienes y organización productiva.

La tramitación que el artículo 45 del Libro IV del Código de Comercio asigna a esta petición, no es la de una contienda entre partes y, como lo hemos anticipado, Francesco Carnelutti le asigna la calidad de una acción subrogatoria u oblicua.

Las explicaciones de Francesco Carnelutti ayudan a entender la razón por la cual, ese precepto, nos referimos al artículo 45 antes citado, rechaza la posibilidad que surja tal controversia al impedir al deudor que promueva incidentes y, no sólo para en tal prohibición. Con el objeto de asegurarse que no exista controversia en esa etapa, cambia la pasividad que corresponde asumir a los tribunales en materia civil, para transformar su acción en una labor inquisitiva en pro de indagar en torno a la efectividad de las causales invocadas.

un procedimiento concursal respecto a un determinado deudor, es preciso que cumpla determinadas exigencias que van desde la consignación, para otorgar seriedad a su petición, hasta el encuadre en una o más causales previstas por la ley como hechos suficientes para dar por acreditadas presunciones fundadas en orden a que el deudor se encuentra en un estado de insolvencia.

Conforma un hecho entonces, que nos encontramos con una petición dirigida al Estado para que éste resuelva si procede o no acceder a ello y lo único que cabe discutir en esta etapa es si el acreedor y procedimiento satisface todas las exigencias para que la petición sea válidamente enderezada y asistida de tal fundamento que conduzca al destino de provocar la quiebra o liquidación de los bienes del deudor.

GONZALO BAEZA OVALLE

Ahora bien, dado que el resultado de acceder a esa petición pasa por la suspensión de algunas garantías constitucionales relevantes, tanto para los acreedores como para el deudor, el legislador impone al tribunal, como

304

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

305

explicábamos, la obligación de establecer que los hechos reveladores de insolvencia corresponden o tienen visos de realidad. Bajo esos lineamientos podemos entender equivocadas las sentencias libradas por el Tribunal Constitucional en torno a la inaplicabilidad de ese precepto, pues deriva de una comprensión que, a nuestro juicio es errónea, del procedimiento concursal. 143 No hay controversia entre partes sino una relación del deudor y acreedores interesados con el Estado. Del modo precedentemente determinado resulta más que justificado que la defensa que es entregada al deudor destinada a impugnar la decisión del tribunal de acceder a la apertura del concurso, vale decir, de declarar la quiebra, no sea en relación al peticionario, sino respecto del Estado a través del recurso de reposición previsto en los artículos 56 y siguientes del Libro IV del Código de Comercio o apelación, en el caso del artículo 252 del Libro IV del Código de Comercio que ese tribunal ni siquiera asumió en sus fallos. En efecto, el Tribunal Constitucional postuló que no era efectivo que no existiera un derecho de defensa del deudor, el legislador sólo había postergado ese derecho para que fuera ejercido a través del recurso especial de reposición, para abonar lo cual además, citó como validante el procedimiento ejecutivo dado que, en su concepto, también en ese caso había una postergación del derecho de defensa. Eso constituye una equivocación. Concediendo que resulta posible postergar el derecho a defensa, la postergación no puede ser de tal naturaleza que al deudor sólo sea reservada una instancia para hacerla valer. Así ocurre cuando queda obligado a esgrimir su defensa únicamente a través de un recurso de apelación, como acontece en el caso del artículo 252 del Libro IV del Código de Comercio, antes mencionado.

143

También derivamos de la sección que citamos del Mensaje del Poder Ejecutivo conductor del proyecto de modificación del sistema concursal vigente, al estimar que bajo la interpretación sustentada por el Tribunal Constitucional se violentaría el debido proceso, que es una garantía constitucional esencial para la vida en sociedad.

143 También derivamos de la sección que citamos del Mensaje del Poder Ejecutivo conductor del proyecto de modificación del sistema concursal vigente, al estimar que bajo la interpretación sustentada por el Tribunal Constitucional se violentaría el debido proceso, que es una garantía constitucional esencial para la vida en sociedad.

Eso constituye una equivocación. Concediendo que resulta posible postergar el derecho a defensa, la postergación no puede ser de tal naturaleza que al deudor sólo sea reservada una instancia para hacerla valer. Así ocurre cuando queda obligado a esgrimir su defensa únicamente a través de un recurso de apelación, como acontece en el caso del artículo 252 del Libro IV del Código de Comercio, antes mencionado. En efecto, el Tribunal Constitucional postuló que no era efectivo que no existiera un derecho de defensa del deudor, el legislador sólo había postergado ese derecho para que fuera ejercido a través del recurso especial de reposición, para abonar lo cual además, citó como validante el procedimiento ejecutivo dado que, en su concepto, también en ese caso había una postergación del derecho de defensa. Del modo precedentemente determinado resulta más que justificado que la defensa que es entregada al deudor destinada a impugnar la decisión del tribunal de acceder a la apertura del concurso, vale decir, de declarar la quiebra, no sea en relación al peticionario, sino respecto del Estado a través del recurso de reposición previsto en los artículos 56 y siguientes del Libro IV del Código de Comercio o apelación, en el caso del artículo 252 del Libro IV del Código de Comercio que ese tribunal ni siquiera asumió en sus fallos. No hay controversia entre partes sino una relación del deudor y acreedores interesados con el Estado. Bajo esos lineamientos podemos entender equivocadas las sentencias libradas por el Tribunal Constitucional en torno a la inaplicabilidad de ese precepto, pues deriva de una comprensión que, a nuestro juicio es errónea, del procedimiento concursal. 143 explicábamos, la obligación de establecer que los hechos reveladores de insolvencia corresponden o tienen visos de realidad. DERECHO CONCURSAL CHILENO

305

RETIRO

“El desasimiento no transfiere la propiedad de los bienes del fallido a sus acreedores, sino sólo la facultad de disponer de ellos y de sus frutos hasta pagarse de sus créditos.

La razón por la cual surgen todos estos inconvenientes y contradicciones derivan de un intento, como explicamos al inicio de este capítulo, destinado a introducir o inscribir a la fuerza el procedimiento concursal en un esquema de clasificación procesal tradicional que distingue entre lo contencioso y lo no contencioso.

“Pronunciada la declaración de quiebra, el fallido queda inhibido del pleno derecho de la administración de todos sus bienes presentes, salvo aquellos que sean inembargables.

En algunas oportunidades será viable hacerlo, pero en otras, no resultará factible ni tampoco práctico el esfuerzo realizado en ese sentido.

Afirmamos que desde entonces existe concurso pues, a diferencia de las demás resoluciones judiciales144, la que declara la quiebra no precisa ser notificada para empezar a producir efectos. Esa resolución es uno de los casos que la ley exceptúa de la citada regla general, dado que los efectos particulares que el artículo 64 del Libro IV del Co. de Comercio atribuye a esa sentencia empiezan a regir desde el momento en que es emitida. Al efecto dispone:

8.2. Apertura del procedimiento concursal

No obstante, el concurso, en otras palabras la quiebra o liquidación, sólo comienza con la dictación de la sentencia que la declara o dispone su apertura, según el caso.

8.2.1. Aclaraciones introductorias

Los procedimientos concursales existen desde el mismo instante que uno o más acreedores o el propio deudor se dirigen al Estado en pro de provocar la declaración de quiebra o liquidación de los bienes del deudor.

Los procedimientos concursales existen desde el mismo instante que uno o más acreedores o el propio deudor se dirigen al Estado en pro de provocar la declaración de quiebra o liquidación de los bienes del deudor.

8.2.1. Aclaraciones introductorias

No obstante, el concurso, en otras palabras la quiebra o liquidación, sólo comienza con la dictación de la sentencia que la declara o dispone su apertura, según el caso.

8.2. Apertura del procedimiento concursal

Afirmamos que desde entonces existe concurso pues, a diferencia de las demás resoluciones judiciales144, la que declara la quiebra no precisa ser notificada para empezar a producir efectos. Esa resolución es uno de los casos que la ley exceptúa de la citada regla general, dado que los efectos particulares que el artículo 64 del Libro IV del Co. de Comercio atribuye a esa sentencia empiezan a regir desde el momento en que es emitida. Al efecto dispone:

En algunas oportunidades será viable hacerlo, pero en otras, no resultará factible ni tampoco práctico el esfuerzo realizado en ese sentido.

“Pronunciada la declaración de quiebra, el fallido queda inhibido del pleno derecho de la administración de todos sus bienes presentes, salvo aquellos que sean inembargables.

La razón por la cual surgen todos estos inconvenientes y contradicciones derivan de un intento, como explicamos al inicio de este capítulo, destinado a introducir o inscribir a la fuerza el procedimiento concursal en un esquema de clasificación procesal tradicional que distingue entre lo contencioso y lo no contencioso.

“El desasimiento no transfiere la propiedad de los bienes del fallido a sus acreedores, sino sólo la facultad de disponer de ellos y de sus frutos hasta pagarse de sus créditos.

GONZALO BAEZA OVALLE

144 El artículo 38 del Co. de Procedimiento Civil establece que las resoluciones judiciales sólo producen efecto en virtud de notificación hecha con arreglo a la ley, salvo los casos expresamente exceptuados por ella.

306

144

306

GONZALO BAEZA OVALLE

El artículo 38 del Co. de Procedimiento Civil establece que las resoluciones judiciales sólo producen efecto en virtud de notificación hecha con arreglo a la ley, salvo los casos expresamente exceptuados por ella.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

307

“La administración de que es privado el fallido pasa de derecho al síndico, quien la ejercerá con arreglo a las disposiciones de esta ley. En consecuencia, no podrá el fallido comparecer en juicio como demandante ni como demandado, en lo relacionado con los bienes comprendidos en la quiebra, sin perjuicio de tenérsele como coadyuvante. Pero podrá ejercer por sí mismo todas las acciones que exclusivamente se refieran a su persona y que tenga por objeto derechos inherentes a ella, y ejecutar todos los actos conservatorios de sus bienes en caso de negligencia del síndico…” Uno de los casos en que la ley faculta al fallido para comparecer lo encontramos en el inciso final del artículo 102 del Libro IV del Co. de Comercio, en cuanto le permite asistir y ser escuchado en las juntas de acreedores, pero sin derecho a voto, salvo en algunas materias particulares. El mencionado artículo 64 armoniza, por lo demás, con el encabezado del artículo 27 del Libro IV del Código del Comercio, en tanto dispone que “El síndico representa los intereses generales de los acreedores, en lo concerniente a la quiebra, y representa también los derechos del fallido, en cuanto puedan interesar a la masa, sin perjuicio de las facultades de aquéllos y de éste determinadas por la ley. …” Lo expuesto lleva a concluir que la declaración de quiebra, igualmente, termina todo mandato otorgado por el fallido, en la medida que es la propia ley quien, en los artículos citados, entrega al síndico toda gestión relativa a los bienes de éste lo que importa una revocación tácita, a la vista de lo dispuesto por los artículos 2163 número 3 del Código Civil, que contempla como causal de término del mandato la revocación del mandante y, del artículo 2164 del mismo Código, que prevé: “La revocación del mandante puede ser expresa o tácita. La tácita es el encargo del mismo negocio a distinta persona. “Si el primer mandato es general y el segundo especial, subsiste el primer mandato para los negocios comprendidos en el segundo.” Incluso más, acudiendo a los números 6 y 9 del artículo 2163 del Co. Civil, podemos también concluir que la declaración de quiebra termina los mandatos otorgados por el fallido, entre ellos, los esenciales a toda gerencia,

Incluso más, acudiendo a los números 6 y 9 del artículo 2163 del Co. Civil, podemos también concluir que la declaración de quiebra termina los mandatos otorgados por el fallido, entre ellos, los esenciales a toda gerencia, “Si el primer mandato es general y el segundo especial, subsiste el primer mandato para los negocios comprendidos en el segundo.” “La revocación del mandante puede ser expresa o tácita. La tácita es el encargo del mismo negocio a distinta persona. Lo expuesto lleva a concluir que la declaración de quiebra, igualmente, termina todo mandato otorgado por el fallido, en la medida que es la propia ley quien, en los artículos citados, entrega al síndico toda gestión relativa a los bienes de éste lo que importa una revocación tácita, a la vista de lo dispuesto por los artículos 2163 número 3 del Código Civil, que contempla como causal de término del mandato la revocación del mandante y, del artículo 2164 del mismo Código, que prevé: El mencionado artículo 64 armoniza, por lo demás, con el encabezado del artículo 27 del Libro IV del Código del Comercio, en tanto dispone que “El síndico representa los intereses generales de los acreedores, en lo concerniente a la quiebra, y representa también los derechos del fallido, en cuanto puedan interesar a la masa, sin perjuicio de las facultades de aquéllos y de éste determinadas por la ley. …” Uno de los casos en que la ley faculta al fallido para comparecer lo encontramos en el inciso final del artículo 102 del Libro IV del Co. de Comercio, en cuanto le permite asistir y ser escuchado en las juntas de acreedores, pero sin derecho a voto, salvo en algunas materias particulares. “La administración de que es privado el fallido pasa de derecho al síndico, quien la ejercerá con arreglo a las disposiciones de esta ley. En consecuencia, no podrá el fallido comparecer en juicio como demandante ni como demandado, en lo relacionado con los bienes comprendidos en la quiebra, sin perjuicio de tenérsele como coadyuvante. Pero podrá ejercer por sí mismo todas las acciones que exclusivamente se refieran a su persona y que tenga por objeto derechos inherentes a ella, y ejecutar todos los actos conservatorios de sus bienes en caso de negligencia del síndico…” DERECHO CONCURSAL CHILENO

307

RETIRO

Esa modalidad de interpretación de las normas legales citadas podemos respaldarla, además, por una línea argumental diversa. En efecto, el artículo 22 del Co. Civil dispone:

1. 408. “Disuelta la sociedad se procederá a la liquidación por la persona que al efecto haya sido nombrada en la escritura social o en la de disolución.” En el caso de los concursos, el liquidador es el síndico.

al preceptuar “Por la cesión de las funciones del mandante, si el mandato ha sido dado en ejercicio de ellas” y, como el número 6 contempla la quiebra o insolvencia como una causal de término de los mandatos, forzoso es concluir que la declaración de quiebra, desde su pronunciamiento, termina la labor de los gerentes y, con ello, de todos los mandatarios que reconozcan el origen de su contrato en la gestión de dichos gerentes, dado que fueron celebrados en el ejercicio de sus funciones gerenciales.

2. 410. “El liquidador es un verdadero mandatario de la sociedad y, como tal, deberá conformarse escrupulosamente con las reglas que le trazare su título y responder a los socios de los perjuicios que les resulten de sus operaciones dolosas o culpable.”

GONZALO BAEZA OVALLE

De allí deriva que quede legitimada la aplicación de la causa de terminación de los mandatos prevista en el número 3º del artículo 2169 del Co. Civil, desde que es la propia ley la que encomienda al síndico la gestión que antes estaba a cargo de mandatarios del fallido, cuestión que, por lo

308

“El contexto de la ley servirá para ilustrar el sentido de cada una de sus partes, de manera que haya entre todas ellas la debida correspondencia y armonía.

El primer inciso de ese artículo permite armonizar el artículo 64 con el 27 del Libro IV del Co. de Comercio pero, si aún existiere alguna duda, es posible acudir al inciso segundo de ese precepto para aplicar las regulaciones que el mismo Código entrega para la disolución y liquidación de las sociedades y, en esa materia nos encontramos con los siguientes artículos:

“Los pasajes obscuros de una ley pueden ser ilustrados por medio de otras leyes, particularmente si versan sobre el mismo asunto.”

“Los pasajes obscuros de una ley pueden ser ilustrados por medio de otras leyes, particularmente si versan sobre el mismo asunto.”

El primer inciso de ese artículo permite armonizar el artículo 64 con el 27 del Libro IV del Co. de Comercio pero, si aún existiere alguna duda, es posible acudir al inciso segundo de ese precepto para aplicar las regulaciones que el mismo Código entrega para la disolución y liquidación de las sociedades y, en esa materia nos encontramos con los siguientes artículos:

“El contexto de la ley servirá para ilustrar el sentido de cada una de sus partes, de manera que haya entre todas ellas la debida correspondencia y armonía.

1. 408. “Disuelta la sociedad se procederá a la liquidación por la persona que al efecto haya sido nombrada en la escritura social o en la de disolución.” En el caso de los concursos, el liquidador es el síndico.

Esa modalidad de interpretación de las normas legales citadas podemos respaldarla, además, por una línea argumental diversa. al preceptuar “Por la cesión de las funciones del mandante, si el mandato ha sido dado en ejercicio de ellas” y, como el número 6 contempla la quiebra o insolvencia como una causal de término de los mandatos, forzoso es concluir que la declaración de quiebra, desde su pronunciamiento, termina la labor de los gerentes y, con ello, de todos los mandatarios que reconozcan el origen de su contrato en la gestión de dichos gerentes, dado que fueron celebrados en el ejercicio de sus funciones gerenciales. 308

GONZALO BAEZA OVALLE

De allí deriva que quede legitimada la aplicación de la causa de terminación de los mandatos prevista en el número 3º del artículo 2169 del Co. Civil, desde que es la propia ley la que encomienda al síndico la gestión que antes estaba a cargo de mandatarios del fallido, cuestión que, por lo

En efecto, el artículo 22 del Co. Civil dispone:

2. 410. “El liquidador es un verdadero mandatario de la sociedad y, como tal, deberá conformarse escrupulosamente con las reglas que le trazare su título y responder a los socios de los perjuicios que les resulten de sus operaciones dolosas o culpable.”

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

309

demás, refrenda el Libro IV del Co. de Comercio que incluso literalmente, atribuye al síndico de la quiebra la calidad de mandatario de los acreedores, lo que no obsta a su representación del fallido, dejando en evidencia que es el mismo legislador quien interpreta que no existe incompatibilidad de intereses entre este último y los primeros dando forma a una modalidad de interpretación auténtica. 3. 413. En la medida que todas las facultades reconocida al liquidador en ese precepto, también atribuyen al síndico de la quiebra, dejando en evidencia, en el número 3º, la terminación de todo mandato del fallido al señalar que es una obligación del liquidador y también del síndico “exigir la cuenta de su administración a los gerentes o cualquier otro que haya manejado intereses de la sociedad”. Dos temas reafirman la conclusión de las labores de los gerentes al momento de iniciar la liquidación de la sociedad y, en su caso, declarada la quiebra: primero, la voz en pasado utilizada por el legislador para aludir a la gestión de los gerentes y, segundo, que la rendición de cuenta corresponde solicitarla cuando ha terminado la realización del encargo, en esta situación, la labor de gerente. Eso es concordante, por lo demás, con lo dispuesto en el número 6º del artículo 2163 del Co. Civil, en cuanto dispone como causal de término de los mandatos, la quiebra o insolvencia del mandante o mandatario. 4. 416. “Los liquidadores representan en juicio activa y pasivamente a los asociados”, lo que también resulta consistente con lo prevenido en los artículos 27 y 64 del Libro IV del C. de Comercio en cuanto a la extensión de las facultades de representación judicial y extrajudicial atribuidas al síndico de la quiebra, respecto al fallido y a los acreedores. Ahora bien, el desasimiento conlleva una inhabilidad del fallido pero no una incapacidad, como lo ha resuelto la jurisprudencia en fallo librado por la I. Corte de Apelaciones de San Miguel, del 24 de enero de 1989 (Nº LegalPublishing: 28855) fijando como doctrina la siguiente: “La quiebra no supone ni importa una incapacidad general que afecte al fallido o a sus representantes para actuar en su vida civil, en sus relaciones familiares o en el ámbito penal. Si bien el fallido queda privado de la administración de

Ahora bien, el desasimiento conlleva una inhabilidad del fallido pero no una incapacidad, como lo ha resuelto la jurisprudencia en fallo librado por la I. Corte de Apelaciones de San Miguel, del 24 de enero de 1989 (Nº LegalPublishing: 28855) fijando como doctrina la siguiente: “La quiebra no supone ni importa una incapacidad general que afecte al fallido o a sus representantes para actuar en su vida civil, en sus relaciones familiares o en el ámbito penal. Si bien el fallido queda privado de la administración de 4. 416. “Los liquidadores representan en juicio activa y pasivamente a los asociados”, lo que también resulta consistente con lo prevenido en los artículos 27 y 64 del Libro IV del C. de Comercio en cuanto a la extensión de las facultades de representación judicial y extrajudicial atribuidas al síndico de la quiebra, respecto al fallido y a los acreedores. Eso es concordante, por lo demás, con lo dispuesto en el número 6º del artículo 2163 del Co. Civil, en cuanto dispone como causal de término de los mandatos, la quiebra o insolvencia del mandante o mandatario. Dos temas reafirman la conclusión de las labores de los gerentes al momento de iniciar la liquidación de la sociedad y, en su caso, declarada la quiebra: primero, la voz en pasado utilizada por el legislador para aludir a la gestión de los gerentes y, segundo, que la rendición de cuenta corresponde solicitarla cuando ha terminado la realización del encargo, en esta situación, la labor de gerente. 3. 413. En la medida que todas las facultades reconocida al liquidador en ese precepto, también atribuyen al síndico de la quiebra, dejando en evidencia, en el número 3º, la terminación de todo mandato del fallido al señalar que es una obligación del liquidador y también del síndico “exigir la cuenta de su administración a los gerentes o cualquier otro que haya manejado intereses de la sociedad”. demás, refrenda el Libro IV del Co. de Comercio que incluso literalmente, atribuye al síndico de la quiebra la calidad de mandatario de los acreedores, lo que no obsta a su representación del fallido, dejando en evidencia que es el mismo legislador quien interpreta que no existe incompatibilidad de intereses entre este último y los primeros dando forma a una modalidad de interpretación auténtica. DERECHO CONCURSAL CHILENO

309

RETIRO

8.2.2.1. Aspectos centrales En esta etapa sólo aludiremos al denominado “juicio de quiebra”, por el artículo 1º del Libro IV del Co. de Comercio, reservando los convenios, cesiones de bienes y calificación, para ser tratados específicamente más adelante.

Los preceptos analizados en el punto precedente permiten llegar a la conclusión anticipada que, desde la apertura del procedimiento concursal, iniciada a partir de la declaración de quiebra, aún cuando no haya sido notificada, que es la singularidad que distingue a esta resolución judicial del resto que exigen notificación para producir efectos (art. 38 del Co. de Procedimiento Civil), enfrentamos un procedimiento de liquidación de bienes.

8.2.2. Naturaleza jurídica del procedimiento concursal a partir de su apertura

Hicimos un largo recorrido para alcanzar esa conclusión, conviniendo que podríamos haberlo acortado por el simple expediente de acudir al artículo 1º del Libro IV del Co. de Comercio, en cuanto dispone:

En su oportunidad revisaremos la naturaleza jurídica del desasimiento, en tanto precisa de un desarrollo particular que excede la mera referencia que nos ocupa en este número.

“La presente ley trata de los siguientes concursos: la quiebra; los convenios regulados en el Título XII; y las cesiones de bienes del Título XV.

sus bienes y no puede comparecer en juicio, ello no comprende el ejercicio de las acciones penales a que tenga derecho o que puedan entablarse en su contra.”

“El juicio de quiebra tiene por objeto realizar en un solo procedimiento los bienes de una persona natural o jurídica, a fin de proveer al pago de sus deudas, en los casos y en la forma determinados por la ley.”

GONZALO BAEZA OVALLE

Así, la propia ley define lo que debe ser entendido, en este contexto, como “juicio”.

310

Los preceptos analizados en el punto precedente permiten llegar a la conclusión anticipada que, desde la apertura del procedimiento concursal, iniciada a partir de la declaración de quiebra, aún cuando no haya sido notificada, que es la singularidad que distingue a esta resolución judicial del resto que exigen notificación para producir efectos (art. 38 del Co. de Procedimiento Civil), enfrentamos un procedimiento de liquidación de bienes.

En esta etapa sólo aludiremos al denominado “juicio de quiebra”, por el artículo 1º del Libro IV del Co. de Comercio, reservando los convenios, cesiones de bienes y calificación, para ser tratados específicamente más adelante.

Hicimos un largo recorrido para alcanzar esa conclusión, conviniendo que podríamos haberlo acortado por el simple expediente de acudir al artículo 1º del Libro IV del Co. de Comercio, en cuanto dispone:

8.2.2. Naturaleza jurídica del procedimiento concursal a partir de su apertura sus bienes y no puede comparecer en juicio, ello no comprende el ejercicio de las acciones penales a que tenga derecho o que puedan entablarse en su contra.” 310

GONZALO BAEZA OVALLE

Así, la propia ley define lo que debe ser entendido, en este contexto, como “juicio”.

En su oportunidad revisaremos la naturaleza jurídica del desasimiento, en tanto precisa de un desarrollo particular que excede la mera referencia que nos ocupa en este número.

“El juicio de quiebra tiene por objeto realizar en un solo procedimiento los bienes de una persona natural o jurídica, a fin de proveer al pago de sus deudas, en los casos y en la forma determinados por la ley.”

8.2.2.1. Aspectos centrales

“La presente ley trata de los siguientes concursos: la quiebra; los convenios regulados en el Título XII; y las cesiones de bienes del Título XV.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

311

Bajo sus términos, este concepto no implica una contienda entre partes que deba ser resuelta por un tercero, el tribunal, sino un procedimiento de liquidación que excluye la contraposición de intereses, incluso, entre el fallido y sus acreedores, al extremo de asignarles un solo representante: el síndico. ¿Podríamos concluir, entonces, que las normas contenidas en el Párrafo 6º del Título VII del Libro II del Co. de Comercio constituyen el procedimiento de un juicio? Obviamente no.

De hecho, en la tramitación principal del procedimiento concursal hay una sola sentencia definitiva: la declaración de quiebra que, por cierto, si no existiera el art. 52 del Libro IV del C. de Comercio que así lo indica, aún Ni en esos casos ni en los procedimientos establecidos en el Libro IV del Co. de Comercio se da lugar a juicios, entendidos como controversias entre partes que deban ser resueltas por el tribunal de la quiebra. Estimamos indudable que esas regulaciones contienen procedimientos en que el interés de cada uno de los partícipes no deviene más contrapuesto que aquellos concurrentes a los procedimientos concursales y nadie podría tener la ocurrencia de asumir que el Co. Civil, el Co. de Comercio y la Ley Nº 18.046, entre muchas otras, son normas de carácter procesal. Así ocurre con las que integran el párrafo 4º del mismo Título, sobre la administración de las sociedades; igualmente acontece con todas las regulaciones atingentes a la forma de operar y adoptar acuerdos por las juntas de accionistas, contempladas en la Ley Nº 18.046, como también en el párrafo 4º, del Título XXVIII del Libro IV del Co. Civil, atingente, igualmente, a la administración de la sociedad colectiva civil.

Enfrentamos preceptos de carácter substancial y naturaleza mercantil, como son todas aquellas que regulan procedimientos para la debida operación de entidades en que concurren muchas personas y, por ende, es preciso obtener una decisión final, no obstante que exista diversidad de opiniones.

Enfrentamos preceptos de carácter substancial y naturaleza mercantil, como son todas aquellas que regulan procedimientos para la debida operación de entidades en que concurren muchas personas y, por ende, es preciso obtener una decisión final, no obstante que exista diversidad de opiniones.

Así ocurre con las que integran el párrafo 4º del mismo Título, sobre la administración de las sociedades; igualmente acontece con todas las regulaciones atingentes a la forma de operar y adoptar acuerdos por las juntas de accionistas, contempladas en la Ley Nº 18.046, como también en el párrafo 4º, del Título XXVIII del Libro IV del Co. Civil, atingente, igualmente, a la administración de la sociedad colectiva civil. Estimamos indudable que esas regulaciones contienen procedimientos en que el interés de cada uno de los partícipes no deviene más contrapuesto que aquellos concurrentes a los procedimientos concursales y nadie podría tener la ocurrencia de asumir que el Co. Civil, el Co. de Comercio y la Ley Nº 18.046, entre muchas otras, son normas de carácter procesal. Ni en esos casos ni en los procedimientos establecidos en el Libro IV del Co. de Comercio se da lugar a juicios, entendidos como controversias entre partes que deban ser resueltas por el tribunal de la quiebra. De hecho, en la tramitación principal del procedimiento concursal hay una sola sentencia definitiva: la declaración de quiebra que, por cierto, si no existiera el art. 52 del Libro IV del C. de Comercio que así lo indica, aún

Obviamente no. ¿Podríamos concluir, entonces, que las normas contenidas en el Párrafo 6º del Título VII del Libro II del Co. de Comercio constituyen el procedimiento de un juicio? Bajo sus términos, este concepto no implica una contienda entre partes que deba ser resuelta por un tercero, el tribunal, sino un procedimiento de liquidación que excluye la contraposición de intereses, incluso, entre el fallido y sus acreedores, al extremo de asignarles un solo representante: el síndico. DERECHO CONCURSAL CHILENO

311

RETIRO

Conviene traer a colación las enseñanzas del Dr. Francisco Blanco Constans145 que al remitir a la naturaleza jurídica de la quiebra expresa que

estaríamos discutiendo si, realmente, la declaración de quiebra responde efectivamente a esa naturaleza jurídica.

De ello derivaremos nuestro beneplácito, al estudiar el proyecto de reforma, al parecernos acertada la substitución de la expresión “quiebra” por el de “liquidación” asignada a la etapa de término y realización de la organización productiva, pues esa es la naturaleza jurídica de esa fase, terminando con discusiones académicas ajenas a la práctica del concurso y su propósito.

Es imposible pensar en un juicio en que sea omitido un aspecto esencial a su existencia, la necesidad de un procedimiento que conduzca a que un tercero imparcial resuelva la controversia.

A partir de ella surgen derechos y obligaciones para todos los interesados, léase deudor y acreedores, principalmente.

En la especie no podemos encontrar la concurrencia de una controversia y, por consecuencia, también resulta lógico que nadie está llamado a resolverla, precisamente, porque no existe.

Así era definido por el artículo 1325 del Co. de Comercio chileno, antes de la modificación de la Ley Nº 4.558 y también por las regulaciones concursales de derecho comparado, como la francesa, alemana, anglosajona, etcétera.

En conclusión: la naturaleza jurídica de los procedimientos concursales principales, en otras palabras, aquellos que forman el denominado cuaderno de quiebras, son de carácter substantivo. No generan una gestión contenciosa ni tampoco no contenciosa. La declaración de quiebra da lugar a la constitución de un estado sustantivo, como el de la sociedad en liquidación que, en este caso, corresponde al del deudor en quiebra o en liquidación.

En conclusión: la naturaleza jurídica de los procedimientos concursales principales, en otras palabras, aquellos que forman el denominado cuaderno de quiebras, son de carácter substantivo. No generan una gestión contenciosa ni tampoco no contenciosa. La declaración de quiebra da lugar a la constitución de un estado sustantivo, como el de la sociedad en liquidación que, en este caso, corresponde al del deudor en quiebra o en liquidación.

Así era definido por el artículo 1325 del Co. de Comercio chileno, antes de la modificación de la Ley Nº 4.558 y también por las regulaciones concursales de derecho comparado, como la francesa, alemana, anglosajona, etcétera.

En la especie no podemos encontrar la concurrencia de una controversia y, por consecuencia, también resulta lógico que nadie está llamado a resolverla, precisamente, porque no existe.

A partir de ella surgen derechos y obligaciones para todos los interesados, léase deudor y acreedores, principalmente.

Es imposible pensar en un juicio en que sea omitido un aspecto esencial a su existencia, la necesidad de un procedimiento que conduzca a que un tercero imparcial resuelva la controversia.

De ello derivaremos nuestro beneplácito, al estudiar el proyecto de reforma, al parecernos acertada la substitución de la expresión “quiebra” por el de “liquidación” asignada a la etapa de término y realización de la organización productiva, pues esa es la naturaleza jurídica de esa fase, terminando con discusiones académicas ajenas a la práctica del concurso y su propósito.

estaríamos discutiendo si, realmente, la declaración de quiebra responde efectivamente a esa naturaleza jurídica.

Conviene traer a colación las enseñanzas del Dr. Francisco Blanco Constans145 que al remitir a la naturaleza jurídica de la quiebra expresa que

GONZALO BAEZA OVALLE

145 BLANCO CONSTANS, Francisco. Estudios Elementales de Derecho Mercantil. Instituto Editorial Reus, Madrid, 1945, tomo II, p. 179.

312

145

312

GONZALO BAEZA OVALLE

BLANCO CONSTANS, Francisco. Estudios Elementales de Derecho Mercantil. Instituto Editorial Reus, Madrid, 1945, tomo II, p. 179.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

313

mediante ella “se establece una comunidad entre los acreedores del quebrado, y se forma con los bienes de éste una masa, un universum jus, en la cual cada uno de aquéllos tendrá un derecho en proporción a la cuantía de su crédito. Estas comunidades de acreedores y de bienes, que son forzosas, puesto que no es la voluntad creadora de ellas, sino que las imponen las circunstancias, impiden que individualmente puedan entablarse acciones contra el activo del quebrado, que sólo pueden satisfacerse por medio de un procedimiento colectivo, y tienen sus órganos defensores, que reciben el nombre de síndicos, si bien deliberando y decidiendo en común los acreedores acerca de sus intereses.” 8.2.2.2. Situaciones dudosas 8.2.2.2.1. Recurso especial de reposición o apelación

Para qué hablar si el mecanismo de impugnación procesal es la apelación, dado que en ese evento ni siquiera es el tribunal que la dictó el llamado a revisar su decisión, sino su superior jerárquico. Por consecuencia, no existiendo contienda entre partes en esa tramitación, tampoco estimamos que, de ser interpuesto el recurso especial de reposición, deba ser calificada esa fase de la quiebra como contenciosa. Ella continúa siendo un procedimiento de liquidación. Tan evidente resulta que no existe una contienda entre partes en relación a la declaración de quiebras que el legislador no otorga una instancia de escritos controversiales entre el deudor y su o sus acreedores, sino como fue observado con anterioridad, pone en marcha un mecanismo de impugnación de una resolución judicial que tiene por propósito obtener un reestudio de la decisión adoptada por el Estado, a través del tribunal que la dictó al estimar, sea el fallido, uno o más acreedores o, incluso el síndico, que ha incurrido en algún error de hecho o de derecho. Como tuvimos oportunidad de destacar, contra la sentencia que declara la quiebra, procede el recurso especial de reposición regulado por los artículo 56 y siguientes y, apelación prevista en el artículo 252, ambos del Libro IV del Co. de Comercio.

Como tuvimos oportunidad de destacar, contra la sentencia que declara la quiebra, procede el recurso especial de reposición regulado por los artículo 56 y siguientes y, apelación prevista en el artículo 252, ambos del Libro IV del Co. de Comercio.

8.2.2.2.1. Recurso especial de reposición o apelación

Tan evidente resulta que no existe una contienda entre partes en relación a la declaración de quiebras que el legislador no otorga una instancia de escritos controversiales entre el deudor y su o sus acreedores, sino como fue observado con anterioridad, pone en marcha un mecanismo de impugnación de una resolución judicial que tiene por propósito obtener un reestudio de la decisión adoptada por el Estado, a través del tribunal que la dictó al estimar, sea el fallido, uno o más acreedores o, incluso el síndico, que ha incurrido en algún error de hecho o de derecho. Por consecuencia, no existiendo contienda entre partes en esa tramitación, tampoco estimamos que, de ser interpuesto el recurso especial de reposición, deba ser calificada esa fase de la quiebra como contenciosa. Ella continúa siendo un procedimiento de liquidación. Para qué hablar si el mecanismo de impugnación procesal es la apelación, dado que en ese evento ni siquiera es el tribunal que la dictó el llamado a revisar su decisión, sino su superior jerárquico.

8.2.2.2. Situaciones dudosas mediante ella “se establece una comunidad entre los acreedores del quebrado, y se forma con los bienes de éste una masa, un universum jus, en la cual cada uno de aquéllos tendrá un derecho en proporción a la cuantía de su crédito. Estas comunidades de acreedores y de bienes, que son forzosas, puesto que no es la voluntad creadora de ellas, sino que las imponen las circunstancias, impiden que individualmente puedan entablarse acciones contra el activo del quebrado, que sólo pueden satisfacerse por medio de un procedimiento colectivo, y tienen sus órganos defensores, que reciben el nombre de síndicos, si bien deliberando y decidiendo en común los acreedores acerca de sus intereses.” DERECHO CONCURSAL CHILENO

313

RETIRO

8.2.2.2.2. Procedimiento de verificación 314

GONZALO BAEZA OVALLE

CONTRERAS STRAUCH, Osvaldo. Ob. cit. P. 234.

Ha sido planteado como el ejercicio de una actividad jurisdiccional del tribunal el recibir y resolver las “demandas de verificación”.

PUGA VIAL, Juan Esteban. Ob. cit., p. 225.

148

Concretamente, Ricardo Sandoval López146 hace una afirmación todavía más extrema, al sostener que “Verificar un crédito significa, ante todo, hacerlo valer en la quiebra. Para hacerlo valer el acreedor concurrente debe demandar ejecutivamente a la masa de acreedores. Puede decirse, en consecuencia, que verificación es una demanda ejecutiva intentada dentro de la quiebra.”

SANDOVAL LÓPEZ, Ricardo. Ob. cit., Tomo III, p. 200

147

Tal aseveración amerita la adhesión, todavía con mayor impropiedad, de Juan Esteban Puga Vial147 que, al menos reconoce que la posición que ve en la verificación una demanda no la acepta nadie salvo ellos dos.

146

Osvaldo Contreras Strauch148, prudentemente, elude el problema y sólo se limita a postular que “La solicitud de verificación constituye un escrito judicial” que debe cumplir los requisitos que indica.

La verificación no remite en su forma y fondo a la naturaleza jurídica de una “demanda”, en el sentido que exista una pretensión jurídica dirigida contra otra persona.

A diferencia de lo que indica, en el sentido que en los países que siguen la tradición francesa habría una sentencia de grado que sería la que “acogería” la supuesta demanda de verificación, afirmamos que eso no ocurre así.

Más adelante analizaremos en detalle ese Código y el procedimiento para entregar mayor fundamento a lo aseverado.

Incluso más, alude con poca fortuna al Co. de Comercio de 1865 que, precisamente, responde a otra orientación que atribuir carácter de demanda a la verificación que, por cierto no es contestada por nadie ni hay margen en el procedimiento para que sea contestada.

Incluso más, alude con poca fortuna al Co. de Comercio de 1865 que, precisamente, responde a otra orientación que atribuir carácter de demanda a la verificación que, por cierto no es contestada por nadie ni hay margen en el procedimiento para que sea contestada.

Más adelante analizaremos en detalle ese Código y el procedimiento para entregar mayor fundamento a lo aseverado.

A diferencia de lo que indica, en el sentido que en los países que siguen la tradición francesa habría una sentencia de grado que sería la que “acogería” la supuesta demanda de verificación, afirmamos que eso no ocurre así.

La verificación no remite en su forma y fondo a la naturaleza jurídica de una “demanda”, en el sentido que exista una pretensión jurídica dirigida contra otra persona.

Osvaldo Contreras Strauch148, prudentemente, elude el problema y sólo se limita a postular que “La solicitud de verificación constituye un escrito judicial” que debe cumplir los requisitos que indica.

SANDOVAL LÓPEZ, Ricardo. Ob. cit., Tomo III, p. 200

Tal aseveración amerita la adhesión, todavía con mayor impropiedad, de Juan Esteban Puga Vial147 que, al menos reconoce que la posición que ve en la verificación una demanda no la acepta nadie salvo ellos dos.

146

Concretamente, Ricardo Sandoval López146 hace una afirmación todavía más extrema, al sostener que “Verificar un crédito significa, ante todo, hacerlo valer en la quiebra. Para hacerlo valer el acreedor concurrente debe demandar ejecutivamente a la masa de acreedores. Puede decirse, en consecuencia, que verificación es una demanda ejecutiva intentada dentro de la quiebra.”

PUGA VIAL, Juan Esteban. Ob. cit., p. 225.

Ha sido planteado como el ejercicio de una actividad jurisdiccional del tribunal el recibir y resolver las “demandas de verificación”.

147

8.2.2.2.2. Procedimiento de verificación

CONTRERAS STRAUCH, Osvaldo. Ob. cit. P. 234.

GONZALO BAEZA OVALLE

148

314

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

315

Adicionalmente, de toda demanda habrá de darse traslado o la posibilidad de contestar al demandado, que en este escenario debería ser el fallido representado por el síndico, sin embargo, la verificación no es proveída de esa forma y tampoco al fallido le es otorgada la oportunidad procesal de “contestar” la supuesta demanda de verificación, haciendo abstracción del hecho que el artículo 64 del Libro IV del Co. de Comercio, a partir de la declaración de quiebra impide al fallido “comparecer en juicio como demandante ni como demandado, en lo relacionado con los bienes comprendidos en la quiebra”. De esa forma, entonces, la supuesta demanda sería contra el síndico que, a su vez, por virtud de lo dispuesto en el artículo 27 del mismo texto legal, “representa los intereses generales de los acreedores, en lo concerniente a la quiebra, y representa también los derechos del fallido, en cuanto puedan interesar a la masa”, estando fuera de discusión que las verificaciones interesan a la masa. Anticipemos que la verdadera naturaleza de la verificación aparece en el artículo 1439 del Co. de Comercio chileno de 1865, al disponer: “Al siguiente día hábil de constituida la sindicatura definitiva, el juzgado de comercio ordenará que los acreedores sean convocados para que en el término que el mismo juzgado señale comparezcan personalmente o por apoderado, i entreguen a los síndicos o al secretario del juzgado los documentos justificativos de sus créditos a efecto de que sean examinados i reconocidos en junta general. “El fallido será también citado para que asista a la junta.” Dejemos claro bajo esta evidencia documental, que la naturaleza de la “verificación” no pasa por considerarla una demanda del acreedor contra el deudor, sino el resultado de una comparecencia de exhibición de antecedentes. El propósito de esa comparecencia exhibitoria consiste en posibilitar al síndico, al deudor y demás acreedores que “examinen” si corresponde o no a la realidad esa acreencia y su correspondiente preferencia de manera que, de estimarlo pertinente, puedan tomar la decisión de iniciar o no una

El propósito de esa comparecencia exhibitoria consiste en posibilitar al síndico, al deudor y demás acreedores que “examinen” si corresponde o no a la realidad esa acreencia y su correspondiente preferencia de manera que, de estimarlo pertinente, puedan tomar la decisión de iniciar o no una Dejemos claro bajo esta evidencia documental, que la naturaleza de la “verificación” no pasa por considerarla una demanda del acreedor contra el deudor, sino el resultado de una comparecencia de exhibición de antecedentes. “El fallido será también citado para que asista a la junta.” “Al siguiente día hábil de constituida la sindicatura definitiva, el juzgado de comercio ordenará que los acreedores sean convocados para que en el término que el mismo juzgado señale comparezcan personalmente o por apoderado, i entreguen a los síndicos o al secretario del juzgado los documentos justificativos de sus créditos a efecto de que sean examinados i reconocidos en junta general. Anticipemos que la verdadera naturaleza de la verificación aparece en el artículo 1439 del Co. de Comercio chileno de 1865, al disponer: De esa forma, entonces, la supuesta demanda sería contra el síndico que, a su vez, por virtud de lo dispuesto en el artículo 27 del mismo texto legal, “representa los intereses generales de los acreedores, en lo concerniente a la quiebra, y representa también los derechos del fallido, en cuanto puedan interesar a la masa”, estando fuera de discusión que las verificaciones interesan a la masa. Adicionalmente, de toda demanda habrá de darse traslado o la posibilidad de contestar al demandado, que en este escenario debería ser el fallido representado por el síndico, sin embargo, la verificación no es proveída de esa forma y tampoco al fallido le es otorgada la oportunidad procesal de “contestar” la supuesta demanda de verificación, haciendo abstracción del hecho que el artículo 64 del Libro IV del Co. de Comercio, a partir de la declaración de quiebra impide al fallido “comparecer en juicio como demandante ni como demandado, en lo relacionado con los bienes comprendidos en la quiebra”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

315

RETIRO

Nos referimos a la quiebra, no a la que deriva de la impugnación.

GONZALO BAEZA OVALLE

149

316

controversia que sí constituye un juicio, el de impugnación de crédito y, que por tener esa calidad, el legislador precisamente lo retira de la tramitación de la quiebra sustanciándose por separado.

“La demanda de impugnación se notificará al demandado personalmente o en la forma prescrita en el artículo 44 del Código de Procedimiento Civil, el que dispondrá de seis días fatales para responder. En lo demás,

Asumir que la “verificación” conforma una demanda conduce al sin sentido que en esta tramitación sería posible presentar demandas que el tribunal nunca resolverá, ya que incluso en el contexto del Co. de Comercio de 1865, eso era materia de la junta general de acreedores y no del tribunal.

“Cada impugnación se tramitará en cuaderno separado, sin perjuicio de las acumulaciones que procedan, según las reglas generales. Eso da lugar a una contradicción en sus propios términos.

Insistimos, para evitar confusiones, ese juicio es tramitado en forma totalmente separada de la substanciación de la quiebra o liquidación y como es iniciado con una demanda, el artículo 141 del Libro IV del Co. de Comercio, que regula su tramitación, dispone:

Lo que sigue a la verificación, consiste en la obligación del síndico de presentar una nómina de créditos verificados.

Es el artículo 137 del Libro IV del Co. de Comercio el que, por primera vez, habla de demanda pero como explicamos, referida a la impugnación y, como hemos concluido que esta tramitación149 ni siquiera es procesal sino sustantiva de naturaleza mercantil como toda liquidación societaria, la ley ordena que esa demanda sea tramitada en cuaderno separado, según vimos, pues efectivamente ella da lugar a un juicio: el de impugnación.

El tribunal sólo tiene por presentada la nómina y ordena su publicación para los efectos indicados en el artículo 134 del Libro IV del Co. de Comercio.

El tribunal sólo tiene por presentada la nómina y ordena su publicación para los efectos indicados en el artículo 134 del Libro IV del Co. de Comercio.

Es el artículo 137 del Libro IV del Co. de Comercio el que, por primera vez, habla de demanda pero como explicamos, referida a la impugnación y, como hemos concluido que esta tramitación149 ni siquiera es procesal sino sustantiva de naturaleza mercantil como toda liquidación societaria, la ley ordena que esa demanda sea tramitada en cuaderno separado, según vimos, pues efectivamente ella da lugar a un juicio: el de impugnación.

Lo que sigue a la verificación, consiste en la obligación del síndico de presentar una nómina de créditos verificados.

Insistimos, para evitar confusiones, ese juicio es tramitado en forma totalmente separada de la substanciación de la quiebra o liquidación y como es iniciado con una demanda, el artículo 141 del Libro IV del Co. de Comercio, que regula su tramitación, dispone:

Eso da lugar a una contradicción en sus propios términos.

“Cada impugnación se tramitará en cuaderno separado, sin perjuicio de las acumulaciones que procedan, según las reglas generales.

Asumir que la “verificación” conforma una demanda conduce al sin sentido que en esta tramitación sería posible presentar demandas que el tribunal nunca resolverá, ya que incluso en el contexto del Co. de Comercio de 1865, eso era materia de la junta general de acreedores y no del tribunal.

“La demanda de impugnación se notificará al demandado personalmente o en la forma prescrita en el artículo 44 del Código de Procedimiento Civil, el que dispondrá de seis días fatales para responder. En lo demás,

controversia que sí constituye un juicio, el de impugnación de crédito y, que por tener esa calidad, el legislador precisamente lo retira de la tramitación de la quiebra sustanciándose por separado. GONZALO BAEZA OVALLE

Nos referimos a la quiebra, no a la que deriva de la impugnación.

316

149

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

317

se aplicará el procedimiento a que se refiere el inciso primero del artículo 5º de esta ley.” Tan demanda es la impugnación que la ley exige su notificación aplicando las mismas normas contempladas en las disposiciones comunes a todo procedimiento, para la primera resolución en un juicio. Artículo 40 del Co. de Procedimiento Civil: “En toda gestión judicial, la primera notificación a las partes o personas a quienes hayan de afectar sus resultados, deberá hacérseles personalmente, entregándoseles copia íntegra de la resolución y de la solicitud en que haya recaído, cuando sea escrita. “Esta notificación se hará al actor en la forma establecida en el artículo 50.” (por el Estado Diario). No obstante los claros términos de la ley que, además, se ajustan a la naturaleza jurídica de esos emprendimientos, todavía hay unos pocos que se atreven a seguir, sin reservas, los predicados de Ricardo Sandoval López y de Juan Esteban Puga Vial, como acontece con José Ignacio Días Villalobos150 que expresa: “Siguiendo a Puga, se puede definir la impugnación como “la contestación de la demanda de verificación. El objeto que cumple es el de obtener la exclusión del pasivo de determinado acreedor o de la preferencia que alega.” Agrega que “si bien la ley habla de “demanda de impugnación”, entendemos que en ésta no se deduce ninguna pretensión de tutela jurisdiccional de un derecho subjetivo o interés legítimo que es lo propio de toda acción.” En ello existen errores conceptuales complejos. Por cierto, el primero de esas inexactitudes pasa por desatender el tenor literal de la ley que, primero, asigna a la impugnación el carácter de demanda y, luego, la trata como tal, en la medida que a las contestaciones de demanda no le son aplicables el artículo 40 del Código de Procedimiento Civil que, en definitiva, es reproducido por el artículo 141 del Libro IV del Co. de Comercio.

150 DÍAZ VILLALOBOS, José Ignacio. Código de Comercio de la colección Códigos Profesionales 2012, LegalPublishing 2012, nota explicativa al artículo 137 del Libro IV del Co. de Comercio, p. 374.

En ello existen errores conceptuales complejos. Por cierto, el primero de esas inexactitudes pasa por desatender el tenor literal de la ley que, primero, asigna a la impugnación el carácter de demanda y, luego, la trata como tal, en la medida que a las contestaciones de demanda no le son aplicables el artículo 40 del Código de Procedimiento Civil que, en definitiva, es reproducido por el artículo 141 del Libro IV del Co. de Comercio. Agrega que “si bien la ley habla de “demanda de impugnación”, entendemos que en ésta no se deduce ninguna pretensión de tutela jurisdiccional de un derecho subjetivo o interés legítimo que es lo propio de toda acción.” No obstante los claros términos de la ley que, además, se ajustan a la naturaleza jurídica de esos emprendimientos, todavía hay unos pocos que se atreven a seguir, sin reservas, los predicados de Ricardo Sandoval López y de Juan Esteban Puga Vial, como acontece con José Ignacio Días Villalobos150 que expresa: “Siguiendo a Puga, se puede definir la impugnación como “la contestación de la demanda de verificación. El objeto que cumple es el de obtener la exclusión del pasivo de determinado acreedor o de la preferencia que alega.” “Esta notificación se hará al actor en la forma establecida en el artículo 50.” (por el Estado Diario). Artículo 40 del Co. de Procedimiento Civil: “En toda gestión judicial, la primera notificación a las partes o personas a quienes hayan de afectar sus resultados, deberá hacérseles personalmente, entregándoseles copia íntegra de la resolución y de la solicitud en que haya recaído, cuando sea escrita. Tan demanda es la impugnación que la ley exige su notificación aplicando las mismas normas contempladas en las disposiciones comunes a todo procedimiento, para la primera resolución en un juicio. se aplicará el procedimiento a que se refiere el inciso primero del artículo 5º de esta ley.”

150

DÍAZ VILLALOBOS, José Ignacio. Código de Comercio de la colección Códigos Profesionales 2012, LegalPublishing 2012, nota explicativa al artículo 137 del Libro IV del Co. de Comercio, p. 374.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

317

RETIRO

151

ALSINA, Hugo. Serie Clásicos de la teoría general del proceso. Vol. 4. Fundamentos de derecho procesal. Editorial Jurídica Universitaria, Costa Rica, 2001, pp. 123 y siguientes.

Pero las incorrecciones no sólo subyacen en el desconocimiento de la legislación positiva, sino también en hacer caso omiso de conceptos doctrinarios básicos en derecho procesal, como aquellos que establecen el sentido y alcance de la expresión demanda.

La alegación planteada a través de un documento procesal vinculante que persigue una declaración del tribunal, en el sentido que un determinado crédito no existe en su totalidad o de la forma reclamada, importa el poner en movimiento una “acción” que es el mecanismo establecido por la ley para hacer respetar un “derecho”, en este caso, de conservación del patrimonio en la medida que pretende verse liberado de servir una determinada obligación. Eso es una demanda y no una contestación de demanda.

Por cierto que habremos de reconocer que no existe un solo concepto de demanda, pero también es verdad que hay algunos que son más aceptados que otros, no siendo un buen camino de práctica jurídica adoptar, invariablemente, por el más peregrino.

Por su lado, Giusseppe Chiovenda152 explica que “la demanda judicial, en general, es el acto con que la parte (actor), afirmando la existencia de una voluntad concreta de la ley que le garantiza un bien, declara la voluntad de que la ley sea actuada frente a otra parte (demandado) e invoca para este fin la autoridad del órgano jurisdiccional.”

Volviendo a los inicios de nuestros estudios de derecho, vamos acudir a Hugo Alsina151, quien aclara “que la acción es un derecho público subjetivo mediante el cual se requiere la intervención del órgano jurisdiccional para la protección de una pretensión jurídica. Ello es consecuencia de la prohibición de hacerse justicia por mano propia y de haber asumido el Estado la función jurisdiccional. Acción y jurisdicción son, por tanto, conceptos que se corresponden, y llevados a un último análisis, podría decirse que la acción es el derecho a la jurisdicción. La pretensión que se deduce en la acción podrá o no prosperar, según que ella esté o no amparada por una norma sustancial, pero que en cualquier caso la acción se habrá puesto en movimiento.”

Volviendo a los inicios de nuestros estudios de derecho, vamos acudir a Hugo Alsina151, quien aclara “que la acción es un derecho público subjetivo mediante el cual se requiere la intervención del órgano jurisdiccional para la protección de una pretensión jurídica. Ello es consecuencia de la prohibición de hacerse justicia por mano propia y de haber asumido el Estado la función jurisdiccional. Acción y jurisdicción son, por tanto, conceptos que se corresponden, y llevados a un último análisis, podría decirse que la acción es el derecho a la jurisdicción. La pretensión que se deduce en la acción podrá o no prosperar, según que ella esté o no amparada por una norma sustancial, pero que en cualquier caso la acción se habrá puesto en movimiento.”

Por su lado, Giusseppe Chiovenda152 explica que “la demanda judicial, en general, es el acto con que la parte (actor), afirmando la existencia de una voluntad concreta de la ley que le garantiza un bien, declara la voluntad de que la ley sea actuada frente a otra parte (demandado) e invoca para este fin la autoridad del órgano jurisdiccional.”

Por cierto que habremos de reconocer que no existe un solo concepto de demanda, pero también es verdad que hay algunos que son más aceptados que otros, no siendo un buen camino de práctica jurídica adoptar, invariablemente, por el más peregrino.

La alegación planteada a través de un documento procesal vinculante que persigue una declaración del tribunal, en el sentido que un determinado crédito no existe en su totalidad o de la forma reclamada, importa el poner en movimiento una “acción” que es el mecanismo establecido por la ley para hacer respetar un “derecho”, en este caso, de conservación del patrimonio en la medida que pretende verse liberado de servir una determinada obligación. Eso es una demanda y no una contestación de demanda.

Pero las incorrecciones no sólo subyacen en el desconocimiento de la legislación positiva, sino también en hacer caso omiso de conceptos doctrinarios básicos en derecho procesal, como aquellos que establecen el sentido y alcance de la expresión demanda.

151 ALSINA, Hugo. Serie Clásicos de la teoría general del proceso. Vol. 4. Fundamentos de derecho procesal. Editorial Jurídica Universitaria, Costa Rica, 2001, pp. 123 y siguientes.

GONZALO BAEZA OVALLE

152 CHIOVENDA, Giusseppe. Serie Clásidos del derecho procesal civil. Vol. 3. Instituciones de derecho procesal civil, Editorial Jurídica Universitaria, Costa Rica, 2001, pp. 96 y siguientes.

318

152

318

GONZALO BAEZA OVALLE

CHIOVENDA, Giusseppe. Serie Clásidos del derecho procesal civil. Vol. 3. Instituciones de derecho procesal civil, Editorial Jurídica Universitaria, Costa Rica, 2001, pp. 96 y siguientes.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

319

Pero todavía falta que tratemos aquellos créditos que no fueron impugnados. A lo mejor en relación con esos créditos el tribunal emite un pronunciamiento que los tenga por reconocidos. Pues bien, no ocurre así. Corroborando que todo esta tramitación es claramente sustantiva, de orden administrativo y naturaleza comercial, siendo la intervención del tribunal meramente formal, para cautelar la legalidad de la tramitación, el artículo 143 del Libro IV del Co. de Comercio establece: “Expirado el plazo de quince días subsiguiente a la clausura del procedimiento de verificación para los acreedores residentes en el territorio de la República, o el plazo adicional a que se refiere el artículo 138, en su caso, el síndico formará la nómina de los acreedores cuyos créditos no hubieren sido impugnados, con anotación de las preferencias que les correspondan y de los que se les deba por capital e intereses. Dicha nómina se agregará a los autos y se notificará a los acreedores por medio de aviso, que la contendrá íntegramente. …” En otras palabras, el tribunal exhibe una labor tan disminuida en relación a los créditos, que sólo esta restringida a agregar la nómina confeccionada por el síndico, a los autos y ordenar su notificación por avisos. No existe en ese trámite ninguna actuación que importe una decisión judicial que “tenga por reconocidos” uno o más créditos. En ello sólo podemos descubrir una mera constatación de un hecho y no el establecimiento de un derecho a favor o en contra de alguien. 8.2.2.2.3. Juntas de acreedores Corresponden a reuniones de los acreedores concurrentes y del fallido, para adoptar los acuerdos necesarios a fin de hacer progresar la liquidación de bienes, al igual que en todo proceso de liquidación.

Corresponden a reuniones de los acreedores concurrentes y del fallido, para adoptar los acuerdos necesarios a fin de hacer progresar la liquidación de bienes, al igual que en todo proceso de liquidación. 8.2.2.2.3. Juntas de acreedores En ello sólo podemos descubrir una mera constatación de un hecho y no el establecimiento de un derecho a favor o en contra de alguien. No existe en ese trámite ninguna actuación que importe una decisión judicial que “tenga por reconocidos” uno o más créditos. En otras palabras, el tribunal exhibe una labor tan disminuida en relación a los créditos, que sólo esta restringida a agregar la nómina confeccionada por el síndico, a los autos y ordenar su notificación por avisos. “Expirado el plazo de quince días subsiguiente a la clausura del procedimiento de verificación para los acreedores residentes en el territorio de la República, o el plazo adicional a que se refiere el artículo 138, en su caso, el síndico formará la nómina de los acreedores cuyos créditos no hubieren sido impugnados, con anotación de las preferencias que les correspondan y de los que se les deba por capital e intereses. Dicha nómina se agregará a los autos y se notificará a los acreedores por medio de aviso, que la contendrá íntegramente. …” Corroborando que todo esta tramitación es claramente sustantiva, de orden administrativo y naturaleza comercial, siendo la intervención del tribunal meramente formal, para cautelar la legalidad de la tramitación, el artículo 143 del Libro IV del Co. de Comercio establece: Pues bien, no ocurre así. A lo mejor en relación con esos créditos el tribunal emite un pronunciamiento que los tenga por reconocidos. Pero todavía falta que tratemos aquellos créditos que no fueron impugnados. DERECHO CONCURSAL CHILENO

319

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

También interesa a los socios que no intervinieron en la administración del fallido, pues les permite controvertir actos de los administradores, en el evento de no estar ajustados a derecho, de manera que su interés será coincidente con el de los acreedores, al extremo que pueden perseguir la responsabilidad eventual de dichos administradores.

320

Los interesados en esa fecha, son los acreedores, a quienes convendrá que sea lo más alejada posible, hacia atrás, de aquella en que fue librada la declaración de quiebra con el objeto de revisar una mayor cantidad de actos del fallido.

No cabe descubrir en ellas una actuación jurisdiccional del tribunal, pues en la primera reunión sólo concurre el juez para supervigilar la legalidad del proceso y, las demás juntas, usualmente son realizadas fuera del tribunal, dejando en evidencia su carácter de orden eminentemente administrativo-comercial.

Como expusimos, el procedimiento para fijar la fecha de cesación de pagos es iniciado por la propuesta efectuada al tribunal por el síndico.

8.2.2.2.4. Fijación de la fecha de cesación de pagos

En el caso de la determinación de la fecha de cesación de pagos del deudor mas bien nos encontramos ante un incidente que concluye con una sentencia interlocutoria, en cuanto puede servir de fundamento para la dictación de otras sentencias definitivas en diversos procedimientos, sea de calificación de la quiebra o como producto del ejercicio de acciones revocatorias concursales.

En esta etapa sí puede surgir una controversia que corresponderá resolver al tribunal pero, igualmente, sin que podamos presenciar la interposición de una demanda ni tampoco una contestación.

De hecho, sobre quien descansa la iniciativa de proponer la fecha de cesación de pagos del deudor es el síndico de la quiebra, que exhibe la calidad y condición de un tercero que recibió un encargo, la liquidación de los bienes del deudor.

De hecho, sobre quien descansa la iniciativa de proponer la fecha de cesación de pagos del deudor es el síndico de la quiebra, que exhibe la calidad y condición de un tercero que recibió un encargo, la liquidación de los bienes del deudor.

En esta etapa sí puede surgir una controversia que corresponderá resolver al tribunal pero, igualmente, sin que podamos presenciar la interposición de una demanda ni tampoco una contestación.

En el caso de la determinación de la fecha de cesación de pagos del deudor mas bien nos encontramos ante un incidente que concluye con una sentencia interlocutoria, en cuanto puede servir de fundamento para la dictación de otras sentencias definitivas en diversos procedimientos, sea de calificación de la quiebra o como producto del ejercicio de acciones revocatorias concursales.

8.2.2.2.4. Fijación de la fecha de cesación de pagos

Como expusimos, el procedimiento para fijar la fecha de cesación de pagos es iniciado por la propuesta efectuada al tribunal por el síndico.

No cabe descubrir en ellas una actuación jurisdiccional del tribunal, pues en la primera reunión sólo concurre el juez para supervigilar la legalidad del proceso y, las demás juntas, usualmente son realizadas fuera del tribunal, dejando en evidencia su carácter de orden eminentemente administrativo-comercial.

Los interesados en esa fecha, son los acreedores, a quienes convendrá que sea lo más alejada posible, hacia atrás, de aquella en que fue librada la declaración de quiebra con el objeto de revisar una mayor cantidad de actos del fallido.

GONZALO BAEZA OVALLE

También interesa a los socios que no intervinieron en la administración del fallido, pues les permite controvertir actos de los administradores, en el evento de no estar ajustados a derecho, de manera que su interés será coincidente con el de los acreedores, al extremo que pueden perseguir la responsabilidad eventual de dichos administradores.

320

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

321

A estos últimos, en tanto pretenderán fijar la fecha lo más cercana posible a la declaración de quiebra, en primer lugar, para que quede establecido el cumplimiento de la obligación prevista por el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio y, luego, para evitar la revisión masiva de su administración. De surgir controversia sobre el tema esa incidencia es tramitada en el mismo cuaderno de quiebras y resuelta por el tribunal como una cuestión contenciosa, dado que no cabe duda que definitivamente lo es. 8.2.2.2.5. Clausura de la quiebra No consideramos que a propósito de la clausura de la quiebra, sea porque fueron pagadas todas las deudas o no ocurrió así no existiendo más bienes que realizar, surja una cuestión contenciosa. Carece de interés para los acreedores prolongar una liquidación que adolece de una evidente falta de destino, si consta que no existen más bienes que liquidar. Al fallido interesa terminar su proceso de liquidación lo antes posible. Visto así las cosas, entonces, tampoco vemos controversia de fondo en ella, que amerite para estimar esa etapa como contenciosa. Las discusiones son marginales en torno a la existencia o inexistencia de los requisitos legales para dar curso a una u otra opción. 9. COSA JUZGADA Y SENTENCIA DE QUIEBRA No obstante que esto correspondería abordarlo en los efectos de la sentencia que declara la quiebra, preferimos introducirnos en este instante en el tema en la medida que también atañe a la naturaleza jurídica del procedimiento concursal. Si la declaración de quiebra respondiera a la naturaleza jurídica de una sentencia definitiva, como lo denuncia el artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio, al menos deberíamos esperar que aquello identificado como una controversia entre partes por algunos autores, como acontece con el

Si la declaración de quiebra respondiera a la naturaleza jurídica de una sentencia definitiva, como lo denuncia el artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio, al menos deberíamos esperar que aquello identificado como una controversia entre partes por algunos autores, como acontece con el No obstante que esto correspondería abordarlo en los efectos de la sentencia que declara la quiebra, preferimos introducirnos en este instante en el tema en la medida que también atañe a la naturaleza jurídica del procedimiento concursal. 9. COSA JUZGADA Y SENTENCIA DE QUIEBRA Las discusiones son marginales en torno a la existencia o inexistencia de los requisitos legales para dar curso a una u otra opción. Visto así las cosas, entonces, tampoco vemos controversia de fondo en ella, que amerite para estimar esa etapa como contenciosa. Al fallido interesa terminar su proceso de liquidación lo antes posible. Carece de interés para los acreedores prolongar una liquidación que adolece de una evidente falta de destino, si consta que no existen más bienes que liquidar. No consideramos que a propósito de la clausura de la quiebra, sea porque fueron pagadas todas las deudas o no ocurrió así no existiendo más bienes que realizar, surja una cuestión contenciosa. 8.2.2.2.5. Clausura de la quiebra De surgir controversia sobre el tema esa incidencia es tramitada en el mismo cuaderno de quiebras y resuelta por el tribunal como una cuestión contenciosa, dado que no cabe duda que definitivamente lo es. A estos últimos, en tanto pretenderán fijar la fecha lo más cercana posible a la declaración de quiebra, en primer lugar, para que quede establecido el cumplimiento de la obligación prevista por el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio y, luego, para evitar la revisión masiva de su administración. DERECHO CONCURSAL CHILENO

321

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

8. ¿Cuáles son los requisitos que, según Rafael Fernández Concha, deben concurrir en todo juicio para ser considerado tal? Explique y determine si ellos concurren en la quiebra.

322

7. ¿Qué dificultades argumentales puede encontrar en los explicaciones entregadas por Ricardo Sandoval López, Juan Esteban Puga Vial y Osvaldo Contreras Strauch, respecto de la quiebra y el rol que asignan en ella al deudor, los acreedores y el tribunal? Fundamente.

procedimiento que sigue a la petición de quiebra enderezada por un acreedor, conduzca, en el evento de ser acogida, a una cosa juzgada, al menos, en cuanto al crédito fundante de la petición, pero como hemos explicado, eso no es así.

6. ¿Qué solución adopta el legislador chileno para ventilar los juicios contra el deudor y surgidos a propósito de la quiebra?

El acreedor solicitante debe verificar su acreencia y queda sujeto a ser impugnado e incluso, a que la impugnación sea ganada.

5. ¿De acuerdo a los conceptos entregados por José F. Zalaquett Daher, Bertelio Fusaro y Francisco García Martínez, podría concluir que la quiebra es un juicio, entendido como una contienda entre partes sujeta a la decisión de un tribunal? Fundamente.

De este modo, no existe cosa juzgada respecto al crédito hecho valer por el acreedor peticionario, tanto en su entidad como en su preferencia.

4. Haga un paralelo entre los acercamientos conceptuales de quiebra efectuados por José F. Zalaquett Daher, Bertelio Fusaro y Francisco García Martínez.

10. CUESTIONARIO

3. ¿Cuál es la descripción de “quiebra” de Francisco García Martínez?

1. ¿Qué acepciones de “quiebra” entrega José F. Zalaquett Daher?

2. ¿Qué concepto de “quiebra” aporta Bertelio Fusaro y cuál es su opinión al respecto?

2. ¿Qué concepto de “quiebra” aporta Bertelio Fusaro y cuál es su opinión al respecto?

1. ¿Qué acepciones de “quiebra” entrega José F. Zalaquett Daher?

3. ¿Cuál es la descripción de “quiebra” de Francisco García Martínez?

10. CUESTIONARIO

4. Haga un paralelo entre los acercamientos conceptuales de quiebra efectuados por José F. Zalaquett Daher, Bertelio Fusaro y Francisco García Martínez.

De este modo, no existe cosa juzgada respecto al crédito hecho valer por el acreedor peticionario, tanto en su entidad como en su preferencia.

5. ¿De acuerdo a los conceptos entregados por José F. Zalaquett Daher, Bertelio Fusaro y Francisco García Martínez, podría concluir que la quiebra es un juicio, entendido como una contienda entre partes sujeta a la decisión de un tribunal? Fundamente.

El acreedor solicitante debe verificar su acreencia y queda sujeto a ser impugnado e incluso, a que la impugnación sea ganada.

6. ¿Qué solución adopta el legislador chileno para ventilar los juicios contra el deudor y surgidos a propósito de la quiebra?

procedimiento que sigue a la petición de quiebra enderezada por un acreedor, conduzca, en el evento de ser acogida, a una cosa juzgada, al menos, en cuanto al crédito fundante de la petición, pero como hemos explicado, eso no es así.

7. ¿Qué dificultades argumentales puede encontrar en los explicaciones entregadas por Ricardo Sandoval López, Juan Esteban Puga Vial y Osvaldo Contreras Strauch, respecto de la quiebra y el rol que asignan en ella al deudor, los acreedores y el tribunal? Fundamente.

GONZALO BAEZA OVALLE

8. ¿Cuáles son los requisitos que, según Rafael Fernández Concha, deben concurrir en todo juicio para ser considerado tal? Explique y determine si ellos concurren en la quiebra.

322

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

323

9. ¿Quiénes y en qué forman son afectados por la apertura del procedimiento concursal? Explique. 10. ¿Es posible calificar de contencioso el procedimiento destinado a obtener la apertura del concurso? Fundamente. 11. ¿Cabe considerar como una institución procesal el emprendimiento destinado a provocar la declaración de quiebra? Fundamente. 12. ¿Qué naturaleza jurídica otorga Carnelutti a los procedimientos concursales y explique sus fundamentos? 13. ¿En qué fundamentan los autores su posición en el sentido que la petición de quiebra no constituiría el ejercicio de una acción? 14. ¿En qué basaría Carlos Concha Gutiérrez su opinión en el sentido que la petición de quiebra propia importa ejercer una acción contra el tribunal? ¿Le parece correcto que el tribunal pueda ser sujeto pasivo? 15. ¿Es posible compatibilizar la opinión de Carlos Concha Gutiérrez, en el sentido que la petición de quiebra propia implica accionar contra el tribunal con su descripción de la quiebra como un proceso contencioso de ejecución colectiva? Fundamente. 16. ¿Cuál es el propósito que el artículo 1º del Libro IV del Código de Comercio asigna a la quiebra y explique si ello es consistente con la finalidad de un “juicio”, considerado como controversia entre partes? Explique. 17. ¿Concepto de quiebra entregado por Álvaro Puelma Accorsi? Explique su alcance y consecuencias. 18. ¿Son procesales las regulaciones legales relativas a la quiebra? Explique. 19. ¿Es la quiebra un “juicio” o un “procedimiento”? Fundamente. 20. Explique el sistema que hemos seguido para desentrañar la naturaleza jurídica de los procedimientos concursales y las razones que llevan a esa derivación.

20. Explique el sistema que hemos seguido para desentrañar la naturaleza jurídica de los procedimientos concursales y las razones que llevan a esa derivación. 19. ¿Es la quiebra un “juicio” o un “procedimiento”? Fundamente. 18. ¿Son procesales las regulaciones legales relativas a la quiebra? Explique. 17. ¿Concepto de quiebra entregado por Álvaro Puelma Accorsi? Explique su alcance y consecuencias. 16. ¿Cuál es el propósito que el artículo 1º del Libro IV del Código de Comercio asigna a la quiebra y explique si ello es consistente con la finalidad de un “juicio”, considerado como controversia entre partes? Explique. 15. ¿Es posible compatibilizar la opinión de Carlos Concha Gutiérrez, en el sentido que la petición de quiebra propia implica accionar contra el tribunal con su descripción de la quiebra como un proceso contencioso de ejecución colectiva? Fundamente. 14. ¿En qué basaría Carlos Concha Gutiérrez su opinión en el sentido que la petición de quiebra propia importa ejercer una acción contra el tribunal? ¿Le parece correcto que el tribunal pueda ser sujeto pasivo? 13. ¿En qué fundamentan los autores su posición en el sentido que la petición de quiebra no constituiría el ejercicio de una acción? 12. ¿Qué naturaleza jurídica otorga Carnelutti a los procedimientos concursales y explique sus fundamentos? 11. ¿Cabe considerar como una institución procesal el emprendimiento destinado a provocar la declaración de quiebra? Fundamente. 10. ¿Es posible calificar de contencioso el procedimiento destinado a obtener la apertura del concurso? Fundamente. 9. ¿Quiénes y en qué forman son afectados por la apertura del procedimiento concursal? Explique. DERECHO CONCURSAL CHILENO

323

RETIRO

324

GONZALO BAEZA OVALLE

21. Explique la naturaleza jurídica de cada una de las fases o etapas del procedimiento concursal y fundamente su respuesta. 22. ¿Es el trámite de verificación de crédito una demanda? Explique y fundamente.

22. ¿Es el trámite de verificación de crédito una demanda? Explique y fundamente. 21. Explique la naturaleza jurídica de cada una de las fases o etapas del procedimiento concursal y fundamente su respuesta. 324

GONZALO BAEZA OVALLE

TIRO

153

CAPÍTULO IX

BLANCO CONSTANS, Francisco. Ob. cit. Tomo II, p. 179.

Por “unidad” ha de ser entendido que ningún acreedor puede entablar individualmente acciones judiciales de carácter ejecutivo contra el deudor debiendo, en general, suspenderse las que estuvieren iniciadas para que todos los acreedores concurran al concurso, haciendo valer sus acreencias en ese procedimiento.

CARACTERES DE LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES

Esa cualidad se hace consistir en el hecho que esos procedimientos comprenden la totalidad de los bienes y relaciones jurídicas del deudor con sus acreedores, salvo las excepciones legales. 1. UNIVERSALIDAD Y UNIDAD Con todo, estimamos que existen otros elementos que también resultan distintivos de los procedimientos concursales de manera que, junto con estudiar los indicados, igualmente trataremos los adicionales a ellos en los puntos que siguen.

Básicamente en doctrina son considerados como caracteres distintivos de los procedimientos concursales “la unidad y la universalidad”153, como una consecuencia lógica de la comunidad forzosa que Francisco Blanco Constans sostiene que surge entre los acreedores y el fallido, como derivación de la declaración de quiebra o apertura del procedimiento de liquidación.

Básicamente en doctrina son considerados como caracteres distintivos de los procedimientos concursales “la unidad y la universalidad”153, como una consecuencia lógica de la comunidad forzosa que Francisco Blanco Constans sostiene que surge entre los acreedores y el fallido, como derivación de la declaración de quiebra o apertura del procedimiento de liquidación.

Con todo, estimamos que existen otros elementos que también resultan distintivos de los procedimientos concursales de manera que, junto con estudiar los indicados, igualmente trataremos los adicionales a ellos en los puntos que siguen. 1. UNIVERSALIDAD Y UNIDAD Esa cualidad se hace consistir en el hecho que esos procedimientos comprenden la totalidad de los bienes y relaciones jurídicas del deudor con sus acreedores, salvo las excepciones legales. Por “unidad” ha de ser entendido que ningún acreedor puede entablar individualmente acciones judiciales de carácter ejecutivo contra el deudor debiendo, en general, suspenderse las que estuvieren iniciadas para que todos los acreedores concurran al concurso, haciendo valer sus acreencias en ese procedimiento.

153

BLANCO CONSTANS, Francisco. Ob. cit. Tomo II, p. 179.

CAPÍTULO IX CARACTERES DE LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES

RETIRO

– Art. 415 del Código de Derecho Internacional Privado. “Si una misma persona o sociedad tuviere en más de un Estado contratante varios establecimientos mercantiles enteramente separados económicamente, puede haber tantos juicios de procedimientos preventivos y de quiebra como establecimientos mercantiles.”

Este aspecto fue recogido por el artículo 3º de la Ley Nº 11.719 de la República Argentina al disponer: “El estado de quiebra, abarca la universalidad de los bienes, derechos, acciones y obligaciones del fallido, con las excepciones que en esta ley se establecen.” Las excepciones contempladas por esa ley radican, básicamente, en los bienes inembargables y le reserva la facultad para ejercer las acciones conservativas de sus bienes y derechos o que remitan a derechos inherentes a su personas.

La universalidad de los procedimientos concursales, en el sistema jurídico chileno reconoce varias excepciones, entre las cuales podemos destacar:

Estas referencias están citadas por Mario A. Rivarola154 quien en nota a pie de página señala que el origen de esa disposición remata en el artículo 71 de la Ley Nº 4.156 cuyo 2º apart. fue tomado del art. 1403 del cód. de 1889 que, a su vez, reprodujo el apart. 2º del artículo 1534 del cód. de 1862.

Otra excepción en esa legislación está constituida por el derecho del fallido a mantener la administración de los bienes de su mujer y de sus hijos, pero los frutos o rentas que le correspondan pueden ser traídos a la masa de su bienes, bajo condición de atender debidamente a las cargas a que la percepción de eso frutos se halle afectada.

Habiendo despojado al deudor de la administración de sus bienes por vía del efecto que revisamos bajo la denominación de “desasimiento”, se sostiene con razón que a partir de ese instante cesa el peligro de dispersión o destrucción de los bienes que integran el patrimonio del fallido.

Habiendo despojado al deudor de la administración de sus bienes por vía del efecto que revisamos bajo la denominación de “desasimiento”, se sostiene con razón que a partir de ese instante cesa el peligro de dispersión o destrucción de los bienes que integran el patrimonio del fallido.

Otra excepción en esa legislación está constituida por el derecho del fallido a mantener la administración de los bienes de su mujer y de sus hijos, pero los frutos o rentas que le correspondan pueden ser traídos a la masa de su bienes, bajo condición de atender debidamente a las cargas a que la percepción de eso frutos se halle afectada.

Estas referencias están citadas por Mario A. Rivarola154 quien en nota a pie de página señala que el origen de esa disposición remata en el artículo 71 de la Ley Nº 4.156 cuyo 2º apart. fue tomado del art. 1403 del cód. de 1889 que, a su vez, reprodujo el apart. 2º del artículo 1534 del cód. de 1862.

La universalidad de los procedimientos concursales, en el sistema jurídico chileno reconoce varias excepciones, entre las cuales podemos destacar:

Este aspecto fue recogido por el artículo 3º de la Ley Nº 11.719 de la República Argentina al disponer: “El estado de quiebra, abarca la universalidad de los bienes, derechos, acciones y obligaciones del fallido, con las excepciones que en esta ley se establecen.” Las excepciones contempladas por esa ley radican, básicamente, en los bienes inembargables y le reserva la facultad para ejercer las acciones conservativas de sus bienes y derechos o que remitan a derechos inherentes a su personas.

– Art. 415 del Código de Derecho Internacional Privado. “Si una misma persona o sociedad tuviere en más de un Estado contratante varios establecimientos mercantiles enteramente separados económicamente, puede haber tantos juicios de procedimientos preventivos y de quiebra como establecimientos mercantiles.”

GONZALO BAEZA OVALLE

154 RIVAROLA, Mario A., Tratado de Derecho Comercial Argentino. Compañía Argentina de Editores Soc. de Resp. Ltda., Buenos Aires, 1940, Tomo V, p. 37.

326

154

326

GONZALO BAEZA OVALLE

RIVAROLA, Mario A., Tratado de Derecho Comercial Argentino. Compañía Argentina de Editores Soc. de Resp. Ltda., Buenos Aires, 1940, Tomo V, p. 37.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

327

– Declaración de quiebra derivada de obligaciones contraídas por el fallido con posterioridad a la primera declaración de quiebra.

Conviene tener en consideración que la inhabilidad que deriva de la declaración en quiebra para el fallido sólo atañe a los bienes afectos al concurso, lo que no impide que pueda contraer nuevas obligaciones y adquirir otros bienes ajenos a los involucrados en la liquidación. Esta situación determina, igualmente, que en este nuevo ejercicio comercial, el fallido también esté afecto al riesgo que sea abierto concurso a su respecto, de manera que la existencia de una declaración de quiebra no impide que pueda abrirse un nuevo procedimiento, en relación a sus operaciones posteriores no incluidas en el primer concurso, toda vez que concurran los requisitos para ello. En este contexto consideramos pertinente precisar que los bienes adquiridos con posterioridad por el fallido no acrecen a la masa afecta a la quiebra y las nuevas obligaciones tampoco son oponibles a los acreedores del concurso abierto con anterioridad. Asimismo, los acreedores que surjan a partir de las actividades del deudor ulteriores e independientes al procedimiento concursal abierto, no podrán dirigirse contra los bienes del concurso para obtener el pago de sus acreencias, gestando una suerte de limitación de responsabilidad o, mejor expresado, separación de peculios o patrimonios, considerando este último en su sola manifestación material. En definitiva, estamos ante dos mundos no comunicables, como única manera de resguardar los intereses de los distintos involucrados en los procedimientos y permitir al fallido que continúe trabajando. No obstante todo lo expresado, ello concierne al sistema jurídico nacional, sin embargo hay problemas no menores que remonta a una antigua data pero que no están tratados en la legislación nacional. En efecto, ella no aborda ni soluciona lo que ocurre con las quiebras declaradas en el extranjero en relación con deudores residentes en Chile o viceversa. Todavía más, tampoco contempla lo que sucede con un deudor nacional que cuenta con agencias y sucursales en el extranjero y es declarado en quiebra en Chile.

En efecto, ella no aborda ni soluciona lo que ocurre con las quiebras declaradas en el extranjero en relación con deudores residentes en Chile o viceversa. Todavía más, tampoco contempla lo que sucede con un deudor nacional que cuenta con agencias y sucursales en el extranjero y es declarado en quiebra en Chile. No obstante todo lo expresado, ello concierne al sistema jurídico nacional, sin embargo hay problemas no menores que remonta a una antigua data pero que no están tratados en la legislación nacional. En definitiva, estamos ante dos mundos no comunicables, como única manera de resguardar los intereses de los distintos involucrados en los procedimientos y permitir al fallido que continúe trabajando. Asimismo, los acreedores que surjan a partir de las actividades del deudor ulteriores e independientes al procedimiento concursal abierto, no podrán dirigirse contra los bienes del concurso para obtener el pago de sus acreencias, gestando una suerte de limitación de responsabilidad o, mejor expresado, separación de peculios o patrimonios, considerando este último en su sola manifestación material. En este contexto consideramos pertinente precisar que los bienes adquiridos con posterioridad por el fallido no acrecen a la masa afecta a la quiebra y las nuevas obligaciones tampoco son oponibles a los acreedores del concurso abierto con anterioridad. Esta situación determina, igualmente, que en este nuevo ejercicio comercial, el fallido también esté afecto al riesgo que sea abierto concurso a su respecto, de manera que la existencia de una declaración de quiebra no impide que pueda abrirse un nuevo procedimiento, en relación a sus operaciones posteriores no incluidas en el primer concurso, toda vez que concurran los requisitos para ello. Conviene tener en consideración que la inhabilidad que deriva de la declaración en quiebra para el fallido sólo atañe a los bienes afectos al concurso, lo que no impide que pueda contraer nuevas obligaciones y adquirir otros bienes ajenos a los involucrados en la liquidación. – Declaración de quiebra derivada de obligaciones contraídas por el fallido con posterioridad a la primera declaración de quiebra. DERECHO CONCURSAL CHILENO

327

RETIRO

RIVAROLA, Mario A., Ob. cit. tomo V, pp. 38 y sgtes.

Este tema ni remotamente es nuevo. Como lo destaca Mario A. Rivaro-

155

GONZALO BAEZA OVALLE

156 Desconozco que esa tesis doctoral haya sido publicada pero puede ser consultada y obtenida en su integridad en Internet a través del nombre de su autora y el título de su tesis.

328

la155, la universalidad encuentra sus restricciones en el derecho internacional,

155

RIVAROLA, Mario A., Ob. cit. tomo V, pp. 38 y sgtes.

Este tema ni remotamente es nuevo. Como lo destaca Mario A. Rivarola155, la universalidad encuentra sus restricciones en el derecho internacional, cuestión contemplada en el artículo 7º de la Ley Nº 11.719 que, a su vez reproduce el artículo 5º de la Ley Nº 4.156, en el artículo 1385 del código de 1889 y en el artículo 1531 del código de 1862.

En todo caso, en la Comunidad Económica Europea existe una frondosa legislación y jurisprudencia sobre la materia y más cerca nuestro, la Dra. Mónica Sofía Rodríguez elaboró su tesis doctoral en un tema muy cercano, titulándolo “Armonización legislativa en materia de salvataje de empresas en el Mercosur ¿una quimera o una necesidad?”156

Así explica que si el patrimonio del fallido comprende bienes situados dentro y fuera de la República, o si el pasivo comprende obligaciones a favor de acreedores en el extranjero que deban satisfacerse en el extranjero, se produce la situación prevista en la disposición citada: “La declaración de quiebra pronunciada en país extranjero, no puede invocarse contra los acreedores que el fallido tenga en la República, ni para disputarles derechos que pretendan tener sobre los bienes existentes dentro del territorio, ni para anular los actos que hayan celebrado con el fallido.” De este principio es consecuencia el que se enuncia en el segundo apartado del mismo artículo. “Declarada también la quiebra por los tribunales de la República, no se tendrá en consideración a los acreedores que pertenezcan al concurso formado en el extranjero, sino para el caso de que pagados íntegramente los acreedores de la República, resultare sobrante.”

El proyecto de reforma del derecho concursal, haciéndose eco del derecho comparado y, todavía más, de la realidad actual del empresariado chileno, contempla un capítulo especial a la que denomina como quiebra transfronteriza, vale decir, que traspasa las fronteras del país. Ya nos referiremos a ese tema cuando analicemos ese proyecto.

El proyecto de reforma del derecho concursal, haciéndose eco del derecho comparado y, todavía más, de la realidad actual del empresariado chileno, contempla un capítulo especial a la que denomina como quiebra transfronteriza, vale decir, que traspasa las fronteras del país. Ya nos referiremos a ese tema cuando analicemos ese proyecto.

Así explica que si el patrimonio del fallido comprende bienes situados dentro y fuera de la República, o si el pasivo comprende obligaciones a favor de acreedores en el extranjero que deban satisfacerse en el extranjero, se produce la situación prevista en la disposición citada: “La declaración de quiebra pronunciada en país extranjero, no puede invocarse contra los acreedores que el fallido tenga en la República, ni para disputarles derechos que pretendan tener sobre los bienes existentes dentro del territorio, ni para anular los actos que hayan celebrado con el fallido.” De este principio es consecuencia el que se enuncia en el segundo apartado del mismo artículo. “Declarada también la quiebra por los tribunales de la República, no se tendrá en consideración a los acreedores que pertenezcan al concurso formado en el extranjero, sino para el caso de que pagados íntegramente los acreedores de la República, resultare sobrante.”

En todo caso, en la Comunidad Económica Europea existe una frondosa legislación y jurisprudencia sobre la materia y más cerca nuestro, la Dra. Mónica Sofía Rodríguez elaboró su tesis doctoral en un tema muy cercano, titulándolo “Armonización legislativa en materia de salvataje de empresas en el Mercosur ¿una quimera o una necesidad?”156

cuestión contemplada en el artículo 7º de la Ley Nº 11.719 que, a su vez reproduce el artículo 5º de la Ley Nº 4.156, en el artículo 1385 del código de 1889 y en el artículo 1531 del código de 1862.

156

328

GONZALO BAEZA OVALLE

Desconozco que esa tesis doctoral haya sido publicada pero puede ser consultada y obtenida en su integridad en Internet a través del nombre de su autora y el título de su tesis.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

329

2. PARTICIPA DE ASPECTOS JUDICIALES Y ADMINISTRATIVOS Algunos autores postulan que los procedimientos concursales exhibirían un carácter judicial, aduciendo como fundamento de su propuesta que tal conclusión derivaría del hecho de ser ventilado y resuelto por los tribunales.

Por cierto que el procedimiento concursal, cuando desencadena en la quiebra, lo encontramos distante de un proceso civil y mucho más de un juicio ejecutivo, al nivel que incluso las atribuciones entregadas por el legislador al tribunal difieren de manera relevante de las que habitualmente impregnan sus labores ordinarias, como hemos explicado y analizado a lo largo de este texto. 3. RESPONDE A UNA NATURALEZA MERCANTIL Aún más, no puede escapar de este análisis la declaración legal en orden a que el síndico designado en la quiebra, responde a la calidad de mandatario de la junta de acreedores, quedando de manifiesto el carácter de liquidación que impregna el procedimiento concursal, cuando desemboca y continúa como quiebra, antes que sus connotaciones judiciales que, básicamente son ordenatorias y no constitutivas de derecho alguno.

Ese postulado no lo encontramos ajustado a la realidad en su fundamento o modo de argumentar, dado que el aspecto más importante del procedimiento de quiebra, precisamente, queda a cargo o entregado a personas ajenas a los tribunales como los Síndicos, que reportan y son fiscalizados por la Superintendencia de Quiebras, además de las juntas de acreedores que, salvo la primera junta, operan fueran del ámbito judicial.

Esa función jurisdiccional adquiere su principal acento en la necesidad de ajustar los trámites y actuaciones a la ley, garantizando el interés público comprometido en el emprendimiento.

Finalmente, no debemos olvidarlo, también el tribunal tiene competencia sobre la materia a requerimiento de cualquier interesado, pero no ex officio, en la medida que éste queda a cargo de cautelar la regularidad formal del procedimiento. Esa función jurisdiccional adquiere su principal acento en la necesidad de ajustar los trámites y actuaciones a la ley, garantizando el interés público comprometido en el emprendimiento. Aún más, no puede escapar de este análisis la declaración legal en orden a que el síndico designado en la quiebra, responde a la calidad de mandatario de la junta de acreedores, quedando de manifiesto el carácter de liquidación que impregna el procedimiento concursal, cuando desemboca y continúa como quiebra, antes que sus connotaciones judiciales que, básicamente son ordenatorias y no constitutivas de derecho alguno. 3. RESPONDE A UNA NATURALEZA MERCANTIL Por cierto que el procedimiento concursal, cuando desencadena en la quiebra, lo encontramos distante de un proceso civil y mucho más de un juicio ejecutivo, al nivel que incluso las atribuciones entregadas por el legislador al tribunal difieren de manera relevante de las que habitualmente impregnan sus labores ordinarias, como hemos explicado y analizado a lo largo de este texto.

Finalmente, no debemos olvidarlo, también el tribunal tiene competencia sobre la materia a requerimiento de cualquier interesado, pero no ex officio, en la medida que éste queda a cargo de cautelar la regularidad formal del procedimiento. Ese postulado no lo encontramos ajustado a la realidad en su fundamento o modo de argumentar, dado que el aspecto más importante del procedimiento de quiebra, precisamente, queda a cargo o entregado a personas ajenas a los tribunales como los Síndicos, que reportan y son fiscalizados por la Superintendencia de Quiebras, además de las juntas de acreedores que, salvo la primera junta, operan fueran del ámbito judicial. Algunos autores postulan que los procedimientos concursales exhibirían un carácter judicial, aduciendo como fundamento de su propuesta que tal conclusión derivaría del hecho de ser ventilado y resuelto por los tribunales. 2. PARTICIPA DE ASPECTOS JUDICIALES Y ADMINISTRATIVOS DERECHO CONCURSAL CHILENO

329

RETIRO

Eso acontece desde el instante que conocen de una iniciativa destinada a abrir un concurso, siendo legalmente forzados a dejar de lado el principio de la pasividad que, odiosamente a veces, impregna la labor de los jueces civiles, para adoptar, al menos en un plano teórico, un rol inquisitivo. A qué decir cuando la apertura del concurso, todas las veces que la ley así lo autoriza, surge de una actuación ex - officio del tribunal.

En esta última etapa no existe oposición del fallido y, en muchas oportunidades, debe ser consultado para establecer la mejor forma de realizar el activo y, finalmente los convenios, que igualmente son procedimientos concursales, precisan de la voluntad del deudor para surgir o perfeccionarse.

GONZALO BAEZA OVALLE

Como fue afirmado y estimamos haber demostrado en el capítulo anterior, los procedimientos concursales son, esencialmente, de liquidación y esta última modalidad participa de aspectos sustantivos del derecho que la hacen totalmente ajena a los procedimientos judiciales, al extremo que son reguladas en el Código de Comercio pero no en los Códigos Procesales.

330

Los procedimientos concursales están regidos por el Libro IV del Co. de Comercio, no por el Co. de Procedimiento Civil y su propósito difiere grandemente del perseguido en un juicio ejecutivo y su tramitación enteramente diversa, de modo que no cabe calificarlo de ejecución, bajo ningún respecto.

Por cierto que los procedimientos concursales no dan lugar a una ejecución forzada, sea desde un inicio, cuando esta es provocada a iniciativa del propio deudor, en que lo forzado sería un contrasentido; sea con posterioridad a que quede firme la sentencia que declaró la quiebra.

Para afinar este punto observemos que el propósito de un juicio ejecutivo pasa por forzar el pago de una obligación que consta en un título indubitado.

Según ya hemos visto, el propósito de los procedimientos concursales pasa por resolver la insolvencia del deudor para evitar que derive hacia un efecto multiplicador de los incumplimientos de obligaciones alterando el flujo económico.

Según ya hemos visto, el propósito de los procedimientos concursales pasa por resolver la insolvencia del deudor para evitar que derive hacia un efecto multiplicador de los incumplimientos de obligaciones alterando el flujo económico.

Para afinar este punto observemos que el propósito de un juicio ejecutivo pasa por forzar el pago de una obligación que consta en un título indubitado.

Por cierto que los procedimientos concursales no dan lugar a una ejecución forzada, sea desde un inicio, cuando esta es provocada a iniciativa del propio deudor, en que lo forzado sería un contrasentido; sea con posterioridad a que quede firme la sentencia que declaró la quiebra.

Los procedimientos concursales están regidos por el Libro IV del Co. de Comercio, no por el Co. de Procedimiento Civil y su propósito difiere grandemente del perseguido en un juicio ejecutivo y su tramitación enteramente diversa, de modo que no cabe calificarlo de ejecución, bajo ningún respecto. Eso acontece desde el instante que conocen de una iniciativa destinada a abrir un concurso, siendo legalmente forzados a dejar de lado el principio de la pasividad que, odiosamente a veces, impregna la labor de los jueces civiles, para adoptar, al menos en un plano teórico, un rol inquisitivo. 330

GONZALO BAEZA OVALLE

Como fue afirmado y estimamos haber demostrado en el capítulo anterior, los procedimientos concursales son, esencialmente, de liquidación y esta última modalidad participa de aspectos sustantivos del derecho que la hacen totalmente ajena a los procedimientos judiciales, al extremo que son reguladas en el Código de Comercio pero no en los Códigos Procesales.

A qué decir cuando la apertura del concurso, todas las veces que la ley así lo autoriza, surge de una actuación ex - officio del tribunal.

En esta última etapa no existe oposición del fallido y, en muchas oportunidades, debe ser consultado para establecer la mejor forma de realizar el activo y, finalmente los convenios, que igualmente son procedimientos concursales, precisan de la voluntad del deudor para surgir o perfeccionarse.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

331

De allí, que reconociendo que los procedimientos concursales, en esencia, son trámites de liquidación, no constituye un despropósito del legislador que haya hecho regresar sus regulaciones al Libro IV del Co. de Comercio, donde estaba desde el inicio de la vigencia de ese cuerpo orgánico de leyes. Aún más, en el ámbito judicial, múltiples procedimientos persiguen como objetivo final obtener el reconocimiento de un derecho y la realización de bienes del deudor para obtener su pago, sin ser ejecuciones. Incluso el mismo juicio ordinario de cobro de pesos persigue ese propósito y tal cosa no autoriza para sostener que ese juicio, bajo esas circunstancias, pasó a ser ejecutivo. De manera que los procedimientos concursales, una vez que han alcanzado la etapa de apertura de la liquidación por medio de la declaración de quiebra, no traen aparejado la formación de un juicio, tampoco dicho acometimiento responde a un carácter ejecutivo, ni extraordinario y, bajo ningún punto de vista, especial. El proceso de liquidación que es abierto a partir de la declaración de quiebra queda inscrito dentro de un tramitación comercial de carácter comercial, lo que no excluye que pueda ser aplicado a personas que no son comerciantes, como ocurre con muchas regulaciones del Código de Comercio que son extendidas a personas no comerciantes, sin que por ello pierdan su carácter mercantil ni las personas no comerciantes adquieran por ese hecho la calidad de comerciantes. Un buen ejemplo de lo expuesto lo encontramos en el artículo 8º del Co. de Comercio que, expresamente, contempla esa posibilidad respecto de la ejecución o celebración de actos de comercio por quien no tiene la calidad de comerciante.. 4. NO ES CONTENCIOSO Erróneamente y sin entender el sentido del procedimiento de quiebra, algunos sostienen que responde a una naturaleza contenciosa, perdiendo de vista que en esencia, ese empeño, como lo reconoce el artículo 1º del Libro

Erróneamente y sin entender el sentido del procedimiento de quiebra, algunos sostienen que responde a una naturaleza contenciosa, perdiendo de vista que en esencia, ese empeño, como lo reconoce el artículo 1º del Libro 4. NO ES CONTENCIOSO Un buen ejemplo de lo expuesto lo encontramos en el artículo 8º del Co. de Comercio que, expresamente, contempla esa posibilidad respecto de la ejecución o celebración de actos de comercio por quien no tiene la calidad de comerciante.. El proceso de liquidación que es abierto a partir de la declaración de quiebra queda inscrito dentro de un tramitación comercial de carácter comercial, lo que no excluye que pueda ser aplicado a personas que no son comerciantes, como ocurre con muchas regulaciones del Código de Comercio que son extendidas a personas no comerciantes, sin que por ello pierdan su carácter mercantil ni las personas no comerciantes adquieran por ese hecho la calidad de comerciantes. De manera que los procedimientos concursales, una vez que han alcanzado la etapa de apertura de la liquidación por medio de la declaración de quiebra, no traen aparejado la formación de un juicio, tampoco dicho acometimiento responde a un carácter ejecutivo, ni extraordinario y, bajo ningún punto de vista, especial. Incluso el mismo juicio ordinario de cobro de pesos persigue ese propósito y tal cosa no autoriza para sostener que ese juicio, bajo esas circunstancias, pasó a ser ejecutivo. Aún más, en el ámbito judicial, múltiples procedimientos persiguen como objetivo final obtener el reconocimiento de un derecho y la realización de bienes del deudor para obtener su pago, sin ser ejecuciones. De allí, que reconociendo que los procedimientos concursales, en esencia, son trámites de liquidación, no constituye un despropósito del legislador que haya hecho regresar sus regulaciones al Libro IV del Co. de Comercio, donde estaba desde el inicio de la vigencia de ese cuerpo orgánico de leyes. DERECHO CONCURSAL CHILENO

331

RETIRO

Dimos otras razones para desestimar esa apreciación, pero agreguemos que el fundamento de quienes postulan la calidad de contencioso del proceso de quiebra lo basan, únicamente, en la eventual existencia de una contraposición de intereses entre deudor y acreedores. Reiteremos que no encontramos tal contraposición de intereses en el procedimiento de quiebra.

Tanto el deudor como los acreedores participan del propósito común de lograr la más eficiente y rápida realización de los bienes, al extremo que la jurisprudencia, como lo recoge acertadamente Ricardo Sandoval López, cree ver una asociación virtual entre el deudor y sus acreedores.

Todo eso fue latamente tratado a lo largo de este trabajo y no volveremos sobre ello.

Eso tiene sentido pues el procedimiento de quiebra interesa al deudor para, en lo posible, alcanzar un sobreseimiento definitivo a través del pago de la totalidad de sus obligaciones y, bajo todos respectos, para terminar rápidamente esa tramitación, lo que le permitirá aspirar a obtener una rehabilitación.

IV del Co. de Comercio, importa una liquidación, de la misma manera que lo consideran todas las legislaciones europeas y, especialmente, la francesa, la española y, ahora la Comunidad Económica Europea en general, alcanzando los extremos, por demás fundados, que incluso puede ser voluntario.

Por su lado, los acreedores serán movidos por su interés en lograr el mayor y más rápido pago de su acreencia, por razones obvias.

GONZALO BAEZA OVALLE

Acotemos además, que no toda contraposición de intereses genera una controversia ni transforma los asuntos en contenciosos, para lo cual remitimos a lo explicado sobre el punto en el capítulo anterior.

332

En efecto, el deudor pretende pagar sus obligaciones y los acreedores obtener la solución de sus créditos.

Conspira contra la buena fe que obligatoriamente en nuestro sistema legal debe ser presumida, asumir que el deudor intenta no pagar y los acreedores obtener un pago superior a lo adeudado o indebido.

Conspira contra la buena fe que obligatoriamente en nuestro sistema legal debe ser presumida, asumir que el deudor intenta no pagar y los acreedores obtener un pago superior a lo adeudado o indebido.

En efecto, el deudor pretende pagar sus obligaciones y los acreedores obtener la solución de sus créditos. IV del Co. de Comercio, importa una liquidación, de la misma manera que lo consideran todas las legislaciones europeas y, especialmente, la francesa, la española y, ahora la Comunidad Económica Europea en general, alcanzando los extremos, por demás fundados, que incluso puede ser voluntario. 332

GONZALO BAEZA OVALLE

Acotemos además, que no toda contraposición de intereses genera una controversia ni transforma los asuntos en contenciosos, para lo cual remitimos a lo explicado sobre el punto en el capítulo anterior.

Todo eso fue latamente tratado a lo largo de este trabajo y no volveremos sobre ello.

Por su lado, los acreedores serán movidos por su interés en lograr el mayor y más rápido pago de su acreencia, por razones obvias.

Dimos otras razones para desestimar esa apreciación, pero agreguemos que el fundamento de quienes postulan la calidad de contencioso del proceso de quiebra lo basan, únicamente, en la eventual existencia de una contraposición de intereses entre deudor y acreedores.

Eso tiene sentido pues el procedimiento de quiebra interesa al deudor para, en lo posible, alcanzar un sobreseimiento definitivo a través del pago de la totalidad de sus obligaciones y, bajo todos respectos, para terminar rápidamente esa tramitación, lo que le permitirá aspirar a obtener una rehabilitación.

Reiteremos que no encontramos tal contraposición de intereses en el procedimiento de quiebra.

Tanto el deudor como los acreedores participan del propósito común de lograr la más eficiente y rápida realización de los bienes, al extremo que la jurisprudencia, como lo recoge acertadamente Ricardo Sandoval López, cree ver una asociación virtual entre el deudor y sus acreedores.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

333

Hasta incluso Álvaro Puelma Accorsi157, que no era muy dado a los cuestionamientos agresivos, rechazó el carácter contencioso de ese procedimiento cuando es producto de la iniciativa del propio deudor, pero agregó que estaría fuera de toda duda su carácter contencioso toda vez que la quiebra sea solicitada por un acreedor o el síndico, con lo cual, naturalmente, estamos en perfecto desacuerdo por las razones expuestas y a las que remitimos para no ser demasiado reiterativo en la materia. En todo caso conviene aclarar que el síndico, no es una persona habilitada para solicitar la apertura de un procedimiento concursal. Explicamos que, incluso la quiebra solicitada por uno o más acreedores, no envuelve una controversia sino una petición al tribunal en orden a constatar hechos, para lo cual es dotado de una facultad absolutamente ajena a los procesos civiles: la indagación de oficio respecto a la efectividad de los hechos que sirven de fundamento a la causal invocada, reafirmando el carácter comercial del emprendimiento. Los procedimientos concursales responden a otros principios que los civiles, por detentar un origen e interés público comprometido mayor que estos últimos. 5. PRODUCE UN ESTADO INDIVISIBLE PARA EL FALLIDO Y ACREEDORES

Esta característica la encontramos fundada en el artículo 2º del Libro IV del Código de Comercio, en cuanto dispone que: “La quiebra produce para el fallido y todos sus acreedores un estado indivisible. Comprenderá en consecuencia, todos los bienes de aquél y todas sus obligaciones aun cuando no sean de plazo vencido, salvo aquellos bienes y obligaciones que la ley expresamente exceptúe.”

No quedan comprendidos en la quiebra los bienes inembargables contemplados en los artículos 445 del C. P. C. y 1618 del Código Civil.

157

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 21.

157

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 21.

No quedan comprendidos en la quiebra los bienes inembargables contemplados en los artículos 445 del C. P. C. y 1618 del Código Civil. “La quiebra produce para el fallido y todos sus acreedores un estado indivisible. Comprenderá en consecuencia, todos los bienes de aquél y todas sus obligaciones aun cuando no sean de plazo vencido, salvo aquellos bienes y obligaciones que la ley expresamente exceptúe.”

Esta característica la encontramos fundada en el artículo 2º del Libro IV del Código de Comercio, en cuanto dispone que: PARA EL FALLIDO Y ACREEDORES

5. PRODUCE UN ESTADO INDIVISIBLE Los procedimientos concursales responden a otros principios que los civiles, por detentar un origen e interés público comprometido mayor que estos últimos. Explicamos que, incluso la quiebra solicitada por uno o más acreedores, no envuelve una controversia sino una petición al tribunal en orden a constatar hechos, para lo cual es dotado de una facultad absolutamente ajena a los procesos civiles: la indagación de oficio respecto a la efectividad de los hechos que sirven de fundamento a la causal invocada, reafirmando el carácter comercial del emprendimiento. En todo caso conviene aclarar que el síndico, no es una persona habilitada para solicitar la apertura de un procedimiento concursal. Hasta incluso Álvaro Puelma Accorsi157, que no era muy dado a los cuestionamientos agresivos, rechazó el carácter contencioso de ese procedimiento cuando es producto de la iniciativa del propio deudor, pero agregó que estaría fuera de toda duda su carácter contencioso toda vez que la quiebra sea solicitada por un acreedor o el síndico, con lo cual, naturalmente, estamos en perfecto desacuerdo por las razones expuestas y a las que remitimos para no ser demasiado reiterativo en la materia. DERECHO CONCURSAL CHILENO

333

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Debemos agregar que al tribunal también corresponde un papel fiscalizador si es requerido para ese propósito por cualquier interesado en ello, a fin de cautelar la legalidad de sus actuaciones y regularidad del procedimiento.

334

Al Síndico de la quiebra remitiría la representación de los acreedores y el fallido en interés de la masa, administrar sus bienes, realizarlos y hacer los pagos que sean procedentes y, finalmente, a la Superintendencia Nacional de Quiebras, la de fiscalizar y regular las actuaciones de los síndicos.

De este modo y, para evitar confusiones, la universalidad dice razón con los juicios y el tribunal; la indivisibilidad, por su lado, atiende a la extensión material de la quiebra, en otras palabras, todos los bienes y obligaciones que quedan comprendidas en ella, frente a lo cual remitimos también a lo que expusimos en relación con la quiebra transfronteriza y los bienes no afectos a concurso.

En ese sentido describen al tribunal como el órgano encargado de emitir pronunciamiento respecto de la solicitud de apertura de los procedimientos concursales, a través de la declaración de quiebra, pero hace bastante más que eso.

6. INTERVENCIÓN DEL JUEZ, SÍNDICOS Y SUPERINTENDENCIA DE QUIEBRAS

No estimamos, en definitiva, que esos aspectos importen un elemento tan relevante como para justificar hacer una distinción a su respecto, cuestión que no impide que contemplemos el punto desde que la doctrina considera ese aspecto como una característica más.

Esta característica atiende a la participación de todas esas personas, que no necesariamente involucra que lo hagan conjuntamente y, además, representaría una forma muy particular de describir los eventos.

Baste imaginar un juicio ordinario civil para concluir que la descripción nos forzaría a acudir a la intervención de los tribunales, receptores, abogados, procuradores, partes, notarios, etcétera, como representativos de una característica destacada y particular de ese procedimiento.

Baste imaginar un juicio ordinario civil para concluir que la descripción nos forzaría a acudir a la intervención de los tribunales, receptores, abogados, procuradores, partes, notarios, etcétera, como representativos de una característica destacada y particular de ese procedimiento.

Esta característica atiende a la participación de todas esas personas, que no necesariamente involucra que lo hagan conjuntamente y, además, representaría una forma muy particular de describir los eventos.

No estimamos, en definitiva, que esos aspectos importen un elemento tan relevante como para justificar hacer una distinción a su respecto, cuestión que no impide que contemplemos el punto desde que la doctrina considera ese aspecto como una característica más.

6. INTERVENCIÓN DEL JUEZ, SÍNDICOS Y SUPERINTENDENCIA DE QUIEBRAS

En ese sentido describen al tribunal como el órgano encargado de emitir pronunciamiento respecto de la solicitud de apertura de los procedimientos concursales, a través de la declaración de quiebra, pero hace bastante más que eso.

De este modo y, para evitar confusiones, la universalidad dice razón con los juicios y el tribunal; la indivisibilidad, por su lado, atiende a la extensión material de la quiebra, en otras palabras, todos los bienes y obligaciones que quedan comprendidas en ella, frente a lo cual remitimos también a lo que expusimos en relación con la quiebra transfronteriza y los bienes no afectos a concurso.

Al Síndico de la quiebra remitiría la representación de los acreedores y el fallido en interés de la masa, administrar sus bienes, realizarlos y hacer los pagos que sean procedentes y, finalmente, a la Superintendencia Nacional de Quiebras, la de fiscalizar y regular las actuaciones de los síndicos.

GONZALO BAEZA OVALLE

Debemos agregar que al tribunal también corresponde un papel fiscalizador si es requerido para ese propósito por cualquier interesado en ello, a fin de cautelar la legalidad de sus actuaciones y regularidad del procedimiento.

334

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

335

7. ¿Qué naturaleza jurídica tiene las regulaciones concursales? Procesales, comerciales, civiles, de derecho público, de derecho privado. Explique. 6. ¿Existe incompatibilidad de intereses entre el deudor fallido y sus acreedores? Fundamente.

7. LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES

5. ¿Es posible calificar el objeto principal del procedimiento de quiebra como una controversia entre partes? Fundamente.

Esta característica atiende a un hecho más bien histórico en el sentido que la declaración de quiebra sólo era aplicable a los comerciantes, criterio que gradualmente fue siendo abandonando en las legislaciones concursales occidentales.

SON APLICABLES A TODA PERSONA

En Chile los procedimientos concursales son establecidos, primordialmente, respecto de las personas descritas en el artículo 41 del Libro IV del Código de Comercio, pero también consideramos factible hacerlo extensivo en relación con todo deudor que incurra en la situación prevista por las demás causales de quiebra que no contemplen esa distinción como acontece, por ejemplo, con los casos de los números 2 y 3 del artículo 43, rechazo de la cesión de bienes que, precisamente, fue instaurada para los no comerciantes, etcétera.

4. ¿Cuál es el objeto primordial de los procedimientos concursales, en tanto se desarrollen por la vía de la quiebra? 3. Indique las razones que determinan que el procedimiento concursal no sea contencioso ni pueda ser calificado de juicio o litigio entre partes. Fundamente. 2. ¿Cuál es la tramitación asignada por el legislador para las controversias que puedan surgir en el procedimiento concursal? 1. ¿Existen controversias en el procedimiento concursal?

8. CUESTIONARIO

8. CUESTIONARIO

1. ¿Existen controversias en el procedimiento concursal? 2. ¿Cuál es la tramitación asignada por el legislador para las controversias que puedan surgir en el procedimiento concursal? 3. Indique las razones que determinan que el procedimiento concursal no sea contencioso ni pueda ser calificado de juicio o litigio entre partes. Fundamente. 4. ¿Cuál es el objeto primordial de los procedimientos concursales, en tanto se desarrollen por la vía de la quiebra? 5. ¿Es posible calificar el objeto principal del procedimiento de quiebra como una controversia entre partes? Fundamente. 6. ¿Existe incompatibilidad de intereses entre el deudor fallido y sus acreedores? Fundamente. 7. ¿Qué naturaleza jurídica tiene las regulaciones concursales? Procesales, comerciales, civiles, de derecho público, de derecho privado. Explique.

En Chile los procedimientos concursales son establecidos, primordialmente, respecto de las personas descritas en el artículo 41 del Libro IV del Código de Comercio, pero también consideramos factible hacerlo extensivo en relación con todo deudor que incurra en la situación prevista por las demás causales de quiebra que no contemplen esa distinción como acontece, por ejemplo, con los casos de los números 2 y 3 del artículo 43, rechazo de la cesión de bienes que, precisamente, fue instaurada para los no comerciantes, etcétera. Esta característica atiende a un hecho más bien histórico en el sentido que la declaración de quiebra sólo era aplicable a los comerciantes, criterio que gradualmente fue siendo abandonando en las legislaciones concursales occidentales. SON APLICABLES A TODA PERSONA

7. LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES DERECHO CONCURSAL CHILENO

335

RETIRO

336

GONZALO BAEZA OVALLE

8. ¿Cuál es el aporte que efectuado el jurista gallego, Francisco Salgado de Somoza a la implementación de las regulaciones de quiebra en el mundo de su época y en la actualidad? Fundamente. 9. ¿Cuáles son los caracteres del proceso de quiebra? 10. Explique la “universalidad” como característica del proceso de quiebra. 11. ¿En qué sentido el proceso de quiebra genera un estado indivisible para el fallido y los acreedores? Explique. 12. ¿A qué se refiere la quiebra transfronteriza? ¿Cuál es su alcance?

12. ¿A qué se refiere la quiebra transfronteriza? ¿Cuál es su alcance? 11. ¿En qué sentido el proceso de quiebra genera un estado indivisible para el fallido y los acreedores? Explique. 10. Explique la “universalidad” como característica del proceso de quiebra. 9. ¿Cuáles son los caracteres del proceso de quiebra? 8. ¿Cuál es el aporte que efectuado el jurista gallego, Francisco Salgado de Somoza a la implementación de las regulaciones de quiebra en el mundo de su época y en la actualidad? Fundamente. 336

GONZALO BAEZA OVALLE

TIRO

CAPÍTULO X ELEMENTOS NECESARIOS PARA LA APERTURA DE LOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES

1. LOS INTERESADOS

No creemos que la indivisibilidad sea el motivo del cual deriva la concurrencia de múltiples personas con distintos tratamientos procesales, afectos a diferentes causas de pedir y cosa pedida. Obviamente, no cabe considerar a los juicios de impugnación integrando la estructura de la tramitación central de los procedimientos concursales, porque no corresponden al desarrollo de una liquidación y, además, exhiben una existencia evidentemente eventual, que constituye la razón por la cual el legislador los separa de esa tramitación, ordenando que sean substanciados en cuaderno separado. Eso no obsta, como también analizamos, que en el contexto de los procedimientos concursales, surjan litigios en que es dable constatar la existencia de partes, causa de pedir y cosa pedida, como sucede, por ejemplo, con las impugnaciones o, más propiamente, juicios de impugnación.

EN EL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

1.1. Cuestiones conceptuales introductorias Bajo nuestro punto de vista y al tenor de las explicaciones entregadas en los capítulos anteriores, en la tramitación central o, más propiamente, aquella que es materia del denominado Cuaderno de Quiebras, podemos encontrar interesados pero no “partes”, entendiendo por éstas a quienes son conocidos como demandante y demandado.

Bajo nuestro punto de vista y al tenor de las explicaciones entregadas en los capítulos anteriores, en la tramitación central o, más propiamente, aquella que es materia del denominado Cuaderno de Quiebras, podemos encontrar interesados pero no “partes”, entendiendo por éstas a quienes son conocidos como demandante y demandado. 1.1. Cuestiones conceptuales introductorias EN EL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

Eso no obsta, como también analizamos, que en el contexto de los procedimientos concursales, surjan litigios en que es dable constatar la existencia de partes, causa de pedir y cosa pedida, como sucede, por ejemplo, con las impugnaciones o, más propiamente, juicios de impugnación. Obviamente, no cabe considerar a los juicios de impugnación integrando la estructura de la tramitación central de los procedimientos concursales, porque no corresponden al desarrollo de una liquidación y, además, exhiben una existencia evidentemente eventual, que constituye la razón por la cual el legislador los separa de esa tramitación, ordenando que sean substanciados en cuaderno separado. No creemos que la indivisibilidad sea el motivo del cual deriva la concurrencia de múltiples personas con distintos tratamientos procesales, afectos a diferentes causas de pedir y cosa pedida.

1. LOS INTERESADOS PROCEDIMIENTOS CONCURSALES

CAPÍTULO X ELEMENTOS NECESARIOS PARA LA APERTURA DE LOS

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Reiteremos algo que aclaramos en los capítulos anteriores para evitar confusiones, en el sentido que ni siquiera el recurso especial de reposición, a qué hablar cuando la declaratoria de quiebra es impugnada por vía del recurso de apelación, da lugar a una controversia entre partes.

338

Bajo ninguna circunstancias esas marginalidades exhiben una incidencia tal que lleve a cambiar la naturaleza jurídica central del procedimiento a los extremos de dejar de responder a su carácter de liquidación, con intereses perfectamente armónicos entre el deudor y sus acreedores, lo que no implica que deban tenerse simpatía.

Los bienes pueden ser objeto de diversos vínculos jurídicos, directos o indirectos, substantivos y adjetivos, para aludir a los procesales, inscribiendo entre esos vínculos algunos tipos de obligaciones, como hemos tenido oportunidad de analizar.

Eso acontece, por ejemplo, con los juicios de impugnación y muchos otros que el tribunal de la quiebra es llamado a conocer y resolver.

Incluso más, una iniciativa procesal puede reconocer como objeto alguna consecuencia jurídica perseguida respecto de un bien u obligación determinada, pero de ello no cabe desprender, en modo alguno ni menos forzosamente, como parecería colegirse de los dichos comentados, un tipo de procedimiento o pleito diferente.

La naturaleza atribuida a este procedimiento de ser una simple liquidación, insistimos, no da lugar a una impedimento para que antes de su iniciación o en el curso de su desarrollo, surjan controversias accesorias.

Consideramos que la imposibilidad de clasificar a los interesados en el procedimiento de quiebra o liquidación de la organización productiva del deudor como partes, sea que los denominen demandantes, demandados o terceros, conforma un efecto necesario de la aplicación del principio de la universalidad, a través del cual la ley, para usar los mismos términos de Álvaro Puelma Accorsi, postula que ante un solo juez sean ventilados, en lo posible, todos los conflictos relativos a los bienes de un fallido y pago de sus obligaciones, aun cuando el procedimiento de quiebra en sí, como instancia de mera liquidación, no involucre una controversia sino un concurso o concurrencia de interesados.

Consideramos que la imposibilidad de clasificar a los interesados en el procedimiento de quiebra o liquidación de la organización productiva del deudor como partes, sea que los denominen demandantes, demandados o terceros, conforma un efecto necesario de la aplicación del principio de la universalidad, a través del cual la ley, para usar los mismos términos de Álvaro Puelma Accorsi, postula que ante un solo juez sean ventilados, en lo posible, todos los conflictos relativos a los bienes de un fallido y pago de sus obligaciones, aun cuando el procedimiento de quiebra en sí, como instancia de mera liquidación, no involucre una controversia sino un concurso o concurrencia de interesados.

La naturaleza atribuida a este procedimiento de ser una simple liquidación, insistimos, no da lugar a una impedimento para que antes de su iniciación o en el curso de su desarrollo, surjan controversias accesorias.

Incluso más, una iniciativa procesal puede reconocer como objeto alguna consecuencia jurídica perseguida respecto de un bien u obligación determinada, pero de ello no cabe desprender, en modo alguno ni menos forzosamente, como parecería colegirse de los dichos comentados, un tipo de procedimiento o pleito diferente.

Eso acontece, por ejemplo, con los juicios de impugnación y muchos otros que el tribunal de la quiebra es llamado a conocer y resolver.

Los bienes pueden ser objeto de diversos vínculos jurídicos, directos o indirectos, substantivos y adjetivos, para aludir a los procesales, inscribiendo entre esos vínculos algunos tipos de obligaciones, como hemos tenido oportunidad de analizar.

Bajo ninguna circunstancias esas marginalidades exhiben una incidencia tal que lleve a cambiar la naturaleza jurídica central del procedimiento a los extremos de dejar de responder a su carácter de liquidación, con intereses perfectamente armónicos entre el deudor y sus acreedores, lo que no implica que deban tenerse simpatía.

GONZALO BAEZA OVALLE

Reiteremos algo que aclaramos en los capítulos anteriores para evitar confusiones, en el sentido que ni siquiera el recurso especial de reposición, a qué hablar cuando la declaratoria de quiebra es impugnada por vía del recurso de apelación, da lugar a una controversia entre partes.

338

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

339

En efecto, quien interpone el recurso, que puede ser el deudor, acreedores o síndico, dialoga con el tribunal que dictó la sentencia y no con los demás interesados. En el caso de la apelación, esa interacción es todavía más lejana, pues la efectúa con el superior jerárquico del tribunal que libró la sentencia de quiebra. La antedicha realidad procesal genera un universo judicial de muy disímiles caracteres, en tanto concurren, propiamente, interesados y terceros diferentes en función de las referidas vinculaciones. Igualmente la causa y cosa pedida son enteramente distintas lo que, en definitiva, fue la razón que tuvimos en vista para dividir por fases el procedimiento concursal a fin de establecer su naturaleza jurídica, dado que no todas esas fases responden a los mismos parámetros ni propósitos. Sobre esta materia, además, corresponde hacer el alcance que el fallido puede estar constituido por una o muchas personas relacionadas en términos de estructurar una entidad jurídica plenamente identificable, aún cuando no aparezca dotada de una personalidad jurídica o sin esta última consecuencia. Lo primero podemos divisarlo en los holdings o asociaciones de colaboración empresarial, en una interpretación que, obviamente, no queda ajena a controversia ni es mucho menos tranquila pero, ciertamente, a nuestro modo de apreciar el asunto, representa la que responde de mejor manera al tenor literal y espíritu de la legislación concursal y, lo segundo, vale decir, aquellos casos en que la quiebra de una persona jurídica arrastra la de uno o más terceros, sin que exista una vinculación como la antes anotada, ocurre en todos aquellos casos en que procede la extensión de la quiebra, como son los socios solidarios en las sociedades colectivas comerciales y socios gestores en la encomandita comercial. El otro centro de interés que interviene en este procedimiento, queda constituido por el presunto acreedor que solicita la quiebra de su deudor, cuando el concurso ha sido iniciado por esa vía, ya que este último, en algunos casos, puede y debe pedir su propia quiebra o, incluso, el tribunal

El otro centro de interés que interviene en este procedimiento, queda constituido por el presunto acreedor que solicita la quiebra de su deudor, cuando el concurso ha sido iniciado por esa vía, ya que este último, en algunos casos, puede y debe pedir su propia quiebra o, incluso, el tribunal Lo primero podemos divisarlo en los holdings o asociaciones de colaboración empresarial, en una interpretación que, obviamente, no queda ajena a controversia ni es mucho menos tranquila pero, ciertamente, a nuestro modo de apreciar el asunto, representa la que responde de mejor manera al tenor literal y espíritu de la legislación concursal y, lo segundo, vale decir, aquellos casos en que la quiebra de una persona jurídica arrastra la de uno o más terceros, sin que exista una vinculación como la antes anotada, ocurre en todos aquellos casos en que procede la extensión de la quiebra, como son los socios solidarios en las sociedades colectivas comerciales y socios gestores en la encomandita comercial. Sobre esta materia, además, corresponde hacer el alcance que el fallido puede estar constituido por una o muchas personas relacionadas en términos de estructurar una entidad jurídica plenamente identificable, aún cuando no aparezca dotada de una personalidad jurídica o sin esta última consecuencia. Igualmente la causa y cosa pedida son enteramente distintas lo que, en definitiva, fue la razón que tuvimos en vista para dividir por fases el procedimiento concursal a fin de establecer su naturaleza jurídica, dado que no todas esas fases responden a los mismos parámetros ni propósitos. La antedicha realidad procesal genera un universo judicial de muy disímiles caracteres, en tanto concurren, propiamente, interesados y terceros diferentes en función de las referidas vinculaciones. En el caso de la apelación, esa interacción es todavía más lejana, pues la efectúa con el superior jerárquico del tribunal que libró la sentencia de quiebra. En efecto, quien interpone el recurso, que puede ser el deudor, acreedores o síndico, dialoga con el tribunal que dictó la sentencia y no con los demás interesados. DERECHO CONCURSAL CHILENO

339

RETIRO

Independientemente de la opinión que merezca tal calificación jurídica158, habremos de señalar que, para la legislación chilena y en tanto mantenga

la declara de oficio, en otras palabras, sin que persona alguna lo requiera en ese sentido, sólo porque lo ordena la ley.

El artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio califica la declaración de quiebra, como “sentencia definitiva”.

A este acreedor, que calificaremos como peticionario, el legislador le reconoce derechos diferentes al resto de los acreedores, derivados del esfuerzo emprendido en beneficio de estos últimos para obtener la declaratoria de quiebra o apertura de la liquidación.

Esta distinción no la consideramos irrelevante toda vez que conforme a lo prevenido en el artículo 3º del Co. Civil, las sentencias judiciales únicamente reconocen fuerza obligatoria en y respecto de las causas en que fueren pronunciadas, contra quienes fueron partes en ella, por regla general.

En nuestra opinión, los demás acreedores sólo interesan a la quiebra en la medida que comparezca en el procedimiento a los que Álvaro Puelma Accorsi, razonablemente, denomina acreedores concurrentes.

Esa línea hermenéutica es armónica, además, con lo aseverado por el mismo autor en el sentido que no corresponde calificar el proceso de quiebra como “juicio” o “causa”.

Sólo en ese evento habrán de ser tomados en cuenta para gozar de los dividendos y demás prerrogativas que les atribuye esa calidad, entre las cuales habremos de contemplar la posibilidad y derecho de participar de las juntas y decidir los destinos de los bienes afectos a concurso, entre otros aspectos substanciales.

Álvaro Puelma Accorsi discrepa de esa interpretación, aduciendo que los acreedores concursales incluyen, de igual manera, a quienes no han comparecido al procedimiento de quiebra, vale decir, para adoptar su misma nomenclatura, los “inconcurrentes”.

Álvaro Puelma Accorsi discrepa de esa interpretación, aduciendo que los acreedores concursales incluyen, de igual manera, a quienes no han comparecido al procedimiento de quiebra, vale decir, para adoptar su misma nomenclatura, los “inconcurrentes”.

Sólo en ese evento habrán de ser tomados en cuenta para gozar de los dividendos y demás prerrogativas que les atribuye esa calidad, entre las cuales habremos de contemplar la posibilidad y derecho de participar de las juntas y decidir los destinos de los bienes afectos a concurso, entre otros aspectos substanciales.

Esa línea hermenéutica es armónica, además, con lo aseverado por el mismo autor en el sentido que no corresponde calificar el proceso de quiebra como “juicio” o “causa”.

En nuestra opinión, los demás acreedores sólo interesan a la quiebra en la medida que comparezca en el procedimiento a los que Álvaro Puelma Accorsi, razonablemente, denomina acreedores concurrentes.

Esta distinción no la consideramos irrelevante toda vez que conforme a lo prevenido en el artículo 3º del Co. Civil, las sentencias judiciales únicamente reconocen fuerza obligatoria en y respecto de las causas en que fueren pronunciadas, contra quienes fueron partes en ella, por regla general.

A este acreedor, que calificaremos como peticionario, el legislador le reconoce derechos diferentes al resto de los acreedores, derivados del esfuerzo emprendido en beneficio de estos últimos para obtener la declaratoria de quiebra o apertura de la liquidación.

El artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio califica la declaración de quiebra, como “sentencia definitiva”.

la declara de oficio, en otras palabras, sin que persona alguna lo requiera en ese sentido, sólo porque lo ordena la ley.

Independientemente de la opinión que merezca tal calificación jurídica158, habremos de señalar que, para la legislación chilena y en tanto mantenga

GONZALO BAEZA OVALLE

158 Ya expusimos en capítulos anteriores los argumentos en pro y en contra de calificar de esa forma la resolución que declara la quiebra.

340

158

340

GONZALO BAEZA OVALLE

Ya expusimos en capítulos anteriores los argumentos en pro y en contra de calificar de esa forma la resolución que declara la quiebra.

TIRO

La resolución antedicha servirá como auto cabeza de proceso del procedimiento de liquidación que tipifica la quiebra como un instrumento

DERECHO CONCURSAL CHILENO

La constitución de estado que caracteriza a la declaración de quiebra o apertura del procedimiento de liquidación da lugar a una aplicación o efecto erga omnes, ya que efectivamente constituye una situación jurídica diferente a aquella que tenía antes de la apertura del concurso. Esa situación jurídica le otorga derechos, impone obligaciones e inhabilidades, al igual que también los otorga e impone a los acreedores.

su vigencia ese artículo, la declaración de quiebra constituye una sentencia definitiva.

341

Ahora bien, consideramos posible extender el cumplimiento de una sentencia a personas que jamás han concurrido al proceso, sin ser demandados por cierto, ya que en ese evento opera la institución de la rebeldía pero el proceso no se detiene por esa inconcurrencia contumaz. Los acreedores que no son peticionarios de la quiebra, de aplicar las regulaciones ordinarias que rigen los juicios, hablamos de los artículos 22 y 23 del Co. de Procedimiento Civil, entre otros, serían terceros y, en esa calidad, podrían invocar en su beneficio lo dispuesto en los incisos segundo y tercero del artículo 234 del mismo Código, al disponer: “El tercero en contra de quien se pida el cumplimiento del fallo podrá deducir, además, la excepción de no empecerle la sentencia y deberá formular su oposición dentro del plazo de diez días. “La oposición se tramitará en forma incidental, pero si las excepciones no reúnen los requisitos exigidos por el inciso 1º, se rechazará de plano.”

Si el procedimiento de quiebra constituyera un juicio y como tal, los concurrentes a él debieran ser calificados como “partes”, para seguir la estructuración del autor en referencia, correspondería aplicar las normas traídas a colación. Pero como los procedimientos concursales no dan lugar a la formación de un juicio, sino a un emprendimiento procesal cuyo propósito pasa por la constatación de una situación de hecho que será materia de la resolución que declara la quiebra, eso no ocurre.

Pero como los procedimientos concursales no dan lugar a la formación de un juicio, sino a un emprendimiento procesal cuyo propósito pasa por la constatación de una situación de hecho que será materia de la resolución que declara la quiebra, eso no ocurre. Si el procedimiento de quiebra constituyera un juicio y como tal, los concurrentes a él debieran ser calificados como “partes”, para seguir la estructuración del autor en referencia, correspondería aplicar las normas traídas a colación. “El tercero en contra de quien se pida el cumplimiento del fallo podrá deducir, además, la excepción de no empecerle la sentencia y deberá formular su oposición dentro del plazo de diez días. “La oposición se tramitará en forma incidental, pero si las excepciones no reúnen los requisitos exigidos por el inciso 1º, se rechazará de plano.”

Los acreedores que no son peticionarios de la quiebra, de aplicar las regulaciones ordinarias que rigen los juicios, hablamos de los artículos 22 y 23 del Co. de Procedimiento Civil, entre otros, serían terceros y, en esa calidad, podrían invocar en su beneficio lo dispuesto en los incisos segundo y tercero del artículo 234 del mismo Código, al disponer: Ahora bien, consideramos posible extender el cumplimiento de una sentencia a personas que jamás han concurrido al proceso, sin ser demandados por cierto, ya que en ese evento opera la institución de la rebeldía pero el proceso no se detiene por esa inconcurrencia contumaz. su vigencia ese artículo, la declaración de quiebra constituye una sentencia definitiva.

La constitución de estado que caracteriza a la declaración de quiebra o apertura del procedimiento de liquidación da lugar a una aplicación o efecto erga omnes, ya que efectivamente constituye una situación jurídica diferente a aquella que tenía antes de la apertura del concurso. Esa situación jurídica le otorga derechos, impone obligaciones e inhabilidades, al igual que también los otorga e impone a los acreedores.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

La resolución antedicha servirá como auto cabeza de proceso del procedimiento de liquidación que tipifica la quiebra como un instrumento

341

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

“Aparte de los deberes que su título imponga al liquidador, estará obligado: 1º A formar inventario, al tomar posesión de su cargo, de todas las existencias y deudas de cualquier naturaleza que sean, de los libros, correspondencia y papeles de la sociedad; 2º A continuar y concluir las operaciones pendientes al tiempo de la disolución; 3º A exigir la cuenta de su administración a los gerentes o cualquiera otro que haya manejado intereses de la sociedad; 4º A liquidar y cancelar las cuentas de la sociedad con terceros y con cada uno de los socios; 5º A cobrar los créditos activos, percibir su importe y otorgar los correspondientes finiquitos; 6º A vender las mercaderías y los muebles e inmuebles de la sociedad, aún cuando haya algún menor entre los socios, con tal que no sean destinados por éstos a ser divididos en especie;

342

Siendo el más antiguo y, por ende, revelador del espíritu general de la legislación, estimamos pertinente reiterar la cita ejemplar del artículo 413 del Co. de Comercio:

comercial idóneo para concluir un negocio en particular, vale decir, el afecto al concurso.

En todas las oportunidades en que el legislador ha visto la necesidad de regular los procesos de liquidación, adopta el mismo sistema y tramitación que el establecido para las quiebras o concursos.

Lo anterior implica que, a partir de la resolución que declara la quiebra, efectivamente se marca el inicio de la liquidación, al igual que la disolución de las sociedades comerciales también marcaba el comienzo de la liquidación.

Seamos más claros aún.

Este procedimiento reconoce una finalidad exclusiva de liquidación del activo del deudor declarado en quiebra, denominado fallido, lo que exige determinar su pasivo, como en todo trámite de liquidación, para dar curso a la distribución de las resultas entre los interesados, sean acreedores, solucionando sus acreencias o, deudores, para restituir el remanente en caso de haberlo.

Este procedimiento reconoce una finalidad exclusiva de liquidación del activo del deudor declarado en quiebra, denominado fallido, lo que exige determinar su pasivo, como en todo trámite de liquidación, para dar curso a la distribución de las resultas entre los interesados, sean acreedores, solucionando sus acreencias o, deudores, para restituir el remanente en caso de haberlo.

Seamos más claros aún.

Lo anterior implica que, a partir de la resolución que declara la quiebra, efectivamente se marca el inicio de la liquidación, al igual que la disolución de las sociedades comerciales también marcaba el comienzo de la liquidación.

En todas las oportunidades en que el legislador ha visto la necesidad de regular los procesos de liquidación, adopta el mismo sistema y tramitación que el establecido para las quiebras o concursos.

comercial idóneo para concluir un negocio en particular, vale decir, el afecto al concurso.

Siendo el más antiguo y, por ende, revelador del espíritu general de la legislación, estimamos pertinente reiterar la cita ejemplar del artículo 413 del Co. de Comercio:

GONZALO BAEZA OVALLE

“Aparte de los deberes que su título imponga al liquidador, estará obligado: 1º A formar inventario, al tomar posesión de su cargo, de todas las existencias y deudas de cualquier naturaleza que sean, de los libros, correspondencia y papeles de la sociedad; 2º A continuar y concluir las operaciones pendientes al tiempo de la disolución; 3º A exigir la cuenta de su administración a los gerentes o cualquiera otro que haya manejado intereses de la sociedad; 4º A liquidar y cancelar las cuentas de la sociedad con terceros y con cada uno de los socios; 5º A cobrar los créditos activos, percibir su importe y otorgar los correspondientes finiquitos; 6º A vender las mercaderías y los muebles e inmuebles de la sociedad, aún cuando haya algún menor entre los socios, con tal que no sean destinados por éstos a ser divididos en especie;

342

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

343

7º A presentar estados de la liquidación cuando los socios lo exijan; 8º A rendir al fin de la liquidación una cuenta general de su administración. Si el liquidador fuere el mismo gerente de la sociedad extinguida, deberá presentar en esa época la cuenta de su gestión.”

La liquidación de una sociedad, por consecuencia, no constituye un juicio, no obstante lo cual, siempre resulta posible que surjan controversias, como lo prevé el artículo 414 del Código de Comercio, en relación a la presentación de la cuenta del socio gerente o del liquidador y, en ese evento, corresponde dar inicio a un litigio, pero en relación a ese asunto, no a la liquidación misma. Bajo ese escenario, lo que queda en entredicho y, por ende, amerita una decisión judicial para terminar la controversia, radica en la gestión del gerente o del liquidador, no en el proceso de liquidación en sí. Por consecuencia, habremos de insistir que el espíritu general de la legislación, exactamente puesto en evidencia en la norma reiteradamente reproducida, que remonta a momentos tan alejados en el tiempo como la vigencia del Código de Comercio chileno, dejan de manifiesto que los procesos de liquidación de sociedades de por sí no dan lugar a la iniciación de un juicio, pero sí pueden dar ocasión a generar las circunstancias para que ello ocurra, pero en forma separada. Ahora bien, respondiendo el procedimiento de quiebra a la naturaleza jurídica de una liquidación, difícilmente podríamos concluir que enfrentamos un juicio o litigio, cuestión que tratamos latamente y a la cual remitimos con los argumentos agregados en los párrafos precedentes. Finalmente, la pretensión sustentada por el peticionario de la quiebra ante la autoridad consiste en que sea liquidado el patrimonio del deudor, en su expresión material afecta al concurso, en razón a que concurren en la especie los antecedentes de hecho que el legislador ha tipificado y denominado “causales de quiebra” como reveladores de una presunción fundada que dicho deudor se encuentra en insolvencia. Lo mismo y con mayor razón acontece en el evento que sea el propio deudor quien requiera del tribunal que libre el auto o declaración de quiebra.

Lo mismo y con mayor razón acontece en el evento que sea el propio deudor quien requiera del tribunal que libre el auto o declaración de quiebra. Finalmente, la pretensión sustentada por el peticionario de la quiebra ante la autoridad consiste en que sea liquidado el patrimonio del deudor, en su expresión material afecta al concurso, en razón a que concurren en la especie los antecedentes de hecho que el legislador ha tipificado y denominado “causales de quiebra” como reveladores de una presunción fundada que dicho deudor se encuentra en insolvencia. Ahora bien, respondiendo el procedimiento de quiebra a la naturaleza jurídica de una liquidación, difícilmente podríamos concluir que enfrentamos un juicio o litigio, cuestión que tratamos latamente y a la cual remitimos con los argumentos agregados en los párrafos precedentes. Por consecuencia, habremos de insistir que el espíritu general de la legislación, exactamente puesto en evidencia en la norma reiteradamente reproducida, que remonta a momentos tan alejados en el tiempo como la vigencia del Código de Comercio chileno, dejan de manifiesto que los procesos de liquidación de sociedades de por sí no dan lugar a la iniciación de un juicio, pero sí pueden dar ocasión a generar las circunstancias para que ello ocurra, pero en forma separada. Bajo ese escenario, lo que queda en entredicho y, por ende, amerita una decisión judicial para terminar la controversia, radica en la gestión del gerente o del liquidador, no en el proceso de liquidación en sí. La liquidación de una sociedad, por consecuencia, no constituye un juicio, no obstante lo cual, siempre resulta posible que surjan controversias, como lo prevé el artículo 414 del Código de Comercio, en relación a la presentación de la cuenta del socio gerente o del liquidador y, en ese evento, corresponde dar inicio a un litigio, pero en relación a ese asunto, no a la liquidación misma. 7º A presentar estados de la liquidación cuando los socios lo exijan; 8º A rendir al fin de la liquidación una cuenta general de su administración. Si el liquidador fuere el mismo gerente de la sociedad extinguida, deberá presentar en esa época la cuenta de su gestión.” DERECHO CONCURSAL CHILENO

343

RETIRO

ANABALÓN SANDERSON, Carlos. Ob. cit., Vol. I, p. 32.

GONZALO BAEZA OVALLE

GONZALO BAEZA OVALLE

ANABALÓN SANDERSON, Carlos. Ob. cit., Vol. I, p. 32.

344

159

A los procesos de liquidación comparecen interesados, no litigantes, como correctamente lo entiende Álvaro Puelma Accorsi.

Conviene recordar que los herederos no son los declarados en quiebra, aún más, bajo determinado punto de vista resultan protegidos por el legislador respecto de la apertura del concurso, estableciendo un beneficio de separación tanto en su favor como en el de los acreedores.

Carlos Anabalón Sanderson159 explica que todo aquel que legítimamente inicia una gestión judicial o interviene en un proceso a causa de un derecho que cree pertenecerle para que se le reconozca o ampare por el tribunal, según las circunstancias, es parte en las actuaciones correspondientes y lo son también, cualesquier interesado a quien afecte o pueda afectar los resultados de dicha gestión o intervención judicial.

Difícilmente esa masa de bienes puede ser considerada como “parte”, pero sí corresponde mantener el concepto de “interesados”, aludiendo ahora a los herederos y acreedores.

Aclara más adelante que, en ciertos aspectos del proceso, el mismo concepto resulta más simple o estricto y solamente mira a las personas directamente comprendidas por la demanda o relación procesal originaria, entre quienes se producen los cuasicontratos de litiscontestación, litiscontestacio o de litis consorcio.

No obstante, la integridad de esa elucubración cae en el mismo momento que el legislador no contempla sólo a las personas como susceptibles de quedar afectos a un procedimiento concursal, sino también a un conjunto de bienes, como acontece con la sucesión del deudor comerciante.

En atención a lo expuesto, entonces, aclaremos que la expresión “parte” en el proceso de quiebra, de insistir en el uso del término, sólo podría inscribir en la acepción amplia del concepto, lo que implica, todo interesado en los resultados de la gestión, en este caso, la liquidación que motiva la iniciativa procesal.

En atención a lo expuesto, entonces, aclaremos que la expresión “parte” en el proceso de quiebra, de insistir en el uso del término, sólo podría inscribir en la acepción amplia del concepto, lo que implica, todo interesado en los resultados de la gestión, en este caso, la liquidación que motiva la iniciativa procesal.

No obstante, la integridad de esa elucubración cae en el mismo momento que el legislador no contempla sólo a las personas como susceptibles de quedar afectos a un procedimiento concursal, sino también a un conjunto de bienes, como acontece con la sucesión del deudor comerciante.

Aclara más adelante que, en ciertos aspectos del proceso, el mismo concepto resulta más simple o estricto y solamente mira a las personas directamente comprendidas por la demanda o relación procesal originaria, entre quienes se producen los cuasicontratos de litiscontestación, litiscontestacio o de litis consorcio.

Difícilmente esa masa de bienes puede ser considerada como “parte”, pero sí corresponde mantener el concepto de “interesados”, aludiendo ahora a los herederos y acreedores.

Carlos Anabalón Sanderson159 explica que todo aquel que legítimamente inicia una gestión judicial o interviene en un proceso a causa de un derecho que cree pertenecerle para que se le reconozca o ampare por el tribunal, según las circunstancias, es parte en las actuaciones correspondientes y lo son también, cualesquier interesado a quien afecte o pueda afectar los resultados de dicha gestión o intervención judicial.

Conviene recordar que los herederos no son los declarados en quiebra, aún más, bajo determinado punto de vista resultan protegidos por el legislador respecto de la apertura del concurso, estableciendo un beneficio de separación tanto en su favor como en el de los acreedores.

A los procesos de liquidación comparecen interesados, no litigantes, como correctamente lo entiende Álvaro Puelma Accorsi.

159

344

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

345

De este modo, los herederos al igual que los socios de una compañía declarada en quiebra son interesados, en la medida que el resultado de la liquidación determinará en definitiva si queda algún remanente de la herencia luego de solucionar los créditos concurrentes o, en el caso de la sociedad, si queda algo de los activos sociales que pueda ser devuelto a los socios luego de solucionar las deudas sociales. Como, bajo tales respecto no resulta posible incluir en el concepto de “parte” del procedimiento aquello que remite a demandante y demandado, desde que, en primer lugar, no existe esa relación en la tramitación que antecede al eventual libramiento de la declaración de quiebra, ni tampoco con posterioridad a ella y, en segundo término, no es posible atribuir esa calidad a un grupo o conjunto de bienes que, como tales, no pueden ser sujetos de derecho en forma alguna. La sucesión del deudor comerciante, restringida a los bienes que la integran, no puede obrar en la vida del derecho. Ahora bien, dada todas esas singularidades que determinan que los procedimientos concursales sean únicos en su especie atendida a su finalidad de liquidación de bienes, en cuanto concierne a la tramitación judicial, el legislador vio la necesidad de regular las consecuencias que esa substanciación y la misma declaración de quiebra, traía aparejada para aquellos que exhibían o podían exhibir interés en los resultados de las gestiones atingentes al proceso de quiebra o liquidación concursal. Todos los lineamientos expuestos llevan a concluir que la denominación correcta sigue siendo de “interesados” y jamás de “parte” que, para estos efectos, su utilización generaría un escenario equívoco. Efectuadas todas esas prevenciones conceptuales, avancemos en el análisis de los concurrentes e inconcurrentes al proceso de quiebra. La primera persona que podría ser calificada como “interesado” es el deudor que, eventualmente, resulta afectado al ser dispuesto por el tribunal competente, el inicio de la liquidación de su patrimonio, a partir de la declaración de quiebra o apertura del concurso. Las demás personas que también pueden ser catalogados como “interesados”, en razón a su compromiso pecuniario en los resultados de las gestiones del procedimiento concursal son él o los acreedores peticionarios y, los acreedores, en general.

Las demás personas que también pueden ser catalogados como “interesados”, en razón a su compromiso pecuniario en los resultados de las gestiones del procedimiento concursal son él o los acreedores peticionarios y, los acreedores, en general. La primera persona que podría ser calificada como “interesado” es el deudor que, eventualmente, resulta afectado al ser dispuesto por el tribunal competente, el inicio de la liquidación de su patrimonio, a partir de la declaración de quiebra o apertura del concurso. Efectuadas todas esas prevenciones conceptuales, avancemos en el análisis de los concurrentes e inconcurrentes al proceso de quiebra. Todos los lineamientos expuestos llevan a concluir que la denominación correcta sigue siendo de “interesados” y jamás de “parte” que, para estos efectos, su utilización generaría un escenario equívoco. Ahora bien, dada todas esas singularidades que determinan que los procedimientos concursales sean únicos en su especie atendida a su finalidad de liquidación de bienes, en cuanto concierne a la tramitación judicial, el legislador vio la necesidad de regular las consecuencias que esa substanciación y la misma declaración de quiebra, traía aparejada para aquellos que exhibían o podían exhibir interés en los resultados de las gestiones atingentes al proceso de quiebra o liquidación concursal. Como, bajo tales respecto no resulta posible incluir en el concepto de “parte” del procedimiento aquello que remite a demandante y demandado, desde que, en primer lugar, no existe esa relación en la tramitación que antecede al eventual libramiento de la declaración de quiebra, ni tampoco con posterioridad a ella y, en segundo término, no es posible atribuir esa calidad a un grupo o conjunto de bienes que, como tales, no pueden ser sujetos de derecho en forma alguna. La sucesión del deudor comerciante, restringida a los bienes que la integran, no puede obrar en la vida del derecho. De este modo, los herederos al igual que los socios de una compañía declarada en quiebra son interesados, en la medida que el resultado de la liquidación determinará en definitiva si queda algún remanente de la herencia luego de solucionar los créditos concurrentes o, en el caso de la sociedad, si queda algo de los activos sociales que pueda ser devuelto a los socios luego de solucionar las deudas sociales. DERECHO CONCURSAL CHILENO

345

RETIRO

Ya revisamos este tema, pero volvamos a él sólo para recordar que Ricardo Sandoval López160 afirma que “Entre los sujetos activos de la quiebra

Hablamos de “acreedores en general” pues un acreedor que no ha comparecido jamás al proceso de quiebra carece de todos los derechos que remiten a un acreedor que sí ha concurrido, pero el acreedor inconcurrente, finalmente también puede ser alcanzado en su peculio por los efectos de la declaración de quiebra, pese a la referida inconcurrencia, desde el instante que ésta puede ser clausurada en términos de extinguir todos los saldos de crédito insolutos.

1.2. El peticionario de la quiebra no puede ser calificado como sujeto activo

Desde luego esos acreedores devienen en afectados antes de ese hecho, toda vez que de haber iniciado una ejecución, esta debe terminar como igualmente son alzados los embargos y si no ha dado curso a un juicio de esa especie, está inhabilitado para hacerlo a partir de la declaración de quiebra.

Igualmente creemos posible que intervengan terceros, de acuerdo con las reglas generales.

Más adelante y en su oportunidad, ahondaremos en los beneficios y cargas que corresponde a cada cual.

Todos ellos, de uno u otro modo son “interesados”, a quienes afectan los resultados y, más que eso, la existencia del procedimiento concursal de quiebra (no como demandantes ni demandados pues no es generada esa relación en los procedimientos concursales), no obstante lo cual, el tribunal sólo considerará como tales, a quienes se apersonen en el procedimiento.

De este modo, corresponde distinguir tres tipos de acreedores en el procedimiento concursal, el peticionario, el que concurrió a la instancia judicial, sin ser el peticionario y el que no lo hizo.

De este modo, corresponde distinguir tres tipos de acreedores en el procedimiento concursal, el peticionario, el que concurrió a la instancia judicial, sin ser el peticionario y el que no lo hizo.

Todos ellos, de uno u otro modo son “interesados”, a quienes afectan los resultados y, más que eso, la existencia del procedimiento concursal de quiebra (no como demandantes ni demandados pues no es generada esa relación en los procedimientos concursales), no obstante lo cual, el tribunal sólo considerará como tales, a quienes se apersonen en el procedimiento.

Más adelante y en su oportunidad, ahondaremos en los beneficios y cargas que corresponde a cada cual.

Igualmente creemos posible que intervengan terceros, de acuerdo con las reglas generales.

Desde luego esos acreedores devienen en afectados antes de ese hecho, toda vez que de haber iniciado una ejecución, esta debe terminar como igualmente son alzados los embargos y si no ha dado curso a un juicio de esa especie, está inhabilitado para hacerlo a partir de la declaración de quiebra.

1.2. El peticionario de la quiebra no puede ser calificado como sujeto activo

Hablamos de “acreedores en general” pues un acreedor que no ha comparecido jamás al proceso de quiebra carece de todos los derechos que remiten a un acreedor que sí ha concurrido, pero el acreedor inconcurrente, finalmente también puede ser alcanzado en su peculio por los efectos de la declaración de quiebra, pese a la referida inconcurrencia, desde el instante que ésta puede ser clausurada en términos de extinguir todos los saldos de crédito insolutos.

Ya revisamos este tema, pero volvamos a él sólo para recordar que Ricardo Sandoval López160 afirma que “Entre los sujetos activos de la quiebra

GONZALO BAEZA OVALLE

160 SANDOVAL LÓPEZ, Ricardo. Manual de Derecho Comercial, Editorial Jurídica de Chile, 1983, Tomo III, p. 65.

346

160

346

GONZALO BAEZA OVALLE

SANDOVAL LÓPEZ, Ricardo. Manual de Derecho Comercial, Editorial Jurídica de Chile, 1983, Tomo III, p. 65.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

347

encontramos en primer término al propio deudor que ha llegado a un estado patrimonial crítico y cuyos intereses este instituto se encarga de tutelar.” El sujeto activo, en términos procesales, remite a la persona que ha sido legalmente habilitada para dar inicio al impulso procesal, pero no cualquier impulso procesal, sino concretamente una demanda lo que supone que exista un demandado, en otras palabras, un sujeto pasivo. Para graficarlo de otra forma. Una persona que solicita la dictación de un auto de posesión efectiva respecto a una determinada herencia, no es sujeto activo pues su solicitud no puede ser calificada de una demanda de posesión efectiva. Es una petición enderezada a la autoridad para que sea constituido un estado, el de presunto heredero. Tan cierto resulta lo expuesto además de contradictorio lo planteado por Ricardo Sandoval López que luego afirma161 “Considerada la quiebra como una institución de tutela, el sujeto pasivo es siempre el deudor, cuya situación patrimonial crítica atenta contra los derechos personales y compromete intereses que trascienden las relaciones con sus acreedores”. Siguiendo esos lineamientos tendríamos el absurdo de un sujeto activo, el deudor que pide su propia quiebra que, a la vez, es sujeto pasivo. Esa postura carece de toda seriedad lógica y deriva de un mal entendimiento de la normativa concursal y principalmente, de su sentido o finalidad. Resulta tan poco ajustado a la ratio legis que anima transversalmente toda la legislación concursal que, además, tendríamos la incongruencia que el síndico de la quiebra, por disponerlo expresamente así los artículos 27 y 64 del Libro IV del Co. de Comercio, representaría al demandante y al demandado, en la medida que esos preceptos le asignan la representación de los intereses atingentes al concurso que corresponden al deudor y a los acreedores. En los procedimientos concursales, no sólo la intervención del o de los acreedores sino también del deudor, en su caso, reconoce como propósito

161

SANDOVAL LÓPEZ, Ricardo. Ob. cit., Tomo III, p. 75.

161

SANDOVAL LÓPEZ, Ricardo. Ob. cit., Tomo III, p. 75.

En los procedimientos concursales, no sólo la intervención del o de los acreedores sino también del deudor, en su caso, reconoce como propósito Resulta tan poco ajustado a la ratio legis que anima transversalmente toda la legislación concursal que, además, tendríamos la incongruencia que el síndico de la quiebra, por disponerlo expresamente así los artículos 27 y 64 del Libro IV del Co. de Comercio, representaría al demandante y al demandado, en la medida que esos preceptos le asignan la representación de los intereses atingentes al concurso que corresponden al deudor y a los acreedores. Siguiendo esos lineamientos tendríamos el absurdo de un sujeto activo, el deudor que pide su propia quiebra que, a la vez, es sujeto pasivo. Esa postura carece de toda seriedad lógica y deriva de un mal entendimiento de la normativa concursal y principalmente, de su sentido o finalidad. Tan cierto resulta lo expuesto además de contradictorio lo planteado por Ricardo Sandoval López que luego afirma161 “Considerada la quiebra como una institución de tutela, el sujeto pasivo es siempre el deudor, cuya situación patrimonial crítica atenta contra los derechos personales y compromete intereses que trascienden las relaciones con sus acreedores”. Para graficarlo de otra forma. Una persona que solicita la dictación de un auto de posesión efectiva respecto a una determinada herencia, no es sujeto activo pues su solicitud no puede ser calificada de una demanda de posesión efectiva. Es una petición enderezada a la autoridad para que sea constituido un estado, el de presunto heredero. El sujeto activo, en términos procesales, remite a la persona que ha sido legalmente habilitada para dar inicio al impulso procesal, pero no cualquier impulso procesal, sino concretamente una demanda lo que supone que exista un demandado, en otras palabras, un sujeto pasivo. encontramos en primer término al propio deudor que ha llegado a un estado patrimonial crítico y cuyos intereses este instituto se encarga de tutelar.” DERECHO CONCURSAL CHILENO

347

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

En efecto, de diversas regulaciones contenidas en el Libro IV del Co. de Comercio, cabe desprender tal realidad, en tanto reclama o exige, si se

348

La curiosidad que presenta esta suerte de asociación pasa por un fenómeno jurídico extraño: la ley reconoce su existencia.

obtener la intervención de la autoridad pública a través de la declaración de quiebra o apertura del concurso.

Naturalmente que esa virtual asociación no da lugar a la creación de una persona jurídica y, más bien, nos encontramos con la generación de una comunidad solidaria en la desgracia (comunidad de pérdida es denominada en doctrina) en la cual igualmente participa el deudor o afectado por la quiebra, con lo cual estamos absolutamente de acuerdo.

Ahora bien, ni el deudor ni el o los acreedores peticionarios están demandando a la autoridad central a través de sus tribunales de justicia, sino que lo requieren para que ejerciendo su ministerio constituya un “estado del deudor”, consistente en tenerlo como “fallido”, vale decir, “deudor que ha cesado en el pago de sus obligaciones” y, como explicábamos, a partir de allí surgen derechos y obligaciones tanto para ese deudor como para sus acreedores.

Tal asociación deviene en un imposible respecto de personas que no han concurrido al procedimiento, por no constar en el expediente su calidad de acreedores del deudor o, en su caso, fallido.

En general y bajo estos lineamientos, están facultados para instar por la intervención del sistema público, los acreedores, en la medida que hayan comparecido o concurrido a la instancia judicial, sea solicitando la referida intervención a través de la declaración de quiebra, sea dejando constancia de la existencia de su acreencia a través de la verificación de su crédito, quedando en claro que éste último no es un requerimiento sino una comunicación formal.

Lo anterior encuentra sentido asumiendo los conceptos entregados por la jurisprudencia en orden a que esos acreedores constituirían una asociación virtual de carácter procesal, impuesta por la ley.

Lo anterior encuentra sentido asumiendo los conceptos entregados por la jurisprudencia en orden a que esos acreedores constituirían una asociación virtual de carácter procesal, impuesta por la ley.

En general y bajo estos lineamientos, están facultados para instar por la intervención del sistema público, los acreedores, en la medida que hayan comparecido o concurrido a la instancia judicial, sea solicitando la referida intervención a través de la declaración de quiebra, sea dejando constancia de la existencia de su acreencia a través de la verificación de su crédito, quedando en claro que éste último no es un requerimiento sino una comunicación formal.

Tal asociación deviene en un imposible respecto de personas que no han concurrido al procedimiento, por no constar en el expediente su calidad de acreedores del deudor o, en su caso, fallido.

Ahora bien, ni el deudor ni el o los acreedores peticionarios están demandando a la autoridad central a través de sus tribunales de justicia, sino que lo requieren para que ejerciendo su ministerio constituya un “estado del deudor”, consistente en tenerlo como “fallido”, vale decir, “deudor que ha cesado en el pago de sus obligaciones” y, como explicábamos, a partir de allí surgen derechos y obligaciones tanto para ese deudor como para sus acreedores.

Naturalmente que esa virtual asociación no da lugar a la creación de una persona jurídica y, más bien, nos encontramos con la generación de una comunidad solidaria en la desgracia (comunidad de pérdida es denominada en doctrina) en la cual igualmente participa el deudor o afectado por la quiebra, con lo cual estamos absolutamente de acuerdo.

obtener la intervención de la autoridad pública a través de la declaración de quiebra o apertura del concurso.

La curiosidad que presenta esta suerte de asociación pasa por un fenómeno jurídico extraño: la ley reconoce su existencia.

GONZALO BAEZA OVALLE

En efecto, de diversas regulaciones contenidas en el Libro IV del Co. de Comercio, cabe desprender tal realidad, en tanto reclama o exige, si se

348

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

349

quiere, el “acuerdo de la junta de acreedores” que conforma la asociación precedentemente mencionada. Sólo de existir una entidad diferente a las personas que lo constituyen podríamos hablar con propiedad de una “voluntad” independientemente a la singularidad de sus partícipes. No obstante, eso ocurre en este caso, lo que ha dado pábulo para que los menos reflexivos sostengan que están encarando una colectividad considerada como una entidad distinta de cada uno de los acreedores que la componen, lo que no corresponde con la realidad, la letra de la ley y tampoco su espíritu. En este análisis surgen, con mayor fuerza, las diversas contradicciones a partir de propuestas que, tradicionalmente, recibieron escasos cuestionamientos al calificar la quiebra como un juicio (sin demandante ni demandado) y que, como estudiamos latamente, no reconoce fundamentos jurídicos ni de hecho para que directa o indirectamente pudiera serle atribuida la naturaleza indicada. a) Quiebra solicitada por el propio deudor El concurso provocado por iniciativa del propio deudor, obedeciendo al mandato legal que impone la obligación de proceder de esa manera conforma un paradigma de las contradicciones denunciadas al inicio de nuestro trabajo, al analizar la naturaleza jurídica de la quiebra y su equivocada calificación como “juicio”. Resulta poco comprensible asumir que responde a la calidad o naturaleza procesal de un “juicio” un fenómeno jurídico adjetivo en que el supuesto “demandado”, igualmente adquiere la condición de “demandante”, para usar los términos de quienes sustentan esa posición, respecto de sí mismo o, revisado desde otro punto de vista, que toma la representación de los intereses generales de personas que podrían “demandarlo” pero que no lo han hecho. Los conceptos referidos son los que conducen, necesariamente, a concluir que el denominado “juicio de quiebra”, en realidad, no responde a la

Los conceptos referidos son los que conducen, necesariamente, a concluir que el denominado “juicio de quiebra”, en realidad, no responde a la Resulta poco comprensible asumir que responde a la calidad o naturaleza procesal de un “juicio” un fenómeno jurídico adjetivo en que el supuesto “demandado”, igualmente adquiere la condición de “demandante”, para usar los términos de quienes sustentan esa posición, respecto de sí mismo o, revisado desde otro punto de vista, que toma la representación de los intereses generales de personas que podrían “demandarlo” pero que no lo han hecho. El concurso provocado por iniciativa del propio deudor, obedeciendo al mandato legal que impone la obligación de proceder de esa manera conforma un paradigma de las contradicciones denunciadas al inicio de nuestro trabajo, al analizar la naturaleza jurídica de la quiebra y su equivocada calificación como “juicio”. a) Quiebra solicitada por el propio deudor En este análisis surgen, con mayor fuerza, las diversas contradicciones a partir de propuestas que, tradicionalmente, recibieron escasos cuestionamientos al calificar la quiebra como un juicio (sin demandante ni demandado) y que, como estudiamos latamente, no reconoce fundamentos jurídicos ni de hecho para que directa o indirectamente pudiera serle atribuida la naturaleza indicada. No obstante, eso ocurre en este caso, lo que ha dado pábulo para que los menos reflexivos sostengan que están encarando una colectividad considerada como una entidad distinta de cada uno de los acreedores que la componen, lo que no corresponde con la realidad, la letra de la ley y tampoco su espíritu. Sólo de existir una entidad diferente a las personas que lo constituyen podríamos hablar con propiedad de una “voluntad” independientemente a la singularidad de sus partícipes. quiere, el “acuerdo de la junta de acreedores” que conforma la asociación precedentemente mencionada. DERECHO CONCURSAL CHILENO

349

RETIRO

La Excma. Corte Suprema ha fijado esa doctrina, como aparece del fallo citado en la Gaceta Jurídica, 1984, Nº 51, p. 44, al razonar que “si bien el artículo 41 de la ley de quiebras le impone al deudor el deber de solicitar la declaración de su quiebra antes que transcurran quince días contados desde la fecha en que haya cesado en el pago de una obligación mercantil, dicho término no es fatal, como para impedirle que lo haga con posterioridad a su vencimiento, toda vez que dicha norma no le consagra un derecho sino una obligación y porque, además, su demora en pedirla produce otros efectos posibles que en cada caso pudiera determinar el tribunal correspondiente”.

GONZALO BAEZA OVALLE

162

350

De la misma manera aparece como un contrasentido sostener que el fundamento de la existencia o creación de la quiebra pasa por armonizar los intereses del deudor, con los generales de sus acreedores, para evitar que estos, por un actuar compulsivo en aras de llegar primero a solucionar sus acreencias ante la insuficiencia pecuniaria acusada por el deudor, perjudiquen innecesariamente el patrimonio de ese deudor o, incluso, de los demás acreedores.

naturaleza jurídica de un “juicio” sino más bien, como ha sido explicado y demostrado, a un emprendimiento que exhibe distinta naturaleza dependiendo de la fase en la cual se desarrolle, desde que se trata, sin duda de un procedimiento, pero que precluye en sus etapas en términos de permitir identificar una naturaleza jurídica en cada una de ellas que es distinta de las que le siguen, pero ordenados teleológicamente en función de su propósito común, la liquidación de la organización productiva del deudor.

b) Quiebra con un solo acreedor

En síntesis, los procedimientos concursales no son lineales en su naturaleza jurídica, dicho esto en el sentido que no reconocen una homogeneidad monolítica en ese aspecto, como ya analizamos y remitimos a ello.

La regla general contemplada en el artículo 39 del Libro IV del Co. de Comercio es que todo deudor aparece facultado para obtener en estrados que sea abierto un concurso a su respecto a través de la declaración de su quiebra, pero aquellos referidos en el artículo 41 de ese Libro, han sido obligados a solicitar su declaración, bajo determinadas circunstancias, como tuvimos oportunidad de revisar al trazar el paralelo entre los primeros y estos últimos, lo cual no incide en la calificación de la naturaleza jurídica de cada fase o etapa de ese emprendimiento.162

La regla general contemplada en el artículo 39 del Libro IV del Co. de Comercio es que todo deudor aparece facultado para obtener en estrados que sea abierto un concurso a su respecto a través de la declaración de su quiebra, pero aquellos referidos en el artículo 41 de ese Libro, han sido obligados a solicitar su declaración, bajo determinadas circunstancias, como tuvimos oportunidad de revisar al trazar el paralelo entre los primeros y estos últimos, lo cual no incide en la calificación de la naturaleza jurídica de cada fase o etapa de ese emprendimiento.162

En síntesis, los procedimientos concursales no son lineales en su naturaleza jurídica, dicho esto en el sentido que no reconocen una homogeneidad monolítica en ese aspecto, como ya analizamos y remitimos a ello.

b) Quiebra con un solo acreedor

naturaleza jurídica de un “juicio” sino más bien, como ha sido explicado y demostrado, a un emprendimiento que exhibe distinta naturaleza dependiendo de la fase en la cual se desarrolle, desde que se trata, sin duda de un procedimiento, pero que precluye en sus etapas en términos de permitir identificar una naturaleza jurídica en cada una de ellas que es distinta de las que le siguen, pero ordenados teleológicamente en función de su propósito común, la liquidación de la organización productiva del deudor.

De la misma manera aparece como un contrasentido sostener que el fundamento de la existencia o creación de la quiebra pasa por armonizar los intereses del deudor, con los generales de sus acreedores, para evitar que estos, por un actuar compulsivo en aras de llegar primero a solucionar sus acreencias ante la insuficiencia pecuniaria acusada por el deudor, perjudiquen innecesariamente el patrimonio de ese deudor o, incluso, de los demás acreedores.

GONZALO BAEZA OVALLE

162 La Excma. Corte Suprema ha fijado esa doctrina, como aparece del fallo citado en la Gaceta Jurídica, 1984, Nº 51, p. 44, al razonar que “si bien el artículo 41 de la ley de quiebras le impone al deudor el deber de solicitar la declaración de su quiebra antes que transcurran quince días contados desde la fecha en que haya cesado en el pago de una obligación mercantil, dicho término no es fatal, como para impedirle que lo haga con posterioridad a su vencimiento, toda vez que dicha norma no le consagra un derecho sino una obligación y porque, además, su demora en pedirla produce otros efectos posibles que en cada caso pudiera determinar el tribunal correspondiente”.

350

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

351

Esa realidad impulsó la generación de un mecanismo para conciliar todos estos intereses en juego, evitando las ejecuciones individuales, en pro de lograr una solución al problema de la insolvencia del deudor. Pues bien, encaramos un escenario enteramente diferente e incluso sorprendente: la existencia de un solo acreedor que solicita la apertura del procedimiento concursal a través de la declaración de quiebra. ¿Procede o no acoger su petición e iniciar la intervención del Estado del patrimonio concursable del deudor? Para evitar dificultades de interpretación, estimamos que el legislador obró atinadamente al resolver expresamente esa situación, como deriva de lo prevenido en el artículo 40 del Libro IV del Co. de Comercio, que dispone: “El deudor podrá ser declarado en quiebra aunque tenga un solo acreedor, siempre que concurran los demás requisitos legales.” Pese a que ese precepto remonta a los orígenes mismos de las regulaciones concursales surgidas a partir del Code de Commerce de 1807, estimamos que aceptar la quiebra con un solo acreedor trasgrede el sentido de la institución y tal cosa surge con bastante evidencia a partir de otras regulaciones contenidas en el Libro IV del Co. de Comercio que contradicen el precepto en referencia. Ese precepto habría exigido la armonización con otras regulaciones que suponen la existencia de una multiplicidad de acreedores, como ocurre, verbi gracia, con los incisos 2º y 3º del artículo 102 de ese Libro. Artículo 102: Inciso 2º: “Las reuniones de la junta se constituirán cuando concurran dos o más acreedores que representen un porcentaje no inferior al veinticinco por ciento de los créditos con derecho a voto, salvo que esta ley establezca un quórum especial.” Inciso 3º: “Los acuerdos adoptados con el voto conforme de no menos de dos acreedores que sumen mayoría absoluta de los créditos presentes en la reunión con derecho a voto, salvo que la ley exija una mayoría especial. En caso de empate corresponderá decidir a quien presida la reunión”.

Inciso 2º: “Las reuniones de la junta se constituirán cuando concurran dos o más acreedores que representen un porcentaje no inferior al veinticinco por ciento de los créditos con derecho a voto, salvo que esta ley establezca un quórum especial.” Inciso 3º: “Los acuerdos adoptados con el voto conforme de no menos de dos acreedores que sumen mayoría absoluta de los créditos presentes en la reunión con derecho a voto, salvo que la ley exija una mayoría especial. En caso de empate corresponderá decidir a quien presida la reunión”. Artículo 102:

Ese precepto habría exigido la armonización con otras regulaciones que suponen la existencia de una multiplicidad de acreedores, como ocurre, verbi gracia, con los incisos 2º y 3º del artículo 102 de ese Libro. Pese a que ese precepto remonta a los orígenes mismos de las regulaciones concursales surgidas a partir del Code de Commerce de 1807, estimamos que aceptar la quiebra con un solo acreedor trasgrede el sentido de la institución y tal cosa surge con bastante evidencia a partir de otras regulaciones contenidas en el Libro IV del Co. de Comercio que contradicen el precepto en referencia. “El deudor podrá ser declarado en quiebra aunque tenga un solo acreedor, siempre que concurran los demás requisitos legales.” Para evitar dificultades de interpretación, estimamos que el legislador obró atinadamente al resolver expresamente esa situación, como deriva de lo prevenido en el artículo 40 del Libro IV del Co. de Comercio, que dispone: ¿Procede o no acoger su petición e iniciar la intervención del Estado del patrimonio concursable del deudor? Pues bien, encaramos un escenario enteramente diferente e incluso sorprendente: la existencia de un solo acreedor que solicita la apertura del procedimiento concursal a través de la declaración de quiebra. Esa realidad impulsó la generación de un mecanismo para conciliar todos estos intereses en juego, evitando las ejecuciones individuales, en pro de lograr una solución al problema de la insolvencia del deudor. DERECHO CONCURSAL CHILENO

351

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Despejado lo anterior, concordemos en que siendo un hecho cierto, a estas alturas, que la apertura de concurso a través de la declaración de quiebra genera derechos y obligaciones para el deudor y acreedores, en el escenario descrito, en que sólo concurre un solo acreedor, esos derechos y obligaciones podrán representar una situación más favorable o de mejor

352

Por consiguiente, corresponderá al tribunal de la quiebra resolver las dificultades de funcionamiento, operación o constitución que presente la junta de acreedores ante el hecho de existir un solo acreedor.

Igualmente enfrentamos una situación difícil de resolver con la existencia de un solo acreedor, a la vista de lo prevenido por el artículo 108 del Libro IV del Co. de Comercio, en tanto prescribe:

Esa propuesta deviene como una cuestión no sólo insostenible sino carente de seriedad, desde que no hayamos una excepción para aplicar las causales de quiebra y su efecto, la declaración de quiebra o apertura del procedimiento concursal de liquidación, que podamos hacer consistir en que el deudor sólo cuenta con un solo acreedor, de manera que tampoco descubrimos una oportunidad procesal ni resulta pertinente a la declaración judicial solicitada al tribunal competente para que el deudor pruebe la circunstancia indicada, demostrando su irrelevancia sustantiva.

“En la primera junta se tratará especialmente sobre las siguientes materias: … 4. Designar de entre los acreedores con derecho a voto o sus representantes, un presidente y un secretario, titular y suplente, para las futuras reuniones. Si concurrieren menos de cuatro personas, se procederá solamente a la designación de presidente y secretario titulares, …”

La interpretación que cabría asignar al artículo 40 del Libro IV del Co. de Comercio según aquellos que afirman la imposibilidad de la quiebra con un solo acreedor sería que constituye sólo una presunción simplemente legal que libera al acreedor solicitante de la necesidad de acreditar que el fallido cumple con este requisito de tener múltiples acreedores, invirtiendo el onus probandis.

Atendidas las prevenciones indicadas y a la vista de lo dispuesto por el artículo 22 del Co. Civil, algunos concluyen equivocadamente que en nuestro sistema jurídico no sería posible someter a concurso a quien, no obstante estar en cesación de pagos, exhibe un solo acreedor.

Atendidas las prevenciones indicadas y a la vista de lo dispuesto por el artículo 22 del Co. Civil, algunos concluyen equivocadamente que en nuestro sistema jurídico no sería posible someter a concurso a quien, no obstante estar en cesación de pagos, exhibe un solo acreedor.

La interpretación que cabría asignar al artículo 40 del Libro IV del Co. de Comercio según aquellos que afirman la imposibilidad de la quiebra con un solo acreedor sería que constituye sólo una presunción simplemente legal que libera al acreedor solicitante de la necesidad de acreditar que el fallido cumple con este requisito de tener múltiples acreedores, invirtiendo el onus probandis.

“En la primera junta se tratará especialmente sobre las siguientes materias: … 4. Designar de entre los acreedores con derecho a voto o sus representantes, un presidente y un secretario, titular y suplente, para las futuras reuniones. Si concurrieren menos de cuatro personas, se procederá solamente a la designación de presidente y secretario titulares, …”

Esa propuesta deviene como una cuestión no sólo insostenible sino carente de seriedad, desde que no hayamos una excepción para aplicar las causales de quiebra y su efecto, la declaración de quiebra o apertura del procedimiento concursal de liquidación, que podamos hacer consistir en que el deudor sólo cuenta con un solo acreedor, de manera que tampoco descubrimos una oportunidad procesal ni resulta pertinente a la declaración judicial solicitada al tribunal competente para que el deudor pruebe la circunstancia indicada, demostrando su irrelevancia sustantiva.

Igualmente enfrentamos una situación difícil de resolver con la existencia de un solo acreedor, a la vista de lo prevenido por el artículo 108 del Libro IV del Co. de Comercio, en tanto prescribe:

Por consiguiente, corresponderá al tribunal de la quiebra resolver las dificultades de funcionamiento, operación o constitución que presente la junta de acreedores ante el hecho de existir un solo acreedor.

GONZALO BAEZA OVALLE

Despejado lo anterior, concordemos en que siendo un hecho cierto, a estas alturas, que la apertura de concurso a través de la declaración de quiebra genera derechos y obligaciones para el deudor y acreedores, en el escenario descrito, en que sólo concurre un solo acreedor, esos derechos y obligaciones podrán representar una situación más favorable o de mejor

352

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

353

conveniencia que intentar obtener el pago de sus créditos a través del sistema de juicio ejecutivo. Por cierto que la incautación y desasimiento que operan como efecto inmediato de la quiebra constituye una seguridad para ese único acreedor en el sentido que el deudor no usará o quedará imposibilitado de usar enmarañados caminos para evadir los designios de la justicia, en tanto ese acreedor, por medio del síndico, toma el control de todos los bienes del deudor afectos al concurso, por lo cual, el costo involucrado para el acreedor en razón de la quiebra aparece compensado sobradamente por la seguridad del pago que obtiene a través de ella. Dado el imperativo legal que pesa sobre el tribunal de dictaminar en todos los asuntos sometidos a su conocimiento en los que el peticionario o solicitante requiera su manifestación jurisdiccional, en razón al principio de la inexcusabilidad, aquellas materias que no sea posible resolver a la junta de acreedores por no reunir el quórum respectivo, corresponderá que sean decididas por el tribunal de la quiebra, librando la pertinente resolución, a la cual siempre reenviará esa normativa al quedar prohibido que se abstraiga o excuse para decidir los asuntos entregados a su conocimiento en el ámbito de su competencia, como va dicho. c) Prohibición legal para pedir la quiebra que afecta a algunos acreedores Analizando las distintas personas que ha tenido en vista el legislador para establecer las prohibiciones que analizaremos, cual más cual menos, todas aparecen involucradas en una situación en que resulta razonable asumir que puedan perder la objetividad al extremo de provocar un concurso o abrir los procedimientos concursales por motivaciones ajenas a las tenidas en vista por la ley al instaurar esos mecanismos de estabilización económica y composición social. Esos casos los encontramos contemplados en los siguientes preceptos contenidos en el Libro IV del Co. de Comercio: Artículo 46: “No podrán solicitar la declaración de quiebra, en sus respectivos casos, el marido acreedor de su mujer, la mujer acreedora de su marido, el hijo acreedor de su padre y el padre acreedor de su hijo”.

Artículo 46: “No podrán solicitar la declaración de quiebra, en sus respectivos casos, el marido acreedor de su mujer, la mujer acreedora de su marido, el hijo acreedor de su padre y el padre acreedor de su hijo”.

Esos casos los encontramos contemplados en los siguientes preceptos contenidos en el Libro IV del Co. de Comercio: Analizando las distintas personas que ha tenido en vista el legislador para establecer las prohibiciones que analizaremos, cual más cual menos, todas aparecen involucradas en una situación en que resulta razonable asumir que puedan perder la objetividad al extremo de provocar un concurso o abrir los procedimientos concursales por motivaciones ajenas a las tenidas en vista por la ley al instaurar esos mecanismos de estabilización económica y composición social. c) Prohibición legal para pedir la quiebra que afecta a algunos acreedores Dado el imperativo legal que pesa sobre el tribunal de dictaminar en todos los asuntos sometidos a su conocimiento en los que el peticionario o solicitante requiera su manifestación jurisdiccional, en razón al principio de la inexcusabilidad, aquellas materias que no sea posible resolver a la junta de acreedores por no reunir el quórum respectivo, corresponderá que sean decididas por el tribunal de la quiebra, librando la pertinente resolución, a la cual siempre reenviará esa normativa al quedar prohibido que se abstraiga o excuse para decidir los asuntos entregados a su conocimiento en el ámbito de su competencia, como va dicho. Por cierto que la incautación y desasimiento que operan como efecto inmediato de la quiebra constituye una seguridad para ese único acreedor en el sentido que el deudor no usará o quedará imposibilitado de usar enmarañados caminos para evadir los designios de la justicia, en tanto ese acreedor, por medio del síndico, toma el control de todos los bienes del deudor afectos al concurso, por lo cual, el costo involucrado para el acreedor en razón de la quiebra aparece compensado sobradamente por la seguridad del pago que obtiene a través de ella. conveniencia que intentar obtener el pago de sus créditos a través del sistema de juicio ejecutivo. DERECHO CONCURSAL CHILENO

353

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Esa conforma una razón más, como explicábamos, para concluir que constituye un error grave hablar de “parte”, como supuesto demandado

354

Aclaremos que ese representa un efecto de resultado pero no les afecta la quiebra en sí, como estado jurídico, en la medida que a ellos no se extiende la apertura del concurso.

Artículo 47: “El socio comanditario no puede demandar la declaración de quiebra de la sociedad a que pertenece, pero si es acreedor particular de la misma, puede provocarla en este carácter”.

En ese evento las personas afectadas por la apertura del concurso serán los herederos, ante la eventualidad de ver diluirse la herencia en razón al pago de las deudas del causante.

Curiosamente, concurriendo las vinculaciones personales descritas, el legislador consideró necesario asumir en sus propias manos la mantención de cierta armonía en las relaciones para evitar que, pese a los vínculos existentes con el deudor, fueran olvidadas relaciones familiares o comerciales de confianza que, en un comportamiento normal, harían desistir al interesado de emprender un camino que, de muchas maneras, resulta infamante u oprobioso para el deudor.

Como cuestión previa reiteremos lo expuesto en el número precedente, en el sentido que no sólo las personas pueden quedar sujetos a un procedimiento concursal, sino también un conjunto de bienes, como acontece con la sucesión del deudor comerciante, que conforma una universalidad jurídica.

El legislador, al menos en este escenario, no tuvo confianza en el actuar armonioso, objetivo y normal de los interesados. Habríamos preferido, por cierto, que demostrara igual o mayor preocupación todavía, en cuestiones que reclaman en forma apremiante su intervención, como el uso y abuso de la personalidad jurídica pero, siempre es bueno un comienzo.

2.1. Importancia

2. AFECTADOS A UN PROCEDIMIENTO CONCURSAL

2. AFECTADOS A UN PROCEDIMIENTO CONCURSAL

2.1. Importancia

El legislador, al menos en este escenario, no tuvo confianza en el actuar armonioso, objetivo y normal de los interesados. Habríamos preferido, por cierto, que demostrara igual o mayor preocupación todavía, en cuestiones que reclaman en forma apremiante su intervención, como el uso y abuso de la personalidad jurídica pero, siempre es bueno un comienzo.

Como cuestión previa reiteremos lo expuesto en el número precedente, en el sentido que no sólo las personas pueden quedar sujetos a un procedimiento concursal, sino también un conjunto de bienes, como acontece con la sucesión del deudor comerciante, que conforma una universalidad jurídica.

Curiosamente, concurriendo las vinculaciones personales descritas, el legislador consideró necesario asumir en sus propias manos la mantención de cierta armonía en las relaciones para evitar que, pese a los vínculos existentes con el deudor, fueran olvidadas relaciones familiares o comerciales de confianza que, en un comportamiento normal, harían desistir al interesado de emprender un camino que, de muchas maneras, resulta infamante u oprobioso para el deudor.

En ese evento las personas afectadas por la apertura del concurso serán los herederos, ante la eventualidad de ver diluirse la herencia en razón al pago de las deudas del causante.

Artículo 47: “El socio comanditario no puede demandar la declaración de quiebra de la sociedad a que pertenece, pero si es acreedor particular de la misma, puede provocarla en este carácter”.

Aclaremos que ese representa un efecto de resultado pero no les afecta la quiebra en sí, como estado jurídico, en la medida que a ellos no se extiende la apertura del concurso.

GONZALO BAEZA OVALLE

Esa conforma una razón más, como explicábamos, para concluir que constituye un error grave hablar de “parte”, como supuesto demandado

354

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

355

a “quien” es afectado por el concurso, desde que ese “quien” puede ser el referido conjunto de bienes constituidos por la sucesión del deudor comerciante y, por ende, jamás podrá asumir como sujeto de derechos ni deviene jurídicamente aceptable considerarlo como tal, bajo ninguna circunstancia. La relevancia de especificar el afectado en cada concurso, sean personas o conjunto de bienes, radica en que tal precisión permite circunscribir el nivel de protección de los valores jurídicamente tutelados. Para entender cabalmente esta materia conviene revisar los fundamentos tenidos a la vista por el legislador para establecer las personas o grupo de bienes que pueden ser declaradas en quiebra, las que no debemos confundir con aquellas indicadas en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio, que son las obligadas a solicitar su propia quiebra. Junto con lo expuesto emerge el tema, no menor, de la extensión de la quiebra y, por ende quienes directa o indirectamente, adquieren esa calidad, en consideración al bien jurídico protegido que, en una primera aproximación, obviamente, pasa por resolver el problema de la insolvencia del deudor en beneficio de los acreedores, de la sociedad y del mismo deudor fallido, pero en último término, también tutela el orden público económico en vista de las explicaciones sobre el origen de la quiebra como mecanismo de composición social que entregamos al inicio. El asunto adquiere ribetes de un interés más profundo y pasa a comprometer el orden público económico cuando la insolvencia del deudor conforma un producto de divisiones, fusiones o transformaciones de sociedades, por ejemplo, evento en el cual el procedimiento concursal puede responder a un resultado deseado o previsible por el fallido en miras de un propósito doloso de ocultamiento de bienes o blanqueo de capitales. No estimamos dable sustentar, en ese escenario, que el único afectado por la quiebra queda reducido a quien, formalmente, aparece como deudor, liberando aquellas ficciones jurídicas creadas o generadas a partir o por iniciativa del referido deudor formal o aparente, determinando una reducción significativa de su patrimonio original, en evidente o potencial perjuicio de los acreedores.

No estimamos dable sustentar, en ese escenario, que el único afectado por la quiebra queda reducido a quien, formalmente, aparece como deudor, liberando aquellas ficciones jurídicas creadas o generadas a partir o por iniciativa del referido deudor formal o aparente, determinando una reducción significativa de su patrimonio original, en evidente o potencial perjuicio de los acreedores. El asunto adquiere ribetes de un interés más profundo y pasa a comprometer el orden público económico cuando la insolvencia del deudor conforma un producto de divisiones, fusiones o transformaciones de sociedades, por ejemplo, evento en el cual el procedimiento concursal puede responder a un resultado deseado o previsible por el fallido en miras de un propósito doloso de ocultamiento de bienes o blanqueo de capitales. Junto con lo expuesto emerge el tema, no menor, de la extensión de la quiebra y, por ende quienes directa o indirectamente, adquieren esa calidad, en consideración al bien jurídico protegido que, en una primera aproximación, obviamente, pasa por resolver el problema de la insolvencia del deudor en beneficio de los acreedores, de la sociedad y del mismo deudor fallido, pero en último término, también tutela el orden público económico en vista de las explicaciones sobre el origen de la quiebra como mecanismo de composición social que entregamos al inicio. Para entender cabalmente esta materia conviene revisar los fundamentos tenidos a la vista por el legislador para establecer las personas o grupo de bienes que pueden ser declaradas en quiebra, las que no debemos confundir con aquellas indicadas en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio, que son las obligadas a solicitar su propia quiebra. La relevancia de especificar el afectado en cada concurso, sean personas o conjunto de bienes, radica en que tal precisión permite circunscribir el nivel de protección de los valores jurídicamente tutelados. a “quien” es afectado por el concurso, desde que ese “quien” puede ser el referido conjunto de bienes constituidos por la sucesión del deudor comerciante y, por ende, jamás podrá asumir como sujeto de derechos ni deviene jurídicamente aceptable considerarlo como tal, bajo ninguna circunstancia. DERECHO CONCURSAL CHILENO

355

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Sólo las impugnaciones son materia judicial, lo que ocurre en todas las legislaciones concursales a que hemos hecho referencia como legislación comparada, de modo que no es, ni por lejos, una propuesta innovativa.

356

Lo expuesto apoya el restablecimiento de los tribunales de comercio, como una manera de abordar eficientemente estas materias, además de retirar de la tramitación judicial aspectos de los concursos netamente administrativos, como por ejemplo, las verificaciones.

Si la protección del acreedor representara una finalidad primordial de todos los procedimientos concursales, habríamos de colegir, forzosamente, que el juego de las inoponibilidades y emplazamientos implícitos en esta modalidad de emprendimiento procesal pasaría por adquirir una particular relevancia como una implementación de una tutela colectiva que atiende a proteger, como explicamos, el orden público económico, como primera prioridad.

Insistimos, para alcanzar esa finalidad, pasa a ser indispensable que el tribunal de la quiebra exhiba la voluntad y posibilidad material de hacerlo y, además, cuente con el debido respaldo en el esfuerzo de sus superiores jerárquicos con el objeto de indagar en la situación.

Las recientes modificaciones legales del sistema concursal, ligeramente, han tocado ese tema, pero sin la determinación y audacia, no sólo suficiente sino obligatoria con la cual habría sido preciso asumir esa labor legislativa para resolver las dificultades anotadas que conllevan una mayor aplicación de inteligencia que la habitual en el comercio.

En efecto, bastaría con remitir al espíritu general de la institución además de la legislación que, bajo todo punto de vista, castiga a quien pretende aprovechar su propio dolo en perjuicio de sus acreedores, alterando en su beneficio las regulaciones que permiten el equilibrado funcionamiento comercial y económico de la sociedad toda, para desarmar las maquinaciones urdidas por el fallido y/o terceros concurrentes en la conducta.

Con todo, para alcanzar el propósito indicado ni siquiera asumimos como necesario modificar la ley siempre que los tribunales pudieran ejercer su ministerio con menor grado de nominalismo o formalismo, a lo cual conspira por cierto, el recargo de trabajo, escasez de tiempo y falta de incentivos efectivos.

Con todo, para alcanzar el propósito indicado ni siquiera asumimos como necesario modificar la ley siempre que los tribunales pudieran ejercer su ministerio con menor grado de nominalismo o formalismo, a lo cual conspira por cierto, el recargo de trabajo, escasez de tiempo y falta de incentivos efectivos.

En efecto, bastaría con remitir al espíritu general de la institución además de la legislación que, bajo todo punto de vista, castiga a quien pretende aprovechar su propio dolo en perjuicio de sus acreedores, alterando en su beneficio las regulaciones que permiten el equilibrado funcionamiento comercial y económico de la sociedad toda, para desarmar las maquinaciones urdidas por el fallido y/o terceros concurrentes en la conducta.

Las recientes modificaciones legales del sistema concursal, ligeramente, han tocado ese tema, pero sin la determinación y audacia, no sólo suficiente sino obligatoria con la cual habría sido preciso asumir esa labor legislativa para resolver las dificultades anotadas que conllevan una mayor aplicación de inteligencia que la habitual en el comercio.

Insistimos, para alcanzar esa finalidad, pasa a ser indispensable que el tribunal de la quiebra exhiba la voluntad y posibilidad material de hacerlo y, además, cuente con el debido respaldo en el esfuerzo de sus superiores jerárquicos con el objeto de indagar en la situación.

Si la protección del acreedor representara una finalidad primordial de todos los procedimientos concursales, habríamos de colegir, forzosamente, que el juego de las inoponibilidades y emplazamientos implícitos en esta modalidad de emprendimiento procesal pasaría por adquirir una particular relevancia como una implementación de una tutela colectiva que atiende a proteger, como explicamos, el orden público económico, como primera prioridad.

Lo expuesto apoya el restablecimiento de los tribunales de comercio, como una manera de abordar eficientemente estas materias, además de retirar de la tramitación judicial aspectos de los concursos netamente administrativos, como por ejemplo, las verificaciones.

GONZALO BAEZA OVALLE

Sólo las impugnaciones son materia judicial, lo que ocurre en todas las legislaciones concursales a que hemos hecho referencia como legislación comparada, de modo que no es, ni por lejos, una propuesta innovativa.

356

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

357

Por último, el síndico debe ser independiente, tanto del deudor como de los acreedores, lo que habremos de reconocer que no acontece en el día de hoy e incluso algunos tribunales estiman que la ley no los faculta para sancionarlos ni destituirlos aún cuando cometa cualquier barbaridad o ilegalidad, a menos que esa sanción sea propuesta por la Superintendencia de Quiebras, lo que no reconoce fundamento en los textos legales, de modo que se transforma en una auto limitación de los tribunales, dejando en claro la inseguridad con que ellos se mueven en este ámbito. Como veremos al analizar el proyecto de reforma, esa situación evidencia la necesidad de sustraer del conocimiento y resolución de los tribunales ordinarios las cuestiones relativas a la quiebra, por ser de una especialidad que escapa al conocimiento de un tribunal común y, además, en muchas oportunidades, la trascendencia de los asuntos envueltos en estos procedimientos resultan atemorizantes para los jueces ordinarios, lo que es razonable además de comprensible. De esta suerte, entonces, el estudio del afectado por el procedimiento concursal no queda agotado con la revisión de los casos explícitamente considerados por el legislador. Igualmente y, quizás, con mayor razón y apremio habrá de comprender, a quienes implícitamente o por aplicación de otras normas legales, deben entenderse válidamente emplazados en este proceso, aún cuando no haya sido notificados directamente, lo que deviene como la consecuencia más radical en la propuesta formulada. Para un mejor entendimiento, cabe dejar constancia a modo de síntesis, que puede ser afectado por una declaración de quiebra toda persona (natural o jurídica), como también un grupo de bienes, recibiendo un trato diferente aquellas personas que ejercen una actividad comercial, industrial, minera o agrícola de quienes no lo hacen e incluso entidades que no son consideradas personas, como el referido grupo de bienes de la sucesión del deudor comerciante. Conviene realizar una somera comparación entre el deudor común y aquél del artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio, para luego referirnos a la extensión o comunicabilidad del estado de quiebra, concluyendo, en último

Conviene realizar una somera comparación entre el deudor común y aquél del artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio, para luego referirnos a la extensión o comunicabilidad del estado de quiebra, concluyendo, en último Para un mejor entendimiento, cabe dejar constancia a modo de síntesis, que puede ser afectado por una declaración de quiebra toda persona (natural o jurídica), como también un grupo de bienes, recibiendo un trato diferente aquellas personas que ejercen una actividad comercial, industrial, minera o agrícola de quienes no lo hacen e incluso entidades que no son consideradas personas, como el referido grupo de bienes de la sucesión del deudor comerciante. Igualmente y, quizás, con mayor razón y apremio habrá de comprender, a quienes implícitamente o por aplicación de otras normas legales, deben entenderse válidamente emplazados en este proceso, aún cuando no haya sido notificados directamente, lo que deviene como la consecuencia más radical en la propuesta formulada. De esta suerte, entonces, el estudio del afectado por el procedimiento concursal no queda agotado con la revisión de los casos explícitamente considerados por el legislador. Como veremos al analizar el proyecto de reforma, esa situación evidencia la necesidad de sustraer del conocimiento y resolución de los tribunales ordinarios las cuestiones relativas a la quiebra, por ser de una especialidad que escapa al conocimiento de un tribunal común y, además, en muchas oportunidades, la trascendencia de los asuntos envueltos en estos procedimientos resultan atemorizantes para los jueces ordinarios, lo que es razonable además de comprensible. Por último, el síndico debe ser independiente, tanto del deudor como de los acreedores, lo que habremos de reconocer que no acontece en el día de hoy e incluso algunos tribunales estiman que la ley no los faculta para sancionarlos ni destituirlos aún cuando cometa cualquier barbaridad o ilegalidad, a menos que esa sanción sea propuesta por la Superintendencia de Quiebras, lo que no reconoce fundamento en los textos legales, de modo que se transforma en una auto limitación de los tribunales, dejando en claro la inseguridad con que ellos se mueven en este ámbito. DERECHO CONCURSAL CHILENO

357

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

b) La ley contempla una mayor cantidad de causales para declarar la quiebra del deudor calificado que en relación con el resto de los deudores o deudor común, otorgando más facilidades al acreedor para que sea abierto el procedimiento concursal.

358

Si el plazo hubiera sido fatal, el deudor habría visto extinguido su derecho a solicitarla, sin embargo eso no acontece de ese modo, como revisamos, dado que tales extremos no ayudan a alcanzar el propósito perseguido por el legislador al establecer la tutela colectiva representada por el proceso de quiebra.

término, con el estudio de las regulaciones aplicables a ciertas personas por su especial condición en el universo social que así lo justifica.

La no fatalidad del plazo indicado deriva, precisamente, de la diversa sanción que impuso el legislador para el evento de incumplimiento.

2.2. Deudor calificado y deudor común

2) Pierde el derecho a alimentos que recae sobre la masa (art. 60) en su beneficio.

Recibe la denominación de “deudor calificado”, aquél descrito en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio.

1) Surge una presunción de culpabilidad de su quiebra (art. 219) y,

El resto de los deudores son denominados “comunes”.

Si el deudor calificado no solicita la declaración de su quiebra o lo hace extemporáneamente, recibe las siguientes sanciones:

Entre el deudor calificado y el común estimamos factible generar el siguiente paralelo:

a) El deudor calificado debe solicitar su quiebra dentro de los quince días siguientes, a partir de la fecha en que haya cesado en el pago de una obligación mercantil. No existe esa obligación respecto del deudor común.

a) El deudor calificado debe solicitar su quiebra dentro de los quince días siguientes, a partir de la fecha en que haya cesado en el pago de una obligación mercantil. No existe esa obligación respecto del deudor común.

Entre el deudor calificado y el común estimamos factible generar el siguiente paralelo:

Si el deudor calificado no solicita la declaración de su quiebra o lo hace extemporáneamente, recibe las siguientes sanciones:

El resto de los deudores son denominados “comunes”.

1) Surge una presunción de culpabilidad de su quiebra (art. 219) y,

Recibe la denominación de “deudor calificado”, aquél descrito en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio.

2) Pierde el derecho a alimentos que recae sobre la masa (art. 60) en su beneficio.

2.2. Deudor calificado y deudor común

La no fatalidad del plazo indicado deriva, precisamente, de la diversa sanción que impuso el legislador para el evento de incumplimiento.

término, con el estudio de las regulaciones aplicables a ciertas personas por su especial condición en el universo social que así lo justifica.

Si el plazo hubiera sido fatal, el deudor habría visto extinguido su derecho a solicitarla, sin embargo eso no acontece de ese modo, como revisamos, dado que tales extremos no ayudan a alcanzar el propósito perseguido por el legislador al establecer la tutela colectiva representada por el proceso de quiebra.

GONZALO BAEZA OVALLE

b) La ley contempla una mayor cantidad de causales para declarar la quiebra del deudor calificado que en relación con el resto de los deudores o deudor común, otorgando más facilidades al acreedor para que sea abierto el procedimiento concursal.

358

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

359

c) El legislador otorga una gran libertad al tribunal para fijar la fecha de cesación de pago respecto del deudor calificado, que puede llegar al tope de dos años y alude al inicio del mal estado de los negocios, revelado o no por su primer incumplimiento, desde que no conforma obstáculo para el tribunal fijarlo en una fecha anterior a ese primer vencimiento, pero sin que pueda ser posterior a ese incumplimiento. En efecto, estimamos posible que el tribunal fije la fecha de cesación de pago antes del primer incumplimiento si de los medios de prueba aparejados a la causa e informe del síndico deriva que su insolvencia o inestabilidad patrimonial antecede a esa fecha y, por ejemplo, no ha incurrido en incumplimientos antes, gracias al empleo de medios ruinosos para evitar ese estado de cesación de pago que puede ser el motivo inmediato de no haber incurrido en incumplimientos. Respecto de los demás, la fecha de cesación de pagos será fijada considerando el día en que se produjo el vencimiento más antiguo de los títulos ejecutivos que existan en su contra (Art. 62), sin importar si su insolvencia o mal estado de los negocios precedía a esa fecha. La diferencia que acusa el primer caso respecto de este último radica en que el carácter profesional de los deudores calificados trae aparejado, al menos, dos derivaciones ineludibles: La primera. Siendo el deudor calificado una persona no sólo entendida en el oficio comercial sino profesional en la materia, su estado de insolvencia constituye un fenómeno que no pudo pasar desapercibido, de modo que el retardo en el cumplimiento de las obligaciones que impone la ley en aras de proteger a sus acreedores y a la sociedad, en general, sólo puede ser considerado doloso o, como mínimo, gravemente culposo. La segunda. Ese tipo de personas, en atención a su conocimiento y versación en la actividad, exhiben la capacidad de usar e inventar mecanismos para ocultar o disimular su situación de insolvencia, evitando el incumplimiento de sus obligaciones o cesación de pagos, incluso utilizando medios ruinosos, como relatamos, resultando por demás justificado que el legislador haya facultado al tribunal para establecer la fecha de cesación de pagos, precisamente, en una data anterior al primer incumplimiento, si considera que el mal estado de sus negocios antecedía a ese hecho.

La segunda. Ese tipo de personas, en atención a su conocimiento y versación en la actividad, exhiben la capacidad de usar e inventar mecanismos para ocultar o disimular su situación de insolvencia, evitando el incumplimiento de sus obligaciones o cesación de pagos, incluso utilizando medios ruinosos, como relatamos, resultando por demás justificado que el legislador haya facultado al tribunal para establecer la fecha de cesación de pagos, precisamente, en una data anterior al primer incumplimiento, si considera que el mal estado de sus negocios antecedía a ese hecho. La primera. Siendo el deudor calificado una persona no sólo entendida en el oficio comercial sino profesional en la materia, su estado de insolvencia constituye un fenómeno que no pudo pasar desapercibido, de modo que el retardo en el cumplimiento de las obligaciones que impone la ley en aras de proteger a sus acreedores y a la sociedad, en general, sólo puede ser considerado doloso o, como mínimo, gravemente culposo. La diferencia que acusa el primer caso respecto de este último radica en que el carácter profesional de los deudores calificados trae aparejado, al menos, dos derivaciones ineludibles: Respecto de los demás, la fecha de cesación de pagos será fijada considerando el día en que se produjo el vencimiento más antiguo de los títulos ejecutivos que existan en su contra (Art. 62), sin importar si su insolvencia o mal estado de los negocios precedía a esa fecha. En efecto, estimamos posible que el tribunal fije la fecha de cesación de pago antes del primer incumplimiento si de los medios de prueba aparejados a la causa e informe del síndico deriva que su insolvencia o inestabilidad patrimonial antecede a esa fecha y, por ejemplo, no ha incurrido en incumplimientos antes, gracias al empleo de medios ruinosos para evitar ese estado de cesación de pago que puede ser el motivo inmediato de no haber incurrido en incumplimientos. c) El legislador otorga una gran libertad al tribunal para fijar la fecha de cesación de pago respecto del deudor calificado, que puede llegar al tope de dos años y alude al inicio del mal estado de los negocios, revelado o no por su primer incumplimiento, desde que no conforma obstáculo para el tribunal fijarlo en una fecha anterior a ese primer vencimiento, pero sin que pueda ser posterior a ese incumplimiento. DERECHO CONCURSAL CHILENO

359

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Esa interpretación podría ser sostenida con fundamento por derivación de los pronunciamientos judiciales emitidos por la Corte Suprema chilena que, precisamente, llegan a la conclusión antes indicada.

360

Tal solidaridad como puerta útil para extender la quiebra será la que permitiría fundar una extensión del procedimiento concursal, toda vez que el crédito sustentatorio responda a una naturaleza jurídica laboral, dada la solidaridad que se atribuye a los partícipes en una empresa u organización productiva de las obligaciones laborales.

d) Los artículos 76 a 78 del Libro IV del Co. de Comercio demuestran una mayor objetividad y simpleza para hacer procedente la aplicación de las acciones revocatorias concursales respecto del deudor calificado que en relación al resto de los deudores o deudor común.

En ambos eventos, la solidaridad de los socios respecto a las obligaciones de la sociedad pasa a constituir el fundamento jurídico inmediato que los arrastra al estado concursal, de estar declarada en quiebra, librada en relación con esta última.

e) El deudor calificado es tratado de manera diferente o, si se quiere, con mayor severidad, en el ámbito penal de la quiebra que el resto de los deudores o deudor común, en tanto estos últimos sólo quedan afectos al tipo del artículo 466 del Co. Penal.

La legislación chilena contempla, explícitamente, algunas situaciones que hacen operar la referida comunicabilidad como acontece con la declaración en quiebra de una sociedad colectiva comercial o de una sociedad comandita comercial, respecto de los socios solidarios.

f) Al deudor calificado el legislador no le concede el derecho para implorar la cesión de bienes, a diferencia del deudor común que sí está asistido de esa facultad.

La extensión de la quiebra representa un efecto que permite comunicar el estado concursal desde una persona a otra, en razón a la vinculación existente entre ambas.

2.3. Quiebra del deudor encubierto. Extensión de la quiebra

2.3. Quiebra del deudor encubierto. Extensión de la quiebra

La extensión de la quiebra representa un efecto que permite comunicar el estado concursal desde una persona a otra, en razón a la vinculación existente entre ambas.

f) Al deudor calificado el legislador no le concede el derecho para implorar la cesión de bienes, a diferencia del deudor común que sí está asistido de esa facultad.

La legislación chilena contempla, explícitamente, algunas situaciones que hacen operar la referida comunicabilidad como acontece con la declaración en quiebra de una sociedad colectiva comercial o de una sociedad comandita comercial, respecto de los socios solidarios.

e) El deudor calificado es tratado de manera diferente o, si se quiere, con mayor severidad, en el ámbito penal de la quiebra que el resto de los deudores o deudor común, en tanto estos últimos sólo quedan afectos al tipo del artículo 466 del Co. Penal.

En ambos eventos, la solidaridad de los socios respecto a las obligaciones de la sociedad pasa a constituir el fundamento jurídico inmediato que los arrastra al estado concursal, de estar declarada en quiebra, librada en relación con esta última.

d) Los artículos 76 a 78 del Libro IV del Co. de Comercio demuestran una mayor objetividad y simpleza para hacer procedente la aplicación de las acciones revocatorias concursales respecto del deudor calificado que en relación al resto de los deudores o deudor común.

Tal solidaridad como puerta útil para extender la quiebra será la que permitiría fundar una extensión del procedimiento concursal, toda vez que el crédito sustentatorio responda a una naturaleza jurídica laboral, dada la solidaridad que se atribuye a los partícipes en una empresa u organización productiva de las obligaciones laborales.

GONZALO BAEZA OVALLE

Esa interpretación podría ser sostenida con fundamento por derivación de los pronunciamientos judiciales emitidos por la Corte Suprema chilena que, precisamente, llegan a la conclusión antes indicada.

360

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

361

Por esa vía la extensión del procedimiento de quiebra o apertura de la liquidación alcanzaría a todos los integrantes de un holding que corresponda considerar como una sola empresa u organización productiva, desde que ese tribunal los asume como un solo deudor. Algunos entienden que tras la denominada extensión de la quiebra se intenta indagar respecto de la situación concursal de aquellas personas que actúan detrás de la persona natural o jurídica que contrajo efectivamente las obligaciones.

Básicamente, estas reflexiones constituyen un esfuerzo por traer a nuestro sistema legal un tema que ha sido abordado por muchas legislaciones, al En definitiva, las situaciones planteadas, que pueden ser muchas más por cierto, y que reconocen como lugar común, principalmente, toda suerte de simulación social o de actos o contratos, amerita estudiar la posibilidad efectiva de extensión de la quiebra al deudor real desde el deudor aparente o incluso simulado. ¿Si es declarado en quiebra o abierto concurso respecto del gestor de una asociación de cuentas en participación, arrastra la declaración de quiebra o apertura de concurso de sus partícipes? Entre ellos surgía aquél del único accionista de una sociedad anónima producto de la aplicación del artículo 69 ter de la Ley Nº 18.046, actualmente modificado.

El procedimiento de quiebra persigue develar el efectivo patrimonio del deudor que debe responder por el cumplimiento de sus obligaciones, dejando de lado la creación de ficciones jurídicas, como las personas jurídicas gestadas con una evidente desviación de propósito, al ser utilizadas como herramientas o instrumentos útiles para ocultar ese estado patrimonial o su contenido material.

Varios son los casos que podemos traer a colación para determinar el alcance efectivo de la extensión del estado de quiebra.

Varios son los casos que podemos traer a colación para determinar el alcance efectivo de la extensión del estado de quiebra.

El procedimiento de quiebra persigue develar el efectivo patrimonio del deudor que debe responder por el cumplimiento de sus obligaciones, dejando de lado la creación de ficciones jurídicas, como las personas jurídicas gestadas con una evidente desviación de propósito, al ser utilizadas como herramientas o instrumentos útiles para ocultar ese estado patrimonial o su contenido material.

Entre ellos surgía aquél del único accionista de una sociedad anónima producto de la aplicación del artículo 69 ter de la Ley Nº 18.046, actualmente modificado.

Algunos entienden que tras la denominada extensión de la quiebra se intenta indagar respecto de la situación concursal de aquellas personas que actúan detrás de la persona natural o jurídica que contrajo efectivamente las obligaciones.

¿Si es declarado en quiebra o abierto concurso respecto del gestor de una asociación de cuentas en participación, arrastra la declaración de quiebra o apertura de concurso de sus partícipes?

También amerita interrogantes la situación del único accionista en el caso de la sociedad por acciones.

En definitiva, las situaciones planteadas, que pueden ser muchas más por cierto, y que reconocen como lugar común, principalmente, toda suerte de simulación social o de actos o contratos, amerita estudiar la posibilidad efectiva de extensión de la quiebra al deudor real desde el deudor aparente o incluso simulado. Básicamente, estas reflexiones constituyen un esfuerzo por traer a nuestro sistema legal un tema que ha sido abordado por muchas legislaciones, al

También amerita interrogantes la situación del único accionista en el caso de la sociedad por acciones. Por esa vía la extensión del procedimiento de quiebra o apertura de la liquidación alcanzaría a todos los integrantes de un holding que corresponda considerar como una sola empresa u organización productiva, desde que ese tribunal los asume como un solo deudor. DERECHO CONCURSAL CHILENO

361

RETIRO

En definitiva, consideramos reprochable y ajeno a toda licitud ocultar la verdadera naturaleza de las cosas, para evitar, impedir o dificultar que otros puedan ejercer sus derechos o, incluso, con el sólo ánimo de entrabar su fácil o adecuado ejercicio o para inducir a error a esos acreedores o, por último, al tribunal.

Igual cosa acontece si las indicadas maniobras obedecen al propósito de producir el error en el acreedor o en el tribunal, como quedó dicho.

extremo de haber emitido regulaciones particulares o especiales expresas con ese propósito y que, en líneas gruesas, conciernen al abuso de la personalidad jurídica como medio defraudatorio o de engaño a través de simulaciones que importan ocultamiento de bienes.

En todos los eventos traídos a colación, pueden haber muchos más por cierto, el deudor desplegó una acabada maquinación, en este caso jurídica, con el propósito de lograr un beneficio económico mediante el deterioro del patrimonio ajeno, producto del engaño a que fue conducido el acreedor o los tribunales, perjudicando al anterior.

GONZALO BAEZA OVALLE

Existe engaño en estos despliegues tanto en el medida que la maquinación exista con anterioridad a la contratación con el tercero como de igual manera si coetáneamente o con posterioridad a ella el deudor realiza un

362

Todas esas situaciones producen menoscabo patrimonial y, al ser un resultado de una acción ilícita, no necesariamente ilegal por sí sola, pasa a quedar inscrito en el escenario regulado en los artículos 2314 y siguientes del Co. Civil, que genera solidaridad para todos los partícipes del delito o cuasidelito civil y, por ende, la posibilidad de allegarlos al concurso de cualquiera de ellos de ser aceptado este camino de extensión de la quiebra.

Quien utiliza instrumentos o mecanismos jurídicos como los indicados para eludir el cumplimiento de obligaciones, sea por vía de la imposibilidad absoluta de cobro o por el entrabamiento de los medios para hacer efectiva la ejecución a tal extremo que esta última se torna impracticable, sea por razones de tiempo o recursos involucrados, incurre en una conducta delictual o cuasidelictual, a lo menos, en el orden civil y, muchas veces, también en el penal.

Quien utiliza instrumentos o mecanismos jurídicos como los indicados para eludir el cumplimiento de obligaciones, sea por vía de la imposibilidad absoluta de cobro o por el entrabamiento de los medios para hacer efectiva la ejecución a tal extremo que esta última se torna impracticable, sea por razones de tiempo o recursos involucrados, incurre en una conducta delictual o cuasidelictual, a lo menos, en el orden civil y, muchas veces, también en el penal.

Todas esas situaciones producen menoscabo patrimonial y, al ser un resultado de una acción ilícita, no necesariamente ilegal por sí sola, pasa a quedar inscrito en el escenario regulado en los artículos 2314 y siguientes del Co. Civil, que genera solidaridad para todos los partícipes del delito o cuasidelito civil y, por ende, la posibilidad de allegarlos al concurso de cualquiera de ellos de ser aceptado este camino de extensión de la quiebra. 362

GONZALO BAEZA OVALLE

Existe engaño en estos despliegues tanto en el medida que la maquinación exista con anterioridad a la contratación con el tercero como de igual manera si coetáneamente o con posterioridad a ella el deudor realiza un

extremo de haber emitido regulaciones particulares o especiales expresas con ese propósito y que, en líneas gruesas, conciernen al abuso de la personalidad jurídica como medio defraudatorio o de engaño a través de simulaciones que importan ocultamiento de bienes.

En todos los eventos traídos a colación, pueden haber muchos más por cierto, el deudor desplegó una acabada maquinación, en este caso jurídica, con el propósito de lograr un beneficio económico mediante el deterioro del patrimonio ajeno, producto del engaño a que fue conducido el acreedor o los tribunales, perjudicando al anterior.

En definitiva, consideramos reprochable y ajeno a toda licitud ocultar la verdadera naturaleza de las cosas, para evitar, impedir o dificultar que otros puedan ejercer sus derechos o, incluso, con el sólo ánimo de entrabar su fácil o adecuado ejercicio o para inducir a error a esos acreedores o, por último, al tribunal.

Igual cosa acontece si las indicadas maniobras obedecen al propósito de producir el error en el acreedor o en el tribunal, como quedó dicho.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

363

conjunto de actos que conduzcan, directa o indirectamente, a burlar los derechos del acreedor, aún cuando ese propósito no aparezca de un modo explícito de dichos actos, sino sólo como el resultado de la unión o trabajo coordinado de todos ellos. De este modo, no son únicamente las maquinaciones previas a la contratación, como las diversas especies de sociedad o figuras jurídicas utilizadas por el delincuente civil o penal para dejar en la indefensión al acreedor, según acontece con el empleo de la limitación de responsabilidad y abuso de la personalidad jurídica, sino también y principalmente, con los actos posteriores. Tal escenario lo podemos encontrar en toda suerte de divisiones, fusiones y transformaciones sociales que importen una disminución radical del patrimonio en su expresión material del deudor original o multiplicación de éste a un grado tal que genere un escenario en que deriva hacia un escenario en que se torna impracticable, por razones jurídicas o económicas, hacer efectiva la acreencia. La nueva interpretación sustentada por la Corte Suprema chilena,163al menos en el ámbito laboral, como muchos otros adoptados por ese máximo 163

El fallo de la Iltma. Corte de Apelaciones que fue anulado por la E. Corte Suprema, es el siguiente: Fojas 493 Santiago, veintisiete de enero de dos mil cuatro. En cuanto al recurso de casación. Vistos y teniendo presente: 1º) Que en el primer otrosí de fojas 393, la demandada subsidiaria Ingeniería y Construcción Ingevec S.A. interpone recurso de casación en la forma, fundándolo en la causal contemplada en el artículo 768 Nº 4 del Código de Procedimiento Civil, esto es, ultrapetita, por haber la sentencia otorgado más de lo pedido por las partes. Ello, por cuanto lo único que la actora solicitó respecto de su parte, es que se demandaba subsidiariamente, pero sin realizar ningunas petición concreta en relación a las prestaciones laborales como sí lo hace respecto de los demandados principales, pidiendo tan sólo se la notificara de la demanda para interrumpir la prescripción, sin satisfacer el número 5º del artículo 439 del Código del Trabajo, provocándole perjuicio porque fue condenada al pago de esas prestaciones cuando no debía serlo por la falta de concreción señalada; 2º) Que la demanda persiguió una serie de prestaciones laborales y previsionales contra 3 sociedades constructoras en calidad de empleador por tratarse de una sola empresa, como pago de remuneraciones, feriados, comisiones, cotizaciones entre otras, más la declaración que el

163 El fallo de la Iltma. Corte de Apelaciones que fue anulado por la E. Corte Suprema, es el siguiente: Fojas 493 Santiago, veintisiete de enero de dos mil cuatro. En cuanto al recurso de casación. Vistos y teniendo presente: 1º) Que en el primer otrosí de fojas 393, la demandada subsidiaria Ingeniería y Construcción Ingevec S.A. interpone recurso de casación en la forma, fundándolo en la causal contemplada en el artículo 768 Nº 4 del Código de Procedimiento Civil, esto es, ultrapetita, por haber la sentencia otorgado más de lo pedido por las partes. Ello, por cuanto lo único que la actora solicitó respecto de su parte, es que se demandaba subsidiariamente, pero sin realizar ningunas petición concreta en relación a las prestaciones laborales como sí lo hace respecto de los demandados principales, pidiendo tan sólo se la notificara de la demanda para interrumpir la prescripción, sin satisfacer el número 5º del artículo 439 del Código del Trabajo, provocándole perjuicio porque fue condenada al pago de esas prestaciones cuando no debía serlo por la falta de concreción señalada; 2º) Que la demanda persiguió una serie de prestaciones laborales y previsionales contra 3 sociedades constructoras en calidad de empleador por tratarse de una sola empresa, como pago de remuneraciones, feriados, comisiones, cotizaciones entre otras, más la declaración que el

La nueva interpretación sustentada por la Corte Suprema chilena,163al menos en el ámbito laboral, como muchos otros adoptados por ese máximo Tal escenario lo podemos encontrar en toda suerte de divisiones, fusiones y transformaciones sociales que importen una disminución radical del patrimonio en su expresión material del deudor original o multiplicación de éste a un grado tal que genere un escenario en que deriva hacia un escenario en que se torna impracticable, por razones jurídicas o económicas, hacer efectiva la acreencia. De este modo, no son únicamente las maquinaciones previas a la contratación, como las diversas especies de sociedad o figuras jurídicas utilizadas por el delincuente civil o penal para dejar en la indefensión al acreedor, según acontece con el empleo de la limitación de responsabilidad y abuso de la personalidad jurídica, sino también y principalmente, con los actos posteriores. conjunto de actos que conduzcan, directa o indirectamente, a burlar los derechos del acreedor, aún cuando ese propósito no aparezca de un modo explícito de dichos actos, sino sólo como el resultado de la unión o trabajo coordinado de todos ellos. DERECHO CONCURSAL CHILENO

363

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

término del contrato basado en las necesidades de la empresa no es válido, y en subsidio de esto último, si hubiere convalidación, pago de las indemnizaciones por desahucio y por antigüedad con incremento del 20% detallándolas tanto en el cuerpo del libelo como en su petitorio. En relación con las sociedades que resultarían subsidiariamente responsables al tenor del artículo 64 del Código laboral, y sobre la base de dicha disposición expresó que las demandaba como subsidiariamente responsables y por ello pidió se les notificara la demanda para los efectos de interrumpir la prescripción; 3º) Que en lo que hace a la contestación de la demanda, la recurrente pidió el rechazo de la demanda a su respecto por no reunirse los presupuestos del artículo 64 antes aludido y si bien también argumentó que la demanda no contenía peticiones concretas sobre el particular, lo fue sólo a mayor abundamiento; 4º) Que el artículo 64 del estatuto laboral establece quiénes responden subsidiariamente de las obligaciones laborales y previsionales que afecten al contratista o a los subcontratistas a favor de los trabajadores de éstos, según sea, indicando que el trabajador al entablar demanda en contra de su empleador directo, podrá también demandar subsidiariamente a todos aquéllos que puedan tener esta responsabilidad; 5º) Que esto es lo que precisamente ha hecho el actor en su demanda, y de los términos de la controversia, en lo que atañe a este punto, no cabe duda que la sentencia no ha sido dada ultrapetita, puesto que se limita a declarar que las demandadas en este carácter son responsables subsidiarias del cumplimiento de las obligaciones laborales ya indicadas (con la excepción que contiene), que es lo demandado y sobre lo que ha versado la discusión de esta materia. No debe obviarse que junto con demandar la responsabilidad subsidiaria de la recurrente, ha expresado cuál es el objeto de la demanda e indicado sus pretensiones, por lo que es claro que lo pedido respecto de las demandadas principales es aquello en que habrá de concretarse, en su caso, la responsabilidad que se solicita declarar. De esta suerte, el fallo se ajusta –al contrario de lo reclamado– a lo pedido por las partes; 6º) Que, acorde con lo anterior, el recurso de casación debe ser desestimado. II. En cuanto a las apelaciones. Vistos: Se reproduce la sentencia en alzada, con las siguientes modificaciones: En el motivo 2º, se cambia 147, por 150; en el 3º, se reemplaza 153, por 156; Se eliminan los considerandos noveno y décimo; del fundamento undécimo, se suprime su inicio hasta donde dice legislación laboral, particularmente, incisos finales y se antepone: Que del análisis. Del mismo, penúltima línea, y del duodécimo, línea cuarta, se extrae el adverbio solidariamente; en el motivo decimotercero se intercala el artículo la entre las expresiones como y planteada; en el decimoquinto, se intercala la expresión no obstante, entre las palabras Que y no del comienzo y se agrega al final del mismo por falta de prueba; en el decimoséptimo, se elimina la voz progresivo y la coma (,) que le antecede; y en el razonamiento decimoctavo, se suprime la oración y son inadmisibles las excepciones opuestas por Constructora CMC Ltda. por las otras sociedades hasta su término. Se eliminan los motivos vigésimo, vigésimo primero y vigésimo segundo; Y teniendo en su lugar y además presente: 1º) Que, según resulta del mérito de los antecedentes, no procede el cobro del feriado progresivo, toda vez que la relación laboral no se ha extendido por más de diez años; 2º) Que aunque en primera instancia se opuso la excepción de prescripción contemplada en el inciso 1º del artículo 480 del Código del Trabajo, en forma subsidiaria de diversas otras

364

GONZALO BAEZA OVALLE

término del contrato basado en las necesidades de la empresa no es válido, y en subsidio de esto último, si hubiere convalidación, pago de las indemnizaciones por desahucio y por antigüedad con incremento del 20% detallándolas tanto en el cuerpo del libelo como en su petitorio. En relación con las sociedades que resultarían subsidiariamente responsables al tenor del artículo 64 del Código laboral, y sobre la base de dicha disposición expresó que las demandaba como subsidiariamente responsables y por ello pidió se les notificara la demanda para los efectos de interrumpir la prescripción; 3º) Que en lo que hace a la contestación de la demanda, la recurrente pidió el rechazo de la demanda a su respecto por no reunirse los presupuestos del artículo 64 antes aludido y si bien también argumentó que la demanda no contenía peticiones concretas sobre el particular, lo fue sólo a mayor abundamiento; 4º) Que el artículo 64 del estatuto laboral establece quiénes responden subsidiariamente de las obligaciones laborales y previsionales que afecten al contratista o a los subcontratistas a favor de los trabajadores de éstos, según sea, indicando que el trabajador al entablar demanda en contra de su empleador directo, podrá también demandar subsidiariamente a todos aquéllos que puedan tener esta responsabilidad; 5º) Que esto es lo que precisamente ha hecho el actor en su demanda, y de los términos de la controversia, en lo que atañe a este punto, no cabe duda que la sentencia no ha sido dada ultrapetita, puesto que se limita a declarar que las demandadas en este carácter son responsables subsidiarias del cumplimiento de las obligaciones laborales ya indicadas (con la excepción que contiene), que es lo demandado y sobre lo que ha versado la discusión de esta materia. No debe obviarse que junto con demandar la responsabilidad subsidiaria de la recurrente, ha expresado cuál es el objeto de la demanda e indicado sus pretensiones, por lo que es claro que lo pedido respecto de las demandadas principales es aquello en que habrá de concretarse, en su caso, la responsabilidad que se solicita declarar. De esta suerte, el fallo se ajusta –al contrario de lo reclamado– a lo pedido por las partes; 6º) Que, acorde con lo anterior, el recurso de casación debe ser desestimado. II. En cuanto a las apelaciones. Vistos: Se reproduce la sentencia en alzada, con las siguientes modificaciones: En el motivo 2º, se cambia 147, por 150; en el 3º, se reemplaza 153, por 156; Se eliminan los considerandos noveno y décimo; del fundamento undécimo, se suprime su inicio hasta donde dice legislación laboral, particularmente, incisos finales y se antepone: Que del análisis. Del mismo, penúltima línea, y del duodécimo, línea cuarta, se extrae el adverbio solidariamente; en el motivo decimotercero se intercala el artículo la entre las expresiones como y planteada; en el decimoquinto, se intercala la expresión no obstante, entre las palabras Que y no del comienzo y se agrega al final del mismo por falta de prueba; en el decimoséptimo, se elimina la voz progresivo y la coma (,) que le antecede; y en el razonamiento decimoctavo, se suprime la oración y son inadmisibles las excepciones opuestas por Constructora CMC Ltda. por las otras sociedades hasta su término. Se eliminan los motivos vigésimo, vigésimo primero y vigésimo segundo; Y teniendo en su lugar y además presente: 1º) Que, según resulta del mérito de los antecedentes, no procede el cobro del feriado progresivo, toda vez que la relación laboral no se ha extendido por más de diez años; 2º) Que aunque en primera instancia se opuso la excepción de prescripción contemplada en el inciso 1º del artículo 480 del Código del Trabajo, en forma subsidiaria de diversas otras

364

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

365

defensas, lo que ciertamente debe entenderse se hizo por todas las demandadas principales, según resulta de los términos del primer otrosí del escrito de fojas 36 y del proveído correspondiente de fojas 128, ello no es materia de la alzada, por cuanto el recurso de fojas 412 –que es el que se refiere al tema– sólo impugna en forma aquella parte de la sentencia que estimó inadmisible la alegación de prescripción hecha a nombre de las sociedades Ingeniería y Construcción CMC Gardilcic Limitada y Constructora CMC Cosapi Limitada, pero no el rechazo mismo de la excepción, pues si bien formula petición de que se acoja en relación sólo con las comisiones adeudadas, la apelación no contiene, en cambio, fundamentos de hecho y de derecho, por lo que en esta parte el recurso no es admisible y no habilita a esta Corte para conocer de ella. Desde luego, no explica en modo alguno porqué se habría hecho exigible más de dos años antes; 3º) Que respecto de la responsabilidad subsidiaria demandada, no existe prueba en autos que demuestre que el actor laboró en las obras materia de los contratos de 30 de octubre de 2000 y de 6 de abril del mismo año, lo que ciertamente es el punto de partida de esta pretensión del demandante, puesto que al fundarla no señala haber intervenido en ellas y, más aún, señala que este tipo de responsabilidad alude a todas suerte de obligaciones laborales y provisionales que el contratista tenga con sus trabajadores, sin restricción de tiempo alguno siquiera, por lo que tal responsabilidad no tendría límites. Y en la diligencia de absolución de posiciones prestada por el actor, éste no supo dar detalles de cuándo concurrió a la obra que se ejecutaba para Ingevec S.A. (articulación 13), limitándose a decir en diversas oportunidades, fechas no recuerdo y no constan en documentos las visitas (fs. 161-162), habiendo dicho antes (articulación 11) que el contacto con Ingevec S.A. fue llevar antecedentes de la constructora para incorporarla a sus registros. Por otro lado el testigo Marcos Poblete dijo no saber si participó en la obra de Refinería de Petróleo Concón y en cuanto a Ingevec, dice sólo que el actor le solicitaba los antecedentes para los estados de pago y montos pero no sabe en qué los ocupaba. De manera que, más allá de los límites temporales que, en el caso están dados por el comienzo y fin de las obras materia de los contratos en que se apoya la demanda, si no ha habido participación del trabajador en la obra no existe fundamento para que nazca la responsabilidad del dueño de la obra (o del contratista en su caso), porque como se ha declarado, es necesario que la empresa haya podido fiscalizar el cumplimiento por parte del contratista o subcontratista de las obligaciones que se trata de responsabilizarle y, que se presten efectivamente los servicios para que, en razón del provecho recibido pueda resultar obligada; 4º) Que cierto es que la demandante planteó subsidiariamente el pago de las indemnizaciones por desahucio y por antigüedad más el incremento del 20%, por no ser efectivas las necesidades de la empresa invocadas como causal de despido, para el caso de que no se declarara inválido el término del contrato; y que habiendo declarado la sentencia que no existió convalidación, parecería que no es necesario pronunciarse sobre tal petición. No obstante, no existe incompatibilidad entre una cosa y la otra, dado que, en rigor, el hecho de no pagarse las cotizaciones morosas del trabajador no trae aparejado la nulidad del despido ni la suspensión del término del contrato indefinidamente, sino que únicamente el pago de remuneraciones y demás prestaciones consignadas en él durante el lapso de seis meses, conforme se ha fallado, de donde se sigue que al cabo de ese plazo debe entenderse que el despido surte sus efectos. Lo contrario implicaría desconocer el derecho de los trabajadores que la reforma a este precepto pretende proteger.

defensas, lo que ciertamente debe entenderse se hizo por todas las demandadas principales, según resulta de los términos del primer otrosí del escrito de fojas 36 y del proveído correspondiente de fojas 128, ello no es materia de la alzada, por cuanto el recurso de fojas 412 –que es el que se refiere al tema– sólo impugna en forma aquella parte de la sentencia que estimó inadmisible la alegación de prescripción hecha a nombre de las sociedades Ingeniería y Construcción CMC Gardilcic Limitada y Constructora CMC Cosapi Limitada, pero no el rechazo mismo de la excepción, pues si bien formula petición de que se acoja en relación sólo con las comisiones adeudadas, la apelación no contiene, en cambio, fundamentos de hecho y de derecho, por lo que en esta parte el recurso no es admisible y no habilita a esta Corte para conocer de ella. Desde luego, no explica en modo alguno porqué se habría hecho exigible más de dos años antes; 3º) Que respecto de la responsabilidad subsidiaria demandada, no existe prueba en autos que demuestre que el actor laboró en las obras materia de los contratos de 30 de octubre de 2000 y de 6 de abril del mismo año, lo que ciertamente es el punto de partida de esta pretensión del demandante, puesto que al fundarla no señala haber intervenido en ellas y, más aún, señala que este tipo de responsabilidad alude a todas suerte de obligaciones laborales y provisionales que el contratista tenga con sus trabajadores, sin restricción de tiempo alguno siquiera, por lo que tal responsabilidad no tendría límites. Y en la diligencia de absolución de posiciones prestada por el actor, éste no supo dar detalles de cuándo concurrió a la obra que se ejecutaba para Ingevec S.A. (articulación 13), limitándose a decir en diversas oportunidades, fechas no recuerdo y no constan en documentos las visitas (fs. 161-162), habiendo dicho antes (articulación 11) que el contacto con Ingevec S.A. fue llevar antecedentes de la constructora para incorporarla a sus registros. Por otro lado el testigo Marcos Poblete dijo no saber si participó en la obra de Refinería de Petróleo Concón y en cuanto a Ingevec, dice sólo que el actor le solicitaba los antecedentes para los estados de pago y montos pero no sabe en qué los ocupaba. De manera que, más allá de los límites temporales que, en el caso están dados por el comienzo y fin de las obras materia de los contratos en que se apoya la demanda, si no ha habido participación del trabajador en la obra no existe fundamento para que nazca la responsabilidad del dueño de la obra (o del contratista en su caso), porque como se ha declarado, es necesario que la empresa haya podido fiscalizar el cumplimiento por parte del contratista o subcontratista de las obligaciones que se trata de responsabilizarle y, que se presten efectivamente los servicios para que, en razón del provecho recibido pueda resultar obligada; 4º) Que cierto es que la demandante planteó subsidiariamente el pago de las indemnizaciones por desahucio y por antigüedad más el incremento del 20%, por no ser efectivas las necesidades de la empresa invocadas como causal de despido, para el caso de que no se declarara inválido el término del contrato; y que habiendo declarado la sentencia que no existió convalidación, parecería que no es necesario pronunciarse sobre tal petición. No obstante, no existe incompatibilidad entre una cosa y la otra, dado que, en rigor, el hecho de no pagarse las cotizaciones morosas del trabajador no trae aparejado la nulidad del despido ni la suspensión del término del contrato indefinidamente, sino que únicamente el pago de remuneraciones y demás prestaciones consignadas en él durante el lapso de seis meses, conforme se ha fallado, de donde se sigue que al cabo de ese plazo debe entenderse que el despido surte sus efectos. Lo contrario implicaría desconocer el derecho de los trabajadores que la reforma a este precepto pretende proteger. DERECHO CONCURSAL CHILENO

365

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Por estos fundamentos y lo dispuesto, además, en los artículos 463, 465, 466 y 473 del Código del Trabajo y 764, 765 y 772 del Código de Procedimiento Civil, se declara: I. Que se rechaza el recurso de casación en la forma interpuesto en el primer otrosí de fojas 393; II. Inadmisible el recurso de apelación de fojas 412, en la parte que pretende se acoja la excepción de prescripción rechazada en el resuelvo VI (en rigor, V) de la sentencia impugnada; III. Que se revoca el fallo de treinta de enero de dos mil tres, escrito a fojas 348, en cuanto declara que el actor tiene derecho al feriado progresivo, decidiendo, en cambio, que tal derecho no le asiste, y en tanto, por su decisión IV.6 (en rigor, III 6), declara la responsabilidad subsidiaria de las sociedades Refinería de Petróleo de Concón S.A. e Ingevec S.A., la que, en cambio se desestima; IV. Que se lo confirma en lo demás apelado, con las siguientes declaraciones: a) Que las demandadas Constructora CMC Ltda., Ingeniería y Construcción CMC Gardilcic Ltda. y Constructora CMC Cosapi Ltda. quedan obligadas en forma simplemente conjunta a los pagos a que son condenadas; b) Que la suma expresada en dólares a que se refiere el punto IV.3., es la de US$81.573, 665 (ochenta y un mil quinientos setenta y tres dólares y seiscientos sesenta y cinco centavos), que se pagarán en moneda nacional equivalente a la fecha del pago; c) Que se hace lugar a las indemnizaciones sustitutiva del aviso previo y por años de servicio, por ser injustificada la causal de necesidades de la empresa conforme al considerando 7º, aumentada la última en un 20%; d) Que el rechazo de las excepciones de prescripción contenido en el numeral VI de la parte decisoria, comprende también las opuestas por las demandadas Ingeniería y Construcción CMC Ltda. y Constructora CMC Cosapi Ltda. Acordada la revocatoria del fallo que se revisa, en lo atinente a la responsabilidad subsidiaria de las empresas Refinería de Petróleo Concón S.A. e Ingevec S.A., con el voto en contra del ministro señor Cerda, quien estuvo por confirmarlo también en esta parte, pero sin la limitación establecida en su considerando 22º, por lo que la responsabilidad declarada a este respecto, se extiende, según el disidente, a las indemnizaciones por término de contrato. Regístrese y devuélvase. Redacción del ministro señor Silva C. Nº 1.195-2003. Pronunciada por los ministros señores Carlos Cerda Fernández y Mauricio Silva Cancino y el abogado integrante señor Emilio Pfeffer Urquiaga. La sentencia de la E. Corte Suprema es la siguiente: Santiago, veintiocho de septiembre de dos mil cinco. Vistos: En los autos, Rol Nº 602-2001, del Segundo Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, caratulados Córdova Gandasegui, Patricio con Ingeniería y Construcción CMC Cosapi Ltda. en sentencia de primer grado de treinta de enero de dos mil tres, escrita a fojas 348, se hizo lugar a la demanda intentada sólo en cuanto se declaró: a) inválido el término del contrato de trabajo del actor e ineficaz la convalidación alegada por Constructora CMC Ltda. en tanto no se cumpla íntegramente las exigencias del artículo 162 del Código del Trabajo, debiendo las demandadas pagar al actor las remuneraciones devengadas a partir de enero de 2001, más reajustes e intereses legales hasta la convalidación del término de contrato y con tope de seis meses por razones de equidad y certeza jurídica, como se ha resuelto; b) que Constructora CMC Ltda., Ingeniería, Construcciones CMC Gardilcic Ltda., Constructora CMCCosapi Ltda. o Ingeniería y Construcciones CMC-Cosapi Ltda., conforman una sola empresa

366

GONZALO BAEZA OVALLE

Por estos fundamentos y lo dispuesto, además, en los artículos 463, 465, 466 y 473 del Código del Trabajo y 764, 765 y 772 del Código de Procedimiento Civil, se declara: I. Que se rechaza el recurso de casación en la forma interpuesto en el primer otrosí de fojas 393; II. Inadmisible el recurso de apelación de fojas 412, en la parte que pretende se acoja la excepción de prescripción rechazada en el resuelvo VI (en rigor, V) de la sentencia impugnada; III. Que se revoca el fallo de treinta de enero de dos mil tres, escrito a fojas 348, en cuanto declara que el actor tiene derecho al feriado progresivo, decidiendo, en cambio, que tal derecho no le asiste, y en tanto, por su decisión IV.6 (en rigor, III 6), declara la responsabilidad subsidiaria de las sociedades Refinería de Petróleo de Concón S.A. e Ingevec S.A., la que, en cambio se desestima; IV. Que se lo confirma en lo demás apelado, con las siguientes declaraciones: a) Que las demandadas Constructora CMC Ltda., Ingeniería y Construcción CMC Gardilcic Ltda. y Constructora CMC Cosapi Ltda. quedan obligadas en forma simplemente conjunta a los pagos a que son condenadas; b) Que la suma expresada en dólares a que se refiere el punto IV.3., es la de US$81.573, 665 (ochenta y un mil quinientos setenta y tres dólares y seiscientos sesenta y cinco centavos), que se pagarán en moneda nacional equivalente a la fecha del pago; c) Que se hace lugar a las indemnizaciones sustitutiva del aviso previo y por años de servicio, por ser injustificada la causal de necesidades de la empresa conforme al considerando 7º, aumentada la última en un 20%; d) Que el rechazo de las excepciones de prescripción contenido en el numeral VI de la parte decisoria, comprende también las opuestas por las demandadas Ingeniería y Construcción CMC Ltda. y Constructora CMC Cosapi Ltda. Acordada la revocatoria del fallo que se revisa, en lo atinente a la responsabilidad subsidiaria de las empresas Refinería de Petróleo Concón S.A. e Ingevec S.A., con el voto en contra del ministro señor Cerda, quien estuvo por confirmarlo también en esta parte, pero sin la limitación establecida en su considerando 22º, por lo que la responsabilidad declarada a este respecto, se extiende, según el disidente, a las indemnizaciones por término de contrato. Regístrese y devuélvase. Redacción del ministro señor Silva C. Nº 1.195-2003. Pronunciada por los ministros señores Carlos Cerda Fernández y Mauricio Silva Cancino y el abogado integrante señor Emilio Pfeffer Urquiaga. La sentencia de la E. Corte Suprema es la siguiente: Santiago, veintiocho de septiembre de dos mil cinco. Vistos: En los autos, Rol Nº 602-2001, del Segundo Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, caratulados Córdova Gandasegui, Patricio con Ingeniería y Construcción CMC Cosapi Ltda. en sentencia de primer grado de treinta de enero de dos mil tres, escrita a fojas 348, se hizo lugar a la demanda intentada sólo en cuanto se declaró: a) inválido el término del contrato de trabajo del actor e ineficaz la convalidación alegada por Constructora CMC Ltda. en tanto no se cumpla íntegramente las exigencias del artículo 162 del Código del Trabajo, debiendo las demandadas pagar al actor las remuneraciones devengadas a partir de enero de 2001, más reajustes e intereses legales hasta la convalidación del término de contrato y con tope de seis meses por razones de equidad y certeza jurídica, como se ha resuelto; b) que Constructora CMC Ltda., Ingeniería, Construcciones CMC Gardilcic Ltda., Constructora CMCCosapi Ltda. o Ingeniería y Construcciones CMC-Cosapi Ltda., conforman una sola empresa

366

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

367

y son solidariamente responsables del pago de las obligaciones laborales al demandante; c) que las sociedades demandadas deberán pagar al demandante las comisiones de 0,5% adeudadas, ascendente a $ 32.010.646 por las ventas de facturas de Constructora CMC Ltda., más US$ 81.573,665 en su equivalente en moneda nacional a la fecha del pago, por comisiones derivadas del contrato Nº 23174-CM-03, sobre montaje Mecánico y Cañerías SX-RW con la sociedad Bechtel Ara para Codelco, División Radomiro Tomic, d) que el actor tiene derecho a feriado proporcional y progresivo que deberán pagar las sociedades demandadas, cuya determinación se dejó para la etapa de cumplimiento del fallo; e) que todas las prestaciones deben ser pagadas incrementadas con los reajustes e intereses legales; f) que las sociedades Refinería de Petróleo de Concón S.A. e Ingevec S.A. son responsables subsidiarias del cumplimiento de las obligaciones laborales indicadas, a excepción de las indemnizaciones por término de contrato de haber lugar a ella y en tanto se hayan devengado con anterioridad al término de sus respectivos contratos de construcción; g) que se rechazan las excepciones de prescripción opuestas por Constructora CMC Ltda., por no concurrir los presupuestos procesales para acogerla y h) que no se condena en costas a la demandada, por no haber sido totalmente vencida. Se alzaron todas las partes y la Corte de Apelaciones de esta ciudad, en fallo de veintisiete de enero de dos mil cuatro, escrito a fojas 490, rechazó el recurso de casación en la forma interpuesto por la demandada subsidiaria Ingevec; declaró inadmisible el recurso de apelación de las sociedades demandadas en la parte que pretende se acoja la excepción de prescripción rechazada en la sentencia impugnada; la revocó parcialmente en cuanto declaró que el demandante tiene derecho al feriado progresivo, decidiendo, en cambio, que tal derecho no le asiste y, en tanto, declaró la responsabilidad subsidiaria de las sociedades Refinería de Petróleo de Concon S.A. e Ingevec S.A, la que desestimó; en lo demás, confirmó el fallo declarando que las demandadas quedan obligadas en forma simplemente conjunta a los pagos a que son condenadas; que la suma a que se refiere el punto IV.3 es la de US$ 81.573,66; que se hace lugar a las indemnizaciones sustitutiva de aviso previo y por años de servicio, por ser injustificada la causal de despido por necesidades de la empresa, aumentada la última en un 20%; que el rechazo de las excepciones de prescripción contenido en el numeral VI de la parte decisoria, comprende también las opuestas por las demandadas Ingeniería y Construcciones CMC Ltda. y Constructora CMC Cosapi Ltda. En contra de esta última decisión, las demandadas y la demandante deducen sendos recursos de casación en la forma y en el fondo, que pasan a analizarse. Se trajeron los autos en relación. En cuanto al recurso de casación en la forma de la parte demandante de fojas 509. Considerando: Primero: Que el recurrente funda la nulidad formal que deduce en la causal del número 5º del artículo 768 del Código de Enjuiciamiento Civil, esto es, no haberse extendido la sentencia legalmente, en relación con los numerales 5º y 6º del artículo 170 del mismo texto y 5º y 6º del artículo 458 del Código del Trabajo, reclamando por la omisión de las consideraciones de hecho y de derecho que deben servirle de necesario fundamento al fallo y de las citas legales o principios de equidad que sustentan la decisión. Al efecto, argumenta que el raciocinio atingente a la forma como las demandadas principales responden del cumplimiento de las obligaciones laborales quedó reducido al reconocimiento del hecho que las tres sociedades conforman una sola empresa y que, en tal calidad, deben responder de las obligaciones laborales y previsionales de que es acreedor el actor. No obstante ello, en lo resolutivo de la sentencia atacada, los jueces declararon que las demandadas quedan obligadas en forma simplemente conjunta a los pagos a que son condenadas, lo que importa contradecir sus propios términos, pues esa decisión involucra generar una limitación de responsabilidad a favor de las demandadas, lo que no aparece respaldado por fundamento

y son solidariamente responsables del pago de las obligaciones laborales al demandante; c) que las sociedades demandadas deberán pagar al demandante las comisiones de 0,5% adeudadas, ascendente a $ 32.010.646 por las ventas de facturas de Constructora CMC Ltda., más US$ 81.573,665 en su equivalente en moneda nacional a la fecha del pago, por comisiones derivadas del contrato Nº 23174-CM-03, sobre montaje Mecánico y Cañerías SX-RW con la sociedad Bechtel Ara para Codelco, División Radomiro Tomic, d) que el actor tiene derecho a feriado proporcional y progresivo que deberán pagar las sociedades demandadas, cuya determinación se dejó para la etapa de cumplimiento del fallo; e) que todas las prestaciones deben ser pagadas incrementadas con los reajustes e intereses legales; f) que las sociedades Refinería de Petróleo de Concón S.A. e Ingevec S.A. son responsables subsidiarias del cumplimiento de las obligaciones laborales indicadas, a excepción de las indemnizaciones por término de contrato de haber lugar a ella y en tanto se hayan devengado con anterioridad al término de sus respectivos contratos de construcción; g) que se rechazan las excepciones de prescripción opuestas por Constructora CMC Ltda., por no concurrir los presupuestos procesales para acogerla y h) que no se condena en costas a la demandada, por no haber sido totalmente vencida. Se alzaron todas las partes y la Corte de Apelaciones de esta ciudad, en fallo de veintisiete de enero de dos mil cuatro, escrito a fojas 490, rechazó el recurso de casación en la forma interpuesto por la demandada subsidiaria Ingevec; declaró inadmisible el recurso de apelación de las sociedades demandadas en la parte que pretende se acoja la excepción de prescripción rechazada en la sentencia impugnada; la revocó parcialmente en cuanto declaró que el demandante tiene derecho al feriado progresivo, decidiendo, en cambio, que tal derecho no le asiste y, en tanto, declaró la responsabilidad subsidiaria de las sociedades Refinería de Petróleo de Concon S.A. e Ingevec S.A, la que desestimó; en lo demás, confirmó el fallo declarando que las demandadas quedan obligadas en forma simplemente conjunta a los pagos a que son condenadas; que la suma a que se refiere el punto IV.3 es la de US$ 81.573,66; que se hace lugar a las indemnizaciones sustitutiva de aviso previo y por años de servicio, por ser injustificada la causal de despido por necesidades de la empresa, aumentada la última en un 20%; que el rechazo de las excepciones de prescripción contenido en el numeral VI de la parte decisoria, comprende también las opuestas por las demandadas Ingeniería y Construcciones CMC Ltda. y Constructora CMC Cosapi Ltda. En contra de esta última decisión, las demandadas y la demandante deducen sendos recursos de casación en la forma y en el fondo, que pasan a analizarse. Se trajeron los autos en relación. En cuanto al recurso de casación en la forma de la parte demandante de fojas 509. Considerando: Primero: Que el recurrente funda la nulidad formal que deduce en la causal del número 5º del artículo 768 del Código de Enjuiciamiento Civil, esto es, no haberse extendido la sentencia legalmente, en relación con los numerales 5º y 6º del artículo 170 del mismo texto y 5º y 6º del artículo 458 del Código del Trabajo, reclamando por la omisión de las consideraciones de hecho y de derecho que deben servirle de necesario fundamento al fallo y de las citas legales o principios de equidad que sustentan la decisión. Al efecto, argumenta que el raciocinio atingente a la forma como las demandadas principales responden del cumplimiento de las obligaciones laborales quedó reducido al reconocimiento del hecho que las tres sociedades conforman una sola empresa y que, en tal calidad, deben responder de las obligaciones laborales y previsionales de que es acreedor el actor. No obstante ello, en lo resolutivo de la sentencia atacada, los jueces declararon que las demandadas quedan obligadas en forma simplemente conjunta a los pagos a que son condenadas, lo que importa contradecir sus propios términos, pues esa decisión involucra generar una limitación de responsabilidad a favor de las demandadas, lo que no aparece respaldado por fundamento DERECHO CONCURSAL CHILENO

367

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

alguno ni disposición legal de ningún tipo. Agrega que los considerandos 9º, 10º y 11º no conducen a la conclusión que las demandadas sólo adeudan una parte de las obligaciones, desde que esos mismos considerandos concluyen que son deudoras de todas las obligaciones, lo que no admite división ni restricción de ninguna especie. Expone que, en ese contexto, resultaba absolutamente indispensable que la sentencia recurrida fundara la decisión transcrita para explicar la falta de aplicación de lo previsto en el inciso segundo del artículo 4º del Código del Trabajo, que previene que no afectan a los derechos de los trabajadores los cambios en la estructura de la empresa, por cuanto la decisión no hace sino dividir en tres partes incomunicables esos derechos. Segundo: Que en relación a la falta de consideraciones de hecho y de derecho reclamada, se hace necesario precisar que los sentenciadores de segunda instancia reprodujeron el fallo en alzada con algunas modificaciones y eliminaron los motivos noveno, décimo, vigésimo, vigésimo primero, vigésimo segundo y el adverbio solidariamente del razonamiento duodécimo. Por consiguiente, mantuvieron en el motivo undécimo la parte en que el juez a quo estableció que las sociedades demandadas forman una sola empresa para efectos laborales y, por ende, responden de todas las obligaciones de esa naturaleza y de las previsionales adeudadas al actor. En el mismo orden de ideas, agregaron que las demandadas cuentan con unidad de administración y representantes, y obran como una sola entidad para la captación de clientes y ejecución de contratos bajo una dirección central, compartiendo recursos en miras de un objeto común reflejado en el giro. Tercero: Que en el motivo duodécimo del fallo de primer grado, hecho suyo por los jueces recurridos, salvo la modificación señalada, los sentenciadores concluyeron que Constructora CMC Ltda., Ingeniería, Construcciones CMC Gardilcic Ltda., Constructora CMC-Cosapi Limitada o Ingeniería y Construcciones CMC-Cosapi Limitada, son responsables del pago de las remuneraciones del demandante hasta la convalidación del término del contrato, más las comisiones por los montos indicados, todo ello con reajustes e intereses, sin establecer limitaciones de ningún orden. Cuarto: Que, sin embargo, en la parte resolutiva de la sentencia de que se trata, los jueces del grado decidieron que las demandadas quedan obligadas a pagar las prestaciones a que son condenadas en forma simplemente conjunta. Quinto: Que, en este contexto, los recurridos, sin eliminar los fundamentos del fallo en los cuales afirman que las demandadas constituyen una sola empresa y en esa condición son responsables antes el actor, llegaron a una conclusión absolutamente opuesta, pues resolvieron que la obligación es simplemente conjunta. Vale decir, por una parte, afirman que se trata de una unidad económica que funciona como tal no solo en el ejercicio del giro, sino en cuanto a la administración y que actúan a través de un único representante y luego, sin fundamento jurídico que lo sustente, determinaron que la obligación de las demandadas es simplemente conjunta, lo que importa reconocer la existencia de tres deudores responsables cada uno de su respectiva cuota. Sexto: Que lo antes razonado conduce a afirmar que en el pronunciamiento del fallo de que se trata, no se ha dado cabal cumplimiento a la exigencia del número 4º del artículo 170 del Código de Procedimiento Civil, la que, como se ha dicho por este tribunal, tiende a asegurar la justicia y legalidad de los fallos y a proporcionar a los litigantes los antecedentes que les permitan conocer los motivos de la decisión del litigio. Séptimo: Que, por consiguiente, procede hacer lugar a la nulidad solicitada por la causal esgrimida por el actor. Por estos fundamentos y de conformidad, además, con lo dispuesto en los artículos 764, 765 y 768 del Código de Procedimiento Civil, se declara que se hace lugar al recurso de casación en la forma deducido por la parte demandante, contra la sentencia de veintisiete de enero de dos mil cuatro, escrita a fojas 493, y se reemplaza por la que se dicta a continuación y en forma

368

GONZALO BAEZA OVALLE

alguno ni disposición legal de ningún tipo. Agrega que los considerandos 9º, 10º y 11º no conducen a la conclusión que las demandadas sólo adeudan una parte de las obligaciones, desde que esos mismos considerandos concluyen que son deudoras de todas las obligaciones, lo que no admite división ni restricción de ninguna especie. Expone que, en ese contexto, resultaba absolutamente indispensable que la sentencia recurrida fundara la decisión transcrita para explicar la falta de aplicación de lo previsto en el inciso segundo del artículo 4º del Código del Trabajo, que previene que no afectan a los derechos de los trabajadores los cambios en la estructura de la empresa, por cuanto la decisión no hace sino dividir en tres partes incomunicables esos derechos. Segundo: Que en relación a la falta de consideraciones de hecho y de derecho reclamada, se hace necesario precisar que los sentenciadores de segunda instancia reprodujeron el fallo en alzada con algunas modificaciones y eliminaron los motivos noveno, décimo, vigésimo, vigésimo primero, vigésimo segundo y el adverbio solidariamente del razonamiento duodécimo. Por consiguiente, mantuvieron en el motivo undécimo la parte en que el juez a quo estableció que las sociedades demandadas forman una sola empresa para efectos laborales y, por ende, responden de todas las obligaciones de esa naturaleza y de las previsionales adeudadas al actor. En el mismo orden de ideas, agregaron que las demandadas cuentan con unidad de administración y representantes, y obran como una sola entidad para la captación de clientes y ejecución de contratos bajo una dirección central, compartiendo recursos en miras de un objeto común reflejado en el giro. Tercero: Que en el motivo duodécimo del fallo de primer grado, hecho suyo por los jueces recurridos, salvo la modificación señalada, los sentenciadores concluyeron que Constructora CMC Ltda., Ingeniería, Construcciones CMC Gardilcic Ltda., Constructora CMC-Cosapi Limitada o Ingeniería y Construcciones CMC-Cosapi Limitada, son responsables del pago de las remuneraciones del demandante hasta la convalidación del término del contrato, más las comisiones por los montos indicados, todo ello con reajustes e intereses, sin establecer limitaciones de ningún orden. Cuarto: Que, sin embargo, en la parte resolutiva de la sentencia de que se trata, los jueces del grado decidieron que las demandadas quedan obligadas a pagar las prestaciones a que son condenadas en forma simplemente conjunta. Quinto: Que, en este contexto, los recurridos, sin eliminar los fundamentos del fallo en los cuales afirman que las demandadas constituyen una sola empresa y en esa condición son responsables antes el actor, llegaron a una conclusión absolutamente opuesta, pues resolvieron que la obligación es simplemente conjunta. Vale decir, por una parte, afirman que se trata de una unidad económica que funciona como tal no solo en el ejercicio del giro, sino en cuanto a la administración y que actúan a través de un único representante y luego, sin fundamento jurídico que lo sustente, determinaron que la obligación de las demandadas es simplemente conjunta, lo que importa reconocer la existencia de tres deudores responsables cada uno de su respectiva cuota. Sexto: Que lo antes razonado conduce a afirmar que en el pronunciamiento del fallo de que se trata, no se ha dado cabal cumplimiento a la exigencia del número 4º del artículo 170 del Código de Procedimiento Civil, la que, como se ha dicho por este tribunal, tiende a asegurar la justicia y legalidad de los fallos y a proporcionar a los litigantes los antecedentes que les permitan conocer los motivos de la decisión del litigio. Séptimo: Que, por consiguiente, procede hacer lugar a la nulidad solicitada por la causal esgrimida por el actor. Por estos fundamentos y de conformidad, además, con lo dispuesto en los artículos 764, 765 y 768 del Código de Procedimiento Civil, se declara que se hace lugar al recurso de casación en la forma deducido por la parte demandante, contra la sentencia de veintisiete de enero de dos mil cuatro, escrita a fojas 493, y se reemplaza por la que se dicta a continuación y en forma

368

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

369

separada, sin nueva vista. Téngase por no interpuesto el recurso de casación en el fondo planteado por el apoderado del actor en su escrito de fojas 509 y los de forma y fondo deducidos por el demandado principal a fojas 503. Regístrese. Redacción del Ministro don Urbano Marín V. Nº 833-04. Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señores José Luis Pérez Z., Orlando Álvarez H., Urbano Marín V. y Jorge Medina C. y el Abogado Integrante señor Roberto Jacob Ch. No firman los señores Álvarez H. y Jacob, no obstante haber concurrido a la vista y acuerdo del fallo de la causa, por estar el primero con licencia médica y el segundo ausente. Santiago, 28 de septiembre de 2005. Autoriza el Secretario de la Corte Suprema, señor Carlos A. Meneses Pizarro. Santiago, veintiocho de septiembre de dos mil cinco. En cumplimiento de lo prevenido en el artículo 786 del Código de Procedimiento Civil, se dicta la siguiente sentencia de reemplazo: Vistos: Se reproduce la sentencia en alzada con las modificaciones siguientes: en el motivo 2º se cambia 147 por 150; en el 3º se reemplaza 153 por 156; se eliminan los considerandos 9º y 10º; del fundamento 12º, se suprime su inicio hasta donde dice legislación laboral, particularmente incisos finales y se antepone: Que del análisis. Del mismo, penúltima línea y del 12º línea cuarta, se extrae el adverbio solidariamente; en el motivo 13º se intercala el artículo la entre las expresiones como y planteada; en el 15º se intercala la expresión no obstante, entre las palabras Que y no del comienza y se agrega al final del mismo por falta de prueba; en el 17º, se elimina la voz progresivo y la coma(,) que le antecede; y el razonamiento 18º se suprime la oración y son inadmisibles las excepciones opuestas por Constructora CMC Ltda. por las otras sociedades hasta su término. Se eliminan los motivos 20º, 21º y 22º. Y teniendo en su lugar y, además, presente: Primero: Los fundamentos primero a cuarto del fallo casado, los que para estos efectos se dan por expresamente reproducidos. Segundo: Que este Tribunal ha sostenido reiteradamente que el concepto de empresa representa la coordinación de ciertos elementos orientados a la obtención de finalidades de variada índole y que posee una personalidad propia. Así también se ha determinado que constituye un derecho del hombre organizarse para producir y que tal derecho emana de su naturaleza, el que la ley debe reconocer, reglamentar y amparar. Tal facultad del ser humano ha ido variando, en cuanto a su forma de ejercicio, con el transcurso del tiempo y ha ido adoptando evolucionados y diferentes modelos. Uno de ellos es el denominado Holding o conjunto de empresas relacionadas, las que en general, presentan un patrimonio en común o parte de este es compartido. En la especie, conforme a los hechos asentados en la causa, ha de hacerse primar no solo el espíritu de la ley, sino también el principio de la realidad, esto es, la verdad o autenticidad en las relaciones laborales, para reconocer aquello que son y no lo que las partes han querido que sean. Es la supremacía de este principio la que se ha impuesto en la resolución de los jueces del grado, la que este tribunal no puede sino considerar acertada y plenamente ajustada a la doctrina de esta Corte en materias similares. Tercero: Que establecido que las demandadas conforman una sola empresa, las tres sociedades deben responden indistintamente de las obligaciones a que todas han sido condenadas. Los derechos de los trabajadores no pueden ser perjudicados e ignorados, so pretexto de privilegiar la estructura jurídica que las crea o constituyen, para considerarlas con ese sólo antecedente, entidades distintas e independientes. Por consiguiente, en estas condiciones, el demandante puede hacerse pago de lo adeudado en el total del patrimonio del holding, sin limitación de ningún orden. Cuarto: Que, en efecto, las normas del Código Civil y la doctrina relativas a las obligaciones con pluralidad de sujetos resultan inaplicables en la especie. Estas obligaciones se clasifican en simplemente conjuntas, solidarias e indivisibles. Las primeras, tienen objeto divisible y hay pluralidad de deudores, pero su elemento distintivo es que cada uno de éstos

separada, sin nueva vista. Téngase por no interpuesto el recurso de casación en el fondo planteado por el apoderado del actor en su escrito de fojas 509 y los de forma y fondo deducidos por el demandado principal a fojas 503. Regístrese. Redacción del Ministro don Urbano Marín V. Nº 833-04. Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señores José Luis Pérez Z., Orlando Álvarez H., Urbano Marín V. y Jorge Medina C. y el Abogado Integrante señor Roberto Jacob Ch. No firman los señores Álvarez H. y Jacob, no obstante haber concurrido a la vista y acuerdo del fallo de la causa, por estar el primero con licencia médica y el segundo ausente. Santiago, 28 de septiembre de 2005. Autoriza el Secretario de la Corte Suprema, señor Carlos A. Meneses Pizarro. Santiago, veintiocho de septiembre de dos mil cinco. En cumplimiento de lo prevenido en el artículo 786 del Código de Procedimiento Civil, se dicta la siguiente sentencia de reemplazo: Vistos: Se reproduce la sentencia en alzada con las modificaciones siguientes: en el motivo 2º se cambia 147 por 150; en el 3º se reemplaza 153 por 156; se eliminan los considerandos 9º y 10º; del fundamento 12º, se suprime su inicio hasta donde dice legislación laboral, particularmente incisos finales y se antepone: Que del análisis. Del mismo, penúltima línea y del 12º línea cuarta, se extrae el adverbio solidariamente; en el motivo 13º se intercala el artículo la entre las expresiones como y planteada; en el 15º se intercala la expresión no obstante, entre las palabras Que y no del comienza y se agrega al final del mismo por falta de prueba; en el 17º, se elimina la voz progresivo y la coma(,) que le antecede; y el razonamiento 18º se suprime la oración y son inadmisibles las excepciones opuestas por Constructora CMC Ltda. por las otras sociedades hasta su término. Se eliminan los motivos 20º, 21º y 22º. Y teniendo en su lugar y, además, presente: Primero: Los fundamentos primero a cuarto del fallo casado, los que para estos efectos se dan por expresamente reproducidos. Segundo: Que este Tribunal ha sostenido reiteradamente que el concepto de empresa representa la coordinación de ciertos elementos orientados a la obtención de finalidades de variada índole y que posee una personalidad propia. Así también se ha determinado que constituye un derecho del hombre organizarse para producir y que tal derecho emana de su naturaleza, el que la ley debe reconocer, reglamentar y amparar. Tal facultad del ser humano ha ido variando, en cuanto a su forma de ejercicio, con el transcurso del tiempo y ha ido adoptando evolucionados y diferentes modelos. Uno de ellos es el denominado Holding o conjunto de empresas relacionadas, las que en general, presentan un patrimonio en común o parte de este es compartido. En la especie, conforme a los hechos asentados en la causa, ha de hacerse primar no solo el espíritu de la ley, sino también el principio de la realidad, esto es, la verdad o autenticidad en las relaciones laborales, para reconocer aquello que son y no lo que las partes han querido que sean. Es la supremacía de este principio la que se ha impuesto en la resolución de los jueces del grado, la que este tribunal no puede sino considerar acertada y plenamente ajustada a la doctrina de esta Corte en materias similares. Tercero: Que establecido que las demandadas conforman una sola empresa, las tres sociedades deben responden indistintamente de las obligaciones a que todas han sido condenadas. Los derechos de los trabajadores no pueden ser perjudicados e ignorados, so pretexto de privilegiar la estructura jurídica que las crea o constituyen, para considerarlas con ese sólo antecedente, entidades distintas e independientes. Por consiguiente, en estas condiciones, el demandante puede hacerse pago de lo adeudado en el total del patrimonio del holding, sin limitación de ningún orden. Cuarto: Que, en efecto, las normas del Código Civil y la doctrina relativas a las obligaciones con pluralidad de sujetos resultan inaplicables en la especie. Estas obligaciones se clasifican en simplemente conjuntas, solidarias e indivisibles. Las primeras, tienen objeto divisible y hay pluralidad de deudores, pero su elemento distintivo es que cada uno de éstos DERECHO CONCURSAL CHILENO

369

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

está obligado únicamente al pago de su parte en la deuda; jurídicamente constituyen la regla general, si se dan los presupuestos para ello. Quinto: Que la solidaridad constituye la excepción y la obligación será solidaria, si debiéndose una cosa divisible y existiendo pluralidad de sujetos activos o pasivos, cada acreedor está facultado para exigir el total de la obligación y cada deudor puede ser obligado a cumplirla íntegramente. La fuente de estas obligaciones puede encontrarse en la ley, la convención y el testamento. Por su condición excepcional, debe estar establecida claramente, no se presume ni se subentiende. Por otro lado, la obligación será indivisible, si existiendo una sola prestación y pluralidad de sujetos activos o pasivos, la prestación no es susceptible de efectuarse por parcialidades, sea desde el punto de vista físico o intelectual y, en consecuencia, cada deudor está obligado a cumplirla en su totalidad. Sexto: Que, considerando que en la especie las sociedades configuran una sola unidad económica y a fin de resguardar los principios que inspiran la legislación laboral, cabe concluir que las demandadas deben concurrir al pago de las prestaciones determinadas en el fallo, indistintamente la una o las otras, pues todas ellas, en realidad, constituyen un sujeto del Derecho del Trabajo responsable ante el dependiente, sin que sea lícito entrar a diferenciar si se trata de obligaciones solidarias, simplemente conjuntas o indivisibles, pues, como ya se dijo, para estos efectos, el empleador y por ende, el obligado al pago es una sola empresa, sea que use tal denominación o la de holding o de empresas relacionadas, pues el concepto que las identifica para aludir a este tipo de organización es el mismo y así lo establecieron los jueces del grado. Y de conformidad, además, a lo previsto en el artículo 463 y siguientes del Código del Trabajo, se declara inadmisible el recurso de apelación de fojas 412, en la parte que pretende se acoja la excepción de prescripción rechazada; se revoca el fallo apelado de treinta de enero de dos mil tres, escrito a fojas 348, en cuanto declara que el actor tiene derecho al feriado progresivo, decidiendo, en cambio, que tal derecho no le asiste y en tanto declara la responsabilidad subsidiaria de las sociedades Refinería de Petróleo de Concón S.A. e Ingecic S.A., la que, en cambio, se desestima; Se lo confirma en lo demás apelado, con las siguientes declaraciones: a) que las demandadas Constructora CMC Ltda. Ingeniería y Construcción CMC Gardilcic Ltda. y Constructora CMC Cosapi Ltda. deben concurrir al pago de las prestaciones a que han sido condenadas indistintamente; b) que la suma expresada en dólares a que se refiere el punto IV.3 es la de US $ 81.573,665 (ochenta y un mil quinientos setenta y tres dólares y seiscientos sesenta y cinco centavos), que se pagarán en moneda nacional equivalente a la fecha del pago; c) que el rechazo de las excepciones de prescripción contenido en el punto VI de la parte decisoria, comprende también las opuestas por las demandadas Ingeniería y Construcciones CMC Ltda. y Constructora CMC Cosapi Ltda. Regístrese y devuélvase con sus documentos. Redacción del Ministro don Urbano Marín V. Nº 833-04. Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señores José Luis Pérez Z., Orlando Álvarez H., Urbano Marín V. y Jorge Medina C. y el Abogado Integrante señor Roberto Jacob Ch. No firman los señores Álvarez H. y Jacob, no obstante haber concurrido a la vista y acuerdo del fallo de la causa, por estar el primero con licencia médica y el segundo ausente. Santiago, 28 de septiembre de 2.005. Autoriza el Secretario de la Corte Suprema, señor Carlos A. Meneses Pizarro.

370

tribunal, abre una ventana de optimismo en el sentido que existen más y mejores caminos para sortear los escollos generados por los comportamientos referidos.

tribunal, abre una ventana de optimismo en el sentido que existen más y mejores caminos para sortear los escollos generados por los comportamientos referidos.

GONZALO BAEZA OVALLE

está obligado únicamente al pago de su parte en la deuda; jurídicamente constituyen la regla general, si se dan los presupuestos para ello. Quinto: Que la solidaridad constituye la excepción y la obligación será solidaria, si debiéndose una cosa divisible y existiendo pluralidad de sujetos activos o pasivos, cada acreedor está facultado para exigir el total de la obligación y cada deudor puede ser obligado a cumplirla íntegramente. La fuente de estas obligaciones puede encontrarse en la ley, la convención y el testamento. Por su condición excepcional, debe estar establecida claramente, no se presume ni se subentiende. Por otro lado, la obligación será indivisible, si existiendo una sola prestación y pluralidad de sujetos activos o pasivos, la prestación no es susceptible de efectuarse por parcialidades, sea desde el punto de vista físico o intelectual y, en consecuencia, cada deudor está obligado a cumplirla en su totalidad. Sexto: Que, considerando que en la especie las sociedades configuran una sola unidad económica y a fin de resguardar los principios que inspiran la legislación laboral, cabe concluir que las demandadas deben concurrir al pago de las prestaciones determinadas en el fallo, indistintamente la una o las otras, pues todas ellas, en realidad, constituyen un sujeto del Derecho del Trabajo responsable ante el dependiente, sin que sea lícito entrar a diferenciar si se trata de obligaciones solidarias, simplemente conjuntas o indivisibles, pues, como ya se dijo, para estos efectos, el empleador y por ende, el obligado al pago es una sola empresa, sea que use tal denominación o la de holding o de empresas relacionadas, pues el concepto que las identifica para aludir a este tipo de organización es el mismo y así lo establecieron los jueces del grado. Y de conformidad, además, a lo previsto en el artículo 463 y siguientes del Código del Trabajo, se declara inadmisible el recurso de apelación de fojas 412, en la parte que pretende se acoja la excepción de prescripción rechazada; se revoca el fallo apelado de treinta de enero de dos mil tres, escrito a fojas 348, en cuanto declara que el actor tiene derecho al feriado progresivo, decidiendo, en cambio, que tal derecho no le asiste y en tanto declara la responsabilidad subsidiaria de las sociedades Refinería de Petróleo de Concón S.A. e Ingecic S.A., la que, en cambio, se desestima; Se lo confirma en lo demás apelado, con las siguientes declaraciones: a) que las demandadas Constructora CMC Ltda. Ingeniería y Construcción CMC Gardilcic Ltda. y Constructora CMC Cosapi Ltda. deben concurrir al pago de las prestaciones a que han sido condenadas indistintamente; b) que la suma expresada en dólares a que se refiere el punto IV.3 es la de US $ 81.573,665 (ochenta y un mil quinientos setenta y tres dólares y seiscientos sesenta y cinco centavos), que se pagarán en moneda nacional equivalente a la fecha del pago; c) que el rechazo de las excepciones de prescripción contenido en el punto VI de la parte decisoria, comprende también las opuestas por las demandadas Ingeniería y Construcciones CMC Ltda. y Constructora CMC Cosapi Ltda. Regístrese y devuélvase con sus documentos. Redacción del Ministro don Urbano Marín V. Nº 833-04. Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señores José Luis Pérez Z., Orlando Álvarez H., Urbano Marín V. y Jorge Medina C. y el Abogado Integrante señor Roberto Jacob Ch. No firman los señores Álvarez H. y Jacob, no obstante haber concurrido a la vista y acuerdo del fallo de la causa, por estar el primero con licencia médica y el segundo ausente. Santiago, 28 de septiembre de 2.005. Autoriza el Secretario de la Corte Suprema, señor Carlos A. Meneses Pizarro.

370

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

371

p. 36. 164

Curiosamente, pasa a constituir una cuestión más difícil de resolver la extensión de la quiebra en los casos planteados que, específicamente, en las situaciones en que el deudor optó por alguna modalidad de transformación, división o fusión societaria, posterior al acto jurídico o hecho que dio origen al crédito como maquinación, toda vez que esos actos jurídicos resultan inoponibles al acreedor, aún cuando no hubiere mediado fraude. Basta la disminución patrimonial o pecuniaria del deudor por vía de un acto unilateral, que constituye la consecuencia natural de las figuras en referencia, para generar el supuesto de la inoponibilidad. Rafael Azerrad164 hace diversas consideraciones en este aspecto que conviene traer a colación para una mayor claridad del problema planteado y generar alternativas de solución. Al efecto explica que la quiebra puede ser extendida a una persona que no tenga la calidad de comerciante y no esté en cesación de pagos, lo que supone disponer la apertura de un procedimiento concursal, pese a no concurrir los presupuestos indispensables para su apertura: ni el subjetivo, calidad de comerciante en el fallido, ni el objetivo, estado de quiebra. Es decir que no reúne los requisitos exigidos para declarar la quiebra de la principal pero que no son necesarios para la extendida. En este último caso sólo se requiere como presupuesto ineludible la declaración de la quiebra principal, que será la comunicada, accesoria, extendida o refleja. En otras palabras, la declaración de quiebra de la sociedad, toda vez que se trate de una colectiva o en comandita comercial. Se liquidan dos patrimonios íntimamente ligados entre sí, y tiene automaticidad, por cuanto existe concomitancia entre la declaración de quiebra de la sociedad, que es la principal y, la declaración de quiebra de los socios, que será la extendida, comunicada, accesoria o refleja. En ese contexto –agrega– estima pertinente efectuar una distinción entre quiebra principal –para cuya declaración es preciso que sean cumplidos la totalidad de los requisitos legales de fondo (comprobación del estado de cesación de pagos y del carácter de sujeto pasivo del concurso) y procesales

AZERRAD, Rafael. Extensión de la Quiebra, Editorial Astrea, Buenos Aires, 1979,

En ese contexto –agrega– estima pertinente efectuar una distinción entre quiebra principal –para cuya declaración es preciso que sean cumplidos la totalidad de los requisitos legales de fondo (comprobación del estado de cesación de pagos y del carácter de sujeto pasivo del concurso) y procesales Al efecto explica que la quiebra puede ser extendida a una persona que no tenga la calidad de comerciante y no esté en cesación de pagos, lo que supone disponer la apertura de un procedimiento concursal, pese a no concurrir los presupuestos indispensables para su apertura: ni el subjetivo, calidad de comerciante en el fallido, ni el objetivo, estado de quiebra. Es decir que no reúne los requisitos exigidos para declarar la quiebra de la principal pero que no son necesarios para la extendida. En este último caso sólo se requiere como presupuesto ineludible la declaración de la quiebra principal, que será la comunicada, accesoria, extendida o refleja. En otras palabras, la declaración de quiebra de la sociedad, toda vez que se trate de una colectiva o en comandita comercial. Se liquidan dos patrimonios íntimamente ligados entre sí, y tiene automaticidad, por cuanto existe concomitancia entre la declaración de quiebra de la sociedad, que es la principal y, la declaración de quiebra de los socios, que será la extendida, comunicada, accesoria o refleja. Rafael Azerrad164 hace diversas consideraciones en este aspecto que conviene traer a colación para una mayor claridad del problema planteado y generar alternativas de solución. Basta la disminución patrimonial o pecuniaria del deudor por vía de un acto unilateral, que constituye la consecuencia natural de las figuras en referencia, para generar el supuesto de la inoponibilidad. Curiosamente, pasa a constituir una cuestión más difícil de resolver la extensión de la quiebra en los casos planteados que, específicamente, en las situaciones en que el deudor optó por alguna modalidad de transformación, división o fusión societaria, posterior al acto jurídico o hecho que dio origen al crédito como maquinación, toda vez que esos actos jurídicos resultan inoponibles al acreedor, aún cuando no hubiere mediado fraude.

164

p. 36.

AZERRAD, Rafael. Extensión de la Quiebra, Editorial Astrea, Buenos Aires, 1979,

DERECHO CONCURSAL CHILENO

371

RETIRO

AZERRAD, Rafael.Ob. cit., p. 64.

GONZALO BAEZA OVALLE

AZERRAD, Rafael.Ob. cit., p. 64.

GONZALO BAEZA OVALLE

166

372

AZERRAD, Rafael. Ob. cit., p. 36, citando a Bergel, Salvador D., Extensión de la quiebra. Separata de la Revista del derecho comercial y de las obligaciones, Nº 34, año 1973.

(en especial, audiencia previa del art. 91)– y quiebra accesoria, refleja o dependiente (aclarando que ella alude a la que es comunicada), respecto de la cual no es necesario que existan ni que se constaten tales recaudos.165

165

La legislación argentina ha acusado importantes avances en ese sentido correspondiendo destacar entre ellos, el artículo 165 de la Ley de Concursos Nº 19.551, de 1972 que prescribe: “la quiebra de una sociedad importa la de toda persona que, bajo la apariencia de la actuación de aquella, ha efectuado los actos en su interés personal y dispuesto de los bienes como si fueran propios, en fraude de los acreedores.”

Ese precepto encuentra su origen en la legislación francesa, que respondió a diversa jurisprudencia que impulsó la reforma, siendo la más connotada aquella confirmada por la Cámara de Demandas, en su decisión del 29 de junio de 1908, que mantuvo la declaración de quiebra de una persona física que “no se había limitado a cumplir las funciones de director de una sociedad, sino que resumía en su sola persona la sociedad bajo cuyo título

Rafael Azerrad166 explica que la exposición de motivos en el Capítulo III establece que no amerita una protección legal la utilización anómala de las figuras jurídicas en contra de las finalidades que la ley que las acoge ha tenido en vista.

El proyecto considera a la sociedad un medio técnico cuya finalidad debe ser reconocida en la medida que sea respetado el sentido o propósito que tuvo en vista el legislador para instaurarlo y, bajo ningún respecto, para legitimar, indirectamente, diversos intereses que son incompatibles con ella, cual es el caso del fraude a los acreedores, en su grado extremo, hasta el simple perjuicio, en su nivel más leve, derivado de la creación de mecanismos para entrabar o dificultar el ejercicio de sus acciones.

En otras palabras, contempla la sanción que corresponde a la desviación de uso de una institución, al extremo de hacerla perder su sentido o propósito fundacional.

En otras palabras, contempla la sanción que corresponde a la desviación de uso de una institución, al extremo de hacerla perder su sentido o propósito fundacional.

El proyecto considera a la sociedad un medio técnico cuya finalidad debe ser reconocida en la medida que sea respetado el sentido o propósito que tuvo en vista el legislador para instaurarlo y, bajo ningún respecto, para legitimar, indirectamente, diversos intereses que son incompatibles con ella, cual es el caso del fraude a los acreedores, en su grado extremo, hasta el simple perjuicio, en su nivel más leve, derivado de la creación de mecanismos para entrabar o dificultar el ejercicio de sus acciones.

Rafael Azerrad166 explica que la exposición de motivos en el Capítulo III establece que no amerita una protección legal la utilización anómala de las figuras jurídicas en contra de las finalidades que la ley que las acoge ha tenido en vista.

Ese precepto encuentra su origen en la legislación francesa, que respondió a diversa jurisprudencia que impulsó la reforma, siendo la más connotada aquella confirmada por la Cámara de Demandas, en su decisión del 29 de junio de 1908, que mantuvo la declaración de quiebra de una persona física que “no se había limitado a cumplir las funciones de director de una sociedad, sino que resumía en su sola persona la sociedad bajo cuyo título

La legislación argentina ha acusado importantes avances en ese sentido correspondiendo destacar entre ellos, el artículo 165 de la Ley de Concursos Nº 19.551, de 1972 que prescribe: “la quiebra de una sociedad importa la de toda persona que, bajo la apariencia de la actuación de aquella, ha efectuado los actos en su interés personal y dispuesto de los bienes como si fueran propios, en fraude de los acreedores.”

165 AZERRAD, Rafael. Ob. cit., p. 36, citando a Bergel, Salvador D., Extensión de la quiebra. Separata de la Revista del derecho comercial y de las obligaciones, Nº 34, año 1973.

(en especial, audiencia previa del art. 91)– y quiebra accesoria, refleja o dependiente (aclarando que ella alude a la que es comunicada), respecto de la cual no es necesario que existan ni que se constaten tales recaudos.165

166

372

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

373

pudo dedicarse a operaciones comerciales y bursátiles por su propia cuenta” (Mari Raynaud/Mayllard). Esa jurisprudencia fue recepcionada por los tribunales franceses el 8 de agosto de 1935, al ser agregado al artículo 437 del Código de Comercio francés un párrafo que disponía: “La quiebra de una sociedad podrá ser extendida a todo aquel que, disimulándose bajo la apariencia de dicha sociedad, hubiese realizado en interés propio actos de comercio, o en la práctica hubiese dispuesto de los capitales sociales como de capitales propios.” Un nuevo eco recibió esa corriente en la legislación francesa, al ser modificado el artículo 446 de ese Código, con fecha 20 de mayo de 1955, para establecer que: “En caso de quiebra de una sociedad, la misma puede ser declarada común a toda persona que ocultando sus actuaciones al amparo de dicha sociedad, ha efectuado actos de comercio en su interés personal y dispuesto de hecho de los bienes sociales como si fueran propios”. De este modo, las condiciones exigidas por la legislación argentina que ha seguido a la francesa, para que opere la extensión de la quiebra, son las siguientes: a) Que la sociedad haya sido declarada en quiebra b) Que la persona haya realizado actos enmascarados bajo la sociedad. c) Que la persona haya realizado actos en su interés personal. d) Que la persona haya dispuesto de los bienes como si fueran propios. e) Que todo lo hubiere hecho para defraudar a los acreedores. En este último acápite procede aclarar que el mero ocultamiento de bienes a través de la actuación de sociedades, conforma el fraude necesario para hacer operar la extensión tratada. Reiteremos, aún cuando a estas alturas pueda ser considerado una majadería, que el fraude a que hacemos alusión no necesariamente ha de ser

Reiteremos, aún cuando a estas alturas pueda ser considerado una majadería, que el fraude a que hacemos alusión no necesariamente ha de ser En este último acápite procede aclarar que el mero ocultamiento de bienes a través de la actuación de sociedades, conforma el fraude necesario para hacer operar la extensión tratada. e) Que todo lo hubiere hecho para defraudar a los acreedores. d) Que la persona haya dispuesto de los bienes como si fueran propios. c) Que la persona haya realizado actos en su interés personal. b) Que la persona haya realizado actos enmascarados bajo la sociedad. a) Que la sociedad haya sido declarada en quiebra De este modo, las condiciones exigidas por la legislación argentina que ha seguido a la francesa, para que opere la extensión de la quiebra, son las siguientes: Un nuevo eco recibió esa corriente en la legislación francesa, al ser modificado el artículo 446 de ese Código, con fecha 20 de mayo de 1955, para establecer que: “En caso de quiebra de una sociedad, la misma puede ser declarada común a toda persona que ocultando sus actuaciones al amparo de dicha sociedad, ha efectuado actos de comercio en su interés personal y dispuesto de hecho de los bienes sociales como si fueran propios”. “La quiebra de una sociedad podrá ser extendida a todo aquel que, disimulándose bajo la apariencia de dicha sociedad, hubiese realizado en interés propio actos de comercio, o en la práctica hubiese dispuesto de los capitales sociales como de capitales propios.” Esa jurisprudencia fue recepcionada por los tribunales franceses el 8 de agosto de 1935, al ser agregado al artículo 437 del Código de Comercio francés un párrafo que disponía: pudo dedicarse a operaciones comerciales y bursátiles por su propia cuenta” (Mari Raynaud/Mayllard). DERECHO CONCURSAL CHILENO

373

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Un mejor estudio de las regulaciones contempladas en el Título XXXV del Co. Civil podría llevarnos a ese destino con buen éxito, bajo nuestro punto de vista, sin excluir la utilización, simultáneamente y en un mismo procedimiento, de alguno de los mecanismos descritos, afianzado por los artículos 96 y siguientes de la Ley Nº 18.045, que son de aplicación general y permite, por consecuencia, extender su aplicación al sistema jurídico común y no sólo a la particularidad del mercado de valores, que es el ámbito en el cual fue dictada.

374

Estamos de acuerdo en que la utilización de los mecanismos indicados por el autor en comento, importan un grave contratiempo para el acreedor, además de ser particularmente onerosos, pero consideramos perfectamente posible estructurar otro sistema que, utilizando los medios legales de reparación ordinaria, conduzcan a un mismo propósito en un procedimiento único.

penal, pues nos encontramos abordando situaciones civiles o si se quiere, principalmente comerciales y, por ende, analizables bajo ese prisma.

“La quiebra de la sociedad importa la quiebra de sus socios con responsabilidad ilimitada. También implica la de los socios con igual responsabilidad que si se hubieren retirado o hubieren sido excluidos después de producida la cesación de pagos, por las deudas existentes a la fecha en la que el retiro fuera inscripto en el Registro Público de Comercio, justificadas en el concurso: Cada vez que la ley se refiere al fallido o deudor, se entiende que la disposición se aplica también a los socios indicados en este artículo.”

Las regulaciones contempladas en los artículos 2314 y siguientes del Co. Civil las consideramos lo suficientemente amplias y aplicables en la especie para entregar los mecanismos de protección a los acreedores afectados, en la medida que los tribunales actúen atendiendo al espíritu general de la legislación y no a un formalismo tan extremo que, en definitiva, por restringir su función a la aplicación literal de la ley dejan de aplicar y cumplir la ley, cuestión de suyo muy grave.

A ello habremos de agregar que, incluso la regla general tradicional exhibe una mayor amplitud en ese ordenamiento extranjero, como puede ser apreciado en el artículo 164, al disponer:

A ello habremos de agregar que, incluso la regla general tradicional exhibe una mayor amplitud en ese ordenamiento extranjero, como puede ser apreciado en el artículo 164, al disponer:

Las regulaciones contempladas en los artículos 2314 y siguientes del Co. Civil las consideramos lo suficientemente amplias y aplicables en la especie para entregar los mecanismos de protección a los acreedores afectados, en la medida que los tribunales actúen atendiendo al espíritu general de la legislación y no a un formalismo tan extremo que, en definitiva, por restringir su función a la aplicación literal de la ley dejan de aplicar y cumplir la ley, cuestión de suyo muy grave.

“La quiebra de la sociedad importa la quiebra de sus socios con responsabilidad ilimitada. También implica la de los socios con igual responsabilidad que si se hubieren retirado o hubieren sido excluidos después de producida la cesación de pagos, por las deudas existentes a la fecha en la que el retiro fuera inscripto en el Registro Público de Comercio, justificadas en el concurso: Cada vez que la ley se refiere al fallido o deudor, se entiende que la disposición se aplica también a los socios indicados en este artículo.”

penal, pues nos encontramos abordando situaciones civiles o si se quiere, principalmente comerciales y, por ende, analizables bajo ese prisma.

Estamos de acuerdo en que la utilización de los mecanismos indicados por el autor en comento, importan un grave contratiempo para el acreedor, además de ser particularmente onerosos, pero consideramos perfectamente posible estructurar otro sistema que, utilizando los medios legales de reparación ordinaria, conduzcan a un mismo propósito en un procedimiento único.

GONZALO BAEZA OVALLE

Un mejor estudio de las regulaciones contempladas en el Título XXXV del Co. Civil podría llevarnos a ese destino con buen éxito, bajo nuestro punto de vista, sin excluir la utilización, simultáneamente y en un mismo procedimiento, de alguno de los mecanismos descritos, afianzado por los artículos 96 y siguientes de la Ley Nº 18.045, que son de aplicación general y permite, por consecuencia, extender su aplicación al sistema jurídico común y no sólo a la particularidad del mercado de valores, que es el ámbito en el cual fue dictada.

374

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

375

Con todo, la utilización de los medios tradicionales atingentes a las diversas acciones de recuperación o restablecimiento del patrimonio del fallido, incluso con las recientes modificaciones que no alteran el fondo del mecanismo, no conducen naturalmente a comunicar la quiebra desde esas apariencias jurídicas, a la persona que, ubicándose tras ella o sirviéndose de la misma, en definitiva, logra un propósito defraudatorio, civil o penal, como sí puede hacerlo la aplicación de la normativa o regulaciones atingentes a la responsabilidad extracontractual civil. En nuestra perspectiva y dada la actual realidad de nuestro sistema jurídico, eso es lo que corresponde hacer en derecho, debiendo extender el concurso a todos los responsables solidarios, cuestión que ha de ser resuelta en el procedimiento abierto contra el deudor principal, como un incidente, dada la regla general establecida en el artículo 5º de la ley del ramo. Los únicos sistemas empleados y efectos asumidos del estado concursal pasan por comunicar dicho estado a los socios solidarios y a las sociedades producto de divisiones o fusiones, tema que, en su fundamentación, excede la finalidad de estos apuntes, pero que dejaremos esbozado en los párrafos siguientes utilizando expresiones de otros autores, para no ser demasiado auto referente. En ese orden de ideas estimamos pertinente remitir a unas últimas explicaciones entregadas por Rafael Azerrad167, en torno a las agrupaciones de empresas, que pueden revestir diversas formas, siendo la que principalmente nos ocupa, aquella que adopta el esquema de un holding con controladores únicos, en los términos descritos por los artículos 96 y siguientes de la Ley Nº 18.045. Al efecto explica que donde el problema adquiere su máxima tensión, es en aquellos grupos en que la sociedad madre o matriz detenta en su mano el control de la actuación interna y externa de las filiales, al disponer de la gran mayoría o de la totalidad de las acciones de éstas; porque al alcanzar la sociedad central ese poder, cuando el grupo consigue ese máximo grado de organización y cohesión interna, entonces las filiales quedan poco menos

167

AZERRAD, Rafael. Ob. cit., p. 175.

167

AZERRAD, Rafael. Ob. cit., p. 175.

Al efecto explica que donde el problema adquiere su máxima tensión, es en aquellos grupos en que la sociedad madre o matriz detenta en su mano el control de la actuación interna y externa de las filiales, al disponer de la gran mayoría o de la totalidad de las acciones de éstas; porque al alcanzar la sociedad central ese poder, cuando el grupo consigue ese máximo grado de organización y cohesión interna, entonces las filiales quedan poco menos En ese orden de ideas estimamos pertinente remitir a unas últimas explicaciones entregadas por Rafael Azerrad167, en torno a las agrupaciones de empresas, que pueden revestir diversas formas, siendo la que principalmente nos ocupa, aquella que adopta el esquema de un holding con controladores únicos, en los términos descritos por los artículos 96 y siguientes de la Ley Nº 18.045. Los únicos sistemas empleados y efectos asumidos del estado concursal pasan por comunicar dicho estado a los socios solidarios y a las sociedades producto de divisiones o fusiones, tema que, en su fundamentación, excede la finalidad de estos apuntes, pero que dejaremos esbozado en los párrafos siguientes utilizando expresiones de otros autores, para no ser demasiado auto referente. En nuestra perspectiva y dada la actual realidad de nuestro sistema jurídico, eso es lo que corresponde hacer en derecho, debiendo extender el concurso a todos los responsables solidarios, cuestión que ha de ser resuelta en el procedimiento abierto contra el deudor principal, como un incidente, dada la regla general establecida en el artículo 5º de la ley del ramo. Con todo, la utilización de los medios tradicionales atingentes a las diversas acciones de recuperación o restablecimiento del patrimonio del fallido, incluso con las recientes modificaciones que no alteran el fondo del mecanismo, no conducen naturalmente a comunicar la quiebra desde esas apariencias jurídicas, a la persona que, ubicándose tras ella o sirviéndose de la misma, en definitiva, logra un propósito defraudatorio, civil o penal, como sí puede hacerlo la aplicación de la normativa o regulaciones atingentes a la responsabilidad extracontractual civil. DERECHO CONCURSAL CHILENO

375

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

169 AZERRAD, Rafael. Ob. cit., p. 177, remitiendo a Champaud, Claude, Los métodos de la agrupación de sociedades, en “Revista del comercial y de las obligaciones”, año II, Nº 8, Bs. As., abril de 1969.

que reducidas a simples oficinas técnicas del grupo vestidas de sociedad anónima168.

168 AZERRAD, Rafael. Ob. cit., p. 175, remitiendo a Vivante, Cesare. Contributo alla riforma delle societá anonime, en “Rivita di diritto commerciale”, año 1934, p. 330. Citado por Rodrigo Uría, en Teoría de la Concentración …, p. 341.

“Si un delito o cuasidelito ha sido cometido por dos o más personas, cada una de ellas será solidariamente responsable de todo perjuicio procedente

“Uno de los fundamentos válidos para explicar esta comunicación de responsabilidad entre las empresas agrupadas fue dada por Isay en Alemania el año 1910. No obstante que todavía el tema de la concentración de empresas no tenía gran relevancia en el mundo, expuso la llamada teoría de la identidad, que pretende resolver el antagonismo entre el aspecto jurídico y el aspecto económico, afirmando que la sociedad filial es más bien una apariencia jurídica, y que las empresas de ambas sociedades constituyen jurídicamente una sola empresa compleja y una sola personalidad. Aunque desde un punto de vista formal se quiera dividir esta unidad en dos figuras distintas, existe entre la empresa madre y las filiales una auténtica unidad, y la responsabilidad patrimonial de la sociedad madre por las deudas de la filial fluye de un modo natural.”

La solidaridad buscada de modo tangencial por esos autores, estimamos factible encontrarla en nuestra legislación, como lo habíamos anticipado, en las regulaciones atingentes a la responsabilidad extracontractual y, concretamente, en el artículo 2317 del Co. Civil, al disponer:

“Para Champaud169, la única solución satisfactoria en materia de agrupación contractual como en materia de agrupación societaria, es reconocer legalmente la existencia de solidaridad entre las sociedades agrupadas. Esta solidaridad estaría fundada en la idea de comunidad de empresas, y especialmente en la necesidad de establecer a cargo de las sociedades agrupadas –principalmente, a cargo de la sociedad directriz del grupo– una responsabilidad pecuniaria vinculada al control ejercido por esa sociedad sobre el patrimonio de las otras sociedades agrupadas.”

“Para Champaud169, la única solución satisfactoria en materia de agrupación contractual como en materia de agrupación societaria, es reconocer legalmente la existencia de solidaridad entre las sociedades agrupadas. Esta solidaridad estaría fundada en la idea de comunidad de empresas, y especialmente en la necesidad de establecer a cargo de las sociedades agrupadas –principalmente, a cargo de la sociedad directriz del grupo– una responsabilidad pecuniaria vinculada al control ejercido por esa sociedad sobre el patrimonio de las otras sociedades agrupadas.”

La solidaridad buscada de modo tangencial por esos autores, estimamos factible encontrarla en nuestra legislación, como lo habíamos anticipado, en las regulaciones atingentes a la responsabilidad extracontractual y, concretamente, en el artículo 2317 del Co. Civil, al disponer:

“Uno de los fundamentos válidos para explicar esta comunicación de responsabilidad entre las empresas agrupadas fue dada por Isay en Alemania el año 1910. No obstante que todavía el tema de la concentración de empresas no tenía gran relevancia en el mundo, expuso la llamada teoría de la identidad, que pretende resolver el antagonismo entre el aspecto jurídico y el aspecto económico, afirmando que la sociedad filial es más bien una apariencia jurídica, y que las empresas de ambas sociedades constituyen jurídicamente una sola empresa compleja y una sola personalidad. Aunque desde un punto de vista formal se quiera dividir esta unidad en dos figuras distintas, existe entre la empresa madre y las filiales una auténtica unidad, y la responsabilidad patrimonial de la sociedad madre por las deudas de la filial fluye de un modo natural.”

“Si un delito o cuasidelito ha sido cometido por dos o más personas, cada una de ellas será solidariamente responsable de todo perjuicio procedente

376

168

que reducidas a simples oficinas técnicas del grupo vestidas de sociedad anónima168.

AZERRAD, Rafael. Ob. cit., p. 175, remitiendo a Vivante, Cesare. Contributo alla riforma delle societá anonime, en “Rivita di diritto commerciale”, año 1934, p. 330. Citado por Rodrigo Uría, en Teoría de la Concentración …, p. 341. 169

376

GONZALO BAEZA OVALLE

AZERRAD, Rafael. Ob. cit., p. 177, remitiendo a Champaud, Claude, Los métodos de la agrupación de sociedades, en “Revista del comercial y de las obligaciones”, año II, Nº 8, Bs. As., abril de 1969.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

377

del mismo delito o cuasidelito, salvas las excepciones de los artículos 2323 y 2328. “Todo fraude o dolo cometido por dos o más personas produce la acción solidaria del precedente inciso.”

Con ese fundamento legal consideramos que pasa a estar despejado el camino para que, junto con solicitar la declaración de quiebra de una o más sociedades, igualmente pueda ser exigida la de sus controladores y administradores, en la medida que la situación de insolvencia sea culposa o dolosa, desde que no hay otras personas más responsables del destino patrimonial y financiero de una compañía que no sean dichos administradores y controladores, como lo reconocen los artículos 96 y siguientes de la Ley Nº 18.045. Con todo, la petición de extensión de la quiebra ha de ser enderezada después de obtenida la del deudor principal o directo, como un incidente dentro del procedimiento concursal, como explicamos. La dificultad que tiene este planteamiento es que en el sistema jurídico chileno vigente, se permite declarar en quiebra a un deudor cuando existen hechos indiciarios de insolvencia tipificados como causales de quiebra. Pues bien, si es acredita la insolvencia del deudor, nuestro sistema legal no permite declararlo en quiebra pues la insolvencia propiamente tal no es una causal de quiebra, lo que constituye un absurdo que carece de todo fundamento lógico, pues si con indicios de insolvencia es posible provocar esa declaración, con mayor razón debería serlo si la insolvencia está acreditada pero la normativa legal vigente no lo permite. Rafael Gómez Balmaceda y Gonzalo Eyzaguirre Smart170 adhieren a la tesis formulada en este trabajo en el sentido que existiendo un holding ellos pueden ser declarados en quiebra si han pactado solidaridad “o bien por la vía de la responsabilidad extracontractual, esto es, cuando dos o más personas han causado un perjuicio procedente de un mismo hecho, sea deliberada o imprudentemente, en cuyo caso habrá lugar para perseguir su responsabilidad solidaria, según lo dispuesto en el artículo 2317 del Código Civil.”

170 GÓMEZ BALMACEDA, Rafael y EYZAGUIRRE SMART, Gonzalo. Ob. cit., tomo I, pp. 104 y siguientes.

Rafael Gómez Balmaceda y Gonzalo Eyzaguirre Smart170 adhieren a la tesis formulada en este trabajo en el sentido que existiendo un holding ellos pueden ser declarados en quiebra si han pactado solidaridad “o bien por la vía de la responsabilidad extracontractual, esto es, cuando dos o más personas han causado un perjuicio procedente de un mismo hecho, sea deliberada o imprudentemente, en cuyo caso habrá lugar para perseguir su responsabilidad solidaria, según lo dispuesto en el artículo 2317 del Código Civil.” Pues bien, si es acredita la insolvencia del deudor, nuestro sistema legal no permite declararlo en quiebra pues la insolvencia propiamente tal no es una causal de quiebra, lo que constituye un absurdo que carece de todo fundamento lógico, pues si con indicios de insolvencia es posible provocar esa declaración, con mayor razón debería serlo si la insolvencia está acreditada pero la normativa legal vigente no lo permite. La dificultad que tiene este planteamiento es que en el sistema jurídico chileno vigente, se permite declarar en quiebra a un deudor cuando existen hechos indiciarios de insolvencia tipificados como causales de quiebra. Con todo, la petición de extensión de la quiebra ha de ser enderezada después de obtenida la del deudor principal o directo, como un incidente dentro del procedimiento concursal, como explicamos. Con ese fundamento legal consideramos que pasa a estar despejado el camino para que, junto con solicitar la declaración de quiebra de una o más sociedades, igualmente pueda ser exigida la de sus controladores y administradores, en la medida que la situación de insolvencia sea culposa o dolosa, desde que no hay otras personas más responsables del destino patrimonial y financiero de una compañía que no sean dichos administradores y controladores, como lo reconocen los artículos 96 y siguientes de la Ley Nº 18.045. del mismo delito o cuasidelito, salvas las excepciones de los artículos 2323 y 2328. “Todo fraude o dolo cometido por dos o más personas produce la acción solidaria del precedente inciso.”

170

GÓMEZ BALMACEDA, Rafael y EYZAGUIRRE SMART, Gonzalo. Ob. cit., tomo I, pp. 104 y siguientes.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

377

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

En esa eventualidad la ley considera que dichas obligaciones remiten al cónyuge y, por consecuencia, no corresponde que sea declarada en quiebra,

378

Toda vez que la mujer obra autorizada o representada por su marido, no asume obligaciones a título personal.

Siendo ese nuestro postulado teórico expuesto algunos meses antes que el texto publicado por esos autores, no existe en nuestro sistema jurídico una causal de quiebra aplicable a los obligados solidariamente con el fallido, de manera que, en la práctica, una posición de esa especie sería difícil que prosperara.

a) En sociedad conyugal, sin patrimonio reservado

Lo que hemos sostenido con firmeza es que si la obligación es de origen laboral y, por ende, corresponde aplicar lo que ha establecido la E. Corte Suprema, en el sentido que si hay varias sociedades todas ellas son un mismo deudor para estos efectos, entonces sí sería procedente exigir que fuera abierto concurso respecto de todas ellas si cualquiera de esas sociedad es declarada en quiebra, pues se trata del mismo deudor y no es posible jurídicamente sostener un desdoblamiento del deudor en términos que para algunas situaciones es un solo deudor pero no lo es para asumir la responsabilidad por el incumplimiento de sus obligaciones si éstas le atribuyen la calidad de deudor único.

Bajo una perspectiva del regimen de administración de bienes, la mujer casada puede estar enfrentada o quedar inscrita en una cualquiera de las tres situaciones siguientes:

En ese escenario, los holding que conforman una sola empresa (no todos los holding dan lugar a esta figura), a un solo deudor, por aplicación de la legislación laboral, procede que sean declarados en quiebra, igualmente, como un solo deudor.

2.4.1. Mujer casada

2.4. Regulaciones especiales para algunos deudores

2.4. Regulaciones especiales para algunos deudores

2.4.1. Mujer casada

En ese escenario, los holding que conforman una sola empresa (no todos los holding dan lugar a esta figura), a un solo deudor, por aplicación de la legislación laboral, procede que sean declarados en quiebra, igualmente, como un solo deudor.

Bajo una perspectiva del regimen de administración de bienes, la mujer casada puede estar enfrentada o quedar inscrita en una cualquiera de las tres situaciones siguientes:

Lo que hemos sostenido con firmeza es que si la obligación es de origen laboral y, por ende, corresponde aplicar lo que ha establecido la E. Corte Suprema, en el sentido que si hay varias sociedades todas ellas son un mismo deudor para estos efectos, entonces sí sería procedente exigir que fuera abierto concurso respecto de todas ellas si cualquiera de esas sociedad es declarada en quiebra, pues se trata del mismo deudor y no es posible jurídicamente sostener un desdoblamiento del deudor en términos que para algunas situaciones es un solo deudor pero no lo es para asumir la responsabilidad por el incumplimiento de sus obligaciones si éstas le atribuyen la calidad de deudor único.

a) En sociedad conyugal, sin patrimonio reservado

Siendo ese nuestro postulado teórico expuesto algunos meses antes que el texto publicado por esos autores, no existe en nuestro sistema jurídico una causal de quiebra aplicable a los obligados solidariamente con el fallido, de manera que, en la práctica, una posición de esa especie sería difícil que prosperara.

Toda vez que la mujer obra autorizada o representada por su marido, no asume obligaciones a título personal.

GONZALO BAEZA OVALLE

En esa eventualidad la ley considera que dichas obligaciones remiten al cónyuge y, por consecuencia, no corresponde que sea declarada en quiebra,

378

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

379

lo que no obsta a que si puedan solicitar la del marido, todo ello con arreglo a lo prevenido en el artículo 1749 del Co. Civil que dispone: “El marido es jefe de la sociedad conyugal, y como tal administra los bienes sociales y los de su mujer, sujeto, empero, a las obligaciones y limitaciones que por el presente Título se le imponen y a las que haya contraído por las capitulaciones matrimoniales.” De esta forma el marido arrastra en su quiebra todos los bienes de la sociedad conyugal y solamente ellos, además de sus bienes propios. No pueden ser incluido en la masa de bienes concursable los bienes propios de la mujer casada que, siendo administrados por el marido no forman parte de la sociedad conyugal. La práctica comercial hizo ver que en las actuaciones del marido existía algún grado de abuso, por lo cual fue modificada esa normativa en término que el marido, para constituirse en aval, codeudor solidario, fiador u otorgue cualquier otra caución respecto de obligaciones contraídas por terceros, sin autorización de su cónyuge, sólo afecta al cumplimiento de esas obligaciones a sus bienes propios y no a los de la sociedad conyugal. Esa autorización debe ser específica y otorgada por escrito o, incluso, escritura pública toda vez que el acto de que se trate estuviere afecto al cumplimiento de esa solemnidad o, finalmente, interviniendo expresa y directamente en el acto o a través de mandato especial que, igualmente, conste por escrito o escritura pública, según la situación. La autorización de la mujer puede ser suplida por el juez con conocimiento de causa y previa citación de ella, para el evento que la cónyuge la negare sin justo motivo. Igualmente es suplida por el juez si la cónyuge está afecta a algún impedimento como la menoría de edad, interdicción, incapacidad, ausencia real o aparente u otro semejante siempre que de la demora se siguiere perjuicio, pero no puede ser suplida la voluntad de la cónyuge si se opone a la donación de los bienes sociales. Sólo en caso que actúe autorizada por el tribunal, contra la voluntad de su marido, procederá declararla en quiebra y, a este proceso de quiebra sólo ingresarán sus bienes propios.

Sólo en caso que actúe autorizada por el tribunal, contra la voluntad de su marido, procederá declararla en quiebra y, a este proceso de quiebra sólo ingresarán sus bienes propios. La autorización de la mujer puede ser suplida por el juez con conocimiento de causa y previa citación de ella, para el evento que la cónyuge la negare sin justo motivo. Igualmente es suplida por el juez si la cónyuge está afecta a algún impedimento como la menoría de edad, interdicción, incapacidad, ausencia real o aparente u otro semejante siempre que de la demora se siguiere perjuicio, pero no puede ser suplida la voluntad de la cónyuge si se opone a la donación de los bienes sociales. Esa autorización debe ser específica y otorgada por escrito o, incluso, escritura pública toda vez que el acto de que se trate estuviere afecto al cumplimiento de esa solemnidad o, finalmente, interviniendo expresa y directamente en el acto o a través de mandato especial que, igualmente, conste por escrito o escritura pública, según la situación. La práctica comercial hizo ver que en las actuaciones del marido existía algún grado de abuso, por lo cual fue modificada esa normativa en término que el marido, para constituirse en aval, codeudor solidario, fiador u otorgue cualquier otra caución respecto de obligaciones contraídas por terceros, sin autorización de su cónyuge, sólo afecta al cumplimiento de esas obligaciones a sus bienes propios y no a los de la sociedad conyugal. De esta forma el marido arrastra en su quiebra todos los bienes de la sociedad conyugal y solamente ellos, además de sus bienes propios. No pueden ser incluido en la masa de bienes concursable los bienes propios de la mujer casada que, siendo administrados por el marido no forman parte de la sociedad conyugal. “El marido es jefe de la sociedad conyugal, y como tal administra los bienes sociales y los de su mujer, sujeto, empero, a las obligaciones y limitaciones que por el presente Título se le imponen y a las que haya contraído por las capitulaciones matrimoniales.” lo que no obsta a que si puedan solicitar la del marido, todo ello con arreglo a lo prevenido en el artículo 1749 del Co. Civil que dispone: DERECHO CONCURSAL CHILENO

379

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Bajo las circunstancias descritas, no divisamos razón por la cual la mujer no quede afecta o corresponda eximirla del riesgo de ser declarada en

380

En este escenario encontramos dos situaciones en que parece revestido de utilidad distinguir: la actuación de la mujer como mandataria del marido, evento en el cual no procede que sea declarada en quiebra y, las obligaciones a título personal, que comprometen sus bienes hasta la concurrencia del beneficio particular que el acto le reditúe.

Lo expuesto reconoce como fundamento legal inmediato, lo previsto en el artículo 138 bis del Co. Civil, en los siguientes términos:

“Si por impedimento de larga o indefinida duración, como el de interdicción, el de prolongada ausencia, o desaparecimiento, se suspende la administración del marido, se observará lo dispuesto en el párrafo 4º del título De la sociedad conyugal. “Si el impedimento no fuere de larga o indefinida duración, la mujer podrá actuar respecto de los bienes del marido, de los de las sociedad conyugal y de los suyos que administre el marido, con autorización del juez, con conocimiento de causa, cuando de la demora se siguiere perjuicio. “La mujer, en el caso a que se refiere el inciso anterior, obliga al marido en sus bienes y en los sociales de la misma manera que si el acto fuera del marido; y obliga además sus bienes propios, hasta concurrencia del beneficio particular que reportare del acto”.

“Si el marido se negare injustificadamente a ejecutar un acto o celebrar un contrato respecto de un bien propio de la mujer, el juez, previa citación del marido, podrá autorizarla para actuar por sí misma. “En tal caso, la mujer sólo obligará sus bienes propios y los activos de sus patrimonios reservados o especiales de los artículos 150, 166 y 167, mas no obligará al haber social ni a los bienes propios del marido, sino hasta la concurrencia del beneficio que la sociedad o el marido hubieren reportado del acto. “Lo mismo se aplicará para nombrar partidor, provocar la partición y para concurrir en ella en los casos en que la mujer tenga parte en la herencia”.

No obstante, consideramos que ese constituye sólo uno de los casos en que la mujer casada bajo el regimen de sociedad conyugal corresponde que sea declarada en quiebra, habiendo sido omitido el más importante, que lo encontramos en el artículo 138 del Co. Civil:

No obstante, consideramos que ese constituye sólo uno de los casos en que la mujer casada bajo el regimen de sociedad conyugal corresponde que sea declarada en quiebra, habiendo sido omitido el más importante, que lo encontramos en el artículo 138 del Co. Civil:

“Si el marido se negare injustificadamente a ejecutar un acto o celebrar un contrato respecto de un bien propio de la mujer, el juez, previa citación del marido, podrá autorizarla para actuar por sí misma. “En tal caso, la mujer sólo obligará sus bienes propios y los activos de sus patrimonios reservados o especiales de los artículos 150, 166 y 167, mas no obligará al haber social ni a los bienes propios del marido, sino hasta la concurrencia del beneficio que la sociedad o el marido hubieren reportado del acto. “Lo mismo se aplicará para nombrar partidor, provocar la partición y para concurrir en ella en los casos en que la mujer tenga parte en la herencia”.

“Si por impedimento de larga o indefinida duración, como el de interdicción, el de prolongada ausencia, o desaparecimiento, se suspende la administración del marido, se observará lo dispuesto en el párrafo 4º del título De la sociedad conyugal. “Si el impedimento no fuere de larga o indefinida duración, la mujer podrá actuar respecto de los bienes del marido, de los de las sociedad conyugal y de los suyos que administre el marido, con autorización del juez, con conocimiento de causa, cuando de la demora se siguiere perjuicio. “La mujer, en el caso a que se refiere el inciso anterior, obliga al marido en sus bienes y en los sociales de la misma manera que si el acto fuera del marido; y obliga además sus bienes propios, hasta concurrencia del beneficio particular que reportare del acto”.

Lo expuesto reconoce como fundamento legal inmediato, lo previsto en el artículo 138 bis del Co. Civil, en los siguientes términos:

En este escenario encontramos dos situaciones en que parece revestido de utilidad distinguir: la actuación de la mujer como mandataria del marido, evento en el cual no procede que sea declarada en quiebra y, las obligaciones a título personal, que comprometen sus bienes hasta la concurrencia del beneficio particular que el acto le reditúe.

GONZALO BAEZA OVALLE

Bajo las circunstancias descritas, no divisamos razón por la cual la mujer no quede afecta o corresponda eximirla del riesgo de ser declarada en

380

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

381

quiebra. Finalmente, son obligaciones contraidas a títulos personal, pese a la limitación de respuesta en su cumplimiento. b) Separada parcialmente de bienes La mujer casada queda inscrita o incorporada en esta situación por aplicación de lo prevenido, en los artículos 150, 166 y 167 del Código Civil, según aparece regulado por el inciso primero del artículo 137 de ese Código: “Los actos y contratos de la mujer casada en sociedad conyugal, sólo la obligan en los bienes que administre en conformidad a los artículos 150, 166 y 167…”.

Usualmente tendemos a identificar el régimen de separación parcial de bienes únicamente con aquel contemplado en el artículo 150 del Código Civil, pero estimamos que eso no corresponde a la realidad. En efecto, cual más cual menos, también en los artículos 166 y 167 de ese Código consideramos posible descubrir una especie o modalidad de separación parcial. En las situaciones comentadas la mujer pasa a ser considerada plenamente capaz en orden a la administración de los bienes afectos a la segregación producto de la aplicación de esa normativa, cuestión que resulta factible observar a partir del tenor literal de esos preceptos que, para una mejor ilustración o análisis, reproducimos a continuación: Artículo 166 del Código Civil: “Si a la mujer casada se hiciere una donación, o se dejare una herencia o legado, con la condición precisa de que en las cosas donadas, heredadas o legadas no tenga la administración el marido, y si dicha donación, herencia o legado fuere aceptado por la mujer, se observarán las siguientes reglas: 1º. Con respecto a las cosas donadas, heredadas o legadas, se aplicarán las disposiciones de los artículos 159, 160, 161, 162 y 163, pero disuelta la sociedad conyugal las obligaciones contraídas por la mujer en su administración separada podrán perseguirse sobre todos sus bienes. 2º. Los acreedores del marido no tendrán acción sobre los bienes que la mujer administre en virtud de este artículo, a menos que probaren que el contrato celebrado por él cedió en utilidad de la mujer o de la familia común.

Artículo 166 del Código Civil: “Si a la mujer casada se hiciere una donación, o se dejare una herencia o legado, con la condición precisa de que en las cosas donadas, heredadas o legadas no tenga la administración el marido, y si dicha donación, herencia o legado fuere aceptado por la mujer, se observarán las siguientes reglas: 1º. Con respecto a las cosas donadas, heredadas o legadas, se aplicarán las disposiciones de los artículos 159, 160, 161, 162 y 163, pero disuelta la sociedad conyugal las obligaciones contraídas por la mujer en su administración separada podrán perseguirse sobre todos sus bienes. 2º. Los acreedores del marido no tendrán acción sobre los bienes que la mujer administre en virtud de este artículo, a menos que probaren que el contrato celebrado por él cedió en utilidad de la mujer o de la familia común.

En las situaciones comentadas la mujer pasa a ser considerada plenamente capaz en orden a la administración de los bienes afectos a la segregación producto de la aplicación de esa normativa, cuestión que resulta factible observar a partir del tenor literal de esos preceptos que, para una mejor ilustración o análisis, reproducimos a continuación: En efecto, cual más cual menos, también en los artículos 166 y 167 de ese Código consideramos posible descubrir una especie o modalidad de separación parcial. Usualmente tendemos a identificar el régimen de separación parcial de bienes únicamente con aquel contemplado en el artículo 150 del Código Civil, pero estimamos que eso no corresponde a la realidad. “Los actos y contratos de la mujer casada en sociedad conyugal, sólo la obligan en los bienes que administre en conformidad a los artículos 150, 166 y 167…”.

La mujer casada queda inscrita o incorporada en esta situación por aplicación de lo prevenido, en los artículos 150, 166 y 167 del Código Civil, según aparece regulado por el inciso primero del artículo 137 de ese Código: b) Separada parcialmente de bienes quiebra. Finalmente, son obligaciones contraidas a títulos personal, pese a la limitación de respuesta en su cumplimiento. DERECHO CONCURSAL CHILENO

381

RETIRO

El Párrafo 2º del Título VI en el Libro I del Código Civil, remite a las regulaciones atingentes a los bienes familiares. Recordemos que, en síntesis, la declaración de bien familiar de un inmueble deja afecto a ese inmueble a una prohibición de gravarlo o enajenarlo o, prometer gravarlo o enajenarlo, sin la autorización del cónyuge no propietario. (artículo 142 del Código Civil).

GONZALO BAEZA OVALLE

171

382

“Los cónyuges separados de bienes administran, con plena independencia el uno del otro, los bienes que tenían antes del matrimonio y los que adquieren durante éste, a cualquier título.

3º. Pertenecerán a la mujer los frutos de las cosas que administra y todo lo que con ellos adquiere, pero disuelta la sociedad conyugal se aplicarán a dichos frutos y adquisiciones las reglas del artículo 150”.

Por su lado, el artículo 159 del Co. Civil prescribe que:

Artículo 167 del Co. Civil: “Si en las capitulaciones matrimoniales se hubiere estipulado que la mujer administre separadamente alguna parte de sus bienes, se aplicarán a esta separación parcial las reglas del artículo precedente”.

“Los cónyuges separados judicialmente administran sus bienes con plena independencia uno del otro, en los términos del artículo 159. “Lo anterior se entiende sin perjuicio de lo dispuesto en el Párrafo 2 del Título VI del libro Primero de este Código”.171

En el ámbito descrito no logramos descubrir algún impedimento para que la mujer casada quede en situación de ser declarada en quiebra y que, por consecuencia, el tribunal competente esté en condiciones de acceder a abrir un procedimiento concursal a su respecto, en líneas generales, pero dejando claro que ese concurso sólo afectará los bienes incluidos en la administración separada.

El artículo 173 del Co. Civil establece que:

Concordando con lo prevenido en el artículo 138 del Co. Civil, nos encontramos con una regulación muy parecida, en cuanto a la remisión a los impedimentos del marido, en el inciso primero del artículo 48 del Libro IV del Co. de Comercio que transcribiremos en el punto siguiente.

c) Separada de bienes

c) Separada de bienes

Concordando con lo prevenido en el artículo 138 del Co. Civil, nos encontramos con una regulación muy parecida, en cuanto a la remisión a los impedimentos del marido, en el inciso primero del artículo 48 del Libro IV del Co. de Comercio que transcribiremos en el punto siguiente.

El artículo 173 del Co. Civil establece que:

En el ámbito descrito no logramos descubrir algún impedimento para que la mujer casada quede en situación de ser declarada en quiebra y que, por consecuencia, el tribunal competente esté en condiciones de acceder a abrir un procedimiento concursal a su respecto, en líneas generales, pero dejando claro que ese concurso sólo afectará los bienes incluidos en la administración separada.

“Los cónyuges separados judicialmente administran sus bienes con plena independencia uno del otro, en los términos del artículo 159. “Lo anterior se entiende sin perjuicio de lo dispuesto en el Párrafo 2 del Título VI del libro Primero de este Código”.171

Artículo 167 del Co. Civil: “Si en las capitulaciones matrimoniales se hubiere estipulado que la mujer administre separadamente alguna parte de sus bienes, se aplicarán a esta separación parcial las reglas del artículo precedente”.

Por su lado, el artículo 159 del Co. Civil prescribe que:

3º. Pertenecerán a la mujer los frutos de las cosas que administra y todo lo que con ellos adquiere, pero disuelta la sociedad conyugal se aplicarán a dichos frutos y adquisiciones las reglas del artículo 150”.

“Los cónyuges separados de bienes administran, con plena independencia el uno del otro, los bienes que tenían antes del matrimonio y los que adquieren durante éste, a cualquier título.

GONZALO BAEZA OVALLE

171 El Párrafo 2º del Título VI en el Libro I del Código Civil, remite a las regulaciones atingentes a los bienes familiares. Recordemos que, en síntesis, la declaración de bien familiar de un inmueble deja afecto a ese inmueble a una prohibición de gravarlo o enajenarlo o, prometer gravarlo o enajenarlo, sin la autorización del cónyuge no propietario. (artículo 142 del Código Civil).

382

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

383

“Si los cónyuges se separaren de bienes durante el matrimonio, la administración separada comprende los bienes obtenidos como producto de la liquidación de la sociedad conyugal o del régimen de participación en los gananciales que hubiere existido entre ellos. “Lo anterior es sin perjuicio de lo dispuesto en el párrafo 2 del Título VI del Libro Primero de este Código”.

En ese contexto, tanto la una como la otra, son personas plenamente capaces y, por ende, no hay impedimento o restricción legal que imposibilite su declaración en quiebra. El inciso primero del artículo 48 del Libro IV del Co. de Comercio, establece que: “La quiebra de la mujer casada y separada total o parcialmente de bienes sólo comprenderá sus bienes propios, sin perjuicio de las responsabilidades del marido y de la sociedad conyugal, en su caso…”.

Las regulaciones atingentes a estas últimas situaciones, podemos descubrirlas en las disposiciones contenidas en los incisos 2º y 3º del artículo 161 del Código Civil: “El marido no será responsable con sus bienes, sino cuando hubiere accedido como fiador, o de otro modo, a las obligaciones contraídas por la mujer. “Será asimismo responsable, a prorrata del beneficio que hubiere reportado de las obligaciones contraídas por la mujer; comprendiendo en este beneficio el de la familia común, en la parte en que de derecho haya él debido proveer a las necesidades de ésta…”.

d) Bajo regimen de participación en los gananciales Este sistema fue incorporado por la ley 19.335 que, en el inciso 1º del artículo 2º dispuso: “En el regimen de participación en los gananciales, los patrimonios del marido y de la mujer se mantienen separados y cada uno de los cónyuges administra, goza y dispone libremente de lo suyo. Al finalizar la vigencia del regimen de bienes, se compensa el valor de los gananciales obtenidos por los cónyuges y estos tienen derecho a participar por mitades en el excedente”.

“En el regimen de participación en los gananciales, los patrimonios del marido y de la mujer se mantienen separados y cada uno de los cónyuges administra, goza y dispone libremente de lo suyo. Al finalizar la vigencia del regimen de bienes, se compensa el valor de los gananciales obtenidos por los cónyuges y estos tienen derecho a participar por mitades en el excedente”. Este sistema fue incorporado por la ley 19.335 que, en el inciso 1º del artículo 2º dispuso: d) Bajo regimen de participación en los gananciales “El marido no será responsable con sus bienes, sino cuando hubiere accedido como fiador, o de otro modo, a las obligaciones contraídas por la mujer. “Será asimismo responsable, a prorrata del beneficio que hubiere reportado de las obligaciones contraídas por la mujer; comprendiendo en este beneficio el de la familia común, en la parte en que de derecho haya él debido proveer a las necesidades de ésta…”.

Las regulaciones atingentes a estas últimas situaciones, podemos descubrirlas en las disposiciones contenidas en los incisos 2º y 3º del artículo 161 del Código Civil: “La quiebra de la mujer casada y separada total o parcialmente de bienes sólo comprenderá sus bienes propios, sin perjuicio de las responsabilidades del marido y de la sociedad conyugal, en su caso…”.

El inciso primero del artículo 48 del Libro IV del Co. de Comercio, establece que: En ese contexto, tanto la una como la otra, son personas plenamente capaces y, por ende, no hay impedimento o restricción legal que imposibilite su declaración en quiebra. “Si los cónyuges se separaren de bienes durante el matrimonio, la administración separada comprende los bienes obtenidos como producto de la liquidación de la sociedad conyugal o del régimen de participación en los gananciales que hubiere existido entre ellos. “Lo anterior es sin perjuicio de lo dispuesto en el párrafo 2 del Título VI del Libro Primero de este Código”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

383

RETIRO

Como se trata de una modalidad de separación total de bienes, corresponde aplicar la misma normativa ya comentada respecto de la mujer separada totalmente de bienes, por lo cual es procedente que sea declarada en quiebra por obligaciones asumidas en la administración de los bienes que opera separadamente.

2.4.2. Menor adulto

Este sistema pueden adoptarlo desde el momento en que contrae matrimonio mediante capitulaciones matrimoniales o, durante la sociedad conyugal, sustituyendo este regimen con el de participación comentado, para cuyo propósito han de efectuar un inventario simple de los bienes existente al momento de la substitución.

Recordemos, como cuestión previa que, conforme a lo preceptuado por el artículo 26 del Co. Civil, las personas naturales alcanzan la mayoría de edad en Chile al cumplir 18 años de edad, por lo cual, inscribe en la categoría de menor adulto el hombre mayor de catorce y menor de 18 años de edad y la mujer mayor de doce y menor de 18 años de edad.

GONZALO BAEZA OVALLE

Ahora bien, derivando hacia la legislación particular aplicable a dichas personas, el inciso segundo del artículo 48 del Libro IV del Co. de Comercio constituye la norma que regula esta materia disponiendo que:

384

El problema surge con la eventual compensación a que puede tener derecho la mujer al término de este sistema que, habiendo caído en quiebra van a representar, en el hecho, la mitad de los que opera el marido.

Esos acreedores no pueden sostener con visos de seriedad que pudieron tener en vista esa contingencia al momento de contratar con la cónyuge, por lo cual, no cabe oírlos en torno a la existencia de un supuesto deterioro en su patrimonio derivado de rehusar la incorporación eventual de esos bienes a la masa concursable.

Sin que exista una norma legal que solucione el inconveniente habremos de concluir que, al igual que la porción conyugal, se trata de una disposición establecida en beneficio de la mujer y no de sus acreedores.

Sin que exista una norma legal que solucione el inconveniente habremos de concluir que, al igual que la porción conyugal, se trata de una disposición establecida en beneficio de la mujer y no de sus acreedores.

Esos acreedores no pueden sostener con visos de seriedad que pudieron tener en vista esa contingencia al momento de contratar con la cónyuge, por lo cual, no cabe oírlos en torno a la existencia de un supuesto deterioro en su patrimonio derivado de rehusar la incorporación eventual de esos bienes a la masa concursable.

El problema surge con la eventual compensación a que puede tener derecho la mujer al término de este sistema que, habiendo caído en quiebra van a representar, en el hecho, la mitad de los que opera el marido. 384

GONZALO BAEZA OVALLE

Ahora bien, derivando hacia la legislación particular aplicable a dichas personas, el inciso segundo del artículo 48 del Libro IV del Co. de Comercio constituye la norma que regula esta materia disponiendo que:

Este sistema pueden adoptarlo desde el momento en que contrae matrimonio mediante capitulaciones matrimoniales o, durante la sociedad conyugal, sustituyendo este regimen con el de participación comentado, para cuyo propósito han de efectuar un inventario simple de los bienes existente al momento de la substitución.

Recordemos, como cuestión previa que, conforme a lo preceptuado por el artículo 26 del Co. Civil, las personas naturales alcanzan la mayoría de edad en Chile al cumplir 18 años de edad, por lo cual, inscribe en la categoría de menor adulto el hombre mayor de catorce y menor de 18 años de edad y la mujer mayor de doce y menor de 18 años de edad.

Como se trata de una modalidad de separación total de bienes, corresponde aplicar la misma normativa ya comentada respecto de la mujer separada totalmente de bienes, por lo cual es procedente que sea declarada en quiebra por obligaciones asumidas en la administración de los bienes que opera separadamente.

2.4.2. Menor adulto

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

385

172

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 26.

“La quiebra del menor adulto que administre su peculio profesional o industrial comprenderá únicamente los bienes de este peculio”.

Ello evidencia que el criterio seguido por el legislador respecto del menor adulto resulta enteramente semejante al observado para regular la situación de la mujer casada. Ahora bien, no logramos discurrir alguna razón que entregue un adecuado fundamento para haber adoptado un comportamiento diverso, que no sea asumir que en ese escenario estamos creando sólo una discriminación en razón al género. No obstante, Álvaro Puelma Accorsi172 destaca una diferencia que no deja de ser relevante al explicar que “Este caso se diferencia del de la mujer casada que ejerce una industria, comercio o empleo separados de su marido de conformidad al artículo 150 del Código Civil, pues en la quiebra del menor no se incluyen los bienes que le administre su padre o guardador, mientras que los bienes propios de la mujer, que administra su marido, quedan comprendidos en la declaratoria de quiebra”. 2.4.3. Otros incapaces En el artículo 49 del Libro IV del Co. de Comercio aparece tratada esta materia, bajo los siguientes términos: “En los demás casos, los incapaces sólo podrán ser declarados en quiebra a causa de obligaciones válidamente contraídas por intermedio o con intervención de sus representantes legales o con autorización de la justicia. “En todo caso, los incapaces conservarán las acciones que les correspondan contra sus representantes legales. “Las indemnizaciones que obtenga el incapaz de conformidad al inciso precedente y los bienes que adquiera en virtud de títulos posteriores a la declaración de quiebra, no ingresarán a ésta ni podrán ser perseguidos por los acreedores de fecha anterior a esa declaración”.

“En los demás casos, los incapaces sólo podrán ser declarados en quiebra a causa de obligaciones válidamente contraídas por intermedio o con intervención de sus representantes legales o con autorización de la justicia. “En todo caso, los incapaces conservarán las acciones que les correspondan contra sus representantes legales. “Las indemnizaciones que obtenga el incapaz de conformidad al inciso precedente y los bienes que adquiera en virtud de títulos posteriores a la declaración de quiebra, no ingresarán a ésta ni podrán ser perseguidos por los acreedores de fecha anterior a esa declaración”.

En el artículo 49 del Libro IV del Co. de Comercio aparece tratada esta materia, bajo los siguientes términos: 2.4.3. Otros incapaces No obstante, Álvaro Puelma Accorsi172 destaca una diferencia que no deja de ser relevante al explicar que “Este caso se diferencia del de la mujer casada que ejerce una industria, comercio o empleo separados de su marido de conformidad al artículo 150 del Código Civil, pues en la quiebra del menor no se incluyen los bienes que le administre su padre o guardador, mientras que los bienes propios de la mujer, que administra su marido, quedan comprendidos en la declaratoria de quiebra”. Ahora bien, no logramos discurrir alguna razón que entregue un adecuado fundamento para haber adoptado un comportamiento diverso, que no sea asumir que en ese escenario estamos creando sólo una discriminación en razón al género. Ello evidencia que el criterio seguido por el legislador respecto del menor adulto resulta enteramente semejante al observado para regular la situación de la mujer casada. “La quiebra del menor adulto que administre su peculio profesional o industrial comprenderá únicamente los bienes de este peculio”.

172

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 26.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

385

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

“Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 169 del Código de Procedimiento Civil, la sentencia definitiva que declare la quiebra contendrá, además:

386

Este precepto lo consideramos aplicable a los menores impúberes, menores adultos que no cuentan con peculio profesional o industrial, dementes, sordomudos que no pueden darse a entender por escrito y pródigos.

En todo caso, ese problema no deja de responder a una connotación meramente académica, toda vez que el número 1 del artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio resolvió claramente ese asunto en los siguientes términos:

2.4.4. Ex comerciante, industrial agricultor o minero

La conjunción entre la situación del comerciante como persona natural y el comerciante como persona jurídica la encontramos, precisamente, al término de su presencia en la actividad, como ocurre con la conclusión del proceso de liquidación del primero o, literalmente de su existencia, según acontece con la conclusión del proceso de liquidación de las personas jurídicas que conlleva la desaparición absoluta e irrevocable de ella. 2.4.4. Ex comerciante, industrial agricultor o minero

La conjunción entre la situación del comerciante como persona natural y el comerciante como persona jurídica la encontramos, precisamente, al término de su presencia en la actividad, como ocurre con la conclusión del proceso de liquidación del primero o, literalmente de su existencia, según acontece con la conclusión del proceso de liquidación de las personas jurídicas que conlleva la desaparición absoluta e irrevocable de ella.

Este título lo recoge Álvaro Puelma Accorsi para señalar que la Ley Nº 4.558 contemplaba en su artículo 44 la apertura del procedimiento concursal en calidad de comerciante, incluso respecto de una persona que había dejado de serlo, teniendo por fundamento obligaciones asumidas durante el ejercicio de su giro.

“Los comerciantes deberán conservar los libros de su giro hasta que termine de todo punto la liquidación de sus negocios. “La misma obligación pesa sobre sus herederos”.

Eso constituye un error de concepto, atendido el hecho que el comerciante, persona natural, a diferencia de la persona jurídica, que queda sometida a otras regulaciones, no deja de investir esa calidad en tanto existan obligaciones o negocios pendientes de ejecución, como procede derivar de los claros términos del artículo 44 del Co. de Comercio, al disponer que:

Eso constituye un error de concepto, atendido el hecho que el comerciante, persona natural, a diferencia de la persona jurídica, que queda sometida a otras regulaciones, no deja de investir esa calidad en tanto existan obligaciones o negocios pendientes de ejecución, como procede derivar de los claros términos del artículo 44 del Co. de Comercio, al disponer que:

“Los comerciantes deberán conservar los libros de su giro hasta que termine de todo punto la liquidación de sus negocios. “La misma obligación pesa sobre sus herederos”.

Este título lo recoge Álvaro Puelma Accorsi para señalar que la Ley Nº 4.558 contemplaba en su artículo 44 la apertura del procedimiento concursal en calidad de comerciante, incluso respecto de una persona que había dejado de serlo, teniendo por fundamento obligaciones asumidas durante el ejercicio de su giro.

En todo caso, ese problema no deja de responder a una connotación meramente académica, toda vez que el número 1 del artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio resolvió claramente ese asunto en los siguientes términos:

Este precepto lo consideramos aplicable a los menores impúberes, menores adultos que no cuentan con peculio profesional o industrial, dementes, sordomudos que no pueden darse a entender por escrito y pródigos.

“Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 169 del Código de Procedimiento Civil, la sentencia definitiva que declare la quiebra contendrá, además:

386

GONZALO BAEZA OVALLE

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

387

1. La determinación de si el deudor está o no comprendido en el artículo 41. En este caso se estará a la actividad que el deudor ejercía a la fecha en que contrajo la obligación;…”.

De tal manera que la controversia, en cuanto a si una persona habrá de ser considerada comerciante, pese a no desarrollar esa actividad al momento en que fue solicitada la declaración de su quiebra, conforme a la legislación vigente, ya no exhibe mayores dificultades, en definitiva, si una persona tuvo la calidad de comerciante al contraer la obligación no deja de serlo hasta la extinción de ésta para los efectos de las regulaciones concursales y la declaración de quiebra en particular. 2.4.5. Sucesión del deudor Esta situación la consideramos, por cierto, bastante más novedosa, en cuanto a su aspecto jurídico, ya que sus origenes de la misma remontan a una legislación más antigua que el Code de Commerce de 1807. El legislador la reguló en el artículo 50 del Libro IV del Co. de Comercio, estableciendo las normativas que reproducimos a continuación: “La sucesión del deudor podrá ser declarada en quiebra a petición de los herederos o de cualquier acreedor, siempre que la causa que la determine se hubiere producido antes de la muerte del deudor y que la solicitud se presente dentro del año siguiente al fallecimiento. “La declaración de quiebra producirá de derecho el beneficio de separación a favor de los acreedores del difunto. “Las disposiciones de la quiebra se aplicarán sólo al patrimonio del causante”.

El efecto especial contemplado en el inciso segundo del artículo trascrito consiste en la separación de pleno de derecho en favor de los acreedores del difunto o causante. Ese beneficio conlleva una escisión material y jurídica entre los bienes del causante y los de sus herederos como decíamos, ipso jure, lo que marca una diferencia relevante respecto de la legislación común, léase derecho civil, dado que en este último ámbito la ley exige que el beneficio de separación sea judicialmente declarado.

Ese beneficio conlleva una escisión material y jurídica entre los bienes del causante y los de sus herederos como decíamos, ipso jure, lo que marca una diferencia relevante respecto de la legislación común, léase derecho civil, dado que en este último ámbito la ley exige que el beneficio de separación sea judicialmente declarado. El efecto especial contemplado en el inciso segundo del artículo trascrito consiste en la separación de pleno de derecho en favor de los acreedores del difunto o causante. “La sucesión del deudor podrá ser declarada en quiebra a petición de los herederos o de cualquier acreedor, siempre que la causa que la determine se hubiere producido antes de la muerte del deudor y que la solicitud se presente dentro del año siguiente al fallecimiento. “La declaración de quiebra producirá de derecho el beneficio de separación a favor de los acreedores del difunto. “Las disposiciones de la quiebra se aplicarán sólo al patrimonio del causante”.

El legislador la reguló en el artículo 50 del Libro IV del Co. de Comercio, estableciendo las normativas que reproducimos a continuación: Esta situación la consideramos, por cierto, bastante más novedosa, en cuanto a su aspecto jurídico, ya que sus origenes de la misma remontan a una legislación más antigua que el Code de Commerce de 1807. 2.4.5. Sucesión del deudor De tal manera que la controversia, en cuanto a si una persona habrá de ser considerada comerciante, pese a no desarrollar esa actividad al momento en que fue solicitada la declaración de su quiebra, conforme a la legislación vigente, ya no exhibe mayores dificultades, en definitiva, si una persona tuvo la calidad de comerciante al contraer la obligación no deja de serlo hasta la extinción de ésta para los efectos de las regulaciones concursales y la declaración de quiebra en particular. 1. La determinación de si el deudor está o no comprendido en el artículo 41. En este caso se estará a la actividad que el deudor ejercía a la fecha en que contrajo la obligación;…”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

387

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

El Libro IV del Co. de Comercio no contempla las regulaciones que encontramos en los artículos 1378 y 1380 del Código Civil,173 no obstante lo cual, pensamos que pese a enfrentar una normativa especial, corresponde que sean aplicadas esas disposiciones por reenvío normativo potenciado en el artículo 2º del Co. de Comercio, cuestión que no aparecería tan clara de no haber insertado las regulaciones sobre quiebras contempladas en la Ley Nº 18.175, como Libro IV de ese Código.

173 Artículo 1378 del Código Civil: “Los acreedores hereditarios y los acreedores testamentarios podrán pedir que no se confundan los bienes del difunto con los bienes del heredero; y en virtud de este beneficio de separación tendrán derecho a que de los bienes del difunto se les cumplan las obligaciones hereditarias o testamentarias con preferencia a las deudas propias del heredero.” Artículo 1380 del Código Civil: el derecho de cada acreedor a pedir el beneficio de separación subsiste mientras no haya prescrito su crédito; pero no tiene lugar en dos casos: 1º Cuando el acreedor ha reconocido al heredero por deudor, aceptando su pagaré, prenda, hipoteca o fianza del dicho heredero, o un pago parcial de la deuda; 2º Cuando los bienes de la sucesión han salido ya de manos del heredero, o se han confundido con los bienes de éste, de manera que no sea posible reconocerlos”.

388

Conforme a lo expuesto, si por cualquier motivo los bienes hereditarios han salido de manos del heredero o se han confundido con sus bienes de manera que no sea posible reconocerlos y distinguirlos se pierde el indicado beneficio, lo que permite concluir que en ese escenario los procedimientos concursales sólo comprenderán y, además quedará restringido, a los bienes hereditarios existentes al tiempo de la declaración de quiebra respectiva.

La quiebra afecta única y exclusivamente, a un conjunto de bienes que carece de personalidad jurídica y de posibilidad de actuar en la vida del derecho.

Este procedimiento interesa a los acreedores del difunto toda vez que sus herederos estuvieren en una situación económica más aflictiva que el causante, atendido que por virtud de la quiebra gozan de inmediato del beneficio de separación de patrimonios, de lo cual deriva que el legislador les reconoce una preferencia por sobre la que puedan ostentar los acreedores de los herederos.

Este procedimiento interesa a los acreedores del difunto toda vez que sus herederos estuvieren en una situación económica más aflictiva que el causante, atendido que por virtud de la quiebra gozan de inmediato del beneficio de separación de patrimonios, de lo cual deriva que el legislador les reconoce una preferencia por sobre la que puedan ostentar los acreedores de los herederos.

Debemos dejar claro que en ese caso la declaración de quiebra no alcanza a los herederos. Estos no son declarados en quiebra.

Conforme a lo expuesto, si por cualquier motivo los bienes hereditarios han salido de manos del heredero o se han confundido con sus bienes de manera que no sea posible reconocerlos y distinguirlos se pierde el indicado beneficio, lo que permite concluir que en ese escenario los procedimientos concursales sólo comprenderán y, además quedará restringido, a los bienes hereditarios existentes al tiempo de la declaración de quiebra respectiva. 388

GONZALO BAEZA OVALLE

Artículo 1378 del Código Civil: “Los acreedores hereditarios y los acreedores testamentarios podrán pedir que no se confundan los bienes del difunto con los bienes del heredero; y en virtud de este beneficio de separación tendrán derecho a que de los bienes del difunto se les cumplan las obligaciones hereditarias o testamentarias con preferencia a las deudas propias del heredero.” Artículo 1380 del Código Civil: el derecho de cada acreedor a pedir el beneficio de separación subsiste mientras no haya prescrito su crédito; pero no tiene lugar en dos casos: 1º Cuando el acreedor ha reconocido al heredero por deudor, aceptando su pagaré, prenda, hipoteca o fianza del dicho heredero, o un pago parcial de la deuda; 2º Cuando los bienes de la sucesión han salido ya de manos del heredero, o se han confundido con los bienes de éste, de manera que no sea posible reconocerlos”.

El Libro IV del Co. de Comercio no contempla las regulaciones que encontramos en los artículos 1378 y 1380 del Código Civil,173 no obstante lo cual, pensamos que pese a enfrentar una normativa especial, corresponde que sean aplicadas esas disposiciones por reenvío normativo potenciado en el artículo 2º del Co. de Comercio, cuestión que no aparecería tan clara de no haber insertado las regulaciones sobre quiebras contempladas en la Ley Nº 18.175, como Libro IV de ese Código.

173

Debemos dejar claro que en ese caso la declaración de quiebra no alcanza a los herederos. Estos no son declarados en quiebra.

La quiebra afecta única y exclusivamente, a un conjunto de bienes que carece de personalidad jurídica y de posibilidad de actuar en la vida del derecho.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

389

Atendido lo anterior y, con el único fin de tratar de asimilarlo a situaciones parecidas en el orden jurídico, cabría la posibilidad de hablar, por cierto que con cierta impropiedad de lenguaje, de un patrimonio que podríamos considerar de afectación, en tanto queda restringida a la herencia o cuota de la herencia que corresponda a cada heredero, pero éstos no participan del proceso concursal e, insistimos, ellos no están en quiebra ni asumen el riesgo de ser declarados en quiebra. Aún más, bajo estas circunstancias claramente el legislador ha reconocido entidad jurídica a la universalidad constituida por la masa hereditaria, para el sólo efecto de ser declarada en quiebra, desde que no es factible sostener que los herederos, como sucesores del causante, por el solo ministerio de la ley, asuman el pasivo de éste en términos de serles extendida la quiebra, ya que no es aceptable en el sistema legal chileno aducir que los herederos, por el efecto de la continuidad derivada de la sucesión, son el causante. Todavía podemos agregar que esas regulaciones demuestran más allá de toda discusión doctrinaria que, en este caso, los procedimientos concursales privilegian el carácter de liquidación antes que cualquier otro. En la liquidación interesa, prima facie, los bienes a liquidar y las deudas a pagar, por lo cual, no obstante que no existe sujeto de derecho, concurre el elemento fundamental para una liquidación, el activo afecto al procedimiento y un pasivo determinado o determinable del causante. En suma, bajo estos respectos nos encontramos con que, por expresa disposición legal, un conjunto de bienes que conforman una universalidad, como es la comunidad hereditaria, sin personalidad jurídica ni posibilidad de actuar en la vida del derecho de manera separada de quienes detentan dominio sobre ellos, aún cuando sea cuotativo o abstracto, es reconocido y aceptado como posible de afectar por la declaración de quiebra, lo que excluye toda pretensión que el estado concursal exige la concurrencia de una persona deudora, que sería la única opción válida para hablar de “parte o sujeto pasivo”. Todo lo anterior no obsta, naturalmente, al derecho de los herederos para hacer valer sus intereses en el proceso, sea en esa calidad u otra, como acreedores (gastos de última enfermedad, etcétera) o, por el remanente de los bienes una vez solucionado el pasivo.

Todo lo anterior no obsta, naturalmente, al derecho de los herederos para hacer valer sus intereses en el proceso, sea en esa calidad u otra, como acreedores (gastos de última enfermedad, etcétera) o, por el remanente de los bienes una vez solucionado el pasivo. En suma, bajo estos respectos nos encontramos con que, por expresa disposición legal, un conjunto de bienes que conforman una universalidad, como es la comunidad hereditaria, sin personalidad jurídica ni posibilidad de actuar en la vida del derecho de manera separada de quienes detentan dominio sobre ellos, aún cuando sea cuotativo o abstracto, es reconocido y aceptado como posible de afectar por la declaración de quiebra, lo que excluye toda pretensión que el estado concursal exige la concurrencia de una persona deudora, que sería la única opción válida para hablar de “parte o sujeto pasivo”. En la liquidación interesa, prima facie, los bienes a liquidar y las deudas a pagar, por lo cual, no obstante que no existe sujeto de derecho, concurre el elemento fundamental para una liquidación, el activo afecto al procedimiento y un pasivo determinado o determinable del causante. Todavía podemos agregar que esas regulaciones demuestran más allá de toda discusión doctrinaria que, en este caso, los procedimientos concursales privilegian el carácter de liquidación antes que cualquier otro. Aún más, bajo estas circunstancias claramente el legislador ha reconocido entidad jurídica a la universalidad constituida por la masa hereditaria, para el sólo efecto de ser declarada en quiebra, desde que no es factible sostener que los herederos, como sucesores del causante, por el solo ministerio de la ley, asuman el pasivo de éste en términos de serles extendida la quiebra, ya que no es aceptable en el sistema legal chileno aducir que los herederos, por el efecto de la continuidad derivada de la sucesión, son el causante. Atendido lo anterior y, con el único fin de tratar de asimilarlo a situaciones parecidas en el orden jurídico, cabría la posibilidad de hablar, por cierto que con cierta impropiedad de lenguaje, de un patrimonio que podríamos considerar de afectación, en tanto queda restringida a la herencia o cuota de la herencia que corresponda a cada heredero, pero éstos no participan del proceso concursal e, insistimos, ellos no están en quiebra ni asumen el riesgo de ser declarados en quiebra. DERECHO CONCURSAL CHILENO

389

RETIRO

Artículo 1384 del Código Civil: “Las enajenaciones de bienes del difunto hechas por el heredero dentro de los seis meses subsiguientes a la apertura de la sucesión, y que no hayan tenido por objeto el pago de créditos hereditarios o testamentarios, podrán rescindirse a instancia de cualquiera de los acreedores hereditarios o testamentarios que gocen del beneficio de separación. Lo mismo se extiende a la constitución de hipotecas o censos”.

GONZALO BAEZA OVALLE

174

390

Nadie ha sostenido que la muerte sea un medio de extinguir obligaciones, salvo aquellas calificadas como personalísimas o que por un precepto expreso de la ley o disposición convencional, le sea atribuida esa consecuencia, al no ser transmisibles y, por ende, desaparecer junto con el causante.

Esos intereses son protegidos por el legislador, en la medida que los beneficia con la situación prevista en los artículos 1378 y siguientes del Co. Civil, por el sólo mérito de la declaración de quiebra, pero haciendo presente que la disposición del artículo 50 del Libro IV del Co. de Comercio, no queda extendida a aquellos bienes del causante que ya salieron de las manos del o de los herederos o han resultado confundidos con sus bienes.

Sólo debemos insistir en la cuestión del efectivo afectado por la declaración de quiebra. El tema en cuestión pasa por establecer el efecto de la muerte del deudor en relación con sus obligaciones.

Bajo tales circunstancias la quiebra quedará limitada a los bienes hereditarios existentes al tiempo de la declaración, como lo hacíamos ver en párrafos anteriores que, por su importancia, reiteramos.

Resulta claro que bajo las circunstancias indicadas, el legislador generó una modalidad particular de acción pauliana, bastante similar a las revocatorias concursales por una extensión de las normas civiles al proceso concursal.

Así y pese a todo, las enajenaciones, hipotecas y censos sobre esos bienes efectuadas dentro de los seis meses subsiguientes a la apertura de la sucesión, siempre que no hayan tenido por objeto pagar deudas hereditarias, quedarán afectos a ser rescindidos a instancia de cualquiera de los acreedores hereditarios que gocen del beneficio de separación, conforme lo establece el artículo 1384 del Co. Civil.174

Así y pese a todo, las enajenaciones, hipotecas y censos sobre esos bienes efectuadas dentro de los seis meses subsiguientes a la apertura de la sucesión, siempre que no hayan tenido por objeto pagar deudas hereditarias, quedarán afectos a ser rescindidos a instancia de cualquiera de los acreedores hereditarios que gocen del beneficio de separación, conforme lo establece el artículo 1384 del Co. Civil.174

Resulta claro que bajo las circunstancias indicadas, el legislador generó una modalidad particular de acción pauliana, bastante similar a las revocatorias concursales por una extensión de las normas civiles al proceso concursal.

Bajo tales circunstancias la quiebra quedará limitada a los bienes hereditarios existentes al tiempo de la declaración, como lo hacíamos ver en párrafos anteriores que, por su importancia, reiteramos.

Sólo debemos insistir en la cuestión del efectivo afectado por la declaración de quiebra. El tema en cuestión pasa por establecer el efecto de la muerte del deudor en relación con sus obligaciones.

Esos intereses son protegidos por el legislador, en la medida que los beneficia con la situación prevista en los artículos 1378 y siguientes del Co. Civil, por el sólo mérito de la declaración de quiebra, pero haciendo presente que la disposición del artículo 50 del Libro IV del Co. de Comercio, no queda extendida a aquellos bienes del causante que ya salieron de las manos del o de los herederos o han resultado confundidos con sus bienes.

Nadie ha sostenido que la muerte sea un medio de extinguir obligaciones, salvo aquellas calificadas como personalísimas o que por un precepto expreso de la ley o disposición convencional, le sea atribuida esa consecuencia, al no ser transmisibles y, por ende, desaparecer junto con el causante.

GONZALO BAEZA OVALLE

174 Artículo 1384 del Código Civil: “Las enajenaciones de bienes del difunto hechas por el heredero dentro de los seis meses subsiguientes a la apertura de la sucesión, y que no hayan tenido por objeto el pago de créditos hereditarios o testamentarios, podrán rescindirse a instancia de cualquiera de los acreedores hereditarios o testamentarios que gocen del beneficio de separación. Lo mismo se extiende a la constitución de hipotecas o censos”.

390

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

391

La regla general en materia de derecho consiste en la continuidad de las relaciones jurídicas, de tal modo que, bajo esa inspiración, las obligaciones sobreviven al causante. Bien sabemos que en el ámbito de los derechos subjetivos, las obligaciones existen en la medida que también estén presentes acreedor y deudor, por lo cual, si en el evento del fallecimiento de este último la obligación subsiste, corresponde concluir que el deudor, jurídicamente, no ha desaparecido, pero es una interpretación apretada. De esta forma y bajo esa perspectiva, consideramos ajustado a la realidad de la situación en comento, sustentar que en los herederos sobrevive la personalidad del causante, que constituye la razón en virtud de la cual toman el nombre de sucesión. Suceden, vale decir, siguen, continúan y perpetúan la existencia de otro, pero no son el causante. En ese contexto, la acción no está dirigida contra los herederos como tales, sino contra el causante personificado en los herederos como sus representantes y, para implementar en mejor forma ese particular efecto, el legislador ha dicho: no se confundan los bienes del deudor con los de sus herederos, pues a estos últimos los reclamos sólo como sucesores del anterior. No obstante ser ajustada esa línea de interpretación, sus consecuencias deberíamos extrapolarlas, de manera que si los herederos son continuadores del causante y fuera reconocida tal calidad en las regulaciones concursales, correspondería aceptar su concurrencia en la quiebra como representantes del deudor, pero no existe una norma semejante de modo que ese ejercicio no es legalmente posible. Con todo, enderezamos las explicaciones precedentes para indagar o buscar un fundamento acertado a la pretensión hecha ley, relativo sólo a la posibilidad de extender los efectos de la declaración de quiebra del deudor difunto a todos los bienes existentes al momento de la delación de la herencia. Sustentar una interpretación diferente nos conduciría a que parte del patrimonio del deudor difunto (entendido como tal la masa hereditaria

Sustentar una interpretación diferente nos conduciría a que parte del patrimonio del deudor difunto (entendido como tal la masa hereditaria Con todo, enderezamos las explicaciones precedentes para indagar o buscar un fundamento acertado a la pretensión hecha ley, relativo sólo a la posibilidad de extender los efectos de la declaración de quiebra del deudor difunto a todos los bienes existentes al momento de la delación de la herencia. No obstante ser ajustada esa línea de interpretación, sus consecuencias deberíamos extrapolarlas, de manera que si los herederos son continuadores del causante y fuera reconocida tal calidad en las regulaciones concursales, correspondería aceptar su concurrencia en la quiebra como representantes del deudor, pero no existe una norma semejante de modo que ese ejercicio no es legalmente posible. En ese contexto, la acción no está dirigida contra los herederos como tales, sino contra el causante personificado en los herederos como sus representantes y, para implementar en mejor forma ese particular efecto, el legislador ha dicho: no se confundan los bienes del deudor con los de sus herederos, pues a estos últimos los reclamos sólo como sucesores del anterior. De esta forma y bajo esa perspectiva, consideramos ajustado a la realidad de la situación en comento, sustentar que en los herederos sobrevive la personalidad del causante, que constituye la razón en virtud de la cual toman el nombre de sucesión. Suceden, vale decir, siguen, continúan y perpetúan la existencia de otro, pero no son el causante. Bien sabemos que en el ámbito de los derechos subjetivos, las obligaciones existen en la medida que también estén presentes acreedor y deudor, por lo cual, si en el evento del fallecimiento de este último la obligación subsiste, corresponde concluir que el deudor, jurídicamente, no ha desaparecido, pero es una interpretación apretada. La regla general en materia de derecho consiste en la continuidad de las relaciones jurídicas, de tal modo que, bajo esa inspiración, las obligaciones sobreviven al causante. DERECHO CONCURSAL CHILENO

391

RETIRO

Resulta claro, siguiendo este camino hermenéutico, que el uso de los términos efectuado por don Andrés Bello en las normas traídas a colación no fue el más feliz, debiendo haber remitido a la pérdida de identidad

constituida por los bienes dejados por éste), quedaría exenta de la carga de servir las deudas de ese causante y no consideramos que eso corresponda a una derivación tenida en vista por el legislador al establecer el artículo 50 del Libro IV del Co. de Comercio.

Esta distinción la consideramos de particular relevancia, toda vez que tengamos claro que la confusión, con arreglo a lo prevenido en el artículo 1665 del Co. Civil, representa un modo de extinguir las obligaciones que sobreviene “Cuando concurren en una misma persona las calidades de acreedor y deudor…” en ese evento señala el legislador “se verifica de derecho una confusión que extingue la deuda y produce iguales efectos que el pago”.

Estimamos que el beneficio de separación previsto en esta última disposición obedece a un naturaleza jurídica especial, en relación con aquél regulado en los artículos 1378 y siguientes del Co. Civil, por consiguiente, las normas allí contempladas sólo cabría aplicarlas en la medida que no limiten o restrinjan el alcance o efecto del artículo 50 del Libro IV del Co. de Comercio, lo que hace fuerza a la vista de lo prevenido en el artículo 2º del mismo Código, que privilegia la aplicación de esta normativa especial antes que la común.

En ambos eventos lo que el legislador persigue consiste en evitar la pérdida de identidad, más que confusión, entre los bienes del causante y aquellos que atribuyen al o a los herederos.

La separación que hemos venido tratando la consideramos enteramente semejante, pero bajo un punto de vista diferente, al beneficio de inventario previsto y regulado por los artículos 1247 y siguientes del Código Civil.175

La separación que hemos venido tratando la consideramos enteramente semejante, pero bajo un punto de vista diferente, al beneficio de inventario previsto y regulado por los artículos 1247 y siguientes del Código Civil.175

En ambos eventos lo que el legislador persigue consiste en evitar la pérdida de identidad, más que confusión, entre los bienes del causante y aquellos que atribuyen al o a los herederos.

Estimamos que el beneficio de separación previsto en esta última disposición obedece a un naturaleza jurídica especial, en relación con aquél regulado en los artículos 1378 y siguientes del Co. Civil, por consiguiente, las normas allí contempladas sólo cabría aplicarlas en la medida que no limiten o restrinjan el alcance o efecto del artículo 50 del Libro IV del Co. de Comercio, lo que hace fuerza a la vista de lo prevenido en el artículo 2º del mismo Código, que privilegia la aplicación de esta normativa especial antes que la común.

Esta distinción la consideramos de particular relevancia, toda vez que tengamos claro que la confusión, con arreglo a lo prevenido en el artículo 1665 del Co. Civil, representa un modo de extinguir las obligaciones que sobreviene “Cuando concurren en una misma persona las calidades de acreedor y deudor…” en ese evento señala el legislador “se verifica de derecho una confusión que extingue la deuda y produce iguales efectos que el pago”.

constituida por los bienes dejados por éste), quedaría exenta de la carga de servir las deudas de ese causante y no consideramos que eso corresponda a una derivación tenida en vista por el legislador al establecer el artículo 50 del Libro IV del Co. de Comercio.

Resulta claro, siguiendo este camino hermenéutico, que el uso de los términos efectuado por don Andrés Bello en las normas traídas a colación no fue el más feliz, debiendo haber remitido a la pérdida de identidad

GONZALO BAEZA OVALLE

175 Artículo 1247 del Código Civil: “El beneficio de inventario consiste en no hacer a los herederos que aceptan responsables de las obligaciones hereditarias y testamentarias, sino hasta concurrencia del valor total de los bienes que han heredado”.

392

175

392

GONZALO BAEZA OVALLE

Artículo 1247 del Código Civil: “El beneficio de inventario consiste en no hacer a los herederos que aceptan responsables de las obligaciones hereditarias y testamentarias, sino hasta concurrencia del valor total de los bienes que han heredado”.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

393

jurídica o material de las cosas del causante pero no utilizar la expresión “confusión” que, precisamente, en el ámbito civil adquiere un sentido perfectamente definido por él mismo. De acuerdo a estos respectos, entonces, la quiebra de la sucesión conforme a las normas que estamos revisando, no comprometen los bienes de los herederos. La declaración de quiebra involucrará únicamente los bienes del causante, como lo establece literalmente por lo demás, el inciso final del artículo 50 del Libro IV del Co. de Comercio e, insistimos que nos encontramos con un caso en que el legislador reconoce como afecto al concurso a un conjunto de bienes que estructuran una universalidad, la comunidad hereditaria, que sólo es “representada”176 por sus herederos en la medida que estos suceden jurídicamente al causante, pero sólo para esos efectos y únicamente en materia concursal. Finalmente, los requisitos para que proceda esta forma de dar curso a la apertura del proceso concursal son dos: a) La causa de la quiebra debe haberse producido antes de la muerte del deudor Eso lo estimamos razonable toda vez que si bien hemos sostenido que el causante queda perpetuado, jurídicamente, en la persona de sus herederos, corresponde dejar claro que éstos últimos no reconocen la calidad de representantes de aquel con facultades de tal latitud que los habilite para contraer obligaciones en su nombre que es la razón por la cual, además, no se les permite actuar en la quiebra como tales. La muerte termina la actividad jurídica del causante y los herederos lo perpetúan para el sólo propósito de culminar las relaciones jurídicas originadas en vida de ese causante o derivadas de sus disposiciones por causa de muerte.

176 Los bienes no pueden ser representados, de modo que esa expresión es una licencia explicativa.

La muerte termina la actividad jurídica del causante y los herederos lo perpetúan para el sólo propósito de culminar las relaciones jurídicas originadas en vida de ese causante o derivadas de sus disposiciones por causa de muerte. Eso lo estimamos razonable toda vez que si bien hemos sostenido que el causante queda perpetuado, jurídicamente, en la persona de sus herederos, corresponde dejar claro que éstos últimos no reconocen la calidad de representantes de aquel con facultades de tal latitud que los habilite para contraer obligaciones en su nombre que es la razón por la cual, además, no se les permite actuar en la quiebra como tales. a) La causa de la quiebra debe haberse producido antes de la muerte del deudor Finalmente, los requisitos para que proceda esta forma de dar curso a la apertura del proceso concursal son dos: La declaración de quiebra involucrará únicamente los bienes del causante, como lo establece literalmente por lo demás, el inciso final del artículo 50 del Libro IV del Co. de Comercio e, insistimos que nos encontramos con un caso en que el legislador reconoce como afecto al concurso a un conjunto de bienes que estructuran una universalidad, la comunidad hereditaria, que sólo es “representada”176 por sus herederos en la medida que estos suceden jurídicamente al causante, pero sólo para esos efectos y únicamente en materia concursal. De acuerdo a estos respectos, entonces, la quiebra de la sucesión conforme a las normas que estamos revisando, no comprometen los bienes de los herederos. jurídica o material de las cosas del causante pero no utilizar la expresión “confusión” que, precisamente, en el ámbito civil adquiere un sentido perfectamente definido por él mismo.

176

Los bienes no pueden ser representados, de modo que esa expresión es una licencia explicativa.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

393

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Para resolver esta materia habremos de distinguir entre las personas jurídicas con fines de lucro de aquellas que no exhiben ese propósito fundacional o constitutivo.

394

2.4.6. Personas jurídicas

Tan claro viene a ser lo anterior que la regla general en materia de mandatos, precisamente, disponen que ese contrato termina con el fallecimiento del mandante, salvo las excepciones legales, cuyo no es el caso.

Lo explicado supone que la herencia sea aceptada, por lo cual, si los herederos no lo han hecho, el interesado en el proceso de quiebra quedará obligado a solicitar, previamente, la declaración de herencia yacente.

Las obligaciones contraídas por los herederos en función de la herencia, son obligaciones de la sucesión que no remiten al causante como sujeto pasivo, sino a todos y cada uno de los herederos, por lo cual, ellas podrán autorizar para solicitar la quiebra de los herederos pero no de la sucesión.

No estimamos razonable ni aconsejable para la estabilidad de los derechos, dejar una posibilidad inmanente de una petición de quiebra sobre la base de las obligaciones contraídas en vida del causante, por un lapso de 4 ó 5 años, dependiendo de la naturaleza jurídica de la obligación fundante, en la medida que ello afecta al espíritu general de la legislación orientada a impedir que las cosas permanezcan en la indivisión por un largo espacio de tiempo.

Si la obligación y hechos constitutivos de la causal que pretenden ser invocados surgieron como producto de la herencia pero sin intervención de los herederos, en otras palabras, como resultado de la muerte o de actos y contratos celebrados en vida por el causante, pero cuyos efectos, determinantes de la causal invocada, devienen con posterioridad a la muerte de éste, no procederá la declaratoria de quiebra de la sucesión y, menos de los herederos.

La exigencia en comento responde a satisfacer la necesidad de contar con una certeza jurídica.

b) La quiebra debe ser pedida en el año siguiente a la muerte del deudor

b) La quiebra debe ser pedida en el año siguiente a la muerte del deudor

La exigencia en comento responde a satisfacer la necesidad de contar con una certeza jurídica.

Si la obligación y hechos constitutivos de la causal que pretenden ser invocados surgieron como producto de la herencia pero sin intervención de los herederos, en otras palabras, como resultado de la muerte o de actos y contratos celebrados en vida por el causante, pero cuyos efectos, determinantes de la causal invocada, devienen con posterioridad a la muerte de éste, no procederá la declaratoria de quiebra de la sucesión y, menos de los herederos.

No estimamos razonable ni aconsejable para la estabilidad de los derechos, dejar una posibilidad inmanente de una petición de quiebra sobre la base de las obligaciones contraídas en vida del causante, por un lapso de 4 ó 5 años, dependiendo de la naturaleza jurídica de la obligación fundante, en la medida que ello afecta al espíritu general de la legislación orientada a impedir que las cosas permanezcan en la indivisión por un largo espacio de tiempo.

Las obligaciones contraídas por los herederos en función de la herencia, son obligaciones de la sucesión que no remiten al causante como sujeto pasivo, sino a todos y cada uno de los herederos, por lo cual, ellas podrán autorizar para solicitar la quiebra de los herederos pero no de la sucesión.

Lo explicado supone que la herencia sea aceptada, por lo cual, si los herederos no lo han hecho, el interesado en el proceso de quiebra quedará obligado a solicitar, previamente, la declaración de herencia yacente.

Tan claro viene a ser lo anterior que la regla general en materia de mandatos, precisamente, disponen que ese contrato termina con el fallecimiento del mandante, salvo las excepciones legales, cuyo no es el caso.

2.4.6. Personas jurídicas

GONZALO BAEZA OVALLE

Para resolver esta materia habremos de distinguir entre las personas jurídicas con fines de lucro de aquellas que no exhiben ese propósito fundacional o constitutivo.

394

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

395

En el hecho, ambas pueden ser declaradas en quiebra toda vez que incurran en alguna de las causales previstas en la ley, como ha quedado demostrado en la jurisprudencia con el bullado caso del Club Deportivo Colo Colo que, precisamente, siendo una asociación deportiva y, por ende, sin fines de lucro, fue declarada en quiebra mediante sentencia librada por el Vigésimo Segundo Juzgado Civil de Santiago. 2.4.6.1. Personas jurídicas con fines de lucro 2.4.6.1.1. Sociedades colectivas civiles y comerciales En atención a que la regla general consiste en que toda persona puede ser declarada en quiebra o abierto a su respecto un procedimiento de liquidación y esta especie societaria no la encontramos incluida entre las excepciones, sólo cabe colegir que han sido legalmente habilitadas para ser afectados en sus bienes por la apertura de un procedimiento concursal de quiebra o liquidación. El objeto de esas sociedades permitirá discernir, en principio, respecto a si están o no incluidas entre los deudores contemplados en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio no obstante y, pese a que ese objeto no contemple actividades mineras o agrícolas, como giro principal, atendiendo al hecho que el precepto en comento no exige que sea la actividad central del deudor, igualmente podrá quedar incluida en los casos previstos en esa norma. De esta manera, no consideramos irrelevante discutir al efecto que trae aparejado en esta materia, el pacto celebrado entre los socios de una colectiva civil en orden a sujetarse a las normas de la colectiva comercial, toda vez que entre las consecuencias que trae aparejado un pacto de esa especie es afectarlo a la obligación prevista en el referido artículo 41. Insistimos, conforme al tenor literal e intencionalidad manifestada en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio, no pasa por la formalidad del objeto o pactos complementarios los elementos determinante para que sean aplicables sus regulaciones, sino el efectivo ejercicio de alguna de las actividades especificadas en ese precepto.

Insistimos, conforme al tenor literal e intencionalidad manifestada en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio, no pasa por la formalidad del objeto o pactos complementarios los elementos determinante para que sean aplicables sus regulaciones, sino el efectivo ejercicio de alguna de las actividades especificadas en ese precepto. De esta manera, no consideramos irrelevante discutir al efecto que trae aparejado en esta materia, el pacto celebrado entre los socios de una colectiva civil en orden a sujetarse a las normas de la colectiva comercial, toda vez que entre las consecuencias que trae aparejado un pacto de esa especie es afectarlo a la obligación prevista en el referido artículo 41. El objeto de esas sociedades permitirá discernir, en principio, respecto a si están o no incluidas entre los deudores contemplados en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio no obstante y, pese a que ese objeto no contemple actividades mineras o agrícolas, como giro principal, atendiendo al hecho que el precepto en comento no exige que sea la actividad central del deudor, igualmente podrá quedar incluida en los casos previstos en esa norma. En atención a que la regla general consiste en que toda persona puede ser declarada en quiebra o abierto a su respecto un procedimiento de liquidación y esta especie societaria no la encontramos incluida entre las excepciones, sólo cabe colegir que han sido legalmente habilitadas para ser afectados en sus bienes por la apertura de un procedimiento concursal de quiebra o liquidación. 2.4.6.1.1. Sociedades colectivas civiles y comerciales 2.4.6.1. Personas jurídicas con fines de lucro En el hecho, ambas pueden ser declaradas en quiebra toda vez que incurran en alguna de las causales previstas en la ley, como ha quedado demostrado en la jurisprudencia con el bullado caso del Club Deportivo Colo Colo que, precisamente, siendo una asociación deportiva y, por ende, sin fines de lucro, fue declarada en quiebra mediante sentencia librada por el Vigésimo Segundo Juzgado Civil de Santiago. DERECHO CONCURSAL CHILENO

395

RETIRO

Las sociedades colectivas comerciales, precisamente en función de su objeto, quedarán inscritas en los casos previstos en el artículo 41 del Libro IV del Código de Comercio, pero con la misma restricción anotada.

En otras palabras y, pese a todo lo que hemos explicado hasta ahora, el citado artículo 41 viene a regir, en todo caso, a quienes son comerciantes por reunir los requisitos del artículo 7º del Co. de Comercio, en la medida que parte de esas exigencias radican en el ejercicio de actos de comercio, pero también a quienes, sin investir la calidad de comerciante, en los términos de ese precepto, realizan o ejercen actividades comerciales además de las otras que en ese precepto igualmente han sido contempladas, como también a quienes acuerdan sujetarse a normas comerciales.

La actividad comercial, industrial, minera o agrícola, habrá de ser ejercida efectivamente por el deudor, no bastando que sólo aparezca la posibilidad de hacerlo conforme al objeto social.

GONZALO BAEZA OVALLE

Este tema no lo consideramos irrelevante a la vista de lo prevenido en el artículo 51 del Libro IV del Co. de Comercio:

396

Bajo ese prisma, queda en entredicho la aplicación del artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio respecto de los comerciantes formales pero que no ejercen el comercio y, como constituye una norma de excepción, habrá de ser interpretada restrictivamente, en otros términos, sólo a los casos expresamente contemplados por el legislador en ese precepto legal.

Aún más, puede acontecer que incluso contemple esas labores en su objeto pero no las ejerza en el hecho, evento en el cual estimamos, a la vista del referido precepto legal, cuya conjugación resulta indicativa de una situación presente, que no resultaría aplicable el referido artículo 41 o, si se quiere, no serían satisfechas sus exigencias de atribución o requisitos para que produzca sus efectos naturales.

La diferencia entre una y otra situación quedará reducida al onus probandi, lo que implica acreditar que el deudor realiza, efectivamente, alguna de las actividades descritas en ese artículo.

La diferencia entre una y otra situación quedará reducida al onus probandi, lo que implica acreditar que el deudor realiza, efectivamente, alguna de las actividades descritas en ese artículo.

Aún más, puede acontecer que incluso contemple esas labores en su objeto pero no las ejerza en el hecho, evento en el cual estimamos, a la vista del referido precepto legal, cuya conjugación resulta indicativa de una situación presente, que no resultaría aplicable el referido artículo 41 o, si se quiere, no serían satisfechas sus exigencias de atribución o requisitos para que produzca sus efectos naturales.

Bajo ese prisma, queda en entredicho la aplicación del artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio respecto de los comerciantes formales pero que no ejercen el comercio y, como constituye una norma de excepción, habrá de ser interpretada restrictivamente, en otros términos, sólo a los casos expresamente contemplados por el legislador en ese precepto legal.

Las sociedades colectivas comerciales, precisamente en función de su objeto, quedarán inscritas en los casos previstos en el artículo 41 del Libro IV del Código de Comercio, pero con la misma restricción anotada.

En otras palabras y, pese a todo lo que hemos explicado hasta ahora, el citado artículo 41 viene a regir, en todo caso, a quienes son comerciantes por reunir los requisitos del artículo 7º del Co. de Comercio, en la medida que parte de esas exigencias radican en el ejercicio de actos de comercio, pero también a quienes, sin investir la calidad de comerciante, en los términos de ese precepto, realizan o ejercen actividades comerciales además de las otras que en ese precepto igualmente han sido contempladas, como también a quienes acuerdan sujetarse a normas comerciales. GONZALO BAEZA OVALLE

Este tema no lo consideramos irrelevante a la vista de lo prevenido en el artículo 51 del Libro IV del Co. de Comercio:

396

La actividad comercial, industrial, minera o agrícola, habrá de ser ejercida efectivamente por el deudor, no bastando que sólo aparezca la posibilidad de hacerlo conforme al objeto social.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

397

“La quiebra de una sociedad colectiva o en comandita importa la quiebra individual de los socios solidarios que la componen; pero la quiebra de uno de éstos no constituye en quiebra a la sociedad. “No obstante, se tramitarán separadamente ante el mismo tribunal la quiebra de la sociedad y la de los socios solidarios, y concurrirán en las quiebras de los socios los acreedores personales de éstos con los acreedores sociales. “La quiebra de la sociedad en comandita no importa la quiebra de los socios comanditarios, aun cuando éstos sean solidariamente responsables por haberse mezclado en la administración, pero podrán ser declarados en quiebra cuando hayan tolerado la inserción de su nombre en la razón social.”

El último inciso lo estimamos por demás esclarecedor a los efectos de establecer si la extensión o comunicabilidad de la quiebra alcanza a los socios que, por estatuto o estructura social, resultan solidariamente responsables de las obligaciones contraídas por la sociedad. Conforme a esa regulación jurídica, la quiebra de la sociedad pasa a ser comunicable al socio que quedó constituido como solidariamente responsable de las obligaciones sociales por virtud de una transgresión a una prohibición legal, como aquella que impide al comanditario incluir su nombre en la razón social, pero no a toda transgresión. Es cierto que encaramos un hecho ilícito en que la sanción legal, precisamente, consiste en la solidaridad, pero esa extensión de responsabilidad no permite una aplicación igual para todos los casos en que surge dicha solidaridad como sanción a una violación legal, como ocurre con los comanditarios que se mezclan en la administración de la compañía. La sanción es más restringida que la anterior en términos que no le resulta comunicable la apertura de los procedimientos concursales. La razón del tratamiento dispar entre una y otra infracción obedece, en nuestra opinión, a la necesidad legislativa de proteger el patrimonio de los terceros. En efecto, en el caso de la inserción del nombre del comanditario en la razón social de la sociedad en comandita, aparece atendible presumir que el tercero pudo contratar con ella en función a esa inclusión, dada la consideración particular que le merecía ese socio en especial.

En efecto, en el caso de la inserción del nombre del comanditario en la razón social de la sociedad en comandita, aparece atendible presumir que el tercero pudo contratar con ella en función a esa inclusión, dada la consideración particular que le merecía ese socio en especial. La razón del tratamiento dispar entre una y otra infracción obedece, en nuestra opinión, a la necesidad legislativa de proteger el patrimonio de los terceros. Es cierto que encaramos un hecho ilícito en que la sanción legal, precisamente, consiste en la solidaridad, pero esa extensión de responsabilidad no permite una aplicación igual para todos los casos en que surge dicha solidaridad como sanción a una violación legal, como ocurre con los comanditarios que se mezclan en la administración de la compañía. La sanción es más restringida que la anterior en términos que no le resulta comunicable la apertura de los procedimientos concursales. Conforme a esa regulación jurídica, la quiebra de la sociedad pasa a ser comunicable al socio que quedó constituido como solidariamente responsable de las obligaciones sociales por virtud de una transgresión a una prohibición legal, como aquella que impide al comanditario incluir su nombre en la razón social, pero no a toda transgresión. El último inciso lo estimamos por demás esclarecedor a los efectos de establecer si la extensión o comunicabilidad de la quiebra alcanza a los socios que, por estatuto o estructura social, resultan solidariamente responsables de las obligaciones contraídas por la sociedad. “La quiebra de una sociedad colectiva o en comandita importa la quiebra individual de los socios solidarios que la componen; pero la quiebra de uno de éstos no constituye en quiebra a la sociedad. “No obstante, se tramitarán separadamente ante el mismo tribunal la quiebra de la sociedad y la de los socios solidarios, y concurrirán en las quiebras de los socios los acreedores personales de éstos con los acreedores sociales. “La quiebra de la sociedad en comandita no importa la quiebra de los socios comanditarios, aun cuando éstos sean solidariamente responsables por haberse mezclado en la administración, pero podrán ser declarados en quiebra cuando hayan tolerado la inserción de su nombre en la razón social.” DERECHO CONCURSAL CHILENO

397

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

“Si un delito o cuasidelito ha sido cometido por dos o más personas, cada una de ellas será solidariamente responsable de todo perjuicio procedente del mismo delito o cuasidelito, salvas las excepciones de los artículos 2323 y 2328. Todo fraude o dolo cometido por dos o más personas produce la acción solidaria del precedente inciso”.

398

Esa derivación la obtenemos a partir de lo dispuesto en el artículo 2317 del Código Civil, en cuanto establece:

No pensamos que acontezca lo mismo con la violación a la prohibición de administrar o inmiscuirse en la administración que pesa sobre los comanditarios, como expusimos, ya que ella dice razón con una cuestión interna de la compañía que no atañe al tercero, dado que aún en el evento que el comanditario llegue a tal extremo en su intrusión en la administración que sea quien contrate con terceros en representación de la sociedad, tal comportamiento no afectará a estos últimos y el acto continuará siendo válido.

Tal viene a ser esa la situación, como lo habíamos comentado o anticipado, de la responsabilidad extracontractual y, particularmente, consideramos aplicable y por ello, comunicable la quiebra o apertura del procedimiento concursal al socio, toda vez que realicen ilícitos, sea en forma de hechos o actos culposos o dolosos, cuestión que por cierto deviene en bastante más discutible pero no carente de fundamento.

Por consiguiente, la regla general, materializada en el inciso en comento del artículo 51 traído a colación consiste, precisamente, en que toda vez que la solidaridad del socio sea producto de un hecho o acto que afecte o pueda afectar a terceros, la quiebra o apertura del procedimiento concursal de la sociedad será comunicable a ese o esos socios.

Esto no dejamos de considerarlo importante, si es aceptado que por ese conducto pasa a ser una consecuencia sancionatoria extender la responsabilidad a los socios que no exhiben la calidad de solidarios respectos de las obligaciones de la sociedad, cuando por un hecho o acto en que han intervenido y que afecta o pueda afectar el patrimonio de terceros, legalmente asumen la calidad de solidariamente responsables de las obligaciones de la sociedad para con esos terceros, como si fueran gestores.

Esto no dejamos de considerarlo importante, si es aceptado que por ese conducto pasa a ser una consecuencia sancionatoria extender la responsabilidad a los socios que no exhiben la calidad de solidarios respectos de las obligaciones de la sociedad, cuando por un hecho o acto en que han intervenido y que afecta o pueda afectar el patrimonio de terceros, legalmente asumen la calidad de solidariamente responsables de las obligaciones de la sociedad para con esos terceros, como si fueran gestores.

Por consiguiente, la regla general, materializada en el inciso en comento del artículo 51 traído a colación consiste, precisamente, en que toda vez que la solidaridad del socio sea producto de un hecho o acto que afecte o pueda afectar a terceros, la quiebra o apertura del procedimiento concursal de la sociedad será comunicable a ese o esos socios.

Tal viene a ser esa la situación, como lo habíamos comentado o anticipado, de la responsabilidad extracontractual y, particularmente, consideramos aplicable y por ello, comunicable la quiebra o apertura del procedimiento concursal al socio, toda vez que realicen ilícitos, sea en forma de hechos o actos culposos o dolosos, cuestión que por cierto deviene en bastante más discutible pero no carente de fundamento.

No pensamos que acontezca lo mismo con la violación a la prohibición de administrar o inmiscuirse en la administración que pesa sobre los comanditarios, como expusimos, ya que ella dice razón con una cuestión interna de la compañía que no atañe al tercero, dado que aún en el evento que el comanditario llegue a tal extremo en su intrusión en la administración que sea quien contrate con terceros en representación de la sociedad, tal comportamiento no afectará a estos últimos y el acto continuará siendo válido.

Esa derivación la obtenemos a partir de lo dispuesto en el artículo 2317 del Código Civil, en cuanto establece:

GONZALO BAEZA OVALLE

“Si un delito o cuasidelito ha sido cometido por dos o más personas, cada una de ellas será solidariamente responsable de todo perjuicio procedente del mismo delito o cuasidelito, salvas las excepciones de los artículos 2323 y 2328. Todo fraude o dolo cometido por dos o más personas produce la acción solidaria del precedente inciso”.

398

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

399

Este representa el medio o canal adecuado para perseguir la responsabilidad concursal del socio que utiliza la sociedad para encubrir su conducta dolosa o culposa en perjuicio de terceros. La línea hermenéutica esbozada entrega argumentos a la propuesta formulada páginas atrás en el sentido que el abuso de la personalidad jurídica resulta posible sancionarlo en Chile, no siendo imprescindible acudir a reformas legislativas, siempre que exista una voluntad judicial de aplicar la ley en busca de la equidad y de cumplir, efectivamente, una labor jurisdiccional que imparta justicia. Tal postulado no involucra que, en un contexto de sana política legislativa, sobrevenga como del todo aconsejable, en función del valioso bien jurídico protegido, introducir modificaciones legales que den mayor transparencia al sistema, sin necesidad de acudir a interpretaciones que, como expusimos, pueden ser materia de controversia y no ha sido aplicado de esa forma por los tribunales, hasta ahora, pues nadie lo invocado en apoyo de su posición. En definitiva, lo que interesa proteger consiste en la confianza en el comercio y flujo de bienes, cuestión que sólo alcanza a ser lograda en la medida que sea garantizado por todos los medios al alcance, el cumplimiento de las obligaciones y ameriten una sanción drástica todos aquellos que no lo hacen y, aún más, quienes utilizan instrumentos jurídicos concebidos para servir otros propósitos, como acontece con las sociedades y posibilidad de funcionarlas, dividirlas o transformarlas, para causar daño y hostilizar a sus acreedores, lo que tradicionalmente ha sido denominado como desviación de uso. Tal comportamiento surge como una demostración palmaria de un hacer antijurídico y, por ende no puede, directa ni indirectamente, lograr una protección en las imperfecciones de la legislación vigente, como tampoco en la pasividad judicial o del sistema, demandando una reacción social drástica, inequívoca y contundente, que entregue un mensaje claro de rechazo. De todas formas, los gerentes, directores o administradores de una persona jurídica declarada en quiebra o respecto de la cual ha sido abierto un procedimiento concursal, son llamados a responder en los términos señalados por el artículo 232:

De todas formas, los gerentes, directores o administradores de una persona jurídica declarada en quiebra o respecto de la cual ha sido abierto un procedimiento concursal, son llamados a responder en los términos señalados por el artículo 232: Tal comportamiento surge como una demostración palmaria de un hacer antijurídico y, por ende no puede, directa ni indirectamente, lograr una protección en las imperfecciones de la legislación vigente, como tampoco en la pasividad judicial o del sistema, demandando una reacción social drástica, inequívoca y contundente, que entregue un mensaje claro de rechazo. En definitiva, lo que interesa proteger consiste en la confianza en el comercio y flujo de bienes, cuestión que sólo alcanza a ser lograda en la medida que sea garantizado por todos los medios al alcance, el cumplimiento de las obligaciones y ameriten una sanción drástica todos aquellos que no lo hacen y, aún más, quienes utilizan instrumentos jurídicos concebidos para servir otros propósitos, como acontece con las sociedades y posibilidad de funcionarlas, dividirlas o transformarlas, para causar daño y hostilizar a sus acreedores, lo que tradicionalmente ha sido denominado como desviación de uso. Tal postulado no involucra que, en un contexto de sana política legislativa, sobrevenga como del todo aconsejable, en función del valioso bien jurídico protegido, introducir modificaciones legales que den mayor transparencia al sistema, sin necesidad de acudir a interpretaciones que, como expusimos, pueden ser materia de controversia y no ha sido aplicado de esa forma por los tribunales, hasta ahora, pues nadie lo invocado en apoyo de su posición. La línea hermenéutica esbozada entrega argumentos a la propuesta formulada páginas atrás en el sentido que el abuso de la personalidad jurídica resulta posible sancionarlo en Chile, no siendo imprescindible acudir a reformas legislativas, siempre que exista una voluntad judicial de aplicar la ley en busca de la equidad y de cumplir, efectivamente, una labor jurisdiccional que imparta justicia. Este representa el medio o canal adecuado para perseguir la responsabilidad concursal del socio que utiliza la sociedad para encubrir su conducta dolosa o culposa en perjuicio de terceros. DERECHO CONCURSAL CHILENO

399

RETIRO

AZERRAD, RAFAEL.Ob. cit., p. 118.

GONZALO BAEZA OVALLE

GONZALO BAEZA OVALLE

AZERRAD, RAFAEL.Ob. cit., p. 118.

400

177

“Los gerentes, directores o administradores de una persona jurídica declarada en quiebra, cuyo giro quede comprendido en el artículo 41, serán castigados, sin perjuicio de la responsabilidad civil que les pueda afectar, como reos de quiebra culpable o fraudulenta, según el caso, cuando en la dirección de los negocios del fallido y con conocimiento de la situación de éstos, hubieren ejecutado alguno de los actos o incurrido en alguna de las omisiones a que se refieren los artículos 219 y 220, o cuando hubieren autorizado expresamente dichos actos u omisiones. “Serán castigados con reclusión menor o relegación menores en su grado mínimo a medio si se han repartido dividendos a los socios, a propuesta del directorio, a sabiendas que no correspondían a utilidades efectivas. La pena se elevará en un grado si esos repartos han ocasionado la quiebra.”

“En resumen, la jurisprudencia de todos los países parece haber abandonado hoy el mito de la personalidad jurídica de las sociedades, negándose a admitirla

No obstante que esa normativa, en algunos aspectos, contempla una sanción para las personas que han intervenido en la administración de la sociedad o son responsables de ella, nada expresa en relación con aquellos que detentan el papel de controladores de las mismas, conforme a lo prevenido en los artículos 96 y siguientes de la Ley Nº 18.045, lo que queda sujeto a la normativa que explicamos.

“Debe tenerse muy en cuenta que los tribunales carecerán de la facultad de prescindir de la forma de la persona jurídica y de las consecuencias que de ella resulten, excepto cuando ha sido empleada para fines reprobables…”.

Como expresa Rafael Azerrad177 “El interés de lucrar con una sociedad desvirtúa por completo la esencia que hizo lugar a la creación de la persona jurídica cuando se emplean formas ilícitas contrarias a la buena fe y con el fin de defraudar a terceros, porque la limitación de responsabilidad sólo debe ser reconocida en la medida en que la sociedad se ajusta a criterios jurídicos y económicos que el legislador tuvo en cuenta al reconocerle su personería, como así también su autonomía patrimonial; pero no se pueden amparar a través de una concesión legislativa para realizar actos ilícitos o distintos de los que justificaron su formación.

Como expresa Rafael Azerrad177 “El interés de lucrar con una sociedad desvirtúa por completo la esencia que hizo lugar a la creación de la persona jurídica cuando se emplean formas ilícitas contrarias a la buena fe y con el fin de defraudar a terceros, porque la limitación de responsabilidad sólo debe ser reconocida en la medida en que la sociedad se ajusta a criterios jurídicos y económicos que el legislador tuvo en cuenta al reconocerle su personería, como así también su autonomía patrimonial; pero no se pueden amparar a través de una concesión legislativa para realizar actos ilícitos o distintos de los que justificaron su formación.

“Debe tenerse muy en cuenta que los tribunales carecerán de la facultad de prescindir de la forma de la persona jurídica y de las consecuencias que de ella resulten, excepto cuando ha sido empleada para fines reprobables…”.

No obstante que esa normativa, en algunos aspectos, contempla una sanción para las personas que han intervenido en la administración de la sociedad o son responsables de ella, nada expresa en relación con aquellos que detentan el papel de controladores de las mismas, conforme a lo prevenido en los artículos 96 y siguientes de la Ley Nº 18.045, lo que queda sujeto a la normativa que explicamos.

“En resumen, la jurisprudencia de todos los países parece haber abandonado hoy el mito de la personalidad jurídica de las sociedades, negándose a admitirla

“Los gerentes, directores o administradores de una persona jurídica declarada en quiebra, cuyo giro quede comprendido en el artículo 41, serán castigados, sin perjuicio de la responsabilidad civil que les pueda afectar, como reos de quiebra culpable o fraudulenta, según el caso, cuando en la dirección de los negocios del fallido y con conocimiento de la situación de éstos, hubieren ejecutado alguno de los actos o incurrido en alguna de las omisiones a que se refieren los artículos 219 y 220, o cuando hubieren autorizado expresamente dichos actos u omisiones. “Serán castigados con reclusión menor o relegación menores en su grado mínimo a medio si se han repartido dividendos a los socios, a propuesta del directorio, a sabiendas que no correspondían a utilidades efectivas. La pena se elevará en un grado si esos repartos han ocasionado la quiebra.”

177

400

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

401

cuando ese recurso técnico es utilizado con fines confusos o ilícitos; pero eso no significa que debamos desterrar el concepto de persona jurídica.”

2.4.6.1.2. Sociedades de hecho El principio general predominante en el sistema jurídico chileno radica en que sólo las personas pueden ser declaradas en quiebra. De allí que resultaba un tanto sorpresivo que pudiéramos hablar de la quiebra de la sucesión hereditaria del deudor comerciante, en la medida que eleva al carácter de afectado por un actuar jurídico a una universalidad de bienes “representada” por sus herederos178, generando además el conflicto conceptual jurídico que el representado aparecían siendo, precisamente los bienes, lo que contraría todo el sistema de representación. En definitiva, por la muerte las personas naturales dejan de existir, lo que es una obviedad pero imprescindible de recalcar a estas alturas de la explicación. Ahora si bien estimamos cierto, que todas las consecuencias jurídicas de su vida traducidas en derechos y obligaciones perviven en sus herederos, en cuanto sean transmisibles, estos son personas distintas y las quiebras o apertura de procedimientos concursales no son heredables, aún cuando la personalidad del causante, para propósitos determinados como los que hemos venido analizando, queda entendido que es prolongada en sus herederos, especialmente para los efectos del patrimonio quedado a la delación de la herencia. De esta forma, por vía de protección de los acreedores y también de los herederos, el legislador contempló la posibilidad de declarar en quiebra o abrir un procedimiento concursal de una universalidad jurídica como la sucesión hereditaria, entendiendo que los herederos representan, en lo jurídico, al causante no a los bienes, que son el efectivo afectado por la liquidación envuelta en ese procedimiento.

178 Aún cuando ya hicimos presente que hablar de “representación” de un conjunto de bienes es una impropiedad jurídica e insistimos, utilizamos el término únicamente como una licencia expresiva, para lograr una mejor inteligencia de la idea que deseamos exponer.

De esta forma, por vía de protección de los acreedores y también de los herederos, el legislador contempló la posibilidad de declarar en quiebra o abrir un procedimiento concursal de una universalidad jurídica como la sucesión hereditaria, entendiendo que los herederos representan, en lo jurídico, al causante no a los bienes, que son el efectivo afectado por la liquidación envuelta en ese procedimiento. Ahora si bien estimamos cierto, que todas las consecuencias jurídicas de su vida traducidas en derechos y obligaciones perviven en sus herederos, en cuanto sean transmisibles, estos son personas distintas y las quiebras o apertura de procedimientos concursales no son heredables, aún cuando la personalidad del causante, para propósitos determinados como los que hemos venido analizando, queda entendido que es prolongada en sus herederos, especialmente para los efectos del patrimonio quedado a la delación de la herencia. En definitiva, por la muerte las personas naturales dejan de existir, lo que es una obviedad pero imprescindible de recalcar a estas alturas de la explicación. De allí que resultaba un tanto sorpresivo que pudiéramos hablar de la quiebra de la sucesión hereditaria del deudor comerciante, en la medida que eleva al carácter de afectado por un actuar jurídico a una universalidad de bienes “representada” por sus herederos178, generando además el conflicto conceptual jurídico que el representado aparecían siendo, precisamente los bienes, lo que contraría todo el sistema de representación. El principio general predominante en el sistema jurídico chileno radica en que sólo las personas pueden ser declaradas en quiebra. 2.4.6.1.2. Sociedades de hecho cuando ese recurso técnico es utilizado con fines confusos o ilícitos; pero eso no significa que debamos desterrar el concepto de persona jurídica.”

178

Aún cuando ya hicimos presente que hablar de “representación” de un conjunto de bienes es una impropiedad jurídica e insistimos, utilizamos el término únicamente como una licencia expresiva, para lograr una mejor inteligencia de la idea que deseamos exponer.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

401

RETIRO

PUGA VIAL, Juan Esteban. Ob. cit., p. 132.

GONZALO BAEZA OVALLE

GONZALO BAEZA OVALLE

PUGA VIAL, Juan Esteban. Ob. cit., p. 132.

402

179

Las mismas precisiones resulta necesario efectuarlas en el caso que nos ocupa.

En el contexto descrito, una vez más aparece como un error grave de conceptos lo expresado por Juan Esteban Puga Vial179, en cuanto sostiene que: “Si una sociedad adolece de vicios de nulidad en su constitución, creemos que es perfectamente posible sujetarla a quiebra, en tanto no se

En último término, la sociedad de hecho, regular o irregular, podrá ser declarada en quiebra porque, como sociedad, constituye una persona jurídica y, en tal calidad, no divisamos inconveniente legal alguno para que asuma las consecuencias de sus actos, traducidas en la declaratoria de quiebra.

No habiendo norma expresa al efecto, a diferencia de lo que acontece con la sucesión hereditaria, la declaración de quiebra de un cuasicontrato no resulta viable ni aceptable.

Sobre este aspecto consideramos posible concordar con Álvaro Puelma Accorsi que, en función de aplicar lo prevenido en el artículo 357 inciso 2º del Código de Comercio y atendido el punto que los socios de la sociedad de hecho “responderán solidariamente a los terceros con quienes hubieren contratado a nombre y en interés de la sociedad de hecho”, procede declarar la quiebra de éstos, quedando en evidencia que la existencia de la solidaridad de los socios con respecto a las obligaciones sociales, toda vez que interese a terceros, constituye el presupuesto que autoriza al acreedor para solicitar la apertura del procedimiento concursal, salvo la excepción legal comentada para la sociedad en comandita.

Una cosa enteramente diferente acontece cuando un intento de formar sociedad, por defectos relevantes en el perfeccionamiento del acto jurídico constitutivo, deriva en un cuasicontrato de comunidad.

Esta última situación pasa a ser tan excepcional que debió contemplarla expresamente el legislador. De no haberlo hecho así, también procedía que el socio comanditario que se hubiere inmiscuido en la administración, fuera declarado en quiebra junto con la sociedad.

Esta última situación pasa a ser tan excepcional que debió contemplarla expresamente el legislador. De no haberlo hecho así, también procedía que el socio comanditario que se hubiere inmiscuido en la administración, fuera declarado en quiebra junto con la sociedad.

Una cosa enteramente diferente acontece cuando un intento de formar sociedad, por defectos relevantes en el perfeccionamiento del acto jurídico constitutivo, deriva en un cuasicontrato de comunidad.

Sobre este aspecto consideramos posible concordar con Álvaro Puelma Accorsi que, en función de aplicar lo prevenido en el artículo 357 inciso 2º del Código de Comercio y atendido el punto que los socios de la sociedad de hecho “responderán solidariamente a los terceros con quienes hubieren contratado a nombre y en interés de la sociedad de hecho”, procede declarar la quiebra de éstos, quedando en evidencia que la existencia de la solidaridad de los socios con respecto a las obligaciones sociales, toda vez que interese a terceros, constituye el presupuesto que autoriza al acreedor para solicitar la apertura del procedimiento concursal, salvo la excepción legal comentada para la sociedad en comandita.

No habiendo norma expresa al efecto, a diferencia de lo que acontece con la sucesión hereditaria, la declaración de quiebra de un cuasicontrato no resulta viable ni aceptable.

En último término, la sociedad de hecho, regular o irregular, podrá ser declarada en quiebra porque, como sociedad, constituye una persona jurídica y, en tal calidad, no divisamos inconveniente legal alguno para que asuma las consecuencias de sus actos, traducidas en la declaratoria de quiebra.

En el contexto descrito, una vez más aparece como un error grave de conceptos lo expresado por Juan Esteban Puga Vial179, en cuanto sostiene que: “Si una sociedad adolece de vicios de nulidad en su constitución, creemos que es perfectamente posible sujetarla a quiebra, en tanto no se

Las mismas precisiones resulta necesario efectuarlas en el caso que nos ocupa.

179

402

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

403

declare la nulidad del pacto social, pues sin declaración de nulidad el contrato produce todos sus efectos civiles como si fuera válido.” Ese párrafo denota que Juan Esteban Puga Vial confunde ideas tan elementales en nuestro sistema jurídico, como las que corresponde inscribir bajo el concepto de sociedad, al extremo que enreda la fuente u origen de esta última que, bajo ningún respecto reconoce como naturaleza jurídica la de un contrato, con la persona jurídica que, efectivamente, caracteriza y es la sociedad. De esta manera podemos hacer las siguientes aclaraciones para evitar que postulados de esa especie, por el sólo hecho de estar escritos reiterativamente, puedan provocar errores graves: En primer lugar, la nulidad no remite al pacto social, entendiendo como tal, los estatutos de la sociedad. Lo que ataca es la validez del acto jurídico constitutivo. En segundo término, mal entiende el problema, toda vez que si el acto jurídico constitutivo de la sociedad, en ningún caso sus estatutos, no ha sido declarado nulo, la sociedad y ese acto jurídico son perfectamente válidos, de tal modo que en ese escenario no visualizamos inconveniente para que ese deudor sea objeto de una declaración de quiebra o apertura de un procedimiento concursal. Más bien entendemos que el autor mencionado adolece de dificultades de lenguaje o expresivas que torna difícil la comprensión de lo que pretende exponer, asumiendo que sea algo novedoso, lo que desde luego no constituye su impronta y nos resultaría por demás sorprendente. Las nulidades sólo existen como realidades en materia de derecho, toda vez que medie una declaración judicial que así lo decida. En esa eventualidad, entonces, nos enfrentaremos con una sociedad que no exhibe ningún vicio efectivo o, más que ello, jurídicamente cierto. La nulidad no ha sido declarada, por lo cual, el problema no existe para el derecho. Insistamos en el punto, aún cuando sea considerado una majadería.

Insistamos en el punto, aún cuando sea considerado una majadería. En esa eventualidad, entonces, nos enfrentaremos con una sociedad que no exhibe ningún vicio efectivo o, más que ello, jurídicamente cierto. La nulidad no ha sido declarada, por lo cual, el problema no existe para el derecho. Las nulidades sólo existen como realidades en materia de derecho, toda vez que medie una declaración judicial que así lo decida. Más bien entendemos que el autor mencionado adolece de dificultades de lenguaje o expresivas que torna difícil la comprensión de lo que pretende exponer, asumiendo que sea algo novedoso, lo que desde luego no constituye su impronta y nos resultaría por demás sorprendente. En segundo término, mal entiende el problema, toda vez que si el acto jurídico constitutivo de la sociedad, en ningún caso sus estatutos, no ha sido declarado nulo, la sociedad y ese acto jurídico son perfectamente válidos, de tal modo que en ese escenario no visualizamos inconveniente para que ese deudor sea objeto de una declaración de quiebra o apertura de un procedimiento concursal. En primer lugar, la nulidad no remite al pacto social, entendiendo como tal, los estatutos de la sociedad. Lo que ataca es la validez del acto jurídico constitutivo. De esta manera podemos hacer las siguientes aclaraciones para evitar que postulados de esa especie, por el sólo hecho de estar escritos reiterativamente, puedan provocar errores graves: Ese párrafo denota que Juan Esteban Puga Vial confunde ideas tan elementales en nuestro sistema jurídico, como las que corresponde inscribir bajo el concepto de sociedad, al extremo que enreda la fuente u origen de esta última que, bajo ningún respecto reconoce como naturaleza jurídica la de un contrato, con la persona jurídica que, efectivamente, caracteriza y es la sociedad. declare la nulidad del pacto social, pues sin declaración de nulidad el contrato produce todos sus efectos civiles como si fuera válido.” DERECHO CONCURSAL CHILENO

403

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Si opera de pleno derecho, nunca hubo sociedad y si lo que siguió corresponde a un cuasicontrato de comunidad, la apertura de los procedimientos concursales deviene en un imposible legal respecto del cuasicontrato como “entidad”, porque no responde a esa naturaleza jurídica.

404

La dificultad surge válidamente, entonces, siempre que haya sido declarada la ineficacia del acto jurídico constitutivo, derivando en el regreso de los efectos aparentes del mismo para concluir en la inexistencia de la sociedad o, también en los casos en que la ley 19.499, sobre saneamiento de vicios en la constitución y modificación de sociedades, establece que opera de pleno derecho.

Antes que intervenga un tribunal declarando la nulidad por medio de una sentencia ejecutoriada, sólo podemos constatar, a lo más, la presencia de una mera expectativa del interesado y un derecho para recabar la intervención de la autoridad judicial en aras de un eventual pronunciamiento sobre la materia.

Bajo ese escenario, entonces, no sólo procederá la quiebra, al igual que en el caso de las sociedades de hecho regulares sino que, atendida la solidaridad que trae aparejada para los socios, la apertura de concurso respecto de dicha compañía también podrá conllevar la apertura para los socios individualmente considerados, con arreglo a lo prevenido en el artículo 51 del Libro IV del Co. de Comercio, precedentemente transcrito, cuestión que para los tribunales se presenta como un escenario inestable, no debiendo serlo.

Por tal razón estimamos lógico hacer regir el principio que informa nuestro sistema legal privado, en el sentido que los actos jurídicos son válidos en tanto no haya sido declarada su nulidad por sentencia firme. Salvo las excepciones legales expresas, ella no opera de pleno derecho e incluso pueden ser materia de un saneamiento por el mero transcurso del tiempo o aplicación del sistema legal existente para ese propósito e incluso por vía de ratificación, que también lo consideramos admisible en determinadas circunstancias.

La situación que asumimos de interés jurídico emerge, precisamente, cuando la nulidad adquiere certeza en su existencia al haber sido declarada judicialmente por sentencia firme, evento en el que estamos frente a una sociedad de hecho de carácter irregular, siguiendo la clasificación que de esas sociedades hicimos en nuestra obra anterior.

La situación que asumimos de interés jurídico emerge, precisamente, cuando la nulidad adquiere certeza en su existencia al haber sido declarada judicialmente por sentencia firme, evento en el que estamos frente a una sociedad de hecho de carácter irregular, siguiendo la clasificación que de esas sociedades hicimos en nuestra obra anterior.

Por tal razón estimamos lógico hacer regir el principio que informa nuestro sistema legal privado, en el sentido que los actos jurídicos son válidos en tanto no haya sido declarada su nulidad por sentencia firme. Salvo las excepciones legales expresas, ella no opera de pleno derecho e incluso pueden ser materia de un saneamiento por el mero transcurso del tiempo o aplicación del sistema legal existente para ese propósito e incluso por vía de ratificación, que también lo consideramos admisible en determinadas circunstancias.

Bajo ese escenario, entonces, no sólo procederá la quiebra, al igual que en el caso de las sociedades de hecho regulares sino que, atendida la solidaridad que trae aparejada para los socios, la apertura de concurso respecto de dicha compañía también podrá conllevar la apertura para los socios individualmente considerados, con arreglo a lo prevenido en el artículo 51 del Libro IV del Co. de Comercio, precedentemente transcrito, cuestión que para los tribunales se presenta como un escenario inestable, no debiendo serlo.

Antes que intervenga un tribunal declarando la nulidad por medio de una sentencia ejecutoriada, sólo podemos constatar, a lo más, la presencia de una mera expectativa del interesado y un derecho para recabar la intervención de la autoridad judicial en aras de un eventual pronunciamiento sobre la materia.

La dificultad surge válidamente, entonces, siempre que haya sido declarada la ineficacia del acto jurídico constitutivo, derivando en el regreso de los efectos aparentes del mismo para concluir en la inexistencia de la sociedad o, también en los casos en que la ley 19.499, sobre saneamiento de vicios en la constitución y modificación de sociedades, establece que opera de pleno derecho.

GONZALO BAEZA OVALLE

Si opera de pleno derecho, nunca hubo sociedad y si lo que siguió corresponde a un cuasicontrato de comunidad, la apertura de los procedimientos concursales deviene en un imposible legal respecto del cuasicontrato como “entidad”, porque no responde a esa naturaleza jurídica.

404

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

405

Lo anterior no obsta a que pueda ser solicitada la apertura del procedimiento concursal respecto de los comuneros, pero por causales que atribuyan a ellos. Por el contrario, el asunto adquiere mayor interés, respecto de las consecuencias de la declaración de nulidad del acto jurídico constitutivo de la sociedad en términos que conduzca a la desaparición de éste a un extremo tal que ni siquiera produzca el efecto de crear una sociedad. Ante esa nueva realidad, consistente en que sea declarada tal nulidad con la inexistencia social consecuente antes de ser dictada la sentencia de apertura del procedimiento concursal o después de ella, determinará la imposibilidad de que exista tal sentencia, haciendo fracasar ese emprendimiento. Sin embargo, consideramos del todo probable que sea dictada de todas formas sin que, por ahora, podamos encontrar una solución clara a ese dilema, en la medida que también es posible declarar en quiebra o disponer la apertura de concurso respecto de un conjunto de bienes. La excepcionalidad de esta última situación está demostrada por el que para eso pudiera tener lugar fue preciso que existiera una norma explícita en ese sentido, lo que no encontramos en este caso. Sin duda un tema interesante de analizar en un texto más específico sobre la materia, dado que excede el propósito del esfuerzo que hemos emprendido. En el primero, surge la imposibilidad referida, no como consecuencia del efecto retroactivo de la declaración de nulidad, sino por la derivación procesal inmediata conformada por la desaparición de quien puede ser declarado en quiebra. 2.4.6.1.3. Sociedades anónimas y sociedades por acciones (SPA) Para analizar la situación de estas personas jurídicas consideramos inevitable distinguir entre aquellas sociedades constituidas con arreglo a lo prevenido en la Ley Nº 18.046, de las que lo fueron conforme a otras regulaciones, como el D.F.L. 3 de 1997, que atañe a las que exhiben un giro bancario o el

Para analizar la situación de estas personas jurídicas consideramos inevitable distinguir entre aquellas sociedades constituidas con arreglo a lo prevenido en la Ley Nº 18.046, de las que lo fueron conforme a otras regulaciones, como el D.F.L. 3 de 1997, que atañe a las que exhiben un giro bancario o el 2.4.6.1.3. Sociedades anónimas y sociedades por acciones (SPA) En el primero, surge la imposibilidad referida, no como consecuencia del efecto retroactivo de la declaración de nulidad, sino por la derivación procesal inmediata conformada por la desaparición de quien puede ser declarado en quiebra. Sin duda un tema interesante de analizar en un texto más específico sobre la materia, dado que excede el propósito del esfuerzo que hemos emprendido. La excepcionalidad de esta última situación está demostrada por el que para eso pudiera tener lugar fue preciso que existiera una norma explícita en ese sentido, lo que no encontramos en este caso. Sin embargo, consideramos del todo probable que sea dictada de todas formas sin que, por ahora, podamos encontrar una solución clara a ese dilema, en la medida que también es posible declarar en quiebra o disponer la apertura de concurso respecto de un conjunto de bienes. Ante esa nueva realidad, consistente en que sea declarada tal nulidad con la inexistencia social consecuente antes de ser dictada la sentencia de apertura del procedimiento concursal o después de ella, determinará la imposibilidad de que exista tal sentencia, haciendo fracasar ese emprendimiento. Por el contrario, el asunto adquiere mayor interés, respecto de las consecuencias de la declaración de nulidad del acto jurídico constitutivo de la sociedad en términos que conduzca a la desaparición de éste a un extremo tal que ni siquiera produzca el efecto de crear una sociedad. Lo anterior no obsta a que pueda ser solicitada la apertura del procedimiento concursal respecto de los comuneros, pero por causales que atribuyan a ellos. DERECHO CONCURSAL CHILENO

405

RETIRO

Consideramos esclarecedor, en este sentido, el artículo 102 de la Ley Nº 18.046, en cuanto remitiendo al actual artículo 232 del Libro IV del Co. de Comercio, que establece la sanción de quiebra culpable o fraudulenta a los directores, liquidadores y gerentes, a los cuales presumirá que conocían el estdo de insolvencia en la siguientes situaciones:

D.F.L. Nº 251 de 1931, que remite a las que su objeto consiste en operar en el comercio de los seguros, tras las modificaciones introducidas a ese decreto con fuerza de ley por las Leyes Nºs.18.660, 19.769 y 20.190, conocida como MK2 o modificación a las normas del mercado de capitales 2, también las sociedades deportivas y varias otras que no viene al caso traer a colación en esta oportunidad pues alargaría en demasía esta exposición.

1) Si la sociedad hubiere celebrado convenios privados con algunos acreedores en perjuicio de los demás.

GONZALO BAEZA OVALLE

2) Si después de la cesación de pago, la sociedad ha pagado a un acreedor, en perjuicio de los demás, anticipando o no el vencimiento de su crédito.

406

Las primeras quedan afectas a las regulaciones contempladas en el Título X de la Ley Nº 18.046 que, en resumidas cuentas, obliga al directorio de la sociedad que cesó en el pago de una o más obligaciones o a cuyo respecto fue dispuesta la apertura de un procedimiento concursal a través de la sentencia ejecutoriada que declara la quiebra, a citar a junta de accionistas para ser celebrada en los 30 días siguientes de acaecidos esos hechos, con el propósito de informar ampliamente sobre la situación legal, económica y financiera de la sociedad, según lo dispone el artículo 101 de esa ley.

También le impone esa obligación, toda vez que algún acreedor social iniciare la tramitación para obtener la apertura de procedimientos concursales o solicitare la declaración de quiebra e, incluso, obliga al tribunal que conoce de esa iniciativa a oficiar a la Superintendencia para enterarla de ese hecho e, igualmente, si finalmente es resuelta la apertura del procedimiento concursal mediante la declaración de la quiebra correspondiente.

Si fuere sociedad anónima abierta, el inciso 2º del artículo 101 de la Ley Nº 18.046, obliga al gerente o directorio en su ausencia, a dar aviso al día siguiente hábil en que cesare en el pago de una o más de sus obligaciones, a la Superintendencia de Valores y Seguros.

Si fuere sociedad anónima abierta, el inciso 2º del artículo 101 de la Ley Nº 18.046, obliga al gerente o directorio en su ausencia, a dar aviso al día siguiente hábil en que cesare en el pago de una o más de sus obligaciones, a la Superintendencia de Valores y Seguros.

También le impone esa obligación, toda vez que algún acreedor social iniciare la tramitación para obtener la apertura de procedimientos concursales o solicitare la declaración de quiebra e, incluso, obliga al tribunal que conoce de esa iniciativa a oficiar a la Superintendencia para enterarla de ese hecho e, igualmente, si finalmente es resuelta la apertura del procedimiento concursal mediante la declaración de la quiebra correspondiente.

Las primeras quedan afectas a las regulaciones contempladas en el Título X de la Ley Nº 18.046 que, en resumidas cuentas, obliga al directorio de la sociedad que cesó en el pago de una o más obligaciones o a cuyo respecto fue dispuesta la apertura de un procedimiento concursal a través de la sentencia ejecutoriada que declara la quiebra, a citar a junta de accionistas para ser celebrada en los 30 días siguientes de acaecidos esos hechos, con el propósito de informar ampliamente sobre la situación legal, económica y financiera de la sociedad, según lo dispone el artículo 101 de esa ley. GONZALO BAEZA OVALLE

2) Si después de la cesación de pago, la sociedad ha pagado a un acreedor, en perjuicio de los demás, anticipando o no el vencimiento de su crédito.

406

1) Si la sociedad hubiere celebrado convenios privados con algunos acreedores en perjuicio de los demás.

D.F.L. Nº 251 de 1931, que remite a las que su objeto consiste en operar en el comercio de los seguros, tras las modificaciones introducidas a ese decreto con fuerza de ley por las Leyes Nºs.18.660, 19.769 y 20.190, conocida como MK2 o modificación a las normas del mercado de capitales 2, también las sociedades deportivas y varias otras que no viene al caso traer a colación en esta oportunidad pues alargaría en demasía esta exposición.

Consideramos esclarecedor, en este sentido, el artículo 102 de la Ley Nº 18.046, en cuanto remitiendo al actual artículo 232 del Libro IV del Co. de Comercio, que establece la sanción de quiebra culpable o fraudulenta a los directores, liquidadores y gerentes, a los cuales presumirá que conocían el estdo de insolvencia en la siguientes situaciones:

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

407

Además establece la pena de reclusión o relegación menores en su grado mínimo a medio toda vez que hayan repartido dividendos a los socios, a propuesta del directorio, a sabiendas que no correspondían a utilidades efectivas. La pena la eleva en un grado si esos repartos ocasionaron la quiebra. Finalmente, el artículo 17 de la Ley Nº 20.190, publicada el 5 de junio de 2007, autorizó el establecimiento de personas jurídicas bajo la denominación de “sociedades por acciones” que, no obstante su denominación, pueden no ser una sociedad. 180 Como corresponde aplicar a esas personas jurídicas, supletoriamente, las regulaciones atingentes a las sociedades anónimas cerradas, remitimos a lo explicado sobre estas últimas, para no sobreabundar con repetición de una normativa que ya fue revisada. Con todo, conviene aclarar que entregando el legislador la posibilidad de alterar o modificar esas regulaciones en el caso de estas personas jurídicas, no pensamos que esa facultad pueda extenderse a las materias concursales pues, a nuestro modo de ver conforman disposiciones de derecho público insertas en el derecho privado que, como tal, los particulares carecen de la posibilidad de cambiarlas en manera alguna, sin introducir una grave alteración en el orden público. 2.4.6.1.4. Sociedad disuelta Algunos sostienen que la sociedad, una vez disuelta, pierde su personalidad jurídica, de modo que no sería susceptible de ser declarada en quiebra o abrir un procedimiento concursal o de liquidación a su respecto. Agregan, profundizando el error por la inexactitud de la exposición, que una vez disuelta, daría origen o quedaría transformada en un cuasicontrato de comunidad y, bajo esa circunstancia, determina que sea preciso solicitar la declaración de quiebra, individualmente, a cada socio por la cuota que le corresponda en el pasivo de dicha comunidad.

180 Respecto de las empresas individuales de responsabilidad limitada remitimos a lo explicado sobre la materia en nuestra obra, ya citada, páginas 1316 y siguientes, en el Tomo III.

Agregan, profundizando el error por la inexactitud de la exposición, que una vez disuelta, daría origen o quedaría transformada en un cuasicontrato de comunidad y, bajo esa circunstancia, determina que sea preciso solicitar la declaración de quiebra, individualmente, a cada socio por la cuota que le corresponda en el pasivo de dicha comunidad. Algunos sostienen que la sociedad, una vez disuelta, pierde su personalidad jurídica, de modo que no sería susceptible de ser declarada en quiebra o abrir un procedimiento concursal o de liquidación a su respecto. 2.4.6.1.4. Sociedad disuelta Con todo, conviene aclarar que entregando el legislador la posibilidad de alterar o modificar esas regulaciones en el caso de estas personas jurídicas, no pensamos que esa facultad pueda extenderse a las materias concursales pues, a nuestro modo de ver conforman disposiciones de derecho público insertas en el derecho privado que, como tal, los particulares carecen de la posibilidad de cambiarlas en manera alguna, sin introducir una grave alteración en el orden público. Como corresponde aplicar a esas personas jurídicas, supletoriamente, las regulaciones atingentes a las sociedades anónimas cerradas, remitimos a lo explicado sobre estas últimas, para no sobreabundar con repetición de una normativa que ya fue revisada. Finalmente, el artículo 17 de la Ley Nº 20.190, publicada el 5 de junio de 2007, autorizó el establecimiento de personas jurídicas bajo la denominación de “sociedades por acciones” que, no obstante su denominación, pueden no ser una sociedad. 180 Además establece la pena de reclusión o relegación menores en su grado mínimo a medio toda vez que hayan repartido dividendos a los socios, a propuesta del directorio, a sabiendas que no correspondían a utilidades efectivas. La pena la eleva en un grado si esos repartos ocasionaron la quiebra.

180

Respecto de las empresas individuales de responsabilidad limitada remitimos a lo explicado sobre la materia en nuestra obra, ya citada, páginas 1316 y siguientes, en el Tomo III.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

407

RETIRO

MUNITA BECERRA, Enrique. Estudio jurídico práctico acerca del “Liquidador de sociedades comerciales”, de su nombramiento y de su revocación y de las inscripciones pertinentes en el Registro de Comercio. Revista de Derecho y Jurisprudencia. Edición Bicentenario Doctrinas Esenciales. Derecho Comercial. Recopilación de Raúl Tavolari Oliveros. Thomson Reuters Punto Lex, Santiago, 2010, pp. 217 y sgtes.

GONZALO BAEZA OVALLE

181

408

“Diversas razones han influido en el derecho de sociedades moderno para aceptar, podemos decir de manera inconcusa, el principio de la continuidad o prolongación de la personalidad jurídica de la sociedad disuelta, para los efectos de su liquidación. Como razones de doctrina, tenemos que se ha sostenido que, si al disolverse una sociedad, se produjere la extinción “ipso jure” e “ipso facto” del personalidad jurídica de ella, quedaría una masa de bienes indivisa y perteneciente en comunidad a los exsocios de la sociedad disuelta, quienes tendrían en ella un derecho de dominio proindiviso, a prorrata de sus derechos e interés en la sociedad de que habían formado parte. En esta masa tendrían derechos conjuntos los acreedores de la sociedad disuelta y los acreedores personales de los socios, con perjuicio grave y frecuente para los primeros. Ver al respecto, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo IX, sección 1ª, páginas 232 y siguientes, casación de fondo, 13 de enero de 1911, “Rodríguez y otros con Compañía de Dragaje de Río Palo”, citada por Arturo Davis, en “Sociedades Civiles y Comerciales”, 1963, página 284 Nº 102.”

Excepcionalmente, argumentan, el artículo 109 de la Ley Nº 18.046, que reglamenta las sociedades anónimas, establece que la personalidad jurídica de la sociedad es prolongada hasta el término de su liquidación, de manera que sí sería posible la quiebra de una sociedad anónima en liquidación.

Sobre este tema hemos encontrado un interesante informe en derecho de Enrique Munita Becerra181 en que explica:

Aducen que la doctrina y jurisprudencia han extendido el beneficio de la personalidad jurídica a la liquidación de las sociedades mercantiles, de forma que también las sociedades mercantiles disueltas pero en liquidación, son susceptibles de quiebra en tanto dure la liquidación, remitiendo en ello a la opinión entregada por Álvaro Puelma Accorsi.

Aducen que la doctrina y jurisprudencia han extendido el beneficio de la personalidad jurídica a la liquidación de las sociedades mercantiles, de forma que también las sociedades mercantiles disueltas pero en liquidación, son susceptibles de quiebra en tanto dure la liquidación, remitiendo en ello a la opinión entregada por Álvaro Puelma Accorsi.

Sobre este tema hemos encontrado un interesante informe en derecho de Enrique Munita Becerra181 en que explica:

Excepcionalmente, argumentan, el artículo 109 de la Ley Nº 18.046, que reglamenta las sociedades anónimas, establece que la personalidad jurídica de la sociedad es prolongada hasta el término de su liquidación, de manera que sí sería posible la quiebra de una sociedad anónima en liquidación.

“Diversas razones han influido en el derecho de sociedades moderno para aceptar, podemos decir de manera inconcusa, el principio de la continuidad o prolongación de la personalidad jurídica de la sociedad disuelta, para los efectos de su liquidación. Como razones de doctrina, tenemos que se ha sostenido que, si al disolverse una sociedad, se produjere la extinción “ipso jure” e “ipso facto” del personalidad jurídica de ella, quedaría una masa de bienes indivisa y perteneciente en comunidad a los exsocios de la sociedad disuelta, quienes tendrían en ella un derecho de dominio proindiviso, a prorrata de sus derechos e interés en la sociedad de que habían formado parte. En esta masa tendrían derechos conjuntos los acreedores de la sociedad disuelta y los acreedores personales de los socios, con perjuicio grave y frecuente para los primeros. Ver al respecto, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo IX, sección 1ª, páginas 232 y siguientes, casación de fondo, 13 de enero de 1911, “Rodríguez y otros con Compañía de Dragaje de Río Palo”, citada por Arturo Davis, en “Sociedades Civiles y Comerciales”, 1963, página 284 Nº 102.”

GONZALO BAEZA OVALLE

181 MUNITA BECERRA, Enrique. Estudio jurídico práctico acerca del “Liquidador de sociedades comerciales”, de su nombramiento y de su revocación y de las inscripciones pertinentes en el Registro de Comercio. Revista de Derecho y Jurisprudencia. Edición Bicentenario Doctrinas Esenciales. Derecho Comercial. Recopilación de Raúl Tavolari Oliveros. Thomson Reuters Punto Lex, Santiago, 2010, pp. 217 y sgtes.

408

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

409

Por consiguiente y, con el fin de evitar las equivocaciones a que conducen opiniones un tanto precipitadas o poco reflexivas como las traídas a colación, consideramos necesario distinguir respecto de los diferentes efectos que trae aparejada la disolución de una sociedad, en su existencia, dependiendo de la naturaleza de la sociedad que nos ocupe. Si la disolución conlleva el término de la sociedad la que, por consiguiente, pasa a conformar una comunidad, como ocurre con las sociedades colectivas civiles y, como acertadamente lo acota Álvaro Puelma Accorsi182, en general, en las sociedades civiles, no estimamos que resulte posible pretender su declaración en quiebra después de haber sido disuelta. Por el contrario, en todos los demás casos, sí consideramos factible aspirar a la apertura de los procedimientos concursales a su respecto y, en especial, su declaración de quiebra o apertura del procedimiento de liquidación hasta su término, evento en el cual deja de existir la personalidad jurídica y, por ende, la sociedad, lo que impide que esta última sea arrastrada a un procedimiento de orden jurídico, cualquiera sea su naturaleza y aún cuando ese procedimiento no corresponda calificarlo como contencioso. Aclaremos que la declaración en quiebra de una sociedad no genera como consecuencia, la pérdida o término de la personalidad jurídica o existencia de la sociedad. Ni siquiera la clausura de la quiebra trae aparejada esa consecuencia, levantándose esta situación como la única diferencia existente entre la declaración en quiebra y la liquidación de las sociedades comerciales. Conviene recordar que, salvo las excepciones legales como la sucesión del deudor comerciante, los procedimientos concursales han sido previstos para beneficiar o, si se quiere, proteger al deudor comerciante, a sus acreedores y a la sociedad, en general. Un conjunto de bienes no puede ser calificado de “deudor”, por lo cual insistimos en la importancia que reviste, para el fin de descubrir la verdadera naturaleza jurídica y propósito de los procedimientos concursales, que la

182

PUELMA ACCORSI, Álvaro Puelma. Ob. cit., p. 30.

182

PUELMA ACCORSI, Álvaro Puelma. Ob. cit., p. 30.

Un conjunto de bienes no puede ser calificado de “deudor”, por lo cual insistimos en la importancia que reviste, para el fin de descubrir la verdadera naturaleza jurídica y propósito de los procedimientos concursales, que la Conviene recordar que, salvo las excepciones legales como la sucesión del deudor comerciante, los procedimientos concursales han sido previstos para beneficiar o, si se quiere, proteger al deudor comerciante, a sus acreedores y a la sociedad, en general. Aclaremos que la declaración en quiebra de una sociedad no genera como consecuencia, la pérdida o término de la personalidad jurídica o existencia de la sociedad. Ni siquiera la clausura de la quiebra trae aparejada esa consecuencia, levantándose esta situación como la única diferencia existente entre la declaración en quiebra y la liquidación de las sociedades comerciales. Por el contrario, en todos los demás casos, sí consideramos factible aspirar a la apertura de los procedimientos concursales a su respecto y, en especial, su declaración de quiebra o apertura del procedimiento de liquidación hasta su término, evento en el cual deja de existir la personalidad jurídica y, por ende, la sociedad, lo que impide que esta última sea arrastrada a un procedimiento de orden jurídico, cualquiera sea su naturaleza y aún cuando ese procedimiento no corresponda calificarlo como contencioso. Si la disolución conlleva el término de la sociedad la que, por consiguiente, pasa a conformar una comunidad, como ocurre con las sociedades colectivas civiles y, como acertadamente lo acota Álvaro Puelma Accorsi182, en general, en las sociedades civiles, no estimamos que resulte posible pretender su declaración en quiebra después de haber sido disuelta. Por consiguiente y, con el fin de evitar las equivocaciones a que conducen opiniones un tanto precipitadas o poco reflexivas como las traídas a colación, consideramos necesario distinguir respecto de los diferentes efectos que trae aparejada la disolución de una sociedad, en su existencia, dependiendo de la naturaleza de la sociedad que nos ocupe. DERECHO CONCURSAL CHILENO

409

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

El artículo 27 del D.F.L. Nº 3, de 1997, que fijó el texto de la Ley General de Bancos, establece que las empresas bancarias deben ser constituídas como sociedades anónimas, en conformidad a esa ley.

410

2.4.6.1.5. Sociedades financieras y de seguros

ley autorice declarar en quiebra o la apertura de concurso respecto de un grupo de cosas y no de personas.

Sí responden a esa naturaleza sus comuneros, individualmente considerados y, en tal virtud, pueden ser declarados en quiebra o abierto un procedimiento concursal a su respecto, pero por obligaciones propias, no del causante.

¿Para quiénes resulta vinculante ese concurso?

Una comunidad hereditaria forma una universalidad jurídica integrada por bienes, pero no un deudor.

Pensamos que todos quienes reconozcan interés en ello y hayan sido notificados son vinculados de directamente, de allí que, incluso cabría usar la expresión procesal “emplazamiento” aun cuando no exista demanda, como acontece en la especie.

Nada es pedido contra ellos, en particular. La relación es generada con el Estado y, de acceder a la misma, todos los interesados en el procedimiento son afectados, no sólo el deudor.

Con todo, ya explicamos que la apertura de los procedimientos concursales son vinculantes para todas las personas, desde que crea un estado de naturaleza mercantil, con derechos y obligaciones.

A mayor claridad, los herederos resultan emplazados por la notificación de la solicitud de apertura del concurso, en el sentido que ella, por su sola dictación, les impone la carga antes que obligación, de exponer lo que estimen conveniente en el procedimiento, pero no asumen la calidad de demandados aún cuando resulten afectados, en los términos igualmente explicados, además de generar el beneficio de separación.

A mayor claridad, los herederos resultan emplazados por la notificación de la solicitud de apertura del concurso, en el sentido que ella, por su sola dictación, les impone la carga antes que obligación, de exponer lo que estimen conveniente en el procedimiento, pero no asumen la calidad de demandados aún cuando resulten afectados, en los términos igualmente explicados, además de generar el beneficio de separación.

Con todo, ya explicamos que la apertura de los procedimientos concursales son vinculantes para todas las personas, desde que crea un estado de naturaleza mercantil, con derechos y obligaciones.

Nada es pedido contra ellos, en particular. La relación es generada con el Estado y, de acceder a la misma, todos los interesados en el procedimiento son afectados, no sólo el deudor.

Pensamos que todos quienes reconozcan interés en ello y hayan sido notificados son vinculados de directamente, de allí que, incluso cabría usar la expresión procesal “emplazamiento” aun cuando no exista demanda, como acontece en la especie.

Una comunidad hereditaria forma una universalidad jurídica integrada por bienes, pero no un deudor.

¿Para quiénes resulta vinculante ese concurso?

Sí responden a esa naturaleza sus comuneros, individualmente considerados y, en tal virtud, pueden ser declarados en quiebra o abierto un procedimiento concursal a su respecto, pero por obligaciones propias, no del causante.

ley autorice declarar en quiebra o la apertura de concurso respecto de un grupo de cosas y no de personas.

2.4.6.1.5. Sociedades financieras y de seguros

GONZALO BAEZA OVALLE

El artículo 27 del D.F.L. Nº 3, de 1997, que fijó el texto de la Ley General de Bancos, establece que las empresas bancarias deben ser constituídas como sociedades anónimas, en conformidad a esa ley.

410

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

411

Adicionalmente, esas sociedades anónimas quedan sometidas a las regulaciones particulares que, en esta materia establece la ley citada, toda vez que comprometen, no sólo la confianza pública, sino principalmente la correcta y segura operación del sistema financiero, en general.

Una vez aprobadas las indicadas proposiciones, quedan en condiciones de ser presentadas o puestas en conocimiento de los acreedores, a través Esas proposiciones corresponde que sean informadas por la Superintendencia de Valores y Seguros que es el organismo facultado para formular reparos dentro de los 10 días siguientes a su presentación. En lo que concierne a las sociedades que reconocen como giro, el comercio de los seguros, éstas quedan regidas por el D.F.L. Nº 251 de 1931, que resuelve expresamente la situación de eventual apertura de un procedimiento concursal a partir del artículo 76, que describe el contenido de las proposiciones de convenio extrajudicial que pueden presentar a todos sus acreedores.

Tal, estimamos, constituye la razón por la cual el artículo 120 del D.F.L. 3, de 1997, que fijó el Texto de la Ley General de Bancos, dispuso:

Reiteramos. Concluida que sea la liquidación, técnicamente, no existe la persona jurídica bancaria, de manera que no estando contemplado dentro de las excepciones legales que permitan la apertura de concurso respecto a bienes y no personas, la declaración de quiebra no resultará posible.

De esta forma y, a fin de cautelar tanto los intereses de los acreedores como de la sociedad en general, el Título XV de esa ley contempla el procedimiento a seguir para el evento que un Banco quede sumergido en un estado de insolvencia, que no es otra que su liquidación forzosa o convenio, salvo el caso excepcional que deriva del artículo precedentemente transcrito.

“Los bancos sólo podrán ser declarados en quiebra cuando se encuentren en liquidación voluntaria”.

Obviamente y como una derivación del precepto citado, la quiebra resulta posible toda vez que aún esté pendiente la liquidación, pues luego de terminada esa etapa ya no existe la persona jurídica bancaria. Reiteramos. Concluida que sea la liquidación, técnicamente, no existe la persona jurídica bancaria, de manera que no estando contemplado dentro de las excepciones legales que permitan la apertura de concurso respecto a bienes y no personas, la declaración de quiebra no resultará posible. En lo que concierne a las sociedades que reconocen como giro, el comercio de los seguros, éstas quedan regidas por el D.F.L. Nº 251 de 1931, que resuelve expresamente la situación de eventual apertura de un procedimiento concursal a partir del artículo 76, que describe el contenido de las proposiciones de convenio extrajudicial que pueden presentar a todos sus acreedores. Esas proposiciones corresponde que sean informadas por la Superintendencia de Valores y Seguros que es el organismo facultado para formular reparos dentro de los 10 días siguientes a su presentación. Una vez aprobadas las indicadas proposiciones, quedan en condiciones de ser presentadas o puestas en conocimiento de los acreedores, a través

Obviamente y como una derivación del precepto citado, la quiebra resulta posible toda vez que aún esté pendiente la liquidación, pues luego de terminada esa etapa ya no existe la persona jurídica bancaria. De esta forma y, a fin de cautelar tanto los intereses de los acreedores como de la sociedad en general, el Título XV de esa ley contempla el procedimiento a seguir para el evento que un Banco quede sumergido en un estado de insolvencia, que no es otra que su liquidación forzosa o convenio, salvo el caso excepcional que deriva del artículo precedentemente transcrito. “Los bancos sólo podrán ser declarados en quiebra cuando se encuentren en liquidación voluntaria”.

Tal, estimamos, constituye la razón por la cual el artículo 120 del D.F.L. 3, de 1997, que fijó el Texto de la Ley General de Bancos, dispuso: Adicionalmente, esas sociedades anónimas quedan sometidas a las regulaciones particulares que, en esta materia establece la ley citada, toda vez que comprometen, no sólo la confianza pública, sino principalmente la correcta y segura operación del sistema financiero, en general. DERECHO CONCURSAL CHILENO

411

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

“El convenio acordado (alude al extrajudicial) será obligatorio para todos los acreedores”.

412

de cartas certificadas remitidas a sus respectivos domicilios conteniendo adjunta, una copia extractada de ellas.

La excepción comentada encuentra fundamento en el inciso penúltimo del artículo 77 del D.F.L. Nº 251 de 1931, al disponer que:

Además, ese extracto deberá ser publicado dentro de los 10 días hábiles que sigan a dicha aprobación o, a lo menos, 5 días hábiles antes de la realización de la junta correspondiente, en el Diario Oficial y en un periódico de circulación nacional, dejando una copia del aviso en cada una de las oficinas, agencias o sucursales de la compañía.

“Cualquier acuerdo extrajudicial celebrado entre el deudor, antes de su declaración de quiebra, y uno o más de sus acreedores relativo al pago de sus obligaciones o a la administración de sus bienes, sólo obliga a quienes lo suscriban, aún cuando se le denomine convenio”.

Lo más destacable de esa norma pasa por el hecho de constituir una excepción a lo previsto sobre la materia por el artículo 169 del Libro IV del Código de Comercio, en cuanto dispone:

El aviso habrá de contener la especificación del día, hora y lugar para realizar la junta de acreedores que ha de ser celebrada dentro de los 20 días hábiles siguientes a esa publicación. Queda obligada, en forma adicional, a fijar la nómina de asegurados y demás acreedores que puedan concurrir con su voto a la aprobación o rechazo de dichas proposiciones de convenio.

La junta habrá de ser llevada a cabo ante Notario Público y bajo supervisión de la Superintendencia de Valores y Seguros, considerándose acordado el convenio si lo aprueba el deudor junto a la mayoría de los acreedores concurrentes que representen, a lo menos, el 60% del pasivo.

Los acreedores omitidos disponen del plazo de 10 días hábiles contados desde la publicación, para reclamar a la Superintendencia de Valores y Seguros con el objeto que sean incluidos en esa nómina.

Los acreedores omitidos disponen del plazo de 10 días hábiles contados desde la publicación, para reclamar a la Superintendencia de Valores y Seguros con el objeto que sean incluidos en esa nómina.

La junta habrá de ser llevada a cabo ante Notario Público y bajo supervisión de la Superintendencia de Valores y Seguros, considerándose acordado el convenio si lo aprueba el deudor junto a la mayoría de los acreedores concurrentes que representen, a lo menos, el 60% del pasivo.

Queda obligada, en forma adicional, a fijar la nómina de asegurados y demás acreedores que puedan concurrir con su voto a la aprobación o rechazo de dichas proposiciones de convenio. El aviso habrá de contener la especificación del día, hora y lugar para realizar la junta de acreedores que ha de ser celebrada dentro de los 20 días hábiles siguientes a esa publicación.

Lo más destacable de esa norma pasa por el hecho de constituir una excepción a lo previsto sobre la materia por el artículo 169 del Libro IV del Código de Comercio, en cuanto dispone: “Cualquier acuerdo extrajudicial celebrado entre el deudor, antes de su declaración de quiebra, y uno o más de sus acreedores relativo al pago de sus obligaciones o a la administración de sus bienes, sólo obliga a quienes lo suscriban, aún cuando se le denomine convenio”.

Además, ese extracto deberá ser publicado dentro de los 10 días hábiles que sigan a dicha aprobación o, a lo menos, 5 días hábiles antes de la realización de la junta correspondiente, en el Diario Oficial y en un periódico de circulación nacional, dejando una copia del aviso en cada una de las oficinas, agencias o sucursales de la compañía.

La excepción comentada encuentra fundamento en el inciso penúltimo del artículo 77 del D.F.L. Nº 251 de 1931, al disponer que:

de cartas certificadas remitidas a sus respectivos domicilios conteniendo adjunta, una copia extractada de ellas.

“El convenio acordado (alude al extrajudicial) será obligatorio para todos los acreedores”.

412

GONZALO BAEZA OVALLE

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

413

Así entonces, en su inciso final, entrega a la Superintendencia de Valores y Seguros, la obligación además de atribución de establecer las formalidades del convenio y procedimiento de votación. Otro tema particular de las compañías de seguro consiste en que, a diferencia de las otras personas involucradas en un convenio o declaradas en quiebra, recae en la Superintendencia de Valores y Seguros, a través de su jefe de servicio, esto es, el Superintendente o la persona que éste designe, la responsabilidad de actuar como administrador o síndico, con todas las facultades contempladas en el Libro IV del Co. de Comercio. No podemos terminar la exposición de este número sin remitir a la opinión de Sergio Baeza Pinto183, que luego de exponer que la insolvencia por sí misma no es un presupuesto para la declaración de quiebra, hace un análisis de la normativa aplicable a las sociedades financieras (anterior a la citada en las líneas precedentes) para concluir. “En otros términos ¿podría un acreedor de compañía de seguros, sociedad anónima o empresa bancaria pedir la quiebra de éstas alegando únicamente la insolvencia? “Nos parece, dado el tenor de los preceptos tantas veces analizados de la Ley General de Bancos y del Decreto con Fuerza de Ley Nº 251, que la insolvencia es un presupuesto autónomo de la quiebra de las empresas aludidas y que, por lo tanto, no habría inconveniente en utilizarlo como fundamento de una petición de quiebra por un acreedor. “Estos preceptos, sin duda alguna, han introducido en nuestra legislación el concepto de la insolvencia como presupuesto de la quiebra y no lo han subordinado a la concurrencia de causal otra alguna”. 2.4.6.1.6. Administradora de Fondos de Pensiones El Decreto Ley Nº 3.500 de 1980 sustituyó el sistema previsional vigente en Chile. 183

BAEZA PINTO, Sergio. La insolvencia como presupuesto de la quiebra en nuestra legislación. Revista de Derecho y Jurisprudencia. Edición Bicentenario Doctrinas Esenciales. Derecho Comercial. Recopilación de Raúl Tavolari Oliveros. Thomson Reuters Punto Lex, Santiago, 2010, pp. 795 y sgtes.

183 BAEZA PINTO, Sergio. La insolvencia como presupuesto de la quiebra en nuestra legislación. Revista de Derecho y Jurisprudencia. Edición Bicentenario Doctrinas Esenciales. Derecho Comercial. Recopilación de Raúl Tavolari Oliveros. Thomson Reuters Punto Lex, Santiago, 2010, pp. 795 y sgtes.

El Decreto Ley Nº 3.500 de 1980 sustituyó el sistema previsional vigente en Chile. 2.4.6.1.6. Administradora de Fondos de Pensiones “Estos preceptos, sin duda alguna, han introducido en nuestra legislación el concepto de la insolvencia como presupuesto de la quiebra y no lo han subordinado a la concurrencia de causal otra alguna”. “Nos parece, dado el tenor de los preceptos tantas veces analizados de la Ley General de Bancos y del Decreto con Fuerza de Ley Nº 251, que la insolvencia es un presupuesto autónomo de la quiebra de las empresas aludidas y que, por lo tanto, no habría inconveniente en utilizarlo como fundamento de una petición de quiebra por un acreedor. “En otros términos ¿podría un acreedor de compañía de seguros, sociedad anónima o empresa bancaria pedir la quiebra de éstas alegando únicamente la insolvencia? No podemos terminar la exposición de este número sin remitir a la opinión de Sergio Baeza Pinto183, que luego de exponer que la insolvencia por sí misma no es un presupuesto para la declaración de quiebra, hace un análisis de la normativa aplicable a las sociedades financieras (anterior a la citada en las líneas precedentes) para concluir. Otro tema particular de las compañías de seguro consiste en que, a diferencia de las otras personas involucradas en un convenio o declaradas en quiebra, recae en la Superintendencia de Valores y Seguros, a través de su jefe de servicio, esto es, el Superintendente o la persona que éste designe, la responsabilidad de actuar como administrador o síndico, con todas las facultades contempladas en el Libro IV del Co. de Comercio. Así entonces, en su inciso final, entrega a la Superintendencia de Valores y Seguros, la obligación además de atribución de establecer las formalidades del convenio y procedimiento de votación. DERECHO CONCURSAL CHILENO

413

RETIRO

La Ley Nº 20.179 posibilitó el establecimiento de Sociedades Anónimas de Garantía Recíproca, (S.A.G.R.), que quedan sujetas a las normas de la Ley Nº 18.046, permitiendo que también operen como tales las cooperativas constituidas especialmente para esa finalidad, previa autorización del Departamento de Cooperativas del Ministerio de Economía, Fomento y

De esta manera, el Estado, progresivamente, abandonó su rol de administrador de una gran compañía aseguradora de invalidez o vejez que, finalmente, en eso queda traducida la jubilación, simplificado que sea el tema, pasando a dejar la opción a los trabajadores de manejar o gerenciar sus propios destinos previsionales, encargando la labor de administrar los fondos y, en síntesis, hacerse cargo de la responsabilidad del seguro a sociedad anónimas con objeto exclusivo para ese propósito y fiscalizadas por la Superintendencia respectiva, que además son severamente reguladas en ese Decreto Ley, reglamentos y profusas Circulares, denominadas comúnmente como administradoras de los fondos de pensiones.

2.4.6.1.7. Instituciones de garantía recíproca184

No debemos confundir, entonces, la persona jurídica de la administradora, que constituye una sociedad anónima y que, como tal, no existe impedimento alguno para que sea declarada en quiebra, del conjunto de aportes de los trabajadores que forman el “Fondo” y que no está afecto a un eventual concurso.

Dicho fondo, al conformar una masa de bienes sujeta a una administración legalmente regulada, tampoco da lugar a la existencia de una persona jurídica, por lo cual, resulta improcedente su declaración en quiebra, sin ser necesaria ningún aclaración legal, por resultar bastante obvia la conclusión, utilizando el simple expediente de aplicar las reglas generales en la materia.

Aclaremos. Ese fondo no es de propiedad de la administradora y, por ende, tampoco queda ni puede quedar afecto al concurso que involucre a esta última.

Aclaremos. Ese fondo no es de propiedad de la administradora y, por ende, tampoco queda ni puede quedar afecto al concurso que involucre a esta última.

Dicho fondo, al conformar una masa de bienes sujeta a una administración legalmente regulada, tampoco da lugar a la existencia de una persona jurídica, por lo cual, resulta improcedente su declaración en quiebra, sin ser necesaria ningún aclaración legal, por resultar bastante obvia la conclusión, utilizando el simple expediente de aplicar las reglas generales en la materia.

No debemos confundir, entonces, la persona jurídica de la administradora, que constituye una sociedad anónima y que, como tal, no existe impedimento alguno para que sea declarada en quiebra, del conjunto de aportes de los trabajadores que forman el “Fondo” y que no está afecto a un eventual concurso.

2.4.6.1.7. Instituciones de garantía recíproca184

De esta manera, el Estado, progresivamente, abandonó su rol de administrador de una gran compañía aseguradora de invalidez o vejez que, finalmente, en eso queda traducida la jubilación, simplificado que sea el tema, pasando a dejar la opción a los trabajadores de manejar o gerenciar sus propios destinos previsionales, encargando la labor de administrar los fondos y, en síntesis, hacerse cargo de la responsabilidad del seguro a sociedad anónimas con objeto exclusivo para ese propósito y fiscalizadas por la Superintendencia respectiva, que además son severamente reguladas en ese Decreto Ley, reglamentos y profusas Circulares, denominadas comúnmente como administradoras de los fondos de pensiones.

La Ley Nº 20.179 posibilitó el establecimiento de Sociedades Anónimas de Garantía Recíproca, (S.A.G.R.), que quedan sujetas a las normas de la Ley Nº 18.046, permitiendo que también operen como tales las cooperativas constituidas especialmente para esa finalidad, previa autorización del Departamento de Cooperativas del Ministerio de Economía, Fomento y

GONZALO BAEZA OVALLE

184 Respecto de las sociedades anónimas de garantía recíproca remitimos a lo explicado sobre la materia en nuestra obra, ya citada, páginas 882 y siguientes, en el Tomo II.

414

184

414

GONZALO BAEZA OVALLE

Respecto de las sociedades anónimas de garantía recíproca remitimos a lo explicado sobre la materia en nuestra obra, ya citada, páginas 882 y siguientes, en el Tomo II.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

415

Reconstrucción, quedando afectas en su constitución a las normas aplicables a las cooperativas de ahorro y crédito, siendo fiscalizadas conforme a las regulaciones que rigen las cooperativas de importancia económica, además de las específicas contempladas en el Título V de esa ley. La inestabilidad financiera e insolvencia ha sido regulada por el Título VI de la Ley Nº 20.179, generando un sistema de estabilización que ponga a buen recaudo a los acreedores y demás partícipes de la sociedad. En suma, si el Directorio no logra estabilizar el impasse financiero en un lapso de 30 días a contar de la fecha de elaboración del estado financiero correspondiente, la ley fija el siguiente procedimiento: 1. Debe convocar, dentro del quinto día hábil siguiente al vencimiento del plazo indicado, a junta de accionistas o cooperados a ser celebrada en los 30 días siguientes a la convocatoria para acordar el aumento de capital. 2. Si la junta rechazare el aumento o no fuere enterado en el plazo estipulado, la entidad no podrá aumentar el monto global de las garantías otorgadas ni efectuar inversiones, salvo en instrumentos emitidos por el Banco Central de Chile. La ley presume que enfrenta una insolvencia o inestabilidad financiera, en los casos que contempla el artículo 23: “a) Su patrimonio, después de deducidas las pérdidas acumuladas durante el ejercicio que aparezcan en su estado financiero, sea inferior al capital mínimo señalado en el artículo 3º. “b) Por efecto de pérdidas acumuladas durante el ejercicio, que aparezcan en dos estados financieros consecutivos, se desprenda que, de mantenerse el aumento proporcional de ellas en los siguientes seis meses, la institución quedará en alguna de las situaciones previstas en la letra a) precedente. “c) Se hubiere otorgado garantías a un mismo beneficiario, dentro del giro, por sumas que sean superiores al 10% del patrimonio, sin las contra garantías que aseguren razonablemente la recuperación de los valores”.

En la eventualidad que concurra alguno de los eventos descritos, el artículo 26 de la Ley Nº 20.179, impone al gerente la obligación de comunicarlo a la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras, “tan

En la eventualidad que concurra alguno de los eventos descritos, el artículo 26 de la Ley Nº 20.179, impone al gerente la obligación de comunicarlo a la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras, “tan “a) Su patrimonio, después de deducidas las pérdidas acumuladas durante el ejercicio que aparezcan en su estado financiero, sea inferior al capital mínimo señalado en el artículo 3º. “b) Por efecto de pérdidas acumuladas durante el ejercicio, que aparezcan en dos estados financieros consecutivos, se desprenda que, de mantenerse el aumento proporcional de ellas en los siguientes seis meses, la institución quedará en alguna de las situaciones previstas en la letra a) precedente. “c) Se hubiere otorgado garantías a un mismo beneficiario, dentro del giro, por sumas que sean superiores al 10% del patrimonio, sin las contra garantías que aseguren razonablemente la recuperación de los valores”.

La ley presume que enfrenta una insolvencia o inestabilidad financiera, en los casos que contempla el artículo 23: 2. Si la junta rechazare el aumento o no fuere enterado en el plazo estipulado, la entidad no podrá aumentar el monto global de las garantías otorgadas ni efectuar inversiones, salvo en instrumentos emitidos por el Banco Central de Chile. 1. Debe convocar, dentro del quinto día hábil siguiente al vencimiento del plazo indicado, a junta de accionistas o cooperados a ser celebrada en los 30 días siguientes a la convocatoria para acordar el aumento de capital. En suma, si el Directorio no logra estabilizar el impasse financiero en un lapso de 30 días a contar de la fecha de elaboración del estado financiero correspondiente, la ley fija el siguiente procedimiento: La inestabilidad financiera e insolvencia ha sido regulada por el Título VI de la Ley Nº 20.179, generando un sistema de estabilización que ponga a buen recaudo a los acreedores y demás partícipes de la sociedad. Reconstrucción, quedando afectas en su constitución a las normas aplicables a las cooperativas de ahorro y crédito, siendo fiscalizadas conforme a las regulaciones que rigen las cooperativas de importancia económica, además de las específicas contempladas en el Título V de esa ley. DERECHO CONCURSAL CHILENO

415

RETIRO

“Se autoriza a toda persona natural el establecimiento de empresas individuales de responsabilidad limitada, con sujeción a las normas de esta ley.”

pronto esos hechos llegaren a su conocimiento. El incumplimiento de esta obligación podrá ser sancionado por la señalada Superintendencia de conformidad a lo previsto en el inciso segundo del artículo 19 de la Ley General de Bancos, contenida en el Decreto con Fuerza de Ley Nº 3, del año 1997, del Ministerio de Hacienda.

El artículo 1º de la Ley Nº 19.857 establece:

“En caso que la sociedad hubiere garantizado obligaciones contraídas con cooperativas de ahorro y crédito, dicha comunicación deberá dirigirse también al Departamento de Cooperativas del Ministerio de Economía, Fomento y Reconstrucción”.

2.4.6.1.8. Empresa individual de responsabilidad limitada185

No obstante y, como lo indica el artículo 24 de la Ley Nº 20.179, toda vez que exista una cesación de pago de una obligación, el gerente queda obligado a dar aviso inmediato al Directorio, quien deberá cumplir con lo establecido en el artículo 101 de la Ley Nº 18.046 (citar a junta extraordinaria de accionistas en los 30 días hábiles siguientes) sin perjuicio de otras obligaciones específicas previstas en esa ley y el derecho de los acreedores.

Lo expuesto no conduce a la apertura de los procedimientos concursales a través de la declaración de quiebra. Por el contrario, discurre a través del camino de los convenios, como deriva de lo prevenido en el artículo 25 de la Ley Nº 20.179, que obliga al Directorio a presentarlo en el plazo de 10 días a contar desde que haya quedado constancia de la insolvencia, que siendo también un procedimiento concursal, a diferencia de la quiebra, no necesariamente conduce a la liquidación, pues ser de continuidad de giro.

Lo expuesto no conduce a la apertura de los procedimientos concursales a través de la declaración de quiebra. Por el contrario, discurre a través del camino de los convenios, como deriva de lo prevenido en el artículo 25 de la Ley Nº 20.179, que obliga al Directorio a presentarlo en el plazo de 10 días a contar desde que haya quedado constancia de la insolvencia, que siendo también un procedimiento concursal, a diferencia de la quiebra, no necesariamente conduce a la liquidación, pues ser de continuidad de giro.

No obstante y, como lo indica el artículo 24 de la Ley Nº 20.179, toda vez que exista una cesación de pago de una obligación, el gerente queda obligado a dar aviso inmediato al Directorio, quien deberá cumplir con lo establecido en el artículo 101 de la Ley Nº 18.046 (citar a junta extraordinaria de accionistas en los 30 días hábiles siguientes) sin perjuicio de otras obligaciones específicas previstas en esa ley y el derecho de los acreedores.

2.4.6.1.8. Empresa individual de responsabilidad limitada185

“En caso que la sociedad hubiere garantizado obligaciones contraídas con cooperativas de ahorro y crédito, dicha comunicación deberá dirigirse también al Departamento de Cooperativas del Ministerio de Economía, Fomento y Reconstrucción”.

El artículo 1º de la Ley Nº 19.857 establece:

pronto esos hechos llegaren a su conocimiento. El incumplimiento de esta obligación podrá ser sancionado por la señalada Superintendencia de conformidad a lo previsto en el inciso segundo del artículo 19 de la Ley General de Bancos, contenida en el Decreto con Fuerza de Ley Nº 3, del año 1997, del Ministerio de Hacienda.

“Se autoriza a toda persona natural el establecimiento de empresas individuales de responsabilidad limitada, con sujeción a las normas de esta ley.”

GONZALO BAEZA OVALLE

185 Respecto de las empresas individuales de responsabilidad limitada remitimos a lo explicado sobre la materia en nuestra obra, ya citada, páginas 1257 y siguientes, en el Tomo III.

416

185

416

GONZALO BAEZA OVALLE

Respecto de las empresas individuales de responsabilidad limitada remitimos a lo explicado sobre la materia en nuestra obra, ya citada, páginas 1257 y siguientes, en el Tomo III.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

417

En ese contexto, obviamente, las únicas personas a quienes les es permitido constituir esta especie de entes ficticios, son las naturales, sin distinción de nacionalidad ni sexo. El Senador Sergio Fernández, al presentar el proyecto, reconoció en su ponencia que algunos parlamentarios habían propuesto considerar ese derecho para toda suerte de personas, pero que tal iniciativa había sido replicada en el sentido que no correspondía imponer una limitación de responsabilidad sobre otra limitación.

De este modo, no estando prohibida la cesión y aún más, existiendo normas expresas que la hacen posible, sólo cabe concluir que las personas La reducción a las personas naturales sólo fue establecida por el legislador para constituir una EIRL pero no para ser titular de ella. Otros afirman que reconocer ese derecho a las personas jurídicas encuentra su principal fundamento en que, con seguridad, con motivo de los acuerdos y tratados comerciales que Chile ha suscrito y suscribirá, muchas empresas extranjeras, de la más variada naturaleza y capital, invertirán en el país, para lo cual deberán recurrir a un “palo blanco” para limitar su responsabilidad en relación con las deudas que contraigan en el giro, sin embargo, tal línea de argumentación no la creemos aceptable, en tanto existen otras formas de acotar la responsabilidad para el propósito descrito, no siendo necesario recurrir a testaferros. De hecho, podemos descubrir muchos casos en la legislación comparada en que no es efectuada tal distinción y de ello no ha seguido un desastre, como era augurado por los contrarios a la indicada iniciativa.

Tal observación, por de pronto, no la evaluamos como un argumento consistente para justificar ese desequilibrio jurídico y, por otro lado, claramente da lugar a una equivocada apreciación de los hechos, ya que algunas sociedades carecen de limitación de responsabilidad, como acontece con las colectivas comerciales o, su restricción queda reducida, lo que podemos apreciar en las colectivas civiles y encomanditas.

En resumen, no logramos visualizar una razón valedera para haber desestimado tal propuesta.

En resumen, no logramos visualizar una razón valedera para haber desestimado tal propuesta.

Tal observación, por de pronto, no la evaluamos como un argumento consistente para justificar ese desequilibrio jurídico y, por otro lado, claramente da lugar a una equivocada apreciación de los hechos, ya que algunas sociedades carecen de limitación de responsabilidad, como acontece con las colectivas comerciales o, su restricción queda reducida, lo que podemos apreciar en las colectivas civiles y encomanditas.

De hecho, podemos descubrir muchos casos en la legislación comparada en que no es efectuada tal distinción y de ello no ha seguido un desastre, como era augurado por los contrarios a la indicada iniciativa. Otros afirman que reconocer ese derecho a las personas jurídicas encuentra su principal fundamento en que, con seguridad, con motivo de los acuerdos y tratados comerciales que Chile ha suscrito y suscribirá, muchas empresas extranjeras, de la más variada naturaleza y capital, invertirán en el país, para lo cual deberán recurrir a un “palo blanco” para limitar su responsabilidad en relación con las deudas que contraigan en el giro, sin embargo, tal línea de argumentación no la creemos aceptable, en tanto existen otras formas de acotar la responsabilidad para el propósito descrito, no siendo necesario recurrir a testaferros. La reducción a las personas naturales sólo fue establecida por el legislador para constituir una EIRL pero no para ser titular de ella. De este modo, no estando prohibida la cesión y aún más, existiendo normas expresas que la hacen posible, sólo cabe concluir que las personas

El Senador Sergio Fernández, al presentar el proyecto, reconoció en su ponencia que algunos parlamentarios habían propuesto considerar ese derecho para toda suerte de personas, pero que tal iniciativa había sido replicada en el sentido que no correspondía imponer una limitación de responsabilidad sobre otra limitación. En ese contexto, obviamente, las únicas personas a quienes les es permitido constituir esta especie de entes ficticios, son las naturales, sin distinción de nacionalidad ni sexo. DERECHO CONCURSAL CHILENO

417

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

“La empresa individual de responsabilidad limitada terminará: a) Por voluntad del empresario; b) Por la llegada del plazo previsto en el acto constitutivo; c) Por el aporte del capital de la empresa individual a una sociedad, de acuerdo con lo previsto en el artículo 16;

418

El artículo 15 de la Ley Nº 19.857 establece lo siguiente:

jurídicas no tienen impedimento de adquirir esa calidad por vía derivada más no originaria, en otras palabras, constituyendo la entidad, como va dicho.

A ello agregamos el argumento que por lo prevenido en el artículo 1º de la ley, ésta restringe la facultad para constituir una empresa individual de responsabilidad limitada, reconociendo ese derecho sólo a una persona natural pero nada dice sobre la posibilidad de adquirirla y, siendo las prohibiciones situaciones especiales que deben ser interpretadas restrictivamente, sólo cabe colegir que una persona jurídica está habilitada para tomar la calidad de titular de una empresa individual de responsabilidad limitada como cesionaria o adjudicataria del todo o parte de los derechos de su titular, pero no para constituirla, que es el modo originario.

Así ocurre, por ejemplo, con el artículo 17, en tanto dispone:

Bajo estos respectos no siendo posible que el hermenéuta haga distinciones en aquellas materias en que el legislador no ha distinguido, sólo cabe concluir que la calidad de “adjudictario” de una empresa individual de responsabilidad limitada deja en claro la posibilidad legal de poder transferir una entidad de esta naturaleza y que el cesionario o, en el caso específico contemplado por la ley, el adjudicatario, puede ser una persona natural o jurídica.

“En el caso de la letra d) del artículo 15, el adjudicatario único de la empresa podrá continuar con ella, en cuanto titular, para lo cual así deberá declararlo con sujeción a las formalidades del artículo 6º”.

El artículo 15 establece que “La empresa individual de responsabilidad limitada terminará: …d) Por quiebra, o …”.

El artículo 15 establece que “La empresa individual de responsabilidad limitada terminará: …d) Por quiebra, o …”.

“En el caso de la letra d) del artículo 15, el adjudicatario único de la empresa podrá continuar con ella, en cuanto titular, para lo cual así deberá declararlo con sujeción a las formalidades del artículo 6º”.

Bajo estos respectos no siendo posible que el hermenéuta haga distinciones en aquellas materias en que el legislador no ha distinguido, sólo cabe concluir que la calidad de “adjudictario” de una empresa individual de responsabilidad limitada deja en claro la posibilidad legal de poder transferir una entidad de esta naturaleza y que el cesionario o, en el caso específico contemplado por la ley, el adjudicatario, puede ser una persona natural o jurídica.

Así ocurre, por ejemplo, con el artículo 17, en tanto dispone:

A ello agregamos el argumento que por lo prevenido en el artículo 1º de la ley, ésta restringe la facultad para constituir una empresa individual de responsabilidad limitada, reconociendo ese derecho sólo a una persona natural pero nada dice sobre la posibilidad de adquirirla y, siendo las prohibiciones situaciones especiales que deben ser interpretadas restrictivamente, sólo cabe colegir que una persona jurídica está habilitada para tomar la calidad de titular de una empresa individual de responsabilidad limitada como cesionaria o adjudicataria del todo o parte de los derechos de su titular, pero no para constituirla, que es el modo originario.

jurídicas no tienen impedimento de adquirir esa calidad por vía derivada más no originaria, en otras palabras, constituyendo la entidad, como va dicho.

El artículo 15 de la Ley Nº 19.857 establece lo siguiente:

GONZALO BAEZA OVALLE

“La empresa individual de responsabilidad limitada terminará: a) Por voluntad del empresario; b) Por la llegada del plazo previsto en el acto constitutivo; c) Por el aporte del capital de la empresa individual a una sociedad, de acuerdo con lo previsto en el artículo 16;

418

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

419

d) Por quiebra, o e) Por la muerte del titular. Los herederos podrán designar un gerente común para la continuación del giro de la empresa hasta por el plazo de un año, al cabo del cual terminará la responsabilidad limitada. “Cualquiera que sea la causa de la terminación, ésta deberá declararse por escritura pública, inscribirse y publicarse con arreglo al artículo 6º. En el caso de la letra e), corresponderá a cualquier heredero declarar la terminación; excepto si el giro hubiere continuado y se hubiere designado gerente común, pero, vencido el plazo, cualquier heredero podrá hacerlo. Valdrán los legados que el titular hubiere señalado sobre derechos o bienes singulares de la empresa, los que no serán afectados por la continuación de ésta, y se sujetarán a las normas del derecho común”. “Las causales de terminación se establecen tanto a favor del empresario como de sus acreedores”.

Conviene que nos detengamos, para el propósito de este estudio, en la letra d) del artículo 15 trascrito que contempla la quiebra como una causal de término de esta persona jurídica. Algunos autores estiman que esa causal de terminación de la empresa individual de responsabilidad limitada, en definitiva, constituye un error jurídico, habida cuenta que los efectos de la sentencia que declara la quiebra son muy diversos, pasando por el desasimiento, prohibición que obren compensaciones legales tras la apertura, acumulación de procesos, suspensión del derecho de los acreedores de ejecutar individualmente al fallo. Nosotros estimamos pertinente agregar a esas reflexiones que no queda incluido entre dichas derivaciones la terminación de la persona del fallido, de modo que esta representa una situación claramente excepcional en relación con el resto del sistema jurídico. Sin embargo, lo expuesto no para en ser una excepción que llame la atención y carezca de toda consecuencia jurídica, desde el momento en que, terminada la persona jurídica, necesariamente habremos de concluir que ella desaparece, con lo cual es generada una enorme interrogante respecto a lo que ocurre con sus bienes. Explicado de otra forma. El término de un ente ficticio implica que éste deja de existir y en tal evento surgen las siguientes preguntas:

Explicado de otra forma. El término de un ente ficticio implica que éste deja de existir y en tal evento surgen las siguientes preguntas: Sin embargo, lo expuesto no para en ser una excepción que llame la atención y carezca de toda consecuencia jurídica, desde el momento en que, terminada la persona jurídica, necesariamente habremos de concluir que ella desaparece, con lo cual es generada una enorme interrogante respecto a lo que ocurre con sus bienes. Nosotros estimamos pertinente agregar a esas reflexiones que no queda incluido entre dichas derivaciones la terminación de la persona del fallido, de modo que esta representa una situación claramente excepcional en relación con el resto del sistema jurídico. Algunos autores estiman que esa causal de terminación de la empresa individual de responsabilidad limitada, en definitiva, constituye un error jurídico, habida cuenta que los efectos de la sentencia que declara la quiebra son muy diversos, pasando por el desasimiento, prohibición que obren compensaciones legales tras la apertura, acumulación de procesos, suspensión del derecho de los acreedores de ejecutar individualmente al fallo. Conviene que nos detengamos, para el propósito de este estudio, en la letra d) del artículo 15 trascrito que contempla la quiebra como una causal de término de esta persona jurídica. d) Por quiebra, o e) Por la muerte del titular. Los herederos podrán designar un gerente común para la continuación del giro de la empresa hasta por el plazo de un año, al cabo del cual terminará la responsabilidad limitada. “Cualquiera que sea la causa de la terminación, ésta deberá declararse por escritura pública, inscribirse y publicarse con arreglo al artículo 6º. En el caso de la letra e), corresponderá a cualquier heredero declarar la terminación; excepto si el giro hubiere continuado y se hubiere designado gerente común, pero, vencido el plazo, cualquier heredero podrá hacerlo. Valdrán los legados que el titular hubiere señalado sobre derechos o bienes singulares de la empresa, los que no serán afectados por la continuación de ésta, y se sujetarán a las normas del derecho común”. “Las causales de terminación se establecen tanto a favor del empresario como de sus acreedores”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

419

RETIRO

Agregan que eso no obsta a que el propio empresario pueda pedir o, más que ello, acordar la terminación, conforme a lo prevenido en la letra a) del artículo 15 de la Ley Nº 19.857, entendiendo que tal expresión de voluntad no implica el ejercicio de actos de administración. Consideramos discutible esa conclusión o propuesta, si es tenido presente que los tribunales reconocen en el Co. Orgánico de Tribunales, principalmente, la atribución de su competencia y no en la indicada ley, que pasa a ser complementaria de ese cuerpo orgánico de leyes, como muchas otras leyes especiales. De este modo y siempre que fuere necesario una declaración judicial, por virtud de lo prevenido en la ley en comento, el tribunal habría quedado autorizado para emitir ese pronunciamiento.

Agregan que eso no obsta a que el propio empresario pueda pedir o, más que ello, acordar la terminación, conforme a lo prevenido en la letra a) del artículo 15 de la Ley Nº 19.857, entendiendo que tal expresión de voluntad no implica el ejercicio de actos de administración.

Para qué seguir con esas interrogantes que sólo dejan en evidencia que esa disposición carece de reflexión en cuanto a sus consecuencias jurídicas inmediatas.

Consideramos discutible esa conclusión o propuesta, si es tenido presente que los tribunales reconocen en el Co. Orgánico de Tribunales, principalmente, la atribución de su competencia y no en la indicada ley, que pasa a ser complementaria de ese cuerpo orgánico de leyes, como muchas otras leyes especiales.

¿Qué ocurre con los bienes de este ente ficticio?

De este modo y siempre que fuere necesario una declaración judicial, por virtud de lo prevenido en la ley en comento, el tribunal habría quedado autorizado para emitir ese pronunciamiento.

¿Pueden los acreedores cobrar sus créditos a un deudor inexistentes?

No obstante, pensamos que tal no es el caso y, si bien resulta cierto que los efectos de la quiebra son los indicados, tampoco existe impedimento para que otras normas legales agreguen mayores consecuencias jurídicas y, en la especie creemos que así aconteció y por ende, la quiebra trae aparejada la terminación de la E.I.R.L. sin necesidad de declaración judicial alguna, cualquiera sean las consecuencias, como vimos, que tal derivación produzca, que es otro asunto.

¿Cómo cumple sus obligaciones?

Estimamos que conforma una mera derivación legal que opera ipso jure, al ser establecido así, expresamente por el legislador.

GONZALO BAEZA OVALLE

El problema surge desde otro costado, como vimos y debemos reiterar por su importancia, ahora ya no en forma de preguntas sino como corolarios lógicos.

420

No obstante, pensamos que tal no es el caso y, si bien resulta cierto que los efectos de la quiebra son los indicados, tampoco existe impedimento para que otras normas legales agreguen mayores consecuencias jurídicas y, en la especie creemos que así aconteció y por ende, la quiebra trae aparejada la terminación de la E.I.R.L. sin necesidad de declaración judicial alguna, cualquiera sean las consecuencias, como vimos, que tal derivación produzca, que es otro asunto.

Para qué seguir con esas interrogantes que sólo dejan en evidencia que esa disposición carece de reflexión en cuanto a sus consecuencias jurídicas inmediatas.

Estimamos que conforma una mera derivación legal que opera ipso jure, al ser establecido así, expresamente por el legislador.

¿Pueden los acreedores cobrar sus créditos a un deudor inexistentes?

¿Qué ocurre con los bienes de este ente ficticio? ¿Cómo cumple sus obligaciones? 420

GONZALO BAEZA OVALLE

El problema surge desde otro costado, como vimos y debemos reiterar por su importancia, ahora ya no en forma de preguntas sino como corolarios lógicos.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

421

Si la persona jurídica que conforma la E.I.R.L. terminó, dado que las obligaciones, en su modo tradicional son definidas, como un vínculo jurídico, concepto que no compartimos y que supone la existencia de un acreedor y un deudor, si alguno de ellos desaparece, también ocurre lo mismo con la obligación, en la medida que el vínculo indicado no resultaría posible. Una dificultad más de la definición tradicional que nos llevó a su revisión, como lo expusimos al inicio de este trabajo. En ese escenario también pasa a resultar fácil colegir que los interesados en el alzamiento de la quiebra pueden empezar a postular ante el tribunal de la causa que no existe obligación alguna porque el deudor desapareció como un efecto legal necesario explícitamente establecido… Sin embargo, consideramos que esto da lugar a otro caso en que es abierto un procedimiento concursal a través de la declaración de quiebra en que, finalmente, el afectado por ese procedimiento, no será una persona, desde que no nos encontramos en este caso con una disolución de una sociedad comercial, en que la sociedad o persona jurídica subsiste durante todo el proceso de liquidación, naturaleza que evidentemente reconocen los procedimientos concursales, sino la disposición explícita del legislador en el sentido que esa persona jurídica termina. Reiteremos algo ya estudiado para evitar que la referencia explicativa efectuada en el párrafo precedente conduzca a alguna confusión. La quiebra no constituye una causal de disolución de las sociedades, sino bajo las circunstancias relatadas en líneas anteriores a las cuales remitimos para no reiterar, pues ya lo hemos sido a grado extremo pero necesario. La dificultad adicional que enfrentamos de llevar a la práctica lo dispuesto por la letra d) del artículo 15 de la Ley Nº 19.857, pasa por la circunstancia que los bienes remanentes a consecuencia de la terminación de la E.I.R.L., quedarían sin titular. Esa constituiría la reflexión más inmediata, pero no lo estimamos así.

Esa constituiría la reflexión más inmediata, pero no lo estimamos así. La dificultad adicional que enfrentamos de llevar a la práctica lo dispuesto por la letra d) del artículo 15 de la Ley Nº 19.857, pasa por la circunstancia que los bienes remanentes a consecuencia de la terminación de la E.I.R.L., quedarían sin titular. La quiebra no constituye una causal de disolución de las sociedades, sino bajo las circunstancias relatadas en líneas anteriores a las cuales remitimos para no reiterar, pues ya lo hemos sido a grado extremo pero necesario. Reiteremos algo ya estudiado para evitar que la referencia explicativa efectuada en el párrafo precedente conduzca a alguna confusión. Sin embargo, consideramos que esto da lugar a otro caso en que es abierto un procedimiento concursal a través de la declaración de quiebra en que, finalmente, el afectado por ese procedimiento, no será una persona, desde que no nos encontramos en este caso con una disolución de una sociedad comercial, en que la sociedad o persona jurídica subsiste durante todo el proceso de liquidación, naturaleza que evidentemente reconocen los procedimientos concursales, sino la disposición explícita del legislador en el sentido que esa persona jurídica termina. En ese escenario también pasa a resultar fácil colegir que los interesados en el alzamiento de la quiebra pueden empezar a postular ante el tribunal de la causa que no existe obligación alguna porque el deudor desapareció como un efecto legal necesario explícitamente establecido… Una dificultad más de la definición tradicional que nos llevó a su revisión, como lo expusimos al inicio de este trabajo. Si la persona jurídica que conforma la E.I.R.L. terminó, dado que las obligaciones, en su modo tradicional son definidas, como un vínculo jurídico, concepto que no compartimos y que supone la existencia de un acreedor y un deudor, si alguno de ellos desaparece, también ocurre lo mismo con la obligación, en la medida que el vínculo indicado no resultaría posible. DERECHO CONCURSAL CHILENO

421

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

“Toda sentencia que condene al Fisco a cualquier prestación, deberá cumplirse dentro de los sesenta días siguientes a la fecha de recepción del oficio a que se refiere el inciso segundo, mediante decreto expedido a través del Ministerio respectivo. “Ejecutoriada la sentencia, el tribunal remitirá oficio al ministerio que corresponda, adjuntando fotocopia o copia autorizada de la sentencia de primera y de segunda instancia, con certificado de estar ejecutoriada. “Se certificará en el proceso el hecho de haberse remitido el oficio y se agregará al expediente fotocopia o copia autorizada del mismo. La fecha de recepción de éste se acreditará mediante certificado del ministro de fe que lo hubiese entregado en la Oficina de Partes del Ministerio o, si hubiese sido enviado por carta certificada, transcurridos tres días desde su recepción por el correo. “En caso que la sentencia condene al Fisco a prestaciones de carácter pecuniario, el decreto de pago deberá disponer que la Tesorería incluya en el pago el reajuste e intereses que haya determinado la sentencia y que se devenguen hasta la fecha de pago efectivo. En aquellos casos en que la sentencia no hubiese dispuesto el pago de reajuste y siempre que la cantidad ordenada pagar no se solucione dentro de los sesenta días establecidos en el inciso primero, dicha cantidad se reajustará en conformidad con la variación que haya experimentado

422

Para sostener tal propuesta remiten a los avances doctrinarios respecto de otros sistemas jurídicos y al espíritu general de la legislación vigente, particularmente, por las restricciones existentes para llevar a cabo el cumplimiento forzado de las obligaciones fiscales, como resulta evidente a partir de lo dispuesto por el artículo 752 del Co. de Procedimiento Civil:

Más bien por una cuestión lógica antes que técnica, asumimos que la titularidad del dominio sobre esos bienes corresponde a quien lo sea de la E.I.R.L. dando lugar a una suerte de beneficio de inventario a su favor, en la medida que mantenga vigente la limitación de responsabilidad propia de esas entidades jurídicas, postulado por demás agresivo que ameritaría mayor fundamento, pero en otra oportunidad.

La opinión de Álvaro Puelma Accorsi discurre en torno a que no resultaría posible declarar en quiebra a una persona jurídica de derecho público, cualquiera sea la forma en que esté constituida.

2.4.6.2. Personas jurídicas de derecho público

2.4.6.2. Personas jurídicas de derecho público

La opinión de Álvaro Puelma Accorsi discurre en torno a que no resultaría posible declarar en quiebra a una persona jurídica de derecho público, cualquiera sea la forma en que esté constituida.

Más bien por una cuestión lógica antes que técnica, asumimos que la titularidad del dominio sobre esos bienes corresponde a quien lo sea de la E.I.R.L. dando lugar a una suerte de beneficio de inventario a su favor, en la medida que mantenga vigente la limitación de responsabilidad propia de esas entidades jurídicas, postulado por demás agresivo que ameritaría mayor fundamento, pero en otra oportunidad.

Para sostener tal propuesta remiten a los avances doctrinarios respecto de otros sistemas jurídicos y al espíritu general de la legislación vigente, particularmente, por las restricciones existentes para llevar a cabo el cumplimiento forzado de las obligaciones fiscales, como resulta evidente a partir de lo dispuesto por el artículo 752 del Co. de Procedimiento Civil:

GONZALO BAEZA OVALLE

“Toda sentencia que condene al Fisco a cualquier prestación, deberá cumplirse dentro de los sesenta días siguientes a la fecha de recepción del oficio a que se refiere el inciso segundo, mediante decreto expedido a través del Ministerio respectivo. “Ejecutoriada la sentencia, el tribunal remitirá oficio al ministerio que corresponda, adjuntando fotocopia o copia autorizada de la sentencia de primera y de segunda instancia, con certificado de estar ejecutoriada. “Se certificará en el proceso el hecho de haberse remitido el oficio y se agregará al expediente fotocopia o copia autorizada del mismo. La fecha de recepción de éste se acreditará mediante certificado del ministro de fe que lo hubiese entregado en la Oficina de Partes del Ministerio o, si hubiese sido enviado por carta certificada, transcurridos tres días desde su recepción por el correo. “En caso que la sentencia condene al Fisco a prestaciones de carácter pecuniario, el decreto de pago deberá disponer que la Tesorería incluya en el pago el reajuste e intereses que haya determinado la sentencia y que se devenguen hasta la fecha de pago efectivo. En aquellos casos en que la sentencia no hubiese dispuesto el pago de reajuste y siempre que la cantidad ordenada pagar no se solucione dentro de los sesenta días establecidos en el inciso primero, dicha cantidad se reajustará en conformidad con la variación que haya experimentado

422

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

423

el Índice de Precios al Consumidor entre el mes anterior a aquel en que quedó ejecutoriada la sentencia y el mes anterior al del pago efectivo”.

Álvaro Puelma Accorsi explica que, por virtud del tenor literal del artículo 1º del Libro IV del Co. de Comercio, cabría inferir en principio, que parecería posible obtener la declaración de quiebra de las personas jurídicas de Derecho Público, sin embargo, como señalamos, no asume esa conclusión como final, por virtud de lo prevenido en el artículo transcrito. Respecto de este tema consideramos que, previamente, corresponde efectuar varias distinciones. La más relevante de ellas consiste en asumir que las sociedades formadas por el Estado inscriben también, aún cuando usen regulaciones concernientes al derecho privado, en la calificación de personas jurídicas de derecho público, sin que por ello puedan ser confundidas con el Fisco. Definitivamente no son el Fisco. Sólo este último, en cuanto versión patrimonial del Estado, respondería a las restricciones contenidas en el artículo en comento. De esta manera, estimamos que entidades como la Editorial Jurídica de Chile, que en el tiempo puedan demostrar importantes deudas con particulares, aún cuando desconocemos si son de tal envergadura como para sostener su insolvencia, no quedan excluidas de la posibilidad de ser abierto un procedimiento concursal a su respecto, a través de la declaración de quiebra. Las normas de derecho privado no las consideramos aplicables al Estado, en términos generales, a menos que actúe en ese ámbito y bajo una forma privada. No obstante, el Estado chileno no es la única persona jurídica de derecho público existente en el país. También inscriben en esa calidad las entidades formadas por el Estado, en las que cuenta con una participación decisiva, además de aquellas que responden a Gobiernos extranjeros, situación en la cual corresponde inscribir a la Iglesia Católica, entre otros.

También inscriben en esa calidad las entidades formadas por el Estado, en las que cuenta con una participación decisiva, además de aquellas que responden a Gobiernos extranjeros, situación en la cual corresponde inscribir a la Iglesia Católica, entre otros. No obstante, el Estado chileno no es la única persona jurídica de derecho público existente en el país. Las normas de derecho privado no las consideramos aplicables al Estado, en términos generales, a menos que actúe en ese ámbito y bajo una forma privada. De esta manera, estimamos que entidades como la Editorial Jurídica de Chile, que en el tiempo puedan demostrar importantes deudas con particulares, aún cuando desconocemos si son de tal envergadura como para sostener su insolvencia, no quedan excluidas de la posibilidad de ser abierto un procedimiento concursal a su respecto, a través de la declaración de quiebra. Sólo este último, en cuanto versión patrimonial del Estado, respondería a las restricciones contenidas en el artículo en comento. La más relevante de ellas consiste en asumir que las sociedades formadas por el Estado inscriben también, aún cuando usen regulaciones concernientes al derecho privado, en la calificación de personas jurídicas de derecho público, sin que por ello puedan ser confundidas con el Fisco. Definitivamente no son el Fisco. Respecto de este tema consideramos que, previamente, corresponde efectuar varias distinciones. Álvaro Puelma Accorsi explica que, por virtud del tenor literal del artículo 1º del Libro IV del Co. de Comercio, cabría inferir en principio, que parecería posible obtener la declaración de quiebra de las personas jurídicas de Derecho Público, sin embargo, como señalamos, no asume esa conclusión como final, por virtud de lo prevenido en el artículo transcrito. el Índice de Precios al Consumidor entre el mes anterior a aquel en que quedó ejecutoriada la sentencia y el mes anterior al del pago efectivo”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

423

RETIRO

Si el legislador hubiera querido excepcionar de los efectos de la ley de quiebra a las personas jurídicas de derecho público, lo habría dicho. Como es un hecho que no efectuó tal prevención, no corresponde al intérprete restringir la aplicación de la ley asumiendo una volición negativa al efecto. Artículo 23: “Lo favorable u odioso de una disposición no se tomará en cuenta para ampliar o restringir su interpretación. La extensión que debe darse a toda ley, se determinará por su genuino sentido y según las reglas precedentes”.

Como es un hecho que no efectuó tal prevención, no corresponde al intérprete restringir la aplicación de la ley asumiendo una volición negativa al efecto.

Artículo 19: “Cuando el sentido de la ley es claro, no se desatenderá su tenor literal, a pretexto de consultar su espíritu”.

Artículo 23: “Lo favorable u odioso de una disposición no se tomará en cuenta para ampliar o restringir su interpretación. La extensión que debe darse a toda ley, se determinará por su genuino sentido y según las reglas precedentes”.

Obrar de esta última manera implicaría violar lo dispuesto en, al menos, los siguientes preceptos contemplados en el Co. Civil, como regulaciones generales para la interpretación de la ley:

En definitiva, estimamos que, con excepción del Estado de Chile y los Estados, en general, las personas jurídicas de derecho público que no reúnan esa calidad, son susceptibles de ser declaradas en quiebra siempre que incurran en alguna causal que lo justifique.

Estimamos que si la ley no contempla expresamente una excepción sobre esta materia, como sí lo hizo en el caso particular de los Bancos, no le queda permitido al hermeneuta introducirlas.

Para alcanzar la conclusión precedente, insistimos, pasa a ser determinante el hecho que no hayamos encontrado alguna excepción legal que posibilite al intérprete restringir los efectos o ámbito de aplicación del Libro IV del Co. de Comercio, debiendo haber sido manifestada la voluntad del legislador en ese sentido resultando inadmisible la presunción de tal expresión de voluntad por vía de mera hermenéutica.

GONZALO BAEZA OVALLE

Algunos autores opinan que existe consenso en la doctrina para no admitir el concurso falencial contra personas jurídicas de derecho público, cualquiera sea el grado de autonomía que gocen respecto de la Administración Central.

424

En definitiva, estimamos que, con excepción del Estado de Chile y los Estados, en general, las personas jurídicas de derecho público que no reúnan esa calidad, son susceptibles de ser declaradas en quiebra siempre que incurran en alguna causal que lo justifique.

Si el legislador hubiera querido excepcionar de los efectos de la ley de quiebra a las personas jurídicas de derecho público, lo habría dicho.

Para alcanzar la conclusión precedente, insistimos, pasa a ser determinante el hecho que no hayamos encontrado alguna excepción legal que posibilite al intérprete restringir los efectos o ámbito de aplicación del Libro IV del Co. de Comercio, debiendo haber sido manifestada la voluntad del legislador en ese sentido resultando inadmisible la presunción de tal expresión de voluntad por vía de mera hermenéutica.

Obrar de esta última manera implicaría violar lo dispuesto en, al menos, los siguientes preceptos contemplados en el Co. Civil, como regulaciones generales para la interpretación de la ley:

Artículo 19: “Cuando el sentido de la ley es claro, no se desatenderá su tenor literal, a pretexto de consultar su espíritu”.

Estimamos que si la ley no contempla expresamente una excepción sobre esta materia, como sí lo hizo en el caso particular de los Bancos, no le queda permitido al hermeneuta introducirlas. 424

GONZALO BAEZA OVALLE

Algunos autores opinan que existe consenso en la doctrina para no admitir el concurso falencial contra personas jurídicas de derecho público, cualquiera sea el grado de autonomía que gocen respecto de la Administración Central.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

425

Agregan que, en el fondo, todos estos entes nacionales de derecho público exhiben un patrimonio común que sería el Erario Nacional y sería jurídicamente impracticable que un particular solicitara la quiebra del Estado. Concluyen señalando que a partir de diversas disposiciones de la Ley de Quiebras, léase Libro IV del Co. de Comercio, es posible desprender la conclusión inequívoca que sólo las personas de derecho privado enfrentan el riesgo de ser quebradas, apoyando sus posiciones en las explicaciones entregadas por Álvaro Puelma Accorsi.

186

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 32.

Bajo la vigencia del artículo 545 del Co. Civil y artículo 1º del D.S. Nº 502, del 1º de septiembre de 1978, que habría refundido el texto sobre Las fundaciones y asociaciones son personas jurídicas de derecho privado, sin fines de lucro constituidas con arreglo al Título XXXIII del Código Civil. 2.4.6.3. Personas jurídicas sin fines de lucro y cooperativas Asumir, como lo efectúan esos autores, que la quiebra de este última implica la del Estado, lo consideramos una equivocación jurídica, en la medida que ello pasa por desconocer que dicha sociedad, cuenta con una personalidad jurídica propia y, por ende, todos los atributos consubstanciales a la misma, entre ellas, un patrimonio, que no está representado ni es el Erario Nacional, a lo cual remite el Fisco.

No obstante, éste último autor no opinaba de la manera expuesta pues señalaba que186 “Sin embargo, no se concilia la institución de la quiebra con la forma legal de cumplimiento forzado de las obligaciones fiscales. Por ello opinamos que, al parecer, el procedimiento de quiebra sería inaplicable al Fisco”.

Álvaro Puelma Accorsi no resulta ser particularmente acertivo respecto a la imposibilidad de declarar en quiebra al Fisco y no emite pronunciamiento en cuanto a las sociedades constituidas con participación fiscal, como acontece con la Editorial Jurídica de Chile y muchas otras.

Álvaro Puelma Accorsi no resulta ser particularmente acertivo respecto a la imposibilidad de declarar en quiebra al Fisco y no emite pronunciamiento en cuanto a las sociedades constituidas con participación fiscal, como acontece con la Editorial Jurídica de Chile y muchas otras.

No obstante, éste último autor no opinaba de la manera expuesta pues señalaba que186 “Sin embargo, no se concilia la institución de la quiebra con la forma legal de cumplimiento forzado de las obligaciones fiscales. Por ello opinamos que, al parecer, el procedimiento de quiebra sería inaplicable al Fisco”.

Asumir, como lo efectúan esos autores, que la quiebra de este última implica la del Estado, lo consideramos una equivocación jurídica, en la medida que ello pasa por desconocer que dicha sociedad, cuenta con una personalidad jurídica propia y, por ende, todos los atributos consubstanciales a la misma, entre ellas, un patrimonio, que no está representado ni es el Erario Nacional, a lo cual remite el Fisco. 2.4.6.3. Personas jurídicas sin fines de lucro y cooperativas Las fundaciones y asociaciones son personas jurídicas de derecho privado, sin fines de lucro constituidas con arreglo al Título XXXIII del Código Civil. Bajo la vigencia del artículo 545 del Co. Civil y artículo 1º del D.S. Nº 502, del 1º de septiembre de 1978, que habría refundido el texto sobre 186

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 32.

Concluyen señalando que a partir de diversas disposiciones de la Ley de Quiebras, léase Libro IV del Co. de Comercio, es posible desprender la conclusión inequívoca que sólo las personas de derecho privado enfrentan el riesgo de ser quebradas, apoyando sus posiciones en las explicaciones entregadas por Álvaro Puelma Accorsi. Agregan que, en el fondo, todos estos entes nacionales de derecho público exhiben un patrimonio común que sería el Erario Nacional y sería jurídicamente impracticable que un particular solicitara la quiebra del Estado. DERECHO CONCURSAL CHILENO

425

RETIRO

En efecto, conforme a estas nuevas regulaciones, las cooperativas no exhiben limitación en su objeto y tampoco quedan afectas a una prohibición de responder a un fin de lucro, de manera que resulta poco transparente, por decirlos de alguna forma, incluirlas en este mismo capítulo. Más bien corresponde, en la actual estructura, a una modalidad asociativa, con fines de lucro, pudiendo ser civil o comercial, dependiendo del objeto fijado en los estatutos.

Los cooperados o partícipes de una cooperativa, al igual que en el caso de las sociedades de responsabilidad limitada, también han sido habilitados para asumir su responsabilidad en relación con las obligaciones de la cooperativa a una cantidad mayor que el aporte, siempre que así quede estipulado, pero no se dice de ellos que sean solidariamente responsables de las obligaciones de esas personas jurídicas.

No obstante, esa normativa fue modificada y el texto refundido de la ley de Cooperativas fue fijado por el D.F.L. Nº 3, del 2003, contemplando la posibilidad que estas personas jurídicas tenga fin de lucro.

3. CAUSALES DE QUIEBRA

cooperativas, estas últimas también eran consideradas personas jurídicas sin fines de lucro.

Explicamos que en el procedimiento de quiebra podemos descubrir dos partes centrales que están inspiradas y tienen un propósito diverso.

GONZALO BAEZA OVALLE

En la primera, el legislador la destina a la constatación de uno o más hechos, a los cuales otorga la virtud de servir de suficiente fundamento para generar una presunción de insolvencia del deudor o conjunto de bienes

426

De ello deriva que son personas jurídicas y, por ende, sujetos de derechos y obligaciones, por lo cual, susceptibles de ejecución colectiva.

En todos los casos traídos a colación, los bienes afectos a concurso quedarán limitados a aquellos que pertenezcan a esa persona jurídica, desde que tanto los socios fundadores, como los afiliados a las asociaciones y, por cierto, los cooperados, responden por sus aportes.

En todos los casos traídos a colación, los bienes afectos a concurso quedarán limitados a aquellos que pertenezcan a esa persona jurídica, desde que tanto los socios fundadores, como los afiliados a las asociaciones y, por cierto, los cooperados, responden por sus aportes.

De ello deriva que son personas jurídicas y, por ende, sujetos de derechos y obligaciones, por lo cual, susceptibles de ejecución colectiva. 426

GONZALO BAEZA OVALLE

En la primera, el legislador la destina a la constatación de uno o más hechos, a los cuales otorga la virtud de servir de suficiente fundamento para generar una presunción de insolvencia del deudor o conjunto de bienes

cooperativas, estas últimas también eran consideradas personas jurídicas sin fines de lucro.

Explicamos que en el procedimiento de quiebra podemos descubrir dos partes centrales que están inspiradas y tienen un propósito diverso.

No obstante, esa normativa fue modificada y el texto refundido de la ley de Cooperativas fue fijado por el D.F.L. Nº 3, del 2003, contemplando la posibilidad que estas personas jurídicas tenga fin de lucro.

3. CAUSALES DE QUIEBRA

En efecto, conforme a estas nuevas regulaciones, las cooperativas no exhiben limitación en su objeto y tampoco quedan afectas a una prohibición de responder a un fin de lucro, de manera que resulta poco transparente, por decirlos de alguna forma, incluirlas en este mismo capítulo. Más bien corresponde, en la actual estructura, a una modalidad asociativa, con fines de lucro, pudiendo ser civil o comercial, dependiendo del objeto fijado en los estatutos.

Los cooperados o partícipes de una cooperativa, al igual que en el caso de las sociedades de responsabilidad limitada, también han sido habilitados para asumir su responsabilidad en relación con las obligaciones de la cooperativa a una cantidad mayor que el aporte, siempre que así quede estipulado, pero no se dice de ellos que sean solidariamente responsables de las obligaciones de esas personas jurídicas.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

427

afectados al concurso eventual y por ende, bastante para librar la declaración de quiebra, abriendo los procedimientos concursales. Bajo ese contexto, dicha etapa del procedimiento es de mera indagación, como bien lo aclara el legislador que incluso otorga facultades inquisitivas para obrar de oficio al tribunal a fin de establecer si los hechos que estructuran la o las causales invocadas son efectivos. En ese escenario y teniendo claro el propósito perseguido por esta fase de desarrollo del procedimiento, aparece razonable además de justificado que a la solicitud enderezada por algún acreedor destinada a obtener la declaración de quiebra de un deudor o grupo de bienes, no sea conferido traslado a este último. Más razonable se nos presenta lo anterior, toda vez que el procedimiento encuentra su origen en la iniciativa del propio deudor, dando cumplimiento a lo prevenido en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio. Esas situaciones de hecho son las que en voz del legislador, conocemos como causales de quiebra y que abordaremos en detalle más adelante. En la segunda, el tribunal ha resuelto acceder a la apertura del procedimiento concursal mediante la declaración de quiebra, asumiendo esta última como título fundante para iniciar el proceso de liquidación de los bienes afectos a concurso e indagación de los acreedores y acreencias, por lo cual se trata de una etapa de índole administrativa y, en el orden judicial, recopilativa de antecedentes, quedando absolutamente fuera de lugar asignar a esta etapa la naturaleza jurídica de juicio, litigio o causa, como sinónima del primero. De esta manera, la quiebra puede ser declarada toda vez que el tribunal constata la concurrencia de los siguientes hechos, que en concepto del legislador son suficientes para levantar una presunción, en el sentido que revelan la insolvencia del deudor: 1. La petición de quiebra enderezada por el propio deudor, con arreglo a lo establecido en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio que transcribimos pero, para mayor claridad, reiteramos:

1. La petición de quiebra enderezada por el propio deudor, con arreglo a lo establecido en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio que transcribimos pero, para mayor claridad, reiteramos: De esta manera, la quiebra puede ser declarada toda vez que el tribunal constata la concurrencia de los siguientes hechos, que en concepto del legislador son suficientes para levantar una presunción, en el sentido que revelan la insolvencia del deudor: En la segunda, el tribunal ha resuelto acceder a la apertura del procedimiento concursal mediante la declaración de quiebra, asumiendo esta última como título fundante para iniciar el proceso de liquidación de los bienes afectos a concurso e indagación de los acreedores y acreencias, por lo cual se trata de una etapa de índole administrativa y, en el orden judicial, recopilativa de antecedentes, quedando absolutamente fuera de lugar asignar a esta etapa la naturaleza jurídica de juicio, litigio o causa, como sinónima del primero. Esas situaciones de hecho son las que en voz del legislador, conocemos como causales de quiebra y que abordaremos en detalle más adelante. Más razonable se nos presenta lo anterior, toda vez que el procedimiento encuentra su origen en la iniciativa del propio deudor, dando cumplimiento a lo prevenido en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio. En ese escenario y teniendo claro el propósito perseguido por esta fase de desarrollo del procedimiento, aparece razonable además de justificado que a la solicitud enderezada por algún acreedor destinada a obtener la declaración de quiebra de un deudor o grupo de bienes, no sea conferido traslado a este último. Bajo ese contexto, dicha etapa del procedimiento es de mera indagación, como bien lo aclara el legislador que incluso otorga facultades inquisitivas para obrar de oficio al tribunal a fin de establecer si los hechos que estructuran la o las causales invocadas son efectivos. afectados al concurso eventual y por ende, bastante para librar la declaración de quiebra, abriendo los procedimientos concursales. DERECHO CONCURSAL CHILENO

427

RETIRO

El acreedor está facultado por el legislador para solicitar al tribunal competente que declare la quiebra de su deudor toda vez que acredite la efectividad de los hechos descritos por la ley como suficientes para librar la declaración de quiebra, los que dan lugar a las denominadas causales de quiebra.

Cualquiera de los acreedores puede concurrir a estrados en pro de obtener la declaración de quiebra:

GONZALO BAEZA OVALLE

“2. Cuando el deudor contra el cual existieren tres o más títulos ejecutivos y vencidos, provenientes de obligaciones diversas, y estuvieren iniciadas, a lo

“El deudor que ejerza una actividad comercial, industrial, minera o agrícola, deberá solicitar la declaración de su quiebra antes de que transcurran quince días contados desde la fecha en que haya cesado en el pago de una obligación mercantil”.

Ese texto legal dispone que aún antes del vencimiento de la obligación el acreedor o potencial acreedor, según el caso, puede solicitar la declaración de quiebra, concurriendo la siguiente circunstancia:

Lo anterior no obsta a que ese deudor e incluso el no calificado, en otras palabras, aquél que no aparece mencionado en el referido artículo 41, pueda pedir su propia quiebra, si así lo estima pertinentes y conveniente para el mejor resguardo de su patrimonio y el de su o sus acreedores, en la medida que no existe disposición legal alguna que lo impida o prohíba.

2.2. Artículo 43 número 2 del Libro IV del Co. de Comercio.

2. Por iniciativa de uno o más acreedores.

“1. Cuando el deudor que ejerza una actividad comercial, industrial, minera o agrícola, cese en el pago de una obligación mercantil con el solicitante, cuyo título sea ejecutivo”.

428

2.1. Artículo 43 número 1 del Libro IV del Co. de Comercio.

Eso no constituye un impedimento para que ese tribunal, cumpliendo la obligación que impone el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio, de oficio indague sobre la efectividad de la causal de quiebra invocada.

Eso no constituye un impedimento para que ese tribunal, cumpliendo la obligación que impone el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio, de oficio indague sobre la efectividad de la causal de quiebra invocada.

2.1. Artículo 43 número 1 del Libro IV del Co. de Comercio.

El acreedor está facultado por el legislador para solicitar al tribunal competente que declare la quiebra de su deudor toda vez que acredite la efectividad de los hechos descritos por la ley como suficientes para librar la declaración de quiebra, los que dan lugar a las denominadas causales de quiebra.

Cualquiera de los acreedores puede concurrir a estrados en pro de obtener la declaración de quiebra:

2. Por iniciativa de uno o más acreedores.

“1. Cuando el deudor que ejerza una actividad comercial, industrial, minera o agrícola, cese en el pago de una obligación mercantil con el solicitante, cuyo título sea ejecutivo”.

Lo anterior no obsta a que ese deudor e incluso el no calificado, en otras palabras, aquél que no aparece mencionado en el referido artículo 41, pueda pedir su propia quiebra, si así lo estima pertinentes y conveniente para el mejor resguardo de su patrimonio y el de su o sus acreedores, en la medida que no existe disposición legal alguna que lo impida o prohíba.

2.2. Artículo 43 número 2 del Libro IV del Co. de Comercio.

“El deudor que ejerza una actividad comercial, industrial, minera o agrícola, deberá solicitar la declaración de su quiebra antes de que transcurran quince días contados desde la fecha en que haya cesado en el pago de una obligación mercantil”.

Ese texto legal dispone que aún antes del vencimiento de la obligación el acreedor o potencial acreedor, según el caso, puede solicitar la declaración de quiebra, concurriendo la siguiente circunstancia:

GONZALO BAEZA OVALLE

“2. Cuando el deudor contra el cual existieren tres o más títulos ejecutivos y vencidos, provenientes de obligaciones diversas, y estuvieren iniciadas, a lo

428

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

429

menos, dos ejecuciones, no hubiere presentado en todas éstas, dentro de los cuatro días siguientes a los respectivos requerimientos, bienes bastantes para responder a la prestación que adeude y las costas”;

2.3. Artículo 43 número 3 del Libro IV del Co. de Comercio. Este precepto faculta al acreedor para solicitar la quiebra del deudor o grupo de bienes: “3. Cuando el deudor se fugue del territorio de la República o se oculte dejando cerradas sus oficinas o establecimientos, sin haber nombrado persona que administre sus bienes con facultades para dar cumplimiento a sus obligaciones y contestar nuevas demandas”.

2.4. Petición indirecta. La denominamos petición indirecta en tanto la solicitud principal incoada por el acreedor que puede acreditar una causal para declarar la quiebra del deudor no reconoce como propósito principal obtener esa declaración de quiebra, esto es, la iniciación de un procedimiento de liquidación a su respecto, sino a compelerlo a presentar un convenio. Sólo la rebeldía o imposibilidad del deudor para cumplir con tal exigencia deriva en la declaración de quiebra de oficio, no como sanción sino como un resultado de su inactividad para evitarla que, de cierta forma, demuestra la efectividad de su insolvencia justificando esa decisión judicial, como podemos apreciar en el artículo 172, inciso 1º del Libro IV del Co. de Comercio: “Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo anterior, el acreedor que se encuentre en alguno de los casos previstos en los números 1 y 2 del artículo 43, podrá solicitar al tribunal competente que ordene al deudor, o a la sucesión del deudor formular proposiciones de convenio judicial preventivo dentro del plazo de 30 días contados desde la notificación efectuada en la forma prevista en el inciso final del artículo 45. La no presentación del convenio dentro del plazo indicado, acarreará, necesariamente, la quiebra del deudor y el tribunal la declarará de oficio”.

2.5. A solicitud de un tercero no acreedor. Artículo 177 ter, del Libro IV del Co. de Comercio:

Artículo 177 ter, del Libro IV del Co. de Comercio: 2.5. A solicitud de un tercero no acreedor. “Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo anterior, el acreedor que se encuentre en alguno de los casos previstos en los números 1 y 2 del artículo 43, podrá solicitar al tribunal competente que ordene al deudor, o a la sucesión del deudor formular proposiciones de convenio judicial preventivo dentro del plazo de 30 días contados desde la notificación efectuada en la forma prevista en el inciso final del artículo 45. La no presentación del convenio dentro del plazo indicado, acarreará, necesariamente, la quiebra del deudor y el tribunal la declarará de oficio”.

Sólo la rebeldía o imposibilidad del deudor para cumplir con tal exigencia deriva en la declaración de quiebra de oficio, no como sanción sino como un resultado de su inactividad para evitarla que, de cierta forma, demuestra la efectividad de su insolvencia justificando esa decisión judicial, como podemos apreciar en el artículo 172, inciso 1º del Libro IV del Co. de Comercio: La denominamos petición indirecta en tanto la solicitud principal incoada por el acreedor que puede acreditar una causal para declarar la quiebra del deudor no reconoce como propósito principal obtener esa declaración de quiebra, esto es, la iniciación de un procedimiento de liquidación a su respecto, sino a compelerlo a presentar un convenio. 2.4. Petición indirecta. “3. Cuando el deudor se fugue del territorio de la República o se oculte dejando cerradas sus oficinas o establecimientos, sin haber nombrado persona que administre sus bienes con facultades para dar cumplimiento a sus obligaciones y contestar nuevas demandas”.

Este precepto faculta al acreedor para solicitar la quiebra del deudor o grupo de bienes: 2.3. Artículo 43 número 3 del Libro IV del Co. de Comercio. menos, dos ejecuciones, no hubiere presentado en todas éstas, dentro de los cuatro días siguientes a los respectivos requerimientos, bienes bastantes para responder a la prestación que adeude y las costas”; DERECHO CONCURSAL CHILENO

429

RETIRO

3. De oficio por el tribunal.

3.3. Rechazo de la proposición de cesión de bienes. Artículo 209, inciso 2º del Libro IV del Co. de Comercio. “Cuando el convenio judicial preventivo haya sido rechazado o desechado en cualquiera de los casos contemplados en el inciso anterior, el tribunal declarará necesariamente la quiebra del deudor, de oficio y sin más trámite”.

Las situaciones de hecho que provocan la actividad oficiosa del tribunal en orden a declarar la quiebra o iniciar el procedimiento de liquidación de la organización productiva del deudor, muy en síntesis, consisten en las que siguen: 3.1. Incumplimiento o nulidad del convenio.

3.2. Rechazo de un convenio judicial preventivo. Artículo 214 del Libro IV del Co. de Comercio. “Una vez firme la resolución que declare la nulidad o el incumplimiento, el tribunal de primera instancia declarará la quiebra del deudor de oficio y sin más trámite”.

Artículo 214 del Libro IV del Co. de Comercio. “Una vez firme la resolución que declare la nulidad o el incumplimiento, el tribunal de primera instancia declarará la quiebra del deudor de oficio y sin más trámite”.

3.2. Rechazo de un convenio judicial preventivo.

3.1. Incumplimiento o nulidad del convenio. Las situaciones de hecho que provocan la actividad oficiosa del tribunal en orden a declarar la quiebra o iniciar el procedimiento de liquidación de la organización productiva del deudor, muy en síntesis, consisten en las que siguen:

Artículo 209, inciso 2º del Libro IV del Co. de Comercio. “Cuando el convenio judicial preventivo haya sido rechazado o desechado en cualquiera de los casos contemplados en el inciso anterior, el tribunal declarará necesariamente la quiebra del deudor, de oficio y sin más trámite”.

3.3. Rechazo de la proposición de cesión de bienes.

“El experto facilitador, dentro del plazo de 30 días improrrogable, contado desde la celebración de dicha junta, deberá evaluar la situación legal, contable, económica y financiera del deudor y proponer a sus acreedores un convenio que sea más ventajoso que la quiebra de aquél, o, en caso contrario, solicitar al tribunal que declare la quiebra del deudor, el que la deberá declarar sin más trámite”. GONZALO BAEZA OVALLE

“El deudor no comprendido en el artículo 41 podrá hacer cesión de bienes, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 1614 del Código Civil, cuando no se encuentre en alguno de los casos enumerados en el artículo 43 de esta ley, en cuanto le sean aplicables”.

3. De oficio por el tribunal.

El legislador contempló la posibilidad de ofrecer un mecanismo diferente a la declaración de quiebra o convenio para algunos deudores, lo que remonta al Imperio Romano bajo la forma de “cessio bonorum” y la encontramos plasmada en el artículo 241 del Libro IV del Co. de Comercio:

430

“El experto facilitador, dentro del plazo de 30 días improrrogable, contado desde la celebración de dicha junta, deberá evaluar la situación legal, contable, económica y financiera del deudor y proponer a sus acreedores un convenio que sea más ventajoso que la quiebra de aquél, o, en caso contrario, solicitar al tribunal que declare la quiebra del deudor, el que la deberá declarar sin más trámite”.

El legislador contempló la posibilidad de ofrecer un mecanismo diferente a la declaración de quiebra o convenio para algunos deudores, lo que remonta al Imperio Romano bajo la forma de “cessio bonorum” y la encontramos plasmada en el artículo 241 del Libro IV del Co. de Comercio:

GONZALO BAEZA OVALLE

“El deudor no comprendido en el artículo 41 podrá hacer cesión de bienes, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 1614 del Código Civil, cuando no se encuentre en alguno de los casos enumerados en el artículo 43 de esta ley, en cuanto le sean aplicables”.

430

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

431

Ahora bien, si los acreedores no aceptan esa cesión, necesariamente ese deudor ha de quedar sometido a los procedimientos concursales ordinarios como lo prevé el artículo 251, inciso 1º del Libro IV del Co. de Comercio: “La sentencia que rechace la cesión de bienes declarará, a la vez, la quiebra del deudor”. 3.4. No entrega oportuna del informe del experto facilitador.

8. Explique la quiebra del deudor encubierto. ¿En qué casos la contempla expresamente la ley, en cuáles podría ser aplicada conforme a las normas comunes y cuáles serían las pertinentes? 7. Haga un paralelo entre deudor calificado y común en relación con el procedimiento concursal. 6. ¿Quiénes pueden ser afectados por un procedimiento concursal? 5. Relación entre procedimiento concursal y liquidación. Explique dando argumentos legales. 4. ¿Qué efecto produce la quiebra en relación a los holdings y otras asociaciones de colaboración empresarial? Fundamente legalmente.

También esta situación deriva del hecho o conducta de un tercero ajeno al deudor, pero que le afecta y está prevista en el artículo 177 ter, inciso 3º, del Libro IV del Co. de Comercio, en los siguientes términos:

3. ¿Qué efectos produce la quiebra respecto de las personas relacionadas?

“Si el experto facilitador no diere cumplimiento a su cometido dentro del plazo señalado el juez dictará de oficio la sentencia de quiebra del deudor”.

4. CUESTIONARIO 1. Clasifique a los acreedores en la quiebra y haga un paralelo comparativo entre ellos. 2. ¿Es correcto hablar de “partes” en los procedimientos concursales y, específicamente, en la quiebra? Fundamente.

2. ¿Es correcto hablar de “partes” en los procedimientos concursales y, específicamente, en la quiebra? Fundamente. 1. Clasifique a los acreedores en la quiebra y haga un paralelo comparativo entre ellos. 4. CUESTIONARIO “Si el experto facilitador no diere cumplimiento a su cometido dentro del plazo señalado el juez dictará de oficio la sentencia de quiebra del deudor”.

3. ¿Qué efectos produce la quiebra respecto de las personas relacionadas?

También esta situación deriva del hecho o conducta de un tercero ajeno al deudor, pero que le afecta y está prevista en el artículo 177 ter, inciso 3º, del Libro IV del Co. de Comercio, en los siguientes términos:

4. ¿Qué efecto produce la quiebra en relación a los holdings y otras asociaciones de colaboración empresarial? Fundamente legalmente. 5. Relación entre procedimiento concursal y liquidación. Explique dando argumentos legales. 6. ¿Quiénes pueden ser afectados por un procedimiento concursal? 7. Haga un paralelo entre deudor calificado y común en relación con el procedimiento concursal. 8. Explique la quiebra del deudor encubierto. ¿En qué casos la contempla expresamente la ley, en cuáles podría ser aplicada conforme a las normas comunes y cuáles serían las pertinentes?

3.4. No entrega oportuna del informe del experto facilitador. Ahora bien, si los acreedores no aceptan esa cesión, necesariamente ese deudor ha de quedar sometido a los procedimientos concursales ordinarios como lo prevé el artículo 251, inciso 1º del Libro IV del Co. de Comercio: “La sentencia que rechace la cesión de bienes declarará, a la vez, la quiebra del deudor”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

431

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

21. ¿Qué es una persona jurídica de derecho público? ¿Pueden ser declaradas en quiebra las personas jurídicas de derecho público?

432

9. Comente la sentencia de la E. Corte Suprema chilena que posibilitaría una extensión de la quiebra más amplia que la explícitamente contemplada en las regulaciones concursales.

20. Administradoras de Fondo de Pensiones. ¿Pueden ser declaradas en quiebra? ¿Incluye el fondo administrado? Ese fondo puede ser declarado en quiebra? Explique.

10. Abuso de personalidad jurídica y procedimientos concursales. Comente y fundamente sus opiniones.

19. ¿Es posible declarar en quiebra a una sociedad bancaria o financiera? Explique. 18. ¿Puede ser declarada en quiebra una sociedad disuelta? Explique. 17. ¿Puede ser declarada en quiebra una sociedad de hecho? Explique.

11. Explique la situación de la mujer casada en relación a los procedimientos concursales, considerando la eventualidad que haya pactado sociedad conyugal y no tenga patrimonio reservado como también la separada total y parcialmente de bienes. 12. Tratamiento que el legislador da al menor adulto. Fundamente.

16. Efecto de la declaración de quiebra de uno o más socios en relación con la sociedad. Explique.

13. ¿Cuál es la situación de los incapaces relativos y absolutos en relación con los procedimientos concursales?

15. Quiebra de la sucesión del deudor. Explique, indicando los requisitos para declararla y sus efectos.

14. ¿A qué fecha debe ser considerada la calidad del deudor para establecer si es declarado en quiebra como comerciante?

14. ¿A qué fecha debe ser considerada la calidad del deudor para establecer si es declarado en quiebra como comerciante?

15. Quiebra de la sucesión del deudor. Explique, indicando los requisitos para declararla y sus efectos.

13. ¿Cuál es la situación de los incapaces relativos y absolutos en relación con los procedimientos concursales?

16. Efecto de la declaración de quiebra de uno o más socios en relación con la sociedad. Explique.

12. Tratamiento que el legislador da al menor adulto. Fundamente.

18. ¿Puede ser declarada en quiebra una sociedad disuelta? Explique.

11. Explique la situación de la mujer casada en relación a los procedimientos concursales, considerando la eventualidad que haya pactado sociedad conyugal y no tenga patrimonio reservado como también la separada total y parcialmente de bienes.

17. ¿Puede ser declarada en quiebra una sociedad de hecho? Explique.

19. ¿Es posible declarar en quiebra a una sociedad bancaria o financiera? Explique.

10. Abuso de personalidad jurídica y procedimientos concursales. Comente y fundamente sus opiniones.

20. Administradoras de Fondo de Pensiones. ¿Pueden ser declaradas en quiebra? ¿Incluye el fondo administrado? Ese fondo puede ser declarado en quiebra? Explique.

9. Comente la sentencia de la E. Corte Suprema chilena que posibilitaría una extensión de la quiebra más amplia que la explícitamente contemplada en las regulaciones concursales. 432

GONZALO BAEZA OVALLE

21. ¿Qué es una persona jurídica de derecho público? ¿Pueden ser declaradas en quiebra las personas jurídicas de derecho público?

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

433

22. ¿Pueden ser declaradas en quiebra las personas jurídicas sin fines de lucro? 23. ¿Puede ser declarada en quiebra una cooperativa? Explique.

23. ¿Puede ser declarada en quiebra una cooperativa? Explique. 22. ¿Pueden ser declaradas en quiebra las personas jurídicas sin fines de lucro? DERECHO CONCURSAL CHILENO

433

RETIRO

TIRO

CAPÍTULO XI EL SÍNDICO DE QUIEBRAS

La Ley Nº 18.175 fue reducida a constituir la ley orgánica de la Superintendencia de Quiebras, desde el instante que la normativa atingente a los procedimientos concursales pasaron a formar parte del Libro IV del Co. de Comercio. En ese sentido, el artículo 14 de ese Libro establece que existirá una nómina nacional de síndicos integrada por aquellas personas legalmente investidas como tales por la autoridad competente. De este modo, tanto la designación de los Síndicos, como sus funciones y permanencia en el cargo quedaron regulados por el Título III, del Libro IV del Co. de Comercio.

1. LA PERSONA DEL SÍNDICO No hablaremos en esta oportunidad del origen del síndico, pues es una cuestión que abordaremos al iniciar el estudio de la reforma al sistema concursal vigente, para establecer cómo inscribe esta última en el contexto histórico chileno para de allí derivar, en lo posible, si en definitiva, esa modificación efectivamente ayuda a resolver el problema de la insolvencia como es anunciado en el Mensaje conductor del Ejecutivo. Por consecuencia, en este capítulo sólo trataremos los aspectos más gruesos de la legislación vigente en torno a los síndicos que presentan una extraña mezcla de funcionario público con mandatario privado.

Por consecuencia, en este capítulo sólo trataremos los aspectos más gruesos de la legislación vigente en torno a los síndicos que presentan una extraña mezcla de funcionario público con mandatario privado. No hablaremos en esta oportunidad del origen del síndico, pues es una cuestión que abordaremos al iniciar el estudio de la reforma al sistema concursal vigente, para establecer cómo inscribe esta última en el contexto histórico chileno para de allí derivar, en lo posible, si en definitiva, esa modificación efectivamente ayuda a resolver el problema de la insolvencia como es anunciado en el Mensaje conductor del Ejecutivo. 1. LA PERSONA DEL SÍNDICO

De este modo, tanto la designación de los Síndicos, como sus funciones y permanencia en el cargo quedaron regulados por el Título III, del Libro IV del Co. de Comercio. En ese sentido, el artículo 14 de ese Libro establece que existirá una nómina nacional de síndicos integrada por aquellas personas legalmente investidas como tales por la autoridad competente. La Ley Nº 18.175 fue reducida a constituir la ley orgánica de la Superintendencia de Quiebras, desde el instante que la normativa atingente a los procedimientos concursales pasaron a formar parte del Libro IV del Co. de Comercio.

CAPÍTULO XI EL SÍNDICO DE QUIEBRAS

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

4.4. Quienes desempeñen un cargo o función pública, sea en instituciones del Estado, en la Administración Central o en instituciones o empresas

436

4.3. Los condenados por crimen o simple delito;

El artículo 15 del Libro IV del Co. de Comercio precisa que la autoridad competente para hacer la designación de los síndicos es el Poder Ejecutivo, quien emite su pronunciamiento por medio de un decreto expedido a través del Ministerio de Justicia y es en el artículo 16 donde especifica los requisitos para ser nombrado síndico, entre los cuales cabe destacar:

4.2. Quienes actuaron como administradores o directores en los dos años anteriores a la declaración de quiebra de una persona jurídica;

1. Detentar el título de ingeniero con a lo menos diez semestres de estudios o contador auditor o de contador público, otorgados por universidades del Estado o reconocidas por éste o de abogado, que hayan ejercido la profesión a lo menos por cinco años, y que aprueben el examen a que se refiere el número siguiente.

4.1. Haber sido declarado en quiebra, o se encontraren en estado de notoria insolvencia.

2. Aprobar un examen de conocimientos ante la Superintendencia de Quiebras, la que deberá señalar la fecha para rendirlo, a lo menos dos veces al año.

3. No estar afecto a las prohibiciones contempladas en el artículo 17, que son las siguientes:

Hizo exigible, además, para los síndicos en ejercicio, la obligación de rendir un examen de conocimientos ante la misma Superintendencia de Quiebras, con una frecuencia no superior a tres años.

Si reprueba, queda suspendido para asumir nuevas quiebras, convenios o cesiones de bienes y debe rendirlo nuevamente, dentro del año calendario siguiente, en la fecha que fije la Superintendencia de Quiebras, para todos los que se encuentren en la misma situación. Si vuelven a reprobar, son eliminados de la nómina de síndicos.

Si reprueba, queda suspendido para asumir nuevas quiebras, convenios o cesiones de bienes y debe rendirlo nuevamente, dentro del año calendario siguiente, en la fecha que fije la Superintendencia de Quiebras, para todos los que se encuentren en la misma situación. Si vuelven a reprobar, son eliminados de la nómina de síndicos.

Hizo exigible, además, para los síndicos en ejercicio, la obligación de rendir un examen de conocimientos ante la misma Superintendencia de Quiebras, con una frecuencia no superior a tres años.

3. No estar afecto a las prohibiciones contempladas en el artículo 17, que son las siguientes:

2. Aprobar un examen de conocimientos ante la Superintendencia de Quiebras, la que deberá señalar la fecha para rendirlo, a lo menos dos veces al año.

4.1. Haber sido declarado en quiebra, o se encontraren en estado de notoria insolvencia.

1. Detentar el título de ingeniero con a lo menos diez semestres de estudios o contador auditor o de contador público, otorgados por universidades del Estado o reconocidas por éste o de abogado, que hayan ejercido la profesión a lo menos por cinco años, y que aprueben el examen a que se refiere el número siguiente.

4.2. Quienes actuaron como administradores o directores en los dos años anteriores a la declaración de quiebra de una persona jurídica;

El artículo 15 del Libro IV del Co. de Comercio precisa que la autoridad competente para hacer la designación de los síndicos es el Poder Ejecutivo, quien emite su pronunciamiento por medio de un decreto expedido a través del Ministerio de Justicia y es en el artículo 16 donde especifica los requisitos para ser nombrado síndico, entre los cuales cabe destacar:

4.3. Los condenados por crimen o simple delito;

GONZALO BAEZA OVALLE

4.4. Quienes desempeñen un cargo o función pública, sea en instituciones del Estado, en la Administración Central o en instituciones o empresas

436

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

437

semifiscales, municipales, autónomas u organismos creados por aquél o dependientes de él, aunque no sean del nombramiento del Presidente de la República ni reciban remuneración del Estado, salvo quienes desempeñen un cargo o función en instituciones de educación superior. 4.5. Los que tuvieren incapacidad física o mental para ejercer el cargo; 4.6. Los que hubieren dejado de integrar la nómina nacional por las causales 3, 4, 5, 6, 7, 8, 10, 11 y 12 del artículo 22. Este último artículo preceptúa que: “Los síndicos serán excluidos de la nómina nacional en los casos siguientes: 1. Por haber sido nombrado en contravención a los artículos 16, 17, 18 inciso tercero y 19; 2. Por inhabilidad sobreviniente de acuerdo con las causales mencionadas en el artículo 17; 3. Por intervenir a cualquier título en quiebras que no estuvieren o hayan estado a su cargo, salvo las actuaciones que le correspondan en su calidad de síndico, de acreedor con anterioridad a la quiebra, de representante legal en conformidad al artículo 43 del Código Civil, y de lo previsto en el artículo 28. La delegación parcial de funciones establecidas en este último artículo deberá ser conocida y aprobada en la siguiente junta de acreedores. 4. Por adquirir para sí o para terceros cualquier clase de bienes en las quiebras, convenios o cesiones de bienes en que intervengan como síndico; 5. Por enajenar cualquier clase de bienes de las quiebras o cesiones de bienes en que intervenga como síndico a su cónyuge; a alguna persona jurídica en que tenga interés económico directo o indirecto; a los socios o accionistas de sociedades en las cuales tenga participación, salvo aquellas que se encuentren inscritas en el Registro de Valores; a las personas con las que posea bienes en comunidad, con excepción de los copropietarios a que se refiere la Ley Nº 19.537, sobre Propiedad Inmobiliaria; a sus dependientes; a los profesionales o técnicos que le presten servicios; y a sus ascendientes y descendientes y colaterales por consanguinidad o afinidad hasta el segundo grado inclusive; 6. Por proporcionar u obtener cualquier ventaja en las quiebras o cesiones de bienes en que intervenga como síndico; 7. Por negarse, sin causa justificada, a aceptar una designación;

“Los síndicos serán excluidos de la nómina nacional en los casos siguientes: 1. Por haber sido nombrado en contravención a los artículos 16, 17, 18 inciso tercero y 19; 2. Por inhabilidad sobreviniente de acuerdo con las causales mencionadas en el artículo 17; 3. Por intervenir a cualquier título en quiebras que no estuvieren o hayan estado a su cargo, salvo las actuaciones que le correspondan en su calidad de síndico, de acreedor con anterioridad a la quiebra, de representante legal en conformidad al artículo 43 del Código Civil, y de lo previsto en el artículo 28. La delegación parcial de funciones establecidas en este último artículo deberá ser conocida y aprobada en la siguiente junta de acreedores. 4. Por adquirir para sí o para terceros cualquier clase de bienes en las quiebras, convenios o cesiones de bienes en que intervengan como síndico; 5. Por enajenar cualquier clase de bienes de las quiebras o cesiones de bienes en que intervenga como síndico a su cónyuge; a alguna persona jurídica en que tenga interés económico directo o indirecto; a los socios o accionistas de sociedades en las cuales tenga participación, salvo aquellas que se encuentren inscritas en el Registro de Valores; a las personas con las que posea bienes en comunidad, con excepción de los copropietarios a que se refiere la Ley Nº 19.537, sobre Propiedad Inmobiliaria; a sus dependientes; a los profesionales o técnicos que le presten servicios; y a sus ascendientes y descendientes y colaterales por consanguinidad o afinidad hasta el segundo grado inclusive; 6. Por proporcionar u obtener cualquier ventaja en las quiebras o cesiones de bienes en que intervenga como síndico; 7. Por negarse, sin causa justificada, a aceptar una designación;

Este último artículo preceptúa que: 4.6. Los que hubieren dejado de integrar la nómina nacional por las causales 3, 4, 5, 6, 7, 8, 10, 11 y 12 del artículo 22. 4.5. Los que tuvieren incapacidad física o mental para ejercer el cargo; semifiscales, municipales, autónomas u organismos creados por aquél o dependientes de él, aunque no sean del nombramiento del Presidente de la República ni reciban remuneración del Estado, salvo quienes desempeñen un cargo o función en instituciones de educación superior. DERECHO CONCURSAL CHILENO

437

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

A esa petición el interesado deberá acompañar los antecedentes que acrediten el cumplimiento de los requisitos establecidos en el artículo 16 del Libro IV del Co. de Comercio, además de una declaración jurada en

438

Esa solicitud debe contener la especificación de la voluntad del postulante aclarando si desea ejercer el oficio en todo el territorio nacional o solamente en una o más regiones.

8. Por haberse declarado judicialmente, por sentencia firme, su responsabilidad civil o penal, en conformidad con el artículo 38; 9. Por renuncia presentada ante el Ministerio de Justicia, sin perjuicio de las obligaciones y responsabilidades por las funciones que ya hubiere asumido; 10. Por sentencia ejecutoriada que rechace la cuenta definitiva que debe presentar en conformidad a la ley; 11. Por infracciones reiteradas que en su conjunto constituyan una conducta grave, o por infracción grave a las disposiciones legales o reglamentarias o a las instrucciones que imparta la Superintendencia en uso de sus atribuciones; 12. Por renuncia presentada ante el Ministerio de Justicia, sin perjuicio de las obligaciones y responsabilidades por las funciones que ya hubiere asumido; 13. Por reprobar por segunda vez el examen, en el caso del inciso cuarto del artículo 16, y 14. Por muerte”.

Al tenor de lo prevenido en el artículo 18 del Libro IV del Co. de Comercio, para llegar a ser Síndico resulta necesario ingresar una solicitud en ese sentido ante el Ministerio de Justicia, la que debe ser tramitada por medio de la Superintendencia de Quiebras.

Conviene acudir al inciso final del artículo 26 del Libro IV del Co. de Comercio, por ser complementario del artículo trascrito:

“El síndico que no aceptare el cargo y que, en el acto de notificársele su designación o dentro de tercero día, no presentare excusa fundada, o que, habiéndola presentado, ésta hubiere sido calificada de insuficiente por el tribunal, será eliminado de la nómina una vez cumplido el plazo señalado o ejecutoriada la sentencia que resuelva el incidente, según corresponda. Para estos efectos, el juez comunicará tales hechos al Ministerio de Justicia”.

“El síndico que no aceptare el cargo y que, en el acto de notificársele su designación o dentro de tercero día, no presentare excusa fundada, o que, habiéndola presentado, ésta hubiere sido calificada de insuficiente por el tribunal, será eliminado de la nómina una vez cumplido el plazo señalado o ejecutoriada la sentencia que resuelva el incidente, según corresponda. Para estos efectos, el juez comunicará tales hechos al Ministerio de Justicia”.

Conviene acudir al inciso final del artículo 26 del Libro IV del Co. de Comercio, por ser complementario del artículo trascrito:

Al tenor de lo prevenido en el artículo 18 del Libro IV del Co. de Comercio, para llegar a ser Síndico resulta necesario ingresar una solicitud en ese sentido ante el Ministerio de Justicia, la que debe ser tramitada por medio de la Superintendencia de Quiebras.

8. Por haberse declarado judicialmente, por sentencia firme, su responsabilidad civil o penal, en conformidad con el artículo 38; 9. Por renuncia presentada ante el Ministerio de Justicia, sin perjuicio de las obligaciones y responsabilidades por las funciones que ya hubiere asumido; 10. Por sentencia ejecutoriada que rechace la cuenta definitiva que debe presentar en conformidad a la ley; 11. Por infracciones reiteradas que en su conjunto constituyan una conducta grave, o por infracción grave a las disposiciones legales o reglamentarias o a las instrucciones que imparta la Superintendencia en uso de sus atribuciones; 12. Por renuncia presentada ante el Ministerio de Justicia, sin perjuicio de las obligaciones y responsabilidades por las funciones que ya hubiere asumido; 13. Por reprobar por segunda vez el examen, en el caso del inciso cuarto del artículo 16, y 14. Por muerte”.

Esa solicitud debe contener la especificación de la voluntad del postulante aclarando si desea ejercer el oficio en todo el territorio nacional o solamente en una o más regiones.

GONZALO BAEZA OVALLE

A esa petición el interesado deberá acompañar los antecedentes que acrediten el cumplimiento de los requisitos establecidos en el artículo 16 del Libro IV del Co. de Comercio, además de una declaración jurada en

438

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

439

el sentido de no estar afecto a las inhabilidades del artículo 17 del Libro IV del Co. de Comercio. En el Ministerio de Justicia quedó radicada la obligación de mantener una nómina nacional actualizada de síndicos, con determinación de sus profesiones, actividades y domicilios que será pública. La inclusión o exclusión de esa nómina es materia de publicación en el Diario Oficial. Las situaciones descritas corresponden a aquellas en que el síndico deja de ser tal. Pero el síndico puede concluir sus funciones en forma normal u ordinaria, lo que implica sin dejar de tener la calidad de síndico. Ello aparece descrito por el artículo 32 del Libro IV del Co. de Comercio en que, impropiamente, utiliza la expresión “cesar en el cargo”, en circunstancias que en realidad lo que concluyen son sus funciones como síndico en relación con una quiebra determinada y, de acuerdo con la última modificación legal, también en los casos de convenio o cesión de bienes. Las situaciones previstas por ese precepto son: “1. Por haber dado cumplimiento a su cometido; 2. Por no haberse confirmado la designación del síndico provisional; 3. Por la revocación de la junta de acreedores; 4. Por renuncia, que deberá ser justificada y aceptada por la junta de acreedores o, en su defecto, por el tribunal; 5. Por haber dejado de formar parte de la nómina nacional de síndicos, salvo el caso del número 9 del artículo 22, y 6. Por sobrevenir alguna de las causales de inhabilidad contempladas en los números 1, 2 y 3 del artículo 24. El síndico deberá dar cuenta al juez de la causa y a la Superintendencia de Quiebras de la inhabilidad que le afecte. El incumplimiento de la mencionada obligación será constitutivo de falta grave. Declarada la inhabilidad por el tribunal el síndico cesará en su cargo. La declaración de inhabilidad no podrá ser opuesta a terceros de buena fe.

“1. Por haber dado cumplimiento a su cometido; 2. Por no haberse confirmado la designación del síndico provisional; 3. Por la revocación de la junta de acreedores; 4. Por renuncia, que deberá ser justificada y aceptada por la junta de acreedores o, en su defecto, por el tribunal; 5. Por haber dejado de formar parte de la nómina nacional de síndicos, salvo el caso del número 9 del artículo 22, y 6. Por sobrevenir alguna de las causales de inhabilidad contempladas en los números 1, 2 y 3 del artículo 24. El síndico deberá dar cuenta al juez de la causa y a la Superintendencia de Quiebras de la inhabilidad que le afecte. El incumplimiento de la mencionada obligación será constitutivo de falta grave. Declarada la inhabilidad por el tribunal el síndico cesará en su cargo. La declaración de inhabilidad no podrá ser opuesta a terceros de buena fe.

Las situaciones previstas por ese precepto son: Ello aparece descrito por el artículo 32 del Libro IV del Co. de Comercio en que, impropiamente, utiliza la expresión “cesar en el cargo”, en circunstancias que en realidad lo que concluyen son sus funciones como síndico en relación con una quiebra determinada y, de acuerdo con la última modificación legal, también en los casos de convenio o cesión de bienes. Pero el síndico puede concluir sus funciones en forma normal u ordinaria, lo que implica sin dejar de tener la calidad de síndico. Las situaciones descritas corresponden a aquellas en que el síndico deja de ser tal. La inclusión o exclusión de esa nómina es materia de publicación en el Diario Oficial. En el Ministerio de Justicia quedó radicada la obligación de mantener una nómina nacional actualizada de síndicos, con determinación de sus profesiones, actividades y domicilios que será pública. el sentido de no estar afecto a las inhabilidades del artículo 17 del Libro IV del Co. de Comercio. DERECHO CONCURSAL CHILENO

439

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Por esa razón, la indicada delegación queda bajo la exclusiva responsabilidad y de cargo del síndico delegante.

440

La delegación, bajo tales circunstancias parece razonable, dado que por el tiempo de duración normal de un procedimiento concursal y no siendo, necesariamente, el suplente legal del síndico (síndico suplente) de la confianza del titular, ha sido contemplado este mecanismo que en definitiva, genera una suerte de subrogancia convencional pero autorizada por la ley, atendiendo a la responsabilidad que detenta el titular respecto de la suerte y manejo de los bienes de la quiebra.

Al tenor de lo expuesto, usualmente es concluido que al síndico de quiebras corresponde el rol de auxiliar de la administración de justicia, desde que ejerce una función pública, sin embargo, el Libro IV del Co. de Comercio, en diversas disposiciones y claramente en su artículo 120, también lo caracteriza como mandatario de los acreedores.

La singularidad de la regulación contenida en el precepto reproducido consiste en haber generado una excepción a un principio básico en materia de derecho público, consistente en el carácter indelegable de la función pública, lo que determinó, hace algún tiempo atrás, que la Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago y la E. Corte Suprema, en su oportunidad, declararan la nulidad de cientos de causas tributarias, en razón a que el Director Regional, que es el juez tributario, había delegado esa función en un subordinado basado en un artículo del Código Tributario que, además, el Tribunal Constitucional declaró inaplicable.

Este singular “funcionario”, adicionalmente a la naturaleza del servicio que presta, cuenta con lo que surge, en un primer análisis, como una extraña facultad, la de delegar parcialmente su labor, como deriva de lo prevenido en el artículo 28:

“El síndico podrá delegar parte de sus funciones, bajo su propia responsabilidad y a su costa, en mandatarios que designe de la nómina nacional de síndicos y que no estén afectos a las inhabilidades del artículo 24. La delegación y aceptación deberán constar en instrumento público, copia del cual se agregará a los autos y de ella se dará cuenta en la próxima reunión de la junta de acreedores. De igual forma se procederá para poner término a la delegación”.

“El síndico podrá delegar parte de sus funciones, bajo su propia responsabilidad y a su costa, en mandatarios que designe de la nómina nacional de síndicos y que no estén afectos a las inhabilidades del artículo 24. La delegación y aceptación deberán constar en instrumento público, copia del cual se agregará a los autos y de ella se dará cuenta en la próxima reunión de la junta de acreedores. De igual forma se procederá para poner término a la delegación”.

Este singular “funcionario”, adicionalmente a la naturaleza del servicio que presta, cuenta con lo que surge, en un primer análisis, como una extraña facultad, la de delegar parcialmente su labor, como deriva de lo prevenido en el artículo 28:

La singularidad de la regulación contenida en el precepto reproducido consiste en haber generado una excepción a un principio básico en materia de derecho público, consistente en el carácter indelegable de la función pública, lo que determinó, hace algún tiempo atrás, que la Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago y la E. Corte Suprema, en su oportunidad, declararan la nulidad de cientos de causas tributarias, en razón a que el Director Regional, que es el juez tributario, había delegado esa función en un subordinado basado en un artículo del Código Tributario que, además, el Tribunal Constitucional declaró inaplicable.

Al tenor de lo expuesto, usualmente es concluido que al síndico de quiebras corresponde el rol de auxiliar de la administración de justicia, desde que ejerce una función pública, sin embargo, el Libro IV del Co. de Comercio, en diversas disposiciones y claramente en su artículo 120, también lo caracteriza como mandatario de los acreedores.

La delegación, bajo tales circunstancias parece razonable, dado que por el tiempo de duración normal de un procedimiento concursal y no siendo, necesariamente, el suplente legal del síndico (síndico suplente) de la confianza del titular, ha sido contemplado este mecanismo que en definitiva, genera una suerte de subrogancia convencional pero autorizada por la ley, atendiendo a la responsabilidad que detenta el titular respecto de la suerte y manejo de los bienes de la quiebra.

GONZALO BAEZA OVALLE

Por esa razón, la indicada delegación queda bajo la exclusiva responsabilidad y de cargo del síndico delegante.

440

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

441

No debe ser olvidado que la Ley Nº 20.004 complementó esa disposición, al modificar el número 3 del artículo 22 del Libro IV del Co. de Comercio, de la siguiente forma: “La delegación parcial de funciones establecidas en este último artículo deberá ser conocida y aprobada en la siguiente junta de acreedores”.

Esto implica que la junta de acreedores debe aprobar la delegación, ya que en caso contrario ella termina, lo que deja de manifiesto que la existencia y duración en sus funciones del síndico, sigue entregado a ese órgano. 2. EL SÍNDICO DE LA QUIEBRA No debemos confundir el síndico de quiebra, que es toda persona incluida en la nómina a que nos hemos referido en el número anterior, con el síndico de la quiebra, en otros términos, aquél que asume la función de tomar a su cargo la administración y liquidación de los bienes del fallido con las facultades que conferidas por la ley en un concurso determinado. Tampoco debemos incurrir en el error de sostener que la designación del síndico la efectúan los acreedores, pues aún cuando estemos muy cerca que así acontezca, todavía en nuestra legislación el síndico de la quiebra es designado, finalmente, por el tribunal, a propuesta o sugerencia vinculante de los acreedores, siguiendo los casos que estudiaremos más adelante. Eso acontece en los inicios de la quiebra, más claramente, en la sentencia que declara la quiebra y rige hasta la primera junta de acreedores, oportunidad en que estos sí son quienes lo designan. Es verdad que el acreedor, al solicitar la apertura de un procedimiento concursal a través de la declaración de quiebra, puede sugerir el nombre del síndico titular y del suplente pero, aún cuando el tribunal no esté habilitado para designar otras personas para desempeñar el cargo, la designación todavía la continúa haciendo el tribunal. Otra situación enfrentamos cuando es el propio deudor quien solicita que sea abierto concurso a su respecto, evento en el cual no propone la designación de síndico alguno y, para proveer el cargo el tribunal deberá

Otra situación enfrentamos cuando es el propio deudor quien solicita que sea abierto concurso a su respecto, evento en el cual no propone la designación de síndico alguno y, para proveer el cargo el tribunal deberá Es verdad que el acreedor, al solicitar la apertura de un procedimiento concursal a través de la declaración de quiebra, puede sugerir el nombre del síndico titular y del suplente pero, aún cuando el tribunal no esté habilitado para designar otras personas para desempeñar el cargo, la designación todavía la continúa haciendo el tribunal. Eso acontece en los inicios de la quiebra, más claramente, en la sentencia que declara la quiebra y rige hasta la primera junta de acreedores, oportunidad en que estos sí son quienes lo designan. Tampoco debemos incurrir en el error de sostener que la designación del síndico la efectúan los acreedores, pues aún cuando estemos muy cerca que así acontezca, todavía en nuestra legislación el síndico de la quiebra es designado, finalmente, por el tribunal, a propuesta o sugerencia vinculante de los acreedores, siguiendo los casos que estudiaremos más adelante. No debemos confundir el síndico de quiebra, que es toda persona incluida en la nómina a que nos hemos referido en el número anterior, con el síndico de la quiebra, en otros términos, aquél que asume la función de tomar a su cargo la administración y liquidación de los bienes del fallido con las facultades que conferidas por la ley en un concurso determinado. 2. EL SÍNDICO DE LA QUIEBRA Esto implica que la junta de acreedores debe aprobar la delegación, ya que en caso contrario ella termina, lo que deja de manifiesto que la existencia y duración en sus funciones del síndico, sigue entregado a ese órgano. “La delegación parcial de funciones establecidas en este último artículo deberá ser conocida y aprobada en la siguiente junta de acreedores”.

No debe ser olvidado que la Ley Nº 20.004 complementó esa disposición, al modificar el número 3 del artículo 22 del Libro IV del Co. de Comercio, de la siguiente forma: DERECHO CONCURSAL CHILENO

441

RETIRO

El inciso tercero del artículo 393 del COT., en su parte pertinente dispone: “Todo incumplimiento a las normas de este inciso constituirá falta grave a las funciones y será sancionado por el tribunal, previa audiencia del afectado, con alguna de las medidas contempladas en los números 2, 3 y 4 del artículo 532. En caso de reincidencia, el juez deberá aplicar la medida de suspensión de funciones por un mes”.

GONZALO BAEZA OVALLE

187

442

“Para los efectos de designar un síndico titular y uno suplente en la sentencia que declare la quiebra, el juez citará previamente, en conformidad con lo dispuesto en los incisos siguientes, a los tres acreedores que figuren con los mayores créditos en el estado de deudas presentado por el deudor, o a los que hubiere, si fueren menos, con el fin de que señalen los nombres de los síndicos respectivos, y sólo a éstos el tribunal deberá designar en la sentencia. “Los acreedores señalados serán citados mediante notificación efectuada por cédula, en la cual se indicará el nombre del acreedor y su domicilio, además del objeto de la citación. El tribunal comisionará al receptor de turno para efectuar esta notificación tan pronto como se haya recibido la solicitud de declaración de quiebra del deudor. La audiencia tendrá lugar dentro de tercer día de efectuada la última notificación, la que el receptor deberá practicar a más tardar el tercero día después de dictada la resolución que la disponga. La notificación extemporánea no invalidará la audiencia señalada. El incumplimiento de esta obligación será sancionado según lo dispuesto en el inciso tercero del artículo 393 del Código Orgánico de Tribunales187, los derechos que correspondan al receptor gozarán de la preferencia que establece el número 4 del artículo 2472 del Código Civil. “La audiencia se llevará a efecto con el o los acreedores que asistan, y en ella se nominará a los síndicos. Si asistiere más de un acreedor, la elección

citar, primae facie, a los tres principales acreedores según aparezca en la lista de estos que el deudor tiene la obligación de presentar como un documento más entre los muchos que exige acompañar el artículo 42 del Libro IV del Co. de Comercio.

En ese sentido, el artículo 42 del Libro IV del Co. de Comercio establece:

Aclaremos, por cierto, que la infracción a esa obligación no pasa por no tramitar la solicitud de quiebra ni tampoco por la negativa a acceder a ella, dado que, en último término el tribunal está facultado para designar el síndico de la quiebra a través de un sorteo.

Aclaremos, por cierto, que la infracción a esa obligación no pasa por no tramitar la solicitud de quiebra ni tampoco por la negativa a acceder a ella, dado que, en último término el tribunal está facultado para designar el síndico de la quiebra a través de un sorteo.

En ese sentido, el artículo 42 del Libro IV del Co. de Comercio establece:

citar, primae facie, a los tres principales acreedores según aparezca en la lista de estos que el deudor tiene la obligación de presentar como un documento más entre los muchos que exige acompañar el artículo 42 del Libro IV del Co. de Comercio.

“Para los efectos de designar un síndico titular y uno suplente en la sentencia que declare la quiebra, el juez citará previamente, en conformidad con lo dispuesto en los incisos siguientes, a los tres acreedores que figuren con los mayores créditos en el estado de deudas presentado por el deudor, o a los que hubiere, si fueren menos, con el fin de que señalen los nombres de los síndicos respectivos, y sólo a éstos el tribunal deberá designar en la sentencia. “Los acreedores señalados serán citados mediante notificación efectuada por cédula, en la cual se indicará el nombre del acreedor y su domicilio, además del objeto de la citación. El tribunal comisionará al receptor de turno para efectuar esta notificación tan pronto como se haya recibido la solicitud de declaración de quiebra del deudor. La audiencia tendrá lugar dentro de tercer día de efectuada la última notificación, la que el receptor deberá practicar a más tardar el tercero día después de dictada la resolución que la disponga. La notificación extemporánea no invalidará la audiencia señalada. El incumplimiento de esta obligación será sancionado según lo dispuesto en el inciso tercero del artículo 393 del Código Orgánico de Tribunales187, los derechos que correspondan al receptor gozarán de la preferencia que establece el número 4 del artículo 2472 del Código Civil. “La audiencia se llevará a efecto con el o los acreedores que asistan, y en ella se nominará a los síndicos. Si asistiere más de un acreedor, la elección

GONZALO BAEZA OVALLE

187 El inciso tercero del artículo 393 del COT., en su parte pertinente dispone: “Todo incumplimiento a las normas de este inciso constituirá falta grave a las funciones y será sancionado por el tribunal, previa audiencia del afectado, con alguna de las medidas contempladas en los números 2, 3 y 4 del artículo 532. En caso de reincidencia, el juez deberá aplicar la medida de suspensión de funciones por un mes”.

442

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

443

se efectuará por la mayoría del total pasivo con derecho a voto, conforme al importe que aparezca en el estado de deudas. Si no compareciere ningún acreedor, el tribunal repetirá por una vez el procedimiento con los tres acreedores siguientes, o con los que hubiera si fueran menos. En caso de que lo señalado resultare imposible de aplicar, se designará al síndico mediante sorteo, en el cual deberán incluirse los nombres de todos los síndicos habilitados para ejercer en el territorio jurisdiccional del tribunal. En estos procedimientos no se dará lugar a incidentes, debiendo resolver el tribunal de plano cualquier asunto que se presente y su resolución no será susceptible de recurso alguno”.

Lo anterior, como lo hicimos ver, resulta aplicable al caso en que la quiebra fue solicitada por el mismo deudor, pero cuando la declaración de quiebra tiene su origen en la petición de uno o más acreedores, como adelantamos, son éstos los llamados a sugerir, con carácter vinculante para el tribunal, el nombre del síndico titular y suplente, según lo dispone el artículo 44 del Libro IV del Co. de Comercio: “En la solicitud de declaración de quiebra presentada por un acreedor se señalará la causal que la justifica y los hechos constitutivos de dicha causal y se acompañarán documentos para acreditar los fundamentos de la petición o se ofrecerán las pruebas que correspondan. Además, se señalará el nombre del síndico titular y el del síndico suplente, y sólo a ellos el tribunal deberá designar en la sentencia que declare la quiebra”. “Junto con solicitar la quiebra, el acreedor peticionario deberá acompañar vale vista o boleta bancaria a la orden del tribunal por una suma equivalente a cien unidades de fomento, para subvenir a los gastos iniciales de la quiebra. Dicha suma será considerada como un crédito del solicitante en contra del fallido, que gozará de la preferencia establecida en el número 4 del artículo 2472 del Código Civil”.

Conviene hacer presente que si bien la sugerencia de designación de síndico resulta vinculante para el tribunal de la quiebra, tal enlazamiento no alcanza los extremos que esté impedido de revisar si la persona propuesta reúne o no los requisitos para asumir como síndico. Si el tribunal llega a la conclusión que no satisfacen esos requisitos, lo consideramos facultado para rechazar el nombramiento, cuestión no prevista en el Libro IV del Co. de Comercio, quizás porque fue estimado que era altamente improbable que algo así ocurriera, pero puede suceder.

Si el tribunal llega a la conclusión que no satisfacen esos requisitos, lo consideramos facultado para rechazar el nombramiento, cuestión no prevista en el Libro IV del Co. de Comercio, quizás porque fue estimado que era altamente improbable que algo así ocurriera, pero puede suceder. Conviene hacer presente que si bien la sugerencia de designación de síndico resulta vinculante para el tribunal de la quiebra, tal enlazamiento no alcanza los extremos que esté impedido de revisar si la persona propuesta reúne o no los requisitos para asumir como síndico. “En la solicitud de declaración de quiebra presentada por un acreedor se señalará la causal que la justifica y los hechos constitutivos de dicha causal y se acompañarán documentos para acreditar los fundamentos de la petición o se ofrecerán las pruebas que correspondan. Además, se señalará el nombre del síndico titular y el del síndico suplente, y sólo a ellos el tribunal deberá designar en la sentencia que declare la quiebra”. “Junto con solicitar la quiebra, el acreedor peticionario deberá acompañar vale vista o boleta bancaria a la orden del tribunal por una suma equivalente a cien unidades de fomento, para subvenir a los gastos iniciales de la quiebra. Dicha suma será considerada como un crédito del solicitante en contra del fallido, que gozará de la preferencia establecida en el número 4 del artículo 2472 del Código Civil”.

Lo anterior, como lo hicimos ver, resulta aplicable al caso en que la quiebra fue solicitada por el mismo deudor, pero cuando la declaración de quiebra tiene su origen en la petición de uno o más acreedores, como adelantamos, son éstos los llamados a sugerir, con carácter vinculante para el tribunal, el nombre del síndico titular y suplente, según lo dispone el artículo 44 del Libro IV del Co. de Comercio: se efectuará por la mayoría del total pasivo con derecho a voto, conforme al importe que aparezca en el estado de deudas. Si no compareciere ningún acreedor, el tribunal repetirá por una vez el procedimiento con los tres acreedores siguientes, o con los que hubiera si fueran menos. En caso de que lo señalado resultare imposible de aplicar, se designará al síndico mediante sorteo, en el cual deberán incluirse los nombres de todos los síndicos habilitados para ejercer en el territorio jurisdiccional del tribunal. En estos procedimientos no se dará lugar a incidentes, debiendo resolver el tribunal de plano cualquier asunto que se presente y su resolución no será susceptible de recurso alguno”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

443

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

En todas las situaciones descritas precedentemente por la ley, lo que conforma el común denominador radica en la incompatibilidad de intereses

444

“1. El cónyuge ni los parientes, hasta el cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad del fallido o deudor; y de los que hayan sido directores titulares o administradores de la persona jurídica, en los dos años anteriores a la quiebra, proposición de convenio o solicitud de cesión de bienes; “2. Los acreedores y deudores del fallido o deudor y todos los que tuvieren un interés directo o indirecto en la quiebra, convenio o cesión de bienes; “3. Los administradores de bienes del fallido que fuere persona natural y los que hubieren tenido tal calidad dentro de los dos años anteriores a la declaración de quiebra, convenio o cesión de bienes, como asimismo, los trabajadores de los acreedores y deudores de aquél; “4. Los que tengan objetada la cuenta en alguna de sus quiebras, desde el momento en que se insistiere en uno o más reparos. Sin embargo, si las objeciones no estuvieren respaldadas por la opinión favorable de la Superintendencia de Quiebras el síndico podrá ser designado y, “5. Los que estuvieren suspendidos en conformidad a lo dispuesto en el número 5 del artículo 8º”.

Ahora bien, sólo en el evento que el titular designado cesare definitivamente en el cargo, asume el suplente hasta concluir la tramitación de la quiebra.

Con todo, conforme a lo prevenido en el artículo 24 del Libro IV del Co. de Comercio, no pueden ser designados síndicos de una quiebra en particular:

También tomará a su cargo esa labor el suplente cuando el síndico titular ha quedado impedido transitoriamente de continuar desempeñándola y no constituyó mandatario conforme a las facultades otorgadas por el artículo 28 del Libro IV del Co. de Comercio.

Procede que el síndico empiece a actuar tan pronto como haya aceptado el cargo y jurado desempeñarlo fielmente, sin necesidad de esperar que el ministro de fe deje testimonio en el expediente del cumplimiento de las formalidades de instalación descritas precedentemente.

Para iniciar sus funciones el síndico, previamente, deberá aceptar el cargo y jurar desempeñarlo fielmente ante el ministro de fe que notifique su designación, dejando constancia en el expediente, como también y en su caso de la negativa a aceptar la designación.

Para iniciar sus funciones el síndico, previamente, deberá aceptar el cargo y jurar desempeñarlo fielmente ante el ministro de fe que notifique su designación, dejando constancia en el expediente, como también y en su caso de la negativa a aceptar la designación.

Procede que el síndico empiece a actuar tan pronto como haya aceptado el cargo y jurado desempeñarlo fielmente, sin necesidad de esperar que el ministro de fe deje testimonio en el expediente del cumplimiento de las formalidades de instalación descritas precedentemente.

También tomará a su cargo esa labor el suplente cuando el síndico titular ha quedado impedido transitoriamente de continuar desempeñándola y no constituyó mandatario conforme a las facultades otorgadas por el artículo 28 del Libro IV del Co. de Comercio.

Con todo, conforme a lo prevenido en el artículo 24 del Libro IV del Co. de Comercio, no pueden ser designados síndicos de una quiebra en particular:

Ahora bien, sólo en el evento que el titular designado cesare definitivamente en el cargo, asume el suplente hasta concluir la tramitación de la quiebra.

“1. El cónyuge ni los parientes, hasta el cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad del fallido o deudor; y de los que hayan sido directores titulares o administradores de la persona jurídica, en los dos años anteriores a la quiebra, proposición de convenio o solicitud de cesión de bienes; “2. Los acreedores y deudores del fallido o deudor y todos los que tuvieren un interés directo o indirecto en la quiebra, convenio o cesión de bienes; “3. Los administradores de bienes del fallido que fuere persona natural y los que hubieren tenido tal calidad dentro de los dos años anteriores a la declaración de quiebra, convenio o cesión de bienes, como asimismo, los trabajadores de los acreedores y deudores de aquél; “4. Los que tengan objetada la cuenta en alguna de sus quiebras, desde el momento en que se insistiere en uno o más reparos. Sin embargo, si las objeciones no estuvieren respaldadas por la opinión favorable de la Superintendencia de Quiebras el síndico podrá ser designado y, “5. Los que estuvieren suspendidos en conformidad a lo dispuesto en el número 5 del artículo 8º”.

GONZALO BAEZA OVALLE

En todas las situaciones descritas precedentemente por la ley, lo que conforma el común denominador radica en la incompatibilidad de intereses

444

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

445

entre el postulante a asumir como síndico de la quiebra y los resultados del procedimiento como, igualmente, por haber perdido la idoneidad profesional o funcionaria para realizar esa labor, como ocurre, particularmente, en caso de haber sido suspendido por decisión administrativa de la Superintendencia de Quiebras. Conviene mantener presente que todos los síndicos de quiebra designados conforme a los procedimientos descritos, sea porque la apertura del concurso lo solicitó uno o más acreedores o el propio deudor, tienen la calidad de provisorios o provisionales. Será la primera junta de acreedores la llamada a ratificar o sugerir la designación de otro síndico en su reemplazo, único evento en el cual pasarán a ser síndicos definitivos.

Nulidad o incumplimiento del convenio. Tribunal designa a propuestos por el demandante.

En caso de rechazo de cesión de bienes. Aplica Art. 42.

Rechazo convenio preventivo Art. 209. La junta propone y tribunal designa.

Si tribunal desecha convenio preventivo, aplica Art. 42. Los 3 acreedores principales sugieren en audiencia.

Designación en quiebra ex officio Declarada la quiebra. Lo designa la Junta de acreedores. Arts. 25 y 108 número 2 del Libro IV del C. de Comercio.

Designación del síndico de la quiebra

Quiebra iniciada por deudor. Art. 42 Libro IV del C. de Comercio. El tribunal a propuesta de los 3 principales acreedores, en general.

Quiebra iniciada a petición de uno o más acreedores. Art. 44 Libro IV del C. de Comercio. El tribunal a propuesta del peticionario.

Quiebra iniciada por deudor. Art. 42 Libro IV del C. de Comercio. El tribunal a propuesta de los 3 principales acreedores, en general.

Quiebra iniciada a petición de uno o más acreedores. Art. 44 Libro IV del C. de Comercio. El tribunal a propuesta del peticionario.

Designación del síndico de la quiebra Declarada la quiebra. Lo designa la Junta de acreedores. Arts. 25 y 108 número 2 del Libro IV del C. de Comercio. Designación en quiebra ex officio

Rechazo convenio preventivo Art. 209. La junta propone y tribunal designa.

Nulidad o incumplimiento del convenio. Tribunal designa a propuestos por el demandante.

Si tribunal desecha convenio preventivo, aplica Art. 42. Los 3 acreedores principales sugieren en audiencia.

En caso de rechazo de cesión de bienes. Aplica Art. 42.

Conviene mantener presente que todos los síndicos de quiebra designados conforme a los procedimientos descritos, sea porque la apertura del concurso lo solicitó uno o más acreedores o el propio deudor, tienen la calidad de provisorios o provisionales. Será la primera junta de acreedores la llamada a ratificar o sugerir la designación de otro síndico en su reemplazo, único evento en el cual pasarán a ser síndicos definitivos. entre el postulante a asumir como síndico de la quiebra y los resultados del procedimiento como, igualmente, por haber perdido la idoneidad profesional o funcionaria para realizar esa labor, como ocurre, particularmente, en caso de haber sido suspendido por decisión administrativa de la Superintendencia de Quiebras. DERECHO CONCURSAL CHILENO

445

RETIRO

El primero de esos preceptos establece: “Reunidos los acreedores en la primera junta jeneral de que se habla en el número 6.º del art. 1350, el juzgado de comercio hará que cada cual exhiba los documentos justificativos de su crédito; i en seguida les consultará sobre los puntos siguientes. 1º. Sobre el número de síndicos que convenga nombrar i sobre las personas que los acreedores conceptúen idóneas para el cargo. 2º. Sobre la dirección que más convenga dar a la administración de los bienes concursados. 3º. Sobre si se autoriza o nó a los síndicos para continuar el jiro del fallido;

4º. Sobre si se conceden o nó alimentos al mismo fallido”.

“Reunidos los acreedores en la primera junta jeneral de que se habla en el número 6.º del art. 1350, el juzgado de comercio hará que cada cual exhiba los documentos justificativos de su crédito; i en seguida les consultará sobre los puntos siguientes. 1º. Sobre el número de síndicos que convenga nombrar i sobre las personas que los acreedores conceptúen idóneas para el cargo. 2º. Sobre la dirección que más convenga dar a la administración de los bienes concursados. 3º. Sobre si se autoriza o nó a los síndicos para continuar el jiro del fallido;

El primero de esos preceptos establece: En todo caso nos parece más adecuado el sistema de designación de los síndicos previstos por Gabriel Ocampo en los artículos 1411 y 1412 del Co. de Comercio de 1865. GONZALO BAEZA OVALLE

En esos dos artículos el Co. de Comercio de 1865 logró reglamentar, más que satisfactoriamente y, en todo caso, adoptando un sistema bastante mejor que el vigente hoy en día, la designación de los síndicos, como también su probidad, idoneidad y solvencia, junto a dar claras luces respecto

4º. Sobre si se conceden o nó alimentos al mismo fallido”.

“El juez se conformará a lo que acordare la mayoría de los acreedores presentes, tanto acerca del número de síndicos que haya de nombrarse, como de la persona o personas que deben desempeñar el cargo; salvo que fueren de las inhabilitadas para ejercerlo, según el artículo siguiente. “La mayoría necesaria para decidir sobre ambos puntos será constituida por un voto más sobre la mitad de los acreedores presentes, siempre que además reúnan la representación de las tres quintas partes del total de los créditos votantes. “No concurriendo dicha mayoría, el juez decidirá cuál haya de ser el número de síndicos i la persona o personas que hubieren de desempeñar este cargo. El nombramiento del juez deberá recaer en persona de notorias virtudes, probidad i solvencia. “En ningún caso excederá de tres el número de los síndicos que se nombraren”.

El segundo de ellos dispone:

El segundo de ellos dispone:

446

En todo caso nos parece más adecuado el sistema de designación de los síndicos previstos por Gabriel Ocampo en los artículos 1411 y 1412 del Co. de Comercio de 1865.

“El juez se conformará a lo que acordare la mayoría de los acreedores presentes, tanto acerca del número de síndicos que haya de nombrarse, como de la persona o personas que deben desempeñar el cargo; salvo que fueren de las inhabilitadas para ejercerlo, según el artículo siguiente. “La mayoría necesaria para decidir sobre ambos puntos será constituida por un voto más sobre la mitad de los acreedores presentes, siempre que además reúnan la representación de las tres quintas partes del total de los créditos votantes. “No concurriendo dicha mayoría, el juez decidirá cuál haya de ser el número de síndicos i la persona o personas que hubieren de desempeñar este cargo. El nombramiento del juez deberá recaer en persona de notorias virtudes, probidad i solvencia. “En ningún caso excederá de tres el número de los síndicos que se nombraren”.

GONZALO BAEZA OVALLE

En esos dos artículos el Co. de Comercio de 1865 logró reglamentar, más que satisfactoriamente y, en todo caso, adoptando un sistema bastante mejor que el vigente hoy en día, la designación de los síndicos, como también su probidad, idoneidad y solvencia, junto a dar claras luces respecto

446

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

447

al contenido y significado de la verificación de créditos, eliminando una excesiva judicialización de materias que son claramente administrativas. En ese contexto no queda más que lamentar las modificaciones efectuadas a las regulaciones concursales que regían en esa época, como también, levantar una excusa más que adecuada a nuestros tribunales que, ni siquiera son de la especialidad.

188 La Superintendencia de Quiebras emitió el Instructivo Nº4, el 29 de diciembre de 2009, estableciendo en su Título I, sobre aceptación del cargo, comunicación designación y domicilio del síndico, lo siguiente: Art. 1. El síndico que tome conocimiento de su designación en una quiebra, deberá concurrir al tribunal respectivo, a más tardar al día siguiente de dicho conocimiento, para los efectos del artículo 26 del Libro IV del Código de Comercio; Art. 2º Al momento de aceptar y jurar ante el ministro de fe que les notifique su designación, el síndico deberá hacer expresa declaración que no le afecta ninguna de las inhabilidades e incompatibilidades prevista por la ley; Art. 3º En todos los casos en que un síndico no acepte el cargo y presente excusa en conformidad al inciso final del artículo 26 del Libro IV del Código de Comercio, deberá remitir a esta Superintendencia copia del escrito que la contenga y de la resolución recaída en dicho escrito, dentro de las 24 horas siguientes a su notificación; En el párrafo segundo establece, además, la obligación del síndico de comunicar a la Superintendencia su designación, sea por el tribunal

3. FUNCIONES Y OBLIGACIONES DEL SÍNDICO Tal como deriva del inciso tercero del artículo 26, “El juramento recaerá sobre el fiel desempeño del cargo, que comprenderá, en todo caso, el resguardo de los intereses generales de los acreedores y el pronto cumplimiento de su cometido.” Al tenor de lo prevenido en ese precepto, sería de esperar que el juramento exigido al síndico incluyera todos los aspectos allí indicados, pero eso no ocurre regularmente así, quedando limitado a aceptar el cargo además de jurar desempeñarlo fielmente y en el menor tiempo posible. La Superintendencia de Quiebras, mediante Instructivo Nº 4, del 29 de diciembre de 2009, adicionalmente ordena a los Síndicos designados que, en el acto de notificación y aceptación manifiesten, expresamente, no estar afectados por ninguna inhabilidad o incompatibilidad legal, como asimismo, que informen por escrito de su aceptación a esa entidad, adjuntando los datos de la quiebra.188

La Superintendencia de Quiebras, mediante Instructivo Nº 4, del 29 de diciembre de 2009, adicionalmente ordena a los Síndicos designados que, en el acto de notificación y aceptación manifiesten, expresamente, no estar afectados por ninguna inhabilidad o incompatibilidad legal, como asimismo, que informen por escrito de su aceptación a esa entidad, adjuntando los datos de la quiebra.188 Al tenor de lo prevenido en ese precepto, sería de esperar que el juramento exigido al síndico incluyera todos los aspectos allí indicados, pero eso no ocurre regularmente así, quedando limitado a aceptar el cargo además de jurar desempeñarlo fielmente y en el menor tiempo posible. Tal como deriva del inciso tercero del artículo 26, “El juramento recaerá sobre el fiel desempeño del cargo, que comprenderá, en todo caso, el resguardo de los intereses generales de los acreedores y el pronto cumplimiento de su cometido.” 3. FUNCIONES Y OBLIGACIONES DEL SÍNDICO

188

La Superintendencia de Quiebras emitió el Instructivo Nº4, el 29 de diciembre de 2009, estableciendo en su Título I, sobre aceptación del cargo, comunicación designación y domicilio del síndico, lo siguiente: Art. 1. El síndico que tome conocimiento de su designación en una quiebra, deberá concurrir al tribunal respectivo, a más tardar al día siguiente de dicho conocimiento, para los efectos del artículo 26 del Libro IV del Código de Comercio; Art. 2º Al momento de aceptar y jurar ante el ministro de fe que les notifique su designación, el síndico deberá hacer expresa declaración que no le afecta ninguna de las inhabilidades e incompatibilidades prevista por la ley; Art. 3º En todos los casos en que un síndico no acepte el cargo y presente excusa en conformidad al inciso final del artículo 26 del Libro IV del Código de Comercio, deberá remitir a esta Superintendencia copia del escrito que la contenga y de la resolución recaída en dicho escrito, dentro de las 24 horas siguientes a su notificación; En el párrafo segundo establece, además, la obligación del síndico de comunicar a la Superintendencia su designación, sea por el tribunal

En ese contexto no queda más que lamentar las modificaciones efectuadas a las regulaciones concursales que regían en esa época, como también, levantar una excusa más que adecuada a nuestros tribunales que, ni siquiera son de la especialidad. al contenido y significado de la verificación de créditos, eliminando una excesiva judicialización de materias que son claramente administrativas. DERECHO CONCURSAL CHILENO

447

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

o, en su caso, por la Junta de Acreedores, estableciendo la información que debe contener esa comunicación y, además, la obligación del síndico de constituir domicilio dentro de los límites urbanos del tribunal de la quiebra, para dar cumplimiento a lo prevenido en el artículo 49 del Código de Procedimiento Civil.

448

“El síndico representa los intereses generales de los acreedores, en lo concerniente a la quiebra, y representa también los derechos del fallido, en cuanto puedan interesar a la masa, sin perjuicio de las facultades de aquéllos y de éste determinadas por la ley. “Le incumbe especialmente: 1. Actuar en resguardo de dichos intereses y derechos, en juicio y fuera de él, con plena representación del fallido y de los acreedores; 2. Hacer las publicaciones e inscripciones de la declaración de quiebra, y remitir, a los acreedores que residan en el extranjero, las cartas a que se refiere el número 7 del artículo 52; 3. Exigir del fallido que le suministre la información que juzgue necesaria para el mejor desempeño de su cargo, y le entregue sus libros, papeles y documentos; 4. Cerrar los libros de comercio del fallido; 5. Abrir la correspondencia del fallido con intervención del tribunal, y retener las cartas y documentos que tengan relación con los negocios de la quiebra; 6. Proponer la fecha de la cesación de pagos; 7. Recibirse bajo inventario de los bienes de la quiebra y administrarlos en conformidad a la ley; 8. Continuar provisionalmente el giro de los establecimientos del fallido, con conocimiento de éste; 9. Continuar efectivamente el giro del fallido con autorización del tribunal o con acuerdo de la junta de acreedores, según corresponda; 10. Cobrar los créditos del activo de la quiebra; 11. Celebrar compromisos o transacciones previo acuerdo de la junta de acreedores; 12. Contratar préstamos para subvenir a los gastos de la quiebra, debiendo informar de ello en la próxima reunión de la junta de acreedores;

Lo dispuesto en el artículo transcrito lo consideramos consistente con lo que, a su vez, encontramos regulado por el artículo 27 del Libro IV del Co. de Comercio, en cuanto prescribe que:

Lo dispuesto en el artículo transcrito lo consideramos consistente con lo que, a su vez, encontramos regulado por el artículo 27 del Libro IV del Co. de Comercio, en cuanto prescribe que:

“El síndico representa los intereses generales de los acreedores, en lo concerniente a la quiebra, y representa también los derechos del fallido, en cuanto puedan interesar a la masa, sin perjuicio de las facultades de aquéllos y de éste determinadas por la ley. “Le incumbe especialmente: 1. Actuar en resguardo de dichos intereses y derechos, en juicio y fuera de él, con plena representación del fallido y de los acreedores; 2. Hacer las publicaciones e inscripciones de la declaración de quiebra, y remitir, a los acreedores que residan en el extranjero, las cartas a que se refiere el número 7 del artículo 52; 3. Exigir del fallido que le suministre la información que juzgue necesaria para el mejor desempeño de su cargo, y le entregue sus libros, papeles y documentos; 4. Cerrar los libros de comercio del fallido; 5. Abrir la correspondencia del fallido con intervención del tribunal, y retener las cartas y documentos que tengan relación con los negocios de la quiebra; 6. Proponer la fecha de la cesación de pagos; 7. Recibirse bajo inventario de los bienes de la quiebra y administrarlos en conformidad a la ley; 8. Continuar provisionalmente el giro de los establecimientos del fallido, con conocimiento de éste; 9. Continuar efectivamente el giro del fallido con autorización del tribunal o con acuerdo de la junta de acreedores, según corresponda; 10. Cobrar los créditos del activo de la quiebra; 11. Celebrar compromisos o transacciones previo acuerdo de la junta de acreedores; 12. Contratar préstamos para subvenir a los gastos de la quiebra, debiendo informar de ello en la próxima reunión de la junta de acreedores;

GONZALO BAEZA OVALLE

o, en su caso, por la Junta de Acreedores, estableciendo la información que debe contener esa comunicación y, además, la obligación del síndico de constituir domicilio dentro de los límites urbanos del tribunal de la quiebra, para dar cumplimiento a lo prevenido en el artículo 49 del Código de Procedimiento Civil.

448

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

449

13. Ceder a título oneroso los derechos que el fallido tenga en sociedades, comunidades o asociaciones o pedir su disolución, liquidación o partición, a falta de interesados. Al efecto, representará al fallido en los actos y contratos que deban realizarse u otorgarse, en el nombramiento de árbitros o liquidadores y en los respectivos juicios de liquidación y partición; 14. Exigir rendición de cuentas de cualquiera que haya administrado bienes del fallido; 15. Impugnar los créditos en conformidad a lo dispuesto en el párrafo primero del Título X; 16. Realizar los bienes de la quiebra; 17. Depositar a interés en un banco o institución financiera, los fondos que perciba, en cuenta separada para cada quiebra y a nombre de ésta, y abrir una cuenta corriente con los fondos indispensables para solventar los gastos que aquélla demande; 18. Hacer repartos de fondos, en la forma dispuesta en el párrafo segundo del Título X; 19. Desempeñar las funciones de interventor o depositario en los casos que esta ley determina; 20. Servir de síndico en los concursos de hipotecarios que se abran dentro de la quiebra y llevar cuenta separada de todo lo concerniente a cada uno de ellos; 21. Comunicar, dentro de los diez días siguientes al de su asunción al cargo, la declaratoria de quiebra al Servicio de Tesorerías del domicilio del fallido; 22. Ejecutar los acuerdos legalmente adoptados por la junta de acreedores dentro del ámbito de su competencia y, 23. Ejercer las demás facultades y cumplir las demás obligaciones que la ley le asigna”.

Pero no sólo en el artículo precedentemente trascrito es donde encontramos las funciones del síndico en la quiebra. Sin perjuicio de otros preceptos que contemplan aspectos de mayor detalle, el artículo 64 del Libro IV del Co. de Comercio concreta y regula la representación del síndico respecto de los bienes e intereses del fallido involucrados en la quiebra:

Sin perjuicio de otros preceptos que contemplan aspectos de mayor detalle, el artículo 64 del Libro IV del Co. de Comercio concreta y regula la representación del síndico respecto de los bienes e intereses del fallido involucrados en la quiebra: Pero no sólo en el artículo precedentemente trascrito es donde encontramos las funciones del síndico en la quiebra. 23. Ejercer las demás facultades y cumplir las demás obligaciones que la ley le asigna”. 22. Ejecutar los acuerdos legalmente adoptados por la junta de acreedores dentro del ámbito de su competencia y, 21. Comunicar, dentro de los diez días siguientes al de su asunción al cargo, la declaratoria de quiebra al Servicio de Tesorerías del domicilio del fallido; 20. Servir de síndico en los concursos de hipotecarios que se abran dentro de la quiebra y llevar cuenta separada de todo lo concerniente a cada uno de ellos; 19. Desempeñar las funciones de interventor o depositario en los casos que esta ley determina; 18. Hacer repartos de fondos, en la forma dispuesta en el párrafo segundo del Título X; 17. Depositar a interés en un banco o institución financiera, los fondos que perciba, en cuenta separada para cada quiebra y a nombre de ésta, y abrir una cuenta corriente con los fondos indispensables para solventar los gastos que aquélla demande; 16. Realizar los bienes de la quiebra; 15. Impugnar los créditos en conformidad a lo dispuesto en el párrafo primero del Título X; 14. Exigir rendición de cuentas de cualquiera que haya administrado bienes del fallido; Al efecto, representará al fallido en los actos y contratos que deban realizarse u otorgarse, en el nombramiento de árbitros o liquidadores y en los respectivos juicios de liquidación y partición; 13. Ceder a título oneroso los derechos que el fallido tenga en sociedades, comunidades o asociaciones o pedir su disolución, liquidación o partición, a falta de interesados. DERECHO CONCURSAL CHILENO

449

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

“La administración de que es privado el fallido pasa de derecho al síndico, quien la ejercerá con arreglo a las disposiciones de esta ley. En consecuencia, no podrá el fallido comparecer en juicio como demandante ni como demandado, en lo relacionado con los bienes comprendidos en la quiebra, sin perjuicio de tenérsele como coadyuvante. Pero podrá ejercitar por sí mismo todas las acciones que exclusivamente se refieran a su persona y que tengan por objeto derechos inherentes a ella, y ejecutar todos los actos conservatorios de sus bienes en caso de negligencia del síndico. “La administración que conserva el fallido de los bienes personales de la mujer e hijos, de los que tenga el usufructo legal, quedará sujeta a la intervención del síndico mientras subsista el derecho del marido, padre o madre en falencia. El síndico cuidará de que los frutos líquidos que produzcan estos bienes ingresen a la masa, deducidas las cargas legales o convencionales que los graven. El tribunal, con audiencia del síndico y del fallido, determinará la cuota de los frutos que corresponda al fallido para sus necesidades y las de su familia, habida consideración a su rango social y a la cuantía de los bienes bajo su intervención. “El síndico podrá figurar como parte coadyuvante en los juicios de separación de bienes y de divorcio en que el fallido sea demandado o demandante”.

450

Esa materia aparece normada en los incisos siguientes del artículo trascrito bajo los siguientes términos:

“Pronunciada la declaración de quiebra, el fallido queda inhibido de pleno derecho de la administración de todos sus bienes presentes, salvo aquellos que son inembargables”. “El desasimiento no transfiere la propiedad de los bienes del fallido a sus acreedores, sino sólo la facultad de disponer de ellos y de sus frutos hasta pagarse de sus créditos”.

Decidido por el legislador que la consecuencia directa de la apertura del concurso o procedimiento concursal a través de la dictación de esa sentencia, pasa por privar de inmediato al fallido de su facultad de administrar los bienes comprendidos en el concurso forzosamente quedaba por resolver, en seguida, lo que ocurriría con dichos bienes.

Este efecto inmediato de la declaración de quiebra ha sido denominado “desasimiento”.

Este efecto inmediato de la declaración de quiebra ha sido denominado “desasimiento”.

Decidido por el legislador que la consecuencia directa de la apertura del concurso o procedimiento concursal a través de la dictación de esa sentencia, pasa por privar de inmediato al fallido de su facultad de administrar los bienes comprendidos en el concurso forzosamente quedaba por resolver, en seguida, lo que ocurriría con dichos bienes.

“Pronunciada la declaración de quiebra, el fallido queda inhibido de pleno derecho de la administración de todos sus bienes presentes, salvo aquellos que son inembargables”. “El desasimiento no transfiere la propiedad de los bienes del fallido a sus acreedores, sino sólo la facultad de disponer de ellos y de sus frutos hasta pagarse de sus créditos”.

Esa materia aparece normada en los incisos siguientes del artículo trascrito bajo los siguientes términos:

GONZALO BAEZA OVALLE

“La administración de que es privado el fallido pasa de derecho al síndico, quien la ejercerá con arreglo a las disposiciones de esta ley. En consecuencia, no podrá el fallido comparecer en juicio como demandante ni como demandado, en lo relacionado con los bienes comprendidos en la quiebra, sin perjuicio de tenérsele como coadyuvante. Pero podrá ejercitar por sí mismo todas las acciones que exclusivamente se refieran a su persona y que tengan por objeto derechos inherentes a ella, y ejecutar todos los actos conservatorios de sus bienes en caso de negligencia del síndico. “La administración que conserva el fallido de los bienes personales de la mujer e hijos, de los que tenga el usufructo legal, quedará sujeta a la intervención del síndico mientras subsista el derecho del marido, padre o madre en falencia. El síndico cuidará de que los frutos líquidos que produzcan estos bienes ingresen a la masa, deducidas las cargas legales o convencionales que los graven. El tribunal, con audiencia del síndico y del fallido, determinará la cuota de los frutos que corresponda al fallido para sus necesidades y las de su familia, habida consideración a su rango social y a la cuantía de los bienes bajo su intervención. “El síndico podrá figurar como parte coadyuvante en los juicios de separación de bienes y de divorcio en que el fallido sea demandado o demandante”.

450

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

451

De todas esas regulaciones Álvaro Puelma Accorsi concluye que el síndico queda habilitado para actuar en el proceso de tres modos: en calidad de auxiliar de la administración de justicia, en otras palabras, como síndico; también asumiendo la representación legal de la masa de acreedores y, finalmente, tomando a su cargo la representación legal del fallido. Tal propuesta no la consideramos ajustada a la realidad o exacta, bajo nuestro modo de entender el asunto, por ser una separación descontextualizada de sus labores.

Lo que conviene y sí estimamos valioso destacar a partir de sus explicaciones, son las restricciones propias a las facultades asignadas por el Co. de Comercio al síndico de la quiebra, pero con un propósito diferente, como resulta ser sostener la interpretación adecuada de su labor y obligaciones. Bajo estos respectos, entonces, en todas y cada una de las atribuciones descritas precedentemente, asignadas por la ley al síndico de la quiebra, éste no se desdobla como lo ve Álvaro Puelma Accorsi, sino que ejerce, exactamente, en esa calidad. Eso importa asumir y desempeñar la función pública de auxiliar de la administración de justicia, por lo cual no nos resulta extraño que los tribunales no hayan aceptado el predicamento del misterio de la trinidad propuesto por ese autor. La situación resulta diferente. Su calidad de juez determina que en el contexto descrito, deba asumir como representante legal del ejecutado, pero por ser magistrado y con el propósito de servir su función jurisdiccional con facultad de imperio, lo que implica, hacer cumplir lo resuelto.

El síndico no dejará de investir esa calidad por el hecho de asumir y dar cumplimiento a las funciones que la ley, específicamente, le atribuye precisamente en razón de su condición y para el cumplimiento del propósito de su instauración.

Aceptar el predicamento expuesto por Álvaro Puelma Accorsi importaría sostener, por ejemplo, que el juez que lleva adelante una venta forzada concluyendo en la subasta y extiende la correspondiente escritura de adjudicación en remate de un bien raíz del ejecutado en un procedimiento ejecutivo, pierde su calidad de juez para pasar a ser representante legal del demandado en esa etapa del juicio.

Aceptar el predicamento expuesto por Álvaro Puelma Accorsi importaría sostener, por ejemplo, que el juez que lleva adelante una venta forzada concluyendo en la subasta y extiende la correspondiente escritura de adjudicación en remate de un bien raíz del ejecutado en un procedimiento ejecutivo, pierde su calidad de juez para pasar a ser representante legal del demandado en esa etapa del juicio.

El síndico no dejará de investir esa calidad por el hecho de asumir y dar cumplimiento a las funciones que la ley, específicamente, le atribuye precisamente en razón de su condición y para el cumplimiento del propósito de su instauración.

La situación resulta diferente. Su calidad de juez determina que en el contexto descrito, deba asumir como representante legal del ejecutado, pero por ser magistrado y con el propósito de servir su función jurisdiccional con facultad de imperio, lo que implica, hacer cumplir lo resuelto.

Tal propuesta no la consideramos ajustada a la realidad o exacta, bajo nuestro modo de entender el asunto, por ser una separación descontextualizada de sus labores.

Bajo estos respectos, entonces, en todas y cada una de las atribuciones descritas precedentemente, asignadas por la ley al síndico de la quiebra, éste no se desdobla como lo ve Álvaro Puelma Accorsi, sino que ejerce, exactamente, en esa calidad. Eso importa asumir y desempeñar la función pública de auxiliar de la administración de justicia, por lo cual no nos resulta extraño que los tribunales no hayan aceptado el predicamento del misterio de la trinidad propuesto por ese autor. Lo que conviene y sí estimamos valioso destacar a partir de sus explicaciones, son las restricciones propias a las facultades asignadas por el Co. de Comercio al síndico de la quiebra, pero con un propósito diferente, como resulta ser sostener la interpretación adecuada de su labor y obligaciones.

De todas esas regulaciones Álvaro Puelma Accorsi concluye que el síndico queda habilitado para actuar en el proceso de tres modos: en calidad de auxiliar de la administración de justicia, en otras palabras, como síndico; también asumiendo la representación legal de la masa de acreedores y, finalmente, tomando a su cargo la representación legal del fallido. DERECHO CONCURSAL CHILENO

451

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

El síndico ha de situarse en una posición superior y desafectada respecto, por ejemplo, a la existencia de los créditos verificados o a la propuesta de la fecha de cesación de pagos.

452

Pese a lo señalado y en un contexto meramente teórico, la representación de los intereses generales de los acreedores antes anotados, que conforma una función muy importante del síndico, no podría resistir una interpretación diferente a la indicada al inicio.

4. EL SÍNDICO COMO REPRESENTANTE DE LOS ACREEDORES

No obstante lo explicado, resulta bastante habitual encontrar a síndicos de quiebra que ejercen sus funciones atendiendo con preferencia a quienes pueden ser fuente de futuros nombramientos lo que, indudablemente, conforma una defecto del esquema legal establecido y no de falencias humanas claramente predecibles.

Este aspecto tiene su antecedente más certero en el artículo 1414 del Co. de Comercio de 1865, al disponer:

Lo anterior implica que sólo serán los “intereses generales” de los acreedores aquellos que marcan el ámbito de ejercicio y aplicación de la representación del síndico.

“Los síndicos son mandatarios jenerales de los acreedores, i como tales los representan activa i pasivamente en juicio i fuera de él, administran los bienes concursados i liquidan la quiebra, conforme a las reglas que establece este Código”.

Álvaro Puelma Accorsi señala, atinadamente a nuestro juicio, que al establecer la ley que éste representa los intereses generales de los acreedores deviene como una cuestión necesaria acatar estrictamente los conceptos proporcionados por ese precepto, lo que no constituye una perogrullada.

Como expusimos, el actual artículo 27 del Libro IV del Co. de Comercio contempla la representación de los intereses generales de los acreedores, en lo concerniente a la quiebra, asignada al síndico, como facultad ordinaria.

Como expusimos, el actual artículo 27 del Libro IV del Co. de Comercio contempla la representación de los intereses generales de los acreedores, en lo concerniente a la quiebra, asignada al síndico, como facultad ordinaria.

Álvaro Puelma Accorsi señala, atinadamente a nuestro juicio, que al establecer la ley que éste representa los intereses generales de los acreedores deviene como una cuestión necesaria acatar estrictamente los conceptos proporcionados por ese precepto, lo que no constituye una perogrullada.

“Los síndicos son mandatarios jenerales de los acreedores, i como tales los representan activa i pasivamente en juicio i fuera de él, administran los bienes concursados i liquidan la quiebra, conforme a las reglas que establece este Código”.

Lo anterior implica que sólo serán los “intereses generales” de los acreedores aquellos que marcan el ámbito de ejercicio y aplicación de la representación del síndico.

Este aspecto tiene su antecedente más certero en el artículo 1414 del Co. de Comercio de 1865, al disponer:

No obstante lo explicado, resulta bastante habitual encontrar a síndicos de quiebra que ejercen sus funciones atendiendo con preferencia a quienes pueden ser fuente de futuros nombramientos lo que, indudablemente, conforma una defecto del esquema legal establecido y no de falencias humanas claramente predecibles.

4. EL SÍNDICO COMO REPRESENTANTE DE LOS ACREEDORES

Pese a lo señalado y en un contexto meramente teórico, la representación de los intereses generales de los acreedores antes anotados, que conforma una función muy importante del síndico, no podría resistir una interpretación diferente a la indicada al inicio.

GONZALO BAEZA OVALLE

El síndico ha de situarse en una posición superior y desafectada respecto, por ejemplo, a la existencia de los créditos verificados o a la propuesta de la fecha de cesación de pagos.

452

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

453

Si surge alguna controversia en torno a la existencia de los créditos, su monto o preferencia, el legislador evitó contaminar el proceso de liquidación de los bienes afectos a concurso y separó esa controversia del procedimiento general, que no es contencioso, ni siquiera procesal, como ya tuvimos oportunidad de analizar, sino de naturaleza mercantil y por tanto sustantivo. En definitiva, las últimas controversias eventuales que el legislador mantuvo en la línea central del procedimiento de liquidación pasaron por el recurso especial de reposición contra el auto de quiebra, porque incidía directamente en la continuación de ese procedimiento de liquidación y, la fijación de la fecha de cesación de pagos, en la medida que interesa a todos, para los efectos de establecer el período en el cual será lícito, a quienes tengan interés en ello, objetar los actos y contratos celebrados por el fallido siendo, además, relevante para el proceso de calificación de la quiebra. Entendemos, además, que toda persona que comparece en este procedimiento alegando la calidad de acreedor resulta beneficiada por la representación atribuida al síndico en tanto no sea resuelto por sentencia ejecutoriada que no inviste esa condición. Al calificar como “intereses generales” de los acreedores aquellos que están representados por el síndico, naturalmente habremos de excluir los “particulares”, aún cuando aparezca como una obviedad. De esta forma, el síndico no podrá comparecer en el procedimiento de quiebra por uno o más acreedores determinados, sino por la generalidad de los mismos y en función a intereses comunes a todos ellos. Adicionalmente, esa representación general sólo está constreñida al ámbito del procedimiento de quiebra. De allí que no encontremos alguna incompatibilidad en la obligación que, igualmente el legislador impone al síndico, en orden a cautelar que concurran al procedimiento de quiebra como acreedores sólo aquellos que, en su concepto y al tenor de la documentación tenida a la vista, efectivamente tengan derecho a ser calificados como tales.

De allí que no encontremos alguna incompatibilidad en la obligación que, igualmente el legislador impone al síndico, en orden a cautelar que concurran al procedimiento de quiebra como acreedores sólo aquellos que, en su concepto y al tenor de la documentación tenida a la vista, efectivamente tengan derecho a ser calificados como tales. Adicionalmente, esa representación general sólo está constreñida al ámbito del procedimiento de quiebra. De esta forma, el síndico no podrá comparecer en el procedimiento de quiebra por uno o más acreedores determinados, sino por la generalidad de los mismos y en función a intereses comunes a todos ellos. Al calificar como “intereses generales” de los acreedores aquellos que están representados por el síndico, naturalmente habremos de excluir los “particulares”, aún cuando aparezca como una obviedad. Entendemos, además, que toda persona que comparece en este procedimiento alegando la calidad de acreedor resulta beneficiada por la representación atribuida al síndico en tanto no sea resuelto por sentencia ejecutoriada que no inviste esa condición. En definitiva, las últimas controversias eventuales que el legislador mantuvo en la línea central del procedimiento de liquidación pasaron por el recurso especial de reposición contra el auto de quiebra, porque incidía directamente en la continuación de ese procedimiento de liquidación y, la fijación de la fecha de cesación de pagos, en la medida que interesa a todos, para los efectos de establecer el período en el cual será lícito, a quienes tengan interés en ello, objetar los actos y contratos celebrados por el fallido siendo, además, relevante para el proceso de calificación de la quiebra. Si surge alguna controversia en torno a la existencia de los créditos, su monto o preferencia, el legislador evitó contaminar el proceso de liquidación de los bienes afectos a concurso y separó esa controversia del procedimiento general, que no es contencioso, ni siquiera procesal, como ya tuvimos oportunidad de analizar, sino de naturaleza mercantil y por tanto sustantivo. DERECHO CONCURSAL CHILENO

453

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Para mayor claridad, estimamos posible describir como interés general de los acreedores aquél que concierne a la conservación y disposición de los bienes afectos a concurso, como igualmente, las gestiones destinadas a recuperar los activos del fallido de la misma manera que las relacionadas con la forma de liquidar el pasivo.

454

El ámbito de la representación que concierne al fallido queda afecta a la misma restricción que aquella tratada respecto de los acreedores, desde que el inciso primero del artículo 27 del Libro IV del Co. de Comercio deja claramente establecido que ella sólo opera “en cuanto pueda interesar a la masa”, lo que también involucra que, en los demás, el fallido resulta plenamente autónomo para desarrollar su actividad.

En caso contrario deberá, lo que implica que está obligado, iniciar el proceso de impugnación mediante la demanda respectiva para que sea el tribunal de la quiebra quien resuelva si el concurrente es o no acreedor y puede participar en la quiebra o liquidación, como también la calidad de su acreencia, como decíamos y reiteramos, dando lugar al denominado juicio de impugnación.

Esta representación la encontramos prevista y regulada en el artículo 27, inciso 1º, números 1 y 8 al 14, como también en el artículo 64, todos del Libro IV del Co. de Comercio, los cuales ya fueron transcritos y remitimos a ello.

Así lo contempla el legislador en el artículo 135 del Libro IV del Co. de Comercio, al disponer:

5. EL SÍNDICO COMO REPRESENTANTE DEL FALLIDO

“El síndico hará un prolijo examen de los créditos que se presenten a la verificación y de las preferencias alegadas, investigando su origen, cuantía y legitimidad por todos los medios a su alcance. “Si no encontrare justificado el crédito o la preferencia reclamada, deberá deducir la demanda de impugnación que corresponda”.

En este precepto el síndico asume, a la vez, la representación de los intereses del fallido como también los generales de todos los demás acreedores.

En este precepto el síndico asume, a la vez, la representación de los intereses del fallido como también los generales de todos los demás acreedores.

“El síndico hará un prolijo examen de los créditos que se presenten a la verificación y de las preferencias alegadas, investigando su origen, cuantía y legitimidad por todos los medios a su alcance. “Si no encontrare justificado el crédito o la preferencia reclamada, deberá deducir la demanda de impugnación que corresponda”.

5. EL SÍNDICO COMO REPRESENTANTE DEL FALLIDO

Así lo contempla el legislador en el artículo 135 del Libro IV del Co. de Comercio, al disponer:

Esta representación la encontramos prevista y regulada en el artículo 27, inciso 1º, números 1 y 8 al 14, como también en el artículo 64, todos del Libro IV del Co. de Comercio, los cuales ya fueron transcritos y remitimos a ello.

En caso contrario deberá, lo que implica que está obligado, iniciar el proceso de impugnación mediante la demanda respectiva para que sea el tribunal de la quiebra quien resuelva si el concurrente es o no acreedor y puede participar en la quiebra o liquidación, como también la calidad de su acreencia, como decíamos y reiteramos, dando lugar al denominado juicio de impugnación.

El ámbito de la representación que concierne al fallido queda afecta a la misma restricción que aquella tratada respecto de los acreedores, desde que el inciso primero del artículo 27 del Libro IV del Co. de Comercio deja claramente establecido que ella sólo opera “en cuanto pueda interesar a la masa”, lo que también involucra que, en los demás, el fallido resulta plenamente autónomo para desarrollar su actividad.

GONZALO BAEZA OVALLE

Para mayor claridad, estimamos posible describir como interés general de los acreedores aquél que concierne a la conservación y disposición de los bienes afectos a concurso, como igualmente, las gestiones destinadas a recuperar los activos del fallido de la misma manera que las relacionadas con la forma de liquidar el pasivo.

454

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

455

En ese contexto, el síndico ha quedado legalmente facultado para comparecer en el procedimiento de quiebra asumiendo como “representante del fallido”. Dado que esa representación reconoce su fuente en la ley, corresponde hablar de una representación legal del fallido acotado al ámbito de la quiebra y reconociendo que existen sentencias que postulan lo contrario pero antes de las actuales regulaciones concursales, entre las cuales figura aquella que fija la siguiente doctrina: “no puede decirse que los síndicos son representantes legales de los fallidos, pues en la ley francesa como en la chilena, los síndicos de una quiebra representan a los acreedores, lo que equivale a decir que sus derechos son antagónicos.” (C. Suprema, 05.01.33, sec. 1ª p. 373). La razón por la cual existe esa sentencia es el distinto tenor de la ley vigente en la época. En efecto, en aquél entonces regía el artículo 1414 del Co. de Comercio de 1865, que establecía expresamente que el síndico representaba activa y pasiva en juicio y fuera de él a los acreedores, más no tenía una norma semejante respecto del deudor, a diferencia de lo que existe hoy vigente, desde que encontramos literalmente concedida al síndico la representación del deudor fallido y de los acreedores, todo ello en cuanto concierne al concurso. Esa interpretación legal, entonces, era aplicable en función de la legislación que regía en aquellos días, hablamos de los años 1866 y siguientes, pero no consideramos correcto invocarla, como equivocadamente lo hace Juan Esteban Puga Viel, en la hora presente. Eso implica desconocer el texto literal de Libro IV del Co. de Comercio que actualmente regula los concursos que le atribuye, expresamente y reiteradamente, esa representación, por lo cual sólo queda pendiente de resolver la naturaleza jurídica de esa representación y, como sostuvimos, el punto la encontramos solucionado de manera bastante expedita si acudimos a las reglas comunes de derecho. Aclaremos, en todo caso, que los intereses generales de los acreedores han de concordar con los intereses de igual índole que corresponden al

Aclaremos, en todo caso, que los intereses generales de los acreedores han de concordar con los intereses de igual índole que corresponden al Eso implica desconocer el texto literal de Libro IV del Co. de Comercio que actualmente regula los concursos que le atribuye, expresamente y reiteradamente, esa representación, por lo cual sólo queda pendiente de resolver la naturaleza jurídica de esa representación y, como sostuvimos, el punto la encontramos solucionado de manera bastante expedita si acudimos a las reglas comunes de derecho. Esa interpretación legal, entonces, era aplicable en función de la legislación que regía en aquellos días, hablamos de los años 1866 y siguientes, pero no consideramos correcto invocarla, como equivocadamente lo hace Juan Esteban Puga Viel, en la hora presente. En efecto, en aquél entonces regía el artículo 1414 del Co. de Comercio de 1865, que establecía expresamente que el síndico representaba activa y pasiva en juicio y fuera de él a los acreedores, más no tenía una norma semejante respecto del deudor, a diferencia de lo que existe hoy vigente, desde que encontramos literalmente concedida al síndico la representación del deudor fallido y de los acreedores, todo ello en cuanto concierne al concurso. La razón por la cual existe esa sentencia es el distinto tenor de la ley vigente en la época. “no puede decirse que los síndicos son representantes legales de los fallidos, pues en la ley francesa como en la chilena, los síndicos de una quiebra representan a los acreedores, lo que equivale a decir que sus derechos son antagónicos.” (C. Suprema, 05.01.33, sec. 1ª p. 373). Dado que esa representación reconoce su fuente en la ley, corresponde hablar de una representación legal del fallido acotado al ámbito de la quiebra y reconociendo que existen sentencias que postulan lo contrario pero antes de las actuales regulaciones concursales, entre las cuales figura aquella que fija la siguiente doctrina: En ese contexto, el síndico ha quedado legalmente facultado para comparecer en el procedimiento de quiebra asumiendo como “representante del fallido”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

455

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

La excepción más notable, naturalmente, queda constituida por su derecho a intervenir directamente en el procedimiento concursal, tanto para impugnar la sentencia que declara la quiebra, como para objetar la proposición de fijación de fecha de cesación de pago y, finalmente, para defender los bienes involucrados e incluso aquellos que no lo están.

456

Ahora bien, desde el mismo instante en que la ley reconoce y atribuye a ese funcionario la representación obligatoria del fallido en todo cuanto interese a la masa, este último queda inhabilitado para intervenir como demandante o demandado, salvo las excepciones que la misma ley contempla y su participación en el proceso de quiebra como coadyuvante.

fallido, correctamente interpretados, de modo que no existe contraposición o incompatibilidad en la representación legal que debe ejercer el síndico.

En los demás casos, podemos descubrir en la propia ley la delimitación, tanto del ámbito de aplicación como la forma de ejercicio de la representación que atribuye al síndico.

Como explicamos e insistimos, no cabe considerar que una interpretación lícita y ajustada a la equidad de estos últimos intereses, vale decir, los del fallido, discurre por no pagar los créditos aún cuando sean adeudados.

Tal predicamento lo creemos posible desde que la ley, precisamente, exige una absoluta imparcialidad al síndico, como quedó en evidencia al analizar las diversas incompatibilidades previstas en el artículo 24 del Libro IV del Co. de Comercio.

Tampoco procede inferir en justicia y razón que los intereses de los acreedores están orientados a obtener que el deudor o fallido pague una mayor suma o cantidad que la adeudada.

Tanto los intereses del fallido como de los acreedores están subordinados a un comportamiento jurídicamente aceptable de dicho fallido y de sus acreedores, lo que permite armonizar ambas representaciones, siempre y cuando sea tenido en vista que el principio inspirador, además de obligatorio de toda nuestra legislación pasa por presumir la buena fe en el obrar de las personas.

Tanto los intereses del fallido como de los acreedores están subordinados a un comportamiento jurídicamente aceptable de dicho fallido y de sus acreedores, lo que permite armonizar ambas representaciones, siempre y cuando sea tenido en vista que el principio inspirador, además de obligatorio de toda nuestra legislación pasa por presumir la buena fe en el obrar de las personas.

Tampoco procede inferir en justicia y razón que los intereses de los acreedores están orientados a obtener que el deudor o fallido pague una mayor suma o cantidad que la adeudada.

Tal predicamento lo creemos posible desde que la ley, precisamente, exige una absoluta imparcialidad al síndico, como quedó en evidencia al analizar las diversas incompatibilidades previstas en el artículo 24 del Libro IV del Co. de Comercio.

Como explicamos e insistimos, no cabe considerar que una interpretación lícita y ajustada a la equidad de estos últimos intereses, vale decir, los del fallido, discurre por no pagar los créditos aún cuando sean adeudados.

En los demás casos, podemos descubrir en la propia ley la delimitación, tanto del ámbito de aplicación como la forma de ejercicio de la representación que atribuye al síndico.

fallido, correctamente interpretados, de modo que no existe contraposición o incompatibilidad en la representación legal que debe ejercer el síndico.

Ahora bien, desde el mismo instante en que la ley reconoce y atribuye a ese funcionario la representación obligatoria del fallido en todo cuanto interese a la masa, este último queda inhabilitado para intervenir como demandante o demandado, salvo las excepciones que la misma ley contempla y su participación en el proceso de quiebra como coadyuvante.

GONZALO BAEZA OVALLE

La excepción más notable, naturalmente, queda constituida por su derecho a intervenir directamente en el procedimiento concursal, tanto para impugnar la sentencia que declara la quiebra, como para objetar la proposición de fijación de fecha de cesación de pago y, finalmente, para defender los bienes involucrados e incluso aquellos que no lo están.

456

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

457

Así, a vía de ejemplo, el artículo 98 del Libro IV del Co. de Comercio dispone: “El fallido o los acreedores que tengan objeciones que hacer al inventario, las formularán en el plazo de quince días contados desde la fecha de publicación del aviso a que se refiere el número 3 del artículo 94”.

Por su lado, el artículo 137 de ese Libro reconoce expresamente al fallido el derecho a actuar como demandante, al señalar que: “El síndico, los acreedores y el fallido podrán interponer demanda de impugnación contra los créditos, desde el momento en que se haya agregado a los autos la respectiva solicitud y hasta quince días después de notificada la resolución que da por cerrado el procedimiento de verificación. “El síndico y los acreedores podrán deducir demanda de impugnación, también dentro del mismo plazo, en contra de las preferencias reclamadas”.

La representación legal que el síndico ejerce respecto del fallido amerita un estudio particular, en los casos que trataremos en los puntos siguientes. 5.1. Representación del síndico en transacciones y compromisos Dando curso a la delimitación de la representación del síndico que habíamos anunciado en el párrafo anterior, el legislador establece que para celebrar compromisos o transacciones, precisa de un previo acuerdo de la junta de acreedores, como lo señala literalmente el número 11 del artículo 27 del Libro IV del Co. de Comercio. Esa regulación también viene arrastrada del Co. de Comercio de 1865, que en su artículo 1416 disponía: “Los síndicos no podrán celebrar compromiso sin autorización especial de los acreedores; pero podrán transijir, con la del juzgado de comercio i el conocimiento del fallido, todas las cuestiones que interesen a la masa, aun cuando sean relativas a bienes i acciones inmuebles”.

Tal descripción y solución del inconveniente nos parece más adecuada y práctica que la actual.

Tal descripción y solución del inconveniente nos parece más adecuada y práctica que la actual. “Los síndicos no podrán celebrar compromiso sin autorización especial de los acreedores; pero podrán transijir, con la del juzgado de comercio i el conocimiento del fallido, todas las cuestiones que interesen a la masa, aun cuando sean relativas a bienes i acciones inmuebles”.

Esa regulación también viene arrastrada del Co. de Comercio de 1865, que en su artículo 1416 disponía: Dando curso a la delimitación de la representación del síndico que habíamos anunciado en el párrafo anterior, el legislador establece que para celebrar compromisos o transacciones, precisa de un previo acuerdo de la junta de acreedores, como lo señala literalmente el número 11 del artículo 27 del Libro IV del Co. de Comercio. 5.1. Representación del síndico en transacciones y compromisos La representación legal que el síndico ejerce respecto del fallido amerita un estudio particular, en los casos que trataremos en los puntos siguientes. “El síndico, los acreedores y el fallido podrán interponer demanda de impugnación contra los créditos, desde el momento en que se haya agregado a los autos la respectiva solicitud y hasta quince días después de notificada la resolución que da por cerrado el procedimiento de verificación. “El síndico y los acreedores podrán deducir demanda de impugnación, también dentro del mismo plazo, en contra de las preferencias reclamadas”.

Por su lado, el artículo 137 de ese Libro reconoce expresamente al fallido el derecho a actuar como demandante, al señalar que: “El fallido o los acreedores que tengan objeciones que hacer al inventario, las formularán en el plazo de quince días contados desde la fecha de publicación del aviso a que se refiere el número 3 del artículo 94”.

Así, a vía de ejemplo, el artículo 98 del Libro IV del Co. de Comercio dispone: DERECHO CONCURSAL CHILENO

457

RETIRO

En consecuencia, en nuestra opinión, el problema que visualiza Álvaro Puelma Accorsi resulta del todo imaginario, desde que si el precio puede ser calificado de irrisorio, en la realidad encaramos un escenario de ausencia de precio y por tanto, no hay voluntad de adquirir ni interesados en hacerlo.

5.2. Representación del síndico en sociedades y comunidades

“Que el precio sea real quiere decir que exista realmente, que haya una cantidad de dinero que se pague como precio. Este requisito es el que los autores franceses denominan precio serio i con ello quieren manifestar que haya un precio que corresponda en parte, siquiera, al valor de la cosa, un precio que se pacte con intención de exigirse. El precio no es serio cuando es simulado o ficticio i cuando es irrisorio”.

Siguiendo, igualmente, las regulaciones contempladas en el artículo 27 del Libro IV del Co. de Comercio y, para este caso en particular, aquellas contenidas en el número 13, el síndico queda facultado para “ceder a título oneroso los derechos que el fallido tenga en sociedades, comunidades o asociaciones o pedir su disolución, liquidación o partición, a falta de interesados.”

Estimamos que para resolver tal incógnita basta con acudir al espíritu general de la legislación que recoge Arturo Alessandri Rodríguez189 al explicar:

De este modo, sólo ante la falta de interesados en adquirir los derechos precedentemente indicados, el síndico es facultado para solicitar la disolución, liquidación o partición.

Álvaro Puelma Accorsi pregunta si está igualmente facultado el síndico para ese objeto toda vez que concurran interesados a un precio irrisorio.

Álvaro Puelma Accorsi pregunta si está igualmente facultado el síndico para ese objeto toda vez que concurran interesados a un precio irrisorio.

De este modo, sólo ante la falta de interesados en adquirir los derechos precedentemente indicados, el síndico es facultado para solicitar la disolución, liquidación o partición.

Estimamos que para resolver tal incógnita basta con acudir al espíritu general de la legislación que recoge Arturo Alessandri Rodríguez189 al explicar:

Siguiendo, igualmente, las regulaciones contempladas en el artículo 27 del Libro IV del Co. de Comercio y, para este caso en particular, aquellas contenidas en el número 13, el síndico queda facultado para “ceder a título oneroso los derechos que el fallido tenga en sociedades, comunidades o asociaciones o pedir su disolución, liquidación o partición, a falta de interesados.”

“Que el precio sea real quiere decir que exista realmente, que haya una cantidad de dinero que se pague como precio. Este requisito es el que los autores franceses denominan precio serio i con ello quieren manifestar que haya un precio que corresponda en parte, siquiera, al valor de la cosa, un precio que se pacte con intención de exigirse. El precio no es serio cuando es simulado o ficticio i cuando es irrisorio”.

5.2. Representación del síndico en sociedades y comunidades

En consecuencia, en nuestra opinión, el problema que visualiza Álvaro Puelma Accorsi resulta del todo imaginario, desde que si el precio puede ser calificado de irrisorio, en la realidad encaramos un escenario de ausencia de precio y por tanto, no hay voluntad de adquirir ni interesados en hacerlo.

GONZALO BAEZA OVALLE

189 ALESSANDRI RODRÍGUEZ, Arturo. De la compraventa i de la promesa de venta. Soc. Imprenta-Litografía Barcelona, Santiago, 1917, Tomo I, p. 332 y sgtes.

458

189

458

GONZALO BAEZA OVALLE

ALESSANDRI RODRÍGUEZ, Arturo. De la compraventa i de la promesa de venta. Soc. Imprenta-Litografía Barcelona, Santiago, 1917, Tomo I, p. 332 y sgtes.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

459

El asunto adopta visos de realidad siempre y cuando el precio, precisamente, no sea irrisorio, pero de un monto muy disminuido aun cuando de un nivel tal que exista como precio. En ese evento entendemos que el síndico queda impedido de hacer uso de la facultad en comento, aún cuando los interesados sean más bien oportunistas, pero esas son las reglas del comercio, de manera que falla la concurrencia del requisito legal para apoderar al síndico en el sentido indicado. Eso no obsta a que otros interesados puedan solicitar la disolución de la sociedad toda vez que concurra el o los casos previstos por la ley o estatutos sociales para dar lugar a esa sanción legal. En esta materia conviene recordar lo prevenido por el artículo 2106 del Co. Civil, en la medida que contempla como causal de disolución de una sociedad, precisamente, “la insolvencia de uno de los socios”. Aceptamos la reserva que la declaración de quiebra no necesariamente importa la existencia de una situación de insolvencia del fallido pero, atendiendo al hecho que los procedimientos concursales son abiertos a través de ese pronunciamiento judicial siempre que concurran los hechos reveladores o que acrediten la insolvencia, según el caso, no nos asiste duda alguna que el onus probandi, por mandato expreso contemplado en el artículo 1698 del Co. Civil, recaerá en el fallido. De este modo, debemos concluir que corresponderá a éste último acreditar su solvencia, en la medida que la quiebra presupone que no está en condiciones de satisfacer sus créditos, como un supuesto elemental a la apertura del concurso lo que implica, jurídicamente, dejarlo en la situación de un insolvente presunto, en otras palabras, con una insuficiencia patrimonial para solucionar, solventar o pagar sus deudas. Explicado de otra manera, existiendo una declaración de quiebra, constituye una obligación del deudor fallido acreditar que dispone de un patrimonio suficiente para cubrir íntegramente su pasivo o cumplir sus obligaciones, dado que la ley presume que no es así por las causales de quiebra concurrentes establecidas.

Explicado de otra manera, existiendo una declaración de quiebra, constituye una obligación del deudor fallido acreditar que dispone de un patrimonio suficiente para cubrir íntegramente su pasivo o cumplir sus obligaciones, dado que la ley presume que no es así por las causales de quiebra concurrentes establecidas. De este modo, debemos concluir que corresponderá a éste último acreditar su solvencia, en la medida que la quiebra presupone que no está en condiciones de satisfacer sus créditos, como un supuesto elemental a la apertura del concurso lo que implica, jurídicamente, dejarlo en la situación de un insolvente presunto, en otras palabras, con una insuficiencia patrimonial para solucionar, solventar o pagar sus deudas. Aceptamos la reserva que la declaración de quiebra no necesariamente importa la existencia de una situación de insolvencia del fallido pero, atendiendo al hecho que los procedimientos concursales son abiertos a través de ese pronunciamiento judicial siempre que concurran los hechos reveladores o que acrediten la insolvencia, según el caso, no nos asiste duda alguna que el onus probandi, por mandato expreso contemplado en el artículo 1698 del Co. Civil, recaerá en el fallido. En esta materia conviene recordar lo prevenido por el artículo 2106 del Co. Civil, en la medida que contempla como causal de disolución de una sociedad, precisamente, “la insolvencia de uno de los socios”. Eso no obsta a que otros interesados puedan solicitar la disolución de la sociedad toda vez que concurra el o los casos previstos por la ley o estatutos sociales para dar lugar a esa sanción legal. En ese evento entendemos que el síndico queda impedido de hacer uso de la facultad en comento, aún cuando los interesados sean más bien oportunistas, pero esas son las reglas del comercio, de manera que falla la concurrencia del requisito legal para apoderar al síndico en el sentido indicado. El asunto adopta visos de realidad siempre y cuando el precio, precisamente, no sea irrisorio, pero de un monto muy disminuido aun cuando de un nivel tal que exista como precio. DERECHO CONCURSAL CHILENO

459

RETIRO

Una cuestión consiste en la representación atribuida al síndico como cautelar de los intereses generales de acreedores y del deudor; otra diferente, son los intereses personales del deudor que aparecen comprometidos en la gestión particular de notificación de protesto de cheque.

5.3. Representación del síndico respecto de los cheques girados y notificación de protesto

Sin embargo, sustentamos que la notificación del protesto de cheque también habrá de ser efectuada al síndico, para respetar el carácter de representante del fallido atribuido por el Código de Comercio y, de este modo, impedir que, posteriormente, sea alegada la nulidad de la notificación efectuada sólo a este último.

En opinión de Hernán Silva Silva190, que en la actualidad constituye la doctrina mayoritaria y jurisprudencia dominante, toda vez que existan cheques girados y el librador sea declarado en quiebra, tiene que consignar los fondos suficientes dentro del plazo de tres días hábiles, los que son contados a partir de la notificación judicial del protesto de cheque, si quiere evitar la pena que trae aparejado el delito de giro doloso de cheque, conforme a lo dispuesto en los artículos 22 y 44 de la Ley de Cheques.

No puede ser pretendido configurar un delito, aún cuando sea legalmente calificado como de acción penal privada, sobre la base de un procedimiento judicial en que el imputado no ha sido emplazado personalmente ya que ello, en nuestra opinión, afectaría una garantía constitucional básica en nuestra convivencia social, como es el debido proceso.

Esta interpretación, argumenta, responde al hecho que la quiebra del girador no da lugar a una causal de exención de responsabilidad penal ni impide aplicar las sanciones penales del artículo 22.

Conviene no perder de vista que para ejercer el derecho indicado e interponer las acciones correspondiente, constituye un trámite necesario y previo notificar al girador.

Conviene no perder de vista que para ejercer el derecho indicado e interponer las acciones correspondiente, constituye un trámite necesario y previo notificar al girador.

Esta interpretación, argumenta, responde al hecho que la quiebra del girador no da lugar a una causal de exención de responsabilidad penal ni impide aplicar las sanciones penales del artículo 22.

No puede ser pretendido configurar un delito, aún cuando sea legalmente calificado como de acción penal privada, sobre la base de un procedimiento judicial en que el imputado no ha sido emplazado personalmente ya que ello, en nuestra opinión, afectaría una garantía constitucional básica en nuestra convivencia social, como es el debido proceso.

En opinión de Hernán Silva Silva190, que en la actualidad constituye la doctrina mayoritaria y jurisprudencia dominante, toda vez que existan cheques girados y el librador sea declarado en quiebra, tiene que consignar los fondos suficientes dentro del plazo de tres días hábiles, los que son contados a partir de la notificación judicial del protesto de cheque, si quiere evitar la pena que trae aparejado el delito de giro doloso de cheque, conforme a lo dispuesto en los artículos 22 y 44 de la Ley de Cheques.

Sin embargo, sustentamos que la notificación del protesto de cheque también habrá de ser efectuada al síndico, para respetar el carácter de representante del fallido atribuido por el Código de Comercio y, de este modo, impedir que, posteriormente, sea alegada la nulidad de la notificación efectuada sólo a este último.

5.3. Representación del síndico respecto de los cheques girados y notificación de protesto

Una cuestión consiste en la representación atribuida al síndico como cautelar de los intereses generales de acreedores y del deudor; otra diferente, son los intereses personales del deudor que aparecen comprometidos en la gestión particular de notificación de protesto de cheque.

GONZALO BAEZA OVALLE

190 SILVA SILVA, Hernán. El delito de giro doloso de cheque. Editorial Jurídica de Chile, 1989, p. 212.

460

190

460

GONZALO BAEZA OVALLE

SILVA SILVA, Hernán. El delito de giro doloso de cheque. Editorial Jurídica de Chile, 1989, p. 212.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

461

La responsabilidad penal eventual del girador inscribe en el ámbito de sus intereses particulares o personales que son, exactamente, aquellos que no están inscritos en la representación del síndico. De este modo y bajo nuestro manera de entender el punto el protesto de cheque habrá de ser notificado a los dos, girador material y al síndico, por diversas razones: a este último, precisamente por ser el representante del deudor en cuanto a sus intereses generales atingentes a los bienes afectos a concurso y, al primero, atendiendo a los intereses particulares o personales que quedan comprometidos en ese tipo de procedimiento preparatorio. 5.4. Representación del síndico respecto de la absolución de posiciones; citación a reconocer firma y confesar deuda En tanto la absolución no sea solicitada para que la rinda personalmente el fallido, no divisamos razón alguna que justifique la posición sustentada hasta ahora por la Superintendencia de Quiebras en el sentido que el síndico carece de personería suficiente para concurrir a esa diligencia judicial en representación del fallido. Tampoco consideramos ajustada a derecho tal limitación auto impuesta respecto a la confesión de deuda, desde que el síndico cuenta con todos los antecedentes del fallido para establecer la existencia o inexistencia de la misma. Sí concordamos en que ese predicamento concuerda con la normativa legal vigente en caso que sea solicitado el reconocimiento de firma, dado que ese es un acto personalísimo. También corresponde aceptar esa posición siempre y cuando la diligencia de absolución de posiciones esté basada en hechos personales del deudor fallido, aspecto que deberá resolver el solicitante de la diligencia probatoria, único que se encuentra en situación de conocer, anticipadamente, la naturaleza y alcance de las posiciones, como también si le será útil la comparecencia de la persona que pretende forzar a concurrir.

También corresponde aceptar esa posición siempre y cuando la diligencia de absolución de posiciones esté basada en hechos personales del deudor fallido, aspecto que deberá resolver el solicitante de la diligencia probatoria, único que se encuentra en situación de conocer, anticipadamente, la naturaleza y alcance de las posiciones, como también si le será útil la comparecencia de la persona que pretende forzar a concurrir. Sí concordamos en que ese predicamento concuerda con la normativa legal vigente en caso que sea solicitado el reconocimiento de firma, dado que ese es un acto personalísimo. Tampoco consideramos ajustada a derecho tal limitación auto impuesta respecto a la confesión de deuda, desde que el síndico cuenta con todos los antecedentes del fallido para establecer la existencia o inexistencia de la misma. En tanto la absolución no sea solicitada para que la rinda personalmente el fallido, no divisamos razón alguna que justifique la posición sustentada hasta ahora por la Superintendencia de Quiebras en el sentido que el síndico carece de personería suficiente para concurrir a esa diligencia judicial en representación del fallido. 5.4. Representación del síndico respecto de la absolución de posiciones; citación a reconocer firma y confesar deuda De este modo y bajo nuestro manera de entender el punto el protesto de cheque habrá de ser notificado a los dos, girador material y al síndico, por diversas razones: a este último, precisamente por ser el representante del deudor en cuanto a sus intereses generales atingentes a los bienes afectos a concurso y, al primero, atendiendo a los intereses particulares o personales que quedan comprometidos en ese tipo de procedimiento preparatorio. La responsabilidad penal eventual del girador inscribe en el ámbito de sus intereses particulares o personales que son, exactamente, aquellos que no están inscritos en la representación del síndico. DERECHO CONCURSAL CHILENO

461

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

191 La decisión judicial en comento la citamos más adelante, a pie de página y en forma extensa para que no se pierdan los antecedentes y argumentos expuestos por el tribunal para sustentar un error tan importante como el indicado.

462

6. TÉRMINO DE FUNCIONES DEL SÍNDICO

Hay varias formas o conductos para que el Síndico termine sus funciones, para lo cual ha de ser efectuada una necesaria distinción entre el síndico, en general y, el síndico de la quiebra.

El síndico, en general, puede ver terminada su designación como tal, siempre que concurran las causales legales para ello, parte de las cuales

Aún cuando sea una majadería, aparece más clara la visión de Gabriel Ocampo que la actualmente implementada en el Co. de Comercio.

6.1. Exclusión de la nómina de síndicos

En ese sentido el artículo 1435 del Co. de Comercio de 1865 disponía:

En las regulaciones jurídicas actualmente vigentes, que no sólo están en el Libro IV del Co. de Comercio, sino también en la Ley Nº 18.175, existe tal grado de confusión en su inteligencia que el Segundo Juzgado Civil de Santiago, en resolución confirmada por la Séptima Sala de la I. Corte de Apelaciones, presidida por Cornelio Villarroel, han concluido que un acreedor, vale decir, una persona legitimada en su interés en el procedimiento concursal, no está facultado para solicitar al tribunal la remoción del síndico de la quiebra por haber incurrido en graves infracciones a la ley e incluso, existir un favorecimiento a un acreedor bancario.191

“Los síndicos pueden ser removidos de oficio siempre que el juzgado de comercio notare o presumiere fundadamente que la administración se resiente de impericia o neglijencia, o que se ha cometido fraude en ella, o que los síndicos se hallan en colusión con el fallido, o que existe cualquier otra causa por la cual la remoción pueda ser conveniente a los intereses de la masa. “La remoción podrá también ser solicitada por cualquiera de los acreedores o el fallido”.

“Los síndicos pueden ser removidos de oficio siempre que el juzgado de comercio notare o presumiere fundadamente que la administración se resiente de impericia o neglijencia, o que se ha cometido fraude en ella, o que los síndicos se hallan en colusión con el fallido, o que existe cualquier otra causa por la cual la remoción pueda ser conveniente a los intereses de la masa. “La remoción podrá también ser solicitada por cualquiera de los acreedores o el fallido”.

En las regulaciones jurídicas actualmente vigentes, que no sólo están en el Libro IV del Co. de Comercio, sino también en la Ley Nº 18.175, existe tal grado de confusión en su inteligencia que el Segundo Juzgado Civil de Santiago, en resolución confirmada por la Séptima Sala de la I. Corte de Apelaciones, presidida por Cornelio Villarroel, han concluido que un acreedor, vale decir, una persona legitimada en su interés en el procedimiento concursal, no está facultado para solicitar al tribunal la remoción del síndico de la quiebra por haber incurrido en graves infracciones a la ley e incluso, existir un favorecimiento a un acreedor bancario.191

En ese sentido el artículo 1435 del Co. de Comercio de 1865 disponía:

6.1. Exclusión de la nómina de síndicos

Aún cuando sea una majadería, aparece más clara la visión de Gabriel Ocampo que la actualmente implementada en el Co. de Comercio.

El síndico, en general, puede ver terminada su designación como tal, siempre que concurran las causales legales para ello, parte de las cuales

Hay varias formas o conductos para que el Síndico termine sus funciones, para lo cual ha de ser efectuada una necesaria distinción entre el síndico, en general y, el síndico de la quiebra.

6. TÉRMINO DE FUNCIONES DEL SÍNDICO 191

462

GONZALO BAEZA OVALLE

La decisión judicial en comento la citamos más adelante, a pie de página y en forma extensa para que no se pierdan los antecedentes y argumentos expuestos por el tribunal para sustentar un error tan importante como el indicado.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

463

hemos reproducido en las líneas anteriores y reiteraremos en sus aspectos más relevantes. Siendo la autoridad competente para hacer la designación del síndico el Poder Ejecutivo, quien ejerce esa labor mediante un decreto expedido a través del Ministerio de Justicia, corresponderá a esa autoridad, por la misma vía, terminar las funciones del síndico disponiendo su exclusión de las lista pertinente, lo que tiene efecto general en sus actividades, en otras palabras, no dice relación con una quiebra en particular sino con la totalidad de sus labores. Eso acontecerá, principalmente, en los siguientes casos: 1. Haber perdido, por cualquier circunstancia, el título de ingeniero, contador auditor, contador público o abogado, exigido por el artículo 16 del Libro IV del Co. de Comercio, para ser incluidos en la nómina de síndicos. 2. Reprobar por segunda vez el examen de conocimientos que han de rendir cada tres años ante la Superintendencia de Quiebras, conforme a lo prevenido en el artículo 16 del Libro IV del Co. de Comercio. 3. Incurrir en alguna de las prohibiciones contempladas en el artículo 17 del Libro IV del Co. de Comercio, las que indicamos en el número 1 de este capítulo y, para mayor comodidad, reiteramos que esas prohibiciones consisten en las siguientes: 3.1. Ser declarado en quiebra o encontrarse en estado de notoria insolvencia. 3.2. Actuar como administradores o directores en los dos años anteriores a la declaración de quiebra de una persona jurídica; 3.3. Los condenados por crimen o simple delito; 3.4. Desempeñar un cargo o función pública, sea en instituciones del Estado, en la Administración Central o en instituciones o empresas semifiscales, municipales, autónomas u organismos creados por aquél o dependientes de él, aunque no sean del nombramiento del Presidente de la

3.4. Desempeñar un cargo o función pública, sea en instituciones del Estado, en la Administración Central o en instituciones o empresas semifiscales, municipales, autónomas u organismos creados por aquél o dependientes de él, aunque no sean del nombramiento del Presidente de la 3.3. Los condenados por crimen o simple delito; 3.2. Actuar como administradores o directores en los dos años anteriores a la declaración de quiebra de una persona jurídica; 3.1. Ser declarado en quiebra o encontrarse en estado de notoria insolvencia. 3. Incurrir en alguna de las prohibiciones contempladas en el artículo 17 del Libro IV del Co. de Comercio, las que indicamos en el número 1 de este capítulo y, para mayor comodidad, reiteramos que esas prohibiciones consisten en las siguientes: 2. Reprobar por segunda vez el examen de conocimientos que han de rendir cada tres años ante la Superintendencia de Quiebras, conforme a lo prevenido en el artículo 16 del Libro IV del Co. de Comercio. 1. Haber perdido, por cualquier circunstancia, el título de ingeniero, contador auditor, contador público o abogado, exigido por el artículo 16 del Libro IV del Co. de Comercio, para ser incluidos en la nómina de síndicos. Eso acontecerá, principalmente, en los siguientes casos: Siendo la autoridad competente para hacer la designación del síndico el Poder Ejecutivo, quien ejerce esa labor mediante un decreto expedido a través del Ministerio de Justicia, corresponderá a esa autoridad, por la misma vía, terminar las funciones del síndico disponiendo su exclusión de las lista pertinente, lo que tiene efecto general en sus actividades, en otras palabras, no dice relación con una quiebra en particular sino con la totalidad de sus labores. hemos reproducido en las líneas anteriores y reiteraremos en sus aspectos más relevantes. DERECHO CONCURSAL CHILENO

463

RETIRO

Esta conclusión de funciones puede ser por vía ordinaria, como acontece en los casos previstos en los números 1 y 4 del artículo 32 del Libro IV del Co. de Comercio, consistentes en haber dado cumplimiento a su cometido y renuncia, que debe ser justificada y aceptada por la junta de acreedores

República ni reciban remuneración del Estado, salvo quienes desempeñen un cargo o función en instituciones de educación superior.

6.2. Término de las funciones de síndico en la quiebra

3.5. Los incapacitados física o mentalmente para ejercer el cargo;

A través de ese documento impone a los síndicos la carga de indicar, al momento de aceptar el cargo, si los afecta alguna inhabilidad o incompatibilidad legal, como asimismo, en el evento que optaren por no aceptar el cargo, especifica que constituye una obligación para ellos comunicar esa circunstancia a Superintendencia de Quiebras, enviando a ese servicio público, una copia del escrito en que manifiesten su rechazo a la designación, conteniendo, además, una copia de la resolución recaída en éste, dentro de las 24 horas siguientes.

3.6. Quienes hubieren dejado de integrar la nómina nacional por las causales 3, 4, 5, 6, 7, 8, 10, 11 y 12 del artículo 22 del Libro IV del Co. de Comercio.192

Para fiscalizar el cumplimiento de esta obligación, la Superintendencia de Quiebras, el 29 de diciembre de 2009, emitió el Instructivo Nº 4.

3.7. Por no aceptar la designación de síndico, sin presentar, en el momento de la notificación o, dentro de los tres días siguientes, una excusa fundada o que, la presentada, hubiere sido calificada de insuficiente, mediante resolución ejecutoriada, lo que deberá comunicar el tribunal al Ministerio de Justicia. Así aparece en el inciso final del artículo 26 del Libro IV del Co. de Comercio.

3.7. Por no aceptar la designación de síndico, sin presentar, en el momento de la notificación o, dentro de los tres días siguientes, una excusa fundada o que, la presentada, hubiere sido calificada de insuficiente, mediante resolución ejecutoriada, lo que deberá comunicar el tribunal al Ministerio de Justicia. Así aparece en el inciso final del artículo 26 del Libro IV del Co. de Comercio.

Para fiscalizar el cumplimiento de esta obligación, la Superintendencia de Quiebras, el 29 de diciembre de 2009, emitió el Instructivo Nº 4.

3.6. Quienes hubieren dejado de integrar la nómina nacional por las causales 3, 4, 5, 6, 7, 8, 10, 11 y 12 del artículo 22 del Libro IV del Co. de Comercio.192

A través de ese documento impone a los síndicos la carga de indicar, al momento de aceptar el cargo, si los afecta alguna inhabilidad o incompatibilidad legal, como asimismo, en el evento que optaren por no aceptar el cargo, especifica que constituye una obligación para ellos comunicar esa circunstancia a Superintendencia de Quiebras, enviando a ese servicio público, una copia del escrito en que manifiesten su rechazo a la designación, conteniendo, además, una copia de la resolución recaída en éste, dentro de las 24 horas siguientes.

3.5. Los incapacitados física o mentalmente para ejercer el cargo;

6.2. Término de las funciones de síndico en la quiebra

República ni reciban remuneración del Estado, salvo quienes desempeñen un cargo o función en instituciones de educación superior.

Esta conclusión de funciones puede ser por vía ordinaria, como acontece en los casos previstos en los números 1 y 4 del artículo 32 del Libro IV del Co. de Comercio, consistentes en haber dado cumplimiento a su cometido y renuncia, que debe ser justificada y aceptada por la junta de acreedores

GONZALO BAEZA OVALLE

192 El artículo 22 del Libro IV del Código de Comercio lo transcribimos en el número 1 de este capítulo, por lo cual remitimos a ello.

464

192

464

GONZALO BAEZA OVALLE

El artículo 22 del Libro IV del Código de Comercio lo transcribimos en el número 1 de este capítulo, por lo cual remitimos a ello.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

465

o, en su defecto, por el tribunal, eventos que no envuelven dificultades particulares o, por vía de lo que podríamos denominar “extraordinaria”. Las vías que conducen a la terminación extraordinaria de funciones del síndico de la quiebra podemos esquematizarlas de la siguiente forma: Por decisión del tribunal. Arts. 10 y 111 C. O. T. y 5º del Libro IV del Co. de Comercio. De oficio o por requerimiento. Petición de la Superintendencia de Quiebras. Art. 8º Nº 9, Ley Nº 18.175. Petición de afectado por incumplimiento o violaciones legales del síndico. Revocación de la Junta de Acreedores. Art. 32 Nº 3 del Libro IV del C. de Comercio. Decisión del Poder Ejecutivo mediante la exclusión de la nómina. Art. 32 Nº 5 del Libro IV del C. de C. Explicaremos cada una de esas situaciones en los números siguientes. 6.2.1. Por decisión del tribunal 6.2.1.1. Aspectos generales Conforme a lo prevenido en los artículos 10 y 111 del Co. Orgánico de Tribunales, reclamada la intervención de un tribunal, en forma legal y en negocios de su competencia, no podrá excusarse de ejercer su autoridad ni aún por falta de ley que resuelva la contienda sometida a su decisión. Todas las materias concernientes a una quiebra radicada en la sede jurisdiccional de un tribunal determinado corresponda que sean conocidas por éste y, recabado su pronunciamiento en torno a un asunto que no estuviere expresamente regulado pero atingente a la quiebra, el tribunal queda obligado a emitir pronunciamiento.

Todas las materias concernientes a una quiebra radicada en la sede jurisdiccional de un tribunal determinado corresponda que sean conocidas por éste y, recabado su pronunciamiento en torno a un asunto que no estuviere expresamente regulado pero atingente a la quiebra, el tribunal queda obligado a emitir pronunciamiento. Conforme a lo prevenido en los artículos 10 y 111 del Co. Orgánico de Tribunales, reclamada la intervención de un tribunal, en forma legal y en negocios de su competencia, no podrá excusarse de ejercer su autoridad ni aún por falta de ley que resuelva la contienda sometida a su decisión. 6.2.1.1. Aspectos generales 6.2.1. Por decisión del tribunal Explicaremos cada una de esas situaciones en los números siguientes. Decisión del Poder Ejecutivo mediante la exclusión de la nómina. Art. 32 Nº 5 del Libro IV del C. de C. Revocación de la Junta de Acreedores. Art. 32 Nº 3 del Libro IV del C. de Comercio. Petición de afectado por incumplimiento o violaciones legales del síndico. Petición de la Superintendencia de Quiebras. Art. 8º Nº 9, Ley Nº 18.175. Por decisión del tribunal. Arts. 10 y 111 C. O. T. y 5º del Libro IV del Co. de Comercio. De oficio o por requerimiento. Las vías que conducen a la terminación extraordinaria de funciones del síndico de la quiebra podemos esquematizarlas de la siguiente forma: o, en su defecto, por el tribunal, eventos que no envuelven dificultades particulares o, por vía de lo que podríamos denominar “extraordinaria”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

465

RETIRO

Un acreedor laboral, compareció en la quiebra de “Inmobiliaria e Inversiones Santa Irma S.A.”, Rol Nº 7.405-2005, cuaderno de administración, radicada más que tramitada, en el 2º Juzgado Civil de Santiago, aduciendo que por resolución del 13 de abril de 2009, el tribunal ordenó publicar el reparto de fondos que presentó el Síndico de Quiebras. Agregó que, conforme al número 18 del art. 27 del libro IV del C. de Comercio, el síndico estaba obligado a hacer los repartos en la forma dispuesta en el párrafo segundo del Título X, en especial, el pago de los créditos privilegiados de la primera clase que no hubieren sido objetados o, en su caso, una vez resuelta la objeción, “tan pronto como haya fondos para ello”. Art. 148 del Libro IV del C. de Comercio. Explicó que su crédito verificado inscribía en el número 5 del art. 2472 del C. Civil que, conforme al art. 148 del Libro IV del C. de Comercio, debía ser pagado “con cargo a los primeros fondos del fallido de que se pueda disponer, administrativamente, siempre que existan antecedentes documentarios que los justifiquen y aún antes de su verificación.” Alegó que el síndico había retardado prácticamente cinco años el pago del crédito, dado que la quiebra fue declarada el 28 de septiembre de 2005 y la impugnación que dedujo fue rechazada, con costas, pero en vez de entregarle los fondos directamente, los dejó en el tribunal en un vale a la vista, no publicó el proyecto de reparto y, de ese modo, entrega al tribunal la responsabilidad de hacer el pago que es una obligación que debe cumplir el síndico. Pidió al tribunal apercibir al Síndico para que publicara el reparto de fondos, dentro de tercero día, basado en el art. 238 del C. de Procedimiento Civil, reservando su facultad de objetar el reparto y pedir la destitución del síndico por grave y reiterado incum-

GONZALO BAEZA OVALLE

193

466

Esta cuestión, que aparece de pero grullo en un principio, no ha resultado ser tan así en la práctica, desde que, al menos un tribunal del cual tenemos noticias, interpretó que carecía de facultades para conocer y emitir pronunciamiento respecto a la solicitud de aplicación de apremios al síndico para que cumpla sus funciones legales y, luego, resolver sobre la petición de remoción levantada por un acreedor afectado en un procedimiento concursal.193

La regla general, amparada en las disposiciones del Título I del Libro IV del Co. de Comercio, consiste en que el procedimiento concursal, de inicio a fin, habrá de ser sustanciado en el tribunal de la quiebra, al cual corresponde conocer íntegramente esa tramitación, desde la expresamente regulada como parte del cuaderno principal y de administración, junto a las accesorias atingentes a los incidentes, como cualquier otro aspecto no previsto o normado o regulado en ese Código.

Radicado, entonces, el procedimiento concursal en el tribunal de la quiebra, a este remite el conocimiento y decisión de todos los asuntos que se planteen respecto de ella, con arreglo a lo establecido en los artículos 10 y 111 del Co. Orgánico de Tribunales.

Radicado, entonces, el procedimiento concursal en el tribunal de la quiebra, a este remite el conocimiento y decisión de todos los asuntos que se planteen respecto de ella, con arreglo a lo establecido en los artículos 10 y 111 del Co. Orgánico de Tribunales.

La regla general, amparada en las disposiciones del Título I del Libro IV del Co. de Comercio, consiste en que el procedimiento concursal, de inicio a fin, habrá de ser sustanciado en el tribunal de la quiebra, al cual corresponde conocer íntegramente esa tramitación, desde la expresamente regulada como parte del cuaderno principal y de administración, junto a las accesorias atingentes a los incidentes, como cualquier otro aspecto no previsto o normado o regulado en ese Código.

Esta cuestión, que aparece de pero grullo en un principio, no ha resultado ser tan así en la práctica, desde que, al menos un tribunal del cual tenemos noticias, interpretó que carecía de facultades para conocer y emitir pronunciamiento respecto a la solicitud de aplicación de apremios al síndico para que cumpla sus funciones legales y, luego, resolver sobre la petición de remoción levantada por un acreedor afectado en un procedimiento concursal.193

GONZALO BAEZA OVALLE

193 Un acreedor laboral, compareció en la quiebra de “Inmobiliaria e Inversiones Santa Irma S.A.”, Rol Nº 7.405-2005, cuaderno de administración, radicada más que tramitada, en el 2º Juzgado Civil de Santiago, aduciendo que por resolución del 13 de abril de 2009, el tribunal ordenó publicar el reparto de fondos que presentó el Síndico de Quiebras. Agregó que, conforme al número 18 del art. 27 del libro IV del C. de Comercio, el síndico estaba obligado a hacer los repartos en la forma dispuesta en el párrafo segundo del Título X, en especial, el pago de los créditos privilegiados de la primera clase que no hubieren sido objetados o, en su caso, una vez resuelta la objeción, “tan pronto como haya fondos para ello”. Art. 148 del Libro IV del C. de Comercio. Explicó que su crédito verificado inscribía en el número 5 del art. 2472 del C. Civil que, conforme al art. 148 del Libro IV del C. de Comercio, debía ser pagado “con cargo a los primeros fondos del fallido de que se pueda disponer, administrativamente, siempre que existan antecedentes documentarios que los justifiquen y aún antes de su verificación.” Alegó que el síndico había retardado prácticamente cinco años el pago del crédito, dado que la quiebra fue declarada el 28 de septiembre de 2005 y la impugnación que dedujo fue rechazada, con costas, pero en vez de entregarle los fondos directamente, los dejó en el tribunal en un vale a la vista, no publicó el proyecto de reparto y, de ese modo, entrega al tribunal la responsabilidad de hacer el pago que es una obligación que debe cumplir el síndico. Pidió al tribunal apercibir al Síndico para que publicara el reparto de fondos, dentro de tercero día, basado en el art. 238 del C. de Procedimiento Civil, reservando su facultad de objetar el reparto y pedir la destitución del síndico por grave y reiterado incum-

466

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

467

plimiento de sus obligaciones. El tribunal resolvió que carecía de facultades para aplicar esos apremios sin citar norma alguna que así lo estableciera y limitándose a señalar que la labor disciplinaria sobre los Síndicos correspondía a la Superintendencia, confundiendo las obligaciones funcionarias fiscalizadas por esa entidad, (responsabilidad administrativa) con los apremios contemplados en el referido art. 238 del CPC que no están excepcionados de aplicar en los procedimientos concursales, (responsabilidad procesal) especialmente, cuando son pedidos en relación al cumplimiento de una resolución judicial, precisamente, incumplida. Apelado que fuera esa sentencia, el tribunal la declaró inadmisible. En el recurso de hecho el tribunal informó que: “1. La resolución recurrida, es la de fojas 748, “A lo principal: Atendido el (claro) tenor de la resolución de fojas 745, no ha lugar por improcedente. Al primer otrosí: correspondiendo tal facultad a otros órganos, no ha lugar. Al segundo otrosí: téngase presente lo que en derecho corresponda.” 2. El art. 188 del CPC determinaría la improcedencia de la apelación pues sería un decreto, providencia o proveído que no alteraría la sustanciación regular del juicio ni recaería sobre trámites no ordenados por la ley. 3. De encontrarse en alguna de las situaciones de excepción de ese artículo, la apelación debió ser subsidiaria a una reposición. 4. No habría denegación de justicia, pues ordenó la publicación y “toda sanción de índole no procesal a la persona del Síndico debe solicitarse ante los órganos establecidos en la propia ley concursal, a saber, la Superintendencia de Quiebras, y en las materias pertinentes, la Junta de Acreedores que integra el propio recurrente; cuestión que, por lo demás, se encuentra reconocida por la propia solicitante en la reserva de derechos que efectuara en el mismo escrito de fojas 746”. Al fundar el recurso de hecho y en la respectiva alegación fue explicado que en el procedimiento concursal, tras la declaración de quiebra la ley no contempla trámite alguno destinado a apercibir al síndico para que cumpla con sus obligaciones legales para dar curso a la liquidación. Por ende, si no era parte de la tramitación ordinaria de la quiebra, es un asunto accesorio. Si el recurrido quiso aplicar normas comunes, debió acudir al art. 82 del CPC que califica esas cuestiones accesorias, como incidentes. Se adujo que esas regulaciones no eran muy diferentes a las del art. 5 del Libro IV del C. de C., salvo que este último considera incidente a toda cuestión suscitada en el “juicio de quiebra” que no tenga tramitación especial. Que la solicitud enderezada al tenor del art. 238 del CPC para apremiar al síndico, en orden a que cumpla sus obligaciones de hacer consistentes en: publicar el proyecto de reparto; pagar a nuestro representado conforme al art. 148 del Libro IV del C. de C y obtener la restitución del dinero ilegalmente entregado al Banco no son ordinarias, sino accesorias al procedimiento concursal, vale decir, incidentes, por lo cual, la resolución que declara la improcedencia de aplicar esos apercibimientos era una sentencia interlocutoria que establecía derechos permanentes a favor de las partes o servía de base para el pronunciamiento de una sentencia definitiva. Que la sentencia apelada establecía derechos permanentes a favor de las partes, en este caso el síndico que, por esa vía obtenía la declaración judicial en el sentido que no podía ser apremiado por el tribunal para cumplir sus obligaciones y servía de base a una sentencia interlocutoria, la que debía pronunciarse en el incidente de remoción del síndico. Que los apremios solicitados, además, eran medidas no procesales contra el síndico, lo que el tribunal estaba facultado para dictar por los arts. 231 y 238 del C. de Procedimiento Civil, en tanto se trataba del cumplimiento de una resolución librada por ese tribunal. Agregamos que se equivocó el juez al afirmar que era la Superintendencia la que debía aplicar sanciones, violando la inexcusabilidad y, de mantener esa decisión, había denegación de justicia: el tribunal competente rehusaba ejercer sus facultades legales para que sus resoluciones sean cumplidas en perjuicio del solicitante. Igualmente alegó que era equivocada la posición del tribunal al asumir que la reserva de derechos para solicitar la remoción del

plimiento de sus obligaciones. El tribunal resolvió que carecía de facultades para aplicar esos apremios sin citar norma alguna que así lo estableciera y limitándose a señalar que la labor disciplinaria sobre los Síndicos correspondía a la Superintendencia, confundiendo las obligaciones funcionarias fiscalizadas por esa entidad, (responsabilidad administrativa) con los apremios contemplados en el referido art. 238 del CPC que no están excepcionados de aplicar en los procedimientos concursales, (responsabilidad procesal) especialmente, cuando son pedidos en relación al cumplimiento de una resolución judicial, precisamente, incumplida. Apelado que fuera esa sentencia, el tribunal la declaró inadmisible. En el recurso de hecho el tribunal informó que: “1. La resolución recurrida, es la de fojas 748, “A lo principal: Atendido el (claro) tenor de la resolución de fojas 745, no ha lugar por improcedente. Al primer otrosí: correspondiendo tal facultad a otros órganos, no ha lugar. Al segundo otrosí: téngase presente lo que en derecho corresponda.” 2. El art. 188 del CPC determinaría la improcedencia de la apelación pues sería un decreto, providencia o proveído que no alteraría la sustanciación regular del juicio ni recaería sobre trámites no ordenados por la ley. 3. De encontrarse en alguna de las situaciones de excepción de ese artículo, la apelación debió ser subsidiaria a una reposición. 4. No habría denegación de justicia, pues ordenó la publicación y “toda sanción de índole no procesal a la persona del Síndico debe solicitarse ante los órganos establecidos en la propia ley concursal, a saber, la Superintendencia de Quiebras, y en las materias pertinentes, la Junta de Acreedores que integra el propio recurrente; cuestión que, por lo demás, se encuentra reconocida por la propia solicitante en la reserva de derechos que efectuara en el mismo escrito de fojas 746”. Al fundar el recurso de hecho y en la respectiva alegación fue explicado que en el procedimiento concursal, tras la declaración de quiebra la ley no contempla trámite alguno destinado a apercibir al síndico para que cumpla con sus obligaciones legales para dar curso a la liquidación. Por ende, si no era parte de la tramitación ordinaria de la quiebra, es un asunto accesorio. Si el recurrido quiso aplicar normas comunes, debió acudir al art. 82 del CPC que califica esas cuestiones accesorias, como incidentes. Se adujo que esas regulaciones no eran muy diferentes a las del art. 5 del Libro IV del C. de C., salvo que este último considera incidente a toda cuestión suscitada en el “juicio de quiebra” que no tenga tramitación especial. Que la solicitud enderezada al tenor del art. 238 del CPC para apremiar al síndico, en orden a que cumpla sus obligaciones de hacer consistentes en: publicar el proyecto de reparto; pagar a nuestro representado conforme al art. 148 del Libro IV del C. de C y obtener la restitución del dinero ilegalmente entregado al Banco no son ordinarias, sino accesorias al procedimiento concursal, vale decir, incidentes, por lo cual, la resolución que declara la improcedencia de aplicar esos apercibimientos era una sentencia interlocutoria que establecía derechos permanentes a favor de las partes o servía de base para el pronunciamiento de una sentencia definitiva. Que la sentencia apelada establecía derechos permanentes a favor de las partes, en este caso el síndico que, por esa vía obtenía la declaración judicial en el sentido que no podía ser apremiado por el tribunal para cumplir sus obligaciones y servía de base a una sentencia interlocutoria, la que debía pronunciarse en el incidente de remoción del síndico. Que los apremios solicitados, además, eran medidas no procesales contra el síndico, lo que el tribunal estaba facultado para dictar por los arts. 231 y 238 del C. de Procedimiento Civil, en tanto se trataba del cumplimiento de una resolución librada por ese tribunal. Agregamos que se equivocó el juez al afirmar que era la Superintendencia la que debía aplicar sanciones, violando la inexcusabilidad y, de mantener esa decisión, había denegación de justicia: el tribunal competente rehusaba ejercer sus facultades legales para que sus resoluciones sean cumplidas en perjuicio del solicitante. Igualmente alegó que era equivocada la posición del tribunal al asumir que la reserva de derechos para solicitar la remoción del DERECHO CONCURSAL CHILENO

467

RETIRO

síndico era improcedente pues esa facultad sólo correspondía a la junta de acreedores, ya que de ser así, los acreedores minoritarios quedarían sujetos al no pago de sus créditos por decisión de los mayoritarios. Que la solución estaba en el art. 8 número 9 de la Ley Nº 18.175, que faculta a la Superintendencia para “Poner en conocimiento del tribunal de la causa o de la junta de acreedores, cualquier infracción, falta o irregularidad que observe en la conducta del respectivo síndico o administrador de la continuación de giro, y proponer, si lo estima necesario, su remoción al juez de la causa o su revocación a la junta de acreedores, en la quiebra …” ya que, en primer lugar, son situaciones que remiten a hechos que no constan del proceso y la Superintendencia carecía de facultades para intervenir en un procedimiento en que no le corresponde labor alguna, no es deudor ni acreedor. El término de funciones del síndico de la quiebra sólo podía resolverlo el tribunal, por vía de remoción o, la junta de acreedores, por revocación. Que, la ley debió conferir, expresamente a la Superintendencia la facultad de hacer esas peticiones ya que al no intervenir en el procedimiento concursal carece del derecho para hacer peticiones y es el tribunal de la quiebra la autoridad natural para resolver la destitución. Agregó que todo interesado concurrente en el procedimiento puede pedir al tribunal la remoción del síndico por infracción, falta o irregularidad en el cumplimiento de sus funciones. La I. Corte de Apelaciones acogió el recurso de hecho y ordenó conceder la apelación. Luego fue iniciado en el mismo tribunal el incidente de remoción, el que fue desestimado por improcedente, consistente con lo argumentado por ese juzgado pero, esta vez, concedió la apelación. El resultado ante la I. Corte de Apelaciones, en vista conjunta fue decepcionante. La Séptima Sala, presidida por Cornelio Villarroel, confirmó esa decisión sin un solo considerando que diera alguna señal de haber estudiado o reflexionado el asunto.

En el mismo sentido en que nos hemos pronunciado nosotros, en cuanto a las facultades del tribunal para remover a un síndico, también lo han hecho Raúl Núñez Ojeda y Nicolás Carrasco Delgado194 al señalar que el artículo 22 Nº 11, señala que: “Los síndicos serán excluidos de la nómina nacional en los siguientes casos: 11. Por infracciones reiteradas que en su conjunto constituyan una conducta grave, o por infracción grave a las disposiciones legales o reglamentarias o a las instrucciones que imparta la Superintendencia en uso de sus atribuciones”. Para que nos encontremos en presencia de esta situación, se hace necesario la existencia de una resolución de un juez de la quiebra que determine las infracciones que señala la norma, por cuanto estas conductas no podrían ser calificadas de por sí por el Ministerio de Justicia ni por la Superintendencia, más aún si las facultades sancionatorias de esta última han quedado restringidas a las señaladas en el artículo 9º Nº 5 de la Ley Nº 18.175.”

En el mismo sentido en que nos hemos pronunciado nosotros, en cuanto a las facultades del tribunal para remover a un síndico, también lo han hecho Raúl Núñez Ojeda y Nicolás Carrasco Delgado194 al señalar que el artículo 22 Nº 11, señala que: “Los síndicos serán excluidos de la nómina nacional en los siguientes casos: 11. Por infracciones reiteradas que en su conjunto constituyan una conducta grave, o por infracción grave a las disposiciones legales o reglamentarias o a las instrucciones que imparta la Superintendencia en uso de sus atribuciones”. Para que nos encontremos en presencia de esta situación, se hace necesario la existencia de una resolución de un juez de la quiebra que determine las infracciones que señala la norma, por cuanto estas conductas no podrían ser calificadas de por sí por el Ministerio de Justicia ni por la Superintendencia, más aún si las facultades sancionatorias de esta última han quedado restringidas a las señaladas en el artículo 9º Nº 5 de la Ley Nº 18.175.”

síndico era improcedente pues esa facultad sólo correspondía a la junta de acreedores, ya que de ser así, los acreedores minoritarios quedarían sujetos al no pago de sus créditos por decisión de los mayoritarios. Que la solución estaba en el art. 8 número 9 de la Ley Nº 18.175, que faculta a la Superintendencia para “Poner en conocimiento del tribunal de la causa o de la junta de acreedores, cualquier infracción, falta o irregularidad que observe en la conducta del respectivo síndico o administrador de la continuación de giro, y proponer, si lo estima necesario, su remoción al juez de la causa o su revocación a la junta de acreedores, en la quiebra …” ya que, en primer lugar, son situaciones que remiten a hechos que no constan del proceso y la Superintendencia carecía de facultades para intervenir en un procedimiento en que no le corresponde labor alguna, no es deudor ni acreedor. El término de funciones del síndico de la quiebra sólo podía resolverlo el tribunal, por vía de remoción o, la junta de acreedores, por revocación. Que, la ley debió conferir, expresamente a la Superintendencia la facultad de hacer esas peticiones ya que al no intervenir en el procedimiento concursal carece del derecho para hacer peticiones y es el tribunal de la quiebra la autoridad natural para resolver la destitución. Agregó que todo interesado concurrente en el procedimiento puede pedir al tribunal la remoción del síndico por infracción, falta o irregularidad en el cumplimiento de sus funciones. La I. Corte de Apelaciones acogió el recurso de hecho y ordenó conceder la apelación. Luego fue iniciado en el mismo tribunal el incidente de remoción, el que fue desestimado por improcedente, consistente con lo argumentado por ese juzgado pero, esta vez, concedió la apelación. El resultado ante la I. Corte de Apelaciones, en vista conjunta fue decepcionante. La Séptima Sala, presidida por Cornelio Villarroel, confirmó esa decisión sin un solo considerando que diera alguna señal de haber estudiado o reflexionado el asunto.

GONZALO BAEZA OVALLE

194 NÚÑEZ OJEDA, Raúl y CARRASCO DELGADO, Nicolás. Derecho concursal procesal chileno. Legislación, doctrina y jurisprudencia. LegalPublishing Chile, 2011, p. 284.

468

194

468

GONZALO BAEZA OVALLE

NÚÑEZ OJEDA, Raúl y CARRASCO DELGADO, Nicolás. Derecho concursal procesal chileno. Legislación, doctrina y jurisprudencia. LegalPublishing Chile, 2011, p. 284.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

469

La situación que nos ocupa podemos sintetizarla de la manera esquematizada precedente, no perdiendo de vista que existen dos “autoridades” que intervienen en forma determinante en la primera designación del síndico de la quiebra; la primera, será la masa de acreedores que iniciará su actuación en esta materia, sea a través de la proposición o sugerencia vinculante levantada al tribunal en orden a designar un síndico titular y otro suplente, efectuada por el peticionario de la quiebra y, la segunda, cuando es el propio deudor quien solicita la quiebra, evento en el cual la propuesta de designación es efectuada por la mayoría de los tres principales acreedores. En todos y cada uno de esos casos, finalmente, es el tribunal quien designa al síndico, que sólo levantan una propuesta respecto a las personas que desearían que llenaran el cargo, aún cuando esa propuesta resulte, como expusimos, vinculante para el tribunal en relación con la persona de los síndicos que, en definitiva, corresponde que nombre. Ha sido claro el legislador, al disponerlo así en el artículo 25 del Libro IV del Co. de Comercio que: “El tribunal, junto con declarar la quiebra, designará un síndico titular y otro suplente, en conformidad con los artículos 42 (quiebra solicitada por el deudor) o 44 (quiebra pedida por uno o más acreedores), según corresponda que tendrán el carácter de provisionales en tanto no los ratifique la junta de acreedores o hasta que entren en funciones los que ésta designare”. 6.2.1.2. Facultades de la Superintendencia de Quiebras en relación a la remoción del síndico de la quiebra Corresponde atender, ahora, los casos en que el tribunal puede (competencia) y debe (inexcusabilidad), emitir pronunciamiento en torno a la remoción del síndico, para lo cual resulta imprescindible despejar la incógnita atingente a si las facultades disciplinarias que la Ley Nº 18.175 reconoce a la Superintendencia de Quiebras alcanzan para decidir la remoción del síndico designado en una quiebra particular. Aclarado lo anterior, corresponde determinar si la Superintendencia de Quiebras está facultada para remover al síndico designado en una quiebra.

Aclarado lo anterior, corresponde determinar si la Superintendencia de Quiebras está facultada para remover al síndico designado en una quiebra. Corresponde atender, ahora, los casos en que el tribunal puede (competencia) y debe (inexcusabilidad), emitir pronunciamiento en torno a la remoción del síndico, para lo cual resulta imprescindible despejar la incógnita atingente a si las facultades disciplinarias que la Ley Nº 18.175 reconoce a la Superintendencia de Quiebras alcanzan para decidir la remoción del síndico designado en una quiebra particular. 6.2.1.2. Facultades de la Superintendencia de Quiebras en relación a la remoción del síndico de la quiebra “El tribunal, junto con declarar la quiebra, designará un síndico titular y otro suplente, en conformidad con los artículos 42 (quiebra solicitada por el deudor) o 44 (quiebra pedida por uno o más acreedores), según corresponda que tendrán el carácter de provisionales en tanto no los ratifique la junta de acreedores o hasta que entren en funciones los que ésta designare”. Ha sido claro el legislador, al disponerlo así en el artículo 25 del Libro IV del Co. de Comercio que: En todos y cada uno de esos casos, finalmente, es el tribunal quien designa al síndico, que sólo levantan una propuesta respecto a las personas que desearían que llenaran el cargo, aún cuando esa propuesta resulte, como expusimos, vinculante para el tribunal en relación con la persona de los síndicos que, en definitiva, corresponde que nombre. La situación que nos ocupa podemos sintetizarla de la manera esquematizada precedente, no perdiendo de vista que existen dos “autoridades” que intervienen en forma determinante en la primera designación del síndico de la quiebra; la primera, será la masa de acreedores que iniciará su actuación en esta materia, sea a través de la proposición o sugerencia vinculante levantada al tribunal en orden a designar un síndico titular y otro suplente, efectuada por el peticionario de la quiebra y, la segunda, cuando es el propio deudor quien solicita la quiebra, evento en el cual la propuesta de designación es efectuada por la mayoría de los tres principales acreedores. DERECHO CONCURSAL CHILENO

469

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Siendo un hecho cierto, entonces, que la Ley Nº 18.175, orgánica de la Superintendencia de Quiebras, no reconoce a esta última la facultad para remover a un síndico de la quiebra en que ha sido designado, naturalmente correspondía aclarar la intervención que podía tener en tal remoción y eso

470

Incluso al conceder facultades fiscalizadoras de la labor de los síndicos a la Superintendencia de Quiebras, el legislador tuvo buen recaudo de aclarar, expresamente que eso no limitaba las facultades jurisdiccionales que correspondan a los tribunales competentes.

Conforme a lo prevenido en el artículo 8º de la Ley Nº 18.175, la Superintendencia de Quiebras tiene facultades para “1. Fiscalizar las actuaciones de los síndicos en las quiebras, convenios o cesiones de bienes en todos los aspectos de su gestión, sean técnicos, jurídicos o financieros, así como las de los administradores de la continuación del giro.

Esas sanciones que, no pasan por la remoción, pueden ser aplicadas previa audiencia del síndico afectado y son apelables ante la I. Corte de Apelaciones que, de este modo, queda transformada en tribunal de segunda instancia y la Superintendencia de Quiebras, consecuentemente, en uno de primera instancia para estos efectos.

“La facultad de fiscalizar comprende la de interpretar administrativamente las leyes, reglamentos y demás normas que rigen a las personas fiscalizadas, sin perjuicio de las facultades jurisdiccionales que corresponden a los tribunales competentes; …”.

“4. Informar al Ministerio de Justicia de cualquier circunstancia que inhabilite a una persona para formar parte de la nómina nacional y solicitar su eliminación de dicha nómina si se hubiere configurado alguna de las causales señaladas en el artículo 22; “5. Aplicar a los síndicos y a los administradores de la continuación del giro, como sanción por infracción a las leyes, reglamentos y demás normas que los rijan, como asimismo por el incumplimiento de las instrucciones que imparta y de las normas que fije, censura por escrito, multa a beneficio fiscal de una a cien unidades de fomento o suspensión hasta por seis meses para asumir en nuevas quiebras, convenios o cesiones de bienes”.

Mas adelante agrega:

Mas adelante agrega:

“4. Informar al Ministerio de Justicia de cualquier circunstancia que inhabilite a una persona para formar parte de la nómina nacional y solicitar su eliminación de dicha nómina si se hubiere configurado alguna de las causales señaladas en el artículo 22; “5. Aplicar a los síndicos y a los administradores de la continuación del giro, como sanción por infracción a las leyes, reglamentos y demás normas que los rijan, como asimismo por el incumplimiento de las instrucciones que imparta y de las normas que fije, censura por escrito, multa a beneficio fiscal de una a cien unidades de fomento o suspensión hasta por seis meses para asumir en nuevas quiebras, convenios o cesiones de bienes”.

“La facultad de fiscalizar comprende la de interpretar administrativamente las leyes, reglamentos y demás normas que rigen a las personas fiscalizadas, sin perjuicio de las facultades jurisdiccionales que corresponden a los tribunales competentes; …”.

Esas sanciones que, no pasan por la remoción, pueden ser aplicadas previa audiencia del síndico afectado y son apelables ante la I. Corte de Apelaciones que, de este modo, queda transformada en tribunal de segunda instancia y la Superintendencia de Quiebras, consecuentemente, en uno de primera instancia para estos efectos.

Conforme a lo prevenido en el artículo 8º de la Ley Nº 18.175, la Superintendencia de Quiebras tiene facultades para “1. Fiscalizar las actuaciones de los síndicos en las quiebras, convenios o cesiones de bienes en todos los aspectos de su gestión, sean técnicos, jurídicos o financieros, así como las de los administradores de la continuación del giro.

Incluso al conceder facultades fiscalizadoras de la labor de los síndicos a la Superintendencia de Quiebras, el legislador tuvo buen recaudo de aclarar, expresamente que eso no limitaba las facultades jurisdiccionales que correspondan a los tribunales competentes.

GONZALO BAEZA OVALLE

Siendo un hecho cierto, entonces, que la Ley Nº 18.175, orgánica de la Superintendencia de Quiebras, no reconoce a esta última la facultad para remover a un síndico de la quiebra en que ha sido designado, naturalmente correspondía aclarar la intervención que podía tener en tal remoción y eso

470

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

471

es regulado expresamente por el referido artículo 8, en su número 9, que es del siguiente tenor: “Poner en conocimiento del tribunal de la causa o de la junta de acreedores cualquier infracción, falta o irregularidad que observe en la conducta del respectivo síndico o administrador de la continuación del giro, y proponer, si lo estima necesario, su remoción al juez de la causa o su revocación a la junta de acreedores, en la quiebra, convenio, cesión de bienes o administración de que se trate”.

Por consecuencia, aparece evidente que no facultándose a la Superintendencia de Quiebras para remover al síndico de la quiebra, la ley sí la autoriza para que, a su opción, solicite al juez que lo haga, en cuyo evento enfrentaremos una incidencia de remoción o a la junta de acreedores, caso en el cual hablaremos de una instancia de revocación. La petición de remoción enderezada por la Superintendencia de Quiebras, conforme a la regla general establecidas por el artículo 5º del Libro IV del Co. de Comercio, habrá de ser tramitada como un “incidente”, lo que fue establecido expresamente así por el citado número 9 del artículo 8º de la Ley Nº 18.175, de manera que en ese escenario corresponderá hablar de remoción incidental del síndico de la quiebra. La procedencia o fundamento de esa petición también la encontramos regulada por ese precepto al señalar que ha de quedar sustentada en que él o los síndicos cuya remoción es pretendida “incurran en faltas reiteradas o en falta grave o en el incumplimiento del pago de las multas señaladas en el número 5 de este artículo o en irregularidades en relación con su desempeño o si se encuentran en notoria insolvencia”. En seguida dicho precepto previene como una medida cautelar en resguardo de los bienes afectos a concurso como también del mejor interés de los acreedores y deudor concursado, que “El juez, de oficio o a petición del Superintendente, suspenderá al síndico mientras se tramita el incidente de remoción, cuando estime que se ha afectado o se puede afectar la adecuada administración de la quiebra o considere que hay presunciones graves de la existencia de las causales invocadas para la remoción”.

En seguida dicho precepto previene como una medida cautelar en resguardo de los bienes afectos a concurso como también del mejor interés de los acreedores y deudor concursado, que “El juez, de oficio o a petición del Superintendente, suspenderá al síndico mientras se tramita el incidente de remoción, cuando estime que se ha afectado o se puede afectar la adecuada administración de la quiebra o considere que hay presunciones graves de la existencia de las causales invocadas para la remoción”. La procedencia o fundamento de esa petición también la encontramos regulada por ese precepto al señalar que ha de quedar sustentada en que él o los síndicos cuya remoción es pretendida “incurran en faltas reiteradas o en falta grave o en el incumplimiento del pago de las multas señaladas en el número 5 de este artículo o en irregularidades en relación con su desempeño o si se encuentran en notoria insolvencia”. La petición de remoción enderezada por la Superintendencia de Quiebras, conforme a la regla general establecidas por el artículo 5º del Libro IV del Co. de Comercio, habrá de ser tramitada como un “incidente”, lo que fue establecido expresamente así por el citado número 9 del artículo 8º de la Ley Nº 18.175, de manera que en ese escenario corresponderá hablar de remoción incidental del síndico de la quiebra. Por consecuencia, aparece evidente que no facultándose a la Superintendencia de Quiebras para remover al síndico de la quiebra, la ley sí la autoriza para que, a su opción, solicite al juez que lo haga, en cuyo evento enfrentaremos una incidencia de remoción o a la junta de acreedores, caso en el cual hablaremos de una instancia de revocación. “Poner en conocimiento del tribunal de la causa o de la junta de acreedores cualquier infracción, falta o irregularidad que observe en la conducta del respectivo síndico o administrador de la continuación del giro, y proponer, si lo estima necesario, su remoción al juez de la causa o su revocación a la junta de acreedores, en la quiebra, convenio, cesión de bienes o administración de que se trate”.

es regulado expresamente por el referido artículo 8, en su número 9, que es del siguiente tenor: DERECHO CONCURSAL CHILENO

471

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Adquiere todavía mayor fundamento lo expuesto, teniendo en vista que interpretar lo contrario implica generar una excepción respecto al derecho

La importancia de la medida cautelar indicada es que rescata la intervención de oficio del tribunal de la quiebra como una impronta permanente en la substanciación del procedimiento, al señalar que esa medida puede ser decretada precisamente de oficio, cuestión totalmente ajena a las normas aplicables al procedimiento común, dando clara cuenta de las particularidades que ostenta los procedimientos concursales frente a los ordinarios que exigen un tribunal inquisitorio y no meramente pasivo, por los intereses sociales comprometidos que exceden con mucho los particulares de los concurrentes a su tramitación.

Si pueden intervenir como terceros coadyuvantes de una facultad ejercitada de oficio por el tribunal, en otras palabras, en un escenario lo suficientemente grave como para no esperar una petición de un interesado, con mayor razón los acreedores, individualmente, no como junta y, el fallido, pueden provocar ese movimiento judicial, solicitándolo directamente.

Adicionalmente a lo anterior, que es de orden general, la facultad de intervenir en el proceso de remoción aparece expresada, literalmente, en el número 9 del artículo 8º de la Ley Nº 18.175, al señalar que “Podrán intervenir como coadyuvantes el fallido y los acreedores individualmente”.

En síntesis, ni la Superintendencia de Quiebra ni el Superintendente de Quiebras están facultados para remover al Síndico de la Quiebra y el legislador sólo los autoriza, bajo los fundamentos que indica, para solicitar al tribunal o a la junta de acreedores, en su caso, la remoción o revocación, cuestión que sí queda entregada, a nuestro modo de ver, al criterio de ese servicio público.

La posibilidad que una persona interesada en la remoción del síndico lo solicite, deriva de su facultad constitucional de petición a la autoridad pública, junto a su recíproco natural que radica en que la autoridad llamada a recibir esa petición, está obligada a hacerlo y, además, a resolver, todo lo cual es un derivado natural de lo dispuesto en los artículos 10 y 111 del Co. Orgánico de Tribunales.

6.2.1.3. A petición de un interesado concurrente en el procedimiento

6.2.1.3. A petición de un interesado concurrente en el procedimiento

La posibilidad que una persona interesada en la remoción del síndico lo solicite, deriva de su facultad constitucional de petición a la autoridad pública, junto a su recíproco natural que radica en que la autoridad llamada a recibir esa petición, está obligada a hacerlo y, además, a resolver, todo lo cual es un derivado natural de lo dispuesto en los artículos 10 y 111 del Co. Orgánico de Tribunales.

En síntesis, ni la Superintendencia de Quiebra ni el Superintendente de Quiebras están facultados para remover al Síndico de la Quiebra y el legislador sólo los autoriza, bajo los fundamentos que indica, para solicitar al tribunal o a la junta de acreedores, en su caso, la remoción o revocación, cuestión que sí queda entregada, a nuestro modo de ver, al criterio de ese servicio público.

Adicionalmente a lo anterior, que es de orden general, la facultad de intervenir en el proceso de remoción aparece expresada, literalmente, en el número 9 del artículo 8º de la Ley Nº 18.175, al señalar que “Podrán intervenir como coadyuvantes el fallido y los acreedores individualmente”.

472

Si pueden intervenir como terceros coadyuvantes de una facultad ejercitada de oficio por el tribunal, en otras palabras, en un escenario lo suficientemente grave como para no esperar una petición de un interesado, con mayor razón los acreedores, individualmente, no como junta y, el fallido, pueden provocar ese movimiento judicial, solicitándolo directamente.

La importancia de la medida cautelar indicada es que rescata la intervención de oficio del tribunal de la quiebra como una impronta permanente en la substanciación del procedimiento, al señalar que esa medida puede ser decretada precisamente de oficio, cuestión totalmente ajena a las normas aplicables al procedimiento común, dando clara cuenta de las particularidades que ostenta los procedimientos concursales frente a los ordinarios que exigen un tribunal inquisitorio y no meramente pasivo, por los intereses sociales comprometidos que exceden con mucho los particulares de los concurrentes a su tramitación.

Adquiere todavía mayor fundamento lo expuesto, teniendo en vista que interpretar lo contrario implica generar una excepción respecto al derecho

472

GONZALO BAEZA OVALLE

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

473

de petición y actuación que es reconocido por la ley a los intervinientes en un procedimiento que, como tal excepción, debería ser establecida expresamente y no encontramos norma legal alguna que impida a los acreedores, individualmente considerados y, por su lado, al fallido, iniciar un incidente de remoción del síndico. Respecto a otros fundamentos que amparan esa posición remitimos a los entregados en la incidencia que reprodujimos al pie, que da clara cuenta del correcto sentido en que debe ser interpretada la ley, a nuestro juicio por cierto y, en general, el sistema jurídico concursal. Lamentablemente los tribunales no son especializados en materias comerciales y tampoco disponen del tiempo indispensable para estudiar con la detención debida esas materias. 6.2.1.4. De oficio En cada una de las oportunidades en que la Ley Nº 18.175 aludió a las facultades disciplinarias otorgadas a la Superintendencia de Quiebras, tuvo particular cuidado en dejar constancia que no eran obstáculo ni limitaban en forma alguna las potestades jurisdiccionales de los tribunales y, en particular, el tribunal de la quiebra. Eso deriva, por ejemplo, del texto del número 1 del artículo 8º de la Ley Nº 18.175, que citamos precedentemente pero lo reiteramos a mayor claridad, en su parte pertinente.: “La facultad de fiscalizar comprende la de interpretar administrativamente las leyes, reglamentos y demás normas que rigen a las personas fiscalizadas, sin perjuicio de las facultades jurisdiccionales que corresponden a los tribunales competentes; …”.

Igual cosa acontece con el inciso segundo del número 9 del artículo 8º de la Ley Nº 18.175, al establecer que “El juez, de oficio o a solicitud de la Superintendencia, conocerá de la petición de remoción a que se refiere el párrafo anterior …” tramitándolo como incidente. No creemos que corresponda interpretar que el juez de oficio conocerá de una solicitud, precisamente cuando la expresión “de oficio” es usada como alternativa u opción a la “solicitud de la Superintendencia”, dejando en claro

No creemos que corresponda interpretar que el juez de oficio conocerá de una solicitud, precisamente cuando la expresión “de oficio” es usada como alternativa u opción a la “solicitud de la Superintendencia”, dejando en claro Igual cosa acontece con el inciso segundo del número 9 del artículo 8º de la Ley Nº 18.175, al establecer que “El juez, de oficio o a solicitud de la Superintendencia, conocerá de la petición de remoción a que se refiere el párrafo anterior …” tramitándolo como incidente. “La facultad de fiscalizar comprende la de interpretar administrativamente las leyes, reglamentos y demás normas que rigen a las personas fiscalizadas, sin perjuicio de las facultades jurisdiccionales que corresponden a los tribunales competentes; …”.

Eso deriva, por ejemplo, del texto del número 1 del artículo 8º de la Ley Nº 18.175, que citamos precedentemente pero lo reiteramos a mayor claridad, en su parte pertinente.: En cada una de las oportunidades en que la Ley Nº 18.175 aludió a las facultades disciplinarias otorgadas a la Superintendencia de Quiebras, tuvo particular cuidado en dejar constancia que no eran obstáculo ni limitaban en forma alguna las potestades jurisdiccionales de los tribunales y, en particular, el tribunal de la quiebra. 6.2.1.4. De oficio Respecto a otros fundamentos que amparan esa posición remitimos a los entregados en la incidencia que reprodujimos al pie, que da clara cuenta del correcto sentido en que debe ser interpretada la ley, a nuestro juicio por cierto y, en general, el sistema jurídico concursal. Lamentablemente los tribunales no son especializados en materias comerciales y tampoco disponen del tiempo indispensable para estudiar con la detención debida esas materias. de petición y actuación que es reconocido por la ley a los intervinientes en un procedimiento que, como tal excepción, debería ser establecida expresamente y no encontramos norma legal alguna que impida a los acreedores, individualmente considerados y, por su lado, al fallido, iniciar un incidente de remoción del síndico. DERECHO CONCURSAL CHILENO

473

RETIRO

que el tribunal puede proceder a la remoción del síndico, cuando concurre en algunas de las situaciones allí previstas, sin necesidad de algún requerimiento en ese sentido, ese precisamente es el significado de obrar ex officio.

que el tribunal puede proceder a la remoción del síndico, cuando concurre en algunas de las situaciones allí previstas, sin necesidad de algún requerimiento en ese sentido, ese precisamente es el significado de obrar ex officio. GONZALO BAEZA OVALLE

Descrito el síndico como un mandatario de los acreedores, ese acercamiento conceptual no resulta ser del todo exacto, pues finalmente, resultaría

Estas facultades reconocen fundamento, como va dicho y reiteramos, en la amplitud e importancia de los intereses comprometidos en el procedimiento que involucran e interesan a la sociedad toda.

7.1. Antecedentes

6.2.2. Por decisión de la junta de acreedores

7. RESPONSABILIDAD DEL SÍNDICO

También contempla el artículo citado la instancia en que sea la junta de acreedores quien designa el síndico titular y suplente definitivos, de donde deriva que, concordando con otras normas legales que identifican al síndico como “mandatario” de los acreedores, que sólo corresponde a esa junta de acreedores, como mandante, proceder a “revocar” la designación.

La remoción del síndico se puede producir en la primera junta de acreedores, con arreglo a lo prevenido en el inciso primero del artículo 25 y número 2º del artículo 108 del Libro IV del C. de Comercio.

Eso es cierto pero sólo en términos de la “revocación”, pero no lo creemos así en cuanto a la “remoción” que importa una realidad distinta que remite a un hecho diverso a la mera voluntad del mandante, como resulta ser el incumplimiento de sus obligaciones o infracciones legales graves, que constituyen el fundamento de una petición de remoción como la que hemos venido tratando en los números anteriores.

Así las cosas, para no perder de vista el objeto de nuestro planteamiento, el síndico puede terminar sus funciones en el escenario que estamos tratando, en razón a la “revocación de la junta de acreedores”, como también por virtud de la “remoción decidida por el tribunal de la quiebra”.

Así las cosas, para no perder de vista el objeto de nuestro planteamiento, el síndico puede terminar sus funciones en el escenario que estamos tratando, en razón a la “revocación de la junta de acreedores”, como también por virtud de la “remoción decidida por el tribunal de la quiebra”.

Eso es cierto pero sólo en términos de la “revocación”, pero no lo creemos así en cuanto a la “remoción” que importa una realidad distinta que remite a un hecho diverso a la mera voluntad del mandante, como resulta ser el incumplimiento de sus obligaciones o infracciones legales graves, que constituyen el fundamento de una petición de remoción como la que hemos venido tratando en los números anteriores.

La remoción del síndico se puede producir en la primera junta de acreedores, con arreglo a lo prevenido en el inciso primero del artículo 25 y número 2º del artículo 108 del Libro IV del C. de Comercio.

También contempla el artículo citado la instancia en que sea la junta de acreedores quien designa el síndico titular y suplente definitivos, de donde deriva que, concordando con otras normas legales que identifican al síndico como “mandatario” de los acreedores, que sólo corresponde a esa junta de acreedores, como mandante, proceder a “revocar” la designación.

7. RESPONSABILIDAD DEL SÍNDICO

6.2.2. Por decisión de la junta de acreedores

7.1. Antecedentes

Estas facultades reconocen fundamento, como va dicho y reiteramos, en la amplitud e importancia de los intereses comprometidos en el procedimiento que involucran e interesan a la sociedad toda.

474

GONZALO BAEZA OVALLE

Descrito el síndico como un mandatario de los acreedores, ese acercamiento conceptual no resulta ser del todo exacto, pues finalmente, resultaría

474

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

475

ser un mandatario que es fiscalizado por un tercero, la Superintendencia y en alguna medida el tribunal de la quiebra y, eventualmente, pagado con fondos fiscales, como acontece en el caso de las quiebras sin bienes. Bajo esa perspectiva nos ha parecido por demás acertado generar un capítulo a parte con la responsabilidad de los síndicos, tal como lo han hecho, antes que nosotros, Raúl Núñez Ojeda y Nicolás Carrasco Delgado195 Es posible distinguir tres tipos de responsabilidades en los síndicos: civil, penal y administrativa. Por cierto que no puede asombrarnos la responsabilidad civil y penal de los síndicos, en tanto calificados como mandatarios por la ley pero, según anunciábamos, distorsiona el cuadro la dependencia funcional y, a veces patrimonial del Estado, a través de la Superintendencia de Quiebras, lo que justifica su responsabilidad administrativa y nos hace asumir la calidad de funcionarios públicos de los síndicos. Siendo funcionarios públicos resulta ser una consecuencia lógica que corresponde extender a ellos la aplicación de algunos ilícitos penales sólo aplicables a los funcionarios que detentan ese carácter. 7.2. Responsabilidad civil Según explicábamos, la calidad de mandatario atribuida a los síndicos los hace responsables, al igual que todo mandatario, de todas las obligaciones concernientes a ese tipo de vínculo jurídico contractual. La responsabilidad civil de los síndicos, entonces, no es extracontractual, a diferencia de lo que sostienen Raúl Núñez Ojeda y Nicolás Carrasco Delgado, sino contractual. De allí derivaremos que, eventualmente, puede existir una concurrencia de responsabilidades y, bajo ciertas circunstancias puede producirse un

195 NÚÑEZ OJEDA, Raúl y CARRASCO DELGADO, Nicolás. Derecho concursal procesal chileno. Legal Publishing Chile, 2011, pp. 528 y siguientes.

De allí derivaremos que, eventualmente, puede existir una concurrencia de responsabilidades y, bajo ciertas circunstancias puede producirse un La responsabilidad civil de los síndicos, entonces, no es extracontractual, a diferencia de lo que sostienen Raúl Núñez Ojeda y Nicolás Carrasco Delgado, sino contractual. Según explicábamos, la calidad de mandatario atribuida a los síndicos los hace responsables, al igual que todo mandatario, de todas las obligaciones concernientes a ese tipo de vínculo jurídico contractual. 7.2. Responsabilidad civil Siendo funcionarios públicos resulta ser una consecuencia lógica que corresponde extender a ellos la aplicación de algunos ilícitos penales sólo aplicables a los funcionarios que detentan ese carácter. Por cierto que no puede asombrarnos la responsabilidad civil y penal de los síndicos, en tanto calificados como mandatarios por la ley pero, según anunciábamos, distorsiona el cuadro la dependencia funcional y, a veces patrimonial del Estado, a través de la Superintendencia de Quiebras, lo que justifica su responsabilidad administrativa y nos hace asumir la calidad de funcionarios públicos de los síndicos. Es posible distinguir tres tipos de responsabilidades en los síndicos: civil, penal y administrativa. Bajo esa perspectiva nos ha parecido por demás acertado generar un capítulo a parte con la responsabilidad de los síndicos, tal como lo han hecho, antes que nosotros, Raúl Núñez Ojeda y Nicolás Carrasco Delgado195 ser un mandatario que es fiscalizado por un tercero, la Superintendencia y en alguna medida el tribunal de la quiebra y, eventualmente, pagado con fondos fiscales, como acontece en el caso de las quiebras sin bienes.

195

NÚÑEZ OJEDA, Raúl y CARRASCO DELGADO, Nicolás. Derecho concursal procesal chileno. Legal Publishing Chile, 2011, pp. 528 y siguientes.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

475

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Quede claro que siendo una fuente diferente la responsabilidad civil, que las responsabilidades penal y administrativa, todas son independientes unas de otras y, además, compatibles.

476

Por otro lado, la suspensión del derecho a demandar importa un seria violación al derecho a defensa de las personas y a obtener el amparo en sus garantías constitucionales de los tribunales de justicia, lo que daría para una exposición bastante más larga que la que nos ocupa.

cúmulo de responsabilidad, al extremo de hacerles aplicables tanto la contractual como la extracontractual, siempre que tengan fuentes diferentes.

No sería necesaria esa suspensión si el sistema judicial chileno entendiera que el abuso o desviación de uso del derecho de demandar no es castigado sólo con la condena en costas, sino que amerita indemnizaciones punitivas como ocurre en prácticamente todas partes del mundo.

De este modo, es responsabilidad contractual la que impone al síndico el inciso segundo del artículo 38 del Libro IV del Co. de Comercio, como regla general en materia de responsabilidad de los síndicos, al disponer:

El fundamento de esa suspensión radica en evitar que tanto los jueces como los síndicos sean turbados en el ejercicio pacífico de su actividad mediante demandas temerarias.

“La responsabilidad civil del síndico, que alcanzará hasta la culpa levísima, se perseguirá en juicio sumario y sólo una vez presentada la cuenta definitiva.”

Lamentablemente la ley ha restringido el ejercicio del derecho a demandar, como ocurre con la prevaricación de los jueces.

Para establecer que la fuente de una determinada responsabilidad es la ley, resulta necesario que ella describa la conducta y la graduación de responsabilidad.

Estimamos que el origen de la responsabilidad del síndico es contractual desde que la ley sólo se ha limitado a establecer el nivel de responsabilidad que corresponde al síndico y eso ocurre en prácticamente todos los casos de responsabilidad contractual, sin que por ello pueda afirmarse que la fuente de responsabilidad sea la ley.

Estimamos que el origen de la responsabilidad del síndico es contractual desde que la ley sólo se ha limitado a establecer el nivel de responsabilidad que corresponde al síndico y eso ocurre en prácticamente todos los casos de responsabilidad contractual, sin que por ello pueda afirmarse que la fuente de responsabilidad sea la ley.

Para establecer que la fuente de una determinada responsabilidad es la ley, resulta necesario que ella describa la conducta y la graduación de responsabilidad.

Lamentablemente la ley ha restringido el ejercicio del derecho a demandar, como ocurre con la prevaricación de los jueces.

“La responsabilidad civil del síndico, que alcanzará hasta la culpa levísima, se perseguirá en juicio sumario y sólo una vez presentada la cuenta definitiva.”

El fundamento de esa suspensión radica en evitar que tanto los jueces como los síndicos sean turbados en el ejercicio pacífico de su actividad mediante demandas temerarias.

De este modo, es responsabilidad contractual la que impone al síndico el inciso segundo del artículo 38 del Libro IV del Co. de Comercio, como regla general en materia de responsabilidad de los síndicos, al disponer:

No sería necesaria esa suspensión si el sistema judicial chileno entendiera que el abuso o desviación de uso del derecho de demandar no es castigado sólo con la condena en costas, sino que amerita indemnizaciones punitivas como ocurre en prácticamente todas partes del mundo.

cúmulo de responsabilidad, al extremo de hacerles aplicables tanto la contractual como la extracontractual, siempre que tengan fuentes diferentes.

Por otro lado, la suspensión del derecho a demandar importa un seria violación al derecho a defensa de las personas y a obtener el amparo en sus garantías constitucionales de los tribunales de justicia, lo que daría para una exposición bastante más larga que la que nos ocupa.

GONZALO BAEZA OVALLE

Quede claro que siendo una fuente diferente la responsabilidad civil, que las responsabilidades penal y administrativa, todas son independientes unas de otras y, además, compatibles.

476

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

477

Para efectos de hacer efectiva la responsabilidad civil de los síndicos, el artículo 21 bis del Libro IV del Co. de Comercio196 dispone: “La junta de acreedores, en su primera reunión ordinaria, deberá acordar si exige o no al síndico una garantía de fiel desempeño de su cargo y, en caso afirmativo, la clase y monto de ella. “El síndico deberá mantener vigente la garantía mientras subista su responsabilidad.”

De todas formas resulta encomiable que el procedimiento fijado por la ley para perseguir esa responsabilidad haya sido el juicio sumario, aún cuando habría sido todavía mejor el procedimiento incidental, armonizando con todo el sistema concursal. Ahora bien, esa innovación tampoco alcanza su propósito si el ahorro de tiempo logrado en primera instancia se pierde por la lenta tramitación en segunda, como en el hecho sucede, de manera que aún quedan modificaciones pendientes a este respecto. 7.3. Responsabilidad administrativa

196 Este artículo fue agregado por el número 4 del artículo único de la Ley Nº 20.004, publicada en el Diario Oficial de 8 de marzo de 2005, en atención a que, frecuentemente, los síndicos carecen de patrimonio personal para hacer frente a las consecuencias de una demanda por responsabilidad civil.

Pero esas mayores facultades carecerían de sentido práctico si no fueran unidas a un incremento en las atribuciones sancionatorias de esa repartición fiscal, lo que la misma ley se encargó de materializar por la letra b) del “Impartir a los síndicos y a los administradores de la continuación del giro instrucciones de carácter obligatorio sobre las materias sometidas a su control y, en especial, fijar normas para la presentación de informes, estados de avance y cuentas provisorias o definitivas que deban presentar los síndicos.”

La entidad encargada de fiscalizar y controlar a los síndicos es la Superintendencia de Quiebras, lo que fue reforzado por el número 1 de la Ley Nº 20.004 que amplió las facultades de esa entidad en esta materia, modificando el número 3 del artículo 8º de la Ley Nº 18.175, que quedó de la siguiente forma: 7.3. Responsabilidad administrativa

La entidad encargada de fiscalizar y controlar a los síndicos es la Superintendencia de Quiebras, lo que fue reforzado por el número 1 de la Ley Nº 20.004 que amplió las facultades de esa entidad en esta materia, modificando el número 3 del artículo 8º de la Ley Nº 18.175, que quedó de la siguiente forma: “Impartir a los síndicos y a los administradores de la continuación del giro instrucciones de carácter obligatorio sobre las materias sometidas a su control y, en especial, fijar normas para la presentación de informes, estados de avance y cuentas provisorias o definitivas que deban presentar los síndicos.”

Pero esas mayores facultades carecerían de sentido práctico si no fueran unidas a un incremento en las atribuciones sancionatorias de esa repartición fiscal, lo que la misma ley se encargó de materializar por la letra b) del

196

Este artículo fue agregado por el número 4 del artículo único de la Ley Nº 20.004, publicada en el Diario Oficial de 8 de marzo de 2005, en atención a que, frecuentemente, los síndicos carecen de patrimonio personal para hacer frente a las consecuencias de una demanda por responsabilidad civil.

De todas formas resulta encomiable que el procedimiento fijado por la ley para perseguir esa responsabilidad haya sido el juicio sumario, aún cuando habría sido todavía mejor el procedimiento incidental, armonizando con todo el sistema concursal. Ahora bien, esa innovación tampoco alcanza su propósito si el ahorro de tiempo logrado en primera instancia se pierde por la lenta tramitación en segunda, como en el hecho sucede, de manera que aún quedan modificaciones pendientes a este respecto. “La junta de acreedores, en su primera reunión ordinaria, deberá acordar si exige o no al síndico una garantía de fiel desempeño de su cargo y, en caso afirmativo, la clase y monto de ella. “El síndico deberá mantener vigente la garantía mientras subista su responsabilidad.”

Para efectos de hacer efectiva la responsabilidad civil de los síndicos, el artículo 21 bis del Libro IV del Co. de Comercio196 dispone: DERECHO CONCURSAL CHILENO

477

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Como explicábamos al inicio, al considerar a los síndicos como funcionarios públicos, inmediatamente le quedaron extendidas en su aplicación todos los tipos que el Co. Penal contempla a su respecto en el Título V del Libro II.

478

7.4. Responsabilidad penal

número 3 del artículo único de la Ley Nº 20.004, dejando el número 5 del artículo 8º de la Ley Nº 18.175 del siguiente tenor:

“Objetar las cuentas de administración en conformidad a lo dispuesto en el artículo 30. “Asimismo, podrá actuar como parte en este procedimiento, cuando la objeción fuere promovida por los acreedores o el fallido”.

“Aplicar a los síndicos y a los administradores de la continuación del giro, como sanción por infracciones a las leyes, reglamentos y demás normas que los rijan, como asimismo por el incumplimiento de las instrucciones que imparta y de las normas que fije, censura por escrito, multa a beneficio fiscal de una a cien unidades de fomento o suspensión hasta por seis meses para asumir nuevas quiebras, convenios o cesiones de bienes”. “Las sanciones que corresponda aplicar serán impuestas administrativamente al infractor, previa audiencia, por resolución fundada. “El afectado podrá reclamar de la resolución que los suspenda temporalmente en el cargo para asumir nuevas quiebras, convenios y cesiones de bienes, ante la Corte de Apelaciones correspondiente a su domicilio. El reclamo deberá ser fundado y formularse dentro de diez días contados desde la fecha de comunicación de la resolución respectiva. La Corte dará traslado por seis días a la Superintendencia de Quiebras y, vencido dicho plazo, dictará sentencia en el término de treinta días, sin ulterior recurso. La interposición del reclamo, en este caso, no suspenderá los efectos de la resolución. “También podrá reclamarse, con sujeción al mismo procedimiento, de la resolución que aplique censura o multa. La multa deberá ser pagada dentro de diez días, contados desde que la resolución respectiva quede ejecutoriada. La resolución que aplique la multa servirá como suficiente título ejecutivo para su cobro”.

Las facultades sancionadoras de la Superintendencia, incrementadas por la Ley Nº 20.004, también se reflejaron en la modificación del número 6 del artículo 8º de la Ley Nº 18.175, quedando autorizada para:

Las facultades sancionadoras de la Superintendencia, incrementadas por la Ley Nº 20.004, también se reflejaron en la modificación del número 6 del artículo 8º de la Ley Nº 18.175, quedando autorizada para:

“Aplicar a los síndicos y a los administradores de la continuación del giro, como sanción por infracciones a las leyes, reglamentos y demás normas que los rijan, como asimismo por el incumplimiento de las instrucciones que imparta y de las normas que fije, censura por escrito, multa a beneficio fiscal de una a cien unidades de fomento o suspensión hasta por seis meses para asumir nuevas quiebras, convenios o cesiones de bienes”. “Las sanciones que corresponda aplicar serán impuestas administrativamente al infractor, previa audiencia, por resolución fundada. “El afectado podrá reclamar de la resolución que los suspenda temporalmente en el cargo para asumir nuevas quiebras, convenios y cesiones de bienes, ante la Corte de Apelaciones correspondiente a su domicilio. El reclamo deberá ser fundado y formularse dentro de diez días contados desde la fecha de comunicación de la resolución respectiva. La Corte dará traslado por seis días a la Superintendencia de Quiebras y, vencido dicho plazo, dictará sentencia en el término de treinta días, sin ulterior recurso. La interposición del reclamo, en este caso, no suspenderá los efectos de la resolución. “También podrá reclamarse, con sujeción al mismo procedimiento, de la resolución que aplique censura o multa. La multa deberá ser pagada dentro de diez días, contados desde que la resolución respectiva quede ejecutoriada. La resolución que aplique la multa servirá como suficiente título ejecutivo para su cobro”.

“Objetar las cuentas de administración en conformidad a lo dispuesto en el artículo 30. “Asimismo, podrá actuar como parte en este procedimiento, cuando la objeción fuere promovida por los acreedores o el fallido”.

número 3 del artículo único de la Ley Nº 20.004, dejando el número 5 del artículo 8º de la Ley Nº 18.175 del siguiente tenor:

7.4. Responsabilidad penal

GONZALO BAEZA OVALLE

Como explicábamos al inicio, al considerar a los síndicos como funcionarios públicos, inmediatamente le quedaron extendidas en su aplicación todos los tipos que el Co. Penal contempla a su respecto en el Título V del Libro II.

478

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

479

Para ese propósito habremos de estarnos a la descripción que, de funcionario público, hace el artículo 260 del Co. Penal: “Se reputa empleado todo el que desempeñe un cargo o función pública”.

Dado los bienes jurídicos protegidos y los intereses comprometidos, es posible sostener que el síndico realiza una función pública, sin embargo, ese no constituye un mar muy tranquilo de navegar, tanto menos cuanto lo que se pretende a través de ellos es extender la aplicación de tipos penales que exigen una interpretación restrictiva y no analógica. En el ámbito administrativo no sólo se exige que realice una función pública, cuestión que no está claro que el síndico efectivamente haga, sino que, además, sea remunerado con fondos públicos, lo que acontece en forma sólo excepcional en el caso de las quiebras sin bienes. No obstante, cuesta desconocer el carácter de funcionarios públicos de los síndicos si la ley reconoce a la Superintendencia de Quiebras como su organismo fiscalizador, contralor y sancionador, lo que deja en evidencia una suerte de dependencia funcional respecto de esa repartición. La responsabilidad penal del síndico debe ser perseguida por medio del ejercicio de una acción penal pública, figurando como agravantes aplicables en la especie, las número 7 y 8 del artículo 12 del Co. Penal, esto es, abuso de confianza, entre otros. 8. CUESTIONARIO 1. ¿Cómo puede describir la persona del síndico en relación con los procedimientos concursales? 2. Distinga entre síndico de quiebras y síndico de la quiebra. 3. Requisitos que debe cumplir una persona para ser designado síndico. 4. ¿Cómo es designado el síndico para integrar la nómina? 5. ¿Qué circunstancias determinan que el síndico deba ser excluido de la nómina?

5. ¿Qué circunstancias determinan que el síndico deba ser excluido de la nómina? 4. ¿Cómo es designado el síndico para integrar la nómina? 3. Requisitos que debe cumplir una persona para ser designado síndico. 2. Distinga entre síndico de quiebras y síndico de la quiebra. 1. ¿Cómo puede describir la persona del síndico en relación con los procedimientos concursales? 8. CUESTIONARIO La responsabilidad penal del síndico debe ser perseguida por medio del ejercicio de una acción penal pública, figurando como agravantes aplicables en la especie, las número 7 y 8 del artículo 12 del Co. Penal, esto es, abuso de confianza, entre otros. No obstante, cuesta desconocer el carácter de funcionarios públicos de los síndicos si la ley reconoce a la Superintendencia de Quiebras como su organismo fiscalizador, contralor y sancionador, lo que deja en evidencia una suerte de dependencia funcional respecto de esa repartición. En el ámbito administrativo no sólo se exige que realice una función pública, cuestión que no está claro que el síndico efectivamente haga, sino que, además, sea remunerado con fondos públicos, lo que acontece en forma sólo excepcional en el caso de las quiebras sin bienes. Dado los bienes jurídicos protegidos y los intereses comprometidos, es posible sostener que el síndico realiza una función pública, sin embargo, ese no constituye un mar muy tranquilo de navegar, tanto menos cuanto lo que se pretende a través de ellos es extender la aplicación de tipos penales que exigen una interpretación restrictiva y no analógica. “Se reputa empleado todo el que desempeñe un cargo o función pública”.

Para ese propósito habremos de estarnos a la descripción que, de funcionario público, hace el artículo 260 del Co. Penal: DERECHO CONCURSAL CHILENO

479

RETIRO

14. ¿Son incompatibles los intereses de los acreedores y del deudor? Fundamente. 15. ¿Hay intereses incompatibles entre los acreedores en el procedimiento general de la quiebra? Explique.

7. Explique el procedimiento para designar el síndico de la quiebra si la solicitó uno o más acreedores. 6. Explique el procedimiento para designar el síndico de la quiebra, si esta fue pedida por el propio deudor. GONZALO BAEZA OVALLE

19. ¿Puede o, incluso más, está obligado el síndico a absolver posiciones por el fallido? Explique.

8. Explique el procedimiento para designar el síndico de la quiebra en el evento que haya sido declarada de oficio.

18. Explique cómo opera la representación del síndico en relación con los cheques girados antes de la quiebra y, especialmente, cuando éstos han sido protestados.

9. ¿Cuáles son las principales obligaciones del síndico de la quiebra?

17. ¿Representa el síndico al fallido en las sociedades y comunidades en que tenga parte o interés? En la afirmativa, explique sus facultades.

10. ¿En qué consiste el desasimiento?

16. ¿Está facultado el síndico para celebrar transacciones y compromisos?

480

13. ¿Es el síndico representante del fallido? En la afirmativa, ¿desde cuándo y para qué propósito?

11. ¿Es el síndico representante de los acreedores? Explique.

12. ¿Cuáles pueden ser considerados intereses generales de los acreedores? Explique.

12. ¿Cuáles pueden ser considerados intereses generales de los acreedores? Explique.

11. ¿Es el síndico representante de los acreedores? Explique.

13. ¿Es el síndico representante del fallido? En la afirmativa, ¿desde cuándo y para qué propósito?

10. ¿En qué consiste el desasimiento?

14. ¿Son incompatibles los intereses de los acreedores y del deudor? Fundamente.

9. ¿Cuáles son las principales obligaciones del síndico de la quiebra?

15. ¿Hay intereses incompatibles entre los acreedores en el procedimiento general de la quiebra? Explique.

8. Explique el procedimiento para designar el síndico de la quiebra en el evento que haya sido declarada de oficio.

16. ¿Está facultado el síndico para celebrar transacciones y compromisos?

7. Explique el procedimiento para designar el síndico de la quiebra si la solicitó uno o más acreedores.

17. ¿Representa el síndico al fallido en las sociedades y comunidades en que tenga parte o interés? En la afirmativa, explique sus facultades.

6. Explique el procedimiento para designar el síndico de la quiebra, si esta fue pedida por el propio deudor.

18. Explique cómo opera la representación del síndico en relación con los cheques girados antes de la quiebra y, especialmente, cuando éstos han sido protestados.

GONZALO BAEZA OVALLE

19. ¿Puede o, incluso más, está obligado el síndico a absolver posiciones por el fallido? Explique.

480

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

481

20. ¿Puede el síndico ser citado a reconocer firma y confesar deuda? Explique. 21. Indique las razones por las cuales un síndico puede ser excluido de la nómina.

30. ¿Puede revocar al síndico de la quiebra la junta de acreedores? En la afirmativa, ¿cómo lo hace y con qué quórum necesita proceder? 29. ¿Qué facultades otorga la ley a los acreedores, individualmente considerados, para intervenir en los incidentes de remoción promovidos de oficio por el tribunal o a iniciativa de la Superintendencia de Quiebras? 28. ¿Puede el tribunal, de oficio, remover al síndico de la quiebra? Explique el fundamento y tramitación.

22. ¿Cuáles son las principales vías para que terminen las funciones del síndico de la quiebra?

27. ¿Puede un acreedor, individualmente, solicitar al tribunal la remoción del síndico de la quiebra? En la afirmativa, ¿qué fundamento debería esgrimir y qué tramitación debe ser dada a esa petición?

23. ¿Qué diferencia existe entre remoción y revocación del síndico de la quiebra? Explique. 24. ¿Está facultada la Superintendencia de Quiebras para remover al síndico de la quiebra? Explique. 25. ¿Qué facultades disciplinarias son otorgadas a la Superintendencia de quiebra por la Ley Nº 18.175 sobre los síndicos? Explique, especialmente su procedimiento de aplicación. 26. ¿Puede la Superintendencia de Quiebras, a través de su Superintendente, solicitar la remoción del síndico de quiebras? ¿A quién lo solicita, bajo qué fundamentos y cuál es la tramitación que corresponde asignar a esa petición?

26. ¿Puede la Superintendencia de Quiebras, a través de su Superintendente, solicitar la remoción del síndico de quiebras? ¿A quién lo solicita, bajo qué fundamentos y cuál es la tramitación que corresponde asignar a esa petición? 25. ¿Qué facultades disciplinarias son otorgadas a la Superintendencia de quiebra por la Ley Nº 18.175 sobre los síndicos? Explique, especialmente su procedimiento de aplicación. 24. ¿Está facultada la Superintendencia de Quiebras para remover al síndico de la quiebra? Explique. 23. ¿Qué diferencia existe entre remoción y revocación del síndico de la quiebra? Explique.

27. ¿Puede un acreedor, individualmente, solicitar al tribunal la remoción del síndico de la quiebra? En la afirmativa, ¿qué fundamento debería esgrimir y qué tramitación debe ser dada a esa petición?

22. ¿Cuáles son las principales vías para que terminen las funciones del síndico de la quiebra?

28. ¿Puede el tribunal, de oficio, remover al síndico de la quiebra? Explique el fundamento y tramitación.

21. Indique las razones por las cuales un síndico puede ser excluido de la nómina.

29. ¿Qué facultades otorga la ley a los acreedores, individualmente considerados, para intervenir en los incidentes de remoción promovidos de oficio por el tribunal o a iniciativa de la Superintendencia de Quiebras? 30. ¿Puede revocar al síndico de la quiebra la junta de acreedores? En la afirmativa, ¿cómo lo hace y con qué quórum necesita proceder?

20. ¿Puede el síndico ser citado a reconocer firma y confesar deuda? Explique. DERECHO CONCURSAL CHILENO

481

RETIRO

TIRO

El precepto en cuestión dilucida el tribunal competente en función del territorio, al disponer que:

CAPÍTULO XII TRIBUNAL COMPETENTE Y PROCEDIMIENTO

Esa norma la encontramos complementada por el artículo 154 de ese cuerpo orgánico de leyes, toda vez que el primero resuelve el nivel de competencia (mayor o menor cuantía) en que habrá de ser radicada este tipo de controversia. Recordemos que la distinción entre tribunales de mayor cuantía y menor cuantía desapareció hace bastante tiempo, al refundir estos últimos en los primeros, de modo que ese alcance sólo adquiere relevancia en relación con algunos procesos pero no para establecer el tribunal competente, como acontece con el juicio ordinario, que puede ser de mayor o menor cuantía, a vía de ejemplo.

1. COMPETENCIA 1.1. En cuanto a jerarquía y territorio La regla general en esta materia la encontramos en el artículo 131 del Co. Orgánico de Tribunales: “Se reputarán también, en todo caso, como materias de mayor cuantía, para el efecto de determinar la competencia del juez, las que en seguida se indican: 1. El derecho al goce de los réditos de un capital acensuado, y 2. Todas las cuestiones relativas a quiebras y a convenios entre el deudor y los acreedores”.

“Se reputarán también, en todo caso, como materias de mayor cuantía, para el efecto de determinar la competencia del juez, las que en seguida se indican: 1. El derecho al goce de los réditos de un capital acensuado, y 2. Todas las cuestiones relativas a quiebras y a convenios entre el deudor y los acreedores”.

La regla general en esta materia la encontramos en el artículo 131 del Co. Orgánico de Tribunales: 1.1. En cuanto a jerarquía y territorio 1. COMPETENCIA

Recordemos que la distinción entre tribunales de mayor cuantía y menor cuantía desapareció hace bastante tiempo, al refundir estos últimos en los primeros, de modo que ese alcance sólo adquiere relevancia en relación con algunos procesos pero no para establecer el tribunal competente, como acontece con el juicio ordinario, que puede ser de mayor o menor cuantía, a vía de ejemplo. Esa norma la encontramos complementada por el artículo 154 de ese cuerpo orgánico de leyes, toda vez que el primero resuelve el nivel de competencia (mayor o menor cuantía) en que habrá de ser radicada este tipo de controversia. El precepto en cuestión dilucida el tribunal competente en función del territorio, al disponer que:

CAPÍTULO XII TRIBUNAL COMPETENTE Y PROCEDIMIENTO

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Dado el carácter imperativo de la redacción del artículo 142 del Co. Orgánico de Tribunales (deberá ser demandada), no podemos acoger esa solución, a menos que sean varios los establecimientos, comisiones u oficinas que hayan intervenido en la celebración del contrato o en el hecho que da fundamento a la petición de quiebra.

484

Podríamos entender que por virtud de lo prevenido en los artículos 112 y 140 del Co. Orgánico de Tribunales, el interesado quedó facultado para iniciar su petición destinada a provocar la quiebra ante cualquiera de los tribunales que corresponde a los domicilios de esa persona jurídica.

“Será juez competente en materia de quiebras, cesiones de bienes y convenios entre deudor y acreedores el del lugar en que el fallido o deudor tuviere su domicilio”.

De acuerdo a su inciso final optó por radicar el asunto en el tribunal que correspondiera al domicilio del establecimiento que celebró el contrato o intervino en el hecho que motivó el juicio.

De esta manera, entonces, los asuntos relativos a las quiebras son de mayor cuantía, aún cuando no sea relevante tal distinción pero sigue existiendo y el tribunal competente es aquel que corresponde al domicilio del deudor.

Puede acontecer que existan varios domicilios para una misma persona jurídica, con lo cual el tema adquiere alguna complejidad mayor que el legislador resuelve en el mismo precepto.

Respecto de las personas jurídicas la regulación pertinente la encontramos en el artículo 142 del Co. Orgánico de Tribunales, en los siguientes términos:

“Cuando el demandado fuere una persona jurídica se reputará por domicilio, para el objeto de fijar la competencia del juez, el lugar donde tenga su asiento la respectiva corporación o fundación. Y si la persona jurídica demandada tuviere establecimientos, comisiones u oficinas que la representen en diversos lugares como sucede con las sociedades comerciales, deberá ser demandada ante el juez del lugar donde exista el establecimiento, comisión u oficina que celebró el contrato o que intervino en el hecho que da origen al juicio”.

“Cuando el demandado fuere una persona jurídica se reputará por domicilio, para el objeto de fijar la competencia del juez, el lugar donde tenga su asiento la respectiva corporación o fundación. Y si la persona jurídica demandada tuviere establecimientos, comisiones u oficinas que la representen en diversos lugares como sucede con las sociedades comerciales, deberá ser demandada ante el juez del lugar donde exista el establecimiento, comisión u oficina que celebró el contrato o que intervino en el hecho que da origen al juicio”.

Respecto de las personas jurídicas la regulación pertinente la encontramos en el artículo 142 del Co. Orgánico de Tribunales, en los siguientes términos:

Puede acontecer que existan varios domicilios para una misma persona jurídica, con lo cual el tema adquiere alguna complejidad mayor que el legislador resuelve en el mismo precepto.

De esta manera, entonces, los asuntos relativos a las quiebras son de mayor cuantía, aún cuando no sea relevante tal distinción pero sigue existiendo y el tribunal competente es aquel que corresponde al domicilio del deudor.

De acuerdo a su inciso final optó por radicar el asunto en el tribunal que correspondiera al domicilio del establecimiento que celebró el contrato o intervino en el hecho que motivó el juicio.

“Será juez competente en materia de quiebras, cesiones de bienes y convenios entre deudor y acreedores el del lugar en que el fallido o deudor tuviere su domicilio”.

Podríamos entender que por virtud de lo prevenido en los artículos 112 y 140 del Co. Orgánico de Tribunales, el interesado quedó facultado para iniciar su petición destinada a provocar la quiebra ante cualquiera de los tribunales que corresponde a los domicilios de esa persona jurídica.

GONZALO BAEZA OVALLE

Dado el carácter imperativo de la redacción del artículo 142 del Co. Orgánico de Tribunales (deberá ser demandada), no podemos acoger esa solución, a menos que sean varios los establecimientos, comisiones u oficinas que hayan intervenido en la celebración del contrato o en el hecho que da fundamento a la petición de quiebra.

484

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

485

En esta última situación entendemos que regresamos a la regla general prevista en los artículos 112 y 140 de ese Código pero, una vez comenzado el procedimiento ante un tribunal, este excluye a todos los demás, quedando como único competente para seguir conociendo de la causa, por aplicación de la regla o principio procesal denominado de prevención que envuelve la exclusión de otros tribunales por vía de radicación. Como veremos en su oportunidad, el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio establece muchas restricciones para el deudor, al extremo de impedirle provocar incidentes, pese a lo cual se ha resuelto que la oportunidad que tiene para alegar la incompetencia del tribunal es precisamente en la audiencia a que se refiere esa norma, para evitar incurrir en una prórroga de jurisdicción, como expresan Raúl Núñez Ojeda y Nicolás Carrasco Delgado197. No obstante ese fallo choca con el tenor literal del artículo 45 referido que prohíbe o niega el derecho al deudor a promover incidentes en esa citación y no cabe duda que la nulidad por razón de incompetencia que es aquello que recrimina el fallo de nuestro máximo tribunal como una alegación no efectuada por el deudor, es un imposible legal dado que eso es claramente un incidente o artículo cuya iniciación, como expusimos, está prohibida al deudor, no obstante lo razonable del planteamiento de esa Corte. 1.2. En relación a las personas Sobre esta materia como en muchas otras atingentes al derecho, debemos hacer una distinción entre el fuero que afecta a los acreedores y aquel del deudor.

197

NÚÑEZ OJEDA, Raúl y CARRASCO DELGADO, Nicolás. Derecho Concursal Procesal chileno. Legislación, doctrina y jurisprudencia. LegalPublishing Chile, 2011, p. 272, quienes sustentan su posición en la Sentencia de la E. Corte Suprema de fecha 14 de noviembre de 2005, dictada en la causa sobre quiebra, Ingreso Corte Nº 5.112-2005, LegalPublishing: 33.300 que razonó lo siguiente: “La fallida no reclamó la incompetencia en la audiencia prevista para oírle antes de emitirse pronunciamiento sobre la petición de quiebra, silencio que genera el efecto saneador de una cuestión puramente vinculada al domicilio, esto es, a la competencia relativa que en su faz negativa no fue invocada como motivo de nulidad”.

197 NÚÑEZ OJEDA, Raúl y CARRASCO DELGADO, Nicolás. Derecho Concursal Procesal chileno. Legislación, doctrina y jurisprudencia. LegalPublishing Chile, 2011, p. 272, quienes sustentan su posición en la Sentencia de la E. Corte Suprema de fecha 14 de noviembre de 2005, dictada en la causa sobre quiebra, Ingreso Corte Nº 5.112-2005, LegalPublishing: 33.300 que razonó lo siguiente: “La fallida no reclamó la incompetencia en la audiencia prevista para oírle antes de emitirse pronunciamiento sobre la petición de quiebra, silencio que genera el efecto saneador de una cuestión puramente vinculada al domicilio, esto es, a la competencia relativa que en su faz negativa no fue invocada como motivo de nulidad”.

Sobre esta materia como en muchas otras atingentes al derecho, debemos hacer una distinción entre el fuero que afecta a los acreedores y aquel del deudor. 1.2. En relación a las personas No obstante ese fallo choca con el tenor literal del artículo 45 referido que prohíbe o niega el derecho al deudor a promover incidentes en esa citación y no cabe duda que la nulidad por razón de incompetencia que es aquello que recrimina el fallo de nuestro máximo tribunal como una alegación no efectuada por el deudor, es un imposible legal dado que eso es claramente un incidente o artículo cuya iniciación, como expusimos, está prohibida al deudor, no obstante lo razonable del planteamiento de esa Corte. Como veremos en su oportunidad, el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio establece muchas restricciones para el deudor, al extremo de impedirle provocar incidentes, pese a lo cual se ha resuelto que la oportunidad que tiene para alegar la incompetencia del tribunal es precisamente en la audiencia a que se refiere esa norma, para evitar incurrir en una prórroga de jurisdicción, como expresan Raúl Núñez Ojeda y Nicolás Carrasco Delgado197. En esta última situación entendemos que regresamos a la regla general prevista en los artículos 112 y 140 de ese Código pero, una vez comenzado el procedimiento ante un tribunal, este excluye a todos los demás, quedando como único competente para seguir conociendo de la causa, por aplicación de la regla o principio procesal denominado de prevención que envuelve la exclusión de otros tribunales por vía de radicación. DERECHO CONCURSAL CHILENO

485

RETIRO

En cuanto atañe a los primeros, el Libro IV del Co. de Comercio aclara, en su artículo 4º, que el fuero de los acreedores no modifica la competencia natural de los tribunales y, en ese sentido establece que: “Aun cuando entre los acreedores haya personas que gocen de fuero especial, conocerá del juicio de quiebra el tribunal que sería competente sin esa circunstancia”.

Esa solución también la descubrimos implementada en el inciso 2º del artículo 33 del Co. Orgánico de Tribunales.

En consecuencia y a vía de conclusión, podemos afirmar que la idea central del legislador, aún cuando la asumamos mal expresada en el texto en análisis, aparece orientada a que sea el tribunal ordinario el llamado a conocer y resolver estos asuntos, independientemente del hecho que uno o más acreedores o, incluso el deudor, pueda exhibir el beneficio o gravamen, según el modo de interpretar el asunto, de contar con algún fuero particular.198

GONZALO BAEZA OVALLE

198 Es sostenido por algunos, en una posición que no deja de ser razonable, que el fuero, bajo determinadas circunstancias, como aquél del cual están dotados los miembros de las Fuerzas Armadas y de Orden, protege al ciudadano común, en la medida que las normas castrenses son

486

A contrario sensu, podría ser interpretado que si el fuero afecta al deudor, el tribunal competente será aquél que corresponda en razón de ese fuero.

Resulta difícil visualizar, por ejemplo, un procedimiento concursal ventilado ante tribunales castrenses, en razón a que el deudor exhibe un grado militar.

No obstante estimamos que el espíritu que inspiró al legislador en esa norma más bien tiende a generar una situación ejemplar, en el sentido que, aún cuando el fuero afectare a un acreedor, habida consideración a que son los principales protegidos en los procedimientos concursales, no resultaría aplicable el fuero de modo que, bajo ningún concepto, correspondería sostener que el fuero del deudor derivaría la causa hacia el tribunal que remite a este último en función de ese beneficio o carga, según sea el modo de entender el referido fuero.

No obstante estimamos que el espíritu que inspiró al legislador en esa norma más bien tiende a generar una situación ejemplar, en el sentido que, aún cuando el fuero afectare a un acreedor, habida consideración a que son los principales protegidos en los procedimientos concursales, no resultaría aplicable el fuero de modo que, bajo ningún concepto, correspondería sostener que el fuero del deudor derivaría la causa hacia el tribunal que remite a este último en función de ese beneficio o carga, según sea el modo de entender el referido fuero.

Resulta difícil visualizar, por ejemplo, un procedimiento concursal ventilado ante tribunales castrenses, en razón a que el deudor exhibe un grado militar.

A contrario sensu, podría ser interpretado que si el fuero afecta al deudor, el tribunal competente será aquél que corresponda en razón de ese fuero. Esa solución también la descubrimos implementada en el inciso 2º del artículo 33 del Co. Orgánico de Tribunales. “Aun cuando entre los acreedores haya personas que gocen de fuero especial, conocerá del juicio de quiebra el tribunal que sería competente sin esa circunstancia”.

En cuanto atañe a los primeros, el Libro IV del Co. de Comercio aclara, en su artículo 4º, que el fuero de los acreedores no modifica la competencia natural de los tribunales y, en ese sentido establece que:

En consecuencia y a vía de conclusión, podemos afirmar que la idea central del legislador, aún cuando la asumamos mal expresada en el texto en análisis, aparece orientada a que sea el tribunal ordinario el llamado a conocer y resolver estos asuntos, independientemente del hecho que uno o más acreedores o, incluso el deudor, pueda exhibir el beneficio o gravamen, según el modo de interpretar el asunto, de contar con algún fuero particular.198

198

486

GONZALO BAEZA OVALLE

Es sostenido por algunos, en una posición que no deja de ser razonable, que el fuero, bajo determinadas circunstancias, como aquél del cual están dotados los miembros de las Fuerzas Armadas y de Orden, protege al ciudadano común, en la medida que las normas castrenses son

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

487

2. DEL PROCEDIMIENTO 2.1. Aspectos introductorios Siendo claro que no es este el momento de analizar las normas procesales aplicables a los procedimientos concursales, cuestión que ocupará una buena parte del estudio futuro del ramo, de todas formas conviene detener la atención en algunos de sus aspectos particulares, especialmente en aras de las calificaciones del mismo que efectúan algunos autores, como hemos mencionado con anterioridad. En efecto, ha sido sostenido que este procedimiento responde a una naturaleza civil, sin explicitar, en forma inteligible, los fundamentos que podrían dar respaldo a tal propuesta. Entendemos que asignan ese atributo, calificativo o naturaleza jurídica, si se quiere, aduciendo que, supletoriamente a la normativa concursal, son llamadas a regir las regulaciones del Co. de Procedimiento Civil. Explican que tal especificación obedecería a la necesidad de destacar que ella se encuentra fundamentalmente incorporada dentro del derecho procesal civil, cuyo texto principal en Chile está constituido por el Co. de Procedimiento Civil. Lo dicho exhibiría particular importancia para los efectos de lo previsto en el artículo 1º de ese cuerpo orgánico de leyes. Los procedimientos son civiles o de otra naturaleza, atendiendo al fondo de la cuestión que motiva la iniciación de la tramitación pertinente o que están llamados a resolver los tribunales respectivos, pero la aplicación

más severas con sus miembros que las ordinarias civiles, contemplando otras figuras que ameritan penas o castigos, adicionales a las comunes. En esa situación se asume que esas personas están en un plano de desequilibrio en relación con el ciudadano común. Eso alude al fuero de competencia de tribunales, no el fuero que ampara a determinadas personas que ejercen cargos u oficios públicos, en que no aparece muy transparente ni tranquila la justificación de su existencia, siendo evidente que para ellos constituye un beneficio, un privilegio, contra el ciudadano común, lo que nos haría dudar, incluso, de la constitucionalidad de su establecimiento.

más severas con sus miembros que las ordinarias civiles, contemplando otras figuras que ameritan penas o castigos, adicionales a las comunes. En esa situación se asume que esas personas están en un plano de desequilibrio en relación con el ciudadano común. Eso alude al fuero de competencia de tribunales, no el fuero que ampara a determinadas personas que ejercen cargos u oficios públicos, en que no aparece muy transparente ni tranquila la justificación de su existencia, siendo evidente que para ellos constituye un beneficio, un privilegio, contra el ciudadano común, lo que nos haría dudar, incluso, de la constitucionalidad de su establecimiento.

Los procedimientos son civiles o de otra naturaleza, atendiendo al fondo de la cuestión que motiva la iniciación de la tramitación pertinente o que están llamados a resolver los tribunales respectivos, pero la aplicación Lo dicho exhibiría particular importancia para los efectos de lo previsto en el artículo 1º de ese cuerpo orgánico de leyes. Explican que tal especificación obedecería a la necesidad de destacar que ella se encuentra fundamentalmente incorporada dentro del derecho procesal civil, cuyo texto principal en Chile está constituido por el Co. de Procedimiento Civil. Entendemos que asignan ese atributo, calificativo o naturaleza jurídica, si se quiere, aduciendo que, supletoriamente a la normativa concursal, son llamadas a regir las regulaciones del Co. de Procedimiento Civil. En efecto, ha sido sostenido que este procedimiento responde a una naturaleza civil, sin explicitar, en forma inteligible, los fundamentos que podrían dar respaldo a tal propuesta. Siendo claro que no es este el momento de analizar las normas procesales aplicables a los procedimientos concursales, cuestión que ocupará una buena parte del estudio futuro del ramo, de todas formas conviene detener la atención en algunos de sus aspectos particulares, especialmente en aras de las calificaciones del mismo que efectúan algunos autores, como hemos mencionado con anterioridad. 2.1. Aspectos introductorios 2. DEL PROCEDIMIENTO DERECHO CONCURSAL CHILENO

487

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Adicionalmente, al revisar el número 1 del artículo 43 del Libro IV del Co. de Comercio, caeremos en cuenta que respecto de estos últimos no procede la apertura de los procedimientos concursales a través de la declaración de quiebra por obligaciones propias de su giro sino en la medida

488

Aún más, respondiendo los procedimientos concursales a una especie o forma de liquidación, no resultaría lógico aducir una naturaleza civil si las liquidaciones son reguladas en el Co. de Comercio, no en el Co. Civil.

supletoria de alguna normativa no hace cambiar de carácter o naturaleza jurídica al sistema complementado.

Por consiguiente, el núcleo principal de los procedimientos concursales lo encontramos orientado hacia aquellos deudores que ejercen actividades comerciales, sólo restando como agregados, dada su importancia relativa en el país, la actividad minera o agrícola.

Siguiendo tales lineamientos hablaremos de juicios o procedimientos civiles, mercantiles, mineros, laborales, de agua, de menores, etcétera.

La actividad industrial corresponde calificarla como comercial, en razón a que encuadra en la descripción efectuada por el número 5º del artículo 3º del Co. de Comercio, entre varios otros.

Aducir que los procedimientos concursales son civiles sobre la base que, supletoriamente, corresponde aplicar las normas contempladas en el Co. de Procedimiento Civil importa sostener el absurdo que el Co. de Comercio no es tal sino que pasa a ser una parte del Co. Civil, porque su artículo 2º llama a regir estas últimas disposiciones en el evento de no estar resuelta la situación en forma específica.

Ese precepto hace aplicable el procedimiento concursal al deudor que ejerza una actividad comercial, industrial, minera o agrícola.

Por cierto que resulta sorprendente calificar como civil un procedimiento que, principalmente, aparece orientado a resolver cuestiones surgidas en el comercio o en ámbitos tan afines a su ejercicio que, para estos efectos, fueron asimilados al mismo, como cabe derivar del artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio.

Por cierto que resulta sorprendente calificar como civil un procedimiento que, principalmente, aparece orientado a resolver cuestiones surgidas en el comercio o en ámbitos tan afines a su ejercicio que, para estos efectos, fueron asimilados al mismo, como cabe derivar del artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio.

Ese precepto hace aplicable el procedimiento concursal al deudor que ejerza una actividad comercial, industrial, minera o agrícola.

Aducir que los procedimientos concursales son civiles sobre la base que, supletoriamente, corresponde aplicar las normas contempladas en el Co. de Procedimiento Civil importa sostener el absurdo que el Co. de Comercio no es tal sino que pasa a ser una parte del Co. Civil, porque su artículo 2º llama a regir estas últimas disposiciones en el evento de no estar resuelta la situación en forma específica.

La actividad industrial corresponde calificarla como comercial, en razón a que encuadra en la descripción efectuada por el número 5º del artículo 3º del Co. de Comercio, entre varios otros.

Siguiendo tales lineamientos hablaremos de juicios o procedimientos civiles, mercantiles, mineros, laborales, de agua, de menores, etcétera.

Por consiguiente, el núcleo principal de los procedimientos concursales lo encontramos orientado hacia aquellos deudores que ejercen actividades comerciales, sólo restando como agregados, dada su importancia relativa en el país, la actividad minera o agrícola.

supletoria de alguna normativa no hace cambiar de carácter o naturaleza jurídica al sistema complementado.

Aún más, respondiendo los procedimientos concursales a una especie o forma de liquidación, no resultaría lógico aducir una naturaleza civil si las liquidaciones son reguladas en el Co. de Comercio, no en el Co. Civil.

GONZALO BAEZA OVALLE

Adicionalmente, al revisar el número 1 del artículo 43 del Libro IV del Co. de Comercio, caeremos en cuenta que respecto de estos últimos no procede la apertura de los procedimientos concursales a través de la declaración de quiebra por obligaciones propias de su giro sino en la medida

488

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

489

que hayan cesado en el pago de una obligación mercantil, de donde deriva que pasa a ser la mercantilidad el elemento determinante en la aplicación de tales regulaciones. Los demás casos contemplados en el artículo 43 de ese Código, como causales de quiebra, si bien no exigen ninguna calidad particular al deudor ni tampoco a las obligaciones en las que pueda reconocer su origen la ejecución, estimamos claro que el legislador optó por hacer regir esta normativa tomando en consideración el interés social comprometido. En cada una de las situaciones allí previstas enfrentamos un hecho revelador de insolvencia y, por ende, generando una presunción fundada que el incumplimiento no responde a una cuestión coyuntural que afecte al deudor sino más bien obedece a una situación estructural difícilmente solucionable por otra vía que no sea el procedimiento concursal, sin irrogar grave daño a los acreedores, al mismo deudor y, por ende, a la sociedad toda, de derivar en un fenómeno incontrolado de una cadena causal creciente de incumplimientos comerciales. La razón indicada fue la que nos llevó, líneas atrás a destacar que todos los procedimientos concursales suponen una situación de insolvencia que habilita a cualquier interesado para hacer efectiva la causal de disolución de las sociedades en que el fallido participe como socio, correspondiendo a este último demostrar que dispone de un peculio suficiente para cubrir sus deudas, en otras palabras, que no enfrenta realmente una situación de insolvencia estructural. De esta manera y, a vía de conclusión, no logramos divisar algún fundamento sólido que permita sostener que el Co. de Procedimiento Civil resulte aplicable supletoriamente al procedimiento concursal contemplado en el Libro IV del Co. de Comercio fundado en que este último responda a una naturaleza jurídica civil. Muy por el contrario, el carácter mercantil de los procedimientos concursales determina tal aplicación supletoria. La indicada supletoriedad constituye la regla general en materia comercial, como surge de la simple lectura del artículo 2º del Co. de Comercio.

La indicada supletoriedad constituye la regla general en materia comercial, como surge de la simple lectura del artículo 2º del Co. de Comercio. Muy por el contrario, el carácter mercantil de los procedimientos concursales determina tal aplicación supletoria. De esta manera y, a vía de conclusión, no logramos divisar algún fundamento sólido que permita sostener que el Co. de Procedimiento Civil resulte aplicable supletoriamente al procedimiento concursal contemplado en el Libro IV del Co. de Comercio fundado en que este último responda a una naturaleza jurídica civil. La razón indicada fue la que nos llevó, líneas atrás a destacar que todos los procedimientos concursales suponen una situación de insolvencia que habilita a cualquier interesado para hacer efectiva la causal de disolución de las sociedades en que el fallido participe como socio, correspondiendo a este último demostrar que dispone de un peculio suficiente para cubrir sus deudas, en otras palabras, que no enfrenta realmente una situación de insolvencia estructural. En cada una de las situaciones allí previstas enfrentamos un hecho revelador de insolvencia y, por ende, generando una presunción fundada que el incumplimiento no responde a una cuestión coyuntural que afecte al deudor sino más bien obedece a una situación estructural difícilmente solucionable por otra vía que no sea el procedimiento concursal, sin irrogar grave daño a los acreedores, al mismo deudor y, por ende, a la sociedad toda, de derivar en un fenómeno incontrolado de una cadena causal creciente de incumplimientos comerciales. Los demás casos contemplados en el artículo 43 de ese Código, como causales de quiebra, si bien no exigen ninguna calidad particular al deudor ni tampoco a las obligaciones en las que pueda reconocer su origen la ejecución, estimamos claro que el legislador optó por hacer regir esta normativa tomando en consideración el interés social comprometido. que hayan cesado en el pago de una obligación mercantil, de donde deriva que pasa a ser la mercantilidad el elemento determinante en la aplicación de tales regulaciones. DERECHO CONCURSAL CHILENO

489

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

El artículo 5º del Libro IV del Co. de Comercio establece:

490

2.2. Reglas generales de procedimiento en la ley de quiebras

Además, la regla general del sistema procesal chileno, como lo denuncia el artículo 3º del Co. de Procedimiento Civil, llama a aplicar “el procedimiento ordinario en todas las gestiones, trámites y actuaciones que no estén sometidos a una regla especial diversa, cualquiera sea su naturaleza”.

Como no fue realizado de esa forma por el legislador, estimamos que constituye una reafirmación de nuestro criterio interpretativo en el sentido que enfrentamos un asunto de naturaleza mercantil.

Por otro lado, la remisión implícita o explícita al Co. de Procedimiento Civil, a partir o desde procedimientos especiales, corresponde a un lugar común en nuestro sistema jurídico, ratificando el sentido general de esa legislación, como lo podemos apreciar en el Co. del Trabajo, en el Co. Tributario e incluso en el Co. de Procedimiento Penal y, actualmente, en el Co. Procesal Penal.

Resultaría por demás extraña esa decisión si los indicados procedimientos respondieran a una naturaleza procesal o civil, desde que no habría habido impedimento alguno para incluirlos, sea en el Co. Civil o en el Co. de Procedimiento Civil.

Por consecuencia, la naturaleza jurídica del procedimiento concursal históricamente es y siempre ha sido mercantil, sin perjuicio de extender su aplicación a algunos deudores civiles, por razones de conveniencia social o interés común y, básicamente, porque la cuestión de fondo de esos procedimientos consiste en la liquidación de un negocio que es una materia sustantiva regulada, desde siempre, por el Co. de Comercio.

Adicionalmente, la decisión legislativa de incluir la normativa concursal en el Co. de Comercio también responde al concepto que el legislador tuvo respecto de la efectiva naturaleza mercantil de esos procedimientos, particularmente porque los concursos fueron, originalmente, siempre mercantiles, esto es, aplicable a los comerciantes solamente.

Adicionalmente, la decisión legislativa de incluir la normativa concursal en el Co. de Comercio también responde al concepto que el legislador tuvo respecto de la efectiva naturaleza mercantil de esos procedimientos, particularmente porque los concursos fueron, originalmente, siempre mercantiles, esto es, aplicable a los comerciantes solamente.

Por consecuencia, la naturaleza jurídica del procedimiento concursal históricamente es y siempre ha sido mercantil, sin perjuicio de extender su aplicación a algunos deudores civiles, por razones de conveniencia social o interés común y, básicamente, porque la cuestión de fondo de esos procedimientos consiste en la liquidación de un negocio que es una materia sustantiva regulada, desde siempre, por el Co. de Comercio.

Resultaría por demás extraña esa decisión si los indicados procedimientos respondieran a una naturaleza procesal o civil, desde que no habría habido impedimento alguno para incluirlos, sea en el Co. Civil o en el Co. de Procedimiento Civil.

Por otro lado, la remisión implícita o explícita al Co. de Procedimiento Civil, a partir o desde procedimientos especiales, corresponde a un lugar común en nuestro sistema jurídico, ratificando el sentido general de esa legislación, como lo podemos apreciar en el Co. del Trabajo, en el Co. Tributario e incluso en el Co. de Procedimiento Penal y, actualmente, en el Co. Procesal Penal.

Como no fue realizado de esa forma por el legislador, estimamos que constituye una reafirmación de nuestro criterio interpretativo en el sentido que enfrentamos un asunto de naturaleza mercantil.

Además, la regla general del sistema procesal chileno, como lo denuncia el artículo 3º del Co. de Procedimiento Civil, llama a aplicar “el procedimiento ordinario en todas las gestiones, trámites y actuaciones que no estén sometidos a una regla especial diversa, cualquiera sea su naturaleza”.

2.2. Reglas generales de procedimiento en la ley de quiebras

GONZALO BAEZA OVALLE

El artículo 5º del Libro IV del Co. de Comercio establece:

490

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

491

“Toda cuestión que se suscite en el juicio de quiebra o en materia de convenios se tramitará como incidente a menos que la ley señale un procedimiento diverso. “Salvo las excepciones expresamente contempladas en esta ley, las apelaciones se concederán en el solo efecto devolutivo y gozarán de preferencia para su agregación extraordinaria a la tabla y para su fallo. “Los términos de días establecidos en esta ley se entenderán suspendidos durante los feriados, a menos que ella misma o el tribunal, por motivos fundados, disponga lo contrario. “Los expedientes relativos a los concursos de que trata la presente ley, sólo podrán ser retirados por la Superintendencia de Quiebras, el síndico o el experto facilitador. En aquellos casos en que otro tribunal requiera la remisión del expediente original o de algún cuaderno o piezas del proceso, el trámite se cumplirá, sin excepción, remitiendo, a costa del peticionario o de la parte que hubiere interpuesto el recurso o realizado la gestión que origina la petición, las copias o fotocopias respectivas. Estas deberán ser debidamente certificadas, en cada hoja, por el secretario del tribunal”.

De esta manera, las regulaciones procesales de carácter general contempladas en la ley de quiebra podemos sintetizarlas, sin perder de vista el texto expreso de los artículos citados, de la siguiente forma: a) Procedimiento de aplicación general Al establecer el legislador que “toda cuestión” suscitada en el juicio de quiebra que carezca de una tramitación especial, queda sometida al procedimiento aplicable a los incidentes, no refiere sólo a aquellas que revistan el carácter de contiendas y, por tal razón, no corresponde limitarlas sólo a ellas porque no aparece expresado así en la ley y, además, por virtud de la modificación introducida por la Ley Nº 20.073, también consideramos pertinente hacerla extensiva a los convenios que, como aparece expresado en el artículo 1º del Libro IV del Co. de Comercio, forma parte de los procedimientos concursales. Pensamos que esta aclaración resultaba necesaria toda vez que de no haberla efectuado, por virtud de lo preceptuado en el artículo 3º del Co. de Procedimiento Civil, habría sido preciso resolver dichas cuestiones haciéndoles extensivas las regulaciones aplicables al juicio ordinario, entrabando la fluidez imprescindible para que estos procedimientos concursales sean

Pensamos que esta aclaración resultaba necesaria toda vez que de no haberla efectuado, por virtud de lo preceptuado en el artículo 3º del Co. de Procedimiento Civil, habría sido preciso resolver dichas cuestiones haciéndoles extensivas las regulaciones aplicables al juicio ordinario, entrabando la fluidez imprescindible para que estos procedimientos concursales sean Al establecer el legislador que “toda cuestión” suscitada en el juicio de quiebra que carezca de una tramitación especial, queda sometida al procedimiento aplicable a los incidentes, no refiere sólo a aquellas que revistan el carácter de contiendas y, por tal razón, no corresponde limitarlas sólo a ellas porque no aparece expresado así en la ley y, además, por virtud de la modificación introducida por la Ley Nº 20.073, también consideramos pertinente hacerla extensiva a los convenios que, como aparece expresado en el artículo 1º del Libro IV del Co. de Comercio, forma parte de los procedimientos concursales. a) Procedimiento de aplicación general De esta manera, las regulaciones procesales de carácter general contempladas en la ley de quiebra podemos sintetizarlas, sin perder de vista el texto expreso de los artículos citados, de la siguiente forma: “Toda cuestión que se suscite en el juicio de quiebra o en materia de convenios se tramitará como incidente a menos que la ley señale un procedimiento diverso. “Salvo las excepciones expresamente contempladas en esta ley, las apelaciones se concederán en el solo efecto devolutivo y gozarán de preferencia para su agregación extraordinaria a la tabla y para su fallo. “Los términos de días establecidos en esta ley se entenderán suspendidos durante los feriados, a menos que ella misma o el tribunal, por motivos fundados, disponga lo contrario. “Los expedientes relativos a los concursos de que trata la presente ley, sólo podrán ser retirados por la Superintendencia de Quiebras, el síndico o el experto facilitador. En aquellos casos en que otro tribunal requiera la remisión del expediente original o de algún cuaderno o piezas del proceso, el trámite se cumplirá, sin excepción, remitiendo, a costa del peticionario o de la parte que hubiere interpuesto el recurso o realizado la gestión que origina la petición, las copias o fotocopias respectivas. Estas deberán ser debidamente certificadas, en cada hoja, por el secretario del tribunal”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

491

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Ahora bien, en materia concursal, dado lo prevenido en el inciso segundo del artículo 5º del Libro IV del Co. de Comercio, la regla general pasa a ser que el recurso de apelación sólo deba concederse en el efecto devolutivo, agregando un beneficio por demás importante: la preferencia para su agregación extraordinaria a la tabla y su fallo.

492

“Sin perjuicio de las excepciones expresamente establecidas en la ley, se concederá apelación sólo en el efecto devolutivo: 1º De las resoluciones dictadas contra el demandado en los juicios ejecutivos y sumarios; 2º De los autos, decretos y sentencias interlocutorias; 3º De las resoluciones pronunciadas en el incidente sobre ejecución de una sentencia firme, definitiva o interlocutoria; 4º De las resoluciones que ordenen alzar medidas precautorias; y 5º De todas las demás resoluciones que por disposición de la ley sólo admitan apelación en el efecto devolutivo”.

capaces de cumplir su propósito legislativo que exigen celeridad además de eficiencia.

Pese a ello, habremos de concordar en que las excepciones a esa formulación resultan tan numerosas que la regla general indicada pasa a constituir una situación especial, como parece ser necesario inferir de lo preceptuado en el artículo 194 del Co. de Procedimiento Civil:

b) Apelaciones

“Fuera de los casos determinados en el artículo precedente, la apelación deberá otorgarse en ambos efectos”.

Por el contrario de lo que normalmente es postulado en este ámbito, la regla general en materia de concesión del recurso de apelación consiste en que sea otorgado en ambos efectos, como lo previene el artículo 193 del Co. de Procedimiento Civil, al disponer:

A idéntica conclusión arribamos a la vista de lo prevenido en el artículo 195 de ese Código:

“Cuando se otorga simplemente apelación, sin limitar sus efectos, se entenderá que comprende el devolutivo y el suspensivo”.

“Cuando se otorga simplemente apelación, sin limitar sus efectos, se entenderá que comprende el devolutivo y el suspensivo”.

A idéntica conclusión arribamos a la vista de lo prevenido en el artículo 195 de ese Código:

Por el contrario de lo que normalmente es postulado en este ámbito, la regla general en materia de concesión del recurso de apelación consiste en que sea otorgado en ambos efectos, como lo previene el artículo 193 del Co. de Procedimiento Civil, al disponer:

“Fuera de los casos determinados en el artículo precedente, la apelación deberá otorgarse en ambos efectos”.

b) Apelaciones

Pese a ello, habremos de concordar en que las excepciones a esa formulación resultan tan numerosas que la regla general indicada pasa a constituir una situación especial, como parece ser necesario inferir de lo preceptuado en el artículo 194 del Co. de Procedimiento Civil:

capaces de cumplir su propósito legislativo que exigen celeridad además de eficiencia.

“Sin perjuicio de las excepciones expresamente establecidas en la ley, se concederá apelación sólo en el efecto devolutivo: 1º De las resoluciones dictadas contra el demandado en los juicios ejecutivos y sumarios; 2º De los autos, decretos y sentencias interlocutorias; 3º De las resoluciones pronunciadas en el incidente sobre ejecución de una sentencia firme, definitiva o interlocutoria; 4º De las resoluciones que ordenen alzar medidas precautorias; y 5º De todas las demás resoluciones que por disposición de la ley sólo admitan apelación en el efecto devolutivo”.

GONZALO BAEZA OVALLE

Ahora bien, en materia concursal, dado lo prevenido en el inciso segundo del artículo 5º del Libro IV del Co. de Comercio, la regla general pasa a ser que el recurso de apelación sólo deba concederse en el efecto devolutivo, agregando un beneficio por demás importante: la preferencia para su agregación extraordinaria a la tabla y su fallo.

492

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

493

c) De los plazos y feriado judicial c) 1. De los plazos Habida consideración a que el artículo 66 del Co. de Procedimiento Civil, sólo remite a los plazos contemplados en ese Código, fue preciso establecer una norma especial para el procedimiento de quiebra que también hiciera regir la regla que los plazos son de días hábiles, sin embargo, debemos ser cuidadoso al tratar este asunto, toda vez que el propio Libro IV del C. de Comercio posibilita que puedan ser corridos o continuos. Esa regulación especial la encontramos en el inciso tercero del artículo 5º del Libro IV del Co. de Comercio, ya transcrito. Los plazos son de días hábiles siempre que la ley así lo establezca de manera especial, lo que precisamente ocurrió en la especie. Para los procedimientos concursales, atendiendo a lo explicado, esa constituye la regla general. La posibilidad de establecer plazos de días corridos o continuos pasa, de esta manera, a constituir una excepción. Bajo tal condición, precisa de un texto expreso o de una resolución fundada del tribunal y esa alternativa la previó el legislador. La resolución que sea dictada al efecto, estableciendo que un plazo es de días corridos, ha de tener considerandos que justifiquen la excepción en cuestión para esa situación en particular, como un medio de satisfacer la necesidad establecida por el legislador en orden a que sea fundada. c) 2. Feriado judicial El “Feriado Judicial” lo encontramos regulado en los artículos 314 y 315 del Co. Orgánico de Tribunales, en virtud de los cuales los tribunales civiles suspenden sus actividades a partir del 1º de febrero de cada año y por todo el mes, aún cuando eso no aparece contemplado en esos artículos, sino en el 313 del mismo Código. Mediante el Instructivo Nº 4 dictado por la Superintendencia de Quiebras el 29 de diciembre de 2009, salvo que haya sido solicitada y concedida la

Mediante el Instructivo Nº 4 dictado por la Superintendencia de Quiebras el 29 de diciembre de 2009, salvo que haya sido solicitada y concedida la El “Feriado Judicial” lo encontramos regulado en los artículos 314 y 315 del Co. Orgánico de Tribunales, en virtud de los cuales los tribunales civiles suspenden sus actividades a partir del 1º de febrero de cada año y por todo el mes, aún cuando eso no aparece contemplado en esos artículos, sino en el 313 del mismo Código. c) 2. Feriado judicial La resolución que sea dictada al efecto, estableciendo que un plazo es de días corridos, ha de tener considerandos que justifiquen la excepción en cuestión para esa situación en particular, como un medio de satisfacer la necesidad establecida por el legislador en orden a que sea fundada. La posibilidad de establecer plazos de días corridos o continuos pasa, de esta manera, a constituir una excepción. Bajo tal condición, precisa de un texto expreso o de una resolución fundada del tribunal y esa alternativa la previó el legislador. Para los procedimientos concursales, atendiendo a lo explicado, esa constituye la regla general. Los plazos son de días hábiles siempre que la ley así lo establezca de manera especial, lo que precisamente ocurrió en la especie. Esa regulación especial la encontramos en el inciso tercero del artículo 5º del Libro IV del Co. de Comercio, ya transcrito. Habida consideración a que el artículo 66 del Co. de Procedimiento Civil, sólo remite a los plazos contemplados en ese Código, fue preciso establecer una norma especial para el procedimiento de quiebra que también hiciera regir la regla que los plazos son de días hábiles, sin embargo, debemos ser cuidadoso al tratar este asunto, toda vez que el propio Libro IV del C. de Comercio posibilita que puedan ser corridos o continuos. c) 1. De los plazos c) De los plazos y feriado judicial DERECHO CONCURSAL CHILENO

493

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

2. ¿Qué efecto tiene el fuero respecto al tribunal naturalmente competente para conocer de una petición de quiebra? Explique

494

1. Explique la forma de establecer el tribunal competente para solicitar la quiebra de una persona.

habilitación de feriado, los Síndicos deben abstenerse de hacer tramitaciones en las quiebras durante ese período, en general.

3. CUESTIONARIO

Esa restricción opera incluso para los efectos administrativos, como ocurre con la celebración de juntas de acreedores, toda vez que sea necesario para llevarla a cabo la realización de la audiencia judicial prevista en el artículo 102 del Libro IV del Co. de Comercio, para que el tribunal determine la nómina de acreedores que tienen derecho a concurrir a esa diligencia y si disponen de la facultad de votar.

El aviso que, usualmente es extractado y, en algunos casos a grado extremo, deberá ser aprobado por el tribunal y, para ello, salvo que el mismo tribunal o la ley dispongan otra cosa, habrá de contener un resumen o síntesis de la petición además de la copia íntegra de la resolución a notificar.

d) Notificación por avisos

“Siempre que esta ley o el tribunal orden que una resolución se notifique por avisos, se entenderá que debe publicarse un aviso en el Diario Oficial. El aviso, aprobado en su texto por el tribunal, contendrá un extracto de la petición y copia íntegra de la resolución, a menos que esta ley o el tribunal disponga lo contrario”.

No constituyendo la notificación por medio de avisos la regla general en los procedimientos concursales, toda vez que esa modalidad corresponda hacerla regir, en razón a que la ley o el tribunal lo ordenen de esa forma, habrá de ser efectuada a través del Diario Oficial.

Así lo dispone, por lo demás, el artículo 6º del Libro IV del Co. de Comercio, en los siguientes términos:

Así lo dispone, por lo demás, el artículo 6º del Libro IV del Co. de Comercio, en los siguientes términos:

No constituyendo la notificación por medio de avisos la regla general en los procedimientos concursales, toda vez que esa modalidad corresponda hacerla regir, en razón a que la ley o el tribunal lo ordenen de esa forma, habrá de ser efectuada a través del Diario Oficial.

“Siempre que esta ley o el tribunal orden que una resolución se notifique por avisos, se entenderá que debe publicarse un aviso en el Diario Oficial. El aviso, aprobado en su texto por el tribunal, contendrá un extracto de la petición y copia íntegra de la resolución, a menos que esta ley o el tribunal disponga lo contrario”.

d) Notificación por avisos

El aviso que, usualmente es extractado y, en algunos casos a grado extremo, deberá ser aprobado por el tribunal y, para ello, salvo que el mismo tribunal o la ley dispongan otra cosa, habrá de contener un resumen o síntesis de la petición además de la copia íntegra de la resolución a notificar.

Esa restricción opera incluso para los efectos administrativos, como ocurre con la celebración de juntas de acreedores, toda vez que sea necesario para llevarla a cabo la realización de la audiencia judicial prevista en el artículo 102 del Libro IV del Co. de Comercio, para que el tribunal determine la nómina de acreedores que tienen derecho a concurrir a esa diligencia y si disponen de la facultad de votar.

3. CUESTIONARIO

habilitación de feriado, los Síndicos deben abstenerse de hacer tramitaciones en las quiebras durante ese período, en general.

1. Explique la forma de establecer el tribunal competente para solicitar la quiebra de una persona.

GONZALO BAEZA OVALLE

2. ¿Qué efecto tiene el fuero respecto al tribunal naturalmente competente para conocer de una petición de quiebra? Explique

494

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

495

3. ¿Qué naturaleza es posible atribuir al procedimiento concursal? Explique 4. Explique el procedimiento de aplicación general en materia de quiebras. 5. ¿Cuáles son las regulaciones aplicables al recurso de apelación en materia concursal? 6. ¿Cómo operan los plazos en los procedimientos de quiebra? 7. Explique el régimen general de notificaciones en los procedimientos concursales. 8. ¿Qué efecto y cómo funciona el feriado judicial en los procedimientos concursales?

8. ¿Qué efecto y cómo funciona el feriado judicial en los procedimientos concursales? 7. Explique el régimen general de notificaciones en los procedimientos concursales. 6. ¿Cómo operan los plazos en los procedimientos de quiebra? 5. ¿Cuáles son las regulaciones aplicables al recurso de apelación en materia concursal? 4. Explique el procedimiento de aplicación general en materia de quiebras. 3. ¿Qué naturaleza es posible atribuir al procedimiento concursal? Explique DERECHO CONCURSAL CHILENO

495

RETIRO

TIRO

199 ZALAQUETT DAHER, José F. Ob. cit., p. 34 (reproducido por Juan Esteban Puga Vial, en la ob. cit, p. 116, aun cuando sin referencia).

CAPÍTULO XIII ESTUDIO PARTICULAR DE LAS CAUSALES DE QUIEBRA

Por cierto que analizamos suficientemente el punto para establecer que los presupuestos de la quiebra no son esos, sino la existencia de un deudor; de al menos un acreedor; la concurrencia de una causal de apertura del procedimiento concursal y el tribunal que debe atender la petición, por lo cual, nuestras diferencias de estructuración son fundamentales. 1. INTRODUCCIÓN Algunos autores199 consideran que los presupuestos establecidos de la quiebra remiten al derecho sustantivo concursal, en la forma de requisitos de procedencia de la petición encaminada a provocar la declaración de quiebra. En ese sentido expresan que satisfaría tal encuadramiento conceptual, la existencia de un sujeto pasivo, uno activo, una causa y la inexistencia de un convenio o concordato perfeccionado o casi perfeccionado, sea judicial o extrajudicial, que comprenda las obligaciones y acreedores a que dicha causa alude.

En ese sentido expresan que satisfaría tal encuadramiento conceptual, la existencia de un sujeto pasivo, uno activo, una causa y la inexistencia de un convenio o concordato perfeccionado o casi perfeccionado, sea judicial o extrajudicial, que comprenda las obligaciones y acreedores a que dicha causa alude. Algunos autores199 consideran que los presupuestos establecidos de la quiebra remiten al derecho sustantivo concursal, en la forma de requisitos de procedencia de la petición encaminada a provocar la declaración de quiebra. 1. INTRODUCCIÓN

Por cierto que analizamos suficientemente el punto para establecer que los presupuestos de la quiebra no son esos, sino la existencia de un deudor; de al menos un acreedor; la concurrencia de una causal de apertura del procedimiento concursal y el tribunal que debe atender la petición, por lo cual, nuestras diferencias de estructuración son fundamentales.

CAPÍTULO XIII ESTUDIO PARTICULAR DE LAS CAUSALES DE QUIEBRA 199

ZALAQUETT DAHER, José F. Ob. cit., p. 34 (reproducido por Juan Esteban Puga Vial, en la ob. cit, p. 116, aun cuando sin referencia).

RETIRO

Mas propiamente corresponde hablar de “interesados” o incluso podríamos aceptar calificarlos como “partícipes”, como también tuvimos oportunidad de aclarar. Todo ello atendido a que, como expusimos y reiteramos, el emprendimiento destinado a provocar la quiebra de un deudor no corresponde, jurídicamente, calificarlo como una demanda. Ni siquiera acontece eso cuando el acometimiento es asumido por algún acreedor.

Postulamos que no existía demandado.

Igualmente aclaramos que en los procedimientos concursales, no existen “partes” entendidas como demandante y demandado, porque tampoco hay demandas ni contestación de ellas.200

Al efecto y entre otros fundamentos explicamos que si el deudor fuera considerado en esa calidad, resultaría contrario a garantías básicas del debido proceso que no le fuera reconocida la oportunidad para contestar la petición al Estado destinada a provocar su declaración de quiebra enderezada por un acreedor.

GONZALO BAEZA OVALLE

200 Cuando hablamos de “procedimientos concursales”, aludimos a su tramitación principal que responde a una naturaleza preparatoria de apertura a una liquidación o de liquidación, una vez abierto el procedimiento con la declaración de quiebra, no a las controversias que, indudablemente, pueden surgir a propósito de la apertura del procedimiento concursal a través de la declaración de quiebra o son enderezados contra el fallido, ya que en todas y cada una de esas situaciones, esos emprendimientos son tramitados por cuerda separada, sin contaminar la liquidación con controversias que enturbien el propósito central de su instauración, solucionar las deudas del fallido en la mejor y más eficiente forma posible.

498

Menos aún cuando esta reconoce su origen en la iniciativa del deudor o ex officio por el tribunal.

Todavía más, no olvidemos que la declaración de quiebra puede recaer en un conjunto de bienes y resulta técnicamente imposible aceptar que un “conjunto de bienes” pueda ser parte de un procedimiento como demandado o de cualquier otra manera.

Todavía más, no olvidemos que la declaración de quiebra puede recaer en un conjunto de bienes y resulta técnicamente imposible aceptar que un “conjunto de bienes” pueda ser parte de un procedimiento como demandado o de cualquier otra manera.

Menos aún cuando esta reconoce su origen en la iniciativa del deudor o ex officio por el tribunal. Todo ello atendido a que, como expusimos y reiteramos, el emprendimiento destinado a provocar la quiebra de un deudor no corresponde, jurídicamente, calificarlo como una demanda. Mas propiamente corresponde hablar de “interesados” o incluso podríamos aceptar calificarlos como “partícipes”, como también tuvimos oportunidad de aclarar.

Al efecto y entre otros fundamentos explicamos que si el deudor fuera considerado en esa calidad, resultaría contrario a garantías básicas del debido proceso que no le fuera reconocida la oportunidad para contestar la petición al Estado destinada a provocar su declaración de quiebra enderezada por un acreedor.

Ni siquiera acontece eso cuando el acometimiento es asumido por algún acreedor.

Postulamos que no existía demandado.

200

Igualmente aclaramos que en los procedimientos concursales, no existen “partes” entendidas como demandante y demandado, porque tampoco hay demandas ni contestación de ellas.200 498

GONZALO BAEZA OVALLE

Cuando hablamos de “procedimientos concursales”, aludimos a su tramitación principal que responde a una naturaleza preparatoria de apertura a una liquidación o de liquidación, una vez abierto el procedimiento con la declaración de quiebra, no a las controversias que, indudablemente, pueden surgir a propósito de la apertura del procedimiento concursal a través de la declaración de quiebra o son enderezados contra el fallido, ya que en todas y cada una de esas situaciones, esos emprendimientos son tramitados por cuerda separada, sin contaminar la liquidación con controversias que enturbien el propósito central de su instauración, solucionar las deudas del fallido en la mejor y más eficiente forma posible.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

499

Tampoco dispone de la oportunidad para oponerse a la declaración ex officio, escenario en que, bajo la interpretación de esos autores, habríamos de concluir que el tribunal, además de esa calidad, sería demandante o sujeto activo, lo que no resiste análisis. Igualmente, como expresamos y reiteramos, resulta inaceptable que se pretenda atribuir la calidad de demandado a quien no puede obrar en la vida del derecho, como acontece con la sucesión del deudor, que constituye una cosa universal y no un sujeto de derecho. Aún más, si la apertura del procedimiento concursal derivara de una declaración ex officio en razón de haber sido rechazada la cesión de bienes, la única forma en que el deudor puede impugnar esa decisión del Estado es a través del recurso de apelación. Necesariamente habremos de concluir entonces, que bajo ese escenario al deudor le fue postergado a tal extremo su derecho a defensa que, en primera instancia, nunca pudo ejercerla. No tuvo oportunidad procesal para hacerlo. Eso es evidentemente una transgresión al debido proceso en tanto uno de los elementos esenciales que deben concurrir para que exista el debido proceso, es la posibilidad de revisión por el superior jerárquico, en otra palabras, la doble instancia. Ahora bien, como expusimos en la oportunidad que analizamos el punto, el Tribunal Constitucional no incurrió en equivocación al resolver que el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio estaba ajustado a la Constitución, pero sí lo hizo al estructurar su argumentación fundante, pues partió de la base de considerar al deudor como demandado y eso es, indudablemente erróneo. Por otro lado, la existencia de un convenio no impide a los acreedores, a quienes no alcanza ese acuerdo de voluntades, que puedan ejercer todos los derechos que la ley concede, entre ellos, la petición destinada a provocar la declaración de quiebra, de manera que, en nuestro concepto, este no configura un presupuesto para la apertura de los procedimientos concursales a través de esa resolución judicial.

Por otro lado, la existencia de un convenio no impide a los acreedores, a quienes no alcanza ese acuerdo de voluntades, que puedan ejercer todos los derechos que la ley concede, entre ellos, la petición destinada a provocar la declaración de quiebra, de manera que, en nuestro concepto, este no configura un presupuesto para la apertura de los procedimientos concursales a través de esa resolución judicial. Ahora bien, como expusimos en la oportunidad que analizamos el punto, el Tribunal Constitucional no incurrió en equivocación al resolver que el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio estaba ajustado a la Constitución, pero sí lo hizo al estructurar su argumentación fundante, pues partió de la base de considerar al deudor como demandado y eso es, indudablemente erróneo. Eso es evidentemente una transgresión al debido proceso en tanto uno de los elementos esenciales que deben concurrir para que exista el debido proceso, es la posibilidad de revisión por el superior jerárquico, en otra palabras, la doble instancia. Necesariamente habremos de concluir entonces, que bajo ese escenario al deudor le fue postergado a tal extremo su derecho a defensa que, en primera instancia, nunca pudo ejercerla. No tuvo oportunidad procesal para hacerlo. Aún más, si la apertura del procedimiento concursal derivara de una declaración ex officio en razón de haber sido rechazada la cesión de bienes, la única forma en que el deudor puede impugnar esa decisión del Estado es a través del recurso de apelación. Igualmente, como expresamos y reiteramos, resulta inaceptable que se pretenda atribuir la calidad de demandado a quien no puede obrar en la vida del derecho, como acontece con la sucesión del deudor, que constituye una cosa universal y no un sujeto de derecho. Tampoco dispone de la oportunidad para oponerse a la declaración ex officio, escenario en que, bajo la interpretación de esos autores, habríamos de concluir que el tribunal, además de esa calidad, sería demandante o sujeto activo, lo que no resiste análisis. DERECHO CONCURSAL CHILENO

499

RETIRO

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 33.

GONZALO BAEZA OVALLE

GONZALO BAEZA OVALLE

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 33.

500

201

Analizaremos, en su oportunidad, el efecto de los convenios.

Conforme a lo anterior, para que los acreedores tengan derecho a poner en movimiento esos mecanismos respecto de un determinado deudor, el

En aras de lo expuesto, resulta razonable la alternativa de Álvaro Puelma Accorsi201 en orden a seguir el camino sencillo y limitarnos a indicar que quedan inscritos en el concepto de presupuestos de la quiebra todos aquellos hechos cuya concurrencia la ley estima necesario para que una persona pueda ser declarada en quiebra.

De este modo, teniendo presente que la utilización de los mecanismos concursales es justificada toda vez que nos encaremos a un deudor insolvente, desde que esos mecanismos son descritos como un medio para resolver el problema de la insolvencia.

Ese criterio hermenéutico, será válido siempre que la quiebra no haya sido solicitada por el propio deudor, dado que en este último evento el Libro IV del Co. de Comercio no impone como exigencia la concurrencia de ninguna causal formal, toda vez que nadie se encuentra en mejor condición para conocer el estado de sus negocios que no sea, precisamente, el propio deudor y, el fundamento de fondo de todo concurso, consistente en la insolvencia manifestada a través de la cesación de pagos o conductas reveladoras de ésta.

En todos esos eventos nos enfrentamos con diversas situaciones formales que habrán de ser acreditadas por el peticionario y, a partir de allí el legislador también considera establecida una presunción de insolvencia o incapacidad patrimonial de pago del deudor requerido, de tal modo que caerá sobre este último el peso de probar que es solvente si ello interesa para otros efectos, como por ejemplo, evitar la disolución de una sociedad.

Por tal razón, cuando la quiebra constituye una pretensión procesal de un tercero habilitado para solicitar al Estado la apertura del procedimiento concursal, el legislador ha contemplado causales específicas, como también para el caso que sea el tribunal quien deba declararla, obrando de oficio.

Por tal razón, cuando la quiebra constituye una pretensión procesal de un tercero habilitado para solicitar al Estado la apertura del procedimiento concursal, el legislador ha contemplado causales específicas, como también para el caso que sea el tribunal quien deba declararla, obrando de oficio.

En todos esos eventos nos enfrentamos con diversas situaciones formales que habrán de ser acreditadas por el peticionario y, a partir de allí el legislador también considera establecida una presunción de insolvencia o incapacidad patrimonial de pago del deudor requerido, de tal modo que caerá sobre este último el peso de probar que es solvente si ello interesa para otros efectos, como por ejemplo, evitar la disolución de una sociedad.

Ese criterio hermenéutico, será válido siempre que la quiebra no haya sido solicitada por el propio deudor, dado que en este último evento el Libro IV del Co. de Comercio no impone como exigencia la concurrencia de ninguna causal formal, toda vez que nadie se encuentra en mejor condición para conocer el estado de sus negocios que no sea, precisamente, el propio deudor y, el fundamento de fondo de todo concurso, consistente en la insolvencia manifestada a través de la cesación de pagos o conductas reveladoras de ésta.

De este modo, teniendo presente que la utilización de los mecanismos concursales es justificada toda vez que nos encaremos a un deudor insolvente, desde que esos mecanismos son descritos como un medio para resolver el problema de la insolvencia.

En aras de lo expuesto, resulta razonable la alternativa de Álvaro Puelma Accorsi201 en orden a seguir el camino sencillo y limitarnos a indicar que quedan inscritos en el concepto de presupuestos de la quiebra todos aquellos hechos cuya concurrencia la ley estima necesario para que una persona pueda ser declarada en quiebra.

Conforme a lo anterior, para que los acreedores tengan derecho a poner en movimiento esos mecanismos respecto de un determinado deudor, el

Analizaremos, en su oportunidad, el efecto de los convenios.

201

500

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

501

legislador creó las causales de quiebra que son hechos indiciarios de la insolvencia de ese deudor. Como ya lo destacamos anteriormente, el sistema presenta contradicciones. La principal contradicción es que el acreedor es conminado a probar los hechos indiciarios de la insolvencia para que sea declarada la quiebra del deudor, pero el Libro IV del Co. de Comercio no contempla la posibilidad que el deudor, sin acreditar alguna causal de quiebra, establezca que el deudor es insolvente pues en ese evento no procede declarar la quiebra. De este modo tenemos que el deudor puede ser declarado en quiebra conforme a la normativa vigente del Libro IV del Co. de Comercio cuando se sospecha de su insolvencia pero no cuando existe certeza respecto de ella. Esto no ocurre siempre pues, en relación con las entidades vinculadas al sistema financiero, como bancos, compañías de seguros, financieras e instituciones de garantía recíproca, el legislador ha optado por otros sistemas, dejando en claro que las “causales de quiebra” no es el mejor mecanismo para resolver en torno a la existencia de la insolvencia del deudor. De esta forma tenemos que en el artículo 118 del Decreto con Fuerza de Ley Nº 3 de 1997, que contiene la Ley General de Bancos, establece un mecanismos diferente para resolver la inestabilidad financiera, al disponer: “Cuando en un banco ocurrieron hechos que afecten su situación financiera y su directorio no hubiere normalizado tal situación dentro del plazo de 30 días, contado desde la fecha de presentación del estado financiero correspondiente, su administración procederá en la forma que dispone este artículo. “El directorio deberá convocar dentro del quinto día hábil, contado desde el vencimiento del plazo señalado en el inciso anterior, a la junta de accionistas de la empresa, que deberá celebrarse dentro de los 30 días hábiles siguientes a la fecha de la convocatoria, para que ésta acuerde el aumento de capital que resulte necesario para su normal funcionamiento. La convocatoria señalará el plazo, forma, condiciones y modalidades en que se emitirán las acciones y se enterará dicho aumento, y deberá contar con

“El directorio deberá convocar dentro del quinto día hábil, contado desde el vencimiento del plazo señalado en el inciso anterior, a la junta de accionistas de la empresa, que deberá celebrarse dentro de los 30 días hábiles siguientes a la fecha de la convocatoria, para que ésta acuerde el aumento de capital que resulte necesario para su normal funcionamiento. La convocatoria señalará el plazo, forma, condiciones y modalidades en que se emitirán las acciones y se enterará dicho aumento, y deberá contar con “Cuando en un banco ocurrieron hechos que afecten su situación financiera y su directorio no hubiere normalizado tal situación dentro del plazo de 30 días, contado desde la fecha de presentación del estado financiero correspondiente, su administración procederá en la forma que dispone este artículo. De esta forma tenemos que en el artículo 118 del Decreto con Fuerza de Ley Nº 3 de 1997, que contiene la Ley General de Bancos, establece un mecanismos diferente para resolver la inestabilidad financiera, al disponer: Esto no ocurre siempre pues, en relación con las entidades vinculadas al sistema financiero, como bancos, compañías de seguros, financieras e instituciones de garantía recíproca, el legislador ha optado por otros sistemas, dejando en claro que las “causales de quiebra” no es el mejor mecanismo para resolver en torno a la existencia de la insolvencia del deudor. De este modo tenemos que el deudor puede ser declarado en quiebra conforme a la normativa vigente del Libro IV del Co. de Comercio cuando se sospecha de su insolvencia pero no cuando existe certeza respecto de ella. Como ya lo destacamos anteriormente, el sistema presenta contradicciones. La principal contradicción es que el acreedor es conminado a probar los hechos indiciarios de la insolvencia para que sea declarada la quiebra del deudor, pero el Libro IV del Co. de Comercio no contempla la posibilidad que el deudor, sin acreditar alguna causal de quiebra, establezca que el deudor es insolvente pues en ese evento no procede declarar la quiebra. legislador creó las causales de quiebra que son hechos indiciarios de la insolvencia de ese deudor. DERECHO CONCURSAL CHILENO

501

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

La situación de riesgo financiero manifestada en el incumplimiento de una obligación de un banco, mal llamada cesación que más bien se asocia a insolvencia, amerita un tratamiento de emergencia por la fe pública involucrada, además de la necesidad de poner en movimiento a las entidades fiscalizadoras, de tal manera que el artículo 121 del D.F.L. Nº 3 de 1997 dispoen que “Si un banco cesa en el pago de una obligación, el gerente dará aviso inmediato al Superintendente, quien deberá determinar si la solvencia de la institución subsiste y, en caso contrario, adoptará las medidas que corresponda aplicar de acuerdo con la ley. Lo anterior es sin perjuicio del derecho de acreedor afectado para recurrir a la Superintendencia con este objeto”.

502

“c) Por efecto de pérdidas acumuladas durante el ejercicio, que aparezcan en dos estados financieros consecutivos, se desprenda que de mantenerse el aumento proporcional de ellas en los siguientes seis meses, el banco quedará en alguna de las situaciones previstas en las letras a) o b) precedentes”.

la aprobación previa de la Superintendencia. El rechazo de las condiciones de la convocatoria deberá constar en resolución fundada.

“b) El patrimonio efectivo, después de deducidas las pérdidas acumuladas durante el ejercicio que aparezcan en un estado financiero, sea inferior al 8% de los activos netos de provisiones exigidas y ponderados por riesgo.

“Si la Junta de accionistas rechaza el aumento de capital en la forma propuesta o, si aprobado éste, no se entera dentro del plazo establecido o si la Superintendencia no aprueba las condiciones de la convocatoria propuesta por el directorio, el banco no podrá aumentar el monto global de sus colocaciones que aparezca del estado financiero a que se refiere el inciso primero de este artículo ni podrá efectuar inversiones, cualquiera que sea su naturaleza, salvo en instrumentos emitidos por el Banco Central de Chile.

“a) El capital básico, después de deducida las pérdidas acumuladas durante el ejercicio que aparezca en un estado financiero, sea inferior al 3% de los activos totales netos de provisiones exigidas.

“Se presumirá, en todo caso, que en un banco han ocurrido hechos que hacen temer por su situación financiera, cuando:

“Se presumirá, en todo caso, que en un banco han ocurrido hechos que hacen temer por su situación financiera, cuando:

“a) El capital básico, después de deducida las pérdidas acumuladas durante el ejercicio que aparezca en un estado financiero, sea inferior al 3% de los activos totales netos de provisiones exigidas.

“Si la Junta de accionistas rechaza el aumento de capital en la forma propuesta o, si aprobado éste, no se entera dentro del plazo establecido o si la Superintendencia no aprueba las condiciones de la convocatoria propuesta por el directorio, el banco no podrá aumentar el monto global de sus colocaciones que aparezca del estado financiero a que se refiere el inciso primero de este artículo ni podrá efectuar inversiones, cualquiera que sea su naturaleza, salvo en instrumentos emitidos por el Banco Central de Chile.

“b) El patrimonio efectivo, después de deducidas las pérdidas acumuladas durante el ejercicio que aparezcan en un estado financiero, sea inferior al 8% de los activos netos de provisiones exigidas y ponderados por riesgo.

la aprobación previa de la Superintendencia. El rechazo de las condiciones de la convocatoria deberá constar en resolución fundada.

“c) Por efecto de pérdidas acumuladas durante el ejercicio, que aparezcan en dos estados financieros consecutivos, se desprenda que de mantenerse el aumento proporcional de ellas en los siguientes seis meses, el banco quedará en alguna de las situaciones previstas en las letras a) o b) precedentes”.

GONZALO BAEZA OVALLE

La situación de riesgo financiero manifestada en el incumplimiento de una obligación de un banco, mal llamada cesación que más bien se asocia a insolvencia, amerita un tratamiento de emergencia por la fe pública involucrada, además de la necesidad de poner en movimiento a las entidades fiscalizadoras, de tal manera que el artículo 121 del D.F.L. Nº 3 de 1997 dispoen que “Si un banco cesa en el pago de una obligación, el gerente dará aviso inmediato al Superintendente, quien deberá determinar si la solvencia de la institución subsiste y, en caso contrario, adoptará las medidas que corresponda aplicar de acuerdo con la ley. Lo anterior es sin perjuicio del derecho de acreedor afectado para recurrir a la Superintendencia con este objeto”.

502

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

503

Advertíamos que, salvo un caso excepcional, los bancos no pueden ser declarados en quiebra, de donde surge la inquietud respecto al mecanismo utilizado por el legislador en este caso para resolver la insolvencia. Dada la naturaleza de las entidades bancarias y la amenaza a la fe pública que provocaría su colapso a través de una quiebra, el legislador ha buscado implementar otros sistemas que, en la crisis financiera que se vivió en Chile en los años ochenta demostró en gran medida que era eficaz. Así nos encontramos con una disposición que describe la insolvencia, como no existe otra en el sistema jurídico chileno, como acontece con el artículo 122 del Decreto con Fuerza de Ley Nº 3 de 1997, que dispone: “El directorio de un banco que revele problemas de solvencia que comprometan el pago oportuno de sus obligaciones, deberá presentar proposiciones de convenio a sus acreedores dentro del plazo de diez días contado desde que se haya detectado la falta de solvencia. El convenio no afectará a los acreedores que gocen de preferencia ni a los que sean titulares de depósitos, captaciones u otras obligaciones a la vista a que se refiere el artículo 65. “Se presumirá, en todo caso, que un banco presenta problemas de solvencia que comprometen el pago oportuno de sus obligaciones, cuando: a) El capital básico, deducidas las pérdidas acumuladas durante el ejercicio que aparezca en un estado financiero, sea inferior a un 2% de los activos netos de provisiones exigidas. b) El patrimonio efectivo, después de deducidas las pérdidas acumuladas durante el ejercicio que aparezcan en un estado financiero, sea inferior a un 5% de los activos netos de provisiones exigidas y ponderados por riesgo. La determinación de los activos que deberán considerarse para los efectos de las letras a) y b) precedentes, se hará conforme a lo señalado en el artículo 67. c) El banco mantenga con el Banco Central créditos de urgencia vencidos y, al solicitar su renovación, éste la deniegue, siempre que el informe de la Superintendencia haya sido también negativo, por razones fundadas”.

También tenemos un caso semejante en las instituciones de garantía recíproca, ya que el artículo 23 de la Ley Nº 20.179 prácticamente repite la formulación bancaria al disponer que se presume que existe una insolvencia o inestabilidad financiera en los siguientes casos:

También tenemos un caso semejante en las instituciones de garantía recíproca, ya que el artículo 23 de la Ley Nº 20.179 prácticamente repite la formulación bancaria al disponer que se presume que existe una insolvencia o inestabilidad financiera en los siguientes casos: “Se presumirá, en todo caso, que un banco presenta problemas de solvencia que comprometen el pago oportuno de sus obligaciones, cuando: a) El capital básico, deducidas las pérdidas acumuladas durante el ejercicio que aparezca en un estado financiero, sea inferior a un 2% de los activos netos de provisiones exigidas. b) El patrimonio efectivo, después de deducidas las pérdidas acumuladas durante el ejercicio que aparezcan en un estado financiero, sea inferior a un 5% de los activos netos de provisiones exigidas y ponderados por riesgo. La determinación de los activos que deberán considerarse para los efectos de las letras a) y b) precedentes, se hará conforme a lo señalado en el artículo 67. c) El banco mantenga con el Banco Central créditos de urgencia vencidos y, al solicitar su renovación, éste la deniegue, siempre que el informe de la Superintendencia haya sido también negativo, por razones fundadas”.

“El directorio de un banco que revele problemas de solvencia que comprometan el pago oportuno de sus obligaciones, deberá presentar proposiciones de convenio a sus acreedores dentro del plazo de diez días contado desde que se haya detectado la falta de solvencia. El convenio no afectará a los acreedores que gocen de preferencia ni a los que sean titulares de depósitos, captaciones u otras obligaciones a la vista a que se refiere el artículo 65. Así nos encontramos con una disposición que describe la insolvencia, como no existe otra en el sistema jurídico chileno, como acontece con el artículo 122 del Decreto con Fuerza de Ley Nº 3 de 1997, que dispone: Dada la naturaleza de las entidades bancarias y la amenaza a la fe pública que provocaría su colapso a través de una quiebra, el legislador ha buscado implementar otros sistemas que, en la crisis financiera que se vivió en Chile en los años ochenta demostró en gran medida que era eficaz. Advertíamos que, salvo un caso excepcional, los bancos no pueden ser declarados en quiebra, de donde surge la inquietud respecto al mecanismo utilizado por el legislador en este caso para resolver la insolvencia. DERECHO CONCURSAL CHILENO

503

RETIRO

Como hemos explicado en otras oportunidades y reiteramos ahora, el fracaso del sistema de las causales de quiebra para diagnosticar una insolvencia lo confiesa el mismo Libro IV del Co. de Comercio, al contemplar como uno de los casos en que procede la clausura de la quiebra por vía del

“a) Su patrimonio, después de deducidas las pérdidas acumuladas durante el ejercicio que aparezca en su estado financiero, sea inferior al capital mínimo señalado en el artículo 3º.

Para evitar confusiones, en ninguno de los casos de instituciones financieras, salvo que se trate de un banco en liquidación voluntaria,202 ha sido entendido que la declaración en quiebra constituye el remedio a la insolvencia, sino la imposición a la entidad de provocar un convenio con sus acreedores o, en su defecto, se ocupa una alternativa a la quiebra o liquidación común, optándose por una liquidación de la institución supervigilada y regulada por la Superintendencia respectiva.

“b) Por efecto de pérdidas acumuladas durante el ejercicio, que aparezcan en dos estados financieros consecutivos, se desprenda que de mantenerse el aumento proporcional de ellas en los siguientes seis meses, la institución quedará en alguna de las situaciones previstas en la letra a) precedente.

La efectiva insolvencia de un deudor, en nuestro concepto, sólo puede ser establecida mediante un trabajo pericial que, dada la gravedad de las consecuencias que se desprenden de la insolvencia, aparece por demás justificado.

“c) Se hubiere otorgado garantías a un mismo beneficiario, dentro del giro, por sumas que sean superiores al 10% del patrimonio, sin las contra garantías que aseguren razonablemente la recuperación de los valores.”

Ahora bien, podría afirmarse que lo expuesto, en el fondo y en la forma, también son presunciones de insolvencia, lo que es cierto pero, al menos resultan más cercanas a la realidad.

Ahora bien, podría afirmarse que lo expuesto, en el fondo y en la forma, también son presunciones de insolvencia, lo que es cierto pero, al menos resultan más cercanas a la realidad.

“c) Se hubiere otorgado garantías a un mismo beneficiario, dentro del giro, por sumas que sean superiores al 10% del patrimonio, sin las contra garantías que aseguren razonablemente la recuperación de los valores.”

La efectiva insolvencia de un deudor, en nuestro concepto, sólo puede ser establecida mediante un trabajo pericial que, dada la gravedad de las consecuencias que se desprenden de la insolvencia, aparece por demás justificado.

“b) Por efecto de pérdidas acumuladas durante el ejercicio, que aparezcan en dos estados financieros consecutivos, se desprenda que de mantenerse el aumento proporcional de ellas en los siguientes seis meses, la institución quedará en alguna de las situaciones previstas en la letra a) precedente.

Para evitar confusiones, en ninguno de los casos de instituciones financieras, salvo que se trate de un banco en liquidación voluntaria,202 ha sido entendido que la declaración en quiebra constituye el remedio a la insolvencia, sino la imposición a la entidad de provocar un convenio con sus acreedores o, en su defecto, se ocupa una alternativa a la quiebra o liquidación común, optándose por una liquidación de la institución supervigilada y regulada por la Superintendencia respectiva.

“a) Su patrimonio, después de deducidas las pérdidas acumuladas durante el ejercicio que aparezca en su estado financiero, sea inferior al capital mínimo señalado en el artículo 3º.

Como hemos explicado en otras oportunidades y reiteramos ahora, el fracaso del sistema de las causales de quiebra para diagnosticar una insolvencia lo confiesa el mismo Libro IV del Co. de Comercio, al contemplar como uno de los casos en que procede la clausura de la quiebra por vía del

GONZALO BAEZA OVALLE

202 De acuerdo con lo dispuesto por el artículo 120 del Decreto con Fuerza de Ley Nº 3 de 1997, Ley General de Bancos “Los bancos sólo podrán ser declarados en quiebra cuando se encuentren en liquidación voluntaria”.

504

202

504

GONZALO BAEZA OVALLE

De acuerdo con lo dispuesto por el artículo 120 del Decreto con Fuerza de Ley Nº 3 de 1997, Ley General de Bancos “Los bancos sólo podrán ser declarados en quiebra cuando se encuentren en liquidación voluntaria”.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

505

sobreseimiento definitiva es el pago de todos los acreedores, dejando en evidencia que el deudor no era insolvente pero sin contemplar mecanismo alguno de compensación para el deudor que ha sufrido la quiebra, con la destrucción de su negocio y prestigio personal además de comercial, lo que sin duda constituye un escenario de la mayor injusticia. 2. SOLUCIONES DEL DERECHO ESPAÑOL Antes de culminar nuestro estudio sobre los presupuesto de la quiebra a la vista del derecho concursal chileno vigente que pasará por el estudio de las causales contextualizadas de la manera en que lo hicimos en el punto anterior, conviene tener a la vista la Ley Nº 22/2003, del 9 de julio de 2003, de España, por la cual se instauró el sistema concursal en ese país, en la medida que contiene diferentes soluciones a cuestiones pendientes en nuestro sistema jurídico, como hemos tenido la ocasión de destacar. De este modo, esa ley describe expresamente cuáles son los “presupuestos del concurso” en su Capítulo I y al efecto distingue entre presupuestos subjetivos y objetivos. El artículo 1º expresa que son presupuesto subjetivo: “1. La declaración de concurso procederá respecto de cualquier deudor, sea persona natural o jurídica. “2. El concurso de la herencia podrá declararse en tanto no hay sido aceptada pura y simplemente.203 “3. No podrán ser declaradas en concurso las entidades que integran la organización territorial del Estado, los organismos públicos y demás entes de derecho público”. El artículo 2º dispone que son presupuesto objetivo: 203

La Ley Nº 10/2008, de 10 de julio, del libro cuarto del Código Civil de Cataluña, relativo a las sucesiones, establece en el “artículo 461-22: El heredero que disfruta del beneficio de inventario, si se cumple los requisitos legales, tiene el deber de solicitar la declaración de concurso de la herencia y, una vez declarado, de proceder de acuerdo con la legislación concursal”.

203 La Ley Nº 10/2008, de 10 de julio, del libro cuarto del Código Civil de Cataluña, relativo a las sucesiones, establece en el “artículo 461-22: El heredero que disfruta del beneficio de inventario, si se cumple los requisitos legales, tiene el deber de solicitar la declaración de concurso de la herencia y, una vez declarado, de proceder de acuerdo con la legislación concursal”.

El artículo 2º dispone que son presupuesto objetivo: “3. No podrán ser declaradas en concurso las entidades que integran la organización territorial del Estado, los organismos públicos y demás entes de derecho público”. “2. El concurso de la herencia podrá declararse en tanto no hay sido aceptada pura y simplemente.203 “1. La declaración de concurso procederá respecto de cualquier deudor, sea persona natural o jurídica. El artículo 1º expresa que son presupuesto subjetivo: De este modo, esa ley describe expresamente cuáles son los “presupuestos del concurso” en su Capítulo I y al efecto distingue entre presupuestos subjetivos y objetivos. Antes de culminar nuestro estudio sobre los presupuesto de la quiebra a la vista del derecho concursal chileno vigente que pasará por el estudio de las causales contextualizadas de la manera en que lo hicimos en el punto anterior, conviene tener a la vista la Ley Nº 22/2003, del 9 de julio de 2003, de España, por la cual se instauró el sistema concursal en ese país, en la medida que contiene diferentes soluciones a cuestiones pendientes en nuestro sistema jurídico, como hemos tenido la ocasión de destacar. 2. SOLUCIONES DEL DERECHO ESPAÑOL sobreseimiento definitiva es el pago de todos los acreedores, dejando en evidencia que el deudor no era insolvente pero sin contemplar mecanismo alguno de compensación para el deudor que ha sufrido la quiebra, con la destrucción de su negocio y prestigio personal además de comercial, lo que sin duda constituye un escenario de la mayor injusticia. DERECHO CONCURSAL CHILENO

505

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Junto con establecer esa formulación para dejar sentado como base de la iniciación o apertura de todo concurso la existencia de la insolvencia y describir de manera muy próxima en qué consiste esa insolvencia, no deja de lado ciertas situaciones que pueden estar en dominio de los acreedores, por sus apariencias externas que dejan de manifiesto una sospecha de insolvencia no declarada por el deudor.

506

“4º El incumplimiento generalizado de obligaciones de alguna de las clases siguientes: las de pago de obligaciones tributarias exigibles durante los tres meses anteriores a la solicitud de concurso; las de pago de cuotas de la Seguridad Social, y demás conceptos de recaudación conjunta durante el mismo período; las de pago de salarios e indemnizaciones y demás retribuciones derivadas de las relaciones de trabajo correspondientes a las tres últimas mensualidades”.

“1. La declaración de concurso procederá en caso de insolvencia del deudor común.

“3º El alzamiento o la liquidación apresurada o ruinosa de sus bienes por el deudor.

“2. Se encuentra en estado de insolvencia el deudor que no puede cumplir regularmente sus obligaciones exigibles.

“2º La existencia de embargos por ejecuciones pendientes que afecten de una manera general al patrimonio del deudor.

“3. Si la solicitud de declaración de concurso la presenta el deudor, deberá justificar su endeudamiento y su estado de insolvencia, que podrá ser actual o inminente. Se encuentra en estado de insolvencia inminente el deudor que prevea que no podrá cumplir regular y puntualmente sus obligaciones.

“1º El sobreseimiento general en el pago corriente de las obligaciones del deudor.

“4. Si la solicitud de declaración de concurso la presenta un acreedor, deberá fundarla en título por el cual se haya despachado ejecución o apremio sin que del embargo resultasen bienes libres bastantes para el pago, o en la existencia de alguno de los siguientes hechos:

“4. Si la solicitud de declaración de concurso la presenta un acreedor, deberá fundarla en título por el cual se haya despachado ejecución o apremio sin que del embargo resultasen bienes libres bastantes para el pago, o en la existencia de alguno de los siguientes hechos:

“1º El sobreseimiento general en el pago corriente de las obligaciones del deudor.

“3. Si la solicitud de declaración de concurso la presenta el deudor, deberá justificar su endeudamiento y su estado de insolvencia, que podrá ser actual o inminente. Se encuentra en estado de insolvencia inminente el deudor que prevea que no podrá cumplir regular y puntualmente sus obligaciones.

“2º La existencia de embargos por ejecuciones pendientes que afecten de una manera general al patrimonio del deudor.

“2. Se encuentra en estado de insolvencia el deudor que no puede cumplir regularmente sus obligaciones exigibles.

“3º El alzamiento o la liquidación apresurada o ruinosa de sus bienes por el deudor.

“1. La declaración de concurso procederá en caso de insolvencia del deudor común.

“4º El incumplimiento generalizado de obligaciones de alguna de las clases siguientes: las de pago de obligaciones tributarias exigibles durante los tres meses anteriores a la solicitud de concurso; las de pago de cuotas de la Seguridad Social, y demás conceptos de recaudación conjunta durante el mismo período; las de pago de salarios e indemnizaciones y demás retribuciones derivadas de las relaciones de trabajo correspondientes a las tres últimas mensualidades”.

GONZALO BAEZA OVALLE

Junto con establecer esa formulación para dejar sentado como base de la iniciación o apertura de todo concurso la existencia de la insolvencia y describir de manera muy próxima en qué consiste esa insolvencia, no deja de lado ciertas situaciones que pueden estar en dominio de los acreedores, por sus apariencias externas que dejan de manifiesto una sospecha de insolvencia no declarada por el deudor.

506

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

507

En otras palabras, pese a la modernidad de la legislación española en materia concursal, plenamente concordante con los progresos alcanzados sobre ello en la Comunidad Económica Europea, no logra desembarazarse de las causales de quiebra. Resulta por demás interesante la solución que esa ley entregó para el caso que el Libro IV del Co. de Comercio chileno prevé en el artículo 41, precisando situaciones más profunda para exigir al deudor que pida la declaración de su propia quiebra y un plazo más razonable para hacer efectiva esa obligación. De este modo, el artículo 5º de la Ley Nº 22/2003, dispone: “Deber de solicitar la declaración de concurso. “1. El deudor deberá solicitar la declaración de concurso dentro de los dos meses siguientes a la fecha en que hubiera conocido o debido conocere su estado de insolvencia. “2. Salvo prueba en contrario, se presumirá que el deudor ha conocido su estado de insolvencia cuando haya acaecido alguno de los hechos que pueden servir de fundamento a una solicitud de concurso necesario conforme al apartado 4 del artículo 2º y, si se trata de alguno de los previstos en su párrafo 4º, haya transcurrido el plazo correspondiente”. Finalmente soluciona específicamente un punto que en el sistema concursal chileno debemos solucionarlo por vía de interpretación, como es la legitimación para provocar el concurso de un deudor. Al efecto, el artículo 3º de la Ley Nº 22/2003 dispone: “Legitimación. “1. Para solicitar la declaración de concurso están legitimados el deudor y cualquier de sus acreedores. “Si el deudor fuere persona jurídica, será competente para decidir sobre la solicitud el órgano de administración o de liquidación.

“Si el deudor fuere persona jurídica, será competente para decidir sobre la solicitud el órgano de administración o de liquidación. “1. Para solicitar la declaración de concurso están legitimados el deudor y cualquier de sus acreedores. “Legitimación. Al efecto, el artículo 3º de la Ley Nº 22/2003 dispone: Finalmente soluciona específicamente un punto que en el sistema concursal chileno debemos solucionarlo por vía de interpretación, como es la legitimación para provocar el concurso de un deudor. “2. Salvo prueba en contrario, se presumirá que el deudor ha conocido su estado de insolvencia cuando haya acaecido alguno de los hechos que pueden servir de fundamento a una solicitud de concurso necesario conforme al apartado 4 del artículo 2º y, si se trata de alguno de los previstos en su párrafo 4º, haya transcurrido el plazo correspondiente”. “1. El deudor deberá solicitar la declaración de concurso dentro de los dos meses siguientes a la fecha en que hubiera conocido o debido conocere su estado de insolvencia. “Deber de solicitar la declaración de concurso. De este modo, el artículo 5º de la Ley Nº 22/2003, dispone: Resulta por demás interesante la solución que esa ley entregó para el caso que el Libro IV del Co. de Comercio chileno prevé en el artículo 41, precisando situaciones más profunda para exigir al deudor que pida la declaración de su propia quiebra y un plazo más razonable para hacer efectiva esa obligación. En otras palabras, pese a la modernidad de la legislación española en materia concursal, plenamente concordante con los progresos alcanzados sobre ello en la Comunidad Económica Europea, no logra desembarazarse de las causales de quiebra. DERECHO CONCURSAL CHILENO

507

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Las causales para declarar la quiebra son básicamente ocho y aparecen en los preceptos que transcribo a continuación:

508

3.1. Normas legales aplicables

“2. Por excepción a lo dispuesto en el apartado anterior, no está legitimado el acreedor que, dentro de los seis meses anteriores a la presentación de la solicitud, hubiere adquirido el crédito por acto entre vivos y a título singular, después de su vencimiento.

Como sistema para abordar el estudio de esta materia adoptaremos el esquema de Luis Claro Solar, en el sentido que, primeramente, expondremos las normas reguladoras básicas para luego iniciar su análisis particular.

“3. Para solicitar la declaración de concurso de una persona jurídica, están también legitimados los socios, miembros o integrantes que sean personalmente responsables, conforme a la legislación vigente, de las deudas de aquélla.

Independientemente de las observaciones que hemos efectuado en el punto anterior, corresponde que estudiemos las causales de quiebra para luego confrontarlas con el sistema de reforma propuesto y, finalmente, exponer nuestra opinión derivada de los respectivos análisis efectuados.

“4. Los acreedores del deudor fallecido, los herederos de éste y el administrador de la herencia podrán solicitar la declaración de concurso de la herencia no aceptada pura y simplemente. La solicitud formulada por un heredero producirá los efectos de la aceptación de la herencia a beneficio de inventario.”

3. ESTUDIO DE LAS CAUSALES DE QUIEBRA

De esta manera zanja la controversia a que nos hemos referido respecto a quien puede provocar la quiebra de un deudor. Avanzaremos a continuación en la revisión de las causales de quiebra en el sistema concursal chileno vigente.

De esta manera zanja la controversia a que nos hemos referido respecto a quien puede provocar la quiebra de un deudor. Avanzaremos a continuación en la revisión de las causales de quiebra en el sistema concursal chileno vigente.

3. ESTUDIO DE LAS CAUSALES DE QUIEBRA

“4. Los acreedores del deudor fallecido, los herederos de éste y el administrador de la herencia podrán solicitar la declaración de concurso de la herencia no aceptada pura y simplemente. La solicitud formulada por un heredero producirá los efectos de la aceptación de la herencia a beneficio de inventario.”

Independientemente de las observaciones que hemos efectuado en el punto anterior, corresponde que estudiemos las causales de quiebra para luego confrontarlas con el sistema de reforma propuesto y, finalmente, exponer nuestra opinión derivada de los respectivos análisis efectuados.

“3. Para solicitar la declaración de concurso de una persona jurídica, están también legitimados los socios, miembros o integrantes que sean personalmente responsables, conforme a la legislación vigente, de las deudas de aquélla.

Como sistema para abordar el estudio de esta materia adoptaremos el esquema de Luis Claro Solar, en el sentido que, primeramente, expondremos las normas reguladoras básicas para luego iniciar su análisis particular.

“2. Por excepción a lo dispuesto en el apartado anterior, no está legitimado el acreedor que, dentro de los seis meses anteriores a la presentación de la solicitud, hubiere adquirido el crédito por acto entre vivos y a título singular, después de su vencimiento.

3.1. Normas legales aplicables

GONZALO BAEZA OVALLE

Las causales para declarar la quiebra son básicamente ocho y aparecen en los preceptos que transcribo a continuación:

508

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

509

Artículo 43. “Cualquiera de los acreedores podrá solicitar la declaración de quiebra, aun cuando su crédito no sea exigible, en los siguientes casos: 1. Cuando el deudor que ejerza una actividad comercial, industrial, minera o agrícola, cese en el pago de una obligación mercantil con el solicitante, cuyo título sea ejecutivo. 2. Cuando el deudor contra el cual existieren tres o más títulos ejecutivos y vencidos, provenientes de obligaciones diversas, y estuvieren iniciadas, a lo menos, dos ejecuciones, no hubiere presentado en todas éstas, dentro de los cuatro días siguientes a los respectivos requerimientos, bienes bastantes para responder a la prestación que adeude y las costas, y 3. Cuando el deudor se fugue del territorio de la República o se oculte dejando cerradas sus oficinas o establecimientos, sin haber nombrado persona que administre sus bienes, con facultades para dar cumplimiento a sus obligaciones y contestar nuevas demandas”. Artículo 51. “La quiebra de una sociedad colectiva o en comandita importa la quiebra individual de los socios solidarios que la componen; pero la quiebra de uno de éstos no constituye en quiebra a la sociedad. “No obstante, se tramitarán separadamente ante el mismo tribunal la quiebra de la sociedad y la de los socios solidarios, y concurrirán en las quiebras de los socios los acreedores personales de éstos con los acreedores sociales. “La quiebra de la sociedad en comandita no importa la quiebra de los socios comanditarios, aun cuando éstos sean solidariamente responsables por haberse mezclado en la administración, pero podrán ser declarados en quiebra cuando hayan tolerado la inserción de su nombre en la razón social”. Artículo 172. “Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo anterior, el acreedor que se encuentre en alguno de los casos previstos en los números 1 y 2 del artículo

“Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo anterior, el acreedor que se encuentre en alguno de los casos previstos en los números 1 y 2 del artículo Artículo 172. “La quiebra de la sociedad en comandita no importa la quiebra de los socios comanditarios, aun cuando éstos sean solidariamente responsables por haberse mezclado en la administración, pero podrán ser declarados en quiebra cuando hayan tolerado la inserción de su nombre en la razón social”. “No obstante, se tramitarán separadamente ante el mismo tribunal la quiebra de la sociedad y la de los socios solidarios, y concurrirán en las quiebras de los socios los acreedores personales de éstos con los acreedores sociales. “La quiebra de una sociedad colectiva o en comandita importa la quiebra individual de los socios solidarios que la componen; pero la quiebra de uno de éstos no constituye en quiebra a la sociedad. Artículo 51. 3. Cuando el deudor se fugue del territorio de la República o se oculte dejando cerradas sus oficinas o establecimientos, sin haber nombrado persona que administre sus bienes, con facultades para dar cumplimiento a sus obligaciones y contestar nuevas demandas”. 2. Cuando el deudor contra el cual existieren tres o más títulos ejecutivos y vencidos, provenientes de obligaciones diversas, y estuvieren iniciadas, a lo menos, dos ejecuciones, no hubiere presentado en todas éstas, dentro de los cuatro días siguientes a los respectivos requerimientos, bienes bastantes para responder a la prestación que adeude y las costas, y 1. Cuando el deudor que ejerza una actividad comercial, industrial, minera o agrícola, cese en el pago de una obligación mercantil con el solicitante, cuyo título sea ejecutivo. “Cualquiera de los acreedores podrá solicitar la declaración de quiebra, aun cuando su crédito no sea exigible, en los siguientes casos: Artículo 43. DERECHO CONCURSAL CHILENO

509

RETIRO

Artículo 177 ter. El deudor podrá solicitar al tribunal que sea competente para conocer de su quiebra, acompañando a su solicitud todos los antecedentes señalados en el artículo 42, que cite a una junta de acreedores, la que tendrá lugar dentro de 10 días contados desde la notificación por aviso de la resolución recaída en la solicitud, a fin de que ella designe a un experto facilitador. Éste estará sujeto a la fiscalización de la Superintendencia de Quiebras, la que para estos efectos tendrá todas las atribuciones y deberes que le señala el artículo 8º. Este plazo no se suspenderá durante el feriado judicial. Si la solicitud del deudor al tribunal ha sido presentada dentro del plazo del artículo 41, la notificación deberá hacerse dentro del plazo de ocho días contado desde la fecha de la resolución. Si la notificación es oportuna se entenderá que el deudor comprendido en el artículo 41 ha dado cumplimiento a la obligación que establece dicha disposición. En la resolución a que se refiere el inciso anterior, el juez deberá designar a un interventor que sólo ejercerá las facultades que el inciso séptimo del artículo anterior y los incisos segundo y tercero del artículo 102 otorgan al síndico. El interventor cesará en sus funciones el día de la junta, cuando ésta no designe a un experto facilitador, o bien el día en que éste asuma en su cargo, si la junta lo ha nombrado. La remuneración del interventor será fijada por el juez, será de cargo del deudor y tendrá la preferencia del Nº 4 del artículo 2472 del Código Civil. El experto facilitador, dentro del plazo de 30 días improrrogable, contado desde la celebración de dicha junta, deberá evaluar la situación legal, contable, económica y financiera del deudor y proponer a sus acreedores un convenio que sea más ventajoso que la quiebra de aquél, o, en caso contrario, solicitar al tribunal que declare la quiebra del deudor, el que la deberá declarar sin más trámite. Si el experto facilitador no diere cumplimiento a su cometido dentro del plazo señalado el juez dictará de oficio la sentencia de quiebra del deudor. Tendrán derecho a voto en la junta señalada en el inciso primero, los acreedores que aparezcan en el estado a que se refiere el artículo 42 Nº 4, certificado, de acuerdo a la información disponible y a la cual hubieren tenido acceso de los registros del deudor, por auditores externos, independientes, e inscritos en el registro que lleva la Superintendencia de Valores y Seguros, con exclusión de los acreedores señalados en el inciso tercero del artículo 177 bis. La designación del experto facilitador se hará con el voto de uno o más de los acreedores, que representen más del 50% del total del pasivo con derecho a voto; en caso contrario, se considerará fracasada la gestión. Los acreedores hipotecarios y privilegiados no perderán sus preferencias por la circunstancia de participar y votar en esta junta, y podrán impetrar las

GONZALO BAEZA OVALLE

204

510

“En el caso del inciso anterior el deudor podrá, dentro de cinco días contados desde la notificación de la solicitud, manifestar que se acoge irrevocablemente al artículo 177 ter204, y el juez citará a la junta de acreedores a que se refiere dicha disposición.

43, podrá solicitar al tribunal competente que ordene al deudor, o a la sucesión del deudor formular proposiciones de convenio judicial preventivo dentro del plazo de 30 días contado desde la notificación efectuada en la forma prevista en el inciso final del artículo 45. La no presentación del convenio dentro del plazo indicado, acarreará, necesariamente, la quiebra del deudor y el tribunal la declarará de oficio.

43, podrá solicitar al tribunal competente que ordene al deudor, o a la sucesión del deudor formular proposiciones de convenio judicial preventivo dentro del plazo de 30 días contado desde la notificación efectuada en la forma prevista en el inciso final del artículo 45. La no presentación del convenio dentro del plazo indicado, acarreará, necesariamente, la quiebra del deudor y el tribunal la declarará de oficio.

“En el caso del inciso anterior el deudor podrá, dentro de cinco días contados desde la notificación de la solicitud, manifestar que se acoge irrevocablemente al artículo 177 ter204, y el juez citará a la junta de acreedores a que se refiere dicha disposición.

GONZALO BAEZA OVALLE

204 Artículo 177 ter. El deudor podrá solicitar al tribunal que sea competente para conocer de su quiebra, acompañando a su solicitud todos los antecedentes señalados en el artículo 42, que cite a una junta de acreedores, la que tendrá lugar dentro de 10 días contados desde la notificación por aviso de la resolución recaída en la solicitud, a fin de que ella designe a un experto facilitador. Éste estará sujeto a la fiscalización de la Superintendencia de Quiebras, la que para estos efectos tendrá todas las atribuciones y deberes que le señala el artículo 8º. Este plazo no se suspenderá durante el feriado judicial. Si la solicitud del deudor al tribunal ha sido presentada dentro del plazo del artículo 41, la notificación deberá hacerse dentro del plazo de ocho días contado desde la fecha de la resolución. Si la notificación es oportuna se entenderá que el deudor comprendido en el artículo 41 ha dado cumplimiento a la obligación que establece dicha disposición. En la resolución a que se refiere el inciso anterior, el juez deberá designar a un interventor que sólo ejercerá las facultades que el inciso séptimo del artículo anterior y los incisos segundo y tercero del artículo 102 otorgan al síndico. El interventor cesará en sus funciones el día de la junta, cuando ésta no designe a un experto facilitador, o bien el día en que éste asuma en su cargo, si la junta lo ha nombrado. La remuneración del interventor será fijada por el juez, será de cargo del deudor y tendrá la preferencia del Nº 4 del artículo 2472 del Código Civil. El experto facilitador, dentro del plazo de 30 días improrrogable, contado desde la celebración de dicha junta, deberá evaluar la situación legal, contable, económica y financiera del deudor y proponer a sus acreedores un convenio que sea más ventajoso que la quiebra de aquél, o, en caso contrario, solicitar al tribunal que declare la quiebra del deudor, el que la deberá declarar sin más trámite. Si el experto facilitador no diere cumplimiento a su cometido dentro del plazo señalado el juez dictará de oficio la sentencia de quiebra del deudor. Tendrán derecho a voto en la junta señalada en el inciso primero, los acreedores que aparezcan en el estado a que se refiere el artículo 42 Nº 4, certificado, de acuerdo a la información disponible y a la cual hubieren tenido acceso de los registros del deudor, por auditores externos, independientes, e inscritos en el registro que lleva la Superintendencia de Valores y Seguros, con exclusión de los acreedores señalados en el inciso tercero del artículo 177 bis. La designación del experto facilitador se hará con el voto de uno o más de los acreedores, que representen más del 50% del total del pasivo con derecho a voto; en caso contrario, se considerará fracasada la gestión. Los acreedores hipotecarios y privilegiados no perderán sus preferencias por la circunstancia de participar y votar en esta junta, y podrán impetrar las

510

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

511

“El derecho del acreedor no podrá ser ejercido por las personas a que se refiere el inciso tercero del artículo 177 bis205. Si se ejerciere respecto de la sucesión del deudor, se aplicará lo dispuesto en el artículo 50. medidas conservativas que procedan. El experto facilitador será notificado en la forma que establece el artículo 55. Podrá ser experto facilitador toda persona natural capaz de administrar sus propios bienes. Los síndicos de la nómina nacional podrán ser designados como expertos facilitadores, pero en caso de quiebra del deudor no podrán ser nombrados como síndico en esa quiebra. El experto facilitador deberá comunicar su designación a la Superintendencia de Quiebras dentro de las 24 horas siguientes, la que procederá a incorporarlo a un registro especial de expertos facilitadores que llevará al efecto. Los honorarios del experto facilitador serán de cargo del deudor, con quien deberá pactarlos. En caso de desacuerdo serán fijados por el juez, y gozarán, al igual que los gastos en que incurra, de la preferencia del Nº 4 del artículo 2472 del Código Civil, sólo en la parte que corresponda al 25% del que resulta una vez aplicada la tabla a que se refiere el artículo 34. No podrá solicitarse la quiebra del deudor ni iniciarse en su contra juicios ejecutivos o ejecuciones de cualquier clase, desde la notificación por aviso señalada en el inciso primero: a) Hasta la celebración de la junta citada para la designación del experto facilitador, en caso de que no se apruebe en ella esta designación; b) Hasta la solicitud del experto facilitador al tribunal para que declare la quiebra del deudor; c) Hasta la celebración de la junta de acreedores a que se refiere el inciso penúltimo de este artículo, si se rechaza en ella la proposición de convenio presentada por el experto facilitador. Durante los períodos indicados, se suspenderán dichos procedimientos judiciales, no correrán los plazos de prescripción extintiva, y el deudor conservará la administración de sus bienes, con las limitaciones establecidas en el inciso séptimo del artículo 177 bis, sujeto a la intervención del experto facilitador, con las mismas facultades que a éste entregan dicho inciso y el Nº 1 del inciso primero del artículo 174. El experto facilitador tendrá pleno acceso a todos los libros, papeles, documentos y antecedentes del deudor que estime necesarios para el cumplimiento de su cometido. En todo este procedimiento se aplicará lo dispuesto en el inciso sexto del artículo anterior. En caso de que el experto facilitador formule una proposición de convenio, ésta deberá ser votada en junta de acreedores dentro del plazo de 15 días contado desde la notificación por aviso de la proposición. Se aplicarán a esta proposición los artículos 175, inciso primero, 178, 179 y 180 y las normas contenidas en el Párrafo 4º del Título III de esta ley. Los plazos señalados en el artículo 63 y en los Párrafos 2º y 3º del Título VI se ampliarán en tantos días cuantos transcurrieren desde la fecha de la resolución recaída en las proposiciones de convenio hasta la fecha de la declaración de quiebra. 205

Artículo 177 bis. No obstante lo dispuesto en el artículo anterior, si la proposición de convenio judicial preventivo se hubiere presentado con el apoyo de dos o más acreedores que representen más del 50% del total del pasivo, no podrá solicitarse la quiebra del deudor ni iniciarse en su contra juicios ejecutivos, ejecuciones de cualquier clase o restitución en los juicios de arrendamiento, durante los noventa días siguientes a la notificación por aviso de la resolución en que el tribunal cite a los acreedores a junta para deliberar sobre dicha pro-

205 Artículo 177 bis. No obstante lo dispuesto en el artículo anterior, si la proposición de convenio judicial preventivo se hubiere presentado con el apoyo de dos o más acreedores que representen más del 50% del total del pasivo, no podrá solicitarse la quiebra del deudor ni iniciarse en su contra juicios ejecutivos, ejecuciones de cualquier clase o restitución en los juicios de arrendamiento, durante los noventa días siguientes a la notificación por aviso de la resolución en que el tribunal cite a los acreedores a junta para deliberar sobre dicha pro-

medidas conservativas que procedan. El experto facilitador será notificado en la forma que establece el artículo 55. Podrá ser experto facilitador toda persona natural capaz de administrar sus propios bienes. Los síndicos de la nómina nacional podrán ser designados como expertos facilitadores, pero en caso de quiebra del deudor no podrán ser nombrados como síndico en esa quiebra. El experto facilitador deberá comunicar su designación a la Superintendencia de Quiebras dentro de las 24 horas siguientes, la que procederá a incorporarlo a un registro especial de expertos facilitadores que llevará al efecto. Los honorarios del experto facilitador serán de cargo del deudor, con quien deberá pactarlos. En caso de desacuerdo serán fijados por el juez, y gozarán, al igual que los gastos en que incurra, de la preferencia del Nº 4 del artículo 2472 del Código Civil, sólo en la parte que corresponda al 25% del que resulta una vez aplicada la tabla a que se refiere el artículo 34. No podrá solicitarse la quiebra del deudor ni iniciarse en su contra juicios ejecutivos o ejecuciones de cualquier clase, desde la notificación por aviso señalada en el inciso primero: a) Hasta la celebración de la junta citada para la designación del experto facilitador, en caso de que no se apruebe en ella esta designación; b) Hasta la solicitud del experto facilitador al tribunal para que declare la quiebra del deudor; c) Hasta la celebración de la junta de acreedores a que se refiere el inciso penúltimo de este artículo, si se rechaza en ella la proposición de convenio presentada por el experto facilitador. Durante los períodos indicados, se suspenderán dichos procedimientos judiciales, no correrán los plazos de prescripción extintiva, y el deudor conservará la administración de sus bienes, con las limitaciones establecidas en el inciso séptimo del artículo 177 bis, sujeto a la intervención del experto facilitador, con las mismas facultades que a éste entregan dicho inciso y el Nº 1 del inciso primero del artículo 174. El experto facilitador tendrá pleno acceso a todos los libros, papeles, documentos y antecedentes del deudor que estime necesarios para el cumplimiento de su cometido. En todo este procedimiento se aplicará lo dispuesto en el inciso sexto del artículo anterior. En caso de que el experto facilitador formule una proposición de convenio, ésta deberá ser votada en junta de acreedores dentro del plazo de 15 días contado desde la notificación por aviso de la proposición. Se aplicarán a esta proposición los artículos 175, inciso primero, 178, 179 y 180 y las normas contenidas en el Párrafo 4º del Título III de esta ley. Los plazos señalados en el artículo 63 y en los Párrafos 2º y 3º del Título VI se ampliarán en tantos días cuantos transcurrieren desde la fecha de la resolución recaída en las proposiciones de convenio hasta la fecha de la declaración de quiebra.

“El derecho del acreedor no podrá ser ejercido por las personas a que se refiere el inciso tercero del artículo 177 bis205. Si se ejerciere respecto de la sucesión del deudor, se aplicará lo dispuesto en el artículo 50. DERECHO CONCURSAL CHILENO

511

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

posición. Durante este período, se suspenderán los procedimientos judiciales señalados y no correrán los plazos de prescripción extintiva. El pasivo se determinará sobre la base del estado a que se refiere el artículo 42 número 4, certificado de acuerdo a la información disponible y a la cual hubieren tenido acceso de los registros del deudor, por auditores externos, independientes, e inscritos en el registro que lleva la Superintendencia de Valores y Seguros. Para los efectos del cálculo del total del pasivo y de la mayoría antes indicada, sólo se excluirán: a) las personas que se encuentren en alguna de las situaciones a que se refiere el artículo 100 de la Ley Nº 18.045, de Mercado de Valores; y b) el titular de la empresa individual de responsabilidad limitada proponente del convenio y esta empresa individual si el proponente es su titular. En el caso del inciso primero, los acreedores privilegiados e hipotecarios no perderán sus preferencias, y podrán impetrar las medidas conservativas que procedan. En el aviso que se publique se señalará en forma expresa si se ha reunido la mayoría señalada en el inciso primero. Lo dispuesto en el inciso primero no se aplicará a los juicios laborales sobre obligaciones que gocen de privilegio de primera clase, excepto las que el deudor tuviere, en tal carácter, a favor de su cónyuge o de sus parientes o de los gerentes, administradores, apoderados u otras personas que hayan tenido o tengan injerencia en la administración de sus negocios. Para estos efectos se entenderá por parientes a los ascendientes y descendientes y a los colaterales hasta el cuarto grado, inclusive. Durante el período de suspensión a que se refiere este artículo, el deudor no podrá gravar ni enajenar sus bienes. Sólo podrá enajenar aquéllos expuestos a un próximo deterioro, o a una desvalorización inminente, o los que exijan una conservación dispendiosa, y podrá gravar o enajenar aquéllos cuyo gravamen o enajenación resulten estrictamente indispensables para el normal desenvolvimiento de su actividad, siempre que cuente con la autorización previa del síndico para la ejecución de dichos actos. El plazo a que se refiere el inciso primero es fatal e improrrogable. Si dentro de él no se acordare el convenio, el tribunal declarará de oficio la quiebra. Los plazos señalados en el artículo 63 y en los Párrafos 2º y 3º del Título VI se ampliarán en tantos días cuantos transcurrieren desde la fecha de la resolución recaída en las proposiciones de convenio hasta la fecha de la declaración de quiebra.

512

“Contra la resolución que ordene al deudor presentar un convenio, sólo podrá entablarse recurso de reposición; y contra la que resuelva la reposición no procederá recurso alguno. En este caso el plazo a que se refiere

“Una vez notificada su solicitud, el acreedor no podrá retirarla o desistirse de ella. Tampoco podrá ser objeto de transacción de ninguna clase. El pago hecho al acreedor solicitante después de presentada su petición será nulo de pleno derecho.

“Una vez notificada su solicitud, el acreedor no podrá retirarla o desistirse de ella. Tampoco podrá ser objeto de transacción de ninguna clase. El pago hecho al acreedor solicitante después de presentada su petición será nulo de pleno derecho.

“Contra la resolución que ordene al deudor presentar un convenio, sólo podrá entablarse recurso de reposición; y contra la que resuelva la reposición no procederá recurso alguno. En este caso el plazo a que se refiere

GONZALO BAEZA OVALLE

posición. Durante este período, se suspenderán los procedimientos judiciales señalados y no correrán los plazos de prescripción extintiva. El pasivo se determinará sobre la base del estado a que se refiere el artículo 42 número 4, certificado de acuerdo a la información disponible y a la cual hubieren tenido acceso de los registros del deudor, por auditores externos, independientes, e inscritos en el registro que lleva la Superintendencia de Valores y Seguros. Para los efectos del cálculo del total del pasivo y de la mayoría antes indicada, sólo se excluirán: a) las personas que se encuentren en alguna de las situaciones a que se refiere el artículo 100 de la Ley Nº 18.045, de Mercado de Valores; y b) el titular de la empresa individual de responsabilidad limitada proponente del convenio y esta empresa individual si el proponente es su titular. En el caso del inciso primero, los acreedores privilegiados e hipotecarios no perderán sus preferencias, y podrán impetrar las medidas conservativas que procedan. En el aviso que se publique se señalará en forma expresa si se ha reunido la mayoría señalada en el inciso primero. Lo dispuesto en el inciso primero no se aplicará a los juicios laborales sobre obligaciones que gocen de privilegio de primera clase, excepto las que el deudor tuviere, en tal carácter, a favor de su cónyuge o de sus parientes o de los gerentes, administradores, apoderados u otras personas que hayan tenido o tengan injerencia en la administración de sus negocios. Para estos efectos se entenderá por parientes a los ascendientes y descendientes y a los colaterales hasta el cuarto grado, inclusive. Durante el período de suspensión a que se refiere este artículo, el deudor no podrá gravar ni enajenar sus bienes. Sólo podrá enajenar aquéllos expuestos a un próximo deterioro, o a una desvalorización inminente, o los que exijan una conservación dispendiosa, y podrá gravar o enajenar aquéllos cuyo gravamen o enajenación resulten estrictamente indispensables para el normal desenvolvimiento de su actividad, siempre que cuente con la autorización previa del síndico para la ejecución de dichos actos. El plazo a que se refiere el inciso primero es fatal e improrrogable. Si dentro de él no se acordare el convenio, el tribunal declarará de oficio la quiebra. Los plazos señalados en el artículo 63 y en los Párrafos 2º y 3º del Título VI se ampliarán en tantos días cuantos transcurrieren desde la fecha de la resolución recaída en las proposiciones de convenio hasta la fecha de la declaración de quiebra.

512

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

513

el inciso primero será de 20 días, contado desde la resolución que falle la reposición. “Si el tribunal desecha la solicitud del acreedor, éste podrá pedir la quiebra en conformidad a la presente ley; pero si la petición de quiebra se basa en la misma causal invocada y en idéntico fundamento de hecho, deberá solicitarla ante el tribunal que desestimó la solicitud”. Artículo 176. “Una vez notificada la proposición de convenio, ésta no podrá ser retirada por el proponente. Se entiende que el deudor comprendido en el artículo 41 ha dado cumplimiento a la obligación que establece dicha disposición, si las proposiciones han sido presentadas dentro del plazo señalado en ella, siempre que sean notificadas en el plazo a que se refiere el inciso primero del artículo 175”. Artículo 209. “Rechazadas las proposiciones de cualquier clase de convenio por no haber obtenido la mayoría necesaria para su aprobación, o desechado por cualquiera de las causales señaladas en el artículo 196, podrá el fallido reiterarlas cuantas veces lo estime necesario, pero no se aplicará lo dispuesto en el inciso segundo del artículo 188. “Cuando el convenio judicial preventivo haya sido rechazado o desechado en cualquiera de los casos contemplados en el inciso anterior, el tribunal declarará necesariamente la quiebra del deudor, de oficio y sin más trámite. “La junta que rechace las proposiciones de convenio judicial preventivo deberá señalar los nombres de un síndico titular y uno suplente, a quienes el tribunal deberá designar con el carácter de definitivos. No podrán ser nombrados para tales cargos quienes lo hayan sido en conformidad al número 1 del artículo 174. “En caso de que se deseche el convenio judicial preventivo, el tribunal deberá proceder a designar los síndicos en conformidad a lo previsto en el

“En caso de que se deseche el convenio judicial preventivo, el tribunal deberá proceder a designar los síndicos en conformidad a lo previsto en el “La junta que rechace las proposiciones de convenio judicial preventivo deberá señalar los nombres de un síndico titular y uno suplente, a quienes el tribunal deberá designar con el carácter de definitivos. No podrán ser nombrados para tales cargos quienes lo hayan sido en conformidad al número 1 del artículo 174. “Cuando el convenio judicial preventivo haya sido rechazado o desechado en cualquiera de los casos contemplados en el inciso anterior, el tribunal declarará necesariamente la quiebra del deudor, de oficio y sin más trámite. “Rechazadas las proposiciones de cualquier clase de convenio por no haber obtenido la mayoría necesaria para su aprobación, o desechado por cualquiera de las causales señaladas en el artículo 196, podrá el fallido reiterarlas cuantas veces lo estime necesario, pero no se aplicará lo dispuesto en el inciso segundo del artículo 188. Artículo 209. Se entiende que el deudor comprendido en el artículo 41 ha dado cumplimiento a la obligación que establece dicha disposición, si las proposiciones han sido presentadas dentro del plazo señalado en ella, siempre que sean notificadas en el plazo a que se refiere el inciso primero del artículo 175”. “Una vez notificada la proposición de convenio, ésta no podrá ser retirada por el proponente. Artículo 176. “Si el tribunal desecha la solicitud del acreedor, éste podrá pedir la quiebra en conformidad a la presente ley; pero si la petición de quiebra se basa en la misma causal invocada y en idéntico fundamento de hecho, deberá solicitarla ante el tribunal que desestimó la solicitud”. el inciso primero será de 20 días, contado desde la resolución que falle la reposición. DERECHO CONCURSAL CHILENO

513

RETIRO

Artículo 214.

“Una vez firme la resolución que declare la nulidad o el incumplimiento, el tribunal de primera instancia declarará la quiebra del deudor de oficio y sin más trámite”. Artículo 214.

“Si se interpusieren más de una demanda de nulidad o de declaración de incumplimiento del convenio, el juez designará al síndico señalado en una de las demandas que se acojan”.

Artículo 215.

“En la demanda de nulidad o de declaración de incumplimiento del convenio, el demandante señalará el nombre del síndico titular y el del síndico suplente, y sólo a éstos el tribunal deberá designar en la sentencia que dé lugar a la demanda y declare la quiebra. Estas designaciones no podrán recaer en quienes hubieren ejercido el cargo a que se refiere el número 1 del artículo 174.

“En la demanda de nulidad o de declaración de incumplimiento del convenio, el demandante señalará el nombre del síndico titular y el del síndico suplente, y sólo a éstos el tribunal deberá designar en la sentencia que dé lugar a la demanda y declare la quiebra. Estas designaciones no podrán recaer en quienes hubieren ejercido el cargo a que se refiere el número 1 del artículo 174.

Artículo 215.

“Si se interpusieren más de una demanda de nulidad o de declaración de incumplimiento del convenio, el juez designará al síndico señalado en una de las demandas que se acojan”.

“Una vez firme la resolución que declare la nulidad o el incumplimiento, el tribunal de primera instancia declarará la quiebra del deudor de oficio y sin más trámite”.

Artículo 216.

artículo 42, sin que pueda nombrar en dichos cargos a quienes hayan sido designados según lo previsto en el número 1 del artículo 174. GONZALO BAEZA OVALLE

“Los actos o contratos del deudor, ejecutados o celebrados en el tiempo que medie entre la fecha de la resolución recaída sobre las proposiciones de un convenio o sobre la solicitud de designación de un experto facilitador que le dio origen, según sea el caso, y la declaración de la segunda quiebra, se regirán por las reglas de los Párrafos 2º, 3º y 4º del Titulo VI de esta ley”.

Desechado el convenio por alguna de las causales señaladas en los números 2 ó 5 del artículo 186, o por incapacidad para votar en él de alguno de los acreedores que hubieren concurrido a celebrarlo, podrá proponerse de nuevo, una vez subsanada la falta.

“Constituye segunda quiebra tanto la que se declara con motivo del pronunciarse la nulidad o el incumplimiento de un convenio cuanto la que se declara por cualquier otra causa mientras esté vigente un convenio.

514

Desechado el convenio por alguna de las causales señaladas en los números 2 ó 5 del artículo 186, o por incapacidad para votar en él de alguno de los acreedores que hubieren concurrido a celebrarlo, podrá proponerse de nuevo, una vez subsanada la falta.

Artículo 216.

artículo 42, sin que pueda nombrar en dichos cargos a quienes hayan sido designados según lo previsto en el número 1 del artículo 174.

“Constituye segunda quiebra tanto la que se declara con motivo del pronunciarse la nulidad o el incumplimiento de un convenio cuanto la que se declara por cualquier otra causa mientras esté vigente un convenio.

GONZALO BAEZA OVALLE

“Los actos o contratos del deudor, ejecutados o celebrados en el tiempo que medie entre la fecha de la resolución recaída sobre las proposiciones de un convenio o sobre la solicitud de designación de un experto facilitador que le dio origen, según sea el caso, y la declaración de la segunda quiebra, se regirán por las reglas de los Párrafos 2º, 3º y 4º del Titulo VI de esta ley”.

514

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

515

Artículo 217. “La segunda quiebra reintegra a los acreedores anteriores en todos sus derechos respecto del fallido. “Los acreedores antiguos concurrirán con los nuevos en las distribuciones del activo de la quiebra por el monto íntegro de sus créditos, siempre que no hubieren recibido parte alguna de la estipulada en el convenio; en caso contrario, sólo podrán concurrir con los nuevos acreedores por la parte del capital de sus primitivos créditos que corresponda a la porción no pagada de la suma convenida. En todo caso, tanto los créditos de los acreedores antiguos, en lo que corresponda, como los de los nuevos, deberán ser verificados en la segunda quiebra, salvo aquellos que la ley expresamente exceptúa de este trámite”. Artículo 251. “La sentencia que rechace la cesión de bienes declarará, a la vez, la quiebra del deudor. “El proceso seguirá sustanciándose en el estado en que se encuentre, por todos los trámites de la quiebra, sirviendo de suficiente llamamiento a los acreedores el practicado en conformidad a los números 3 y 4 del artículo 246”. 3.2. Aclaraciones previas El artículo 43 del Libro IV del Co. de Comercio dispone: “Cualquiera de los acreedores podrá solicitar la declaración de quiebra, aun cuando su crédito no sea exigible…” y, en seguida, pasa a detallar las principales causales previstas que permiten dar curso a emitir esa resolución judicial. Tal predicado ha llevado a sostener que también está facultado para solicitar la quiebra aquella persona que dispone de un crédito que pende de una condición suspensiva, en otras palabras, que el nacimiento de su derecho queda ligado a la existencia o acaecimiento de un hecho futuro e incierto.

Tal predicado ha llevado a sostener que también está facultado para solicitar la quiebra aquella persona que dispone de un crédito que pende de una condición suspensiva, en otras palabras, que el nacimiento de su derecho queda ligado a la existencia o acaecimiento de un hecho futuro e incierto. “Cualquiera de los acreedores podrá solicitar la declaración de quiebra, aun cuando su crédito no sea exigible…” y, en seguida, pasa a detallar las principales causales previstas que permiten dar curso a emitir esa resolución judicial. El artículo 43 del Libro IV del Co. de Comercio dispone: 3.2. Aclaraciones previas “El proceso seguirá sustanciándose en el estado en que se encuentre, por todos los trámites de la quiebra, sirviendo de suficiente llamamiento a los acreedores el practicado en conformidad a los números 3 y 4 del artículo 246”. “La sentencia que rechace la cesión de bienes declarará, a la vez, la quiebra del deudor. Artículo 251. “Los acreedores antiguos concurrirán con los nuevos en las distribuciones del activo de la quiebra por el monto íntegro de sus créditos, siempre que no hubieren recibido parte alguna de la estipulada en el convenio; en caso contrario, sólo podrán concurrir con los nuevos acreedores por la parte del capital de sus primitivos créditos que corresponda a la porción no pagada de la suma convenida. En todo caso, tanto los créditos de los acreedores antiguos, en lo que corresponda, como los de los nuevos, deberán ser verificados en la segunda quiebra, salvo aquellos que la ley expresamente exceptúa de este trámite”. “La segunda quiebra reintegra a los acreedores anteriores en todos sus derechos respecto del fallido. Artículo 217. DERECHO CONCURSAL CHILENO

515

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Quienes sostienen que el titular de un crédito cuya existencia está subordinado a una condición suspensiva puede solicitar la quiebra, creen encontrar fundamento a su pretensión en el artículo 152 del Libro IV del Co. de Comercio, en tanto dispone:

516

Pero todo el escenario descrito, como precisamos, constituye un derivado de la apertura de los procedimientos concursales a través de la declaración de quiebra, de manera que lo interesante de analizar en este acápite, pasa por la posibilidad que un hipotético acreedor, desde que la existencia de esa calidad pende de una condición suspensiva, pueda requerir del Estado la apertura de un procedimiento concursal de su no menos hipotético deudor.

Esta situación, vale decir, la de tener un crédito sujeto a condición suspensiva, resulta de común ocurrencia con los créditos laborales, toda vez que los trabajadores que ven terminar su fuente de ingresos por la declaración de quiebra de la compañía a la que prestaban servicios, no obtienen el reconocimiento inmediato de su acreencia, salvo algunas excepciones y, por ende, son obligados a accionar para lograr que los tribunales de la especialidad la declare.

Usualmente el síndico impugnará esa verificación y el cuaderno de impugnación será suspendido, de hecho, en espera de la dictación del fallo comentado, pero en todo caso quedará obligado a reservar los fondos necesarios para cubrir la acreencia en el evento que el fallo sea favorable a los intereses del trabajador.

Así acontece, por ejemplo, con las indemnizaciones compensatorias de la falta de aviso previo para terminar el contrato y las mismas indemnizaciones legales derivadas de la calificación de injustificado que sólo el tribunal puede asignar a la conclusión del vínculo.

Como ese diferendo judicial puede tardar un largo tiempo en ser resuelto y la distribución de los bienes de la quiebra es bastante más acelerada, ha sido una práctica usual que los trabajadores verifiquen o hagan valer sus créditos por el monto demandado, sujetos a la condición de que el tribunal que conoce de la contienda se los reconozca o declare por sentencia ejecutoriada en todo o parte.

Como ese diferendo judicial puede tardar un largo tiempo en ser resuelto y la distribución de los bienes de la quiebra es bastante más acelerada, ha sido una práctica usual que los trabajadores verifiquen o hagan valer sus créditos por el monto demandado, sujetos a la condición de que el tribunal que conoce de la contienda se los reconozca o declare por sentencia ejecutoriada en todo o parte.

Así acontece, por ejemplo, con las indemnizaciones compensatorias de la falta de aviso previo para terminar el contrato y las mismas indemnizaciones legales derivadas de la calificación de injustificado que sólo el tribunal puede asignar a la conclusión del vínculo.

Usualmente el síndico impugnará esa verificación y el cuaderno de impugnación será suspendido, de hecho, en espera de la dictación del fallo comentado, pero en todo caso quedará obligado a reservar los fondos necesarios para cubrir la acreencia en el evento que el fallo sea favorable a los intereses del trabajador.

Esta situación, vale decir, la de tener un crédito sujeto a condición suspensiva, resulta de común ocurrencia con los créditos laborales, toda vez que los trabajadores que ven terminar su fuente de ingresos por la declaración de quiebra de la compañía a la que prestaban servicios, no obtienen el reconocimiento inmediato de su acreencia, salvo algunas excepciones y, por ende, son obligados a accionar para lograr que los tribunales de la especialidad la declare.

Pero todo el escenario descrito, como precisamos, constituye un derivado de la apertura de los procedimientos concursales a través de la declaración de quiebra, de manera que lo interesante de analizar en este acápite, pasa por la posibilidad que un hipotético acreedor, desde que la existencia de esa calidad pende de una condición suspensiva, pueda requerir del Estado la apertura de un procedimiento concursal de su no menos hipotético deudor.

GONZALO BAEZA OVALLE

Quienes sostienen que el titular de un crédito cuya existencia está subordinado a una condición suspensiva puede solicitar la quiebra, creen encontrar fundamento a su pretensión en el artículo 152 del Libro IV del Co. de Comercio, en tanto dispone:

516

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

517

“El acreedor condicional podrá exigir la consignación de los dividendos que le corresponderían cumplida la condición, o su entrega bajo caución suficiente de restituirlos a la masa, con el interés corriente, para el caso que la condición no se verifique”.

La dificultad de esa línea hermenéutica radica en que una persona cuya calidad de acreedor pende de la verificación de una condición, no satisface la exigencia de ser acreedor y, por ende, en nuestro concepto, no lo consideramos habilitado para solicitar la apertura de los procedimientos concursales a través de la declaración de quiebra lo que, como explicamos, no obsta a que pueda verificar en la quiebra ya declarada y, en su caso, de estimarlo adecuado a sus intereses, concurrir al convenio, todo ello, haciendo presente la condición suspensiva. Para satisfacer lo anterior deberá operar igual que en el caso de los trabajadores, vale decir, habrá de verificar en forma condicionada. En nuestra opinión, el artículo 152 del Libro IV del Co. de Comercio, antes trascrito, sólo corresponde llamarlo a regir, como deriva de su misma ubicación, en el evento que la quiebra haya sido declarada, situación en la cual el legislador contempla una forma de medida cautelar o precautoria, parecida a una prenda, para amparar el evento que la condición se verifique y esa persona, efectivamente, llegue a ser acreedor. De no prever una solución de esa especie, atendido el hecho que esa persona, precisamente, no tenía la calidad de acreedor al instante en que fue abierto el concurso, en el cual son generados los repartos propios de un procedimiento de liquidación, podría quedar perjudicada injustamente por la modalidad de la condición, en beneficio de los demás acreedores, lo que no habría ocurrido si el deudor eventual no hubiera caído en quiebra, lo que obviamente no sirve al propósito de la institución que mira a la formación de una comunidad de pérdida y no al beneficio particular del deudor ni de algunos de sus acreedores. Expresado de otra forma, toda vez que el propósito perseguido por el sistema concursal pasa por cautelar o restablecer la normalidad comercial en la circulación de los bienes y, particularmente, en la satisfacción de los créditos, esa solución resulta, a no dudarlo, la más adecuada para una situación tan compleja como la comentada, pero está muy lejos de permitir que

Expresado de otra forma, toda vez que el propósito perseguido por el sistema concursal pasa por cautelar o restablecer la normalidad comercial en la circulación de los bienes y, particularmente, en la satisfacción de los créditos, esa solución resulta, a no dudarlo, la más adecuada para una situación tan compleja como la comentada, pero está muy lejos de permitir que De no prever una solución de esa especie, atendido el hecho que esa persona, precisamente, no tenía la calidad de acreedor al instante en que fue abierto el concurso, en el cual son generados los repartos propios de un procedimiento de liquidación, podría quedar perjudicada injustamente por la modalidad de la condición, en beneficio de los demás acreedores, lo que no habría ocurrido si el deudor eventual no hubiera caído en quiebra, lo que obviamente no sirve al propósito de la institución que mira a la formación de una comunidad de pérdida y no al beneficio particular del deudor ni de algunos de sus acreedores. En nuestra opinión, el artículo 152 del Libro IV del Co. de Comercio, antes trascrito, sólo corresponde llamarlo a regir, como deriva de su misma ubicación, en el evento que la quiebra haya sido declarada, situación en la cual el legislador contempla una forma de medida cautelar o precautoria, parecida a una prenda, para amparar el evento que la condición se verifique y esa persona, efectivamente, llegue a ser acreedor. Para satisfacer lo anterior deberá operar igual que en el caso de los trabajadores, vale decir, habrá de verificar en forma condicionada. La dificultad de esa línea hermenéutica radica en que una persona cuya calidad de acreedor pende de la verificación de una condición, no satisface la exigencia de ser acreedor y, por ende, en nuestro concepto, no lo consideramos habilitado para solicitar la apertura de los procedimientos concursales a través de la declaración de quiebra lo que, como explicamos, no obsta a que pueda verificar en la quiebra ya declarada y, en su caso, de estimarlo adecuado a sus intereses, concurrir al convenio, todo ello, haciendo presente la condición suspensiva. “El acreedor condicional podrá exigir la consignación de los dividendos que le corresponderían cumplida la condición, o su entrega bajo caución suficiente de restituirlos a la masa, con el interés corriente, para el caso que la condición no se verifique”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

517

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Todo lo anterior, por cierto, resulta válido si consideramos como causal o elemento integrante del hecho que configura la causal fundante de la iniciativa destinada a provocar la declaración de quiebra, el “crédito” bajo condición suspensiva.

518

En síntesis, la persona que detenta la eventualidad o mera expectativa de un derecho por estar afecto a una condición suspensiva, no satisface la exigencia legal de ser acreedor en tanto no sea cumplida la condición y, por ende, carece de legitimación para acometer el emprendimiento destinado a provocar la quiebra. Sí dispone de esa atribución el acreedor afecto a una condición resolutoria.

una persona que ni siquiera es acreedor, pueda solicitar la quiebra basado en una acreencia eventual o la mera expectativa de un derecho.

En otras palabras, en el escenario descrito, precisamente, queda generado un beneficio a favor de algunos acreedores sólo por el devenir del tiempo. Lograron hacer efectivo su crédito antes que los otros.

De seguir el camino hermenéutico comentado podríamos llegar al absurdo de establecer que toda persona, aún cuando ni remotamente pudiera llegar a ser acreedor de otro, podría solicitar la quiebra de esta con el simple expediente de iniciar un juicio declarativo sobre la existencia de una obligación, ya que en último término, bien podríamos interpretar que la existencia de ella está sujeta a la condición suspensiva de que el tribunal la declare.

Concuerdo en que este escenario implica forzar todos los términos y situaciones, pero llevar las cosas al absurdo que, en muchos casos, conforma la vía más adecuada para demostrar que una interpretación determinada deviene en inaceptable por generar un escenario de injusticia. También ese mecanismo de análisis puede demostrar que la interpretación referida hace derivar a los procedimientos concursales a propósitos que, precisamente, el legislador trata de evitar. Uno de esos fines discurre por evitar la aplicación del principio prior in tempore potior jure, toda vez que las personas que no tienen sus créditos afectos a condición son privilegiados respecto de aquellas que deben aguardar que ésta se produzca.

Concuerdo en que este escenario implica forzar todos los términos y situaciones, pero llevar las cosas al absurdo que, en muchos casos, conforma la vía más adecuada para demostrar que una interpretación determinada deviene en inaceptable por generar un escenario de injusticia. También ese mecanismo de análisis puede demostrar que la interpretación referida hace derivar a los procedimientos concursales a propósitos que, precisamente, el legislador trata de evitar. Uno de esos fines discurre por evitar la aplicación del principio prior in tempore potior jure, toda vez que las personas que no tienen sus créditos afectos a condición son privilegiados respecto de aquellas que deben aguardar que ésta se produzca.

De seguir el camino hermenéutico comentado podríamos llegar al absurdo de establecer que toda persona, aún cuando ni remotamente pudiera llegar a ser acreedor de otro, podría solicitar la quiebra de esta con el simple expediente de iniciar un juicio declarativo sobre la existencia de una obligación, ya que en último término, bien podríamos interpretar que la existencia de ella está sujeta a la condición suspensiva de que el tribunal la declare.

En otras palabras, en el escenario descrito, precisamente, queda generado un beneficio a favor de algunos acreedores sólo por el devenir del tiempo. Lograron hacer efectivo su crédito antes que los otros.

una persona que ni siquiera es acreedor, pueda solicitar la quiebra basado en una acreencia eventual o la mera expectativa de un derecho.

En síntesis, la persona que detenta la eventualidad o mera expectativa de un derecho por estar afecto a una condición suspensiva, no satisface la exigencia legal de ser acreedor en tanto no sea cumplida la condición y, por ende, carece de legitimación para acometer el emprendimiento destinado a provocar la quiebra. Sí dispone de esa atribución el acreedor afecto a una condición resolutoria.

GONZALO BAEZA OVALLE

Todo lo anterior, por cierto, resulta válido si consideramos como causal o elemento integrante del hecho que configura la causal fundante de la iniciativa destinada a provocar la declaración de quiebra, el “crédito” bajo condición suspensiva.

518

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

519

Sin embargo, pensamos posible concebir que la causal sea generada por otras situaciones, como por ejemplo, las demás causales de quiebra. En ese evento, retorna la pregunta con más fuerza ¿puede el titular de un crédito bajo condición suspensiva solicitar la quiebra de su eventual deudor? Bajo esas circunstancias habremos de acudir a la existencia de una legitimación en causa activa de ese acreedor. La interrogante que resulta pertinente en esta situación es otra: ¿Tiene esa persona un interés patrimonial actual y efectivo comprometido con la declaración de quiebra? Para aclarar mejor la extensión de la duda habremos de reflexionar respecto a lo que ocurriría si aceptáramos el derecho de esa persona para demandar la declaración de quiebra sobre la base de hechos que no consideren su crédito, fuere declarada la quiebra o acogida su demanda y, finalmente, no se cumpliera la condición suspensiva y, por ende, el peticionario jamás llegara a ser acreedor del actual fallido. Por virtud de esas reflexiones consideramos que el peticionario o solicitante de una quiebra debe ser titular de un crédito real lo que implica con existencia efectiva, aspecto que no vemos que concurra respecto de la persona titular de un crédito potencial o hipotético, que sólo constituye una mera expectativa, en la medida que la existencia de su acreencia pende de una condición suspensiva. De este modo, también concluimos que en este segundo escenario tampoco está habilitado para requerir la intervención del Estado a fin de disponer la apertura de los procedimientos concursales respecto de otra persona atendida la misma razón anterior: no es acreedor. No obstante, habría que revisar esos planteamientos a la luz de las disposiciones civiles que regulan la caducidad del plazo, dado que podría ser interpretado, bajo circunstancias especiales, que la condición suspensiva es generada en beneficio del deudor e, igualmente, podría quedar sujeta a caducidad, empero, hemos desestimado ese curso de pensamiento, pues si el legislador debió establecerlo expresamente para el plazo, no cabe subentenderlo para la condición, por constituir situaciones especiales que

No obstante, habría que revisar esos planteamientos a la luz de las disposiciones civiles que regulan la caducidad del plazo, dado que podría ser interpretado, bajo circunstancias especiales, que la condición suspensiva es generada en beneficio del deudor e, igualmente, podría quedar sujeta a caducidad, empero, hemos desestimado ese curso de pensamiento, pues si el legislador debió establecerlo expresamente para el plazo, no cabe subentenderlo para la condición, por constituir situaciones especiales que De este modo, también concluimos que en este segundo escenario tampoco está habilitado para requerir la intervención del Estado a fin de disponer la apertura de los procedimientos concursales respecto de otra persona atendida la misma razón anterior: no es acreedor. Por virtud de esas reflexiones consideramos que el peticionario o solicitante de una quiebra debe ser titular de un crédito real lo que implica con existencia efectiva, aspecto que no vemos que concurra respecto de la persona titular de un crédito potencial o hipotético, que sólo constituye una mera expectativa, en la medida que la existencia de su acreencia pende de una condición suspensiva. Para aclarar mejor la extensión de la duda habremos de reflexionar respecto a lo que ocurriría si aceptáramos el derecho de esa persona para demandar la declaración de quiebra sobre la base de hechos que no consideren su crédito, fuere declarada la quiebra o acogida su demanda y, finalmente, no se cumpliera la condición suspensiva y, por ende, el peticionario jamás llegara a ser acreedor del actual fallido. Bajo esas circunstancias habremos de acudir a la existencia de una legitimación en causa activa de ese acreedor. La interrogante que resulta pertinente en esta situación es otra: ¿Tiene esa persona un interés patrimonial actual y efectivo comprometido con la declaración de quiebra? En ese evento, retorna la pregunta con más fuerza ¿puede el titular de un crédito bajo condición suspensiva solicitar la quiebra de su eventual deudor? Sin embargo, pensamos posible concebir que la causal sea generada por otras situaciones, como por ejemplo, las demás causales de quiebra. DERECHO CONCURSAL CHILENO

519

RETIRO

b.1. Causales aplicables cuando la quiebra es solicitada por el mismo deudor. b) Inicio del procedimiento concursal

Las causales de quiebra han merecido ser clasificadas de diversas maneras, siendo las más importantes las que han tenido un reconocimiento mayor en el ámbito doctrinario, son aquellas que toman como referentes los indicados en los números siguientes:

b.2. Causales aplicables cuando la solicita un tercero.

3.3. Clasificación de las causales

b.3. Causales que exigen la declaración de oficio por el tribunal.

ameritan una interpretación restrictiva y estaríamos forzando la aplicación de una interpretación analógica.

c) De acuerdo al criterio seguido por el legislador para establecerlas.

GONZALO BAEZA OVALLE

c.1. Aquellas que implican el reconocimiento del legislador de la suficiencia de la mera cesación de pago para provocar el concurso (artículo 43 número 1).

520

a) Desde el punto de vista del afectado por la quiebra. a.1. La que remite a los deudores descritos en el artículo 41, que está reducida a aquella prevista en el número 1º del art. 43.

a.4. La aplicable a una universalidad de bienes, prevista en el artículo 50.

a.2. Las comunes a todo deudor. El resto de las previstas en el artículo 43; la del artículo 51 y las que derivan de la aplicación de los artículos 172, 209, 214 y 251.

a.3. Las exclusivas de deudores no incluidos en el artículo 41, como ocurre con la del artículo 251.

a.3. Las exclusivas de deudores no incluidos en el artículo 41, como ocurre con la del artículo 251.

a.2. Las comunes a todo deudor. El resto de las previstas en el artículo 43; la del artículo 51 y las que derivan de la aplicación de los artículos 172, 209, 214 y 251.

a.4. La aplicable a una universalidad de bienes, prevista en el artículo 50.

a.1. La que remite a los deudores descritos en el artículo 41, que está reducida a aquella prevista en el número 1º del art. 43. 3.3. Clasificación de las causales

b.3. Causales que exigen la declaración de oficio por el tribunal.

GONZALO BAEZA OVALLE

c.1. Aquellas que implican el reconocimiento del legislador de la suficiencia de la mera cesación de pago para provocar el concurso (artículo 43 número 1).

ameritan una interpretación restrictiva y estaríamos forzando la aplicación de una interpretación analógica.

c) De acuerdo al criterio seguido por el legislador para establecerlas.

520

b.2. Causales aplicables cuando la solicita un tercero.

Las causales de quiebra han merecido ser clasificadas de diversas maneras, siendo las más importantes las que han tenido un reconocimiento mayor en el ámbito doctrinario, son aquellas que toman como referentes los indicados en los números siguientes:

b.1. Causales aplicables cuando la quiebra es solicitada por el mismo deudor.

a) Desde el punto de vista del afectado por la quiebra.

b) Inicio del procedimiento concursal

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

521

c.2. La que exigen un reiteración de la cesación de pagos (artículo 43 número 2). c.3. La que además requiere de la insolvencia del deudor. c.4. Las que suponen el reconocimiento del estado de quiebra, como ocurre cuando es pedida por el propio deudor o deriva del rechazo de un convenio judicial. d) Según su origen. d.1. Directa. Es la solicitada por el deudor o un acreedor. d.2. Indirecta. La declarada ex officio por el tribunal, bajo circunstancias legales específicas. d.3. Extendida o refleja. Aquella declarada como consecuencia de la declaración de quiebra de otra persona. Art. 51 del Libro IV del Código de Comercio. 4. ESTUDIO PARTICULAR DE LAS CAUSALES Conforme lo enseñan Manuel Cuzzeri y Antonio Cicu206, el Código Argentino vigente en aquél entonces (1954), contemplaba tres posibles alternativas para la apertura del procedimiento concursal a través de la declaración de quiebras: 1) La del deudor, que reconoce haber cesado o tener que cesar en sus pagos; 2) La de los acreedores impagos; y 3) La pronunciada ex officio por el tribunal cuando el concordato propuesto por el deudor fuese rechazado por los acreedores o, habiendo sido aceptado por éstos, no fue homologado por el juez e, incluso, cuando el

206 CUZZERI, Manuel y CICU, Antonio. De la Quiebra, Vol. I, Ediar, Soc. Anon., Editores, Buenos Aires, 1954, p. 47.

3) La pronunciada ex officio por el tribunal cuando el concordato propuesto por el deudor fuese rechazado por los acreedores o, habiendo sido aceptado por éstos, no fue homologado por el juez e, incluso, cuando el 2) La de los acreedores impagos; y 1) La del deudor, que reconoce haber cesado o tener que cesar en sus pagos; Conforme lo enseñan Manuel Cuzzeri y Antonio Cicu206, el Código Argentino vigente en aquél entonces (1954), contemplaba tres posibles alternativas para la apertura del procedimiento concursal a través de la declaración de quiebras: 4. ESTUDIO PARTICULAR DE LAS CAUSALES d.3. Extendida o refleja. Aquella declarada como consecuencia de la declaración de quiebra de otra persona. Art. 51 del Libro IV del Código de Comercio. d.2. Indirecta. La declarada ex officio por el tribunal, bajo circunstancias legales específicas. d.1. Directa. Es la solicitada por el deudor o un acreedor. d) Según su origen. c.4. Las que suponen el reconocimiento del estado de quiebra, como ocurre cuando es pedida por el propio deudor o deriva del rechazo de un convenio judicial. c.3. La que además requiere de la insolvencia del deudor. c.2. La que exigen un reiteración de la cesación de pagos (artículo 43 número 2).

206

CUZZERI, Manuel y CICU, Antonio. De la Quiebra, Vol. I, Ediar, Soc. Anon., Editores, Buenos Aires, 1954, p. 47.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

521

RETIRO

concordato homologado fuese anulado por causa de dolo o fraude descubierto con posterioridad a la homologación y siempre que la acción de nulidad hubiese sido intentada dentro del año siguiente a la aprobación del concordato, entre otras situaciones.

De esta manera, sólo implícitamente el ejercicio de los referidos mecanismos concursales o situaciones de quiebra refleja o extendida pueden

GONZALO BAEZA OVALLE

207 FASSI, Santiago C. y GEBHARDT, Marcelo. Concursos, Editorial Astrea de Alfredo y Ricardo Depalma, Buenos Aires, 1987, p. 176.

522

Santiago C. Fassi y Marcelo Gebhardt207, remitiendo a Héctor R. Torné (Quiebra directa y quiebra indirecta, LL, 147-1061), explican que la distinción entre quiebra directa e indirecta radica en que la primera es abierta por iniciativa de un acreedor o del deudor.

El fundamento o causa de legitimación para dar inicio al emprendimiento destinado a provocar la apertura del procedimiento concursal ha de estar sustentado, en ese evento, en alguna de las causas legales, sea de nulidad o resolución del convenio, impugnación de las proposiciones de convenio aprobado pero no perfeccionado, alguna de las causales legales de oposición a la cesión de bienes.

Por su lado, la indirecta, es provocada toda vez que en el curso del concurso preventivo y en los casos específicamente contemplados por la ley, normas ya transcritas, la declaración de quiebra surja como una consecuencia de derecho necesaria, quedando entregado al tribunal la obligación de librarla, lo que también ha sido denominado como quiebra “ex officio”.

La iniciativa destinada a provocar la declaración de quiebra, en definitiva, persigue el rechazo del medio o mecanismo concursal alternativo, calidad a la cual responden los convenios o la cesión de bienes. Respecto de nuestro sistema legal algunos afirman que en este último evento la cosa pedida resulta ser diferente que en la declaración de quiebra directa, cuestión de suya impropia dado que importa aplicar la lógica de las demandas a una iniciativa procesal que no responde a esa calidad y mucho menos si es ex officio.

Respecto de nuestro sistema legal algunos afirman que en este último evento la cosa pedida resulta ser diferente que en la declaración de quiebra directa, cuestión de suya impropia dado que importa aplicar la lógica de las demandas a una iniciativa procesal que no responde a esa calidad y mucho menos si es ex officio. La iniciativa destinada a provocar la declaración de quiebra, en definitiva, persigue el rechazo del medio o mecanismo concursal alternativo, calidad a la cual responden los convenios o la cesión de bienes.

Por su lado, la indirecta, es provocada toda vez que en el curso del concurso preventivo y en los casos específicamente contemplados por la ley, normas ya transcritas, la declaración de quiebra surja como una consecuencia de derecho necesaria, quedando entregado al tribunal la obligación de librarla, lo que también ha sido denominado como quiebra “ex officio”.

El fundamento o causa de legitimación para dar inicio al emprendimiento destinado a provocar la apertura del procedimiento concursal ha de estar sustentado, en ese evento, en alguna de las causas legales, sea de nulidad o resolución del convenio, impugnación de las proposiciones de convenio aprobado pero no perfeccionado, alguna de las causales legales de oposición a la cesión de bienes.

Santiago C. Fassi y Marcelo Gebhardt207, remitiendo a Héctor R. Torné (Quiebra directa y quiebra indirecta, LL, 147-1061), explican que la distinción entre quiebra directa e indirecta radica en que la primera es abierta por iniciativa de un acreedor o del deudor. concordato homologado fuese anulado por causa de dolo o fraude descubierto con posterioridad a la homologación y siempre que la acción de nulidad hubiese sido intentada dentro del año siguiente a la aprobación del concordato, entre otras situaciones.

De esta manera, sólo implícitamente el ejercicio de los referidos mecanismos concursales o situaciones de quiebra refleja o extendida pueden 207

522

GONZALO BAEZA OVALLE

FASSI, Santiago C. y GEBHARDT, Marcelo. Concursos, Editorial Astrea de Alfredo y Ricardo Depalma, Buenos Aires, 1987, p. 176.

TIRO

2. Una relación de los bienes que, en conformidad a la ley, están excluidos de la quiebra.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

1. Un inventario o relación detallada de todos sus bienes, con expresión del lugar en que se encuentren, de su valor estimativo y de los gravámenes que los afecten;

reconocer como objeto del emprendimiento la declaración en quiebra del deudor.

523

4.1. Petición del propio deudor Todo deudor, aún cuando exhiba un solo acreedor (art. 40 del Libro IV del Co. de Comercio) dispone de la facultad de recabar del tribunal competente que libre la sentencia que legalmente lo declara en quiebra y somete al procedimiento concursal, pero esa facultad queda transformada en obligación en el caso establecido en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio que dispone: “El deudor que ejerza una actividad comercial, industrial, minera o agrícola deberá solicitar la declaración de su quiebra antes de que transcurran quince días contados desde la fecha en que haya cesado en el pago de una obligación mercantil.” La jurisprudencia ha interpretado que ese plazo no es fatal, como deriva de la sentencia librada por la Corte Suprema el 12 de septiembre de 1984, en la Queja Rol Nº 5.730, de manera que el deudor no está impedido para solicitarla con posterioridad al vencimiento de ese plazo, en la medida que ese precepto no consagra un derecho del deudor sino una obligación y porque además, su demora en pedirla produce otros efectos posibles que en cada caso pudiera determinar el tribunal correspondiente.” Ahora bien, sea que el deudor ejerza el derecho de solicitar su propia quiebra, toda vez que lo hace voluntariamente y no en el marco del citado artículo 41 o, lo haga en cumplimiento de la obligación que le impone este último precepto debe cumplir con las exigencias formales del artículo 42: “El deudor, al solicitar la declaración de su quiebra, deberá presentar por duplicado:

“El deudor, al solicitar la declaración de su quiebra, deberá presentar por duplicado: Ahora bien, sea que el deudor ejerza el derecho de solicitar su propia quiebra, toda vez que lo hace voluntariamente y no en el marco del citado artículo 41 o, lo haga en cumplimiento de la obligación que le impone este último precepto debe cumplir con las exigencias formales del artículo 42: La jurisprudencia ha interpretado que ese plazo no es fatal, como deriva de la sentencia librada por la Corte Suprema el 12 de septiembre de 1984, en la Queja Rol Nº 5.730, de manera que el deudor no está impedido para solicitarla con posterioridad al vencimiento de ese plazo, en la medida que ese precepto no consagra un derecho del deudor sino una obligación y porque además, su demora en pedirla produce otros efectos posibles que en cada caso pudiera determinar el tribunal correspondiente.” “El deudor que ejerza una actividad comercial, industrial, minera o agrícola deberá solicitar la declaración de su quiebra antes de que transcurran quince días contados desde la fecha en que haya cesado en el pago de una obligación mercantil.” Todo deudor, aún cuando exhiba un solo acreedor (art. 40 del Libro IV del Co. de Comercio) dispone de la facultad de recabar del tribunal competente que libre la sentencia que legalmente lo declara en quiebra y somete al procedimiento concursal, pero esa facultad queda transformada en obligación en el caso establecido en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio que dispone: 4.1. Petición del propio deudor reconocer como objeto del emprendimiento la declaración en quiebra del deudor.

1. Un inventario o relación detallada de todos sus bienes, con expresión del lugar en que se encuentren, de su valor estimativo y de los gravámenes que los afecten;

DERECHO CONCURSAL CHILENO

2. Una relación de los bienes que, en conformidad a la ley, están excluidos de la quiebra.

523

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

“Los acreedores señalados serán citados mediante notificación efectuada por cédula, en la cual se indicará el nombre del acreedor y su domicilio, además del objeto de la citación. El tribunal comisionará al receptor de turno para efectuar esta notificación, tan pronto como se haya recibido la solicitud de declaración de quiebra del deudor. La audiencia tendrá lugar dentro de tercer día de efectuada la última notificación, la que el receptor deberá practicar a más tardar el tercero día después de dictada la resolución que la disponga. La notificación extemporánea no invalidará la audiencia señalada. El incumplimiento de esta obligación será sancionado según lo dispuesto en el inciso tercero del artículo 393 del Co. Orgánico de Tribunales. Los derechos que correspondan al receptor gozarán de la preferencia que establece el número 4 del artículo 2472 del Co. Civil.

524

“Para los efectos de designar un síndico titular y uno suplente en la sentencia que declare la quiebra, el juez citará previamente, en conformidad con lo dispuesto en los incisos siguientes, a los tres acreedores que figuren con los mayores créditos en el estado de deudas presentado por el deudor, o a los que hubiera si fueran menos, con el fin de que señalen los nombres de los síndicos respectivos, y sólo a éstos el tribunal deberá designar en la sentencia.

3. Una relación de los juicios que tuviere pendientes.

“Si el deudor fuere otra clase de persona jurídica, las piezas en referencia serán firmadas por sus administradores.

4. Un estado de las deudas, con expresión del nombre y domicilio de los acreedores y de la naturaleza de los respectivos títulos, y

“Si el deudor fuere una sociedad colectiva o en comandita, las piezas indicadas serán firmadas por todos los socios colectivos que invistan esta calidad por el contrato social y se hallen presentes en el domicilio de la sociedad.

5. Una memoria de las causas directas o inmediatas del mal estado de sus negocios, debiendo ella dar cuenta de la inversión del producto de las deudas contraídas y de los demás bienes adquiridos en el año último. El deudor que llevare contabilidad completa presentará, además, su último balance y la cuenta de ganancias y pérdidas.

5. Una memoria de las causas directas o inmediatas del mal estado de sus negocios, debiendo ella dar cuenta de la inversión del producto de las deudas contraídas y de los demás bienes adquiridos en el año último. El deudor que llevare contabilidad completa presentará, además, su último balance y la cuenta de ganancias y pérdidas.

“Si el deudor fuere una sociedad colectiva o en comandita, las piezas indicadas serán firmadas por todos los socios colectivos que invistan esta calidad por el contrato social y se hallen presentes en el domicilio de la sociedad.

4. Un estado de las deudas, con expresión del nombre y domicilio de los acreedores y de la naturaleza de los respectivos títulos, y

“Si el deudor fuere otra clase de persona jurídica, las piezas en referencia serán firmadas por sus administradores.

3. Una relación de los juicios que tuviere pendientes.

“Para los efectos de designar un síndico titular y uno suplente en la sentencia que declare la quiebra, el juez citará previamente, en conformidad con lo dispuesto en los incisos siguientes, a los tres acreedores que figuren con los mayores créditos en el estado de deudas presentado por el deudor, o a los que hubiera si fueran menos, con el fin de que señalen los nombres de los síndicos respectivos, y sólo a éstos el tribunal deberá designar en la sentencia.

GONZALO BAEZA OVALLE

“Los acreedores señalados serán citados mediante notificación efectuada por cédula, en la cual se indicará el nombre del acreedor y su domicilio, además del objeto de la citación. El tribunal comisionará al receptor de turno para efectuar esta notificación, tan pronto como se haya recibido la solicitud de declaración de quiebra del deudor. La audiencia tendrá lugar dentro de tercer día de efectuada la última notificación, la que el receptor deberá practicar a más tardar el tercero día después de dictada la resolución que la disponga. La notificación extemporánea no invalidará la audiencia señalada. El incumplimiento de esta obligación será sancionado según lo dispuesto en el inciso tercero del artículo 393 del Co. Orgánico de Tribunales. Los derechos que correspondan al receptor gozarán de la preferencia que establece el número 4 del artículo 2472 del Co. Civil.

524

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

525

“La audiencia se llevará a efecto con él o los acreedores que asistan, y en ella se nominará a los síndicos. Si asistiere más de un acreedor, la elección se efectuará por la mayoría del total pasivo con derecho a voto, conforme al importe que aparezca en el estado de deudas. Si no compareciere ningún acreedor, el tribunal repetirá por una vez el procedimiento con los tres acreedores siguientes, o con los que hubiera si fueran menos. En caso de que lo señalado resultare imposible de aplicar, se designará al síndico mediante sorteo, en el cual deberán incluirse los nombres de todos los síndicos habilitados para ejercer en el territorio jurisdiccional del tribunal. En estos procedimientos no se dará lugar a incidentes, debiendo resolver el tribunal de plano cualquier asunto que se presente y su resolución no será susceptible de recurso alguno”. Esta norma reconoce su antecedente originario en el artículo 1345 del Co. de Comercio de 1865 que disponía: “Todo fallido está obligado a manifestar por escrito su estado dentro de tres días, contados desde la cesación de pagos, e incluso en ellos el día en que ésta ocurriere. “En el caso previsto en el artículo 1343208 los herederos deberán hacer la manifestación dentro del término que en él está señalado. “La manifestación será presentada en la secretaría del juzgado de comercio del domicilio del fallido, aunque este domicilio haya sido cambiado después de la cesación de pagos. “Haciéndose a nombre de una sociedad colectiva o en comandita, contendrá la indicación del nombre i domicilio de cada uno de los socios solidarios. 208

Artículo 1343. “La sucesión de un comerciante podrá ser declarada en quiebra, siempre que éste haya fallecido en estado de cesación de pagos, i que la declaración sea pedida por los acreedores o hecha de oficio dentro de un año contado desde el fallecimiento del deudor. “Solicitada dentro del plazo enunciado, los juzgados de comercio podrán hacer válidamente la declaración, aún después de espirado el año. “La declaración de quiebra separa de derecho el patrimonio del difunto del patrimonio de sus herederos”. De la sola lectura de ese precepto podemos concluir que Gabriel Ocampo, siguiendo las enseñanzas de Andrés Bello, tenía mucho más talento para abordar y resolver el problema de lo que evidenciamos nosotros hoy en día, tornando de extrema urgencia un reestudio de la normativa concursal.

208 Artículo 1343. “La sucesión de un comerciante podrá ser declarada en quiebra, siempre que éste haya fallecido en estado de cesación de pagos, i que la declaración sea pedida por los acreedores o hecha de oficio dentro de un año contado desde el fallecimiento del deudor. “Solicitada dentro del plazo enunciado, los juzgados de comercio podrán hacer válidamente la declaración, aún después de espirado el año. “La declaración de quiebra separa de derecho el patrimonio del difunto del patrimonio de sus herederos”. De la sola lectura de ese precepto podemos concluir que Gabriel Ocampo, siguiendo las enseñanzas de Andrés Bello, tenía mucho más talento para abordar y resolver el problema de lo que evidenciamos nosotros hoy en día, tornando de extrema urgencia un reestudio de la normativa concursal.

“Haciéndose a nombre de una sociedad colectiva o en comandita, contendrá la indicación del nombre i domicilio de cada uno de los socios solidarios. “La manifestación será presentada en la secretaría del juzgado de comercio del domicilio del fallido, aunque este domicilio haya sido cambiado después de la cesación de pagos. “En el caso previsto en el artículo 1343208 los herederos deberán hacer la manifestación dentro del término que en él está señalado. “Todo fallido está obligado a manifestar por escrito su estado dentro de tres días, contados desde la cesación de pagos, e incluso en ellos el día en que ésta ocurriere. Esta norma reconoce su antecedente originario en el artículo 1345 del Co. de Comercio de 1865 que disponía: “La audiencia se llevará a efecto con él o los acreedores que asistan, y en ella se nominará a los síndicos. Si asistiere más de un acreedor, la elección se efectuará por la mayoría del total pasivo con derecho a voto, conforme al importe que aparezca en el estado de deudas. Si no compareciere ningún acreedor, el tribunal repetirá por una vez el procedimiento con los tres acreedores siguientes, o con los que hubiera si fueran menos. En caso de que lo señalado resultare imposible de aplicar, se designará al síndico mediante sorteo, en el cual deberán incluirse los nombres de todos los síndicos habilitados para ejercer en el territorio jurisdiccional del tribunal. En estos procedimientos no se dará lugar a incidentes, debiendo resolver el tribunal de plano cualquier asunto que se presente y su resolución no será susceptible de recurso alguno”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

525

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Por ello concluimos que basta con que el propio deudor solicite al tribunal la declaración de su quiebra, aún cuando no reúna total o parcialmente

526

Aún para el caso que faltaren todos o algunos de los antecedentes exigidos por el artículo 42, el juez no puede oponerse a declarar la quiebra, toda vez que el Libro IV del Co. de Comercio sanciona esa omisión parcial o total generando una presunción de quiebra culpable, en el juicio de calificación, de acuerdo a lo previsto en el número 4º del artículo 219 de ese cuerpo orgánico de leyes, lo que supone una declaración de quiebra pese al incumplimiento total o parcial del artículo 42.

“El lugar donde la sociedad fallida tenga su principal establecimiento, es el domicilio social para los efectos del presente artículo”.

Ese fue el erróneo criterio seguido por el Vigésimo Segundo Juzgado Civil de Santiago, en la quiebra solicitada por el propio deudor atingente al conglomerado societario denominado, genéricamente, Industrias Mires, fundado en que no acompañó íntegramente la documentación contable exigida por ese artículo, en circunstancias que la cesación de pago era tan aguda que esas compañías ni siquiera disponían de fondos para obtenerla de sus contadores.

En los artículos 1346 y 1347 establece los documentos que el deudor debe “exhibir” junto a su solicitud y, lo que es más relevante para el propósito de este estudio, en el artículo 1349 dispone:

La falta de uno o más de esos instrumentos, para algunos tribunales que, a nuestro modo de ver, no entendieron el espíritu explícito de la legislación concursal, configuraría un impedimento para declarar la quiebra.

“En la audiencia siguiente al día en que se hubiere hecho la manifestación, el juzgado de comercio pronunciará el auto declaratorio de quiebra, i en el fijará provisionalmente la época de la cesación de pagos, o se reservará fijarla ulteriormente…”.

Establecido el hecho que la quiebra puede ser abierta o declarada a iniciativa del propio deudor, lo que incluye también a sus herederos, corresponde remitirnos al artículo 42 del Libro IV del Co. de Comercio, que hemos transcrito para señalar que éste precepto sólo exige la presentación por duplicado de los antecedentes que allí aparecen.

Establecido el hecho que la quiebra puede ser abierta o declarada a iniciativa del propio deudor, lo que incluye también a sus herederos, corresponde remitirnos al artículo 42 del Libro IV del Co. de Comercio, que hemos transcrito para señalar que éste precepto sólo exige la presentación por duplicado de los antecedentes que allí aparecen.

“En la audiencia siguiente al día en que se hubiere hecho la manifestación, el juzgado de comercio pronunciará el auto declaratorio de quiebra, i en el fijará provisionalmente la época de la cesación de pagos, o se reservará fijarla ulteriormente…”.

La falta de uno o más de esos instrumentos, para algunos tribunales que, a nuestro modo de ver, no entendieron el espíritu explícito de la legislación concursal, configuraría un impedimento para declarar la quiebra.

En los artículos 1346 y 1347 establece los documentos que el deudor debe “exhibir” junto a su solicitud y, lo que es más relevante para el propósito de este estudio, en el artículo 1349 dispone:

Ese fue el erróneo criterio seguido por el Vigésimo Segundo Juzgado Civil de Santiago, en la quiebra solicitada por el propio deudor atingente al conglomerado societario denominado, genéricamente, Industrias Mires, fundado en que no acompañó íntegramente la documentación contable exigida por ese artículo, en circunstancias que la cesación de pago era tan aguda que esas compañías ni siquiera disponían de fondos para obtenerla de sus contadores.

“El lugar donde la sociedad fallida tenga su principal establecimiento, es el domicilio social para los efectos del presente artículo”.

Aún para el caso que faltaren todos o algunos de los antecedentes exigidos por el artículo 42, el juez no puede oponerse a declarar la quiebra, toda vez que el Libro IV del Co. de Comercio sanciona esa omisión parcial o total generando una presunción de quiebra culpable, en el juicio de calificación, de acuerdo a lo previsto en el número 4º del artículo 219 de ese cuerpo orgánico de leyes, lo que supone una declaración de quiebra pese al incumplimiento total o parcial del artículo 42.

GONZALO BAEZA OVALLE

Por ello concluimos que basta con que el propio deudor solicite al tribunal la declaración de su quiebra, aún cuando no reúna total o parcialmente

526

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

527

la documentación referida, para que el tribunal quede obligado a librar la sentencia respectiva, pues tal cosa implica un reconocimiento confesional del deudor de encontrarse en estado de insolvencia irreversible, en otros términos, que revista caracteres estructurales y no coyunturales. Para demostrar lo anterior acudimos a la transcripción del texto original del Co. de Comercio, vale decir, el artículo 1349, que no deja margen a dudas que el tribunal, ante una petición de esa especie, debe librar la sentencia declaratoria de la quiebra sin más trámite y, al efecto, le señala como plazo para hacerlo “la audiencia del día siguiente”, dejando en evidencia que el pronunciamiento del Estado en ese sentido es urgente, no sólo para el deudor y sus acreedores, sino principalmente para cautelar la estabilidad del sistema económico. Conviene tener presente que el tribunal está facultado y, más que ello, obligado a indagar la efectividad de la causal invocada, conforme a lo prevenido en el artículo 45 del Co. de Comercio, cuando la iniciativa destinada a provocar la declaración de quiebra reconoce su origen en uno o más acreedores. Pero esa atribución y carga procesal sobre el tribunal no la impone el Libro IV del Co. de Comercio si el requerimiento tiene su origen en el propio deudor, de manera que el juez que pretenda la acreditación de la insolvencia en ese escenario obra con evidente incompetencia y, además, incumple su obligación de inexcusabilidad. No está demás traer a colación las explicaciones entregadas por Francisco García Martínez209, en el sentido que el propio deudor no sólo exhibe la facultad de exigir que sea declarada su propia quiebra, sino que conforma una obligación legal y moral hacerlo de esa manera. El insolvente soporta la obligación con la sociedad, en general y sus acreedores en particular, más allá de lo establecido en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio que sólo remite a los deudores calificados de concurrir a estrados para solicitar al tribunal competente que declare su quiebra, desde que incurrió en cesación de pago, quedando de manifiesto su situación de desequilibrio patrimonial, en tanto no desee hacer efectiva

209 GARCÍA MARTÍNEZ, Francisco. El Concordato y la Quiebra, Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1967, Vol II., p. 70.

El insolvente soporta la obligación con la sociedad, en general y sus acreedores en particular, más allá de lo establecido en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio que sólo remite a los deudores calificados de concurrir a estrados para solicitar al tribunal competente que declare su quiebra, desde que incurrió en cesación de pago, quedando de manifiesto su situación de desequilibrio patrimonial, en tanto no desee hacer efectiva No está demás traer a colación las explicaciones entregadas por Francisco García Martínez209, en el sentido que el propio deudor no sólo exhibe la facultad de exigir que sea declarada su propia quiebra, sino que conforma una obligación legal y moral hacerlo de esa manera. Conviene tener presente que el tribunal está facultado y, más que ello, obligado a indagar la efectividad de la causal invocada, conforme a lo prevenido en el artículo 45 del Co. de Comercio, cuando la iniciativa destinada a provocar la declaración de quiebra reconoce su origen en uno o más acreedores. Pero esa atribución y carga procesal sobre el tribunal no la impone el Libro IV del Co. de Comercio si el requerimiento tiene su origen en el propio deudor, de manera que el juez que pretenda la acreditación de la insolvencia en ese escenario obra con evidente incompetencia y, además, incumple su obligación de inexcusabilidad. Para demostrar lo anterior acudimos a la transcripción del texto original del Co. de Comercio, vale decir, el artículo 1349, que no deja margen a dudas que el tribunal, ante una petición de esa especie, debe librar la sentencia declaratoria de la quiebra sin más trámite y, al efecto, le señala como plazo para hacerlo “la audiencia del día siguiente”, dejando en evidencia que el pronunciamiento del Estado en ese sentido es urgente, no sólo para el deudor y sus acreedores, sino principalmente para cautelar la estabilidad del sistema económico. la documentación referida, para que el tribunal quede obligado a librar la sentencia respectiva, pues tal cosa implica un reconocimiento confesional del deudor de encontrarse en estado de insolvencia irreversible, en otros términos, que revista caracteres estructurales y no coyunturales.

209

GARCÍA MARTÍNEZ, Francisco. El Concordato y la Quiebra, Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1967, Vol II., p. 70.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

527

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

En las sociedades anónimas, la ley exige que el Directorio acuerde y firme los documentos a que remite el artículo 42 del Libro IV del Co. de Comercio, habida consideración a que los Directores, en la medida que sea acreditado que estuvieron en conocimiento del mal estado de los negocios y contribuyeron a ello, responden de la misma manera que el Gerente, en relación con la calificación de la quiebra.

528

Si ese Gerente está premunido de todas las facultades de administración, no discurrimos ninguna razón de texto para privarlo de esa atribución y, más que ello, de su responsabilidad en orden a cumplir la referida obligación legal.

su facultad de convocar a sus acreedores para lograr un acuerdo en torno al pago de sus créditos, esa obligación es legal para los deudores calificados que han de cumplirla dentro del plazo de 15 días a partir del primer incumplimiento.

El carácter de representante legal de las sociedades comerciales normalmente recae en el Gerente General, recordando que en las sociedades de personas, a falta de la designación de un representante específico, todos los socios están dotados del poder de representación, lo que es denominado, mandato legal de administración.

No siempre constituyó una obligación la comparecencia personal del deudor al tribunal para provocar su quiebra.

El mismo principio habrá de ser seguido para el caso de las personas jurídicas, dando cumplimiento a las exigencias legales específicas.

La solicitud puede llevarla a cabo, directamente el deudor, dando cumplimiento a las exigencias del Libro IV del Co. de Comercio, como también a través de mandatario premunido de poder suficiente para ese propósito que, por la gravedad del asunto involucrado, ha de contemplar una facultad explícita en ese sentido.

Si el deudor fuere incapaz, la obligación de realizar la presentación recaerá en el respectivo representante legal, sin importar la denominación que este exhiba.

Si el deudor fuere incapaz, la obligación de realizar la presentación recaerá en el respectivo representante legal, sin importar la denominación que este exhiba.

La solicitud puede llevarla a cabo, directamente el deudor, dando cumplimiento a las exigencias del Libro IV del Co. de Comercio, como también a través de mandatario premunido de poder suficiente para ese propósito que, por la gravedad del asunto involucrado, ha de contemplar una facultad explícita en ese sentido.

El mismo principio habrá de ser seguido para el caso de las personas jurídicas, dando cumplimiento a las exigencias legales específicas.

No siempre constituyó una obligación la comparecencia personal del deudor al tribunal para provocar su quiebra.

El carácter de representante legal de las sociedades comerciales normalmente recae en el Gerente General, recordando que en las sociedades de personas, a falta de la designación de un representante específico, todos los socios están dotados del poder de representación, lo que es denominado, mandato legal de administración.

su facultad de convocar a sus acreedores para lograr un acuerdo en torno al pago de sus créditos, esa obligación es legal para los deudores calificados que han de cumplirla dentro del plazo de 15 días a partir del primer incumplimiento.

Si ese Gerente está premunido de todas las facultades de administración, no discurrimos ninguna razón de texto para privarlo de esa atribución y, más que ello, de su responsabilidad en orden a cumplir la referida obligación legal.

GONZALO BAEZA OVALLE

En las sociedades anónimas, la ley exige que el Directorio acuerde y firme los documentos a que remite el artículo 42 del Libro IV del Co. de Comercio, habida consideración a que los Directores, en la medida que sea acreditado que estuvieron en conocimiento del mal estado de los negocios y contribuyeron a ello, responden de la misma manera que el Gerente, en relación con la calificación de la quiebra.

528

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

529

Adicionalmente, en las sociedades anónimas la quiebra, en forma análoga a la terminación anticipada de la sociedad y, en general, lo que excede el giro ordinario, habrá de ser acordada por la junta extraordinaria de accionistas. En el caso de las sociedades colectivas y en comanditas, los documentos referidos corresponde que sean firmados por los socios solidarios que estén en el domicilio social. El incumplimiento de esa obligación aparece sancionada por el número 4 del artículo 219 del Libro IV del Co. de Comercio bajo la forma de una presunción de quiebra culpable. 4.2. Deudor del artículo 41. Causal 1ª del art. 43 El antecedente legislativo de este precepto podemos encontrarlo en el artículo 1351 del Co. de Comercio de 1865, al disponer:

La diferencia actual con el precepto vigente, que es el número 1º del artículo 43 del Libro IV del Código de Comercio, no es menor, pero conserva el mismo encabezado y dispone: “1. Cuando el deudor comerciante cese en el pago de una obligación mercantil”.

Concretamente señala en su número 1º del artículo 37 de la Ley Nº 4.558 que: “Cualquiera de los acreedores podrá solicitar la declaración de quiebra, aun cuando su crédito no sea exigible, en los siguientes casos: Esa norma fue modificada por la Ley Nº 4.558 sistematizando o, si se quiere, especificando causales para que los acreedores pudieran “provocar la declaración de quiebra”, que constituye una expresión más exacta que “solicitar” la quiebra, usada a partir de la ley modificatoria pero en ningún caso “demandar”. “Los acreedores podrán provocar la declaración de quiebra, aun cuando sus créditos no sean exijibles…”.

El antecedente legislativo de este precepto podemos encontrarlo en el artículo 1351 del Co. de Comercio de 1865, al disponer:

“Los acreedores podrán provocar la declaración de quiebra, aun cuando sus créditos no sean exijibles…”.

Esa norma fue modificada por la Ley Nº 4.558 sistematizando o, si se quiere, especificando causales para que los acreedores pudieran “provocar la declaración de quiebra”, que constituye una expresión más exacta que “solicitar” la quiebra, usada a partir de la ley modificatoria pero en ningún caso “demandar”. Concretamente señala en su número 1º del artículo 37 de la Ley Nº 4.558 que: “Cualquiera de los acreedores podrá solicitar la declaración de quiebra, aun cuando su crédito no sea exigible, en los siguientes casos: “1. Cuando el deudor comerciante cese en el pago de una obligación mercantil”.

La diferencia actual con el precepto vigente, que es el número 1º del artículo 43 del Libro IV del Código de Comercio, no es menor, pero conserva el mismo encabezado y dispone:

4.2. Deudor del artículo 41. Causal 1ª del art. 43 El incumplimiento de esa obligación aparece sancionada por el número 4 del artículo 219 del Libro IV del Co. de Comercio bajo la forma de una presunción de quiebra culpable. En el caso de las sociedades colectivas y en comanditas, los documentos referidos corresponde que sean firmados por los socios solidarios que estén en el domicilio social. Adicionalmente, en las sociedades anónimas la quiebra, en forma análoga a la terminación anticipada de la sociedad y, en general, lo que excede el giro ordinario, habrá de ser acordada por la junta extraordinaria de accionistas. DERECHO CONCURSAL CHILENO

529

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

“1. Cuando el deudor que ejerza una actividad comercial, industrial, minera o agrícola, cese en el pago de una obligación mercantil con el solicitante, cuyo título sea ejecutivo…”.

De esta manera, entonces, la causal no queda reducida a los deudores que tengan la calidad de comerciantes sino a quienes ejercen una actividad comercial, industrial, agrícola o minera, sin que aparezca exigido por el legislador, que ese deudor sea comerciante, industrial, agricultor o minero. Así, los hechos que deben ser acreditados para que pueda ser provocada la declaración de quiebra basada en esta causal son los siguientes: – Que sea un deudor calificado, vale decir, aquellos mencionados por el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio. – Que ese deudor cese en el pago de una obligación mercantil.

210 Conforme a lo prevenido en el artículo 79 del D.F.L. Nº 251 de 1931, Hacienda, es exigida la realización de un acto previo de la autoridad administrativa que compruebe la insolvencia de este deudor, también especial, para cuyo efecto el tribunal debe previamente informar al Superintendente de Valores y Seguros sobre la solicitud de quiebra presentada, para que se pronuncie sobre la solvencia de la compañía en el plazo de 20 días hábiles. Durante ese lapso se suspenden las solicitudes y tramitaciones judiciales de quiebra a su respecto. Respecto de la investigación del Superintendente, es posible que puedan presentarse tres situaciones: 1. Que la compañía esté en condiciones de satisfacer sus obligaciones, en cuyo caso deberá disponer las medidas necesarias para la continuidad de sus operaciones. 2. Que no esté en condiciones de cumplir sus obligaciones, evento en el cual el Superintendente debe informar al tribunal para que continúe la tramitación de la quiebra. 3. Que la compañía se encuentre en un proceso de regularización por déficit patrimonial o de inversiones o sobreendeudamiento, caso en el cual el Superintendente debe informarlo al juez, quien no hará lugar a la petición de quiebra. De lo anterior deriva que el tribunal sólo puede hacer lugar a la solicitud de quiebra cuando el Superintendente le informe que la compañía no puede satisfacer sus obligaciones. Una norma equivalente a la aplicable a las compañías de seguro contempla el artículo 41 de la Ley Nº 18.876 de 1989, para la solicitud de quiebra relativa a las empresas de depósito y de custodia de valores. Respecto de la prueba de la calidad de comerciante, la jurisprudencia (CS. Sentencia de 10 de julio de 1979, queja Rol Nº 3.021) ha determinado que la calidad de comerciante puede

530

– Que la obligación conste en un título ejecutivo.210 – Que la obligación conste en un título ejecutivo.210 – Que sea un deudor calificado, vale decir, aquellos mencionados por el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio. Así, los hechos que deben ser acreditados para que pueda ser provocada la declaración de quiebra basada en esta causal son los siguientes: De esta manera, entonces, la causal no queda reducida a los deudores que tengan la calidad de comerciantes sino a quienes ejercen una actividad comercial, industrial, agrícola o minera, sin que aparezca exigido por el legislador, que ese deudor sea comerciante, industrial, agricultor o minero. “1. Cuando el deudor que ejerza una actividad comercial, industrial, minera o agrícola, cese en el pago de una obligación mercantil con el solicitante, cuyo título sea ejecutivo…”. 530

GONZALO BAEZA OVALLE

Conforme a lo prevenido en el artículo 79 del D.F.L. Nº 251 de 1931, Hacienda, es exigida la realización de un acto previo de la autoridad administrativa que compruebe la insolvencia de este deudor, también especial, para cuyo efecto el tribunal debe previamente informar al Superintendente de Valores y Seguros sobre la solicitud de quiebra presentada, para que se pronuncie sobre la solvencia de la compañía en el plazo de 20 días hábiles. Durante ese lapso se suspenden las solicitudes y tramitaciones judiciales de quiebra a su respecto. Respecto de la investigación del Superintendente, es posible que puedan presentarse tres situaciones: 1. Que la compañía esté en condiciones de satisfacer sus obligaciones, en cuyo caso deberá disponer las medidas necesarias para la continuidad de sus operaciones. 2. Que no esté en condiciones de cumplir sus obligaciones, evento en el cual el Superintendente debe informar al tribunal para que continúe la tramitación de la quiebra. 3. Que la compañía se encuentre en un proceso de regularización por déficit patrimonial o de inversiones o sobreendeudamiento, caso en el cual el Superintendente debe informarlo al juez, quien no hará lugar a la petición de quiebra. De lo anterior deriva que el tribunal sólo puede hacer lugar a la solicitud de quiebra cuando el Superintendente le informe que la compañía no puede satisfacer sus obligaciones. Una norma equivalente a la aplicable a las compañías de seguro contempla el artículo 41 de la Ley Nº 18.876 de 1989, para la solicitud de quiebra relativa a las empresas de depósito y de custodia de valores. Respecto de la prueba de la calidad de comerciante, la jurisprudencia (CS. Sentencia de 10 de julio de 1979, queja Rol Nº 3.021) ha determinado que la calidad de comerciante puede

– Que ese deudor cese en el pago de una obligación mercantil.

210

TIRO

ser acreditada por dos escrituras públicas que así lo indiquen y en cuanto al cese en el pago de una obligación mercantil basta con exhibir un acto formal de comercio, como un pagaré a la orden suscrito ante Notario por una suma no cubierta, conforme a lo prevenido en el Nº 10 del art. 3º del Co. de Comercio. La necesidad que la obligación conste en un título ejecutivo, la C. S. En sentencia del 4 de noviembre de 1991, librada en la queja Rol Nº 4.390, ha dicho que el artículo 434 Nº 4, inciso segundo del Co. de Procedimiento Civil, establece que lo son, sin necesidad de reconocimiento previo, la letra de cambio, pagaré o cheque, respecto del obligado cuya firma aparezca autorizada por un Notario u Oficial de Registro Civil en su caso. No estando autorizada la firma en eso documentos no se configura la causal, aún cuando las modificaciones e esos documentos, como la prórroga, sí lo estén. En la misma materia, la C. de Apelaciones de Santiago, en sentencia librada el 7 de octubre de 1997, en apelación Rol Nº 3.536-97, ha establecido que el deudor puede oponerse a ser declarado en quiebra justificando que el título invocado carece de la imperatividad exigida por la ley, estando facultado para demostrarlo en el mismo procedimiento, lo que implica que puede excepcionarse en iguales términos a los permitidos para el ejecutado en el artículo 464 del Co. de Procedimiento Civil.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

Aún más, el texto en cuestión lo encontramos formulado en tiempo presente, de modo que bajo esa estructura gramatical la persona “debe” estar ejerciendo alguna de esas actividades, por lo cual, concluimos en que resulta lógico y sobradamente fundado si consideramos únicamente ese precepto.

En ese contexto, no hay determinación legal en torno a la permanencia exigida en la actividad.

531

4.2.1. Oportunidad en que debe tener la calidad indicada por el art. 41 El tema no constituye una novedad, en lo más mínimo dado que desde siempre, los autores se han preguntado respecto de lo que sucede con el comerciante que ha dejado de serlo, en relación con las obligaciones asumidas durante el ejercicio de su giro. La forma de estructuración del artículo en comento transforma la solución de ese incordio en una cuestión todavía más compleja, dado que como explicamos, no acude a la calidad de comerciante sino que a la persona que ejerce una actividad “comercial, industrial, agrícola o minera”, lo que implica que no necesariamente ha de ser “comerciante, industrial, agricultor o minero”.

Aún más, el texto en cuestión lo encontramos formulado en tiempo presente, de modo que bajo esa estructura gramatical la persona “debe” estar ejerciendo alguna de esas actividades, por lo cual, concluimos en que resulta lógico y sobradamente fundado si consideramos únicamente ese precepto.

ser acreditada por dos escrituras públicas que así lo indiquen y en cuanto al cese en el pago de una obligación mercantil basta con exhibir un acto formal de comercio, como un pagaré a la orden suscrito ante Notario por una suma no cubierta, conforme a lo prevenido en el Nº 10 del art. 3º del Co. de Comercio. La necesidad que la obligación conste en un título ejecutivo, la C. S. En sentencia del 4 de noviembre de 1991, librada en la queja Rol Nº 4.390, ha dicho que el artículo 434 Nº 4, inciso segundo del Co. de Procedimiento Civil, establece que lo son, sin necesidad de reconocimiento previo, la letra de cambio, pagaré o cheque, respecto del obligado cuya firma aparezca autorizada por un Notario u Oficial de Registro Civil en su caso. No estando autorizada la firma en eso documentos no se configura la causal, aún cuando las modificaciones e esos documentos, como la prórroga, sí lo estén. En la misma materia, la C. de Apelaciones de Santiago, en sentencia librada el 7 de octubre de 1997, en apelación Rol Nº 3.536-97, ha establecido que el deudor puede oponerse a ser declarado en quiebra justificando que el título invocado carece de la imperatividad exigida por la ley, estando facultado para demostrarlo en el mismo procedimiento, lo que implica que puede excepcionarse en iguales términos a los permitidos para el ejecutado en el artículo 464 del Co. de Procedimiento Civil.

En ese contexto, no hay determinación legal en torno a la permanencia exigida en la actividad. La forma de estructuración del artículo en comento transforma la solución de ese incordio en una cuestión todavía más compleja, dado que como explicamos, no acude a la calidad de comerciante sino que a la persona que ejerce una actividad “comercial, industrial, agrícola o minera”, lo que implica que no necesariamente ha de ser “comerciante, industrial, agricultor o minero”. El tema no constituye una novedad, en lo más mínimo dado que desde siempre, los autores se han preguntado respecto de lo que sucede con el comerciante que ha dejado de serlo, en relación con las obligaciones asumidas durante el ejercicio de su giro. 4.2.1. Oportunidad en que debe tener la calidad indicada por el art. 41 DERECHO CONCURSAL CHILENO

531

RETIRO

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 35.

GONZALO BAEZA OVALLE

GONZALO BAEZA OVALLE

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 35.

532

211

De este modo, aquellos que no realizan la señalada actividad en tiempo presente, lo que implica actualmente, no serían objetos para provocar la declaración de quiebra basada en la causal primera del artículo 43.

“Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 169 del Código de Procedimiento Civil, la sentencia definitiva que declare la quiebra contendrá: 1. La determinación de si el deudor está o no comprendido en el artículo 41. En este caso, se estará a la actividad que el deudor ejercía a la fecha en que contrajo la obligación”.

Así lo concluye Álvaro Puelma Accorsi211 argumentando lo siguiente:

En efecto, ese artículo establece:

“Como se trata de un requisito exigido en presente por la ley para declarar la quiebra, parece a primera vista que él debe existir en la época de trabarse la litis, que lo será cuando se notifique el traslado de la petición de quiebra, conclusión que concuerda con las reglas procesales de que los requisitos de la acción deben concurrir al momento de trabarse la relación procesal”.

Consideramos de mayor razonabilidad el camino hermenéutico consistente en que, pese al tenor literal del número 1º del artículo 43 y prestando oído a lo expresado por el legislador, también en el número 1º, pero del artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio, el deudor debe satisfacer la condición legal que nos ocupa, al momento de contraer la obligación, sin importar que, con posterioridad, deje de hacerlo.

Tal predicamento generaría una situación que resultaría bastante compleja en la práctica, toda vez que el deudor, al tener noticias que alguien pretende provocar su declaración de quiebra con arreglo a la causal referida, quedaría en condiciones o en una situación de hacer los arreglos necesarios para cesar en el ejercicio de esa actividad y, por ende, voluntariamente colocarse en un escenario de falta de legitimación en causa pasiva.

Tal predicamento generaría una situación que resultaría bastante compleja en la práctica, toda vez que el deudor, al tener noticias que alguien pretende provocar su declaración de quiebra con arreglo a la causal referida, quedaría en condiciones o en una situación de hacer los arreglos necesarios para cesar en el ejercicio de esa actividad y, por ende, voluntariamente colocarse en un escenario de falta de legitimación en causa pasiva.

Consideramos de mayor razonabilidad el camino hermenéutico consistente en que, pese al tenor literal del número 1º del artículo 43 y prestando oído a lo expresado por el legislador, también en el número 1º, pero del artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio, el deudor debe satisfacer la condición legal que nos ocupa, al momento de contraer la obligación, sin importar que, con posterioridad, deje de hacerlo.

“Como se trata de un requisito exigido en presente por la ley para declarar la quiebra, parece a primera vista que él debe existir en la época de trabarse la litis, que lo será cuando se notifique el traslado de la petición de quiebra, conclusión que concuerda con las reglas procesales de que los requisitos de la acción deben concurrir al momento de trabarse la relación procesal”.

En efecto, ese artículo establece:

Así lo concluye Álvaro Puelma Accorsi211 argumentando lo siguiente:

“Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 169 del Código de Procedimiento Civil, la sentencia definitiva que declare la quiebra contendrá: 1. La determinación de si el deudor está o no comprendido en el artículo 41. En este caso, se estará a la actividad que el deudor ejercía a la fecha en que contrajo la obligación”.

De este modo, aquellos que no realizan la señalada actividad en tiempo presente, lo que implica actualmente, no serían objetos para provocar la declaración de quiebra basada en la causal primera del artículo 43.

211

532

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

533

4.2.2. Permanencia en la actividad del art. 41 Como tuvimos ocasión de revisar, la Ley Nº 4.558 exigía que el deudor fuera comerciante, lo que implica una permanencia absoluta en la actividad, al extremo de hacerlo su medio de vida. No acontece lo mismo con el texto en estudio de modo que, por una mera cuestión de certeza jurídica, pensamos que la susodicha actividad deberá exhibir un carácter permanente o, al menos, no ocasional o eventual. Recaerá en el interesado en provocar la declaración de la quiebra acreditar que el deudor requerido ejerce alguna de esas actividades, lo que implica, para el caso de las sociedades, que no basta que ellas la contemplen en su objeto social, pero sí resulta suficiente para dar lugar a una alteración del peso de la prueba. En efecto, al contener la sociedad un giro comercial, industrial, agrícola o minera, habiendo iniciado sus actividades tributariamente, que conforma una positiva manifestación de ejecución del objeto, quedaría privado de toda consecuencia jurídica el estatuto, si el tribunal que conoce de la causa no atiende al objeto declarado en estos estatutos para establecer, en principio, que el centro de actividades de esa compañía consiste en la realización de ese objeto. Con ello deseamos involucrar que, en ese escenario, el estatuto social e iniciación de actividades tributarias, conforman prueba suficiente para establecer la actualidad y permanencia de las labores exigidas por el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio, dejando de cargo de quien sustente la posición contraria desvirtuar ese aserto. Tal predicamento conforma una cuestión que deriva de la propia definición del objeto social contemplado en el Código de Comercio, en tanto la describe como el conjunto de negociaciones a cuya realización es destinada la sociedad. La iniciación de actividades tributarias de la compañía hace presumir, fundadamente, que ellas atañen a su objeto y, por ende, a las que nos interesan para los fines en estudio. Corresponderá al deudor acreditar lo contrario, si ese fuere el caso, como expusimos.

La iniciación de actividades tributarias de la compañía hace presumir, fundadamente, que ellas atañen a su objeto y, por ende, a las que nos interesan para los fines en estudio. Corresponderá al deudor acreditar lo contrario, si ese fuere el caso, como expusimos. Tal predicamento conforma una cuestión que deriva de la propia definición del objeto social contemplado en el Código de Comercio, en tanto la describe como el conjunto de negociaciones a cuya realización es destinada la sociedad. Con ello deseamos involucrar que, en ese escenario, el estatuto social e iniciación de actividades tributarias, conforman prueba suficiente para establecer la actualidad y permanencia de las labores exigidas por el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio, dejando de cargo de quien sustente la posición contraria desvirtuar ese aserto. En efecto, al contener la sociedad un giro comercial, industrial, agrícola o minera, habiendo iniciado sus actividades tributariamente, que conforma una positiva manifestación de ejecución del objeto, quedaría privado de toda consecuencia jurídica el estatuto, si el tribunal que conoce de la causa no atiende al objeto declarado en estos estatutos para establecer, en principio, que el centro de actividades de esa compañía consiste en la realización de ese objeto. Recaerá en el interesado en provocar la declaración de la quiebra acreditar que el deudor requerido ejerce alguna de esas actividades, lo que implica, para el caso de las sociedades, que no basta que ellas la contemplen en su objeto social, pero sí resulta suficiente para dar lugar a una alteración del peso de la prueba. No acontece lo mismo con el texto en estudio de modo que, por una mera cuestión de certeza jurídica, pensamos que la susodicha actividad deberá exhibir un carácter permanente o, al menos, no ocasional o eventual. Como tuvimos ocasión de revisar, la Ley Nº 4.558 exigía que el deudor fuera comerciante, lo que implica una permanencia absoluta en la actividad, al extremo de hacerlo su medio de vida. 4.2.2. Permanencia en la actividad del art. 41 DERECHO CONCURSAL CHILENO

533

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Entendemos que la crianza de animales no dan lugar a una actividad urbana sino que conforma una modalidad de explotación de la tierra y, en ese sentido, dicha labor productiva encuadra en el concepto genérico utilizado por el legislador de “actividad agrícola”, ya que por último, accede a su propósito.

534

Por consiguiente y en esa línea de pensamiento, nos vemos obligados a discrepar de lo afirmado por Álvaro Puelma Accorsi en el sentido que “Dados los términos precisos empleados por la ley, no estarían comprendidas en la disposición las actividades agropecuarias o ganaderas, ni las forestales y frutícolas o de plantación”.

4.2.3. Alcance de conceptos

Para entender lo que permite considerar algo como un accesorio a esa actividad, habremos de estarnos a lo que el mismo Co. Civil entiende por inmuebles por destinación.

Observamos que el ejercicio de las actividades comerciales, industriales, agrícolas y mineras no pasa por la imposición de adoptar el giro como forma de vida, profesionalizándolo.

Siguiendo dicho camino hermenéutico, por actividad agrícola entenderemos la que reconoce como propósito principal, la labranza o cultivo de la tierra, como también todos sus accesorios.

Pero aún así, surgen diversas dudas respecto a lo que cabe entender inscrito en cada uno de esos términos.

Para ese propósito resulta necesario seguir las normas de interpretación de las leyes contempladas en el Co. Civil, que obligan, a su vez, a dirigirnos al sentido natural y obvio de las mismas, como reza su artículo 20.

Por cierto que generan preocupación los dos primeros, en tanto las actividades comerciales, mayoritariamente, están consideradas en el artículo 3º del Co. de Comercio y, entre ellas, las industriales.

Así las cosas entonces, sólo resta por resolver aquello que habremos o que corresponde considerar como actividad agrícola y minera.

Así las cosas entonces, sólo resta por resolver aquello que habremos o que corresponde considerar como actividad agrícola y minera.

Por cierto que generan preocupación los dos primeros, en tanto las actividades comerciales, mayoritariamente, están consideradas en el artículo 3º del Co. de Comercio y, entre ellas, las industriales.

Para ese propósito resulta necesario seguir las normas de interpretación de las leyes contempladas en el Co. Civil, que obligan, a su vez, a dirigirnos al sentido natural y obvio de las mismas, como reza su artículo 20.

Pero aún así, surgen diversas dudas respecto a lo que cabe entender inscrito en cada uno de esos términos.

Siguiendo dicho camino hermenéutico, por actividad agrícola entenderemos la que reconoce como propósito principal, la labranza o cultivo de la tierra, como también todos sus accesorios.

Observamos que el ejercicio de las actividades comerciales, industriales, agrícolas y mineras no pasa por la imposición de adoptar el giro como forma de vida, profesionalizándolo.

Para entender lo que permite considerar algo como un accesorio a esa actividad, habremos de estarnos a lo que el mismo Co. Civil entiende por inmuebles por destinación.

4.2.3. Alcance de conceptos

Por consiguiente y en esa línea de pensamiento, nos vemos obligados a discrepar de lo afirmado por Álvaro Puelma Accorsi en el sentido que “Dados los términos precisos empleados por la ley, no estarían comprendidas en la disposición las actividades agropecuarias o ganaderas, ni las forestales y frutícolas o de plantación”.

GONZALO BAEZA OVALLE

Entendemos que la crianza de animales no dan lugar a una actividad urbana sino que conforma una modalidad de explotación de la tierra y, en ese sentido, dicha labor productiva encuadra en el concepto genérico utilizado por el legislador de “actividad agrícola”, ya que por último, accede a su propósito.

534

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

535

Lo mismo sucede con las explotaciones forestales, frutícolas y de plantación, ya que todo ellas importan un aprovechamiento de la tierra a través de la intervención humana con fines productivos. En cuanto a las actividades mineras, habremos de asumir idéntico predicado. El sentido natural y obvio de las palabras son el referente adecuado pero no excluyente para alcanzar el sentido exacto de la norma legal. Con ese derrotero, la realización de actividades mineras no la consideramos limitada al arte de trabajar y laborar las minas, sino que toda forma de actividad minera, habida cuenta que no aparece de la ley ninguna limitación y deriva del texto que enfrentamos una descripción genérica de la actividad y en esa forma corresponde interpretarla. Es nuestra manera de ver las cosas. Por otro lado, también debemos recordar que, en función de lo prevenido en el inciso primero del artículo 3º del Co. de Comercio, los actos o contratos pueden ser mixtos o de doble carácter. Lo relevante para este caso es que las obligaciones que emanen respecto de quien se pretende declarar en quiebra, tengan calidad de comercial. Surge alguna dificultad respecto a la aplicación del principio de accesoriedad, ya que si bien lo hemos descrito como el efecto por el cual un acto o contrato que no es comercial queda regido por la legislación comercial al acceder a un comerciante o a un giro, acto o contrato comercial, ello no transforma la obligación en comercial, de manera que no estando tratado ese asunto en el Libro IV del Co. de Comercio y siendo las causales de carácter restrictivo, no cabe más que concluir que la vía de la accesoriedad no es idónea para cumplir con el requisito legal si la obligación no es originalmente comercial. Por otro lado, sólo está legitimado para solicitar la quiebra del deudor conforme a esta causal el acreedor a cuyo respecto se produjo el incumplimiento, lo que representa una excepción a los principios informativos de los procedimientos concursales e incluso al inciso introductorio del artículo 43 del Libro IV del Co. de Comercio: “cualquiera de los acreedores podrá solicitarla”.

Por otro lado, sólo está legitimado para solicitar la quiebra del deudor conforme a esta causal el acreedor a cuyo respecto se produjo el incumplimiento, lo que representa una excepción a los principios informativos de los procedimientos concursales e incluso al inciso introductorio del artículo 43 del Libro IV del Co. de Comercio: “cualquiera de los acreedores podrá solicitarla”. Surge alguna dificultad respecto a la aplicación del principio de accesoriedad, ya que si bien lo hemos descrito como el efecto por el cual un acto o contrato que no es comercial queda regido por la legislación comercial al acceder a un comerciante o a un giro, acto o contrato comercial, ello no transforma la obligación en comercial, de manera que no estando tratado ese asunto en el Libro IV del Co. de Comercio y siendo las causales de carácter restrictivo, no cabe más que concluir que la vía de la accesoriedad no es idónea para cumplir con el requisito legal si la obligación no es originalmente comercial. Por otro lado, también debemos recordar que, en función de lo prevenido en el inciso primero del artículo 3º del Co. de Comercio, los actos o contratos pueden ser mixtos o de doble carácter. Lo relevante para este caso es que las obligaciones que emanen respecto de quien se pretende declarar en quiebra, tengan calidad de comercial. Con ese derrotero, la realización de actividades mineras no la consideramos limitada al arte de trabajar y laborar las minas, sino que toda forma de actividad minera, habida cuenta que no aparece de la ley ninguna limitación y deriva del texto que enfrentamos una descripción genérica de la actividad y en esa forma corresponde interpretarla. Es nuestra manera de ver las cosas. En cuanto a las actividades mineras, habremos de asumir idéntico predicado. El sentido natural y obvio de las palabras son el referente adecuado pero no excluyente para alcanzar el sentido exacto de la norma legal. Lo mismo sucede con las explotaciones forestales, frutícolas y de plantación, ya que todo ellas importan un aprovechamiento de la tierra a través de la intervención humana con fines productivos. DERECHO CONCURSAL CHILENO

535

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Por su lado, la Corte de Apelaciones de Santiago, en fallo librado el 7 de octubre de 1997, en recurso de apelación ingresado bajo el Rol Nº 3.5361997, que analizamos en relación a la posibilidad de rendir prueba, ha argumentado lo siguiente: “Para que proceda la declaratoria de quiebra de una persona, según el Nº 1 del artículo 43 … se requiere que la solicitud tenga su fundamento en la cesación en el pago de una obligación mercantil, cuyo título sea ejecutivo. De acuerdo con lo referido precedentemente, si se trata de un procedimiento de ejecución el deudor está autorizado para oponerse

536

Esta última, sólo limita dichas obligaciones a las primeras y, respecto de las otras actividades comprendidas en el artículo 41, cuando deriven de actos formales de comercio.

4.2.4. Título fundante

Por otro lado, de restringir las obligaciones comerciales a las que derivan de esos actos, giros y operaciones únicamente, se priva de toda consecuencia jurídica a la comercialización de actos y contratos por la vía de la accesoriedad, lo que no nos parece ajustado al sentido general de la legislación.

La exigencia legal radica en que este deudor haya “cesado en el pago de una obligación mercantil con el solicitante, cuyo título sea ejecutivo”.

El problema de fondo de esa interpretación es que ese artículo no contempla enumeración alguna de obligaciones, sino de actos, giros y operaciones mercantiles.

Son obligaciones mercantiles, no solo aquellas que derivan de actos de comercio descritos en el artículo 3º del Co. de Comercio o normas complementarias, sino también las que reconocen su fuente en actos que, naturalmente no responden a esa naturaleza jurídica pero que, por accesoriedad, sea por vía subjetiva u objetiva, finalmente quedan regidos por la legislación comercial.

De este modo, vemos con algo de mayor amplitud esta materia que la doctrina nacional tradicional pero entendemos bien fundada aquella que hace una interpretación restrictiva al limitar esas obligaciones sólo y exclusivamente a las indicadas en el artículo 3º del Co. de Comercio.

De este modo, vemos con algo de mayor amplitud esta materia que la doctrina nacional tradicional pero entendemos bien fundada aquella que hace una interpretación restrictiva al limitar esas obligaciones sólo y exclusivamente a las indicadas en el artículo 3º del Co. de Comercio.

Son obligaciones mercantiles, no solo aquellas que derivan de actos de comercio descritos en el artículo 3º del Co. de Comercio o normas complementarias, sino también las que reconocen su fuente en actos que, naturalmente no responden a esa naturaleza jurídica pero que, por accesoriedad, sea por vía subjetiva u objetiva, finalmente quedan regidos por la legislación comercial.

El problema de fondo de esa interpretación es que ese artículo no contempla enumeración alguna de obligaciones, sino de actos, giros y operaciones mercantiles.

La exigencia legal radica en que este deudor haya “cesado en el pago de una obligación mercantil con el solicitante, cuyo título sea ejecutivo”.

Por otro lado, de restringir las obligaciones comerciales a las que derivan de esos actos, giros y operaciones únicamente, se priva de toda consecuencia jurídica a la comercialización de actos y contratos por la vía de la accesoriedad, lo que no nos parece ajustado al sentido general de la legislación.

4.2.4. Título fundante

Esta última, sólo limita dichas obligaciones a las primeras y, respecto de las otras actividades comprendidas en el artículo 41, cuando deriven de actos formales de comercio.

GONZALO BAEZA OVALLE

Por su lado, la Corte de Apelaciones de Santiago, en fallo librado el 7 de octubre de 1997, en recurso de apelación ingresado bajo el Rol Nº 3.5361997, que analizamos en relación a la posibilidad de rendir prueba, ha argumentado lo siguiente: “Para que proceda la declaratoria de quiebra de una persona, según el Nº 1 del artículo 43 … se requiere que la solicitud tenga su fundamento en la cesación en el pago de una obligación mercantil, cuyo título sea ejecutivo. De acuerdo con lo referido precedentemente, si se trata de un procedimiento de ejecución el deudor está autorizado para oponerse

536

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

537

a la pretensión de quiebra justificando que el título invocado no tiene el carácter de imperatividad exigía por la ley, lo cual lo puede demostrar en el mismo procedimiento establecido para determinar el estado de insolvencia de una persona, o sea, puede excepcionarse en los mismos términos a que se refiere el artículo 464 del Código de Procedimiento Civil y, si … el documento materia de la quiebra no fue girado en pago de obligaciones … sino que por el contrario corresponde a la garantía del cumplimiento del pago de un precio, de un valor menor al que representa dicho instrumento, no existe cheque y, por lo tanto, de ese documento no puede nacer acción ejecutiva, porque se ha transformado en un simple instrumento privado al cual la ley no le da de manera expresa el carácter de ejecutivo”. Usualmente ha sido comprendido que enfrentamos una situación de cesación de pagos siempre que el deudor haya incurrido en mora en el cumplimiento de la obligación pertinente. Consideramos esa línea hermenéutica ajustada a derecho, habida cuenta que no corresponde afirmar que un deudor cesó en el pago de una obligación si nadie lo requirió para solucionarla, sea expresa o tácitamente, como acontece toda vez que la obligación queda sujeta a la modalidad de un plazo. Si no hay tal plazo y el acreedor no ha hecho el requirimiento de pago de la obligación al deudor, el primero carece de fundamento para asumir que en el evento de pedir a este último el cumplimiento, éste no lo efectuará. Por ello, para acotar el término de cesación de pago en el contexto descrito, pensamos que resulta suficiente con remitir a lo prevenido en el artículo 1551 del Co. Civil: “El deudor está en mora: 1. Cuando no ha cumplido la obligación dentro del término estipulado, salvo que la ley en casos especiales, exija que se requiera al deudor para constituirle en mora; 2. Cuando la cosa no ha podido ser dada o ejecutada sino dentro de cierto espacio de tiempo, y el deudor lo ha dejado pasar sin darla o ejecutarla; 3. En los demás casos, cuando el deudor ha sido judicialmente reconvenido por el acreedor”.

“El deudor está en mora: 1. Cuando no ha cumplido la obligación dentro del término estipulado, salvo que la ley en casos especiales, exija que se requiera al deudor para constituirle en mora; 2. Cuando la cosa no ha podido ser dada o ejecutada sino dentro de cierto espacio de tiempo, y el deudor lo ha dejado pasar sin darla o ejecutarla; 3. En los demás casos, cuando el deudor ha sido judicialmente reconvenido por el acreedor”.

Por ello, para acotar el término de cesación de pago en el contexto descrito, pensamos que resulta suficiente con remitir a lo prevenido en el artículo 1551 del Co. Civil: Si no hay tal plazo y el acreedor no ha hecho el requirimiento de pago de la obligación al deudor, el primero carece de fundamento para asumir que en el evento de pedir a este último el cumplimiento, éste no lo efectuará. Consideramos esa línea hermenéutica ajustada a derecho, habida cuenta que no corresponde afirmar que un deudor cesó en el pago de una obligación si nadie lo requirió para solucionarla, sea expresa o tácitamente, como acontece toda vez que la obligación queda sujeta a la modalidad de un plazo. Usualmente ha sido comprendido que enfrentamos una situación de cesación de pagos siempre que el deudor haya incurrido en mora en el cumplimiento de la obligación pertinente. a la pretensión de quiebra justificando que el título invocado no tiene el carácter de imperatividad exigía por la ley, lo cual lo puede demostrar en el mismo procedimiento establecido para determinar el estado de insolvencia de una persona, o sea, puede excepcionarse en los mismos términos a que se refiere el artículo 464 del Código de Procedimiento Civil y, si … el documento materia de la quiebra no fue girado en pago de obligaciones … sino que por el contrario corresponde a la garantía del cumplimiento del pago de un precio, de un valor menor al que representa dicho instrumento, no existe cheque y, por lo tanto, de ese documento no puede nacer acción ejecutiva, porque se ha transformado en un simple instrumento privado al cual la ley no le da de manera expresa el carácter de ejecutivo”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

537

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

“Si un banco cesa en el pago de una obligación, el gerente dará aviso inmediato al Superintendente, quien deberá determinar si la solvencia de la institución

538

En suma, cada vez que un deudor ha sido legalmente constituido en mora con arreglo a lo prevenido en el artículo transcrito, enfrentamos la cesación de pago respecto de la obligación correspondiente, con lo cual dejaremos satisfecha esa exigencia, pero no aquella consistente en que el título en que conste esa obligación sea ejecutivo.

En el artículo 121 de esa ley regula las consecuencias de la cesación de pagos de una obligación en los siguientes términos:

Para resolver este último aspecto habremos de dirigir nuestros pasos al análisis de aquellos contemplados en el artículo 434 del Co. de Procedimiento Civil, haciendo especial énfasis en el número 7 que contiene la extensión hacia otros títulos que la ley califica como ejecutivos, que los hay y en gran cantidad, como ocurre, por ejemplo, con la Guía de Porte del contrato de transporte o las Facturas que satisfacen las exigencias legales en ese sentido, entre muchos otros.

Así cabe derivar, como habíamos comentado, del artículo 120 de la Ley General de Bancos, al disponer: 4.2.5. Bancos y financieras, excepciones al principio Para resolver este último aspecto habremos de dirigir nuestros pasos al análisis de aquellos contemplados en el artículo 434 del Co. de Procedimiento Civil, haciendo especial énfasis en el número 7 que contiene la extensión hacia otros títulos que la ley califica como ejecutivos, que los hay y en gran cantidad, como ocurre, por ejemplo, con la Guía de Porte del contrato de transporte o las Facturas que satisfacen las exigencias legales en ese sentido, entre muchos otros.

Así cabe derivar, como habíamos comentado, del artículo 120 de la Ley General de Bancos, al disponer:

En los casos indicados en el título, la ley no acepta que la cesación de pago de una obligación mercantil cuyo título conste en un título ejecutivo conforme una demostración indubitada de su insolvencia como sí sucede con el resto de los deudores del artículo 41.

El legislador privilegia a los Bancos y sociedades financieras, en este aspecto, no sólo por la vía de no aplicar la causal indicada como suficiente para hacer lugar a la apertura de los procedimientos concursales sino, en general, el Libro IV del Co. de Comercio y la normativa concursal que pasan a ser aplicable por vía excepcional.

El legislador privilegia a los Bancos y sociedades financieras, en este aspecto, no sólo por la vía de no aplicar la causal indicada como suficiente para hacer lugar a la apertura de los procedimientos concursales sino, en general, el Libro IV del Co. de Comercio y la normativa concursal que pasan a ser aplicable por vía excepcional.

En los casos indicados en el título, la ley no acepta que la cesación de pago de una obligación mercantil cuyo título conste en un título ejecutivo conforme una demostración indubitada de su insolvencia como sí sucede con el resto de los deudores del artículo 41.

“Los bancos sólo podrán ser declarados en quiebra cuando se encuentren en liquidación voluntaria”.

4.2.5. Bancos y financieras, excepciones al principio

En el artículo 121 de esa ley regula las consecuencias de la cesación de pagos de una obligación en los siguientes términos:

En suma, cada vez que un deudor ha sido legalmente constituido en mora con arreglo a lo prevenido en el artículo transcrito, enfrentamos la cesación de pago respecto de la obligación correspondiente, con lo cual dejaremos satisfecha esa exigencia, pero no aquella consistente en que el título en que conste esa obligación sea ejecutivo.

“Si un banco cesa en el pago de una obligación, el gerente dará aviso inmediato al Superintendente, quien deberá determinar si la solvencia de la institución

538

GONZALO BAEZA OVALLE

“Los bancos sólo podrán ser declarados en quiebra cuando se encuentren en liquidación voluntaria”.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

539

subsiste y, en caso contrario, adoptará las medidas que corresponda aplicar de acuerdo con la ley. Lo anterior es sin perjuicio del derecho del acreedor afectado para recurrir a la Superintendencia con ese objeto”.

Por consiguiente, consideramos una equivocación o mejor expresado, no estamos de acuerdo con lo afirmado por Álvaro Puelma Accorsi en el sentido que “En estos casos la ley ha preferido, para declarar la quiebra de los bancos y sociedades financieras, el criterio de la insolvencia…”.212 El legislador nunca dejó de aplicar el criterio de la insolvencia. El punto es diferente. Para los otros deudores presume la insolvencia en el contexto de la causal en estudio, lo que no hace en relación con los bancos e instituciones financieras. Entendemos que el criterio legislativo radica, especialmente, en que por tratarse de compañías cuya quiebra tramitada de manera ordinaria generaría más perjuicios que beneficios, deviene como una medida de prudencia inevitable que, antes de provocarla o, en su caso, proceder a la liquidación de alguna de esas entidades, el organismo encargado de su fiscalización determine, exactamente, la real situación financiera en que se encuentra y, a partir de allí, adopte una solución equivalente pero que no pase por el sistema de concurso aplicable a todo el resto de los deudores. No estimamos que esa solución legislativa mire a proteger a los bancos y entidades financieras, sino muy por el contrario, tiene en vistas la protección del sistema económico que demanda una preocupación preferente cuando es una de esas instituciones la que evidencia dificultades financieras. Siempre es asumido que la insolvencia de los bancos e instituciones financieras compromete en mayor medida el interés social que aquella de los demás deudores, en tanto el giro de estos últimos no pasa por administrar, masivamente, los dineros y crédito de terceros.

212

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 37.

212

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 37.

Siempre es asumido que la insolvencia de los bancos e instituciones financieras compromete en mayor medida el interés social que aquella de los demás deudores, en tanto el giro de estos últimos no pasa por administrar, masivamente, los dineros y crédito de terceros. No estimamos que esa solución legislativa mire a proteger a los bancos y entidades financieras, sino muy por el contrario, tiene en vistas la protección del sistema económico que demanda una preocupación preferente cuando es una de esas instituciones la que evidencia dificultades financieras. Entendemos que el criterio legislativo radica, especialmente, en que por tratarse de compañías cuya quiebra tramitada de manera ordinaria generaría más perjuicios que beneficios, deviene como una medida de prudencia inevitable que, antes de provocarla o, en su caso, proceder a la liquidación de alguna de esas entidades, el organismo encargado de su fiscalización determine, exactamente, la real situación financiera en que se encuentra y, a partir de allí, adopte una solución equivalente pero que no pase por el sistema de concurso aplicable a todo el resto de los deudores. Para los otros deudores presume la insolvencia en el contexto de la causal en estudio, lo que no hace en relación con los bancos e instituciones financieras. El legislador nunca dejó de aplicar el criterio de la insolvencia. El punto es diferente. Por consiguiente, consideramos una equivocación o mejor expresado, no estamos de acuerdo con lo afirmado por Álvaro Puelma Accorsi en el sentido que “En estos casos la ley ha preferido, para declarar la quiebra de los bancos y sociedades financieras, el criterio de la insolvencia…”.212 subsiste y, en caso contrario, adoptará las medidas que corresponda aplicar de acuerdo con la ley. Lo anterior es sin perjuicio del derecho del acreedor afectado para recurrir a la Superintendencia con ese objeto”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

539

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Las verdades judiciales, amparadas en la cosa juzgada son también verdades sociales, por lo cual, nadie puede ponerlas en duda a riesgo de desestabilizar los fundamentos de nuestra organización. Necesitamos poner punto final a las controversias y aceptar las soluciones judiciales, nos gusten o no, como inamovibles.

540

Con todo, su absolución importa un nuevo y fundado cuestionamiento para el sistema judicial, en tanto sufrieron una prolongada detención y escarnio público a través de los medios periodísticos lo que no destruye sólo su imagen, sino también las de sus respectivas familias y relacionados, no obstante que, finalmente, pasa a ser una verdad judicial que no incurrieron en conductas reprochables o, al menos, típicas como para ser encausados.

Tal predicamento fue apreciado con claridad en el entorno de la crisis bancaria y financiera de los años ochenta, en que el Gobierno chileno, a través de una entidad fiscalizadora, como la Superintendencia de Bancos, adoptó todo tipo de medidas correctivas o estabilizadoras pero, bajo ningún respecto la declaración de quiebra y, el tiempo demostró que esas decisiones fueron acertadas aún cuando no perfectas.

La intervención bancaria de aquél entonces determinó que varios ejecutivos culminaran en prisión pero muchos de ellos, después de algunos años, fueron declarados inocentes y prácticamente todos mantuvieron su situación patrimonial sin un gran daño real, sólo el aparente y conocido por todo el público.

Incluso fueron comprometidos fondos públicos con tal que esas entidades pudieran emerger del colapso financiero en que voluntariamente se habían ubicado.

Una situación tan singular además de extrema dio paso al surgimiento de medidas igualmente únicas y creativas, haciendo lugar al nacimiento del denominado capitalismo popular, como un instrumento o mecanismo para tornar más simpática una situación de por sí antipática: que todo el país debiera soportar el peso de los malos negocios efectuados por unos pocos para su propio provecho y en desmedro del resto de los ciudadanos.

Ese escenario determinó el surgimiento de un tipo particular de endeudamiento de esas personas con el sector público que fue bautizada bajo la denominación de deuda subordinada.

Ese escenario determinó el surgimiento de un tipo particular de endeudamiento de esas personas con el sector público que fue bautizada bajo la denominación de deuda subordinada.

Una situación tan singular además de extrema dio paso al surgimiento de medidas igualmente únicas y creativas, haciendo lugar al nacimiento del denominado capitalismo popular, como un instrumento o mecanismo para tornar más simpática una situación de por sí antipática: que todo el país debiera soportar el peso de los malos negocios efectuados por unos pocos para su propio provecho y en desmedro del resto de los ciudadanos.

Incluso fueron comprometidos fondos públicos con tal que esas entidades pudieran emerger del colapso financiero en que voluntariamente se habían ubicado.

La intervención bancaria de aquél entonces determinó que varios ejecutivos culminaran en prisión pero muchos de ellos, después de algunos años, fueron declarados inocentes y prácticamente todos mantuvieron su situación patrimonial sin un gran daño real, sólo el aparente y conocido por todo el público.

Tal predicamento fue apreciado con claridad en el entorno de la crisis bancaria y financiera de los años ochenta, en que el Gobierno chileno, a través de una entidad fiscalizadora, como la Superintendencia de Bancos, adoptó todo tipo de medidas correctivas o estabilizadoras pero, bajo ningún respecto la declaración de quiebra y, el tiempo demostró que esas decisiones fueron acertadas aún cuando no perfectas.

Con todo, su absolución importa un nuevo y fundado cuestionamiento para el sistema judicial, en tanto sufrieron una prolongada detención y escarnio público a través de los medios periodísticos lo que no destruye sólo su imagen, sino también las de sus respectivas familias y relacionados, no obstante que, finalmente, pasa a ser una verdad judicial que no incurrieron en conductas reprochables o, al menos, típicas como para ser encausados.

GONZALO BAEZA OVALLE

Las verdades judiciales, amparadas en la cosa juzgada son también verdades sociales, por lo cual, nadie puede ponerlas en duda a riesgo de desestabilizar los fundamentos de nuestra organización. Necesitamos poner punto final a las controversias y aceptar las soluciones judiciales, nos gusten o no, como inamovibles.

540

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

541

Definitivamente no es bueno para nuestra sociedad que uno o más ciudadanos y sus familias sean arrastrados a una situación como la comentada para luego de varios años, culminar resolviendo que todo fue una equivocación, dado que eran inocentes. Regresando a nuestro tema, la separación del sistema de los procedimientos concursales en relación con los bancos aparece con claridad a partir del inciso primero del artículo 122, de la Ley General de Bancos, al prescribir: “El directorio de un banco que revele problemas de solvencia que comprometan el pago oportuno de sus obligaciones, deberá presentar proposiciones de convenio a sus acreedores dentro del plazo de diez días contado desde que se haya detectado la falta de solvencia…”.

Para el legislador, salvo la situación de excepción comentada no corresponde o, mejor expresado, no resulta del todo conveniente hacer lugar a la apertura de procedimientos concursales a través de la declaración de quiebra de los bancos y entidades financieras en general, de modo que si sobrevienen problemas de solvencia, empuja al Directorio a adoptar un sistema alternativo de solución como es el convenio. Por su lado, el artículo 130 de la Ley General de Bancos prevé el mecanismo para resolver la insolvencia bancaria que no ha sido posible solucionar a través de la vía descrita precedentemente, en los siguientes términos: “Si el Superintendente establece que un banco no tiene la solvencia necesaria para continuar operando, o que la seguridad de sus depositantes u otros acreedores exige su liquidación, o si las proposiciones de convenio hubiesen sido rechazadas, procederá a revocar la autorización de existencia de la empresa afectada y la declarará en liquidación forzosa, previo acuerdo favorable del Consejo del Banco Central de Chile. “La resolución que dicte al efecto el Superintendente será fundada y contendrá, además, la designación de liquidador, salvo que el mismo Superintendente asuma la liquidación. La falta de solvencia o de seguridad de los depositantes o acreedores deberá fundarse en antecedentes que aparezcan de los estados financieros y demás información de que disponga la Superintendencia”.

Por medio de este conducto, entonces, la actividad que habría de asumir el Síndico en relación con el resto de los deudores, en definitiva, por conveniencia de interés social general, el legislador la entrega a otro tipo

Por medio de este conducto, entonces, la actividad que habría de asumir el Síndico en relación con el resto de los deudores, en definitiva, por conveniencia de interés social general, el legislador la entrega a otro tipo “Si el Superintendente establece que un banco no tiene la solvencia necesaria para continuar operando, o que la seguridad de sus depositantes u otros acreedores exige su liquidación, o si las proposiciones de convenio hubiesen sido rechazadas, procederá a revocar la autorización de existencia de la empresa afectada y la declarará en liquidación forzosa, previo acuerdo favorable del Consejo del Banco Central de Chile. “La resolución que dicte al efecto el Superintendente será fundada y contendrá, además, la designación de liquidador, salvo que el mismo Superintendente asuma la liquidación. La falta de solvencia o de seguridad de los depositantes o acreedores deberá fundarse en antecedentes que aparezcan de los estados financieros y demás información de que disponga la Superintendencia”.

Por su lado, el artículo 130 de la Ley General de Bancos prevé el mecanismo para resolver la insolvencia bancaria que no ha sido posible solucionar a través de la vía descrita precedentemente, en los siguientes términos: Para el legislador, salvo la situación de excepción comentada no corresponde o, mejor expresado, no resulta del todo conveniente hacer lugar a la apertura de procedimientos concursales a través de la declaración de quiebra de los bancos y entidades financieras en general, de modo que si sobrevienen problemas de solvencia, empuja al Directorio a adoptar un sistema alternativo de solución como es el convenio. “El directorio de un banco que revele problemas de solvencia que comprometan el pago oportuno de sus obligaciones, deberá presentar proposiciones de convenio a sus acreedores dentro del plazo de diez días contado desde que se haya detectado la falta de solvencia…”.

Regresando a nuestro tema, la separación del sistema de los procedimientos concursales en relación con los bancos aparece con claridad a partir del inciso primero del artículo 122, de la Ley General de Bancos, al prescribir: Definitivamente no es bueno para nuestra sociedad que uno o más ciudadanos y sus familias sean arrastrados a una situación como la comentada para luego de varios años, culminar resolviendo que todo fue una equivocación, dado que eran inocentes. DERECHO CONCURSAL CHILENO

541

RETIRO

Pensamos que ese asunto amerita una mayor reflexión y no siendo esta la ocasión para detenernos en ese asunto ni tampoco tenemos certeza que, efectivamente, exista algún problema de transparencia en esa situación, dado que el aporte financiero que han de hacer los organismos fiscalizados es obligatorio.

“Cualquiera de los acreedores podrá solicitar la declaración de quiebra, aun cuando su crédito no sea exigible, en los siguientes casos: … “2. Cuando el deudor contra el cual existieren tres o más títulos ejecutivos y vencidos, provenientes de obligaciones diversas, y estuvieren iniciadas, a lo menos, dos ejecuciones, no hubiere presentado en todas éstas, dentro de los cuatro días siguientes a los respectivos requerimientos, bienes bastantes para responder a la prestación que adeude y las costas, y”

Siempre vamos a ser testigos que en estos casos surge la dicotomía que la Superintendencia de Bancos aparece mayoritariamente financiada por las entidades que fiscaliza. Eso haría aparecer una situación extraña de dependencia económica que conspiraría, al menos para el observador externo, contra la transparencia de la fiscalización, de modo que varios han levantado sus voces para reclamar respecto a la eficacia real del sistema de supervisión o control.

Para lograr una adecuada interpretación de este precepto, conviene desagregar los requisitos contemplados en ella, entre los cuales podemos distinguir:

de liquidador, esta vez, dependiente en su designación y funcionamiento, de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras.

a) La existencia de tres o más títulos ejecutivos y vencidos

GONZALO BAEZA OVALLE

Por consecuencia, habremos de acudir a lo prevenido en el artículo 434 del Co. de Procedimiento Civil para de allí discurrir si, efectivamente, el título esgrimido por el acreedor, exhibe la calidad de ejecutivo, ya que hay otros preceptos legales que asignan tal atributo a documentos que no

542

El artículo 43 del Libro IV del Co. de Comercio dispone: 4.3. Causal 2ª del art. 43. Aplicable a todo deudor

4.3. Causal 2ª del art. 43. Aplicable a todo deudor El artículo 43 del Libro IV del Co. de Comercio dispone:

542

GONZALO BAEZA OVALLE

Por consecuencia, habremos de acudir a lo prevenido en el artículo 434 del Co. de Procedimiento Civil para de allí discurrir si, efectivamente, el título esgrimido por el acreedor, exhibe la calidad de ejecutivo, ya que hay otros preceptos legales que asignan tal atributo a documentos que no

de liquidador, esta vez, dependiente en su designación y funcionamiento, de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras.

a) La existencia de tres o más títulos ejecutivos y vencidos

Siempre vamos a ser testigos que en estos casos surge la dicotomía que la Superintendencia de Bancos aparece mayoritariamente financiada por las entidades que fiscaliza. Eso haría aparecer una situación extraña de dependencia económica que conspiraría, al menos para el observador externo, contra la transparencia de la fiscalización, de modo que varios han levantado sus voces para reclamar respecto a la eficacia real del sistema de supervisión o control.

Para lograr una adecuada interpretación de este precepto, conviene desagregar los requisitos contemplados en ella, entre los cuales podemos distinguir:

Pensamos que ese asunto amerita una mayor reflexión y no siendo esta la ocasión para detenernos en ese asunto ni tampoco tenemos certeza que, efectivamente, exista algún problema de transparencia en esa situación, dado que el aporte financiero que han de hacer los organismos fiscalizados es obligatorio.

“Cualquiera de los acreedores podrá solicitar la declaración de quiebra, aun cuando su crédito no sea exigible, en los siguientes casos: … “2. Cuando el deudor contra el cual existieren tres o más títulos ejecutivos y vencidos, provenientes de obligaciones diversas, y estuvieren iniciadas, a lo menos, dos ejecuciones, no hubiere presentado en todas éstas, dentro de los cuatro días siguientes a los respectivos requerimientos, bienes bastantes para responder a la prestación que adeude y las costas, y”

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

543

aparecen descritos allí pero son reconocidos en su posibilidad de existencia en el número 7 de ese artículo que, precisamente, reenvía a otras normas legales que puedan atribuir esa naturaleza jurídica a documentos diferentes a los indicados en esa norma. Pero no basta eso sino además, las obligaciones de cuya existencia dan cuenta esos títulos, han de estar vencidas. Eso involucra que se encuentren en situación de incumplimiento moratorio. Corresponde dejar en claro que la obligación “a la vista”, por sí misma, no procede considerarla como “vencida”. Para que efectivamente responda a esa calidad precisa que haya mediado requerimiento, en otras palabras, el deudor sea constituido en mora. La expresión del legislador supone la presencia de una modalidad explícita o implícita, que implique la interpelación del deudor a una fecha determinada. De esta manera cuando hablamos de una “obligación a la vista” acudimos a la regla general en materia de obligaciones y actos jurídicos, vale decir, es aquella que no está sujeta a modalidad de plazo, condición o modo, por lo cual es exigible de inmediato, aplicando los plazos de gracia que, en cada caso, otorga el Co. de Comercio.

Esta exigencia trae aparejada la necesidad que las obligaciones fundantes, en último término, reconozcan fuentes diversas, bastando para ello que correspondan a distintos contratos o relaciones jurídicas. b) Que provengan de obligaciones diversas Eso podemos derivarlo de lo prevenido en el artículo 1551 del Co. Civil, toda vez que los dos primeros casos de constitución del deudor en mora exigen un plazo natural o explícito y, el tercero, que es la regla general dada la expresión utilizada “en todos los demás casos”, la constitución en mora exige que el deudor haya sido judicialmente reconvenido por el acreedor. No estando afectas a plazo las obligaciones a la vista, para considerarlas “vencida”, ha de ser interpretado que el deudor ha sido interpelado judicialmente, en otras palabras, ha sido constituido en mora. De esta manera cuando hablamos de una “obligación a la vista” acudimos a la regla general en materia de obligaciones y actos jurídicos, vale decir, es aquella que no está sujeta a modalidad de plazo, condición o modo, por lo cual es exigible de inmediato, aplicando los plazos de gracia que, en cada caso, otorga el Co. de Comercio. La expresión del legislador supone la presencia de una modalidad explícita o implícita, que implique la interpelación del deudor a una fecha determinada. Corresponde dejar en claro que la obligación “a la vista”, por sí misma, no procede considerarla como “vencida”. Para que efectivamente responda a esa calidad precisa que haya mediado requerimiento, en otras palabras, el deudor sea constituido en mora.

No estando afectas a plazo las obligaciones a la vista, para considerarlas “vencida”, ha de ser interpretado que el deudor ha sido interpelado judicialmente, en otras palabras, ha sido constituido en mora.

Pero no basta eso sino además, las obligaciones de cuya existencia dan cuenta esos títulos, han de estar vencidas. Eso involucra que se encuentren en situación de incumplimiento moratorio.

Eso podemos derivarlo de lo prevenido en el artículo 1551 del Co. Civil, toda vez que los dos primeros casos de constitución del deudor en mora exigen un plazo natural o explícito y, el tercero, que es la regla general dada la expresión utilizada “en todos los demás casos”, la constitución en mora exige que el deudor haya sido judicialmente reconvenido por el acreedor. b) Que provengan de obligaciones diversas Esta exigencia trae aparejada la necesidad que las obligaciones fundantes, en último término, reconozcan fuentes diversas, bastando para ello que correspondan a distintos contratos o relaciones jurídicas.

aparecen descritos allí pero son reconocidos en su posibilidad de existencia en el número 7 de ese artículo que, precisamente, reenvía a otras normas legales que puedan atribuir esa naturaleza jurídica a documentos diferentes a los indicados en esa norma. DERECHO CONCURSAL CHILENO

543

RETIRO

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 38.

GONZALO BAEZA OVALLE

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 38.

GONZALO BAEZA OVALLE

214

544

Corte Suprema, 29 de noviembre de 1948, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XLVI, secc. 1ª, p. 207.

En ese sentido habremos de colegir que, si para facilitar el pago del precio de una compraventa fue acordado aceptar varias letras de cambio, toda vez que el negocio causal conste en esos títulos de crédito, el no pago de ellas no satisface la exigencia de generar obligaciones diferentes.

213

Estimamos que ocurriría tal cosa si las letras de cambio fueron aceptadas con efecto novatorio.

Entendemos, en el contexto descrito que cada encargo genera un contrato, un acto jurídico, una fuente diversa para el surgimiento de derechos y obligaciones, a menos que sea acreditado lo contrario, como sería el caso en que el mandante haya inscrito en un solo encargo todos los negocios o

En este último caso, la obligación deriva de la letra de cambio en forma autónoma y abstracta, en otras palabras, con independencia del negocio causal.

Bajo esas circunstancias nos encontramos con que cada prestación de servicios o realización del encargo por el mandatario conforma una obligación autónoma, independiente de la otra.

La jurisprudencia citada por Álvaro Puelma Accorsi213 no efectúa esa distinción entendiendo, al parecer, que en ambos eventos la obligación reconoce una sola fuente, lo que importa no aceptar los principios que informan los títulos de crédito, entre ellos, la letra de cambio, tal como lo acota correctamente Puelma Accorsi214, aun cuando no lleve a cabo la diferenciación destacada entre título causado y abstracto.

Salva la situación comentada, que ha merecido algún grado de discusión, en general, siempre enfrentamos obligaciones diversas, cuando derivan de fuentes distintas o prestaciones de servicios que reconozcan contratos diversos, como acontecería por ejemplo, con un mandatario que presta servicios para un mandante, pero en diferentes negocios, sin unidad contractual.

Salva la situación comentada, que ha merecido algún grado de discusión, en general, siempre enfrentamos obligaciones diversas, cuando derivan de fuentes distintas o prestaciones de servicios que reconozcan contratos diversos, como acontecería por ejemplo, con un mandatario que presta servicios para un mandante, pero en diferentes negocios, sin unidad contractual.

La jurisprudencia citada por Álvaro Puelma Accorsi213 no efectúa esa distinción entendiendo, al parecer, que en ambos eventos la obligación reconoce una sola fuente, lo que importa no aceptar los principios que informan los títulos de crédito, entre ellos, la letra de cambio, tal como lo acota correctamente Puelma Accorsi214, aun cuando no lleve a cabo la diferenciación destacada entre título causado y abstracto.

Bajo esas circunstancias nos encontramos con que cada prestación de servicios o realización del encargo por el mandatario conforma una obligación autónoma, independiente de la otra.

En este último caso, la obligación deriva de la letra de cambio en forma autónoma y abstracta, en otras palabras, con independencia del negocio causal.

Entendemos, en el contexto descrito que cada encargo genera un contrato, un acto jurídico, una fuente diversa para el surgimiento de derechos y obligaciones, a menos que sea acreditado lo contrario, como sería el caso en que el mandante haya inscrito en un solo encargo todos los negocios o

Estimamos que ocurriría tal cosa si las letras de cambio fueron aceptadas con efecto novatorio.

213 Corte Suprema, 29 de noviembre de 1948, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XLVI, secc. 1ª, p. 207.

En ese sentido habremos de colegir que, si para facilitar el pago del precio de una compraventa fue acordado aceptar varias letras de cambio, toda vez que el negocio causal conste en esos títulos de crédito, el no pago de ellas no satisface la exigencia de generar obligaciones diferentes.

214

544

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

545

haya conferido un mandato general del cual deriva la fuente de obligaciones para el mandatario. Ricardo Sandoval López215 opina que: “se ha estimado que los títulos pueden provenir de obligaciones diversas o de obligaciones conexas. Así, en un contrato de compraventa puede pactarse indemnización convencional de perjuicios por incumplimiento de las prestaciones del contrato. En este caso, la obligación de indemnizar perjuicios tiene su origen en el incumplimiento, luego proviene de fuente diversa.” No estamos de acuerdo con la interpretación que han sustentado aquellas fuentes remotas o anónimas a que alude ese autor y que, al parecer, también concordarían con su opinión. Pensamos que a través de ese camino hermenéutico queda confundida la fuente de la obligación, en otras palabras, el fundamento jurídico de su existencia, con la concurrencia de una obligación sujeta a una condición suspensiva, como la consistente en la obligación de indemnizar derivada de los contratos de seguro. La fuente de la obligación especificada en una cláusula penal, no es esta cláusula penal, sino el contrato en que ha sido acordada. La obligación de indemnizar, constitutiva de ese acuerdo de voluntades, queda sujeta a una condición suspensiva en su nacimiento, que exista el incumplimiento, pero la fuente sigue siendo la misma que la obligación de pagar el precio o entregar la cosa, según el caso: el contrato de compraventa. En los contratos de seguro la fuente de la obligación de pagar la indemnización es, precisamente ese acto jurídico, no que ocurra el hecho futuro e incierto al cual las partes sujetaron la exigibilidad de ese pago. Como ese autor no indica la fuente de su información, no disponemos de más antecedentes para revisar los fundamentos de la opinión a la que remite, a fin de poder precisar en mejor forma si, efectivamente, hay o no

215 SANDOVAL LÓPEZ, Ricardo. Derecho Comercial, Editorial Jurídica de Chile, 1983, Tomo III, p. 56.

Como ese autor no indica la fuente de su información, no disponemos de más antecedentes para revisar los fundamentos de la opinión a la que remite, a fin de poder precisar en mejor forma si, efectivamente, hay o no En los contratos de seguro la fuente de la obligación de pagar la indemnización es, precisamente ese acto jurídico, no que ocurra el hecho futuro e incierto al cual las partes sujetaron la exigibilidad de ese pago. La obligación de indemnizar, constitutiva de ese acuerdo de voluntades, queda sujeta a una condición suspensiva en su nacimiento, que exista el incumplimiento, pero la fuente sigue siendo la misma que la obligación de pagar el precio o entregar la cosa, según el caso: el contrato de compraventa. La fuente de la obligación especificada en una cláusula penal, no es esta cláusula penal, sino el contrato en que ha sido acordada. Pensamos que a través de ese camino hermenéutico queda confundida la fuente de la obligación, en otras palabras, el fundamento jurídico de su existencia, con la concurrencia de una obligación sujeta a una condición suspensiva, como la consistente en la obligación de indemnizar derivada de los contratos de seguro. No estamos de acuerdo con la interpretación que han sustentado aquellas fuentes remotas o anónimas a que alude ese autor y que, al parecer, también concordarían con su opinión. “se ha estimado que los títulos pueden provenir de obligaciones diversas o de obligaciones conexas. Así, en un contrato de compraventa puede pactarse indemnización convencional de perjuicios por incumplimiento de las prestaciones del contrato. En este caso, la obligación de indemnizar perjuicios tiene su origen en el incumplimiento, luego proviene de fuente diversa.” Ricardo Sandoval López215 opina que: haya conferido un mandato general del cual deriva la fuente de obligaciones para el mandatario.

215

SANDOVAL LÓPEZ, Ricardo. Derecho Comercial, Editorial Jurídica de Chile, 1983, Tomo III, p. 56.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

545

RETIRO

Habría un margen de dudas respecto a los efectos asignados por la ley a la no consignación del capital, intereses y costas, en la notificación de protestos de letras de cambio, pagarés y cheques. Entendemos que en ese procedimiento particular, por disposición legal, encontramos implícito un efectivo llamado compulsivo al deudor en orden a pagar el crédito, en otros términos, un requerimiento de pago. No obstante, habremos de atenernos al sentido que la ley otorga al término “requerimiento”, al usarlo en forma específica en algunos procedimientos de cobro.

De interpretar lo contrario no vemos cuál sería la oportunidad para calificar si concurre o no la exigencia siguiente.

De este modo, no satisface esa descripción la mera preparación de la vía ejecutiva, en tanto en ella el eventual deudor no queda obligado a presentar bienes y tampoco se da lugar a un requerimiento en ese sentido.

De este modo, no satisface esa descripción la mera preparación de la vía ejecutiva, en tanto en ella el eventual deudor no queda obligado a presentar bienes y tampoco se da lugar a un requerimiento en ese sentido.

De interpretar lo contrario no vemos cuál sería la oportunidad para calificar si concurre o no la exigencia siguiente.

Habría un margen de dudas respecto a los efectos asignados por la ley a la no consignación del capital, intereses y costas, en la notificación de protestos de letras de cambio, pagarés y cheques.

La redacción del artículo e interpretación armónica de los diversos requisitos exigidos en este precepto, fija un contexto en que sólo resulta pertinente derivar que esa circunstancia es satisfecha siempre que en el procedimiento ejecutivo iniciado, al menos haya sido efectuado el requerimiento.

Entendemos que en ese procedimiento particular, por disposición legal, encontramos implícito un efectivo llamado compulsivo al deudor en orden a pagar el crédito, en otros términos, un requerimiento de pago.

c) Que hayan sido iniciadas, a lo menos, dos ejecuciones

No obstante, habremos de atenernos al sentido que la ley otorga al término “requerimiento”, al usarlo en forma específica en algunos procedimientos de cobro.

una confusión como la denunciada pero, al tenor de la brevedad de los antecedentes aportados, la habría en los términos indicados.

Opinamos que corresponde asumir que sólo debemos constreñir o restringir los casos a esas situaciones únicamente y no a escenarios como el descrito en que la aplicación de esa expresión surge como algo más forzado además de contradictorio con el primer requisito, en la medida que en ese procedimiento recién se están iniciando las gestiones tendientes generar o completar un título ejecutivo.

GONZALO BAEZA OVALLE

En síntesis, debemos entender que han sido iniciadas dos ejecuciones toda vez que, al amparo de títulos ejecutivos, el deudor, al menos, ha sido formalmente notificado de la demanda ejecutiva y, especialmente, requerido de pago.

546

Opinamos que corresponde asumir que sólo debemos constreñir o restringir los casos a esas situaciones únicamente y no a escenarios como el descrito en que la aplicación de esa expresión surge como algo más forzado además de contradictorio con el primer requisito, en la medida que en ese procedimiento recién se están iniciando las gestiones tendientes generar o completar un título ejecutivo.

La redacción del artículo e interpretación armónica de los diversos requisitos exigidos en este precepto, fija un contexto en que sólo resulta pertinente derivar que esa circunstancia es satisfecha siempre que en el procedimiento ejecutivo iniciado, al menos haya sido efectuado el requerimiento.

En síntesis, debemos entender que han sido iniciadas dos ejecuciones toda vez que, al amparo de títulos ejecutivos, el deudor, al menos, ha sido formalmente notificado de la demanda ejecutiva y, especialmente, requerido de pago.

una confusión como la denunciada pero, al tenor de la brevedad de los antecedentes aportados, la habría en los términos indicados.

c) Que hayan sido iniciadas, a lo menos, dos ejecuciones 546

GONZALO BAEZA OVALLE

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

547

d) Que el deudor no hubiere presentado, en todas las ejecuciones referidas, dentro de los cuatro días siguientes a los respectivos requerimientos, bienes bastantes para responder a la prestación que adeude y las costas El legislador exige al deudor que encara una situación económicamente aflictiva, al extremo de exhibir tres títulos ejecutivos vencidos y dos ejecuciones iniciadas, que no espere el embargo o realización de los bienes. Reclama una actitud positiva del deudor en aras de evitar incurrir en la causal de quiebra. La expresión “presentar” importa exigir un comportamiento y no sólo soportar el devenir propio de una ejecución. Así las cosas y como derivación de lo expuesto, dada la pasividad del deudor, si éste ha quedado afecto a un embargo en los bienes señalados por el acreedor y no ha sido él quien “presentó” los bienes para responder por el resultado de la ejecución, estimamos que hay mérito suficiente para colegir que el requisito fue satisfecho y, por ende, el deudor incumplió su obligación de “presentar” bienes en una cantidad adecuada en función del monto cobrado, en los términos contemplados por ese precepto, dando lugar a la formación de la causal, siempre y cuando también dé satisfacción a las demás exigencias contempladas en ella. En el Boletín informativo Nº 35/91, p. 9 de la Fiscalía Nacional de Quiebras, hoy Superintendencia de Quiebras, explica: “Sin embargo, no es necesario que sea el deudor el que presente lo bienes, para evitar la quiebra, toda vez que el artículo 447 del Código de Procedimiento Civil le da la primera opción al acreedor para el señalamiento de los bienes para el embargo y sobre los cuales recaerá la ejecución y de ahí que el artículo 448 le dé la segunda opción al deudor y a la falta de designación del uno y del otro es la ley la que fija el orden, según el artículo 450 del Código de Procedimiento Civil y que consiste: 1. dinero, 2. bienes muebles, 3. bienes raíces, y 4. salario.”216

216 Citado en el Código de Comercio y normas complementarias. Diciembre 2005-diciembre 2006, Legis Chile S.A., 2005, p. 425.

En el Boletín informativo Nº 35/91, p. 9 de la Fiscalía Nacional de Quiebras, hoy Superintendencia de Quiebras, explica: “Sin embargo, no es necesario que sea el deudor el que presente lo bienes, para evitar la quiebra, toda vez que el artículo 447 del Código de Procedimiento Civil le da la primera opción al acreedor para el señalamiento de los bienes para el embargo y sobre los cuales recaerá la ejecución y de ahí que el artículo 448 le dé la segunda opción al deudor y a la falta de designación del uno y del otro es la ley la que fija el orden, según el artículo 450 del Código de Procedimiento Civil y que consiste: 1. dinero, 2. bienes muebles, 3. bienes raíces, y 4. salario.”216 Así las cosas y como derivación de lo expuesto, dada la pasividad del deudor, si éste ha quedado afecto a un embargo en los bienes señalados por el acreedor y no ha sido él quien “presentó” los bienes para responder por el resultado de la ejecución, estimamos que hay mérito suficiente para colegir que el requisito fue satisfecho y, por ende, el deudor incumplió su obligación de “presentar” bienes en una cantidad adecuada en función del monto cobrado, en los términos contemplados por ese precepto, dando lugar a la formación de la causal, siempre y cuando también dé satisfacción a las demás exigencias contempladas en ella. Reclama una actitud positiva del deudor en aras de evitar incurrir en la causal de quiebra. La expresión “presentar” importa exigir un comportamiento y no sólo soportar el devenir propio de una ejecución. El legislador exige al deudor que encara una situación económicamente aflictiva, al extremo de exhibir tres títulos ejecutivos vencidos y dos ejecuciones iniciadas, que no espere el embargo o realización de los bienes. d) Que el deudor no hubiere presentado, en todas las ejecuciones referidas, dentro de los cuatro días siguientes a los respectivos requerimientos, bienes bastantes para responder a la prestación que adeude y las costas

216

Citado en el Código de Comercio y normas complementarias. Diciembre 2005-diciembre 2006, Legis Chile S.A., 2005, p. 425.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

547

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

El tema que emerge en este escenario consiste en las consecuencias derivadas de la declaración de quiebra que reconoció como fundamento dos o más ejecuciones iniciadas si, finalmente, en ese procedimiento han sido acogidas las excepciones hechas valer por el ejecutado quien, por último logra terminar absuelto y el ejecutante condenado en costas.

548

El ejecutado detenta diversas posibilidades de defensa, como oponer múltiples excepciones las que, eventualmente, pueden ser acogidas.

No obstante de demostrar toda nuestra simpatía a esa interpretación, la estimamos incorrecta reiterando la que dimos con anterioridad, pues el número 2 del artículo 43 del Libro IV del Co. de Comercio tiene como sujeto de la oración al deudor. El acreedor no aparee en ese texto ni siquiera por referencia y las normas legales han de ser interpretadas conforme a su tenor, a menos que aparezca claro y con buenos fundamentos que el espíritu de la norma ha sido otro y, en nuestro concepto, eso no ocurre así. Todo ello conforme a lo prevenido en el artículo 19 del Co. Civil.

No obstante, bien sabemos que los juicios ejecutivos son iniciados pero no terminan con el requerimiento.

Resulta conveniente considerar que los bienes indicados, han de ser distintos para cada una de las ejecuciones, toda vez que resulta necesario que sean suficientes para cubrir todas las obligaciones afectas a ejecución en los términos expresados por el artículo en comento.

En efecto, podría ocurrir que una persona fuera objeto de diversas ejecuciones que inscriban en el marco descrito precedentemente.

Corresponde aclarar que bajo la expresión “deuda” no es incluido sólo el capital del crédito, sino igualmente, todos sus accesorios estipulados o que por ley derivan de ella, como acontece con los reajustes e intereses.

La singularidad de la causal en estudio no deriva de los conceptos explicados precedentemente, que evidencian un grado relevante de trivialidad, sino más bien, en el hecho que un demandado resulta condenado sin sentencia.

El Libro IV del Co. de Comercio necesitaba aludir a las costas pues éstas no siempre resultan adeudadas.

El Libro IV del Co. de Comercio necesitaba aludir a las costas pues éstas no siempre resultan adeudadas.

La singularidad de la causal en estudio no deriva de los conceptos explicados precedentemente, que evidencian un grado relevante de trivialidad, sino más bien, en el hecho que un demandado resulta condenado sin sentencia.

Corresponde aclarar que bajo la expresión “deuda” no es incluido sólo el capital del crédito, sino igualmente, todos sus accesorios estipulados o que por ley derivan de ella, como acontece con los reajustes e intereses.

En efecto, podría ocurrir que una persona fuera objeto de diversas ejecuciones que inscriban en el marco descrito precedentemente.

Resulta conveniente considerar que los bienes indicados, han de ser distintos para cada una de las ejecuciones, toda vez que resulta necesario que sean suficientes para cubrir todas las obligaciones afectas a ejecución en los términos expresados por el artículo en comento.

No obstante, bien sabemos que los juicios ejecutivos son iniciados pero no terminan con el requerimiento.

No obstante de demostrar toda nuestra simpatía a esa interpretación, la estimamos incorrecta reiterando la que dimos con anterioridad, pues el número 2 del artículo 43 del Libro IV del Co. de Comercio tiene como sujeto de la oración al deudor. El acreedor no aparee en ese texto ni siquiera por referencia y las normas legales han de ser interpretadas conforme a su tenor, a menos que aparezca claro y con buenos fundamentos que el espíritu de la norma ha sido otro y, en nuestro concepto, eso no ocurre así. Todo ello conforme a lo prevenido en el artículo 19 del Co. Civil.

El ejecutado detenta diversas posibilidades de defensa, como oponer múltiples excepciones las que, eventualmente, pueden ser acogidas.

GONZALO BAEZA OVALLE

El tema que emerge en este escenario consiste en las consecuencias derivadas de la declaración de quiebra que reconoció como fundamento dos o más ejecuciones iniciadas si, finalmente, en ese procedimiento han sido acogidas las excepciones hechas valer por el ejecutado quien, por último logra terminar absuelto y el ejecutante condenado en costas.

548

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

549

Estimamos que ese perjuicio eventual para el deudor es considerablemente inferior al que podría sufrir la sociedad de aceptar que dicho deudor, en tanto da signos reiterados de cesación de pago y que, por ende, hacen presumir fundadamente su insolvencia, continúe operando en la actividad comercial a riesgo de profundizar el problema. El legislador asumió el riesgo de la equivocación comentada y optó por defender los intereses generales de los acreedores y de la sociedad, como deriva de dicho precepto, criterio que consideramos acertado o, al menos, de mayor prudencia en miras al espíritu de la legislación que nos convoca. Por lo demás, el deudor siempre estuvo en condiciones de cumplir con la obligación legal consistente en “presentar bienes” y, luego de ello, continuar con el procedimiento ejecutivo, con lo cual queda circunscrito al ámbito de sus posibilidades procesales destruir la causal destinada a provocar la apertura de los procedimientos concursales a través de la declaración de quiebra, de tal manera que el riesgo legislativo deviene en bastante relativo, a nuestro modo de ver y más bien la responsabilidad del daño eventual recae en el propio deudor, que no utilizó todos los mecanismos franqueados por la ley para defender sus intereses. Con todo, no es descartable, incluso más, ameritaría su detenido estudio, la posibilidad de reclamar indemnizaciones del Estado, por omisión de servicio, toda vez que el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio impone al tribunal, vale decir, precisamente, el Estado, determinar la efectividad de la causal invocada, lo que no implica una indagación meramente formal, sino de fondo y, en el escenario descrito, obviamente esa indagación fue mal efectuada al extremo de no resultar efectiva la causal fundamente de la declaración de quiebra. 4.4. Causal 3ª del art. 43. Aplicable a todo deudor El artículo 43 del Libro IV del Co. de Comercio dispone: “Cualquiera de los acreedores podrá solicitar la declaración de quiebra, aun cuando su crédito no sea exigible, en los siguientes casos: … “3. Cuando el deudor se fugue del territorio de la República o se oculte dejando cerradas sus oficinas o establecimientos, sin haber nombrado per-

“Cualquiera de los acreedores podrá solicitar la declaración de quiebra, aun cuando su crédito no sea exigible, en los siguientes casos: … “3. Cuando el deudor se fugue del territorio de la República o se oculte dejando cerradas sus oficinas o establecimientos, sin haber nombrado per-

El artículo 43 del Libro IV del Co. de Comercio dispone: 4.4. Causal 3ª del art. 43. Aplicable a todo deudor Con todo, no es descartable, incluso más, ameritaría su detenido estudio, la posibilidad de reclamar indemnizaciones del Estado, por omisión de servicio, toda vez que el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio impone al tribunal, vale decir, precisamente, el Estado, determinar la efectividad de la causal invocada, lo que no implica una indagación meramente formal, sino de fondo y, en el escenario descrito, obviamente esa indagación fue mal efectuada al extremo de no resultar efectiva la causal fundamente de la declaración de quiebra. Por lo demás, el deudor siempre estuvo en condiciones de cumplir con la obligación legal consistente en “presentar bienes” y, luego de ello, continuar con el procedimiento ejecutivo, con lo cual queda circunscrito al ámbito de sus posibilidades procesales destruir la causal destinada a provocar la apertura de los procedimientos concursales a través de la declaración de quiebra, de tal manera que el riesgo legislativo deviene en bastante relativo, a nuestro modo de ver y más bien la responsabilidad del daño eventual recae en el propio deudor, que no utilizó todos los mecanismos franqueados por la ley para defender sus intereses. El legislador asumió el riesgo de la equivocación comentada y optó por defender los intereses generales de los acreedores y de la sociedad, como deriva de dicho precepto, criterio que consideramos acertado o, al menos, de mayor prudencia en miras al espíritu de la legislación que nos convoca. Estimamos que ese perjuicio eventual para el deudor es considerablemente inferior al que podría sufrir la sociedad de aceptar que dicho deudor, en tanto da signos reiterados de cesación de pago y que, por ende, hacen presumir fundadamente su insolvencia, continúe operando en la actividad comercial a riesgo de profundizar el problema. DERECHO CONCURSAL CHILENO

549

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

c) El requisito común para ambos casos, radica en que no deja una persona a cargo de administrar sus bienes con facultades para cumplir sus obligaciones y contestar demandas nuevas.

550

b) El ocultamiento del deudor, dejando cerradas sus oficinas o establecimientos.

sona que administre sus bienes con facultades para dar cumplimiento a sus obligaciones y contestar nuevas demandas”.

a) La fuga del deudor desde el territorio nacional.

Algunos autores sustentan que la fuga u ocultamiento del deudor evidenciaría el estado de quiebra, otros afirman que denuncia una cesación de pagos potencial.

Bajo esa perspectiva, podemos distinguir dos situaciones en la causal en estudio:

Por de pronto, el estado de quiebra conforma una condición jurídica derivada de una sentencia judicial, de manera que los hechos bajo análisis no generan esa realidad por sí mismos, haciendo la salvedad que esa sentencia reconoce una situación de hecho, como la indicada y que, en tal virtud o bajo ese fundamento, constituye el estado de deudor en cesación de pagos, el deudor fallido.

En consecuencia y, como primera aproximación, limitémosnos a reconocer que consideramos complejo desentrañar la intención del legislador al establecer los hechos descritos como causal de quiebra, sin analizar lo que ellos conllevan.

Tampoco existe una sanción jurídica legalmente contemplada para la cesación de pagos potencial, por lo cual, no podemos aceptar ese predicamento.

De extremar ese argumento, todos estaríamos expuestos, potencialmente, a incurrir en una presunción de cesación de pagos e insolvencia lo que nos parece llevar las cosas demasiado lejos.

De extremar ese argumento, todos estaríamos expuestos, potencialmente, a incurrir en una presunción de cesación de pagos e insolvencia lo que nos parece llevar las cosas demasiado lejos.

Tampoco existe una sanción jurídica legalmente contemplada para la cesación de pagos potencial, por lo cual, no podemos aceptar ese predicamento.

En consecuencia y, como primera aproximación, limitémosnos a reconocer que consideramos complejo desentrañar la intención del legislador al establecer los hechos descritos como causal de quiebra, sin analizar lo que ellos conllevan.

Por de pronto, el estado de quiebra conforma una condición jurídica derivada de una sentencia judicial, de manera que los hechos bajo análisis no generan esa realidad por sí mismos, haciendo la salvedad que esa sentencia reconoce una situación de hecho, como la indicada y que, en tal virtud o bajo ese fundamento, constituye el estado de deudor en cesación de pagos, el deudor fallido.

Bajo esa perspectiva, podemos distinguir dos situaciones en la causal en estudio:

Algunos autores sustentan que la fuga u ocultamiento del deudor evidenciaría el estado de quiebra, otros afirman que denuncia una cesación de pagos potencial.

a) La fuga del deudor desde el territorio nacional.

sona que administre sus bienes con facultades para dar cumplimiento a sus obligaciones y contestar nuevas demandas”.

b) El ocultamiento del deudor, dejando cerradas sus oficinas o establecimientos.

GONZALO BAEZA OVALLE

c) El requisito común para ambos casos, radica en que no deja una persona a cargo de administrar sus bienes con facultades para cumplir sus obligaciones y contestar demandas nuevas.

550

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

551

Álvaro Puelma Accorsi afirma que la mera ausencia o abandono sorpresivo del país no da lugar a una fuga. Siendo posible convenir con él en la primera formulación, no acontece lo mismo con la segunda, toda vez que no concuerda con el sentido que al término asigna el Diccionario de la Lengua Castellana, al señalar que por tal ha de ser entendida la “huida apresurada” o también el “abandono inesperado del domicilio familiar o del ambiente habitual”, lo que resulta consistente con un “abandono sorpresivo del país”. Por su lado, “huir” lo conceptualiza como “alejarse de prisa, por miedo o por otro motivo, de personas, animales o cosas, para evitar un daño, disgusto o molestia”. No pensamos que sea factible aplicar con oportunidad y eficiencia la legislación que regula los procedimientos concursales y la quiebra en particular si, antes de dar por constituida la causal, nos obligamos a indagar respecto a los reales motivos que ha tenido el deudor para ausentarse o abandonar “sorpresivamente” el país. En efecto, a nuestro modo de ver, por el contexto armónico de la legislación del ramo, criterio aplicable en la especie, la preocupación central del legislador radica en la defensa de los derechos, tanto de los acreedores como los generales de la sociedad, sin perjuicio de los del deudor. Precisamente en tal virtud se la describe como un mecanismo tutelar y estabilizador de anomalías económicas como las derivadas de la cesación de pago o, en su caso, insolvencia. Bajo esa condición, lo que privilegia el legislador en la estructuración de las causales incide en la apariencia por sobre la realidad o, expresado en otros términos, las formas son tomadas como realidades, salvo que sea demostrado lo contrario. Si ha sido solicitada la quiebra, no siendo efectivo que el deudor haya dejado el país bajo la modalidad de una fuga, éste concurrirá a defender el pleito, personalmente o representado, compareciendo en las respectivas instancias.

Si ha sido solicitada la quiebra, no siendo efectivo que el deudor haya dejado el país bajo la modalidad de una fuga, éste concurrirá a defender el pleito, personalmente o representado, compareciendo en las respectivas instancias. Bajo esa condición, lo que privilegia el legislador en la estructuración de las causales incide en la apariencia por sobre la realidad o, expresado en otros términos, las formas son tomadas como realidades, salvo que sea demostrado lo contrario. Precisamente en tal virtud se la describe como un mecanismo tutelar y estabilizador de anomalías económicas como las derivadas de la cesación de pago o, en su caso, insolvencia. En efecto, a nuestro modo de ver, por el contexto armónico de la legislación del ramo, criterio aplicable en la especie, la preocupación central del legislador radica en la defensa de los derechos, tanto de los acreedores como los generales de la sociedad, sin perjuicio de los del deudor. No pensamos que sea factible aplicar con oportunidad y eficiencia la legislación que regula los procedimientos concursales y la quiebra en particular si, antes de dar por constituida la causal, nos obligamos a indagar respecto a los reales motivos que ha tenido el deudor para ausentarse o abandonar “sorpresivamente” el país. Por su lado, “huir” lo conceptualiza como “alejarse de prisa, por miedo o por otro motivo, de personas, animales o cosas, para evitar un daño, disgusto o molestia”. Siendo posible convenir con él en la primera formulación, no acontece lo mismo con la segunda, toda vez que no concuerda con el sentido que al término asigna el Diccionario de la Lengua Castellana, al señalar que por tal ha de ser entendida la “huida apresurada” o también el “abandono inesperado del domicilio familiar o del ambiente habitual”, lo que resulta consistente con un “abandono sorpresivo del país”. Álvaro Puelma Accorsi afirma que la mera ausencia o abandono sorpresivo del país no da lugar a una fuga. DERECHO CONCURSAL CHILENO

551

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Satisface la condición de ser un administrador dotado de las potestades aludidas en el precepto en estudio, aquél que aparece premunido de las

552

Bajo esta perspectiva, consideramos que interpreta mejor el espíritu general de la legislación concursal y protege mejor manera el bien jurídico tenido en vista al establecer las regulaciones que nos ocupan, concluir que basta la apariencia de fuga revelada en el abandono o salida imprevista o sorpresiva del país, sin una explicación aparente ni dejar apoderado conocido en los términos exigidos por la ley para dar por constituida la causal que posibilite provocar la declaratoria de quiebra del deudor.

Empero no asumimos como una fórmula aceptable imponer al acreedor la carga procesal consistente en que, para hacer valer la causal en comento deba acreditar, previamente, la intencionalidad del deudor al hacer abandono del país, cuestión que, efectivamente, sólo la sabe el deudor.

En ese contexto, entonces, si pese a la conciencia de ese riesgo legal el deudor continúa con su conducta, abandonando o, más propiamente, saliendo del país sin designar el apoderado aludido en ese precepto, la provocación de la declaración de quiebra constituye un escenario que sólo remite en su origen y causalidad, al comportamiento adoptado por el mencionado deudor imprudente.

El predicamento anotado importa, en último término, sumergirlo en un ámbito subjetivo y, en definitiva, imponerle una prueba imposible o de extrema dificultad, en circunstancias que lo buscado por el legislador consiste, precisamente, en proteger al acreedor antes que al deudor, que asumió el riesgo legal indicado, a sabiendas del riesgo que corría, dada la presunción de conocimiento de la ley.

Por otro lado, el deudor sabe o debe saber, desde que no puede alegar ignorancia de la ley, que su ausencia del país en los términos indicados es factible o probable que sea calificada como una fuga y, por ende, lo someta al riesgo de una eventual apertura de los procedimientos concursales a su respecto por medio de la declaración de quiebra.

Sólo en el deudor radicó la posibilidad de evitar esa contingencia, con el simple expediente de designar un representante con facultades suficientes.

Sólo en el deudor radicó la posibilidad de evitar esa contingencia, con el simple expediente de designar un representante con facultades suficientes.

Por otro lado, el deudor sabe o debe saber, desde que no puede alegar ignorancia de la ley, que su ausencia del país en los términos indicados es factible o probable que sea calificada como una fuga y, por ende, lo someta al riesgo de una eventual apertura de los procedimientos concursales a su respecto por medio de la declaración de quiebra.

El predicamento anotado importa, en último término, sumergirlo en un ámbito subjetivo y, en definitiva, imponerle una prueba imposible o de extrema dificultad, en circunstancias que lo buscado por el legislador consiste, precisamente, en proteger al acreedor antes que al deudor, que asumió el riesgo legal indicado, a sabiendas del riesgo que corría, dada la presunción de conocimiento de la ley.

En ese contexto, entonces, si pese a la conciencia de ese riesgo legal el deudor continúa con su conducta, abandonando o, más propiamente, saliendo del país sin designar el apoderado aludido en ese precepto, la provocación de la declaración de quiebra constituye un escenario que sólo remite en su origen y causalidad, al comportamiento adoptado por el mencionado deudor imprudente.

Empero no asumimos como una fórmula aceptable imponer al acreedor la carga procesal consistente en que, para hacer valer la causal en comento deba acreditar, previamente, la intencionalidad del deudor al hacer abandono del país, cuestión que, efectivamente, sólo la sabe el deudor.

Bajo esta perspectiva, consideramos que interpreta mejor el espíritu general de la legislación concursal y protege mejor manera el bien jurídico tenido en vista al establecer las regulaciones que nos ocupan, concluir que basta la apariencia de fuga revelada en el abandono o salida imprevista o sorpresiva del país, sin una explicación aparente ni dejar apoderado conocido en los términos exigidos por la ley para dar por constituida la causal que posibilite provocar la declaratoria de quiebra del deudor.

GONZALO BAEZA OVALLE

Satisface la condición de ser un administrador dotado de las potestades aludidas en el precepto en estudio, aquél que aparece premunido de las

552

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

553

facultades necesarias para celebrar los actos y contratos propios del giro ordinario del deudor y queda habilitado para ser notificado de demandas nuevas en representación de su mandante, en último término, ser emplazado válidamente. Frecuentemente nos encontramos con que son constituidos mandatarios con facultades de administración pero afectos a la restricción de no quedar habilitados para ser notificado ni contestar demandas nuevas sin previo emplazamiento del mandante. Si el poder ha sido otorgado bajo esos términos, habremos de concluir que el deudor dejó un mandatario con poder insuficiente en los términos indicados por la ley y, por ende, procede aplicar la causal de quiebra en estudio y, en su caso, provocar la declaración de quiebra.

217 Citado en el Código de Comercio y normas complementarias. Diciembre 2005-diciembre 2006, Legis Chile S.A., 2005, p. 426.

“El Nº 3 del artículo 43 hay que coordinarlo con otras normas de la ley, a saber: 1) La audiencia del deudor (ver Art. 45, inc. f) 2) artículo 53: si se produce la quiebra por esta causal, la sentencia designará un curador especial que represente al fallido, porque hay varios derechos de los fallidos en la ley, como son los relativos a impugnar créditos verificados (137); impugnar la fecha de cesación de pagos (61, inc. 2); objetar la cuenta del “Sobre este respecto, cabe considerar que el artículo 11 del Código de Procedimiento Civil refiriéndose al apoderado del ausente, dice que se entiende facultado para actuar en juicio y dentro de esta facultad, se incluye además la de notificarlo de nuevas demandas que se entablen contra el ausente, con lo que la exigencia establecida en la actual ley es un tanto redundante. “Cabe añadir que el actual Nº 3 del artículo 43 es igual al texto del anterior Nº 3 del artículo 37, con una salvedad, cual es de que se agregó que el administrador careciere de poder para contestar demandas.

A esta materia también se refirió la ex Fiscalía Nacional de Quiebras, en el Boletín Nº 35/91, 217 explicando:

A esta materia también se refirió la ex Fiscalía Nacional de Quiebras, en el Boletín Nº 35/91, 217 explicando:

“Cabe añadir que el actual Nº 3 del artículo 43 es igual al texto del anterior Nº 3 del artículo 37, con una salvedad, cual es de que se agregó que el administrador careciere de poder para contestar demandas. “Sobre este respecto, cabe considerar que el artículo 11 del Código de Procedimiento Civil refiriéndose al apoderado del ausente, dice que se entiende facultado para actuar en juicio y dentro de esta facultad, se incluye además la de notificarlo de nuevas demandas que se entablen contra el ausente, con lo que la exigencia establecida en la actual ley es un tanto redundante. “El Nº 3 del artículo 43 hay que coordinarlo con otras normas de la ley, a saber: 1) La audiencia del deudor (ver Art. 45, inc. f) 2) artículo 53: si se produce la quiebra por esta causal, la sentencia designará un curador especial que represente al fallido, porque hay varios derechos de los fallidos en la ley, como son los relativos a impugnar créditos verificados (137); impugnar la fecha de cesación de pagos (61, inc. 2); objetar la cuenta del

Si el poder ha sido otorgado bajo esos términos, habremos de concluir que el deudor dejó un mandatario con poder insuficiente en los términos indicados por la ley y, por ende, procede aplicar la causal de quiebra en estudio y, en su caso, provocar la declaración de quiebra. Frecuentemente nos encontramos con que son constituidos mandatarios con facultades de administración pero afectos a la restricción de no quedar habilitados para ser notificado ni contestar demandas nuevas sin previo emplazamiento del mandante. facultades necesarias para celebrar los actos y contratos propios del giro ordinario del deudor y queda habilitado para ser notificado de demandas nuevas en representación de su mandante, en último término, ser emplazado válidamente.

217

Citado en el Código de Comercio y normas complementarias. Diciembre 2005-diciembre 2006, Legis Chile S.A., 2005, p. 426.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

553

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Finalmente, si esa norma fue modificada para agregar, expresamente, que el mandatario debía tener poder para contestar nuevas demandas, refuerza la especialidad y el sentido hermenéutico que hemos apoyado a su respecto, para fijar su alcance.

554

En relación a las demás normas que trae a colación ese Boletín informativo, todas ellas, sin excepción, confieren derechos al deudor y, por consecuencia, éste puede o no ejercerlos pero no es posible limitar los derechos de los acreedores a provocar la quiebra del deudor, sobre la base de la rebeldía de este último a cumplir las exigencias legales establecidas en ese precepto.

síndico (Art. 30); objetar el inventario (Art. 98); realización sumaria de los bienes (109); realización en otra forma del activo (123); presentar un convenio judicial (174); 3) 234 inc. 2; que establece que hay lugar al juicio de calificación, tenga o no el fallido la condición del artículo 41, aunque la penalidad debe ceñirse a la contemplada en el Código Penal…”.

Si no lo hizo así el deudor, ha de sufrir las consecuencias de quedar inscrito en la situación tipificada en ese precepto para provocar su quiebra.

Pues bien, estimamos que esa interpretación es equivocada pues infringe el artículo 1562 del Co. Civil que si bien corresponde a una regla hermenéutica aplicable a los contratos, su efecto se extiende a todo tipo de normas jurídicas, especialmente la ley.

De esta manera el legislador exige, en forma especial, en el caso del número 3º del artículo 43, que haya sido dejado un mandatario con poder para contestar demandas nuevas.

Lo que ocurre con la interpretación trascrita es que priva de todo efecto práctico el número 3º del artículo 43 del Libro IV del Co. de Comercio, consecuencia que no es ajena al redactor desde que luego de escoger esa interpretación que hace carecer de toda consecuencia a la norma, la califica de redundante.

La infracción que comete esa interpretación es restringir la aplicación de una norma especial, el referido número 3º del artículo 43, sobre la base de una norma de aplicación general, como lo es el artículo 11 del Co. de Procedimiento Civil.

La infracción que comete esa interpretación es restringir la aplicación de una norma especial, el referido número 3º del artículo 43, sobre la base de una norma de aplicación general, como lo es el artículo 11 del Co. de Procedimiento Civil.

Lo que ocurre con la interpretación trascrita es que priva de todo efecto práctico el número 3º del artículo 43 del Libro IV del Co. de Comercio, consecuencia que no es ajena al redactor desde que luego de escoger esa interpretación que hace carecer de toda consecuencia a la norma, la califica de redundante.

De esta manera el legislador exige, en forma especial, en el caso del número 3º del artículo 43, que haya sido dejado un mandatario con poder para contestar demandas nuevas.

Pues bien, estimamos que esa interpretación es equivocada pues infringe el artículo 1562 del Co. Civil que si bien corresponde a una regla hermenéutica aplicable a los contratos, su efecto se extiende a todo tipo de normas jurídicas, especialmente la ley.

Si no lo hizo así el deudor, ha de sufrir las consecuencias de quedar inscrito en la situación tipificada en ese precepto para provocar su quiebra.

síndico (Art. 30); objetar el inventario (Art. 98); realización sumaria de los bienes (109); realización en otra forma del activo (123); presentar un convenio judicial (174); 3) 234 inc. 2; que establece que hay lugar al juicio de calificación, tenga o no el fallido la condición del artículo 41, aunque la penalidad debe ceñirse a la contemplada en el Código Penal…”.

En relación a las demás normas que trae a colación ese Boletín informativo, todas ellas, sin excepción, confieren derechos al deudor y, por consecuencia, éste puede o no ejercerlos pero no es posible limitar los derechos de los acreedores a provocar la quiebra del deudor, sobre la base de la rebeldía de este último a cumplir las exigencias legales establecidas en ese precepto.

GONZALO BAEZA OVALLE

Finalmente, si esa norma fue modificada para agregar, expresamente, que el mandatario debía tener poder para contestar nuevas demandas, refuerza la especialidad y el sentido hermenéutico que hemos apoyado a su respecto, para fijar su alcance.

554

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

555

4.5. Artículo 214. Aplicable a todo deudor Ese precepto establece que una vez firme la resolución que declare la nulidad o el incumplimiento del convenio o concordato, el tribunal de primera instancia declarará la quiebra del deudor de oficio y sin más trámite. Esta materia la trataremos de una manera específica más adelante, sin embargo, para quedar en condiciones de comprender a cabalidad la referencia legislativa a la que alude la causal en estudio habremos de introducir algunos aspectos, en términos muy generales, entre ellos, hacer los alcances conceptuales necesarios para entender, al menos, en qué consiste un convenio o concordato. Los convenios o concordatos son acuerdos entre el deudor y sus acreedores valistas que reconocen como objeto inmediato establecer un sistema para solucionar el pasivo y con ello, alcanzar un propósito mediato de prevenir o evitar la declaración de quiebra o alzar la declarada.

De lo anterior podemos colegir que los convenios preventivos son aquellos que persiguen como finalidad primordial evitar la declaración de quiebra. Estos pueden ser celebrados tanto en el ámbito extrajudicial como judicial, pero en el primer caso, no son considerados realmente convenios, al tenor de las recientes modificaciones legales, sino pactos entre acreedores y deudor con el efecto relativo propio de los contratos, según tuvimos oportunidad de revisar. No acontece lo mismo con los convenios judiciales, sea que persigan prevenir la declaración de quiebra (que para considerarlos judiciales han de ser tramitados ante los tribunales), sea que reconozcan como propósito alzar la declarada, que por su naturaleza, siempre tendrá carácter judicial. A la vista de lo expuesto nos parece claro que los convenios responden a la naturaleza jurídica de una transacción particular. En ese contexto y, por ende, existiendo un juicio a cuya respecto se tiene la intención de finalizarlo o concluirlo mediante esa fórmula o a través de ese procedimiento transaccional, surge la evidente necesidad de hacer participar al tribunal que libró la sentencia declaratoria de quiebra, en el cual quedó radicada la competencia.

En ese contexto y, por ende, existiendo un juicio a cuya respecto se tiene la intención de finalizarlo o concluirlo mediante esa fórmula o a través de ese procedimiento transaccional, surge la evidente necesidad de hacer participar al tribunal que libró la sentencia declaratoria de quiebra, en el cual quedó radicada la competencia. A la vista de lo expuesto nos parece claro que los convenios responden a la naturaleza jurídica de una transacción particular. No acontece lo mismo con los convenios judiciales, sea que persigan prevenir la declaración de quiebra (que para considerarlos judiciales han de ser tramitados ante los tribunales), sea que reconozcan como propósito alzar la declarada, que por su naturaleza, siempre tendrá carácter judicial. Estos pueden ser celebrados tanto en el ámbito extrajudicial como judicial, pero en el primer caso, no son considerados realmente convenios, al tenor de las recientes modificaciones legales, sino pactos entre acreedores y deudor con el efecto relativo propio de los contratos, según tuvimos oportunidad de revisar. De lo anterior podemos colegir que los convenios preventivos son aquellos que persiguen como finalidad primordial evitar la declaración de quiebra. Los convenios o concordatos son acuerdos entre el deudor y sus acreedores valistas que reconocen como objeto inmediato establecer un sistema para solucionar el pasivo y con ello, alcanzar un propósito mediato de prevenir o evitar la declaración de quiebra o alzar la declarada.

Esta materia la trataremos de una manera específica más adelante, sin embargo, para quedar en condiciones de comprender a cabalidad la referencia legislativa a la que alude la causal en estudio habremos de introducir algunos aspectos, en términos muy generales, entre ellos, hacer los alcances conceptuales necesarios para entender, al menos, en qué consiste un convenio o concordato. Ese precepto establece que una vez firme la resolución que declare la nulidad o el incumplimiento del convenio o concordato, el tribunal de primera instancia declarará la quiebra del deudor de oficio y sin más trámite. 4.5. Artículo 214. Aplicable a todo deudor DERECHO CONCURSAL CHILENO

555

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Esa constituye la instancia jurisdiccional en la cual corresponde resolver en torno a la pertinencia de la proposición de convenio y, en último término, si éste merece ser aprobado en la medida que cumpla con las exigencias legales.

218 Que considera dos casos adicionales para declarar la quiebra del deudor: 1) Cuando el experto facilitador así lo propone dentro del plazo de 30 días a contar de la fecha de celebración de la junta que lo designó; 2) Cuando ese experto facilitador no evacua su encargo en el plazo referido (inciso tercero del artículo 177 ter).

556

4.6. Artículo 209. Rechazo del convenio

a) La que ordena citar a junta para la designación del experto facilitador, en el caso del artículo 177 ter,218

El artículo 209 del Libro IV del Co. de Comercio establece la declaración de quiebra como una consecuencia necesaria al rechazo de las proposiciones de convenio, de cualquier clase que estos sean, entendiendo que los extrajudiciales, en buena medida, han dejado de ostentar esa calidad y por ende, las consecuencias comentadas.

“El convenio obliga al deudor y a todos sus acreedores, hayan o no concurrido a la junta que lo acuerde y hayan o no tenido derecho a voto, salvo lo dispuesto en el inciso final, por los créditos anteriores a la fecha de las siguientes resoluciones: Es en la Sección Sexta del Título XII del Libro IV del Co. de Comercio, donde el legislador asume la labor de regular los Convenios y, por consiguiente, el lugar en que aparecen tratadas tanto la eventualidad que sea declarada su nulidad o resolución, como igualmente las consecuencias que surgirán a partir de esa decisión judicial.

Por definición y en la medida que conceptualizamos los convenios acotándolos a los acreedores valistas, aquellos que gozan de privilegio o preferencia y que no han estado dispuestos a renunciar a ese privilegio o preferencia en aras de concurrir al acuerdo, no se verán afectados por esos acuerdos, tal como lo previene, expresamente, el artículo 200:

Por definición y en la medida que conceptualizamos los convenios acotándolos a los acreedores valistas, aquellos que gozan de privilegio o preferencia y que no han estado dispuestos a renunciar a ese privilegio o preferencia en aras de concurrir al acuerdo, no se verán afectados por esos acuerdos, tal como lo previene, expresamente, el artículo 200:

Es en la Sección Sexta del Título XII del Libro IV del Co. de Comercio, donde el legislador asume la labor de regular los Convenios y, por consiguiente, el lugar en que aparecen tratadas tanto la eventualidad que sea declarada su nulidad o resolución, como igualmente las consecuencias que surgirán a partir de esa decisión judicial.

“El convenio obliga al deudor y a todos sus acreedores, hayan o no concurrido a la junta que lo acuerde y hayan o no tenido derecho a voto, salvo lo dispuesto en el inciso final, por los créditos anteriores a la fecha de las siguientes resoluciones:

El artículo 209 del Libro IV del Co. de Comercio establece la declaración de quiebra como una consecuencia necesaria al rechazo de las proposiciones de convenio, de cualquier clase que estos sean, entendiendo que los extrajudiciales, en buena medida, han dejado de ostentar esa calidad y por ende, las consecuencias comentadas.

a) La que ordena citar a junta para la designación del experto facilitador, en el caso del artículo 177 ter,218

4.6. Artículo 209. Rechazo del convenio 556

GONZALO BAEZA OVALLE

Que considera dos casos adicionales para declarar la quiebra del deudor: 1) Cuando el experto facilitador así lo propone dentro del plazo de 30 días a contar de la fecha de celebración de la junta que lo designó; 2) Cuando ese experto facilitador no evacua su encargo en el plazo referido (inciso tercero del artículo 177 ter).

Esa constituye la instancia jurisdiccional en la cual corresponde resolver en torno a la pertinencia de la proposición de convenio y, en último término, si éste merece ser aprobado en la medida que cumpla con las exigencias legales.

218

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

557

b) La que recae en las proposiciones de convenio, en el caso de los demás convenios judiciales preventivos, y c) La que declare la quiebra, si el convenio es simplemente judicial. No obstante lo anterior, el convenio no obliga a los acreedores señalados en el inciso primero del artículo 191 por sus créditos respecto de los cuales se hubieren abstenido de votar”. Por consiguiente, se sigue naturalmente de lo prevenido en la letra c) transcrita que los acreedores privilegiados o preferentes conservan la totalidad de sus derechos, por lo cual, de igual manera quedan habilitados para ejecutar sus acreencias por las vías legales ordinarias haciendo valer sus privilegios o preferencias e incluso, en orden a provocar del tribunal competente, la declaración de quiebra del deudor. 4.7. Art. 177 ter, inciso tercero Este precepto contempla dos nuevas causales de quiebra la disponer lo siguiente: “El experto facilitador, dentro del plazo de 30 días improrrogable, contado desde la celebración de dicha junta (aquella que lo designó), deberá evaluar la situación legal, contable, económica y financiera del deudor y proponer a sus acreedores un convenio que sea más ventajoso que la quiebra de aquél, o en caso contrario, solicitar al tribunal que declare la quiebra del deudor, el que deberá declarar sin más trámite. Si el experto facilitador no diere cumplimiento a su cometido dentro del plazo señalado el juez dictará de oficio la sentencia de quiebra del deudor”.

Para mayor claridad, establezcamos que las dos causales previstas en esa norma son las siguientes: a) Que el experto facilitador, en el informe que tiene la obligación de entregar en los plazos legales que ya analizaremos, llegue a la conclusión que el convenio no resulta más ventajoso para los acreedores que la apertura de los procedimientos concursales por medio de la declaración de quiebra, de manera que propone al tribunal que esta sea dictada.

a) Que el experto facilitador, en el informe que tiene la obligación de entregar en los plazos legales que ya analizaremos, llegue a la conclusión que el convenio no resulta más ventajoso para los acreedores que la apertura de los procedimientos concursales por medio de la declaración de quiebra, de manera que propone al tribunal que esta sea dictada. Para mayor claridad, establezcamos que las dos causales previstas en esa norma son las siguientes: “El experto facilitador, dentro del plazo de 30 días improrrogable, contado desde la celebración de dicha junta (aquella que lo designó), deberá evaluar la situación legal, contable, económica y financiera del deudor y proponer a sus acreedores un convenio que sea más ventajoso que la quiebra de aquél, o en caso contrario, solicitar al tribunal que declare la quiebra del deudor, el que deberá declarar sin más trámite. Si el experto facilitador no diere cumplimiento a su cometido dentro del plazo señalado el juez dictará de oficio la sentencia de quiebra del deudor”.

Este precepto contempla dos nuevas causales de quiebra la disponer lo siguiente: 4.7. Art. 177 ter, inciso tercero Por consiguiente, se sigue naturalmente de lo prevenido en la letra c) transcrita que los acreedores privilegiados o preferentes conservan la totalidad de sus derechos, por lo cual, de igual manera quedan habilitados para ejecutar sus acreencias por las vías legales ordinarias haciendo valer sus privilegios o preferencias e incluso, en orden a provocar del tribunal competente, la declaración de quiebra del deudor. No obstante lo anterior, el convenio no obliga a los acreedores señalados en el inciso primero del artículo 191 por sus créditos respecto de los cuales se hubieren abstenido de votar”. c) La que declare la quiebra, si el convenio es simplemente judicial. b) La que recae en las proposiciones de convenio, en el caso de los demás convenios judiciales preventivos, y DERECHO CONCURSAL CHILENO

557

RETIRO

Esta causal de quiebra la encontramos contemplada como una derivación del rechazo de la cesión de bienes, de la misma manera que provocaba la apertura del concurso el rechazo de un convenio.

Por su lado, el artículo 1614 del Co. Civil, describe en qué consiste la cesión de bienes, en los siguientes términos:

4.8. Art. 251. Excluye a deudores art. 41 del Libro IV del Co. de Comercio

“La cesión de bienes es el abandono voluntario que el deudor hace de todos los suyos a su acreedor o acreedores, cuando, a consecuencia de accidentes inevitables, no se halla en estado de pagar sus deudas”.

b) Que el experto facilitador no de cumplimiento a su obligación de evacuar su informe en el plazo que la ley asigna para ese propósito. Enfrentado a esa situación el legislador impone al tribunal la obligación de disponer la apertura de los procedimientos concursales, ex officio, mediante el libramiento de la sentencia que declara la quiebra.

Ahora bien, la causal queda configurada a partir de lo prescrito en el artículo 251 del Libro IV del Co. de Comercio, en los siguientes términos:

GONZALO BAEZA OVALLE

“La sentencia que rechace la cesión de bienes declarará, a la vez, la quiebra del deudor. “El proceso seguirá sustanciándose en el estado en que se encuentre, por todos los trámites de la quiebra, sirviendo de suficiente llamamiento a los acreedores el practicado en conformidad a los números 3 y 4 del artículo 246”.

558

El artículo 241 del Libro IV del Co. de Comercio dispone:

Este último artículo contempla el detalle de los documentos que debe presentar el deudor que solicita su propia quiebra.

“El deudor no comprendido en el artículo 41 podrá hacer cesión de bienes, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 1614 del Código Civil, cuando no se encuentre en alguno de los casos enumerados en el artículo 43 de esta ley, en cuanto le sean aplicables. “Al hacer la cesión, dará cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 42.”

“El deudor no comprendido en el artículo 41 podrá hacer cesión de bienes, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 1614 del Código Civil, cuando no se encuentre en alguno de los casos enumerados en el artículo 43 de esta ley, en cuanto le sean aplicables. “Al hacer la cesión, dará cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 42.”

Este último artículo contempla el detalle de los documentos que debe presentar el deudor que solicita su propia quiebra.

El artículo 241 del Libro IV del Co. de Comercio dispone: 558

GONZALO BAEZA OVALLE

“La sentencia que rechace la cesión de bienes declarará, a la vez, la quiebra del deudor. “El proceso seguirá sustanciándose en el estado en que se encuentre, por todos los trámites de la quiebra, sirviendo de suficiente llamamiento a los acreedores el practicado en conformidad a los números 3 y 4 del artículo 246”.

b) Que el experto facilitador no de cumplimiento a su obligación de evacuar su informe en el plazo que la ley asigna para ese propósito. Enfrentado a esa situación el legislador impone al tribunal la obligación de disponer la apertura de los procedimientos concursales, ex officio, mediante el libramiento de la sentencia que declara la quiebra.

Ahora bien, la causal queda configurada a partir de lo prescrito en el artículo 251 del Libro IV del Co. de Comercio, en los siguientes términos:

4.8. Art. 251. Excluye a deudores art. 41 del Libro IV del Co. de Comercio

“La cesión de bienes es el abandono voluntario que el deudor hace de todos los suyos a su acreedor o acreedores, cuando, a consecuencia de accidentes inevitables, no se halla en estado de pagar sus deudas”.

Esta causal de quiebra la encontramos contemplada como una derivación del rechazo de la cesión de bienes, de la misma manera que provocaba la apertura del concurso el rechazo de un convenio.

Por su lado, el artículo 1614 del Co. Civil, describe en qué consiste la cesión de bienes, en los siguientes términos:

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

559

Por las particularidades de este procedimiento y circunstancias que determinan la existencia de la quiebra, el artículo 252 del Libro IV del Co. de Comercio, no concede el recurso especial de reposición pero sí otorga recurso de apelación, lo que conforma una singularidad en esta modalidad de encausamiento. 5. CUESTIONARIO 1. ¿Cómo podría describir los presupuestos de la declaración de quiebra? 2. ¿Es posible solicitar la declaración de quiebra basada en un crédito afecto a una condición suspensiva? 3. Clasifique las causales de quiebra desde el punto de vista del afecto a concurso 4. Clasifique las causales de quiebra en razón al inicio del procedimiento concursal. 5. Clasifique las causales de quiebra atendiendo al criterio legal seguido para establecerlas. 6. Explique las formas en que puede ser iniciado un concurso. 7. Señale las exigencias que impone la ley al deudor para solicitar su quiebra e indique las consecuencias derivadas de incumplir esas exigencias. Fundamente.

11. Explique los requisitos exigidos para que opere la causal 3ª del art. 43 del Libro IV del Co. de Comercio. 10. Explique la causal 2ª del art. 43 del Libro IV del Co. de Comercio. 9. ¿Puede ser declarado en quiebra un banco? Fundamente. 8. Explique la causal 1ª del art. 43 del Libro IV del Co. de Comercio. 7. Señale las exigencias que impone la ley al deudor para solicitar su quiebra e indique las consecuencias derivadas de incumplir esas exigencias. Fundamente. 6. Explique las formas en que puede ser iniciado un concurso. 5. Clasifique las causales de quiebra atendiendo al criterio legal seguido para establecerlas. 4. Clasifique las causales de quiebra en razón al inicio del procedimiento concursal. 3. Clasifique las causales de quiebra desde el punto de vista del afecto a concurso 2. ¿Es posible solicitar la declaración de quiebra basada en un crédito afecto a una condición suspensiva? 1. ¿Cómo podría describir los presupuestos de la declaración de quiebra? 5. CUESTIONARIO

8. Explique la causal 1ª del art. 43 del Libro IV del Co. de Comercio. 9. ¿Puede ser declarado en quiebra un banco? Fundamente. 10. Explique la causal 2ª del art. 43 del Libro IV del Co. de Comercio. 11. Explique los requisitos exigidos para que opere la causal 3ª del art. 43 del Libro IV del Co. de Comercio.

Por las particularidades de este procedimiento y circunstancias que determinan la existencia de la quiebra, el artículo 252 del Libro IV del Co. de Comercio, no concede el recurso especial de reposición pero sí otorga recurso de apelación, lo que conforma una singularidad en esta modalidad de encausamiento. DERECHO CONCURSAL CHILENO

559

RETIRO

560

GONZALO BAEZA OVALLE

12. ¿Qué es un convenio? 13. Explique la causal contemplada en el art. 209 del Libro IV del Co. de Comercio. 14. ¿En qué consisten las causales de quiebra previstas en el inciso tercero del art. 177 ter del Libro IV del Co. de Comercio? 15. ¿Cuál es el hecho fundante de la causal de quiebra prevista en el artículo 251 del Libro IV del Co. de Comercio? Explique la forma y desde cuándo opera.

15. ¿Cuál es el hecho fundante de la causal de quiebra prevista en el artículo 251 del Libro IV del Co. de Comercio? Explique la forma y desde cuándo opera. 14. ¿En qué consisten las causales de quiebra previstas en el inciso tercero del art. 177 ter del Libro IV del Co. de Comercio? 13. Explique la causal contemplada en el art. 209 del Libro IV del Co. de Comercio. 12. ¿Qué es un convenio? 560

GONZALO BAEZA OVALLE

TIRO

CAPÍTULO XIV FASE DE APERTURA DE PROCEDIMIENTOS CONCURSALES PROVOCACIÓN DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

El procedimiento concursal de quiebra, de este modo, es iniciado mediante la provocación de la declaración de quiebra y todo aquello que antecede a esa sentencia definitiva, conforme la ha caracterizado el artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio, integra la fase de apertura que ahora nos ocupa. c) 2. La calificación de la quiebra. c) 1. Los convenios o concordatos; c) Otros procedimientos concursales que no serán materia de este texto: b) Procedimiento concursal de quiebra o liquidación;

1. ESQUEMA GENERAL

a) Actos destinados provocar la apertura de los procedimientos concursales por medio de la declaración de quiebra o inicio de la liquidación; En esa oportunidad pudimos establecer que esas etapas o fases pueden aglutinarse de la siguiente forma:

Una más adecuada ilustración en aras de la mejor comprensión de los procedimientos concursales, nos conduce a insistir en una división básica que nos resultó útil para indagar y analizar la naturaleza de los procedimientos concursales.

Una más adecuada ilustración en aras de la mejor comprensión de los procedimientos concursales, nos conduce a insistir en una división básica que nos resultó útil para indagar y analizar la naturaleza de los procedimientos concursales.

En esa oportunidad pudimos establecer que esas etapas o fases pueden aglutinarse de la siguiente forma: a) Actos destinados provocar la apertura de los procedimientos concursales por medio de la declaración de quiebra o inicio de la liquidación;

1. ESQUEMA GENERAL

b) Procedimiento concursal de quiebra o liquidación; c) Otros procedimientos concursales que no serán materia de este texto: c) 1. Los convenios o concordatos; c) 2. La calificación de la quiebra. El procedimiento concursal de quiebra, de este modo, es iniciado mediante la provocación de la declaración de quiebra y todo aquello que antecede a esa sentencia definitiva, conforme la ha caracterizado el artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio, integra la fase de apertura que ahora nos ocupa.

PROVOCACIÓN DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA CAPÍTULO XIV FASE DE APERTURA DE PROCEDIMIENTOS CONCURSALES

RETIRO

Rechazo Cesión de bienes. Art. 251

Declaración de Quiebra

Provocación indirecta acreedor.

Rechazo convenio preventivo. Art. 209 inc. 2º Ex officio

Actos preparatorios

Con el objeto de lograr una expresión gráfica más didáctica del tema tratado, estimamos de utilidad desarrollar el siguiente esquema elemental: GONZALO BAEZA OVALLE

Conviene hacer presente que la “pre suma” es asumida por la I. Corte de Apelaciones de Santiago y la E. Corte Suprema, como una cuestión administrativa que no invalida la distribución de causa, de tal modo que en el evento de incurrir en algún error en ésta, ha de ser solicitado al tribunal en que mal se distribuyó la causa la rectificación, pues de seguir el principio básico de derecho que las cosas corresponde deshacerlas de la misma manera en que son realizadas y, presentar una nueva petición a distribución como vía de solución, ha sido interpretado que constituye una “estratagema para burlar el sistema de distribución de causas para obtener que sea asignado el tribunal de interés del solicitante” (sin otro antecedente para imputar esa calificación infamante que la sólo opinión en ese sentido de la Iltma. Corte)

Deudor Arts. 41 y 42

Para un mejor y más práctico manejo de la información entregada y habiendo revisado en detalle las causales contempladas en el Libro IV del Co. de Comercio que hacen posible provocar la declaración de la quiebra, en las páginas siguientes consideramos adecuado agregar varios modelos de comparecencia en estrados en aras de provocar la declaración de quiebra, dependiendo de la causal.

Nulidad o incumplimiento de convenio. Art. 214

Declaración de Quiebra o rechazo de la provocación del Deudor o Acreedor

Nulidad o incumplimiento de convenio. Art. 214

Acreedor Arts. 40 y 43

Acreedor Arts. 40 y 43

Rechazo convenio preventivo. Art. 209 inc. 2º

Rechazo Cesión de bienes. Art. 251

Deudor Arts. 41 y 42

Ex officio

562

Provocación indirecta acreedor.

Declaración de Quiebra

Provocación directa. Art. 39 Deudor o Acreedor

Provocación directa. Art. 39 Deudor o Acreedor

Actos preparatorios

Declaración de Quiebra o rechazo de la provocación del Deudor o Acreedor

Con el objeto de lograr una expresión gráfica más didáctica del tema tratado, estimamos de utilidad desarrollar el siguiente esquema elemental:

Para un mejor y más práctico manejo de la información entregada y habiendo revisado en detalle las causales contempladas en el Libro IV del Co. de Comercio que hacen posible provocar la declaración de la quiebra, en las páginas siguientes consideramos adecuado agregar varios modelos de comparecencia en estrados en aras de provocar la declaración de quiebra, dependiendo de la causal.

GONZALO BAEZA OVALLE

Conviene hacer presente que la “pre suma” es asumida por la I. Corte de Apelaciones de Santiago y la E. Corte Suprema, como una cuestión administrativa que no invalida la distribución de causa, de tal modo que en el evento de incurrir en algún error en ésta, ha de ser solicitado al tribunal en que mal se distribuyó la causa la rectificación, pues de seguir el principio básico de derecho que las cosas corresponde deshacerlas de la misma manera en que son realizadas y, presentar una nueva petición a distribución como vía de solución, ha sido interpretado que constituye una “estratagema para burlar el sistema de distribución de causas para obtener que sea asignado el tribunal de interés del solicitante” (sin otro antecedente para imputar esa calificación infamante que la sólo opinión en ese sentido de la Iltma. Corte)

562

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

563

y, aún más, la E. Corte Suprema considera que eso constituye un “falta a la honradez” sic, por lo cual, amerita aplicar una de las pocas leyes penales en blanco que, como herencia monárquica, subsisten en nuestro sistema legislativo y está contemplada en el artículo 543 del Código Orgánico de Tribunales, permitiendo a esos tribunales suspender hasta por 60 días del ejercicio profesional a un abogado o, incluso arrestarlo por 8 días. A nuestros tribunales superiores de justicia, eso les parece ajustado a la Constitución, que respeta el debido proceso y, para usar las expresiones de un Presidente de la E. Corte Suprema, “estar a la altura de las circunstancias” en la protección de los derechos y garantías individuales en Chile.219

219 En el caso que exista alguna inquietud mayor sobre la materia, puede ser revisada la denuncia Rol Nº 2.064-2009, iniciada ante la I. Corte de Apelaciones por una abogado que no asistió al comparendo de contestación, como un medio de lograr ventajas procesales. Fue interpuesta acción de inaplicabilidad ante el Tribunal Constitucional, la que es tramitada bajo el Rol Nº 1.568-09-INA, siendo declarada admisible y fundada, no obstante, no accedió a ordenar la suspensión de la causa ante la I. Corte de Apelaciones, tornando cualquier sentencia ante ese tribunal, en una cuestión teórica y sin aplicación práctica. Conociendo de la apelación, la E. Corte Suprema declaró que eso era una violación al deber de honradez y, además, algunos ministros estimaron que podía constituir un delito pidiendo oficiar al Ministerio Público para que investigar si los hechos indicados lo constituían, lo que nos hace llegar a la triste conclusión que algunos Ministros de la E. Corte Suprema, en conocimiento de todos los hechos, desde que constan en el proceso, desconocen si ellos son o no constitutivos de delito y dependen del Ministerio Público para que lo informe. Es de esperar que no formen parte de la Sala Penal. Aún más, recurrido de amparo ante el Colegio de Abogados, este excusó intervenir pues el procedimiento estaba iniciado, quedando la pregunta en el aire respecto a si existe alguna excepción en los estatutos de esa corporación que determine que no deba cumplir sus obligaciones fundacionales cuando un procedimiento está iniciado. Lo expuesto es un caso paradigmático de mala administración de justicia en Chile, como también hemos tenido oportunidad de exponer y citar múltiples casos en que los tribunales ejercen bien su oficio que, felizmente, es la inmensa mayoría.

219

En el caso que exista alguna inquietud mayor sobre la materia, puede ser revisada la denuncia Rol Nº 2.064-2009, iniciada ante la I. Corte de Apelaciones por una abogado que no asistió al comparendo de contestación, como un medio de lograr ventajas procesales. Fue interpuesta acción de inaplicabilidad ante el Tribunal Constitucional, la que es tramitada bajo el Rol Nº 1.568-09-INA, siendo declarada admisible y fundada, no obstante, no accedió a ordenar la suspensión de la causa ante la I. Corte de Apelaciones, tornando cualquier sentencia ante ese tribunal, en una cuestión teórica y sin aplicación práctica. Conociendo de la apelación, la E. Corte Suprema declaró que eso era una violación al deber de honradez y, además, algunos ministros estimaron que podía constituir un delito pidiendo oficiar al Ministerio Público para que investigar si los hechos indicados lo constituían, lo que nos hace llegar a la triste conclusión que algunos Ministros de la E. Corte Suprema, en conocimiento de todos los hechos, desde que constan en el proceso, desconocen si ellos son o no constitutivos de delito y dependen del Ministerio Público para que lo informe. Es de esperar que no formen parte de la Sala Penal. Aún más, recurrido de amparo ante el Colegio de Abogados, este excusó intervenir pues el procedimiento estaba iniciado, quedando la pregunta en el aire respecto a si existe alguna excepción en los estatutos de esa corporación que determine que no deba cumplir sus obligaciones fundacionales cuando un procedimiento está iniciado. Lo expuesto es un caso paradigmático de mala administración de justicia en Chile, como también hemos tenido oportunidad de exponer y citar múltiples casos en que los tribunales ejercen bien su oficio que, felizmente, es la inmensa mayoría.

A nuestros tribunales superiores de justicia, eso les parece ajustado a la Constitución, que respeta el debido proceso y, para usar las expresiones de un Presidente de la E. Corte Suprema, “estar a la altura de las circunstancias” en la protección de los derechos y garantías individuales en Chile.219 y, aún más, la E. Corte Suprema considera que eso constituye un “falta a la honradez” sic, por lo cual, amerita aplicar una de las pocas leyes penales en blanco que, como herencia monárquica, subsisten en nuestro sistema legislativo y está contemplada en el artículo 543 del Código Orgánico de Tribunales, permitiendo a esos tribunales suspender hasta por 60 días del ejercicio profesional a un abogado o, incluso arrestarlo por 8 días. DERECHO CONCURSAL CHILENO

563

RETIRO

MODELO 1: QUIEBRA PROPIA. ART. 41, LIBRO IV CO. DE COMERCIO Procedimiento

: Declaración de quiebra

Materia

: Quiebra

Peticionario

: (nombre…)

RUT.

:

Por tanto, en mérito de lo expuesto y disposiciones legales citadas, :

Abogado y apoderado : (nombre…) : (nombre…)

Peticionario

: Quiebra

Materia

: Declaración de quiebra

Procedimiento

MODELO 1: QUIEBRA PROPIA. ART. 41, LIBRO IV CO. DE COMERCIO

A SS pido: Se sirva declarar la quiebra del solicitante, como deudor (comerciante, agricultor, industrial, minero) dictando la sentencia de quiebra sin más trámite y en los términos previstos en los arts. 52 y siguientes del Libro IV del Código de Comercio.220

:

Por tanto, en mérito de lo expuesto y disposiciones legales citadas,

RUT.

En el primer otrosí de esta presentación, acompaño la totalidad de la documentación exigida por el artículo 41 del Libro IV del Código de Comercio.

RUT.

Dando cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 41 del Libro IV del Código de Comercio y las razones explicadas detalladamente en la memoria que acompaño en el primer otrosí, vengo en solicitar que sea declarada mi quiebra, en calidad de (comerciante, agricultor, industrial, minero) por haber cesado en el pago de una obligación mercantil a partir del …. de…………..de 200..

En lo principal, declaración de quiebra propia. En el primer otrosí, acompaña documentos. En el segundo, patrocinio y poder.

(Nombres y apellidos del deudor) … (actividad) … (domicilio), a SS respetuosamente digo:.

S. J. L.

S. J. L.

(Nombres y apellidos del deudor) … (actividad) … (domicilio), a SS respetuosamente digo:.

En lo principal, declaración de quiebra propia. En el primer otrosí, acompaña documentos. En el segundo, patrocinio y poder.

Dando cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 41 del Libro IV del Código de Comercio y las razones explicadas detalladamente en la memoria que acompaño en el primer otrosí, vengo en solicitar que sea declarada mi quiebra, en calidad de (comerciante, agricultor, industrial, minero) por haber cesado en el pago de una obligación mercantil a partir del …. de…………..de 200..

:

En el primer otrosí de esta presentación, acompaño la totalidad de la documentación exigida por el artículo 41 del Libro IV del Código de Comercio.

Abogado y apoderado : (nombre…) RUT.

A SS pido: Se sirva declarar la quiebra del solicitante, como deudor (comerciante, agricultor, industrial, minero) dictando la sentencia de quiebra sin más trámite y en los términos previstos en los arts. 52 y siguientes del Libro IV del Código de Comercio.220

GONZALO BAEZA OVALLE

220 Conforme a lo dispuesto en el artículo 42 del Libro IV del Co. de Comercio, en la solicitud destinada a provocar la apertura del procedimiento concursal mediante la declaración

564

220

564

GONZALO BAEZA OVALLE

Conforme a lo dispuesto en el artículo 42 del Libro IV del Co. de Comercio, en la solicitud destinada a provocar la apertura del procedimiento concursal mediante la declaración

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

565

Primer otrosí: En cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 42 del Libro IV del Código de Comercio, acompaño los siguientes documentos:221 1. Inventario de los bienes afectos al concurso, con expresión del lugar en que se encuentran, su valor estimativo y gravámenes que los afectan. 2. Relación de los bienes que, en conformidad a la Ley, están excluidos de la quiebra, 3. Relación de juicios pendientes. 4. Estado de las deudas, con expresión del nombre y domicilio de los acreedores y naturaleza de sus títulos.

221 El artículo 42 del Libro IV del Co. de Comercio establece que de ser el deudor una sociedad colectiva o en comandita, esos documentos deben ser firmados por todos los socios colectivos, léase solidarios, que invistan esa calidad conforme a los estatutos sociales y estén presentes en el domicilio de la sociedad, siendo un tema que ya abordamos con algo más de extensión por lo cual remitimos a ello. Si fuere otra clase de persona jurídica, dichos documentos han de ser suscritos por sus administradores.

de quiebra propia, no es exigido al deudor proponer el nombre del síndico titular y suplente, ya que las personas que ocuparan esos cargos serán designados mediante una tramitación que debe iniciar el tribunal, citando a una audiencia a los tres principales acreedores que aparezcan con esa calidad en el listado de deudas que forma parte de los documentos que el deudor debe acompañar, para que señalen los nombres de los síndicos respectivos y “sólo a estos el tribunal deberá designar en la sentencia” El texto del artículo, de repente resulta confuso pues da la impresión que la citación a esa audiencia es parte de la sentencia que declara la quiebra (“en la sentencia que declare la quiebra …” establece ese artículo) sin embargo ese precepto agrega “el juez citará previamente”, de donde la práctica ha derivado que los tribunales deben completar el trámite para designar síndico antes de librar la sentencia de quiebra y, por cierto, la designación forma parte de ésta.

5. Memoria de las causas directas e inmediatas del mal estado de los negocios. 7. Cuenta de ganancias y pérdidas. 6. Último balance 6. Último balance 7. Cuenta de ganancias y pérdidas. 5. Memoria de las causas directas e inmediatas del mal estado de los negocios. de quiebra propia, no es exigido al deudor proponer el nombre del síndico titular y suplente, ya que las personas que ocuparan esos cargos serán designados mediante una tramitación que debe iniciar el tribunal, citando a una audiencia a los tres principales acreedores que aparezcan con esa calidad en el listado de deudas que forma parte de los documentos que el deudor debe acompañar, para que señalen los nombres de los síndicos respectivos y “sólo a estos el tribunal deberá designar en la sentencia” El texto del artículo, de repente resulta confuso pues da la impresión que la citación a esa audiencia es parte de la sentencia que declara la quiebra (“en la sentencia que declare la quiebra …” establece ese artículo) sin embargo ese precepto agrega “el juez citará previamente”, de donde la práctica ha derivado que los tribunales deben completar el trámite para designar síndico antes de librar la sentencia de quiebra y, por cierto, la designación forma parte de ésta. 221

El artículo 42 del Libro IV del Co. de Comercio establece que de ser el deudor una sociedad colectiva o en comandita, esos documentos deben ser firmados por todos los socios colectivos, léase solidarios, que invistan esa calidad conforme a los estatutos sociales y estén presentes en el domicilio de la sociedad, siendo un tema que ya abordamos con algo más de extensión por lo cual remitimos a ello. Si fuere otra clase de persona jurídica, dichos documentos han de ser suscritos por sus administradores.

4. Estado de las deudas, con expresión del nombre y domicilio de los acreedores y naturaleza de sus títulos. 3. Relación de juicios pendientes. 2. Relación de los bienes que, en conformidad a la Ley, están excluidos de la quiebra, 1. Inventario de los bienes afectos al concurso, con expresión del lugar en que se encuentran, su valor estimativo y gravámenes que los afectan. Primer otrosí: En cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 42 del Libro IV del Código de Comercio, acompaño los siguientes documentos:221 DERECHO CONCURSAL CHILENO

565

RETIRO

Recordemos que el deudor comprendido en el artículo 41 está obligado a provocar la apertura del procedimiento concursal solicitando que sea librada la sentencia que lo declara en quiebra dentro de los 15 días siguientes a la fecha en que haya cesado en el pago de una obligación mercantil y, además, cumplir con los requisitos exigidos en el artículo 42 , Libro IV, Co. de Comercio, como veníamos comentando, con las sanciones contempladas en el número 4 del artículo 219 de ese Código, de incurrir en incumplimiento, por lo cual ese plazo no es fatal, pudiendo hacerlo en tanto no haya sido declarado en quiebra, como lo resolvió la Excma. Corte Suprema, el 12 de septiembre de 1984, en recurso de queja rol número 5730, interpuesto por Soco Hojas, Escobar y Cía. Ltda., peticionario de su propia quiebra, exponiendo: “Que si bien el artículo 41 de la Ley de Quiebras le impone el deber al deudor de solicitar la declaración de su quiebra antes de que transcurran quince días contados desde la fecha en que haya cesado en el pago de una obligación mercantil, dicho término no es fatal, como para impedir que lo haga con posterioridad a su vencimiento, toda vez, que dicha norma no consagra un derecho sino una obligación, y porque además, su demora en pedirla produce otros efectos posibles que en cada caso pudiera determinar el tribunal correspondiente”· Gaceta Jurídica, Tomo 51, Materia Civil, p. 45. También conviene traer a colación que si la declaración de quiebra es provocada a iniciativa de un tercero, el fallido, además de incurrir en una presunción de quiebra culpable, pierde el derecho a alimentos contemplado en el artículo 60 del Libro IV del Co. de Comercio. Ese artículo establece que el deudor pierde el derecho a alimentos si no cumplió su obligación de provocar la declaración de su propia quiebra, no si lo hizo en forma oportuna, por lo cual, de obtener el libramiento de la sentencia que declara su quiebra, incluso habiéndola pedido con posterioridad a la expiración del plazo previsto en el artículo 41, mantendrá su derecho a obtener alimentos. En la solicitud de quiebra propia, el deudor no es obligado a consignar las 100 unidades de fomento que son exigidas sólo al acreedor que provoca la declaración de quiebra con arreglo a lo prevenido en el artículo 44 del Libro IV del Co. de Comercio pues tampoco éste último queda obligado a efectuar tal consignación si la petición es efectuada con arreglo a lo prevenido en el artículo 172 de ese Código.

GONZALO BAEZA OVALLE

222

566

Segundo otrosí: Sírvase SS tener presente que designo abogado patrocinante y confiero poder a don(a)…….., domiciliado en…., quien firma en señal de aceptación.222

Segundo otrosí: Sírvase SS tener presente que designo abogado patrocinante y confiero poder a don(a)…….., domiciliado en…., quien firma en señal de aceptación.222

GONZALO BAEZA OVALLE

222 Recordemos que el deudor comprendido en el artículo 41 está obligado a provocar la apertura del procedimiento concursal solicitando que sea librada la sentencia que lo declara en quiebra dentro de los 15 días siguientes a la fecha en que haya cesado en el pago de una obligación mercantil y, además, cumplir con los requisitos exigidos en el artículo 42 , Libro IV, Co. de Comercio, como veníamos comentando, con las sanciones contempladas en el número 4 del artículo 219 de ese Código, de incurrir en incumplimiento, por lo cual ese plazo no es fatal, pudiendo hacerlo en tanto no haya sido declarado en quiebra, como lo resolvió la Excma. Corte Suprema, el 12 de septiembre de 1984, en recurso de queja rol número 5730, interpuesto por Soco Hojas, Escobar y Cía. Ltda., peticionario de su propia quiebra, exponiendo: “Que si bien el artículo 41 de la Ley de Quiebras le impone el deber al deudor de solicitar la declaración de su quiebra antes de que transcurran quince días contados desde la fecha en que haya cesado en el pago de una obligación mercantil, dicho término no es fatal, como para impedir que lo haga con posterioridad a su vencimiento, toda vez, que dicha norma no consagra un derecho sino una obligación, y porque además, su demora en pedirla produce otros efectos posibles que en cada caso pudiera determinar el tribunal correspondiente”· Gaceta Jurídica, Tomo 51, Materia Civil, p. 45. También conviene traer a colación que si la declaración de quiebra es provocada a iniciativa de un tercero, el fallido, además de incurrir en una presunción de quiebra culpable, pierde el derecho a alimentos contemplado en el artículo 60 del Libro IV del Co. de Comercio. Ese artículo establece que el deudor pierde el derecho a alimentos si no cumplió su obligación de provocar la declaración de su propia quiebra, no si lo hizo en forma oportuna, por lo cual, de obtener el libramiento de la sentencia que declara su quiebra, incluso habiéndola pedido con posterioridad a la expiración del plazo previsto en el artículo 41, mantendrá su derecho a obtener alimentos. En la solicitud de quiebra propia, el deudor no es obligado a consignar las 100 unidades de fomento que son exigidas sólo al acreedor que provoca la declaración de quiebra con arreglo a lo prevenido en el artículo 44 del Libro IV del Co. de Comercio pues tampoco éste último queda obligado a efectuar tal consignación si la petición es efectuada con arreglo a lo prevenido en el artículo 172 de ese Código.

566

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

567

MODELO 2: PETICIÓN DEL ACREEDOR CON ARREGLO AL ARTÍCULO 43 DEL LIBRO IV DEL C. DE C.223 MODELO 2.1. CAUSAL: ART. 43 Nº 1 DEL LIBRO IV DEL C. DE CO.

223 1. En las causales de quiebra establecidas en el artículo 43 del Libro IV del Co. de Comercio, el peticionario debe señalar la causa que justifica la quiebra, los hechos constitutivos de la causal invocada y acompañar los documentos que acrediten los fundamentos de la solicitud u ofrecer las pruebas que correspondan. Además el inciso 2º del artículo14 de ese Código exige que el peticionario acompañe vale a la vista o boleta bancaria a la orden del tribunal por el equivalente a cien unidades de fomento, para proveer a los gastos iniciales de la quiebra. Esa suma es beneficiada con la preferencia establecida en el Nº 4 del artículo 2472 del Co. Civil. Por otra parte, el solicitante debe proponer el nombre del síndico titular y del suplente escogiéndolos entre aquellos que figuran en la nómina de síndicos que le corresponde mantener al Ministerio de Justicia y el tribunal queda obligado designarlos en el carácter de provisorios.

Procedimiento

: Declaración de quiebra

Materia

: Quiebra

Que de conformidad a lo dispuesto en los artículos 39, 40, 43 Nº 1, 44, 45 y siguientes del Libro IV del Código de Comercio, procede declarar la

Peticionario

: (nombre…)

RUT.

:

(Nombres y apellidos del acreedor) … (actividad) … (domicilio), a SS respetuosamente digo:

Abogado y apoderado : (nombre…) RUT.

:

Requerido

: (nombre del deudor…)

RUT.

:

En lo principal: solicita declaración de quiebra. En el primer otrosí, agrega documento y custodia. En el segundo, acompaña documentos, con citación. En el tercero, adjunta vale a la vista. En el cuarto, propone síndico titular y suplente. En el quinto, patrocinio y poder. SJL (Nombres y apellidos del acreedor) … (actividad) … (domicilio), a SS respetuosamente digo: Que de conformidad a lo dispuesto en los artículos 39, 40, 43 Nº 1, 44, 45 y siguientes del Libro IV del Código de Comercio, procede declarar la

223

1. En las causales de quiebra establecidas en el artículo 43 del Libro IV del Co. de Comercio, el peticionario debe señalar la causa que justifica la quiebra, los hechos constitutivos de la causal invocada y acompañar los documentos que acrediten los fundamentos de la solicitud u ofrecer las pruebas que correspondan. Además el inciso 2º del artículo14 de ese Código exige que el peticionario acompañe vale a la vista o boleta bancaria a la orden del tribunal por el equivalente a cien unidades de fomento, para proveer a los gastos iniciales de la quiebra. Esa suma es beneficiada con la preferencia establecida en el Nº 4 del artículo 2472 del Co. Civil. Por otra parte, el solicitante debe proponer el nombre del síndico titular y del suplente escogiéndolos entre aquellos que figuran en la nómina de síndicos que le corresponde mantener al Ministerio de Justicia y el tribunal queda obligado designarlos en el carácter de provisorios.

SJL En lo principal: solicita declaración de quiebra. En el primer otrosí, agrega documento y custodia. En el segundo, acompaña documentos, con citación. En el tercero, adjunta vale a la vista. En el cuarto, propone síndico titular y suplente. En el quinto, patrocinio y poder. :

RUT.

: (nombre del deudor…)

Requerido

:

RUT.

Abogado y apoderado : (nombre…) :

RUT.

: (nombre…)

Peticionario

: Quiebra

Materia

: Declaración de quiebra

Procedimiento

MODELO 2.1. CAUSAL: ART. 43 Nº 1 DEL LIBRO IV DEL C. DE CO. AL ARTÍCULO

43 DEL LIBRO IV DEL C. DE C.223

MODELO 2: PETICIÓN DEL ACREEDOR CON ARREGLO DERECHO CONCURSAL CHILENO

567

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Tercer otrosí: Sírvase SS tener por acompañado vale vista a la orden del Tribunal, por la cantidad de 100 Unidades de Fomento, al …. de 200…, de

568

Segundo otrosí: Sírvase SS tener por acompañados, con citación, los siguientes documentos, (complementarios o demostrativos de lo aseverado en lo principal, si es que existen): ….

quiebra de don... (nombres y apellidos)… (actividad), domiciliado en…, en calidad de deudor comprendido en el artículo 41 del Libro IV del Código de comercio, sobre la base de los siguientes antecedentes de hecho y argumentos de derecho:

Primer otrosí: Sírvase tener por acompañados el documento referido en lo principal y que fundamenta la petición de quiebra que determina este emprendimiento y ordenar su custodia en la Secretaría del Tribunal.

Don (nombre y apellido ), me adeuda $ …, más intereses y costas, según consta del siguiente documento: (indicar si es pagaré, letra u otro título ejecutivo), que se encuentra vencido al y que fue debidamente protestado el (fecha).

A US pido: Que previa audiencia del deudor, declare la quiebra de don… en calidad de… (comerciante, industrial, agricultor o minero) , ya individualizado, con costas.

Ese título tiene mérito ejecutivo conforme a lo dispuesto en… (indicar la situación que determina lo anterior y el precepto legal que le asigna esa calidad).

Por tanto,

Ese documento da cuenta de una obligación mercantil en razón a lo prevenido en … o indicar el argumento que llevaría a esa conclusión).

En consecuencia, don (nombre y apellidos del deudor), cesó en el pago de una obligación mercantil, configurándose a su respecto la causal de quiebra contemplada en el artículo 43 Nº 1 del Libro IV del Código de Comercio.

En consecuencia, don (nombre y apellidos del deudor), cesó en el pago de una obligación mercantil, configurándose a su respecto la causal de quiebra contemplada en el artículo 43 Nº 1 del Libro IV del Código de Comercio.

Ese documento da cuenta de una obligación mercantil en razón a lo prevenido en … o indicar el argumento que llevaría a esa conclusión).

Por tanto,

Ese título tiene mérito ejecutivo conforme a lo dispuesto en… (indicar la situación que determina lo anterior y el precepto legal que le asigna esa calidad).

A US pido: Que previa audiencia del deudor, declare la quiebra de don… en calidad de… (comerciante, industrial, agricultor o minero) , ya individualizado, con costas.

Don (nombre y apellido ), me adeuda $ …, más intereses y costas, según consta del siguiente documento: (indicar si es pagaré, letra u otro título ejecutivo), que se encuentra vencido al y que fue debidamente protestado el (fecha).

Primer otrosí: Sírvase tener por acompañados el documento referido en lo principal y que fundamenta la petición de quiebra que determina este emprendimiento y ordenar su custodia en la Secretaría del Tribunal.

quiebra de don... (nombres y apellidos)… (actividad), domiciliado en…, en calidad de deudor comprendido en el artículo 41 del Libro IV del Código de comercio, sobre la base de los siguientes antecedentes de hecho y argumentos de derecho:

Segundo otrosí: Sírvase SS tener por acompañados, con citación, los siguientes documentos, (complementarios o demostrativos de lo aseverado en lo principal, si es que existen): ….

GONZALO BAEZA OVALLE

Tercer otrosí: Sírvase SS tener por acompañado vale vista a la orden del Tribunal, por la cantidad de 100 Unidades de Fomento, al …. de 200…, de

568

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

569

de 19 .., declarando cumplida la exigencia contemplada en el artículo 44 inciso 2º del Libro IV del Código de Comercio. Cuarto otrosí: Dando cumplimiento a lo dispuesto en el inciso primero del artículo 44 del Libro IV del Código de Comercio, señalo como síndico titular para los efectos de la quiebra que solicito declarar a don(a) …. y, como suplente a don(a) …., sírvase SS así designarlos. Quinto otrosí: Sírvase SS tener presente que designo abogado patrocinante y confiero poder a don(a) …, domiciliado en …, quien firma en señal de aceptación.

Quinto otrosí: Sírvase SS tener presente que designo abogado patrocinante y confiero poder a don(a) …, domiciliado en …, quien firma en señal de aceptación. Cuarto otrosí: Dando cumplimiento a lo dispuesto en el inciso primero del artículo 44 del Libro IV del Código de Comercio, señalo como síndico titular para los efectos de la quiebra que solicito declarar a don(a) …. y, como suplente a don(a) …., sírvase SS así designarlos. de 19 .., declarando cumplida la exigencia contemplada en el artículo 44 inciso 2º del Libro IV del Código de Comercio. DERECHO CONCURSAL CHILENO

569

RETIRO

(Indicar cada uno de ellos, detalladamente y deben ser tres o más)

570

GONZALO BAEZA OVALLE

(Especificar el juicio, indicando carátula, rol y tribunal en el cual son ventilados).

MODELO 2.2. CAUSAL: ART. 43 Nº 2, LIBRO IV DEL CO. DE COMERCIO

Fundado en esos títulos ejecutivos, han sido iniciadas las siguientes ejecuciones (deben ser al menos dos):

: Declaración de quiebra

Don (nombre y apellidos), exhibe los siguientes títulos ejecutivos, vencidos, provenientes de obligaciones diversas:

Procedimiento

Que de conformidad a lo dispuesto en los artículos 39, 40, 43 Nº 2, 44, 45 y siguientes del Libro IV del Código de Comercio, procede declarar la quiebra de don... (nombres y apellidos)… (actividad), domiciliado en…, en calidad de deudor comprendido en el artículo 41 del Libro IV del Código de Comercio, sobre la base de los siguientes antecedentes de hecho y argumentos de derecho:

: Quiebra

(Nombres y apellidos del acreedor) … (actividad) … (domicilio), a SS respetuosamente digo:

Materia

SJL

: (nombre…)

En lo principal: solicita declaración de quiebra. En el primer otrosí, oficios. En el segundo, acompaña documentos, con citación. En el tercero, adjunta vale a la vista. En el cuarto, propone síndico titular y suplente. En el quinto, patrocinio y poder.

Peticionario

:

:

RUT.

RUT.

: (nombre del deudor…)

Abogado y apoderado : (nombre…)

Requerido

:

:

RUT.

RUT.

: (nombre del deudor…)

Abogado y apoderado : (nombre…)

Requerido

:

:

RUT.

RUT.

: (nombre…)

En lo principal: solicita declaración de quiebra. En el primer otrosí, oficios. En el segundo, acompaña documentos, con citación. En el tercero, adjunta vale a la vista. En el cuarto, propone síndico titular y suplente. En el quinto, patrocinio y poder.

Peticionario

SJL

: Quiebra

(Nombres y apellidos del acreedor) … (actividad) … (domicilio), a SS respetuosamente digo:

Materia

Que de conformidad a lo dispuesto en los artículos 39, 40, 43 Nº 2, 44, 45 y siguientes del Libro IV del Código de Comercio, procede declarar la quiebra de don... (nombres y apellidos)… (actividad), domiciliado en…, en calidad de deudor comprendido en el artículo 41 del Libro IV del Código de Comercio, sobre la base de los siguientes antecedentes de hecho y argumentos de derecho:

: Declaración de quiebra

Don (nombre y apellidos), exhibe los siguientes títulos ejecutivos, vencidos, provenientes de obligaciones diversas:

Procedimiento

(Indicar cada uno de ellos, detalladamente y deben ser tres o más)

MODELO 2.2. CAUSAL: ART. 43 Nº 2, LIBRO IV DEL CO. DE COMERCIO

Fundado en esos títulos ejecutivos, han sido iniciadas las siguientes ejecuciones (deben ser al menos dos):

GONZALO BAEZA OVALLE

(Especificar el juicio, indicando carátula, rol y tribunal en el cual son ventilados).

570

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

571

Consta de esos autos que el deudor no presentado bienes bastantes para responder a la prestación que adeuda y las costas, habiendo vencido el plazo de 4 días, a continuación del requerimiento, para cumplir con esa obligación. En consecuencia, se ha configurado respecto a don (nombre y apellidos del deudor), los supuestos de hecho exigidos en el artículo 43 número 2 del Libro IV del Código de Comercio, para que sea declarada su quiebra, en la calidad indicada al inicio. Por tanto, A US pido: Que previa audiencia del deudor, declare la quiebra de don… en calidad de… (comerciante, industrial, agricultor o minero), ya individualizado, con costas. Primer otrosí: Sírvase tener por acompañados el documento referido en lo principal y que fundamenta la petición de quiebra que determina este emprendimiento y ordenar su custodia en la Secretaría del Tribunal. Segundo otrosí: Sírvase SS ordenar que sean traídos a la vista, todos y cada uno de los expedientes especificados en lo principal, que a mayor abundamiento reitero a continuación, oficiando a los siguientes tribunales: (Indicar cada tribunal y reiterar la especificación del expediente para evitar que el redactor material del oficio incurra en alguna equivocación en la transcripción). Tercer otrosí: Sírvase SS tener por acompañado vale vista a la orden del Tribunal, por la cantidad de 100 Unidades de Fomento, al …. de 200…, de de 19 .., declarando cumplida la exigencia contemplada en el artículo 44 inciso 2º del Libro IV del Código de Comercio. Cuarto otrosí: Dando cumplimiento a lo dispuesto en el inciso primero del artículo 44 del Libro IV del Código de Comercio, señalo como síndico titular para los efectos de la quiebra que solicito declarar a don(a) …. y, como suplente a don(a) …., sírvase SS así designarlos. Quinto otrosí: Sírvase SS tener presente que designo abogado patrocinante y confiero poder a don(a) …, domiciliado en …, quien firma en señal de aceptación.

Quinto otrosí: Sírvase SS tener presente que designo abogado patrocinante y confiero poder a don(a) …, domiciliado en …, quien firma en señal de aceptación. Cuarto otrosí: Dando cumplimiento a lo dispuesto en el inciso primero del artículo 44 del Libro IV del Código de Comercio, señalo como síndico titular para los efectos de la quiebra que solicito declarar a don(a) …. y, como suplente a don(a) …., sírvase SS así designarlos. Tercer otrosí: Sírvase SS tener por acompañado vale vista a la orden del Tribunal, por la cantidad de 100 Unidades de Fomento, al …. de 200…, de de 19 .., declarando cumplida la exigencia contemplada en el artículo 44 inciso 2º del Libro IV del Código de Comercio. Segundo otrosí: Sírvase SS ordenar que sean traídos a la vista, todos y cada uno de los expedientes especificados en lo principal, que a mayor abundamiento reitero a continuación, oficiando a los siguientes tribunales: (Indicar cada tribunal y reiterar la especificación del expediente para evitar que el redactor material del oficio incurra en alguna equivocación en la transcripción). Primer otrosí: Sírvase tener por acompañados el documento referido en lo principal y que fundamenta la petición de quiebra que determina este emprendimiento y ordenar su custodia en la Secretaría del Tribunal. A US pido: Que previa audiencia del deudor, declare la quiebra de don… en calidad de… (comerciante, industrial, agricultor o minero), ya individualizado, con costas. Por tanto, En consecuencia, se ha configurado respecto a don (nombre y apellidos del deudor), los supuestos de hecho exigidos en el artículo 43 número 2 del Libro IV del Código de Comercio, para que sea declarada su quiebra, en la calidad indicada al inicio. Consta de esos autos que el deudor no presentado bienes bastantes para responder a la prestación que adeuda y las costas, habiendo vencido el plazo de 4 días, a continuación del requerimiento, para cumplir con esa obligación. DERECHO CONCURSAL CHILENO

571

RETIRO

Que de conformidad a lo dispuesto en los artículos 39, 40, 43 Nº 3, 44, 45 y siguientes del Libro IV del Código de Comercio, procede declarar la quiebra de don... (nombres y apellidos)… (actividad), domiciliado en…, en calidad de deudor comprendido en el artículo 41 del Libro IV del Código de Comercio, sobre la base de los siguientes antecedentes de hecho y argumentos de derecho: Don (nombre y apellido ), me adeuda $ …, más intereses y costas, según consta del siguiente documento: (indicar si es pagaré, letra u otro título224), que se encuentra vencido 225 al y que fue debidamente protestado el (fecha).

Abogado y apoderado : (nombre…)

224

MODELO 2.3. CAUSAL: ART. 43 Nº 3, LIBRO IV DEL CO. DE COMERCIO

No exige la ley que ese título sea ejecutivo. La necesidad de acreditar la existencia de una obligación para fundar la petición deriva de las reglas generales en materia de derecho procesal que impiden a las personas iniciar o intervenir en los procedimientos si carecen de interés actual en los resultados de la gestión. Obviamente es más fuerte la petición si está amparada en un título ejecutivo y, a mayor razón, si dicho título se encuentra vencido.

: Declaración de quiebra

(Nombres y apellidos del acreedor) … (actividad) … (domicilio), a SS respetuosamente digo:

Procedimiento

SJL

: Quiebra

En lo principal: solicita declaración de quiebra. En el primer otrosí, acompaña documento y custodia. En el segundo, oficio. En el tercero, adjunta vale a la vista. En el cuarto, propone síndico titular y suplente. En el quinto, patrocinio y poder.

Materia

:

: (nombre…)

RUT.

Peticionario

: (nombre del deudor…)

:

Requerido

RUT.

:

:

RUT.

RUT.

Abogado y apoderado : (nombre…)

: (nombre del deudor…)

:

Requerido

RUT.

:

: (nombre…)

RUT.

Peticionario

En lo principal: solicita declaración de quiebra. En el primer otrosí, acompaña documento y custodia. En el segundo, oficio. En el tercero, adjunta vale a la vista. En el cuarto, propone síndico titular y suplente. En el quinto, patrocinio y poder.

: Quiebra

SJL

Materia

(Nombres y apellidos del acreedor) … (actividad) … (domicilio), a SS respetuosamente digo:

: Declaración de quiebra

Que de conformidad a lo dispuesto en los artículos 39, 40, 43 Nº 3, 44, 45 y siguientes del Libro IV del Código de Comercio, procede declarar la quiebra de don... (nombres y apellidos)… (actividad), domiciliado en…, en calidad de deudor comprendido en el artículo 41 del Libro IV del Código de Comercio, sobre la base de los siguientes antecedentes de hecho y argumentos de derecho:

Procedimiento

Don (nombre y apellido ), me adeuda $ …, más intereses y costas, según consta del siguiente documento: (indicar si es pagaré, letra u otro título224), que se encuentra vencido 225 al y que fue debidamente protestado el (fecha).

MODELO 2.3. CAUSAL: ART. 43 Nº 3, LIBRO IV DEL CO. DE COMERCIO

224 No exige la ley que ese título sea ejecutivo. La necesidad de acreditar la existencia de una obligación para fundar la petición deriva de las reglas generales en materia de derecho procesal que impiden a las personas iniciar o intervenir en los procedimientos si carecen de interés actual en los resultados de la gestión. Obviamente es más fuerte la petición si está amparada en un título ejecutivo y, a mayor razón, si dicho título se encuentra vencido.

GONZALO BAEZA OVALLE

225 El documento puede no estar vencido, pero resulta indispensable la existencia de un título para que el peticionario tenga legitimidad en causa activa, lo que implica un interés

572

225

572

GONZALO BAEZA OVALLE

El documento puede no estar vencido, pero resulta indispensable la existencia de un título para que el peticionario tenga legitimidad en causa activa, lo que implica un interés

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

573

Ese título tiene mérito ejecutivo (en caso que lo tenga) conforme a lo dispuesto en… (indicar la situación que determina lo anterior y el precepto legal que le asigna esa calidad). Ese documento da cuenta de una obligación mercantil en razón a lo prevenido en … o indicar el argumento que llevaría a esa conclusión). El deudor es inubicable y ha dejado cerradas sus (oficinas o establecimientos) , sin haber designado persona que administre sus bienes con facultades de dar cumplimiento a sus obligaciones y contestar nuevas demandas, según podrá constatar S.S. del certificado que emitirá el ministro de fe que deba intervenir en la diligencia de notificación al demandado de la audiencia que trata el inciso 1º del art. 45 del Libro IV del Código de Comercio y de las demás diligencias que el tribunal decrete en cumplimiento, precisamente, de la obligación que impone ese precepto en orden a cerciorarse por todos los medios a su alcance de la efectividad de las causales invocadas. Lo expuesto determina que existan presunciones fundadas que el deudor se ha fugado del territorio de la República u ocultado en los términos previstos en el número 3º del artículo 43 del Libro IV del Código de Comercio, habiendo quedado configurado respecto de don (nombre y apellidos del deudor), los supuestos de hecho exigidos en ese precepto, para que sea declarada su quiebra, en la calidad indicada al inicio. Por tanto, A US pido: Que previa audiencia del deudor y demás diligencias que SS estime adecuado decretar para el debido establecimiento de la concurrencia de la causal de quiebra invocada, declare la quiebra de don… en calidad de… (comerciante, industrial, agricultor o minero), ya individualizado, con costas. Primer otrosí: Sírvase tener por acompañados el documento referido en lo principal y que fundamenta la petición de quiebra que determina este emprendimiento y ordenar su custodia en la Secretaría del Tribunal.

real y actual comprometido en la iniciación de los procedimientos que anteceden a la declaración de quiebra.

real y actual comprometido en la iniciación de los procedimientos que anteceden a la declaración de quiebra.

Primer otrosí: Sírvase tener por acompañados el documento referido en lo principal y que fundamenta la petición de quiebra que determina este emprendimiento y ordenar su custodia en la Secretaría del Tribunal. A US pido: Que previa audiencia del deudor y demás diligencias que SS estime adecuado decretar para el debido establecimiento de la concurrencia de la causal de quiebra invocada, declare la quiebra de don… en calidad de… (comerciante, industrial, agricultor o minero), ya individualizado, con costas. Por tanto, Lo expuesto determina que existan presunciones fundadas que el deudor se ha fugado del territorio de la República u ocultado en los términos previstos en el número 3º del artículo 43 del Libro IV del Código de Comercio, habiendo quedado configurado respecto de don (nombre y apellidos del deudor), los supuestos de hecho exigidos en ese precepto, para que sea declarada su quiebra, en la calidad indicada al inicio. El deudor es inubicable y ha dejado cerradas sus (oficinas o establecimientos) , sin haber designado persona que administre sus bienes con facultades de dar cumplimiento a sus obligaciones y contestar nuevas demandas, según podrá constatar S.S. del certificado que emitirá el ministro de fe que deba intervenir en la diligencia de notificación al demandado de la audiencia que trata el inciso 1º del art. 45 del Libro IV del Código de Comercio y de las demás diligencias que el tribunal decrete en cumplimiento, precisamente, de la obligación que impone ese precepto en orden a cerciorarse por todos los medios a su alcance de la efectividad de las causales invocadas. Ese documento da cuenta de una obligación mercantil en razón a lo prevenido en … o indicar el argumento que llevaría a esa conclusión). Ese título tiene mérito ejecutivo (en caso que lo tenga) conforme a lo dispuesto en… (indicar la situación que determina lo anterior y el precepto legal que le asigna esa calidad). DERECHO CONCURSAL CHILENO

573

RETIRO

1. A la Jefatura Nacional de Extranjería y Policía Internacional del Servicio de Investigaciones de Chile, para que informe si el deudor ha hecho abandono del país. 2. A la Empresa de Correos y Telégrafos para informe si registra algún domicilio del deudor.

1. A la Jefatura Nacional de Extranjería y Policía Internacional del Servicio de Investigaciones de Chile, para que informe si el deudor ha hecho abandono del país. Segundo otrosí: Sírvase SS disponer que sean despachados los siguientes oficios: GONZALO BAEZA OVALLE

Resulta pertinente revisar la actitud que corresponde adoptar al tribunal que enfrenta una petición de quiebra enderezada por el propio deudor que, como fue explicado, puede ser obligatoria, para aquellos que invistan la

2. A la Empresa de Correos y Telégrafos para informe si registra algún domicilio del deudor.

La posibilidad de solicitar su propia quiebra, antes que una facultad, en el caso contemplado en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio constituye una obligación impuesta a los deudores que indica y, su transgresión deriva en una presunción de culpabilidad que procede ponderar al momento de calificar la quiebra.

Tercer otrosí: Sírvase SS tener por acompañado vale vista a la orden del Tribunal, por la cantidad de 100 Unidades de Fomento, al …. de 200…, de de 19 .., declarando cumplida la exigencia contemplada en el artículo 44 inciso 2º del Libro IV del Código de Comercio.

2.1. Iniciativa del deudor

Cuarto otrosí: Dando cumplimiento a lo dispuesto en el inciso primero del artículo 44 del Libro IV del Código de Comercio, señalo como síndico titular para los efectos de la quiebra que solicito declarar a don(a) …. y, como suplente a don(a) …., sírvase SS así designarlos.

DECLARACIÓN DE QUIEBRA

Quinto otrosí: Sírvase SS tener presente que designo abogado patrocinante y confiero poder a don(a) …, domiciliado en …, quien firma en señal de aceptación.

2. ACTITUD DEL TRIBUNAL ANTE LA SOLICITUD PARA PROVOCAR LA

2. ACTITUD DEL TRIBUNAL ANTE LA SOLICITUD PARA PROVOCAR LA

Quinto otrosí: Sírvase SS tener presente que designo abogado patrocinante y confiero poder a don(a) …, domiciliado en …, quien firma en señal de aceptación.

DECLARACIÓN DE QUIEBRA

Cuarto otrosí: Dando cumplimiento a lo dispuesto en el inciso primero del artículo 44 del Libro IV del Código de Comercio, señalo como síndico titular para los efectos de la quiebra que solicito declarar a don(a) …. y, como suplente a don(a) …., sírvase SS así designarlos.

2.1. Iniciativa del deudor

Tercer otrosí: Sírvase SS tener por acompañado vale vista a la orden del Tribunal, por la cantidad de 100 Unidades de Fomento, al …. de 200…, de de 19 .., declarando cumplida la exigencia contemplada en el artículo 44 inciso 2º del Libro IV del Código de Comercio.

574

Segundo otrosí: Sírvase SS disponer que sean despachados los siguientes oficios:

La posibilidad de solicitar su propia quiebra, antes que una facultad, en el caso contemplado en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio constituye una obligación impuesta a los deudores que indica y, su transgresión deriva en una presunción de culpabilidad que procede ponderar al momento de calificar la quiebra.

GONZALO BAEZA OVALLE

Resulta pertinente revisar la actitud que corresponde adoptar al tribunal que enfrenta una petición de quiebra enderezada por el propio deudor que, como fue explicado, puede ser obligatoria, para aquellos que invistan la

574

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

575

calidad indicada en el precepto citado o, voluntaria, tanto para esos deudores, en el evento de no ocurrir el supuesto de hecho que lo transforma en obligatorio, como es la cesación en el pago de una obligación mercantil o de un deudor que carezca de las calidades allí indicadas. Álvaro Puelma Accorsi estima que el tribunal queda obligado a declararla toda vez que sea pedida por el deudor, personalmente, o a través de sus representantes o herederos, pues nadie mejor que él sabe el estado de sus negocios, como analizamos y reiteramos226. No discurren de igual manera otros autores, al extremo de afirmar que el juez puede no quedar convencido del estado de cesación de pagos del deudor y, en tal eventualidad, correspondería que éste denegara esa solicitud, existiendo la posibilidad que dicha petición hubiere sido levantada de manera dolosa o negligente y sobre el tribunal recae el peso de cautelar los intereses superiores protegidos por el sistema concursal, a que nos hemos referido. En nuestro concepto e, incluso recurriendo a los antecedentes de origen de la disposición legal, como acontece con el artículo 1349 del Co. de Comercio de 1865 que obligaba a librar en la audiencia del día siguiente la declaratoria de quiebra y, desde el momento que la buena fe debe ser presumida, salvo prueba en contrario, consideramos improcedente que el tribunal, bajo ningún supuesto, deniegue la petición de quiebra formulada por el propio deudor, especialmente cuando a la luz de las expresiones del autor en comento, tal predicamento está basado en una presunción de intencionalidad o mala fe inaceptable en nuestro sistema jurídico. Si hubo dolo o negligencia del deudor al provocar la declaración de su quiebra, tal indagación no corresponde efectuarla al juez civil, sino a la fiscalía competente o al tribunal del crimen en el correspondiente proceso de calificación u otro, en tanto haya mérito para la formación de causa y hacer las respectivas imputaciones penales, lo que habrá de ser manejado en forma seria por el responsable de la imputación. La interpretación sustentada involucra presumir un delito de fraude y obtener una sentencia preventiva del tribunal civil, sin otra base que la solicitud del deudor y antecedentes acompañados u omitidos. 226

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 46.

226

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 46.

La interpretación sustentada involucra presumir un delito de fraude y obtener una sentencia preventiva del tribunal civil, sin otra base que la solicitud del deudor y antecedentes acompañados u omitidos. Si hubo dolo o negligencia del deudor al provocar la declaración de su quiebra, tal indagación no corresponde efectuarla al juez civil, sino a la fiscalía competente o al tribunal del crimen en el correspondiente proceso de calificación u otro, en tanto haya mérito para la formación de causa y hacer las respectivas imputaciones penales, lo que habrá de ser manejado en forma seria por el responsable de la imputación. En nuestro concepto e, incluso recurriendo a los antecedentes de origen de la disposición legal, como acontece con el artículo 1349 del Co. de Comercio de 1865 que obligaba a librar en la audiencia del día siguiente la declaratoria de quiebra y, desde el momento que la buena fe debe ser presumida, salvo prueba en contrario, consideramos improcedente que el tribunal, bajo ningún supuesto, deniegue la petición de quiebra formulada por el propio deudor, especialmente cuando a la luz de las expresiones del autor en comento, tal predicamento está basado en una presunción de intencionalidad o mala fe inaceptable en nuestro sistema jurídico. No discurren de igual manera otros autores, al extremo de afirmar que el juez puede no quedar convencido del estado de cesación de pagos del deudor y, en tal eventualidad, correspondería que éste denegara esa solicitud, existiendo la posibilidad que dicha petición hubiere sido levantada de manera dolosa o negligente y sobre el tribunal recae el peso de cautelar los intereses superiores protegidos por el sistema concursal, a que nos hemos referido. Álvaro Puelma Accorsi estima que el tribunal queda obligado a declararla toda vez que sea pedida por el deudor, personalmente, o a través de sus representantes o herederos, pues nadie mejor que él sabe el estado de sus negocios, como analizamos y reiteramos226. calidad indicada en el precepto citado o, voluntaria, tanto para esos deudores, en el evento de no ocurrir el supuesto de hecho que lo transforma en obligatorio, como es la cesación en el pago de una obligación mercantil o de un deudor que carezca de las calidades allí indicadas. DERECHO CONCURSAL CHILENO

575

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Aún más, sólo en caso que la iniciativa provenga de uno o más acreedores, el tribunal es facultado para investigar de oficio en aras de alcanzar la convicción respecto a la realidad de la causal invocada, como deriva del artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio, dando lugar a una clara norma

576

La única convicción que interesa es la del deudor y, de ser acreditado dolo o culpa en esa iniciativa por parte de éste último, la quiebra podrá ser alzada y perseguida la responsabilidad correspondiente ante el juzgado del crimen.

Nos parece que un pronunciamiento tan grave amerita un fundamento mayor que el propuesto por la doctrina discrepante minoritaria o, al menos, uno que concuerde con la presunción de inocencia y buena fe que conforma una garantía constitucional en Chile.

Así consideradas las cosas, estimamos menos lesivo para la sociedad e intereses de los acreedores, como va dicho, que el tribunal cometa una equivocación y declare una quiebra que no debió existir, antes que dejar de hacerlo a pretexto que el juez no alcanzó la convicción de que el deudor no estaba en cesación de pago o, lo que resulta todavía peor, que obraba de buena fe, pues la postura comentada deja de cargo del deudor probar ese hecho, supuesto inadmisible en el sistema jurídico chileno.

Tampoco reflexiona respecto a lo que ocurriría y la responsabilidad implícita que conlleva una equivocación del tribunal en la inaceptable presunción de fraude o negligencia efectuada al rechazar una petición para declarar su propia quiebra.

No ha de quedar olvidado que, siendo cierta la existencia de bienes sociales superiores protegidos, históricamente, la instauración de la quiebra persigue evitar la destrucción del deudor, desde que esta última situación genera un escenario más perjudicial para sus acreedores y la sociedad, en general, que el mantenimiento del derecho de éstos para ejecutarlo individualmente.

Obviamente el tribunal no responde de los perjuicios causados al privar al deudor de la protección que involucra someter sus bienes y establecimiento a concurso, lo que importa un grave riesgo para toda la sociedad y también para sus acreedores.

Obviamente el tribunal no responde de los perjuicios causados al privar al deudor de la protección que involucra someter sus bienes y establecimiento a concurso, lo que importa un grave riesgo para toda la sociedad y también para sus acreedores.

No ha de quedar olvidado que, siendo cierta la existencia de bienes sociales superiores protegidos, históricamente, la instauración de la quiebra persigue evitar la destrucción del deudor, desde que esta última situación genera un escenario más perjudicial para sus acreedores y la sociedad, en general, que el mantenimiento del derecho de éstos para ejecutarlo individualmente.

Tampoco reflexiona respecto a lo que ocurriría y la responsabilidad implícita que conlleva una equivocación del tribunal en la inaceptable presunción de fraude o negligencia efectuada al rechazar una petición para declarar su propia quiebra.

Así consideradas las cosas, estimamos menos lesivo para la sociedad e intereses de los acreedores, como va dicho, que el tribunal cometa una equivocación y declare una quiebra que no debió existir, antes que dejar de hacerlo a pretexto que el juez no alcanzó la convicción de que el deudor no estaba en cesación de pago o, lo que resulta todavía peor, que obraba de buena fe, pues la postura comentada deja de cargo del deudor probar ese hecho, supuesto inadmisible en el sistema jurídico chileno.

Nos parece que un pronunciamiento tan grave amerita un fundamento mayor que el propuesto por la doctrina discrepante minoritaria o, al menos, uno que concuerde con la presunción de inocencia y buena fe que conforma una garantía constitucional en Chile.

La única convicción que interesa es la del deudor y, de ser acreditado dolo o culpa en esa iniciativa por parte de éste último, la quiebra podrá ser alzada y perseguida la responsabilidad correspondiente ante el juzgado del crimen.

GONZALO BAEZA OVALLE

Aún más, sólo en caso que la iniciativa provenga de uno o más acreedores, el tribunal es facultado para investigar de oficio en aras de alcanzar la convicción respecto a la realidad de la causal invocada, como deriva del artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio, dando lugar a una clara norma

576

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

577

excepcional que, como tal, ha de ser aplicada restrictivamente, sólo a ese caso, por lo cual, no existiendo una norma similar para el evento que sea el propio deudor quien insta por provocar la declaración de su quiebra, es improcedente que sea condicionada la dictación de la sentencia declaratoria de quiebra a que el juez alcance la convicción respecto a la veracidad de la causal. Bajo esta modalidad de provocar la declaración de quiebra del deudor, la convicción del juez resulta, además de irrelevante, improcedente. No parece razonable cargar al juez con la responsabilidad de emitir un pronunciamiento previo contra el deudor que, en definitiva, importa una imputación de dolo o culpa, de indudable contenido penal, en sede civil y sin una investigación previa que justifique tan drástica, complicada y, probablemente, injusta decisión. Por otro lado, insistimos, el legislador sólo impone al tribunal la obligación de indagar respecto a la efectividad de las causales, cuando es preciso que la solicitud reconozca su fundamento en alguna de ellas. Esa situación no ocurre con la petición del deudor, que no precisa esgrimir ninguna de las causales previstas por el legislador para declararla, salvo la cesación de pago de una obligación mercantil, lo que excluye el análisis general de la situación patrimonial como condicionante para dar curso a su solicitud. Así podemos desprender, por lo demás, de lo prevenido en el inciso primero del artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio, al disponer que: “El juzgado se pronunciará sobre la solicitud de quiebra a la brevedad posible, con audiencia del deudor, y deberá cerciorarse, por todos los medios a su alcance, de la efectividad de las causales invocadas…”.

Como el legislador no impone al deudor la obligación de fundar su petición en alguna de las causales, salvó la situación prevista en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio, deviene como una cuestión obvia, que no corresponde al tribunal indagar sobre la materia, debiendo primar la pasividad que conforma la regla general del actuar de los tribunales en el orden civil y que, en este caso, como explicamos, no fue excepcionada en su aplicación.

Como el legislador no impone al deudor la obligación de fundar su petición en alguna de las causales, salvó la situación prevista en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio, deviene como una cuestión obvia, que no corresponde al tribunal indagar sobre la materia, debiendo primar la pasividad que conforma la regla general del actuar de los tribunales en el orden civil y que, en este caso, como explicamos, no fue excepcionada en su aplicación. “El juzgado se pronunciará sobre la solicitud de quiebra a la brevedad posible, con audiencia del deudor, y deberá cerciorarse, por todos los medios a su alcance, de la efectividad de las causales invocadas…”.

Así podemos desprender, por lo demás, de lo prevenido en el inciso primero del artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio, al disponer que: Esa situación no ocurre con la petición del deudor, que no precisa esgrimir ninguna de las causales previstas por el legislador para declararla, salvo la cesación de pago de una obligación mercantil, lo que excluye el análisis general de la situación patrimonial como condicionante para dar curso a su solicitud. Por otro lado, insistimos, el legislador sólo impone al tribunal la obligación de indagar respecto a la efectividad de las causales, cuando es preciso que la solicitud reconozca su fundamento en alguna de ellas. No parece razonable cargar al juez con la responsabilidad de emitir un pronunciamiento previo contra el deudor que, en definitiva, importa una imputación de dolo o culpa, de indudable contenido penal, en sede civil y sin una investigación previa que justifique tan drástica, complicada y, probablemente, injusta decisión. Bajo esta modalidad de provocar la declaración de quiebra del deudor, la convicción del juez resulta, además de irrelevante, improcedente. excepcional que, como tal, ha de ser aplicada restrictivamente, sólo a ese caso, por lo cual, no existiendo una norma similar para el evento que sea el propio deudor quien insta por provocar la declaración de su quiebra, es improcedente que sea condicionada la dictación de la sentencia declaratoria de quiebra a que el juez alcance la convicción respecto a la veracidad de la causal. DERECHO CONCURSAL CHILENO

577

RETIRO

Adicionalmente, reiteremos hasta la majadería que el deudor que desea provocar la declaración de su propia quiebra no necesita invocar ninguna causal para ello dado que, salvo el caso de excepción señalado en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio que hemos analizado, ello importa una facultad del deudor y no una obligación.

Además y, como deriva de su tenor literal, el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio contempla y reglamenta la “audiencia del deudor”, lo que excluye a las peticiones enderezadas por este último, en que esa audiencia es inconducente a fuer de improcedente.

2.2. Solicitud de uno o más acreedores

Precisamente, ese artículo 45 debe su existencia a la necesidad de excepcionar dicha regla y, por su carácter de excepción, ha de ser interpretada restrictivamente, en otras palabras, sólo para el caso contemplado por el legislador, sólo es aplicable a aquellas peticiones de quiebras que necesitan estar fundadas en causa legal, que no resulta ser el caso de la enderezada por el deudor.

2.2.1. Requisitos generales

GONZALO BAEZA OVALLE

Para obtener que el tribunal declare la quiebra, la solicitud debe ser iniciada por quien reúna la calidad de acreedor y funde su pretensión en una de las causas legales antes revisadas.

578

Por consecuencia, las facultades inquisitivas que ese precepto entrega al tribunal sólo rigen en la medida que la petición de quiebra sea enderezada por uno o más de los acreedores, pero bajo ningún respecto cuando el solicitante es el propio deudor, lo que libera al tribunal de la carga de efectuar investigaciones destinadas a establecer si el deudor está o no en cesación de pagos.

En suma, consideramos que la posición correcta a este respecto radica en que el tribunal queda obligado a declarar la quiebra cuando haya sido solicitada por el propio deudor, sin ser óbice a tal pronunciamiento que éste no acompañe la totalidad de los documentos indicados en el artículo 42 del Libro IV del Co. de Comercio o estos sean presentados deficiente o inoportunamente.

En suma, consideramos que la posición correcta a este respecto radica en que el tribunal queda obligado a declarar la quiebra cuando haya sido solicitada por el propio deudor, sin ser óbice a tal pronunciamiento que éste no acompañe la totalidad de los documentos indicados en el artículo 42 del Libro IV del Co. de Comercio o estos sean presentados deficiente o inoportunamente.

Por consecuencia, las facultades inquisitivas que ese precepto entrega al tribunal sólo rigen en la medida que la petición de quiebra sea enderezada por uno o más de los acreedores, pero bajo ningún respecto cuando el solicitante es el propio deudor, lo que libera al tribunal de la carga de efectuar investigaciones destinadas a establecer si el deudor está o no en cesación de pagos. GONZALO BAEZA OVALLE

Para obtener que el tribunal declare la quiebra, la solicitud debe ser iniciada por quien reúna la calidad de acreedor y funde su pretensión en una de las causas legales antes revisadas.

578

2.2.1. Requisitos generales

Precisamente, ese artículo 45 debe su existencia a la necesidad de excepcionar dicha regla y, por su carácter de excepción, ha de ser interpretada restrictivamente, en otras palabras, sólo para el caso contemplado por el legislador, sólo es aplicable a aquellas peticiones de quiebras que necesitan estar fundadas en causa legal, que no resulta ser el caso de la enderezada por el deudor.

2.2. Solicitud de uno o más acreedores

Además y, como deriva de su tenor literal, el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio contempla y reglamenta la “audiencia del deudor”, lo que excluye a las peticiones enderezadas por este último, en que esa audiencia es inconducente a fuer de improcedente.

Adicionalmente, reiteremos hasta la majadería que el deudor que desea provocar la declaración de su propia quiebra no necesita invocar ninguna causal para ello dado que, salvo el caso de excepción señalado en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio que hemos analizado, ello importa una facultad del deudor y no una obligación.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

579

La calificación de acreedor no cabe predicarla de la persona que únicamente ostenta una mera expectativa por estar afecto su derecho y crédito a una condición suspensiva, pero sí aquél cuyo crédito no es exigible en razón de la existencia de un plazo pendiente. Al analizar el texto del inciso primero del artículo 43 del Libro IV del Co. de Comercio observamos que el solicitante ha de exhibir la calidad de acreedor del deudor, como dijimos, pero no consideramos necesario que su crédito fuera exigible. Ese postulado exhibe su antecedente legislativo más inmediato en el artículo 1351 del Co. de Comercio de 1865, que disponía expresamente: “Los acreedores podrán provocar la declaración de quiebra, aún cuando sus créditos no sean exijibles”.

Conforme a lo prevenido por el número 4 del artículo 2472 del Código Civil, esa provisión queda transformada en un crédito contra el fallido beneficiado con el privilegio indicado en esa disposición. No obstante la ley afirma que a esa petición habrá de ser acompañado un vale a la vista o boleta bancaria a la orden del tribunal, por esa cantidad, con el objeto de poder subvenir o provisionar los gastos iniciales de la quiebra. Adicionalmente, es impuesta al acreedor solicitante la obligación de efectuar un depósito en la cuenta corriente bancaria del tribunal que conozca de la petición de una suma equivalente, al momento de presentar la petición de quiebra, a cien unidades de fomento. Pensamos que la única excepción a este principio general podemos hallarlo en el número 1º del artículo 43 del Libro IV del Co. de Comercio, en la medida que la causal reconoce fundamento en que la cesación en el pago de la obligación mercantil remita a la del solicitante. Tal postulado implica que ese acreedor, con un crédito no vencido, está legalmente facultado para fundar su petición en créditos de los cuales no es titular, en otras palabras, de otros acreedores, que serían, precisamente, aquellos que conformarían la base para estructurar la causal.

Tal postulado implica que ese acreedor, con un crédito no vencido, está legalmente facultado para fundar su petición en créditos de los cuales no es titular, en otras palabras, de otros acreedores, que serían, precisamente, aquellos que conformarían la base para estructurar la causal.

“Los acreedores podrán provocar la declaración de quiebra, aún cuando sus créditos no sean exijibles”.

Pensamos que la única excepción a este principio general podemos hallarlo en el número 1º del artículo 43 del Libro IV del Co. de Comercio, en la medida que la causal reconoce fundamento en que la cesación en el pago de la obligación mercantil remita a la del solicitante. Adicionalmente, es impuesta al acreedor solicitante la obligación de efectuar un depósito en la cuenta corriente bancaria del tribunal que conozca de la petición de una suma equivalente, al momento de presentar la petición de quiebra, a cien unidades de fomento. No obstante la ley afirma que a esa petición habrá de ser acompañado un vale a la vista o boleta bancaria a la orden del tribunal, por esa cantidad, con el objeto de poder subvenir o provisionar los gastos iniciales de la quiebra. Conforme a lo prevenido por el número 4 del artículo 2472 del Código Civil, esa provisión queda transformada en un crédito contra el fallido beneficiado con el privilegio indicado en esa disposición.

Ese postulado exhibe su antecedente legislativo más inmediato en el artículo 1351 del Co. de Comercio de 1865, que disponía expresamente: Al analizar el texto del inciso primero del artículo 43 del Libro IV del Co. de Comercio observamos que el solicitante ha de exhibir la calidad de acreedor del deudor, como dijimos, pero no consideramos necesario que su crédito fuera exigible. La calificación de acreedor no cabe predicarla de la persona que únicamente ostenta una mera expectativa por estar afecto su derecho y crédito a una condición suspensiva, pero sí aquél cuyo crédito no es exigible en razón de la existencia de un plazo pendiente. DERECHO CONCURSAL CHILENO

579

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Al establecer esta modalidad el legislador entrabó la desviación de uso de esta institución hacia el camino indicado, haciendo más gravoso el procedimiento para el acreedor pero, de paso, favoreciendo los incumplimientos de los deudores, costo inevitable para esta nueva alternativa.

580

Con anterioridad a la modificación introducida por la Ley Nº 18.175 al procedimiento existente bajo la vigencia de la Ley Nº 4.558, era bastante habitual que fuera iniciada la tramitación para provocar la declaración de la quiebra de una persona como un medio eficaz para lograr que solucionara alguna acreencia, dando paso a la denominada “quiebra cobranza”.

En el libelo pretensor de la quiebra, el solicitante podía sugerir al tribunal y, usualmente así acontecía, el nombre de tres personas que figuren en la nómina de síndicos, para que designara el titular y suplente a cargo del concurso.

“En la solicitud de declaración de quiebra se señalará la causal que la justifica y los hechos constitutivos de dicha causal y se acompañarán documentos para acreditar los fundamentos de la petición o se ofrecerán las pruebas que correspondan. Además, se señalará el nombre del síndico titular y el del síndico suplente, y sólo a ellos el tribunal deberá designar en la sentencia que declare la quiebra. “Junto con solicitar la quiebra, el acreedor peticionario deberá acompañar vale a la vista o boleta bancaria a la orden del tribunal por una suma equivalente a 100 unidades de fomento, para subvenir a los gastos iniciales de la quiebra. Dicha suma será considerada como un crédito del solicitante en contra del fallido, que gozará de la preferencia establecida en el número 4 del artículo 2472 del Código Civil”.

Con la modificación introducida por la Ley Nº 20.004 en el artículo 44 del Libro IV del Co. de Comercio, actualmente el síndico es sugerido en su designación por el acreedor que inicia los trámites para provocar la declaración de la quiebra, pero esa sugerencia es vinculante para el tribunal, ya que sólo podrá nominar a los que éste proponga como titular y suplente, de modo que la intervención del tribunal pasó a quedar relegada a una formalidad habilitante para la institución e instalación en el cargo pero no para la elección del síndico.

Todo lo anterior aparece en el artículo 44 del Libro IV del Co. de Comercio, bajo los siguientes términos:

Todo lo anterior aparece en el artículo 44 del Libro IV del Co. de Comercio, bajo los siguientes términos:

Con la modificación introducida por la Ley Nº 20.004 en el artículo 44 del Libro IV del Co. de Comercio, actualmente el síndico es sugerido en su designación por el acreedor que inicia los trámites para provocar la declaración de la quiebra, pero esa sugerencia es vinculante para el tribunal, ya que sólo podrá nominar a los que éste proponga como titular y suplente, de modo que la intervención del tribunal pasó a quedar relegada a una formalidad habilitante para la institución e instalación en el cargo pero no para la elección del síndico.

“En la solicitud de declaración de quiebra se señalará la causal que la justifica y los hechos constitutivos de dicha causal y se acompañarán documentos para acreditar los fundamentos de la petición o se ofrecerán las pruebas que correspondan. Además, se señalará el nombre del síndico titular y el del síndico suplente, y sólo a ellos el tribunal deberá designar en la sentencia que declare la quiebra. “Junto con solicitar la quiebra, el acreedor peticionario deberá acompañar vale a la vista o boleta bancaria a la orden del tribunal por una suma equivalente a 100 unidades de fomento, para subvenir a los gastos iniciales de la quiebra. Dicha suma será considerada como un crédito del solicitante en contra del fallido, que gozará de la preferencia establecida en el número 4 del artículo 2472 del Código Civil”.

En el libelo pretensor de la quiebra, el solicitante podía sugerir al tribunal y, usualmente así acontecía, el nombre de tres personas que figuren en la nómina de síndicos, para que designara el titular y suplente a cargo del concurso.

Con anterioridad a la modificación introducida por la Ley Nº 18.175 al procedimiento existente bajo la vigencia de la Ley Nº 4.558, era bastante habitual que fuera iniciada la tramitación para provocar la declaración de la quiebra de una persona como un medio eficaz para lograr que solucionara alguna acreencia, dando paso a la denominada “quiebra cobranza”.

GONZALO BAEZA OVALLE

Al establecer esta modalidad el legislador entrabó la desviación de uso de esta institución hacia el camino indicado, haciendo más gravoso el procedimiento para el acreedor pero, de paso, favoreciendo los incumplimientos de los deudores, costo inevitable para esta nueva alternativa.

580

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

581

Álvaro Puelma Accorsi duda de la constitucionalidad de ese gravamen, al estimar que se trataría de un tributo, ya que la suma indicada, muchas veces resulta de difícil recuperación. Estimamos que aparece justificada la existencia de tal gravamen al acreedor solicitante. Resulta difícil adherir a la propuesta de Puelma Accorsi, en la medida que ese gravamen no reúne las condiciones propias a los tributos, más bien enfrentamos una carga procesal de carácter eminente transitorio, independientemente de lo azaroso que puede resultar su recuperación y de lo reprochable que, bajo todo punto de vista, es entrabar el acceso a la justicia. En el sistema de administración de justicia chileno, finalmente, se torna azaroso cualquier emprendimiento, partiendo por las resoluciones que, muchas veces devienen en sorprendentes hasta incluso alcanzar la ilegalidad, pero ello no constituye la impronta general de los tribunales que, felizmente, en la gran mayoría de los casos, tratan de hacerlo lo mejor posible aún cuando en definitiva no siempre alcancen ese propósito como en toda obra humana. Pero volviendo a la propuesta de Álvaro Puelma Accorsi, de aceptar su predicamento ello conduciría a concluir que todas las cargas procesales, como notificaciones y otros derechos que los litigantes quedan obligados a solventar, sin la certeza de devolución, inscribirían en el concepto de tributo, lo que no consideramos sea la alternativa de interpretación correcta por no satisfacer las exigencias propias de los tributos. En síntesis, el artículo 44 del Libro IV del Co. de Comercio especifica los requisitos que debe satisfacer el emprendimiento destinado a provocar la declaración de quiebra, sin indicar si ha sido enderezada por el deudor o un acreedor, no obstante, existen claros indicios que alude sólo a esta última iniciativa. Tales exigencias podemos sintetizarlas de la siguiente forma: 1. Especificar la causal que justificaría librar la declaratoria de quiebra, como también sus hechos constitutivos, circunstancia que no es impuesta

1. Especificar la causal que justificaría librar la declaratoria de quiebra, como también sus hechos constitutivos, circunstancia que no es impuesta Tales exigencias podemos sintetizarlas de la siguiente forma: En síntesis, el artículo 44 del Libro IV del Co. de Comercio especifica los requisitos que debe satisfacer el emprendimiento destinado a provocar la declaración de quiebra, sin indicar si ha sido enderezada por el deudor o un acreedor, no obstante, existen claros indicios que alude sólo a esta última iniciativa. Pero volviendo a la propuesta de Álvaro Puelma Accorsi, de aceptar su predicamento ello conduciría a concluir que todas las cargas procesales, como notificaciones y otros derechos que los litigantes quedan obligados a solventar, sin la certeza de devolución, inscribirían en el concepto de tributo, lo que no consideramos sea la alternativa de interpretación correcta por no satisfacer las exigencias propias de los tributos. En el sistema de administración de justicia chileno, finalmente, se torna azaroso cualquier emprendimiento, partiendo por las resoluciones que, muchas veces devienen en sorprendentes hasta incluso alcanzar la ilegalidad, pero ello no constituye la impronta general de los tribunales que, felizmente, en la gran mayoría de los casos, tratan de hacerlo lo mejor posible aún cuando en definitiva no siempre alcancen ese propósito como en toda obra humana. Resulta difícil adherir a la propuesta de Puelma Accorsi, en la medida que ese gravamen no reúne las condiciones propias a los tributos, más bien enfrentamos una carga procesal de carácter eminente transitorio, independientemente de lo azaroso que puede resultar su recuperación y de lo reprochable que, bajo todo punto de vista, es entrabar el acceso a la justicia. Estimamos que aparece justificada la existencia de tal gravamen al acreedor solicitante. Álvaro Puelma Accorsi duda de la constitucionalidad de ese gravamen, al estimar que se trataría de un tributo, ya que la suma indicada, muchas veces resulta de difícil recuperación. DERECHO CONCURSAL CHILENO

581

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Con todo, no debemos olvidar que el derecho a obtener una indemnización por parte del deudor no deriva automáticamente del sólo hecho de

582

El rechazo de esa solicitud adquiere gravedad a la vista de la responsabilidad que asume el peticionario de indemnizar perjuicios al deudor, cuando es vencido en su pretensión.

a la petición materializada por el propio deudor, dejando en evidencia que sólo alude a la tramitación iniciada por uno o más acreedores.

Dada la forma en que finalmente aparece redactado el artículo 44 del Libro IV del Co. de Comercio, conforme a la modificación introducida por la Ley Nº 20.004, esta exigencia surge como una cuestión de carácter imperativo, de manera que su omisión podrá traer aparejado el rechazo de la petición de quiebra.

2. Acompañar los documentos necesarios para acreditar los hechos fundantes de la causal que justifican la petición o, en su caso, ofrecer las pruebas conducentes con ese propósito, lo cual tampoco aparece como una exigencia en el artículo 42 del Libro IV del Co. de Comercio.

4. Señalar el nombre del síndico titular y el del suplente, para que sean designados por el tribunal en esa calidad. Los síndicos deben figurar en la nómina nacional confeccionada por el Ministerio de Justicia. Cuando la tramitación para provocar la declaración de quiebra es iniciada por el propio deudor, como ya revisamos, la forma de designar al síndico de la quiebra es diferente, partiendo por la audiencia de quienes figuren como los tres principales acreedores hasta llegar, incluso, a designarlo por sorteo.

3. Si la causal consiste en aquella aplicable a los deudores especificados en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio, también corresponderá que quien insta por provocar la declaración de la quiebra, acredite tal circunstancia o, en su defecto, que carece de dicha calidad toda vez que diga razón con una causal exclusiva para los deudores que, precisamente, no quedan inscritos en la descripción contenida en ese precepto.

Todo ello, igualmente, no es exigido al deudor que inicia una tramitación para provocar su la declaración de su propia quiebra.

Todo ello, igualmente, no es exigido al deudor que inicia una tramitación para provocar su la declaración de su propia quiebra.

3. Si la causal consiste en aquella aplicable a los deudores especificados en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio, también corresponderá que quien insta por provocar la declaración de la quiebra, acredite tal circunstancia o, en su defecto, que carece de dicha calidad toda vez que diga razón con una causal exclusiva para los deudores que, precisamente, no quedan inscritos en la descripción contenida en ese precepto.

4. Señalar el nombre del síndico titular y el del suplente, para que sean designados por el tribunal en esa calidad. Los síndicos deben figurar en la nómina nacional confeccionada por el Ministerio de Justicia. Cuando la tramitación para provocar la declaración de quiebra es iniciada por el propio deudor, como ya revisamos, la forma de designar al síndico de la quiebra es diferente, partiendo por la audiencia de quienes figuren como los tres principales acreedores hasta llegar, incluso, a designarlo por sorteo.

2. Acompañar los documentos necesarios para acreditar los hechos fundantes de la causal que justifican la petición o, en su caso, ofrecer las pruebas conducentes con ese propósito, lo cual tampoco aparece como una exigencia en el artículo 42 del Libro IV del Co. de Comercio.

Dada la forma en que finalmente aparece redactado el artículo 44 del Libro IV del Co. de Comercio, conforme a la modificación introducida por la Ley Nº 20.004, esta exigencia surge como una cuestión de carácter imperativo, de manera que su omisión podrá traer aparejado el rechazo de la petición de quiebra.

a la petición materializada por el propio deudor, dejando en evidencia que sólo alude a la tramitación iniciada por uno o más acreedores.

El rechazo de esa solicitud adquiere gravedad a la vista de la responsabilidad que asume el peticionario de indemnizar perjuicios al deudor, cuando es vencido en su pretensión.

GONZALO BAEZA OVALLE

Con todo, no debemos olvidar que el derecho a obtener una indemnización por parte del deudor no deriva automáticamente del sólo hecho de

582

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

583

haber sido rechazada la petición de quiebra. Han de concurrir en la especie, además, los requisitos de culpa o dolo que revisaremos más adelante y, también corresponderá, acreditar un perjuicio efectivo con una relación de causalidad entre la solicitud y el daño cuya reparación es perseguida. Esta norma es de antigüa data, ya que podemos encontrar su antecedente legislativo en el inciso final del artículo 1351 del Co. de Comercio de 1865 que, al efecto, disponía: “Desechada la solicitud, el deudor podrá demandar indemnización de daños y perjuicios al acreedor que hubiere provocado la declaración de quiebra, probando que éste ha procedido culpable o dolosamente.” 5. Acompañar un vale a la vista o boleta bancaria a la orden del tribunal por una suma equivalente a 100 unidades de fomento para proveer a los primeros gastos que precise la apertura del concurso. Esta exigencia no es impuesta al deudor cuando inicia la tramitación destinada a provocar la declaración de su propia quiebra, dejando en evidencia que ella no resulta aplicable a ese emprendimiento. Los argumentos para llegar a esa conclusión básicamente son dos: El primero radica en que esa consignación adquiere la calidad de un crédito del solicitante contra el fallido, lo que no podría ocurrir si fue este último quien realizó la consignación; En segundo lugar, el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio impone a los deudores que indica la obligación de solicitar su propia quiebra en el término de 15 días a partir de la fecha de cesación de pagos. No corresponde considerar como argumento en contra de esa posición que el artículo no contenga una distinción o diferenciación entre acreedor y deudor, en la medida que efectivamente de su contexto así parece derivar, en tanto nadie pone en duda o controvierte que la ley no exige a este último invocar una causal para solicitar su quiebra, no procediendo asumir como tal la existencia de la cesación de pago a que alude el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio.

No corresponde considerar como argumento en contra de esa posición que el artículo no contenga una distinción o diferenciación entre acreedor y deudor, en la medida que efectivamente de su contexto así parece derivar, en tanto nadie pone en duda o controvierte que la ley no exige a este último invocar una causal para solicitar su quiebra, no procediendo asumir como tal la existencia de la cesación de pago a que alude el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio. En segundo lugar, el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio impone a los deudores que indica la obligación de solicitar su propia quiebra en el término de 15 días a partir de la fecha de cesación de pagos. El primero radica en que esa consignación adquiere la calidad de un crédito del solicitante contra el fallido, lo que no podría ocurrir si fue este último quien realizó la consignación; Los argumentos para llegar a esa conclusión básicamente son dos: Esta exigencia no es impuesta al deudor cuando inicia la tramitación destinada a provocar la declaración de su propia quiebra, dejando en evidencia que ella no resulta aplicable a ese emprendimiento. 5. Acompañar un vale a la vista o boleta bancaria a la orden del tribunal por una suma equivalente a 100 unidades de fomento para proveer a los primeros gastos que precise la apertura del concurso. “Desechada la solicitud, el deudor podrá demandar indemnización de daños y perjuicios al acreedor que hubiere provocado la declaración de quiebra, probando que éste ha procedido culpable o dolosamente.” Esta norma es de antigüa data, ya que podemos encontrar su antecedente legislativo en el inciso final del artículo 1351 del Co. de Comercio de 1865 que, al efecto, disponía: haber sido rechazada la petición de quiebra. Han de concurrir en la especie, además, los requisitos de culpa o dolo que revisaremos más adelante y, también corresponderá, acreditar un perjuicio efectivo con una relación de causalidad entre la solicitud y el daño cuya reparación es perseguida. DERECHO CONCURSAL CHILENO

583

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Como este trámite, de lograr su propósito de declarar la quiebra del deudor, afecta el patrimonio de este, entendido ahora en su correcta acepción, como los derechos que asisten a toda persona, al igual que también afectará el patrimonio del acreedor peticionario y, en general, del resto de los acreedores, ha de ser seguida la regla general en materia procesal en el sentido que la primera notificación en un procedimiento de esa naturaleza que, para estos efectos, lo entendemos como “la iniciación de los trámites destinados a provocar la declaración de quiebra”, habrá de ser efectuada personalmente o en forma subsidiaria, con arreglo a lo prevenido en el artículo 44 del Co. de Procedimiento Civil.

584

El primer aspecto que salta a la vista en esta disposición, que hemos estudiado y citado reiteradamente con anterioridad bajo el prisma de su adecuación a las garantías constitucionales, particularmente del debido proceso, surge en relación a enfatizar que la iniciación de la tramitación del acreedor para provocar la declaración de quiebra, no corresponde a una demanda contra el deudor sino un requerimiento al Estado para que a través del órgano jurisdiccional respectivo, el tribunal que recibe ese requerimiento, investigue la efectividad de los hechos que tipifican la o las causales de quiebra invocadas, como hechos reveladores de insolvencia.

2.2.2. Tramitación de la petición para provocar la declaración de quiebra

“El juzgado se pronunciará sobre la solicitud de quiebra a la brevedad posible, con audiencia del deudor, y deberá cerciorarse, por todos los medios a su alcance, de la efectividad de las causales invocadas. “La audiencia del deudor sólo tendrá carácter informativo, no dará lugar a incidente, y en ella éste podrá consignar fondos suficientes para el pago de los créditos que hubieren servido de base a la solicitud de quiebra y las costas correspondientes, en cuyo caso no procederá la declaración de quiebra. “Si la solicitud fuere desechada en definitiva, el deudor podrá demandar indemnización de perjuicios al acreedor, si probare que éste ha procedido culpable o dolosamente. “Para los efectos indicados en el inciso primero de este artículo se notificará al deudor personalmente o en la forma prevista en el artículo 44 del Código de Procedimiento Civil, aun cuando no se encuentre en el lugar del juicio”.

El artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio, dispone:

El artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio, dispone:

“El juzgado se pronunciará sobre la solicitud de quiebra a la brevedad posible, con audiencia del deudor, y deberá cerciorarse, por todos los medios a su alcance, de la efectividad de las causales invocadas. “La audiencia del deudor sólo tendrá carácter informativo, no dará lugar a incidente, y en ella éste podrá consignar fondos suficientes para el pago de los créditos que hubieren servido de base a la solicitud de quiebra y las costas correspondientes, en cuyo caso no procederá la declaración de quiebra. “Si la solicitud fuere desechada en definitiva, el deudor podrá demandar indemnización de perjuicios al acreedor, si probare que éste ha procedido culpable o dolosamente. “Para los efectos indicados en el inciso primero de este artículo se notificará al deudor personalmente o en la forma prevista en el artículo 44 del Código de Procedimiento Civil, aun cuando no se encuentre en el lugar del juicio”.

2.2.2. Tramitación de la petición para provocar la declaración de quiebra

El primer aspecto que salta a la vista en esta disposición, que hemos estudiado y citado reiteradamente con anterioridad bajo el prisma de su adecuación a las garantías constitucionales, particularmente del debido proceso, surge en relación a enfatizar que la iniciación de la tramitación del acreedor para provocar la declaración de quiebra, no corresponde a una demanda contra el deudor sino un requerimiento al Estado para que a través del órgano jurisdiccional respectivo, el tribunal que recibe ese requerimiento, investigue la efectividad de los hechos que tipifican la o las causales de quiebra invocadas, como hechos reveladores de insolvencia.

GONZALO BAEZA OVALLE

Como este trámite, de lograr su propósito de declarar la quiebra del deudor, afecta el patrimonio de este, entendido ahora en su correcta acepción, como los derechos que asisten a toda persona, al igual que también afectará el patrimonio del acreedor peticionario y, en general, del resto de los acreedores, ha de ser seguida la regla general en materia procesal en el sentido que la primera notificación en un procedimiento de esa naturaleza que, para estos efectos, lo entendemos como “la iniciación de los trámites destinados a provocar la declaración de quiebra”, habrá de ser efectuada personalmente o en forma subsidiaria, con arreglo a lo prevenido en el artículo 44 del Co. de Procedimiento Civil.

584

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

585

La diferencia con las regulaciones comunes estriba en que, para hacer uso de esta última modalidad de notificación, en otras palabras, la subsidiaria a la personal, no es preciso acreditar que el deudor se encuentre en el lugar donde es iniciado el procedimiento. Resulta sorprendente, en el contexto de esta ley, que sea exigida la audiencia del deudor, sin excepcionar el caso del número 3º del artículo 43 del Libro IV del Co. de Comercio, que alude a su eventual fuga u ocultamiento como fundamento de la petición, en tanto ese trámite no podrá ser cumplido: el deudor no será oído. Pese a que el legislador aclare que la audiencia en cuestión no derivará en un incidente, en la práctica el tribunal queda obligado a dar la oportunidad al deudor para que diga lo que estime más conveniente para sus intereses, por lo cual, no siendo posible generar las condiciones para abrir una controversia, esa notificación equivale a la citación a un comparendo en que es verificada la audiencia exigida por el legislador. Lamentablemente, los tribunales no han logrado desentrañar la correcta doctrina y el camino procesal que han de seguir para cumplir debidamente con el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio lo que, obviamente, no recae en el ámbito de sus responsabilidades, en la medida que enfrentan una tramitación especializada y ajena a la normalidad de su actuar. De este modo, la especificación legal en el sentido que esa audiencia no involucra un incidente, determina el surgimiento de un alto grado de confusión en los tribunales respecto al plazo con que cuenta el deudor para evacuar ese traslado. Para demostrar lo aseverado, sólo a vía ejemplar, el Décimo Quinto Juzgado Civil de Santiago, en los autos sobre quiebra de Comercial Kaval S.A., tramitada bajo el Rol Nº 4.385-2002, aplicó la regla del artículo 3º del Co. de Procedimiento Civil. Su línea de argumentación fue que, no existiendo una regla especial en el Libro IV del Co. de Comercio, respecto al plazo que había de ser otorgado al deudor para evacuar el traslado y dado el tenor de lo prevenido en el artículo 45 de esa ley, en el sentido que esa audiencia no forma un inci-

Su línea de argumentación fue que, no existiendo una regla especial en el Libro IV del Co. de Comercio, respecto al plazo que había de ser otorgado al deudor para evacuar el traslado y dado el tenor de lo prevenido en el artículo 45 de esa ley, en el sentido que esa audiencia no forma un inciPara demostrar lo aseverado, sólo a vía ejemplar, el Décimo Quinto Juzgado Civil de Santiago, en los autos sobre quiebra de Comercial Kaval S.A., tramitada bajo el Rol Nº 4.385-2002, aplicó la regla del artículo 3º del Co. de Procedimiento Civil. De este modo, la especificación legal en el sentido que esa audiencia no involucra un incidente, determina el surgimiento de un alto grado de confusión en los tribunales respecto al plazo con que cuenta el deudor para evacuar ese traslado. Lamentablemente, los tribunales no han logrado desentrañar la correcta doctrina y el camino procesal que han de seguir para cumplir debidamente con el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio lo que, obviamente, no recae en el ámbito de sus responsabilidades, en la medida que enfrentan una tramitación especializada y ajena a la normalidad de su actuar. Pese a que el legislador aclare que la audiencia en cuestión no derivará en un incidente, en la práctica el tribunal queda obligado a dar la oportunidad al deudor para que diga lo que estime más conveniente para sus intereses, por lo cual, no siendo posible generar las condiciones para abrir una controversia, esa notificación equivale a la citación a un comparendo en que es verificada la audiencia exigida por el legislador. Resulta sorprendente, en el contexto de esta ley, que sea exigida la audiencia del deudor, sin excepcionar el caso del número 3º del artículo 43 del Libro IV del Co. de Comercio, que alude a su eventual fuga u ocultamiento como fundamento de la petición, en tanto ese trámite no podrá ser cumplido: el deudor no será oído. La diferencia con las regulaciones comunes estriba en que, para hacer uso de esta última modalidad de notificación, en otras palabras, la subsidiaria a la personal, no es preciso acreditar que el deudor se encuentre en el lugar donde es iniciado el procedimiento. DERECHO CONCURSAL CHILENO

585

RETIRO

dente y, por ende, no pudiendo aplicar la norma procedimental supletoria del artículo 5º del Libro IV del Co. de Comercio, no vio otro camino que aplicar las normas generales. Conforme al artículo 3º del Co. de Procedimiento Civil, corresponde aplicar las normas de tramitación del juicio ordinario “en todas las gestiones, trámites y actuaciones que no estén sometidos a una regla especial diversa, cualquiera sea su naturaleza”, por consecuencia, concedió al deudor quince días hábiles para “contestar”, confiriéndole “traslado”, en circunstancias que lo procedente es escucharlo y no apercibirlo para oponer excepciones, alegaciones o defensas, formalmente, que no es el propósito de la audiencia.

No parece inoficioso considerar que la naturaleza del procedimiento concursal exige imprimir la mayor celeridad en su tramitación por la urgencia y gravedad que reviste la cesación de pago, lo que no condice con la forma en que fue interpretada la normativa concursal y, en particular, el artículo 45 en comento por el tribunal señalado.

GONZALO BAEZA OVALLE

Hay una segunda línea interpretativa sustentada para resolver la dificultad surgida a partir de la no determinación de plazo en el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio, dejando entregado a la libre discrecionalidad del tribunal fijar el término en el cual debe evacuar el traslado el deudor, asumiendo la brevedad del lapso de tercero día que importaría aplicar las regulaciones de los incidentes, lo contradictorio que resulta y que vio adecuadamente el 15º Juzgado Civil, que no sea aceptado al deu-

586

Hay que reconocer que es posible discrepar de la interpretación pero bajo ningún respecto ridiculizarla porque está legalmente fundada sobre la base de un razonamiento del cual discrepamos por el sentido del procedimiento pero no por el método usado por ese tribunal para llegar a la conclusión, de modo que su decisión resulta correcta en términos de técnica jurídica.

Lo que falla, insistimos, es la debida interpretación del propósito de la instauración de los procedimientos concursales, lo que también es parte de los mecanismos que debe usar la técnica jurídica y no fue empleado, por lo cual aparecía y aparece como una cuestión de primera prioridad al estudiar estas materias dejar en claro naturaleza jurídica de los procedimientos concursales, como lo hicimos en los capítulos anteriores.

Lo que falla, insistimos, es la debida interpretación del propósito de la instauración de los procedimientos concursales, lo que también es parte de los mecanismos que debe usar la técnica jurídica y no fue empleado, por lo cual aparecía y aparece como una cuestión de primera prioridad al estudiar estas materias dejar en claro naturaleza jurídica de los procedimientos concursales, como lo hicimos en los capítulos anteriores.

Hay que reconocer que es posible discrepar de la interpretación pero bajo ningún respecto ridiculizarla porque está legalmente fundada sobre la base de un razonamiento del cual discrepamos por el sentido del procedimiento pero no por el método usado por ese tribunal para llegar a la conclusión, de modo que su decisión resulta correcta en términos de técnica jurídica.

No parece inoficioso considerar que la naturaleza del procedimiento concursal exige imprimir la mayor celeridad en su tramitación por la urgencia y gravedad que reviste la cesación de pago, lo que no condice con la forma en que fue interpretada la normativa concursal y, en particular, el artículo 45 en comento por el tribunal señalado.

Conforme al artículo 3º del Co. de Procedimiento Civil, corresponde aplicar las normas de tramitación del juicio ordinario “en todas las gestiones, trámites y actuaciones que no estén sometidos a una regla especial diversa, cualquiera sea su naturaleza”, por consecuencia, concedió al deudor quince días hábiles para “contestar”, confiriéndole “traslado”, en circunstancias que lo procedente es escucharlo y no apercibirlo para oponer excepciones, alegaciones o defensas, formalmente, que no es el propósito de la audiencia. dente y, por ende, no pudiendo aplicar la norma procedimental supletoria del artículo 5º del Libro IV del Co. de Comercio, no vio otro camino que aplicar las normas generales. 586

GONZALO BAEZA OVALLE

Hay una segunda línea interpretativa sustentada para resolver la dificultad surgida a partir de la no determinación de plazo en el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio, dejando entregado a la libre discrecionalidad del tribunal fijar el término en el cual debe evacuar el traslado el deudor, asumiendo la brevedad del lapso de tercero día que importaría aplicar las regulaciones de los incidentes, lo contradictorio que resulta y que vio adecuadamente el 15º Juzgado Civil, que no sea aceptado al deu-

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

587

dor promover incidentes pero, en el hecho, el requerimiento es tramitado como incidente y la enormidad del plazo de seguir el camino asumido por la primera tendencia. Consideramos que esta segunda ponencia tampoco está ajustada al sentido o espíritu de la normativa concursal ya que, conforme al artículo 45, resulta improcedente conferir “traslado” al deudor, en tanto ello implicaría que puede “contestar” y, por ende, surge una “controversia” que es, precisamente, lo que dicho precepto dispone que no puede ser aceptado. La tesis mayoritaria y lo usual es que los tribunales confieran el término de tres días, pues cada vez que es concedido conocimiento o audiencia a alguien respecto a un documento o trámite, el plazo es, precisamente, de tres días, lo que no involucra que esas actuaciones queden transformadas en incidentes ni que el deudor deba evacuar un “traslado”, en términos de “contestar” al acreedor, pese a lo cual los tribunales confieren “traslado”, que es la forma tradicional de proveer esas presentaciones.

Del modo indicado entienden cumplir lo prevenido en el artículo 5º del Libro IV del Co. de Comercio, en el sentido que toda cuestión suscitada en el juicio de quiebras debe tramitarse como incidente, a menos que la ley señale un procedimiento diverso lo que, en concepto de los tribunales, no ocurriría en esta situación. Nos parece que ninguna de esas interpretaciones se ajusta al sentido de la normativa concursal y existe otra posibilidad de solución que encuadra mejor en el propósito de esas regulaciones. La audiencia concedida por el legislador al deudor, privilegia la necesidad del Estado de asegurarse que el hecho invocado por el acreedor como fundamento de su pretensión es verídico, pues la declaración de quiebra importa suspender y, en algunos casos, terminar algunas garantías constituciones del deudor como también de los acreedores. Álvaro Puelma Accorsi analizó ese artículo concluyendo que la audiencia que él contempla responde a un doble propósito: a) Que el deudor exprese lo que corresponda a sus derechos, en carácter “informativo”, sin que dé lugar a un incidente.

a) Que el deudor exprese lo que corresponda a sus derechos, en carácter “informativo”, sin que dé lugar a un incidente. Álvaro Puelma Accorsi analizó ese artículo concluyendo que la audiencia que él contempla responde a un doble propósito: La audiencia concedida por el legislador al deudor, privilegia la necesidad del Estado de asegurarse que el hecho invocado por el acreedor como fundamento de su pretensión es verídico, pues la declaración de quiebra importa suspender y, en algunos casos, terminar algunas garantías constituciones del deudor como también de los acreedores. Nos parece que ninguna de esas interpretaciones se ajusta al sentido de la normativa concursal y existe otra posibilidad de solución que encuadra mejor en el propósito de esas regulaciones. Del modo indicado entienden cumplir lo prevenido en el artículo 5º del Libro IV del Co. de Comercio, en el sentido que toda cuestión suscitada en el juicio de quiebras debe tramitarse como incidente, a menos que la ley señale un procedimiento diverso lo que, en concepto de los tribunales, no ocurriría en esta situación. La tesis mayoritaria y lo usual es que los tribunales confieran el término de tres días, pues cada vez que es concedido conocimiento o audiencia a alguien respecto a un documento o trámite, el plazo es, precisamente, de tres días, lo que no involucra que esas actuaciones queden transformadas en incidentes ni que el deudor deba evacuar un “traslado”, en términos de “contestar” al acreedor, pese a lo cual los tribunales confieren “traslado”, que es la forma tradicional de proveer esas presentaciones.

Consideramos que esta segunda ponencia tampoco está ajustada al sentido o espíritu de la normativa concursal ya que, conforme al artículo 45, resulta improcedente conferir “traslado” al deudor, en tanto ello implicaría que puede “contestar” y, por ende, surge una “controversia” que es, precisamente, lo que dicho precepto dispone que no puede ser aceptado. dor promover incidentes pero, en el hecho, el requerimiento es tramitado como incidente y la enormidad del plazo de seguir el camino asumido por la primera tendencia. DERECHO CONCURSAL CHILENO

587

RETIRO

b) Consignar fondos suficientes para el pago de los créditos que hubieren servido de base a la solicitud de quiebra y costas, enervando la acción concursal. Así comenta que la disposición en estudio permitiría al deudor solucionar el crédito de un acreedor, de hecho, con preferencia a los demás acreedores, aún cuando pueda estar en cesación de pagos, lo que el Libro IV del Co. de Comercio sanciona en el número 1 del artículo 219, mediante la gestación de una presunción de quiebra culpable.

Esa forma de interpretación del artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio, a nuestro juicio, está libre de las complicaciones que traen aparejadas las otras maneras de aplicar el precepto que hemos analizado.

GONZALO BAEZA OVALLE

Conforme a lo anterior e incluso sobre abundando en el tema, esta etapa procesal no inscribe en la necesidad general de satisfacer la exigencia de un debido proceso, ya que éste ha de ser satisfecho toda vez que sea perseguida una condena, civil o penal de alguien, que obtiene una retribución con esa condena. Dicha retribución puede ser singular, si se trata de uno o más particulares o, social, como ocurre con la generalidad de los procedimientos penales.

588

De todas formas, no entendemos la mencionada audiencia o el llamado del artículo 45 a una audiencia del deudor, de la misma manera, por lo cual consideramos también que la tramitación que corresponde imprimir por el tribunal al requerimiento de uno o más acreedores destinado a provocar la declaración de quiebra de un deudor, es diferente.

Una audiencia implica un comparendo, en el cual el deudor no sólo pueda sino que debe exponer al tribunal su visión respecto de los hechos que sirven de fundamento al requerimiento y aportar los antecedentes que estime conveniente para colaborar con la labor del tribunal, sin perjuicio de allegar aquellos que éste le ordene entregar, en cumplimiento de su labor inquisita o ex officio.

En efecto, exigiendo el legislador una “audiencia”, el tribunal debe citar a una “audiencia”, aún cuando parezca una obviedad que quizás por ese mismo hecho no fue asumido así en la práctica.

En efecto, exigiendo el legislador una “audiencia”, el tribunal debe citar a una “audiencia”, aún cuando parezca una obviedad que quizás por ese mismo hecho no fue asumido así en la práctica.

Una audiencia implica un comparendo, en el cual el deudor no sólo pueda sino que debe exponer al tribunal su visión respecto de los hechos que sirven de fundamento al requerimiento y aportar los antecedentes que estime conveniente para colaborar con la labor del tribunal, sin perjuicio de allegar aquellos que éste le ordene entregar, en cumplimiento de su labor inquisita o ex officio.

De todas formas, no entendemos la mencionada audiencia o el llamado del artículo 45 a una audiencia del deudor, de la misma manera, por lo cual consideramos también que la tramitación que corresponde imprimir por el tribunal al requerimiento de uno o más acreedores destinado a provocar la declaración de quiebra de un deudor, es diferente. b) Consignar fondos suficientes para el pago de los créditos que hubieren servido de base a la solicitud de quiebra y costas, enervando la acción concursal. 588

GONZALO BAEZA OVALLE

Conforme a lo anterior e incluso sobre abundando en el tema, esta etapa procesal no inscribe en la necesidad general de satisfacer la exigencia de un debido proceso, ya que éste ha de ser satisfecho toda vez que sea perseguida una condena, civil o penal de alguien, que obtiene una retribución con esa condena. Dicha retribución puede ser singular, si se trata de uno o más particulares o, social, como ocurre con la generalidad de los procedimientos penales.

Así comenta que la disposición en estudio permitiría al deudor solucionar el crédito de un acreedor, de hecho, con preferencia a los demás acreedores, aún cuando pueda estar en cesación de pagos, lo que el Libro IV del Co. de Comercio sanciona en el número 1 del artículo 219, mediante la gestación de una presunción de quiebra culpable.

Esa forma de interpretación del artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio, a nuestro juicio, está libre de las complicaciones que traen aparejadas las otras maneras de aplicar el precepto que hemos analizado.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

589

Los procedimientos concursales los hemos inscrito en las tutelas colectivas con la salvedad que las personas tuteladas no sólo son los acreedores sino también el deudor y la sociedad, en general.

2. Poner al tribunal en situación de exigir la entrega o aporte de antecedentes que estime necesarios para formar su convicción en torno a la efectividad de los hechos fundantes de la causal invocada, pudiendo decretar las diligencias probatorias o si se quiere, investigativas pertinentes, con la inmediatez que le permite el conocimiento directo de los hechos y contacto con los interesados. Con todo, reconocemos las siguientes finalidades específicas de esa audiencia del deudor:

Para establecer el escenario de otra manera, si un interesado en que sea reconocida su calidad de presunto heredero respecto a una herencia, solicita la posesión efectiva para sí y demás herederos, no corresponde entender que fue infringida la garantía constitucional del debido proceso si el tribunal no otorga traslado de esa petición a las demás personas para las cuales también es solicitado el reconocimiento de su calidad de herederos. Esta última condición atribuye derechos y obligaciones, por lo cual no podrá ser afirmado que lo anterior acontece porque sólo son conferidos los primeros, dado que eso no es así.

En general, en los procedimientos no contenciosos como esta primera fase de los concursales orientada a obtener la apertura de ellos a través de la declaración de quiebra, ha de seguirse la lógica de lo no contencioso, con la restricción expresa de la ley en el sentido que el deudor no puede transformarlo en contencioso a través de la generación de incidentes o haciendo de la tramitación en sí un incidente, que viene a ser lo mismo en cuanto a infringir la prohibición legal.

En general, en los procedimientos no contenciosos como esta primera fase de los concursales orientada a obtener la apertura de ellos a través de la declaración de quiebra, ha de seguirse la lógica de lo no contencioso, con la restricción expresa de la ley en el sentido que el deudor no puede transformarlo en contencioso a través de la generación de incidentes o haciendo de la tramitación en sí un incidente, que viene a ser lo mismo en cuanto a infringir la prohibición legal.

Para establecer el escenario de otra manera, si un interesado en que sea reconocida su calidad de presunto heredero respecto a una herencia, solicita la posesión efectiva para sí y demás herederos, no corresponde entender que fue infringida la garantía constitucional del debido proceso si el tribunal no otorga traslado de esa petición a las demás personas para las cuales también es solicitado el reconocimiento de su calidad de herederos. Esta última condición atribuye derechos y obligaciones, por lo cual no podrá ser afirmado que lo anterior acontece porque sólo son conferidos los primeros, dado que eso no es así.

Con todo, reconocemos las siguientes finalidades específicas de esa audiencia del deudor:

Los procedimientos concursales los hemos inscrito en las tutelas colectivas con la salvedad que las personas tuteladas no sólo son los acreedores sino también el deudor y la sociedad, en general.

2. Poner al tribunal en situación de exigir la entrega o aporte de antecedentes que estime necesarios para formar su convicción en torno a la efectividad de los hechos fundantes de la causal invocada, pudiendo decretar las diligencias probatorias o si se quiere, investigativas pertinentes, con la inmediatez que le permite el conocimiento directo de los hechos y contacto con los interesados.

1. Generar una instancia procesal que habilite al deudor para hacer presente al tribunal todas las circunstancias de hecho y de derecho que estime pertinentes, para que el Estado, con el mayor nivel de información, pueda adoptar una decisión fundada en orden a intervenir los patrimonios del deudor y sus acreedores en aras de un beneficio o bien jurídico mayor, como resulta ser el orden público económico.

1. Generar una instancia procesal que habilite al deudor para hacer presente al tribunal todas las circunstancias de hecho y de derecho que estime pertinentes, para que el Estado, con el mayor nivel de información, pueda adoptar una decisión fundada en orden a intervenir los patrimonios del deudor y sus acreedores en aras de un beneficio o bien jurídico mayor, como resulta ser el orden público económico. DERECHO CONCURSAL CHILENO

589

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Lamentablemente los tribunales no satisfacen tal obligación, manteniendo la pasividad y decidiendo en función, únicamente, de los antecedentes que

590

4. Indicar al tribunal el camino que debe seguir para cumplir a cabalidad la obligación impuesta por el inciso primero del artículo 45, en orden a “cerciorarse, por todos los medios a su alcance, de la efectividad de las causales invocadas”.

Como el deudor no enfrenta una demanda ni tampoco tiene la necesidad de contestar una, no precluye su derecho a hacer valer con posterioridad, en otras etapas de este procedimiento, todos los antecedentes que estime adecuados para una mejor decisión del Estado, sea por vía de interponer el recurso especial de reposición o, en su caso, apelación.

Otros ejemplos que podemos traer a colación es el de los cheques, letras de cambio y pagarés, en que el legislador establece expresamente la obligación de consignar dentro de tercero día el capital, intereses y costas, para los fines que expresa.

3. Permitir al deudor terminar el trámite acreditando que no es efectivo el fundamento de toda pretensión para iniciar un procedimiento destinado a provocar la declaración de quiebra, como es la insolvencia. La mejor forma de probarlo a través de la consignación del crédito fundante y sus costas, asumiendo el riesgo penal que, si lo hace pese a estar en insolvencia, engañando al tribunal y acreedores sobre su real condición, su quiebra posterior podrá ser calificada.

Por el contrario, sí fue preciso consignar la obligación de pagar las “costas” de la causa, pues estas son adeudadas en la medida que exista una resolución judicial que así lo establezca y, cada vez que el legislador desee forzar la decisión sobre la materia, ha debido disponerlo de manera expresa y este resulta ser uno de los casos.

Como explicamos, al aludir a los “créditos” fundantes, el legislador no necesitó señalar específicamente los reajustes e intereses, ya que como accesorios al mismo, rigen las reglas generales en el sentido que el pago ha de ser completo y, por ende, involucra el cumplimiento íntegro de la obligación, lo que supone el mencionado capital, reajustes e intereses.

Como explicamos, al aludir a los “créditos” fundantes, el legislador no necesitó señalar específicamente los reajustes e intereses, ya que como accesorios al mismo, rigen las reglas generales en el sentido que el pago ha de ser completo y, por ende, involucra el cumplimiento íntegro de la obligación, lo que supone el mencionado capital, reajustes e intereses.

Por el contrario, sí fue preciso consignar la obligación de pagar las “costas” de la causa, pues estas son adeudadas en la medida que exista una resolución judicial que así lo establezca y, cada vez que el legislador desee forzar la decisión sobre la materia, ha debido disponerlo de manera expresa y este resulta ser uno de los casos.

3. Permitir al deudor terminar el trámite acreditando que no es efectivo el fundamento de toda pretensión para iniciar un procedimiento destinado a provocar la declaración de quiebra, como es la insolvencia. La mejor forma de probarlo a través de la consignación del crédito fundante y sus costas, asumiendo el riesgo penal que, si lo hace pese a estar en insolvencia, engañando al tribunal y acreedores sobre su real condición, su quiebra posterior podrá ser calificada.

Otros ejemplos que podemos traer a colación es el de los cheques, letras de cambio y pagarés, en que el legislador establece expresamente la obligación de consignar dentro de tercero día el capital, intereses y costas, para los fines que expresa.

Como el deudor no enfrenta una demanda ni tampoco tiene la necesidad de contestar una, no precluye su derecho a hacer valer con posterioridad, en otras etapas de este procedimiento, todos los antecedentes que estime adecuados para una mejor decisión del Estado, sea por vía de interponer el recurso especial de reposición o, en su caso, apelación.

4. Indicar al tribunal el camino que debe seguir para cumplir a cabalidad la obligación impuesta por el inciso primero del artículo 45, en orden a “cerciorarse, por todos los medios a su alcance, de la efectividad de las causales invocadas”.

GONZALO BAEZA OVALLE

Lamentablemente los tribunales no satisfacen tal obligación, manteniendo la pasividad y decidiendo en función, únicamente, de los antecedentes que

590

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

591

proporcionan los interesados, en vez de decretar diligencias de oficio, como correspondería para cumplir cabalmente con lo ordenado por el legislador, a menos que la persona o personas que requieran su intervención aparezcan revestido de una importancia social que los hace más iguales que otros, lo que suele ocurrir en Chile y creemos que, pese a lo que sea dicho en contrario, acontece en todas partes del mundo. No hay justicias abstractas. No existe el ideal de justicia hecho carne en la tierra y estimamos razonable que eso ocurra aún cuando nuestros esfuerzos deben ser encaminados, siempre y en todo momento, hacia ese objetivo como utopía. En cuanto a la posibilidad de rendir prueba en esta etapa procesal, Álvaro Puelma Accorsi se inclina por la afirmativa en el evento que el tribunal considere que existen hechos substanciales, pertinentes y controvertidos. En ese evento, estima que el procedimiento aplicable debería ser el del juicio ordinario, siguiendo la regla del artículo 3º del Co. de Procedimiento Civil. No ha sido ese el criterio seguido por otros, al señalar que todo este procedimiento, que denominan de ante quiebra, debe ser breve, de manera que, en su concepto, tanto el acreedor solicitante como el deudor han de hacer valer sus medios de prueba todos juntos y de una sola vez. Agregan que si el acreedor no está en condiciones de acreditar su pretensión sumariamente, o el deudor la suya, debe rechazarse de plano la solicitud o declararse la quiebra difiriéndose al contradictorio propiamente tal la prueba más lata que este último prometa rendir. En suma, este proceso de ante quiebra sólo intenta crear una presunción más o menos grave de la existencia de la insolvencia, pero no dar prueba completa del mismo”. Nuevamente debemos disentir de ambas interpretaciones asumiendo que el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio otorga amplia libertad al tribunal para establecer la necesidad y oportunidad de la prueba, por lo cual será éste quien resolverá el tema en aras de servir al propósito indicado por ese artículo, que el tribunal alcance la convicción respecto a la realidad o efectividad de los hechos fundantes de la o las causales invocadas.

Nuevamente debemos disentir de ambas interpretaciones asumiendo que el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio otorga amplia libertad al tribunal para establecer la necesidad y oportunidad de la prueba, por lo cual será éste quien resolverá el tema en aras de servir al propósito indicado por ese artículo, que el tribunal alcance la convicción respecto a la realidad o efectividad de los hechos fundantes de la o las causales invocadas. Agregan que si el acreedor no está en condiciones de acreditar su pretensión sumariamente, o el deudor la suya, debe rechazarse de plano la solicitud o declararse la quiebra difiriéndose al contradictorio propiamente tal la prueba más lata que este último prometa rendir. En suma, este proceso de ante quiebra sólo intenta crear una presunción más o menos grave de la existencia de la insolvencia, pero no dar prueba completa del mismo”. No ha sido ese el criterio seguido por otros, al señalar que todo este procedimiento, que denominan de ante quiebra, debe ser breve, de manera que, en su concepto, tanto el acreedor solicitante como el deudor han de hacer valer sus medios de prueba todos juntos y de una sola vez. En ese evento, estima que el procedimiento aplicable debería ser el del juicio ordinario, siguiendo la regla del artículo 3º del Co. de Procedimiento Civil. En cuanto a la posibilidad de rendir prueba en esta etapa procesal, Álvaro Puelma Accorsi se inclina por la afirmativa en el evento que el tribunal considere que existen hechos substanciales, pertinentes y controvertidos. No existe el ideal de justicia hecho carne en la tierra y estimamos razonable que eso ocurra aún cuando nuestros esfuerzos deben ser encaminados, siempre y en todo momento, hacia ese objetivo como utopía. No hay justicias abstractas. proporcionan los interesados, en vez de decretar diligencias de oficio, como correspondería para cumplir cabalmente con lo ordenado por el legislador, a menos que la persona o personas que requieran su intervención aparezcan revestido de una importancia social que los hace más iguales que otros, lo que suele ocurrir en Chile y creemos que, pese a lo que sea dicho en contrario, acontece en todas partes del mundo. DERECHO CONCURSAL CHILENO

591

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Así piensa que, con posterioridad a la presentación del requerimiento destinado a provocar la declaración de quiebra e incluso de la audiencia y emitida la decisión del tribunal desestimando el requerimiento, el acreedor tendría alguna otra oportunidad procesal para intentar probar su acreencia o la existencia de la causal invocada, según el caso.

592

La fase contradictoria del procedimiento de quiebra, según Álvaro Puelma Accorsi aparecería frente a la interposición del recurso especial de reposición no antes ni después, pero en relación con el Estado.

Somos del parecer que los errores de interpretación obedecen, primordialmente, al desvío de la finalidad perseguida por el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio.

Segundo, el requerimiento del o de los acreedores persigue la intervención del Estado contra garantías constitucionales del deudor y de sus acreedores, de modo que para hacer operar esa situación de esa excepción debe adoptar los debidos resguardos para no obrar abusiva o arbitrariamente, en prevención de lo cual, entrega al tribunal la facultad y obligación de investigar la efectividad de los hechos invocados para estimar que se ha configurado una o más causales de quiebra.

El acreedor debe acompañar todos los antecedentes fundantes de la causal que invoca al interponer su requerimiento, el deudor ha de hacer lo propio en la audiencia o comparendo, es el tribunal quien ha de resolver si los antecedentes en pro o en contra de establecer la efectividad de los hechos que configuran la causal son suficientes y, bajo ese lineamiento exigirá al acreedor o al deudor o ambos, que alleguen los antecedentes que juzgue adecuados para ese fin o, en su caso dispondrá otras diligencias probatorias, como un informe de peritos, por ejemplo.

Primero, los propósitos generales a los cuales sirven los procedimientos concursales que, por su misma naturaleza imprimen urgencia a la tramitación;

El tema logra ser resuelto con más agilidad y menos discusiones si se tienen en claro dos aspectos:

El tema logra ser resuelto con más agilidad y menos discusiones si se tienen en claro dos aspectos:

Primero, los propósitos generales a los cuales sirven los procedimientos concursales que, por su misma naturaleza imprimen urgencia a la tramitación;

El acreedor debe acompañar todos los antecedentes fundantes de la causal que invoca al interponer su requerimiento, el deudor ha de hacer lo propio en la audiencia o comparendo, es el tribunal quien ha de resolver si los antecedentes en pro o en contra de establecer la efectividad de los hechos que configuran la causal son suficientes y, bajo ese lineamiento exigirá al acreedor o al deudor o ambos, que alleguen los antecedentes que juzgue adecuados para ese fin o, en su caso dispondrá otras diligencias probatorias, como un informe de peritos, por ejemplo.

Segundo, el requerimiento del o de los acreedores persigue la intervención del Estado contra garantías constitucionales del deudor y de sus acreedores, de modo que para hacer operar esa situación de esa excepción debe adoptar los debidos resguardos para no obrar abusiva o arbitrariamente, en prevención de lo cual, entrega al tribunal la facultad y obligación de investigar la efectividad de los hechos invocados para estimar que se ha configurado una o más causales de quiebra.

Somos del parecer que los errores de interpretación obedecen, primordialmente, al desvío de la finalidad perseguida por el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio.

La fase contradictoria del procedimiento de quiebra, según Álvaro Puelma Accorsi aparecería frente a la interposición del recurso especial de reposición no antes ni después, pero en relación con el Estado.

GONZALO BAEZA OVALLE

Así piensa que, con posterioridad a la presentación del requerimiento destinado a provocar la declaración de quiebra e incluso de la audiencia y emitida la decisión del tribunal desestimando el requerimiento, el acreedor tendría alguna otra oportunidad procesal para intentar probar su acreencia o la existencia de la causal invocada, según el caso.

592

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

593

Eso lo entendería a partir de la referencia al artículo 44 del Libro IV del Co. de Comercio, que resultaría particularmente esclarecedora al señalar que el peticionario, al solicitar la quiebra, acompañará los documentos para acreditar los fundamentos de la petición o se ofrecerán las pruebas que correspondan. Si la ley permite, literalmente, que ese peticionario “ofrezca las pruebas”, argumenta, implica que no está obligado a producir la totalidad de las pruebas en el instante que presenta la solicitud o demanda de declaración de quiebra, de modo que resulta lógico colegir que habrá de existir algún hecho procesal futuro que determine la procedencia y oportunidad para rendir esas probanzas. No estimamos que esa etapa procesal sea un término de prueba como lo postula Puelma Accorsi, sino más bien está determinado por el requerimiento del tribunal en orden a que sean rendidas, frente a la insuficiencia de las acompañadas o la suficiencia enervatoria de las rendidas por el deudor, agregado a la falta de convicción alcanzada por ese tribunal, respecto a la efectividad de los hechos invocados como fundamento de la causal sustentatoria. Por su lado, recaerá sobre el deudor la carga procesal destinada a esgrimir todas sus alegaciones y excepciones al evacuar el informe que le debe ser requerido en la audiencia o comparendo, ocasión en la cual, igualmente, habrá de agregar al proceso y, en su caso, producir la totalidad de la prueba que estime pertinente para acreditar sus postulados, salvo que el tribunal indique otra oportunidad, pues a partir de la presentación del requerimiento, por el mandato legal de obrar ex officio, el tribunal pasó a ser el dueño del impulso procesal. La particularidad de esta etapa en la tramitación para el deudor es que puede renovar íntegramente sus alegaciones, como también agregar otras nuevas y acompañar pruebas adicionales, al interponer el recurso especial de reposición y lo resuelto por el tribunal al declarar la quiebra, lo que implica haber desestimado los planteamientos del deudor, no involucra ni inhabilita a ese juzgado para emitir un nuevo pronunciamiento en función de ese recurso. La aceptación de la línea argumentativa expuesta no llega a los extremos de asumir un postulado mucho más radical planteado por otros autores, en

La aceptación de la línea argumentativa expuesta no llega a los extremos de asumir un postulado mucho más radical planteado por otros autores, en La particularidad de esta etapa en la tramitación para el deudor es que puede renovar íntegramente sus alegaciones, como también agregar otras nuevas y acompañar pruebas adicionales, al interponer el recurso especial de reposición y lo resuelto por el tribunal al declarar la quiebra, lo que implica haber desestimado los planteamientos del deudor, no involucra ni inhabilita a ese juzgado para emitir un nuevo pronunciamiento en función de ese recurso. Por su lado, recaerá sobre el deudor la carga procesal destinada a esgrimir todas sus alegaciones y excepciones al evacuar el informe que le debe ser requerido en la audiencia o comparendo, ocasión en la cual, igualmente, habrá de agregar al proceso y, en su caso, producir la totalidad de la prueba que estime pertinente para acreditar sus postulados, salvo que el tribunal indique otra oportunidad, pues a partir de la presentación del requerimiento, por el mandato legal de obrar ex officio, el tribunal pasó a ser el dueño del impulso procesal. No estimamos que esa etapa procesal sea un término de prueba como lo postula Puelma Accorsi, sino más bien está determinado por el requerimiento del tribunal en orden a que sean rendidas, frente a la insuficiencia de las acompañadas o la suficiencia enervatoria de las rendidas por el deudor, agregado a la falta de convicción alcanzada por ese tribunal, respecto a la efectividad de los hechos invocados como fundamento de la causal sustentatoria. Si la ley permite, literalmente, que ese peticionario “ofrezca las pruebas”, argumenta, implica que no está obligado a producir la totalidad de las pruebas en el instante que presenta la solicitud o demanda de declaración de quiebra, de modo que resulta lógico colegir que habrá de existir algún hecho procesal futuro que determine la procedencia y oportunidad para rendir esas probanzas. Eso lo entendería a partir de la referencia al artículo 44 del Libro IV del Co. de Comercio, que resultaría particularmente esclarecedora al señalar que el peticionario, al solicitar la quiebra, acompañará los documentos para acreditar los fundamentos de la petición o se ofrecerán las pruebas que correspondan. DERECHO CONCURSAL CHILENO

593

RETIRO

el sentido que la intención, en esta etapa, pasa por crear una presunción más o menos grave respecto a la insolvencia del deudor, ya que el legislador no lo dice y no corresponde que se asuma su representación para colegir su intencionalidad. Tal apreciación es errónea, puesto que una sentencia que declara la quiebra no genera presunción alguna. El efecto propio de las sentencias pasa por crear una certeza que sólo puede ser atacada con nuevos antecedentes que apoyen la impugnación por la vía de la reposición, aún cuando las alegaciones y excepciones sean las mismas.

“Sin embargo y, dado que se otorga al solicitante (Art. 44), la posibilidad de ofrecer las pruebas que correspondan, es lógico estimar que es procedente la recepción de la causa a prueba –por aplicación de las normas del juicio ordinario de mayor cuantía que son supletorias– atendida la ausencia de una disposición especial en el juicio de quiebra en cuanto a la forma de producir la prueba a que alude el citado artículo 44.

GONZALO BAEZA OVALLE

227 Código de Comercio y Normas complementarias. Diciembre 2005-diciembre 2006. Legis Chile S.A., 2005, p. 427.

594

La diferencia radicará en el mejor aporte que sea efectuado en aras a desvirtuar la línea lógica incluida en el fallo que acoge la petición de quiebra y que es atacado por ese recurso.

“La solicitud de quiebra da lugar a un juicio propiamente tal. Es cierto que antes de la declaración de quiebra esa ley coloca al deudor en situación de mero espectador, otorgándole únicamente al facultad de consignar fondos suficientes, en la audiencia señalada, para el pago de los créditos que sirvieron de base a la mentada solicitud y evitar, precisamente, la declaración pedida.

En todo caso, alguna jurisprudencia que incurren en el error de desatender el tenor del artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio, para sostener que la petición de quiebra da lugar a un juicio, consecuentemente con esa equivocación ha estimado que el deudor tiene derecho a rendir prueba y así lo resolvió la Corte de Apelaciones de Valparaíso en sentencia de 2 de noviembre de 1989 librada en los autos sobre apelación Rol Nº 2.170-87227, bajo las siguientes consideraciones:

En todo caso, alguna jurisprudencia que incurren en el error de desatender el tenor del artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio, para sostener que la petición de quiebra da lugar a un juicio, consecuentemente con esa equivocación ha estimado que el deudor tiene derecho a rendir prueba y así lo resolvió la Corte de Apelaciones de Valparaíso en sentencia de 2 de noviembre de 1989 librada en los autos sobre apelación Rol Nº 2.170-87227, bajo las siguientes consideraciones:

“La solicitud de quiebra da lugar a un juicio propiamente tal. Es cierto que antes de la declaración de quiebra esa ley coloca al deudor en situación de mero espectador, otorgándole únicamente al facultad de consignar fondos suficientes, en la audiencia señalada, para el pago de los créditos que sirvieron de base a la mentada solicitud y evitar, precisamente, la declaración pedida.

La diferencia radicará en el mejor aporte que sea efectuado en aras a desvirtuar la línea lógica incluida en el fallo que acoge la petición de quiebra y que es atacado por ese recurso. Tal apreciación es errónea, puesto que una sentencia que declara la quiebra no genera presunción alguna. El efecto propio de las sentencias pasa por crear una certeza que sólo puede ser atacada con nuevos antecedentes que apoyen la impugnación por la vía de la reposición, aún cuando las alegaciones y excepciones sean las mismas. el sentido que la intención, en esta etapa, pasa por crear una presunción más o menos grave respecto a la insolvencia del deudor, ya que el legislador no lo dice y no corresponde que se asuma su representación para colegir su intencionalidad.

“Sin embargo y, dado que se otorga al solicitante (Art. 44), la posibilidad de ofrecer las pruebas que correspondan, es lógico estimar que es procedente la recepción de la causa a prueba –por aplicación de las normas del juicio ordinario de mayor cuantía que son supletorias– atendida la ausencia de una disposición especial en el juicio de quiebra en cuanto a la forma de producir la prueba a que alude el citado artículo 44. 227

594

GONZALO BAEZA OVALLE

Código de Comercio y Normas complementarias. Diciembre 2005-diciembre 2006. Legis Chile S.A., 2005, p. 427.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

595

“Por lo demás, no puede desconocerse a la solicitud de quiebra el ingrediente contencioso que conlleva la acción de pedir algo en contra de otra persona –que es la característica del juicio declarativo– en contraposición a los actos judiciales no contenciosos o voluntarios en los que no se promueve contienda alguna entre partes; “Siendo la petición de quiebra un juicio entre partes, no corresponde admitir informaciones sumarias de testigos en él para demostrar los hechos constitutivos de la causal de quiebra invocada por el actor, que constituyan los fundamentos de la petición y para cuya demostración puede el demandante ofrecer “las pruebas que correspondan” –según la terminología empleada en el artículo 44 mencionado–, las que obviamente deben rendirse en la estación procesal pertinente con señalamiento de términos probatorio y notificación del demandado de la quiebra …” 2.2.3. Responsabilidad del peticionario Conforme a lo establecido en el inciso penúltimo del artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio, si la petición de quiebra fuere desestimada en definitiva, en otras palabras, mediante sentencia ejecutoriada, el legislador faculta al deudor para demandar indemnización de perjuicios al acreedor, “si probare que éste ha procedido culpable o dolosamente”. Por consiguiente, un requisito de admisibilidad de una demanda indemnizatoria del deudor radica en la prueba previa de la culpa o dolo del acreedor peticionario, carga procesal que recae en el deudor interesado en la indemnización. Dada la equivalencia que efectúa el legislador en ese artículo, también corresponderá concluir que la culpa admisible o suficiente para dar lugar a la indemnización sólo podrá ser la “grave” desde que el precepto la hace equivalente al “dolo” y son respecto de ese tipo de culpa el legislador afirma que es comparable al “dolo”. Por otro lado, que la carga procesal del onus probandi recae en el deudor la derivamos del contenido literal del artículo 45, en la medida que la “facultad de demandar” quedó sujeta a una condición “si probare que éste ha procedido culpable o dolosamente”.

Por otro lado, que la carga procesal del onus probandi recae en el deudor la derivamos del contenido literal del artículo 45, en la medida que la “facultad de demandar” quedó sujeta a una condición “si probare que éste ha procedido culpable o dolosamente”. Dada la equivalencia que efectúa el legislador en ese artículo, también corresponderá concluir que la culpa admisible o suficiente para dar lugar a la indemnización sólo podrá ser la “grave” desde que el precepto la hace equivalente al “dolo” y son respecto de ese tipo de culpa el legislador afirma que es comparable al “dolo”. Por consiguiente, un requisito de admisibilidad de una demanda indemnizatoria del deudor radica en la prueba previa de la culpa o dolo del acreedor peticionario, carga procesal que recae en el deudor interesado en la indemnización. Conforme a lo establecido en el inciso penúltimo del artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio, si la petición de quiebra fuere desestimada en definitiva, en otras palabras, mediante sentencia ejecutoriada, el legislador faculta al deudor para demandar indemnización de perjuicios al acreedor, “si probare que éste ha procedido culpable o dolosamente”. 2.2.3. Responsabilidad del peticionario “Siendo la petición de quiebra un juicio entre partes, no corresponde admitir informaciones sumarias de testigos en él para demostrar los hechos constitutivos de la causal de quiebra invocada por el actor, que constituyan los fundamentos de la petición y para cuya demostración puede el demandante ofrecer “las pruebas que correspondan” –según la terminología empleada en el artículo 44 mencionado–, las que obviamente deben rendirse en la estación procesal pertinente con señalamiento de términos probatorio y notificación del demandado de la quiebra …” “Por lo demás, no puede desconocerse a la solicitud de quiebra el ingrediente contencioso que conlleva la acción de pedir algo en contra de otra persona –que es la característica del juicio declarativo– en contraposición a los actos judiciales no contenciosos o voluntarios en los que no se promueve contienda alguna entre partes; DERECHO CONCURSAL CHILENO

595

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

En general, las regulaciones procesales modernas siempre consideran la posibilidad de reclamar perjuicios, en la medida que hayan sido ocasionados, cuando se enfrentan actuaciones temerarias, existiendo abundante

596

El texto del artículo 1351 del Co. de Comercio de 1865 que hemos citado hacer recaer la carga de la prueba de la culpa o dolo, en la tramitación del juicio indemnizatorio como corresponde derivar del uso de la inflexión “probando”, que es un gerundio que instala la realización de la acción como parte y no cuestión previa, de la demanda y su tramitación.

Una vez nos encontramos con una pequeña variante en el lenguaje utilizado que genera dificultades de interpretación y, por ende, aplicación.

El deudor, antes de demandar debe acreditar la culpa o dolo del acreedor peticionario, iniciando una gestión preparatoria de la vía judicial con arreglo a lo prevenido en el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio que, como toda gestión preparatoria, ha de quedar sometida a la tramitación incidental por ser accesoria y previa a un juicio ordinario, dando lugar, de este modo, a la aplicación de los principios generales en materia de procedimiento.

Esa norma, como ya lo expusimos y reiteramos, tiene su origen en el inciso final del artículo 1351 del Co. de Comercio de 1865 que, al efecto, disponía:

Estimamos que esto generaría una gestión preparatoria del juicio ordinario.

“Desechada la solicitud, el deudor podrá demandar indemnización de daños i perjuicios al acreedor que hubiere provocado la declaración de quiebra, probando que éste ha procedido culpable o dolosamente”.

Frente a la indicada línea interpretativa cabe la pregunta natural respecto a la oportunidad procesal otorgada al deudor para acreditar ese hecho.

En la redacción del artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio no es establecido que la indemnización penda de la existencia de la culpa o dolo, sino que la misma posibilidad de demandar ha sido condicionada, lo que involucraría sostener que no hay acción sin esa prueba previa.

En la redacción del artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio no es establecido que la indemnización penda de la existencia de la culpa o dolo, sino que la misma posibilidad de demandar ha sido condicionada, lo que involucraría sostener que no hay acción sin esa prueba previa.

Frente a la indicada línea interpretativa cabe la pregunta natural respecto a la oportunidad procesal otorgada al deudor para acreditar ese hecho.

“Desechada la solicitud, el deudor podrá demandar indemnización de daños i perjuicios al acreedor que hubiere provocado la declaración de quiebra, probando que éste ha procedido culpable o dolosamente”.

Estimamos que esto generaría una gestión preparatoria del juicio ordinario.

Esa norma, como ya lo expusimos y reiteramos, tiene su origen en el inciso final del artículo 1351 del Co. de Comercio de 1865 que, al efecto, disponía:

El deudor, antes de demandar debe acreditar la culpa o dolo del acreedor peticionario, iniciando una gestión preparatoria de la vía judicial con arreglo a lo prevenido en el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio que, como toda gestión preparatoria, ha de quedar sometida a la tramitación incidental por ser accesoria y previa a un juicio ordinario, dando lugar, de este modo, a la aplicación de los principios generales en materia de procedimiento.

Una vez nos encontramos con una pequeña variante en el lenguaje utilizado que genera dificultades de interpretación y, por ende, aplicación.

El texto del artículo 1351 del Co. de Comercio de 1865 que hemos citado hacer recaer la carga de la prueba de la culpa o dolo, en la tramitación del juicio indemnizatorio como corresponde derivar del uso de la inflexión “probando”, que es un gerundio que instala la realización de la acción como parte y no cuestión previa, de la demanda y su tramitación.

GONZALO BAEZA OVALLE

En general, las regulaciones procesales modernas siempre consideran la posibilidad de reclamar perjuicios, en la medida que hayan sido ocasionados, cuando se enfrentan actuaciones temerarias, existiendo abundante

596

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

597

228 Revista Jurídica de la Universidad Bernardo O’Higgins. Ars Boni et Aequi, Año 8, número 1, pp. 235 y siguientes. “Petición de quiebra y abuso del derecho”, José Gonzalo Baeza Ovalle.

jurisprudencia francesa y de diversos países que dice razón con el abuso del derecho. Obviamente ello impondrá al interesado en ser indemnizado, además, la carga de probar los perjuicios o entregarla al criterio del tribunal cuando ésta se hace consistir en la mera existencia del juicio.

Corresponde advertir que el somero análisis efectuado está limitado por la restricción impuesta al deudor en el referido artículo 45, para reclamar perjuicios, pues tal como lo hemos analizado en otras oportunidades y escenarios228 , es posible concebir otras situaciones en que sea provocada la quiebra del deudor que también pueden envolver una conducta dolosa y culposa. Si fuere interpretado de este último modo, el juicio ordinario indemnizatorio quedaría transformado en un juicio cuyo único propósito sería establecer la relación de causalidad entre los daños y el comportamiento doloso o culposo indicado, además de establecer la cuantía, naturaleza y especie de esos daños.

La rapidez de las gestiones comerciales y necesidad de impetrar los medios necesarios para lograr la solución de una situación que amenaza ser grave, convenció al legislador, en nuestra opinión, respecto a la conveniencia de establecer este mecanismo compensatorio y la forma de interpretar la exigencia de prueba de culpa o dolo ha de ser del modo previsto en el original del Co. de Comercio en tanto interpretar lo contrario importaría un doble procedimiento y, por ende, una carga injusta para el deudor afectado.

El fundamento de los tribunales para obrar del modo indicado, como ocurre en la práctica, responde al hecho, no desprovisto de razón y, por ende, atendible, que la existencia del dolo o culpa grave del peticionario constituye una cuestión de fondo que no cabe resolver en un incidente.

El fundamento de los tribunales para obrar del modo indicado, como ocurre en la práctica, responde al hecho, no desprovisto de razón y, por ende, atendible, que la existencia del dolo o culpa grave del peticionario constituye una cuestión de fondo que no cabe resolver en un incidente.

La rapidez de las gestiones comerciales y necesidad de impetrar los medios necesarios para lograr la solución de una situación que amenaza ser grave, convenció al legislador, en nuestra opinión, respecto a la conveniencia de establecer este mecanismo compensatorio y la forma de interpretar la exigencia de prueba de culpa o dolo ha de ser del modo previsto en el original del Co. de Comercio en tanto interpretar lo contrario importaría un doble procedimiento y, por ende, una carga injusta para el deudor afectado.

Si fuere interpretado de este último modo, el juicio ordinario indemnizatorio quedaría transformado en un juicio cuyo único propósito sería establecer la relación de causalidad entre los daños y el comportamiento doloso o culposo indicado, además de establecer la cuantía, naturaleza y especie de esos daños. Corresponde advertir que el somero análisis efectuado está limitado por la restricción impuesta al deudor en el referido artículo 45, para reclamar perjuicios, pues tal como lo hemos analizado en otras oportunidades y escenarios228 , es posible concebir otras situaciones en que sea provocada la quiebra del deudor que también pueden envolver una conducta dolosa y culposa.

Obviamente ello impondrá al interesado en ser indemnizado, además, la carga de probar los perjuicios o entregarla al criterio del tribunal cuando ésta se hace consistir en la mera existencia del juicio. jurisprudencia francesa y de diversos países que dice razón con el abuso del derecho.

228

Revista Jurídica de la Universidad Bernardo O’Higgins. Ars Boni et Aequi, Año 8, número 1, pp. 235 y siguientes. “Petición de quiebra y abuso del derecho”, José Gonzalo Baeza Ovalle.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

597

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

“2º. Estimamos que la acción resarcitoria también corresponde a los deudores que son o pudieron ser objeto de una quiebra refleja, de haber prosperado la solicitud”.

598

“1º. El inciso 3º del artículo 45 del Libro IV del Código de Comercio, legitima en causa activa al deudor para reclamar indemnización de perjuicios al acreedor que levantó una solicitud para abrir concurso a su respecto, siendo desestimada en definitiva”.

Así expusimos que: “Lo entendemos de esa manera pues, bajo nuestro punto de vista, constituiría el único escenario en que el legislador concedería al deudor el derecho a reclamar perjuicios, de interpretar que el inciso tercero del art. 45 del Libro IV del Código de Comercio, efectivamente resulta necesario para que el deudor detente esa herramienta de satisfacción.

Finalmente y, para no exceder el propósito de esta exposición, en ese artículo y luego de analizar la legislación comparada, alcanzamos las siguientes conclusiones:

“Para comprender acabadamente el interés de lo expuesto, conviene aclarar que un acreedor está facultado para provocar la apertura del concurso de un deudor, indirectamente, en otras palabras, sin necesidad de solicitar derechamente la declaración de quiebra”.

“También descubrimos una situación semejante siempre que el acreedor, en vez de pedir la quiebra, no obstante detentar una causal que formalmente lo legitime para hacerlo, opta por requerir al tribunal que ordene al deudor o a la sucesión de éste, presentar proposiciones de convenio dentro del término de 30 días, bajo apercibimiento de abrir concurso a su respecto a través de la respectiva sentencia declaratoria de quiebra en caso de no hacerlo en tiempo y forma, por lo dispuesto en ese sentido en el artículo 172 del Libro IV del Código de Comercio”.

“Tal situación la podemos enfrentar, por ejemplo, con la negativa del acreedor para aceptar un convenio, si ello resulta determinante de su rechazo, lo que también podría ser motivado por culpa o dolo”.

“Igual cosa acontece cuando los acreedores rehúsan aceptar la oferta de cesión de bienes formulada por el deudor no calificado, situación contemplada en el artículo 252 del Libro IV del Código de Comercio”.

“Igual cosa acontece cuando los acreedores rehúsan aceptar la oferta de cesión de bienes formulada por el deudor no calificado, situación contemplada en el artículo 252 del Libro IV del Código de Comercio”.

“Tal situación la podemos enfrentar, por ejemplo, con la negativa del acreedor para aceptar un convenio, si ello resulta determinante de su rechazo, lo que también podría ser motivado por culpa o dolo”.

“También descubrimos una situación semejante siempre que el acreedor, en vez de pedir la quiebra, no obstante detentar una causal que formalmente lo legitime para hacerlo, opta por requerir al tribunal que ordene al deudor o a la sucesión de éste, presentar proposiciones de convenio dentro del término de 30 días, bajo apercibimiento de abrir concurso a su respecto a través de la respectiva sentencia declaratoria de quiebra en caso de no hacerlo en tiempo y forma, por lo dispuesto en ese sentido en el artículo 172 del Libro IV del Código de Comercio”.

“Para comprender acabadamente el interés de lo expuesto, conviene aclarar que un acreedor está facultado para provocar la apertura del concurso de un deudor, indirectamente, en otras palabras, sin necesidad de solicitar derechamente la declaración de quiebra”.

Finalmente y, para no exceder el propósito de esta exposición, en ese artículo y luego de analizar la legislación comparada, alcanzamos las siguientes conclusiones:

Así expusimos que: “Lo entendemos de esa manera pues, bajo nuestro punto de vista, constituiría el único escenario en que el legislador concedería al deudor el derecho a reclamar perjuicios, de interpretar que el inciso tercero del art. 45 del Libro IV del Código de Comercio, efectivamente resulta necesario para que el deudor detente esa herramienta de satisfacción.

“1º. El inciso 3º del artículo 45 del Libro IV del Código de Comercio, legitima en causa activa al deudor para reclamar indemnización de perjuicios al acreedor que levantó una solicitud para abrir concurso a su respecto, siendo desestimada en definitiva”.

GONZALO BAEZA OVALLE

“2º. Estimamos que la acción resarcitoria también corresponde a los deudores que son o pudieron ser objeto de una quiebra refleja, de haber prosperado la solicitud”.

598

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

599

“3º. En la situación en estudio no existe un abuso del derecho, sino una disfunción en la utilización de mecanismos de composición social, como la presentación de solicitudes al tribunal o autoridad, lo que es reconocido y amparado por la Constitución Política de la República de Chile, en el número 14 del artículo 19.” “4º. Si bien es cierto que esta situación podría haber sido resuelta a través de la normativa aplicable a los delitos y cuasidelitos, estimamos acertada la opción legislativa en orden a generar regulaciones específicas, como lo hizo con las disposiciones penales traídas a colación, por la dificultad práctica encontrada en los tribunales, al entender que el solicitante o litigante doloso o culpable sólo es posible castigarlo con la condena en costas.” “5º. Las deficiencias del sistema instaurado son tan severas que no nos ha sido posible interiorizarnos de ningún caso en Chile que haya derivado en la interposición de una acción resarcitoria aun cuando existen múltiples solicitudes de apertura de concurso que han sido rechazada por sentencia ejecutoriada, por lo cual es imprescindible revisar los supuestos legales para ejercer el reclamo, observando la experiencia extranjera sobre la materia.” “Bajo esa realidad, como mínimo habremos de considerar que eso da claras luces que el sistema no es idóneo para servir al propósito de su instauración.” 3. CUESTIONARIO 1. Haga una petición de quiebra bajo la causal del artículo 41. 2. Haga una petición de quiebra con la causal del artículo 43 Nº 1. 3. Haga una petición de quiebra basado en la causal del artículo 43 Nº 2. 4. Haga una petición de quiebra fundado en la causal del artículo 43 Nº 3. 5. Explique la tramitación que debe observar el tribunal ante una petición de quiebra propia.

5. Explique la tramitación que debe observar el tribunal ante una petición de quiebra propia. 4. Haga una petición de quiebra fundado en la causal del artículo 43 Nº 3. 3. Haga una petición de quiebra basado en la causal del artículo 43 Nº 2. 2. Haga una petición de quiebra con la causal del artículo 43 Nº 1. 1. Haga una petición de quiebra bajo la causal del artículo 41. 3. CUESTIONARIO “Bajo esa realidad, como mínimo habremos de considerar que eso da claras luces que el sistema no es idóneo para servir al propósito de su instauración.” “5º. Las deficiencias del sistema instaurado son tan severas que no nos ha sido posible interiorizarnos de ningún caso en Chile que haya derivado en la interposición de una acción resarcitoria aun cuando existen múltiples solicitudes de apertura de concurso que han sido rechazada por sentencia ejecutoriada, por lo cual es imprescindible revisar los supuestos legales para ejercer el reclamo, observando la experiencia extranjera sobre la materia.” “4º. Si bien es cierto que esta situación podría haber sido resuelta a través de la normativa aplicable a los delitos y cuasidelitos, estimamos acertada la opción legislativa en orden a generar regulaciones específicas, como lo hizo con las disposiciones penales traídas a colación, por la dificultad práctica encontrada en los tribunales, al entender que el solicitante o litigante doloso o culpable sólo es posible castigarlo con la condena en costas.” “3º. En la situación en estudio no existe un abuso del derecho, sino una disfunción en la utilización de mecanismos de composición social, como la presentación de solicitudes al tribunal o autoridad, lo que es reconocido y amparado por la Constitución Política de la República de Chile, en el número 14 del artículo 19.” DERECHO CONCURSAL CHILENO

599

RETIRO

600

GONZALO BAEZA OVALLE

6. ¿Puede el tribunal rechazar la solicitud de quiebra propia enderezada por el deudor? Fundamento su opinión. 7. Especifique los requisitos o exigencias que debe satisfacer la solicitud de quiebra iniciada por uno o más acreedores. 8. Explique la tramitación que debe ser asignada a la solicitud de quiebra presentada por uno o más acreedores. 9. ¿Qué plazo debe ser concedido al deudor para que evacúe su informe al tribunal ante la petición de quiebra iniciada por uno o más acreedores? Fundamente su respuesta. 10. ¿Qué actitud puede adoptar el deudor frente a la solicitud de quiebra iniciada por uno o más acreedores?

12. ¿Puede el deudor y acreedor solicitante rendir prueba en la etapa de solicitud de quiebra, esto es, antes que sea dictada? Fundamente.

11. ¿Qué efecto procesal producen las alegaciones, excepciones, defensas y pruebas rendidas por el deudor a propósito de la petición de informe del tribunal respecto a la impugnación del auto de quiebra a través del recurso especial de reposición?

11. ¿Qué efecto procesal producen las alegaciones, excepciones, defensas y pruebas rendidas por el deudor a propósito de la petición de informe del tribunal respecto a la impugnación del auto de quiebra a través del recurso especial de reposición?

12. ¿Puede el deudor y acreedor solicitante rendir prueba en la etapa de solicitud de quiebra, esto es, antes que sea dictada? Fundamente.

10. ¿Qué actitud puede adoptar el deudor frente a la solicitud de quiebra iniciada por uno o más acreedores? 9. ¿Qué plazo debe ser concedido al deudor para que evacúe su informe al tribunal ante la petición de quiebra iniciada por uno o más acreedores? Fundamente su respuesta. 8. Explique la tramitación que debe ser asignada a la solicitud de quiebra presentada por uno o más acreedores. 7. Especifique los requisitos o exigencias que debe satisfacer la solicitud de quiebra iniciada por uno o más acreedores. 6. ¿Puede el tribunal rechazar la solicitud de quiebra propia enderezada por el deudor? Fundamento su opinión. 600

GONZALO BAEZA OVALLE

TIRO

El caso es que, pese a la descripción que hace el artículo citado, aparentemente se ha entendido que ella existe en la medida que haya una

CAPÍTULO XV LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

Hay quienes sostienen la posición contraria. Con muy buenas razones se ha dicho que no existe en los trámites del procedimiento concursal una instancia propiamente dicha y menos una controversia entre partes. De conformidad al inciso 2 del referido artículo 158, son sentencias definitiva las que ponen fin a la instancia, resolviendo la cuestión o asunto que ha sido objeto del juicio. En abono de ello acuden a la descripción que efectúa el artículo 158 del Co. de Procedimiento Civil y otros, más esforzados sin duda, llegan hasta las Siete Partidas de Alfonso X El sabio para establecer los diferentes tipos de resoluciones judiciales.

1.1. Naturaleza jurídica de la resolución

Sobre esta materia nos hemos extendido en los puntos anteriores, teniendo oportunidad de precisar que una buena parte de la doctrina considera que la resolución judicial que declara la quiebra o declara abierta la liquidación de los bienes del deudor no es una sentencia definitiva.

Sobre esta materia nos hemos extendido en los puntos anteriores, teniendo oportunidad de precisar que una buena parte de la doctrina considera que la resolución judicial que declara la quiebra o declara abierta la liquidación de los bienes del deudor no es una sentencia definitiva.

1.1. Naturaleza jurídica de la resolución

En abono de ello acuden a la descripción que efectúa el artículo 158 del Co. de Procedimiento Civil y otros, más esforzados sin duda, llegan hasta las Siete Partidas de Alfonso X El sabio para establecer los diferentes tipos de resoluciones judiciales.

1. SENTENCIA DECLARATORIA DE QUIEBRA

1. SENTENCIA DECLARATORIA DE QUIEBRA

De conformidad al inciso 2 del referido artículo 158, son sentencias definitiva las que ponen fin a la instancia, resolviendo la cuestión o asunto que ha sido objeto del juicio. Con muy buenas razones se ha dicho que no existe en los trámites del procedimiento concursal una instancia propiamente dicha y menos una controversia entre partes. Hay quienes sostienen la posición contraria. El caso es que, pese a la descripción que hace el artículo citado, aparentemente se ha entendido que ella existe en la medida que haya una

CAPÍTULO XV LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

En el procedimiento concursal, como hemos explicado hasta la saciedad y no volveremos sobre ellos, no existe una controversia entre partes y no hay juicio, no obstante lo cual, estimamos que pese a existir buenos argumentos en contra, puede ser concluido que la resolución judicial que declara la quiebra es una sentencia definitiva, pues también lo es aquella resolución judicial que sin resolver una contienda entre partes o un juicio, es constitutiva de estado, cuestión que la encontramos en los asuntos no contenciosos, en general y, ese es el caso.

602

Un último aspecto que resulta singular a esta resolución judicial es que constituye una excepción notable a la regla prevista en el artículo 38 del Co. de Procedimiento Civil, en el sentido que la resoluciones judiciales sólo producen efecto en virtud de notificación legal, ya que la sentencia declaratoria de quiebra produce muchos efectos a partir de su sólo dictación, sin necesidad que sea notificada.

controversia entre partes, dado que la parte final de ese inciso conduce a ello al remitir a “un juicio”.

Es afirmado que además tiene un efecto colectivo, pues además de ser aplicable a todo el patrimonio del deudor, es expansiva en su vigor, de manera que resulta oponible a toda persona, sin importar si intervino o no en el procedimiento.

Podemos agregar a favor de aquellos que sostienen que no es una sentencia definitiva, que la resolución que declara la quiebra no produce el efecto del desasimiento, que conforme un efecto natural de toda sentencia, una vez notificada a alguna de las partes. El tribunal puede modificar e incluso dejar sin efecto es resolución a través del recurso especial de reposición.

Aún más, como hemos revisado, la sentencia declaratoria de quiebra escapa a la regla del artículo 3º del Co. Civil, ya que no tiene un efecto relativo, sino muy por el contrario, su característica es tener un efecto universal y otros agregan, colectivo. Universal, en cuanto es aplicable a todo el patrimonio del deudor, salvo los bienes inembargables, que queda sometido al procedimiento concursal y a otro efecto particular inmediato, como es el desasimiento.

Aún más, como hemos revisado, la sentencia declaratoria de quiebra escapa a la regla del artículo 3º del Co. Civil, ya que no tiene un efecto relativo, sino muy por el contrario, su característica es tener un efecto universal y otros agregan, colectivo. Universal, en cuanto es aplicable a todo el patrimonio del deudor, salvo los bienes inembargables, que queda sometido al procedimiento concursal y a otro efecto particular inmediato, como es el desasimiento.

Podemos agregar a favor de aquellos que sostienen que no es una sentencia definitiva, que la resolución que declara la quiebra no produce el efecto del desasimiento, que conforme un efecto natural de toda sentencia, una vez notificada a alguna de las partes. El tribunal puede modificar e incluso dejar sin efecto es resolución a través del recurso especial de reposición.

Es afirmado que además tiene un efecto colectivo, pues además de ser aplicable a todo el patrimonio del deudor, es expansiva en su vigor, de manera que resulta oponible a toda persona, sin importar si intervino o no en el procedimiento.

controversia entre partes, dado que la parte final de ese inciso conduce a ello al remitir a “un juicio”.

Un último aspecto que resulta singular a esta resolución judicial es que constituye una excepción notable a la regla prevista en el artículo 38 del Co. de Procedimiento Civil, en el sentido que la resoluciones judiciales sólo producen efecto en virtud de notificación legal, ya que la sentencia declaratoria de quiebra produce muchos efectos a partir de su sólo dictación, sin necesidad que sea notificada.

GONZALO BAEZA OVALLE

En el procedimiento concursal, como hemos explicado hasta la saciedad y no volveremos sobre ellos, no existe una controversia entre partes y no hay juicio, no obstante lo cual, estimamos que pese a existir buenos argumentos en contra, puede ser concluido que la resolución judicial que declara la quiebra es una sentencia definitiva, pues también lo es aquella resolución judicial que sin resolver una contienda entre partes o un juicio, es constitutiva de estado, cuestión que la encontramos en los asuntos no contenciosos, en general y, ese es el caso.

602

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

603

Lo expuesto ratifica la posición de procesalistas connotados como Francesco Carnelutti, a lo cual hemos adherido. Con todo, tal como en la oportunidad que tratamos ese asunto lo hicimos presente, en la actualidad esa cuestión carece de utilidad práctica en el sistema concursal vigente en Chile, pues el artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio dispuso, expresamente, que esa resolución era una sentencia definitiva, poniendo término a la discusión en Chile. 1.2. Menciones de la sentencia declaratoria de quiebra

Consideramos pertinente recordar que el recurso especial de reposición no procede en el evento que la quiebra sea declarada ex officio por el triPor la relevancia de los puntos indicados, el legislador concede recurso especial de reposición destinado a lograr un modificación de la calificación del deudor, en el evento que éste lo haya sido erróneamente en la sentencia declaratoria de quiebra. La importancia de esta determinación consiste en establecer si el deudor quedaba o no afecto a la obligación impuesta por ese artículo de provocar la declaración de su propia quiebra y, en su caso, resolver en torno a la pertinencia de dar curso a la apertura del proceso de calificación. “Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 169 del Código de Procedimiento Civil, la sentencia definitiva que declare la quiebra contendrá, además: “1. La determinación de si el deudor está o no comprendido en el artículo 41. En este caso se estará a la actividad que el deudor ejercía a la fecha en que contrajo la obligación;

Esta resolución, debe satisfacer las exigencias comunes a todas las decisiones judiciales previstas en el artículo 169 del Co. de Procedimiento Civil, que alude a la necesidad de expresar en letras la fecha y lugar de expedición, como también la firma del juez que la dicte.

Además ha de contemplar algunas menciones particulares, como es posible apreciar en el texto modificado del artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio, que iremos comentando en la medida que lo vayamos reproduciendo en las líneas siguientes:

Además ha de contemplar algunas menciones particulares, como es posible apreciar en el texto modificado del artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio, que iremos comentando en la medida que lo vayamos reproduciendo en las líneas siguientes:

Esta resolución, debe satisfacer las exigencias comunes a todas las decisiones judiciales previstas en el artículo 169 del Co. de Procedimiento Civil, que alude a la necesidad de expresar en letras la fecha y lugar de expedición, como también la firma del juez que la dicte.

“Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 169 del Código de Procedimiento Civil, la sentencia definitiva que declare la quiebra contendrá, además: “1. La determinación de si el deudor está o no comprendido en el artículo 41. En este caso se estará a la actividad que el deudor ejercía a la fecha en que contrajo la obligación;

La importancia de esta determinación consiste en establecer si el deudor quedaba o no afecto a la obligación impuesta por ese artículo de provocar la declaración de su propia quiebra y, en su caso, resolver en torno a la pertinencia de dar curso a la apertura del proceso de calificación. Por la relevancia de los puntos indicados, el legislador concede recurso especial de reposición destinado a lograr un modificación de la calificación del deudor, en el evento que éste lo haya sido erróneamente en la sentencia declaratoria de quiebra. Consideramos pertinente recordar que el recurso especial de reposición no procede en el evento que la quiebra sea declarada ex officio por el tri-

1.2. Menciones de la sentencia declaratoria de quiebra Con todo, tal como en la oportunidad que tratamos ese asunto lo hicimos presente, en la actualidad esa cuestión carece de utilidad práctica en el sistema concursal vigente en Chile, pues el artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio dispuso, expresamente, que esa resolución era una sentencia definitiva, poniendo término a la discusión en Chile. Lo expuesto ratifica la posición de procesalistas connotados como Francesco Carnelutti, a lo cual hemos adherido. DERECHO CONCURSAL CHILENO

603

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

La deudora al décimo día de notificada la referida resolución dedujo recurso de apelación y casación en la forma, los que fueron concedidos en el solo efecto devolutivo. La peticionaria dedujo reposición respecto de esa resolución por estimar que la resolución recurrida tiene la naturaleza jurídica de una sentencia interlocutoria; por lo que la apelación debió deducirse en el término de cinco días, además alega que por no ser la resolución recurrida una sentencia definitiva ni interlocutoria que ponga término al juicio o haga imposible su continuación no procede a su respecto el recurso de casación. El referido recurso fue rechazado por el juez a quo.

604

Ese fallo razona lo siguiente en sus partes medulares “Declarada la quiebra del fallido de conformidad con lo dispuesto en el artículo 57 de la Ley Nº 18.175, dedujo recurso especial de reposición, el que fue rechazado por el juez…”.

bunal en razón al rechazo de la cesión de bienes, situación en la cual sólo cabe el recurso de apelación, como lo establece expresamente el artículo 252 del Libro IV del Co. de Comercio.

Contra ese fallo de la Corte Suprema existe otro, librado el 10 de octubre de 2000, por la Corte de Apelaciones de Santiago Nº LegalPublishing: 21113; recurso de hecho rol 5.110-2000 que fija la doctrina inversa, en el sentido que la resolución que rechaza el recurso especial de reposición tiene la naturaleza jurídica de sentencia definitiva, lo que haría procedente el recurso de casación en el fondo para impugnarla.

La Corte Suprema, en fallo de 24 de diciembre de 1996, recaído en recurso de casación ingresado bajo el Rol Nº 33.715-1995, ha precisado que si bien es cierto la sentencia, tanto que declara como la que rechaza la declaración de quiebra, es definitiva, no responde a esa naturaleza jurídica aquella que resuelve el recurso especial de reposición, por lo cual no es procedente el recurso de casación en el fondo en su contra conforme a lo prevenido por el artículo 766 del Co. de Procedimiento Civil, pero sí lo es la apelación, al ser expresamente reconocido ese recurso en los artículos 58 y 59 del Libro IV del Co. de Comercio.

En el mismo sentido, la Corte Suprema había sentenciado el 3 de octubre de 1989, en relación con el recurso de casación ingresado bajo el Rol Nº 14.772.

En el mismo sentido, la Corte Suprema había sentenciado el 3 de octubre de 1989, en relación con el recurso de casación ingresado bajo el Rol Nº 14.772.

La Corte Suprema, en fallo de 24 de diciembre de 1996, recaído en recurso de casación ingresado bajo el Rol Nº 33.715-1995, ha precisado que si bien es cierto la sentencia, tanto que declara como la que rechaza la declaración de quiebra, es definitiva, no responde a esa naturaleza jurídica aquella que resuelve el recurso especial de reposición, por lo cual no es procedente el recurso de casación en el fondo en su contra conforme a lo prevenido por el artículo 766 del Co. de Procedimiento Civil, pero sí lo es la apelación, al ser expresamente reconocido ese recurso en los artículos 58 y 59 del Libro IV del Co. de Comercio.

Contra ese fallo de la Corte Suprema existe otro, librado el 10 de octubre de 2000, por la Corte de Apelaciones de Santiago Nº LegalPublishing: 21113; recurso de hecho rol 5.110-2000 que fija la doctrina inversa, en el sentido que la resolución que rechaza el recurso especial de reposición tiene la naturaleza jurídica de sentencia definitiva, lo que haría procedente el recurso de casación en el fondo para impugnarla.

bunal en razón al rechazo de la cesión de bienes, situación en la cual sólo cabe el recurso de apelación, como lo establece expresamente el artículo 252 del Libro IV del Co. de Comercio.

Ese fallo razona lo siguiente en sus partes medulares “Declarada la quiebra del fallido de conformidad con lo dispuesto en el artículo 57 de la Ley Nº 18.175, dedujo recurso especial de reposición, el que fue rechazado por el juez…”.

GONZALO BAEZA OVALLE

La deudora al décimo día de notificada la referida resolución dedujo recurso de apelación y casación en la forma, los que fueron concedidos en el solo efecto devolutivo. La peticionaria dedujo reposición respecto de esa resolución por estimar que la resolución recurrida tiene la naturaleza jurídica de una sentencia interlocutoria; por lo que la apelación debió deducirse en el término de cinco días, además alega que por no ser la resolución recurrida una sentencia definitiva ni interlocutoria que ponga término al juicio o haga imposible su continuación no procede a su respecto el recurso de casación. El referido recurso fue rechazado por el juez a quo.

604

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

605

Ingresados los autos a esa Corte se declararon admisibles los recursos. Ese tribunal argumentó que la apelación ha sido deducida en contra de una resolución que tiene la naturaleza jurídica de sentencia definitiva, por lo que los recursos han sido interpuestos en tiempo y respecto de una resolución respecto de las cuales proceden los recursos de apelación y casación, por ella cabe concluir que el recurso intentado (de hecho) debe desecharse. “2. La designación de un síndico provisional titular y de uno suplente y la orden de que el síndico se incaute de todos los bienes del fallido, sus libros y documentos, bajo inventario, y de que se le preste, para este objeto, el auxilio de la fuerza pública por el jefe más inmediato, con la exhibición de la copia autorizada de la declaratoria de quiebra; Como anticipamos al tratar la solicitud para provocar la declaración de quiebra, la propuesta de un síndico titular y otro suplente, resulta vinculante para el tribunal de manera que debe designar a esos síndicos y en la calidad indicada. Con todo, tampoco debemos dejar de lado el esquema que incorporamos en este texto para aclarar que el procedimiento para designar al síndico de la quiebra difiere según sea el origen de la iniciativa para provocar la quiebra y también cuando es declarada ex officio. El carácter vinculante de los nombramientos sugeridos por el acreedor que intenta provocar la declaración de quiebra no impide al tribunal que pueda y, más que ello, deba revisar que, efectivamente, las personas sugeridas para ocupar dichos cargos cuenten con la investidura y cumplan las exigencias necesarias para ejercer esa función. De este modo, el tribunal fue desprovisto de la facultad de elección del síndico de la cual estaba dotado con anterioridad a la modificación introducida por la Ley Nº 20.004 pero no de fiscalizar que las personas propuestas cumplan los requisitos legales para ello. En este número, en síntesis, existen dos etapas:

En este número, en síntesis, existen dos etapas: De este modo, el tribunal fue desprovisto de la facultad de elección del síndico de la cual estaba dotado con anterioridad a la modificación introducida por la Ley Nº 20.004 pero no de fiscalizar que las personas propuestas cumplan los requisitos legales para ello. El carácter vinculante de los nombramientos sugeridos por el acreedor que intenta provocar la declaración de quiebra no impide al tribunal que pueda y, más que ello, deba revisar que, efectivamente, las personas sugeridas para ocupar dichos cargos cuenten con la investidura y cumplan las exigencias necesarias para ejercer esa función. Con todo, tampoco debemos dejar de lado el esquema que incorporamos en este texto para aclarar que el procedimiento para designar al síndico de la quiebra difiere según sea el origen de la iniciativa para provocar la quiebra y también cuando es declarada ex officio. Como anticipamos al tratar la solicitud para provocar la declaración de quiebra, la propuesta de un síndico titular y otro suplente, resulta vinculante para el tribunal de manera que debe designar a esos síndicos y en la calidad indicada. “2. La designación de un síndico provisional titular y de uno suplente y la orden de que el síndico se incaute de todos los bienes del fallido, sus libros y documentos, bajo inventario, y de que se le preste, para este objeto, el auxilio de la fuerza pública por el jefe más inmediato, con la exhibición de la copia autorizada de la declaratoria de quiebra; Ese tribunal argumentó que la apelación ha sido deducida en contra de una resolución que tiene la naturaleza jurídica de sentencia definitiva, por lo que los recursos han sido interpuestos en tiempo y respecto de una resolución respecto de las cuales proceden los recursos de apelación y casación, por ella cabe concluir que el recurso intentado (de hecho) debe desecharse. Ingresados los autos a esa Corte se declararon admisibles los recursos. DERECHO CONCURSAL CHILENO

605

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Adicionalmente a la gravedad que involucraba para el fallido la declaración en quiebra, por aplicación de las regulaciones originalmente contempladas en el Libro IV del Co. de Comercio de 1865, en tanto importaba su arresto inmediato, existía un trámite que es continuado en diversos procedimientos, como la autoridad sanitaria, el Servicio de Impuestos Internos, etcétera, para clausurar un establecimiento bajo determinadas circunstancias.

606

No siendo el síndico ministro de fe, ha de hacerse acompañar por uno. Habitualmente son usados los servicios de la Secretaria del Tribunal.

a) La designación de los síndicos titular y suplente, que tendrán carácter de provisorios y durarán en sus cargos hasta la primera junta de acreedores, oportunidad en la cual, ese órgano adoptará la decisión de ratificarlos total o parcialmente o, en su defecto, designar a quienes habrán de ejercer esa labor (número 2 del art. 108 del Libro IV del Co. de Comercio) a menos que, de la cuenta del síndico resultare que el producto probable de la realización del activo de la quiebra no excederá de 1000 unidades de fomento, evento en el cual el síndico provisional pasa a tener carácter de definitivo y liquidará el activo en la forma más conveniente para los intereses de la masa, en un plazo no superior a los 6 meses. (inciso primero del artículo 109 del Libro IV del Co. de Comercio).

Por cierto que el procedimiento de incautación y, en particular, la facción de inventario, estaba regulado en forma más completa y exacta en el Co. de Comercio de 1865, como puede ser revisado en los artículos 1401 y siguientes de ese cuerpo orgánico de leyes.

b) La orden impartida al síndico para que incaute los bienes del fallido, libros y documentos bajo inventario, dando lugar al cuaderno de administración de la quiebra e, incluso, pudiendo acudir al auxilio de la fuerza pública con la mera exhibición de la declaratoria de quiebra a fin de lleva a cabo esa actuación.

La incautación la encontramos regulada en sus aspectos procedimentales y de fondo en los artículos 94 y siguientes del Libro IV del Co. de Comercio, pero en su origen encuentra fundamento en los artículos 64 y siguientes de ese texto legal, en la medida que constituye la forma de hacer efectivo el desasimiento.

La incautación la encontramos regulada en sus aspectos procedimentales y de fondo en los artículos 94 y siguientes del Libro IV del Co. de Comercio, pero en su origen encuentra fundamento en los artículos 64 y siguientes de ese texto legal, en la medida que constituye la forma de hacer efectivo el desasimiento.

b) La orden impartida al síndico para que incaute los bienes del fallido, libros y documentos bajo inventario, dando lugar al cuaderno de administración de la quiebra e, incluso, pudiendo acudir al auxilio de la fuerza pública con la mera exhibición de la declaratoria de quiebra a fin de lleva a cabo esa actuación.

Por cierto que el procedimiento de incautación y, en particular, la facción de inventario, estaba regulado en forma más completa y exacta en el Co. de Comercio de 1865, como puede ser revisado en los artículos 1401 y siguientes de ese cuerpo orgánico de leyes.

a) La designación de los síndicos titular y suplente, que tendrán carácter de provisorios y durarán en sus cargos hasta la primera junta de acreedores, oportunidad en la cual, ese órgano adoptará la decisión de ratificarlos total o parcialmente o, en su defecto, designar a quienes habrán de ejercer esa labor (número 2 del art. 108 del Libro IV del Co. de Comercio) a menos que, de la cuenta del síndico resultare que el producto probable de la realización del activo de la quiebra no excederá de 1000 unidades de fomento, evento en el cual el síndico provisional pasa a tener carácter de definitivo y liquidará el activo en la forma más conveniente para los intereses de la masa, en un plazo no superior a los 6 meses. (inciso primero del artículo 109 del Libro IV del Co. de Comercio).

No siendo el síndico ministro de fe, ha de hacerse acompañar por uno. Habitualmente son usados los servicios de la Secretaria del Tribunal.

GONZALO BAEZA OVALLE

Adicionalmente a la gravedad que involucraba para el fallido la declaración en quiebra, por aplicación de las regulaciones originalmente contempladas en el Libro IV del Co. de Comercio de 1865, en tanto importaba su arresto inmediato, existía un trámite que es continuado en diversos procedimientos, como la autoridad sanitaria, el Servicio de Impuestos Internos, etcétera, para clausurar un establecimiento bajo determinadas circunstancias.

606

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

607

El artículo 1396 del Co. de Comercio de 1865 disponía un trámite semejante al señalar: “En el mismo día en que se haga la declaración de quiebra el juzgado de comercio procederá, con intervención de los síndicos i asistencia del secretario del juzgado, a la aposición de sellos en el domicilio, almacenes, tiendas, escritorios, depósitos, mercaderías existentes en poder de terceros i establecimientos de toda clase pertenecientes al fallido. “Quebrando una sociedad colectiva, los sellos serán puestos también en todos los lugares i objetos que pertenezcan privativamente a cada uno de los socios. “Si la sociedad fuere comanditaria, se pondrán los sellos solamente en los lugares i objetos pertenecientes a los socios jerentes, auenque los comanditarios sean solidariamente responsables por haber mezclado en la administración. “En caso de quiebra de una sociedad anónima, no serán puestos los sellos sino en el domicilio social i en los establecimientos sociales, cualquiera que sea el lugar en que existan. “La aposición de sellos podrá ser desempeñada por el secretario del juzgado de comercio, si el mismo juzgado delegare en él esta función. “El secretario procederá en tal caso acompañado de dos personas de reconocida probidad, nombradas por el juzgado”.

Este tema no era menor, pues en aquél entonces como ahora, la rotura de sellos era sancionada como delito en el 270 del Co. Penal: “Los que hubieren roto intencionalmente los sellos puestos por orden de la autoridad pública, serán castigados con reclusión menor en su grado mínimo y multa de seis a diez unidades tributarias mensuales. “Las penas serán reclusión menor en su grado medio y multa de seis a quince unidades tributarias mensuales cuando los sellos rotos estaban colocados sobre papeles o efectos de un individuo acusado o condenado por crimen”.

Actualmente, por incautación habremos de entender el procedimiento material, con trascendencia jurídica, a través del cual el síndico, asistido en la forma indicada, accede a la tenencia material de esos bienes, marcando el inicio del primero y más importante efecto de la quiebra, conocido como el desasimiento, en el hecho, pues en derecho ese efecto surge tan pronto como es declarada la quiebra sin precisar siquiera de notificación, sino desde el mismo instante en que es librada la sentencia.

Actualmente, por incautación habremos de entender el procedimiento material, con trascendencia jurídica, a través del cual el síndico, asistido en la forma indicada, accede a la tenencia material de esos bienes, marcando el inicio del primero y más importante efecto de la quiebra, conocido como el desasimiento, en el hecho, pues en derecho ese efecto surge tan pronto como es declarada la quiebra sin precisar siquiera de notificación, sino desde el mismo instante en que es librada la sentencia. “Los que hubieren roto intencionalmente los sellos puestos por orden de la autoridad pública, serán castigados con reclusión menor en su grado mínimo y multa de seis a diez unidades tributarias mensuales. “Las penas serán reclusión menor en su grado medio y multa de seis a quince unidades tributarias mensuales cuando los sellos rotos estaban colocados sobre papeles o efectos de un individuo acusado o condenado por crimen”.

Este tema no era menor, pues en aquél entonces como ahora, la rotura de sellos era sancionada como delito en el 270 del Co. Penal: “En el mismo día en que se haga la declaración de quiebra el juzgado de comercio procederá, con intervención de los síndicos i asistencia del secretario del juzgado, a la aposición de sellos en el domicilio, almacenes, tiendas, escritorios, depósitos, mercaderías existentes en poder de terceros i establecimientos de toda clase pertenecientes al fallido. “Quebrando una sociedad colectiva, los sellos serán puestos también en todos los lugares i objetos que pertenezcan privativamente a cada uno de los socios. “Si la sociedad fuere comanditaria, se pondrán los sellos solamente en los lugares i objetos pertenecientes a los socios jerentes, auenque los comanditarios sean solidariamente responsables por haber mezclado en la administración. “En caso de quiebra de una sociedad anónima, no serán puestos los sellos sino en el domicilio social i en los establecimientos sociales, cualquiera que sea el lugar en que existan. “La aposición de sellos podrá ser desempeñada por el secretario del juzgado de comercio, si el mismo juzgado delegare en él esta función. “El secretario procederá en tal caso acompañado de dos personas de reconocida probidad, nombradas por el juzgado”.

El artículo 1396 del Co. de Comercio de 1865 disponía un trámite semejante al señalar: DERECHO CONCURSAL CHILENO

607

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

El número 5 del artículo 27 del Libro IV del Co. de Comercio no sólo faculta al síndico para abrir la correspondencia del fallido con intervención del tribunal, y retener las cartas, como también los documentos que guarden relación con los negocios de la quiebra. Además, lo impone

608

Conviene tener presente que adopta todos esos resguardos no obstante la severidad con que ese legislador trata la quiebra, dado que incluso el fallido podría estar arrestado en razón de ella. No era entendido bajo esos respectos que se trataba de una prisión por deuda, aún cuando existía tal apremio en la época.

No obstante, resulta frecuente que en los momentos que preceden al desarrollo de ese procedimiento o incluso después de llevado a cabo, las máquinas sean objetos de pequeñas substracciones de piezas que determinan una importante pérdida de valor o, en su caso, desaparezcan especies antes de estar inventariadas.

“No podrán proceder los síndicos a la apertura de la correspondencia del fallido sin su previa citación, si estuviere presente. “Instruidos de ella, entregará al fallido las cartas que no tengan relación con los negocios de la quiebra”.

Consideramos que habría mayor dificultad para quienes proceden de esa manera si se hubiera mantenido el trámite de aposición de sellos, con la penalidad consiguiente.

Esta facultad no constituye una innovación, pero el tema era tratado de manera un tanto más prolija en el Co. de Comercio de 1865, como es posible apreciar en el artículo 1421, al disponer:

A partir de la incautación el desasimiento queda transformado en una cuestión material, tangible, ya que desde aquél entonces, el síndico toma bajo su responsabilidad la conservación, custodia, administración e incluso disposición con arreglo a la ley de los bienes del fallido afectos al concurso.

“3. La orden de que las oficinas de correos y telégrafos entreguen al síndico la correspondencia y despachos telegráficos cuyo destinatario sea el fallido, para los efectos de lo preceptuado en el número 5 del artículo 27;

“3. La orden de que las oficinas de correos y telégrafos entreguen al síndico la correspondencia y despachos telegráficos cuyo destinatario sea el fallido, para los efectos de lo preceptuado en el número 5 del artículo 27;

A partir de la incautación el desasimiento queda transformado en una cuestión material, tangible, ya que desde aquél entonces, el síndico toma bajo su responsabilidad la conservación, custodia, administración e incluso disposición con arreglo a la ley de los bienes del fallido afectos al concurso.

Esta facultad no constituye una innovación, pero el tema era tratado de manera un tanto más prolija en el Co. de Comercio de 1865, como es posible apreciar en el artículo 1421, al disponer:

Consideramos que habría mayor dificultad para quienes proceden de esa manera si se hubiera mantenido el trámite de aposición de sellos, con la penalidad consiguiente.

“No podrán proceder los síndicos a la apertura de la correspondencia del fallido sin su previa citación, si estuviere presente. “Instruidos de ella, entregará al fallido las cartas que no tengan relación con los negocios de la quiebra”.

No obstante, resulta frecuente que en los momentos que preceden al desarrollo de ese procedimiento o incluso después de llevado a cabo, las máquinas sean objetos de pequeñas substracciones de piezas que determinan una importante pérdida de valor o, en su caso, desaparezcan especies antes de estar inventariadas.

Conviene tener presente que adopta todos esos resguardos no obstante la severidad con que ese legislador trata la quiebra, dado que incluso el fallido podría estar arrestado en razón de ella. No era entendido bajo esos respectos que se trataba de una prisión por deuda, aún cuando existía tal apremio en la época.

GONZALO BAEZA OVALLE

El número 5 del artículo 27 del Libro IV del Co. de Comercio no sólo faculta al síndico para abrir la correspondencia del fallido con intervención del tribunal, y retener las cartas, como también los documentos que guarden relación con los negocios de la quiebra. Además, lo impone

608

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

609

como obligación en función a la necesidad de representar los intereses generales de los acreedores en lo concerniente a la quiebra y los derechos del síndico. No obstante, la mera regulación legal consignando tal obligación y facultad era insuficiente para que el síndico pudiera llevar a cabo ese cometido, de modo que fue incorporado en la sentencia de quiebra, gestando la orden judicial que comentamos, posibilitando ejecutarla con el auxilio de la fuerza pública mediante la sólo exhibición del fallo. Obviamente que esta facultad implica una excepción a la garantía general de inviolabilidad de la correspondencia consagrada en el número 5 del artículo 19 de la Constitución Política de la República de Chile, que aparece justificada en función de los intereses generales de la sociedad y, pese a la excepción, amparada por la intervención del juez de la quiebra en el proceso de apertura de la correspondencia. Como enfrentamos una norma de carácter excepcional, ha de ser interpretada de manera restrictiva, en otras palabras, sólo al caso contemplado en la ley, que remite únicamente a la correspondencia atingente a los negocios involucrados en la quiebra, como cabe desprender, por lo demás, del número 5 del artículo 27 del Libro IV del Co. de Comercio. No está demás tener en mente que el Co. de Comercio de 1865 redactó esa facultad en términos negativos, dejando más en evidencia su calidad excepcional, como también que la inviolabilidad de la correspondencia conforma una garantía constitucional muy relevante. “4. La orden de acumular al juicio de quiebra todos los juicios contra el fallido que estuvieren pendientes ante otros tribunales de cualquiera jurisdicción y que puedan afectar sus bienes, salvo las excepciones legales; Esta disposición conforma la aplicación práctica del principio de universalidad previsto en el artículo 1º del Libro IV del Co. de Comercio, en tanto el procedimiento de quiebra persigue ser aquél en que sean concentrados todos los esfuerzos destinados a realizar los bienes de una persona, para proveer al pago de sus deudas en los casos y formas establecidos por la ley.

Esta disposición conforma la aplicación práctica del principio de universalidad previsto en el artículo 1º del Libro IV del Co. de Comercio, en tanto el procedimiento de quiebra persigue ser aquél en que sean concentrados todos los esfuerzos destinados a realizar los bienes de una persona, para proveer al pago de sus deudas en los casos y formas establecidos por la ley. “4. La orden de acumular al juicio de quiebra todos los juicios contra el fallido que estuvieren pendientes ante otros tribunales de cualquiera jurisdicción y que puedan afectar sus bienes, salvo las excepciones legales; No está demás tener en mente que el Co. de Comercio de 1865 redactó esa facultad en términos negativos, dejando más en evidencia su calidad excepcional, como también que la inviolabilidad de la correspondencia conforma una garantía constitucional muy relevante. Como enfrentamos una norma de carácter excepcional, ha de ser interpretada de manera restrictiva, en otras palabras, sólo al caso contemplado en la ley, que remite únicamente a la correspondencia atingente a los negocios involucrados en la quiebra, como cabe desprender, por lo demás, del número 5 del artículo 27 del Libro IV del Co. de Comercio. Obviamente que esta facultad implica una excepción a la garantía general de inviolabilidad de la correspondencia consagrada en el número 5 del artículo 19 de la Constitución Política de la República de Chile, que aparece justificada en función de los intereses generales de la sociedad y, pese a la excepción, amparada por la intervención del juez de la quiebra en el proceso de apertura de la correspondencia. No obstante, la mera regulación legal consignando tal obligación y facultad era insuficiente para que el síndico pudiera llevar a cabo ese cometido, de modo que fue incorporado en la sentencia de quiebra, gestando la orden judicial que comentamos, posibilitando ejecutarla con el auxilio de la fuerza pública mediante la sólo exhibición del fallo. como obligación en función a la necesidad de representar los intereses generales de los acreedores en lo concerniente a la quiebra y los derechos del síndico. DERECHO CONCURSAL CHILENO

609

RETIRO

“Sin embargo, los juicios posesorios, los de desahucio, los de terminación inmediata del arrendamiento, los de que actualmente estuvieren conociendo jueces árbitros, y los que, según la ley, deban someterse a compromiso, seguirán sustanciándose o se promoverán ante el tribunal que conoce o deba conocer de ellos.

Todos los asuntos atingentes al fallido que digan relación con los negocios de la quiebra, han de ser ventilados ante el mismo tribunal y siguiendo un sistema procesal pre concebido, salva excepciones legales muy calificadas, evitando de este modo que exista contradicción entre las decisiones judiciales.

“Los juicios ordinarios agregados a la quiebra seguirán tramitándose con arreglo al procedimiento que corresponda según su naturaleza, hasta que quede ejecutoriada la sentencia definitiva. Condenado el fallido, el síndico dará cumplimiento a lo resuelto en la forma que corresponda.

GONZALO BAEZA OVALLE

“Los juicios ejecutivos, cuando haya excepciones opuestas, se seguirán tramitando con el síndico hasta que se dicte sentencia de término. Los

610

Esto ha sido denominado en doctrina también el fuero de atracción. Como hemos explicado en puntos anteriores, somos de la idea que esta mención implica la puesta en práctica de una norma especial de competencia que importa la radicación de todos los asuntos seguidos contra el fallido que no hayan sido excepcionados por el legislador y, además, la exclusión, impidiendo que otros tribunales conozcan y resuelvan sobre esas materias.

“Los nuevos juicios que se entablen contra la masa se sustanciarán también ante el tribunal que conozca de la quiebra.

Esta materia la encontramos regulada en forma específica por el artículo 70 del Libro IV del Co. de Comercio que, a su simple lectura acusa el principal defecto de ser incompleto y que es del siguiente tenor:

“Todos los juicios pendientes contra el fallido ante otros tribunales de cualquiera jurisdicción y que puedan afectar sus bienes, se acumularán al juicio de la quiebra.

“Todos los juicios pendientes contra el fallido ante otros tribunales de cualquiera jurisdicción y que puedan afectar sus bienes, se acumularán al juicio de la quiebra.

Esta materia la encontramos regulada en forma específica por el artículo 70 del Libro IV del Co. de Comercio que, a su simple lectura acusa el principal defecto de ser incompleto y que es del siguiente tenor:

“Los nuevos juicios que se entablen contra la masa se sustanciarán también ante el tribunal que conozca de la quiebra.

Esto ha sido denominado en doctrina también el fuero de atracción. Como hemos explicado en puntos anteriores, somos de la idea que esta mención implica la puesta en práctica de una norma especial de competencia que importa la radicación de todos los asuntos seguidos contra el fallido que no hayan sido excepcionados por el legislador y, además, la exclusión, impidiendo que otros tribunales conozcan y resuelvan sobre esas materias. GONZALO BAEZA OVALLE

“Los juicios ejecutivos, cuando haya excepciones opuestas, se seguirán tramitando con el síndico hasta que se dicte sentencia de término. Los

610

“Los juicios ordinarios agregados a la quiebra seguirán tramitándose con arreglo al procedimiento que corresponda según su naturaleza, hasta que quede ejecutoriada la sentencia definitiva. Condenado el fallido, el síndico dará cumplimiento a lo resuelto en la forma que corresponda.

Todos los asuntos atingentes al fallido que digan relación con los negocios de la quiebra, han de ser ventilados ante el mismo tribunal y siguiendo un sistema procesal pre concebido, salva excepciones legales muy calificadas, evitando de este modo que exista contradicción entre las decisiones judiciales.

“Sin embargo, los juicios posesorios, los de desahucio, los de terminación inmediata del arrendamiento, los de que actualmente estuvieren conociendo jueces árbitros, y los que, según la ley, deban someterse a compromiso, seguirán sustanciándose o se promoverán ante el tribunal que conoce o deba conocer de ellos.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

611

demás se paralizarán en el estado en que se encuentren y los acreedores usarán de su derecho en la forma que establece esta ley. Cuando al tiempo de la declaración de quiebra hubiere pendiente algún juicio ejecutivo por obligaciones de hacer y existieren ya depositados los fondos para el objeto, continuará la tramitación establecida para esta clase de juicios, hasta la total inversión de dichos fondos o hasta la conclusión de la obra que con ellos deba pagarse. En los demás casos, sólo podrá el acreedor continuar o iniciar sus gestiones para que se considere su crédito por el valor de los perjuicios declarados o que se declaren. “Los embargos y medidas precautorias que estuvieren decretados en los juicios que se agreguen a la quiebra quedarán sin valor desde que ella se declare, siempre que se refieran a bienes que, sin aguardar el resultado de dichos juicios, deban realizarse en la quiebra o ingresar a ella”. Por de pronto no están incluidos entre las excepciones los juicios laborales y de hecho, nadie jamás ha planteado la posibilidad de ser acumulados al procedimiento de quiebra. Por cierto que la acumulación aludida por esa mención de la sentencia declaratoria de quiebra no es aquél a que se refiere el incidente regulado por el Co. de Procedimiento Civil sino, insistimos, sólo una cuestión de especificación de competencia: sólo al tribunal de la quiebra corresponde el conocimiento y resolución de los juicios seguidos contra el fallido, salvo las excepciones legales. “5. La advertencia al público de que no debe pagar ni entregar mercaderías al fallido, so pena de nulidad de los pagos y entregas; y la orden a las personas que tengan bienes o papeles pertenecientes al fallido, para que los pongan, dentro de tercero día, a disposición del síndico, bajo pena de ser tenidos por encubridores o cómplices de la quiebra; El artículo 72 del Libro IV del Co. de Comercio dispone: “Son inoponibles los actos y contratos que el fallido ejecute o celebre después de dictada la sentencia que declara la quiebra, con relación a los bienes de la masa, aun cuando no se haya practicado las inscripciones en los registros respectivos del Conservador de Bienes Raíces”.

“Son inoponibles los actos y contratos que el fallido ejecute o celebre después de dictada la sentencia que declara la quiebra, con relación a los bienes de la masa, aun cuando no se haya practicado las inscripciones en los registros respectivos del Conservador de Bienes Raíces”.

El artículo 72 del Libro IV del Co. de Comercio dispone: “5. La advertencia al público de que no debe pagar ni entregar mercaderías al fallido, so pena de nulidad de los pagos y entregas; y la orden a las personas que tengan bienes o papeles pertenecientes al fallido, para que los pongan, dentro de tercero día, a disposición del síndico, bajo pena de ser tenidos por encubridores o cómplices de la quiebra; Por cierto que la acumulación aludida por esa mención de la sentencia declaratoria de quiebra no es aquél a que se refiere el incidente regulado por el Co. de Procedimiento Civil sino, insistimos, sólo una cuestión de especificación de competencia: sólo al tribunal de la quiebra corresponde el conocimiento y resolución de los juicios seguidos contra el fallido, salvo las excepciones legales. Por de pronto no están incluidos entre las excepciones los juicios laborales y de hecho, nadie jamás ha planteado la posibilidad de ser acumulados al procedimiento de quiebra. “Los embargos y medidas precautorias que estuvieren decretados en los juicios que se agreguen a la quiebra quedarán sin valor desde que ella se declare, siempre que se refieran a bienes que, sin aguardar el resultado de dichos juicios, deban realizarse en la quiebra o ingresar a ella”. demás se paralizarán en el estado en que se encuentren y los acreedores usarán de su derecho en la forma que establece esta ley. Cuando al tiempo de la declaración de quiebra hubiere pendiente algún juicio ejecutivo por obligaciones de hacer y existieren ya depositados los fondos para el objeto, continuará la tramitación establecida para esta clase de juicios, hasta la total inversión de dichos fondos o hasta la conclusión de la obra que con ellos deba pagarse. En los demás casos, sólo podrá el acreedor continuar o iniciar sus gestiones para que se considere su crédito por el valor de los perjuicios declarados o que se declaren. DERECHO CONCURSAL CHILENO

611

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Por tal razón la sentencia de quiebra, precisamente, contempla la orden de que así lo hagan extendiendo los efectos del concurso a los terceros que permanezcan marginados del mismo, sin una nueva citación, para utilizar los términos empleados por la ley, aún cuando debió haber aludido a que ya no sería necesario un nuevo apercibimiento debidamente

612

A partir de la notificación de la sentencia de quiebra a los acreedores, comienza a correr el plazo que la ley concede a estos últimos para apersonarse en el procedimiento concursal a hacer valer sus derechos.

En consecuencia y, teniendo a la vista ese precepto legal, la prevención que está obligada a contemplar la sentencia atiende o está destinada, principalmente, a proteger los intereses de los terceros, en orden a evitar que pierdan dinero al hacer actos o contratos que, en último término, no producirán efecto alguno al ser inoponibles si atañen a los bienes de la masa.

“6. La orden de hacer saber a todos los acreedores residentes en el territorio de la República que tienen el plazo de treinta días, contado desde la fecha de la publicación de la sentencia, para que se presenten con los documentos justificativos de sus créditos bajo el apercibimiento de que les afectarán los resultados del juicio sin nueva citación;

Por otra parte, también cautela los intereses de los acreedores, por un lado, para que no sean incrementados los créditos afectos al concurso y, de otro, evitando que el fallido, dada su situación de apremio económico, dilapide los bienes involucrados en el procedimiento.

Finalmente, igualmente pone en práctica el principio del desasimiento, por virtud del cual la administración y disposición de los bienes del fallido pasan al síndico, ya que junto con la orden impartida a este último para efectuar la incautación general de los bienes y libros del fallido, implica una orden a los terceros para que pongan a disposición del síndico aquellos que obran en su poder, siendo conveniente traer a cuenta que los terceros que oculten o no cumplan con la obligación indicada pueden ser sancionados como cómplices de quiebra fraudulenta, conforme a lo dispuesto en el número 3º del artículo 221 del Libro IV del Co. de Comercio.

Finalmente, igualmente pone en práctica el principio del desasimiento, por virtud del cual la administración y disposición de los bienes del fallido pasan al síndico, ya que junto con la orden impartida a este último para efectuar la incautación general de los bienes y libros del fallido, implica una orden a los terceros para que pongan a disposición del síndico aquellos que obran en su poder, siendo conveniente traer a cuenta que los terceros que oculten o no cumplan con la obligación indicada pueden ser sancionados como cómplices de quiebra fraudulenta, conforme a lo dispuesto en el número 3º del artículo 221 del Libro IV del Co. de Comercio.

Por otra parte, también cautela los intereses de los acreedores, por un lado, para que no sean incrementados los créditos afectos al concurso y, de otro, evitando que el fallido, dada su situación de apremio económico, dilapide los bienes involucrados en el procedimiento.

“6. La orden de hacer saber a todos los acreedores residentes en el territorio de la República que tienen el plazo de treinta días, contado desde la fecha de la publicación de la sentencia, para que se presenten con los documentos justificativos de sus créditos bajo el apercibimiento de que les afectarán los resultados del juicio sin nueva citación;

En consecuencia y, teniendo a la vista ese precepto legal, la prevención que está obligada a contemplar la sentencia atiende o está destinada, principalmente, a proteger los intereses de los terceros, en orden a evitar que pierdan dinero al hacer actos o contratos que, en último término, no producirán efecto alguno al ser inoponibles si atañen a los bienes de la masa.

A partir de la notificación de la sentencia de quiebra a los acreedores, comienza a correr el plazo que la ley concede a estos últimos para apersonarse en el procedimiento concursal a hacer valer sus derechos.

GONZALO BAEZA OVALLE

Por tal razón la sentencia de quiebra, precisamente, contempla la orden de que así lo hagan extendiendo los efectos del concurso a los terceros que permanezcan marginados del mismo, sin una nueva citación, para utilizar los términos empleados por la ley, aún cuando debió haber aludido a que ya no sería necesario un nuevo apercibimiento debidamente

612

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

613

notificado para afectarlos y vincularlos a los resultados del procedimiento concursal. “7. La orden de notificar, por carta aérea certificada, la quiebra a los acreedores que se hallen fuera de la República y mandarles que dentro del plazo establecido en el número anterior, aumentado con el de emplazamiento correspondiente que se expresará en cada carta, comparezcan al juicio con los documentos justificativos de sus créditos, bajo el apercibimiento indicado en el número precedente; Las notificaciones legalmente admisibles son la denominada personal, por cédula, por el Estado Diario o por avisos.

Bajo este escenario, precisamente, la inscripción en el Conservador de Bienes Raíces y, concretamente en el Registro de Interdicciones y ProHemos visto en otras oportunidades que las formalidades pueden ser exigidas por el legislador por vía de solemnidad, prueba o publicidad y entre esas formalidades encontrábamos la inscripción en los diversos Registros públicos, como acontece con el de Propiedad, Hipotecas, Gravámenes, Prohibiciones, litigios y otros. “8. La orden de inscribir la declaración de quiebra en el Registro de Interdicciones y Prohibiciones de Enajenar del Conservador de Bienes Raíces del departamento en que se hubiere declarado la quiebra y también en el de los Conservadores correspondientes a cada uno de los inmuebles pertenecientes al fallido, y De este modo, la ley no sólo opta por la notificación acostumbrada o usual al fallido, además de la notificación por avisos para el resto de las personas, sino que además genera esta alternativa particular de notificación consistente en enviar carta aérea certificada a los acreedores radicados fuera de la República de Chile.

Por tal razón, en aras de la singularidad que reviste a este procedimiento y particular extensión de sus efectos, erga omnes, atribuidos por el legislador, resultaba imprescindible otorgar la mayor publicidad a su dictación en aras de evitar perjuicios a terceros no enterados de su existencia.

Por tal razón, en aras de la singularidad que reviste a este procedimiento y particular extensión de sus efectos, erga omnes, atribuidos por el legislador, resultaba imprescindible otorgar la mayor publicidad a su dictación en aras de evitar perjuicios a terceros no enterados de su existencia.

De este modo, la ley no sólo opta por la notificación acostumbrada o usual al fallido, además de la notificación por avisos para el resto de las personas, sino que además genera esta alternativa particular de notificación consistente en enviar carta aérea certificada a los acreedores radicados fuera de la República de Chile. “8. La orden de inscribir la declaración de quiebra en el Registro de Interdicciones y Prohibiciones de Enajenar del Conservador de Bienes Raíces del departamento en que se hubiere declarado la quiebra y también en el de los Conservadores correspondientes a cada uno de los inmuebles pertenecientes al fallido, y Hemos visto en otras oportunidades que las formalidades pueden ser exigidas por el legislador por vía de solemnidad, prueba o publicidad y entre esas formalidades encontrábamos la inscripción en los diversos Registros públicos, como acontece con el de Propiedad, Hipotecas, Gravámenes, Prohibiciones, litigios y otros. Bajo este escenario, precisamente, la inscripción en el Conservador de Bienes Raíces y, concretamente en el Registro de Interdicciones y Pro-

Las notificaciones legalmente admisibles son la denominada personal, por cédula, por el Estado Diario o por avisos. “7. La orden de notificar, por carta aérea certificada, la quiebra a los acreedores que se hallen fuera de la República y mandarles que dentro del plazo establecido en el número anterior, aumentado con el de emplazamiento correspondiente que se expresará en cada carta, comparezcan al juicio con los documentos justificativos de sus créditos, bajo el apercibimiento indicado en el número precedente; notificado para afectarlos y vincularlos a los resultados del procedimiento concursal. DERECHO CONCURSAL CHILENO

613

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Conforme al Co. de Comercio de 1865, el denominado “auto de quiebra”, actualmente, “sentencia de quiebra”, era notificado por medio de “un extracto en el atrio de la sala de audiencia del juzgado de comercio, i publicado en igual forma en u no de los periódicos del lugar en que se haga la declaración, i en todos los demás donde el fallido tenga establecimientos de comercio” (artículo 1357 y número 9º del artículo 1350).

614

2.1. Aspectos generales

hibiciones atiende a la necesidad de dar la mayor publicidad posible a la dictación o inicio de la quiebra.

DECLARATORIA DE QUIEBRA

Ese necesidad también la tiene presente, conforme a lo dispuesto en el artículo 72 del Libro IV del Co. de Comercio, en cuanto castiga con la inoponibilidad los actos y contratos celebrados con posterioridad a la quiebra por el fallido, en cuanto digan relación con los bienes afectos al concurso.

2. NOTIFICACIÓN DE LA SENTENCIA

Por esta vía, que implica adoptar seguridades extremas para enterar a todas las personas respecto de la formal apertura del concurso pretende evitar que sean causados perjuicios a terceros desprevenidos o no enterados del mal estado de los negocios del fallido.

Es en esa oportunidad en la cual procede que los acreedores aborden diversas materias particularmente relevantes para el destino final de la quiebra, entre ellas, la elección de los síndicos como, igualmente, definir el costo de su intervención y de sus asesores, aprobar el plan de realización del activo, etcétera.

“9. La indicación precisa del lugar, día y hora en que se celebrará la primera junta de acreedores”.

Esta última disposición que debe contener la sentencia que declara la quiebra importa la citación para la reunión más importante que han de celebrar los acreedores.

Esta última disposición que debe contener la sentencia que declara la quiebra importa la citación para la reunión más importante que han de celebrar los acreedores.

“9. La indicación precisa del lugar, día y hora en que se celebrará la primera junta de acreedores”.

Es en esa oportunidad en la cual procede que los acreedores aborden diversas materias particularmente relevantes para el destino final de la quiebra, entre ellas, la elección de los síndicos como, igualmente, definir el costo de su intervención y de sus asesores, aprobar el plan de realización del activo, etcétera.

Por esta vía, que implica adoptar seguridades extremas para enterar a todas las personas respecto de la formal apertura del concurso pretende evitar que sean causados perjuicios a terceros desprevenidos o no enterados del mal estado de los negocios del fallido.

2. NOTIFICACIÓN DE LA SENTENCIA

Ese necesidad también la tiene presente, conforme a lo dispuesto en el artículo 72 del Libro IV del Co. de Comercio, en cuanto castiga con la inoponibilidad los actos y contratos celebrados con posterioridad a la quiebra por el fallido, en cuanto digan relación con los bienes afectos al concurso.

DECLARATORIA DE QUIEBRA

hibiciones atiende a la necesidad de dar la mayor publicidad posible a la dictación o inicio de la quiebra.

2.1. Aspectos generales

GONZALO BAEZA OVALLE

Conforme al Co. de Comercio de 1865, el denominado “auto de quiebra”, actualmente, “sentencia de quiebra”, era notificado por medio de “un extracto en el atrio de la sala de audiencia del juzgado de comercio, i publicado en igual forma en u no de los periódicos del lugar en que se haga la declaración, i en todos los demás donde el fallido tenga establecimientos de comercio” (artículo 1357 y número 9º del artículo 1350).

614

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

615

Ese sistema fue seguido, en gran medida, por las regulaciones vigentes, como es posible constatar en lo establecido por el artículo 54 del Libro IV del Co. de Comercio, que dispone que la sentencia que declara la quiebra ha de ser notificada al fallido, a los acreedores y a los terceros por medio de un aviso, eliminó el extracto en el atrio que, hoy en día, tendría poca utilidad. Recordemos que el artículo 6º del Libro IV del Co. de Comercio, prescribe que “Siempre que esta ley o el tribunal ordene que una resolución se notifique por avisos, se entenderá que debe publicarse un aviso en el Diario Oficial. El aviso, aprobado en su texto por el tribunal, contendrá un extracto de la petición y copia íntegra de la resolución, a menos que esta ley o el tribunal disponga lo contrario”. Sin embargo, también es necesario notificar a quienes deben cumplir las órdenes del tribunal, como aparece del artículo 55 del Libro IV del Co. de Comercio, en las siguientes palabras: “Inmediatamente de pronunciada la sentencia que declare la quiebra, el secretario del tribunal cuidará que se notifique, a la brevedad posible, al síndico provisional, titular y suplente. “El secretario podrá notificar por sí o encomendando esa diligencia a otro ministro de fe”.

De este modo y, bajo los términos de la disposición legal en estudio, nos encontramos con una situación que, no obstante ser tratada por tribunales civiles, no rige el principio de la pasividad, en función de los intereses cautelados. El legislador impone al secretario del tribunal la obligación de instar por la notificación a esos funcionarios o, derechamente, notificarlos. No obstante, lo obligación de hacer la publicación de la sentencia que declara la quiebra no es del secretario del tribunal, sino del síndico de la quiebra y, como resulta de la mayor gravedad esta gestión, pudiendo afectar, por error, a terceros, la Superintendencia de Quiebras, con fecha 29 de diciembre de 2009, emitió el Instructivo Nº 4, que obliga al Síndico de la Quiebra a hacer certificar por el Secretario del Tribunal respectivo, antes de la notificación por avisos de esa sentencia, el rol único tributario de la fallida.

No obstante, lo obligación de hacer la publicación de la sentencia que declara la quiebra no es del secretario del tribunal, sino del síndico de la quiebra y, como resulta de la mayor gravedad esta gestión, pudiendo afectar, por error, a terceros, la Superintendencia de Quiebras, con fecha 29 de diciembre de 2009, emitió el Instructivo Nº 4, que obliga al Síndico de la Quiebra a hacer certificar por el Secretario del Tribunal respectivo, antes de la notificación por avisos de esa sentencia, el rol único tributario de la fallida. El legislador impone al secretario del tribunal la obligación de instar por la notificación a esos funcionarios o, derechamente, notificarlos. De este modo y, bajo los términos de la disposición legal en estudio, nos encontramos con una situación que, no obstante ser tratada por tribunales civiles, no rige el principio de la pasividad, en función de los intereses cautelados. “Inmediatamente de pronunciada la sentencia que declare la quiebra, el secretario del tribunal cuidará que se notifique, a la brevedad posible, al síndico provisional, titular y suplente. “El secretario podrá notificar por sí o encomendando esa diligencia a otro ministro de fe”.

Sin embargo, también es necesario notificar a quienes deben cumplir las órdenes del tribunal, como aparece del artículo 55 del Libro IV del Co. de Comercio, en las siguientes palabras: Recordemos que el artículo 6º del Libro IV del Co. de Comercio, prescribe que “Siempre que esta ley o el tribunal ordene que una resolución se notifique por avisos, se entenderá que debe publicarse un aviso en el Diario Oficial. El aviso, aprobado en su texto por el tribunal, contendrá un extracto de la petición y copia íntegra de la resolución, a menos que esta ley o el tribunal disponga lo contrario”. Ese sistema fue seguido, en gran medida, por las regulaciones vigentes, como es posible constatar en lo establecido por el artículo 54 del Libro IV del Co. de Comercio, que dispone que la sentencia que declara la quiebra ha de ser notificada al fallido, a los acreedores y a los terceros por medio de un aviso, eliminó el extracto en el atrio que, hoy en día, tendría poca utilidad. DERECHO CONCURSAL CHILENO

615

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Siendo muy importante que los inmuebles en que funciona la fallida no pierdan los suministros domiciliarios en tanto es decidido el destino de los activos comprometidos en el concurso, el Instructivo en comento establece la obligación del Síndico de la Quiebra de comunicar a las empresas que lo provean el hecho de haber sido librada la sentencia de quiebra y su conteni-

616

En el mismo plazo el Síndico de la Quiebra debe comunicar la sentencia de quiebras al Servicio de Tesorerías, en cumplimiento a lo prevenido en el número 21 del artículo 27 del Libro IV del Co. de Comercio, indicando el rol de avalúo de los bienes raíces comprendidos en la quiebra.

Como el mismo instructivo lo indica, ello obedece al propósito que sea incorporado en la publicación y, de ese modo, evitar cualquier inexactitud en la individualización del fallido y efectuar su debido registro en esa Superintendencia.

El Instructivo Nº 4, emitido por la Superintendencia de Quiebras, el 29 de diciembre de 2009, impone a los síndicos designados en las quiebras respectivas, la obligación de comunicar la sentencia de quiebra, dentro de los 5 días siguientes a la aceptación del cargo, al Director Regional del Servicio de Impuestos Internos correspondiente al domicilio de la fallida registrado en ese Servicio, para dar cumplimiento a lo prevenido en el artículo 91 del Co. Tributario y Circular Nº 10 del Servicio de Impuestos Internos, emitida el 15 de febrero de 1991.

Con idéntico propósito, en ese instructivo ordena a los Síndicos tomar las medidas pertinentes para que la publicación de la sentencia que declara la quiebra contenga la correcta individualización del nombre o razón social de la fallida, su domicilio y todas las menciones establecidas en el artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio, aún cuando la sentencia corresponda publicarla en extracto.

2.2. Comunicación especial de la sentencia de quiebra

En el evento que la publicación diga relación con la declaración de quiebra atingente a un deudor carente de bienes, la publicación del aviso indicado habrá de ser efectuada con cargo a los fondos de la Superintendencia de Quiebras, pero no puede dejar de ser realizada.

En el evento que la publicación diga relación con la declaración de quiebra atingente a un deudor carente de bienes, la publicación del aviso indicado habrá de ser efectuada con cargo a los fondos de la Superintendencia de Quiebras, pero no puede dejar de ser realizada.

2.2. Comunicación especial de la sentencia de quiebra

Con idéntico propósito, en ese instructivo ordena a los Síndicos tomar las medidas pertinentes para que la publicación de la sentencia que declara la quiebra contenga la correcta individualización del nombre o razón social de la fallida, su domicilio y todas las menciones establecidas en el artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio, aún cuando la sentencia corresponda publicarla en extracto.

El Instructivo Nº 4, emitido por la Superintendencia de Quiebras, el 29 de diciembre de 2009, impone a los síndicos designados en las quiebras respectivas, la obligación de comunicar la sentencia de quiebra, dentro de los 5 días siguientes a la aceptación del cargo, al Director Regional del Servicio de Impuestos Internos correspondiente al domicilio de la fallida registrado en ese Servicio, para dar cumplimiento a lo prevenido en el artículo 91 del Co. Tributario y Circular Nº 10 del Servicio de Impuestos Internos, emitida el 15 de febrero de 1991.

Como el mismo instructivo lo indica, ello obedece al propósito que sea incorporado en la publicación y, de ese modo, evitar cualquier inexactitud en la individualización del fallido y efectuar su debido registro en esa Superintendencia.

En el mismo plazo el Síndico de la Quiebra debe comunicar la sentencia de quiebras al Servicio de Tesorerías, en cumplimiento a lo prevenido en el número 21 del artículo 27 del Libro IV del Co. de Comercio, indicando el rol de avalúo de los bienes raíces comprendidos en la quiebra.

GONZALO BAEZA OVALLE

Siendo muy importante que los inmuebles en que funciona la fallida no pierdan los suministros domiciliarios en tanto es decidido el destino de los activos comprometidos en el concurso, el Instructivo en comento establece la obligación del Síndico de la Quiebra de comunicar a las empresas que lo provean el hecho de haber sido librada la sentencia de quiebra y su conteni-

616

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

617

do, para de este modo acogerse a lo prevenido en el artículo 132 del Libro IV del Co. de Comercio, en cuanto establece que ese tipo de acreedores es igualmente obligado a verificar sus créditos en la quiebra “y no podrán, con posterioridad a ella, suspender éstos, salvo autorización del tribunal, previa audiencia del síndico”. En relación con este precepto, la Superintendencia de Quiebras hizo uso de su facultad legal de interpretar, administrativamente, esa norma, describiendo lo que correspondía entender bajo la expresión utilizada por la ley “acreedores que suministren servicios de utilidad pública”, señalando que “son aquellos que proveen necesidades básicas de la población de manera regular y continua, tales como los servicios de energía eléctrica, agua potable y alcantarillado”. 3. LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA ES UNA SENTENCIA DEFINITIVA

Más allá de las discusiones doctrinarias que ocuparon tanto tiempo y papel de connotados autores en el pasado, atendiendo a que el artículo 1350 del Co. de Comercio de 1865 lo calificaba como un “auto”, que tratamos al inicio de este capítulo y con anterioridad, el legislador optó por lo más directo y procedió a establecer explícitamente que la resolución que declara la quiebra de una persona responde a la naturaleza jurídica de una sentencia definitiva. Así lo dispone literalmente, por lo demás, el artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio que trascribimos y reiteramos en su parte pertinente al prescribir que: “Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 169 del Código de Procedimiento Civil, la sentencia definitiva que declare la quiebra contendrá, además: …”.

De este modo, zanjó la controversia en su aspecto más relevante, no obstante lo cual, Juan Esteban Puga Vial postula que siendo claro que la resolución judicial que declara la quiebra responde a la naturaleza jurídica de una sentencia, al haberlo establecido expresamente así el legislador, piensa que no podría predicarse lo mismo respecto de aquella que deniega la petición de quiebra.

De este modo, zanjó la controversia en su aspecto más relevante, no obstante lo cual, Juan Esteban Puga Vial postula que siendo claro que la resolución judicial que declara la quiebra responde a la naturaleza jurídica de una sentencia, al haberlo establecido expresamente así el legislador, piensa que no podría predicarse lo mismo respecto de aquella que deniega la petición de quiebra. “Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 169 del Código de Procedimiento Civil, la sentencia definitiva que declare la quiebra contendrá, además: …”.

Así lo dispone literalmente, por lo demás, el artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio que trascribimos y reiteramos en su parte pertinente al prescribir que: Más allá de las discusiones doctrinarias que ocuparon tanto tiempo y papel de connotados autores en el pasado, atendiendo a que el artículo 1350 del Co. de Comercio de 1865 lo calificaba como un “auto”, que tratamos al inicio de este capítulo y con anterioridad, el legislador optó por lo más directo y procedió a establecer explícitamente que la resolución que declara la quiebra de una persona responde a la naturaleza jurídica de una sentencia definitiva. ES UNA SENTENCIA DEFINITIVA

3. LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA En relación con este precepto, la Superintendencia de Quiebras hizo uso de su facultad legal de interpretar, administrativamente, esa norma, describiendo lo que correspondía entender bajo la expresión utilizada por la ley “acreedores que suministren servicios de utilidad pública”, señalando que “son aquellos que proveen necesidades básicas de la población de manera regular y continua, tales como los servicios de energía eléctrica, agua potable y alcantarillado”. do, para de este modo acogerse a lo prevenido en el artículo 132 del Libro IV del Co. de Comercio, en cuanto establece que ese tipo de acreedores es igualmente obligado a verificar sus créditos en la quiebra “y no podrán, con posterioridad a ella, suspender éstos, salvo autorización del tribunal, previa audiencia del síndico”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

617

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

La diferencia que marca el “estado de quiebra” con una mera situación patrimonial radica en que, para producir sus efectos jurídicos, debe ser

Estimamos que, incluso para nosotros, tal distinción adquiere un carácter bastante marginal provocando una discusión algo forzada y no del todo útil.

El “estado de quiebra” no da lugar a la conformación o establecimiento de un estado civil o algo semejante, sino que genera una situación patrimonial, en relación a la calidad de acreedor o deudor que es detentada en relación con una obligación determinada. GONZALO BAEZA OVALLE

La diferencia que marca el “estado de quiebra” con una mera situación patrimonial radica en que, para producir sus efectos jurídicos, debe ser

618

El “estado de quiebra” no da lugar a la conformación o establecimiento de un estado civil o algo semejante, sino que genera una situación patrimonial, en relación a la calidad de acreedor o deudor que es detentada en relación con una obligación determinada.

Estimamos que, incluso para nosotros, tal distinción adquiere un carácter bastante marginal provocando una discusión algo forzada y no del todo útil.

Álvaro Puelma Accorsi estima que la sentencia que declara la quiebra corresponde clasificarla como constitutiva, por cuanto establecería una situación o estado jurídico nuevo, conformado por el “estado de quiebra” y que tal sería el fundamento para que esta sentencia tenga efecto ergo omnes, a diferencia del resto de las sentencias que, como lo establece el artículo 3º del Co. Civil, sólo produce efecto entre las partes.

En ese sentido entonces, si el legislador puso fin a esta discusión aclarando expresamente que la resolución judicial que hace lugar a declarar la quiebra responde a la naturaleza jurídica de una sentencia definitiva, no vemos un argumento jurídicamente válido para sostener que aquella que desestima tal pretensión, no es sentencia. La Excma. Corte Suprema participa de nuestra interpretación, en fallos que ya hemos citado.

A parte del carácter de definitiva atribuido a la sentencia declarativa de la quiebra, aún queda por resolver si ésta responde a la naturaleza de una sentencia constitutiva, declarativa o de condena, conforme a la clasificación tradicional de todas las sentencias.

En nuestra opinión, la parte decisoria de una resolución judicial no determina su naturaleza jurídica, estando legalmente establecido que ella reconoce como propósito resolver la controversia.

Antes de ese pronunciamiento aclaratorio del legislador, por lo demás, la Corte Suprema, en innumerables fallos atingentes a la Ley Nº 4.558, había establecido la doctrina que la resolución que acogía la petición o “demanda” para declarar la quiebra era una sentencia definitiva. El legislador sólo recogió o formalizó en los preceptos esa enseñanza jurisprudencial.

Antes de ese pronunciamiento aclaratorio del legislador, por lo demás, la Corte Suprema, en innumerables fallos atingentes a la Ley Nº 4.558, había establecido la doctrina que la resolución que acogía la petición o “demanda” para declarar la quiebra era una sentencia definitiva. El legislador sólo recogió o formalizó en los preceptos esa enseñanza jurisprudencial.

En nuestra opinión, la parte decisoria de una resolución judicial no determina su naturaleza jurídica, estando legalmente establecido que ella reconoce como propósito resolver la controversia.

A parte del carácter de definitiva atribuido a la sentencia declarativa de la quiebra, aún queda por resolver si ésta responde a la naturaleza de una sentencia constitutiva, declarativa o de condena, conforme a la clasificación tradicional de todas las sentencias.

En ese sentido entonces, si el legislador puso fin a esta discusión aclarando expresamente que la resolución judicial que hace lugar a declarar la quiebra responde a la naturaleza jurídica de una sentencia definitiva, no vemos un argumento jurídicamente válido para sostener que aquella que desestima tal pretensión, no es sentencia. La Excma. Corte Suprema participa de nuestra interpretación, en fallos que ya hemos citado.

Álvaro Puelma Accorsi estima que la sentencia que declara la quiebra corresponde clasificarla como constitutiva, por cuanto establecería una situación o estado jurídico nuevo, conformado por el “estado de quiebra” y que tal sería el fundamento para que esta sentencia tenga efecto ergo omnes, a diferencia del resto de las sentencias que, como lo establece el artículo 3º del Co. Civil, sólo produce efecto entre las partes.

618

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

619

La resolución que acoge la petición de quiebra haciendo lugar a librar la declaración respectiva, sea porque acceda a la petición del propio deudor o de uno o más acreedores sea, finalmente, porque la declara el tribunal 4.1.1. Aspectos generales del tema

declarada por una resolución judicial, tradicionalmente mal llamada “auto de quiebra”, que es la que nos ocupa.

4.1. Sentencia que declara la quiebra a petición del propio deudor o uno o más de sus acreedores o ex officio, salvo el caso que trataremos en el punto siguiente

El indudable efecto “erga omnes” que trae aparejada la declaración de quiebra es propia de todos las liquidaciones. También produce esa consecuencia o, si se quiere, efecto, la liquidación de una sociedad colectiva comercial.

Para resolver adecuadamente este punto, al menos habremos de diferenciar dos escenarios posibles.

De hecho, desde que inicia el proceso de liquidación ha de ser identificada de esa forma agregado la expresión “en liquidación” para todas las actividades que realice en que precise usar su razón social. De aceptar la vía interpretativa de ese autor, por lo demás, nos resultaría difícil explicar la naturaleza jurídica de la sentencia que rechaza la petición de quiebra. Estimamos que enfrentamos una sentencia declarativa y produce efecto erga omnes en la integridad de sus aspectos patrimoniales y, especialmente en aquellos indicados por el legislador. Esto acontece, precisamente, porque así aparece preceptuado por la ley contemplando una modalidad de notificación que ha sido concebida con el explícito propósito de emplazar a todo aquél que tenga o pueda tener interés en ello y no en razón a la naturaleza jurídica de la sentencia que nos convoca. 4. RECURSOS CONTRA LA SENTENCIA QUE DECLARA LA QUIEBRA

4. RECURSOS CONTRA LA SENTENCIA QUE DECLARA LA QUIEBRA Esto acontece, precisamente, porque así aparece preceptuado por la ley contemplando una modalidad de notificación que ha sido concebida con el explícito propósito de emplazar a todo aquél que tenga o pueda tener interés en ello y no en razón a la naturaleza jurídica de la sentencia que nos convoca. Estimamos que enfrentamos una sentencia declarativa y produce efecto erga omnes en la integridad de sus aspectos patrimoniales y, especialmente en aquellos indicados por el legislador. De aceptar la vía interpretativa de ese autor, por lo demás, nos resultaría difícil explicar la naturaleza jurídica de la sentencia que rechaza la petición de quiebra. De hecho, desde que inicia el proceso de liquidación ha de ser identificada de esa forma agregado la expresión “en liquidación” para todas las actividades que realice en que precise usar su razón social.

Para resolver adecuadamente este punto, al menos habremos de diferenciar dos escenarios posibles.

El indudable efecto “erga omnes” que trae aparejada la declaración de quiebra es propia de todos las liquidaciones. También produce esa consecuencia o, si se quiere, efecto, la liquidación de una sociedad colectiva comercial.

4.1. Sentencia que declara la quiebra a petición del propio deudor o uno o más de sus acreedores o ex officio, salvo el caso que trataremos en el punto siguiente

declarada por una resolución judicial, tradicionalmente mal llamada “auto de quiebra”, que es la que nos ocupa.

4.1.1. Aspectos generales del tema La resolución que acoge la petición de quiebra haciendo lugar a librar la declaración respectiva, sea porque acceda a la petición del propio deudor o de uno o más acreedores sea, finalmente, porque la declara el tribunal

DERECHO CONCURSAL CHILENO

619

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Aún más, tampoco logran sortear con éxito el reparo de inconstitucionalidad levantado contra el artículo 45 referido, a la vista del hecho incontrovertible que, en al menos un caso, el recurso especial de reposición no es procedente para impugnar la sentencia declaratoria de quiebra, siendo sólo susceptible de apelación, como acontece con aquella que tiene su origen en un pronunciamiento ex officio del tribunal en razón del rechazo de la cesión de bienes, conforme a lo prevenido en el artículo 252 del Libro IV del Co. de Comercio.

620

En ese argumento, como explicábamos, no queda claro cómo es posible que si el recurso especial de reposición constituye la contestación desfasada del deudor como supuesto demandado, tenga derecho a usar de ella a quienes se concibe como demandantes, cuyo es el caso de los acreedores, o terceros mandatarios de estos últimos, como el síndico.

ex officio, siempre queda en la situación contemplada en el artículo 56 del Libro IV del Co. de Comercio:

En concepto de los que así lo sostienen, entre los cuales se encuentra el Tribunal Constitucional, se trataría de una contestación de demanda diferida que no sería el único caso en nuestro procedimiento, lo que a nuestro modo de ver constituye un argumento no sólo malo sino muy malo, pues la existencia de una multiplicidad de errores no constituye una prueba ni demuestra que lo equivocado esté correcto.

“Contra la sentencia que declare la quiebra sólo podrá entablarse el recurso especial de reposición a que se refieren los artículos siguientes”.

Este mecanismo de impugnación de la sentencia de quiebra que, no sólo remite al deudor, sino también al síndico y demás acreedores, ha servido de base para sostener que el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio, no violaría el debido proceso pues constituiría la forma en que el deudor puede contestar.

En otras palabras, no existe otro recurso contra esa sentencia, que ya hemos calificado como definitiva, que el especial de reposición.

4.1.2. Recurso especial de reposición

4.1.2. Recurso especial de reposición

En otras palabras, no existe otro recurso contra esa sentencia, que ya hemos calificado como definitiva, que el especial de reposición.

Este mecanismo de impugnación de la sentencia de quiebra que, no sólo remite al deudor, sino también al síndico y demás acreedores, ha servido de base para sostener que el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio, no violaría el debido proceso pues constituiría la forma en que el deudor puede contestar.

“Contra la sentencia que declare la quiebra sólo podrá entablarse el recurso especial de reposición a que se refieren los artículos siguientes”.

En concepto de los que así lo sostienen, entre los cuales se encuentra el Tribunal Constitucional, se trataría de una contestación de demanda diferida que no sería el único caso en nuestro procedimiento, lo que a nuestro modo de ver constituye un argumento no sólo malo sino muy malo, pues la existencia de una multiplicidad de errores no constituye una prueba ni demuestra que lo equivocado esté correcto.

ex officio, siempre queda en la situación contemplada en el artículo 56 del Libro IV del Co. de Comercio:

En ese argumento, como explicábamos, no queda claro cómo es posible que si el recurso especial de reposición constituye la contestación desfasada del deudor como supuesto demandado, tenga derecho a usar de ella a quienes se concibe como demandantes, cuyo es el caso de los acreedores, o terceros mandatarios de estos últimos, como el síndico.

GONZALO BAEZA OVALLE

Aún más, tampoco logran sortear con éxito el reparo de inconstitucionalidad levantado contra el artículo 45 referido, a la vista del hecho incontrovertible que, en al menos un caso, el recurso especial de reposición no es procedente para impugnar la sentencia declaratoria de quiebra, siendo sólo susceptible de apelación, como acontece con aquella que tiene su origen en un pronunciamiento ex officio del tribunal en razón del rechazo de la cesión de bienes, conforme a lo prevenido en el artículo 252 del Libro IV del Co. de Comercio.

620

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

621

Todo lo expuesto, como también explicamos, ni siquiera implica que no estemos de acuerdo con la decisión del Tribunal Constitucional en el sentido que el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio no viola la garantía constitucional del debido proceso, sino que estimamos que los argumentos para desestimar el recurso de inaplicabilidad que hemos esbozado precedentemente, son equivocados. El recurso especial de reposición constituye, sin duda alguna, una modalidad particular de impugnación de una resolución judicial que ha sido legalmente calificada como sentencia definitiva. Ese recurso lo encontramos estructurado y ordenado en su procedimiento en los siguientes preceptos: Artículo 57: “El fallido, los acreedores y los terceros interesados, podrán pedir al tribunal, dentro del plazo fatal de diez días hábiles, contados desde la notificación a que se refiere el artículo 54, que reponga la resolución declaratoria de quiebra, dejándola sin efecto o rectificándola en cuanto a la determinación a que se refiere el número 1 del artículo 52. Esta rectificación podrá también ser pedida por el síndico. El recurso especial de reposición se tramitará como incidente. En él será parte el que lo hubiere interpuesto y podrán también serlo el fallido, el que hubiere solicitado la quiebra y el síndico. Los demás acreedores y los terceros interesados podrán intervenir como coadyuvantes. Si durante la tramitación del recurso especial de reposición se decretare la suspensión de procedimiento o se dictare orden de no innovar con posterioridad a la incautación de los bienes, ello no obstará a que el síndico realice todos los actos de administración necesarios para la debida conservación del activo de la quiebra. Corresponderá al tribunal que la hubiere dictado resolver en audiencia verbal cualquier diferencia que se suscite entre el síndico y el peticionario. El síndico sólo podrá vender los bienes expuestos a próximo deterioro, sin perjuicio de que con acuerdo del deudor, o con autorización judicial ante la negativa de éste, podrá también vender los bienes sujetos a desvalorización inminente o de dispendiosa conservación. Si la suspensión o la orden de no innovar se concede antes de la incautación de bienes, en la resolución se establecerá que el síndico deberá actuar como interventor, con indicación de las atribuciones de que estará premunido.

Artículo 57: “El fallido, los acreedores y los terceros interesados, podrán pedir al tribunal, dentro del plazo fatal de diez días hábiles, contados desde la notificación a que se refiere el artículo 54, que reponga la resolución declaratoria de quiebra, dejándola sin efecto o rectificándola en cuanto a la determinación a que se refiere el número 1 del artículo 52. Esta rectificación podrá también ser pedida por el síndico. El recurso especial de reposición se tramitará como incidente. En él será parte el que lo hubiere interpuesto y podrán también serlo el fallido, el que hubiere solicitado la quiebra y el síndico. Los demás acreedores y los terceros interesados podrán intervenir como coadyuvantes. Si durante la tramitación del recurso especial de reposición se decretare la suspensión de procedimiento o se dictare orden de no innovar con posterioridad a la incautación de los bienes, ello no obstará a que el síndico realice todos los actos de administración necesarios para la debida conservación del activo de la quiebra. Corresponderá al tribunal que la hubiere dictado resolver en audiencia verbal cualquier diferencia que se suscite entre el síndico y el peticionario. El síndico sólo podrá vender los bienes expuestos a próximo deterioro, sin perjuicio de que con acuerdo del deudor, o con autorización judicial ante la negativa de éste, podrá también vender los bienes sujetos a desvalorización inminente o de dispendiosa conservación. Si la suspensión o la orden de no innovar se concede antes de la incautación de bienes, en la resolución se establecerá que el síndico deberá actuar como interventor, con indicación de las atribuciones de que estará premunido.

Ese recurso lo encontramos estructurado y ordenado en su procedimiento en los siguientes preceptos: El recurso especial de reposición constituye, sin duda alguna, una modalidad particular de impugnación de una resolución judicial que ha sido legalmente calificada como sentencia definitiva. Todo lo expuesto, como también explicamos, ni siquiera implica que no estemos de acuerdo con la decisión del Tribunal Constitucional en el sentido que el artículo 45 del Libro IV del Co. de Comercio no viola la garantía constitucional del debido proceso, sino que estimamos que los argumentos para desestimar el recurso de inaplicabilidad que hemos esbozado precedentemente, son equivocados. DERECHO CONCURSAL CHILENO

621

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

d. Finalidad. Su propósito puede consistir en la pretensión de dejar sin efecto el estado de quiebra o modificar la calificación del fallido como deudor del artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio o común, como lo establece el artículo 57 de ese Código.

622

c. Plazo. Diez días hábiles a partir de la publicación del aviso a que se refiere el artículo 54 del Libro IV del Co. de Comercio, conforme a lo dispuesto en el artículo 57 de ese mismo cuerpo legal.

La remuneración del síndico será establecida en la misma resolución y no podrá ser inferior al 75% ni superior al total de la remuneración del gerente o representante legal del fallido. En los demás casos el mismo tribunal resolverá en conciencia”.

Conviene aclarar que son terceros interesados, especialmente, aquellos que hayan celebrado actos o contratos con el fallido que, por virtud de la declaración de quiebra, pudieran quedar comprendidos en el período sospechoso y, por ende, afectos a una revisión en cuanto a su validez u oponibilidad respecto a la masa concursada y sus acreedores.

Artículo 58: “Las resoluciones que se dicten durante la tramitación del incidente especial de reposición serán inapelables. La sentencia que acoja la reposición será apelable en ambos efectos”.

No obstante, en el caso del síndico, el legislador sólo lo faculta para impetrarlo con el propósito de cambiar la calificación que haya sido asignada al fallido por la sentencia, careciendo de legitimación para cualquier otra pretensión.

En síntesis:

b. Legitimación. Puede interponer el recurso todo aquél que tenga interés en ello, particularmente, el fallido, los acreedores, los terceros interesados y el síndico.

a. Tribunal competente: Debe ser entablado ante el mismo que libró el auto de quiebra que se desea impugnar a través de este emprendimiento procesal.

a. Tribunal competente: Debe ser entablado ante el mismo que libró el auto de quiebra que se desea impugnar a través de este emprendimiento procesal.

b. Legitimación. Puede interponer el recurso todo aquél que tenga interés en ello, particularmente, el fallido, los acreedores, los terceros interesados y el síndico.

En síntesis:

No obstante, en el caso del síndico, el legislador sólo lo faculta para impetrarlo con el propósito de cambiar la calificación que haya sido asignada al fallido por la sentencia, careciendo de legitimación para cualquier otra pretensión.

Artículo 58: “Las resoluciones que se dicten durante la tramitación del incidente especial de reposición serán inapelables. La sentencia que acoja la reposición será apelable en ambos efectos”.

Conviene aclarar que son terceros interesados, especialmente, aquellos que hayan celebrado actos o contratos con el fallido que, por virtud de la declaración de quiebra, pudieran quedar comprendidos en el período sospechoso y, por ende, afectos a una revisión en cuanto a su validez u oponibilidad respecto a la masa concursada y sus acreedores.

La remuneración del síndico será establecida en la misma resolución y no podrá ser inferior al 75% ni superior al total de la remuneración del gerente o representante legal del fallido. En los demás casos el mismo tribunal resolverá en conciencia”.

c. Plazo. Diez días hábiles a partir de la publicación del aviso a que se refiere el artículo 54 del Libro IV del Co. de Comercio, conforme a lo dispuesto en el artículo 57 de ese mismo cuerpo legal.

GONZALO BAEZA OVALLE

d. Finalidad. Su propósito puede consistir en la pretensión de dejar sin efecto el estado de quiebra o modificar la calificación del fallido como deudor del artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio o común, como lo establece el artículo 57 de ese Código.

622

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

623

e. Fundamento. Desde que el Co. de Comercio de 1865 tenía una causal genérica para provocar la declaración en quiebra del deudor comerciante, como es la cesación en el pago de sus obligaciones, no nos puede sorprender que el fundamento admitido para el recurso especial de reposición se hiciera consistir, precisamente, en no ser efectiva la indicada cesación de pagos. El artículo 57 del Libro IV del Co. de Comercio no establece alguna circunstancias, causa o motivo particular que sea idóneo para fundar el recurso, por lo cual, es otorgada una amplitud que puede ser compleja y beneficiosa a la vez. Por cierto que en ese escenario, el recurso podrá basarse tanto en errores de hecho como de derecho en que haya incurrido el tribunal al librar la sentencia de quiebra que sean tan substanciales que sin ellos no habría sido dictada esa sentencia o lo habría sido de otra forma. Nada impide a quien interponga el recurso reiterar lo que haya dicho con anterioridad a la sentencia que declaró la quiebra, pues la ley no establece una restricción semejante y, por la particularidades de la tramitación de este procedimiento resulta por demás justificado que no lo haya restringido. Tampoco obsta a que el fallido, ya que toma ese nombre tan pronto sea librada la sentencia de quiebra, establezca en esta oportunidad que no ha incurrido en cesación de pagos o que no es insolvente, pero eso en nada lo ayudará si, por su lado no desvirtúa la existencia de la causal invocada por el peticionario. Ya hemos explicado que en el sistema concursal actual surge la tremenda contradicción por la cual un deudor puede ser declarado en quiebra por una causal establecida en la ley, no obstante acreditar certeramente que no es insolvente, dado que la insolvencia no fue considerada como causal de declaración de quiebra ni tampoco establecer la solvencia un motivo para evitarla. De la misma manera han surgido voces que aducen que el recurso especial de reposición no procede si la sentencia declaratoria de quiebra ha sido librada por el tribunal ex officio, como en el caso del rechazo de un convenio.

De la misma manera han surgido voces que aducen que el recurso especial de reposición no procede si la sentencia declaratoria de quiebra ha sido librada por el tribunal ex officio, como en el caso del rechazo de un convenio. Ya hemos explicado que en el sistema concursal actual surge la tremenda contradicción por la cual un deudor puede ser declarado en quiebra por una causal establecida en la ley, no obstante acreditar certeramente que no es insolvente, dado que la insolvencia no fue considerada como causal de declaración de quiebra ni tampoco establecer la solvencia un motivo para evitarla. Tampoco obsta a que el fallido, ya que toma ese nombre tan pronto sea librada la sentencia de quiebra, establezca en esta oportunidad que no ha incurrido en cesación de pagos o que no es insolvente, pero eso en nada lo ayudará si, por su lado no desvirtúa la existencia de la causal invocada por el peticionario. Nada impide a quien interponga el recurso reiterar lo que haya dicho con anterioridad a la sentencia que declaró la quiebra, pues la ley no establece una restricción semejante y, por la particularidades de la tramitación de este procedimiento resulta por demás justificado que no lo haya restringido. Por cierto que en ese escenario, el recurso podrá basarse tanto en errores de hecho como de derecho en que haya incurrido el tribunal al librar la sentencia de quiebra que sean tan substanciales que sin ellos no habría sido dictada esa sentencia o lo habría sido de otra forma. El artículo 57 del Libro IV del Co. de Comercio no establece alguna circunstancias, causa o motivo particular que sea idóneo para fundar el recurso, por lo cual, es otorgada una amplitud que puede ser compleja y beneficiosa a la vez. e. Fundamento. Desde que el Co. de Comercio de 1865 tenía una causal genérica para provocar la declaración en quiebra del deudor comerciante, como es la cesación en el pago de sus obligaciones, no nos puede sorprender que el fundamento admitido para el recurso especial de reposición se hiciera consistir, precisamente, en no ser efectiva la indicada cesación de pagos. DERECHO CONCURSAL CHILENO

623

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Esta última interpretación es todavía más atendible habida consideración a la modificación introducida al artículo 57 del Libro IV del Co. de Comercio, por la Ley Nº 20.004 de 2005, que permite suspender el procedimiento.

624

De hecho no es un incidente, sólo es tramitado como tal de la misma forma que no lo son las impugnaciones, aún cuando también sigan igual substanciación.

No estimamos que esa interpretación sea correcta pues donde la ley no distingue no puede el hermeneuta distinguir y el recurso especial de reposición es concedido contra la sentencia que declara la quiebra, sin distinguir quién provocó la declaratoria o incluso en ausencia de éste, como acontece en la recién comentada declaración de quiebra ex officio.

Sobre la base de esta última disposición es que los tribunales interpretan que el recurso especial de reposición debe ser substanciado en el cuaderno de quiebra y no en un cuaderno separado, dándole la tramitación de un incidente de previo y especial pronunciamiento, aún cuando no lo sea, desde que no interrumpe la tramitación de la quiebra.

Si bien el plazo de 10 días importa una preclusión de la facultad de ejercer el derecho interponer el recurso comentado, ello no obsta a que aplicando las normas comunes a todo procedimiento contenida en el Co. de Procedimiento Civil, pueda reclamarse la nulidad de todo lo obrado en razón de aquellos vicios que no son saneables, como acontece con los referidos en el artículo 84 de ese cuerpo orgánico de leyes, aún después del vencimiento del plazo para interponer el recurso especial de reposición, en la medida que sean motivos de nulidad posteriores.

f. Tramitación. Es tramitado como incidente pero en atención a que no suspende el curso del procedimiento de quiebra, algunos tribunales abren cuaderno separado pero, la gran mayoría no lo hace así y lo tramita en el cuaderno de quiebras, notificándose conforme al artículo 50 del Co. de Procedimiento Civil la resolución que confiere traslado del mismo, siendo inapelables las que se dicten durante la tramitación del incidente, pero la sentencia que acoja la reposición es apelable en ambos efectos, conforme a lo prevenido en el artículo 58 del Libro IV del Co. de Comercio.

f. Tramitación. Es tramitado como incidente pero en atención a que no suspende el curso del procedimiento de quiebra, algunos tribunales abren cuaderno separado pero, la gran mayoría no lo hace así y lo tramita en el cuaderno de quiebras, notificándose conforme al artículo 50 del Co. de Procedimiento Civil la resolución que confiere traslado del mismo, siendo inapelables las que se dicten durante la tramitación del incidente, pero la sentencia que acoja la reposición es apelable en ambos efectos, conforme a lo prevenido en el artículo 58 del Libro IV del Co. de Comercio.

Si bien el plazo de 10 días importa una preclusión de la facultad de ejercer el derecho interponer el recurso comentado, ello no obsta a que aplicando las normas comunes a todo procedimiento contenida en el Co. de Procedimiento Civil, pueda reclamarse la nulidad de todo lo obrado en razón de aquellos vicios que no son saneables, como acontece con los referidos en el artículo 84 de ese cuerpo orgánico de leyes, aún después del vencimiento del plazo para interponer el recurso especial de reposición, en la medida que sean motivos de nulidad posteriores.

Sobre la base de esta última disposición es que los tribunales interpretan que el recurso especial de reposición debe ser substanciado en el cuaderno de quiebra y no en un cuaderno separado, dándole la tramitación de un incidente de previo y especial pronunciamiento, aún cuando no lo sea, desde que no interrumpe la tramitación de la quiebra.

No estimamos que esa interpretación sea correcta pues donde la ley no distingue no puede el hermeneuta distinguir y el recurso especial de reposición es concedido contra la sentencia que declara la quiebra, sin distinguir quién provocó la declaratoria o incluso en ausencia de éste, como acontece en la recién comentada declaración de quiebra ex officio.

De hecho no es un incidente, sólo es tramitado como tal de la misma forma que no lo son las impugnaciones, aún cuando también sigan igual substanciación.

GONZALO BAEZA OVALLE

Esta última interpretación es todavía más atendible habida consideración a la modificación introducida al artículo 57 del Libro IV del Co. de Comercio, por la Ley Nº 20.004 de 2005, que permite suspender el procedimiento.

624

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

625

g. Partes. Naturalmente que pueden intervenir en la tramitación del recurso especial de reposición la o las personas que lo interpusieron y el peticionario de la quiebra. Tanto en este evento como en otros, especialmente contemplados por el Libro IV del Co. de Comercio y la Ley Nº 18.175, el fallido mantiene su habilidad para comparecer y defender sus derechos, como lo establece el inciso 1º del artículo 27 del Libro IV del Co. de Comercio, no alcanzando a este ámbito la representación legal que corresponde al síndico a partir de la declaración de quiebra. No obstante lo anterior, esa controversia no escapa a las reglas generales procesales por lo cual, todo interesado puede intervenir en esa contienda como tercero, en la medida que acredite un interés actual en sus resultados. Es improcedente hablar de sujetos pasivos de un recurso, pues siendo una reposición, si deseáramos usar esa nomenclatura deberíamos convenir que el sujeto pasivo, sería el tribunal. No obstante, eso no impide que en la tramitación del recurso se conceda traslado a los demás “interesados” inmediatos que no interpusieron el recurso, siendo frecuente que ellos sean considerados sujetos pasivos pero de manera por demás impropia. h. Recursos. La sentencia que acoja o rechace el recurso especial de reposición es apelable, no obstante, en el primer caso, la apelación sigue la regla genera de este recurso y debe ser concedido en ambos efectos. Hemos revisado que existen sentencias contradictorias de la Corte Suprema y de la Corte de Apelaciones en orden a asignar a esa sentencia el carácter de definitiva. Como lo transcribimos más atrás, la sentencia más reciente de ese tribunal le asigna esta última calidad y, por tanto, admite la posibilidad de impugnarla también a través de recusos de casación. Cabe recordar que, en todo caso, las quiebras gozan de preferencia en su tramitación ante la Corte de Apelaciones y deben ser agregadas ex-

Cabe recordar que, en todo caso, las quiebras gozan de preferencia en su tramitación ante la Corte de Apelaciones y deben ser agregadas exComo lo transcribimos más atrás, la sentencia más reciente de ese tribunal le asigna esta última calidad y, por tanto, admite la posibilidad de impugnarla también a través de recusos de casación. Hemos revisado que existen sentencias contradictorias de la Corte Suprema y de la Corte de Apelaciones en orden a asignar a esa sentencia el carácter de definitiva. h. Recursos. La sentencia que acoja o rechace el recurso especial de reposición es apelable, no obstante, en el primer caso, la apelación sigue la regla genera de este recurso y debe ser concedido en ambos efectos. No obstante, eso no impide que en la tramitación del recurso se conceda traslado a los demás “interesados” inmediatos que no interpusieron el recurso, siendo frecuente que ellos sean considerados sujetos pasivos pero de manera por demás impropia. Es improcedente hablar de sujetos pasivos de un recurso, pues siendo una reposición, si deseáramos usar esa nomenclatura deberíamos convenir que el sujeto pasivo, sería el tribunal. No obstante lo anterior, esa controversia no escapa a las reglas generales procesales por lo cual, todo interesado puede intervenir en esa contienda como tercero, en la medida que acredite un interés actual en sus resultados. Tanto en este evento como en otros, especialmente contemplados por el Libro IV del Co. de Comercio y la Ley Nº 18.175, el fallido mantiene su habilidad para comparecer y defender sus derechos, como lo establece el inciso 1º del artículo 27 del Libro IV del Co. de Comercio, no alcanzando a este ámbito la representación legal que corresponde al síndico a partir de la declaración de quiebra. g. Partes. Naturalmente que pueden intervenir en la tramitación del recurso especial de reposición la o las personas que lo interpusieron y el peticionario de la quiebra. DERECHO CONCURSAL CHILENO

625

RETIRO

Este recurso de reposición ha sido calificado como “especial”, atendiendo a las siguientes razones:

traordinariamente a la Tabla, sin embargo, es justo reconocer que esto no ocurre en forma muy expedita o transparente y la razón apareció en forma indirecta, cuando la Corte Suprema evacuó su informe respecto al proyecto de reforma del sistema concursal vigente.

i. Naturaleza especial del recurso de reposición concursal

Así fue como informando el proyecto de reforma al sistema concursal la Corte Suprema manifestó su desacuerdo con tal preferencia en los siguientes términos:

No obstante lo anterior, algunos han optado por elevar los antecedentes al superior jerárquico por vía del recurso de queja, con variado éxito, dependiendo más bien de la persona que lo interpone y el eco que tenga ante ese tribunal que del fundamento procesal para justificar tal emprendimiento que, a todas luces es improcedente y desvirtúa el propósito del concurso si, además, ese recurso va acompañado de una solicitud de una orden de no innovar y ella, en último término, es dictada.

“Como puede apreciarse, tanto la regla general del artículo 4º, como en los diversos casos en que expresamente el legislador contempló el recurso de apelación, aparece la regla en que se le otorga preferencia al recurso para ser agregado a la tabla, así como también para su pronunciamiento y fallo. Lo anterior, por el carácter expedito que tiene o debería tener un procedimiento concursal.”

“Sin embargo, esta Corte ha señalado sobre este punto en reiteradas oportunidades su opinión respecto a las agregaciones extraordinarias y preferencias en cuanto ellas deben ser reservadas sólo para casos excepcionales, cuya necesidad de solución inmediata sea equivalente a la requerida en la acción de amparo o protección, situación que hace cuestionar que en materia de quiebra -a pesar de su importancia–sea necesario establecer tal preferencia.”229

“Sin embargo, esta Corte ha señalado sobre este punto en reiteradas oportunidades su opinión respecto a las agregaciones extraordinarias y preferencias en cuanto ellas deben ser reservadas sólo para casos excepcionales, cuya necesidad de solución inmediata sea equivalente a la requerida en la acción de amparo o protección, situación que hace cuestionar que en materia de quiebra -a pesar de su importancia–sea necesario establecer tal preferencia.”229

“Como puede apreciarse, tanto la regla general del artículo 4º, como en los diversos casos en que expresamente el legislador contempló el recurso de apelación, aparece la regla en que se le otorga preferencia al recurso para ser agregado a la tabla, así como también para su pronunciamiento y fallo. Lo anterior, por el carácter expedito que tiene o debería tener un procedimiento concursal.”

No obstante lo anterior, algunos han optado por elevar los antecedentes al superior jerárquico por vía del recurso de queja, con variado éxito, dependiendo más bien de la persona que lo interpone y el eco que tenga ante ese tribunal que del fundamento procesal para justificar tal emprendimiento que, a todas luces es improcedente y desvirtúa el propósito del concurso si, además, ese recurso va acompañado de una solicitud de una orden de no innovar y ella, en último término, es dictada.

Así fue como informando el proyecto de reforma al sistema concursal la Corte Suprema manifestó su desacuerdo con tal preferencia en los siguientes términos:

i. Naturaleza especial del recurso de reposición concursal

traordinariamente a la Tabla, sin embargo, es justo reconocer que esto no ocurre en forma muy expedita o transparente y la razón apareció en forma indirecta, cuando la Corte Suprema evacuó su informe respecto al proyecto de reforma del sistema concursal vigente.

Este recurso de reposición ha sido calificado como “especial”, atendiendo a las siguientes razones:

GONZALO BAEZA OVALLE

229 Oficio Nº 59-2012 a la Cámara de Diputados, informe proyecto de Ley Nº 18-2012; Antecedente: Boletín Nº 8.324-03.; Santiago, 27 de junio de 2012.

626

229

626

GONZALO BAEZA OVALLE

Oficio Nº 59-2012 a la Cámara de Diputados, informe proyecto de Ley Nº 18-2012; Antecedente: Boletín Nº 8.324-03.; Santiago, 27 de junio de 2012.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

627

1. El recurso de reposición procede, por regla general, contra autos y decretos, sin embargo, en este caso nos encontramos con que por su intermedio es impugnada una sentencia definitiva, lo que involucra excepcionar el principio del desasimiento que rige la actividad de los tribunales. 2. El plazo para interponer el recurso de reposición ordinario es de cinco días y, en ciertos casos, de tres, pero en este recurso el plazo alcanza a los 10 días hábiles. 3. El recurso de reposición ordinario suspende los efectos de la resolución impugnada, no ocurriendo así con el recurso especial de reposición, que no lo suspende. 4. El recurso de reposición ordinario puede ser interpuesto en cualquier tiempo cuando está basado en nuevos antecedentes, lo que no acontece con el recurso especial de reposición. 5. El recurso de reposición ordinario tiene una forma particular de tramitación, sin embargo, el recurso especial de reposición queda afecto a la tramitación de los incidentes. 6. Finalmente, el recurso de reposición en estudio es especial en razón de las personas a las cuales el legislador reconoce la calidad de titulares o legitimados en causa activa a su respecto. Algunos opinan que en realidad, sólo tiene de recurso el ser un mecanismo para impugnar una resolución judicial, pero más bien corresponde al derecho de oposición deducido de esta manera singular, para lo cual hacen un paralelo con el juicio ejecutivo y el derecho de oposición a la ejecución allí contemplado, estructuración y comparación del todo antojadiza en la medida que no responde a la naturaleza de los procedimientos concursales ni a su propósito, del todo difente a un juicio o ejecución individual. 4.1.3. Actividad del síndico y recurso especial de reposición El síndico puede continuar desempeñando su labor no obstante que haya sido interpuesto un recurso especial de reposición contra la sentencia que declara la quiebra y que, por ende, representa el título que da fundamento

El síndico puede continuar desempeñando su labor no obstante que haya sido interpuesto un recurso especial de reposición contra la sentencia que declara la quiebra y que, por ende, representa el título que da fundamento 4.1.3. Actividad del síndico y recurso especial de reposición Algunos opinan que en realidad, sólo tiene de recurso el ser un mecanismo para impugnar una resolución judicial, pero más bien corresponde al derecho de oposición deducido de esta manera singular, para lo cual hacen un paralelo con el juicio ejecutivo y el derecho de oposición a la ejecución allí contemplado, estructuración y comparación del todo antojadiza en la medida que no responde a la naturaleza de los procedimientos concursales ni a su propósito, del todo difente a un juicio o ejecución individual. 6. Finalmente, el recurso de reposición en estudio es especial en razón de las personas a las cuales el legislador reconoce la calidad de titulares o legitimados en causa activa a su respecto. 5. El recurso de reposición ordinario tiene una forma particular de tramitación, sin embargo, el recurso especial de reposición queda afecto a la tramitación de los incidentes. 4. El recurso de reposición ordinario puede ser interpuesto en cualquier tiempo cuando está basado en nuevos antecedentes, lo que no acontece con el recurso especial de reposición. 3. El recurso de reposición ordinario suspende los efectos de la resolución impugnada, no ocurriendo así con el recurso especial de reposición, que no lo suspende. 2. El plazo para interponer el recurso de reposición ordinario es de cinco días y, en ciertos casos, de tres, pero en este recurso el plazo alcanza a los 10 días hábiles. 1. El recurso de reposición procede, por regla general, contra autos y decretos, sin embargo, en este caso nos encontramos con que por su intermedio es impugnada una sentencia definitiva, lo que involucra excepcionar el principio del desasimiento que rige la actividad de los tribunales. DERECHO CONCURSAL CHILENO

627

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Igualmente inscribe dentro del contexto anotado y por ende entra en la órbita de las facultades del síndico la posibilidad de vender los bienes sujetos a desvalorización inminente o de dispendiosa conservación con acuerdo del deudor o del tribunal, en caso de negativa de éste.

628

Situación especial: Venta. No obstante lo dicho en torno a la restricción de las facultades del síndico a realizar labores de conservación, éste dispone del poder suficiente para vender los bienes expuestos a próximo deterioro pues su enajenación es una forma de conservación del patrimonio del deudor dado que en caso contrario, perdería el bien.

a su actuación en el procedimiento de liquidación, a menos que durante la tramitación del recurso fuere decretada la suspensión o una orden de no innovar.

Regla general: El síndico podrá y deberá perfeccionar todos los actos de administración para la debida conservación del activo de la quiebra. Si bien este concepto cuando se trata de cosas corporales parece bastante transparente, se pierde un tanto la claridad toda vez que los activos estén constituidos por derechos, pues en ese evento los actos de debida conservación no son físicos sino más bien jurídicos, como la obligación de protestar documentos para evitar su perjuicio; ejercer las acciones de cobro o de cualquier otra naturaleza que estén prontas a prescribir o caduca; notificar las demandas que correspondan para interrumpir los plazos de prescripción e incluso, deducir acciones de recuperación o integración de patrimonio o recabar las medidas cautelares o precautorias que sean necesarias para resguardar ese patrimonio, sin otra limitación que no sea la finalidad conservativa denunciada al inicio.

A nuestro modo de ver, en esta situación corresponde distinguir dos casos:

4.1.3.1. Si ha sido efectuada la incautación

1) Si fue realizada la incautación y,

Los trataremos en el mismo orden en los puntos siguientes.

2) Si ésta aún no es llevada a cabo.

2) Si ésta aún no es llevada a cabo.

Los trataremos en el mismo orden en los puntos siguientes.

1) Si fue realizada la incautación y,

4.1.3.1. Si ha sido efectuada la incautación

A nuestro modo de ver, en esta situación corresponde distinguir dos casos:

Regla general: El síndico podrá y deberá perfeccionar todos los actos de administración para la debida conservación del activo de la quiebra. Si bien este concepto cuando se trata de cosas corporales parece bastante transparente, se pierde un tanto la claridad toda vez que los activos estén constituidos por derechos, pues en ese evento los actos de debida conservación no son físicos sino más bien jurídicos, como la obligación de protestar documentos para evitar su perjuicio; ejercer las acciones de cobro o de cualquier otra naturaleza que estén prontas a prescribir o caduca; notificar las demandas que correspondan para interrumpir los plazos de prescripción e incluso, deducir acciones de recuperación o integración de patrimonio o recabar las medidas cautelares o precautorias que sean necesarias para resguardar ese patrimonio, sin otra limitación que no sea la finalidad conservativa denunciada al inicio.

a su actuación en el procedimiento de liquidación, a menos que durante la tramitación del recurso fuere decretada la suspensión o una orden de no innovar.

Situación especial: Venta. No obstante lo dicho en torno a la restricción de las facultades del síndico a realizar labores de conservación, éste dispone del poder suficiente para vender los bienes expuestos a próximo deterioro pues su enajenación es una forma de conservación del patrimonio del deudor dado que en caso contrario, perdería el bien.

GONZALO BAEZA OVALLE

Igualmente inscribe dentro del contexto anotado y por ende entra en la órbita de las facultades del síndico la posibilidad de vender los bienes sujetos a desvalorización inminente o de dispendiosa conservación con acuerdo del deudor o del tribunal, en caso de negativa de éste.

628

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

629

Recordemos que esas facultades de enajenación no son ni por lejos extraordinarias, sino que remiten a toda persona que tenga un encargo fiduciario de conservación de bienes, corporales o incorporales, de manera que las podemos encontrar tanto en el mandato civil y comercial como en el depósito, entre otros. Conflictos: El tribunal que declaró la quiebra será competente para resolver, en audiencia verbal, cualquier diferencia que surja entre el síndico y el peticionario en relación con la forma de ejercer las facultades indicadas y de abordar las distintas situaciones que se vayan presentando. 4.1.3.2. Si no ha sido efectuada la incautación Regla general. En la resolución que decrete la suspensión del procedimiento o conceda la orden de no innovar, según el caso, quedará ordenado que el síndico actuará como interventor fijando sus atribuciones. La remuneración del síndico será establecida en la misma resolución y no podrá ser inferior al 75% ni superior al total de la remuneración del gerente o representante legal del fallido. En los demás casos, el tribunal resolverá en conciencia. 4.2. La que declara la quiebra por haber sido rechazada la cesión de bienes Esta situación la encontramos regulada en el artículo 252 del Libro IV del Co. de Comercio, en los siguientes términos: “La sentencia que rechace la cesión y declare la quiebra no será susceptible del recurso especial de reposición, pero podrá interponerse en su contra el recurso de apelación”.

Acá nos encontramos con una contradicción bastante literal e insoslayable del Libro IV del Co. de Comercio. En efecto, luego de establecer, perentoriamente, en el artículo 56 que contra la sentencia que declara la quiebra “sólo podrá entablarse el recurso especial de reposición a que se refieren los artículos siguientes”, el

En efecto, luego de establecer, perentoriamente, en el artículo 56 que contra la sentencia que declara la quiebra “sólo podrá entablarse el recurso especial de reposición a que se refieren los artículos siguientes”, el Acá nos encontramos con una contradicción bastante literal e insoslayable del Libro IV del Co. de Comercio. “La sentencia que rechace la cesión y declare la quiebra no será susceptible del recurso especial de reposición, pero podrá interponerse en su contra el recurso de apelación”.

Esta situación la encontramos regulada en el artículo 252 del Libro IV del Co. de Comercio, en los siguientes términos: 4.2. La que declara la quiebra por haber sido rechazada la cesión de bienes La remuneración del síndico será establecida en la misma resolución y no podrá ser inferior al 75% ni superior al total de la remuneración del gerente o representante legal del fallido. En los demás casos, el tribunal resolverá en conciencia. Regla general. En la resolución que decrete la suspensión del procedimiento o conceda la orden de no innovar, según el caso, quedará ordenado que el síndico actuará como interventor fijando sus atribuciones. 4.1.3.2. Si no ha sido efectuada la incautación Conflictos: El tribunal que declaró la quiebra será competente para resolver, en audiencia verbal, cualquier diferencia que surja entre el síndico y el peticionario en relación con la forma de ejercer las facultades indicadas y de abordar las distintas situaciones que se vayan presentando. Recordemos que esas facultades de enajenación no son ni por lejos extraordinarias, sino que remiten a toda persona que tenga un encargo fiduciario de conservación de bienes, corporales o incorporales, de manera que las podemos encontrar tanto en el mandato civil y comercial como en el depósito, entre otros. DERECHO CONCURSAL CHILENO

629

RETIRO

1. Especifique los requisitos que debe cumplir la sentencia de quiebra.

artículo 252 transcrito precedentemente lo desmiente. Ese precepto otorga el recurso de apelación contra esa sentencia toda vez que ella haya sido librada ex officio por el tribunal sobre el fundamento de haber sido rechazada la cesión de bienes.

2. Señale y explique las principales menciones que debe contener la sentencia que declara la quiebra.

GONZALO BAEZA OVALLE

3. ¿Cómo se notifica la sentencia de quiebra y desde cuándo produce efectos?

630

5. RECURSO CONTRA LA SENTENCIA

6. CUESTIONARIO

QUE RECHAZA DECLARAR LA QUIEBRA

Siempre que el tribunal no haga lugar a declarar la quiebra solicitada, nos encontraremos en la situación contemplada en el artículo 59 del Libro IV del Co. de Comercio que prevé:

En este evento y, por obra del recurso especial de reposición, el peticionario queda reenviado a la misma situación procesal detentada por quien soporta el rechazo del tribunal a su petición de declarar la quiebra de alguien.

“La resolución que niegue lugar a la declaración de quiebra no será susceptible del recurso especial de reposición a que se refiere esta ley, pero será siempre apelable en ambos efectos”.

Lo expuesto es consistente con lo relatado en el punto anterior, para el caso que el recurso especial de reposición sea acogido y, por ende, modificada la sentencia de quiebra que pasa a quedar sin efecto para, en su lugar, desestimar la petición de que sea declarada la quiebra.

No habiéndose efectuado ninguna diferenciación entre aquella solicitada por el propio deudor de la que pretenden provocar uno o más acreedores, habremos de colegir que la regla es común para todos ellos.

No habiéndose efectuado ninguna diferenciación entre aquella solicitada por el propio deudor de la que pretenden provocar uno o más acreedores, habremos de colegir que la regla es común para todos ellos.

Lo expuesto es consistente con lo relatado en el punto anterior, para el caso que el recurso especial de reposición sea acogido y, por ende, modificada la sentencia de quiebra que pasa a quedar sin efecto para, en su lugar, desestimar la petición de que sea declarada la quiebra.

“La resolución que niegue lugar a la declaración de quiebra no será susceptible del recurso especial de reposición a que se refiere esta ley, pero será siempre apelable en ambos efectos”.

En este evento y, por obra del recurso especial de reposición, el peticionario queda reenviado a la misma situación procesal detentada por quien soporta el rechazo del tribunal a su petición de declarar la quiebra de alguien.

Siempre que el tribunal no haga lugar a declarar la quiebra solicitada, nos encontraremos en la situación contemplada en el artículo 59 del Libro IV del Co. de Comercio que prevé:

QUE RECHAZA DECLARAR LA QUIEBRA

6. CUESTIONARIO

630

GONZALO BAEZA OVALLE

3. ¿Cómo se notifica la sentencia de quiebra y desde cuándo produce efectos?

artículo 252 transcrito precedentemente lo desmiente. Ese precepto otorga el recurso de apelación contra esa sentencia toda vez que ella haya sido librada ex officio por el tribunal sobre el fundamento de haber sido rechazada la cesión de bienes.

2. Señale y explique las principales menciones que debe contener la sentencia que declara la quiebra.

5. RECURSO CONTRA LA SENTENCIA

1. Especifique los requisitos que debe cumplir la sentencia de quiebra.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

631

4. ¿Qué naturaleza procesal corresponde atribuir a la resolución que declara la quiebra? Fundamente. 5. ¿Qué recurso procede contra la sentencia que declara la quiebra? Explique. 6. ¿Procede impugnar la resolución que declara la quiebra mediante el recurso de apelación? Explique. 7. ¿Quién puede interponer el recurso especial de reposición? 8. ¿Qué efecto produce la interposición del recurso especial de reposición respecto de la tramitación de la quiebra? 9. Explique la tramitación del recurso especial de reposición. 10. ¿Qué recurso procede contra la resolución que acoge el recurso especial de reposición dejando sin efecto el auto de quiebra? 11. ¿Cómo afecta la labor del síndico la interposición del recurso especial de reposición? Explique los casos.

11. ¿Cómo afecta la labor del síndico la interposición del recurso especial de reposición? Explique los casos. 10. ¿Qué recurso procede contra la resolución que acoge el recurso especial de reposición dejando sin efecto el auto de quiebra? 9. Explique la tramitación del recurso especial de reposición. 8. ¿Qué efecto produce la interposición del recurso especial de reposición respecto de la tramitación de la quiebra? 7. ¿Quién puede interponer el recurso especial de reposición? 6. ¿Procede impugnar la resolución que declara la quiebra mediante el recurso de apelación? Explique. 5. ¿Qué recurso procede contra la sentencia que declara la quiebra? Explique. 4. ¿Qué naturaleza procesal corresponde atribuir a la resolución que declara la quiebra? Fundamente. DERECHO CONCURSAL CHILENO

631

RETIRO

TIRO

230

GARRIGUÉS, Joaquín. Ob. cit., Tomo V., p. 32.

CAPÍTULO XVI EFECTOS DE LA DECLARATORIA DE QUIEBRA Ahora bien, en los dichos de Joaquín Garrigués230, por esta sentencia el deudor queda separado de la administración de sus bienes, como efecto inmediato, para que no pueda aumentar su pasivo con nuevas deudas, ni disminuir por cualquier otro medio el activo existente. Para mayor claridad y sin perjuicio de tratar algunos efectos en capítulos especiales por su importancia y extensión, estimamos útil incluir algunos esquemas que ordenen esas derivaciones de la declaración de quiebra, lo que incluiremos en el punto atingente a la clasificación de esos efectos.

1. ASPECTOS INTRODUCTORIOS Determinado por su propósito de restablecer el orden comercial, pagando a los acreedores conforme a su preferencia legal y protegiendo el patrimonio del deudor, para beneficio de él, sus acreedores y de la sociedad, en general, en función de servir a la finalidad antedicha, el legislador generó diversas derivaciones inmediatas, retroactivas y a futuro. Esas consecuencias también dicen razón con la persona del deudor, sus bienes, la persona de los acreedores y terceros. Para mayor claridad y sin perjuicio de tratar algunos efectos en capítulos especiales por su importancia y extensión, estimamos útil incluir algunos esquemas que ordenen esas derivaciones de la declaración de quiebra, lo que incluiremos en el punto atingente a la clasificación de esos efectos.

Esas consecuencias también dicen razón con la persona del deudor, sus bienes, la persona de los acreedores y terceros. Determinado por su propósito de restablecer el orden comercial, pagando a los acreedores conforme a su preferencia legal y protegiendo el patrimonio del deudor, para beneficio de él, sus acreedores y de la sociedad, en general, en función de servir a la finalidad antedicha, el legislador generó diversas derivaciones inmediatas, retroactivas y a futuro. 1. ASPECTOS INTRODUCTORIOS

Ahora bien, en los dichos de Joaquín Garrigués230, por esta sentencia el deudor queda separado de la administración de sus bienes, como efecto inmediato, para que no pueda aumentar su pasivo con nuevas deudas, ni disminuir por cualquier otro medio el activo existente.

CAPÍTULO XVI EFECTOS DE LA DECLARATORIA DE QUIEBRA 230

GARRIGUÉS, Joaquín. Ob. cit., Tomo V., p. 32.

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Es del todo conveniente no perder de vista que la apertura de los procedimientos concursales a través de la declaración de quiebra representa un remedio legal para evitar un perjuicio mayor, tanto a los acreedores como al deudor y a la sociedad, en general, en razón al estado de cesación de pago coyuntural o estructural que afecta a este último y si ese sistema no produce esa derivación, resulta frustrado, igualmente, el propósito de su instauración o creación.

634

Por esa vía ha sido favorecido que, cada día más, los acreedores queden desprotegidos ante estas situaciones, traduciéndose en cuantiosas pérdidas que gravan, no sólo a estos sino a toda la sociedad, desde que, finalmente, son recursos mal utilizados, destruidos o, incluso, defraudados, en una gran cantidad de situaciones en que resulta muy difícil acreditar la maquinación, precisamente, por las facilidades legislativas que favorecen el obrar doloso.

Para organizar a los acreedores crea una instancia que permita conocer su identidad y naturaleza de su acreencia; reconociéndolos como cuerpo bajo la forma de junta de acreedores, a fin de que adopten decisiones atingentes a la masa, básicamente, las relativas con su conservación y realización.

No encontramos fundamento para que la legislación haya ido atenuando, progresivamente, la rigurosidad comentada, reconociendo que el arresto inmediato previsto en el Co. de Comercio de 1865 era extremadamente severo, si no es por vía de la influencia que ejercen sobre los legisladores quienes están más afectos a caer en una situación de esta especie.

En diversas legislaciones, la declaración de quiebra provoca que el fallido (deudor declarado en quiebra) sea tratado, como una persona que ha perdido el beneficio de la presunción de buena fe que debe inspirar todos los actos de las personas y tal predicamento aparece razonable a la vista del estado procesal constituido que determina un serio gravamen para él y sus acreedores, en razón al mal estado de sus negocios, independientemente del grado de responsabilidad que le pueda caber en el evento.

En diversas legislaciones, la declaración de quiebra provoca que el fallido (deudor declarado en quiebra) sea tratado, como una persona que ha perdido el beneficio de la presunción de buena fe que debe inspirar todos los actos de las personas y tal predicamento aparece razonable a la vista del estado procesal constituido que determina un serio gravamen para él y sus acreedores, en razón al mal estado de sus negocios, independientemente del grado de responsabilidad que le pueda caber en el evento.

No encontramos fundamento para que la legislación haya ido atenuando, progresivamente, la rigurosidad comentada, reconociendo que el arresto inmediato previsto en el Co. de Comercio de 1865 era extremadamente severo, si no es por vía de la influencia que ejercen sobre los legisladores quienes están más afectos a caer en una situación de esta especie.

Para organizar a los acreedores crea una instancia que permita conocer su identidad y naturaleza de su acreencia; reconociéndolos como cuerpo bajo la forma de junta de acreedores, a fin de que adopten decisiones atingentes a la masa, básicamente, las relativas con su conservación y realización.

Por esa vía ha sido favorecido que, cada día más, los acreedores queden desprotegidos ante estas situaciones, traduciéndose en cuantiosas pérdidas que gravan, no sólo a estos sino a toda la sociedad, desde que, finalmente, son recursos mal utilizados, destruidos o, incluso, defraudados, en una gran cantidad de situaciones en que resulta muy difícil acreditar la maquinación, precisamente, por las facilidades legislativas que favorecen el obrar doloso.

GONZALO BAEZA OVALLE

Es del todo conveniente no perder de vista que la apertura de los procedimientos concursales a través de la declaración de quiebra representa un remedio legal para evitar un perjuicio mayor, tanto a los acreedores como al deudor y a la sociedad, en general, en razón al estado de cesación de pago coyuntural o estructural que afecta a este último y si ese sistema no produce esa derivación, resulta frustrado, igualmente, el propósito de su instauración o creación.

634

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

635

2. CLASIFICACIÓN DE LOS EFECTOS 1. Inmediatos Desasimiento Inhabilidades Derecho de alimentos Caducidad de plazos Acumulación de juicios Fijación irrevocable de créditos Suspensión de ejecución individual Ordenamiento general En la persona del fallido Inhabilidades y responsabilidad penal En los bienes del fallido Desasimiento, acciones de integración y acumulación de juicios Para los acreedores y sus créditos Fijación irrevocable de sus créditos, suspensión derecho a ejecución individual.

2. Retroactivos 2.1. Comunes a todo deudor. Inoponibilidad de actos gratuitos. Art. 74 Acción pauliana para los otros. Art. 75 2.2. Deudores Art. 41. Inoponibilidad. Art. 76. Inoponibilidad. Art. 77, inc. 1º Inoponibilidad. Art. 77, inc. 2º.

Inoponibilidad. Art. 77, inc. 1º Inoponibilidad. Art. 77, inc. 2º. 2.2. Deudores Art. 41. Inoponibilidad. Art. 76. 2.1. Comunes a todo deudor. Inoponibilidad de actos gratuitos. Art. 74 Acción pauliana para los otros. Art. 75 2. Retroactivos Para los acreedores y sus créditos Fijación irrevocable de sus créditos, suspensión derecho a ejecución individual. En los bienes del fallido Desasimiento, acciones de integración y acumulación de juicios Ordenamiento general En la persona del fallido Inhabilidades y responsabilidad penal

Fijación irrevocable de créditos Suspensión de ejecución individual Desasimiento Inhabilidades Derecho de alimentos Caducidad de plazos Acumulación de juicios 1. Inmediatos

2. CLASIFICACIÓN DE LOS EFECTOS DERECHO CONCURSAL CHILENO

635

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

2. Materiales; son calificados como tales los que atañen a los bienes del fallido como ocurre, principalmente, con el desasimiento y los que afectan a los acreedores y terceros, en cuanto suspenden o definitivamente pierden algunos derechos y son anticipados otros.

636

1. Personales; estos consisten en las inhabilidades establecidas contra el fallido y el proceso de calificación de su quiebra, en tanto reúna alguna de las calidades indicadas en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio.

II. Respecto de actos y contratos pendientes

Atendiendo a si esos efectos remiten a la persona del fallido o a sus bienes, resulta factible agruparlos como sigue:

Fallido acreedor: el Síndico exige cumplimiento

2. Retroactivos, que cubre un período definido anterior a la quiebra y, por ende, rigen hacia atrás desde la fecha de su declaración, entre los cuales no sólo están las acciones de integración o recuperación del patrimonio del fallido.

Fallido deudor: acreedor puede pedir cumplimiento, resolución e indemnización

1. Inmediatos, que son aquellos que empiezan a regir desde el mismo instante en que dictada la resolución que declara la quiebra, sin necesidad de notificación.

Los esquemas desarrollados precedentemente, los explicaremos a continuación, haciendo presente que, algunos efectos de la declaración de quiebra los trataremos de inmediato pero otros serán motivo de capítulos especiales por su extensión.

Atendiendo a su vigencia en el tiempo entonces, podemos clasificar los efectos de la declaración de quiebra de la siguiente forma:

Atendiendo a su vigencia en el tiempo entonces, podemos clasificar los efectos de la declaración de quiebra de la siguiente forma:

Los esquemas desarrollados precedentemente, los explicaremos a continuación, haciendo presente que, algunos efectos de la declaración de quiebra los trataremos de inmediato pero otros serán motivo de capítulos especiales por su extensión.

1. Inmediatos, que son aquellos que empiezan a regir desde el mismo instante en que dictada la resolución que declara la quiebra, sin necesidad de notificación.

Fallido deudor: acreedor puede pedir cumplimiento, resolución e indemnización

2. Retroactivos, que cubre un período definido anterior a la quiebra y, por ende, rigen hacia atrás desde la fecha de su declaración, entre los cuales no sólo están las acciones de integración o recuperación del patrimonio del fallido.

Fallido acreedor: el Síndico exige cumplimiento

Atendiendo a si esos efectos remiten a la persona del fallido o a sus bienes, resulta factible agruparlos como sigue:

II. Respecto de actos y contratos pendientes

1. Personales; estos consisten en las inhabilidades establecidas contra el fallido y el proceso de calificación de su quiebra, en tanto reúna alguna de las calidades indicadas en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio.

GONZALO BAEZA OVALLE

2. Materiales; son calificados como tales los que atañen a los bienes del fallido como ocurre, principalmente, con el desasimiento y los que afectan a los acreedores y terceros, en cuanto suspenden o definitivamente pierden algunos derechos y son anticipados otros.

636

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

637

3. ESTUDIO PARTICULAR DE LOS EFECTOS DE LA DECLARATORIA DE QUIEBRA Independientemente de inscribir cada una de esas consecuencias o derivaciones de la declaración de quiebra en el contexto de las clasificaciones precedentemente descritas, los estudiaremos de manera particular en los puntos siguientes, entregando sus singularidades y regulaciones más relevantes. Una parte importante de esos efectos han sido mencionados en los párrafos que anteceden. 3.1. Derecho a pedir alimentos Esta materia la encontramos regulada en el artículo 60 del Libro IV del Co. de Comercio, con estas palabras: “El deudor que no esté comprendido en el artículo 41 tendrá derecho a que la masa le de alimentos a él y su familia. También tendrá este derecho el deudor a que se refiere dicho artículo, si hubiere solicitado su propia quiebra. “La obligación de dar alimentos se suspenderá si en contra del fallido se dicta auto de apertura del juicio oral, y cesará si es condenado en definitiva por quiebra culpable o fraudulenta o por alguno de los delitos a que se refiere el artículo 466 del Código Penal. “La cuantía de los alimentos será determinada por el tribunal que conoce de la quiebra, con audiencia del síndico y los acreedores. “La solicitud del fallido se notificará al síndico o personalmente o por cédula y a los acreedores, por avisos”.

De esta manera, la primera distinción que deriva del precepto transcrito discurre por determinar si encaramos a un deudor del artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio o no es así. Álvaro Puelma Accorsi231 sostiene que “La sanción por falta de cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 41 de la Ley de quiebras para las personas obligadas consiste en que su quiebra se presume culpable, y, además, se les priva del derecho a exigir alimentos, que tiene, por regla 231

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 44.

231

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 44.

Álvaro Puelma Accorsi231 sostiene que “La sanción por falta de cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 41 de la Ley de quiebras para las personas obligadas consiste en que su quiebra se presume culpable, y, además, se les priva del derecho a exigir alimentos, que tiene, por regla De esta manera, la primera distinción que deriva del precepto transcrito discurre por determinar si encaramos a un deudor del artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio o no es así. “El deudor que no esté comprendido en el artículo 41 tendrá derecho a que la masa le de alimentos a él y su familia. También tendrá este derecho el deudor a que se refiere dicho artículo, si hubiere solicitado su propia quiebra. “La obligación de dar alimentos se suspenderá si en contra del fallido se dicta auto de apertura del juicio oral, y cesará si es condenado en definitiva por quiebra culpable o fraudulenta o por alguno de los delitos a que se refiere el artículo 466 del Código Penal. “La cuantía de los alimentos será determinada por el tribunal que conoce de la quiebra, con audiencia del síndico y los acreedores. “La solicitud del fallido se notificará al síndico o personalmente o por cédula y a los acreedores, por avisos”.

Esta materia la encontramos regulada en el artículo 60 del Libro IV del Co. de Comercio, con estas palabras: 3.1. Derecho a pedir alimentos Una parte importante de esos efectos han sido mencionados en los párrafos que anteceden. Independientemente de inscribir cada una de esas consecuencias o derivaciones de la declaración de quiebra en el contexto de las clasificaciones precedentemente descritas, los estudiaremos de manera particular en los puntos siguientes, entregando sus singularidades y regulaciones más relevantes. 3. ESTUDIO PARTICULAR DE LOS EFECTOS DE LA DECLARATORIA DE QUIEBRA DERECHO CONCURSAL CHILENO

637

RETIRO

Al efecto cita: “Corte de Concepción, 5 de octubre de 1939, Gaceta, 1939, 2º sem., Nº 160, p. 670; estima que este derecho debe acordarse también al deudor comerciante (actualmente el comprendido en el art. 41) que hizo proposición de convenio judicial preventivo y que fue declarado en quiebra por haberse rechazado tales proposiciones”.

GONZALO BAEZA OVALLE

SANDOVAL LÓPEZ, Ricardo. Ob. cit., Tomo IV, p. 83.

638

233

general, el fallido en contra de la masa de acreedores (arts. 219, Nº 4, y 60 Ley de Quiebras)”.

232

Ricardo Sandoval López232 afirma que “El derecho a pedir alimentos asiste al deudor obligado a solicitar su quiebra, aun cuando la pida después de transcurrido el plazo de quince días desde que haya cesado en el pago de una obligación mercantil. Así lo ha declarado la jurisprudencia.”233

En ambos casos, ese beneficio queda suspendido al decretarse la apertura del juicio oral y lo pierden si son condenados por alguna de las formas de fraude contempladas en el artículo 466 del Co. Penal.

Estimamos que Álvaro Puelma Accorsi, en este caso, cometió una equivocación y la interpretación de Ricardo Sandoval López parece más acorde con el sentido de la legislación aún cuando la referencia jurisprudencial que indica, no dice relación con el tema que nos ocupa, ya que interpreta otra situación.

El resto de los deudores declarados en quiebra gozan del beneficio de alimentos para sí y su familia.

Lamentablemente hemos estado enseñando por mucho tiempo conforme a los lineamientos de Álvaro Puelma Accorsi y el llamado de atención efectuado por Ricardo Sandoval López nos obligó a revisar nuevamente la normativa y no podemos dejar de llegar a la conclusión que no existe ninguna norma legal que atribuya al deudor la sanción de perder el derecho de alimentos, en el evento que solicite extemporáneamente su propia quiebra y para alcanzar la derivación de Álvaro Puelma Accorsi, era imprescindible que fuera dispuesto así, expresamente, por el legislador , especialmente, por la gravedad de la sanción impuesta y por el hecho mismo de ser una sanción.

Lamentablemente hemos estado enseñando por mucho tiempo conforme a los lineamientos de Álvaro Puelma Accorsi y el llamado de atención efectuado por Ricardo Sandoval López nos obligó a revisar nuevamente la normativa y no podemos dejar de llegar a la conclusión que no existe ninguna norma legal que atribuya al deudor la sanción de perder el derecho de alimentos, en el evento que solicite extemporáneamente su propia quiebra y para alcanzar la derivación de Álvaro Puelma Accorsi, era imprescindible que fuera dispuesto así, expresamente, por el legislador , especialmente, por la gravedad de la sanción impuesta y por el hecho mismo de ser una sanción.

El resto de los deudores declarados en quiebra gozan del beneficio de alimentos para sí y su familia.

Estimamos que Álvaro Puelma Accorsi, en este caso, cometió una equivocación y la interpretación de Ricardo Sandoval López parece más acorde con el sentido de la legislación aún cuando la referencia jurisprudencial que indica, no dice relación con el tema que nos ocupa, ya que interpreta otra situación.

En ambos casos, ese beneficio queda suspendido al decretarse la apertura del juicio oral y lo pierden si son condenados por alguna de las formas de fraude contempladas en el artículo 466 del Co. Penal.

Ricardo Sandoval López232 afirma que “El derecho a pedir alimentos asiste al deudor obligado a solicitar su quiebra, aun cuando la pida después de transcurrido el plazo de quince días desde que haya cesado en el pago de una obligación mercantil. Así lo ha declarado la jurisprudencia.”233

SANDOVAL LÓPEZ, Ricardo. Ob. cit., Tomo IV, p. 83.

general, el fallido en contra de la masa de acreedores (arts. 219, Nº 4, y 60 Ley de Quiebras)”.

232

GONZALO BAEZA OVALLE

233 Al efecto cita: “Corte de Concepción, 5 de octubre de 1939, Gaceta, 1939, 2º sem., Nº 160, p. 670; estima que este derecho debe acordarse también al deudor comerciante (actualmente el comprendido en el art. 41) que hizo proposición de convenio judicial preventivo y que fue declarado en quiebra por haberse rechazado tales proposiciones”.

638

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

639

La quiebra declarada ex officio no hace perder el derecho a alimentos del fallido y su familia, puesto que de alguna forma implica que han enterado a sus acreedores respecto del mal estado de sus negocios y ha ido aún más allá, al sugerir un sistema para solucionar la aflictiva situación por la que todos atraviesan.

El fallido puede elegir entre hacer uso del derecho de alimentos reconocido por el artículo 60 del Libro IV del Código de Comercio o pedir esta pensión con cargo a los bienes que tiene en usufructo. Esos bienes afectos a intervención son aquellos que el fallido tenía bajo administración al momento en que fue declarada la quiebra pero que no forman parte de la masa incluida en el concurso, por ser de propiedad de su cónyuge e hijos. “El tribunal, con audiencia del síndico y del fallido, determinará la cuota de los frutos que corresponda al fallido para sus necesidades y las de su familia, habida consideración a su rango social y a la cuantía de los bienes bajo intervención”.

Los alimentos son determinados por el tribunal de la quiebra, con audiencia del síndico y acreedores, pero no encontramos en la ley ninguna mención respecto a la calidad de esos alimentos, en otras palabras, si son congruos o necesarios, ni tampoco desde qué momento son adeudados.

Lo expuesto igualmente adquiere sentido a la vista que el legislador, precisamente, en el artículo 64 del Libro IV del Co. de Comercio, que remite al referido efecto del “desasimiento”, alude a los alimentos que, en ese caso, pasan a ser “congruos” como podemos inferir de la frase final del inciso cuarto:

Para Álvaro Puelma Accorsi, ellos serían adeudados desde la interposición de la demanda, sin embargo, habida consideración a que la necesidad del fallido y de su familia para recibir alimentos surge desde el momento y como consecuencia del “desasimiento” o suspensión de la administración de los bienes afectos a concurso, estimamos que existe un buen fundamento para reclamarlos a partir de la fecha en que haya sido declarada la quiebra. Lo expuesto igualmente adquiere sentido a la vista que el legislador, precisamente, en el artículo 64 del Libro IV del Co. de Comercio, que remite al referido efecto del “desasimiento”, alude a los alimentos que, en ese caso, pasan a ser “congruos” como podemos inferir de la frase final del inciso cuarto: “El tribunal, con audiencia del síndico y del fallido, determinará la cuota de los frutos que corresponda al fallido para sus necesidades y las de su familia, habida consideración a su rango social y a la cuantía de los bienes bajo intervención”.

Esos bienes afectos a intervención son aquellos que el fallido tenía bajo administración al momento en que fue declarada la quiebra pero que no forman parte de la masa incluida en el concurso, por ser de propiedad de su cónyuge e hijos. El fallido puede elegir entre hacer uso del derecho de alimentos reconocido por el artículo 60 del Libro IV del Código de Comercio o pedir esta pensión con cargo a los bienes que tiene en usufructo.

Para Álvaro Puelma Accorsi, ellos serían adeudados desde la interposición de la demanda, sin embargo, habida consideración a que la necesidad del fallido y de su familia para recibir alimentos surge desde el momento y como consecuencia del “desasimiento” o suspensión de la administración de los bienes afectos a concurso, estimamos que existe un buen fundamento para reclamarlos a partir de la fecha en que haya sido declarada la quiebra. Los alimentos son determinados por el tribunal de la quiebra, con audiencia del síndico y acreedores, pero no encontramos en la ley ninguna mención respecto a la calidad de esos alimentos, en otras palabras, si son congruos o necesarios, ni tampoco desde qué momento son adeudados. La quiebra declarada ex officio no hace perder el derecho a alimentos del fallido y su familia, puesto que de alguna forma implica que han enterado a sus acreedores respecto del mal estado de sus negocios y ha ido aún más allá, al sugerir un sistema para solucionar la aflictiva situación por la que todos atraviesan. DERECHO CONCURSAL CHILENO

639

RETIRO

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 85.

GONZALO BAEZA OVALLE

“es un efecto inmediato de la declaratoria de quiebra, en virtud del cual el fallido queda inhabilitado de administrar y disponer de los bienes Álvaro Puelma Accorsi234, lo define diciendo que:

Además la pensión del artículo 64 del Libro IV del Co. de Comercio opera en forma independiente del hecho que el fallido haya solicitado o no su propia quiebra.

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 85.

GONZALO BAEZA OVALLE

234

Esta pensión exhibe la ventaja de que se trata de alimentos congruos, en cambio el artículo 60 del Libro IV del Co. de Comercio, aparentemente, sólo autoriza los alimentos necesarios.

“es un efecto inmediato de la declaratoria de quiebra, en virtud del cual el fallido queda inhabilitado de administrar y disponer de los bienes

Además la pensión del artículo 64 del Libro IV del Co. de Comercio opera en forma independiente del hecho que el fallido haya solicitado o no su propia quiebra.

Álvaro Puelma Accorsi234, lo define diciendo que:

A idéntica derivación llegamos por la vía del artículo 65 del Libro IV del Co. de Comercio, que considera la posibilidad, no la inmediatez de la intervención del síndico respecto de los bienes adquiridos por el fallido, a título oneroso, con posterioridad a la quiebra, evento en el cual, los beneficios líquidos accederán a favor de los acreedores pero luego de deducidos los alimentos congruos.

3.2.1. Aspectos conceptuales

Para ese propósito el fallido está obligado a solicitar ese beneficio en esa sede jurisdiccional y, la petición con su proveído será notificada por cédula al síndico y, por avisos, a los acreedores.

3.2. Desasimiento

La tramitación sigue la regla general prevista en el artículo 5º del libro IV del Co. de Comercio, en otras palabras, como un incidente.

Los bienes adquiridos a título gratuito con posterioridad a la quiebra están afectos al desasimiento sin perjuicio de cumplir con las obligaciones que corresponden a los acreedores hereditarios y de las cargas impuestas en la transferencia o transmisión.

Los bienes adquiridos a título gratuito con posterioridad a la quiebra están afectos al desasimiento sin perjuicio de cumplir con las obligaciones que corresponden a los acreedores hereditarios y de las cargas impuestas en la transferencia o transmisión.

La tramitación sigue la regla general prevista en el artículo 5º del libro IV del Co. de Comercio, en otras palabras, como un incidente.

3.2. Desasimiento

Para ese propósito el fallido está obligado a solicitar ese beneficio en esa sede jurisdiccional y, la petición con su proveído será notificada por cédula al síndico y, por avisos, a los acreedores.

3.2.1. Aspectos conceptuales

A idéntica derivación llegamos por la vía del artículo 65 del Libro IV del Co. de Comercio, que considera la posibilidad, no la inmediatez de la intervención del síndico respecto de los bienes adquiridos por el fallido, a título oneroso, con posterioridad a la quiebra, evento en el cual, los beneficios líquidos accederán a favor de los acreedores pero luego de deducidos los alimentos congruos.

640

Esta pensión exhibe la ventaja de que se trata de alimentos congruos, en cambio el artículo 60 del Libro IV del Co. de Comercio, aparentemente, sólo autoriza los alimentos necesarios.

234

640

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

641

afectos al concurso, facultades que pasan de pleno derecho al síndico, que lo sustituye y representa.” Osvaldo Contreras Strauch235 sostiene que: “el desasimiento es la privación de los derechos del fallido a administrar sus bienes, administración que, pronunciada la declaratoria de quiebra, pasa de pleno derecho al síndico, quien deberá ejercerla con arreglo a la ley”. Raúl Varela Varela, por su lado, lo describe bajo los siguientes términos: “El desasimiento es una especie de embargo general que paraliza los poderes de disposición y goce que el fallido tenía antes de la quiebra, como atributos de su dominio, para entregarlos a los acreedores para que se paguen de sus créditos”. En el mismo sentido se pronuncia Juan Esteban Puga Vial236, reproduciendo lo expresado por dicho autor pero luego incurre en contradicciones al hacer un paralelo entre embargo y desasimiento que, en gran medida, deja en claro que no responden a una misma realidad, de modo que su grado de confusión en la materia no hacen útil un análisis particular de sus afirmaciones, ya que no entendió los textos que utilizó para explicar el tema. Por otro lado resulta difícil concordar con la descripción efectuada por Raúl Varela Varela, en atención a que el embargo responde a los caracteres de una prohibición, lo que si bien es cierto coincide con uno de los efectos derivados de la declaratoria de quiebra como cautelar del patrimonio del fallido, lo consideramos insuficiente para justificar que sea el síndico quien asuma tal disposición y, más que ello, la representación del fallido para todos los propósitos legales vinculados con el procedimiento concursal. Por otro lado, el embargo dice relación con bienes específicos, lo que implica que han de estar satisfactoriamente individualizados, cuestión que no ocurre con el procedimiento concursal, desde que afecta a todos 235

CONTRERAS STRAUCH, Osvaldo. Ob. cit., p. 142.

236

PUGA VIAL, Juan Esteban. Ob. cit., p. 266.

PUGA VIAL, Juan Esteban. Ob. cit., p. 266.

236

CONTRERAS STRAUCH, Osvaldo. Ob. cit., p. 142.

235

Por otro lado, el embargo dice relación con bienes específicos, lo que implica que han de estar satisfactoriamente individualizados, cuestión que no ocurre con el procedimiento concursal, desde que afecta a todos Por otro lado resulta difícil concordar con la descripción efectuada por Raúl Varela Varela, en atención a que el embargo responde a los caracteres de una prohibición, lo que si bien es cierto coincide con uno de los efectos derivados de la declaratoria de quiebra como cautelar del patrimonio del fallido, lo consideramos insuficiente para justificar que sea el síndico quien asuma tal disposición y, más que ello, la representación del fallido para todos los propósitos legales vinculados con el procedimiento concursal. En el mismo sentido se pronuncia Juan Esteban Puga Vial236, reproduciendo lo expresado por dicho autor pero luego incurre en contradicciones al hacer un paralelo entre embargo y desasimiento que, en gran medida, deja en claro que no responden a una misma realidad, de modo que su grado de confusión en la materia no hacen útil un análisis particular de sus afirmaciones, ya que no entendió los textos que utilizó para explicar el tema. “El desasimiento es una especie de embargo general que paraliza los poderes de disposición y goce que el fallido tenía antes de la quiebra, como atributos de su dominio, para entregarlos a los acreedores para que se paguen de sus créditos”. Raúl Varela Varela, por su lado, lo describe bajo los siguientes términos: “el desasimiento es la privación de los derechos del fallido a administrar sus bienes, administración que, pronunciada la declaratoria de quiebra, pasa de pleno derecho al síndico, quien deberá ejercerla con arreglo a la ley”. Osvaldo Contreras Strauch235 sostiene que: afectos al concurso, facultades que pasan de pleno derecho al síndico, que lo sustituye y representa.” DERECHO CONCURSAL CHILENO

641

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Esa administración pasa de pleno derecho al síndico y además, también es suspendido, en tanto dure este efecto, la facultad de disponer de ellos y de sus frutos, la que pasa a los acreedores, lo que tampoco constituye un

642

Sea que se trate de una inhabilidad del fallido o una prohibición o embargo general, lo importante radica en que es privado de la administración de sus bienes.

los bienes del fallido, incluso los futuros o los que sean encontrados con posterioridad al acta de incautación.

Esas facultades, como en toda liquidación, pasan al liquidador o síndico, como es posible verificar en el artículo 413 del Co. de Comercio.

El desasimiento constituye un efecto inmediato de la declaración de quiebra, no dependiendo de la realización de la diligencia de incautación, oportunidad en que son especificados, mayoritariamente, los bienes afectos a la liquidación o concurso.

Todas estos efectos, como también la facultad de administración de los bienes afectos a la liquidación, no los pierde el fallido sino que son suspendidos, al igual que su facultad de ser demandante o demandado en juicios atingentes a esos bienes, en tanto dure la quiebra y para los propósitos perseguidos por ella.

En síntesis: el desasimiento constituye un efecto inmediato de la resolución judicial que declara la quiebra por el cual la administración de los bienes afectos a concurso junto a la representación judicial y extrajudicial del fallido relativa a ellos, pasa al síndico, quedando radicada en el deudor, síndico y acreedores, su facultad de disposición en tanto esté vigente la quiebra.

El desasimiento no hace perder al deudor sus facultades de disposición, pues en varias situaciones es necesario su consentimiento pero, obviamente, no es la regla general, en tanto la disposición de ellos puede asumirla el síndico y los acreedores, incluso contra la voluntad del fallido, si corresponde a los procedimientos ordinarios de enajenación previstos en el Libro IV del Co. de Comercio.

El desasimiento no hace perder al deudor sus facultades de disposición, pues en varias situaciones es necesario su consentimiento pero, obviamente, no es la regla general, en tanto la disposición de ellos puede asumirla el síndico y los acreedores, incluso contra la voluntad del fallido, si corresponde a los procedimientos ordinarios de enajenación previstos en el Libro IV del Co. de Comercio.

En síntesis: el desasimiento constituye un efecto inmediato de la resolución judicial que declara la quiebra por el cual la administración de los bienes afectos a concurso junto a la representación judicial y extrajudicial del fallido relativa a ellos, pasa al síndico, quedando radicada en el deudor, síndico y acreedores, su facultad de disposición en tanto esté vigente la quiebra.

Todas estos efectos, como también la facultad de administración de los bienes afectos a la liquidación, no los pierde el fallido sino que son suspendidos, al igual que su facultad de ser demandante o demandado en juicios atingentes a esos bienes, en tanto dure la quiebra y para los propósitos perseguidos por ella.

El desasimiento constituye un efecto inmediato de la declaración de quiebra, no dependiendo de la realización de la diligencia de incautación, oportunidad en que son especificados, mayoritariamente, los bienes afectos a la liquidación o concurso.

Esas facultades, como en toda liquidación, pasan al liquidador o síndico, como es posible verificar en el artículo 413 del Co. de Comercio.

los bienes del fallido, incluso los futuros o los que sean encontrados con posterioridad al acta de incautación.

Sea que se trate de una inhabilidad del fallido o una prohibición o embargo general, lo importante radica en que es privado de la administración de sus bienes.

GONZALO BAEZA OVALLE

Esa administración pasa de pleno derecho al síndico y además, también es suspendido, en tanto dure este efecto, la facultad de disponer de ellos y de sus frutos, la que pasa a los acreedores, lo que tampoco constituye un

642

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

643

efecto del embargo, que se presentan sólo como una medida de carácter cautelar, pero sí de los procedimientos de liquidación. Enfatizamos que el embargo no trae aparejada tal derivación, en la medida que responde más bien a la naturaleza jurídica de una medida cautelar destinada, como tal, a asegurar los resultados del juicio. A través de la implementación del desasimiento resulta posible llevar a buen término el objeto del procedimiento concursal descrito en el artículo primero del Libro IV del Co. de Comercio, consistente en “realizar en un solo procedimiento los bienes de una persona natural o jurídica a fin de proveer al pago de sus deudas”, evitando un colapso socio económico. A continuación desarrollaremos una descripción esquemática de este efecto particular de la declaración de la quiebra, para luego analizar uno por uno los diversos aspectos que trae aparejados. Alcance del desasimiento Material: Suspende la posesión y tenencia de bienes del deudor. La asume el Síndico a través de la incautación Jurídico: Suspende derecho de administración y disposición de bienes del deudor. La asume el Síndico Judicial: No puede comparecer en juicio. Excepciones: Juicios personales: familia, penales, etcétera. En el procedimiento concursal

3.2.2. Elementos principales 3.2.2.1. Extensión o aspecto jurídico Por virtud del desasimiento, el fallido no deja de ser dueño de los bienes afectos a concurso al igual que la sociedad en liquidación tampoco pierde el dominio de los suyos por el hecho de iniciar la liquidación.

Por virtud del desasimiento, el fallido no deja de ser dueño de los bienes afectos a concurso al igual que la sociedad en liquidación tampoco pierde el dominio de los suyos por el hecho de iniciar la liquidación. 3.2.2.1. Extensión o aspecto jurídico 3.2.2. Elementos principales Excepciones: Juicios personales: familia, penales, etcétera. En el procedimiento concursal Judicial: No puede comparecer en juicio. Jurídico: Suspende derecho de administración y disposición de bienes del deudor. La asume el Síndico Material: Suspende la posesión y tenencia de bienes del deudor. La asume el Síndico a través de la incautación Alcance del desasimiento

A continuación desarrollaremos una descripción esquemática de este efecto particular de la declaración de la quiebra, para luego analizar uno por uno los diversos aspectos que trae aparejados. A través de la implementación del desasimiento resulta posible llevar a buen término el objeto del procedimiento concursal descrito en el artículo primero del Libro IV del Co. de Comercio, consistente en “realizar en un solo procedimiento los bienes de una persona natural o jurídica a fin de proveer al pago de sus deudas”, evitando un colapso socio económico. Enfatizamos que el embargo no trae aparejada tal derivación, en la medida que responde más bien a la naturaleza jurídica de una medida cautelar destinada, como tal, a asegurar los resultados del juicio. efecto del embargo, que se presentan sólo como una medida de carácter cautelar, pero sí de los procedimientos de liquidación. DERECHO CONCURSAL CHILENO

643

RETIRO

Lo que ocurre tanto en uno como en otro caso es que el liquidador o síndico, asume tales facultades para los propósitos de la liquidación, vale decir, realizar los bienes afectos a procedimiento a fin de pagar las deudas.

Lo que ocurre tanto en uno como en otro caso es que el liquidador o síndico, asume tales facultades para los propósitos de la liquidación, vale decir, realizar los bienes afectos a procedimiento a fin de pagar las deudas. GONZALO BAEZA OVALLE

Esto involucra que, bajo este ámbito, el fallido queda impedido o inhabilitado para disponer de sus bienes y frutos, salvo aquellos inembargables.

Siguiendo ese predicamento resulta posible postular que el deudor conserva la nuda propiedad y, tanto en virtud de ese derecho básico como del interés natural que sustenta en el procedimiento concursal, está legitimado para instar por que sean otorgadas medidas conservativas de los bienes afectos a concurso, si el Síndico ha demostrado negligencia en ese aspecto, como también ha de ser consultado e incluso lograr su aprobación, si el síndico de la quiebra y los acreedores pretenden enajenar los bienes concursables siguiendo un procedimiento diferente al que el Libro IV del Co. de Comercio establece como el ordinario.

a) Actos extrajudiciales

Que sólo diga relación con la inhabilidad temporal que surge para el fallido respecto a las facultades de administrar y disponer de los bienes afectos a concurso, la que pasa al síndico de pleno derecho, encuentra su inmediato fundamento legal en el artículo 64 inciso segundo del Libro IV del Co. de Comercio, al prescribir lo siguiente:

b) Actos judiciales.

“El desasimiento no transfiere la propiedad de los bienes del fallido a sus acreedores, sino sólo la facultad de disponer de ellos y de sus frutos hasta pagarse de sus créditos”.

a) Actos extrajudiciales y,

Insistimos, la temporalidad de los efectos del desasimiento está intrinsecamente ligada a la vigencia de la quiebra. Si esta termina, el fallido debe recuperar la plenitud de sus facultades y atribuciones.

Ahora bien, este aspecto jurídico o pérdida del derecho a administrar y disponer comprende dos grupos de actos:

Ahora bien, este aspecto jurídico o pérdida del derecho a administrar y disponer comprende dos grupos de actos:

Insistimos, la temporalidad de los efectos del desasimiento está intrinsecamente ligada a la vigencia de la quiebra. Si esta termina, el fallido debe recuperar la plenitud de sus facultades y atribuciones.

a) Actos extrajudiciales y,

“El desasimiento no transfiere la propiedad de los bienes del fallido a sus acreedores, sino sólo la facultad de disponer de ellos y de sus frutos hasta pagarse de sus créditos”.

b) Actos judiciales.

Que sólo diga relación con la inhabilidad temporal que surge para el fallido respecto a las facultades de administrar y disponer de los bienes afectos a concurso, la que pasa al síndico de pleno derecho, encuentra su inmediato fundamento legal en el artículo 64 inciso segundo del Libro IV del Co. de Comercio, al prescribir lo siguiente:

a) Actos extrajudiciales

Siguiendo ese predicamento resulta posible postular que el deudor conserva la nuda propiedad y, tanto en virtud de ese derecho básico como del interés natural que sustenta en el procedimiento concursal, está legitimado para instar por que sean otorgadas medidas conservativas de los bienes afectos a concurso, si el Síndico ha demostrado negligencia en ese aspecto, como también ha de ser consultado e incluso lograr su aprobación, si el síndico de la quiebra y los acreedores pretenden enajenar los bienes concursables siguiendo un procedimiento diferente al que el Libro IV del Co. de Comercio establece como el ordinario.

644

GONZALO BAEZA OVALLE

Esto involucra que, bajo este ámbito, el fallido queda impedido o inhabilitado para disponer de sus bienes y frutos, salvo aquellos inembargables.

644

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

645

La facultad de administrarlos pasa de pleno derecho al síndico quien debe ejercerla de acuerdo con la ley concursal, esto quiere decir, que no debe ejercer esta administración como un mero mandatario sino que su gestión obedece a la finalidad de incrementar los bienes, para después pagar con su producto a los acreedores. Recordemos que el Libro IV del Co. de Comercio trata al síndico de la quiebra como mandatario, calidad que también es atribuida al liquidador de sociedades colectivas comerciales, lo que refrenda el artículo 1414 del Co. de Comercio de 1865, al disponer que: “Los síndicos son mandatarios jenerales de los acreedores, i como tales los representan activa i pasivamente en juicio y fuera de él, administran los bienes concursados i liquidan la quiebra, conforme a las reglas que establece este Código”.

Eso deja claro el carácter de liquidación imbuido en todo los aspectos de la quiebra, pero también contiene errores, pues los síndicos no son mandatarios generales de los acreedores, sino especiales, para los efectos de la quiebra. ¿Qué ocurre si el fallido dispone de sus bienes luego de dictada la sentencia declaratoria de quiebra? El artículo 2467 del Co. Civil señala que “son nulos todos los actos ejecutados por el deudor relativamente a los bienes de que ha hecho cesión, o de que se ha abierto concurso a los acreedores”.

El artículo 1373 del Co. de Comercio de 1865 también establecía tal nulidad respecto de esos actos “siendo ejecutados después del dia a que el juzgado refiera la cesación de pagos, o dentro de los diez dias que la han precedido…”. Coincidía con esta norma el antiguo artículo 69 de la Ley Nº 4.558, que declaraba nulos y sin ningún valor los actos y contratos que el fallido ejecutara o celebrara una vez dictada la sentencia declaratoria de quiebra, con relación a los bienes de la masa. Esta sanción fue cambiada por la nueva ley de quiebras que en su artículo 72 establece:

Esta sanción fue cambiada por la nueva ley de quiebras que en su artículo 72 establece: Coincidía con esta norma el antiguo artículo 69 de la Ley Nº 4.558, que declaraba nulos y sin ningún valor los actos y contratos que el fallido ejecutara o celebrara una vez dictada la sentencia declaratoria de quiebra, con relación a los bienes de la masa. El artículo 1373 del Co. de Comercio de 1865 también establecía tal nulidad respecto de esos actos “siendo ejecutados después del dia a que el juzgado refiera la cesación de pagos, o dentro de los diez dias que la han precedido…”. El artículo 2467 del Co. Civil señala que “son nulos todos los actos ejecutados por el deudor relativamente a los bienes de que ha hecho cesión, o de que se ha abierto concurso a los acreedores”.

¿Qué ocurre si el fallido dispone de sus bienes luego de dictada la sentencia declaratoria de quiebra? Eso deja claro el carácter de liquidación imbuido en todo los aspectos de la quiebra, pero también contiene errores, pues los síndicos no son mandatarios generales de los acreedores, sino especiales, para los efectos de la quiebra. “Los síndicos son mandatarios jenerales de los acreedores, i como tales los representan activa i pasivamente en juicio y fuera de él, administran los bienes concursados i liquidan la quiebra, conforme a las reglas que establece este Código”.

Recordemos que el Libro IV del Co. de Comercio trata al síndico de la quiebra como mandatario, calidad que también es atribuida al liquidador de sociedades colectivas comerciales, lo que refrenda el artículo 1414 del Co. de Comercio de 1865, al disponer que: La facultad de administrarlos pasa de pleno derecho al síndico quien debe ejercerla de acuerdo con la ley concursal, esto quiere decir, que no debe ejercer esta administración como un mero mandatario sino que su gestión obedece a la finalidad de incrementar los bienes, para después pagar con su producto a los acreedores. DERECHO CONCURSAL CHILENO

645

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

¿Cuál será la actitud que deberá adoptar el Síndico y los acreedores respecto de esa venta?

646

Eso acontece, por ejemplo, si el fallido, pese a lo expuesto, vende un bien raíz afecto al concurso.

“Son inoponibles los actos y contratos que el fallido ejecute o celebre después de dictada la sentencia que declara la quiebra, con relación a los bienes de la masa, aun cuando no se hayan practicado las inscripciones en los registros respectivos del Conservador de Bienes Raíces”.

Si bien estimamos cierto que no cuesta mucho formular las reglas, no llegamos a la misma conclusión a la hora de aplicarlas a casos concretos.

Actualmente, entonces, la sanción no consiste en la nulidad sino en la inoponibilidad.

Por otro lado, la inoponibilidad sólo procede invocarla durante la vigencia del estado de quiebra, a diferencia de la nulidad, toda vez que esta resulta factible alegarla o invocarla en tanto no prescriban sus acciones incluso después de terminado el desasimiento por obra de la culminación del procedimiento concursal o pago de los créditos.

Sin embargo no aparece señalado en forma específica respecto de quién son inoponibles esos actos y contratos, pero deviene como una consecuencia más del contexto de la ley que a quien pretende proteger con esa sanción es a la masa de acreedores afectos al concurso.

En esta última eventualidad, recaerá en el síndico la obligación de iniciar ese emprendimiento, precisamente, asumiendo la representación de la masa, con lo cual logra un adelanto o ventaja en relación con la nulidad absoluta, dado que ésta sólo corresponde reclamarla a quien tenga interés en ella.

Curiosamente y, pese a que la inoponibilidad regularmente es implementada como una excepción, alegación o defensa, queda la posibilidad de adoptar una conducta positiva como actor en pro de obtener su reconocimiento como vía de recuperación de bienes o reintegración del patrimonio del fallido.

Curiosamente y, pese a que la inoponibilidad regularmente es implementada como una excepción, alegación o defensa, queda la posibilidad de adoptar una conducta positiva como actor en pro de obtener su reconocimiento como vía de recuperación de bienes o reintegración del patrimonio del fallido.

En esta última eventualidad, recaerá en el síndico la obligación de iniciar ese emprendimiento, precisamente, asumiendo la representación de la masa, con lo cual logra un adelanto o ventaja en relación con la nulidad absoluta, dado que ésta sólo corresponde reclamarla a quien tenga interés en ella.

Sin embargo no aparece señalado en forma específica respecto de quién son inoponibles esos actos y contratos, pero deviene como una consecuencia más del contexto de la ley que a quien pretende proteger con esa sanción es a la masa de acreedores afectos al concurso.

Por otro lado, la inoponibilidad sólo procede invocarla durante la vigencia del estado de quiebra, a diferencia de la nulidad, toda vez que esta resulta factible alegarla o invocarla en tanto no prescriban sus acciones incluso después de terminado el desasimiento por obra de la culminación del procedimiento concursal o pago de los créditos.

Actualmente, entonces, la sanción no consiste en la nulidad sino en la inoponibilidad.

Si bien estimamos cierto que no cuesta mucho formular las reglas, no llegamos a la misma conclusión a la hora de aplicarlas a casos concretos.

“Son inoponibles los actos y contratos que el fallido ejecute o celebre después de dictada la sentencia que declara la quiebra, con relación a los bienes de la masa, aun cuando no se hayan practicado las inscripciones en los registros respectivos del Conservador de Bienes Raíces”.

Eso acontece, por ejemplo, si el fallido, pese a lo expuesto, vende un bien raíz afecto al concurso.

GONZALO BAEZA OVALLE

¿Cuál será la actitud que deberá adoptar el Síndico y los acreedores respecto de esa venta?

646

TIRO

Las incapacidades han sido instauradas a favor de ciertas personas, que son aquellas declaradas incapaces y, bajo el escenario de la declaración de

DERECHO CONCURSAL CHILENO

En cuanto a la persona del fallido, no constituye una incapacidad como sostienen algunos.

El Libro IV del Co. de Comercio prevé que esa venta es inoponible a la masa, sin embargo, el hecho cierto pasa por la inutilidad de adoptar una actitud contemplativa si en el intertanto el adquirente o comprador, opta por enajenar, a su vez ese inmueble, distanciando cada vez más el bien raíz del patrimonio de origen, el del fallido.

647

A nuestro modo de ver la solución legislativa sólo reconoce como propósito singular liberar al síndico y acreedores, de iniciar una acción meramente declarativa de la nulidad. Con el mérito de esa disposición legal, el síndico y los acreedores pueden y deben ejercer las acciones de tenencia o recuperación de dominio necesarias para que un tribunal deje sin efecto la inscripción y restituya a la masa la tenencia o posesión perdida. En ese litigio, asumiendo que el demandado levanta como defensa el título proveniente del acto o contrato celebrado con posterioridad a la declaración de quiebra, el síndico y los acreedores podrán invocar en su beneficio la inoponibilidad, para que el tribunal no considere ese título al momento de fallar. Estimamos que de la norma legal en comento deriva ese único y exclusivo alcance, que ya lo consideramos bastante. Un buen progreso en aras de la eficiencia del sistema de liquidación. b) Actos judiciales En el plano judicial el desasimiento involucra que una vez declarado en quiebra el fallido surgirá automáticamente una sustitución procesal, en términos que queda reemplazado o subrogado el fallido por el síndico. Este último pasará a ocupar su lugar, procesalmente hablando, toda vez que el fallido pasa a estar impedido de actuar tanto en la calidad de demandado como de demandante. En cuanto a la persona del fallido, no constituye una incapacidad como sostienen algunos. Las incapacidades han sido instauradas a favor de ciertas personas, que son aquellas declaradas incapaces y, bajo el escenario de la declaración de

En el plano judicial el desasimiento involucra que una vez declarado en quiebra el fallido surgirá automáticamente una sustitución procesal, en términos que queda reemplazado o subrogado el fallido por el síndico. Este último pasará a ocupar su lugar, procesalmente hablando, toda vez que el fallido pasa a estar impedido de actuar tanto en la calidad de demandado como de demandante. b) Actos judiciales Estimamos que de la norma legal en comento deriva ese único y exclusivo alcance, que ya lo consideramos bastante. Un buen progreso en aras de la eficiencia del sistema de liquidación. En ese litigio, asumiendo que el demandado levanta como defensa el título proveniente del acto o contrato celebrado con posterioridad a la declaración de quiebra, el síndico y los acreedores podrán invocar en su beneficio la inoponibilidad, para que el tribunal no considere ese título al momento de fallar. Con el mérito de esa disposición legal, el síndico y los acreedores pueden y deben ejercer las acciones de tenencia o recuperación de dominio necesarias para que un tribunal deje sin efecto la inscripción y restituya a la masa la tenencia o posesión perdida. A nuestro modo de ver la solución legislativa sólo reconoce como propósito singular liberar al síndico y acreedores, de iniciar una acción meramente declarativa de la nulidad. El Libro IV del Co. de Comercio prevé que esa venta es inoponible a la masa, sin embargo, el hecho cierto pasa por la inutilidad de adoptar una actitud contemplativa si en el intertanto el adquirente o comprador, opta por enajenar, a su vez ese inmueble, distanciando cada vez más el bien raíz del patrimonio de origen, el del fallido. DERECHO CONCURSAL CHILENO

647

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

2. Conserva su habilidad o potestad para comparecer en juicio toda vez que se trate de derechos personalísimos, como acontece, por ejemplo, con el reconocimiento de un hijo; impugnación de la paternidad; nulidad de matrimonio; etc. (Art. 64 inc. 3).

648

1. Si fuere objeto de una acción judicial en relación con los bienes no comprendidos en la masa concursables, deben entenderse directamente contra el fallido.

quiebra el legislador no pretende favorecer al deudor en particular, sino que en la medida que sea conveniente a los intereses de los acreedores para evitar un colapso económico y, en el mismo sentido, a la sociedad, en general.

Así las cosas y, en el orden judicial, queda fuera del ámbito de aplicación del desasimiento y, por ende, el fallido conserva plenamente la totalidad de sus potestades respecto de lo siguiente:

Por otro lado, los incapaces siempre deben actuar representados por una tercera persona, lo que no acontece con el fallido que, en ciertos casos, puede obrar por sí mismo, sin necesidad de autorización, concurrencia o participación del síndico.

De este modo entonces y por las razones anotadas, el efecto indicado no resulta tan extenso como para impedir toda acción al fallido, dado que éste queda autorizado para intervenir en calidad de tercero coadyuvante.

Alcance: El artículo 64 incisos 3º y 5º del Libro IV del Co. de Comercio establece el alcance del desasimiento en el ámbito judicial. En sentido aclaran que ese efecto sólo afecta lo relacionado con los bienes comprendidos en el concurso, cuya administración y todo cuanto concierna a su conservación, entre ellas la reintegración del patrimonio o su protección, pasa de pleno derecho al síndico.

No debemos perder de vista que el fallido no deja de ser dueño de los bienes afectos al concurso, por lo cual, atendiendo a ese aspecto y derivaciones personales que tiene el procedimiento concursal, determinan que no le pueda ser negado el derecho a participar en las acciones del síndico que, mal que mal, también es su mandatario.

No debemos perder de vista que el fallido no deja de ser dueño de los bienes afectos al concurso, por lo cual, atendiendo a ese aspecto y derivaciones personales que tiene el procedimiento concursal, determinan que no le pueda ser negado el derecho a participar en las acciones del síndico que, mal que mal, también es su mandatario.

Alcance: El artículo 64 incisos 3º y 5º del Libro IV del Co. de Comercio establece el alcance del desasimiento en el ámbito judicial. En sentido aclaran que ese efecto sólo afecta lo relacionado con los bienes comprendidos en el concurso, cuya administración y todo cuanto concierna a su conservación, entre ellas la reintegración del patrimonio o su protección, pasa de pleno derecho al síndico.

De este modo entonces y por las razones anotadas, el efecto indicado no resulta tan extenso como para impedir toda acción al fallido, dado que éste queda autorizado para intervenir en calidad de tercero coadyuvante.

Por otro lado, los incapaces siempre deben actuar representados por una tercera persona, lo que no acontece con el fallido que, en ciertos casos, puede obrar por sí mismo, sin necesidad de autorización, concurrencia o participación del síndico.

Así las cosas y, en el orden judicial, queda fuera del ámbito de aplicación del desasimiento y, por ende, el fallido conserva plenamente la totalidad de sus potestades respecto de lo siguiente:

quiebra el legislador no pretende favorecer al deudor en particular, sino que en la medida que sea conveniente a los intereses de los acreedores para evitar un colapso económico y, en el mismo sentido, a la sociedad, en general.

1. Si fuere objeto de una acción judicial en relación con los bienes no comprendidos en la masa concursables, deben entenderse directamente contra el fallido.

GONZALO BAEZA OVALLE

2. Conserva su habilidad o potestad para comparecer en juicio toda vez que se trate de derechos personalísimos, como acontece, por ejemplo, con el reconocimiento de un hijo; impugnación de la paternidad; nulidad de matrimonio; etc. (Art. 64 inc. 3).

648

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

649

Sin embargo, según el inciso final, del artículo 64 del Libro IV del Co. de Comercio, el síndico podrá actuar como coadyuvante en los juicios de separación de bienes y de divorcio en que el fallido tenga la calidad de demandado o demandante.

Comentamos en los párrafos anteriores que el desasimiento conforma un efecto inmediato de la quiebra, opera de pleno derecho, sin requerir otra decisión judicial que no constituya la declaración de quiebra, incluso antes de ser notificada, cuestión que amerita dudas a partir de lo prevenido en el artículo 38 del Co. de Procedimiento Civil, pero que es despejada de raíz dado el claro tenor literal del inciso primero del artículo 64 del Libro IV del Co. de Comercio.

Las acciones destinadas a perseguir la responsabilidad criminal tienen el carácter de personalísimas. En este sentido la jurisprudencia ha interpretado y enseña que la gestión preparatoria de notificación de protesto de cheque constituye una diligencia preliminar en un juicio criminal, por lo que no hay impedimento para notificar el protesto al fallido en persona, con las reservas que hemos efectuado anteriormente, en el sentido que resulta más aconsejable notificar a ambos, en otras palabras, tanto al fallido como al síndico. Encontramos un fallo disidente de la E. Corte Suprema fijando la doctrina que “no puede hacerse al fallido la notificación del protesto de un cheque con el objeto de obligarlo a consignar fondos, porque está legalmente impedido de hacer el pago”. Gaceta, 1947, tomo II, p. 94. Ese fallo ha sido superado por otros pronunciamientos en el sentido que son materias diferentes la imposibilidad de pago que dice razón con los bienes afectos a la quiebra, con la obligación legal, con trascendencia penal, en que es ubicado el fallido que giró a sabiendas que no disponía de los recursos para cubrir las órdenes de pago que involucran los cheques, por lo cual, el predicamento actual consiste en que la notificación resulta válida para emplazar al fallido a consignar los fondos que, naturalmente, no deben provenir de aquellos afectos a concurso. 3.2.2.2. Vigencia Comentamos en los párrafos anteriores que el desasimiento conforma un efecto inmediato de la quiebra, opera de pleno derecho, sin requerir otra decisión judicial que no constituya la declaración de quiebra, incluso antes de ser notificada, cuestión que amerita dudas a partir de lo prevenido en el artículo 38 del Co. de Procedimiento Civil, pero que es despejada de raíz dado el claro tenor literal del inciso primero del artículo 64 del Libro IV del Co. de Comercio.

3.2.2.2. Vigencia Ese fallo ha sido superado por otros pronunciamientos en el sentido que son materias diferentes la imposibilidad de pago que dice razón con los bienes afectos a la quiebra, con la obligación legal, con trascendencia penal, en que es ubicado el fallido que giró a sabiendas que no disponía de los recursos para cubrir las órdenes de pago que involucran los cheques, por lo cual, el predicamento actual consiste en que la notificación resulta válida para emplazar al fallido a consignar los fondos que, naturalmente, no deben provenir de aquellos afectos a concurso. Encontramos un fallo disidente de la E. Corte Suprema fijando la doctrina que “no puede hacerse al fallido la notificación del protesto de un cheque con el objeto de obligarlo a consignar fondos, porque está legalmente impedido de hacer el pago”. Gaceta, 1947, tomo II, p. 94. En este sentido la jurisprudencia ha interpretado y enseña que la gestión preparatoria de notificación de protesto de cheque constituye una diligencia preliminar en un juicio criminal, por lo que no hay impedimento para notificar el protesto al fallido en persona, con las reservas que hemos efectuado anteriormente, en el sentido que resulta más aconsejable notificar a ambos, en otras palabras, tanto al fallido como al síndico. Las acciones destinadas a perseguir la responsabilidad criminal tienen el carácter de personalísimas. Sin embargo, según el inciso final, del artículo 64 del Libro IV del Co. de Comercio, el síndico podrá actuar como coadyuvante en los juicios de separación de bienes y de divorcio en que el fallido tenga la calidad de demandado o demandante. DERECHO CONCURSAL CHILENO

649

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

“Ejecutoriada la sentencia que declare el sobreseimiento definitivo y siempre que hubiere terminado por sentencia ejecutoriada el respectivo proceso a

“Pronunciada la declaración de quiebra, el fallido queda inhibido de pleno derecho de la administración de sus bienes presentes, salvo aquellos que sean inembargables”.

El artículo 168 del Libro IV del Co. de Comercio prescribe lo siguiente: GONZALO BAEZA OVALLE

“Ejecutoriada la sentencia que declare el sobreseimiento definitivo y siempre que hubiere terminado por sentencia ejecutoriada el respectivo proceso a

650

El artículo 168 del Libro IV del Co. de Comercio prescribe lo siguiente:

“Pronunciada la declaración de quiebra, el fallido queda inhibido de pleno derecho de la administración de sus bienes presentes, salvo aquellos que sean inembargables”.

En nuestra opinión, el modo de armonizar ambos preceptos es, precisamente, el recientemente explicado.

De este modo, la ley expresamente otorga eficacia a esa resolución a partir de la fecha en que fue dictada, a diferencia de la regla general contemplada en el artículo 38 del Código de Procedimiento Civil, en el sentido que las resoluciones judiciales sólo producen efecto a partir su notificación legal.

Coincide con esta norma el artículo 168 del Libro IV del Co. de Comercio pero sólo en la medida que regula el procedimiento para devolver materialmente los bienes afectos a la incautación y que hayan quedado como remanentes, pero no podemos concluir que el desasimiento es prolongado más allá del pago de las deudas del fallido sin violar el texto expreso del artículo 64 del Libro IV del Co. de Comercio.

Pero, además, este efecto es temporal, desde que tal como lo preceptúa el inciso segundo del artículo 64 del Libro IV del Co. de Comercio, precedentemente transcrito, sólo dura “… hasta pagarse de sus créditos”.

El pago es una convención, pero que una obligación esté extinguida como consecuencia del pago, es un hecho, por eso afirmamos que la terminación de las inhabilidades también depende de un hecho.

Esto implica que la recuperación de las facultades de administración para el fallido es tan automática como la suspensión de ellas y, en ambos evento, deviene como consecuencia de un hecho.

En efecto, su inicio estará marcado por el hecho de haber sido dictado el auto de quiebra y, su término, reconocerá su fundamento en otro hecho: el pago de todas las deudas consideradas en el concurso.

En efecto, su inicio estará marcado por el hecho de haber sido dictado el auto de quiebra y, su término, reconocerá su fundamento en otro hecho: el pago de todas las deudas consideradas en el concurso.

Esto implica que la recuperación de las facultades de administración para el fallido es tan automática como la suspensión de ellas y, en ambos evento, deviene como consecuencia de un hecho.

El pago es una convención, pero que una obligación esté extinguida como consecuencia del pago, es un hecho, por eso afirmamos que la terminación de las inhabilidades también depende de un hecho.

Pero, además, este efecto es temporal, desde que tal como lo preceptúa el inciso segundo del artículo 64 del Libro IV del Co. de Comercio, precedentemente transcrito, sólo dura “… hasta pagarse de sus créditos”.

Coincide con esta norma el artículo 168 del Libro IV del Co. de Comercio pero sólo en la medida que regula el procedimiento para devolver materialmente los bienes afectos a la incautación y que hayan quedado como remanentes, pero no podemos concluir que el desasimiento es prolongado más allá del pago de las deudas del fallido sin violar el texto expreso del artículo 64 del Libro IV del Co. de Comercio.

De este modo, la ley expresamente otorga eficacia a esa resolución a partir de la fecha en que fue dictada, a diferencia de la regla general contemplada en el artículo 38 del Código de Procedimiento Civil, en el sentido que las resoluciones judiciales sólo producen efecto a partir su notificación legal.

En nuestra opinión, el modo de armonizar ambos preceptos es, precisamente, el recientemente explicado.

650

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

651

que se refieren los números 2 y 3 del artículo 165, se hará entrega al deudor de los bienes sobrantes, de sus libros y papeles, y del remanente, si lo hubiere”.

Naturalmente que si nos encontráramos con una pérdida de dominio por obra del efecto en estudio, no existiría título alguno que justificara la entrega y devolución referida al fallido. 3.2.2.3. Administrador La administración de la cual es privado el fallido pasa al Síndico que, de este modo, recibe un mandato legal que, en último término será el fundamento de su obligación de rendir cuenta de su administración, sin perder de vista que el síndico no es un mero conservador de bienes como podría serlo un mandatario sino que debe enfocar su gestión a incrementar los bienes de la masa en pos de su realización, dado que ese es el propósito de la quiebra: la liquidación del negocio del fallido. Las recientes modificaciones incorporadas como Libro IV del Co. de Comercio, han reconocido una mayor fuerza a los acreedores como administradores, a tal extremo que el Síndico queda subordinado a la junta de acreedores, por lo cual es justo colegir que la principal autoridad en materia de administración de los bienes del fallido es la junta de acreedores y no el síndico, que es un ejecutor de las decisiones de esa junta. 3.2.2.4. Aspecto material Como una forma de derivación de los puntos anteriores y ante la necesidad del síndico de responder por la integridad y destino de los bienes que, como consecuencia de la declaración de quiebra toma bajo su administración surge, también, el imperativo de determinar y más que ello, en lo posible especificar, las cosas sobre las cuales recae su responsabilidad. En ese contexto, procederá dar curso a la incautación y, en seguida, llevar adelante todas las diligencias necesarias para confeccionar el inventario de que tratan los artículos 94 y siguientes del Libro IV del Co. de Comercio, a lo cual hemos hecho referencias circunstanciales, en especial, respecto a la existencia de la aposición de sellos.

En ese contexto, procederá dar curso a la incautación y, en seguida, llevar adelante todas las diligencias necesarias para confeccionar el inventario de que tratan los artículos 94 y siguientes del Libro IV del Co. de Comercio, a lo cual hemos hecho referencias circunstanciales, en especial, respecto a la existencia de la aposición de sellos. Como una forma de derivación de los puntos anteriores y ante la necesidad del síndico de responder por la integridad y destino de los bienes que, como consecuencia de la declaración de quiebra toma bajo su administración surge, también, el imperativo de determinar y más que ello, en lo posible especificar, las cosas sobre las cuales recae su responsabilidad. 3.2.2.4. Aspecto material Las recientes modificaciones incorporadas como Libro IV del Co. de Comercio, han reconocido una mayor fuerza a los acreedores como administradores, a tal extremo que el Síndico queda subordinado a la junta de acreedores, por lo cual es justo colegir que la principal autoridad en materia de administración de los bienes del fallido es la junta de acreedores y no el síndico, que es un ejecutor de las decisiones de esa junta. La administración de la cual es privado el fallido pasa al Síndico que, de este modo, recibe un mandato legal que, en último término será el fundamento de su obligación de rendir cuenta de su administración, sin perder de vista que el síndico no es un mero conservador de bienes como podría serlo un mandatario sino que debe enfocar su gestión a incrementar los bienes de la masa en pos de su realización, dado que ese es el propósito de la quiebra: la liquidación del negocio del fallido. 3.2.2.3. Administrador Naturalmente que si nos encontráramos con una pérdida de dominio por obra del efecto en estudio, no existiría título alguno que justificara la entrega y devolución referida al fallido. que se refieren los números 2 y 3 del artículo 165, se hará entrega al deudor de los bienes sobrantes, de sus libros y papeles, y del remanente, si lo hubiere”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

651

RETIRO

Para el deudor, acreedores y la sociedad, resulta esencial al procedimiento de liquidación que no disminuya el universo de bienes afectos al concurso o liquidación.

Ajenos Inembargables Bienes excluidos A título oneroso: Ingresan los beneficios líquidos. Deduce gastos y alimentos del deudor. Pueden ser intervenidos. Inc. 2º A título gratuito: ingresan a la mesa, menos las cargas. Inc. 1º Bienes futuros. Art. 65

Obviamente que lo anterior pasa por la necesidad previa de realizar el inventario a partir de la incautación.

Alimentos deudor, carga de familia y costos de producción

Bajo tales respectos surge como una cuestión crucial imponer al síndico de la quiebra asegurar la permanencia o conservación de ese inventario, a través de medidas como el desapoderamiento de los bienes que obraban en manos del fallido; el cierre de establecimientos, la aposición de sellos, la entrega de bienes por terceros al síndico, etcétera.

3.2.3. Bienes comprendidos en el desasimiento y, por ende, incautables

Remanente líquido de usufructo de bienes de hijo y cónyuge Art. 76. Bienes presentes a la declaración de quiebra

Remanente líquido de usufructo de bienes de hijo y cónyuge Art. 76.

Deduce: cargas legales y convencionales, pensión de alimentos y costos de producción. Art. 64, inc. 2º.

Bienes presentes a la declaración de quiebra

Deduce: cargas legales y convencionales, pensión de alimentos y costos de producción. Art. 64, inc. 2º.

Ajenos Alimentos deudor, carga de familia y costos de producción

Para el propósito en estudio, tal como aparece esquematizado en el cuadro precedente, podemos distinguir tres categorías de bienes:

GONZALO BAEZA OVALLE

Inembargables

Para el deudor, acreedores y la sociedad, resulta esencial al procedimiento de liquidación que no disminuya el universo de bienes afectos al concurso o liquidación.

Bienes excluidos

Bajo tales respectos surge como una cuestión crucial imponer al síndico de la quiebra asegurar la permanencia o conservación de ese inventario, a través de medidas como el desapoderamiento de los bienes que obraban en manos del fallido; el cierre de establecimientos, la aposición de sellos, la entrega de bienes por terceros al síndico, etcétera.

A título oneroso: Ingresan los beneficios líquidos. Deduce gastos y alimentos del deudor. Pueden ser intervenidos. Inc. 2º

Obviamente que lo anterior pasa por la necesidad previa de realizar el inventario a partir de la incautación.

A título gratuito: ingresan a la mesa, menos las cargas. Inc. 1º

3.2.3. Bienes comprendidos en el desasimiento y, por ende, incautables

Bienes futuros. Art. 65

652

GONZALO BAEZA OVALLE

Para el propósito en estudio, tal como aparece esquematizado en el cuadro precedente, podemos distinguir tres categorías de bienes:

652

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

653

a) Los presentes Conformados por aquellos que pertenecen al fallido a cualquier título y son encontrados en su patrimonio, o más que ello, bajo su posesión al momento de la declaración de la quiebra. Igualmente corresponde inscribir dentro de esta categoría de bienes los que perteneciendo al deudor se encuentran en poder de un tercero, en otras palabras, no hace diferencia a esta conceptualización que el fallido tenga esos bienes por sí o por otro que los detente a su nombre. El momento para determinar si estamos frente a bienes presentes queda acotado por la fecha en que haya sido librada la declaratoria de quiebra, conforme a lo prevenido por el artículo 64 del Libro IV del Co. de Comercio. b) Los que el fallido, sin detentar su dominio, administra y dispone de su usufructo legal Conforme al régimen matrimonial y al de patria potestad el marido y, en su caso, el padre detenta la administración de los bienes de su cónyuge y de sus hijos no emancipados, gozando del usufructo legal de los mismos para proveer a las necesidades familiares y del menor. En este contexto resultaba preciso resolver lo que ocurría con esos bienes al ser declarado en quiebra el fallido, administrador y usufructuario de los mismos. La solución a ese incordio la encontramos en el artículo 64 inciso 4º del Libro IV del Co. de Comercio, al que aludimos, en su parte pertinente, al tratar de los alimentos adeudados al fallido. El texto completo de ese inciso en cuanto concierne al tema que nos ocupa es el siguiente: “La administración que conserva el fallido de los bienes personales de la mujer e hijos, de los que tenga el usufructo legal, quedará sujeta a la intervención del síndico mientras subsista el derecho del marido, padre o madre

“La administración que conserva el fallido de los bienes personales de la mujer e hijos, de los que tenga el usufructo legal, quedará sujeta a la intervención del síndico mientras subsista el derecho del marido, padre o madre

El texto completo de ese inciso en cuanto concierne al tema que nos ocupa es el siguiente: La solución a ese incordio la encontramos en el artículo 64 inciso 4º del Libro IV del Co. de Comercio, al que aludimos, en su parte pertinente, al tratar de los alimentos adeudados al fallido. En este contexto resultaba preciso resolver lo que ocurría con esos bienes al ser declarado en quiebra el fallido, administrador y usufructuario de los mismos. Conforme al régimen matrimonial y al de patria potestad el marido y, en su caso, el padre detenta la administración de los bienes de su cónyuge y de sus hijos no emancipados, gozando del usufructo legal de los mismos para proveer a las necesidades familiares y del menor. b) Los que el fallido, sin detentar su dominio, administra y dispone de su usufructo legal El momento para determinar si estamos frente a bienes presentes queda acotado por la fecha en que haya sido librada la declaratoria de quiebra, conforme a lo prevenido por el artículo 64 del Libro IV del Co. de Comercio. Igualmente corresponde inscribir dentro de esta categoría de bienes los que perteneciendo al deudor se encuentran en poder de un tercero, en otras palabras, no hace diferencia a esta conceptualización que el fallido tenga esos bienes por sí o por otro que los detente a su nombre. Conformados por aquellos que pertenecen al fallido a cualquier título y son encontrados en su patrimonio, o más que ello, bajo su posesión al momento de la declaración de la quiebra. a) Los presentes DERECHO CONCURSAL CHILENO

653

RETIRO

1º Los inembargables,

GONZALO BAEZA OVALLE

GONZALO BAEZA OVALLE

1º Los inembargables,

654

Tres grupos de bienes no entran a la masa:

en falencia. El síndico cuidará de que los frutos líquidos que produzcan esos bienes ingresen a la masa, deducidas las cargas legales o convencionales que los graven…”.

3.2.4. Bienes excluidos del desasimiento

Además de deducir de los bienes bajo esta administración e intervención las cargas legales y convencionales que los graven, el Libro IV del Co. de Comercio autoriza al deudor fallido para pedir sobre la base de esos bienes, la fijación y pago de una pensión alimenticia, que deviene en incompatible con el derecho de alimentos que vimos anteriormente.

“La administración de los bienes futuros que adquiera el fallido a título oneroso con posterioridad a la declaración de quiebra, podrá ser sometida a intervención, y los acreedores sólo tendrán derecho a los beneficios líquidos que se obtengan, pero se dejará al fallido lo necesario para sus alimentos, como en el caso del inciso cuarto del artículo anterior”.

c) Futuros. Son considerados como tales, los siguientes

– Adquiridos a título oneroso, estos quedan en poder del fallido, pero los acreedores pueden pedir que la administración se someta a intervención del síndico para que el producto líquido de ellos ingrese a la masa, conforme lo dispone el inciso segundo del artículo 65 del Libro IV del Co. de Comercio, precepto que ya habíamos trascrito en relación con los alimentos pero lo reiteraremos para la mayor claridad y facilidad en la exposición:

-Adquiridos a título gratuito. Estos aparecen contemplados en el inciso primero del artículo 65 del Libro IV del Co. de Comercio:

“El desasimiento comprende también los bienes futuros que adquiere el fallido a título gratuito; pero sin extinguir la responsabilidad de las cargas con que le hayan sido transferidos o transmitidos y sin perjuicio de los derechos de los acreedores hereditarios.

“El desasimiento comprende también los bienes futuros que adquiere el fallido a título gratuito; pero sin extinguir la responsabilidad de las cargas con que le hayan sido transferidos o transmitidos y sin perjuicio de los derechos de los acreedores hereditarios.

-Adquiridos a título gratuito. Estos aparecen contemplados en el inciso primero del artículo 65 del Libro IV del Co. de Comercio:

– Adquiridos a título oneroso, estos quedan en poder del fallido, pero los acreedores pueden pedir que la administración se someta a intervención del síndico para que el producto líquido de ellos ingrese a la masa, conforme lo dispone el inciso segundo del artículo 65 del Libro IV del Co. de Comercio, precepto que ya habíamos trascrito en relación con los alimentos pero lo reiteraremos para la mayor claridad y facilidad en la exposición:

c) Futuros. Son considerados como tales, los siguientes

“La administración de los bienes futuros que adquiera el fallido a título oneroso con posterioridad a la declaración de quiebra, podrá ser sometida a intervención, y los acreedores sólo tendrán derecho a los beneficios líquidos que se obtengan, pero se dejará al fallido lo necesario para sus alimentos, como en el caso del inciso cuarto del artículo anterior”.

Además de deducir de los bienes bajo esta administración e intervención las cargas legales y convencionales que los graven, el Libro IV del Co. de Comercio autoriza al deudor fallido para pedir sobre la base de esos bienes, la fijación y pago de una pensión alimenticia, que deviene en incompatible con el derecho de alimentos que vimos anteriormente.

3.2.4. Bienes excluidos del desasimiento

en falencia. El síndico cuidará de que los frutos líquidos que produzcan esos bienes ingresen a la masa, deducidas las cargas legales o convencionales que los graven…”.

Tres grupos de bienes no entran a la masa:

654

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

655

2º Los ajenos, que pueden ser objeto de una acción reivindicatoria o incidental en caso que el síndico por error los incaute y los que tiene sólo bajo administración. 3º Los futuros a título oneroso, con la restricción del art. 65 del Libro IV del Co. de Comercio. 3.2.5. Diferencias entre embargo y desasimiento Como una cuestión final y con el propósito de despejar toda incógnita en torno a la escasa identidad que presenta el desasimiento con el embargo, hemos considerado conveniente dar curso a un paralelo entre ellos. 1. El embargo recae sobre bienes singulares, determinados individualmente. El desasimiento, en cambio, recae sobre una universalidad jurídica, sobre un conjunto de bienes que existe aún cuando los bienes no estén determinados. Por esto no se necesita que un ministro de fe individualice los bienes para formalizarlo, a diferencia del embargo. El desasimiento existe desde el instante en que es librada la sentencia que declara la quiebra. 2. La ley permite el reembargo de los bienes, pero no podrían los bienes caer en otro desasimiento, por su carácter universal, además de excluyente de otros concursos. 3. En el embargo la facultad de disposición corresponde al órgano jurisdiccional, al tribunal; el uso y goce se traducen en la administración del bien singular por el depositario. En el desasimiento la facultad de disposición la detenta la masa de acreedores, organizados en junta y, en algunas oportunidades, requerirán el acuerdo o consentimiento del deudor; el uso y goce se traducen en la administración del síndico, como también en derecho de alimentos del deudor fallido y su familia. 4. La sanción por la enajenación de los bienes embargados es la nulidad absoluta por objeto ilícito, art. 1464 Nº 3 del Co. Civil.

4. La sanción por la enajenación de los bienes embargados es la nulidad absoluta por objeto ilícito, art. 1464 Nº 3 del Co. Civil. En el desasimiento la facultad de disposición la detenta la masa de acreedores, organizados en junta y, en algunas oportunidades, requerirán el acuerdo o consentimiento del deudor; el uso y goce se traducen en la administración del síndico, como también en derecho de alimentos del deudor fallido y su familia. 3. En el embargo la facultad de disposición corresponde al órgano jurisdiccional, al tribunal; el uso y goce se traducen en la administración del bien singular por el depositario. 2. La ley permite el reembargo de los bienes, pero no podrían los bienes caer en otro desasimiento, por su carácter universal, además de excluyente de otros concursos. Por esto no se necesita que un ministro de fe individualice los bienes para formalizarlo, a diferencia del embargo. El desasimiento existe desde el instante en que es librada la sentencia que declara la quiebra. 1. El embargo recae sobre bienes singulares, determinados individualmente. El desasimiento, en cambio, recae sobre una universalidad jurídica, sobre un conjunto de bienes que existe aún cuando los bienes no estén determinados. Como una cuestión final y con el propósito de despejar toda incógnita en torno a la escasa identidad que presenta el desasimiento con el embargo, hemos considerado conveniente dar curso a un paralelo entre ellos. 3.2.5. Diferencias entre embargo y desasimiento 3º Los futuros a título oneroso, con la restricción del art. 65 del Libro IV del Co. de Comercio. 2º Los ajenos, que pueden ser objeto de una acción reivindicatoria o incidental en caso que el síndico por error los incaute y los que tiene sólo bajo administración. DERECHO CONCURSAL CHILENO

655

RETIRO

a) Ningún acreedor puede mejorar o alterar la condición jurídica ni el monto de su crédito después de la declaratoria de quiebra.

La sanción por la enajenación de los bienes desapoderados es la inoponibilidad, porque la filosofía y fundamento de una y otra sanción resulta enteramente diferente. En el caso del desasimiento se está mucho más cercano a la sanción aplicada a aquellos actos realizados por el mandatario excediendo las facultades que constan de su título. GONZALO BAEZA OVALLE

A partir del término oficial de sus contratos los trabajadores podrán iniciar los procedimientos judiciales necesarios con el objeto de obtener la declaración o, según el caso, el reconocimiento de sus derechos laborales

Por consecuencia, no existe ninguna semejanza entre el embargo y el desasimiento como efecto inmediato de la declaración de quiebra.

Un buen ejemplo de estos últimos son los créditos laborales o que derivan a favor de los trabajadores que pierden su fuente de trabajo y ven terminado su contrato en razón de la declaración en quiebra de su empleador.

3.3. Invariabilidad de los créditos

b) Sólo las personas que estén en condiciones de acreditar que tenían la calidad de acreedores antes de la quiebra o con ocasión de ella, quedan en situación de participar en el procedimiento.

656

Las derivaciones de este artículo, entonces, son:

3.3.1. Aspectos generales

“La sentencia que declara la quiebra fija irrevocablemente los derechos de todos los acreedores en el estado que tenían el día de su pronunciamiento, sin perjuicio de los casos especialmente previstos por la ley”.

Por lo prescrito en el artículo 66 del Libro IV del Co. de Comercio, los créditos quedan, por expresarlo de alguna forma, congelados a la fecha de la declaración de quiebra, lo que el legislador expresa en los siguientes términos:

Por lo prescrito en el artículo 66 del Libro IV del Co. de Comercio, los créditos quedan, por expresarlo de alguna forma, congelados a la fecha de la declaración de quiebra, lo que el legislador expresa en los siguientes términos:

“La sentencia que declara la quiebra fija irrevocablemente los derechos de todos los acreedores en el estado que tenían el día de su pronunciamiento, sin perjuicio de los casos especialmente previstos por la ley”.

3.3.1. Aspectos generales

Las derivaciones de este artículo, entonces, son:

3.3. Invariabilidad de los créditos

a) Ningún acreedor puede mejorar o alterar la condición jurídica ni el monto de su crédito después de la declaratoria de quiebra.

Por consecuencia, no existe ninguna semejanza entre el embargo y el desasimiento como efecto inmediato de la declaración de quiebra.

b) Sólo las personas que estén en condiciones de acreditar que tenían la calidad de acreedores antes de la quiebra o con ocasión de ella, quedan en situación de participar en el procedimiento.

La sanción por la enajenación de los bienes desapoderados es la inoponibilidad, porque la filosofía y fundamento de una y otra sanción resulta enteramente diferente. En el caso del desasimiento se está mucho más cercano a la sanción aplicada a aquellos actos realizados por el mandatario excediendo las facultades que constan de su título.

Un buen ejemplo de estos últimos son los créditos laborales o que derivan a favor de los trabajadores que pierden su fuente de trabajo y ven terminado su contrato en razón de la declaración en quiebra de su empleador.

GONZALO BAEZA OVALLE

A partir del término oficial de sus contratos los trabajadores podrán iniciar los procedimientos judiciales necesarios con el objeto de obtener la declaración o, según el caso, el reconocimiento de sus derechos laborales

656

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

657

para luego de ejecutoriado el fallo en un juicio de índole laboral, hacer efectivos sus créditos, salvo algunas excepciones que no precisan de verificación, que es la manera de invocar las acreencias en el procedimiento concursal. 3.3.2. Invariabilidad de los créditos e inciso 5º del art. 162 del Co. del Trabajo. Una aplicación particular Donde ha surgido una importante dificultad respecto a esos créditos radica en la interpretación que ha sido sustentada y aplicada en relación al alcance que corresponde atribuir al inciso 5º del artículo 162 del Código del Trabajo, conocida vulgarmente como la “ley Bustos” y que dispone lo siguiente: “Para proceder al despido de un trabajador por alguna de las causales a que se refieren los incisos precedentes o el artículo anterior, el empleador le deberá informar por escrito el estado de pago de las cotizaciones previsionales devengadas hasta el último día del mes anterior al del despido, adjuntando los comprobantes que lo justifiquen. Si el empleador no hubiere efectuado el integro de dichas cotizaciones previsionales al momento del despido, éste no producirá el efecto de poner término al contrato de trabajo”.

La aplicación que han efectuado los tribunales de ese precepto determina que el término del contrato de trabajo efectuado por el empleador sin haber enterado la totalidad de las cotizaciones previsionales, con las excepciones que el mismo artículo contempla, no sea válida. De ello ha derivado y así lo han entendido los tribunales, que al trabajador le asiste el derecho para recibir íntegramente la remuneración entre el tiempo transcurrido desde la conclusión del contrato declarada ineficaz, hasta que sea convalidada esa terminación mediante, precisamente, el pago de las referidas cotizaciones previsionales, todo ello más reajustes e intereses. El tema en cuestión consiste en determinar si corresponde aplicar esa regla, igualmente y sin ninguna variación en el evento que el empleador sea declarado en quiebra.

El tema en cuestión consiste en determinar si corresponde aplicar esa regla, igualmente y sin ninguna variación en el evento que el empleador sea declarado en quiebra. De ello ha derivado y así lo han entendido los tribunales, que al trabajador le asiste el derecho para recibir íntegramente la remuneración entre el tiempo transcurrido desde la conclusión del contrato declarada ineficaz, hasta que sea convalidada esa terminación mediante, precisamente, el pago de las referidas cotizaciones previsionales, todo ello más reajustes e intereses. La aplicación que han efectuado los tribunales de ese precepto determina que el término del contrato de trabajo efectuado por el empleador sin haber enterado la totalidad de las cotizaciones previsionales, con las excepciones que el mismo artículo contempla, no sea válida. “Para proceder al despido de un trabajador por alguna de las causales a que se refieren los incisos precedentes o el artículo anterior, el empleador le deberá informar por escrito el estado de pago de las cotizaciones previsionales devengadas hasta el último día del mes anterior al del despido, adjuntando los comprobantes que lo justifiquen. Si el empleador no hubiere efectuado el integro de dichas cotizaciones previsionales al momento del despido, éste no producirá el efecto de poner término al contrato de trabajo”.

Donde ha surgido una importante dificultad respecto a esos créditos radica en la interpretación que ha sido sustentada y aplicada en relación al alcance que corresponde atribuir al inciso 5º del artículo 162 del Código del Trabajo, conocida vulgarmente como la “ley Bustos” y que dispone lo siguiente: 3.3.2. Invariabilidad de los créditos e inciso 5º del art. 162 del Co. del Trabajo. Una aplicación particular para luego de ejecutoriado el fallo en un juicio de índole laboral, hacer efectivos sus créditos, salvo algunas excepciones que no precisan de verificación, que es la manera de invocar las acreencias en el procedimiento concursal. DERECHO CONCURSAL CHILENO

657

RETIRO

ORD. Nº 3999/253 MAT.: Terminación Contrato Individual. Cotizaciones Previsionales. Quiebra. RDIC.: Lo dispuesto en el artículo 162 del Código del Trabajo, modificado por Ley Nº 19.631, en orden a que deben encontrarse al día el pago de las cotizaciones previsionales de los trabajadores para que sus despidos puedan producir el efecto de dar por terminados los contratos de trabajo, resulta plenamente aplicable a los trabajadores de la empresa Sociedad Exportadora Limitada, Soexpo Ltda. aún cuando se encuentre declarada en quiebra. ANT.: 1) Pase Nº 1948, de 01.08.2000, de Directora del Trabajo. 2) Fax 416311, de 02.08.2000, de Director Regional del Trabajo de Tarapacá. 3) Pase Nº 1799, de 21.07.2000, de Directora del Trabajo, con Ord. Nº 1289, de 20.07.2000, de Director Regional del Trabajo de Tarapacá. FUENTES: Código del Trabajo, art. 162, incisos 1º; 5º; 6º; 7º y final. Ley Nº 19.631, publicada en el Diario Oficial de 28.09.2000, art. único Nº 1, y artículo transitorio. Ley Nº 18.175, arts. 1º; 27; 131, y 148, inciso 3º. CONCORDANCIAS: Dictamen Ord. Nº 5372/314, de 25.10.1999. SANTIAGO, 07 DE AGOSTO DEL 2000 DE : DIRECTORA DEL TRABAJO A : SEÑOR DIRECTOR REGIONAL DEL TRABAJO REGION DE TARAPACA IQUIQUE/ Mediante Ord. Nº 1289, del Ant. 3), solicita un pronunciamiento de este Servicio acerca de si respecto de la empresa Sociedad Exportadora Limitada, Soexpo Ltda. declarada en quiebra, procede aplicación de la Ley Nº 19.631, que modificó el artículo 162 del Código del Trabajo, en orden a exigir pago de las cotizaciones previsionales adeudadas al personal para que opere su despido, comunicado el día 13.07.2000. Sobre el particular, cúmpleme informar a Ud. lo siguiente: El artículo 162, incisos 1º y 5º, del Código del Trabajo, modificado por Ley Nº 19.631, publicada en el Diario Oficial del 28.09.1999, dispone: “Si el contrato de trabajo termina de acuerdo con los números 4, 5 ó 6 del artículo 159, o si el empleador le pusiere término por aplicación de una o más de las causales señaladas en el artículo 160, deberá comunicarlo por escrito al trabajador, personalmente o por carta certificada enviada al domicilio señalado en el contrato, expresando la o las causales invocadas y los hechos en que se funda. “Para proceder al despido de un trabajador por alguna de las causales a que se refieren los incisos precedentes o el artículo anterior, el empleador le deberá informar por escrito el estado de pago de las cotizaciones previsionales devengadas hasta el último día del mes anterior al del despido, adjuntando los comprobantes que lo justifiquen. Del análisis conjunto de las disposiciones transcritas se infiere que para poner término al contrato de trabajo por las causales establecidas en los Nºs. 4, 5 y 6 del artículo 159 del Código del Trabajo, esto es, vencimiento del plazo convenido en el contrato, conclusión del trabajo o servicio que dio origen al contrato y caso fortuito o fuerza mayor; o por algunas de las causales

GONZALO BAEZA OVALLE

237

658

Para la Dirección del Trabajo la declaración de quiebra no impide continuar aplicando, en forma indefinida, el inciso quinto del artículo 162 del Co. del Trabajo.237

Para la Dirección del Trabajo la declaración de quiebra no impide continuar aplicando, en forma indefinida, el inciso quinto del artículo 162 del Co. del Trabajo.237

GONZALO BAEZA OVALLE

237 ORD. Nº 3999/253 MAT.: Terminación Contrato Individual. Cotizaciones Previsionales. Quiebra. RDIC.: Lo dispuesto en el artículo 162 del Código del Trabajo, modificado por Ley Nº 19.631, en orden a que deben encontrarse al día el pago de las cotizaciones previsionales de los trabajadores para que sus despidos puedan producir el efecto de dar por terminados los contratos de trabajo, resulta plenamente aplicable a los trabajadores de la empresa Sociedad Exportadora Limitada, Soexpo Ltda. aún cuando se encuentre declarada en quiebra. ANT.: 1) Pase Nº 1948, de 01.08.2000, de Directora del Trabajo. 2) Fax 416311, de 02.08.2000, de Director Regional del Trabajo de Tarapacá. 3) Pase Nº 1799, de 21.07.2000, de Directora del Trabajo, con Ord. Nº 1289, de 20.07.2000, de Director Regional del Trabajo de Tarapacá. FUENTES: Código del Trabajo, art. 162, incisos 1º; 5º; 6º; 7º y final. Ley Nº 19.631, publicada en el Diario Oficial de 28.09.2000, art. único Nº 1, y artículo transitorio. Ley Nº 18.175, arts. 1º; 27; 131, y 148, inciso 3º. CONCORDANCIAS: Dictamen Ord. Nº 5372/314, de 25.10.1999. SANTIAGO, 07 DE AGOSTO DEL 2000 DE : DIRECTORA DEL TRABAJO A : SEÑOR DIRECTOR REGIONAL DEL TRABAJO REGION DE TARAPACA IQUIQUE/ Mediante Ord. Nº 1289, del Ant. 3), solicita un pronunciamiento de este Servicio acerca de si respecto de la empresa Sociedad Exportadora Limitada, Soexpo Ltda. declarada en quiebra, procede aplicación de la Ley Nº 19.631, que modificó el artículo 162 del Código del Trabajo, en orden a exigir pago de las cotizaciones previsionales adeudadas al personal para que opere su despido, comunicado el día 13.07.2000. Sobre el particular, cúmpleme informar a Ud. lo siguiente: El artículo 162, incisos 1º y 5º, del Código del Trabajo, modificado por Ley Nº 19.631, publicada en el Diario Oficial del 28.09.1999, dispone: “Si el contrato de trabajo termina de acuerdo con los números 4, 5 ó 6 del artículo 159, o si el empleador le pusiere término por aplicación de una o más de las causales señaladas en el artículo 160, deberá comunicarlo por escrito al trabajador, personalmente o por carta certificada enviada al domicilio señalado en el contrato, expresando la o las causales invocadas y los hechos en que se funda. “Para proceder al despido de un trabajador por alguna de las causales a que se refieren los incisos precedentes o el artículo anterior, el empleador le deberá informar por escrito el estado de pago de las cotizaciones previsionales devengadas hasta el último día del mes anterior al del despido, adjuntando los comprobantes que lo justifiquen. Del análisis conjunto de las disposiciones transcritas se infiere que para poner término al contrato de trabajo por las causales establecidas en los Nºs. 4, 5 y 6 del artículo 159 del Código del Trabajo, esto es, vencimiento del plazo convenido en el contrato, conclusión del trabajo o servicio que dio origen al contrato y caso fortuito o fuerza mayor; o por algunas de las causales

658

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

659

establecidas en el artículo 160 del citado Código, que consigna causales subjetivas imputables a la conducta del trabajador, y por las previstas en el artículo 161 del mismo cuerpo legal, a saber, necesidades de la empresa, establecimiento o servicio y desahucio, el empleador deberá comunicarlo por escrito al trabajador personalmente o por carta certificada, dejando constancia en la referida comunicación de la o las causales invocadas, los hechos en que se fundan y el estado de pago de las cotizaciones previsionales devengadas hasta el último día del mes anterior al del despido, acompañando los respectivos comprobantes de pago que acrediten tal circunstancia. Del análisis conjunto de las disposiciones transcritas se infiere que para poner término al contrato de trabajo por las causales establecidas en los Nºs. 4, 5 y 6 del artículo 159 del Código del Trabajo, esto es, vencimiento del plazo convenido en el contrato, conclusión del trabajo o servicio que dio origen al contrato y caso fortuito o fuerza mayor; o por algunas de las causales establecidas en el artículo 160 del citado Código, que consigna causales subjetivas imputables a la conducta del trabajador, y por las previstas en el artículo 161 del mismo cuerpo legal, a saber, necesidades de la empresa, establecimiento o servicio y desahucio, el empleador deberá comunicarlo por escrito al trabajador personalmente o por carta certificada, dejando constancia en la referida comunicación de la o las causales invocadas, los hechos en que se fundan y el estado de pago de las cotizaciones previsionales devengadas hasta el último día del mes anterior al del despido, acompañando los respectivos comprobantes de pago que acrediten tal circunstancia. Asimismo, de las disposiciones anteriores se deriva que si el empleador no hubiere integrado las cotizaciones previsionales al momento del despido, este no producirá el efecto de poner término al contrato de trabajo. De lo expuesto se sigue, que por expreso mandato del legislador, el empleador, a contar de la vigencia de la Ley Nº 19.631, para poner término al contrato de trabajo de un dependiente por las causales que se señalan en el párrafo que antecede debe cumplir, previamente, con la obligación de pagar íntegramente las cotizaciones previsionales del trabajador devengadas hasta el último día del mes anterior del despido, y acreditar tal circunstancia, adjuntando los comprobantes que así lo justifiquen, y si no hubiere efectuado el integro de tales cotizaciones, el despido no pondrá término al contrato de trabajo. Ahora bien, en la especie, de los antecedentes acompañados, consta que la empresa Sociedad Exportadora Limitada, Soexpo Ltda., habría sido declarada en quiebra por el 27 Juzgado Civil de Santiago, con fecha 11 de julio recién pasado, y que con fecha 14 del mismo mes, el Síndico designado por el Tribunal, para hacerse cargo de la empresa fallida, comunicó al personal de la misma el término de sus contratos por las causales Nºs. 5 y 6 del artículo 159 del Código del Trabajo, esto es, por conclusión del trabajo o servicio que dio origen al contrato, y por caso fortuito o fuerza mayor, respectivamente. Pues bien, a la luz de las disposiciones legales antes comentadas, es posible convenir que en el caso en estudio, los despidos comunicados por el Síndico al personal de Soexpo Ltda., invocando las causales de expiración de los contratos de los Nºs. 5 y 6 del artículo 159 del Código del Trabajo, causales expresamente comprendidas en las disposiciones legales en análisis, y de cuya procedencia esta Dirección no puede legalmente pronunciarse, si ello corresponde a los Tribunales de Justicia, ante reclamación de los trabajadores, sólo podrán producir el efecto jurídico de poner término a tales contratos si la empresa fallida se encontraba al día en el pago de las cotizaciones previsionales de los trabajadores afectados, hasta el último día del mes anterior al despido, esto es, al mes de junio recién pasado.

establecidas en el artículo 160 del citado Código, que consigna causales subjetivas imputables a la conducta del trabajador, y por las previstas en el artículo 161 del mismo cuerpo legal, a saber, necesidades de la empresa, establecimiento o servicio y desahucio, el empleador deberá comunicarlo por escrito al trabajador personalmente o por carta certificada, dejando constancia en la referida comunicación de la o las causales invocadas, los hechos en que se fundan y el estado de pago de las cotizaciones previsionales devengadas hasta el último día del mes anterior al del despido, acompañando los respectivos comprobantes de pago que acrediten tal circunstancia. Del análisis conjunto de las disposiciones transcritas se infiere que para poner término al contrato de trabajo por las causales establecidas en los Nºs. 4, 5 y 6 del artículo 159 del Código del Trabajo, esto es, vencimiento del plazo convenido en el contrato, conclusión del trabajo o servicio que dio origen al contrato y caso fortuito o fuerza mayor; o por algunas de las causales establecidas en el artículo 160 del citado Código, que consigna causales subjetivas imputables a la conducta del trabajador, y por las previstas en el artículo 161 del mismo cuerpo legal, a saber, necesidades de la empresa, establecimiento o servicio y desahucio, el empleador deberá comunicarlo por escrito al trabajador personalmente o por carta certificada, dejando constancia en la referida comunicación de la o las causales invocadas, los hechos en que se fundan y el estado de pago de las cotizaciones previsionales devengadas hasta el último día del mes anterior al del despido, acompañando los respectivos comprobantes de pago que acrediten tal circunstancia. Asimismo, de las disposiciones anteriores se deriva que si el empleador no hubiere integrado las cotizaciones previsionales al momento del despido, este no producirá el efecto de poner término al contrato de trabajo. De lo expuesto se sigue, que por expreso mandato del legislador, el empleador, a contar de la vigencia de la Ley Nº 19.631, para poner término al contrato de trabajo de un dependiente por las causales que se señalan en el párrafo que antecede debe cumplir, previamente, con la obligación de pagar íntegramente las cotizaciones previsionales del trabajador devengadas hasta el último día del mes anterior del despido, y acreditar tal circunstancia, adjuntando los comprobantes que así lo justifiquen, y si no hubiere efectuado el integro de tales cotizaciones, el despido no pondrá término al contrato de trabajo. Ahora bien, en la especie, de los antecedentes acompañados, consta que la empresa Sociedad Exportadora Limitada, Soexpo Ltda., habría sido declarada en quiebra por el 27 Juzgado Civil de Santiago, con fecha 11 de julio recién pasado, y que con fecha 14 del mismo mes, el Síndico designado por el Tribunal, para hacerse cargo de la empresa fallida, comunicó al personal de la misma el término de sus contratos por las causales Nºs. 5 y 6 del artículo 159 del Código del Trabajo, esto es, por conclusión del trabajo o servicio que dio origen al contrato, y por caso fortuito o fuerza mayor, respectivamente. Pues bien, a la luz de las disposiciones legales antes comentadas, es posible convenir que en el caso en estudio, los despidos comunicados por el Síndico al personal de Soexpo Ltda., invocando las causales de expiración de los contratos de los Nºs. 5 y 6 del artículo 159 del Código del Trabajo, causales expresamente comprendidas en las disposiciones legales en análisis, y de cuya procedencia esta Dirección no puede legalmente pronunciarse, si ello corresponde a los Tribunales de Justicia, ante reclamación de los trabajadores, sólo podrán producir el efecto jurídico de poner término a tales contratos si la empresa fallida se encontraba al día en el pago de las cotizaciones previsionales de los trabajadores afectados, hasta el último día del mes anterior al despido, esto es, al mes de junio recién pasado. DERECHO CONCURSAL CHILENO

659

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

De no ocurrir lo antes expuesto, que al momento de comunicarse los despidos al personal la empresa se encontraba con sus cotizaciones previsionales al día hasta el momento señalado, forzoso resulta concluir que los despidos no han podido legalmente poner término a los respectivos contratos de trabajo. En nada podría hacer variar lo expuesto, a juicio de esta Dirección, el hecho que se trate de una empresa declarada en quiebra, si las normas legales en estudio no hacen ninguna excepción al respecto, y si se considera, por otro lado, que tanto la empresa, como sus bienes, obligaciones y derechos siguen existiendo, mientras no sean liquidados por el Síndico si la quiebra, al tenor del artículo 1º de la Ley Nº 18.175, es únicamente un procedimiento legal que tiene por objeto realizar los bienes de una persona natural o jurídica, a fin de proveer al pago de sus deudas, y por su parte, el Síndico, según el artículo 27 de la ley indicada, es quien, representando legalmente los intereses generales de los acreedores y al mismo tiempo los derechos de la fallida, pasa a administrar de pleno derecho todos los bienes de ésta, reemplazándola íntegramente al efecto, para los fines de la declaratoria de quiebra. Es decir, las obligaciones que pudieren recaer sobre la empleadora fallida pasan a ser asumidas por el Síndico, como representante y administrador de sus bienes, lo que resulta plenamente válido en materia laboral. No obstante lo anterior, los incisos 6º y 7º del artículo 162 del Código, introducidos por la ley 19.631, prescriben: “Con todo, el empleador podrá convalidar el despido mediante el pago de las imposiciones morosas del trabajador lo que comunicará a éste mediante carta certificada acompañada de la documentación emitida por las instituciones previsionales correspondientes, en que conste la recepción de dicho pago. “Sin perjuicio de lo anterior, el empleador deberá pagar al trabajador las remuneraciones y demás prestaciones consignadas en el contrato de trabajo durante el período comprendido entre la fecha del despido y la fecha de envío o entrega de la referida comunicación al trabajador”. De las disposiciones citadas se desprende que el empleador, que se encuentre adeudando imposiciones previsionales al trabajador al cual ha comunicado el despido, podrá convalidar éste, es decir, ratificarlo o confirmarlo, pagando las cotizaciones morosas y comunicando este pago al trabajador por carta certificada, adjuntando los comprobantes correspondientes, sin perjuicio de ello, deberá pagar las remuneraciones y demás prestaciones consignadas en el contrato de trabajo, aún encontrándose suspendida la prestación de servicios, incluidas sus cotizaciones previsionales, por el lapso que va entre el despido y la referida comunicación al trabajador del pago de las cotizaciones morosas, que produce convalidación del despido. Procede consignar, que el artículo transitorio de la misma Ley Nº 19.631, precisa que durante los dos primeros años de su vigencia, la obligación de acreditar el pago de las cotizaciones como requisito del despido, comprenderá sólo el período del último año de vigencia de la relación laboral. De esta suerte, en la especie, a contar del 14 de julio recién pasado, fecha en la cual se habría comunicado por el Síndico el despido al personal, al cual la fallida adeudaría cotizaciones previsionales, los respectivos contratos de trabajo no habrían podido legalmente terminar, y se habría comenzado a devengar pago de las remuneraciones y demás prestaciones consignadas en los contratos del mismo personal, aún cuando ya no presten servicios, con las correspondientes imposiciones previsionales, y hasta mientras no se les comunique también por el Síndico, por carta certificada, el hecho de haberse pagado las cotizaciones morosas, adjuntando los

660

GONZALO BAEZA OVALLE

De no ocurrir lo antes expuesto, que al momento de comunicarse los despidos al personal la empresa se encontraba con sus cotizaciones previsionales al día hasta el momento señalado, forzoso resulta concluir que los despidos no han podido legalmente poner término a los respectivos contratos de trabajo. En nada podría hacer variar lo expuesto, a juicio de esta Dirección, el hecho que se trate de una empresa declarada en quiebra, si las normas legales en estudio no hacen ninguna excepción al respecto, y si se considera, por otro lado, que tanto la empresa, como sus bienes, obligaciones y derechos siguen existiendo, mientras no sean liquidados por el Síndico si la quiebra, al tenor del artículo 1º de la Ley Nº 18.175, es únicamente un procedimiento legal que tiene por objeto realizar los bienes de una persona natural o jurídica, a fin de proveer al pago de sus deudas, y por su parte, el Síndico, según el artículo 27 de la ley indicada, es quien, representando legalmente los intereses generales de los acreedores y al mismo tiempo los derechos de la fallida, pasa a administrar de pleno derecho todos los bienes de ésta, reemplazándola íntegramente al efecto, para los fines de la declaratoria de quiebra. Es decir, las obligaciones que pudieren recaer sobre la empleadora fallida pasan a ser asumidas por el Síndico, como representante y administrador de sus bienes, lo que resulta plenamente válido en materia laboral. No obstante lo anterior, los incisos 6º y 7º del artículo 162 del Código, introducidos por la ley 19.631, prescriben: “Con todo, el empleador podrá convalidar el despido mediante el pago de las imposiciones morosas del trabajador lo que comunicará a éste mediante carta certificada acompañada de la documentación emitida por las instituciones previsionales correspondientes, en que conste la recepción de dicho pago. “Sin perjuicio de lo anterior, el empleador deberá pagar al trabajador las remuneraciones y demás prestaciones consignadas en el contrato de trabajo durante el período comprendido entre la fecha del despido y la fecha de envío o entrega de la referida comunicación al trabajador”. De las disposiciones citadas se desprende que el empleador, que se encuentre adeudando imposiciones previsionales al trabajador al cual ha comunicado el despido, podrá convalidar éste, es decir, ratificarlo o confirmarlo, pagando las cotizaciones morosas y comunicando este pago al trabajador por carta certificada, adjuntando los comprobantes correspondientes, sin perjuicio de ello, deberá pagar las remuneraciones y demás prestaciones consignadas en el contrato de trabajo, aún encontrándose suspendida la prestación de servicios, incluidas sus cotizaciones previsionales, por el lapso que va entre el despido y la referida comunicación al trabajador del pago de las cotizaciones morosas, que produce convalidación del despido. Procede consignar, que el artículo transitorio de la misma Ley Nº 19.631, precisa que durante los dos primeros años de su vigencia, la obligación de acreditar el pago de las cotizaciones como requisito del despido, comprenderá sólo el período del último año de vigencia de la relación laboral. De esta suerte, en la especie, a contar del 14 de julio recién pasado, fecha en la cual se habría comunicado por el Síndico el despido al personal, al cual la fallida adeudaría cotizaciones previsionales, los respectivos contratos de trabajo no habrían podido legalmente terminar, y se habría comenzado a devengar pago de las remuneraciones y demás prestaciones consignadas en los contratos del mismo personal, aún cuando ya no presten servicios, con las correspondientes imposiciones previsionales, y hasta mientras no se les comunique también por el Síndico, por carta certificada, el hecho de haberse pagado las cotizaciones morosas, adjuntando los

660

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

661

comprobantes, lo que pueda convalidar los despidos y hacer cesar la obligación de pago de las remuneraciones con sus imposiciones. Cabe agregar, por otra parte, que de acuerdo al artículo 131 de la Ley de Quiebras Nº 18.175, ya citada, los trabajadores en su calidad de acreedores del empleador fallido deberán verificar en el expediente judicial de la quiebra los créditos laborales que les corresponda, dentro de un plazo de treinta días contados desde la notificación de la declaratoria, sin perjuicio que el Síndico, al tenor del artículo 148, inciso 3º, de la misma ley, pueda administrativamente pagar las remuneraciones adeudadas, con cargo a los primeros fondos de la fallida, aún antes de su verificación, procedimiento que se debería seguir mientras no se configure la convalidación de los despidos, estipendios que en todo caso gozan de un orden de preferencia de pago en 5º lugar, dentro de los créditos privilegiados de primera clase, que se pagan primero, y las cotizaciones previsionales en el 6º lugar, también dentro de la primera clase. En consecuencia, de conformidad a lo expuesto y disposiciones legales citadas, cúmpleme informar a Ud. que lo dispuesto en el artículo 162 del Código del Trabajo, modificado por Ley Nº 19.631, en orden a que deben encontrarse al día el pago de las cotizaciones previsionales de los trabajadores para que sus despidos puedan producir el efecto de dar por terminados los contratos de trabajo, resulta plenamente aplicable a los trabajadores de la empresa Sociedad Exportadora Limitada, Soexpo Ltda. aún cuando se encuentre declarada en quiebra. Saluda a Ud., MARÍA ESTER FERES NAZARALA. ABOGADA. DIRECTORA DEL TRABAJO Del análisis conjunto de las disposiciones transcritas se infiere que para poner término al contrato de trabajo por las causales establecidas en los Nºs. 4, 5 y 6 del artículo 159 del Código del Trabajo, esto es, vencimiento del plazo convenido en el contrato, conclusión del trabajo o servicio que dio origen al contrato y caso fortuito o fuerza mayor; o por algunas de las causales establecidas en el artículo 160 del citado Código, que consigna causales subjetivas imputables a la conducta del trabajador, y por las previstas en el artículo 161 del mismo cuerpo legal, a saber, necesidades de la empresa, establecimiento o servicio y desahucio, el empleador deberá comunicarlo por escrito al trabajador personalmente o por carta certificada, dejando constancia en la referida comunicación de la o las causales invocadas, los hechos en que se fundan y el estado de pago de las cotizaciones previsionales devengadas hasta el último día del mes anterior al del despido, acompañando los respectivos comprobantes de pago que acrediten tal circunstancia. Asimismo, de las disposiciones anteriores se deriva que si el empleador no hubiere integrado las cotizaciones previsionales al momento del despido, este no producirá el efecto de poner término al contrato de trabajo. De lo expuesto se sigue, que por expreso mandato del legislador, el empleador, a contar de la vigencia de la Ley Nº 19.631, para poner término al contrato de trabajo de un dependiente por las causales que se señalan en el párrafo que antecede debe cumplir, previamente, con la obligación de pagar íntegramente las cotizaciones previsionales del trabajador devengadas hasta el último día del mes anterior del despido, y acreditar tal circunstancia, adjuntando los comprobantes que así lo justifiquen, y si no hubiere efectuado el integro de tales cotizaciones, el despido no pondrá término al contrato de trabajo. Ahora bien, en la especie, de los antecedentes acompañados, consta que la empresa Sociedad Exportadora Limitada, Soexpo Ltda., habría sido declarada en quiebra por el 27 Juzgado Civil de Santiago, con fecha 11 de julio recién pasado, y que con fecha 14 del mismo mes, el Síndico

comprobantes, lo que pueda convalidar los despidos y hacer cesar la obligación de pago de las remuneraciones con sus imposiciones. Cabe agregar, por otra parte, que de acuerdo al artículo 131 de la Ley de Quiebras Nº 18.175, ya citada, los trabajadores en su calidad de acreedores del empleador fallido deberán verificar en el expediente judicial de la quiebra los créditos laborales que les corresponda, dentro de un plazo de treinta días contados desde la notificación de la declaratoria, sin perjuicio que el Síndico, al tenor del artículo 148, inciso 3º, de la misma ley, pueda administrativamente pagar las remuneraciones adeudadas, con cargo a los primeros fondos de la fallida, aún antes de su verificación, procedimiento que se debería seguir mientras no se configure la convalidación de los despidos, estipendios que en todo caso gozan de un orden de preferencia de pago en 5º lugar, dentro de los créditos privilegiados de primera clase, que se pagan primero, y las cotizaciones previsionales en el 6º lugar, también dentro de la primera clase. En consecuencia, de conformidad a lo expuesto y disposiciones legales citadas, cúmpleme informar a Ud. que lo dispuesto en el artículo 162 del Código del Trabajo, modificado por Ley Nº 19.631, en orden a que deben encontrarse al día el pago de las cotizaciones previsionales de los trabajadores para que sus despidos puedan producir el efecto de dar por terminados los contratos de trabajo, resulta plenamente aplicable a los trabajadores de la empresa Sociedad Exportadora Limitada, Soexpo Ltda. aún cuando se encuentre declarada en quiebra. Saluda a Ud., MARÍA ESTER FERES NAZARALA. ABOGADA. DIRECTORA DEL TRABAJO Del análisis conjunto de las disposiciones transcritas se infiere que para poner término al contrato de trabajo por las causales establecidas en los Nºs. 4, 5 y 6 del artículo 159 del Código del Trabajo, esto es, vencimiento del plazo convenido en el contrato, conclusión del trabajo o servicio que dio origen al contrato y caso fortuito o fuerza mayor; o por algunas de las causales establecidas en el artículo 160 del citado Código, que consigna causales subjetivas imputables a la conducta del trabajador, y por las previstas en el artículo 161 del mismo cuerpo legal, a saber, necesidades de la empresa, establecimiento o servicio y desahucio, el empleador deberá comunicarlo por escrito al trabajador personalmente o por carta certificada, dejando constancia en la referida comunicación de la o las causales invocadas, los hechos en que se fundan y el estado de pago de las cotizaciones previsionales devengadas hasta el último día del mes anterior al del despido, acompañando los respectivos comprobantes de pago que acrediten tal circunstancia. Asimismo, de las disposiciones anteriores se deriva que si el empleador no hubiere integrado las cotizaciones previsionales al momento del despido, este no producirá el efecto de poner término al contrato de trabajo. De lo expuesto se sigue, que por expreso mandato del legislador, el empleador, a contar de la vigencia de la Ley Nº 19.631, para poner término al contrato de trabajo de un dependiente por las causales que se señalan en el párrafo que antecede debe cumplir, previamente, con la obligación de pagar íntegramente las cotizaciones previsionales del trabajador devengadas hasta el último día del mes anterior del despido, y acreditar tal circunstancia, adjuntando los comprobantes que así lo justifiquen, y si no hubiere efectuado el integro de tales cotizaciones, el despido no pondrá término al contrato de trabajo. Ahora bien, en la especie, de los antecedentes acompañados, consta que la empresa Sociedad Exportadora Limitada, Soexpo Ltda., habría sido declarada en quiebra por el 27 Juzgado Civil de Santiago, con fecha 11 de julio recién pasado, y que con fecha 14 del mismo mes, el Síndico DERECHO CONCURSAL CHILENO

661

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

designado por el Tribunal, para hacerse cargo de la empresa fallida, comunicó al personal de la misma el término de sus contratos por las causales Nºs. 5 y 6 del artículo 159 del Código del Trabajo, esto es, por conclusión del trabajo o servicio que dio origen al contrato, y por caso fortuito o fuerza mayor, respectivamente. Pues bien, a la luz de las disposiciones legales antes comentadas, es posible convenir que en el caso en estudio, los despidos comunicados por el Síndico al personal de Soexpo Ltda., invocando las causales de expiración de los contratos de los Nº 5 y 6 del artículo 159 del Código del Trabajo, causales expresamente comprendidas en las disposiciones legales en análisis, y de cuya procedencia esta Dirección no puede legalmente pronunciarse, si ello corresponde a los Tribunales de Justicia, ante reclamación de los trabajadores, sólo podrán producir el efecto jurídico de poner término a tales contratos si la empresa fallida se encontraba al día en el pago de las cotizaciones previsionales de los trabajadores afectados, hasta el último día del mes anterior al despido, esto es, al mes de junio recién pasado. De no ocurrir lo antes expuesto, que al momento de comunicarse los despidos al personal la empresa se encontraba con sus cotizaciones previsionales al día hasta el momento señalado, forzoso resulta concluir que los despidos no han podido legalmente poner término a los respectivos contratos de trabajo. En nada podría hacer variar lo expuesto, a juicio de esta Dirección, el hecho que se trate de una empresa declarada en quiebra, si las normas legales en estudio no hacen ninguna excepción al respecto, y si se considera, por otro lado, que tanto la empresa, como sus bienes, obligaciones y derechos siguen existiendo, mientras no sean liquidados por el Síndico si la quiebra, al tenor del artículo 1º de la Ley Nº 18.175, es únicamente un procedimiento legal que tiene por objeto realizar los bienes de una persona natural o jurídica, a fin de proveer al pago de sus deudas, y por su parte, el Síndico, según el artículo 27 de la ley indicada, es quien, representando legalmente los intereses generales de los acreedores y al mismo tiempo los derechos de la fallida, pasa a administrar de pleno derecho todos los bienes de ésta, reemplazándola íntegramente al efecto, para los fines de la declaratoria de quiebra. Es decir, las obligaciones que pudieren recaer sobre la empleadora fallida pasan a ser asumidas por el Síndico, como representante y administrador de sus bienes, lo que resulta plenamente válido en materia laboral. No obstante lo anterior, los incisos 6º y 7º del artículo 162 del Código, introducidos por la Ley Nº 19.631, prescriben: “Con todo, el empleador podrá convalidar el despido mediante el pago de las imposiciones morosas del trabajador lo que comunicará a éste mediante carta certificada acompañada de la documentación emitida por las instituciones previsionales correspondientes, en que conste la recepción de dicho pago. “Sin perjuicio de lo anterior, el empleador deberá pagar al trabajador las remuneraciones y demás prestaciones consignadas en el contrato de trabajo durante el período comprendido entre la fecha del despido y la fecha de envío o entrega de la referida comunicación al trabajador”. De las disposiciones citadas se desprende que el empleador, que se encuentre adeudando imposiciones previsionales al trabajador al cual ha comunicado el despido, podrá convalidar éste, es decir, ratificarlo o confirmarlo, pagando las cotizaciones morosas y comunicando este pago al trabajador por carta certificada, adjuntando los comprobantes correspondientes, sin perjuicio de ello, deberá pagar las remuneraciones y demás prestaciones consignadas en el contrato de trabajo, aún encontrándose suspendida la prestación de servicios, incluidas sus cotizaciones

662

GONZALO BAEZA OVALLE

designado por el Tribunal, para hacerse cargo de la empresa fallida, comunicó al personal de la misma el término de sus contratos por las causales Nºs. 5 y 6 del artículo 159 del Código del Trabajo, esto es, por conclusión del trabajo o servicio que dio origen al contrato, y por caso fortuito o fuerza mayor, respectivamente. Pues bien, a la luz de las disposiciones legales antes comentadas, es posible convenir que en el caso en estudio, los despidos comunicados por el Síndico al personal de Soexpo Ltda., invocando las causales de expiración de los contratos de los Nº 5 y 6 del artículo 159 del Código del Trabajo, causales expresamente comprendidas en las disposiciones legales en análisis, y de cuya procedencia esta Dirección no puede legalmente pronunciarse, si ello corresponde a los Tribunales de Justicia, ante reclamación de los trabajadores, sólo podrán producir el efecto jurídico de poner término a tales contratos si la empresa fallida se encontraba al día en el pago de las cotizaciones previsionales de los trabajadores afectados, hasta el último día del mes anterior al despido, esto es, al mes de junio recién pasado. De no ocurrir lo antes expuesto, que al momento de comunicarse los despidos al personal la empresa se encontraba con sus cotizaciones previsionales al día hasta el momento señalado, forzoso resulta concluir que los despidos no han podido legalmente poner término a los respectivos contratos de trabajo. En nada podría hacer variar lo expuesto, a juicio de esta Dirección, el hecho que se trate de una empresa declarada en quiebra, si las normas legales en estudio no hacen ninguna excepción al respecto, y si se considera, por otro lado, que tanto la empresa, como sus bienes, obligaciones y derechos siguen existiendo, mientras no sean liquidados por el Síndico si la quiebra, al tenor del artículo 1º de la Ley Nº 18.175, es únicamente un procedimiento legal que tiene por objeto realizar los bienes de una persona natural o jurídica, a fin de proveer al pago de sus deudas, y por su parte, el Síndico, según el artículo 27 de la ley indicada, es quien, representando legalmente los intereses generales de los acreedores y al mismo tiempo los derechos de la fallida, pasa a administrar de pleno derecho todos los bienes de ésta, reemplazándola íntegramente al efecto, para los fines de la declaratoria de quiebra. Es decir, las obligaciones que pudieren recaer sobre la empleadora fallida pasan a ser asumidas por el Síndico, como representante y administrador de sus bienes, lo que resulta plenamente válido en materia laboral. No obstante lo anterior, los incisos 6º y 7º del artículo 162 del Código, introducidos por la Ley Nº 19.631, prescriben: “Con todo, el empleador podrá convalidar el despido mediante el pago de las imposiciones morosas del trabajador lo que comunicará a éste mediante carta certificada acompañada de la documentación emitida por las instituciones previsionales correspondientes, en que conste la recepción de dicho pago. “Sin perjuicio de lo anterior, el empleador deberá pagar al trabajador las remuneraciones y demás prestaciones consignadas en el contrato de trabajo durante el período comprendido entre la fecha del despido y la fecha de envío o entrega de la referida comunicación al trabajador”. De las disposiciones citadas se desprende que el empleador, que se encuentre adeudando imposiciones previsionales al trabajador al cual ha comunicado el despido, podrá convalidar éste, es decir, ratificarlo o confirmarlo, pagando las cotizaciones morosas y comunicando este pago al trabajador por carta certificada, adjuntando los comprobantes correspondientes, sin perjuicio de ello, deberá pagar las remuneraciones y demás prestaciones consignadas en el contrato de trabajo, aún encontrándose suspendida la prestación de servicios, incluidas sus cotizaciones

662

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

663

Dicho en otros términos, la pregunta es si la quiebra produce algún efecto en relación a la aplicación del inciso quinto del artículo 162 del Co. del Trabajo. Estimamos que la correcta aplicación de ese precepto de manera que no sea violado el artículo 66 del Libro IV del Co. de Comercio, que es especial respecto del inciso quinto del artículo 162 del Co. del Trabajo, que constituye una norma común para todos los contratos de trabajo, consiste en que ese efecto rige, precisamente, hasta la declaratoria de quiebra, pero previsionales, por el lapso que va entre el despido y la referida comunicación al trabajador del pago de las cotizaciones morosas, que produce convalidación del despido. Procede consignar, que el artículo transitorio de la misma ley 19.631, precisa que durante los dos primeros años de su vigencia, la obligación de acreditar el pago de las cotizaciones como requisito del despido, comprenderá sólo el período del último año de vigencia de la relación laboral. De esta suerte, en la especie, a contar del 14 de julio recién pasado, fecha en la cual se habría comunicado por el Síndico el despido al personal, al cual la fallida adeudaría cotizaciones previsionales, los respectivos contratos de trabajo no habrían podido legalmente terminar, y se habría comenzado a devengar pago de las remuneraciones y demás prestaciones consignadas en los contratos del mismo personal, aún cuando ya no presten servicios, con las correspondientes imposiciones previsionales, y hasta mientras no se les comunique también por el Síndico, por carta certificada, el hecho de haberse pagado las cotizaciones morosas, adjuntando los comprobantes, lo que pueda convalidar los despidos y hacer cesar la obligación de pago de las remuneraciones con sus imposiciones. Cabe agregar, por otra parte, que de acuerdo al artículo 131 de la ley de quiebras Nº 18.175, ya citada, los trabajadores en su calidad de acreedores del empleador fallido deberán verificar en el expediente judicial de la quiebra los créditos laborales que les corresponda, dentro de un plazo de treinta días contados desde la notificación de la declaratoria, sin perjuicio que el Síndico, al tenor del artículo 148, inciso 3º, de la misma ley, pueda administrativamente pagar las remuneraciones adeudadas, con cargo a los primeros fondos de la fallida, aún antes de su verificación, procedimiento que se debería seguir mientras no se configure la convalidación de los despidos, estipendios que en todo caso gozan de un orden de preferencia de pago en 5º lugar, dentro de los créditos privilegiados de primera clase, que se pagan primero, y las cotizaciones previsionales en el 6º lugar, también dentro de la primera clase. En consecuencia, de conformidad a lo expuesto y disposiciones legales citadas, cúmpleme informar a Ud. que lo dispuesto en el artículo 162 del Código del Trabajo, modificado por Ley Nº 19.631, en orden a que deben encontrarse al día el pago de las cotizaciones previsionales de los trabajadores para que sus despidos puedan producir el efecto de dar por terminados los contratos de trabajo, resulta plenamente aplicable a los trabajadores de la empresa Sociedad Exportadora Limitada, Soexpo Ltda. aún cuando se encuentre declarada en quiebra. Saluda a Ud., MARÍA ESTER FERES NAZARALA. ABOGADA. DIRECTORA DEL TRABAJO

previsionales, por el lapso que va entre el despido y la referida comunicación al trabajador del pago de las cotizaciones morosas, que produce convalidación del despido. Procede consignar, que el artículo transitorio de la misma ley 19.631, precisa que durante los dos primeros años de su vigencia, la obligación de acreditar el pago de las cotizaciones como requisito del despido, comprenderá sólo el período del último año de vigencia de la relación laboral. De esta suerte, en la especie, a contar del 14 de julio recién pasado, fecha en la cual se habría comunicado por el Síndico el despido al personal, al cual la fallida adeudaría cotizaciones previsionales, los respectivos contratos de trabajo no habrían podido legalmente terminar, y se habría comenzado a devengar pago de las remuneraciones y demás prestaciones consignadas en los contratos del mismo personal, aún cuando ya no presten servicios, con las correspondientes imposiciones previsionales, y hasta mientras no se les comunique también por el Síndico, por carta certificada, el hecho de haberse pagado las cotizaciones morosas, adjuntando los comprobantes, lo que pueda convalidar los despidos y hacer cesar la obligación de pago de las remuneraciones con sus imposiciones. Cabe agregar, por otra parte, que de acuerdo al artículo 131 de la ley de quiebras Nº 18.175, ya citada, los trabajadores en su calidad de acreedores del empleador fallido deberán verificar en el expediente judicial de la quiebra los créditos laborales que les corresponda, dentro de un plazo de treinta días contados desde la notificación de la declaratoria, sin perjuicio que el Síndico, al tenor del artículo 148, inciso 3º, de la misma ley, pueda administrativamente pagar las remuneraciones adeudadas, con cargo a los primeros fondos de la fallida, aún antes de su verificación, procedimiento que se debería seguir mientras no se configure la convalidación de los despidos, estipendios que en todo caso gozan de un orden de preferencia de pago en 5º lugar, dentro de los créditos privilegiados de primera clase, que se pagan primero, y las cotizaciones previsionales en el 6º lugar, también dentro de la primera clase. En consecuencia, de conformidad a lo expuesto y disposiciones legales citadas, cúmpleme informar a Ud. que lo dispuesto en el artículo 162 del Código del Trabajo, modificado por Ley Nº 19.631, en orden a que deben encontrarse al día el pago de las cotizaciones previsionales de los trabajadores para que sus despidos puedan producir el efecto de dar por terminados los contratos de trabajo, resulta plenamente aplicable a los trabajadores de la empresa Sociedad Exportadora Limitada, Soexpo Ltda. aún cuando se encuentre declarada en quiebra. Saluda a Ud., MARÍA ESTER FERES NAZARALA. ABOGADA. DIRECTORA DEL TRABAJO

Estimamos que la correcta aplicación de ese precepto de manera que no sea violado el artículo 66 del Libro IV del Co. de Comercio, que es especial respecto del inciso quinto del artículo 162 del Co. del Trabajo, que constituye una norma común para todos los contratos de trabajo, consiste en que ese efecto rige, precisamente, hasta la declaratoria de quiebra, pero Dicho en otros términos, la pregunta es si la quiebra produce algún efecto en relación a la aplicación del inciso quinto del artículo 162 del Co. del Trabajo. DERECHO CONCURSAL CHILENO

663

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Esa interpretación es insustentable debiendo seguir la interpretación que ha entregado la Ilustrísima Corte de Apelaciones, primero y, luego, la Excelentísima Corte Suprema, en situaciones similares, como acontece con el fuero laboral, entendiendo que el fuero termina con la quiebra pues la

664

Mejor explicado, si el fruto de la realización de parte de los bienes del fallido determina que, a la fecha de hacer el reparto, son pagados la totalidad de los créditos laborales derivados de la aplicación del artículo 162 del Co. del Trabajo a esa fecha y, por consecuencia, paga a otros acreedores que siguen en preferencia a dichos acreedores laborales, violaría la preferencia de estos últimos pues ellos tendrían derecho a continuar incrementando su crédito por el mero transcurso del tiempo, no obstante haber recibido la totalidad de lo adeudado a la fecha del reparto, pues el fundamento de ese incremento es que el contrato de trabajo sigue vigente por no haber sido convalidado su término.

no más allá, pues las derivaciones de aplicar esa norma sin esa limitación a una proceso concursal determina que todo el resto de los acreedores pierdan sus derechos, al dar curso a un elemento extraño que permite, aún después de la quiebra, que el acreedor laboral continúe incrementando su crédito en forma indefinida y sin tope.

Se sigue de lo anterior que si concurre alguno de esos acreedores laborales a la quiebra y es interpretado que su derecho no queda limitado hasta la fecha de la declaratoria de quiebra, el síndico debe abstenerse de entregar dividendo alguno a los acreedores que sigan en el orden a los del número 5º del artículo 2472 del Co. Civil dado que, de hacerlo, voluntaria y conscientemente se pondrá en situación de haber violado la preferencia de esos acreedores laborales.

Para un mejor análisis de este tema, conviene traer a colación que los créditos laborales gozan de la preferencia de primera clase establecida en el número 5º del artículo 2472 del Co. Civil, que corresponde a las remuneraciones de los trabajadores y las asignaciones familiares.

Por consecuencia, sólo los créditos contemplados en los 4 primeros números de ese artículo anteceden en el pago al que derivará de la aplicación del artículo 162 del Co. del Trabajo.

Por consecuencia, sólo los créditos contemplados en los 4 primeros números de ese artículo anteceden en el pago al que derivará de la aplicación del artículo 162 del Co. del Trabajo.

Para un mejor análisis de este tema, conviene traer a colación que los créditos laborales gozan de la preferencia de primera clase establecida en el número 5º del artículo 2472 del Co. Civil, que corresponde a las remuneraciones de los trabajadores y las asignaciones familiares.

Se sigue de lo anterior que si concurre alguno de esos acreedores laborales a la quiebra y es interpretado que su derecho no queda limitado hasta la fecha de la declaratoria de quiebra, el síndico debe abstenerse de entregar dividendo alguno a los acreedores que sigan en el orden a los del número 5º del artículo 2472 del Co. Civil dado que, de hacerlo, voluntaria y conscientemente se pondrá en situación de haber violado la preferencia de esos acreedores laborales.

no más allá, pues las derivaciones de aplicar esa norma sin esa limitación a una proceso concursal determina que todo el resto de los acreedores pierdan sus derechos, al dar curso a un elemento extraño que permite, aún después de la quiebra, que el acreedor laboral continúe incrementando su crédito en forma indefinida y sin tope.

Mejor explicado, si el fruto de la realización de parte de los bienes del fallido determina que, a la fecha de hacer el reparto, son pagados la totalidad de los créditos laborales derivados de la aplicación del artículo 162 del Co. del Trabajo a esa fecha y, por consecuencia, paga a otros acreedores que siguen en preferencia a dichos acreedores laborales, violaría la preferencia de estos últimos pues ellos tendrían derecho a continuar incrementando su crédito por el mero transcurso del tiempo, no obstante haber recibido la totalidad de lo adeudado a la fecha del reparto, pues el fundamento de ese incremento es que el contrato de trabajo sigue vigente por no haber sido convalidado su término.

GONZALO BAEZA OVALLE

Esa interpretación es insustentable debiendo seguir la interpretación que ha entregado la Ilustrísima Corte de Apelaciones, primero y, luego, la Excelentísima Corte Suprema, en situaciones similares, como acontece con el fuero laboral, entendiendo que el fuero termina con la quiebra pues la

664

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

665

empresa no continúa después de ella, no siendo posible la reincorporación del trabajador beneficiado con el fuero.238 El mismo criterio corresponde adoptar en el caso del artículo 162 del Co. del Trabajo. Este precepto legal supone la continuidad de la empresa y, por ende, del empleador, dado que no cabe concebir un contrato de trabajo con una sola parte y en que el trabajador, por un lado, no puede prestar el servicio contratado y, el empleador, por otro, está legalmente imposibilitado de permitir que el servicio sea prestado. Naturalmente que si no se dan esos supuestos no aparece razonable asumir la interpretación indicada. Aún más, conviene tener presente que la sanción del inciso quinto del artículo 162 del Co. del Trabajo, principalmente, responde al propósito de obligar al empleador a efectuar las cotizaciones faltantes para convalidar el término del contrato. No obstante, en caso de sobrevenir una declaración en quiebra del empleador, éste se encuentra impedido, legalmente, de proceder de la manera indicada y nadie queda obligado a lo imposible.

238

“La declaración de quiebra de la empresa, en virtud de la cual se determina la paralización de sus actividades, sin reanudación posterior, supone el término o extinción de la empresa y, en consecuencia, la cesación del fuero laboral que beneficia a los directores del sindicato de empresa respectivo o la disolución de dicho sindicato.” Excma. Corte Suprema, 20.07.93, Rol Nº 8.374. “El despido de un director sindical sin autorización judicial previa para poner término a su contrato de trabajo es nulo. La declaración de quiebra de toda empresa, producida con posterioridad al despido, hace que el fuero sindical pierda toda su eficacia. La imposibilidad de reincorporación del trabajador a sus funciones habituales, debido a la declaratoria de quiebra, implica que debe darse por terminado el contrato de trabajo en la fecha del despido y ordenarse el pago íntegro de las remuneraciones devengadas en el período comprendido entre la referida fecha y la de la declaratoria de quiebra, a título de indemnización compensatoria, sin que haya lugar a cotizaciones previsionales, en virtud de las razones que preceden”. Iltma. Corte Apelaciones Santiago, 26.05.92. Rol Nº 643-92.

238 “La declaración de quiebra de la empresa, en virtud de la cual se determina la paralización de sus actividades, sin reanudación posterior, supone el término o extinción de la empresa y, en consecuencia, la cesación del fuero laboral que beneficia a los directores del sindicato de empresa respectivo o la disolución de dicho sindicato.” Excma. Corte Suprema, 20.07.93, Rol Nº 8.374. “El despido de un director sindical sin autorización judicial previa para poner término a su contrato de trabajo es nulo. La declaración de quiebra de toda empresa, producida con posterioridad al despido, hace que el fuero sindical pierda toda su eficacia. La imposibilidad de reincorporación del trabajador a sus funciones habituales, debido a la declaratoria de quiebra, implica que debe darse por terminado el contrato de trabajo en la fecha del despido y ordenarse el pago íntegro de las remuneraciones devengadas en el período comprendido entre la referida fecha y la de la declaratoria de quiebra, a título de indemnización compensatoria, sin que haya lugar a cotizaciones previsionales, en virtud de las razones que preceden”. Iltma. Corte Apelaciones Santiago, 26.05.92. Rol Nº 643-92.

No obstante, en caso de sobrevenir una declaración en quiebra del empleador, éste se encuentra impedido, legalmente, de proceder de la manera indicada y nadie queda obligado a lo imposible. Aún más, conviene tener presente que la sanción del inciso quinto del artículo 162 del Co. del Trabajo, principalmente, responde al propósito de obligar al empleador a efectuar las cotizaciones faltantes para convalidar el término del contrato. Naturalmente que si no se dan esos supuestos no aparece razonable asumir la interpretación indicada. Este precepto legal supone la continuidad de la empresa y, por ende, del empleador, dado que no cabe concebir un contrato de trabajo con una sola parte y en que el trabajador, por un lado, no puede prestar el servicio contratado y, el empleador, por otro, está legalmente imposibilitado de permitir que el servicio sea prestado. El mismo criterio corresponde adoptar en el caso del artículo 162 del Co. del Trabajo. empresa no continúa después de ella, no siendo posible la reincorporación del trabajador beneficiado con el fuero.238 DERECHO CONCURSAL CHILENO

665

RETIRO

Santiago, veintiocho de enero de dos mil diez. Dando cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 483 C, inciso segundo, del Código del Trabajo, se dicta la sentencia de reemplazo que sigue en unificación de jurisprudencia. Vistos: Se reproducen la parte expositiva y los fundamentos primero y cuarto a séptimo de la sentencia de nulidad de tres de septiembre de dos mil nueve, dictada por la Corte de Apelaciones de Punta Arenas, los que no se modifican con la decisión que se emite a continuación. Y teniendo presente: Primero: Que para la resolución de la nulidad impetrada por la empleadora, cabe considerar que el derecho invocado por los trabajadores y en relación a cuya procedencia se plantean los errores en la aplicación de la normativa referente a la quiebra, surge a partir de la obligación impuesta al empleador en el inciso 5º del artículo 162 del Código Laboral, por cuanto, para proceder al despido de un trabajador por alguna de las causales contempladas en el artículo 160 o los numerales 4, 5 o 6 del artículo 159, todos del cuerpo legal ya citado, debe informarle por escrito el estado de pago de las cotizaciones previsionales devengadas hasta el último día del mes anterior al del despido, adjuntando los comprobantes que lo justifiquen, de tal manera que si no hubiere efectuado el integro de aquéllas a la fecha del cese de los servicios, éste no producirá el efecto de poner término al contrato de trabajo. Una vez concretada la exoneración con transgresión de la carga aludida –y sin perjuicio que el inciso 6º de la misma disposición prevé la posibilidad de convalidarla mediante el pago de las imposiciones morosas del dependiente y la comunicación al mismo de dicho hecho a través de una carta certificada acompañada de la documentación en que conste la recepción de dicho pago–, el inciso 7º obliga al empleador a pagar al trabajador las remuneraciones y demás prestaciones consignadas en el pacto laboral durante el período comprendido entre la fecha de la desvinculación y la de envío o entrega de la referida comunicación al trabajador. Segundo: Que a partir del tenor del precepto transcrito, esta Corte ha entendido que la establecida en él obedece a una sanción cuyo efecto procura la observancia de la normativa previsional, por cuanto encarece el despido que se verifica fuera de las condiciones legales para

GONZALO BAEZA OVALLE

239

666

239

Aquello que prohíbe la ley, precisamente, inscribe entre los imposibles.

En síntesis: la aplicación del artículo 162 del Co. del Trabajo, en aquél aspecto que establece la invalidez del término de contrato de trabajo si no han sido pagadas las cotizaciones previsionales, sólo puede regir hasta la fecha de declaración de quiebra, en la medida que esta, precisamente, fija irrevocablemente los derechos de los acreedores.239

De todas formas este tema quedó zanjado por la E. Corte Suprema, en un fallo relativamente reciente en que acogió un recurso de unificación de jurisprudencia, dejando a firme la que, a nuestro parecer, es la correcta doctrina y que habíamos sostenido en diferentes pleitos, con anterioridad.

De todas formas este tema quedó zanjado por la E. Corte Suprema, en un fallo relativamente reciente en que acogió un recurso de unificación de jurisprudencia, dejando a firme la que, a nuestro parecer, es la correcta doctrina y que habíamos sostenido en diferentes pleitos, con anterioridad.

239

Aquello que prohíbe la ley, precisamente, inscribe entre los imposibles.

En síntesis: la aplicación del artículo 162 del Co. del Trabajo, en aquél aspecto que establece la invalidez del término de contrato de trabajo si no han sido pagadas las cotizaciones previsionales, sólo puede regir hasta la fecha de declaración de quiebra, en la medida que esta, precisamente, fija irrevocablemente los derechos de los acreedores.239

GONZALO BAEZA OVALLE

239 Santiago, veintiocho de enero de dos mil diez. Dando cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 483 C, inciso segundo, del Código del Trabajo, se dicta la sentencia de reemplazo que sigue en unificación de jurisprudencia. Vistos: Se reproducen la parte expositiva y los fundamentos primero y cuarto a séptimo de la sentencia de nulidad de tres de septiembre de dos mil nueve, dictada por la Corte de Apelaciones de Punta Arenas, los que no se modifican con la decisión que se emite a continuación. Y teniendo presente: Primero: Que para la resolución de la nulidad impetrada por la empleadora, cabe considerar que el derecho invocado por los trabajadores y en relación a cuya procedencia se plantean los errores en la aplicación de la normativa referente a la quiebra, surge a partir de la obligación impuesta al empleador en el inciso 5º del artículo 162 del Código Laboral, por cuanto, para proceder al despido de un trabajador por alguna de las causales contempladas en el artículo 160 o los numerales 4, 5 o 6 del artículo 159, todos del cuerpo legal ya citado, debe informarle por escrito el estado de pago de las cotizaciones previsionales devengadas hasta el último día del mes anterior al del despido, adjuntando los comprobantes que lo justifiquen, de tal manera que si no hubiere efectuado el integro de aquéllas a la fecha del cese de los servicios, éste no producirá el efecto de poner término al contrato de trabajo. Una vez concretada la exoneración con transgresión de la carga aludida –y sin perjuicio que el inciso 6º de la misma disposición prevé la posibilidad de convalidarla mediante el pago de las imposiciones morosas del dependiente y la comunicación al mismo de dicho hecho a través de una carta certificada acompañada de la documentación en que conste la recepción de dicho pago–, el inciso 7º obliga al empleador a pagar al trabajador las remuneraciones y demás prestaciones consignadas en el pacto laboral durante el período comprendido entre la fecha de la desvinculación y la de envío o entrega de la referida comunicación al trabajador. Segundo: Que a partir del tenor del precepto transcrito, esta Corte ha entendido que la establecida en él obedece a una sanción cuyo efecto procura la observancia de la normativa previsional, por cuanto encarece el despido que se verifica fuera de las condiciones legales para

666

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

667

ello en lo que al pago de las cotizaciones previsionales se refiere, constriñendo a la parte patronal a mantener el pago de las remuneraciones y demás prestaciones consignadas en el contrato, en tanto no se regularice la situación previsional del dependiente y ello le sea comunicado. En efecto, el aludido castigo ha sido previsto para el empleador que ha efectuado la retención correspondiente de las remuneraciones del dependiente y no enteró los fondos en el organismo respectivo, es decir, no ha cumplido su rol de agente intermediario y ha distraído dineros que no le pertenecen, en finalidades distintas a aquéllas para las cuales fueron retenidos. Naturaleza de la carga en estudio que se ve reafirmada por la historia fidedigna del establecimiento de la ley. Tercero: Que por otra parte, la sola ficción que importa la suspensión de los efectos del cese de los servicios, únicamente en relación al deber del empleador de remunerar hasta el entero de las imposiciones pendientes, no alcanza a desnaturalizar los pagos que como consecuencia de la misma efectúa el contratante respectivo en el tiempo intermedio, pues al no encontrarse vigente el pacto laboral en ningún otro aspecto, especialmente los relativos a los deberes del trabajador, no obedecen aquellos desembolsos a contraprestaciones por servicio alguno. Ello por cuanto la referida, es la característica esencial que determina y diferencia la remuneración de otros pagos con ocasión del pacto laboral. Cuarto: Que es menester, además, tener presente algunas de las disposiciones de la Ley Nº 18.175, denominada Ley de Quiebras, como lo son los artículo s 1º, 2º y 64, relativos al objeto del juicio de quiebra y los efectos de la declaratoria de quiebra; los artículos 147 y siguientes, referentes a la graduación de los créditos y su pago; y artículos 2471 y 2472 del Código Civil, conforme a cuyo contexto, es posible concluir que, ciertamente, en el caso de la quiebra no puede tener aplicación el artículo 162 del Código del Trabajo en lo concerniente a mantener vigente el vinculo contractual laboral de la empresa fallida y sus dependientes, mientras no se comunique a estos trabajadores su situación previsional y, más aún, estar al día en el pago de las cotizaciones. Quinto: Que dicha tesis se sustenta, en primer lugar, en consideración a que el Código del Trabajo, en su capítulo VI del Libro I, contiene una serie de normas destinadas a proteger las remuneraciones, así, el artículo 58, impone, entre otras, la siguiente obligación: “...El empleador deberá deducir de las remuneraciones los impuestos que las graven, las cotizaciones de seguridad social...”, es decir, como se puede advertir, la cotización previsional es un gravamen que pesa sobre las remuneraciones de los trabajadores, que forman parte de ellas el cual es descontado por el empleador con la finalidad de ser enterado ante el órgano previsional al cual se encuentren afiliados sus dependientes, dentro del plazo que la ley fija. Sexto: Que de conformidad con lo analizado, la deuda previsional que mantenga una empresa con sus trabajadores y la entidad previsional o de salud, debe tener un tratamiento diferente según si continúa funcionando normalmente o si ha caído en quiebra, ya que en esta última situación rigen las normas que le son propias al procedimiento concursal pues los acreedores deben ser pagados en la forma y orden de preferencia que la ley establece. Séptimo: Que como ya esta Corte lo ha decidido, sostener lo contrario, importaría desconocer desde un principio los efectos propios de la quiebra, cual es realizar en un solo procedimiento los bienes de una persona natural o jurídica, a fin de proveer al pago de sus deudas, en los casos y en la forma determinados por la ley, hipótesis que concurre en la especie desde el momento mismo que los créditos que emanan de deudas previsionales o de salud, gozan del privilegio de primera clase. Así, dentro de la compleja regulación aludida, entender que puede mantenerse

ello en lo que al pago de las cotizaciones previsionales se refiere, constriñendo a la parte patronal a mantener el pago de las remuneraciones y demás prestaciones consignadas en el contrato, en tanto no se regularice la situación previsional del dependiente y ello le sea comunicado. En efecto, el aludido castigo ha sido previsto para el empleador que ha efectuado la retención correspondiente de las remuneraciones del dependiente y no enteró los fondos en el organismo respectivo, es decir, no ha cumplido su rol de agente intermediario y ha distraído dineros que no le pertenecen, en finalidades distintas a aquéllas para las cuales fueron retenidos. Naturaleza de la carga en estudio que se ve reafirmada por la historia fidedigna del establecimiento de la ley. Tercero: Que por otra parte, la sola ficción que importa la suspensión de los efectos del cese de los servicios, únicamente en relación al deber del empleador de remunerar hasta el entero de las imposiciones pendientes, no alcanza a desnaturalizar los pagos que como consecuencia de la misma efectúa el contratante respectivo en el tiempo intermedio, pues al no encontrarse vigente el pacto laboral en ningún otro aspecto, especialmente los relativos a los deberes del trabajador, no obedecen aquellos desembolsos a contraprestaciones por servicio alguno. Ello por cuanto la referida, es la característica esencial que determina y diferencia la remuneración de otros pagos con ocasión del pacto laboral. Cuarto: Que es menester, además, tener presente algunas de las disposiciones de la Ley Nº 18.175, denominada Ley de Quiebras, como lo son los artículo s 1º, 2º y 64, relativos al objeto del juicio de quiebra y los efectos de la declaratoria de quiebra; los artículos 147 y siguientes, referentes a la graduación de los créditos y su pago; y artículos 2471 y 2472 del Código Civil, conforme a cuyo contexto, es posible concluir que, ciertamente, en el caso de la quiebra no puede tener aplicación el artículo 162 del Código del Trabajo en lo concerniente a mantener vigente el vinculo contractual laboral de la empresa fallida y sus dependientes, mientras no se comunique a estos trabajadores su situación previsional y, más aún, estar al día en el pago de las cotizaciones. Quinto: Que dicha tesis se sustenta, en primer lugar, en consideración a que el Código del Trabajo, en su capítulo VI del Libro I, contiene una serie de normas destinadas a proteger las remuneraciones, así, el artículo 58, impone, entre otras, la siguiente obligación: “...El empleador deberá deducir de las remuneraciones los impuestos que las graven, las cotizaciones de seguridad social...”, es decir, como se puede advertir, la cotización previsional es un gravamen que pesa sobre las remuneraciones de los trabajadores, que forman parte de ellas el cual es descontado por el empleador con la finalidad de ser enterado ante el órgano previsional al cual se encuentren afiliados sus dependientes, dentro del plazo que la ley fija. Sexto: Que de conformidad con lo analizado, la deuda previsional que mantenga una empresa con sus trabajadores y la entidad previsional o de salud, debe tener un tratamiento diferente según si continúa funcionando normalmente o si ha caído en quiebra, ya que en esta última situación rigen las normas que le son propias al procedimiento concursal pues los acreedores deben ser pagados en la forma y orden de preferencia que la ley establece. Séptimo: Que como ya esta Corte lo ha decidido, sostener lo contrario, importaría desconocer desde un principio los efectos propios de la quiebra, cual es realizar en un solo procedimiento los bienes de una persona natural o jurídica, a fin de proveer al pago de sus deudas, en los casos y en la forma determinados por la ley, hipótesis que concurre en la especie desde el momento mismo que los créditos que emanan de deudas previsionales o de salud, gozan del privilegio de primera clase. Así, dentro de la compleja regulación aludida, entender que puede mantenerse DERECHO CONCURSAL CHILENO

667

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

vigente la obligación de remunerar a los trabajadores hasta que el Sindico –actuando por la empleadora– cumpla con los deberes arriba descritos, conduce a gravar la masa con mayores créditos, generar una desigualdad entre los acreedores y sus preferencias y, a la vez, desconocer lo previsto en el artículo 66 de la Ley de Quiebras, en cuanto la sentencia que declara el estado de que se trata fija irrevocablemente los derechos de aquéllos en las condiciones del día de su pronunciamiento. Octavo: Que a lo anterior cabe agregar, según ya se ha dicho, que el inciso 7º del artículo 162 del Código del ramo, claramente dispone la vigencia del deber de remuneración a modo de castigo, sin que exista la contraprestación de servicios correlativa, por lo que su reconocimiento en ningún caso puede conducir a la creación de un superprivilegio que derogue las normas concursales que priman en la materia. Noveno: Que, en consecuencia, se unifica la jurisprudencia en el sentido que la norma del artículo 66 y siguientes de a Ley de Quiebras prima por sobre la sanción de nulidad de despido establecida en el artículo 162, en tanto, una vez declarada a quiebra de la empleadora, no es posible gravar la masa con mayores obligaciones que las que quedaron fijadas a dicha fecha, límite al cual debe entonces ceñirse el deber de pago de las remuneraciones y cotizaciones que se devenguen por efecto de no haber enterado aquella la totalidad de las imposiciones correspondientes a los períodos laborados por los trabajadores demandantes del caso. Décimo: Que por consiguiente, al decidirse en la sentencia impugnada en sentido diverso al que se ha venido razonando, se han infringido los artículos 1, 2, 64 66 y 131 de la Ley de Quiebras; 2472 del Código Civil y 162 del Código del Trabajo, por errada interpretación, infracción de ley que influyó sustancialmente en lo dispositivo del fallo, en la medida en que condujo a acoger una prestación improcedente. Undécimo: Que de acuerdo a lo razonado, fuerza acoger la nulidad sustantiva planteada por la empleadora por el error de derecho anotado, manteniéndose la decisión que desechaba las causales esgrimidas por los actores. Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en los artículos 474, 477, 479, 481 y 482 del Código del Trabajo, se acoge, sin costas, el recurso de nulidad deducido por la demandada principal y se mantiene el rechazo del interpuesto por los actores, contra la sentencia de cinco de junio de dos mil nueve, dictada por el Juzgado de Letras del Trabajo de Punta Arenas, la que, en consecuencia, se invalida y se sustituye por la que se dicta a continuación, sin nueva vista y en forma separada a objeto de la coherencia y entendimiento necesarios al efecto. Redacción a cargo del Abogado Integrante señor Patricio Figueroa Serrano. Regístrese. Nº 7076-09. Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señor Patricio Valdés A., señoras Gabriela Pérez P., Rosa María Maggi D., Rosa del Carmen Egnem S., y el Abogado Integrante señor Patricio Figueroa S. Santiago, 28 de enero de 2010.

668

La mayor cantidad de efectos, naturalmente, recae sobre las personas que exhiben la calidad de acreedores, como podremos desprender de las normas legales que citaremos en los párrafos que siguen.

3.3.3. Normas que regulan su aplicación

3.3.3. Normas que regulan su aplicación

La mayor cantidad de efectos, naturalmente, recae sobre las personas que exhiben la calidad de acreedores, como podremos desprender de las normas legales que citaremos en los párrafos que siguen.

GONZALO BAEZA OVALLE

vigente la obligación de remunerar a los trabajadores hasta que el Sindico –actuando por la empleadora– cumpla con los deberes arriba descritos, conduce a gravar la masa con mayores créditos, generar una desigualdad entre los acreedores y sus preferencias y, a la vez, desconocer lo previsto en el artículo 66 de la Ley de Quiebras, en cuanto la sentencia que declara el estado de que se trata fija irrevocablemente los derechos de aquéllos en las condiciones del día de su pronunciamiento. Octavo: Que a lo anterior cabe agregar, según ya se ha dicho, que el inciso 7º del artículo 162 del Código del ramo, claramente dispone la vigencia del deber de remuneración a modo de castigo, sin que exista la contraprestación de servicios correlativa, por lo que su reconocimiento en ningún caso puede conducir a la creación de un superprivilegio que derogue las normas concursales que priman en la materia. Noveno: Que, en consecuencia, se unifica la jurisprudencia en el sentido que la norma del artículo 66 y siguientes de a Ley de Quiebras prima por sobre la sanción de nulidad de despido establecida en el artículo 162, en tanto, una vez declarada a quiebra de la empleadora, no es posible gravar la masa con mayores obligaciones que las que quedaron fijadas a dicha fecha, límite al cual debe entonces ceñirse el deber de pago de las remuneraciones y cotizaciones que se devenguen por efecto de no haber enterado aquella la totalidad de las imposiciones correspondientes a los períodos laborados por los trabajadores demandantes del caso. Décimo: Que por consiguiente, al decidirse en la sentencia impugnada en sentido diverso al que se ha venido razonando, se han infringido los artículos 1, 2, 64 66 y 131 de la Ley de Quiebras; 2472 del Código Civil y 162 del Código del Trabajo, por errada interpretación, infracción de ley que influyó sustancialmente en lo dispositivo del fallo, en la medida en que condujo a acoger una prestación improcedente. Undécimo: Que de acuerdo a lo razonado, fuerza acoger la nulidad sustantiva planteada por la empleadora por el error de derecho anotado, manteniéndose la decisión que desechaba las causales esgrimidas por los actores. Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en los artículos 474, 477, 479, 481 y 482 del Código del Trabajo, se acoge, sin costas, el recurso de nulidad deducido por la demandada principal y se mantiene el rechazo del interpuesto por los actores, contra la sentencia de cinco de junio de dos mil nueve, dictada por el Juzgado de Letras del Trabajo de Punta Arenas, la que, en consecuencia, se invalida y se sustituye por la que se dicta a continuación, sin nueva vista y en forma separada a objeto de la coherencia y entendimiento necesarios al efecto. Redacción a cargo del Abogado Integrante señor Patricio Figueroa Serrano. Regístrese. Nº 7076-09. Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señor Patricio Valdés A., señoras Gabriela Pérez P., Rosa María Maggi D., Rosa del Carmen Egnem S., y el Abogado Integrante señor Patricio Figueroa S. Santiago, 28 de enero de 2010.

668

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

669

Artículo 67 del Libro IV del Co. de Comercio “En virtud de la declaración de quiebra, quedan vencidas y exigibles respecto del fallido, todas sus deudas pasivas, para el sólo efecto de que los acreedores puedan intervenir en la quiebra y percibir los dividendos que correspondan al valor actual de sus créditos, con más los reajustes e intereses que les correspondan, desde la fecha de la declaratoria. “El valor actual de los créditos reajustables en moneda nacional, no vencidos a la fecha de la declaración de quiebra y que devenguen intereses, será el capital más el reajuste convenido e intereses devengados hasta el día de la declaratoria. “El valor actual de los créditos reajustables en moneda nacional no vencidos a la fecha de la declaración de quiebra y que no devenguen intereses, será el capital más el reajuste convenido hasta la fecha de la declaratoria. “El valor actual de los créditos no reajustables en moneda nacional, no vencidos a la fecha de la declaración de quiebra y que devenguen intereses, será el capital más los intereses devengados hasta el día de la declaratoria. “El valor actual de los créditos no reajustables en moneda nacional, no vencidos a la fecha de la declaración de quiebra y que no devenguen intereses, se determinará descontando del capital los intereses corrientes para operaciones de crédito de dinero no reajustables desde el día de la declaratoria hasta el día de los respectivos vencimientos. “Si no fuere posible determinar el índice de reajustabilidad o si éste hubiere perdido su vigencia, se aplicará lo dispuesto en el inciso cuarto de este artículo. “No obstante que la exigibilidad de que trata este artículo se refiere sólo al fallido, si éste fuere aceptante de una letra de cambio, librador de una letra no aceptada o suscriptor de un pagaré, los demás obligados pagarán inmediatamente”.

En el mismo sentido indicado por el precepto precedentemente trascrito encontramos el artículo 68 del Libro IV del Co. de Comercio, en tanto prescribe lo siguiente: “En virtud de la declaración de quiebra y desde la fecha de ésta, las deudas del fallido, vencidas y las actualizadas de conformidad con el artículo precedente: 1. Se reajustarán y devengarán intereses según lo pactado en la convención, en el caso del inciso segundo del artículo anterior. 2. Se reajustarán según lo pactado, en el caso del inciso tercero del mismo artículo, y

“En virtud de la declaración de quiebra y desde la fecha de ésta, las deudas del fallido, vencidas y las actualizadas de conformidad con el artículo precedente: 1. Se reajustarán y devengarán intereses según lo pactado en la convención, en el caso del inciso segundo del artículo anterior. 2. Se reajustarán según lo pactado, en el caso del inciso tercero del mismo artículo, y

En el mismo sentido indicado por el precepto precedentemente trascrito encontramos el artículo 68 del Libro IV del Co. de Comercio, en tanto prescribe lo siguiente: Artículo 67 del Libro IV del Co. de Comercio “En virtud de la declaración de quiebra, quedan vencidas y exigibles respecto del fallido, todas sus deudas pasivas, para el sólo efecto de que los acreedores puedan intervenir en la quiebra y percibir los dividendos que correspondan al valor actual de sus créditos, con más los reajustes e intereses que les correspondan, desde la fecha de la declaratoria. “El valor actual de los créditos reajustables en moneda nacional, no vencidos a la fecha de la declaración de quiebra y que devenguen intereses, será el capital más el reajuste convenido e intereses devengados hasta el día de la declaratoria. “El valor actual de los créditos reajustables en moneda nacional no vencidos a la fecha de la declaración de quiebra y que no devenguen intereses, será el capital más el reajuste convenido hasta la fecha de la declaratoria. “El valor actual de los créditos no reajustables en moneda nacional, no vencidos a la fecha de la declaración de quiebra y que devenguen intereses, será el capital más los intereses devengados hasta el día de la declaratoria. “El valor actual de los créditos no reajustables en moneda nacional, no vencidos a la fecha de la declaración de quiebra y que no devenguen intereses, se determinará descontando del capital los intereses corrientes para operaciones de crédito de dinero no reajustables desde el día de la declaratoria hasta el día de los respectivos vencimientos. “Si no fuere posible determinar el índice de reajustabilidad o si éste hubiere perdido su vigencia, se aplicará lo dispuesto en el inciso cuarto de este artículo. “No obstante que la exigibilidad de que trata este artículo se refiere sólo al fallido, si éste fuere aceptante de una letra de cambio, librador de una letra no aceptada o suscriptor de un pagaré, los demás obligados pagarán inmediatamente”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

669

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

En este punto corresponde hacer dos precisiones: las deudas son todas “pasivas”, por lo cual prescindiremos de la calificación incorrecta con-

670

A. Fallido como deudor singular

3. Devengarán intereses corrientes para operaciones de crédito de dinero no reajustables en el caso de los incisos cuarto y quinto del artículo precedente. El síndico podrá impugnar los intereses pactados en caso de estimarlos excesivos. Las obligaciones contraídas en moneda extranjera de acuerdo al Decreto Nº 471, del Ministerio de Economía, Fomento y Reconstrucción, de 1977, se pagarán en la misma moneda establecida en la convención y devengarán el interés pactado en ella. Los reajustes y los intereses, en su caso, gozarán de iguales preferencias y privilegios que los respectivos capitales”.

Primera regla: La base de todas las regulaciones radica en la caducidad de los plazos, quedando vencidas y, por ende, exigibles, respecto del fallido, todas sus deudas afectas al concurso.

Finalmente, en el ámbito de la fijación de los créditos al momento de ser declarada la quiebra, queda regulado por el artículo 69 del Libro IV del Co. de Comercio, que dispone:

Al tenor de las normas transcritas consideramos posible sintetizar el conjunto de regulaciones entregadas por el Libro IV del Código de Comercio, en cuanto dice relación con la determinación de los créditos del fallido afectos al concurso, a la fecha en que sea declarada la quiebra, del modo que explicaremos a continuación:

“La declaración de quiebra impide toda compensación que no hubiere operado antes por el ministerio de la ley, entre las obligaciones recíprocas del fallido y acreedores, salvo que se trate de obligaciones conexas, derivadas del mismo contrato o de una misma negociación y aunque sean exigibles en diferentes plazos”.

3.3.4. Desarrollo y análisis de las normas trascritas

3.3.4. Desarrollo y análisis de las normas trascritas

“La declaración de quiebra impide toda compensación que no hubiere operado antes por el ministerio de la ley, entre las obligaciones recíprocas del fallido y acreedores, salvo que se trate de obligaciones conexas, derivadas del mismo contrato o de una misma negociación y aunque sean exigibles en diferentes plazos”.

Al tenor de las normas transcritas consideramos posible sintetizar el conjunto de regulaciones entregadas por el Libro IV del Código de Comercio, en cuanto dice relación con la determinación de los créditos del fallido afectos al concurso, a la fecha en que sea declarada la quiebra, del modo que explicaremos a continuación:

Finalmente, en el ámbito de la fijación de los créditos al momento de ser declarada la quiebra, queda regulado por el artículo 69 del Libro IV del Co. de Comercio, que dispone:

Primera regla: La base de todas las regulaciones radica en la caducidad de los plazos, quedando vencidas y, por ende, exigibles, respecto del fallido, todas sus deudas afectas al concurso.

3. Devengarán intereses corrientes para operaciones de crédito de dinero no reajustables en el caso de los incisos cuarto y quinto del artículo precedente. El síndico podrá impugnar los intereses pactados en caso de estimarlos excesivos. Las obligaciones contraídas en moneda extranjera de acuerdo al Decreto Nº 471, del Ministerio de Economía, Fomento y Reconstrucción, de 1977, se pagarán en la misma moneda establecida en la convención y devengarán el interés pactado en ella. Los reajustes y los intereses, en su caso, gozarán de iguales preferencias y privilegios que los respectivos capitales”.

A. Fallido como deudor singular

GONZALO BAEZA OVALLE

En este punto corresponde hacer dos precisiones: las deudas son todas “pasivas”, por lo cual prescindiremos de la calificación incorrecta con-

670

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

671

Los efectos de la caducidad del plazo concedido al fallido, necesariamente nos conduce al análisis de lo que ocurre cuando éste no es el único obligaB. Fallido es uno entre muchos deudores

templada en esa norma, al aludir a “deudas pasivas”, desde que no existen “deudas activas”.

Estimamos posible que un deudor quede en situación de notoria insolvencia sin que, necesariamente, incurra en una causal de quiebra, por lo cual nos parece que la situación contemplada en ese cuerpo orgánico de leyes, efectivamente, remite a un escenario real.

Otro aspecto a precisar consiste en que corresponde enfrentar “deudas”, en otras palabras, créditos existentes contra el fallido y no meras expectativas. Esta última situación la encontramos, por ejemplo, en los actos o contratos en que el surgimiento de los derechos y obligaciones de que constituye su fuente, queda afecto a la modalidad de una condición suspensiva. Bajo esas marcaciones, habremos de concluir que estamos encarando una norma jurídica que contempla, expresamente, el efecto de la caducidad de los plazos o, más bien, deviene en la aplicación práctica de lo prevenido, en ese sentido por el artículo 1496 del Co. Civil, al disponer: “El pago de la obligación no puede exigirse antes de expirar el plazo, si no es: 1. Al deudor constituido en quiebra o que se halla en notoria insolvencia. 2. Al deudor cuyas cauciones, por hecho o culpa suya, se han extinguido o han disminuido considerablemente de valor. Pero en este caso el deudor podrá reclamar el beneficio del plazo, renovando o mejorando las cauciones”.

Con todo, cabe acotar que el caso previsto por el Código Civil atingente al estado de quiebra resulta más amplio, en la medida que también produce la caducidad del plazo la existencia de una situación de hecho con alcances jurídicos, conformado por “la notoria insolvencia”.

Con todo, cabe acotar que el caso previsto por el Código Civil atingente al estado de quiebra resulta más amplio, en la medida que también produce la caducidad del plazo la existencia de una situación de hecho con alcances jurídicos, conformado por “la notoria insolvencia”. “El pago de la obligación no puede exigirse antes de expirar el plazo, si no es: 1. Al deudor constituido en quiebra o que se halla en notoria insolvencia. 2. Al deudor cuyas cauciones, por hecho o culpa suya, se han extinguido o han disminuido considerablemente de valor. Pero en este caso el deudor podrá reclamar el beneficio del plazo, renovando o mejorando las cauciones”.

Bajo esas marcaciones, habremos de concluir que estamos encarando una norma jurídica que contempla, expresamente, el efecto de la caducidad de los plazos o, más bien, deviene en la aplicación práctica de lo prevenido, en ese sentido por el artículo 1496 del Co. Civil, al disponer: Esta última situación la encontramos, por ejemplo, en los actos o contratos en que el surgimiento de los derechos y obligaciones de que constituye su fuente, queda afecto a la modalidad de una condición suspensiva. Otro aspecto a precisar consiste en que corresponde enfrentar “deudas”, en otras palabras, créditos existentes contra el fallido y no meras expectativas.

Estimamos posible que un deudor quede en situación de notoria insolvencia sin que, necesariamente, incurra en una causal de quiebra, por lo cual nos parece que la situación contemplada en ese cuerpo orgánico de leyes, efectivamente, remite a un escenario real.

templada en esa norma, al aludir a “deudas pasivas”, desde que no existen “deudas activas”.

B. Fallido es uno entre muchos deudores Los efectos de la caducidad del plazo concedido al fallido, necesariamente nos conduce al análisis de lo que ocurre cuando éste no es el único obliga-

DERECHO CONCURSAL CHILENO

671

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

“El deudor solidario que ha pagado la deuda, o la ha extinguido por alguno de los medios equivalentes al pago, queda subrogado en la acción del acreedor con todos sus privilegios y seguridades, pero limitada respecto de

672

En el señalado inciso primero queda establecido lo siguiente:

do, como acontece con las obligaciones contraídas en forma simplemente conjunta, subsidiaria o solidaria.

El precepto indicado resulta consistente con lo prevenido en el inciso primero, del cual corresponde derivar que el legislador, tan pronto alguno de los codeudores solidarios pagó o extinguió la deuda por cualquiera de los medios equivalentes al pago, queda subrogado en la acción del acreedor con todos sus privilegios y seguridades, pero regresa a la regla general, en otras palabras, a las obligaciones simplemente conjuntas.

B.1. Solidaridad pasiva

En ese sentido expresa, en el inciso final, que “La parte o cuota del codeudor insolvente se reparte entre todos los otros a prorrata de las suyas, comprendidos aun aquellos a quienes el acreedor haya exonerado de la solidaridad”.

Procede desentrañar si la caducidad comentada corresponde hacerla extensiva a los demás deudores, por un lado y, por otro, si la eventual imposibilidad de pago del fallido trae aparejada alguna consecuencia para sus partícipes en la deuda.

La solución en cuanto a la solidaridad la podemos encontrar, básicamente, en el artículo 1522 del Co. Civil, al regular los derechos que surgen a partir del pago de una obligación solidaria entre los diversos deudores.

Obviamente, en todos estos ejemplos nos estamos refiriendo a las diversas particularidades que exhibe la obligación en relación con el deudor, en otras palabras, cuando la solidaridad es pasiva.

De ser activa, estimamos que la caducidad comentada no presenta grandes consecuencias respecto del cumplimiento de la obligación.

De ser activa, estimamos que la caducidad comentada no presenta grandes consecuencias respecto del cumplimiento de la obligación.

Obviamente, en todos estos ejemplos nos estamos refiriendo a las diversas particularidades que exhibe la obligación en relación con el deudor, en otras palabras, cuando la solidaridad es pasiva.

La solución en cuanto a la solidaridad la podemos encontrar, básicamente, en el artículo 1522 del Co. Civil, al regular los derechos que surgen a partir del pago de una obligación solidaria entre los diversos deudores.

Procede desentrañar si la caducidad comentada corresponde hacerla extensiva a los demás deudores, por un lado y, por otro, si la eventual imposibilidad de pago del fallido trae aparejada alguna consecuencia para sus partícipes en la deuda.

En ese sentido expresa, en el inciso final, que “La parte o cuota del codeudor insolvente se reparte entre todos los otros a prorrata de las suyas, comprendidos aun aquellos a quienes el acreedor haya exonerado de la solidaridad”.

B.1. Solidaridad pasiva

El precepto indicado resulta consistente con lo prevenido en el inciso primero, del cual corresponde derivar que el legislador, tan pronto alguno de los codeudores solidarios pagó o extinguió la deuda por cualquiera de los medios equivalentes al pago, queda subrogado en la acción del acreedor con todos sus privilegios y seguridades, pero regresa a la regla general, en otras palabras, a las obligaciones simplemente conjuntas.

do, como acontece con las obligaciones contraídas en forma simplemente conjunta, subsidiaria o solidaria.

En el señalado inciso primero queda establecido lo siguiente:

GONZALO BAEZA OVALLE

“El deudor solidario que ha pagado la deuda, o la ha extinguido por alguno de los medios equivalentes al pago, queda subrogado en la acción del acreedor con todos sus privilegios y seguridades, pero limitada respecto de

672

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

673

cada uno de los codeudores a la parte o cuota que tenga este codeudor en la deuda”.

Es dable colegir de lo anterior, entonces, que sus partícipes en la deuda sólo son responsables del pago ante él, de la parte o cuota que le corresponda en la deuda. Ese principio básico aparece excepcionado en el inciso segundo del mismo artículo, que considera la posibilidad que el negocio para el cual fue contraída la obligación haya concernido o revista interés respecto de sólo alguno o algunos de los partícipes en ella, evento en el cual será éste o éstos, según el caso, los principales responsables del pago y, los demás, quedan transformados en deudores subsidiarios, en otras palabras, fiadores. Al efecto dispone: “Si el negocio para el cual ha sido contraída la obligación solidaria, concernía solamente a alguno o algunos de los deudores solidarios, serán éstos responsables entre sí, según las partes o cuotas que les correspondan en la deuda, y los otros codeudores serán considerados como fiadores”. A vía de resumen podemos precisar: La caducidad del plazo, en las obligaciones solidarias, puede ser interpretada en forma restrictiva o amplia. Estimamos que sólo podría ser de manera estricta, precisamente, por constituir una situación de excepción. En ese escenario, la quiebra de uno de los deudores solidarios, sólo habilitará al acreedor para hacer efectivo su crédito contra el fallido, pero carecerá del derecho a proceder contra los demás, ya que estos últimos mantendrán el beneficio del plazo y por ende, no les será exigible la obligación. Esa interpretación reconoce tres fundamentos: Primero, el texto del artículo 1496 del Co. Civil, desde que sólo confiere ese derecho respecto del deudor declarado en quiebra; Segundo, a partir de lo prevenido en el artículo 1512 del mismo Código, en tanto permite, sin conspirar contra la existencia de la solidaridad, que

Segundo, a partir de lo prevenido en el artículo 1512 del mismo Código, en tanto permite, sin conspirar contra la existencia de la solidaridad, que Primero, el texto del artículo 1496 del Co. Civil, desde que sólo confiere ese derecho respecto del deudor declarado en quiebra; Esa interpretación reconoce tres fundamentos: En ese escenario, la quiebra de uno de los deudores solidarios, sólo habilitará al acreedor para hacer efectivo su crédito contra el fallido, pero carecerá del derecho a proceder contra los demás, ya que estos últimos mantendrán el beneficio del plazo y por ende, no les será exigible la obligación. A vía de resumen podemos precisar: La caducidad del plazo, en las obligaciones solidarias, puede ser interpretada en forma restrictiva o amplia. Estimamos que sólo podría ser de manera estricta, precisamente, por constituir una situación de excepción. Al efecto dispone: “Si el negocio para el cual ha sido contraída la obligación solidaria, concernía solamente a alguno o algunos de los deudores solidarios, serán éstos responsables entre sí, según las partes o cuotas que les correspondan en la deuda, y los otros codeudores serán considerados como fiadores”. Ese principio básico aparece excepcionado en el inciso segundo del mismo artículo, que considera la posibilidad que el negocio para el cual fue contraída la obligación haya concernido o revista interés respecto de sólo alguno o algunos de los partícipes en ella, evento en el cual será éste o éstos, según el caso, los principales responsables del pago y, los demás, quedan transformados en deudores subsidiarios, en otras palabras, fiadores. Es dable colegir de lo anterior, entonces, que sus partícipes en la deuda sólo son responsables del pago ante él, de la parte o cuota que le corresponda en la deuda. cada uno de los codeudores a la parte o cuota que tenga este codeudor en la deuda”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

673

RETIRO

Tercero, por prescribirlo expresamente así, además, el inciso final del artículo 67 del Libro IV del Co. de Comercio, que sólo excepciona de ese principio a los demás obligados de una letra de cambio o pagaré, en los siguientes términos: “No obstante que la exigibilidad de que trata este artículo se refiere sólo al fallido, si éste fuere aceptante de una letra de cambio, librador de una letra no aceptada o suscriptor de un pagaré, los demás obligados pagarán inmediatamente”.

Ahora bien, si como consecuencia de la apertura del concurso el fallido paga la obligación solidaria, este último y, por ende, la masa, tendrá derecho a subrogarse en los derechos del acreedor para perseguir las partes que correspondan en esa deuda a los demás codeudores solidarios, de la manera expresada.

encontremos a los deudores en diferentes situaciones jurídicas. Así señala que, respecto de la cosa debida solidariamente por muchos o a muchos, que habrá de ser una misma, algunos pueden adeudarla pura y simplemente, otros bajo la modalidad del plazo y también, sujeta a condición y,

Por el contrario, si otro codeudor paga, la parte del deudor en falencia es prorrateada entre los demás, entendiéndose que ello alude al saldo que no haya sido posible solucionar con los bienes de la quiebra, dado que la quiebra no conforma un modo de extinguir obligaciones.

GONZALO BAEZA OVALLE

En relación con las obligaciones solidarias, procede citar una norma que, más adelante repetiremos, contemplada en el artículo 144 del Libro IV del Co. de Comercio, que establece los derechos de los acreedores de obligaciones solidarias para participar en él o los concursos, cuando uno o más de los deudores ha caído o sido declarado en quiebra, disponiendo:

674

Por consiguiente, la caducidad del plazo es comunicada a los demás deudores solidarios, cuando la fuente de su obligación consiste en su intervención en una letra de cambio o pagaré.

En resumen, la caducidad del plazo derivada de la declaración de quiebra sólo afecta al fallido y no la estimamos comunicable al resto, salvo la excepción traída a colación.

En resumen, la caducidad del plazo derivada de la declaración de quiebra sólo afecta al fallido y no la estimamos comunicable al resto, salvo la excepción traída a colación.

Por consiguiente, la caducidad del plazo es comunicada a los demás deudores solidarios, cuando la fuente de su obligación consiste en su intervención en una letra de cambio o pagaré. encontremos a los deudores en diferentes situaciones jurídicas. Así señala que, respecto de la cosa debida solidariamente por muchos o a muchos, que habrá de ser una misma, algunos pueden adeudarla pura y simplemente, otros bajo la modalidad del plazo y también, sujeta a condición y, 674

GONZALO BAEZA OVALLE

En relación con las obligaciones solidarias, procede citar una norma que, más adelante repetiremos, contemplada en el artículo 144 del Libro IV del Co. de Comercio, que establece los derechos de los acreedores de obligaciones solidarias para participar en él o los concursos, cuando uno o más de los deudores ha caído o sido declarado en quiebra, disponiendo:

Tercero, por prescribirlo expresamente así, además, el inciso final del artículo 67 del Libro IV del Co. de Comercio, que sólo excepciona de ese principio a los demás obligados de una letra de cambio o pagaré, en los siguientes términos:

Por el contrario, si otro codeudor paga, la parte del deudor en falencia es prorrateada entre los demás, entendiéndose que ello alude al saldo que no haya sido posible solucionar con los bienes de la quiebra, dado que la quiebra no conforma un modo de extinguir obligaciones.

“No obstante que la exigibilidad de que trata este artículo se refiere sólo al fallido, si éste fuere aceptante de una letra de cambio, librador de una letra no aceptada o suscriptor de un pagaré, los demás obligados pagarán inmediatamente”.

Ahora bien, si como consecuencia de la apertura del concurso el fallido paga la obligación solidaria, este último y, por ende, la masa, tendrá derecho a subrogarse en los derechos del acreedor para perseguir las partes que correspondan en esa deuda a los demás codeudores solidarios, de la manera expresada.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

675

En general, toda disminución notable de las garantías otorga al acreedor el derecho para exigir del deudor, una mejora en las mismas destinado a Este constituye uno de los casos en que el deudor deviene en obligado frente al acreedor como consecuencia de un hecho o situación que le es ajena.

“El acreedor por obligaciones suscritas, endosadas o garantizadas solidariamente por personas fallidas, podrá presentarse en todas la quiebras, sean simultáneas o sucesivas, por el valor nominal de sus créditos, hasta su completo pago, y participar de los dividendos que dé cada una de ellas”.

Una situación un tanto más compleja que la anotada acontece con el contrato de fianza.

En definitiva, esto significa que el hecho de verificar el crédito en el concurso del deudor solidario de una obligación no limita ni restringe el derecho del acreedor para presentarse o comparecer haciendo valer su crédito, en otras palabras, verificando, en los concursos que sean abiertos respecto de los demás deudores solidarios de esa obligación. Eso podrá realizarlo hasta que reciba, efectivamente, el pago de su crédito y su única restricción consiste en que el derecho a verificación se irá reduciendo, por una cuestión de lógica elemental, a la parte no pagada de su acreencia. B.2. Deudas simplemente conjuntas Respecto de las deudas indicadas en el título el problema de interpretación adquiere ribetes bastante menores, en la medida que el fallido queda actualmente obligado, en razón a la caducidad del plazo, a pagar su parte alícuota. Esa situación no alcanza a los demás deudores, que sólo resultarán obligados a satisfacer su proporcionalidad en la deuda en los términos contratados.

B.3. Deudas subsidiarias Esa situación no alcanza a los demás deudores, que sólo resultarán obligados a satisfacer su proporcionalidad en la deuda en los términos contratados. Respecto de las deudas indicadas en el título el problema de interpretación adquiere ribetes bastante menores, en la medida que el fallido queda actualmente obligado, en razón a la caducidad del plazo, a pagar su parte alícuota. B.2. Deudas simplemente conjuntas Eso podrá realizarlo hasta que reciba, efectivamente, el pago de su crédito y su única restricción consiste en que el derecho a verificación se irá reduciendo, por una cuestión de lógica elemental, a la parte no pagada de su acreencia. En definitiva, esto significa que el hecho de verificar el crédito en el concurso del deudor solidario de una obligación no limita ni restringe el derecho del acreedor para presentarse o comparecer haciendo valer su crédito, en otras palabras, verificando, en los concursos que sean abiertos respecto de los demás deudores solidarios de esa obligación.

Una situación un tanto más compleja que la anotada acontece con el contrato de fianza.

“El acreedor por obligaciones suscritas, endosadas o garantizadas solidariamente por personas fallidas, podrá presentarse en todas la quiebras, sean simultáneas o sucesivas, por el valor nominal de sus créditos, hasta su completo pago, y participar de los dividendos que dé cada una de ellas”.

Este constituye uno de los casos en que el deudor deviene en obligado frente al acreedor como consecuencia de un hecho o situación que le es ajena.

B.3. Deudas subsidiarias

En general, toda disminución notable de las garantías otorga al acreedor el derecho para exigir del deudor, una mejora en las mismas destinado a

DERECHO CONCURSAL CHILENO

675

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

En todas las situaciones de deterioro económico o riesgo de ausencia del país, el legislador supone que enfrentamos una etapa de ante quiebra, por lo cual, considera razonable otorgar al acreedor el derecho para exigir la constitución de la garantía, pero igualmente estimamos posible que, de existir la quiebra, los demás acreedores hagan uso del derecho a revocar esos contratos toda vez que hayan sido celebrados en el período que indicaremos más adelante para ejercer ese tipo de acciones.

676

“Es obligado a prestar fianza a petición del acreedor: 1. El deudor que lo haya estipulado; 2. El deudor cuyas facultades disminuyan en términos de poner en peligro manifiesto el cumplimiento de su obligación; 3. El deudor de quien haya motivo de temer que se ausente del territorio del Estado con el ánimo de establecerse en otra parte, mientras no deje bienes suficientes para la seguridad de sus obligaciones”.

mantener el valor de la caución ya que esta conforma una efectiva garantía en relación al cumplimiento de la obligación principal.

Sin embargo, nos encontramos con una norma más radical, como acontece con el artículo 2348 del Co. Civil, desde que una persona que no ha otorgado fianza, queda legalmente obligada a celebrar ese contrato bajo los siguientes términos:

Esta regulación que la entendemos e imaginamos a cabalidad en relación con una prenda o hipoteca cuando él o los bienes gravados resultan destruidos o notablemente deteriorados, también puede sobrevenir en el evento que el deterioro diga razón con garantías personales lo que, naturalmente, da lugar a una referencia muy directa respecto de la situación patrimonial del garante.

“Siempre que el fiador dado por el deudor cayere en insolvencia, será obligado el deudor a prestar nueva fianza”.

Así las cosas, si el fiador amenaza ruina, el legislador confirió el derecho al acreedor para reclamar una mejoría en la garantía otorgada, que configura la situación regulada por el artículo 2349 del Co. Civil, al prescribir que:

Así las cosas, si el fiador amenaza ruina, el legislador confirió el derecho al acreedor para reclamar una mejoría en la garantía otorgada, que configura la situación regulada por el artículo 2349 del Co. Civil, al prescribir que:

“Siempre que el fiador dado por el deudor cayere en insolvencia, será obligado el deudor a prestar nueva fianza”.

Esta regulación que la entendemos e imaginamos a cabalidad en relación con una prenda o hipoteca cuando él o los bienes gravados resultan destruidos o notablemente deteriorados, también puede sobrevenir en el evento que el deterioro diga razón con garantías personales lo que, naturalmente, da lugar a una referencia muy directa respecto de la situación patrimonial del garante.

Sin embargo, nos encontramos con una norma más radical, como acontece con el artículo 2348 del Co. Civil, desde que una persona que no ha otorgado fianza, queda legalmente obligada a celebrar ese contrato bajo los siguientes términos:

mantener el valor de la caución ya que esta conforma una efectiva garantía en relación al cumplimiento de la obligación principal.

“Es obligado a prestar fianza a petición del acreedor: 1. El deudor que lo haya estipulado; 2. El deudor cuyas facultades disminuyan en términos de poner en peligro manifiesto el cumplimiento de su obligación; 3. El deudor de quien haya motivo de temer que se ausente del territorio del Estado con el ánimo de establecerse en otra parte, mientras no deje bienes suficientes para la seguridad de sus obligaciones”.

GONZALO BAEZA OVALLE

En todas las situaciones de deterioro económico o riesgo de ausencia del país, el legislador supone que enfrentamos una etapa de ante quiebra, por lo cual, considera razonable otorgar al acreedor el derecho para exigir la constitución de la garantía, pero igualmente estimamos posible que, de existir la quiebra, los demás acreedores hagan uso del derecho a revocar esos contratos toda vez que hayan sido celebrados en el período que indicaremos más adelante para ejercer ese tipo de acciones.

676

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

677

Por último, corresponde aludir a los efectos que derivan de la quiebra del deudor afianzado en cuanto dice relación con el derecho a oponer el beneficio de excusión que le asiste al fiador o deudor subsidiario. Expresado de otro modo, la pregunta pertinente que debe ser respondida radica en determinar si la quiebra de ese deudor habilita para accionar inmediatamente contra él o los fiadores. La existencia de la quiebra no conforma ni constituye un sinónimo de no pago de las obligaciones, por lo cual nos encontramos con un incordio bastante considerable. A la vista de los derechos alternativos que el legislador ofrece al fiador para mantener el beneficio de excusión que, básicamente consisten en la posibilidad de señalar al acreedor los bienes del deudor principal, conforme lo previene la condición 6ª del artículo 2358 del Co. Civil, podríamos derivar que éste queda obligado a esperar el resultado de la quiebra antes de proceder contra el fiador, en la medida que este podría señalar todos aquellos que forman parte del inventario de la quiebra. Alentaría esa interpretación lo prevenido en el artículo 2364 del Co. Civil, en cuanto dispone: “Si los bienes excutidos no produjeren más que un pago parcial de la deuda, será, sin embargo, el acreedor obligado a aceptarlo y no podrá reconvenir al fiador sino por la parte insoluta”.

Empero, estimamos que esa vía de interpretación no corresponde al camino correcto, ya que los bienes excutidos han de satisfacer las exigencias previstas en el artículo 2359 del Co. Civil: “No se tomarán en cuenta para la excusión: 1º Los bienes existentes fuera del territorio del Estado; 2º Los bienes embargados o litigiosos, o los créditos de dudoso o difícil cobro; 3º Los bienes cuyo dominio está sujeto a una condición resolutoria; 4º Los hipotecados a favor de deudas preferentes, en la parte que pareciere necesaria para el pago completo de éstas”.

“No se tomarán en cuenta para la excusión: 1º Los bienes existentes fuera del territorio del Estado; 2º Los bienes embargados o litigiosos, o los créditos de dudoso o difícil cobro; 3º Los bienes cuyo dominio está sujeto a una condición resolutoria; 4º Los hipotecados a favor de deudas preferentes, en la parte que pareciere necesaria para el pago completo de éstas”.

Empero, estimamos que esa vía de interpretación no corresponde al camino correcto, ya que los bienes excutidos han de satisfacer las exigencias previstas en el artículo 2359 del Co. Civil: “Si los bienes excutidos no produjeren más que un pago parcial de la deuda, será, sin embargo, el acreedor obligado a aceptarlo y no podrá reconvenir al fiador sino por la parte insoluta”.

Alentaría esa interpretación lo prevenido en el artículo 2364 del Co. Civil, en cuanto dispone: A la vista de los derechos alternativos que el legislador ofrece al fiador para mantener el beneficio de excusión que, básicamente consisten en la posibilidad de señalar al acreedor los bienes del deudor principal, conforme lo previene la condición 6ª del artículo 2358 del Co. Civil, podríamos derivar que éste queda obligado a esperar el resultado de la quiebra antes de proceder contra el fiador, en la medida que este podría señalar todos aquellos que forman parte del inventario de la quiebra. La existencia de la quiebra no conforma ni constituye un sinónimo de no pago de las obligaciones, por lo cual nos encontramos con un incordio bastante considerable. Expresado de otro modo, la pregunta pertinente que debe ser respondida radica en determinar si la quiebra de ese deudor habilita para accionar inmediatamente contra él o los fiadores. Por último, corresponde aludir a los efectos que derivan de la quiebra del deudor afianzado en cuanto dice relación con el derecho a oponer el beneficio de excusión que le asiste al fiador o deudor subsidiario. DERECHO CONCURSAL CHILENO

677

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Si espera hasta el cumplimiento de la condición, en otras palabras, el pago, para concurrir a la quiebra con su verificación, tendrá dos consecuencias negativas:

678

La necesidad de la verificación condicional en esa eventualidad deriva del derecho de los acreedores concurrentes a que el síndico haga la respectiva reserva.

Los bienes afectos a concurso, legalmente, tienen la calidad de bienes embargados para este propósito y con las diferencias anotadas entre embargo y desasimiento, por lo cual, no pueden ser considerados como excutidos y si el fiador no exhibe otros del fallido que, puedan no estar afectos al estado de quiebra, los acreedores garantizados con la fianza podrán hacer efectiva esa caución personal y el fiador no dispondrá del beneficio de excusión.

Una vez que haya pagado y acreditado el hecho en el respectivo concurso, podrá participar en la distribución de dividendos, porque en ese evento, ocurrió el hecho constitutivo de la condición y su crédito pasó a ser puro y simple.

Sin embargo, nuestros problemas no terminan allí, pues el artículo 2370 del Co. Civil, otorga al fiador el derecho de repetición, en estos términos:

Pensamos que el derecho de restitución del fiador conforma un crédito condicional y, por ende, podrá hacer efectiva su acreencia en la quiebra mediante la respectiva verificación.

“El fiador tendrá acción contra el deudor principal para el reembolso de lo que haya pagado por él con intereses y gastos, aunque la fianza haya sido ignorada del deudor. “Tendrá también derecho a indemnización de perjuicios según las reglas generales. “Pero no podrá pedir el reembolso de gastos inconsiderados, ni de los que haya sufrido antes de notificar al deudor principal la demanda intentada contra dicho fiador”.

La cuestión radica, bajo las circunstancias descritas, en determinar si puede el fiador ejercer el derecho previsto en el artículo citado, verificando en la quiebra.

La cuestión radica, bajo las circunstancias descritas, en determinar si puede el fiador ejercer el derecho previsto en el artículo citado, verificando en la quiebra.

“El fiador tendrá acción contra el deudor principal para el reembolso de lo que haya pagado por él con intereses y gastos, aunque la fianza haya sido ignorada del deudor. “Tendrá también derecho a indemnización de perjuicios según las reglas generales. “Pero no podrá pedir el reembolso de gastos inconsiderados, ni de los que haya sufrido antes de notificar al deudor principal la demanda intentada contra dicho fiador”.

Pensamos que el derecho de restitución del fiador conforma un crédito condicional y, por ende, podrá hacer efectiva su acreencia en la quiebra mediante la respectiva verificación.

Sin embargo, nuestros problemas no terminan allí, pues el artículo 2370 del Co. Civil, otorga al fiador el derecho de repetición, en estos términos:

Una vez que haya pagado y acreditado el hecho en el respectivo concurso, podrá participar en la distribución de dividendos, porque en ese evento, ocurrió el hecho constitutivo de la condición y su crédito pasó a ser puro y simple.

Los bienes afectos a concurso, legalmente, tienen la calidad de bienes embargados para este propósito y con las diferencias anotadas entre embargo y desasimiento, por lo cual, no pueden ser considerados como excutidos y si el fiador no exhibe otros del fallido que, puedan no estar afectos al estado de quiebra, los acreedores garantizados con la fianza podrán hacer efectiva esa caución personal y el fiador no dispondrá del beneficio de excusión.

La necesidad de la verificación condicional en esa eventualidad deriva del derecho de los acreedores concurrentes a que el síndico haga la respectiva reserva.

GONZALO BAEZA OVALLE

Si espera hasta el cumplimiento de la condición, en otras palabras, el pago, para concurrir a la quiebra con su verificación, tendrá dos consecuencias negativas:

678

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

679

1. Probablemente verifique en forma extraordinaria, que constituye una modalidad más dispendiosa que la verificación ordinaria y, 2. Puede quedar, incluso, sin derecho a pago, si al momento de su verificación han sido distribuidos todos los fondos disponibles derivados de la realización de los bienes del fallido.

El “valor actual” de un crédito corresponde a un concepto económico claramente delimitado en ese ámbito, haciendo innecesaria la agregación “con más los reajustes e intereses que les correspondan, desde la fecha de la declaratoria”, dado que, para determinar “el valor actual” de un crédito, muchas veces resulta necesario descontar los reajustes e intereses que aparecen agregados al mismo. Tercera regla. Los créditos son considerados a su valor actual. No logramos visualizar qué resta al acreedor una vez recibido el pago de su acreencia, sea total o parcial, en caso que no sean suficientes los bienes.

Debemos reiterar, en todo caso, que el crédito es condicional antes del pago. Una vez solucionado el crédito caucionado la acreencia es pura y simple.

Consideramos difícil encontrar otro efecto derivado de la exigibilidad por vía de caducidad del plazo que no sea hacer surgir el derecho del acreedor para participar en el proceso concursal, como parte del órgano administrador de los bienes afectos al concurso y, en su oportunidad, recibir los dividendos.

Ello habrá de ser armonizado con lo prevenido en el artículo 152 del libro IV del Co. de Comercio a que nos hemos referido con anterioridad: “El acreedor condicional podrá exigir la consignación de los dividendos que le corresponderían cumplida la condición, o su entrega bajo caución suficiente de restituirlos a la masa, con el interés corriente, para el caso de que la condición no se verifique”.

Segunda regla. La exigibilidad sólo obedece al propósito de permitir su intervención en la quiebra y percibir los dividendos.

Segunda regla. La exigibilidad sólo obedece al propósito de permitir su intervención en la quiebra y percibir los dividendos. “El acreedor condicional podrá exigir la consignación de los dividendos que le corresponderían cumplida la condición, o su entrega bajo caución suficiente de restituirlos a la masa, con el interés corriente, para el caso de que la condición no se verifique”.

Ello habrá de ser armonizado con lo prevenido en el artículo 152 del libro IV del Co. de Comercio a que nos hemos referido con anterioridad:

Consideramos difícil encontrar otro efecto derivado de la exigibilidad por vía de caducidad del plazo que no sea hacer surgir el derecho del acreedor para participar en el proceso concursal, como parte del órgano administrador de los bienes afectos al concurso y, en su oportunidad, recibir los dividendos.

Debemos reiterar, en todo caso, que el crédito es condicional antes del pago. Una vez solucionado el crédito caucionado la acreencia es pura y simple.

No logramos visualizar qué resta al acreedor una vez recibido el pago de su acreencia, sea total o parcial, en caso que no sean suficientes los bienes. Tercera regla. Los créditos son considerados a su valor actual. El “valor actual” de un crédito corresponde a un concepto económico claramente delimitado en ese ámbito, haciendo innecesaria la agregación “con más los reajustes e intereses que les correspondan, desde la fecha de la declaratoria”, dado que, para determinar “el valor actual” de un crédito, muchas veces resulta necesario descontar los reajustes e intereses que aparecen agregados al mismo.

2. Puede quedar, incluso, sin derecho a pago, si al momento de su verificación han sido distribuidos todos los fondos disponibles derivados de la realización de los bienes del fallido. 1. Probablemente verifique en forma extraordinaria, que constituye una modalidad más dispendiosa que la verificación ordinaria y, DERECHO CONCURSAL CHILENO

679

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

5. Si no es posible determinar el índice de reajustabilidad o éste perdió su vigencia: el valor actual será el capital, más reajustes devengados y, si no están pactados, sólo el capital.

680

4. Créditos sin pacto de reajuste e intereses: capital menos los intereses corrientes para operaciones de crédito no reajustables desde la declaratoria hasta el vencimiento convenido.

En efecto, el valor actual de un crédito será la resultante de la aplicación de las reglas contempladas en el artículo 67 del Libro IV del Co. de Comercio y a partir de la declaración de quiebra, esas acreencias serán tratadas en forma igualitaria, conforme a las reglas contempladas en el artículo 68 de ese Libro y Código.

3. Créditos sin pacto de reajuste pero con pacto de intereses: capital más intereses pactados.

Cuarta regla. El “valor actual” es calculado a la fecha de la declaración de la quiebra.

2. Créditos con pacto de reajuste pero no de intereses: capital reajustado.

Tal principio aparece, igualmente, en el inciso primero del artículo 67 del Libro IV del Co. de Comercio.

1. Créditos con pacto de reajuste e intereses: capital más esos reajustes e intereses.

En definitiva, estamos ante la aplicación de la par conditio omnium creditorum, traducido en la adopción de diversos mecanismos técnicos que permitan comparar los créditos existentes en un plano de igualdad, en sus aspectos financieros, sin perjuicio de las preferencias legales, las que deberán ser asumidas en su oportunidad procesal, al proponer el correspondiente reparto de fondos.

Quinta regla. “Valor actual” de los créditos no vencidos en moneda nacional: reajustes e intereses. Siempre corren hasta la declaratoria o son descontados, según el caso, desde ella.

Quinta regla. “Valor actual” de los créditos no vencidos en moneda nacional: reajustes e intereses. Siempre corren hasta la declaratoria o son descontados, según el caso, desde ella.

En definitiva, estamos ante la aplicación de la par conditio omnium creditorum, traducido en la adopción de diversos mecanismos técnicos que permitan comparar los créditos existentes en un plano de igualdad, en sus aspectos financieros, sin perjuicio de las preferencias legales, las que deberán ser asumidas en su oportunidad procesal, al proponer el correspondiente reparto de fondos.

1. Créditos con pacto de reajuste e intereses: capital más esos reajustes e intereses.

Tal principio aparece, igualmente, en el inciso primero del artículo 67 del Libro IV del Co. de Comercio.

2. Créditos con pacto de reajuste pero no de intereses: capital reajustado.

Cuarta regla. El “valor actual” es calculado a la fecha de la declaración de la quiebra.

3. Créditos sin pacto de reajuste pero con pacto de intereses: capital más intereses pactados.

En efecto, el valor actual de un crédito será la resultante de la aplicación de las reglas contempladas en el artículo 67 del Libro IV del Co. de Comercio y a partir de la declaración de quiebra, esas acreencias serán tratadas en forma igualitaria, conforme a las reglas contempladas en el artículo 68 de ese Libro y Código.

4. Créditos sin pacto de reajuste e intereses: capital menos los intereses corrientes para operaciones de crédito no reajustables desde la declaratoria hasta el vencimiento convenido.

GONZALO BAEZA OVALLE

5. Si no es posible determinar el índice de reajustabilidad o éste perdió su vigencia: el valor actual será el capital, más reajustes devengados y, si no están pactados, sólo el capital.

680

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

681

Sexta regla. Tratamiento de deudas vencidas y actualizadas: rigen reajustes e intereses pactados, desde la declaratoria o intereses corrientes para operaciones de crédito no reajustables, si no existe ese pacto. La particularidad de esta disposición es que tanto los reajustes como los intereses, si bien empiezan a correr, nuevamente, a partir de la declaratoria de quiebra, en cada caso, éstos no detienen su marcha sino que hasta el pago, independientemente del vencimiento original. Por otro lado, el inciso segundo del artículo 68 del Libro IV del Co. de Comercio facultó expresamente al Síndico para impugnar los intereses “en caso de estimarlos excesivos”. Esa atribución conforma una apreciación entregada a la discrecionalidad y subjetividad de ese auxiliar de la administración de justicia pero que sólo atañe a la posibilidad de iniciar el procedimiento impugnatorio. De ninguna manera tal disposición resulta vinculante para el tribunal que, en definitiva, deberá resolver si el interés puede o no ser considerado efectivamente excesivo. Séptima regla. Las obligaciones en moneda extranjera son pagadas en la misma moneda. Habremos de dilucidar la forma en que participan esos créditos en la distribución de fondos, dado que no son comparables para fijar su porcentaje, en tanto no sean reducidos a un mismo común denominador, en otras palabras, a igual signo monetario. En tal virtud, si bien es cierto que deben ser pagadas en la misma moneda, su expresión ha de ser considerada como una forma de reajustabilidad, de modo que son aplicables a su respecto, las normas comentadas respecto de los reajustes pactados, para lo cual ha de considerarse los valores de mercado vigentes. Octava regla. Las preferencias y privilegios del capital comunican su beneficio a los reajustes e intereses.

Octava regla. Las preferencias y privilegios del capital comunican su beneficio a los reajustes e intereses. En tal virtud, si bien es cierto que deben ser pagadas en la misma moneda, su expresión ha de ser considerada como una forma de reajustabilidad, de modo que son aplicables a su respecto, las normas comentadas respecto de los reajustes pactados, para lo cual ha de considerarse los valores de mercado vigentes. Habremos de dilucidar la forma en que participan esos créditos en la distribución de fondos, dado que no son comparables para fijar su porcentaje, en tanto no sean reducidos a un mismo común denominador, en otras palabras, a igual signo monetario. Séptima regla. Las obligaciones en moneda extranjera son pagadas en la misma moneda. De ninguna manera tal disposición resulta vinculante para el tribunal que, en definitiva, deberá resolver si el interés puede o no ser considerado efectivamente excesivo. Esa atribución conforma una apreciación entregada a la discrecionalidad y subjetividad de ese auxiliar de la administración de justicia pero que sólo atañe a la posibilidad de iniciar el procedimiento impugnatorio. Por otro lado, el inciso segundo del artículo 68 del Libro IV del Co. de Comercio facultó expresamente al Síndico para impugnar los intereses “en caso de estimarlos excesivos”. La particularidad de esta disposición es que tanto los reajustes como los intereses, si bien empiezan a correr, nuevamente, a partir de la declaratoria de quiebra, en cada caso, éstos no detienen su marcha sino que hasta el pago, independientemente del vencimiento original. Sexta regla. Tratamiento de deudas vencidas y actualizadas: rigen reajustes e intereses pactados, desde la declaratoria o intereses corrientes para operaciones de crédito no reajustables, si no existe ese pacto. DERECHO CONCURSAL CHILENO

681

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Si no operó la compensación antes de la declaratoria de quiebra, ello obedece a que las obligaciones no satisfacían las exigencias legales indicadas, por lo cual, era improcedente la compensación, quedando prohibida que opere con posterioridad a la quiebra.

682

Estimamos poco útil la aclaración “que no hubiere operado antes por el ministerio de la ley”, ya que conforme lo prescribe, expresamente, el artículo 1656 del Co. Civil “La compensación se opera por el sólo ministerio de la ley y aun sin conocimiento de los deudores…”, en la medida que las obligaciones cumplan con los requisitos previstos en esa norma.

El reajuste conforma la adecuación del capital nominal al capital real, considerando las fluctuaciones de las variables económicas que afectan el valor de las monedas, por consecuencia, la reajustabilidad, no necesariamente es una agregación de valor, puede también conformar una variante de reducción del mismo y sólo es un modo de expresar el capital.

De esta manera, entonces, el principio general que inspira el derecho concursal es que la declaración de quiebra no permite, desde su dictación, que operen compensaciones con posterioridad.

Los intereses, por su lado, conforman el fruto civil del capital y, como tal, son su accesorio, razón por la cual ha de seguir la suerte de éste, tanto en sus venturas, como son las preferencias y privilegios, como en sus desventuras, la posibilidad de no ser pagados.

“La declaración de quiebra impide toda compensación que no hubiere operado antes por el ministerio de la ley, entre las obligaciones recíprocas del fallido y acreedores, salvo que se trate de obligaciones conexas, derivadas de un mismo contrato o de una misma negociación y aunque sean exigibles en diferentes plazos”.

Novena regla. A partir de la quiebra no operan las compensaciones, salvo que sean obligaciones conexas, derivadas de un mismo acto jurídico, sin importar el desfase de los vencimientos.

Esta última regla que, igualmente estimamos concernir a la invariabilidad de los créditos, la encontramos en el artículo 69 del Libro IV del Co. de Comercio, que prescribe:

Esta última regla que, igualmente estimamos concernir a la invariabilidad de los créditos, la encontramos en el artículo 69 del Libro IV del Co. de Comercio, que prescribe:

Novena regla. A partir de la quiebra no operan las compensaciones, salvo que sean obligaciones conexas, derivadas de un mismo acto jurídico, sin importar el desfase de los vencimientos.

“La declaración de quiebra impide toda compensación que no hubiere operado antes por el ministerio de la ley, entre las obligaciones recíprocas del fallido y acreedores, salvo que se trate de obligaciones conexas, derivadas de un mismo contrato o de una misma negociación y aunque sean exigibles en diferentes plazos”.

Los intereses, por su lado, conforman el fruto civil del capital y, como tal, son su accesorio, razón por la cual ha de seguir la suerte de éste, tanto en sus venturas, como son las preferencias y privilegios, como en sus desventuras, la posibilidad de no ser pagados.

De esta manera, entonces, el principio general que inspira el derecho concursal es que la declaración de quiebra no permite, desde su dictación, que operen compensaciones con posterioridad.

El reajuste conforma la adecuación del capital nominal al capital real, considerando las fluctuaciones de las variables económicas que afectan el valor de las monedas, por consecuencia, la reajustabilidad, no necesariamente es una agregación de valor, puede también conformar una variante de reducción del mismo y sólo es un modo de expresar el capital.

Estimamos poco útil la aclaración “que no hubiere operado antes por el ministerio de la ley”, ya que conforme lo prescribe, expresamente, el artículo 1656 del Co. Civil “La compensación se opera por el sólo ministerio de la ley y aun sin conocimiento de los deudores…”, en la medida que las obligaciones cumplan con los requisitos previstos en esa norma.

GONZALO BAEZA OVALLE

Si no operó la compensación antes de la declaratoria de quiebra, ello obedece a que las obligaciones no satisfacían las exigencias legales indicadas, por lo cual, era improcedente la compensación, quedando prohibida que opere con posterioridad a la quiebra.

682

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

683

Sí interesa la excepción a la regla, en tanto son obligaciones que carecen de autonomía comercial y han sido pensadas para existir y extinguirse conjuntamente, desde un inicio, lo que excluye una maquinación preparada para eludir el derecho de los demás acreedores, que daría lugar a una forma de fraude. 3.4. Unificación de procedimientos judiciales contra el deudor 3.4.1. Consideraciones generales El principio de la universalidad concursal, que implica que todos los juicios contra el fallido han de ser conocidos y resueltos por un mismo tribunal, salvo las excepciones legales, encuentra su implementación en el efecto inmediato de la resolución que declara la quiebra denunciado en el título. Tal predicamento deriva, como estudiamos y reiteramos, de lo prevenido en el artículo 1º del Libro IV del Co. de Comercio, que conduce a unificar, más que en un solo procedimiento, como suele ser afirmado por la doctrina, ante un solo tribunal, la realización de los bienes del fallido para proveer al pago de sus deudas. También encuentra fundamento la característica indicada a partir de la mención contemplada en el número 4 del artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio, que ordena “acumular” los juicios seguidos contra el fallido en una muy mala utilización del término “acumular” que es aplicado en otro sentido por el Co. de Procedimiento Civil. La necesidad de generar la unificación de competencia para que sea un único tribunal quien conozca y resuelva todas las causas, implica no sólo que sobrevenga la denominada “acumulación” de litigios en tramitación, salvo las excepciones legales, que constituye más bien la materialización de un trámite meramente administrativo, como es traer a la vista para someter al conocimiento y decisión del nuevo tribunal competente las acciones contra el fallido, como es el juzgado de la quiebra, sino la prohibición de iniciar nuevos pleitos en otros tribunales, igualmente, con la reserva de las excepciones previstas por la ley.

La necesidad de generar la unificación de competencia para que sea un único tribunal quien conozca y resuelva todas las causas, implica no sólo que sobrevenga la denominada “acumulación” de litigios en tramitación, salvo las excepciones legales, que constituye más bien la materialización de un trámite meramente administrativo, como es traer a la vista para someter al conocimiento y decisión del nuevo tribunal competente las acciones contra el fallido, como es el juzgado de la quiebra, sino la prohibición de iniciar nuevos pleitos en otros tribunales, igualmente, con la reserva de las excepciones previstas por la ley. También encuentra fundamento la característica indicada a partir de la mención contemplada en el número 4 del artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio, que ordena “acumular” los juicios seguidos contra el fallido en una muy mala utilización del término “acumular” que es aplicado en otro sentido por el Co. de Procedimiento Civil. Tal predicamento deriva, como estudiamos y reiteramos, de lo prevenido en el artículo 1º del Libro IV del Co. de Comercio, que conduce a unificar, más que en un solo procedimiento, como suele ser afirmado por la doctrina, ante un solo tribunal, la realización de los bienes del fallido para proveer al pago de sus deudas. El principio de la universalidad concursal, que implica que todos los juicios contra el fallido han de ser conocidos y resueltos por un mismo tribunal, salvo las excepciones legales, encuentra su implementación en el efecto inmediato de la resolución que declara la quiebra denunciado en el título. 3.4.1. Consideraciones generales 3.4. Unificación de procedimientos judiciales contra el deudor Sí interesa la excepción a la regla, en tanto son obligaciones que carecen de autonomía comercial y han sido pensadas para existir y extinguirse conjuntamente, desde un inicio, lo que excluye una maquinación preparada para eludir el derecho de los demás acreedores, que daría lugar a una forma de fraude. DERECHO CONCURSAL CHILENO

683

RETIRO

“La prórroga de competencia es una institución procesal de carácter excepcional que resulta inconciliable con las normas de la Ley de Quiebras

Para recordar los fundamentos de lo expuesto precedentemente reiteremos lo que ya fue tratado en el sentido que no enfrentamos en realidad una “acumulación”, en los términos descritos por los artículos 92 y siguientes del Co. de Procedimiento Civil, sino más bien estamos ante una redefinición de la competencia de los tribunales en función a servir el propósito perseguido por el procedimiento concursal.

Con razón Juan Pablo Román Rodríguez240 habla de un “fuero de atracción”, haciendo ver que no se trata de una prórroga de competencia sino de normas de orden público que regulan una competencia absoluta del tribunal de la quiebra, dado que dice relación con la materia del asunto y no su territorio, para lo cual cita un fallo de la Corte Suprema que nos parece muy esclarecedor y, por consecuencia, reproduciremos a continuación:

La “acumulación” supone que dos o más juicios pasan a formar uno sólo que será decidido a través de una sentencia, lo que no dice relación alguna con lo que acontece en el procedimiento concursal.

El tribunal que empezó a conocer de esas causas, deja de ser competente para continuar conociendo de ellas y resolverlas por un hecho sobreviniente, la declaración de quiebra.

En este último, esos juicios continúan siendo tramitados en sus respectivos expedientes, pero ante el tribunal de la quiebra y deberán ser resueltos con sus correspondientes sentencias y no una sola, como ocurre con la acumulación que es materia de las disposiciones del Co. de Procedimiento Civil.

Los principios procesales que aparecen excepcionados o alterados en esta normativa concursal al servicio de la unificación de procedimientos son, entre otros y como principales, la radicación o fijeza y el de la prevención.

Los principios procesales que aparecen excepcionados o alterados en esta normativa concursal al servicio de la unificación de procedimientos son, entre otros y como principales, la radicación o fijeza y el de la prevención.

En este último, esos juicios continúan siendo tramitados en sus respectivos expedientes, pero ante el tribunal de la quiebra y deberán ser resueltos con sus correspondientes sentencias y no una sola, como ocurre con la acumulación que es materia de las disposiciones del Co. de Procedimiento Civil.

El tribunal que empezó a conocer de esas causas, deja de ser competente para continuar conociendo de ellas y resolverlas por un hecho sobreviniente, la declaración de quiebra.

La “acumulación” supone que dos o más juicios pasan a formar uno sólo que será decidido a través de una sentencia, lo que no dice relación alguna con lo que acontece en el procedimiento concursal.

Con razón Juan Pablo Román Rodríguez240 habla de un “fuero de atracción”, haciendo ver que no se trata de una prórroga de competencia sino de normas de orden público que regulan una competencia absoluta del tribunal de la quiebra, dado que dice relación con la materia del asunto y no su territorio, para lo cual cita un fallo de la Corte Suprema que nos parece muy esclarecedor y, por consecuencia, reproduciremos a continuación:

Para recordar los fundamentos de lo expuesto precedentemente reiteremos lo que ya fue tratado en el sentido que no enfrentamos en realidad una “acumulación”, en los términos descritos por los artículos 92 y siguientes del Co. de Procedimiento Civil, sino más bien estamos ante una redefinición de la competencia de los tribunales en función a servir el propósito perseguido por el procedimiento concursal.

“La prórroga de competencia es una institución procesal de carácter excepcional que resulta inconciliable con las normas de la Ley de Quiebras

GONZALO BAEZA OVALLE

240 ROMÁN RODRÍGUEZ, Juan Pablo. Instituciones de Derecho Concursal. Editorial Lexis Nexis, 2007, pp. 189 y siguientes.

684

240

684

GONZALO BAEZA OVALLE

ROMÁN RODRÍGUEZ, Juan Pablo. Instituciones de Derecho Concursal. Editorial Lexis Nexis, 2007, pp. 189 y siguientes.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

685

Nº 18.175, conclusión que ilustran diversas disposiciones de éste, como los artículos 4º, 51, 52 Nº 4 y 70. El artículo 154 del Código Orgánico de Tribunales constituye una norma sobre competencia absoluta en cuanto a la materia, por tanto de orden público, como consecuencia de lo cual no es susceptible de ser alterada por la voluntad de las partes en un contrato en que sólo ellas intervienen, particularmente en orden a la competencia de los tribunales para los efectos de la quiebra de una de las partes que llegue a constituirse en deudora de la otra, en que dicha competencia interesa ya no sólo a los contratantes sino a todos los acreedores del fallido ajenos a aquella convención.” (Sentencias de la E. Corte Suprema de 24 de agosto de 1987 y 22 de marzo de 1988, publicadas en la Gaceta Jurídica Nºs. 86 y 94, pp. 29 y 27, respectivamente.) Así, por las disposiciones concursales en estudio, quedan suspendidas todas las ejecuciones y ese autor aclara todavía más, explicando que uno de los más típicos procedimientos de ejecución lo constituye aquel que es llevado a cabo para ejecutar una sentencia, a través del procedimiento incidental, aclarando que no constituye una excepción a la norma prevista en el artículo 70 del Libro IV del Co. de Comercio. Esa cuestión no ha sido bien comprendida por algunos tribunales, como ocurrió con el Séptimo Juzgado Laboral de Santiago, en la causa caratulada “Villagra Rain, Olga Verónica con Servimarket SA, en quiebra y Administradora e Inversiones Supermercados Unimarc S.A.”, Rol Nº 3.349-1999, que no obstante haber sido acreditado que la demandada había sido declarada en quiebra, accedió a ofrecer en venta a través de pública subasta el único activo de ese concurso, los derechos derivados de un juicio ordinario seguido en contra de Administradora e Inversiones Supermercados Unimarc S.A., en que fue declarado el derecho de la fallida para cobrar más de cien millones de pesos. En la subasta el crédito fue adjudicó por un “tercero”, por no más de $ 2.000.000 con la curiosidad adicional que el adjudicatario, habiendo transcurrido más de un año desde esa adjudicación nunca compareció al tribunal civil a hacer efectivo su crédito, no obstante que éste le permitía cobrar más de $ 150.000.000. Pues bien, reclamada la nulidad del remate, precisamente en razón de la incompetencia absoluta del tribunal, ese juzgado, el 5 de enero de 2009, la rechazó aduciendo que el síndico no reclamó esa nulidad dentro

Pues bien, reclamada la nulidad del remate, precisamente en razón de la incompetencia absoluta del tribunal, ese juzgado, el 5 de enero de 2009, la rechazó aduciendo que el síndico no reclamó esa nulidad dentro Esa cuestión no ha sido bien comprendida por algunos tribunales, como ocurrió con el Séptimo Juzgado Laboral de Santiago, en la causa caratulada “Villagra Rain, Olga Verónica con Servimarket SA, en quiebra y Administradora e Inversiones Supermercados Unimarc S.A.”, Rol Nº 3.349-1999, que no obstante haber sido acreditado que la demandada había sido declarada en quiebra, accedió a ofrecer en venta a través de pública subasta el único activo de ese concurso, los derechos derivados de un juicio ordinario seguido en contra de Administradora e Inversiones Supermercados Unimarc S.A., en que fue declarado el derecho de la fallida para cobrar más de cien millones de pesos. En la subasta el crédito fue adjudicó por un “tercero”, por no más de $ 2.000.000 con la curiosidad adicional que el adjudicatario, habiendo transcurrido más de un año desde esa adjudicación nunca compareció al tribunal civil a hacer efectivo su crédito, no obstante que éste le permitía cobrar más de $ 150.000.000. Así, por las disposiciones concursales en estudio, quedan suspendidas todas las ejecuciones y ese autor aclara todavía más, explicando que uno de los más típicos procedimientos de ejecución lo constituye aquel que es llevado a cabo para ejecutar una sentencia, a través del procedimiento incidental, aclarando que no constituye una excepción a la norma prevista en el artículo 70 del Libro IV del Co. de Comercio. Nº 18.175, conclusión que ilustran diversas disposiciones de éste, como los artículos 4º, 51, 52 Nº 4 y 70. El artículo 154 del Código Orgánico de Tribunales constituye una norma sobre competencia absoluta en cuanto a la materia, por tanto de orden público, como consecuencia de lo cual no es susceptible de ser alterada por la voluntad de las partes en un contrato en que sólo ellas intervienen, particularmente en orden a la competencia de los tribunales para los efectos de la quiebra de una de las partes que llegue a constituirse en deudora de la otra, en que dicha competencia interesa ya no sólo a los contratantes sino a todos los acreedores del fallido ajenos a aquella convención.” (Sentencias de la E. Corte Suprema de 24 de agosto de 1987 y 22 de marzo de 1988, publicadas en la Gaceta Jurídica Nºs. 86 y 94, pp. 29 y 27, respectivamente.) DERECHO CONCURSAL CHILENO

685

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Juicio ejecutivo obligación de hacer: Si hay fondos depositados, serán usados. Si no los hay o los fondos se agotaron, el acreedor debe verificar por el perjuicio, previa declaración judicial.

686

Juicio ejecutivo obligación de dar: Si fallido opuso excepciones. Hay que esperar fallo. Si no las opuso. Acreedor debe verificar en la quiebra.

de los 5 días, olvidando que la incompetencia absoluta es uno de los casos de excepción explícita del artículo 83 del C. de Procedimiento Civil que señala que ese plazo no rige si la nulidad está fundada, precisamente, en la incompetencia absoluta del tribunal, cuyo es el caso.

Fallido es deudor: acreedor debe verificar en la quiebra

La causa fue vista por la Corte de Apelaciones, bajo el Rol Nº 2.939-2009, la que confirmó el fallo aduciendo que habiéndose trabado el embargo, cuestión legalmente imposible, ello determinaba que el tribunal laboral tuviera un competencia “funcional”, para continuar con la ejecución y disponer la subasta del crédito, lo que implica obrar contra ley expresa.

Fallido resulta acreedor: El Síndico debe perseguir cumplimiento del fallo

La Corte Suprema desestimó los recursos de casación en la forma y fondo deducidos pues la sentencia no ponía término al juicio ni hacía imposible su continuación.

Juicio declarativo: continúa su tramitación hasta el fallo firme.

Corresponde estudiar, entonces, cómo opera esta unificación de procedimiento que salta por sobre esos principios procesales.

Para facilitar el manejo de las regulaciones precedentemene descritas, estimamos posible esquematizar la normativa aplicable a la tramitación de esos procedimientos judiciales continuación en el cuadro que sigue.

Para facilitar el manejo de las regulaciones precedentemene descritas, estimamos posible esquematizar la normativa aplicable a la tramitación de esos procedimientos judiciales continuación en el cuadro que sigue.

Corresponde estudiar, entonces, cómo opera esta unificación de procedimiento que salta por sobre esos principios procesales.

Juicio declarativo: continúa su tramitación hasta el fallo firme.

La Corte Suprema desestimó los recursos de casación en la forma y fondo deducidos pues la sentencia no ponía término al juicio ni hacía imposible su continuación.

Fallido resulta acreedor: El Síndico debe perseguir cumplimiento del fallo

La causa fue vista por la Corte de Apelaciones, bajo el Rol Nº 2.939-2009, la que confirmó el fallo aduciendo que habiéndose trabado el embargo, cuestión legalmente imposible, ello determinaba que el tribunal laboral tuviera un competencia “funcional”, para continuar con la ejecución y disponer la subasta del crédito, lo que implica obrar contra ley expresa.

Fallido es deudor: acreedor debe verificar en la quiebra

de los 5 días, olvidando que la incompetencia absoluta es uno de los casos de excepción explícita del artículo 83 del C. de Procedimiento Civil que señala que ese plazo no rige si la nulidad está fundada, precisamente, en la incompetencia absoluta del tribunal, cuyo es el caso.

Juicio ejecutivo obligación de dar: Si fallido opuso excepciones. Hay que esperar fallo. Si no las opuso. Acreedor debe verificar en la quiebra.

GONZALO BAEZA OVALLE

Juicio ejecutivo obligación de hacer: Si hay fondos depositados, serán usados. Si no los hay o los fondos se agotaron, el acreedor debe verificar por el perjuicio, previa declaración judicial.

686

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

687

3.4.2. Juicios iniciados Esta situación es resuelta por el inciso primero del artículo 70 del Libro IV del Co. de Comercio: “Todos los juicios pendientes contra el fallido ante otros tribunales de cualquier jurisdicción y que puedan afectar sus bienes, se acumularán al juicio de la quiebra...”.

Explicamos que antes que una “acumulación” de causas diferentes a la quiebra, mas bien enfrentamos una “redefinición de las reglas de competencia” no sólo respecto de esos pleitos que son los ya iniciados sino, en 3.4.3. Tramitación ante el tribunal de la quiebra En tal evento la verificación habrá de hacerla bajo la condición de conseguir un pronunciamiento favorable a sus pretensiones, lo que genera la posibilidad de que en el procedimiento de quiebras sean efectuadas reservas o provisiones para el pago eventual de esa acreencia. No obstante lo expuesto, tal situación no impide que verifiquen sus “acreencias” presuntas en el concurso, incluso antes de obtener fallo.

Pero contempla diversas excepciones, como podemos observar en su inciso segundo:

Esto involucra que dichos litigios continuarán su tramitación normal ante sus respectivos tribunales y, al concluir, deberán hacer efectivas sus acreencias ante el tribunal que conoce de la quiebra.

“Sin embargo, los juicios posesorios, los de desahucio, los de terminación inmediata del arrendamiento, los de que actualmente estuvieren conociendo jueces árbitros, y los que, según la ley, deban someterse a compromiso, seguirán sustanciándose o se promoverán ante el tribunal que conoce o deba conocer de ellos”.

Por consiguiente, la declaratoria de quiebra no produce el efecto de redefinir las normas sobre la competencia, cuando los juicios dicen relación o remiten a alguna de las materias y procedimientos indicados en ese inciso. Esto involucra que dichos litigios continuarán su tramitación normal ante sus respectivos tribunales y, al concluir, deberán hacer efectivas sus acreencias ante el tribunal que conoce de la quiebra.

Por consiguiente, la declaratoria de quiebra no produce el efecto de redefinir las normas sobre la competencia, cuando los juicios dicen relación o remiten a alguna de las materias y procedimientos indicados en ese inciso. “Sin embargo, los juicios posesorios, los de desahucio, los de terminación inmediata del arrendamiento, los de que actualmente estuvieren conociendo jueces árbitros, y los que, según la ley, deban someterse a compromiso, seguirán sustanciándose o se promoverán ante el tribunal que conoce o deba conocer de ellos”.

Pero contempla diversas excepciones, como podemos observar en su inciso segundo:

No obstante lo expuesto, tal situación no impide que verifiquen sus “acreencias” presuntas en el concurso, incluso antes de obtener fallo.

“Todos los juicios pendientes contra el fallido ante otros tribunales de cualquier jurisdicción y que puedan afectar sus bienes, se acumularán al juicio de la quiebra...”.

En tal evento la verificación habrá de hacerla bajo la condición de conseguir un pronunciamiento favorable a sus pretensiones, lo que genera la posibilidad de que en el procedimiento de quiebras sean efectuadas reservas o provisiones para el pago eventual de esa acreencia. 3.4.3. Tramitación ante el tribunal de la quiebra Explicamos que antes que una “acumulación” de causas diferentes a la quiebra, mas bien enfrentamos una “redefinición de las reglas de competencia” no sólo respecto de esos pleitos que son los ya iniciados sino, en

Esta situación es resuelta por el inciso primero del artículo 70 del Libro IV del Co. de Comercio: 3.4.2. Juicios iniciados DERECHO CONCURSAL CHILENO

687

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

“Los juicios ordinarios agregados a la quiebra seguirán tramitándose con arreglo al procedimiento que corresponda según su naturaleza, hasta que quede ejecutoriada la sentencia definitiva. Condenado el fallido, el síndico dará cumplimiento a lo resuelto en la forma que corresponda. “Los juicios ejecutivos, cuando haya excepciones opuestas, se seguirán tramitando con el síndico hasta que se dicte sentencia de término. Los demás se paralizarán en el estado en que se encuentren y los acreedores usarán de su derecho en la forma que establece la ley. Cuando al tiempo de la declaración de quiebra hubiere pendiente algún juicio ejecutivo por obligaciones de hacer y existieren ya depositados los fondos para el objeto, continuará la tramitación establecida para esta clase de juicios, hasta la total inversión de dichos fondos o hasta la conclusión de la obra que con ellos deba pagarse. En los demás casos, sólo podrá el acreedor continuar o iniciar sus gestiones para que se considere su crédito por el valor de los perjuicios declarados o que se declaren. “Los embargos y medidas precautorias que estuvieren decretados en los juicios que se agreguen a la quiebra quedarán sin valor desde que ella se declare,

688

Por su lado, los juicios que reciba el tribunal de la quiebra como consecuencia de la declaratoria estarán regidos por las regulaciones contempladas en los incisos tercero, cuarto y quinto del artículo 70 del Libro IV del Co. de Comercio, con el siguiente tenor:

general, con todos aquellos que necesiten ser promovidos con posterioridad, igual predicamente habrá de ser seguido con las excepciones que contempla el artículo 70 del Libro IV del Co. de Comercio.

Entendemos bajo estos conceptos que, en beneficio de la unificación del procedimiento concursal, el legislador dejó íntegramente sin efecto las normas que resuelven el problema de la competencia de los tribunales, para redefinirlas en el sentido que el único tribunal competente para ello será aquél que conoce del procedimiento concursal, lo que deviene como una solución bastante razonable, en tanto no habrá otro juez que esté más interiorizado del problema que aquel llamado a conocer la quiebra.

Como una derivación de esas regulaciones de orden procesal tenemos que, conforme lo previene la parte final del inciso primero del artículo 70 del Libro IV del Co. de Comercio, “Los nuevos juicios que se entablen contra la masa se sustanciarán también ante el tribunal que conozca de la quiebra”.

Como una derivación de esas regulaciones de orden procesal tenemos que, conforme lo previene la parte final del inciso primero del artículo 70 del Libro IV del Co. de Comercio, “Los nuevos juicios que se entablen contra la masa se sustanciarán también ante el tribunal que conozca de la quiebra”.

Entendemos bajo estos conceptos que, en beneficio de la unificación del procedimiento concursal, el legislador dejó íntegramente sin efecto las normas que resuelven el problema de la competencia de los tribunales, para redefinirlas en el sentido que el único tribunal competente para ello será aquél que conoce del procedimiento concursal, lo que deviene como una solución bastante razonable, en tanto no habrá otro juez que esté más interiorizado del problema que aquel llamado a conocer la quiebra.

general, con todos aquellos que necesiten ser promovidos con posterioridad, igual predicamente habrá de ser seguido con las excepciones que contempla el artículo 70 del Libro IV del Co. de Comercio.

Por su lado, los juicios que reciba el tribunal de la quiebra como consecuencia de la declaratoria estarán regidos por las regulaciones contempladas en los incisos tercero, cuarto y quinto del artículo 70 del Libro IV del Co. de Comercio, con el siguiente tenor:

GONZALO BAEZA OVALLE

“Los juicios ordinarios agregados a la quiebra seguirán tramitándose con arreglo al procedimiento que corresponda según su naturaleza, hasta que quede ejecutoriada la sentencia definitiva. Condenado el fallido, el síndico dará cumplimiento a lo resuelto en la forma que corresponda. “Los juicios ejecutivos, cuando haya excepciones opuestas, se seguirán tramitando con el síndico hasta que se dicte sentencia de término. Los demás se paralizarán en el estado en que se encuentren y los acreedores usarán de su derecho en la forma que establece la ley. Cuando al tiempo de la declaración de quiebra hubiere pendiente algún juicio ejecutivo por obligaciones de hacer y existieren ya depositados los fondos para el objeto, continuará la tramitación establecida para esta clase de juicios, hasta la total inversión de dichos fondos o hasta la conclusión de la obra que con ellos deba pagarse. En los demás casos, sólo podrá el acreedor continuar o iniciar sus gestiones para que se considere su crédito por el valor de los perjuicios declarados o que se declaren. “Los embargos y medidas precautorias que estuvieren decretados en los juicios que se agreguen a la quiebra quedarán sin valor desde que ella se declare,

688

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

689

siempre que se refieran a bienes que, sin aguardar el resultado de dichos juicios, deban realizarse en la quiebra o ingresar a ella”.

Conforme a estas regulaciones, quedamos en condiciones de descubrir diversas situaciones: 1. Los juicios ordinarios Ellos deberán continuar su tramitación, hasta que sea dictada la sentencia ejecutoriada ante el tribunal de la quiebra.

En el evento positivo, en otras palabras, si fueron consignados fondos para la realización de la obra, corresponderá que esta sea ejecutada hasta De este modo, si remite a una obligación de hacer, la distinción radicará en si hubo o no consignación de fondos. La segunda distinción dice razón con la naturaleza de la obligación materia de la ejecución. En caso positivo, habrá de seguir la tramitación hasta la sentencia ejecutoriada, evento en el cual, si obtiene una condena del fallido, igualmente, necesitará verificar en la quiebra. En caso negativo, como el fallido queda exento de ser ejecutado individualmente, el pleito queda paralizado en el estado en que se encuentre y el demandante ha de verificar su crédito en la quiebra. La primera distinción que corresponde efectuar incide en si fueron o no opuestas excepciones:

De ser condenado el fallido, el síndico de la quiebra habrá de cumplir esa resolución, lo que implica que es necesario analizar cada caso, siendo el más simple, naturalmente, aquél atingente a los cobros de peso, evento en el cual, corresponderá al litigante que obtuvo en el juicio, verificar en la quiebra, invocando las preferencias que correspondan.

2. Los juicios ejecutivos

2. Los juicios ejecutivos

De ser condenado el fallido, el síndico de la quiebra habrá de cumplir esa resolución, lo que implica que es necesario analizar cada caso, siendo el más simple, naturalmente, aquél atingente a los cobros de peso, evento en el cual, corresponderá al litigante que obtuvo en el juicio, verificar en la quiebra, invocando las preferencias que correspondan.

La primera distinción que corresponde efectuar incide en si fueron o no opuestas excepciones: En caso negativo, como el fallido queda exento de ser ejecutado individualmente, el pleito queda paralizado en el estado en que se encuentre y el demandante ha de verificar su crédito en la quiebra. En caso positivo, habrá de seguir la tramitación hasta la sentencia ejecutoriada, evento en el cual, si obtiene una condena del fallido, igualmente, necesitará verificar en la quiebra. La segunda distinción dice razón con la naturaleza de la obligación materia de la ejecución. De este modo, si remite a una obligación de hacer, la distinción radicará en si hubo o no consignación de fondos. En el evento positivo, en otras palabras, si fueron consignados fondos para la realización de la obra, corresponderá que esta sea ejecutada hasta

Ellos deberán continuar su tramitación, hasta que sea dictada la sentencia ejecutoriada ante el tribunal de la quiebra. 1. Los juicios ordinarios Conforme a estas regulaciones, quedamos en condiciones de descubrir diversas situaciones: siempre que se refieran a bienes que, sin aguardar el resultado de dichos juicios, deban realizarse en la quiebra o ingresar a ella”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

689

RETIRO

lo que pueda ser cubierto con esos fondos, de manera que el ejecutante no pierde la posibilidad de usar esos recursos por el hecho de la declaración de quiebra. En caso contrario, el acreedor ejecutante sólo podrá iniciar o continuar las gestiones iniciadas con el propósito de que sea considerado su crédito por el valor de los perjuicios declarados o que se declaren.

3.4.4. Tramitación en otros tribunales

GONZALO BAEZA OVALLE

Como expusimos al inicio, continúan siendo tramitados en los tribunales de origen los juicios “…posesorios, los de desahucio, los de terminación inmediata del arrendamiento, los de que actualmente estuvieren conociendo jueces árbitros, y los que, según la ley, deban someterse a compromiso,…”, como lo prescribe el artículo 70 del Libro IV del Co. de Comercio.

690

3. Embargos y medidas precautorias

El legislador ha intentado evitar el conflicto descrito estableciendo, expresamente, que el efecto revocatorio tiene una vigencia inmediata e implícita en la declaración de quiebra sin que ella necesite aludir a la resolución en cuestión.

Los primeros obedecerán a la iniciación de un procedimiento de apremio, pero los segundos, corresponden a medidas cautelares en razón de un juicio iniciado o por iniciarse, desde que las medidas precautorias también pueden surgir como prejudiciales.

Esta consecuencia es generada de pleno derecho, de manera que el tribunal de la quiebra no precisa dictar una resolución diferente a la sentencia que declara la quiebra, revocando lo decidido por otro tribunal, desde que tal predicamento provocaría una situación por demás inconfortable.

La regla aplicable a ambos casos es común y consiste, básicamente, en lo siguiente: quedan sin efecto en la medida que afecten a bienes que deban realizarse en la quiebra o ingresar a ella.

La regla aplicable a ambos casos es común y consiste, básicamente, en lo siguiente: quedan sin efecto en la medida que afecten a bienes que deban realizarse en la quiebra o ingresar a ella.

Esta consecuencia es generada de pleno derecho, de manera que el tribunal de la quiebra no precisa dictar una resolución diferente a la sentencia que declara la quiebra, revocando lo decidido por otro tribunal, desde que tal predicamento provocaría una situación por demás inconfortable.

Los primeros obedecerán a la iniciación de un procedimiento de apremio, pero los segundos, corresponden a medidas cautelares en razón de un juicio iniciado o por iniciarse, desde que las medidas precautorias también pueden surgir como prejudiciales.

El legislador ha intentado evitar el conflicto descrito estableciendo, expresamente, que el efecto revocatorio tiene una vigencia inmediata e implícita en la declaración de quiebra sin que ella necesite aludir a la resolución en cuestión.

3. Embargos y medidas precautorias lo que pueda ser cubierto con esos fondos, de manera que el ejecutante no pierde la posibilidad de usar esos recursos por el hecho de la declaración de quiebra. 690

GONZALO BAEZA OVALLE

Como expusimos al inicio, continúan siendo tramitados en los tribunales de origen los juicios “…posesorios, los de desahucio, los de terminación inmediata del arrendamiento, los de que actualmente estuvieren conociendo jueces árbitros, y los que, según la ley, deban someterse a compromiso,…”, como lo prescribe el artículo 70 del Libro IV del Co. de Comercio.

En caso contrario, el acreedor ejecutante sólo podrá iniciar o continuar las gestiones iniciadas con el propósito de que sea considerado su crédito por el valor de los perjuicios declarados o que se declaren.

3.4.4. Tramitación en otros tribunales

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

691

No obstante existen algunas restricciones y también otro tipo de juicios que pueden ser iniciados ante otros tribunales, sin que aparezcan en esa regla general o pueden continuar su tramitación en ellos, sujetos a algunas particularidades. 3.4.5. Juicios de acreedores retencionarios De acuerdo con lo establecido en el inciso final del artículo 71 del Libro IV del Co. de Comercio, el derecho del arrendador para iniciar procedimientos de cobro de renta es restringido por el legislador, de la siguiente forma: “Durante los treinta días siguientes a la declaración de quiebra, el arrendador no podrá perseguir, por los arriendos vencidos, la realización de los muebles destinados a la explotación de los negocios del fallido, sin perjuicio de su derecho para solicitar las providencias conservativas que le convengan. Si el arrendamiento hubiere expirado por alguna causa legal, el arrendador podrá exigir la entrega del inmueble arrendado y entablar las acciones a que haya lugar en derecho”.

El arrendador es sacrificado en forma singular por el legislador, en beneficio de una hipotética estabilidad de los bienes del fallido para permitir que el síndico pueda adoptar, en el intertanto, las medidas conservativas y de administración que el caso aconseje. Con esa finalidad, son concedidos 30 días de espera, a partir de la declaración de la quiebra, período en el cual el arrendador queda impedido de realizar los muebles del fallido que detenta, para seguridad de su crédito, con el objeto de proveer al pago de sus acreencias. Eso no obsta a que pueda iniciar el procedimiento destinado a solicitar y obtener del tribunal de la quiebra o de aquél ante el cual mantengan en tramitación el pleito correspondiente, que declare en su favor el derecho legal de retención, como lo dispone expresamente, por lo demás, la parte final del inciso cuarto del artículo 71 del Libro IV del Co. de Comercio. Lo anterior aparece no sólo razonable sino justificado, a la vista de lo prevenido por los artículos 545 y 546 del Co. de Procedimiento Civil, desde que el derecho de retención sólo resulta eficaz en la medida que sea

Lo anterior aparece no sólo razonable sino justificado, a la vista de lo prevenido por los artículos 545 y 546 del Co. de Procedimiento Civil, desde que el derecho de retención sólo resulta eficaz en la medida que sea Eso no obsta a que pueda iniciar el procedimiento destinado a solicitar y obtener del tribunal de la quiebra o de aquél ante el cual mantengan en tramitación el pleito correspondiente, que declare en su favor el derecho legal de retención, como lo dispone expresamente, por lo demás, la parte final del inciso cuarto del artículo 71 del Libro IV del Co. de Comercio. Con esa finalidad, son concedidos 30 días de espera, a partir de la declaración de la quiebra, período en el cual el arrendador queda impedido de realizar los muebles del fallido que detenta, para seguridad de su crédito, con el objeto de proveer al pago de sus acreencias. El arrendador es sacrificado en forma singular por el legislador, en beneficio de una hipotética estabilidad de los bienes del fallido para permitir que el síndico pueda adoptar, en el intertanto, las medidas conservativas y de administración que el caso aconseje. “Durante los treinta días siguientes a la declaración de quiebra, el arrendador no podrá perseguir, por los arriendos vencidos, la realización de los muebles destinados a la explotación de los negocios del fallido, sin perjuicio de su derecho para solicitar las providencias conservativas que le convengan. Si el arrendamiento hubiere expirado por alguna causa legal, el arrendador podrá exigir la entrega del inmueble arrendado y entablar las acciones a que haya lugar en derecho”.

De acuerdo con lo establecido en el inciso final del artículo 71 del Libro IV del Co. de Comercio, el derecho del arrendador para iniciar procedimientos de cobro de renta es restringido por el legislador, de la siguiente forma: 3.4.5. Juicios de acreedores retencionarios No obstante existen algunas restricciones y también otro tipo de juicios que pueden ser iniciados ante otros tribunales, sin que aparezcan en esa regla general o pueden continuar su tramitación en ellos, sujetos a algunas particularidades. DERECHO CONCURSAL CHILENO

691

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

“Los acreedores de la segunda clase, incluidos los que gocen del derecho de retención judicialmente declarado podrán ser pagados sin aguardas las resultas de la quiebra, siempre que se asegure lo necesario para pagar los

692

No obstante y, en beneficio de la masa, el artículo 149 del Libro IV del Co. de Comercio junto con reconocer la posibilidad de ejecución y pago separado para este tipo de acreedores, el derecho queda afecto a algunas restricciones y concede al síndico, en beneficio de la masa, una facultad particular, bajo los siguientes términos:

declarado judicialmente y el efecto propio del mismo consiste en considerar los bienes gravados como hipotecados o constituidos en prenda para los efectos de su realización y preferencia de los créditos caucionados con esa providencia conservativa o cautelar.

Tanto el derecho del arrendador como aquél reconocidos en favor de los retencionarios precedentemente indicados, puede ser declarado con posterioridad a la declaración de quiebra.

Esta situación, entonces, asimilará al arrendador a todos los acreedores retencionarios de que trata el artículo 2474 del Co. Civil que prescribe lo siguiente:

Ninguno de esos acreedores queda impedido de ejercitar las acciones que en derecho correspondan, destinadas a obtener el pago de su crédito sobre las especies afectas a retención.

“A la segunda clase de créditos pertenecen los de las personas que en seguida se enumeran: 1. El posadero sobre los efectos del deudor introducidos por éste en la posada, mientras permanezcan en ella y hasta concurrencia de lo que se deba por alojamiento, expensas y daños. 2. El acarreador o empresario de transportes sobre los efectos acarreados, que tengan en su poder o en el de sus agentes o dependientes, hasta concurrencia de lo que se deba por acarreo, expensas y daños, con tal que dichos efectos sean de la propiedad del deudor. Se presume que son de la propiedad del deudor los efectos introducidos por él en la posada, o acarreados de su cuenta. 3. El acreedor prendario sobre la prenda”.

“A la segunda clase de créditos pertenecen los de las personas que en seguida se enumeran: 1. El posadero sobre los efectos del deudor introducidos por éste en la posada, mientras permanezcan en ella y hasta concurrencia de lo que se deba por alojamiento, expensas y daños. 2. El acarreador o empresario de transportes sobre los efectos acarreados, que tengan en su poder o en el de sus agentes o dependientes, hasta concurrencia de lo que se deba por acarreo, expensas y daños, con tal que dichos efectos sean de la propiedad del deudor. Se presume que son de la propiedad del deudor los efectos introducidos por él en la posada, o acarreados de su cuenta. 3. El acreedor prendario sobre la prenda”.

Ninguno de esos acreedores queda impedido de ejercitar las acciones que en derecho correspondan, destinadas a obtener el pago de su crédito sobre las especies afectas a retención.

Esta situación, entonces, asimilará al arrendador a todos los acreedores retencionarios de que trata el artículo 2474 del Co. Civil que prescribe lo siguiente:

Tanto el derecho del arrendador como aquél reconocidos en favor de los retencionarios precedentemente indicados, puede ser declarado con posterioridad a la declaración de quiebra.

declarado judicialmente y el efecto propio del mismo consiste en considerar los bienes gravados como hipotecados o constituidos en prenda para los efectos de su realización y preferencia de los créditos caucionados con esa providencia conservativa o cautelar.

No obstante y, en beneficio de la masa, el artículo 149 del Libro IV del Co. de Comercio junto con reconocer la posibilidad de ejecución y pago separado para este tipo de acreedores, el derecho queda afecto a algunas restricciones y concede al síndico, en beneficio de la masa, una facultad particular, bajo los siguientes términos:

GONZALO BAEZA OVALLE

“Los acreedores de la segunda clase, incluidos los que gocen del derecho de retención judicialmente declarado podrán ser pagados sin aguardas las resultas de la quiebra, siempre que se asegure lo necesario para pagar los

692

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

693

créditos de la primera clase si los demás bienes de la masa no pareciente suficientes para satisfacerlos. “Con tal objeto, dichos acreedores podrán iniciar, ante el tribunal que conozca de la quiebra, los procedimientos que correspondan, o continuar ante él los ya iniciados en otros juzgados si prefieren no dejar en manos del síndico la realización de los bienes gravados. “El síndico podrá, si lo considera conveniente para la masa, exigir la entrega de la cosa dada en prenda o retenida, siempre que pague la deuda o deposite, a la orden del tribunal, su valor estimativo en dinero, sobre el cual se hará efectivo el privilegio”.

Esta facultad concedida al síndico no constituye otra cosa que la implementación del principio general contemplado en el inciso cuarto del artículo 71 del Libro IV del Co. de Comercio, que es del siguiente tenor: “Cuando a algún acreedor corresponda el derecho de retención, en los casos señalados por las leyes, no podrá privársele de la cosa retenida sin que previamente se le pague o se le asegure el pago de su crédito. La procedencia del derecho legal de retención podrá ser declarada aun después de la sentencia de quiebra”.

3.4.6. Juicios de acreedores hipotecarios y prendarios Esta especie de acreedores no resulta particularmente afectada por el estado de quiebra, en el aspecto sustantivo, salvo que otros acreedores se sobrepondrán a su preferencia por tener un mejor derecho, como ocurre con algunos créditos laborales y otros. La forma en que son autorizados a ejercer su derecho a pago preferente la encontramos regulada en dos artículos. Artículo 71 del Libro IV del Co. de Comercio: “La declaración de quiebra suspende el derecho de los acreedores para ejecutar individualmente al fallido, pero los acreedores hipotecarios y prendarios podrán iniciar o llevar adelante sus acciones en los bienes afectos a la seguridad de sus respectivos créditos. “En las ejecuciones que promuevan dichos acreedores servirá de depositario el síndico.

Artículo 71 del Libro IV del Co. de Comercio: “La declaración de quiebra suspende el derecho de los acreedores para ejecutar individualmente al fallido, pero los acreedores hipotecarios y prendarios podrán iniciar o llevar adelante sus acciones en los bienes afectos a la seguridad de sus respectivos créditos. “En las ejecuciones que promuevan dichos acreedores servirá de depositario el síndico.

La forma en que son autorizados a ejercer su derecho a pago preferente la encontramos regulada en dos artículos. Esta especie de acreedores no resulta particularmente afectada por el estado de quiebra, en el aspecto sustantivo, salvo que otros acreedores se sobrepondrán a su preferencia por tener un mejor derecho, como ocurre con algunos créditos laborales y otros. 3.4.6. Juicios de acreedores hipotecarios y prendarios “Cuando a algún acreedor corresponda el derecho de retención, en los casos señalados por las leyes, no podrá privársele de la cosa retenida sin que previamente se le pague o se le asegure el pago de su crédito. La procedencia del derecho legal de retención podrá ser declarada aun después de la sentencia de quiebra”.

Esta facultad concedida al síndico no constituye otra cosa que la implementación del principio general contemplado en el inciso cuarto del artículo 71 del Libro IV del Co. de Comercio, que es del siguiente tenor: créditos de la primera clase si los demás bienes de la masa no pareciente suficientes para satisfacerlos. “Con tal objeto, dichos acreedores podrán iniciar, ante el tribunal que conozca de la quiebra, los procedimientos que correspondan, o continuar ante él los ya iniciados en otros juzgados si prefieren no dejar en manos del síndico la realización de los bienes gravados. “El síndico podrá, si lo considera conveniente para la masa, exigir la entrega de la cosa dada en prenda o retenida, siempre que pague la deuda o deposite, a la orden del tribunal, su valor estimativo en dinero, sobre el cual se hará efectivo el privilegio”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

693

RETIRO

694

GONZALO BAEZA OVALLE

“La declaración de quiebra no priva al fallido del ejercicio de sus derechos civiles, ni le impone inhabilidades sino en los casos expresamente determinados por las leyes”.

“La formación de concurso especial de hipotecarios, respecto de una finca gravada, suspende también el derecho de cada uno de ellos para perseguirla separadamente. Artículo 150 del Libro IV del Co. de Comercio “Los acreedores de la tercera clase se pagarán en la forma que determinan los artículos 2477, 2478, 2479 y 2480 del Código Civil “Los concursos especiales de hipotecarios que se formen sin declaración de quiebra se regirán por las disposiciones del Código Civil y del de Procedimiento Civil”.

El artículo 73 del Libro IV del Co. de Comercio, establece que:

De esta manera, los juicios que reconocen como objeto la realización de la garantía hipotecaria, en los procedimientos de quiebra, habrán de ajustar su tramitación a lo siguiente:

La quiebra afecta la persona y bienes del fallido, como hemos visto.

1. El representante legal del fallido es el síndico, por lo cual, la demanda debe ser dirigida en su contra en esa calidad.

4. INHABILIDADES DERIVADAS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

2. Los juicios hipotecarios no están exceptuados de la redefinición de competencia o seudo acumulación estudiada, por lo cual, los que hayan sido iniciados han de ser continuados ante el tribunal de la quiebra y, los nuevos, deben promoverlos en esa sede jurisdiccional.

4. La existencia de un concurso de acreedores hipotecarios suspende el derecho de ejecución individual sobre la cosa hipotecada.

3. El depositario de la finca hipotecada o pignorada, según sea hipoteca o prenda, es el síndico.

3. El depositario de la finca hipotecada o pignorada, según sea hipoteca o prenda, es el síndico.

4. La existencia de un concurso de acreedores hipotecarios suspende el derecho de ejecución individual sobre la cosa hipotecada.

2. Los juicios hipotecarios no están exceptuados de la redefinición de competencia o seudo acumulación estudiada, por lo cual, los que hayan sido iniciados han de ser continuados ante el tribunal de la quiebra y, los nuevos, deben promoverlos en esa sede jurisdiccional.

4. INHABILIDADES DERIVADAS

1. El representante legal del fallido es el síndico, por lo cual, la demanda debe ser dirigida en su contra en esa calidad.

DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

De esta manera, los juicios que reconocen como objeto la realización de la garantía hipotecaria, en los procedimientos de quiebra, habrán de ajustar su tramitación a lo siguiente:

La quiebra afecta la persona y bienes del fallido, como hemos visto.

“La formación de concurso especial de hipotecarios, respecto de una finca gravada, suspende también el derecho de cada uno de ellos para perseguirla separadamente. Artículo 150 del Libro IV del Co. de Comercio “Los acreedores de la tercera clase se pagarán en la forma que determinan los artículos 2477, 2478, 2479 y 2480 del Código Civil “Los concursos especiales de hipotecarios que se formen sin declaración de quiebra se regirán por las disposiciones del Código Civil y del de Procedimiento Civil”.

El artículo 73 del Libro IV del Co. de Comercio, establece que:

GONZALO BAEZA OVALLE

“La declaración de quiebra no priva al fallido del ejercicio de sus derechos civiles, ni le impone inhabilidades sino en los casos expresamente determinados por las leyes”.

694

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

695

Las inhabilidades constituyen un efecto inmediato de la declaratoria de quiebra y son independientes de toda condena de carácter criminal. Las leyes contemplan las siguientes: Art. 497 Nº4 del Co. Civil: Es incapaz de toda tutela o curaduría en tanto no pague a sus acreedores. Art. 509 del Co. Civil: Si ha sido designado como tutor o curador, la quiebra pone fin a ese nombramiento. Art. 1272 en relación con el 497 del Co. Civil: No puede ser albacea. Art. 256 Nº 7 del Co. Orgánico de Tribunales: Están impedidos de ser jueces. Art. 332 Nº 1 del Co. Orgánico de Tribunales: Si ha sido designado juez, termina sus funciones toda vez que sea declarado en quiebra. Arts. 461 a 464 del Código Orgánico de Tribunales: No pueden ser fiscales de la C. Suprema ni de la Corte de Apelaciones; tampoco están habilitados para asumir como defensores públicos, relatores de esas Cortes, fiscales judiciales, defensores ni relatores. Art. 35 Nº 3, de la Ley Nº 18.046: No pueden ser directores de sociedades anónimas. Con todo y, además de lo prevenido en cada una de esas disposiciones que dan clara cuenta de la temporalidad de esas inhabilidades particulares, el artículo 235 del Libro IV del Co. de Comercio, lo establece expresamente, en los siguientes términos: “La rehabilitación hace cesar todas las inhabilidades que las leyes imponen al fallido”.

5. CUESTIONARIO 1. Clasifique los efectos de la declaración de quiebra.

1. Clasifique los efectos de la declaración de quiebra. 5. CUESTIONARIO “La rehabilitación hace cesar todas las inhabilidades que las leyes imponen al fallido”.

Con todo y, además de lo prevenido en cada una de esas disposiciones que dan clara cuenta de la temporalidad de esas inhabilidades particulares, el artículo 235 del Libro IV del Co. de Comercio, lo establece expresamente, en los siguientes términos: Art. 35 Nº 3, de la Ley Nº 18.046: No pueden ser directores de sociedades anónimas. Arts. 461 a 464 del Código Orgánico de Tribunales: No pueden ser fiscales de la C. Suprema ni de la Corte de Apelaciones; tampoco están habilitados para asumir como defensores públicos, relatores de esas Cortes, fiscales judiciales, defensores ni relatores. Art. 332 Nº 1 del Co. Orgánico de Tribunales: Si ha sido designado juez, termina sus funciones toda vez que sea declarado en quiebra. Art. 256 Nº 7 del Co. Orgánico de Tribunales: Están impedidos de ser jueces. Art. 1272 en relación con el 497 del Co. Civil: No puede ser albacea. Art. 509 del Co. Civil: Si ha sido designado como tutor o curador, la quiebra pone fin a ese nombramiento. Art. 497 Nº4 del Co. Civil: Es incapaz de toda tutela o curaduría en tanto no pague a sus acreedores. Las leyes contemplan las siguientes: Las inhabilidades constituyen un efecto inmediato de la declaratoria de quiebra y son independientes de toda condena de carácter criminal. DERECHO CONCURSAL CHILENO

695

RETIRO

10. Explique la forma en que opera la caducidad de los plazos en materia concursal. 11. Hable de la caducidad de los plazos en relación a la solidaridad activa y pasiva. 12. ¿Qué efecto tiene la caducidad de los plazos sobre las deudas subsidiarias? Explique.

4. ¿Cuáles son los elementos principales del desasimiento? Explique. 3. Explique el alcance del desasimiento. 2. Explique el derecho a pedir alimentos que le asiste al fallido. GONZALO BAEZA OVALLE

16. Explique la forma como opera la unificación de procedimientos en relación con los juicios por iniciarse a partir de la declaración de quiebra.

5. ¿Cuál es la vigencia del desasimiento?

15. Explique la forma como opera la unificación de procedimientos en relación con los juicios iniciados.

6. ¿Qué bienes están comprendidos en el desasimiento? Explique.

14. ¿En qué consiste la unificación de procedimientos judiciales contra el deudor en los procedimientos concursales?

7. Haga un paralelo entre embargo y desasimiento.

13. ¿Qué se entiende por “valor actual” y como es aplicado en los procedimientos concursales?

696

9. Explique el problema surgido con la aplicación del, principio de invariabilidad de los créditos y el inciso 5º del artículo 162 del Código del Trabajo.

8. ¿En qué consiste la denominada invariabilidad de los créditos?

8. ¿En qué consiste la denominada invariabilidad de los créditos?

9. Explique el problema surgido con la aplicación del, principio de invariabilidad de los créditos y el inciso 5º del artículo 162 del Código del Trabajo.

7. Haga un paralelo entre embargo y desasimiento.

10. Explique la forma en que opera la caducidad de los plazos en materia concursal.

6. ¿Qué bienes están comprendidos en el desasimiento? Explique.

11. Hable de la caducidad de los plazos en relación a la solidaridad activa y pasiva.

5. ¿Cuál es la vigencia del desasimiento?

12. ¿Qué efecto tiene la caducidad de los plazos sobre las deudas subsidiarias? Explique.

4. ¿Cuáles son los elementos principales del desasimiento? Explique.

13. ¿Qué se entiende por “valor actual” y como es aplicado en los procedimientos concursales?

3. Explique el alcance del desasimiento.

14. ¿En qué consiste la unificación de procedimientos judiciales contra el deudor en los procedimientos concursales?

2. Explique el derecho a pedir alimentos que le asiste al fallido.

15. Explique la forma como opera la unificación de procedimientos en relación con los juicios iniciados.

GONZALO BAEZA OVALLE

16. Explique la forma como opera la unificación de procedimientos en relación con los juicios por iniciarse a partir de la declaración de quiebra.

696

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

697

17. ¿Cómo se tramitan los juicios seguidos ante otros tribunales, en el de la quiebra? Explique. 18. ¿Qué ocurre con los embargos y medidas precautorias a partir de la declaración de quiebra? 19. ¿Qué acontece con la tramitación de los juicios iniciados por los acreedores retencionarios? 20. ¿Qué acontece con la tramitación de los juicios iniciados por los acreedores hipotecarios y prendarios?

20. ¿Qué acontece con la tramitación de los juicios iniciados por los acreedores hipotecarios y prendarios? 19. ¿Qué acontece con la tramitación de los juicios iniciados por los acreedores retencionarios? 18. ¿Qué ocurre con los embargos y medidas precautorias a partir de la declaración de quiebra? 17. ¿Cómo se tramitan los juicios seguidos ante otros tribunales, en el de la quiebra? Explique. DERECHO CONCURSAL CHILENO

697

RETIRO

TIRO

CAPÍTULO XVII FORMACIÓN DE LA MASA

La “masa de hecho” queda integrada por la totalidad de los bienes que, efectivamente, son encontrados e incorporados a la incautación por el síndico y, la “masa de derecho”, la encontramos representada en el conjunto de bienes que debería existir y dar lugar a la primera. El primero dice relación con la distinción entre masa “de hecho” y masa “de derecho”. Hay dos aspectos que conviene traer a colación sobre esta materia: 2. MASA DE LA QUIEBRA

1. ACLARACIONES INTRODUCTORIAS En la legislación concursal, usualmente, dos estructuras toman el nombre de “masa”. La primera y quizas la más importante, queda constituida por la “masa de la quiebra”, que la encontramos conformada por el conjunto de bienes afectos al concurso, lo que tuvimos ocasión de revisar. La segunda queda integrada por la denominada “masa de acreedores”. Ella aparece constituida por el conjunto de los acreedores que concurren al procedimiento de la quiebra, lo que supone que habrá de existir una suerte de reconocimiento de su calidad y cuyo propósito discurre por lograr el mejor resultado en el proceso concursal, lo que encontramos traducido en su anhelo destinado a lograr la realización más conveniente de la masa de la quiebra y el pago ajustado a la ley de sus respectivas acreencias.

Ella aparece constituida por el conjunto de los acreedores que concurren al procedimiento de la quiebra, lo que supone que habrá de existir una suerte de reconocimiento de su calidad y cuyo propósito discurre por lograr el mejor resultado en el proceso concursal, lo que encontramos traducido en su anhelo destinado a lograr la realización más conveniente de la masa de la quiebra y el pago ajustado a la ley de sus respectivas acreencias. La segunda queda integrada por la denominada “masa de acreedores”. La primera y quizas la más importante, queda constituida por la “masa de la quiebra”, que la encontramos conformada por el conjunto de bienes afectos al concurso, lo que tuvimos ocasión de revisar. En la legislación concursal, usualmente, dos estructuras toman el nombre de “masa”. 1. ACLARACIONES INTRODUCTORIAS

2. MASA DE LA QUIEBRA Hay dos aspectos que conviene traer a colación sobre esta materia: El primero dice relación con la distinción entre masa “de hecho” y masa “de derecho”. La “masa de hecho” queda integrada por la totalidad de los bienes que, efectivamente, son encontrados e incorporados a la incautación por el síndico y, la “masa de derecho”, la encontramos representada en el conjunto de bienes que debería existir y dar lugar a la primera.

CAPÍTULO XVII FORMACIÓN DE LA MASA

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Como tuvimos ocasión de anticipar, la incautación constituye la primera y necesaria obligación que debe asumir el síndico de la quiebra.

700

Para lograr la plena coincidencia entre una y otra, en otras palabras, que la primera pase a ser sinónimo de la segunda el legislador ha creado las acciones concursales y de recuperación de patrimonio que revisaremos más adelante.

3. DE LA INCAUTACIÓN Más adelante trataremos ese tema en forma específica con el objeto de no desordenar demasiado la exposición de esta materia. Por su lado, los créditos de la masa, en tanto constituyen nuevos bienes, habrán de ser incluidos en ampliaciones de inventario a menos que deriven de una continuidad de giro, evento en el cual, formarán parte de la universalidad conformada por el establecimiento afecto a esa modalidad de administración.

Los créditos de la masa están conformados por aquellos adquiridos por el fallido con posterioridad a la declaración de quiebra y que pasan a engrosar el acervo afecto a liquidación.

3.1. Aclaraciones conceptuales

El segundo, remite a una realidad que, igualmente corresponde considerar: esa masa, en teoría invariable al momento de la declaración de quiebra, puede y de hecho sufre alteraciones por vía de los créditos y deudas de la masa.

Las deudas de la masa quedan configuradas por todas aquellas que derivan de la declaración de quiebra y administración patrimonial llevada a cabo por el Síndico en interés de los acreedores y el fallido.

El legislador no exige a estas últimas que sean verificadas o participen de la necesidad de sumarse al resto de los acreedores para ser solucionadas, sino que disminuyen derechamente los bienes afectos al procedimiento concursal.

El legislador no exige a estas últimas que sean verificadas o participen de la necesidad de sumarse al resto de los acreedores para ser solucionadas, sino que disminuyen derechamente los bienes afectos al procedimiento concursal.

Las deudas de la masa quedan configuradas por todas aquellas que derivan de la declaración de quiebra y administración patrimonial llevada a cabo por el Síndico en interés de los acreedores y el fallido. GONZALO BAEZA OVALLE

Como tuvimos ocasión de anticipar, la incautación constituye la primera y necesaria obligación que debe asumir el síndico de la quiebra.

700

3.1. Aclaraciones conceptuales

Para lograr la plena coincidencia entre una y otra, en otras palabras, que la primera pase a ser sinónimo de la segunda el legislador ha creado las acciones concursales y de recuperación de patrimonio que revisaremos más adelante.

3. DE LA INCAUTACIÓN

El segundo, remite a una realidad que, igualmente corresponde considerar: esa masa, en teoría invariable al momento de la declaración de quiebra, puede y de hecho sufre alteraciones por vía de los créditos y deudas de la masa.

Más adelante trataremos ese tema en forma específica con el objeto de no desordenar demasiado la exposición de esta materia.

Los créditos de la masa están conformados por aquellos adquiridos por el fallido con posterioridad a la declaración de quiebra y que pasan a engrosar el acervo afecto a liquidación.

Por su lado, los créditos de la masa, en tanto constituyen nuevos bienes, habrán de ser incluidos en ampliaciones de inventario a menos que deriven de una continuidad de giro, evento en el cual, formarán parte de la universalidad conformada por el establecimiento afecto a esa modalidad de administración.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

701

Tan pronto como haya aceptado el cargo que, además, forma parte de las menciones de la sentencia de quiebra, como resulta posible apreciar en el número 2 del artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio, ya tratado anteriormente y que, como en otras ocasiones, preferimos reiterar para facilidad de lectura e importancia en este punto: “La designación de un síndico provisional titular y de uno suplente y la orden de que el síndico se incaute de todos los bienes del fallido, sus libros y documentos, bajo inventario, y de que se le preste, para este objeto, el auxilio de la fuerza pública por el jefe más inmediato, con la exhibición de la copia autorizada de la declaratoria de quiebra, …”.

Este constituye uno de los pocos casos en nuestro sistema legal en que una persona, sin ser juez, puede requerir directamente el auxilio de la fuerza pública para desempeñar su labor con el sólo mérito del título que lo designa. Por esa razón, en ese mismo título que es la sentencia de quiebra, queda contenida la orden impartida por el tribunal, a la fuerza pública, de prestar su colaboración a su gestión sin ser necesario un oficio particular al efecto, como debe ser efectuado en los otros casos en que es preciso contar con ese amparo. Juan Pablo Román Rodríguez241 empieza su análisis de este tópico con el ejercicio habitual en nuestro oficio en el inicio de la investigación sobre los temas, consistente en acudir al origen de la palabra “incautación” para de allí poder desentrañar su sentido, en función de lo cual acude al Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana, en su Tercera Edición, Gredos, Joan Corominas. En ese orden de ideas expresa que la palabra “incautación” reconoce su origen en castellano, a partir del siglo XV, como derivación del latín “incautare” (fijar una pena pecuniaria), derivado de “cautum” (disposición preventiva de leyes), correspondiendo, entonces, a una pena o castigo impuesto a quien ha efectuado algún acto contrario a la ley y que se reprime

241

ROMÁN RODRÍGUEZ, Juan Pablo. Ob. cit., p. 5.

241

ROMÁN RODRÍGUEZ, Juan Pablo. Ob. cit., p. 5.

En ese orden de ideas expresa que la palabra “incautación” reconoce su origen en castellano, a partir del siglo XV, como derivación del latín “incautare” (fijar una pena pecuniaria), derivado de “cautum” (disposición preventiva de leyes), correspondiendo, entonces, a una pena o castigo impuesto a quien ha efectuado algún acto contrario a la ley y que se reprime Juan Pablo Román Rodríguez241 empieza su análisis de este tópico con el ejercicio habitual en nuestro oficio en el inicio de la investigación sobre los temas, consistente en acudir al origen de la palabra “incautación” para de allí poder desentrañar su sentido, en función de lo cual acude al Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana, en su Tercera Edición, Gredos, Joan Corominas. Por esa razón, en ese mismo título que es la sentencia de quiebra, queda contenida la orden impartida por el tribunal, a la fuerza pública, de prestar su colaboración a su gestión sin ser necesario un oficio particular al efecto, como debe ser efectuado en los otros casos en que es preciso contar con ese amparo. Este constituye uno de los pocos casos en nuestro sistema legal en que una persona, sin ser juez, puede requerir directamente el auxilio de la fuerza pública para desempeñar su labor con el sólo mérito del título que lo designa. “La designación de un síndico provisional titular y de uno suplente y la orden de que el síndico se incaute de todos los bienes del fallido, sus libros y documentos, bajo inventario, y de que se le preste, para este objeto, el auxilio de la fuerza pública por el jefe más inmediato, con la exhibición de la copia autorizada de la declaratoria de quiebra, …”.

Tan pronto como haya aceptado el cargo que, además, forma parte de las menciones de la sentencia de quiebra, como resulta posible apreciar en el número 2 del artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio, ya tratado anteriormente y que, como en otras ocasiones, preferimos reiterar para facilidad de lectura e importancia en este punto: DERECHO CONCURSAL CHILENO

701

RETIRO

entre otras formas mediante la sustracción del bien con el cual puede haber hecho el daño que merece el castigo.

Esa constituye la realidad de una quiebra que puede sobrevenir, igual que un naufragio, por hechos fortuitos o fuerza mayor, por negligencia o por un obrar doloso de administradores en connivencia o participación de algunos accionistas, como aconteció en el caso en comento en que todos los elementos se confluyen y confunden para derivar en un hecho funesto.

Ahora bien, no siempre ese camino hermenéutico, que reconocemos como tradicional, conduce a un puerto seguro por vía de conclusión y de hecho eso no aconteció así en este caso que, precisamente, hizo derivar a ese autor a una equivocación conceptual, en nuestra opinión.

El fraude de la anterior administración y de los socios que lo respaldaban causando un daño patrimonial irreversible junto a la falsificación de un documento mercantil por un banco generando un bloqueo en el sistema financiero, etcétera.

En efecto, la incautación da lugar a una medida de protección instaurada por el legislador, tanto para beneficio de los acreedores como del deudor que, ante la declaración de quiebra queda entregado a la voracidad de quienes están tanto dentro de la organización productiva como fuera de ella, al igual que acontece en un incendio o en un naufragio, en suma, en un siniestro que escapa de control.

Para obligarnos a declarar la quiebra propia ocurrieron todos los hechos e imprevistos que cualquier administración podría asumir que no va a acontecer, como la tormenta perfecta.

GONZALO BAEZA OVALLE

Para entender lo anterior y llegar a esa conclusión resultaba imprescindible el estudio del origen histórico de la quiebra, especialmente su evolución, junto a la realidad de haber ejercido por varios años en materia concursales, tanto como abogado de acreedores, como de deudores, integrando el aparato público, en ese entonces, denominado la Sindicatura de Quiebras de Santiago, hoy la Superintendencia de Quiebras para, finalmente, en el ejercicio de una labor gerencial asumida forzadamente en razón a un conjunto de causas concomitantes, que no viene al caso relatar en detalle, pero sí en sus títulos en cuanto resultan un caso extraño.

Para entender lo anterior y llegar a esa conclusión resultaba imprescindible el estudio del origen histórico de la quiebra, especialmente su evolución, junto a la realidad de haber ejercido por varios años en materia concursales, tanto como abogado de acreedores, como de deudores, integrando el aparato público, en ese entonces, denominado la Sindicatura de Quiebras de Santiago, hoy la Superintendencia de Quiebras para, finalmente, en el ejercicio de una labor gerencial asumida forzadamente en razón a un conjunto de causas concomitantes, que no viene al caso relatar en detalle, pero sí en sus títulos en cuanto resultan un caso extraño.

702

Para obligarnos a declarar la quiebra propia ocurrieron todos los hechos e imprevistos que cualquier administración podría asumir que no va a acontecer, como la tormenta perfecta.

En efecto, la incautación da lugar a una medida de protección instaurada por el legislador, tanto para beneficio de los acreedores como del deudor que, ante la declaración de quiebra queda entregado a la voracidad de quienes están tanto dentro de la organización productiva como fuera de ella, al igual que acontece en un incendio o en un naufragio, en suma, en un siniestro que escapa de control.

El fraude de la anterior administración y de los socios que lo respaldaban causando un daño patrimonial irreversible junto a la falsificación de un documento mercantil por un banco generando un bloqueo en el sistema financiero, etcétera.

Ahora bien, no siempre ese camino hermenéutico, que reconocemos como tradicional, conduce a un puerto seguro por vía de conclusión y de hecho eso no aconteció así en este caso que, precisamente, hizo derivar a ese autor a una equivocación conceptual, en nuestra opinión.

Esa constituye la realidad de una quiebra que puede sobrevenir, igual que un naufragio, por hechos fortuitos o fuerza mayor, por negligencia o por un obrar doloso de administradores en connivencia o participación de algunos accionistas, como aconteció en el caso en comento en que todos los elementos se confluyen y confunden para derivar en un hecho funesto.

entre otras formas mediante la sustracción del bien con el cual puede haber hecho el daño que merece el castigo. 702

GONZALO BAEZA OVALLE

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

703

El estudio del origen y más que ello, la evolución histórica de la quiebra permite concluir que ésta, siendo inicialmente un mecanismo punitivo para el deudor por razones incluso religiosas, presumiéndose su culpabilidad delictual al extremo de cristalizar el aforismo jurídico latino “est decoctor ergo fraudatus”, vale decir, cayó en quiebra luego es un estafador, pasó a ser interpretado como una tutela colectiva y un mecanismo de estabilización económica, como también lo explicamos en su oportunidad. De manera que visualizar la incautación, como una sanción para el fallido, importa involucionar jurídicamente en más de 1.800 años. La “incautación”, bajo ningún respecto, importa un castigo al fallido, como lo sería una “confiscación” que la sabemos constitucionalmente prohibida que correspondería al sentido que cabe desprender de las explicaciones aportadas por el autor en comento, sino una medida de protección de su patrimonio para su beneficio, el de los acreedores y, en general, de la sociedad que trata de evitar un colapso económico que exceda el ámbito particular. Si deseamos seguir los tradicionales y poco prácticos esfuerzos de intentar encasillar las tramitaciones concursales en los sistemas procesales conocidos, habríamos de asimilar la “incautación” a una medida cautelar ordinaria equivalente al “secuestro” pero no constituye un “secuestro” desde que el síndico no es un “secuestre” sino un liquidador y las cosas afectas a incautación no son “litigiosas”. Recordemos que la medida precautoria de secuestro consiste en entregar la cosa en disputa a un tercero, denominado “secuestre”, para que la conserve mientras se resuelve la controversia. En este caso no hay disputa sobre la cosa, pero el síndico, indudablemente tiene el carácter de un tercero y su función, como explicábamos, es la de un liquidador. En líneas generales conforme a sus funciones, debe realizar las cosas incautadas con el objeto de pagar los créditos del deudor cuya existencia haya sido constatada en el procedimiento y, si queda remanente, restituirlo al deudor.

En líneas generales conforme a sus funciones, debe realizar las cosas incautadas con el objeto de pagar los créditos del deudor cuya existencia haya sido constatada en el procedimiento y, si queda remanente, restituirlo al deudor. En este caso no hay disputa sobre la cosa, pero el síndico, indudablemente tiene el carácter de un tercero y su función, como explicábamos, es la de un liquidador. Recordemos que la medida precautoria de secuestro consiste en entregar la cosa en disputa a un tercero, denominado “secuestre”, para que la conserve mientras se resuelve la controversia. Si deseamos seguir los tradicionales y poco prácticos esfuerzos de intentar encasillar las tramitaciones concursales en los sistemas procesales conocidos, habríamos de asimilar la “incautación” a una medida cautelar ordinaria equivalente al “secuestro” pero no constituye un “secuestro” desde que el síndico no es un “secuestre” sino un liquidador y las cosas afectas a incautación no son “litigiosas”. La “incautación”, bajo ningún respecto, importa un castigo al fallido, como lo sería una “confiscación” que la sabemos constitucionalmente prohibida que correspondería al sentido que cabe desprender de las explicaciones aportadas por el autor en comento, sino una medida de protección de su patrimonio para su beneficio, el de los acreedores y, en general, de la sociedad que trata de evitar un colapso económico que exceda el ámbito particular. De manera que visualizar la incautación, como una sanción para el fallido, importa involucionar jurídicamente en más de 1.800 años. El estudio del origen y más que ello, la evolución histórica de la quiebra permite concluir que ésta, siendo inicialmente un mecanismo punitivo para el deudor por razones incluso religiosas, presumiéndose su culpabilidad delictual al extremo de cristalizar el aforismo jurídico latino “est decoctor ergo fraudatus”, vale decir, cayó en quiebra luego es un estafador, pasó a ser interpretado como una tutela colectiva y un mecanismo de estabilización económica, como también lo explicamos en su oportunidad. DERECHO CONCURSAL CHILENO

703

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Los primeros, habitualmente, perderán parte de sus acreencias lo que conforma algo cosubstancial al riesgo comercial que incluso es asegurable y, los segundos, su fuente inmediata de trabajo, pero recibirán una compensación, muchas veces absolutamente desproporcionada en el sentido que va más allá de una mera compensación, por la mala interpretación que los tribunales ha efectuado del artículo 162 del Co. del Trabajo pero, siempre quedan en condiciones de obtener ocupación, las más de las veces, en la competencia que los apreciará como personal capacitado a costa de los recursos del fallido que, precisamente invirtió en esa capacitación.

704

De manera que, la experiencia directa en la materia nos enseña que la quiebra representa un drama mayor para el fallido que para los acreedores y trabajadores.

Por consecuencia tampoco existe algo semejante a la “confiscación”, que resultaría como expusimos, la figura más cercana a las explicaciones de Juan Pablo Román Rodríguez, dado que el deudor no pierde el dominio de las cosas incautadas.

En muchas oportunidades es olvidado que tras la solicitud de quiebra enderezada por el propio deudor o, en general, frente a la realidad de la quiebra, cualquiera sea su origen en tanto no obedezca a un comportamiento doloso, quedan encerrados el fracaso de importantes proyectos personales, innumerables sueños junto a la cesantía, no sólo de los trabajadores dependientes e integrantes de la organización productiva, sino del mismo propietario de los recursos involucrados en ella que ve destruida su inversión y, en múltiples ocasiones, el esfuerzo de toda una vida o, al menos, gran parte de ella.

Interpretar lo contrario además y por mera lógica, abstrayéndonos incluso de la realidad histórica descrita al inicio de esta obra, importaría asumir al fallido que solicita su propia quiebra como una suerte de autoflagelante.

La verdad es que, en la generalidad de los casos, el cuadro que nos encontramos en las empresas en proceso de ser declaradas en quiebra o recién declaradas en quiebra, no puede ser más conmovedor.

La verdad es que, en la generalidad de los casos, el cuadro que nos encontramos en las empresas en proceso de ser declaradas en quiebra o recién declaradas en quiebra, no puede ser más conmovedor.

Interpretar lo contrario además y por mera lógica, abstrayéndonos incluso de la realidad histórica descrita al inicio de esta obra, importaría asumir al fallido que solicita su propia quiebra como una suerte de autoflagelante.

En muchas oportunidades es olvidado que tras la solicitud de quiebra enderezada por el propio deudor o, en general, frente a la realidad de la quiebra, cualquiera sea su origen en tanto no obedezca a un comportamiento doloso, quedan encerrados el fracaso de importantes proyectos personales, innumerables sueños junto a la cesantía, no sólo de los trabajadores dependientes e integrantes de la organización productiva, sino del mismo propietario de los recursos involucrados en ella que ve destruida su inversión y, en múltiples ocasiones, el esfuerzo de toda una vida o, al menos, gran parte de ella.

Por consecuencia tampoco existe algo semejante a la “confiscación”, que resultaría como expusimos, la figura más cercana a las explicaciones de Juan Pablo Román Rodríguez, dado que el deudor no pierde el dominio de las cosas incautadas.

De manera que, la experiencia directa en la materia nos enseña que la quiebra representa un drama mayor para el fallido que para los acreedores y trabajadores.

GONZALO BAEZA OVALLE

Los primeros, habitualmente, perderán parte de sus acreencias lo que conforma algo cosubstancial al riesgo comercial que incluso es asegurable y, los segundos, su fuente inmediata de trabajo, pero recibirán una compensación, muchas veces absolutamente desproporcionada en el sentido que va más allá de una mera compensación, por la mala interpretación que los tribunales ha efectuado del artículo 162 del Co. del Trabajo pero, siempre quedan en condiciones de obtener ocupación, las más de las veces, en la competencia que los apreciará como personal capacitado a costa de los recursos del fallido que, precisamente invirtió en esa capacitación.

704

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

705

Para ilustrar lo anterior en nuestra cátedra, proyectamos las fotos que insertaremos, a fin de que no sea perdido de vista que se está regulando un drama, no un negocio ni una cuestión jurídica abstracta.242

242 Esas ilustraciones han sido obtenidas de Internet, sin más esfuerzo que buscar “fotos sobre bancarrota”, para graficar que esa es la real imagen de una quiebra y lo que eso involucra, no la de un delincuente traducido en la persona del empresario, que son situaciones absolutamente excepcionales. Conviene hacer presente que en las páginas visitadas no existía ninguna advertencia sobre restricción de uso de esas fotos o propiedad intelectual.

Con la quiebra, en suma, son sepultados anhelos, esperanzas, proyectos, esfuerzos e inversiones. Si se quiere asumir como castigo, ello no constituye un resultado de la aplicación de los procedimientos concursales ni de la incautación que, precisamente, obedecen a un propósito enteramente diferente, como ha sido explicado desde un inicio en este trabajo, en tanto su propósito pasa por ofrecer mecanismos auxiliares que permitan disminuir el impacto negativo que un fenómeno de esta naturaleza trae aparejado para todos los involucrados directa e indirectamente en él.

Si se quiere asumir como castigo, ello no constituye un resultado de la aplicación de los procedimientos concursales ni de la incautación que, precisamente, obedecen a un propósito enteramente diferente, como ha sido explicado desde un inicio en este trabajo, en tanto su propósito pasa por ofrecer mecanismos auxiliares que permitan disminuir el impacto negativo que un fenómeno de esta naturaleza trae aparejado para todos los involucrados directa e indirectamente en él. Con la quiebra, en suma, son sepultados anhelos, esperanzas, proyectos, esfuerzos e inversiones. 242

Esas ilustraciones han sido obtenidas de Internet, sin más esfuerzo que buscar “fotos sobre bancarrota”, para graficar que esa es la real imagen de una quiebra y lo que eso involucra, no la de un delincuente traducido en la persona del empresario, que son situaciones absolutamente excepcionales. Conviene hacer presente que en las páginas visitadas no existía ninguna advertencia sobre restricción de uso de esas fotos o propiedad intelectual.

Para ilustrar lo anterior en nuestra cátedra, proyectamos las fotos que insertaremos, a fin de que no sea perdido de vista que se está regulando un drama, no un negocio ni una cuestión jurídica abstracta.242 DERECHO CONCURSAL CHILENO

705

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

De hecho el deudor puede estar perfectamente de acuerdo en proceder de ese manera, tanto en los casos en que pide su propia quiebra como en aquellos en que es adoptada una modalidad de enajenación diferente y que, por ende, la ley exige el consentimiendo del fallido, dejando en claro que este no pierde del todo la facultad de disposición de esos bienes, en la medida que resulta legalmente necesario obtener su asentimiento.

706

Tampoco podemos hablar, como lo hemos aclarado anteriormente, que enfrentamos una enajenación forzada.

También consideramos equivocada la apreciación efectuada por ese autor que asume como correcta la descripción efectuada por el Diccionario de la Academia Española en tanto describe la “incautación” como “tomar posesión un tribunal o autoridad competente, de dinero o bienes de otra clase”, toda vez que esa acepción responde al uso lego del término y en una obra de esta especie ha de entregarse el concepto técnico jurídico, no el del ciudadano común.

El fallido, en consecuencia, no sufre el “desposeimiento” de los bienes afectos a concurso, sino sólo la privación de su tenencia para afectar la disposición de ellos a un propósito legalmente determinado, el pago de sus deudas, lo que también interesa al deudor realizar pero que, bajo las circunstancias que normalmente precipitan un concurso, no puede hacer.

En ese sentido al “incautar” el síndico “no toma posesión de los bienes”, sino que se limita a asumir “su mera tenencia”, expresión que en derecho resulta diametralmente diferente a la “posesión” que, es un hecho con trascendencia jurídica, descrito por don Andrés Bello en el artículo 700 del Co. Civil como “la tenencia de una cosa determinada con ánimo de señor o dueño, …”.

El síndico, a través de la incautación, no se hace cargo de los bienes afectos a concurso con el “ánimo de señor o dueño”, aún cuando algunos síndicos lo mal entiendan y pretendan comportarse de ese modo desde que han existido como tal a lo largo de la historia, sino con el carácter de mero o simple tenedor de las cosas afectas al concurso, como acontece con todo “liquidador”.

El síndico, a través de la incautación, no se hace cargo de los bienes afectos a concurso con el “ánimo de señor o dueño”, aún cuando algunos síndicos lo mal entiendan y pretendan comportarse de ese modo desde que han existido como tal a lo largo de la historia, sino con el carácter de mero o simple tenedor de las cosas afectas al concurso, como acontece con todo “liquidador”.

En ese sentido al “incautar” el síndico “no toma posesión de los bienes”, sino que se limita a asumir “su mera tenencia”, expresión que en derecho resulta diametralmente diferente a la “posesión” que, es un hecho con trascendencia jurídica, descrito por don Andrés Bello en el artículo 700 del Co. Civil como “la tenencia de una cosa determinada con ánimo de señor o dueño, …”.

El fallido, en consecuencia, no sufre el “desposeimiento” de los bienes afectos a concurso, sino sólo la privación de su tenencia para afectar la disposición de ellos a un propósito legalmente determinado, el pago de sus deudas, lo que también interesa al deudor realizar pero que, bajo las circunstancias que normalmente precipitan un concurso, no puede hacer.

También consideramos equivocada la apreciación efectuada por ese autor que asume como correcta la descripción efectuada por el Diccionario de la Academia Española en tanto describe la “incautación” como “tomar posesión un tribunal o autoridad competente, de dinero o bienes de otra clase”, toda vez que esa acepción responde al uso lego del término y en una obra de esta especie ha de entregarse el concepto técnico jurídico, no el del ciudadano común.

Tampoco podemos hablar, como lo hemos aclarado anteriormente, que enfrentamos una enajenación forzada.

GONZALO BAEZA OVALLE

De hecho el deudor puede estar perfectamente de acuerdo en proceder de ese manera, tanto en los casos en que pide su propia quiebra como en aquellos en que es adoptada una modalidad de enajenación diferente y que, por ende, la ley exige el consentimiendo del fallido, dejando en claro que este no pierde del todo la facultad de disposición de esos bienes, en la medida que resulta legalmente necesario obtener su asentimiento.

706

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

707

Finalmente conviene aclarar que el “aspecto punitivo” de la incautación denunciado por Juan Pablo Román Rodríguez, es contradicho por el mismo,243 al afirmar, aludiendo al artículo 73 del Libro IV del Co. de Comercio, “que nuestra legislación ha dejado atrás los aspectos punitivos que la declaración de quiebra imponía a los deudores o a sus representantes, lo que debe ser materia de un juzgamiento concreto y preciso y aparte del procedimiento concursal.” Sobre esta última afirmación también debemos aclarar que el procedimiento punitivo, conocido como calificación de la quiebra, pese a constituir un juicio de carácter penal y seguido ante un tribunal diferente de aquél encargado de tramitar el concurso, forma parte de los procedimientos concursales. El procedimiento de calificación existe a propósito, con ocasión, en relación y en función de la existencia de la quiebra, aún cuando se disocien en su destino final, ya que la clausura de la quiebra no conlleva el sobreseimiento del proceso penal que pueda estar siguiéndose en razón a ella, para establecer su debida calificación. Lo que sí constituye un hecho cierto es que sin declaración de quiebra no existe calificación. Esa declaración es la que da sentido a la existencia del proceso. 3.2. Procedimiento de incautación244 Como quedó dicho, esta actuación debe realizarla el síndico, tan pronto como haya aceptado el cargo, para lo cual debe ser asistido de un ministro de fe en la diligencia misma y el levantamiento de inventario de las cosas afectas a la incautación. 243 244

ROMÁN RODRÍGUEZ, Juan Pablo. Ob. cit., p. 15.

No es posible tratar del procedimiento aplicable a la incautación en los concursos, sin aludir al Instructivo Nº 5, emitido el 29 de diciembre de 2009, por la Superintendencia de Quiebras, que regula la materia exponiendo algunas obligaciones relevantes que deben cumplir los Síndicos de la Quiebra, en este proceso y, al efecto, señala: que debe informar a ese servicio, a través de su portal de internet, el nombre del síndico, la quiebra, el día, lugar y hora en que realizará la diligencia de incautación.

244 No es posible tratar del procedimiento aplicable a la incautación en los concursos, sin aludir al Instructivo Nº 5, emitido el 29 de diciembre de 2009, por la Superintendencia de Quiebras, que regula la materia exponiendo algunas obligaciones relevantes que deben cumplir los Síndicos de la Quiebra, en este proceso y, al efecto, señala: que debe informar a ese servicio, a través de su portal de internet, el nombre del síndico, la quiebra, el día, lugar y hora en que realizará la diligencia de incautación. 243

ROMÁN RODRÍGUEZ, Juan Pablo. Ob. cit., p. 15.

Como quedó dicho, esta actuación debe realizarla el síndico, tan pronto como haya aceptado el cargo, para lo cual debe ser asistido de un ministro de fe en la diligencia misma y el levantamiento de inventario de las cosas afectas a la incautación. 3.2. Procedimiento de incautación244 Lo que sí constituye un hecho cierto es que sin declaración de quiebra no existe calificación. Esa declaración es la que da sentido a la existencia del proceso. El procedimiento de calificación existe a propósito, con ocasión, en relación y en función de la existencia de la quiebra, aún cuando se disocien en su destino final, ya que la clausura de la quiebra no conlleva el sobreseimiento del proceso penal que pueda estar siguiéndose en razón a ella, para establecer su debida calificación. Sobre esta última afirmación también debemos aclarar que el procedimiento punitivo, conocido como calificación de la quiebra, pese a constituir un juicio de carácter penal y seguido ante un tribunal diferente de aquél encargado de tramitar el concurso, forma parte de los procedimientos concursales. Finalmente conviene aclarar que el “aspecto punitivo” de la incautación denunciado por Juan Pablo Román Rodríguez, es contradicho por el mismo,243 al afirmar, aludiendo al artículo 73 del Libro IV del Co. de Comercio, “que nuestra legislación ha dejado atrás los aspectos punitivos que la declaración de quiebra imponía a los deudores o a sus representantes, lo que debe ser materia de un juzgamiento concreto y preciso y aparte del procedimiento concursal.” DERECHO CONCURSAL CHILENO

707

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

El recíproco natural de ese precepto aparece en el número 5 del artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio, como una de las menciones de la sentencia de quiebra:

708

“1. Adoptar de inmediato, en presencia del secretario del tribunal o de un notario o de otro Ministro de Fe designado por el juez, las providencias necesarias para recoger los libros, documentos y bienes del fallido y para colocarlos en lugar seguro si se estiman que peligran o corren riesgos donde se encuentran. “2. Formar, a más tardar al día siguiente hábil y en presencia del secretario del tribunal, de un notario o de otro ministro de fe designado por el tribunal, inventario de todos los libros, correspondencia, documentos y bienes del deudor, debiendo dejar constancia del estado de las maquinarias, útiles y equipos, para lo cual podrá hacerse acompañar de una persona especialmente técnica atendido el giro del fallido. Igualmente, deberá dejar constancia de todo derecho o pretensión formulado por terceros en relación con los bienes inventariados, y “3. Agregar el inventario a los autos a más tardar al día siguiente hábil a su facción. La resolución que tenga por agregado el inventario a los autos se notificará por aviso”.

Usualmente la labor de ministro de fe es asumida por el secretario del tribunal de la quiebra y el inventario lo realiza personal especializado del síndico.

Ahora bien, la regulación legal que plasma todo lo descrito la encontramos en el artículo 94 número 1 del Libro IV del Co. de Comercio, que dispone:

La facción de inventario interesa tanto al síndico como al fallido, de manera que resulta muy relevante, para el primero, disponer de un documento oficial que describa las cosas cuya tenencia asume en ese acto y por las cuales debe responder ante el deudor y acreedores, como para este último, que el inventario sea completo, para evitar pérdidas de cosas que, finalmente, lo van a perjudicar, en tanto incidirá en la disminución de su capacidad de pago.

También resulta relevante la intervención del fallido o su representante para explicar al síndico y personal dependiente de éste a cargo de la diligencia, las particularidades de las especies a incautar y su importancia específica que, por razones técnicas, pueden no estar al alcance del síndico ni de su personal.

También resulta relevante la intervención del fallido o su representante para explicar al síndico y personal dependiente de éste a cargo de la diligencia, las particularidades de las especies a incautar y su importancia específica que, por razones técnicas, pueden no estar al alcance del síndico ni de su personal.

La facción de inventario interesa tanto al síndico como al fallido, de manera que resulta muy relevante, para el primero, disponer de un documento oficial que describa las cosas cuya tenencia asume en ese acto y por las cuales debe responder ante el deudor y acreedores, como para este último, que el inventario sea completo, para evitar pérdidas de cosas que, finalmente, lo van a perjudicar, en tanto incidirá en la disminución de su capacidad de pago.

Ahora bien, la regulación legal que plasma todo lo descrito la encontramos en el artículo 94 número 1 del Libro IV del Co. de Comercio, que dispone:

Usualmente la labor de ministro de fe es asumida por el secretario del tribunal de la quiebra y el inventario lo realiza personal especializado del síndico.

“1. Adoptar de inmediato, en presencia del secretario del tribunal o de un notario o de otro Ministro de Fe designado por el juez, las providencias necesarias para recoger los libros, documentos y bienes del fallido y para colocarlos en lugar seguro si se estiman que peligran o corren riesgos donde se encuentran. “2. Formar, a más tardar al día siguiente hábil y en presencia del secretario del tribunal, de un notario o de otro ministro de fe designado por el tribunal, inventario de todos los libros, correspondencia, documentos y bienes del deudor, debiendo dejar constancia del estado de las maquinarias, útiles y equipos, para lo cual podrá hacerse acompañar de una persona especialmente técnica atendido el giro del fallido. Igualmente, deberá dejar constancia de todo derecho o pretensión formulado por terceros en relación con los bienes inventariados, y “3. Agregar el inventario a los autos a más tardar al día siguiente hábil a su facción. La resolución que tenga por agregado el inventario a los autos se notificará por aviso”.

GONZALO BAEZA OVALLE

El recíproco natural de ese precepto aparece en el número 5 del artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio, como una de las menciones de la sentencia de quiebra:

708

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

709

“La advertencia al público de que no debe pagar ni entregar mercaderías al fallido, so pena de nulidad de los pagos y entregas; y la orden a las personas que tengan bienes o papeles pertenecientes al fallido, para que los pongan, dentro de tercero día, a disposición del síndico, bajo pena de ser tenidos por encubridores o cómplices de la quiebra”.

Además del artículo 96 del Libro IV del Co. de Comercio: “El fallido está obligado a indicar y a poner a disposición del síndico todos sus libros, documentos, bienes y antecedentes. “Si el deudor ha fallecido o se ha fugado, esta obligación incumbe a sus colaboradores más próximos”.

La expresión “de inmediato” utilizada por el artículo 94 número 1 del Libro IV del Co. de Comercio, ha ameritado la interpretación, de orden administrativo, por la Superintendencia de Quiebra245, en el sentido que la incautación corresponde efectuarla en la tarde del mismo día en que el síndico de la quiebra aceptó el cargo, a partir de las 15 horas y si aceptó el cargo en la tarde, deberá realizarla en la mañana del día siguiente hábil, a partir de las 9,30 horas, debiendo proceder a iniciar la diligencia, en los 30 minutos siguientes a la hora fijada para realizarla. El síndico de la quiebra es obligado a levantar un acta de la diligencia de incautación, para dar cumplimiento a lo previsto en el artículo 61 del Co. de Procedimiento Civil, que ordena dejar testimonio escrito de toda actuación realizada en el proceso y la incautación, obviamente, inscribe en descripción. En el instructivo en referencia, la Superintendencia de Quiebras detalla el procedimiento a seguir respecto a los bienes muebles, vehículos motorizados, inmuebles y documentación incautada que, para abreviar, hemos preferido traducir en un modelo de acta de incautación que nos pareció un sistema más atractivo y práctico para visualizar el asunto. Pero también puede ocurrir que el fallido esté desprovisto de bienes, situación que aparece regulada por el artículo 97 del Libro IV del Código de Comercio: 245

Instructivo Nº 5, del 29 de diciembre de 2009.

245

Instructivo Nº 5, del 29 de diciembre de 2009.

Pero también puede ocurrir que el fallido esté desprovisto de bienes, situación que aparece regulada por el artículo 97 del Libro IV del Código de Comercio: En el instructivo en referencia, la Superintendencia de Quiebras detalla el procedimiento a seguir respecto a los bienes muebles, vehículos motorizados, inmuebles y documentación incautada que, para abreviar, hemos preferido traducir en un modelo de acta de incautación que nos pareció un sistema más atractivo y práctico para visualizar el asunto. El síndico de la quiebra es obligado a levantar un acta de la diligencia de incautación, para dar cumplimiento a lo previsto en el artículo 61 del Co. de Procedimiento Civil, que ordena dejar testimonio escrito de toda actuación realizada en el proceso y la incautación, obviamente, inscribe en descripción. La expresión “de inmediato” utilizada por el artículo 94 número 1 del Libro IV del Co. de Comercio, ha ameritado la interpretación, de orden administrativo, por la Superintendencia de Quiebra245, en el sentido que la incautación corresponde efectuarla en la tarde del mismo día en que el síndico de la quiebra aceptó el cargo, a partir de las 15 horas y si aceptó el cargo en la tarde, deberá realizarla en la mañana del día siguiente hábil, a partir de las 9,30 horas, debiendo proceder a iniciar la diligencia, en los 30 minutos siguientes a la hora fijada para realizarla. “El fallido está obligado a indicar y a poner a disposición del síndico todos sus libros, documentos, bienes y antecedentes. “Si el deudor ha fallecido o se ha fugado, esta obligación incumbe a sus colaboradores más próximos”.

Además del artículo 96 del Libro IV del Co. de Comercio: “La advertencia al público de que no debe pagar ni entregar mercaderías al fallido, so pena de nulidad de los pagos y entregas; y la orden a las personas que tengan bienes o papeles pertenecientes al fallido, para que los pongan, dentro de tercero día, a disposición del síndico, bajo pena de ser tenidos por encubridores o cómplices de la quiebra”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

709

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

El Instructivo Nº 5 emitido por la Superintendencia de Quiebras, el 29 de diciembre de 2009, regula la actividad del síndico de la quiebra a este respecto, haciendo presente que el artículo 71 del Libro IV del Código de Comercio confiere la facultad a los acreedores hipotecarios y prendarios para iniciar o llevar adelante sus acciones en los bienes afectos a la seguridad de sus respectivo créditos.

710

3.3.2. Una situación particular. Bienes afectos a Warrants

“Si no apareciere ningún bien perteneciente al fallido, se dejará constancia de ello en un acta y el tribunal, expirado el plazo establecido en el artículo siguiente o desechadas las observaciones a que él se refiere, pronunciará el sobreseimiento temporal de la quiebra, el cual se comunicará por el tribunal, mediante correo certificado, al fallido, a los acreedores y al síndico. Este dispondrá de un plazo de treinta días corridos para presentar su cuenta con todos los antecedentes y se procederá conforme lo dispuesto en los artículos 29 a 31”.

Esta materia resulta enteramente coincidente con lo que hemos tratado en este trabajo en relación a la extensión material del desasimiento, a lo cual, necesariamente habremos de remitir para no ser reiterativos.

Como reiteraremos más adelante, conforme a lo prevenido en el artículo 159 del Libro IV del Código de Comercio:

3.3.1. Aspectos generales

“En el caso del número 1 (no aparecieren bienes pertenecientes a la masa) del artículo anterior, el sobreseimiento temporal sólo se ordenará a solicitud del síndico, la que se notificará en igual forma que la declaratoria de quiebra. “Si alguno de los acreedores se opusiere dentro del término de siete día, se tramitará su oposición como incidente”.

3.3. Bienes afectos a incautación

Para no desprendernos del criterio práctico seguido en este obra, en seguida incluiremos modelos para llevar a cabo las respectivas actuaciones.

Para no desprendernos del criterio práctico seguido en este obra, en seguida incluiremos modelos para llevar a cabo las respectivas actuaciones.

3.3. Bienes afectos a incautación

“En el caso del número 1 (no aparecieren bienes pertenecientes a la masa) del artículo anterior, el sobreseimiento temporal sólo se ordenará a solicitud del síndico, la que se notificará en igual forma que la declaratoria de quiebra. “Si alguno de los acreedores se opusiere dentro del término de siete día, se tramitará su oposición como incidente”.

3.3.1. Aspectos generales

Como reiteraremos más adelante, conforme a lo prevenido en el artículo 159 del Libro IV del Código de Comercio:

Esta materia resulta enteramente coincidente con lo que hemos tratado en este trabajo en relación a la extensión material del desasimiento, a lo cual, necesariamente habremos de remitir para no ser reiterativos.

“Si no apareciere ningún bien perteneciente al fallido, se dejará constancia de ello en un acta y el tribunal, expirado el plazo establecido en el artículo siguiente o desechadas las observaciones a que él se refiere, pronunciará el sobreseimiento temporal de la quiebra, el cual se comunicará por el tribunal, mediante correo certificado, al fallido, a los acreedores y al síndico. Este dispondrá de un plazo de treinta días corridos para presentar su cuenta con todos los antecedentes y se procederá conforme lo dispuesto en los artículos 29 a 31”.

3.3.2. Una situación particular. Bienes afectos a Warrants

GONZALO BAEZA OVALLE

El Instructivo Nº 5 emitido por la Superintendencia de Quiebras, el 29 de diciembre de 2009, regula la actividad del síndico de la quiebra a este respecto, haciendo presente que el artículo 71 del Libro IV del Código de Comercio confiere la facultad a los acreedores hipotecarios y prendarios para iniciar o llevar adelante sus acciones en los bienes afectos a la seguridad de sus respectivo créditos.

710

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

711

En esas ejecuciones el síndico ha de servir como depositario, sin embargo, en el caso de los Almacenes Generales Warrants existe una normativa especial que radica en el almacenista el carácter de depositario, sin que tal situación sea afectada por el concurso del propietario de las cosas en depósito pero posibilitando al síndico de la quiebra dar por terminado el contrato de almacenaje y, como derivado de ello, asumir como depositario de esas especies. Ahora bien, la Ley Nº 18.690, sobre Almacenes Generales Warrants, establece en sus artículos 14 y 16, que la subasta de los bienes depositados no se suspende en razón al concurso o quiebra del deudor, salvo que el juez decrete esa suspensión, previa consignación de lo adeudado, con intereses, costas, derechos y gastos de almacenaje, no siendo embargable el producto de la subasta salvo en lo que exceda de la deuda garantizada, incluyendo o considerando como tal todos y cada uno de los ítems descritos precedentemente. Donde surge algún grado de dificultad es con el destino del resultado del remate, ya que el artículo 16 de la Ley Nº 18.690, establece que debe ser entregado directamente al acreedor sin necesidad de ejercer acciones judiciales, habiendo precisado, anteriormente, que ese producto no era embargable. Lo que corresponde entregar es todo lo necesario para cubrir el crédito descrito en la forma indicada en el párrafo anteprecedente, agregando los gastos de la subasta. En ese sentido la Superintendencia de Quiebras ha emitido pronunciamiento en el señalado instructivo aduciendo que no ve obstáculo legal en que el producto del remate sea entregado al acreedor para cubrir el crédito antes detallado, sin embargo, esa derivación no nos parece tan transparente atendido a que pueden existir crédito de mejor derecho por aplicación de lo prevenido en los artículos 2473 y siguientes del Código Civil, que de ser retirado el producto de la subasta por el acreedor, sin asegurar la solución de esos créditos preferentes, quedarán postergados en su preferencia. 4. CUESTIONARIO 1. ¿Qué entiende por masa de la quiebra y masa de acreedores?

1. ¿Qué entiende por masa de la quiebra y masa de acreedores? 4. CUESTIONARIO En ese sentido la Superintendencia de Quiebras ha emitido pronunciamiento en el señalado instructivo aduciendo que no ve obstáculo legal en que el producto del remate sea entregado al acreedor para cubrir el crédito antes detallado, sin embargo, esa derivación no nos parece tan transparente atendido a que pueden existir crédito de mejor derecho por aplicación de lo prevenido en los artículos 2473 y siguientes del Código Civil, que de ser retirado el producto de la subasta por el acreedor, sin asegurar la solución de esos créditos preferentes, quedarán postergados en su preferencia. Lo que corresponde entregar es todo lo necesario para cubrir el crédito descrito en la forma indicada en el párrafo anteprecedente, agregando los gastos de la subasta. Donde surge algún grado de dificultad es con el destino del resultado del remate, ya que el artículo 16 de la Ley Nº 18.690, establece que debe ser entregado directamente al acreedor sin necesidad de ejercer acciones judiciales, habiendo precisado, anteriormente, que ese producto no era embargable. Ahora bien, la Ley Nº 18.690, sobre Almacenes Generales Warrants, establece en sus artículos 14 y 16, que la subasta de los bienes depositados no se suspende en razón al concurso o quiebra del deudor, salvo que el juez decrete esa suspensión, previa consignación de lo adeudado, con intereses, costas, derechos y gastos de almacenaje, no siendo embargable el producto de la subasta salvo en lo que exceda de la deuda garantizada, incluyendo o considerando como tal todos y cada uno de los ítems descritos precedentemente. En esas ejecuciones el síndico ha de servir como depositario, sin embargo, en el caso de los Almacenes Generales Warrants existe una normativa especial que radica en el almacenista el carácter de depositario, sin que tal situación sea afectada por el concurso del propietario de las cosas en depósito pero posibilitando al síndico de la quiebra dar por terminado el contrato de almacenaje y, como derivado de ello, asumir como depositario de esas especies. DERECHO CONCURSAL CHILENO

711

RETIRO

712

GONZALO BAEZA OVALLE

2. Explique en qué consisten la masa de hecho y la masa de derecho 3. ¿Qué es la incautación? Explique. 4. Explique la naturaleza jurídica y propósito de la incautación, fundamentando. 5. Relate el procedimiento de incautación. 6. Elabore un acta de incautación con bienes y sin bienes. 7. Redacte un escrito de sobreseimiento temporal por falta de bienes en la quiebra. 8. Redacte un escrito de oposición al sobreseimiento temporal de la quiebra. 9. Explique la situación que surge con los bienes del fallido afectos a contrato de depósito en Almacenes Generales Warrants. 8. Redacte un escrito de oposición al sobreseimiento temporal de la quiebra. 7. Redacte un escrito de sobreseimiento temporal por falta de bienes en la quiebra. 6. Elabore un acta de incautación con bienes y sin bienes. 5. Relate el procedimiento de incautación. 4. Explique la naturaleza jurídica y propósito de la incautación, fundamentando. 3. ¿Qué es la incautación? Explique. 2. Explique en qué consisten la masa de hecho y la masa de derecho 712

GONZALO BAEZA OVALLE

9. Explique la situación que surge con los bienes del fallido afectos a contrato de depósito en Almacenes Generales Warrants.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

713

MODELO DE ACTA DE INCAUTACIÓN Y FACCIÓN DE INVENTARIO Acta de incautación y facción de inventario Quiebra …. Rol … Juzgado … En Santiago, República de Chile, a …de………de 201.., a las … horas, el Síndico don …., que suscribe, asistido por el Contador señor don … y personal técnico, se constituyó en el domicilio de la fallida de calle ….., a objeto de dar cumplimiento al mandato legal de incautar y confeccionar los inventarios de los bienes y documentos de la fallida que se encuentran en ese domicilio. Asesoraron al Síndico en la toma de inventario, personal técnico especializado en la materia, debido al giro de la fallida. Actuó como Ministro de Fe, el secretario del .........................juzgado ............................ señor(a) .......................................................... En la diligencia la Superintedencia Nacional de Quiebras estuvo representada por don … La diligencia fue realizada conforme es consignado en la presente Acta. 1. Diligencia en calle … (domicilio de la fallida) El síndico y su comitiva se dirigieron al domicilio señalado, donde fueron atendidos por don … representante de la fallida, a quien se le notificó la sentencia de quiebra de …(nombre de la fallida). Acto seguido el Síndico comunicó a todo el personal que se encontraba en las instalaciones el hecho de la declaración en quiebra de la compañía. En este domicilio ejercía su actividad la fallida, bajo el giro económico de … (precisarlo) siendo el inmueble de (precisar si es propietaria, arrendataria u otro) y en ella se encuentran todos los bienes de la fallida (aclarar si tiene otros domicilios o existen bienes en otros lugares).

En este domicilio ejercía su actividad la fallida, bajo el giro económico de … (precisarlo) siendo el inmueble de (precisar si es propietaria, arrendataria u otro) y en ella se encuentran todos los bienes de la fallida (aclarar si tiene otros domicilios o existen bienes en otros lugares). Acto seguido el Síndico comunicó a todo el personal que se encontraba en las instalaciones el hecho de la declaración en quiebra de la compañía. El síndico y su comitiva se dirigieron al domicilio señalado, donde fueron atendidos por don … representante de la fallida, a quien se le notificó la sentencia de quiebra de …(nombre de la fallida). 1. Diligencia en calle … (domicilio de la fallida) La diligencia fue realizada conforme es consignado en la presente Acta. En la diligencia la Superintedencia Nacional de Quiebras estuvo representada por don … Actuó como Ministro de Fe, el secretario del .........................juzgado ............................ señor(a) .......................................................... Asesoraron al Síndico en la toma de inventario, personal técnico especializado en la materia, debido al giro de la fallida. En Santiago, República de Chile, a …de………de 201.., a las … horas, el Síndico don …., que suscribe, asistido por el Contador señor don … y personal técnico, se constituyó en el domicilio de la fallida de calle ….., a objeto de dar cumplimiento al mandato legal de incautar y confeccionar los inventarios de los bienes y documentos de la fallida que se encuentran en ese domicilio. Quiebra …. Rol … Juzgado … Acta de incautación y facción de inventario MODELO DE ACTA DE INCAUTACIÓN Y FACCIÓN DE INVENTARIO DERECHO CONCURSAL CHILENO

713

RETIRO

4. Inventario contable. Se procedió a inventariar todos los bienes muebles, instalaciones y maquinarias de propiedad de la fallida, que se guarnecían en la propiedad señalada. Se acompañan como parte integrante de la presente acta los inventarios correspondientes en Anexo 1.

3. Inventario de bienes muebles.

Se pudo determinar que el rol único tributario de la fallida era el indicado en el título, procediéndose a incautar materialmente la cédula correspondiente.

GONZALO BAEZA OVALLE

6. Rol único tributario del fallido número .....................

A continuación el Síndico dio las instrucciones necesarias para dar inicio a la toma de inventario de los bienes muebles, documentos contables y administrativos existentes en el establecimiento.

Durante la diligencia de incautación y facción de inventarios no se presentaron terceros reclamando derechos sobre las especies incautadas e inventariadas (en su defecto, dejar constancia de la reclamación)

2. Personal de la fallida.

5. Reclamos de terceros.

Al momento de la incautación, se encontraban trabajando … personas (o indicar la situación de los concurrentes), a todas ellas el síndico las instruye sobre los derechos que le corresponde ante el estado de quiebra de su empleadora, otorgándole las cartas de aviso de término de la relación laboral que los unía con la fallida.

La documentación contable que se encontraba en la propiedad, fue inventariada y se acompaña como parte integrante de la presente acta, en Anexo 2.

(Siendo un derivado natural de lo anterior que el inmueble quede sin ocupantes, lo usual y prudente es que el síndico tenga contratado o disponga de personal de vigilancia que debe quedar, inmediatamente a cargo de las instalaciones, como es precisado en el número 7 del presente formulario de acta de incautación).

4. Inventario contable.

3. Inventario de bienes muebles.

Se procedió a inventariar todos los bienes muebles, instalaciones y maquinarias de propiedad de la fallida, que se guarnecían en la propiedad señalada. Se acompañan como parte integrante de la presente acta los inventarios correspondientes en Anexo 1.

714

(Siendo un derivado natural de lo anterior que el inmueble quede sin ocupantes, lo usual y prudente es que el síndico tenga contratado o disponga de personal de vigilancia que debe quedar, inmediatamente a cargo de las instalaciones, como es precisado en el número 7 del presente formulario de acta de incautación).

La documentación contable que se encontraba en la propiedad, fue inventariada y se acompaña como parte integrante de la presente acta, en Anexo 2.

Al momento de la incautación, se encontraban trabajando … personas (o indicar la situación de los concurrentes), a todas ellas el síndico las instruye sobre los derechos que le corresponde ante el estado de quiebra de su empleadora, otorgándole las cartas de aviso de término de la relación laboral que los unía con la fallida.

5. Reclamos de terceros.

2. Personal de la fallida.

Durante la diligencia de incautación y facción de inventarios no se presentaron terceros reclamando derechos sobre las especies incautadas e inventariadas (en su defecto, dejar constancia de la reclamación)

A continuación el Síndico dio las instrucciones necesarias para dar inicio a la toma de inventario de los bienes muebles, documentos contables y administrativos existentes en el establecimiento.

6. Rol único tributario del fallido número .....................

GONZALO BAEZA OVALLE

Se pudo determinar que el rol único tributario de la fallida era el indicado en el título, procediéndose a incautar materialmente la cédula correspondiente.

714

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

715

7. Vigilancia y mantención de los bienes. El Síndico dispuso de inmediato la contratación de los servicios de vigilancia de 24 horas para la propiedad, habida consideración del estado del inmueble y para evitar un posible incendio debido a la naturaleza de los bienes el síndico contrató los servicios de aseadores y realizó el mantenimiento adecuado a la maquinaria separando todo lo combustible que se encontraba en su interior. 8. Término de la diligencia. Se dio término a esta diligencia, a las …. horas del día … levantándose la presente Acta, firmando los asistentes para constancia del modo que es indicado a continuación. Síndico de la Quiebra Ministro de Fe

Contador

Ministro de Fe Síndico de la Quiebra

Contador

Se dio término a esta diligencia, a las …. horas del día … levantándose la presente Acta, firmando los asistentes para constancia del modo que es indicado a continuación. 8. Término de la diligencia. El Síndico dispuso de inmediato la contratación de los servicios de vigilancia de 24 horas para la propiedad, habida consideración del estado del inmueble y para evitar un posible incendio debido a la naturaleza de los bienes el síndico contrató los servicios de aseadores y realizó el mantenimiento adecuado a la maquinaria separando todo lo combustible que se encontraba en su interior. 7. Vigilancia y mantención de los bienes. DERECHO CONCURSAL CHILENO

715

RETIRO

En Santiago, República de Chile, a …de………de 201.., a las … horas, el Síndico don …., que suscribe, asistido por el Contador señor don … y personal técnico, se constituyó en el domicilio de la fallida de calle ….., a objeto de dar cumplimiento al mandato legal de incautar y confeccionar los inventarios de los bienes y documentos de la fallida que se encuentran en ese domicilio. Actuó como Ministro de Fe, el secretario del .........................juzgado ............................ señor(a) ..........................................................

En Santiago, República de Chile, a …de………de 201.., a las … horas, el Síndico don …., que suscribe, asistido por el Contador señor don … y personal técnico, se constituyó en el domicilio de la fallida de calle ….., a objeto de dar cumplimiento al mandato legal de incautar y confeccionar los inventarios de los bienes y documentos de la fallida que se encuentran en ese domicilio.

Acto seguido el Síndico comunicó a todo el personal que se encontraba en las instalaciones el hecho de la declaración en quiebra de la compañía.

Actuó como Ministro de Fe, el secretario del .........................juzgado ............................ señor(a) ..........................................................

El síndico y su comitiva se dirigieron al domicilio señalado, donde fueron atendidos por don … representante de la fallida, a quien se le notificó la sentencia de quiebra de …(nombre de la fallida).

En la diligencia la Superintedencia Nacional de Quiebras estuvo representada por don …

1. Diligencia en calle … (domicilio de la fallida)

La diligencia fue realizada conforme es consignado en la presente Acta.

La diligencia fue realizada conforme es consignado en la presente Acta.

1. Diligencia en calle … (domicilio de la fallida)

En la diligencia la Superintedencia Nacional de Quiebras estuvo representada por don …

En este domicilio ejercía su actividad la fallida, bajo el giro económico de … (precisarlo) siendo el inmueble de (precisar si es propietaria, arrendataria u otro) y en ella se encuentran todos los bienes de la fallida (aclarar si tiene otros domicilios o existen bienes en otros lugares).

Quiebra …. Rol … Juzgado … Acta de incautación y facción de inventario MODELO DE ACTA DE INEXISTENCIA DE BIENES DE LA FALLIDA GONZALO BAEZA OVALLE

A continuación el Síndico dio las instrucciones necesarias para dar inicio a la toma de inventario de los bienes muebles, documentos contables y administrativos existentes en el establecimiento.

716

Quiebra …. Rol … Juzgado …

El síndico y su comitiva se dirigieron al domicilio señalado, donde fueron atendidos por don … representante de la fallida, a quien se le notificó la sentencia de quiebra de …(nombre de la fallida).

Acta de incautación y facción de inventario

Acto seguido el Síndico comunicó a todo el personal que se encontraba en las instalaciones el hecho de la declaración en quiebra de la compañía.

MODELO DE ACTA DE INEXISTENCIA DE BIENES DE LA FALLIDA

En este domicilio ejercía su actividad la fallida, bajo el giro económico de … (precisarlo) siendo el inmueble de (precisar si es propietaria, arrendataria u otro) y en ella se encuentran todos los bienes de la fallida (aclarar si tiene otros domicilios o existen bienes en otros lugares).

GONZALO BAEZA OVALLE

A continuación el Síndico dio las instrucciones necesarias para dar inicio a la toma de inventario de los bienes muebles, documentos contables y administrativos existentes en el establecimiento.

716

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

717

2. Constancia de inexistencia de bienes El Síndico, en presencia del Ministro de Fe que autoriza, deja constancia de no haber podido realizar la diligencia de incautación de los bienes de la fallida, por no encontrar bien alguno de la quiebra en las dependencias indicadas. 3. Término de la diligencia. Se dio término a esta diligencia, a las …. horas del día … levantándose la presente Acta, firmando los asistentes para constancia del modo que es indicado a continuación. Síndico de la Quiebra

Ministro de Fe

Síndico de la Quiebra

Ministro de Fe

Se dio término a esta diligencia, a las …. horas del día … levantándose la presente Acta, firmando los asistentes para constancia del modo que es indicado a continuación. 3. Término de la diligencia. El Síndico, en presencia del Ministro de Fe que autoriza, deja constancia de no haber podido realizar la diligencia de incautación de los bienes de la fallida, por no encontrar bien alguno de la quiebra en las dependencias indicadas. 2. Constancia de inexistencia de bienes DERECHO CONCURSAL CHILENO

717

RETIRO

718

GONZALO BAEZA OVALLE

MODELO DE SOLICITUD DE SOBRESEIMIENTO TEMPORAL POR INEXISTENCIA DE BIENES

Solicita sobreseimiento temporal.

S. J. L. Solicita sobreseimiento temporal. INEXISTENCIA DE BIENES

MODELO DE SOLICITUD DE SOBRESEIMIENTO TEMPORAL POR 718

GONZALO BAEZA OVALLE

A SS pido: que con arreglo a la facultad que concede al síndico de la quiebra el artículo 159 del Libro IV del Código de Comercio, tenga por solicitado formalmente el sobreseimiento temporal de esta quiebra y disponer que esta petición, en extracto y su proveído, sean notificados por medio de un aviso publicado en el Diario Oficial.

…….(nombre y apellidos), abogado, por el Síndico de la Quiebra, don ….(nombre y apellidos), en autos sobre quiebra caratulados “ …………”, Rol Nº….., cuaderno de quiebras, a SS respetuosamente digo:

Por tanto,

Con fecha …. , el tribunal tuvo por agregado a los autos el acta de constancia de no haber podido realizar la diligencia de incautación al no ser encontrado bien alguno de la fallida en el inmueble de su domicilio.

No habiendo sido formulado observaciones a dicha acta en el plazo establecido en el artículo 97 del Libro IV del Código de Comercio, en relación con el artículo 98 del mismo Código, procede decretar el sobreseimiento temporal de la quiebra por la causal prevista en el número 1º del artículo 158 del Libro IV del Código de Comercio.

Esa resolución fue notificada mediante aviso publicado en el Diario Oficial Nº del día ….., según consta de la certificación de fojas …

Esa resolución fue notificada mediante aviso publicado en el Diario Oficial Nº del día ….., según consta de la certificación de fojas …

No habiendo sido formulado observaciones a dicha acta en el plazo establecido en el artículo 97 del Libro IV del Código de Comercio, en relación con el artículo 98 del mismo Código, procede decretar el sobreseimiento temporal de la quiebra por la causal prevista en el número 1º del artículo 158 del Libro IV del Código de Comercio.

Con fecha …. , el tribunal tuvo por agregado a los autos el acta de constancia de no haber podido realizar la diligencia de incautación al no ser encontrado bien alguno de la fallida en el inmueble de su domicilio.

Por tanto,

…….(nombre y apellidos), abogado, por el Síndico de la Quiebra, don ….(nombre y apellidos), en autos sobre quiebra caratulados “ …………”, Rol Nº….., cuaderno de quiebras, a SS respetuosamente digo:

A SS pido: que con arreglo a la facultad que concede al síndico de la quiebra el artículo 159 del Libro IV del Código de Comercio, tenga por solicitado formalmente el sobreseimiento temporal de esta quiebra y disponer que esta petición, en extracto y su proveído, sean notificados por medio de un aviso publicado en el Diario Oficial.

S. J. L.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

719

MODELO DE OPOSICIÓN AL SOBRESEIMIENTO TEMPORAL POR FALTA DE BIENES

Se opone al sobreseimiento temporal.

246 Conforme a lo prevenido en el artículo 160 del Libro IV del Código de Comercio, no se dará lugar al sobreseimiento si se justificare la existencia de bienes o un tercero anticipare los fondos suficientes para la prosecución de la quiebra. Estos son casos en que obligatoriamente el tribunal debe rechazar el sobreseimiento temporal, pero puede haber otras circunstancias en que, dependiendo de los hechos, el tribunal también pueda concluir que no es procedente el sobreseimiento temporal, por ejemplo, defectos en la facción de la incautación o del acta en términos de no ser un hecho indubitado la inexistencia de bienes.

S. J. L. …. (nombre y apellidos) , en representación de … (nombre de acreedor o fallido), en autos sobre quiebra caratulados “…..” (nombre de la fallida), Rol Nº …, cuaderno de quiebra, a SS digo: Con arreglo a lo prevenido en los artículos 159 y 160 del Libro IV del Código de Comercio, deduzco oposición al sobreseimiento temporal de este concurso, solicitado por el síndico a fojas … en razón a lo siguiente:246 …. Por tanto, A SS pido: tenga por deducida oposición al sobreseimiento temporal de la quiebra por falta de bienes y, previo traslado al señor Síndico de la Quiebra, rechazar su petición de sobreseimiento.

A SS pido: tenga por deducida oposición al sobreseimiento temporal de la quiebra por falta de bienes y, previo traslado al señor Síndico de la Quiebra, rechazar su petición de sobreseimiento. Por tanto, …. Con arreglo a lo prevenido en los artículos 159 y 160 del Libro IV del Código de Comercio, deduzco oposición al sobreseimiento temporal de este concurso, solicitado por el síndico a fojas … en razón a lo siguiente:246 …. (nombre y apellidos) , en representación de … (nombre de acreedor o fallido), en autos sobre quiebra caratulados “…..” (nombre de la fallida), Rol Nº …, cuaderno de quiebra, a SS digo: S. J. L.

246

Conforme a lo prevenido en el artículo 160 del Libro IV del Código de Comercio, no se dará lugar al sobreseimiento si se justificare la existencia de bienes o un tercero anticipare los fondos suficientes para la prosecución de la quiebra. Estos son casos en que obligatoriamente el tribunal debe rechazar el sobreseimiento temporal, pero puede haber otras circunstancias en que, dependiendo de los hechos, el tribunal también pueda concluir que no es procedente el sobreseimiento temporal, por ejemplo, defectos en la facción de la incautación o del acta en términos de no ser un hecho indubitado la inexistencia de bienes.

Se opone al sobreseimiento temporal. TEMPORAL POR FALTA DE BIENES

MODELO DE OPOSICIÓN AL SOBRESEIMIENTO DERECHO CONCURSAL CHILENO

719

RETIRO

TIRO

247

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 122.

Artículo 2 del Libro IV del Co. de Comercio, en cuanto prescribe que “la quiebra produce para el fallido y todos sus acreedores un estado indivisible. Comprenderá, en consecuencia, todos los bienes de aquél y todas sus obligaciones aun cuando no sean de plazo vencido, salvo aquellos bienes y obligaciones que la ley expresamente exceptúe”.

CAPÍTULO XVIII MASA Y JUNTA DE ACREEDORES

Este predicamento, bajo el punto de vista del autor en referencia, encuentra sustento legal en los siguientes preceptos: 1. MASA DE ACREEDORES, PLANTEAMIENTO DEL TEMA El efecto general que deriva de la declaración de quiebra en relación con personas que no han participado en el procedimiento concursal, alcanza su expresión más gráfica en la obligatoriedad y oponibilidad de las resoluciones, por ende, de sus consecuencias jurídicas, para todos los acreedores del fallido. Es afirmado en la doctrina y así también lo plantea Álvaro Puelma Accorsi247, que la sola declaración de quiebra daría lugar a la formación de la “masa de acreedores”, por virtud del cual éstos quedarían ligados de modo que las mayorías pasarían a estar en condiciones de imponer sus criterios a las minorías, surgiendo órganos a partir de esta estructuración, resultando ser esa la categoría en la cual inscribe a la junta de acreedores, vale decir, un órgano de la masa de acreedores.

Es afirmado en la doctrina y así también lo plantea Álvaro Puelma Accorsi247, que la sola declaración de quiebra daría lugar a la formación de la “masa de acreedores”, por virtud del cual éstos quedarían ligados de modo que las mayorías pasarían a estar en condiciones de imponer sus criterios a las minorías, surgiendo órganos a partir de esta estructuración, resultando ser esa la categoría en la cual inscribe a la junta de acreedores, vale decir, un órgano de la masa de acreedores. El efecto general que deriva de la declaración de quiebra en relación con personas que no han participado en el procedimiento concursal, alcanza su expresión más gráfica en la obligatoriedad y oponibilidad de las resoluciones, por ende, de sus consecuencias jurídicas, para todos los acreedores del fallido. 1. MASA DE ACREEDORES, PLANTEAMIENTO DEL TEMA

Este predicamento, bajo el punto de vista del autor en referencia, encuentra sustento legal en los siguientes preceptos: Artículo 2 del Libro IV del Co. de Comercio, en cuanto prescribe que “la quiebra produce para el fallido y todos sus acreedores un estado indivisible. Comprenderá, en consecuencia, todos los bienes de aquél y todas sus obligaciones aun cuando no sean de plazo vencido, salvo aquellos bienes y obligaciones que la ley expresamente exceptúe”. 247

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 122.

CAPÍTULO XVIII MASA Y JUNTA DE ACREEDORES

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Lo postulado adquiere sentido dado que el artículo 40 del Libro IV del Co. de Comercio permite, expresamente, la apertura de un procedimiento

722

Pero podemos avanzar más en el análisis, en la medida que incluso esa asociación virtual comentada, revela que conforma una contingencia, por lo cual nos inclinamos en el sentido que sólo son normas de ordenamiento en el funcionamiento de una multiplicidad de personas con intereses comunes y siempre que concurra ese hecho.

El Título VIII del Libro IV del Co. de Comercio contempla la junta de acreedores y regula el procedimiento que deben observar los acreedores para actuar y manifestar su voluntad.

Sus indicaciones, más bien, apuntan en dirección a la necesidad de ordenar la interacción de una multiplicidad de personas con intereses comunes que, bajo esos respectos, forman una especie de asociación virtual, si acogemos el llamado en ese sentido efectuado por la mayoría de la doctrina, pero tan virtual como que existe y dura en cuanto, a su vez, existan y duren los bienes objeto de la liquidación o, en su caso, sean solucionados los créditos que dan fundamento a la presencia de cada uno de ellos en el procedimiento.

No estimamos que sea correcto interpretar que existe, efectivamente, un ente con órganos propios que fluye o brota, ipso jure, entre los acreedores con motivo de la quiebra de su deudor común.

Por su lado, las regulaciones incluidas en el Título VIII del Libro IV del Co. de Comercio, tampoco proporcionan luces incontestables que permitan llegar a la conclusión que el legislador haya tenido la idea de conformar un cuerpo orgánico de personas de carácter autónomo.

De hecho, la normativa del artículo 2º precedentemente trascrito no lo consideramos bastante para satisfacer ese propósito, toda vez que la indivisibilidad allí prevista conforma una disposición ordenatoria y con otro propósito que el indicado por ese autor.

Es más, en parte alguna de ese precepto es posible encontrar noticias que la intención mediata o inmediata del legislador haya pasado por concebir una entidad colegiada que, del modo propuesto, tendría cierta autonomía y ascendiente jurídico.

Es más, en parte alguna de ese precepto es posible encontrar noticias que la intención mediata o inmediata del legislador haya pasado por concebir una entidad colegiada que, del modo propuesto, tendría cierta autonomía y ascendiente jurídico.

De hecho, la normativa del artículo 2º precedentemente trascrito no lo consideramos bastante para satisfacer ese propósito, toda vez que la indivisibilidad allí prevista conforma una disposición ordenatoria y con otro propósito que el indicado por ese autor.

Por su lado, las regulaciones incluidas en el Título VIII del Libro IV del Co. de Comercio, tampoco proporcionan luces incontestables que permitan llegar a la conclusión que el legislador haya tenido la idea de conformar un cuerpo orgánico de personas de carácter autónomo.

No estimamos que sea correcto interpretar que existe, efectivamente, un ente con órganos propios que fluye o brota, ipso jure, entre los acreedores con motivo de la quiebra de su deudor común.

Sus indicaciones, más bien, apuntan en dirección a la necesidad de ordenar la interacción de una multiplicidad de personas con intereses comunes que, bajo esos respectos, forman una especie de asociación virtual, si acogemos el llamado en ese sentido efectuado por la mayoría de la doctrina, pero tan virtual como que existe y dura en cuanto, a su vez, existan y duren los bienes objeto de la liquidación o, en su caso, sean solucionados los créditos que dan fundamento a la presencia de cada uno de ellos en el procedimiento.

El Título VIII del Libro IV del Co. de Comercio contempla la junta de acreedores y regula el procedimiento que deben observar los acreedores para actuar y manifestar su voluntad.

Pero podemos avanzar más en el análisis, en la medida que incluso esa asociación virtual comentada, revela que conforma una contingencia, por lo cual nos inclinamos en el sentido que sólo son normas de ordenamiento en el funcionamiento de una multiplicidad de personas con intereses comunes y siempre que concurra ese hecho.

GONZALO BAEZA OVALLE

Lo postulado adquiere sentido dado que el artículo 40 del Libro IV del Co. de Comercio permite, expresamente, la apertura de un procedimiento

722

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

723

concursal a través de la declaración de quiebra, aún cuando exista un solo acreedor, evento en el cual ninguna de las normas aludidas por esos autores resulta aplicable. Para poder concebir como un efecto necesario de la declaración de quiebra, según entienden esos autores, la formación de una asociación virtual en la cual, la junta de acreedores conforma un órgano para expresar su voluntad, propuesta que lleva implícita la idea que esa asociación puede actuar en la vida del derecho, esa consecuencia debería existir siempre tras la declaración de quiebra, lo que no ocurre así, cuando existe un solo deudor. Obviamente no puede haber una asociación consigo mismo, aún cuando Ricardo Sandoval López junto a Juan Esteban Puga Vial y Osvaldo Contreras Strauch, al explicar la quiebra solicitada por el propio deudor entienden jurídicamente posible que una persona sea demandante de sí mismo. Reiteremos, entonces, a vía de síntesis que si la formación de la masa de acreedores realmente fuera un efecto de la quiebra, ésta siempre la encontraríamos presente lo que no ocurre. En efecto, en los casos en que el procedimiento concursal tiene por fundamento un solo acreedor o, incluso, cuando habiendo varios acreedores, sólo permanece ligado a ella aquél que provocó la declaración de quiebra, no concurriendo los demás acreedores, absteniéndose de verificar o hacer presente la existencia de sus respectivas acreencias, no puede existir la indicada asociación virtual. 2. NATURALEZA JURÍDICA DE LA MASA DE ACREEDORES Para explicar esta situación que no siempre sobreviene en las quiebras, Álvaro Puelma Accorsi248 acude a diversos autores y. en ese sentido explica que George Ripert opinaría que constituiría la unión legal obligatoria de todos los acreedores, que es realizada al producirse la quiebra y cuyo fin radica en liquidar de la mejor forma posible los bienes del deudor, siendo una institución sui generis que no estima posible inscribir en los tipos previstos en el Derecho Civil.

248

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 69.

248

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 69.

Para explicar esta situación que no siempre sobreviene en las quiebras, Álvaro Puelma Accorsi248 acude a diversos autores y. en ese sentido explica que George Ripert opinaría que constituiría la unión legal obligatoria de todos los acreedores, que es realizada al producirse la quiebra y cuyo fin radica en liquidar de la mejor forma posible los bienes del deudor, siendo una institución sui generis que no estima posible inscribir en los tipos previstos en el Derecho Civil. 2. NATURALEZA JURÍDICA DE LA MASA DE ACREEDORES Reiteremos, entonces, a vía de síntesis que si la formación de la masa de acreedores realmente fuera un efecto de la quiebra, ésta siempre la encontraríamos presente lo que no ocurre. En efecto, en los casos en que el procedimiento concursal tiene por fundamento un solo acreedor o, incluso, cuando habiendo varios acreedores, sólo permanece ligado a ella aquél que provocó la declaración de quiebra, no concurriendo los demás acreedores, absteniéndose de verificar o hacer presente la existencia de sus respectivas acreencias, no puede existir la indicada asociación virtual. Obviamente no puede haber una asociación consigo mismo, aún cuando Ricardo Sandoval López junto a Juan Esteban Puga Vial y Osvaldo Contreras Strauch, al explicar la quiebra solicitada por el propio deudor entienden jurídicamente posible que una persona sea demandante de sí mismo. Para poder concebir como un efecto necesario de la declaración de quiebra, según entienden esos autores, la formación de una asociación virtual en la cual, la junta de acreedores conforma un órgano para expresar su voluntad, propuesta que lleva implícita la idea que esa asociación puede actuar en la vida del derecho, esa consecuencia debería existir siempre tras la declaración de quiebra, lo que no ocurre así, cuando existe un solo deudor. concursal a través de la declaración de quiebra, aún cuando exista un solo acreedor, evento en el cual ninguna de las normas aludidas por esos autores resulta aplicable. DERECHO CONCURSAL CHILENO

723

RETIRO

GARRIGUÉS, Joaquín. Ob. cit., T. V., p. 74.

GONZALO BAEZA OVALLE

GONZALO BAEZA OVALLE

GARRIGUÉS, Joaquín. Ob. cit., T. V., p. 74.

724

249

De Joaquín Garrigués señala que este atribuye a la masa de acreedores la calidad de “ente jurídico transitorio” creado como una “consecuencia de la declaración de quiebra y dotado de capacidad para actuar en la esfera patrimonial por medio de sus representantes legales”.

Pero no olvidemos que las explicaciones de Joaquín Garrigués tiene peso doctrinario, pero es sólo su opinión.

La interpretación de los dichos de Joaquín Garrigués efectuada por Álvaro Puelma Accorsi la estimamos un tanto equívoca, por expresarlo de alguna manera, entregando la idea que ese autor sostendría la existencia de una suerte de persona jurídica.

Si en algún casillero jurídico quisiéramos introducir esta figura, más parecería quedar ajustada a la estructura de un “joint venture” obligatorio atendiendo a las normas legales que lo provocan, antes que a una asociación con ánimo de generar un ente ficticio para obrar en la vida del derecho, lo que concuerda, a nuestro modo de ver, de mejor manera con los postulados entregados por Joaquín Garrigués.

En verdad, lo postulado por Joaquín Garrigués puede ser parecido, pero dista bastante de afirmar que las normas regulatorias de las quiebras hayan dado origen a una persona jurídica,249 o algo semejante pero con capacidad de expresar voluntad, lo que nos obliga a entender implícita en esa afirmación que surge un sujeto de derecho, única alternativa jurídica para que exista una voluntad diferente a las personas que lo componen.

“La quiebra no constituye una persona jurídica, sino un consorcio de los interesados en la liquidación del patrimonio del deudor común. Para los fines que este ente jurídico transitorio se propone (liquidación de los bienes y pagos a los acreedores) no pueden ser encomendados a los acreedores en masa; antes bien, la masa de la quiebra necesita valerse de órganos que exterioricen su voluntad y que realicen positivamente los actos adecuados a aquellos fines”.

En efecto, Joaguín Garrigués, con bastante claridad, explica que:

En efecto, Joaguín Garrigués, con bastante claridad, explica que:

“La quiebra no constituye una persona jurídica, sino un consorcio de los interesados en la liquidación del patrimonio del deudor común. Para los fines que este ente jurídico transitorio se propone (liquidación de los bienes y pagos a los acreedores) no pueden ser encomendados a los acreedores en masa; antes bien, la masa de la quiebra necesita valerse de órganos que exterioricen su voluntad y que realicen positivamente los actos adecuados a aquellos fines”.

En verdad, lo postulado por Joaquín Garrigués puede ser parecido, pero dista bastante de afirmar que las normas regulatorias de las quiebras hayan dado origen a una persona jurídica,249 o algo semejante pero con capacidad de expresar voluntad, lo que nos obliga a entender implícita en esa afirmación que surge un sujeto de derecho, única alternativa jurídica para que exista una voluntad diferente a las personas que lo componen.

Si en algún casillero jurídico quisiéramos introducir esta figura, más parecería quedar ajustada a la estructura de un “joint venture” obligatorio atendiendo a las normas legales que lo provocan, antes que a una asociación con ánimo de generar un ente ficticio para obrar en la vida del derecho, lo que concuerda, a nuestro modo de ver, de mejor manera con los postulados entregados por Joaquín Garrigués.

La interpretación de los dichos de Joaquín Garrigués efectuada por Álvaro Puelma Accorsi la estimamos un tanto equívoca, por expresarlo de alguna manera, entregando la idea que ese autor sostendría la existencia de una suerte de persona jurídica.

Pero no olvidemos que las explicaciones de Joaquín Garrigués tiene peso doctrinario, pero es sólo su opinión.

De Joaquín Garrigués señala que este atribuye a la masa de acreedores la calidad de “ente jurídico transitorio” creado como una “consecuencia de la declaración de quiebra y dotado de capacidad para actuar en la esfera patrimonial por medio de sus representantes legales”.

249

724

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

725

Pero además de eso, conviene no distorsionar las figuras legales, dado que, en nuestro concepto, ni el artículo 2º ni el Título VIII del Libro IV del Co. de Comercio contemplan la creación de un ente susceptible de ser representado. Reiteramos lo explicado en relación con el caso de la quiebra con un solo acreedor y también con aquella que, aún teniendo más acreedores, sólo permanece en ella el peticionario, sin que hagan presentes sus acreencias el resto de los acreedores.

Por consecuencia, dejemos claro que ese autor no ha afirmado la existencia de una persona jurídica y lo que, probablemente, condujo a la confusión radica en que habla de un “ente jurídico transitorio”, efectuando algunas afirmaciones posteriores a partir de esa propuesta, como “exteriorizar la voluntad” y “realizar actos”, que darían a entender que ese “ente” puede ser representado, lo que conduciría a la existencia o surgimiento de un sujeto de derecho, calidad que no ostenta la masa de acreedores.

Discrepamos de los fundamentos de esa conclusión desde que, a la luz de nuestra posición, el Libro IV del Co. de Comercio no genera necesaria e irreversiblemente un ente jurídico denominado “masa de acreedores” ni tampoco surge algo parecido toda vez que sea dispuesta la apertura de un procedimiento concursal.

También acude a “Mossa” que, en sus palabras, postularía que la masa de acreedores daría lugar al surgimiento de una comunidad de intereses con derechos, acciones y obligaciones que no podrían ser cumplidas o exigidas sino a través del representante necesario (obligatorio) de la masa, que sería el síndico.

Con esos antecedentes doctrinarios postula que la masa de acreedores “es una realidad en las quiebras que no puede desconocerse y que explica el por qué la mayoría tiene derecho a imponerse sobre la minoría en estas materias”.

Culmina explicando que para otros autores, la masa de acreedores podría actuar aún como persona jurídica.

Culmina explicando que para otros autores, la masa de acreedores podría actuar aún como persona jurídica.

Con esos antecedentes doctrinarios postula que la masa de acreedores “es una realidad en las quiebras que no puede desconocerse y que explica el por qué la mayoría tiene derecho a imponerse sobre la minoría en estas materias”.

También acude a “Mossa” que, en sus palabras, postularía que la masa de acreedores daría lugar al surgimiento de una comunidad de intereses con derechos, acciones y obligaciones que no podrían ser cumplidas o exigidas sino a través del representante necesario (obligatorio) de la masa, que sería el síndico.

Discrepamos de los fundamentos de esa conclusión desde que, a la luz de nuestra posición, el Libro IV del Co. de Comercio no genera necesaria e irreversiblemente un ente jurídico denominado “masa de acreedores” ni tampoco surge algo parecido toda vez que sea dispuesta la apertura de un procedimiento concursal.

Por consecuencia, dejemos claro que ese autor no ha afirmado la existencia de una persona jurídica y lo que, probablemente, condujo a la confusión radica en que habla de un “ente jurídico transitorio”, efectuando algunas afirmaciones posteriores a partir de esa propuesta, como “exteriorizar la voluntad” y “realizar actos”, que darían a entender que ese “ente” puede ser representado, lo que conduciría a la existencia o surgimiento de un sujeto de derecho, calidad que no ostenta la masa de acreedores.

Reiteramos lo explicado en relación con el caso de la quiebra con un solo acreedor y también con aquella que, aún teniendo más acreedores, sólo permanece en ella el peticionario, sin que hagan presentes sus acreencias el resto de los acreedores. Pero además de eso, conviene no distorsionar las figuras legales, dado que, en nuestro concepto, ni el artículo 2º ni el Título VIII del Libro IV del Co. de Comercio contemplan la creación de un ente susceptible de ser representado.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

725

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Pero tampoco conforma el único caso, si lo anterior pudimos descubrirlo en el mundo de las disposiciones sustantivas, también en el universo de las regulaciones adjetivas podemos descubrir algo semejante cuando concurren varios demandantes o demandados en una causa.

726

En ese cuasicontrato la administración del bien común pasa a ser regido por las mismas normas de la sociedad colectiva, sin dar lugar a la formación de una sociedad, pero igualmente las minorías quedan subordinadas a las mayorías.

Lo que acontece en realidad, bajo nuestra perspectiva, queda traducida en una realidad diferente.

Esa no constituye ni por lejos, la única situación jurídica multilateral que el legislador soluciona de esta forma, en la medida que también podemos descubrir una situación semejante con el cuasicontrato de comunidad.

A nuestro modo de apreciar el problema, el artículo 2 antes referido aplica los principios de universalidad e integridad de los procesos concursales.

De este modo, la imposición de quórum, forma de operar, la vigencia de las mayorías por sobre las minorías, no constituyen un efecto propio de la quiebra, sino una imposición inevitable del legislador, por razones procesales, destinadas a dar curso progresivo a la tramitación concursal.

Si pese a la declaración de quiebra, cada acreedor pudiera continuar con la ejecución del fallido, naturalmente que el procedimiento perdería toda utilidad práctica, fracasando en su propósito de proteger los intereses de los acreedores, del deudor fallido y de la sociedad.

Esa realidad práctica impuso al legislador la necesidad de adoptar algunas regulaciones para permitir que el procedimiento avanzara.

Por otro lado, en la inmensa mayoría de los casos al procedimiento concursal concurren varios acreedores, exhibiendo el carácter de una situación muy excepcional, aquellas quiebras con un solo acreedor.

Por otro lado, en la inmensa mayoría de los casos al procedimiento concursal concurren varios acreedores, exhibiendo el carácter de una situación muy excepcional, aquellas quiebras con un solo acreedor.

Esa realidad práctica impuso al legislador la necesidad de adoptar algunas regulaciones para permitir que el procedimiento avanzara.

Si pese a la declaración de quiebra, cada acreedor pudiera continuar con la ejecución del fallido, naturalmente que el procedimiento perdería toda utilidad práctica, fracasando en su propósito de proteger los intereses de los acreedores, del deudor fallido y de la sociedad.

De este modo, la imposición de quórum, forma de operar, la vigencia de las mayorías por sobre las minorías, no constituyen un efecto propio de la quiebra, sino una imposición inevitable del legislador, por razones procesales, destinadas a dar curso progresivo a la tramitación concursal.

A nuestro modo de apreciar el problema, el artículo 2 antes referido aplica los principios de universalidad e integridad de los procesos concursales.

Esa no constituye ni por lejos, la única situación jurídica multilateral que el legislador soluciona de esta forma, en la medida que también podemos descubrir una situación semejante con el cuasicontrato de comunidad.

Lo que acontece en realidad, bajo nuestra perspectiva, queda traducida en una realidad diferente.

En ese cuasicontrato la administración del bien común pasa a ser regido por las mismas normas de la sociedad colectiva, sin dar lugar a la formación de una sociedad, pero igualmente las minorías quedan subordinadas a las mayorías.

GONZALO BAEZA OVALLE

Pero tampoco conforma el único caso, si lo anterior pudimos descubrirlo en el mundo de las disposiciones sustantivas, también en el universo de las regulaciones adjetivas podemos descubrir algo semejante cuando concurren varios demandantes o demandados en una causa.

726

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

727

En ese evento no sólo resulta posible sino que, además, el tribunal dispone de la facultad para que, en determinadas circunstancias, obligue a esos demandantes o demandados a litigar conjuntamente.250 Igualmente podemos presenciar ese fenómeno en las negociaciones colectivas laborales, en que las mayorías imponen su opinión y decisión a las minorías, sin que podamos sostener que en ese escenario ha surgido un sujeto de derecho a partir de la iniciación de esas negociación. Por esta vía y con esos ejemplos tomados al azar, sin gran esfuerzo investigativo, entendemos haber acreditado que la obligación de actuar conjuntamente surge, únicamente, como una solución impuesta por el legislador en miras del mejor servicio de los intereses de la sociedad y también de aquellos que corresponden a los particulares involucrados en el problema. Finalmente, el síndico no representa sólo a la masa de acreedores e intereses generales de éstos conforme a las funciones que le son asignadas por la ley sino también a los que conciernen al deudor e igualmente a la sociedad en general. 3. ASPECTOS INTRODUCTORIOS EN RELACIÓN A LA JUNTA DE ACREEDORES

El Co. de Comercio de 1865 no contenía una estructura orgánica en torno a la constitución, establecimiento y facultades de las juntas de acreedores, de manera que la legislación posterior, como la Ley Nº 4.558 de 1929, vino a solucionar esa inexplicable omisión, básicamente, en el Título VII, con una adecuada regulación de ellas y asignándole facultades bastante amplias pero muy claras, no obstante lo cual, en ninguno de esos artículos aparece mencionada la junta de acreedores, como una entidad u órgano de la quiebra, siempre se trata a los acreedores como una multiplicidad de personas, salvo el artículo 84, al señalar que “Los acuerdos a que se refieren los artículos 81 y 82, podrán tomarse fuera de junta y establecerse en presentaciones

250

Artículo 19 del Co. de Procedimiento Civil.

250

Artículo 19 del Co. de Procedimiento Civil.

El Co. de Comercio de 1865 no contenía una estructura orgánica en torno a la constitución, establecimiento y facultades de las juntas de acreedores, de manera que la legislación posterior, como la Ley Nº 4.558 de 1929, vino a solucionar esa inexplicable omisión, básicamente, en el Título VII, con una adecuada regulación de ellas y asignándole facultades bastante amplias pero muy claras, no obstante lo cual, en ninguno de esos artículos aparece mencionada la junta de acreedores, como una entidad u órgano de la quiebra, siempre se trata a los acreedores como una multiplicidad de personas, salvo el artículo 84, al señalar que “Los acuerdos a que se refieren los artículos 81 y 82, podrán tomarse fuera de junta y establecerse en presentaciones EN RELACIÓN A LA JUNTA DE ACREEDORES

3. ASPECTOS INTRODUCTORIOS Finalmente, el síndico no representa sólo a la masa de acreedores e intereses generales de éstos conforme a las funciones que le son asignadas por la ley sino también a los que conciernen al deudor e igualmente a la sociedad en general. Por esta vía y con esos ejemplos tomados al azar, sin gran esfuerzo investigativo, entendemos haber acreditado que la obligación de actuar conjuntamente surge, únicamente, como una solución impuesta por el legislador en miras del mejor servicio de los intereses de la sociedad y también de aquellos que corresponden a los particulares involucrados en el problema. Igualmente podemos presenciar ese fenómeno en las negociaciones colectivas laborales, en que las mayorías imponen su opinión y decisión a las minorías, sin que podamos sostener que en ese escenario ha surgido un sujeto de derecho a partir de la iniciación de esas negociación. En ese evento no sólo resulta posible sino que, además, el tribunal dispone de la facultad para que, en determinadas circunstancias, obligue a esos demandantes o demandados a litigar conjuntamente.250 DERECHO CONCURSAL CHILENO

727

RETIRO

Aníbal BRAVO K., en su texto sobre la Ley de Quiebras Nº 4.558, comentada y concordada, Santiago de Chile, Imprenta Universitaria, 1929, página 55, comentaba este artículo diciendo que “No vale ningún acuerdo que no sea en junta de acreedores presidida por el juez, pero si se debate y se aprueba algún convenio por todos los acreedores de un fallido, en tal caso no habría más que presentarlo al juez, firmando el escrito ante el secretario de la causa, para su aprobación judicial, práctica que tiene la ventaja de que el fallido y los acreedores pueden entenderse mejor en reuniones privadas.”(Véanse al art. 84) Vénse los arts. 22, 80, 82, 83, 84, 97, 98, 101, 147, 148, 149 y 174.

GONZALO BAEZA OVALLE

251

728

De esta manera y con tal propósito el artículo 101 del Libro IV del Co. de Comercio, prescribe:

al Juzgado, siempre que sean subscritas ante el secretario de la causa u otro ministro de fe, por el número de acreedores que corresponda.

El hecho es que para que la multiplicidad de acreedores pueda conducir el procedimiento concursal a un cause ordenado y que, por ende, beneficie a todos quienes exhiben intereses comprometidos en el concurso, el referido Título VIII del Libro IV del Co. de Comercio es creada una instancia de reunión de los acreedores, denominada Junta de Acreedores, fijando un procedimiento de constitución y operación que, como vimos, reconoce su origen en el Co. de Comercio de 1865.

Las regulaciones en torno a las materias que usualmente correspondían a las juntas la encontramos en el siguiente precepto:

La Ley Nº 18.175, incorporada como Libro IV al Co. de Comercio, involucró un importante avance en la gestación de regulaciones de estas asociaciones virtuales o transitorias, complementándolas y ampliándolas en el actual Título VIII del Libro IV del Co. de Comercio.

Artículo 81. “Los acreedores, siendo dos o más, que reunan más de la mitad del total pasivo de la quiebra, podrán acordar la forma de administración y de realización de los bienes a que deba sujetarse el síndico, ampliando o restringiendo sus facultades; pero, para prescindir de las solemnidades prescritas en el artículo 101, en lo relativo a la realización de los bienes, se requerirá, además, la anuencia del fallido”.251

Artículo 81. “Los acreedores, siendo dos o más, que reunan más de la mitad del total pasivo de la quiebra, podrán acordar la forma de administración y de realización de los bienes a que deba sujetarse el síndico, ampliando o restringiendo sus facultades; pero, para prescindir de las solemnidades prescritas en el artículo 101, en lo relativo a la realización de los bienes, se requerirá, además, la anuencia del fallido”.251

La Ley Nº 18.175, incorporada como Libro IV al Co. de Comercio, involucró un importante avance en la gestación de regulaciones de estas asociaciones virtuales o transitorias, complementándolas y ampliándolas en el actual Título VIII del Libro IV del Co. de Comercio.

Las regulaciones en torno a las materias que usualmente correspondían a las juntas la encontramos en el siguiente precepto:

El hecho es que para que la multiplicidad de acreedores pueda conducir el procedimiento concursal a un cause ordenado y que, por ende, beneficie a todos quienes exhiben intereses comprometidos en el concurso, el referido Título VIII del Libro IV del Co. de Comercio es creada una instancia de reunión de los acreedores, denominada Junta de Acreedores, fijando un procedimiento de constitución y operación que, como vimos, reconoce su origen en el Co. de Comercio de 1865.

al Juzgado, siempre que sean subscritas ante el secretario de la causa u otro ministro de fe, por el número de acreedores que corresponda.

De esta manera y con tal propósito el artículo 101 del Libro IV del Co. de Comercio, prescribe:

GONZALO BAEZA OVALLE

251 Aníbal BRAVO K., en su texto sobre la Ley de Quiebras Nº 4.558, comentada y concordada, Santiago de Chile, Imprenta Universitaria, 1929, página 55, comentaba este artículo diciendo que “No vale ningún acuerdo que no sea en junta de acreedores presidida por el juez, pero si se debate y se aprueba algún convenio por todos los acreedores de un fallido, en tal caso no habría más que presentarlo al juez, firmando el escrito ante el secretario de la causa, para su aprobación judicial, práctica que tiene la ventaja de que el fallido y los acreedores pueden entenderse mejor en reuniones privadas.”(Véanse al art. 84) Vénse los arts. 22, 80, 82, 83, 84, 97, 98, 101, 147, 148, 149 y 174.

728

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

729

“Los acreedores se reunirán en junta de acuerdo a las disposiciones del presente Título”.

Deja en claro, por lo demás, que la “Junta de Acreedores” no congrega a “todos” los acreedores, el artículo 102 del Libro IV del Co. de Comercio dispone: “Sólo tendrán derecho a concurrir y votar los acreedores cuyos créditos estuvieren reconocidos…”.

Esto permite generar un argumento adicional en torno a que, difícilmente, la masa de acreedores, como tal, conformaría un efecto o derivación de la declaración de quiebra. A la vista de la norma trascrita, no creemos posible concluir que todas las personas que pretenden asumir la calidad de acreedores del fallido, automáticamente, pasan a quedar incorporadas a esta masa y, por ende, que efectivamente podamos sostener que incluye al conjunto completo de los acreedores. La incorporación de esas personas queda subordinada a que sea reconocida su calidad de acreedor lo que, obviamente, no genera un asunto que pueda ser dilucidado con la sola declaración de quiebra, desde que precisa un trámite previo, como es comparecer al procedimiento concursal haciendo presente que son acreedores y acompañando los títulos que den fundamento a su aserto, a través de una tramitación denominada verificación de crédito. En el evento que aun esté pendiente el plazo concedido a los diferentes interesados en el procedimiento concursal para controvertir la existencia de ese crédito a través de la respectiva impugnación, como ocurre con la primera junta de acreedores, es el tribunal quien determina, normalmente acogiendo la propuesta del síndico de la quiebra, quienes exhiben una apariencia de acreedores y, por ende, tienen derecho a concurrir a las juntas y votar. Esa materia la encontramos resuelta en el mismo inciso primero del artículo 102 del Libro IV del Co. de Comercio, estableciendo que tienen derecho a voto, no sólo los acreedores cuyos créditos estén reconocidos,

Esa materia la encontramos resuelta en el mismo inciso primero del artículo 102 del Libro IV del Co. de Comercio, estableciendo que tienen derecho a voto, no sólo los acreedores cuyos créditos estén reconocidos, En el evento que aun esté pendiente el plazo concedido a los diferentes interesados en el procedimiento concursal para controvertir la existencia de ese crédito a través de la respectiva impugnación, como ocurre con la primera junta de acreedores, es el tribunal quien determina, normalmente acogiendo la propuesta del síndico de la quiebra, quienes exhiben una apariencia de acreedores y, por ende, tienen derecho a concurrir a las juntas y votar. La incorporación de esas personas queda subordinada a que sea reconocida su calidad de acreedor lo que, obviamente, no genera un asunto que pueda ser dilucidado con la sola declaración de quiebra, desde que precisa un trámite previo, como es comparecer al procedimiento concursal haciendo presente que son acreedores y acompañando los títulos que den fundamento a su aserto, a través de una tramitación denominada verificación de crédito. A la vista de la norma trascrita, no creemos posible concluir que todas las personas que pretenden asumir la calidad de acreedores del fallido, automáticamente, pasan a quedar incorporadas a esta masa y, por ende, que efectivamente podamos sostener que incluye al conjunto completo de los acreedores. Esto permite generar un argumento adicional en torno a que, difícilmente, la masa de acreedores, como tal, conformaría un efecto o derivación de la declaración de quiebra. “Sólo tendrán derecho a concurrir y votar los acreedores cuyos créditos estuvieren reconocidos…”.

Deja en claro, por lo demás, que la “Junta de Acreedores” no congrega a “todos” los acreedores, el artículo 102 del Libro IV del Co. de Comercio dispone: “Los acreedores se reunirán en junta de acuerdo a las disposiciones del presente Título”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

729

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

b) La primera junta de acreedores, que está regulada en el párrafo 2º del Título VIII del Libro IV del Co. de Comercio, en los artículos 105 a 109.

730

a) Las convocadas para conocer y resolver en torno a las proposiciones de convenio.

sino también aquellos que el juez de la quiebra reconozca su derecho de votar, conforme al siguiente procedimiento: en los siguientes términos:

Hay diversos tipos de junta de acreedores, lo que también concierne a las materias que determinan su competencia o atribuciones.

“En el día hábil, que no sea sábado, inmediatamente anterior al señalado para la celebración de la junta, se efectuará una audiencia verbal ante el juez de la quiebra, en la cual el síndico le informará por escrito acerca de la verosimilitud de la existencia y monto de los créditos todavía no reconocidos, pero que hayan sido verificados a más tardar el segundo día hábil, que no sea sábado, anterior a la fecha en que corresponda la celebración de esa audiencia. En ésta, oyendo previamente a los acreedores, el juez resolverá en única instancia y sobre la base de los antecedentes disponibles cuáles de los créditos no reconocidos, estén o no impugnados, y por qué monto tendrá derecho a votar en esa junta. El juez apreciará los antecedentes en conciencia. El reconocimiento de derecho a voto sólo producirá efectos para la junta en referencia y en nada limitará la libertad del síndico y de los acreedores para impugnar el crédito y sus preferencias de acuerdo con lo dispuesto en los artículos 131 y siguientes, ni la del juez para resolver la impugnación. “La audiencia referida se efectuará el día señalado, a la hora que comience a funcionar el tribunal…”.

4. CLASIFICACIÓN DE LAS JUNTAS

Finalmente, para terminar definitivamente con la línea argumental contra la posición que ve en la masa de acreedores un órgano de una asociación, virtual o no, derivado como una consecuencia de la declaración de quiebra, baste con señalar que incluso la junta de acreedores puede existir antes de la declaración de quiebra, como acontece con aquella que necesariamente ha de ser celebrada para tratar las proposiciones de convenio preventivo.

Finalmente, para terminar definitivamente con la línea argumental contra la posición que ve en la masa de acreedores un órgano de una asociación, virtual o no, derivado como una consecuencia de la declaración de quiebra, baste con señalar que incluso la junta de acreedores puede existir antes de la declaración de quiebra, como acontece con aquella que necesariamente ha de ser celebrada para tratar las proposiciones de convenio preventivo.

4. CLASIFICACIÓN DE LAS JUNTAS

“En el día hábil, que no sea sábado, inmediatamente anterior al señalado para la celebración de la junta, se efectuará una audiencia verbal ante el juez de la quiebra, en la cual el síndico le informará por escrito acerca de la verosimilitud de la existencia y monto de los créditos todavía no reconocidos, pero que hayan sido verificados a más tardar el segundo día hábil, que no sea sábado, anterior a la fecha en que corresponda la celebración de esa audiencia. En ésta, oyendo previamente a los acreedores, el juez resolverá en única instancia y sobre la base de los antecedentes disponibles cuáles de los créditos no reconocidos, estén o no impugnados, y por qué monto tendrá derecho a votar en esa junta. El juez apreciará los antecedentes en conciencia. El reconocimiento de derecho a voto sólo producirá efectos para la junta en referencia y en nada limitará la libertad del síndico y de los acreedores para impugnar el crédito y sus preferencias de acuerdo con lo dispuesto en los artículos 131 y siguientes, ni la del juez para resolver la impugnación. “La audiencia referida se efectuará el día señalado, a la hora que comience a funcionar el tribunal…”.

Hay diversos tipos de junta de acreedores, lo que también concierne a las materias que determinan su competencia o atribuciones.

sino también aquellos que el juez de la quiebra reconozca su derecho de votar, conforme al siguiente procedimiento: en los siguientes términos:

a) Las convocadas para conocer y resolver en torno a las proposiciones de convenio.

GONZALO BAEZA OVALLE

b) La primera junta de acreedores, que está regulada en el párrafo 2º del Título VIII del Libro IV del Co. de Comercio, en los artículos 105 a 109.

730

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

731

c) Las juntas ordinarias, son las celebradas en la fecha y lugar establecidos en la primera junta de acreedores, conforme a lo establecido por el artículo 110 del Libro IV del Co. de Comercio: “La junta se reunirá ordinariamente en el lugar, día y hora acordados en la primera reunión”. d) Las juntas extraordinarias, son aquellas efectuadas conforme a las regulaciones contempladas en el artículo 117 del Libro IV del Co. de Comercio. “La junta de acreedores se reunirá en sesión extraordinaria cuando así lo decretare el juez, de oficio o a petición del síndico, del Superintendente o de acreedores que representen al menos un cuarto del pasivo con derecho a voto. Además, se reunirán en sesión extraordinaria cuando así lo acuerde la junta en una sesión anterior. En todo caso, deberá señalarse el objeto preciso de la reunión y en ella sólo podrán tratarse aquellas materias que hubieren sido objeto de una convocatoria”.

5. PRIMERA JUNTA DE ACREEDORES Las formalidades, quórum y materias a tratar en la primera junta de acreedores son reguladas, en sus líneas más generales, por los artículos 105 a 109 del Libro IV del Co. de Comercio. Lugar. Siguiendo lo dispuesto por el artículo 105 del Libro IV del Co. de Comercio, la primera junta de acreedores deberá ser realizada “en la sede del tribunal o en el lugar ad hoc que éste hubiere designado…”. Plazo. El mismo artículo 105 prescribe que ésta habrá de ser efectuada “… no antes de treinta días ni después de cuarenta días hábiles contados desde la publicación de la sentencia que declara la quiebra”. Quórum de instalación y comparecencia. Conforme a lo prevenido en el artículo 106 del Libro IV del Co. de Comercio, la primera junta de acreedores queda legalmente constituida toda vez que “… concurran dos o más acreedores con derecho a voto, que representen en conjunto dos tercios del pasivo de la quiebra, a lo menos…”.

Quórum de instalación y comparecencia. Conforme a lo prevenido en el artículo 106 del Libro IV del Co. de Comercio, la primera junta de acreedores queda legalmente constituida toda vez que “… concurran dos o más acreedores con derecho a voto, que representen en conjunto dos tercios del pasivo de la quiebra, a lo menos…”. Plazo. El mismo artículo 105 prescribe que ésta habrá de ser efectuada “… no antes de treinta días ni después de cuarenta días hábiles contados desde la publicación de la sentencia que declara la quiebra”. Lugar. Siguiendo lo dispuesto por el artículo 105 del Libro IV del Co. de Comercio, la primera junta de acreedores deberá ser realizada “en la sede del tribunal o en el lugar ad hoc que éste hubiere designado…”. Las formalidades, quórum y materias a tratar en la primera junta de acreedores son reguladas, en sus líneas más generales, por los artículos 105 a 109 del Libro IV del Co. de Comercio. 5. PRIMERA JUNTA DE ACREEDORES “La junta de acreedores se reunirá en sesión extraordinaria cuando así lo decretare el juez, de oficio o a petición del síndico, del Superintendente o de acreedores que representen al menos un cuarto del pasivo con derecho a voto. Además, se reunirán en sesión extraordinaria cuando así lo acuerde la junta en una sesión anterior. En todo caso, deberá señalarse el objeto preciso de la reunión y en ella sólo podrán tratarse aquellas materias que hubieren sido objeto de una convocatoria”.

d) Las juntas extraordinarias, son aquellas efectuadas conforme a las regulaciones contempladas en el artículo 117 del Libro IV del Co. de Comercio. “La junta se reunirá ordinariamente en el lugar, día y hora acordados en la primera reunión”. c) Las juntas ordinarias, son las celebradas en la fecha y lugar establecidos en la primera junta de acreedores, conforme a lo establecido por el artículo 110 del Libro IV del Co. de Comercio: DERECHO CONCURSAL CHILENO

731

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

No obstante, corresponde aclarar que el mandatario carece de impedimentos para representar a varios acreedores, dejando en evidencia que no existen intereses contrapuestos entre ellos, en el procedimiento de liquidación que lleva envuelto la declaración de quiebra.

732

Si la partición del crédito conforma un producto de la liquidación de una sociedad, o de la partición de una comunidad que no esté exclusivamente estructurada por dicho crédito, no serán aplicables las regulaciones precedentemente establecidas.

De no quedar constituida por falta de quórum, ese precepto proporciona la siguiente solución:

En este último evento, todos los mandatarios constituidos de esa forma serán mirados como una sola persona en tanto el fraccionamiento lo hayan efectuado dentro de los treinta días anteriores a la declaración de quiebra.

“Si no se reuniere el quórum expresado se dejará constancia de ello y el tribunal practicará una segunda citación para no antes de cinco ni después de diez día hábiles, indicando el lugar, día, hora y naturaleza de la reunión, así como la circunstancia de tratarse de segunda citación. La notificación se efectuará por avisos y la reunión se celebrará con los acreedores que asistan”.

El acreedor sólo podrá conferir un poder de esta especie a una persona titular y otra suplente, entendiéndose premunido de las mismas facultades que el mandante, aún cuando aparezcan limitaciones en ese sentido en su mandato, quedando expresamente prohibido al acreedor particionar su crédito para designar a más de un mandatario, bajo apercibimiento de perder su derecho para a asistir a las reuniones de la junta (Inc. 1º del art. 104 del Libro IV del Co. de Comercio).

Adicionalmente y atendiendo a lo prevenido en el artículo 103 del libro IV del Co. de Comercio, la asistencia de los acreedores como también la del fallido podrá ser personal o a través de mandatario.

El mandato debe constar en instrumento público o privado con la firma del mandante autorizada por el secretario del tribunal o un Notario.

El mandato debe constar en instrumento público o privado con la firma del mandante autorizada por el secretario del tribunal o un Notario.

Adicionalmente y atendiendo a lo prevenido en el artículo 103 del libro IV del Co. de Comercio, la asistencia de los acreedores como también la del fallido podrá ser personal o a través de mandatario.

El acreedor sólo podrá conferir un poder de esta especie a una persona titular y otra suplente, entendiéndose premunido de las mismas facultades que el mandante, aún cuando aparezcan limitaciones en ese sentido en su mandato, quedando expresamente prohibido al acreedor particionar su crédito para designar a más de un mandatario, bajo apercibimiento de perder su derecho para a asistir a las reuniones de la junta (Inc. 1º del art. 104 del Libro IV del Co. de Comercio).

“Si no se reuniere el quórum expresado se dejará constancia de ello y el tribunal practicará una segunda citación para no antes de cinco ni después de diez día hábiles, indicando el lugar, día, hora y naturaleza de la reunión, así como la circunstancia de tratarse de segunda citación. La notificación se efectuará por avisos y la reunión se celebrará con los acreedores que asistan”.

En este último evento, todos los mandatarios constituidos de esa forma serán mirados como una sola persona en tanto el fraccionamiento lo hayan efectuado dentro de los treinta días anteriores a la declaración de quiebra.

De no quedar constituida por falta de quórum, ese precepto proporciona la siguiente solución:

Si la partición del crédito conforma un producto de la liquidación de una sociedad, o de la partición de una comunidad que no esté exclusivamente estructurada por dicho crédito, no serán aplicables las regulaciones precedentemente establecidas.

GONZALO BAEZA OVALLE

No obstante, corresponde aclarar que el mandatario carece de impedimentos para representar a varios acreedores, dejando en evidencia que no existen intereses contrapuestos entre ellos, en el procedimiento de liquidación que lleva envuelto la declaración de quiebra.

732

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

733

Conformación de la mesa y formalidades. El artículo 107 del Libro IV del Co. de Comercio dispone que: “La reunión será presidida por el juez y actuará como ministro de fe el secretario del tribunal o quien hubiere sido designado por dicho magistrado. “De lo tratado en la reunión se dejará constancia en un acta que será suscrita por el presidente y el secretario y que se incorporará en un libro especial que será llevado por el síndico. Copia autorizada de la misma se agregará a los autos”.

Objeto de la Junta. En el artículo 108 del Libro IV del Co. de Comercio queda resuelto ese tema en los siguientes términos: “En la primera junta se tratará especialmente sobre las siguientes materias: 1. Oír la cuenta que debe presentar el síndico provisional sobre el estado preciso de los negocios del fallido, de su activo y pasivo, y de la labor por él realizada; 2. Ratificación del síndico provisional, titular y suplente, o designación de quienes habrán de reemplazarlos, salvo lo dispuesto en el inciso primero del artículo siguiente. Los síndicos titulares y suplentes provisionales continuarán en sus funciones hasta que asuman sus reemplazantes; 3. Acordar lugar, día y hora de las reuniones ordinarias, las que deberán celebrarse, a lo menos, mensualmente; debiendo la primera reunión ordinaria llevarse a cabo entre los treinta y los cuarenta y cinco días corridos, salvo que la junta y el síndico acuerden otra fecha; 4. Designar de entre los acreedores con derecho a voto o sus representantes, un presidente y un secretario, titular y suplente, para las futuras reuniones. Si concurrieren menos de cuatro personas, se procederá solamente a la designación de presidente y secretario titulares, y 5. Cualquier otro acuerdo necesario para el más adecuado cumplimiento de las funciones que a la junta y al síndico competen”.

La cuenta que está obligado a presentar el síndico tiene singular importancia para el destino de la quiebra, toda vez que si de ella resulta que el producto probable de la enajenación no excederá las 2000 unidades de fomento, ésta habrá de ser efectuada en forma sumaria, conforme lo previene el artículo 109 del Libro IV del Co. de Comercio, en los siguientes términos:

La cuenta que está obligado a presentar el síndico tiene singular importancia para el destino de la quiebra, toda vez que si de ella resulta que el producto probable de la enajenación no excederá las 2000 unidades de fomento, ésta habrá de ser efectuada en forma sumaria, conforme lo previene el artículo 109 del Libro IV del Co. de Comercio, en los siguientes términos: “En la primera junta se tratará especialmente sobre las siguientes materias: 1. Oír la cuenta que debe presentar el síndico provisional sobre el estado preciso de los negocios del fallido, de su activo y pasivo, y de la labor por él realizada; 2. Ratificación del síndico provisional, titular y suplente, o designación de quienes habrán de reemplazarlos, salvo lo dispuesto en el inciso primero del artículo siguiente. Los síndicos titulares y suplentes provisionales continuarán en sus funciones hasta que asuman sus reemplazantes; 3. Acordar lugar, día y hora de las reuniones ordinarias, las que deberán celebrarse, a lo menos, mensualmente; debiendo la primera reunión ordinaria llevarse a cabo entre los treinta y los cuarenta y cinco días corridos, salvo que la junta y el síndico acuerden otra fecha; 4. Designar de entre los acreedores con derecho a voto o sus representantes, un presidente y un secretario, titular y suplente, para las futuras reuniones. Si concurrieren menos de cuatro personas, se procederá solamente a la designación de presidente y secretario titulares, y 5. Cualquier otro acuerdo necesario para el más adecuado cumplimiento de las funciones que a la junta y al síndico competen”.

Objeto de la Junta. En el artículo 108 del Libro IV del Co. de Comercio queda resuelto ese tema en los siguientes términos: “La reunión será presidida por el juez y actuará como ministro de fe el secretario del tribunal o quien hubiere sido designado por dicho magistrado. “De lo tratado en la reunión se dejará constancia en un acta que será suscrita por el presidente y el secretario y que se incorporará en un libro especial que será llevado por el síndico. Copia autorizada de la misma se agregará a los autos”.

Conformación de la mesa y formalidades. El artículo 107 del Libro IV del Co. de Comercio dispone que: DERECHO CONCURSAL CHILENO

733

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

El inciso quinto, ya trascrito, de ese artículo, establece que el quórum para adoptar acuerdos es de dos o más acreedores que representen la mayoría

734

“Las reuniones de la junta se constituirán cuando concurran dos o más acreedores que representen un porcentaje no inferior al veinticinco por ciento de los créditos con derecho a voto, salvo que esta ley establezca un quórum especial”.

“Si de la cuenta presentada por el síndico apareciere que el producto probable de la realización del activo de la quiebra no excederá de 2.000 unidades de fomento, se procederá a la realización sumaria del activo. En este caso, el síndico provisional pasará a tener el carácter definitivo y liquidará el activo en la forma más conveniente para los intereses de la masa, en un plazo no superior a seis meses”.

Como adelantamos, el quórum para tener por legalmente instalada una Junta Ordinaria o Extraordinaria de acreedores, lo encontramos especificado en el inciso cuarto del artículo 102 del Libro IV del Co. de Comercio:

Empero, la apreciación del síndico respecto al valor probable del producto de la realización de la masa no constituye un hecho incontestable o que no sea susceptible de revisión, ya que tanto los acreedores como el fallido fueron facultados por el legislador para dejar en entredicho la apreciación del síndico, en la junta de acreedores.

6. JUNTAS ORDINARIAS Y EXTRAORDINARIAS DE ACREEDORES

La controversia resultante habrá de ser decidida por el tribunal de la quiebra, sin ulterior recurso, a más tardar dentro de quinto día, pudiendo disponer que sean oídos informes de peritos.

“Los acuerdos se adoptarán con el voto conforme de no menos de dos acreedores que sumen mayoría absoluta de los créditos presentes en la reunión con derecho a voto, salvo que la ley exija una mayoría especial. En caso de empate corresponderá decidir a quien presida la reunión”.

Quórum para adoptar acuerdos. En atención a que no existe una norma especial para este tipo de Junta, corresponde aplicar la regla general en esta materia, contemplada en el inciso 5º del artículo 102 del Libro IV del Co. de Comercio, que prescribe:

Quórum para adoptar acuerdos. En atención a que no existe una norma especial para este tipo de Junta, corresponde aplicar la regla general en esta materia, contemplada en el inciso 5º del artículo 102 del Libro IV del Co. de Comercio, que prescribe:

“Los acuerdos se adoptarán con el voto conforme de no menos de dos acreedores que sumen mayoría absoluta de los créditos presentes en la reunión con derecho a voto, salvo que la ley exija una mayoría especial. En caso de empate corresponderá decidir a quien presida la reunión”.

La controversia resultante habrá de ser decidida por el tribunal de la quiebra, sin ulterior recurso, a más tardar dentro de quinto día, pudiendo disponer que sean oídos informes de peritos.

6. JUNTAS ORDINARIAS Y EXTRAORDINARIAS DE ACREEDORES

Empero, la apreciación del síndico respecto al valor probable del producto de la realización de la masa no constituye un hecho incontestable o que no sea susceptible de revisión, ya que tanto los acreedores como el fallido fueron facultados por el legislador para dejar en entredicho la apreciación del síndico, en la junta de acreedores.

Como adelantamos, el quórum para tener por legalmente instalada una Junta Ordinaria o Extraordinaria de acreedores, lo encontramos especificado en el inciso cuarto del artículo 102 del Libro IV del Co. de Comercio:

“Si de la cuenta presentada por el síndico apareciere que el producto probable de la realización del activo de la quiebra no excederá de 2.000 unidades de fomento, se procederá a la realización sumaria del activo. En este caso, el síndico provisional pasará a tener el carácter definitivo y liquidará el activo en la forma más conveniente para los intereses de la masa, en un plazo no superior a seis meses”.

“Las reuniones de la junta se constituirán cuando concurran dos o más acreedores que representen un porcentaje no inferior al veinticinco por ciento de los créditos con derecho a voto, salvo que esta ley establezca un quórum especial”.

GONZALO BAEZA OVALLE

El inciso quinto, ya trascrito, de ese artículo, establece que el quórum para adoptar acuerdos es de dos o más acreedores que representen la mayoría

734

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

735

absoluta de los créditos presentes, con derecho a voto, salvo que la ley exija mayorías especiales y, tal cosa ocurre con las siguientes materias: a) Continuación efectiva del giro total o parcial del fallido. b) Remoción del síndico (junta extraordinaria y mayoría absoluta del pasivo con derecho a voto) Inciso segundo del artículo 117 del Libro IV del Co. de Comercio. c) Para acordar formas de realización de los bienes de la quiebra distintas a las contempladas en la ley. d) Enajenación de los bienes como unidad económica. En las juntas ordinarias puede ser tratada cualquier materia a menos que la ley las haya reservado para otro tipo de juntas. En las extraordinarias, en cambio, sólo cabe considerar, conocer y tomar acuerdos respecto de las materias incluidas en la citación. Las juntas ordinarias, dado que están fijadas en fecha y lugar, no precisan de citación. En cambio las juntas extraordinarias habrán de serlo mediante la publicación de un aviso en el Diario Oficial, con una anticipación no inferior a siete días corridos respecto de la fecha en que es deseado celebrarla, debiendo efectuarla el síndico con indicación de la quiebra, lugar, fecha y materia para cuyo propósito es citada, todo ello conforme a lo prevenido sobre la materia por el artículo 118 del Libro IV del Co. de Comercio. De acuerdo a lo dispuesto en el artículo 111 del Libro IV del Co. de Comercio, en la primera reunión ordinaria el síndico estará obligado a presentar un informe completo, un programa de realización del activo y una proposición de plan de pago del pasivo. En ese informe corresponderá que el síndico de la quiebra también haga la estimación de los gastos entre los cuales, usualmente, habrá de proponer sus honorarios además de las contrataciones que considere necesarias para el cumplimiento de su cometido.

En ese informe corresponderá que el síndico de la quiebra también haga la estimación de los gastos entre los cuales, usualmente, habrá de proponer sus honorarios además de las contrataciones que considere necesarias para el cumplimiento de su cometido. De acuerdo a lo dispuesto en el artículo 111 del Libro IV del Co. de Comercio, en la primera reunión ordinaria el síndico estará obligado a presentar un informe completo, un programa de realización del activo y una proposición de plan de pago del pasivo. En cambio las juntas extraordinarias habrán de serlo mediante la publicación de un aviso en el Diario Oficial, con una anticipación no inferior a siete días corridos respecto de la fecha en que es deseado celebrarla, debiendo efectuarla el síndico con indicación de la quiebra, lugar, fecha y materia para cuyo propósito es citada, todo ello conforme a lo prevenido sobre la materia por el artículo 118 del Libro IV del Co. de Comercio. Las juntas ordinarias, dado que están fijadas en fecha y lugar, no precisan de citación. En las juntas ordinarias puede ser tratada cualquier materia a menos que la ley las haya reservado para otro tipo de juntas. En las extraordinarias, en cambio, sólo cabe considerar, conocer y tomar acuerdos respecto de las materias incluidas en la citación. d) Enajenación de los bienes como unidad económica. c) Para acordar formas de realización de los bienes de la quiebra distintas a las contempladas en la ley. b) Remoción del síndico (junta extraordinaria y mayoría absoluta del pasivo con derecho a voto) Inciso segundo del artículo 117 del Libro IV del Co. de Comercio. a) Continuación efectiva del giro total o parcial del fallido. absoluta de los créditos presentes, con derecho a voto, salvo que la ley exija mayorías especiales y, tal cosa ocurre con las siguientes materias: DERECHO CONCURSAL CHILENO

735

RETIRO

736

GONZALO BAEZA OVALLE

También en esa oportunidad, si lo estimare adecuado, podrá proponer la continuación efectiva del giro total o parcial de las actividades del fallido o la enajenación del todo o parte del activo como un conjunto, o ambas. En cuanto a los honorarios del síndico de la quiebra, estos deberán quedar ajustados a la escala contemplada en el artículo 35 del Libro IV del Co. de Comercio. 7. CUESTIONARIO

3. Clasifique las juntas de acreedores.

5. Explique las formalidades, quórum y materia de las juntas ordinarias de acreedores.

2. ¿Qué son las juntas de acreedores? 1. Explique la naturaleza jurídica atribuida a la masa de acreedores, fundamente su opinión. 7. CUESTIONARIO En cuanto a los honorarios del síndico de la quiebra, estos deberán quedar ajustados a la escala contemplada en el artículo 35 del Libro IV del Co. de Comercio. También en esa oportunidad, si lo estimare adecuado, podrá proponer la continuación efectiva del giro total o parcial de las actividades del fallido o la enajenación del todo o parte del activo como un conjunto, o ambas. GONZALO BAEZA OVALLE

6. Explique bajo qué circunstancias pueden ser realizadas juntas extraordinaria de acreedores y con qué formalidades.

736

4. Explique las formalidades, quórum y materia a tratar en la primera junta de acreedores.

4. Explique las formalidades, quórum y materia a tratar en la primera junta de acreedores.

3. Clasifique las juntas de acreedores.

5. Explique las formalidades, quórum y materia de las juntas ordinarias de acreedores.

2. ¿Qué son las juntas de acreedores?

6. Explique bajo qué circunstancias pueden ser realizadas juntas extraordinaria de acreedores y con qué formalidades.

1. Explique la naturaleza jurídica atribuida a la masa de acreedores, fundamente su opinión.

TIRO

Para corregir las indicadas anomalías fueron creados los efectos retroactivos de la quiebra que quedan traducidos en último término, en

CAPÍTULO XIX EFECTOS RETROACTIVOS DE LA QUIEBRA

Resulta frecuente que para evitar una declaratoria de quiebra un deudor celebre actos ruinosos que perjudican su patrimonio o bien, que siendo esta declaración inminente considere adecuado favorecer a alguno de sus acreedores en perjuicio de los demás. Esa realidad ha llevado a concebir la necesidad de revisar los actos y contratos celebrados por el deudor en el período anterior a la declaratoria de quiebra, limitada esa revisión a cierto espacio de tiempo, a fin de determinar si han sido celebrados en fraude a los acreedores.

1. ASPECTOS GENERALES Con arreglo a lo establecido en el artículo 64 del Libro IV del Co. de Comercio, pronunciada que sea la sentencia que declara la quiebra surge el efecto inmediato denominado “desasimiento”, que entrega la administración de los bienes afectos a concurso al síndico de la quiebra y, por ende, impide al fallido celebrar actos o contratos a partir de esa fecha bajo sanción de ser declarados inoponibles a la masa. Empero, la legislación siempre ha considerado esa protección como los demás efectos inmediatos de la declaración de quiebra que resultan insuficientes para servir a los propósitos de los procedimientos concursales, pues el fallido se encontraba en situación patrimonial crítica en un período previo a su declaratoria de quiebra.

Empero, la legislación siempre ha considerado esa protección como los demás efectos inmediatos de la declaración de quiebra que resultan insuficientes para servir a los propósitos de los procedimientos concursales, pues el fallido se encontraba en situación patrimonial crítica en un período previo a su declaratoria de quiebra. Con arreglo a lo establecido en el artículo 64 del Libro IV del Co. de Comercio, pronunciada que sea la sentencia que declara la quiebra surge el efecto inmediato denominado “desasimiento”, que entrega la administración de los bienes afectos a concurso al síndico de la quiebra y, por ende, impide al fallido celebrar actos o contratos a partir de esa fecha bajo sanción de ser declarados inoponibles a la masa. 1. ASPECTOS GENERALES

Esa realidad ha llevado a concebir la necesidad de revisar los actos y contratos celebrados por el deudor en el período anterior a la declaratoria de quiebra, limitada esa revisión a cierto espacio de tiempo, a fin de determinar si han sido celebrados en fraude a los acreedores. Resulta frecuente que para evitar una declaratoria de quiebra un deudor celebre actos ruinosos que perjudican su patrimonio o bien, que siendo esta declaración inminente considere adecuado favorecer a alguno de sus acreedores en perjuicio de los demás. Para corregir las indicadas anomalías fueron creados los efectos retroactivos de la quiebra que quedan traducidos en último término, en

CAPÍTULO XIX EFECTOS RETROACTIVOS DE LA QUIEBRA

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

En las disposiciones siguientes, que alcanzan hasta el artículo 1378, regula diversas situaciones que son rescindibles, en la medida que los considera perjudiciales a la masa, al igual que en la legislación vigente, con algunos deterioros y otras indudables mejoras.

738

“Son nulos i de ningun valor relativamente a la masa, siendo ejecutados despues del dia a que el juzgado refiera la cesación de pagos, o dentro de los diez dias que la han precedido: 1º Todo acto traslaticio de propiedad raíz o mueble a título gratuito. Si el acto fuere a favor de un descendiente, ascendiente o colateral dentro del cuarto grado, aunque sea ejecutado por la interposición de un tercero, los diez dias enuncidos en el iniso primero se estenderán hasta los ciento veinte anteriores a la cesacion de pagos. 2º Todo pago anticipado, sea de deuda civil o comecial, i sea cualquere la manera en que se verifique. Hai anticipacion de pago en el descuento de pagarées o facturas a cargo del fallido, i en el que se verifique mediante renuncia del plazo estipulado a favor del deudor. 3º Todo pago de deuda vencida que no sea ejecutado en dinero o efectos de comercio. 4º Toda hipoteca, prenda o anticrésis que se constituya sobre los bienes del fallido por deudas contraidas con anterioridad a los diez dias indicados”.

las llamadas acciones de inoponibilidad concursal y reintegración del patrimonio.

En todo caso, los efectos retroactivos de la quiebra queden ligados a la cesación de pagos, como correctamente lo disponía el Co. de Comercio de 1865, siendo el más importante de ellos el artículo 1373:

Esas acciones persiguen como propósito primordial obtener, como su nombre lo indica, la inoponibilidad de los actos y contratos celebrados por el deudor en el período que corre desde la fecha de la cesación de pagos hasta aquella de declaración de la quiebra.

Lo expuesto, no por lejos constituye una novedad para el legislador, como explicábamos, aun cuando sí algunas excepciones como la inoponibilidad.

Lo expuesto, no por lejos constituye una novedad para el legislador, como explicábamos, aun cuando sí algunas excepciones como la inoponibilidad.

Esas acciones persiguen como propósito primordial obtener, como su nombre lo indica, la inoponibilidad de los actos y contratos celebrados por el deudor en el período que corre desde la fecha de la cesación de pagos hasta aquella de declaración de la quiebra.

En todo caso, los efectos retroactivos de la quiebra queden ligados a la cesación de pagos, como correctamente lo disponía el Co. de Comercio de 1865, siendo el más importante de ellos el artículo 1373:

las llamadas acciones de inoponibilidad concursal y reintegración del patrimonio.

“Son nulos i de ningun valor relativamente a la masa, siendo ejecutados despues del dia a que el juzgado refiera la cesación de pagos, o dentro de los diez dias que la han precedido: 1º Todo acto traslaticio de propiedad raíz o mueble a título gratuito. Si el acto fuere a favor de un descendiente, ascendiente o colateral dentro del cuarto grado, aunque sea ejecutado por la interposición de un tercero, los diez dias enuncidos en el iniso primero se estenderán hasta los ciento veinte anteriores a la cesacion de pagos. 2º Todo pago anticipado, sea de deuda civil o comecial, i sea cualquere la manera en que se verifique. Hai anticipacion de pago en el descuento de pagarées o facturas a cargo del fallido, i en el que se verifique mediante renuncia del plazo estipulado a favor del deudor. 3º Todo pago de deuda vencida que no sea ejecutado en dinero o efectos de comercio. 4º Toda hipoteca, prenda o anticrésis que se constituya sobre los bienes del fallido por deudas contraidas con anterioridad a los diez dias indicados”.

GONZALO BAEZA OVALLE

En las disposiciones siguientes, que alcanzan hasta el artículo 1378, regula diversas situaciones que son rescindibles, en la medida que los considera perjudiciales a la masa, al igual que en la legislación vigente, con algunos deterioros y otras indudables mejoras.

738

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

739

2. FECHA DE CESACIÓN DE PAGOS Y PERÍODO SOSPECHOSO 2.1. Determinación de la fecha de cesación de pago Esta materia la encontramos regulada en el Título V del Libro IV del Co. de Comercio y, concretamente, en los artículos 61 a 63, cuyo tenor nos obliga a efectuar la siguiente distinción: 1º Deudor comprendido en el artículo 41. Conforme a lo prevenido en el artículo 61 del Libro IV del Co. de Comercio, la fecha de cesación de pagos la determina el juez, a proposición del síndico de la quiebra, quien debe hacer esa propuesta dentro de los 60 días corridos siguientes a la fecha en que asumió el cargo. Para ese propósito ha sido entendido y establecido por el legislador, que en el caso de los deudores del artículo 41, el tribunal no queda restringido a la data del vencimiento más antiguo de la obligación que aparezca como no pagada, sino más bien a la fecha en que surgió el problema que determinó el mal estado de los negocios del fallido, con las limitaciones legales. Con todo, conviene traer a cuento lo que postula Álvaro Puelma Accorsi252, a propósito de los presupuestos de la quiebra, precisando que respecto de las personas incluidas en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio, en la legislación chilena es aplicado el criterio de exigir una mera cesación de pago calificada, la de un título ejecutivo, que represente una obligación mercantil, pero eso no lo establece el Libro IV de ese cuerpo orgánico de leyes, por lo cual habremos de considerarlo erróneo. De esta forma, entonces, la fecha de cesación de pagos para los deudores inscritos en los casos previstos en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio, puede anteceder al del primer vencimiento, cuando exista fundamento para establecer que el mal estado de los negocios del deudor precede a esa data, pero no ser posterior a ella ni tampoco anterior en un lapso superior a los dos años hacia atrás, a partir del día en que fue declarada su quiebra. 252

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 42.

252

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 42.

De esta forma, entonces, la fecha de cesación de pagos para los deudores inscritos en los casos previstos en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio, puede anteceder al del primer vencimiento, cuando exista fundamento para establecer que el mal estado de los negocios del deudor precede a esa data, pero no ser posterior a ella ni tampoco anterior en un lapso superior a los dos años hacia atrás, a partir del día en que fue declarada su quiebra. Con todo, conviene traer a cuento lo que postula Álvaro Puelma Accorsi252, a propósito de los presupuestos de la quiebra, precisando que respecto de las personas incluidas en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio, en la legislación chilena es aplicado el criterio de exigir una mera cesación de pago calificada, la de un título ejecutivo, que represente una obligación mercantil, pero eso no lo establece el Libro IV de ese cuerpo orgánico de leyes, por lo cual habremos de considerarlo erróneo. Para ese propósito ha sido entendido y establecido por el legislador, que en el caso de los deudores del artículo 41, el tribunal no queda restringido a la data del vencimiento más antiguo de la obligación que aparezca como no pagada, sino más bien a la fecha en que surgió el problema que determinó el mal estado de los negocios del fallido, con las limitaciones legales. Conforme a lo prevenido en el artículo 61 del Libro IV del Co. de Comercio, la fecha de cesación de pagos la determina el juez, a proposición del síndico de la quiebra, quien debe hacer esa propuesta dentro de los 60 días corridos siguientes a la fecha en que asumió el cargo. 1º Deudor comprendido en el artículo 41. Esta materia la encontramos regulada en el Título V del Libro IV del Co. de Comercio y, concretamente, en los artículos 61 a 63, cuyo tenor nos obliga a efectuar la siguiente distinción: 2.1. Determinación de la fecha de cesación de pago 2. FECHA DE CESACIÓN DE PAGOS Y PERÍODO SOSPECHOSO DERECHO CONCURSAL CHILENO

739

RETIRO

CONTRERAS STRAUCH, Osvaldo. Ob. cit., p 191.

GONZALO BAEZA OVALLE

GONZALO BAEZA OVALLE

CONTRERAS STRAUCH, Osvaldo. Ob. cit., p 191.

740

253

Un tanto confuso, en primera instancia, nos parece el pronunciamiento de Osvaldo Contreras Strauch253 al explicar que el síndico de la quiebra, para cursar su propuesta “habrá de estudiar los antecedentes y libros del fallido, en los que podrá encontrar indicios sobre el momento en que se manifestó la insolvencia o, más precisamente, el incumplimiento de sus obligaciones financieras”.

Dilucida la confusión inicial manifestando su opinión contraria a esa corriente doctrinaria, que constituye la mayoritaria, aduciendo que la fijación de la fecha de la cesación de pagos representa, respecto de la quiebra en sí, una de sus consecuencias y en ningún caso el aspecto principal o de fondo, que sigue siendo el de las causales o presupuestos de la quiebra arguyendo,

Decimos que esa opinión adolece de alguna confusión ya que no puede adoptar los dos criterios a la vez, vale decir, la fecha de cesación de pagos es determinada por los “indicios sobre el momento en que se manifestó la insolvencia” o, en su caso, “el incumplimiento de sus obligaciones financieras”.

“En consecuencia, para una parte de la doctrina, respecto a los deudores calificados comprendidos en el artículo 41, la ley chilena adoptaría la teoría denominada subjetiva, amplia o de la insolvencia”.

Pueden coincidir, en cuyo evento no existe dificultad alguna, pero si hacemos coincidir el incumplimiento de las obligaciones financieras con la fecha de cesación de pago, nada habría que indagar respecto a “indicios de insolvencia” y tampoco existiría diferencia con el deudor no comprendido en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio.

Más adelante agrega que no estaría de acuerdo en la tesis sustentada por la doctrina, “encabezada por don Raúl Varela y don Manuel Vargas, seguida por la jurisprudencia de nuestro tribunales de justicia”, en cuanto “sostiene que el juez, en relación a este tipo de deudores, no está obligado a señalar como la fecha de cesación de pagos la del primer incumplimiento, sino que debe fijarla tomando en cuenta todos los arbitrios ruinosos y demás signos del estado de insolvencia que normalmente preceden a los incumplimientos.

Más adelante agrega que no estaría de acuerdo en la tesis sustentada por la doctrina, “encabezada por don Raúl Varela y don Manuel Vargas, seguida por la jurisprudencia de nuestro tribunales de justicia”, en cuanto “sostiene que el juez, en relación a este tipo de deudores, no está obligado a señalar como la fecha de cesación de pagos la del primer incumplimiento, sino que debe fijarla tomando en cuenta todos los arbitrios ruinosos y demás signos del estado de insolvencia que normalmente preceden a los incumplimientos.

Pueden coincidir, en cuyo evento no existe dificultad alguna, pero si hacemos coincidir el incumplimiento de las obligaciones financieras con la fecha de cesación de pago, nada habría que indagar respecto a “indicios de insolvencia” y tampoco existiría diferencia con el deudor no comprendido en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio.

“En consecuencia, para una parte de la doctrina, respecto a los deudores calificados comprendidos en el artículo 41, la ley chilena adoptaría la teoría denominada subjetiva, amplia o de la insolvencia”.

Decimos que esa opinión adolece de alguna confusión ya que no puede adoptar los dos criterios a la vez, vale decir, la fecha de cesación de pagos es determinada por los “indicios sobre el momento en que se manifestó la insolvencia” o, en su caso, “el incumplimiento de sus obligaciones financieras”.

Dilucida la confusión inicial manifestando su opinión contraria a esa corriente doctrinaria, que constituye la mayoritaria, aduciendo que la fijación de la fecha de la cesación de pagos representa, respecto de la quiebra en sí, una de sus consecuencias y en ningún caso el aspecto principal o de fondo, que sigue siendo el de las causales o presupuestos de la quiebra arguyendo,

Un tanto confuso, en primera instancia, nos parece el pronunciamiento de Osvaldo Contreras Strauch253 al explicar que el síndico de la quiebra, para cursar su propuesta “habrá de estudiar los antecedentes y libros del fallido, en los que podrá encontrar indicios sobre el momento en que se manifestó la insolvencia o, más precisamente, el incumplimiento de sus obligaciones financieras”.

253

740

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

741

entonces, que sería el primer incumplimiento el que determinaría la fecha de cesación de pagos, pretendiendo que tal aserto estaría demostrado por las causales de quiebra, con excepción de la fuga u ocultamiento, que normalmente remiten a incumplimientos. Eso simplemente no resulta ser así. Ese autor olvida todas las formas de provocar la declaración de quiebra. La verdad es otra, sólo a los acreedores la ley exige invocar causales. Cuando la quiebra es declarada ex officio por el tribunal, no hay causales, que son hechos indiciarios de insolvencia, sino la constancia ante la autoridad que debe adoptar la medida de suspensión de garantías constitucionales respecto del deudor y sus acreedores para evitar el peligro potencial de propagación de los incumplimientos e insolvencia, en orden que el deudor acusa un estado de insolvencia. Tampoco el legislador exige invocar una causal para declarar la quiebra cuando es el propio deudor quien la solicita, evento en el cual ha sido afirmado, con razón a nuestro modo de ver, que nadie mejor que éste conoce el estado de sus negocios y, por ende, su situación de insolvencia o inestabilidad económica. Bajo tales respectos, entonces, queda en evidencia que el criterio adoptado, primordialmente, por el legislador y la mayoría de la doctrina, pasa por establecer la insolvencia del deudor comprendido en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio que, como un aspecto que no puede ser determinado sino hasta el término de la realización de los bienes afectos a concurso, se habla, con propiedad, de la manifestación de desequilibrio o inestabilidad en su patrimonio. Ahora bien, volviendo a la tramitación para la fijación de la fecha de cesación de pago, el síndico de la quiebra está obligado a efectuar esa proposición dentro del plazo de 60 días corridos desde que haya asumido el cargo, pues éste ha practicado la diligencia de incautación y ha tomado conocimiento de los libros y correspondencia del deudor, entonces, es quien mejor conoce la situación patrimonial de este último.

Ahora bien, volviendo a la tramitación para la fijación de la fecha de cesación de pago, el síndico de la quiebra está obligado a efectuar esa proposición dentro del plazo de 60 días corridos desde que haya asumido el cargo, pues éste ha practicado la diligencia de incautación y ha tomado conocimiento de los libros y correspondencia del deudor, entonces, es quien mejor conoce la situación patrimonial de este último. Bajo tales respectos, entonces, queda en evidencia que el criterio adoptado, primordialmente, por el legislador y la mayoría de la doctrina, pasa por establecer la insolvencia del deudor comprendido en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio que, como un aspecto que no puede ser determinado sino hasta el término de la realización de los bienes afectos a concurso, se habla, con propiedad, de la manifestación de desequilibrio o inestabilidad en su patrimonio. Tampoco el legislador exige invocar una causal para declarar la quiebra cuando es el propio deudor quien la solicita, evento en el cual ha sido afirmado, con razón a nuestro modo de ver, que nadie mejor que éste conoce el estado de sus negocios y, por ende, su situación de insolvencia o inestabilidad económica. Cuando la quiebra es declarada ex officio por el tribunal, no hay causales, que son hechos indiciarios de insolvencia, sino la constancia ante la autoridad que debe adoptar la medida de suspensión de garantías constitucionales respecto del deudor y sus acreedores para evitar el peligro potencial de propagación de los incumplimientos e insolvencia, en orden que el deudor acusa un estado de insolvencia. La verdad es otra, sólo a los acreedores la ley exige invocar causales. Ese autor olvida todas las formas de provocar la declaración de quiebra. Eso simplemente no resulta ser así. entonces, que sería el primer incumplimiento el que determinaría la fecha de cesación de pagos, pretendiendo que tal aserto estaría demostrado por las causales de quiebra, con excepción de la fuga u ocultamiento, que normalmente remiten a incumplimientos. DERECHO CONCURSAL CHILENO

741

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

La existencia de este procedimiento complejo nos demuestra que, para estos efectos y, pese a lo sostenido por Álvaro Puelma Accorsi, el legislador entiende por cesación de pagos una noción amplia de imposibilidad objetiva de pagar y no un simple o aislado incumplimiento, aun cuando conste en un título ejecutivo, requisito que sólo es exigido en el artículo 62 del Libro IV del Co. de Comercio, a los deudores no comprendidos en el artículo 41 de ese cuerpo orgánico de leyes.

742

Contra ese pronunciamiento sólo procede el recurso de apelación en atención a lo dispuesto en el inciso final del art. 61 del Libro IV del Co. de Comercio.

El tribunal ordenará notificar por avisos la propuesta efectuada por el Síndico.

Sea que haya sido ejercido el derecho a impugnar la proposición o transcurra el plazo sin objeción, en definitiva, radicará en el tribunal de la quiebra, en último término, la responsabilidad de fijar la fecha de cesación de pagos definitiva y esa resolución deberá ser notificada por el estado diario.

La fecha propuesta sólo puede ser impugnada por el fallido, los acreedores y terceros interesados dentro de 10 días contados desde la publicación referida.

A la objeción u oposición, conforme a la regla general prevista en el art. 5º del Libro IV del Co. de Comercio, corresponde aplicar la tramitación incidental.

Al fallido interesará impugnar la proposición para que la fecha sea fijada lo más cercano posible a la declaración de quiebra con el propósito de evitar la presunción de quiebra fraudulenta prevista en el art. 220 Nº 6 del Libro IV del Co. de Comercio, toda vez que haya quedado establecido que entre el lapso fijado como fecha de cesación de pago y aquella de la declaratoria de quiebra efectuó pagos a algún acreedor, en perjuicio de los demás, anticipándole el vencimiento de una deuda.

También deseará evitar la presunción de quiebra culpable contemplada en el número 4 del artículo 219 del Libro IV del Co. de Comercio, al no haber solicitado la quiebra dentro del plazo allí contemplado.

También deseará evitar la presunción de quiebra culpable contemplada en el número 4 del artículo 219 del Libro IV del Co. de Comercio, al no haber solicitado la quiebra dentro del plazo allí contemplado.

Al fallido interesará impugnar la proposición para que la fecha sea fijada lo más cercano posible a la declaración de quiebra con el propósito de evitar la presunción de quiebra fraudulenta prevista en el art. 220 Nº 6 del Libro IV del Co. de Comercio, toda vez que haya quedado establecido que entre el lapso fijado como fecha de cesación de pago y aquella de la declaratoria de quiebra efectuó pagos a algún acreedor, en perjuicio de los demás, anticipándole el vencimiento de una deuda.

A la objeción u oposición, conforme a la regla general prevista en el art. 5º del Libro IV del Co. de Comercio, corresponde aplicar la tramitación incidental.

La fecha propuesta sólo puede ser impugnada por el fallido, los acreedores y terceros interesados dentro de 10 días contados desde la publicación referida.

Sea que haya sido ejercido el derecho a impugnar la proposición o transcurra el plazo sin objeción, en definitiva, radicará en el tribunal de la quiebra, en último término, la responsabilidad de fijar la fecha de cesación de pagos definitiva y esa resolución deberá ser notificada por el estado diario.

El tribunal ordenará notificar por avisos la propuesta efectuada por el Síndico.

Contra ese pronunciamiento sólo procede el recurso de apelación en atención a lo dispuesto en el inciso final del art. 61 del Libro IV del Co. de Comercio.

GONZALO BAEZA OVALLE

La existencia de este procedimiento complejo nos demuestra que, para estos efectos y, pese a lo sostenido por Álvaro Puelma Accorsi, el legislador entiende por cesación de pagos una noción amplia de imposibilidad objetiva de pagar y no un simple o aislado incumplimiento, aun cuando conste en un título ejecutivo, requisito que sólo es exigido en el artículo 62 del Libro IV del Co. de Comercio, a los deudores no comprendidos en el artículo 41 de ese cuerpo orgánico de leyes.

742

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

743

Resulta por demás molesta la actitud de algunos autores, como acontece con Juan Esteban Puga Vial quien en su texto postula lo que estamos indicando, pero si enfrentan algún juicio en que sea necesario adoptar una posición totalmente contradictoria no trepida un instante siquiera por hacerlo. Así, tuvimos la desgracia de constatar en el juicio de quiebra de Manufacturas Formudata S.A., compañía en la cual además de detentar la mayoría de las acciones, debí asumir como Gerente General, dado que fue defraudada en más de cuatrocientos millones de pesos por la administración anterior, obligándome a solicitar la quiebra. Esa quiebra es ventilada ante el Primer Juzgado del Crimen de San Miguel, bajo el Rol Nº C-13.504-2007. Pues bien, Juan Esteban Puga Vial objetó la fecha de cesación de pago propuesta por la síndico de la quiebra, Loreto Ried Undurraga, designada por sus representados haciendo aparecer créditos que, en realidad, nunca tuvieron, bajo una argumentación absolutamente contraria a lo sostenido en el librito que escribió sobre la materia, obligando al tribunal a decretar un peritaje. En relación con ese procedimiento, debí iniciar acción criminal por estafa contra la administración anterior, en la cual fueron efectuados dos peritajes acreditando el ilícito, no obstante, la defensa de Puga Vial, por la vía indicada, intentaba exculpar del fraude a sus defendidos. A fojas 1117 de esos autos, el tribunal resolvió la incidencia promovida por Puga Vial, en los siguientes términos que dejan pública evidencia de la inconsecuencia, por calificarlo de un modo suave, de ese autor: “San Miguel, veinticinco de agosto de dos mil diez. A fojas 1110: Téngase presente lo expuesto. En lo demás, no ha lugar. A fojas 1113: A lo principal: Por evacuado el informe en los términos señalados, con citación. Al otrosí: Estese a lo que se resolverá. A fojas 1115: A los autos el informe del SII, con citación. Resolviendo derechamente al incidente generado respecto de la fecha de cesación de pagos:

Resolviendo derechamente al incidente generado respecto de la fecha de cesación de pagos: A fojas 1115: A los autos el informe del SII, con citación. A fojas 1110: Téngase presente lo expuesto. En lo demás, no ha lugar. A fojas 1113: A lo principal: Por evacuado el informe en los términos señalados, con citación. Al otrosí: Estese a lo que se resolverá. “San Miguel, veinticinco de agosto de dos mil diez. A fojas 1117 de esos autos, el tribunal resolvió la incidencia promovida por Puga Vial, en los siguientes términos que dejan pública evidencia de la inconsecuencia, por calificarlo de un modo suave, de ese autor: En relación con ese procedimiento, debí iniciar acción criminal por estafa contra la administración anterior, en la cual fueron efectuados dos peritajes acreditando el ilícito, no obstante, la defensa de Puga Vial, por la vía indicada, intentaba exculpar del fraude a sus defendidos. Pues bien, Juan Esteban Puga Vial objetó la fecha de cesación de pago propuesta por la síndico de la quiebra, Loreto Ried Undurraga, designada por sus representados haciendo aparecer créditos que, en realidad, nunca tuvieron, bajo una argumentación absolutamente contraria a lo sostenido en el librito que escribió sobre la materia, obligando al tribunal a decretar un peritaje. Esa quiebra es ventilada ante el Primer Juzgado del Crimen de San Miguel, bajo el Rol Nº C-13.504-2007. Así, tuvimos la desgracia de constatar en el juicio de quiebra de Manufacturas Formudata S.A., compañía en la cual además de detentar la mayoría de las acciones, debí asumir como Gerente General, dado que fue defraudada en más de cuatrocientos millones de pesos por la administración anterior, obligándome a solicitar la quiebra. Resulta por demás molesta la actitud de algunos autores, como acontece con Juan Esteban Puga Vial quien en su texto postula lo que estamos indicando, pero si enfrentan algún juicio en que sea necesario adoptar una posición totalmente contradictoria no trepida un instante siquiera por hacerlo. DERECHO CONCURSAL CHILENO

743

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

II. Que se fija como fecha de cesación de pagos el día 2 de enero de 2006, la que fuera propuesta por el Síndico a fojas 607.

744

I. Que se rechaza la objeción de fojas 635 respecto de la fecha de cesación de pagos.

Vistos:

Y visto, además, lo dispuesto en los artículos 62 y siguientes de la Ley de Quiebras, se resuelve:

Primero: Que la Sra. Síndico Titular Definitivo designado en autos ha propuesto como fecha de cesación de pagos el día 02 de enero de 2006.

Quinto: Que del mérito de los antecedentes aportados, no cabe sino concluir que la desestabilidad económica de la fallida se produce con fecha bastante anterior a la señalada y propuesta por don Jaime Campos Bas, por lo que conforme lo indicado por la Sra. Síndico designada y lo dispuesto en el artículo 63 de la Ley Nº 18.175, se rechazará la objeción planteada, acogiéndose la proposición.

Segundo: Que la parte de don Jaime Campos Bas objeta la fecha propuesta, en consideración a que de haber existido incumplimientos anteriores ellos no habrían sido de envergadura suficiente, proponiendo como fecha de cesación de pagos el 01 de febrero de 2007.

Cuarto: Que como lo consigna don Juan Puga Vial en su libro “Derecho Concursal”, Tomo II, página 487, “en el trámite de determinación de la fecha de cesación de pagos habrá que acreditar el momento en que sobrevino el descalabro económico y no el del primer incumplimiento, a excepción del deudor no comprendido en el artículo 41 de la ley, en que el texto legal obliga a fijar dicha fecha en consideración al primer vencimiento de una obligación impaga”.

Tercero: Que la proposición de la fecha de cesación de pagos es una cuestión que la Ley entrega a la iniciativa del Síndico, atendido el interés público comprometido y el mejor conocimiento que éste tiene del estado financiero y de los negocios del fallido, y por ende no se encuentran entregadas a la voluntad de las partes.

Tercero: Que la proposición de la fecha de cesación de pagos es una cuestión que la Ley entrega a la iniciativa del Síndico, atendido el interés público comprometido y el mejor conocimiento que éste tiene del estado financiero y de los negocios del fallido, y por ende no se encuentran entregadas a la voluntad de las partes.

Cuarto: Que como lo consigna don Juan Puga Vial en su libro “Derecho Concursal”, Tomo II, página 487, “en el trámite de determinación de la fecha de cesación de pagos habrá que acreditar el momento en que sobrevino el descalabro económico y no el del primer incumplimiento, a excepción del deudor no comprendido en el artículo 41 de la ley, en que el texto legal obliga a fijar dicha fecha en consideración al primer vencimiento de una obligación impaga”.

Segundo: Que la parte de don Jaime Campos Bas objeta la fecha propuesta, en consideración a que de haber existido incumplimientos anteriores ellos no habrían sido de envergadura suficiente, proponiendo como fecha de cesación de pagos el 01 de febrero de 2007.

Quinto: Que del mérito de los antecedentes aportados, no cabe sino concluir que la desestabilidad económica de la fallida se produce con fecha bastante anterior a la señalada y propuesta por don Jaime Campos Bas, por lo que conforme lo indicado por la Sra. Síndico designada y lo dispuesto en el artículo 63 de la Ley Nº 18.175, se rechazará la objeción planteada, acogiéndose la proposición.

Primero: Que la Sra. Síndico Titular Definitivo designado en autos ha propuesto como fecha de cesación de pagos el día 02 de enero de 2006.

Y visto, además, lo dispuesto en los artículos 62 y siguientes de la Ley de Quiebras, se resuelve:

Vistos:

I. Que se rechaza la objeción de fojas 635 respecto de la fecha de cesación de pagos.

GONZALO BAEZA OVALLE

II. Que se fija como fecha de cesación de pagos el día 2 de enero de 2006, la que fuera propuesta por el Síndico a fojas 607.

744

TIRO

“Las acciones a que se refieren los párrafos 2º y 3º del Título VI prescribirán en el plazo de dos años, contados desde la fecha del acto o contrato, plazo

DERECHO CONCURSAL CHILENO

Algunos sostienen que esa norma coincidiría con lo contemplado en el art. 80 del Libro IV del Co. de Comercio, en tanto dispone que:

III. Certifíquese la ejecutoriedad de la presente resolución en su oportunidad y hecho, remítase copia autorizada de la misma con el respectivo certificado a la Fiscalía Regional Metropolitana Sur, conforme fuera requerido a fojas 1092 y 1094. Resolvió doña Ximena Fernández De Santi. Juez Titular”.

745

Si no fuera poco levantar en estrados una posición totalmente diferente a la que plantea en su librillo respecto de esta materia, recurrió de apelación ante la Corte de Apelaciones de San Miguel, recurso que perdió por unanimidad, de manera estrepitosa, lo que nos ahorra todo comentario. 2º Deudor no comprendido en el artículo 41. La fecha de cesación de pagos es determinada conforme a lo prevenido en el art. 62 del Libro IV del Co. de Comercio, que dispone: “En caso de quiebra de un deudor no comprendido en el artículo 41, la fecha de la cesación de pagos será aquella en que primero se produjo la exigibilidad de algunos de los títulos ejecutivos que existan en su contra”.

De este modo, el legislador considera más probable que este tipo de deudores no adopte actitudes irracionales o de mala fe para evitar el incumplimiento de obligaciones, de manera que no estima preciso indagar respecto a la época en que, efectivamente, existen antecedentes que el deudor estaba afecto a un desequilibrio patrimonial negativo, vale decir, una insolvencia, como sí lo hace, por el contrario y como ya revisamos, con los deudores incluidos en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio. 3º Norma común para ambos deudores. Artículo 63 del Libro IV del Co. de Comercio: “La cesación de pagos no podrá ser fijada en un día anterior en más de dos años a la fecha de la resolución que declare la quiebra”.

Artículo 63 del Libro IV del Co. de Comercio: “La cesación de pagos no podrá ser fijada en un día anterior en más de dos años a la fecha de la resolución que declare la quiebra”.

3º Norma común para ambos deudores. De este modo, el legislador considera más probable que este tipo de deudores no adopte actitudes irracionales o de mala fe para evitar el incumplimiento de obligaciones, de manera que no estima preciso indagar respecto a la época en que, efectivamente, existen antecedentes que el deudor estaba afecto a un desequilibrio patrimonial negativo, vale decir, una insolvencia, como sí lo hace, por el contrario y como ya revisamos, con los deudores incluidos en el artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio. “En caso de quiebra de un deudor no comprendido en el artículo 41, la fecha de la cesación de pagos será aquella en que primero se produjo la exigibilidad de algunos de los títulos ejecutivos que existan en su contra”.

La fecha de cesación de pagos es determinada conforme a lo prevenido en el art. 62 del Libro IV del Co. de Comercio, que dispone: 2º Deudor no comprendido en el artículo 41. Si no fuera poco levantar en estrados una posición totalmente diferente a la que plantea en su librillo respecto de esta materia, recurrió de apelación ante la Corte de Apelaciones de San Miguel, recurso que perdió por unanimidad, de manera estrepitosa, lo que nos ahorra todo comentario. III. Certifíquese la ejecutoriedad de la presente resolución en su oportunidad y hecho, remítase copia autorizada de la misma con el respectivo certificado a la Fiscalía Regional Metropolitana Sur, conforme fuera requerido a fojas 1092 y 1094. Resolvió doña Ximena Fernández De Santi. Juez Titular”.

Algunos sostienen que esa norma coincidiría con lo contemplado en el art. 80 del Libro IV del Co. de Comercio, en tanto dispone que:

DERECHO CONCURSAL CHILENO

“Las acciones a que se refieren los párrafos 2º y 3º del Título VI prescribirán en el plazo de dos años, contados desde la fecha del acto o contrato, plazo

745

RETIRO

A fin de ilustrar lo expuesto, hemos estimado conveniente elaborar varios esquemas, dependiendo del deudor que se trate, de modo de ver, gráficamente, las situaciones de duda que corrientemente surgen al tratar esta materia, como acontece con el deudor del art. 41 y el deudor común que exhibe incumplimientos que no exceden los dos años: ¿Cuál es el criterio a seguir en cada caso?

No lo estimamos así, pues obedecen a referentes diferentes. El contrato puede haber sido celebrado en el período sospechoso, pero con posterioridad a la fecha fijada como de cesación de pago, evento en el cual la prescripción ocurrirá más allá de la declaración de quiebra. que se suspenderá a favor de los acreedores por el lapso de otros dos años desde la fecha de la resolución que declare la quiebra”. GONZALO BAEZA OVALLE

Del siguiente esquema deriva que, aun cuando el deudor no tenga vencimientos anteriores, si el tribunal concluye que el mal estado de los negocios precede el primer vencimiento, puede fijar la fecha de cesación de pagos antes de ese vencimiento pero con el tope máximo de los dos años que preceden a la fecha de declaración de quiebra, pero no puede fijar la fecha de cesación de pagos con posterioridad al primer incumplimiento.

Incluso más, esos actos o contratos pueden haber sido celebrados antes de la fecha de cesación de pagos.

1º Deudor art. 41

A fin de ilustrar lo expuesto, hemos estimado conveniente elaborar varios esquemas, dependiendo del deudor que se trate, de modo de ver, gráficamente, las situaciones de duda que corrientemente surgen al tratar esta materia, como acontece con el deudor del art. 41 y el deudor común que exhibe incumplimientos que no exceden los dos años:

Para el deudor común sólo será considerado el primer incumplimiento ocurrido en el lapso de los dos años que anteceden a la fecha en que fue librada la declaración de quiebra, en tanto conste de un título ejecutivo.

¿Cuál es el criterio a seguir en cada caso?

Para el primero, si el mal estado de los negocios antecede a ese vencimiento, será fijado en la fecha en que sea determinado que empezó el mal estado de los negocios, pero no antes de dos años a la fecha de la quiebra.

746

Incluso más, esos actos o contratos pueden haber sido celebrados antes de la fecha de cesación de pagos.

Para el primero, si el mal estado de los negocios antecede a ese vencimiento, será fijado en la fecha en que sea determinado que empezó el mal estado de los negocios, pero no antes de dos años a la fecha de la quiebra.

No lo estimamos así, pues obedecen a referentes diferentes. El contrato puede haber sido celebrado en el período sospechoso, pero con posterioridad a la fecha fijada como de cesación de pago, evento en el cual la prescripción ocurrirá más allá de la declaración de quiebra.

Para el deudor común sólo será considerado el primer incumplimiento ocurrido en el lapso de los dos años que anteceden a la fecha en que fue librada la declaración de quiebra, en tanto conste de un título ejecutivo.

que se suspenderá a favor de los acreedores por el lapso de otros dos años desde la fecha de la resolución que declare la quiebra”.

1º Deudor art. 41

GONZALO BAEZA OVALLE

Del siguiente esquema deriva que, aun cuando el deudor no tenga vencimientos anteriores, si el tribunal concluye que el mal estado de los negocios precede el primer vencimiento, puede fijar la fecha de cesación de pagos antes de ese vencimiento pero con el tope máximo de los dos años que preceden a la fecha de declaración de quiebra, pero no puede fijar la fecha de cesación de pagos con posterioridad al primer incumplimiento.

746

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

747

Mucho hemos reiterado que las acciones de recuperación del patrimonio y ciertas inoponibilidades, operan a plenitud durante el período sospechoso, sin precisar que involucra este lapso de tiempo.

Máximo 2 años

2.2. Período sospechoso

Fecha de Quiebra

En este último evento la fecha de cesación de pagos deberá ser fijada en los dos años que preceden a la declaración de quiebra, no antes. 1er. incumplimiento

2º incumplimiento

Del esquema desarrollado precedentemente deriva que, aun cuando el deudor común hubiere tenido vencimientos anteriores a los dos años, la fecha de cesación de pagos no puede preceder en dos años a la fecha de la declaratoria, por lo cual nos ha parecido ilustrativo exponer el caso en que ese deudor tuvo incumplimientos anteriores a los dos años.

2º Deudor común Máximo 2 años

1er. incumplimiento

Fecha de Quiebra

2º incumplimiento Fecha de Quiebra

1er. incumplimiento

2º incumplimiento

Máximo 2 años

2º Deudor común Del esquema desarrollado precedentemente deriva que, aun cuando el deudor común hubiere tenido vencimientos anteriores a los dos años, la fecha de cesación de pagos no puede preceder en dos años a la fecha de la declaratoria, por lo cual nos ha parecido ilustrativo exponer el caso en que ese deudor tuvo incumplimientos anteriores a los dos años.

1er. incumplimiento

2º incumplimiento

En este último evento la fecha de cesación de pagos deberá ser fijada en los dos años que preceden a la declaración de quiebra, no antes. 2.2. Período sospechoso Mucho hemos reiterado que las acciones de recuperación del patrimonio y ciertas inoponibilidades, operan a plenitud durante el período sospechoso, sin precisar que involucra este lapso de tiempo.

Fecha de Quiebra Máximo 2 años DERECHO CONCURSAL CHILENO

747

RETIRO

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., pp. 111 y sgtes.

GONZALO BAEZA OVALLE

Con el propósito de entender acabadamente esta materia, estimamos de utilidad realizar las distinciones efectuadas por Álvaro Puelma Accorsi254 3.1. Explicaciones introductorias

A la luz de lo prevenido en el Libro IV del Co. de Comercio los actos que preceden a la iniciación del período sospechoso, no a la fecha de cesación de pagos que, como veremos, puede ser posterior, quedará regulada por la revocatoria pauliana civil y no la concursal. Habremos de distinguir tres especies de período sospechoso: el ordinario, el especial y el extraordinario.

O RECUPERACIÓN DE LA MASA

De este modo, se dará lugar al período sospechoso extraordinario, cuando las personas contratantes con el fallido sea un descendiente, ascendiente o colateral hasta el cuarto grado, aun cuando celebre el acto jurídico a través de interpósita persona, en la medida que se refiere a actos o contratos a título gratuito.

El período sospechoso especial se extiende desde los diez días anteriores a la fecha en que fue fijada la cesación de pagos hasta la declaración de quiebra.

3. ACCIONES DE INTEGRACIÓN

El período sospechoso ordinario rige desde la fecha fijada como de cesación de pagos y la declaración de quiebras.

254

748

El período sospechoso extraordinario empieza desde los 120 días anteriores a la fecha de cesación de pagos hasta la declaración de quiebra.

Como veremos más adelante, el considerar que rige uno u otro, va a depender del acto y la vinculación que tienen las personas que lo celebran con la persona del fallido.

Como veremos más adelante, el considerar que rige uno u otro, va a depender del acto y la vinculación que tienen las personas que lo celebran con la persona del fallido.

El período sospechoso extraordinario empieza desde los 120 días anteriores a la fecha de cesación de pagos hasta la declaración de quiebra.

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., pp. 111 y sgtes.

GONZALO BAEZA OVALLE

254

748

Con el propósito de entender acabadamente esta materia, estimamos de utilidad realizar las distinciones efectuadas por Álvaro Puelma Accorsi254

A la luz de lo prevenido en el Libro IV del Co. de Comercio los actos que preceden a la iniciación del período sospechoso, no a la fecha de cesación de pagos que, como veremos, puede ser posterior, quedará regulada por la revocatoria pauliana civil y no la concursal.

3.1. Explicaciones introductorias

Habremos de distinguir tres especies de período sospechoso: el ordinario, el especial y el extraordinario.

O RECUPERACIÓN DE LA MASA

El período sospechoso ordinario rige desde la fecha fijada como de cesación de pagos y la declaración de quiebras.

3. ACCIONES DE INTEGRACIÓN

El período sospechoso especial se extiende desde los diez días anteriores a la fecha en que fue fijada la cesación de pagos hasta la declaración de quiebra.

De este modo, se dará lugar al período sospechoso extraordinario, cuando las personas contratantes con el fallido sea un descendiente, ascendiente o colateral hasta el cuarto grado, aun cuando celebre el acto jurídico a través de interpósita persona, en la medida que se refiere a actos o contratos a título gratuito.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

749

en el sentido que, a la fecha de incautación, el síndico puede encontrar una situación de hecho respecto de los bienes del fallido, que no corresponde con la que debía ser conforme a derecho. En ese escenario, entonces, el síndico queda obligado a discernir entre los bienes que legalmente corresponde que integren la masa de aquellos que han de ser excluidos de la misma, sea porque no pertenecen al fallido o porque inscriben entre aquellos que la ley estima inembargables y, por ende, nunca formaron parte de la masa que los acreedores pudieron tener en vista para contratar con él. Junto a ese primer acercamiento a la masa de hecho que hará necesario adoptar algunas medidas para ajustarla a la masa de derecho, en otras palabras, la que corresponde que sea considerada en la quiebra para su realización, existe otro acercamiento a la masa de derecho determinada por la constatación de que hay bienes que el síndico debió incorporar a la masa, pero no los encuentra al momento de la incautación. Tal dificultad puede derivar desde un problema meramente administrativo de ubicación hasta otro más grave, como ocurre con el ocultamiento o sustracción de bienes. Este ocultamiento lo encontraremos traducido tanto en una conducta meramente de hecho, como igualmente en un ámbito más sofisticado y, por ende, peligroso, traducido en que la cuestión simplemente fáctica ha sido cubierta, además, por un manto jurídico destinado a impedir u obstaculizar la acción de los acreedores o del síndico. La sustracción resulta mucho más frecuente en los procedimientos concursales de lo que aparecería a simple vista. Rara vez la declaración de quiebra surge como un hecho fortuito y sorprendente para la administración del fallido y las personas que están ligados a él. Normalmente, la organización productiva del fallido evidencia sus dificultades financieras y comerciales con muchas señales que sus integrantes pueden detectar intuitiva o explícitamente.

Normalmente, la organización productiva del fallido evidencia sus dificultades financieras y comerciales con muchas señales que sus integrantes pueden detectar intuitiva o explícitamente. Rara vez la declaración de quiebra surge como un hecho fortuito y sorprendente para la administración del fallido y las personas que están ligados a él. La sustracción resulta mucho más frecuente en los procedimientos concursales de lo que aparecería a simple vista. Este ocultamiento lo encontraremos traducido tanto en una conducta meramente de hecho, como igualmente en un ámbito más sofisticado y, por ende, peligroso, traducido en que la cuestión simplemente fáctica ha sido cubierta, además, por un manto jurídico destinado a impedir u obstaculizar la acción de los acreedores o del síndico. Tal dificultad puede derivar desde un problema meramente administrativo de ubicación hasta otro más grave, como ocurre con el ocultamiento o sustracción de bienes. Junto a ese primer acercamiento a la masa de hecho que hará necesario adoptar algunas medidas para ajustarla a la masa de derecho, en otras palabras, la que corresponde que sea considerada en la quiebra para su realización, existe otro acercamiento a la masa de derecho determinada por la constatación de que hay bienes que el síndico debió incorporar a la masa, pero no los encuentra al momento de la incautación. En ese escenario, entonces, el síndico queda obligado a discernir entre los bienes que legalmente corresponde que integren la masa de aquellos que han de ser excluidos de la misma, sea porque no pertenecen al fallido o porque inscriben entre aquellos que la ley estima inembargables y, por ende, nunca formaron parte de la masa que los acreedores pudieron tener en vista para contratar con él. en el sentido que, a la fecha de incautación, el síndico puede encontrar una situación de hecho respecto de los bienes del fallido, que no corresponde con la que debía ser conforme a derecho. DERECHO CONCURSAL CHILENO

749

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Estas sustracciones, que podríamos decir “menores”, pero no por ello menos ilícitas, normalmente no son perseguidas por nadie, desde que el costo de la recuperación resulta más alto que lo involucrado en la felonía, aspecto que los autores también intuyen.

750

Transitando por ese camino es generado un escenario de ante quiebra en que todos los integrantes asumen el perjuicio manifiesto que deberán soportar como consecuencia del colapso que ven como inminente y optan por llevarse cualquier cosa, desde una corchetera o herramienta de cualquier especie, hasta adoptar actitudes más avezadas, alimentada por la anarquía creciente y desconsuelo emocional humanamente explicable.

Para entender de mejor manera lo expuesto, acudiremos a algunos ejemplos:

En esa situación de colapso inminente, el comportamiento humano tiende a rescatar lo que sea posible, al igual que en el hundimiento de un barco.

Una fábrica evidencia dificultades cuando los proveedores acuden con frecuencia a sus oficinas por no pago de sus facturas y, por ende, empiezan a surgir inconvenientes en el aprovisionamiento de materia prima.

El síndrome de la falencia exhibe su cara en el desánimo o alteración de comportamiento de los conductores de la organización, lo que usualmente va seguido de instrucciones erráticas o temperamentales que, gradualmente, van conduciendo al desgobierno interno. Rápidamente es perdido el liderazgo gerencial lo que, lamentablemente, cunde con gran velocidad en la cadena de mando, hacia abajo.

En el ámbito interno, quedan de manifiesto los inconvenientes de la organización cuando existen retraso, en los pagos de las remuneraciones, cotizaciones previsionales u otros beneficios laborales.

Igualmente, hay señales de problemas susceptibles de ser captados por los partícipes de la empresa, si la organización empieza a acumular stock, en su caso o, en el sentido inverso, a paralizar sus máquinas y reducir personal, disminuyendo su producción por falta de órdenes de trabajo (reducción de demanda).

Igualmente, hay señales de problemas susceptibles de ser captados por los partícipes de la empresa, si la organización empieza a acumular stock, en su caso o, en el sentido inverso, a paralizar sus máquinas y reducir personal, disminuyendo su producción por falta de órdenes de trabajo (reducción de demanda).

En el ámbito interno, quedan de manifiesto los inconvenientes de la organización cuando existen retraso, en los pagos de las remuneraciones, cotizaciones previsionales u otros beneficios laborales.

El síndrome de la falencia exhibe su cara en el desánimo o alteración de comportamiento de los conductores de la organización, lo que usualmente va seguido de instrucciones erráticas o temperamentales que, gradualmente, van conduciendo al desgobierno interno. Rápidamente es perdido el liderazgo gerencial lo que, lamentablemente, cunde con gran velocidad en la cadena de mando, hacia abajo.

Una fábrica evidencia dificultades cuando los proveedores acuden con frecuencia a sus oficinas por no pago de sus facturas y, por ende, empiezan a surgir inconvenientes en el aprovisionamiento de materia prima.

En esa situación de colapso inminente, el comportamiento humano tiende a rescatar lo que sea posible, al igual que en el hundimiento de un barco.

Para entender de mejor manera lo expuesto, acudiremos a algunos ejemplos:

Transitando por ese camino es generado un escenario de ante quiebra en que todos los integrantes asumen el perjuicio manifiesto que deberán soportar como consecuencia del colapso que ven como inminente y optan por llevarse cualquier cosa, desde una corchetera o herramienta de cualquier especie, hasta adoptar actitudes más avezadas, alimentada por la anarquía creciente y desconsuelo emocional humanamente explicable.

GONZALO BAEZA OVALLE

Estas sustracciones, que podríamos decir “menores”, pero no por ello menos ilícitas, normalmente no son perseguidas por nadie, desde que el costo de la recuperación resulta más alto que lo involucrado en la felonía, aspecto que los autores también intuyen.

750

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

751

El tema netamente penal antes descrito, que involucra un delito común de hurto, pasa al terreno concursal cuando, por ejemplo, son retirados del establecimiento partidas importantes de materias primas, productos en proceso o terminados, para ocultarlos a fin de ser enajenados y obtener caja para el fallido y sus partícipes. Esa es una conducta mucho más frecuente en este ámbito. Igual cosa ocurre cuando el fallido, colaboradores o cualquier otra persona ventajosamente informada, retiran partes y piezas fundamentales de las máquinas que estaban en producción, en miras de concurrir a su subasta para adjudicárselas en un precio vil, desde que esa o esas piezas son difícilmente ubicables en el mercado nacional o de alto costo, pese a que puedan ser de tamaño reducido. Esos eventos, que son los más triviales, desde que la imaginación humana en esta materia da para llenar una biblioteca, van adquiriendo mayor complejidad cuando son utilizados mecanismos jurídicos para lograr el ocultamiento o la defraudación implícita de los acreedores. Tal caso acontece con las donaciones, constitución de gravámenes, pagos anticipados, compensaciones, etcétera. No obstante, la inteligencia humana tras el beneficio ilícito siempre resulta por demás aguda. Así, por ejemplo, podría ocurrir que un Banco fuera tan manifiestamente insolvente y sus administradores tan irresponsables, que el organismo fiscalizador atenace a estos últimos imponiéndoles una intervención y apercibiéndolos para que vendan la compañía a una persona que exhiba condiciones patrimoniales adecuadas para asumir el inconveniente financiero o, en su defecto, sería liquidada, que corresponde al equivalente concursal en este tipo de entidades. Frecuentemente, tales decisiones de los organismos fiscalizadores ocurren cuando los propietarios de la compañía bancaria, utilizan a ésta como una caja chica de un holding de sociedades que no siempre corresponden a entidades productivas.

Frecuentemente, tales decisiones de los organismos fiscalizadores ocurren cuando los propietarios de la compañía bancaria, utilizan a ésta como una caja chica de un holding de sociedades que no siempre corresponden a entidades productivas. Así, por ejemplo, podría ocurrir que un Banco fuera tan manifiestamente insolvente y sus administradores tan irresponsables, que el organismo fiscalizador atenace a estos últimos imponiéndoles una intervención y apercibiéndolos para que vendan la compañía a una persona que exhiba condiciones patrimoniales adecuadas para asumir el inconveniente financiero o, en su defecto, sería liquidada, que corresponde al equivalente concursal en este tipo de entidades. No obstante, la inteligencia humana tras el beneficio ilícito siempre resulta por demás aguda. Tal caso acontece con las donaciones, constitución de gravámenes, pagos anticipados, compensaciones, etcétera. Esos eventos, que son los más triviales, desde que la imaginación humana en esta materia da para llenar una biblioteca, van adquiriendo mayor complejidad cuando son utilizados mecanismos jurídicos para lograr el ocultamiento o la defraudación implícita de los acreedores. Igual cosa ocurre cuando el fallido, colaboradores o cualquier otra persona ventajosamente informada, retiran partes y piezas fundamentales de las máquinas que estaban en producción, en miras de concurrir a su subasta para adjudicárselas en un precio vil, desde que esa o esas piezas son difícilmente ubicables en el mercado nacional o de alto costo, pese a que puedan ser de tamaño reducido. Esa es una conducta mucho más frecuente en este ámbito. El tema netamente penal antes descrito, que involucra un delito común de hurto, pasa al terreno concursal cuando, por ejemplo, son retirados del establecimiento partidas importantes de materias primas, productos en proceso o terminados, para ocultarlos a fin de ser enajenados y obtener caja para el fallido y sus partícipes. DERECHO CONCURSAL CHILENO

751

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

El uso y abuso de esos instrumentos no ha sido tratado satisfactoriamente por el legislador y la ineficiencia de los tribunales tampoco permite disponer de una visión esperanzadora respecto de un emprendimiento destinado a develar el fraude u ocultamiento, que no siempre aceptan asimilarlo a un fraude.

752

Adicionalmente, con distinta extensión de tiempo, son gestados holding de sociedades en miras de dificultar el accionar del síndico y acreedores para ubicar los bienes que deberían integrar la masa de la quiebra.

De esta manera, esos propietarios utilizan los recursos de los ahorristas y cuentas correntistas para beneficio propio, en forma indirecta.

A través de esta variante, no resulta poco frecuente que, ante la inminencia de una quiebra, surjan divisiones de sociedades con el objeto de dejar aquella afecta al concurso, prácticamente, sin bienes y con todas las deudas.

En ese escenario y, a las puertas de entregar la susodicha caja chica, los administradores celebran decenas de contratos en virtud de los cuales el Banco hace préstamos con tasas más bajas que las de mercado, a plazos increíblemente largos, sin garantías serias en relación al monto de los créditos otorgados y en condiciones que al Banco o a su sucesor, le impiden acelerar los cobros en caso de incumplimiento.

Una mayor complejidad en el ocultamiento o sustracción jurídica de bienes de la masa está dada por el abuso de la persona jurídica y sus mecanismos de fusión, transformación o división.

Eso da lugar a una forma bastante sofisticada de sustraer bienes de la masa que, además, no existiendo quiebra, carecen de sanción penal específica si no es en el contexto del derecho común que contempla escasos e ineficientes mecanismos para combatir esa especie de dolo contractualmente implementado, en perjuicio de terceros.

Dicha figura, también es posible que sea llevada a cabo por compañías que, no siendo bancarias ni financieras, disponen de grandes recursos, lo que no impide su quiebra por cuestiones coyunturales o estructurales.

Dicha figura, también es posible que sea llevada a cabo por compañías que, no siendo bancarias ni financieras, disponen de grandes recursos, lo que no impide su quiebra por cuestiones coyunturales o estructurales.

Eso da lugar a una forma bastante sofisticada de sustraer bienes de la masa que, además, no existiendo quiebra, carecen de sanción penal específica si no es en el contexto del derecho común que contempla escasos e ineficientes mecanismos para combatir esa especie de dolo contractualmente implementado, en perjuicio de terceros.

Una mayor complejidad en el ocultamiento o sustracción jurídica de bienes de la masa está dada por el abuso de la persona jurídica y sus mecanismos de fusión, transformación o división.

En ese escenario y, a las puertas de entregar la susodicha caja chica, los administradores celebran decenas de contratos en virtud de los cuales el Banco hace préstamos con tasas más bajas que las de mercado, a plazos increíblemente largos, sin garantías serias en relación al monto de los créditos otorgados y en condiciones que al Banco o a su sucesor, le impiden acelerar los cobros en caso de incumplimiento.

A través de esta variante, no resulta poco frecuente que, ante la inminencia de una quiebra, surjan divisiones de sociedades con el objeto de dejar aquella afecta al concurso, prácticamente, sin bienes y con todas las deudas.

De esta manera, esos propietarios utilizan los recursos de los ahorristas y cuentas correntistas para beneficio propio, en forma indirecta.

Adicionalmente, con distinta extensión de tiempo, son gestados holding de sociedades en miras de dificultar el accionar del síndico y acreedores para ubicar los bienes que deberían integrar la masa de la quiebra.

GONZALO BAEZA OVALLE

El uso y abuso de esos instrumentos no ha sido tratado satisfactoriamente por el legislador y la ineficiencia de los tribunales tampoco permite disponer de una visión esperanzadora respecto de un emprendimiento destinado a develar el fraude u ocultamiento, que no siempre aceptan asimilarlo a un fraude.

752

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

753

En consecuencia, al momento de la incautación y para los efectos de discernir entre la masa de hecho y de derecho o, expresado en otros términos, la masa encontrada y la que debería existir, además de los bienes que corresponde retirar de ella por no ser del fallido, ésta habrá de quedar incrementada con los siguientes: 1. Aquellos que pertenecen al fallido, pero cuya tenencia o posesión, según el caso, la exhibe un tercero (arrendamientos, depósitos, comodatos, etcétera); 2. Los que jurídicamente son detentados por terceros, pero deberían corresponder al fallido, como acontece con todos los casos precedentemente explicados y, en un ámbito de mayor normalidad, con los actos jurídicos viciados de nulidad, afectos a lesión enorme, por derivar de contratos resolubles o rescindibles, por causa de actos simulados, actos perjudiciales a la masa, etcétera. Algunos han estimado que el fundamento y, por ende, la base común a todas las doctrinas que pretenden explicar las acciones revocatorias concursales, pasa por el respeto al principio de la par conditio creditorum. Sin analizar cada una de esas doctrinas, ejercicio que, por cierto, estimamos bastante poco práctico, el trasfondo de todo emprendimiento legislativo tendiente a hacer coincidir la masa de derecho con la de hecho, es la buena fe en el comportamiento humano. La mala fe la apreciamos traducida en distintos ingenios que responden a un único propósito: evadir el cumplimiento de obligaciones en los términos y forma convenidos o impuestos por la ley, dependiendo de la situación; en otras palabras, el atentado a la buena fe en el cumplimiento de dichas obligaciones. Al efecto, Manuel Vargas Vargas ha expresado que “la regla de la buena fe en el cumplimiento de los contratos, incorporada a todos los códigos, obliga al deudor a no abusar de sus derechos de disponer libremente de los bienes de su patrimonio. El deudor abusa de este derecho cuando lo ejerce fraudulentamente, contrariando su fin económico y social, con la intención de perjudicar a los terceros”.

Al efecto, Manuel Vargas Vargas ha expresado que “la regla de la buena fe en el cumplimiento de los contratos, incorporada a todos los códigos, obliga al deudor a no abusar de sus derechos de disponer libremente de los bienes de su patrimonio. El deudor abusa de este derecho cuando lo ejerce fraudulentamente, contrariando su fin económico y social, con la intención de perjudicar a los terceros”. La mala fe la apreciamos traducida en distintos ingenios que responden a un único propósito: evadir el cumplimiento de obligaciones en los términos y forma convenidos o impuestos por la ley, dependiendo de la situación; en otras palabras, el atentado a la buena fe en el cumplimiento de dichas obligaciones. Sin analizar cada una de esas doctrinas, ejercicio que, por cierto, estimamos bastante poco práctico, el trasfondo de todo emprendimiento legislativo tendiente a hacer coincidir la masa de derecho con la de hecho, es la buena fe en el comportamiento humano. Algunos han estimado que el fundamento y, por ende, la base común a todas las doctrinas que pretenden explicar las acciones revocatorias concursales, pasa por el respeto al principio de la par conditio creditorum. 2. Los que jurídicamente son detentados por terceros, pero deberían corresponder al fallido, como acontece con todos los casos precedentemente explicados y, en un ámbito de mayor normalidad, con los actos jurídicos viciados de nulidad, afectos a lesión enorme, por derivar de contratos resolubles o rescindibles, por causa de actos simulados, actos perjudiciales a la masa, etcétera. 1. Aquellos que pertenecen al fallido, pero cuya tenencia o posesión, según el caso, la exhibe un tercero (arrendamientos, depósitos, comodatos, etcétera); En consecuencia, al momento de la incautación y para los efectos de discernir entre la masa de hecho y de derecho o, expresado en otros términos, la masa encontrada y la que debería existir, además de los bienes que corresponde retirar de ella por no ser del fallido, ésta habrá de quedar incrementada con los siguientes: DERECHO CONCURSAL CHILENO

753

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Expresado en otros términos, no resulta una explicación o derivación lógica considerar que si ha sido violada la buena fe, la sanción ha de consistir en la nulidad y, por el contrario, si la violación radica en el principio de la par conditio omnium creditorum, la sanción habría de ser la inoponibilidad.

754

Por otro lado, habremos de reconocer que no comprendemos, con claridad, cómo el distinto fundamento de las acciones podría conducir a la justificación de una u otra sanción.

Concluye que “la regla moral que ordena no hacer daño a nadie –el altere non laedere de que nos habla Ulpiano– elevada a la categoría de norma jurídica y traducida en el deber de todo deudor de cumplir lealmente sus compromisos, sin debilitar la garantía general de sus acreedores, he ahí, a nuestro juicio, el verdadero fundamento de la acción pauliana”.

Allí encontramos que tal pretensión queda sancionada con la presunción de derecho de mala fe, de modo que no resulta ajeno al predicado del legislador prever una sanción objetiva, no obstante que importe un trasfondo subjetivo, como sería la violación a la buena fe.

El autor en referencia estima que al fundamentar en la transgresión a la buena fe que ha de preceder a toda actuación jurídica de los seres humanos, existe un componente psicológico antes que moral, lo que obligaría a acreditar la mala fe y el vicio sería la nulidad.

También estimamos factible, en razón del bien jurídico protegido, que el legislador la presuma e, incluso de derecho, como ocurre con la alegación de ignorancia de la ley contemplada en el inciso segundo del artículo 706 del Co. Civil.

En su concepto, esto no ocurriría si fuere considerado, como corresponde, que el fundamento de estas acciones ha de ser encontrado en la violación de la par conditio, desde que estaríamos ante una conducta que, objetivamente, conduce a la sanción legal que no consiste en la nulidad sino en la inoponibilidad.

Tampoco compartimos ese predicamento a la vista de que no siempre la mala fe o violación de la buena fe ha de ser probada.

Tampoco compartimos ese predicamento a la vista de que no siempre la mala fe o violación de la buena fe ha de ser probada.

En su concepto, esto no ocurriría si fuere considerado, como corresponde, que el fundamento de estas acciones ha de ser encontrado en la violación de la par conditio, desde que estaríamos ante una conducta que, objetivamente, conduce a la sanción legal que no consiste en la nulidad sino en la inoponibilidad.

También estimamos factible, en razón del bien jurídico protegido, que el legislador la presuma e, incluso de derecho, como ocurre con la alegación de ignorancia de la ley contemplada en el inciso segundo del artículo 706 del Co. Civil.

El autor en referencia estima que al fundamentar en la transgresión a la buena fe que ha de preceder a toda actuación jurídica de los seres humanos, existe un componente psicológico antes que moral, lo que obligaría a acreditar la mala fe y el vicio sería la nulidad.

Allí encontramos que tal pretensión queda sancionada con la presunción de derecho de mala fe, de modo que no resulta ajeno al predicado del legislador prever una sanción objetiva, no obstante que importe un trasfondo subjetivo, como sería la violación a la buena fe.

Concluye que “la regla moral que ordena no hacer daño a nadie –el altere non laedere de que nos habla Ulpiano– elevada a la categoría de norma jurídica y traducida en el deber de todo deudor de cumplir lealmente sus compromisos, sin debilitar la garantía general de sus acreedores, he ahí, a nuestro juicio, el verdadero fundamento de la acción pauliana”.

Por otro lado, habremos de reconocer que no comprendemos, con claridad, cómo el distinto fundamento de las acciones podría conducir a la justificación de una u otra sanción.

GONZALO BAEZA OVALLE

Expresado en otros términos, no resulta una explicación o derivación lógica considerar que si ha sido violada la buena fe, la sanción ha de consistir en la nulidad y, por el contrario, si la violación radica en el principio de la par conditio omnium creditorum, la sanción habría de ser la inoponibilidad.

754

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

755

Pensamos que la sanción que procede aplicar a un acto viciado o, en su caso, a una apariencia de acto, sólo inscribe en la competencia reguladora del legislador que, a nuestro de modo de ver, optará por las distintas modalidades basado en criterios técnicos, prácticos y de conveniencia para la armonía en la convivencia que pasa por el respeto de los derechos y cumplimiento de las obligaciones. Como una derivación natural de lo expuesto, cabe colegir que resulta consistente con los vicios que afectan elementos de validez de los actos y contratos que la sanción sea la nulidad y, dependiendo de la envergadura de la violación, podamos deslizar esa nulidad desde la relativa hacia la absoluta. Igualmente acontece con la inexistencia, en la medida que postulamos que el acto o contrato en cuestión carece de presencia jurídica, no es parte de la realidad, lo razonable pasa por entregar un instrumento al afectado que permita eximirlo de cualquier consecuencia de hecho o de derecho que pudiere dimanar de ese acto o contrato, lo que queda revelado en la inoponibilidad. Todo ello siempre ha sido entendido como excepción, sin embargo, pese a que un acto o contrato sea sancionado de inexistencia por el legislador, muchas veces genera consecuencias de hecho y de derecho, haciendo posible la acción declarativa de inexistencia, aun cuando aparezca como un contrasentido en sus términos. Lo que resulta claro e interesa al propósito de esta exposición, entonces, no discurre por la vía de asumir o evitar un emprendimiento procesal, como la acción de nulidad o la acción de inexistencia, sino en la necesidad social imperiosa de disponer del mecanismo que dé satisfacción al justo requerimiento planteado, en el sentido que los afectados no sean obligados a probar situaciones subjetivas, debiendo el legislador configurar presunciones que cedan en su beneficio, aun cuando sólo queden limitadas a una inversión del onus probandi o, en otros términos, sólo correspondan a presunciones legales. Concordamos con que surge como imprescindible generar elementos objetivos de los actos y contratos realizados por el fallido o en beneficio

Concordamos con que surge como imprescindible generar elementos objetivos de los actos y contratos realizados por el fallido o en beneficio Lo que resulta claro e interesa al propósito de esta exposición, entonces, no discurre por la vía de asumir o evitar un emprendimiento procesal, como la acción de nulidad o la acción de inexistencia, sino en la necesidad social imperiosa de disponer del mecanismo que dé satisfacción al justo requerimiento planteado, en el sentido que los afectados no sean obligados a probar situaciones subjetivas, debiendo el legislador configurar presunciones que cedan en su beneficio, aun cuando sólo queden limitadas a una inversión del onus probandi o, en otros términos, sólo correspondan a presunciones legales. Todo ello siempre ha sido entendido como excepción, sin embargo, pese a que un acto o contrato sea sancionado de inexistencia por el legislador, muchas veces genera consecuencias de hecho y de derecho, haciendo posible la acción declarativa de inexistencia, aun cuando aparezca como un contrasentido en sus términos. Igualmente acontece con la inexistencia, en la medida que postulamos que el acto o contrato en cuestión carece de presencia jurídica, no es parte de la realidad, lo razonable pasa por entregar un instrumento al afectado que permita eximirlo de cualquier consecuencia de hecho o de derecho que pudiere dimanar de ese acto o contrato, lo que queda revelado en la inoponibilidad. Como una derivación natural de lo expuesto, cabe colegir que resulta consistente con los vicios que afectan elementos de validez de los actos y contratos que la sanción sea la nulidad y, dependiendo de la envergadura de la violación, podamos deslizar esa nulidad desde la relativa hacia la absoluta. Pensamos que la sanción que procede aplicar a un acto viciado o, en su caso, a una apariencia de acto, sólo inscribe en la competencia reguladora del legislador que, a nuestro de modo de ver, optará por las distintas modalidades basado en criterios técnicos, prácticos y de conveniencia para la armonía en la convivencia que pasa por el respeto de los derechos y cumplimiento de las obligaciones. DERECHO CONCURSAL CHILENO

755

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

En definitiva, un mecanismo legal adecuado que proteja a los acreedores, sólo restablece la igualdad entre las partes en un escenario jurídico que,

756

A la vista de disposiciones legales claras sobre la materia que impongan el peso de la prueba al fallido, éste podrá preconstituirse de los medios necesarios para facilitar esa prueba, lo que no trae aparejado ningún perjuicio, quizás algún retardo en su operación, a diferencia de los acreedores que, como expusimos, no cuentan con ese beneficio.

de éste que impongan a los terceros y al fallido la necesidad de acreditar su buena fe, como también la falta de perjuicio para la masa, lo que en la legislación vigente está muy lejos de ocurrir.

No debemos olvidar que el fallido ha dispuesto de todo el tiempo y medios necesarios para escoger el escenario y mecanismos a utilizar para eludir el cumplimiento de las obligaciones, a diferencia de los acreedores que, frente a ese comportamiento, están absolutamente inermes teniendo el derecho a ser protegidos por el sistema social.

Por el contrario, atendida la brevedad de los plazos destinados a ejercer las acciones respectivas, más bien miran a la impunidad del fallido y sus partícipes antes que a la protección de la masa de la quiebra y acreedores concursales.

Por la misma motivación explicada, concordamos en todo aquello que facilite la protección de la masa de la quiebra, intereses de los acreedores y del deudor.

En definitiva, entonces, no podemos concordar con la posición que han asumido algunos autores, al considerar que no sólo los acreedores quedan involucrados en los actos que afectan la integridad de los bienes de la masa de la quiebra, evento en el cual sí podríamos entender la apreciación indicada y que enfrentaremos un ataque al principio de la par conditio omnium creditorum, sino terceros que se prestan o facilitan los medios al fallido en aras de lograr el ocultamiento de hecho o jurídico implícito o explícito de los bienes, en todos los actos y contratos que caen en la esfera de estas acciones o que, incluso, no caen en ellas pero deberían estarlo.

En definitiva, entonces, no podemos concordar con la posición que han asumido algunos autores, al considerar que no sólo los acreedores quedan involucrados en los actos que afectan la integridad de los bienes de la masa de la quiebra, evento en el cual sí podríamos entender la apreciación indicada y que enfrentaremos un ataque al principio de la par conditio omnium creditorum, sino terceros que se prestan o facilitan los medios al fallido en aras de lograr el ocultamiento de hecho o jurídico implícito o explícito de los bienes, en todos los actos y contratos que caen en la esfera de estas acciones o que, incluso, no caen en ellas pero deberían estarlo.

Por la misma motivación explicada, concordamos en todo aquello que facilite la protección de la masa de la quiebra, intereses de los acreedores y del deudor.

Por el contrario, atendida la brevedad de los plazos destinados a ejercer las acciones respectivas, más bien miran a la impunidad del fallido y sus partícipes antes que a la protección de la masa de la quiebra y acreedores concursales.

No debemos olvidar que el fallido ha dispuesto de todo el tiempo y medios necesarios para escoger el escenario y mecanismos a utilizar para eludir el cumplimiento de las obligaciones, a diferencia de los acreedores que, frente a ese comportamiento, están absolutamente inermes teniendo el derecho a ser protegidos por el sistema social.

de éste que impongan a los terceros y al fallido la necesidad de acreditar su buena fe, como también la falta de perjuicio para la masa, lo que en la legislación vigente está muy lejos de ocurrir.

A la vista de disposiciones legales claras sobre la materia que impongan el peso de la prueba al fallido, éste podrá preconstituirse de los medios necesarios para facilitar esa prueba, lo que no trae aparejado ningún perjuicio, quizás algún retardo en su operación, a diferencia de los acreedores que, como expusimos, no cuentan con ese beneficio.

GONZALO BAEZA OVALLE

En definitiva, un mecanismo legal adecuado que proteja a los acreedores, sólo restablece la igualdad entre las partes en un escenario jurídico que,

756

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

757

las más de las veces, conforma una consecuencia de la conducta adoptada por una de ellas, el fallido. Al tratar cada uno de los mecanismos legales generados en miras del propósito indicado podremos observar la objetividad que ha pretendido dar, exitosamente, en muchos casos, el legislador, como también la brevedad de los plazos otorgados para ejercer algunas acciones, lo que conspira seriamente para la obtención de esa finalidad. 3.2. Clasificación general de estas acciones Aquellas conocidas como de integración del patrimonio del fallido o, mejor dicho, de recuperación de la masa concursable y que, por ende, atienden a la finalidad de hacer coincidir la masa de hecho con la de derecho, mediante el regreso de los bienes ilegalmente apartados de la misma. Las acciones de inoponibilidad concursal, revocatorias o de reintegro de patrimonio, ameritan un primer ordenamiento en razón al tiempo: 1. Las destinadas a dejar sin efecto los actos o contratos celebrados o ejecutados con anterioridad a la declaratoria de quiebra. 2. Aquellas que persiguen dejar sin efecto actos o contratos celebrados o ejecutados a partir de la declaratoria de quiebra. En cuanto a las primeras y, para un mejor entendimiento, recordemos que los efectos retroactivos de la declaratoria de quiebra también son clasificados en comunes a todo deudor y especial o privativo del comprendido en el artículo 41 del libro IV del Co. de Comercio. Eso también amerita un segundo ordenamiento: 1. Acciones aplicables a todo deudor, que permiten una subclasificación: 1.1. La acción pauliana o revocatoria civil, que destaca porque ataca los actos puede ser ejercida en cualquier tiempo y no sólo con motivo de la declaratoria de quiebra. Art. 75.

1.1. La acción pauliana o revocatoria civil, que destaca porque ataca los actos puede ser ejercida en cualquier tiempo y no sólo con motivo de la declaratoria de quiebra. Art. 75. 1. Acciones aplicables a todo deudor, que permiten una subclasificación: Eso también amerita un segundo ordenamiento: En cuanto a las primeras y, para un mejor entendimiento, recordemos que los efectos retroactivos de la declaratoria de quiebra también son clasificados en comunes a todo deudor y especial o privativo del comprendido en el artículo 41 del libro IV del Co. de Comercio. 2. Aquellas que persiguen dejar sin efecto actos o contratos celebrados o ejecutados a partir de la declaratoria de quiebra. 1. Las destinadas a dejar sin efecto los actos o contratos celebrados o ejecutados con anterioridad a la declaratoria de quiebra. Las acciones de inoponibilidad concursal, revocatorias o de reintegro de patrimonio, ameritan un primer ordenamiento en razón al tiempo: Aquellas conocidas como de integración del patrimonio del fallido o, mejor dicho, de recuperación de la masa concursable y que, por ende, atienden a la finalidad de hacer coincidir la masa de hecho con la de derecho, mediante el regreso de los bienes ilegalmente apartados de la misma. 3.2. Clasificación general de estas acciones Al tratar cada uno de los mecanismos legales generados en miras del propósito indicado podremos observar la objetividad que ha pretendido dar, exitosamente, en muchos casos, el legislador, como también la brevedad de los plazos otorgados para ejercer algunas acciones, lo que conspira seriamente para la obtención de esa finalidad. las más de las veces, conforma una consecuencia de la conducta adoptada por una de ellas, el fallido. DERECHO CONCURSAL CHILENO

757

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

1.2. Las acciones revocatorias concursales propiamente tales.

Sólo quedan excluidos de este ámbito aquellas acciones o derechos de carácter personalísimo.

758

2. Acciones aplicables al deudor calificado, vale decir, el descrito en el artículo 41 de Libro IV del Co. de Comercio.

De permitir que continúe su inactividad generaría un daño en su patrimonio que, finalmente, redundaría en un perjuicio irreparable para el patrimonio de los acreedores, desde que en el patrimonio del deudor estos últimos encuentran el respaldo para el pago de sus créditos.

Las acciones también pueden ser agrupadas de una tercera forma, atendiendo a la función o propósito de integración o recuperación de la masa que persiguen, en:

La necesidad de tomar el papel o lugar de ese último deriva del hecho que ese constituye el medio para poder ejercer derechos que sólo a él conciernen, como titular.

1. Acciones indirectas, oblicuas o subrogatorias

Trataremos en detalle cada una de ellas, en los puntos siguientes, entendiendo que hay otras clasificaciones que iremos asumiendo luego de tratar las indicadas, que las consideramos como las principales o generales, como hemos indicado en el título de este punto. 2. Acciones revocatorias o paulianas.

Lo indirecto u oblicuo de esas acciones alude al hecho que genera un mecanismo que habilita al acreedor para usar y, aún más, tomar jurídicamente el lugar del deudor, que es el legitimado in causam para impetrarlas.

3.2.1. Acciones indirectas, oblicuas o subrogatorias

3.2.1. Acciones indirectas, oblicuas o subrogatorias

Lo indirecto u oblicuo de esas acciones alude al hecho que genera un mecanismo que habilita al acreedor para usar y, aún más, tomar jurídicamente el lugar del deudor, que es el legitimado in causam para impetrarlas.

Trataremos en detalle cada una de ellas, en los puntos siguientes, entendiendo que hay otras clasificaciones que iremos asumiendo luego de tratar las indicadas, que las consideramos como las principales o generales, como hemos indicado en el título de este punto.

De allí que sean denominadas subrogatorias.

2. Acciones revocatorias o paulianas.

De allí que sean denominadas subrogatorias.

1. Acciones indirectas, oblicuas o subrogatorias

La necesidad de tomar el papel o lugar de ese último deriva del hecho que ese constituye el medio para poder ejercer derechos que sólo a él conciernen, como titular.

Las acciones también pueden ser agrupadas de una tercera forma, atendiendo a la función o propósito de integración o recuperación de la masa que persiguen, en:

De permitir que continúe su inactividad generaría un daño en su patrimonio que, finalmente, redundaría en un perjuicio irreparable para el patrimonio de los acreedores, desde que en el patrimonio del deudor estos últimos encuentran el respaldo para el pago de sus créditos.

2. Acciones aplicables al deudor calificado, vale decir, el descrito en el artículo 41 de Libro IV del Co. de Comercio. 1.2. Las acciones revocatorias concursales propiamente tales. 758

GONZALO BAEZA OVALLE

Sólo quedan excluidos de este ámbito aquellas acciones o derechos de carácter personalísimo.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

759

Ese mecanismo que resulta trivial en prácticamente todas las legislaciones, obedeciendo a un carácter de regla general, en nuestro sistema jurídico, sin ninguna justificación, a nuestro modo de ver, pasa a ser excepcional, dado que sólo ha sido concedida por el legislador para casos específicos. La quiebra solucionaría ese inconveniente en la medida que el síndico, como representante legal del fallido para el ejercicio de todos los derechos que atañen a los bienes afectos a concurso, haya quedado facultado para impetrar todas las acciones que corresponden al fallido, sostiene Álvaro Puelma Accorsi255. Debemos tener presente, bajo todos respectos, que lo afirmado por ese autor radica en que esta situación de representación del fallido reemplaza el mecanismo de la acción indirecta, revocatoria u oblicua, pero no corresponde entender que constituyan una misma cosa o realidad. El síndico de la quiebra actúa, en el caso planteado, bajo el nombre y usando la representación del fallido conferida por la ley y, obviamente, no inviste la calidad de acreedor de éste. La acción indirecta, oblicua o subrogatoria supone que el tercero, en primer lugar, exhibe la calidad de acreedor y, luego, obra a nombre propio, precisamente en esa calidad de acreedor, ejerciendo las acciones o derechos abandonados o descuidados por el deudor subrogado. La subrogación y representación son mecanismos jurídicos distintos que, además, responden a realidades diferentes y de los cuales derivan consecuencias que no resultan homologables, bajo ningún escenario. Eso lo destaca el autor citado remitiendo a lo afirmado por Manuel Vargas Vargas, pero enfatizando el hecho práctico y más allá de toda elucubración doctrinaria, característica muy marcada en él, que finalmente el resultado será el mismo y, en este evento, concordamos con su derivación.

255

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 114.

255

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 114.

Eso lo destaca el autor citado remitiendo a lo afirmado por Manuel Vargas Vargas, pero enfatizando el hecho práctico y más allá de toda elucubración doctrinaria, característica muy marcada en él, que finalmente el resultado será el mismo y, en este evento, concordamos con su derivación. La subrogación y representación son mecanismos jurídicos distintos que, además, responden a realidades diferentes y de los cuales derivan consecuencias que no resultan homologables, bajo ningún escenario. La acción indirecta, oblicua o subrogatoria supone que el tercero, en primer lugar, exhibe la calidad de acreedor y, luego, obra a nombre propio, precisamente en esa calidad de acreedor, ejerciendo las acciones o derechos abandonados o descuidados por el deudor subrogado. El síndico de la quiebra actúa, en el caso planteado, bajo el nombre y usando la representación del fallido conferida por la ley y, obviamente, no inviste la calidad de acreedor de éste. Debemos tener presente, bajo todos respectos, que lo afirmado por ese autor radica en que esta situación de representación del fallido reemplaza el mecanismo de la acción indirecta, revocatoria u oblicua, pero no corresponde entender que constituyan una misma cosa o realidad. La quiebra solucionaría ese inconveniente en la medida que el síndico, como representante legal del fallido para el ejercicio de todos los derechos que atañen a los bienes afectos a concurso, haya quedado facultado para impetrar todas las acciones que corresponden al fallido, sostiene Álvaro Puelma Accorsi255. Ese mecanismo que resulta trivial en prácticamente todas las legislaciones, obedeciendo a un carácter de regla general, en nuestro sistema jurídico, sin ninguna justificación, a nuestro modo de ver, pasa a ser excepcional, dado que sólo ha sido concedida por el legislador para casos específicos. DERECHO CONCURSAL CHILENO

759

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

En virtud de lo expuesto, la doctrina las identifica como de derecho estricto u objetivo.

Con idéntico fundamento empírico hace presente que el exceso de trabajo de los síndicos determina que rara vez ejerzan ese tipo de acciones, en tanto requieren de un análisis más reflexivo y detenido.

Las primeras, que ocupan el párrafo 3º del Título VI del Libro IV del Co. de Comercio, revelarían ser más expeditas que las segundas, al estar determinadas en su procedencia por elementos de carácter más objetivo que estas últimas, lo que deriva en que el tribunal quede obligado a declararlas al constatar la concurrencia de los requisitos, sin necesidad de atisbar en aspectos de responsabilidad personal como son la eventual existencia de culpa o dolo.

Atendido a lo anterior, opina y nosotros junto a él, que los acreedores en Chile debieran estar dotados de la facultad para ejercer, de manera general y amplia, las acciones subrogatorias u oblicuas, independientemente de la acción o inacción del síndico de la quiebra. Eso, a no dudarlo, constituye una falencia relevante de nuestro sistema legal y concursal, en particular. 3.2.2. Acciones revocatorias o paulianas

b) Por la calidad jurídica del deudor, habremos de discernir entre aquellas aplicables a los deudores del artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio, como expusimos en el punto anterior y las que lo son para el resto de los deudores.

760

Éstas aparecen tratadas, principalmente, en los artículos 74 a 81 del Libro IV del Co. de Comercio, pudiendo ser subclasificadas de la siguiente manera:

a) En consideración al estatuto jurídico en el cual encuentran origen y regulación, estimamos posible distinguir entre las revocatorias concursales y las ordinarias o acción pauliana civil, no obstante que las primeras quedaron integradas a estas últimas por reenvío normativo potenciado en el artículo 75 del Libro IV del Co. de Comercio.

a) En consideración al estatuto jurídico en el cual encuentran origen y regulación, estimamos posible distinguir entre las revocatorias concursales y las ordinarias o acción pauliana civil, no obstante que las primeras quedaron integradas a estas últimas por reenvío normativo potenciado en el artículo 75 del Libro IV del Co. de Comercio.

Éstas aparecen tratadas, principalmente, en los artículos 74 a 81 del Libro IV del Co. de Comercio, pudiendo ser subclasificadas de la siguiente manera:

b) Por la calidad jurídica del deudor, habremos de discernir entre aquellas aplicables a los deudores del artículo 41 del Libro IV del Co. de Comercio, como expusimos en el punto anterior y las que lo son para el resto de los deudores.

Eso, a no dudarlo, constituye una falencia relevante de nuestro sistema legal y concursal, en particular. Atendido a lo anterior, opina y nosotros junto a él, que los acreedores en Chile debieran estar dotados de la facultad para ejercer, de manera general y amplia, las acciones subrogatorias u oblicuas, independientemente de la acción o inacción del síndico de la quiebra. Con idéntico fundamento empírico hace presente que el exceso de trabajo de los síndicos determina que rara vez ejerzan ese tipo de acciones, en tanto requieren de un análisis más reflexivo y detenido. 760

GONZALO BAEZA OVALLE

En virtud de lo expuesto, la doctrina las identifica como de derecho estricto u objetivo.

3.2.2. Acciones revocatorias o paulianas

Las primeras, que ocupan el párrafo 3º del Título VI del Libro IV del Co. de Comercio, revelarían ser más expeditas que las segundas, al estar determinadas en su procedencia por elementos de carácter más objetivo que estas últimas, lo que deriva en que el tribunal quede obligado a declararlas al constatar la concurrencia de los requisitos, sin necesidad de atisbar en aspectos de responsabilidad personal como son la eventual existencia de culpa o dolo.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

761

Nos vemos alguna razón de texto ni tampoco del sentido o espíritu de la ley que podamos tener en consideración para sustentar esta diferencia que, en los momentos actuales, no parece justificada, debiendo hacerse extensiva a toda suerte de deudores.

Las primeras que, igualmente podemos identificarlas como de derecho estricto, en tanto el tribunal debe declararlas tan pronto haya sido establecido en la causa que concurren los requisitos objetivos para su procedencia que, básicamente, consisten en la naturaleza del acto y su fecha de celebración. d) Por la forma de estructurar las acciones, estimamos posible distinguir entre aquellas denominadas inoponibilidades de derecho, antes singularizadas también como nulidades de derecho e inoponibilidades facultativas. Los actos o contratos onerosos quedan constituidos por todos los demás.

c) Atendiendo a la naturaleza del acto o contrato materia de la revocación, podemos distinguir entre aquellas destinadas a impugnar actos a título gratuito o asimilados a éstos, de las que atacan los actos a título oneroso e, igualmente, asimilados a ellos.

Son actos obsequiosos todos los gratuitos y, para estos efectos, también cabe asimilarlos a ellos, la dación en pago, el pago anticipado, la constitución de garantías reales sobre bienes propios para asegurar el pago de obligaciones preexistentes (artículos 74 y 76 del Libro IV del Co. de Comercio).

En los primeros, el legislador permite prescindir de toda consideración subjetiva, inscribiendo entre aquellos que hemos calificado como objetivos o de derecho estricto y, en los segundos, es necesario acreditar la mala fe del tercero contratante.

Para los primeros, el plazo empieza a regir con anterioridad a la fecha de cesación de pagos y, respecto de los segundos, desde ésta hasta la de apertura del concurso.

De la misma manera, acusan diferencia respecto al período en que deben surgir los actos impugnados en uno u otro caso.

De la misma manera, acusan diferencia respecto al período en que deben surgir los actos impugnados en uno u otro caso.

Para los primeros, el plazo empieza a regir con anterioridad a la fecha de cesación de pagos y, respecto de los segundos, desde ésta hasta la de apertura del concurso.

En los primeros, el legislador permite prescindir de toda consideración subjetiva, inscribiendo entre aquellos que hemos calificado como objetivos o de derecho estricto y, en los segundos, es necesario acreditar la mala fe del tercero contratante.

Son actos obsequiosos todos los gratuitos y, para estos efectos, también cabe asimilarlos a ellos, la dación en pago, el pago anticipado, la constitución de garantías reales sobre bienes propios para asegurar el pago de obligaciones preexistentes (artículos 74 y 76 del Libro IV del Co. de Comercio).

c) Atendiendo a la naturaleza del acto o contrato materia de la revocación, podemos distinguir entre aquellas destinadas a impugnar actos a título gratuito o asimilados a éstos, de las que atacan los actos a título oneroso e, igualmente, asimilados a ellos.

Los actos o contratos onerosos quedan constituidos por todos los demás. d) Por la forma de estructurar las acciones, estimamos posible distinguir entre aquellas denominadas inoponibilidades de derecho, antes singularizadas también como nulidades de derecho e inoponibilidades facultativas. Las primeras que, igualmente podemos identificarlas como de derecho estricto, en tanto el tribunal debe declararlas tan pronto haya sido establecido en la causa que concurren los requisitos objetivos para su procedencia que, básicamente, consisten en la naturaleza del acto y su fecha de celebración.

Nos vemos alguna razón de texto ni tampoco del sentido o espíritu de la ley que podamos tener en consideración para sustentar esta diferencia que, en los momentos actuales, no parece justificada, debiendo hacerse extensiva a toda suerte de deudores. DERECHO CONCURSAL CHILENO

761

RETIRO

En las otras, al emplear el legislador la expresión “podrá”, entrega al tribunal la “facultad” discrecional de declararla o no, como deriva del artículo 77 del Libro IV del Co. de Comercio. De este modo, pese a que aparezca acreditado en la causa la concurrencia de las exigencias legales, el tribunal queda facultado para desestimar la demanda y, por ende, no acoger la acción revocatoria, lo que parece razonable. 3.3. Estudio particular de las acciones 3.3.1. Acción revocatoria ordinaria o pauliana civil 3.3.1.1. Antecedentes de origen

En concepto de Jorge Giorgi, este último era un instrumento al servicio del afectado titular de la actio pauliana, pero reconociendo que la doctrina está dividia en varias escuelas que él resume en dos sistemas, siendo el primero aquel que sostiene que no existen diferencias de sustancia, sino solamente de procedimiento (Ait Praetor: quae Lucius Titius fraundandi causa sciente te, in bonis quibus de ea re agitur, actio ei ex edicto meo competere, essseve oportet, et si non plus quam annus este, cum de ea re, que de agitur, experiundi potestas est, restituas).

GONZALO BAEZA OVALLE

256 GIORGI, Jorge. Teoría de las obligaciones. Editorial Reus (S.A.), 1928, Volumen II, pp. 296 y siguientes, comenta que esta versión es muy difundida, atribuyéndose su origen a “un Pretor de nombre Paulo (L. 38, párr. 4, D. Usuris (XXII, 1), Teófilo, Paráfrasis al párr. 6, Inst. de actio). Y la calificación que en gracia este nombre ha quedado a este remedio en el foro moderno, es la prueba más clara que la acción revocatoria nos da de su origen naturaleza romana”.

762

El surgimiento de esta acción lo encontramos en el sistema jurídico romano. Algunos vínculan su nombre al del Pretor que la instituyó.256

No obstante en ese sistema existía, paralelamente a la acción pauliana el “interdictum fraudatorium”, sin poder precisar cuál de esos mecanismos surgió primero, pero sí que coexistieron.

No obstante en ese sistema existía, paralelamente a la acción pauliana el “interdictum fraudatorium”, sin poder precisar cuál de esos mecanismos surgió primero, pero sí que coexistieron.

El surgimiento de esta acción lo encontramos en el sistema jurídico romano. Algunos vínculan su nombre al del Pretor que la instituyó.256 3.3. Estudio particular de las acciones De este modo, pese a que aparezca acreditado en la causa la concurrencia de las exigencias legales, el tribunal queda facultado para desestimar la demanda y, por ende, no acoger la acción revocatoria, lo que parece razonable. En las otras, al emplear el legislador la expresión “podrá”, entrega al tribunal la “facultad” discrecional de declararla o no, como deriva del artículo 77 del Libro IV del Co. de Comercio. 762

GONZALO BAEZA OVALLE

GIORGI, Jorge. Teoría de las obligaciones. Editorial Reus (S.A.), 1928, Volumen II, pp. 296 y siguientes, comenta que esta versión es muy difundida, atribuyéndose su origen a “un Pretor de nombre Paulo (L. 38, párr. 4, D. Usuris (XXII, 1), Teófilo, Paráfrasis al párr. 6, Inst. de actio). Y la calificación que en gracia este nombre ha quedado a este remedio en el foro moderno, es la prueba más clara que la acción revocatoria nos da de su origen naturaleza romana”.

3.3.1. Acción revocatoria ordinaria o pauliana civil

256

3.3.1.1. Antecedentes de origen

En concepto de Jorge Giorgi, este último era un instrumento al servicio del afectado titular de la actio pauliana, pero reconociendo que la doctrina está dividia en varias escuelas que él resume en dos sistemas, siendo el primero aquel que sostiene que no existen diferencias de sustancia, sino solamente de procedimiento (Ait Praetor: quae Lucius Titius fraundandi causa sciente te, in bonis quibus de ea re agitur, actio ei ex edicto meo competere, essseve oportet, et si non plus quam annus este, cum de ea re, que de agitur, experiundi potestas est, restituas).

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

763

Los sostenedores del segundo sistema, opinan por la variedad sustancial de los dos medios revocatorios, pero en su precisión se subdividen en subescuelas que expresa que sería largo enumerar. Aparentemente, ellos perseguían el mismo propósito y algunos piensan que la diferencia entre uno y otro, radicaba en que la primera sería una “vindictio rei”, por lo cual remitía a la propiedad y, la otra, un “interdictum”, vale decir, amparaba la posesión, empero, no todos los autores están de acuerdo en esa diferencia. Jorge Giorgi disiente de esa interpretación sosteniendo que en las Pandectas, la acción Pauliana tiene el carácter de acción personal, que deriva del mismo título “Quae in fraudem, etc” (XLII, 8), repugnarían a los caracteres de acción real. En ese sentido afirma que “la gran mayoría de los Pandectistas, la Glosa, Donello, Fadro, Voet, Pothier, Arndts y muchos otros de los que por brevedad callamos, la consideran como acción personal, o por decirlo más exactamente, una actio personalis arbitraria in factum”.257 Estos estatutos diversos quedaron refundidos y desaparecieron con la compilación justinianea, generando una acción única revocatoria cuyo propósito era restaurar el patrimonio disminuido por el deudor y pasó a ser denominada como “actio pauliana” o pura y simplemente “actio”.258 La acción pauliana, originalmente, tuvo caracteres penales, lo que perdió en los tiempos de Justiniano, pasando a ser una acción de carácter personal, “arbitraria, in factum”. Jorge Giorgi259 explica que es “Una acción dirigida a restablecer el patrimonio del deudor en la situación en que se encontraba antes de los actos fraudulentos; y todo esto, con el único fin de que el acreedor pueda

257

GIORGI, Jorge. Ob. cit., Vol. II, p. 298.

258

VARGAS VARGAS, Manuel. Tratado de la acción pauliana concursal. Ediar Editores Limitada, Santiago, Chile, 1949, Tomo I, p. 87. 259

GIORGI, Jorge. Ob. cit., Vol. II, p. 300.

259

GIORGI, Jorge. Ob. cit., Vol. II, p. 300.

258 VARGAS VARGAS, Manuel. Tratado de la acción pauliana concursal. Ediar Editores Limitada, Santiago, Chile, 1949, Tomo I, p. 87. 257

GIORGI, Jorge. Ob. cit., Vol. II, p. 298.

Jorge Giorgi259 explica que es “Una acción dirigida a restablecer el patrimonio del deudor en la situación en que se encontraba antes de los actos fraudulentos; y todo esto, con el único fin de que el acreedor pueda La acción pauliana, originalmente, tuvo caracteres penales, lo que perdió en los tiempos de Justiniano, pasando a ser una acción de carácter personal, “arbitraria, in factum”. Estos estatutos diversos quedaron refundidos y desaparecieron con la compilación justinianea, generando una acción única revocatoria cuyo propósito era restaurar el patrimonio disminuido por el deudor y pasó a ser denominada como “actio pauliana” o pura y simplemente “actio”.258 En ese sentido afirma que “la gran mayoría de los Pandectistas, la Glosa, Donello, Fadro, Voet, Pothier, Arndts y muchos otros de los que por brevedad callamos, la consideran como acción personal, o por decirlo más exactamente, una actio personalis arbitraria in factum”.257 Jorge Giorgi disiente de esa interpretación sosteniendo que en las Pandectas, la acción Pauliana tiene el carácter de acción personal, que deriva del mismo título “Quae in fraudem, etc” (XLII, 8), repugnarían a los caracteres de acción real. Aparentemente, ellos perseguían el mismo propósito y algunos piensan que la diferencia entre uno y otro, radicaba en que la primera sería una “vindictio rei”, por lo cual remitía a la propiedad y, la otra, un “interdictum”, vale decir, amparaba la posesión, empero, no todos los autores están de acuerdo en esa diferencia. Los sostenedores del segundo sistema, opinan por la variedad sustancial de los dos medios revocatorios, pero en su precisión se subdividen en subescuelas que expresa que sería largo enumerar. DERECHO CONCURSAL CHILENO

763

RETIRO

d) Que concurra un concierto en el fraude llamado “fraus o consilium fraudis”. Los tres primeros requisitos, según Jorge Giorgi, son objetivos, siendo el último de carácter subjetivo. No trataremos cada uno de los requisitos por exceder el propósito de esta obra, pero recomendamos el texto de Jorge Giorgi sobre la materia, que hemos citado reiteradamente.

3.3.1.2.1. Requisitos 3.3.1.2. Situación de la acción pauliana conseguir lo que hubiera obtenido si el acto fraudulento no hubiese sido consumado”. GONZALO BAEZA OVALLE

Esa acción no reconoce como único motivo o fundamento la existencia de la declaratoria de quiebra y está regulada, principalmente, en el Co. Civil.

Siguiendo los lineamientos de Jorge Giorgi, para que sea procedente la actio pauliana, deben concurrir los requisitos que indicamos a continuación:

Adicionalmente a lo explicado en los párrafos anteriores, resulta pertinente destacar la brevedad del lapso concedido por el legislador para poder ejercerlas, desde que sólo es posible interponerla dentro del término de dos años contados desde la celebración del acto o contrato, más la suspensión ya mencionada al citar el artículo 80 del Libro IV del Co. de Comercio.

a) Que exista un crédito;

3.3.1.2.2. Requisitos, antecedenes y situación actual

764

c) Que el acto produzca un perjuicio a los acreedores, un requisito que en Roma fue conocido como “praeiudicium o eventus damni”, y

b) Que el deudor celebre un acto, un gestum;

b) Que el deudor celebre un acto, un gestum;

c) Que el acto produzca un perjuicio a los acreedores, un requisito que en Roma fue conocido como “praeiudicium o eventus damni”, y

a) Que exista un crédito;

d) Que concurra un concierto en el fraude llamado “fraus o consilium fraudis”.

Siguiendo los lineamientos de Jorge Giorgi, para que sea procedente la actio pauliana, deben concurrir los requisitos que indicamos a continuación:

Los tres primeros requisitos, según Jorge Giorgi, son objetivos, siendo el último de carácter subjetivo.

3.3.1.2.1. Requisitos

No trataremos cada uno de los requisitos por exceder el propósito de esta obra, pero recomendamos el texto de Jorge Giorgi sobre la materia, que hemos citado reiteradamente.

3.3.1.2. Situación de la acción pauliana

3.3.1.2.2. Requisitos, antecedenes y situación actual

conseguir lo que hubiera obtenido si el acto fraudulento no hubiese sido consumado”.

Adicionalmente a lo explicado en los párrafos anteriores, resulta pertinente destacar la brevedad del lapso concedido por el legislador para poder ejercerlas, desde que sólo es posible interponerla dentro del término de dos años contados desde la celebración del acto o contrato, más la suspensión ya mencionada al citar el artículo 80 del Libro IV del Co. de Comercio.

GONZALO BAEZA OVALLE

Esa acción no reconoce como único motivo o fundamento la existencia de la declaratoria de quiebra y está regulada, principalmente, en el Co. Civil.

764

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

765

Así procede concluirlo a partir de lo dispuesto en el artículo 75 del Libro IV del Co. de Comercio, al prescribir lo siguiente: “Con respecto a los demás actos o contratos ejecutados o celebrados por el deudor en cualquier tiempo, con anterioridad a la fecha de la declaración de quiebra, se observará lo prevenido en el artículo 2468 del Código Civil. “Se presume que el deudor conocía el mal estado de sus negocios desde los diez días anteriores a la fecha de cesación de pagos”.

No obstante, en atención a la modificación introducida al artículo 80 del Libro IV del Co. de Comercio, que extiende su aplicación a los párrafos 2º y 3º del Título V, en el cual inscribe la disposición en estudio, estimamos que resulta aplicable a este plazo la suspensión de 2 años de ese término a contar de la fecha en que haya sido declarada la quiebra. Por su lado, el artículo 2468 del Co. Civil prevé: “En cuanto a los actos ejecutados antes de la cesión de bienes o la apertura del concurso, se observarán las disposiciones siguientes”.

A partir de este inicio del precepto en examen, podemos discurrir que la primera exigencia legal consiste en la oportunidad y que el acto haya sido “ejecutado”. “Ejecutado” no lo entendemos como una palabra sinónima de “celebrado”, sino que más bien de la expresión “agotado”, pero usualmente no es aplicado este precepto en esa forma estricta, sino que ha sido considerado que basta con que haya sido “celebrado”. La oportunidad queda radicada en el período anterior a “la cesión de bienes o apertura del concurso”, léase: declaración de la quiebra. Sobre esta materia ha sido planteada, por algunos autores, una cuestión que no resulta ni con mucho relevante e incluso la estimamos equivocada, pero a la cual necesariamente habremos de referirnos. En efecto, tratándose de un acto jurídico sostienen que ha de ser válido, pues en caso de existir un vicio que lo afecte de nulidad, estiman que el acto corresponde atacarlo a través de esta vía y no por la revocatoria.

En efecto, tratándose de un acto jurídico sostienen que ha de ser válido, pues en caso de existir un vicio que lo afecte de nulidad, estiman que el acto corresponde atacarlo a través de esta vía y no por la revocatoria. Sobre esta materia ha sido planteada, por algunos autores, una cuestión que no resulta ni con mucho relevante e incluso la estimamos equivocada, pero a la cual necesariamente habremos de referirnos. La oportunidad queda radicada en el período anterior a “la cesión de bienes o apertura del concurso”, léase: declaración de la quiebra. “Ejecutado” no lo entendemos como una palabra sinónima de “celebrado”, sino que más bien de la expresión “agotado”, pero usualmente no es aplicado este precepto en esa forma estricta, sino que ha sido considerado que basta con que haya sido “celebrado”. A partir de este inicio del precepto en examen, podemos discurrir que la primera exigencia legal consiste en la oportunidad y que el acto haya sido “ejecutado”. “En cuanto a los actos ejecutados antes de la cesión de bienes o la apertura del concurso, se observarán las disposiciones siguientes”.

Por su lado, el artículo 2468 del Co. Civil prevé: No obstante, en atención a la modificación introducida al artículo 80 del Libro IV del Co. de Comercio, que extiende su aplicación a los párrafos 2º y 3º del Título V, en el cual inscribe la disposición en estudio, estimamos que resulta aplicable a este plazo la suspensión de 2 años de ese término a contar de la fecha en que haya sido declarada la quiebra. “Con respecto a los demás actos o contratos ejecutados o celebrados por el deudor en cualquier tiempo, con anterioridad a la fecha de la declaración de quiebra, se observará lo prevenido en el artículo 2468 del Código Civil. “Se presume que el deudor conocía el mal estado de sus negocios desde los diez días anteriores a la fecha de cesación de pagos”.

Así procede concluirlo a partir de lo dispuesto en el artículo 75 del Libro IV del Co. de Comercio, al prescribir lo siguiente: DERECHO CONCURSAL CHILENO

765

RETIRO

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 116.

GONZALO BAEZA OVALLE

GONZALO BAEZA OVALLE

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 116.

766

260

Tal predicamento lo consideramos incorrecto a la vista del hecho jurídicamente cierto que los actos son válidos en tanto no haya sido declarada su nulidad por sentencia ejecutoriada.

Este aspecto había sido destacado por Álvaro Puelma Accorsi260, antes que nadie.

Si ella fue decidida por sentencia ejecutoriada, el acto no existe pues el efecto propio de la nulidad consiste, exactamente, en retrotraer a los contratantes al estado anterior a su celebración.

En este ámbito cabe destacar un hecho que habíamos observado con anterioridad, en el sentido que un acreedor sujeto a condición suspensiva no sería legítimo actor en el juicio de revocación; como asimismo debería ser reconocida tal calidad al acreedor a plazo o al sujeto a una condición resolutoria, pues ambos jurídicamente son acreedores y la ley no requiere la actual exigibilidad del crédito.

Así las cosas, toda vez que no fue declarada tal nulidad, no visualizamos ningún impedimento para ejercer las dos acciones.

“1ª Los acreedores tendrán derecho para que se rescindan los contratos onerosos, y las hipotecas, prendas y anticresis que el deudor haya otorgado en perjuicio de ellos, estando de mala fe el otorgante y el adquirente, esto es, conociendo ambos el mal estado de los negocios del primero”.

La cuestión incide únicamente, entonces, en la forma en que habrá de ser interpuesta y, dado el efecto anotado que deriva de la declaración de nulidad, estimamos que esta acción ha de serlo de modo principal y, la revocatoria, de manera subsidiaria.

Por esta senda, nos encontramos con una primera exigencia compuesta de los dos elementos indicados, la segunda es contemplada como disposición inicial de ese precepto y aún deviene más compleja que la anterior, en la medida que la podemos descubrir integrada por tres elementos que deben confluir copulativamente, todo lo cual aparece expresado de la siguiente forma:

Por esta senda, nos encontramos con una primera exigencia compuesta de los dos elementos indicados, la segunda es contemplada como disposición inicial de ese precepto y aún deviene más compleja que la anterior, en la medida que la podemos descubrir integrada por tres elementos que deben confluir copulativamente, todo lo cual aparece expresado de la siguiente forma:

La cuestión incide únicamente, entonces, en la forma en que habrá de ser interpuesta y, dado el efecto anotado que deriva de la declaración de nulidad, estimamos que esta acción ha de serlo de modo principal y, la revocatoria, de manera subsidiaria.

“1ª Los acreedores tendrán derecho para que se rescindan los contratos onerosos, y las hipotecas, prendas y anticresis que el deudor haya otorgado en perjuicio de ellos, estando de mala fe el otorgante y el adquirente, esto es, conociendo ambos el mal estado de los negocios del primero”.

Así las cosas, toda vez que no fue declarada tal nulidad, no visualizamos ningún impedimento para ejercer las dos acciones.

En este ámbito cabe destacar un hecho que habíamos observado con anterioridad, en el sentido que un acreedor sujeto a condición suspensiva no sería legítimo actor en el juicio de revocación; como asimismo debería ser reconocida tal calidad al acreedor a plazo o al sujeto a una condición resolutoria, pues ambos jurídicamente son acreedores y la ley no requiere la actual exigibilidad del crédito.

Si ella fue decidida por sentencia ejecutoriada, el acto no existe pues el efecto propio de la nulidad consiste, exactamente, en retrotraer a los contratantes al estado anterior a su celebración.

Este aspecto había sido destacado por Álvaro Puelma Accorsi260, antes que nadie.

Tal predicamento lo consideramos incorrecto a la vista del hecho jurídicamente cierto que los actos son válidos en tanto no haya sido declarada su nulidad por sentencia ejecutoriada.

260

766

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

767

Siguiendo lo expuesto, el primer elemento que confluye en esta exigencia es ser “acreedor” pero, adicionalmente, el acto impugnado ha de resultar perjudicial para los acreedores, lo que da lugar al surgimiento del segundo elemento establecido por el legislador e identificado en doctrina como “eventus damni” o hecho dañoso. Para estos efectos, toda reducción material o ideológica del patrimonio material del deudor, derivado de un acto voluntario de éste, importa un deterioro o perjuicio para los intereses de los acreedores y los legitima en la acción. Conforma un deterioro material la disminución efectiva de sus bienes y corresponde calificar esa reducción en los bienes como ideológica, toda vez que la dicha disminución radique o consista en la mengua de sus atributos, como acontece con todo gravamen impuesto sobre ellos. Este elemento corresponderá que sea probado por el acreedor que interponga la acción. Igualmente queda obligado a probar el “fraude pauliano”, que podríamos calificar como el punto de inflexión entre la acción pauliana o revocatoria civil y las acciones revocatorias concursales. El “consilium fraudis” está representado por el legislador, en la mala fe el otorgante y el adquirente”, aspecto que hará consistir, únicamente, en lo que describe como “conociendo ambos el mal estado de los negocios del primero”, en otras palabras, a sabiendas de la insolvencia del deudor u otorgante. Tanto el “consilium fraudis” como la “participatio fraudis” habrán de concurrir al momento de celebrar o, si se quiere, ejecutar el acto y, dado que estamos ante un elemento subjetivo “el conocimiento” de los partícipes, el onus probandi recae sobre el demandante, esto es, el acreedor y resulta de muy difícil logro en estrados, precisamente por la subjetividad implícita involucrada en esa exigencia. “2ª Los actos y contratos no comprendidos bajo el número precedente, inclusos las remisiones y pactos de liberación a título gratuito, serán rescindibles, probándose la mala fe del deudor y el perjuicio de los acreedores”.

“2ª Los actos y contratos no comprendidos bajo el número precedente, inclusos las remisiones y pactos de liberación a título gratuito, serán rescindibles, probándose la mala fe del deudor y el perjuicio de los acreedores”. Tanto el “consilium fraudis” como la “participatio fraudis” habrán de concurrir al momento de celebrar o, si se quiere, ejecutar el acto y, dado que estamos ante un elemento subjetivo “el conocimiento” de los partícipes, el onus probandi recae sobre el demandante, esto es, el acreedor y resulta de muy difícil logro en estrados, precisamente por la subjetividad implícita involucrada en esa exigencia. El “consilium fraudis” está representado por el legislador, en la mala fe el otorgante y el adquirente”, aspecto que hará consistir, únicamente, en lo que describe como “conociendo ambos el mal estado de los negocios del primero”, en otras palabras, a sabiendas de la insolvencia del deudor u otorgante. Igualmente queda obligado a probar el “fraude pauliano”, que podríamos calificar como el punto de inflexión entre la acción pauliana o revocatoria civil y las acciones revocatorias concursales. Este elemento corresponderá que sea probado por el acreedor que interponga la acción. Conforma un deterioro material la disminución efectiva de sus bienes y corresponde calificar esa reducción en los bienes como ideológica, toda vez que la dicha disminución radique o consista en la mengua de sus atributos, como acontece con todo gravamen impuesto sobre ellos. Para estos efectos, toda reducción material o ideológica del patrimonio material del deudor, derivado de un acto voluntario de éste, importa un deterioro o perjuicio para los intereses de los acreedores y los legitima en la acción. Siguiendo lo expuesto, el primer elemento que confluye en esta exigencia es ser “acreedor” pero, adicionalmente, el acto impugnado ha de resultar perjudicial para los acreedores, lo que da lugar al surgimiento del segundo elemento establecido por el legislador e identificado en doctrina como “eventus damni” o hecho dañoso. DERECHO CONCURSAL CHILENO

767

RETIRO

VARGAS VARGAS, Manuel. Ob. cit. Vol. I, p. 123.

GONZALO BAEZA OVALLE

GONZALO BAEZA OVALLE

VARGAS VARGAS, Manuel. Ob. cit. Vol. I, p. 123.

768

261

Es a estos respectos que los autores, particularmente Gabriel Palma Roger afirma que las exigencias impuestas por el Co. Civil son imposibles de cumplir, dada la dificultad de acreditar la mala fe indicada.

Esas acciones son denominadas, en doctrina, paulianas concursales y encuadran, como lo hemos venido estudiando, entre los efectos retroactivos de la quiebra.

“3ª Las acciones concedidas en este artículo a los acreedores expiran en un año contado desde la fecha del acto o contrato”.

Asumiendo tales obstáculos, el legislador implementó, en el procedimiento concursal, acciones en que, siendo muy similares a la acción pauliana civil comentada, fuera aliviada la carga de la prueba respecto de esos elementos subjetivos, creando presunciones que invierten o hacen innecesaria la prueba bajo determinadas circunstancias.

Llama la atención la reducción infundada del plazo de prescripción. Acotemos al efecto que, siguiendo a Planiol y Ripert, a los que hace referencia Manuel Vargas Vargas261, el plazo de prescripción de esta acción en el derecho francés era de 30 años a contar de la fecha del acto fraudulento.

La dificultad mayor que presenta esta acción radica en la prueba del fraude, sea como consilium fraudis o participatio fraudis, por remitir a un aspecto subjetivo de la o las personas imputadas, existiendo consenso entre los autores que ese escollo prácticamente insalvable determina que esta acción no constituya, efectivamente, una protección para los acreedores.

En el precepto citado del Co. Civil es otorgado un plazo de un año desde la fecha del acto o contrato que, siendo una prescripción de corto tiempo, además, no se suspende ni interrumpe lo que, obviamente, no beneficia a la víctima sino al victimario, que por esta vía sumarísima logra sanear sus actos viciados.

En el precepto citado del Co. Civil es otorgado un plazo de un año desde la fecha del acto o contrato que, siendo una prescripción de corto tiempo, además, no se suspende ni interrumpe lo que, obviamente, no beneficia a la víctima sino al victimario, que por esta vía sumarísima logra sanear sus actos viciados.

La dificultad mayor que presenta esta acción radica en la prueba del fraude, sea como consilium fraudis o participatio fraudis, por remitir a un aspecto subjetivo de la o las personas imputadas, existiendo consenso entre los autores que ese escollo prácticamente insalvable determina que esta acción no constituya, efectivamente, una protección para los acreedores.

Llama la atención la reducción infundada del plazo de prescripción. Acotemos al efecto que, siguiendo a Planiol y Ripert, a los que hace referencia Manuel Vargas Vargas261, el plazo de prescripción de esta acción en el derecho francés era de 30 años a contar de la fecha del acto fraudulento.

Asumiendo tales obstáculos, el legislador implementó, en el procedimiento concursal, acciones en que, siendo muy similares a la acción pauliana civil comentada, fuera aliviada la carga de la prueba respecto de esos elementos subjetivos, creando presunciones que invierten o hacen innecesaria la prueba bajo determinadas circunstancias.

“3ª Las acciones concedidas en este artículo a los acreedores expiran en un año contado desde la fecha del acto o contrato”.

Esas acciones son denominadas, en doctrina, paulianas concursales y encuadran, como lo hemos venido estudiando, entre los efectos retroactivos de la quiebra.

Es a estos respectos que los autores, particularmente Gabriel Palma Roger afirma que las exigencias impuestas por el Co. Civil son imposibles de cumplir, dada la dificultad de acreditar la mala fe indicada.

261

768

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

769

Esa materia era regulada por el Título IV de la Ley Nº 4.558, particularmente en sus párrafos 2 a 4, pues el primero remite a los efectos inmediatos de la declaración de quiebra. Estimamos que la Ley Nº 18.175, incorporada como Libro IV al Co. de Comercio, mejoró esas acciones, pero manteniendo aún una brevedad inexplicable en los plazos, pese a que ya fueron aumentados considerablemente, en relación a la acción pauliana civil. La acción pauliana concursal implementada por la legislación chilena enraiza en el Code de Commerce de 1807, que en sus artículos 441 a 447 distinguía dos períodos: El primero corría desde la fecha de cesación de pagos hasta la sentencia declaratoria de quiebra. El segundo lo hacía desde los 10 días anteriores a esa fecha hasta la referida declaración de quiebra. Lo actos celebrados en el primer período eran nulos absolutamente, al igual que aquellos celebrados por el fallido con posterioridad a la declaración de quiebra. Para entender el fundamento de esa sanción debemos asumir que el artículo 442 de ese cuerpo orgánico de leyes hacía regir el desasimiento a partir de la fecha de cesación de pagos, de manera que éste se transformaba en un efecto retroactivo de la declaración de quiebra, de manera que la acción deducida respecto a los actos del primer período son una derivación del desasimiento o desapoderamiento antes que una acción pauliana. En relación con los actos celebrados en el segundo período era preciso distinguir entre los a título gratuito de los privilegios o hipotecas y de los pagos de deudas no vencidas, que eran sancionados con la nulidad absoluta. Para obtener la nulidad era presumido el fraude tanto del deudor como de los terceros, en cuanto se tratara de privilegios, hipotecas o pagos de obligaciones no vencidas. En los restantes el fraude del deudor era presumido, mas no así el de los terceros.

En relación con los actos celebrados en el segundo período era preciso distinguir entre los a título gratuito de los privilegios o hipotecas y de los pagos de deudas no vencidas, que eran sancionados con la nulidad absoluta. Para obtener la nulidad era presumido el fraude tanto del deudor como de los terceros, en cuanto se tratara de privilegios, hipotecas o pagos de obligaciones no vencidas. En los restantes el fraude del deudor era presumido, mas no así el de los terceros. Para entender el fundamento de esa sanción debemos asumir que el artículo 442 de ese cuerpo orgánico de leyes hacía regir el desasimiento a partir de la fecha de cesación de pagos, de manera que éste se transformaba en un efecto retroactivo de la declaración de quiebra, de manera que la acción deducida respecto a los actos del primer período son una derivación del desasimiento o desapoderamiento antes que una acción pauliana. Lo actos celebrados en el primer período eran nulos absolutamente, al igual que aquellos celebrados por el fallido con posterioridad a la declaración de quiebra. El segundo lo hacía desde los 10 días anteriores a esa fecha hasta la referida declaración de quiebra. El primero corría desde la fecha de cesación de pagos hasta la sentencia declaratoria de quiebra. La acción pauliana concursal implementada por la legislación chilena enraiza en el Code de Commerce de 1807, que en sus artículos 441 a 447 distinguía dos períodos: Estimamos que la Ley Nº 18.175, incorporada como Libro IV al Co. de Comercio, mejoró esas acciones, pero manteniendo aún una brevedad inexplicable en los plazos, pese a que ya fueron aumentados considerablemente, en relación a la acción pauliana civil. Esa materia era regulada por el Título IV de la Ley Nº 4.558, particularmente en sus párrafos 2 a 4, pues el primero remite a los efectos inmediatos de la declaración de quiebra. DERECHO CONCURSAL CHILENO

769

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

“Podrán anularse todos los demás pagos hechos por el deudor por deudas vencidas y cualesquiera otros actos por él celebrados después de la cesación de sus pagos, si los que hubieran recibido o contratado con el deudor hubieran tenido conocimiento de aquélla”.

770

A diferencia de ese precepto, el artículo 447 de ese Código exige la prueba del conocimiento de la cesación de pagos en la siguiente situación:

Los demás actos eran nulos respecto del fallido, pero no en cuanto a los terceros que hubieren contratado con él, a menos de ser probado que obraron con fraude.

“Toda hipoteca convencional o judicial y todos los derechos de anticresis o de prenda constituidos sobre los bienes del deudor por deudas anteriormente contraídas”.

Ese sistema fue modificado en el año 1838, que constituyó la base de las regulaciones que asumió el Co. de Comercio chileno de 1865.

“Todos los pagos, ya en especies, ya en metálico, ya por transferencia, venta, compensación o de cualquier otro modo, or deudas vencidas o no vencidas; todos los pagos que no fueren hechos en metálico o en efectos de comercio;

La principal modificación del sistema imperante hasta entonces consistió en reubicar el inicio de la vigencia del desasimiento en términos que empezaría a operar a partir de la declaración de quiebra y no desde la fecha de cesación de pagos.

“Todos los actos traslaticios de propiedades muebles o inmuebles a título gratuito;

Conforme a esta nueva formulación, el artículo 446 del Code de Commerce modificado estableció:

“Quedarán nulos y sin efecto, relativamente a la masa, cuando hubieren sido efectuados por el deudor desde la época determinada por el tribunal estableciendo la de cesación de pagos o dentro de los diez días que a esta época precediesen:

“Quedarán nulos y sin efecto, relativamente a la masa, cuando hubieren sido efectuados por el deudor desde la época determinada por el tribunal estableciendo la de cesación de pagos o dentro de los diez días que a esta época precediesen:

Conforme a esta nueva formulación, el artículo 446 del Code de Commerce modificado estableció:

“Todos los actos traslaticios de propiedades muebles o inmuebles a título gratuito;

La principal modificación del sistema imperante hasta entonces consistió en reubicar el inicio de la vigencia del desasimiento en términos que empezaría a operar a partir de la declaración de quiebra y no desde la fecha de cesación de pagos.

“Todos los pagos, ya en especies, ya en metálico, ya por transferencia, venta, compensación o de cualquier otro modo, or deudas vencidas o no vencidas; todos los pagos que no fueren hechos en metálico o en efectos de comercio;

Ese sistema fue modificado en el año 1838, que constituyó la base de las regulaciones que asumió el Co. de Comercio chileno de 1865.

“Toda hipoteca convencional o judicial y todos los derechos de anticresis o de prenda constituidos sobre los bienes del deudor por deudas anteriormente contraídas”.

Los demás actos eran nulos respecto del fallido, pero no en cuanto a los terceros que hubieren contratado con él, a menos de ser probado que obraron con fraude.

A diferencia de ese precepto, el artículo 447 de ese Código exige la prueba del conocimiento de la cesación de pagos en la siguiente situación:

GONZALO BAEZA OVALLE

“Podrán anularse todos los demás pagos hechos por el deudor por deudas vencidas y cualesquiera otros actos por él celebrados después de la cesación de sus pagos, si los que hubieran recibido o contratado con el deudor hubieran tenido conocimiento de aquélla”.

770

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

771

a) Acciones destinadas a dejar sin efecto actos y contratos a título gratuito, del art. 74, esto es, dentro del período sospechoso especial. b) Actos a título oneroso o gratuito celebrados en cualquier tiempo, contemplados en el artículo 75.

Esta fórmula de redacción contrasta con la anterior, dando lugar a que las primeras sean denominadas nulidades imperativas y, las segundas, facultativas, confiando la decisión final en estas últimas a la discrecionalidad del tribunal, cuestión abordada en nuestras regulaciones actuales sobre la materia.

a) Actos a título gratuito celebrados o ejecutados dentro del período sospechoso a que se refiere el artículo 74.

3.3.2. Acción revocatoria concursal para actos de todo deudor

Las acciones en cuestión constituyen el instrumento procesal adecuado para impugnar dos grupos de actos:

Estas acciones encuadran entre los efectos retroactivos de la declaratoria de quiebra y variarán dependiendo de la calidad jurídica del fallido, como apuntábamos al clasificar esos emprendimientos procesales entre las que son: a) Comunes a todo deudor, y b) Especiales o privativas del deudor comprendido en el artículo 41. En esta ocasión enfocaremos el estudio particular de las primeras, dentro de esa clasificación. Básicamente, su existencia y regulación aparece prevista en los artículos 74 y 75 del Libro IV del Co. de Comercio. Las acciones en cuestión constituyen el instrumento procesal adecuado para impugnar dos grupos de actos:

Pasaremos a estudiar en particular cada uno de ellos en los párrafos que siguen: Básicamente, su existencia y regulación aparece prevista en los artículos 74 y 75 del Libro IV del Co. de Comercio. En esta ocasión enfocaremos el estudio particular de las primeras, dentro de esa clasificación. b) Especiales o privativas del deudor comprendido en el artículo 41. a) Comunes a todo deudor, y Estas acciones encuadran entre los efectos retroactivos de la declaratoria de quiebra y variarán dependiendo de la calidad jurídica del fallido, como apuntábamos al clasificar esos emprendimientos procesales entre las que son: 3.3.2. Acción revocatoria concursal para actos de todo deudor

a) Actos a título gratuito celebrados o ejecutados dentro del período sospechoso a que se refiere el artículo 74.

Esta fórmula de redacción contrasta con la anterior, dando lugar a que las primeras sean denominadas nulidades imperativas y, las segundas, facultativas, confiando la decisión final en estas últimas a la discrecionalidad del tribunal, cuestión abordada en nuestras regulaciones actuales sobre la materia.

b) Actos a título oneroso o gratuito celebrados en cualquier tiempo, contemplados en el artículo 75. Pasaremos a estudiar en particular cada uno de ellos en los párrafos que siguen: a) Acciones destinadas a dejar sin efecto actos y contratos a título gratuito, del art. 74, esto es, dentro del período sospechoso especial.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

771

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Por consiguiente, el actor habrá de probar que, efectivamente, estamos frente a una donación y dispondrá de dos cursos para impugnar el acto:

772

Conviene tener presente que, de acuerdo con la normativa civil, las donaciones no son presumidas y, cuando las hay, exigen el cumplimiento de formalidades legales como la “insinuación” que, prácticamente, es aplicable a todas las donaciones por la escasa cuantía de aquellas que están exentas de esa exigencia.

Al efecto dispone:

a.1.Debe tratarse de un acto o contrato celebrado a título gratuito, como la donación, el comodato, la remisión, la condonación, etcétera.

“Son inoponibles a la masa los actos o contratos a título gratuito que hubiere ejecutado o celebrado el deudor desde los diez días anteriores a la fecha de la cesación de pagos y hasta el día de la declaración de quiebra. “Si el acto o contrato fuere a favor de un descendiente, ascendiente o colateral dentro del cuarto grado, aunque se proceda por interposición de un tercero, los diez días señalados en el inciso primero se extenderán hasta los ciento veinte días anteriores a la fecha de la cesación de pagos”.

De esta manera, el legislador ha impuesto los siguientes requisitos para su procedencia:

Esta norma introduce una modificación respecto de lo prevenido en el artículo 71 de la Ley Nº 4.558, en la medida que reemplazó la voz “nulo y de ningún valor, relativamente a la masa” por “inoponibles a la masa”.

La diferencia entre la nulidad de derecho y la inoponibilidad es que la primera hace desaparecer el acto, no aconteciendo así con la segunda que tiene por efecto natural que ese acto o contrato no pueda hacerse efectivo contra la masa.

Respecto del primero se afirmaba en doctrina que se trataba de un caso de “nulidad de derecho”, de manera que el juez debía declararla toda vez que fueran probados los supuestos de la acción que, básicamente, consistía en la fecha en que había sido celebrado el acto gratuito.

Respecto del primero se afirmaba en doctrina que se trataba de un caso de “nulidad de derecho”, de manera que el juez debía declararla toda vez que fueran probados los supuestos de la acción que, básicamente, consistía en la fecha en que había sido celebrado el acto gratuito.

La diferencia entre la nulidad de derecho y la inoponibilidad es que la primera hace desaparecer el acto, no aconteciendo así con la segunda que tiene por efecto natural que ese acto o contrato no pueda hacerse efectivo contra la masa.

Esta norma introduce una modificación respecto de lo prevenido en el artículo 71 de la Ley Nº 4.558, en la medida que reemplazó la voz “nulo y de ningún valor, relativamente a la masa” por “inoponibles a la masa”.

De esta manera, el legislador ha impuesto los siguientes requisitos para su procedencia:

“Son inoponibles a la masa los actos o contratos a título gratuito que hubiere ejecutado o celebrado el deudor desde los diez días anteriores a la fecha de la cesación de pagos y hasta el día de la declaración de quiebra. “Si el acto o contrato fuere a favor de un descendiente, ascendiente o colateral dentro del cuarto grado, aunque se proceda por interposición de un tercero, los diez días señalados en el inciso primero se extenderán hasta los ciento veinte días anteriores a la fecha de la cesación de pagos”.

a.1.Debe tratarse de un acto o contrato celebrado a título gratuito, como la donación, el comodato, la remisión, la condonación, etcétera.

Al efecto dispone:

Conviene tener presente que, de acuerdo con la normativa civil, las donaciones no son presumidas y, cuando las hay, exigen el cumplimiento de formalidades legales como la “insinuación” que, prácticamente, es aplicable a todas las donaciones por la escasa cuantía de aquellas que están exentas de esa exigencia.

GONZALO BAEZA OVALLE

Por consiguiente, el actor habrá de probar que, efectivamente, estamos frente a una donación y dispondrá de dos cursos para impugnar el acto:

772

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

773

1) En razón a defectos de forma, para el caso de no haber sido insinuada, o

3. Es irrelevante la existencia de perjuicio y, por ende, probar el eventus damnis respecto de los acreedores. Desde el instante en que ha sido celebrado en el lapso previsto por el legislador, queda presumido que ha causado perjuicio a los acreedores. 2. No se requiere acreditar la mala fe o consilium fraudis o participatio fraudis de quienes concurrieron al acto o contrato. Carece de ese requisito subjetivo.

2) Que es la situación que nos ocupa en este materia, la acción prevista en el artículo 74 del Libro IV del Co. de Comercio.

1. Da lugar a una de las denominadas inoponibilidades de derecho, en el sentido que si concurren sus requisitos objetivos, el juez debe declararla.

La primera vía no precisa de la existencia de la declaración de quiebra para ser ejercida, bastando con acreditar un interés patrimonial actual comprometido para estar legitimado en causa activa. a.2.Debe haber sido ejecutado o celebrado dentro del plazo que la ley señala: Desde los 10 días anteriores a la fecha de la cesación de pagos y hasta el día de la declaratoria de quiebra. Período sospechoso especial. Resulta importante tener en consideración que ese plazo puede llegar a prolongarse hasta los 120 días anteriores a la fecha de cesación de pagos, toda vez que el acto hubiere sido celebrado en favor de alguno de los parientes a que remite el inciso segundo. Ese lapso adicional es conocido en doctrina como: Período sospechoso extraordinario. Los parientes a que alude esa norma son los ascendientes y descendientes, además de los colaterales hasta el cuarto grado. Características de esta acción:

Características de esta acción: Los parientes a que alude esa norma son los ascendientes y descendientes, además de los colaterales hasta el cuarto grado. Ese lapso adicional es conocido en doctrina como: Período sospechoso extraordinario. Resulta importante tener en consideración que ese plazo puede llegar a prolongarse hasta los 120 días anteriores a la fecha de cesación de pagos, toda vez que el acto hubiere sido celebrado en favor de alguno de los parientes a que remite el inciso segundo. a.2.Debe haber sido ejecutado o celebrado dentro del plazo que la ley señala: Desde los 10 días anteriores a la fecha de la cesación de pagos y hasta el día de la declaratoria de quiebra. Período sospechoso especial. La primera vía no precisa de la existencia de la declaración de quiebra para ser ejercida, bastando con acreditar un interés patrimonial actual comprometido para estar legitimado en causa activa.

1. Da lugar a una de las denominadas inoponibilidades de derecho, en el sentido que si concurren sus requisitos objetivos, el juez debe declararla.

2) Que es la situación que nos ocupa en este materia, la acción prevista en el artículo 74 del Libro IV del Co. de Comercio.

2. No se requiere acreditar la mala fe o consilium fraudis o participatio fraudis de quienes concurrieron al acto o contrato. Carece de ese requisito subjetivo. 3. Es irrelevante la existencia de perjuicio y, por ende, probar el eventus damnis respecto de los acreedores. Desde el instante en que ha sido celebrado en el lapso previsto por el legislador, queda presumido que ha causado perjuicio a los acreedores.

1) En razón a defectos de forma, para el caso de no haber sido insinuada, o DERECHO CONCURSAL CHILENO

773

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

La remisión a la normativa civil involucra que, necesariamente, habrán de ser cumplidos todos los requisitos exigidos para la acción pauliana contemplados en el artículo 2468 del Co. Civil, contando con la presunción del inciso segundo del 75 del Libro IV del Co. de Comercio, que conforma el traspaso desde un mecanismo impugnatorio subjetivo a otro con requisitos manifiestamente objetivos o de estricto derecho, que constituye la calidad que le es atribuida por la presunción del conocimiento del mal estado de

774

La opinión de la doctrina y nosotros con ella, es que se trata de una presunción legal o inversión de la carga de la prueba en la medida que no existe una prohibición de rendir prueba contra ella.

4. Abarca toda clase de actos y contratos a título gratuito, no sólo aquellos que implican una transferencia de dominio, pero debe involucrar un deterioro o disminución de los bienes afectos al concurso.

Este precepto es una copia literal del artículo 72 de la Ley Nº 4.558, surgiendo la duda respecto a qué tipo de presunción es la establecida por el inciso segundo. Se trata de una presunción “iuris et de iuris”, vale decir de derecho o, por el contrario es “iuris tantum”, en otras palabras, simplemente legal.

Tampoco consideramos que sea un hecho relevante distinguir entre los actos jurídicos unilaterales o bilaterales, siendo aplicable a todos ellos porque el legislador no diferencia entre ellos.

“Con respecto a los demás actos o contratos ejecutados o celebrados por el deudor en cualquier tiempo, con anterioridad a la fecha de la declaración de quiebra, se observará lo prevenido en el artículo 2468 del Código Civil. “Se presume que el deudor conocía el mal estado de sus negocios desde los diez días anteriores a la fecha de cesación de pagos”.

b) Acción revocatoria concursal del artículo 75.

De esta manera dispone:

Este precepto remite a las regulaciones civiles y, en definitiva, involucra la aplicación de la acción pauliana civil dentro del sistema concursal, pero con importantes modificaciones.

Este precepto remite a las regulaciones civiles y, en definitiva, involucra la aplicación de la acción pauliana civil dentro del sistema concursal, pero con importantes modificaciones.

De esta manera dispone:

b) Acción revocatoria concursal del artículo 75.

“Con respecto a los demás actos o contratos ejecutados o celebrados por el deudor en cualquier tiempo, con anterioridad a la fecha de la declaración de quiebra, se observará lo prevenido en el artículo 2468 del Código Civil. “Se presume que el deudor conocía el mal estado de sus negocios desde los diez días anteriores a la fecha de cesación de pagos”.

Tampoco consideramos que sea un hecho relevante distinguir entre los actos jurídicos unilaterales o bilaterales, siendo aplicable a todos ellos porque el legislador no diferencia entre ellos.

Este precepto es una copia literal del artículo 72 de la Ley Nº 4.558, surgiendo la duda respecto a qué tipo de presunción es la establecida por el inciso segundo. Se trata de una presunción “iuris et de iuris”, vale decir de derecho o, por el contrario es “iuris tantum”, en otras palabras, simplemente legal.

4. Abarca toda clase de actos y contratos a título gratuito, no sólo aquellos que implican una transferencia de dominio, pero debe involucrar un deterioro o disminución de los bienes afectos al concurso.

La opinión de la doctrina y nosotros con ella, es que se trata de una presunción legal o inversión de la carga de la prueba en la medida que no existe una prohibición de rendir prueba contra ella.

GONZALO BAEZA OVALLE

La remisión a la normativa civil involucra que, necesariamente, habrán de ser cumplidos todos los requisitos exigidos para la acción pauliana contemplados en el artículo 2468 del Co. Civil, contando con la presunción del inciso segundo del 75 del Libro IV del Co. de Comercio, que conforma el traspaso desde un mecanismo impugnatorio subjetivo a otro con requisitos manifiestamente objetivos o de estricto derecho, que constituye la calidad que le es atribuida por la presunción del conocimiento del mal estado de

774

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

775

los negocios, toda vez que el acto haya sido celebrado en el período sospechoso especial. El artículo 75 del Libro IV del Co. de Comercio, a diferencia de lo prevenido en el artículo 2468 del Co. Civil, elimina la prueba de la mala fe del deudor y su contraparte contractual, lo que es denominado “consilium fraudis” y “participatio fraudis”. Reiteramos, en distinta posición a lo que sosteníamos con anterioridad, en el sentido, que ese precepto contempla una presunción legal en el inciso final, que da por establecida la existencia de ese elemento subjetivo, toda vez que el acto o contrato sea celebrado a partir de los 10 días que anteceden a la fecha de cesación de pagos, sin perjuicio de la prueba en contrario, que no aparece prohibida. Sobre esa base, doctrinariamente resulta común escuchar que hablan de acciones revocatorias concursales como un medio para diferenciarlas de las acciones ordinarias o meramente civiles. No obstante, como explicábamos, existe un reenvío normativo a las regulaciones del Co. Civil potenciado por el artículo 75 del Libro IV del Co. de Comercio en todo cuanto no esté previsto en este Código, de manera que, por tal salvedad, surge la especialidad de la acción o mecanismo de impugnación, traducida en el aspecto analizado. La expresión “cualquier tiempo” utilizada por ese artículo no involucra ni remotamente que esa acción sea imprescriptible, pues remite explícitamente al artículo 2468 del Co. Civil, que precisamente contempla esa sanción de certeza acotada a un año desde la celebración del acto o contrato, como explicábamos al inicio. La idea del legislador, aparentemente, consistía en reforzar el sentido de la disposición en cuanto a que la posibilidad de ejercer esa acción no depende de si exista o no declaración de quiebra y, por ende, resulta irrelevante la fecha en que ésta haya sido declarada, cuando eso acontezca. La declaración de quiebra, como estudiamos, sólo deviene como una cuestión útil para el actor en la medida que sea fijada una fecha de cesación de pago.

La declaración de quiebra, como estudiamos, sólo deviene como una cuestión útil para el actor en la medida que sea fijada una fecha de cesación de pago. La idea del legislador, aparentemente, consistía en reforzar el sentido de la disposición en cuanto a que la posibilidad de ejercer esa acción no depende de si exista o no declaración de quiebra y, por ende, resulta irrelevante la fecha en que ésta haya sido declarada, cuando eso acontezca. La expresión “cualquier tiempo” utilizada por ese artículo no involucra ni remotamente que esa acción sea imprescriptible, pues remite explícitamente al artículo 2468 del Co. Civil, que precisamente contempla esa sanción de certeza acotada a un año desde la celebración del acto o contrato, como explicábamos al inicio. No obstante, como explicábamos, existe un reenvío normativo a las regulaciones del Co. Civil potenciado por el artículo 75 del Libro IV del Co. de Comercio en todo cuanto no esté previsto en este Código, de manera que, por tal salvedad, surge la especialidad de la acción o mecanismo de impugnación, traducida en el aspecto analizado. Sobre esa base, doctrinariamente resulta común escuchar que hablan de acciones revocatorias concursales como un medio para diferenciarlas de las acciones ordinarias o meramente civiles. Reiteramos, en distinta posición a lo que sosteníamos con anterioridad, en el sentido, que ese precepto contempla una presunción legal en el inciso final, que da por establecida la existencia de ese elemento subjetivo, toda vez que el acto o contrato sea celebrado a partir de los 10 días que anteceden a la fecha de cesación de pagos, sin perjuicio de la prueba en contrario, que no aparece prohibida. El artículo 75 del Libro IV del Co. de Comercio, a diferencia de lo prevenido en el artículo 2468 del Co. Civil, elimina la prueba de la mala fe del deudor y su contraparte contractual, lo que es denominado “consilium fraudis” y “participatio fraudis”. los negocios, toda vez que el acto haya sido celebrado en el período sospechoso especial. DERECHO CONCURSAL CHILENO

775

RETIRO

3.3.3. Acción revocatoria concursal para deudores del artículo 41

Precisamente la fecha de cesación de pago abrirá un lapso de tiempo, denominado “período sospechoso”, en que la mala fe de los contratantes y, en particular, del tercero útil a la gestión maliciosa del fallido, pasa a ser presumida. GONZALO BAEZA OVALLE

b) Deben haber sido celebrados o ejecutados dentro del plazo que la ley señala: desde los diez días anteriores a la fecha de cesación de pagos y hasta el día de la declaratoria de quiebra, en otros términos, en el período sospechoso especial.

Así las cosas, estimamos procedente efectuar la siguiente distinción:

a) Debe tratarse de uno de los actos taxativamente enumerados en el artículo 76.

1) Actos y contratos celebrados con posterioridad a los 10 días que preceden a la declaración de quiebra, evento en el cual la mala fe del deudor es presumida, en razón a lo dispuesto en el inciso final del artículo 75 del Libro IV del Co. de Comercio, y

Son nulidades de derecho estricto, que carecen de elemento subjetivo, en otras palabras, el tribunal queda obligado declarar la inoponibilidad si aparecen cumplidos todos sus requisitos objetivos, que corresponden a los siguientes:

2) Los actos y contratos celebrados antes de ese lapso, evento en el cual el demandante deberá acreditar las circunstancias exigidas por el artículo 2468 del Co. Civil.

1. Acciones del artículo 76.

3.3.3. Acción revocatoria concursal para deudores del artículo 41

Este mecanismo de impugnación destaca por establecer una mayor severidad de la prevista para el resto de los deudores y la encontramos contemplada, además de regulada, en los artículos 76, 77, 78 y 79 del Libro IV del Co. de Comercio.

776

2) Los actos y contratos celebrados antes de ese lapso, evento en el cual el demandante deberá acreditar las circunstancias exigidas por el artículo 2468 del Co. Civil.

Este mecanismo de impugnación destaca por establecer una mayor severidad de la prevista para el resto de los deudores y la encontramos contemplada, además de regulada, en los artículos 76, 77, 78 y 79 del Libro IV del Co. de Comercio.

1) Actos y contratos celebrados con posterioridad a los 10 días que preceden a la declaración de quiebra, evento en el cual la mala fe del deudor es presumida, en razón a lo dispuesto en el inciso final del artículo 75 del Libro IV del Co. de Comercio, y

1. Acciones del artículo 76.

Así las cosas, estimamos procedente efectuar la siguiente distinción:

Son nulidades de derecho estricto, que carecen de elemento subjetivo, en otras palabras, el tribunal queda obligado declarar la inoponibilidad si aparecen cumplidos todos sus requisitos objetivos, que corresponden a los siguientes:

Precisamente la fecha de cesación de pago abrirá un lapso de tiempo, denominado “período sospechoso”, en que la mala fe de los contratantes y, en particular, del tercero útil a la gestión maliciosa del fallido, pasa a ser presumida.

a) Debe tratarse de uno de los actos taxativamente enumerados en el artículo 76.

GONZALO BAEZA OVALLE

b) Deben haber sido celebrados o ejecutados dentro del plazo que la ley señala: desde los diez días anteriores a la fecha de cesación de pagos y hasta el día de la declaratoria de quiebra, en otros términos, en el período sospechoso especial.

776

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

777

A continuación abordaremos el estudio particular de cada una de las situaciones que describen el ámbito en el cual es procedente la acción en análisis. a) Actos enumerados en el artículo 76: Ese precepto es iniciado de la siguiente forma: “Son inoponibles a la masa los siguientes actos o contratos ejecutados o celebrados por el deudor desde los diez días anteriores a la fecha de cesación de pagos y hasta el día de la declaración de quiebra: …”.

En seguida analizaremos cada uno de los casos contemplados en esa disposición: a.1. Art. 76 Nº 1. “Todo pago anticipado sea de deuda civil o comercial, y sea cual fuere la manera en que se verifique. Se entiende que el fallido anticipa también el pago cuando descuenta efectos de comercio o facturas a su cargo, y cuando lo verifica renunciando al plazo estipulado a su favor”.

Esto implica la generación de una prohibición que comprende tanto la renuncia expresa como tácita de los plazos. El legislador asimila el descuento de efectos de comercio a los pagos anticipados. Como tuvimos oportunidad de revisar al tratar los títulos de crédito, el descuento constituye un contrato oneroso que, de alguna forma, evidencia características muy similares al préstamo con garantía documentaria. Tan cierto viene a ser lo anterior, que los artículos 1º y 6º de la Ley Nº 18.010, limitan la tasa de descuento en términos que no pueda exceder de la tasa de interés máximo convencional, lo que no tendría sentido si no respondiera a la naturaleza de un mutuo con garantía documentaria. Al igual que todos los préstamos, con o sin garantías, ambas partes reciben beneficios del contrato que son mirados como equivalentes, de manera que éste, además de oneroso, es bilateral.

Al igual que todos los préstamos, con o sin garantías, ambas partes reciben beneficios del contrato que son mirados como equivalentes, de manera que éste, además de oneroso, es bilateral. Tan cierto viene a ser lo anterior, que los artículos 1º y 6º de la Ley Nº 18.010, limitan la tasa de descuento en términos que no pueda exceder de la tasa de interés máximo convencional, lo que no tendría sentido si no respondiera a la naturaleza de un mutuo con garantía documentaria. Como tuvimos oportunidad de revisar al tratar los títulos de crédito, el descuento constituye un contrato oneroso que, de alguna forma, evidencia características muy similares al préstamo con garantía documentaria. El legislador asimila el descuento de efectos de comercio a los pagos anticipados. Esto implica la generación de una prohibición que comprende tanto la renuncia expresa como tácita de los plazos. a.1. Art. 76 Nº 1. “Todo pago anticipado sea de deuda civil o comercial, y sea cual fuere la manera en que se verifique. Se entiende que el fallido anticipa también el pago cuando descuenta efectos de comercio o facturas a su cargo, y cuando lo verifica renunciando al plazo estipulado a su favor”.

En seguida analizaremos cada uno de los casos contemplados en esa disposición: “Son inoponibles a la masa los siguientes actos o contratos ejecutados o celebrados por el deudor desde los diez días anteriores a la fecha de cesación de pagos y hasta el día de la declaración de quiebra: …”.

Ese precepto es iniciado de la siguiente forma: a) Actos enumerados en el artículo 76: A continuación abordaremos el estudio particular de cada una de las situaciones que describen el ámbito en el cual es procedente la acción en análisis. DERECHO CONCURSAL CHILENO

777

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

La norma aclara que la dación en pago de efectos de comercio equivale al pago en dinero y se relaciona con los artículos 12 de la Ley Nº 18.092, sobre Letras de Cambio y Pagaré y 37 de la Ley de Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques.

778

El legislador estima que, en ese evento, se está dando lugar a la creación de una situación sospechosa y, por ende, opta por presumirla atentatoria a la igualdad de los acreedores o par conditio.

La ley entiende que un deudor que durante este período sospechoso especial anticipa un pago o descuenta un efecto de comercio está perjudicando a los demás acreedores.

Por consiguiente y, expresándolo de un modo más claro, el legislador prohíbe la dación en pago.

No concordamos con ese predicamento, toda vez que, en definitiva, está prohibiendo, bajo sanción de inoponibilidad, que el fallido pueda solicitar y obtener préstamos, en tanto si es válido tal propuesta para los descuentos de títulos de crédito, igualmente debería ser sostenida la misma sanción para toda suerte de mutuos, en la medida que reconocen idéntico fundamento, lograr liquidez y mejor el flujo de caja, lo que carece de sentido.

Al hablar que una deuda vencida es pagada por el fallido de una manera diferente a la estipulada, en definitiva, está remitiendo a la dación en pago.

Además de dar lugar a la acción de inoponibilidad el Libro IV del Co. de Comercio establece una presunción de quiebra fraudulenta en el artículo 220 Nº 6, para el deudor que anticipa el pago.

a.2. Art. 76 Nº 2. “Todo pago de deuda vencida que no sea ejecutado en la forma estipulada en la convención. La dación en pago de efectos de comercio equivale a pago en dinero,…”.

En su artículo 221 Nº 6 contempla una presunción de complicidad de quiebra fraudulenta respecto de los que obtuvieren el pago anticipado del todo o parte de su crédito.

En su artículo 221 Nº 6 contempla una presunción de complicidad de quiebra fraudulenta respecto de los que obtuvieren el pago anticipado del todo o parte de su crédito.

a.2. Art. 76 Nº 2. “Todo pago de deuda vencida que no sea ejecutado en la forma estipulada en la convención. La dación en pago de efectos de comercio equivale a pago en dinero,…”.

Además de dar lugar a la acción de inoponibilidad el Libro IV del Co. de Comercio establece una presunción de quiebra fraudulenta en el artículo 220 Nº 6, para el deudor que anticipa el pago.

Al hablar que una deuda vencida es pagada por el fallido de una manera diferente a la estipulada, en definitiva, está remitiendo a la dación en pago.

No concordamos con ese predicamento, toda vez que, en definitiva, está prohibiendo, bajo sanción de inoponibilidad, que el fallido pueda solicitar y obtener préstamos, en tanto si es válido tal propuesta para los descuentos de títulos de crédito, igualmente debería ser sostenida la misma sanción para toda suerte de mutuos, en la medida que reconocen idéntico fundamento, lograr liquidez y mejor el flujo de caja, lo que carece de sentido.

Por consiguiente y, expresándolo de un modo más claro, el legislador prohíbe la dación en pago.

La ley entiende que un deudor que durante este período sospechoso especial anticipa un pago o descuenta un efecto de comercio está perjudicando a los demás acreedores.

El legislador estima que, en ese evento, se está dando lugar a la creación de una situación sospechosa y, por ende, opta por presumirla atentatoria a la igualdad de los acreedores o par conditio.

GONZALO BAEZA OVALLE

La norma aclara que la dación en pago de efectos de comercio equivale al pago en dinero y se relaciona con los artículos 12 de la Ley Nº 18.092, sobre Letras de Cambio y Pagaré y 37 de la Ley de Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques.

778

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

779

a.3. Art. 76 Nº 3. “Toda hipoteca, prenda o anticresis constituida sobre bienes del fallido para asegurar obligaciones anteriormente contraídas”. El legislador permite solicitar la declaración de inoponibilidad de estos actos, pues enfrentamos la generación de un escenario que altera la igualdad de los acreedores, lo que implica violar la par conditio omnium creditorum. Un acreedor que sólo disponía como garantía de su crédito la prenda general, pasa a beneficiarse de una caución específica que le otorga preferencia en el pago respecto de los demás acreedores, transgrediendo el principio invocado. Los requisitos exigidos en esta disposición son los siguientes: 1. Debe tratarse de hipoteca, prenda o anticresis; 2. Deben constituirse para asegurar obligaciones anteriormente contraídas que no tenían caución, y 3. Que esa garantía se constituya sobre bienes propios del deudor. Estos actos del artículo 76 son tratados, a veces, como actos a título gratuito, aunque técnicamente no respondan a esa naturaleza jurídica, basado en que conforman actos que el deudor no estaba obligado a celebrar, dando lugar a meras liberalidades que el deudor estimó pertinente realizar en el período sospechoso en un manifiesto beneficio para acreedores escogidos. 2. Acciones de inoponibilidad concursal del artículo 77 inciso primero o destinadas a revocar actos a título oneroso. “Podrán ser anulados los pagos no comprendidos en el número 2 del artículo anterior y los actos o contratos a título oneroso, ejecutados o celebrados por el deudor a contar de la fecha de la cesación de pagos y hasta el día de la declaración de quiebra, siempre que los acreedores pagados y los que hubieren contratado con el fallido hubieren tenido conocimiento de la cesación de pagos”.

“Podrán ser anulados los pagos no comprendidos en el número 2 del artículo anterior y los actos o contratos a título oneroso, ejecutados o celebrados por el deudor a contar de la fecha de la cesación de pagos y hasta el día de la declaración de quiebra, siempre que los acreedores pagados y los que hubieren contratado con el fallido hubieren tenido conocimiento de la cesación de pagos”.

2. Acciones de inoponibilidad concursal del artículo 77 inciso primero o destinadas a revocar actos a título oneroso. Estos actos del artículo 76 son tratados, a veces, como actos a título gratuito, aunque técnicamente no respondan a esa naturaleza jurídica, basado en que conforman actos que el deudor no estaba obligado a celebrar, dando lugar a meras liberalidades que el deudor estimó pertinente realizar en el período sospechoso en un manifiesto beneficio para acreedores escogidos. 3. Que esa garantía se constituya sobre bienes propios del deudor. 2. Deben constituirse para asegurar obligaciones anteriormente contraídas que no tenían caución, y 1. Debe tratarse de hipoteca, prenda o anticresis; Los requisitos exigidos en esta disposición son los siguientes: Un acreedor que sólo disponía como garantía de su crédito la prenda general, pasa a beneficiarse de una caución específica que le otorga preferencia en el pago respecto de los demás acreedores, transgrediendo el principio invocado. El legislador permite solicitar la declaración de inoponibilidad de estos actos, pues enfrentamos la generación de un escenario que altera la igualdad de los acreedores, lo que implica violar la par conditio omnium creditorum. a.3. Art. 76 Nº 3. “Toda hipoteca, prenda o anticresis constituida sobre bienes del fallido para asegurar obligaciones anteriormente contraídas”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

779

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

De este modo, a diferencia de las nulidades de derecho u objetivas, el demandante será obligado a acreditar un elemento subjetivo, consistente

780

Ellas ya no son inoponibilidades o nulidades de derecho estricto, sino que responden a la denominación de nulidades facultativas, en el sentido que el tribunal puede optar, libremente pero de acuerdo al mérito del proceso, por declararlas toda vez que considere acreditado o no los requisitos objetivos y subjetivos que aparecen insertos en ese precepto.

2º Deben haberse ejecutado o celebrado dentro del plazo que se señala: En otras palabras, el período sospechoso ordinario o estricto.

Estas acciones empiezan a operar desde la fecha de cesación de pago, a diferencia de las anteriores que lo hacían a partir de los diez días anteriores a ella.

1º Debe tratarse de los actos o contratos a que se refiere el artículo 77. Esto involucra, como explicamos, que remite a pagos normales y actos o contratos a título oneroso. Son actos y contratos que podemos calificar de “normales”, pagos ordinarios con la única característica especial de que fueron ejecutados o celebrados durante el período sospechoso ordinario, lo que permite que sean revisados. La doctrina señala que el artículo 77 inciso primero constituye la regla general en materia de inoponibilidad concursal, siendo afirmado que es la verdadera acción de inoponibilidad.

Los requisitos exigidos en esta disposición son los siguientes:

No estimamos posible señalarlos taxativamente, precisamente por representar actos y contratos normales, en otras palabras, que no presentan anomalías ostensibles que pongan en evidencia o dejen de manifiesto su intencionalidad defraudatorias o consilium fraudis a los intereses de los demás acreedores.

No estimamos posible señalarlos taxativamente, precisamente por representar actos y contratos normales, en otras palabras, que no presentan anomalías ostensibles que pongan en evidencia o dejen de manifiesto su intencionalidad defraudatorias o consilium fraudis a los intereses de los demás acreedores.

Los requisitos exigidos en esta disposición son los siguientes:

Son actos y contratos que podemos calificar de “normales”, pagos ordinarios con la única característica especial de que fueron ejecutados o celebrados durante el período sospechoso ordinario, lo que permite que sean revisados.

3º Requisito subjetivo: Que el tercer contratante haya tenido conocimiento de la cesación de pagos.

La doctrina señala que el artículo 77 inciso primero constituye la regla general en materia de inoponibilidad concursal, siendo afirmado que es la verdadera acción de inoponibilidad.

1º Debe tratarse de los actos o contratos a que se refiere el artículo 77. Esto involucra, como explicamos, que remite a pagos normales y actos o contratos a título oneroso.

Estas acciones empiezan a operar desde la fecha de cesación de pago, a diferencia de las anteriores que lo hacían a partir de los diez días anteriores a ella.

2º Deben haberse ejecutado o celebrado dentro del plazo que se señala: En otras palabras, el período sospechoso ordinario o estricto.

Ellas ya no son inoponibilidades o nulidades de derecho estricto, sino que responden a la denominación de nulidades facultativas, en el sentido que el tribunal puede optar, libremente pero de acuerdo al mérito del proceso, por declararlas toda vez que considere acreditado o no los requisitos objetivos y subjetivos que aparecen insertos en ese precepto. GONZALO BAEZA OVALLE

De este modo, a diferencia de las nulidades de derecho u objetivas, el demandante será obligado a acreditar un elemento subjetivo, consistente

780

3º Requisito subjetivo: Que el tercer contratante haya tenido conocimiento de la cesación de pagos.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

781

en la mala fe del tercer contratante, traducido en el conocimiento de la cesación de pagos. En el escenario descrito precedentemente, a diferencia del anterior, la mala fe que corresponde que sea acreditada o la participatio fraudis, que remite al tercero que contrató con el fallido, conforma el elemento probatorio que fundamenta el carácter facultativo asignado a esta nulidad, desde que el tribunal puede considerar acreditado o no tal presupuesto legal. No es preciso probar el eventus damni o que existió un perjuicio para los demás acreedores. Habremos de colegir que el legislador sobreentiende que si ese tercero recibió el pago o celebró el contrato con conocimiento del estado de cesación de pagos de su deudor, finalmente va a resultar con un beneficio, en relación con el resto de los acreedores, que no debió exhibir desde el instante en que a través de ese expediente logra evitar las consecuencias jurídicas y de hecho del concurso. Si concurren los requisitos antes especificados y el tribunal, a la vista del mérito del proceso, lo estima procedente declarará la inoponibilidad del acto o contrato. 3. Art. 77 inc. 2º. Compensaciones que operen antes de la declaratoria. “Las compensaciones que hubieren operado desde la fecha de la cesación de pago hasta el día de la declaración de quiebra, podrán ser anuladas si se hubieren efectuado con créditos adquiridos contra el fallido por cesión o endoso, con tal que el cesionario haya tenido conocimiento de la cesación de pagos al tiempo de la cesión o endoso”.

Estas compensaciones, por consecuencia, son válidas, por cuanto los elementos que la conforman o determinan su procedencia resultan ajenos a la voluntad de las partes. No debemos olvidar que reunidos los requisitos legales, la compensación opera de pleno derecho, aun sin el conocimiento o consentimiento de las partes.

No debemos olvidar que reunidos los requisitos legales, la compensación opera de pleno derecho, aun sin el conocimiento o consentimiento de las partes. Estas compensaciones, por consecuencia, son válidas, por cuanto los elementos que la conforman o determinan su procedencia resultan ajenos a la voluntad de las partes. “Las compensaciones que hubieren operado desde la fecha de la cesación de pago hasta el día de la declaración de quiebra, podrán ser anuladas si se hubieren efectuado con créditos adquiridos contra el fallido por cesión o endoso, con tal que el cesionario haya tenido conocimiento de la cesación de pagos al tiempo de la cesión o endoso”.

3. Art. 77 inc. 2º. Compensaciones que operen antes de la declaratoria. Si concurren los requisitos antes especificados y el tribunal, a la vista del mérito del proceso, lo estima procedente declarará la inoponibilidad del acto o contrato. Habremos de colegir que el legislador sobreentiende que si ese tercero recibió el pago o celebró el contrato con conocimiento del estado de cesación de pagos de su deudor, finalmente va a resultar con un beneficio, en relación con el resto de los acreedores, que no debió exhibir desde el instante en que a través de ese expediente logra evitar las consecuencias jurídicas y de hecho del concurso. No es preciso probar el eventus damni o que existió un perjuicio para los demás acreedores. En el escenario descrito precedentemente, a diferencia del anterior, la mala fe que corresponde que sea acreditada o la participatio fraudis, que remite al tercero que contrató con el fallido, conforma el elemento probatorio que fundamenta el carácter facultativo asignado a esta nulidad, desde que el tribunal puede considerar acreditado o no tal presupuesto legal. en la mala fe del tercer contratante, traducido en el conocimiento de la cesación de pagos. DERECHO CONCURSAL CHILENO

781

RETIRO

En estos casos, cuando la compensación ha surgido como una consecuencia de haber adquirido créditos contra el fallido por vía de cesión o endoso, de alguna manera ha intervenido la voluntad de las partes, que las presenta como un perjuicio a los demás acreedores. En consecuencia, los requisitos de la acción del inciso 2º del art. 77 son los siguientes:

3) Que el título en virtud del cual adquirió el crédito haya sido cesión o endoso. 2) Que el tercero haya adquirido el crédito contra el fallido.

4) Que el cesionario haya tenido conocimiento de la cesación de pagos al tiempo de la cesión o endoso.

4) Que el cesionario haya tenido conocimiento de la cesación de pagos al tiempo de la cesión o endoso.

3) Que el título en virtud del cual adquirió el crédito haya sido cesión o endoso.

5) Que la compensación haya operado dentro del período sospechoso ordinario.

2) Que el tercero haya adquirido el crédito contra el fallido.

4. Acciones de inoponibilidad del artículo 78.

1) Que el fallido haya tenido la calidad de deudor.

5) Que la compensación haya operado dentro del período sospechoso ordinario.

En estos casos, cuando la compensación ha surgido como una consecuencia de haber adquirido créditos contra el fallido por vía de cesión o endoso, de alguna manera ha intervenido la voluntad de las partes, que las presenta como un perjuicio a los demás acreedores. Sin embargo, el inciso segundo del artículo 77 del Libro IV del Co. de Comercio otorga acción de inoponibilidad en contra de ciertas compensaciones ocurridas con anterioridad a la declaratoria de quiebra, pero dentro del período sospechoso estricto u ordinario. GONZALO BAEZA OVALLE

Recordemos que lo característico de las acciones de inoponibilidad a diferencia de las que persiguen la nulidad de los actos y contratos es que las primeras sólo pretenden restar efectos a dichos actos o contratos, en tanto las segundas aspiran a hacerlos desaparecer.

En consecuencia, los requisitos de la acción del inciso 2º del art. 77 son los siguientes:

“Si el fallido hubiere pagado letras de cambio o pagarés después de la fecha asignada a la cesación de pagos y antes de la declaración de quiebra, no podrá exigirse la devolución de la cantidad pagada sino de la persona por cuya cuenta se hubiere verificado el pago. “En los dos casos propuestos, será menester probar que la persona a quien se exija la devolución tenía conocimiento de la cesación de pagos a la fecha en que fue girada la letra o transferido el pagaré”.

1) Que el fallido haya tenido la calidad de deudor.

4. Acciones de inoponibilidad del artículo 78.

782

Sin embargo, el inciso segundo del artículo 77 del Libro IV del Co. de Comercio otorga acción de inoponibilidad en contra de ciertas compensaciones ocurridas con anterioridad a la declaratoria de quiebra, pero dentro del período sospechoso estricto u ordinario.

“Si el fallido hubiere pagado letras de cambio o pagarés después de la fecha asignada a la cesación de pagos y antes de la declaración de quiebra, no podrá exigirse la devolución de la cantidad pagada sino de la persona por cuya cuenta se hubiere verificado el pago. “En los dos casos propuestos, será menester probar que la persona a quien se exija la devolución tenía conocimiento de la cesación de pagos a la fecha en que fue girada la letra o transferido el pagaré”.

GONZALO BAEZA OVALLE

Recordemos que lo característico de las acciones de inoponibilidad a diferencia de las que persiguen la nulidad de los actos y contratos es que las primeras sólo pretenden restar efectos a dichos actos o contratos, en tanto las segundas aspiran a hacerlos desaparecer.

782

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

783

Ahora bien, la situación prevista por el legislador queda reducida a lo siguiente: Si una persona es declarada en quiebra, pero antes de serlo pagó una letra de cambio o pagaré dentro del período sospechoso ordinario, el beneficiario no quedará obligado a restitución a menos que el fallido no haya sido el librador. La ley continúa privilegiando, en función de los principios que inspiran los títulos de crédito, la circulación de estos documentos, de manera que trata de amparar el pago hasta donde sea posible sin perjudicar ostensiblemente el interés de los demás acreedores. En este caso es improcedente pretender la devolución de lo pagado al portador o beneficiario de la letra de cambio o pagaré, sino que la acción destinada a lograr la devolución de la cantidad pagada ha de ser dirigida contra la persona por cuya cuenta hubiere sido verificado el pago, lo que, en otras palabras, implica el librador de la letra o suscriptor del pagaré. Siguiendo los lineamientos básicos de Álvaro Puelma Accorsi, a partir de la interpretación del precepto, estimamos posible derivar las siguientes consecuencias: 1. Si el pago efectuado por el fallido lo recibe el girador que, a su vez, es portador de la letra o beneficiario del pagaré, procede la impugnación del pago en forma de una nulidad facultativa. 2. El artículo 78 del Libro IV del Co. de Comercio sólo sería aplicable cuando el fallido paga a otro título que no sea el de librador de una letra de cambio o girador de un pagaré a la orden; avalista o endosante de los mismos. 3. A los pagos anticipados de letras de cambio y pagarés a la orden y a los efectuados de una manera diferente a la estipulada, es aplicable el artículo 76 y no el 78. 4. El artículo 78 también se hace extensivo a los cheques, lo que deriva no sólo de ese precepto sino, además, de lo prevenido en el inciso tercero del artículo 11 de la Ley sobre Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques, en tanto hace regir para el cheque las reglas generales de la letra de cambio,

4. El artículo 78 también se hace extensivo a los cheques, lo que deriva no sólo de ese precepto sino, además, de lo prevenido en el inciso tercero del artículo 11 de la Ley sobre Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques, en tanto hace regir para el cheque las reglas generales de la letra de cambio, 3. A los pagos anticipados de letras de cambio y pagarés a la orden y a los efectuados de una manera diferente a la estipulada, es aplicable el artículo 76 y no el 78. 2. El artículo 78 del Libro IV del Co. de Comercio sólo sería aplicable cuando el fallido paga a otro título que no sea el de librador de una letra de cambio o girador de un pagaré a la orden; avalista o endosante de los mismos. 1. Si el pago efectuado por el fallido lo recibe el girador que, a su vez, es portador de la letra o beneficiario del pagaré, procede la impugnación del pago en forma de una nulidad facultativa. Siguiendo los lineamientos básicos de Álvaro Puelma Accorsi, a partir de la interpretación del precepto, estimamos posible derivar las siguientes consecuencias: En este caso es improcedente pretender la devolución de lo pagado al portador o beneficiario de la letra de cambio o pagaré, sino que la acción destinada a lograr la devolución de la cantidad pagada ha de ser dirigida contra la persona por cuya cuenta hubiere sido verificado el pago, lo que, en otras palabras, implica el librador de la letra o suscriptor del pagaré. La ley continúa privilegiando, en función de los principios que inspiran los títulos de crédito, la circulación de estos documentos, de manera que trata de amparar el pago hasta donde sea posible sin perjudicar ostensiblemente el interés de los demás acreedores. Ahora bien, la situación prevista por el legislador queda reducida a lo siguiente: Si una persona es declarada en quiebra, pero antes de serlo pagó una letra de cambio o pagaré dentro del período sospechoso ordinario, el beneficiario no quedará obligado a restitución a menos que el fallido no haya sido el librador. DERECHO CONCURSAL CHILENO

783

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

“Los contratos hipotecarios válidamente celebrados podrán ser inscritos hasta el día de la declaración de quiebra. “Con todo, las inscripciones hechas después de los diez días anteriores a la cesación de pagos son inoponibles a la masa si hubieren transcurrido más de quince días entre la fecha del instrumento constitutivo de la hipoteca y la fecha de la inscripción. “Este plazo se aumentará a razón de un día por cada cien kilómetros de distancia entre el lugar en que se hubiere constituido la hipoteca y el lugar donde deba hacerse la inscripción”.

784

5. Acciones de inoponibilidad del art. 79.

excluyendo sólo al cheque girado a la orden del mismo librador, por cuanto este último queda afecto a las normas del mandato.

El sentido de lo anterior es que la fecha de cesación de pago determina la existencia o inicio del período sospechoso, con la única excepción de que esa cesación haya sido anterior a los dos años que preceden a la declaratoria de quiebra.

5. Sólo rige para los pagos efectuados por el fallido dentro del período sospechoso ordinario.

Esto último resulta posible derivarlo de lo expuesto en el inciso segundo del artículo 78 del Libro IV del Co. de Comercio, en cuanto establece la exigencia de probar que la persona a quien se exija la devolución tenía conocimiento de la cesación de pagos a la fecha en que fue girada la letra o transferido el pagaré, ya que nadie puede conocer algo que no existe.

6. Es preciso acreditar el fraude pauliano, traducido en que la persona compelida de devolución haya tenido conocimiento de la cesación de pago a la fecha de giro de la letra (cheque) o transferencia (endoso) del pagaré.

7. Que el giro de la letra de cambio o pagaré y, en su caso, el endoso del pagaré, en general, haya sido efectuado en el período sospechoso ordinario.

De este modo y, a diferencia de los demás casos de fraude pauliano, la mala fe no es exigida al momento de celebración o ejecución del acto o contrato revocable que, en este escenario, es el pago.

De este modo y, a diferencia de los demás casos de fraude pauliano, la mala fe no es exigida al momento de celebración o ejecución del acto o contrato revocable que, en este escenario, es el pago.

7. Que el giro de la letra de cambio o pagaré y, en su caso, el endoso del pagaré, en general, haya sido efectuado en el período sospechoso ordinario.

6. Es preciso acreditar el fraude pauliano, traducido en que la persona compelida de devolución haya tenido conocimiento de la cesación de pago a la fecha de giro de la letra (cheque) o transferencia (endoso) del pagaré.

Esto último resulta posible derivarlo de lo expuesto en el inciso segundo del artículo 78 del Libro IV del Co. de Comercio, en cuanto establece la exigencia de probar que la persona a quien se exija la devolución tenía conocimiento de la cesación de pagos a la fecha en que fue girada la letra o transferido el pagaré, ya que nadie puede conocer algo que no existe.

5. Sólo rige para los pagos efectuados por el fallido dentro del período sospechoso ordinario.

El sentido de lo anterior es que la fecha de cesación de pago determina la existencia o inicio del período sospechoso, con la única excepción de que esa cesación haya sido anterior a los dos años que preceden a la declaratoria de quiebra.

excluyendo sólo al cheque girado a la orden del mismo librador, por cuanto este último queda afecto a las normas del mandato.

5. Acciones de inoponibilidad del art. 79.

GONZALO BAEZA OVALLE

“Los contratos hipotecarios válidamente celebrados podrán ser inscritos hasta el día de la declaración de quiebra. “Con todo, las inscripciones hechas después de los diez días anteriores a la cesación de pagos son inoponibles a la masa si hubieren transcurrido más de quince días entre la fecha del instrumento constitutivo de la hipoteca y la fecha de la inscripción. “Este plazo se aumentará a razón de un día por cada cien kilómetros de distancia entre el lugar en que se hubiere constituido la hipoteca y el lugar donde deba hacerse la inscripción”.

784

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

785

La regla general consiste en que los contratos hipotecarios válidamente celebrados pueden ser inscritos hasta el día en que sea declarada la quiebra. Sin embargo, el inciso segundo establece que procede anular las inscripciones que cumplan los siguientes requisitos: 1º Que la inscripción se practique en el período sospechoso especial que señala, y 2º Que hayan transcurrido más de 15 días entre la fecha del instrumento constitutivo de la hipoteca y la fecha de la inscripción. Conforme el inciso tercero este plazo puede ser aumentado. Resulta innecesario acreditar el conocimiento de la cesación de pagos como tampoco que haya existido un perjuicio para los acreedores, por no exigirlo el precepto en cuestión. Con esta figura el legislador aspira a sancionar una posible colusión fraudulenta entre el deudor y acreedor hipotecario, consistente en una postergación voluntaria en el trámite de inscripción de una hipoteca con el propósito de que el deudor aparezca con una mejor imagen crediticia respecto de terceros. 4. EJERCICIO DE LAS ACCIONES DE INOPONIBILIDAD CONCURSAL

Estas acciones pueden ser impetradas sin perjuicio de incoar las acciones comunes de nulidad aplicables al acto o contrato impugnado, además de las nulidades de derecho público que no son materia de este ramo, pero que pueden concurrir bajo determinadas circunstancias y la existencia de las acciones que competen a nuestra disciplina dependen de la declaratoria de quiebra. Su propósito, como analizábamos al inicio, pasa por hacer coincidir la masa de derecho con la de hecho, a través de la reintegración de bienes al patrimonio del fallido a través de la declaración de inoponibilidad de los actos y contratos.

Su propósito, como analizábamos al inicio, pasa por hacer coincidir la masa de derecho con la de hecho, a través de la reintegración de bienes al patrimonio del fallido a través de la declaración de inoponibilidad de los actos y contratos. Estas acciones pueden ser impetradas sin perjuicio de incoar las acciones comunes de nulidad aplicables al acto o contrato impugnado, además de las nulidades de derecho público que no son materia de este ramo, pero que pueden concurrir bajo determinadas circunstancias y la existencia de las acciones que competen a nuestra disciplina dependen de la declaratoria de quiebra. DE INOPONIBILIDAD CONCURSAL

4. EJERCICIO DE LAS ACCIONES Con esta figura el legislador aspira a sancionar una posible colusión fraudulenta entre el deudor y acreedor hipotecario, consistente en una postergación voluntaria en el trámite de inscripción de una hipoteca con el propósito de que el deudor aparezca con una mejor imagen crediticia respecto de terceros. Resulta innecesario acreditar el conocimiento de la cesación de pagos como tampoco que haya existido un perjuicio para los acreedores, por no exigirlo el precepto en cuestión. 2º Que hayan transcurrido más de 15 días entre la fecha del instrumento constitutivo de la hipoteca y la fecha de la inscripción. Conforme el inciso tercero este plazo puede ser aumentado. 1º Que la inscripción se practique en el período sospechoso especial que señala, y Sin embargo, el inciso segundo establece que procede anular las inscripciones que cumplan los siguientes requisitos: La regla general consiste en que los contratos hipotecarios válidamente celebrados pueden ser inscritos hasta el día en que sea declarada la quiebra. DERECHO CONCURSAL CHILENO

785

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Esto puede ser explicado en razón a que los requisitos legales para la aplicación de dichas acciones fueron establecidos en función de la conducta de los terceros contratantes.

786

En las acciones de inoponibilidad concursal el sujeto pasivo, preferentemente, es el tercero que contrató con el deudor, salvo el caso excepcional de la aplicación de la acción pauliana civil de conformidad con el artículo 75.

Sujeto activo: El derecho a interponerlas remite a la totalidad de acreedores en conjunto.

Sujeto pasivo: En derecho civil, el sujeto pasivo de la acción pauliana, normalmente remite al deudor y excepcionalmente también a la persona del o de los terceros intervinientes en el acto o contrato impugnado por esta vía.

Esas acciones no han sido establecidas en favor de algún acreedor determinado, sino para beneficio de la denominada masa de acreedores.

Si ese acreedor no obtiene o pierde en su emprendimiento procesal, carece de todo derecho y habrá de soportar los resultados del proceso en forma singular, al tenor de lo dispuesto en el artículo 81 inc. 3 del Libro IV del Co. de Comercio.

Lo anterior no obsta a que un acreedor pueda ejercerlas pero, precisamente, obrando en beneficio de la masa.

Como no corresponde a ningún acreedor, en especial, asumir la carga indicada, si alguno de ellos adopta la decisión de tomar esa responsabilidad y, en definitiva, logra un resultado beneficioso ganando el juicio, es reconocido a éste el derecho a que sean pagadas las costas en que incurrió, con cargo a la masa, con la preferencia del artículo 2472 número 1º, del Co. Civil. En otras palabras, ser reembolsado en los gastos incurridos que fueron de provecho de todos los acreedores, sin necesidad de verificación.

El síndico representa a la masa, luego el sujeto activo normal de estas acciones es el síndico, conforme a lo prevenido en los arts. 81 y 27 Nº 1 del Libro IV del Co. de Comercio.

El síndico representa a la masa, luego el sujeto activo normal de estas acciones es el síndico, conforme a lo prevenido en los arts. 81 y 27 Nº 1 del Libro IV del Co. de Comercio.

Como no corresponde a ningún acreedor, en especial, asumir la carga indicada, si alguno de ellos adopta la decisión de tomar esa responsabilidad y, en definitiva, logra un resultado beneficioso ganando el juicio, es reconocido a éste el derecho a que sean pagadas las costas en que incurrió, con cargo a la masa, con la preferencia del artículo 2472 número 1º, del Co. Civil. En otras palabras, ser reembolsado en los gastos incurridos que fueron de provecho de todos los acreedores, sin necesidad de verificación.

Lo anterior no obsta a que un acreedor pueda ejercerlas pero, precisamente, obrando en beneficio de la masa.

Si ese acreedor no obtiene o pierde en su emprendimiento procesal, carece de todo derecho y habrá de soportar los resultados del proceso en forma singular, al tenor de lo dispuesto en el artículo 81 inc. 3 del Libro IV del Co. de Comercio.

Esas acciones no han sido establecidas en favor de algún acreedor determinado, sino para beneficio de la denominada masa de acreedores.

Sujeto pasivo: En derecho civil, el sujeto pasivo de la acción pauliana, normalmente remite al deudor y excepcionalmente también a la persona del o de los terceros intervinientes en el acto o contrato impugnado por esta vía.

Sujeto activo: El derecho a interponerlas remite a la totalidad de acreedores en conjunto.

En las acciones de inoponibilidad concursal el sujeto pasivo, preferentemente, es el tercero que contrató con el deudor, salvo el caso excepcional de la aplicación de la acción pauliana civil de conformidad con el artículo 75.

GONZALO BAEZA OVALLE

Esto puede ser explicado en razón a que los requisitos legales para la aplicación de dichas acciones fueron establecidos en función de la conducta de los terceros contratantes.

786

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

787

262

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 144.

“Las acciones a que se refieren los dos párrafos precedentes se tramitarán con arreglo al procedimiento sumario, y podrán ser ejercitadas por el síndico, previo acuerdo de la junta de acreedores, o individualmente por cualquiera de los acreedores, en ambos casos, en interés de la masa. “En la adopción del acuerdo de ejercitar algunas de las acciones referidas, no tendrá derecho a voto el acreedor en la quiebra en contra de quien se

Sin embargo, estimamos que existen intereses comprometidos del fallido y demás acreedores, de modo que procede notificar al síndico para emplazarlos, pero si la acción es ejercida por este último, no podemos entender que también represente al deudor, siendo uno de los casos en que, tramitándose en forma separada del procedimiento de quiebra, el deudor debe ser demandado y está facultado para defenderse personalmente.

El actual artículo 81 del Libro IV del Código de Co. dispone:

Tribunal competente: La opinión mayoritaria fluye en la corriente que estas acciones corresponde conocerlas al tribunal ante el cual sea ventilada la quiebra, porque son acciones que emanan del concurso y en razón de éste, además, que están dirigidas contra el deudor. Conforme a ello estamos frente a una cuestión accesoria al procedimiento de quiebra, de modo que corresponde, por esa vía y, particularmente, en atención a las normas sobre radicación concluir que, precisamente, es el tribunal de la quiebra el competente. Álvaro Puelma Accorsi262 opina diferente, aduciendo que no existiría una norma expresa y, por ende, han de ser aplicadas las regulaciones generales previstas en los artículos 134 y siguientes del Código Orgánico de Tribunales. Procedimiento: Como la cosa pedida en la acción radica en declarar inoponible o dejar sin efecto, según el caso, un acto o contrato, ello era materia de un juicio ordinario pero, considerando la necesaria celeridad que resulta preciso introducir en estos trámites, el legislador modificó la norma pasando a ser el procedimiento sumario. El actual artículo 81 del Libro IV del Código de Co. dispone: “Las acciones a que se refieren los dos párrafos precedentes se tramitarán con arreglo al procedimiento sumario, y podrán ser ejercitadas por el síndico, previo acuerdo de la junta de acreedores, o individualmente por cualquiera de los acreedores, en ambos casos, en interés de la masa. “En la adopción del acuerdo de ejercitar algunas de las acciones referidas, no tendrá derecho a voto el acreedor en la quiebra en contra de quien se

262

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 144.

Procedimiento: Como la cosa pedida en la acción radica en declarar inoponible o dejar sin efecto, según el caso, un acto o contrato, ello era materia de un juicio ordinario pero, considerando la necesaria celeridad que resulta preciso introducir en estos trámites, el legislador modificó la norma pasando a ser el procedimiento sumario. Álvaro Puelma Accorsi262 opina diferente, aduciendo que no existiría una norma expresa y, por ende, han de ser aplicadas las regulaciones generales previstas en los artículos 134 y siguientes del Código Orgánico de Tribunales. Conforme a ello estamos frente a una cuestión accesoria al procedimiento de quiebra, de modo que corresponde, por esa vía y, particularmente, en atención a las normas sobre radicación concluir que, precisamente, es el tribunal de la quiebra el competente. Tribunal competente: La opinión mayoritaria fluye en la corriente que estas acciones corresponde conocerlas al tribunal ante el cual sea ventilada la quiebra, porque son acciones que emanan del concurso y en razón de éste, además, que están dirigidas contra el deudor. Sin embargo, estimamos que existen intereses comprometidos del fallido y demás acreedores, de modo que procede notificar al síndico para emplazarlos, pero si la acción es ejercida por este último, no podemos entender que también represente al deudor, siendo uno de los casos en que, tramitándose en forma separada del procedimiento de quiebra, el deudor debe ser demandado y está facultado para defenderse personalmente. DERECHO CONCURSAL CHILENO

787

RETIRO

Prescripción: La prescripción aplicable a estas acciones, como hemos anticipado en diversas oportunidades, es de dos años contado desde la fecha del acto o contrato impugnado, tal como lo establece el artículo 80 del Libro IV del Co. de Comercio, plazo que se suspende por otros dos años a partir de la declaración de quiebra a favor de los acreedores.

El problema no termina con el hecho de dilucidar uno de los aspectos más sencillos respecto de las consecuencias de una acción de esta naturaleza, que pasa por declarar que el acto o contrato impugnado no sería oponible a la masa y, por ende, que el tercero queda obligado a reintegrar a ella todos los bienes que hayan salido de la misma como consecuencia de ese acto o contrato.

ejercitarán las acciones, sea por sí o por cualquier otra persona natural o jurídica que esté vinculada en forma directa o indirecta. Tampoco se considerarán sus créditos para los efectos de determinar el quórum a que se refiere el artículo 102”. “Los acreedores que individualmente entablen dichas acciones en beneficio de la masa, tendrán derecho, si obtuvieren en el juicio, para que se les indemnice con los ingresos de la quiebra de todo gasto y para que se les abone el honorario correspondiente a sus servicios, todos los cuales gozarán de la preferencia del Nº 1 del artículo 2472 del Código Civil”. “En caso de pérdida, soportarán ellos solos los gastos y no tendrán derecho a remuneración”.

La cuestión más relevante consiste en que de la celebración de ese acto o contrato también pueden haber derivado perjuicios para la masa que han de ser reclamados y correspondiendo que también sean materia de la acción, como ocurre, por ejemplo, con los gastos, los deterioros de los bienes y los frutos, tanto naturales como civiles.

GONZALO BAEZA OVALLE

En nuestro concepto, todo esos aspectos han de quedar cubiertos por la reintegración que más bien alude a la reparación patrimonial y, por ende, habrá de comprender todas las compensaciones necesarias para dejar la masa de bienes de la quiebra en las mismas condiciones que aquellas en que hubiere estado de no haber sido celebrado ese acto o contrato.

788

5. EFECTO DE LAS ACCIONES DE INOPONIBILIDAD CONCURSAL 5. EFECTO DE LAS ACCIONES DE INOPONIBILIDAD CONCURSAL

788

GONZALO BAEZA OVALLE

En nuestro concepto, todo esos aspectos han de quedar cubiertos por la reintegración que más bien alude a la reparación patrimonial y, por ende, habrá de comprender todas las compensaciones necesarias para dejar la masa de bienes de la quiebra en las mismas condiciones que aquellas en que hubiere estado de no haber sido celebrado ese acto o contrato.

ejercitarán las acciones, sea por sí o por cualquier otra persona natural o jurídica que esté vinculada en forma directa o indirecta. Tampoco se considerarán sus créditos para los efectos de determinar el quórum a que se refiere el artículo 102”. “Los acreedores que individualmente entablen dichas acciones en beneficio de la masa, tendrán derecho, si obtuvieren en el juicio, para que se les indemnice con los ingresos de la quiebra de todo gasto y para que se les abone el honorario correspondiente a sus servicios, todos los cuales gozarán de la preferencia del Nº 1 del artículo 2472 del Código Civil”. “En caso de pérdida, soportarán ellos solos los gastos y no tendrán derecho a remuneración”.

La cuestión más relevante consiste en que de la celebración de ese acto o contrato también pueden haber derivado perjuicios para la masa que han de ser reclamados y correspondiendo que también sean materia de la acción, como ocurre, por ejemplo, con los gastos, los deterioros de los bienes y los frutos, tanto naturales como civiles.

Prescripción: La prescripción aplicable a estas acciones, como hemos anticipado en diversas oportunidades, es de dos años contado desde la fecha del acto o contrato impugnado, tal como lo establece el artículo 80 del Libro IV del Co. de Comercio, plazo que se suspende por otros dos años a partir de la declaración de quiebra a favor de los acreedores.

El problema no termina con el hecho de dilucidar uno de los aspectos más sencillos respecto de las consecuencias de una acción de esta naturaleza, que pasa por declarar que el acto o contrato impugnado no sería oponible a la masa y, por ende, que el tercero queda obligado a reintegrar a ella todos los bienes que hayan salido de la misma como consecuencia de ese acto o contrato.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

789

Tal precisión asimila las acciones de inoponibilidad a los efectos que traen aparejadas las nulidades, consecuencias que son insoslayables para alcanzar el propósito reparativo indicado. Por otro lado, habrá de ser solucionada, igualmente, la eventual situación de injusticia que puede surgir para el tercero en razón al éxito de la acción indicada, toda vez que éste puede haber entregado algo al fallido en razón del acto o contrato declarado inoponible para la masa. También estimamos posible que veamos afectados por esta acción a personas que no hayan sido los contratantes con el fallido, sino que lo hayan hecho con el tercero, dando lugar a otros actos o contratos a partir del impugnado, pero para ello esos “sub adquirentes”, como los denomina Álvaro Puelma Accorsi, en razón a lo dispuesto en el artículo 3º del Co. Civil, habrán de ser emplazados en el juicio, ya que en caso contrario están en condiciones de alegar que la sentencia no les empece, con arreglo a lo prevenido en el artículo 234 del Co. de Procedimiento Civil. 6. DERECHO DE LOS TERCEROS CONTRA LA MASA En síntesis, el problema a resolver pasa por establecer si el tercero que resultó vencido por una acción de inoponibilidad tiene derecho a obtener la restitución de lo dado o pagado al fallido en razón del acto o contrato en cuestión o, en otros términos, si la masa está obligada a efectuar esa devolución. Existen dos posiciones: 1º Raymundo Fernández sostiene que la inoponibilidad encuentra su origen y sentido sólo en el acto de enajenación del deudor y no del sustentatorio o título traslaticio respectivo, por la cual el tercero que dio o pagó en virtud del contrato revocado tendría derecho al reintegro previo e íntegro de su prestación, lo que importaría una preferencia especial respecto de los demás acreedores pero, igualmente, la consecuencia necesaria de la inoponibilidad. 2º La opinión mayoritaria consiste en que sólo procede reconocer al tercero la posibilidad de hacer valer su crédito a través de la verificación

2º La opinión mayoritaria consiste en que sólo procede reconocer al tercero la posibilidad de hacer valer su crédito a través de la verificación 1º Raymundo Fernández sostiene que la inoponibilidad encuentra su origen y sentido sólo en el acto de enajenación del deudor y no del sustentatorio o título traslaticio respectivo, por la cual el tercero que dio o pagó en virtud del contrato revocado tendría derecho al reintegro previo e íntegro de su prestación, lo que importaría una preferencia especial respecto de los demás acreedores pero, igualmente, la consecuencia necesaria de la inoponibilidad. Existen dos posiciones: En síntesis, el problema a resolver pasa por establecer si el tercero que resultó vencido por una acción de inoponibilidad tiene derecho a obtener la restitución de lo dado o pagado al fallido en razón del acto o contrato en cuestión o, en otros términos, si la masa está obligada a efectuar esa devolución. 6. DERECHO DE LOS TERCEROS CONTRA LA MASA También estimamos posible que veamos afectados por esta acción a personas que no hayan sido los contratantes con el fallido, sino que lo hayan hecho con el tercero, dando lugar a otros actos o contratos a partir del impugnado, pero para ello esos “sub adquirentes”, como los denomina Álvaro Puelma Accorsi, en razón a lo dispuesto en el artículo 3º del Co. Civil, habrán de ser emplazados en el juicio, ya que en caso contrario están en condiciones de alegar que la sentencia no les empece, con arreglo a lo prevenido en el artículo 234 del Co. de Procedimiento Civil. Por otro lado, habrá de ser solucionada, igualmente, la eventual situación de injusticia que puede surgir para el tercero en razón al éxito de la acción indicada, toda vez que éste puede haber entregado algo al fallido en razón del acto o contrato declarado inoponible para la masa. Tal precisión asimila las acciones de inoponibilidad a los efectos que traen aparejadas las nulidades, consecuencias que son insoslayables para alcanzar el propósito reparativo indicado. DERECHO CONCURSAL CHILENO

789

RETIRO

Las trataremos en forma separada de las anteriores, dado que son acciones comunes pero que en el Libro IV del Co. de Comercio ameritan un trato

de éste en la quiebra y será pagado en la medida que lo permitan los bienes afectos a concurso que resten hasta ese entonces.

7. OTRAS ACCIONES QUE PUEDEN SER INTERPUESTAS EN LA QUIEBRA

Terceros sub adquirentes

La acción reivindicatoria sólo la puede ejercer el síndico por la masa, pues los acreedores sólo están habilitados para ejercer las revocatorias concursales.

Igualmente en esta situación nos encontramos con que hay corrientes de opinión divergentes:

En consecuencia, podría el síndico ejercer las acciones de dominio que correspondan en contra de ese tercero sub adquirente.

1º Arturo Alessandri Rodríguez estima que corresponderá aplicar la misma solución que la adoptada en materia de nulidades, que distingue si el tercero sub adquirente adquirió esa calidad a título gratuito u oneroso.

En ese sentido, explican que nadie puede transferir más derechos que los que tiene y si el acto o contrato entre el fallido y el tercero fue revocado este tercero sería un poseedor sin título para los efectos concursales.

Si contrató a título gratuito debe ser revocado el segundo acto; si contrató a título oneroso sólo puede ser afecto a revocación si actuó de mala fe.

2º Juan Esteban Puga Vial sostiene que esa tesis carece de fundamento legal y que la solución es propia de la inoponibilidad, siguiendo los lineamientos introducidos por Luis Claro Solar263 y Manuel Vargas Vargas.

2º Juan Esteban Puga Vial sostiene que esa tesis carece de fundamento legal y que la solución es propia de la inoponibilidad, siguiendo los lineamientos introducidos por Luis Claro Solar263 y Manuel Vargas Vargas.

Si contrató a título gratuito debe ser revocado el segundo acto; si contrató a título oneroso sólo puede ser afecto a revocación si actuó de mala fe.

En ese sentido, explican que nadie puede transferir más derechos que los que tiene y si el acto o contrato entre el fallido y el tercero fue revocado este tercero sería un poseedor sin título para los efectos concursales.

1º Arturo Alessandri Rodríguez estima que corresponderá aplicar la misma solución que la adoptada en materia de nulidades, que distingue si el tercero sub adquirente adquirió esa calidad a título gratuito u oneroso.

En consecuencia, podría el síndico ejercer las acciones de dominio que correspondan en contra de ese tercero sub adquirente.

Igualmente en esta situación nos encontramos con que hay corrientes de opinión divergentes:

La acción reivindicatoria sólo la puede ejercer el síndico por la masa, pues los acreedores sólo están habilitados para ejercer las revocatorias concursales.

Terceros sub adquirentes

7. OTRAS ACCIONES QUE PUEDEN SER INTERPUESTAS EN LA QUIEBRA

de éste en la quiebra y será pagado en la medida que lo permitan los bienes afectos a concurso que resten hasta ese entonces.

Las trataremos en forma separada de las anteriores, dado que son acciones comunes pero que en el Libro IV del Co. de Comercio ameritan un trato

GONZALO BAEZA OVALLE

263 CLARO SOLAR, Luis. Explicaciones de Derecho Civil chileno y comparado, Tomo XI, números 1145 y sgtes., pp. 626 y sgtes., Editorial Jurídica de Chile, 1979.

790

263

790

GONZALO BAEZA OVALLE

CLARO SOLAR, Luis. Explicaciones de Derecho Civil chileno y comparado, Tomo XI, números 1145 y sgtes., pp. 626 y sgtes., Editorial Jurídica de Chile, 1979.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

791

especial, como corresponde desprender de lo dispuesto en los artículos 82 y siguientes, que las trata especialmente.

El principio de la incorporación aplicable a los títulos de crédito, como tuvimos ocasión de estudiar, determina que éstos queden regidos por las 1º Que recaiga sobre un título de crédito o efecto de comercio. Los requisitos para interponer la acción reivindicatoria respecto de los títulos de crédito en el escenario descrito quedan reducidos a los siguientes:

7.1. Acción reivindicatoria

Corresponde enfatizar que la acción es dirigida contra el fallido, desde que son títulos de crédito o efectos de comercio que detenta por un título no traslaticio, sea personalmente o a través de otro.

Regla general: Puede ser intentada de acuerdo a las normas comunes del derecho, conforme lo prevé el artículo 85 del Libro IV del Co. de Comercio: “Fuera de los casos mencionados en los artículos precedentes, podrán también entablarse las acciones reivindicatorias que procedan, en conformidad a las reglas generales del derecho…”.

Sin embargo, el Libro IV del Co. de Comercio trata en los artículos 82, 83 y 84 ciertas situaciones especiales de reivindicación. Para estos efectos entendemos que corresponde tener presente el principio que el síndico de la quiebra no puede entregar ningún bien que aparente pertenecer a la masa sin orden judicial. 7.1.1. Acción del art. 82. Reivindicación de títulos de crédito “Podrán ser reivindicados los efectos de comercio y cualquier otro documento de crédito no pagado y existente al tiempo de la declaración de quiebra en poder del fallido o de un tercero que los conserve en nombre de aquél, siempre que el propietario los haya entregado o remitido al fallido por un título no traslaticio de dominio”.

“Podrán ser reivindicados los efectos de comercio y cualquier otro documento de crédito no pagado y existente al tiempo de la declaración de quiebra en poder del fallido o de un tercero que los conserve en nombre de aquél, siempre que el propietario los haya entregado o remitido al fallido por un título no traslaticio de dominio”.

7.1.1. Acción del art. 82. Reivindicación de títulos de crédito Para estos efectos entendemos que corresponde tener presente el principio que el síndico de la quiebra no puede entregar ningún bien que aparente pertenecer a la masa sin orden judicial. Sin embargo, el Libro IV del Co. de Comercio trata en los artículos 82, 83 y 84 ciertas situaciones especiales de reivindicación. “Fuera de los casos mencionados en los artículos precedentes, podrán también entablarse las acciones reivindicatorias que procedan, en conformidad a las reglas generales del derecho…”.

Regla general: Puede ser intentada de acuerdo a las normas comunes del derecho, conforme lo prevé el artículo 85 del Libro IV del Co. de Comercio:

Corresponde enfatizar que la acción es dirigida contra el fallido, desde que son títulos de crédito o efectos de comercio que detenta por un título no traslaticio, sea personalmente o a través de otro.

7.1. Acción reivindicatoria

Los requisitos para interponer la acción reivindicatoria respecto de los títulos de crédito en el escenario descrito quedan reducidos a los siguientes: 1º Que recaiga sobre un título de crédito o efecto de comercio. El principio de la incorporación aplicable a los títulos de crédito, como tuvimos ocasión de estudiar, determina que éstos queden regidos por las

especial, como corresponde desprender de lo dispuesto en los artículos 82 y siguientes, que las trata especialmente. DERECHO CONCURSAL CHILENO

791

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Este cuarto requisito parece hacer excepción a la norma de la acción reivindicatoria en el sentido que el fallido no sería poseedor sino mero

regulaciones jurídicas atinentes a los bienes muebles, lo que determina, igualmente, que puedan ser objeto de una acción reivindicatoria.

4º Que hayan sido entregados o remitidos por el propietario al fallido por un título no traslaticio de dominio.

792

2º No deben haber sido pagadas las obligaciones de que dan cuenta.

Lo que atañe a que el título en cuestión todavía permanezca en circulación. Un título pagado está cancelado, lo que en estos términos implica, jurídicamente, extinguido o agotado en sus efectos. 2º No deben haber sido pagadas las obligaciones de que dan cuenta.

A eso apunta esta exigencia.

Como una derivación de lo explicado, el legislador privilegia la obligación del fallido que recibió el pago, en orden a devolver el documento a quien lo pagó. Si lo obligaba a restituir el título al acreedor propietario, posibilitaría un doble cobro.

Desde que la acción sea dirigida contra el fallido, directa o indirectamente (cuando alguien lo detenta en su nombre), el supuesto de hecho elemental radica en que la cosa objeto de la acción reivindicatoria exista en poder del sujeto pasivo del requerimiento.

Adicionalmente, esto concuerda con la norma general, pues es reivindicable una cosa singular o especie, calidad que aparece incompatible con el dinero, por definición.

3º Que existan en poder del fallido o un tercero que los conserve a nombre de él.

Si el título es pagado con posterioridad a la declaración de quiebra, el acreedor propietario debe verificar su crédito.

Algunos estiman que conformaría una excepción al artículo 898 del Co. Civil, en cuanto habilitaría para reivindicar el valor de lo que el demandado haya recibido por la cosa reivindicada.

Algunos estiman que conformaría una excepción al artículo 898 del Co. Civil, en cuanto habilitaría para reivindicar el valor de lo que el demandado haya recibido por la cosa reivindicada.

Si el título es pagado con posterioridad a la declaración de quiebra, el acreedor propietario debe verificar su crédito.

3º Que existan en poder del fallido o un tercero que los conserve a nombre de él.

Adicionalmente, esto concuerda con la norma general, pues es reivindicable una cosa singular o especie, calidad que aparece incompatible con el dinero, por definición.

Desde que la acción sea dirigida contra el fallido, directa o indirectamente (cuando alguien lo detenta en su nombre), el supuesto de hecho elemental radica en que la cosa objeto de la acción reivindicatoria exista en poder del sujeto pasivo del requerimiento.

Como una derivación de lo explicado, el legislador privilegia la obligación del fallido que recibió el pago, en orden a devolver el documento a quien lo pagó. Si lo obligaba a restituir el título al acreedor propietario, posibilitaría un doble cobro.

A eso apunta esta exigencia.

Lo que atañe a que el título en cuestión todavía permanezca en circulación. Un título pagado está cancelado, lo que en estos términos implica, jurídicamente, extinguido o agotado en sus efectos.

4º Que hayan sido entregados o remitidos por el propietario al fallido por un título no traslaticio de dominio.

regulaciones jurídicas atinentes a los bienes muebles, lo que determina, igualmente, que puedan ser objeto de una acción reivindicatoria.

Este cuarto requisito parece hacer excepción a la norma de la acción reivindicatoria en el sentido que el fallido no sería poseedor sino mero

792

GONZALO BAEZA OVALLE

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

793

tenedor de los documentos, pero resulta acertado pues el síndico con la sola tenencia de los documentos puede actuar como poseedor de ellos o entender que el fallido era propietario de los mismos, aun cuando en derecho no detentara esa calidad. Esa eventualidad, propia de los títulos de crédito en donde la tenencia del documento genera una presunción de dominio muy fuerte amparada en los términos del instrumento, pone en entredicho, de hecho, la posesión del legítimo dueño, por lo cual, resultaba imprescindible que el legislador concediera este mecanismo al posible afectado. Si el fallido recibió los títulos de créditos por virtud de un acto jurídico que debamos calificar de mandato, queda obligado a la restitución al mandante, toda vez que ese contrato termina, precisamente, por virtud del advenimiento de una declaración de quiebra, al tenor de lo dispuesto en el artículo 2163 del Código Civil. Lo explicado corresponde que sea entendido en el contexto de lo prevenido en el artículo 84 del Libro IV del Co. de Comercio que respeta el derecho de retención del fallido y, en el caso del mandato, éste cuenta con ese beneficio para la seguridad de sus créditos contra el mandante. Lo expuesto determina, asimismo, que si el fallido recibió el título de crédito por un endoso en comisión de cobranza, perderá la facultad de llevar adelante a plenitud el cobro, pero eso habrá de ser armonizado con su correspondiente obligación legal de adoptar todas las medidas necesarias para evitar el deterioro del título, especialmente, en lo que atañe a la prescripción de las acciones. Bajo estas circunstancias, el fundamento para respaldar la conducta del fallido, al iniciar un procedimiento con un mandato concluido, en lo general, lo habremos de encontramos en las normas particulares de la Ley Nº 18.092. Así lo podemos observar en la frase final del inciso primero del artículo 30 de la Ley Nº 18.092, aludiendo al endosatario en comisión de cobranza “Mientras el endosatario mantenga la letra en su poder, debe practicar todas las diligencias necesarias para conservar los derechos emanados de ella”.

Así lo podemos observar en la frase final del inciso primero del artículo 30 de la Ley Nº 18.092, aludiendo al endosatario en comisión de cobranza “Mientras el endosatario mantenga la letra en su poder, debe practicar todas las diligencias necesarias para conservar los derechos emanados de ella”. Bajo estas circunstancias, el fundamento para respaldar la conducta del fallido, al iniciar un procedimiento con un mandato concluido, en lo general, lo habremos de encontramos en las normas particulares de la Ley Nº 18.092. Lo expuesto determina, asimismo, que si el fallido recibió el título de crédito por un endoso en comisión de cobranza, perderá la facultad de llevar adelante a plenitud el cobro, pero eso habrá de ser armonizado con su correspondiente obligación legal de adoptar todas las medidas necesarias para evitar el deterioro del título, especialmente, en lo que atañe a la prescripción de las acciones. Lo explicado corresponde que sea entendido en el contexto de lo prevenido en el artículo 84 del Libro IV del Co. de Comercio que respeta el derecho de retención del fallido y, en el caso del mandato, éste cuenta con ese beneficio para la seguridad de sus créditos contra el mandante. Si el fallido recibió los títulos de créditos por virtud de un acto jurídico que debamos calificar de mandato, queda obligado a la restitución al mandante, toda vez que ese contrato termina, precisamente, por virtud del advenimiento de una declaración de quiebra, al tenor de lo dispuesto en el artículo 2163 del Código Civil. Esa eventualidad, propia de los títulos de crédito en donde la tenencia del documento genera una presunción de dominio muy fuerte amparada en los términos del instrumento, pone en entredicho, de hecho, la posesión del legítimo dueño, por lo cual, resultaba imprescindible que el legislador concediera este mecanismo al posible afectado. tenedor de los documentos, pero resulta acertado pues el síndico con la sola tenencia de los documentos puede actuar como poseedor de ellos o entender que el fallido era propietario de los mismos, aun cuando en derecho no detentara esa calidad. DERECHO CONCURSAL CHILENO

793

RETIRO

“Podrán también ser reivindicadas, en todo o parte, mientras puedan ser identificadas, las mercaderías consignadas al fallido a título de depósito, comisión de venta o a cualquier otro que no transfiera el dominio. Vendidas las mercaderías, el propietario de ellas podrá reivindicar el precio o la parte del precio que, al tiempo de la declaración de quiebra, no hubiere sido pagado o compensado entre el fallido y el comprador. No se entiende pagado el precio por la simple dación de documentos de crédito, firmados o transferidos por el comprador a favor del fallido; y si existieren tales documentos en poder de éste, el propietario podrá reivindicarlos, siempre que acredite su origen e identidad”.

7.1.2. Acción del artículo 83. Reivindicación de mercaderías

Este artículo 83 del Libro IV del Código de Comercio dispone que:

Este artículo 83 del Libro IV del Código de Comercio dispone que:

7.1.2. Acción del artículo 83. Reivindicación de mercaderías

2º Que el fallido haya recibido esas mercaderías por un título que no sea traslaticio de dominio.

GONZALO BAEZA OVALLE

1º El objeto de la reivindicación ha de consistir en mercaderías.

Esa obligación no la podría cumplir si diéramos una sanción de muerte súbita al mandato al extremo de perjudicar los intereses del mandante que es, precisamente, lo que el legislador ha pretendido proteger al establecer que la declaración de quiebra del mandatario conlleva la terminación del mandato.

De conformidad con lo prevenido en este precepto, los requisitos de procedencia de la acción quedan reducidos a los siguientes:

De allí que estimamos, por expresarlo de alguna forma, que existe una conclusión o extinción general del mandato pero, por virtud de una norma especial que, para estos efectos tiene la Ley Nº 18.092, procede interpretar que subsisten todas las facultades necesarias para que el mandatario pueda cumplir su obligación de conservar las cosas afectas o recibidas en razón del encargo, lo que consideramos aplicable no sólo a los títulos de crédito en función de la disposición citada, sino que a toda suerte de mandato, dado que la obligación de conservación y custodia referida es de general aplicación a ese contrato.

“Podrán también ser reivindicadas, en todo o parte, mientras puedan ser identificadas, las mercaderías consignadas al fallido a título de depósito, comisión de venta o a cualquier otro que no transfiera el dominio. Vendidas las mercaderías, el propietario de ellas podrá reivindicar el precio o la parte del precio que, al tiempo de la declaración de quiebra, no hubiere sido pagado o compensado entre el fallido y el comprador. No se entiende pagado el precio por la simple dación de documentos de crédito, firmados o transferidos por el comprador a favor del fallido; y si existieren tales documentos en poder de éste, el propietario podrá reivindicarlos, siempre que acredite su origen e identidad”.

794

De allí que estimamos, por expresarlo de alguna forma, que existe una conclusión o extinción general del mandato pero, por virtud de una norma especial que, para estos efectos tiene la Ley Nº 18.092, procede interpretar que subsisten todas las facultades necesarias para que el mandatario pueda cumplir su obligación de conservar las cosas afectas o recibidas en razón del encargo, lo que consideramos aplicable no sólo a los títulos de crédito en función de la disposición citada, sino que a toda suerte de mandato, dado que la obligación de conservación y custodia referida es de general aplicación a ese contrato.

De conformidad con lo prevenido en este precepto, los requisitos de procedencia de la acción quedan reducidos a los siguientes:

Esa obligación no la podría cumplir si diéramos una sanción de muerte súbita al mandato al extremo de perjudicar los intereses del mandante que es, precisamente, lo que el legislador ha pretendido proteger al establecer que la declaración de quiebra del mandatario conlleva la terminación del mandato.

1º El objeto de la reivindicación ha de consistir en mercaderías.

GONZALO BAEZA OVALLE

2º Que el fallido haya recibido esas mercaderías por un título que no sea traslaticio de dominio.

794

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

795

Esta regulación surge como una situación de excepción a la norma de la acción reivindicatoria, toda vez que el fallido detentaría la calidad jurídica de mero tenedor, no de poseedor.

A primera vista entenderíamos que una regulación de esta naturaleza resultaba innecesaria, en tanto la acción reivindicatoria prosperará sólo en la “Lo dispuesto en los dos artículos precedentes no obsta al derecho legal de retención o al de prenda que corresponda al fallido”.

El artículo 84 del Libro IV del Co. de Comercio, prescribe que: 7.1.3. Norma común a los artículos 82 y 83. Derecho de retención

Bien conviene recordar que por la actio reivindicatio es perseguido el restablecimiento de la posesión y no de la simple tenencia de una cosa determinada.

El inciso tercero del artículo 83 del Libro IV del Código de Comercio, por su lado, armoniza con lo prevenido en el artículo 12 de la Ley Nº 18.092, sobre Letras de Cambio y Pagarés, en cuanto establece que el giro o libramiento de una letra de cambio no produce la novación de las obligaciones emanadas del negocio causal.

No obstante, la situación comentada, que representa una singularidad en el sistema jurídico, ha sido fundada aduciendo que el síndico incorporó la cosa a los bienes de la quiebra, al llevar a cabo la incautación, asumiendo que el fallido detentaba la calidad de poseedor, en función de la apariencia. En este contexto de formalidad externa equívoca las aprehendió material y jurídicamente, en la razonable creencia que el fallido era su propietario. 3º Que las mercaderías puedan ser identificadas. La regulación contenida en el inciso segundo del artículo 83 del Libro IV del Co. de Comercio representa una aplicación práctica de las disposiciones contenidas en el artículo 898 del Código Civil, tomando en consideración que por la naturaleza de la acción reivindicatoria, ella reclama la restitución material y jurídica de una especie.

La regulación contenida en el inciso segundo del artículo 83 del Libro IV del Co. de Comercio representa una aplicación práctica de las disposiciones contenidas en el artículo 898 del Código Civil, tomando en consideración que por la naturaleza de la acción reivindicatoria, ella reclama la restitución material y jurídica de una especie. 3º Que las mercaderías puedan ser identificadas. En este contexto de formalidad externa equívoca las aprehendió material y jurídicamente, en la razonable creencia que el fallido era su propietario. No obstante, la situación comentada, que representa una singularidad en el sistema jurídico, ha sido fundada aduciendo que el síndico incorporó la cosa a los bienes de la quiebra, al llevar a cabo la incautación, asumiendo que el fallido detentaba la calidad de poseedor, en función de la apariencia.

El inciso tercero del artículo 83 del Libro IV del Código de Comercio, por su lado, armoniza con lo prevenido en el artículo 12 de la Ley Nº 18.092, sobre Letras de Cambio y Pagarés, en cuanto establece que el giro o libramiento de una letra de cambio no produce la novación de las obligaciones emanadas del negocio causal.

Bien conviene recordar que por la actio reivindicatio es perseguido el restablecimiento de la posesión y no de la simple tenencia de una cosa determinada.

7.1.3. Norma común a los artículos 82 y 83. Derecho de retención El artículo 84 del Libro IV del Co. de Comercio, prescribe que: “Lo dispuesto en los dos artículos precedentes no obsta al derecho legal de retención o al de prenda que corresponda al fallido”.

A primera vista entenderíamos que una regulación de esta naturaleza resultaba innecesaria, en tanto la acción reivindicatoria prosperará sólo en la

Esta regulación surge como una situación de excepción a la norma de la acción reivindicatoria, toda vez que el fallido detentaría la calidad jurídica de mero tenedor, no de poseedor. DERECHO CONCURSAL CHILENO

795

RETIRO

PUGA VIAL, Juan Esteban. Ob. cit., pág. 353.

GONZALO BAEZA OVALLE

No obstante, en esta extraña ocasión, consideramos más ajustada a nuestro sistema legal la posición de Juan Esteban Puga Vial264, que, atendiendo a lo

medida que aquél contra el cual es dirigida y que, por ende, tenga interés en la mantención del “status quo”, no exhiba un mejor derecho que el actor.

264

796

No obstante, cabía la posibilidad real de estimar que las normas analizadas, al quedar incluidas en un procedimiento especial, como el concursal, pasaban a preferir a la normativa común y, por ende, al ser decretada la apertura de la quiebra, quedaban abrogados esos preceptos.

“Fuera de los casos mencionados en los artículos precedentes, podrán también entablarse las acciones reivindicatorias que procedan, en conformidad a las reglas generales de derecho”.

La retención representa un beneficio constituido en favor del crédito del fallido y, por consiguiente, determina el interés del legislador orientado a proteger el patrimonio de éste, tanto en su beneficio como también en provecho de los acreedores concursales.

Algunos sostienen que correspondería adoptar la tramitación del juicio ordinario regulado en los artículos 253 y siguientes del Co. de Procedimiento Civil por el reenvío normativo potenciado en el inciso primero del artículo 85 del Libro IV del Co. de Comercio, al disponer que:

Como consecuencia podemos concluir que el artículo 84 del Libro IV del Co. de Comercio sólo pretende impedir una interpretación errónea como la indicada, que beneficiaría a terceros, sin ningún fundamento, dando lugar a un enriquecimiento sin causa de éstos, al ver desgravados esos bienes, por el solo hecho del advenimiento del procedimiento concursal.

Han surgido líneas de opinión dispares respecto a la tramitación que rige el conocimiento y resolución de este tipo de acciones. 7.1.4. Tramitación de la acción reivindicatoria

Han surgido líneas de opinión dispares respecto a la tramitación que rige el conocimiento y resolución de este tipo de acciones.

Como consecuencia podemos concluir que el artículo 84 del Libro IV del Co. de Comercio sólo pretende impedir una interpretación errónea como la indicada, que beneficiaría a terceros, sin ningún fundamento, dando lugar a un enriquecimiento sin causa de éstos, al ver desgravados esos bienes, por el solo hecho del advenimiento del procedimiento concursal.

Algunos sostienen que correspondería adoptar la tramitación del juicio ordinario regulado en los artículos 253 y siguientes del Co. de Procedimiento Civil por el reenvío normativo potenciado en el inciso primero del artículo 85 del Libro IV del Co. de Comercio, al disponer que:

La retención representa un beneficio constituido en favor del crédito del fallido y, por consiguiente, determina el interés del legislador orientado a proteger el patrimonio de éste, tanto en su beneficio como también en provecho de los acreedores concursales.

“Fuera de los casos mencionados en los artículos precedentes, podrán también entablarse las acciones reivindicatorias que procedan, en conformidad a las reglas generales de derecho”.

No obstante, cabía la posibilidad real de estimar que las normas analizadas, al quedar incluidas en un procedimiento especial, como el concursal, pasaban a preferir a la normativa común y, por ende, al ser decretada la apertura de la quiebra, quedaban abrogados esos preceptos.

PUGA VIAL, Juan Esteban. Ob. cit., pág. 353.

GONZALO BAEZA OVALLE

264

796

No obstante, en esta extraña ocasión, consideramos más ajustada a nuestro sistema legal la posición de Juan Esteban Puga Vial264, que, atendiendo a lo

medida que aquél contra el cual es dirigida y que, por ende, tenga interés en la mantención del “status quo”, no exhiba un mejor derecho que el actor.

7.1.4. Tramitación de la acción reivindicatoria

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

797

prevenido en el artículo 130 del Libro IV del Co. de Comercio que otorga un plazo máximo de 9 meses para realizar la masa de la quiebra, la acción de dominio ha de quedar sujeta a una tramitación más abreviada que la del juicio ordinario, lo que sólo resulta posible y, además, legalmente procedente, en la medida que sean aplicadas las normas del juicio sumario. Recordemos que una de las situaciones contempladas en los artículos 680 y siguientes del Co. de Procedimiento Civil para hacer operar esa forma procedimental consiste, precisamente, en que sea requerida una tramitación rápida para que sea eficaz.

1º Tercerías de dominio iniciadas al momento en que sea declarada la quiebra. Conforme a ese precepto estimamos procedente distinguir dos situaciones: “Las tercerías de dominio que estuvieren iniciadas al tiempo de la declaración de quiebra continuarán tramitándose en conformidad al procedimiento que corresponda”.

Las tercerías las podemos encontrar reguladas en el inciso segundo del artículo 85 del Libro IV del Co. de Comercio, bajo los siguientes términos: 8. TERCERÍAS DE DOMINIO EN LA QUIEBRA

Ahora bien, tal cosa sólo puede prosperar en la medida que no sea mantenida la interpretación sustentada por la Iltma. Corte de Apelaciones, que en la tramitación de la segunda instancia no hace ninguna diferencia entre juicio ordinario, sumario y procedimientos incidentales. De sustentar la mísma línea interpretativa por ese tribunal, el tiempo ahorrado en tramitación en primera instancia, es perdido con creces en la segunda con la mera espera del turno para que la causa sea vista por ese tribunal que, hasta hace poco, sobrepasaba los tres años, en otras palabras, más de tres veces lo que usualmente tarda toda la tramitación en primera instancia del juicio, aun cuando habremos de reconocer que en el tiempo se ha ido reduciendo ese lapso de espera.

De sustentar la mísma línea interpretativa por ese tribunal, el tiempo ahorrado en tramitación en primera instancia, es perdido con creces en la segunda con la mera espera del turno para que la causa sea vista por ese tribunal que, hasta hace poco, sobrepasaba los tres años, en otras palabras, más de tres veces lo que usualmente tarda toda la tramitación en primera instancia del juicio, aun cuando habremos de reconocer que en el tiempo se ha ido reduciendo ese lapso de espera. Ahora bien, tal cosa sólo puede prosperar en la medida que no sea mantenida la interpretación sustentada por la Iltma. Corte de Apelaciones, que en la tramitación de la segunda instancia no hace ninguna diferencia entre juicio ordinario, sumario y procedimientos incidentales.

8. TERCERÍAS DE DOMINIO EN LA QUIEBRA Las tercerías las podemos encontrar reguladas en el inciso segundo del artículo 85 del Libro IV del Co. de Comercio, bajo los siguientes términos: “Las tercerías de dominio que estuvieren iniciadas al tiempo de la declaración de quiebra continuarán tramitándose en conformidad al procedimiento que corresponda”.

Conforme a ese precepto estimamos procedente distinguir dos situaciones: 1º Tercerías de dominio iniciadas al momento en que sea declarada la quiebra.

Recordemos que una de las situaciones contempladas en los artículos 680 y siguientes del Co. de Procedimiento Civil para hacer operar esa forma procedimental consiste, precisamente, en que sea requerida una tramitación rápida para que sea eficaz. prevenido en el artículo 130 del Libro IV del Co. de Comercio que otorga un plazo máximo de 9 meses para realizar la masa de la quiebra, la acción de dominio ha de quedar sujeta a una tramitación más abreviada que la del juicio ordinario, lo que sólo resulta posible y, además, legalmente procedente, en la medida que sean aplicadas las normas del juicio sumario. DERECHO CONCURSAL CHILENO

797

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Por cierto que el objeto de la acción que da inicio a este procedimiento puede diferir al de reivindicación, toda vez que no siempre en la

798

Ellas continuarán siendo tramitadas en conformidad al procedimiento que corresponda.

Igualmente existe discrepancia en cuanto a la tramitación aplicable a estas tercerías.

Recordemos que no todas las tercerías corresponde tramitarlas de la misma manera.

Precisamente, en el procedimiento concursal el legislador no lo ha establecido, no existiendo ninguna norma que permita inferir tal prohibición.

Algunas quedan sujetas a un procedimiento tan extenso como el juicio ordinario, como acontece con aquellas que pretenden un reconocimiento del dominio; otras, han de ser conocidas y resueltas de igual forma que un incidente; esta última modalidad la podemos observar en las tercerías denominadas “de posesión”.

En todo caso conviene considerar que las tercerías son admisibles en todos los emprendimientos procesales establecidos por la ley, salvo que ésta misma prescriba lo contrario, como podemos apreciar en el juicio ejecutivo, por ejemplo. 2º Tercerías de dominio iniciadas con posterioridad a la declaratoria de quiebra.

No abundaremos sobre el tema porque nos resulta de una evidente obviedad.

Como el procedimiento de quiebra responde, principalmente, a la naturaleza jurídica de una ejecución y, en el juicio ejecutivo, no todas las tercerías son admisibles, fundadamente han surgido diversas corrientes de opinión, en torno a si existe o no el derecho a iniciar tercerías en esta especie de emprendimiento procesal.

La doctrina y jurisprudencia mayoritaria estiman que sí son procedentes.

La doctrina y jurisprudencia mayoritaria estiman que sí son procedentes.

Como el procedimiento de quiebra responde, principalmente, a la naturaleza jurídica de una ejecución y, en el juicio ejecutivo, no todas las tercerías son admisibles, fundadamente han surgido diversas corrientes de opinión, en torno a si existe o no el derecho a iniciar tercerías en esta especie de emprendimiento procesal.

No abundaremos sobre el tema porque nos resulta de una evidente obviedad.

2º Tercerías de dominio iniciadas con posterioridad a la declaratoria de quiebra.

En todo caso conviene considerar que las tercerías son admisibles en todos los emprendimientos procesales establecidos por la ley, salvo que ésta misma prescriba lo contrario, como podemos apreciar en el juicio ejecutivo, por ejemplo.

Algunas quedan sujetas a un procedimiento tan extenso como el juicio ordinario, como acontece con aquellas que pretenden un reconocimiento del dominio; otras, han de ser conocidas y resueltas de igual forma que un incidente; esta última modalidad la podemos observar en las tercerías denominadas “de posesión”.

Precisamente, en el procedimiento concursal el legislador no lo ha establecido, no existiendo ninguna norma que permita inferir tal prohibición.

Recordemos que no todas las tercerías corresponde tramitarlas de la misma manera.

Igualmente existe discrepancia en cuanto a la tramitación aplicable a estas tercerías.

Ellas continuarán siendo tramitadas en conformidad al procedimiento que corresponda. 798

GONZALO BAEZA OVALLE

Por cierto que el objeto de la acción que da inicio a este procedimiento puede diferir al de reivindicación, toda vez que no siempre en la

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

799

tercería de dominio conforma el centro de la controversia la existencia del derecho.

Su particularidad consiste en que no quedan afectas a la radicación derivada de la existencia del procedimiento de quiebra, por expresa excepción contemplada en el artículo referido, siempre que estén iniciadas al tiempo de la declaratoria. Si no olvidamos que las tercerías dan lugar a verdaderos juicios, con partes, causa de pedir y cosa pedida diferente a aquel litigio que determina su iniciación o al cual acceden, podemos encontrar en el artículo 70 del Libro IV del Co. de Comercio el fundamento necesario para estimar que esta modalidad de tercería procede en las quiebras, aun cuando éstas no respondan a la naturaleza jurídica de un juicio, sino a un procedimiento de liquidación.

Usualmente, lo que provoca su interposición pasa por el ataque a los atributos del dominio, sea con una medida cautelar que conlleve la prohibición de celebrar actos y contratos sobre ella; restringiendo su derecho de disposición o, incluso, cuando el propietario queda privado de la tenencia material de la cosa, evento en el cual lo afectado son los atributos de uso y goce.

9. TERCERÍAS DE POSESIÓN EN LA QUIEBRA

Normalmente en la quiebra ocurrirá esto último como un derivado previsible de la incautación.

En esta eventualidad y, atendiendo a lo prevenido en el artículo 130 del Libro IV del Co. de Comercio, estimamos que su accesoriedad al procedimiento concursal e, incluso, a una parte de él, que dice razón con la formación del activo, nos conduce a aplicar la regla general contemplada en el artículo 5º del Libro IV del Co. de Comercio, en el sentido que este tipo de emprendimientos procesales han de ser tramitados conforme al procedimiento incidental, sin que tal derivación implique que por tal razón habremos perdido de vista el hecho de que estamos frente a un procedimiento distinto, pero intrínsecamente conexo y determinado por el proceso concursal.

En esta eventualidad y, atendiendo a lo prevenido en el artículo 130 del Libro IV del Co. de Comercio, estimamos que su accesoriedad al procedimiento concursal e, incluso, a una parte de él, que dice razón con la formación del activo, nos conduce a aplicar la regla general contemplada en el artículo 5º del Libro IV del Co. de Comercio, en el sentido que este tipo de emprendimientos procesales han de ser tramitados conforme al procedimiento incidental, sin que tal derivación implique que por tal razón habremos perdido de vista el hecho de que estamos frente a un procedimiento distinto, pero intrínsecamente conexo y determinado por el proceso concursal.

Normalmente en la quiebra ocurrirá esto último como un derivado previsible de la incautación.

9. TERCERÍAS DE POSESIÓN EN LA QUIEBRA

Usualmente, lo que provoca su interposición pasa por el ataque a los atributos del dominio, sea con una medida cautelar que conlleve la prohibición de celebrar actos y contratos sobre ella; restringiendo su derecho de disposición o, incluso, cuando el propietario queda privado de la tenencia material de la cosa, evento en el cual lo afectado son los atributos de uso y goce.

Si no olvidamos que las tercerías dan lugar a verdaderos juicios, con partes, causa de pedir y cosa pedida diferente a aquel litigio que determina su iniciación o al cual acceden, podemos encontrar en el artículo 70 del Libro IV del Co. de Comercio el fundamento necesario para estimar que esta modalidad de tercería procede en las quiebras, aun cuando éstas no respondan a la naturaleza jurídica de un juicio, sino a un procedimiento de liquidación. Su particularidad consiste en que no quedan afectas a la radicación derivada de la existencia del procedimiento de quiebra, por expresa excepción contemplada en el artículo referido, siempre que estén iniciadas al tiempo de la declaratoria.

tercería de dominio conforma el centro de la controversia la existencia del derecho. DERECHO CONCURSAL CHILENO

799

RETIRO

La regla general podemos encontrarla en el artículo 86 del Libro IV del Co. de Comercio, que dispone: “El contrato de compraventa podrá resolverse por falta de cumplimiento de las obligaciones del comprador fallido, salvo cuando se trate de cosas muebles que hayan llegado a poder de éste”.

10. ACCIÓN RESOLUTORIA En caso contrario, por la obvia accesoriedad del emprendimiento al juicio de quiebra, el tribunal competente es el de la quiebra. GONZALO BAEZA OVALLE

La dificultad de esta norma deriva de la especificación del contrato, en tanto alude únicamente a la compraventa, de modo que sería posible colegir, a contrario sensu, que no procede la resolución de los demás contratos bilaterales, lo que conforma un sin sentido.

800

10.2. Aspectos particulares

10.1. Consideraciones generales

Esto lo hará toda vez que considere conveniente para la masa que esos bienes permanezcan en ella, lo que ocurrirá, normalmente, cuando el saldo de precio sea ínfimo en relación con el valor del bien o este último sea indispensable para culminar negocios del fallido cuyo resultado sea de interés para toda la masa.

La resolución de un contrato sólo se produce por virtud de una sentencia judicial.

Conforme a lo prevenido en el artículo 93 del Libro IV del Co. de Comercio, el síndico de la quiebra está facultado para enervar la acción resolutoria impetrada mediante el cumplimiento de lo debido o constituyendo una caución suficiente para asegurar el pago.

La declaración de quiebra no reconoce como efecto el resolver de pleno derecho los contratos pendientes del fallido.

La declaración de quiebra no reconoce como efecto el resolver de pleno derecho los contratos pendientes del fallido.

Conforme a lo prevenido en el artículo 93 del Libro IV del Co. de Comercio, el síndico de la quiebra está facultado para enervar la acción resolutoria impetrada mediante el cumplimiento de lo debido o constituyendo una caución suficiente para asegurar el pago.

La resolución de un contrato sólo se produce por virtud de una sentencia judicial.

Esto lo hará toda vez que considere conveniente para la masa que esos bienes permanezcan en ella, lo que ocurrirá, normalmente, cuando el saldo de precio sea ínfimo en relación con el valor del bien o este último sea indispensable para culminar negocios del fallido cuyo resultado sea de interés para toda la masa.

10.1. Consideraciones generales

10.2. Aspectos particulares

10. ACCIÓN RESOLUTORIA

La regla general podemos encontrarla en el artículo 86 del Libro IV del Co. de Comercio, que dispone:

En caso contrario, por la obvia accesoriedad del emprendimiento al juicio de quiebra, el tribunal competente es el de la quiebra.

“El contrato de compraventa podrá resolverse por falta de cumplimiento de las obligaciones del comprador fallido, salvo cuando se trate de cosas muebles que hayan llegado a poder de éste”.

GONZALO BAEZA OVALLE

La dificultad de esta norma deriva de la especificación del contrato, en tanto alude únicamente a la compraventa, de modo que sería posible colegir, a contrario sensu, que no procede la resolución de los demás contratos bilaterales, lo que conforma un sin sentido.

800

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

801

En virtud de lo ilógico de este camino hermenéutico es que interpretamos que la norma remite al contrato de compraventa, porque sólo en relación con ese contrato son exigidos los requisitos indicados, mas no en cuanto a los contratos bilaterales, lo que sí consideramos como un camino mucho más tranquilo. En otras palabras, la acción resolutoria derivada del contrato de compraventa sólo procede cuando existe una declaración de quiebra, en tanto concurran los requisitos señalados por ese precepto. La acción resolutoria derivada de otros contratos bilaterales, al no reconocer ninguna excepción ni requisito particular, queda sujeta a las reglas generales. El precepto citado de la Ley de Quiebras, resulta consistente con lo prevenido en el artículo 147 del Co. de Comercio: “Si en el tiempo medio entre la fecha del contrato y el momento de la entrega hubieren decaído las facultades del comprador, el vendedor no estará obligado a entregar la cosa vendida, aun cuando haya dado plazo para el pago del precio, si no se rindiere fianza que le dé una seguridad satisfactoria”.

En definitiva, el Co. de Comercio faculta al vendedor para lograr de su comprador en mala situación financiera, una mejora en las garantías para dar cumplimiento cabal a la obligación de entregar la cosa vendida. Este artículo, por otro lado, también armoniza con lo prevenido en el artículo 1496 del Co. Civil: “El pago de la obligación no puede exigirse antes de expirar el plazo, si no es: 1º. Al deudor constituido en quiebra o que se halla en notoria insolvencia; 2º. Al deudor cuyas cauciones, por hecho o culpa suya, se han extinguido o han disminuido considerablemente de valor. Pero en este caso el deudor podrá reclamar el beneficio del plazo, renovando o mejorando las cauciones”.

Conforme a lo expuesto, entonces, no procederá la acción resolutoria derivada de los contratos de compraventa, toda vez que ocurra lo siguiente: 1º Que se trate de cosas muebles.

1º Que se trate de cosas muebles. Conforme a lo expuesto, entonces, no procederá la acción resolutoria derivada de los contratos de compraventa, toda vez que ocurra lo siguiente: “El pago de la obligación no puede exigirse antes de expirar el plazo, si no es: 1º. Al deudor constituido en quiebra o que se halla en notoria insolvencia; 2º. Al deudor cuyas cauciones, por hecho o culpa suya, se han extinguido o han disminuido considerablemente de valor. Pero en este caso el deudor podrá reclamar el beneficio del plazo, renovando o mejorando las cauciones”.

Este artículo, por otro lado, también armoniza con lo prevenido en el artículo 1496 del Co. Civil: En definitiva, el Co. de Comercio faculta al vendedor para lograr de su comprador en mala situación financiera, una mejora en las garantías para dar cumplimiento cabal a la obligación de entregar la cosa vendida. “Si en el tiempo medio entre la fecha del contrato y el momento de la entrega hubieren decaído las facultades del comprador, el vendedor no estará obligado a entregar la cosa vendida, aun cuando haya dado plazo para el pago del precio, si no se rindiere fianza que le dé una seguridad satisfactoria”.

El precepto citado de la Ley de Quiebras, resulta consistente con lo prevenido en el artículo 147 del Co. de Comercio: La acción resolutoria derivada de otros contratos bilaterales, al no reconocer ninguna excepción ni requisito particular, queda sujeta a las reglas generales. En otras palabras, la acción resolutoria derivada del contrato de compraventa sólo procede cuando existe una declaración de quiebra, en tanto concurran los requisitos señalados por ese precepto. En virtud de lo ilógico de este camino hermenéutico es que interpretamos que la norma remite al contrato de compraventa, porque sólo en relación con ese contrato son exigidos los requisitos indicados, mas no en cuanto a los contratos bilaterales, lo que sí consideramos como un camino mucho más tranquilo. DERECHO CONCURSAL CHILENO

801

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Así las cosas, el efecto de la disposición legal transcrita no queda limitado a la suspensión del derecho del comprador para exigir el cumplimiento de la obligación del vendedor en orden a entregar la cosa vendida, sino que habilita a este último para solicitar la resolución del contrato, en el tiempo intermedio o, en su caso, realizar las cosas retenidas para solucionar el precio.

802

El precepto transcrito da lugar a la generación de un caso más de retención legal.

2º Que hayan llegado a poder del deudor.

“Estando las mercaderías en poder del vendedor, aunque sea por vía de depósito, éste podrá retenerlas hasta el entero pago del precio y los intereses correspondientes”.

Este requisito debe ser entendido en relación con el artículo 148 del Código de Comercio que señala:

Este último inciso no es más que la prolongación de lo prevenido en el artículo 151 del Co. de Comercio:

“El envío de las mercaderías hecho por el vendedor al domicilio del comprador o a cualquiera otro lugar convenido, importa la tradición efectiva de ellas”.

“Mientras estén en camino las cosas muebles vendidas y remitidas al fallido, el vendedor no pagado podrá dejar sin efecto la tradición, recuperar la posesión y pedir la resolución de la compraventa. “El vendedor podrá retener las cosas vendidas hasta el entero pago de su crédito”.

No obstante, consideramos importante mantener presente la excepción contemplada en el inciso segundo de ese artículo:

Esto hay que entenderlo en concordancia con lo dispuesto en el artículo 87 del Libro IV del Co. de Comercio:

“El envío no implicará entrega cuando fuera efectuado sin ánimo de transferir la propiedad, como si el vendedor hubiese remitido las mercaderías a un consignatario con orden de no entregarlas hasta que el comprador pague el precio o dé garantías suficientes”.

“El envío no implicará entrega cuando fuera efectuado sin ánimo de transferir la propiedad, como si el vendedor hubiese remitido las mercaderías a un consignatario con orden de no entregarlas hasta que el comprador pague el precio o dé garantías suficientes”.

Esto hay que entenderlo en concordancia con lo dispuesto en el artículo 87 del Libro IV del Co. de Comercio:

No obstante, consideramos importante mantener presente la excepción contemplada en el inciso segundo de ese artículo:

“Mientras estén en camino las cosas muebles vendidas y remitidas al fallido, el vendedor no pagado podrá dejar sin efecto la tradición, recuperar la posesión y pedir la resolución de la compraventa. “El vendedor podrá retener las cosas vendidas hasta el entero pago de su crédito”.

“El envío de las mercaderías hecho por el vendedor al domicilio del comprador o a cualquiera otro lugar convenido, importa la tradición efectiva de ellas”.

Este último inciso no es más que la prolongación de lo prevenido en el artículo 151 del Co. de Comercio:

Este requisito debe ser entendido en relación con el artículo 148 del Código de Comercio que señala:

“Estando las mercaderías en poder del vendedor, aunque sea por vía de depósito, éste podrá retenerlas hasta el entero pago del precio y los intereses correspondientes”.

2º Que hayan llegado a poder del deudor.

El precepto transcrito da lugar a la generación de un caso más de retención legal.

GONZALO BAEZA OVALLE

Así las cosas, el efecto de la disposición legal transcrita no queda limitado a la suspensión del derecho del comprador para exigir el cumplimiento de la obligación del vendedor en orden a entregar la cosa vendida, sino que habilita a este último para solicitar la resolución del contrato, en el tiempo intermedio o, en su caso, realizar las cosas retenidas para solucionar el precio.

802

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

803

Para estos propósitos el legislador ha determinado cuándo cabe entender que las mercaderías están en camino, como es dable deducir de los términos del artículo 89 del Libro IV del Co. de Comercio: “Para los efectos de lo dispuesto en los dos artículos precedentes, se entiende que las cosas muebles están en camino desde el momento en que las reciben los agentes encargados de su conducción, hasta que queden en poder del comprador fallido o de la persona que lo represente”.

Situación excepcional. Cosas vendidas en el trayecto a terceros de buena fe Este escenario aparece contemplado y regulado en el artículo 88 del Libro IV del Co. de Comercio: “En caso de que las cosas a que se refiere el artículo anterior hayan sido vendidas durante su tránsito a un tercero de buena fe, a quien se hubiere transferido la factura, conocimiento o carta de porte, el vendedor no podrá usar de las acciones que le confiere dicho artículo. “Pero si el nuevo comprador no hubiere pagado el precio antes de la declaración de la quiebra, el vendedor primitivo podrá demandar su entrega hasta la concurrencia de la cantidad que se le deba”.

10.3. Situación especial de derecho legal de retención Este aspecto lo encontramos tratado y regulado en el artículo 92 del Libro IV del Co. de Comercio: “Aparte de los casos expresamente señalados por las leyes, la retención tendrá lugar siempre que la persona que ha pagado o se ha obligado a pagar por el fallido, tenga en su poder mercaderías o valores de crédito que pertenezcan a aquél, con tal que la tenencia nazca de un hecho voluntario del fallido, anterior al pago o a la obligación, y que esos objetos no hayan sido remitidos con un destino determinado”.

De acuerdo a ese precepto, los requisitos para la procedencia del derecho de retención son: 1º Debe ser una persona que haya pagado o se haya obligado a pagar una obligación por el fallido.

1º Debe ser una persona que haya pagado o se haya obligado a pagar una obligación por el fallido. De acuerdo a ese precepto, los requisitos para la procedencia del derecho de retención son: “Aparte de los casos expresamente señalados por las leyes, la retención tendrá lugar siempre que la persona que ha pagado o se ha obligado a pagar por el fallido, tenga en su poder mercaderías o valores de crédito que pertenezcan a aquél, con tal que la tenencia nazca de un hecho voluntario del fallido, anterior al pago o a la obligación, y que esos objetos no hayan sido remitidos con un destino determinado”.

Este aspecto lo encontramos tratado y regulado en el artículo 92 del Libro IV del Co. de Comercio: 10.3. Situación especial de derecho legal de retención “En caso de que las cosas a que se refiere el artículo anterior hayan sido vendidas durante su tránsito a un tercero de buena fe, a quien se hubiere transferido la factura, conocimiento o carta de porte, el vendedor no podrá usar de las acciones que le confiere dicho artículo. “Pero si el nuevo comprador no hubiere pagado el precio antes de la declaración de la quiebra, el vendedor primitivo podrá demandar su entrega hasta la concurrencia de la cantidad que se le deba”.

Este escenario aparece contemplado y regulado en el artículo 88 del Libro IV del Co. de Comercio: Situación excepcional. Cosas vendidas en el trayecto a terceros de buena fe “Para los efectos de lo dispuesto en los dos artículos precedentes, se entiende que las cosas muebles están en camino desde el momento en que las reciben los agentes encargados de su conducción, hasta que queden en poder del comprador fallido o de la persona que lo represente”.

Para estos propósitos el legislador ha determinado cuándo cabe entender que las mercaderías están en camino, como es dable deducir de los términos del artículo 89 del Libro IV del Co. de Comercio: DERECHO CONCURSAL CHILENO

803

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

2. ¿Cómo se determina la fecha de cesación de pago?

804

1. ¿Qué entiende por efectos retroactivos de la quiebra?

2º Que tenga en su poder mercaderías o valores de crédito pertenecientes al fallido.

11. CUESTIONARIO

3º Que la tenencia de estas especies o valores de crédito haya nacido de un hecho voluntario del fallido anterior al pago o a la obligación.

A esta situación también es aplicable el artículo 93 del Libro IV del Co. de Comercio, en cuanto permite enervar la acción y, en este caso, hacer cesar el privilegio, pagando el crédito.

4º Que estos bienes no hayan sido remitidos con un destino determinado.

Sólo cabe recordar la norma del artículo 126 del Libro IV del Co. de Comercio que señala que si los acreedores acuerdan la enajenación del activo como unidad económica se suspende el derecho de los acreedores hipotecarios, prendarios y retencionarios para realizar separadamente los bienes afectos a la seguridad de sus créditos.

Ya vimos el alcance del derecho legal de retención en la quiebra en el sentido que posibilitaba al acreedor para llevar adelante la realización separada de esos bienes.

“Podrá el mandatario retener los efectos que se le hayan entregado por cuenta del mandante para la seguridad de las prestaciones a que éste fuere obligado por su parte”.

Esta normativa involucra la implementación del derecho del mandatario para retener, en seguridad de los créditos que detente contra el mandante, los efectos que tuviere o hubiere recibido en razón del mandato.

Esa situación la descubrimos, expresamente prevista, en el artículo 2162 del Co. Civil:

Esa situación la descubrimos, expresamente prevista, en el artículo 2162 del Co. Civil:

Esta normativa involucra la implementación del derecho del mandatario para retener, en seguridad de los créditos que detente contra el mandante, los efectos que tuviere o hubiere recibido en razón del mandato.

“Podrá el mandatario retener los efectos que se le hayan entregado por cuenta del mandante para la seguridad de las prestaciones a que éste fuere obligado por su parte”.

Ya vimos el alcance del derecho legal de retención en la quiebra en el sentido que posibilitaba al acreedor para llevar adelante la realización separada de esos bienes.

Sólo cabe recordar la norma del artículo 126 del Libro IV del Co. de Comercio que señala que si los acreedores acuerdan la enajenación del activo como unidad económica se suspende el derecho de los acreedores hipotecarios, prendarios y retencionarios para realizar separadamente los bienes afectos a la seguridad de sus créditos.

4º Que estos bienes no hayan sido remitidos con un destino determinado.

A esta situación también es aplicable el artículo 93 del Libro IV del Co. de Comercio, en cuanto permite enervar la acción y, en este caso, hacer cesar el privilegio, pagando el crédito.

3º Que la tenencia de estas especies o valores de crédito haya nacido de un hecho voluntario del fallido anterior al pago o a la obligación.

11. CUESTIONARIO

2º Que tenga en su poder mercaderías o valores de crédito pertenecientes al fallido.

1. ¿Qué entiende por efectos retroactivos de la quiebra?

GONZALO BAEZA OVALLE

2. ¿Cómo se determina la fecha de cesación de pago?

804

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

805

3. ¿Qué diferencia existe entre el deudor comprendido en el artículo 41 del Libro IV del Código de Comercio y los demás deudores, para los efectos de establecer la fecha de cesación de pago? 4. ¿Qué es y cómo puede clasificar el período sospechoso? 5. Explique en qué consisten y cuál es el propósito de las acciones de integración o recuperación de la masa. 6. Clasifique las acciones de integración o recuperación de la masa.

17. ¿Existe el derecho de retención del fallido en los procedimientos concursales? Explique. 16. ¿Cómo y en qué casos puede ser interpuesta la acción reivindicatoria en los procedimientos concursales, precisando el objeto de ella? 15. Explique la situación de los terceros frente a la masa. 14. ¿Cuál es el efecto de las acciones de inoponibilidad concursal? 13. Explique la forma como pueden ser ejercidas las acciones de inoponibilidad concursal. 12. Explique la acción revocatoria concursal aplicable a los deudores calificados, en cada uno de los casos previstos por el Libro IV del Código de Comercio.

7. Acciones indirectas, oblicuas o subrogatorias. Explique.

11. En qué consiste y cuáles son los requisitos para interponer la acción revocatoria contemplada en el artículo 75 del Libro IV del C. de Comercio.

9. Explique en qué consisten las acciones revocatorias o paulianas.

10. Explique la acción revocatoria concursal para actos de todo deudor.

10. Explique la acción revocatoria concursal para actos de todo deudor.

9. Explique en qué consisten las acciones revocatorias o paulianas.

11. En qué consiste y cuáles son los requisitos para interponer la acción revocatoria contemplada en el artículo 75 del Libro IV del C. de Comercio.

8. Clasificación de las acciones revocatorias o paulianas.

12. Explique la acción revocatoria concursal aplicable a los deudores calificados, en cada uno de los casos previstos por el Libro IV del Código de Comercio. 13. Explique la forma como pueden ser ejercidas las acciones de inoponibilidad concursal. 14. ¿Cuál es el efecto de las acciones de inoponibilidad concursal? 15. Explique la situación de los terceros frente a la masa. 16. ¿Cómo y en qué casos puede ser interpuesta la acción reivindicatoria en los procedimientos concursales, precisando el objeto de ella? 17. ¿Existe el derecho de retención del fallido en los procedimientos concursales? Explique.

8. Clasificación de las acciones revocatorias o paulianas. 7. Acciones indirectas, oblicuas o subrogatorias. Explique. 6. Clasifique las acciones de integración o recuperación de la masa. 5. Explique en qué consisten y cuál es el propósito de las acciones de integración o recuperación de la masa. 4. ¿Qué es y cómo puede clasificar el período sospechoso? 3. ¿Qué diferencia existe entre el deudor comprendido en el artículo 41 del Libro IV del Código de Comercio y los demás deudores, para los efectos de establecer la fecha de cesación de pago? DERECHO CONCURSAL CHILENO

805

RETIRO

806

GONZALO BAEZA OVALLE

18. Explique la tramitación de la acción reivindicatoria en el contexto de un procedimiento concursal. 19. ¿Proceden las tercerías de dominio en el procedimiento concursal? Fundamente. 20. ¿Proceden las tercerías de posesión en el procedimiento concursal? Fundamente. 21. Explique los requisitos y tramitación de la acción resolutoria en los procedimientos concursales.

21. Explique los requisitos y tramitación de la acción resolutoria en los procedimientos concursales. 20. ¿Proceden las tercerías de posesión en el procedimiento concursal? Fundamente. 19. ¿Proceden las tercerías de dominio en el procedimiento concursal? Fundamente. 18. Explique la tramitación de la acción reivindicatoria en el contexto de un procedimiento concursal. 806

GONZALO BAEZA OVALLE

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

807

FORMULARIOS DE UTILIDAD PRÁCTICA PROPOSICIÓN DE FECHA DE CESACIÓN

265 Como tuvimos oportunidad de revisar, los deudores calificados están afectos a que la fecha de cesación de pagos sea fijada incluso antes del primer incumplimiento, en tanto no anteceda los dos años a partir de la declaración de quiebra. Para ello el síndico de la quiebra debe hacer llegar al tribunal, en su oportunidad procesal, los antecedentes que justifican su convicción que en la fecha propuesta ya existían indicios de insolvencia del fallido que dan fundamento a esa propuesta.

E PAGOS PARA DEUDOR CALIFICADO265

Propone fecha de cesación de pagos y notificación por avisos. S. J. L. …(nombre y apellidos) abogado, por (nombre y apellidos del síndico de la quiebra) … en autos sobre quiebra caratulados “….”, Rol Nº …., Cuaderno de Quiebra, a SS. respetuosamente digo: Conforme a lo establecido en el artículo 61 del Libro IV del Código de Comercio, al tenor de los antecedentes que serán expuestos, propongo al tribunal que fije como fecha de cesación de pagos del fallido el … de …. de … La propuesta precedente reconoce los siguientes fundamentos: (para acreedor calificado) 1. La fallida es deudor calificado, por lo cual, la determinación de la fecha de cesación de pagos ha de ser efectuada considerando los primeros indicios de insolvencia en tanto no excedan los dos años que anteceden a la declaración de quiebras. 2. De los antecedentes contables tenidos a la vista por este síndico, ha quedado en evidencia que el fallido, a partir de … fecha, que es la propuesta como de cesación de pagos, inició operaciones ruinosas (ejemplo, ventas bajo el costo, etcétera) o adulteró los estados financieros que registraban pérdidas para hacerlos aparecer con utilidades, repartiendo dividendos

265

Como tuvimos oportunidad de revisar, los deudores calificados están afectos a que la fecha de cesación de pagos sea fijada incluso antes del primer incumplimiento, en tanto no anteceda los dos años a partir de la declaración de quiebra. Para ello el síndico de la quiebra debe hacer llegar al tribunal, en su oportunidad procesal, los antecedentes que justifican su convicción que en la fecha propuesta ya existían indicios de insolvencia del fallido que dan fundamento a esa propuesta.

2. De los antecedentes contables tenidos a la vista por este síndico, ha quedado en evidencia que el fallido, a partir de … fecha, que es la propuesta como de cesación de pagos, inició operaciones ruinosas (ejemplo, ventas bajo el costo, etcétera) o adulteró los estados financieros que registraban pérdidas para hacerlos aparecer con utilidades, repartiendo dividendos 1. La fallida es deudor calificado, por lo cual, la determinación de la fecha de cesación de pagos ha de ser efectuada considerando los primeros indicios de insolvencia en tanto no excedan los dos años que anteceden a la declaración de quiebras. La propuesta precedente reconoce los siguientes fundamentos: (para acreedor calificado) Conforme a lo establecido en el artículo 61 del Libro IV del Código de Comercio, al tenor de los antecedentes que serán expuestos, propongo al tribunal que fije como fecha de cesación de pagos del fallido el … de …. de … …(nombre y apellidos) abogado, por (nombre y apellidos del síndico de la quiebra) … en autos sobre quiebra caratulados “….”, Rol Nº …., Cuaderno de Quiebra, a SS. respetuosamente digo: S. J. L. Propone fecha de cesación de pagos y notificación por avisos. PROPOSICIÓN DE FECHA DE CESACIÓN E PAGOS PARA DEUDOR CALIFICADO265 FORMULARIOS DE UTILIDAD PRÁCTICA DERECHO CONCURSAL CHILENO

807

RETIRO

808

GONZALO BAEZA OVALLE

provisorios que, conforme a lo indicado, no correspondían a utilidades; … (señalar los actos considerados ruinosos o que determinaron el posterior cese de pago de la fallida u ocultaron la cesación de pagos de la fallida). 3. Bajo tales circunstancias este síndico propone fijar la fecha antes indicada como la de cesación de pagos que antecede al primer incumplimiento, pero, no precede a la sentencia declaratoria de quiebra en más de dos años. Por tanto, A SS. pido: Que de acuerdo con lo expuesto y disposiciones legales citadas, tenga por propuesta como fecha de cesación de pagos de la fallida el …., disponiendo su notificación por medio de un aviso publicado en el Diario Oficial.

A SS. pido: Que de acuerdo con lo expuesto y disposiciones legales citadas, tenga por propuesta como fecha de cesación de pagos de la fallida el …., disponiendo su notificación por medio de un aviso publicado en el Diario Oficial. Por tanto, 3. Bajo tales circunstancias este síndico propone fijar la fecha antes indicada como la de cesación de pagos que antecede al primer incumplimiento, pero, no precede a la sentencia declaratoria de quiebra en más de dos años. provisorios que, conforme a lo indicado, no correspondían a utilidades; … (señalar los actos considerados ruinosos o que determinaron el posterior cese de pago de la fallida u ocultaron la cesación de pagos de la fallida). 808

GONZALO BAEZA OVALLE

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

809

PROPOSICIÓN DE FECHA DE CESACIÓN DE PAGOS PARA DEUDOR NO CALIFICADO

Propone fecha de cesación de pagos y notificación por avisos. S. J. L. …(nombre y apellidos) abogado, por (nombre y apellidos del síndico de la quiebra) … en autos sobre quiebra caratulados “….”, Rol Nº …., Cuaderno de Quiebra, a SS. respetuosamente digo: Conforme a lo establecido en los artículos 61 y 62 del Libro IV del Código de Comercio, al tenor de los antecedentes que serán expuestos, propongo al tribunal que fije como fecha de cesación de pagos del fallido el … de …. de … La propuesta precedente reconoce por fundamento que la fallida no es un deudor calificado por lo cual la fijación de la fecha de cesación de pagos está determinada por su primer incumplimiento, el que se produjo, precisamente en la fecha propuesta, que corresponde al día en que se hizo exigible el título ejecutivo que da fundamento a la verificación de fojas … de autos. Por tanto, A SS. pido: Que de acuerdo con lo expuesto y disposiciones legales citadas, tenga por propuesta como fecha de cesación de pagos de la fallida el …., disponiendo su notificación por medio de un aviso publicado en el Diario Oficial.

A SS. pido: Que de acuerdo con lo expuesto y disposiciones legales citadas, tenga por propuesta como fecha de cesación de pagos de la fallida el …., disponiendo su notificación por medio de un aviso publicado en el Diario Oficial. Por tanto, La propuesta precedente reconoce por fundamento que la fallida no es un deudor calificado por lo cual la fijación de la fecha de cesación de pagos está determinada por su primer incumplimiento, el que se produjo, precisamente en la fecha propuesta, que corresponde al día en que se hizo exigible el título ejecutivo que da fundamento a la verificación de fojas … de autos. Conforme a lo establecido en los artículos 61 y 62 del Libro IV del Código de Comercio, al tenor de los antecedentes que serán expuestos, propongo al tribunal que fije como fecha de cesación de pagos del fallido el … de …. de … …(nombre y apellidos) abogado, por (nombre y apellidos del síndico de la quiebra) … en autos sobre quiebra caratulados “….”, Rol Nº …., Cuaderno de Quiebra, a SS. respetuosamente digo: S. J. L. Propone fecha de cesación de pagos y notificación por avisos. DE CESACIÓN DE PAGOS PARA DEUDOR NO CALIFICADO

PROPOSICIÓN DE FECHA DERECHO CONCURSAL CHILENO

809

RETIRO

810

GONZALO BAEZA OVALLE

OBJECIÓN A LA PROPUESTA DE FECHA DE CESACIÓN DE PAGOS En lo principal, objeta fecha de cesación de pagos propuesta. En el otrosí, acompaña documentos. S. J. L.

…(nombre y apellidos) abogado, por (nombre y apellidos del acreedor o deudor) … en autos sobre quiebra caratulados “….”, Rol Nº …., Cuaderno de Quiebra, a SS. respetuosamente digo: S. J. L. En lo principal, objeta fecha de cesación de pagos propuesta. En el otrosí, acompaña documentos. OBJECIÓN A LA PROPUESTA DE FECHA DE CESACIÓN DE PAGOS 810

GONZALO BAEZA OVALLE

1. ...(especificar).

Conforme a lo establecido en el inciso segundo del artículo 61 del Libro IV del Código de Comercio, objeto la fecha propuesta por el síndico de la quiebra para fijar la cesación de pago del fallido, en atención a los siguientes fundamentos de hecho y de derecho:

Otrosí: Sírvase SS. tener por acompañado en parte de prueba y con (citación o apercibimiento, según corresponda) … los siguientes documentos que acreditan los hechos expuestos en lo principal en fundamento de la objeción levantada, a saber:

Por tanto,

A SS. pido: Tenga por objetada la fecha de cesación de pagos propuesta por el síndico de la quiebra y, con el mérito de lo expuesto, fijarla el día …de …., con costas.

A SS. pido: Tenga por objetada la fecha de cesación de pagos propuesta por el síndico de la quiebra y, con el mérito de lo expuesto, fijarla el día …de …., con costas.

Por tanto,

Otrosí: Sírvase SS. tener por acompañado en parte de prueba y con (citación o apercibimiento, según corresponda) … los siguientes documentos que acreditan los hechos expuestos en lo principal en fundamento de la objeción levantada, a saber:

Conforme a lo establecido en el inciso segundo del artículo 61 del Libro IV del Código de Comercio, objeto la fecha propuesta por el síndico de la quiebra para fijar la cesación de pago del fallido, en atención a los siguientes fundamentos de hecho y de derecho:

1. ...(especificar).

…(nombre y apellidos) abogado, por (nombre y apellidos del acreedor o deudor) … en autos sobre quiebra caratulados “….”, Rol Nº …., Cuaderno de Quiebra, a SS. respetuosamente digo:

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

811

FIJACIÓN DE FECHA DE CESACIÓN DE PAGOS Se fije fecha de cesación de pagos. S. J. L. …(nombre y apellidos) abogado, por (nombre y apellidos del síndico de la quiebra) … en autos sobre quiebra caratulados “….”, Rol Nº …., Cuaderno de Quiebra, a SS. respetuosamente digo: Consta de fojas …. de autos, que este síndico de quiebras propuso al tribunal que fuera fijado el …. de ….., como fecha de cesación de pagos del fallido. Habiendo sido notificada esa propuesta por medio de aviso publicado en el Diario Oficial el …, y transcurrido el plazo de 10 días a que se refiere el inciso segundo del artículo 61 del Libro IV del Código de Comercio, ni los acreedores, ni el deudor ni terceros interesados han objetado esa propuesta, por lo cual, con arreglo a lo prevenido en el inciso tercero de ese artículo, procede que el tribunal fije la fecha de cesación de pago del fallido, precisamente, en la propuesta por este síndico. Por tanto, A SS. pido: Que de acuerdo con lo expuesto y disposiciones legales citadas, fije como fecha de cesación de pagos de la fallida el día …

A SS. pido: Que de acuerdo con lo expuesto y disposiciones legales citadas, fije como fecha de cesación de pagos de la fallida el día … Por tanto, Habiendo sido notificada esa propuesta por medio de aviso publicado en el Diario Oficial el …, y transcurrido el plazo de 10 días a que se refiere el inciso segundo del artículo 61 del Libro IV del Código de Comercio, ni los acreedores, ni el deudor ni terceros interesados han objetado esa propuesta, por lo cual, con arreglo a lo prevenido en el inciso tercero de ese artículo, procede que el tribunal fije la fecha de cesación de pago del fallido, precisamente, en la propuesta por este síndico. Consta de fojas …. de autos, que este síndico de quiebras propuso al tribunal que fuera fijado el …. de ….., como fecha de cesación de pagos del fallido. …(nombre y apellidos) abogado, por (nombre y apellidos del síndico de la quiebra) … en autos sobre quiebra caratulados “….”, Rol Nº …., Cuaderno de Quiebra, a SS. respetuosamente digo: S. J. L. Se fije fecha de cesación de pagos. FIJACIÓN DE FECHA DE CESACIÓN DE PAGOS DERECHO CONCURSAL CHILENO

811

RETIRO

TIRO

CAPÍTULO XX EFECTO DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA SOBRE ACTOS Y CONTRATOS

1. ASPECTOS INTRODUCTORIOS Adicionalmente a lo revisado en los puntos anteriores, a propósito del análisis de las acciones que pueden ser interpuestas para hacer coincidir la masa de hecho con la masa de derecho, conviene hacer una reflexión, a mayor abundamiento, en relación a las consecuencias que derivan de la declaración de quiebra sobre determinados actos y contratos celebrados por el fallido. En ese sentido conviene remontarnos, una vez más, a los aspectos conceptuales involucrados, entre ellos, la necesaria distinción que será preciso efectuar entre las obligaciones según el objeto a que remitan. La declaración de quiebra o apertura del procedimiento de liquidación, no trae aparejada por sí misma el término ipso jure de los contratos celebrados por el fallido, a menos que éstos consideren como un aspecto esencial a su existencia la presencia de un elemento de confianza, como acontece con las diversas formas de mandato y en los contratos que, en general, son denominados “intuito personae”, como sucede con todos aquellos que contienen obligaciones de hacer de carácter personal. Hay otras situaciones en que los contratos tampoco terminan por disposición expresa de la ley, atendiendo a la mejor conveniencia del procedimiento concursal e intereses jurídicos a los cuales éste sirve. Igualmente, no resulta posible aplicar el principio de término de contrato por sobreseimiento de la confianza existente entre los contratantes a las sociedades, por las siguientes razones:

Igualmente, no resulta posible aplicar el principio de término de contrato por sobreseimiento de la confianza existente entre los contratantes a las sociedades, por las siguientes razones: Hay otras situaciones en que los contratos tampoco terminan por disposición expresa de la ley, atendiendo a la mejor conveniencia del procedimiento concursal e intereses jurídicos a los cuales éste sirve. La declaración de quiebra o apertura del procedimiento de liquidación, no trae aparejada por sí misma el término ipso jure de los contratos celebrados por el fallido, a menos que éstos consideren como un aspecto esencial a su existencia la presencia de un elemento de confianza, como acontece con las diversas formas de mandato y en los contratos que, en general, son denominados “intuito personae”, como sucede con todos aquellos que contienen obligaciones de hacer de carácter personal. En ese sentido conviene remontarnos, una vez más, a los aspectos conceptuales involucrados, entre ellos, la necesaria distinción que será preciso efectuar entre las obligaciones según el objeto a que remitan. Adicionalmente a lo revisado en los puntos anteriores, a propósito del análisis de las acciones que pueden ser interpuestas para hacer coincidir la masa de hecho con la masa de derecho, conviene hacer una reflexión, a mayor abundamiento, en relación a las consecuencias que derivan de la declaración de quiebra sobre determinados actos y contratos celebrados por el fallido. 1. ASPECTOS INTRODUCTORIOS DE QUIEBRA SOBRE ACTOS Y CONTRATOS

CAPÍTULO XX EFECTO DE LA DECLARACIÓN

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Estimamos que el tema es posible resolverlo considerando ese artículo 17 como una excepción al artículo 15, permitiendo al adjudicatario continuar con la persona jurídica como si no hubiere terminado, pero sujetándolo a

814

A diferencia de las sociedades, no establece que esa persona jurídica subsiste durante el procedimiento de liquidación propio a la declaración de quiebra, no obstante, el artículo 17 genera un mar de confusiones al disponer: “En el caso de la letra d) del artículo 15, el adjudicatario único de la empresa podrá continuar con ella, en cuanto titular, para lo cual así deberá declararlo con sujeción a las formalidades del artículo 6º”.

En primer lugar, porque no son un contrato ni emanan de uno. Ellas constituyen sólo son una persona jurídica, y

Una situación especial la constituye la Empresa Individual de Responsabilidad Limitada, que conforma una persona jurídica pero no una sociedad, pues la letra d) del artículo 15 de la Ley Nº 19.857, que autoriza su establecimiento, prevé específicamente la quiebra como una causal de “término” de esa persona jurídica, determinando, asimismo, que deje de existir el “deudor”, quedando traducida el procedimiento de quiebra, como corresponde a su naturaleza jurídica, al proceso de liquidación de los activos y pasivos con que operaba esa persona jurídica.

En segundo término, la fuente de surgimiento de esa persona jurídica, que puede radicar en un acto jurídico, un hecho o la ley, queda agotada en sus efectos desde el mismo instante en que surgió la referida persona jurídica con todas sus potencialidades, de allí que las consecuencias jurídicas del surgimiento de esa persona para ella, terceros y quienes la constituyeron o posteriormente se incorporan como tales, son reguladas por la ley en sus aspectos más fundamentales.

A partir de su constitución las sociedades, en particular, pasan a quedar regidas por disposiciones o regulaciones ajenas o, al menos diferentes, que aquellas aplicables al mundo de los contratos, como son las causales de disolución, entre las cuales no está contemplada la declaración de quiebra de la sociedad, pero sí su insolvencia o la de los socios, conformando la quiebra una presunción de insolvencia y, por ende, base suficiente para iniciar una acción de disolución, pero no para que ésta opere ipso jure, como quedó dicho.

A partir de su constitución las sociedades, en particular, pasan a quedar regidas por disposiciones o regulaciones ajenas o, al menos diferentes, que aquellas aplicables al mundo de los contratos, como son las causales de disolución, entre las cuales no está contemplada la declaración de quiebra de la sociedad, pero sí su insolvencia o la de los socios, conformando la quiebra una presunción de insolvencia y, por ende, base suficiente para iniciar una acción de disolución, pero no para que ésta opere ipso jure, como quedó dicho.

En segundo término, la fuente de surgimiento de esa persona jurídica, que puede radicar en un acto jurídico, un hecho o la ley, queda agotada en sus efectos desde el mismo instante en que surgió la referida persona jurídica con todas sus potencialidades, de allí que las consecuencias jurídicas del surgimiento de esa persona para ella, terceros y quienes la constituyeron o posteriormente se incorporan como tales, son reguladas por la ley en sus aspectos más fundamentales.

Una situación especial la constituye la Empresa Individual de Responsabilidad Limitada, que conforma una persona jurídica pero no una sociedad, pues la letra d) del artículo 15 de la Ley Nº 19.857, que autoriza su establecimiento, prevé específicamente la quiebra como una causal de “término” de esa persona jurídica, determinando, asimismo, que deje de existir el “deudor”, quedando traducida el procedimiento de quiebra, como corresponde a su naturaleza jurídica, al proceso de liquidación de los activos y pasivos con que operaba esa persona jurídica.

En primer lugar, porque no son un contrato ni emanan de uno. Ellas constituyen sólo son una persona jurídica, y

A diferencia de las sociedades, no establece que esa persona jurídica subsiste durante el procedimiento de liquidación propio a la declaración de quiebra, no obstante, el artículo 17 genera un mar de confusiones al disponer: “En el caso de la letra d) del artículo 15, el adjudicatario único de la empresa podrá continuar con ella, en cuanto titular, para lo cual así deberá declararlo con sujeción a las formalidades del artículo 6º”.

GONZALO BAEZA OVALLE

Estimamos que el tema es posible resolverlo considerando ese artículo 17 como una excepción al artículo 15, permitiendo al adjudicatario continuar con la persona jurídica como si no hubiere terminado, pero sujetándolo a

814

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

815

cumplir las formalidades propias de las modificaciones de los estatutos de ese sujeto de derecho, para resguardo de terceros. 2. OBLIGACIONES CONCURSALES Y EXTRACONCURSALES Para abordar con éxito este emprendimiento, consideramos que constituye una cuestión previa distinguir entre obligaciones concursales y extraconcursales. Adolfo E. Parry266 explica que, generalmente, son consideradas concursales todas las pretensiones que, como consecuencia de la quiebra, quedan convertidas en un derecho al dividendo pero, en sentido más amplio ha de ser tenida como tal toda pretensión que el acreedor pueda hacer valer en el proceso concursal. Esta segunda precisión parece acertada al incluir aquellas acreencias que surgen con posterioridad a la declaración de quiebra o apertura del procedimiento de liquidación, pero que, igualmente, deben ser soportadas por la masa de bienes afectas al concurso. Ahora bien, en relación a las obligaciones, en general, la declaración de quiebra o apertura del procedimiento de liquidación sólo produce un efecto claro y preciso en relación a aquellas que están sujetas a un plazo, desde que el artículo 1496 del Co. Civil dispone que: “El pago de la obligación no puede exigirse antes de expirar el plazo, si no es: 1º Al deudor constituido en quiebra o que se halla en notoria insolvencia;…”.

De lo expuesto deriva que el plazo caduca sólo para el fallido, pero no para el resto de los obligados en el caso de las obligaciones mancomunadas o de deudor múltiple. En otras legislaciones es permitido al acreedor exigir fianza a los demás deudores en garantía del pago de su acreencia, fundado en que la quiebra de

266 PARRY E., Adolfo. Efectos de la quiebra y el concurso civil en las Obligaciones y en los Contratos, p. 24. Tipográfica Editora Argentina, Buenos Aires, 1950.

En otras legislaciones es permitido al acreedor exigir fianza a los demás deudores en garantía del pago de su acreencia, fundado en que la quiebra de De lo expuesto deriva que el plazo caduca sólo para el fallido, pero no para el resto de los obligados en el caso de las obligaciones mancomunadas o de deudor múltiple. “El pago de la obligación no puede exigirse antes de expirar el plazo, si no es: 1º Al deudor constituido en quiebra o que se halla en notoria insolvencia;…”.

Ahora bien, en relación a las obligaciones, en general, la declaración de quiebra o apertura del procedimiento de liquidación sólo produce un efecto claro y preciso en relación a aquellas que están sujetas a un plazo, desde que el artículo 1496 del Co. Civil dispone que: Esta segunda precisión parece acertada al incluir aquellas acreencias que surgen con posterioridad a la declaración de quiebra o apertura del procedimiento de liquidación, pero que, igualmente, deben ser soportadas por la masa de bienes afectas al concurso. Adolfo E. Parry266 explica que, generalmente, son consideradas concursales todas las pretensiones que, como consecuencia de la quiebra, quedan convertidas en un derecho al dividendo pero, en sentido más amplio ha de ser tenida como tal toda pretensión que el acreedor pueda hacer valer en el proceso concursal. Para abordar con éxito este emprendimiento, consideramos que constituye una cuestión previa distinguir entre obligaciones concursales y extraconcursales. 2. OBLIGACIONES CONCURSALES Y EXTRACONCURSALES cumplir las formalidades propias de las modificaciones de los estatutos de ese sujeto de derecho, para resguardo de terceros.

266

PARRY E., Adolfo. Efectos de la quiebra y el concurso civil en las Obligaciones y en los Contratos, p. 24. Tipográfica Editora Argentina, Buenos Aires, 1950.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

815

RETIRO

Los acreedores, como lo veremos al revisar el tema de las “verificaciones”, están obligados a comunicar la existencia de su acreencia en el procedimiento concursal y, en razón a ellas, de no resultar discutida su existencia, en monto y preferencia, a participar en la distribución del producto de la realización de los bienes, lo que excluye, en gran medida, los pagos en especie, en términos igualitarios, respetando el principio de la par conditio omnium creditorum, inspirador de todo sistema concursal y que en nuestro sistema jurídico ha resultado violentado por la interpretación que erróneamente, a nuestro juicio, ha pretendido hacerse del artículo 162 del Código del Trabajo.267

uno de los deudores disminuye el respaldo que exhibía ab initio, respecto al cumplimiento de la obligación.

Una situación distinta podemos visualizar en caso que siendo una obligación mancomunada o de deudores múltiples, la cosa debida sea una sola y esté incluida en la masa de bienes afectos al concurso evento que, en nuestro concepto, determina el surgimiento para el acreedor del derecho a indemnización o cumplimiento por equivalencia.

Ese respaldo estaba constituido por la totalidad de los patrimonios de los deudores, en el ejercicio del derecho general de prenda.

No obstante, consideramos que la conclusión precedente no resultaría aplicable en nuestro sistema legal, dado que ese artículo sólo remite al deudor afectado por el deterioro de garantía y, como responde a la naturaleza jurídica de una norma de excepción, corresponde que sea interpretada restrictivamente.

Conviene reflexionar en torno a si el derecho general de prenda, efectivamente, constituye una “caución”, ya que la respuesta afirmativa permitiría al acreedor caducar el plazo de todos los deudores, al amparo de lo previsto en el número siguiente del artículo citado:

“2º Al deudor cuyas cauciones, por hecho o culpa suya, se han extinguido o han disminuido considerablemente de valor. Pero en este caso el deudor podrá reclamar el beneficio del plazo, renovando o mejorando las cauciones”.

“2º Al deudor cuyas cauciones, por hecho o culpa suya, se han extinguido o han disminuido considerablemente de valor. Pero en este caso el deudor podrá reclamar el beneficio del plazo, renovando o mejorando las cauciones”.

Conviene reflexionar en torno a si el derecho general de prenda, efectivamente, constituye una “caución”, ya que la respuesta afirmativa permitiría al acreedor caducar el plazo de todos los deudores, al amparo de lo previsto en el número siguiente del artículo citado:

No obstante, consideramos que la conclusión precedente no resultaría aplicable en nuestro sistema legal, dado que ese artículo sólo remite al deudor afectado por el deterioro de garantía y, como responde a la naturaleza jurídica de una norma de excepción, corresponde que sea interpretada restrictivamente.

Ese respaldo estaba constituido por la totalidad de los patrimonios de los deudores, en el ejercicio del derecho general de prenda.

Una situación distinta podemos visualizar en caso que siendo una obligación mancomunada o de deudores múltiples, la cosa debida sea una sola y esté incluida en la masa de bienes afectos al concurso evento que, en nuestro concepto, determina el surgimiento para el acreedor del derecho a indemnización o cumplimiento por equivalencia.

uno de los deudores disminuye el respaldo que exhibía ab initio, respecto al cumplimiento de la obligación.

Los acreedores, como lo veremos al revisar el tema de las “verificaciones”, están obligados a comunicar la existencia de su acreencia en el procedimiento concursal y, en razón a ellas, de no resultar discutida su existencia, en monto y preferencia, a participar en la distribución del producto de la realización de los bienes, lo que excluye, en gran medida, los pagos en especie, en términos igualitarios, respetando el principio de la par conditio omnium creditorum, inspirador de todo sistema concursal y que en nuestro sistema jurídico ha resultado violentado por la interpretación que erróneamente, a nuestro juicio, ha pretendido hacerse del artículo 162 del Código del Trabajo.267

GONZALO BAEZA OVALLE

267 ROMÁN RODRÍGUEZ, Juan Pablo. Ob. cit., p. 255, se pronuncia en el mismo sentido pero con un manifiesto temor a la réplica de su opinión, que es una “virtud”, por expresarlo de algún

816

267

816

GONZALO BAEZA OVALLE

ROMÁN RODRÍGUEZ, Juan Pablo. Ob. cit., p. 255, se pronuncia en el mismo sentido pero con un manifiesto temor a la réplica de su opinión, que es una “virtud”, por expresarlo de algún

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

817

268

PARRY E., Adolfo. Ob. cit., p. 299.

modo, que nosotros jamás hemos tenido y no vamos a tener, pese a los sucesivos, programados y orquestados actos de persecución y asesinato de imagen de lo cual hemos sido objeto a partir de 1999.

3. CUENTA CORRIENTE MERCANTIL El artículo 602 del Co. de Comercio describe este contrato de la siguiente forma: “La cuenta corriente es un contrato bilateral y conmutativo por el cual una de las partes remite a otra o recibe de ella en propiedad cantidades de dinero u otros valores, sin aplicación a un empleo determinado ni obligación de tener a la orden una cantidad o un valor equivalente, pero a cargo de acreditar al remitente por sus remesas, liquidarlas en las épocas convenidas, compensarlas de una sola vez hasta concurrencia del débito y crédito y pagar el saldo”.

El artículo 611 del Co. de Comercio contempla entre las causales de conclusión o término de este contrato, la quiebra de alguno de los contratantes: “La cuenta corriente se concluye por el advenimiento de la época fijada por la convención o antes de él por consentimiento de las partes. “Se concluye también por la muerte natural o civil, la interdicción, la demencia, la quiebra o cualquier otro suceso legal que prive a alguno de los contratantes de la libre disposición de sus bienes”.

Los fundamentos tenidos en vista por el legislador para adoptar esta decisión, a nuestro modo de ver, son básicamente dos: 1) Este contrato precisa de la libre administración de sus bienes por ambos contratantes, lo que el estado de quiebra termina. 2) El contrato opera, esencialmente, a través de compensaciones, cuestión que no es posible llevar a cabo después de declarada la quiebra. No está demás aludir a las reflexiones de Adolfo E. Parry268 en el sentido que no existirían verdaderas compensaciones en la operación de este contrato, ya que en la legislación argentina, al igual que en la chilena, esta modo, que nosotros jamás hemos tenido y no vamos a tener, pese a los sucesivos, programados y orquestados actos de persecución y asesinato de imagen de lo cual hemos sido objeto a partir de 1999. 268

PARRY E., Adolfo. Ob. cit., p. 299.

No está demás aludir a las reflexiones de Adolfo E. Parry268 en el sentido que no existirían verdaderas compensaciones en la operación de este contrato, ya que en la legislación argentina, al igual que en la chilena, esta 2) El contrato opera, esencialmente, a través de compensaciones, cuestión que no es posible llevar a cabo después de declarada la quiebra. 1) Este contrato precisa de la libre administración de sus bienes por ambos contratantes, lo que el estado de quiebra termina. Los fundamentos tenidos en vista por el legislador para adoptar esta decisión, a nuestro modo de ver, son básicamente dos: “La cuenta corriente se concluye por el advenimiento de la época fijada por la convención o antes de él por consentimiento de las partes. “Se concluye también por la muerte natural o civil, la interdicción, la demencia, la quiebra o cualquier otro suceso legal que prive a alguno de los contratantes de la libre disposición de sus bienes”.

El artículo 611 del Co. de Comercio contempla entre las causales de conclusión o término de este contrato, la quiebra de alguno de los contratantes: “La cuenta corriente es un contrato bilateral y conmutativo por el cual una de las partes remite a otra o recibe de ella en propiedad cantidades de dinero u otros valores, sin aplicación a un empleo determinado ni obligación de tener a la orden una cantidad o un valor equivalente, pero a cargo de acreditar al remitente por sus remesas, liquidarlas en las épocas convenidas, compensarlas de una sola vez hasta concurrencia del débito y crédito y pagar el saldo”.

El artículo 602 del Co. de Comercio describe este contrato de la siguiente forma: 3. CUENTA CORRIENTE MERCANTIL DERECHO CONCURSAL CHILENO

817

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Sin embargo, habremos de reconocer que, por el texto de las disposiciones legales traídas a colación, este aspecto constituye un punto opinable, especialmente, por el hecho que la conclusión o clausura del contrato de cuenta corriente va a producirse, precisamente, como consecuencia de la declaración de quiebra, fecha a partir de la cual no pueden haber compensaciones, de manera que, de concluir lo indicado por ese autor, la referida clausura resultaría un imposible, en tanto el “neteo” de los saldos es, jurídicamente, una compensación.

818

Ese trabajo de constatación, ya que no es una cosa diferente, únicamente sirve al propósito de establecer, finalmente, la persona del acreedor y del deudor, como expusimos, sobre la base de la determinación de un saldo líquido a favor o en contra de los respectivos contratantes.

modalidad para extinguir las obligaciones opera de pleno derecho y en el contrato de cuenta corriente mercantil habrá de esperarse a la “clausura” o “conclusión” de la cuenta, no operando con anterioridad.

Discrepamos de la postura de Adolfo E. Parry. Lo determinado en la “clausura” de ese contrato es la persona del acreedor y del deudor, pero las compensaciones siguen operando de pleno derecho, no siendo posible determinar las compensaciones que operaron si no son confrontadas las respectivas contabilidades, “neteando” (para usar un término de aplicación frecuente en el ámbito contable) los saldos, o sea, compensándolos en las sumas finales. No obstante e independientemente de ese ejercicio, de hecho las compensaciones operaron con anterioridad y la operación referida responde a un carácter más bien administrativo antes que jurídico.

Esa precisión es aplicable a nuestro sistema legal, en la medida que una reserva técnica como la indicada está contemplada expresamente por el artículo 613 del Co. de Comercio:

“La conclusión definitiva de la cuenta corriente fija invariablemente el estado de las relaciones jurídicas de las partes, produce de pleno derecho, independientemente del fenecimiento de la cuenta, la compensación del íntegro monto del débito y crédito hasta la cantidad concurrente y determina la persona del acreedor y deudor”.

“La conclusión definitiva de la cuenta corriente fija invariablemente el estado de las relaciones jurídicas de las partes, produce de pleno derecho, independientemente del fenecimiento de la cuenta, la compensación del íntegro monto del débito y crédito hasta la cantidad concurrente y determina la persona del acreedor y deudor”.

Esa precisión es aplicable a nuestro sistema legal, en la medida que una reserva técnica como la indicada está contemplada expresamente por el artículo 613 del Co. de Comercio:

Discrepamos de la postura de Adolfo E. Parry. Lo determinado en la “clausura” de ese contrato es la persona del acreedor y del deudor, pero las compensaciones siguen operando de pleno derecho, no siendo posible determinar las compensaciones que operaron si no son confrontadas las respectivas contabilidades, “neteando” (para usar un término de aplicación frecuente en el ámbito contable) los saldos, o sea, compensándolos en las sumas finales. No obstante e independientemente de ese ejercicio, de hecho las compensaciones operaron con anterioridad y la operación referida responde a un carácter más bien administrativo antes que jurídico.

modalidad para extinguir las obligaciones opera de pleno derecho y en el contrato de cuenta corriente mercantil habrá de esperarse a la “clausura” o “conclusión” de la cuenta, no operando con anterioridad.

Ese trabajo de constatación, ya que no es una cosa diferente, únicamente sirve al propósito de establecer, finalmente, la persona del acreedor y del deudor, como expusimos, sobre la base de la determinación de un saldo líquido a favor o en contra de los respectivos contratantes.

GONZALO BAEZA OVALLE

Sin embargo, habremos de reconocer que, por el texto de las disposiciones legales traídas a colación, este aspecto constituye un punto opinable, especialmente, por el hecho que la conclusión o clausura del contrato de cuenta corriente va a producirse, precisamente, como consecuencia de la declaración de quiebra, fecha a partir de la cual no pueden haber compensaciones, de manera que, de concluir lo indicado por ese autor, la referida clausura resultaría un imposible, en tanto el “neteo” de los saldos es, jurídicamente, una compensación.

818

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

819

Así las cosas, entonces, la “clausura” de este contrato sólo será factible en la medida que las compensaciones hayan operado de pleno derecho, como lo establece la ley, en forma de regla general y, por ende, los saldos acreedores o deudores respecto a cada contratante, constituyan el resultado de un ejercicio meramente contable o administrativo. No hay compensación en ello, sino un mero ejercicio de orden administrativo contable destinado a constatar, como quedó dicho, los saldos derivados de compensaciones pasadas, vale decir, ocurridas con anterioridad a la declaración de quiebra o apertura de concurso. 4. CONTRATOS DE TRABAJO269 Asumiendo que no fue decretada la continuación de giro, las opiniones se han uniformado respecto a la suerte que corren los contratos de trabajo vigentes a la fecha de la declaración de quiebra. Conviene no olvidar que la terminación del contrato de trabajo responde a la naturaleza de ser una situación de hecho con derivaciones jurídicas, como cabe desprender de lo dispuesto en el artículo 168 del Co. del Trabajo,

269 En relación a esta materia conviene tener presente que la Superintedencia de Quiebras, a través del Instructivo Nº 10, de 29 de diciembre de 2009, ha instruido a los síndicos de quiebra, en orden a abstenerse de utilizar la causal de terminación de los contratos de trabajo consistente en el caso fortuito o fuerza mayor, basado en la declaración de quiebra del empleador y agrega lo siguiente: “Asimismo, al impetrar cualquier causal de término de la relación laboral que no otorgue derecho a indemnización, los síndicos han de contar con antecedentes fidedignos que justifiquen la aplicación de la respectiva causal, puesto que de ser rechazada, se ocasiona un perjuicio pecuniario a la masa, ascendente al monto de los recargos contemplados en el artículo 168 del Código del Trabajo. De no disponer de esos antecedentes, la causal que debe invocar es de necesidades de la empresa o desahucio. El fundamento para impartir esa instrucción, consta en el mismo documento y radica en la constatación del uso frecuente de las causales antes indicadas y la jurisprudencia uniforme que rechaza la aplicación de esas causales fundada en la quiebra de la empresa, determinando la aplicación de un 50% de recargo en la indemnización. De esta forma concluye que el síndico de quiebras que aplica la causal de caso fortuito o fuerza mayor, no obra a favor del interés general de los acreedores, contraviniendo la obligación que le impone en ese sentido el artículo 27 del Libro IV del Código de Comercio”.

Conviene no olvidar que la terminación del contrato de trabajo responde a la naturaleza de ser una situación de hecho con derivaciones jurídicas, como cabe desprender de lo dispuesto en el artículo 168 del Co. del Trabajo, Asumiendo que no fue decretada la continuación de giro, las opiniones se han uniformado respecto a la suerte que corren los contratos de trabajo vigentes a la fecha de la declaración de quiebra.

269

En relación a esta materia conviene tener presente que la Superintedencia de Quiebras, a través del Instructivo Nº 10, de 29 de diciembre de 2009, ha instruido a los síndicos de quiebra, en orden a abstenerse de utilizar la causal de terminación de los contratos de trabajo consistente en el caso fortuito o fuerza mayor, basado en la declaración de quiebra del empleador y agrega lo siguiente: “Asimismo, al impetrar cualquier causal de término de la relación laboral que no otorgue derecho a indemnización, los síndicos han de contar con antecedentes fidedignos que justifiquen la aplicación de la respectiva causal, puesto que de ser rechazada, se ocasiona un perjuicio pecuniario a la masa, ascendente al monto de los recargos contemplados en el artículo 168 del Código del Trabajo. De no disponer de esos antecedentes, la causal que debe invocar es de necesidades de la empresa o desahucio. El fundamento para impartir esa instrucción, consta en el mismo documento y radica en la constatación del uso frecuente de las causales antes indicadas y la jurisprudencia uniforme que rechaza la aplicación de esas causales fundada en la quiebra de la empresa, determinando la aplicación de un 50% de recargo en la indemnización. De esta forma concluye que el síndico de quiebras que aplica la causal de caso fortuito o fuerza mayor, no obra a favor del interés general de los acreedores, contraviniendo la obligación que le impone en ese sentido el artículo 27 del Libro IV del Código de Comercio”.

4. CONTRATOS DE TRABAJO269 No hay compensación en ello, sino un mero ejercicio de orden administrativo contable destinado a constatar, como quedó dicho, los saldos derivados de compensaciones pasadas, vale decir, ocurridas con anterioridad a la declaración de quiebra o apertura de concurso. Así las cosas, entonces, la “clausura” de este contrato sólo será factible en la medida que las compensaciones hayan operado de pleno derecho, como lo establece la ley, en forma de regla general y, por ende, los saldos acreedores o deudores respecto a cada contratante, constituyan el resultado de un ejercicio meramente contable o administrativo. DERECHO CONCURSAL CHILENO

819

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Por consecuencia, algunos trabajadores requieren o, si se quiere, hacen aconsejable no obviar el aviso de término de contrato.

820

En ese contexto, el Gerente y los ejecutivos de una empresa no han sido separados de sus cargos hasta que el síndico de la quiebra acepte el cargo y dé curso a la incautación, con lo cual es implementado el desasimiento y, por ende, en ese instante los ejecutivos quedan separados de sus cargos operando el término de contrato de trabajo con arreglo a lo previsto en el artículo 168 del Co. del Trabajo, como hemos comentado, no obstante lo cual, insistimos en la necesidad de aviso de término de contrato para formalizar la conclusión del vínculo laboral.

en tanto remite a la “separación” del trabajador y no al cumplimiento de las formalidades de terminación de ese contrato, especialmente, en razón a que su incumplimiento trae aparejadas otras sanciones y no la invalidez de esa terminación, dando lugar a lo que es conocido en doctrina como la convalidación del acto nulo.

No obstante, las normas del Co. del Trabajo prefieren en su aplicación a las Co. de Comercio, por ser de derecho y orden público las primeras, en general, y de derecho privado las segundas.

Así las cosas, entonces, la declaratoria de quiebra, desde el instante que termina la operación del establecimiento, importa la separación del trabajador de sus funciones y, por ende, la conclusión de su contrato de trabajo, en general.

Esto se presta a algún grado de confusión, pues los Gerentes, por definición legal, son “factores de comercio” y, de conformidad a lo dispuesto en el artículo 234 del Co. de Comercio, el “mandato” de los factores es calificado de comercial, pudiendo hacer asumir que, en razón de tal naturaleza jurídica, termina con la declaración de quiebra o apertura de concurso.

No cabe concluir lo mismo en relación con aquellos trabajadores que detentan un cargo de representación, como los Gerentes, en la medida que sus funciones continúan más allá de la paralización del aparato productivo de la empresa, incluso, para solicitar la quiebra de la compañía, luego de haberla paralizado o suspendido sus labores por la inviabilidad técnica de la misma.

No cabe concluir lo mismo en relación con aquellos trabajadores que detentan un cargo de representación, como los Gerentes, en la medida que sus funciones continúan más allá de la paralización del aparato productivo de la empresa, incluso, para solicitar la quiebra de la compañía, luego de haberla paralizado o suspendido sus labores por la inviabilidad técnica de la misma.

Esto se presta a algún grado de confusión, pues los Gerentes, por definición legal, son “factores de comercio” y, de conformidad a lo dispuesto en el artículo 234 del Co. de Comercio, el “mandato” de los factores es calificado de comercial, pudiendo hacer asumir que, en razón de tal naturaleza jurídica, termina con la declaración de quiebra o apertura de concurso.

Así las cosas, entonces, la declaratoria de quiebra, desde el instante que termina la operación del establecimiento, importa la separación del trabajador de sus funciones y, por ende, la conclusión de su contrato de trabajo, en general.

No obstante, las normas del Co. del Trabajo prefieren en su aplicación a las Co. de Comercio, por ser de derecho y orden público las primeras, en general, y de derecho privado las segundas.

en tanto remite a la “separación” del trabajador y no al cumplimiento de las formalidades de terminación de ese contrato, especialmente, en razón a que su incumplimiento trae aparejadas otras sanciones y no la invalidez de esa terminación, dando lugar a lo que es conocido en doctrina como la convalidación del acto nulo.

En ese contexto, el Gerente y los ejecutivos de una empresa no han sido separados de sus cargos hasta que el síndico de la quiebra acepte el cargo y dé curso a la incautación, con lo cual es implementado el desasimiento y, por ende, en ese instante los ejecutivos quedan separados de sus cargos operando el término de contrato de trabajo con arreglo a lo previsto en el artículo 168 del Co. del Trabajo, como hemos comentado, no obstante lo cual, insistimos en la necesidad de aviso de término de contrato para formalizar la conclusión del vínculo laboral.

GONZALO BAEZA OVALLE

Por consecuencia, algunos trabajadores requieren o, si se quiere, hacen aconsejable no obviar el aviso de término de contrato.

820

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

821

Sergio Baeza Pinto270 concluye al efecto “la calificación de la quiebra como fortuita, culpable o fraudulenta no tiene relevancia a los efectos de configurar una situación que justifique la terminación del contrato de trabajo. La situación de quiebra tampoco es asimilable a ninguna de las causales del artículo 2º de la Ley Nº 16.455.

SANTIAGO, 04 DE JUNIO DE 2001. b). 271 ORD. Nº 2039/99 MAT.: Terminación Contrato Individual. Fecha RDIC.: El contrato de trabajo debe entenderse terminado al momento en que se produce la separación del trabajador, sea que a esa fecha se haya o no invocado la correspondiente causal de término, careciendo de toda incidencia para tales efectos aquella en que se hubiere suscrito el respectivo finiquito. ANT.: Ordinario Nº 013535, de 18.04.2001, Superintendencia de Seguridad Social. FUENTES : Código del Trabajo, artículos 162, incisos 1º y 2º, 168, inciso 1º y 169, letra 270 BAEZA PINTO, Sergio. “La quiebra y la terminación del contrato de trabajo”. Revista de Derecho y Jurisprudencia, Edición Bicentenario. Doctrinas Esenciales. Derecho Comercial. Thomson Reuters PuntoLex, 2010, p. 865.

“Son las situaciones concretas derivadas o conectadas con la quiebra o su clausura las que deben examinarse para establecer si el interés legítimo de la masa sirve de fundamento para poner término a los vínculos laborales preexistentes.

La Dirección del Trabajo también se pronuncia por el hecho antes que el derecho. Si hubo separación, hay término del contrato de trabajo, en caso contrario no deriva ese efecto.271

“En caso de ser así, la causal de terminación está señalada por el Nº 10 del artículo 2º de la Ley Nº 16.455; esto es, ‘las que sean determinadas por las necesidades del funcionamiento de la empresa, establecimiento o servicio’, como expresa dicha norma”. En la práctica, el síndico de la quiebra entrega aviso de término de contrato a todas las personas que aparezcan, formalmente, como afectos a un vínculo laboral, sin importar la calidad que tengan o el servicio que presten, lo que efectúan a partir, precisamente, del acto de incautación. La Dirección del Trabajo también se pronuncia por el hecho antes que el derecho. Si hubo separación, hay término del contrato de trabajo, en caso contrario no deriva ese efecto.271

270

BAEZA PINTO, Sergio. “La quiebra y la terminación del contrato de trabajo”. Revista de Derecho y Jurisprudencia, Edición Bicentenario. Doctrinas Esenciales. Derecho Comercial. Thomson Reuters PuntoLex, 2010, p. 865.

En la práctica, el síndico de la quiebra entrega aviso de término de contrato a todas las personas que aparezcan, formalmente, como afectos a un vínculo laboral, sin importar la calidad que tengan o el servicio que presten, lo que efectúan a partir, precisamente, del acto de incautación. “En caso de ser así, la causal de terminación está señalada por el Nº 10 del artículo 2º de la Ley Nº 16.455; esto es, ‘las que sean determinadas por las necesidades del funcionamiento de la empresa, establecimiento o servicio’, como expresa dicha norma”. “Son las situaciones concretas derivadas o conectadas con la quiebra o su clausura las que deben examinarse para establecer si el interés legítimo de la masa sirve de fundamento para poner término a los vínculos laborales preexistentes.

271

ORD. Nº 2039/99 MAT.: Terminación Contrato Individual. Fecha RDIC.: El contrato de trabajo debe entenderse terminado al momento en que se produce la separación del trabajador, sea que a esa fecha se haya o no invocado la correspondiente causal de término, careciendo de toda incidencia para tales efectos aquella en que se hubiere suscrito el respectivo finiquito. ANT.: Ordinario Nº 013535, de 18.04.2001, Superintendencia de Seguridad Social. FUENTES : Código del Trabajo, artículos 162, incisos 1º y 2º, 168, inciso 1º y 169, letra b). SANTIAGO, 04 DE JUNIO DE 2001.

Sergio Baeza Pinto270 concluye al efecto “la calificación de la quiebra como fortuita, culpable o fraudulenta no tiene relevancia a los efectos de configurar una situación que justifique la terminación del contrato de trabajo. La situación de quiebra tampoco es asimilable a ninguna de las causales del artículo 2º de la Ley Nº 16.455. DERECHO CONCURSAL CHILENO

821

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Mediante oficio ordinario citado en el antecedente solicita un pronunciamiento de esta Dirección en orden a determinar si el contrato de trabajo se entiende vigente a la fecha del finiquito o solamente hasta el día anterior a su término. Sobre el particular, cúmpleme informar a Ud. lo siguiente: De acuerdo a la doctrina vigente de este Servicio sobre la materia y que se contiene, entre otros, en dictámenes 6083, de 20.12.83 y 2133/52, de 5.04.90, el finiquito tiene por objeto, solamente, dejar constancia de que la relación laboral ha terminado y de las prestaciones pecuniarias que en el mismo se consignan, agregando que su otorgamiento no constituye el acto por el cual se pone término a la relación laboral. Sobre la base de la jurisprudencia administrativa citada, forzoso resulta concluir que la no suscripción del correspondiente finiquito no produce el efecto de mantener vigente la respectiva relación laboral. Precisado lo anterior, es necesario resolver cuándo debe entenderse terminada dicha relación, para cuyo efecto cabe recurrir a los preceptos de los artículos 162, incisos 1º y 2º, 168, inciso 1º, y 169, letra b) del Código del Trabajo, el primero de los cuales, en lo pertinente, dispone: “Si el contrato de trabajo termina de acuerdo con los números 4, 5 ó 6 del artículo 159, o si el empleador le pusiera término por aplicación de una o más de las causales señaladas en el artículo 160, deberá comunicarlo por escrito al trabajador, personalmente o por carta certificada enviada al domicilio señalado en el contrato, expresando la o las causales invocadas y los hechos en que se funda”. “Esta comunicación se entregará, o deberá enviarse dentro de los tres días hábiles siguientes al de la separación del trabajador. Si se tratare de la causal señalada en el número 6º del artículo 159, el plazo será de seis días hábiles”. Por su parte, el inciso 1º del artículo 168 del señalado cuerpo legal, prescribe: “El trabajador cuyo contrato termine por aplicación de una o más de las causales establecidas en los artículos 159, 160 y 161, y que considere que tal aplicación es injustificada, indebida o improcedente, o que no se ha invocado ninguna causal legal, podrá recurrir al juzgado competente, dentro del plazo de sesenta días hábiles, contados desde la separación, a fin de que éste así lo declare. En este caso el juez ordenará el pago de la indemnización a que se refiere el inciso cuarto del artículo 162 y la de los incisos primero o segundo del artículo 163 según correspondiere, aumentada esta última en un veinte por ciento”. A su vez, el artículo 169 del mismo Código, en su letra b), preceptúa: “ Si el contrato terminare por aplicación de la causal del inciso primero del artículo 161 de este Código, se observarán las reglas siguientes: “b) Si el trabajador estima que la aplicación de esta causal es improcedente, y no ha hecho aceptación de ella del modo previsto en la letra anterior, podrá recurrir al tribunal mencionado en el artículo precedente, en los mismos términos y con el mismo objeto allí indicado. Si el tribunal rechazare la reclamación del trabajador, éste solo tendrá derecho a las indemnizaciones señaladas en los artículos 162, inciso cuarto, y 163, incisos primero o segundo, según corresponda, con el reajuste indicado en el artículo 173, sin intereses”. Del análisis conjunto de las normas legales precedentemente transcritas se desprende, primeramente, que si el término de la relación laboral se produce por las causales establecidas en los Nºs. 4, 5 ó 6 del artículo 159 del Código del Trabajo, esto es, vencimiento del plazo convenido, conclusión del trabajo o servicio que dio origen al contrato o caso fortuito o fuerza mayor, como también, por cualquiera de las previstas en el artículo 160 del mismo Código, deberá comunicarlo por escrito al trabajador, personalmente o por carta certificada enviada al

822

GONZALO BAEZA OVALLE

Mediante oficio ordinario citado en el antecedente solicita un pronunciamiento de esta Dirección en orden a determinar si el contrato de trabajo se entiende vigente a la fecha del finiquito o solamente hasta el día anterior a su término. Sobre el particular, cúmpleme informar a Ud. lo siguiente: De acuerdo a la doctrina vigente de este Servicio sobre la materia y que se contiene, entre otros, en dictámenes 6083, de 20.12.83 y 2133/52, de 5.04.90, el finiquito tiene por objeto, solamente, dejar constancia de que la relación laboral ha terminado y de las prestaciones pecuniarias que en el mismo se consignan, agregando que su otorgamiento no constituye el acto por el cual se pone término a la relación laboral. Sobre la base de la jurisprudencia administrativa citada, forzoso resulta concluir que la no suscripción del correspondiente finiquito no produce el efecto de mantener vigente la respectiva relación laboral. Precisado lo anterior, es necesario resolver cuándo debe entenderse terminada dicha relación, para cuyo efecto cabe recurrir a los preceptos de los artículos 162, incisos 1º y 2º, 168, inciso 1º, y 169, letra b) del Código del Trabajo, el primero de los cuales, en lo pertinente, dispone: “Si el contrato de trabajo termina de acuerdo con los números 4, 5 ó 6 del artículo 159, o si el empleador le pusiera término por aplicación de una o más de las causales señaladas en el artículo 160, deberá comunicarlo por escrito al trabajador, personalmente o por carta certificada enviada al domicilio señalado en el contrato, expresando la o las causales invocadas y los hechos en que se funda”. “Esta comunicación se entregará, o deberá enviarse dentro de los tres días hábiles siguientes al de la separación del trabajador. Si se tratare de la causal señalada en el número 6º del artículo 159, el plazo será de seis días hábiles”. Por su parte, el inciso 1º del artículo 168 del señalado cuerpo legal, prescribe: “El trabajador cuyo contrato termine por aplicación de una o más de las causales establecidas en los artículos 159, 160 y 161, y que considere que tal aplicación es injustificada, indebida o improcedente, o que no se ha invocado ninguna causal legal, podrá recurrir al juzgado competente, dentro del plazo de sesenta días hábiles, contados desde la separación, a fin de que éste así lo declare. En este caso el juez ordenará el pago de la indemnización a que se refiere el inciso cuarto del artículo 162 y la de los incisos primero o segundo del artículo 163 según correspondiere, aumentada esta última en un veinte por ciento”. A su vez, el artículo 169 del mismo Código, en su letra b), preceptúa: “ Si el contrato terminare por aplicación de la causal del inciso primero del artículo 161 de este Código, se observarán las reglas siguientes: “b) Si el trabajador estima que la aplicación de esta causal es improcedente, y no ha hecho aceptación de ella del modo previsto en la letra anterior, podrá recurrir al tribunal mencionado en el artículo precedente, en los mismos términos y con el mismo objeto allí indicado. Si el tribunal rechazare la reclamación del trabajador, éste solo tendrá derecho a las indemnizaciones señaladas en los artículos 162, inciso cuarto, y 163, incisos primero o segundo, según corresponda, con el reajuste indicado en el artículo 173, sin intereses”. Del análisis conjunto de las normas legales precedentemente transcritas se desprende, primeramente, que si el término de la relación laboral se produce por las causales establecidas en los Nºs. 4, 5 ó 6 del artículo 159 del Código del Trabajo, esto es, vencimiento del plazo convenido, conclusión del trabajo o servicio que dio origen al contrato o caso fortuito o fuerza mayor, como también, por cualquiera de las previstas en el artículo 160 del mismo Código, deberá comunicarlo por escrito al trabajador, personalmente o por carta certificada enviada al

822

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

823

Un tema distinto es si la terminación del contrato de trabajo con ocasión de la declaración en quiebra del empleador, puede ser inscrita en alguna de aquellas causales que el Co. del Trabajo considera como justificadas. Salvo situaciones muy excepcionales, la jurisprudencia de los tribunales se ha uniformado en torno a que la declaración de quiebra no puede ser considerada como causal justificada de término de contrato, aun cuando

domicilio consignado en el respectivo contrato, indicando la o las causales invocadas para tal efecto y los hechos que les sirven de fundamento, comunicación esta que deberá entregarse o remitirse al afectado dentro del plazo de 3 días hábiles contados desde su separación o de seis días hábiles, tratándose de la causal de caso fortuito o fuerza mayor a que alude el Nº 6 del citado artículo 159. De las señaladas normas se infiere, asimismo, que el trabajador despedido por una o más de las causales de término de contrato previstas en los artículos 159 y 160 y que estime que su aplicación es injustificada, indebida, improcedente o que no se ha invocado para tal efecto ninguna causal legal, podrá reclamar ante el juez competente dentro del plazo de sesenta días contados desde su separación para que el juez así lo declare, caso en el cual éste ordenará el pago de las indemnizaciones sustitutiva del aviso previo y por años de servicio, según corresponda, aumentada esta última en un 20%. Finalmente, de las disposiciones legales anotadas se infiere que si el contrato de trabajo termina por la causal establecida en el inciso 1º del artículo 161, esto es, necesidades de la empresa, establecimiento o servicio, el afectado podrá reclamar, si la considera improcedente, dentro del mismo plazo y en los mismos términos precedentemente señalados. Como es dable apreciar, conforme a la citada normativa, tanto el plazo en que debe efectuarse la comunicación de término de contrato en caso de que éste se produzca por las causales establecidas en los Nºs. 4º, 5º, 6º del artículo159 o cualquiera de las previstas en el artículo 160, como aquél de que dispone el trabajador para reclamar de la aplicación de la o las causales invocadas o de que no se ha expresado causa legal alguna para tal efecto, se cuentan desde la separación del trabajador, circunstancia esta que, en opinión de esta Dirección, autoriza para sostener que la relación laboral debe entenderse terminada a la fecha de dicha separación, sea que a ese momento se haya o no invocado la respectiva causal. La antedicha conclusión se corrobora si se tiene presente que la invocación de la causal de término de la relación laboral en los casos precedentemente señalados no necesariamente es coetánea con la separación del trabajador, toda vez que, según ya se expresara, ésta debe materializarse en la comunicación que debe darse al trabajador despedido, para cuyo efecto, el empleador dispone de un plazo de 3 ó 6 días hábiles a contar de aquélla. En consecuencia, sobre la base de las disposiciones legales citadas y consideraciones expuestas, cúmpleme informar a Ud. que el contrato de trabajo debe entenderse terminado al momento en que se produce la separación del trabajador, sea que a esa fecha se haya o no invocado la correspondiente causal de término, careciendo de toda incidencia para estos efectos aquella en que se hubiere suscrito el respectivo finiquito.

domicilio consignado en el respectivo contrato, indicando la o las causales invocadas para tal efecto y los hechos que les sirven de fundamento, comunicación esta que deberá entregarse o remitirse al afectado dentro del plazo de 3 días hábiles contados desde su separación o de seis días hábiles, tratándose de la causal de caso fortuito o fuerza mayor a que alude el Nº 6 del citado artículo 159. De las señaladas normas se infiere, asimismo, que el trabajador despedido por una o más de las causales de término de contrato previstas en los artículos 159 y 160 y que estime que su aplicación es injustificada, indebida, improcedente o que no se ha invocado para tal efecto ninguna causal legal, podrá reclamar ante el juez competente dentro del plazo de sesenta días contados desde su separación para que el juez así lo declare, caso en el cual éste ordenará el pago de las indemnizaciones sustitutiva del aviso previo y por años de servicio, según corresponda, aumentada esta última en un 20%. Finalmente, de las disposiciones legales anotadas se infiere que si el contrato de trabajo termina por la causal establecida en el inciso 1º del artículo 161, esto es, necesidades de la empresa, establecimiento o servicio, el afectado podrá reclamar, si la considera improcedente, dentro del mismo plazo y en los mismos términos precedentemente señalados. Como es dable apreciar, conforme a la citada normativa, tanto el plazo en que debe efectuarse la comunicación de término de contrato en caso de que éste se produzca por las causales establecidas en los Nºs. 4º, 5º, 6º del artículo159 o cualquiera de las previstas en el artículo 160, como aquél de que dispone el trabajador para reclamar de la aplicación de la o las causales invocadas o de que no se ha expresado causa legal alguna para tal efecto, se cuentan desde la separación del trabajador, circunstancia esta que, en opinión de esta Dirección, autoriza para sostener que la relación laboral debe entenderse terminada a la fecha de dicha separación, sea que a ese momento se haya o no invocado la respectiva causal. La antedicha conclusión se corrobora si se tiene presente que la invocación de la causal de término de la relación laboral en los casos precedentemente señalados no necesariamente es coetánea con la separación del trabajador, toda vez que, según ya se expresara, ésta debe materializarse en la comunicación que debe darse al trabajador despedido, para cuyo efecto, el empleador dispone de un plazo de 3 ó 6 días hábiles a contar de aquélla. En consecuencia, sobre la base de las disposiciones legales citadas y consideraciones expuestas, cúmpleme informar a Ud. que el contrato de trabajo debe entenderse terminado al momento en que se produce la separación del trabajador, sea que a esa fecha se haya o no invocado la correspondiente causal de término, careciendo de toda incidencia para estos efectos aquella en que se hubiere suscrito el respectivo finiquito.

Salvo situaciones muy excepcionales, la jurisprudencia de los tribunales se ha uniformado en torno a que la declaración de quiebra no puede ser considerada como causal justificada de término de contrato, aun cuando Un tema distinto es si la terminación del contrato de trabajo con ocasión de la declaración en quiebra del empleador, puede ser inscrita en alguna de aquellas causales que el Co. del Trabajo considera como justificadas. DERECHO CONCURSAL CHILENO

823

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

273 Sobre las particularidades de los contratos de aprovisionamiento y suministro, recomendamos revisar nuestro Tratado de Derecho Comercial, ocasión en que revisamos con algún grado de detención esos contratos y no corresponde que lo reiteremos en esta oportunidad.

sea afirmado que constituye un caso fortuito o la conclusión del trabajo para el cual fue contratado el trabajador, alinéandose con la interpretación entregada por Sergio Baeza Pinto.

272 RIVERA, Julio César. Cuestiones laborales en la ley de concursos, p. 109. Editorial Astrea de Alfredo y Ricardo Desalma, Buenos Aires, 1982.

Conviene, de todas formas, hacer presente que no es bueno dejar estas situaciones a la libre interpretación de los tribunales y otras legislaciones contemplan soluciones expresas, como lo acota Julio César Rivera272, al comentar las Leyes Nºs. 11.719 y 19.551, en ese país, que otorgan un plazo de sobrevida al contrato de trabajo por 60 días, obviamente, en la medida que no haya sido decretada la continuidad de giro, evento en el cual el trabajador no fue separado de su cargo o labores.

Como una necesaria aclaración, para tratar debidamente el tema, corresponde entregar algunas aproximaciones conceptuales en torno a lo que cabe entender como contratos de suministro y los denominados de aprovisionamiento, pues, como lo hicimos ver en nuestro Tratado de Derecho Comercial, hay cierto grado de confusión sobre la materia.

Extendernos sobre el tema y traer jurisprudencia a colación, definitivamente, nos apartaría del propósito central de nuestro esfuerzo que pasa por exponer el sistema concursal.

Afirmamos en esa oportunidad y reiteramos, que la diferencia entre uno y otro contrato inciden en el bien que constituye el objeto de los derechos y obligaciones que surgen del contrato, dado que en el contrato de suministro, éste queda estructurado por un fluido de disposición permanente para el usuario o, al menos, que debería ser de disposición continua, lo que no ocurre con el de aprovisionamiento.

824

5. CONTRATOS DE SUMINISTRO Y APROVISIONAMIENTO273

5.1. Apreciaciones introductorias

5.1. Apreciaciones introductorias

5. CONTRATOS DE SUMINISTRO Y APROVISIONAMIENTO273

RIVERA, Julio César. Cuestiones laborales en la ley de concursos, p. 109. Editorial Astrea de Alfredo y Ricardo Desalma, Buenos Aires, 1982.

sea afirmado que constituye un caso fortuito o la conclusión del trabajo para el cual fue contratado el trabajador, alinéandose con la interpretación entregada por Sergio Baeza Pinto.

272

Extendernos sobre el tema y traer jurisprudencia a colación, definitivamente, nos apartaría del propósito central de nuestro esfuerzo que pasa por exponer el sistema concursal.

Afirmamos en esa oportunidad y reiteramos, que la diferencia entre uno y otro contrato inciden en el bien que constituye el objeto de los derechos y obligaciones que surgen del contrato, dado que en el contrato de suministro, éste queda estructurado por un fluido de disposición permanente para el usuario o, al menos, que debería ser de disposición continua, lo que no ocurre con el de aprovisionamiento.

Conviene, de todas formas, hacer presente que no es bueno dejar estas situaciones a la libre interpretación de los tribunales y otras legislaciones contemplan soluciones expresas, como lo acota Julio César Rivera272, al comentar las Leyes Nºs. 11.719 y 19.551, en ese país, que otorgan un plazo de sobrevida al contrato de trabajo por 60 días, obviamente, en la medida que no haya sido decretada la continuidad de giro, evento en el cual el trabajador no fue separado de su cargo o labores.

Como una necesaria aclaración, para tratar debidamente el tema, corresponde entregar algunas aproximaciones conceptuales en torno a lo que cabe entender como contratos de suministro y los denominados de aprovisionamiento, pues, como lo hicimos ver en nuestro Tratado de Derecho Comercial, hay cierto grado de confusión sobre la materia.

273

824

GONZALO BAEZA OVALLE

Sobre las particularidades de los contratos de aprovisionamiento y suministro, recomendamos revisar nuestro Tratado de Derecho Comercial, ocasión en que revisamos con algún grado de detención esos contratos y no corresponde que lo reiteremos en esta oportunidad.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

825

Bajo esos lineamientos, es claro que son contratos de suministros los servicios domiciliarios, como acontece con el agua potable, la electricidad, el gas, el alcantarillado, incluso, los servicios de radiofrecuencia, telefónicos y de internet. En todos esos casos confluyen, al menos, dos tipos de figuras jurídicas: la primera es claramente un arrendamiento no sólo de cosas, sino también de servicios, dado que existe tanto una inversión en las instalaciones imprescindibles para hacer llegar la cosa que representa el objeto principal de las obligaciones y derechos que derivan del contrato, para dejarla a disposición permanente del usuario y por esa instalación es necesario pagar sea, directamente, como en el caso del arriendo de equipos, sea porque esté incorporado en el precio final de la cosa. Adicionalmente, existe un arrendamiento de servicios, por la exigencia de contar con una labor humana importante que posibilita la conducción de la cosa a través de las instalaciones hasta el destino final, el punto de consumo, sin perjuicio de mantener toda esa infraestructura. Respecto de la señalada energía usada, por ejemplo, en la luz o en el servicio telefónico o cosa (gas, agua, petróleo cuando es entregada utilizando ductos que habilitan para un suministro permanente como cañerías directas al usuario), la figura jurídica no la vemos como la de un arrendamiento, sino que más bien enfrentamos una compraventa. Un contrato puede tener por objeto la transferencia del uso y goce de una cosa, siempre que ésta no sea fungible, ya que en este último evento, la cosa perece por dicho uso y goce, hay una disposición de ella por quien hace uso y goza de la misma. La esencia del traspaso del uso y goce de un bien consiste en que el ejercicio de esos atributos del dominio no importe, irremediablemente, su destrucción. Por lo anterior y teniendo presente que el señalado arrendamiento de servicios más este singular “contrato de compraventa continuo”, para identificarlo de alguna manera, los encontramos inmersos en un solo cuerpo contractual con unos mismos derechos y obligaciones, provocando el surgimiento de una

Por lo anterior y teniendo presente que el señalado arrendamiento de servicios más este singular “contrato de compraventa continuo”, para identificarlo de alguna manera, los encontramos inmersos en un solo cuerpo contractual con unos mismos derechos y obligaciones, provocando el surgimiento de una La esencia del traspaso del uso y goce de un bien consiste en que el ejercicio de esos atributos del dominio no importe, irremediablemente, su destrucción. Un contrato puede tener por objeto la transferencia del uso y goce de una cosa, siempre que ésta no sea fungible, ya que en este último evento, la cosa perece por dicho uso y goce, hay una disposición de ella por quien hace uso y goza de la misma. Respecto de la señalada energía usada, por ejemplo, en la luz o en el servicio telefónico o cosa (gas, agua, petróleo cuando es entregada utilizando ductos que habilitan para un suministro permanente como cañerías directas al usuario), la figura jurídica no la vemos como la de un arrendamiento, sino que más bien enfrentamos una compraventa. Adicionalmente, existe un arrendamiento de servicios, por la exigencia de contar con una labor humana importante que posibilita la conducción de la cosa a través de las instalaciones hasta el destino final, el punto de consumo, sin perjuicio de mantener toda esa infraestructura. En todos esos casos confluyen, al menos, dos tipos de figuras jurídicas: la primera es claramente un arrendamiento no sólo de cosas, sino también de servicios, dado que existe tanto una inversión en las instalaciones imprescindibles para hacer llegar la cosa que representa el objeto principal de las obligaciones y derechos que derivan del contrato, para dejarla a disposición permanente del usuario y por esa instalación es necesario pagar sea, directamente, como en el caso del arriendo de equipos, sea porque esté incorporado en el precio final de la cosa. Bajo esos lineamientos, es claro que son contratos de suministros los servicios domiciliarios, como acontece con el agua potable, la electricidad, el gas, el alcantarillado, incluso, los servicios de radiofrecuencia, telefónicos y de internet. DERECHO CONCURSAL CHILENO

825

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Empero, pensamos factible de realizarlo al confluir todos los elementos para dar vida a esa convención, desde que concurren cosa y precio.

826

La dificultad de encuadrar esta figura en contratos tradicionales, como la compraventa, deriva de la naturaleza particular de las cosas objeto de los derechos y obligaciones emanados del contrato, lo que fuerza a generar regulaciones que les son propias y otras conocidas extraídas de contratos perfectamente regulados que concurren en esta figura multifacética.

fusión de contratos, consideramos posible, y de hecho así resulta habitual hacerlo, hablar de una nueva forma contractual que está configurado por el que nos ocupa y que lo denominamos contrato de suministro.

En ambos contratos encontramos la particularidad de enfrentar una evidente intermediación entre el consumidor y el medio para satisfacer su necesidad, sea produciéndolo directamente, sea adquiriéndolo de otro con el ánimo de venderlo al usuario como acontece, generalmente, con el proveedor en el contrato de provisión, en que son generados un cúmulo de contratos de compraventas comerciales pero bajo una cúpula jurídica mayor (que en algunos casos recibe la denominación de “contrato marco”) que hace lugar, igualmente, a un conjunto integrado de promesas o todavía más cercano, aun cuando no certero, opciones de contratos de compraventas comerciales.

En el contrato de aprovisionamiento, a diferencia del de suministro, en que los bienes objeto de las obligaciones y derechos son un fluido, es perfectamente posible distinguir la especificidad de los bienes involucrados.

Por consecuencia, la diferencia entre contrato de suministro y provisión radica en las características de los bienes y servicios que constituyen el objeto de las obligaciones y derechos que surgen a partir del contrato y, como una derivación de esa realidad, su diversa modalidad de entrega.

En el contrato de provisión estamos frente a cosas distintas que no responden a las características físicas de un flujo y tampoco son proporcionadas a través de conductos para que el usuario contratante detente una disposición inmediata de los bienes y servicios que constituyen el objeto de las obligaciones y derechos que derivan del contrato.

En el contrato de provisión estamos frente a cosas distintas que no responden a las características físicas de un flujo y tampoco son proporcionadas a través de conductos para que el usuario contratante detente una disposición inmediata de los bienes y servicios que constituyen el objeto de las obligaciones y derechos que derivan del contrato.

Por consecuencia, la diferencia entre contrato de suministro y provisión radica en las características de los bienes y servicios que constituyen el objeto de las obligaciones y derechos que surgen a partir del contrato y, como una derivación de esa realidad, su diversa modalidad de entrega.

En el contrato de aprovisionamiento, a diferencia del de suministro, en que los bienes objeto de las obligaciones y derechos son un fluido, es perfectamente posible distinguir la especificidad de los bienes involucrados.

En ambos contratos encontramos la particularidad de enfrentar una evidente intermediación entre el consumidor y el medio para satisfacer su necesidad, sea produciéndolo directamente, sea adquiriéndolo de otro con el ánimo de venderlo al usuario como acontece, generalmente, con el proveedor en el contrato de provisión, en que son generados un cúmulo de contratos de compraventas comerciales pero bajo una cúpula jurídica mayor (que en algunos casos recibe la denominación de “contrato marco”) que hace lugar, igualmente, a un conjunto integrado de promesas o todavía más cercano, aun cuando no certero, opciones de contratos de compraventas comerciales.

fusión de contratos, consideramos posible, y de hecho así resulta habitual hacerlo, hablar de una nueva forma contractual que está configurado por el que nos ocupa y que lo denominamos contrato de suministro.

La dificultad de encuadrar esta figura en contratos tradicionales, como la compraventa, deriva de la naturaleza particular de las cosas objeto de los derechos y obligaciones emanados del contrato, lo que fuerza a generar regulaciones que les son propias y otras conocidas extraídas de contratos perfectamente regulados que concurren en esta figura multifacética.

GONZALO BAEZA OVALLE

Empero, pensamos factible de realizarlo al confluir todos los elementos para dar vida a esa convención, desde que concurren cosa y precio.

826

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

827

Su especificidad queda proporcionada a través de la forma que adopta la cosa vendida, lo que determina una manera de hacer su entrega única e insoslayable para ella, precisamente, atendiendo a sus características particulares. Conforme a lo explicado, entonces, lo singular y a la vez distintivo de esta modalidad contractual, radica sólo en la indicada manera de llevar a cabo la entrega de la cosa vendida, además de la existencia de una voluntad abierta para nuevas contrataciones, por lo cual, resulta ajustado a su realidad jurídica hablar de una oferta permanente e irrevocable, que da lugar a un contrato de opción. Este último contrato inscribe en aquél más genérico que pasa a ser el respectivo contrato de aprovisionamiento o suministro, según el caso, que asume el papel de “contrato marco”, a que hemos hecho referencia y, conforme a lo prevenido en el art. 1545 del Co. Civil, da fundamento a su irrevocabilidad unilateral. De haber realizado contratos singulares, del modo señalado, el proveedor vería aumentar sus costos, no sólo por la tramitación y tiempo que ello conllevaría, sino además, por no disponer de la certidumbre respecto a la colocación de los productos, transformándose ese hecho en un obstáculo para adquirir en grandes cantidades dichos productos, acudiendo, por ejemplo, a sus distribuidores mayoristas, lo que constituye la fuente misma de la rentabilidad de la “operación comercial”. 5.2. Regulaciones específicas La normativa concursal contempla normas específicas sobre esta materia, parte de las cuales tratamos al analizar la forma en que el síndico debe cumplir con su obligación legal de incautar y reiteramos en esta ocasión por la especificidad del tema. El artículo 132 del Libro IV del Co. de Comercio establece: “Lo preceptuado en el artículo precedente será aplicable incluso a los acreedores que suministren servicios de utilidad pública, quienes deberán verificar los créditos correspondientes a suministros anteriores a la declaración de

“Lo preceptuado en el artículo precedente será aplicable incluso a los acreedores que suministren servicios de utilidad pública, quienes deberán verificar los créditos correspondientes a suministros anteriores a la declaración de

El artículo 132 del Libro IV del Co. de Comercio establece: La normativa concursal contempla normas específicas sobre esta materia, parte de las cuales tratamos al analizar la forma en que el síndico debe cumplir con su obligación legal de incautar y reiteramos en esta ocasión por la especificidad del tema. 5.2. Regulaciones específicas De haber realizado contratos singulares, del modo señalado, el proveedor vería aumentar sus costos, no sólo por la tramitación y tiempo que ello conllevaría, sino además, por no disponer de la certidumbre respecto a la colocación de los productos, transformándose ese hecho en un obstáculo para adquirir en grandes cantidades dichos productos, acudiendo, por ejemplo, a sus distribuidores mayoristas, lo que constituye la fuente misma de la rentabilidad de la “operación comercial”. Este último contrato inscribe en aquél más genérico que pasa a ser el respectivo contrato de aprovisionamiento o suministro, según el caso, que asume el papel de “contrato marco”, a que hemos hecho referencia y, conforme a lo prevenido en el art. 1545 del Co. Civil, da fundamento a su irrevocabilidad unilateral. Conforme a lo explicado, entonces, lo singular y a la vez distintivo de esta modalidad contractual, radica sólo en la indicada manera de llevar a cabo la entrega de la cosa vendida, además de la existencia de una voluntad abierta para nuevas contrataciones, por lo cual, resulta ajustado a su realidad jurídica hablar de una oferta permanente e irrevocable, que da lugar a un contrato de opción. Su especificidad queda proporcionada a través de la forma que adopta la cosa vendida, lo que determina una manera de hacer su entrega única e insoslayable para ella, precisamente, atendiendo a sus características particulares. DERECHO CONCURSAL CHILENO

827

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Queda claro, a partir de lo prevenido en el artículo 132 del Libro IV del Co. de Comercio, que los contratos de suministro no terminan por la declaración de quiebra o apertura de concurso del fallido, regulando lo que acontece con lo adeudado a la empresa suministradora en razón a servicios proporcionados antes de la declaratoria de aquellos que lo fueron con posterioridad a ella.

828

Tal descripción comprende todos y cada uno de los servicios de gas, telefonía, agua potable, alcantarillado, internet, etcétera, pero no el de correo o semejantes, que no son contratos de suministro, de donde deriva la utilidad de hacer la distinción con el aprovisionamiento y otros tipos de contratación que tampoco son de suministro.

quiebra y no podrán, con posterioridad a ella, suspender éstos, salvo autorización del tribunal, previa audiencia del síndico. “Los créditos correspondientes a servicios de utilidad pública que se suministren con posterioridad a la declaratoria de quiebra, se considerarán incluidos en el número 4 del artículo 2472 del Código Civil. “La suspensión del servicio en contravención a lo dispuesto en el inciso primero de este artículo, será considerada como un acto que tiende a impedir la libre competencia y será sancionada con arreglo al Decreto Ley Nº 211, de 1973”.

Por consecuencia, habremos de acudir al sentido natural del término en cuanto a que se entenderá por tal todo servicio suministrado habitualmente a un domicilio determinado y que le permite su normal operación.

En las instrucciones impartidas por la Superintendencia de Quiebras a los síndicos de quiebra, el 29 de diciembre de 2009, a través del Instructivo Nº 4, precisa que éstos deben comunicar a las empresas que proporcionen esos servicios, tan pronto como asuman el cargo, la declaración en quiebra de la compañía, informando las direcciones que ocupa la fallida para, de este modo, facilitar el despacho de facturas o boletas por esos servicios como también para evitar los cortes de suministro.

No existe una descripción legal o de la Superintendencia de Quiebras respecto a lo que debe ser entendido como “acreedores que suministren servicios de utilidad pública”, que es la expresión utilizada por el artículo precedentemente reproducido.

No existe una descripción legal o de la Superintendencia de Quiebras respecto a lo que debe ser entendido como “acreedores que suministren servicios de utilidad pública”, que es la expresión utilizada por el artículo precedentemente reproducido.

En las instrucciones impartidas por la Superintendencia de Quiebras a los síndicos de quiebra, el 29 de diciembre de 2009, a través del Instructivo Nº 4, precisa que éstos deben comunicar a las empresas que proporcionen esos servicios, tan pronto como asuman el cargo, la declaración en quiebra de la compañía, informando las direcciones que ocupa la fallida para, de este modo, facilitar el despacho de facturas o boletas por esos servicios como también para evitar los cortes de suministro.

Por consecuencia, habremos de acudir al sentido natural del término en cuanto a que se entenderá por tal todo servicio suministrado habitualmente a un domicilio determinado y que le permite su normal operación.

quiebra y no podrán, con posterioridad a ella, suspender éstos, salvo autorización del tribunal, previa audiencia del síndico. “Los créditos correspondientes a servicios de utilidad pública que se suministren con posterioridad a la declaratoria de quiebra, se considerarán incluidos en el número 4 del artículo 2472 del Código Civil. “La suspensión del servicio en contravención a lo dispuesto en el inciso primero de este artículo, será considerada como un acto que tiende a impedir la libre competencia y será sancionada con arreglo al Decreto Ley Nº 211, de 1973”.

Tal descripción comprende todos y cada uno de los servicios de gas, telefonía, agua potable, alcantarillado, internet, etcétera, pero no el de correo o semejantes, que no son contratos de suministro, de donde deriva la utilidad de hacer la distinción con el aprovisionamiento y otros tipos de contratación que tampoco son de suministro.

GONZALO BAEZA OVALLE

Queda claro, a partir de lo prevenido en el artículo 132 del Libro IV del Co. de Comercio, que los contratos de suministro no terminan por la declaración de quiebra o apertura de concurso del fallido, regulando lo que acontece con lo adeudado a la empresa suministradora en razón a servicios proporcionados antes de la declaratoria de aquellos que lo fueron con posterioridad a ella.

828

TIRO

“Durante los treinta días siguientes a la declaración de quiebra, el arrendador no podrá perseguir, por los arriendos vencidos, la realización de los muebles

DERECHO CONCURSAL CHILENO

En ese sentido, el artículo 71 del Libro IV del Co. de Comercio establece en su inciso final, lo siguiente:

No acontece lo mismo, a nuestro modo de ver, con los contratos de aprovisionamiento y otros semejantes, dado que el término de las actividades de la organización productiva libera al aprovisionador de continuar entregando mercaderías o cosas al amparo de ese contrato de aprovisionamiento, subsistiendo sus obligaciones sólo hasta el día en que fue abierto el concurso a través de la declaración de quiebra.

829

6. CONTRATO DE ARRENDAMIENTO 6.1. Contrato de arrendamiento simple De una manera similar a los contratos de suministros abordados en el punto anterior, el contrato de arrendamiento ha sido considerado en forma especial por el legislador y de ello nos ocuparemos en las líneas que siguen, con las distinciones que derivan de cada título. Es motivo de especial preocupación en las regulaciones concursales que por la declaración de quiebra o apertura del procedimiento concursal, el fallido y sus bienes no queden entregados a la voracidad de quienes ven en el naufragio una oportunidad de anticiparse a las consecuencias previsibles de un procedimiento de esta especie, mejorando de hecho su situación o, simplemente, reteniendo o apropiándose de bienes del fallido, en la seguridad que no existirá una persona que fiscalice al detalle la exactitud del inventario. Esa situación se tornaría más grave si fuere permitido al arrendador desalojar al fallido tan pronto como surge el evento de la quiebra, poniendo en riesgo evidente todo el inventario afecto a concurso. Por tal razón, encontramos una regulación que pretende suspender el derecho del arrendador a ejercer las acciones de cobro de rentas y retención de especie por un lapso suficiente para que el síndico de la quiebra pueda asumir, cabalmente, la administración de los bienes concursados. En ese sentido, el artículo 71 del Libro IV del Co. de Comercio establece en su inciso final, lo siguiente: “Durante los treinta días siguientes a la declaración de quiebra, el arrendador no podrá perseguir, por los arriendos vencidos, la realización de los muebles

Por tal razón, encontramos una regulación que pretende suspender el derecho del arrendador a ejercer las acciones de cobro de rentas y retención de especie por un lapso suficiente para que el síndico de la quiebra pueda asumir, cabalmente, la administración de los bienes concursados. Esa situación se tornaría más grave si fuere permitido al arrendador desalojar al fallido tan pronto como surge el evento de la quiebra, poniendo en riesgo evidente todo el inventario afecto a concurso. Es motivo de especial preocupación en las regulaciones concursales que por la declaración de quiebra o apertura del procedimiento concursal, el fallido y sus bienes no queden entregados a la voracidad de quienes ven en el naufragio una oportunidad de anticiparse a las consecuencias previsibles de un procedimiento de esta especie, mejorando de hecho su situación o, simplemente, reteniendo o apropiándose de bienes del fallido, en la seguridad que no existirá una persona que fiscalice al detalle la exactitud del inventario. De una manera similar a los contratos de suministros abordados en el punto anterior, el contrato de arrendamiento ha sido considerado en forma especial por el legislador y de ello nos ocuparemos en las líneas que siguen, con las distinciones que derivan de cada título. 6.1. Contrato de arrendamiento simple 6. CONTRATO DE ARRENDAMIENTO No acontece lo mismo, a nuestro modo de ver, con los contratos de aprovisionamiento y otros semejantes, dado que el término de las actividades de la organización productiva libera al aprovisionador de continuar entregando mercaderías o cosas al amparo de ese contrato de aprovisionamiento, subsistiendo sus obligaciones sólo hasta el día en que fue abierto el concurso a través de la declaración de quiebra. DERECHO CONCURSAL CHILENO

829

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Por otro lado, lo expuesto ha de ser armonizado con lo prevenido en el artículo 1698 del Co. Civil, en cuanto dispone:

830

Por consecuencia, la apertura del concurso del arrendatario no trae aparejada la terminación del contrato de arrendamiento siendo, incluso, posible en nuestro sistema legal pactar que ese contrato no concluye por la quiebra del arrendatario, toda vez que se trata de derecho privado y no existe prohibición sobre ello.

destinados a la explotación de los negocios del fallido, sin perjuicio de su derecho para solicitar las providencias conservativas que le convengan. Si el arrendamiento hubiere expirado por alguna causa legal, el arrendador podrá exigir la entrega del inmueble arrendado y entablar las acciones a que haya lugar en derecho”.

Obviamente, todo lo anterior interesa regularlo en la medida que el fallido sea el arrendatario, ya que de ser el arrendador al síndico de la quiebra sólo corresponde recaudar las rentas y, en su oportunidad, concluir el contrato de arrendamiento para mejorar las condiciones de venta del inmueble si esa fuere la opción más aconsejable para el fallido y los acreedores concursales.

Esta es una de las normas concursales que son un verdadero paradigma de la protección de los tres intereses en juego en el procedimiento de quiebra que, como va dicho y reiteramos, no son opuestos en la medida que apuntan en una misma dirección.

La suma de la protección de ambos intereses genera, asimismo, un resguardo para los intereses sociales comprometidos, al evitar la destrucción inmediata de la organización productiva.

Es protegido el deudor para evitar que por el accionar, sin duda, legítimo del arrendador para lograr el pago de sus acreencias, la organización productiva sea despojada del lugar en que desarrolla su actividad o privada de máquinas, partes o piezas importantes para la continuación de su giro.

También cautela los intereses generales de los acreedores, ya que evitar que ocurra la situación antes indicada, implica una protección del patrimonio del deudor y, con ello, la garantía que detentan esos acreedores para el pago de sus acreencias.

También cautela los intereses generales de los acreedores, ya que evitar que ocurra la situación antes indicada, implica una protección del patrimonio del deudor y, con ello, la garantía que detentan esos acreedores para el pago de sus acreencias.

Es protegido el deudor para evitar que por el accionar, sin duda, legítimo del arrendador para lograr el pago de sus acreencias, la organización productiva sea despojada del lugar en que desarrolla su actividad o privada de máquinas, partes o piezas importantes para la continuación de su giro.

La suma de la protección de ambos intereses genera, asimismo, un resguardo para los intereses sociales comprometidos, al evitar la destrucción inmediata de la organización productiva.

Esta es una de las normas concursales que son un verdadero paradigma de la protección de los tres intereses en juego en el procedimiento de quiebra que, como va dicho y reiteramos, no son opuestos en la medida que apuntan en una misma dirección.

Obviamente, todo lo anterior interesa regularlo en la medida que el fallido sea el arrendatario, ya que de ser el arrendador al síndico de la quiebra sólo corresponde recaudar las rentas y, en su oportunidad, concluir el contrato de arrendamiento para mejorar las condiciones de venta del inmueble si esa fuere la opción más aconsejable para el fallido y los acreedores concursales.

destinados a la explotación de los negocios del fallido, sin perjuicio de su derecho para solicitar las providencias conservativas que le convengan. Si el arrendamiento hubiere expirado por alguna causa legal, el arrendador podrá exigir la entrega del inmueble arrendado y entablar las acciones a que haya lugar en derecho”.

Por consecuencia, la apertura del concurso del arrendatario no trae aparejada la terminación del contrato de arrendamiento siendo, incluso, posible en nuestro sistema legal pactar que ese contrato no concluye por la quiebra del arrendatario, toda vez que se trata de derecho privado y no existe prohibición sobre ello.

GONZALO BAEZA OVALLE

Por otro lado, lo expuesto ha de ser armonizado con lo prevenido en el artículo 1698 del Co. Civil, en cuanto dispone:

830

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

831

“La insolvencia declarada del arrendatario no pone necesariamente fin al arriendo. El acreedor o acreedores podrán substituirse al arrendatario, prestando fianza a satisfacción del arrendador. No siendo así, el arrendador tendrá derecho para dar por concluido el arrendamiento; y le competerá acción de perjuicios contra el arrendatario según las reglas generales”.

Conviene recordar y reiterar algo que ya hemos manifestado en varias oportunidades, en el sentido que la declaración de quiebra no es sinónimo de declaración de insolvencia. La quiebra es declarada por existir presunciones de insolvencia pero no certeza legal de su existencia. De ese modo, el arrendador que desee poner término al contrato fundado en la insolvencia del deudor fallido, ha de tener claro que en el litigio respectivo sólo va a estar amparado por una presunción de insolvencia, siendo un hecho que el deudor arrendatario puede desvirtuar, atribuyendo la quiebra a razones circunstanciales y no a una insuficiencia estructural de su patrimonio para cubrir las deudas. Conforme a lo establecido expresamente por el artículo 70 del Libro IV del Co. de Comercio, el juicio de desahucio destinado a concluir el contrato de arrendamiento no está afecto a la regla de competencia que radica todos los juicios contra el fallido, en el tribunal de la quiebra, por excepcionarlo expresamente esa disposición legal. Todo lo expuesto no obsta a que el contrato de arrendamiento haya terminado por otros motivos ajenos a la quiebra, cuestión igualmente prevista por el artículo 71 del Libro IV del Co. de Comercio, que hemos citado, evento en el cual el arrendador puede exigir la entrega del inmueble arrendado y entablar las acciones a que haya lugar en derecho. Juan Pablo Román Rodríguez274 afirma que la “acción de desahucio no se dirige en contra del patrimonio concursado, sino en contra del derecho del fallido de mantenerse en un contrato que notoriamente debe ser termi-

274

ROMÁN RODRÍGUEZ, Juan Pablo. Ob. cit., p. 317.

274

ROMÁN RODRÍGUEZ, Juan Pablo. Ob. cit., p. 317.

Juan Pablo Román Rodríguez274 afirma que la “acción de desahucio no se dirige en contra del patrimonio concursado, sino en contra del derecho del fallido de mantenerse en un contrato que notoriamente debe ser termiTodo lo expuesto no obsta a que el contrato de arrendamiento haya terminado por otros motivos ajenos a la quiebra, cuestión igualmente prevista por el artículo 71 del Libro IV del Co. de Comercio, que hemos citado, evento en el cual el arrendador puede exigir la entrega del inmueble arrendado y entablar las acciones a que haya lugar en derecho. Conforme a lo establecido expresamente por el artículo 70 del Libro IV del Co. de Comercio, el juicio de desahucio destinado a concluir el contrato de arrendamiento no está afecto a la regla de competencia que radica todos los juicios contra el fallido, en el tribunal de la quiebra, por excepcionarlo expresamente esa disposición legal. De ese modo, el arrendador que desee poner término al contrato fundado en la insolvencia del deudor fallido, ha de tener claro que en el litigio respectivo sólo va a estar amparado por una presunción de insolvencia, siendo un hecho que el deudor arrendatario puede desvirtuar, atribuyendo la quiebra a razones circunstanciales y no a una insuficiencia estructural de su patrimonio para cubrir las deudas. Conviene recordar y reiterar algo que ya hemos manifestado en varias oportunidades, en el sentido que la declaración de quiebra no es sinónimo de declaración de insolvencia. La quiebra es declarada por existir presunciones de insolvencia pero no certeza legal de su existencia. “La insolvencia declarada del arrendatario no pone necesariamente fin al arriendo. El acreedor o acreedores podrán substituirse al arrendatario, prestando fianza a satisfacción del arrendador. No siendo así, el arrendador tendrá derecho para dar por concluido el arrendamiento; y le competerá acción de perjuicios contra el arrendatario según las reglas generales”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

831

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Por cierto que el arrendador, con opción de compra, no puede concluir el contrato y obtener la entrega de la cosa, mueble o inmueble, objeto de la obligación contractual, si no es en los términos aplicables a todo contrato de arrendamiento, según hemos explicado en el punto anterior.

832

En esta última forma contractual se ha seguido más bien un criterio práctico que regulaciones legales específicas.

nado por el impago de los arriendos respecto de la cosa mueble o inmueble objeto del contrato”.

6.2. Contrato de arrendamiento con opción de compra o leasing

Eso no es así, las acciones judiciales no se dirigen ni contra un patrimonio ni contra derechos, sino contra una persona determinada legitimada en causa pasiva, en otras palabras, que pueda ser demandada, por lo cual, la acción debe ser interpuesta contra el fallido, representado por el síndico.

En el evento que el síndico de la quiebra resuelva que es necesario continuar con el arrendamiento del inmueble que sirve de domicilio al fallido, las rentas devengadas con posterioridad a la declaración de la quiebra no necesitan ser verificadas para su pago, siendo consideradas como gastos de la quiebra y pagaderas, administrativamente, por el síndico respectivo, aun cuando no corresponda a la continuación del giro y, por ende, no resulten aplicables los artículos 110 y 114 del Libro IV del Co. de Comercio, ya que ellos inscriben entre aquellos imprescindibles para la conservación e integridad del patrimonio del fallido, descritos en el número 4 del artículo 2472 del Co. Civil, que no necesitan de verificación para su cobro.

Por otro lado, tampoco es correcto que las cosas arrendadas, sean muebles o inmuebles, sean el objeto del contrato. El objeto del contrato son los derechos y obligaciones que de él derivan. Las cosas arrendadas son el objeto de las obligaciones emanadas del contrato de arrendamiento.

Como este texto tiene un propósito esencialmente docente, las aclaraciones precedentes resultan imprescindibles, para evitar confusiones en los estudiantes y los que no estudian tanto pero leen los textos.

Como este texto tiene un propósito esencialmente docente, las aclaraciones precedentes resultan imprescindibles, para evitar confusiones en los estudiantes y los que no estudian tanto pero leen los textos.

Por otro lado, tampoco es correcto que las cosas arrendadas, sean muebles o inmuebles, sean el objeto del contrato. El objeto del contrato son los derechos y obligaciones que de él derivan. Las cosas arrendadas son el objeto de las obligaciones emanadas del contrato de arrendamiento.

En el evento que el síndico de la quiebra resuelva que es necesario continuar con el arrendamiento del inmueble que sirve de domicilio al fallido, las rentas devengadas con posterioridad a la declaración de la quiebra no necesitan ser verificadas para su pago, siendo consideradas como gastos de la quiebra y pagaderas, administrativamente, por el síndico respectivo, aun cuando no corresponda a la continuación del giro y, por ende, no resulten aplicables los artículos 110 y 114 del Libro IV del Co. de Comercio, ya que ellos inscriben entre aquellos imprescindibles para la conservación e integridad del patrimonio del fallido, descritos en el número 4 del artículo 2472 del Co. Civil, que no necesitan de verificación para su cobro.

Eso no es así, las acciones judiciales no se dirigen ni contra un patrimonio ni contra derechos, sino contra una persona determinada legitimada en causa pasiva, en otras palabras, que pueda ser demandada, por lo cual, la acción debe ser interpuesta contra el fallido, representado por el síndico.

6.2. Contrato de arrendamiento con opción de compra o leasing

nado por el impago de los arriendos respecto de la cosa mueble o inmueble objeto del contrato”.

En esta última forma contractual se ha seguido más bien un criterio práctico que regulaciones legales específicas.

GONZALO BAEZA OVALLE

Por cierto que el arrendador, con opción de compra, no puede concluir el contrato y obtener la entrega de la cosa, mueble o inmueble, objeto de la obligación contractual, si no es en los términos aplicables a todo contrato de arrendamiento, según hemos explicado en el punto anterior.

832

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

833

La complicación adicional surge a partir de la existencia de otro contrato que, junto al arrendamiento, le confieren su fisonomía propia pasando a ser denominado “leasing”, como es el contrato de opción. Los leasing, en general, son redactados en términos por demás gravosos para la persona del arrendatario con opción de compra, por lo cual, el síndico de la quiebra, al momento de abrirse el concurso, deberá revisar la situación de cada contrato de leasing. Si el contrato de leasing está en sus inicios o existe una morosidad importante, en la práctica, la continuación de su vigencia resulta totalmente inviable para el fallido y se opta por restituir al arrendador el mueble o inmueble en cuestión. En el evento contrario, muchas veces conviene pagar las últimas cuotas ejerciendo el derecho de opción cuando el valor de la cosa excede con mucho a las cuotas insolutas, por lo cual, insistimos, este tema será una cuestión práctica, de orden comercial, que el síndico de la quiebra deberá analizar y resolver en cada caso, teniendo en consideración que representa los intereses generales de los acreedores y del deudor. 7. CONTRATOS FINANCIEROS Existen varios contratos que ameritan un apartado especial y cuya celebración es una cuestión inseparable del ejercicio del fallido, como ocurre, por ejemplo, con la cuenta corriente bancaria, contrato de apertura de créditos ligado o no a la anterior, contrato de factoring, contrato de crédito con garantía documentaria, etcétera. En general, podemos decir que todos y cada uno de esos contratos terminan con la declaración de quiebra, por lo cual, en el caso de los contratos de cuenta corriente bancaria, el Banco debe poner a disposición del síndico de la quiebra los saldos remanentes en la cuenta. En relación al contrato de apertura de crédito, usualmente, van unidos a un mandato que el cuentacorrentista, ahora fallido, otorga al Banco para cargar en la cuenta corriente los saldos insolutos de las líneas de crédito al término de la cuenta corriente bancaria.

En relación al contrato de apertura de crédito, usualmente, van unidos a un mandato que el cuentacorrentista, ahora fallido, otorga al Banco para cargar en la cuenta corriente los saldos insolutos de las líneas de crédito al término de la cuenta corriente bancaria. En general, podemos decir que todos y cada uno de esos contratos terminan con la declaración de quiebra, por lo cual, en el caso de los contratos de cuenta corriente bancaria, el Banco debe poner a disposición del síndico de la quiebra los saldos remanentes en la cuenta. Existen varios contratos que ameritan un apartado especial y cuya celebración es una cuestión inseparable del ejercicio del fallido, como ocurre, por ejemplo, con la cuenta corriente bancaria, contrato de apertura de créditos ligado o no a la anterior, contrato de factoring, contrato de crédito con garantía documentaria, etcétera. 7. CONTRATOS FINANCIEROS En el evento contrario, muchas veces conviene pagar las últimas cuotas ejerciendo el derecho de opción cuando el valor de la cosa excede con mucho a las cuotas insolutas, por lo cual, insistimos, este tema será una cuestión práctica, de orden comercial, que el síndico de la quiebra deberá analizar y resolver en cada caso, teniendo en consideración que representa los intereses generales de los acreedores y del deudor. Si el contrato de leasing está en sus inicios o existe una morosidad importante, en la práctica, la continuación de su vigencia resulta totalmente inviable para el fallido y se opta por restituir al arrendador el mueble o inmueble en cuestión. Los leasing, en general, son redactados en términos por demás gravosos para la persona del arrendatario con opción de compra, por lo cual, el síndico de la quiebra, al momento de abrirse el concurso, deberá revisar la situación de cada contrato de leasing. La complicación adicional surge a partir de la existencia de otro contrato que, junto al arrendamiento, le confieren su fisonomía propia pasando a ser denominado “leasing”, como es el contrato de opción. DERECHO CONCURSAL CHILENO

833

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

En general, este comportamiento comercial y jurídico ha de ser seguido en todos los contratos en que el acreedor in boni ha detentado un mandato del fallido con administración de bienes, lo que implica el manejo de documentación valorada o valorizable, sea en comisión de cobranza, sea

834

De manera que el síndico de la quiebra, como representante de los intereses generales del fallido y de los acreedores, puede y debe pedir una rendición de cuenta a la institución bancaria o financiera que ha operado con la línea de crédito bajo esa modalidad, lo que usualmente no es efectuado por los síndicos.

Estimamos que ese mandato termina con la declaración de quiebra, junto con la cuenta corriente bancaria, al unísono, al mismo tiempo, por lo cual los Bancos no están autorizados para deducir de los saldos en las cuentas corrientes lo adeudado por líneas de crédito pues importaría hacer una compensación prohibida o usar un mandato inexistente, al haber concluido junto con la declaración de quiebra y el contrato de cuenta corriente bancaria.

Esos documentos son entregados al Banco o instituciones financieras con endoso en prenda, por lo cual, la entidad en cuestión, como acreedor, tiene derecho a retener las cosas dadas en pago, siendo responsables de la conservación de los mismos en los términos descritos por el artículo 29 de la Ley Nº 18.092 que, junto con facultar al tenedor del documento para ejercitar todos los derechos de la letra de cambio (léase pagaré, cheques y documentos a la orden), incluso la de cobrar y percibir, judicial y extrajudicialmente, con todas las atribuciones propias del mandatario judicial, comprendidas también aquellas que conforme a la ley requieren de mención expresa, lleva implícita la obligación de ejercer esas acciones dentro de plazo, ya que en caso que prescriban, es el documento el que sufre un deterioro jurídico y el endosatario en cobranza ha de responder por el daño causado al propietario, en este caso el fallido.

Otra cosa acontece con los contratos de apertura o línea de crédito abierta por los bancos, con garantía documentaria, evento en el cual, para la seguridad de la restitución de los avances que efectúen con cargo a esa línea, reciben documentos, en general, en una relación de dos a uno, en otras palabras, por una línea de 1 exigen documentos con valor nominal de 2.

Otra cosa acontece con los contratos de apertura o línea de crédito abierta por los bancos, con garantía documentaria, evento en el cual, para la seguridad de la restitución de los avances que efectúen con cargo a esa línea, reciben documentos, en general, en una relación de dos a uno, en otras palabras, por una línea de 1 exigen documentos con valor nominal de 2.

Esos documentos son entregados al Banco o instituciones financieras con endoso en prenda, por lo cual, la entidad en cuestión, como acreedor, tiene derecho a retener las cosas dadas en pago, siendo responsables de la conservación de los mismos en los términos descritos por el artículo 29 de la Ley Nº 18.092 que, junto con facultar al tenedor del documento para ejercitar todos los derechos de la letra de cambio (léase pagaré, cheques y documentos a la orden), incluso la de cobrar y percibir, judicial y extrajudicialmente, con todas las atribuciones propias del mandatario judicial, comprendidas también aquellas que conforme a la ley requieren de mención expresa, lleva implícita la obligación de ejercer esas acciones dentro de plazo, ya que en caso que prescriban, es el documento el que sufre un deterioro jurídico y el endosatario en cobranza ha de responder por el daño causado al propietario, en este caso el fallido.

Estimamos que ese mandato termina con la declaración de quiebra, junto con la cuenta corriente bancaria, al unísono, al mismo tiempo, por lo cual los Bancos no están autorizados para deducir de los saldos en las cuentas corrientes lo adeudado por líneas de crédito pues importaría hacer una compensación prohibida o usar un mandato inexistente, al haber concluido junto con la declaración de quiebra y el contrato de cuenta corriente bancaria.

De manera que el síndico de la quiebra, como representante de los intereses generales del fallido y de los acreedores, puede y debe pedir una rendición de cuenta a la institución bancaria o financiera que ha operado con la línea de crédito bajo esa modalidad, lo que usualmente no es efectuado por los síndicos.

GONZALO BAEZA OVALLE

En general, este comportamiento comercial y jurídico ha de ser seguido en todos los contratos en que el acreedor in boni ha detentado un mandato del fallido con administración de bienes, lo que implica el manejo de documentación valorada o valorizable, sea en comisión de cobranza, sea

834

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

835

como valor en garantía o como cesión de derechos a la que es unida la posibilidad que el cesionario, en la práctica, haga un retracto o retrocesión, ya que esa figura, muy usada en algunos Bancos para concretar el contrato de factoring, en realidad es una desviación de ese contrato, para transformar a la entidad factorizadora en mandataria del fallido. Bajo esos respectos, igualmente estimamos que el síndico de la quiebra puede y debe pedir rendición de cuenta a la entidad factorizadora. Entre las otras alternativas de contratos financieros figuran las tarjetas de crédito que son otorgadas, normalmente, con el respaldo de un pagaré y un mandato para llegar y cobrar ese pagaré. En este tema surgen dos situaciones. Estimamos que el mandato separado del pagaré termina con la declaración de quiebra, por lo cual, la sociedad administradora de la tarjeta no podrá fundar en ese mandato el otorgamiento del pagaré. No obstante, conviene no olvidar la facultad que el artículo 11 de la Ley Nº 18.092 concede al tenedor de letras de cambio, pagarés y cheques (por extensión normativa), para llenar las menciones faltantes hasta el momento en que lo presente a cobro. Por consecuencia, estimamos que la entidad administradora podrá usar y llenar el pagaré, con arreglo a lo establecido en ese precepto pero no conforme al mandato separado. 8. ALCANCES FINALES No abordamos en esta ocasión el efecto de la declaración de quiebra sobre los contratos perfeccionados y agotados, en el sentido que sus obligaciones fueron enteramente cumplidas por las partes, ya que no deben ser afectados a menos que hayan sido celebrados en el período sospechoso, sea ordinario, extraordinario o especial. Como pudo ser apreciado en la somera revisión efectuada en los párrafos precedentes, de la cual omitimos la compraventa dado que la tratamos al hablar de las acciones derivadas de la declaración de quiebra

Como pudo ser apreciado en la somera revisión efectuada en los párrafos precedentes, de la cual omitimos la compraventa dado que la tratamos al hablar de las acciones derivadas de la declaración de quiebra No abordamos en esta ocasión el efecto de la declaración de quiebra sobre los contratos perfeccionados y agotados, en el sentido que sus obligaciones fueron enteramente cumplidas por las partes, ya que no deben ser afectados a menos que hayan sido celebrados en el período sospechoso, sea ordinario, extraordinario o especial. 8. ALCANCES FINALES Por consecuencia, estimamos que la entidad administradora podrá usar y llenar el pagaré, con arreglo a lo establecido en ese precepto pero no conforme al mandato separado. No obstante, conviene no olvidar la facultad que el artículo 11 de la Ley Nº 18.092 concede al tenedor de letras de cambio, pagarés y cheques (por extensión normativa), para llenar las menciones faltantes hasta el momento en que lo presente a cobro. En este tema surgen dos situaciones. Estimamos que el mandato separado del pagaré termina con la declaración de quiebra, por lo cual, la sociedad administradora de la tarjeta no podrá fundar en ese mandato el otorgamiento del pagaré. Entre las otras alternativas de contratos financieros figuran las tarjetas de crédito que son otorgadas, normalmente, con el respaldo de un pagaré y un mandato para llegar y cobrar ese pagaré. Bajo esos respectos, igualmente estimamos que el síndico de la quiebra puede y debe pedir rendición de cuenta a la entidad factorizadora. como valor en garantía o como cesión de derechos a la que es unida la posibilidad que el cesionario, en la práctica, haga un retracto o retrocesión, ya que esa figura, muy usada en algunos Bancos para concretar el contrato de factoring, en realidad es una desviación de ese contrato, para transformar a la entidad factorizadora en mandataria del fallido. DERECHO CONCURSAL CHILENO

835

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

7. ¿Qué efecto produce la declaración de quiebra sobre los contratos de suministro y aprovisionamiento? Fundamente.

836

en el capítulo anterior, no existe una regulación general aplicable en la normativa concursal contenida en el Libro IV del Co. de Comercio.

6. Describa lo que entiende por contrato de suministro y aprovisionamiento.

Los temas a resolver, en el contexto descrito, pasan por establecer, en primer lugar, quién es la persona obligada, el deudor o un tercero, para de allí precisar si está o no compelido a cumplir el contrato.

5. ¿Cuándo se produce el término del contrato de trabajo, una vez declarada de quiebra, después de ella y mediando el aviso o hay que distinguir? El Libro IV del Co. de Comercio, en todo caso, contempla el principio de equidad natural, que hemos revisado al tratar de las acciones derivadas de la quiebra, como explicamos, en que el contratante in bonis no está obligado a cumplir su parte del contrato con el fallido si, dada la situación de concurso en el cual éste se encuentra inmerso, constituye un hecho cierto que no va a recibir la contraprestación correspondiente.

4. ¿Qué causal corresponde invocar para terminar el contrato de trabajo cuando eso sólo está fundado en la existencia de la declaración de quiebra? Fundamente.

9. CUESTIONARIO

3. ¿Cuál es el efecto de la declaración de quiebra en relación con la vigencia de los contratos de trabajo?

1. ¿Qué entiende usted por obligaciones concursales y extraconcursales? Explique.

2. Explique los efectos de la apertura del procedimiento concursal a través de la declaración de quiebra respecto del contrato de cuenta corriente mercantil, en particular, si opera la compensación.

2. Explique los efectos de la apertura del procedimiento concursal a través de la declaración de quiebra respecto del contrato de cuenta corriente mercantil, en particular, si opera la compensación.

1. ¿Qué entiende usted por obligaciones concursales y extraconcursales? Explique.

3. ¿Cuál es el efecto de la declaración de quiebra en relación con la vigencia de los contratos de trabajo?

9. CUESTIONARIO

4. ¿Qué causal corresponde invocar para terminar el contrato de trabajo cuando eso sólo está fundado en la existencia de la declaración de quiebra? Fundamente.

El Libro IV del Co. de Comercio, en todo caso, contempla el principio de equidad natural, que hemos revisado al tratar de las acciones derivadas de la quiebra, como explicamos, en que el contratante in bonis no está obligado a cumplir su parte del contrato con el fallido si, dada la situación de concurso en el cual éste se encuentra inmerso, constituye un hecho cierto que no va a recibir la contraprestación correspondiente.

5. ¿Cuándo se produce el término del contrato de trabajo, una vez declarada de quiebra, después de ella y mediando el aviso o hay que distinguir?

Los temas a resolver, en el contexto descrito, pasan por establecer, en primer lugar, quién es la persona obligada, el deudor o un tercero, para de allí precisar si está o no compelido a cumplir el contrato.

6. Describa lo que entiende por contrato de suministro y aprovisionamiento.

en el capítulo anterior, no existe una regulación general aplicable en la normativa concursal contenida en el Libro IV del Co. de Comercio. 836

GONZALO BAEZA OVALLE

7. ¿Qué efecto produce la declaración de quiebra sobre los contratos de suministro y aprovisionamiento? Fundamente.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

837

8. Explique las regulaciones específicas contenidas en el Libro IV del Código de Comercio en relación con los contratos de suministro de servicios de utilidad pública. 9. ¿Qué consecuencia genera para el contrato de arrendamiento la declaración de quiebra? Explique. 10. Explique las regulaciones específicas contenidas en el Libro IV del Código de Comercio en relación con los contratos de arrendamiento. 11. ¿Qué ocurre con los contratos de arrendamiento con opción de compra o leasing en razón a la declaración de quiebra? 12. Explique los principales efectos relacionados con los contratos financieros derivados de la declaración de quiebra.

12. Explique los principales efectos relacionados con los contratos financieros derivados de la declaración de quiebra. 11. ¿Qué ocurre con los contratos de arrendamiento con opción de compra o leasing en razón a la declaración de quiebra? 10. Explique las regulaciones específicas contenidas en el Libro IV del Código de Comercio en relación con los contratos de arrendamiento. 9. ¿Qué consecuencia genera para el contrato de arrendamiento la declaración de quiebra? Explique. 8. Explique las regulaciones específicas contenidas en el Libro IV del Código de Comercio en relación con los contratos de suministro de servicios de utilidad pública. DERECHO CONCURSAL CHILENO

837

RETIRO

TIRO

275 MUSALEM SARQUIS, Clemencia. La primera clase de créditos privilegiados, p. 88. Editorial Jurídica de Chile, 1983.

CAPÍTULO XXI

Agrega que el fundamento de ese ordenamiento radica en el funcionamiento del concurso, dado que en él existen acreedores de una entidad ideal llamada “masa”; éstos son los posteriores a la quiebra, que por estar

LIQUIDACIÓN DEL PASIVO DE LA QUIEBRA

Además de esa descripción, conviene traer a colación aquella que realiza Clemencia Musalem Sarquis275, aludiendo al proyecto de modificación de la denominada Ley de Quiebras, en el año 1968, que distingue entre los acreedores anteriores a la declaración de quiebra, a quienes denomina acreedores “en” la masa, de los posteriores a ella, que singulariza como acreedores “de” la masa. 1. DE LA VERIFICACIÓN. GENERALIDADES Y CONCEPTO Doctrinariamente los acreedores, en relación a los procedimientos concursales, han sido diferenciados entre “concursales” y “concurrentes”, respondiendo a la primera denominación aquellos facultados para participar en el concurso y, los segundos, quienes efectivamente lo hacen. Estos últimos, al hacer presente sus créditos y ser reconocidos, cuentan con el derecho a obtener la solución de ellos a través de la percepción de los dividendos o cuota que les corresponde en los repartos producto de la realización de la masa de bienes concursables.

Estos últimos, al hacer presente sus créditos y ser reconocidos, cuentan con el derecho a obtener la solución de ellos a través de la percepción de los dividendos o cuota que les corresponde en los repartos producto de la realización de la masa de bienes concursables. Doctrinariamente los acreedores, en relación a los procedimientos concursales, han sido diferenciados entre “concursales” y “concurrentes”, respondiendo a la primera denominación aquellos facultados para participar en el concurso y, los segundos, quienes efectivamente lo hacen. 1. DE LA VERIFICACIÓN. GENERALIDADES Y CONCEPTO

Además de esa descripción, conviene traer a colación aquella que realiza Clemencia Musalem Sarquis275, aludiendo al proyecto de modificación de la denominada Ley de Quiebras, en el año 1968, que distingue entre los acreedores anteriores a la declaración de quiebra, a quienes denomina acreedores “en” la masa, de los posteriores a ella, que singulariza como acreedores “de” la masa. Agrega que el fundamento de ese ordenamiento radica en el funcionamiento del concurso, dado que en él existen acreedores de una entidad ideal llamada “masa”; éstos son los posteriores a la quiebra, que por estar 275

MUSALEM SARQUIS, Clemencia. La primera clase de créditos privilegiados, p. 88. Editorial Jurídica de Chile, 1983.

CAPÍTULO XXI LIQUIDACIÓN DEL PASIVO DE LA QUIEBRA

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Esa materia fue tratada en el Título V del Libro IV de ese Código, bajo la siguiente denominación: “Del examen i reconocimiento de los créditos contra la quiebra”.

840

Para entender adecuadamente el sentido de la expresión “verificar” aludir los términos utilizados por el Co. de Comercio de 1865, que conforma el uso originario de la palabra en nuestra legislación.

fuera de ella no pueden quedar afectados a sus reglas para el cobro y pago de sus acreencias y los anteriores a la quiebra, que reconocen como sujeto pasivo al concursado o fallido.

De esta manera, entonces, tengamos presente lo que postula esa autora para el sólo efecto de no incurrir en errores de apreciación y, por ende, de aplicación de la normativa concursal.

La apreciación efectuada por esa autora induce a error, en tanto de ella derivaría que los demás acreedores del fallido serían los deudores de estos acreedores “de” la masa y, además, elabora una segunda apreciación que tampoco nos parece enteramente correcta, en el sentido que estos últimos acreedores estarían ajenos a las reglas del concurso.

Lo anterior, que en algún momento puede haber merecido un dejo de duda interpretativa, aun cuando no para nosotros, va de la mano con otros acreedores que, de la misma forma, surgen con posterioridad a la declaración de quiebra y son parte “de” la masa, como acontece, por ejemplo, con aquellos que no tenían la calidad de acreedores a la fecha de esa declaración en razón a que su derecho pendía de una condición suspensiva y llegan a serlo después de su libramiento.

Parece necesario aclarar que aquellos acreedores que encuentran el origen de su acreencia en el desarrollo del concurso y, por consecuencia, con posterioridad a la declaración, no son acreedores “de” la masa, vale decir, los demás acreedores, sino también del fallido.

Igualmente, no consideramos efectivo que obedezcan a reglas propias, ajenas a las concursales desde que son pagados, precisamente, en función de esas regulaciones.

Igualmente, no consideramos efectivo que obedezcan a reglas propias, ajenas a las concursales desde que son pagados, precisamente, en función de esas regulaciones.

Parece necesario aclarar que aquellos acreedores que encuentran el origen de su acreencia en el desarrollo del concurso y, por consecuencia, con posterioridad a la declaración, no son acreedores “de” la masa, vale decir, los demás acreedores, sino también del fallido.

Lo anterior, que en algún momento puede haber merecido un dejo de duda interpretativa, aun cuando no para nosotros, va de la mano con otros acreedores que, de la misma forma, surgen con posterioridad a la declaración de quiebra y son parte “de” la masa, como acontece, por ejemplo, con aquellos que no tenían la calidad de acreedores a la fecha de esa declaración en razón a que su derecho pendía de una condición suspensiva y llegan a serlo después de su libramiento.

La apreciación efectuada por esa autora induce a error, en tanto de ella derivaría que los demás acreedores del fallido serían los deudores de estos acreedores “de” la masa y, además, elabora una segunda apreciación que tampoco nos parece enteramente correcta, en el sentido que estos últimos acreedores estarían ajenos a las reglas del concurso.

De esta manera, entonces, tengamos presente lo que postula esa autora para el sólo efecto de no incurrir en errores de apreciación y, por ende, de aplicación de la normativa concursal.

fuera de ella no pueden quedar afectados a sus reglas para el cobro y pago de sus acreencias y los anteriores a la quiebra, que reconocen como sujeto pasivo al concursado o fallido.

Para entender adecuadamente el sentido de la expresión “verificar” aludir los términos utilizados por el Co. de Comercio de 1865, que conforma el uso originario de la palabra en nuestra legislación.

GONZALO BAEZA OVALLE

Esa materia fue tratada en el Título V del Libro IV de ese Código, bajo la siguiente denominación: “Del examen i reconocimiento de los créditos contra la quiebra”.

840

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

841

Artículo 1439: “Al siguiente día de constituida la sindicatura definitiva, el juzgado de comercio ordenará que los acreedores sean convocados para que en el término que el mismo juzgado señale comparezcan personalmente o por apoderado, i entreguen a los síndicos o al secretario del juzgado los documentos justificativos de sus créditos a efecto que sean examinados i reconocidos en junta jeneral. “El fallido será también citado para que asista a la junta”.

Por consecuencia, la verificación es una citación judicial a todos quienes pretendan tener la calidad de acreedores de la quiebra, para recopilar y exhibir los antecedentes en que fundamentan su pretensión, con el objeto que “sean examinados i reconocidos en junta jeneral”. La naturaleza jurídica de mera exhibición y recopilación de antecedentes en torno a los créditos del fallido es refrendada, por lo demás, en el artículo 1441 de ese Código: “Reunidos los acreedores el dia señalado para la celebración de la junta, exhibirán sus documentos en la forma prevenida por el art. 1439, acompañando una minuta espresiva de las cantidades que se deban por principal, intereses i costos, i de los abonos que haya hecho el fallido. “Los síndicos o el secretario darán a los acreedores el correspondiente recibo. “El acreedor que carezca de documento presentará simplemente la minuta, enunciando en ella los medios probatorios de su crédito. “Refiriéndose a los libros del fallido, el acreedor podrá exijir a los sindicos un estracto de los asientos respectivos”.

Ahora bien, la palabra “verificar” responde a la idea de “confirmar”, “comprobar” o “cotejar” algo, lo que remite, en gran medida, a una cuestión de orden administrativo, antes que judicial que, estimamos, ha constituido la razón por la cual en muchos ordenamientos jurídicos entregan al síndico la carga de la verificación, a partir de la solicitud de los acreedores, sin perjuicio del derecho de estos últimos para reclamar ante el tribunal de la quiebra por los defectos de esa verificación que le puedan afectar. Ese sentido es confirmado por el mismo Co. de Comercio, al disponer lo siguiente:

Ese sentido es confirmado por el mismo Co. de Comercio, al disponer lo siguiente: Ahora bien, la palabra “verificar” responde a la idea de “confirmar”, “comprobar” o “cotejar” algo, lo que remite, en gran medida, a una cuestión de orden administrativo, antes que judicial que, estimamos, ha constituido la razón por la cual en muchos ordenamientos jurídicos entregan al síndico la carga de la verificación, a partir de la solicitud de los acreedores, sin perjuicio del derecho de estos últimos para reclamar ante el tribunal de la quiebra por los defectos de esa verificación que le puedan afectar. “Reunidos los acreedores el dia señalado para la celebración de la junta, exhibirán sus documentos en la forma prevenida por el art. 1439, acompañando una minuta espresiva de las cantidades que se deban por principal, intereses i costos, i de los abonos que haya hecho el fallido. “Los síndicos o el secretario darán a los acreedores el correspondiente recibo. “El acreedor que carezca de documento presentará simplemente la minuta, enunciando en ella los medios probatorios de su crédito. “Refiriéndose a los libros del fallido, el acreedor podrá exijir a los sindicos un estracto de los asientos respectivos”.

La naturaleza jurídica de mera exhibición y recopilación de antecedentes en torno a los créditos del fallido es refrendada, por lo demás, en el artículo 1441 de ese Código: Por consecuencia, la verificación es una citación judicial a todos quienes pretendan tener la calidad de acreedores de la quiebra, para recopilar y exhibir los antecedentes en que fundamentan su pretensión, con el objeto que “sean examinados i reconocidos en junta jeneral”. Artículo 1439: “Al siguiente día de constituida la sindicatura definitiva, el juzgado de comercio ordenará que los acreedores sean convocados para que en el término que el mismo juzgado señale comparezcan personalmente o por apoderado, i entreguen a los síndicos o al secretario del juzgado los documentos justificativos de sus créditos a efecto que sean examinados i reconocidos en junta jeneral. “El fallido será también citado para que asista a la junta”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

841

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

El acreedor, en el período y de la manera contemplada por la ley, para conservar la igualdad entre los “concursales”, entonces, hace entrega al tribunal de los antecedentes justificativos de sus créditos y, si no merece reparo del síndico, acreedores o deudor, en cuanto a su existencia, monto o preferencia alegada, continuará siendo un trámite administrativo, en la

842

Conviene no olvidar que en materia comercial la prueba documental no es obligatoria, a diferencia del Co. Civil, por lo cual es perfectamente consistente lo establecido en el inciso tercero del artículo 1441 del Co. de Comercio de 1865, al permitir que una persona que pretende detentar una acreencia contra el fallido y que no tenga documentos sustentatorios o fundantes, ofrezca otros medios de prueba.

Artículo 1442: “Exhibidos los documentos, se dará principio a la verificación de los créditos, la cual se continuará sin interrupción hasta que quede enteramente evacuada. “Si la verificación no se terminare en el dia señalado, el juzgado de comercio mandará proseguirla precisamente en los siguientes. “En el acto de la verificación el acreedor será obligado a aseverar bajo juramento que su crédito es verdadero”.

De este modo, entonces, la expresión verificar siempre ha sido utilizada por el legislador, precisamente, en el sentido de revisar antecedentes para adquirir la convicción de si existe o no el crédito que aparecería sustentado por ellos, tanto en Chile como en el extranjero.

Por consecuencia, la verificación es un acto, que en la regulación contemplada en el Co. de Comercio de 1865, quedaba a cargo de los acreedores, consistente en revisar los antecedentes presentados por cada interesado en ser reconocido como acreedor, realizado en la primera junta y en las audiencias siguientes si no alcanzarán a evacuar esa revisión ese día.

Lamentablemente, esa revisión fue postergada en nuestro sistema actual, de manera que la legislación vigente obliga al tribunal a asumir el trabajo previo de orden administrativo, consistente en la recopilación de los antecedentes entregados por quienes aducen detentar algún crédito contra el fallido, transformando los expedientes de quiebra en algo de difícil manejo, por su extensión o volumen derivado de todas estas actuaciones.

Lamentablemente, esa revisión fue postergada en nuestro sistema actual, de manera que la legislación vigente obliga al tribunal a asumir el trabajo previo de orden administrativo, consistente en la recopilación de los antecedentes entregados por quienes aducen detentar algún crédito contra el fallido, transformando los expedientes de quiebra en algo de difícil manejo, por su extensión o volumen derivado de todas estas actuaciones.

Por consecuencia, la verificación es un acto, que en la regulación contemplada en el Co. de Comercio de 1865, quedaba a cargo de los acreedores, consistente en revisar los antecedentes presentados por cada interesado en ser reconocido como acreedor, realizado en la primera junta y en las audiencias siguientes si no alcanzarán a evacuar esa revisión ese día.

De este modo, entonces, la expresión verificar siempre ha sido utilizada por el legislador, precisamente, en el sentido de revisar antecedentes para adquirir la convicción de si existe o no el crédito que aparecería sustentado por ellos, tanto en Chile como en el extranjero.

Artículo 1442: “Exhibidos los documentos, se dará principio a la verificación de los créditos, la cual se continuará sin interrupción hasta que quede enteramente evacuada. “Si la verificación no se terminare en el dia señalado, el juzgado de comercio mandará proseguirla precisamente en los siguientes. “En el acto de la verificación el acreedor será obligado a aseverar bajo juramento que su crédito es verdadero”.

Conviene no olvidar que en materia comercial la prueba documental no es obligatoria, a diferencia del Co. Civil, por lo cual es perfectamente consistente lo establecido en el inciso tercero del artículo 1441 del Co. de Comercio de 1865, al permitir que una persona que pretende detentar una acreencia contra el fallido y que no tenga documentos sustentatorios o fundantes, ofrezca otros medios de prueba.

GONZALO BAEZA OVALLE

El acreedor, en el período y de la manera contemplada por la ley, para conservar la igualdad entre los “concursales”, entonces, hace entrega al tribunal de los antecedentes justificativos de sus créditos y, si no merece reparo del síndico, acreedores o deudor, en cuanto a su existencia, monto o preferencia alegada, continuará siendo un trámite administrativo, en la

842

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

843

medida que quedará reconocido por el solo hecho del transcurso del plazo para impugnar (discutir su existencia), sin que ninguna de esas personas haya usado de ese derecho, dejándose constancia de ello al ser incorporado en una nómina elaborada por el síndico de la quiebra, no por el tribunal, denominada nómina de créditos reconocidos. El tribunal no emite otro pronunciamiento a esos respectos que tenerla por agregada al expediente y ordenar su notificación, o sea, no encontramos un pronunciamiento judicial en torno a la existencia del crédito y sus particularidades; todo es un trámite administrativo. Ser reconocido como acreedor en el procedimiento de quiebra es un elemento esencial para tener derecho a participar en los dividendos y obtener el pago de su crédito. Con esa finalidad, no otra como explicamos, habrá de acompañar todos los antecedentes de que disponga para acreditar su derecho y, naturalmente, la tramitación contempla una instancia y período de tiempo para que sea constatada o confrontada su pretensión y documentos fundantes, con los antecedentes que obran en poder del síndico. Conforme a lo expuesto, entonces, no es posible calificar a la verificación como una demanda. Ese trámite tiene dos etapas: Primera etapa: recopilación de antecedentes que toma a su cargo el tribunal a partir de la orden dada a los acreedores de hacerlos llegar al oficio judicial en los plazos y con las formalidades legales. Segunda etapa: que corresponde propiamente a la “verificación”, en cuanto revisión o examen de los antecedentes recopilados que, ahora, no es entregada a los acreedores, síndico y deudor para que la realicen en la primera junta de acreedores o en las audiencias que la sigan para ese propósito, sino que quedan a disposición de ellos para que dentro del plazo que la ley otorga para cuestionar la existencia del crédito y sus determinaciones particulares, hagan esa revisión para fundar su decisión en orden a “controvertir” o “impugnar”, el crédito, sus particularidades o ambas a la vez.

Segunda etapa: que corresponde propiamente a la “verificación”, en cuanto revisión o examen de los antecedentes recopilados que, ahora, no es entregada a los acreedores, síndico y deudor para que la realicen en la primera junta de acreedores o en las audiencias que la sigan para ese propósito, sino que quedan a disposición de ellos para que dentro del plazo que la ley otorga para cuestionar la existencia del crédito y sus determinaciones particulares, hagan esa revisión para fundar su decisión en orden a “controvertir” o “impugnar”, el crédito, sus particularidades o ambas a la vez. Primera etapa: recopilación de antecedentes que toma a su cargo el tribunal a partir de la orden dada a los acreedores de hacerlos llegar al oficio judicial en los plazos y con las formalidades legales. Ese trámite tiene dos etapas: Conforme a lo expuesto, entonces, no es posible calificar a la verificación como una demanda. Con esa finalidad, no otra como explicamos, habrá de acompañar todos los antecedentes de que disponga para acreditar su derecho y, naturalmente, la tramitación contempla una instancia y período de tiempo para que sea constatada o confrontada su pretensión y documentos fundantes, con los antecedentes que obran en poder del síndico. Ser reconocido como acreedor en el procedimiento de quiebra es un elemento esencial para tener derecho a participar en los dividendos y obtener el pago de su crédito. El tribunal no emite otro pronunciamiento a esos respectos que tenerla por agregada al expediente y ordenar su notificación, o sea, no encontramos un pronunciamiento judicial en torno a la existencia del crédito y sus particularidades; todo es un trámite administrativo. medida que quedará reconocido por el solo hecho del transcurso del plazo para impugnar (discutir su existencia), sin que ninguna de esas personas haya usado de ese derecho, dejándose constancia de ello al ser incorporado en una nómina elaborada por el síndico de la quiebra, no por el tribunal, denominada nómina de créditos reconocidos. DERECHO CONCURSAL CHILENO

843

RETIRO

Juan Esteban Puga Vial276: “Mucho hemos dicho ya respecto de ella, todo en el sentido de ser una demanda. Pero esta acepción no es compartida por el común de la doctrina. Bueno, si uno repasa a los autores extranjeros, verá que todos ellos277 le reconocen el carácter de demanda a la verificación de créditos”.

No obstante, ni aun en este último evento, la solicitud de verificación alcanza la calidad de demanda, pues tal calificación el legislador la atribuye a la impugnación, como lo describe el art. 137 del Libro IV del Co. de Comercio, al disponer:

PUGA VIAL, Juan Esteban. Ob. cit., p. 225.

Por consecuencia, la verificación remite únicamente a esta segunda etapa y sólo nos encontraremos con un litigio surgido a partir o con ocasión de una verificación o revisión de los antecedentes fundantes de los créditos que hayan sido acompañados y recopilados por el tribunal, siempre y cuando, quienes están legitimados en el derecho, ejerzan la facultad de impugnar la pretensión, poniendo en duda o controvirtiendo la existencia del crédito, singularidades o ambas a la vez, como expusimos.

276

GONZALO BAEZA OVALLE

277 Esa afirmación excede el simple error. Es definitivamente falso. De hecho, tal propuesta resultaría imposible en la Comunidad Económica Europea, en tanto la entrega de antecedentes es efectuada al síndico, no al tribunal. Este último toma conocimiento de la existencia de esos créditos sólo por la nómina que le hace llegar ese síndico y, también participa, cuando surge alguna controversia respecto a la existencia o particularidades del crédito, pero eso es la impugnación, no la verificación.

844

“El síndico, los acreedores y el fallido podrán interponer demandas de impugnación contra los créditos, desde el momento en que se haya agregado a los autos la respectiva solicitud…”.

Quizás puedan sorprender todas estas explicaciones, pero ellas son necesarias, como nos ha ocurrido en otras ocasiones, por los múltiples errores vertidos por diferentes autores sobre la materia, de lo cual nos ocuparemos en seguida.

En los demás casos no alcanza a existir controversia, que conforma el presupuesto básico del hacer procedimental contencioso.

En los demás casos no alcanza a existir controversia, que conforma el presupuesto básico del hacer procedimental contencioso.

Quizás puedan sorprender todas estas explicaciones, pero ellas son necesarias, como nos ha ocurrido en otras ocasiones, por los múltiples errores vertidos por diferentes autores sobre la materia, de lo cual nos ocuparemos en seguida.

“El síndico, los acreedores y el fallido podrán interponer demandas de impugnación contra los créditos, desde el momento en que se haya agregado a los autos la respectiva solicitud…”.

Esa afirmación excede el simple error. Es definitivamente falso. De hecho, tal propuesta resultaría imposible en la Comunidad Económica Europea, en tanto la entrega de antecedentes es efectuada al síndico, no al tribunal. Este último toma conocimiento de la existencia de esos créditos sólo por la nómina que le hace llegar ese síndico y, también participa, cuando surge alguna controversia respecto a la existencia o particularidades del crédito, pero eso es la impugnación, no la verificación.

GONZALO BAEZA OVALLE

PUGA VIAL, Juan Esteban. Ob. cit., p. 225.

844

277

Por consecuencia, la verificación remite únicamente a esta segunda etapa y sólo nos encontraremos con un litigio surgido a partir o con ocasión de una verificación o revisión de los antecedentes fundantes de los créditos que hayan sido acompañados y recopilados por el tribunal, siempre y cuando, quienes están legitimados en el derecho, ejerzan la facultad de impugnar la pretensión, poniendo en duda o controvirtiendo la existencia del crédito, singularidades o ambas a la vez, como expusimos.

276

No obstante, ni aun en este último evento, la solicitud de verificación alcanza la calidad de demanda, pues tal calificación el legislador la atribuye a la impugnación, como lo describe el art. 137 del Libro IV del Co. de Comercio, al disponer:

Juan Esteban Puga Vial276: “Mucho hemos dicho ya respecto de ella, todo en el sentido de ser una demanda. Pero esta acepción no es compartida por el común de la doctrina. Bueno, si uno repasa a los autores extranjeros, verá que todos ellos277 le reconocen el carácter de demanda a la verificación de créditos”.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

845

Reconoce los argumentos que han sido entregados para negar la naturaleza jurídica de una demanda a la verificación, que los resume de la siguiente forma: “en primer lugar, la ley utiliza la voz ‘demanda’ para referirse a la impugnación (‘demanda de impugnación’ dice el art. 137 de la ley); en segundo lugar, porque si no interviene impugnación no se incoa un procedimiento incidental completo y tampoco surge la necesidad de una sentencia judicial que se pronuncie sobre la controversia jurídica entre el verificante y los demás acreedores o el fallido, vale decir, que sin impugnación estaríamos ante una demanda sin relación procesal; y, por último, sólo mediando impugnación se crea un expediente especial (‘cuaderno separado’ dice la ley), lo que no ocurre con la sola presentación de la ‘solicitud de verificación’. Desde este punto de vista, la verificación es un mero trámite procesal”. Señala que en el artículo 1450 del Co. de Comercio de 1865, se daría lugar a una sentencia de grado que, según entiende, declararía la existencia del crédito y, por ende, permitiría concluir que la verificación no es una revisión de la efectividad del crédito y sus particularidades en un plazo determinado sino una demanda que es resuelta por el tribunal. Como puede ser apreciado del tenor literal del artículo citado por ese autor, ese precepto, bajo ningún respecto, contempla la existencia de una sentencia declarativa y, al efecto, dispone: “Artículo 1450: Vencidos ocho días, contados desde la verificación respectiva, el juzgado de comercio declarará concluido el procedimiento de verificación. “Esta declaración fija irrevocablemente los derechos de los acreedores reconocidos i jurados respecto de la masa, salvo los casos de fraude o dolo legalmente probado, i el de reserva de parte lejitima”.

Lo único que hizo Gabriel Ocampo en esa ocasión fue aplicar estrictamente lo prevenido en el actual artículo 64 del Co. de Procedimiento Civil, en el sentido que los derechos que no fueron ejercidos (impugnación) en el plazo otorgado por la ley, se entienden irrevocablemente extinguidos. Como estamos tratando normas sustantivas, propias de una liquidación, era necesario asignar un efecto preciso a la resolución que declara cerrado

Como estamos tratando normas sustantivas, propias de una liquidación, era necesario asignar un efecto preciso a la resolución que declara cerrado Lo único que hizo Gabriel Ocampo en esa ocasión fue aplicar estrictamente lo prevenido en el actual artículo 64 del Co. de Procedimiento Civil, en el sentido que los derechos que no fueron ejercidos (impugnación) en el plazo otorgado por la ley, se entienden irrevocablemente extinguidos. “Artículo 1450: Vencidos ocho días, contados desde la verificación respectiva, el juzgado de comercio declarará concluido el procedimiento de verificación. “Esta declaración fija irrevocablemente los derechos de los acreedores reconocidos i jurados respecto de la masa, salvo los casos de fraude o dolo legalmente probado, i el de reserva de parte lejitima”.

Como puede ser apreciado del tenor literal del artículo citado por ese autor, ese precepto, bajo ningún respecto, contempla la existencia de una sentencia declarativa y, al efecto, dispone: Señala que en el artículo 1450 del Co. de Comercio de 1865, se daría lugar a una sentencia de grado que, según entiende, declararía la existencia del crédito y, por ende, permitiría concluir que la verificación no es una revisión de la efectividad del crédito y sus particularidades en un plazo determinado sino una demanda que es resuelta por el tribunal. Reconoce los argumentos que han sido entregados para negar la naturaleza jurídica de una demanda a la verificación, que los resume de la siguiente forma: “en primer lugar, la ley utiliza la voz ‘demanda’ para referirse a la impugnación (‘demanda de impugnación’ dice el art. 137 de la ley); en segundo lugar, porque si no interviene impugnación no se incoa un procedimiento incidental completo y tampoco surge la necesidad de una sentencia judicial que se pronuncie sobre la controversia jurídica entre el verificante y los demás acreedores o el fallido, vale decir, que sin impugnación estaríamos ante una demanda sin relación procesal; y, por último, sólo mediando impugnación se crea un expediente especial (‘cuaderno separado’ dice la ley), lo que no ocurre con la sola presentación de la ‘solicitud de verificación’. Desde este punto de vista, la verificación es un mero trámite procesal”. DERECHO CONCURSAL CHILENO

845

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

La prescripción no sólo queda interrumpida por una demanda, sino también por el implícito reconocimiento del crédito que deriva de no ha-

846

Como segundo argumento señala que la verificación tendría que ser una demanda, pues en caso contrario no puede identificar el acto procesal del acreedor que sea capaz de interrumpir la prescripción.

el procedimiento de verificación y plazo de impugnación, en el sentido que si no fueron impugnados, quienes tenían derecho a hacerlo lo pierden y, por ende, los créditos quedan definitivamente reconocidos porque no fueron objetados.

Si quienes están legitimados para controvertir el crédito y sus circunstancias no lo hacen, no hay una resolución judicial que “declare” que ese crédito y particularidades existe. Sólo se da curso a un trámite administrativo a cargo del síndico de la quiebra, de formar una nómina con los créditos que no han sido objetados, la que es entregada al tribunal y éste la tiene por agregada al expediente, ordenando su notificación por avisos.

Esa no constituye una sentencia declarativa, sino un auto o decreto, ya que sólo tiene por objeto dar curso progresivo a la tramitación de la liquidación, dando paso a la preclusión de la etapa previa, como ocurre con aquella que tiene por evacuado un trámite en rebeldía.

También conforma una lastimosa alegación, ya que toda vez que una resolución judicial pueda interesar a personas cuya identidad sea difícil de establecer, el legislador opta por esa forma de notificación y, en este caso, lo único que está efectuando el tribunal consiste en poner en conocimiento de todos quienes estén legitimados en ello, de la agregación de los antecedentes al expediente, para que los revisen o verifiquen, con el objeto antes indicado, esto es, determinar si lo aceptan o controvierten, a través de una demanda de impugnación.

Ese autor, incluso, exhibe problemas para identificar la naturaleza procesal de las resoluciones, al confundir un decreto o auto, con una sentencia.

Otro argumento que levanta en pro de sostener que la verificación constituye una demanda la hace consistir en que es notificada por avisos.

Otro argumento que levanta en pro de sostener que la verificación constituye una demanda la hace consistir en que es notificada por avisos.

Ese autor, incluso, exhibe problemas para identificar la naturaleza procesal de las resoluciones, al confundir un decreto o auto, con una sentencia.

También conforma una lastimosa alegación, ya que toda vez que una resolución judicial pueda interesar a personas cuya identidad sea difícil de establecer, el legislador opta por esa forma de notificación y, en este caso, lo único que está efectuando el tribunal consiste en poner en conocimiento de todos quienes estén legitimados en ello, de la agregación de los antecedentes al expediente, para que los revisen o verifiquen, con el objeto antes indicado, esto es, determinar si lo aceptan o controvierten, a través de una demanda de impugnación.

Esa no constituye una sentencia declarativa, sino un auto o decreto, ya que sólo tiene por objeto dar curso progresivo a la tramitación de la liquidación, dando paso a la preclusión de la etapa previa, como ocurre con aquella que tiene por evacuado un trámite en rebeldía.

Si quienes están legitimados para controvertir el crédito y sus circunstancias no lo hacen, no hay una resolución judicial que “declare” que ese crédito y particularidades existe. Sólo se da curso a un trámite administrativo a cargo del síndico de la quiebra, de formar una nómina con los créditos que no han sido objetados, la que es entregada al tribunal y éste la tiene por agregada al expediente, ordenando su notificación por avisos.

el procedimiento de verificación y plazo de impugnación, en el sentido que si no fueron impugnados, quienes tenían derecho a hacerlo lo pierden y, por ende, los créditos quedan definitivamente reconocidos porque no fueron objetados.

Como segundo argumento señala que la verificación tendría que ser una demanda, pues en caso contrario no puede identificar el acto procesal del acreedor que sea capaz de interrumpir la prescripción.

GONZALO BAEZA OVALLE

La prescripción no sólo queda interrumpida por una demanda, sino también por el implícito reconocimiento del crédito que deriva de no ha-

846

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

847

278

SANDOVAL LÓPEZ, Ricardo. Ob. cit., tomo IV, p. 134.

En un sentido parecido al de Juan Esteban Puga Vial, pero más erróneo todavía, se pronuncia Ricardo Sandoval López278, al afirmar que: “Verificar un crédito significa, ante todo, hacerlo valer en la quiebra. Para hacerlo

ber hecho uso de la facultad de impugnarlo o controvertir su existencia o particularidades.

En los procedimientos de liquidación no hay demandantes ni demandados, sólo interesados y, lo son, en forma directa, el deudor y los acreedores, con igual jerarquía e idéntico propósito, lograr la mejor y más eficiente realización de la masa de bienes afecta a concurso. Eso permitirá pagar más y de mejor forma los créditos, pero aquellos que realmente existan y con las preferencias pertinentes. Por esa razón, el deudor sólo puede objetar por vía de impugnación el crédito, pero no la preferencia.

Respecto de otros argumentos entregados, en verdad no estimamos que valgan la necesidad de destinar algún tiempo para desvirtuarlos, pero sí nos parece curioso el último que proporciona: “es acaso posible que en un juicio de ejecución sea el ejecutado demandante y el ejecutante demandado; pues de mediar impugnación del quebrado, ésta sería la situación. Lo mismo puede darse que la impugnación se trabe entre dos acreedores, lo que excluiría toda participación del deudor y, sin embargo, la solicitud de verificación afecta principalmente al fallido, pues es su patrimonio el que resentirá su éxito”. Nos parece singular tal propuesta pues sólo deriva de la constatación de un error previo, calificar el procedimiento concursal de la quiebra, como un juicio ejecutivo. Es esa equivocación la que conduce a sus “paradojas”. Siendo el procedimiento concursal de quiebra un trámite de liquidación, resulta imprescindible determinar los activos y pasivos. Para cuyo efecto debe entregarse la oportunidad y el procedimiento a todo interesado en esa liquidación, para que pueda dar inicio a las instancias judiciales necesarias para resolver las controversias que surjan con motivo de la existencia o particularidades del crédito. Pero esa no es la verificación, sino la impugnación. La verificación es un escrito judicial, como lo expresa Osvaldo Contreras Strauch, de índole básicamente administrativo, agregamos nosotros.

Siendo el procedimiento concursal de quiebra un trámite de liquidación, resulta imprescindible determinar los activos y pasivos. Para cuyo efecto debe entregarse la oportunidad y el procedimiento a todo interesado en esa liquidación, para que pueda dar inicio a las instancias judiciales necesarias para resolver las controversias que surjan con motivo de la existencia o particularidades del crédito. Pero esa no es la verificación, sino la impugnación. La verificación es un escrito judicial, como lo expresa Osvaldo Contreras Strauch, de índole básicamente administrativo, agregamos nosotros. Nos parece singular tal propuesta pues sólo deriva de la constatación de un error previo, calificar el procedimiento concursal de la quiebra, como un juicio ejecutivo. Es esa equivocación la que conduce a sus “paradojas”. Respecto de otros argumentos entregados, en verdad no estimamos que valgan la necesidad de destinar algún tiempo para desvirtuarlos, pero sí nos parece curioso el último que proporciona: “es acaso posible que en un juicio de ejecución sea el ejecutado demandante y el ejecutante demandado; pues de mediar impugnación del quebrado, ésta sería la situación. Lo mismo puede darse que la impugnación se trabe entre dos acreedores, lo que excluiría toda participación del deudor y, sin embargo, la solicitud de verificación afecta principalmente al fallido, pues es su patrimonio el que resentirá su éxito”.

En los procedimientos de liquidación no hay demandantes ni demandados, sólo interesados y, lo son, en forma directa, el deudor y los acreedores, con igual jerarquía e idéntico propósito, lograr la mejor y más eficiente realización de la masa de bienes afecta a concurso. Eso permitirá pagar más y de mejor forma los créditos, pero aquellos que realmente existan y con las preferencias pertinentes. Por esa razón, el deudor sólo puede objetar por vía de impugnación el crédito, pero no la preferencia.

ber hecho uso de la facultad de impugnarlo o controvertir su existencia o particularidades.

En un sentido parecido al de Juan Esteban Puga Vial, pero más erróneo todavía, se pronuncia Ricardo Sandoval López278, al afirmar que: “Verificar un crédito significa, ante todo, hacerlo valer en la quiebra. Para hacerlo 278

SANDOVAL LÓPEZ, Ricardo. Ob. cit., tomo IV, p. 134.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

847

RETIRO

848

GONZALO BAEZA OVALLE

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 162.

valer el acreedor concurrente debe demandar ejecutivamente a la masa de acreedores. Puede decirse, en consecuencia, que verificación es sinónimo de una demanda ejecutiva intentada dentro de la quiebra”.

CONTRERAS STRAUCH, Osvaldo. Ob. cit., p. 234.

280

Para desvirtuar el aserto de ese autor, no resulta necesario caminar demasiado, pues no divisamos ni remotamente cuál sería el fundamento jurídico, que legitimaría en causa pasiva al resto de los acreedores, para ser demandado ejecutivamente por uno de ellos.

279

Si esa demanda fuera procedente, habríamos de concluir que los acreedores pasarían a responder con todos sus bienes de las deudas del fallido, en la medida que pueden ser demandados en razón de ellas y, si es una demanda ejecutiva, inevitablemente debemos concluir que están obligados a pagar.

Álvaro Puelma Accorsi280 explica que: “Verificar créditos y preferencias es recurrir ante el juez de la quiebra haciendo valer el crédito y las preferencias que se crean tener contra el fallido, con el fin de ser pagado en el procedimiento concursal”.

Desconocemos cuál sería el título ejecutivo que se esgrimiría contra esos acreedores y la razón por la cual estarían obligados a solucionar la deuda de un tercero, el fallido.

Osvaldo Contreras Strauch279 afirma que la verificación de créditos “constituye un escrito judicial”, confundiendo la presentación de los antecedentes al tribunal, con lo que es realmente la verificación, que constituye una labor entregada a los demás acreedores, al deudor y al síndico, esto es, todo quien tenga interés en ello, que consiste en revisar la efectividad e integridad de esos antecedentes en función del crédito que pretende sustentar, como lo explicamos al inicio.

La verdad es que la posición de dicho autor no amerita mucho análisis para desprender su inadecuación lógica y jurídica.

La verdad es que la posición de dicho autor no amerita mucho análisis para desprender su inadecuación lógica y jurídica.

Osvaldo Contreras Strauch279 afirma que la verificación de créditos “constituye un escrito judicial”, confundiendo la presentación de los antecedentes al tribunal, con lo que es realmente la verificación, que constituye una labor entregada a los demás acreedores, al deudor y al síndico, esto es, todo quien tenga interés en ello, que consiste en revisar la efectividad e integridad de esos antecedentes en función del crédito que pretende sustentar, como lo explicamos al inicio.

Desconocemos cuál sería el título ejecutivo que se esgrimiría contra esos acreedores y la razón por la cual estarían obligados a solucionar la deuda de un tercero, el fallido.

Álvaro Puelma Accorsi280 explica que: “Verificar créditos y preferencias es recurrir ante el juez de la quiebra haciendo valer el crédito y las preferencias que se crean tener contra el fallido, con el fin de ser pagado en el procedimiento concursal”.

Si esa demanda fuera procedente, habríamos de concluir que los acreedores pasarían a responder con todos sus bienes de las deudas del fallido, en la medida que pueden ser demandados en razón de ellas y, si es una demanda ejecutiva, inevitablemente debemos concluir que están obligados a pagar.

CONTRERAS STRAUCH, Osvaldo. Ob. cit., p. 234.

Para desvirtuar el aserto de ese autor, no resulta necesario caminar demasiado, pues no divisamos ni remotamente cuál sería el fundamento jurídico, que legitimaría en causa pasiva al resto de los acreedores, para ser demandado ejecutivamente por uno de ellos.

279

valer el acreedor concurrente debe demandar ejecutivamente a la masa de acreedores. Puede decirse, en consecuencia, que verificación es sinónimo de una demanda ejecutiva intentada dentro de la quiebra”.

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 162.

GONZALO BAEZA OVALLE

280

848

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

849

En definitiva y, a modo de síntesis, podemos intentar una definición, para acotar la idea, de la siguiente forma: La “verificación” consiste en la oportunidad procesal entregada a los interesados en el procedimiento de liquidación envuelto en la quiebra, vale decir, deudor, acreedores concurrentes y síndico, para interiorizarse y examinar los antecedentes allegados al expediente en fundamento de los créditos que pretenden concurrir a la liquidación para que si lo estiman pertinente y en la oportunidad legal, lo controviertan en lo principal, lo accesorio, uno u otro o ambos. Por su lado, conviene también acotar otro concepto en el cual inscribe la verificación: El “procedimiento de verificación”: éste queda integrado por dos períodos, el de recopilación de antecedentes, que los acreedores deben hacer llegar al tribunal mediante un escrito para ser agregados al expediente y la verificación. 2. PERSONAS AFECTAS A LA CARGA DE LA VERIFICACIÓN A diferencia de lo postulado por Álvaro Puelma Accorsi, no consideramos que la verificación dé lugar a una obligación. Más bien constituye una carga impuesta a quien desea ser considerado como acreedor en el procedimiento concursal y, por ende, gozar del derecho a participar en los repartos de fondo producto de la realización de la masa de bienes afecta a la quiebra de comunicar o informar, agregando los antecedentes, la existencia de su crédito y preferencia, si la hubiere. Con todo, estimamos que sí podríamos concebir una obligación del acreedor en términos que éste debe concurrir al procedimiento concursal para hacer efectivo su crédito, en aras de mantener la integridad de su patrimonio, que sería una forma diferente de visualizar el problema, pero bajo el prisma que será explicado en el párrafo siguiente determina que, algunos acreedores, dada su situación patrimonial precaria, tienen la obligación de verificar o comunicar la existencia de su crédito y preferencia en el procedimiento concursal.

Con todo, estimamos que sí podríamos concebir una obligación del acreedor en términos que éste debe concurrir al procedimiento concursal para hacer efectivo su crédito, en aras de mantener la integridad de su patrimonio, que sería una forma diferente de visualizar el problema, pero bajo el prisma que será explicado en el párrafo siguiente determina que, algunos acreedores, dada su situación patrimonial precaria, tienen la obligación de verificar o comunicar la existencia de su crédito y preferencia en el procedimiento concursal. Más bien constituye una carga impuesta a quien desea ser considerado como acreedor en el procedimiento concursal y, por ende, gozar del derecho a participar en los repartos de fondo producto de la realización de la masa de bienes afecta a la quiebra de comunicar o informar, agregando los antecedentes, la existencia de su crédito y preferencia, si la hubiere. A diferencia de lo postulado por Álvaro Puelma Accorsi, no consideramos que la verificación dé lugar a una obligación. 2. PERSONAS AFECTAS A LA CARGA DE LA VERIFICACIÓN El “procedimiento de verificación”: éste queda integrado por dos períodos, el de recopilación de antecedentes, que los acreedores deben hacer llegar al tribunal mediante un escrito para ser agregados al expediente y la verificación. Por su lado, conviene también acotar otro concepto en el cual inscribe la verificación: La “verificación” consiste en la oportunidad procesal entregada a los interesados en el procedimiento de liquidación envuelto en la quiebra, vale decir, deudor, acreedores concurrentes y síndico, para interiorizarse y examinar los antecedentes allegados al expediente en fundamento de los créditos que pretenden concurrir a la liquidación para que si lo estiman pertinente y en la oportunidad legal, lo controviertan en lo principal, lo accesorio, uno u otro o ambos. En definitiva y, a modo de síntesis, podemos intentar una definición, para acotar la idea, de la siguiente forma: DERECHO CONCURSAL CHILENO

849

RETIRO

PUELMA ACCORSi, Álvaro. Ob. cit., p. 162.

GONZALO BAEZA OVALLE

En efecto, de adoptar ese curso interpretativo dejaríamos fuera del procedimiento de quiebra a todos aquellos que sólo cuentan con una mera expectativa, a la fecha de la declaratoria pero que, posteriormente, adquieren el derecho, como ocurre con las obligaciones afectas a una condición suspensiva, según tuvimos oportunidad de analizar en relación, entre otros, con los créditos laborales.

En efecto, en el evento que dichos acreedores no procedan de la manera indicada, nos encontraríamos en un escenario de un comportamiento negligente que justificaría la acción, a su vez, de los terceros acreedores de esa persona para ejercer ese derecho a través de la vía oblicua, pero tal mecanismo no existe de ese modo en nuestra legislación, por lo cual, esos terceros interesados no podrán verificar en la quiebra por dicho acreedor remiso, utilizando el crédito de este último.

281

850

Si existiera el mecanismo de la acción oblicua descrito precedentemente, nos inclinaríamos en mejor forma por reconocer la presencia de una obligación.

Esa propuesta, lamentablemente, también parece poco aceptable, en la medida que involucraría cambiar la naturaleza jurídica de la quiebra en términos que ésta pasaría a quedar transformada en un modo de extinguir las obligaciones, lo que ocurre sólo excepcionalmente, pero no es su naturaleza común.

A vía de conclusión, entonces, podemos postular que el acreedor no está obligado a concurrir a la quiebra a través de la verificación ni de ningún otra forma, pudiendo llegar al extremo de abandonar el derecho, sin importar el perjuicio que ello cause a su patrimonio, a menos de ser acreditado un fraude en ese modo de actuar, lo que no resulta para nada sencillo ni asumible.

Según Álvaro Puelma Accorsi281, la exigencia de verificar en la quiebra alcanza sólo a aquellos que tenían la calidad de acreedores a la fecha en que ésta fue declarada, para lo cual remite a lo prevenido en los artículos 52, número 6, 131 y 132 del Libro IV del Co. de Comercio.

Según Álvaro Puelma Accorsi281, la exigencia de verificar en la quiebra alcanza sólo a aquellos que tenían la calidad de acreedores a la fecha en que ésta fue declarada, para lo cual remite a lo prevenido en los artículos 52, número 6, 131 y 132 del Libro IV del Co. de Comercio.

A vía de conclusión, entonces, podemos postular que el acreedor no está obligado a concurrir a la quiebra a través de la verificación ni de ningún otra forma, pudiendo llegar al extremo de abandonar el derecho, sin importar el perjuicio que ello cause a su patrimonio, a menos de ser acreditado un fraude en ese modo de actuar, lo que no resulta para nada sencillo ni asumible.

Esa propuesta, lamentablemente, también parece poco aceptable, en la medida que involucraría cambiar la naturaleza jurídica de la quiebra en términos que ésta pasaría a quedar transformada en un modo de extinguir las obligaciones, lo que ocurre sólo excepcionalmente, pero no es su naturaleza común.

Si existiera el mecanismo de la acción oblicua descrito precedentemente, nos inclinaríamos en mejor forma por reconocer la presencia de una obligación. GONZALO BAEZA OVALLE

PUELMA ACCORSi, Álvaro. Ob. cit., p. 162.

850

281

En efecto, en el evento que dichos acreedores no procedan de la manera indicada, nos encontraríamos en un escenario de un comportamiento negligente que justificaría la acción, a su vez, de los terceros acreedores de esa persona para ejercer ese derecho a través de la vía oblicua, pero tal mecanismo no existe de ese modo en nuestra legislación, por lo cual, esos terceros interesados no podrán verificar en la quiebra por dicho acreedor remiso, utilizando el crédito de este último.

En efecto, de adoptar ese curso interpretativo dejaríamos fuera del procedimiento de quiebra a todos aquellos que sólo cuentan con una mera expectativa, a la fecha de la declaratoria pero que, posteriormente, adquieren el derecho, como ocurre con las obligaciones afectas a una condición suspensiva, según tuvimos oportunidad de analizar en relación, entre otros, con los créditos laborales.

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

851

Tampoco podemos subsanar esa deficiencia argumentativa aduciendo que alude a las personas que adquieren la calidad de acreedores en función de actos nacidos con anterioridad a la declaratoria de quiebra, ya que estimamos perfectamente factible imaginar escenarios, no poco frecuentes, en que el acto surge con posterioridad y, no obstante, queda igualmente sometido a la exigencia de verificar su crédito para participar en la distribución de los dividendos. Así sucede, por ejemplo, con todos los juicios seguidos contra el fallido, en que es perseguida una declaración constitutiva de un derecho representativo de dinero. No nos encontramos, en el escenario descrito, en presencia de una obligación condicional, sino que más bien ante una manifiesta mera expectativa. Si el fallido es derrotado en esa contingencia judicial, naturalmente que la parte gananciosa quedará habilitada para concurrir a la quiebra, pero deberá verificar su crédito. La distinción más bien radica en el origen del crédito o pretensión crediticia, lo que determina su naturaleza y tratamiento asignado por el legislador en las regulaciones concursales. Si descubre su raíz en el mismo procedimiento de quiebra, como por ejemplo, las costas que corresponden al peticionario de la quiebra y su derecho a obtener la devolución de la consignación de las 100 unidades de fomento, resulta a todas luces improcedente exigir verificación de crédito, como lo ha concluido, unánimemente, la jurisprudencia y lo dice la ley, por lo demás. Ese acreedor ha de ser pagado en forma administrativa, con cargo a la masa de la quiebra, sin más trámite que la determinación de su acreencia, desde que el tipo de preferencia asignado a ese caso le otorga, precisamente, ese derecho. Un escenario muy similar enfrentamos, toda vez que el origen de los créditos lo encontramos en el cumplimiento de las obligaciones impuestas

Un escenario muy similar enfrentamos, toda vez que el origen de los créditos lo encontramos en el cumplimiento de las obligaciones impuestas Ese acreedor ha de ser pagado en forma administrativa, con cargo a la masa de la quiebra, sin más trámite que la determinación de su acreencia, desde que el tipo de preferencia asignado a ese caso le otorga, precisamente, ese derecho. Si descubre su raíz en el mismo procedimiento de quiebra, como por ejemplo, las costas que corresponden al peticionario de la quiebra y su derecho a obtener la devolución de la consignación de las 100 unidades de fomento, resulta a todas luces improcedente exigir verificación de crédito, como lo ha concluido, unánimemente, la jurisprudencia y lo dice la ley, por lo demás. La distinción más bien radica en el origen del crédito o pretensión crediticia, lo que determina su naturaleza y tratamiento asignado por el legislador en las regulaciones concursales. Si el fallido es derrotado en esa contingencia judicial, naturalmente que la parte gananciosa quedará habilitada para concurrir a la quiebra, pero deberá verificar su crédito. No nos encontramos, en el escenario descrito, en presencia de una obligación condicional, sino que más bien ante una manifiesta mera expectativa. Así sucede, por ejemplo, con todos los juicios seguidos contra el fallido, en que es perseguida una declaración constitutiva de un derecho representativo de dinero. Tampoco podemos subsanar esa deficiencia argumentativa aduciendo que alude a las personas que adquieren la calidad de acreedores en función de actos nacidos con anterioridad a la declaratoria de quiebra, ya que estimamos perfectamente factible imaginar escenarios, no poco frecuentes, en que el acto surge con posterioridad y, no obstante, queda igualmente sometido a la exigencia de verificar su crédito para participar en la distribución de los dividendos. DERECHO CONCURSAL CHILENO

851

RETIRO

Otros han postulado que conforme al art. 131 del Libro IV del Co. de Comercio, no existiría ningún acreedor eximido de dicha “obligación”, sean prendarios, hipotecarios, retencionarios o que hayan pedido la quiebra.

Agreguemos que el inciso segundo del artículo 132 del Libro IV del Co. de Comercio dispone:

al síndico de la quiebra, en orden a administrar, conservar y realizar la masa afecta al concurso, como igualmente las que derivan de su función de representar los intereses generales del fallido y acreedores, en tanto digan razón con el procedimiento concursal, todo lo cual también lo establece el legislador.

“Los créditos correspondientes a servicios de utilidad pública que se suministren con posterioridad a la declaratoria de quiebra, se considerarán incluidos en el Nº 4 del art. 2472 del Código Civil”.

GONZALO BAEZA OVALLE

Abundan sobre ello argumentando que igualmente no requieren de verificación previa los créditos provenientes de las remuneraciones de los trabajadores y las asignaciones familiares (art. 2472 Nº 5 del C.C.), siempre que existan antecedentes documentarios que los justifiquen; éstos se pagan administrativamente.

852

Tal propuesta, incluso, aparece contradicha por los mismos que lo sostienen al reconocer que hay ciertas aparentes excepciones, en un doble sentido: por un lado, se admite la verificación del acreedor condicional (que jurídicamente no es acreedor), conforme lo señala el artículo 152 del Libro IV del Co. de Comercio, sobre lo que volveremos más adelante; y, por otro lado, semejan a excepciones a dicha regla las contempladas en el art. 148 del Libro IV del Co. de Comercio que se refieren, en general, a los acreedores privilegiados de primera clase.

Aduciendo, además, que no requieren verificación los acreedores por costas que sean causadas en el interés general de los acreedores (art. 2472 Nº 1 del C.C.), ni los créditos que provengan de los gastos en que incurran para poner a disposición de la masa los bienes del fallido, los gastos de administración de la quiebra, de realización del activo y los préstamos contratados por el síndico para los efectos mencionados (art. 2472 Nº 4 del C.C.)

Aduciendo, además, que no requieren verificación los acreedores por costas que sean causadas en el interés general de los acreedores (art. 2472 Nº 1 del C.C.), ni los créditos que provengan de los gastos en que incurran para poner a disposición de la masa los bienes del fallido, los gastos de administración de la quiebra, de realización del activo y los préstamos contratados por el síndico para los efectos mencionados (art. 2472 Nº 4 del C.C.)

Tal propuesta, incluso, aparece contradicha por los mismos que lo sostienen al reconocer que hay ciertas aparentes excepciones, en un doble sentido: por un lado, se admite la verificación del acreedor condicional (que jurídicamente no es acreedor), conforme lo señala el artículo 152 del Libro IV del Co. de Comercio, sobre lo que volveremos más adelante; y, por otro lado, semejan a excepciones a dicha regla las contempladas en el art. 148 del Libro IV del Co. de Comercio que se refieren, en general, a los acreedores privilegiados de primera clase. 852

GONZALO BAEZA OVALLE

Abundan sobre ello argumentando que igualmente no requieren de verificación previa los créditos provenientes de las remuneraciones de los trabajadores y las asignaciones familiares (art. 2472 Nº 5 del C.C.), siempre que existan antecedentes documentarios que los justifiquen; éstos se pagan administrativamente.

al síndico de la quiebra, en orden a administrar, conservar y realizar la masa afecta al concurso, como igualmente las que derivan de su función de representar los intereses generales del fallido y acreedores, en tanto digan razón con el procedimiento concursal, todo lo cual también lo establece el legislador.

“Los créditos correspondientes a servicios de utilidad pública que se suministren con posterioridad a la declaratoria de quiebra, se considerarán incluidos en el Nº 4 del art. 2472 del Código Civil”.

Otros han postulado que conforme al art. 131 del Libro IV del Co. de Comercio, no existiría ningún acreedor eximido de dicha “obligación”, sean prendarios, hipotecarios, retencionarios o que hayan pedido la quiebra.

Agreguemos que el inciso segundo del artículo 132 del Libro IV del Co. de Comercio dispone:

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

853

Además reconocen que, del mismo modo, no están afectos a la necesidad de hacer una verificación previa al pago los créditos derivados de indemnizaciones legales y convencionales de origen laboral que correspondan a los trabajadores (art. 2472 Nº 8 del C.C.). Ello deriva del hecho que el Co. Civil, expresamente, establece que esos créditos han de ser pagados administrativamente con el solo mérito de la sentencia judicial ejecutoriada que así lo ordene. Insistimos, a la luz de los mismos dichos de quienes postulan esa posición, la exigencia legal de concurrir al proceso concursal corresponde interpretarla en función del origen del crédito, salvo las excepciones legales. Aparece como un absurdo exigir, por ejemplo, al arrendador de una bodega contratada por el síndico de la quiebra para guardar mercaderías o bienes del fallido afectos al concurso que, para obtener el pago de la renta, verifique su crédito en el proceso concursal. No opera de esa forma ni la ley lo exige, como tuvimos oportunidad de revisar. Tal imposición, inevitablemente, derivaría en una verificación en período extraordinario, por lo cual, quedaría sujeto a la carga de soportar las costas del trámite y, además, que espere los repartos de fondo derivados de la realización de los bienes de la masa para determinar cuánto será pagado de su crédito y, aún más, si en el hecho será solucionado, lo que conforma una eventualidad en tanto pueden haber créditos preferentes. Nadie contrataría con el síndico de la quiebra bajo esas circunstancias y por eso era preciso concebir una solución diferente. Atendiendo a la particularidad de la situación descrita, determinada por el origen del crédito, el legislador estableció que los gastos de administración de la quiebra no quedaban afectos a la obligación de verificar y de ese modo, podían ser pagados, administrativamente, por el síndico, con cargo a la masa de la quiebra. Estimamos claro, entonces, que el cumplimiento de la exigencia de verificar o comunicar judicialmente la existencia del crédito, atañe a quienes

Estimamos claro, entonces, que el cumplimiento de la exigencia de verificar o comunicar judicialmente la existencia del crédito, atañe a quienes Atendiendo a la particularidad de la situación descrita, determinada por el origen del crédito, el legislador estableció que los gastos de administración de la quiebra no quedaban afectos a la obligación de verificar y de ese modo, podían ser pagados, administrativamente, por el síndico, con cargo a la masa de la quiebra. Nadie contrataría con el síndico de la quiebra bajo esas circunstancias y por eso era preciso concebir una solución diferente. Tal imposición, inevitablemente, derivaría en una verificación en período extraordinario, por lo cual, quedaría sujeto a la carga de soportar las costas del trámite y, además, que espere los repartos de fondo derivados de la realización de los bienes de la masa para determinar cuánto será pagado de su crédito y, aún más, si en el hecho será solucionado, lo que conforma una eventualidad en tanto pueden haber créditos preferentes. No opera de esa forma ni la ley lo exige, como tuvimos oportunidad de revisar. Aparece como un absurdo exigir, por ejemplo, al arrendador de una bodega contratada por el síndico de la quiebra para guardar mercaderías o bienes del fallido afectos al concurso que, para obtener el pago de la renta, verifique su crédito en el proceso concursal. Insistimos, a la luz de los mismos dichos de quienes postulan esa posición, la exigencia legal de concurrir al proceso concursal corresponde interpretarla en función del origen del crédito, salvo las excepciones legales. Ello deriva del hecho que el Co. Civil, expresamente, establece que esos créditos han de ser pagados administrativamente con el solo mérito de la sentencia judicial ejecutoriada que así lo ordene. Además reconocen que, del mismo modo, no están afectos a la necesidad de hacer una verificación previa al pago los créditos derivados de indemnizaciones legales y convencionales de origen laboral que correspondan a los trabajadores (art. 2472 Nº 8 del C.C.). DERECHO CONCURSAL CHILENO

853

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Para los demás, ese mismo lapso más el incremento del término de emplazamiento a que alude el artículo 52 número 7 del Libro IV del Co. de Comercio y que, como la misma norma lo contempla, habrá de ser precisado en cada carta que, obligatoriamente, el síndico debe enviar a cada uno de esos acreedores.

854

El período de verificación ordinaria comienza a partir de la notificación de la sentencia que declara la quiebra y se prolonga por el lapso de 30 días, para los acreedores residentes en el país.

pretenden ser acreedores en función de derechos y obligaciones que no derivan del procedimiento concursal judicial o extrajudicial (como los actos de administración, conservación, realización de bienes y representación).

Por de pronto habrá que distinguir que existen dos períodos para hacer efectiva la verificación: el primero, que es denominado de verificación ordinaria y, el segundo, llamado de verificación extraordinaria.

Tal predicado, adicionalmente, lo encontramos respaldado, a nuestro modo de entender el procedimiento concursal, en razones de sentido común y en el espíritu general de la legislación contenida en el Libro IV del Co. de Comercio, que asimila esos gastos a los costos de cobranza que, usual y lógicamente, son de cargo del deudor, en este caso, el fallido, en tanto ha provocado y es responsable de la existencia del trámite y, por consecuencia, también del gasto.

3.1. Aspectos generales y clasificación

Una situación particular que escapa a esa fundamentación, la encontramos en el trato especial concebido para las remuneraciones de los trabajadores y asignaciones familiares.

3. PERÍODO DE VERIFICACIÓN

En ese escenario y, no obstante que enfrentamos créditos anteriores a la declaración de la quiebra, que no derivan de sus procedimientos, tramitaciones u operación, son beneficiados con este sistema particular en razón a la naturaleza alimenticia que, indiscutiblemente, remiten a esas prestaciones.

En ese escenario y, no obstante que enfrentamos créditos anteriores a la declaración de la quiebra, que no derivan de sus procedimientos, tramitaciones u operación, son beneficiados con este sistema particular en razón a la naturaleza alimenticia que, indiscutiblemente, remiten a esas prestaciones.

3. PERÍODO DE VERIFICACIÓN

Una situación particular que escapa a esa fundamentación, la encontramos en el trato especial concebido para las remuneraciones de los trabajadores y asignaciones familiares.

3.1. Aspectos generales y clasificación

Tal predicado, adicionalmente, lo encontramos respaldado, a nuestro modo de entender el procedimiento concursal, en razones de sentido común y en el espíritu general de la legislación contenida en el Libro IV del Co. de Comercio, que asimila esos gastos a los costos de cobranza que, usual y lógicamente, son de cargo del deudor, en este caso, el fallido, en tanto ha provocado y es responsable de la existencia del trámite y, por consecuencia, también del gasto.

Por de pronto habrá que distinguir que existen dos períodos para hacer efectiva la verificación: el primero, que es denominado de verificación ordinaria y, el segundo, llamado de verificación extraordinaria.

pretenden ser acreedores en función de derechos y obligaciones que no derivan del procedimiento concursal judicial o extrajudicial (como los actos de administración, conservación, realización de bienes y representación).

El período de verificación ordinaria comienza a partir de la notificación de la sentencia que declara la quiebra y se prolonga por el lapso de 30 días, para los acreedores residentes en el país.

GONZALO BAEZA OVALLE

Para los demás, ese mismo lapso más el incremento del término de emplazamiento a que alude el artículo 52 número 7 del Libro IV del Co. de Comercio y que, como la misma norma lo contempla, habrá de ser precisado en cada carta que, obligatoriamente, el síndico debe enviar a cada uno de esos acreedores.

854

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

855

Conforme a lo prescrito en el precepto citado y criterio seguido en el mismo, estimamos posible subclasificar el período de verificación ordinaria en dos grupos: El primero, aplicable a los acreedores residentes en el territorio nacional al momento de ser declarada la quiebra, y El segundo, aquel que atribuye a todos los demás acreedores.

En segundo término, que el plazo para que verifique su acreencia sea incrementado en el términos de emplazamiento a que hace alusión En primer lugar, que el síndico le envíe la carta a que alude el número 7 del artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio, sin la cual no se entenderá legalmente emplazado para efectuar la verificación, dado que esa es la forma de notificarlo, y Siguiendo este derrotero, si un acreedor cuenta con domicilio en Chile pero residía en el extranjero al momento de ser declarada la quiebra, dispone de un doble derecho: Consideramos de importancia enfatizar que el criterio adoptado por el legislador para hacer operar el término de emplazamiento indicado atiende fundamentalmente a la “residencia” del acreedor concursal y no a su “domicilio”.

La diferencia adicional que surge de esta forma de agrupación consiste en que los acreedores residentes en el país disponen de un plazo común para verificar, mas no acontece así con los otros, en que el plazo es individual.

“Todos los acreedores residentes en el territorio de la República, sin excepción alguna, tendrán el plazo de treinta días, a contar de la notificación de la declaratoria de quiebra, para verificar sus créditos y alegar sus preferencias ante el tribunal que conozca de ella”.

El período para verificar ordinariamente los créditos de los acreedores residentes en Chile, lo encontramos contemplado en el artículo 131 del Libro IV del Co. de Comercio.

El período para verificar ordinariamente los créditos de los acreedores residentes en Chile, lo encontramos contemplado en el artículo 131 del Libro IV del Co. de Comercio.

“Todos los acreedores residentes en el territorio de la República, sin excepción alguna, tendrán el plazo de treinta días, a contar de la notificación de la declaratoria de quiebra, para verificar sus créditos y alegar sus preferencias ante el tribunal que conozca de ella”.

La diferencia adicional que surge de esta forma de agrupación consiste en que los acreedores residentes en el país disponen de un plazo común para verificar, mas no acontece así con los otros, en que el plazo es individual.

Consideramos de importancia enfatizar que el criterio adoptado por el legislador para hacer operar el término de emplazamiento indicado atiende fundamentalmente a la “residencia” del acreedor concursal y no a su “domicilio”. Siguiendo este derrotero, si un acreedor cuenta con domicilio en Chile pero residía en el extranjero al momento de ser declarada la quiebra, dispone de un doble derecho: En primer lugar, que el síndico le envíe la carta a que alude el número 7 del artículo 52 del Libro IV del Co. de Comercio, sin la cual no se entenderá legalmente emplazado para efectuar la verificación, dado que esa es la forma de notificarlo, y En segundo término, que el plazo para que verifique su acreencia sea incrementado en el términos de emplazamiento a que hace alusión

El segundo, aquel que atribuye a todos los demás acreedores. El primero, aplicable a los acreedores residentes en el territorio nacional al momento de ser declarada la quiebra, y Conforme a lo prescrito en el precepto citado y criterio seguido en el mismo, estimamos posible subclasificar el período de verificación ordinaria en dos grupos: DERECHO CONCURSAL CHILENO

855

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Primero, quedará abierto el período denominado de verificación extraordinaria.

856

A partir de la fecha en que haya sido notificada la resolución que declara cerrado el procedimiento ordinario de verificación, surgirán dos consecuencias inmediatas:

el precepto citado, lo que el síndico deberá informar en dicha nota, indicando, específicamente, el término de que dispone para efectuar la verificación.

Cabe desprender de lo prescrito en el precepto transcrito que el tribunal sólo puede declarar cerrado este período a partir de la fecha en que haya vencido el último término de emplazamiento, lo que unifica el procedimiento para estos acreedores desde entonces y para adelante, pero los plazos de verificación para ellos son singulares.

En todo caso, el plazo para la verificación ordinaria de acreedores residentes en Chile no tiene carácter fatal, al tenor de lo prevenido en el artículo 136 del Libro IV del Co. de Comercio:

“Vencidos los términos de emplazamiento que corresponda a los acreedores residentes en el extranjero, el juzgado, de oficio o a petición del síndico, del fallido o de alguno de los acreedores, declarará cerrado, respecto de aquéllos, el procedimiento de verificación y se procederá en lo demás de acuerdo con lo dispuesto en los artículos precedentes”.

“Una vez vencido el plazo establecido en el artículo 131, el tribunal, de oficio o a petición del síndico, del fallido o de cualquier acreedor, declarará cerrado el procedimiento de verificación para los acreedores residentes en el territorio de la República. A falta de petición del síndico, del fallido o de algún acreedor, el juez lo declarará cerrado de oficio, dentro de los quince días corridos siguientes a la expiración del plazo a que se refiere dicho artículo. La declaración se notificará por aviso dentro de quinto día”.

Tampoco es fatal el plazo de verificación ordinaria, aplicable a los demás acreedores, en conformidad a lo dispuesto por el artículo 139 deL Libro IV del Co. de Comercio:

Tampoco es fatal el plazo de verificación ordinaria, aplicable a los demás acreedores, en conformidad a lo dispuesto por el artículo 139 deL Libro IV del Co. de Comercio:

“Una vez vencido el plazo establecido en el artículo 131, el tribunal, de oficio o a petición del síndico, del fallido o de cualquier acreedor, declarará cerrado el procedimiento de verificación para los acreedores residentes en el territorio de la República. A falta de petición del síndico, del fallido o de algún acreedor, el juez lo declarará cerrado de oficio, dentro de los quince días corridos siguientes a la expiración del plazo a que se refiere dicho artículo. La declaración se notificará por aviso dentro de quinto día”.

“Vencidos los términos de emplazamiento que corresponda a los acreedores residentes en el extranjero, el juzgado, de oficio o a petición del síndico, del fallido o de alguno de los acreedores, declarará cerrado, respecto de aquéllos, el procedimiento de verificación y se procederá en lo demás de acuerdo con lo dispuesto en los artículos precedentes”.

En todo caso, el plazo para la verificación ordinaria de acreedores residentes en Chile no tiene carácter fatal, al tenor de lo prevenido en el artículo 136 del Libro IV del Co. de Comercio:

Cabe desprender de lo prescrito en el precepto transcrito que el tribunal sólo puede declarar cerrado este período a partir de la fecha en que haya vencido el último término de emplazamiento, lo que unifica el procedimiento para estos acreedores desde entonces y para adelante, pero los plazos de verificación para ellos son singulares.

el precepto citado, lo que el síndico deberá informar en dicha nota, indicando, específicamente, el término de que dispone para efectuar la verificación.

A partir de la fecha en que haya sido notificada la resolución que declara cerrado el procedimiento ordinario de verificación, surgirán dos consecuencias inmediatas:

GONZALO BAEZA OVALLE

Primero, quedará abierto el período denominado de verificación extraordinaria.

856

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

857

Segundo, es iniciado el término complementario descrito en el artículo 137 del Libro IV del Co. de Comercio para que el síndico y acreedores concurrentes puedan ejercer el derecho a impugnar que les corresponda. No existe ninguna disposición en el Libro IV del Co. de Comercio que permita concluir, con exactitud, el límite de tiempo que afecta al período de verificación extraordinaria, de manera que sólo cabe colegir que este se extenderá, en tanto haya fondos o bienes a distribuir. Por consiguiente, la extinción de los fondos de la quiebra para repartir, igualmente, marcará la culminación del período extraordinario para la verificación, como lo previene, expresamente, el inciso primero del artículo 140 del Libro IV del Co. de Comercio: “Los acreedores que no hayan verificado oportunamente sus créditos o preferencias, podrán hacerlo mientras haya fondos por repartir, en cualquier tiempo, para ser considerados en los repartos futuros. La solicitud de verificación será notificada al síndico por cédula y al fallido y acreedores por aviso, a costa del solicitante”.

Adicionalmente a la diferencia de extensión entre uno y otro período, podemos destacar las siguientes: 1) Vencido el período de verificación ordinaria, el procedimiento de quiebra sigue su tramitación con prescindencia de los acreedores que no hayan verificado sus créditos. El término del período de verificación extraordinaria, de conformidad al razonamiento indicado, queda determinado por el término de la tramitación de la quiebra, mediante el correspondiente sobreseimiento. 2) En el período de verificación extraordinaria es el acreedor quien debe soportar los gastos de notificación al síndico y la notificación por aviso al fallido y acreedores, como en general, las costas que deriven de esa gestión. 3) El acreedor tardío en su verificación tiene derecho a los repartos que sean efectuados una vez perfeccionada su verificación, lo que implica que ésta ha debido ser notificada al síndico, fallido y acreedores, pero carece del derecho a exigir de los demás acreedores la devolución de lo que hayan recibido en exceso de haber sido considerado su crédito.

3) El acreedor tardío en su verificación tiene derecho a los repartos que sean efectuados una vez perfeccionada su verificación, lo que implica que ésta ha debido ser notificada al síndico, fallido y acreedores, pero carece del derecho a exigir de los demás acreedores la devolución de lo que hayan recibido en exceso de haber sido considerado su crédito. 2) En el período de verificación extraordinaria es el acreedor quien debe soportar los gastos de notificación al síndico y la notificación por aviso al fallido y acreedores, como en general, las costas que deriven de esa gestión. 1) Vencido el período de verificación ordinaria, el procedimiento de quiebra sigue su tramitación con prescindencia de los acreedores que no hayan verificado sus créditos. El término del período de verificación extraordinaria, de conformidad al razonamiento indicado, queda determinado por el término de la tramitación de la quiebra, mediante el correspondiente sobreseimiento. Adicionalmente a la diferencia de extensión entre uno y otro período, podemos destacar las siguientes: “Los acreedores que no hayan verificado oportunamente sus créditos o preferencias, podrán hacerlo mientras haya fondos por repartir, en cualquier tiempo, para ser considerados en los repartos futuros. La solicitud de verificación será notificada al síndico por cédula y al fallido y acreedores por aviso, a costa del solicitante”.

Por consiguiente, la extinción de los fondos de la quiebra para repartir, igualmente, marcará la culminación del período extraordinario para la verificación, como lo previene, expresamente, el inciso primero del artículo 140 del Libro IV del Co. de Comercio: No existe ninguna disposición en el Libro IV del Co. de Comercio que permita concluir, con exactitud, el límite de tiempo que afecta al período de verificación extraordinaria, de manera que sólo cabe colegir que este se extenderá, en tanto haya fondos o bienes a distribuir. Segundo, es iniciado el término complementario descrito en el artículo 137 del Libro IV del Co. de Comercio para que el síndico y acreedores concurrentes puedan ejercer el derecho a impugnar que les corresponda. DERECHO CONCURSAL CHILENO

857

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

De ese precepto podemos derivar las formalidades particulares aplicables al escrito o, si se quiere, para hablar con mayor propiedad, de la solicitud de verificación o comunicación judicial, haciendo presente que, como toda presentación judicial, debe cumplir con las exigencias legales comunes a la primera actuación en juicio, si lo fuere, como por ejemplo, señalar la

858

“En la solicitud que se presente, los acreedores indicarán, para los efectos del artículo 131, lo que se les deba por concepto de capital e intereses y acompañarán los títulos justificativos de sus créditos, debiendo entregar en secretaría dos copias simples de la solicitud y de sus anexos. Se aplicará, respecto de las copias de la solicitud y de sus anexos, lo preceptuado en los incisos terceros, cuarto y quinto del artículo 31 del Código de Procedimiento Civil”.

El legislador compensa al acreedor moroso, afirmado de un modo impropio, con una “superpreferencia” en los pagos futuros para equilibrar la distribución de fondos a la proporcionalidad que debió ser mantenida de no haber mediado el retardo en la verificación.

Esta materia la encontramos regulada en el artículo 133 del Libro IV del Co. de Comercio, bajo los siguientes términos:

Así aparece regulado en el artículo 154 del Libro IV del Co. de Comercio, bajo los siguientes términos:

3.2. Formalidades de la verificación

“La demanda de los acreedores morosos no suspenderá la realización de los repartos; pero si, pendiente el reconocimiento de estos nuevos créditos, se ordenare otro reparto, serán dichos acreedores comprendidos en él, por la suma que corresponda, en conformidad al siguiente inciso, con calidad de que sea mantenida en depósito hasta que sus créditos queden reconocidos. “Reconocidos sus créditos, los reclamantes tendrán derecho a exigir que los dividendos que les hubieren correspondido en las distribuciones precedentes, sean de preferencia cubiertos con los fondos no repartidos; pero no podrán demandar a los acreedores pagados en los anteriores repartos la devolución de cantidad alguna, aun cuando los bienes de la quiebra no alcancen a cubrir íntegramente sus dividendos insolutos”.

“La demanda de los acreedores morosos no suspenderá la realización de los repartos; pero si, pendiente el reconocimiento de estos nuevos créditos, se ordenare otro reparto, serán dichos acreedores comprendidos en él, por la suma que corresponda, en conformidad al siguiente inciso, con calidad de que sea mantenida en depósito hasta que sus créditos queden reconocidos. “Reconocidos sus créditos, los reclamantes tendrán derecho a exigir que los dividendos que les hubieren correspondido en las distribuciones precedentes, sean de preferencia cubiertos con los fondos no repartidos; pero no podrán demandar a los acreedores pagados en los anteriores repartos la devolución de cantidad alguna, aun cuando los bienes de la quiebra no alcancen a cubrir íntegramente sus dividendos insolutos”.

3.2. Formalidades de la verificación

Así aparece regulado en el artículo 154 del Libro IV del Co. de Comercio, bajo los siguientes términos:

Esta materia la encontramos regulada en el artículo 133 del Libro IV del Co. de Comercio, bajo los siguientes términos:

El legislador compensa al acreedor moroso, afirmado de un modo impropio, con una “superpreferencia” en los pagos futuros para equilibrar la distribución de fondos a la proporcionalidad que debió ser mantenida de no haber mediado el retardo en la verificación.

“En la solicitud que se presente, los acreedores indicarán, para los efectos del artículo 131, lo que se les deba por concepto de capital e intereses y acompañarán los títulos justificativos de sus créditos, debiendo entregar en secretaría dos copias simples de la solicitud y de sus anexos. Se aplicará, respecto de las copias de la solicitud y de sus anexos, lo preceptuado en los incisos terceros, cuarto y quinto del artículo 31 del Código de Procedimiento Civil”.

GONZALO BAEZA OVALLE

De ese precepto podemos derivar las formalidades particulares aplicables al escrito o, si se quiere, para hablar con mayor propiedad, de la solicitud de verificación o comunicación judicial, haciendo presente que, como toda presentación judicial, debe cumplir con las exigencias legales comunes a la primera actuación en juicio, si lo fuere, como por ejemplo, señalar la

858

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

859

profesión y domicilio del solicitante como también concurrir con patrocinio de abogado, entre otras. Las formalidades específicas que debe satisfacer la solicitud en cuestión, responde, a grosso modo, a lo siguiente: 1. Detallar el monto de su crédito, en capital e intereses y explicar sus fundamentos. Esto último, aun cuando no sea exigido por la norma transcrita, resulta indispensable porque corresponde a los requisitos generales de toda presentación o escrito judicial, como correctamente lo enseña Osvaldo Contreras Strauch y, por otro lado, satisfacer tal predicado ahorra bastante tiempo al tribunal e interesados, como lo son el síndico, el deudor y demás acreedores, a los efectos de entregar los elementos adecuados para ayudarlos a resolver en torno a si ejercen o no el derecho a deducir una demanda de impugnación de la acreencia. En virtud de lo expuesto, la verificación o comunicación judicial de la existencia del crédito sólo procede respecto a los expresados en dinero, de modo que cualquier otro tipo de obligación exige del acreedor una gestión judicial previa que importe un pago por equivalencia monetaria, que será la que corresponde hacer efectiva en el concurso. No obstante, consideramos procedente, fundados en razones de economía procesal y, además, para una eficiente administración de justicia, que el acreedor verifique, derechamente en la quiebra, estimando prudencialmente ese pago por equivalencia. A no dudarlo, tal línea de comportamiento determinará que su crédito sea impugnado, lo que obligará al tribunal de la quiebra, en definitiva, a resolver la impugnación y, en ella, decidir la controversia respecto del monto definitivo del crédito, con lo cual resultan beneficiadas todas las partes interesadas en el conflicto y, de paso, el sistema de administración de justicia. Esta modalidad de interpretación resulta concordante con el sentido general de las regulaciones concursales vigentes cuyo propósito principal discurre por unificar los procedimientos para una mayor sencillez y

Esta modalidad de interpretación resulta concordante con el sentido general de las regulaciones concursales vigentes cuyo propósito principal discurre por unificar los procedimientos para una mayor sencillez y A no dudarlo, tal línea de comportamiento determinará que su crédito sea impugnado, lo que obligará al tribunal de la quiebra, en definitiva, a resolver la impugnación y, en ella, decidir la controversia respecto del monto definitivo del crédito, con lo cual resultan beneficiadas todas las partes interesadas en el conflicto y, de paso, el sistema de administración de justicia. No obstante, consideramos procedente, fundados en razones de economía procesal y, además, para una eficiente administración de justicia, que el acreedor verifique, derechamente en la quiebra, estimando prudencialmente ese pago por equivalencia. En virtud de lo expuesto, la verificación o comunicación judicial de la existencia del crédito sólo procede respecto a los expresados en dinero, de modo que cualquier otro tipo de obligación exige del acreedor una gestión judicial previa que importe un pago por equivalencia monetaria, que será la que corresponde hacer efectiva en el concurso. Esto último, aun cuando no sea exigido por la norma transcrita, resulta indispensable porque corresponde a los requisitos generales de toda presentación o escrito judicial, como correctamente lo enseña Osvaldo Contreras Strauch y, por otro lado, satisfacer tal predicado ahorra bastante tiempo al tribunal e interesados, como lo son el síndico, el deudor y demás acreedores, a los efectos de entregar los elementos adecuados para ayudarlos a resolver en torno a si ejercen o no el derecho a deducir una demanda de impugnación de la acreencia. 1. Detallar el monto de su crédito, en capital e intereses y explicar sus fundamentos. Las formalidades específicas que debe satisfacer la solicitud en cuestión, responde, a grosso modo, a lo siguiente: profesión y domicilio del solicitante como también concurrir con patrocinio de abogado, entre otras. DERECHO CONCURSAL CHILENO

859

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

3. Acompañar los títulos justificativos, no sólo del crédito, como aparece del tenor literal del artículo 133 del Libro IV del Co. de Comercio, sino también de la preferencia alegada, si la hubiere.

860

Estimamos más adecuado y de mayor transparencia, tanto para el tribunal como para los interesados, formalizar la verificación de la preferencia en el primer otrosí, separándola de la alegación de existencia del crédito y su monto, ya que es factible que den lugar a discusiones diferentes, en tanto la impugnación puede reconocer como objeto, tanto el crédito como la preferencia esgrimida.

claridad en la realización de los bienes de la masa y pago de los créditos, como igualmente, con la obligación de los tribunales de conocer y resolver todas las materias que sean sometidas a su conocimiento, en el ámbito de su competencia y la indicada, indudablemente, inscribe en la esfera de los asuntos afectos a su conocimiento y decisión.

En el aspecto práctico, algunos han optado por incluir, en lo principal del escrito respectivo, tanto la verificación del crédito como la alegación de su preferencia.

No ayuda a esa claridad, dejar a un acreedor sin posibilidad real de pago al exigir una tramitación previa que conspira con la oportunidad con que debe hacer efectiva su acreencia, al extremo que, incluso, podría ser expuesto a la extinción de su derecho por aplicación de lo prevenido en el inciso final del artículo 165 del Libro IV del Co. de Comercio:

Su omisión no obsta al derecho de alegarlo con posterioridad, pero afecto a las consecuencias contempladas en el artículo 140 del Libro IV del Co. de Comercio, en cuanto sólo tendrá vigencia hacia el futuro.

“El sobreseimiento de que trata este artículo extingue, además, las obligaciones del fallido por los saldos insolutos de sus deudas anteriores a la declaración de quiebra, sin perjuicio de distribuirse entre los acreedores el producto de los bienes adquiridos con posterioridad y ya ingresados a la quiebra, con arreglo al inciso segundo del artículo 65”.

2. Si el crédito aparece revestido de algún privilegio o preferencia, ésta ha de ser invocada en la misma presentación.

2. Si el crédito aparece revestido de algún privilegio o preferencia, ésta ha de ser invocada en la misma presentación.

“El sobreseimiento de que trata este artículo extingue, además, las obligaciones del fallido por los saldos insolutos de sus deudas anteriores a la declaración de quiebra, sin perjuicio de distribuirse entre los acreedores el producto de los bienes adquiridos con posterioridad y ya ingresados a la quiebra, con arreglo al inciso segundo del artículo 65”.

Su omisión no obsta al derecho de alegarlo con posterioridad, pero afecto a las consecuencias contempladas en el artículo 140 del Libro IV del Co. de Comercio, en cuanto sólo tendrá vigencia hacia el futuro.

No ayuda a esa claridad, dejar a un acreedor sin posibilidad real de pago al exigir una tramitación previa que conspira con la oportunidad con que debe hacer efectiva su acreencia, al extremo que, incluso, podría ser expuesto a la extinción de su derecho por aplicación de lo prevenido en el inciso final del artículo 165 del Libro IV del Co. de Comercio:

En el aspecto práctico, algunos han optado por incluir, en lo principal del escrito respectivo, tanto la verificación del crédito como la alegación de su preferencia.

claridad en la realización de los bienes de la masa y pago de los créditos, como igualmente, con la obligación de los tribunales de conocer y resolver todas las materias que sean sometidas a su conocimiento, en el ámbito de su competencia y la indicada, indudablemente, inscribe en la esfera de los asuntos afectos a su conocimiento y decisión.

Estimamos más adecuado y de mayor transparencia, tanto para el tribunal como para los interesados, formalizar la verificación de la preferencia en el primer otrosí, separándola de la alegación de existencia del crédito y su monto, ya que es factible que den lugar a discusiones diferentes, en tanto la impugnación puede reconocer como objeto, tanto el crédito como la preferencia esgrimida.

GONZALO BAEZA OVALLE

3. Acompañar los títulos justificativos, no sólo del crédito, como aparece del tenor literal del artículo 133 del Libro IV del Co. de Comercio, sino también de la preferencia alegada, si la hubiere.

860

TIRO

“El síndico, los acreedores y el fallido podrán interponer demanda de impugnación contra los créditos, desde el momento en que se haya agregado a

DERECHO CONCURSAL CHILENO

Por su lado, encontramos que el artículo 137 del Libro IV del Co. de Comercio prescribe lo siguiente:

La ley no exige que el crédito aparezca fundado en un título ejecutivo, de modo que han de ser acompañados todos los documentos para acreditar la existencia del crédito y, en su caso, de la preferencia invocada, si la hubiere.

861

4. Agregar, en duplicado, copia de la presentación y de los anexos, en otras palabras, sus documentos justificativos.

La impugnación constituye el mecanismo que otorga la ley al síndico, acreedores y fallido para impedir que el tribunal tenga por reconocido un crédito y/o su preferencia, sin previa discusión en torno a su existencia, naturaleza, entidad y, en su caso, preferencia o, sólo sobre esta última. Por ser de cargo de la masa, es el síndico de la quiebra el llamado a sufragar los gastos.

El incumplimiento de este requisito puede derivar en un serio daño para el acreedor, desde que el mismo artículo 133 del Libro IV del Co. de Comercio potencia un reenvío normativo al artículo 31 del Co. de Procedimiento Civil, lo que involucra que ese incumplimiento es sancionado con una multa y el apercibimiento de tener por no presentado el escrito de no subsanar el defecto dentro de tercero día y, por consiguiente, la verificación deja de existir en el proceso, al declararse incurso en el apercibimiento al acreedor.

La notificación de los créditos verificados ordinariamente es efectuada por avisos, a costa de la masa, precisando la individualización del acreedor, el monto del capital, intereses y preferencia alegada. El tribunal debe ordenar esa notificación, de oficio y en caso de no hacerlo, puede ser solicitada por las partes.

La notificación de los créditos verificados ordinariamente es efectuada por avisos, a costa de la masa, precisando la individualización del acreedor, el monto del capital, intereses y preferencia alegada. El tribunal debe ordenar esa notificación, de oficio y en caso de no hacerlo, puede ser solicitada por las partes.

El incumplimiento de este requisito puede derivar en un serio daño para el acreedor, desde que el mismo artículo 133 del Libro IV del Co. de Comercio potencia un reenvío normativo al artículo 31 del Co. de Procedimiento Civil, lo que involucra que ese incumplimiento es sancionado con una multa y el apercibimiento de tener por no presentado el escrito de no subsanar el defecto dentro de tercero día y, por consiguiente, la verificación deja de existir en el proceso, al declararse incurso en el apercibimiento al acreedor.

Por ser de cargo de la masa, es el síndico de la quiebra el llamado a sufragar los gastos.

4. Agregar, en duplicado, copia de la presentación y de los anexos, en otras palabras, sus documentos justificativos.

La impugnación constituye el mecanismo que otorga la ley al síndico, acreedores y fallido para impedir que el tribunal tenga por reconocido un crédito y/o su preferencia, sin previa discusión en torno a su existencia, naturaleza, entidad y, en su caso, preferencia o, sólo sobre esta última.

4. IMPUGNACIÓN DE CRÉDITOS Y PREFERENCIAS 4.1. Concepto y reglas generales

4.1. Concepto y reglas generales 4. IMPUGNACIÓN DE CRÉDITOS Y PREFERENCIAS La ley no exige que el crédito aparezca fundado en un título ejecutivo, de modo que han de ser acompañados todos los documentos para acreditar la existencia del crédito y, en su caso, de la preferencia invocada, si la hubiere.

Por su lado, encontramos que el artículo 137 del Libro IV del Co. de Comercio prescribe lo siguiente:

DERECHO CONCURSAL CHILENO

“El síndico, los acreedores y el fallido podrán interponer demanda de impugnación contra los créditos, desde el momento en que se haya agregado a

861

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Para ellos rige la misma regulación precedentemente indicada, pero la resolución que declara cerrado el procedimiento de verificación para estos acreedores será diferente a la anterior, lo que, consecuencialmente,

862

b) Créditos verificados por los demás acreedores, pero dentro del período de verificación ordinaria.

los autos la respectiva solicitud y hasta quince días después de notificada la resolución que da por cerrado el procedimiento de verificación. “El síndico y los acreedores podrán deducir demanda de impugnación, también dentro del mismo plazo, en contra de las preferencias alegadas”.

Ese plazo puede ser prorrogado en beneficio del síndico, conforme a lo prevenido en el inciso segundo del artículo 138 del Libro IV del Co. de Comercio, por diez días más, respecto a los acreedores que especifique, lo que deberá solicitar dentro de la vigencia del plazo ordinario de impugnación, precisamente, por constituir una prórroga.

Para los acreedores, la impugnación ha sido contemplada por el legislador como una facultad, mas no así para el síndico, en que fue elevada a la categoría de una obligación principal, como cabe desprender de los términos utilizados por el artículo 135 del Libro IV del Co. de Comercio:

El término para impugnar corre hasta los 15 días posteriores a la notificación de la resolución que declara cerrado el procedimiento de verificación.

“El síndico hará un prolijo examen de los créditos que se presenten a la verificación y de las preferencias alegadas, investigando su origen, cuantía y legitimidad por todos los medios a su alcance. “Si no encontrare justificado el crédito o la preferencia reclamada, deberá deducir la demanda de impugnación que corresponda”.

a) Créditos verificados por acreedores residentes en Chile, dentro del período de verificación ordinario.

Como explicamos y reiteramos en esta ocasión, no existe un único plazo de impugnación, de manera que corresponde distinguir:

Como explicamos y reiteramos en esta ocasión, no existe un único plazo de impugnación, de manera que corresponde distinguir:

a) Créditos verificados por acreedores residentes en Chile, dentro del período de verificación ordinario.

“El síndico hará un prolijo examen de los créditos que se presenten a la verificación y de las preferencias alegadas, investigando su origen, cuantía y legitimidad por todos los medios a su alcance. “Si no encontrare justificado el crédito o la preferencia reclamada, deberá deducir la demanda de impugnación que corresponda”.

El término para impugnar corre hasta los 15 días posteriores a la notificación de la resolución que declara cerrado el procedimiento de verificación.

Para los acreedores, la impugnación ha sido contemplada por el legislador como una facultad, mas no así para el síndico, en que fue elevada a la categoría de una obligación principal, como cabe desprender de los términos utilizados por el artículo 135 del Libro IV del Co. de Comercio:

Ese plazo puede ser prorrogado en beneficio del síndico, conforme a lo prevenido en el inciso segundo del artículo 138 del Libro IV del Co. de Comercio, por diez días más, respecto a los acreedores que especifique, lo que deberá solicitar dentro de la vigencia del plazo ordinario de impugnación, precisamente, por constituir una prórroga.

los autos la respectiva solicitud y hasta quince días después de notificada la resolución que da por cerrado el procedimiento de verificación. “El síndico y los acreedores podrán deducir demanda de impugnación, también dentro del mismo plazo, en contra de las preferencias alegadas”.

b) Créditos verificados por los demás acreedores, pero dentro del período de verificación ordinaria.

GONZALO BAEZA OVALLE

Para ellos rige la misma regulación precedentemente indicada, pero la resolución que declara cerrado el procedimiento de verificación para estos acreedores será diferente a la anterior, lo que, consecuencialmente,

862

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

863

determina que el plazo no sea el mismo y será computado respecto de cada cierre de procedimiento. Recordemos que, a diferencia de los acreedores residentes en Chile, el plazo de verificación para los demás es individual, por lo cual, el término del período ordinario de verificación ordinaria, igualmente, será particular para cada uno de ellos. c) Créditos verificados en el período extraordinario. Esta situación la encontramos contemplada en el inciso segundo del artículo 140 del Libro IV del Co. de Comercio y son quince días contados desde la notificación a que alude el inciso primero de dicho artículo. Recordemos que esa notificación es por cédula al síndico y por aviso, a costa del solicitante, al fallido y demás acreedores.

Que cada una de esas demandas de lugar a la formación de un cuaderno separado, determinando la iniciación de tantos juicios incidentales de esta especie como demandas sean cursadas, conlleva que pasa a ser igualmente aplicable la acumulación de autos, en el evento de concurrir los supuestos para hacer lugar a una incidencia de esa naturaleza conforme a las reglas generales. Estas demandas habrán de ser impetradas ante el mismo tribunal de la quiebra y, en un otrosí, corresponderá que sea solicitada la formación de cuaderno separado con esa presentación, su resolución y las que dicten como consecuencia de ella. Al igual que cualquier otro procedimiento contencioso, la demanda de impugnación ha de cumplir con todas las exigencias aplicables a este tipo de escritos, por lo cual, debe especificar, con claridad, los fundamentos de hecho y de derecho que justifican la impugnación del crédito o de la preferencia respectiva y concluir en un petitorio consecuente con lo expuesto en el cuerpo, además de preciso. 4.2. Tramitación de las impugnaciones

4.2. Tramitación de las impugnaciones Al igual que cualquier otro procedimiento contencioso, la demanda de impugnación ha de cumplir con todas las exigencias aplicables a este tipo de escritos, por lo cual, debe especificar, con claridad, los fundamentos de hecho y de derecho que justifican la impugnación del crédito o de la preferencia respectiva y concluir en un petitorio consecuente con lo expuesto en el cuerpo, además de preciso. Estas demandas habrán de ser impetradas ante el mismo tribunal de la quiebra y, en un otrosí, corresponderá que sea solicitada la formación de cuaderno separado con esa presentación, su resolución y las que dicten como consecuencia de ella. Que cada una de esas demandas de lugar a la formación de un cuaderno separado, determinando la iniciación de tantos juicios incidentales de esta especie como demandas sean cursadas, conlleva que pasa a ser igualmente aplicable la acumulación de autos, en el evento de concurrir los supuestos para hacer lugar a una incidencia de esa naturaleza conforme a las reglas generales.

Recordemos que esa notificación es por cédula al síndico y por aviso, a costa del solicitante, al fallido y demás acreedores. Esta situación la encontramos contemplada en el inciso segundo del artículo 140 del Libro IV del Co. de Comercio y son quince días contados desde la notificación a que alude el inciso primero de dicho artículo. c) Créditos verificados en el período extraordinario. Recordemos que, a diferencia de los acreedores residentes en Chile, el plazo de verificación para los demás es individual, por lo cual, el término del período ordinario de verificación ordinaria, igualmente, será particular para cada uno de ellos. determina que el plazo no sea el mismo y será computado respecto de cada cierre de procedimiento. DERECHO CONCURSAL CHILENO

863

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

“El síndico podrá intervenir como parte coadyuvante en toda impugnación, cuando no figure en ella como parte principal. Velará, en todo caso porque el procedimiento siga su curso, sin dilaciones, para lo cual acusará las rebeldías en que puedan incurrir las partes y reclamará el fallo oportuno de la causa en primera o segunda instancia”.

864

El artículo 142 del Libro IV del Co. de Comercio prescribe:

Todo lo expuesto aparece de los claros términos previstos en el artículo 141 del Libro IV del Co. de Comercio:

La sentencia librada en el juicio de impugnación genera una cosa juzgada formal cuyos efectos quedan limitados al procedimiento concursal, por lo cual, resultaría factible pretender la revisión de su contenido material en un juicio ordinario posterior

“Cada impugnación se tramitará en cuaderno separado, sin perjuicio de las acumulaciones que procedan, según las reglas generales. “La demanda de impugnación se notificará al demandado personalmente o en la forma prescrita en el artículo 44 del Código de Procedimiento Civil, el que dispondrá de seis días para responder. En lo demás, se aplicará el procedimiento a que se refiere el inciso primero del artículo 5º de esta ley”.

El resto de la tramitación pasa a ser idéntica a la contemplada para los incidentes, por remisión expresa al artículo 5º del Libro IV del Co. de Comercio efectuada por el artículo 141, no obstante que enfrentamos un juicio diferente y que la sentencia recaída en el mismo amerita ser considerada, para todos los efectos legales, como definitiva y, por ende, susceptible de ataque por medio de todos los recursos ordinarios y extraordinarios, conforme a las reglas generales.

Por consecuencia, la demanda de impugnación y su proveído, como primera resolución en el juicio, habrá de ser notificada personalmente o en la forma subsidiaria prevista en el artículo 44 del Co. de Procedimiento Civil.

El plazo para contestar es de 6 días hábiles fatales (art. 141 del Libro IV del Co. de Comercio), correspondiendo, en nuestro concepto, aplicar la tabla de emplazamiento, si ella resulta procedente conforme a las reglas generales.

El plazo para contestar es de 6 días hábiles fatales (art. 141 del Libro IV del Co. de Comercio), correspondiendo, en nuestro concepto, aplicar la tabla de emplazamiento, si ella resulta procedente conforme a las reglas generales.

Por consecuencia, la demanda de impugnación y su proveído, como primera resolución en el juicio, habrá de ser notificada personalmente o en la forma subsidiaria prevista en el artículo 44 del Co. de Procedimiento Civil.

El resto de la tramitación pasa a ser idéntica a la contemplada para los incidentes, por remisión expresa al artículo 5º del Libro IV del Co. de Comercio efectuada por el artículo 141, no obstante que enfrentamos un juicio diferente y que la sentencia recaída en el mismo amerita ser considerada, para todos los efectos legales, como definitiva y, por ende, susceptible de ataque por medio de todos los recursos ordinarios y extraordinarios, conforme a las reglas generales.

“Cada impugnación se tramitará en cuaderno separado, sin perjuicio de las acumulaciones que procedan, según las reglas generales. “La demanda de impugnación se notificará al demandado personalmente o en la forma prescrita en el artículo 44 del Código de Procedimiento Civil, el que dispondrá de seis días para responder. En lo demás, se aplicará el procedimiento a que se refiere el inciso primero del artículo 5º de esta ley”.

La sentencia librada en el juicio de impugnación genera una cosa juzgada formal cuyos efectos quedan limitados al procedimiento concursal, por lo cual, resultaría factible pretender la revisión de su contenido material en un juicio ordinario posterior

Todo lo expuesto aparece de los claros términos previstos en el artículo 141 del Libro IV del Co. de Comercio:

El artículo 142 del Libro IV del Co. de Comercio prescribe:

GONZALO BAEZA OVALLE

“El síndico podrá intervenir como parte coadyuvante en toda impugnación, cuando no figure en ella como parte principal. Velará, en todo caso porque el procedimiento siga su curso, sin dilaciones, para lo cual acusará las rebeldías en que puedan incurrir las partes y reclamará el fallo oportuno de la causa en primera o segunda instancia”.

864

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

865

Este precepto da lugar a una singular pieza de museo, toda vez que de las restantes regulaciones contempladas en el Libro IV del Co. de Comercio deriva con claridad, no sólo la facultad del síndico para intervenir en estos pleitos sino que su obligación de hacerlo. Por otro lado, con las modificaciones que han sido introducidas hace ya largo tiempo en el Co. de Procedimiento Civil, todos los plazos allí contenidos son fatales, de modo que no sólo es innecesario sino que improcedente acusar rebeldías a su vencimiento, sin embargo, no ocurre lo mismo con los trámites del procedimiento de quiebra, desde que no está llamado a regir en forma supletoria ese Código, siendo imprescindible incluir una norma de carácter general respecto a la fatalidad de los plazos para evitar la aplicación de las rebeldías, como acontece en este caso. 5. RECONOCIMIENTO DE CRÉDITOS Y PREFERENCIAS 5.1. Conceptos generales En el actual sistema concursal, los créditos y preferencias adquieren la calidad de reconocidos por el solo ministerio de la ley, en el evento que los demás acreedores o, en su caso, el síndico, no hayan ejercido la facultad de deducir las correspondientes demandas de impugnación dentro del término legal que, por ser fatal, extingue irrevocablemente ese derecho. Por consecuencia, no es necesaria ninguna resolución judicial para producir el efecto indicado. La resolución dictada a continuación es meramente ordenatoria litis, en otras palabras, un auto o decreto. Así lo prescribe explícitamente el inciso primero del artículo 138 del Libro IV del Co. de Comercio: “Los créditos que no hayan sido impugnados dentro del plazo a que se refiere el artículo precedente se tendrán por reconocidos y no podrán ser objeto de impugnación o reclamación posterior alguna…”.

Por el contrario, si fueron impugnados, sea los créditos como sus preferencias o ambos, éstos pasan a detentar la calidad jurídica de reconocidos

Por el contrario, si fueron impugnados, sea los créditos como sus preferencias o ambos, éstos pasan a detentar la calidad jurídica de reconocidos “Los créditos que no hayan sido impugnados dentro del plazo a que se refiere el artículo precedente se tendrán por reconocidos y no podrán ser objeto de impugnación o reclamación posterior alguna…”.

Así lo prescribe explícitamente el inciso primero del artículo 138 del Libro IV del Co. de Comercio: La resolución dictada a continuación es meramente ordenatoria litis, en otras palabras, un auto o decreto. Por consecuencia, no es necesaria ninguna resolución judicial para producir el efecto indicado. En el actual sistema concursal, los créditos y preferencias adquieren la calidad de reconocidos por el solo ministerio de la ley, en el evento que los demás acreedores o, en su caso, el síndico, no hayan ejercido la facultad de deducir las correspondientes demandas de impugnación dentro del término legal que, por ser fatal, extingue irrevocablemente ese derecho. 5.1. Conceptos generales 5. RECONOCIMIENTO DE CRÉDITOS Y PREFERENCIAS Por otro lado, con las modificaciones que han sido introducidas hace ya largo tiempo en el Co. de Procedimiento Civil, todos los plazos allí contenidos son fatales, de modo que no sólo es innecesario sino que improcedente acusar rebeldías a su vencimiento, sin embargo, no ocurre lo mismo con los trámites del procedimiento de quiebra, desde que no está llamado a regir en forma supletoria ese Código, siendo imprescindible incluir una norma de carácter general respecto a la fatalidad de los plazos para evitar la aplicación de las rebeldías, como acontece en este caso. Este precepto da lugar a una singular pieza de museo, toda vez que de las restantes regulaciones contempladas en el Libro IV del Co. de Comercio deriva con claridad, no sólo la facultad del síndico para intervenir en estos pleitos sino que su obligación de hacerlo. DERECHO CONCURSAL CHILENO

865

RETIRO

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 169.

GONZALO BAEZA OVALLE

GONZALO BAEZA OVALLE

PUELMA ACCORSI, Álvaro. Ob. cit., p. 169.

866

282

sólo una vez que haya sido librada la sentencia definitiva en el juicio de impugnación y ésta quede ejecutoriada, conforme a las reglas generales aplicables a las cuestiones contenciosas.

Es cierto lo afirmado por ese autor en el sentido que la ley no hace tal exigencia, pero tampoco lo prohíbe y el criterio seguido por los síndicos en esta materia, como resulta razonable por demás, privilegia el aspecto práctico antes que el meramente teórico o formal.

5.2. Nómina de créditos reconocidos

Álvaro Puelma Accorsi282 postula que la opción adoptada por algunos síndicos de confeccionar la nómina de créditos reconocidos dividiéndola en cuatro grupos: valistas, preferentes, valistas impugnados y preferentes impugnados, sería viciosa e induciría a error, toda vez que la ley no exige que en esa nómina figuren los créditos impugnados.

Dar lugar a la formación de un listado con los créditos reconocidos representa más bien una necesidad de orden administrativo que jurídico, por una cuestión de ordenamiento, sin embargo, ha sido contemplada expresamente por el legislador en el artículo 143 del Libro IV del Co. de Comercio:

“Expirado el plazo de quince días subsiguiente a la clausura del procedimiento de verificación para los acreedores residentes en el territorio de la República, o el plazo adicional a que se refiere el artículo 138, en su caso, el síndico formará la nómina de los acreedores cuyos créditos no hubieren sido impugnados, con anotación de las preferencias que les correspondan y de los que se les deba por capital e intereses. Dicha nómina se agregará a los autos y se notificará a los acreedores por medio de aviso, que la contendrá íntegramente. “Esta nómina deberá ser completada, con las mismas formalidades, con los créditos que se reconozcan posteriormente y con los que se hubieren omitido por error. “Sólo los acreedores que figuren en las nóminas referidas podrán participar en las distribuciones que haga el síndico”.

“Expirado el plazo de quince días subsiguiente a la clausura del procedimiento de verificación para los acreedores residentes en el territorio de la República, o el plazo adicional a que se refiere el artículo 138, en su caso, el síndico formará la nómina de los acreedores cuyos créditos no hubieren sido impugnados, con anotación de las preferencias que les correspondan y de los que se les deba por capital e intereses. Dicha nómina se agregará a los autos y se notificará a los acreedores por medio de aviso, que la contendrá íntegramente. “Esta nómina deberá ser completada, con las mismas formalidades, con los créditos que se reconozcan posteriormente y con los que se hubieren omitido por error. “Sólo los acreedores que figuren en las nóminas referidas podrán participar en las distribuciones que haga el síndico”.

Dar lugar a la formación de un listado con los créditos reconocidos representa más bien una necesidad de orden administrativo que jurídico, por una cuestión de ordenamiento, sin embargo, ha sido contemplada expresamente por el legislador en el artículo 143 del Libro IV del Co. de Comercio:

Álvaro Puelma Accorsi282 postula que la opción adoptada por algunos síndicos de confeccionar la nómina de créditos reconocidos dividiéndola en cuatro grupos: valistas, preferentes, valistas impugnados y preferentes impugnados, sería viciosa e induciría a error, toda vez que la ley no exige que en esa nómina figuren los créditos impugnados.

5.2. Nómina de créditos reconocidos

Es cierto lo afirmado por ese autor en el sentido que la ley no hace tal exigencia, pero tampoco lo prohíbe y el criterio seguido por los síndicos en esta materia, como resulta razonable por demás, privilegia el aspecto práctico antes que el meramente teórico o formal.

sólo una vez que haya sido librada la sentencia definitiva en el juicio de impugnación y ésta quede ejecutoriada, conforme a las reglas generales aplicables a las cuestiones contenciosas.

282

866

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

867

La nómina de créditos reconocidos, adicionalmente a las consecuencias jurídicas anotadas, responde a un claro propósito informativo, siendo de interés para los acreedores que hayan concurrido al procedimiento concursal, conocer el estado de tramitación de sus peticiones y, por la vía indicada, son enterados, por ejemplo, que existen impugnaciones de sus créditos y/o preferencias, antes que éstas le hayan sido legalmente notificadas. El aspecto curioso de esta actuación pasa por su notificación, ya que de acuerdo con las reglas generales, lo que es materia de notificación son las resoluciones judiciales, que pueden incluir las piezas necesarias para su debida inteligencia.

5. Explique los requisitos que deben concurrir para que el síndico de la quiebra pueda solicitar el cierre del período ordinario de verificación, haciendo las distinciones que correspondan e indicando la forma de notificación. 4. ¿Qué diferencia existe entre los acreedores respecto del período ordinario de verificación? Explique y dé el fundamento legal. 3. ¿Cuáles son los períodos contemplados por la ley para perfeccionar una verificación? 2. ¿Quiénes pueden y “deben” verificar en el procedimiento concursal? Explique los diferentes criterios expuestos sobre esta materia. 1. ¿En qué consiste la verificación de créditos? Explique. 6. CUESTIONARIO

En esta situación lo notificado es una lista y la forma de notificación consiste en su inserción en un aviso.

Como deriva del mismo precepto transcrito, la importancia de esta nómina radica en que sólo los acreedores considerados en ella como reconocidos en su acreencia quedan facultados para participar en las distribuciones de fondo que realice el síndico.

De existir algún error en esa nómina, el afectado puede acudir al tribunal de la quiebra con el objeto que éste ordene la enmienda.

De existir algún error en esa nómina, el afectado puede acudir al tribunal de la quiebra con el objeto que éste ordene la enmienda.

Como deriva del mismo precepto transcrito, la importancia de esta nómina radica en que sólo los acreedores considerados en ella como reconocidos en su acreencia quedan facultados para participar en las distribuciones de fondo que realice el síndico.

En esta situación lo notificado es una lista y la forma de notificación consiste en su inserción en un aviso.

6. CUESTIONARIO 1. ¿En qué consiste la verificación de créditos? Explique. 2. ¿Quiénes pueden y “deben” verificar en el procedimiento concursal? Explique los diferentes criterios expuestos sobre esta materia. 3. ¿Cuáles son los períodos contemplados por la ley para perfeccionar una verificación? 4. ¿Qué diferencia existe entre los acreedores respecto del período ordinario de verificación? Explique y dé el fundamento legal. 5. Explique los requisitos que deben concurrir para que el síndico de la quiebra pueda solicitar el cierre del período ordinario de verificación, haciendo las distinciones que correspondan e indicando la forma de notificación.

El aspecto curioso de esta actuación pasa por su notificación, ya que de acuerdo con las reglas generales, lo que es materia de notificación son las resoluciones judiciales, que pueden incluir las piezas necesarias para su debida inteligencia. La nómina de créditos reconocidos, adicionalmente a las consecuencias jurídicas anotadas, responde a un claro propósito informativo, siendo de interés para los acreedores que hayan concurrido al procedimiento concursal, conocer el estado de tramitación de sus peticiones y, por la vía indicada, son enterados, por ejemplo, que existen impugnaciones de sus créditos y/o preferencias, antes que éstas le hayan sido legalmente notificadas. DERECHO CONCURSAL CHILENO

867

RETIRO

15. ¿Cuándo y quién debe presentar la nómina de créditos reconocidos? Explique, como también la forma de notificación. 16. ¿Qué derechos tienen los acreedores y el deudor en relación con la nómina de créditos reconocidos confeccionada por el síndico de la quiebra?

7. ¿Qué derechos tienen los acreedores “morosos” en su concurrencia al procedimiento concursal en relación a los repartos? 6. ¿Cuáles son las formalidades que deben cumplir las verificaciones o comunicación judicial de la existencia del crédito y particularidades atinentes al mismo? Explique. GONZALO BAEZA OVALLE

19. Explique el procedimiento para obtener la devolución del impuesto al valor agregado y adicional.

8. ¿En qué consiste la impugnación?

18. ¿Qué exigencias deben cumplir los acreedores inconcurrentes para verificar o comunicar judicialmente la existencia de sus créditos y preferencias en forma extraordinaria?

9. ¿Quién y en qué plazo puede impugnar?

17. ¿Qué tramitación corresponde otorgar a las objeciones que puedan levantar los acreedores y el deudor respecto a la nómina de créditos reconocidos?

868

14. ¿En qué consiste y qué propósito persigue la nómina de créditos reconocidos?

10. ¿Qué puede ser impugnado?

13. Explique la tramitación que corresponde a una impugnación.

11. ¿Qué requisitos debe cumplir el escrito de impugnación?

12. ¿Qué derechos tienen los acreedores impugnados en relación a los repartos?

12. ¿Qué derechos tienen los acreedores impugnados en relación a los repartos?

11. ¿Qué requisitos debe cumplir el escrito de impugnación?

13. Explique la tramitación que corresponde a una impugnación.

10. ¿Qué puede ser impugnado?

14. ¿En qué consiste y qué propósito persigue la nómina de créditos reconocidos?

9. ¿Quién y en qué plazo puede impugnar?

15. ¿Cuándo y quién debe presentar la nómina de créditos reconocidos? Explique, como también la forma de notificación.

8. ¿En qué consiste la impugnación?

16. ¿Qué derechos tienen los acreedores y el deudor en relación con la nómina de créditos reconocidos confeccionada por el síndico de la quiebra?

7. ¿Qué derechos tienen los acreedores “morosos” en su concurrencia al procedimiento concursal en relación a los repartos?

17. ¿Qué tramitación corresponde otorgar a las objeciones que puedan levantar los acreedores y el deudor respecto a la nómina de créditos reconocidos?

6. ¿Cuáles son las formalidades que deben cumplir las verificaciones o comunicación judicial de la existencia del crédito y particularidades atinentes al mismo? Explique.

18. ¿Qué exigencias deben cumplir los acreedores inconcurrentes para verificar o comunicar judicialmente la existencia de sus créditos y preferencias en forma extraordinaria?

GONZALO BAEZA OVALLE

19. Explique el procedimiento para obtener la devolución del impuesto al valor agregado y adicional.

868

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

869

MODELOS DE ESCRITOS DE VERIFICACIÓN USUALES283-284

286 Si el crédito está expresado en moneda extranjera, debe verificarse en su equivalente en moneda nacional a la fecha de la declaratoria de quiebra, siendo necesario acompañar un certificado de paridad cambiaria emitido por un Banco de la plaza. 285 La minuta actualmente no es obligatoria, pero usualmente es acompañada para facilitar la labor del síndico.

Minuta de verificación285 Minuta de verificación del crédito de ….. en la quiebra caratulada “….” Capital Letra de cambio vencida el ….

$

Letra de cambio vencida el ….

$

284 Aquellos créditos que no precisen de verificación para ser pagados, deben hacerse valer directamente ante el síndico de la quiebra, reclamando su pago y acompañando copia o, en su oportunidad, original, de los documentos fundantes. 283 Conviene tener presente que los escritos y documentos agregados a los procedimientos concursales, han de serlo con dos copias que deben quedar en el tribunal a disposición del síndico de la quiebra y, una tercera, para el fallido.

Este crédito goza de la preferencia establecida … (indicar en caso de haber lugar a ella). Más reajustes e intereses que se devenguen de acuerdo a lo prevenido en el artículo 68 del Libro IV del Código de Comercio.286

Total del capital $ Gastos de protesto

$

Reajustes a la fecha de la quiebra

$

Intereses a la fecha de la quiebra

$

Total

$

Total Intereses a la fecha de la quiebra Reajustes a la fecha de la quiebra Gastos de protesto

Más reajustes e intereses que se devenguen de acuerdo a lo prevenido en el artículo 68 del Libro IV del Código de Comercio.286 Este crédito goza de la preferencia establecida … (indicar en caso de haber lugar a ella).

283 Conviene tener presente que los escritos y documentos agregados a los procedimientos concursales, han de serlo con dos copias que deben quedar en el tribunal a disposición del síndico de la quiebra y, una tercera, para el fallido. 284

Aquellos créditos que no precisen de verificación para ser pagados, deben hacerse valer directamente ante el síndico de la quiebra, reclamando su pago y acompañando copia o, en su oportunidad, original, de los documentos fundantes.

$ $ $ $

Total del capital $ $

Letra de cambio vencida el ….

$

Letra de cambio vencida el …. Capital en la quiebra caratulada “….”

Minuta de verificación del crédito de ….. Minuta de verificación285

285

La minuta actualmente no es obligatoria, pero usualmente es acompañada para facilitar la labor del síndico.

MODELOS DE ESCRITOS DE VERIFICACIÓN USUALES283-284

286

Si el crédito está expresado en moneda extranjera, debe verificarse en su equivalente en moneda nacional a la fecha de la declaratoria de quiebra, siendo necesario acompañar un certificado de paridad cambiaria emitido por un Banco de la plaza.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

869

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

Segundo otrosí: Sírvase SS. tener por acompañados los siguientes documentos fundantes de la verificación materia de lo principal, disponiendo que sea custodiado por el Secretario del tribunal, a saber: (indicar especí-

870

Primer otrosí: Sírvase SS, tener por acompañada minuta de verificación de este crédito.

VERIFICACIÓN ORDINARIA DE CRÉDITO VALISTA

A SS. pido: Tenga por verificado el crédito de esta parte en la quiebra de autos, por $ …., más los reajustes e intereses especificados en el cuerpo y los que se devenguen a partir de la declaración de quiebra por aplicación de lo prevenido en el artículo 68 del Libro IV del Código de Comercio, con costas.

Fundado en letras de cambio (puede ser cualquier otro documento)

Por tanto,

En lo principal, verifica ordinariamente. En el primer otrosí, agrega minuta. En el segundo, acompaña títulos justificativos y custodia. En el tercero, patrocinio y poder.

(indicar detalladamente los documentos que dan fundamento a la comunicación judicial del crédito, lo que debe corresponder a aquello expresado en la minuta).

S. J. L.

Conforme a lo ordenado por el tribunal en la sentencia de quiebra que determinó la apertura de este procedimiento concursal y lo prevenido en los artículos 52, 131 y siguientes del Libro IV del Código de Comercio, verifico crédito en la quiebra señalada en la comparecencia por $ …, más reajustes e intereses, que el fallido adeuda a esta parte en razón de:

……(nombre y apellidos), de profesión … domiciliado en …. en autos sobre quiebra caratulados “…..”, Rol Nº …., Cuaderno de Quiebras, a SS. digo:

……(nombre y apellidos), de profesión … domiciliado en …. en autos sobre quiebra caratulados “…..”, Rol Nº …., Cuaderno de Quiebras, a SS. digo:

Conforme a lo ordenado por el tribunal en la sentencia de quiebra que determinó la apertura de este procedimiento concursal y lo prevenido en los artículos 52, 131 y siguientes del Libro IV del Código de Comercio, verifico crédito en la quiebra señalada en la comparecencia por $ …, más reajustes e intereses, que el fallido adeuda a esta parte en razón de:

S. J. L.

(indicar detalladamente los documentos que dan fundamento a la comunicación judicial del crédito, lo que debe corresponder a aquello expresado en la minuta).

En lo principal, verifica ordinariamente. En el primer otrosí, agrega minuta. En el segundo, acompaña títulos justificativos y custodia. En el tercero, patrocinio y poder.

Por tanto,

Fundado en letras de cambio (puede ser cualquier otro documento)

A SS. pido: Tenga por verificado el crédito de esta parte en la quiebra de autos, por $ …., más los reajustes e intereses especificados en el cuerpo y los que se devenguen a partir de la declaración de quiebra por aplicación de lo prevenido en el artículo 68 del Libro IV del Código de Comercio, con costas.

VERIFICACIÓN ORDINARIA DE CRÉDITO VALISTA

Primer otrosí: Sírvase SS, tener por acompañada minuta de verificación de este crédito.

GONZALO BAEZA OVALLE

Segundo otrosí: Sírvase SS. tener por acompañados los siguientes documentos fundantes de la verificación materia de lo principal, disponiendo que sea custodiado por el Secretario del tribunal, a saber: (indicar especí-

870

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

871

ficamente las letras de cambio, pagarés u otros documentos que sirvan de respaldo al crédito y que debe adjuntar al escrito). Tercer otrosí: Sírvase SS. tener presente que designo abogado patrocinante y confiero poder a don ….., domiciliado en …., quien firma en señal de aceptación.

Tercer otrosí: Sírvase SS. tener presente que designo abogado patrocinante y confiero poder a don ….., domiciliado en …., quien firma en señal de aceptación. ficamente las letras de cambio, pagarés u otros documentos que sirvan de respaldo al crédito y que debe adjuntar al escrito). DERECHO CONCURSAL CHILENO

871

RETIRO

872

GONZALO BAEZA OVALLE

El derecho a recuperar el impuesto al valor agregado y los adicionales en caso de declaración en quiebra del comprador ha sido regulado por el Servicio de Impuestos Internos, en la Circular Nº 12, de 18 de marzo de 1987, en la cual explica que el artículo 20 de la Ley Nº 18.591, publicada en el Diario Oficial del 3 de enero de 1987, concedió a los contribuyentes gravados con los impuestos establecidos en el Título II y en los artículos 40 y 42 del D.L. Nº 825, de 1974, sobre Impuesto a las Ventas y Servicios, la facultad de utilizar como crédito fiscal del Impuesto al Valor Agregado y de los impuestos contenidos en los referidos artículos, el monto de los señalados impuestos que hayan recargado separadamente en facturas emitidas por ventas o servicios efectuados o prestados a otros contribuyentes de esos mismos impuestos, en el caso que esas facturas no hayan sido pagadas y el deudor haya sido declarado en quiebra. La recuperación, en forma de crédito que puede utilizar el acreedor, procede sólo entre impuestos del mismo tipo. Los impuestos que pueden ser recuperados de esta manera son el Impuesto al Valor Agregado que afecta a las Ventas y Servicios, el impuesto adicional que grava a las ventas de televisores con recepción a color y el impuesto adicional a las bebidas alcohólicas, analcohólicas y productos similares. Los abonos que el deudor haya efectuado a las deudas contenidas en las facturas impagas, según lo dispone el inciso segundo de este artículo, deben imputarse primero a los impuestos recargados en ellas y el derecho de recuperación sólo podrá hacerse valer por el saldo no cubierto con los abonos, si los hubiera. Para hacer uso de los beneficios que establece este artículo, los contribuyentes deben verificar los créditos contenidos en las referidas facturas dentro del plazo que señala el artículo 131 del Libro IV del Código de Comercio, individualizando en el escrito que presente al efecto la o las facturas por su número y fecha de emisión, y señalar en forma separada el monto de la operación, el de los impuestos recargados y el de los abonos, si los hubiere efectuado. Una vez reconocida en la quiebra la deuda contenida en las facturas, el Síndico, en representación del fallido, emitirá una nota de débito por el monto de los impuestos recuperables, tomando en cuenta los abonos que se hubieren efectuado, y la contabilizará en los libros del fallido como un débito fiscal. Por su parte, el contribuyente acreedor al recibir la mencionada nota de débito la contabilizará como un crédito fiscal que se sumará a los demás créditos del período integrándose con ellos. Una vez emitida la nota de débito después de reconocido el crédito, el Fisco, representado por el Servicio de Tesorerías, se subrogará en todos los derechos del acreedor relacionados con la deuda en la parte correspondiente a los impuestos recargados, y el crédito por dichos impuestos gozará, de pleno derecho y sin más trámite, de la preferencia para su pago contemplada en el número 9 del artículo 2472 del Código Civil. Los Síndicos estarán obligados a enterar en el Servicio de Tesorería los créditos constituidos por los impuestos que han dado lugar a su recuperación al contribuyente acreedor, dentro del mismo plazo fijado para el pago del Impuesto al Valor Agregado devengado en el mes en que el Síndico disponga de fondos para efectuar el pago, de acuerdo con las normas del Libro IV del Código de Comercio. Los Síndicos quedan también obligados a informar al Servicio

VERIFICACIÓN ORDINARIA DE CRÉDITO VALISTA INVOCANDO DERECHO A

287

VALOR AGREGADO287

VERIFICACIÓN ORDINARIA DE CRÉDITO VALISTA INVOCANDO DERECHO A DEVOLUCIÓN DEL IMPUESTO AL VALOR AGREGADO287

DEVOLUCIÓN DEL IMPUESTO AL

GONZALO BAEZA OVALLE

287 El derecho a recuperar el impuesto al valor agregado y los adicionales en caso de declaración en quiebra del comprador ha sido regulado por el Servicio de Impuestos Internos, en la Circular Nº 12, de 18 de marzo de 1987, en la cual explica que el artículo 20 de la Ley Nº 18.591, publicada en el Diario Oficial del 3 de enero de 1987, concedió a los contribuyentes gravados con los impuestos establecidos en el Título II y en los artículos 40 y 42 del D.L. Nº 825, de 1974, sobre Impuesto a las Ventas y Servicios, la facultad de utilizar como crédito fiscal del Impuesto al Valor Agregado y de los impuestos contenidos en los referidos artículos, el monto de los señalados impuestos que hayan recargado separadamente en facturas emitidas por ventas o servicios efectuados o prestados a otros contribuyentes de esos mismos impuestos, en el caso que esas facturas no hayan sido pagadas y el deudor haya sido declarado en quiebra. La recuperación, en forma de crédito que puede utilizar el acreedor, procede sólo entre impuestos del mismo tipo. Los impuestos que pueden ser recuperados de esta manera son el Impuesto al Valor Agregado que afecta a las Ventas y Servicios, el impuesto adicional que grava a las ventas de televisores con recepción a color y el impuesto adicional a las bebidas alcohólicas, analcohólicas y productos similares. Los abonos que el deudor haya efectuado a las deudas contenidas en las facturas impagas, según lo dispone el inciso segundo de este artículo, deben imputarse primero a los impuestos recargados en ellas y el derecho de recuperación sólo podrá hacerse valer por el saldo no cubierto con los abonos, si los hubiera. Para hacer uso de los beneficios que establece este artículo, los contribuyentes deben verificar los créditos contenidos en las referidas facturas dentro del plazo que señala el artículo 131 del Libro IV del Código de Comercio, individualizando en el escrito que presente al efecto la o las facturas por su número y fecha de emisión, y señalar en forma separada el monto de la operación, el de los impuestos recargados y el de los abonos, si los hubiere efectuado. Una vez reconocida en la quiebra la deuda contenida en las facturas, el Síndico, en representación del fallido, emitirá una nota de débito por el monto de los impuestos recuperables, tomando en cuenta los abonos que se hubieren efectuado, y la contabilizará en los libros del fallido como un débito fiscal. Por su parte, el contribuyente acreedor al recibir la mencionada nota de débito la contabilizará como un crédito fiscal que se sumará a los demás créditos del período integrándose con ellos. Una vez emitida la nota de débito después de reconocido el crédito, el Fisco, representado por el Servicio de Tesorerías, se subrogará en todos los derechos del acreedor relacionados con la deuda en la parte correspondiente a los impuestos recargados, y el crédito por dichos impuestos gozará, de pleno derecho y sin más trámite, de la preferencia para su pago contemplada en el número 9 del artículo 2472 del Código Civil. Los Síndicos estarán obligados a enterar en el Servicio de Tesorería los créditos constituidos por los impuestos que han dado lugar a su recuperación al contribuyente acreedor, dentro del mismo plazo fijado para el pago del Impuesto al Valor Agregado devengado en el mes en que el Síndico disponga de fondos para efectuar el pago, de acuerdo con las normas del Libro IV del Código de Comercio. Los Síndicos quedan también obligados a informar al Servicio

872

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

873

En lo principal, verifica ordinariamente. En el primer otrosí, alega beneficio tributario de devolución de IVA. En el segundo, agrega minuta de verificación. En el tercero, acompaña títulos justificativos y custodia. En el cuarto, patrocinio y poder.

de Impuestos Internos y al Servicio de Tesorerías, en la forma y plazos que el primero de los Servicios nombrados determine, de las notas de débito que por este concepto haya emitido en cada período tributario. Adicionalmente, para gozar del beneficio en comento el acreedor contribuyente no debe acusar morosidades en el cumplimiento de sus obligaciones tributarias y haber enterado oportunamente los tributos que desea utilizar como crédito fiscal, lo que acreditará ante el Síndico de la Quiebra con los tres últimos recibos de pago de esos impuestos y los devengados en los meses de las facturas materia de verificación.

S.J.L. ……(nombre y apellidos), de profesión … domiciliado en …. en autos sobre quiebra caratulados “…..”, Rol Nº …., Cuaderno de Quiebras, a SS. digo: Conforme a lo ordenado por el tribunal en la sentencia de quiebra que determinó la apertura de este procedimiento concursal y lo prevenido en los artículos 52, 131 y siguientes del Libro IV del Código de Comercio, verifico crédito en esta quiebra por $ …, más reajustes e intereses, que el fallido adeuda a esta parte en razón de: (indicar detalladamente los documentos que dan fundamento a la comunicación judicial del crédito, lo que debe corresponder a aquello expresado en la minuta). Por tanto, A SS. pido: Tenga por verificado el crédito de esta parte en la quiebra de autos, por $ …., más los reajustes e intereses especificados en el cuerpo y los que se devenguen a partir de la declaración de quiebra por aplicación de lo prevenido en el artículo 68 del Libro IV del Código de Comercio, con costas.

A SS. pido: Tenga por verificado el crédito de esta parte en la quiebra de autos, por $ …., más los reajustes e intereses especificados en el cuerpo y los que se devenguen a partir de la declaración de quiebra por aplicación de lo prevenido en el artículo 68 del Libro IV del Código de Comercio, con costas. Por tanto, (indicar detalladamente los documentos que dan fundamento a la comunicación judicial del crédito, lo que debe corresponder a aquello expresado en la minuta). Conforme a lo ordenado por el tribunal en la sentencia de quiebra que determinó la apertura de este procedimiento concursal y lo prevenido en los artículos 52, 131 y siguientes del Libro IV del Código de Comercio, verifico crédito en esta quiebra por $ …, más reajustes e intereses, que el fallido adeuda a esta parte en razón de: ……(nombre y apellidos), de profesión … domiciliado en …. en autos sobre quiebra caratulados “…..”, Rol Nº …., Cuaderno de Quiebras, a SS. digo: S.J.L.

de Impuestos Internos y al Servicio de Tesorerías, en la forma y plazos que el primero de los Servicios nombrados determine, de las notas de débito que por este concepto haya emitido en cada período tributario. Adicionalmente, para gozar del beneficio en comento el acreedor contribuyente no debe acusar morosidades en el cumplimiento de sus obligaciones tributarias y haber enterado oportunamente los tributos que desea utilizar como crédito fiscal, lo que acreditará ante el Síndico de la Quiebra con los tres últimos recibos de pago de esos impuestos y los devengados en los meses de las facturas materia de verificación.

En lo principal, verifica ordinariamente. En el primer otrosí, alega beneficio tributario de devolución de IVA. En el segundo, agrega minuta de verificación. En el tercero, acompaña títulos justificativos y custodia. En el cuarto, patrocinio y poder. DERECHO CONCURSAL CHILENO

873

RETIRO

874

GONZALO BAEZA OVALLE

Primer otrosí: De acuerdo a lo establecido en el artículo 29 de la Ley Nº 18.591, procede que el tribunal tenga a esta parte por acogida al beneficio contemplado en ese precepto, que permite solicitar y obtener la devolución del impuesto al valor agregado aplicado conforme a lo previsto en el D.L. Nº 825, de 1974, el que fue enterado en arcas fiscales siendo recargado separadamente del valor de la venta, como acredito con el siguiente detalle de las facturas involucradas en esta petición: Factura Precio IVA abonos (si existieron). Segundo otrosí: Sírvase SS. tener por acompañada minuta de verificación de este crédito.

Tercer otrosí: Sírvase SS. tener por acompañados los siguientes documentos fundantes de la verificación materia de lo principal, disponiendo que sea custodiado por el Secretario del tribunal, a saber: (indicar específicamente, en este caso, las facturas impagas, sin perjuicio de los demás documentos fundantes, que pueden ser letras de cambio, pagarés u otros dados para facilitar el cobro, en respaldo al crédito y que debe adjuntar el escrito). Segundo otrosí: Sírvase SS. tener por acompañada minuta de verificación de este crédito. Factura Precio IVA abonos (si existieron). Primer otrosí: De acuerdo a lo establecido en el artículo 29 de la Ley Nº 18.591, procede que el tribunal tenga a esta parte por acogida al beneficio contemplado en ese precepto, que permite solicitar y obtener la devolución del impuesto al valor agregado aplicado conforme a lo previsto en el D.L. Nº 825, de 1974, el que fue enterado en arcas fiscales siendo recargado separadamente del valor de la venta, como acredito con el siguiente detalle de las facturas involucradas en esta petición: 874

GONZALO BAEZA OVALLE

Cuarto otrosí: Sírvase SS. tener presente que designo abogado patrocinante y confiero poder a don ….., domiciliado en …., quien firma en señal de aceptación.

Cuarto otrosí: Sírvase SS. tener presente que designo abogado patrocinante y confiero poder a don ….., domiciliado en …., quien firma en señal de aceptación.

Tercer otrosí: Sírvase SS. tener por acompañados los siguientes documentos fundantes de la verificación materia de lo principal, disponiendo que sea custodiado por el Secretario del tribunal, a saber: (indicar específicamente, en este caso, las facturas impagas, sin perjuicio de los demás documentos fundantes, que pueden ser letras de cambio, pagarés u otros dados para facilitar el cobro, en respaldo al crédito y que debe adjuntar el escrito).

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

875

VERIFICACIÓN ORDINARIA DE CRÉDITO PREFERENTE En lo principal, verifica ordinariamente. En el primer otrosí, preferencia. En el segundo, agrega minuta. En el tercero, acompaña títulos justificativos y custodia. En el cuarto, patrocinio y poder. S. J. L. ……(nombre y apellidos), de profesión … domiciliado en …. en autos sobre quiebra caratulados “…..”, Rol Nº …., Cuaderno de Quiebras, a SS. digo: Conforme a lo ordenado por el tribunal en la sentencia de quiebra que determinó la apertura de este procedimiento concursal y lo prevenido en los artículos 52, 131 y siguientes del Libro IV del Código de Comercio, verifico crédito en esta quiebra por $ …, más reajustes e intereses, que el fallido adeuda a esta parte en razón de: (indicar detalladamente las letras de cambio o documentos que dan fundamento a la comunicación judicial del crédito, lo que debe corresponder a aquello expresado en la minuta). Por tanto, A SS. pido: Tenga por verificado el crédito de esta parte en la quiebra de autos, por $ …., más los reajustes e intereses especificados en el cuerpo y los que se devenguen a partir de la declaración de quiebra por aplicación de lo prevenido en el artículo 68 del Libro IV del Código de Comercio, con costas. Primer otrosí: Sírvase SS. tener por alegada e invocada a favor del crédito verificado en lo principal, la preferencia contemplada en ….(indicar la disposición legal específica que otorga la preferencia esgrimida). El crédito verificado está amparado por esa preferencia legal en razón a los siguientes hechos: ….(precisar el fundamento que permite inscribir la verificación entre aquellos casos descritos por la ley con la preferencia que se pretende).

El crédito verificado está amparado por esa preferencia legal en razón a los siguientes hechos: ….(precisar el fundamento que permite inscribir la verificación entre aquellos casos descritos por la ley con la preferencia que se pretende). Primer otrosí: Sírvase SS. tener por alegada e invocada a favor del crédito verificado en lo principal, la preferencia contemplada en ….(indicar la disposición legal específica que otorga la preferencia esgrimida). A SS. pido: Tenga por verificado el crédito de esta parte en la quiebra de autos, por $ …., más los reajustes e intereses especificados en el cuerpo y los que se devenguen a partir de la declaración de quiebra por aplicación de lo prevenido en el artículo 68 del Libro IV del Código de Comercio, con costas. Por tanto, (indicar detalladamente las letras de cambio o documentos que dan fundamento a la comunicación judicial del crédito, lo que debe corresponder a aquello expresado en la minuta). Conforme a lo ordenado por el tribunal en la sentencia de quiebra que determinó la apertura de este procedimiento concursal y lo prevenido en los artículos 52, 131 y siguientes del Libro IV del Código de Comercio, verifico crédito en esta quiebra por $ …, más reajustes e intereses, que el fallido adeuda a esta parte en razón de: ……(nombre y apellidos), de profesión … domiciliado en …. en autos sobre quiebra caratulados “…..”, Rol Nº …., Cuaderno de Quiebras, a SS. digo: S. J. L. En lo principal, verifica ordinariamente. En el primer otrosí, preferencia. En el segundo, agrega minuta. En el tercero, acompaña títulos justificativos y custodia. En el cuarto, patrocinio y poder. VERIFICACIÓN ORDINARIA DE CRÉDITO PREFERENTE DERECHO CONCURSAL CHILENO

875

RETIRO

876

GONZALO BAEZA OVALLE

Segundo otrosí: Sírvase SS. tener por acompañada minuta de verificación de este crédito. Tercer otrosí: Sírvase SS. tener por acompañados los siguientes documentos fundantes de la verificación materia de lo principal, disponiendo que sea custodiado por el Secretario del tribunal, a saber: (indicar específicamente los documentos que sirvan de respaldo al crédito que debe adjuntar al escrito como título justificativo). Cuarto otrosí: Sírvase SS. tener presente que designo abogado patrocinante y confiero poder a don ….., domiciliado en …., quien firma en señal de aceptación.

Cuarto otrosí: Sírvase SS. tener presente que designo abogado patrocinante y confiero poder a don ….., domiciliado en …., quien firma en señal de aceptación. Tercer otrosí: Sírvase SS. tener por acompañados los siguientes documentos fundantes de la verificación materia de lo principal, disponiendo que sea custodiado por el Secretario del tribunal, a saber: (indicar específicamente los documentos que sirvan de respaldo al crédito que debe adjuntar al escrito como título justificativo). Segundo otrosí: Sírvase SS. tener por acompañada minuta de verificación de este crédito. 876

GONZALO BAEZA OVALLE

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

877

288 La jurisprudencia ha interpretado que el plazo previsto en el artículo 136 del Libro IV del Código de Comercio, no es fatal.

SOLICITUD DE CIERRE DEL PERÍODO ORDINARIO DE VERIFICACIÓN PARA ACREEDORES RESIDENTES EN CHILE288 Cierre del período ordinario de verificación para acreedores residentes en Chile y notificación por avisos. S. J. L. …(nombre y apellidos) abogado, por (nombre y apellidos del síndico de la quiebra) … en autos sobre quiebra caratulados “….”, Rol Nº …., Cuaderno de Quiebra, a SS. respetuosamente digo: Conforme a lo establecido en el artículo 131 del Libro IV del Código de Comercio, habiendo vencido el plazo de 30 días concedido a los acreedores residentes en Chile para que comuniquen la existencia de sus créditos y preferencias, según el caso, a través de la verificación pertinente, corresponde dar cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 136 del Libro IV del Código de Comercio, declarando cerrado el procedimiento ordinario de verificación. Por tanto, A SS. pido: Declare cerrado el procedimiento ordinario de verificación en esta quiebra, ordenando que esta solicitud y la resolución que recaiga en ella, extractadas por el señor Secretario del Tribunal, sean notificadas mediante aviso publicado en el Diario Oficial, conjuntamente con la nómina de créditos verificados.

A SS. pido: Declare cerrado el procedimiento ordinario de verificación en esta quiebra, ordenando que esta solicitud y la resolución que recaiga en ella, extractadas por el señor Secretario del Tribunal, sean notificadas mediante aviso publicado en el Diario Oficial, conjuntamente con la nómina de créditos verificados. Por tanto, Conforme a lo establecido en el artículo 131 del Libro IV del Código de Comercio, habiendo vencido el plazo de 30 días concedido a los acreedores residentes en Chile para que comuniquen la existencia de sus créditos y preferencias, según el caso, a través de la verificación pertinente, corresponde dar cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 136 del Libro IV del Código de Comercio, declarando cerrado el procedimiento ordinario de verificación. …(nombre y apellidos) abogado, por (nombre y apellidos del síndico de la quiebra) … en autos sobre quiebra caratulados “….”, Rol Nº …., Cuaderno de Quiebra, a SS. respetuosamente digo: S. J. L. Cierre del período ordinario de verificación para acreedores residentes en Chile y notificación por avisos. ACREEDORES RESIDENTES EN

CHILE288

SOLICITUD DE CIERRE DEL PERÍODO ORDINARIO DE VERIFICACIÓN PARA 288

La jurisprudencia ha interpretado que el plazo previsto en el artículo 136 del Libro IV del Código de Comercio, no es fatal.

DERECHO CONCURSAL CHILENO

877

RETIRO

GONZALO BAEZA OVALLE

NÓMINA DE CRÉDITOS RECONOCIDOS

289 Álvaro Puelma Accorsi hace presente, con razones de texto, que en esta nómina, por ser de créditos reconocidos, no deberían ser incluidos los impugnados, sin embargo, en la práctica todos los síndicos de quiebra los incluyen por estimar que es más ilustrativo que no hacerlo y no ocasiona ningún perjuicio obrar de ese modo.

878

Quiebra “….” Rol…. del …(indicar tribunal)289 Causa de la impugnación ….

1. Créditos preferentes reconocidos:

Ha sido impugnado …. (crédito)

1. (nombre y apellido o razón social de acreedor) capital $ … más $ (por intereses y reajustes), …. indicar la preferencia alegada.

1. (nombre y apellido o razón social de acreedor) capital $ … más $ (por intereses y reajustes), …. indicar la preferencia alegada. 3.1. Preferentes.

2. …. 3….

3. Créditos impugnados:

2. Créditos valistas reconocidos:

3….

1. (nombre y apellido o razón social de acreedor) capital $ … más $ (por intereses y reajustes).

2. …. 2. …. 1. (nombre y apellido o razón social de acreedor) capital $ … más $ (por intereses y reajustes). 2. Créditos valistas reconocidos:

3…. 3. Créditos impugnados:

3….

3.1. Preferentes.

2. ….

1. (nombre y apellido o razón social de acreedor) capital $ … más $ (por intereses y reajustes), …. indicar la preferencia alegada.

1. (nombre y apellido o razón social de acreedor) capital $ … más $ (por intereses y reajustes), …. indicar la preferencia alegada. 1. Créditos preferentes reconocidos:

Ha sido impugnado …. (crédito) Causa de la impugnación ….

Quiebra “….” Rol…. del …(indicar tribunal)289 NÓMINA DE CRÉDITOS RECONOCIDOS GONZALO BAEZA OVALLE

Álvaro Puelma Accorsi hace presente, con razones de texto, que en esta nómina, por ser de créditos reconocidos, no deberían ser incluidos los impugnados, sin embargo, en la práctica todos los síndicos de quiebra los incluyen por estimar que es más ilustrativo que no hacerlo y no ocasiona ningún perjuicio obrar de ese modo.

878

289

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

879

Ha sido impugnada …. (preferencia) Causa de la impugnación … 1. (nombre y apellido o razón social de acreedor) capital $ … más $ (por intereses y reajustes), …. indicar la preferencia alegada. Causa de la impugnación …. Ha sido impugnado …. (crédito) Ha sido impugnado …. (crédito) Causa de la impugnación …. Ha sido impugnada …. (preferencia) Causa de la impugnación … 3.2. Valistas. 1. (nombre y apellido o razón social de acreedor) capital $ … más $ (por intereses y reajustes), …. Ha sido impugnado …. (crédito) Causa de la impugnación …. 1. (nombre y apellido o razón social de acreedor) capital $ … más $ (por intereses y reajustes), …

1. (nombre y apellido o razón social de acreedor) capital $ … más $ (por intereses y reajustes), … Causa de la impugnación …. Ha sido impugnado …. (crédito) 1. (nombre y apellido o razón social de acreedor) capital $ … más $ (por intereses y reajustes), …. 3.2. Valistas. Causa de la impugnación … Ha sido impugnada …. (preferencia) Causa de la impugnación ….

Ha sido impugnado …. (crédito) Ha sido impugnado …. (crédito) Causa de la impugnación …. 1. (nombre y apellido o razón social de acreedor) capital $ … más $ (por intereses y reajustes), …. indicar la preferencia alegada. Causa de la impugnación … Ha sido impugnada …. (preferencia) DERECHO CONCURSAL CHILENO

879

RETIRO

880

GONZALO BAEZA OVALLE

PRESENTACIÓN DE NÓMINA DE CRÉDITOS RECONOCIDOS Nómina de créditos reconocidos y notificación S. J. L. …(nombre y apellidos) abogado, por (nombre y apellidos del síndico de la quiebra) … en autos sobre quiebra caratulados “….”, Rol Nº …., Cuaderno de Quiebra, a SS. respetuosamente digo: Conforme a lo establecido en el artículo 143 del Libro IV del Código de Comercio, acompaño la nómina de créditos reconocidos en esta quiebra, procediendo que el tribunal decrete la notificación de esta presentación y su proveído, por aviso extractado publicado en el Diario Oficial.

Por tanto, Conforme a lo establecido en el artículo 143 del Libro IV del Código de Comercio, acompaño la nómina de créditos reconocidos en esta quiebra, procediendo que el tribunal decrete la notificación de esta presentación y su proveído, por aviso extractado publicado en el Diario Oficial. …(nombre y apellidos) abogado, por (nombre y apellidos del síndico de la quiebra) … en autos sobre quiebra caratulados “….”, Rol Nº …., Cuaderno de Quiebra, a SS. respetuosamente digo: S. J. L. Nómina de créditos reconocidos y notificación PRESENTACIÓN DE NÓMINA DE CRÉDITOS RECONOCIDOS 880

GONZALO BAEZA OVALLE

A SS. pido: Tener por acompañada la nómina de créditos reconocidos y disponer que esta solicitud y su proveído, debidamente extractada por el Secretario del Tribunal más esa nómina, sean notificadas por medio de un aviso publicado en el Diario Oficial.

A SS. pido: Tener por acompañada la nómina de créditos reconocidos y disponer que esta solicitud y su proveído, debidamente extractada por el Secretario del Tribunal más esa nómina, sean notificadas por medio de un aviso publicado en el Diario Oficial.

Por tanto,

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

881

VERIFICACIÓN EXTRAORDINARIA DE CRÉDITO VALISTA Fundado en letras de cambio (puede ser cualquier otro documento). En lo principal, verifica extraordinariamente. En el primer otrosí, agrega minuta. En el segundo, acompaña títulos justificativos y custodia. En el tercero, notificación. En el cuarto, patrocinio y poder. S. J. L. ……(nombre y apellidos), de profesión … domiciliado en …. en autos sobre quiebra caratulados “…..”, Rol Nº …., Cuaderno de Quiebras, a SS. digo: Conforme a lo ordenado por el tribunal en la sentencia de quiebra que determinó la apertura de este procedimiento concursal y lo prevenido en los artículos 67, 68, 140 y siguientes del Libro IV del Código de Comercio, verifico extraordinariamente crédito en esta quiebra por $ …, más reajustes e intereses, que el fallido adeuda a esta parte en razón de: (indicar detalladamente los documentos que dan fundamento a la comunicación judicial del crédito, lo que debe corresponder a aquello expresado en la minuta). Por tanto, A SS. pido: Tenga por verificado extraordinariamente el crédito de esta parte en la quiebra de autos, por $ …., más los reajustes e intereses especificados en el cuerpo y los que se devenguen a partir de la declaración de quiebra por aplicación de lo prevenido en el artículo 68 del Libro IV del Código de Comercio, con costas. Primer otrosí: Sírvase SS. tener por acompañada minuta de verificación de este crédito. Segundo otrosí: Sírvase SS. tener por acompañados los siguientes documentos fundantes de la verificación materia de lo principal, disponiendo que sea custodiado por el Secretario del tribunal, a saber: (indicar especí-

Segundo otrosí: Sírvase SS. tener por acompañados los siguientes documentos fundantes de la verificación materia de lo principal, disponiendo que sea custodiado por el Secretario del tribunal, a saber: (indicar especíPrimer otrosí: Sírvase SS. tener por acompañada minuta de verificación de este crédito. A SS. pido: Tenga por verificado extraordinariamente el crédito de esta parte en la quiebra de autos, por $ …., más los reajustes e intereses especificados en el cuerpo y los que se devenguen a partir de la declaración de quiebra por aplicación de lo prevenido en el artículo 68 del Libro IV del Código de Comercio, con costas. Por tanto, (indicar detalladamente los documentos que dan fundamento a la comunicación judicial del crédito, lo que debe corresponder a aquello expresado en la minuta). Conforme a lo ordenado por el tribunal en la sentencia de quiebra que determinó la apertura de este procedimiento concursal y lo prevenido en los artículos 67, 68, 140 y siguientes del Libro IV del Código de Comercio, verifico extraordinariamente crédito en esta quiebra por $ …, más reajustes e intereses, que el fallido adeuda a esta parte en razón de: ……(nombre y apellidos), de profesión … domiciliado en …. en autos sobre quiebra caratulados “…..”, Rol Nº …., Cuaderno de Quiebras, a SS. digo: S. J. L. En lo principal, verifica extraordinariamente. En el primer otrosí, agrega minuta. En el segundo, acompaña títulos justificativos y custodia. En el tercero, notificación. En el cuarto, patrocinio y poder. Fundado en letras de cambio (puede ser cualquier otro documento). VERIFICACIÓN EXTRAORDINARIA DE CRÉDITO VALISTA DERECHO CONCURSAL CHILENO

881

RETIRO

882

GONZALO BAEZA OVALLE

ficamente las letras de cambio, pagarés u otros documentos que sirvan de respaldo al crédito y que debe adjuntar al escrito). Tercer otrosí: Sírvase SS. disponer que esta solicitud y su proveído, extractado por el señor Secretario del Tribunal, sea notificada mediante aviso publicado en el Diario Oficial y por cédula al Síndico de la Quiebra. Cuarto otrosí: Sírvase SS. tener presente que designo abogado patrocinante y confiero poder a don ….., domiciliado en …., quien firma en señal de aceptación.

Cuarto otrosí: Sírvase SS. tener presente que designo abogado patrocinante y confiero poder a don ….., domiciliado en …., quien firma en señal de aceptación. Tercer otrosí: Sírvase SS. disponer que esta solicitud y su proveído, extractado por el señor Secretario del Tribunal, sea notificada mediante aviso publicado en el Diario Oficial y por cédula al Síndico de la Quiebra. ficamente las letras de cambio, pagarés u otros documentos que sirvan de respaldo al crédito y que debe adjuntar al escrito). 882

GONZALO BAEZA OVALLE

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

883

VERIFICACIÓN EXTRAORDINARIA DE CRÉDITO PREFERENTE En lo principal, verifica ordinariamente. En el primer otrosí, preferencia. En el segundo, agrega minuta. En el tercero, acompaña títulos justificativos y custodia. En el cuarto, notificación. En el quinto, patrocinio y poder. S. J. L. ……(nombre y apellidos), de profesión … domiciliado en …. en autos sobre quiebra caratulados “…..”, Rol Nº …., Cuaderno de Quiebras, a SS. digo: Conforme a lo ordenado por el tribunal en la sentencia de quiebra que determinó la apertura de este procedimiento concursal y lo prevenido en los artículos 67, 68, 140 y siguientes del Libro IV del Código de Comercio, verifico extraordinariamente crédito en esta quiebra por $ …, más reajustes e intereses, que el fallido adeuda a esta parte en razón de: (indicar detalladamente las letras de cambio o documentos que dan fundamento a la comunicación judicial del crédito, lo que debe corresponder a aquello expresado en la minuta). Por tanto, A SS. pido: Tenga por verificado el crédito de esta parte en la quiebra de autos, por $ …., más los reajustes e intereses especificados en el cuerpo y los que se devenguen a partir de la declaración de quiebra por aplicación de lo prevenido en el artículo 68 del Libro IV del Código de Comercio, con costas. Primer otrosí: Sírvase SS. tener por alegada e invocada a favor del crédito verificado en lo principal, la preferencia contemplada en ….(indicar la disposición legal específica que otorga la preferencia esgrimida). El crédito verificado está amparado por esa preferencia legal en razón a los siguientes hechos: ….(precisar el fundamento que permite inscribir la verificación entre aquellos casos descritos por la ley con la preferencia que se pretende).

El crédito verificado está amparado por esa preferencia legal en razón a los siguientes hechos: ….(precisar el fundamento que permite inscribir la verificación entre aquellos casos descritos por la ley con la preferencia que se pretende). Primer otrosí: Sírvase SS. tener por alegada e invocada a favor del crédito verificado en lo principal, la preferencia contemplada en ….(indicar la disposición legal específica que otorga la preferencia esgrimida). A SS. pido: Tenga por verificado el crédito de esta parte en la quiebra de autos, por $ …., más los reajustes e intereses especificados en el cuerpo y los que se devenguen a partir de la declaración de quiebra por aplicación de lo prevenido en el artículo 68 del Libro IV del Código de Comercio, con costas. Por tanto, (indicar detalladamente las letras de cambio o documentos que dan fundamento a la comunicación judicial del crédito, lo que debe corresponder a aquello expresado en la minuta). Conforme a lo ordenado por el tribunal en la sentencia de quiebra que determinó la apertura de este procedimiento concursal y lo prevenido en los artículos 67, 68, 140 y siguientes del Libro IV del Código de Comercio, verifico extraordinariamente crédito en esta quiebra por $ …, más reajustes e intereses, que el fallido adeuda a esta parte en razón de: ……(nombre y apellidos), de profesión … domiciliado en …. en autos sobre quiebra caratulados “…..”, Rol Nº …., Cuaderno de Quiebras, a SS. digo: S. J. L. En lo principal, verifica ordinariamente. En el primer otrosí, preferencia. En el segundo, agrega minuta. En el tercero, acompaña títulos justificativos y custodia. En el cuarto, notificación. En el quinto, patrocinio y poder. VERIFICACIÓN EXTRAORDINARIA DE CRÉDITO PREFERENTE DERECHO CONCURSAL CHILENO

883

RETIRO

884

GONZALO BAEZA OVALLE

Segundo otrosí: Sírvase SS. tener por acompañada minuta de verificación de este crédito. Tercer otrosí: Sírvase SS. tener por acompañados los siguientes documentos fundantes de la verificación materia de lo principal, disponiendo que sea custodiado por el Secretario del tribunal, a saber: (indicar específicamente los documentos que sirvan de respaldo al crédito que debe adjuntar al escrito como título justificativo). Cuarto otrosí: Sírvase SS. disponer que esta solicitud y su proveído, extractado por el señor Secretario del Tribunal, sea notificada mediante aviso publicado en el Diario Oficial y por cédula al Síndico de la Quiebra. Quinto otrosí: Sírvase SS. tener presente que designo abogado patrocinante y confiero poder a don ….., domiciliado en …., quien firma en señal de aceptación.

Quinto otrosí: Sírvase SS. tener presente que designo abogado patrocinante y confiero poder a don ….., domiciliado en …., quien firma en señal de aceptación. Cuarto otrosí: Sírvase SS. disponer que esta solicitud y su proveído, extractado por el señor Secretario del Tribunal, sea notificada mediante aviso publicado en el Diario Oficial y por cédula al Síndico de la Quiebra. Tercer otrosí: Sírvase SS. tener por acompañados los siguientes documentos fundantes de la verificación materia de lo principal, disponiendo que sea custodiado por el Secretario del tribunal, a saber: (indicar específicamente los documentos que sirvan de respaldo al crédito que debe adjuntar al escrito como título justificativo). Segundo otrosí: Sírvase SS. tener por acompañada minuta de verificación de este crédito. 884

GONZALO BAEZA OVALLE

TIRO

DERECHO CONCURSAL CHILENO

885

SOLICITUD DE CIERRE DEL PERÍODO ORDINARIO DE VERIFICACIÓN PARA ACREEDORES RESIDENTES EN EL EXTRANJERO290

290 Corresponde tener presente que el período de verificación ordinaria para los acreedores residentes en el extranjero es individual, de manera que el modelo de solicitud de cierre del período de verificación para esos acreedores, sólo es procedente si todos los plazos de verificación ordinaria vigentes para ellos han vencido, lo que el Síndico de Quiebras podría ser obligado a demostrar por el tribunal, antes de decretar el cierre solicitado.

CIERRE DEL PERÍODO ORDINARIO DE VERIFICACIÓN PARA ACREEDORES RESIDENTES EN EL EXTRANJERO Y NOTIFICACIÓN POR AVISOS

S. J. L. …(nombre y apellidos) abogado, por (nombre y apellidos del síndico de la quiebra) … en autos sobre quiebra caratulados “….”, Rol Nº …., Cuaderno de Quiebra, a SS. respetuosamente digo: Conforme a lo establecido en el artículo 139 del Libro IV del Código de Comercio, habiendo vencido el plazo de 30 días más el término de emplazamiento concedido a los acreedores residentes fuera de Chile para que comuniquen la existencia de sus créditos y preferencias, según el caso, a través de la verificación pertinente, corresponde dar cumplimiento a lo dispuesto en el artículo citado, declarando cerrado el procedimiento ordinario de verificación para esos acreedores. Por tanto, A SS. pido: Declare cerrado el procedimiento ordinario de verificación en esta quiebra, ordenando que esta solicitud y la resolución que recaiga en ella, extractadas por el señor Secretario del Tribunal, sean notificadas mediante aviso publicado en el Diario Oficial, conjuntamente con la nómina de créditos verificados.

A SS. pido: Declare cerrado el procedimiento ordinario de verificación en esta quiebra, ordenando que esta solicitud y la resolución que recaiga en ella, extractadas por el señor Secretario del Tribunal, sean notificadas mediante aviso publicado en el Diario Oficial, conjuntamente con la nómina de créditos verificados. Por tanto, Conforme a lo establecido en el artículo 139 del Libro IV del Código de Comercio, habiendo vencido el plazo de 30 días más el término de emplazamiento concedido a los acreedores residentes fuera de Chile para que comuniquen la existencia de sus créditos y preferencias, según el caso, a través de la verificación pertinente, corresponde dar cumplimiento a lo dispuesto en el artículo citado, declarando cerrado el procedimiento ordinario de verificación para esos acreedores. …(nombre y apellidos) abogado, por (nombre y apellidos del síndico de la quiebra) … en autos sobre quiebra caratulados “….”, Rol Nº …., Cuaderno de Quiebra, a SS. respetuosamente digo: S. J. L. RESIDENTES EN EL EXTRANJERO Y NOTIFICACIÓN POR AVISOS

CIERRE DEL PERÍODO ORDINARIO DE VERIFICACIÓN PARA ACREEDORES 290

Corresponde tener presente que el período de verificación ordinaria para los acreedores residentes en el extranjero es individual, de manera que el modelo de solicitud de cierre del período de verificación para esos acreedores, sólo es procedente si todos los plazos de verificación ordinaria vigentes para ellos han vencido, lo que el Síndico de Quiebras podría ser obligado a demostrar por el tribunal, antes de decretar el cierre solicitado.

SOLICITUD DE CIERRE DEL PERÍODO ORDINARIO DE VERIFICACIÓN PARA ACREEDORES RESIDENTES EN EL EXTRANJERO290 DERECHO CONCURSAL CHILENO

885

RETIRO

Related Documents


More Documents from ""

January 2021 0
Com_pol_loc_2015_t_i_2m
January 2021 13
00 Comercio_jijena
January 2021 0
Acto Administrativo
January 2021 0